Concepto de la riqueza de las naciones Friedrich Lizt y Adam Smith
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Ensayo final de investigación: “Comparación de visiones con respecto al término “riqueza de las naciones” entre Adam Smith y Friedrich Lizt. Rubén Villanueva Maulén: En el presente ensayo se dará cuenta sobre el problema de
aplicación del concepto “riqueza de las naciones”, que fuese planteado
originalmente por Adam Smith en su texto “Investigación sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones” de 1776, en la interpretación y re
significación hecha por el economista alemán Friedrich Lizt, en su texto “Sistema
nacional de economía política” del año 1841. Usted se preguntará ¿de donde
proviene el motivo de esta investigación?, y, esto trae a la palestra a la primera
mención que he visto sobre Lizt en un libro de la historiadora chilena María
Angélica Illanes, que menciona a Friedrich Lizt como el principal gestor de la
reinterpretación del término “riqueza de las naciones”, que su fundamento principal
no es tanto la obtención de recursos naturales, sino las políticas de desarrollo
humano, son las que harán progresar a un país1. Pues partiendo de este pequeño
dato obtenido por medio de esta fuente secundaria, se ha decidido realizar la
relación entre la utilización del término riqueza de las naciones y las razones
fundamentales del cambio de enfoque de Smith a Lizt. Antes de desarrollar este
trabajo hay que primero delimitar la línea historiográfica a trabajar, se trabajará
desde la perspectiva de la historia política, ya que se trabajará con respecto al rol
del Estado en las relaciones económicas y sobretodo sociales.
Con lo dicho anteriormente, y bajo un punto de vista personal, los motivos
fundamentales que hicieron que cambiara de significado el término “riqueza de las
naciones”, se pueden dividir en dos tópicos, que vendrían siendo los hilos
conductores de este ensayo. El primero sería que se cambia de paradigma con
respecto al desarrollo de las economías nacionales antes que el sistema de
economía laissez faire. El segundo tópico tiene que ver con el sistema de relación
del esquema de trabajo, y de la intervención del Estado en el orden social para
hacer funcionar la economía.
1 Illanes, María Angélica. Cuerpo y sangre de la política. la construcción histórica de las visitadoras sociales. 1887-1940., Santiago. LOM. 2006. Pp.46
En primer lugar tenemos que sacar a consideración el planteamiento del
propio Adam Smith, en el libro IV de “Investigación sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones”. : “Es seguro y evidente que este monopolio
del mercado interior constituye un gran incentive para aquellas industrias
particulares que lo disfrutan, desplazando hacia aquel destino una mayor
proporción del capital y del trabajo del país que de otro modo se hubiera
desplazado. Pero ya no resulta tan evidente que ese monopolio tienda a
acrecentar la actividad económica de la sociedad o a imprimirle la dirección más
ventajosa. La industria general de una sociedad nunca puede exceder de la que
sea capaz de emplear el capital de la nación.”2
Tenemos entonces que Smith plantea que dentro de un esquema de
economía de mercado, no pueden existir sistemas de protección a la industria
nacional por medio de aumento de aranceles a las exportaciones, porque pueden
surgir sistemas monopolísticos sobre los productos. Smith cree en un sistema de
intercambio comercial abierto basado en el intercambio comercial entre los países,
pero este sistema de intercambio no sería recíproco puesto que existirá siempre
una relación de desigualdad entre países más ricos y los menos favorecidos.
Según lo plantea Alfredo M. Irigoin: “La base del argumento de Smith en contra de
las políticas proteccionistas era que, justamente, restringían la dimensión del
mercado, limitando de esa manera la especialización y, por lo tanto, el progreso
económico. Si los gobiernos no limitaran la libre circulación de bienes —
incluyendo desde luego a los activos financieros y a los bienes de capital—, los
mercados se expandirían, produciendo un aumento global tanto de exportaciones
como de importaciones. Cada región podría, de esa forma, especializarse en la
producción de ciertos bienes y/o servicios, con el consiguiente incremento en la
productividad.”3 Basándonos en esta cita existe una posición de Smith en contra
del proteccionismo económico, basándose en el peligro que veía de los
monopolios económicos, en la concentración de la riqueza, y en la baja en la
productividad, por ello un desequilibrio en los indicadores económicos. Si bien esto 2 Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. Londres. Editorial Desconocida. 1776. Pp. 253 Irigoin, Alfredo M. La vigencia de Adam Smith. Santiago. CEP. 1983. Pp. 202
es relevante, no menos cierto es que Smith coloca en una especie de idilio al
principio del librecambismo sin protección de la economía, ya que no considera los
siguientes factores, que incluso son problema hasta el día de hoy. Por ejemplo:
tenemos un producto, como lo es un pantalón de algodón hecho en Perú, y en
Perú este pantalón tiene que competir con otro pantalón más barato como lo es el
pantalón inglés. El empresario local, en vez de querer especializarse al tener
competencia, va a querer dejar de hacer dichos pantalones. Cierto es que los
países tienen que tener una industria principal de la cuál sostener su economía
(en el caso de Chile es el cobre, como en Ecuador es el petróleo, o en Colombia el
café). Pero caemos de nuevo en otro problema, que ha sucedido desde el
aumento de ritmo de la dinámica capitalista, que es cuando, por ejemplo, cae el
precio del café la economía colombiana se desestabiliza. Pero según Smith el
Estado aún no debe inmiscuirse en la economía. La “riqueza de las naciones”, que
para Smith son los recursos del capital y los medios de producción4, queda al libre
albedrío de los avatares internacionales. Aquí entramos a la palestra con la crítica
al planteamiento de Smith, traemos a la palestra a Friedrich Lizt. Lizt, propone que
se debe, al contrario de lo plantea Adam Smith, se debe proteger por sobretodo la
industria nacional. Según Ernest Gellner, Lizt es el primer economista del siglo XIX
en hablar de desarrollar la industria nacional para alcanzar los niveles de los
países más aventajados5. Lizt lo expone de esta forma en su texto más
representativo como lo es el “Sistema Nacional de la Economía Política”: “En
cuanto a los intereses nacionales, en lo que toca en el desarrollo de los “poderes
productivos de la nación, siendo correcto y apropiado, el individuo debe estar
preparado para sacrificar sus propios intereses en beneficio de la nación a la que
pertenece”.6
Tenemos entonces que la base de cualquier intercambio económico tiene
que ser antes que las relaciones internacionales, tiene que ser de una relación
cooperativa y mutua entre los miembros de un mismo país. Se debe partir el
4 Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. Londres. Editorial Desconocida. 1776. Pp. 55 Gellner, Ernest. Naciones y Nacionalismo. Oxford. Editorial Oxford. 1983. Pp.606 Lizt, Friedrich. Sistema Nacional de Economía Política. México. FCE. 1942. Pp. 30
sistema de distribución de la riqueza en base a una cooperación mutua entre los
miembros de diferentes clases sociales, y de diferentes partes del país. No
importa la raza o la condición intelectual. De esta idea de Lizt, se puede exponer
que los países deben tener un sistema recíproco de distribución de los productos,
y que un organismo de la sociedad, que podría ser el Estado u otro tipo de órgano
competente, podría realizar la tarea de incentivar la industria productiva primero de
cada región, para que así se pueda aplicar el principio a la nación en general, ya
que todos los habitantes del país están en un trabajo de cooperación. El
fundamento clave que hace que la teoría de Lizt sea una refutación a los
planteamientos de Adam Smith, lo expone el economista argentino Arturo Carlos
Meyer: “La idea central de Lizt parece ser que, para una determinada comunidad
(país), en determinado período, puede ser beneficioso sacrificar una parte de sus
“valores de cambio” para así aumentar sus “factores productivos”. De esta forma
los “valores de cambio” serán-en el futuro-mayores de lo que habrían sido de no
haberse aumentado los “factores productivos” (…) Lizt no ofrece una definición
formal de lo que debe ser considerado dentro de los “factores productivos” (…) Lizt
se pregunta: ¿Qué hace que los individuos trabajen?, y propone las siguientes
respuestas: a) el espíritu que los anima, b) las instituciones sociales que
determinan la rentabilidad de los esfuerzos de los individuos, y c) disponibilidad de
los recursos naturales”7 Esto tiene una diferencia fundamental con el
planteamiento de Smith con respecto a que, disgregando esta definición de Arturo
Carlos Meyer, se debe basar el sistema económico de las naciones no solo
basándose en la pura disponibilidad de capital y de medios de producción sino que
aquí entran dos elementos claves, que vendría siendo el espíritu de trabajo, en
que no se está trabajando por el beneficio propio sino que se está trabajando por
el beneficio de todos los integrantes de la nación. El otro punto importante de este
planteamiento es con respecto a las “instituciones sociales que determinan la
rentabilidad de los esfuerzos de los individuos. Estas instituciones sociales son los
sectores claves de la economía, que serían por supuesto los privados, pero por
sobre todo el sector social clave en determinar la rentabilidad de los esfuerzos de
7 Ibíd. Pp. 110
los individuos por medio del precio es el Estado. Y para el caso específico de la
Alemania del siglo XIX, el emperador. El Estado controla un estándar de precios
por medio del determinar impuestos a las importaciones de los productos, como
impuesto aduanero. Es también el Estado quien otorga los préstamos iniciales a
personas para la creación de empresas que sean capaces de empujar la
economía nacional, teniendo como fundamento prioritario que sean industrias que
sean capaces de convertir las materias primas disponibles en productos
manufacturados, y no solamente que el país venda las materias primas en bruto.
El camino clave es siempre el priorizar el mercado interno, para luego en
condiciones óptimas de calidad de vida, de precios, de estabilidad fiscal, etc. Se
pueda entrar en el contexto internacional.
Lizt hace además un hincapié interesante con respecto a dos tópicos
críticos fundamentales como lo vendrían siendo la posición de privilegio, y no de
igualdad de condiciones a la hora de contraer tratados de libre comercio, y en
segundo lugar un esquema de distribución de la economía mundo de entonces
clasificando a los países en manufactureros y cálidos. Con respecto a la primera
idea, Lizt hace un análisis de la práctica del país que a fines del siglo XVIII y a
principios del siglo XIX era partidario de una economía de libre mercado:
hablamos de Inglaterra. Este país hizo dos tratados de libre comercio, primero con
Portugal para la venta de telas (Tratado de Methuen 1703) y con Francia para el
comercio agrícola (Eden 1786-1793). El punto clave que expone Lizt es que estos
tratados solamente beneficiaron a la industria británica en desmedro de los
intereses de Portugal y de Francia. Inglaterra consumía sus propias telas y
conseguía productos agrícolas de sus colonias.8 O sea, el país más “liberal” fue en
su práctica proteccionista. El segundo punto es con respecto al trato de la
economía mundo, entre países que son manufactureros como lo es Europa de ese
tiempo y otros que son países destinados a la producción de materias primas
(países cálidos), que sin embargo, si tienen condiciones aptas para su desarrollo
pueden ser manufactureros. Esto podría traer una relación posible, aunque la
distribución entre países cálidos y no cálidos, no tiene aceptación, si la creación de
8 Ibídem. Pp. 357
un esquema entre un lugar de concentración y una periferia económica, quizás
podría tener relación con el esquema centro-periferia planteado por Immanuel
Wallerstein. Pero solo queda en relación; habría que estudiar con profundidad este
tópico.
En el segundo punto tenemos que ver el sistema de relación del esquema
de trabajo, y de la intervención del Estado en el orden social para hacer funcionar
la economía. Para ello, lo clave será primero definir lo que se entiende como
división del trabajo. Según el ecuatoriano Rodrigo Borja: “La revolución industrial
acusó más que en ningún tiempo anterior la división de funciones productivas y
con ella nació la división técnica del trabajo. La tarea de todos completaba un ciclo
productivo. Y el resultado final fue la mayor eficiencia en la producción —y, por
tanto, el mayor rendimiento en términos globales— en la medida en que cada
trabajador, por hábito y especialización, adquirió mayor habilidad para una
determinada operación laboral” 9 Esta definición tiene relación directa con el
planteamiento del propio Adam Smith, que aparece en el libro I, en su segundo
capítulo: “Esta división del trabajo, que tantas ventajas reporta, no es en su origen
efecto de la sabiduría humana, que prevé y se propone alcanzar aquella general
opulencia que de él se deriva. Es la consecuencia gradual, necesaria aunque
lenta, de una cierta propensión de la naturaleza humana que no aspira a una
utilidad tan grande: la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por
otra.”10 Pues bien tenemos la idea de la división del trabajo, que viene del
contexto social del humano, que podrá adquirir mediante su talento y disciplina su
desarrollo. Eso es transversal a cualquier sociedad, y, a cualquier sistema
económico. Todos quieren desarrollar las habilidades en un trabajo determinado.
Pero hay algo que llama bastante la atención, que dentro de la definición de Smith
se dice “Es la consecuencia gradual, necesaria aunque lenta, de una cierta
propensión de la naturaleza humana que no aspira a una utilidad tan grande: la
propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.” Es decir, el
9 Borja, Rodrigo. Definición de División del trabajo. Definición. Visto el 29/12/2015. http://www.enciclopediadelapolitica.org/Default.aspx?i=e&por=d&idind=490&termino=adam%20smith10 Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. Londres. Editorial Desconocida. 1776.Pp. 8
humano en su ser tiene la opción siempre de permutar o cambiar (mediante el
trueque, por ejemplo), pero la de negociar, es sometida a crítica. El humano tiene
que vivir dentro del esquema social, pero todos tenemos el instinto de negociar.
Puede ser por sobrevivencia. Pero si interpretamos las palabras de Adam Smith
en el sentido que el expone con respecto a la facultad de negociar, se entiende
que el humano siempre querrá obtener de su esfuerzo un lucro por su esfuerzo
individual, sin importar de la forma de obtención de ese capital, sin importar si una
persona está perjudicada o no por su actuar, etc. Es decir, antes que los valores y
la ética está el afán de obtener lucro de cualquier forma, siempre de forma
individual.
Sigamos este análisis con otra cita de Adam Smith, que esta vez aparece
en el capítulo VI del primer libro: “En nuestro ejemplo el valor que el trabajador
añade a los materiales se resuelve en dos partes; una de ellas paga el salario de
los obreros, y la otra las ganancias del empresario, sobre el fondo entero de
materiales y salarios que adelanta. El empresario no tendría interés alguno en
emplearlos si no esperase alcanzar de la venta de sus productos algo más de lo
suficiente para reponer su capital, ni tendría tampoco interés en emplear un capital
considerable, y no otro más exiguo, si los beneficios no guardasen cierta
proporción con la cuantía del capital. En estas condiciones el producto íntegro del
trabajo no siempre pertenece al trabajador; ha de compartirlo, en la mayor parte
de los casos, con el propietario del capital que lo emplea.”11 Aquí el trabajador,
primero participa de la empresa con su esfuerzo y sus capacidades, y por ello
recibe una determinada remuneración. Sin embargo el trabajador hace producir la
empresa, y el trabajador está entregando parte de su vida en llenar los bolsillos de
otra persona. Pero la persona que contrató al trabajador, no considera el esfuerzo
de este, no tiene una empatía, sino que simple y llanamente lo despide y lo
reemplaza por otro que tuviese similares capacidades, que sin embargo siempre
sea más barato dentro de la lógica de oferta y demanda. El trabajador puede ser
usado, haciendo la analogía, con un mueble que al perder la utilidad y las ventajas
comparativas para el dueño simplemente se deshace. Y eso genera un problema
11 Ibíd. Pp. 12
de grandes dimensiones desde el siglo XVIII, y que perdura hasta el día de hoy,
que es que el trabajador puede vivir en condiciones marginales, tanto en la casa
como en el trabajo, está desprotegido. Para la aristocracia, sobre todo del siglo
XIX, según relata María Angélica Illanes el pobre es así porque no es esforzado12.
Pero ¿Cómo va a querer una persona pobre esforzarse, si vive en condiciones
deplorables tanto en el trabajo como fuera de él, sabiendo que el resultado de su
esfuerzo lo obtiene otro, y que además tiene el fantasma de ser despedido por
“motivos de la empresa”?
En base a esta pregunta clave, se hace un hincapié con respecto al tema
que nos atañe. ¿Qué es la nueva riqueza de las naciones? Lizt lo responde en
pocas líneas: “El producto más importante de una nación son los hombres”13 Es un
cambio en 180° grados del enfoque que debe lograr un país para poder lograr ese
afán del progreso. Sin la persona no se puede labrar la tierra, no se puede tejer,
no se puede crear televisores…no se puede hacer nada. Importa mucho que para
el desarrollo de una nación sea factible y durable, que su población tenga las
mejores condiciones de vida, porque al tener unas condiciones de vida
garantizadas por las palabras calidad y estabilidad, el trabajador responderá de
forma adecuada a las pretensiones de la empresa. Pero queda la interrogante:
¿Dónde queda, en primer lugar el rol de los privados, y en segundo lugar, pero no
menos importante, el rol del Estado? Esto se puede disgregar en dos puntos
importantes. En el caso del privado, tiene que tener la conciencia de que está
trabajando no solo por él sino que lo está haciendo en contribución a la sociedad
en su conjunto. Está obteniendo la riqueza por el bien de la nación. La aplicación
práctica está en que el privado tiene que dar las mejores condiciones posibles al
trabajador, porque al igual que él, está haciendo una contribución de solidaridad, o
sea tendría que incurrir un principio de equidad en el trato. Lizt no habla de
igualdad de condiciones, como lo haría años más tarde Karl Marx, sino que lo
expone del punto de vista de la reciprocidad en el trato y en la convivencia entre
las clases sociales. Es legítimo que alguien quiera ganar capital, pero esto no 12 Illanes, María Angélica. Cuerpo y sangre de la política. la construcción histórica de las visitadoras sociales. 1887-1940., Santiago. LOM. 2006. Pp. 4313 Lizt, Friedrich. Sistema Nacional de Economía Política. México. FCE. 1942. Pp.185
puede estar supeditado a condiciones que van en contra de toda ética social. Lizt,
lo expone en el siguiente planteamiento: “Si los principales ramos de la producción
se protegen y desarrollan convenientemente, todos los demás ramos menos
importantes de la manufactura progresarán también, a la vez, que aquellos con
menor protección”.14
Pero el punto que es clave para la investigación es respecto al rol del
Estado. Lizt lo dice de esta forma: “Resulta casi imposible concebir la existencia
de alguna ley o decisión legal de los poderes públicos que no tengan alguna
influencia-grande o pequeña-sobre el aumento o disminución de los poderes
productivos de la nación”15 Esto está ligado profundamente con la intención de que
los grupos de la élite gobernante, por lo menos en el siglo XIX, al tomar conciencia
de los problemas de las naciones, sobre todo con las dificultades con respecto a
los temas sociales, se tiene que tomar a consideración que el Estado interviene,
como expuse antes en los “factores de la producción”, pero interviene también de
otra forma como lo es el incentivar el capital humano: “Cualquier persona que
desee dedicarse a la actividad industrial-a la producción de bienes
manufacturados-debe aprender y comprender algo de matemáticas y de ciencias
naturales. Se necesitan maestros y libros para quienes se dedican a actividades
industriales puedan avanzar en estos temas. Son necesarios para dar a los
jóvenes que poseen la capacidad natural adecuada y educación previa la
oportunidad de especializarse en matemáticas y en las ciencias naturales”.16 Se
debe realizar un incentivo para que el trabajador participe en la sociedad y no sea
ajeno a ello el fundamento clave es la educación. Al mejorar el nivel intelectual de
la población, sobre todo en lo que hoy denominamos desarrollo tecnológico la
persona logrará realizar un cambio en su capacidad productiva y en la calidad de
los productos hechos. Esto según Lizt solamente lo puede hacer el Estado por
medio de instituciones que hagan el mayor esfuerzo por fomentar la educación.,
ya que al realizar esta labor el Estado, toma como significado de un ideal de
progreso público, cooperativo y solidario. Tenemos entonces el punto que es la 14 Ibíd. Pp. 18715 Ibídem. Pp.11316 Ibídem. Pp. 66-67
educación. Pero falta otro punto clave que es la intervención del Estado en la
seguridad social de los trabajadores. Esto sostiene que el trabajador, como parte
de la “nueva riqueza de las naciones” tiene que ser protegido por el Estado, no
solamente por medio de la educación, sino que debe estar amparado con respecto
a la calidad de vida de sus habitantes. Lizt lo expone de la siguiente manera:
“Tales personas son ahora capaces de obtener mayores sueldos y salarios a los
que eran antes posibles (…) Cuanto mayor es el avance en el conocimiento
científico, más numerosas serán las nuevas invenciones que ahorran mano de
obra y materias primas, y conducen al descubrimiento de nuevos productos y
procesos”.17.
A manera de conclusión tenemos los siguientes aspectos a considerar: En
primer lugar tenemos que considerar que los países tienen que desarrollar
fundamentalmente su economía nacional, en base a la integración de sus
“factores productivos” que son no solamente el capital y los medios de producción.
Además está la idea de que todos los países tienen la posibilidad de alcanzar el
progreso, pero la vía de alcanzar este progreso se tiene que lograr por medio de
la industria manufacturera y no por medio de la extracción de los recursos
naturales para exportación directa. El fundamento económico de las naciones
tiene que estar basado en la equidad de condiciones y sobre todo en la
cooperación. En segundo lugar tenemos el siguiente punto que es la intervención
del Estado en la economía como respuesta al laissez faire de Smith. La riqueza de
las naciones que es fundamental no es el capital o los recursos: es la gente, son
los trabajadores. El Estado interviene en dos puntos claves para que el trabajador
deje de ser equiparado a un bien inmueble, que son la educación y la seguridad
social. Mediante la educación el capital humano progresará y con ello la nación.
17 Ibídem Pp. 67