conquistas lacustres tenochtitlan (1519-1521)

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44 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA CONQUISTAS LACUSTRES TENOCHTITLAN (1519-1521) T AYASAL (1525-1696) PABLO ESCALANTE GONZALBO LAGOS DEL VALLE DE MÉXICO Las escenas de la lucha en el lago, la aglomeración de heridos y muertos en los canales, han permanecido en la memoria colectiva como los episodios más dramáticos de la conquista de México. “Noche triste”. Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México y de su Conquista. REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO/ RAÍCES

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La laguna es inmensa, como un brazo de mar. Desdelejos, la isla mayor parece blanca, por estar cubiertade casas y templos. Sus habi-

tantes tienen fama de ser gente muyejercitada en la guerra, e infundentemor en los pueblos de las riberas,muchos de los cuales se identificancomo sus vasallos. Hoy el señor deaquella ciudad ha venido a recibira los visitantes en son de paz; leslleva comida, ofrece conducirlos através del lago, y obsequia a Cor-tés un sartal de caracoles colorados“que ellos tienen en mucho”.

El señor no se muestra hostil alos cristianos, incluso declara queya tenía noticia, por sus libros, deque ellos llegarían, y parece dis-puesto a colocar una cruz en algúnrecinto de la ciudad. Pero esta pa-rada ha sido sólo una escala en laexpedición al Golfo de Honduras.Así que no hay rito político ni re-ligioso que selle la amistad con Canek, señor de Taya-sal. (La isla donde se alojaba la ciudad de Tayasal des-

crita en las fuentes coloniales corresponde con la quehoy se denomina Flores, en el lago Petén Itzá. Allí pare-

ce haber estado la capital occiden-tal de los itzaes, pero hay indiciosde otra capital, acaso más impor-tante, hacia el oriente: la isla de To-poxté, en el lago Yaxhá.) Despuésde la visita, Cortés y sus hombresabandonan la isla y se alejan dellago Petén Itzá, sin dejar más ras-tro de su presencia que un caballoherido cuyo cuidado encomiendana Canek.

Años atrás, Cortés había sido re-cibido en Tenochtitlan con simila-res muestras de amistad: los mis-mos caracoles colorados, alimentosy buena disposición para hospe-darlo en la ciudad. En ambos casos,Cortés y sus hombres “fueron con-ducidos”, llevados de las orillas alinterior de la ciudad, y en ese solohecho ya se ponía de manifiesto la

ventaja defensiva de estas ciudades insulares; ambas ac-cesibles por vía navegable, y Tenochtitlan, además, como

44 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA CONQUISTAS LACUSTRES / 45

Este ensayo es unacercamiento a las

circunstancias lacustres de las ciudades capitales

de mexicas e itzaes, y un reconocimiento de la influencia que estas

circunstancias tuvieron enel tipo de aproximación y

conquista que los españolesrealizaron de ellas.

CONQUISTAS LACUSTRESTENOCHTITLAN (1519-1521)

TAYASAL (1525-1696)PABLO ESCALANTE GONZALBO

LAGOS DEL VALLE DE MÉXICO

Los españoles, superados en ocasiones por la defensa acuática de Tenochtitlan, pero fortalecidos al fin por sus embarcaciones. Al fondo, el español con escudo solar se enfrenta al indígena cuyo

vestido lleva el diseño de agua. Alegoría de la conquista en el Códice Azcatitlan, lám. XXV.

Las escenas de la lucha en el lago, laaglomeración de heridos y muertos en loscanales, han permanecido en la memoria

colectiva como los episodios más dramáticosde la conquista de México. “Noche triste”.

Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México y de su Conquista.

REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO/ RAÍCES

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La laguna es inmensa, como un brazo de mar. Desdelejos, la isla mayor parece blanca, por estar cubiertade casas y templos. Sus habi-

tantes tienen fama de ser gente muyejercitada en la guerra, e infundentemor en los pueblos de las riberas,muchos de los cuales se identificancomo sus vasallos. Hoy el señor deaquella ciudad ha venido a recibira los visitantes en son de paz; leslleva comida, ofrece conducirlos através del lago, y obsequia a Cor-tés un sartal de caracoles colorados“que ellos tienen en mucho”.

El señor no se muestra hostil alos cristianos, incluso declara queya tenía noticia, por sus libros, deque ellos llegarían, y parece dis-puesto a colocar una cruz en algúnrecinto de la ciudad. Pero esta pa-rada ha sido sólo una escala en laexpedición al Golfo de Honduras.Así que no hay rito político ni re-ligioso que selle la amistad con Canek, señor de Taya-sal. (La isla donde se alojaba la ciudad de Tayasal des-

crita en las fuentes coloniales corresponde con la quehoy se denomina Flores, en el lago Petén Itzá. Allí pare-

ce haber estado la capital occiden-tal de los itzaes, pero hay indiciosde otra capital, acaso más impor-tante, hacia el oriente: la isla de To-poxté, en el lago Yaxhá.) Despuésde la visita, Cortés y sus hombresabandonan la isla y se alejan dellago Petén Itzá, sin dejar más ras-tro de su presencia que un caballoherido cuyo cuidado encomiendana Canek.

Años atrás, Cortés había sido re-cibido en Tenochtitlan con simila-res muestras de amistad: los mis-mos caracoles colorados, alimentosy buena disposición para hospe-darlo en la ciudad. En ambos casos,Cortés y sus hombres “fueron con-ducidos”, llevados de las orillas alinterior de la ciudad, y en ese solohecho ya se ponía de manifiesto la

ventaja defensiva de estas ciudades insulares; ambas ac-cesibles por vía navegable, y Tenochtitlan, además, como

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Este ensayo es unacercamiento a las

circunstancias lacustres de las ciudades capitales

de mexicas e itzaes, y un reconocimiento de la influencia que estas

circunstancias tuvieron enel tipo de aproximación y

conquista que los españolesrealizaron de ellas.

CONQUISTAS LACUSTRESTENOCHTITLAN (1519-1521)

TAYASAL (1525-1696)PABLO ESCALANTE GONZALBO

LAGOS DEL VALLE DE MÉXICO

Los españoles, superados en ocasiones por la defensa acuática de Tenochtitlan, pero fortalecidos al fin por sus embarcaciones. Al fondo, el español con escudo solar se enfrenta al indígena cuyo

vestido lleva el diseño de agua. Alegoría de la conquista en el Códice Azcatitlan, lám. XXV.

Las escenas de la lucha en el lago, laaglomeración de heridos y muertos en loscanales, han permanecido en la memoria

colectiva como los episodios más dramáticosde la conquista de México. “Noche triste”.

Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México y de su Conquista.

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sabemos, por sus cuatro calzadasprincipales. Mientras se adentraba enTenochtitlan, Cortés no dejaba de per-cibir la astucia del emplazamientopara efectos defensivos, y pasa de laadmiración al nerviosismo al obser-var esos puentes de madera que sequitan y se ponen. En su arribo a Ta-yasal, seis años después, subido enuna piragua y rodeado de guerrerositzaes, parece bastante tranquilo; todosu afán está en llegar a la costa y cas-tigar a Olid, y no tiene ninguna am-bición puesta en este lago.

LAGUNA Y MARINEROS

La prisa que se da Cortés en mandarhacer cuatro bergantines, tan prontocomo llega a Tenochtitlan, nos hablade la rapidez con que comprendióque sólo podría controlar la situacióncon un ejército capaz de moverse porel agua. Estos primeros barcos fue-ron destruidos por los mexicas cuan-do se iniciaron las hostilidades, trasla matanza perpetrada por Alvarado,y por eso los españoles y sus aliadosse vieron obligados a huir por tierra,utilizando la calzada de Tacuba, conun resultado catastrófico.

Los acercamientos españoles a laisla de Tayasal, desde 1525 hasta 1696,tienen más de visitas diplomáticas quede verdaderos intentos de someti-miento, si bien hubo un par de oca-siones en que los indios atacaron a losadvenedizos. La visita de los frailesOrbita y Fuensalida, en 1618, conclu-yó con una amable despedida del se-ñor de los itzaes, quien declaró quetodavía no estaban listos para el cris-tianismo y puso a sus visitantes denuevo en la orilla del lago. Fray An-drés de Avendaño, en 1696, obtuvomejores resultados, pues logró bauti-zar a unos trescientos itzaes y ense-ñar algo de catecismo, gracias a subuen conocimiento del maya yucate-co, hasta que llegó el momento dedespedirse y volver a tierra firme. Lacondición insular de Tayasal y su en-torno selvático exigían algo más queentrevistas ocasionales para produciruna subordinación efectiva. En los me-ses posteriores a la visita de Avenda-ño, cuando el general Ursúa se pro-

CONQUISTAS LACUSTRES / 4746 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

El ejército español avanza de Cuauhtitlan a Tlacopan, para iniciar el sitio de Tenochtitlan. Códice Florentino, lib. XII, f. 54r.

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Códice Florentino, lib. XII, f. 56r. RE

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El pintor indígena se inspira en grabados de las grandes ciudades y puertos del mundo. Portada del libro de la conquista. Códice Florentino, lib. XII.

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Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, cap. LXXVII.

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Los barcos fueronfundamentales en la

estrategia de Cortés paratomar Tenochtitlan. En

las orillas de Tetzcoco seimprovisó el astillero y

con los barcos en el aguael avance sobre México

fue devastador. Laspiezas de artillería seoperaban desde los

barcos y demolían lasdefensas indígenas.

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sabemos, por sus cuatro calzadasprincipales. Mientras se adentraba enTenochtitlan, Cortés no dejaba de per-cibir la astucia del emplazamientopara efectos defensivos, y pasa de laadmiración al nerviosismo al obser-var esos puentes de madera que sequitan y se ponen. En su arribo a Ta-yasal, seis años después, subido enuna piragua y rodeado de guerrerositzaes, parece bastante tranquilo; todosu afán está en llegar a la costa y cas-tigar a Olid, y no tiene ninguna am-bición puesta en este lago.

LAGUNA Y MARINEROS

La prisa que se da Cortés en mandarhacer cuatro bergantines, tan prontocomo llega a Tenochtitlan, nos hablade la rapidez con que comprendióque sólo podría controlar la situacióncon un ejército capaz de moverse porel agua. Estos primeros barcos fue-ron destruidos por los mexicas cuan-do se iniciaron las hostilidades, trasla matanza perpetrada por Alvarado,y por eso los españoles y sus aliadosse vieron obligados a huir por tierra,utilizando la calzada de Tacuba, conun resultado catastrófico.

Los acercamientos españoles a laisla de Tayasal, desde 1525 hasta 1696,tienen más de visitas diplomáticas quede verdaderos intentos de someti-miento, si bien hubo un par de oca-siones en que los indios atacaron a losadvenedizos. La visita de los frailesOrbita y Fuensalida, en 1618, conclu-yó con una amable despedida del se-ñor de los itzaes, quien declaró quetodavía no estaban listos para el cris-tianismo y puso a sus visitantes denuevo en la orilla del lago. Fray An-drés de Avendaño, en 1696, obtuvomejores resultados, pues logró bauti-zar a unos trescientos itzaes y ense-ñar algo de catecismo, gracias a subuen conocimiento del maya yucate-co, hasta que llegó el momento dedespedirse y volver a tierra firme. Lacondición insular de Tayasal y su en-torno selvático exigían algo más queentrevistas ocasionales para produciruna subordinación efectiva. En los me-ses posteriores a la visita de Avenda-ño, cuando el general Ursúa se pro-

CONQUISTAS LACUSTRES / 4746 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

El ejército español avanza de Cuauhtitlan a Tlacopan, para iniciar el sitio de Tenochtitlan. Códice Florentino, lib. XII, f. 54r.

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El pintor indígena se inspira en grabados de las grandes ciudades y puertos del mundo. Portada del libro de la conquista. Códice Florentino, lib. XII.

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Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, cap. LXXVII.

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Los barcos fueronfundamentales en la

estrategia de Cortés paratomar Tenochtitlan. En

las orillas de Tetzcoco seimprovisó el astillero y

con los barcos en el aguael avance sobre México

fue devastador. Laspiezas de artillería seoperaban desde los

barcos y demolían lasdefensas indígenas.

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CABALLOS LACUSTRES

Es probable que la colocación de las cabezas de loscaballos en el tzompantli durante la guerra de Te-nochtitlan haya sido un dato conocido por los habi-tantes de la Nueva España en las décadas posterio-res; también es probable que haya sido del dominiopúblico la sorpresa e inquietud que, en general, tu-vieron los indígenas al ver por primera vez los ca-ballos de los españoles y a sus jinetes disparandosobre la montura. (López de Gómara difundía en suobra la sorpresa de los indios frente a los caballos,y la decapitación de algunas bestias durante el sitiode Tenochtitlan.) Lo cierto es que, cuando los pa-dres Orbita y Fuensalida visitaron la isla de Tayasal,en la segunda década del XVII, vieron en uno de lostemplos la escultura de lo que tomaron por un ca-ballo, sentado en sus ancas “y levantado sobre lasmanos”, y supieron que los indios lo adoraban conel nombre de Tzimin Chac. Orbita golpeó la escul-tura con bíblica furia y la destruyó parcialmente.Ocho décadas después, Avendaño vio la misma es-cultura y pudo observar, además, un hueso largo,como de caballo, guardado con esmero en una caja.Orbita y Fuensalida habían leído a López de Góma-ra y pensaron que se trataba de una imagen del ca-ballo que Cortés había encomendado a Canek. Aven-daño debía conocer ya la obra de Bernal Díaz y sinduda había leído a Cogolludo, quien aderezaba elrelato de Orbita y Fuensalida y afianzaba la leyen-da del caballo divinizado; influido por estas lectu-ras, quiso ver en el hueso una reliquia del caballoabandonado por el conquistador. Lo más probablees que ambos se hayan equivocado: aquella escul-tura debe haber sido la imagen de un tapir (un al-tar-tapir, como el de Kaminaljuyú), animal sagradopara los mayas, vinculado con el trueno por el fra-gor de su pataleo cuando huye de una amenaza (deahí el nombre Tzimin-Chac). Además, lo vieron sen-tado a la manera en que los tapires –y no los caba-llos– lo hacen, con las patas delanteras estiradas. Encuanto al hueso, debe haber sido un trofeo, puesera costumbre que quien lograba matar a un tapirconservara un pedazo del animal “para Memoria”,como dice Landa. El lago Petén Itzá y sus alrededo-res ofrecían al tapir, ágil nadador y buen buceador,el mejor hábitat del mundo.

Los caballos carecen de la agilidad nadadora delos tapires, y por eso cuando Cortés se aleja del lagoPetén Itzá se encuentra de pronto varado en un es-tero, con el agua hasta la cincha, y el caballo quie-to, sin saber que hacer.

___________________________Pablo Escalante Gonzalbo. Doctor en historia por la UNAM. Seinteresa especialmente por temas de historia de la cultura ehistoria del arte, y se ha ocupado de procesos que atañen alos grupos indígenas de la meseta central de México antes ydespués de la conquista. Es investigador de la UNAM.

CONQUISTAS LACUSTRES / 49

puso someter definitivamente a los itzaes, hizo lo mis-mo que Cortés había hecho casi dos siglos atrás: pusobarcos en la laguna, y en pocos días terminó con laindependencia del último señorío mesoamericano.

BATALLAR EN EL LODO

Los 12 bergantines empleados en el asedio final deTenochtitlan fueron una pieza clave del triunfo de Cortés. Sin estos tres factores desconocidos porlos mexicas: barcos, pólvora y viruela, la isla no ha-bría sido vencida como lo fue, y quizá habría sidoconquistada en otra fecha, por otro ejército. Pero losbarcos no resolvieron totalmente el problema de laaproximación a los bastiones indígenas; el avancedebía consolidarse por las calles y calzadas, y losmexicas las aprovecharon al máximo para su defen-sa. Los españoles arrojaban escombro para cegar loscanales y moverse con libertad, y durante la nochelos mexicas retiraban la obstrucción y dejaban nue-vamente abiertos los canales.

Poco antes de llegar a la plaza de Tlatelolco, laguarnición encabezada por Cortés cometió el errorde dejar sin cegar uno de los canales que cruzaron,pues iban confiados al ver que los mexicas se aleja-ban. Cuando los mexicas dieron media vuelta y em-pezaron a combatir, los españoles no tuvieron másremedio que retroceder, lo cual les llevó de regre-so al canal abierto, donde un solo puente pequeñoera insuficiente para permitir la retirada; los espa-ñoles y sus aliados cayeron en el agua fangosa. Al-gunos se ahogaron, otros fueron heridos y tomadosprisioneros; Cortés mismo fue capturado y sólo lo-gró salvarse gracias al sacrificio de Cristóbal de Oleaque acudió a socorrerle. Los mexicas capturaron enese zafarrancho a cincuenta y tres españoles y cua-tro caballos: los sacrificaron a todos y ensartaron suscabezas en un pequeño tzompantli improvisado so-bre un momoztli, tal como lo atestiguaron sus com-pañeros, entristecidos, unos días después.

48 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

Altar de piedra que representa a un tapir, animal sagrado para los mayas. Kaminaljuyú, Guatemala.

BASADO EN NAVARRETE, 1992. ILUSTRACIÓN DIGITAL: SAMARA VELAZQUEZ / RAÍCES

El lago Petén Itzá, defensa natural del antiguo reino de Tayasal.

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La reverencia que los mayas tenían por el tapir puede haber dado pie a la leyenda española de que adoraban al caballo. El agua es un medio predilecto del tapir, que en los lagos del Petén prehispánico debe haber sido especialmente abundante.

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Los mexicas extraen cadáveres de hombres y caballos de los canales de México después de la retirada de la “noche triste”. Códice Florentino, lib. XII, f. 45r.

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Con este dibujo, inspirado en un grabado de la batalla de Lepanto, el artista indígena recuerda la flota de 12 naves empleadas en

el asedio final de Tenochtitlan. Códice Florentino, lib. XII, f. 55r.

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Pequeño tzompantli con cabezas de españoles y de caballos. Códice Florentino, lib. XII, f. 68r.

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CABALLOS LACUSTRES

Es probable que la colocación de las cabezas de loscaballos en el tzompantli durante la guerra de Te-nochtitlan haya sido un dato conocido por los habi-tantes de la Nueva España en las décadas posterio-res; también es probable que haya sido del dominiopúblico la sorpresa e inquietud que, en general, tu-vieron los indígenas al ver por primera vez los ca-ballos de los españoles y a sus jinetes disparandosobre la montura. (López de Gómara difundía en suobra la sorpresa de los indios frente a los caballos,y la decapitación de algunas bestias durante el sitiode Tenochtitlan.) Lo cierto es que, cuando los pa-dres Orbita y Fuensalida visitaron la isla de Tayasal,en la segunda década del XVII, vieron en uno de lostemplos la escultura de lo que tomaron por un ca-ballo, sentado en sus ancas “y levantado sobre lasmanos”, y supieron que los indios lo adoraban conel nombre de Tzimin Chac. Orbita golpeó la escul-tura con bíblica furia y la destruyó parcialmente.Ocho décadas después, Avendaño vio la misma es-cultura y pudo observar, además, un hueso largo,como de caballo, guardado con esmero en una caja.Orbita y Fuensalida habían leído a López de Góma-ra y pensaron que se trataba de una imagen del ca-ballo que Cortés había encomendado a Canek. Aven-daño debía conocer ya la obra de Bernal Díaz y sinduda había leído a Cogolludo, quien aderezaba elrelato de Orbita y Fuensalida y afianzaba la leyen-da del caballo divinizado; influido por estas lectu-ras, quiso ver en el hueso una reliquia del caballoabandonado por el conquistador. Lo más probablees que ambos se hayan equivocado: aquella escul-tura debe haber sido la imagen de un tapir (un al-tar-tapir, como el de Kaminaljuyú), animal sagradopara los mayas, vinculado con el trueno por el fra-gor de su pataleo cuando huye de una amenaza (deahí el nombre Tzimin-Chac). Además, lo vieron sen-tado a la manera en que los tapires –y no los caba-llos– lo hacen, con las patas delanteras estiradas. Encuanto al hueso, debe haber sido un trofeo, puesera costumbre que quien lograba matar a un tapirconservara un pedazo del animal “para Memoria”,como dice Landa. El lago Petén Itzá y sus alrededo-res ofrecían al tapir, ágil nadador y buen buceador,el mejor hábitat del mundo.

Los caballos carecen de la agilidad nadadora delos tapires, y por eso cuando Cortés se aleja del lagoPetén Itzá se encuentra de pronto varado en un es-tero, con el agua hasta la cincha, y el caballo quie-to, sin saber que hacer.

___________________________Pablo Escalante Gonzalbo. Doctor en historia por la UNAM. Seinteresa especialmente por temas de historia de la cultura ehistoria del arte, y se ha ocupado de procesos que atañen alos grupos indígenas de la meseta central de México antes ydespués de la conquista. Es investigador de la UNAM.

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puso someter definitivamente a los itzaes, hizo lo mis-mo que Cortés había hecho casi dos siglos atrás: pusobarcos en la laguna, y en pocos días terminó con laindependencia del último señorío mesoamericano.

BATALLAR EN EL LODO

Los 12 bergantines empleados en el asedio final deTenochtitlan fueron una pieza clave del triunfo de Cortés. Sin estos tres factores desconocidos porlos mexicas: barcos, pólvora y viruela, la isla no ha-bría sido vencida como lo fue, y quizá habría sidoconquistada en otra fecha, por otro ejército. Pero losbarcos no resolvieron totalmente el problema de laaproximación a los bastiones indígenas; el avancedebía consolidarse por las calles y calzadas, y losmexicas las aprovecharon al máximo para su defen-sa. Los españoles arrojaban escombro para cegar loscanales y moverse con libertad, y durante la nochelos mexicas retiraban la obstrucción y dejaban nue-vamente abiertos los canales.

Poco antes de llegar a la plaza de Tlatelolco, laguarnición encabezada por Cortés cometió el errorde dejar sin cegar uno de los canales que cruzaron,pues iban confiados al ver que los mexicas se aleja-ban. Cuando los mexicas dieron media vuelta y em-pezaron a combatir, los españoles no tuvieron másremedio que retroceder, lo cual les llevó de regre-so al canal abierto, donde un solo puente pequeñoera insuficiente para permitir la retirada; los espa-ñoles y sus aliados cayeron en el agua fangosa. Al-gunos se ahogaron, otros fueron heridos y tomadosprisioneros; Cortés mismo fue capturado y sólo lo-gró salvarse gracias al sacrificio de Cristóbal de Oleaque acudió a socorrerle. Los mexicas capturaron enese zafarrancho a cincuenta y tres españoles y cua-tro caballos: los sacrificaron a todos y ensartaron suscabezas en un pequeño tzompantli improvisado so-bre un momoztli, tal como lo atestiguaron sus com-pañeros, entristecidos, unos días después.

48 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

Altar de piedra que representa a un tapir, animal sagrado para los mayas. Kaminaljuyú, Guatemala.

BASADO EN NAVARRETE, 1992. ILUSTRACIÓN DIGITAL: SAMARA VELAZQUEZ / RAÍCES

El lago Petén Itzá, defensa natural del antiguo reino de Tayasal.

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La reverencia que los mayas tenían por el tapir puede haber dado pie a la leyenda española de que adoraban al caballo. El agua es un medio predilecto del tapir, que en los lagos del Petén prehispánico debe haber sido especialmente abundante.

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Los mexicas extraen cadáveres de hombres y caballos de los canales de México después de la retirada de la “noche triste”. Códice Florentino, lib. XII, f. 45r.

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Con este dibujo, inspirado en un grabado de la batalla de Lepanto, el artista indígena recuerda la flota de 12 naves empleadas en

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Pequeño tzompantli con cabezas de españoles y de caballos. Códice Florentino, lib. XII, f. 68r.

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