Como Mirar Al Hablar por Yoselin Rodriguez

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¿Cómo me puedes mirar a los ojos y no hablarme? De Yoselin K. Rodriguez L. 1

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Ensayo Literario

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¿Cómo me puedes mirar a los ojos y no hablarme?

De Yoselin K. Rodriguez L.

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“Escribe, Dios te ha dado un don, escribe”Gracias por tus consejos.

Estos cuentos fueron inspirado en todos mis fantasmas,Sus nombres no vale colocarlos,

Si igual no sé si existieron, Ni se quienes son

pero robaron mi corazónEn diferentes momentos,

De diferentes formas. Gracias, y adiós.

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De él al yo.

Él, caminando por la vida de una manera desprovista, con las maletas preparadas y besos con nombres ya regalados. Él cree sentir y se oculta tras su humo de palabras, y más que nada está excitado con el amor. Yo, una ingenua echa para la guerra, una careta de sueños y un corazón lleno de secretos. Para mi, creer y sentir van de la mano, y callo para no sufrir con palabras ya dichas. De él al yo, hay mucho y a la vez, nada... Buscamos el cielo con el diablo en los dos.

Él, cree conocer toda las experiencias de la vida, juega creyendo ya ganar y piensa no quemarse jamás, cobarde a la hora de enfrentar sus decisiones. Él usa las palabras como el aire para respirar, y no es capaz de escuchar a los demonios en su espalda, viene y va como una tormenta en la oscuridad. Yo, caí en su trampa por necesitar escuchar palabras sin sentido, confundo palabras y significados, no veo la diferencia entre “amor” y “sexo”; trato de bailar con el diablo en mi espalda. De él al yo, no hay nada, pero paso todo.

Él, quien llora por cada error cometido, de tanto pensar y pensar perdió, miedo a arriesgar y a la soledad. Él, en quien confié y guarde secretos en su corazón, a quien engañe y me engaño, él quien me destruyo de la forma mas dulce. Yo, quien lo destruí y deje sin nada, lo use y luego lo bote, lo agarre, lo necesite y después una despedida cobro la cuenta de los dos. De él al yo, hubo solo promesas y adiós.

Y Él, a quien quiero, a quien respeto y a quien temo. Él, con la capacidad de caminar si caer, ¿cómo puedes mirarme a los ojos sin hablarme? ¿Cómo puedes decirme adiós sin decirme hola? ¿Cómo puedes dejarme sin tomarme? Él, quien tiene poder sobre mí para destruirme, quien susurra al viento la respuesta y solo espera. Yo, sin capacidad para controlar la tormenta, sin nada que retenga tu mirada en mi; yo, sin esperanzas ni significados, sin letras ni llantos... De él al yo, solo hay esperanzas.

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No me importa

Es difícil arrancar tu corazón y simplemente arrojarlo lejos, sentada allí en esa fría silla y cuarto gris, mirándome en el espejo miles de sentimientos vinieron a mí, ya había superado esto, no podía volver a mostrar debilidad, mi decisión estaba tomada. El agarro una maquina de la bandeja y la encendió, yo me miraba en el espejo tratando de solo quedarme con esa imagen de mi misma: fría, fuerte y valiente, esa era yo. El sonido de la maquina apaciguaba los últimos gritos de dudas dentro de mí, y en menos de lo que pude pensar, ya estaba la maquina cortando todo mi cabello, sin ningún lamento; podía observar el suelo cubierto de ese manto negro, y mis ojos ya no transmitían nada.

“¿Así es suficiente?” Dijo el señor, interrumpiendo mis pensamientos. “Si, así esta perfecto” conteste.

Apago la maquina, y quito el manto gris cubierto de pequeñas motas de cabello... mi cabello, esto era apenas él más pequeño símbolo de cambio que iba a hacer en mi vida, pocos comprendían mi decisión, unos pensaban que estaba loca, otros que dejaba que eso me afectara demasiado y otros simplemente callaban... Entre a mi habitación, estaba mi cama con mi maleta, y en la cama el uniforme que ahora seria mi armadura. Me senté en la cama, y trate de respirar profundamente. ¡Basta ya de llorar! ¡Esta es MI decisión! Después de todo lo que él me hizo, yo quería y debía estar aquí... los recuerdos llegaron a mi mente, sus ojos, su sonrisa, sus abrazos donde sentía que nada podía lastimarme, si él me decía que los dragones, hadas, princesas, y duendes existían, yo le hubiera creído. ¿Su nombre? No lo diría, solo susurrarlo, escucharlo, o pensarlo hacia que mi corazón se hundiera y mi cuerpo se estremeciera en un grito ahogado; pero él, me mato... porque morir es que tu cuerpo y alma se separan, y yo estaba así, podían venir y dispararme, no importaba... ya lo peor lo había sufrido.

Me coloque el uniforme, y trate de recordar porque estaba aquí: él me hizo sufrir, él me dijo adiós sin motivo, como tantos... pero al, le entregue todo, me traiciono, me fue sincero siempre pero eso no basta. Él me hizo huir de todo. Escuche la alarma de emergencia, y los gritos para prepararnos, tome rápidamente mi casco, las armas y estaba lista para luchar, a la final esto no era nada comparado con mi batalla interna. Vi a mis compañeros correr, y colocarse en posición, vi al enemigo adentrarse en nuestro campo, me cubrí en una pila de sacos, y sujete firme mi arma, tenia el mirador y el gatillo listo... todo se queda en silencio, antes de la lucha. Escuche un grito desgarrador, y comenzaron los disparos, gritos, caídas. ¡Estas lista! Me dije a mi misma y comencé a disparar, no me importaba quienes eran, ya que a nadie tampoco le importaba quien yo era, no me importaba que pensara que no era fuerte, yo sabia que podía serlo, no me importaba saber que todo iba a acabar mal... siempre ha sido así.

Mate a varios, y muchas balas rozaron mi cuerpo, mi corazón latía rápido, y podía sentir la adrenalina en cada paso, disparo y retirada que daba, estaba lista para la guerra... era el momento de vivir, el momento de morir, el momento de luchar hasta el final; vi a varios muertos, pero nada me detuvo, quería ganar la guerra. En un momento, en donde no recuerdo bien, ni puedo visualizar él porque, caí al suelo muy herida, me arrastre hasta un arbusto y trate de observar que me sucedió... una bala en la pierna, dolía, el dolor era incontenible pero no iba a morir por esto... irónico. Trate de arreglarme para volver a pelear, en eso hubo un silencio. Todo ceso, observe y estaban mis compañeros escondidos, y los enemigos también; Ambos estaban esperando a quien

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diera el primer disparo... mi corazón se detuvo, el dolor fue desgarrador, sentí que me iba a partir en dos, que el aire ya no llegaba a mis pulmones, y que ahora si podía morir... allí a solo unos pasos de mí, estaba él, el que no quería nombrar.

Estaba allí levantado, con su arma en mano y preparado para a quien fuera a remeterlo, mis ojos aguantaron el mar de insultos y palabras que querían decir, me mordí los labios aguantando el dolor en mi pecho. ¡No seas débil! Me dije, me grite y me mentalice. Cerré mis ojos y recordé sus ultimas palabras:

“Todas mis palabras han sido sinceras, quiero protegerte, estoy en deuda contigo... te miro en esto momentos, solo eso necesito... pero solo puedo hacer eso, mirarte”

Me levante, no me importaba la bala, ni la sentía, no me importaba que estaba ante mas enemigos que aliados, que podían dispararme y hasta allí quedaba, pero mi mirada estaba fijamente en él, varias armas me apuntaron pero lo que me importaba, es que el me miro. Sé que se queda helado, sé que sintió dolor, pero eso no me basta. El tenia que morir, como yo lo hice; Me provoco decirle tantas cosas, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué permitiste que me abriera para luego irte? ¿Por qué me miraste y me hablaste? ¿Por qué me despertaste de mi sueño? Quería insultarlo, quería besarlo y sentir una vez mas ese calor, ese sabor. Quería sentir su cuerpo junto al mío, su deseo, sus manos por todo mi cuerpo, sus besos y mordiscos en mi cuello, todo en él quería que tuviera mi nombre... pero no lo son... y... no me importa, él me veía ahora y sabia todo lo que estaba pensando. Sus labios reflejaron su sorpresa, y sé que podía llorar pero no lo haría... y aun así, sé que soy yo la de la mala suerte.

Quede a pocos metros de el, todos nos miraban, a el lo apuntaban y a mí también. Podía sentir la fuerza de atracción, él era mi centro de gravedad; ambos queríamos tumbar las armas y parar la guerra, pero ninguno daba el grito, ambos queríamos matarnos y acabar con todo, pero ninguno disparaba, ambos queríamos retroceder el tiempo y atrevernos a amarnos, pero ninguno era valiente. ¿Por qué pensamos tanto? Sujete fuerte el arma, iba a matarlo, no había otra solución... el no se arriesgaría por mí. El no me iba a matar, me lo debía... estaba en deuda conmigo... sentí que fueron horas allí, los dos mirándonos a los ojos, recordando cada escena de cada día que vivimos, de esas pocas palabras que nos dijimos, de esas pocas cosas que conocimos... pero que en mi, mataron todo. Me quite el casco, y lo arroje al suelo, él soltó una lagrima... sabia que “esto” que yo era, había sido por él, lo odiaba por darle tanta importancia y tanta fuerza a el... cuando él sigue igual que siempre.

“Yo...” dijo y no continuo.“tu...” dije

Por primera vez, en mucho tiempo, salieron lagrimas de mí, arroje el arma al suelo y caí con ellas, no podía hacerlo, no podía deshacerme de quien me había hecho creer, de quien me había hecho vivir otra vez... si era débil, y quería que me matara en este momento. Él coloco sus manos en mi cabello, y me miro fijamente a los ojos... no me importaba que no me besara, que no me dijera “te quiero”, para mí su mirada era suficiente... él me miraba, él me sentía. Nos iban a matar a ambos, y al fin pude sentir como el dejo de pensar, y sus labios tocaron los míos, fue un calor que había olvidado, era como volver a caminar después de mucho tiempo, como volver a ver, como volver a sentir... ese beso me hizo olvidarme de la guerra, solo podía sentirlo a el, todo lo que

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había callado. Si se iba a ir, si me iba a volver a dejar... por lo menos iba a aprovechar de esta emoción, iba a sentir otra vez aunque fuera por solo unos segundos. Una gotas comenzaron a caer en nuestro rostro, me soltó y lo primero que hizo fue mirar el cielo, sonrió y me miro... yo lo veía, y no quería ver algo más.

“Deja de pensar y de escuchar cosas que no son.” me susurro.“Deja de alejarte, entonces” le dije.

Y la lluvia aumento, pero no nos movimos. Él sonreía, yo también, y todo lo que estaba alrededor, ya no estaba, nuestros fantasmas por fin estaban en paz. Al final, el amor es una guerra... valió la pena pelearla.

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Relojes

En una pequeña tienda en la esquina de la calle principal trabajaba una mujer llamada Diana, y desde que tiene uso de razón esta allí, vendiendo relojes de todas las formas, materiales y funciones. Ella, una dulce chica pero de corazón frió se escondía entre el tiempo por el simple hecho de así tener el control. Su reloj favorito era uno muy pequeño, del tamaño de una piedra, en forma de cuadro y con un candado que al abrir no encontraba nada porque el reloj estaba en el candado color dorado; se lo regalo en su cumpleaños numero 18 su abuelo, ella no lo vendía pero estaba puesto en vitrina mas nadie nunca lo quiso ver.

Un día entro un joven de mirada fija, y aspecto común, se llamaba Lucas, Diana no le presto la más mínima atención y siguió limpiando el polvo de los relojes. El joven camino por toda la tienda observando todo indiferente, llego hasta Diana y susurro:

¿Crees en el tiempo? – ¿Qué es eso? – Pregunto ella de una manera muy ingenua. Lucas se

quedo sorprendido y no sabia si ella hablaba en serio o no; ella le sonrió y siguió limpiando.

¿No sabes que es el tiempo? – dijo él. No, yo solo vendo relojes... - ¿No es igual? – pregunto el consternado. ¿Es igual una tormenta a la lluvia? – dijo ella.

El impresionado, se quedo conversando con ella todo el día, y descubrió que ella era algo puro y extraño en un mundo donde los minutos importaban, donde el tiempo era el titiritero del teatris mundis, pudo descubrir que ella no sabia que era el tiempo porque cuando estas muy cerca de algo sabes que es pero no sabes explicarlo, ¿si no sabes que es un pupitre, como harías cuando te pregunte que es? Lo identificas, pero no sabes que es, solo sabes que lo conoces... ella era así. No le importaba no saber su nombre, ni su color favorito, esas cosas eran demasiado triviales para él, solo le bastaba verla para saber que era algo que él necesitaba pero porque era libre.

Cerraron la tienda, y ella se fue, el también. Lucas se quedo pensando en Diana todo el camino a su casa, ya dudaba de todo en su existencia porque ahora que la conocía dudaba de sí mismo y del mundo; el tiempo era ella... porque quería vivir pensando, o recordándola... no le importaba nada, el tiempo era nada comparado con lo que Diana era para el, fue esa puerta que temía abrir, fue verla y querer protegerla sin atarla. Al día siguiente, volvió a pasar por la tienda y se quedo desde afuera observándola, ella hacia lo mismo como si nada hubiera pasado... limpiaba los relojes. El sintió que su corazón se detuvo, y observo el reloj pequeño que estaba en el estante, era hermoso tanto como Diana.

La contemplo desde afuera, y se mordio los labios. Se dijo a sí mismo que no sabia nada de la vida hasta que la conoció, pensó tanto en eso que se asusto, él era un ser diferente fingiendo en un mundo común, ella era una chica común con un mundo diferente. Eso lo asusto, el tiempo era algo que el no podía controlar, ni ella tampoco... así que en un arranque del corazón, siguió caminando y mejor decirle adiós antes que el tiempo se lo dijera a los dos.

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Buscando el cielo

Se enciende, se apaga. Lo enciendo, lo apago. El esta allí, con un cigarro en sus labios y sus ojos puestos en la ventana, yo estoy allí entre las sabanas blancas, jugando con el encendedor mientras solo lo contemplo a el, su mirada perdida y a la vez tan expresiva, sus labios delgados y temblando ante sus pensamientos, su pecho desnudo y su cuerpo expresando una total serenidad y control, el no era un ser terrenal; cerré los ojos tratando de recordar, y que quedara tatuado, cada pequeño detalle de un demonio posándose en mi.

Todo comenzó en una reunión con mis amigos, por lo general no soy la clase de chica que ama estar en su casa, con su familia, prefiero liberar mi mente y disfrutar de diferentes ambientes, aun cuando amo a mis padres, tal vez es un medio de escape... no lo se. Fue en la casa de mi mejor amigo en la playa. Yo era la única mujer entre 8 hombres, siempre ha sido así, no se porque las mujeres me detestan y yo a ellas, pocas veces hemos estado reunidos y mis amigos traen a sus respectivas parejas, y me odian... en fin, esa noche fue distinta, yo llegue con Oscar, Ruberth y Quill a la casa de Stefan, pero el había invitado a otros amigos a pasar un rato con nosotros... eso no fue lo distinto, todo comenzó normal, platicamos, organizamos la bebida, la comida y nos fuimos a la playa, eran como las 7 pm.

Encendimos una fogata, y comenzamos a conversar, mis ojos se posaron en un chico de cabello claro, era muy atractivo y la clase de hombre que me gustaban, altos, serios, pero espontáneos y despreocupados, era un chico estilo mejor amigo – vecino; me llamo mucho la atención sus silencios, sus pocas palabras pero su desenvolvimiento a pesar de ser un hombre que se notaba, analizaba todo. Su nombre era Alexander, y teníamos tiempo conociéndonos pero no era exactamente mi amigo, el me miro y yo lo esquive, no se porque mi cuerpo estaba tembloroso y no podía conversar.

“Que raro que estas callada, Kat” dijo Quill burlándose.

Yo me reí tímidamente, no entendía que sucedía conmigo, por lo general era espontánea y la que tenia las ideas mas atrevidas del grupo, pero algo en Alex había hecho que mi centro cambiara, los chicos siguieron conversando y el me volvió a mirar, esta vez pude verlo, su mirar fue tan extraño para mi que tuve miedo, las pocas veces que he sido feliz he tenido miedo... y eso causo el en mi, era como si en ese momento no pudiera controlarme a mi misma, se acerco y conversamos, sus palabras eran cortas, las mías difusas y extrañas, como si ya no hablara mi idioma sentía al escucharme. Quería saber mas de el, pero ese querer saber mas de el, era un temor a saberlo. Era como si el fuera mi nuevo centro de gravedad, y odiaba eso, yo me consideraba una mujer “extremistamente” independiente, no podía depender de nadie, y siempre había huido a eso.

“¿Quieres ir a caminar un rato?” me dijo Alex. Yo solo pude asentir, mi cuerpo y mente habían perdido dominio. Por primera vez, le había cedido el lápiz y el papel a otro.

“Ya vengo, y caminamos” dijo el. Yo decidí buscar algo que tomar a ver si calmaba esta extraña sensación, debía relajarme y volver a ser la que era, un alma sin ataduras, solo de aventuras. Abrí la gavera y en eso una mano se poso encima de la mía, levante la mirada y era un chico que conocí esa noche, pero a quien no preste la mínima

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atención, me miraba risueño y pícaro, con una ceja levanta y sonrisa segura, no era nada comparado con Alexander, pero lo confieso era muy masculino, podía hacer temblar las rodillas de cualquiera.

No soy el tipo de chica que esta con todos, pero jugar era algo que se me daba bien, y que no podía evitar. Algo en mi, gritaba que no, era hora de apostar por algo serio no por juegos y sueños de una noche. El me miro fijamente, muy seguro de si mismo, siguió fumando y yo no podía quitar mi vista de el, era como si tuviera un campo de atracción, si yo fuera la misma de hace algunos momentos, hubiera considerado todo lo que el me había dicho con su mirada, como seducción... pero era hora de irme. Agarre una lata de cerveza, y me fui dejando atrás ese muro de placer.

Alexander y yo caminamos por la orilla de la playa, el silencio era nuestra compañera, mas eso no me molestaba, era como si allí pudiéramos decir las mas bellas palabras jamás pronunciadas, como si en ese deseo y tranquilidad encontráramos nuestra paz, aunque en mi algo me torturaba, no podía creer que alguien como el se fijara en mi, el era un ángel y yo una simple mortal. Me contó de sus miedos, sus sueños, sus historias y sus risas, y aun así quería seguir sabiendo mas de el, nos quedamos sentados en unas rocas, mientras nos mojábamos los pies con la fría agua del mar. El se quedo mirando el cielo, las estrellas y sabia que algo pensaba, que algo en el estaba luchando, no quise pensar nada e hice lo que sentía adentro de mi: lo abrace por la espalda, el coloco sus manos en mi cintura, y nos quedamos así unos momentos, después el se volteo y me miro fijo, comenzó a pasar sus labios por mi cuello, mi mentón, mis mejillas, por toda mi cara excepto mis labios, yo no podía sentir el piso, no sabia cual era la diferencia ya entre día y noche, entre felicidad y miedo, entre nada... solo para mi existía ese momento que estaba añorando.

Cuando llego a mis labios, se detuvo y me miro, agarro mi mano y me hizo caminar devuelta a donde estaban los otros, fue como un despertar de golpe de un sueño. ¿Qué sucedió? Honestamente poco me importaba, sabia que el sentía algo por mi y lo que me hizo ser mas feliz fue ese beso no dado. El me quería. Llegamos y todo volvió a la normalidad, como si por un momento hubiera cerrado mis ojos, hubiera vivido el momento mas hermoso, y al abrir nada paso. El estaba con sus amigos como si nada, yo estaba allí deseando ser el tiempo que nos queda, eso torturo mi alma, ¿de verdad le importaba? ¿o era todo un escudo? Lo siento, pero adivina de palabras no podía ser. Pase todos esos minutos, analizando cada posible jugada de el, y al final mi corazón se lleno de temor... el como todos, podía decir “adiós” y yo no iba a permitir eso otra vez.

Llena de dolor, de sueños, de decepción... pero sobre todo de temor, me levante y fui a donde estaba el chico de la gavera, se parecía mucho a Alex, estaba sentado solo viendo el mar, me miro irónicamente y encendió un cigarro. Me ofreció, pero yo no fumaba, me quede allí a su lado aun cuando no dijéramos ni una sola palabra. “esta es mi muerte” dijo señalando el cigarro y riendo. Yo lo mire fríamente, pero algo en mi lo deseaba, tal vez fuera mi miedo a lo real, tal vez fuera mi miedo a establecerme, tal vez fuera mi instinto juguetón... tal vez eran todas.

Me agarro la mano, y decidimos ir adentro de la casa de Stefan, tomamos un poco y conversamos sobre frases que ni los dos entendíamos. Entre risas, filosofías y coqueteo, entramos a un cuarto oscuro, allí fue la primera vez que estábamos en pleno

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silencio. Me miro como siempre me han mirado, con pasión, pero esta vez yo también quería hablar ese lenguaje, coloco su mano en mi cabello, agarrandome fuerte por la parte de atrás de mi cuello, como el teniendo el control... eso quería, si el no estaba tan ciego como yo ¿por qué me dejaba caer? Se acerco a mi, su olor era a cigarro, quería sentir placer, lo prohibido, romper todos los esquemas morales que la gente tenia, ya no me importaba nada, tenia el diablo en la espalda.

Acerco sus labios a mi cuello, y comenzó a besarme, mi cuerpo gritaba callando a mi mente, mi cuerpo danzaba entre su cuerpo deseando sentirlo, deseando tenerlo, el era una bestia y yo amaba eso, rápidamente me quito la camisa. Me beso, mordio e instauro su olor en mi, bajo sus labios hacia mis senos, los deleitaba, los admiraba y los idolatraba, para el un cuerpo era alimentar su hambre sexual, una bestia sin saciarse; yo rasguñaba su espalda, arqueaba mi cuerpo y lo acercaba a mi, cada minuto de espera era una tortura constante, beso mi abdomen, mis piernas, sujeto mis brazos con fuerza, aprisionándome a el. Amaba esa danza tan lenta y salvaje a la vez, yo no podía aguantar, gritaba su nombre algo en mi, le arranque su camisa, y gemí de placer, lo deseaba dentro de mi.

El me quito todo, sentía que era la primera vez que iba a estar con alguien, quería quemarme con fuego, quería ganar este juego, algo se apoderaba en mi, y lo voltee, quedando yo encima de el, comencé a besar su cuello, a pasar mis manos por su pecho, a quitarle todo, pero el no estaba dispuesto a perder, me volteo bruscamente lo que me hizo desearlo mas, nuestras respiraciones eran rápidas, podía escuchar su corazón y su deseo gruñir en su pecho, estuvimos jugando al gato y al ratón por unos minutos, ninguno de los dos quería rendirse ante las ataduras, no podía aguantar, sentir sus besos, su cuerpo, estar entre sus brazos, el era un animal y yo quería que me hiciera todo lo malo que pudiera hacer.

Al fin se termino la tortura, entro en mi de una manera tan salvaje que solo quería mas, podía estar así todo lo que el quisiera, podría hacerlo mil veces con el y no me importaba, el era el sexo encarnado, todo mi cuerpo se hinchaba de placer, yo no era yo, era una bestia igual que el, éramos uno solo; el en mi era la máxima gloria, era tocar el cielo de una forma tan pagana, era quemarme en el mismo infierno, pero no me importaba, lo deseaba, quería mas y mas, de toda las formas, de todas la maneras, en todos los momentos deseaba esto. Grite, gemí, mordí mis labios, y me estremecí al momento del clímax, fue verlo en esos momento como mi ángel, no sabia si era Alex o quien, me miro complacido y me beso por primera vez en los labios, de una manera muy profunda, dejándome así acabada.

Se enciende, se apaga. Lo enciendo, lo apago. El esta allí, con un cigarro en sus labios y sus ojos puestos en la ventana, yo estoy allí entre las sabanas blancas, jugando con el encendedor mientras solo lo contemplo a el, su mirada perdida y a la vez tan expresiva, sus labios delgados y temblando ante sus pensamientos, su pecho desnudo y su cuerpo expresando una total serenidad y control, el no era un ser terrenal; cerré los ojos tratando de recordar, y que quedara tatuado, cada pequeño detalle de un demonio posándose en mi; agarre un cigarrillo, lo encendí y me uní a el en ese túnel sin salida... ¿existía el amor? No lo se, nadie me lo ha probado pero yo estaba buscando el cielo con un diablo en mi, aunque a la final no podía distinguir bien si era mi ángel, el que me había llevado al infierno.

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Algo etéreo

Allí va danzando, por las calles de la ciudad, cambiando en cada momento su rostro, colocando mascaras y guardando silencio mientras la gente la observa. Lleva el arte en su vida, ya su cuerpo no responde a menos que sea a las dulces y amargas notas de las tablas, de la danza… del arte.  Ella, una chica tan indefensa, tan etérea y sin rumbo tangible en la vida, solo quiere hacer reír a los demás, así puede seguir viviendo… sus pies reaccionan a sus pensamientos que nunca se detienen, hasta que un joven de mirada segura, la detiene.                 El la contempla, ella calla y lo mira. Trata de seguir actuando, de seguir danzando pero ya nada en su cuerpo responde, solo quiere oír la voz de él, de ese joven tan seguro de sí pero tan miedoso al tiempo.  Él le susurra historias, le dice sus más tristes realidades y ella se siente insegura, más que nunca tuvo miedo… miedo a no actuar más, a que alguien la pueda dominar pero a su vez, no quería que él se marchara, pero estaba preparada para eso. Esperaba el momento en que el dijera adiós… lo esperaba, su corazón la torturaba con un dolor inexistente… y nunca experimento tal ansiedad.                 El seguía seguro de sí, y ella ocultándose tras mascaras y silencios. Ella comenzó a verlo, y sabia que él era como ella… él también se ocultaba bajo esa inseguridad, el también sufría y el tenía miedo… ella, una gitana de corazón, una extranjera de costumbre, una nómada del amor, quería huir del tiempo, quería manejar sus pasos, no quería seguir escuchando. El, un joven exotérico, prosélito y sensible a las mujeres, quería descifrarla… ambos estaban tratando de matarse el uno al otro, pero ninguno tenía un cuchillo correcto. Ella no lo amaba, ni él a ella, solo querían morir, y el estar juntos los incendiaba, los quemaba de confusiones y dudas. 

        Ella sonrió, un reflejo de colocarse su mejor mascara para ocultar todos sus miedos, y se fue. “Sé que cuando despierte tu no estarás, ya me mostraste cosas para creer que esto no fue solo un sueño… pero no puedo quedarme y ser lo que quieres” susurro ella, diciendo lo que tantas veces a ella le han dicho, controlando primero ella al miedo, que el miedo a ella. El, la observo alejándose y quiso estar con ella, quiso buscarla, quiso besarla, quiso que fuera suya pero no se atrevía a demostrar lo que quería.

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Sirena

Veo cada gota caer suavemente por el vidrio empañado del espejo, todo mi cuerpo sudaba, solo podía pensar en salir de esta pequeña habitación mas tenía que estar aquí, tal cual prisionera, ya que debía ordenar todo en el camerino mientras mi corazón y mi respiración se aceleraban rápidamente antes espejismos que creo confundir con la realidad.

Eran las 2 pm, Salí corriendo rápidamente de mi casa, no podía llegar tarde al 5to ensayo del música “Carmina Burana” De Carl Orff, y mas cuando yo era la bailarina principal, corrí todas las calles, y esquive a mucha gente que me miraba como si estuviera escapando de la peste, hasta que logre llegar al teatro sin poder evitar hacer ruido al entrar, que llamo automáticamente la atención de todos en el lugar, sonrió ridículamente y camino dejando mi bolso y todo mi vestuario desordenado en el camerino detrás del escenario. Podía sentir la mirada encima de mí, el director diciendo las mismas palabras de regaño y yo asintiendo ante estas… lo mismo de siempre. Me quite el suéter, dejando ver una camisa gris muy escotada en la espalda, en realidad no importaba, hasta que sentí una mirada diferente en mi, y lo vi, alto, muy buen cuerpo, sonrisa encantadora, y ojos muy profundos expresando que para él, el mundo es distinto a como todos lo ven, mi reacción solo pudo ser una: me quede paralizada mirándolo y pude sentir como mi cuerpo temblaba ante su gran masculinidad, el causaba ese efecto cada vez que estábamos cerca.

  El sonrió al verme, una sonrisa torcida y de lado, que hacía que mis rodillas decayeran, camino directamente hacia mi sin dejar de mirarme a los ojos, y me saludo suavemente, me sentía torpe ante él, le correspondí y solo nos quedamos escuchando las instrucciones del director. Mi corazón estaba muy nervioso ante esta obra, debido a que el baile era muy sensual y yo fui criada en una familia muy conservadora, donde nunca mi mama había hablado de “sexo” todo lo aprendí en mi adolescencia con revistas y libros, hasta que lo viví completamente. Igual no era lo mismo mostrar eso, a mas de cien personas, en eso caí en cuenta que el director se quedo callado  y esperaba que yo reaccionara, “- ese es tu problema, piensas demasiado, los dos háganlo ahora –“ me dijo en un tono mezquino.

Javier (así se llamaba el sensual chico) me volvió a sonreír, y se coloco mucho mas cerca de mí, sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho, todo en mi quemaba de placer y solo por tenerlo a 10 centímetros de mi, el me agarro la mano, teníamos que ambos fingir una escena sexual mientras bailábamos, la música sonaba, era suave y cada nota era mágica sin tocar lo romántico,  nunca me había sentido tan viva… en ese momento mi mente solo pensaba en que la vida es un banquete sensual, y yo tenía muchas ganas de saciar mi hambre… el dejo caer su cara en mi cuello, e inhalo profundamente mi olor, mis ojos automáticamente se cerraron cediendo a su acción, me mordí fuertemente los labios, mientras el besaba apasionadamente mi cuello, comencé a respirar entre cortado y a sentir unas cosquillas de placer por todo mi cuerpo… solo pensaba en el y yo, en este mundo ficticio donde todo era posible, abrí los ojos y comencé a mover mis piernas elegantemente, su mirada fija era caliente y muy carnal, el ritmo se volvió intenso y comenzó a bailar conmigo, me agarro fuertemente por la cintura y me empujo hacia su pecho, jadee y el volvió a besar mi cuello, arquee mi cabeza hacia atrás y sentí como su músculos se ondulan entre mi cuerpo.

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Baje suavemente mis piernas y solo podía mirarlo a él, toco mi espalda y sentí la corriente pasar por mí, me acariciaba de una manera, en que solo torturaba mas la espera de estar con él, me quito la camisa, pero mi deseo no aguanto y rompí completamente su camisa “- era mi favorita –“ dijo el sonriendo y fue allí cuando me beso profundamente, introduciendo su lengua en mi boca, mi pecho desnudo estaba junto al de él, no aguantaba, era muy apasionado el no tenerlo dentro de mí, me sentía hinchada y caliente. Cuando dejamos de besarnos, jadee y el beso todo mi cuello, bajando suavemente e intensamente hasta mi pecho, con sus fuertes brazos agarro mi pierna y mi espalda, me acostó suavemente en la colchoneta del escenario, me miro con hambre depredadora, ambos nos quitamos absolutamente todo, admirando nuestros cuerpos completamente desnudos, y pude sentir como sus suaves manos tocaban mis pechos y crecer en mi un hambre depredadora de él, querer entregarme plenamente a esta pasión.

Nos besábamos, y fue allí cuando la música comenzó a ser mas rápida, mas agresiva, mas lujuriosa, y nosotros seguimos el ritmo, aumentamos la pasión, yo gemía, lo rasguñaba, mi espalda se arqueaba completamente ante su cuerpo, era llegar al clímax sin el entrar en mi, un animal en la piel de un hombre. Gimo, me retuerzo, el esta llegando a lugares donde nunca ha llegado en mí un hombre, de una manera tan distinta, sin hacerlo pero superando todo lo humano. Todo a nuestro alrededor es nosotros, solo estamos Javier y yo, pensando en nuestro deseo, en nuestra química, en nuestro deseo del uno al otro que hace que nunca nos saciemos completamente… nunca me cansaría de él, puedo sentirlo todo mientras el solo me besa y nuestros cuerpos bailan con la pasión.

El fuego podía quemar todo el teatro, pero se va apagando, quedando solo en una luz que nos ilumina a él y a mí, me cubre con sus brazos, y dentro de mí hay una sensación de protección, de estar en el lugar donde debía. Sonrió, mientras él me acaricia el cabello suavemente… ambos nos levantamos, completamente desnudos, respiro profundamente su presencia a mi lado, cierro mis ojos y es cuando vuelvo a la realidad, la música sonaba,  nunca me había sentido tan viva… el dejo caer su cara en mi cuello, e inhalo profundamente mi olor, mis ojos automáticamente se cerraron cediendo a su acción, me mordí fuertemente los labios, mientras el besaba apasionadamente mi cuello, comencé a respirar entre cortado y a sentir unas cosquillas de placer por todo mi cuerpo… solo pensaba en el y yo, en este mundo ficticio donde todo era posible… donde todo ese momento se quedaría solamente en mi mente, ya que el baile había terminado, la música se había apagado y solo en mi mundo de fantasías el y yo habíamos compartido esa lujuria insensata.

“- Bravo, excelente baile, ambos lo hicieron perfecto, descansen –“ dijo el director, yo me sentí frustrada conmigo por dejarme llevar de esa manera, como si hubiera estado borracha de placer, cuando nunca ocurrió nada, fui al camerino, busque una paleta de caramelo que estaba en mi bolso, y trate de calmar mis deseos. Voltee me vi en el espejo, y sonreí, un reflejo se poso a mi alrededor, y una mirada que ya conocía me observaba. Javier estaba allí, buscando en su bolso algunas cosas. “- Buen baile –“le dije yo con voz dulce. “- fantástica estuviste tu, me sorprendes -“replico él con un poco de humor en su voz. “- gracias aunque me duele todo el cuerpo-“me eche a reír a carcajadas y el también. Hasta que nos quedamos viendo, callados, pero sin ser incomodo, por un momento pude sentir que él estaba pensando en mi de otra forma,

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decidí jugar con fuego, y comencé a jugar con la paleta, dejando que el dulce mojara mis labios y mordiéndomelos, chupando suavemente, podía leer su mente y yo por dentro deseaba que él me hiciera cosas primitivas, que harían que toda mi cordura se escandalizara. Me voltee, dejándolo con el dulce placer de desearme, y me vi en el espejo fingiendo que él no estaba allí, Javier se quedo paralizado, coloco una mirada picara y respondió “-yo sé una muy buena forma para aliviar tu dolor-“y se fue.

Salí rápidamente del camerino impresionada y esperando por aquella respuesta que él me había dado, mi mirada lo buscaba pero solo veía a los otros bailarines calentando, hasta que pude verlo en la puerta del teatro abrazando a otra, su novia, yo me reí de una manera tan desconocida, como con rabia y a la vez ironía de ser yo tan… ¡espera! ¿Por qué los hombres tienen esa cualidad, de hacernos creer que somos las que estamos equivocadas? Él era el estúpidamente seductor, y yo me odiaba por ser tan ingenua. Volví al camerino y trate de tranquilizarme, de dejar de fantasear con él  y comenzar a vivir la realidad.

Después de unos minutos, el volvió a entrar en el camerino y me sonrió; yo estaba colocándome mis zapatillas de ballet, sentí su mirada en mi, y pude leer sus pensamientos: deseo, placer, lujuria, hambre… me reí en mis adentros, me sentía poderosa por provocar eso y mas aun porque ya sabía como jugar con el fuego. Le sonreí y comenzó el juego; “- estas muy linda – dijo esperando que yo cayera ante sus redes. “- gracias…-“conteste secamente y Salí al escenario. Javier me siguió, y el director grito inmediatamente que comenzara yo a bailar un baile para seducir, era mi solo, me reí pícaramente y espere que la música comenzara. Era fuerte, como yo… provocadora, como había aprendido ahora; me voy de tal forma que podía mostrarle a Javier, que yo podía hacerlo TODO… quería que él se imaginara todas las formas, lugares, gustos, fantasías que yo podía realizar… que deseara que su novia fuera tan activa como yo, mientras bailaba le guiñe el ojo mordiéndome los labios.

Pude sentir el ambiente, fuego, calor, poder… eso era la obra: Carmina Burana, y ahora me había transformado a mí en eso, en el deseo encarnado, en una sirena del sexo. Terminado el baile entre a mi camerino, y el volvió a seguirme, sonreí…lo había logrado. Me senté y me vi en el espejo, el cerro la puerta, todo paso muy rápido, el me levanto y me apretó junto a él… yo sonreí y lo bese suavemente cerca de los labios; él se desespero mas, volvió a reír… no hay nada que desespere mas que tu estar con mucha ansiedad y todo suceda lentamente, desespera no tener el placer rápidamente cuando tu cuerpo lo necesita; me apretó mas duro y me empujo contra la pared besándome el cuello, yo gemí de placer… y lo voltee, ahora el estaba contra la pared; como debía ser… con mi pie acaricie su pierna y la enrolle en él; comencé a besarlo lentamente por todos lados excepto por sus labios… mis manos acariciaban su abdomen y bajaban suavemente hasta su penen; podía sentir como él se desesperaba, volvíamos ambos a ser animales… el me beso el cuello, me mordía los labios, ahora era él quien se retorcía queriendo entrar en mi; yo me reí lo cual hizo que el me mirara… “- veras, Javier, en el sexo como en la guerra, todo se vale… es la respuesta para muchas cosas, y yo tengo muchas ganas de cumplir todas las fantasías que puedas imaginarte;-le dije suavemente, mientras acariciaba su abdomen y bajaba… lo bese una última vez cerca de los labios, y fui luego directamente a sus labios, de una manera muy suave y apasionada;- pero yo no me quemo con fuego, yo quemo a los demás… aprende a que jamás me dominaras… así que… adiós” me separe completamente de él, le volvió a guiñar un ojo y Salí del camerino.

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Afuera, el día estaba radiante como nunca, y yo me sentía así, una nueva persona, una nueva mujer… ahora yo era una sirena del sexo, y podía controlar todo… el me desea y siempre lo hará, mas yo siempre seré su manzana prohibida, algo que él no podrá comer… y eso es muy excitante… mas algo de lo que estoy segura es: nunca nadie me domesticara, no seré el juguete de nadie y no me rebajare ante un hombre que dudo que me pueda satisfacer… me reí, y pude ver a mi alrededor como todos los hombres en la calle me miraban, con deseo y placer, pero no saben en lo que se están metiendo… una sirena, canta, seduce, y mata con su canto… y con su sexo.

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Dulce Ironía

Entre miles de enredos, pude ver la ventana y cerrar la puerta.¿Y tu?

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El Yim y el Yam

Alguien muy cercano a mi, me dijo que escribiera... que todo lo que me estaba sucediendo debía usarlo, tenia un don. Siempre me ha dado miedo leer, escribir, si quiera escuchar lo que escribo, aun cuando es una forma de liberarme, pero ya estaba por explotar, debía ser sincera con alguien y quien mejor que una hoja de papel para permitirme eso. Todo comenzó un 4 de diciembre, yo caminaba pensando en algo que para en esa entonces, era “el fin del mundo”, me estaba adaptando a un nuevo estilo de vida y me sentía como una hormiga siguiendo a todos, aun cuando yo sabia que no era igual, odiaba serlo.

Me reuní con varios amigos, pero en realidad estaba allí porque Christopher iría a verme, es el chico que me ha controlado de una manera que no logro explicar, no lo amo, ni me gusta, ni somos el uno para el otro, el tiene novia pero su forma de ver el mundo y la vida me llamaban mucho la atención, el era libre o eso creía yo, y quería ser así. Lo que no sabia era en la adicción que tenia, gracias a el me adapte a que todo fuera un juego, a no sentir mas que lujuria y a olvidar que significa querer a alguien de verdad, solo podía ver el lado oscuro del sol.

Deje a mis amigos, y salí corriendo a verlo. El me miro como siempre, yo podía sentir como mis palabras se enredaban, como mis rodillas se doblaban y como me volvía estúpida al solo escucharlo; conversamos un rato, luego se tuvo que ir y yo volví con mis amigos. Si, soy una idiota, dejo todo por Chris, pero es un poder que yo le permito tener y me odio por eso. Mis amigos me ayudaron a distraerme, aun cuando todos prefieren el fútbol a quedarse conversando, habían varias personas que no conocía alrededor pero no me importaba, había consumido mi dosis diaria de Chris y yo estaba feliz. Me senté a escribir un rato, mientras ellos se distraían y en eso sentí como mi cabeza se estremecía, perdía la visión por un momento y luego pude ver el balón a mi lado, me reí y le di el balón con el que me golpeo a un joven extraño.

Continué escribiendo mi historia, aun cuando no encontraba las palabras correctas, odio sonar muy cursi pero no encontraba otra manera, volví a sentir la misma sensación en mi cabeza, y levante la vista, era el mismo joven que había vuelto a pegarme, me reí y se la di otra vez. Me quede viéndolo, en realidad era atractivo, cabello claro, no diría catire pero tampoco castaño, mas o menos largo, de una altura aceptable, y debo admitirlo, buen cuerpo; deje de verlo y seguí escribiendo, pero en menos de 5 segundos, otra vez el balón me pego.

-“Tu tienes algo en contra de mi”- le dije sonriendo.-“Tal vez”- me dijo riéndose y apenado.

Me levante dejando el cuaderno a un lado, mis amigos dejaron de jugar. No se porque motivo o circunstancia, el chico saco 3 pelotas y comenzó a hacer malabares, me quede fascinada no hay nada que ame mas que las actividades de ese estilo, siempre he querido aprender a caminar por la cuerda, malabarismo, y todo lo que sea saltimbanqui. Le pedí que me enseñara a hacerlo, pero mi torpeza me controla casi siempre así que en el primer intento se me cayeron y lo que hice fue usar mi singular espontaneidad para

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que todos rieran y disfrutar un rato. Alguien nos llamo, así que todos nos fuimos de ese lugar, me acerque a un amigo llamado Jorge.

-“Ese chico es muy atractivo”- le dije señalando al que me pego con el balón.

Toda la tarde estuve observando a Josué, era muy diferente a la mayoría de los chicos que conocía, no es que quisiera estar con el pero quería saber que pensaba. Llegue esa noche a mi casa pensando en todo, en Chris a quien se le notaba que ni le importaba, solo tenia el deseo de estar conmigo, pero a estas alturas y creo que por lo que me han demostrado todos, voy a comenzar a creer que eso es el amor: sexo. Y con respecto a Josué, no lo iba a ver mas o muy poco, así que lo mejor era simplemente dejarlo todo así, suficiente tortura tenia con un fantasma para estar buscando mas. Me acosté después de mucho tiempo, con una sonrisa imaginando situaciones que no deben pasar, por ninguna circunstancia.

Puedo decir que después de ese día, Christopher y yo hablamos poco, su novia y el estaban de viaje y creo que por la mente de ambos vino la frase: quien juega con fuego, se quema. Así que sin hablar, nos unimos a esta separación mutua, pero me torturaba cada minuto el saber si volvería, es mas, lo necesitaba; me había adaptado a estar con un fantasma, y una parte de mi deseaba que fuera algo real, algún día. Y con Josué, no converse mas si no hasta el 8 de diciembre cuando lo volví a ver, nos encontramos en una plaza por casualidad, recuerdo perfectamente que el estaba con sus amigos, nos saludamos y volví a recordar porque me llamo la atención, el era bello.

-“Katherine, Toma, te regalo esto”- me dijo, y saco de su bolso una mandarina. Yo me reí, era el regalo mas original que me habían dado.

-“Lamento no tener una para darte también”- le dije riendo, y conversamos un rato. Me pidió mi numero, y después de eso fue poca la comunicación, excepto días específicos o mensajes equivocados que iban dirigidos a sus amigos y me los mandaba a mi, el era como esa fijación platónica, es atractivo, es el chico bueno pero es tan bueno que estoy muy consiente que nunca será posible. Igual mi mente y corazón tenían una pelea en este instante, Chris no aparecía, yo estaba mejor así pero ya no sabia que quería, ¿quería estar con alguien? ¿estaba lista para eso? Lo único que podía identificar era: miedo. No quería volver a querer a nadie de verdad, es mas estaba decidida a eso: no dejare que nadie llegue a enamorarme, nunca cantare por amor ya que eso no existe. Y así termino un año catastrófico, mire los fuegos artificiales ese 31 de diciembre y sentía que era lo mejor.

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Un inicio sin fin.

Estábamos allí abrazados en el suelo, yo podía quedarme para siempre en ese lugar; el con su mano, acariciaba mis brazos, mi abdomen, mis manos, sentía que con cada caricia que me daba el colocaba su nombre en mi, nadie me había ni volvería a tocarme así, de una manera tan dulce, pura e inocente... era solo un simple roce que me hacia sentirme segura.

“¿Qué piensas?” me dijo.

“En nada” le dije

“¿Por qué nunca me has dicho lo que sientes?” dijo

“Ya tu sabes lo que siento” dije mirándolo.

“no se de que forma me quieres”

“Para siempre” le dije titubeando.

“¿Por qué no lo dices?”

“Porque quiero que dure para siempre, si lo digo se habrá ya acabado” le respondí, el me miro fijamente a los ojos, coloco su mano en mi boca y la beso. Me dio risa y a la vez fue el gesto mas romántico que un hombre ha hecho por mi, no rompía su trato, ese trato que me dijo mientras el frió helaba nuestro cuerpo, y escuchábamos la caída de agua como fondo: “no te besare, no aquí”. Ese fue el mejor día de mi vida, era la primera vez que era tan sincera, la primera vez que me exponía a mi misma. Llegue a mi casa queriendo detener lo que pensaba y sentía, era como si alguien me controlara y yo lo permitía, es mas me gustaba. Dios me estaba llevando a algo que iba mas allá de mi escrito, le estaba cediendo el lápiz y la hoja por primera vez a alguien.

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Mas Caracas que yo.

Contemplaba la luna maravillada, estaba sentada allí en un sitio que tenia grabado su nombre, sintiendo la presencia de una quebrada en una montaña que gritaba nuestros secretos y, en su ciudad donde aprendí el amor. Viendo la luna en el cielo, me pregunto ¿cómo la veras tu? “no estoy sola” susurran mis labios, y sonrió. Cierro mis ojos, e imagino que estas aquí sentado y ambos en ese silencio que hace todo tan diferente, todo tan real; te imagino mirando todo alrededor y a veces posándote en mi, lo que hace que me ponga nerviosa y mire a todo menos a ti. Te imagino hablando de cosas tan sencillas pero que tienen su significado, y yo tartamudeando, expresándome mas de lo que deseo y diciendo cosas que no entiendo: te imagino a ti como siempre y a mi como nunca. Imagino esa brisa del Ávila, que cubre toda Caracas, y que me ha hecho refrescar mis pensamientos, veo la plaza de Altamira, el gran Obelisco y algo en mi pecho salta de dolor y alegría al mismo tiempo, recuerdo esas 3 veces que nos vimos allí... “el Obelisco, reflejo de centro, de pirámide, de montaña...” era todo lo que me recordaba a el.

Veo las torres de Parque Central, ese monumento caraqueño que mostraste, donde caminamos varias veces, esas torres que contienen la historia de un pueblo, y la mía. El calvario, una sonrisa se curva por mis labios, allí vimos gran parte de esta Ciudad, allí guarde los secretos que no quería decir. De Cabimas, que es un pueblo petrolero, que es mi Zulia, mi hogar, mi tesoro, y mis recuerdos, fui directamente a la Candelaria, donde ahora huía y temía... el centro de la ciudad era para mi el caos y la fantasía, mi alegría y mis lagrimas... allí, pertenecía yo, a las calles de esas ciudad llamada Caracas, que perjure y juro nunca verle lo hermoso, y ahora era el único lugar donde quería estar.

Recuerdo el Ávila, y esa frase: “solo sigue caminando como si fueras al Ávila” y es lo que me ha salvado todos estos días de camina nocturna por esa ciudad desconocida, “solo sigue”... y allí esta, donde quería, esta esa majestuosa montaña que cubre la ciudad, que refleja lo puro, que es un monumento natural. Vuelvo a la realidad, y se me curva una sonrisa a los labios recordando tus frases y viene a mi mente la pintura que hice ayer en mi cuarto, que tenia como encabezado: “yo prometo nunca cantar sobre el amor, ya que eso no existe”

- definitivamente eres una insoportable excepción.

Y puedo decir por primera vez, que esa noche cante en silencio... y por amor.

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Circulo vicioso.

Allí estaba el, mi corazón se paralizo ante los recuerdos, después de tanto tiempo, lo veía sonreír y aun cuando ya nada era igual, ni éramos los mismos me sentí cuando mis días tenían su nombre. Recordé su mirada hacia mi, su fascinación a mis locuras, sus pensamientos liberales, su control hacia mi, nuestro deseo carnal, su apodo hacia mi “sirena” y todo lo que el causo en mi... en algún momento, el fue mío y yo de el, aun cuando esa era la mas vil de las mentiras. Nadie nos entendería y ajustado a las normas sociales, el y yo habíamos pecado en todo aspecto y circunstancia.

Lo vi, agarro de la mano de su novia, ellos eran tal para cual, destinados a ser infelices en su propia mentira de amor perfecto, pero se lo creen tanto, que hasta yo pienso que si se aman. Lo pensé cuando lo conocí a el; yo estaba adentro de la librería, y el se acercaba mas. Siempre imagine este momento y llegue a decírselo, me reí ante las ironías de la vida y decidí esconderme para ver si “nuestra casualidad” seguía siendo igual. Conversaba con su novia muy amenamente, y en segundos, se quedo viendo la vitrina fijamente, por su rostro se curvo una sonrisa de sorpresa.

“Como me miras a los ojos y no me hablas?”

Entro a la librería, pregunto por el libro, el gerente le dijo mis datos y que si quería conocerme, ya que estaba cerca de aquí. El sonríe y novia lo ve curiosa y dudativa. “no, mejor déjelo así” ,decide comprar el libro. Debato a mi misma si salir, enfrentarlo o quedarme con este recuerdo, el ve la portada, se ríe internamente. Besa a su novia y salen de la tienda, yo salgo atrás de ellos.

Lo mire fijamente irse, el volteo hacia atrás, me miro, yo sonreí y lo despedí con la mano, el negó con la cabeza y me guiño el ojo. “no, mi sirena, nunca esto se acaba. Vendrán mas libros, espero ayudar” podía oírlo decirme con la mirada eso, me reí y volví a entrar a la librería, agarre mi libro, lo abrí en donde contaba esa historia que vivimos, si... podría haberlo amado, gracias a Dios no fue así. De repente unos brazos me rodearon la cintura, era Josué. Recordé lo feliz que era al tenerlo, fue mi salvación. Sonó mi teléfono y leí un mensaje.

“Nuestras casualidad jamás terminan, te diré que opino del libro luego. Te quiero – Carlos”. Me reí y borre el mensaje, no lo necesitaba, tenia a Josué. Eso me bastaba. Game Over... y yo gano, esta vez.

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Adicciones

El me miraba sin verme, yo trataba de descifrarlo pero el es un muro que no logro traspasar. “¿Quiero esto toda mi vida?” me pregunte a mi misma, no podía aguantar. Camine hasta el buror de mi cuarto, y saque un encendedor y un cigarrillo, al fin Josué expresaba algo: rabia, asco y protección.

“Tu no fumas, ¿Qué haces con eso?” dijo.

“No lo hacia, pero la ansiedad de esta maldi... de esta situación, me provoco” le dije mirándolo desafiante.

No dijo nada, lo mire con mas rabia, sabia que el me odiaría por fumar pero eso era lo que quería, que fuera lo que fuera me transmitiera algo hacia mi, ya no me importaba si era amor u odio, a veces pensaba que era lo mismo. Encendí el cigarrillo y lo mire, “haz lo que te de la gana” decían los ojos de Josué, cerré los ojos mientras aspiraba el sabor de la nicotina, se sentía bien... no era adicta, solo he fumado como 3 veces en mis 20 años pero me calmo. De repente sentí un golpe en mi mano que hizo que se cayera, abrí los ojos perpleja y el estaba allí, tan cerca de mi después de tanto tiempo sin hacerlo, me presiono contra si y sus manos apretaban fuertemente mis brazos.

“¿Ahora si te importo?” le dije, me sujetaba tan fuerte que dolía pero mas me lastimo el ver sus ojos, el sufría, su corazón y sus pensamientos decían cosas diferentes, y le dolía todo lo que yo hacia, mas en mi apareció la duda ¿le duele porque me quiere, o porque me tiene lastima? ¿yo no había aprendido a lo largo de la vida que eso era lo mismo? Trate de contener mis lagrimas, baje la mirada y respire profundo, me abrazo y yo quise protegerlo, quería demostrarle que no todo era oscuro, pero no podía... yo estaba hueca y seca, ya no me quedaba ni una gota de “amor”.

“¿Por qué?” dije en voz alta, el me miro diciendo ¿por qué que?“¿Por qué no me permites quererte?” dije indefensa. “Por que tengo miedo de fallarte... como siempre hago” dijo, por primera vez lo

notaba inseguro y como un niño, con miedo; lo mire... sabia que eso nada cambiaba pero no me importaba, estoy aquí siendo masoquista como siempre, sabia que el me estaba fallando y que me estaba usando para llenar un vació en si, pero yo también lo necesitaba a el.

Me voltee instantáneamente dejándolo libre, una vez oí: “ámalo, ámalo hasta que duela y luego déjalo ir” eso estaba haciendo, ser la más grande de los dos al decir adiós y que él fuera feliz, yo sabia que él podía... en cambio yo, estaba destinada a vivir entre fantasmas y recuerdos. “Si tu no estas ciego como yo, ¿Por qué me dejas caer?” Dije entre mis labios, una famosa frase de un poema que no recuerdo... Josué, ojala no hubiera dicho lo que dije y tu no hubieras venido, ojala corrieras y me miraras, me abrazaras y me dijeras: “todo es mentira, y te probare lo que dicen mis palabras”, ojala no me dejaras con estas espinas, ojala me besaras: nuestro primer beso... pero Josué no es así... todo siempre me lo imagine.

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A la mañana siguiente, el sol se asomaba por la ventana, yo jugaba entre las sabanas tratando de volver a dormir pero no podía, abrí los ojos buscando a Josué, pero no estaba. Me reí a mis adentro, abrase una almohada.

“Sabia que no estarías aquí en la mañana cuando despertara” dije a la almohada, que era lo mismo que Josué, algo que no existía. Volví a dormir para ver si soñaba, pero la realidad no es así, aunque ¿qué es real?. Me aliste para ir a la universidad, necesitaba distraerme. Me mire en el espejo, tenia ojeras horrible a pesar de que dormía mas de lo que debía, mi cabello estaba seco y sin vida, mis ojos no tenían brillo y mi cara se veía gris, tenia tiempo sin reírme. “Kat, ¿cómo permitiste esto?” me decía mi reflejo, esta no era yo... pero ya no sabia donde estaba.

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El Sol

Aquí estoy, acostada en el césped de mi casa, tratando de detenerme por un momento y practicar eso, el estar quieta, algo que desde hace mucho tiempo no he podido controlar. Cierro los ojos ante los reflejos del Sol, que pegan en todo mi cuerpo y en mi rostro, amo esa sensación. Es como sentir que puedo volar, que tengo vida y siento, que no estoy muerta en mi interior si no que hay algo mas allá; amo el sol porque me demuestra que no estoy sola.

Es esa sensación de tener poder pero que nadie puede acercarse lo suficiente, esa lejanía que el tiene, que lastima pero llega a hacerte sentir como una mariposa volando por los cielos; esa capacidad de hacerme respirar y comprender que algún día todo estará mejor, es como un abrazo, un roce en mi piel, un beso en el cuello, una mordida en la oreja... es como un todo; abro mis ojos y recuerdo que yo iba era a describir como es el sol, y termine pronunciándote.

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¿Cómo puedes mirarme a los ojos y no hablarme?

El “como”, es una forma de expresar las necesidades de una explicación, la manera en como será el procedimiento, tambien puede expresar una comparación, una idea de lo que se siente y piensa con la vida cotidiana, pero en una interrogación es la necesidad de una respuesta. “Puedes” viene de –Puedo-, lo que alguien hace porque le nace en si, porque quiere y además algo que inconscientemente necesita realizar para sentirse completo. “Mirarme” es descubrir en los ojos de alguien la belleza de su alma, y querer descubrir porque esa persona es tan importante o porque ha llegado a ti... mirar es conocerse.

“A los ojos” es la ventana de todo, es la verdad absoluta, es la mascara mas cara y mas sincera... es donde uno puede mentir, donde uno puede hablar, donde uno puede hasta amar, en los ojos en donde conocerás a alguien. “No” es lo mas directo a la palabra: imposible, es lo que mas corta sueños, y amores.

Y “Hablarme” es una tautológica absoluta, es la dicotomía mas grande en el mundo, y es lo peor que alguien puede hacerle a otro, es la palabra que en si significa: no cumpliré nada, porque las palabras no significan nada.

Entonces te grito: ¿Cómo puedes mirarme a los ojos y no hablarme?.¿Cómo?

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