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Revista Española de Antiupologia Americana ISSN: 0556-6533 2001, o.’ 31: 261-273 Conflicto y reciprocidad en los pueblos andinos. El caso de Angaraes Rommel PLASENCIA SOTO Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima RESUMEN Tomando como ejemplo cinco comunidades campesinas del Perú Central, se pretende demostrar en este articulo la construcción de elaboradas alianzas sociales y territoriales a través de dos de los más importantes principios que ordenaron la sociedad y el pensamiento andinos, la jerarquía y la reciprocidad. Dicha estructu- ra permitió organizar lo más abundante que tuvo la población andina, esto es, su mano de obra, posibilitando de ese modo la organización de una eficaz civilización agraria, única en América indígena. Palabras clave: .Ierarquia, reciprocidad, comunidades campesinas, Perú Central. ABSTRACT In this paper 1 try to show the construction of claborate social and territorial alliances from two important principies that organized the andean society and mmd, hicrarchy and reciprocity. That structure allowed to organize the abundant labour force of andean people. In this way, an eflective agricultural civilization was organized, that was unique in Indian America. Five rural commmunities of Central Peru are taken as an example. Key words: Hierarchy, reciprocity, rural communities, Central Peru. Antropólogo, profesor dc la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 261

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Revista Española de Antiupologia Americana ISSN: 0556-65332001, o.’ 31: 261-273

Conflictoy reciprocidaden los pueblosandinos.El casode Angaraes

Rommel PLASENCIA SOTOUniversidadNacionalMayor deSanMarcos, Lima

RESUMEN

Tomando como ejemplo cinco comunidades campesinasdel Perú Central, sepretende demostrar en este articulo la construcción de elaboradas alianzas socialesy territoriales a través de dos de los más importantes principios que ordenaron lasociedad y el pensamiento andinos, la jerarquía y la reciprocidad. Dicha estructu-ra permitió organizar lo más abundante que tuvo la población andina, esto es, sumano de obra, posibilitando de ese modo la organización de una eficaz civilizaciónagraria, única en América indígena.

Palabras clave: .Ierarquia, reciprocidad, comunidades campesinas, Perú Central.

ABSTRACT

In this paper 1 try to show the construction of claborate social and territorialalliances from two important principies that organized the andean society andmmd, hicrarchy and reciprocity. That structure allowed to organize the abundantlabour force of andean people. In this way, an eflective agricultural civilization wasorganized, that was unique in Indian America. Five rural commmunities of CentralPeru are taken as an example.

Key words: Hierarchy, reciprocity, rural communities, Central Peru.

Antropólogo, profesor dc la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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I?on,,nc’I ¡‘¡U <011010 .S%io ( bd;/I,t./,> ((:Ip/Yft¡ílad ¿U ¡os pu>’/.los andino> El cavo ele Anga’m’s

INTRODUCCIÓN

Enclavada en la parte oriental tic la cordillera central andina y rami—fi cada en contrafuertes que alcanzan en m tichas ocasi enes alturas supe—rí ores a os cinco ni ji metros de a It tira y profundas quebradas de ha sta

1 2(1(1 metí es An e traes está II tu dada por e e tirso de los ríos Pengera,( ích i II rub imba ej oc di se urren cii ti rccciúíí u oroeste hacia e ¡ depar-tamento d0 Ayaeuehe.

1 s te ciii torí o albergaba tu \‘e rsos aví lus prehispánices dc erigen chanca(establecidos ortein il mente en los cstrechos va lles del rio Pampas); llevabancl nombre el’~ ¿‘Uyuni y excndían sus limites más allá de lo qtíe es actual—mc Oit 1 pi ox inc i dc Antiaraes, abarcando las zonas de H nancaveIi caAcebonibaypartc. <le la antigLia Tayacaía.

Los anqara estaban divididos. siguiendo un arraigado ideal andino, entíos ti itades ejue sece i onaban casi s imétrí canícote el ter ri (erie que ecu—palían. En la parte hurto, por ejemplo. los etiracazgos Asto y Chaka secx teud ion sobre un área qtíc hoy comprende los puebles tic Moya, yuca.(iotíaiea y Cuenca, situados al norte tic LI provincia ele Huancavelica.E stos no parecen haber si do afectados por la presencia cusqueña hasta supeste rí or a nex ion, q tic d eh jo ocr aj.í rox ¡ ¡nadamente al rededo r de1440 itú.

Sin embargo asegtnarotí st.í iiiOtiencia con mitimaes que centrolabatí ciestí ‘de”ico pntente de Aguascal ente CAngovaco) sobre el río Mantare; por esaazotí sc han registrado en ese sitie objetos t j.~It~O5 (le la ctj 1 (tira inca ( Lava—lee y Jítíten 1983:37-40>.

Los lían atí ati qa ra en eaníh i o. limitaba u cotí Avacuch e y seria u sometidospor Itt poe Vnpanq tu Lo cierto es ci tic, como reí ola cl Atietí i inc de Aiígaracs

3,los liana¡í Olitíaro hicroít nosixutíiieiite deporlatios y reemplazados por mdi—ni Lles trat tíos de ej anos territorios.

Sin duda sería litio dc las zonas más afectadas por las llamadas polí—icas tic «distorboc i ¿ni étnica>.> ciii prendidas por los Incas. Auííque. SI nos

al encinos a io tesis <le Urrutia (1 985: 28, 29), eenveni mes en que estosdesplazamientos poblacionales no fueron (¿iii drásticos conio si lo seríatípara la reglen coníprendida entre los nos Pampas y Qaracha etí Ayacu—elio.

A oqaw ú~ rece t roO oc¡ r bit tea, ca labatí o cae act>.Incluida ca Ias’’Relacíoaes (ieoízráf¡cas (le Iii(l,as—I>cra»

Pcrht,y íLspano/e, (10 Afl(tY,/)n)/og,a .it!ICPKW;ll¡ 262Seúl, ‘>5 SI 26!

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Ronniel Plasencia Solo Conflicto y reciprocidad en los pueblos andinos. El caso de Angaraes

«... Sushabitantes,en lo antiguo fueron de los másvalerososyesforzadosdel reino y así trajerona susingasembarazadosen con-tinuasguerras las cuales,los hallarondel todo, paramejorasegu-rarsede ellos, dejaronen suspueblosalgunosindios de los quetra-jeron de otrasprovincias,y poblaroncon ellos otros de nuevo,quehoy se conservanen sus repartimientoscon gobernadoresy caci-quesdistintosde los que tienenlos originarios angaraes...»(«Des-cripción de la provinciade Angaraes»,Jiménezde la Espada1965,1: 210—214).

Chancasde Andahuaylas,caxamarcas,quiguaresdel Cusco,guarosdeí-luarochiri y cayampisde Quito diagramaronun escenariomultiétnieo,fomentandola división de las sociedadeslocales en parcialidadesmuchasvecescontrapuestase incluso rivales.

Las rencillasentre mitimaes y originarios serian la mayor partede lasvecessubterráneasy poco conocidas,sólo expresadasen el ritual.

La arbitraria reuntonde ayllusy «parcialidades»emprendidapor Toledo,el mestizajey losmúltiples factoresde despoblamiento(comola mita, los tri-butosy las epidemias)variaríanla constituciónétnicay demográficade lospueblosde Angaraes,suspatronesde control del espacioy el carácterde susrelacionesínterétnicas.

Seriafrecuentela mutuaacusaciónde forasterosy advenedizosen queseapelabaal statusde originarioscomo fuentede legitimidad.Lo cierto es queelle fue registradoen la memoriacolectivay señalaríaun hecho primordialen la construcciónde las identidades,las jerarquíasy los conveniosinstitu-cionalesde las comunidadescontemporáneas.

Estebreveensayepretendeilustrar,a travésde la etnografiade cincopue-bles huancavelicanesy que pertenecierona la antiguaAngaraes,cómo lasparticionesterritoriales y susrepresentacionessocialesy simbólicasactivanmecanismosque permitensu integración,a travésde la competencia,y quesólo en ella se nosrevelacomo unadifleil y no siempreavenidarelaciónentrelas jerarquíascomunalesy las unidadesdomésticas.

Acción reguladaque,repetimos,se afianzóen el recuerdode los antiguos

mitimaes,devenidosluego en forasteros4.

VéaseAGN, I.)erechoIndigena,Ley. 4,C,62.

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Ro,nozcI /‘/¿c,úncai Soto (.Yínj’Ii¿lo u rcc:iptociclad t’n lo.c ¡niobios andinos. LI caso de Angaraes

MEMORIA Y REPRESENTACIÓN EN LOS ANDES

El pueblo de Moya5, situado al norte de Huancavelica, que es casi unafrontera con el valle del Mantaro, posee en su orgaííización interna una divi-siotí dual y tripartita a la vez.

1-fasta la «gran transformación» (es decir cuando el flamante ferrocarrilllega a lluancavel ica etí 1927 pasando muy cerca de Moya y fometitando ladisolución del poder local al acercarla abruptamente a la ciudad de 1-luanca-yo) teti ion vigencia los des barrios. que contenían tres aW 1 tís:

(i’haupi y Qollana

L BARRIO DF? ABAJO Allauca

Eran ayllus endógamos representaban a la población indígena, mestizay blanca<’. Fuenzalida (1971 36) ha documentado cómo la intrusión mistigeneró a la vez mecanísníesde separacióny cemplementaridad,es decir:«homologados en su erganízacion, los tres elementos participaron en comúncii tui sistema (le cargos civil y tel igioso».

¡y a estructttraor(icnaua e Inconsciente, cuyos principios jamas se postu—lan, sc supcrptíso otra de carácter histórico, creando simultáneamente la ncce—sídad de inipí iar o desarrollar nuevamente el concepto del dualismo7.

Así tío sólo eran endógamos, sino que además cada ayllu poseía su pro-pío coltadí y ostentaba por separado la celebración de su santo patrono: SanPedro San Pablo y la Virgen de la CandelariaS. Esta última santa nos remiteal barrio de abaj o, justamente la mitad asociada con la feminidad.

It? iii i Icí Oc A in La i cee designa el origen de Moya, es el nulo de ítn libree chanea que1 cl etene use en el pa rai e 0e Wa u ¡ pata Forníaria, e ti u la con>pele lic a, los lles ay II us. Cha lica es

,iOclii 5 LIIi luatrotí i un iCO COflí II Ci el poeblo Oc ¡¡Liaya Ini udra, situado Ile it e a Moya, y citicsiclii p re It e eliaLacío dc iii ci igetía.

« I~cI it blanes» es o deliciosa exíresióii col, que los designa Favre ( 953/55j.-~ 1:1 articultí de Alejandro Ortiz (195.3) ensaya en su inicio tilia velada critico al LISO y

abuscí cíe este cc,iiccnio: «< l..u.ís invcsl igadoí-es aíidi nisías guiados por la senda dc Palotiiiíio,Iii Cfc>Ti al caíaPo io ¡ita ci a tía Lar de Coni prender el misterio LI e los hechos siao ni ús bici a<Ticonirar el OLIUlisIiio de l¿ts Cosas».

1? u la act Lía! idaO la fi esta patronal de rodo el pueblo es San Miguel, ce!eb racl¿t e tu sep—

tieíííbre; lío sabcmos cónio llego a representarlo. No descoíícíceíííos, sin enibargo, que el rituales casi siempre la ~iustificac ¿ti Oc uit poder y que ciertas costutíibres excí ttyen el de otros.

Pei’ist,, L.j’tiooit> ti! A ti frO¡>OiOl,qU >1oieiit:an, 2642<1(11, ni’ 3!: 261-273

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Qollana —«el primero,el mejor»—era el ayllu de los indígenas,conno-tado como viril y masculino.Operabaen una perfectainversión simbólica(reeuérdeseel ayllu feminizadode Allauca) parasoterrarsucotidianasubor-dinación frente a los mistis.

Chaupierael ayllLí mestizo y, como tal, mediadorde dos opuestos.Aun-que para el caseesmejor concebir la estructurasocial de Moya como la deunafigura concéntricaen la que se ordenala desigualdaden dos elementosperiféricos respectodel centro.

Y el centroera tanto Chaupi, el ayllu mestizoy queconteníala plazadelpueblo,como Allauca, que ostentabala preeminenciasocio-étnica.

Quizá por ello es que Gabriel Martínez,para el casoaymara,explicaque«la función de las estructurastriádicases la dinamizaciónde los polosde un dualismodiametral,que tiendena anularsehacia un equilibrio está-tice, iníproductivo» (1992: 128). Es decir, un tercer término contrastadocon la bipartición entrañanecesariamentela institucionalizacióndel con-ficto.

Huayllay Grandefue reconocidocomo distrito en 1941 y como «comuni-dad de indígenas»en 1955. Dista aproximadamenteochokilómetrosde Lir-cay, capital de la provincia de Angaraes.Ubicada a 3.625 metrosde altura,fue sedede un santuariomuy admiradoen la colonia. Compuestade unaenmarañada redde callejuelasempedradas,albergaen la actualidada másde1.300 personas.

En otro articulo (Plasencia1995) he descritocóíno los cuatroayllus deHuayllay Grandeaún rigeny organizanideológicamentela actividadproduc-tiva, formuladaen un juego de separacionesque involucranla participaciónde toda la coíiiunidad9. Estos ayllus no estánlocalizadosy, al otorgarpree-mínenciaa dos de ellos, se reagrupanen la prácticaen dos mitadesde baseterritorial.

En la plaza,queoperacomo un puntoneutral,seobservabacómo las par-tes Hurayy Hanansc enfrentabanen partidosde fútbol, en las peleasritualesdel champaticrayt<ty, hastahacealgunosaños,se celebrabala lupa, que eraun enfrentamientoen el cual cualquier«comúnmacho»de cadamitad corría

La importanciaideológicade las particiones,aunquehayanperdidohacemuchotiem-po toda funcióneconómica,es sustentadapor Riviere (¡983) paraCarangasen Bolivia.

Maria Isabel Remy (1990) realiza una importantelabor de descodificaciónde las«batallasrituales»del Cluiaraje, al considerarlasimplemente,y de acuerdoconla propia defi-nietéil campesina,coiuio «un juego».

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A 00010/ I’I0.Vt’OiiO S¼to (i.Yo,/lir-to í.’ íe.ip>»eidad ¿o los pi <elílos o,idinos, El ¿¡<o de .4ngoraes

en dirección a su oponente, de manera que se estrellaban ambos de pecho,yendo cadaune cubiertocon tina máscaradc madera.

En el pueblo vecinode HuayílayChico (se repite nuevamentela dualidad)los oyllus de lchLíccalla y Qellana tanípocoestánlocalizados,distinguiéndo-se sólo nitidamenteen el baile de la negrería dcl 28 de diciembre.Los ayllusde Huayl lay Grandeson:

4’ HUARACA (a) V Iei=tÁl:1

4 —-—----—-—-—--L :is~1S 4

J..osbarrios son:

- ———1-URAY PARTE(BARRIO DE ARRIBA)

t>I A7AY.

lIANAN PARTE(BARRIO DE ABAJO) 4

A diferencia de la expresión simbólica de los tres ayllus de Moya des-entes por Ortiz Rescaniere (1982) o los de Cuenca hechos por lloudart-Morizot (1976), la filiación a cada ayllu en l-iuayllay no necesariamente seidetítifica con los mistis o foráneos, a los cuales se les asocia el prestigie oel poder.

Estos cuatro ayilus son exógames. aunque la comunidad es preferente-mente endóganía., pues tt pesar de leííer altos índices migratorios, de un regís—ti-o dc 318 matrimonios celebrados en la comuiiidad y que abarca el períodoque va de 1942 a 1 991 , reportamos 281 matrimonios dentro de la comunidad,es dccii-, el 88,30 o.

Por otro lado, ¡)illeti (1983: 273—274) ha mencionado cómo el pueblo deII uayl ¡ay opero como un centre politice y cererííonial de les chancas de

Reí‘¡st,, Lspono¡a de A ,io 01,01<) ¡a A,nciia~io 2662!ntI . ni 3!: 261—273

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Angaraes’t.Ello podría explicar por qué los nombresde los barrios «cabe-zantes»de Huascoy Huaracase refieren a los jefes de los hurin y hananchancasrespectivamente’2.

En el casodel ayllu dc Moros, yanos hemosreferido en otra oportunidada lo equívocoy herméticode su denominación,quizá asociadaa la morería,vinculada a su vez con la alteridad.No olvidemos que muruq es cualquierobjeto pintado, sesgado,el que llanía la atenciónentre suspares;tampocoolvidemos que el moro, en el imaginario medieval, era representadocomooscuroo negro,asociadoa la impureza,la mezclao la mancha.

Al emprenderseen el puebloalgunafaena, los varayoqsactivansusroles,ya seapara trabajaruno de los sietelaimis en quedividen sustierrascolecti-vas o para cada una de las diez festividades(desdela MamachaLimpia delprimero deenero,hastael 25 de diciembre,fiestaasociadacon la siembradecebada)de su ciclo ritual.

Lo importantees que en el diagramade cadaceremoniase refleja suorganización,pues aunque sus símbolos sean relativamenteautónomos,éstossólo tienen sentidodentro de un sistemainstitucional dado. El siste-ma dc cargosasumidopor los individuos duranteun ciclo jerarquizadoyascendenteimplica en definitiva el sentidodel intercambioy la alternan-cia, el de la circulacióny el de la reciprocidadí>,estaúltima siemprecon-flictiva.

Cuenca’4es vecinade Moya y, en conjunto, ambasconformaríanun árearelativaníentehomogénea,vinculadaa unaunidadsocio-políticamayorcomofueron los Astos. Sin embargo,a partir de la segundamitad del siglo XVI, lasreduccionescoloniales disolverán lentamenteesa unidad, a pesarde queadministrativamentesiguieronllamándolalos Astos de Angaraesy cuyapor-ción territorial, incluso, estuvoasignadaa un repartimiento:el AngararesdeAmador de Cabrera.

Su disolución de acuerdo con la tesis de Favre (1983/85: 261-262)resultaria de una combinaciónde «tres procesosfundamentalesque se

Sitios conio lIuayirqa, Teja Wasi y los monolitos wari queencontraronlos españolesy sobre los cualesse erigió el santuario,nos revelansu importanciaregional.

2 VeáseWaman Poma(1936: 432) y Ciezade León (1985: III, cap.XXXVII).~ Earls y Silverblatt (1976: 303-307)hablande «unacirculaciónsocialy fisica de sen-

tidos contrarios»para explicarla organizacióndeluniversoandino.El casocusquefioes abor-dado porRandalí (1987)al diseñarun modelo dc circulacioncósmicadel aguay la energiarepresentadaen cl íííito, el ritual y la organízacionsocial.

‘~ Veáse Houdart-Morizot 1976.

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Roííoid I’/¡.tseoú-íe .S¿t<> (.oo/lic-to u , ec:ipro¿-idad en los- pm-biosa,tdioos. El coso de .4,í <¿traes

articulan en diversos momentos, pero que tocan a su fin entre 1780 y1830». Estos serían un procesode disolución étnica, otro de homogeniza-cion soctal y finalmente el de. atomización politica, para entrar dc lleno aiii i e¡05 (leí siglo XIX en utí canipesinado, lejano ya de sus lealtades étn i —

cas’A partir de entotices, se superpuso una población mestiza que, apro-

piándose de las mejores tierras, construiria elaborados mecanismos de dis-ti nc íón social y- sinibólica, conio lc) fueron los propios aylLis garatítizados

ííor su alto nivel de eoííti nu idad, el sistema de cargos religiosos y cl paren-tesco.

A 3.144 metros de altitud, Cuenca, a diferencia de sus vecinos, tienesus anexos escalotiados y direetaníente sttbordinados a ella. En Moya, porel contrario, las comuii idades la rodeatí, tctuiciído dc este ¡nodo los campe—sinos uu niarge u niá s a mpí i o de a LitÉ)tioííí ía, tal como lo atestiguan algunascitast>.

Existen dos mitades: Qol lana y Wanaco, y según la etnóloga francesa«teóricaníente residenciales, endógamos y rivales, que níantienen relacionescoiuiplemeiitarias pero proftindametite iiuixtualitarias» (Houdort—Morizot1 976) En efecto, Wanaco represcnt iba a los pobres y los indios. Eíí catiíbioQol ano lo era de los ricos y los nícstizos

1 loudart—Morizot cii su trabaío discute el concepto (leí dualismo a laluz dc los trabajos de Lévi—Strauss y Zuidenía acerca de la influencia deestas divisiones cii otras esferas dc Li ida social. Ossio (1996), a su vez,lía observado la semejanza de la poscion de la autora con las tesis de(Áodcl i er y ‘tristan 1’ att, es dccii’. cóííío se trcica la si metria en potencialesconflictos de clase Así, la mitad Qollana estaría por encima de Wanaco,asoctada a lLi puno, siíí plenitud social, vinculada a la animalidad y la sole—000, CII LI Lic 1~ cFi Li’ izo oc CLI iii e’ idos ciesplazo a la act i vi dad creadora de lae líocro

—--

— QC)l..LANA~1--kitÚUó5k~4

Ftiemuzalida 1971: 39-46; tatííbiétu lmnecle consultarse la iiutet’esante tesis de Peres Beni-

lo (992>.

/&.‘í.’i,cía Es1,ahola de A ‘z/ropol,gí¡¡Án¡eriL-a,ía 268

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Ron¡nwl Plasencia Sol,, Conflicto y reciprocidad en los pueblos andinos, El caso de Angaraes

Las relacionesentre ambos gruposson realizadasmedianteuna previaexclusión,para normardespuésel encuentroa travésde imágenesy evalua-cionesgeneralmentedespreciativas.

Tambiénhallamosmodosde interacciónvinculadosa actividadesconsl-deradassimbólicasparacierta posición.Porejemplo,el uso del poderpolíti-co que monopolizaronlos mestizos frente a comunidadescon altas tasasdeanalfabetismo;y cl compadrazgo,como un sistemaprivilegiado queoperaenla zonay que generalmenteadoptauna forma francamentedesigual,puesrefuerzaunadiferenciade statusbasadaen unaasimetríaprevia.

Caja Espiritu, puebloacobambinoy ubicadoen la ruta haciaHuantanosofreceotro cuadro interesante.Urin y Hananson susdos mitades.A la pri-meraseadscribeel Ayllu Quiguary a la segunda,el deAngara.Ambospose-en suspropios santos:el de los quiguareses la Virgen del Carmeny el Señorde Huayllay el de los anqaras.Nóteseque esteúltimo santonos remite a unCristo veneradopor las comunidadesde la vecina provincia de Angaraesyquetiene una condición masculinarespectodel ayllu rival. Sin embargo,aligual que en Moya, es un patrónhispano(el Espíritu Santo)el que concilia alos ayllus.

Ferrúa (1992: 17) anotaquela mitad Quiguartieneun Niño Jesúsde esti-lo europeo,mientrasquela otra poseeun Niño «másbien indio», con la tezcobriza.Su sistemareligioso nos revela mecanismosde enfrentamientoqueseextiendena otros contextosceremonialescomo el atipanakuy(«el juego»),la fiestade navidady la recogidade la leña (el «kullu wantuy»).

Postulamospara este caso que la dinámica del dualismo, tal como lohemospresentado,sirve para dotarde actoresa los rituales andinos.No olvi-demosque el conceptode ~~jerarquíasde control» queenuncia Earls(1991)pareceexplicarcótíío losdistintosnivelesde integracióncomunalpermitenlacirculación de inlbrmacióny energíaen estossistemas.Sirven tambiénparahomologaruna vieja oposiciónentrela naturalezay la cultura: el cerro SanCristóbal de los anqarasy el de Chequrqunade los quiguaresson mas queexplícitos.

Hay que señalar,además,quela mitad de arribaalbergabaal ayllu de loscusqueñosorejones,exoneradosdel tributo, mientrasqueen la mitad de aba-jc) convivíanlos originarios angaraes.

En su interesanteestudio,Ferrúaconsignacómo los atributosasignadosacadamitad (prestigio para losmitmas cusqueñosy el statusde conquistadospara la etnia nativa) se mantuvo, para serocupadaa su vez por las distintascategoríassocio-étnicasquese sucedían:

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Prc—J tíca tiatíatí Curacazgo Astoliurin (‘Líracazgo Chapac

¡ neo Atíqaro etnia nativaQuiguar cínía níitma

Colonia Anqara etnia sojuzgadaQu i gLiar ctnia al ada

Republica Quiguar Coniunidad níestizaAnqata Coniunidad indígena

Al igual que en muchos pueblos de la región, los advenedizosretuvieronla precíninenciay el prestigiomerceda una típica situación colonial.

-4...-’—. - -

ANQARA

QUIGUAR

-~ --‘-- __

-1 - ——— -- ___

Julcamarca es un pueblo importantede la provinciade Angaraes.JuntoaLircay, sería sede de los podereslocalesy residenciade mistis que sedispu-taban ¡a tierra con los indígenasde la región. Su ubicación estratégica,casien las fronteras con Ayacucho, lo convirtieron en escenario de luchas, tránsi-tos y parapetos.

La tesis de Bendezú(1983) apenasnos traslucela importanciaque tuvola zotía para los incas. Hoy como ayer, es exclusivamenteagrícola;suscotascada vez más bajas y lo templado de su clima favorecieron siempre su diver-sidad productiva (Turpaud 1966).

En ella, los dos únicos barriossedenominanMítma y Anqararespectiva-neme. Ya el viajero Raimondi, en sus notas personales dc 1860, reconocía

que cii este pueblo:

Rr’í.’Lst,, Española de .1 n¿ropalogí,¡ .4’r¡eí’ieanrm 2 70

200!. mv’ 31 261—273

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«la iglesia tiene unafachadabastanteregular; y solamenteofreceel defectode que las torressondesiguales.Esta desigualdadprovie-nede quehansidoconstruidospor dos distintospartidos que formaneí pueblo de Julcamarca»(Raimondi 1945).

y más adelanteagregarefiriéndosea un pueblo cercano:

«enCongalla los dospartidos se encuentrantotalmenteseparadosyhastaen la iglesia,un partido quedaa un lado y otro al otro ladó; losmatrimonios se verifican entre individuos del mismo partido»(Ibídem).

CONCLUSIONES

A diferenciade Ayacucho,en Angaraessi hubo unapoblaciónsignifica-tiva de originarios, contrastadoscon etniastransplantadas.Este hechopri-mordial permitió reforzarel conjunto de diferencias,separaciones,conflictosy alternanciasavenidassiemprecon la cosmovisiónandina.

Durantemuchotiempo,estosmecanismos,conjugadosconun rico universosimbólico,fueron suficientesparapautarlasactividadesproductivas.Sin embar-go, la reforma agrariaen los años70 y la violenciade los 80 cambiarondrásti-camenteesteescenario,al confinar esteordenamientoa un nivel ceremonial.

Pero creemosque estáaún por estudiarel gradoen que la violencia, lasmigracionesy la expansiónde la circulación mercantil trajo aparejadasla(rc)organizacióncomunaly la transformaciónde estosmecanismosqueposeenuna largatrayectoria:la competenciay la reciprocidad,la igualdady la jerarquía.

Conceptosestosquesólo puedensercomprendidosen un sistemainstitu-cional dado: el de las comunidadescampesinas.Y que en Angaraesno sólocontrolanla casi totalidad de los recursosde las provincias,sino que ademástransciendenla meraasociaciónde campesinospobres,que algunoshanque-rido generalizarpara el conjunto de la sierraperuana.

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Recibidoel 14 de noviembrede 2000.

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