Cómo Bajar Las Transaminasas Altas

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Cómo bajar las transaminasas altas En ocasiones anteriores, dentro de los diferentes parámetros que nos podemos encontrar en un rutinario análisis de sangre, te hemos expuesto cómo bajar los triglicéridos altos , cómo bajar la creatinina , cómo bajar la bilirrubina alta , y cómo bajar el ácido úrico . Todos estos parámetros, siempre que no exista una enfermedad de base, pueden ser rebajados adoptándose un estilo de vida sano y saludable, y siguiendo algunos consejos básicos para depurar diferentes órganos de nuestro cuerpo. En el caso del hígado, una de las enfermedades que más tiende a afectarle a día de hoy es el hígado graso (conoce los síntomas de la esteatosis hepática), ya que tendemos a seguir una alimentación rica en hidratos de carbono simples y abusamos del consumo de alcohol. Aunque son varias las enfermedades que pueden afectar a la correcta salud del hígado, generalmente el citado trastorno puede provocar niveles de transaminasas altas (como sabes, las transaminasas son enzimas que encontramos en el interior de las células hepáticas), las cuales pueden verse aumentadas en casos de hepatitis víricas (ya sean agudas o crónicas), consumo abusivo de alcohol, cáncer hepático, cirrosis, u obstrucciones graves de la vía biliar. Generalmente, los valores normales de la transaminasa GOT – ALT pasa porque se sitúe entre 0 y 37 U/L, la transaminasa GPT – AST entre 0 y 41 U/L y la transaminasa GGT entre 11 y 50 U/L. No obstante, en caso de que te hayan aparecido altas en una analítica de sangre, y no exista una enfermedad de base que pueda ser tratada, es posible bajar las transaminasas altas a partir del seguimiento de una serie de consejos básicos. ¿Cómo bajar las transaminasas?

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Cómo bajar las transaminasas altas

En ocasiones anteriores, dentro de los diferentes parámetros que nos podemos encontrar en un rutinario análisis de sangre, te hemos expuesto cómo bajar los triglicéridos altos, cómo bajar la creatinina, cómo bajar la bilirrubina alta, y cómo bajar el ácido úrico.

Todos estos parámetros, siempre que no exista una enfermedad de base, pueden ser rebajados adoptándose un estilo de vida sano y saludable, y siguiendo algunos consejos básicos para depurar diferentes órganos de nuestro cuerpo.

En el caso del hígado, una de las enfermedades que más tiende a afectarle a día de hoy es el hígado graso (conoce los síntomas de la esteatosis hepática), ya que tendemos a seguir una alimentación rica en hidratos de carbono simples y abusamos del consumo de alcohol.

Aunque son varias las enfermedades que pueden afectar a la correcta salud del hígado, generalmente el citado trastorno puede provocar niveles de transaminasas altas (como sabes, las transaminasas son enzimas que encontramos en el interior de las células hepáticas), las cuales pueden verse aumentadas en casos de hepatitis víricas (ya sean agudas o crónicas), consumo abusivo de alcohol, cáncer hepático, cirrosis, u obstrucciones graves de la vía biliar.

Generalmente, los valores normales de la transaminasa GOT – ALT pasa porque se sitúe entre 0 y 37 U/L, la transaminasa GPT – AST entre 0 y 41 U/L y la transaminasa GGT entre 11 y 50 U/L.

No obstante, en caso de que te hayan aparecido altas en una analítica de sangre, y no exista una enfermedad de base que pueda ser tratada, es posible bajar las transaminasas altas a partir del seguimiento de una serie de consejos básicos.

¿Cómo bajar las transaminasas?

Lo más adecuado siempre es realizar una depuración del hígado, al menos, una vez al año, ya que de esta manera ayudamos a que este importantísimo órgano de nuestro cuerpo se depure y funcione correctamente:

Evita siempre los alimentos muy grasos o procesados. Evita los alimentos muy azucarados, muy salados o asados. Evita el consumo de bebidas alcohólicas. Toma líquido en abundancia, sobretodo agua. Ayuda al hígado a metabolizar

mejor las grasas y eliminarlas. Consume frutas, pero evita aquellas con gran contenido de ácidos orgánicos,

como el melón, la sandía y las fresas. Algunas plantas medicinales, como es el caso del diente de león o el cardo

mariano  resultan ideales para cuidar el hígado. La primera actúa como

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depurativo, mientras que la segunda regenera las células hepáticas. Tampoco debemos olvidarnos de los beneficios del boldo, una planta comúnmente utilizada para ayudar al hígado a realizar mejor sus funciones.

El consumo de infusiones y tés pueden ser de gran utilidad. Entre los alimentos estrella para cuidar nuestro hígado, no podemos olvidarnos

de los importantísimos beneficios de la alcachofa.

El colesterol, ¿cómo reducirlo?

Hoy en día, mucho se habla del colesterol, las grasas saturadas y de todas aquellas dolencias o patologías relacionadas, pero es fundamental saber que es el colesterol.

¿Qué es el colesterol?. El colesterol es una sustancia cristalina que pertenece al grupo de los esteroides. Es un lípido, ya que es soluble en grasa e insoluble en agua. Se encuentra de manera natural en nuestro organismo, ya que se necesita colesterol para poder llevar a cabo todas nuestras funciones vitales adecuadamente. El colesterol está presente en el cerebro, el hígado, los nervios, la sangre y la bilis tanto en los humanos como en los animales. Por eso siempre se ha dicho que para reducir nuestros niveles de colesterol debemos evitar tomar alimentos de origen animal.

El hígado genera el 80% del colesterol total y el otro 20% proviene de la dieta. El colesterol interviene en procesos metabólicos, hormonales, digestivos y nerviosos. Es transportado desde el hígado hacia las células a través de unas proteínas llamadas lipoproteínas. Las células utilizan lo que necesitan y el resto permanece en el torrente sanguíneo esperando a que otras lipoproteínas lo devuelvan al hígado.

Las lipoproteínas que lo transportan desde el hígado hacia los tejidos son las LDL(lipoproteína de baja densidad), conocidas como “colesterol malo”. Las HDL (lipoproteína de alta densidad) o “colesterol bueno”son las encargadas de eliminar los excesos de colesterol de la sangre y los tejidos para devolverlo nuevamente al hígado y vuelen a incorporarse a las LDL. Y así, se va cumpliendo un ciclo que se mantiene en equilibrio si funciona correctamente. Todo este equilibrio puede romperse cuando la cantidad de colesterol en el torrente sanguíneo supera a la cantidad de HDL para poder recogerlo. Entonces es aquí cuando el colesterol se adhiere a las paredes de las arterias formando una placa, obstruyendo y atascando el conducto arterial, patología que se conoce con el nombre de arteriosclerosis, lo cual conduce directamente a innumerables problemas de salud.

Por lo tanto, cuando en una analítica nuestros niveles de HDL son altos y los de LDL son bajos, tendremos menor riesgo de padecer alguna enfermedad cardíaca u obstrucción arterial, siempre y cuando nuestros hábitos alimenticios sean los correctos.

La manera más sensata de controlar el nivel de grasas en la sangre, y en todo nuestro organismo, es llevando a cabo una dieta que no contenga grasas de origen animal, y que sí sea rica en alimentos de origen vegetal y en fibra.

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El nivel de colesterol en sangre establecido como normal “seguro” es de 200 mg/dl, (HDL+LDL), cuando se supera los 200mg/dl existe un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas. El riesgo llega a ser demasiado alto cuando se superan los 240 mg/dl. Dentro de estos valores totales de colesterol es fundamental la relación existente entre HDL/LDL, es decir, que si el nivel de HDL en sangre es inferior a 35mg/dl, ahí si se ve realmente aumentado el riesgo cardiovascular a pesar de tener en sangre un colesterol total de 200mg/dl. A medida que los niveles de HDL disminuyen, mayor es el riesgo de tener problemas cardiovasculares. Los valores normales de HDL en sangre van entre 50-60 mg/dl.

Como consecuencia de estos valores y lo que representa para nuestra salud un desequilibrio de los mismos, debemos seguir tanto una dieta controlada y limitada en grasas saturadas, evitando el azúcar y el alcohol (aumentan la producción de colesterol que el propio cuerpo produce). Estos tres factores son los que contribuyen a aumentar los niveles de colesterol. Así también debemos controlar las situaciones de estrés ya que está comprobado que genera una sobreproducción del colesterol natural.

Otros causantes del aumento de colesterol en sangre son los cálculos biliares, la impotencia, la tensión arterial alta (hipertensión), y el deterioro mental. Otros estudios han encontrado una estrecha relación entre el colesterol y algunos tipos de cáncer. No debemos olvidar al factor hereditario, ya que muchas son las personas que tienen hipercolesterolemia a pesar de seguir una dieta sana y baja en grasas y que a pesar de ello, no logran reducir sus niveles de LDL.

La recomendación internacional que da la Organización Mundial de la Salud, es no superar los 300 mg diarios de colesterol en la dieta. Controlar la ingesta de grasas saturadas es fundamental para no desarrollar una hipercolesterolemia.

Para poder reducir los niveles de colesterol en sangre existen pautas dietéticas que se pueden tener en cuenta:

El consumo de fibras vegetales es fundamental, en particular la fibra soluble ya que se une a las grasas y las elimina directamente a través de las heces. Este tipo de fibra se encuentra en las legumbres, glucomanano, goma guar, avena, cebada y frutas como la manzana. El salvado de avena y el arroz integral son los más recomendados para reducir el colesterol. Las frutas, vegetales y cereales integrales en general deben consumirse a diario cuando de reducir el colesterol se trata.

Los zumos frescos a la hora de media mañana y merienda como tentempié,ayudan también a reducir la grasa de la bilis lo cual baja el colesterol.

Se deben utilizar aceites vegetales prensados en frío y sin refinar, como el aceite de oliva, de soja, de onagra, borraja y de grosellero negro. Estos tres últimos, ricos en aceites esenciales, reducen los niveles de LDL y licuan la sangre.

El consumo de pescados azules como el salmón, las sardinas y el atún reducen el colesterol en sangre

Los frutos secos consumidos con moderación y crudos también deben tenerse en cuenta.

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No tomar alcohol, bebidas azucaradas y gaseosas colas. Moderar el consumo de café , ya que aumenta el riesgo de padecer enfermedades

cardíacas si se consume exageradamente. Evitar el consumo de dulces, golosinas y chocolates. No fumar. Evitar las situaciones de estrés. Realizar ejercicios de manera diaria y regular. Ciertos medicamentos alteran la proporción entre las LDL y HDL. Nunca calentar el aceite de oliva a más de 190ºC. Consumirlo siempre en crudo. No consumir fast-food o comida rápida.

Para evitar el consumo de grasas saturadas y colesterol, la dieta NO debe incluir:

carnes grasas, embutidos, cerdo, vísceras: son grasas de origen animal:

aceite de coco y de palma :son grasas saturadas margarina, grasa de cerdo y mantequilla: son grasas hidrogenadas

que obstruyen las arterias. alimentos fritos, rebozados y empanados. Calentar aceites o grasas, oxida a las

mismas produciendo radicales libres, muy nocivos para la salud. Además el calentamiento de las grasas forma ácidos “trans”, tóxicos, que también bloquean y taponan las arterias aumentando los niveles de colesterol en sangre.

lácteos enteros: especialmente los quesos son muy ricos en grasas saturadas. Las grasas saturadas están íntimamente relacionadas con la obesidad, el sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, etc.

sustitutos de cremas no lácteas (por ejemplo para el café): son ricas en aceites de coco o palma, altamente saturados.

salsas con nata, mantequilla y mayonesas. bollería industrial, amasados de pastelería y alimentos elaborados con grasas

desconocidas. congelados y alimentos procesados y precocinados.

Deben tenerse en cuenta: El uso del picolinato de cromo: se ha demostrado que reduce el nivel del colesterol total y mejora la proporción entre las LDL y las HDL.

La coenzima Q10: poderoso antioxidante que mejora la circulación y reduce la formación de taponamientos arteriales.

El ajo: aliáceo que reduce la tensión arterial y el nivel de colesterol.

La lecitina de soja: también reduce el colesterol sanguíneo.

El complejo de vitamina B: controla el nivel de colesterol. Estas vitaminas son necesarias en el metabolismo de las grasas, ya que protegen al hígado de los depósitos grasos. También la vitamina C y vitamina E son usadas para reducir el colesterol, ya que mejoran el sistema circulatorio.

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¿Cuál es la relación del huevo con el colesterol? La yema de huevo es muy rica en colesterol. Existen múltiples estudios que indican que el colesterol de la yema no modifica los valores del colesterol sanguíneo; por lo tanto, se puede consumir tres o cuatro veces a la semana aunque el colesterol esté por encima de los niveles normales.

Queda claro que el huevo es un alimento excelente y saludable ya que contiene proteínas de alto valor biológico. La yema de huevo aporta grasas saludables: fosfolípidos, ácido linolénico, colina, y colesterol. Aporta fósforo, zinc y selenio, como así también vitamina A , vitamina D, B12 , ácido fólico y biotina. Por lo tanto la relación huevo-colesterol es falsa.

Alimentos con alto contenido en colesterol:

sesos de animales caviar, vísceras: hígado, riñón, mollejas, corazón, lengua, foie gras y pates, mayonesas, bollería: croissant, magdalenas, mantequillas, mantecas y natas, langostinos, gambas y cigalas (en sus cabezas)

Alimentos ricos en grasas saturadas:

mantequillas y mantecas coco tocino nata margarina chicharrones quesos: cheddar, roquefort, emmental, gruyere, manchego, parmesano, etc.

Los quesos en general y lácteos enteros chocolate con leche y sin leche foie gras embutidos y salchichas carne de cerdo y cordero aceite de coco y palma