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TEMA X: UNA FORMA NUEVA DE RELACIONARSE

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Tema 10.- Una forma nueva de relacionarse

FUNDAMENTACIÓN

La Pascua se celebraba en Jerusalén, ofreciendo sacrificios en el Templo.

Este era el lugar en que descansaba la presencia de Dios, y desde ahí protegía y santificaba la Ciudad Santa y a todo el pueblo judío.

Un edificio de regular tamaño era el centro de todo el conjunto. En él

entraban sólo los sacerdotes para ofrecer incienso, mientras que la gente

se agolpaba en los patios pavimentados que había a su alrededor. En esos

patios Jesús enseñará, se enfrentará a los maestros de la Ley, y expulsará

a los vendedores y cambistas que proporcionaban los animales y las aves para los sacrificios.

Jesús sube con su gente desde Jericó, para celebrar la Pascua, que se

convertirá para nosotros en la Semana Santa.

Identifica los hechos del domingo hasta el jueves en la vida de Jesús,

valorando su mensaje de servicio y amor, por lo que se esfuerza en el amor a

los demás.

Mateo 26,26-28; Lucas 19,

28-40; 22,15ss; Juan 13, 4-

5; 15,12-17

CONOCEMOS LA REALIDAD

Despertando el interés

Escuchan la siguiente historia: “El anillo”.

Un joven se acercó al maestro pidiéndole que le ayudara, porque todos decían que no era nada. El maestro sin mirarlo, le, dijo:

_ Primero quiero pedirte que me ayudes tú a mí, y luego tal vez te pueda ayudar. Toma el caballo y ve al mercado. Debo pagar una deuda y quiero vender este anillo, pero no por menos de una moneda de oro.

El joven tomó el anillo y partió al mercado. Lo ofreció a todos, pero nadie quiso darle lo que pedía. Miraban con interés, pero en cuanto decía el precio, se reían de él. Así que volvió donde el maestro.

_ Maestro, lo siento, nadie quiere pagar lo que pedías. Quizás dos o tres monedas de plata.

_ Entonces sepamos el valor del anillo. Vete al joyero y dile cuánto te da por él, pero no lo vendas.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo con su lupa y le dijo:

_ Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ahora mismo, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. Puede venderse hasta por 70 si es que espera unos días.

El joven corrió emocionado a contarle lo sucedido. El maestro le dijo:

_ Siéntate. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede revaluarte un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Todos somos como esta joya, valiosos y únicos, y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore. Si estamos pendientes de lo que otros dicen o hacen respecto a nosotros, seremos como marionetas. Las personas cambian muy rápido su parecer, y lo que hoy son aplausos y aprobación, mañana son silbidos y condena.

Recogiendo los saberes previos

¿Qué pudo haberle pasado al joven para pensar que no valía nada?

¿Crees que fue acertado el modo de actuar del maestro?

¿Te has preguntado alguna vez cuánto vales tú?

Confrontando los saberes

¿Crees que tus compañeros están muy pendiente de lo que dicen o hablan de ellos?

¿Qué pasaría si nos dejáramos llevar por cualquier cosa que digan los otros?

¿Qué podría haber pasado si Jesús hubiera seguido las consignas de sus autoridades?


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CONSTRUYENDO EL APRENDIZAJE

Iluminando con la Palabra de Dios

Jesús llega a Jerusalén el domingo y es aclamado por una multitud, días antes de su pasión, muerte y resurrección. En el pueblo judío se iniciaba la semana de Pascua, la fiesta más grande de todo su calendario, pues se celebraba la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto.

Antes de entrar a Jerusalén, Jesús pasa por Betania, a casa de Lázaro y sus hermanas, cenando con ellos.

Jesús hace su entrada en un asno y la gente alfombra su camino y deja a un lado pequeñas ramas de árbol. La gente también cantaba: “Bendito es el que viene en el nombre del Señor”. Se supone que entró por la Puerta Dorada, desde donde se creía que el Mesías entraría a Jerusalén

Los ramos no son algo así como un talismán o un simple objeto bendito, sino la expresión de la fe en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.

El jueves, Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la cena pascual. Aparte de las últimas recomendaciones, como el mandamiento del amor, también Jesús expresa algunos signos, como el lavado de los pies y la institución de la eucaristía.

El lavado de los pies era un servicio que se hacía para mostrar acogida y hospitalidad. De ordinario, lo hacía un esclavo no judío o una mujer. Al ponerse Jesús, Dios entre los hombres, a los pies de sus discípulos, destruye la idea de Dios lejano y autoritario.

Dios no actúa como soberano, sino como servidor del hombre. El trabajo de Dios a favor del hombre no se hace desde arriba, como limosna, sino desde abajo, levantando al hombre como hijo de Dios. El servicio de Jesús crea la igualdad, eliminando todo rango. En la sociedad que Jesús funda son todos señores por ser todos servidores. Por la práctica del servicio los discípulos crean condiciones de igualdad y libertad entre todos.

Pedro ha comprendido que la acción de Jesús invierte el orden de los valores admitidos. Reconoce la diferencia entre Jesús y él y la subraya para mostrar su desaprobación. Interpreta el gesto en clave de humildad. Tiene a Jesús por un Mesías que debe ocupar el trono de Israel, por eso no acepta su servicio. Él es súbdito, no admite la igualdad. No acepta en absoluto que Jesús se abaje; cada uno ha de ocupar su puesto. Pedro cree que la desigualdad es legítima y necesaria. Pero si no admite la igualdad no puede estar con Jesús. Hay que aceptar que no haya jefes sino servidores. La reacción de Pedro muestra su adhesión personal a Jesús, pero por ser voluntad del jefe, no por convicción. Al ofrecerse a que le lave las manos y la cabeza, Pedro piensa que el lavado es purificatorio y condición para ser admitido por Jesús. Juzgaba inadmisible la acción como servicio.

Un discípulo sólo necesita que le laven los pies, es decir, que le muestren el amor, dándole dignidad y libertad. Jesús quiere evitar que se interprete erróneamente su gesto, como un simple acto de humildad. Con su acción Jesús ha mostrado su actitud interior, la de un amor que no excluye a nadie. El señorío de Jesús es una fuerza que desde el interior del hombre lo lleva a la expansión. No acapara, sino que se desarrolla. Esta es la norma válida para todo tiempo.

Jesús les dice: “Les doy un mandato nuevo”. Cristo no aconseja vivir este precepto; lo ordena. No se trata de un buen consejo, un añadido a la vida cristiana que nos enseñó. No. Él habla de mandato, y usa el tiempo verbal propio de esta acción: el imperativo. “Ámense los unos a los otros”. Entenderlo a fondo sería entender a Dios. He aquí algunas razones interesantes.


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La primera y principal: Dios es nuestro Creador, quien nos ha hecho de la nada y nos mantiene en la existencia, por puro amor. Además, este mandamiento responde a nuestra misma naturaleza humana: el hombre y la mujer viven para amar y ser amados, se realizan como personas precisamente amando, dando y recibiendo amor.

En el Antiguo Testamento ya figuraba el mandamiento del amor. La novedad de estas palabras de Cristo está en el modelo que debemos seguir: "Ámense... como yo los he amado". Y su amor es total, sin límites, hasta el extremo. "Habiendo amado a los suyos.... los amó hasta el fin". No basta con amar a nuestro "próximo", al que está cerca de nosotros, en nuestra familia, en nuestras ideas y modo de pensar. No sirve el amar a aquel que me cae bien, a aquel con que me aprecia. Hay que ir más allá.

La eucaristía es el sacramento que por medio de la consagración convierte las especies de pan y vino, en Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Para los católicos la eucaristía es un signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo.

La eucaristía es instituida en el momento en que Jesús toma en sus manos el pan, lo parte y se lo da a sus discípulos diciendo: “Tomen y coman, esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes”. Del mismo modo tomó el cáliz y dijo: “Tomen y beban todos de él, porque esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía”.

Contexto de la Lectura

Cada año se celebra la fiesta de Pascua en el pueblo judío recordando la salida de Egipto y la libertad que alcanzaron bajo la figura de Moisés. Es una fiesta muy importante y Jerusalén está llena de gente. En este ambiente festivo llega Jesús. Parece ser que le acompaña gente, pero también, de los que ya están en Jerusalén, le reconocen y salen a darle la bienvenida.

Jesús entra con un símbolo: montado en un asno, recordando una profecía de hacía muchos años, que decía, que el rey entraría montado en ese animal. Así, que en torno a Jesús, se monta toda una caravana de alegría y de júbilo. Pero no todos están de acuerdo, ni quieren a Jesús. Hay gente que les molesta la presencia de Jesús, que les molesta sus palabras y sus gestos. Por eso, desde este primer día, estarán al acecho de todo lo que él hace.

Durante varios días Jesús proclama su mensaje en diferentes lugares de Jerusalén. Llegando el jueves, manda a los apóstoles preparar todo para celebrar la Pascua. En esta cena, hay varios momentos importantes, que deseamos resaltar.

En primer lugar, el Evangelio destaca el amor de Jesús hacia los suyos, haciéndose extensivo a todos los hombres y las mujeres, de todos los tiempos.

A continuación, hace un gesto propio de los siervos, dándonos el mensaje, de que si queremos ser sus discípulos, debemos ayudarnos unos a otros, debemos servirnos unos a otros.

Después, partiendo de este servicio, les da un nuevo mandato, por el cual, todos reconocerán que son sus discípulos. Es el mandato que abarca todos los demás, pues lleva en él, la esencia de Dios: el Amor.

A continuación, Jesús realiza el último gesto. A través de este hecho, Jesús se ofrece en cuerpo y sangre a sus discípulos y a todos nosotros. A partir de este momento, nunca estaremos solos, porque cada vez que se celebra la Eucaristía, Jesús se hace presente bajo las especies de pan y vino.

Ante las palabras de Cristo, lo que era pan se convierte en su Cuerpo, y lo que era vino, en su Sangre. La misma palabra omnipotente de Dios, que creó los mundos de la nada o resucitó a Lázaro, es la que ha obrado el prodigio y lo sigue obrando siempre que un sacerdote consagra el pan y el vino, cumpliendo el mandato del Señor: “Hagan esto en memoria mía”.


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Escuchamos la Palabra

Jesús emprendió la subida hacia Jerusalén. Cuando se

acercaban envió a dos de sus discípulos y les dijo:

_ Vayan al pueblo de enfrente y al entrar en él

encontrarán atado un burrito que no ha sido montado

por nadie hasta ahora. Desátenlo y tráiganmelo. Si

alguien les pregunta por qué lo desatan, contéstenle

que el Señor lo necesita.

Fueron los dos discípulos y hallaron todo como Jesús les

había dicho. Trajeron entonces el burrito y le echaron

sus capas encima para que Jesús se montara. La

gente extendía sus mantos sobre el camino y alababa

a Dios a medida que iba avanzando. Decían:

_ ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en

el cielo y gloria en los cielos!

Algunos fariseos que se encontraban entre la gente

dijeron a Jesús:

_ Maestro, reprende a tus discípulos.

Pero él contestó:

_ Yo les aseguro que si ellos se callan, gritarán las

piedras. (Lc 19, 28-40)

Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se

ató una toalla a la cintura. Echó agua en un

recipiente y se puso a lavar los pies de los

discípulos, y luego se los secaba con la toalla que

se había atado. Luego les dijo:

_ Ustedes me llaman maestro y lo soy. Pues si yo, el

maestro les he lavado los pies, hagan ustedes lo

mismo unos con otros. El más grande entre

ustedes, sea el servidor de todos. (Jn 13, 4-5)

Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros

como yo los he amado. No hay amor más grande

que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis

amigos si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo

servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su

patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a

conocer lo que aprendí de mi Padre.

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los

eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den

fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre

les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.

Ámense los unos a los otros: esto es lo que les mando.

(Jn 15, 12-17)

Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo

partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

_ Tomen y coman; esto es mi cuerpo.

Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo:

_ Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la

Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el

perdón de sus pecados. Hagan esto en memoria mía”. (Lc. 22,

15 ss; Mt. 26, 26 – 28)


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Interiorizando la Palabra

Jesús se había negado hasta este momento, a que la gente lo proclamara, pues esperaban del Mesías una liberación muy diferente de la que Jesús les traía. Pero ahora, en que su misión está por terminar, llega la hora de definirse públicamente. El es el Enviado de Dios y no habrá nadie más después de El. Jesús es el Enviado de Dios a todos los hombres, pero se presenta primero como el Salvador del pueblo judío. Y viene cuando este pueblo necesita ser salvado.

Los profetas habían anunciado a ese rey pacífico que visitaría a su pueblo, no montado en un caballo como los militares, sino en burro, como la gente que no llevaba armas. Y por eso también el burro en que va Jesús viene a cumplir las Escrituras.

Los judíos no pensaban en su Salvador humilde. En su historia, Dios los había salvado de la opresión, del hambre, de su propia irresponsabilidad por medio de líderes prestigiosos. Esta vez venía en persona a traerles el verdadero camino de la salvación, mediante el perdón y la no-violencia, pero no lo reconocieron. Y los mismos galileos que le hicieron una entrada triunfal esperando de él una decisión política, renegaron después de él.

La última cena de Jesús tiene unas características muy especiales, dado que es la despedida de sus amigos, por eso les transmite lo que es más querido por él: el servicio y el amor. Y ese amor es tan grande, que siempre estará con nosotros a través de la eucaristía.

En esta cena, Jesús resume toda su vida con dos gestos: uno es el lavatorio de los pies, para decirles que entre sus discípulos, la autoridad es servicio, que el más grande debe servir y ayudar al más pequeño, y eso se hará en la medida en que amemos como Él nos ama; es una manera totalmente diferente a la forma que actúa la sociedad, tanto de aquel tiempo como del nuestro. El otro gesto, es el pan y el vino, transformados en su cuerpo y en su sangre, para que Jesús quede siempre entre nosotros en la eucaristía.

El «mandamiento nuevo» no consiste en una norma nueva, que hasta entonces no existía. Lo nuevo es que nos introduce en la mentalidad de Cristo. Si tenemos eso en cuenta, percibimos cuán lejos estamos con nuestra vida de esta novedad del Nuevo Testamento, y cuán poco damos a la humanidad el ejemplo de amar en comunión con su amor. De esta manera no damos la prueba de credibilidad del evangelio, que se demuestra con el amor. Jesucristo nos da su mandamiento de amar a nuestro prójimo como Él nos ha amado. Desde esta perspectiva, la caridad debe ser el signo o el distintivo del cristiano, es decir, del seguidor de Cristo.

Mensaje para hoy

Jesús es consciente de lo que significa su entrada en Jerusalén. No se deja engañar por la euforia de la gente, pues sabe que el ánimo es cambiante, y que dentro de unos días pedirán su vida.

Seguir a Jesús, significa estar en contacto con mucha gente, la cual no piensa siempre según el criterio de Dios; sin embargo, habrá momentos que nos alaben y otros que nos condenen. Jesús nos muestra que la vida no debe ir de un lugar a otro, pendiente de los criterios de una sociedad bastante apartada de El. Nuestra vida debe estar pendiente de sus enseñanzas, las cuales nos llevarán a un trabajo beneficioso para los otros; y esta tarea la debemos hacer, así haya criticas o quieran echarnos.

Como joven cristiano, cuántas veces no se habrán burlado de ti, por el simple hecho de querer hacer bien las cosas, por ser responsable, por ser honesto. Estabas haciendo cosas buenas, sin embargo, otros te condenaban y se burlaban de lo que hacías, simplemente porque el testimonio de una vida cristiana, es como un golpe en la vida monótona y egoísta de esas personas. Agradezcamos cuando alguien reconoce nuestro trabajo, pero sepamos encajar los chismes y falsas acusaciones, porque así estaremos forjando el Reino de Dios en nuestro mundo.


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La noche del Jueves Santo está cargada de mensajes para todos aquellos que creemos en Jesús, Hijo de Dios. Es como si Jesús, hubiera querido condensar todo su mensaje, en unas pocas horas, demostrando lo mucho que nos ama.

Comienza por lavar los pies. En un mundo que busca el bien propio, sin importarle la dignidad de la persona, Jesús nos recuerda, que nuestra tarea es servir al otro, tratar de hacerle la vida más agradable, y ayudarle a buscar el verdadero sentido de la vida.

Después nos deja un mandamiento nuevo: “Amen a su prójimo, como Yo les amo a ustedes”. Porque sabe que el amor humano tiende muchas veces a ser absorbente, Jesús se pone como ejemplo, pues su amor es generosidad y donación completa, hasta dar la vida por cada uno de nosotros.

Y para mostrar ese amor, instituye la Eucaristía, para quedarse con nosotros. Por eso, cada vez que asistimos a la misa, Jesús se hace presente de una forma real. Por tanto, no podemos asistir a la misa, distraídos, hablando con nuestro compañero, haciendo chistes, porque Jesús está presente. Participemos con sencillez de corazón y cariño, cuando vayamos a la misa.

Jesús cumple el amor que está diciendo esa misma noche, pues aunque sus amigos lo abandonarán, Él volverá a ellos y mantendrá su amor, pues entiende que el miedo hace que actuemos de un modo, que en otras ocasiones, no lo haríamos.

Debemos comprender que Jesucristo no nos llama a vivir algo imposible o ilusorio, sino que la caridad es una realidad necesaria y fundamental en nuestra vida diaria y en nuestra condición de cristianos. Por lo tanto, es necesario elevar el corazón por encima de las simpatías o antipatías para ver con los ojos de la fe a mi prójimo. No podemos olvidar que cada vez que hacemos o damos algo a nuestro hermano lo estamos haciendo con Cristo. Nuestro acto de caridad más grande es el de acercar a las personas, con nuestro ejemplo de vida, a Cristo. La caridad no consiste solamente en ayudar materialmente, sino también en dar nuestro tiempo, nuestro consejo y el consuelo a las almas que lo necesitan.

La Eucaristía es la fuente de toda la vida cristiana, pues nos encontramos con la presencia de Dios de manera personal y profunda. Pero la Eucaristía es también social, ya que una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma. La Eucaristía, celebrada en comunidad, nos enseña acerca de la dignidad humana, nos llama a mantener una buena relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás, nos invita a ser parte de la comunidad y a practicar la solidaridad y nos envía a cumplir la misión de ayudar a transformar nuestras comunidades, nuestros barrios y el mundo. La enseñanza de la Iglesia, que hunde sus raíces en las Escrituras y en la tradición, hace hincapié en la naturaleza tanto personal como social de la Eucaristía.

Conversamos

¿Crees que con la no-violencia se pueden conseguir los reclamos justos?

¿Has reflexionado alguna vez las consecuencias de la violencia?

¿Crees que con la violencia se conseguirá un mundo más justo y mejor?

¿Crees que siguiendo las enseñanzas de Jesús conseguiremos un mundo mejor?

¿Cuáles crees tú que son las causas por las que unas personas quiere hacerle daño a otras?

¿Por qué crees que traicionamos la amistad o la confianza de las personas?

¿Piensas que nuestras autoridades están al servicio de la gente de sus pueblos?

¿Cómo definirías el amor?

¿En qué lugar y en qué momento sientes más cercana la presencia de Jesús?


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Recordamos

Jesús es aclamado como el Mesías esperado que iniciará el Reino de Dios en la tierra.

Nuestro actuar no puede estar supeditado a las opiniones cambiantes de los demás.

El que tiene más autoridad, debe ser el servidor de los más pequeños.

Jesús nos deja este mandato: Ámense unos a otros como yo los he amado.

Cada vez que participamos en le eucaristía estamos actualizamos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

APLICAMOS LO APRENDIDO

Actuando en la vida

En grupo reflexionan sobre los logros conseguidos a través de la paz y a través de la violencia. Lo grafican en

un papelote y lo presentan a los demás.

En la lectura del tema de hoy, determina los personajes que participan, cuál es su actitud y qué cosa hizo en

este tiempo que va del domingo de ramos a la última cena, el jueves santo.

En grupo reflexionan las características de una sociedad que vive el mensaje de Jesucristo, y una sociedad

que no tiene valores cristianos. Lo grafican en un papelote y lo presentan a los demás a través de una canción.

Reflexionan sobre las siguientes frases y comparten sus impresiones con su grupo. Luego presentan un resumen ante los demás.

Los grandes espíritus son felices haciendo el bien a los demás.

Personas que te critican y subestiman, que ni siquiera te conocen y no saben hasta dónde puedes llegar.

Siempre se debe elegir el bien general al particular. Nuestro beneficio particular no debe tomarse en cuenta cuando se trata del bien común.

Observan los dibujos y las frases, y hacen una reflexión sobre los mismos en el grupo. Luego eligen uno de

ellos y los presentan ante los demás.

En el pupiletras, encuentran las siguientes palabras:

DOMINGO, JUEVES, RAMOS, ENTRADA, JERUSALEN, HOSANNA, FARISEOS, SERVICIO, LAVADO, AMOR, EUCARISTIA, PAN, VINO, CONSAGRACION, CENA, AMIGOS, ULTIMA, CASA, PASCUA.

R A M O S A O A B P C Q D O G N I M O D

R E S F T G U N H A V I W A J X K Y L Z S O I C I V R E S M J E R U S A L E N M O N A N B Ñ C C O I D P E C Q F R G S J

G I E U C A R I S T I A H S T N A P I U

I V L A V A D O U L J V K A R O M A W E

M L X M Y N Z Ñ A U O A B P P C Q D R V

A A N N A S O H E S S F A R I S E O S E

F T G U H V I W J A X K Y L Z M A N B S

C O N S A G R A C I O N Ñ A D A R T N E


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Compromisos

Personal: Escribiré con letras grandes el Mandamiento del Amor, y lo colocaré en un lugar visible para recordar lo que me pide Jesús en cada momento de vida

Social: En la relación con los demás, destacaré sus actitudes positivas.

Eclesial: Me esforzaré por cumplir el mandamiento del amor en mi familia y en mi colegio.

Ecológico: Participaré activamente en las celebraciones dominicales.

Viviendo la Celebración

En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela encendida,

significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta celebración.

Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Entonamos el canto: “Milagro de amor”.

Jesús, aquí presente en forma real, te pido un poco mas de fe y de humildad. Quisiera poder ser digna de compartir contigo el milagro mas grande de amor.

Milagro de amor tan infinito en que tu mi Dios te has hecho tan pequeño y tan humilde para entrar en mi. Milagro de amor tan infinito en que tu mi Dios te olvidas de tu gloria y de tu majestad, (2) por mi.

Yo hoy vengo, llena de alegrías a recibirte en esta eucaristía. Te doy gracias por llamarme a esta cena, porque aunque no soy digna, visitas tu mi alma.

Milagro de amor tan infinito en que tu mi Dios te has hecho tan pequeño y tan humilde para entrar en mi. Milagro de amor tan infinito en que tu mi Dios te olvidas de tu gloria y de tu majestad, (2) por mi.

Gracias Señor por esta comunión. Gracias.

Elevamos alguna petición de perdón. Después se invita a que los alumnos y alumnas puedan añadir alguna más.

Recordamos brevemente el evangelio de hoy.

A continuación se invita a que los alumnos y alumnas realicen un pequeño comentario sobre el mensaje que nos deja el Evangelio para nuestras vidas.

En forma espontánea los alumnos y alumnas hacen una oración de petición o de agradecimiento, relacionada con el tema de hoy.

Recitan todos juntos la siguiente oración:

Hermano nuestro Jesucristo,

compartiendo con tus discípulos

nos entregaste tu última voluntad:

Que nos amemos todos

para que este mundo pueda vivir

en paz.

Danos tu fortaleza

para que nuestros corazones

puedan amar sin condiciones.

Amén.

Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.

Terminamos la celebración con el canto: “Milagro de amor”.

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