Confirmaciones y Desmentidos en Las Elecciones Andaluzas

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1 Confirmaciones y desmentidos en las elecciones andaluzas Jesús Sánchez Rodríguez i 23/03/2015 Andalucía ha abierto el ciclo electoral que durante 2015 abarcará a todos los ámbitos de representación, local, autonómica y nacional. Por primera vez en muchos años en el Estado español existe la posibilidad de una alteración importante del panorama partidista debido al desgaste de las organizaciones políticas más antiguas y a las importantes expectativas de otras nuevas que entran con un fuerte tirón según las encuestas. Es también el ciclo que va a valorar electoralmente la correlación de fuerzas tras un gobierno de derechas que ha llevado a cabo una profunda ofensiva contra las clases populares, recortando o desmantelando aspectos fundamentales del Estado de Bienestar, y con una intensa contestación popular a dichas políticas, incluidas dos huelgas generales. Este ciclo electoral debe despajar varias incógnitas que se han planteado en estos últimos años. En primer lugar, la aparición con grandes expectativas electorales de nuevas fuerzas políticas en la izquierda (Podemos) y el centro derecha (Ciudadanos) supone la posibilidad de acabar o, al menos, limitar la vigencia del sistema bipartidista dominante desde la transición, que ha supuesto la alternancia de gobiernos conservadores (UCD y PP) y socialdemócratas (PSOE). Sin negar las diferencias existentes entre ambos tipos de gobierno, sin embargo, tal y como se demostró en la última etapa del segundo gobierno Zapatero (a partir del giro neoliberal de mayo de 2010), ambos son funcionales al proceso de acumulación capitalista y han aplicado, con distintos matices, las grandes líneas de las políticas neoliberales. Un reflejo de otras experiencias similares en Europa, donde conservadores y socialdemócratas han llegado a conformar incluso coaliciones de gobierno, como en Alemania o Grecia. La segunda incógnita tiene que ver con la reconfiguración del campo de la izquierda transformadora en el Estado español. Monopolizado desde hace años por IU, se definía por tres características: un modelo de federación que incluía, con continuas tensiones, diversas organizaciones en su seno; una política de pactos electorales con otras formaciones políticas más pequeñas de la izquierda; una política de alianzas de gobierno puntuales y conflictivas con el PSOE; y un techo de crecimiento electoral cuyo máximo fue alcanzado hace años bajo el

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Confirmaciones y desmentidos en las elecciones andaluzas

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Confirmaciones y desmentidos en las elecciones

andaluzas

Jesús Sánchez Rodríguezi 23/03/2015

Andalucía ha abierto el ciclo electoral que durante 2015 abarcará a todos los ámbitos de

representación, local, autonómica y nacional. Por primera vez en muchos años en el Estado

español existe la posibilidad de una alteración importante del panorama partidista debido al

desgaste de las organizaciones políticas más antiguas y a las importantes expectativas de otras

nuevas que entran con un fuerte tirón según las encuestas.

Es también el ciclo que va a valorar electoralmente la correlación de fuerzas tras un gobierno de

derechas que ha llevado a cabo una profunda ofensiva contra las clases populares, recortando o

desmantelando aspectos fundamentales del Estado de Bienestar, y con una intensa contestación

popular a dichas políticas, incluidas dos huelgas generales.

Este ciclo electoral debe despajar varias incógnitas que se han planteado en estos últimos años.

En primer lugar, la aparición con grandes expectativas electorales de nuevas fuerzas políticas en

la izquierda (Podemos) y el centro derecha (Ciudadanos) supone la posibilidad de acabar o, al

menos, limitar la vigencia del sistema bipartidista dominante desde la transición, que ha

supuesto la alternancia de gobiernos conservadores (UCD y PP) y socialdemócratas (PSOE).

Sin negar las diferencias existentes entre ambos tipos de gobierno, sin embargo, tal y como se

demostró en la última etapa del segundo gobierno Zapatero (a partir del giro neoliberal de mayo

de 2010), ambos son funcionales al proceso de acumulación capitalista y han aplicado, con

distintos matices, las grandes líneas de las políticas neoliberales. Un reflejo de otras

experiencias similares en Europa, donde conservadores y socialdemócratas han llegado a

conformar incluso coaliciones de gobierno, como en Alemania o Grecia.

La segunda incógnita tiene que ver con la reconfiguración del campo de la izquierda

transformadora en el Estado español. Monopolizado desde hace años por IU, se definía por tres

características: un modelo de federación que incluía, con continuas tensiones, diversas

organizaciones en su seno; una política de pactos electorales con otras formaciones políticas

más pequeñas de la izquierda; una política de alianzas de gobierno puntuales y conflictivas con

el PSOE; y un techo de crecimiento electoral cuyo máximo fue alcanzado hace años bajo el

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liderazgo de Julio Anguita. Este panorama se transformó inesperadamente con la aparición hace

un año de Podemos, la nueva formación política que se identificaba originariamente con el

movimiento del 15-M. Su aparición supuso un cambio brusco en las expectativas de IU, que de

tener previsto un importante crecimiento electoral como consecuencia del ciclo de protestas, se

ha encontrado abocada a una situación de marginación política. Tras los buenos resultados

cosechados por Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014, la nueva organización

comenzó a subir rápidamente en las encuestas hasta hace unos meses cuando parece que

encontró su techo electoral potencial. Evitando identificarse como una organización de

izquierdas, ha buscado desplazar y marginar a IU, evitando cualquier posibilidad de alianzas

pre-electorales, y extraer el máximo de votos del electorado del PSOE, además de los sectores

abstencionistas o de otros partidos.

La última incógnita a resolver en este ciclo electoral tiene que ver con la posibilidad de

encontrar un recambio o refuerzo al fuerte desgaste que las encuestas pronostican al PP, tras un

gobierno caracterizado por los intensos recortes sociales y la corrupción política. La derecha

necesitaba una opción política nueva que evitase el trasvase masivo de votantes a la

socialdemocracia o la abstención. Una nueva opción que recogiese el descontento de sectores de

centro derecha con el PP y sirviese de comodín en posibles alianzas de gobierno con el PP o con

el PSOE o incluso, en caso necesario, de un tripartito. Esa opción es la representada por

Ciudadanos.

Se ha apuntado que las elecciones andaluzas eran un caso especial por las fuertes relaciones de

clientelismo que ha cultivado el PSOE en la comunidad tras tantos años de gobierno

ininterrumpido, pero también pueden serlo las de Castilla y León por los mismos motivos para

el PP, o Cataluña y Euskadi por la fuerte presencia de partidos nacionalistas. En todo caso

Andalucía podía tener algo de especial por dos motivos, por el caso de corrupción de los ERE’s

que está salpicando desde hace meses al PSOE, y por ser la actual convocatoria electoral el

resultado de la ruptura de un gobierno de coalición PSOE-IU.

Los resultados de estas elecciones han confirmado y desmentido a la vez varias hipótesis. A

desmentido que los casos de corrupción necesariamente pasen factura electoral al partido

salpicado por ello, en este caso al PSOE que, sin embargo, ha repetido el resultado electoral

anterior. Ha desmentido que el partido de un gobierno que ha incumplido los pactos electorales

progresistas establecidos con IU fuese a ser castigado en las urnas. Ha desmentido que se haya

hundido el voto de la derecha, es verdad que el PP ha sufrido un fuerte correctivo, perdiendo 17

diputados, pero una parte de ellos han sido recuperados por Ciudadanos (9 diputados), de

manera que la suma de los resultados del PP y Ciudadanos mantienen la representación de la

derecha en 2000 o 2008 por ejemplo (38%) o es superior a la de 2004 (31%); el voto de la

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derecha simplemente se ha dividido, lo cual tiene consecuencias importantes porque puede

permitir el gobierno del PSOE sin necesidad de apoyos de la izquierda. Ha desmentido que el

bipartidismo se hunda, aunque sí ha quedado limitado de manera importante. Ha confirmado el

ascenso de Podemos y Ciudadanos, pero de manera matizada - pues los porcentajes respectivos

han sido de un 15% y un 9% - y asimétrica, Ciudadanos puede pactar o apoyar un gobierno del

PSOE, Podemos difícilmente. Ha desmentido que la izquierda del PSOE se encuentre en una

situación novedosa por su fuerza en Andalucía, la suma de los diputados de Podemos e IU es la

misma que consiguió IU en solitario en sus mejores momentos (20 diputados en 1994) Y,

finalmente, ha confirmado la marginación de IU, marginación importante por ocurrir en su

feudo más importante en el Estado español, y a lo que ha contribuido tanto el ascenso de

Podemos como su participación en el anterior gobierno con el PSOE.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias para la izquierda en lo que resta de ciclo electoral?

Podemos ha estado creando la expectativa de que podría ser alternativa de gobierno, en base a

ello ha rechazado contundentemente cualquier alianza pre-electoral con IU y ha evitado

pronunciarse sobre posibles pactos post-electorales, sobretodo con el PSOE. Sus cálculos puede

que deban ser revisado por tres motivos, las encuestas parecen otorgarle un techo de votos que

la alejan de su expectativa de alternativa de gobierno, las elecciones andaluzas parecen

confirmar ese techo, y ha aparecido con fuerza un cuarto actor, Ciudadanos, que puede permitir

una política de alianzas al PSOE más flexible y al margen de Podemos. Esto se va a ver

rápidamente en Andalucía, donde un PSOE necesitado del apoyo de IU en la anterior

legislatura, paradójicamente con una izquierda más fuerte pasa a ser un partido menos

dependiente de ésta.

IU está abocada a la marginación, si el resultado ha sido desastroso en su feudo más poderoso,

no es difícil predecir el resultado en el resto del Estado español, con una posibilidad de debacle

especial en Madrid. Su política de alianzas pre-electorales con formaciones más pequeñas ha

quedado arruinada con la presencia de un actor más potente como Podemos que, además, está

imponiendo a nivel local una política de alianzas que margina a las otras organizaciones de

izquierda. Es posible que, en estas circunstancias, se agudice el trasvase de votos, militantes y

cuadros desde IU a Podemos en lo que ya se presenta como un nuevo ciclo de la izquierda en la

misma tendencia que el anterior, la perdida de los referentes organizativos históricos y,

posiblemente también, de algunas de las señas de identidad que ésta conservaba.

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i Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/