CONSAGRACIÓN Y PURIFICACIÓN DE LOS ELEMENTALES

CONSAGRACIÓN Y PURIFICACIÓN DE LOS ELEMENTALES

MEDICINA TRADICIONAL MEXICANA. ISELA MARTINEZ. I´X TLAZOLCUAUHTLI Página 1

LA CONSAGRACIÓN DE LOS CUATRO ELEMENTALES

“Todo cuanto hagamos en nuestra vida es un ritual y tiene un simbolismo muy personal y

cada uno le da el valor que tiene en su corazón, por ello es importante saber sumergirse,

en las profundidades de nuestro propio universo, conocerlo, comprenderlo, amarlo, aceptarlo,

respetarlo para así, sanarlo y entrar en armonía con cada elemento…”

Cada ser humano lleva en las profundidades del subconsciente gérmenes nocivos,

que siempre encuentran las condiciones propicias para crecer, dificultando así la existencia

Por eso, cuando un buscador quiere seguir avanzando en el camino de la Iluminación,

recibe la tarea de penetrar en las profundidades de su subconsciente,

y es con la ayuda del espíritu de cada elemento: de la tierra, del agua, del aire, del fuego,

que se deshace de esos parásitos.

Los quema con el corazón del fuego, los dispersa por medio del corazón del viento, los ahoga en el

corazón de la madre agua, y los absorbe la madrecita tierra.

Y es así como el guerrero se libera completamente de ellos y avanza en su camino.

En el Circulo de la Medicina es importante conocer cada elemento y trabajar con ello,

integrarlo a nuestro Ser, con pleno conocimiento y respeto.

En la vida todo tiene un ciclo y todo es circular y es así que para nosotros los pueblos originarios el

poder del Universo actúa siempre mediante círculos.

Una mujer y hombre medicina, saben que todo el poder y curación se recibe a través del círculo

sagrado donde se convocan todos los Elementales del Universo.

4 elementos, el corazón del cielo y corazón de la tierra y nuestro propio corazón. (7 Rumbos)

LO PRIMERO Y QUE NUNCA DEBEMOS OLVIDAR ES AGRADECER A CADA ELEMENTO, VENERAR Y

HONRAR A CADA MOMENTO. PERDIR PERMISO DE PORTARLO. TOMARLO CON AMOR Y RESPETO.



MADRE TIERRA. Tonantzin Tlalli. Es nuestra venerable madre, la madre naturaleza

a la que le debemos nuestro sustento en esta tierra. Tiene la propiedad de absorber todas las

impurezas;

es como un imán que atrae todo lo que es sucio e impuro, para transformarlo,

trasmutado, en su crisol alquímico.

En la ceremonia hay que meditar en cómo la tierra la toma y transforma toda la basura,

que se le arroja para devolverla bajo la forma de flores hermosas y de frutos que nos alimentan.

Hay que Orar en ese momento a la tierra y pedirle, como quien se dirige a su propia Madre,

que absorba todas las impurezas que nos atormentan, que acepte toda la basura acumulada,

y la transforme en algo útil y hermoso.

En el Tlalmanalli se representa como la miel el origen de la vida, las flores, las plantas, las semillas

sagradas con las que nos identificamos maíz de los 4 colores, cacao, piedras.



MADRE AGUA. La madre Atzintli que nos deja beber de sus venas para vivir y llevar el líquido vital a

nuestros cuerpos uniendo sus fuerza con el agua de los cielos y de la tierra que nos traen grandes

beneficios y está conectado con nuestra sangre que mueve nuestras emociones y pensamientos,

es muy profundo y algunos lo sienten, por el fuerte calor producido en el corazón,

como una sensación vaporosa y estremecedora que se acompaña con el canto.

En ese momento es muy importante y necesario concentrarse en la ceremonia

y en las necesidades de cada quien;

rezar intensamente, cuando más se reza, menos se siente el dolor,

el agua nos recuerda que todo en nuestra vida es ese fluir que nada se detiene,

y cuando se estanca se tiende a pudrir por mas cristalina que sea por lo que hay que incrementar la

voluntad

para hacer los cambios necesarios.



PADRE VIENTO. Ehécatl el aliento de vida, la fuerza que nos conecta con nuestro pensamiento y

nuestra palabra. Es la esencia de los elementos que nos ayuda a vivir como el Gran Espíritu quiere.

Aquí y Ahora con ese toque que regresas nuestro ser cuando se pierde.

Para el nativo el aire que nace de cada árbol, de cada rincón del universo,

y del calor del fuego, lo llama el Aliento del Abuelo, el soplo del Creador.

En ese momento de la Ceremonia,

hay que saber respirar, nutrir nuestras células, a través de cada respiración

estamos purificando nuestros pensamientos, nuestra palabra,

el aire nos ayuda a estar presentes en cada segundo de nuestra existencia.

Si uno se vuelve realmente puro, si se hace un buen trabajo

y se logra establecer conexión con lo sagrado, puede incluso que él,

Gran Espíritu envíe en ese momento una luz para resolver el problema y sanar el corazón.



PADRE FUEGO. Es el gran abuelo sagrado, huehuetéotl, que recibió la gracia proveniente de la serpiente de

fuego, llamada Xiuhtecuhtli, la gran puerta que permite la entrada a la fuerza de la sabiduría.

Representa el centro del universo vinculado de los 4 rumbos

con un límite del mundo físico y del mundo sutil al plano etérico.

Por lo tanto, por medio de este elemento es más fácil entrar en comunicación con el mundo Divino.

Todo lo inútil, las viejas ramas, todas la viejas costumbres y falsas creencias, miedos, etc.

hay que entregarlas al fuego; éste las devolverá bajo forma de luz, calor y de sustancias sutiles.

En el Tlalmanalli se representa con el popochcomitl (sahumerio)



LA CONSAGRACIÓN CON LOS VENERABLES ABUELOS ELEMENTALES

La purificación y consagración de los elementos es para unir la energía del que prestara su servicio y la esencia del elemento para que juntos unan su rezo, por lo que es muy importante llamarles antes de obtenerlos, soñarlos y pedir que lleguen los que tengan que llegar asus manos, pidan permiso para trabajar con ellos, díganles cual es el propósito de llevarlos con ustedes y van a sentir su aceptación desde el fondo de su corazón, si saben o tienen un péndulo también lo pueden hacer con esa técnica. Se presentan con cada uno de los elementos nuevos de manera individual con el nombre completo, o nombre de siembra y fecha de nacimiento para que empiece a conectarse corazón con corazón Durante 13 días se le reza a cada uno diario el tiempo que tú dispongas para ello, dejándolo cargar con su propia esencia, se le habla a su ser y se le agradece el haber llegado a nuestra vida en esta conciencia y se le pide reconozca nuestra esencia para poder sentirnos y así comunicarnos 1.- TLALLI. TIERRITA: La podemos representar con miel en un jarrito, plantas frescas o secas, con tabaco, cacao, maíz de los 4 colores se pone en un canasto o vasija y se deja en contacto con la tierra en una maceta, jardín o pasto cuidando de que no se moje, a la hora que se dispongas. Te presentas, agradeces su presencia, su ser y haces el rezo para que te escuche y la dejas descansar nuevamente en el lugar acordado, al otro día, vas a ella y haces lo mismo, y así durante 13 días. 2.- ATZINTLI. AGÜITA: En una vasija de barro se le coloca agua la cual se cambia todos los días, a la hora que se dispongas. Te presentas, agradeces su presencia, su ser y haces el rezo para que te escuche y la dejas nuevamente con agua, al otro día, vas a ella y haces lo mismo, y así durante 13 días. El agua se le cambia diario y puede ser purificada y te la puedes tomar porque al rezarle cambias su estructura celular y se convierte en medicina. Ella te ayudara a sanar tu corazón y los sentimientos que están perturbando tu vida. Después de consagrada se trabaja con su corazón azul (paliacate) y una pluma o flor fresca limpiando todo tu cuerpo, ser, pensamiento etc, y se da de beber un poco. Dicen las abuelas que cuando alguien no está dispuesto a escucharte, le llames y hables con esa persona haciendo eco en el cántaro para llegar a su corazón y le digas todo lo que se niega a escuchar. Todo con amor y respeto.



3.- ATECOCOLLI. VIENTO: Te darás a la tarea de conseguir un atecocolli, caracol, le hablaras y dirás cuál es tu intención de unir sus fuerzas y rezos para el bien común y de manera ceremonial, si te ha dado el permiso tendrás que checar que le corten y hagan una boquilla y tapar el respirador que es el orificio que tendrá en un costado. Haz la prueba para que confirmes que toque, la palabra atecocolli significa en idioma náhuatl nuestro abuelo del agua, y es el que nos conecta con el alma de los elementales y seres espirituales, es el que nos ayuda abrir las puertas de comunicación. El atecocolli se serena al aire libre y se toca todos los días durante 13 días. 4.- TETL. FUEGO. El fuego pasa por todos los elementos acompañando la consagración de cada uno en el siguiente orden. 13 días en la tierra, 13 días en agua, 13 días en viento, 13 días se prende. Como se muestra en la imagen cerrando el ciclo durante 52días.

Se coloca cada elemento en su propio corazón que será, un paliacate o tela doblada en 4, del color del rumbo que les corresponde y se dobla para que sea envuelto en él. Cuando se va a trabajar se desdobla a cada rumbo pidiendo permiso para ofrecer el servicio. Siempre encima de un Tlalmanalli que será el corazón (paliacate) principal de todos los elementos.



Color Rojo: Comienzo a tomar fuerza, va iniciando. Color Naranja: Que hay cosas para trabajar, pero no estará cansado. Color Amarillo: Guía a La luz Y da poder de transformación y abundancia

Tono Verde o Azul: Sanación espiritual. Remolino y Rojo: Está limpiando. Llama muy movida Está cortando.

LLEECCTTUURRAA DDEELL FFUUEEGGOO



EL HACER DEL SAHUMADOR.

Ser Sahumador o sahumadora es un privilegio que da la oportunidad de servir, con el propósito de brindar equilibrio a las personas, a los lugares y a ellos mismos.

Los Sahumadores elige un camino que será de continuo aprendizaje.

Las experiencias serán únicas y personales. A través del trabajo con los elementos, recibirá dones, beneficios y responsabilidades.

Se convierte en un guerrero y su incensario en el instrumento que le permitirá enfrentarse al conocimiento y la trascendencia de los límites impuestos en la vida cotidiana u ordinaria.

En el Hacer y saber del sahumador, un primer nivel se refiere a las formas, dicho de otra manera, al mundo de lo material, del tonal.

Es sencillo de transmitir y de experimentar. El siguiente nivel lleva a la apreciación de las manifestaciones sutiles del Espíritu.

Pedimos a quienes desean conocer las formas del sahumador, abran los ojos del corazón y liberen su mente de concepciones mecánicas y aprendidas.

El sahumar es una práctica mayormente reservada a las mujeres, aunque también la ejercen los hombres que deciden aprender a través de este camino.

El incensario representa el vientre que contendrá los carbones encendidos, ese fuego primordial, recibirá el incienso de copal y las diferentes hierbas medicinales y aromáticas.

Hay dos tipos de incensarios: el popochcomitl y el tlemaitl.

Se considera al popochcomitl como un recipiente femenino, por la forma de copa. Un vientre que se sostiene por el “cuello del útero” o base.

El tlemaitl (tetl, fuego y maitl, mano), está formado por el recipiente que contiene los carbones y una extensión que permite a la sahumadora sostenerlo. Su forma sugiere los dos principios: el femenino (depósito) y el masculino (extensión o mango para sostenerlo). De alguna manera simboliza la alianza de lo masculino y lo femenino, la integración de los “opuestos” que lleva a un fin sublime.

Desde el corazón del sahumador surgirá la intención, fluirá a través de su brazo derecho y terminará en el recipiente del tlemaitl en cuyo vientre arden las brasas, transformando el incienso en espirales de humo blanco y aromático.

El trabajo de la sahumadora y el sahumador se conoce a través de los diferentes códices, de estelas, de vestigios arqueológicos, de la tradición transmitida por generaciones.



Sahumar es una práctica ritual tanto en los lugares sagrados como en los hogares. La persona elegida se encargaba de ofrecer respeto y agradecimiento a las deidades, por medio del humo del copal.

Para los antiguos mexicas, el fuego se consideraba sagrado por los dones que les brindaba. La deidad del fuego: Xiuhtecutli, unificaba, purificaba, iluminaba los corazones y las ceremonias.

Cuando a un guerrero o guerrera se le entrega un fuego ese fuego Nuevo se llevaba a los hogares.

El Fuego Nuevo llega a la vivienda, la sahumadora encendía el tlemaitl, y con el humo del copal sahumaba la vivienda. Así agradecía a las deidades protectoras del lugar y de la familia que ahí habitaba. Cuando tomaban los alimentos, convidaban al fuego y le agradecían.

Al inicio y al finalizar cada día, se sahumaban las figuras de las deidades protectoras del hogar, representados en el altar de cada casa. Les mostraban su agradecimiento y les solicitaban los favores para el día siguiente. También se sahumaban los enseres del hogar y del trabajo.

El trabajo del sahumador era de suma importancia porque se convertía en un medio de comunicación con el Espíritu.

En otro nivel, el sahumador trasciende el hacer cotidiano y aprende a reconocer el lenguaje nacido de la fusión entre su corazón y su intención. Eso se expresa a través del incensario, con el fuego, con las esencias aromáticas y el lenguaje del movimiento y figuras de las volutas de humo, que serán como palabras blancas dibujadas en el aire.

Todo contiene un profundo significado, se convierte en una voz sutil que indica, sugiere, ordena, purifica, anima, defiende, protege.

El trabajo del sahumador inicia en el momento en el que coloca los carbones en el centro del tlemaitl y los enciende con los cuatro ocotes, cada uno orientado a las cuatro direcciones, solicitando a los cuatro Tezcatlipocas le permitan trabajar con impecabilidad y así lograr la conexión con el Espíritu.

En cuanto los carbones enrojecen, deja caer sobre ellos el copal, las hierbas aromáticas y alimentará el tlemaitl el tiempo que sea necesario. Las emanaciones son de paz, benevolencia, amor, purificación. Por esos motivos, armonizan y protegen.

El sahumador es quien recibe a la gente, irá al frente de todas las ceremonias porque es el encargado de preparar el camino, de limpiarlo. También purificará los lugares que se empleen, sahumará a cada una de las personas, por el frente y por la espalda.

Al finalizar la limpieza, cada persona le agradecerá y besará el tlemaitl en señal de gratitud y respeto. En la ceremonia del Temazcal, es su responsabilidad el sahumar el lugar, dentro y fuera del Temazcal, y a las personas.

Los movimientos de tlemaitl serán circulares para unir los cuatro rumbos. Lo elevará por encima de su cabeza y lo bajará en dirección a la Madre Tierra. Con los movimientos señala la unión y comunicación entre los rumbos, el cielo y la tierra. Entre el hacer de cada uno de los Tezcatlipocas y el ser humano.

El sahumador establece entonces un compromiso con la tradición y con el mismo. Su tlemaitl se convierte en un instrumento precioso porque, a través de él, eleva los rezos hasta el Espíritu, establece la comunicación, mantiene la armonía, equilibra.

Cuidará del tlemaitl y no permitirá que otros lo empleen puesto que es una extensión de el mismo, un portal entre el mundo visible o del tonal, y el mundo no visible o del nagual. Al finalizar su trabajo lo limpiará con un trocito de madera y devolverá a la tierra los residuos en los que se contienen las energías absorbidas por los carbones. Lo envolverá en un paleacate rojo resguardando la energia.

Así como en la danza el aire se representa con giros y vueltas, la tierra cuando se pisa con fuerza, el agua al zigzaguear y el fuego con brincos, el sahumador realizará los movimientos circulares, a manera de espiral, en forma de serpiente, o posando el tlemaitl en un punto dado, obedeciendo a una intención.



Será mediadora entre el cielo y la tierra, entre el espíritu y la materia, entre los seres vivos y los ya trascendidos. En un principio irá descubriendo paulatinamente la información, porque desde que es iniciado estará protegido por el Espíritu, cuando su intención de servir es genuina y libre de malas intenciones. Aprenderá a ver y a escuchar a través de su corazón y ayudará a sanar y liberar a otros de las energías mal calificadas.

Es un camino y partiendo de lo evidente, poco a poco se le revelará lo que las miradas cotidianas no pueden percibir. Es una senda de gran responsabilidad y enormes satisfacciones espirituales.

Para su iniciación, deberá conocer todos los aspectos relacionados con el Hacer y aceptar conscientemente el compromiso con su trabajo interno y externo como sahumador.

Deberá pedir permiso a la Madre Tierra Tonantzin, para hacer un agujero y enterrar ahí su tlemaitl, boca abajo. Desde el momento en que remueve la tierra, le solicitará que le otorgue la fuerza al incensario, para que pueda llevar a cabo su labor. Lo dejará enterrado durante 8 días. De nuevo pedirá permiso para extraerlo y lo lavará con cuidado. Lo bañará con agua bendecida o de manantial, dejando un tanto de agua hasta que se consuma o en su caso durante 5 días más.

Al finalizar la ceremonia de velación y al momento del amanecer, manifestará al Espíritu su intención de ser portadora del fuego y afirmará su compromiso.

Al llegar a una ceremonia, debe presentarse ante la persona que dirige y manifestar su deseo de participar. Al ser aceptada, pondrá la rodilla izquierda en el piso y esperará la indicación para ser sahumada.

Presentará sus respetos al altar y a los cuatro rumbos. Le será indicado el lugar que deberá ocupar en la ceremonia o para posar o “sentar” su tlemaitl o sahumador, siempre sobre un pañuelo o paliacate rojo.

En las ceremonias nocturnas su lugar estará junto al altar, o en donde se elabora la ofrenda. En el círculo de la danza, su sahumador deberá permanecer en el centro, colocado o “sentado” sobre el corazón. Dependiendo de quién dirige la ceremonia, recibirá indicaciones diferentes.

Con amor, humildad, mucho respeto y completa apertura, uno va descubriendo que, en cada lugar en cada ceremonia, y en cada situación, hay mucho que aprender.

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