Concepto Violencia Elsa Blair

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    Elsa Blair Trujillo*

    Aproximacin terica

    al concepto de violencia:avatares de una definicin

    Resumen

    El artculo desarrolla una aproximacin terica y una lectura crtica del concepto deviolenciay problematiza su dificultad de conceptualizacin dada la variedad semnticade la palabra que, como deja ver el artculo, es inmensa y termina por nombrar cosasbastante dismiles. Despus de una reflexin general sobre el concepto y sus avatares,

    se detiene en buena parte de lo que ha sido la discusin sobre el tema en Colombia.Para hacer esta reflexin, la autora se apoya en diferentes y amplios referentes tericos,que han sostenido su actividad investigativa durante los ltimos 20 aos (1989-2009).

    Palabras clave: violencia, teora, conceptualizacin, lectura crtica, Colombia.

    Abstract

    This article develops a theoretical approach and a critical reading of the conceptof violence. It highlights the difficulty for its conceptualization due to the semanticrange of the word, which, as the article shows, is huge and ultimately refers to quitedissimilar things. The author focuses on the discussion of this issue in Colombia, usingvery broad theoretical references that have been present in her research over the past20 years (1989-2009).

    Key words: violence, theory, conceptualizatin, critical reading, Colombia.

    Artculo recibido el 13-02-09

    Artculo aceptado el 17-07-09

    La cuestin es dijo Alicia si se puede hacer que laspalabras signifiquen tantas cosas diferentes.

    LEWISCAROLL

    * Docente-investigadora del Instituto de Estudios Regionales, INER, Universidad de

    Antioquia, Medelln, Colombia. Correo electrnico: [email protected].

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    nos aos atrs, estando en Blgica, dediquvarios aos del doctorado a una lectura siste-

    mtica del tema de la violencia para desentraar las concepciones que deella manejaban diferentes autores; con ellas pretenda tratar de construir unconcepto ms satisfactorio, que me diera la posibilidad de abarcar las diferentesmanifestaciones de la violencia colombiana. Crea, entonces, que la posibilidadde consultar autores no directamente colombianos, o con la inmensa gamade posibilidades de una universidad en un pas europeo que en la poca deauge de su poltica colonizadora se haba paseado por los violentos pasesdel llamado Tercer Mundo poda permitirme abarcar un panorama mayor yconstruir conceptos ms y mejor desarrollados tericamente. No lo logr. Pero,

    al parecer, ni el intento ni el fracaso fueron slo mos, a juzgar por esfuerzossimilares de otros acadmicos que, trasegando por diferentes recorridos, seenfrentaban a la misma dificultad. Desde las aproximaciones a la violenciaasociada a la poltica y al poder, trabajada por politlogos y polemlogos, a la

    violencia como mito del origen, trabajada por antroplogos en las fuentes dela antropologa poltica, pasando por corrientes psicolgicas sobre las teoras dela agresin y por la criminologa e incluso por teoras psicoanalticas, y hastapor la agresin animal, los autores no llegaban a dar una definicin precisao a ponerse de acuerdo sobre el concepto. Quiz porque como lo seal

    Jacques Smelin1

    no existe una teora capaz de explicar todas las formas deviolencia. Ella tiene numerosas caras, fruto de procesos distintos. No podemosexplicar con los mismos conceptos la violencia del criminal, la de una masaen delirio y/o la de una agresin militar. Qu sentido tiene se pregunta unapalabra cuya utilizacin es tan extensiva? Es, efectivamente, la inflacin de suuso lo que se vuelve problema. Por eso, concluye Smelin: a quien habla de

    violencia hay que preguntarle siempre qu entiende por ella.2

    U

    INTRODUCCIN

    1Jacques Smelin, Pour sortir de la violence, Pars, Les dition ouvrires, 1983.2Ibid., p. 17.

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    LABSQUEDADEUNAAPROXIMACINTERICAALCONCEPTO

    Cuando la violencia se asume en su dimensin poltica, los autores remiten,en esencia, al problema del Estado y definen violenciacomo el uso ilegtimoo ilegal de la fuerza; esto para diferenciarla de la llamada violencia legtima,con la que quieren designar la potestad o el monopolio sobre el uso de lafuerza concedido al Estado. Esta concepcin weberiana de Estado (con suconsecuente manejo de la fuerza, la violencia y el poder) es la que ha marcadola pauta en la reflexin por parte de socilogos y politlogos y que, de algunamanera, contina vigente en la discusin, incluso hoy, cuando el fenmeno dela globalizacin amenaza con introducir cambios sustanciales en relacin conel Estado, en particular en lo que atae a las guerras y los conflictos polticos.O cuando perspectivas como la de Foucault a la hora de pensar el poder ola de los estudios poscoloniales, amenazan con modificar estos referentes.

    La mayora de las reflexiones sealan los siglos XVIIIyXIX como la pocade mayor expansin de esta reflexin y/o del pensamiento sobre la violenciacon autores como Rosseau, Marx y Engels. Partiendo de referencias a algunosautores clsicos pero ms recientes como George Sorel,3Hobsbawm y Hanna

    Arendt, varios analistas desarrollan sus reflexiones. Esta perspectiva cubre desdeel anlisis de las guerras, de los conflictos armados y los estudios sobre elterrorismo, hasta el campo de las relaciones internacionales. Con todo, ella nosirve para aludir a otras formas de violencia. En esta misma dimensin habraque incluir tambin a la polemologa, fundada en Francia por Gastn Bouthoul,en los aos siguientes a la Segunda Guerra Mundial, y definida como el estudiode las dos caras de la oscilacin fundamental de la vida de las sociedadesorganizadas, es decir, la guerra y la paz. Es definida tambin, de manera msgeneral, como el estudio de los conflictos y de la violencia, en sus relaciones conla vida de los hombres y de los grupos.4Por esta va se han dado tambin unaserie de interpretaciones sobre la violencia, aunque en el marco especfico delas guerras.5Pero cuando la violencia se asume en su dimensin social (y nosiempre es fcil diferenciar ambas esferas), el anlisis de la violencia se hacems complejo y es ms difcil encontrar aproximaciones comunes sobre susorgenes, causas, manifestaciones y soluciones y es ms difcil, tambin, lograruna conceptualizacin de la violencia.

    3George Sorel (1908), Reflexions sur la violence, Pars, France Loisirs, 1990.4Gaston Bouthoul, Essais de polemologie, Pars, Denoel/Gontier, 1960.5Gaston Bouthoul, Le phnomne guerre, Pars, Petite biblioteque Payot, 1962.

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    Voy a intentar una aproximacin a algunos autores identificando, en lamedida de lo posible, las perspectivas analticas y disciplinares en las cuales seinscriben sus anlisis, con la pretensin de aproximarnos a desentraar algunasde sus conceptualizaciones sobre la violencia.

    Una serie de analistas franceses y alemanes preocupados por lo que, enese momento dcadas de 1980 y 1990 se perciba como una escalada de

    violencia en Europa, con sus secuelas de criminalidad, terrorismo y delincuencia,hacen de la violencia su centro de reflexin. Algunos proponen una conceptua-lizacin pero, en otros casos, es preciso seguirle la pista a sus anlisis y aciertas caractersticas atribuidas al fenmeno para lograr desentraar ciertasconcepcionesde la violencia. Con todo, en estas ltimas es posible encontrarreflexiones interesantes que sirven para dar una idea de ese fenmeno, alparecer indefinible. En general, se podra decir que en la mayora de los casos

    se seala eluso extensivo de la palabra violencia, no slo para constatar quecon ella se nombran fenmenos muy diferentes sino, sobre todo, para explicarla dificultad de su conceptualizacin. A mi juicio, en los mejores anlisis sehace un llamado a la historia para recordar que la violencia es tan vieja comoel mundo y cuestionar, de paso, ideas bastante extendidas (en los medios decomunicacin y en la opinin pblica): las sociedades contemporneas han sidolas ms violentas. En esta lnea se inscriben anlisis como los de Jean ClaudeChesnais,6quien en un libro Histoire de la violenceseala ese uso extensivo yla falta de relativismo histrico para hablar sobre ella, y termina proponiendouna conceptualizacin:

    Hablar de escalada de la violencia, como se hace de manera incesante desdehace algunos aos, ante la ausencia de criterio adecuado y de indicadores, esdejar el campo libre a todas las interpretaciones parciales e inimaginables. Deah que, con frecuencia, la violencia haya llegado a designar todo choque, todatensin, toda relacin de fuerza, toda desigualdad, toda jerarqua, es decir, unpoco cualquier cosa. De un ao a otro su significacin se ampla, su contenidose engorda e incluye los pequeos delitos intencionales, los crmenes ms bajos,

    los intercambios de palabras, los conflictos sociales y otras contrariedades msbanales. Esto es as porque los criterios de anlisis son muy variados y raramenteprecisados. Dentro del lenguaje comn, en boca de los responsables de la justiciao del orden, la nocin de violencia es todava floja, imprecisa, elstica y sobretodo extensible a voluntad. A falta de una definicin jurdica de la violencia,todas las significaciones que le son prestadas son fluctuantes y extensibles avoluntad, son permitidas.7

    6JeanClaude Chenais, Histoire de la violence, Pars, Robert Laffond (ed.), 1981.7Ibid., p. 12.

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    Nuestra violencia dice refirindose a la francesa de esos aos existe y esinnegable, pero ella no tiene nada que ver con la violencia antigua, feudal oincluso clsica.8Frente a lo que algunos llamaron el sentimiento de inseguridaden Francia, plantea entonces que lo que le falta al discurso contemporneo

    sobre la violencia es, sin duda, el relativismo histrico. El autor quiere cuestionartodos los mitos de la edad de oro y todos los discursos morales sobre la prdidade valores que se usaban desde ciertos mbitos para explicarla. Por la miradahistrica de su trabajo, muestra cmo cada tipo de sociedad da lugar a un tipode violencia especfico.9En efecto, de las sociedades agrarias a la sociedadindustrial, cambia la naturaleza de los conflictos. Su anlisis muestra tambincmo el potencial de violencia se concentra, poco a poco, en las manos deuna entidad colectiva abstracta: el Estado. Cuestionando, entonces, ese usoextensivo de la palabra sostiene que es preciso circunscribir el concepto y

    precisar sus contornos. Propone, entonces, una definicin ms conforme a lasignificacin original de la nocin de violencia:

    La violencia en sentido estricto, la nica violencia medible e incontestable es laviolencia fsica. Es el ataque directo, corporal contra las personas. Ella reviste untriple carcter: brutal, exterior y doloroso. Lo que la define es el uso material de lafuerza, la rudeza voluntariamente cometida en detrimento de alguien.10

    El ms pequeo denominador comn a la medida global de la violencia,a travs del tiempo y el espacio es, pues, la muerte violenta. Ella puedeprovenir de tres fuentes: el crimen, el suicidio o el accidente. Esas son lastres caras de la violencia para las cuales la clasificacin es universal. Dicho deotro modo, la caracterstica principal de la violencia es la gravedad del riesgoque ella hace correr a la vctima; es la vida, la salud, la integridad corporal ola libertad individual la que est en juego. El autor considera que hay abusodel lenguaje al hablar de violencia contra los bienes. Para concluir, entonces,que la violencia trasciende las formas de la vida poltica, y hunde sus racesms profundamente en la cultura.11Para Alain Pessin, por su parte, la violenciaest siempre presente en la vida social. Hacindose eco de ese llamado alrelativismo histrico, sostiene que la violencia ha existido siempre. Es, msbien, que ciertos periodos histricos no hacen ms que reactualizar la violencia.Sabemos, dice, que la violencia no se recuerda sino cuando se desborda y que

    8Ibid., p. 11.9Ibid., p. 374.10Ibid., p. 12.11Ibid., p. 412.

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    no tenemos conciencia de ella hasta que se vuelve problema; es cuando laviolencia est mal negociada, mal tomada a cargo dentro del ejercicio corrientede la vida social, que ella se sedimenta y puede aparecer bajo una forma sbita

    y, particularmente, brutal.12Se pregunta: dnde?, a partir de qu podemos

    tener la impresin de hablar con propiedad de exceso de violencia siendo quela violencia es en s misma un exceso?

    Semelin, por su parte, propone diferenciar tres categoras que ayudan adistinguir numerosas formas de la violencia, aunque deja claro que, de todosmodos, ellas no permiten comprender ni explicar los mecanismos y las funcionesde la violencia. stas son: a) diferenciar entre la violencia de la sangre (la de losmuertos), de aquella que Galtung llamaba la violencia estructural, contenidaen situaciones de miseria y opresin; b) la violencia cotidiana, integrada ennuestra forma de vida, y c) la violencia espectculo, que atrae la mirada y, a

    su vez, la desaprobacin, y que caracteriza buena parte de la ambivalencia dela violencia que por un lado asusta, pero por otro fascina.

    Otro autor, esta vez alemn, Otto Klineberg,13 desde una perspectivapsicosociolgica plantea nuevamente la necesidad de la mirada histrica antesde pronunciarse sobre la violencia en la poca contempornea:

    Nuestros contemporneos tienen el sentimiento de vivir una poca de violencia,de asistir a un desencadenamiento excepcional de comportamientos violentosen el mundo entero. Sin embargo, es suficiente echar una mirada al pasado

    para constatar que las generaciones anteriores hubieran podido extraer la mismaconclusin.14

    Propone, entonces, una lectura crtica sobre diferentes aproximaciones en elterreno de la psicologa social. Como sabemos, el trmino agresividad conexoal de violencia ha sido objeto de numerosas y largas discusiones, sin quehaya sido posible un acuerdo sobre su definicin. Para algunos, la agresividadhumana se define como una actitud que se caracteriza por el ejercicio de lafuerza contra las personas y/o los bienes en el propsito de herir o destruir. 15Otros autores16reservan el uso de la expresin comportamiento agresivoal

    12Alain Pessin, Violence et transgression, Pars, ditions anthropos, 1979.13Otto Klineberg, Les causes de la violence: approche psychosociologique, en La violence

    et ses causes, Pars, UNESCO, 1980.14Ibid., p. 115.15Jos Delgado, Le fondement neurologique de la violence, Revue Internationale des Sciences

    Sociales, RICS, 1971; citado por Klinenberg, Les causes de la violence..., op. cit., p. 115.16Hinde, Nature et domination du comportement agressivf,Revue Internationale des Sciences

    Sociales, RICS, 1971; citado por Klinenberg, Les causes de la violence..., op. cit., p. 115.

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    comportamiento dictado por la voluntad de causar un dao corporal. ParaMurphy,17por ejemplo, la agresividad puede recubrir toda la gama de actitudesde hostilidad con la cual son ejecutados los actos. La amplitud del conceptoes incluso ms vasta que el trmino violencia que, en esta perspectiva, es slo

    una forma de la agresividad.18Dentro de esta perspectiva psicosociolgica haytambin diferenciacin en los analistas entre violencia individual y violenciacolectiva. Mientras la primera engloba el homicidio y convoca la atencin dejuristas y criminlogos, la segunda alude a los levantamientos populares y lasrevoluciones que preocupan a socilogos, historiadores y politlogos. Apoyadoen Ted Gurr,19concluye que la naturaleza no nos impone ninguna aptitud a la

    violencia, son las circunstancias sociales las que determinan elpasaje al actoy sus modalidades. La violencia es un comportamiento adquirido; ella no es,pues, ni inevitable ni instintiva. Es imposible encontrar una causa nica a todas

    las formas de violencia; nos encontramos, en efecto, frente a un fenmenomultidimensional.

    Para Jean-Marie Domenach20no tiene ningn sentido preguntarse si hayms o menos violencia en la sociedad actual que anteriormente, pues eso nolleva a ninguna parte. Si bien es cierto que algunas de las formas de violenciaantigua han desaparecido en las sociedades industrializadas o modernas elduelo, las ejecuciones pblicas, etctera, eso no significa que la violencia actualno crezca aceleradamente. Se interroga sobre el hecho de que, en la tradicinfilosfica occidental, la violencia no constituy un objeto de reflexin hasta elsigloXIXcon Sorel y, para esa poca, el concepto de violencia no exista o seformaba lentamente. Para este autor, lo que nosotros conocemos hoy como

    violencia, es aprehendido bajo tres aspectos: a) el aspecto psicolgico: definidocomo una explosin de fuerza que toma un aspecto irracional y con frecuenciacriminal; b) el aspecto moral: como un atentado a los bienes y la libertad delotro, y c) el aspecto poltico: como el uso de la fuerza para apoderarse delpoder o para desviarlo a fines ilcitos. Para concluir que es este ltimo sentidoel que predomina en el sigloXX. Sin duda, contina Domenach, es el espritudemocrtico el que da nacimiento al concepto moderno de violencia, peroal mismo tiempo lo colorea de un matiz peyorativo. Compartiendo el usoextensivo de la palabra, plantea que la violencia es, histricamente, un fenmeno

    17 Murphy, The widening worl of chilhood. Citado por Klinenberg, Les causes de laviolence..., op. cit., p. 116.

    18Otto Klinenberg, Les causes de la violence..., op. cit., p. 116.19Ted Gurr, Violencia en Amrica, Nueva York, Signet books, 1969. Citado por Klinenberg,

    Les causes de la violence..., op. cit., p. 118.20Jean-Marie Domenach, La violence, en La violence et ses causes, Pars, UNESCO, 1980.

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    humano para diferenciarlo de las llamadas violencias de la naturaleza y de laagresividad animal:

    Yo no creo que se pueda hablar de violencia de la naturaleza, sino por antro-

    pomorfismo. Es cierto que hablamos de la violencia de un terremoto, pero es unuso extensivo y, en mi opinin, abusivo de la palabra violencia. Las tempestadesy los terremotos no son violentos ms que metafricamente. La violencia esespecficamente humana y, en este sentido, ella es una libertad (real o supuesta),que quiere forzar a otro. Yo llamara violencia al uso de una fuerza abierta oescondida, con el fin de obtener de un individuo o de un grupo eso que ellosno quieren consentir libremente.21

    Asimismo, apoyado en Konrad Lorenz, diferencia la violencia de la agresin

    animal que no se produce sino dentro del equilibrio ecolgico y que, en rigor,y pese a sus formas, no debera llamarse violencia. Slo el hombre es capazde ejercer su fuerza contra l mismo y de destruirse. Como lo han mostradolos filsofos modernos (desde Hegel hasta Sartre, pasando por Nietzsche), la

    violencia no est solamente ligada a los bienes del hombre o a su cuerpo, sinoa su ser propio.22Para concluir que es intil buscar una respuesta categricaen filosofa o en moral al problema puesto por la violencia; por su aspectoontolgico, la violencia es inseparable de la condicin humana.23

    Otro autor, bastante reconocido en el tema en Francia, Alain Michaud,24decaque es normal que la violencia, en tanto es convulsiva, informe e irregular,sea, particularmente, rebelde al anlisis. Y, unos aos despus, dira:

    El concepto de violencia ha servido durante veinte aos para aprehender esedesorden vg., ese caos de los fenmenos polticos. Su uso sin discriminacinreenviaba, al mismo tiempo, al desorden de los pensamientos y de las conceptua-lizaciones frente a ese desorden. Hay violencia cuando nadie sabe a qu atenerse,cuando nadie puede contar con nada, cuando todo puede pasar, cuando sedeshacen las reglas que hacen previsible los comportamientos y las expectativas

    de reciprocidad dentro de las interacciones. Ella ha existido a todo lo largo dela historia; lo que se ha modificado, desde el siglo XIX, es la escala y la eficaciade la gestin de la violencia.25

    21Ibid., p. 33.22Ibid., p. 34.23Ibid., p. 36.24Ives-Alain Michaud, La violence, Pars, Presses Universitaires de France, PUF, 1973.25Ives-Alain Michaud, Violence et politique, Pars, Gallimard, 1978.

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    Una de las mejores aproximaciones a la violencia y a su historia es aportadapor los antroplogos, particularmente aquellos especialistas en antropologapoltica, entre ellos Georges Balandier, uno de sus fundadores. Partiendo dela concepcin hobbesiana, estos autores muestran cmo lo social se forma

    domesticando la violencia y cmo toda forma de institucin es un medio deregularla. Por su perspectiva antropolgica, ellos insisten en el carcter de losritos, normas y smbolos que hacen posible la vida social, domesticando la

    violencia: El origen del derecho y la fundacin y legitimacin de los poderesha sido la operacin simblica por excelencia para dominarla por mediode las tcnicas, las normas y los ritos.26 Su estudio se dirige a la maneracomo se constituyen los procesos sociales de legitimidad poltica y cmo losconflictos sociales se convierten en conflictos polticos es decir, regulados.27Es importante en esta mirada antropolgica mencionar a Ren Girard28quien,

    por su parte, quiere mostrar cul ha sido el rol de la violencia en la historia yen la evolucin de las sociedades humanas; y muestra cmo la institucin esun medio de domesticar, disimular y controlar la violencia, siempre presente enla vida social. Dentro de la historia de las sociedades, la religin es, sin duda,la primera institucin en hacerlo con sus prohibiciones, como lo ejemplificabaBalandier con la prohibicin de la guerra en los periodos dedicados a la paz deDios.29Para la religin, el medio ms operante es el sacrificio, porque l mismoes violencia, pero simblica;30porque el sacrificio es violencia de los hombres,pero sobre el orden de los dioses, lo que de alguna manera exime o justifica alos hombres. Despus de la religin surgen otros medios bajo la forma de reglas

    y de prcticas de justicia; con la creacin del Estado moderno lo religioso dejade ser la base del derecho, y la ley ya no ser de inspiracin divina; el Estadose convierte en potencia soberana y laica. As, estas reflexiones antropolgicasmuestran cmo el derecho, lo sagrado y el poder son las tres formas, porexcelencia, de regulacin de la violencia en la sociedad. Los antroplogoshan trabajado, principalmente, la violencia fundadora: todos los comienzosde las sociedades, de las civilizaciones y de los regmenes son periodos de

    violencia; los mitos del origen son todos ciclos de violencia. Pero, una vez que

    26George Balandier, La violence et lexplotation du dsordre, en Le dsordre loge dumouvementet, IIIparte, Pars, Gallimard, 1989.

    27George Balandier, Violence y anthropologie, en Violence et transgression, Pars,Anthropos, 1979.

    28Ren Girad, La violence et le sacre, Pars, Grasset, 1972.29George Balandier, La violence et la guerre: une anthropologie, Revista Internationale

    des Sciences sociales, nm. 110, Pars, 1986.30Esta alusin es, directamente, al chivo expiatorio (Le bouc emissaire). Ej. Pharmakosen

    la Grecia antigua designado para drenar todas las impurezas de la sociedad.

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    la violencia ha tomado forma en las instituciones (tcnicas, normas, ritos), ellaes convertida en fuerza creadora.31ste es el gran aporte de los antroplogos;un segundo aporte es que este orden, nacido de la violencia, debe mantenerse:l debe evacuar las amenazas que podran romperlo; sta es la violencia que

    se mantiene a travs del rito (los medios simblicos) y del derecho (normas,reglas, leyes). Los ritos pueden ser con relacin a la violencia de expulsin,como en el caso del chivo expiatorio (ampliamente ilustrado en sus trabajossobre las sociedades africanas). La violencia en las sociedades en condicionesde existencia an comunitarias est ligada a reivindicaciones materiales, perotambin simblicas; en ellas sirve tambin para recargar a la comunidad designificacin y de sentido, pues, dice Balandier, el problema del sentido de lacolectividad me parece estar ligado estrechamente al problema de la violencia.32Para concluir que, pese a las dificultades de definicin del concepto, ningn

    medio social est exento de conflictos y de violencias.Un autor francs, bastante ms conocido en Colombia, Daniel Pcaut, en

    una perspectiva mucho ms sociolgica deca que era probablemente vanobuscar construir una teora de la violencia o de la represin.

    Es dentro del marco de las teoras sobre los modos de produccin, el Estado, lopoltico, donde podemos elaborar una interpretacin sistemtica de los fenmenosrepresivos y/o violentos. Pero incluso ah los dos trminos son polivalentes. Nosparece prudente deca entonces Pcaut restringir el recurso de los trminos

    represin y violencia al terreno de lo poltico. Restriccin, evidentemente,limitada puesto que ambas tienen connotaciones diferentes. La represin hacereferencia a una relacin vertical y con agentes identificables: ley, polica, clasedominante, la violencia se refiere a relaciones horizontales de dominacin dentrode lo social y remite a una cierta crisis de los puntos de referencia donde sediluyen las fronteras de lo legal y lo ilegal, de lo pblico y de lo privado, de laconformidad y de la revuelta.33

    Pcaut diferencia las sociedades donde la violencia est ligada a Estados

    autoritarios, de las sociedades de violencia abierta; en estas ltimas, la violen-cia est ms inscrita en lo social y pone en evidencia que en ellas el uso dela fuerza se ha privatizado; y concluye, entonces, que el redescubrimientode la violencia social como objeto de estudio est ligado a una nueva visin dela relacin entre el Estado y la sociedad.

    31George Balandier, Violence et anthropologie,op. cit., p. 12.32Ibid., p. 19.33Idem.

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    Con esta muestra de la diversidad de aproximaciones, la bsqueda no fue,pues, nada fcil y la mayora de las veces incluso para ellos result infructuosa.Pese a algunos intentos de definicin, cuyas limitaciones eran reconocidas porlos mismos autores, el vocablo violencia (ms que un concepto) era utilizado

    para designar fenmenos absolutamente dismiles: desde la guerra, pasandopor las crisis polticas, hasta las catstrofes naturales y la agresin humana y/oanimal, y conclu lo siguiente:

    Probablemente resulta vano querer aproximarse a una definicin unvoca de unconcepto que, a juzgar por la literatura existente, ha sido utilizado para definiruna serie de fenmenos absolutamente dismiles. Vieja como el mundo, abordadadesde distintas perspectivas tericas y metodolgicas. Estudiada en sus diferentesdimensiones ha llegado a designar fenmenos tan distintos que probablemente

    sea conceptualmente inaprehensible [...] La dispersin de las disciplinas que laabordan restringe, en todo caso, la posibilidad de una definicin conceptualutilizable en diferentes contextos.34

    El concepto pareca ser, pues, uno de esos que los franceses llaman Passe-partout35o conceptos comodines que sirven para nombrar todo y por eso nodicen nada. Con todo, y en el marco de una tesis doctoral, me vi obligada aconstruir un concepto para la violencia propia del conflicto armado que era,entonces, mi objeto de estudio. Deca: entiendo por violencia el conjuntode relaciones de fuerza donde el poder est mediado por las armas y cuyo finltimo es la destruccin fsica del adversario.36

    En una bsqueda ms reciente encontr a un autor, Thomas Platt,37quieninterrogndose tambin por el concepto de violencia y constatando su uso tanextensivo, da cuenta, en una sola afirmacin, de esa realidad cuando dice que:a medida que el trmino se hace ms extenso, su intensidad disminuye. O, enotras palabras, que a medida que aumenta la gama de significados de un trmino,su fuerza descriptiva se contrae. Probablemente, esto es lo que ha pasado enColombia, donde por lo extensivo de su uso la palabra violencia cada vezsignifica menos. Eso podra explicar, al menos parcialmente, sus indefinicioneso, de manera ms general, la dificultad que hemos tenido en Colombia a la hora

    34Elsa Blair, Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, smbolos e imaginarios,Medelln, CINEP, Instituto de Estudios Polticos, IEP, Universidad de Antioquia, 1999.

    35Jacques Smelin, Pour sortir de la violence, op. cit., p. 17.36Elsa Blair, Conflicto..., op. cit., p. 48.37Thomas Platt, El concepto de violencia, Revista Internacional de las Ciencias Sociales.

    Pars.

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    de la conceptualizacin. Las personas dice Platt son dueas de las palabraspor lo menos en un sentido muy obvio: pueden hacer y, con frecuencia,hacen que signifiquen cosas muy distintas. Las palabras son un importantemedio de edificar el mundo.38En este marco desarrolla su argumentacin en el

    sentido de que el trmino violencia puede surtir, precisamente, ese efecto enel pensamiento social contemporneo. Intentando responderse la pregunta dequ es la violencia?, seala haber encontrado al menos siete acepciones deltrmino39desde la relativamente precisa fuerza fsica empleada para causardao, hasta la claramente metafrica de energa natural o fsica o fuerza enaccin, pasando por la muy ambigua de uso injusto de la fuerza o el poder40

    y algunas otras. Busca, entonces, en la etimologa de la palabra: Violenciase deriva del latin vis(fuerza) y latus(participio pasado del verboferus: llevaro transportar). En su sentido etimolgico significa, pues, llevar la fuerza a

    algo o alguien. Connotacin bastante reducida, dice Platt, cuando se trata deesclarecer la utilizacin generalizada del trmino. Seala, por ejemplo, el usopeyorativo de la palabra violencia. Ella lleva consigo, tradicionalmente, unaconnotacin de condena que no se encuentra en el trmino fuerza. Tanto enla teora moral como en la conversacin cotidiana, la distincin entre fuerza y

    violencia se entiende claramente: la fuerza es algo siempre de lamentar, pero,en algunas circunstancias, es permisible. La palabra fuerza no lleva implcitoun juicio condenatorio como la palabra violencia; la violencia es mala pordefinicin. Es este uso peyorativo lo que explica su aplicacin y cada vez msamplia. Mientras que, a nivel descriptivo, violenciapuede referirse, simplemente,a la fuerza fsica empleada para causar dao, a un nivel moral denota el uso,ticamente, inaceptable de la fuerza fsica para daar otra persona.41Usoque nos sirve a nosotros para entender que la violencia tiene tambin unaconnotacin moral que va ms all de su carcter de violencia poltica, social,sexual y ms bien, en su sentido tico, las incluye a todas. Parecera ser que ladificultad de su conceptualizacin es consustancial al trmino mismo. Lo que,en efecto, frente a la violencia parece ms obvio es como lo seala Kalyvas42que es ms fcil describirla que explicarla o teorizar sobre ella.Ms an, lograruna conceptualizacin que d cuenta de diferentes realidades donde ella estpresente. Dice Kalyvas:

    38Erwing Goodman, citado por Platt, El concepto de violencia, op. cit., p. 173.39Websters Deluxe Unabridged dictionary, Nueva York, Simon and Schuster, 1979, p.

    2040. Citado por Thomas Platt, El concepto de violencia, op. cit.40Thomas Platt, El concepto de violencia, op. cit., p. 173.41Ibid., p. 175.42Stahis Kalyvas, La violencia en medio de la guerra civil: esbozo de una teora, Anlisis

    Poltico,nm. 42, Bogot, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, 2001.

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    Debido a las caractersticas que le son propias, la violencia es un tema que, intui-tivamente, se adapta a la descripcin antes que a la teora. Como consecuenciapareciera que el tema no ofreciera recompensas adecuadas en el campo acadmico,en particular si se le compara con otros aspectos de las guerras civiles: su contexto

    poltico, su historia poltica, diplomtica y militar o sus causas macrosociales.

    Pese a la misma indefinicin, este autor introduce un elemento de diferen-ciacin que arroja nuevas luces; diferencia, claramente, entre la guerra y la

    violencia producida en las guerras. Ella es sustancial porque est acotando loslmites de la guerra y, por aadidura, los lmites de la violencia. Esta indefinicinsigue siendo, en todo caso, una problemtica actual. Dos analistas franceses,Pissoat y Goueset,43en un trabajo sobre el uso cartogrfico de los estudios sobre

    violencia en Colombia, se preguntan: cules son las implicaciones semnticas

    de la violencia como tal?, a qu se refiere?, a qu hechos sociales, polticos oculturales remite este vocablo impreciso?

    La bsqueda de conceptualizacin aunque no de manera sistemticasiempre ha estado presente y no ha sido interrumpida en el transcurso delos proyectos de investigacin que he desarrollado sobre el tema. El asuntode cmo aprehender, conceptualmente, la violencia sigue siendo un retoinvestigativo. Sigo siendo receptiva a discursos que invocan la necesidad deuna conceptualizacin o su problematizacin, aunque tal vez ms lo segundoque lo primero.

    LOSCAMINOSDISCIPLINARESDELAREFLEXIN:DELACONCEPTUALIZACINTERICAALANLISIS

    El caso colombiano

    A diferencia de los intentos de teorizacin de la academia francesa y/o europeade esos aos y de algunos otros autores, lo que hemos hecho en Colombia, ms

    que definirla, es describir su presencia como fenmeno. La mayora de trabajossobre el tema en el pas no dice qu es la violencia, sino cmo se manifiesta

    y, sobre todo, qu podra explicarla. Pese a la enorme produccin sobre eltema, en trminos de conceptualizacin el resultado ha sido llamar con un slotrmino LAVIOLENCIA(en mayscula sostenida), el fenmeno social y poltico

    43Olivier Pissoat y Vincent Goueset, La representacin cartogrfica de la violencia enColombia, Anlisis Poltico,nm. 45, Bogot, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, 2002,

    pp. 3-34.

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    de los aos cincuenta del sigloXXy, a la violencia ms reciente asumida poralgunos como la nueva o el nuevo ciclo de la violencia ponerle apellidoa los fenmenos violentos que queremos abordar, esto es, violencia poltica,social, sexual, de gnero, etctera. Las preguntas que podemos hacernos en

    trminos de su conceptualizacin son entonces en el primer caso, si podemosseguir llamando como el periodo histrico de LAVIOLENCIA(con maysculas),a lo ocurrido entre 19451965, para designar fenmenos tan dismiles y/opoco homogneos como los vividos en esos aos44y, en el segundo caso,preguntarnos si el fenmeno de violencia que se quiere estudiar necesita eladjetivo (o el apellido): social, poltica, familiar, etctera, y si ella se defineen funcin del mismo, esto es, de lo poltico, lo familiar, lo social; entonces,qu significa el trmino violencia?

    Mirando la produccin en su conjunto, yo dira que son pocas las

    definiciones tericas del concepto por parte de la academia colombiana. Nipor parte de los llamados violentlogos,45ni por parte de otros acadmicosespecialistas en el tema es fcil encontrar una definicin. De ello dira GonzaloSnchez, en 1995, que cualquier estudio sobre la violencia debera comenzarpor una reconstruccin de la genealoga y de las implicaciones de las mltiples

    significaciones.46La nica aproximacin, ms o menos conceptual, sobre elfenmeno que l mismo construye, es alusiva a la violencia de la dcada de1950 cuando, refirindose a los usos y significaciones del trmino, dice:

    La violencia como trmino denotativo de la conmocin social y poltica quesacudi al pas de 1945 a 1965, y que dej una cifra de muertos cuyos clculososcilan entre los cien mil y los trescientos mil, plantea numerosos problemas ydeja el campo abierto a las ambigedades. En efecto, con el trmino violenciase pretende simplemente describir o sugerir la inusitada dosis de barbarie queasumi la contienda; otras veces se apunta al conjunto no coherente de procesosque la caracterizan: esa mezcla de anarqua, insurgencia campesina y terror oficial[...] y, finalmente, en la mayora de los casos, el vocablo cumple una funcinideolgica particular, la de ocultar el contenido social o los efectos de clase de

    la crisis poltica. Esto para no hablar de los usos del trmino por parte de loshabitantes comunes y corrientes que padecieron sus efectos.47

    44Por ejemplo, la guerra verbal entre los partidos polticos (Perea, 1996) y el bandolerismode la dcada de 1960 (Snchez, 1982).

    45Los que conformaron la primera Comisin de Estudios sobre la Violencia en el gobiernode Virgilio Barco, 1987.

    46Gonzalo Snchez, Los estudios sobre la violencia. Balance y perspectivas, en Pasadoy presente de la violencia en Colombia, Bogot, CEREC, IEPRI, 1995.

    47Ibid., p. 22.

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    Parecera, pues, que la mayora de los acadmicos que trabajan el tema en elpas, no hubieran intentado una elaboracin conceptual. Recientemente y estome parece ms importante, algunos autores vienen interrogando estas formasde nominacin del fenmeno y problematizando el uso que se ha hecho del

    concepto en Colombia. Dos ejemplos son suficientes para ilustrarlo. El primeroes William Ramrez, socilogo, investigador del Instituto de Estudios Polticos

    y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia,quien en un artculo reciente48sobre el carcter de guerra civil que tendra elconflicto armado colombiano, se cuestiona por los usos del concepto violenciaen la academia y por la facilidad con la cual se ha asumido un nombre. DiceRamrez:

    Colombia es un pas donde las indefiniciones propias de la guerra civil y de

    la violencia parecen resolverse con autosuficientes certidumbres. Es as comose da a la primera una calificacin y un tiempo preciso de desenvolvimiento(las guerras civiles del siglo XIX) y a la segunda una presentacin ortogrficapeculiar (la violencia con maysculas para el conflicto de mediados del sigloXX) mientras a las otras, las de comienzos y finales del siglo XX, se le baja sinms consideraciones las maysculas. En tanto que el fenmeno se dio dentrode ciertos parmetros de volumen e intensidad, el empaque semntico mantuvosu tolerancia y slo se usaron algunos retoques ms de estilo que de contenidopara actualizarlo (conflicto violento o conflicto armado).

    El segundo autor es el antroplogo Santiago Villaveces, quien en unaperspectiva mucho ms atrevida cuestiona el lenguaje utilizado en el anlisisdel caso colombiano y dice que la conceptualizacin de la violencia borraen s misma el hecho violento.49Su argumento apunta a sealar que en lasconceptualizaciones de la violencia no existe la cara humana, no se presenta elsufrimiento real; por eso se generan discursos que tratan de envolver el hecho

    violento que, en s mismo, se les escapa. Retomando a Octavio Paz cuandoafirma que en ciertos momentos de la historia se puede pasar fcilmente del

    smbolo al garabato y el garabato es el smbolo vaco, sostiene que, en ciertosentido, todos los estudios sobre la violencia se han vuelto garabatos. Estosdiscursos terminan configurando aparatos que difieren y disocian el hecho de

    su explicacin, hasta el punto de que termina primando la explicacin sobre

    el hechopara concluir que lo que est por debajo de la imposibilidad de losdiscursos de reflejar el sufrimiento real es que hay fenmenos y realidades

    48William Ramrez, Guerra civil en Colombia?, Anlisis poltico, nm. 46, Bogot, IEPRI,Universidad Nacional de Colombia, 2003, p. 153.

    49Santiago Villaveces, La invisibilidad de la violencia, revista Utopas, 1996 [http://www.

    upaz.edu.uy/procesos/pamerica/colomb/invisib.htm].

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    sociales y culturales que tienen tanto exceso de significado que no se puedenaprehender por un discurso.50Esto podra sugerir que, en el mejor de los casos,estas problematizaciones recientes sobre su uso podran llevar, en un futuroprximo, a una conceptualizacin por parte de los especialistas en el pas.

    Con todo, lo cierto es que en la dcada de 1950 la sociedad colombianaprodujo un fenmeno social y poltico de grandes dimensiones que, a lapostre, se constituira en un objeto de investigacin con el que valga la penamencionarlo se ha producido el mayor desarrollo de las ciencias sociales enel pas. El trabajo pionero de los estudios sobre violencia fue pese a todas suslimitaciones tericas y metodolgicas el libro de Germn Guzmn, OrlandoFals Borda y Eduardo Umaa Luna, La violencia en Colombia, publicado en1963 en dos tomos y que haba sido solicitado por el primer gobierno del FrenteNacional. Hay antecedentes sobre el tema, pero todos ellos fruto de literatura

    testimonial, descriptiva y apologtica en la dcada de 1950.51Para fines de ladcada de 1960, con trabajos de autores extranjeros como Eric Hobsbawm,52Paul Oquist53y Pierre Gilhodes,54el tema de la violencia empieza a ganar ciertoestatus tericoy cierta pertinencia como objeto de investigacin. Ciertamente,de la mano de autores extranjeros que llenaban el vaco que durante los 15aos siguiente al estudio de la primera comisin de 1963 se presentaba porparte de la academia colombiana.55Pero, a partir de entonces se desata unaenorme produccin que no ha parado. Una enorme montaa de publicacionessobre el tema que crece sin cesar.56

    No es posible dar cuenta aqu de la cantidad, ni de la calidad de los anlisisy mucho menos de los enfoques de tan vasta produccin.57De este exceso,

    50Ibid.51Gonzalo Snchez, Los estudios sobre la violencia..., op. cit., p. 23.52Eric Hosbawn, La anatoma de la violencia en Colombia, Bogot, Instituto de Estudios

    Colombianos, en Rebeldes Primitivos, 1974.53Paul Oquist, Violencia, conflicto y poltica en Colombia, 1978.54Pierre Gilhodes, Politique et violence: la question agraire en Colombie, 1958-1971, Pars,

    1974.

    55Carlos Miguel Ortz, Los estudios sobre la violencia en Colombia de 1960 a 1990, RevistaUniversidad de Antioquia, nm. 228, abril-junio, 1992, Medelln, Universidad de Antioquia.

    56Gonzalo Snchez, Prefacio a la segunda edicin de Pasado y presente..., op. cit., p. 11.57Tampoco es posible dar un dato estadstico sobre la misma en los aos recientes. Para

    tener solamente una idea tomemos una cifra aproximativa sobre la violencia ms reciente quefue la que encontramos en un proyecto que realizamos para el Banco de la Repblica en 2003:308 artculos y 125 libros producidos por instituciones acadmicas y por parte de analistasextranjeros sobre el tema de la violencia en Colombia entre 1985-2002. Ella esta subestimadaporque, por los propsitos de la investigacin, alude a la violencia reciente dejando por fueraentonces toda la literatura sobre la violencia de los aos cincuenta. Deja por fuera tambin laliteratura de corte periodstico y finalmente la que aunque algunos consideran como literaturade violencia se ha desarrollado ms bien en torno a los procesos de paz.

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    dira Snchez en 1995, ha sido tan absorbente la temtica y tan limitados losprogresos en trminos de reconceptualizacin, que hoy podra decirse que sudesarrollo depende, en buena medida, de los avances en otros territorios, en los

    vecinos, ciertamente, pero tambin en los contrastantes.58Y, unos aos tarde,

    lo llevara a afirmar que la inundacin de materiales hace casi imposible llevarun registro y un balance acumulativo de las publicaciones sobre el tema.59

    A riesgo de simplificar demasiado los lcidos trabajos realizados en el pas,voy a intentar una aproximacin a lo que han sido, en general y a grandesrasgos, sus campos disciplinares y sus objetos de estudio, en tanto ellos sonlos que pueden llevarnos a una aproximacin a las concepciones de violenciaque manejan los autores. Los esfuerzos de sntesis de la produccin respondena propsitos especficos y por eso pueden variar de un autor a otro. En estecaso, y por considerar lo mejor logrado en este terreno, me apoyar en Gonzalo

    Snchez60y en algunas apreciaciones de Carlos Miguel Ortz.61Los primerostrabajos en esa direccin fueron, sin duda, de los historiadores, quienes enrazn de sus presupuestos epistemolgicos se dirigen entonces al estudio de LAVIOLENCIAde la dcada de 1950.62Despus, se remontan an ms lejos hasta lasguerras civiles delXIXy a los problemas de la violencia ligada a la memoria.63Para (ms o menos) 1984 y 1985, en el auge de esta produccin, y a falta deun trmino mejor, reventara la otra violencia, la nueva, y ella se convirtitambin en objeto de estudio o, ms bien, le dio continuidad a la produccinque vena de aos anteriores, desatando uno de los grandes debates frente altema: el de la continuidad o discontinuidad de la violencia. En esta literaturams reciente, el inters en la dcada de 1950 disminuy considerablemente,desencadenndose por el contrario un boomperiodstico y testimonial sobrela ltima etapa de las violencias.64El anlisis poltico es, sin duda, el enfoque

    58Gonzalo Snchez, Pasado y presente..., op. cit., p. 12.59Ibid., p. 12.60

    Gonzalo Snchez, Pasado y presente..., op. cit. Tambin del mismo autor Guerra ypoltica en la sociedad colombiana, Bogot, El Ancora, 1991.61Carlos Miguel Ortz, Los estudios..., op. cit.62El Primer Simposio Internacional sobre Violencia, realizado en Bogot en 1984, cuyos

    resultados fueron recogidos en un libro titulado Pasado y presente de la violencia en Colombia,tena entre sus principales ponentes a historiadores interrogando ese periodo histrico queno terminaba de explicarse.

    63En esta lnea se desarrolla la que, a mi modo de ver, es una de las mejores y ms lucidasreflexiones sobre el tema en el pas elaborada por Gonzalo Snchez. Ya no slo plantea lacontinuidad de la violencia de la dcada de 1950, sino que va hasta las guerras civiles delsigloXIX.

    64Gonzalo Snchez, Prefacio al libro Pasado y presente..., op. cit., p. 11.

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    privilegiado en la produccin. En ese momento, eran los socilogos y politlogosquienes abordaban con mayor propiedad el tema y esto ha sido una realidaddurante muchos aos, con algunas modificaciones en los aos recientes.65

    Como cualquier fenmeno en exceso, los resultados no han sido del todo

    buenos. El desarrollo de esta produccin es desigual, pero su exceso, expresadoen literatura de todo tipo sobre el tema, puede estar contribuyendo, como lodeca Snchez, ms que a una mayor comprensin del fenmeno, a una ciertaconfusin.66No slo sigue sin conceptualizarse sino que, en su exceso, sedificulta an ms su aprehensin conceptual.

    Para 1987 la Comisin de Estudios de Violencia, conocida popularmentecomo los violentlogos, marc un hito o lo que los historiadores llaman unpunto de inflexin en los estudios sobre el tema. Cuestionada por unos y

    valorada por otros, su libro Colombia: violencia y democracia(el informe de la

    comisin) se constituy en referente obligado del tema en el pas. De l podradecirse que sus aportes ms importantes consistan en sealar la pluralidad delas violencias. En palabras del presidente de la comisin, Gonzalo Snchez, elmayor aporte fue el de haber llamado la atencin sobre algo al mismo tiempoobvio e indito: la multivariedad de la violencia. El hecho de que ya no hay

    violencia, sino violencias; al lado de la violencia poltica hay una violenciasocioeconmica, una violencia sobre los territorios y, finalmente, una violenciasocio-cultural por la defensa del orden moral o social o por el derecho a ladiferencia. Ortiz,67por su parte, dice de l que rompe el discurso dominante hastaentonces que sobredimensionaba la violencia poltica; sienta los principios delpolimorfismo y la multicausalidad de la violencia; es una de las primeras vecesque se anuncia el tpico de la cultura de la violencia, y se le da ingreso, en elanlisis, a nuevos actores como el sicariato en las ciudades y al paramilitarismo,cuya existencia para entonces segua siendo negada oficialmente.

    Posterior a la comisin, podra plantearse que se dio un impulso a laliteratura sobre violencia urbana, generado por una coyuntura como la queel narcotrfico produjo en las ciudades en la dcada de 1980. Un libro comoColombia: ciudad y violencia,68abre la va a la reflexin sobre la violenciaurbana y, casi a la par con ella, viene la produccin de nuevas temticas. Msque una ampliacin del objeto u objetos nuevos, se trata de revaloraciones,

    65Daniel Pcaut, La contribucin del IEPRIa los estudios sobre violencia en Colombia,Anlisis Poltico, nm. 34, Bogot, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, 1998.

    66Gonzalo Snchez, Prefacio al libro Pasado y presente, op. cit., p. 12.67Carlos Miguel Ortz, Los estudios sobre la violencia..., op. cit., p. 12.68lvaro Camacho y lvaro Guzmn, Colombia: ciudad y violencia, Bogot, Foro Nacional

    por Colombia, 1990.

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    redescubrimientos, miradas nuevas a problemas presentes-ausentes. Con todo,hay componentes enteramente nuevos como el narcotrfico que produjo loque Snchez llam una especie de sicarizacinde la sociedad. Cul es sepreguntaba Snchez el factor dinamizador de conjunto?, es la violencia poltica

    la dominante?, es el narcotrfico? o es algo ms informe como la cultura(tradicin?) de la violencia que se relaciona con el conjunto y lo articula?

    De la produccin ms nueva, alguna de la cual tiene el mrito de insinuarnuevas temticas desplazando, en cierto modo, el predominio de lo polticoen los factores explicativos de la violencia y que tiene el mrito tambin desealar los lmites y, en consecuencia, los desafos al anlisis, no puedo decirnada mejor de lo que ya expres Gonzalo Snchez en el prefacio a la segundaedicin de Pasado y presente de la violencia en Colombia, reeditado en 1995:

    Se han abierto paso o hay en curso investigaciones sobre nuevas temticas:discurso poltico de la violencia, expresiones simblicas, representacin de lamuerte, sensibilidad religiosa, relaciones de gnero y violencia, papel de lasmafias, procesos de reinsercin, psicologa del excombatiente, entre muchosotros ejemplos; se han reconceptualizado, en parte, algunas de las temticas yaexploradas como las de la colonizacin que ha cambiado nuestra imagen noslo de la geografa del pas, sino de sus grupos humanos, sus desarraigos y susconflictos; pero existen tambin limitaciones. Salvo excepciones, sigue habiendopoco inters por el estudio de los villanos de la violencia y sigue estancada

    el rea de anlisis de lo que llambamos las manifestaciones culturales de laviolencia. Tampoco hay un despegue significativo de trabajos sobre las minoras,ni muchos esfuerzos de sntesis. Hay una limitada inclinacin por los estudioscomparativos, causa y efecto de un nfasis en la singularidad, que hemos llevado,probablemente, ms all de lo aconsejable y se ha convertido en un obstculoa la bsqueda de nuevos enfoques interpretativos y, en particular, al impulso delos interrogantes tericos que sugiere o que reclama la ya apreciable literaturaexistente sobre el fenmeno.69

    En una perspectiva de conjunto de los estudios sobre la violencia de ladcada de 1950 y de la actual, hay segn Snchez tres tendencias en lostrabajos: 1) el trnsito del anlisis de la violencia como coyuntura poltica (lade 1945 a 1965) a perspectivas de larga duracin en las cuales el fenmeno seproyecta como un elemento estructural de la evolucin poltica y social del pas;2) una segunda tendencia es la del creciente desplazamiento de los enfoquesglobalizantes a los estudios regionales, a unidades temticas o coyunturas

    69Gonzalo Snchez, Prefacio al libro Pasado y presente..., op. cit., p. 12.

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    especficas, y 3) finalmente, la tendencia en la nueva historiografa de rompercon cierto economicismo propio de la dcada de 1970; empieza a reconocerseel justo lugar a las determinaciones polticas, sociales y culturales del fenmeno.Concluye con una reflexin importante sobre violencia y cultura, donde hace

    alusin a la inmensidad de obras en las artes plsticas y en la literatura sobreel tema, as como a ciertas obras de teatro y el cine, para terminar sealando

    en este terreno enormes ausencias: vida cotidiana y violencia, mitos, leyendasy creencias en torno a la violencia, el tema de mujer y violencia, religiosidady violencia, etctera.70

    Es decir, se fue pasando gradualmente del estudio de la violencia como periodohistrico, al estudio de la violencia como mecanismo de resolucin de losconflictos entre actores sociales y polticos. Sutilmente los colombianos volvimos

    a nombrar esta aceleracin y cruce de conflictos con el trmino de violenciadejando el campo abierto a una real o imaginaria continuidad.71

    Como sabemos que la mirada no es ajena a la poca que la vio nacer,72dentro de este marco disciplinar y epistemolgico del anlisis en el pas hangirado tambin mis reflexiones sobre el tema.73En los primeros trabajos un pocopor formacin, pero tambin por la coyuntura particular en la que ingres a suestudio, mi reflexin fue ms ceida al estudio de la violencia poltica o, comoprefiero decirlo, a la dimensin poltica de la violencia. Los desplazamientostericos que sobre el tema se han producido en el pas se reflejan tambin en misinvestigaciones. No obstante, con el tiempo hubo un desplazamiento interesante(casi dira como Balandier, un desvo antropolgico) y gir entonces de lapoltica o de lo poltico, hacia lo ms cultural de las violencias. En esa direccintrabaj durante 5 aos,74terciando en el debate y tratando de establecer una

    70Gonzalo Snchez. Los estudios sobre..., op. cit., p. 22-38.71Gonzalo Snchez, Guerra y poltica..., op. cit., p. 225.72

    Alejandro Castillejo, Potica de lo otro. Antropologa de la violencia, la soledad y el exiliointerno en Colombia, Bogot, Colciencias, Instituto Colombiano de Antropologa e Historia,ICANH, Ministerio de Cultura, 2000, p. 68.

    73Inici el estudio de la violencia y de la guerra en 1989, con los jesuitas en el CINEPen Bogot. Posteriormente, lo continu durante mi doctorado en la Universit Catholique deLouvain, Belgique y, actualmente, trabajo en la Universidad de Antioquia en Medelln, Colombia,donde fund y he coordinado por aos un grupo de investigacin llamado Cultura, violencia

    y territorio. Este ao estoy cumpliendo 20 aos de trabajo ininterrumpido sobre el tema.74El debate, a mi modo de ver mal planteado con la expresin Cultura de la Violencia

    impidi que, durante muchos aos, la academia colombiana girara en esta direccin. Hoy,varios antroplogos trabajan en ella entendiendo que la violencia no es ajena al terreno de la

    cultura y que hay, pues, mltiples relaciones entre la cultura y la violencia.

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    relacin entre la cultura y la violencia; indagacin que conclu con un retornosi as pudiera decirse a la poltica y/o a la guerra, pero asumida como unfenmeno cultural en el sentido de Geertz, cuando plantea que la cultura no esun campo ajeno a la poltica sino ms bien que la poltica de un pas refleja el

    sentido de su cultura.75O, en trminos de Carolyn Nordstrom,76cuando planteaque la violencia es culturalmente construida y una dimensin de la vida de lagente, no algo externo a la sociedad y a la cultura que le sucede a la gente.

    En los tres ltimos aos y hasta el momento, la apuesta que estoy haciendoes por una reconceptualizacin de lo poltico que permita salir de esosesquemas demasiado racionales-instrumentales para pensar la poltica, quehan caracterizado a la ciencia poltica y que incluyan o politicen segn sea elcaso aspectos como las subjetividades, las emociones y los cuerpos. En otraspalabras, mi bsqueda tiende a una repolitizacin del anlisis culturalpara si

    me permiten los trminos culturizar la poltica y politizar la cultura. En estalnea se desarrollaron los dos ltimos proyectos de investigacin. El primerosobre Memoria y guerra, con las vctimas del conflicto poltico en Medelln,77

    y el segundo sobre las violencias extremas en las guerras contemporneas,titulado Los rdenes del cuerpo en las guerras contemporneas o un anlisisde la relacin vida/muerte/poder, que fue concluido en enero de este ao.78

    Los aportes de la historia, la sociologa y la ciencia poltica se desarrollaronen el marco de un gran grupo interdisciplinario que durante cuatro aosconform el equipo de violencia del Centro de Investigacin y EducacinPopular (Cinep). A los caminos de la reflexin desde la cultura les falta muchotrabajo. En este sentido, mis indagaciones fueron ms solitarias. Con todo, yaunque tmidamente todava, la reflexin por esta va ya se fue dando porparte de algunos antroplogos que dejaron de creer que la cultura era esohomogneo, mirado en positivo que da identidad, cohesin, etctera, sinoque la cultura est tambin en las formas que asume la violencia, pues, comolo plantea Mara Clemencia Ramrez, la violencia donde se ha vuelto parte dela vida cotidiana puede incidir en la construccin de significados culturales,

    y no necesariamente es una cultura la que explica el comportamiento de los

    75Clifford Geertz, La interpretacin de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1997.76 Carolyn Nordstrom, A Different kind of War Story, Philadelphia, University of

    Pennsylvania Press, 1997.77Esta investigacin se desarroll en coordinacin con la Secretara de Gobierno Municipal

    y fue financiada por la Alcalda Municipal, el Instituto para el desarrollo de Antioquia, IDEAy Colciencias, 2008.

    78 La investigacin, desarrollada entre 2007-2009, fue financiada por el Comit deInvestigaciones (Codi), de la Universidad de Antioquia y cont con el aval del Instituto de

    Estudios Regionales (Iner).

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    actores.79Con lo cual concluye que es preciso construir una visin ms fluida delos procesos culturales para explicar diversas situaciones de conflicto a partir delanlisis de sujetos o actores sociales determinados que se interrelacionan entre s,intersubjetivamente, que construyen imgenes el uno del otro en determinados

    contextos, que negocian y que crean cultura permanentemente.80Esta reflexin sobre los fenmenos violentos desde el mbito de la cultura,

    se fue dando tambin por parte de algunos politlogos, quienes se convencieronde que las representaciones colectivasy los imaginarios socialesinvadan lasprcticas polticas. Para decirlo en trminos generales, que la violencia queellos llaman poltica no es un asunto que gira, solamente, en funcin del Estado

    y/o la institucionalidad en su mayor abstraccin, sino de las representacionesculturales de Estado e institucionales que se hacen unos y otros, y de lasprcticas polticas que estas representaciones conllevan.

    Pese a todo el trabajo realizado como esfuerzo sistemtico de conceptua-lizacin sobre el trmino, no lo he intentado de nuevo hasta ahora con laelaboracin de este artculo. Cmo aceptar que la violencia existe, que esnuestro objeto de estudio y que no podemos definirla? Ese es, sin duda, unreto para los analistas en lo que a la produccin terica se refiere, cuandonos paramos desde el lugar de la conceptualizacin, para poder producir lateora. Y cmo no hacerlo desde ah si esta es una de las primeras leccionesque aprendemos cuando hacemos investigacin? En efecto, los conceptoslos utilizamos queriendo aprehender con ellos la realidad social y poderentender y explicar los fenmenos que estudiamos. Pero, y si los pudiramosaprehender de otra manera?, si pudiramos llegar a entender la realidad ya explicarla por otro camino?, y si de pronto, conceptualizndola, no sea lamanera de llegar a ella?, y si aquel argumento, que con tanta facilidad invocamosde las pocas histricas, determinara entre otras cosas el uso que se hace de losconceptos? Esto nos lleva a ubicar cualquier conceptualizacin en los tiempos

    y en los espacios; esto es, a dar cuenta con ellos de su temporalidad y suhistoricidad, que no es otra cosa que una manera de ordenar y a privilegiar,entonces, los usos que hacemos de ellos y sus transformaciones. Castillejo81dice frente a este asunto que,

    79Mara Clemencia Ramrez, Hacia una nueva comprensin de la violencia en Colombia.Concepciones tericas y metodolgicas sobre violencia y cultura, en Nuevas visiones sobre laviolencia en Colombia, Bogot, IEPRI, FESCOL, 1997, p. 64.

    80Ibid., p. 76.81Alejandro Castillejo, Potica..., op. cit., p. 85, quien para esta afirmacin tambin se

    apoya en Wittgenstein y en Foucault.

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    a mi juicio, bastante ms fecunda que la de intentar una conceptualizacin: lade intentar desentraar la violencia en el manejo (quiz deberamos decir en eluso) que le hemos dado al concepto en los diferentes proyectos de investigacinrealizados sobre el tema en los ltimos aos, esto es, entre 1989 y 2009. Usos

    que, como sabemos, estn en estrecha relacin con los referentes tericos ylos presupuestos metodolgicos que le sirven de base a nuestras indagaciones.Este es tambin el nico lugar desde el cual puedo hablar con propiedad demis propias experiencias acadmicas con el concepto de violencia.

    PALABRASFINALES

    A modo de conclusiones, stos han sido, pues, los usos del concepto y

    algunas de las reflexiones que los acompaan. Mirando en conjunto todos losproyectos, las preguntas que podramos hacernos son: estamos hablando dedistintas violencias?, podemos construir una definicin del concepto que lasabarque a todas?, su dificultad de construccin terica no es, en s misma, unreto investigativo? y, finalmente, no conceptualizarla imposibilita o inhibe lareflexin que hemos venido haciendo sobre ella? Por supuesto, creo que no;como lo seal antes, es con el tema de la violencia que se ha dado el mayordesarrollo de las ciencias sociales en el pas.84La produccin al respecto sobretodo la de ms alta calidad nos ha ilustrado muchos fenmenos sociales ligadosa la historia de Colombia. Por esta va hemos conocido ms sobre el pas delo que haba aportado el estudio de otras problemticas dndole, sin duda,la razn a Gonzalo Snchez cuando plantea que: guerra y poltica, orden yviolencia, violencia y democracia y, en el lmite, vida y muerte, son algunas de

    las mltiples oposiciones y complementariedades a partir de las cuales se hace

    descifrable la historia colombiana.85Todo ello, pese a no tener un conceptomuy acabado de lo que es, o de lo que sera, la violencia.

    En conclusin, no creo que sea posible establecer un concepto de violenciaque sea unvoco y simple; siguiendo a Wittgenstein, tampoco sera deseable.Con todo, pienso que construyendo, deconstruyendo y reconstruyendolos conceptos y/o las interpretaciones con las cuales trabajamos en cadainvestigacin, y sobre todo proponiendo a partir de ellos nuevas vas de anlisis

    y nuevas preguntas es posible trascender la descripcin antropolgica, poltica

    84Carlos H Huertas, Programa de investigaciones cientficas sobre el conflicto armadoy la violencia en Colombia, entre 1962 y 2002, proyecto de tesis doctoral, Pars, cole desHautes tudes en Sciences Sociales, EHESS, 2003.

    85Gonzalo Snchez, Guerra y poltica..., op. cit., p. 13.

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    33Aproximacin terica al concepto de violencia: avatares de una definicin

    y/o sociolgica de los fenmenos que estudiamos y establecer lneas generaleso leyes capaces de dar un marco de inteligibilidad a esos fenmenos. Y acasono es este el propsito fundamental del conocimiento cientfico?

    No s si con estas notas logr una aproximacin al concepto; tal vez sloproblematicsu construccin. Los frutos y las ganancias de este ejercicio losdeterminar el rumbo y la calidad de nuestras futuras indagaciones. Con todo, lareflexin contina y tambin la problematizacin del concepto, porque comolo seal Wittgenstein tambin los pensamientos caen a veces inmaduros delrbol.86

    86

    Wittgenstein, citado por Juan G. Hoyos, La lgica de los conceptos, op. cit., p.XV.