Concepciones de La Etica
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CONCEPCIONES DE LA TICA Luis Ernesto Cruz Ocaa
Uno de los temas ampliamente reflexionado por la filosofa a travs de su historia es la
cuestin tica y moral. Ante esta incesante preocupacin, la Enciclopedia Iberoamericana
de Filosofa, como proyecto de investigacin y edicin de textos filosficos, ha dedicado
sus esfuerzos a la elaboracin de dos materiales polifnicos orientados a su tratamiento. El
primero motivo de esta resea se titula Concepciones de la tica (1992), y su objetivo es realizar un recorrido sobre las grandes teoras ticas, su dilogo con otras perspectivas
filosficas y reformulaciones actuales. El segundo, intitulado Cuestiones Morales (1996),
parte de las teoras ticas para analizar cmo stas orientan las actividades de la vida
cotidiana y las ideas a partir de las que se establecen modelos de vida buena y ordenada. Concepciones de la tica representa, entonces, un esfuerzo colectivo por reflexionar
sobre las teoras ticas ms notables del pensamiento filosfico sin construir una historia de
la tica en sentido lgico y/o cronolgico. Se divide, para su exposicin, en un apartado
introductorio y doce artculos independientes escritos por filsofos con experiencia en los
temas tratados. Siendo as, procedo a realizar una breve presentacin de cada apartado para
culminar con una reflexin acerca de las posibilidades y limitaciones del texto.
* * * *
Primero, la Presentacin de la filsofa espaola Victoria Camps busca tejer la variedad de
temas abordados en el libro. Observa una divisin en la filosofa moral entre la crtica a la
tica moderna y su reconstruccin actual en un retorno a Kant. En un breve recorrido
histrico, diserta sobre la tica kantiana con su pretensin de fijar valores absolutos y el
contraste hegeliano dirigido hacia la conciencia moral concreta. A esta crtica hacia una moral universal, se agregan otras: Marx y el vnculo de las ideas con las relaciones
materiales dominantes; Nietszche y el origen social de los valores morales como expresin
de intereses que niegan la vida; Freud y la construccin cultural de seres morales
reprimidos y psquicamente enfermos; Sartre y la libertad del individuo para elegir o
inventar, en su soledad, su propia moral; Wittgenstein y los lmites del lenguaje en lo que se refiere a la tica como reveladora del sentido (incognoscible) de la vida.
Contra este pensar alejado de certezas y absolutos, a fines del siglo XX se recupera la
teora tica en dilogo con Kant y su propuesta deontolgica. Entre los esbozos que
analizan la funcin del lenguaje tico en oposicin a los utilitarismos estn: Hare y su
defensa de los juicios morales prescriptivos, universalizables y razonables; Rawls y su
justificacin de una justicia no derivable de apreciaciones empricas de bienestar o utilidad;
Apel-Habermas y sus ticas comunicativas que buscan la validez de las normas morales en la comunidad ideal de comunicacin libre de asimetras e injusticias; MacIntyre y el retorno a los comunitarismos cerrados ante el relativismo causado por la prdida de una
teleologa o concepcin moral de la persona. Ante esto, la tica muestra su indeterminacin
como invitacin a plantear problemas y, a la vez, justifica la persistencia de su reflexin.
Tras esa lcida introduccin, el primer artculo del filsofo espaol Carlos Thiebaut
aborda los Neoaristotelismos contemporneos. Segn l, en el contexto de reformulacin
del proyecto de la modernidad liberal y los procedimentalismos ticos, se retorna hacia la
particularidad anti-universalista de las formas de moralidad concreta ethos. La crtica al programa racional kantiano se gest, segn el autor, a partir de cuatro
problemas: a) los lmites de la filosofa moral moderna que equipara razn y moralidad,
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contra lo que se priorizan las formas de sensibilidad moral, lo ineludible del juicio y su
carcter contextual, y la materialidad e historicidad de los valores y criterios de valoracin
morales; b) la inseparabilidad de lo bueno y lo justo, rompiendo de paso la divisin privado-pblico, pues las formas concretas del bien moral determinan el criterio tico y,
an, de lo justo; c) la disensin entre comunidad homognea vs sociedad compleja, cuestionando la concepcin desarraigada de los sujetos morales que, a fin de cuentas, se
socializan y transitan por pluralidad de mundos de vida que, en ocasiones, se cierran en s
mismos; y d) la recuperacin de la felicidad y/o virtud para sacar a la tica de la pura intencin y llevarla al mundo material de la comunidad moral, as como rescatar la idea de
felicidad como bienestar, relacionndola con elementos de autoeducacin y autocontencin.
Acto seguido, el filsofo argentino Osvaldo Guariglia, presenta el Kantismo: tipo de
fundamentacin de las normas morales basado en la centralidad de la obligacin moral y un procedimiento de universalizacin de la mxima de la accin de tipo formal. Aunque esta filosofa incit crticas de Schiller, Fries, Schopenhaur..., tras un lapso de silencio se
gest un retorno a Kant. Uno de los representantes del neokantismo fue Cohen (escuela de Marburgo) y su propuesta tica que culmina en la jurisprudencia, pues la ley es la condicionalidad de la voluntad, con propiedades como necesidad y universalidad tica dogmtica. Otro ms fue Nelson (escuela de Gotinga) que esboza un mtodo para convertir la tica en disciplina cientfica, basndose en un anlisis de los juicios morales
ordinarios para alcanzar principios ticos universales tica epistemolgica. Entre otros intentos como los anteriores, aunque ms contemporneos, estn: Hare y
su tentativa de unificar las tradiciones kantista y utilitarista, donde una provee la forma y
otra el contenido de los juicios morales; Rawls y la eleccin de principios de justicia
aceptados libre y pblicamente por los contrayentes en una situacin originaria; Apel y
Habermas con su tica discursiva fundada en la formacin de un consenso sobre las normas
donde participen, en condicin de dilogo, los intereses de los involucrados. Por tanto, los
temas nodales del kantismo son, hasta hoy, la universalidad y la persona autnoma.
El siguiente artculo de Ricardo Maliandi versa sobre Axiologa y fenomenologa,
enfocndose en la tica material de los valores (EMV) y el objetivismo axiolgico de Scheler y Hartmann sin obviar aportes de Hildebrand, Reiner, Romero, Frondizi. El trmino valor fue empleado en la filosofa por Lotze, fundando una axiologa o teora del valor con dos tendencias: objetivistas o subjetivistas. Dentro de la primera est la EMV,
cuyos antecedentes filosficos estn en Brentano, para quien todo acto psquico es
intencional, pues est dirigido a un correlato objetivo; y en Husserl, para quien el valorar es un acto intencional que mienta algo y tiende hacia la evidencia, con lo que defiende una axiologa formal basada en un apriorismo del valor. Con esto, Scheler, fundador de la EMV, establece la objetividad de los valores, pensndolos como esencias y hechos fenomenolgicos concretos, por eso los valores no pueden ser definidos ni demostrados, sino mostrados e, incluso, es posible establecer entre ellos una jerarqua.
Por su lado, Hartmann sigue la lnea de una tica material y emocional. Los valores
son independientes de los sujetos valorantes y los bienes que los portan. Tienen un ser-en-s ideal ms all de la realidad y la conciencia: se conocen a priori. Contra Scheler, asigna un carcter pluridimensional al sistema axiolgico y distingue entre altura y fuerza como criterios de preferencia. A pesar de las crticas a la EMV, sus temas son, segn Maliandi, ineludibles e implican un esfuerzo obligado para analizar fenmenos morales.
tica y tradicin escolstica es el ttulo del artculo de Jos Mara G. Gmez-Heras.
Su objetivo es caracterizar la reflexin moral Escolstica desde su desarrollo histrico
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Medieval (s. XI-XV), renacentista (s. XVI-XVII) y Neoescolstica (s. XIX). Segn el autor, la Escolstica ha concebido la tica como moral con una tendencia claramente
intelectualista. Surge en una simbiosis entre cultura helenstico-romana y creencias judeo-
cristianas, donde la religin cristiana funciona como la estructura del mundo tico-poltico.
Siguiendo su historia, primero se subordina la tica a la teologa, estableciendo un
debate entre la via antiqua de Toms de Aquino con su visin del hombre como imago Dei,
la eudamona como bien increado e infinito Dios, y el concepto de ley eterna, natural y positiva como parte esencial del mundo moral; frente a la via moderna Escoto y Ockham, incluida su separacin entre ciencia y fe, que impulsa una tica basada en la voluntad como instancia suprema. Luego se coloca la tica bajo el derecho y se debaten la
tica de la colonizacin, el derecho natural, la soberana de los pueblos, las formas de
gobierno de Vitoria, Grocio, Seplveda, Las Casas, Surez. Por ltimo, la tica queda bajo influjos del humanismo, pues se acentan las ideas del bien, la felicidad y el placer; la
proposicin de que se estudia tica no slo para saber qu es la virtud, sino para llegar a ser
virtuosos; y la doctrina de que el hombre es por naturaleza animal poltico, de modo que el
Estado surge como instrumento ordenado para la realizacin del hombre como persona.
En el quinto artculo, tica analtica en la actualidad del argentino Carlos S. Nino, se
analizan las consecuencias de la obra de Rawls en la filosofa moral y poltica, tanto en el
plano meta-tico como en el de la tica normativa. Desde una posicin deontolgica, Rawls
habla de la justicia como equidad, pues los principios de justicia vlidos son los que se eligen a travs de un procedimiento equitativo. No obstante, existen, segn Nino, cuatro
interpretaciones en lo meta-tico acerca del fundamento para dotar de objetividad a dichos
principios: a) la dimensin contractualista de la teora, donde la objetividad aparece en el consentimiento de todos en condiciones ideales; b) la derivacin de principios como
teorema en la teora de las decisiones racionales por la maximizacin del auto-inters; c) la
apelacin a las intuiciones como base del mtodo de equilibrio reflexivo; y d) el apoyo de los principios morales y de justicia en presupuestos del racionamiento o del discurso moral.
En cuanto a la tica normativa, la obra de Rawls ha incitado revisiones y/o crticas
como la de Nozick y su defensa de principios de justicia histricos, la del marxismo ante la distancia entre teora poltica y prctica social, y la del comunitarismo Sandel, MacIntyre, Taylor, Walzer... al defender que una concepcin del bien est intrnsecamente conectada con las tradiciones, convenciones y relaciones personales dadas en una sociedad.
An Rawls ha revisado sus propuestas para intentar subvertir la distancia entre teora
poltica y prctica social, aunque rehsa fundamentar su teora de la justicia en una
concepcin plena del bien. Como sea, los debates en torno a la obra de Rawls revelan la
necesidad de atender asuntos meta-ticos para resolver problemas de tica normativa.
El filsofo mexicano Fernando Salmern diserta sobre Intuicin y anlisis. Los
orgenes de la filosofa moral analtica a partir de Moore y Wittgenstein, confrontando sus
obras: Principia Ethica y Tractatus logico-philosophicus. Los precursores de la tica
analtica son, segn Salmern, Sidgwick y Brentano. A partir de stos, Moore suscribe la
imposibilidad de instaurar conexiones lgicas entre la realidad suprasensible y nuestras
proposiciones prcticas. Su objetivo es instaurar as los principios bsicos del razonamiento
moral. Para esto critica los planteamientos naturalistas, eudemonistas y metafsicos, adems
de esbozar una distincin entre fines y medios, con lo que intenta responder la pregunta:
qu cosas son ideales, en el sentido de ser fines en s o buenas en s mismas? Aqu distingue tres niveles de cosas ideales inferior o del mundo de bienes en s mismos, intermedio o de las utopas, y superior o de la correcta concepcin del cielo.
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En oposicin a Moore, Wittgenstein pasa de la estructura lgica de las proposiciones
y la naturaleza de la inferencia, de la teora del conocimiento y principios de la fsica, hasta
las cuestiones de tica colocadas dentro de la mstica: la regin de lo inexpresable. Para l,
en el mundo no hay ningn valor, y si hay algo que lo tenga, est fuera del mundo, por lo
que la pregunta por su sentido tiene que darse fuera de l. Es por eso que no pueden haber
proposiciones ticas: se excluye la tica del mundo y del lenguaje que lo describe. Pero an
en la oposicin se descubren, segn Salmern, tanto el valor de la lgica y del anlisis
conceptual como el rechazo del naturalismo y la defensa de la intuicin, adems que se
instauran las bases de la teora no-cognoscitiva de los juicios morales y el emotivismo.
La tica comunicativa es analizada por la espaola Adela Cortina. Esta propuesta, en
tanto tica procedimental y deontolgica, est integrada por una pragmtica del lenguaje trascendental (Apel) o universal (Habermas), una teora de la accin comunicativa, una teora consensual de lo verdadero y correcto, una teora de los tipos de racionalidad y, en
cierta medida, una teora de la evolucin social. Reconoce el carcter dialgico del logos y
la nocin de persona como fin en s mismo e interlocutor vlido que, por su competencia
comunicativa, puede participar en procesos de deliberacin y decisin de normas. Se funda
en un inters emancipatorio, una accin y racionalidad comunicativa-consensual, un
presupuesto contrafctico del habla para lograr un acuerdo motivado racionalmente, y una teleologa moral que va de la comunidad real de comunicacin a una ideal.
Segn Cortina, esta tica es, a pesar de sus crticas externas e internas, til para
disear el marco de una tica aplicada. Primero, funda la estructura del sujeto como alguien
autnomo y autobiogrfico inserto en un mundo intersubjetivo. Segundo, instaura una tica
cvica y un ethos dialgico basado en valores como la libertad, solidaridad, justicia,
respeto... Tercero, promueve la formacin de una democracia participativa como
organizacin poltica cuyo ncleo sea la defensa y expresin de la autonoma humana.
Cuarto, se concretiza en la conformacin de una biotica basada en principios de no-
maleficiencia, beneficiencia, autonoma y justicia.
El artculo siguiente est a cargo de Ramn Vargas-Machuca y se centra en tica y
marxismo. En el contexto de liquidacin de la tica reaparecen los aportes y crticas de este proyecto de emancipacin que no se reconoce por la adhesin a un cdigo moral fijo,
pues su postulado es que ser moral es una secuencia del comportamiento racional. El propio
conocimiento (crtico) tiene un doble objetivo: informar lo que ocurre y prescribir lo que se
debe hacer. As, an entre los debates sobre la existencia o no de una moral en el marxismo,
ste ha defendido unos valores y una manera de actuar en el mundo. Implica una crtica
frontal a la civilizacin capitalista y la cultura moderna, sus representaciones ideales e
instituciones, partiendo del postulado que la naturaleza humana tiende a desplegar las
potencialidades para la autorrealizacin y desarrollo de las capacidades del individuo.
En este punto revela una lgica de la esperanza en la formacin de una utopa social,
donde la superacin de las alienaciones y restricciones capitalistas implicar la reparacin
de la bondad natural del hombre y el logro de una sociedad reconciliada y transparente
basada en la justicia como mixtura del principio de las necesidades y del de contribucin.
Esta moral de resistencia es, empero, transformada a veces en absolutismo moral basado en
el prejuicio intuicionista y su optimismo antropolgico que da por sentado la existencia de
un modelo de vida y una forma ms armnica de ser del hombre. Como sea, del marxismo
se puede recuperar, segn Vargas-Machuca, la dimensin tica de su utopismo, su idea de
moral contextualizada e incluida en las instituciones polticas y econmicas, y el imperativo
de hacer concretas las incitaciones de la tica reglamentando moralmente la economa.
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La filsofa mexicana Juliana Gonzlez escribe sobre tica y psicoanlisis en Freud y
Fromm, cuyo contraste primordial radica en la concepcin de la naturaleza original de tipo inconsciente del hombre. En el primero, la moral es el fenmeno cultural que penetra
lo inconsciente, las pulsiones originarias, censurndolas y reprimindolas. De este modo, el
drama psquico es un drama tico. Pero an en su crtica, no anula la significacin de la
moralidad, sino que la confirma como mal necesario. En su propuesta se destacan: a) la crtica de la conciencia autnoma ante el primado de la vida inconsciente y el significado
negativo de la moralidad en cuanto extrnseca a la pulsin sexual; b) el proceso de
evolucin de la libido con la moralizacin del psiquismo pulsional ello por el nacimiento del supery como instancia negativa que condena al sentimiento de culpa, sufrimiento y
enfermedad aunque se puede instaurar una moral del yo, de la conciencia y la razn; y c) las consecuencias ticas de las pulsiones de eros progresin, innovacin, energa e impulso de integracin y thanatos regresin, repeticin, inercia y des-integracin.
Desde una postura eclctica, Fromm relaciona tica y psicoanlisis negando atribuir a
la naturaleza humana una destructividad inherente. Lo reprimido es el impulso originario de la vida, esto es, perseverar en el ser. As, la sociedad y la cultura reprimen la vida creativa y unitiva. Lo inconsciente es vida frustrada, vitalidad reprimida. Libertad y amor
son las dos grandes potencialidades de la vida, de modo que tanto la negacin de s mismo,
como la negacin del otro son formas sadomasoquistas. La liberacin individual busca des-
reprimir la vida no vivida afrontando continuamente el miedo a la libertad. Con todo y las crticas recibidas, el psicoanlisis presenta, segn Gonzlez, una posibilidad de dilogo no
conclusivo con la tica que, a lo sumo, confirma su irreductibilidad y su carcter filosfico.
Despus sigue el artculo tica neo-contractualista de Mara Jos Agra Romero,
quien se ocupa de Rawls y su concepcin tica marcada por la ruptura y continuidad con la
filosofa moral analtica. Desde una concepcin deontolgica donde lo correcto o justo es
prioritario y previo a lo bueno, critica el utilitarismo y desarrolla un procedimiento de
decisin tico que busca conducir a la formulacin de principios de justicia derivados de
una explicacin hipottica o construccin analtica. Dicha crtica lo lleva a cuestionar
tambin el intuicionismo con su pluralidad de principios que pueden estar en conflicto y el
perfeccionismo que limita o condiciona lo que los hombres han de ser.
Con esto, el mtodo de su tica consiste en la construccin de una posicin original
donde se fijan los principios de moralidad, de la justicia como equidad. Las condiciones de
esa situacin inicial son: a) las circunstancias de justicia, b) las restricciones formales del
concepto de lo justo, c) el velo de la ignorancia, y d) la racionalidad de las partes. Esta racionalidad se liga con un equilibrio reflexivo que organiza las convicciones morales intuitivas en un esquema coherente, y con un constructivismo que no presupone la
existencia objetiva de verdades morales: existen principios razonables, no verdaderos. As,
al incluir la intersubjetividad y la reflexividad en una nocin dialgica de racionalidad
prctica, exhibe una concepcin poltica de la justicia aplicable a la estructura bsica de una
democracia constitucional, liberal y moderna. Es, segn Agra, una moralidad limitada,
restringida en tanto concepcin poltica que atiende al pluralismo de la situacin actual.
El penltimo artculo de Esperanza Guisn diserta sobre el Utilitarismo como sistema
tico de vasto impacto que, a pesar de sus crticas, se ha extendido en Iberoamrica y no
parece encontrarse en posicin de retroceso. Su gnesis se encuentra en la formulacin del
principio de mxima felicidad de Bentham, quien, junto con Mill, se convertir en su principal difusor, sin relegar los aportes de Horacio, Epicuro, Hume, Helvetius Mill,
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contra Bentham, ve al hombre como ser capaz de buscar la perfeccin espiritual, por lo que
la moralidad implica dos partes: la auto-educacin y la regulacin de las acciones externas.
Entre el debate de sus exponentes, sus principios son: a) la felicidad como valor
superior a nivel individual, y b) la utilidad general o bienestar colectivo como meta
deseable en el quehacer de gobiernos y polticos. As, el utilitarismo se presenta como una
tica teleolgica que prescinde de los entes de razn y se funda en la mxima de que el objetivo humano por antonomasia es la bsqueda del placer o la felicidad. De este modo, se
observan un hedonismo psicolgico, uno tico egosta y otro tico universal. Pero an entre
los puntos comunes, seala Guisn, hay que hablar mejor de diversos utilitarismos: utilitarismo del acto y de la regla; utilitarismo hedonista (Bentham), semi-idealista (Mill) e
idealista (Moore); utilitarismo cuantitativo y cualitativo; utilitarismo de la preferencia
(Hare); utilitarismo ampliado y los derechos prima facie, principalmente.
A modo de cierre, Fernando Savater escribe sobre Vitalismo. Para esta corriente, lo
que convierte un aspecto del ser en un deber ser moral es el querer humano, que requiere
articular racionalmente el deseo primordial y decidir cmo vivir entre diferentes y hasta
opuestas formas de vida. Vida y muerte, ms que sucesos biolgicos, son representaciones simblicas desde las que los hombres se determinan a s mismos. Pero la representacin de la vida est siempre vinculada con la conciencia de la posibilidad de muerte. El tiempo se
experimenta como duracin. Es la cultura la que, como prtesis simblica de negacin de la
muerte, fusiona la conciencia de sta y la inconsciencia de la vida en mitos y ritos sociales.
La moral no es ms que la interiorizacin de las pautas elementales que permiten asentir
personalmente a la inmortalidad social. As, la vida es el criterio ltimo de cualquier tica,
pues la moral aspira siempre a una vida mejor, no a algo mejor que la vida.
En este punto, Savater reconoce el carcter diferenciado entre las ticas vitalistas de
Epicuro, Spinoza y Nietszche, pero enumera rasgos comunes: a) la aceptacin del valor de
la vida en s misma, b) la accin como algo deseable y placentero an en los esfuerzos y
peligros, c) primaca de lo original y creador por encima de lo rutinario y la continuidad del
orden, d) importancia de componentes dinmicos de la subjetividad como la afectividad y
sensibilidad humanas, e) consideracin positiva del placer en el diseo de la vida buena, f)
reconocimiento de la capacidad de sufrir, esto es, el no rechazo a las condiciones de dolor y
muerte, y g) ausencia de nociones como obligacin, culpa o sancin. Con todo esto, el
vitalismo posee un matiz trgico que lo coloca ms all de los optimismos y pesimismos morales, pues la vida conlleva desgarramiento permanente.
* * * *
Tras el recorrido realizado alrededor de las Concepciones de la tica, slo resta realizar
breves anotaciones sobre las posibilidades y limitaciones de este esfuerzo polifnico que se
remite, primordialmente, al anlisis de las reformulaciones actuales de las teoras ticas.
El texto en su totalidad, como ya se manifest antes, no intenta construir una historia de la tica en sentido lgico y/o cronolgico tarea realizada en la construccin de los tres tomos colectivos editados por Camps (1988; 1992; 2000) o el breve intento propuesto por MacIntyre (1991), sino que su objetivo es analizar algunas teoras filosficas, y hasta psicolgicas, clsicas aristotelismo, kantismo, filosofa analtica, utilitarismo, marxismo, psicoanlisis... a la luz de sus aportaciones, crticas y reformulaciones actuales. En este sentido, no se centra tanto en establecer los fundamentos, conceptualizacin u
objeto de la tica como en las obras de Aranguren (1979), Snchez Vzquez (2002) o Cortina (2000), ni en abordar de manera amplia, salvo en ciertas excepciones, dichas teoras clsicas; razn por la cual el acercamiento al texto requiere de un conocimiento
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ms o menos amplio de la tica y sus propuestas principales, situacin que, en cierta
medida, dificulta su revisin.
La diversidad de autores que escriben los artculos, incluidas sus respectivas formas
de expresin escrita, aparece como una limitante en la medida que se distinguen varios
textos por su carcter ms accesible y esquemtico, pero, a la vez, se presenta como una
posibilidad de establecer diferencias no slo entre los planteamientos ticos presentados,
sino an en la forma que adopta cada presentacin. Esta diversidad de temas, autores y
redacciones, es una muestra de la complejidad actual en el tratamiento de los temas ticos;
con lo cual el texto posibilita una revisin ms actualizada de todas aquellas teoras que,
aunque siguen siendo motivo de incesantes debates, han sido constantemente revisadas y
reformuladas a partir del contexto y circunstancias socio-histricas que nos tocan vivir.
A pesar de la multiplicidad de temas tratados, es posible observar la tensin
persistente entre ticas teleolgicas y deontolgicas, donde estas ltimas an parecen
generar un mayor grado de adhesin o revisin crtica, tal como sucede con la figura de
John Rawls, quien aparece abordado o citado, en varios artculos. En un trabajo de esta
magnitud no slo llaman la atencin las reiteraciones, sino tambin las omisiones, aunque,
por cuestiones de espacio, es posible comprender que no pueda haber cabida para quienes,
desde otras perspectivas no tan occidentales o tan clsicas, presenten tambin elementos importantes para la reflexin tica.
Como sea, se entrev el inconcluso debate sobre las formas de fundamentacin de lo
moral en la sociedad actual, hecho que invita a continuar la reflexin tica y moral en un
dilogo con las teoras clsicas y sus reformulaciones, ms o menos, afortunadas.
Referencias bibliogrficas
Aranguren, Jos Luis L. (1979). tica. Madrid: Alianza Universidad.
Camps, Victoria (Ed.) (1988). Historia de la tica. 1. De los griegos al Renacimiento.
Barcelona: Crtica
Camps, Victoria (Ed.) (1992). Historia de la tica. 2. La poca moderna. Barcelona:
Crtica.
Camps, Victoria (Ed.) (2000). Historia de la tica. 3. La tica contempornea. Barcelona:
Crtica.
Camps, Victoria; Osvaldo Guariglia & Fernando Salmern (1992). Concepciones de la
tica. Vol. 2. Madrid: Trotta, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas.
Cortina, Adela (2000). tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica. Madrid: Tecnos.
Guariglia, Osvaldo (1996). Cuestiones morales. Vol. 26. Madrid: Trotta, Consejo Superior
de Investigaciones Cientficas
MacIntyre, Alasdair (1991). Historia de la tica. Barcelona: Paids.
Snchez Vzquez, Adolfo (2002). tica. Mxico: DEBOLS!LLO.