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Consecuencialismo e imparcialidad DAMIÁN SALCEDO (Universidad de Granada) Introducción Hacia finales de los años 70 y principios de los 80 se presentaron las versiones mejor argumentadas del utilitarismo y, sin embargo, al mismo tiempo se desencadenó un proceso de revisión de los supuestos de dichas versiones dentro de la propia tradición. El motor de esa revisión radicaba en una noción de personalidad moral que exigía el reconocimiento de la complejidad del comportamiento humano y que colisionaba radical- mente con la idea de agente moral que surgía de las propuestas utilitaris- tas. Estas, no obstante, defendieron su posición apelando a la coherencia de una propuesta global del comportamiento en la que exigencias de ra- cionalidad y exigencias normativas básicas se entrelazaban férreamente. Desde su punto de vista, aquellos que querían ir más allá de esta pro- puesta aparecían como defensores del prejuicio y la intuición. En los últimos años han aparecido propuestas de teorías éticas que, sin abandonar el componente consecuencialista básico del utilitarismo, tratan de incorporar la noción de agente moral que dio origen a la revi- sión. Lo que podemos llamar el neoconsecuencialismo es, de este modo. una familia de propuestas aún en un estado no muy desarrollado que tie- nen en común el haber abandonado algunos de los elementos del utilita- rismo —los que llevan directamente a la noción criticada de agente moral—, pero que mantienen el valor de las consecuencias como criterio irrenunciable de la decisión moral. En este artículo intentaré mostrar por qué el utilitarismo considera que tales vias son incorrectas y por qué califica de prejuicios lo que para muchos de nosotros son elementos indudables de la evaluación moral. Creo que en el fondo de la polémica se encuentra el problema tradicio- nal de las razones para la acción, puesto que es la teoría que da respuesta 1. Corno se verá, tengo en mente sobre todo las críticas al utilitarismo de J. Rawls (197!) y <1982). 8. Willianis (1973), D. A.). Ríchards (1971) y <¡988), St. Hampshire (1978) y Th. Nagel (1979). Revista de FilasoJ7a.3.o época, vol. iv (1991). núm. 5. págs. 163-190. Editorial Complutense. Madrid

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Consecuencialismoe imparcialidad

DAMIÁN SALCEDO(Universidadde Granada)

Introducción

Hacia finales de los años70 y principios de los 80 se presentaronlasversionesmejor argumentadasdel utilitarismo y, sin embargo,al mismotiempo se desencadenóun procesode revisiónde los supuestosde dichasversionesdentro de la propia tradición.El motorde esarevisiónradicabaen unanoción de personalidadmoral queexigíael reconocimientodelacomplejidad del comportamientohumano y que colisionaba radical-menteconla ideade agentemoral quesurgíade las propuestasutilitaris-tas.Estas,no obstante,defendieronsu posiciónapelandoa la coherenciade una propuestaglobal del comportamientoen la queexigenciasde ra-cionalidady exigenciasnormativasbásicasse entrelazabanférreamente.Desdesu punto de vista, aquellosquequeríanir másallá de estapro-puestaaparecíancomo defensoresdel prejuicio y la intuición.

En los últimos añoshanaparecidopropuestasde teoríaséticas que,sin abandonarel componenteconsecuencialistabásicodel utilitarismo,tratan de incorporarla noción de agentemoral quedio origen a la revi-sión. Lo quepodemosllamar el neoconsecuencialismoes, de estemodo.una familia depropuestasaúnen un estadono muydesarrolladoquetie-nenen comúnel haberabandonadoalgunosde los elementosdel utilita-rismo —los que llevan directamentea la noción criticada de agentemoral—, pero quemantienenel valor de las consecuenciascomo criterioirrenunciablede la decisiónmoral.

En esteartículo intentarémostrarpor qué el utilitarismo consideraquetales viasson incorrectasy por quécalifica de prejuicios lo queparamuchosde nosotrosson elementosindudablesde la evaluaciónmoral.Creoqueen el fondo de la polémicase encuentrael problematradicio-nal de las razonesparala acción,puestoquees la teoríaqueda respuesta

1. Corno se verá,tengoen mentesobretodo lascríticas al utilitarismo de J. Rawls(197!) y <1982). 8. Willianis (1973), D. A.). Ríchards(1971) y <¡988), St. Hampshire(1978)y Th. Nagel (1979).

Revistade FilasoJ7a.3.oépoca,vol. iv (1991).núm. 5.págs.163-190.Editorial Complutense.Madrid

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a esteproblemala que le permitesustentarla racionalidadde la adop-ción de los principios utilitaristas frente a otrosposibles.Por estemotivolo queel neoconsecuencialismotiene quemostrares la incorrecciónde lateoría de las razonespara la acción del utilitarismo y la posibilidaddeunaexplicaciónalternativaque le siga permitiendo la inclusión de lasconsecuenciasentre los valoresprioritariosa considerar.Por ello, tam-bién me propongodejar indicadaunavía pararealizareste proyecto.

La racionalidadutilitarista

Paraun utilitarista típico comoJ. C. Harsanyi.el principio de utilidadmediaes el único principio porel quepuedeguiarsela conductaéticara-cional,puestoqueesel único principio capazde satisfacerlas caracterís-ticas básicasde la explicaciónde cualquierotra conductaracional y asíintegrarseen unateoríageneraldel comportamientoracional.

La noción de racionalidadquedefiendeel utilitarismoes equivalentea la noción de consistenciaracional. En las posicionesutilitaristasqueaquí analizamosdicha noción es tomada de la concepciónbásicaqueutiliza la ciencia económicapararealizarsus explicacionesy prediccio-nes.En el análisiseconómicoel comportamientoracionalde un indivi-duodependede la relaciónentresuseleccionessobrefines alternativosyel conjunto de sus preferenciasy oportunidades.Elegir racionalmentesignifica quese da unarelaciónconsistenteentresu eleccióny el ordena-miento de suspreferencias.Dicha relaciónes consistentecuandola elec-ción lo es de la alternativaque es preferidaen primer lugar2.

La noción de racionalidadcomo consistenciapenniteir definiendolos diferentesprincipios de comportamientoracionalparalas diferentessituacionesde decisióndesdeun simpleprincipio de maximizaciónde lautilidad para situacionesde decisiónindividual bajo certidumbrehastalos diversosprincipios requeridospor las situacionesen que la decisióndependede la interacciónentre diversosindividuospropiasde la teoríade juegos.En cadacaso,lo único quese requierees que se especifiquenlas condicionesformalesquehande satisfacerlos ordenamientosde pre-ferenciasa efectosde su adecuacióna las característicasde la situaciondecisionalt

2. Lo atractivode estemodeloesquesuperala nocióncomúnde comportamientoracionalquelo circunscribea la consecuciónde los mediosmásadecuadosparafinesdados.En el modeloeconómicola racionalidadde la eleccióndependede la satisfac-ción de criterios prefijadosen laspreferenciasy la racionalidadentendidaen térmi-nos de medios-finespuedeaparecercomo un casoespecialde esta concepción:elcasoen el quela eleccióndeun objeto satisfacela condiciónde ser causalmenteefi-caz paraproducir un fin dado:cfr. HAR5ANYI. J. C.: (1976a?i.

3. Cuandoel ordenamientode preferenciasde un individuo satisfacecienosaxio-masde consistenciay continuidad,entonceslas preferenciaspuedenser expresadasnuméricamenteen términosde funcionesde utilidad. Peroel criterio de racionalidad

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En estaconcepción,las decisioneséticasse caracterizanpor producir-se en situacionesen quela alternativaqueha de escogerseafectaaun co-lectivo de individuos que tieneninteresescomunes,aunquedivergentes4.Cuandoun decisorse enfrentaa estetipo de situacionesha de construirsuspreferenciasdeforma quesatisfaganun conjuntoespecialde postulados.deforma quelas preferenciaséticasseanaquellasqueun individuo tendría«só-lo en aquellosposiblementerarosmomentoscuandose fuerzea sí mismoaadoptarunaactitudimparciale impersonal»(J. C. Harsanyi(1955).p. 14).Perola decisiónética sólopodrá considerarseracional cuandoexisteunarelación de consistenciaentre las preferenciaséticas del individuo y suelección.

Apelandoa estanoción de racionalidadcomoconsistencia,1. C. liar-sanyi ha defendidoque el criterio de decisión racional parasituacioneséticases el principio de utilidad media.O. de otro modo,que la elecciónracionalen situacionesdondela decisiónafectaa un colectivo es la elec-ción de aquellaalternativaa la quecorrespondala función de utilidadsocial másalta. Del mismomodo quela racionalidadindividual dependede la consistenciaentrelas preferenciaspersonalesy sus elecciones,la ra-cionalidadética dependede la consistenciaentrelas preferenciaséticasde un individuo y su elecciónfinal.

En esta explicacióndel comportamientoético racional el elementoesenciales esanociónde racionalidadcomoconsistenciaentreelección~preferencias.Peroestanoción es dependientede unateoría especialde lo

sigue siendo el mismo: íos individuos eligen segúnsus preferenciasy eligen aquelloque prefierenmás.En estanoción la apelacióna la utilidad no implica quesólo searacionalelegiregoistamente.La autonomíade laspreferenciases respetadaescrupu-losamente.De forma que el individuo puedetenerpreferenciasegoistas.altruistasoéticas.L.a utilidad no es ¡i~ás queunamedidade la preferenciay. porconsiguiente,noes la marcadel egoismo.Por otro lado, no es tampocouna norma o criterio con elqueel individuo discrimineentresuspreferencias.Por el contrario,la utilidad depen-de de las preferenciasy simplementeles asignauna relacióndentro de una escala.Asi, cuandose dice queel criteriode racionalidadde la conductaes la maximizaclonde la utilidad simplementese estádiciendoquela decisiónracionales aquellaqueseincline por la alternativaqueestámás alta en la escalade utilidad del individuo encuestión:cfi. HARsANYI. J. C.: (1976a)y (1977): tambiénpuedeconsultarsela útil co-lecciónde artículosde GÁRDISNFOR5, P.: N. E. SAHLIN (eds.)(1988).

4. Esto lleva a hablara Harsanyide un «compromisoequitativo»inicial entre losindividuos (HAR5ANYI. i. C.: 1955. p. 13) por el quedecidenquelassituacionessocia-les se evalúenen términosdelaspreferenciasde todos.Ciertos autoreshaninterpre-tadodicha expresióncomo la exigenciade un procedimientocontractualy a hablarde la propuestaéticade Harsanyicomode un «contratoutilitarista» (MuruER, D. C.(1979)). Esto es.sin embargo. erróneopuestoquela noción filosófica de contratonosolamentees ajenaal utilitarismo. sino ademásun recursodel todo innecesarioparasu propuesta:ch’. DwoRKIN, R. (1973), Como aquí quedaexpuesto.la mencióna uncompromisoinicial no es másquela descripciónde las situacionesenlasquese pro-ducenlasdecisionescucas.

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que se consideraactuarpor razones.Estateoría señalaa las preferenciascomolo único quepuedeconstituirunarazónde esaclase.La nocióndepreferenciase utiliza comoun signoparacubrir cualquieractividadvoli-tiva; cualquiercosa queunapersonaquieracuentacomo unapreferen-cia, no importa queseasimplementeun gustoo quesea un deseoo algoque se quieraporquese tengaun compromisoo un ideal o una obliga-ción. Lo importantees que,cuandoalguienquierealgo, la única actitudracional es intentarconseguirlo;o en nuestrocaso,cuandoalguienpre-fiere algo, su únicadecisiónracional es elegirlo.

Al llevar estaconcepciónal campodel comportamientomoral obte-nemosla mencionadaidea de que la únicadecisiónmoral quetambiénes racionalconsisteen la elecciónde aquellaalternativaqueestáordena-da másalta en nuestroordenamientoético de preferencias.¿En quécon-sisteun ordenamientoético de preferencias?La preferenciaética de unindividuo es un tipo especialde preferenciaquesatisfaceun conjuntodeespecificacionesde construcción.Se exigede ella quetengaen cuentalaspreferenciaspersonalessobreel conjuntode alternativasde cadauno delos individuos afectadospor la decisión. Por ello su forma es la de unagregadode preferenciaspersonales.Seexige ademásqueestaspreferen-cias personalesy las preferenciaséticascumplanunaseriede requisitosdeconsistenciaracionalquepermitanal decisordarlesla forma matemá-tica de funcionesde utilidad. Se exige asimismoque esasfuncionesdeutilidad seanconstruidaspor éstebajoun principio de equiprobabilidad.de maneraqueseancomparablesentresí. Esteprincipio de equiproba-bilidad lleva aparejadaunaexigenciade imparcialidadqueimpide quelaspreferenciasde un individuo reciban unaponderaciónmayor o menorque las de otro. Puesbien, cuandotodasestasexigenciasse ven satisfe-chas,la preferenciaétieaqueresultaes unapreferenciaimparcialquetie-ne la forma de unafunción de bienestarsocial equivalentea la adiciónequiponderadade las funcionesde utilidad personalesde todoslos indi-viduos afectados~.

5. En la axiomatizaciónconducentea justificar la adopcióndel utilitarismo semuestraclaramentecómo actúanconjuntamentetodasestasexigencias.De los tresaxiomasnecesarios,los dos primerossólo exigen quelas preferenciassatisfaganlosprincipios de la teoríabayesianade la decisióna efectosde quepuedanser construi-dascomofuncionesde utilidad. Estasexigenciasson importantesen cuantoquecon-llevan hipótesiscontrovertidassobre la naturalezahumana,en particularsobresu ac-titud ante el riesgo(dr, la agria discusión entre 3. Rawls (1971) y ]. (7. Harsanyi(1975a)).Pero,con todo,esaúnmássignificativo el terceraxioma,llamado«individua-lista» —un principio de la familia paretiana—.queimpide quecualquier otra cosaqueno seanlaspreferenciaspersonalesseantenidasen cuentacomomaterial del juicioético. Harsanyijustifica su adopciónen basea queadmitirotra informaciónes quereradmitir valoresquela sociedadpuedeno compartiry queharíande tal juicio algoar-bitratio y subjetivo(HARsANVI. J.C. (1955)). Estarestricciónde la informaciónno seríatan negativasi no se combinaracon la actitud que el modelo requierequese tenga

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Vemos aquíentrelazadosde forma férreasupuestosde racionalidadysupuestoséticosque,finalmente,llevanadetenninarcomoel únicoprin-cipio ético racionalel principio de utilidad media.El utilitarismo defien-de la adopciónde los supuestosde racionalidadpor ser principios acep-tadosen la teoría de la decisiónracionalbayesianay defiendela adop-ción de los supuestoséticospor serlos másnaturales,débilese incontro-vertiblescompatiblescon los primeros.Pero todos ellos juntos exigenmásde lo que es naturalaceptar.Exigen queel decisorconsiderelas ac-cionesalternativasvaliosasúnicamentepor sus consecuencias;queestasconsecuenciassólo seanregistrablesen términosde preferencias-funcio-nes de utilidad: y que, por último, el agregadode estaspreferenciassólopuedaseruna función lineal aditiva de las mismas.Si cadaunade estasespecificacioneses discutibleaisladamente,cuandose consideraque suconjunto implica o requiere que el decisor moral evalúe las accionescomosi nadie—él mismou otra persona—fuerael agentequeorigine loquevaya a sucedery. por consiguiente,como si no tuviera responsabili-dad sobresus acciones,entoncesla aceptaciónde las mismasse vuelvemáscontrovertida.Como se suele reprochar,el utilitarismo sólo evalúalas accionespor los estadosqueresultaránde su acaeceren el mundo,nodandoningúnsignificadomoral a quiénlas ejecuteo de quémanerahanllegadoa producirse.Paramuchosde nosotroslo primeroes importanteparala comprensiónde la naturalezadel juicio moral y lo segundoes pe-culiarmenteimportanteen los juicios y decisionesreferentesal ámbitodela justicia social6.

Así las cosas,la teoría de las razonesparala acciónque sostienequesólo las preferencias—entendidasdel modomencionado—puedencons-tituir tales razones,cuandoes trasladadaal terreno del comportamientomoral, hacedesaparecerla ideamásbásicade agentemoral. La idea queliga indisolublementela accióna los objetivos, idealeso plan de vida de

ante estas preferencias.El postuladode equiprobabilidadrequiere que el decisorconstruyalas funcionesde utilidad personalescomo si tuvieraunaigual probabilidadde estaren la piel de cada uno de los afectadosen lasdistintassituacionessocialesquese seguiriande la adopciónde cadaunade lasaccionesalternativas:i. e., requiereque el decisorse comportecomo un observadorimparcial y simpatético(Harsanyillamaen su apoyoaquí a la influyente tradiciónquearrancade A. Smith en defensade la teoríadel observadorideal y a Kant atravésde Harecomodefensordeun prin-cipio de universalizabilidad:cfr. HARSANYI. J.C. (1977)). La imparcialidadante laspreferenciascomodefinición del punto de vista moral es equivalentea la considera-clon de que lasúnicas razonesquepuedenrecibir el calificativo de moralesson las«no referidasal agente»,comoveremosmásadelante.

6. En esteartículo me centraréen la primerade estascuestiones:sobrelos juiciosde justicia social ya he discutido un modelo en el quelasexigenciasutilitaristas sonreducidashastael punto cíe hacercompatiblesel consecuencialismoy un tratamientomoral adecuadoa las necesidadesque viene exigido por la noción de agentemoralque aqui tambiénutilizamos: cfr. SALCEDO. D. (1987a).

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un agente.El decisormoral del utilitarismo no es másqueun punto devista neutralque recogelas preferenciasde sí mismo y de los demás,ma-nifestandofinalmenteunapreferenciapor un estadoen lugar de por otrocomo si él mismoy los demásno tuvieran una relaciónmoralmentesig-nificativa con dicho estado.De estemodo, las razonesmoralespara laacción son siempreúnica y exclusivamenteneutralescon respectoalagente~.

Razonesmorales

Ahora bien.¿sóloes posiblereconocercomo razonesmoraleslas ra-zonesneutrales?Si nos atenemosa los trabajosde Th. Nagel, estono esasí.El admiteal menoscincotipos de razonesen lo quedenominael «te-rritorio de la moralidadburguesairreflexiva» ([1986], p. 166), diferencia-dospor sus fuentes,y no todosellossonneutrales.Lasquepodríanllamar-se razonesde utilidad—i. e.. «cómoafectanlos actosde alguiena todoelmundo» (Th. Nagel [1979],p. 204)— y las razonesque dan los valoresperfeccionistaspropios de aquelloslogrosy creacionesque tienenun va-lor intrínseco(ibidein),constituyenrazonesneutralesparaquecualquieraactúe.Perojunto a ellas habríaque reconoceralgunostipos de razonesquesólo sonrazonesparaun individuo particularen unasituaciónparti-cular. Habríaquereconocer,así,las razonesquedanlas obligacioneses-pecíficasque se tienen con personase instituciones,obligacionesque«debenaceptarseya seapor la aceptacióndeliberadao por alguna rela-ción especialcon la personao institución en cuestión»(ibidem. p. 203).Hay que reconocerasimismolimitacionesa lo queuno puedehacerderi-vadasde los derechosgeneralesquetienetodoel mundo.«yaseaparaha-cer ciertascosaso parano ser tratadode cierta manera»(ihidem). Y, fi-nalmente,hay que reconocertambiénlas razonesque surgendel com-promiso con nuestrospropios proyectosy actividades(ibídem,p. 205). Ladiferenciaesencialentreestasúltimasy las primerases la apelacióncon-sustanciale ineliminableal agentede la acción de las razonesreferidasal agente.Cualquieraque sucedaqueseayo, he de admitir queun actoqueaumentela felicidad de los seressintienteso quepreservela colec-ción de cuadrosdel Pradoes unarazón poderosaparaactuar.Pero si yoprotejo a mis hijos de un daño,o cumplo con los deberesparacon miscolegas,o me empeñoen comprenderproblemasfilosóficos abstrusos,és-tas no son razonesque yo reconozcacomo tales con independenciadeque yo seaalguienque es padre,miembrode un colectivo profesionalounapersonaqueha decididocomprometersecon el estudiode la filoso-

* Traducimoslos términos«agent-relatívereasons»y «agení-neutralreason.s»porex-

presionescomo «razonesreferidasal agente»y «razonesneutralescon respectoalagente»y variantesdelasmismasquetratande preservarel contenidotécnicoque enla literaturainglesa tienen.

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fia. Son razonesparamí en el sentidode que su formulaciónno puededesligarsede una referenciaa quiensoy yo y a mi posiciónparticular(Cfr.Th. Nagel (19861.pp. 152-4).

¿Puedeel utilitarismo reconocerestasrazonesqueestánfuertementearraigadasen la moral común?La actitud generaldel utilitarismo —o.quizásmejor.de los utilitarismos—es reticente.Recuérdesequeel utilita-rismo surgió como una filosofía social radical quequiso borrar las con-vencionesmoralesy políticas de una sociedadqueapelabaal mandatodivino o a la tradición para hacerlasineludibles. Sosteniendoque sóloaquellasprácticase institucionesquepasasenel testde la utilidad social—un test racionale imparcial— serianaceptables,descalificaronun en-tramadode conviccionesque aparecíancomo el producto del dogma-tismo y el prejuicio. En razón de que nuestrassociedadesoccidentalesson menosobscurantistasquelas queles tocóvivir a los primerosutilita-ristas.el modernoutilitarismo ha perdidosu retóricavirulenta.Pero,contodo sigue alentandoesta misión ilustraday así considerasu deber de-nunciarcualquiernueva forma de prejuicio que se puedaescondertraslas propuestasfilosóficas alternativas7.Esto es especialmenteverdaddelos utilitaristasdel actot. En la medidaen queconsideranquenuestrasdecisionesmoralesbásicasse refierena los actosindividualesen situacio-nesmoralesespecíficas,únicamenteaquellosactosqueimpliquen mayorutilidad social en comparaciónconotros alternativospuedenserconside-radoscorrectosmoralmente.Así les resultaimposible reconocerque al-guien tengauna razón moral que no seaneutralcon respectoal agente.Si moralmenteme estápermitido realizarun acto que favorezcala edu-caciónde mishijos, serádebidoa queeseactopaniculartienemayor uti-lidad social quecualquierotro alternativo.Pero de ningún modo podrádebersea que yo tengo una obligación especialcomo padre para conmis hijos.

Es ya antigua la crítica que trata de mostrarque el seguimientoporpartede una sociedadde unamoral utilitarista del acto tendría efectoshorribles parala misma«.En algunade sus formas,ésteha sido el princi-pal argumentoparadefendernuevasversionesdel utilitarismo quereco-nocenalgúnvalor moral a las razonesno neutralesen la guíade nuestraconducta.

Lo quediferenciafuertementeal utilitarismo de la regla del utilitaris-mo del acto es su concepciónde la utilidad social. El utilitarismo de la

7. Puedenverse a este respectolas invectivas de HARE. R. M. (1973). contraRAW¡5, J.: o las de HARSANY¡, J.:(1975b)contra DIAMONO. P. y SEN. A.

8. Su más conspicuo defensoractualmentees SMART. J.J.C. (1956), (1973) y(1978).

9. El origende estacritica fue HonusoN.D. H. (1967) y ha sido repetidamuchasveces:peroal menosen la radicalidaden queesteautorla expusopareceincierta: cfr,SINGER. P. (1972) y MACKIE, 1. L. (1973).

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reglaorientanuestrasdecisionesmoralesbásicasa evaluarcódigosmora-les generales:i. e., conjuntosintegradosde reglas,prácticas,instituciones,etc., quegobiernanla parcelamoral de la conductade los miembrosdeunasociedad.Ahora bien, compararcódigosmoralesgeneralesutilizan-do como criterio la utilidad social obliga a introducirvariablesen lo queha de serconsideradocomosocialmenteútil queno estánpresentesen lasimple comparaciónde actos.Así señalaJ. C. Harsanyiqueal valorar lautilidad de un códigomoral, un utilitarista de la reglatendráquetenerencuentadistintosefectosdel mismosobrela conductade los individuos—

tanto en los directamenteimplicadosen las accionescomoen el resto delos individuos. Así, en primer lugar. habríaquevalorar los efectosde lapropiaobedienciaalcódigo (co,nplianceeffects),yaseandirectosen térmi-nos de quétipos de actosllevaríanacabolos individuosparacumplir lasdemandasdel código,ya seanindirectoscomo los efectosque la acepta-cióndel mismotendríasobrelos sentimientosde culpao los sentimientosde aprobacióny censurade las personas.En segundolugar, habríade te-nerse en cuentaqué condicionesdeterminaríanesta aceptacióny obe-dienciaal código moral paracoordinarlas estrategiasde los individuosen la sociedad(coordination effects).Puestoquelautilidad social de un có-digo dependeen gran medidade su capacidadparacoordinaresfuerzosde unamanerasocialmentedeseable.En tercerlugar. habriaqueconsi-derar sus efectossobrelas expectativasde los miembrosde la sociedad(expectationeffects),particularmentesobresussentimientosde confianzayseguridaden relacióna la fiabilidad de queotraspersonasse guíenporelcódigo en sus actuaciones.Por último, es asimismoimportanteparade-terminar la utilidad social de un código moral sus efectosde incentivo(incentiveeffects)sobrelos individuos paracomprometerseen actividadessocialmentebeneficiosas<>.

En consecuencia,el utilitarismo de la regla puedepreguntarsesobrela utilidad social de. por ejemplo, las obligacionesespeciales—y en esamedidareconocerlascomo tales— atendiendoa los efectosquetendríansobreuna sociedaden que se siguieranprácticasque no defraudanlasexpectativasde aquellosque se encuentranen las situacionesen quedi-chos compromisosse dan. Esto naturalmentesignifica un pasoadelanteen la comprensiónde las razonesreferidasal agente.Un utilitarista delacto,porcentrarseexclusivamenteen la utilidad social de la realizaciónono de un acto —p. e., el acto implicado por una de esasobligacioneses-pecialesen una situaciónparticular—,no tendría en cuentalos efectos

10. Hemos combinadoaquí dosexposicionesdiferenciadasde Harsanyi: la pri-meraseencuentraen HARsANYI. J.C. (1978)y la segundaen HARSANYI. J. (7. (1988).en la quedesarrollaaspectosde BRANDT. R. B. (1970)y (1979),c, 15. Las implicacio-nesy desarrollosde estaforma de utilitarismo de la regia puedenhallarseen HAR-5ANYI. J.C. (1980). (1982)y (1985).

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sobreotraspersonas.ya fuera porquedichosefectosescapana su consi-deración,o bien porque los efectosde un acto particular sobreellasse-rían despreciablementepequeños.Ello le llevaríaa ignorarcualquierotraconsideraciónqueno fuerala estrictautilidad socialde la realizacióndelacto y así la propia existenciade tales obligaciones.Por el contrario, elutilitarista de la reglapodría recomendarquelas personasactúenpor ra-zonesreferidasal agenteen la medidaen que estánincorporadasen elcódigo moral socialmentemás útil y de este modo admitir conductasmoralesguiadaspor talesrazones.

Bajo estaperspectivalas razonesmoralespropiasde la moral comúnreciben un papelsubsidiarioo instrumental.Mas. ¿essuficienteel reco-nocimientoquehacede las razonesreferidasal agenteel utilitarismo dela regla?El utilitarista de la reglapuedeadmitir queunarazónqueapelea suposiciónespecial,suscompromisosconsigomismoo los derechosdeotras personases una razón moral si. al mismo tiempo, puedemostrarque es unaconsideraciónderivadadel código moral generalque es so-cialmentemásútil. Por consiguiente,sólo se admitenrazonesreferidasalagentecuandopuedenderivarsede razonesneutrales,siendoéstasla úni-ca fuentede moralidadde aquellaso cualesquieraotras”.

Lo quediferenciala explicaciónneoconsecuencialistade la utilitaristasobreel valor de tas razonesreferidasal agentees queno consideraquetales razonesseanmoralessólo derivadamentey. por consiguiente.que laaceptabilidadde algocomo una razón moral no dependede suneutrali-dad.El neoconsecuencialismotrata de integrarla pluralidadde los valo-res moralesen una construcciónconsecuencialdel juicio moral, elimi-nandola distinción entreunamoralidadde sentidocomúnen dondelapluralidadse admitey unamoralidad«ilustrada»en la quesólo los valo-res neutralescuentan.La novedad,pues.de esta teoría estribaen la pro-puestade una reinterpretaciónde la naturalezade los juicios de valor yde la noción de bondadmoral. Y lo que tenemosqueexplicar,entonces.

II. La teoriade los «dosniveles” de R. M. Harehaceinnecesariala distincion tra-dicional entreutilitarismodel actoy de la regla; el «arcángel»quetienepor reino el«nivel crítico» del pensamientomoral es un utilitarista del actomuy especial:evalúael cultivo y seguimientode lasdisposicionesmorales(reglas)por la utilidad social dela seriede actosde cultivarlasy seguirlas.Pero,paralo quea nosotrosnosimporta, alIgual queen el utilitarismo de la regla, talesreglasespecialespropiasdel «nivel intui-tivo» quenosindican lo quedebemoshacersonmoralesúltimamenteporquepuedenserjustificadasen el nivel critico porrazonesneutralesde utilidad social. Sin eníbar-go. es de notar queestateoríade los dos nivelesda unaexplicación mássensiblequela del utilitarismo de la regla del puestoespecialque las razonesreferidasal agentetienenen el comportamientohumanoal ligarlas a característicasempíricasde la na-turalezahumana:cfr. HARE. R. M. (1976),(1981)y los comentariosde Hare a los artí-culos dc Fí’ankena. Harsanyi.Scanlon y Ilrsom en D. SEANOR: N Fo’rlON (edsj.(1988).

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es quéclasede juicio moral es el quepuedehacercomprensiblesin su-bordinarlasdichapluralidadde razonesmorales2

Siguiendoa A. Sen(1982a)podemosdistinguir entre«evaluacióncon-secuencial»y «consecuencialismo».Ambos tipos de evaluacióntienenporobjeto estadosde cosasresultantes—ambasson «outcomemoralities».Lo quelas distinguees la distintadescripciónqueadmitende dichoses-tados.Mientras queel consecuencialismotípico seleccionacomorelevan-tes parael estadode cosaslos resultadosde unasola fuentede informa-ción —ya seanlos actos, los motivos, las prácticaso los códigosmora-les—, laevaluaciónconsecuencialpermitequeen dichadescripciónentrecualesquieravariablesquehaganposibledefinir unasituacióncomo me-jor en susconsecuenciasqueotra. Estaconsideraciónno restrictivade lainformaciónmoralmenterelevantetienelaventajade abrir la posibilidadde quecuentencon su pesopropio en la determinaciónfinal de la bon-dadde un estadono sólo los efectosde realizarunaacción,sino tambiénel caráctermoral de la acciónmismay los criteriosqueel agentesostienecomo relevantesen la realizaciónde la acción 3 La exclusiónpor partedel consecuencialismotípico de esta informaciónpareceahorapoco na-tural. puestoquesiemprees partedel estadoresultantede unadecisiónelque unaacciónsea ejecutadapor alguien. Puesbien, con esta informa-ción sobreel agentey la acción,entrana formarpartedel juicio de valorlos valoresreferidosal agenteen pie de igualdadconlos valoresneutralesde unamaneraque no le estápermitidaa otrasexplicacionesdel juiciomoral, ya seanconsecuencialistaso no.

Ahorabien,admitir quese ha de dar un pesoa los valoresreferidosalagentees imposiblepara el consecuencialismotradicional,puestoqueello requiereviolar lo queparaél es el requisitoesencialdeun juicio mo-ral: unapersonaha de realizarsobreunasituacióndadael mismojuicioquecualquierotra persona—en igualdadde información—.Los valoresreferidosal agenteson excluidospor esta exigenciaqueprohibeque losjuicios tenganunareferenciaa la perspectivade quien los hace.Porelloel consecuencialismosólo puedeconcebirvaloresneutrales.Pero ésteno

12. En estetrabajo mecentraréen la propuestaneoconsecuencialistade A. Senporqueen ellase muestramejorqueen otraslo querequiereunateoríamoral de estetipo. Pero los resultadosquese obtendráncreo que son extensiblesa las versionesmás conocidasdel mismo como las de SCANLON. T. (1975) y (1978): SCHFFFLER. 5.(1982): SLOTE. M. (1985): PETIT. Ph. (1984) y PETIT. Ph.-BRENNAN. G. (1986).

13. En rigor, tambiénel consecuencialismo—y no sólo la evaluaciónconsecuen-cial— tiene en cuentala acción y, de ahí, si bien limitadamente,algunas formasdevaloresreferidosal agente:cfr. SEN.A.: (l982a). Sólo cuandoel consecuencialismoescombinadocon lasexigenciasde unamoralidad«bienestarista»y aditivista toda con-sideraciónde la acción y del agentequedaexcluida al reducirsedrásticamentetodainformación relevantea la sumade utilidades. Así si dos estadosson iguales en susumade utilidad, seránjuzgadoscomoigualmentebuenosno importacuándiferen-tes seanen susotrascaracterísticas;cfr. SEN. A. (1979a).

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es el casode la evaluaciónconsecuencialcuandoes combinadacon unaexigenciaqueconsientela posicionalidaddel evaluador.Los juicios devalor relativos posicionalmenteson aquellosen los que la relacióndelevaluadorcon los estadosde cosasevaluadasse ha constituidoen unavariabledecisiva.Así cosascomoqueel evaluadorsea él mismoel agenteo no, el queél o los suyosseanbeneficiariosdel estadoo no, el quereali-ce o fruste valoresy convicciones,etc.. definenla implicacióndel evalua-dor con lo evaluadoy ello, en suma,es lo queabrela descripciónde losestadosa unainformaciónquees vital paraidentificar la naturalezade laimplicaciónqueel evaluadortieneen el asunto.Los juicios de valor posí-cionalesno se dejanexpresarcon fórmulas de unasola variable —<a esbueno»—,sino querequierenla referenciael queemite el juicio —<a esbuenopara i>’—. Y, de este modo, la noción neutralde bondadmoraldeja pasoaunanociónposicionalquecontienereferenciasineliminablesa la personaque realiza el juicio ~.

Aunquehay queobservarquelos valoresrelativosal agentedan razonesde modo diferentesegúnsea su naturaleza15 todosellos tienenen comúnla posibilidadqueabrenal evaluadorde aducir su diferenciaposicionalparano verseobligadoa valorarunasituacióncomo si él no fueraquienes y estuvieraimplicado en la situacióndel modo en quelo está.Así delhecho de que yo no tengarazonesparaimpedir quealguien hagaalgono se sigue queyo no tengarazonespara hacerlo—o queyo debadeob~víar estasrazones—:o del hecho de quealguien no tengarazonesparaimpedir que yo lo hagano se sigue que yo no las tengaparano hacerlo—o queyo debaobviarías—.En relaciónaun conocidocasopresentadopor th. Nagel (¡1986], p. 176), yo puedoconsiderarmalvadoel acto detorcerel brazoal niñoparaconseguirquesuabuelame ayudey así llevaral hospitala los heridosdelaccidente,tanto si yo mismo no fueraa impe-

14. Ello no impide quealgo pueda serconsideradobuenodesdecualquier posi-clon: peroestainvarianzainterposicionalno equivaldría,portanto, a una no posicio-nalidaddel juicio moral: cfr. SEN. A. (1983), p. 115.

15. A. Sen(1982a)clasifica las distintas razonesreferidas al agentesegúnimpli-queny cuálesde lassiguientesformasde relatividad:

1) Relatividadcon respectoal que realizala acción (Doer Relativi¡v): No es el casode que i pueda haceresteacto si, y sólo si, no tiene ningunaobligación de impedirquej lo haga.

2) Relatividad con respectoal queobservala acción (Viewer Relativitv»No es elcasoque i puedahaceresteactosi. y sólo si.j no tieneningunaobligaciónde impedirque¡ lo haga.

3) Relatividadcon respectoala propiaevaluacióntSelf-evaluauionRelaririty» No esel casoquei puedahaceresteactosi, y sólo shj puedehacerlo.

Así, mientraslasrestriccionesdeontológicasrequierende estastresformasde rela-tividad, la responsabilidadporla propiaintegridadsólo requiereDR y VR; cfr. SEN. A.(1982a),5. 5.

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dir queotra personalo hiciera comosi esapersonatampococonsideraraquedeberíaimpedírmelo.Mientras quela valoracióndel acto en cuantoa susbeneficiosresultantes—llevar al hospitala los accidentados—tieneun valor positivo desdeun punto de vistaneutral,la evaluacióndel esta-do resultanteque incluye el queyo tuerzael brazoal niño no admiteesaneutralidady requiereque se diferenciesi el agentees el mismo queelevaluador.Tanto si finalmenteyo decidoobviar mi repugnanciamoral atorcerel brazoal niño en razóndel beneficioparalos accidentadoscomosi no, ineludiblementeel juicio haráreferenciaa las característicasde miposicióncomoevaluadormarcadapor esarepugnanciaqueyo siento16

Al poderprestaratencióncomopartedel estadode cosasresultantesa la realizacióno frustraciónde valoresreferidos al agente,la evalua-ción posicional está más cerca de nuestrosjuicios morales realesquecualquieraotra de las presentadashastaahora.En los ejemplosutiliza-dospor A. Sense puedeapreciarésto.Un casoen que es especialmenteraro pedirquealguiénevalúeunaacciónindependientementede queélmismoseasu ejecutoro no esel casode Otelo. Uno no entiendela natu-ralezacomplejade losjuicios de valor si pidequeOtelo dé el mismovalormoral a la muertede Desdémonaquecualquierotra persona,puestoqueparaél tal muerteno puededejarde ser el asesinatode su esposaquehaperpetradoél mismo.Uno puedeestara favor o en contradel tiranicidiopor razonesestrictamenteneutrales,pero ello no habríade impedircom-prenderque es posiblequeun juicio asísea matizadopor las obligacio-nesespecialesque recaensobreel agente.Así, el historiadorApiano ma-nifiesta queel asesinatode Césarpor Bruto y Casio fue un acto peordelo quehubierasido si lo hubieranrealizadolos enemigosde César,pues-to queaquelloseransus amigosy herederos.Sin embargo.hemosde ha-cerlonotar, paraun utilitarista de viejo cuñotalesjuicios sólo podríanserdisparates,el reflejode prejuicios o. en el mejorde los casos,productodeuna intuición moral no sujetaa la debidainspecciónracional ~.

16. El realizarunaacción porrazonesreferidasal agentequees peoren sus con-secuenciasqueotra acción alternativaprovocala sospechade que tal apelaciónpue-de ser sólo unaforma encubiertade autoindulgencia;dr. W1LUAMs. B. (197ba). En elneoconsecuencialismose evita este riesgo,puestoquelos valoresreferidos al agenteno sonabsolutos:cfr. SrN. A. (1985). Pp. 212 y ss.

17. Pero no sólo parael utilitarista. Muchosautoresconsideranque la compara-ción consecuencialistaentreestadosresultantescuyadescripciónincluye el valor dela acciónconilevauna comprensiónincorrectade la naturalezade los valoresrelati-vos al agente,dadoquelo característicode éstos,opinan,es imponerrestriccionesa loquepuedeser valoradoen términosde buenasconsecuencias.Esta objeción, sin em-bargo.sólo se sostienesi interpretamosel valor de lasbuenasconsecuenciasen térmi-nos de utilidad-bienestar:pero no cuandose hace en términosde unaconsideracióninformativamenteplural. Objecionesde esetipo se hallanen NOYICK. R. (1974)(cfr. laréplicade SEN, A. J1982a1>y Fooi, Ph. (1985)(cfr. la réplicade SCHEFELER.5. 19851).

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Imparcialidady razones para la acción

El utilitarismo no puedecomprenderlos juicios queresultande esteconsecuencialismoposicional. No puede comprenderloscomo juiciosmoralesen si mismos.La explicaciónde esta imposibilidadha deapelar,en mi opinión, a dos fuentes.Por unaparte,la doctrina utilitarista sobrela naturalezade lo quehacemoral a un juicio de valor. Por otra, la doc-trina queel utilitarismo aceptade lo queconstituyenrazonesparaactuar.Aunquecada una de ellas por separadopuedellevar por sí misma a laincomprensiónde las razonesreferidasal agente,cuandoambasse danunidasse refuerzandetal maneraquesólopuedenadmitir comomoralesy racionaleslos valores neutrales.Expondré cómo sucedetal cosa si-guiendocomo patrónla teoría de R. M. Harebajoel supuestode quelosrequisitosexplicitados en ella son aceptadoscasi en su totalidad porcualquierutilitarista.

¿Quéhace moral a un juicio de valor? Estapreguntaes interpretadapor Hare de la siguientemanera:¿quéhacemoral a unaprescripción?Ysu respuestaes inequívoca:la universalizabilidad.Ello es así porqueunaprescripciónes la expresiónde unapreferenciapor quealgo suceda:perouna preferenciasólo puedesermoral si no es mi preferenciapersonal.Una preferenciaética es, como dijimos, una preferenciaque anialgamatodaslas preferenciasque los afectadospor la acciónpodríantenersobreella. La preferenciaparasermoral ha de serimpersonaly la impersonali-dad requiereque se excluyancualesquieraponderacionessobrelas prefe-renciaspersonalesqueprocedande característicaspersonalesirrelevan-tes. Esto es lo queprimariamentesignifica la universalizabilidad:se hade valorardel mismo modo las cosasqueson igualesunavez apartadaslas diferenciasquesonmoralmenteirrelevantes.

.1. L. Mackie distinguió tres interpretacionesde la universalizabilidaden relaciónal gradoen queexcluyendiferenciasirrelevantes~. En su for-ma másdébil la universalizabilidadrequiereque no se tenganen cuentalas merasdiferenciasnuméricas:i. e., «lasdiferenciasentreun individuoy otros simplementecomotales » (J. L. Mackie [1977].p. 83). Pero parecenaturalque tampocolas diferenciascualitativasmarquendiferenciasenlo quees relevanteparala validez del juicio moral. Así, en unasegundainterpretación,la universalizabilidadexigequelas prescripcionesse apli-quen a todaslas personas,«no importa cómo los individuos varien ensuscualidadesmentalesy físicas,susrecursosy statussocial» (ihidem,p.90). No obstante,ninguna de estasdos interpretacionesparecebastaral

Hemostratadounacuestiónsimilar a éstaen relación a la valoraciónde laspolíticaspúblicasen SátUEDo. D. (1988).

18. Seguimosen estetrabajoel análisisde MACKIIR. J.L. (1977)en tres«srage.s»dela ¡loción de universalizabilidad.perohay análisismáscomplejos..~p. e.. cfr. las 16 te-sis de la universalizabilidadde NARVERSON, J. (1985).

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utilitarismo. Segúnéste,la universalizabilidadimpide quealgunade lasconcepcionesdel bien —seandel evaluadoro de cuaquierade los afecta-dos— tengaun peso especialen nuestrojuicio. Sólo las preferenciasdelos afectadoshande sertenidasen cuentay cualquierotra informaciónha de serexcluida.

Bajo tal interpretación,cuandoel utilitarismo señalaque las prescrip-cionesparasermoraleshande seruniversalizables,ha de entendersequenos estáconminandoa «mirar las cosasdesdeel propiopunto de vistaydesdeel de la otra persona,y descubrirlos principios queguíenla acción(...) queuno puedaaceptardesdeambospuntosde vista» (1 L. Mackie[1977],p. 93). No se trata simplementede poderimaginarselo queel otropreferiría, sino de ponerserealmenteen su piel adoptandosus deseos,gustos,ideales,valores,sus cualidades,sus capacidadesy hastasu posi-ción social y económica~. Así es comounasimple exigenciade imperso-nalidad se refuerzahastaseruna fuerte exigencia moral de imparciali-dad.Cuandoesta interpretaciónse acepta.unaprescripciónmoral con-sisteen unaexpresiónde preferenciaporquealgo se hagasiempre,dadoquetodos los afectadospor la accióntenganlas mismaspreferencias.

Naturalmentela imparcialidadque requiereesta interpretaciónde launiversalizabilidadexcluyedel ámbito de la moralidadlos valoresrelati-vos a la posición del evaluadorque aceptael neoconsecuencialismo.Almanifestarque, si bienyo no tengorazonesparaimpedir quetu hagasX,sí las tengoparano hacerloyo, el utilitarista me adviertede que estoy in-troduciendouna diferenciamoralmenteirrelevante entre mis preferen-cias y las tuyas.Además,segúnél. estoy cometiendouna incoherenciaalprescribiruna acciónque no consideroque debahacersesiempre.Esteprivilegio queotorgoa mis ideales,a la formaen queveolas cosasen re-lación a los de otra personaimposibilita el reconocimientocomo moralde mi prescripciónpuestoquede ningún modoes imparcial.

Hemos visto que la exigencia de universalizabilidadprovienede lanecesidadque tienenlos juicios moralesde ser impersonales.La imper-sonalidadpareceun requisito natural,puestoque seríararo quealguientratarade pasarcomo moral algúnjuicio quesólo fuera la expresiónde

19. Esterequisito suele ser másexplícito en el utilitarismo económicoen dondeviene impuestopor la necesidadde lascomparacionesinterpersonales;cfr. HARsANVI,J.C. (1977): SEN. A. (l979c). y MIRLEES, i. A. (1982). En HARE. R. M. (1981)sepresentacomoun supuestoqueda materialidada la meraexigenciaformal de la imparciali-dad: GIBBARD, A. (1988) lo ha llamado«Conditional Reflection Principie», denomina-ción queHareha aceptado.Por otro lado, es eseprincipio el quehacede intermedia-rio parapasardesdela imparcialidad al utilitarismo y dc su no plena comprensióndependióqueen Freedom and ReasonMare no dierafinalmenteese paso;cfr. GORR,M. (1985)y NIELSEN. K. (1985> queargumentanla imposibilidadde derivar de la uni-versalizabilidadun principio sustantivode imparcialidadcomo el requeridopor elutilitarismo.

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supunto de vistamásirreductiblementesubjetivo. No obstante.¿porquéla impersonalidadha de ser interpretadacomo imparcialidad?Mi opi-nión es que el utilitarismo se ve abocadoa esa interpretacióntan fuerteen razón de lo queha tomadocomo hechosmoralmenterelevantes.Re-cordemosque es característicodel utilitarismo desdesu fundaciónpor J.Henthamseñalarque la capacidadde gocey sufrimientoes el dato últi-mo de la moral. Es de estacapacidadde dondesurgenlos interesesde losseressintientes y las preferenciasque manifiestanlas personas.En miopinión,son las nocionesde «interés»y «preferencia»las queobligan yal mismo tiempo permitendespojara los juicios moralesde referenciasposicionales.

Por un lado, los interesesy preferenciasson peculiarmenteasuntosmuy personales;sonproductosde la especificidadmásirreductiblementeparticularde las personasy su situación.Ello impide quepuedanconsti-tuir inmediatamentevaloresmorales.Una preferenciasólo puedeseréti-ca.si no es la preferenciade nadieen particular Por otro lado,los intere-sesy preferenciasno conllevan ningunademandamoral especialsobresu consideración.Todaslas preferenciasson igualmentepreferenciasenla medida en que todoslos individuos tienenigualmenteunacapacidadde sufrir y gozar.Así un principio que tengapor fuente de informaciónlos intereseso las preferenciasde todoslos individuos afectadosserámo-ral sólo si las trata bajo un supuestode igual consideración.Podríamosdecir queel hecho de queinteresesy preferenciassiempreseaninteresesy preferenciasparaalguienobliga a la preferenciaética a suprimir la re-ferenciaa la personade quienesprovienen: peroello asuvez es permiti-do por el hechode que todaslas personasseanigualmenteportadoresdeinteresesy preferencias.Por ello sólo la fuerteexigenciade imparcialidades capazde lograr que los juicios moralesbasadosen preferenciasseanimpersonales20

Ahora bien, ¿porqué los interesesy preferencias?¿Porqué sólo sonellos la informaciónmoralmenterelevante?R. M. Hare (119811,s. 5.1) sos-tiene que tales hechos~~sonseleccionadospor los principios moralesquees racionalmenteadoptarSegúnél, comoasuntode prioridad lógica, nosabremosquéinformaciónes la querequierela moralhastaqueno sepa-mos cuálesson los principios morales.Pero yo sospechoque es verdadtambién de la teoría de Hare algo que lo es del resto de los utilitaristas.Ellos hanadoptadola interpretaciónmásfuerte de la universalizabilidad

20. El utilitarismo no sólo excluyecualquierotra información moralmenterele-vante queno sea la queaportanlaspreferencias,susintensidadesy lascomparacio-nes interpersonales:ademástrata la información sobre cualesquieraotrascosas —

ideales,obligaciones,derechos,etc.— comosi fuera información de preferencias.Asi,decir que algo es un valor importante,siempresignifica para un utilitarista que al-guíenlo prefiere. De ahíqueno hayamodo deponerlíníites a lasexigenciasde la ini-parcialidad:cli. SINUER. P. (1979)y (1988).

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porquehantomadounadecisiónprevia sobrelo queconstituyenlos da-tos morales.No al contrario.Sólo porquelos interesesy preferenciassur-gende una capacidadparagozar y sufrir que todos los seressintientestienenen cuantotales,la imparcialidades la actitud adecuadaanteellas.Hacerde un interéso unapreferenciaun puntoprivilegiadoseríaadmitirun privilegio personalquela moral rechazaría.

Si este es el caso,si no son los principios los quedeterminancuál esla información moralmenterelevanteen el utilitarismo2’, entonces¿porqué los interesesy preferenciasson consideradoslos únicoshechosrele-vantes?Creoque la explicaciónde ello seencuentraen la teoría delas ra-zonesparala acciónqueaceptael utilita~smo.

La teoría queel utilitarismo sostiene,como es conocido,es quecual-quier razónparaactuartienequesurgirde los deseos,preferencias.inte-reses.etc., del agente.Hay manerasdiversasde defenderestatesis. Unade ellas es la quevimos incorporadaen la teoría generaldel comporta-mientoracionalde Harsanyi.Actuarracionalmentees actuarconsistente-menteen relación a un conjuntode preferenciasy al costede oportuni-dad de las alternativas.Por consiguiente,actuaren basea lo único quepuededar unarazón para actuar:las preferenciasde los individuos. Alidentificar el ámbito de la moral conaquellassituacionesen las quehayque tomar unadecisión queafecta a una sociedado a un conjuntodeella, apareceespecificadoel problemade la racionalidadética: determi-nar en qué consistirá la racionalidadde esadecisión,una racionalidadqueya es colectiva.Pararesolverloel utilitarismo aplicael mismo esque-ma queha sido eficaz en las decisionesindividuales.La racionalidaddeunadecisiónsocial dependede la consistenciaentrelas preferenciasso-ciales y la elecciónsocial. Los principios utilitaristastienenquevelar poresaconsistencia.Pero no sólo por ella. Han de velartambiénpor unare-lación aceptableentre preferenciasindividuales y preferenciassociales.Aquí es dondela imparcialidadjuegasu papel,permitiendounarelaciónno viciada entrelas razonesde los individuosy las razonessociales:o, deotro modo,entre lo quequierecada uno y lo que todosquieren.Así lafuerza de las razonespersonaleses transferidaa las razonesmorales.

Sin embargo,una vez entendidoesteproceso.la cuestiónfundamentalsigue pendiente:¿porqué se consideraque los deseos,los intereseso las

21. En cualquierteoría puedenanalizarselos principios a partir de la informa-ción que hacenmoralmenterelevanteo viceversa:cfr. SEN. A. (1979b). Lo que aquísostenemosesquemientraslos principios utilitaristasdeterminanla forma precisaenque han de ser tratadaslas preferencias—ya sea como relacionesordinales,comofuncionescardinalesde utilidad, o de cualquierotro modo lógicamenteposible—.elquela informaciónse limite a laspreferenciasno es algoque en la lógica interna delutilitarismoestédeterminadopor los principios, sino queprovienede la teoríadc lasrazonespor lasquelaspersonasactúany. últimamenle.de lo quees importanlepar:íel hombre.

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preferenciasson las únicasrazonesparaactuar’?La teoría de las razonespara la acciónse configuraen torno al problemade la motivacióny locaracterísticodel utilitarismoes entendereseproblemabajodos supuestos22:

1. Una explicaciónde la razónprácticadebesertal quehayaunaco-nexión necesariaentrelas razonesy la acción.

2. Cualquierhechoqueconstituyaunarazónúltima paraactuardebeser algo quepuedaserconocidosin necesidadde unapruebao una evi-denciaulterior (R. Norman [1971J.p. 77).

La apelacióna los deseos—palabraqueutilizaremosen un sentidoamplio que permita abarcarintereses,gustos,preferencias,etc.— es loúnico quesatisfaceestasdos exigencias.Por un lado, tenerun deseodealgo estableceuna conexión necesariaentre la acción y la razónpor laque se realiza. El deseopuedehacertal cosapor sucarácterdualqueim-plica tanto la apreciacióndel objetocomola descripcióndel estadomen-tal del sujeto. Alguien quemanifiestaquedeseaalgo tiene que intentarrealizarlo;en casocontrario,hay quesuponerqueno lo desearealmente.Por otro lado. ese mismocarácterdual prestaunavivacidada la apela-ción de deseosqueles haceaparecercomosí ellosconstituyesenel funda-mentoúltimo inteligible de la acción.Cuandoalguien dice queha reali-zadoalgoporquelo quiere.ya no haynadamásquepreguntar.Ningunaotra cosapuedeexplicar la conductaintencionalcomo los deseos.Y. deestemodo,actuarpor razonessólo puedeser actuarpor deseos.

Vemos así cómo se anudanias distintastesisa efectosde conducirnosa la conclusiónde quesólo puedenserreconocidoscomo moraleslos va-lores neutralesde carácterutilitarista. Por un lado, sólo los deseosson ra-zonesparaactuar.Por otro, sólo aquelvalor queatríbuimos a la capaci-dadde sufrimiento y de gocemarcael límite de la actuaciónmoral. Asílos valoreso las prescripcionesson expresionesde preferenciasy, portanto,dan razonespor símismasparaactuar.Perounaprescripciónparasermoral tiene queser impersonal.Por consiguiente,la únicapreferen-cia/prescripciónquees moral es la quees imparcial. Por último, la única

22. Sigo la explicaciónde NORMAN. 1*. (1971)queresumebien la fuerzaintuitivaquetiene la doctrinautilitarista de las razonespara la acción.Sin embargo,hay quenotar queestatesis puedeser defendidade otrasmaneras.Una de ellas,comobemosvisto, es la queproviene(le las teoríasformalesde la decisiónracional. Otra tiene sufuenteen Humey en su tesis del caráctermotivacionalmenteinerte de la razón. Untercertipo es la quepuedeencontrarseen HARMAN. 0. (1976). quien sostieneque larayanprácticaconsistesólo en hacercoherentesnuestrasintencionesy deseos.Final-mente. citaré la corriente muy popular en las cienciassociales y económicasqueelemplilica D.AvlíxsoN. 1). (1*3). quiensostieneque,puestoquela únicaexplicaciónde la acción iníencionales la queproporcionanlos deseosy creenciasdel agente.sóloellos puedenser razonesde su actuación.Puedeverseunavaloracióncríticade todosestosargumentosen l).ARwAI.l., S. L. (1983).

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preferenciaimparciales lapreferenciautilitarista. El círculo desupuestosracionalesy moraleses férreo. Si intentamoscriticar algunode estos su-puestos.nos encontraremosenfrentadosa los otros. La no admisióndeuno de ellos significa la violación de los otros.Y la cuestióna la quesiempreremiten es la misma:pero ¿quéotra cosaque los deseosda ra-zonesparaactuar?Y si es así.¿quéotra cosapuedenserlos valoresmora-les,sino imparciales?

Impersonalidady consideracionesracionales

El neoconsecuencialismoha de defenderuna teoría alternativade lasrazonesparala acciónqueno le comprometacon la interpretaciónmásfuerte de la universalizabilidaden orden a evitar verseabocadoa algunaforma de utilitarismo.Paraello ha de mostrardoscosas.En primerlugar,la posibilidadde razonescon fuerza motivacionalqueno surjan de de-seos.En segundolugar, la posibilidadde quelosjuicios moralesseanim-personalessin quetambiéntenganqueser imparciales.

Comenzaremospor lo último. Hay que admitir quehacerun juiciomoral sobrelo que se considerabuenoo sobrelo quese debehacercom-prometeal hablantea mantenerque siemprevaloraráo prescribirá delmismomodo en las mismascircunstancias.Estees el significadogeneralde la exigencia de universalizabiidadsobrelos juicios morales.El neo-consecuencialismoha de mostrar,entonces,quela explicaciónqueda deljuicio moral al hacerlodependerde la posición del evaluadorno minaese requisitode universalizabilidad.

El neoconsecuencialismo,como vimos, requiereuna nociónposicio-nal de la bondadmoral. Un juicio de valorsobrelos estadosqueresulta-rian de adoptarun cursode acción—incluyendolos valoresreferidosalagenteque definen la relación del agentey el valor de la acción— nopuedeobviar la forma en queestá implicado el evaluadoren ese estadoresultante.Estaposicionalidadimpide que la exigenciade imparcialidadse apliqueal juicio, puestoquecon el cambiode posición del evaluadorel juicio puedevariar. Así Otelo puedejuzgar conmáscrueldadla muertede Desdémonade lo que lo hagoyo, puestoqueél es ineludiblementesuesposoy asesino.Si analíticamentepodemosdistinguir al Otelo evalua-dordel Otelo esposoy asesino,hemosde admitir quela posicióndel Ote-lo evaluadorestá marcadapor el papel de esposoy asesinodel Oteloagentede la acción,de forma quesu juicio inevitablementeincluirá par-cialmenteunaponderaciónparticular del elementodel estadode cosasresultantequeconsisteen queOtelo ha asesinadoa suesposa.

Sin embargo,el juicio de valor queadmiteestavaríanzaposicionalnotienepor qué negarquecualquierotra personadebavalorar del mismomodo los hechos.Los hechosson relevantementesimilaresde acuerdoconlas restriccionesqueimpone la universalizabilidad.El estadoque se

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juzga es el mismo paraOtelo y para mí: Desdémonaha sido asesinadaporsu esposo.En su juicio y en el mío no puedehaberdiferenciaspor elhechode queOtelo y yo seamos«cuantitativa»y «cualitativamente»dife-rentes—en el sentidoen queJ. L. Mackie dabaa estos términos.Yo juz-ganatan cruelmentecomo lo haceOtelo el asesinatode Desdémona,siyo estuvieraen suposición23 Lo quediferencianuestrosjuicios es lama-nera en que Otelo y yo estamosimplicados en la acción. Yo juzgo lamuertede Desdémonapor su esposo.peroes decisivoque yo no seasuesposoy asesino.Pareceríapoconaturalexigir quelos dosatribuyésemosun mismo valor(neutral)a esa acción.

Así cumplir con los requisitosde las dos primerasinterpretacionesdela universalizabilidadpuedesersuficienteparaqueel juicio de valor seaimpersonaly. por consiguiente,moral. Lo que no requerimoses que seaimparcial: i. e.. que no tome en cuentacómolos compromisos.obligacio-nes.objetivos, etc., del agentemarcanla evaluaciónde un modoque nohaya de tenersentidodecir quepodría haberevaluacionesdistintasco-rrespondientementea cómo el evaluadoresté implicado en la acción.Con ello las exigenciasprimaríasa la universalizabilidadquedansatis-fechas,puestoqueel evaluadorquedacomprometidoen la prescripciónuniversal del juicio, si bien ahorade una forma similiar a ésto:«Quien-quieraque tengami misma posición ha de juzgar del mismo modo loshechos».

La noción posicionalde bondadmoral,por consiguiente.lo quehacedesapareceres la idea cara al utilitarismo de que se puedenjuzgar lasconsecuenciasde una acciónpor unafunción de bienestarigual parato-daslas personas;o. en palabrasde D. H. Regan.la posibilidadde definir«unbienuniversalquetodoslos agentestienenquepromover»([19831, p.93). La accióncorrectasigue siendo determinadapor sus buenasconse-cuencias.Pero lo queson buenasconsecuenciasya no es un valor único yneutral alcanzableimparcialmente.Por el contrario,se trata de una no-ción informativamenteplural quevaríacon la posición del evaluador2<.

Como se sigue de nuestraargumentación,la posibilidadde una eva-luación consecuencialque tieneen cuentavaloresreferidos al agentede-pendede queseaposiblevalorar los estadosdel mundopor algo distintoa la actitud mentalhacia esosestadosde los afectados—ya seanprefe-

23. La distinción fundamentalaquí es entrela posicióndel evaluadory la del au-tor. Mientrasqueel juicio de valor puedevariar conel cambiode posicióndel evalua-dor, la universalizabilidadexige queel juicio de valor no varíe con la identidaddelautor de la acción. Así, si yo hubierasido el autor de la muertede Desdémonay suesposo,he de juzgar lo mismo de cruelmenteque lo hace Otelo: cfr, St N. A. (1985).PP. ~

24. Graciasa estaestructuraplural se mantienela relaciónentrelasnocionesdelo buenoy lo correctopropia de unaética consecuencialista:cfr, REInAN, D. (1983) yla respuestade SEN. A. (1983) y (1985),

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rencias,deseos,intereses,etc. El utilitarismo estácomprometidocon estaconcepciónpor aceptarunadoctrina de las razonesparala acción queidentifica a los deseoscomolas únicas razonesválidamentejustificativasde la conducta.Pero,si sólo se tienenen cuentalos deseoso preferenciaspara valorarestados,ni la acciónni el agenteque la realiza puedenen-trar en esaevaluación.Así la evaluaciónestácondenadaa ser neutralysólo se pronunciarásobrelo quehabráde aconteceren el mundo paraque se vea satisfechotal valor neutral.

Th. Nagelha criticado estaposiciónen la doctrina de Hare. apelandoa unadistinciónconceptualquenos parecepertinenteparala compren-sión del neoconsecuencialismo:

(...) su idea(de liare) de quelos juicios moralessonuniversalmentepres-criptivos significa quedependende lo quesequiera quesuceda,consideran-do lascuestionesdesdetodoslos puntosde vista —másbien quede aquelloquesepiensaquelos individuos tienen razón de hacer, considerandola cues-tión de este modo. (Th. Nagel 119861. p. ¡63: subrayadosdel autor de lacita)

Lo queNagelseñalapuedeparafrasearseen términosde la distinciónentre«preferenciasquedan razones»y «razonesparapreferir». La com-prensiónde las exigenciasde estasdosconcepcionesde las razonesparala acciónes fundamental.Cuandose concibeque sólo del deseopuedesurgirunarazónparaactuar,uno se ve abocadoasostenerqueunapres-cripción moral es aquellaque manifiestaun deseode que todoshaganalgo. Puestoqueun deseosólo puedeser moral si es el deseoimparcialde todospor la acción.Sin embargo,tenerunarazónparapreferirno im-plica un deseode quecualquierotra personahagalo mismo queprescrt-bo. Simplementeexpresaunademandasobrecómocadauno debeactuar«tal que si alguien sinceramenteasientaa ella, ha de reconoceruna ra-zónparaactuarde ese modo»(Th. Nagel [1988],p. 106)25.Reconocerunaprioridad de las razonessobrelas preferenciasnospermitedejarabiertoel conceptode razonessiendoposiblequeseantantoneutralescomorefe-ridas al agente.Serán neutralescuandolos interesesde todaslas partesafectadasreciban una ponderaciónigual. Pero permitetambiénque lasrazonesqueel agenteaceptareciban un pesoespecialen la evaluaciónfi-

25. R. M. HareseñalaqueNagelhaconfundidodoscosasal hacerestainterpreta-ción de lo quees prescribir.Una verdadera:hacerun juicio moral es pretenderquecualquieraquelo aceptehabráadquiridounarazón;y unafalsa: hacerun juicio mo-ral es pretenderque todos —lo acepteno no— ya tienenuna razón para actuardeacuerdoconél; cfr. los comentariosde liare al artículo citadode Nagel en D. Seanor-N. Fotion (eds.) (1988).Sin embargo,estono me pareceunacrítica quesepuedahacera Nagel o ala teoriaqueestamosexponiendo.Hacerun juicio morales pretenderquecualquieratendria una razón, si consideraselas cosasdesdela posición del que lohace.

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nal. Nagel consideraque una buena parte de estasrazonesestablecenrestriccionesabsolutassobreel tipo de acciónquetenemosrazón en lle-var a cabo.Pero tal interpretaciónno es posibleni necesariaen el casodeunaevaluaciónconsecuencial.Juzgarlosestadospor subondadmoral —

contrariamentea juzgarlospor laspreferenciasde los afectados—equiva-le a ponderardiversasvariablesqueconformaneseestadoy. naturalmen-te, entre ellas lo queel agenteconsideraque está obligado a hacerenbasea los valoresque aceptaen su actuacióncomo agente.La realiza-ción o violación de estosúltimos son.por consiguiente,datosqueentrana formar partede las consecuenciasque se tratan de determinar.

El conceptocentral en esta explicación es. entonces,el de razonescomo«consideracionesracionales».La consideraciónracionalde las conse-cuenciasde unaacción requierereflexionarsobreel estadode cosasqueresultade ella. Si dicha reflexión es capazde moveral evaluadorhacia laaccióno la recomendaciónde la acción,entoncesinmediatamenteesare-flexión es una razónparael evaluadorDe estemodo,el criterioparade-terminar si algo es unarazónsigue permaneciendofiel a la exigenciadeque sea capazde motivar a la acción26, Pero,a diferenciade la doctrinautilitarista, se sostieneque los deseosno satisfacenel requisito de quesólo puedeserunarazón aquelloqueparecemásevidenteen la explica-ción de la conducta.Argumentarque los estadosmentalesreferidos notienenla inteligibilidad propia quele atribuye el utilitarismo no es difícil(cfr. R. Norman[19711).Y al contravenirestepresupuesto,se puedeevitaridentificar razonesy deseos.Esta doctrina excluye, por consiguiente,cualquiertentaciónde dar prioridad a los motivos sobrelas razones.

Lo quemás nos importa de estanoción de razonescomo considera-cionesracionaleses. naturalmente,que nospermiteevitar la exigenciadeque losjuicios devalor seanimparciales.A menosquepodamossuponerque todoslos evaluadoresseránmotivadospor la consideraciónde lasmismasconsecuenciasa preferir lo mismo,no habráninguna baseparaesperarqueexistanjuicios devalor imparciales.Lo másqueparecerazo-nableesperares queen algunoscasossucedaquedesdetodaposición secoincida en una misma evaluación:pero desdeluego no en todos. Enaquellosen que se registrenvariacionesposicionalessignificativases se-guro quelos juicios serándiferentes.No obstante,ello no implica quees-tos juicios no satisfaganun requisito de universalizabilidadqueaseguresu moralidad.Tal cosaes posihleen la medidaen que la posicionalidadno implica arbitrariedad.Cualquieraque se sitúeen unaposiciónevalua-

26. Así la noción de consideraciónracionalpermanecedentrode unavision «In-ternalista»de las rayonespara la acción que, en mi opinión, podría desarrollarsesi-guiendolas pautassugeridaspor Humeenrelaciónala posibilidadde reglasgenera-les: cfr. SÁÍ.críx>, 1). (1987b). La noción de consideraciónracionalestásugeridaporA. Sen en su crítica a los supuestosconductualesde la teoríaeconómica:cfr. SEN. A.(1973). (1974>. (l976a y b).

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tiva determinadaharáel mismojuicio. Estaexigenciade impersonalidades suficientepara garantizarque los juicios de valor resultantesde unaevaluaciónconsecuencialposicionalson morales.Un requistomásfuertede imparcialidades entoncesunaopciónde unateoría éticaespecíficaquerequierejustificación.

Por último, esta noción de razonescomoconsideracionesracionalesnos permitecontemplarunanoción de personamoral diferentea la quese extraedel utilitarismo y que, como señalamos,ha sido objeto tradicio-nal de críticay motor de la revisiónneoconsecuencialista.Ciertamente,ladefensade valoresneutralesbasadosen preferenciasobliga a pensarenlas personascomo simplesocasionesen las queciertos estadosmentalesocurreny, de ahí, considerarla dimensiónmoral como una esferaa laque le incumbenexclusivamenteestadosde cosasen el mundoy cuántoéstosmaximicenla apariciónde estadosmentalesdeseables.Se pierdeasíalgo que es esenciala la noción de personacomo agentemoral, a saber:que cuandodeseamosque algo suceda,no sólo es importante que talcosasuceda~sino que ese deseoes inseparabledel deseode que se pro-duzcacomoun resultadode nuestrodesearquesuceda.De ahí la impor-tanciaqueparala personamoral tiene su propia capacidadde obrarenel mundo y de ver realizadossus planes y objetivos. Este cuadromáscomplejo —queel queel utilitarismo consiente—de las razonesparalaacciónes el quepermitecomprenderel papelde la integridad,el respetopor las decisionesautónomas,las obligacionesespeciales.los compromi-sos,etc. Puestoquesólo estanoción de agentemoral da sentidoa las ac-cionesque se llevan a caboen relaciónconunaconcepción—máso me-noselaborada—quecadaagentemoral tienede lo que es unavida valio-sa.Cuandose entiendenasí las cosas,unócomprendela legitimidad dela crítica antiutiitaristaqueseñalaya seala incomprensiónde esta teoríaética hacia los distintos«modosde vida valiosos»(Hampshire).ya sea laviolación quelleva a cabodel principio fundamentalde la incomparabi-lidad (separateness)de las personas(Rawls.Richards),o bienla alienaciónque exige del sentidode integridady responsabilidadde las personas(Williams) 27

Lo quenos interesaseñalares quebajo la concepciónde las razonesparala accióncomo consideracionesracionalesla imagende la persona

27. Comprenderla legitimidad de estascríticasno es,naturalmente,aceptarcomocorrectassusfuentes.Mi opinión es quetodasaquellasteoríaséticasen quela impar-cialidad es un requisito de la moralidaddel juicio de valor producenuna imagenerróneadel agentemoral. Esto es verdaddel utilitarismo comoargumentansuscriti-cos; perotambiénde unabuenapartede lasteoriasdeéstos y. en particular.de :asdefiliación kantiana—comolasde Rawlsy Richards—.En estesentidocreoacertadalacritica de WILLIAM5. B. (1976h) que se dirige tanto al primero como a las segundas.fundadaenel hechode queambospuedendemandarde laspersonasquerenunciena los proyectosqueson el núcleoesencialde su identidadpersonal.

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como agentemoralque se siguees radicalmentediferentede la utilitaris-ta. Fundadaen la nociónde «razonesparapreferir»,permiteentenderlaconductaracional no como una actuaciónconsistentecon un ordena-miento de preferencias,sino comoel ejerciciode unacapacidadde consi-derary revisarlas preferenciasen ordena buscarrazonesquelas apoyeno las rechacen.Así la racionalidadno consisteprimariamenteen elegiradecuadamente—en una maxímízación—,sino en determinarnuestraspreferenciasde acuerdocon razonesqueconsideremospoderosas.En laperspectivaneoconsecuencialistaestas razonesno implican una apela-ción independientea normasdelo conecto.Porel contraríose tratadeape-lación a unanoción debondadmoralcapazde unificar en unasola pers-pectivael deseodel agentede quesucedalo mejorcomosu deseode quelo quesucedase origine de modo que él lo reconozcasin repugnanciacomosuyo.Así es posibledar un pesoimportantea la diversidadde con-cepcionesdel bienquepuedentenerlas personasy a su valor de agentesúnicose inconmensurables.Pero ello sin perderde vista que la conside-ración racional de las consecuenciasno es una forma encubiertade esta-blecerlímites absolutosa lo que se puedeconsiderarbueno2~. Los juiciosdc bondadmoral son el resultadode unaponderaciónpeculiarde valo-resreferidosal agentey valoresneutralesquerealiza un sujeto moral ca-paz de comprenderla importanciatanto de realizarlo correctocomo derealizarlo mejor.

Conclusiones

Mientrasquenuestropensamientomoral comúnparecefundamental-menteestructuradoen torno a razonesmoralesreferidasal agente,el uti-litarismo ha sostenidoque la validez moral de cualquierade estasrazo-nes sólo podría establecerseen relacióna razonesneutralescon respectoal agente.La tradición utilitarista y suscríticos compartenla idea de quees imposible un consecuencialismoreferido al agente.Nuestroobjetivoprimario, porconsiguiente,ha sido mostrarla posibilidadde una teoríaética de esascaracterísticas.Tal y como hemoscomprendidoesta cues-tión, dicha posibilidad dependede queseamoscapacesde realizardoscosas.

En primerlugar, hemosde mostrarque la neutralidadviene impuesta

28. En la discusiónsobrelas razonesparala acciónse suelepresentarla cuestiónde la universalizabilidadcomo si sólo hubierados caminos:el que lleva hacia unamoral heterónomaque funda las razonesen deseosy el que lleva haciauna moralautónomafundada en la capacidadautónomade la voluntad; cfr. DARwALL, 5. L.(1983)y O’NE¡LL. 0. (1985). La propuestaneoconsecuencialistaapuntala posibilidadde definir una teoria queno apel-acomoúltimo criterio de aceptabilidadmoral a loque se quieresin quepor ello tengaquerenunciara mantenerla prioridadde lo bue-no sobre lo correcto.

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por una interpretaciónmuy fuerte de la universalizabilidad.Esta inter-pretaciónpartede una idea simpley fácil de aceptar:los juicios moralesqueemite unapersonahande estarlibres de ciertasclasesde arbitrarie-dad que tienen su origen en que el juicio sea de esa persona.Hemossostenidoquesi desdeestaexigencianaturalde impersonalidadel utilita-rismo derivaunaexigenciamuy restrictivade imparcialidad.ello se debea la naturalezaqueatribuye a los juicios morales.Dadoqueen esta teo-ría los juicios moralesno son másque expresionesde preferencias,de-seos,actitudes,etc., la únicaforma de conseguirqueseancompletamenteimpersonaleses queseanimparciales.Granparte de la fortaleza de laposición utilitarista proviene de la demostraciónde que no se puedeaceptarla universalizabilidady al mismotiempono entenderlacomoim-parcialidad.Pero,creoquehemosconseguidohacerver quese puedease-gurar la universalizabilidadde juicios moralesno imparciales.Natural-mente,para ello ha sido necesarioabandonarla idea utilitarista de labondadmoral.

En la teoría neoconsecuencialistaen que nos apoyamoslos juiciosmoralessonsiempreposicionales.Así, la bondadmoralno es la satisfac-ción de la preferencia(universalizable)de alguienporquealgosucedaenlugar de otracosa;sino, de forma máscompleja,la preferenciade alguienpor quelas cosasquesucedanse realicende un determinadomodo(o nose realicende un determinadomodo). Estarelevanciade la «realización»de la acciónen el juicio moral es la quehaceinexcusablela referenciaal«alguien»queemite el juicio moral.En esta concepciónde la naturalezade la bondadmoral quedarecogidala idea de quela preferenciapor quesucedanbuenascosasno se ha de haceral margende la visión del eva-luador sobrelo queestámoralmentepermitido hacero no. A diferenciade los utilitarismos indirectos,esta teoría ética no subordinalas razonesreferidasal agentea las razonesneutrales,sino que es en la propia natu-ralezaplural de la bondadmoral dondeel evaluadorha de encontrarelbalanceadecuadoa su propiaposición de unasy otras.De estebalanceresultaráun juicio moral, si el juicio se ajustaa las restriccionespropiasde la impersonalidad:y. en estesentido,satisfarálas exigenciasde la no-ción de universalizabilidad—en las dos primerasinterpretacionesdeMackie. Pero,unavez concebidade estamaneraplural la bondadmoral,tratar de suprimir las característicasde la posicionalidadevaluativaim-poniendotambiénla imparcialidades ya algo difícil deentender.

La segundaclave de unateoría ética neoconsecuencialistaradica enla revisión de la noción de razonesparala acción del utilitarismo. Natu-ralmente,se podría insistir en que la noción de bondadmoral es máscompleja de lo queel utilitarismo supone.Perosi esa afirmaciónno hade quedarseen una mera observaciongratuita, ha de encontraralgúnfundamento.Los pilares profundosdel utilitarísmo se asientansobrelaidea de quesólo puedenconstituir razonesparala acciónde los deseos.Así, puestoque los juicios moralessonguías de accióno prescripciones;

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y puestoquelas razonesparala acciónson de naturalezano cognitiva.elutilitarismo sostieneque laúnicamanerade entenderunaguíadeaccióncomo razónparaactuares entendiéndolacomo la expresiónde una pre-ferencia.Desafiarestasideases desafiarteoríasfuertementeasentadasenel campoespeculativoy empíricode las cienciassocialesy, últimamente.ideascentralessobrelo que es el comportamientoracional. Pero el neo-consecuencialistatienequellevar a caboese desafíoparadefenderla na-turalezaposicionalde los juicios moralesy. finalmente.unanoción plu-ralista de bondadmoral.

En estetrabajono hemospretendidoproporcionarla teoría completadelas razonesparala acciónque el neoconsecuencialismorequiere—unatareaque de todos modos seráineludible—. Más modestamentehemostratadode mostrarque desafiara la teoría utilitarista no conducenece-sariamenteal fracaso,sugiriendoalgunaslíneaspor las quepodría dis-currir una teoría alternativa.La idea de «consideraciónracional»preten-de señalarel lugar de unadistinción fundamentalparanuestrocaso:ladistinciónentre la noción de «preferenciasquedan razones»y la nociónde «razonesparapreferir». Mientras queen la primerase prodaceunaidentificación entrerazonesy motivos, en la segundala razón aparececomo dotadade una inteligibilidad anterior que no pertenecepor dere-cho propio al motivo. Dicha razón habrá de ser una combinacióndeconsideracionessobrelo que son las mejoresconsecuenciasen un casodado y entre dichasconsideracionespuedenencontrarseelementoscog-nitivos evaluativos—pueséstaparecela naturalezade los valoresdeonto-lógicos—. Cuandodicha razónademásgenereun motivo paraactuar—

unapreferenciapor la accióny sus resultados—,entoncesestaremosenpresenciade una razóncapazde guiar nuestraconducta.

Con este esbozoes suficienteparapermitirnosseñalarque las prefe-renciaspor sí mismasno agotanel significadode losjuicios morales.Unjuicio moral siemprealudea unacombinacióncomplejade consideracio-nesentrelas queno sonlas menosimportanteslas queafectana la situa-ción del agentey a la posicióndel propio evaluadorcon respectoa ésteysu acción. La noción posicionaldc bondadmoral refleja esta realidadcompleja, al fundar su posibilidaden la idea de que la razón prácticamisma no se deja agotaren su fuerzamotivacional.

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