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CONFERENCIA SOBRE ÉTICA Ludwig Wittgenstein Antes de entrar en materia, permítanme hacer unas consideraciones preliminares. Soy consciente de que tendré grandes dificultades para comunicarles mis pensamientos y considero que algunas de ellas disminuirán si las menciono de antemano. La primera, que casi no necesito citar, es que el inglés no es mi lengua materna. Por esta razón mi expresión a menudo carecerá de la elegancia y la precisión que resultaría deseable en quien diserta sobre un tema difícil. Todo lo que puedo hacer es pedirles que me faciliten la tarea tratando de entender lo que quiero decir, a pesar de las faltas que contra la gramática inglesa cometeré continuamente. La segunda dificultad que citaré es que, quizá, muchos de ustedes se hayan acercado a mi conferencia con infundadas expectativas. Para ac1ararles este punto diré unas pocas palabras acerca de la razón por la cual he elegido el tema. Cuando su anterior secretario me honró pidiéndome que leyera una comunicación en su sociedad, mi primera idea, por supuesto, fue aceptar, y la segunda, hablar acerca de algo que me interesara comunicarles. Dado que tenía la oportunidad de dirigirme a ustedes, no iba a desaprovecharla dándoles una conferencia sobre lógica, por ejemplo. Considero que esto sería perder el tiempo, ya que explicarles una materia científica requeriría un curso de conferencias y no una comunicación de una hora. Otra alternativa hubiera sido darles lo que se denomina una conferencia de divulgación científica, esto es, una conferencia que pretendiera hacerles creer que entienden algo que realmente no entienden y satisfacer así lo que considero uno de los más bajos deseos de la gente moderna, es decir, la curiosidad superficial acerca de los últimos descubrimientos de la ciencia. Rechacé estas alternativas y decidí hablarles sobre un tema, en mi opinión, de importancia general, con la esperanza de que ello les ayude a aclarar sus ideas acerca de él (incluso en el caso de que estén en total desacuerdo con lo que voy a decirles). Mi tercera, y última dificultad, es, de hecho, propia de casi todas las largas conferencias filosóficas: el oyente es incapaz de ver tanto el camino por el que le llevan como el término al que éste conduce. Esto es, o bien piensa: «Entiendo todo lo que dice menos, ¿a dónde demonios quiere llegar?», o bien: «Veo hacia dónde se encamina, pero, ¿cómo demonios va a llegar allí?». Una vez más, todo lo que puedo hacer es pedirles que sean pacientes, y esperar que, al final, vean tanto el camino como su término.

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  • CONFERENCIA SOBRE TICA

    Ludwig Wittgenstein

    Antes de entrar en materia, permtanme hacer unas consideracionespreliminares. Soy consciente de que tendr grandes dificultades paracomunicarles mis pensamientos y considero que algunas de ellasdisminuirn si las menciono de antemano. La primera, que casi no necesitocitar, es que el ingls no es mi lengua materna. Por esta razn mi expresina menudo carecer de la elegancia y la precisin que resultara deseable enquien diserta sobre un tema difcil. Todo lo que puedo hacer es pedirles queme faciliten la tarea tratando de entender lo que quiero decir, a pesar de lasfaltas que contra la gramtica inglesa cometer continuamente.

    La segunda dificultad que citar es que, quiz, muchos de ustedes se hayanacercado a mi conferencia con infundadas expectativas. Para ac1ararleseste punto dir unas pocas palabras acerca de la razn por la cual heelegido el tema. Cuando su anterior secretario me honr pidindome queleyera una comunicacin en su sociedad, mi primera idea, por supuesto, fueaceptar, y la segunda, hablar acerca de algo que me interesaracomunicarles. Dado que tena la oportunidad de dirigirme a ustedes, no ibaa desaprovecharla dndoles una conferencia sobre lgica, por ejemplo.Considero que esto sera perder el tiempo, ya que explicarles una materiacientfica requerira un curso de conferencias y no una comunicacin deuna hora. Otra alternativa hubiera sido darles lo que se denomina unaconferencia de divulgacin cientfica, esto es, una conferencia quepretendiera hacerles creer que entienden algo que realmente no entienden ysatisfacer as lo que considero uno de los ms bajos deseos de la gentemoderna, es decir, la curiosidad superficial acerca de los ltimosdescubrimientos de la ciencia.

    Rechac estas alternativas y decid hablarles sobre un tema, en mi opinin,de importancia general, con la esperanza de que ello les ayude a aclarar susideas acerca de l (incluso en el caso de que estn en total desacuerdo conlo que voy a decirles). Mi tercera, y ltima dificultad, es, de hecho, propiade casi todas las largas conferencias filosficas: el oyente es incapaz de vertanto el camino por el que le llevan como el trmino al que ste conduce.Esto es, o bien piensa: Entiendo todo lo que dice menos, a dndedemonios quiere llegar?, o bien: Veo hacia dnde se encamina, pero,cmo demonios va a llegar all?. Una vez ms, todo lo que puedo haceres pedirles que sean pacientes, y esperar que, al final, vean tanto el caminocomo su trmino.

  • 2Empecemos. Mi tema, como saben, es la tica y adoptar la explicacinque de este trmino ha dado el profesor Moore en su libro Principia Ethica:La tica es la investigacin general sobre lo bueno. Ahora voy a usar lapalabra tica en un sentido un poco ms amplio, que incluye, de hecho, laparte ms genuina, a mi entender, de lo que generalmente se denominaesttica. Y para que vean de la forma ms clara posible lo que considero elobjeto de la tica voy a presentarles varias expresiones ms o menossinnimas, cada una de las cuales podra sustituirse por la definicinanterior, y al enumerarlas pretendo conseguir el mismo tipo de efecto quelogr Galton al tomar en la misma placa varias fotografas de rostrosdiferentes con el fin de obtener la imagen de los rasgos tpicos que todosellos compartan. Mostrndoles esta fotografa colectiva podr hacerles vercul es el tpico digamos rostro chino; de este modo, si ustedes miran atravs de la gama de sinnimos que les voy a presentar, espero que serncapaces de ver los rasgos caractersticos de la tica. En lugar de decir que latica es la investigacin sobre lo bueno, podra haber dicho que la tica esla investigacin sobre lo valioso o lo que realmente importa, o podra haberdicho que la tica es la investigacin acerca del significado de la vida, o deaquello que hace que la vida merezca vivirse, o de la manera correcta devivir. Creo que si tienen en consideracin todas estas frases, se harn unaidea aproximada de lo que se ocupa la tica.

    La primera cosa que nos llama la atencin de estas expresiones es que cadauna de ellas se usa, de hecho, en dos sentidos muy distintos. Losdenominar, por una parte, el sentido trivial o relativo y, por otra, el sentidotico o absoluto. Por ejemplo, si digo que sta es una buena silla, significaque esta silla sirve para un propsito predeterminado, y la palabra buenoaqu slo tiene significado en la medida en que tal propsito haya sidopreviamente fijado. De hecho, la palabra bueno en sentido relativosignifica simplemente que satisface un cierto estndar predeterminado. As,cuando afirmamos que este hombre es un buen pianista queremos decir quepuede tocar piezas de un cierto grado de dificultad con un cierto grado dehabilidad. Igualmente, si afirmo que para m es importante no resfriarme,quiero decir que coger un resfriado produce en mi vida ciertos trastornosdescriptibles, y si digo que sta es la carretera correcta, me refiero a que esla carretera correcta con relacin a cierta meta. Usadas de esta forma, talesexpresiones no presentan dificultad o problema profundo algunos.

    Pero ste no es el uso que de ellas hace la tica. Supongamos que yosupiera jugar al tenis y uno de ustedes, al verme, dijera: Juega ustedbastante mal, y yo contestara: Lo s, estoy jugando mal, pero no quierohacerlo mejor, todo lo que podra decir mi interlocutor sera: Ah,

  • 3entonces, de acuerdo. Pero supongamos que yo le contara a uno deustedes una mentira escandalosa y l viniera y me dijera: Se est ustedcomportando como un animal, y yo contestara: S que mi conducta esmala, pero no quiero comportarme mejor, podra decir: Ah, entonces,de acuerdo? Ciertamente no; afirmara: Bien, usted debera desearcomportarse mejor. Aqu tiene un juicio de valor absoluto, mientras que elprimer caso era un juicio relativo. En esencia, la diferencia pareceobviamente sta: cada juicio de valor relativo es un mero enunciado dehechos y, por tanto, puede expresarse de tal forma que pierda todaapariencia de juicio de valor.

    En lugar de decir: Esta es la carretera correcta hacia Granchester, podradecirse perfectamente: Esta es la carretera correcta que debes tomar siquieres llegar a Granchester en el menor tiempo posible. Este hombre esun buen corredor significa simplemente que corre un cierto nmero dekilmetros en cierto nmero de minutos; etc. Lo que ahora deseo sosteneres que, a pesar de que se pueda mostrar que todos los juicios de valorrelativos son meros enunciados de hechos, ningn enunciado de hechopuede nunca ser ni implicar un juicio de valor absoluto. Permtanmeexplicarlo: supongan que uno de ustedes fuera una persona omnisciente y,por consiguiente, conociera los movimientos de todos los cuerposanimados o inanimados del mundo y conociera tambin los estadosmentales de todos los seres que han vivido. Supongan adems que estehombre escribiera su saber en un gran libro; tal libro contendra ladescripcin total del mundo. Lo que quiero decir es que este libro noincluira nada que pudiramos llamar juicio tico ni nada que pudieraimplicar lgicamente tal juicio. Por supuesto contendra todos los juicios devalor relativo y todas las proposiciones verdaderas que pueden formularse.Pero tanto todos los hechos descritos como todas las proposiciones estaranen el mismo nivel. No hay proposiciones que, en ningn sentido absoluto,sean sublimes, importantes o triviales. Quizs ahora alguno de ustedesestar de acuerdo y ello le evocar las palabras de Hamlet: Nada haybueno ni malo, si el pensamiento no lo hace tal. Pero esto podra llevar denuevo a un malentendido. Lo que Hamlet dice parece implicar que lo buenoy lo malo, aunque no sean cualidades del mundo externo, son atributos denuestros estados mentales. Pero lo que quiero decir es que mientrasentendamos un estado mental como un hecho descriptible, ste no es buenoni malo en sentido tico. Por ejemplo, si en nuestro libro del mundo leemosla descripcin de un asesinato con todos los detalles fsicos y psicolgicos,la mera descripcin de estos hechos no encerrar nada que podamosdenominar una proposicin tica. El asesinato estar en el mismo nivel quecualquier otro acontecimiento como, por ejemplo, la cada de una piedra.Ciertamente, la lectura de esta descripcin puede causamos dolor o rabia o

  • 4cualquiera otra emocin; tambin podramos leer acerca del dolor o la rabiaque este asesinato ha suscitado entre otra gente que tuvo conocimiento del, pero seran simplemente hechos, hechos y hechos, y no tica. Debodecir que si ahora considerara lo que la tica debiera ser realmente siexistiera tal ciencia , este resultado sera bastante obvio.

    Me parece evidente que nada de lo que somos capaces de pensar o de decirpuede constituir el objeto (la tica). No podemos escribir un libro cientficocuya materia alcance a ser intrnsecamente sublime y de nivel superior a lasrestantes materias. Slo puedo describir mi sentimiento a este propsitomediante la siguiente metfora: si un hombre pudiera escribir un libro detica que realmente fuera un libro de tica, este libro destruira, como unaexplosin, todos los dems libros del mundo. Nuestras palabras, usadas talcomo lo hacemos en la ciencia, son recipientes capaces solamente decontener y transmitir significado y sentido, significado y sentido naturales.La tica, de ser algo, es sobrenatural y nuestras palabras slo expresanhechos, del mismo modo que una taza de t slo podr contener el volumende agua propio de una taza de t por ms que se vierta un litro en ella. Hedicho que, en la medida en que nos refiramos a hechos y proposiciones,slo hay valor relativo y, por tanto, correccin y bondad relativas.Permtanme, antes de proseguir, ilustrar esto con un ejemplo ms obviotodava. La carretera correcta es aquella que conduce a una metaarbitrariamente determinada, y a todos nos parece claro que carece desentido hablar de la carretera correcta independientemente de un motivopredeterminado. Veamos ahora lo que posiblemente queremos decir con laexpresin la carretera absolutamente correcta. Creo que sera aquellaque, al verla, todo el mundo debera tomar por necesidad lgica, oavergonzarse de no hacerlo. Del mismo modo, el bien absoluto, si es unestado de cosas descriptible, sera aquel que todo el mundo,independientemente de sus gustos e inclinaciones, realizaranecesariamente o se sentira culpable de no hacerlo. En mi opinin, talestado de cosas es una quimera. Ningn estado de cosas tiene, en s, lo queme gustara denominar el poder coactivo de un juez absoluto. Entonces,qu es lo que tenemos en la mente y qu tratamos de expresar aquellosque, como yo, sentimos la tentacin de usar expresiones como bienabsoluto, valor absoluto, etc.?

    Siempre que intento aclarar esto es natural que recurra a casos en los quesin duda usara tales expresiones, con lo que me encuentro en la mismasituacin en la que se hallaran ustedes si, por ejemplo, yo les diera unaconferencia sobre psicologa del placer. En este caso, lo que haran seratratar de evocar algunas situaciones tpicas en las que han sentido placer.Con esta situacin en la mente, llegara a hacerse concreto y, de alguna

  • 5manera, controlable todo lo que yo pudiera decirles. Alguien podra elegircomo ejemplo-tipo la sensacin de pasear en un da soleado de verano.Cuando trato de concentrarme en lo que entiendo por valor absoluto otico, me encuentro en una situacin semejante. En mi caso, me ocurresiempre que la idea de una particular experiencia se me presenta como si,en cierto sentido, fuera, y de hecho lo es, mi experiencia par excellence.Por este motivo, al dirigirme ahora a ustedes, usar esta experiencia comomi primer y principal ejemplo (como ya he dicho, esto es una cuestintotalmente personal y otros podran hallar ejemplos ms llamativos). En lamedida de lo posible, voy a describir esta experiencia de manera que leshaga evocar experiencias idnticas o similares a fin de poder disponer deuna base comn para nuestra investigacin. Creo que la mejor forma dedescribirla es decir que cuando la tengo me asombro ante la existencia delmundo. Me siento entonces inclinado a usar frases tales como Quextraordinario que las cosas existan o Qu extraordinario que el mundoexista. Mencionar a continuacin otra experiencia que conozco y que aalguno de ustedes le resultar familiar: se trata de lo que podramos llamarla vivencia de sentirse absolutamente seguro. Me refiero a aquel estadoanmico en el que nos sentimos inclinados a decir: Estoy seguro, pase loque pase, nada puede daarme.

    Permtanme ahora considerar estas experiencias dado que, segn creo,muestran las caractersticas que tratamos de aclarar. Y he aqu lo primeroque tengo que decir: la expresin verbal que damos a estas experienciascarece de sentido. Si afirmo: Me asombro ante la existencia del mundo,estoy usando mal el lenguaje. Me explicar: tiene perfecto y claro sentidodecir que me asombra que algo sea como es. Todos entendemos lo quesignifica que me asombre el tamao de un perro que sea mayor a cualquierade los vistos antes, o de cualquier cosa que, en el sentido ordinario deltrmino, sea extraordinaria. En todos los casos de este tipo me asombro deque algo sea como es, cuando yo podra concebir que no fuera como es. Measombro del tamao de este perro puesto que podra concebir un perro deotro tamao, esto es, de tamao normal, del cual no me asombrara. Decir:Me asombro de que tal y tal cosa sea como es slo tiene sentido si puedoimaginrmelo no siendo como es. As, podemos asombramos, por ejemplo,de la existencia de una casa cuando la vemos despus de largo tiempo deno visitarla y hemos imaginado que entretanto ha sido demolida. Perocarece de sentido decir que me asombro de la existencia del mundo porqueno puedo representrmelo no siendo. Naturalmente, podra asombrarme deque el mundo que me rodea sea como es. Si mientras miro el cielo azul yotuviera esta experiencia, podra asombrarme de que el cielo sea azul y que,por el contrario, no est nublado. Pero no es a esto a lo que ahora merefiero. Me asombro del cielo sea cual sea su apariencia. Podramos

  • 6sentimos inclinados a decir que me estoy asombrando de una tautologa, esdecir, de que el cielo sea o no sea azul. Pero precisamente no tiene sentidoafirmar que alguien se est asombrando de una tautologa. Esto mismopuede aplicarse a la otra experiencia mencionada, la experiencia de laseguridad absoluta. Todos sabemos qu quiere decir en la vida ordinariaestar seguro. Me siento seguro en mi habitacin, ya que no puedeatropellarme un autobs. Me siento seguro si he tenido la tosferina y, portanto, ya no puedo tenerla de nuevo.

    En esencia, sentirse seguro significa que es fsicamente imposible queciertas cosas puedan ocurrirme y, por consiguiente, carece de sentido decirque me siento seguro pase lo que pase. Una vez ms, se trata de un mal usode la palabra seguro, del mismo modo que el otro ejemplo era un mal usode la palabra existencia o asombrarse. Quiero convencerles ahora deque un caracterstico mal uso de nuestro lenguaje subyace en todas lasexpresiones ticas y religiosas. Todas ellas parecen, prima facie, ser slosmiles. As, parece que cuando usamos, en un sentido tico, la palabracorrecto, si bien lo que queremos decir no es correcto en su sentido trivial,es algo similar. Cuando decimos: Es una buena persona, aunque lapalabra buena aqu no significa lo mismo que en la frase: Este es unbuen jugador de ftbol, parece haber alguna similitud. Cuando decimos:La vida de este hombre era valiosa, no lo entendemos en el mismosentido que si hablramos de alguna joya valiosa, pero parece haber algntipo de analoga. De este modo, todos los trminos religiosos parecenutilizarse como smiles o alegoras. Cuando hablamos de Dios y de que love todo, y cuando nos arrodillamos y le oramos, todos nuestros trminos yacciones se asemejan a partes de una gran y compleja alegora que lerepresenta como un ser humano de enorme poder cuya gracia tratamos deganarnos, etc., etc. Pero esta alegora describe tambin la experiencia a laque acabo de aludir. Porque la primera de ellas es, segn creo, exactamenteaquello a lo que la gente se refiere cuando dice que Dios ha creado elmundo; y la experiencia de la absoluta seguridad ha sido descrita diciendoque nos sentimos seguros en las manos de Dios. Una tercera vivencia deeste tipo es la de sentirse culpable y queda tambin descrita por la frase:Dios condena nuestra conducta. De esta forma parece que, en el lenguajetico y religioso, constantemente usemos smiles. Pero un smil debe sersmil de algo. Y si puedo describir un hecho mediante un smil, debo sertambin capaz de abandonarlo y describir los hechos sin su ayuda. Ennuestro caso, tan pronto como intentamos dejar a un lado el smil yenunciar directamente los hechos que estn detrs de l, nos encontramoscon que no hay tales hechos. As, aquello que, en un primer momento,pareci ser un smil, se manifiesta ahora un mero sinsentido. Quiz paraaquellos por ejemplo, yo que han vivido las tres experiencias que he

  • 7mencionado (y podra aadir otras) stas les parezcan tener todava, enalgn sentido, un valor intrnseco y absoluto.

    Pero desde el momento en que digo que son experiencias, ciertamente sonhechos; han ocurrido en un lugar y han durado cierto tiempo y, porconsiguiente, son descriptibles. A partir de esto y de lo dicho hace unosminutos, debo admitir que carece de sentido afirmar que tienen un valorabsoluto. Precisar mi argumentacin diciendo: es una paradoja que unaexperiencia, un hecho, parezca tener un valor sobrenatural. Hay una va porla que me siento tentado a solucionar esta paradoja. Permtanmereconsiderar, en primer lugar, nuestra primera experiencia de asombro antela existencia del mundo describindola de una forma ligeramente diferente;todos sabemos lo que en la vida cotidiana podra denominarse un milagro.Evidentemente, es un acontecimiento de tal naturaleza que nunca hemosvisto nada parecido a l. Supongan que este acontecimiento ha tenido lugar.Piensen en el caso de que a uno de ustedes le crezca una cabeza de len yempiece a rugir. Ciertamente esto sera una de las cosas msextraordinarias que soy capaz de imaginar. Tan pronto como noshubiramos repuesto de la sorpresa, lo que yo sugerira sera buscar unmdico e investigar cientficamente el caso y, si no fuera porque ello leproducira sufrimiento, le hara practicar una viviseccin. Dnde estaraentonces el milagro? Est claro que, en el momento en que mirramos lascosas as, todo lo milagroso habra desaparecido; a menos que entendamospor este trmino simplemente un hecho que todava no ha sido explicadopor la ciencia, cosa que a su vez significa que no hemos conseguidoagrupar este hecho junto con otros en un sistema cientfico. Esto muestraque es absurdo decir que la ciencia ha probado que no hay milagros. Laverdad es que el modo cientfico de ver un hecho no es el de verlo como unmilagro. Pueden ustedes imaginar el hecho que quieran y ste no ser en smilagroso en el sentido absoluto del trmino. Ahora nos damos cuenta deque hemos estado utilizando la palabra milagro tanto en el sentidoabsoluto como en el relativo. Vaya describir la experiencia de asombro antela existencia del mundo diciendo: es la experiencia de ver el mundo comoun milagro. Me siento inclinado a decir que la expresin lingsticacorrecta del milagro de la existencia del mundo a pesar de no ser unaproposicin en el lenguaje es la existencia del lenguaje mismo. Peroentonces, qu significa tener conciencia de este milagro en ciertosmomentos y en otros no? Todo lo que he dicho al trasladar la expresin delo milagroso de una expresin por medio del lenguaje a la expresin por laexistencia del lenguaje, todo lo que he dicho con ello es, una vez ms, queno podemos expresar lo que queremos expresar y que todo lo que decimossobre lo absolutamente milagroso sigue careciendo de sentido. A muchosde ustedes la respuesta les parecer clara. Dirn: bien, si ciertas

  • 8experiencias nos incitan constantemente a atribuirles una cualidad quedenominamos importancia o valor absoluto o tico, esto slo muestra que alo que nos referimos con tales palabras no es un sinsentido. Despus detodo, a lo que nos referimos al decir que una experiencia tiene un valorabsoluto es simplemente a un hecho como cualquier otro y todo se reduce aesto: todava no hemos dado con el anlisis lgico correcto de lo quequeremos decir con nuestras expresiones ticas y religiosas. Siempre que seme echa esto en cara, de repente veo con claridad, como si se tratara de unfogonazo, no slo que ninguna descripcin que pueda imaginar sera aptapara describir lo que entiendo por valor absoluto, sino que rechazara abinitio cualquier descripcin significativa que alguien pudiera posiblementesugerir por razn de su significacin. Es decir: veo ahora que estasexpresiones carentes de sentido no carecan de sentido por no haber halladoan las expresiones correctas, sino que era su falta de sentido lo queconstitua su mismsima esencia. Porque lo nico que yo pretenda conellas era, precisamente, ir ms all del mundo, lo cual es lo mismo que irms all del lenguaje significativo. Mi nico propsito y creo que el detodos aquellos que han tratado alguna vez de escribir o hablar de tica oreligin es arremeter contra los lmites del lenguaje. Este arremeter contralas paredes de nuestra jaula es perfecta y absolutamente desesperanzado. Latica, en la medida en que surge del deseo de decir algo sobre el sentidoltimo de la vida, sobre lo absolutamente bueno, lo absolutamente valioso,no puede ser una ciencia. Lo que dice la tica no aade nada, en ningnsentido, a nuestro conocimiento. Pero es un testimonio de una tendencia delespritu humano que yo personalmente no puedo sino respetarprofundamente y que por nada del mundo ridiculizara.

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