Conflictos y extractivismos:conceptos, contenidos y dinamicas - Eduardo Gudynas

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En los últimos años los conflictos frente a actividadesextractivas han cobrado enorme importancia. Se han extendido amuchos países, en varios de ellos han aumentado su intensidad, y logran articular diversas temáticas, tanto sociales y ambientales. Ante esta situación, se han hecho evidentes las limitaciones de varios de los instrumentos conceptuales utilizados en los últimosaños para entender los conflictos, y en especial aquellos que sonconsiderados como ambientales o socioambientales. Estas cuestiones se abordan en la presente revisión.Primero, a partir de un brevísimo repaso de las principalestendencias en los conflictos frente a los extractivismos en AméricaLatina, se deja en claro su proliferación y variedad. Seguidamentese presenta y analiza una definición ajustada, sus posiblesabordajes, y en especial se discuten sus dinámicas. Se distinguenlos conflictos que apuntan a distintas formas de coexistencia conemprendimientos extractivistas, y otros que incluyen demandaspara rechazarlos. A su vez, se discute una posible clasificación delos contenidos, diferenciándolos entre aquellos centrados en elreconocimiento y legitimación de algunos de los actores endisputa, la reforma o gerenciamiento de los emprendimientos, o la apelación a medidas de compensación o indemnización. Bajoestas circunstancias es posible reconocer umbrales en losinstrumentos de reforma o compensación, más allá de los cualesse rechaza el extractivismo al entenderse que no puede sermejorado instrumentalmente o no puede ser compensado.

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  • Conflictos y extractivismos:conceptos, contenidos y dinamicas

    Eduardo Gudynas1

    En los ltimos aos los conflictos frente a actividadesextractivas han cobrado enorme importancia. Se han extendido amuchos pases, en varios de ellos han aumentado su intensidad,y logran articular diversas temticas, tanto sociales y ambientales.Ante esta situacin, se han hecho evidentes las limitaciones devarios de los instrumentos conceptuales utilizados en los ltimosaos para entender los conflictos, y en especial aquellos que sonconsiderados como ambientales o socioambientales.

    Estas cuestiones se abordan en la presente revisin.Primero, a partir de un brevsimo repaso de las principalestendencias en los conflictos frente a los extractivismos en AmricaLatina, se deja en claro su proliferacin y variedad. Seguidamentese presenta y analiza una definicin ajustada, sus posiblesabordajes, y en especial se discuten sus dinmicas. Se distinguenlos conflictos que apuntan a distintas formas de coexistencia conemprendimientos extractivistas, y otros que incluyen demandaspara rechazarlos. A su vez, se discute una posible clasificacin delos contenidos, diferencindolos entre aquellos centrados en elreconocimiento y legitimacin de algunos de los actores endisputa, la reforma o gerenciamiento de los emprendimientos, o

    1 Centro Latino Americano de Ecologa Social (CLAES), Montevideo, Uruguay. Contacto:[email protected] El autor agradece a Luca Delbene y Lylieth Varela, del equipo de CLAES,la revisin de borradores del presente texto.

    CESU, Universidad Mayor San Simn, Cochabamba.

    DECURSOS, Revista en Ciencias Sociales,27-28: 79-115, 2014.

  • la apelacin a medidas de compensacin o indemnizacin. Bajoestas circunstancias es posible reconocer umbrales en losinstrumentos de reforma o compensacin, ms all de los cualesse rechaza el extractivismo al entenderse que no puede sermejorado instrumentalmente o no puede ser compensado.

    1. RESISTENCIAS FRENTE A LOS EXTRACTIVISMOS

    En la presente revisin se define al extractivismo como uncaso particular de extraccin de recursos naturales, caracterizadopor extraerlos en grandes volmenes o bajo procedimientos dealta intensidad, que estn orientados esencialmente a laexportacin (50% o ms del volumen apropiado) como materiasprimas o con un procesamiento mnimo (tambin identificadoscomo commodities). Estas condiciones se deben cumplirsimultneamente (la definicin se discute en Gudynas, 2013). Porlo tanto, son actividades extractivistas ciertos emprendimientosmineros y petroleros, pero adems la agricultura intensiva demonocultivos (tales como la soja o algunos cultivos parabiocombustibles), la explotacin de camaroneras, etc.

    Estas actividades han aumentado en casi todos los paseslatinoamericanos, y muy especialmente en Amrica del Sur. Estose expresa sobre todo por aumentos sostenidos en lasextracciones de minerales, hidrocarburos y diversos cultivosextensivos. Como consecuencia, se han diseminado distintos tiposde disputas, resistencias y conflictos frente a estas actividades,dejando de ser casos excepcionales y aislados.

    Muchos de estos conflictos no son nuevos, y tienen largashistorias. Por ejemplo, en el sector minero hay registros dedistintos tipos de protestas y resistencias desde los primeros aosdel siglo XX, enfocadas en cuestiones como las condicioneslaborales y salarios (vase como ejemplo a Bauch 1985 yContreras 1985 para Per, o Godoy 1985, para Bolivia). Sinembargo, lo que se observa en los ltimos aos es un aumentoen los casos registrados, su presencia en todos los pasessudamericanos, Mxico y en casi todos los centroamericanos, yun escalamiento en su intensidad. A su vez, los contenidos

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    temticos tambin se amplan, con diferentes amalgamas entrecuestiones sociales, culturales, ambientales o econmicas.

    Esta situacin se debe, en parten a que algunos de losextractivismos ms recientes son de muy alto impacto, como sonlos casos de la nueva megaminera a cielo abierto, la explotacinpetrolera bajo condiciones de alto riesgo (en la Amazonia o en laplataforma marina), y la expansin de los monocultivos de soja.Bajo estas condiciones no puede sorprender que estas actividadesgeneren todo tipo de resistencias y conflictos. Se llega as a lasituacin destacable de su actual diseminacin, tal como se puedeobservar en los registros de casos en el ObservatorioLatinoamericano de Conflictos Ambientales2.

    Un breve repaso de algunas situaciones sirve para dejar enclaro tanto la intensidad como diversidad de estos conflictos3. Enlos pases andinos se los observa sobre todo frente a minera ehidrocarburos. En Per se registra una alta conflictividad frente ala minera (vase por ejemplo a Scurrah 2008, De Echave y et al.2009), incluyendo casos de grandes movilizaciones, con represiny muertes, por ejemplo frente al proyecto de Minas Conga enCajamarca (De Echave y Diez 2013). A estos se suman distintasresistencias frente a emprendimientos petroleros (por ejemplo, enla Amazonia; vase Soria 2011). Ecuador tambin muestra unanutrida historia de conflictos frente a la explotacin petrolera (vasepor ejemplo a Fontaine 2003), a las que se han sumado msrecientemente protestas contra la minera (Cisneros 2011). EnBolivia los conflictos alrededor de las explotaciones mineras ypetroleras son muy conocidos, y han sido analizados desde hacetiempo (vase por ejemplo a Quiroga y Salinas 1996; Gavald 1999;Paz Patio 2005; Ribera 2010; Tapia M 2010; Perrault 2010). Esimportante sealar que en Bolivia, Ecuador y Per algunos de esosconflictos han desencadenado marchas ciudadanas masivas desdelos sitios afectados hacia las capitales (donde el caso ms conocido

    2 Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales: http://www.olca.cl ; vase adems elobservatorio sobre conflictos mineros en: http://www.conflictosmineros.net

    3 Los ejemplos ofrecidos en el texto resultan del trabajo de campo del autor y del equipo de CLAES,desde 2005 en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Per y Uruguay; en la base de datos delos observatorios en conflictos ambientales y mineros, y en revisiones de bibliografa y medios de prensa.

  • sea la movilizacin ciudadana en defensa del rea protegida delParque Isoboro Scure (conocida por su sigla como TIPNIS; vaseuna descripcin de las marchas en UNIR 2013).

    Situaciones similares se observan en Colombia, dondegrupos indgenas y locales resisten la expansin de empresasmineras desde hace muchos aos (vase, entre otros a IdrragaF. et al. 2010; CINEP 2012, y varios de los ensayos en Toro Prez2012). En Venezuela tambin se registran denuncias por derramesy contaminacin petrolera, y frente a una minera de menorescala. En Chile predominan las reacciones contra la minera,especialmente a nivel local. Entre las ms recientes se destaca laresistencia a la megaminera de oro en Pascua Lama en lavertiente chilena, logrando un fallo judicial que sancion a laempresa y le obligo a detener sus actividades.

    En cambio, la situacin en los pases atlnticos presentaalgunas diferencias, ya que en ellos una de las principalesmanifestaciones del extractivismo son los monocultivos deexportacin. El ejemplo ms conocido es la expansin de la sojaen pases como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, lo queacarrea serios impactos sociales y ambientales. Existen distintasreacciones ciudadanas contra el avance de la frontera agrcola,alertas sobre la deforestacin y prdida de biodiversidad, el uso deagroqumicos, y el desplazamiento de pequeos agricultores,campesinos o indgenas (vase por ejemplo a Seoane y Tadei 2011).

    Es llamativo que Brasil, el mayor productor minero delcontinente, exhiba menores niveles de conflictividad frente a esesector en comparacin a otros pases. En cambio, son muyconocidos, tienen una larga historia, y alcanzan alta intensidadlos conflictos alrededor de los agronegocios y las obras deinfraestructura, en particular las represas (una revisin detalladade casos claves en Zhouri y Laschefski 2010).

    En Argentina, los conflictos frente a la minera hanaumentado considerablemente.

    La minera tambin se est expandiendo en Argentina, loque desemboc en intensas reaccio nes ciudadanas. Se han

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  • registrado movilizaciones en por lo menos 12 provincias, conalgunos conflictos importantes, tales como bloquear carreteras(vase CVA 2011). A su vez, se estn sumando duras resistenciasfrente a la anunciada explotacin de gas de esquito en el sur delpas. En Uruguay, los planes gubernamentales de promover lamegaminera de hierro desencadenaron la oposicin de unamplio abanico ciudadano (desde hacendados rurales a gruposam bientalistas), y que se desenvuelve al margen de los partidospolticos, aunque stos tambin participan del debate4.

    Tambin se registran conflictos en Guyana y Surinam,donde ocurren protestas, especialmente por comunidades ygrupos indgenas, contra la minera. Por ejemplo, en Guayana seregistran diversas denuncias y pro testas contra la minera de oro,tanto de pequea como gran escala (IHRC 2007).

    Por lo tanto, se hace evidente que en todos los pasessudamericanos existen distintos tipos de conflictos frente a losextractivismos. Ningn pas est a salvo.

    Un breve repaso de la situacin en Centro Amrica yMxico muestra la misma situacin. Se pueden sealar losreportes de Silva 2010 y Rodrguez W. 2010 en Mxico; de Sandt2009 en Guatemala; el informe de COVEC 2012 para Panam; losconflictos se han diversificado en El Salvador y en Nicaragua,incluyendo una fuerte oposicin a la ley minera aprobada en 2013en ste ltimo pas; en Costa Rica, los conflictos y la presinciudadana desemboc en la norma que prohbe la minera a cieloabierto. Reportes para cada pas, incluyendo notas de prensa, sonsistematizados por el movimiento M45.

    2. EL CONCEPTO DE CONFLICTO

    La muy abreviada enumeracin de conflictos frente alextractivismo sirve para dejar en claro que existe una enormediversidad de situaciones. A su vez, los conflictos aparecen bajo

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    4 Se conform el Movimiento por un Uruguay Sustentable; vase www.observatorio-minero-del-uruguay.com/2011/06/por-un-uruguay-sustentable/

    5 Disponible en http://www.movimientom4.org

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    muy distintos contextos polticos, sean gobiernos conservadoreso los que se autocalifican como progresistas, y reaccionan antevariados tipos de extractivismos.

    Estas expresiones de accin social colectiva han sidoabordadas desde diferentes marcos conceptuales. Por ejemplo,en un conocido texto el investigador chileno F. Sabatini (1997)separa conflictos in situ de aquellos de enfoque sobre polticas,y a su vez distingue entre aquellos que son ambientales (debidosa externalidades) de los socio-ambientales (sobre el acceso ycontrol de los recursos), aunque los dos tienen en comn serdisputas distributivas. Ese abordaje tena varias limitacionesconceptuales para abordar otros contenidos temticas, no erapreciso, y debera ser interpretado como un intento de definicinque responda a algunos casos de aquellos aos.

    Otras definiciones conciben a los conflictos como resultadode intereses diferentes. Por ejemplo, as lo hace en Bolivia lainvestigacin coordinada por Tapia (2010) en Cantumarca, y masrecientemente UNIR (2013) a nivel de todo el pas. El reporte deUNIR entiende que los conflictos se generan a partir de laincompatibilidad de intereses o percepcin de incompatibilidad-en torno a la apropiacin y/o transformacin de los recursosnaturales, o a la prevencin o reparacin de un dao causadopor tales acciones. Ese abordaje recuerda a los estudios pionerosen esta materia en el continente, realizados por Padilla O. y SanMartn S. (1996), quienes tambin ponen el centro en la cuestinde los intereses. Sin embargo, en este tipo de definiciones serepiten algunos problemas, que van desde su restriccin a la ideade intereses a limitarse solamente a ciertos contenidos (uso derecursos naturales e impactos ambientales), dejando a otros temasexcluidos.

    Son tambin muy conocidos los abordajes de Joan MartnezAlier. Este autor describe a los conflictos ecolgicos comodistributivos, entendidos como los patrones sociales, espacialesy temporales de acceso a los beneficios obtenibles de los recursosnaturales y los servicios proporcionados por el ambiente comoun sistema de soporte de vida (por ejemplo, Martnez Alier,

  • 2010). Es comn que se los refiera como conflictos por distintoslenguajes de valoracin. A pesar de la advertencia del autor quemuchos de los conflictos estn fuera del mercado, como de todosmodos expresa una concepcin que pone el acento en ladistribucin y en beneficios obtenidos desde el ambiente, seanrecursos o servicios, no deja de contener un sesgo propio deeconomistas. A su vez, existen un buen nmero de conflictosenfocados en cuestiones ambientales que resulta difcilentenderlos como distributivos (a menos que ese concepto seaampliado enormemente), ya que en ellos no se disputan cmose distribuyen los beneficios, ni lo abordan en trminos derecursos o servicios. Se pueden citar como ejemplos las disputasque invocan los derechos de la Naturaleza o relacionesespirituales con el entorno. En otros casos, hay conflictos dondeen realidad no existen distintos lenguajes de valoracin, sinoque ocurren dentro de un mismo campo de valor, disputando porejemplo, tecnologas para enfrentar la contaminacin.

    De todos modos, es muy correcto sealar que en losconflictos se pueden expresar distintos marcos de adjudicacin devalores, lo que nos aproxima a los sealamientos de Martnez Alier(2004, 2010) sobre los lenguajes de valoracin. Avanzando en esesentido, los distintos casos latinoamericanos muestran que en variosconflictos estn en juego al menos dos cuestiones. Por un lado,ms que lenguajes, hay una diversidad de saberes, sensibilidades,espirituales y hasta ontologas. Por otro lado, se expresan distintosmarcos ticos en adjudicar valores en su sentido ms profundo,entendido como los debates sobre qu o quienes son sujeto uobjeto de valor, y cmo se expresan ese o esos valores.

    Otro abordaje conocido es el de Bebbington y Bebbington(2009) sobre la minera peruana. El problema es que, en sentidoestricto, no ofrecen una definicin precisa del conflicto, sino questa es difusa y est enmarcada en sus interpretaciones de lascorrientes que existen en el ambientalismo. Dicho de otro modo,se entiende al conflicto como un derivado de ciertos tipos deagrupamientos sociales, y son stos los que lo definen. Por lo tantose los clasifica separando los conflictos en aquellos propios de unambientalismo nacional populista de un ecologismo de los

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  • pobres y stos del ecologismo profundo. Pero un examen delos conflictos recientes muestra que esas tendencias son difcilesde separar, y muchos de sus atributos aparecen mezclados en variasdisputas. Los conflictos frente a la minera no son soloambientales, ya que se incorporan valoraciones y concepcionessobre otros componentes, tales como culturales, territoriales, etc.A su vez, hay unos cuantos casos donde los actores sin duda tienenreclamos ambientales, pero ellos mismos no se consideranambientalistas (y se presentan como agricultores, campesinos oindgenas). Tambin hay conflictos que no son solo motorizadospor los pobres, sino que se forman alianzas multiclasistas. Por lotanto, si el abordaje de reconocimiento es difuso, el anlisis de losconflictos tambin se vuelve incierto.

    Paralelamente, se han vuelto comunes los abordajes de losconflictos dentro de esquemas de gobernanza, mediacin odilogos, sobre todo en aquellos que promueven laresponsabilidad social empresarial. En casi todos esos casos, losconflictos alrededor de los extractivismos se entienden como unadisputa dentro de la trada ambiente / sociedad / mercado. Estaconcepcin es altamente discutible. Tan solo para mencionaralgunas de sus limitaciones, ntese que se eleva la categora demercado al mismo nivel que toda la sociedad o el ambiente, y sedesconoce a su vez las diferencias esenciales entre stos dosltimos, y excluye muchas otras dimensiones. Abordar losconflictos desde esa trada no parece sensato.

    Estos y otros abordajes (algunos de los cuales secomentarn ms abajo), muestra que es necesario contar con unadefinicin de conflicto que permita manejar la diversidad deactores, temticas y dinmicas propias de los casos actualmenteobservados frente a los extractivismos. Debe ser adems, unadefinicin consistente, estable y predictiva, en el sentido queincluya categoras de anlisis compatibles entre s, del mismo tipo,y que pueda cobijar nuevos casos (sin que sea necesariomodificarla ante cada nuevo conflicto).

    Atendiendo a esas condiciones, aqu se define al conflictode la siguiente manera: dinmica de oposiciones, que resultan de

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    diferentes valoraciones, percepciones o significados sobreacciones o circunstancias vinculadas con la sociedad y elambiente, que discurre como un proceso que se expresa enacciones colectivas, donde los actores en oposicin interaccionanentre s en mbitos pblicos.

    Se debe reconocer que esta es una definicin de trabajoque resulta de una perspectiva particularmente interesada en latemtica ambiental. En el caso especfico de los extractivismos,se entiende que los conflictos surgen de posturas muy distintassobre cmo se perciben las condiciones sociales y ambientales,cmo se las valora, y las implicancias de las acciones humanassobre la sociedad y el ambiente, tanto en el presente inmediatocomo en el futuro mediato.

    Bajo esta definicin, el conflicto tiene lugar entre actorescolectivos (tales como asociaciones vecinales, agrupamientosciudadanos, cmaras empresariales, agencias estatales, etc., dedonde quedan descartadas las acciones individuales), las quepueden estar ms o menos organizados, y cuyas expresiones sedan en la esfera pblica (desde los reclamos en los peridicos ala presencia ciudadana en marcha callejeras). De esta manera,son distintos a las disputas entre individuos, o entre individuos ycolectivos, o aquellos que se llevan adelante en la esfera privada.

    El contenido temtico de los conflictos, en el sentido decules son las cuestiones, acciones o valores en oposicin, esvariado. En unos casos giran alrededor de interpretaciones sobreel territorio, en otros sobre los impactos ambientales o los efectossociales, y as sucesivamente. Por lo tanto, la distincin tan comnentre conflictos sociales y socio-ambientales es incierta, yaque en sentido estricto todos los conflictos siempre son sociales,en tanto es una dinmica de actores sociales en oposicin. Estohace que todos los conflictos sean siempre sociales, en tantolos actores colectivos que disputan son grupos de personas. Perosi se atienden a los contenidos, estos pueden ser sociales (en elsentido genrico del trmino para referirse a cuestiones como lapobreza, calidad de vida, etc.), ambientales (para aquellosdonde predomina un contenido ecolgico), pero tambin existen

  • otros que a su vez, podran ser llamados como conflictoseconmicos, conflictos territoriales, conflictos sindicales, etc.

    La definicin de conflicto que se acaba de presentar es unaelaboracin revisada que sigue a una anterior (Santandreu yGudynas 1998). A su vez, guarda algunas similitudes con la queutiliza la Defensora del Pueblo de Per. Esta entiende al conflictosocial como un proceso complejo en el cual sectores de lasociedad, el Estado y las empresas perciben que sus objetivos,intereses, valores o necesidades son contradictorios y esacontradiccin puede derivar en violencia6. A diferencia delconcepto peruano, aqu se entiende que se conforma un conflictocuando esas contradicciones se expresan en la esfera pblica,y que stos se pueden organizar colectivamente de maneras msvariadas que aquellas entendidas como sociedad, Estado oempresa.

    Por ejemplo, hay casos donde las oposiciones se basan enagrupamientos de vecinos, pequeos empresarios e inclusograndes empresarios en sectores que pueden ser desplazados porel extractivismo. De la misma manera, el Estado es una categoraplural, y existen casos donde unas reparticiones alientan o inclusotoman parte en uno de los bandos en oposicin, mientras otrasagencias gubernamentales aparecen con posturas contrarias. A suvez, en la definicin que aqu se presenta se insiste en que elconflicto es por cierto complejo, pero a la vez dinmico en eltiempo, y que en ese devenir puede expresarse de muchasmaneras, donde la violencia no debe ser ocultada pero tampocoes una expresin generalizada que ocurre en todos los casos.

    En los conflictos frente a los extractivismos, que es el asuntoque ocupa a la presente revisin, concurren uno o ms actorescolectivos organizados. En los casos tpicos, algunos de ellos seoponen a un emprendimiento, que puede ser una mina, un lotepetrolero o un rea bajo cultivo intensivo. Esto puede ocurrir tantoen las fases previas de evaluacin del emprendimiento, comodurante su operacin o abandono. Pero es importante advertir que

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    6 Defensora del Pueblo, definicin en su glosario en: http://www.defensoria.gob.pe/conflictos-sociales/glosario.php?pag=2

  • tambin existen conflictos all donde hay actores organizados a favordel extractivismo. Esto sucede, por ejemplo, con grupos ciudadanosque desean un emprendimiento extractivo o lo defienden (tal comoha ocurrido con algunos sindicatos de trabajadores mineros).

    En los conflictos alrededor de los extractivismos los actoresson muy diversos, y sern brevemente resumidos ms abajo.Asimismo, los contenidos temticos expresan tambin una grandiversidad de cuestiones. Es muy comn que sean heterogneos,en el sentido de mezclarse varias cuestiones, tales como aquellasreferidas a la calidad de vida de las poblaciones locales(incluyendo salud, empleos, violencia local, etc.), usos delterritorio (por ejemplo, por prdida de reas bajo cultivostradicionales, desplazamiento de comunidades, etc.) y efectossobre el ambiente (prdida de fuentes de agua, contaminacin,destruccin de reas naturales, etc.). Esto hace que el contenidotemtico de esas oposiciones muestre un amplio abanico decuestiones en pugna, y no pueden, por lo tanto, ser reducidos aser conflictos meramente ambientales. En casos recientes sesuman otras cuestiones, tales como las expectativas de beneficioseconmicos, el papel del conocimiento experto, formas departicipacin y reconocimiento, y distintas perspectivas ticas(entendidas como formas de valoracin).

    La definicin aqu presentada puede manejar concomodidad todos estos diversos factores. No est pre-determinadapor los actores o los contenidos, sino que obliga a considerarcada uno de ellos en sus propias concepciones y acciones, ydesde all analizarlos. Por ejemplo, se hace necesario determinarlos actores en pugna, cules son sus expresiones pblicas, loscontenidos temticos, etc.

    3. LAS DINAMICAS DEL CONFLICTO

    En tanto los conflictos son un proceso, es posible estableceralgunos puntos destacados en su marcha. En primer lugar existencondiciones de pre-conflicto, las que incluyen pedidos, petitoriosy reclamos entre los actores involucrados que se dan en formadirecta en mbitos privados, sin hacerse pblicos. Son los casos

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  • de cartas enviadas a una empresa o a un ministerio. Seguidamentelos conflictos pueden expresarse de tres modos:

    Conflicto de baja intensidad: La oposicin entre los actorescolectivos se expresa en el espacio pblico, bajo marcosinstitucionales y formalizados. Se pueden mencionar comoejemplos los reclamos publicados en la prensa (como entrevistas,avisos pagos, etc.), la creacin de comisiones que entreganreclamos dentro del Estado, o demandas judiciales colectivas, etc.A su vez, sea el Estado, las empresas o incluso otros grupossociales, responden por vas similares. En los conflictos de bajaintensidad actuales una parte importante de la dinmica pblicase hace en los nuevos medios de comunicacin como portalesen internet, blogs, twitters, etc.

    Conflicto de media intensidad: En este caso, los gruposciudadanos comienzan a movilizarse, por ejemplo con actospblicos o marchas locales. Al menos uno de los actores enoposicin asume prcticas de protesta activa, y la exposicinpblica es mayor, pero no se registra violencia fsica. Los ejemplosms conocidos son encuentros en una plaza pblica o marchasacotadas en una ciudad, con grupos ciudadanos llevandopancartas y carteles. Estas movilizaciones en algunos casos sonautorizadas o toleradas por el Estado, y reciben cobertura deprensa. En los conflictos de intensidad media al menos uno de losgrupos en oposicin no solo da a conocer sus reclamos con esasacciones, sino que stas tambin apuntan a sumar adhesiones,ampliando su base social, y con ello incrementar su poder depresin. Se tejen alianzas y redes de apoyo en el conflicto.

    Conflicto de alta intensidad: Los actores en disputadiscurren en acciones ms enrgicas, y que pueden incluirepisodios de violencia fsica. Los ejemplos son movilizaciones demayor envergadura, duracin y distancia recorrida (como puedenser manifestaciones con gran apoyo, o las marchas nacionales enPer, Ecuador y Bolivia); acciones de resistencia ciudadana (porejemplo, colocarse delante de maquinarias para impedir obras);corte de rutas o calles (es el caso de los piquetes en Argentina);etc.

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  • El caso extremo en los conflictos de alta intensidad ocurrecuando las acciones expresan violencia. Eso puede ocurrir, por unlado cuando la protesta ciudadana escala a la accin directa, porejemplo tomando edificios de una empresa, incendiandoinfraestructura, etc. Por otro lado, los actores empresariales oestatales, tambin pueden escalar en violencia, incluyendoacciones directas policiales o para-policiales contra losmanifestantes (represin con distintos grados de violencia, arrestosa lderes, tortura o golpizas a manifestantes, balaceras, con o sindecesos, asesinatos de lderes locales como ha tenido lugar envarios casos (sea por la polica, militares, paramilitares o serviciosde seguridad empresarial, bandas criminales, sicarios, etc., talcomo se ha registrado en Brasil, Colombia, Mxico, Per etc.).

    Es importante tener presente que en el proceso delconflicto no necesariamente existe una simetra entre las accionesde los actores. Por ejemplo, los grupos ciudadanos puedenencontrarse en una fase de conflicto de media intensidad, peroreciben reacciones sea desde el Estado o empresariado, de altaintensidad (como es el caso de una marcha pacfica que sufre larepresin policial).

    4. ACTORES, ARTICULACIONES, TEMATICAS

    Un primer abordaje sobre los conflictos alrededor de losextractivismos es analizar sus contenidos. Ya se adelant ms arribaque un examen de los casos ms significativos muestra unadiversidad temtica importante. Por lo tanto, no han sido raros losintentos de clasificarlos. Un ejemplo es Martnez Alier (2004), quienofrece una clasificacin de los conflictos ambientales, dondeincluye una categora referida a la extraccin de materiales yenerga. En sta se enumeran ocho tipos de conflictos: minera,petrleo, degradacin y erosin de tierras, plantaciones no sonbosques, biopiratera, defensa de manglares contra camaroneras,sobre el agua y sobre los derechos nacionales o locales de pesca.

    Se siga o no esa propuesta, o cualquier otra, la cuestin clavees asumir que los conflictos frente a los extractivismos tienencontenidos diversificados, y pueden ser clasificados bajo distintos

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  • criterios. Por lo tanto, en cualquier anlisis es esencial determinaresos criterios con precisin, y que stos sean consistentes entre s,y robustos, en el sentido de poder acoger con comodidad futuroscasos a analizar (en lugar de tener que modificar un esquema declasificacin cada vez que se aborda una nueva situacin).

    Entre los principales contenidos ambientales se encuentranlas cuestiones ambientales, tales como contaminacin (por ejemploen la minera), prdida de reas silvestres o reconversin deambientes (en el caso de la expansin de monocultivos), acceso ocontrol sobre los recursos naturales (como por ejemplo preservarel agua), etc. Tambin existen muchos conflictos en reacciones aproblemas de calidad de vida y salud, que incluye los efectos dela contaminacin, prdida de estilos de vida, etc. Hay otrosconflictos que se articulan alrededor de problemas productivos oeconmicos, tales como los efectos sobre prcticas agropecuariastradicionales, el control local sobre los recursos naturales, lacaptacin, monto y destino de excedentes econmicos, etc. Entreestos ltimos hay casos donde se demanda, por ejemplo, la minerao agropecuaria al concebirlos como necesarias para un cierto tipode desarrollo esperado. Finalmente, hay conflictos cuyoscontenidos se centran en los estilos de vida en sus aspectos msfundamentales, entendibles como las ontologas o cosmovisionesque se tienen sobre el bienestar, la vida comunitaria y las relacionescon la Naturaleza. Los conflictos, en estos casos, ocurren tanto pararestituir un estilo de vida que se estima perdido, amenazado (loque implica ciertas concepciones del riesgo a nivel local), o parala construccin de alternativas hacia el futuro.

    La definicin de conflicto que se sigue aqu permitereconocer toda esta diversidad en los contenidos, los que a su vezresponden a distintas valoraciones, percepciones o significadossobre de acciones o circunstancias sociales y ambientales. Otrasdefiniciones, en cambio, se basan en marcos ms rgidos sobre loscontenidos, de donde tienen dificultades para acomodar estavariedad. En mi experiencia, los conflictos frente a losextractivismos casi nunca son temticamente puros, y si bien sepueden describir tendencias emergentes, casi siempre se mezclanmuchos de esos componentes, y a la vez stos tambin son

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    influidos por sus experiencias histricas (en la misma lnea apuntaBury 2002, quien encuentra en dos casos peruanos respuestassimultneas econmicas, ambientales, sociales y culturales). Estose debe tanto a la presencia de distintos actores, los que a su veztienen nfasis propios, como a que en una misma persona puedencoexistir ms de una preocupacin.

    Los actores participantes en los conflictos tpicamenteincluyen, de un lado, a los promotores de un emprendimientoextractivo, y por el otro, a quienes se oponen o denuncian. Entrelos primeros se destacan las empresas (tanto aquellas que actana nivel local, como las corporaciones globales de las quedependen) y los gobiernos (a nivel local, regional o nacional).Estos muchas veces reciben apoyos variados desde espaciosacadmicos y sindicales.

    Entre los segundos se encuentra una gran variedad deactores, desde comunidades campesinas o indgenas, pequeosagricultores, vecinos de ciudades, militantes en temas sociales oambientales, etc. A su vez, stos se articulan con otros actoreslocales que les apoyan desde la coincidencia en sus preocupa-ciones, la solidaridad o compromisos ticos. Tambin hay casosdonde participan organizaciones eclesiales, federacionescampesinas, asociaciones de pequeos empresarios, ONGs locales,otros grupos de acadmicos, etc. En algunas situaciones losmunicipios se vuelven aliados importantes en los reclamos. Porejemplo, en una revisin de conflictos en Bolivia durante un ao(julio 2011 a junio 2012), el 7% estaban vinculados a recursosnaturales, movilizando 93 actores diferentes (la mayora sobreminera) (UNIR 2013).

    A pesar de esa variada composicin se encuentrancoincidencias notables determinadas por la resistencia a losextractivismos actuales. Sin duda que la organizacin decomunitaria kichwa de Sarayacu de la Amazonia ecuatoriana, esmuy distinta a la asociacin de vecinos de Esquel, en la Patagoniade Argentina, pero las dos representan prcticas polticas deorganizacin desde la sociedad civil que denuncian, reclaman yresisten al avance del extractivismo. La estructuracin y dinmica

  • de esos conflictos es distinta, pero a la vez muestra coincidenciasen los principales temas en disputa. Esto se repite en todo elcontinente, surgiendo desde contextos culturales, polticos yterritoriales muy distintos, y cruzando a muy diferentesmovimientos sociales. Estas coincidencias son tan llamativas comolas de la propia diversidad de los actores involucrados.

    Se debe destacar el papel de las mujeres en variosconflictos. Si bien, los varones siguen prevaleciendo en lospuestos de liderazgos de muchas organizaciones locales, nopuede pasar desapercibido la presencia de mujeres manteniendola movilizacin, y a veces reemplazando a lderes varones quellegan a acuerdos con empresas o el Estado desatendiendo losmandatos de sus organizaciones.

    Tambin se debe sealar que los actores no estnpredeterminados. Por ejemplo, hay grupos locales que puedenactuar a favor de emprendimientos extractivos (especialmente laminera artesanal o cooperativas como sucede en Bolivia, opequeos agricultores que cultiva soja).

    En algunos pases, en los conflictos frente a losextractivismos las organizaciones indgenas tienen papelesrelevantes. En unos casos se observan posturas de resistenciamantenidas en el tiempo, tal como ha sucedido en Ecuador conla Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador(CONAIE) y en Bolivia (en especial desde la Confederacin dePueblos Indgenas de Bolivia, CIDOB, y con apoyo de algunossectores del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu,CONAMAQ). Pero en otros pases la situacin es ms compleja,donde solamente algunas organizaciones miembros mantienenesas posturas, y no necesariamente su confederacin nacional(como ocurre en Per, por ejemplo con la Asocia cin Intertnicade Desarrollo de la Selva Peruana - AIDESEP).

    Las dinmicas de los conflictos frente a los extractivismos hallevado que en algunos pases se lograran coordinacionesnacionales. En el caso peruano ese papel lo desempeo muyexitosamente en el pasado la CO NACAMI (Confederacin Nacionalde Comunidades del Per Afectadas por la Minera). En Bolivia se

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  • lanz a fines de 2010 la Coordinadora Nacional de ComunidadesAfectadas por la Minera y Proteccin al Medio Ambiente(CUNAMPROMA). En Mxico existen muchas organizacioneslocales y regionales, y varias de ellas se coordinan en la llamadaREMA (Red Mexicana de Afectados por la Minera). Para los casoscentroamericanos, se destaca el caso de coordinacin en la MesaNacional Frente a la Minera Metlica de El Salvador.

    Paralelamente existen redes nacionales que, entre susdistintos temas, tambin abordan la problemtica delextractivismos, y a veces juegan papeles activos en conflictos. Amodo de ejemplo se pueden mencionar, en Per, la Red Peruanapor una Globalizacin con Equidad (RedGE), y la Red Muqui.Ejemplos similares son, en Bolivia, FOBOMADE (Foro Bolivianosobre Medio Ambiente y Desarrollo) y LIDEMA (Liga de Defensadel Medio Ambiente), las que con sus distintas perspectivas, hanparticipado en algunos conflictos.

    Un caso particular se observa en Argentina, donde existenmuchos grupos locales envueltos en diversos conflictos, a vecesmuy intensos. Su espacio de coordinacin nacional es la Uninde Asambleas Ciudadanas (UAC), la que entre sus temas seencuentra el extractivismo, pero que se define a s misma slocomo un medio de articulacin e intercambio, sin autoridadesestables, y que avanza por medio de encuentros nacionales.

    Finalmente, tambin existen redes continentales enfocadasen el extractivismo. Se destaca por ejemplo la red M4 (MovimientoMesoamericano Contra el Modelo Extractivo Minero) que cubre elsur mexicano y Centro Amrica, con una muy nutrida lista demiembros. Otro caso, aunque todava sin fortalecer, es laArticulao Internacional dos Atingidos pela Vale, que intentaadems hacer seguimientos en distintos pases y continentes.

    Tambin se deben sealar al ya citado Observatorio deConflictos Mineros de Amrica Latina (OCMAL), con ms de 30instituciones7, y la La Red Latinoamericana sobre IndustriasExtractivas, donde participan varias ONGs8. A su vez, algunas

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    7 Vase www.conflictosmineros.net

  • organizaciones internacionales han enfocado estos temas,destacndose OXFAM por su apoyo a grupos locales, estudios ypublicaciones. Tambin existen redes de informacin y coor -dinacin a escala global, donde se incorpora a Amrica Latina;entre ellas se destacan, para el caso de la minera, Minas yComunidades (MaC)9, y para la explotacin petrolera, OilWatch10.

    5. HORIZONTES Y CONTENIDOS

    En la dinmica de los conflictos frente a los extractivismosse observan distintos nfasis en los abordajes. En primer lugar, esapropiado determinar las metas, finalidades u horizontes de loscontendientes en un conflicto. S refiere a cules son los objetivosltimos que se buscan. Es apropiado reconocer al menos dosfinalidades, y que aqu denomino de anulacin y coexistencia.

    Las primeras se refieren a conflictos donde el centro de laoposicin est donde al menos un actor colectivo busca impedirun emprendimiento extractivo, sea su instalacin o bien laclausura de uno en operacin. Las segundas describen losconflictos donde se tolera el emprendimiento extractivo, y losobjetivos estn en asegurar cambios que se estimanimprescindibles, tales como su ubicacin, dimensin, intensidad,etc. En el primero se rechaza el extractivismo, pero en el segundose lo acepta, y las oposiciones radican, por ejemplo, en unazonificacin territorial, el control ambiental, etc.

    Los contenidos en la disputa, sea las que apuntan a lacoexistencia o hacia la anulacin, son diversos, tal como se hasealado antes. Esto hace posible apelar a diversos criterios declasificacin y anlisis, como se enumeraron sumariamente en laseccin anterior. Pero es posible seguir otro criterio de clasificacin,en cierta medida ms general, y que agrupa varias cuestiones.Siguiendo esa postura, aqu se clasifican los conflictos ante los

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    8 Participan CEDLA (Bolivia), Fundacin Jubileo (Bolivia), IBASE (Brasil), TERRAM (Chile), ForoNacional Colombia, CDES (Ecuador), Grupo FARO (Ecuador), FUNDAR (Mxico), GrupoPropuesta Ciudadana (Per), DAR (Per), Cooperaccin (Per); promovida por Revenue Watch.

    9 Vase www.minesandcommunities.org10 Vase www.oilwatchsudamerica.org

  • extractivismos en tres tipos: (1) reconocimiento y legitimacin, (2)gestin y reforma, y (3) compensacin e indemnizacin (Figura 1).

    Figura 1. Representacin esquemtica de clasificacin de contenidos de losconflictos frente a los extractivismos. A su vez, cada uno de estos tipos puede

    expresarse en horizontes enfocados en la coexistencia o rechazo del extractivismo.

    El primer tipo responde a conflictos donde no slo est endisputa los impactos de un emprendimiento extractivista, sino quese disputa el reconocimiento de quienes se manifiestan, o de susderechos. Esto se observa cuando el Estado o una empresa noreconoce a los actores de la sociedad civil, sea ignorndolos,rechazando sus expresiones, o no aceptando a que seancontendientes legtimos. Dicho de otra manera, el emprendimientoextractivo es defendido no solamente por sostenerse que carecede impacto, sino porque se niega la existencia misma de laspersonas afectadas, o que stas tengan el derecho a cualquierreclamo. Esto es muy claro en varias actividades extractivistas queviolan derechos humanos (y que en la terminologa de Gudynas2013, son calificadas como extrahecciones). En esos casos seniega en la prctica los derechos sociales y polticos bsicos, y porlo tanto se impiden o limitan las consultas, su autonoma, statuscomo ciudadanos, etc. Esto afecta, entre varias aspectos, elreconocimiento, la autonoma garantizada por los derechos y losdilogos interculturales (siguiendo en esos aspectos los aportes deCisneros, 2011). Tambin involucra conflictos que expresanracismo ambiental; vase por ejemplo el detallado anlisis deCrespo F. (2009), para servicios de agua en La Paz y El Alto. Esosy otros casos muestran que esta problemtica afecta en especial acomunidades indgenas y campesinas, las que deben luchar porser reconocidas y respetadas.

    Gobiernos y empresas apelan a otras medidas en estecampo. Entre ellas se encuentran imponer cambios administrativos

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    GestinReforma

    ReconocimientoLegitimacin

    CompensacinIndemnizacin

  • en los territorios ocupados por las comunidades (donde el ejemploms bizarro es la reciente maniobra del gobierno de Ecuadorpresentando nuevos mapas de ocupacin de clanes huaorani,cambiando su ubicacin para que dejaran de coincidir con reasdonde busca explotar petrleo; setiembre 2013), incidir dentro delas organizaciones ciudadanas para dividirlas (tal como se hareportado para la CIDOB y CONAMAQ en Bolivia), rechazar losreclamos aduciendo que representan intereses poltico partidarios(una de las reacciones gubernamentales ms repetidas ante lasprotestas en Cajamarca, Per), o incluso vinculndolos a gruposarmados (como ha hecho el gobierno Santos en Colombia antevarios conflictos). Dos interesantes estudios de casos sobre sobreconflictos acerca de estas demandas y vinculados a la justicaambiental, se ofrece en Urkidi y Walter (2011); uno sobrecomunidades mapuches frente a la minera Pascua Lama (Chile) yel otro para grupos vecinales que demandan ser consultados enEsquel (Argentina).

    Estos son conflictos que se vuelven particularmentecomplejos porque discurren simultnea en dos terrenos: uno enel reconocimiento de los derechos, identidad y legitimidad dedistintos actores sociales, y otro, sobre el emprendimientoextractivo en s mismo. Lograr el reconocimiento y la legitimidadse vuelve un tema central de la disputa, para poder actuar sobrelas caractersticas del proyecto extractivista en consideracin.

    Los conflictos que consideran la gestin y la reforma, secentran en disputar las formas bajo las cuales se administra y sellevan a la prctica las actividades extractivas. Estas representanopciones para reducir o anular los posibles impactos sociales yambientales por medio de modificaciones en las tecnologas o enla administracin gerencial. Ejemplos son los reclamos de mejorestecnologas de extraccin, la idoneidad de las medidas demitigacin ambiental, el manejo de los pasivos ambientales, etc.La posibles reformas administrativas o gerenciales son diversas,tales como comisiones de fiscalizacin, acceso a la informacin,monitoreo ambiental independiente en manos de la comunidad,etc. Tambin incluyen en algunos casos conflictos que reclamanuna licencia social. Asimismo, aqu estn los conflictos por

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  • incumplimientos en distintos derechos, tales como no atenderestndares en ambiente y salud. Consecuentemente, haysituaciones donde el horizonte es la coexistencia con elemprendimiento, pero ste debe ser modificado para reducir oacotar sus impactos. Ejemplos son aceptar el cultivo de soja peroimpedir las fumigaciones intensivas sobre poblados o viviendas,o tolerar la minera pero controlando el uso del agua.

    En otros casos, hay conflictos donde algunos de loscontendientes sostienen que ninguna de esas medidas es suficienteo adecuada para evitar los daos ambientales, y por lo tanto setransita hacia un horizonte enfocado en la anulacin. Cuando esoocurre, los opositores ponen todas sus energas en demostrar queel emprendimiento no puede ser aceptado por sus altos impactosy que las medidas paliativas no lograrn evitar esos daos, o si yaest operando, que esas medidas fallaron, y por lo tanto debe serclausurado. Los defensores del extractivismo, al contrario, insistenen que esos emprendimientos no tienen impactos significativos opueden ser remediados o evitados. Ejemplos de estos casos sonlas disputas sobre las evaluaciones de impacto ambiental, laeficacia que puedan tener (o no) medidas tecnolgicas (comocambios de filtros o plantas de tratamiento de efluentes), o sobreel gerenciamiento (donde se discute los niveles de participacinde sindicatos o vecinos, entre otras cosas). Son conflictos quecontienen una fuerte carga en las discusiones cientfico-tcnicas,en la efectividad que pueden tener o no las medidas deremediacin ambiental, en las capacidades de control y monitoreo,etc. Tambin debe tenerse presente que en el caso de lasextrahecciones, al imponerse modificaciones que aseguren elrespeto de los derechos de las personas y la Naturaleza, muchosemprendimientos extractivos pasan a ser imposibles desde elpunto de vista productivo o econmico (dicho de otra manera:actualmente son viables porque incumplen con esos derechos).

    Los conflictos sobre compensacin e indemnizacinentienden que es posible, o incluso es necesario, recibir una ciertacompensacin por permitir el funcionamiento del empren-dimiento, y en algunos casos adems por recibir sus impactossociales y ambientales. Por lo tanto, son conflictos donde se

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  • disputa las compensaciones necesarias en la viabilidad delemprendimiento extractivo. Estas pueden ser de variado tipo,tales como asegurar nuevas reas agrcolas, otorgar una cuota depuestos laborales a las comunidades locales, que se construyanpuestos de salud o escuelas locales, infraestructura, etc. Otrascompensaciones son esencialmente econmicas, las que puedenser explcitas, mediante pagos regulares, o bien puede estarimplcita dentro de otros instrumentos econmicos, como regalasque se pagan al gobierno central, y parte de los cuales se derivana los gobiernos locales (como sucede, por ejemplo, en Boliviacon el IDH). La disputa se centra en la naturaleza de esacomposicin o indemnizacin, y el valor que sta debe tener. Porlo tanto, en casi todos los conflictos de este tipo apuntan a unhorizonte de coexistencia, y slo transitan hacia las exigencias deanulacin cuando no hay acuerdo en las compensaciones.Asimismo, en estos casos se corre el riesgo de no resolverrealmente las extrahecciones, sino apelar a indemnizaciones yotras formas de reparacin de los derechos violados.

    Los conflictos alrededor de la compensacin oindemnizacin estn aumentando en importancia. Por ejemplo,Arellano (2011) estudia sus variedades en el sector minero peruano.En ese estudio se reconocen tres tipos de conflictos, de los cualesdos de ellos (aquellos enfocados en ganar poner negociador y enel canon minero), son expresiones de disputas sobre lascompensaciones de acuerdo a la clasificacin que se sigue aqu.

    Es importante insistir en las diferencias entre estos dosltimos tipos de conflictos. All donde predomina la gestin yreforma, la discusin se centra en cuestiones instrumentalesgerenciales y tcnicas, asumindose que con ello es posible reduciro anular los impactos negativos. En el segundo caso, se aceptanesos efectos, y se los toleran a cambio de compensaciones, las queen realidad terminan actuando como indemnizaciones. A su vez,bajo la gestin y reforma existe un horizonte de negociacin parauna reformulacin sobre el tipo de extractivismo, mientras que enel segundo eso desaparece, el emprendimiento pasa a seraceptado, y las discusiones se centran en el tipo y monto de lascompensaciones. En la primera opcin, se presuponen alternativas

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  • cientfico-tcnicas, mientras que en el segundo, se cae en el campode la mercantilizacin, donde hay actores que expresan una actitudde sacrificio a tolerar el impacto, esperndose que esos pagoseconmicos generen beneficios que superen los perjuicios.

    Los tres tipos de conflicto tienen ciertas superposiciones; envarios casos, los de reconocimiento y legitimacin aparecenmezclados con los otros dos (fig. 1). No existen secuenciaspredeterminadas de transiciones de un tipo de conflicto a otro.Contamos con ejemplos donde un conflicto frente a un proyectoextractivo comienza por demandas de reformas o compensaciones,y al conocerse ms detalles sobre el emprendimiento o agravarseel enfrentamiento, termina en situaciones donde las rectificacioneso indemnizaciones ya no son aceptadas. Tambin hay casos dondecomunidades locales reconocen los impactos ambientales, peroceden en aceptarlos a cambio de beneficios econmicos (esto sepuede dar por varias razones, sea por considerar esa opcin comovlida, o por aceptarla resignadamente porque entienden que elEstado ser incapaz en defender sus derechos). Existen conflictosde reconocimiento y legitimacin con la finalidad de poder discutirmedidas de coexistencia, y otros que desde un inicio buscan anularun proyecto extractivo (por ejemplo, en Per hay grupos indgenasamaznicas que luchan por sus derechos, en unos casos paranegociar compensaciones econmicas por ejemplo con empresasforestales, pero en otros para rechazar el ingreso de petroleras).Tambin, estos tres tipos de contenidos se pueden expresar enhorizontes enfocados en la coexistencia como en la anulacin.

    Finalmente, no puede escapar a un anlisis riguroso quehay casos donde los reclamos de compensacin se solucionancon concesiones materiales, tales como vehculos, botes,viviendas, etc. Ese flanco es muchas veces aprovechado porgobiernos y empresas para ofrecer pagos, contratos o regalos,que a veces son efectivos en dividir organizaciones sociales,comunidades locales, e incluso familias.

    6. UMBRALES

    Al considerar la dinmica de los conflictos surgeinmediatamente la particularidad que frente a emprendimientos

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  • extractivos a veces similares, algunas comunidades defiendenvarias opciones para reformulaciones o compensaciones, mientrasque en otras son mucho mas acotadas, y rpidamente reclamansu cancelacin. Esta transicin desde el horizonte de lacoexistencia al del rechazo debe ser analizada.

    Como primer paso se postula un umbral de aceptacin,hasta el cual el emprendimiento sera aceptable (o se puedecoexistir); el conflicto expresa la disputa por las condiciones, porejemplo de reforma o compensacin. Ms all de ese umbral, elemprendimiento deja de ser reformable, gestionable ocompensable, y pasa a no serlo, desde la postura de al menosuno de los agrupamientos en el conflicto (fig. 2).

    Figura 2. Representacin esquemtica de dos casos con diferentes umbrales deaceptacin de los efectos de emprendimientos extractivistas.

    De esta manera, por debajo de ese umbral, hay distintasopciones en pugna que pueden ser negociadas o mediadas. Pero,una vez traspasado el umbral, los mrgenes para esasresoluciones se reducen drsticamente o desaparecen, y como elreclamo pasa a ser la anulacin del emprendimiento, el conflictose puede acentuar, e incluso puede derivar hacia la forma de altaintensidad. De forma muy esquemtica, esos umbralescorresponden a las circunstancias, percepciones y saberes por loscuales un colectivo pasa a considerar que un cierto impacto socialo ambiental se vuelve intolerable o inaceptable.

    Por debajo de ese umbral, los emprendimientos puedenser negociables desde el punto de vista gerencial, tecnolgicoo econmico. La disputa puede ser traducible a una

    Medidas de Reforma / Compensacin

    UMBRAL ALTOMAYOR AMPLITUD

    RESOLUCIN NEGOCIADA

    UMBRAL BAJOMENOR AMPLITUD

    RESOLUCIN NEGOCIADA

    CONFLICTO1

    CONFLICTO2

    POSIBLE

    IMPOSIBLE

    IMPOSIBLE

    POSIBLE

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  • monetarizacin o a pretender efectivas resoluciones tecnolgicas(ms all de si stas sern efectivas o no, o si realmente sernimplementadas). En esos umbrales se expresan una rica variedadde saberes y sentires. Por ejemplo, all estn las fronteras hastadonde pueden llegar las mercantilizaciones aceptables sobre lavida social y la Naturaleza, la delimitacin entre transaccionespermitidas y otras moralmente excluidas, las interpretacionessobre la calidad de vida y una buena vida, y as sucesivamente.

    Hay grupos que consideran que su calidad de vida no esintercambiable con dinero, otros defienden sitios por sus valoresreligiosos o culturales, y as sucesivamente. Ese umbral se expresaen rechazos a la minera tales como el agua vale ms que el oroque aparece en varios pases (un anlisis de las cuestiones enjuego, por ejemplo, en Machado, 2010). Incluso hay elementos deruptura cultural que a primera vista parecen pequeos pero sonrelevantes (por ejemplo, un agricultor medio afectado por el plande megaminera en Uruguay, en un entrevista me seal quedecidi rechazar ese tipo de extractivismo independientemente deposibles beneficios econmicos porque, a su juicio, el personal dela empresa menta; la mentira era el umbral para este lder local).

    Recordemos que la definicin de conflictos que aqu seaplica comprende los significados, las percepciones y los valoresque se otorgan al mundo social y ambiental. Por lo tanto, losumbrales delimitan entendimientos y sensibilidades a partir delos cuales se considera que los impactos no pueden ser resueltosefectivamente por instrumentos reduccionistas tecnolgicos omercantiles, o incluso que impactos antes invisibilizados ahoraestn en el centro del conflicto, como pueden ser cuestionesculturales, ambientales, etc.

    Tambin hay casos donde ese umbral expresa el lmite deriesgo que las comunidades estn dispuestas a asumir. Esto seobserva donde no existe un emprendimiento en marcha, sino quehay grupos que los rechazan porque entienden que son muyriesgosos. Situaciones de este tipo se registraron en las consultasciudadanas en Tambogrande (Per) y Esquel (Argentina) (vase parael caso argentino a Quintana 2008); tambin en las iniciativas deconsultas municipales contra la megaminera de hierro en Uruguay.

    Conflictos y extractivismos: Conceptos, contenidos y dinamicas 103

  • Ese umbral entre la aceptacin o el rechazo de las reformaso compensaciones no es una frontera rgida o precisa. Suubicacin es distinta para diferentes contextos sociales yambientales, y ante distintos emprendimientos extractivistas. Enunos casos, las comunidades locales admiten un alto umbral, dedonde las posibilidades de reforma o compensacin son elevadas.Por ejemplo, es comn que se acepten niveles de alteracinambiental importantes en el sector agropecuario, entendindoseque estos pueden ser manejados por medio de medidas como elcontrol de aguas, manejo responsable del suelo para evitar laerosin o limitaciones en la aplicacin de agroqumicos. En otroscasos, el umbral es muy bajo, de donde en el conflicto hay actoresque no entienden como posible una reforma o compensacin(fig. 2). Un ejemplo de esto es la resistencia de los pueblosamaznicos a abandonar sus estilos de vida para convertirse,pngase por caso, en ganadero o cultivador de soja.

    Por lo tanto, ms all del umbral, se entiende que no haycompensaciones posibles. Los daos en la salud o bienestar delas personas, la alteracin de los territorios, o los efectos negativossobre el ambiente, no se podran compensar o indemnizar por eldinero. En ese caso, los impactos sociales y ambientalesinvolucraran prdidas que son invaluables desde el punto devista econmico (o su monetarizacin es tan alta que pasan a seren la prctica impagables).

    La disposicin de esos umbrales depender de variosfactores, tales como el tipo de proyecto en consideracin, lascondiciones de las comunidades involucradas en sus dimensionessociales, econmicas, polticas y culturales, y el tipo de ambienteafectado. Cuando el umbral es ms alto, las opciones pararesoluciones negociadas que apelan a reformas o compensacionesson mayores, y usualmente los conflictos se expresan conintensidades bajas o medias. En cambio, cuando el umbral es msbajo, el abanico de opciones de reforma o compensacin sereduce cada vez ms, hasta las situaciones donde unemprendimiento extractivo es rechazado de plano. Siguiendo conlos ejemplos en minera, este responde a conflictos donde ya nose debaten opciones de mitigacin ambiental o compensacin

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  • social, sino que se rechaza su emplazamiento. Como las opcionesde negociacin son escasas, los conflictos tienden a escalar enintensidad (un ejemplo de esta situacin ocurre con las lagunasque seran afectadas por Minas Conga en Per; De Echave y Diez,2013).

    Las expectativas econmicas desempean papelesimportantes en la determinacin de ciertos lmites de impactostolerables. No puede negarse que la promesa o expectativa deganancias econmicas puede hacer que algunos de loscontendientes en un conflicto pase a aceptar un mayor nivel deimpactos. Esto lo saben tanto las empresas como los gobiernos,y las acciones en ese campo refuerzan la economizacin queinvade las discusiones sobre los extractivismos.

    El imponer un lmite bajo que lleva a rechazar elextractivismo es un desafo mayor de lo que se asume desde unaprimera mirada. Es que hay muchos casos, donde algunos de losactores desearan rechazar el emprendimiento, entienden quetienen pocas posibilidades de poder revertirlo o impedirlo.Entonces, aceptan reformas o compensaciones, no porque lasconsideren vlidas, sino porque las condiciones polticas por lascuales discurre el conflicto les deja eso como nica opcin de almenos conseguir algn paliativo.

    Los contextos sociales son tambin determinantes. Porejemplo, una comunidad que se ha dedicado a la minera desdehace muchas dcadas podra ser ms tolerante que otra cuyatradicin ha sido agropecuaria. Pero tambin existen aprendizajessociales; por ejemplo, una comunidad recuerda losincumplimientos de empresas mineras o sufre persistentementesus impactos, de donde frente a nuevos proyectos ya no cree enla validez de las promesas de reformas o compensaciones, y losrechaza de plano (estos factores operaran seguramente en losconflictos con Yanacocha en Per). Tambin tienen lugaraprendizajes cruzados entre distintas comunidades, sea deregiones diferentes como de pases distintos. Este es el caso decomunidades de Ecuador que rechazan la minera si bien porvarios factores, entre ellos estn sus conocimientos sobre losefectos negativos observados en Per.

    Conflictos y extractivismos: Conceptos, contenidos y dinamicas 105

  • Decursos N 27-28106

    7. EL EMPUJE MERCANTIL

    La situacin actual sobre la conflictividad en losextractivismos se ha vuelto todava muy compleja. Durante unbuen tiempo, los conflictos alrededor del extractivismosestuvieron dominados por actores que se oponan y resistanemprendimientos. Pero ms recientemente, han surgido conflictosdonde se organizan actores locales que desean llevar adelantesus propios proyectos extractivos o sus disputas buscan el accesoa compensaciones econmicas. Ejemplos de estos son losconflictos de quienes desean realizar pequea minera, y que seenfrentan tanto a otros agrupamientos en sus comunidadeslocales, como eventualmente a empresas o el Estado. Estasituacin corresponde, por ejemplo, a algunas cooperativasmineras bolivianas. Otros casos similares son las disputadas entreorganizaciones de la sociedad civil sobre representacin o controlterritorial para acceder desde all a convenciones econmicos conempresas mineras o petroleras.

    Un ejemplo de esta situacin son los diversos ysuperpuestos conflictos en Mallku Khota (Bolivia). La trasnacionalSouth American Silver, titular de los derechos de explotacin (juntoa los de uso de superficie, aguas pblicas y privadas, y de paso),planeaba desarrollar megaminera a cielo abierto. Esto desat laresistencia de actores locales por el riesgo socioambiental, lasprotestas de otros grupos que deseaban realizar ellos mismos laminera bajo una organizacin cooperativa, y distintas posturas delgobierno (vase el detallado informe de Jimnez y Campanini,2012). La explotacin minera, enfocada especialmente en la plata,gener entonces disputas no slo con las empresas, sino entreagrupamientos de la sociedad civil, a su vez articulados con elgobierno, el que adems cay en actitudes cambiantes.Consecuentemente, unos llevan adelante un conflictoesencialmente basado en las compensaciones (quienes reclamanhacer ellos mismos la minera), con un alto umbral de impactosaceptables (de donde la cuestin ambiental no est en el centrode sus reclamos). Otros consideran que los riesgos de ese tipo deminera, sea transnacional o cooperativizada, son inaceptables, loque muestra que su umbral de tolerancia es bajo, y por lo tanto

  • su horizonte de resistencia est en rechazar la minera. Jimnez yCampanini (2012) ofrecen un emotivo testimonio de un ApuMallku (lder indgena) que vivenci esa divergencia, quien altiempo de una marcha de protesta hacia la capital observaba quelos primeros das de la caminata era para defender los lagos, peroen el transcurso de los das esto cambi algunos estnmarchando como cooperativistas y trabajadores.

    Procesos anlogos se expresan en los enfrentamientossobre lmites territoriales, donde una comunidad reclama ciertarea pero porque sta le permite acceder a los excedentesdirectos de emprendimientos extractivos localizados en ella(como el caso de disputas limtrofes entre Potos y Oruro enBolivia; UNIR 2013). Sin duda es una situacin paradjica, aunquecomprensible en circunstancias de comunidades locales que hanpadecido durante dcadas los impactos negativos delextractivismo sin percibir beneficios directos. Eso explica que susurgencias apunten a buscar al menos una tajada del dinero queresulte de esos emprendimientos.

    Situaciones similares se registran en Per, donde el aumentoreciente de los conflictos mineros se debe sobre todo a disputassobre los excedentes econmicos (Arellano 2012). Muchosconflictos estn camuflados como una oposicin a la minera,pero que un examen ms atento muestra que a los reclamos sobrelos impactos se suman cuestionamientos econmicos sobre lasempresas pero tambin sobre el Estado (denunciando la debilidadde la imposicin tributaria sobre las empresas o reclamando unamayor participacin en la distribucin de las regalas). Esosabordajes buscan lograr captar mayores proporciones de losexcedentes econmicos de la minera a nivel local.

    La penetracin de expectativas econmicas cala hondodentro de movimientos sociales, y en algunos casos los divide.Por ejemplo, en Ecuador, el presidente R. Correa anunci enagosto de 2013 la cancelacin de su plan de impedir laexplotacin petrolera en la zona del Parque Nacional Yasun(ubicado en la Amazonia de ese pas). El gobierno defiende eseviraje como necesario para acabar con la pobreza, e invoca

    Conflictos y extractivismos: Conceptos, contenidos y dinamicas 107

  • repetidamente la compensacin econmica, afirmando que losrecursos financieros se volcarn en la propia amazonia.Rpidamente se instalaron varios conflictos de resistencia a lamedida y en defensa de esa zona amaznica, los que estn enmarcha al momento de redactar el presente artculo. Por un lado,la CONFENIAE (Confederacin de Nacionalidades Indgenas dela Amazonia Ecuatoriana) decidi rechazar la medida presidencialpor diversos motivos (incluyendo cuestiones ambientales,sociales, y la salvaguarda de pueblos indgenas no contactadosque habitan la zona). Es una postura entendible porque muchosde esos pueblos han sufrido directamente en el pasado losimpactos sociales y ambientales de esas actividades (vase elregistro en Dematteis y Szymczak 2008).

    Pero por otro lado, algunos grupos indgenas aceptan laextraccin petrolera; ese el caso de la federacin del pueblo shuarde Zamora Chinchipe, indicando que es necesario explotar elpetrleo porque ellos permitira ampliar servicios de salud oeducativos11. Entre los kichwas las posturas tambin se dividen,y es interesante conocer algunos testimonios. En un caso sereconoce que las empresas vienen y les ofrecen trabajo, buenossueldos y los convencen, porque la gente tiene necesidades,quiere plata, pero no entiende que lo nico que trae laexplotacin es contaminacin y engao por parte de lasempresas. En otro caso, entienden que sera imposible detenera las petroleras (trasnacionales o estatales), y por lo tanto lacuestin es lograr beneficios justos, tales como becas para quenuestros hijos vayan a la universidad y puedan prepararse, noqueremos trabajo, porque sabemos que eso es temporal y laspetroleras brindan empleos cortos12.

    Esos testimonios son reveladores. En primer lugar dejan enclaro que la racionalidad economicista ha calado ms

    Decursos N 27-28108

    11 La CONFENIAE no apoya la explotacin del Yasun, El Comercio, 2 Setiembre, 2013, Quito.

    Federacin Shuar se suman a la iniciativa de explotar racionalmente el Yasun, El Ciudadano, 11setiembre 2013, Quito.

    12 Quichuas estn divididos por el tema Yasun, El Comercio, 13 setiembre 2013, Quito -http://www.elcomercio.com/noticias/Ecuador-Amazonia-Quichuas-divididos-tema-Yasuni-indigenas-petroleo_0_992300832.html

  • profundamente de lo que a veces se asume, y que se hangeneralizado las expectactivas de beneficios econmicos. Esto losaben todos los gobiernos y las empresas, y estn comenzando ausarlo con intensidad. Pero tambin es evidente que buena partede las comunidades indgenas son conscientes de los daos enjuego con el extractivismo. Lo aceptan porque son escpticos enpoder detener la avalancha extractivista, y como creen que esasactividades se llevarn delante de todos modos, esperan al menospoder obtener algn provecho para sus comunidades o familias,evitando que todos los beneficios sean capturados por lasempresas y gobiernos. Es tambin entendible en aquellassituaciones donde la pobreza exige apelar a solucionesinmediatas, para poder solucionar los dramas ms acuciantes.Respuestas de este tipo son a veces las nicas posibles en unmundo que slo puede expresarse mercantilmente.

    Sobre este tipo de posturas estn actuando ahora algunosgobiernos progresistas. Para resolver los conflictos ms agudosofrecen entregar directamente parte de los beneficios econmicos,y lo hacen con intereses sobre todo polticos. Estas complejasinterrelaciones se hacen evidentes en los estudios coordinados porHinojosa (2012) para las explotaciones de gas en Tarija (Bolivia),donde no slo se superponen distintos actores, sino que operan aescalas diferentes (gobiernos central, departamental, local, etc.)(vase adems a Perrault, 2010 para el caso de comunidadesguaranes en el campo Margarita). La justicia social se reduce acuestiones de compensaciones e indemnizaciones econmicas, yal insistirse en los extractivismos, se mantienen las esencias deldesarrollo convencional, la subordinacin a la globalizacin, y lapermanencia dentro de un capitalismo donde los gobiernosprogresistas apenas intentan volverlo benvolo.

    De esta manera, los conflictos alrededor de losextractivismos exponen una profundizacin de la mercantilizacinsobre las relaciones sociales, y la consolidacin de los primerospasos del mismo proceso sobre la Naturaleza. Esto legitima tantolas pretensiones de superar los impactos sociales por medio deindemnizaciones econmicas, como la insistencia en entender alambiente como bienes y servicios a transar en el mercado. Este

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  • talante otorga primaca a las valoraciones econmicas, legitimalos instrumentos de mercado como medios de gestin social yambiental, defiende criterios de competencia y eficiencia, y porlo tanto refuerza una tica utilitarista.

    8. CONFLICTOS Y ALTERNATIVAS AL DESARROLLO

    Sin duda es importante analizar los conflictos alrededor dela extraccin de recursos naturales, dada su proliferacin enAmrica Latina. Estos ponen en evidencia los impactos sociales yambientales, que usualmente son negados por empresas ogobiernos. A su vez, obligan a discutir sobre la efectividad demedidas tecnolgicas o gerenciales para lidiar con esosemprendimientos. Finalmente, la proliferacin de conflictosdonde las cuestiones econmicas han cobrado relevancia,desnudan las presiones para mercantilizar las relaciones con laNaturaleza y gestionar los impactos sociales.

    Bajo estas dinmicas, es necesario subrayar la importanciade aquellas situaciones donde al menos uno de los contendientesen un conflicto considera que los emprendimientos extractivos yano pueden ser reformados o compensados. En otras palabras, elalcance de las tecnologas o las economas para reformularestrategias de desarrollo convencional queda en entredicho. Aqureside la importancia del concepto de umbrales, ya que obliga adejar en evidencia esas circunstancias.

    Cuando esto ocurre, en muchos casos las discusiones sobrelos valores recuperan su papal central. Se disputa quines o quson reconocidos como sujetos u objetos de valor, y cules sonlos valores considerados esenciales o necesarios. La situacinprevaleciente es entender a la Naturaleza como un objeto devalor, y que stos se expresan esencialmente por valoracioneseconmicas, y slo en algunos casos se aceptan valoresecolgicos (por ejemplo especies amenazadas o niveles deendemismo). Los reclamos en muchas disputas parten de marcosticos diversificados, donde tambin se defienden muchas otrasescalas de valoracin (tales como estticos, culturales, religiosos,histricos, etc.), e incluso entendiendo a la Naturaleza como

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  • sujeto de valor. Son conflictos que parten desde la tica, e inclusopueden enfrentar ontologas distintas.

    Cuando los conflictos persisten en reformar o modificar losemprendimientos, se estn aceptando que las estrategias dedesarrollo actuales pueden ser revisadas y reformadas. En cambio,cuando se traspasan los umbrales hacia reclamos que no puedenser monetarizados o implican defender la Naturaleza como unsujeto de derechos, las estrategias de desarrollo actuales ya noson posibles. Se ha dado un paso hacia las alternativas aldesarrollo. Por lo tanto, en esos casos los conflictos alrededor delos extractivismos quedan entrelazados con las disputas sobre elsentido del desarrollo, lo que les confiere un enorme potencial.

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