CONCURSO DE NARRACIÓN Y RECITADO DE POESÍA · Zapatos color corinto, medallones de marfil, y este...

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1 CONCURSO DE NARRACIÓN Y RECITADO DE POESÍA Repertorio de poesía 2017/2018

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CONCURSO DE NARRACIÓN Y RECITADO

DE POESÍA Repertorio de poesía 2017/2018

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REPERTORIO DEL IX CONCURSO DE NARRACIÓN Y RECITADO DE POESÍA

CURSO 2017-2018

1 Romance del conde Arnaldos .- Anónimo (Siglo XV) ................................................... 3

2 Alma, buscarte has en mí.- Santa Teresa de Jesús (1515-1582) .............................. 4

3 La vida es sueño (Jornada III–Escena XIX).- Pedro Calderón de la Barca (1600–

1681) ............................................................................................................................................ 5

4 El cuento de la lechera.- Félix María de Samaniego (1745-1801) ............................. 6

5 No te detengas.- Walt Whitman (1819-1892)................................................................. 7

6 Adiós ríos, adiós fuentes.- Rosalía de Castro (1837-1885) ......................................... 8

7 A un olmo seco.- Antonio Machado (1875 -1939) ......................................................... 9

8 Muerte de Antoñito el Camborio.- Federico García Lorca (1898-1936) .................. 10

9 Nana de la cebolla.- Miguel Hernández (1910-1942) ................................................. 11

10 Isla ignorada _ Gloria Fuertes (1917-1998 ................................................................... 13

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1 Romance del conde Arnaldos .- Anónimo (Siglo XV)

Quién hubiera tal ventura

sobre las aguas del mar,

como hubo el conde Arnaldos

la mañana de san Juan

yendo a buscar la caza

para su falcón cebar,

vio venir una galera

que a tierra quiere llegar

las velas trae de seda

jarcias de oro torzal

áncoras tiene de plata

tablas de fino coral

marinero que la guía

diciendo viene un cantar

que la mar ponía en calma

los vientos hace amainar

las aves que van volando

al mástil vienen posar

los peces que andan al fondo

arriba los hace andar.

Allí habló el infante Arnaldos

bien oiréis lo que dirá

"Por tu vida el marinero

dígasme ahora ese cantar"

Respondiole el marinero

tal respuesta le fue a dar

"Yo no digo mi canción

sino a quien conmigo va"

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2 Alma, buscarte has en mí.- Santa Teresa de Jesús (1515-

1582)

Alma, buscarte has en Mí,

y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,

alma, en mí te retratar,

que ningún sabio pintor

supiera con tal primor

tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada

hermosa, bella, y así

en mis entrañas pintada,

si te perdieres, mi amada,

Alma, buscarte has en Mí.

Que yo sé que te hallarás

en mi pecho retratada,

y tan al vivo sacada,

que si te ves te holgarás,

viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres

dónde me hallarás a Mí,

No andes de aquí para allí,

sino, si hallarme quisieres,

a Mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,

eres mi casa y morada,

y así llamo en cualquier tiempo,

si hallo en tu pensamiento

estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,

porque para hallarme a Mí,

bastará sólo llamarme,

que a ti iré sin tardarme

y a Mí buscarme has en ti.

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3 La vida es sueño (Jornada III–Escena XIX).- Pedro Calderón

de la Barca (1600–1681)

Es verdad, pues: reprimamos

Esta fiera condición,

Esta furia, esta ambición

Por si alguna vez soñamos.

Y si haremos, pues estamos

En mundo tan singular,

Que el vivir sólo es soñar;

Y la experiencia me enseña,

Que el hombre que vive, sueña

Lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive

Con este engaño mandando,

Disponiendo y gobernando;

Y este aplauso, que recibe

Prestando, en el viento escribe

Y en cenizas le convierte

La muerte ¡desdicha fuerte!:

¡que hay quien intente reinar

Viendo que ha de despertar

En el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza,

Que más cuidados le ofrece;

Sueña el pobre que padece

Su miseria y su pobreza;

Sueña el que a medrar empieza,

Sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

Y en el mundo, en conclusión,

Todos sueñan lo que son,

Aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí,

Destas prisiones cargado;

Y soñé que en otro estado

Más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

Una sombra, una ficción,

Y el mayor bien es pequeño;

Que toda la vida es sueño,

Y los sueños, sueños son.

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4 El cuento de la lechera.- Félix María de Samaniego (1745-

1801)

Llevaba en la cabeza

una lechera el cántaro al mercado

con aquella presteza,

aquel aire sencillo, aquel agrado,

que va diciendo a todo el que lo

advierte

"¡Yo sí que estoy contenta con mi

suerte!"

Porque no apetecía

más compañía que su pensamiento,

que alegre le ofrecía

inocentes ideas de contento,

marchaba sola la feliz lechera,

diciéndose entre sí de esta manera:

"Esta leche vendida,

en limpio me dará tanto dinero,

y con esta partida

un canasto de huevos comprar

quiero,

para sacar cien pollos, que al estío

me rodearán cantando el pío, pío.

Del importe logrado

de tanto pollo mercaré un cochino;

con bellota, salvado,

berza, castaña engordará sin tino,

tanto, que puede ser que yo consiga

ver cómo se le arrastra la barriga.

Llevarélo al mercado,

sacaré de él sin duda buen dinero;

compraré de contado

una robusta vaca y un ternero,

que corra y salte toda la campaña,

desde el monte cercano a la

cabaña".

Con este pensamiento

enajenada, brinca de manera

que a su salto violento

el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!

Adiós leche, adiós huevos,

adiós dinero, adiós lechón,

adiós vaca y ternero.

¡Oh loca fantasía!

¡Qué palacios fabricas en el viento!

Modera tu alegría,

no sea que saltando de contento,

al contemplar dichosa tu mudanza,

quiebre su cantarillo la esperanza.

No seas ambiciosa

de mejor o más próspera fortuna,

que vivirás ansiosa

sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien

futuro;

mira que ni el presente está seguro.

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5 No te detengas.- Walt Whitman (1819-1892) No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,

que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y las poesías

sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.

Somos seres llenos de pasión.

La vida es desierto y oasis.

Nos derriba, nos lastima,

nos enseña,

nos convierte en protagonistas

de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa:

Tu puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar,

porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores:

el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes.

Huye.

“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,

dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples.

Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,

pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca

tener la vida por delante.

Vívela intensamente,

sin mediocridad.

Piensa que en ti está el futuro

y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte.

Las experiencias de quienes nos precedieron

de nuestros “poetas muertos”,

te ayudan a caminar por la vida

La sociedad de hoy somos nosotros:

Los “poetas vivos”.

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

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6 Adiós ríos, adiós fuentes.- Rosalía de Castro (1837-1885)

Adiós, ríos; adiós, fuentes;

adiós, arroyos pequeños;

adiós, vista de mis ojos,

no sé cuando nos veremos.

Tierra mía, tierra mía,

tierra donde me crié,

huertecilla que tanto amo

higueruelas que planté.

Prados, ríos, arboledas,

pinares que mueve el viento,

pajarillos piadores,

casitas de mi contento.

Molino entre castaños,

noches de luz de luna

campanitas timbradoras

de la iglesia del lugar.

Zarzamoras de las zarzas

que le daba yo a mi amor

caminos de los maizales

¡adiós para siempre adiós!

¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!

¡Casa donde yo nací,

dejo mi pequeño pueblo,

por un mundo que no vi!

Dejo amigos por extraños,

dejo vegas por el mar,

dejo en fin, cuanto bien quiero…

¡quién pudiera no dejar!

[…]

Adiós, adiós, que me voy,

hierbas de mi camposanto,

donde padre se enterró,

hierbas que he besado tanto

mi tierra que nos crió.

[…]

Ya se oyen lejos, muy lejos

campanas del manzanal

para mí, ¡ay! pobrecillo

nunca más me tocarán.

[…]

¡Adiós también, ay querida…

Adiós por siempre quizás!

Te digo este adiós llorando

desde la orilla del mar.

No me olvides, ay querida,

si muero de soledad…

tantas leguas mar adentro...

¡Adiós mi casa!, ¡mi hogar!

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7 A un olmo seco.- Antonio Machado (1875 -1939)

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cuál los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas en alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las siervas blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

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8 Muerte de Antoñito el Camborio.- Federico García Lorca

(1898-1936)

Voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir.

Voces antiguas que cercan

voz de clavel varonil.

Les clavó sobre las botas

mordiscos de jabalí.

En la lucha daba saltos

jabonados de delfín.

Bañó con sangre enemiga

su corbata carmesí,

pero eran cuatro puñales

y tuvo que sucumbir.

Cuando las estrellas clavan

rejones al agua gris,

cuando los erales sueñan

verónicas de alhelí,

voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir.

*

Antonio Torres Heredia,

Camborio de dura crin,

moreno de verde luna,

voz de clavel varonil:

¿Quién te ha quitado la vida

cerca del Guadalquivir?

Mis cuatro primos Heredia

hijos de Benamejí.

Lo que en otros no envidiaban,

ya lo envidiaban en mí.

Zapatos color corinto,

medallones de marfil,

y este cutis amasado

con aceituna y jazmín.

¡Ay Antoñito el Camborio

digno de una Emperatriz!

Acuérdate de la Virgen

porque te vas a morir.

¡Ay Federico García,

llama a la Guardia Civil!

Ya mi talle se ha quebrado

como caña de maíz.

*

Tres golpes de sangre tuvo

y se murió de perfil.

Viva moneda que nunca

se volverá a repetir.

Un ángel marchoso pone

su cabeza en un cojín.

Otros de rubor cansado,

encendieron un candil.

Y cuando los cuatro primos

llegan a Benamejí,

voces de muerte cesaron

cerca del Guadalquivir.

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9 Nana de la cebolla.- Miguel Hernández (1910-1942)

La cebolla es

escarcha

cerrada y pobre:

escarcha de tus días

y de mis noches.

Hambre y cebolla:

hielo negro y

escarcha

grande y redonda.

En la cuna del

hambre

mi niño estaba.

Con sangre de

cebolla

se amamantaba.

Pero tu sangre,

escarchada de

azúcar,

cebolla y hambre.

Una mujer morena,

resuelta en luna,

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna.

Ríete, niño,

que te tragas la luna

cuando es preciso.

Alondra de mi casa,

ríete mucho.

Es tu risa en los ojos

la luz del mundo.

Ríete tanto

que en el alma al

oírte,

bata el espacio.

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita,

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

relampaguea.

Es tu risa la espada

más victoriosa.

Vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor.

La carne aleteante,

súbito el párpado,

el vivir como nunca

coloreado.

¡Cuánto jilguero

se remonta, aletea,

desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.

Nunca despiertes.

Triste llevo la boca.

Ríete siempre.

Siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,

tan extendido,

que tu carne parece

cielo cernido.

¡Si yo pudiera

remontarme al origen

de tu carrera!

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Al octavo mes ríes

con cinco azahares.

Con cinco diminutas

ferocidades.

Con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.

Frontera de los besos

serán mañana,

cuando en la

dentadura

sientas un arma.

Sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.

Vuela niño en la doble

luna del pecho.

Él, triste de cebolla.

Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre.

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10 Isla ignorada _ Gloria Fuertes (1917-1998

Soy como esa isla que ignorada,

late acunada por árboles jugosos,

en el centro de un mar

que no me entiende,

rodeada de nada,

sola sólo.

Hay aves en mi isla relucientes,

y pintadas por ángeles pintores,

hay fieras que me miran dulcemente,

y venenosas flores.

Hay arroyos poetas

y voces interiores

de volcanes dormidos.

Quizá haya algún tesoro

muy dentro de mi entraña.

¡Quién sabe si yo tengo

diamante en mi montaña,

o tan sólo un pequeño

pedazo de carbón!

Los árboles del bosque de mi isla,

sois vosotros mis versos.

¡Qué bien sonáis a veces

si el gran músico viento

os toca cuando viene el mar que me rodea!

A esta isla que soy, si alguien llega,

que se encuentre con algo es mi deseo;

manantiales de versos encendidos

y cascadas de paz es lo que tengo.

Un nombre que me sube por el alma

y no quiere que llore mis secretos;

y soy tierra feliz que tengo el arte

de ser dichosa y pobre al mismo tiempo.

Para mí es un placer ser ignorada,

isla ignorada del océano eterno.

En el centro del mundo sin un libro

sé todo, porque vino un mensajero

y me dejó una cruz para la vida

para la muerte me dejó un misterio.