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    A B I B L I A : N U E V O T E S T A M E N T O

    P. Eugene H. Maly, S. T. D

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    C O N O C E L A B IB L IA : N U E V O T E S T A M E N T O

    Una coleccin insust i tuible en cursi l los bbl icos, reuniones

    de equipo, c rculos de estudio

    Y para vivi r

    una autnt ica

    ESPIRITUALIDAD BBLICA

    EVANGELIOS

    HECHOS

    EPSTOLAS

    APOCALIPSIS

    Firmas internacionales

    Rigor cien tf ico

    Sencil lez aseq uible

    Com entarios pastorales

    Un servicio editorial de SAL TERRAE

    para que t odos conozcan y v i van

    LA PALABRA DE DIOS.

    CONOCE LA BIBLIA:

    N U E V O T E S T A M E N T O

    13

    l l

    DE SA:i JGSE

    Epsto las de los Apsto les

    S A N T I A G O ,

    JUDAS

    Y PEDRO

    Introduccin y Comentario

    Por

    Eugen e H Maly

    Mt. St. Mary's of The West

    Norwood, Ohio

    E D I T O R I A L S A L T E R H A E

    S A N T A N D E R ( E s p a a )

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    T r a d u c i d o de or igina l ingls , NEW T E S T A M E N T K l A D I N G G U I D E :

    E p i s t l e s of S a i n t s J a m e s , Ju de , P el

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    L A E P S T O L A D E S A N T I A G O

    In tr od u c c i n

    *

    Las Epstolas Catlicas

    El ttulo de "Epstolas Catlicas" se aplica a un grupo de

    7 l ibros del Nuevo Testamento, uno por Santiago, uno por

    Judas, dos por Pedro y t res por Juan. Intenta sealar po

    siblemente la naturaleza general y universal del conteni

    do doctrinal , o ms probablemente la lectora para la que

    se escribieron. El ttulo es ms oportuno que exacto. Sirve

    para agrupar a todas aquel las epstolas que no pertenecen

    a las que t radicionalmente se conoce como el cuerpo Pau

    lino. Este, sin embargo, es el nico rasgo comn que tie

    nen todas el las , como se ver en las diferentes introduc

    ciones. Puesto que el t tulo es ant iguo contina apl icn

    dose a las 7 epstolas en cuestin. El presente folleto trata

    de las cartas de Santiago, Judas y Pedro, mientras que las

    tres de Juan se t ratan junto con su Evangelio.

    El autor de la Epstola de Santiago

    En el saludo prel iminar, la epstola se presenta como obra

    de "Santiago" el s iervo de Dios y de Nuestro Seor Jesu

    cristo: "Quin es este Santiago que aparentemente no

    necesi ta una introduccin ms amplia?" Los escri tos del

    Nuevo Testamento parecen dist inguir t res hombres pro

    minentes l lamados Santiago. Hay un Santiago, hi jo del

    Zebedeo (Mt4:21) y herm ano del apstol Ju an (M tl7 : l) ,

    comnmente l lamado "el Mayor" para dist inguirlo de otro

    apstol del mismo nombre. Su muerte en el ao 42 d. C. a

    manos de Herodes (Act 12:2) le hace el candidato ms im

    probable para ser el autor de nuestra epstola.

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    EPSTOLA DE SANTIAGO

    El segundo Santiago es el apstol, hijo de Alfeo

    (Mtl0:3) acerca del cual poco se puede decir a ciencia

    cierta, a no ser que se le identifique con Santiago, "her

    man o del Seor" (Me 6:3; Gal1:19). De este l t imo San

    t iago se conoce bastante. Fue favorecido con una apari

    cin especial del Seor desp us de la Resurreccin (1 Cor

    15:7); Pedro deseaba que Santiago conociese su liberacin

    de la prisin, indicando la importancia de su posicin(Act 12:17); Pablo, poco despus de su conversin, visit a

    Santiago en Jerusaln (Gal1:18-19); Pablo le consideraba,

    jun to con Pedro y Jua n, colum na de la Iglesia (Gal 2:9);

    se presenta teniendo voz decisiva en el Concilio de Jeru

    saln (Act 15:13-29); y en su visita final a Pales tina, se

    dice que Pablo ha hablado a la comunidad de Jerusaln

    y slo a Santiago le ha mencionado por el nombre (Act

    21:17-18).

    De estas indicaciones podemos suponer que Santiago,

    hermano del Seor, era, en efecto, el jefe de la comuni

    dad cris t iana en Jerusaln y que todos le admiraban y le

    resp etab an (Gal 2:12). Tal prestigio, pues, es explicacin

    suficiente para la fal ta de una ms abundante ident ifica

    cin en el encabezamiento de la epstola. Si este Santiago

    se identifica tambin con el apstol, hijo de Alfeo, no se

    puede determinar de la informacin disponible.

    Si la epstola fue, en efecto, escrita por este Santiago,

    o si su nombre se dio por otro autor que deseaba aadir

    autoridad a lo que tena que decir, plantea un problema

    aparte. La Seudoepigrafa era muy comn en aquel los

    tiempos. El contenido de la carta, sin embargo, no pide tal

    conclusin. Revela, ante todo, una mentalidad juda. No

    slo el estilo, la gramtica y el vocabulario son indicios de

    un acercamiento semt ico bsico, s ino las frecuentes refe

    rencias a conceptos del Antiguo Testamento (v. g., "las

    12 tribus de la dispersin", 1:1; "los primeros frutos",

    1:18; etc.) son de alguno que conoca las Escrituras he

    breas,

    INTRODUCCIN.

    7

    El contenido hace ms claro que el autor fue un cris

    tiano. Los temas comunes a la epstola y al Sermn del

    monte son pruebas suficientes. Finalmente, la autoridad

    con la que este autor judo cristiano presenta su materia,

    demuestra un hombre de al ta posicin. No hay, pues,

    razn suficiente para negar que el encabezamiento de la

    carta y la carta misma procedieron de una misma mano,

    y son autnticas. Esto, por supuesto, no excluira la posi

    bilidad de una reelaboracin de la epstola por un autor

    posterior inspirado, como arguyen algunos eruditos.

    La escasez de referencias a Jess, tales como se poda

    esperar de quien le ha conocido durante la vida como

    Santiago, se puede explicar por el carcter de la carta, que

    est hecha de una serie de exhortaciones morales dest ina

    das a fortalecer a los lectores en tiempos difciles. Se obje

    ta, nuevamente, que el estilo y vocabulario griegos no po

    dan proceder de Santiago. Pero el uso de secretarios que

    compensa precisamente tal carencia de recursos estaba

    extendido en la primit iva Iglesia. Nada estorbara a San

    tiago seguir ese precedente.

    A quin va dirigida?

    Santiago dice expresamente que est dirigindose a las

    "doce tribus que estn en la Dispersin". Pero este ttulo

    lo que nos dice es que la carta est destinada a los cris

    t ianos del "Nuevo Israel", la verdadera "descendencia de

    Abrahn, herederos segn la promesa" (Gal 3:29). Sin em

    bargo, era de esperar que Santiago, judio cristiano, jefe

    de la comunidad juda cris t iana en Jerusaln, dirigiese

    otra a los judos cris t ianos. Las fal tas sealadas y las re

    ferencias al Antiguo Testamento (2:23-25; 5:10,11.17) in

    dicaran un auditorio de origen judo. No es posible deter

    minar s i tuvo en la mente a alguna comunidad en par

    ticular.

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    EPSTOLA DE SANTIAGO

    Fecha de la composicin

    Hay muchos indicios de que la Epstola de Santiago es

    uno de los escr i tos ms antiguos del Nuevo Testamento.

    Las referencias a Cristo son pocas y de ordinaria calidad

    (cf. 2:1; 5:7), la que sugiere un perodo primitivo, cuando

    todava no haba sido formulada una doctr ina detal lada

    sobre Cristo, en respuesta a las herejas que nacieron pos

    ter iormente. Tambin Santiago, aparentemente, no cae en

    la cuenta de la controversia con la que Pablo tuvo ms

    tarde que tratar sobre la supervaloraron de las obras de

    la Ley de los judos cristianos convertidos (cf. Sant2:24;

    Rom 3:28). De nuevo las referencias a los "muchos maes

    t ros" en 3:1 sealara un tiempo en el que todava la or

    ganizacin jerrquica no estaba completamente desarro

    llada. Finalmente, las ideas que son comunes a ambos,

    Santiago y Pedro, estn ms desarrolladas en el segundo.

    Por tanto, sin pretender fijar una fecha precisa, podemos

    suponer que la carta fue escrita alrededor de la mitad

    del siglo primero. Como notamos arriba, no se excluirala posibilidad de una posterior reelaboracin.

    Condiciones de la primitiva comunidad cristiana

    De una lectura atenta de la epstola emerge un retrato

    sumamente claro de la pr imitiva comunidad juda cr is

    tiana. Viviendo en un mundo altamente comercial (cf.

    4:13), los nuevos convertidos estaban probablemente suje

    tos a much as pruebas a causa de su fe (1:2 s; l :1 2ss ;

    5:7 s). Muchos sucum ban a la ten taci n al hacerse a mi

    gos de la "mammona de iniquidad" (4:4). No era cosa

    fcil mantener los ideales cristianos en un mundo secu

    larizado (5:1 ss). Aun entre los mismos cristianos no exis

    t a una perfecta armona. La nueva fe haba interesado

    tan bien a l rico como al pobre (1:9; 2:1 ss; 5:1 ss). El

    peligro de mostrar parcialidad, aun en sus asambleas, era

    real (2:1 ss). Ms a n, con facilidad surga n facciones

    INTRODUCCIN

    9

    entre ellos (3:1; 4:1 ss), aunque no sabemos su naturaleza.

    Estos dieron origen a rias mezquinas (4:11), celos y con

    tiendas (3:14), envidias y murmuraciones (5:9). A pesar

    de no ser ste un cuadro agradable, descr i to por Santia

    go,

    lo es sin embargo familiar. Y los remedios prescritos

    por el autor tienen el valor de ser tan intempestivos como

    los mismos males.

    Forma literaria

    Esta coleccin de exhortaciones morales, difcilmente es

    una epstola en el sentido ordinario de ese trmino, se

    parece ms bien al libro de la Sabidura del Antiguo Tes

    tamento. Se diferencia, sin embargo, en la manera de pre

    sentar las normas de la conducta cr ist iana en forma de

    dia triba (cf. 2:18 s; 5:13 s; ntese tam bin el uso frecuen

    te del imperativo y de la forma interrogativa). Esta forma

    perfeccionada entre los griegos, fue extendida en el mun

    do l i terar io y fue adaptada por nuestro autor al gnero

    literario de los libros Sapienciales judos, los cuales cono

    ca bien.

    Canonicidad

    Las dudas al carcter inspirado de la epstola, nacieron

    entre los antiguos escr i tores cr ist ianos, o porque se duda

    ba de su origen apostlico, o porque no se la empleaba

    con frecuencia en las ceremonias pblicas. La primera

    razn no es criterio vlido para la inspiracin. La segunda

    se puede explicar por el hecho de que la apelacin a esta

    car ta con su acercamiento peculiarmente semtico, no

    sera considerable entre los gentiles convertidos, quienes

    seguramente superaban en nmero a los convert idos del

    Judaismo. Siempre hubo aquellos que la aceptaron como

    inspirada; y fue incluida por la Iglesia en la lista de escri

    tos inspirados. A pesar del rechazo de alg uno s grupos de

    los pr imeros protestantes, hoy da se la acepta casi uni-

    versalmente.

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    10

    EPSTOLA DE SANTIAGO

    Principales puntos de doctrina

    El contenido doctrinal de la carta se determina, tanto por

    el propsito del autor como por el tiempo de la compo

    sicin. En cuanto a lo primero, no hay que esperar una

    clara exposicin de las verdades dogmticas, ya que San

    t iago escribe principalmente para exhortar a sus lectores.

    Respecto a lo segundo, la formulacin de la doctrina cris

    t iana necesariamente sera primit iva. En verdad, algo se

    encuentra aqu ms de lo que supondra encontrarse en

    el Antiguo Testamento. Pero ese "algo" es suficiente para

    dar al conjunto un sabor cristiano; su espritu es aquel

    de las exhortaciones de Nuestro Seor en el Sermn del

    monte.

    Aunque el hombre est hecho a imagen de Dios (3:9)

    es pecador (3:2) e inclinado al mal tanto por sus propias

    pasiones como por el demonio

    (3:15;

    4:7). Adems de las

    pruebas interiores, el cristiano es acosado por toda clase

    de pruebas exteriores (1:2 s; 2:6 s). Pero no tiene que de

    sesperar. Dios, Padre de todos (3:9) es infinitamente mise

    ricordioso (1:5 s; 5:11). Concede (4:6,8) al hom bre cono

    cimiento (1:5) y gracia (4:6,8), es el dador de todo don

    bueno (1:17), escucha las oraciones del hombre (l :5s;

    5:15-18), y perdon a su s pecados (5:15 s). Ms an , ha rege

    nerado al hombre por su palabra revelada (1:18-21), y

    como Juez condenar, ciertamente, al impo (4:12), pero

    dar la vida a los que le aman (1:12).

    Pero el hombre debe hacer su parte. Debe exactamente

    valorar la riqueza material (1:9-11; 5:1-3), reprimir la ira

    (1:19-20), la impureza (1:21), la parcia lidad al rico (2:1-7),

    los abusos de la lengua (3:1-12), la envidia y las rencillas

    (3:14-16; 4:1-2), el juramento (5:12) y los juicios temera

    rios (4:11-13). Positivamente debe unir a su fe una cari

    dad viva (1:22-27; 2:14-26), una caridad expresada en la

    ayuda al afligido (1:27) y a los que tienen necesidad

    (2:15-16), mostrando misericordia con los dems (2:13;

    3:17), pagando un jornal justo (5:4), orando unos por

    INTRODUCCIN'

    11

    otros (5:16), ayudando a los dems a salvar sus almas

    (5:19-20) y en general en la prctica de la soberana ley

    de la Escritura (2:8). Ms an debe ser paciente en tiempo

    de prueba (5:7-11) y confiar en sus oraciones (1:6 -8; 4:2-3).

    En tiempo de gozo o de tristeza debe mostrar un espritu

    religioso (5:13-14). Y cuando llegue a ponerse gravemente

    enfermo, debe l lamar a los sacerdotes para que le admi

    nistren la uncin para que sus pecados puedan ser perdo

    nados (5:14,15).

    Consecuencia del anlisis

    En el contenido de esta epstola no hay un desarrollo

    lgico del pensamiento, puesto que el autor pasa rpida e

    inesperadamente de una idea a otra. Por consiguiente, no

    se puede hacer un anlisis o divisin lgica. Los variados

    contenidos se pueden descubrir bien, notando los ttulos

    sealados en el comentario.

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    LA EPSTOLA DE SANTIAGO

    T e i t o y c o m e n t a r i o

    -1 Sant iago, esclavo de Dios y vuel to s en todo gn ero de

    prue

    1 de Je suc r i s to , e l Seor . bas .

    3

    Ya sabis que v uestr a fe

    A l a s doce t r ibu s que v i - a l s e r p robada , eng endra cons

    ven en l a d i s po ra : t anc ia .

    4

    Pe ro p rocu rad que l

    Sa lud . cons tanc ia d a su vez ob ras pe r

    2

    Cons ide rad , he rm anos , mo- f ec ta s pa ra que se i s pe r fec to

    t ivo de puro gozo el veros en- y com pletos , s in que os fa l te co

    D ed i ca t or i a 1: 1

    Describindose a s mismo con el uso de un ttulo

    que cualquiera de los primeros cristianos poda

    identificar y que tena en el Antiguo Test am en to Api:

    un rico significado, donde se usaba "Siervo de

    Dios"

    no solamente para cada uno de los miem

    bros del Pueblo elegido, sino tambin y especial

    me nte p ara los miem bros m s no tab les inclu- ot32:36

    yendo al mismo Mesas, Santiago enva saludos Ps 33:

    al "nuevo Israel", a los convertidos al Cristianis-

    l s42_4

    mo dispersos por el mundo rom ano.

    Exhortacin para el tiempo de prueba

    1:2-18

    Sus lectores, miembros como l, de la familia de

    Cristo, han estado sometidos a var ias pruebas,

    que como en seguida veremos, eran especialmen-

    3-4 te de ndole econmica y social. La ac ept aci n

    gozosa de stas produce fortaleza de alma que no

    Cf

    se satisface con nada, sino con la verdadera per-

    i 9

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    14

    EPSTOLA DE SANTIAGO 1:5 11

    sa a lguna .

    s

    Quien no lo sepa, espe re recibir cosa a lgu na del

    que p ida conoc im ien to a Dios , Seor .

    8

    Es un indeciso y un in-

    que da a todos gene ro sam en te y cons tan te en todo su p ro cede r .

    s in r ep rocha r nada ; y Dios se lo

    9

    El he rm ano de humi lde cond i -

    d a r .

    6

    Pe ro pida con fe , s in va- c in, g lor ese de su dign idad :

    c i l a r ; po rque qu ien vac i l a , e s s e -

    1 0

    e l r ico por e l con trar i o glo-

    me jante a l f lu jo y ref lujo del r ese de su hum il laci n, por que

    ma r, que e l v iento agi ta y l leva pasa r como f lor de hen o.

    ir

    Sa -

    de una pa r t e a o t r a .

    7

    Est e no l i e l sol con su ardor , secse e l

    5 feccin cris tian a. Pue de hab er, sin em bargo , al- Mt5:48

    guno que no sea capaz de discernir los valores

    eternos en las pruebas de la vida. Tales indivi

    duos estn llamados a buscar esta sabidura muy

    prctica en su nica fuente, Dios mismo, quien

    lo concede generosamente y no de una manera

    que haga al que la busca sentirse incmodo en

    6 su comodidad. Si es que hay alguna condicin

    para este don, es que la oracin se haga con una

    confianza nacida de la fe. Una tal confianza no

    mide las posibilidades de ser oda; porque la

    duda es seal del que es sabio mundanamente, y

    que es movido por todo gnero de duda y por toda

    7-8 corr ient e de opiniones. A un o que duda no se le

    considera como un recipiente de los favores del

    Seor, porque es irresoluto y voluble, una perso

    na "doble alma" inestable, no solamen te en la

    oracin, sino en todo lo que hace.

    9 Santiago vuelve ahora al tema anunciado en

    los versos 2-3. Tanto en el Antiguo Testamento

    como en el Nuevo Testamento, los pobres de es

    pritu, los "anawim", son el objeto especial de la

    p

    s 1 4 9

    .

    4

    misericordia y amor divinos. Los lectores de San-

    1

    sam

    tiago deben haber sabido esto; pueden y deben

    7 : 8

    estar satisfechos y animados por su alto nivel Ld:52

    10 espiritual. En cuan to al rico, debe hum illarse an te

    Dios con el pensamiento de la gloria pasajera de

    EPSTOLA DE SANTIAGO 1:12 15

    1

    h e n o , y cay la flor, des apa re- diga: Soy tentado por Dios . Po

    ciend o su bel leza . As tam bin se que D ios ni puede ser tent ad

    m arc hi t ar e l r ico en sus em- por e l mal ni t ien ta a nad i

    p r e s a s .

    1 2

    B i e n a v e n t u r a d o q u i e n

    14

    Cada uno es tentad o po r s

    pe rm anece cons tan te en l a p rue - p rop ia concup i scenc ia que

    ba ; po rqu e , pu r i f i cado po r e l l a , a t r a e y l e s educe ;

    1 5

    una ve

    rec ibir la coro na de la vida que que la concu piscen cia ha conc

    Dios p rom e t i a cuan tos l e am an . b ido , pa re e l pecado ; y e l pec

    1 3

    Nad ie , cuando e s t en tado , do , l l egado a su madu rez , enge

    los bienes terrenales. Una figura familiar del An-

    11 tiguo Tes tam ento ilustra esta gloria efmera. De-

    :

    sarrollando la idea, Santiago la aplica al rico

    cuyos asuntos comerciales estn condenados a

    12 acaba rse. Term ina su exho rtacin con lo que

    puede ser un fragmento de un antiguo himno

    bautismal. El que se ha mostrado digno en las cf. 1

    pruebas y de este modo ha mostrado su amor a

    1:6

    "

    Dios,

    recibir la corona, que es la vida eterna.

    T e n t a c i o n e s

    1:13 18

    Las pruebas externas de los versos 2-12 sugieren

    las pruebas inter iores o tentaciones (emplea la

    misma palabra griega) a las que el hombre est

    13 sometido. Estas tentacion es no son de Dios, como

    ' algunos podan haber af irmado. La mis ma nat u

    raleza de Dios impide que l se tiente a s mis

    mo para el mal (ste es el sentido del texto grie-

    K go) o que solicite a otros a pecar. La pro pia pasin

    de uno o la concupiscencia, primero tienta la

    voluntad del hombre. Se engendra el pecado

    cuando la voluntad ha consentido los deseos il-

    15 citos del corazn . A su vez el pe cad o co ndu ce

    eventualmente a la muerte eterna, como el per

    manecer fiel en las pruebas conduce a la vida

    Cf.v

    eterna. Santiago ha desarrollado su pensamiento

    en un est i lo al tamente f igurado y no pretende

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    16

    EPSTOLA DE SANTIAGO 1:16 20

    d r a l a m u e r t e .

    1 6

    He rma nos ca- que r ido , nos ha engend rado po r

    r is im os, bas ta ya de segu ir en e l su mensaje de la verdad , p ara

    e n g a o .

    1T

    Toda dd iva p rec io - que seamos como p r imic ia s de

    sa y todo don perfecto prov ie- sus cr i a tu ras ,

    nen de a r r iba , desc ienden de l

    1 9

    Eso ya lo sab i s , he rm anos

    Cread or de lo s a s t ro s . En l no ca r s imos . Sea todo hom bre p ron -

    se da cambio n i som bra a lguna to pa ra e scucha r , t a rdo pa ra ha

    de ecl ipse .

    1 8

    Po rq ue a s l o ha b la r , r emiso pa ra l a c le ra .

    2 0

    E l

    dar un anlisis cientfico de la sicologa del pe

    cado.

    16 Aunque alguno s pued en eng aar se sobre el

    origen de las tentaciones, los lectores de Santia

    go no tienen que serlo. Dios no es origen del mal.

    Desarrollando, pues, la doctrina positiva, el autor

    emplea lo que parece era parte de una de las

    antiguas formas de la l i turgia bautismal. Dios

    17 es la nica fuente de todo don buen o y perfecto.

    El creador de toda luz fsica, pero distinto a esa

    luz, puesto que El nunca cambia, Dios es tambin

    la fuente de toda luz moral. Y su mayor regalo 1 jni :5

    18 es el haberno s libremente "transm itido el men

    saje de verdad".

    Los judos convertidos, para quienes la Ley

    mosaica no dejaba de ser inmediatamente una

    norma de conducta humana, podan muy bien

    entender esto como una referencia a lo ms se

    lecto de Israel, "los primeros frutos de su cose

    cha", tema principal del Antiguo Testamento. Jer2:3

    Los gentiles cristianos posteriores veran aqu

    una alusin a la regeneracin del hombre a tra

    vs del mensaje evanglico. La Iglesia, al em plear

    esta epstola para el cuarto domingo despus de

    Pascua, ve al cristiano adquirido por la muerte

    y resurreccin de Jesucristo, como "primicias Api4:4

    ofrecidas a Dios y al Cordero".

    EPSTOLA DE SANTIAGO

    1:21 24

    17

    hom bre enco le r i zado no ob ra lo a lma s .

    2 2

    Llevad la a la p rct ica

    que ag rada a Dios .

    2 1

    Po r lo y no os conte ntis con slo or

    cual , desp us de desp ojaro s de la , que os enga ara is a voso

    toda imp ureza y de todo r e s to t ro s m ismos .

    Z3

    Quien se con

    de ma ldad, recibi d con doci l id ad ten ta con slo or la pal abr a d

    la pa lab ra de Dios que ha s ido Dios s in pon erla en prc t ica , s

    sem brada en voso t ros , y que t i e - pa rece a uno que mi ra su ro s t ro

    ne pode r pa ra sa lva r vues t r a s en un e spe jo ;

    2 4

    lo m ira , y s

    Fe y obras

    1:19-2:26

    La regeneracin espiritual debe tener efectos

    prcticos. La larga seccin que sigue muestra la

    relacin que debe existir entre la fe y las obras.

    Control de la clera y de la maldad

    1:19-21

    El prim er ejemplo es tpico de los Prov erbios del Pro

    Antiguo Testamento. El hombre debe estar ms

    ,,

    deseoso de escuchar a los otros que de hablar

    demasiado o de hablar encolerizado. Porque por

    la clera el hombre obstaculiza la obra de la jus-

    20 t ic ia ( grac ia) de Dios en e l a lm a. En efecto , la

    21 justicia (santida d) requiere que el hom bre renu n

    cie a

    todamaldad

    y ms posit ivamente, escuche

    y obedezca ("reciba") la divina revelacin que

    ser capaz de producir sus efectos salvlficos en

    el alma.

    Los que obran y los que oyen

    1:22-27

    Puesto que algunos de sus lectores no han obra

    do conforme a esta revelacin, Santiago subraya

    la necesidad de "poner en prctica" la palabra

    22 ad em s de "o r l a " . S i e l ho m b re ac ta d e o t r a

    23 m a n e r a , s e e n g a a . E s c o m o e l h o m b r e q u e e x a

    m i n a m o m e n t n e a m e n t e s u r o s t r o e n u n e s p e j o ,

    24 ta l com o es co n todo s sus defecto s y lu eg o se

    13 2

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    18

    EPSTOLA DE SANTIAGO

    1:25 27

    re t i ra ; y as se o lv ida a l mom en- s i rve a Dios y no re f rena su l en

    to de cmo es t aba .

    2 5

    Per o qu i en gua , se enga a a s mi smo . No

    at en t am ente cons idera l a l ey per- va l e nad a su re l i g in .

    2 7

    L a r e -

    fec t a , l a de l a ver dad era l i ber - l i g in pura y s i n ma nch a an t e

    t ad , y pers ever a en su cons ide- e l D ios y Pa dre cons i s t e en es-

    rac in , no como oyent e o lv ida- t o : en v i s i t a r a l os hur fano s y

    d i zo s i no como cum pl idor e fec- v iudas en su a f l icc in y en con-

    t iv o , s e r b i e n a v e n t u r a d o p o r s e r v a r s e i n m u n e de t o d a m a n -

    s u s o b r a s .

    2 6

    Quien p i ens a que cha en es t e mu ndo.

    olvida totalmente lo que vio. No hace ningn es

    fuerzo para corregir sus defectos. Pero el hombre

    25

    de Dios, cuya vida san ta se refleja en su cond uc

    ta, examina ininterrumpidamente su alma a la

    luz de los preceptos divinos y obra consecuen

    temente. De esta manera la ley divina le ha

    hecho libre.

    En un t pico acercamiento judo, Santiago

    propone tres i lustraciones de este principio ge-

    2 6

    ner al. El hom bre since ram ente religioso el que

    practica su fe ante el Dios, Padre de todos se

    guarda del uso incontrolado de la lengua (queja Cf.i:i9

    frecue nte del auto r y una falta acosadora del '

    ss

    2 7 pueblo judo), ayud a a aliviar las aflicciones de

    las viudas y de los hurfan os y evita la m an ch a Ps67:6

    del pecado que caracteriza al m undo pagano. (Los

    versos 22-27 forma n la epstola pa ra el 5. domin

    go despus de Pascua. La Iglesia, nuestra Madre,

    nos recuerda en estas palabras que an somos

    peregrinos en la t ierra. Aunque Cristo ha real i

    zado nuestra redencin, debemos apl icar sus fru

    tos a nuestra vida diaria. As nos prepararemos

    mejor a celebrar litrgicamente la fiesta gloriosa

    de la Ascensin).

    EPSTOLA DE SANTIAGO 2:1-5

    19

    ..

    y

    He rma nos , no m ezcl i s con l l eva e l sun tuos o ves t i do , y l e de

    - J l a acepc in de pers ona s l a c s : T s i n t a t e aqu en es t e l u

    fe en Jesu cr i s t o , nue s t ro Seo r gar d i s t i ng uido ; mien t ras que a l

    g lor i f i cado .

    2

    Supon ed que en el pob re dec s : T qud at e ah en

    lugar en que es t i s reu nido s en- p i e , o , s i n t a t e a mi s p i es ,

    4

    n o

    Ira un hom bre con an i l l o de oro es verdad q ue so is i nconsecu en-

    en e l dedo y l u josam ente ves t i - t es con vos o t ros mi smo s y os

    do,

    y que en t ra t amb in un po- por t i s como jueces que j uzgan

    bre con su t ra j e ra do .

    3

    S i v u e s - i n i c u a m e n t e ?

    5

    E s c u c h a d , h e r

    i ros o jos se vue lven hac i a e l que ma nos car s im os: No es verd ad

    Imparc ia l idad 2:1-13

    El autor, preocupado todava con el tema gene

    ral de una fe prct ica, se lanza ahora a t ratar

    de la imparcial idad en un discurso relat ivamente

    i largo. En prim er lugar establece el princip io. No

    profesan la fe en el Salvador glorificado, y por

    tanto actan como si esa fe fuera de poco valor,

    exagerando las insignificantes ventajas de este

    mundo a travs de la parcialidad hacia el rico.

    2 Todava sus lectores hacen aquello siendo ate n

    tos con el rico, por razn de su riqueza, mien-

    3 t ras tanto, casi ignoran al pobre. La diferencia

    de atencin se manifiesta tanto en la forma de

    dirigirse, como en el sitio dado a ellos en las

    4 reuniones. Tales dist inciones basadas nic am en

    te en las apariencias externas, hacen a los cul

    pables responsables de dictar sentencias injustas.

    Ciertamente, Dios mismo no ha dictado tales

    5 sentencias. Por el contrario, ha favorecido a

    aquellos que son pobres dndoles el don de la

    fe cris t iana. (Santiago est hablando aqu de la

    experiencia. Los primeros cris t ianos fueron con

    quistados casi exclusivamente de las clases ms

    bajas). De esta manera, ellos son los nicos ver

    daderamente ricos, no slo en la posesin actual

    de la fe, sino tambin en la promesa del Reino.

    21

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    20

    EPSTOLA DE SANTIAGO 2:6-9

    que Dios escogi a l os pob res se - t r i bu nal e s?

    7

    No son e l l os qu i e-

    g n e l m u n d o p a r a e n r i q u e c e r - n e s u l t r a j a n e l d i g n s im o n o m b r e

    los por la fe y hac er los hered e- que ha s i do i nvoca do sobr e vo-

    ros de l re ino que prom et i a l os so t ro s?

    8

    S i en ver dad cum pl s

    q u e l e a m a n ?

    G

    Per o voso t ros l a sob era na l ey de l a escr i t u ra :

    hab i s a f ren t ado a l pob re . No Am ars a l p r j imo como a t i

    son acaso l os r i cos qu i enes os mi smo, hac i s muy b i en .

    9

    P e r o ,

    t i r a n i z a n y o s a r r a s t r a n a n t e l o s s i o b r i s c o n a c e p c i n d e p e r s o -

    (Aqu "Re ino" s e re f i e re a l re inado fu tu ro de l a

    jus t i c ia en l a fe l i c idad e te rna ) .

    fi

    a D e s g r a c i a d a m e n t e l o s l e c t o r e s d e S a n t i a g o n o

    h a n f u n d a m e n t a d o s u s j u i c i o s s o b r e e l m i s m o

    6

    *> pr inc ip io , y son d ignos de l t e r r ib le reproc he . Ms

    an , no l e s d ice l a expe r ienc ia qu t ra to pueden

    espe ra r de l a r iqueza? Los r i cos gene ra lm ente do

    m i na n sobre los pobres , y con f recuenc ia apro ve

    chan de su ba ja pos ic in soc ia l pa ra de f rauda r

    l e s e n l o s t r i b u n a l e s . ( S a n t i a g o t a m b i n p u e d e

    es ta r pensando en los casos de pe rsecuc in de los

    crist ianos

    en cuanto

    cris t ianos). Finalmente, es-

    7

    tos mism os ricos son culpa bles de blasf em ar el cf. Act

    san to nom bre de Jesuc risto invocado sobre los 4:12

    crist ianos al t iempo de su bautismo. Este nom

    bre, como el nombre de Yahv invocado sobre el

    A m o s

    pueblo ant iguo de Israel , concede la proteccin

    9 : 1 2

    divin a sobre el que lo lleva y su dev ota invoc a- R"

    cin es seal de salvacin. Sin embargo, los ricos

    10 : 13

    blasfeman este nombre admirable.

    * Tal vez alguno s de sus lectores pue den objetar

    que sus tratos con los ricos no estn fuera de la

    ley de la fraterna caridad. Este precepto delLvi9.-i8

    amor, t iene ciertamente una dignidad suprema

    abarcando todos los dems preceptos, y puede

    llamarse muy bien la soberana ley de la Escri-

    2

    2-3*

    Mt

    9

    tur a. La objecin se respon de sea lndo les sus

    tratos con ol pobre a quien no le muestran el

    EPSTOLA DE SANTIAGO 2:10-13

    a s ,

    i nc urr s en pecado y l a l ey s i mata s , t e haces t ran agre sor de

    o s a c u s a d e t r a n s g r e s i n .

    1 0

    Quien l a l ey .

    1 2

    Hablad y obra d como

    qu eb ran t a un so lo prece pto de l a conv iene a qu i enes han de s er

    l ey , aun qu e ob serve t odos l os j uzgado s por l a l ey de l a l i ber -

    dem s , se hace reo de t od os ; t ad .

    1 3

    S in mi ser i cord i a se r j uz

    11

    por que aquel que d i j o : No gado qui en no prac t i ca l a mi ser i

    a d u l t e r a r s , d i jo t a m b i n : N o c o r d i a . L a m i s e r i c o r d i a t r i u n f a

    m a t a r s . Y a u n q u e n o a d u l t e r e s , e n e l j u i c i o .

    mismo amor demostrado al rico,. Y as violan la

    misma ley que proclaman ser seguidores. Los lec-

    10 tores judos, tam bin el mism o Santiag o, consi

    deraban todos los preceptos part iculares divinos

    como partes de la "LEY". En lugar de la variedad

    11 de ma terias t rata da s en el la, haba una unidad

    interna por su origen divino. Est claro, por tan

    to ,

    que la violacin de un precepto implicaba la

    violacin de toda la ley.

    12 Deben recorda r tambi n que su propia con

    ducta ser juzgada por esta misma ley-Ley que

    si se observa les har libres, puesto que la verda

    dera l ibertad consiste en hacer la voluntad de

    Dios. Santiago concluye, pues, esta seccin sobre

    la imparcial idad ci tando lo que era una mxima

    13 cristia na corrie nte. El que no sea miserico rdioso

    6

    .

    14

    .

    1

    con el pobre, puede esperar la sentencia inmise-

    ricorde de condenacin que se pronuncie en es-

    t ricta just icia contra l mismo. Pero la pr es en ta

    cin de obras misericordiosas obtendr una con

    mutacin de la sentencia de condenacin. (Con

    la personificacin de los dos trminos "juicio"

    y "misericordia", Santiago ha condensado el pen

    samiento en dos frases breves).

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    22

    EPSTOLA DE SANTIAGO 2:14-15

    1 4

    He rm ano s , qu p rovecho sa lva r l e l a f e?

    1 5

    Supone d que

    saca uno con dec i r : Yo t engo f e , un he rm ano o h e rm ana e s t n

    s i no t i ene ob ras? Pod r acaso desnudos y ca recen de l a l imen to

    Una fe v iv iente 2:14-26

    En el pasado esta seccin ha sido la ocasin de

    enconadas disputas, algunos decan que Santiago

    contradeca las enseanzas de San Pablo. Diga

    mos algunas palabras sobre el problema. Pablo

    declara que "el hombre no alcanza la justifica

    cin por las obras de la ley, sino por la fe en Je- Gal2:16

    sucristo". Santiago declara, por su parte, que "el

    R o m

    ho m bre es justificado por las ob ras y no por la fe 3:28

    sola". Por razn de esta aparente contradiccin,

    Lut ero en tre otros , recha z la epstola como no 2:24

    inspirada. Hoy en da, los eruditos concuerdan

    en que no hay una contradiccin real.

    Hay que reconocer que Pablo y Santiago estn

    hablando a grupos diferentes de problemas total

    mente diversos. Cuando San Pablo habla de las

    obras tiene en cuenta las prescripciones positivas

    de la ley mosaica, las cuales muchos de los ju

    dos consideraban que estaban an vigentes, pero

    que de hecho, no lo estaban. Cuando Santiago

    habla de las obras, est obviamente pensando en

    aquellas obras virtuosas, como lo indica el con

    texto, que fueron y sern siempre parte de las

    obligaciones bsicas del hombre, por ejemplo la

    caridad fraterna, la obediencia, etc. Cuando Pa

    blo declara que el hombre es justificado por la fe,

    significa una fe "formada" o vivificada por la ca-

    Ga ) 5 6

    r idad sobrenatural . Santiago de una manera

    prctica, simplemente descifra en detalle la im

    plicacin de la caridad. Las dos doctrinas, pues,

    no son contradictor ias sino complementar ias.

    Est Santiago corrigiendo una falsa inter-

    EPISTOLA DE SANTIAGO 2:16-17

    2

    c o t i d i a n o .

    1 6

    Qu p rovecho van lo necesa r io pa ra e l cue rpo

    a sacar s i les decs : Id en paz,

    1 7

    As sucede con la fe. Si no v

    ab r ig aos y ha r t ao s , s i no l e s da i s acom paad a de la s o b ras , e s t

    pretacin de las enseanzas de Pablo extendida

    entre sus lectores? Si fuera as, significara que

    la Carta de Santiago es posterior a la fecha ge

    neralmente admitida.

    Parece, sin embargo, muy posible que habaentre los grupos judos aun antes de la era cris

    tiana, alguna discusin sobre la idea de que Dios

    poda recompensar al hombre independientemen

    te de las obras meritorias. Los recientes descu

    brimientos de los documentos del mar Muerto

    hacen alguna alusin a esto. Tal opinin poda

    haber estado en prctica entre los lectores de

    Santiago y haber ocasionado sus declaraciones.

    Santiago pone el punto para su discusin so-

    K bre la fe y las obras, en forma de verd ade ra dia

    triba, en el supuesto de que alguno diga quetiene fe sin obras. Tal fe, claro est, consistira

    simplemente en un asentimiento intelectual a

    ciertas verdades. Pero esta fe teortica no es de

    ningn valor para la salvacin eterna. Su pr imer

    argumento es un ejemplo prctico de la obra de

    15-16 un a fe sem eja nte . A un cris tian o ins ufic ient e

    mente vestido o necesitado de al imento no se

    le ayuda con la mera expresin de buenos de-

    17 seos. Precisamente tal fe no da exte rnam ente se

    ales de vida por medio de la prctica de la cari

    dad, as tambin, inter iormente carece de vida.

    El segundo argumento est tambin en forma

    de diatriba. Aunque no se ve cmo se establece

    la objecin de qu manera precisa procede el ar

    gumento (En el texto gr iego no hay signos de

    puntuacin; el t raductor debe reemplazarlos

    conforme a su interpretacin); el argumento

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    24 EPSTOLA DE SANTIAGO 2:18-22

    muert a en su so l edad .

    1 8

    Y m s . t i e m b l a n d e e s p a n t o .

    2 0

    T , ne-

    Has t a se l e pod r a res po nd er : T c i , qu i eres sab er que es es t -

    t i enes fe y yo t engo obra s . Mus- r i l l a fe s i n ob ras?

    2 1

    No fue

    t ram e tu fe s i n ob ras que yo por j us t if i cado por l as obra s , nues t ro

    mis ob ras t e mo st ra r l a fe . pad re Abr ah n , a l o f recer a su

    1 9

    T crees q ue ha y u n , so lo h i jo Isaac sobre e l a l t a r?

    2 2

    Ya

    Dios? Hace s muy b i en . Per o t am- l o ve s : La fe coopera con suS

    bien l os demonio s lo c reen , y obra s , y por l as obr as adqui r i

    18 gen eral es suficientem ente claro. La existencia

    de la fe sola naturalmente, no puede manifes

    tarse, puesto que sta es un acto puramente in

    terno. Pero la existencia de las obras revela la

    existencia de una fe que las produce.

    El tercer argumento se seala brevemente, no

    19 nece sita elaboracin. Uno de los sostenes bsi

    cos de las creencias tanto judas como crist ianas

    era la creencia en un solo Dios. Pero aceptar esta

    verdad por s sola, no trae la salvacin. Los n

    geles cados la aceptaron, pero ev identemen te, no

    les hizo ningn bien.

    Ciertam ente, sta los hace

    estremecerse

    El argumento final est compuesto de ejem

    plos tomados del Antiguo Testamento que sus

    20-21 lectores conocan muy bien. El acto ms grande

    de Ab rah n fue su com placen cia al ofrecer su ,9'J

    hi jo Isaac sobre el al tar, como test imonio supre

    mo de su obediencia a Dios. De ese modo, la fe

    en Abrahn no era un mero asent imiento in te

    lectual, todo lo contrario, era la total sumisin

    de su intel igencia y voluntad una sumisin

    que continuamente produca buenas obras. El po

    tencial de su fe se realizaba y expresaba a travs

    2 3 de estas obras. Las obras de Ab rahn resultado

    G

    .

    e

    ,g

    de la fe permitan a Dios favorecerle con el

    2 4

    don de la justicia y hac erle su amigo. Por consi

    guiente, no era cualquier c lase de deseo que hac a

    EPSTOLA DE SAN TIAGO 2:26 3:1

    2

    s u p e r f e c c i n .

    2 3

    As se cump l i mere t r i z , no fue j us t i f icada p o

    l a Es cr i t u ra que d i ce : Crey l as obr as , a l acoger a l os mens a

    Ab rah n a Dios ; Dios es t im su j e ros y a l hacer los sa l i r por o t r

    fe como just i ficacin, y fue lia- c a m i n o ?

    2 6

    Como el cuerp o s

    mado amigo de Dios .

    2 4

    Vei s e l esp r i t u es t mue r to , as t am

    cmo es j us t i fi cado e l hom bre b i en es t mue r t a l a fe s i n obr a

    por l as obras y no por l a fe O He rma nos , no pre t end i s s

    s o l a ?

    2 5

    Igua lmen te Rahab , l a O todos maes t ros . Sabed qu

    Abrahn, o cualquier otro, perfecto a los ojos de

    Dios,

    sino un deseo fuerte, eficaz de manifestarlo

    por medio de las buenas obras.

    25

    El segund o ejemplo es aquel de Ra hab , la ca-

    naanita de Jeric, quien porque crea en el Dios

    2

    :i*

    de los israelitas, les ayud a tomar la ciudad.

    Santiago valora sus obras, en cuanto que son la

    fuente de su salvacin. Su fe en Dios, aunque no

    Cf i j

    menciona aqu , se presume que era famil iar a los 2:9

    lectores.

    2 6

    Concluye esta seccin com para ndo un a fe sin

    obras a un cuerpo sin el principio vital, el alma.

    Pecados de la lengua 3:1-12

    Aunque Santiag o se ha referido ante riorm ente a

    los abusos de la lengua, ahora t rata la materia

    1:19

    "

    con algn detal le. No hay conexin aparente,

    con lo que inmediatamente precede. El oficio de

    "maestro" era uno de los ms codiciados entre

    1 C

    los judos, y entr e los prim eros cri stia no s se lo 12:

    consideraba como una gracia especial . A travs

    E f 4

    del oficio se poda hacer el mayor bien o el ma-

    1

    yor dao . Por tan to, avisa a sus lectore s que pocos

    deben llegar a ser maestros, ya que ellos y San

    tiago mismo entre ellos (en el griego se lee:

    ". . . sabiendo que nosotros recibiremos. . .") se

    rn juzgados ms severamente.

    26

    EPSTOLA DE SANTIAGO 3:2-6

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    t end re mo s un ju ic io ms seve ro , gobe rnad as po r un pequeo t i -

    2

    po rque todos t enem os muc hos mn a vo lun tad de l p i lo to .

    5

    As

    t ropiezos. Quien no peca en sus

    t a m

    b in l a l engua e s un peque -

    pa lab ras e s hom bre pe r fec to ,

    fio m i e m b r o s e l o r a d e

    que puede pon er f reno a toda , . -

    i r

    t J i "

    e s

    hazaas, ved como un poco

    su pe r sona .

    3

    M ira d: A los ca- , . ,. ,

    bal los ponemos freno en la bo-

    d e f u e g o

    " * g ra n d es h o s

    ca pa ra que nos obedezcan y ues . Tam bin la lengu a es un

    as gobe rnamos todo su cue rpo .

    fu e

    S >

    u n

    mundo de in iqu idad .

    4

    Ved t ambin cm o l a s naves , Co locada en t r e nues t ro s miem-

    con se r t an g randes e impu l sa - b ros , l a l engua con tam ina todo

    das por tan fuer tes vientos , son e l cue rpo ; y , ence ndid a por e l

    2 Es verdad que el hombre puede fal tar de mu

    chas maneras, pero la fal ta principal parece que

    es el abuso de la lengua. Por esto, Santiago puede

    decir que el controlar la lengua implica la capa

    cidad para controlar toda la naturaleza ms baja

    de uno. Quien proceda as es en cierta manera

    un hombre perfecto.

    Que un miembro tan insignificante como la

    lengua pueda ejercer una influencia tan grande

    3 no debe sorprendernos. Ejemplos similares hay

    en la naturaleza. Al caballo se controla con el bo

    cado minsculo colocado en su boca. A los gran

    des barcos se los controla por un pequeo timn.

    4

    Asimismo la lengua , a pes ar de su tam a o, es

    5 capaz de ejercer un gran poder. Y Santiago, m s

    consciente de los daos que del bien que sta rea

    liza, se explaya en los efectos nocivos. Este m iem

    bro minsculo t iene una potencia arrol ladura.

    Esta es como una brisna de fuego que puede po-

    6 ner en l lamas a un bosque entero. Son, cierta

    mente, tantas las posibi l idades de que se produz

    ca el mal que se puede llamar a la lengua, en s

    misma, mundo de iniquidad. La comparacin con

    el fuego es, en efecto, muy apropiada, porque la

    lengua puede encender todas las pasiones y de

    EPSTOLA DE SANTIAGO 3:7-12

    2

    inf ierno , ince ndia a su vez toda mald ecim os a los hom bres cre

    nues t r a v ida .

    7

    Se p uede n do- dos a imag en de Dios .

    1 0

    De l

    ma r , y de hech o ha n s ido do- mism a boca salen la bendic in

    mad as po r el hom bre , toda c a - l a ma ld ic in . Herm anos , e s to n

    se de fieras, de aves , de rep tile s deb e ser as.

    l :

    Acaso la fue

    y de an ima les mar inos .

    8

    Per o te man a por el mismo cao agu

    n ingn hom bre puede dom ar su du lce y am arga ?

    1 2

    He r m a n o

    lengua ; e s un ma l que t r aba ja puede acaso l a h igue ra d

    inca nsab le ; e s t ll ena de vene - ace i tunas , o h igos l a v id? Tam

    n o m o r t a l .

    9

    Con e l l a bendec i - po co 'un m anan t i a l de agua f

    mos a l Seo r y Pa dre , y con e l la lada puede da r agua dulce .

    esta manera incendiar y destruir el curso orde

    nado de la vida humana. Tal potencia de la len

    gua para el mal le ha sido dada por el mismo

    diablo.

    Santiago ahora introduce otra figura para

    7 mo stra r lo vicioso de la lengua . El hom bre pued e

    domar y en efecto ha domado toda clase de ani

    males, aun a los salvajes y venenosos. Pero el8 hom bre que pueda dominar a su lengua es un a

    rara exageracin. (Santiago, predicador real is ta,

    prueba su principio con una exageracin del ibe

    rada, diciendo que ningn hombre puede domi

    nar la lengua). Ms bien, con mayor frecuencia

    se ve que la lengua nunca deja de hacer el mal

    9 y el vene no que inyec ta es mo rtal. Todo esto es

    ms evidente del hecho de que, aunque emplea

    mos la lengua para bendecir a Dios, tambin la

    usamos para maldecir la imagen de Dios, el hom

    bre. Aqu tenemos una contradiccin, una per

    versin de la naturaleza que no debera haber.

    La misma naturaleza nunca acta de esa manera .

    Una fuente dar hasta el f in o agua dulce o

    12 ama rga, pero no amb as. Y se pueden m ult ipl ic ar

    los ejemplos para mostrar la consistencia de la

    naturaleza y la inconsecuencia del hombre.

    10

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    EPSTOLA DE SANTIAGO 3:13-16

    1 3

    Hay a lguno en t r e voso t ros t ro s co razone s , no s ig i s min -

    que sea sab io y expe r ime n tado ? t i endo n i g lo r i ndoos con t ra l a

    Mues t r e con su buen comp or ta - ve rdad .

    1 5

    Esa sab i du r a no ha

    mien to l a s ob ras mar cada s con ven ido de a r r ib a ; e s t e r r e na ,

    e l se l lo de la finura y de la sabi- me ram ent e nat ura l , dem onac a,

    d a r a .

    1 4

    Pe ro , s i ab r ig i s amar -

    l e

    Po rque donde hay env id ia s y

    ga envidia y ren ci l la s en vues- renc i l las , a l l hay d esord en y

    La verdadera y la falsa sabidura 3:13-18

    Aqu Santiago parece resumir el pensamiento

    expresado en el primer verso del captulo. Tal vez

    haba entre sus lectores, algunos bien versados

    13

    en un campo determ inado. Si es verdade ra sabi

    dura, manifestarn esa sabidura en la manse-

    14

    dumbre y en la paciencia. Pero si se mu estran ce

    losos de los dems y egostamente ambiciosos,

    entonces son senci l lamente mentirosos cuando

    proclaman la verdadera sabidura. Porque tal

    15

    sabidu ra no es de Dios. Mejor dicho, est tot al

    mente exenta de elementos espiri tuales: es ente

    ramente de la tierra, le falta el carcter vivifica

    dor del Espritu Sa nto y au n se pued e decir que i Cor

    est inspirada por el diablo. Los resultados de su

    :

    sabidura justifican una descripcin tan severa.

    16

    Los celos y la ambicin egosta men ciona dos

    arriba estn invariablemente acompaados por

    una falta de orden en la comunidad, la cual, a

    su vez puede llevar a cualquier clase de acciones

    malas .

    Santiago estaba bien enterado de que los

    hombres ambiciosos crean part idos, y los part i

    dos son la cuna de toda clase de intrigas. Qu

    diferente es la verdadera sabidura que viene de

    17

    Dios Santiago dem uestra esto con la l is ta de

    sus cualidades, lista que tiene en cada caso una

    notable pert inencia a este tema. La verdadera

    7

    .JtQ

    sabidura es, ante todo, pura , exenta de toda no ta

    de maldad, como en real idad debe ser, puesto

    EPSTOLA DE SANTIAGO 3:18 4:1 2

    toda c l a se de ma ldad .

    1 7

    En cam- e l la el f rut o de la vir tud par

    bio , la sab idu ra de arr i ba es aque l los que obran la paz.

    an te todo pu ra , l uego aman te de

    A

    De dnde p rov ienen l a

    l a paz , moderada , indu lgen te , He-

    gue r ra s y de dnde l a s ba

    a de mise r i c o rd ia y de buenos t a l l a s en t r e voso t ros? De dn

    f r u t o s ,

    imp arci a l y s in hipo cre- de s ino de las pasiones que lu

    sa .

    1 8

    Med ian te l a paz s i em bra chan en vues t ros miem bros

    que viene de Dios; de esta caracters t ica bsica

    fluyen todas las dems. La sabidura es pacfica

    y muy opuesta a la falsa sabidura que causa ri -

    P r

    validad y desorden. Es indulgente para con las

    opiniones de los otros, y dcil, no se obstina en

    mantener su opinin propia. Est l lena de mi

    sericordia para aquellos que discrepan, y por

    esta muestra de misericordia es capaz de l le

    varlos a la verdad, y as producen buenos fru

    tos. Es imparcial en su bsqueda de la verdad

    y sin hipocresa en la presentacin de ella. En

    una frase llena de significado se da una digna

    18 culm inacin a esta descripcin. El fruto de la sa

    bidura, a saber: la just icia, es sembrado por

    M t 5

    .

    Dios prdigamente en los corazones de los obra

    dores de la paz, encontrando un estado de paz.

    Fuentes de discordia 4:1-10

    El tema de la paz insina ahora el de la discor

    dia. Esta seccin entera carece de una unidad

    lgica. Ms an, una idea sugiere a otra, as el

    l t imo pensamiento posee poca relacin con el

    1 primero. Santiago comienza pregu ntando la ca u

    sa de las contiendas y peleas existentes entre los

    crist ianos. Estas se deben a las pasiones huma

    nas, que moviendo la guerra en el cuerpo del

    hombre, para obtener sus fines, l leva al hombre

    a hacer cosas contrarias al bien comn.

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    30

    EPSTOLA DE SANTIAGO 4:2-5

    2

    Cod ici is y no ten is . Matis y del mu ndo es enem istad con

    env id i i s ; y no pod i s a l canza r Dios? Qu ien p re tende se r ami -

    nad a. Lu ch is y hacis la gue- go del mu ndo se hace enem igo

    r ra . No t en i s , po rqu e no ped s , de Dios .

    5

    O pensis que la es-

    3

    Ped s y no r ec ib s , po rqu e pe - c r i tu ra d ice s in r az n :

    ds mal , slo pa ra dar sa t isfac- Con celos ama el espr i tu

    c in a vues t r a s pas iones .

    4

    Adl- que l h izo que habi tase en

    t e r a s ,

    no sab i s que l a amis tad noso t ros?

    2 De esto se dan ejemplos. Un hom bre anh ela

    un objeto que no lo tiene, y mata para satisfacer

    su codicia. Otra vez, est celoso de otro y es in

    capaz de obtener aquello de que tiene celos; por

    lo tanto, lucha y pelea para obtenerlo. Enten

    diendo el verso de esta manera, significara un

    cambio en la puntuacin del texto de la Confra

    ternidad. (El cambio parece justificado por el ma-

    3 yor peso dado a la frase). Aun la oracin puede

    llegar a estar contaminada de motivos deprava

    dos.

    Por supuesto, tales peticiones Dios nunca las

    conceder.

    4 Empleando un a figura familiar del Antiguo

    Testamento de infidelidad a Dios, Santiago acusa

    a sus lectores de adulterio espiritual, en cuanto

    que ellos se divorcian de Dios para cortejar la

    amistad de un mundo pecador. Hacen esto, sin Mt6:24

    duda, por el empeo de satisfacer el placer des-

    5 honesto. Esto es lo m s repren sible, pues to que

    rechazan a Dios, quien como un esposo celoso,

    suspira vehementemente por sus almas. (Una

    traduccin exacta de la cita es difcil y su fuente

    es incierta).

    (La ltima parte de esta seccin parece con

    tener elementos de un antiguo himno l i trgico

    usado en el bautismo. Esto puede suceder por

    Cf

    5

    1

    .g

    la obscuridad ocasional salida al paso al querer

    6 ver una conexin entr e los verso s siguientes). Sus

    EPSTOLA DE SANTIAGO 4:6-9

    31

    r

    ' Pe ro l da una g rac ia may or . so t ros .

    8

    Acercaos a Dios y l se

    Por e so d ice : ace rc a r a voso t ros . Lavaos l a s

    Dios res is te a los soberbios

    m a n o s

    > P i a d o r e s , y p u r i f i c a d

    y da su graci a a los hum il- vues tros corazon es, g ente que

    g ^

    ob r i s con dob lez .

    9

    Reconoced

    vues t r a mise r i a . Llo rad y l amen-

    7

    Vivid , pues , som etido s ' a Dios . taos . Que vuestra r isa se tor ne

    Resis t id a l d iablo y hui r de vo- en l lanto , y vuestra a le gr a en

    lectores deben conocer que Dios' concede mayor

    i

    ayud a a aquellos que son hum ildes. Deben, por

    p

    3

    ro

    3

    ^

    t an to ,

    si quieren vencer a la atraccin de los de

    seos pecaminosos, someterse humildemente en

    todo a Dios, y poner al diablo en retirada por la

    8 resistencia a sus insinuacio nes. Este acerc am ien

    to humilde a Dios, permite el acercamiento de

    Dios al hombre.

    Sin embargo, un acercamiento humilde, inclu

    ye ciertos prerrequisitos. El pecador debe renun

    ciar a los placeres depravados por los que sus ma

    nos estaban manchadas, y el que ha vacilado

    entre el servicio de Dios y el servicio del mundo

    debe dirigir su mente y su corazn exclusivamen-

    9 te a Dios. As el arrep entim ient o verd ade ro de

    uno se manifestar por el dolor de sus pecados

    y por su manifestacin externa, haciendo que el

    gozo inmoderado causado por el placer ilcito, d

    lugar a una expresin saludable de disgusto por

    io el pecado. Esta es la verda dera hum ilda d de los

    pecadores a la que Dios premia.

    D e t r a c c i n 4 : 1 1 - 1 2

    Este breve pasaje se relaciona con el prece

    dente en cuanto que la maledicencia es uno de

    11 los males sociales causados por las pas ion es. La

    detraccin hablar mal, difamar o juzgar a

    EPSTOLA DE SANTIAGO 4:17 5:1-3

    33

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    32

    EPSTOLA DE SANTIAGO 4:10-14

    t r i s t eza .

    1 0

    Hum i l l aos en l a p re - va r y pe rd e r . Pe ro t , qu in

    sencia del Seor , y l os ensa l- eres par a cen sur ar a tu prj im o?

    z a r a .

    1 1

    He r m a n o s , n o h a b l i s

    1 3

    Y e scuchad ahora , voso t ros ,

    ma l unos de o t ros . El que hab la lo s que de c s : Hoy o ma ana

    mal de su he rm ano o juzga ma l i r emos a t a l c iudad y pasa rem os

    de l , hab la mal de la ley y juzga a l l e l a o; no s dedi care mo s a l

    ma l de la ley. Y s i juzgas mal negocio y log rare mo s ping es

    de l a l ey , no e re s cumpl ido r de gananc ia s .

    1 4

    Pero s i no sabis

    la ley s ino su juez.

    1 2

    Un o es e l s iqu iera qu os va a suced er ma-

    leg i s l ado r y juez . El puede sa l - a a Qu e s vues t r a v ida?

    otro

    es contraria a la ley divina. El que as

    acta est, por lo tanto, en cierto sentido, juz

    gando que la ley divina es indigna. Al hacerse

    superior a la ley se hace superior al Legislador.

    12 Pe ro el legislado r en este caso es Dios mism o,

    que es el nico capaz de juzgar la idoneidad de

    una ley. Ms an, este Legislador tiene poder

    para condenar como para salvar . El detractor

    deber, pues, ponderar bien sus acciones.

    Presuncin del rico 4:13-17

    Una idea nueva, aparentemente sin ningn lazo

    de unin con la precedente, se trata en seguida.

    El autor presenta en escena la descripcin de los

    comerciantes ricos, haciendo sus planes para los

    14

    viajes de negocios. Pero San tiag o les detiene un

    momento. Cmo pueden tener seguridad de que

    15

    estarn con vida ma a na Ya deben saber que

    la vida es tan tenue como el humo o la niebla,y que dependen enteramente de la voluntad de

    Dios. Hay que tener en cuenta la sumisin a la

    voluntad de Dios cuando se hacen los planes.

    16

    El negocio en si mism o no est conden ado, ni

    siquiera lo concerniente a tales asuntos, lo est,

    s, la presuncin arrogante de aquellos que han

    17

    olvidado a Dios. Eso es lo ma lo. San tiago term ina

    Sois un poco de vapo r que apa- ~ Esc ucha d ahora voso tros , los

    rece un momen to y a l pun to se

    r

    -J r icos; y romped a l lorar a

    d i s ipa .

    1S

    En vez de eso deb ais gr i to s por las calamida des que

    dec ir : Si e l Seo r quie re , v ivir - os van a venir .

    2

    Vue s t r a s r i -

    mos y ha rem os e s to o aque l lo . quezas e s t n podr idas , y vues

    1 6

    Aho ra os jac t i s de vues t r a s t ro s ves t idos consumidos po r l a

    in so len te s pa lab ra s . Toda j ac - po l i l l a .

    3

    Vues t ro o ro y vues t r a

    tancia de esa c lase es mala .

    1 7

    En pla t a es tn com idos del or n . Su

    conc lus in , qu ien sabe hace r e l o r n se r una acusac in c on t ra

    bien y no lo hace, com ete un vos otros , y como fuego cons um i

    pecado . r vue ' st r a s ca rnes . Hab i s acu

    con una mxima muy general. La evasin deli- Ld2:47

    berada del deber es pecaminoso.

    Injusticia del rico 5:1-6

    Las riquezas un a vez m s son cens urad as, esta cf

    vez por sus pr ctica s injustas. El lengu aje es muy ''.

    reminiscente de la l i teratura que abunda en esa

    poca, en la que los ltimos das fueron viva-i me nte descritos. Los ricos son aho ra invita dos a

    llorar y a gemir en anticipa cin a aquellos das. M

    No es el dolor saludable del pecador arrepentido

    13

    c

    :42

    ,?

    al que el autor se refiere, sino el remordimiento

    2 desesperado del condenado. Esta nota de conde

    nacin anticipada va ms lejos. Sus r iquezas

    estn descritas como ya rodas, sus vestidos ya

    apoli l lados. An su oro, duramente afectado por

    el moho, la plata l igeramente afectada, estn

    3

    ah ora enmo hecidos. Esta es un a figura de expre

    sin para describir el poder corrosivo de las riquezas. El oro y la plata enmohecidos sern un

    testimonio contra ellos en el ltimo da. De

    hecho, el poder corrosivo es tal que afecta aun

    a los mismos poseedores, llegando a convertrse

    les en instru m ent o de sus sufrim ientos. Este es

    6

    .

    19

    ^

    el "tesoro" reservado al rico

    13 3

    34

    EPSTOLA DE SANTIAGO 5:4-7

    EPISTOLA DE SANTIAGO 5:8-11

    35

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    19/61

    mulad o t eso ros par a l os l t imo s do a l p l acer y hab i s ce bado

    das .

    4

    Mi rad qu e c l ama e l j o r - vues t ros cuerpo s para e l d a de

    na l re t e n ido de l os obr ero s que l a matan za .

    6

    H a b i s c o n d e n a d o

    han seg ado v ues t r os ca mp os; y a l j us to y l e hab i s dado muer t e ,

    l os c l am ores de l os sega dore s E l no os opo ne res i s t en c i a ,

    han l l egado has t a l os o dos de l

    7

    A g u a r d a d , p u e s , c o n p a c i e n -

    Seor de l as hues t es .

    5

    H a b i s c i a , h e r m a n o s , h a s t a l a p a r u s a

    l l evado una v ida de de l i c i as so- de l Seo r . Ved cmo e l l ab rad or

    bre l a t i e r ra ; os hab i s en t rega - espera e l p rec ios o f ru to de l a t i e -

    La manera en que los ricos han adquirido y

    gastado sus riquezas les hace merecedores de c on-

    4 denacin. En primer lugar, han defraudado a los

    obreros su salario justo. Estos salarios, audaz

    mente descri tos, estn clamando venganza al

    5 cielo. El clamor ser odo. El rico ha peca do de

    masiado, disipando sus riquezas en festines y pla

    ceres. Como reses se han cebado para el da de

    6 la ma tanza. Finalm ente, el r ico ha ido has ta

    cometer un crimen, no directamente quizs (aun

    que es muy posible que Santiago est pensando

    en los ricos que usan de los t ribunales para con

    denar a muerte al pobre, cf. 2:6), pero indirec

    tamente al retener un salario vi tal . Se recalca la

    culpabil idad por la incapacidad del poder a re

    sistirles.

    Paciencia del justo

    5:7-11

    Habiendo fustigado al rico malvado, Santiago

    exhorta a sus hermanos creyentes, a la paciencia

    en trminos ms amables. Deben mirar hacia de

    lante a la venida gloriosa del Seor en el ltimo

    da tal como el hacendado espera con paciencia

    la siega slo despus de dos estaciones lluviosas

    8 (Oct. Nov. y Abril-Mayo). Es ta considera cin de

    la venida del Seor puede ser una fuente real

    de esfuerzo y estmulo para la paciencia en tiem-

    r ra . Lo va agu ard and o pac i en t e- con den ado s . Mi rad que e l j uez

    mente , has t a q ue la t i e r ra rec i - es t a l as pue r t as .

    1 0

    T o m a d , h e r -

    ba l as l luv i as t em pra na s y l as ma nos , como dechad os de sufr i -

    t a r d a s .

    8

    Agua rdad t amb in vo- mien to y de cons t an t e espe ra a

    so t ros con t oda pac i e nc i a , fo r - l os profe t as que hab l aro n en e l

    t a l e c e d v u e s t r o s c o r a z o n e s , p o r - n o m b r e d e l S e o r .

    1 :l

    V e d c m o

    q u e l a p a r u s a d e l S e o r e s t y a a h o r a p r o c l a m a m o s b i e n a v e n t u -

    c e r c a .

    9

    No os que j i s , her ma - rado s a l os que per sev era ron en

    nos ,

    uno s de o t ros , par a no ser e l suf r i r . Hab i s o do po nde rar

    9

    po de prueba . En tales ocasiones los homb res

    son propensos a quejarse, pero tales quejas o la

    mentos que implican un juicio contra otro, les

    ha cen cu lpables pa ra ser juzgados por el Juez Mt7:l

    que est ya "a las puertas". (Los primeros cris

    t ianos consideraban esta venida del Seor como

    prxima).

    1" Jes s mismo ha hab lado de los pad ecim ientos Mt5:i2

    de los profetas; Santiago, tambin, los presenta

    como ejemplos de paciencia. La paciencia en el

    dolor, es la razn por la cual son consideradosbienaventurados.

    ti Otro ejemplo bien conocido es aquel de Job.

    Los lectores conocan cmo la Providencia divina

    premi a Job al nal . (Puede parecer extrao

    que Santiago no se refiera a la paciencia de Jess

    en su pasin. Pero en esta primera poca, la ca-

    tequesis cris t iana no haba descubierto todas las

    lecciones que se derivasen de la vida y m ue rte de

    Nuestro Seor. Los predicadores estaban ms in

    teresados en repet ir las enseanzas de Jess,

    como lo hace aqu Santiago, y en ense ar las ver

    dades esenciales relacionadas con el misterio de

    la Redencin. Esa redencin estaba demasiado

    cercana en el t iempo y pesaba demasiado toda

    va en el pensam iento como par a ofrecer leccio

    nes secundarias de paciencia y de otras virtudes).

    36

    EPSTOLA DE SANTIAGO 5:12 13

  • 8/10/2019 Conoce La Biblia - Nuevo Testamento 13 - Santiago Judas Y Pedro.pdf

    20/61

    l a pac i enc i a de Job , y hab i s t i e r ra , n i con n ingn o t ro jura-

    vi s to e l f in que l e o torg e l Se- ment . Vues t ro "s " sea "s " , y

    o r ; p o r q u e e l S e o r e s c o m p a - v u e s t r o " n o " s ea " n o " , p a r a n o

    s ivo y mi ser i co rd ioso en ex- i nc urr i r en conde nac in ,

    t r e m o .

    1 3

    Afl ige un mal a alguno de

    1 2

    Sob re t odo , her man os , no voso t ro s? Que rece . Es t de

    jur i s n i por el c i e lo n i por l a buen n im o? Can te h im nos a

    Evitar el juramento 5:12

    Como en otra parte de esta epstola, el autor

    aade un aviso que le ha parecido muy impor

    tante, pero que no t iene una conexin clara con

    i

    2

    el contexto. Dado el uso de juram ento s an en

    ocasiones ordinarias, el lector judo est obligado

    a evitar tales hbitos. Una simple afirmacin o

    negacin debe ser suficiente para comunicar sus Mt5:37

    propias convicciones. De otra m anera , al poner a

    Dios como testigo, uno se expone al juicio divino.

    Varias prescripciones morales

    5:13 18

    Nuevamente brota una idea nueva, Santiago

    prescribe los remedios para las diversas contin

    gencias de la vida. En tiempo de cualquier clase

    de sufrimiento (no "la tristeza"), el cristiano

    debe orar. En t iempo de enfermedad hay una

    "me dicina" especial, que el au tor explaya con

    i* m s detalle . Dado que se ha llama do a los sace r

    dotes de la Iglesia, Santiago evidentemente pien

    sa en alguno que est en cama gravemente en

    fermo. (La palabra griega propia para "sacerdo

    te"

    fue generalmente qui tada por la primit iva

    Iglesia, por el peligro de comparacin con los

    sacerdotes judos de la antigua ley, o con los

    sacerdotes de las religiones paganas. En su lugar

    se empleaba la palabra "anciano" o "presb tero"

    para designar al ministro ordenado de Cristo).

    EPSTOLA DE SANTIAGO5:14 17

    37

    Dios .

    1A

    Se en cuen t ra a lguno cados que hubi ese comet ido le

    e n f e r m o ? H a g a l l a m a r a l o s a n - s e r n p e r d o n a d o s .

    1 6

    Confesaos ,

    c anos de l a Ig l es i a y oren sobre pues , mutuamen te l os pecados , y

    l ,

    ung i ndole con l eo en e l rogad uno s por o t ros para a l ean-

    n o m b r e d e l S e o r .

    1 5

    La orac in zar vues t ra c urac in .

    1T

    E l i as ,

    de la fe sa lvar a l enfe rmo ; e l que e ra un hombre de l a mi sma

    Seor l e res t ab l ecer , y l os pe- condic in que noso t ros , o r fe r -

    Los sacerdotes orarn y ungirn con leo a la

    persona enferma. En aquel los t iempos no era fre-

    ^Q'.^J

    cuente administrar la uncin a la persona en

    ferma o herida. Ms bien era un rito religioso,

    puesto que se realizaba por los sacerdotes, acom

    paado de oraciones y administrado en nombre

    de Jesucristo.

    15 Los efectos de este rito se describen aho ra. La

    oracin l i trgica de la comunidad obrar para

    la salvacin eterna del enfermo y el Seor le

    rest i tuir su salud. (En general las palabras grie

    gas usadas por Santiago, indican la salvacin es

    piri tual , pero el contexto inmediato parece de

    mandar t ambin una referencia a l a recupera

    cin fsica. Santiago, por supuesto, saba que esto

    no siempre tena lugar). El elemento espiri tual

    est nuevamente enfat izado por la declaracin

    de que los pecados del enfermo sern perdonados

    como resul tado del ri to. Tanto el autor como los

    lectores saban bien la estrecha relacin entre

    el pecado y la enfermedad. (La Iglesia siempre

    ha e nten dido estos versos como refe ren tes al sa - Cf. jo

    cramento de la Extremauncin).

    9: s

    H La mencin de los pecados impulsa a Sa nt ia

    go a fomentar la confesin pblica de los peca-

    3

    R

    dos de los unos a los otros. Esta prct ica termi-

    L

    17

    ."?Si

    nar en una mayor real idad de la necesidad de

    c :

    la oracin mutua de la que todos pueden apro-

    17-18 vec har esp iritu alm en te. El poder de la or ac in

    38 EPSTOLA DE SANTIAGO 5:18-20

  • 8/10/2019 Conoce La Biblia - Nuevo Testamento 13 - Santiago Judas Y Pedro.pdf

    21/61

    vor osa me nte para que no l l ov i e- voso t ros se desv a de l a verdad ,

    s e ;

    y no l lov i sobre l a t i e r ra y o t ro l ogra con ver t i r l e ,

    2 0

    sepa

    du ra n t e t res ao s y se i s mese s . que qu i en convie r t e a un peca-

    1 8

    Y or de nuev o , y e l c i e lo en- dor de su equiv ocad o camin o ,

    v io l a l l uv i a y l a t i e r ra produjo sa lva r su a lma de la muer t e y

    s u s f r u t o s . c u b r i r l a m u c h e d u m b r e d e s u s

    1 9

    H e r m a n o s , si a l g u n o e n t r e p e c a d o s .

    est ilustrado con un ejemplo decisivo del An

    t iguo Testamento.

    Conversin del pecador 5:19-20

    Este espritu de consideracin hacia el

    bien

    de

    los otros en la comunidad da una fuerza especial

    19 a las observaciones finales. Los cristian os deben

    preocuparse de aquellos que pecan y esforzarse

    por devolverles la salud espiritual. La recompen

    so sa por tal inter s es considera ble. Ellos salva rn

    sus propias almas y efectuarn el perdn de sus

    muchos

    pecados propios.

    (Santiago escribe aqu

    con un estilo tpicamente judo. Se afirma sim

    plemente que siempre resul ta aquel lo que gene

    ralmente se sigue del hec ho de conv ertir a otro).

    L A E P S T O L A D E S A N J U D A S

    # I n t r o d u c c i n

    El autor simplemente se identifica como "Judas, esclavo

    de Jesucristo y hermano de Santiago". Deseando test i fica

    su ortodoxia, menciona su parentesco con un personaje

    crist iano importante, que poda ser solamente Santia

    go, el Obispo de Jerusaln, y autor de la primera epstol

    catl ica. De hecho los Evangelios mencionan a Santiago y

    Jud as como parie ntes de Jess (Me 6:3). No sera verdad

    si se identificase tambin al autor con Judas el apsto

    (A ctl:1 3), conocido por otro lado com o Tade o (Me 3:18)

    los exegetas catl icos actualmente se incl inan a dist ingui

    a los dos.

    Fue descri ta la pres ente c arta por este Jud as o por u n

    autor desconocido que deseaba aadir autoridad a lo que

    tena que decir, presentndola como obra de un cris t iano

    ms conocido? Tales casos de seudonimidad no son desco

    nocidos en las Escri turas. La respuesta depende, en gran

    parte, de la fecha de la carta. Si fue escrita hacia finale

    del siglo primero, como afirman los que sostienen el auto

    seudnimo, sera improbable que un contemporneo d

    Jess fuera el autor. El problema est, por lo tanto, l igad

    a la fecha.

    Fecha de composicin

    Por refe rencia en el v. 17 pa rec era que los ap stoles qu

    haban evangelizado las comunidades indicadas haba

    muerto, indicando que la primera generacin cris t ian

    haba desaparecido. Ms an, algunos diran que los erro

    res atacados aqu, son aquellos de los herejes gnstico

    40 EPSTOLA DE SAN JUDAS

    INTRODUCCIN,

    41

  • 8/10/2019 Conoce La Biblia - Nuevo Testamento 13 - Santiago Judas Y Pedro.pdf

    22/61

    que aparecieron hacia fines del siglo primero y comienzos

    del segundo. Pero los errores estn descritos con tan poca

    precisin que sera temerario identificarlos con una

    secta definida, plenamente desarrol lada dentro de la co

    munidad cris t iana. Indican ms bien una distorsin inci

    piente de la doctrina cris t iana, que una evolucin madu

    ra. Esto argira, entonces, una fecha muy posterior su

    ficiente para suponer la existencia de tales tendencias,

    pero anterior a la primera aparicin clara del gnost icis

    mo. Una conjetura probable estara entre los aos 70 y 80

    d. C. Esta fecha dara tambin razn del uso de esta eps

    tola por el autor de la 2.

    a

    de Pedro , que escribi, como vere -

    ,mos, hacia fines del siglo primero. Tal fecha no excluira

    la posibilidad de que Judas sea el autor.

    Generalmente no se admite que un gal i leo, con la edu

    cacin supuesta de Judas, poda haber empleado el griego

    con la facilidad y fluidez manifestadas en la epstola. Es,

    pues,

    comnmente reconocido, el uso de un secretario de

    habla griega.

    Lectores y ocasin

    No es posible determinar el grupo para quien fue escri ta

    la epstola. Algunos arguyen que los judos con su medio

    ambiente relat ivamente estricto, no habran sido suscep

    tibles a los peligros de inmoralidad propuestos por los

    falsos maestros. Otros arguyen que los convert idos del pa

    ganismo apenas habran sido influenciados por tantos ar

    gumentos sacados del Antiguo Testamento y de la Tradi

    cin juda. Igual incert idumbre se tena al considerar el

    territorio donde vivan los lectores. Los peligros descritos

    podan haberse presentado en varias comunidades, y cual

    quier determinacin dependera de una evidencia que no

    tenemos.

    Los peligros que ocasion la carta, se deban a cier

    tas personas que haban l legado a ser cris t ianas y que

    haban usado su posicin para propagar ideas hert icas y

    prct icas inmorales. Judas, convencido que las comunida

    des cris t ianas estaban pasando una grave cris is a causa

    de estos hombres, escribi para proteger la fe y la morali

    dad tradicionales.

    Forma literaria

    #

    Como en el caso de la 1.

    a

    y 2.

    a

    de San Pedro, la forma l i te

    raria s i rve puramente de vehculo para la presentacin

    de una homila moral. Aquello que se diriga no es una

    carta en el sentido estricto, se nota en la falta de refe

    rencias a algn grupo de lectores en part icular, como

    tambin en la falta de un saludo final. Por tanto, est

    mejor clasificada como una encclica pastoral escrita en

    un estilo vivo y en tono similar a las homilas judaicas

    de la poca, las cuales con frecuencia recurran a las

    muchas t radiciones doctrinales t ransmit idas de los s i

    glos pasados.

    Canonicidad

    De un modo similar a las homil as judas, la epstola de

    San Judas, recurre a ciertas t radiciones apcrifas, y este

    recurso est en el corazn de la cuestin de la canonici

    dad. Muchos cris t ianos primit ivos piensan que las ci tas

    de los l ibros no inspirados no estaban en consonancia con

    la inspiracin. Y de all que al menos dos de tales citas

    en esta breve epstola, fueron rechazadas por ellos, como

    nos dice San Jernimo. Tal razonamiento, s in embargo,

    no fue aceptado por muchos Padres de la Iglesia, inclu

    yendo San Jernimo, quien declara que ". . . sta merece

    un lugar en la Sagrada Escri tura por su ant igedad y por

    el uso que de ella se hace". Esta opinin fue seguida por

    otros tantos en la Iglesia griega como en la lat ina. Entre

    los cris t ianos modernos no existe duda acerca de la cano

    nicidad.

    42

    EPSTOLA DE SAN JUDAS

    4

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    23/61

    Judas y la 2.

    a

    de Pedro

    Aun el lector casual de la epstola de Judas y de la 2.

    a

    de

    Pedro puede percibir las sorprendentes semejanzas del

    lenguaje y del pensamiento entre las dos. La observacin

    que de los 25 versos de Judas, 19 estn representados to

    talmente o en parte en la 2.

    a

    de Pedro, expresa la situacin

    maravil losamente bien. No solamente hay una repet icin

    material de palabras e ideas, sino que hay tambin un

    paralelismo, un desarrollo lgico de las ideas, que excluye

    cualquier posibilidad de una mera coincidencia. No hay

    duda que uno de los dos autores ocasion extensivamente

    la otra.

    Es generalmente verdad que el plagiario l i terario se

    descubre por su elaboracin del original , hasta tal punto

    que obscurece el significado original. Este es el caso de las

    presentes epstolas. El pensamiento de Judas est expre

    sado ms clara y concisamente y con menos vaguedad

    que el de 2Pedro (cf., v. g., 2P t2: 15 -16 y Jud as 11). Ms

    an era de esperar que Judas hubiera dicho algo acerca

    de la segunda venida de Cristo si l hubiera tenido de

    lante el texto de la 2.

    a

    de Pedro. Muchos exegetas afir

    man, por tanto, la prioridad de la de Judas, conclusin

    que concordara con las fechas relat ivas sealadas a las

    dos epstolas.

    Doctrina

    Dentro de su brevedad y de su propsi to prct ico, la eps

    tola contiene referencias a las verdades slidas del Cris

    tianismo. El nico Dios (25) es presentado como Padre (1)

    todopoderoso y glorioso (25), y el iniciador de la salvacin

    del hombre por medio de Jesucristo (1:25) el nico Seor

    y Maestro (4). Este es el Seor por quien los cristianos

    han sido preservados (1) y el que premiar al justo (21)

    la verdadera fe transmitida por los apstoles (3:17) debe

    ser la base de la vida cristiana (20). Cons ervarla es digna

    INTRODUCCIN

    de los esfuerzos del cristiano (3), esta fe llevar al crec

    miento espiritual a travs de la oracin en el Esprit

    Santo (20), y es inseparable tanto del amor a Dios com

    del am or al prjimo (22 ss). As el cristiano se libra r d

    castigo del impo (4:14 s) y ga na r la vida et ern a (21

    Finalmente, la existencia de los ngeles buenos y malo

    (6:9) se manifiesta claramente. Ellos estn sujetos a Dio

    como es evidente, por el castigo dado a los que se reve

    zaron

    (6).

    Anlisis

    A. De dica toria vv. 1-2

    B.

    Ocasin w . 3-4

    C. Los falsos ma estros

    1. avisos del pa sad o vv. 5-7

    2. descripcin vv. 8-13

    3.

    la profeca de Henoc vv. 14-16

    4. aviso de los apstoles vv.

    17-19

    D.

    Adm oniciones vv. 20-23

    E. Co nclusin vv. 24-25

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    LA EPSTOLA DE SAN JUDAS

    Texto y comentario

    1

    J u d a s , s i e r v o d e J e s u c r i s t o t r o s .

    2

    Que Dios os d par t i c ipa

    y he rm ano de San t i ago , a cada vez ms de su mi ser i cord i a

    aqu el l os que son ama dos en Dios de su paz y de su car idad .

    P a d r e y g u a r d a d o s y l l a m a d o s ^ C a r s i m o s , t e n a s u m o i n t e

    en Jesu cr i s t o . Mi ser i c ord i a y paz res por escr ib i ros acer ca de l

    y car id ad cum pl ida sea a voso- sa lud que no s conci ern e a to

    Salutacin epistolar 1-2

    Judas , l l amado generalmente Jud para d i s t in

    guirle del t raidor, establece su autoridad, en pri

    mer lugar, al reconocer su absoluta dedicacin

    a su Maestro, Jesucristo, y en segundo lugar, al

    recordar su parentesco con el eminente obispo

    de Jerusaln, muy conocido por todos los prime

    ros cristianos. Se dirige a sus lectores a los que

    el amor de Dios Padre ha llamado a la fe cris

    t iana y ha conservado en esa fe para la causa de

    2 Jesucristo. Su deseo es que la misericordia divina

    que seala el recuerdo ininterrumpido de Dios,

    la paz del corazn a una con Dios y la caridad

    t ransformada de Dios sean cont inuamente au-

    2

    mentadas en el los.

    Ocasin de la epstola 3-4

    El plan original del autor de escribir una expo

    sicin general de la doctrina cris t iana fue modi

    ficado por una si tuacin nacida recientemente.

    Se haba publicado ahora un urgente aviso con-

    /

    46

    EPSTOLA DE SAN JUDAS 1:4-s

    EPSTOLA DE SAN .JUDAS 1:6-8 47

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    25/61

    d o s ; y aho ra me veo ob l igado a mien tos an t iguos e s t n ya pref ,

    hace r lo . Qu ie ro da ros a l i en tos gu rados como des t inados a l g ra n ,

    par a q ue s igis lu cha ndo por dioso juic io de Dios . Son hom.,

    con ser var in ta cta la fe , es ta fe bres imp os que conv ier ten n

    que ha s ido t r ansm i t ida de una l ibe r t ina je l a g rac ia de nue s t r

    0

    vez par a s iem pre a los eles . Dios y niegan a l nico Due o j ,

    4

    Es el ca so que en t r e voso t ros Seor nues t ro Je suc r i s to .

    se han in t roduc ido so lapadamen-

    5

    Qu i e r o r e c o r d a r o s , a u n q u

    e

    t e a lgunos que en lo s acon tec - j a s ab i s pe r fec tam en te todo e s .

    tra un peligro especial a fin de que las verdades

    definidas de la fe, posesin comn de todos los

    *

    cristianos, no pud ieran ser distorsio nadas . Este

    era un peligro real, porque haba entre los cris

    tianos algunos que haban abrazado la fe por

    falsos motivos, sin ser llamado s verd ade ram ente 2P

    por Dios como lo eran los dems. Judas est en-

    2 : 1 s

    terado de las referencias a los escritos tanto ins

    pirados como no inspirados, del juicio de Dios

    sobre tales hombres. Ellos bien lo merecen, dado

    que,

    bajo el pretexto de motivos religiosos, prac

    tican el libertinaje y por esta crasa distorsin de

    la fe niegan, de hecho, la soberana de Jesu

    cristo.

    Avisos del pasado 5-7

    El autor seala ahora la reaccin divina para

    con las personas impas similares del pasado.

    Aunque sus lectores conocan estos ejemplos,

    harn bien ponderndolos nuevamente. En t iem

    po del xodo el Seor (esta referencia a Yahv

    es probablemente una lectura mejor m anu scri

    ta que "Jess") haba revelado su amor por los

    hebreos al libertarles de Egipto. Pero tal amor no

    impidi la destru ccin poste rior de aque llos que Nura

    6 se volvieron contra El. Ni aun los ngeles fueron

    14

    exentos del castigo div ino, como lo testifica la

    to , que e l Se or , despu s de ha- rese rv p ara e l ju ic io del gra n

    ber sa lva do de Egip to a su pue- da .

    7

    Que finalmente So dom a y

    blo ,

    h izo luego pe rece r a lo s que Gom or ra y l a s c iudades c i r cun -

    no tuv ie ron f e ;

    6

    que cast ig a vecin as , que lo mismo que e l los

    lo s nge le s que no conse rva ron se en t r eg a ron a l a lu ju r i a y a

    su p r ima c a y aba ndo na ro n su lo s v ic io s con t ra na tu ra leza , que -

    p rop ia mo rada ; y que envo l - dan pa ra e sca rmien to , su f r i endo

    vin dolos en t in ie blas y redu- e l cast igo del fuego ete rno .

    8

    A

    cind olos a e terna pr is in, los pesa r de e l lo , tam bin estos vi-

    siguiente histor ia , aparentemente conocida por

    sus lectores. Dotados or iginalmente de un rango

    especial o preeminencia, haban abandonado su

    posicin en la corte celestial y por su pecado fue

    ron arrojados a las regiones infernales hasta el

    juicio final en que se confirmara su condenacin

    eterna.

    7 Se alude aho ra otra historia, funda da en el

    Gnesis y, como en la literatura apcrifa, enlaza

    ba aqu con la historia de los ngeles cados. La Gen 1

    lujur ia antinatural de los habitantes de las ciu-

    S a b 1 0 : 7

    dades antiguas trajeron su destruccin por el

    fuego, que est descrito como castigo eterno. Sea

    lo que fuere la elaboracin que estas historias

    pueden haber sufr ido en la histor ia de la tradi

    cin, sirven como ilustraciones del castigo reser- cf. Deut

    vad o pa ra los enem igos de Dios. 29:22s

    Descripcin de los maestros del error 8-13

    Haciendo una aplicacin de estos ejemplos a las

    condiciones comunes, Judas describe a los malos

    cr ist ianos como "soadores" ( la palabra se omite

    en el texto de la Confraternidad), i e., como fue

    ra de contacto con l