Confesión de Fe Bautista de Londres 1689

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 Confesión de Fe Bautista De Londres 1689 Prefacio En el año 1855, C. H. Spurgeon, el conocido pastor de lo que más tarde fue llamado el "Tabernáculo Metropolitano" en Londres, Inglaterra, publicó de nuevo la confesión de fe que ahora presentamos a las iglesias bautistas del mundo hispano en este nuevo estilo, para celebrar el aniversario número 300 de esta declaración de la fe. Entre aquellas cosas que creemos firmemente es que no hay nada semejante a la Biblia. Por eso no atribuimos autoridad alguna a esta confesión. De hecho, Ud. puede ver en el primer capítulo de esta  publicación que todas las doctrinas de hombres deben decidirse por el veredicto bíblico. (Cap. 1,  par. 10). A pesar de esto, hay quienes que menosprecian los documentos llamados confesiones de fe. Otros dicen: "Cristo es nuestro credo". Sin embargo, todo el mundo sabe que en el momento en que decimos, "La Biblia dice tal o cual cosa, y yo la creo), ya hemos hecho una confesión de fe. Si algunos no creen en la utilidad de escribir y publicar su confesión, respetamos su posición, si bien diferimos. Por nuestra parte, convencidos de que los que quieren saber en qué creemos deben ser atendidos, estamos dispuestos pasar el trabajo e incurrir en los gastos necesarios para cumplir con sus esperanzas. En las siguientes líneas ofrecemos una traducción de parte del prefacio de la primera edición de esta confesión de fe hecha en 1689, después de mucha persecución. Dice así: Hace muchos años que vimos la necesidad de publicar una confesión de nuestra fe para informar y satisfacer a aquellos que no entendían nuestros principios, o que tenían prejuicios contra estos debido a una presentación defectuosa de los mismos. Esta primera confesión fue publicada cerca del año 1643 en el nombre de 7 congregaciones que se reunían en Londres. Desde aquel entonces varias ediciones han salido, cumpliendo con nuestro propósito básico. Más, por ahora es difícil conseguir un ejemplar de esa confesión, si bien muchos han llegado a creer nuestras doctrinas. Por lo tanto, consideramos como una necesidad el que todos demos un testimonio unido al mundo de que aún nos adherimos a estos principios usando como medio, esta publicación que está en sus manos. Aunque la sustancia de nuestras creencias es la misma, ustedes observarán que hemos cambiado el método de expresar nuestra fe. De ahí en adelante ellos explican que la razón por la cual publicaron su confesión no fue solamente para mostrar su ortodoxia a aquellos que no creían en el bautismo como los bautistas, sino también para tener un instrumento para la instrucción y la edificación del  pueblo de Dios. Por eso decidieron hacer una declaración más completa y exacta, aprovechándose de un plan que las iglesias congregacionalistas habían usado cuando publicaron su confesión de fe (llamada la “Confesión de Savoy), o sea, el de copiar la famosa Confesión de fe Westminster, cambiando mayormente aquellas cosas que tenían que ver con la iglesia, su organización y sus ordenanzas. La Westminster es reconocida como la más exacta confesión de fe reformada debido a los años dedicados a su preparación por los mejores ministros de Inglaterra y Escocia. Los bautistas defendieron este proceder diciendo que así podría n mostrar al m undo su acuerdo básico con todos los fundamentos de la fe protestante reformada. También afirmaron que su propósito no era ser contenciosos o divisivos sino andar en paz con sus hermanos en todas las doctrinas de la fe. Compartimos los sentimientos de aquellos ministros que representaban más de cien congregaciones y, animados por nuestros hermanos hispanos, que rechazan el arminianismo en los países de Centro y Sudamérica, España, Estados Unidos, República Dominicana y Puerto Rico, hemos publicado esta traducción. Nos pareció bien seguir el plan de nuestros antepasados, por lo tanto, copiamos la confesión de fe de Westminster intercalando aquellos cambios hechos por los bautistas a través de los tiempos, utilizando para este propósito una

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La confesión de fe de las iglesias bautistas de Londres, redactada en 1689, a servido de guía para muchas iglesias a lo largo del mundo.

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  • Confesin de Fe Bautista De Londres

    1689

    Prefacio En el ao 1855, C. H. Spurgeon, el conocido pastor de lo que ms tarde fue llamado el "Tabernculo

    Metropolitano" en Londres, Inglaterra, public de nuevo la confesin de fe que ahora presentamos a

    las iglesias bautistas del mundo hispano en este nuevo estilo, para celebrar el aniversario nmero

    300 de esta declaracin de la fe.

    Entre aquellas cosas que creemos firmemente es que no hay nada semejante a la Biblia. Por eso no

    atribuimos autoridad alguna a esta confesin. De hecho, Ud. puede ver en el primer captulo de esta

    publicacin que todas las doctrinas de hombres deben decidirse por el veredicto bblico. (Cap. 1,

    par. 10).

    A pesar de esto, hay quienes que menosprecian los documentos llamados confesiones de fe. Otros

    dicen: "Cristo es nuestro credo". Sin embargo, todo el mundo sabe que en el momento en que

    decimos, "La Biblia dice tal o cual cosa, y yo la creo), ya hemos hecho una confesin de fe. Si

    algunos no creen en la utilidad de escribir y publicar su confesin, respetamos su posicin, si bien

    diferimos. Por nuestra parte, convencidos de que los que quieren saber en qu creemos deben ser

    atendidos, estamos dispuestos pasar el trabajo e incurrir en los gastos necesarios para cumplir con

    sus esperanzas. En las siguientes lneas ofrecemos una traduccin de parte del prefacio de la primera

    edicin de esta confesin de fe hecha en 1689, despus de mucha persecucin. Dice as:

    Hace muchos aos que vimos la necesidad de publicar una confesin de nuestra fe para informar y

    satisfacer a aquellos que no entendan nuestros principios, o que tenan prejuicios contra estos

    debido a una presentacin defectuosa de los mismos. Esta primera confesin fue publicada cerca del

    ao 1643 en el nombre de 7 congregaciones que se reunan en Londres. Desde aquel entonces varias

    ediciones han salido, cumpliendo con nuestro propsito bsico. Ms, por ahora es difcil conseguir

    un ejemplar de esa confesin, si bien muchos han llegado a creer nuestras doctrinas. Por lo tanto,

    consideramos como una necesidad el que todos demos un testimonio unido al mundo de que an nos

    adherimos a estos principios usando como medio, esta publicacin que est en sus manos.

    Aunque la sustancia de nuestras creencias es la misma, ustedes observarn que hemos cambiado el

    mtodo de expresar nuestra fe. De ah en adelante ellos explican que la razn por la cual publicaron

    su confesin no fue solamente para mostrar su ortodoxia a aquellos que no crean en el bautismo

    como los bautistas, sino tambin para tener un instrumento para la instruccin y la edificacin del

    pueblo de Dios. Por eso decidieron hacer una declaracin ms completa y exacta, aprovechndose

    de un plan que las iglesias congregacionalistas haban usado cuando publicaron su confesin de fe

    (llamada la Confesin de Savoy), o sea, el de copiar la famosa Confesin de fe Westminster, cambiando mayormente aquellas cosas que tenan que ver con la iglesia, su organizacin y sus

    ordenanzas. La Westminster es reconocida como la ms exacta confesin de fe reformada debido a

    los aos dedicados a su preparacin por los mejores ministros de Inglaterra y Escocia. Los bautistas

    defendieron este proceder diciendo que as podran mostrar al mundo su acuerdo bsico con todos

    los fundamentos de la fe protestante reformada.

    Tambin afirmaron que su propsito no era ser contenciosos o divisivos sino andar en paz con sus

    hermanos en todas las doctrinas de la fe. Compartimos los sentimientos de aquellos ministros que

    representaban ms de cien congregaciones y, animados por nuestros hermanos hispanos, que

    rechazan el arminianismo en los pases de Centro y Sudamrica, Espaa, Estados Unidos, Repblica

    Dominicana y Puerto Rico, hemos publicado esta traduccin. Nos pareci bien seguir el plan de

    nuestros antepasados, por lo tanto, copiamos la confesin de fe de Westminster intercalando

    aquellos cambios hechos por los bautistas a travs de los tiempos, utilizando para este propsito una

  • traduccin hecha unos aos atrs por el pastor David Surpless. Terminamos esta breve introduccin

    con una cita del pastor C.H. Spurgeon hablando de esta confesin: Este documento antiguo es un

    excelente resumen de aquellas cosas credas entre nosotros. Aceptamos el mismo no como una regla

    autoritativa, o como un cdigo de fe, sino como una ayuda en la controversia, una confirmacin en

    la fe y un medio de edificacin en la justicia. En l los miembros de esta Iglesia tendrn un pequeo

    resumen doctrinal y por medio de las pruebas bblicas all contenidas estarn preparados para dar

    una respuesta de la fe que hay en ellos.

    Captulo 1: Las Santas Escrituras

    1. Las Santas Escrituras son la nica toda suficiente, segura e infalible regla del conocimiento, fe y

    obediencia salvadoras.1 Aunque la luz de la naturaleza y las obras de creacin y de providencia

    manifiestan la bondad, sabidura, y poder de Dios, de tal manera que los hombres quedan sin excusa,

    sin embargo, no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es

    necesario para la salvacin;2 por lo que le agrad al Seor, en varios tiempos y de diversas maneras

    revelarse a s mismo y declarar su voluntad a su Iglesia;3 y adems para conservar y propagar mejor

    la verdad y para el mayor consuelo y establecimiento de la Iglesia contra la corrupcin de la carne y

    la malicia de Satans y del mundo, le agrad dejar esa revelacin por escrito, por todo lo cual las

    Santas Escrituras son muy necesarias, y tanto ms cuanto que han cesado ya los modos anteriores

    por los cuales Dios revel su voluntad a su Iglesia.4

    1 2 Timoteo 3:15-17; Isaas 8:20; Lucas 16:29, 31; Efesios 2:20 2 Romanos 1:19-21; 2:14-15; Salmos 19:1-3

    3 Hebreos 1:1

    4 Proverbios 22:19-21; Romanos 15:4; 2 Pedro 1:19-20.

    2. Bajo el ttulo de las Santas Escrituras la palabra de Dios o escrita, se contienen todos los libros

    del Antiguo y Nuevo Testamento, y los cuales son como sigue:

    Antiguo Testamento

    Gnesis

    xodo

    Levtico

    Nmeros

    Deuteronomio

    Josu

    Jueces

    Rut

    1 Samuel

    2 Samuel

    1 Reyes

    2 Reyes

    1 Crnicas

    2 Crnicas

    Esdras

    Nehemas

    Ester

    Job

    Salmos

    Proverbios

    Eclesiasts

    Cantares

    Isaas

    Jeremas

    Lamentaciones

    Ezequiel

    Daniel

    Oseas

    Joel

    Ams

    Abdas

    Jons

    Miqueas

    Nahm

    Habacuc

    Sofonas

    Hageo

    Zacaras

    Malaquas

    Nuevo Testamento

    Mateo

    Marcos

    Lucas

    Juan

    Hechos

    Romanos

    1 Corintios

    2 Corintios

    Glatas

    Efesios

    Filipenses

    Colosenses

    1 Tesalonicenses

    2 Tesalonicenses

    1 Timoteo

    2 Timoteo

    Tito

    Filemn

    Hebreos

    Santiago

    1 Pedro

    2 Pedro

    1 Juan

    2 Juan

    3 Juan

    Judas

    Apocalipsis

    Todos estos fueron dados por inspiracin de Dios para que sean la regla de fe y vida.5

    5 2 Timoteo 3:16

  • 3. Los libros comnmente titulados Apcrifos, por no ser de inspiracin divina, no deben

    formar parte del canon de las Santas Escrituras, y por lo tanto no son de autoridad para la

    Iglesia de Dios, ni deben aceptarse ni usarse sino de la misma manera que otros escritos

    humanos.6 6 Lucas 24:27-44; Romanos 3:2

    4. La autoridad de las Santas Escrituras, por la que ellas deben ser credas y obedecidas, no

    depende del testimonio de ningn hombre o iglesia, sino enteramente del de Dios (quien en

    s mismo es la verdad), el autor de ellas; y deben ser credas porque son la palabra de Dios.7 7 2 Pedro 1:19; 1 Juan 5:9

    5. El testimonio de la Iglesia puede movernos e inducirnos a tener para las Santas Escrituras una

    estimacin alta y reverencial; a la vez el carcter celestial del contenido de la Biblia, la eficacia de

    su doctrina, la majestad de su estilo, la armona de todas sus partes, el fin que se propone alcanzar en

    todo el libro (que es el de dar toda gloria a Dios), el claro descubrimiento que hace del nico modo

    por el cual puede alcanzar la salvacin el hombre, la multitud incomparable de otras de sus

    excelencias y su entera perfeccin, son todos argumentos por los cuales la Biblia demuestra

    abundantemente que es la palabra de Dios. Sin embargo, nuestra persuasin y completa seguridad de

    que su verdad es infalible y su autoridad divina, provienen de la obra del Espritu Santo, quien da

    testimonio a nuestro corazn con la palabra divina y por medio de ella.8

    8 Juan 16:13-14; 1 Corintios 2:10-12; 1 Juan 2:20, 27

    6. Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria; y para la

    salvacin, la fe y la vida del hombre, est expresamente expuesto o implcitamente revelado en las

    Escrituras y, a esta revelacin de su voluntad, nada ser aadido, ni por nuevas revelaciones del

    Espritu, ni por las tradiciones de los hombres.9 Sin embargo, confesamos que la iluminacin interna

    del Espritu de Dios es necesaria para que las cosas reveladas en la palabra se entiendan de una

    manera salvadora,10

    y que hay algunas circunstancias tocante al culto de Dios y al gobierno de la

    iglesia, comunes a las acciones y sociedades humanas, que deben arreglarse conforme a la luz de la

    naturaleza y de la prudencia cristiana, pero guardndose siempre las reglas generales de la palabra.11

    9 2 Timoteo 3:15-17, Glatas 1:8-9

    10 Juan 6:45, 1 Corintios 2:9-12,

    11 1 Corintios 11:13-14; 14:26-40

    7. Las cosas contenidas en las Escrituras, no son todas igualmente claras ni se entienden con la

    misma facilidad por todos; 12

    sin embargo, las cosas que necesariamente deben saberse, creerse y

    guardarse para conseguir la salvacin, se proponen y se declaran en uno u otro lugar de las

    Escrituras, de tal manera que no slo los eruditos, sino aun los que no lo son, pueden adquirir un

    conocimiento suficiente de tales cosas por el debido uso de los medios ordinarios.13

    12 2 Pedro 3:16

    13 Salmos 19:7; 119:130

    8. El Antiguo Testamento se escribi en hebreo (que era el idioma comn del pueblo de Dios

    antiguamente) ,14

    y el Nuevo Testamento lo es en el griego (que en el tiempo en que fue escrito era

    el idioma ms conocido entre las naciones), porque en aquellas lenguas fueron inspirados

    directamente por Dios, y guardados puros en todos los siglos por su cuidado y providencia

    especiales. Por esta razn debe apelarse finalmente a los originales en esos idiomas en toda

    controversia.15

    Como estos idiomas originales no se conocen por todo el pueblo de Dios, el cual

    tiene el derecho de poseer las Escrituras y tiene gran inters en ellas, a las que segn el

    mandamiento debe leer16

    y escudriar17

    en el temor de Dios, se sigue que la Biblia debe traducirse a

    la lengua vulgar de toda nacin a donde sea llevada,18

    para que morando abundantemente la palabra

    de Dios en todos, puedan adorarle de una manera aceptable y para que por la paciencia y

    consolacin de las Escrituras tengan esperanza.19

    14 Romanos 3:2

    15 Isaas 8:20 16 Hechos 15:15

    17 Juan 5:39 18

    1 Corintios 14:6, 9, 11-12 19 Colosenses 3:16; Romanos 15:4

  • 9. La regla infalible para interpretar la; Biblia, es la Biblia misma, y por tanto, cuando hay dificultad

    respecto al sentido verdadero y pleno de un pasaje cualquiera (cuyo significado no es mltiple, sino

    uno solo), ste se puede buscar y establecer por otros pasajes que hablan con ms claridad del

    asunto.20

    20

    2 Pedro 1:20-21, Hechos 15:15-16

    10. El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos

    de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espritus

    privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningn otro ms que el veredicto bblico

    dado por el Espritu Santo. En tal veredicto descansa la fe.21

    21

    Mateo 22:29-32; Efesios 2:20; Hechos 28:23

    Captulo 2: Dios Y La Santa Trinidad

    1. No hay sino un solo Dios, el nico viviente y verdadero.1 Existe por si mismo

    2 y es infinito en su

    ser y perfecciones. Su esencia no puede ser comprendida.3 l es espritu pursimo,

    4 invisible, sin

    cuerpo, miembros o pasiones. Solo l posee inmortalidad y habita en luz inaccesible;5 quien es

    mutable,6 inmenso,

    7 eterno,

    8 incomprensible, todopoderoso,

    9 e infinito. Es Santo,

    10 sabio, libre,

    absoluto, que hace todas las cosas segn el consejo de su propia voluntad (que es inmutable y

    justsima)11

    y para su propia gloria.12

    Tambin Dios es amoroso, benigno y misericordioso,

    longnimo, abundante en bondad y verdad, perdonando toda iniquidad, transgresin y pecado,

    galardonador de todos los que le buscan con diligencia,13

    y sobre todo muy justo y terrible en sus

    juicios,14

    que odia todo pecado15

    y que de ninguna manera dar por inocente al culpable.16

    11 Corintios 8:4-6; Deuteronomio 6:4

    2 Jeremas 10:10; Isaas 48:12

    3 xodo 3:14

    4 Juan 4:24

    5 1 Timoteo 1:17;

    Deuteronomio 4:15-16 6 Malaquas 3:6

    7 1 Reyes 8:27; Jeremas 23:23-24

    8 Salmos 90:2

    9 Gnesis 17:1

    10 Isaas 6:3

    11 Salmos 115:3; Isaas 46:10

    12 Proverbios 16:4; Romanos 11:36

    13 xodo 34:6-7; Hebreos 11:6

    14 Nehemas. 9:32-33

    15 Salmos 5:5-6

    16 xodo 34:7; Nahm 1:2-3

    2. Dios posee en s mismo y por s mismo toda vida,17

    gloria,18

    bondad19

    y bienaventuranza,20

    es

    suficiente en todo en s mismo y respecto a si mismo, no teniendo necesidad de ninguna de las

    criaturas que l ha hecho, ni derivando ninguna gloria de ellas, sino que solamente manifiesta su

    propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. l es la nica fuente de todo ser, de quien,

    por quien y para quien son todas las cosas,21

    teniendo sobre ellas el ms soberano dominio, y,

    haciendo por ellas, para ellas y sobre ellas toda su voluntad.22

    Todas las cosas estn abiertas y

    manifiestas delante de su vista;23

    su conocimiento es infinito, infalible e independiente de toda

    criatura, de modo que para l no hay ninguna cosa contingente o dudosa.24

    Es santsimo en todos sus

    consejos, en todas sus obras25

    y en todos sus mandatos. Siendo l el creador de los hombres y los

    ngeles, stos le deben a l toda adoracin,26

    servicio y cualquier cosa que l pudiera demandar de

    ellos. 17

    Juan 5:26 18

    Hechos 7:2 19

    Salmo 119:68 20

    1 Timoteo 6:15; Romanos 9:5 21

    Romanos 11:36 22

    Apocalipsis 4:11;

    1 Timoteo 6:15; Daniel 4:25, 35 23

    Hebreos 4:13 24

    Ezequiel 11:5; Hechos 15:18 25

    Salmos 145:17 26

    Apocalipsis 5:12-14

    3. La Divinidad se compone de tres personas: Dios Padre, Dios Hijo (o Verbo) y Dios el Espritu

    Santo.27

    Son uno en sustancia, poder y eternidad. Cada uno es enteramente Dios, pero a la vez Dios

    es uno e indivisible.28

    El Padre no es de nadie, ni es engendrado ni procedente de nadie; el Hijo es

    engendrado al eterno del Padre,29

    y el Espritu Santo procede del Padre y del Hijo.30

    Estas tres

    personas divinas, siendo un solo Dios eterno, indivisible en su naturaleza y ser, son distinguidos en

    las Escrituras por sus relaciones personales dentro de la divinidad, y por la variedad de obras que

    efectan. Su unidad triple (es decir, la Trinidad) es la base esencial de comunin con Dios y del

    consuelo que recibimos de nuestra confianza en l. 27

    Juan 5:7; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14 28 xodo 3:14; 1 Corintios 8:6

    29Juan 1:14,18

    30 Juan 15:26; Glatas 4:6

  • Captulo 3: El Decreto Eterno De Dios

    1. Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, orden libre e

    inalterablemente todo lo que sucede.1 Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del

    pecado ni comparte con los pecadores la responsabilidad del pecado2 ni hace violencia a la voluntad

    de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias sino ms bien las

    establece.3 En todo esto se manifiesta la sabidura divina al igual que su poder y fidelidad para

    efectuar aquello que se ha propuesto.4

    1 Isaas 46:10; Efesios 1:11; Hebreos 6:17; Romanos 9:15, 18

    2 Santiago 1:13; 1 Juan 1:5

    3 Hechos 4:27-28; Juan 19:11

    4 Nmeros 23:19; Efesios 1:3-5

    2. Aunque Dios sabe todo lo que puede suceder en toda clase de condicin o contingencia que se

    puede suponer,5 sin embargo, nada decret porque lo prevea como porvenir o como cosa que

    sucedera en circunstancias dadas.6

    5 Hechos 15:18

    6 Romanos 9:11, 13, 16, 18

    3. Por el decreto de Dios y para la manifestacin de su propia gloria, algunos hombres y ngeles son

    predestinados (o pre-ordenados) a vida eterna por medio del Seor Jesucristo,7 para la alabanza y

    gloria de su gracia.8 A los dems, l ha dejado para que sean condenados en sus pecados, para la

    alabanza de su gloriosa justicia.9

    7 1 Timoteo 5:21; Mateo 25:34

    8 Efesios 1:5-6

    9 Mateo 11:25-26; Romanos 9:17-18, 21-22; 2 Timoteo 2:19-20; Judas 4;

    1 Pedro 2:8

    4. Estos hombres y ngeles as predestinados y pre-ordenados, estn designados particular e

    inalterablemente, y su nmero es tan cierto y definido que ni se puede aumentar ni disminuir.10

    10

    Juan 13:18; 2 Timoteo 2:19

    5. A aquellos que Dios ha predestinado para vida desde antes que fuesen puestos los fundamentos

    del mundo, conforme a su eterno e inmutable propsito y al consejo y beneplcito secreto de su

    propia voluntad, los ha escogido en Cristo para la gloria eterna; mas esto por su libre gracia y puro

    amor,11

    sin cualquiera otra cosa en la criatura como condicin o causa que le mueva a ello.12

    11

    Efesios 1:4, 9, 11; Romanos 8:30; 2 Timoteo1:9; 1 Tesalonicenses 5:9 12

    Romanos 9:13, 16; Efesios 2:5, 12

    6. As como Dios ha designado a los elegidos para la gloria, de la misma manera, por el propsito

    libre y eterno de su voluntad, ha pre-ordenado tambin 105 medios para ello.13

    Por tanto, los que son

    elegidos, habiendo cado en Adam, son redimidos por Cristo,14

    y en debido tiempo eficazmente

    llamados a la fe en Cristo por el Espritu Santo; son justificados, adoptados, santificados,15

    y

    guardados por su poder, por medio de la fe, para salvacin.16

    Nadie ms ser redimido por Cristo,

    eficazmente llamado, justificado, adoptado, santificado y salvado, sino solamente los elegidos.17

    13

    1 Pedro 1:2; 2 Tesalonicenses 2:13 14

    1 Tesalonicenses 5:9-10 15

    Romanos 8:30; 2 Tesalonicenses 2:13 16

    1 Pedro 1:5 17

    Juan 10:26; Juan 17:9; Juan 6:64

    7 La doctrina de este alto misterio de la predestinacin debe tratarse con especial prudencia y

    cuidado, para que los hombres, persuadidos de su vocacin eficaz, se aseguren de su eleccin

    eterna,18

    y atendiendo a la voluntad revelada en la palabra de Dios, cedan la obediencia a ella. De

    esta manera esta doctrina proporcionar motivos de alabanza,19

    reverencia y admiracin a Dios; y

    tambin de humildad,20

    diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen al

    evangelio.21

    18

    1 Tesalonicenses 1:4-5; 2 Pedro 1:10 19

    Efesios 1:6; Romanos 11:33 20

    Romanos 11:5-6, 20 21

    Lucas 10:20

  • Captulo 4: La Creacin

    1. En el principio agrad a Dios Padre, Hijo y Espritu Santo,1 para la manifestacin de la gloria de

    su poder,2 sabidura y bondad eternas, crear o hacer el mundo y todas las cosas que en l estn, ya

    sean visibles o invisibles, en el espacio de seis das y todas muy buenas.3

    1 Juan 1:2-3; Hebreos 1:2; Job 26:13

    2 Romanos 1:20

    3 Colosenses 1:16; Gnesis 1:31

    2. Despus que Dios hubo creado todas las dems criaturas, cre al hombre, varn y hembra,4 con

    alma racional e inmortal,5 y en toda manera posible les prepar para una vida en armona con l.

    Fueron creados a su imagen, dotados de conocimiento, justicia y santidad verdadera,6 teniendo la ley

    de Dios escrita en su corazn,7 y dotados del poder de cumplirla; sin embargo, haba la posibilidad

    de que la quebrantaran dejados a la libertad de su voluntad que era mudable.8

    4 Gnesis 1:27

    5 Gnesis 2:7

    6 Eclesiasts 7:29; Gnesis 1:26

    7 Romanos 2:14-15

    8 Gnesis 3:6

    Adems de esta ley escrita en su corazn, recibieron el mandato de no comer del rbol de la ciencia

    del bien y del mal,9 y mientras guardaron este mandamiento, fueron felices, gozando de comunin

    con Dios, y teniendo dominio sobre las criaturas.10

    9 Gnesis 2:17

    10 Gnesis 1:26, 28

    Captulo 5: Providencia

    1. Dios, el buen creador de todo, en su poder y sabidura infinita, sostiene, dirige, dispone y gobierna

    a todas las criaturas y cosas,1 desde la ms grande hasta la ms pequea,

    2 por su sabia y santa

    providencia. Dios cumple con los propsitos para los cuales l cre estas cosas, conforme a su

    presciencia infalible, y al libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la

    gloria de su sabidura, poder, justicia, bondad y misericordia.3

    1 Hebreos 1:3; Job 38:11; Isaas 46:10-11; Salmos 135:6

    2 Mateo 10:29-31

    3 Efesios 1:11

    2. Aunque con respecto a la presciencia y decreto de Dios, causa primera, todas las cosas sucedern

    inmutable e infaliblemente,4 de modo que nada ocurre por suerte o fuera de la esfera de su

    providencia;5 sin embargo, por la misma providencia las ha ordenado de tal manera, que sucedern

    conforme a la naturaleza de las causas secundarias, sea necesaria, libre o contingentemente.6

    4 Hechos 2:23

    5 Proverbios 16:33

    6 Gnesis 8:22

    3. Dios en su providencia ordinaria hace uso de medios;7 a pesar de esto, l es libre para obrar sin

    ellos,8 sobre ellos,

    9 y contra ellos,

    10 segn le plazca.

    7 Hechos 27:31, 44; Isaas 55:10-11

    8 Oseas 1:7

    9 Romanos 4:19-21

    10 Daniel 3:27

    4. El poder todopoderoso, la sabidura inescrutable y la bondad infinita de Dios se manifiestan en su

    providencia de tal manera que su propsito soberano se extiende aun hasta la primera cada y a todos

    los otros pecados de los ngeles y de los hombres,11

    y esto no slo por un mero permiso, sino que l

    saba y poderosamente limita, ordena y gobierna,12

    en varias formas, las acciones pecaminosas de tal

    manera que stas llevan a cabo sus designios santos,13

    pero de tal modo, que lo pecaminoso procede

    slo de la criatura, y no de Dios, quien es justsimo y santsimo, y por eso, no es, ni puede ser el

    autor aprobador del pecado.14

    11

    Romanos 11:32-34; 24:1; 1 Crnicas 21:1 12

    2 Reyes 19:28; Salmos 76:10 13

    Gnesis 50:20; Isaas 10:6-7, 12 14

    Salmos 50:21; 1 Juan 2:16

    5. El todo sabio, justo y benigno Dios, a menudo deja por algn tiempo a sus hijos en las tentaciones

    multiformes y en la corrupcin de sus propios corazones, a fin de corregirles de sus pecados

    anteriores o para descubrirles la fuerza oculta de la corrupcin, para humillarlos, y para infundir en

  • ellos el sentimiento de una dependencia ms ntima y constante de l para su apoyo, y para hacerles

    ms vigilantes contra todas las ocasiones futuras del pecado, y para otros muchos fines santos y

    justos.15

    Su santo y justo propsito es obrado de tal forma que todo lo que ocurre a sus elegidos es

    segn su designio, para su gloria y para el bien de ellos.16

    15

    2 Crnicas 32:25-26, 31; 2 Corintios 12:7-9 16

    Romanos 8:28

    6. En cuanto a aquellos hombres malvados e impos a quienes Dios como juez justo ha cegado y

    endurecido a causa de sus pecados anteriores,17

    no slo les retira su gracia por la cual podran haber

    alumbrado sus entendimientos y ejercitado sus corazones,18

    sino tambin algunas veces les retira los

    dones que ya tenan,19

    y los deja expuestos a objetos que son causa de pecado debido a la corrupcin

    humana,20

    y a la vez les entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al

    poder de Satans,21

    de donde sucede que se endurecen bajo los mismos medios que Dios emplea

    para ablandar a los dems.22

    17

    Romanos 1:24-26, 28; 11:7-8 18

    Deuteronomio 29:4 19

    Mateo 13:12 20

    Deuteronomio 2:30; 2 Reyes 8:12-13;

    2 Tesalonicenses 2:10-12 21

    Salmo 81:11-12; 2 Tesalonicenses 2:10-12 22

    xodo 8:15, 32; Isaas 6:9-10; 1 Pedro 2:7-8

    7. As como la providencia de Dios alcanza, en general a todas las criaturas, as tambin de un modo

    especial cuida a su Iglesia y dispone todas las cosas para el bien de ella.23

    23

    1 Timoteo 4:10; Ams 9:8-9; Isaas 43:3-5

    Captulo 6: La Cada Del Hombre, El Pecado Y Su Castigo

    1. El hombre, segn vino de la mano de Dios, su creador, era perfecto y limpio. La ley justa que

    Dios le dio hablaba de vida condicionada a su obediencia y amenazaba con muerte la

    desobediencia.1 La obediencia de Adn fue muy corta. Satans us la sutil serpiente para traer a Eva

    al pecado y entonces ella sedujo a Adn, quien sin ninguna fuerza de afuera, libremente viol la ley

    bajo la cual haban sido creados y tambin el mandamiento de Dios de no comer del fruto

    prohibido.2 Plugo a Dios, conforme a su sabio y santo propsito, permitir este pecado proponindose

    ordenarlo para su propia gloria. 1 Gnesis 2:16-17

    2 Gnesis 3:12-13; 2 Corintios 11:3

    2. Por este pecado, nuestros primeros padres cayeron de su justicia original y perdieron la comunin

    con Dios. El pecado de ellos nos envolvi a todos y a travs de este pecado la muerte pas a todos.3

    Todos los hombres vinieron a ser muertos en pecado,4 y totalmente corrompidos en todas las

    facultades y partes del alma y del cuerpo.5

    3 Romanos 3:23

    4 Romanos 5:12-21

    5 Tito 1:15; Gnesis 6:5; Jeremas 17:9; Romanos 3:1-19

    3. Siendo ellos la raz de la raza humana, y por la ordenanza de Dios estando Adn en el lugar de

    toda la humanidad, la culpa de este pecado fue imputada a su posteridad, y la naturaleza corrompida

    se transmiti a aquella que desciende de ellos segn la generacin ordinaria.6 Todos los hombres,

    siendo concebidos en pecado,7 y por naturaleza hijos sujetos a la ira de Dios,

    8 siervos del pecado y

    sujetos a la muerte,9 son dados a inexplicables miserias espirituales, temporales y eternas, a no ser

    que el Seor Jesucristo los libere.10

    6 Romanos 5:12-19; 1 Corintios 15:21-22, 45, 49

    7 Salmos 51:5; Job 14:4

    8 Efesios 2:3

    9 Romanos 6:20; 5:12

    10 Hebreos 2:14-15; 1 Timoteo 1:10

    4. De esta corrupcin original, por la cual carecemos de disposicin y aptitud para todo bien y

    estamos opuestos a este bien, as como enteramente inclinados a todo mal,11

    dimanan todas nuestras

    transgresiones actuales.12

    11

    Romanos 8:7; Colosenses 1:21 12

    Santiago 1:14; Mateo. 15:19

  • 5. Esta corrupcin de naturaleza dura toda esta vida aun en aquellos que son regenerados;13

    y, aun

    cuando sea perdonada y amortiguada por medio de la fe en Cristo, sin embargo, ella, y todos los

    efectos de ella son verdadera y propiamente pecado.14

    13

    Romanos 7:18-23; Eclesiasts 7:20; 1 Juan 1:8 14

    Romanos 7:23-25; Glatas 5:17

    Captulo 7: El Pacto De Dios

    1. La distancia que media entre Dios y la criatura es tan grande, que aun cuando las criaturas

    racionales le deben obediencia como a su creador, sin embargo, ellas no podrn nunca llegar a vida

    espiritual, si no es por alguna condescendencia voluntaria de parte de Dios, habindole placido a

    ste expresarla por medio de un pacto.1

    1 Lucas 17:10; Job 35:7-8

    2. Adems, ya que el hombre, por razn de su cada en el pecado, se coloc a s mismo bajo la

    maldicin de la ley de Dios,2 le placi al Seor hacer un pacto de gracia, segn el cual Dios ofrece

    libremente a los pecadores vida y salvacin por Jesucristo,3 exigindoles la fe en ste para que

    puedan ser salvos, y prometiendo dar su Espritu Santo a todos aquellos que ha ordenado para vida

    eterna, dndoles as voluntad y capacidad para creer.4

    2 Gnesis 2:17; Glatas 3:10

    3 Romanos 8:3; Marcos 16:15-16; Juan 3:16

    4 Ezequiel 36:26-27; Juan 6:44-45;

    Salmos 110:3

    3. El pacto de Dios es revelado en el evangelio; en primer lugar a Adn en la promesa de salvacin a

    travs de la simiente de la mujer,5 y luego, paso a paso hasta la entera revelacin de salvacin en el

    Nuevo Testamento.6 La salvacin de los elegidos est basada en un pacto de redencin que fue

    trazado en la eternidad entre Dios Padre e Hijo,7 y es nicamente a travs de la gracia dada en este

    pacto que todos los descendientes del Adn cado, quienes han sido salvados, han obtenido vida e

    inmortalidad bendita, pues los trminos de bendicin que aplicaban a Adn en su estado de

    inocencia no son aplicables a su posteridad para hacerles aceptables ante Dios.8

    5 Gnesis 3:15

    6 Hebreos 1:1

    7 2 Timoteo 1:9; Tito 1:2

    8 Hebreos 11:6, 13; Romanos 4:1-2; Hechos 4:12; Juan 8:56

    Captulo 8: Cristo El Mediador

    1. Agrad a Dios en su propsito eterno, escoger y ordenar al Seor Jesucristo, su unignito Hijo, de

    acuerdo al pacto en el cual haban entrado, para que fuese el mediador entre Dios y el hombre,1

    como tal, l es profeta,2 sacerdote

    3 y rey,

    4 el salvador y cabeza de su Iglesia,

    5 el heredero de todas

    las cosas,6 y juez mundo;

    7 desde la eternidad le de todo el dio Dios un pueblo para que fuese su

    simiente y para que a su debido tiempo lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara.8

    1 Isaas 42:1; 1 Pedro 1:19-20;

    2 Hechos 3:22

    3 Hebreos 5:5-6

    4 Salmos 2:6;

    5 Efesios 1:22-23

    6 Hechos 1:2

    7 Hechos 17:31

    8 Isaas 53:10; Juan 17:6; Romanos 8:30

    2. El Hijo de Dios, la segunda persona de la Santa Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, la

    brillantez de la gloria de su Padre, igual y de una sustancia con l, quien hizo el mundo y mantiene

    y gobierna todas las cosas que ha hecho, habiendo llegado la plenitud del tiempo, tom sobre si la

    naturaleza del hombre con todas sus propiedades esenciales y con sus debilidades comunes,9 mas sin

    pecado.10

    Fue concebido por el Espritu Santo en el vientre de la Virgen Mara, una mujer

    perteneciente a la tribu de Jud. El Espritu Santo vino sobre ella y el poder de Dios la cubri. Y as,

    segn las Escrituras, fue hecho l de una mujer, descendiente de Abraham y David.11

    As que, dos

    naturalezas perfectas y distintas, se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversin,

    composicin o confusin alguna. Esta persona es verdadero Dios y verdadero hombre, un Cristo, el

    nico mediador entre Dios y el hombre.12

    9 Juan 1:14; Glatas 4:4

    10 Romanos 8:3; Hebreos 2:14; 4:15

    11 Mateo 1:22-23; Lucas 1:27, 31, 35

    12 Romanos 9:5;

    l Timoteo 2:5

  • 3. El Seor Jess, en su naturaleza humana unida as a la divina, en la persona del Hijo, fue ungido y

    santificado con el Espritu Santo sobre toda medida,13

    y posee todos los tesoros de la sabidura y del

    conocimiento,14

    pues agrad al Padre que en l habitase toda plenitud,15

    a fin de que siendo santo,

    inocente, inmaculado,16

    lleno de gracia y de verdad,17

    fuese del todo apto para desempear los

    oficios de mediador y fiador.18

    Cristo no tom por s mismo estos oficios, sino que fue llamado para

    ello por su Padre,19

    quien puso en l todo juicio y poder, y le autoriz para que desempeara tales

    oficios.20

    13

    Salmos 45:7; Hechos 10:38; Juan 3:34 14

    Co1osenses 2:3 15

    Colosenses 1:19 16

    Hebreos 7:26 17

    Juan 1:14 18

    Hebreos 7:22 19

    Hebreos 5:5 20

    Juan 5:22, 27; Mateo 28:18; Hechos 2:36

    4. El Seor Jess, con la mejor voluntad tom para si estos oficios,21

    y para desempearlos, se puso

    bajo la ley,22

    la que cumpli perfectamente. Tambin sufri el castigo que nos tocaba a nosotros y

    que debamos haber sufrido,23

    pues l llev nuestros pecados y fue acusado en nuestro lugar.24

    Padeci dolores en su alma ms all de nuestro entendimiento y los ms grandes sufrimientos en su

    cuerpo:25

    fue crucificado y muri, y permaneci bajo el poder de la muerte, aun cuando no vio

    corrupcin.26

    Al tercer da se levant de entre los muertos27

    con el mismo cuerpo que tena cuando

    sufri,28

    con el cual tambin ascendi al cielo29

    donde se sent a la diestra del Padre. All intercede

    por su pueblo,30

    y cuando sea el fin del mundo, volver para juzgar a los hombres y a los ngeles.31

    21

    Salmos 40:7-8; Hebreos 10:5-10; Juan 5:18 22

    Glatas 4:4; Mateo 3:15 23

    Glatas 3:13; Isaas 53:6; 1 Pedro 3:18 24

    2 Corintios 5:21 25

    Mateo 26:37-38; Lucas 22:44; Mateo 27:46 26

    Hechos 13:37 27

    1 Corintios 15:3-4 28

    Juan 20:25-27 29

    Marcos 16:19; Hechos 1:9-11 30

    Romanos 8:34; Hebreos 9:24 31

    Hechos 10:42; Romanos 14:9-10; Hechos 1:11;

    2 Pedro 2:4

    5. El Seor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de s mismo que ofreci una

    sola vez por el Espritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de Dios.32

    l ha

    efectuado la reconciliacin y ha comprado una herencia eterna en el reino de los cielos para todos

    aquellos dados a l por el Padre.33

    32

    Hebreos 9:14; Romanos 10:14; 3:25-26 33

    Juan 17:2; Hebreos 9:15

    6. Aun cuando el precio de la redencin no fue actualmente pagado, sino hasta la encarnacin, sin

    embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella, se comunicaban a los escogidos en todas las

    pocas transcurridas desde el principio, en las promesas, tipos y sacrificios, y por medio de estas

    cosas, por las cuales Cristo fue revelado y designado como la simiente que quebrantara la cabeza de

    la serpiente,34

    y como el cordero inmolado desde la fundacin del mundo;35

    siendo l, el mismo

    ayer, hoy y por siempre.36

    34

    1 Corintios 10:4; Hebreos 4:2; 1 Pedro 1:10-11 35

    Apocalipsis 13:8 36

    Hebreos 13:8

    7. Cristo en su oficio de mediador, obra; conforme a sus dos naturalezas, haciendo por cada una de

    stas lo que es propio de cada una de ellas; mas por razn de la unidad de la persona, lo que es

    propio de una naturaleza, se le atribuye algunas veces en la Escritura a la persona denominada por la

    otra naturaleza.37

    37

    Juan 3:13; Hechos 20:28

    8. A todos aquellos para quienes Cristo ha obtenido eterna redencin, cierta y eficazmente les aplica

    y comunica la misma, haciendo intercesin por ellos,38

    unindoles a l por su Espritu, revelndoles

    en la palabra y por medio de ella el misterio de la salvacin, persuadindoles eficazmente a creer y a

    obedecer,39

    gobernando el corazn de ellos por su palabra y Espritu,40

    y venciendo a todos sus

    enemigos por su gran poder y sabidura,41

    y de la manera y por los caminos que estn ms en

    conformidad con su maravillosa e inescrutable dispensacin. Todas estas cosas son hechas en su

    libre y soberana gracia e incondicionalmente, ya que nada de mrito es previsto por l en sus

    elegidos.42

    eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de Dios.32

    l ha efectuado la

  • reconciliacin y ha comprado un herencia eterna en el reino de los cielos para todos aquellos dados a

    l por el Padre.33

    32

    Hebreos 9:14; 10:14; Romanos 3:25-26 33

    Juan 17:2; Hebreos 9:15 38

    Juan 6:37; 10:15-16; Josu 17:9; Romanos 5:10 39

    Juan 17:6; Efesios 1:9; 1 Juan 5:20 40

    Romanos 8:9-14 41

    Salmos 110:1; 1 Corintios 15:25-26 42

    Juan 3:8; Efesios 1:8

    6. Aun cuando el precio de la redencin no fue actualmente pagado, sino hasta la encarnacin, sin

    embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella, se comunicaban a los escogidos en todas las

    pocas transcurridas desde el principio, en las promesas, tipos y sacrificios, y por medio de estas

    cosas, por las cuales Cristo fue revelado y designado como la simiente que quebrantara la cabeza de

    la serpiente,34

    y como el cordero inmolado desde la fundacin del mundo;35

    siendo l, el mismo

    ayer, hoy y por siempre.36

    34

    1 Corintios 10:4; Hebreos 4:2; 1 Pedro 1:10-11 35

    Apocalipsis 13:8 36

    Hebreos 13:8

    7. Cristo en su oficio de mediador, obra; conforme a sus dos naturalezas, haciendo por cada una de

    stas lo que es propio de cada una de ellas; mas por razn de la unidad de la persona, lo que es

    propio de una naturaleza, se le atribuye algunas veces en la Escritura a la persona denominada por la

    otra naturaleza.37

    37

    Juan 3:13; Hechos 20:28

    8. A todos aquellos para quienes Cristo ha obtenido eterna redencin, cierta y eficazmente les aplica

    y comunica la misma, haciendo intercesin por ellos,38

    unindoles a l por su Espritu, revelndoles

    en la palabra y por medio de ella el misterio de la salvacin, persuadindoles eficazmente a creer y a

    obedecer,39

    gobernando el corazn de ellos por su palabra y Espritu,40

    y venciendo a todos sus

    enemigos por su gran poder y sabidura,41

    y de la manera y por los caminos que estn ms en

    conformidad con su maravillosa e inescrutable dispensacin. Todas estas cosas son hechas en su

    libre y soberana gracia e incondicionalmente, ya que nada de mrito es previsto por l en sus

    elegidos.42

    38

    Juan 6:37; 10:15-16; 17:9; Romanos 5:10 39

    Juan 17:6; Efesios 1:9; 1 Juan 5:20 40

    Romanos 8:9-14 41

    Salmos 110:1;

    1 Corintios 15:25-26 42

    Juan 3:8; Efesios 1:8

    9 Cristo, y Solo Cristo puede ser mediador entre Dios y los hombres. l es el profeta, sacerdote y

    rey de la Iglesia de Dios. Su oficio de mediador no puede ser transferido a ningn Otro,43

    43 1 Timoteo 2:5

    10. El triple oficio de Cristo es necesario para nosotros. Por nuestra ignorancia estamos en necesidad

    de su oficio proftico;44

    por nuestra separacin de Dios y la imperfeccin de nuestros servicios, aun

    cuando sean lo mejor, necesitamos su oficio sacerdotal para reconciliarnos con Dios y hacernos

    aceptables a l;45

    y debido a que nosotros hemos dado la espalda a Dios y estamos completamente

    incapacitados para volver a l y tambin porque necesitamos ser rescatados y asegurados de nuestros

    adversarios espirituales, necesitamos su oficio como rey para convencer, controlar, atraer, sostener,

    librar y preservarnos hasta que finalmente entremos en su reino celestial.46

    44

    Juan 1:18-21 45

    Colosenses 1:21; Glatas 5:17; Hebreos 10:19-21 46

    Juan 16:8; Salmos 110:3; Lucas 1:74-75

    Captulo 9: El Libre Albedrio

    1. Dios ha dotado la voluntad del hombre de una y un libertad natural, poder para actuar a base de

    decisin propia, que no es forzada ni obligada a hacer bien o mal, por ninguna necesidad de la

    naturaleza.1

    1 Mateo 17:12; Santiago 1:14; Deuteronomio 30:19

  • 2. El hombre en su estado de inocencia, tena libertad y poder para querer y hacer lo que era bueno y

    agradable a Dios,2 pero era mutable y poda caer de dicho estado.

    3

    2 Eclesiasts 7:29

    3 Gnesis 3:6

    3. El hombre, por su cada a un estado de pecado, perdi completamente toda capacidad para querer

    algn bien espiritual que acompae a la salvacin.4 As es que como hombre natural que est

    enteramente opuesto a ese bien y muerto en el pecado5 no puede por su propia fuerza convertirse a s

    mismo o prepararse para ello.6

    4 Romanos 5:6; 8:75; Juan 15:5

    5 Efesios 2:1-5; Colosenses 2:13

    6 Juan 6:44, Efesios 2:2-5; 1 Corintios 2:14; Tito 3:3-5

    4. Cuando Dios convierte a un pecador y le pone en el estado de gracia, le libra de su estado de

    servidumbre natural bajo el pecado,7 y por su gracia solamente lo capacita para querer y obrar

    libremente lo que es bueno en lo espiritual;8 sin embargo, por razn de la corrupcin que an queda,

    el converso no quiere ni perfecta ni nicamente lo que es bueno, sino tambin lo que es malo.9

    7 Colosenses 1:13; Juan 8:36

    8 Filipenses 2:13

    9 Romanos 7:15, 18-19, 21, 23

    5. El libre albedro del hombre ser perfecto e inmutablemente libre para querer tan slo lo que es

    bueno, nicamente en el estado de la gloria.10

    10

    Efesios 4:13; Hebreos 12:23; 1 Juan 3:2; Judas 24

    Captulo 10: El Llamamiento Eficaz

    1. A aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, le agrada en su tiempo sealado y aceptado,

    llamar eficazmente1 por su palabra y Espritu, sacndolos del estado de pecado y muerte en que se

    hallaban por naturaleza para darles vida y salvacin por Jesucristo.2 Esto lo hace iluminando

    espiritualmente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios;3 quitndoles el

    corazn de piedra y dndoles uno de carne,4 renovando sus voluntades y por su poder soberano

    determinndoles a hacer aquello que es bueno, y llevndoles eficazmente a Jesucristo;5 de tal

    manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad

    de hacerlo.6

    1 Romanos 8:30; 11:7; Efesios 1:10-11; 2 Tesalonicenses 2:13-14

    2 Efesios 2:16

    3 Hechos 26:18; Efesios 1:17-18

    4 Ezequiel 36:26

    5 Deuteronomio 30:6; Ezequiel 36:27; Efesios 1:19

    6 Salmos 110:3; Cantares 1:4

    2. Este llamamiento eficaz depende de la libre y especial gracia de Dios y de ninguna manera de

    alguna cosa prevista en el hombre,7 el cual es en esto enteramente pasivo, hasta que siendo

    vivificado y renovado por el Espritu Santo,8 adquiere la capacidad de responder a este llamamiento

    y de recibir la gracia ofrecida y trasmitida en l. Esto sucede por el mismo poder que obr la

    resurreccin de Cristo de los muertos.9

    7 2 Timoteo 1:9; Efesios 2:8

    8 1 Corintios 2:14; Efesios 2:5; Juan 5:25

    9 Efesios 1:19-20

    3. Los nios elegidos10

    que mueren en la infancia, son regenerados y salvados en Cristo por medio

    del Espritu,11

    quien obra cundo, dnde y cmo quiere.12

    Lo mismo suceder con todas las personas

    elegidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la palabra. 10

    Elegidos no aparece en la versin original 11

    Juan 3:3, 5-6 12

    Juan 3:8

    4. Otras personas no elegidas, aun cuando sean llamadas por el ministerio de la palabra y tengan

    algunas de las operaciones comunes del Espritu,13

    como no son efectivamente trados por el Padre,

    no pueden ni quieren venir verdaderamente a Cristo, y por lo mismo no pueden ser salvas;14

    mucho

    menos pueden los que no reciben la religin cristiana, salvarse de alguna otra manera, aun cuando

    sean diligentes en ajustar sus vidas a la luz de la naturaleza y a la ley de la religin que profesan.15

    13

    Mateo 22:14; 13:20-21; Hebreos 6:4-5 14

    Juan 6:44-45, 65 15

    Hechos 4:12

  • Captulo 11: De La Justificacin

    1. A quienes Dios llama eficazmente, tambin justifica gratuitamente,1 no infundiendo justicia en

    ellos sino perdonndoles sus pecados, y contando y aceptando sus personas como justas;2 no por

    nada obrado en ellos o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo;3 no imputndoles la fe

    misma, ni la accin de creer, ni ninguna otra obediencia evanglica como justicia; sino imputndoles

    la obediencia activa de Cristo a toda la ley y su obediencia pasiva en su muerte para la completa y

    nica justicia de ellos por la fe, la cual tienen no de s mismos; es don de Dios.4

    1 Romanos 3:24; 8:30

    2 Romanos 4:5-8; Efesios 1:7

    3 1 Corintios 1:30-31; Romanos 5:17-19

    4 Filipenses 3:9;

    Efesios 2:7-8; 2 Corintios 5:19-21; Tito 3:5-7; Romanos 3:22-28; Jeremas 23:6; Hechos 13:38-39

    2. La fe que as recibe a Cristo y descansa en l y en su justicia es el nico instrumento de la

    justificacin;3 sin embargo, no est sola en la persona justificada, sino que siempre va acompaada

    por todas las dems virtudes salvadoras, y no es una fe muerta sino que obra por el amor.4

    3 Romanos 1:17; 3:27-31; Filipenses 3:9; Glatas 3:5

    4 Glatas 5:6; Santiago 2:17, 22, 26

    3. Cristo, por su obediencia y muerte, sald totalmente la deuda de todos aquellos que son

    justificados; y por el sacrificio de s mismo en la sangre de su cruz, sufriendo en el lugar de ellos el

    castigo que merecan, hizo una satisfaccin adecuada, real y completa a la justicia de Dios en favor

    de ellos;5 sin embargo, por cuanto Cristo fue dado por el Padre para ellos,

    6 y su obediencia y

    satisfaccin fueron aceptadas en lugar de las de ellos,7 y ambas gratuitamente y no por nada en ellos,

    su justificacin es solamente de pura gracia,8 a fin de que tanto la precisa justicia como la rica gracia

    de Dios fueran glorificadas en la justificacin de los pecadores.9

    5 Romanos 5:8-10, 19; 1 Timoteo 2:5-6; Hebreos 10:10-14; Isaas 53:4-6

    6 Romanos 8:32

    7 2 Corintios 5:21; Mateo 3:17;

    Efesios 5:2 8 Romanos 3:24; Efesios 1:7

    9 Romanos 3:26; Efesios 2:7

    4. Desde la eternidad, Dios decret justificar a todos los elegidos;10

    y en el cumplimiento del tiempo,

    Cristo muri por los pecados de ellos, y resucit para su justificacin;11

    sin embargo, no son

    justificados personalmente hasta que, a su debido tiempo, Cristo les es realmente aplicado por el

    Espritu Santo.12

    10

    1 Pedro 1:2,19-20; Glatas 3:8; Romanos 8:30 11

    Romanos 4:25; Glatas 4:4; 1 Timoteo 2:6 12

    Colosenses 1:21-22;

    Tito 3:4-7; Glatas 2:16; Efesios 2:1-3

    5. Dios contina perdonando los pecados de aquellos que son justificados,13

    y aunque ellos nunca

    pueden caer del estado de justificacin,14

    sin embargo pueden, por sus pecados, caer en el desagrado

    paternal de Dios; y, en esa condicin, no suelen tener la luz de su rostro restaurada sobre ellos, hasta

    que se humillen, confiesen sus pecados, pidan perdn y renueven su fe y arrepentimiento.15

    13

    Mateo 6:12; 1 Juan 1:7-2:2; Juan 13:3-11 14

    Lucas 22:32; Juan 10:28; Hebreos 10:14 15

    Salmos 32:5; 51:7-12;

    Mateo 26:75; Lucas 1:20

    6. La justificacin de los creyentes bajo el Antiguo Testamento fue, en todos estos sentidos, una la

    misma que la justificacin de los creyentes bajo el Nuevo Testamento.16

    16

    Glatas 3:9; Romanos 4:22-24

    Captulo 12: De La Adopcin 1. A todos aquellos que son justificados,

    1 Dios se dign,

    2 en su nico Hijo Jesucristo y por amor de

    ste,3 hacerles partcipes de la gracia de la adopcin, por la cual son incluidos en el nmero de los

    hijos de Dios y gozan de sus libertades y privilegios, tienen su nombre escrito sobre ellos,4 reciben

    el espritu de adopcin, tienen acceso al trono de la gracia con confianza, se les capacita para

    clamar: "Abba, Padre,"5 se les compadece, protege, provee y corrige como por un Padre, pero nunca

  • se les desecha, sino que son sellados para el da de la redencin,6 y heredan las promesas como

    herederos de la salvacin eterna.7

    1 Glatas 3:24-26

    2 1 Juan 3:1-3

    3 Efesios 1:5; Glatas 4:4-5; Romanos 8:17-29

    4 Romanos 8:17; Juan 1:12;

    2 Corintios 6:18; Apocalipsis 3:12 5 Romanos 8:15; Efesios 3:12; Romanos 5:2; Glatas 4:6; Efesios 2:18

    6 Salmos 103:13; Proverbios 14:26; Mateo 6:30-32; 1 Pedro 5:7; Hebreos 12:6; Isaas 54:8-9; Lamentaciones 3:31;

    Efesios 4:30 7 Romanos 8:17; Hebreos 1:14; 9:15

    Captulo 13: De La Santificacin

    1. Aquellos que son unidos a Cristo, llamados eficazmente y regenerados, teniendo un nuevo

    corazn y un nuevo espritu, creados en ellos en virtud de la muerte y la resurreccin de Cristo,1 son

    an ms santificados de un modo real y personal,2 mediante la misma virtud,

    3 por su Palabra y

    Espritu que moran en ellos;4 el dominio del cuerpo entero del pecado es destruido, y las diversas

    concupiscencias del mismo son debilitadas y mortificadas ms y ms, y ellos son ms y ms

    vivificados y fortalecidos en todas las virtudes salvadoras, para la prctica de toda verdadera

    santidad,5 sin la cual nadie ver al Seor.

    6

    1 Juan 3:3-8; 1 Juan 2:29; 3:9-10; Romanos 1:7; 2 Corintios 1:1; Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 3:12;

    Hechos 20:32; 26:18; Romanos 15:16; 1 Corintios 1:2; 6:11; Romanos 6:1-11 2 1 Tesalonicense 5:23; Romanos 6:19-22

    3 1 Corintios 6:11; Hechos 20:32; Filipenses 3:10; Romanos 6:5-6; Juan 17:17; Efesios 5:26; 3:1-19; Romanos 8:13

    5 Romanos 6:14; Glatas 5:24; Romanos 8:13; Colosenses 1:11; Efesios 3:1, 19; 2 Corintios 7:1; Romanos 6:13;

    Efesios 4:22-25; Glatas 5:17 6 Romanos 12:14

    2. Esta santificacin se efecta en todo el hombre, aunque es incompleta en esta vida; todava

    quedan algunos remanentes de corrupcin en todas partes,7 de donde surge una continua e

    irreconciliable guerra:8 la carne lucha contra el Espritu, y el Espritu contra la carne.

    9

    7 1 Tesalonicenses 5:23; 1 Juan 1:8-10; Romanos 7:18-23; Filipenses 3:12

    8 1 Corintios 9:24-27; 1 Timoteo 1:18; 6:12;

    2 Timoteo 4:7 9 Glatas 5:17; 1 Pedro 2:11

    3. En dicha guerra, aunque la corrupcin que an queda prevalezca mucho por algn tiempo,10

    la

    parte regenerada triunfa a travs de la continua provisin de fuerzas por parte del Espritu

    santificador de Cristo;11

    y as los santos crecen en la gracia, perfeccionando la santidad en el temor

    de Dios, prosiguiendo una vida celestial, en obediencia evanglica a todos los mandatos que Cristo,

    como Cabeza y Rey, les ha prescrito en su Palabra.12

    10

    Romanos 7:23 11

    Romanos 6:14; 1 Juan 5:4; Efesios 4:15-16 12

    2 Pedro 3:18; 2 Corintios 7:1; 3:18; Mateo 28:20

    Captulo 14: De La Fe Salvadora

    1. La gracia de la fe, por la cual se capacita a los elegidos para creer para la salvacin de sus almas,

    es la obra del Espritu de Cristo en sus corazones, y ordinariamente se realiza por el ministerio de la

    Palabra;1 por la cual, y por la administracin del bautismo y la Cena del Seor, la oracin y otros

    medios designados por Dios, esa fe aumenta y se fortalece.2

    1 Juan 6:37-44; Hechos 11:21-24; 13:48; 14:27; 15:9; 2 Corintios 4:13; Efesios 2:8; Filipenses 1:29;

    2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2 2 Romanos 10:14-17; Lucas 17:5; Hechos 20:32; Romanos 4:11; 1 Pedro 2:2

    2. Por esta fe, el cristiano cree que es verdadero todo lo revelado en la Palabra por la autoridad de

    Dios mismo, y tambin percibe en ella una excelencia superior a todos los dems escritos y todas las

    cosas en el mundo, pues muestra la gloria de Dios en sus atributos, la excelencia de Cristo en su

    naturaleza y oficios, y el poder y la plenitud del Espritu Santo en sus obras y operaciones; y de esta

    forma, el cristiano es capacitado para confiar su alma a la verdad as creda;3 y tambin acta de

    manera diferente segn sea el contenido de cada pasaje en particular: produciendo obediencia a los

    mandatos,4 temblando ante las amenazas,

    5 y abrazando las promesas de Dios para esta vida y para la

  • venidera;6 pero las principales acciones de la fe salvadora tienen que ver directamente con Cristo:

    aceptarle, recibirle y descansar slo en l para la justificacin, santificacin y vida eterna, en virtud

    del pacto de gracia.7

    3 Hechos 24:14; 1 Tesalonicenses 2:13; Salmos 19:7-10; 119:72

    4 Juan 15:14; Romanos 16:26

    5 Isaas 66:2

    6 1 Timoteo 4:8; Hebreos 11:13 7 Juan 1:12; Hecho 15:11; 16:31; Glatas 2:20

    3. Esta fe, aunque sea diferente en grados y pueda ser dbil o fuerte,8 es, sin embargo, aun en su

    grado mnimo, diferente en su clase y naturaleza (como lo es toda otra gracia salvadora) de la fe y la

    gracia comn de aquellos creyentes que slo lo son por un tiempo;9 y consecuentemente, aunque

    muchas veces sea atacada y debilitada, resulta, sin embargo, victoriosa,10

    creciendo en muchos hasta

    obtener la completa seguridad11

    a travs de Cristo, quien es tanto el autor como el consumador de

    nuestra fe.12

    8 Mateo 6:30; 8:10-26; 14:31; 16:8; Mateo 17:20; Hebreos 5:13-14; Romanos 4:19-20

    9 Santiago 2:14; 2 Pedro 1:1;

    1 Juan 5:4 10

    Lucas 22:31-32; Efesios 6:16; 1 Juan 5:4-5 11

    Salmos 119:114; Hebreos 6:11-12; 10:22-23 12

    Hebreos 12:2

    Captulo 15: Del Arrepentimiento Para Vida Y Salvacin

    1. A aquellos de los elegidos que se convierten en la madurez, habiendo vivido por algn tiempo en

    el estado natural,1 y habiendo servido en el mismo a diversas concupiscencias y placeres, Dios, al

    llamarlos eficazmente, les da arrepentimiento para vida.2

    1 Tito 3:2-5

    2 2 Crnicas 33:10-20; Hechos 9:1-19; 16:29-30

    2. Si bien no hay nadie que haga el bien y no peque,3 y los mejores hombres, mediante el poder y el

    engao de la corrupcin que habita en ellos, junto con el predominio de la tentacin, pueden caer en

    grandes pecados y provocaciones,4 Dios, en el pacto de gracia, ha provisto misericordiosamente que

    los creyentes que pequen y caigan de esta manera sean renovados mediante el arrepentimiento para

    salvacin.5

    3 Salmos 130:3; 143:2; Proverbios 20:9; Eclesiasts 7:20

    4 2 Samuel 11:1-27; Lucas 22:54-62

    5 Jeremas 32:40;

    Lucas 22:31-32; 1 Juan 1:9

    3. Este arrepentimiento para salvacin es una gracia evanglica6 por la cual una persona a quien el

    Espritu hace consciente de las mltiples maldades de su pecado,7 mediante la fe en Cristo

    8 se

    humilla por l con una tristeza que es segn Dios, abominacin de l y aborrecimiento de s mismo,

    orando por el perdn y las fuerzas que proceden de la gracia,9 con el propsito y empeo, mediante

    la provisin del Espritu, de andar delante de Dios para agradarle en todo.10

    6 Hechos 5:31; 11:18; 2 Timoteo 2:25

    7 Salmos 51:1-6; 130:1-3; Lucas 15:17-20; Hechos 2:37,38

    8 Salmos 130:4;

    Mateo 27:3-5; Marcos 1:15 9 Ezequiel 16:60-63; 36:31-32; Zacaras 12:10; Mateo 21:19; Hechos 15:19; 20:21; 26:20;

    2 Corintios 7:10-11; 1 Tesalonicenses 1:9 10

    Proverbios 28:13; Ezequiel 36:25; 18:30-31; Salmos 119:59, 104, 128;

    Mateo 3:8; Lucas 3:8; Hechos 26:20; 1 Tesalonicenses 1:9

    4. Puesto que el arrepentimiento ha de continuar a lo largo de toda nuestra vida, debido al cuerpo de

    muerte y sus inclinaciones,11

    es por tanto el deber de cada hombre arrepentirse especficamente de

    los pecados concretos que conozca.12

    11

    Ezequiel 16:60; Mateo 5:4; 1 Juan 1:9 12

    Lucas 19:8; 1 Timoteo 1:13-15

    5. Tal es la provisin que Dios ha hecho a travs de Cristo en el pacto de gracia para la preservacin

    de los creyentes para salvacin que, si bien no hay pecado tan pequeo que no merezca la

    condenacin,13

    no hay, sin embargo, pecado tan grande que acarree condenacin a aquellos que se

    arrepienten, lo cual hace necesaria la predicacin constante del arrepentimiento.14

    13

    Salmos 130:3; 143:2; Romanos 6:23 14

    Isaas 1:16-18; 55:7; Hechos 2:36-38

  • Captulo 16: De Las Buenas Obras 1. Las buenas obras son solamente aquellas que Dios ha ordenado en su santa Palabra

    1 y no las que,

    sin la autoridad de sta, han inventado los hombres por un fervor ciego o con cualquier pretexto de

    buenas intenciones.2

    1 Miqueas 6:8; Romanos 12:2; Hebreos 13:21; Colosenses 2:3; 2 Timoteo 3:16-17

    2 Mateo 15:9; 1 Samuel 29:13;

    1 Pedro 1:18; Romanos 10:2; Juan 16:2; 1 Samuel 15:21-23; 1 Corintios 7:23; Glatas 5:1; Colosenses 2:8

    2. Estas buenas obras, hechas en obediencia a los mandamientos de Dios, son los frutos y evidencias

    de una fe verdadera y viva;3 y por ellas los creyentes manifiestan su gratitud,

    4 fortalecen su

    seguridad,5 edifican a sus hermanos,6 adornan la profesin del evangelio,

    7 tapan la boca de los

    adversarios,8 y glorifican a Dios, cuya hechura son, creados en Cristo Jess para ello,

    9 para que

    teniendo por fruto la santificacin, tengan como fin la vida eterna.10

    3 Santiago 2:18, 22; Glatas 5:6; 1 Timoteo 1:5

    4 Salmos 116:12-14; 1 Pedro 2:9-12; Lucas 7:36-50; Mateo 26:1-11

    5 1 Juan 2:3-5; 3:18-19; 2 Pedro 1:5-11

    6 2 Corintios 9:2; Mateo 5:16

    7 Mateo 5:16; Tito 2:5, 9-12; 1 Timoteo 6:1;

    1 Pedro 2:12 8 l Pedro 2:12-15; Tito 2:5; 1 Timoteo 6:1

    9 Efesios 2:10; 1 Timoteo 6:1; 1 Pedro 2:12; Mateo 5:16

    10 Romanos 6:22; Mateo 7:13-14, 21-23

    3. La capacidad que tienen los creyentes para hacer buenas obras no es de ellos mismos en ninguna

    manera, sino completamente del Espritu de Cristo. Y para que ellos puedan tener esta capacidad,

    adems de las virtudes que ya han recibido, se necesita una influencia efectiva del mismo Espritu

    Santo para obrar en ellos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad;11

    sin embargo, no

    deben volverse negligentes por ello, como si no estuviesen obligados a cumplir deber alguno aparte

    de un impulso especial del Espritu, sino que deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que

    est en ellos.12

    11

    Ezequiel 36:26-27; Juan 15:4-6; 2 Corintios 3:5; Filipenses 2:12-13; Efesios 2:10 12

    Romanos 8:14; Juan 3:8;

    Filipenses 2:12-13; 2 Pedro 1:10; Hebreos 6:12; 2 Timoteo 1:6; Judas 20-21

    4. Quienes alcancen el mayor grado de obediencia posible en esta vida quedan tan lejos de llegar a

    un grado supererogatorio, y de hacer ms de lo que Dios requiere, que les falta mucho de lo que por

    deber estn obligados a hacer.13

    13

    1 Reyes 8:46; 2 Crnicas 6:36; Salmos 130:3; 143:2; Proverbios 20:9; Eclesiasts 7:20; Romanos 3:9-23; 7:14;

    Glatas 5:17; 1 Juan 1:6-10; Lucas 17:10

    5. Nosotros no podemos, por nuestras mejores obras, merecer el perdn del pecado o la vida eterna

    de la mano de Dios, a causa de la gran desproporcin que existe entre nuestras obras y la gloria que

    ha de venir,14

    y por la distancia infinita que hay entre nosotros y Dios, a quien no podemos

    beneficiar por dichas obras, ni satisfacer la deuda de nuestros pecados anteriores; pero cuando

    hemos hecho todo lo que podemos, no hemos sino cumplido con nuestro deber y somos siervos

    intiles;15

    y tanto en cuanto son buenas proceden de su Espritu;16

    y en cuanto son hechas por

    nosotros, son impuras y estn mezcladas con tanta debilidad e imperfeccin que no pueden soportar

    la severidad del castigo de Dios.17

    14

    Romanos 8:18 15

    Job 22:3; 35:7, Lucas 17:10; Romanos 4:3; 11:3 16

    Glatas 5:22-23 17

    1 Reyes 8:46; 2 Crnicas 6:36;

    Salmos 130:3; 143:2; Proverbios 20:9; Eclesiasts 7:20; Romanos 3:9-23; 7:14; Glatas 5:17; 1 Juan 1:6-10

    6. No obstante, por ser aceptadas las personas de los creyentes por medio de Cristo, sus buenas

    obras tambin son aceptadas en l;18

    no como si fueran en esta vida enteramente irreprochables e

    irreprensibles a los ojos de Dios;19

    sino que a l, mirndolas en su Hijo, le place aceptar y

    recompensar aquello que es sincero aun cuando est acompaado de muchas debilidades e

    imperfecciones.20

    18

    xodo 28:38; Efesios 1:6-7; 1 Pedro 2:5 19

    1 Reyes 8:46; 2 Crnicas 6:36; Salmos 130:3; 143:2; Proverbios 20:9;

    Eclesiasts 7:20; Romanos 3:9, 23; 7:14; Glatas 5:17; 1 Juan 1:6-10 20

    Hebreos 6:10; Mateo 25:21-23

  • 7. Las obras hechas por hombres no regenerados, aunque en s mismas sean cosas que Dios ordena,

    y de utilidad tanto para ellos como para otros,21

    sin embargo, por no proceder de un corazn

    purificado por la fe22

    y no ser hechas de una manera correcta de acuerdo con la Palabra,23

    ni para un

    fin correcto (la gloria de Dios)24

    , son, por tanto, pecaminosas, y no pueden agradar a Dios ni hacer a

    un hombre digno de recibir gracia por parte de Dios.25

    Y a pesar de esto, el hecho de que descuiden

    las buenas obras es ms pecaminoso y desagradable a Dios.26

    21

    1 Reyes 21:27-29; 2 Reyes 10:30-31; Romanos 2:14 22

    Glatas 4:5; Hebreos 11:6; 1 Timoteo 1:5; Romanos 14:23;

    Glatas 5:6 23

    1 Corintios 13:3; Isaas 1:12 24

    Mateo 6:2, 5-6; 1 Corintios 10:31 25

    Romanos 9:16; Tito 1:15; 3:5 26

    1 Reyes 21:27-29; 2 Reyes 10:30-31; Salmos 14:4; 36:3

    Captulo 17: De La Perseverancia De Los Santos

    1. Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente y santificado por su

    Espritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de sus elegidos, no pueden caer ni total ni

    definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarn en l hasta el fin, y sern

    salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, por lo

    que l contina engendrando y nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo, la

    esperanza y todas las virtudes del Espritu para inmortalidad;1 y aunque surjan y les azoten muchas

    tormentas e inundaciones, nunca podrn, sin embargo, arrancarles del fundamento y la roca a que

    por la fe estn aferrados; a pesar de que, por medio de la incredulidad y las tentaciones de Satans,

    la visin perceptible de la luz y el amor de Dios puede nublrseles y oscurecrseles por un tiempo,2

    l, sin embargo, es an el mismo, y ellos sern guardados, sin duda alguna, por el poder de Dios

    para salvacin, en la que gozarn de su posesin adquirida, al estar ellos esculpidos en las palmas de

    sus manos y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad.3

    1 Juan 10:28-29; Filipenses 1:6; 2 Timoteo 2:19; 2 Pedro1:5-10; 1 Juan 2:19

    2 Salmos 89:31-32; 1 Corintios 11:32;

    2 Timoteo 4:7 3 Salmos 102:27; Malaquas 3:6; Efesios 1:14; 1 Pedro 1:5; Apocalipsis 13:8

    2. Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedro,3 sino de la inmutabilidad

    del decreto de eleccin,4 que fluye del amor libre e inmutable de Dios el Padre, sobre la base de la

    eficacia de los mritos y la intercesin de Jesucristo y la unin con l,5 del juramento de Dios,

    6 de la

    morada de su Espritu, de la simiente de Dios que est en los santos,7 y de la naturaleza del pacto de

    gracia,8 de todo lo cual surgen tambin la certeza y la infalibilidad de la perseverancia.

    3 Filipenses 2:12-13; Romanos 9:16; Juan 6:37-44

    4 Mateo 24:22, 24, 31; Romanos 8:30; 9:11-16; 11:2, 29; Efesios 1:5-11

    5 Efesios 1:4; Romanos 5:9-10; 8:31-34; 2 Corintios 5:14; Romanos 8:35-38; 1 Corintios 1:8-9; Juan 14:19; 10:28-29

    6 Hebreos 6:1-20

    7 1 Juan 2:19-20, 27; 3:9; 5:4, 18; Efesios 1:13; 4:30; 2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:14

    8 Jeremas 31:33-34; 32:40; Hebreos 10:11-18; 13:20-21

    3. Y aunque los santos (mediante la tentacin de Satans y del mundo, el predominio de la

    corrupcin que queda en ellos y el descuido de los medios para su preservacin) caigan en pecados

    graves y por algn tiempo permanezcan en ellos9 (por lo que incurren en el desagrado de Dios y

    entristecen a su Espritu Santo,10

    se les dallan sus virtudes y consuelos,11

    se les endurece el corazn

    y se les hiere la conciencia,12

    lastiman y escandalizan a otros13

    y se acarrean juicios temporales14

    ),

    sin embargo, renovarn su arrepentimiento y sern preservados hasta el fin mediante la fe en Cristo

    Jess.15

    9 Mateo 26:70, 72, 74

    10 Salmos 38:1-8; Isaas 64:5-9; Efesios 4:30; 1 Tesalonicenses 5:14

    11 Salmos 51:1-12

    12 Salmos 32:3-4; 73:21-22

    13 2 Samuel 12:14; 1 Corintios 8:9-13; Romanos 14:13-18; 1 Timoteo 6:1-2; Tito 2:5

    14 2 Samuel 12:14; Gnesis 19:30-38; 1 Corintios 11:27-32

    15 Lucas 22:32, 61-62; 1 Corintios 11:32; 1 Juan 3:9; 5:18

  • Captulo 18: De La Seguridad De La Gracia Y De La Salvacin

    1. Aunque los creyentes que lo son por un tiempo y otras personas no regeneradas vanamente se

    engaen a s mismos con esperanzas falsas y presunciones carnales de hallarse en el favor de Dios y

    en estado de salvacin (pero la esperanza de ellos perecer),1 sin embargo, los que creen

    verdaderamente en el Seor Jess y le aman con sinceridad, esforzndose por andar con toda buena

    conciencia delante de l, pueden en esta vida estar absolutamente seguros de hallarse en el estado de

    gracia, y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y tal esperanza nunca les

    avergonzara.2

    1 Jeremas 17:9; Mateo 7:21-23; Lucas 18:10-14; Juan 8:41; Efesios 5:6-7; Glatas 6:3,7-9

    2 Romanos 5:2, 5; 8:16;

    1 Juan 2:3; 3:14, 18-19, 24; 5:13; 2 Pedro 1:10

    2. Esta certeza no es una mera persuasin conjetural y probable, fundada en una esperanza falible,

    sino que es una seguridad infalible de fe3 basada en la sangre y la justicia de Cristo reveladas en el

    evangelio;4 y tambin en la evidencia interna de aquellas virtudes del Espritu a las cuales se les

    hacen promesas,5 y en el testimonio del Espritu de adopcin testificando con nuestro espritu que

    somos hijos de Dios;6 y, como fruto suyo, mantiene el corazn humilde y santo.

    7

    3 Romanos 5:2, 5; Hebreos 6:11, 19-20; 1 Juan 3:2, 14; 4:16; 5:13, 19-20

    4 Hebreos 6:17-18; 7:22; 10:14,19

    5 Mateo 3:7-10; Marcos 1:15; 2 Pedro 1:4-11; 1 Juan 2:3; 3:14, 18-19, 24; 5:13

    6 Romanos 8:15-16; 1 Corintios 2:12;

    Glatas 4:6-7 7 1 Juan 3:1-3

    3. Esta seguridad infalible no pertenece a la esencia de la fe hasta tal punto que un verdadero

    creyente no pueda esperar mucho tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser partcipe de

    tal seguridad;8 sin embargo, siendo capacitado por el Espritu para conocer las cosas que le son

    dadas gratuitamente por Dios, puede alcanzarla,9 sin una revelacin extraordinaria, por el uso

    adecuado de los medios; y por eso es el deber de cada uno ser diligente para hacer firme su

    llamamiento y eleccin; para que as su corazn se ensanche en la paz y en el gozo en el Espritu

    Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fuerza y alegra en los deberes de la obediencia, que son los

    frutos propios de esta seguridad: as est de lejos est seguridad de inducir a los hombres a la

    disolucin.10

    8 Hechos 16:30-34; 1 Juan 5:13

    9 Romanos 8:15-16; 1 Corintios 2:12; Glatas 4:4-6; 3:2; 1 Juan 4:13; Efesios 3:17-19;

    Hebreos 6:11-12; 2 Pedro 1:5-11 10

    2 Pedro 1:10; Salmos 119:32; Romanos 15:13; Nehemas 8:10; 1 Juan 4:19, 16;

    Romanos 6:1-2, 11-13; 14:17; Tito 2:11-14; Efesios 5:18

    4. La seguridad de la salvacin de los verdaderos creyentes puede ser, de diversas maneras,

    zarandeada, disminuida e interrumpida; como por la negligencia en conservarla,11

    por caer en algn

    pecado especial que hiera la conciencia y contriste al Espritu,12

    por alguna tentacin repentina o

    vehemente,13

    por retirarles Dios la luz de su rostro, permitiendo, aun a los que le temen, que

    caminen en tinieblas, y no tengan luz;14

    sin embargo, nunca quedan destituidos de la simiente de

    Dios, y de la vida de fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazn

    y conciencia del deber, por los cuales, mediante la operacin del Espritu, esta seguridad puede ser

    revivida con el tiempo; y por los cuales, mientras tanto, los verdaderos creyentes son preservados de

    caer en total desesperacin.15

    11

    Hebreos 6:11-12; 2 Pedro 1:5-11 12

    Salmos 51:8, 12, 14; Efesios 4:30 13

    Salmos 30:7; 31:22; 77:7-8; 116:11 14

    Isaas 50:10 15

    1 Juan 3:9; Lucas 22:32; Romanos 8:15-16; Glatas 4:5; Salmos 42:5,11

  • Captulo 19: De La Ley De Dios

    1. Dios dio a Adn una ley de obediencia universal escrita en su corazn,1 y un precepto en

    particular de no comer del fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal;2 por lo cual le oblig

    a l y a toda su posteridad a una obediencia personal completa, exacta y perpetua; prometi la vida

    por su cumplimiento de la ley, y amenaz con la muerte su infraccin; y le dot tambin del poder y

    la capacidad para guardarla.3

    1 Gnesis 1:27; Eclesiasts 7:29; Romanos 2:12a, 14-15

    2 Gnesis 2:16-17

    3 Gnesis 2:16-17; Romanos 10:5;

    Glatas 3:10, 12

    2. La misma ley que primeramente fue escrita en el corazn del hombre continu siendo una regla

    perfecta de justicia despus de la Cada; y fue dada por Dios en el monte Sina,4 en diez

    mandamientos, y escrita en dos tablas; los cuatro primeros mandamientos contienen nuestros

    deberes para con Dios, y los otros seis, nuestros deberes para con los hombres.5

    4 Cuarto Mandamiento: Gnesis 2:3; xodo 16; Gnesis 7:4; 8:10, 12; Quinto Mandamiento: Gnesis 37:10;

    Sexto Mandamiento: Gnesis 4:3-15; Sptimo Mandamiento: Gnesis 12:17; Octavo Mandamiento: Gnesis 31:30; 44:8;

    Noveno Mandamiento: Gnesis 27:12; Dcimo Mandamiento: Gnesis 6:2; 13:10-11 5 Romanos 2:12a, 14-15

    3. Adems de esta ley, comnmente llamada ley moral, agrad a Dios dar al pueblo de Israel leyes

    ceremoniales que contenan varias ordenanzas tpicas; en parte de adoracin, prefigurando a Cristo,

    sus virtudes, acciones, sufrimientos y beneficios;6 y en parte proponiendo diversas instrucciones

    sobre los deberes morales.7 Todas aquellas leyes ceremoniales, habiendo sido prescritas solamente

    hasta el tiempo de reformar las cosas, han sido abrogadas y quitadas por Jesucristo, el verdadero

    Mesas y nico legislador, quien file investido con poder por parte del Padre para ese fin.8

    6 Hebreos 10:1; Colosenses 2:16-17

    7 1 Corintios 5:7; 2 Corintios 6:17; Judas 23

    8 Colosenses 2:14, 16-17; Efesios 2:14

    4. Dios tambin les dio a los israelitas diversas leyes civiles, que expiraron juntamente con el Estado

    de aquel pueblo, no obligando ahora a ningn otro en virtud de aquella institucin;9 solamente sus

    principios de equidad son utilizables en la actualidad.10

    9 Lucas 21:20-24; Hechos 6:13-14; Hebreos 9:18-19; 8:7, 13; 9:10; 10:1

    10 1 Corintios 5:1; 9:8-10

    5. La ley moral obliga para siempre a todos, tanto a los justificados como a los dems, a que se la

    obedezca;11

    y esto no slo en consideracin a su contenido, sino tambin con respecto a la autoridad

    de Dios, el Creador, quien la dio.12

    Tampoco Cristo, en el evangelio, en ninguna manera cancela esta

    obligacin sino que la refuerza considerablemente.13

    11

    Mateo 19:16-22; Romanos 2:14-15; 3:19-20; 6:14; 7:6; 8:3; 1 Timoteo 1:8-11; Romanos 13:8-10; 1 Corintios 7:19;

    Glatas 5:6; 6:15; Efesios 4:25; 6:4; Santiago 2:11-12 12

    Santiago 2:10-11 13

    Mateo 5:17-19; Romanos 3:31;

    1 Corintios 9:21; Santiago 2:8

    6. Aunque los verdaderos creyentes no estn bajo la ley como pacto de obras para ser por ella

    justificados o condenados,14

    sin embargo sta es de gran utilidad tanto para ellos como para otros, en

    que como regla de vida les informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige y obliga a

    andar en conformidad con ella,15

    les revela tambin la pecaminosa contaminacin de sus

    naturalezas, corazones y vidas; de tal manera que, al examinarse a la luz de ella, puedan llegar a una

    conviccin ms profunda de su pecado, a sentir humillacin por l y odio contra l; junto con una

    visin ms clara de la necesidad que tienen de Cristo, y de la perfeccin de su obediencia.16

    Tambin la ley moral es til para los regenerados a fin de restringir su corrupcin, en cuanto que

    prohbe el pecado; y sus amenazas sirven para mostrar lo que aun sus pecados merecen, y qu

    aflicciones pueden esperar por ellos en esta vida, aun cuando estn libres de la maldicin y el puro

    rigor de la ley.17

    Asimismo sus promesas manifiestan a los regenerados que Dios aprueba la

    obediencia y cules son las bendiciones que pueden esperar por el cumplimiento de la misma,18

    aunque no como si la ley se lo debiera como pacto de obras;19

    de manera que si alguien hace lo

  • bueno y se abstiene de hacer lo malo porque la ley le manda lo uno y le prohbe lo otro, no por ello

    se demuestra que est bajo la ley y no bajo la gracia.20

    14

    Hechos 13:39; Romanos 6:14; 8:1; 10:4; Glatas 2:16; 4:4-5 15

    Romanos 7:12, 22, 25; Salmos 119:4-6; 1 Corintios 7:19 16

    Romanos 3:20; 7:7, 9, 14, 24; 8:3; Santiago 1:23-25 17

    Santiago 2:11; Salmos 119:101, 104, 128 18

    Efesios 6:2-3;

    Salmos 37:11; Mateo 5:6; Salmos 19:11 19

    Lucas 17:10 20

    Proverbios; Mateo 3:7; Lucas 13:3, 5; Hechos 2:40;

    Hebreos 11:26; 1 Pedro 3:8-13

    7. Los usos de la ley ya mencionados tampoco son contrarios a la gracia del evangelio, sino que

    concuerdan armoniosamente con l; pues el Espritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del

    hombre para que haga libre y alegremente lo que requiere la voluntad de Dios, revelada en la ley.21

    21 Glatas 3:21; Jeremas 31:33; Ezequiel 36:27; Romanos 8:4; Tito 2:14

    Captulo 20: Del Evangelio Y Del Alcance De Su Gracia 1. Habiendo sido quebrantado el pacto de obras por el pecado y habindose vuelto intil para dar

    vida, agrad a Dios dar la promesa de Cristo, la simiente de la mujer, como el medio para llamar a

    los elegidos, y engendrar en ellos la fe y el arrepentimiento. En esta promesa, el evangelio, en

    cuanto a su sustancia, fue revelado, y es en ella eficaz para la conversin y salvacin de los

    pecadores.1

    1 Gnisis 3:15; Efesios 2:12; Glatas 4:4; Hebreos 11:13; Lucas 2:25, 38; 23:51; Romanos 4:13-16; Glatas 3:15-22

    2. Esta promesa de Cristo, y la salvacin por medio de l, es revelada solamente por la Palabra de

    Dios.2 Tampoco las obras de la creacin o la providencia, con la luz de la naturaleza, revelan a

    Cristo, o la gracia que es por medio de l, ni siquiera en forma general u oscura;3 mucho menos

    hacen que los hombres destituidos de la revelacin de l por la promesa, o evangelio, sean

    capacitados as para alcanzar la fe salvadora o el arrepentimiento.4

    2 Hechos 4:12; Romanos 10:13-15

    3 Salmos 19; Romanos 1:18-23

    4 Romanos 2:12a; Mateo 28:18-20; Lucas 24:46-47;

    Hechos 17:29-30; Romanos 3:9-20

    3. La revelacin del evangelio a los pecadores (hecha en diversos tiempos y distintas partes, con la

    adicin de promesas y preceptos para la obediencia requerida en aqul, en cuanto a las naciones y

    personas a quienes es concedido), es meramente por la voluntad soberana y el beneplcito de Dios;5

    no apropindosela en virtud de promesa alguna referida al buen Liso de las capacidades naturales de

    los hombres, ni en virtud de la Itiz comn recibida aparte de l, lo cual nadie hizo jams ni puede

    hacer.6 Por tanto, en todas las pocas, la predicacin del evangelio ha sido concedida a personas y

    naciones, en cuanto a su extensin o restriccin, con gran variedad, segn el consejo de la voluntad

    de Dios. 5 Mateo 11:20

    6 Romanos 3:10-12; 8:7-8

    4. Aunque el evangelio es el nico medio externo para revelar a Cristo y la gracia salvadora, y es,

    como tal, completamente suficiente para este fin,7 sin embargo, pan que los hombres que estn

    muertos en sus delitos puedan nacer de nuevo, ser vivificados o regenerados, es adems necesaria

    una obra eficaz e invencible del Espritu Santo en toda el alma, con el fin de producir en ellos una

    nueva vida espiritual; sin sta, ningn otro medio puede efectuar su conversin a Dios.8

    7 Romanos 1:16-17

    8 Juan 6:44; 1 Corintios 12:2-24; 2:14; 2 Corintios 4:4-6

    Captulo 21: De La Libertad Cristiana Y De La Libertad De Conciencia

    1. La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes bajo el evangelio consiste en su libertad de

    la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios y de la severidad y maldicin de la ley,1 y en ser

    librados de este presente siglo malo, de la servidumbre de Satans y del dominio del pecado,2 del

    mal de las aflicciones, del temor y aguijn de la muerte, de la victoria del sepulcro y de la

  • condenacin eterna,3 y tambin consiste en su libre acceso a Dios, y en rendirle obediencia a l, no

    por temor servil, sino con un amor filial y una mente dispuesta.4 Todo esto era sustancialmente

    comn tambin a los creyentes bajo la ley;5 pero bajo el Nuevo Testamento la libertad de los

    cristianos se ensancha mucho mas porque estn libres del yugo de la ley ceremonial a que estaba

    sujeta la Iglesia judaica, y tienen ahora mayor confianza para acercarse al trono de gracia, y

    experiencias ms plenas del libre Espritu de Dios que aquellas de las que participaron generalmente

    los creyentes bajo la ley.6

    1 Juan 3:36; Romanos 8:33; Glatas 3:13

    2 Glatas 1:4; Efesios 2:1-3; Colosenses 1:13; Hechos 26:18; Romanos 6:14-18

    3 Romanos 8:28; 1 Corintios 15:54-57; 1 Tesalonicenses 1:10; Hebreos 2:14-15

    4 Efesios 2:18; 3:12; Romanos 8:15;

    1 Juan 4:18 5 Juan 8:32; Salmos 19:7-91; 19:14, 24, 45, 47-48, 72, 97; Romanos 4:5-11; Glatas 3:9; Hebreos 11:27, 33-34

    6 Juan 1:17; Hebreos 1:1-2a; 7:19, 22; 8:6; 9:23; l1:40; Glatas 2:11; 4:1-3; Colosenses 2:16-17; Hebreos 10:19,21;

    Juan 7:38-39

    2. Slo Dios es el Seor de la conciencia,7 y la ha hecho libre de las doctrinas y los mandamientos

    de los hombres que sean en alguna manera contrarios a su Palabra o que no estn contenidos en

    sta.8 As que, creer tales doctrinas u obedecer tales mandamientos por causa de la conciencia es

    traicionar la verdadera libertad de conciencia,9 y el requerir una fe implcita y una obediencia ciega

    y absoluta es destruir la libertad de conciencia y tambin la razn.10

    7 Santiago 4:12; Romanos 14:4; Glatas 5:1

    8 Hechos 4:19; 5:29; 1 Corintios 7:23; Mateo 15:9

    9 Colosenses 2:20,22,23;

    Glatas 1:10; 2:3-5; 5.1 10

    Romanos 10:17; 14:23; Hechos 17:11; Juan 4:22; 1 Corintios 3:5; 2 Corintios 1:24

    3. Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana practican cualquier pecado o abrigan

    cualquier concupiscencia, al pervertir as el propsito principal de la gracia del evangelio para su

    propia destruccin,11

    destruyen completamente, por tanto, el propsito de la libertad cristiana, que

    consiste en que, siendo librados de las manos de todos nuestros enemigos, sirvamos al Seor sin

    temor, en santidad y justicia delante de l, todos los das de nuestra vida.12

    11 Romanos 6:1-2

    12 Lucas 1:74-75; Romanos 14:9; Glatas 5:13; 2 Pedro 2:18,21

    Captulo 22: De La Adoracin Religiosa Y Del Da De Reposo

    1. La luz de la natura1eza muestra que hay un Dios, que tiene seoro y soberana sobre todo; es

    justo, bueno y hace bien a todos; y que, por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado,

    credo, y servido con toda el all, con todo el corazn y con todas las fuerzas.1 Pero el modo

    aceptable de adorar al verdadero Dios est instituido por l mismo, y est de tal manera limitado por

    su propia voluntad revelada que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e

    invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satans, ni bajo ninguna representacin visible o

    en ningn otro modo no prescrito en las Santas Escrituras.2

    1 Jeremas 10:7; Marcos 12:33

    2 Gnesis 4:1-5; xodo 20:46; Mateo 15:3, 8-9; 2 Reyes 16:10-18; Levtico 10:1-3;

    Deuteronomio 17:3, 4:2, 12:29-32; Josu 1:7; Mateo 15:13; Colosenses 2:2-23; 2 Timoteo 3:15-17

    2. La adoracin religiosa ha de tributarse a Dios Padre, Hijo y Espritu Santo, ya l solamente;3 no a

    los ngeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura;4 y desde la Cada, no sin un mediador; ni por

    la mediacin de ningn otro, sino solamente de Cristo.5

    3 Malaquas 4:9-10; Juan 5:23; 2 Corintios 13:14

    4 Romanos 1:25; Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10

    5 Juan 14:6;

    Efesios 2:18; Colosenses 3:17; 1 Timoteo 2:5

    3. Siendo la oracin, con accin de gracias, una parte de la adoracin natural, la exige Dios de todos

    los hombres.6 Pero para que pueda ser aceptada, debe hacerse en el nombre del Hijo,

    7 con la ayuda

    del Espritu, conforme a su voluntad,8 con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe, amor y

    perseverancia;9 y cuando se hace con otros, en una lengua conocida.

    10

    6 Salmos 95:1-7; 100:1-5

    7 Juan 14:13-14

    8 Romanos 8:26

    9 l Juan 5:14

    10 Salmos 47:7; Eclesiasts 5:4, 2; Hebreos 12:28;

    Gnesis 18:27; Santiago 5:16; 1:6-7; Marcos 11:24; Mateo 6:12, 14,15; Colosenses 4:2; Efesios 6:18

  • 4. La oracin ha de hacerse por cosas lcitas, y a favor de toda clase de personas vivas, o que vivirn

    ms adelante;11

    pero no a favor de los muertos ni de aquellos de quienes se pueda saber que han

    cometido el pecado de muerte.12

    11

    Juan 5:14; 1 Timoteo 2:1-2; Juan 17:20 12

    2 Samuel 12:21-23; Lucas 16:25-26; Apocalipsis 14:13; 1 Juan 5:16

    5. La lectura de las Escrituras,13

    la predicacin y la audicin de la Palabra de Dios,14

    la instruccin y

    la amonestacin los unos a los otros por medio de salmos, himnos y cantos espirituales, el cantar con

    gracia en el corazn al Seor,15

    como tambin la administracin del bautismo4 y la Cena del

    Seor:16

    todas estas cosas son arte de la adoracin religiosa a Dios que ha de realizarse en

    obediencia a con entendimiento, fe, reverencia y temor piadoso; adems, la humillacin solemne,17

    con ayunos, y las acciones de gracia en ocasiones especiales, han de usarse de una manera santa y

    piadosa.18

    13

    Hechos 15:21; 1 Timoteo 4:13; Apocalipsis 1:3 14

    2 Timoteo 4:2; Lucas 8:18 15

    Colosenses 3:16; Efesios 5:19 16

    Mateo 28:19-20 17

    1 Corintios 11:26 18

    Ester 4:16; Joel 2:12; Mateo 9:15; Hechos 13:2-3; 1 Corintios 7:5

    6. Ahora, bajo el evangelio, ni la oracin ni ninguna otra parte de la adoracin religiosa estn

    limitadas a un lugar, ni son ms aceptables por el lugar en que se realizan, o hacia el cual se

    dirigen;19

    sino que Dios ha de ser adorado en todas partes en espritu y en verdad;20

    tanto en cada

    familia en particular21

    diariamente,22

    como cada uno en secreto por s solo;23

    as como de una

    manera ms solemne en las reuniones pblicas,24

    las cuales no han de descuidarse ni abandonarse

    voluntariamente o por negligencia, cuando Dios por su Palabra o providencia nos llama a ellas.25

    19

    Juan 4:21 20

    Malaquas 1:11; 1 Timoteo 2:8; Juan 4:23-24 21

    Deuteronomio 6:6-7; Job 1:5; 1 Pedro 3:7 22

    Mateo 6:11 23

    Mateo 6:6 24

    Salmos 84:1-2, 10; Mateo 18:20; 1 Corintios 3:16; 14:25; Efesios 2:21-22 25

    Hechos 2:42; Hebreos 10:25

    7. As como es la ley de la naturaleza que, en general, una proporcin de Tiempo, por designio de

    Dios se dedique a la adoracin de Dios, as en su Palabra, por un mandamiento positivo, moral y

    perpetuo que obliga a todos los hombres en todas las pocas, Dios ha sealado particularmente un

    da de cada siete como da de reposo, para que sea guardado santo para l;26

    el cual desde el

    principio del mundo hasta la resurreccin de Cristo fue el ltimo da de la semana y desde la

    resurreccin de Cristo fue cambiado al primer da de la semana, que es llamado el Da del Seor y

    debe ser perpetuado hasta el fin del mundo como el da de reposo cristiano, siendo abolida la

    observancia del ltimo da de la semana.27

    26

    Gnesis 2:3; xodo 20:8-11; Marcos 2:27-28; Apocalipsis 1:10 27

    Juan 20:1; Hechos 2:1; 20:7; 1 Corintios 16:1; Apocalipsis 1:10; Colosenses 2:16-17

    8. El da de reposo se guarda santo para el Seor cuando los hombres, despus de la debida

    preparacin de su corazn y arreglados de antemano todos sus asuntos cotidianos, no solamente

    observan un santo descanso durante todo el da de sus propias labores, palabras y pensamientos28

    acerca de sus ocupaciones y diversiones seculares; sino que tambin se dedican todo el tiempo al

    ejercicio pblico y privado de la adoracin de Dios, y a los deberes de necesidad y de misericordia.29

    28

    xodo 20:8-11; Nehemas 13:15-22; Isaas 58:13-14; Apocalipsis 1:10 29

    Mateo 12:1-13; Marcos 2:27-28

    Captulo 23: Juramentos Legales Y Votos

    1. Un juramento licito es una parte de la adoracin religiosa por el cual el jurador, teniendo en vista

    la verdad, la justicia y el juicio, solemnemente pone a Dios como testigo de lo que jura,1 y para que

    le juzgue conforme a la verdad o la falsedad de sus palabras.2 1 xodo 20:7; Deuteronomio 10:20; Jeremas 4:2

    2 2 Crnicas 6:22-23

    2. Slo en el nombre de Dios deben jurar los hombres, y este nombre ha de usarse con todo temor

    santo y con reverencia. Por lo tanto, jurar vana o temerariamente en ese nombre glorioso y terrible, o

  • definitivamente jurar por cualquiera otra cosa, es pecaminoso y debe aborrecerse.3 Sin embargo, en

    asuntos de peso y de importancia, cuando la verdad requiere una confirmacin y para poner fin a la

    contienda, un juramento est justificado por la palabra de Dios;4 por eso, cuando una autoridad

    legtima exija un juramento legal para tales asuntos, este juramento debe hacerse.5

    3 Mateo 5:34, 37; Santiago 5:12

    4 Hebreos 6:16; 2 Corintios 1:23

    5 Nehemas 13:25

    3. Todo aquel que hace un juramento de acuerdo a la palabra de Dios d