¿Cómo Construir El Estado Comunal

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Ediciones del Núcleo de Desar rollo Endógeno “Palito Blanco”

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  • Ediciones del Ncleo de Desarrollo Endgeno Palito Blanco

  • Cmo construirel ESTADO COMUNAL?

    Los problemas de la transicin

    TONY BOZA

    Ediciones del Ncleo de Desarrollo Endgeno Palito Blanco

  • 5Introduccin..............................................................................................7CAPITULO 1 Qu combatimos?................................................................................................8La doble condicin de la mercanca.......................................................................9El trabajo enajenado............................................................................................12El neoliberalismo..................................................................................................13Los postulados del neoliberalismo.......................................................................14La democracia capitalista.....................................................................................15Cientfico y eficiente.............................................................................................16

    El Estado capitalista............................................................................................17La propiedad capitalista......................................................................................18El neoliberalismo (Todos somos iguales?)......................................................20Ms all de lo meramente econmico................................................................21CAPITULO 2Qu proponemos...............................................................................................23El concepto de Socialismo..................................................................................23El Estado y el Socialismo...................................................................................25

    El Estado Comunal (pensemos un modelo).......................................................27

    C O N T E N I D O

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    INTRODUCCIN

    El reto del pueblo venezolano para la construccin del Socialismo es de una complejidad tan profunda, que desestimar tal cuestin sera una terrible irresponsabilidad histrica. No basta el fervor de un pueblo por su lder, no basta con abrazar las banderas de un hermoso proyecto, gritar las consignas, afiliarse al partido, mezclarse en el movimiento social, si la conceptuali-zacin y puesta en prctica de ese proyecto se deja al manejo caprichoso del azar. En el camino por la liberacin de la humanidad, no basta estar colmados de esperanzas y buenas intenciones, demasiada sangre de los ms inocentes ha costado transitarlo. Por eso hoy, cuando comienza un nuevo perodo presidencial, la nica op-cin es triunfar en el camino hacia la construccin del Socialismo del Siglo XXI (aunque hoy persistan discrepancias en el uso de esta denominacin), es decir, la construccin del Estado Comunal. Este libro pretende, con mo-destia y determinacin al mismo tiempo, contribuir en el debate (es lo me-nos que esperamos lograr) que nos ayude a encontrar las luces colectivas para librar tamao compromiso.Obligados estamos a revisar algunas experiencias histricas y las ideas que sirvieron de soporte a la praxis que dio vida a estos episodios, hoy cono-cidos como del socialismo real, obligados estamos a no repetir frmulas y aproximaciones simplistas, ms dadas a acrecentar el inventario de diag-nsticos, que a buscar realmente respuestas que traigan consecuencias en la praxis y la teora revolucionaria. Nadie dijo que el asunto fuese fcil.En esta materia pareciese que todo est dicho, y sin embargo cunto falta por decir y hacer.Correremos el riesgo de parecer utpicos, soadores, quizs sea un costo demasiado pequeo para la posiblidad que nos abre el provenir de la Re-volucin Bolivariana. Digamos junto al pueblo venezolano: Viviremos y Venceremos!

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    CAPITULO 1

    Qu combatimos?

    Los pueblos del mundo han transitado por mucho tiempo los caminos de la opresin. Para justificar los periodos de esclavitud, de servilismo o la condicin infame de explotacin de los asalariados en la actualidad, las lites explotadoras han creado una serie de explicaciones que van desde el mandato divino (as lo quiso Dios) hasta la mano invisible del mercado o que el que es pobre es porque quiere. Identificar el verdadero origen de esa opresin es buena parte de la tarea liberadora que debemos adelantar. Por tanto una vez identificada la fuente primaria de la mayor parte de nues-tras desgracias, es preciso combatirla. Combatimos al capitalismo en todas sus presentaciones, para lo cual debemos tratar de aprender cmo acta, cmo funciona.Nadie mejor que Marx supo explicar cmo funciona el capitalismo. En la Seccin Primera, Captulo I de su mxima obra El Capital, Marx explica lo siguiente:

    La riqueza de las sociedades en que impera el rgimen capitalista de produccin se nos aparece como un inmenso arsenal de mer-cancas y la mercanca como su forma elemental. Por eso, nuestra investigacin arranca del anlisis de la mercanca.La mercanca es, en primer trmino, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean. El carcter de estas necesidades, el que broten por ejem-plo del estmago o de la fantasa, no interesa en lo ms mnimo para estos efectos. Ni interesa tampoco, desde este punto de vista, cmo

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    ese objeto satisface las necesidades humanas, si directamente, como medio de vida, es decir como objeto de disfrute, o indirectamente, como medio de produccin. (Marx, K. El Capital, Tomo I, Cap. I. Editorial Pueblo y Educacin, La Habana, 1983, p. 3)

    Entre tantas mercanca hay una que es especial, esa mercanca es la fuer-za de trabajo, y su portador es el trabajador, es la nica mercanca que genera valor en el proceso de produccin (adems de los obtenidos de la naturaleza directamente). Al respecto Marx nos dice:

    Entendemos por fuerza de trabajo o capacidad de trabajo el con-tenido de las capacidades fsicas e intelectuales que existen en la corporeidad, en la personalidad viva de un ser humano, y que ste pone en movimiento siempre que produce valores de uso de cual-quier especie (Marx, Antologa. Edicin de Jacobo Muoz, Gran-des Pensadores. Barcelona, Espaa. 1998 p. 199)

    La doble condicin de la mercanca

    Al mismo tiempo toda mercanca tiene una doble condicin, tiene un valor de uso y un valor de cambio. Y aunque queremos ahorrar a nuestros que-ridos lectores toda la perorata manualesca de repetir conceptos y categoras econmicas, es indispensable aclarar algunas, sin lo cual el anlisis del resto de la obra sera ms dificil de entender. Por eso, sin muchos intermediarios, queremos que sea el propio Marx quien nos diga cmo funciona la mercan-ca, especialmente la denominada fuerza de trabajo, para luego conocer cmo se extrae la riqueza de la fuerza de trabajo, lo cual nos pondra des-pus en posicin de generar una propuesta alternativa a la capitalista.

    La utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso. Pero esta utilidad de los objetos no flota en el aire. Es algo que est condicio-nado por las cualidades materiales de la mercanca y que no puede existir sin ellas. Lo que constituye un valor de uso o un bien es, por tanto, la materialidad de la mercanca misma, el hierro, el trigo, el diamante, etc. Y ese carcter de la mercanca no depende de que la

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    apropiacin de sus cualidades tiles cueste al hombre mucho o poco trabajo. (Marx, K. El Capital, Tomo I, p. 4)

    Hasta aqu parece bastante sencillo. La cosa comienza a complicarse al in-tentar explicar la otra condicin de la mercanca, es decir, el llamado valor de cambio y las consecuencias que de all se desprenden. Es un compo-nente fundamental de la Teora del Valor. Y efectivamente, esa condicin ha derivado toda una discusin terica que ya lleva varios siglos (cuyos pro-tagonistas pasan por Adam Smith, David Ricardo, Stuart Mill, Karl Marx, Engels, Lenin, Marcuse, Althuser, Granci, El Che, Dussel, Kohan, Diete-rich, Arno Peters, Cockshott, Mandel, Ludovico Silva, Maritegui y tantos otros); pero que es preciso atender, si queremos superar al capitalismo como rgimen dominante o modo dominante econmico y social. Es en esta con-dicin de la mercanca donde comienza la gran estafa del capitalismo, el enmascaramiento del origen de la riqueza, de la formacin y acumulacin del capital, de la explotacin del hombre por el hombre y de toda esa con-dicin del capital como sistema metablico que impregna los intersticios de toda la sociedad. Tal como lo explica Mszros:

    Porque el capital es con mucho el ms poderoso regulador espon-tneo de la produccin conocido hasta ahora por la humanidad y no puede ser reemplazado por un vaco socioeconmico. El dominio del capital sobre la sociedad slo puede ser vencido por un orden reproductivo exitoso en lo material y gratificante en lo humano que asuma todas las funciones metablicas vitales de ese modo de con-trol sin contradicciones. (Mszros, Istvn. Ms all del Capital. Vadell Hermanos Editores. 2001. p. 613)

    Para adentrarnos en esa otra condicin de la mercanca el valor de cam-bio, cuya caracterstica fundamental slo es posible captarla haciendo uso de nuestra capacidad de abstraccin, sigamos de la mano de Marx, no hay otro maestro mejor en estos asuntos:

    Como valores de uso, las mercancas representan, ante todo, cua-lidades distintas; como valores de cambio, slo se distinguen por la

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    cantidad: no encierran, por tanto, ni un tomo de valor de uso.Ahora bien, si prescindimos del valor de uso de las mercancas stas slo conservan una cualidad: la de ser productos del trabajo. Pero no productos de un trabajo real y concreto. Al prescindir de su valor de uso, prescindimos tambien de los elementos materiales y de las formas que los convierten en tal valor de uso. Dejarn de ser una mesa, una casa, una madeja de hilo o un objeto til cualquiera. To-das sus propiedades materiales se habrn evaporado. Dejarn de ser tambin productos del trabajo del ebanista, del carpintero, del tejedor o de otro trabajo productivo concreto cualquiera. Con el carcter til de los productos del trabajo, desaparecer el carcter til de los trabajos que representan y desaparecern tambin, por tanto, las diversas formas concretas de estos trabajos, que dejarn de distinguirse unos de otros para reducirse todos ellos al mismo trabajo humano, al trabajo humano abstracto. (...) Fijmonos ahora en la relacin de cambio de las mercancas. Parece como si el valor de cambio en s fuese algo totalmente independiente de sus valores de uso. Y en efecto, prescindiendo real y verdaderamente del valor de uso de los productos del trabajo, obtendremos el valor tal y como acabamos de definirlo. Aquel algo comn que toma cuerpo en la relacin de cambio o valor de cambio de la mercanca es, por tanto, su valor. (Marx, K. El Capital. Ob. Cit. p. 6)

    Mucha del agua que ha corrido bajo el puente en materia de economa po-ltica, tiene que ver con el proceso que lleva a la conversin del valor en precio. Para que pueda hacerse el intercambio en condiciones que todos queden satisfechos, y a la larga, el sistema se perpete. Los apologistas del mercado se han abrazado a ste como quien abraza una religin, por ejem-plo Paul A. Samuelson, y repiten hasta el cansancio que el mercado es quien realiza ese trabajo, y por tanto, es insustituible. Proponer una alternativa socialista pasa por proponer un mecanismo distinto al mercado, tal como lo conocemos, que lo supere y no caiga en el vaco socioeconmico del que habla Mszros, materia que vamos a tratar en los prximos captulos. Mientras tanto veamos lo que plantea Samuelson, Mercado: mecanismo en el que los compradores y los vendedores determinan conjuntamente los pre-

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    cios y las cantidades de las mercancas. Algunos (como la bolsa de valores o un mercado callejero) se encuentran en lugares fsicos; otros se realizan a travs del telfono o de computadoras (Paul A. Samuelson. Economa. Mc Graw Hill. Espaa, 1993, p. 904). Samuelson, al igual que todos los economistas capitalistas, dan por des-contado que todos los compradores tienen conocimiento preciso de todas las mercancas y del movimiento del mercado. (En la sociedad burguesa, reina la fictio juris de que todo comprador de mercancas posee conoci-mientos enciclopdicos acerca de stas. Marx, El Capital, Tomo I, Cap. I, p. 4). Cuando es sabido que el mercado slo es transparente en los modelos tericos, que como modelos, no son ms que especulaciones que explican estados ideales jams encontrados en la realidad. Al igual que el fil-sofo Platn, los economistas capitalistas, tienen que inventarse un mun-do inexistente para tener explicaciones del mundo real. Si tomamos en cuenta que este economista es premio Nbel, que adems es maestro de miles de economistas que se gradan como chorizos en las universidades norteamericanas, que sus libros se editan por cientos de miles, podemos tener una idea de lo difundido de este concepto o dogma. Incluso ms all de todos los complejsimos modelos economtricos, que no hacen ms que profundizar la fe en el dogma, la explicacin de Marx sobre la formacin del valor sigue teniendo una vigencia determinante en el anlisis crtico del capitalismo. Todava es una herramienta vigente y actual para el desman-telamiento terico del capitalismo. No olvidemos que la economa es una ciencia emprica, cuya principal herramienta es la abstaccin, de modo que todos los modelos elaborados por los economistas (varios de ellos premios Nbel) no hacen ms que profundizar el error inicial de concepto, al partir de una idea errnea.

    El trabajo enajenado

    Lo que ocultan lo apologistas del capital, es lo que Marx nos aclara; que en el valor de cambio que poseen las mercancas, en la mercanca dine-ro que implica la intercambiabilidad de todas las mercancas (adems de servir de medio de cambio, tambin sirve como medio de atesoramiento y puede convertirse en capital) y en la mercanca fuerza de trabajo, que es

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    la nica mercanca que genera valor, est contenida la clave para develar al capitalismo: clave que queda explcita cuando Marx prueba cmo se extrae la plusvala al trabajador. La plusvala es el valor excedente que produce el trabajador en la jornada de trabajo, luego de descontar el monto equivalente a su salario. La plusvala puede ser absoluta mediante el alargamiento de la jornada de trabajo, o relativa, cuando el capitalista introduce innovaciones y condiciones laborales que aumentan la productividad. Al respecto Marx nos dice La produccin capitalista no es slo produccin de mercanca; es esencialmente produccin de plusvala (Marx, K. Antologa, ob. cit. p. 417).Como ya nos ha ido bien de la mano de Marx, dejemos que nos explique como se produce eso que llamamos el trabajo enajenado; Este hecho slo expresa lo siguiente: El objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a l como algo extrao, como un poder independiente del produc-tor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha plasmado en un objeto, el producto es la objetivacin del trabajo. La realizacin del trabajo es su objetivacin. Esta realizacin del trabajo se manifiesta en el estadio de la economa poltica como la privacin de la realidad del obrero, la objetiva-cin como prdida y la esclavizacin del objeto, la apropiacin como extra-amiento, como enajenacin (Marx, Manuscritos Econmicos Filosficos de 1844, ob. cit. p. 69). Ahora bien, mientras ms produce el asalariado, ms se empobrece, porque construye el gran poder econmico social que lo esclaviza, es un ciclo infernal que se autoreproduce constantemente y coloca al asalariado en condicin de minusvala. Pero lo ms complicado del asunto, es que toda esta operacin se efecta sin que la mayora de los asalariados tengan conciencia de ella. Es una actividad culturalmente na-tural en el capitalismo.

    El neoliberalismo

    El neoliberalismo es la corriente dominante del pensamiento y la praxis del capitalismo actual, soportada por toda una camionada de tericos, acadmi-cos, profesores, publicistas, palangristas, apologistas, que revistiendo esta concepcin del mundo de un ropaje pseudocientfico nos la meten hasta en la sopa, radio, cine, televisin, literatura, modas, tendencias, redes sociales,

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    no escapa la escuela y la religin. El neoliberalismo necesita, adems de toda la ayuda antes descrita, del poder de fuego y los caones del mayor imperio de todos los tiempos, EEUU, y de los organismos que nacieron del pacto de Bretton Wood, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) principalmente (adems de la OMC, la OEA, la OTAN y otras), quienes prescriben las recetas que los gobiernos genuflexos aplican para alimentar el monstruoso capital (principalmente financiero) y los go-biernos imperiales. Sus principales exponentes son los llamados Chicagos Boys, discpulos del economista Milton Friedman.

    Los postulados del neoliberalismo

    El primero de ellos es la creencia de que el mercado es el espacio en donde pueden resolverse todos los problemas sociales. Eso implica una progresiva renuncia a la intervencin estatal. (1) (Torres Lpez. P. 12)El mercado segn el neoliberalismo (herencia terica del liberalismo del Siglo XIX) acta con la libre concurrencia de todos los poseedores de mer-cancas, cada uno atendiendo a su propia conveniencia individual, la cual no es otra que la obtencin de ganancia, y de esa simultaneidad de participan-tes (egostas todos, actuando en su nico provecho) se produce como por arte de magia el mejor resultado posible, beneficiando a toda la colectivi-dad. Resumiendo, la suma de todos los egosmos, termina en el mayor acto de amor y justicia distributiva. Los neoliberales se cuidan y descalifican a priori a quienes los acusan de egostas, dicen que el asunto no es personal. As tambin nos dice Asdrbal Baptista (2) citando a Lipsey y Steiner Este supuesto se toma algunas veces como si los individuos fueran estrictamente egostas y carentes de todo sentido altruista. Esto no es as. Si, por ejemplo, alguien derivara utilidad en dar su dinero a otros, esto se puede incorporar en el anlisis (Baptista, p. 154). De todas formas cuando el capitalista no puede dormir bien, hace un poco de caridad y as completa el cuadro de justicia distributiva de la ganancia. Este viene a ser el segundo postulado del neoliberalismo: el egosmo individual crea justicia distributiva. Es como si una mano invisible acomodara los entuertos del mercado, saliendo todo bien al final. Esta es, as de simple, el asunto de la teora de la mano invisi-ble que nos leg Adam Smith como concepto del libre mercado.

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    Marx aclara lo que los economistas burgueses enredan: Los economistas lo expresan as: cada individuo persigue su propio inters y nicamente su propio inters; y de esta forma, sin quererlo ni saberlo, sirve a los intereses privados de todos lo dems, al inters general. La clave de esta afirmacin consiste en que, en la medida en que cada uno persigue sus intereses par-ticulares, persigue tambin la totalidad de los intereses privados, y, por lo tanto, de esta forma se realiza el inters general. Ms bien se podra deducir de esta frase abstracta, que cada uno obstaculiza respectivamente la reali-zacin del inters de los dems, y en lugar de resultar esta guerra de todos contra todos en una afirmacin general, resultara en una negacin general (8) (Marx, K. Antologa. Edicin de Jacobo Muoz. Grandes Pensadores. Ediciones Pennsula, Barcelona. 2002). Marx nos explica que el mismo inters privado ya viene predeterminado por los mecanismos de socializacin y creacin de consensos de la sociedad ca-pitalista, de tal forma, que aquello que aparece fenomenolgicamente como una motivacin estrictamente individual, ya a pasado por el tamiz de los mecanismos de imposicin y de control social del capitalismo.El neoliberalismo tiene sus tericos, que preconizan que la historia ha lle-gado a su fin. Francis Fukuyama es un terico que pretendi consagrar al capitalismo como el nico camino, despus del cual nada ms le espera a la humanidad. Una especie de paraso buclico, aburrido y desesperanza-dor ad eternum, capitalismo y ms capitalismo. Afortunadamente, la misma irrupcin de la Revolucin Bolivariana es una negacin de esa posicin reaccionaria. Y al parecer el mismo Fukuyama ultimamente se ha retractado de tal disparate.

    La democracia capitalista

    Hay una forma casi infalible de introyectar una idea en el pensamiento del ser humano, asociar dos elementos y convertirlos en una sola idea. Crear un binomio que parezca indisoluble. As vemos que, otro mito del neoliberalis-mo consiste en asociarlo, indisolublemente, al concepto de democracia, de libertad. Y como contrapartida, todo lo que huela a humanismo, socialismo o comunismo es asociado indisolublemente a la idea de dictadura. Esta es-pecie tiene como fin, implcito y explcito, negar cualquier otra alternativa

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    distinta al capitalismo, verbi gracia: el socialismo del siglo XXI. Realmente el neoliberalismo nos conduce a la dictadura de los grandes capitales, los cuales hoy da tienen asolado el viejo continente: Grecia, Portugal, Italia y Espaa son muestras fehacientes del descalabro del sistema capitalista, y desgraciadamente, del costo social que tal descalabro significa. Por otro lado el mejor ejemplo del neoliberalismo lo podemos ver en el Chile dic-tatorial de Pinochet, dnde se aplicaron por primera vez las recetas de los muchachos de Chicago.

    Cientfico y Eficiente

    El neoliberalismo pretende ser la nica ciencia social y econmica. Por eso muy a menudo repiten como loros que el marxismo es ideologa, es decir, no es ciencia. Se han encaramado en la carreta de la academia y han sa-cralizado la propaganda capitalista como conocimiento cientfico. Por eso por tanto tiempo un adefesio terico como el llamado fin de la historia se pudo mantener artificialmente en pie.El neoliberalismo ha regado el mito de que slo el sector privado es eficien-te, con lo cual legitima su permanente esfuerzo por reducir la presencia y el alcance del sector pblico. Se trata de la misma carrera por privatizar lo pblico, secuestrar la poltica y apropiarse de los recursos de las naciones, atacando cualquier intento de los pases por nacionalizar sus recursos estra-tgicos.El neoliberalismo ha creado una especie de ley de libertad de actuacin de los capitales, los cuales cruzan el planeta sin respetar fronteras, imponien-do su perversa lgica y cobrando con sangre y el sacrificio de los pueblos. De esta forma han abogado por el fin de los Estados-Nacin al calor de la tan publicitada globalizacin. El profesor norteamericano estadounidense Paul Samuelson nos dice al respecto: Los socialistas recelan del caos del mercado y ponen en cuestin la eficiencia de la mano invisible en la asigna-cin de los recursos. Insisten en que es necesario un mecanismo de planifi-cacin para coordinar los diferentes sectores (...) los socialistas crean que que deba reducirse el papel de la propiedad privada. Deban nacionalizarse (es decir, pasar a ser propiedad del Estado y gestionadas por l) las indus-trias clave, como los ferrocarriles, el carbn y la siderurgia. En los ltimos

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    aos, el entusiasmo por la nacionalizacin ha decado en la mayora de las democracias avanzadas debido a los malos resultados de muchas empresas estatales. (Samuelson Paul, Economa. Mc Graw Hill, p. 468). Bastante cla-ro habla el amigo Samuelson, apologista del sistema capitalista.

    El Estado capitalista

    Para que el asunto neoliberal funcione del todo bien, es necesario que pap Estado no se meta, no intervenga, y si acaso interviene, es para salvar ban-queros corruptos, confiscar las jubilaciones a los ancianos, ampliar los aos para obtener la pensin de vejez, pagar la deuda externa y aplicar el mazo de la ley a los protestones. As permitir a la iniciativa privada crear rique-za, espacios donde pap Estado no estorbe ni compita de forma desleal. A eso se refiere un digno representante del sector bancario nacional, Hen-rique Prez Dupuy, El gobierno, constituido en competidor de la empresa particular tendr como consecuencia la ruina y desaparicin del capital particular, sin el cual el progreso es imposible (Baptista, ibid. p. 170). Los neoliberales, herederos conceptuales de los liberales decimonnicos, abo-gan por la remocin de todos los obstculos, producto de la accin hu-mana, que impiden los esfuerzos del individuo. As argumentaba Hayek, citado por Asdrbal Baptista (Baptista, p. 151). Reducir el tamao y las funciones del Estado a lo ms elemental (polica y servicios pblicos bsicos, sobre todo los que no pueden ser privatizados por onerosos), como ya apuntamos, es el otro postulado del neoliberalismo. Se trata de llevar a la esfera de lo privado cualquier funcin del Estado que pueda generar lucro. Privatizar la poltica, es decir, lo pblico. No en vano pblico, poltico y polis devienen del mismo principio etimolgico.Pero el Estado es la expresin de un status poltico, en un momento his-trico, dentro de un concepto de lucha de clases. Al decir del Magistrado Arcadio Delgado Rosales:

    Por ello, no puede pretenderse despojar al Estado de su signi-ficacin poltica para abordarlo solo desde la perspectiva jurdi-ca. Como expone el gran jurista alemn Carl Schmitt (adscrito a la escuela del llamado realismo poltico), no podemos limitar la

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    Constitucin en trminos kelsenianos, al Estado entendido como unidad de normas jurdicas, y a la Constitucin como norma de normas. Para l hay que distinguir entre el ordenamiento jurdico y la existencia real del Estado, este ltimo entendido como la uni-dad poltica de un pueblo. (Magistrado del TSJ Arcadio Delgado Rosales. Discurso de Orden Sesin Solemne Apertura Actividades Judiciales. 2012. Reflexiones sobre el Sistema Poltico y el Estado Social.) (9)

    El sistema capitalista necesita del estado burgus que d soporte al desarro-llo de dicho sistema. Marx plantea que En virtud de la emancipacin de la propiedad privada respecto de la comunidad, el Estado cobra existencia propia, especfica, junto y aparte de la sociedad burguesa; pero no es otra cosa que la forma de organizacin que por necesidad se dan los burgue-ses, para la mutua garanta, tanto de cara al interior como al exterior, de su propiedad y de sus intereses () Las relaciones de propiedad existentes son asumidas y presentadas por el derecho privado como resultado de la volun-tad general (Marx, K,. Antologa, ob. cit. p. 334) (nfasis nuestro)

    La propiedad capitalista

    Una de las ideas ms arraigadas, que se asume como postulado bsico del neoliberalismo, es la mistificacin de la propiedad privada, convirtindola (junto al lucro) en la razn de la existencia humana sobre el planeta tierra. Los lineamientos para el Programa de Gobierno de la MUD, publicados el 23 de enero de 2012, consideran en su punto 585 Resaltar la condicin de la propiedad privada como derecho humano insustituible y como clave del progreso (3). Von Misses, uno de los principales tericos del liberalismo econmico plantea que Todas las civilizaciones, hasta el presente, se han basado en la propiedad privada de los medios de produccin. En atencin a esto es preciso decir que, la mayor parte de la vida del ser humano en el planeta la ha pasado sin la bendita propiedad privada, tal como lo explica brillantemente Engels en su tratado sobre El origen de la familia, la propie-dad privada y el Estado: El tiempo transcurrido desde el advenimiento de la civilizacin no es ms que una fraccin nfima de la existencia pasada de

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    la humanidad, citando a Morgan (F. Engels, ob. cit. p. 204) (4). La burgue-sa pretende ahora consagrar la propiedad privada como un derecho natural y eterno, quitndole su condicin de categora histrica, es decir, que existe por condiciones especficas que se han producido como resultado de la ac-cin de los hombres en sociedad y en determinados periodos de la historia. No son naturales, por tanto son superables, por las mismas razones que se produjeron: son el resultado de la accin conjunta de los hombres y muje-res sobre la faz de la tierra, dentro de condiciones concretas, en un tiempo histrico determinado.La oligarqua no se conforma con expresar e imponer su concepcin del mundo, necesita descalificar cualquier otro punto de vista, especialmente los que apuntan a la liberacin de la humanidad del yugo capitalista. As Lord Acton expresaba una gente que rechaza la propiedad privada carece del primer elemento de la libertad (Baptista, p. 152). O el mismo Hayek que apuntaba que slo las reglas abstractas de la propiedad, esto es, las reglas de la ley, garantizan la libertad (Baptista, p. 151). Como vemos, la derecha mundial capitalista slo ve libertad donde hay propiedad privada. De all que tiendan siempre a vincular tales conceptos con los de libertad de expresin (valga decir, de presin), libre empresa (valga decir, de explota-cin) y as por el estilo.Tambin, y como contrapartida, los sacerdotes de la religin capitalista (pro-pagadores de estos dogmas metafsicos) acusan a la izquierda de impedir a los oprimidos del mundo el acceso a los bienes personales y familiares, de all que Marx y Engels respondan en el Manifiesto Comunista:

    se nos reprocha a los comunistas, que queremos destruir la pro-piedad personal honradamente adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano. Esa propiedad que es para el hombre la base de toda libertad, el acicate de todas las actividades y la garanta de toda independencia personal () La propiedad personal honrada-mente adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano! Acaso os refers, a la propiedad del humilde artesano o del pequeo labriego, antecedente histrico de la propiedad burguesa? No, sa no nece-sitamos destruirla, el desarrollo de la industria lo ha hecho ya y lo contina haciendo a todas horas (7).

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    La burguesa necesita hacer creer que el concepto de propiedad burguesa es ahistrico, es decir, de valor universal para todos los tiempos, por tanto se-ra intil luchar para superarla, por ser precisamente eterna. As pensaba Francis Fukuyama, quien habl del fin de la historia. Marx, anticipadamen-te, cuestiona este enfoque en La Miseria de la Filosofa :

    La propiedad ha asumido formas diferentes y se ha desarrollado bajo condiciones distintas en todas las pocas de la historia. Por consiguiente, para dar una definicin de lo que es la propiedad bur-guesa, basta con describir las condiciones sociales de la produccin capitalista. La pretensin de definir la propiedad independientemen-te de las condiciones reinantes, como una categora aparte, como una idea abstracta y eterna, puede llevarnos a ilusiones metafsicas y legalistas (...) Por tanto, estas ideas, estas categoras, son tan poco eternas como las relaciones a las que sirven de expresin. Son pro-ductos histricos y transitorios. (Miseria de la Filosofa)

    El neoliberalismo (Todos somos iguales?)

    La derecha mundial que abraza el catecismo neoliberal considera que todos somos iguales ante la ley, que no es el capitalismo quien genera las des-igualdades, sino la actitud individual, personal, ante los sucesos del libre mercado. Todos tenemos las mismas oportunidades, sin embargo unos las aprovechan y otros no De quin es la culpa entonces? De quien no sigue las reglas del juego capitalista. Monopoly: pasar por caja y cobrar. Este enfoque es conocido como el principio de justicia conmutativa, que implica crear las supuestas condiciones donde todos vamos con las mismas ventajas y desventajas. El intercambio es justo. Sus orgenes se remontan a Aristteles. Es como una carrera de obstculos donde todos partimos de la misma lnea de arranque. As vemos cmo la derecha venezolana nos plantea en su Programa de Go-bierno (el cual sigue teniendo vigencia como propuesta: siguen siendo los principios por los cuales se rige la derecha, sigue siendo su plan de vuelo, que en el fondo nos es original, es el mandato de los grandes capitales trans-

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    nacionales), en su artculo 113 que El gobierno de Unidad Nacional asume el respeto integral por los derechos de la comunicacin; la seguridad jurdica de los actores de la comunicacin (ciudadanos, empresas-medios, gremios); la diferenciacin entre la poltica de comunicacin del Estado venezolano y los programas de gestin comunicacional de los distintos rganos del Poder Pblico, la promocin de un ambiente comunicacional determinado por el ejercicio pleno de las libertades Sin embargo, cuando arribamos al ar-tculo 140, vemos (sin sorpresas) a qu tipo de derechos y de libertad se refieren, los derechos y la libertad de los grandes propietarios. Art. 140 Se establecer un cronograma serio de subastas del espectro es decir, accede al derecho slo quien tiene dinero para comprarlo. En ello reside la tan mentada igualdad de los burgueses. Por eso plantea Engels, citando nuevamente a Morgan:

    Desde el advenimiento de la civilizacin ha llegado a ser tan enor-me el acrecentamiento de la riqueza, tan diversas las formas de este acrecentamiento, tan extensa su aplicacin y tan hbil se adminis-tracin en beneficio de los propietarios, que esa riqueza se ha cons-tituido en una fuerza irreductible opuesta al pueblo (Engels, ibid. p. 204)

    Ms all de lo meramente econmico

    El neoliberalismo, como soporte argumental del capitalismo no se basa so-lamente en procesos econmicos, tal como lo expresa Juan Torres Lpez el neoliberalismo, aunque se basa fundamentalmente en postulados econmi-cos, no es slo una prctica econmica, sino que implica una concepcin global de la sociedad y de los seres humanos. Y eso ha tenido y tiene una trascendencia muy especial a la hora de entender y practicar la democracia y la poltica, as como desde el punto de vista de la asuncin que se realiza de la propia naturaleza humana y de la cual se derivan prcticas sociales y los valores que envuelven la sociedad en nuestra poca. (Torres Lpez, p. 16).Tambin Jaime Corena y Rafael Enciso plantean que El capitalismo es un sistema integrado por componentes econmicos, sociales, polticos y

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    culturales, que se necesitan unos a otros y que actan de manera simult-nea y complementaria () cuando se reproduce una de las partes o fases integrantes del sistema, sta, como un organismo de gran capacidad rege-nerativa, reproduce todas las dems (5) (Corena, J. y Enciso R. Didctica de la Economa Poltica de la Construccin Socialista. Ediciones del MPP-TRASS) (p. 43) Es quizs su capacidad regenerativa lo que hace tan difcil la tarea de los revolucionarios para construir el socialismo, especialmente el diseo de una transicin efectiva que resulte eficiente y nos acerque objetivamente al lo-gro del objetivo propuesto. De todo lo anterior se concluye el principal postulado del neoliberalismo, todo tiene su principio y fin en la obtencin del lucro. Esta premisa justifica cualquiera y todas las acciones de los individuos en sociedad, el lucro por encima de todos los dems valores de la humanidad. Para ello el neolibera-lismo se ha apertrechado con un arsenal terico que intenta darle sustento y justificacin a la explotacin del hombre por el hombre. No como un hecho histrico (y por lo tanto superable), sino ahistrico, y por tanto, su-puestamente natural y eterno. Adems trasciende por mucho los aspectos econmicos, es un sistema global, por ser de alcance mundial y por tener la cualidad de totalizante, de abarcar todos los aspectos de la cultura y la convivencia de la civilizacin actual. Al decir de Mszros:

    El capital es por sobre todas las dems cosas un orden de control, antes que ser l mismo controlado -en un sentido ms bien superfi-cial- por los capitalsitas privados (o ms tarde por los funcionarios del estado de tipo sovitico). Las peligrosas ilusiones de superar o doblegar al poder del capital mediante la expropiacin poltica/legal de los capitalistas privados se despiertan cuando se ignora la verdadera naturaleza de la relacin controlador/controlado. Porque como modo de control metablico social, el capital, por necesidad, siempre retiene su primaca sobre el personal mediante el cual se puede manisfestar su personificacin jurdica en diferentes formas y en diferentes momentos de la historia. (Mszros, Ms all del capital. ob. cit. p. 49)

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    CAPITULO 2

    Qu proponemos?

    En las llamadas leyes del Poder Popular, conjunto de leyes aprobadas la mayora de ellas en el mes de diciembre de dos mil diez: Ley Orgnica del Poder Popular, Ley Orgnica de Planificacin Pblica y Popular, Ley Org-nica de Contralora Social, Ley Orgnica del Sistema Econmico Comunal y Ley Orgnica de las Comunas entre otras, aparece un concepto de socia-lismo que puede servirnos perfectamente para el anlisis que pretendemos realizar en este libro. Por dos razones fundamentalmente, en primer lugar, por ser una definicin formal y legal, y por tanto de aceptacin en todo el territorio nacional, y adems porque contiene suficientes elementos que per-miten aproximarnos a la definicin de lo que hemos denominado El Estado Comunal. Para este propsito no entraremos desnudos a este mar conceptual, echare-mos mano de la Teora del Socialismo de nuestro paisano Ludovico Silva, quizs el mejor terico del marxismo de nuestras tierras, quien nos leg un arsenal argumental suficientemente slido como para intentar esta prodigio-sa aventura terica sin desanimarnos.

    El concepto de Socialismo

    En su artculo 14, la Ley Orgnica de las Comunas y tambin en el artculo 14 de la Ley Orgnica del Poder Popular, nos plantean una definicin de Socialismo:

    Es un modo de relaciones sociales de produccin centrado en la convivencia solidaria y la satisfaccin de las necesidades materiales e intangibles de toda la sociedad, que tiene como base fundamental la recuperacin del valor del trabajo como productor de bienes y

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    servicios para satisfacer las necesidades humanas y lograr la supre-ma felicidad social y el desarrollo humano integral. Para ello es ne-cesario el desarrollo de la propiedad social sobre los factores y me-dios de produccin bsicos y estratgicos que permita que todas las familias y los ciudadanos y ciudadanas venezolanos y venezolanas posean, usen y disfruten de su patrimonio o propiedad individual o familiar, y ejerzan el pleno goce de sus derechos econmicos, socia-les, polticos y culturales. (Art. 14, Ley Orgnica de las Comunas y Art. 14 de la Ley Orgnica del Poder Popular)

    Resulta particularmente til partir de una definicin de obligatoria acep-tacin, por lo menos en el campo normativo, ya que ahorra una buena parte del debate germinal o primario. Sin embargo llevara un trecho mucho ms largo aproximarnos a los elementos que entraran en juego para llevar a la prctica de lo que llamamos Estado Comunal. Definir correctamente El Socialismo no es simplemente un problema te-rico, es fundamentalmente un problema prctico. Es terico en la medida en que hasta ahora el llamado Socialismo del Siglo XIX est en construccin, est fundamentalmente en la idea; pero esa idea, definida correctamente (atendiendo a los determinantes histricos, econmicos y sociales de nues-tro tiempo y espacio, y la existencia de un liderazgo autoconsciente de su papel histrico) tiene consecuencias prcticas que seguramente afectarn la vida de nuestro pas y de Latinoamrica toda. Siguiendo a Marx en las Tesis sobre Fauerbach diremos que:

    El problema de si el pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema terico, sino un problema prcti-co. Es en la prctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el podero, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se asla de la prctica, es un problema puramente escolstico (Marx-Engels Werke, Dietz Verlag, Berlin, 1962, vol. 3, p. 533. Citado Por Ludovico Silva, Teora del Socialismo, p. 17)(10).

    En el Captulo 3 de la presente obra desarrollaremos una propuesta sobre

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    el Estado Comunal, partiendo de la anterior definicin de socialismo, inten-tando dar una aproximacin que resulte til en la tarea de ms largo plazo de construir el Socialismo del Siglo XIX, lejos de la pretensin acadmica (reconocemos el valor de la academia) y de la ingenuidad de ciertos receta-rios que subestiman la complejidad del problema. Baste decir por ahora, de la mano de Ludovico Silva que:

    El problema de la definicin del socialismo y el comunismo debe ser examinado con esta perspectiva. Socialismo y comunismo son, en principio, dos conceptos generales, dos formas tericas, y como tales tienen que ser referidas primero a esa condicin terica para despus confrontarlas con las dos prcticas que hemos sealado: la prctica cientfica y la prctica histrica. La teora formula al socialismo como un modelo, en el sentido epistemolgico del trmi-no, y este modelo debe, por una parte, ser ilustrado con la mayor cantidad de datos empricos posible, y por la otra, ser confrontado con la prctica social. Esto significa que es preciso arrojar claridad en tres niveles: 1 el nivel de la formulacin terica o modlica del socialismo; 2 el nivel de la investigacin de los datos empricos necesarios para dotar de contenido real el modelo; y 3 el nivel de la prctica social e histrica con la cual debe confrontar la teora (Silva, Ludovico. Ob. Cit. p. 29)

    El Estado y el Socialismo

    Por tanto, la propuesta del Socialismo del Siglo XIX implica la existencia de un Estado alternativo, en contraposicin al Estado capitalista, cnsono con el socialismo, el Estado Comunal. Aqu emplearemos las definiciones que propone Ludovico Silva (siguiendo a Marx) sobre socialismo y comu-nismo, en tanto uno corresponde al modelo, y el otro a su instrumentacin prctica. Nos dice Ludovico Marx escribe a su amigo Ruge estas revela-doras palabras: El comunismo no es en s mismo otra cosa que la realiza-cin particular, unilateral, del principio socialista () El comunismo no es, pues, como tantos creen, una presunta fase superior del socialismo () Pero no: el socialismo es la idea, el modelo, el proyecto, la estrategia;

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    el comunismo es la prctica, la tctica, la tarea inmediata. De all que la propuesta del Estado Comunal, es precisamente el proceso de hibridacin, de coexistencia con el sistema capitalista, para el desplazamiento definitivo del mismo. Es lo tctico, la prctica que nos remonte a la construccin del Socialismo del Siglo XIX.

    El socialismo, que es una idea a largo plazo, es confundido con la tctica a seguir, que es lo Marx llama comunismo. Por otra parte, el comunismo, que segn Marx debe ser lo prctico e inmediato, es confundido con una presunta fase superior un tanto utpica. Frente a esas confusiones, es preciso que afirmemos de una vez por todas que el socialismo es la teora y el comunismo es la prctica. Es decir, el comunismo entendido como combate y movimiento real, es el arma que conquistar la sociedad socialista, que es el objetivo final. (Silva, Ludovico, ob. cit. p. 31).

    Tambin es preciso entender, que esa fase de transicin significa una es-pecie de hibridacin, de engendro de convivencia entre dos sistemas (con todos los riesgos que eso implica), uno que hay que matar (no va a morir de inanicin) y otro que debemos fortalecer para que termine de nacer al mun-do real. Mszros nos plantea la dificultad de esa transicin cuando dice:

    la interrogante contina siendo: cmo convertir al Estado here-dado en una formacin genuinamente transicional a partir de la estructura englobadora y necesariamente autoperpetuadora en la que se ha convertido en el transcurso del desarrollo capitalista. Sin una identificacin realista de las mediaciones tericas necesarias y las fuerzas sociales/materiales correspondientes implicadas en ese cambio transicional, el problema de abolir la poltica mediante una reorientacin socialista de la poltica est condenado a lucir proble-mtico (nfasis del autor). (Mszros, Istvn. Ms all del Capital. Hacia una teora de la transicin. Vadell Hermanos Editores. 2001. p. 530).

    Intentaremos abordar el asunto con un orden lgico, vale decir un mtodo,

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    intentaremos tocar los puntos claves que explican el modelo a proponer. La propuesta no puede caer del cielo, se trata en principio de contraponer un orden, un sistema, al que actualmente existe (al capitalismo). Por lo menos por diferenciacin, en primer trmino, y luego en atencin a los postulados de la izquierda, especialmente luego de las contribuciones de Marx y En-gels. Entre esos elementos, es imposible soslayar el tratamiento de tres: la produccin mercantil, la divisin del trabajo y la propiedad privada. Pero de eso ya hablaremos en el captulo 3, por ahora intentemos entender de qu nos diferenciamos Qu es lo que realmente no queremos? Qu combati-mos?

    El Estado Comunal (pensemos un modelo)

    El planteamiento de construir un Estado Comunal, deja de ser un anhelo, una pretensin, un capricho. Est viva la sentencia de Rosa Luxemburgo Socialismo o Barbarie. Si no construimos el Estado Comunal, no slo corremos el riesgo de perder la Revolucin, sino que los pueblos del mundo entero perderan en buena medida la esperanza en la construccin de un mundo mejor, y sera, tal vez, el comienzo del fin.Retomemos el concepto de socialismo antes enunciado, tal como aparece en las leyes del Poder Popular, que como ya lo dijimos, es la excusa perfecta para intentar disear, plantearnos la idea (con visos de realidad) de un So-cialismo a la venezolana, del Estado Comunal. Tambin esta parte desarrollaremos algunas ideas tomadas del libro Teora del Socialismo de Ludovico Silva, quien dibuj caminos posibles para la construccin de ese gran sueo patrio.Intentemos un anlisis del concepto y sus implicaciones presentes y futuras, para ello dividamos el concepto en dos partes, veamos la primera:

    -Es un modo de relaciones sociales de produccin centrado en la convivencia solidaria y la satisfaccin de las necesidades materiales e intangibles de toda la sociedad, que tiene como base fundamental la recuperacin del valor del trabajo como productor de bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas y lograr la supre-ma felicidad social y el desarrollo humano integral.

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    CONVIVENCIA SOLIDARIA: En oposicin al modo de produccin ca-pitalista, que como ya vimos, se rige por la lucha de todos contra todos y enaltece los valores del individualismo, nuestro socialismo debe partir de la solidaridad. As es reconocido efectivamente por el pueblo venezolano, tal como lo recogen Jaime Corena y Rafael Enciso: En el socialismo no puede haber egosmo, todos comparten el fruto de su trabajo, por eso nadie debe quedarse con el fruto del trabajo de otro, para eso se necesita registrar el aporte del trabajo de cada cual y del trabajo colecvtivo que haya y con-trolar su distribucin equitativa para cubrir los gastos del pas; el gobierno del pueblo debe hacer ese registro (Corena, J y Enciso, R. Didctica de la Economa Poltica de la Construccin Socialista MPPTRASS, 2008, p. 18).La superacin del capitalismo requiere un plan global, un plan que recoja todos los aspectos de la vida en sociedad. La idea de que cambiando la pro-piedad privada de los medios de produccin y convirtindola en propiedad social bastaba, para generar estados supremos de consciencia que nos lleva-ran automticamente al socialismo, es una idea profundamente errada. La vida en sociedad tiene un alto contenido de elementos simblicos que debe-mos superar con la convivencia fraterna, la democracia directa, la transpa-rentacin de todos los procesos de produccin y distribucin de los bienes y servicios; pero ademas, y muy especialmente transformar los valores que niegan la humanidad de los ciudadanos, de los seres humanos, para con-vertirlos en valores de amor y fraternidad. Esta tarea no puede dejarse al azar. El primer acto de solidaridad es hacer valer la mxima comunista de cada quien segn su capacidad, a cada quien segn su necesidad. Deca el Che, entrevistado en Argelia por el periodista Jean Daniel, lo siguiente: El Socialismo econmico sin la moral comunista no me interesa. Lucha-mos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienacin. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el inters, el factor de inters individual y provecho de las motivaciones psicolgicas (...) Marx se preocupaba tanto de los hechos econmicos como de su traduccin en la mente. l llamaba eso un hecho de conciencia. Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un mtodo de reparticin, pero deja de ser una moral revolucionaria. (Entrevista al pe-

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    riodista Jean Daniel en Argelia. La Profeca del Che, Editorial Escorpin, Buenos Aires, 1964).

    SUPERAR EL CONSUMISMO: Esta condicin debe producirse cuando las masas concientes supriman el deseo incontrolado, insuflado en la psiquis por la publicidad avasallante del sistema capitalista, que potencia el egos-mo y la criminalidad, la permanente agresin al otro, por el exhacerbado deseo de poseer y consumir. Los procesos de formacin poltica, derivados del debate permanente y la de bsqueda de luces mediante el ejercicio colectivo de intercambio de saberes, la participacin directa de los trabaja-dores en los procesos de direccin de la produccin de bienes y servicios, as como de su distribucin, son factor determinante en la superacin de este flagelo. Suprimir el consumismo desenfrenado, desarrollar un modelo productivo que sea racional, que sea pensado en funcin de las verdaderas necesida-des del pueblo es una tarea primordial. No puede haber una sobreproduc-cin de bienes superfluos, cuando miles de ancianos necesitan medicinas, cuando miles de nios necesitan cuadernos, computadoras, textos escolares. La lgica irracional de la mano invisible del mercado no puede regular estas aberraciones generadas por el mismo mercado, todo lo contrario, las promueve, se alimenta de ellas. El sistema socialista tiene una herramienta cientfica para superar la produccin azarosa y no sujeta a las verdaderas necesidades de la poblacin: El Plan Nacional Simn Bolvar. Hasta ahora la participacin del pueblo en la formulacin, ejecucin y se-guimiento del Plan Nacional Simn Bolvar Primer Plan Socialista de la Nacin ha sido tmida y sin verdadero impacto para la Revolucin. Slo algunos pocos sectores organizados han podido participar, algunas expe-riencias pilotos, algunos consejos comunales, algunas comunas en cons-truccin; pero no es un hecho generalizado. Slo en la medida que el desarrollo del Plan Nacional se masifique en todas sus fases, slo en esa medida, el Plan puede sustituir al mercado. Tarea que ameritar otras fases y aristas para que sea un ataque sistemtico y metablico para derrotar al mercado. Recordemos las palabras de Mszros, no podemos sustituir al mercado por un vaco socioeconmico.Ludovico Silva nos plantea sobre el consumismo lo siguiente Tambin tie-

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    ne que desaparecer la mentalidad adquisitiva de los individuos como mvil esencial del comportamiento econmico. Este fenmeno tendr que produ-cirse en todas las zonas de la psique humana, que segn Freud se compone de conciencia, preconciencia e inconsciencia. Al nivel de la conciencia, se deber tomar una actitud revolucionaria y transformadora, ntimamente li-gada con el conocimiento del funcionamiento de la sociedad, al revs de lo que ocurre en los niveles medios y bajos de la sociedad actual, en la que el Estado funciona como un ente incomprensible e inaccesible.. Al nivel de la preconciencia, deben ser desterradas todas las representaciones ideolgi-cas de la antigua sociedad; o dicho ms fuertemente, deber desaparecer la ideologa misma, en el sentido de concepcin del mundo de las clases do-minantes; al desaparecer las clases, desaparecer la ideologa de clase, que ser sustituida por una representacin del mundo destinada a comprenderlo y no a justificar un orden de explotacin (...) Y a nivel de la inconsciencia, al desaparecer de los medios de comunicacin y de educacin individual y colectiva la ideologa represiva y consumista, desaparecern las represiones oscuras que condicionan al hombre a la lealtad incandnte hacia una socie-dad explotadora. Como dice Mandel en feliz metfora (que es ms que una metfora), la sociedad dejar de ser madrastra para convertirse en madre ge-nerosa, y esto incidir en la conciencia de los individuos. (Silva, Ludovico. Teora del Socialismo, ob. cit. p 41).

    La segunda parte del concepto de Socialismo, plasmado en la Ley Orgnica de las Comunas, en su Artculo 14 que estamos analizando, dice lo siguien-te:

    Para ello es necesario el desarrollo de la propiedad social sobre los factores y medios de produccin bsicos y estratgicos que permita que todas las familias y los ciudadanos y ciudadanas venezolanos y venezolanas posean, usen y disfruten de su patrimonio o propiedad individual o familiar, y ejerzan el pleno goce de sus derechos econ-micos, sociales, polticos y culturales.

    SUPERAR LA PROPIEDAD PRIVADA: En el libro mencionado de Lu-dovico, ste plantea que 1) En la sociedad socialista deben desaparecer

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    esos que Marx consideraba los tres grandes factores histrico-genticos de la alienacin humana, a saber: la propiedad privada, la divisin del trabajo y la produccin mercantil. La propiedad privada debe extinguirse, no slo en su aspecto material relativo a los medios de produccin y de distribu-cin, sino tambin en el aspecto espiritual (...) La divisin del trabajo debe ser superada por lo que Marx llamaba el desarrollo universal (all-seitige Entwicklung) de las capacidades, de modo que aunque unos hombres se especialicen en determinados campos, la totalidad de los hombres conozcan lo que hacen los especialistas. En cuanto a la produccin mercantl, deber extinguirse la economa mercantil y monetaria, porque mientras el dinero y el valor de cambio sigan siendo el mdulo del trfico humano, seguir existiendo la explotacin. (Ludovico, ob. cit. p. 39).Para Marx, el origen de la propiedad, contrario a la creencia generalizada era el trabajo enajenado y no al revs. Luego se produce un ciclo auto-reproductivo que convierte a esta ecuacin en una especie de ritornello, destinada a perpetuarse, a menos que haya algo que quiebre esta lgica infernal de explotacin y genere las condiciones para la liberacin del hom-bre, de este circuito explotador.El producto del trabajo, el esfuerzo vital que hace el trabajador da a da no le pertenece, lo nico que tiene es su fuerza de trabajo. Y para poder sub-sistir, tiene que vender lo nico que posee, su fuerza de trabajo; pero el producto, redundemos, lo que produce no le pertenece, le pertenece al capitalista, al dueo del capital. Por tanto el trabajador produce unos bienes que enriquecen al patrn, construyen el poder del capitalista, y termina opo-nindosele, ese poder, al trabajador, como una fuerza extraa y hostil. Esa situacin, ese fenmeno, es al que Marx califica de trabajo enajenado. Por tanto, al desaparecer ste, tambien desaparecer la apropiacin del produc-to del trabajo por parte de una lite social. De all que la lgica argumental nos conduce al desarrollo de la propiedad social, fundamentalmente de los medios de produccin, es decir, al Estado Comunal. Pero no nos lla-memos a engao, esa condicin no es suficiente para superar la tendencia, afianzada en la psiquis de los seres humanos, a inclinarse por la apropiacin de los bienes producidos por el esfuerzo colectivo.Muchos piensan que una vez terminada la dictadura del capital, nos espera una especie de vaco. Pero vayamos ms despacio. Se tiene la creencia,

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    tambien generalizada, de que la produccin de mercancas es un patrimonio del capitalismo, que si de repente un da, el capitalismo, por ejemplo, muere de un infarto, la produccin de mercancas se detiene. Nada ms falso que eso. La humanidad desde que se hizo civilizacin, a podido producir bienes y servicios. tambin es una caracterstica comprobada histricamente que en todas las civilizaciones conocidas, producto de la divisin del trabajo, el hombre (y la mujer) han generado excedentes, han creado plusvalor.

    1.Torres Lpez, Juan. El neoliberalismo: sociedad, trabajo y poder financiero. Vadell Her-manos Editores. 2002.2.Baptista, Asdrbal. Itinerario por la Economa Poltica. Ediciones IESA Academia Na-cional de Ciencias Econmicas. 2008.3.Lineamientos para el Programa de Gobierno de la Unidad Nacional (2013-2019). Cara-cas 23 de enero de 2012.4.Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Ediciones Gnesis. Bogot. 2004.5.Corena, Jaime y Enciso, Rafael. Didctica de la Economa Poltica de la Construccin Socialista. Ediciones del MPPTRASS. 20086.Marx, K. y Engels, F. Manifiesto Comunista.7.C. Marx, Miseria de la filosofa, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Mosc, s/f.8.Marx, K. Antologa. Edicin de Jacobo Muoz. Grandes Pensadores. Ediciones Penn-sula, Barcelona. 2002.9.Delgado Rosales, Arcadio. Discurso de Orden Sesin Solemne Apertura Actividades Ju-diciales. 2012. Reflexiones sobre el Sistema Poltico y el Estado Social10.Silva, Ludovico. Teora del Socialismo. Fondo Editorial Fundarte. Alcalda de Caracas. 2011.