Comunicacion Gloria Luque

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JOHN DEWEY Y EL NATURALISMO EPISTEMOLÓGICO: LA VIDA COMO PROCESO ESTÉTICO Gloria Luque Moya 1 Universidad de Málaga [email protected] RESUMEN: John Dewey presenta en su obra El arte como experiencia en 1934 la base de una filosofía desde la cual construir modos más significativos de existencia; frente al énfasis en escisiones dualistas del tipo forma-materia, sujeto-objeto, Dewey elaboró una teoría estética cuya tarea era restaurar la continuidad arte-vida. Así, el propósito de este texto es explorar la noción deweyana de ritmo y su propuesta del humanismo naturalista, ya que darán las claves para entender la vida como un proceso estético. Comenzaré definiendo el humanismo naturalista y como este enraíza la estética en las necesidades orgánicas y las actividades humanas. El ritmo marca nuestra interacción con el medio y con otra gente, acompasando las continuas alternancias de armonía y caos que son resueltas mediante el proceso creativo que despliega la criatura viva. Sin embargo, esta propuesta no esta libre de críticas, y en este sentido resulta de especial importancia las realizadas en la actualidad por autores que abogan por una estética de lo cotidiano. Este es el caso de Yuriko Saito, que crítica cómo la teoría deweyana es demasiado restrictiva para su extensión a lo ordinario. Por ello, este texto pretende abordar el naturalismo epistemológico deweyano desde el enfoque crítico de Saito para poder superar sus ambivalencias y revitalizarlo desde nuestro tiempo. Palabras claves: humanismo naturalista, ritmo, experiencia estética, estética de lo cotidiano 1 Gloria Luque Moya es Licenciada en Filosofía por la Universidad de Málaga, donde disfrutó de una beca predoctoral en el área de Estética y Teoría de las Artes y obtuvo un Premio Nacional de Excelencia al Reconocimiento Académico Universitario. Asimismo es Licenciada en Antropología Social y Cultural y tiene un Master en Filosofía Práctica en la UNED. Actualmente realiza su tesis doctoral sobre la estética de John Dewey en la Universidad de Granada y disfruta de una beca del Programa Nacional de Formación del Profesorado Universitario en la Universidad de Málaga. Sus áreas de investigación son la estética, los estudios culturales, el pragmatismo y la filosofía de John Dewey.

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  • JOHN DEWEY Y EL NATURALISMO EPISTEMOLGICO:LA VIDA COMO PROCESO ESTTICO

    Gloria Luque Moya1Universidad de [email protected]

    RESUMEN: John Dewey presenta en su obra El arte como experiencia en 1934 la

    base de una filosofa desde la cual construir modos ms significativos de existencia;

    frente al nfasis en escisiones dualistas del tipo forma-materia, sujeto-objeto, Dewey

    elabor una teora esttica cuya tarea era restaurar la continuidad arte-vida. As, el

    propsito de este texto es explorar la nocin deweyana de ritmo y su propuesta del

    humanismo naturalista, ya que darn las claves para entender la vida como un proceso

    esttico. Comenzar definiendo el humanismo naturalista y como este enraza la esttica

    en las necesidades orgnicas y las actividades humanas. El ritmo marca nuestra

    interaccin con el medio y con otra gente, acompasando las continuas alternancias de

    armona y caos que son resueltas mediante el proceso creativo que despliega la criatura

    viva. Sin embargo, esta propuesta no esta libre de crticas, y en este sentido resulta de

    especial importancia las realizadas en la actualidad por autores que abogan por una

    esttica de lo cotidiano. Este es el caso de Yuriko Saito, que crtica cmo la teora

    deweyana es demasiado restrictiva para su extensin a lo ordinario. Por ello, este texto

    pretende abordar el naturalismo epistemolgico deweyano desde el enfoque crtico de

    Saito para poder superar sus ambivalencias y revitalizarlo desde nuestro tiempo.

    Palabras claves: humanismo naturalista, ritmo, experiencia esttica, esttica de lo

    cotidiano

    1 Gloria Luque Moya es Licenciada en Filosofa por la Universidad de Mlaga, donde disfrut de una beca predoctoral en el rea de Esttica y Teora de las Artes y obtuvo un Premio Nacional de Excelencia al Reconocimiento Acadmico Universitario. Asimismo es Licenciada en Antropologa Social y Cultural y tiene un Master en Filosofa Prctica en la UNED. Actualmente realiza su tesis doctoral sobre la esttica de John Dewey en la Universidad de Granada y disfruta de una beca del Programa Nacional de Formacin del Profesorado Universitario en la Universidad de Mlaga. Sus reas de investigacin son la esttica, los estudios culturales, el pragmatismo y la filosofa de John Dewey.

  • Todas nuestras ideas acerca de la

    vida deben reformarse en una poca

    en que nada adhiere ya a la vida2.

    Antonin Artaud comenz su obra El teatro y su doble destacando como la

    preocupacin generalizada por la cultura y la civilizacin iba en paralelo al hundimiento

    de la vida. Nos perdemos en consideraciones acerca de las formas imaginadas de

    nuestros actos, como si acto, forma o cultura pudieran ser entes separados del continuo

    que conforma la vida. Apenas cuatro aos antes de que Artaud propusiera una

    renovacin crucial en el teatro, John Dewey present en El arte como experiencia la

    base de una filosofa desde la cual construir modos ms significativos de existencia.

    Frente al nfasis en escisiones dualistas del tipo forma-materia, sujeto-objeto, Dewey

    elabor una teora esttica cuya primera tarea era restaurar la continuidad arte-vida,

    entre las formas refinadas e intensas de la experiencia, que son las obras de arte, y los

    acontecimientos, hechos y sufrimientos diarios, que se reconocen universalmente como

    constitutivos de la experiencia3. Dewey propondr dicha restauracin a partir de un

    renovado concepto de experiencia, y ms concretamente de experiencia esttica, que

    permite superar los problemas de museificacin y compartimentalizacin del arte.

    De este modo, estas pginas se centran en la exposicin del naturalismo

    epistemolgico deweyano, ya que ser el que proporcione unidad y sentido a esta

    propuesta esttica originada en y desde la vida. As comenzar desarrollando los

    aspectos cruciales de su humanismo naturalista, esto es, la base biolgica y los

    fundamentos antropolgicos que caracterizan y hacen una experiencia ser una

    experiencia. En segundo lugar, contrapondr a esta propuesta las crticas que Yuriko

    Saito ha atribuido, las cuales socavan esa base enraizada en los procesos ordinarios.

    Finalmente, sealar posibles vas desde la que superar estas crticas y apuntar algunas

    de las potencialidades de esta propuesta, la cual nos invita a experimentar la vida con

    ms plenitud.

    I. El naturalismo epistemolgico: la potencialidad de lo cotidiano.

    Adentrarnos en el pensamiento deweyano resulta difcil si no atendemos las

    corrientes y tendencias que Dewey asume y adopta en la elaboracin de su pensamiento,

    pues en l convergen un conjunto de movimientos que van desde races hegelianas hasta

    un naturalismo evolucionista, pasando por una gnoseologa falibilista y orientacin

    2 Artaud, A. El teatro y su doble, EDHASA, Buenos Aires, 1964, p. 9. 3 Dewey, J. El arte como experiencia, Paids, Madrid, 2008, pp. 3-4.

  • holstica que hacen compleja toda su obra. En este sentido, resulta esencial detenerse en

    algunas ideas claves del pensamiento deweyano para localizar su teora esttica dentro

    de su filosofa, pero tambin dentro del discurso cotidiano. John Dewey no se dedic

    plenamente a la esttica hasta la etapa final de su vida, tras haber pasado por un periodo

    hegeliano e idealista en primera instancia, y posteriormente una etapa dedicada a la tica

    y educacin. Quizs, la obra que marca ese cambio de etapa fue Experiencia y

    naturaleza y es en ella donde encontramos ya la base de lo que posteriormente ser El

    arte como experiencia. Por ello, paso a considerar la epistemologa naturalista de

    Experiencia y naturaleza sobre la que se fundamenta la esttica deweyana, esto es la

    nocin de experiencia y las caractersticas genricas de la naturaleza

    En primer lugar, Dewey va a atribuir a la experiencia el papel de mtodo en filosofa.

    Esto no es poco, puesto que conlleva la necesidad de localizar nuestra investigacin, en

    el contexto en el que nos encontramos, donde vivimos, sufrimos o disfrutamos. Es decir,

    la experiencia implica el reconocimiento necesario de nuestra humanidad, el mundo es

    mundo en cuanto que somos partcipes de l en una interrelacin continua. A este

    respecto Dewey seal algunas caractersticas generales para la existencia, pero no

    realiza una lista completa y tampoco se detiene en ellas, sino que considera trminos

    como individualidad, tiempo, actualidad, comunidad, proceso en el contexto de esa

    filosofa prctica o de la vida. Esto le ha conllevado numerosas crticas por autores

    como Bernstein o Santayana, sin embargo como el propio Alexander ha sealado la

    exploracin deweyana de estos trminos se hace desde una experiencia reflexiva o

    hermenutica, las trata como herramientas crticas, pero no como caractersticas

    esenciales que contengan una verdad o universalidad4.

    Dewey pone el acento en las situaciones, en aquellos modos diversos a travs de los

    cuales estas caractersticas se hacen manifiestas en la experiencia. As, su naturalismo

    supone un papel activo y participante en el mundo, pero tambin continuo, porque las

    situaciones acontecen a cada instante en ese proceso incesante que es vivir. El hombre

    debe adoptar un papel participativo en el fluir y, por ello, es un proceso inacabado o

    incompleto. De este modo, nos descubrimos en la naturaleza como participantes,

    intrpretes y creadores ms que como espectadores. Dewey desecha la nocin de

    experiencia cognitiva e introduce un renovado concepto de sta que nos la presenta

    como modo de interaccin y participacin en nuestro medio.

    4 Alexander, T., John Deweys Theory of Art, Experience and Nature. The Horizons of Feelings, SUNY, New York, 1987, p. 65.

  • En este sentido, cabe detenerse en una de las caractersticas desde la cual se

    establecer el emergentismo en El arte como experiencia, el principio de continuidad5.

    Para Dewey es falso que podamos distinguir la naturaleza en s misma y lo que es

    aportado por la experiencia, sino que la relacin entre experiencia y naturaleza se

    presenta como un continuo. Si bien, esta continuidad no hay que confundirla con

    identidad. Lo que Dewey quiere poner de manifiesto a travs de este principio de

    continuidad es que la experiencia es ese modo de exploracin del mundo, transformador

    y liberador de naturaleza. A travs de la experiencia los modos y potencialidades de las

    cosas y nosotros mismos llegan a ser aparente. No hay oposicin, no hay sustancias,

    slo un proceso orgnico mediante el que participamos en el mundo y el mundo se hace

    partcipe en nosotros6. Naturaleza y experiencia son dimensiones de ese mismo proceso

    estructurado del organismo y el medio, en el cual cada momento tiene una cualidad,

    continuidad orgnica que constituye cada situacin. As la clave yace en esa inmediatez

    y dinamismo que constituyen las situaciones.

    Dewey da un paso ms y atribuye una cualidad esttica como aspecto general de las

    situaciones. Cada situacin tiene partes o elementos, se desarrollan y son temporales, y

    tienen una dimensin intencional. Ahora bien, al tener una temporalidad inherente y

    compleja estn mediadas, compuestas por partes funcionales, tienen historias y

    proyectos o posibilidades haca otros desarrollos futuros. Por ello, cada situacin es

    irrepetible, es el modo en que los seres humanos son en el mundo. No obstante, esto no

    implica que sean atmicas, sino que se interrelacionan dentro de nuestro proceso vital

    mediante el significado7. Dicha cualidad esttica puede estar presente en toda situacin

    o experiencia y es desde aqu desde donde propone restaurar esa continuidad arte-vida.

    En la misma introduccin de El arte como experiencia sita como punto de partida la

    vida, aquella ocurre en un medio, pero no meramente en l sino a causa de l y mediante

    la interaccin con l8. Dewey inicia su obra con el captulo titulado La criatura

    viviente y es en l donde encontramos desarrollado propiamente este humanismo como

    raz de su esttica. Las criaturas vivas en el acontecer de sus vidas se ven envueltas en

    situaciones de peligro, de necesidad, de tensin, de conflicto, que tienden a superar. La

    5 Tngase en cuenta que Dewey no desarroll nunca propiamente este principio, pero si que alude a l y se puede rastrear a lo largo de toda su obra. Para un desarrollo ms completo y detallado cf. Alexander, T. cit.6 Dewey, J. Experience and Nature. Later Works 1: pp. 11.13. 7 Dewey, J. Experience and Nature, cit., p. 310. 8 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., pp. 44-45.

  • resolucin satisfactoria de las mismas implica la realizacin de reajustes para

    reestablecer el equilibrio. En palabras del propio Dewey:

    En cada momento la criatura viviente esta expuesta en peligros de su entorno y, en cada

    momento, debe lanzarse sobre algo para satisfacer sus necesidades. La carrera y el

    destino de un ser viviente estn ligados a sus intercambios con su ambiente, no

    exteriormente, sino del modo ms ntimo. [] Cada necesidad, digamos hambre de aire

    fresco o de alimento, es una carencia que denota, al menos, una ausencia temporal del

    ajuste adecuado con su entorno. No obstante, es tambin una demanda, una salida hacia el

    ambiente para suplir la carencia y restaurar el ajuste, construyendo un equilibrio al menos

    temporal9

    Dewey explica cmo el ser humano, en su continua interaccin con el medio, va

    viviendo distintas fases de armona y desorden, distintos procesos de reajuste con el

    entorno a travs de los cuales va evolucionando; puesto que la recuperacin del

    equilibrio no es un mero ajuste o retorno a lo anterior, sino que implica un mayor

    equilibrio de las energas del organismo con las condiciones en que vive10, y esto ser

    lo propio de la vida para Dewey. Dichos procesos no hay que entenderlos como

    mecanismos pasivos de reajuste sino que la superacin de los conflictos supone una

    participacin activa por parte de la criatura viva a travs de la cual hace su vida ms

    significativa. El ritmo de la prdida de integracin con el ambiente, dir Dewey,

    no solamente persiste en el hombre, sino que se hace consciente11 El hombre, siendo

    consciente de ese desajuste, restaura la armona mediante las condiciones adecuadas. En

    este sentido, para Dewey la diferencia entre las distintas formas de resolver dichos

    desajustes se debe a los aspectos que se elige enfatizar, ya sea una actividad intelectual,

    artstica o de cualquier otro tipo.

    De este modo, Dewey enraizar la esttica en las necesidades comnmente

    denominadas naturales, en el fluctuante quehacer de la criatura viviente; por ello, dir

    Richard Shusterman que para una correcta comprensin de la esttica deweyana hay que

    tener en cuenta que las races del arte y de la belleza estn en las funciones vitales

    bsicas, en las cosas comunes biolgicas que el hombre comparte con el pjaro y la

    bestia y no olvidarlo nunca12. Nuestro medio no slo es biolgico o social, sino que en

    l se encuentran las races de lo esttico. Lo esttico habr de entenderse como adjetivo

    9 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 15. 10 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 15.11 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 16.12 Shusterman, R., Esttica pragmatista. Viviendo la belleza, repensando el arte, Idea Books, Barcelona, 2002, p. 7.

  • que califica a ese proceso a travs del cual el hombre da significado a la realidad. Las

    criaturas al reintegrarse incesantemente en el proceso de la naturaleza, adoptan un

    significado por el cual resuelven tensiones, y la aparicin de este significado, como

    Thomas Alexander ha sealado, slo es posible en un mundo turbado, cambiante13.

    Consiguientemente, el transcurrir de la vida siempre es situacional y transaccional, y en

    esa continua interaccin emerge la experiencia significativa.

    En un mundo como el nuestro, todo ser vivo que logra la sensibilidad responde con un

    sentimiento armonioso siempre que encuentre un orden congruente. Solamente cuando un

    organismo participa en las relaciones ordenadas de su ambiente, asegura la estabilidad

    esencial para la vida. Y cuando la participacin viene despus de una fase de desconexin

    y conflicto, lleva dentro de s misma los grmenes de una consumacin prxima a lo

    esttico14.

    As pues, cualquier actividad humana es el resultado de la interaccin entre el

    organismo vivo y su entorno, entre ese experimentar y hacer, que implicar la

    reorganizacin de energas; y, aunque las Bellas Artes han tendido a espiritualizarse y

    colocarse en un estamento escindido de su procedencia, el sustrato que lo hace posible

    es comn al de cualquier prctica ordinaria. Toda criatura viviente siente golpes

    rtmicos de deseo y satisfaccin que afectan al orden y armona y le impulsan a actuar o

    no actuar; y sern esos golpes rtmicos de superacin los que lleven a instaurar un orden

    en ese cambiante fluir. Al igual que el flujo ordenado de la naturaleza con ritmos

    menguantes y crecientes, de sstole y distole, el hombre da sentido a su vida con

    cambios ordenados. Sin embargo, ello no implica una proyeccin de deseos, sino que lo

    que el humanismo naturalista propone es ir a lo esencial, al continuo vaivn de orden y

    desorden que se produce en dicha interaccin. En este sentido dice Dewey:

    La experiencia de una criatura viviente es capaz de tener cualidad esttica, porque el

    mundo actual en el que vivimos es una combinacin de movimiento y culminacin, de

    rompimientos y reuniones. El ser viviente pierde y restablece alternativamente el

    equilibrio con su entorno, y el momento de trnsito de la perturbacin a la armona es el

    de la vida ms intensa15

    El humanismo naturalista enfatiza, pues, en la cualidad extensiva de la inmediatez y

    las situaciones, las cuales emergen y son resultado de la prctica del hombre en el

    13 En este sentido Alexander recuerda como para Dewey meaning is only possible in a world which can be disrupted, in which ambiguity, change, and destruction play a role [Alexander, T., op. cit., p. 125]. 14 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 16.15 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 18.

  • mundo. No es que los objetos se den a la experiencia para que estos sean

    experimentados, sino que todo confluye en el proceso de la vida. Ahora bien, ese

    confluir no es slo devenir, sino que implica una configuracin dinmica en la que el

    proceso de experimentacin y lo experimentado concurren en un continuo.

    II. El hasto de lo ordinario

    Dewey propone el humanismo naturalista como nuevo enfoque desde el cual iniciar

    la reflexin esttica, ya que nos devuelve a la cualidad extensiva de la inmediatez. ste

    nos habla de un lugar propio, el entorno de la criatura viva, y de puntos temporales

    concretos, los momentos en los que siendo plenamente conscientes llevamos la

    actividad hasta su culminacin, y al hacerlo situaba la esttica en la vida, pero tambin

    la alejaba de ella. Su acento en yuxtaposiciones del tipo experiencia dispersa-

    experiencia consumada puede presentar la experiencia esttica como un suceso aislado,

    algo muy alejado de la monotona de lo cotidiano. Esta es la crtica que Yuriko Saito

    formula, basndose en los viejos parmetros clasicistas del arte que translucen en la

    obra de Dewey. En este sentido, paso a considerar la exposicin que esta autora realiza,

    ya que no slo ayudar a cuestionar los puntos dbiles del pensamiento deweyano, sino

    que permitir una actualizacin crtica de la esttica de lo cotidiano.

    En 2007 Yuriko Saito, publica su libro Everyday Aesthetics, dedicado integramente a

    la esttica de lo cotidiano desde diversas y sugerentes aproximaciones. Para la autora, la

    vida es estticamente rica y multifactica, y, en este sentido, la esttica debera acoger

    elementos que tradicionalmente se haban quedado fuera de la reflexin esttica, ya sean

    la naturaleza o el medio, la televisin, la msica pop, los deportes, los videojuegos o

    actividades diarias como el comer, el caminar o el vestirse16. En este sentido, su

    propuesta va ms all de aquella tradicin occidental del arte que lo haba escindido de

    la vida y lo haba fijado en unas formas convencionales, para dar paso a un concepto

    ms amplio que abarque aquellas respuestas que tomamos en decisiones y acciones

    cotidianas sin ningn tipo de apreciacin contemplativa.

    Ella considera que la problemtica derivada de la teora centrista del arte se debe a

    tres ideas que asumimos sin tener plena consciencia de ello17:

    16 Saito, Y., Everyday Aesthetics. Oxford University Press, New York, 2010, p. 9. 17 Saito, Y., cit., pp. 11-12.

  • - En primer lugar, seala el rechazo terico del mbito de nuestra vida como

    esttica, esto es, aquella interaccin esttica, con el mundo a travs del arte18, a

    menudo mal entendido como una experiencia ajena.

    - En segundo lugar, destaca como esta teora se circunscribe a los dos ltimos

    siglos en occidente, y cmo con una simple apertura de perspectiva mediante

    una visin ms global o histrica seriamos conscientes de que hay algo ms,

    aparte de la institucin, que hace al arte universal, que lo compartan todas las

    culturas.

    - En ltimo lugar, pone nfasis en esa popular percepcin de lo esttico como

    algo altamente especializado y aislado de nuestras preocupaciones diarias, esa

    consideracin del arte como algo ajeno, no esencial para nuestras vidas.

    En definitiva, Saito critica aquellas teoras que haban instaurado el arte en un tipo

    especfico de objetos o experiencias que anulaban toda consideracin de la

    preeminencia esttica de nuestra existencia cotidiana. Es dentro de este contexto donde

    la autora sita la esttica de Dewey, ya que su teora fijaba la base de la esttica en torno

    a un tipo especial de experiencia19. Saito destaca como, aunque es innegable la

    importancia o existencia de la experiencia esttica, no cree que este trmino pueda dar

    acogida a la variedad de aspectos de nuestra vida esttica. Es ms, crtica las

    limitaciones de dicha nocin y como sta convierte demasiado restrictiva la teora

    deweyana, ya que slo los afortunados pueden tener una experiencia esttica20. Para

    ello, ofrece citas de Dewey donde rastrea ese hasto de lo ordinario, extrayendo frases

    del tipo nada ocurre mientras vives.

    De hecho, no ve claro como poder establecer un comienzo, fases intermedias y un

    final en la vida, porque difcilmente podremos distinguir esos momentos en el discurrir

    cotidiano. Saito encuentra demasiado forzada esa relacin que Dewey establece entre

    experiencias y arte, y mucho ms cuando Dewey habla de las distintas fases de un

    mismo proceso. Con ello, parece como si estuviera proponiendo un tipo de experiencia

    cotidiana extraordinaria frente a la experiencia ordinaria. En contraposicin, la

    propuesta de la esttica de Saito tratara de abarcar toda experiencia, momento, situacin

    18 Esta idea de interaccin con plena atencin e inters, aquella en la que nos vemos totalmente inmersos (engagement) ha sido ampliamente desarrollada por el profesor Arnold Berleant a lo largo de su obra, pero especialmente en su libro Art and Engagement, Temple University Press, Philadelphia, 1991. 19 Cf. la exposicin crtica que la autora hace de la teora centrista del arte desarrollado en el siglo XVIII: Saito, Y., cit., pp. 13-43. 20 The impresin we get [] is that we have to be lucky for an aesthetic experience to occur [Saito, Y., cit., p. 45].

  • sin eclipsar otros aspectos de nuestro engagement esttico con el mundo y la vida. De

    este modo, su propuesta pretende no tanto invalidar la desviacin de esta teora, sino

    superarla, y para ello ofrecer un discurso sugerente y unas fascinantes ilustraciones,

    como la propuesta comparada de una esttica del ambiente desarrollada en el captulo

    tres titulado Caractersticas distintivas de la esttica y del ambiente21.

    Yuriko Saito, pues, lleva hasta sus ltimas consecuencias aquella va que Dewey solo

    entreabri. Quizs el ejemplo ms significativo sea la consideracin que ambos autores

    realizan en un horizonte transcultural. Dewey expone en el captulo XIV de El arte

    como experiencia, titulado Arte y civilizacin, como las obras de arte son las que nos

    permiten entrar en otras formas de relacin y participacin, diferente al aprendido en

    nuestras circunstancias histricas/culturales concretas. Esto es, cuando uno se hace

    partcipe de una obra procedente de otra cultura, aunque no conozca aquellas

    caractersticas contextuales propias, ello no implica que no pueda establecer una

    relacin fructfera con la misma. Es ms, para Dewey, ser la interaccin con estas

    obras las que nos permitan ampliar nuestro horizonte esttico, dejar atrs los prejuicios

    culturales y comprender la realidad del otro. Saito comparte esta idea, pero la amplia e

    incluye la apreciacin esttica de objetos mundanos22. Para la autora, esta apreciacin

    esttica implica la capacidad de apreciar las cosas en sus propios trminos,

    contribuyendo, as, al cultivo de esta actitud fundamental.

    Ciertamente, la reflexin crtica de Saito no slo sabe apuntar hacia los aspectos ms

    confusos de la esttica deweyana, sino que tambin supera esos puntos dbiles y da una

    acogida plena a la vida en el mbito de la esttica. Ahora bien, Dewey delimito nuevos

    horizontes de reflexin ms amplios e inclusivos que la nocin de experiencia u obra de

    arte, a los que no atendi detenidamente. Es el caso de la nocin de ritmo, a partir de la

    cual el nfasis no recae en las partes u obras, sino en esa configuracin dinmica con la

    que podemos acompasar nuestra cotidianeidad.

    III. De la monotona de lo cotidiano a la vida como proceso esttico

    Llegados a este punto surge una pregunta obligada cmo el ritmo permite ese salto

    de perspectiva desde la monotona de lo cotidiano a la vida como proceso esttico? Para

    dar respuesta conviene detenerse en qu entiende Dewey por ritmo y en que contexto lo

    expone. No hay que olvidar que este trmino se puede rastrear a lo largo de su obra,

    21 Saito, Y., cit., Aesthetics of Distinctive Characteristics and Ambience, pp. 104-148. 22 Saito, Y., cit., pp. 130-131.

  • aunque su exposicin ms clara la encontramos en los captulos siete y el ocho de El

    arte como experiencia, La Historia natural de la forma y La organizacin de las

    energas respectivamente. En ellos expone el ritmo como aquel esquema universal de

    existencia que est bajo toda realizacin de orden en el cambio23, caracterizndolo,

    pues, como cualidad esencial de la naturaleza y de la vida.

    A lo largo de sus pginas son reiteradas las alusiones referentes a cmo los seres

    humanos estamos ligados a los grandes ritmos de la naturaleza, desde la salida y la

    puesta del sol hasta lo que hoy propiamente denominamos ritmos circadianos24. Esto es,

    la ntima participacin del hombre en los ritmos naturales promovi la instauracin de

    ritmo en los cambios en que no apareca; y es aqu donde germina la actividad esttica,

    en esa necesidad humana por introducir un orden en las fases confusas. El hombre no

    se conform con adaptarse a los cambios naturales, sino que los us para dar armona y

    orden a ese mundo, para celebrar sus relaciones con la naturaleza25.

    De este modo, la nocin de ritmo se aleja del rechazo a lo ordinario, ya que pone el

    nfasis en ese constante acompasar de nuestra vida. Desde dicha nocin, el naturalismo

    deweyano recupera el nfasis en lo cotidiano y permite situar las necesidades orgnicas

    en los orgenes de toda prctica esttica. Si bien, esto supondr una renovacin o

    actualizacin de su pensamiento que permita ampliar las posibilidades que Dewey slo

    apunt. El ritmo, que ya no se limita estrictamente a una fase del producto del arte,

    como reclamaba Dewey26, se presenta como la armonizacin acompasada que preside la

    interaccin con nuestro medio. En este sentido, la clave reside en la dependencia del

    desarrollo de las producciones estticas con la existencia de ritmos en la naturaleza, los

    cuales proporcionarn las condiciones para la aparicin de la forma esttica.

    El naturalismo en arte significa algo ms que la necesidad comn a todas las artes, de

    emplear medios naturales y sensuales; significa que todo lo que puede expresarse es

    algn aspecto de la relacin del hombre y su ambiente, y que este tema alcanza su ms

    perfecto maridaje con la forma, cuando dependemos de los ritmos bsicos que

    caracterizan la interaccin de ambos y nos abandonamos con confianza.27

    Dewey denomin percepcin esttica al modo rtmico de interaccionar con el entorno 23 Dewey, J., El arte como experiencia, cit.,p. 169.24 Los ritmos circadianos o ritmos biolgicos aluden a los fenmenos dentro de un sistema biolgico (ya sea humano, animal, o vegetal) con intervalos regulares. Dichos ritmos son endgenos, esto es, estn determinados genticamente y son generados por el propio organismo, mas establecen una continua relacin con los ciclos externos adaptndolos e igualndolos a los del ciclo ambiental.25 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 166.26 Dewey, J., El arte como experiencia, cit., p. 192.27 Dewey, J., El arte como experiencia, cit.,p. 171.

  • y, aunque Saito halla un claro abismo entre lo ordinario y este tipo de percepcin, l

    mismo ya seal que la idea de percepcin esttica no era una cuestin de momentos

    poco frecuentes28. La vida supone energa y concentracin, pero tambin impulso e

    mpetu, se trata de un continuo proceso de interaccin e intercambio a travs del cual el

    hombre configura dinmicamente su medio, dotndole de sentido. Por ello, Dewey en

    su nocin de ritmo concede el mismo valor al cambio y al orden; es ms, cuanto mayor

    sea la variacin o el cambio experimentado, ms interesante puede ser esa respuesta

    esttica, ya que requerir una configuracin ms activa. El despliegue rtmico discurre

    sin hallar culminacin posible; en cada momento la criatura viva experimenta el mundo

    y lo configura, incorporando lo hasta ahora madurado y reconstruyendo nuevos

    significados.

    Este orden, a travs del cual hasta los hombres menos cultivados articulan sus vidas,

    es esttico por su carcter creativo, pero tambin es vital y funcional. Dewey va a

    extender la manera de proceder que tradicionalmente haba sido exclusiva de las Bellas

    Artes, otorgndole un valor vital y fisiolgico, por tratarse de esa forma constitutiva de

    los hombres, mediante la cual despliegan sus vidas; pero tambin le conceder un valor

    funcional en cuanto que interaccionando desde estos parmetros podemos experimentar

    la vida con ms intensidad. Esto no es poco, ya que en nuestros das, el ritmo se asocia a

    la velocidad, lo que prima es la vida acelerada. La prisa es uno de los trminos ms

    utilizados en nuestro vocabulario, y la inmediatez ha perdido su intensidad para

    convertirse en un reclamo de lo instantneo. Devoramos el tiempo con horarios

    imposibles y nos imponemos estilos de vida que desquebrajan nuestra cotidianeidad.

    Ante esta situacin, la actualizacin de la nocin deweyana de ritmo posibilita nuevos

    modos de experimentar la vida con ms plenitud; la cual no slo permitir establecer un

    nuevo orden rtmico, sino que dicho orden se originar en nuestros ritmos naturales.

    En este contexto, el ritmo presenta varias aportaciones significativas al discurso de

    la esttica de lo cotidiano: en primer lugar, reintroduce la base biolgica comn a todos

    los hombres. Todo ser humano esta acompasado por los ritmos naturales (ciclos solares

    o lunares, el ritmo cardiaco, ritmo respiratorio, etc.) y esto no slo muestra aquello que

    nos une, sino que tambin pone de manifiesto la pluralidad con la que los seres humanos

    significan su vida, las diferentes formas de conjugar la vida a dichos ritmos; en segundo

    lugar, restaura la armona de las partes, concedindoles el mismo valor en el discurrir

    28 Dewey, J., El arte como experiencia, cit.,p. 62.

  • ordinario (cada fase, cada movimiento, cada pausa, esta impulsada por el ritmo, forma

    parte de esa configuracin dinmica); en tercer lugar, su carcter funcional posibilita

    una nueva forma de experimentar la cotidianeidad, ya que la satisfaccin de

    necesidades, la realizacin de las tareas que nos aquejan diariamente, no es un mero

    proceso mecnico y no debe presentarse como una carga, sino que es una fase ms de la

    vida; y ser a travs de esa prctica consciente como podremos crear nuevas formas

    significativas para desenvolvernos en el incesante quehacer. Quizs la ancdota que

    Brunel narra obre los semforos sepa expresar con mayor claridad lo aqu abordado:

    La singularidad de la pequea ciudad prxima a mi pueblo es la omnipotencia de sus

    semforos rojos. Los hay en todas partes Hay uno en particular que desata mi ira. []

    Confieso que ese semforo rojo era mi pesadilla casi cotidiana hasta el da en que

    descubr este texto de un autor zen contemporneo, Thich Nhat Hanh: A la vista de un

    semforo rojo o de un stop, podemos sonrer y dar gracias porque es un bodhisattva que

    nos ayuda a regresar al momento presente. El semforo rojo es un gong de plena

    conciencia. Hemos podido creer que es nuestro enemigo porque nos impide llegar a

    nuestro objetivo, pero ahora sabemos que es nuestro amigo, pues es l quien nos

    advierte que regresemos al presente. All donde se encuentran la vida, el gozo y la paz.29

    29 Brunel, H., Humor zen, Olaeta, Barcelona, 2012, pp 93-94.