CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

16
LA CRUZ FRENTE A LA TERMINAL DE AUTOBUSES Semana Santa en Jerusalén EL MISTERIOSO FORASTERO ¿Cómo se enteró? APUNTES SOBRE EL TIEMPO DEL FIN El regreso del Rey Número especial de Semana Santa Con é ctate CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

Transcript of CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Page 1: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

LA CRUZ FRENTE A LA TERMINAL DE

AUTOBUSESSemana Santa en Jerusalén

EL MISTERIOSO FORASTERO¿Cómo se enteró?

APUNTES SOBRE EL TIEMPO DEL FIN

El regreso del Rey

Número especial de Semana Santa

ConéctateCAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

Page 2: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Disponemos de una amplia gama de libros, casetes, compactos y videos que alimen-tarán tu espíritu, te infundirán ánimo, ayudarán a tu familia y proporcionarán a tus hijos amenas experiencias educativas. Escribe a una de las direcciones que se indican a continuación o visítanos en: www.conectate.org

México:ConéctateApartado 11Monterrey, N.L., [email protected](01-800) 714 47 90 (número gratuito)(52-81) 81 34 27 28

Chile:ConéctateCasilla de correo 14.982Correo [email protected](0) 94 69 70 45

Colombia:ConéctateApartado Aéreo 85178Santafé de Bogotá, [email protected]

Estados Unidos:Activated MinistriesP.O. Box 462805Escondido, CA 92046–[email protected](1-877) 862 32 28 (número gratuito)

Argentina:[email protected]

Europa:Activated EuropeBramingham Pk. Business Ctr.Enterprise WayLuton, Beds. LU3 [email protected](07801) 44 23 17

Conéctatectiv te

Mientras trabajaba en el presente número

de Conéctate dedicado a la Pascua, leí varios

escritos sobre el tema. En unos se postulaba que

la resurrección era un fábula; en otros, que era un

hecho comprobado. Mi mayor sorpresa fue que la

lógica parece estar del lado de quienes dan crédito

al texto de los cuatro Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. Hace ya

muchos años que me encuadro en ese grupo, aunque para mí es cuestión de

fe más que de lógica.

Los escépticos aducen que es completamente ilógico creer que alguien

resucitara y se apareciera ante Sus amigos y seguidores después de haber

sido brutalmente ejecutado y encerrado en una tumba sellada durante tres

días y tres noches. Sin embargo, ¿es tan ilógico?

Existe un argumento a favor de la resurrección que siempre me ha parecido

convincente: Tanto los creyentes como los escépticos reconocen que los

discípulos de Cristo estuvieron dispuestos a jugarse la vida por los relatos de

sus encuentros con el Salvador resucitado. Hay que recordar que se trata de

los mismos hombres que pocos días antes de verlo y de empezar a anunciar

Su resurrección fueron víctimas del abatimiento y las dudas y se ocultaron

por temor a perder la vida. ¿Fue acaso todo aquello un invento? ¿Habrían

estado dispuestos a sufrir lo que sufrieron —golpizas, encarcelamientos y

la propia muerte— por una mentira? Cierto analista comentó al respecto:

«Históricamente, bajo esas presiones, los farsantes confi esan sus engaños y

traicionan a sus cómplices». Los discípulos de Jesús no lo hicieron. Está claro

que creían fi rmemente en lo que predicaban. Lo mismo se aplica al apóstol

Pablo, quien fue uno de los más feroces perseguidores de aquellos discípulos

hasta que el propio Cristo resucitado se le apareció en el camino a Damasco.

Para Pablo y los demás testigos oculares no era una cuestión de lógica

ni de razón, ni siquiera de fe ciega; era su propia experiencia. Todos ellos

estuvieron en presencia del Salvador resucitado. En mi caso, puedo decir

lo mismo. Aunque Jesús no se me haya aparecido en forma corporal, mi

experiencia con Él ha sido tan real como espléndida. Como dice un viejo

himno: «Así sé yo que Él vive aún: ¡lo tengo en mi interior!»

Gabriel

En nombre de Conéctate

2 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Abril de 2006

Gabriel Sarmiento

Giselle LeFavre

Doug Calder

Francisco López

AÑO 7, NÚMERO 4DIRECTOR

DISEÑO ILUSTRACIONES

PRODUCCIÓN

© Aurora Production AG, 2006. http://es.auroraproduction.com

Es propiedad. Impreso en Taiwan.

A menos que se indique otra cosa, todas las frases textuales de las Escrituras que

aparecen en Conéctate provienen de la versión Reina-Valera de la Biblia, © Sociedades

Bíblicas Unidas, 1960.

ConéctateA NUESTROS AMIGOS

Page 3: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Cuando éramos niños, a menudo mi hermano y yo nos poníamos a pelear. Nos fastidiábamos mutua-

mente, nos decíamos cosas feas y a veces llegábamos a tirarnos del cabello. Cuando Mamá nos veía, hacía lo imposible por detenernos. Nos explicaba con mucho cariño por qué no debíamos hacerlo, nos regañaba o, en ocasiones, nos imponía un castigo. Las diversas tácticas que empleaba le daban resultado momen-táneamente, pero al rato caíamos en lo mismo. Un día se le agotó la paciencia. Percibimos enojo en su mirada y una sensación de impotencia en sus lágrimas. Estábamos seguros de que nos esperaba un severo castigo. Pero no fue así. En lugar de ello, empezó a golpearse a sí misma. Se dio una cachetada en la cara y se tiró del pelo. Era tal su desesperación que necesitaba desahogar su enfado; pero nos amaba demasiado como para darnos nuestro merecido. Así que sufrió en carne propia su indignación.

Lo mismo hizo 2.000 mil años atrás nuestro Padre celestial con Sus hijos descarriados. Habían cometido toda clase de pecados. Pese a que sabían que lo que hacían le desagradaba, lo hacían de todos modos. Él les llamó la atención amorosa-mente, pero hicieron oídos sordos. Les hizo advertencias por medio de profe-tas, pero se burlaron de ellas. Cuando estaban en difi cultades y clamaban a Él, acudía sin falta a socorrerlos; no obstante después, cuando que ya no necesitaban tanto de Su ayuda, siempre lo rechaza-ban. Y no es que lo hicieran una vez, sino repetidamente. (Claro que todos somos igualmente culpables de eso.)

Llegó un momento en que el disgusto de Dios llegó a ser tan intenso que se

le colmó la paciencia. Por otra parte, amaba a Sus hijos demasiado como para descargar Su ira sobre ellos. Así que realizó el mayor sacrificio que padre alguno pueda hacer. Envió a Su amado Hijo para que pagara las consecuen-cias de nuestros pecados. Jesús adoptó forma humana, vino a la Tierra y vivió entre nosotros. No vino a imponernos la justicia, sino como «varón de dolores», para ser rechazado por la mayoría de las personas a las que, paradójicamente, había venido a ayudar. Su propio pueblo lo traicionó. Lo golpearon, le escupieron y se burlaron de Él. Al final entregó

Su vida para salvar la nuestra. «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). ■

(SUKANYA KUMAR ES LECTORA DE

CONÉCTATE EN LA INDIA.)

DE TAL MANERA AMÓ SUKANYA KUMARDIOS AL MUNDO…

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 3

Page 4: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Hace casi 2.000 años Jesucristo fue crucifi cado en lo que hoy es Israel por orden de Poncio Pilato, entonces gobernador

romano de la provincia de Judea. El sumo sacerdote judío y otros dirigentes reli-giosos lo acusaron falsamente de haber blasfemado contra la religión judía. Por la característica de la denuncia, que no constituía delito bajo la ley romana, Pilato se inclinaba por liberarlo. Pero después que alguien le recordó que la indulgencia con los presuntos agitadores podía inter-pretarse como falta de lealtad a Roma, y habiendo escuchado el clamor de una turba azuzada para que Jesús fuera cruci-fi cado, Pilato cedió ante las exigencias de los calumniadores. La ejecución de Jesús se produjo horas antes de la celebración judía de la Pascua.

Documentos arábigos del siglo X contienen el siguiente relato, atribuido al historiador judío Flavio Josefo (c.37 d.C.–c.100):

En aquel tiempo hubo un sabio llamado Jesús. Manifestó buena conducta y fue

reconocido por su virtud. Muchos de entre los judíos y de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Pilato lo condenó a morir crucifi cado. Quienes se habían hecho discípulos Suyos no renegaron de la lealtad que le profesaban. Testifi caron que se les había aparecido tres días después de la crucifi xión y que estaba vivo. Por ende, entendieron que se trataba del Mesías, de quien los profetas hablaron maravillas.

Estos son los sucesos que ocurrieron inmediatamente des-pués de la muerte de Jesús, según Mateo, uno de Sus seguido-res.

Al día siguiente [de la crucifi xión], se reunieron los principa-

les sacerdotes y los fariseos ante Pilato y le dijeron:—Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en

vida, dijo: «Después de tres días resucitaré». Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: «Resucitó de entre los muertos». Y será el último engaño peor que el primero.

Pilato les dijo:—Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis.Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la

piedra y poniendo la guardia. Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana,

fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor

¿Qué SABEMOS RESURR

4 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 5: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

descendió del cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. De miedo de él, los guardas temblaron y se queda-ron como muertos. Pero el ángel dijo a las mujeres:

—No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucifi -cado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a Sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho.

Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, Jesús les salió al encuentro, diciendo:

—¡Salve!Y ellas, acercándose, abrazaron Sus

pies y lo adoraron.

Entonces Jesús les dijo:—No temáis; id, dad las nuevas a Mis hermanos, para que

vayan a Galilea, y allí me verán.Mientras ellas iban, sucedió que unos de la guardia fueron a

la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. Estos se reunieron con los ancia-nos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados, diciéndoles:

—Decid vosotros: «Sus discípulos llegaron de noche y lo hurtaron mientras nosotros estábamos dormidos». Y si esto lo oye el gobernador, nosotros lo persuadiremos y os pondremos a salvo.

Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó y les habló diciendo:

—Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y ense-ñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fi n del mundo. ■

MATEO 27:62–66; 28:1–20 (RVR 95)

de la ECCIÓN?

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 5

Page 6: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Habíamos salido tarde. Aunque la

aldea a la que nos dirigíamos estaba apenas

a un par de horas de Jerusalén, Matías

y yo teníamos que apretar la marcha si

queríamos llegar antes que oscureciera.

Procurábamos distanciarnos de los terri-

bles sucesos de los últimos días, pero por

desdicha los llevábamos en las entrañas.

—¿Será que era en realidad el Mesías?

—comenté—. El Cristo no habría sido eje-

cutado como un criminal cualquiera.

—Cleofás, ¿cómo es posible que el

Mesías se dejara matar así?

—Estaba predicho que nos iba a liberar

de nuestos opresores. Eso fue lo que nos

prometió desde el principio. Al menos eso

pensábamos.

—Nunca me imaginé que terminaría así

—dijo Matías.

—Todavía no sé si creer a las mujeres

que fueron al sepulcro. Hubo un atisbo de

esperanza cuando irrumpieron eufórica-

EL MISTERIOSO FORASmente, jadeando, en el recinto donde estábamos reunidos, pero…

—Pedro y Juan también vieron el sepulcro vacío, y ellos lo

creen. Al menos Juan lo cree —le dije a mi amigo.

—La gente dice que nos llevamos el cuerpo mientras los guar-

dias dormían y que nos inventamos el cuento de que resucitó.

Sabemos que eso es mentira, porque ninguno se apartó en ningún

momento de la vista de los demás. Queda la duda de que alguien

más lo hiciera...

Nuestra conversación no llevaba a ninguna parte. ¿Qué había

pasado con Jesús?

Oímos pasos detrás de nosotros. Se acercaba alguien que estaba

aún más apurado que nosotros.

—¿Por qué andan tan abatidos? —nos preguntó el hombre con

tono desenfadado—. ¡Ni que hubieran perdido a su mejor amigo!

Apenas nos había dado alcance. ¿Cómo era posible que supiera

lo que andábamos pensando?

—Más o menos es eso lo que nos ha pasado —respondí.

—Pero no puede ser así de sombrío —replicó el forastero.

—¿Dónde has estado? —le pregunté—. ¿No sabes lo que ha

sucedido?

—¿Qué?

—Seguro que has oído hablar de Jesús.

6 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 7: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

1 Génesis 3:14,15 (RVR 95)2 Génesis 4:1-43 Levítico 17:11

4 Mateo 26:28; Juan 1:29; Efesios 1:7; 1 Juan 1:7b

5 Éxodo 11:4-7; 12:1-13

STERO

EL TESTIMONIO DE CLEOFÁS

CURTIS PETER VAN GORDER

—Cuéntenme.

—¡Fue un profeta de Nazaret que hizo

unos milagros increíbles! Dio de comer a

miles de personas con el almuerzo de un

muchachito. Sanó a los sordos, a los ciegos

y a los lisiadas de nacimiento. ¡Hasta resu-

citó a los muertos! ¡Ah, y cuando hablaba,

lo hacía con autoridad!

Le referí a aquel extraño lo sucedido en

la última semana, la parodia de juicio a que

fue sometido, la gente que se había vuelto

en contra de Él a pesar de todo lo que había

hecho por ella, la sentencia, los azotes, la

humillación, la crucifixión y, finalmente,

el relato de las mujeres que habían encon-

trado el sepulcro vacío.

—Me da la impresión de que tienen sus

dudas acerca de esa última parte —insinuó

el hombre.

—¿No las tendrías tú? —le pregunté.

En lugar de responderme, el forastero

replicó:

—¿No conocen las Escrituras? ¿No saben que todos esos suce-

sos formaban parte del plan divino, revelado por medio de Moisés

y los profetas? Ellos sabían que iba suceder así; ustedes, Sus segui-

dores, debieron haberlo sabido mejor que nadie.

¿Cómo se había enterado aquel forastero de que éramos segui-

dores de Jesús? No habíamos dicho ni una palabra de eso.

—¿A qué profecías te refieres? —le pregunté.

El forastero parecía saberse de memoria todas las Escrituras.

—Empecemos por el principio —indicó—. En el Edén, después

que Eva se dejó engañar y comió del fruto prohibido, Dios le dijo

a la serpiente —que en realidad era Satanás—: «Por cuanto esto

hiciste, maldita serás. Pondré enemistad entre ti y la mujer, y

entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y

tú la herirás en el talón»1. ¿Se dan cuenta? La serpiente hirió en el

talón al Mesías cuando éste estaba en la cruz. Y Él le aplastó a ella

la cabeza cuando resucitó de los muertos y desbarató totalmente

el plan de Satanás.

»¿Por qué piensan que a Dios le agradó que Abel sacrificara un

cordero?2 Y ¿por qué mandó Dios a Moisés que le dijera al pueblo

que sacrificara corderos sin mácula para expiar sus pecados?3 El

Creador quería mostrar lo que haría el Mesías. Ése fue el Cordero

sin mancha sacrificado por los pecados del mundo4. Las ceremo-

nias, los sacrificios, todas esas cosas eran apenas figuras de los

acontecimientos que ahora están teniendo lugar».

A medida que el forastero hablaba, sentíamos que los rescoldos

de nuestra fe se avivaban.

—Ya que hablamos de ceremonias, ¿no acaban de venir de

celebrar la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura? Cono-

cen esas ceremonias, las han celebrado todos los años desde que

tienen memoria. También saben por qué Moisés ordenó hacerlo:

para dar gracias a Dios por haber liberado a nuestros antepasa-

dos de la esclavitud de Egipto. Por medio de Moisés, Dios ordenó

a Su pueblo que sacrificara un cordero sin defecto y señalara

con sangre los marcos de las puertas. Todos los que creyeron y

obedecieron se salvaron; es decir, Dios pasó de largo y los perdonó

cuando recorrió los hogares de todo Egipto quitando la vida al pri-

mogénito. Una vez más, fue una figura del sacrificio del Mesías,

que libra al creyente de la muerte5.

»Y ¿qué hay de la ofrenda por el pecado y del Día del Perdón?

¿Qué se proponía enseñarnos Dios por medio de eso? ¿Acaso

puede la sangre de un animal redimirnos de nuestros pecados?

¿Se hace así justicia? Además, ¿por qué hay que repetir esos

sacrificios todos los años? Si esos sacrificios expían nuestros

pecados, ¿por qué hay que ofrecerlos una y otra vez? ¿Pudiera ser

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 7

Page 8: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

1 Levítico 16:15; 23:27; 2 Corintios 5:212 Isaías 53:6-9,12 (RVR 95)3 Isaías 53:54 Salmo 22:1

5 Zacarías 9:9,10; Salmo 41:9; Zacarías 11:12,13; Isaías 50:6; Salmo 22:16-18; Zacarías 12:10; Salmo 34:20

6 Salmo 49:157 Oseas 13:14 (RVR 95)

EL CORAZÓN

ME LATÍA

TAN FUERTE

DE LA

EMOCIÓN

Y ALEGRÍA

QUE SENTÍA

QUE POR UN

MOMENTO

PENSÉ QUE

ME IBA A

ESTALLAR.

que presagiaban un sacrificio mayor? ¿No

podría ser que ese sacrificio mayor acaba

de realizarse?»1

El forastero nos planteaba muchos

interrogantes, y nosotros teníamos pocas

respuestas que ofrecer. Sin embargo, era

un maestro paciente.

—¿No es esto lo que dijo Isaías sobre la

muerte del Mesías? «Todos nosotros nos

descarriamos como ovejas, cada cual se

apartó por su camino; mas el Señor cargó

en Él el pecado de todos nosotros. Angus-

tiado Él, y afligido, no abrió Su boca».

¿No parece estar describiendo lo que hizo

ese Jesús del que hablaban, y la parodia

de juicio a la que hicieron referencia hace

un rato? «Como un cordero fue llevado al

matadero. Por la rebelión de Mi pueblo

fue herido». Una vez más se menciona al

cordero del sacrificio. «Se dispuso con los

impíos Su sepultura, mas con los ricos fue

en Su muerte». ¿No dijeron ustedes que

fue ejecutado como un criminal cualquiera

y, sin embargo, fue sepultado en la tumba

de un hombre rico? «Habiendo Él lle-

vado el pecado de muchos y orado por los

transgresores»2.

Al tomar conciencia de que Dios había

intervenido en todos aquellos sucesos, nos

quedamos mudos.

—Si su amigo Jesús era el Mesías, y

lo único necesario para el perdón de los

pecados era Su muerte, ¿por qué creen que

sufrió también todos esos azotes a manos

de Sus verdugos?

Una vez más, no teníamos respuesta.

—Isaías nos revela en ese mismo pasaje:

«Por Sus llagas fuimos nosotros curados»3.

¿Qué significa eso, «por Sus llagas fuimos

nosotros curados»? Así como el Mesías

derramó Su sangre para la salvación del

alma, Su cuerpo fue quebrado para la

curación del cuerpo. La corona de espinas,

los azotes, las heridas de los clavos y la de

la lanza en Su costado, todo eso fue para

expiar las dolencias de los hombres. El

Mesías, con Su sangre, compró la salva-

ción de las almas, y con Su sufrimiento, la

curación de los cuerpos. Tuvo que entregar

Su cuerpo para salvar el de ustedes.

El forastero siguió hablando:

—¿Qué dijo Jesús en la cruz?

—Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has

desamparado?

—Tal como profetizó el rey David4.

Mientras nos explicaba las Escritu-

ras, me di cuenta de que muchos otros

sucesos de la vida de Jesús coincidían

exactamente con lo consignado en ellas:

las multitudes que lo aclamaron al entrar

en Jerusalén, la traición, el dinero de

sangre, las crueles burlas, los soldados

que echaron suertes sobre Su túnica, el

hecho de que no le quebraran ningún

hueso a pesar de atravesarle las manos

y los pies5. Todas esas cosas se escribie-

ron cientos de años antes y se referían

al Mesías. ¡De golpe todo cobró sentido!

Pero el forastero aún no había termi-

nado.

—David también dijo: «Dios redimirá

mi vida del poder del Seol [sepulcro]»6. El

término redimir es muy interesante. ¿Saben

lo que significa? Significa rescatar de la

esclavitud, comprar la libertad de alguien.

Eso hizo el Mesías al morir: liberar al

creyente del pago de la muerte. Está en el

libro de Oseas: «De manos del Seol los redi-

miré, los libraré de la muerte»7.

»Así como nuestro padre Abraham ofre-

ció a su único hijo en sacrificio a Dios, Dios

ofreció a Su único Hijo en sacrificio por

todos, aunque con una importante diferen-

cia: al final Abraham no tuvo que hacer el

sacrificio; Dios sí.

8 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 9: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

1 Mateo 12:40; Oseas 6:22 Lucas 24:32

»Así como la fe y obediencia de Noé

salvaron a la humanidad —el arca fue el

medio por el que él, su familia y los anima-

les se salvaron del diluvio—, el Mesías, al

morir por los pecadores, abrió una puerta

de escape para todos los que creen en Él.

»Y así como Jonás estuvo tres días y tres

noches en el vientre de la ballena antes

de ser librado, Jesús prometió que sería

librado de la muerte al cabo de tres días.

Eso mismo predijo el profeta Oseas: “Des-

pués de dos días nos hará revivir, al tercer

día nos levantará, y viviremos delante de

Él”1.

»¿Se dan cuenta? Estas Escrituras se

refieren todas a este preciso momento».

El corazón me latía tan fuerte de la

emoción y alegría que sentía que por un

momento pensé que me iba a estallar. ¡La

muerte de Jesús no había sido un error,

no había sido accidental! ¡Había sucedido

exactamente como Dios había dispuesto!

Apenas el forastero hubo terminado,

llegamos a mi casa. Nos dijo que tenía que

ir más lejos, pero cuando le insistí para que

al menos se quedara a cenar, accedió.

Como es nuestra costumbre, pedí a mi

invitado que bendijera los alimentos que

íbamos a tomar. Él le dio gracias a Dios,

partió el pan y nos dio un poco a cada uno.

De repente se nos abrieron los ojos: aquel

forastero era el propio Jesús, ¡nuestro

Salvador resucitado!

En ésas, ¡puf!, se desvaneció.

Matías y yo estábamos tan entusias-

mados con lo ocurrido que regresamos

corriendo a Jerusalén aquella misma noche

para referir a los demás seguidores de

Jesús cómo nuestro corazón ardía en noso-

tros mientras conversábamos en el camino

y nos explicaba las Escrituras2. ¡Todavía no

puedo dejar de hablar del asunto! ■

(CURTIS PETER VAN GORDER ES MISIONERO DE LA FAMILIA INTERNA-CIONAL EN ORIENTE MEDIO.)

Pese a nuestros esfuerzos por dejar a Dios al margen, Él se entromete en nuestras cosas. La vida de Jesús está delimitada por dos imposibilidades: el vientre de una virgen y un sepulcro vacío. Jesús entró a nuestro mundo a través de una puerta que decía: «Se prohíbe la entrada», y lo abandonó a través de otra que decía: «Salida clausurada».

PETER LARSON

Jesús abandonó la sepultura para enterrarse en mi corazón.

DONNA HOSFORD

Las manos traspasadas de Jesús crucifi cado dejan ver el corazón de Dios henchido de amor.

ANÓNIMO

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 9

Page 10: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

THE GARDEN

ERA SEMANA SANTA EN JERUSALÉN. Por las callejuelas empedradas de la Ciudad Antigua se oían los gritos de los mercade-res, y el persistente aroma de infi nidad de especias exóticas inundaba el aire, impreg-nándolo todo. Puestos adornados con borda-dos palestinos de vistosos colores exhibían brillantes joyas orientales. Rítmicos temas de música pop en árabe resonaban en las disquerías, mientras multitudes de turistas, peregrinos y habitantes se agolpaban en las calles. Sin embargo, tras aquella apariencia de alegría y vistosidad se respiraba una tensión. En cada esquina, pequeños grupos de soldados israelíes toqueteaban nerviosa-mente sus armas automáticas.

Al interior de los altos muros de piedra de la basílica del Santo Sepulcro, miste-riosos cantos litúrgicos en tono grave resonaban en la penumbra. Sacerdotes en sotana balanceaban incensarios en el aire viciado. Caminé en silencio con algunos compañeros por corredores sinuosos que parecían interminables y que descendieron a un lugar de un frío entumecedor, donde la débil luz de las lámparas de los muros prác-ticamente quedaba ahogada por sombras oscuras y tenebrosas. Un sacerdote le soltó una agria reprimenda a un avergonzado

La CRUZ

frente a la TERMINAL

de AUTOBUSES IAN BACH

turista que sin querer cruzó una línea invisi-ble en el piso de piedra hacia terreno santo y prohibido.

¿Era realmente éste el sito donde Jesús fue sepultado y donde resucitó para inspirar a Sus seguidores a difundir luz, amor, verdad y libertad por el mundo?

Más tarde visitamos otro lugar que, según un hallazgo arqueológico más reciente, podría haber sido donde fue sepultado Jesús: la Tumba del Jardín. Excavaciones realizadas en los últimos siglos descubrieron un huerto del siglo I, donde hay un humilde sepulcro tallado en una pared rocosa. A la entrada se aprecia clara-mente el surco por el que se hacía rodar la piedra que lo cerraba. Otros descubrimientos dan a entender que los primeros creyentes pudie-ron haberlo considerado un lugar santo. Una serenidad difícil de defi nir reinaba en los sinuosos senderos de aquellos jardines, a la sombra de los olivos y los pinos. Una joven se sentó cerca del sepulcro a meditar. Su rostro también refl ejaba paz.

La Tumba del Jardín

10 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 11: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Cerca del huerto hay un promontorio rocoso en el que se distingue una fi gura que se asemeja a una calavera. Algunos alegan que es el «Lugar de la Calavera» donde, según la Biblia, Jesús fue crucifi cado. Dicho promontorio ahora forma un discreto telón de fondo para una terminal de autobuses, situada frente a la Puerta de Damasco, una de las principales entradas a los concurridos corredores de la Ciudad Antigua.

Mientras contemplaba el promontorio y la terminal de buses, me quedé asombrado por la aparente incongruencia del pano-rama. En el sitio donde tal vez tuvo lugar uno de los sacrifi cios más trascendentales y conmovedores de la Historia, la gente sigue con su sencilla vida cotidiana, luchando por salir adelante. Un obrero que venía del trabajo y se dirigía a su casa adquirió un boleto y, cansado, miró su reloj. Una madre agotada tenía a su hijo en brazos y en la otra mano llevaba la bolsa de las compras. Un vendedor ambulante exponía sus artículos sentado en la acera y miraba con descon-suelo su mercancía, que por lo visto solo unos pocos podían comprar.

La instrucción que adquirí en una iglesia tradicional me dejó la impresión de que había que caminar mucho desde el tribunal de Poncio Pilato, donde Jesús fue condenado, hasta la colina apartada donde fue crucifi cado. Entonábamos himnos que hablaban de «una colina verde a lo lejos» y «un lejano cerro coronado por una cruz». Pero al consultar la Biblia, vi que dice: «El lugar donde Jesús fue crucifi cado estaba cerca de la ciudad» (Juan 19:20).

Tiene sentido que los romanos escogie-ran un lugar concurrido para crucifi car a Jesús y a los dos malhechores que murieron con Él. Es un hecho comprobado que las ejecuciones públicas son un medio efi caz de reducir los delitos y los actos de subversión.

No pude dejar de pensar que aquel lugar guardaba un simbolismo más profundo. Tal vez Jesús no quiso ser crucifi cado en un sitio muy distante donde nadie lo pudiera ver ni tocar, sino en una bulliciosa calle que

le permitiese dar un testimonio fi nal a la gente a la que amaba, donde todos pudieran ver y sentir Su sufri-miento y donde, mediante Su sacrifi cio, Él pudiera mitigar el dolor ajeno. Me pareció ver Sus tiernos ojos, llenos de lágrimas, mirando hacia la ciudad dividida, mientras decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).

En la Tumba del Jardín el guía nos informó que la arqueología es, en el mejor de los casos, una cien-cia de conjeturas fundamentadas. No afi rmó saber exactamente dónde fue crucifi cado y sepultado Jesús; tampoco yo. La verdad es que no importa.

Pero si me dieran a elegir un entorno para Su resu-rrección, creo que elegiría aquella humilde tumba. El interior oscuro de la basílica del Santo Sepulcro me recordó demasiado la angustia de la introspección y la autofl agelación, la dolorosa oscuridad del sentimiento de culpa. En contraste, de la anónima Tumba del Jardín que visité aquel día emanaban una paz y una libertad tan vigorizantes como la brisa que movía las ramas de los olivos, tan refrescantes como el aroma de las hojas de pino en el aire templado y agradable de abril.

Y si me dieran a elegir, cambiaría el crucifi jo estili-zado, enrarecido, inaccesible de una colina remota por la cruz cercana a la puerta de la ciudad, la que toca nuestra vida diaria con su humildad, con la universa-lidad de su empatía, su accesibilidad, su desvelo, la que todavía sangra ante el dolor que los mortales nos infl igimos unos a otros y anhela redimirnos. Optaría por la cruz frente a la terminal de autobuses. ■

(IAN BACH IS MISIONERO DE LA FAMILIA INTERNACIONAL EN ORIENTE MEDIO.)

El promontorio

y la terminal de

autobuses

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 11

Page 12: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

Soy el pan. En la última cena que el Maestro celebró con Sus discípu-los antes de morir, dio gracias y me partió. «Tomad, comed —dijo—; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria

de Mí» (1 Corintios 11:24). El fue el pan de vida, enviado del Cielo por Dios para dar vida al mundo (Juan 6:33). El pan de esta tierra nos sustenta por un día, mas el que se acerca a Jesús nunca tendrá hambre. «No sólo de pan vivirá el hombre» (Mateo 4:4). Así es: se necesita algo más, y ese algo es Jesús.

Soy el vino. Después de repartir el pan, el Maestro me vertió en una copa. «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre» (1 Corintios 11:25), dijo a Sus discípulos. Aunque sabía que estaba por sufrir una muerte

atroz, su corazón rebosaba de amor desinteresado por los demás. Y así es hasta el día de hoy. Habría vertido Su sangre solamente por ti, y volvería a hacerlo, nada más que por ti. Esa es la medida del amor que te tiene.

Soy la corona de espinas. Yo era un arbusto molesto que crecía a la vera del camino —parte de la maldición de Dios por el pecado del hombre—, y al igual que el Maestro, era objeto de maldiciones

y desprecio. Una noche me convirtieron en una corona para hacer una burla cruel (Mateo 27:29). Sin embargo, me convertí en emblema de gloria cuando el Padre me transformó en un halo de luz.

SÍMBOLOS de la

CURTIS PETER VAN GORDER

SI BIEN HOY EN DÍA LOS HUEVITOS de colores y los conejos proliferan en los supermercados como símbolos de la Pascua de Resurrección, basta con echar un vistazo a los textos bíblicos para encontrar otros más profundos. Y cada uno de ellos tiene algo que contar.

Soy la caña. A mí también se me usó para hacer una burla (Mateo 27:29). Sin embargo, en la mano derecha del Rey de reyes durante Su momento de prueba más duro yo también fui transformada.

Aunque no era más que un bastón cualquiera, me convertí en un cetro de justicia, un símbolo del poder y la gloria del Rey cuyo reino no es de este mundo (Juan 18:36).

Soy el manto rojo. Quienes me echaron sobre el cuerpo del Maestro lo hicieron para mofarse de Él, diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!» (Mateo 27:28,29). ¡Ni se imaginaron lo ciertas que eran sus

palabras! No solo rey de los judíos, sino del Cielo y de la Tierra, «Rey de reyes, y Señor de señores, el único dotado de inmortalidad, que habita en luz inaccesi-ble» (1 Timoteo 6:15,16).

Soy la cruz. Un árbol creció durante años hasta hacerse alto y macizo. Un aciago día lo cortó el hacha. Pero en vez de ir a parar a manos de un carpintero que con él elaborara algún objeto de uso

corriente —tal vez una silla, una mesa o una puerta—, fue convertido en una rústica cruz de la que colgaron al Maestro carpintero (Juan 19:16-18). Yo soy el árbol que se transformó en esa cruz. Lo sostuve mientras moría por el mundo, incluso por los que habían insti-gado Su muerte. Me convirtieron en instrumento de muerte y, sin embargo, vine a ser símbolo del insonda-ble amor de Dios y Su don de la vida eterna.

12 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 13: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

LECTURAS ENRIQUECEDORAS

PASCUASoy la sábana. José y Nicodemo

me empaparon en un perfume de dulce fragancia y me emplearon para envolver el cuerpo del Maes-tro después de Su muerte (Juan 19:38 -40). Durante tres días lo

cubrí, hasta que fui retirada de Su cuerpo así como el capullo queda abandonado cuando la mariposa emerge y levanta vuelo. El Maestro ya no tenía necesidad de mí, pues desde entonces está vestido de luz.

Soy el sepulcro vacío. Serví de morada para el cuerpo sin vida del Maestro durante tres días y tres noches. Pero no pude retenerlo. En un abrir y cerrar de ojos, con un resplandeciente haz de luz y una

descarga de energía desde lo alto, venció a la muerte, no solo para Sí mismo, sino para todos los que lo aceptan como Salvador.

Soy el huerto. Al rayar el alba, dejé de ser un lugar de duelo y me transformé en escenario de un gozoso acontecimiento cuando los ángeles preguntaron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al

que vive? No está aquí, sino que ha resucitado» (Mateo 28:2-6; Lucas 24:4-6).

Sabemos que estas cosas son ciertas, pues fuimos testigos de ellas. Todos fuimos transforma-dos al entrar en contacto con el Maestro. Deja que Él también te toque y te transforme a ti.

Por qué envió Dios a Jesús

En Jesús vemos retratado a Dios.Colosenses 1:13b,15 Hebreos 1:3 2 Corintios 4:4b

Conociendo a Jesús, podemos conocer y entender a Dios.Juan 8:19 Juan 14:7-9

Dios nos demostró Su amor enviando a Jesús a la Tierra.Juan 3:16 Romanos 5:8 1 Juan 4:8b-10

Jesús vino para proclamar la verdad.Juan 18:37b

Jesús vino para destruir el poder del Diablo.1 Juan 3:8 Hebreos 2:14b,15

Jesús vino para conocer las flaquezas humanas y compadecerse de nosotros.Hebreos 2:16-18 Hebreos 4:15

Jesús nos mostró el amor de Dios al morir por nosotros.Juan 10:11 Juan 15:13

Con Su muerte, Jesús expió nuestros pecados, y si creemos en Él, recibimos el don de la salvación.1 Timoteo 1:15 Lucas 19:10 Juan 3:17 Romanos 5:6-11 1 Juan 3:5 1 Juan 4:14 Apocalipsis 5:9b

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 13

Page 14: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

ESTA VEZ

NO VENDRÁ

COMO UN

MANSO

Y TIERNO

BEBITO

ACOSTADO EN

UN PESEBRE,

SINO

COMO EL

OMNIPOTENTE

REY DE

REYES.

EL REGRESO DEL REY

Cuando vino a nuestro mundo hace casi 2.000 años, los dirigentes de Su propio pueblo lo rechazaron y no quisie-ron saber nada de Su mensaje de amor y salvación. Querían un salvador, un mesías, un gran rey, pero no uno nacido en un establo y criado en una pobre carpintería, que elegía a Sus amigos y seguidores de entre humildes pescado-res, recaudadores de impuestos, borra-chos y prostitutas. Fueron escasos los ricos y poderosos de Su época a los que les interesó el espíritu de libertad que ofrecía a quienes aceptaban las verdades que anunciaba. Solo querían liberarse del yugo romano y de tener que pagar impuestos a Roma. Tampoco ansiaban los tesoros y recompensas eternos que prometía a los que creyeran en Él y lo siguieran. Querían un mesías, un rey que estableciera enseguida un reino material rico y poderoso.

Aquel hombre, Jesucristo, el Hijo del Creador del universo, afi rmó: «Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra» (Mateo 28:18). En un solo día habría podido adueñarse del mundo y pro-clamarse rey. Al gobernador romano que lo juzgó le dijo: «Ninguna autoridad ten-drías sobre Mí, si no te la hubiera dado Mi Padre» (Juan 19:11). Y a Pedro: «¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a Mi Padre, y que Él no me daría más de doce legiones de ángeles?» (Mateo 26:53).

Cuando agonizaba clavado a una cruz, y los dirigentes religiosos lo provocaron diciendo: «A otros salvaste. Si de verdad

eres Hijo de Dios, sálvate a Ti mismo» (Marcos 15:29-32), habría podido saltar de la cruz y acabar con todos ellos en un pestañeo. En cambio, accedió a morir por nosotros.

Tras salir de la tumba, habría podido presentarse ante los sumos sacerdotes, el gobernador y hasta el propio César. Habría podido demostrarles a ellos y al mundo entero que era realmente el Hijo de Dios, el Mesías, y obligarlos a todos a adorarle. Lo que hizo, no obstante, fue aparecerse sólo a los que ya creían en Él y lo amaban, para consolarlos y reforzar su fe.

Durante 2.000 años, Él y Su Reino han permanecido ocultos a este mundo, manifi estos solamente en el corazón y en la vida de los que lo aceptan por fe. A todos se nos ha dado a elegir entre recibir a Jesús y Su amor o rechazarlo. Este es un misterio que muchos de los Suyos no alcanzaron a comprender en Su época y que, por lo visto, hoy en día muchos tampoco entienden: que Jesús ansía que lo amemos y creamos en Él por decisión y voluntad propia. Seguimos viviendo en la era de la gracia, del libre albedrío, en la que nos pide que creamos en Su Palabra y lo aceptemos por fe.

Muy pronto, sin embargo, llegará el día en que se acabará esta era actual y todo el mundo «verá al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del Cielo, con poder y gran gloria» (Mateo 24:29-31). Jesús prometió que regresaría, y según inconta-bles profecías ya cumplidas que describen el estado del mundo en el momento de Su

APUNTES SOBRE EL TIEMPO DEL FIN

14 www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4

Page 15: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

>> JUAN WEAVER

retorno, esa fecha está próxima, y ya esta-mos viviendo en los últimos días del cruel y destructivo dominio de los hombres en la Tierra.

Es más, por lo que podemos deducir de la Palabra de Dios, los últimos siete años de la historia de la humanidad deben comenzar muy pronto. Dicho período se iniciará en el momento en que se haga con el poder un gobierno mundial totalmente antidiós encabezado por un dictador ende-moniado, el Anticristo, un falso mesías que al principio traerá paz a la Tierra. Sin embargo, esa paz tendrá un precio: Durante los últimos tres años medio de su régimen será obligatorio adorarlo. Ese período se conoce como la «Gran Tribu-lación» (Daniel 8:23-25; 9:27; 11:21-45; Mateo 24:15,21; 2 Tesalonicenses 2:1-12; Apocalipsis capítulo 13).

Jesús dijo: «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días [...] aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Y entonces lamentarán todos los [impíos] del mundo, pues verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del Cielo, con poder y gran gloria» (Mateo 24:29-31). Esta vez no vendrá como un manso y tierno bebito acostado en un pesebre —Dios en manos de los hom-bres—, sino como el omnipotente Rey de reyes, y serán los hombres los que se verán en manos de Dios.

Cuando suenen las trompetas de Dios y la potente voz de Jesús truene desde los cielos para decirnos: «¡Suban!», todos Sus seguidores salvos serán arrebatados jun-tamente con Él en las nubes para vencer para siempre a las fuerzas del satánico Anticristo. El retorno de Jesús vendrá acompañado de un hecho grandioso y sobrenatural: la resurrección de los cre-yentes. Todas las personas salvadas que han fallecido a lo largo de la Historia resu-citarán y saldrán de la tumba, y todos los

creyentes que sigan con vida se elevarán con ellas para encon-trarse con Jesús en el aire (Mateo 24:31; 1 Corintios 15:51-57; Filipenses 3:21; 1 Tesalonicenses 4:16,17; Apocalipsis 11:12).

Después nos iremos todos volando con el Señor para asistir al banquete de bodas del Cordero en el Cielo (Apocalipsis 19:6-9), la fi esta más grandiosa que se haya celebrado jamás. Será un maravilloso reencuentro con el Señor y todos nuestros seres queridos, la celebración de nuestra victoria sobre las fuerzas del mal. Mientras tanto, los seguidores del Anticristo sufrirán la pavorosa ira de Dios, un infi erno en la Tierra, hasta que regresemos con el Señor para adueñarnos por fi n del mundo en la batalla de Armagedón y establecer en la Tierra Su reino de amor, un nuevo comenzar.

¿Estarás preparado para presentarte ante Jesús cuando regrese? El camino para entrar en el Reino de los Cielos, es dejar que Jesús, el Rey del Cielo, entre en ti. Puedes tener ahora mismo a Jesús y Su amor celestial en tu corazón con sólo rezar esta sencilla oración:

Jesús, creo de corazón que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí. Te ruego que me perdones todos mis pecados y me conce-das el don de la vida eterna. Amén.

(Desde que Juan Weaver escribió este artículo para La Familia Internacional en 1985, se

han distribuido en todo el mundo casi dos millones de ejemplares del mismo en formato de

afi che.)

www.conectate.org | CONÉCTATE AÑO 7, NÚMERO 4 15

Page 16: CONECTATE 066: PASCUA, AMOR DIVINO

En Mi reino celestial, en la dimen-sión espiritual, todos son felices y se sienten satisfechos, por cuanto entienden mejor Mi amor. No cuestionan el amor que les tengo, pues lo han experimentado en toda su intensidad. Gozan de gran paz y alegría. Nadie considera que unos sean superiores a otros, ni que Dios quiera a unos más que a otros: todos han hallado con-tentamiento, convencidos de que Yo amo a cada uno por lo que es. Entienden que cada uno me es muy preciado. Comprenden que morí por cada persona, que redimí a cada persona, y que por eso abrigo un cariño singular por todos.

Lo mismo sucede contigo. ¡Siento un cariño especial por ti en particular! Nunca pienses que eres una persona más del montón para Mí, que porque hay tantos otros, no tengo tiempo para ti, o que Mi amor se agotará antes que te toque tu porción.

Conozco tus más recónditos anhelos y temores, tu inseguridad. Aunque no ignoro tus faltas, te amo igual. Soy todo amor, misericordia,

DE JESÚS, CON CARIÑO

Te amo por lo que eres

ternura, perdón y compasión. Cuando batallas, cuando tienes tentaciones, cuando te agotas, cuando te sientes débil, me identifi co contigo. Cuando sales triunfante, me regocijo contigo.

Te amo y velo por ti. No estoy lejos: me tienes a tu lado. Déjame bañarte con Mi amor, envolverte en él, arroparte con esa sensación de seguridad que infunde. Déjame llenarte de él hasta rebosar y demostrarte lo importante que eres para Mí.