Conocer Desde El Sur

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5 EN BÚSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRÍTICO Conocer desde el Sur Para una cultura política emancipatoria Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales • UNMSM Programa de Estudios sobre Democracia y Transformación Global Boaventura de Sousa Santos

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Epistemologia; Dialogos sur-sur

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5EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOConocer desde el SurPara una cultura poltica emancipatoriaFondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales UNMSMPrograma de Estudios sobre Democracia y Transformacin GlobalBoaventura de Sousa Santos6CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAConocer desde el SurParaunaculturapolticaemancipatoriaPrimera edicinLima, julio de 2006 Boaventura de Sousa Santos Programa de Estudios sobre Democracia y Transformacin GlobalJr.DanielOlaechea175,JessMara,LimaTelfonos:(51)(1)2432199/(51)(1)4517193www.democraciaglobal.orge-mail:[email protected] Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales / Unidad de Post GradoCiudadUniversitaria,Av.Venezuelas/nTelfono:6197000Anexo:4003www.sociales.unmsm.edu.pee-mail:[email protected] de la edicin: Ral Huerta BayesFoto de portada: Diario La RepblicaISBN: 9972-834-17-4Hecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per: 2006-6149Impreso en PerPrinted in Peru7EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOCONTENIDOPresentacin 11Prefacio 13PARTE1EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOCAPTULO1Por qu se ha vuelto tan difcil construir una teora crtica? 17El problema 17Las posibles causas 21Hacia una teora crtica posmoderna 26Conclusin 33CAPTULO2De lo posmoderno a lo poscolonial, y ms all de ambos 35CAPTULO3Hacia una sociologa de las ausencias yuna sociologa de las emergencias 65Introduccin 651. Crtica de la razn metonmica 70Laecologadelossaberes 78Laecologadelastemporalidades 79Laecologadelosreconocimientos 80Laecologadelastrans-escalas 81Laecologadelaproductividad 812. Crtica de la razn prolptica 833. El campo de la sociologa de las ausencias yde la sociologa de las emergencias 88Experienciasdeconocimientos 888CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAExperienciasdedesarrollo,trabajoyproduccin 89Experienciasdereconocimiento 89Experienciasdedemocracia 89Experienciasdecomunicacineinformacin 904. De las ausencias y de las emergencias al trabajo de traduccin 905. Condiciones y procedimientos de traduccin 97Qutraducir? 98Entrequtraducir? 100Cundotraducir? 101Quintraduce? 102Cmotraducir? 1026. Conclusin: Para qu traducir? 103PARTE2FUNDAMENTOS PARA UNA NUEVA TEORA POLTICACAPTULO4El fin de los descubrimientos imperiales 117Descubrimiento de lugares 117Oriente 118El salvaje 122La naturaleza 125Los lugares fuera de lugar 126CAPTULO5La cada del Angelus Novus: ms all dela ecuacin moderna entre races y opciones 129LaparboladelAngelusNovus 131Races y opciones 132El fin de la ecuacin 138Un futuro para el pasado 144Conclusin 154CAPTULO6Nuestra Amrica: La formulacin de un nuevo paradigmasubalterno de reconocimiento y redistribucin 159El siglo de Europa y Amrica 159Sobre las globalizaciones contrahegemnicas 1649EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOEl siglo americano de Nuestra Amrica 171El ethos barroco: prolegmeno a un nuevo derecho cosmopolita 177La contrahegemona en el siglo XX 188Las posibilidades contrahegemnicas para el siglo XXI 192Hacia los nuevos manifiestos 194Lademocraciaparticipativa 195Sistemasalternativosdeproduccin 196Ciudadanasyjusticiasmulticulturalesemancipadoras 196Labiodiversidad,lacompetenciaentreconocimientosylosderechosdepropiedadintelectual 198Unnuevointernacionalismolaboral 198Conclusin: de qu lado ests, Ariel? 200PARTE3UNA DEMOCRACIA DE ALTA INTENSIDADCAPTULO7La reinvencin solidaria y participativa del Estado 211La reforma del Estado 211La crisis del reformismo 215La primera fase: el Estado irreformable 216La segunda fase: el Estado reformable 218Eltercersector 219La reforma del Estado y el tercer sector 232CAPTULO8Reinventar la democracia 243El contrato social de la modernidad 243La crisis del contrato social 249El surgimiento del fascismo social 259Sociabilidades alternativas 264El redescubrimiento democrtico del trabajo 267El Estado como novsimo movimiento social 272Publicaciones de Boaventura de Sousa Santos 281Programa de Estudios sobre Democracia y Transformacin Global 28510CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIA11EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOPRESENTACINLa Unidad de Post Grado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Uni-versidad Nacional Mayor de San Marcos se complace en presentar el libroConocerdesdeelSurdeBoaventuradeSousaSantos,queinauguralacoleccin Transformacin Global como una contribucin al debate del de-sarrollodeunpensamientoemergenteen AmricaLatina,ydemaneraespecial en el Per.La coleccin Transformacin Global busca difundir estudios que seanrelevantes para Amrica Latina, en el camino de constituir un espacio con-tinentaldereflexinterica.Esunacoleccinqueintentarmostrarlariqueza multicultural de los pases de la regin como uno de los factorescentrales de su desarrollo. La coleccin aspira a ser una posibilidad quepermita integrar el mundo acadmico de los pases de Amrica Latina, tanseparados actualmente por la hegemona del eurocentrismo. En particular,la coleccin divulgar el fecundo trabajo realizado en las ltimas dcadaspor pensadores e investigadores comprometidos con el esfuerzo de gestaruna teora emergente y en sus posibilidades emancipadoras, que no solorecoja la crtica al paradigma positivista, sino que, fundamentalmente, en-cuentre sus races en nuestras propias circunstancias y exprese la comple-jidad de las realidades de nuestros pases, en un perodo de rpidos cam-bios socioculturales para Amrica Latina.Precisamente, el libro de Boaventura de Sousa expresa con toda niti-dez la naturaleza de la coleccin que iniciamos. El autor seala que losfundamentosdelconocimientoen AmricaLatinaseencuentranenunproceso de revisin profunda, que se basan en un cuestionamiento de lapropia subjetividad positivista moderna, desatada como parte de la muta-cin de todo un perodo histrico: aquel asociado a la modernidad europea,cuyo agotamiento envuelve tambin los principios epistemolgicos que sus-tentaron el modelo de conocimiento impuesto en todo el mundo desde elsiglo XVI. Subraya la bsqueda de una forma distinta de conocimiento, cen-tradaenunadinmicaenteramentenuevadeconocer,dereencuentroyreapropiacin de los saberes mltiples de Amrica Latina, que de alguna12CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAforma originaron la utopa de una racionalidad liberadora y representa unode los retos mayores de esta parte del continente a inicios del siglo XXI.El libro que ofrecemos tiene un alcance que excede a los mismos mar-cos de la coleccin, desarrolla un paradigma propio que no supone aislarsedesde Amrica Latina, al contrario, requiere ser parte del proceso de acu-mulacindeconocimientoscontemporneos,deperspectivastericasglobales y es comn que el trabajo traspase fronteras geogrficas de in-vestigacionesrealizadasendiferentespartesdelmundo(Mozambique,Sudfrica, Brasil, Colombia, India y Portugal) que posibilitan la construc-cin de una creatividad singular. Este es uno de los aportes principales dellibro, nos muestra que la particularidad Amrica Latina solo puede enten-derse dentro de una referencia terica general, en una concepcin sistmicamundial.Por otro lado, el libro merece ser ledo porque muestra a Boaventurade Sousa como uno de los cientficos sociales ms creativos de nuestrotiempo. El autor no solamente ofrece una perspectiva terica social muyoriginal sino, esencialmente, traza una conexin profunda con la prcticapoltica, Boaventura es uno de los intelectuales ms prominentes en el de-bate coetneo de propuestas a un orden mundial alternativo y uno de losprincipales organizadores del Foro Social Mundial.Finalmente, queremos agradecer al Programa de Democracia y Trans-formacin Global de la Unidad de Post-Grado de la Facultad de CienciasSociales de la UNMSM por la coordinacin del libro, que sin duda por suoriginalidadypropuestastericasyprcticasposibilitaravanzarenellaberinto de Amrica Latina.DR. JULIOMEJANAVARRETEDIRECTORDELAUNIDADDEPOST-GRADOFACULTADDECIENCIASSOCIALES13EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOPREFACIOEs casi imposible pensar en un autor ms apropiado que Boaventura deSousa Santos para inaugurar la nueva coleccin transdisciplinaria de librosTransformacin Global. Los textos de Boaventura abarcan mltiples di-mensiones de los cambios en el sistema-mundo capitalista que queremosexplorar en esta coleccin.Su obra escrita es en s una contribucin fundamental a la reflexincrticasobreelmundo.ElpapeldeBoaventuraenlosdebatesactualessobre las transformaciones sociales tiene, sin embargo, tambin otra di-mensin. Como activo participante en varios espacios en los que los movi-mientos sociales estn construyendo proyectos transformadores, Boaven-tura nunca ha quedado en una torre de marfil acadmica. En particular,cabe destacar su rol como uno de los intelectuales orgnicos ms impor-tantes del Foro Social Mundial.Los que hemos tenido el privilegio de escuchar varias de sus interven-ciones en foros organizados en diferentes partes del mundo no podemossino admirar su energa y espritu participativo. En un evento reciente or-ganizado en Caracas dio muestra de su vocacin democrtica cuando senegatomarlapalabrahastaqueentrequieneshablarananteshubieseuna paridad de gnero. Para reflexionar sobre los principios democrticos, la actitud retadorade Boaventura es una inspiracin constante. De un lado, hace una crticademoledora a conceptos de la democracia que no tienen en cuenta la ne-cesidad de democratizar jerarquas tales como de clase, etnia, raza, gnerouorientacinsexual.Delotro,sucrticavamsalldeposicionesquesimplemente sealan la multiplicidad de formas de dominacin y aboganpor una tolerancia mutua entre diferentes identidades.Una de sus contribuciones ms fundamentales es habernos enseadolas posibilidades de la traduccin entre diferentes saberes y prcticas. Lateora de la traduccin, en el sentido especfico de Boaventura, nos ayudaa construir una inteligibilidad mutua entre diferentes luchas e identidades.Uno de los desafos principales para movimientos contestatarios en espa-14CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAcios como el Foro Social Mundial es la bsqueda de articulaciones entrediferentes tipos de movimientos, y la teora de la traduccin desarrolladapor Boaventura permite identificar un terreno comn para esta tarea.Noesfcilencasillarnitericanipolticamenteaunpensadortanmultifactico como Boaventura. Tiene, sin embargo, una frase que sinteti-za bien el horizonte emancipador de su obra: Democracia sin fin para queel capitalismo tenga fin? En las izquierdas histricas, muchas veces se haaceptado con una facilidad lamentable la idea de que democracia es algontimamente ligado al capitalismo. Con voces como la de Boaventura, es-peramos que las contradicciones entre las lgicas capitalistas y democrti-cas sean cada vez ms evidentes.Entre los pensadores que abogan por la radicalidad de la democracia, odemocracia radical, uno de los rasgos distintivos de Boaventura es su cos-mopolitismo. Mientras una buena parte de quienes han teorizado democra-cia radical basan sus ideas en experiencias del mundo europeo o nor-atln-tico,Boaventuraanalizaprocesossocialestambinenlasperiferiasdelmundo. A travs de su teora de la traduccin ayuda a articular varios tiposde relaciones y entendimientos Norte-Sur y Sur-Sur. Por ejemplo, Boaven-tura ha trazado puentes entre el concepto occidental de derechos huma-nos, el concepto de Uma en el islam, el Dharma en el hinduismo y la armo-na csmica de la madre tierra de los indgenas en las Amricas. Sin caeren un relativismo cultural, ha ofrecido herramientas valiosas para construirconceptos multiculturales de los derechos humanos. En un breve prefacio sera imposible abarcar todos los temas centralesde la obra de Boaventura. Sin ms, les invito a la lectura de su libro, auspi-ciado por la Unidad de Post Grado de Ciencias Sociales de la UniversidadNacional Mayor de San Marcos, cuya publicacin es un gran honor para elPrograma de Estudios sobre Democracia y Transformacin Global.DR. TEIVO TEIVAINENDIRECTORDELPROGRAMADEESTUDIOSSOBREDEMOCRACIAYTRANSFORMACINGLOBAL15EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOPARTE 1En bsqueda de un nuevoparadigma crtico16CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIA17EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOCAPTULO1PORQUSEHAVUELTOTANDIFCILCONSTRUIRUNATEORACRTICA?Quizs hoy ms que nunca los problemas ms importantes de cada una delas ciencias sociales, lejos de ser especficos, coinciden con aquellos que lasciencias sociales afrontan en general. Incluso algunos de estos problemasson tambin caractersticos de las ciencias naturales, lo cual me lleva a pen-sar que son sntomas de una crisis general del paradigma de la ciencia mo-derna. En este captulo examinar un problema que puede ser formuladomediante la siguiente pregunta: por qu se ha vuelto tan difcil construir unateora crtica? Este es un interrogante que la sociologa comparte con el restode las ciencias sociales. Como primera medida formular el problema e iden-tificar los factores que contribuyeron a que fuera particularmente impor-tanteduranteladcadadelos90.Posteriormentesugeriralgunaspistaspara la solucin de este problema. Asimismo, a lo largo de estos prrafosexpondr en detalle lo que entiendo por posmodernismo de oposicin. Enresumen y como analizo en otro lugar (2002b), al desarrollar la distincinentre posmodernismo celebratorio y posmodernismo de oposicin, el con-traste al que me refiero es aqul entre, de un lado, las teoras posmodernasque,alcentrarseenladeconstruccinylaexaltacindelacontingencia,abandonanlatareadepensaralternativasaloquesecriticaestoes,elposmodernismo celebratorio que yo identifico con trabajos tales como losde Derrida y Baudrillard y, de otro lado, las teoras posmodernas que tomanla crtica de la modernidad como punto de partida para la construccin dealternativas epistemolgicas y polticas, esto es, el posmodernismo de oposi-cin propuesto en este captulo.ElproblemaEl problema ms desconcertante que afrontan las ciencias sociales hoy dapuede ser formulado de la siguiente manera: si a comienzos del siglo XXIvivimos en un mundo en donde hay mucho para ser criticado, por qu se18CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAha vuelto tan difcil producir una teora crtica? Por teora crtica entien-do aquella que no reduce la realidad a lo que existe. La realidad, comoquiera que se la conciba, es considerada por la teora crtica como un cam-po de posibilidades, siendo precisamente la tarea de la teora crtica definiry ponderar el grado de variacin que existe ms all de lo empricamentedado. El anlisis crtico de lo que existe reposa sobre el presupuesto de quelos hechos de la realidad no agotan las posibilidades de la existencia, y que,por lo tanto, tambin hay alternativas capaces de superar aquello que re-sulta criticable en lo que existe. El malestar, la indignacin y el inconfor-mismo frente a lo que existe sirven de fuente de inspiracin para teorizarsobre el modo de superar tal estado de cosas.Lassituacionesocondicionesqueprovocanennosotrosmalestar,indignacin e inconformismo parecen no ser excepcionales en el mundoactual. Basta recordar que las grandes promesas de la modernidad anestn por ser cumplidas, o que su cumplimiento ha terminado por precipi-tarefectosperversos.Lapromesadelaigualdadresultaseruncasodiciente. Los pases capitalistas desarrollados, que abrigan al 21% de lapoblacin mundial, controlan el 78% de la produccin de bienes y servi-cios, y consumen el 75% de toda la energa generada. Los trabajadoresdelossectorestextilyenergticoenelTercerMundogananenunaproporcin veinte veces menor en comparacin con los trabajadores deEuropa y Norteamrica, realizando el mismo tipo de trabajo y alcanzan-do el mismo nivel de productividad. Desde que la crisis de la deuda emergia principios de la dcada de los 80, los pases deudores del Tercer Mundohan venido contribuyendo a la riqueza de los pases desarrollados en tr-minos de liquidez, pagndoles anualmente un promedio de 30 billones dedlares ms de lo que ellos a su vez reciben por concepto de los nuevosprstamos. En el mismo perodo los alimentos disponibles en el TercerMundo decrecieron alrededor del 30%. No obstante, el rea de cultivode soya del Brasil, por s sola, bastara para alimentar a ms de 40 millo-nes de personas si en su lugar fueran sembradas plantaciones de frijolesy maz. Asimismo, en el siglo XX murieron de hambre ms personas queen cualquier otro siglo, y el abismo entre los pases ricos y los pobres escada vez ms amplio.La promesa de la libertad tampoco ha sido satisfecha. Las violacionesalosderechoshumanosenpasesqueformalmentevivenenpazyendemocracia han alcanzado proporciones alarmantes. Solo en la India, 15millones de nios trabajan bajo condiciones de esclavitud (se trata de losnios esclavos trabajadores); la violencia policial y penitenciaria en Brasil19EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOy Venezuela es inaudita; los conflictos raciales en el Reino Unido casi hanllegado a triplicarse entre 1989 y 1996. La violencia sexual en contra de lasmujeres, la prostitucin infantil, los nios de la calle, millares de vctimaspor causa de las minas antipersonales, la discriminacin en contra de losadictos a las drogas, de los homosexuales y de los enfermos de sida, losjuicios a civiles por parte de jueces sin rostro en Colombia y en Per, lalimpieza tnica y el chauvinismo religioso son algunas de las manifestacio-nes propias de la dispora de la libertad, algunos de los eventos a travs delos cuales la libertad ha sido entorpecida o simplemente denegada.En cuanto a la promesa de paz perpetua que Kant formul de un modotan elocuente, mientras que en el siglo XVIII murieron 4,4 millones de per-sonas en 68 guerras, en el siglo XX murieron alrededor de 99 millones en237 guerras. Entre los siglos XVIII y XX la poblacin mundial se multiplicpor 3,6, mientras las bajas en combate se multiplicaron por 22,4. Luego dela cada del muro de Berln y del final de la Guerra Fra, la paz que varioscreyeron al fin asequible se convirti en un espejismo cruel en vista delincremento de conflictos entre los Estados y al interior de los mismos.La promesa de la dominacin de la naturaleza se llev a cabo de unamaneraperversaaldestruirlanaturalezamismaygenerarlacrisisecolgica. Basta citar dos ejemplos. En los ltimos 50 aos el mundo haperdido alrededor de una tercera parte de su reserva forestal. A pesar deque las selvas y los bosques tropicales proveen el 42% de biodiversidad yde oxgeno, 242.820 hectreas de reserva forestal mexicana han sido des-truidas cada ao. Hoy da las empresas multinacionales tienen el derechode talar rboles en 12 millones de acres de la selva amaznica. La sequay la escasez de agua son los problemas que ms afectarn a los pases delTercerMundoenlaprimeradcadadelsigloXXI.Deigualforma,unaquinta parte de la humanidad no podr obtener agua potable.Esta breve enumeracin de problemas que nos causan indignacin einconformidad debera bastar no solo para hacernos cuestionar crticamentela naturaleza y la condicin moral de nuestra sociedad, sino tambin paraemprender una bsqueda de alternativas de respuestas, tericamente sus-tentadas, a tales interrogantes. Estos cuestionamientos e indagaciones siem-pre haban constituido la base sobre la cual reposaba la teora crtica mo-derna.Nadiehadefinidolateoracrticamodernadeunamaneramsadecuada que Max Horkheimer. La teora crtica moderna es, sobre todo,una teora epistemolgicamente fundada en la necesidad de superar el dua-lismo burgus entre el cientfico individual como creador autnomo de co-nocimiento y la totalidad de la actividad social que lo rodea. Horkheimer20CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAanota: La razn no se puede convertir en algo transparente a s misma,mientras que el ser humano acte como miembro de un organismo quecarece de razn (Horkheimer, 1972: 208). La irracionalidad de la socie-dad moderna reside en el hecho de que dicha sociedad ha sido producto deuna voluntad particular, la del capitalismo, y no de una voluntad general,una voluntad mancomunada y consciente de s misma (Horkheimer, 1972,208). De esta manera, la teora crtica no acepta los conceptos de bue-no, til, apropiado, productivo o valioso, tal y como son entendi-dos por el orden social existente, y se rehsa a concebirlos como presu-puestos no cientficos sobre los cuales no se puede hacer nada. La acep-tacin crtica de las categoras que gobiernan la vida social simultnea-mente contiene su reprobacin (Horkheimer, 1972: 208). Por esto es quela identificacin del pensamiento crtico con la sociedad donde est insertosiempre ha estado llena de tensiones.La teora crtica moderna ha tomado del anlisis histrico las metas alas que se debe orientar la actividad humana, y en particular se ha trazadola idea de una organizacin social razonable capaz de satisfacer las nece-sidades de la comunidad como un todo. Dichas metas, aun cuando inhe-rentes al quehacer humano, no son correctamente comprendidas por lossujetos ni la mente comn (Horkheimer, 1972: 213). La lucha para logrardichas metas es intrnseca a la teora, por lo cual la primera consecuenciade la teora que reclama una transformacin de la sociedad como un todoes la intensificacin de la lucha con la que la teora se encuentra vincula-da (Horkheimer, 1972: 219).Resulta obvia la influencia de Marx en la nocin de Horkheimer sobrela teora crtica moderna. De hecho, el marxismo se constituy en el pilarfundamental de la sociologa crtica del siglo XX. Aun as, la sociologacrtica tambin le debi sus cimientos a la influencia que tuvo del romanti-cismo del siglo XVIII, del utopismo del siglo XIX y del pragmatismo norte-americano del siglo XX. As, en esta tendencia tuvieron lugar mltiples orien-taciones tericas, tales como el estructuralismo, el existencialismo, el psi-coanlisis y la fenomenologa, siendo sus conos analticos ms destacados,quizs, nociones como clase, conflicto, elite, alienacin, dominacin, explo-tacin, imperialismo, racismo, sexismo, dependencia, sistema mundial yteologa de la liberacin.El hecho de que estos conceptos y sus configuraciones tericas seantodava parte del trabajo de los socilogos y de los diferentes expertos enciencias sociales, nos podra llevar a pensar que an hoy da hacer teorasocial crtica resulta tan fcil o tan factible como lo era antes. Pero consi-21EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOdero que no es as. En primer lugar, varios de estos conceptos dejaron detener la centralidad de que gozaban antes, o han sido reelaborados o mati-zados de tal forma que de hecho han perdido gran parte de su poder crti-co. En segundo lugar, la sociologa convencional, tanto en su versin posi-tivista como antipositivista, hizo todo lo necesario para que se convirtieraen algo aceptable el asumir una postura crtica frente a la sociologa crticacomo remedio para superar la crisis de la sociologa misma. En el caso delasociologapositivista,estacrticareposenlaideadequeelrigormetodolgico y la utilidad social de la sociologa presupona que ella debaconcentrarse en el anlisis de lo que existe y no en el diseo de alternativasfrente a la realidad existente. En el caso de la sociologa antipositivista, lacrtica se bas en la idea de que los cientficos sociales no podan imponersus propias preferencias normativas, ya que carecan de un punto de vistaprivilegiado que les permitiera hacerlo.En consecuencia, el interrogante que siempre ha servido como puntode partida para la teora crtica de qu lado est usted?, para unos seconvirti en una pregunta ilegtima, para otros en algo irrelevante, e inclusopara algunos otros en una duda que simplemente no tena respuesta. Algu-nos, al considerar que no tienen que explicitar de qu lado estn, han cesa-do de preocuparse sobre dicho interrogante y han criticado a aquellos queslohacen;aotros,quizslasgeneracionesmsjvenesdecientficossociales, les gustara responder esta pregunta y por lo tanto tomar partidoal respecto, pero han constatado, en ocasiones con angustia, la aparentecreciente dificultad de identificar posiciones alternativas concretas frentea las cuales sera imperativo escoger de qu lado se est. Ellos tambinson los ms afectados por el problema que aqu constituye mi punto departida: por qu, si hay mucho para criticar tal vez ms que nunca an-tes, resulta tan difcil construir una teora crtica?LasposiblescausasEnloquesigueidentificaralgunosdelosfactoresque,amiparecer,constituyen las causas que hacen que el construir una teora crtica sea unalabor difcil. Siguiendo la posicin de Horkheimer arriba reseada, la teoracrtica moderna concibe la sociedad como una totalidad y, por lo tanto, supropuesta se ha configurado como una alternativa total frente a la socie-dad existente. La teora marxista es el ejemplo ms claro al respecto. Aunas, la nocin de la sociedad como una totalidad es una construccin socialcomo cualquiera otra. Solo se diferencia de las construcciones rivales por22CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAlas premisas que le sirven de cimiento: una forma de conocimiento que, pors misma, es total (o absoluta), se erige como una condicin para compren-der la totalidad de una manera adecuada; un principio nico de transforma-cin social y un nico actor colectivo son capaces de lograr dicha transfor-macin; un contexto poltico institucional bien definido permite el plantea-miento de las luchas consideradas necesarias de emprender a la luz de losobjetivos nsitos en dicho contexto. Las crticas a estos presupuestos yahan sido hechas y no es mi intencin repetirlas. Lo nico que pretendo esexplicar el lugar en el que terminamos con ese tipo de crticas.El conocimiento totalizador es el conocimiento del orden sobre el caos.Al respecto, lo que distingue a la sociologa funcionalista de la sociologamarxista es el hecho de que la primera se encuentra orientada al orden dela regulacin social, mientras que la segunda dirige su atencin al orden dela emancipacin social. Al comienzo del siglo XXI tenemos que afrontaruna realidad de desorden, tanto en la regulacin social como en la emanci-pacin social. Hacemos parte de sociedades que son autoritarias y libertariasal mismo tiempo.El ltimo gran intento de producir una teora moderna crtica fue el deFoucault, quien justamente se preocup por estudiar las particularidadesdel conocimiento totalizador de la modernidad, a saber, la ciencia moderna.En contrava con las opiniones actuales, considero que Foucault es un cr-tico moderno, no posmoderno. Paradjicamente, l representa tanto el cl-max como el colapso de la teora crtica moderna. Al llevar hasta sus lti-mas consecuencias el poder disciplinario del panptico erigido por la cien-cia moderna, Foucault demuestra que, en este rgimen de la verdad, noexiste ningn escape emancipatorio frente al mismo, ya que la resistenciamisma se ha convertido en un poder disciplinario y, por lo tanto, en un modode opresin aceptada, internalizada.El gran mrito de Foucault radica en haber mostrado las opacidades ylos silencios producidos por la ciencia moderna y, por lo tanto, en haberledado credibilidad a la tarea de buscar regmenes de la verdad alternati-vos, de identificar otras formas de conocimiento que han resultado margi-nadas, suprimidas y desacreditadas por la ciencia moderna. Hoy da vivi-mos en un escenario multicultural, en un lugar que constantemente apela auna hermenutica de la sospecha frente a totalidades o universalismos quese presumen a s mismos como tales. No obstante, el multiculturalismo haflorecido en los estudios culturales, en aquellas configuraciones transdisci-plinarias en las que convergen las diferentes ciencias sociales, as como enlos anlisis literarios, en donde el conocimiento crtico el feminismo, el23EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOantisexismo, el antirracismo, el conocimiento poscolonial est siendo cons-tantementegenerado1.Elprincipioelementaldelatransfiguracinsocialquesubyacealateora crtica moderna reposa en la idea de un futuro socialista ineludible, elcual es generado por el desarrollo constante de las fuerzas productivas ypor las luchas de clase mediante las cuales se expresa. A diferencia de loquehabaocurridoenlastransicionesprevias,estavezlamayoralaclase trabajadora, y no una minora, sera la protagonista del proceso en elcual se lograra superar la sociedad capitalista. Como lo mencion, la so-ciologa crtica moderna ha interpretado este principio con una gran liber-tad y en ocasiones lo ha complementado mediante revisiones profundas.En este punto la teora crtica moderna comparte con la sociologa conven-cional dos aspectos importantes. De una parte, la nocin de agentes hist-ricos se corresponde perfectamente con la dualidad de estructura y accinque subyace a toda sociologa. De otra parte, ambas tradiciones sociolgi-cas tenan la misma nocin de las relaciones que ocurran entre la natura-leza y la sociedad, y asimismo ambas conceban la industrializacin comola partera del desarrollo.Por tanto, no resulta sorprendente que la crisis de la teora crtica moder-na haya sido comnmente confundida con la crisis de la sociologa en gene-ral. Nuestra posicin al respecto puede ser resumida de la siguiente manera.En primer trmino, no existe un principio nico de transformacin social;incluso aquellos que continan creyendo en un futuro socialista lo concibencomo un futuro posible que compite con otro tipo de alternativas futuras.Asimismo, no existen agentes histricos ni tampoco una forma nica de do-minacin. Los rostros de la dominacin y de la opresin son mltiples, ymuchos de ellos, como por ejemplo la dominacin patriarcal, han sido irres-ponsablementepasadosporaltoporlateoracrticamoderna.Noesunacasualidad que en el ltimo par de dcadas haya sido la sociologa feministala que ha generado la mejor teora crtica. Si los rostros de la dominacin sonmltiples, tambin deben ser diversas las formas y los agentes de resistenciaa ellos. Ante la ausencia de un principio nico, no resulta posible reunir todotipo de resistencia y a todos los agentes all involucrados bajo la gida de unagran teora comn. Ms que una teora comn, lo que se requiere es unateora de la traduccin capaz de hacer mutuamente inteligibles las diferentes1 Enotraocasinheespecificadolascondicionesquedebereunirunaconcepcinemancipa-toriayprogresistademulticulturalismoenelcampodelosderechoshumanos(Santos,2002a).24CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAluchas, permitiendo de esta manera que los actores colectivos se expresensobre las opresiones a las que hacen resistencia y las aspiraciones que losmovilizan. En segundo trmino, la industrializacin no es el motor del progre-so ni tampoco la partera del desarrollo. De una parte, la industrializacinpresupone una concepcin retrgrada de la naturaleza, ya que desconoce larelacin entre la degradacin de la naturaleza y la degradacin de la socie-dadprotegidapordichanaturaleza.Deotraparte,paralasdosterceraspartes de la humanidad la industrializacin no ha representado desarrolloalguno. Si por desarrollo se entiende el crecimiento de la economa y de lariqueza de los pases menos desarrollados para que se puedan acercar a losniveles propios de los pases desarrollados, resulta fcil demostrar cmo di-cha meta no ha sido ms que un espejismo, ya que, como lo mencion arriba,el margen de desigualdad entre los pases ricos y pobres no ha cesado decrecer.Sipordesarrolloseentiendeelcrecimientodelaeconomaparagarantizarle a la poblacin una mejor calidad de vida, hoy da resulta sencillocomprobar que el bienestar de la poblacin no depende tanto de la cantidadde riqueza, sino de su debida distribucin. Ya que hoy en da el fracaso delespejismodeldesarrollosehacecadavezmsobvio,quizsenlugardebuscar modelos alternativos de desarrollo ha llegado el momento de crearalternativas al desarrollo mismo. Incluso el trmino Tercer Mundo cadavez tiene menos sentido, y no solo porque el trmino Segundo Mundo yano tenga un referente en la realidad.Enestesentido,lacrisisdelateoracrticamodernahaacarreadoalgunas consecuencias perturbadoras. Por mucho tiempo las alternativascientficas tambin fueron alternativas polticas de manera inequvoca. Lasmismas eran identificadas mediante conos analticos distintivos que vol-van una tarea fcil el diferenciar los campos polticos y sus contradiccio-nes. Pero la crisis de la teora crtica moderna tambin precipit la crisis dela diferenciacin a travs de dichos conos. As, los mismos conos empe-zaron a ser compartidos por campos polticos opuestos, cuyo antagonismoya haba sido previamente demarcado con exactitud, o, de manera alterna-tiva, fueron creados conos hbridos que incluan de modo eclctico diver-sos elementos de los diferentes campos. As, el cono de la oposicin capi-talismo/socialismo fue reemplazado por el cono de la sociedad industrial;luego, por el de la sociedad posindustrial y al final por aquel de la sociedadinformtica. La oposicin entre el imperialismo y la modernizacin fue gra-dualmente sustituida por el concepto intrnsecamente hbrido de la globali-zacin. La oposicin revolucin/democracia fue drsticamente suplida porlos conceptos de ajuste estructural y del Consenso de Washington, al igual25EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOque por conceptos hbridos como la participacin o el desarrollo sostenible.Mediante este tipo de poltica semntica los diferentes campos cesaron detenerunnombreyunainsigniay,porlotanto,dejarondeserengranmedida mbitos diferenciables. Aqu radica la dificultad de aquellos que, sibien desean tomar partido, encuentran bastante complicado identificar loscampos entre los cuales debe ser escogido el lado del que se est.La falta de definicin o de determinacin de la postura del adversario odel enemigo se ha constituido como el correlato de la dificultad de identifi-carlosdiversoscampos,unsndromequesehavistoreforzadoporeldescubrimiento de la multiplicidad de las opresiones, de las resistencias yde los agentes arriba mencionados. A principios del siglo XIX, cuando losluditas estropearon las mquinas que consideraban les estaban robando sutrabajo, hubiera sido fcil mostrarles que el enemigo no eran las mquinassino aquel que tena el poder para comprarlas o utilizarlas. Hoy da la opa-cidad del enemigo o del adversario es mucho mayor. Detrs del enemigomscercanosiempreparecehaberotroms. Adems,quienquieraqueest detrs puede estar a la vez al frente. Como quiera que sea, el espaciovirtual perfectamente puede constituirse en la metfora de esta indetermi-nacin: la pantalla del frente puede ser, del mismo modo, la pantalla queestdetrs.En resumen, las dificultades actuales para construir una teora crticapueden ser formuladas de la siguiente manera. Debido a que las promesasde la modernidad no fueron cumplidas, se han convertido en problemaspara los cuales no parece existir solucin. Mientras tanto, las condicionesque precipitaron la crisis de la teora crtica moderna an no se han consti-tuido en las condiciones para superar la crisis. Aqu radica la complejidadde nuestra postura de transicin, la cual puede ser precisada as: estamosenfrentando diversos problemas modernos para los cuales no existen solu-ciones modernas. De acuerdo con una posicin, que podra ser denomina-da posmodernismo celebratorio, el hecho de que no existan solucionesmodernas indica que probablemente no hay problemas modernos, o que enrealidad no hay promesas modernas. As, lo que existe debe ser aceptadoy elogiado. Segn la otra postura, que he denominado como la posmoder-nidad inquietante o de oposicin, se asume que existe una disyuncin en-tre los problemas de la modernidad y las posibles soluciones de la posmo-dernidad, la cual debe ser convertida en punto de partida para afrontar losdesafos derivados del intento de construir una teora crtica posmoderna.Esta ltima posicin es mi postura que, en trminos muy generales, enun-ciar en las siguientes lneas.26CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAHaciaunateoracrticaposmodernaUno de los fracasos de la teora crtica moderna fue no haber reconocidoque la razn que critica no puede ser la misma que la razn que piensa, queconstruye y que legitima aquello que resulta criticable. As como no existe unconocimiento en general, tampoco existe una ignorancia en general. Lo queignoramos siempre constituye una ignorancia respecto de una determinadaforma de conocimiento; y lo que sabemos es siempre un conocimiento enrelacin con una determinada forma de ignorancia. Cada acto de conoci-miento es una trayectoria que va desde el punto A, el cual designamos comoignorancia, hasta el punto B, que designamos como conocimiento.Dentro del proyecto de la modernidad podemos diferenciar dos formasde conocimiento. De una parte, el conocimiento como regulacin, cuyo pun-to de ignorancia es denominado caos y cuyo punto de conocimiento es llama-do orden. De la otra, el conocimiento como emancipacin, cuyo punto deignorancia es llamado colonialismo y cuyo punto de conocimiento es denomi-nado solidaridad2. Aun cuando ambas formas de conocimiento se encuen-tran inscritas en la matriz de la modernidad eurocntrica, la verdad es que elconocimiento como regulacin acab predominando sobre el conocimientocomo emancipacin. Este resultado se deriv del modo en el que la cienciamoderna se convirti en una instancia hegemnica y por lo tanto instituciona-lizada. As, la teora crtica moderna, aun cuando reclamaba ser una formade conocimiento como emancipacin, al desatender la tarea de elaborar unacrtica epistemolgica a la ciencia moderna, rpidamente empez a conver-tirse en una forma de conocimiento como regulacin.Por el contrario, en una teora crtica posmoderna, toda forma de cono-cimiento crtico debe comenzar por ser una crtica al conocimiento mismo.En la fase de transicin paradigmtica en que nos encontramos, la teoracrtica posmoderna est siendo construida sobre los cimientos de una tradi-cin moderna marginada y epistemolgicamente desacreditada, a saber, laque he llamado conocimiento como emancipacin. Bajo esta forma de co-nocimiento la ignorancia es entendida como colonialismo. El colonialismoes la concepcin que ve al otro como objeto, no como sujeto. De acuerdocon esta forma de conocimiento, conocer es reconocer al otro como sujetode conocimiento, es progresar en el sentido de elevar al otro del estatus deobjeto al estatus de sujeto. Esta forma de conocimiento como reconoci-miento es la que denomino solidaridad.2 HedesarrolladoestadistincinengrandetalleenSantos1995y2000.27EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOPero estamos tan acostumbrados a concebir el conocimiento como unprincipio de orden sobre las cosas y las personas, que encontramos difcilimaginar una forma de conocimiento que pueda desarrollarse con base enun principio de solidaridad. No obstante, esta dificultad es un reto que debeser encarado. Luego de saber lo que ocurri con las alternativas propues-tasporlateoracrticamoderna,nodebemoscontentarnosconpensarmeramente sobre alternativas. Lo que se requiere es una forma alternativade pensar alternativas.Lo que entiendo por conocimiento como emancipacin puede volversems claro si, a la manera de un experimento mental, volvemos a los orge-nes de la ciencia moderna. En los albores de la ciencia moderna en el sigloXVII, la coexistencia de la regulacin y de la emancipacin en el centro dela empresa del avance del conocimiento resultaba ntida. El nuevo conoci-miento de la naturaleza esto es, la superacin del caos amenazante de losprocesos naturales sobre los cuales an no se tena dominio, mediante unprincipio de orden lo suficientemente apropiado como para lograr dominar-los no tena un propsito diferente que el de liberar a los seres humanosde las cadenas de todo lo que previamente haba sido considerado comonatural: Dios, la tradicin, las costumbres, la comunidad, los rangos. As, lasociedad liberal emergi como una sociedad de sujetos libres e iguales,homogneamente equipados con la libertad para decidir sobre sus propiosdestinos. El carcter emancipatorio de este nuevo paradigma social radicaen el principio bastante amplio de reconocimiento del otro como igual, re-conocimiento recproco que no es en nada distinto al moderno principio desolidaridad. En tanto la ciencia moderna avanz en su regulacin sobre lanaturaleza, tambin fue promoviendo la emancipacin del ser humano. Peroeste crculo virtuoso estaba cargado de tensiones y contradicciones. Paraempezar, qu se entenda por naturaleza y qu por ser humano era de pors problemtico y objeto de debate. Visto desde nuestra perspectiva actual,lanaturalezaenesostiemposinicialeseraconcebidacomounanocinmuchomsamplia,queincluapartesquehoydapodramosentenderinsertas dentro de lo que llamamos ser humano: los esclavos, los indge-nas, las mujeres, los nios. Estos grupos no fueron incluidos dentro delcrculo de reciprocidad mencionado porque eran considerados naturaleza,o al menos su lugar era concebido como ms cercano a la naturaleza, encomparacin con el lugar del ser humano, de acuerdo con el concepto quese presuma era el adecuado sobre el mismo. Conocer dichos grupos noeranadadiferentearegularlos,aalinearsucomportamientocaticoeirracional de acuerdo con el principio del orden.28CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAAsimismo, la sociedad liberal que para entonces estaba emergiendo eratambin una sociedad de mercado, una sociedad capitalista. En esta socie-dad los poderes de los sujetos se basan en obtener un acceso suficiente a latierra o en la acumulacin de capital de trabajo, esto es, en la capacidad paraacceder a los medios de produccin. Si los medios de produccin se encuen-tran concentrados en las manos de unos pocos, aquel que no tenga acceso aellos deber pagar un precio para obtenerlos. Como Macpherson lo seala:Si alguien puede tener cierto acceso pero debe pagar por ello, enton-ces sus poderes se reducirn en proporcin a la suma que tuvo que cederparalograrhacerseadichoaccesonecesario.Estaesexactamentelasituacin en la que la mayora de seres humanos se encuentran, y en la quenecesariamente se hallan insertos dentro de una sociedad de mercado ca-pitalista. Bajo los dictados de este sistema, ellos deben aceptar una trans-ferencia neta de parte de sus poderes en favor de aquellos que detentanlos medios de produccin. (Macpherson, 1982: 43)Esta transferencia neta de poder, uno de los rasgos estructurales de lasociedad liberal capitalista, se convirti en una de las fuentes de conflicto.En efecto, plante un problema de orden ya que los conflictos terminabancausando caos, as como uno de solidaridad, ya que grandes porciones dela poblacin se vieron privadas de una reciprocidad efectiva y por lo tantode un reconocimiento como seres libres e iguales. No obstante, cuando lasciencias sociales comenzaron su proceso de institucionalizacin en el sigloXIX, al tema del orden se le concedi mayor atencin que al tpico de lasolidaridad. As, los trabajadores se convirtieron en una clase peligrosa,susceptible de estallar a travs de comportamientos irracionales. El cono-cimiento de la naturaleza haba entonces facilitado el modelo para el cono-cimiento de la sociedad y, as, el conocimiento en general se convirti enconocimiento como regulacin.Miinsistenciaenlanecesidaddereinventarelconocimientocomoemancipacin implica una revisin de los principios de solidaridad y delorden. En cuanto al principio de solidaridad, lo concibo como el principiorector y como el producto siempre incompleto del conocimiento y de laaccin normativa. En efecto, el conocimiento en cierto punto se convierteenunapreguntaticaporque,yaquenoexisteunaticauniversal,noexiste un conocimiento universal. Existen diversos tipos de conocimientos,diferentes maneras de conocer. Se debe emprender una bsqueda de lasdiferentes alternativas de conocimiento y de accin, tanto en aquellos es-cenariosendondehansufridounasupresinqueresultamsobviaderastrear, como en aquellos en donde se las han arreglado para subsistir, as29EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOsea de una forma desacreditada o marginal. No importa en cul de estosescenarios se emprenda la bsqueda, lo cierto es que la misma debe desa-rrollarse en el Sur, entendiendo por Sur la metfora con la que identifico elsufrimientoquehapadecidoelserhumanobajoelsistemacapitalistaglobalizado (Santos, 1995: 506). El cientfico social no debe diluir su identi-dad en la de activista pero tampoco construirla sin relacin con el activismo.En cuanto al principio del orden, el conocimiento como emancipacinpuede superar la nocin de orden bajo una hermenutica de la sospecha yreinterpretar el caos, ya no como una forma de ignorancia, sino como unaforma de conocimiento. Esta revaloracin se encuentra guiada por la ne-cesidad de reducir la discrepancia existente entre la capacidad para actuary la capacidad para predecir, engendrada por la ciencia moderna bajo elropaje del conocimiento como regulacin. El caos nos invita a una prcti-ca que insiste en los efectos inmediatos, y asimismo nos advierte sobre losefectosalargoplazo:setratadeunaformadeaccinqueprivilegialaproduccin de conexiones transparentes, localizadas, entre las acciones ysus consecuencias. Esto es, el caos nos invita a la creacin de un conoci-miento prudente (Santos, 1995: 26). La adopcin del conocimiento comoemancipacin tiene tres implicaciones para las ciencias sociales en generaly para la sociologa en particular.La primera de ellas puede ser formulada de la siguiente manera: delmonoculturalismo hacia el multiculturalismo. Ya que la solidaridad es unaforma de conocimiento que es adquirida mediante el reconocimiento delotro, el otro puede ser conocido solo si se le acepta como un creador deconocimiento. De esta manera, todo tipo de conocimiento como emancipa-cin es necesariamente multicultural. Pero la construccin de un conoci-miento multicultural se ve enfrentada a dos dificultades: el silencio y ladiferencia. El dominio global de la ciencia moderna en cuanto conocimien-to como regulacin trajo consigo la destruccin de varias formas de cono-cimiento, particularmente aquellas propias de los pueblos sometidos bajo elcolonialismo occidental. Dicho tipo de destruccin produjo diferentes silen-cios que volvieron impronunciables diversas necesidades y aspiraciones depueblos o grupos sociales cuyas formas de conocimiento fueron aniquila-das. No olvidemos que bajo el traje de los valores universales autorizadospor la razn, la razn de una raza, un gnero y una clase social fue impues-ta de hecho. As, la pregunta es la siguiente: de qu forma resulta posibleconstruir un dilogo multicultural, cuando diversas culturas fueron reduci-das al silencio y sus formas de concebir y conocer el mundo se han vueltoimpronunciables? En otras palabras, de qu manera se puede lograr que30CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAel silencio hable sin que necesariamente sea el lenguaje hegemnico el quehable o el que le permita hablar? Estas preguntas constituyen un enormedesafoparaeldilogomulticultural.Lossilenciosylasnecesidadesimpronunciables nicamente se pueden comprender mediante la ayuda deuna sociologa de las ausencias que sea capaz de avanzar a travs de unacomparacin entre los discursos hegemnicos y contrahegemnicos dispo-nibles, al igual que a travs de un anlisis de las jerarquas que se dan entreellos y de los espacios vacos creados por dichas jerarquas. Por lo tanto, elsilencio es una construccin que se afirma a s misma como sntoma deuna interrupcin, de una potencialidad que no puede ser desarrollada.La segunda dificultad a la que se ve enfrentado el conocimiento multi-cultural es la diferencia. El conocimiento, y por lo tanto la solidaridad, se dasolo en la diferencia. Ahora bien, la diferencia sin inteligibilidad conduce auna suerte de inconmensurabilidad y, en ltimas, a la indiferencia. De aqusurgelanecesidaddeconstruirunateoradelatraduccincomoparteintegral de la teora crtica posmoderna. Es mediante la traduccin y de loque denomino hermenutica diatpica (Santos, 1995: 340), como una ne-cesidad, una aspiracin y una prctica en una cultura dada pueden volver-se comprensibles e inteligibles para otra cultura. El conocimiento comoemancipacin no pretende constituirse en una gran teora, sino en una teo-ra de la traduccin que pueda convertirse en la base epistemolgica de lasprcticas emancipatorias, siendo todas ellas de un carcter finito e incom-pleto y por lo tanto sostenibles solo si logran ser incorporadas en redes. Elmulticulturalismo es uno de esos conceptos hbridos que mencion atrs.Existen concepciones emancipatorias y regulatorias del multiculturalismo.Una de las tareas de la teora crtica posmoderna es especificar las condi-ciones bajo las cuales se deben entender cada una de estas concepciones,materia que excede el mbito de este captulo3.El segundo desafo del conocimiento como emancipacin puede ser for-mulado de la siguiente manera: de las tcnicas y los conocimientos especia-lizados heroicos hacia un conocimiento edificante. La ciencia moderna, y porlotantolateoracrticamoderna,reposasobreelpresupuestodequeelconocimiento es vlido independientemente de las condiciones que lo hacenposible. Por tanto, su aplicacin, de manera similar, es independiente de to-daslascondicionesquenoresultanindispensablesparagarantizarlaoperatividad tcnica de la aplicacin misma. Esta operatividad se erige me-3 Parauntratamientomsdetalladodeestetema,Santos(1998a,cap.3;1998b,cap.10;2002a).31EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOdiante un proceso que denomino como transescalamiento, el cual consiste enproducir y encubrir el desequilibrio de escala que se da entre la accin tcni-ca y las consecuencias tcnicas. Mediante este desequilibrio la escala ma-yor (el mapa detallado) de la accin es yuxtapuesta a la escala menor (elmapa no detallado) de las consecuencias. De esta manera, el transescala-miento resulta crucial en este paradigma de conocimiento. Ya que la cienciamoderna ha desarrollado una capacidad enorme para la accin pero no unacapacidad anloga para la prediccin, las consecuencias de la accin cient-fica tienden a ser menos cientficas que la accin cientfica misma.Este desequilibrio y el transescalamiento que lo oculta son los que vuel-ven factible el herosmo tcnico del cientfico. Una vez descontextualizado,todo conocimiento es potencialmente absoluto. El tipo de profesionalizacinpredominante en la actualidad es un resultado de dicha descontextualizacin.Aun cuando parece que esta situacin est cambiando, an hoy da resultabastante sencillo producir o aplicar conocimiento escapando al mismo tiem-po de sus consecuencias. La tragedia personal del conocimiento ahora solopuede ser constatada en las biografas de los grandes creadores de la cienciamoderna de finales del siglo XIX y principios del XX.La teora crtica posmoderna parte del supuesto de que el conocimien-to siempre es contextualizado por las condiciones que lo hacen factible, yque progresa solo en tanto cambia dichas condiciones de una manera pro-gresista. As, es posible obtener el conocimiento como emancipacin debi-do a que se asumen las consecuencias de su impacto. Y es por ello queeste tipo de conocimiento es prudente y finito, un conocimiento que, hastadonde le resulta posible, guarda la escala de acciones en el mismo nivelque el de las consecuencias.La profesionalizacin del conocimiento es necesaria, pero nicamenteen cuanto la aplicacin del conocimiento compartido y desprofesionalizadosea tambin viable. En la base de esta mutua distribucin de responsabili-dades subyace un compromiso tico. En este sentido vivimos actualmenteen una sociedad paradjica. La declaracin discursiva de los valores resul-ta absolutamente necesaria en tanto las prcticas sociales dominantes ha-cen imposible la realizacin prctica de dichos valores. Vivimos en unasociedad dominada por lo que Santo Toms de Aquino design como habitusprincipiorum, esto es, el hbito de proclamar principios para as no sentir-se compelido a obedecerlos. Por lo tanto, no debe resultar sorprendente elhecho de que la teora posmoderna intente relativizar los valores y de estamanera haga un uso significativo de la deconstruccin, como es el casoprominente de Derrida. Pero el posmodernismo de oposicin no se debe32CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAreducir a la deconstruccin, ya que sta, al ser llevada hasta sus lmitesmximos, termina por deconstruir la mismsima posibilidad de generar re-sistencia y alternativas. De aqu surge el tercer desafo del conocimientocomo emancipacin frente a las ciencias sociales en general, y la sociolo-ga en particular.Este desafo puede ser formulado de la siguiente forma: de la accinconformista hacia la accin rebelde. La teora crtica moderna al igualque la sociologa convencional se ha concentrado en la dicotoma estruc-tura/accinyhaconstruidosobreellasumarcoanalticoyterico.Noquiero cuestionar la utilidad de dicha dicotoma, sino solo destacar que encierto momento sta se convirti ms en un debate sobre orden que en unosobre solidaridad. Esto es, fue absorbida por el campo epistemolgico delconocimiento como regulacin.Desde el punto de vista de la teora crtica posmoderna debemos centrarnuestra atencin en otra dualidad: la dualidad de la accin conformista y laaccin rebelde4. La sociedad capitalista, tanto en el mbito de la produccincomo en el del consumo, cada vez parece ser una sociedad ms fragmenta-ria,pluralymltiple,cuyasfronterasparecenerigirsenicamenteconelobjeto de ser transgredidas. El reemplazo relativo de la provisin de bienes yservicios por parte del mercado de bienes y servicios ha creado mbitos deeleccin que pueden ser fcilmente confundidos con un ejercicio de la auto-noma o con una liberacin de los deseos. Todo esto ocurre dentro de loslmites estrechos de elecciones selectivas y de la obtencin de los mediospara volverlas efectivas. Aun as, dichos lmites son fcilmente construidosen trminos simblicos como oportunidades reales, ya sea como oportunida-des de eleccin o como consumo a crdito. Bajo estas condiciones la accinconformista es fcilmente asumida como accin rebelde. De igual forma, laaccin rebelde es admitida de una manera tan sencilla que tambin fcilmen-te termina convirtindose en una forma alternativa de conformismo.Esdentrodeestecontextoquelateoracrticaposmodernaintentareconstruir el concepto y la prctica de la transformacin social emancipa-toria. La tarea ms importante de la teora posmoderna es explorar y ana-lizar todas aquellas formas especficas de socializacin, de educacin y detrabajo que promueven la generacin de subjetividades rebeldes o, por elcontrario, de subjetividades conformistas.Los tres desafos del conocimiento como emancipacin que he identi-ficado tienen implicaciones significativas para el futuro de la sociologa, o,4 Enelcaptulo5ofrezcounbosquejodeunateoradelahistoriacentradaenestadualidad.33EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOsi se quiere, para la sociologa del futuro. De qu manera dichos desafossern afrontados y cul ser su impacto en las prcticas contemporneasde las ciencias sociales, es algo que todava est por verse. Aun as, sonasuntos inevitables. Realmente, si queremos alternativas, debemos querertambin una sociedad en donde dichas alternativas sean factibles.ConclusinAdmito que no es difcil ver el posmodernismo de oposicin aqu trazadocomounaposturamsmodernistaqueposmodernista.Estoenpartesedebe a que la versin dominante de la teora posmoderna ha sido ms decorte celebratorio que de oposicin. Este hecho, por s solo, podra explicarpor qu un acadmico tan serio como Terry Eagleton emprendi una crti-ca tan apresurada y superficial sobre el posmodernismo (Eagleton, 1996).Ya que el posmodernismo celebratorio reduce la idea de la transformacinsocial a la nocin de una repeticin acelerada y se rehsa a diferenciar lasversionesemancipatoriasoprogresistasdelahibridacindeaquellasregulatorias o conservadoras, ha resultado fcil para los crticos modernistasafirmar que la idea de una sociedad mejor o de una accin normativa msadecuada es monopolio de la teora crtica moderna. Pero el posmodernis-mo de oposicin, por su parte, cuestiona enrgicamente este tipo de mono-polios. La idea de una sociedad mejor es central para el posmodernismo deoposicin pero, de modo contrario a la teora crtica moderna, este paradig-ma concibe el socialismo como una aspiracin democrtica bsica, comouno entre varios futuros posibles, que no es inevitable ni ser alcanzadoplenamente. Asimismo, el posmodernismo de oposicin exige un criterionormativo que muestre cules son las posiciones rivales y los criterios paraescoger de qu lado se est. No obstante, de forma contraria a la teoracrtica moderna, el posmodernismo de oposicin entiende que dicha nor-matividad se construye desde abajo y de manera participativa y multicultu-ral. Debido a la crisis de la teora crtica moderna, a pesar del brillante tourde force adelantado por Habermas, sostengo que el antagonismo presenteentre el posmodernismo de oposicin y el posmodernismo celebratorio tie-ne consecuencias polticas y tericas ms profundas que el antagonismoexistente entre el modernismo y el posmodernismo. Infortunadamente, elprimer tipo de antagonismo ha sido eclipsado por el segundo debido a laextraa convergencia discursiva que se ha dado entre la versin recons-truida del modernismo y aquella hiperdeconstruida del posmodernismo, estoes, el posmodernismo celebratorio.34CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIABIBLIOGRAFAEAGLETON, Terry1996 The Illusions of Postmodernism. Oxford: Blackwell.HORKHEIMER, Max1972 Critical Theory: Selected Essays. New York: Herder y Herder.MACPHERSON, C.B.1982 The Real World of Democracy. New York: Oxford University Press. Publi-cado originalmente en 1966.SANTOS, Boaventura de Sousa1995 Toward a New Common Sense: Law, Science and Politics in the Para-digmatic Transition. New York: Routledge.1998a La globalizacin del derecho: Los nuevos caminos de la regulacin y laemancipacin. Bogot: ILSA-Universidad Nacional.1998b DelamanodeAlicia:Losocialylopolticoenlapostmodernidad.Bogot: Siglo del Hombre-Uniandes.2000 Crtica de la razn indolente: Contra el desperdicio de la experiencia.Bilbao: Descle de Brouwer.2002a Hacia una concepcin multicultural de los derechos humanos, El otroderecho, 27. Bogot: ILSA.2002b Toward a New Legal Common Sense, Londres: Butterworths.35EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOCAPTULO2DELOPOSMODERNO ALOPOSCOLONIAL,Y MS ALL DE AMBOS*Fueenelcontextodeundebateepistemolgicocuandoamediadosde1980empecausarlostrminosposmodernoyposmodernidad.Haballegado a la conclusin de que la ciencia en general y no solo las cienciassociales estaba presidida por un paradigma epistemolgico y un modelo deracionalidad que termin por desgastarse.Los signos de desgaste fueron tan claros que podramos hablar de unacrisis de paradigma. El paradigma en cuestin del cual el positivismo fue sumejor expresin estuvo basado en las siguientes ideas fundamentales: la dis-tincin entre sujeto y objeto y entre naturaleza y sociedad o cultura; la reduc-cin de la complejidad del mundo a simples leyes, susceptibles de ser formu-ladasmatemticamente;unaconcepcindelarealidaddominadaporunmecanismo determinista y de la verdad como representacin transparentede la realidad; una distincin estricta entre conocimiento cientfico consi-derado el nico riguroso y vlido y otras formas de conocimientos, talescomoeldelsentidocomnoeldelashumanidades;privilegiodelacausalidad funcional, hostil a la investigacin de las causas ltimas con-sideradas metafsicas y centradas en la manipulacin y transformacin dela realidad estudiada por la ciencia. Aunque los entonces emergentes estu-dios culturales y sociales de la ciencia, estuviesen en el plano de fondo, miargumentacin contra este paradigma reside principalmente en la reflexinepistemolgica de los mismos cientficos, particularmente de los fsicos, loscualesmostraronqueelparadigmadominantereflejcadavezmenoslaprctica profesional de los cientficos. Esta discrepancia, mientras que de unlado daba credibilidad a la crtica de las consecuencias sociales negativas dela ciencia moderna, por otro permita vislumbrar alternativas epistemolgi-cas, un paradigma emergente que entonces denomin ciencia posmoderna.* TraducidoporRoxanaCrisologodesuversinoriginalDops-modernoaops-colonialeparaalmdeumeoutro.36CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAComo su nombre lo indica, se trataba de la defensa de la primaca delconocimiento cientfico, de una ciencia ausente en una racionalidad msamplia, en la superacin de la dicotoma naturaleza/sociedad, en la comple-jidad de la relacin sujeto/objeto, en la concepcin constructivista de laverdad, en la aproximacin de las ciencias naturales a las ciencias socialesy de stas a los estudios de las humanidades, en una nueva relacin entreciencia y tica ausente en la sustitucin de la aplicacin tcnica de la cien-cia por una aplicacin edificante de la ciencia y finalmente, en una nuevaarticulacin ms equilibrada entre conocimiento cientfico y otras formasde conocimiento, con el objetivo de transformar la ciencia en un nuevosentidocomn.Paraloquepropongoelconceptodedoblerupturaepistemolgica. En los aos siguientes esta propuesta epistemolgica evo-lucion y se consolid con contribuciones de las epistemologas feministasy de los estudios culturales y sociales de la ciencia.A inicios de los 1990, la acumulacin de las crisis del capitalismo y delsocialismo en los pases de la Europa del Este me llevaron a ampliar elconcepto de posmoderno y posmodernidad. Entonces paso a designar nosolo un nuevo paradigma epistemolgico sino un nuevo paradigma polticoy social. Ahora se trataba de pensar la transformacin social ms all delcapitalismo y ms all de las alternativas tericas y prcticas al capitalismoproducidas por la modernidad occidental. La transicin epistemolgica y latransicin social y poltica fueron concebidas como autnomas y sujetas adiferentes lgicas, dinmicas y ritmos ms complementarios.Desde el inicio advert que la designacin posmoderno era inade-cuada, no solo porque defina al nuevo paradigma por lo negativo sino tam-bin porque presupona una secuencia temporal, la idea de que el nuevoparadigmasolopodraemergerdespusqueelparadigmadelacienciamoderna hubiera completado su curso. Ahora si, por un lado, eso estuvolejosdesuceder,porelotroteniendoencuentaqueeldesarrollotantocientfico como social no fue homogneo en el mundo, la posmodernidadpodra ser entendida fcilmente ms como un privilegio de las sociedadescentrales, donde la modernidad ha sido ms realizada.En el transitar del campo epistemolgico al campo social y poltico,llega a ser evidente que el concepto de posmodernidad que estuve propo-niendo tena poco que ver con el que ha estado circulando tanto en Europacomo en los Estados Unidos. Este ltimo inclua en su rechazo de la mo-dernidad, siempre pensada como modernidad occidental un rechazo totala sus modos de racionalidad y sus valores, al igual que a las grandes narra-tivas que los transformaba en faros de la transformacin social emancipa-37EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOtoria. En otras palabras, el posmodernismo incluy en la crtica de la mo-dernidad la propia idea del pensamiento crtico que ella haba inaugurado.Como consecuencia, la crtica de la modernidad termin paradjicamentecelebrando la sociedad que la modernidad misma haba moldeado. Por elcontrario mi idea de posmodernidad apunt a radicalizar la crtica a la mo-dernidad occidental, proponiendo una nueva teora crtica, que a diferenciade la teora crtica moderna, no convierta la idea de transformacin eman-cipatoria de la sociedad en una nueva forma de opresin social. Consideroque los valores modernos de la libertad, de la igualdad y de la solidaridadsiempre sern fundamentales, tan fundamentales como las crticas a losactos de violencia cometidos en su nombre y del pobre desempeo concre-to que han tenido en las sociedades capitalistas.Para contraponer mi concepcin de posmodernidad al posmodernismocelebratorio, he designado a ste como un posmodernismo de oposicin.Apoy esta formulacin en la idea de que vivimos en sociedades confron-tadas con problemas modernos, derivados precisamente de la falta de rea-lizacin prctica de los valores de libertad, igualdad y solidaridad, para loscualesnodisponemosdesolucionesmodernas.Deahlanecesidaddereinventar una emancipacin social. De ah tambin el hecho de que en micrtica de la ciencia moderna nunca adopt un relativismo epistemolgico ocultural. En mi propuesta de reconstruccin terica parto de ideas y con-cepciones, que siendo modernas, haban sido marginalizadas por las con-cepciones dominantes de modernidad. Me refiero especficamente al prin-cipio de la comunidad en el pilar de la regulacin social moderna y a unaracionalidad esttico expresiva en el pilar de la emancipacin social mo-derna. A mediados de los 1990, sin embargo, me fue claro que tal recons-truccinsolopodrasercompletadaapartirdelasexperienciasdelasvctimas, de los grupos sociales que haban sufrido las consecuencias delexclusivismo epistemolgico de la ciencia moderna y con la reduccin delas posibilidades emancipatorias de la modernidad occidental que para al-gunos se hizo posible solo por la va del capitalismo moderno. Tal reduc-cin, a mi entender, transform la emancipacin social en el doble, ms queen lo opuesto a una regulacin social. Mi inters para aprender del Sur, elSur entendido como una metfora del sufrimiento humano causada por elcapitalismo, encarn mi objetivo de reinventar una emancipacin socialyendo ms all de la teora crtica producida en el norte y de la prcticasocial y poltica a la cual ellos se suscriben.En los ltimos aos empec a darme cuenta que aprender del Sur esuna exigencia que para llevarse a cabo en serio obliga a algunas reformu-38CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAlaciones en la teorizacin que vengo proponiendo. Como dije, no me sientosatisfecho con el trmino posmoderno entre otras razones porque la he-gemona del posmodernismo celebratorio virtualmente incapacit su alter-nativa, es decir, un posmodernismo de oposicin. Adems la idea de pos-modernidad apunta demasiado a la descripcin que la modernidad occi-dental ofrece de s misma y en esa medida puede ocultar la descripcinque de ella hicieron los que sufrieron actos de violencia con la que la mis-ma modernidad occidental les fue impuesta. Esta violencia matriz tuvo unnombre: colonialismo. Esta violencia nunca fue incluida en una autorrepre-sentacin de la modernidad occidental porque el colonialismo fue concebi-do como una misin civilizatoria dentro del marco historicista occidental yfue en esos trminos en que el desarrollo europeo marc el camino al restodel mundo. Hablamos de un historicismo que comprende tanto la teorapolticaliberalcomoelmarxismoElproblemaessabersielposenposmoderno significa lo mismo que el pos en poscolonial1. O sea, setrata de saber cul es el sentido y los lmites de una crtica radical de lamodernidad occidental.Vivimos en un tiempo intelectual realmente complejo que puede sercaracterizado de la siguiente y de algn modo paradjica manera: la cultu-ra, especficamente la cultura poltica occidental es hoy en da tan indis-pensable como inadecuada para comprender y transformar el mundo. Unacrtica radical de esta cultura deber implicar tanto la naturaleza radical desu carcter indispensable como el carcter radical de su naturaleza inade-cuada. En un ltimo anlisis se trata de determinar si esta crtica puede serhecha desde adentro o si sta presupone una exterioridad de la vctimas,de aquellas que solo fueron parte de la modernidad por la violencia, exclu-sin y discriminacin que la modernidad misma les impuso. El tema de laexterioridad obviamente levanta muchos problemas. Aquellos que la de-fienden como, por ejemplo Enrique Dussel (2000) y Walter Mignolo (2000)prefieren hablar de transmodernidad para designar las alternativas ofreci-das por las vctimas de la modernidad occidental en cuanto resistencia. Laidea de exterioridad en la modernidad occidental es central en la formula-cin del poscolonialismo. Segn el punto de vista de Dussel, la idea deestar fuera de la modernidad occidental es crucial para formular el con-cepto de poscolonialidad.1 Sobreladiscusinencuantoalsentidodelposenposcolonial,vase,porejemplo,MishraeHodge,1991;McClintock,1995;Ranger,1996;Dirlik,1997; Ashcroft,GriffithseTiffin,1998;Spivak,1999;Loomba,1998;Afzal-KhaneSheshadri-Crooks,2000.39EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOA mi entender, una contraposicin absoluta entre lo posmoderno y loposcolonial es un error, mas por otro lado lo posmoderno est lejos de res-ponder las preocupaciones y sensibilidades tradas por el poscolonialismo.Entiendo por poscolonialismo un conjunto de corrientes tericas yanalticas, firmemente enraizadas en los estudios culturales pero hoy pre-sentes en todas las ciencias sociales, que tienen como rasgo comn laprimaca que le otorgan a los aspectos tericos y polticos de las relacionesdesiguales entre el Norte y el Sur en la explicacin o en la comprensin delmundo contemporneo. Tales relaciones fueron construidas histricamen-te por el colonialismo y el fin del colonialismo como una relacin poltica notrajo consigo el fin del colonialismo en cuanto relacin social, en cuantomentalidad ni como forma de sociabilidad autoritaria y discriminatoria. Paraesta corriente lo problemtico es saber hasta qu punto vivimos en socie-dades poscoloniales.Por otro lado, el carcter constitutivo del colonialismo en la moderni-dad occidental destaca su importancia para entender no solo a las socieda-des no occidentales que fueron vctimas del colonialismo, sino tambin laspropias sociedades occidentales, sobre todo a los patrones de discrimina-cin social que prevalecen dentro de ellas.Unaperspectivaposcolonialpartedelaideadequeapartirdelasmrgenes o de las periferias, las estructuras de poder y de saber son msvisibles. De ah el inters de esta perspectiva por la geopoltica del conoci-miento, esto es, por problematizar quin produce el conocimiento, en qucontexto lo produce y para quin.Como ya suger, son mltiples las concepciones que se definen comoposmodernas. Las concepciones dominantes, que incluyen nombre de pen-sadores importantes como Rorty (1979), Lyotard (1979), Baudrillard (1984),Vattimo (1987), Jameson (1991) presentan las siguientes caractersticas:crtica del universalismo y de las principales narrativas sobre la linealidadde la historia expresadas en conceptos como progreso, desarrollo o moder-nizacin que funcionan como totalidades jerrquicas; renuncia a proyectoscolectivos de transformacin social, siendo considerada la emancipacinsocial un mito sin consistencia; celebracin a veces melanclica, del fin delautopa,delescepticismoenlapolticaydelaparodiaenlaesttica;concepcin de la crtica como deconstruccin; relativismo o sincretismocultural; nfasis en la fragmentacin, en los mrgenes y periferias, en laheterogeneidad y en la pluralidad (de las diferencias, de los agentes, de lassubjetividades);epistemologaconstructivista,nofundacionalistayantiesencialista.40CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAEsta caracterizacin, necesariamente incompleta, permite identificar lasprincipales diferencias en relacin al concepto de posmodernismo de oposi-cin que defiendo. Ms que renunciar a proyectos colectivos, propongo unapluralidad de proyectos colectivos articulados de manera no jerrquica me-diante procedimientos de traduccin que sustituyan la formulacin de unateora general de transformacin social. En vez de la celebracin del fin de lautopa propongo utopas realistas, plurales y crticas. Ms que renunciar auna emancipacin social, propongo su reinvencin. En lugar de la melanco-la, propongo un optimismo trgico. En vez del relativismo propongo una plu-ralidad y la construccin de una tica desde abajo. Como reemplazo de ladeconstruccin, propongo una teora crtica posmoderna profundamente au-torreflexiva e inmune a la obsesin de deconstruir la propia resistencia enque ella se funda2. En vez del fin de la poltica, propongo la creacin desubjetividades transgresivas que promuevan el paso de la accin conformis-ta a la accin rebelde. En lugar de un sincretismo acrtico, propongo un mes-tizaje o una hibridacin con una consciencia de las relaciones de poder queen ella intervienen, esto es, con una investigacin de quin hibrida a quin oqu y en qu contextos y con qu propsitos.El posmodernismo de oposicin tiene en comn con las concepcionesdominantes de posmodernismo la crtica del universalismo y de la lineali-dad de la historia, de las totalidades jerrquicas y de las metanarrativas; unnfasis en la pluralidad, en la heterogeneidad, en las mrgenes o en lasperiferias; una epistemologa constructivista mas no nihilista o relativista.No pretendo hacer una contabilidad plena de las convergencias y diver-gencias, me permito solo preguntarme si el posmodernismo de oposicin esmsmodernistaqueposmodernista.Larelacinentrelasconcepcionesdominantes de posmodernismo y el poscolonialismo es compleja y si no escontradictoria en s misma por lo menos es muy ambigua. Sin duda que unacrtica del universalismo y del historicismo ponen en cuestin al occidentecomo centro del mundo, y en esa medida, abre posibilidades para concep-ciones de modernidades alternativas, y por tanto para la afirmacin y reco-nocimientodeladiferencia,llmesedeladiferenciahistrica.Porotrolado, la idea del desgaste de la modernidad occidental facilita la revelacindel carcter invasivo y destructivo de su imposicin en el mundo moderno,una revelacin cara al poscolonialismo. Estas dos caractersticas han sido2 EnACrticadaRazoIndolente(2000:23-37)propongolassiguientestransformacionesenlateoracrtica:delamonoculturalidadalainterculturalidad;delaperitagemhericaalconocimientoedificante;delaobjectividadneutraaladistincinentreobjectividadesyneutralidades;delaaccinconformistaalaaccinrebelde.41EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOespecialmente destacadas por algunas de las variedades del posmodernis-mo que han surgido en Latinoamrica.3Sinembargopiensoqueestasdoscaractersticasnosonsuficientespara eliminar el eurocentrismo o el etnocentrismo occidental que subrayaconcepciones dominantes de posmodernidad. Primero, la celebracin de lafragmentacin, de la pluralidad y de la proliferacin de las periferias ocultauna relacin desigual, central en el capitalismo moderno entre Norte y Sur.La proliferacin de las periferias acarrea la proliferacin de los centros, loque supone la desaparicin de las relaciones de poder entre centro y peri-feria que son materia constitutiva del capitalismo; en otras palabras des-aparecen las diferencias capitalistas, coloniales e imperiales. Segundo, elposmodernismo dominante a menudo combina la crtica del universalismooccidental con una reivindicacin de la singularidad de occidente, por ejemplocuandoRorty(2000)afirmaquelaideadeigualdadhumanaesunaexcentricidad occidental, o que la democracia americana simboliza e in-corpora los mejores valores de occidente, ocultando de este modo la caraoscura del imperialismo de los Estados Unidos. Del mismo modo Lyotard(1979) concibe la ciencia como una opcin occidental opuesta al conoci-miento tradicional de las sociedades no occidentales.EnrealidadlamelancolaposmodernaestllenadeestereotiposnorcntricosrespectoalSur,cuyospueblossonvistosalgunasvecesinmersos en una desesperacin para la cual no hay salida (Depelchin, 2005).Finalmente, la concepcin de posmodernidad como una autorrepresentacinexclusivamente occidental tambin est muy presente en Frederic Jameson(1991), quien concibe al posmodernismo como una caracterstica culturaldel capitalismo tardo. Tardo, en la concepcin usada por Jameson, no serefiere a un capitalismo que llega tarde, sino a una forma ms avanzada decapitalismo. En todo caso la cuestin permanece siendo si la declaracindel fin de las metanarrativas y de las totalidades y jerarqua no es en smisma una metanarrativa cuya totalidad y jerarqua se insina en la cele-bracin de la fragmentacin y de la diferencia.Sepuedeconcluirafirmandoqueapesardequelasconcepcionesposmodernas y posestructuralistas han contribuido de manera importante enel surgimiento del poscolonialismo, no dieron una respuesta adecuada a lasaspiraciones ticas y polticas que subyacen a este ltimo. Podra decirse lomismo del posmodernismo de oposicin que he fundamentado? Pienso queno, que no, en tanto no impliquen una necesidad de reformulaciones.3 Paraunavisingeneraldelasdiferentesposiciones,verSlater,2004.42CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIALa concepcin posmoderna que defiendo est claramente ligada a laconcepcin de modernidad occidental que es mi punto de partida. En esepunto reside cierta ambivalencia en relacin al poscolonialismo. Concibo lamodernidad occidental como un paradigma socio cultural que se constituya partir del siglo XVI y se consolida entre finales del siglo XVII y mediadosdel siglo XIX. Distingo en la modernidad dos pilares en tensin dialctica: elpilar de la regulacin social y el pilar de la emancipacin social. Juzgo quela manera en que concibo cada uno de esos pilares, es la adecuada para lasrealidades europeas, particularmente de los pases ms desarrollados, masno para aquellas sociedades no europeas sobre las cuales Europa se ex-pandi. Por ejemplo, la regulacin social basada en tres principios, el prin-cipio de Estado, del mercado y la comunidad, no da cuenta de las formasde (des) regulacin colonial en la que el Estado es ajeno, el mercado inclu-yepersonasentrelasmercancas(losesclavos)ylascomunidadessondevastadas en nombre del capitalismo y de la misin civilizatoria y reem-plazadas por una minscula sociedad civil racializada, creada por el Estadoy constituida por colonos, sus descendientes, y por pequeas minoras deasimilados. Pero a su vez la emancipacin social es concebida como unproceso histrico de creciente racionalizacin de la vida social, de las ins-tituciones, de la poltica, de la cultura y del conocimiento con un sentido yuna direccin lineal precisa, condensadas en el concepto de progreso. Tam-poco aqu tematizo especficamente la emancipacin de los pueblos colo-niales ni mucho menos las racionalidades alternativas de las que ellos fue-ron portadores, las mismas que fueron aniquiladas por la racionalidad delos caones de los conquistadores y la prdica de los misioneros.La tensin entre regulacin social y emancipacin social forma parte dedos de las principales tradiciones tericas de la modernidad occidental, elliberalismo poltico y el marxismo. Las diferencias entre ellas son significati-vas, mientras que el liberalismo poltico confina las posibilidades de emanci-pacin al horizonte capitalista, el marxismo concibe la emancipacin socialen un horizonte poscapitalista. No obstante ambas tradiciones conciben alcolonialismo en la estructura historicista de un cdigo temporal que coloca alos pueblos coloniales en la sala de espera de la historia que, a su debidotiempo, les traer los beneficios de la civilizacin. Lo que no impide que sereconozca, dado el carcter colonialista del capitalismo moderno, que el ho-rizonte poscapitalista diseado por el marxismo sea tambin un horizonteposcolonial. No sorprende por eso que de todas las tradiciones tericas euro-peasyeurocntricas,elmarxismoseaelquemshacontribuidoenlosestudios poscoloniales, lo que en parte explica su renovada vitalidad.43EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOCuriosamente es en el plano epistemolgico que el colonialismo asumesu mayor centralidad en la concepcin del posmodernismo de oposicin,que he venido sustentando. La distincin que hago entre las dos formas deconocimiento sancionadas por la modernidad occidental, el conocimientocomo regulacin y el conocimiento como emancipacin, es la mejor testi-go. El conocimiento como regulacin es una forma de conocimiento cons-truido a lo largo de una trayectoria entre la ignorancia concebida comocaos y el saber concebido como orden; mientras que el conocimiento comoemancipacin se construy a lo largo de una trayectoria entre ignoranciaconcebida como colonialismo y el saber concebido como solidaridad. Laignorancia colonialista consiste en rechazar el reconocimiento del otro comoigual y en su conversin en objeto asumiendo histricamente alguna deestas tres formas: salvaje, naturaleza u oriente.La progresiva sobreposicin de la lgica del desarrollo de la moderni-dad occidental y de la lgica de desarrollo del capitalismo llev a una totalsupremaca del conocimiento como regulacin que recodific en sus pro-pios trminos el conocimiento como emancipacin. As la forma de la igno-ranciaenelconocimientocomoemancipacinelcolonialismofuerecodificada como una forma de saber en el conocimiento como regula-cin o sea, el colonialismo como orden. Este es el proceso histrico atravs del cual la ciencia moderna, cada vez ms al servicio del desarrollocapitalista, consolida su primaca epistemolgica.4 En otras palabras, lasdoszonasdecontactoentremodernidadoccidentalylassociedadesnooccidentales la zona colonial y la epistemolgica, ambas caracterizadaspordrsticasdesigualdadesdepoder,gradualmentesefuerontransfor-mando en una y otra, proceso de fusin que contribuy precisamente a queel colonialismo como relacin social sobreviviese al colonialismo como re-lacin poltica.Mas en el posmodernismo de oposicin, el colonialismo an est pre-sente en el modo como concibo las subjetividades capaces de llevar a cabola transicin paradigmtica en los dominios social y poltico. Las concibocomoconstruidasapartirdetresmetforasgeneradoras:lafrontera,elbarroco y el Sur. Todas ellas connotan la idea del margen o la periferia, lafrontera, como es obvio; el barroco, como un ethos subalterno de la mo-dernidad occidental; y el Sur, entendido como metfora del sufrimiento4 Unareivindicacindelmarxismocomocienciaeslaconcepcindelsocialismoqueledacaractersticascientficas,fueunesfuerzoenelsentidodesalvaguardarlacienciacomoconocimiento-emancipacin,unesfuerzovano,yaquenoimpidiquelacienciamodernaseconsolidecomoconocimiento-regulacin.44CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAhumano causado por la modernidad capitalista. A travs de la metfora delSur coloco las relaciones Norte/Sur en el centro de la reinvencin de laemancipacinsocialyexplcitamentemarcomidistanciadelospensa-mientos posmoderno y posestructuralista dominantes (como en Foucault,1977, 1980), por no tematizar la subordinacin imperial del Sur en relacinalNortecomosielNortefuramossolonosotrosynonosotrosyellos. Propongo al contrario, como orientacin epistemolgica poltica ycultural, que nos desfamiliaricemos del Norte imperial y que aprendamoscon el Sur. Mas advierto que el Sur es en s, un producto del imperio y poreso aprender con el Sur requiere igualmente una desfamiliarizacin en re-lacin al Sur imperial, es decir en relacin a todo lo que en el Sur es resul-tado de la relacin capitalista colonial. As solo se aprende del Sur en lamedida que ste se concibe como resistencia a la dominacin del Norte yque se busca en l lo que no ha sido totalmente desfigurado o destruido portal dominacin. En otras palabras, solo se aprende del Sur en la medida quese contribuya a su eliminacin como producto del imperio.Desdeiniciosdelapresentedcadaheestadotratandodedarunaconsistencia poltica a esta orientacin epistemolgica, analizando la globa-lizacin como una zona de confrontacin entre proyectos hegemnicos ycontrahegemnicos. En este contexto el Sur emerge protagonizando unaglobalizacin contrahegemnica cuya manifestacin ms consistente es elForo Social Mundial que vengo siguiendo de muy cerca.Puedo concluir que en contraposicin a las corrientes dominantes delpensamiento posmoderno y posestructuralista, el posmodernismo de oposi-cinconcibelasuperacindelamodernidadoccidentalapartirdeunaperspectiva poscolonial y posimperial. Podemos decir que la posmodernidadde oposicin se posiciona en las mrgenes o en las periferias ms extre-masdelamodernidadoccidentalparadeahlanzarunanuevamiradacrtica sobre sta. Sin embargo, es obvio que se coloca dentro y no fueradelamargen.Latransicinposmodernaesconcebidacomountrabajoarqueolgico de excavacin en las ruinas de la modernidad occidental, enla bsqueda de elementos o tradiciones suprimidas o marginalizadas, re-presentaciones particularmente incompletas porque fueron menos coloni-zadas por el canon hegemnico de la modernidad, capaces de guiarnos enla construccin de nuevos paradigmas de emancipacin social. Entre esasrepresentaciones o tradiciones identifico, en el pilar de la regulacin, elprincipio de comunidad y en el pilar de la emancipacin, una racionalidadesttico-expresiva. Es en base a ellas que construyo la idea de transicinparadigmtica. Reconozco que verdaderamente solo existen transiciones45EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOpost factum. En cuanto se transita, el sentido de las transformaciones esambiguo si no opaco. A pesar de eso vale la pena hablar de transicin paradestacarlanecesidaddeexperimentacineinterpelarelsentidodelastransformaciones,aunqueestopuedatornarseinmanejable.Lasruinasgeneran el impulso de reconstruccin y nos permiten imaginar reconstruc-ciones muy distintas, aun si los materiales disponibles no son ms que rui-nas y la imaginacinHasta cierto punto el proceso de excavacin que propongo da la razna Walter Mignolo (2003) para concebir mi crtica de la modernidad comouna crtica interna que por no pisar fuera del margen, no incorpora adecua-damente la perspectiva de las vctimas de la modernidad, por lo que termi-na siendo una perspectiva poscolonial. Aunque no estoy de acuerdo con lacrtica de Mignolo me siento obligado a reformular o precisar algunos as-pectos de mi estructura terica.Mignolo hace una distincin que pretende ser inequvoca entre el con-cepto de transicin paradigmtica que yo propongo y el otro paradig-maqueljuntamenteconQuijano,Dusselyotrosdefienden.SegnMignolo, mi propuesta que l tambin asocia a la de otros autores del surde Europa, no es una crtica eurocntrica del eurocentrismo de la moderni-dad occidental y de las corrientes posmodernas que procuran descentraral eurocentrismo y disolverlo en la totalidad planetaria. Por el contrario elotro paradigma parte de la colonialidad del poder moderno y por esa vase coloca en una posicin de total exterioridad epistemolgica y cultural enla modernidad occidental. Sin embargo, a pesar de que Mignolo reconocealgunas compatibilidades y hasta complementariedades en las luchas deemancipacin, liberacin y descolonizacin entre las dos propuestas, des-taca las diferencias que existen entre ellas. Mignolo dice una transicinparadigmtica llega al mundo dispersando al eurocentrismo en la historiade las colonias, en los saberes subalternizados, en las formas de vida vili-pendiadas. Un otro paradigma comienza en ese lugar donde llega la transi-cin paradigmtica. Mi discordancia en relacin a la caracterizacin demignoliana de las dos posiciones se basa en varios argumentos. El primerotiene que ver con la caracterizacin de mi propuesta, de reconstruccin dela emancipacin social a partir del Sur y un aprendizaje con el Sur, la cualpermite que el posmodernismo de oposicin se pueda concebir legtima-mente como ms poscolonial que posmoderno. Por el hecho de ser origina-riodelsurdeEuropanosepuedededucirquemipropuestaseageopolticamente europea del sur. El Sur que sirve como basa a mi pro-puesta no es el sur de Europa sino el Sur global, creado por la expansin46CONOCER DESDE EL SUR: PARA UNA CULTURA POLTICA EMANCIPATORIAcolonial de Europa. Una concepcin de conocimiento situado o en pers-pectiva(situatedknowledgeostandpointknowledge)nopuedeimplicar determinismos geogrficos u otros. Es importante determinar ellugar geopoltico de las teoras a partir de sus contenidos y orientaciones yno a la inversa. De otro modo corremos el riesgo de reducir una disputaterica en una cuestin de sociologa del conocimiento. Esto parece ser loquesucedecuandoMignoloafirmarespectoalfilsofoytelogodelaliberacin alemn Franz Hinkelammert, que por su trayectoria educativaen Alemania y su trayectoria poltica de muchos aos en Amrica Latina,la posicin de Hinkelammert establece un puente entre la posicin de DeSousa Santos, por un lado, y la de Quijano o Dussel por otro. Si nos fijamos,como debe ser el caso, en los contenidos tericos es un tanto enigmtica lacaracterizacin de mi propuesta como significando una dispersin o unadisolucin planetaria del eurocentrismo. Si, como Mignolo reconoce, miposicin no es una crtica eurocntrica al eurocentrismo, tal dispersin odisolucinsolopuedesignificarqueminoeurocentrismoesalfinaleurocntrico. Mas eso debera ser demostrado, algo que no hace Mignolo.Por otro lado, la metfora de las teoras que comienzan donde otras aca-ban contiene la idea implcita de que la teora de la transicin paradigmticaes menos radical que la teora del otro paradigma. Despus de tantos siglosde dominacin cultural, econmica y poltica por parte de la modernidadoccidental, pensar que un otro paradigma se puede sustentar como unaruptura total sin situarse en el contexto de una transicin paradigmticapuede ser ms un efecto de la astucia de la razn moderna occidental quesiempre se vio a s misma como protagonista de rupturas en relacin a loque no puede reconocer como propio. La idea de transicin paradigmticaser menos radical si es pensada exclusivamente a partir de la modernidadoccidental o si es pensada de modo no transicional. Este no parece ser micaso, dada mi insistencia no en nuevas alternativas sino ms bien en cons-truir un pensamiento alternativo de alternativas. En las mrgenes extremasde la crtica a la modernidad occidental es difcil distinguir entre lo exteriory lo interior de la margen y a la vez que es posible, es cuestionable que taldistincin haga diferencias. En vista de los desafos que se presentan loms correcto es adoptar estrategias tericas que profundicen las alianzasen vez de estrategias que las fragilicen al insistir en la diferencia descuali-ficadora y al final tan moderna entre nosotros y ellos. En la fase de lasrelaciones de dominacin y de explotacin, profundas y de larga duracin,que la modernidad occidental capitalista instaur globalmente, nos debe-mos centrar en la diferencia entre opresores y oprimidos y no en la dife-47EN BSQUEDA DE UN NUEVO PARADIGMA CRTICOrencia entre los que de varias perspectivas y lugares luchan contra la opre-sin. Inclusive en la propia diferencia entre opresor y oprimido la idea deexterioridad del oprimido solo es concebible como parte de su integracinsubordinada, o sea por la exclusin, en el interior del sistema de domina-cin. O sea en una relacin dialctica,