Vincent admiró las luces de la consola como si fuera la primera vez, espero con ansia, con entusiasmo, con un poco de miedo, como sucedia cada vez que estaba a punto de iniciar la transmisión de todos los días, habían pasado ya más de catorce años desde la primera vez pero aun sentía esa mezcla de sentimientos, pocas cosas le producían semejante emoción, sólo las calidas notas de hacer el amor se podían equiparar. ni siquiera esa época en que el high de la cocaína parecía llenar todo su mundo y sus necesidades se sentía tan bien como cuando decía las palabras que abrían cada noche su espacio, se imaginaba las ondas magnetcias esaprciendose como las que produciría un guijarro cayendo en un estanque, uno no podía saber si la ola producida terminaría formando un maremoto o simplemente morirían aplastadas contra una roca, una fuerza imparable chocando contra un objeto inamovible. Miro a Richard a través del cristal, levantando 5 dedos, 4…3…2…

“Buenas noches costa oeste! Con ustedes Vincent la voz de la noche, recordándoles que sin ustedes, no soy nada. Nos encontramos transmitiendo en esta noche helada, a sólo dos días de navidad, y me permito recordarles que no importa el regalo, sino la intención… sobre todo si dicha intención cuesta más de 1000 dolares en Tiffany’s. Pero hablando en serio, no olviden que es una excelente época para corregir cualquier error, por más grande que parezca, no hay nada que suavice mas el corazón que sentarse junto a la chimenea con nuestras personas más amadas a compartir las dichas y desgracias de un año que está a punto de terminar. Si ya lo sé me estoy volviendo un viejo sentimental, pero a mis 38 años creo que ya empiezo a tener derecho. Hoy tenemos la primera nevada de la temporada, una temporada particularmente cálida, supongo que los locos del calentamineto global deben estar encantandos por tener más pruebas con las cuales arruinar cualquier parrilada a la que sean invitados, no es que vayamos a tener ninguna parrillada pronto, el servicio meteorológico de Washington ha pronosticado más de 25 centimetros de nieve para las próximas horas, así que abríguense, saquen juegos de mesa y prepárense para una blanca navidad, como la que hacia sentir nostalgia a BIng Cosby, con ustedes “White Christmas”, abracen a su amor, y… disfrútenla.”

Un ominoso click puso fin a su participación por el momento mientras por los parlantes sonaba la calida y gruesa voz de Cosby, llorando por una blanca navidad que en California jamás llegaría, Vincent se reclinó sobre su asiento, cerró los ojos y se sintió bastante en paz consigo mismo, por 3 minutos olvidó las ansias de aspirar un poco de coca, no lo había vuelto a hacer en 8 años, pero hay ciertos hábitos que son difíciles de olvidar, olvidó a Catherine, su ultima ex esposa (la tercera para ser exactos) sólo estaban él, Cosby, y los recuerdos de su infancia. Se regocijó recordando como había comenzado todo, con un pequeño espacio en una radiodifusora aun más pequeña, que poco a poco fue convirtiéndose en la más escuchada en el área metropolitana de Washington, su espacio se convirtió en un éxito, al menos dentro del horario de 11 de la noche a 2 de la mañana, 14 años ininterrumpidos y no parecía que fuera a salir pronto del aire.

Cosby dio el ultimo acorde, de nuevo Richard con los dedos levantados, contando los segundos para volver al aire…

“ Y eso señores es lo que yo llamo belleza, lllamenme amargado pero ya no se hace música como la de antes, odio formar parte de la america corporativa, queridos radioescuchas, pero de algún modo tengo que pagar a mi abogado para que pueda seguirme robando, vamos a cortes comerciales, en un momento volvemos”

- Que tal Rich, aun tengo la chispa?- Hermano – la voz algo nasal pero siempre entusiasta de Richard sonaba como un huracan

a través de los parlantes de la cabina- Con esa chispa podrías volver a incendiar Roma- Tomaré eso como un cumplido - Siempre contarás conmigo para mostrarte lo loco estás, anciano, ahora prepárate viene tu

parte favorita…

Vincent suspiró, la única parte que no le agradaba sobre su trabajo eran las llamadas de los radioescuchas, suponía que lo que en realidad le molestaba era la falta de variedad, siempre era algún chico enamorado dedicando una canción a la mujer que ocuparía para siempre su corazón… o al menos hasta que alguien con mejores piernas apareciera, tres divorcios no hacen más que volverte un cínico…

“ Buenas noches Seattle, estamos de vuelta con más música y opiniones incendarias por parte de Vincent, demostrando que no solo soy una cara bonita, pero antes de eso pasemos a mi parte favorita de la noche, escucharlos a ustedes, pasemos a la primera llamada de la noche. Si está al aire siendo escuchado por toda la costa oeste así que más vale que lo que tenga que decir sea jodidamente bueno…

Por los audífonos de Vincent se escuchó sólo silencio por un par de segundos, un silencio que casi se podía palpar, un silencio extrañamente perturbador, aunque al principio no pudo definir porque lo erá, tarde un segundo más en descubrir que no era un silencio total, se escuchaba una respiración agitada.

- ALo!!! Hay alguien ahí – dijo Vincent recuperando la compostura. Más silencio solamente interrumpido por la agitada respiración. – Venga hombre, que el tiempo es dinero y no estamos precisamente nadando en una piscina de dólares.

Vincent estuvo a punto de cortar la llamada, se sentía irritado, siempre ocurría eso cuando tenía que tomar llamadas del público, pero esto era la afrenta máxima, acerco la mano al botón que terminaría la llamada cuando la agitada voz dejó paso a una voz aguda, rayando en la histeria.

- No! Por amor de dios! No corté! Tengo poco tiempo… pronto sabrán que estoy llamando, n-n-n-no tengo d-demasiado tiempo, cada segundo que pasa se acercan más a su objetivo, por todo lo que más aprecie no corte la llamada!

La voz subía y bajaba de tono, el hombre tartamudeaba, Vincent reconoció que el jamás se había sentido tan asustado como aparentaba estar aquel pobre desgraciado, acompañando a la voz del extraño se escuchaba de fondo el ululante sonido del viento, aullando como las sirenas de los cuentos, no aquellas doncellas hermosas de Disney, sino como las terribles historias de los

marineros del siglo XV, aquellos monstruos informes que sólo deseaban la destrucción de cualquier pobre alma que osara posarse en su camino.

-Tranquilo hombre! No puede estar tan mal la situación, dime cual es tu nombre? De donde nos llamas? – Vincent sonaba tranquilo, sin embargo podía sentir cada célula de su cuerpo en alarma total, en ocasiones había escuchado historias sobre gente que se encontraba en situaciones extremas y recordaba como los noticieros mencionaban que el pánico se apoderaba de ellos como el virus de la gripe más contagioso del mundo, ahora comprendía como era esto posible, si tan solo escuchando aquella voz suplicante el sentía una ansiedad terrible, podía fácilmente entender como ante un incendia habría gente que olvidaría incluso como operar un simple extintor.

- E-e-el nombre no importa lo importante es saber, saber es verlo… no puedes verlos si no sabes de ellos…. N-no hay manera de verlos si nadie te habla de ellos.

Vincent, se sintió de nuevo irritado, esta vez no por la conversación en si, ni siquiera contra aquel pobre loco que probablemente se había inyectado más droga de la habitual, esta vez estaba irritado consigo mismo por permitir que esta conversación lo estuviera afectado, y aun más irritado porque tenía curiosidad

- Tienes que decirme más, apuesto a que la gente que nos escucha esatrá muy interesada en cualquier cosa que tengas que contarnos. Un silencio total interrumpido solamente por el viento y por lo que parecían sollozos.

- Lo… lo siento mucho, no sé por donde empezar… no te culpo si piensas que estoy loco… hasta hace un par de semanas yo también creería lo mismo – el hombre empezó a sollozar, Vincent estaba cada vez más estupefacto, este tipo de cosas solo pasaban en películas tipo B, no en la vida real.- Mi nombre es Albert- el hombre había recuperado un poco la compostura sin embargo aun se escuchaba aterrorizado, se podía sentir su miedo aun através de lo impersonal de la línea telefónica