CONCURSO DE ENSAYO “LAS ELECCIONES DE 2012” n División del Norte, Andador 4, Casa...
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CONCURSO DE ENSAYO “LAS ELECCIONES
DE 2012”
Tema: Las encuestas como instrumentos de propaganda
política (legalidad, costos, efectos y resultados).
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ITZEL DOLORES ORTIZ-MEDINA
-----------------------------------------------
MARIA DEL CARMEN MEDINA BECERRIL
VLADIMIR NAVA-ORTIZ
-----------------------------------------
ROGELIO NAVA-ZAMUDIO
Prolongación División del Norte, Andador 4, Casa 28, U.H Narciso Mendoza-Villa
Coapa, Tlalpan Distrito Federal C.P 14390 Tel: 56-09-49-15 Correo:
Las encuestas como instrumentos de propaganda política (legalidad,
costos, efectos y resultados).
Los resultados electorales que se pretenden legitimar a base de desinformación, dinero, ignorancia y
administración de la pobreza, dan cómo resultado una gama de expresiones de descontento que
pretenden, a su vez, poner de manifiesto que ésta nueva cultura de pensamiento político surgida desde
hace poco más de 6 años es, y será, en todo momento un freno para las ansias desestabilizadoras de los
poderes corrompidos y corruptos. La conciencia política individualizada de nuestro movimiento a
diferencia de otros muchos, se ha reacomodado para dar paso a una sóla masa de pensamiento crítico
que tuvo la inteligencia de ver, desde los primeros instantes, la intención facciosa de las encuestas y de
sus fines truculentos. Estamos en este momento de expresar nuestro genuino enojo y vaya por la
democracia tan anhelada este ensayo que intenara exponer la puntualidad de los conceptos, su cara
oculta y la relación con los hechos que ahora vive nuestro México.
Los autores
Una encuesta es un estudio observacional en el cual el investigador busca recaudar datos de
información por medio de un cuestionario prediseñado, y no modifica el entorno ni controla el
proceso que está en observación (como sí lo hace un experimento). Los datos se obtienen a
partir de realizar un conjunto de preguntas normalizadas dirigidas a una muestra representativa
o al conjunto total de la población estadística en estudio, formada a menudo por personas,
empresas o entes institucionales, con el fin de conocer estados de opinión, características o
hechos específicos. El investigador debe seleccionar las preguntas más convenientes, de
acuerdo con la naturaleza de la investigación.
Respecto a las muestra podemos decir que en estadística, una muestra estadística valga la
repetición (también llamada muestra aleatoria o simplemente muestra) es un subconjunto de
casos o individuos de una población. Las muestras se obtienen con la intención de inferir
propiedades de la totalidad de la población, para lo cual deben ser representativas de la misma.
Para cumplir esta característica la inclusión de sujetos en la muestra debe seguir una técnica de
muestreo. En tales casos, puede obtenerse una información similar a la de un estudio exhaustivo
con mayor rapidez y menor coste.
Por otra parte, en ocasiones, el muestreo puede ser más exacto que el estudio de toda la
población porque el manejo de un menor número de datos provoca también menos errores en
su manipulación. En cualquier caso, el conjunto de individuos de la muestra son los sujetos
realmente estudiados. El número de sujetos que componen la muestra suele ser inferior que el
de la población, pero suficiente para que la estimación de los parámetros determinados tenga un
nivel de confianza adecuado. Para que el tamaño de la muestra sea idóneo es preciso recurrir a
su cálculo.
Por otro lado, la propaganda es una forma de comunicación que desde la antigüedad está
dirigida a influir en la actitud de una comunidad hacia algo. Al contrario que el suministro de
información imparcial, la propaganda, presenta información sobre todo para influir en una
audiencia. Al respecto Nelson (1996) decía que “la propaganda es definida como una forma
intencional y sistemática de persuasión con fines ideológicos, políticos o comerciales, con el
intento de influir en las emociones, actitudes, opiniones y acciones de los grupos de
destinatarios específicos mediante la transmisión controlada de información parcial (que puede
o no basarse en hechos) a través de los medios de comunicación masiva y directa."
El planteamiento de las encuestas -que desde hace 6 años hemos tenido que soportar- consiste
en utilizar una información presentada y difundida masivamente con la intención de apoyar una
determinada opinión ideológica o política. Aunque el mensaje contenga información verdadera,
es posible que sea incompleta, no contrastada y partidista, de forma que no presente un cuadro
equilibrado de la opinión en cuestión, que es contemplada siempre en forma asimétrica,
subjetiva y emocional. Su principal uso, proviene del contexto político, refiriéndose
generalmente a los esfuerzos patrocinados por gobiernos o partidos para convencer a las masas;
secundariamente se alude a ella como publicidad de empresas privadas. Propaganda, difusión
de ideas e información con el fin de inducir o intensificar actitudes y acciones específicas.
Dado que la propaganda con frecuencia va acompañada de distorsiones de los hechos y de
llamamientos a la pasión y a los prejuicios, a menudo es considerada como falsa o engañosa,
pero presentada como verdadera tanto por el contratante como por el contratado. No creemos
necesario poner nombres, ya todos sabemos quien es uno y quienes son los otros (aunque de
manera irremediable sus nombres iran apareciendo a lo largo de éste trabajo).
La propaganda política tiene como fín convencer a las masa y hacerla complice y/o participe de
fines considerados como supremos. Un momento culminante de esta actividad y que al mismo
tiempo dio gran impulso para convertirse en el fenómeno que ahora es por su trascendencia e
implicación en la vida politica (y de los políticos), se dio entre la Primera y Segunda Guerra
Mundiales, cuando se institucionalizó la propaganda moderna con métodos (estos si),
científicos.
Periodistas y relacionistas (entre ellos un sobrino de Sigmund Freud de nombre Edward Louis
Bernays) fueron los responsables de orquestar la primera campaña anti-alemana en Estados
Unidos para que el pueblo estadounidense diese su visto bueno a la entrada de este país en la
contienda. Su éxito, demostró el potencial de esta herramienta como medio de control de la
opinión pública, una experiencia que volvieron a poner en práctica los siguientes gobiernos
estadounidenses y de la que aprendieron otros países durante la Segunda Guerra Mundial. En
esta ocasión, la propaganda se convierte en la principal arma de guerra en el terreno de batalla
tanto para la Alemania nazi como para Gran Bretaña y su primer aliada Francia.
El padre de la propaganda nazi ( y que no deja de recordarme a un pseudo-periodista que me
apena decirlo, es mexicano)fue Joseph Goebbels, responsable del Ministerio de Educación
Popular y Propaganda, creado por Adolfo Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había
sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al
poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para monopolizar el aparato mediático
estatal, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su
control, y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder
centralizado del cine (mex, polis, mark) la radio (casi todas las cadenas de radio en el país lo
hacen según consigna de sus patrones), el teatro, la literatura y la prensa (no hay mejor ejemplo
en México que esa prensa-soldado del regimen). Pero dejémonos de ejemplos y continuemos.
Era también (Goebbels-Dori, perdón) el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos
del gobierno. El mismo Adolfo Hitler en sus escritos que tituló “Mi Lucha”, dice acerca de la
propaganda:
“La propaganda es un medio y debe ser considerada desde el punto de vista del objetivo al cual
sirve. Su forma, en consecuencia, tiene que estar acondicionada de modo que apoye al objetivo
perseguido”
Usó mucho lo que hoy en día se conoce como el marketing social, ensalzando muchos
sentimientos de orgullo, promoviendo muchos odios y en muchas ocasiones mintiendo y
convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad. También tuvo otra técnicas y métodos
como el de hacer esperar al público alemán por las noticias en tiempos de victoria para crear un
fuerte suspenso y hacer que cuando recibieran las buenas nuevas la alegría fuera más duradera.
A Goebbels se le atribuye mucho de lo que conocemos como propaganda moderna, entre ellos
sus 11 principios:
Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo.
Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o
individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos,
respondiendo el ataque con el ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que
las distraigan».
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que
sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos
inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer,
más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es
limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y
repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero
siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la
famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad».
Otras fuentes atribuyen esta frase a Lenin, pero también Wiliam James, padre de la psicología
moderna (1842-1910), dijo algo muy similar.
Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a
un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las
respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los
llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y
disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de
medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un
sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios
tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el
mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.
Volviendo a nuestra realidad presente, no solo pseudo informadores sino los mismos políticos
enemigos de la democracia, si se reflexiona un poquito, pareciera que tienen a la mano estos
principios Goebbelianos con los que en este preciso momento están atacando a un movimiento
y a su lider. Desde las eleciones pasadas (2006) lo de “Es un peligro para México” estuvo sin
duda alguna influenciado por este adoctrinamiento que no se puede negar. Es lo que ha hecho
televisa y es lo que hace el PRI.
Nadie podría pretender confinar la propaganda en un cierto número de leyes funcionales. La
propaganda es polimorfa y cuenta con recursos casi ilimitados. Como dijo Goebbels: "Hacer
propaganda es hablar de la idea en todas partes, hasta en el tranvía". El verdadero
propagandista, el hombre que quiere convencer, aplica toda suerte de fórmulas, según la
naturaleza de la idea y la de sus oyentes; pero actúa principalmente por contagio de su fe
personal, por sus cualidades propias de simpatía y de elocución. Estos elementos no son
fácilmente mensurables, y, sin embargo, la propaganda de masas no tendría efecto si no fuese
sostenida por un esfuerzo tenaz y múltiple de propaganda individual. Una mentira repetida
muchas veces se convierte en verdad incontrastable, más aún cuando hay detrás un aparato
productor de mentiras.
De este modo, la “mercadotecnia política” concepto de reciente acuñacion, al aprovechar la
psicología de las masas para posicionar líderes, ha resultado vital para el acceso al poder, cómo
bien lo pudo constatar Goebbels. En condiciones éticas, el líder debería responder de manera
íntegra a las expectativas populares de progreso y justicia social. Sin embargo, los líderes
políticos actuales, tienden más a gastar en promoción personal a través de mensajes que
“posicionan” su imagen, que en acciones de desarrollo social, que tal vez contribuirían más a
una mejor percepción de la opinión pública. Pero, triste es decirlo, el fin único es el voto sin
importar lo que se deje en prenda para conseguirlo, sin preocupación ni del individuo ni del
estado mismo.
“Es cierto que las ideas propuestas por los partidos políticos deben ser difundidas, siempre
apegadas a las formas que dispone la ley para tal efecto, sin embargo hoy en día estamos en un
mundo donde expresar ideas puede hacerse de diversas formas” "(Bretón, 1994).
Al repecto podemos decir que en todas las sociedades o en casi todas, la forma en que se eligen
los gobernantes o personas que ejercen el poder, ha sido un tema fundamental donde se busca
lo “estrictamente” democrático. Lo más común, plantea Bretón, es que se haga a través de
elecciones libres, periódicas y autenticas teniendo como mecanismo la particiáción ciudadana
mediante el voto. No podemos afirmar categoricamente que éstas, hayan cumplido su
cometido, al menos en cuanto a libertad se refiere, si hablamos de nuestra sociedad y por eso es
que ahora estamos manifestandonos. Con tristeza podemos ver que la educación, la religión y
permítanos decirlo, la posición social y por ende, el nivel económico, han jugado un papel
importante en la devaluación del sufragio como se verá más tarde.
Encuestas y Propaganda: Un fin político
La propaganda y las encuestas como fin político hoy en dia se respiran en el aire. Todos y en
todo lugar se habla de ellas. Para Bartlett (1940), no hay huída posible a su voz insistente. Su
poder sería enorme aunque sólo fuera la mitad de eficaz de lo que frecuentemente se pretende
que es. Se dice que es –su influencia- capaz de determinar la conducta del más oscuro de los
ciudadanos y, al mismo tiempo, de decidir los destinos de las grandes naciones. Apunta el autor
que, “actúa en el modelado de la educación del niño, de las ambiciones de la juventud, de las
actividades en la flor de la vida, y persigue a los viajeros hasta la tumba. No tiene respeto para
las edades, las estaciones o los tópicos”.
Aquí habría que darle cabida a los medios de comunicación que difunden de manera cortesana
lo que el pagador les manda. Quizá más importante aún que esos y todos los demás inventores
favorecedores de la intercomunicación rápida y efectiva, es el hecho de que ahora sean
únicamente juguetes o armas en manos de unos pocos favorecidos. Contrario a lo que plantea
este autor, la mayoría de ellos no es aprovechable por todos -si por algunos poderosos- y cada
vez vienen a ser más los medios que son utilizados con fines perversos.. Una política que
antiguamente sólo necesitaba ser expuesta ante unos pocos y ganar su asentimiento antes de
actuar, debe ahora conquistar el apoyo activo de muchos. En la actualidad una acción rápida
debe ser inmediatamente justificada y expuesta, porque las noticias de ella se propalarán y las
repercusiones serán tan amplias y casi tan veloces como el correr de aquéllas. Así nos
encontramos con las encuestas. Ahora este medio, después será otro.
Precisamente esto es lo que ocurre siempre que la propaganda política se convierte en un arma
para uso del –diagamos-, único partido dominante en el estado totalitario. Por tanto, cuando la
propaganda se desarolla vigorosamente en un estado de esta índole, hay siempre un enorme
vacío implícito entre aquellos que controlan la publicidad y aquellos otros a quienes se intenta
controlar por sus medios. A un observador superficial dominado por los medios y por lo que a
convenencia quieren decirle, este vacío puede no parecerle una posible línea de división
desastrosa, pero ahí está. Es ésta una de las cosas curiosas de la sociedad humana: donde son
muy numerosas las probabilidades de división, la posibilidad de un rompimiento serio puede
ser mínima, y donde las posibles líneas de división son pocas puede el grupo estar en verdadero
peligro de un deterioro completo.
La propaganda política usada por un partido todopoderoso con su correspondiente análogo en
los medios, busca dirigir grandes masas de gente e intenta llevarlas a la uniformidad de acción
y de opinión. Desde que el gran propósito es alcanzar resultados y no promover o estimular una
comprensión de éstos, cuanto más fanático y entusiasta es el propagandista, más muestra con
sus métodos que él cree que los individuos a quienes ha de tratar, constituyen un grupo de
desgraciados sin información y especialmente que están y estarán en un bajo nivel de desarrollo
intelectual. Triste es decirlo, pero así nos consideran. Es verdad que uno de los trucos de su
procedimiento es decir a quien quieren convencer, que son mucho mejores que otras gentes,
pero la realidad es que el truco entero de su método de atracción, reside en arrogarse a si mismo
una superioridad que de modo permanente y último niega a los demás. Pretende que sólo él o
ellos, puede (n) pensar en forma constructiva, que él (ellos), posee (n) los mejores sentimientos,
que es suya la responsabilidad de la decisión, y que los demás únicamente tienen el derecho y
la obligación de aceptar. Entre él y su público, dondequiera que pueda ser y de cualquier modo
que el último pueda estar compuesto, hay un gran abismo, y la parte más ancha de ese abismo
— se sobreentiende — es la que marca la diferencia de inteligencias. Algunas veces defendida
en alta voz, ésta es la pretensíón siempre presente. Un movil son los medios. Medios que para
mantener a esa masa informe en estado de pasividad dan poca calidad informativa y cultural.
Sobra decir que en eso son especialistas. Para que informar piensan unos, para que me imformo
piensan otros.
Para Domenach (1968), la propaganda puede compararse con la publicidad en cuanto tiende a
crear, transformar o confirmar opiniones y usa algunos de los medios propios de ésta; pero se
distingue de ella porque persigue un fin político y no comercial. Las necesidades o las
preferencias que suscita la publicidad están enderezadas a un producto particular, mientras que
la propaganda sugiere o impone creencias o reflejos que a menudo modifican el
comportamiento, el psiquismo y aun las convicciones religiosas o filosóficas. La propaganda
por consiguiente, influye en la actitud fundamental del ser humano. En este sentido puede
comparársela con la educación; pero las técnicas que emplea habitualmente y, sobre todo, su
designio de convencer y subyugar, sin formar, la hacen su antítesis. En mucho de esto, y lo
decimos con responsabilidad, han ayudado las encuestas.
Las nuevas técnicas
El escrito, la palabra y la imagen, elementos todas ellas de las encuestas, son los sostenes
permanentes de la propaganda: el escrito, el más potente vehículo de propaganda, por lo caro
de su precio y la complejidad de su distribución; la palabra, por el alcance de la voz humana; y
la imagen sirviéndose de dibujos, pinturas y fotos que crean un momento romántico entre un
personaje y el pueblo, reproducidos todos por procedimientos costosos pagados eso sí por
intereses disolutos como veleidosos. Ahora bien; los descubrimientos dan a esos tres sostenes
un alcance prácticamente ilimitado; la rapidez de la distribución en medios (escritos), rapidez
de la información (por televisión, internet y teléfono) y, por último, utilización de la publicidad
que engloba todo el mecanismo tecnológico.
La propaganda de tipo publicitario se limita a campañas más o menos espaciadas, de las cuales
el caso típico es la campaña electoral. Se trata entonces de destacar ciertas ideas y ciertos
hombres con procedimientos bien delimitados. Expresión normal de la actividad política. La
fusión de la ideología con la política da otro tipo de propaganda, de tendencia totalitaria, ligada
estrechamente con la progresión táctica que actúa en todos los planos de lo humano; no se trata
ya de una actividad parcial y pasajera, sino de la expresión misma de la política en movimiento,
como voluntad de conversión, de conquista y de explotación. Esta propaganda está ligada con
la introducción de las grandes ideologías políticas conquistadoras. Porque aquí hablamos de
conquista de los que se creen con derecho sobre el poder por sobre los que parece, quieren ser
sometidos.
Alguien se ha agenciado de las reglas propagandisticas mas oscuras y las quiere hacer valer.
La primera condición de una buena propaganda es la repetición incesante de los temas
principales. Goebbels decía en chiste: "La Iglesia católica se mantiene porque repite lo mismo
desde hace dos mil años. El Estado nacionalsocialista debe actuar de la misma manera." Y otros
estados, incluido el nuestro, pretenden hacer lo mismo. Sin embargo, la repetición pura y
simple fatigaría pronto. Se trata, entonces, de insistir con obstinación en el tema central
presentándolo bajo diversos aspectos. "La propaganda debe limitarse a una pequeña cantidad de
ideas repetidas siempre. La masa solo recordará las ideas más simples cuando le sean repetidas
centenares de veces. Los cambios que se introduzcan nunca deberán afectar el fondo de la
enseñanza que uno se proponga divulgar, sino solamente la forma. Es por esto que la voz de
orden debe presentarse bajo diferentes aspectos, pero figurar siempre condensada en una
fórmula invariable como conclusión” exponía este ministro alemán. La orquestación pues, de
un tema dado, consiste en su repetición por todos los órganos de propaganda en formas
adaptadas a los diversos públicos, que deben ser tan variadas como sea posible.
Llegan los sondeos de opinión: 50 millones de mexicanos….
Desde que existe la sociología, se ha puesto en evidencia la presión del grupo en la opinión
individual y los múltiples conformismos que nacen en las sociedades. Esas observaciones
fueron confirmadas por los sicólogos modernos y particularmente por los especialistas
norteamericanos en opinión pública. Es sabido por todos aquellos que practican los "sondeos de
opinión", que un individuo puede tener sobre un mismo asunto, y muy sinceramente, dos
opiniones muy distintas, y a veces hasta contradictorias, según opine en tanto que miembro de
un grupo social (Iglesia, partido, etc.), o bien a título personal. Está claro que dos opiniones
contrarias subsisten en el espíritu del sujeto sólo por la presión de los diversos grupos sociales a
los que pertenece. La mayoría de los hombres desean, ante todo, armonizar con sus semejantes:
Rara vez osarán perturbar la armonía que reina en torno de ellos expresando una idea contraria
a la de la generalidad; de lo que se infiere que una gran cantidad de opiniones públicas son, en
realidad, una adición de conformismos, mantenidos porque el sujeto cree que su opinión es
también unánimemente sostenida por quienes lo rodean. La tarea de la propaganda será
entonces la de reforzar esa unanimidad, y aun la de crearla artificialmente sirviéndose de los
medios que le sean provistos por el poder. Buena técnica la de hacer creer que todos quieren lo
mismo.
Existe una leyenda que ilustra muy bien esta habilidad elemental. Es la historia de tres sastres
de Londres que, otrora, dirigieron una petición al Rey, firmándola: "Nosotros, el pueblo
inglés". Todas las proclamaciones, todos los manifiestos comienzan así, con una afirmación de
unanimidad: "Las mujeres de Francia exigen...", "el pueblo de París reunido en el Velódromo
de Invierno”. Es divertido ver, algunas veces, dos partidos políticos de tendencias opuestas
reunir, con pocos días de intervalo y en la misma sala, al "pueblo parisiense", o dirigirse
igualmente al gobierno en nombre del "unánime sentimiento popular". Esa misma
preocupación lleva a los partidos a inflar la cantidad de sus manifestantes en proporciones
increíbles, y a veces absurdas. Se trata siempre de crear ese sentimiento lleno de exaltación y de
miedo difuso, que lleva al individuo a adoptar las mismas concepciones políticas que parecen
compartir la casi totalidad de personas que lo rodean, sobre todo si de esas concepciones se
hace una ostentación no desprovista de amenaza (“puede que pierdas tu trabajo y tu casa si
votas por él”) rezan. Crear la impresión de unanimidad y virilizarla como un medio de
entusiasmo y terror al mismo tiempo es el mecanismo básico de las propagandas totalitarias,
contra un enemigo único. “50 millones de mexicanos han decidido” es la mentira de moda.
Malas cuentas y calculadoras descompuestas que quieren confundir sin lograrlo o, cuando
menos, no completamente.
Una gran duda surge ante el momento que vivimos ¿el mero proyecto de influir en la opinión
pública en un sentido determinado, es admisible? Les parece a muchos que basta con tener
confianza en el "buen sentido" de la opinión individual de quien lo dice. Que cada uno pueda
tener su propio parecer es probable, se hallará muy cerca de la realidad objetiva si,
precisamente, no intervienen presiones exteriores para falsearlo. Es cierto que la complejidad
de muchos problemas económicos y sociales excede la comprensión de la opinión pública, en
las cuestiones políticas, más allá de la incomprensión, existe un campo extenso para maniobrar
al antojo de quien tenga las herramientas y los recursos por supuesto.
Al individuo le cuesta entonces mucho trabajo formarse una opinión. Por otra parte, es raro que
intente realmente tener un juicio propio. Aun en aquellos asuntos que le son accesibles,
comienza por tomar referencias en el grupo social en que vive, en su diario, con sus parientes y
amigos. Se pone en evidencia pues, el aspecto colectivo de la opinión, al punto de que Jean
Stoetzel pudo dar de ésta una definición que elimina todo elemento de juicio personal y hace de
ella un fenómeno puramente social. "Opinar —dice— es, para el sujeto, situarse socialmente
con relación a su grupo y a los grupos extremos. Es entonces no solo legítimo, sino
recomendable interpretar la significación de su opinión relacionándola con la opinión pública."
Esto es lo que hacen los investigadores cuando obtienen en sus sondeos una media estadística
que se supone representa a la opinión pública sobre tal o cual asunto. Sin embargo, estos
sondeos difícilmente captan la opinión de un individuo integrado en un grupo, sino más bien
una opinión ya abstracta, puesto que es artificialmente deducida y llevada sin más al plano
nacional o internacional. Las encuestas que ahora nos ocupan hacen gala de un total
desconocimiento científico, estadístico para ser más precisos, inducen datos y deducen que “la
gran mayoría de la población tiene la intención de voto” que más les conviene. El sondeo de
opinión en estricto sentido, obtiene la media de lo que ya es una media. De allí sus limitaciones
y sus posibilidades de error. En efecto; la opinión neta se obtiene al nivel del grupo al que
pertenece el sujeto; pero como esos grupos son por lo general múltiples —familia, sindicato,
partido, salón, etc. —, el individuo puede emitir opiniones diferentes en cada uno de esos
diversos niveles y, a veces, hasta contradictorias. Salvo en ciertos momentos de crisis en que
cristaliza una opinión de partido (crisis política o revolución) o una opinión nacional (guerra
extranjera), la opinión del individuo se sitúa alrededor de la media de opiniones diversas, o de
esquemas de opiniones más o menos sólidamente formadas al nivel de los diversos grupos
sociales. A veces esta media no se alcanza y la opinión individual oscila entre las diversas
actitudes que se le sugieren. Eso como mínimo tendrían que saberlo o de plano hacer
chismógrafos de secundaria.
Un sondeo de opinión es una medición no estadística (pero que se sirve de ella) tomada a partir
de encuestas destinadas a conocer la opinión pública. Estas mediciones se realizan por medio
de muestreos que, usualmente, están diseñados para representar las opiniones de una población
llevando a cabo una serie de preguntas y respuestas, luego, extrapolando generalidades en
proporción o dentro de un intervalo de confianza. Por muchos años, los sondeos de opinión
fueron realizados a través de las telecomunicaciones o, principalmente, cara a cara, tanto en las
calles como en los hogares de las personas. Los métodos y técnicas variaban aunque están
ampliamente aceptados en la mayor parte de lugares. Se pueden realizar encuestas verbales,
con papeletas de votación y procesadas de manera eficiente, para contrastar otros tipos de
encuesta con matrices sistemáticas y más complicadas en comparación a los procedimientos
ortodoxos previos.
Los sondeos de opinión se desarrollaron en aplicaciones populares, aunque las tasas de
respuesta para algunas encuestas declinaron. En algunos países se ha vuelto común la
realización de sondeos de opinión mediante llamadas telefónicas, sin el permiso claro del
encuestado, siento estas más fáciles, baratas y rápidas que el método cara a cara. Además de
esto, los sondeos vía Internet se han tornando más populares -a pesar de las dificultades de
tomar muestras de carácter científico- en gran parte por la red. Las encuestadores que utilizan
encuestas por internet, deben trazar la muestra a partir de un gran panel de voluntarios y los
resultados son sopesados para reflejar la demografía de la población de interés. Esto marca una
diferencia en las encuestas populares a las cuales se someten quienquiera participar y más que
una muestra científica de la población no son generalmente considerados como precisas. ¿Por
qué entonces deben tomarse como verdaderas?
La redacción de un sondeo puede incluir sesgos, dado que el sesgo puede estar en la opinión.
Por ejemplo, es más probable que el público indique su apoyo por una persona que es descrita
por el operador como uno de los "candidatos que lideran la elección". Esta pregunta en sí
mismo oculta un sesgo sutil por un candidato, al agrupar a algunos candidatos en una categoría
"otros" o viceversa. Las herramientas que se utilizan en los sondeos del siglo XXI varian en
complejidad debido a estas circunstancias. Así, las encuestas que ahora nos ocupan son de suyo
subjetivas, al inducir en las personas lo bueno e importante que es votar por una imagen con
copete incluido sin importar lo verdaderamente importante: un programa de nación, que por
alguien que está contra sus intereses.
La influencia de los sondeos de opinión
Al proporcionar información sobre las intenciones de voto de la población, los sondeos de
opinión pueden influir en la conducta de los electores. Las diversas teorías que existen sobre el
tema pueden dividirse en dos grandes grupos: los efectos de arrastre y rechazo y el voto
estratégico o táctico (Emilio Lamo de Espinosa, 2001). El efecto de arrastre (bandwagon effect)
ocurre cuando el sondeo provoca que los votantes respalden al candidato que se pronostica que
vencerá.. Esta idea persiste a pesar de la falta de pruebas empíricas hasta finales del siglo XX.
George Gallup dedicó muchos esfuerzos en vano intentando desacreditar esta teoría en su
época presentando estudios empíricos. Un reciente meta-estudio de investigación científica en
este campo indica que desde los ochenta en adelante el efecto de arrastre es mucho más
frecuente (Irwin y van Holsteyn, 2000).
La segunda categoría dentro de de las teorías de cómo los sondeos afectan directamente al voto
es el voto estratégico o voto táctico. Esta teoría se basa en la idea que los votantes ven las
elecciones como un método para elegir un gobierno. Así, algunos no eligen a su candidato por
razones de afinidad política o simpatía, sino por otras no tan deseables, como puedan ser
motivos estratégicos. Un ejemplo de esto se pudo ver en las elecciones generales de 1997 en el
Reino Unido, cuando la victoria de Michael Portillo en la circunscripción de Enfield se daba
por sentada y sin embargo los sondeos de opinión mostraban que el candidato del Partido
Laborista, Stephen Twigg ganaba apoyo sin cesar. Eso pudo haber impulsado a los votantes
indecisos o a los votantes de otros partidos a apoyar a Twigg para echar a Portillo. Otro
ejemplo es el efecto bumerán en el que los que los supuestos votantes del candidato dan por
segura su victoria y sienten que su voto no es necesario, permitiendo así la victoria al
contrincante. Estos efectos sólo indican cómo las encuestas de opinión afectan directamente la
decisión del electorado. También se ven afectados los periodistas, los políticos, los partidos
políticos y los funcionarios entre otros, pero sobre todo el enfoque de los medios de
comunicación y las ideologías políticas.
¿En el país quién encuesta?
Encuestas, encuestadoras y sus relaciones…¿con el poder?
-ISA (en asociación con GEA) Cuenta entre sus clientes a Fundación Televisa, Asociación de
Bancos de México, Banamex Banco Mundial, Periódico Cronica y El Economista entre otros.
Presidente Ejecutivo: Ricardo de la Peña
Para de la Peña, una campaña electoral debe atraer la atención del votante con el fin de lograr
persuadirlo para que deposite su sufragio a favor de algún candidato. “La mayor parte de los
ciudadanos va a tener un nivel de atención reducido hacia el proceso electoral, no es su
prioridad”
Según esta casa encuestadora, “desde su fundación, GEA-ISA promueve la formación de una
cultura de la opinión pública en México, mediante la difusión regular de resultados de
encuestas a través de medios de comunicación, lo que le permite ubicarse públicamente como
una empresa líder en el campo de la investigación demoscópica de México, cumpliendo así con
su visión”. En lo que respecta a su misión, “dotar a nuestros usuarios públicos y privados de
información clara, oportuna y precisa que les permita una toma de decisiones racional y
fundada en datos confiables, producto de ejercicios de medición realizados de manera
profesional, que atiendan los temas de interés con objetividad, profundidad y entereza”. Así,
desde 1997 ISA tiene una alianza estratégica con GEA Grupo de Economistas y Asociados,
consultora mexicana fundada en 1990. Entre los proyectos conjuntos destaca el programa de
análisis de los escenarios de gobernabilidad y preferencias electorales en México, que se
desarrolla como proyecto sindicado desde 1998 hasta la fecha.
Consulta Mitofsky
Roy Campos, presidente de Consulta-Mitofsky, empresa privada de Investigación de Mercado
y de Opinión Pública líder en México.
Según el perfil de la empresa, “CONSULTA MITOFSKY es la empresa líder en México en el
campo de la investigación de la opinión pública; nuestra principal tarea es la consultoría
especializada en estudios de mercado y de opinión pública a través de mediciones de actitudes,
valores y características de diversos estratos poblacionales. Con base en comprobados criterios
profesionales de rigor científico y metodológico, generamos; administramos; analizamos y
presentamos la información necesaria para la solución de problemas; la toma de decisiones; el
diseño de estrategias y las estimaciones de proyección y evaluación de sus procesos de
desempeño.
Maria de las Heras-Demotecnia
DE LAS HERAS-DEMOTECNIA es la empresa pionera en investigación político-electoral
en México
Rodrigo Galván de las Heras, Director General de DE LAS HERAS DEMOTECNIA, es
especialista en diseño de estrategias y elaboración de plataformas creativas para campañas
publicitarias, así como elaboración de diagnósticos para identificar targets, fortalezas y
debilidades, cualidades que le dan sentido a nuestras encuestas. El esposo de María de las
Heras es un distingido dirigente priísta: César Augusto Santiago. ¿Habría favoritismo en
cuanto a los datos partisistas pa la elección presidencial?
Parametría, dirigida por Francisco Abundis.
Parametría es una empresa dedicada a la investigación estratégica de la opinión y análisis de
resultados, herramienta fundamental para conocer la imagen de las instituciones o personas, la
satisfacción de clientes con los productos o servicios que ofrece una institución, y las demandas
de una población específica. La información que genera Parametría ha resultado crucial en el
esquema de campañas efectivas de comunicación y para el diseño de proyectos con impacto
público.
Estas son algunas de las casas encuestadoras “permitidas” para llevar a cabo los sondeos de
opinión de sobra conocidos. En el campo científico se dice que se debe tener total objetividad
ante el objeto de estudio. Sacudirse los prejuicios o los juicios elaborados de antemano y
entonces investigar para ofrecer resultados. Las preguntas en este caso son ¿qué pasa cuando un
cliente que paga por las encuestas (aparte del interes lógico de conocer, pues para eso contrata),
tiene intereses políticos y económicos? ¿Cuánta independencia puede tener la casa contratada si
se tienen nexos, en algunos casos, con la politica? ¿Tendrán todas la rigurosidad científica que
se requiere para arrojar números confiables? ¿Quién asegura que la muestra es representativa y
que por otro lado, no se esté amañada? ¿Porqué se permiten algunas encuestadoras y no otras?
Como pasó con directivos de Milenio hace seis años, ya tendremos oportunidad de ver si había
favor de por medio o solo somos malpensados.
Desde antes y durante el desarrollo de los comicios, tales casas encuestadoras se ostentaban ya
lo vimos como “empresa líder en México en el campo de la investigación de la opinión
pública”, “empresa pionera en investigación político-electoral en México”, “empresa dedicada
a la investigación estratégica de la opinión y análisis de resultados” entre otros adjetivos
rimbombantes que pretenden hacerlas infalibles a los ojos de la ciudadanía. Ahora, después de
haber pasado el proceso para el cual fueron contrtadas, algunas, las más recalcitrantes y
enemigas del movimiento, por decir lo menos, salen con aires de humildad a decir “nos
equivocamos, las cifras que presentamos en estos meses pasados antes del proceso electoral
fueron erroneas”. Pero no somos tontos. No se equivocaron pues su cometido era ese, confundir
con cifras infladas y hacer creer (como ya hemos visto), al electorado indeciso que no había
nada por hacer, que las preferencias eran claras según sus amañadas encuestas. Cero (así, con e)
Gómez Leyva sabiendo que habían logrado el objetivo de confundir, se dio baños de pureza al
reconocer su error y decir –nada más lógico- que se retiraban del escenario de las encuestas.
Para algunos analistas (los menos) del desempeño de las encuestadora en este proceso electoral,
la elección presidencial reciente mostró un deterioro importante en relación a la calidad de
nuestra democracia. Para ellos, lo peor es el crecimiento importante del fenómeno del
clientelismo político, esto es la compra burda del voto. Otro fenómeno negativo importante es
el uso de las encuestas electorales como elementos propagandísticos y ya no como
herramientas estadísticas de investigación. Hoy por hoy es innegable la necesidad de llevar a
cabo un escrutinio de las encuestas electorales desde tres aspectos: los sesgos de la casa, la
publicación con fines propagandísticos y el financiamiento detrás de los encuestadores. Para
estos, las casas encuestadoras que participaron activamente en el pasado proceso electoral se
pueden dividir en dos: aquellas que mantuvieron a Enrique Peña Nieto sistemáticamente como
un puntero avasallador desde el inicio hasta el final de la campaña. Para esos encuestadores no
hubo impacto electoral de los spots de tele y radio, de los debates, ni de las marchas
estudiantiles.
Uno de los aspectos más delicados de este proceso electoral fue la utilización de encuestas
como objetos publicitarios. Por primera vez en la historia la población fue bombardeada con
más de 200 encuestas nacionales. La encuesta diaria de GEA-ISA contratada por Milenio se
replicaba unas 40 veces diarias en su canal de televisión. Las agencias encuestadoras que más
se difundieron fueron las que sobreestimaron sistemáticamente a Peña Nieto. Realizaban
encuestas semanales o diarias. Los encuestadores se presentaban casi diario en distintas
estaciones de radio o en televisión, como auténticas estrellas en “road show” de medios durante
todo el proceso electoral, repitiendo una y otra vez el mismo mensaje: que Peña Nieto
avasallaría en la elección.
Por otro lado en cambio, se situaron los encuestadores que anticiparon una elección competida,
Ellos sólo pudieron realizar entre una y tres encuestas, en el mejor de los casos. Notese la
diferencia a favor de un candidato. ¿Cuál fue el efecto de este bombardeo de publicaciones?
inhibir el voto y tener un efecto de élite favorable a Peña. Si bien, el público consumidor de
encuestas no es mayor a 30% de la población total, existe un efecto poderoso de difusión
indirecta. La gran mayoría de los mexicanos siguió las campañas y acudió a las urnas bajo la
idea de que esta elección estaba decidida desde antes de que empezaran las campañas. Como
consecuencia, los estrategas de las campañas mismas y las élites políticas y empresariales,
reaccionaron con tomas de decisiones a este escenario de inevitabilidad. Para los ciudadanos es
totalmente diferente llegar a una urna pensando que el ganador está definido, pase lo que pase,
o pensando que su voto puede hacer una diferencia.
La propaganda política como cualquier otra actividad o cosa, evoluciona naturalmente. Desde
las plataformas políticas, por ejemplo la del plan sexenal durante la campaña de Lázaro
Cárdenas del PNR (Partido Nacional Revolucionario, antecesor del PRI) en 1934, así como los
lemas de campañas que representan a los candidatos, hasta llegar al uso positivo y/o faccioso
de los medios de comunicación con encuestas de por medio. Al respecto hay quienes piensan
que no se observan diferencias significativas en el propósito principal de la propaganda política
entre las actuales campañas y las del pasado.
Para Juan Manuel Aurrecoechea, curador de una exposición llamada Del panfleto a Twitter:
100 años de propaganda política “en términos generales –apunta-, existe una constante entre lo
que se observaba en el discurso político de aquella época con la situación actual: por un lado,
sigue vigente la necesidad de proyectar la imagen del candidato a través de su rostro, que puede
encontrarse en carteles, botones y en objetos utilitarios desde el año 1900 hasta el 2000”.
Señala también que la principal diferencia entre las campañas de antaño y las de hoy radica en
que éstas se han profesionalizado (y han puesto a su servicio a la tecnología). Ahora están
diseñadas para posicionar al candidato como una marca. “Hoy en día,-continua y encuentra una
diferencia importante- las campañas son creadas por mercadólogos y equipos de diseñadores y
especialistas en imagen que proponen al candidato más como marcas que como proyectos
políticos, no como antes, cuando las campañas eran más personalizadas, diseñadas por el
candidato o por el grupo cercano a él.
La propaganda (y ahora también las encuestas) se inserta en el campo de la comunicación, un
terreno que engloba diversas áreas de conocimiento que, por su naturaleza, pueden dar lugar a
confusión. Por lo que respecta a la frontera entre publicidad comercial y política, la principal
diferencia es el tipo de conducta que se propone modificar. En el caso del mercado, se pretende
que el consumidor lleve a cabo un acto de consumo, mientras que en el ámbito político, se trata
de que se adhiera a una ideología o creencia. Tendremos que decir que está línea divisoria es
sólo un matiz, pues un político puede convertirse en un producto de consumo que la
mercadotécnia trata de vender a toda costa. Asimismo, los teóricos consideran que la
publicidad política requiere una mayor complejidad ya que tiene como objetivo alterar los
principios organizativos de la sociedad cuyo arraigo los hace muy resistentes al cambio. Otra
de las discrepancias es que la publicidad comercial se dirige al individuo, mientras que el
objetivo público de la propaganda, es el grupo social, que identifica al ciudadano con los
valores del conjunto. No obstante, en la actualidad la frontera entre ambos términos se vuelve
difusa debido a la convergencia de intereses entre las grandes empresas y partidos políticos. Así
podemos afirmar que existe una relación conflictiva que remite a la confrontación entre lo
privado y lo público en las democracias contemporáneas.
Algo de lo que poco se habla es de la mentira en que puede convertirse la propaganda y la
inclinación de las encuestas para favorecer a quien lo pide. La mentira en la propaganda
política y en la publicidad, nos muestra como muchas veces el principal objetivo de la
publicidad y la propaganda (vaya acertijo) es modificar la conducta del sujeto, mediante
sútiles proyecciones que persuaden al mismo, y para lograrlo se apoyará en una herramienta
que muchas veces es la mejor arma; mentir. Lo imprtante aquí es que la mayoría de las veces,
el sujeto o consumidor no se da cuenta sino hasta que ya adquirió la idea, producto o servicio
que ofrece la propaganda o publicidad, según sea el caso.
Cabe resaltar que la publicidad y la propaganda son dos cosas muy distintas. Pero dentro lo
distinto, la publicidad y la propaganda buscan que un individuo adquiera algo: la publicidad
busca modificar la conducta de los individuos con el fin de que adquieran un bien, servicio o
producto, estableciendo muchas veces un costo y dándole al sujeto comodidades para que de
verdad tenga la necesidad de adquirirlo. La propaganda modifica la conducta de los individuos
buscando que adquieran una idea, principalmente política, ya que no siempre tiene un costo y
que es meramente idealista, venden una vida mejor (vas a ganar más por tu trabajo), en base
a que compartamos su pensar.
Sin embargo pues, muchas veces es por medio del engaño como logran vender cada cosa
(según sea el caso hemos dicho), ya que las dos apelan más a nuestra parte emocional que a la
racional. Queremos adquirir cosas que nos hagan sentir bien y no que nos hagan de verdad estar
bien, esto, lamentablemente se lo debemos a la poca información que hay en la población, que
por mencionar algo, es mas fácil comprar un par de tenis que te adelgacen que buscar un
cambio total de hábitos alimenticios y deportivos. Es mucho más facil recibir un paliativo en
forma de tarjeta desechable, que buscar un cambio permanente con un mínimo esfuerzo
colectivo. Las personas dan muestras de no estar interesadas en las cosas reales, ya que no las
conocen . Es importante destacar que el sistema político, caduco para muchos, en eso ha
empleado energias y tiempo. No están inetresados en ofecer herramientas de crecimiento ni
economico ni cultural. Únicamente se dan placebos a nuestras necesidades. Ejemplo de esto es
el disfrutar de unas tarjetas con saldo de un desahogo momentaneo, para vivir en la opresión
por 6 años más. Esto a fin de cuentas es el objetivo. Ya dentro de seis años mas, tedremos otra
limosna para seguir anhelando un cambio verdadero. Es natural, dentro de nuestra población,
sentir que tener un político que nos dice que hará lo que nadie hace, nos dará la credibilidad
que necesitamos para sobrevivir. Con eso y una tortillas es más que suficiente.
Y así, llegamos a ésta situación. Y la administración de la pobreza da, en el peor de los casos,
el voto. La república mexicana se encuentra sometida a una serie de cambios en múltiples
rubros, más grandes aún en epoca electoral, donde podemos señalar los aspectos sociales,
culturales, económicos y políticos. Aunado a todos estos cambios, México es un país en el que
día a día más de 60 millones de mexicanos que viven la pobreza, tienen que trabajar
arduamente para poder sobrevivir en esta lamentable situación. Hoy la sociedad está enterada,
gracias al alcance de los medios de comunicación, que de cien de los municipios más pobres de
México, 15 pertenecen al estado de Veracruz, un estado en el que las bellezas naturales son
abundantes, pero en el que desgraciadamente, la riqueza se encuentra repartida solo en una
mínima parte de la población y, sorprendentemente es junto con otros estados, coto de poder
por parte del Partido Revolucionario Institucional. Quien mejor maneje el gotero con los
pobres, más poder tendrá.
Bajo el régimen de Porfirio Díaz (1877-1911) México había logrado altas tasas de crecimiento
económico, pero ello a costa de un inequitativo reparto de la riqueza y de una creciente
dependencia hacia el exterior. La caída de Díaz fue originada por un enfrentamiento armado, la
Revolución Mexicana, que culminó con la promulgación de la Constitución de 1917, la más
avanzada en su tiempo, pues fue la primera del mundo en incorporar disposiciones de
contenido social. México no tenía un camino hecho para cumplir con su destino democrático.
Había (y hay) que diseñar las instituciones que le dieran sustento; transitar, paso a paso, sobre
vías propias y adecuadas a nuestras condiciones, e imaginar los nuevos derroteros después de
cada conquista.
La conformación del partido que actualmente conocemos como PRI, tiene su origen en un
intento (cada vez más frustrado por sus mismos dirigentes), popular, democrático, progresista e
incluyente, comprometido con las causas de la sociedad, todos estos inspirados en los
superiores intereses de la Nación, los principios de la Revolución Mexicana y sus contenidos
ideológicos plasmados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
“En el Partido Revolucionario Institucional -se expresaba- la diversidad social de la nación
mexicana radica en la presencia predominante y activa de las clases mayoritarias, urbanas y
rurales, que viven de su trabajo, manual e intelectual, y de los grupos y organizaciones
constituidos por jóvenes, hombres y mujeres cuya acción política y social permanente, fortalece
las bases sociales del Estado Mexicano. El lema del Partido Revolucionario Institucional es
"Democracia y Justicia Social". Pero, ¿para quién o quienes? Habría que aclarar que la
parafernalia priista, ese estado protector y benefactor, dejó de funcionar hace mucho tiempo.
Razón por la cual se hace uso de herramientas como las que aquí se abordan para tratar de
legitimarse ante lo poco ofrecido.
Lo que viene
Tras la valoración sobre lo que estamos viviendo, y con este análisis de las últimas encuestas y
algunas reflexiones sobre el futuro de nuestro país (va de por medio la soberanía energética, la
alimentaria ya tan golpeada y la educativa por supuesto) no debemos dar por concluidas la
expresiones de disgusto contra ésta camarilla de vandidos.. Pero no ha de ser fácil. Como decía
la propia prensa española poco antes de los comicios de ese país : “la situación economica se
agrava de tal manera que vivimos una situación de auténtica emergencia. Estamos no ya al
borde del precipio sino cayendo por el. Todos los acontecimientos vividos, marcan el liston de
lo insostenible”
El efecto de las encuestas y la propaganda política al servicio de los ruines y poderosos se están
haciendo sentir. Hay quien afirma que las campañas no tienen efectos directos en el voto, que
sus efectos son parciales e indirectos; y por otro lado hay quienes afirman que las campañas si
tienen efectos directos.
La actual campaña pasará como la de mayor (des)información en la historia del país por la
creciente presencia de medios y tecnología: internet, blogs, redes sociales. Desde Facebook y
twitter hemos visto como desafían a los medios tradicionales, y como han nacido movimientos
como los de #soy132. Aquí debe generarse el contrapeso a los monopolios. Las redes sociales
generaron multiplicidad de canales de comunicación, y una oferta extensa de información a los
votantes. Pero como se ha visto la televisión y sus encuestas terminaron por dominar, toda vez
que hay millones de mexicanos que no han explorado el internet.
Paradójicamente tenemos más información, pero, ¿como se reportaron los resultados? Lo que
es un hecho es que la mayoría de las casa encuestadoras, no reportó preferencias efectivas,
asumiendo que las personas que no tienen respuesta, o que están indecisas se reparten
proporcionalmente entre los cuatro candidatos; esto no resulta válido en todos los casos. Si bien
facilita la comunicación de los resultados (truqueados), puede implicar efectos diversos como
los del carro ganador o la espiral del silencio como apuntaba Noelle Neuman (la opinión de
algunos puede ser inhibida por la mayoría, por miedo a la exclusión o al aislamiento).
Según lo reporta Paul Valdez “Por método, las encuestas electorales deben reportar
preferencias brutas, de tal manera que el público sepa cuál es el porcentaje de personas que no
contestan, o que no han decidido. Desafortunadamente aquí no ha sido así y buena parte de las
encuestas publicadas está reportando preferencias efectivas de muestras que podemos decir a
ciencia cierta no son objetivas y mucho menos representativas, con los consecuentes efectos en
la opinión pública”. ¿Queremos ver la realidad, o sólo una parte de la misma?
Todo este movimiento es por el nuevo fraude que se quiere cometer. Encuestas, propaganda y
promesas tienen como fin la imposición. El colmo de todo esto es que el fraude no solo se hace
a los que verdaderamente ganamos con nuestro voto libre y soberano, sino que se les aplica a
los que comprados ayudaron a “legitimar” el fraude. Unos actuaron por necesidad y otros, los
más, por ignorancia y es esa ignorancia contra la que verdaderamente se tiene que luchar.
A todo esto: ¿cuál fue el costo de las encuestas? ¿es sólo un costo o podemos decir que fueron
varios? Intervendrá pues la cuestión filosófica. Costo puede ser uno, el monetario, el que se
paga a las casas encuestadoras. Pero costo son también las secuelas de la impunidad con que se
han llevado la gran mayoría. Costo será el que paguemos todos si el regimen corrupto regresa.
En una encuesta es importante mantener tanto como sea posible el rigor científico y
metodológico en la obtención de los datos. No se hizo en éste caso. Es síntoma de
deshonestidad intelectual ofrecer encuestas adecuadas para cualquier presupuesto y cualquier
necesidad. Se hizo desde hace varios años atrás. La verdad es que hubo incluso quienes
tuvieron los resultados de oscuras encuestas, antes de que todo ocurriera. Después se
publicaron con la firma del centro tal o del estudio cual con fines de propaganda. Tales por
cuales se volvieron.
Digamos que si la encuesta es una encuesta electoral o de intención de voto (como fue en este
caso), entonces hay que descartar las metodologías de muestreo incidental (callejero, es decir,
al primero que pase) o aquellas que prometen ser realizadas en tiempo record (ciertas encuestas
telefónicas, por ejemplo) entonces no se necesita tener ni la primaria para saber, leer, intuir que
precisamente esto fue lo que se hizo.
El mal pretende hacerse a costa de la propaganda y, permítasenos la expresión, sus amantes las
encuestas. Unas se sirven de otras para lograr el poder, para legitimarse y robar. No dudamos
que tengan otros fines y otras intenciones, pero lo primero es lo que hemos visto. De ahí la
intención de este trabajo.
“Toda persona que pretenda realizar y publicar encuestas, estudios o sondeos de carácter
electoral, durante el periodo de elecciones, -y esto es iniciativa de quien sabe que los poderes
estan contra ellos- debe estar inscrita en el Registro Público de Encuestadoras que abrirá el
Consejo General del IFE”. Este es el objetivo central de una serie de reformas al Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, , en aras de “una mejor regulación
jurídica”. “Incritos en el IFE nooooooooo” pensamos muchos. Pero ahí está el Cofipe
“menooooooooos” pensamos otros.
La verdadera salida la propondrá la ciudadanía informada y sobra decirlo, no sin mucho
esfuerzo. Los autores de este escrito somos de los millones de sobrevivientes del fraude
anterior y digo sobrevivientes porque no cambiamos nuestra convicción como algunos pocos si
lo hicieron. No los culpamos. La televisión es su mentor. Y las encuestas su única fuente de
información. A la inmensa gran mayoría nos queda el fervor de lograr el cambio y para eso,
cada quien desde su trinchera, trabajamos.
Referencias bibliográficas
Richard, A. (1996) Una cronología y glosario de la propaganda en los Estados
Unidos. Ed. Greenwood. USA
Bartlett, F. (1940). La propaganda política Ed. Ridendo Castigat Mores. R.U
Mi lucha Hitler
Stoetzel, J. (1948). Los sondeos de opinión pública
Domenach, J. (1968) La propaganda política. EUDEBA Buenos Aires.
Lamo, E. (2001). La sociedad reflexiva. Sujeto y objeto del conocimiento
sociológico, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid.