Comercio Internacional y Desarrollo Sustentable

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BOLETIN ECONOMICO DE ICE N° 2716 DEL 14 AL 20 DE ENERO DE 2002 11 COLABORACIONES 1. Introducción Desde hace algunos años los temas que tratan del vínculo entre comercio internacional y conser- vación del medio ambiente tienen, en el ámbito político-económico, un interés creciente. De hecho, existe un debate sobre las posibilidades del comercio internacional de contribuir a la necesi- dad de conservación del entorno: por un lado, en el contexto oficial se postula que eso es posible, por otro lado, han surgido muchas voces críticas, que piensan que lo que ocurre es lo contrario. El objeto de este artículo es ahondar en las causas de ese debate viendo qué argumentos lo sustentan. Para ello, en un primer apartado, nos centraremos en la relación entre economía y medio ambiente, analizando cómo distintas apor- taciones teóricas han sugerido distintas estrategias de actuación. En un segundo apartado, explicare- mos porqué esa relación entre economía y medio ambiente es preeminente en el ámbito de la eco- nomía internacional. Posteriormente, en un tercer apartado, y dada esa preeminencia, analizaremos las consecuencias que, en un nivel teórico, se derivan de relacionar comercio internacional con medio ambiente, y, finalmente, en un cuarto apar- tado, veremos cómo se pueden interpretar esas consecuencias, en función de la aportación teóri- ca, relativa a la relación entre economía y medio ambiente, por la que se opte. 2. La relación entre economía y medio ambiente: de la teoría a los objetivos políticos A finales de los años sesenta, especialistas en distintas ramas de conocimiento científico empe- zaron a percatarse del deterioro al que estaba sometido el medio ambiente, tanto por la excesiva destrucción o esquilmación de los recursos natu- rales, como por el agotamiento de las posibilida- des del medio de actuar de sumidero para los resi- duos que inevitablemente genera la actividad Comercio internacional y desarrollo sostenible Dos visiones contrapuestas MERCEDES BURGUILLO CUESTA* El debate sobre las posibilidades del comercio internacional de contribuir a la necesidad de proteger y conservar el medio ambiente ha cobrado en los últimos años un interés crecien- te. Por un lado, los encargados de diseñar la política económica internacional piensan que eso es posible, por otro, han surgido duras críticas a esa postura desde diferentes ámbitos. El objeto de este artículo es explicar los argumentos que sustentan esos diferentes puntos de vista. Palabras clave: comercio internacional, relaciones económicas internacionales, medio ambiente, desarrollo sostenible, economía ambiental, economía ecológica. Clasificación JEL: F13, K32 * Profesora de Economía Aplicada, Universidad Carlos III. Madrid.

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BOLETIN ECONOMICO DE ICE N° 2716DEL 14 AL 20 DE ENERO DE 2002 11

COLABORACIONES1. Introducción

Desde hace algunos años los temas que tratandel vínculo entre comercio internacional y conser-vación del medio ambiente tienen, en el ámbitopolítico-económico, un interés creciente. Dehecho, existe un debate sobre las posibilidades delcomercio internacional de contribuir a la necesi-dad de conservación del entorno: por un lado, enel contexto oficial se postula que eso es posible,por otro lado, han surgido muchas voces críticas,que piensan que lo que ocurre es lo contrario.

El objeto de este artículo es ahondar en lascausas de ese debate viendo qué argumentos losustentan. Para ello, en un primer apartado, noscentraremos en la relación entre economía ymedio ambiente, analizando cómo distintas apor-taciones teóricas han sugerido distintas estrategiasde actuación. En un segundo apartado, explicare-mos porqué esa relación entre economía y medio

ambiente es preeminente en el ámbito de la eco-nomía internacional. Posteriormente, en un tercerapartado, y dada esa preeminencia, analizaremoslas consecuencias que, en un nivel teórico, sederivan de relacionar comercio internacional conmedio ambiente, y, finalmente, en un cuarto apar-tado, veremos cómo se pueden interpretar esasconsecuencias, en función de la aportación teóri-ca, relativa a la relación entre economía y medioambiente, por la que se opte.

2. La relación entre economía y medioambiente: de la teoría a los objetivospolíticos

A finales de los años sesenta, especialistas endistintas ramas de conocimiento científico empe-zaron a percatarse del deterioro al que estabasometido el medio ambiente, tanto por la excesivadestrucción o esquilmación de los recursos natu-rales, como por el agotamiento de las posibilida-des del medio de actuar de sumidero para los resi-duos que inevitablemente genera la actividad

Comercio internacionaly desarrollo sostenible

Dos visiones contrapuestas

MERCEDES BURGUILLO CUESTA*

El debate sobre las posibilidades del comercio internacional de contribuir a la necesidadde proteger y conservar el medio ambiente ha cobrado en los últimos años un interés crecien-te. Por un lado, los encargados de diseñar la política económica internacional piensan queeso es posible, por otro, han surgido duras críticas a esa postura desde diferentes ámbitos. Elobjeto de este artículo es explicar los argumentos que sustentan esos diferentes puntos devista.

Palabras clave: comercio internacional, relaciones económicas internacionales, medioambiente, desarrollo sostenible, economía ambiental, economía ecológica.

Clasificación JEL: F13, K32

* Profesora de Economía Aplicada, Universidad Carlos III.Madrid.

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humana, más concretamente la actividad econó-mica. En este sentido, inmediatamente se identifi-có a ésta como principal causante del deterioroambiental.

De hecho, a partir de ese momento, un temaque había quedado prácticamente al margen delobjeto de estudio de la Ciencia Económica y, enconsecuencia, de las estrategias de política econó-mica, empezó a cobrar un interés creciente. Evi-dentemente, ese tema no es otro que el de la rela-ción entre economía y medio ambiente.

Desde entonces, los estudios, tanto teóricoscomo aplicados, sobre el tema se han multiplica-do, y han dado lugar a que se distingan al menosdos nuevas áreas de análisis económico: la eco-nomía del medio ambiente y los recursos natura-les, y, la economía ecológica (Aguilera Klink yAlcántara, 1994, páginas 16-32). Paralelamente,también se han multiplicado las estrategias depolítica económica encaminadas a conciliar larelación entre actividad económica y entornonatural. En cuanto a estas últimas, las primerasiniciativas, las grandes líneas sobre la políticaambiental a seguir, siempre se han tomado en elámbito internacional, tal vez, como respuesta ala premisa que propugna, con objeto de paliarlas presiones a las que el medio ambiente se vesometido, pensar globalmente y actuar local-mente.

Desde 1972, fecha en la que se celebró enEstocolmo la conferencia sobre Medio AmbienteHumano auspiciada por la Organización de lasNaciones Unidas, han sido muchos los informes,reuniones y acuerdos internacionales que se hanllevado a cabo en relación con este tema. En losmismos se han ido perfilando los objetivosambientales a alcanzar en un nivel global, esdecir, se han marcado las pautas que han deseguirse para conciliar actividad económica yconservación del entorno. En todo caso, el con-junto de esos objetivos puede aglutinarse en uno:el logro del desarrollo sostenible a lo largo yancho del planeta (1).

No es fácil definir qué ha de entenderse pordesarrollo sostenible, teniendo en cuenta que, sehan dado numerosas definiciones de este concep-to (Jiménez Herrero, 2000, páginas 99-100) (2).Independientemente de la definición que se tome,existen dos elementos básicos que lo caracterizan(del Río P. 1998, capítulo 1):

1. La defensa de la equidad inter e intragene-racional y la preocupación por horizontes tempo-rales de largo plazo. El desarrollo sostenible debegenerar un bienestar actual sin imponer costes alas generaciones futuras. El uso que la generaciónactual hace del entorno es una de las vías por lasque pueden trasladarse costes importantes al futu-ro. Se trata de que nuestro desarrollo no lo sea acosta del de nuestros descendientes.

2. La triple dimensión del desarrollo queincorpora el concepto de desarrollo sostenible.Es decir que incorpora objetivos económicos,sociales y ambientales. Los primeros que con-ceptualizaron el desarrollo sostenible a través deun marco triangular, fueron economistas delBanco Mundial (Munasinghe, 1993, y, Muna-singhe, 1995). Es decir que el desarrollo sosteni-ble debe alcanzar la sustentabilidad económica,la sustentabilidad social y la sustentabilidadambiental. La primera se alcanzará a través deun crecimiento sostenido y de la eficiencia en eluso del capital y de los recursos. La segunda sealcanzará a través del logro de una mayor equi-dad, de la preservación de la diversidad culturaly de la mayor utilización de prácticas sosteni-bles en culturas menos dominantes. La tercera sealcanzará reduciendo la degradación ambiental,

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(1) Este concepto, que había sido ya utilizado ya en los años70, se consolidó y generalizó cuando fue utilizado en 1987 en elinforme de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desa-rrollo «Nuestro Futuro Común». En la Cumbre de la Tierra cele-brada en Río en 1992 se consideró que el logro del desarrollo sos-

tenible era el objetivo fundamental a alcanzar para conservar elmedio ambiente global, por ello se redactó la Agenda 21, docu-mento en el que sugieren una lista de actividades que deberíanseguirse y ponerse en marcha, impulsadas desde distintos nivelesde decisión política, para alcanzar ese objetivo. En septiembre de2002 en Johanesburgo se celebrará una nueva cumbre mundialsobre medio ambiente cuyo tema central será el desarrollo sosteni-ble. Asimismo y, en respuesta a la Agenda 21, se han ido ponien-do en marcha estrategias que conducen a ese fin. En España endiciembre de 2001 el Ministerio de Medio Ambiente ha presenta-do una estrategia global de desarrollo sostenible para el conjuntodel país.

(2) Esta clasificación se debe a los autores de la denominadaEscuela de Londres, cuyos miembros más destacados son DavidPEARCE y Kerry TURNER. La misma aparece en numerosaspublicaciones suyas. Pueden consultarse, por ejemplo, las siguien-te obras: (TURNER, 1993) y (PEARCE, 1993).

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que puede consistir tanto en la sobreexplotaciónde recursos naturales como en el aumento de lacontaminación.

En todo caso, esas distintas definiciones, pue-den clasificarse en dos grandes grupos, uno quepuede ser denominado tecnocéntrico, y otro eco-céntrico, en función del peso que tiene en sus res-pectivos discursos la tecnología o la ecología.Esta clasificación proviene de la identificacióndel medio ambiente como un componente delcapital (3).

Detrás de esta clasificación se vislumbran dife-rencias metodológicas a la hora de entender larelación entre economía y medio ambiente. Así,puede decirse que la concepción tecnocéntrica deldesarrollo sostenible está dentro del campo de laeconomía del medio ambiente y los recursos natu-rales, mientras que, la concepción ecocéntrica estádentro del campo de la economía ecológica.

Hay que entender por economía del medioambiente y los recursos naturales una rama de laeconomía que utilizando la metodología de laeconomía neoclásica integra en su análisis unanueva variable: el medio ambiente; de esta formatanto a nivel micro como macroeconómico tratade responder a los retos que la necesidad de con-servar el medio ambiente está imponiendo a laactividad económica (4). Asimismo, por econo-mía ecológica se debe entender una rama de laeconomía que rompe con el marco de análisisneoclásico, utilizando un enfoque transdisciplinary sistémico, dónde la economía se considera unsistema abierto y creciente inserto en el ecosiste-ma (5) que es creciente y finito. Las leyes que

gobiernan ese ecosistema, también influyen, portanto, en el funcionamiento de la actividad econó-mica.

En todo caso, las definiciones que adoptanuna concepción tecnocéntrica del concepto dedesarrollo sostenible entienden que la manera dealcanzar ese objetivo en su dimensión ambientales mantener en el tiempo, transmitir a las genera-ciones futuras, una cantidad al menos igual a laactual del capital total de la economía. Ese capi-tal total estaría compuesto por capital manufactu-rado (6) y capital natural. Se entiende que, gra-cias a los avances tecnológicos, el capital naturalpuede ser sustituido por capital manufacturado,pero no en su totalidad, ya que habría que preser-var de esa sustitución a una parte del capitalnatural, que puede ser denominado capital natu-ral crítico; éste estaría constituido por aquellosrecursos naturales que son esenciales para el sus-tento de la vida en la Tierra y cuyas funcionesnunca podrían ser imitadas por la tecnología. Elproblema estriba en determinar qué forma partede ese capital natural crítico (Turner, 1993).

Las definiciones ecocéntricas del desarrollosostenible también entienden que el logro de eseobjetivo en su dimensión ambiental, se consegui-rá transmitiendo a las generaciones futuras unacantidad de capital al menos igual al existente enel momento presente. Sin embargo, las diferen-cias con el grupo anterior estriban en que, en estecaso, se considera que el capital natural y el capi-tal manufacturado son elementos más bien com-plementarios, en ese sentido, sólo una pequeñaparte del capital natural podría ser sustituida porcapital manufacturado, y esa proporción iríadecreciendo en el tiempo. El trasfondo de la cues-tión es que se considera que existen muy pocos

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(3) Se entiende que en una economía dada el capital es un ele-mento que perdura. En este sentido el medio ambiente es definidocomo una parte del capital total de la economía a la que se deno-mina capital natural

(4) En sentido amplio, esta rama de la Economía puede serdenominada economía ambiental. Si bien, en sentido estricto laeconomía ambiental únicamente se refiere al análisis de la relaciónentre economía y medio ambiente desde una perspectiva microe-conómica. En concreto, al estudio de la integración del medioambiente en la economía considerando que el deterioro ambientales debido a un fallo del mercado, y por tanto ha de ser tratadocomo una externalidad.

(5) Se introduce así en el análisis económico un concepto de laecología, el de ecosistema, que ha generado mucha controversia.Esta surge del desacuerdo existente entre los ecólogos, sobre laforma en que los ecosistemas han de ser manipulados y gestionadoscon objeto de satisfacer las necesidades humanas. En este sentidoexiste una visión antropocéntrica: se considera que el ecosistema ha

de ser gestionado, luego ha de preservarse su salud, o dicho de otraforma su diversidad, en función de las necesidades humanas, y otra,totalmente ecocéntrica en la que lo único importante es preservar lasalud del ecosistema sin tener en cuenta esas necesidades. En todocaso la introducción de este concepto en el análisis económicoimplica, independientemente de la visión del mismo que se conside-re, un cambio importante en el paradigma que gobierna la relaciónentre economía y medio ambiente.

Para más información véase: (GALE, 2000).(6) El capital manufacturado es el otro componente del capital

total de la economía, del mismo forman parte todos los bienes quese encuentren en esa economía como resultado de un proceso detransformación, por pequeño que este sea. Es decir que son todoslos bienes que no se hallan en su estado natural.

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recursos naturales cuyas funciones puedan serimitadas por la tecnología y, en cualquier caso,todas esos esas funciones son básicas para el sus-tento de la vida y de la propia actividad económi-ca (Turner, 1993).

Estas dos concepciones tienen también impli-caciones a la hora de entender el la consecucióndel objetivo económico del desarrollo sostenible.En este sentido, en ambas definiciones el creci-miento económico vendría determinado por elcrecimiento del capital manufacturado, posibili-dad que puede darse en detrimento del capitalnatural. Así, cabe decir que, en la concepción tec-nocéntrica por desarrollo económico habría queentender la evolución hacia un estadío mejor,diferente o más completo, para la que, al menos,es necesaria una evolución cuantitativa, entendidaésta en términos de crecimiento económico, aun-que la misma no tiene porqué ser suficiente. Ade-más desde estas premisas se considera que esposible aumentar el valor del producto nacionalbruto, sin que eso implique de manera sistemáticauna mayor utilización, y por tanto destrucción, deactivos ambientales. Lo verdaderamente relevantepara el impacto ambiental no es el PNB en sí,sino la composición del mismo.

Sin embargo, en la concepción ecocéntrica,esa evolución hacia un estadío mejor ha de serfundamentalmente cualitativa, no es necesariala participación del crecimiento económicopara la consecución de ese fin; es más, traspa-sando un umbral mínimo el crecimiento econó-mico puede ser contraproducente para el logrodel desarrollo económico. Desde estas premisasse entiende, que cualquier incremento del PNBsiempre lleva consigo una destrucción de losactivos ambientales.

3. El medio ambiente:nueva dimensión de las relacioneseconómicas internacionales

Como ya apuntamos anteriormente, la preocu-pación por el deterioro del entorno ha ido en para-lelo de los descubrimientos científicos dentro deeste campo que demostraban como el mundo estáamenazado por una crisis ecológica de múltiplesdimensiones, que afecta a todos los países y

podría poner en peligro los sistemas de apoyovital del planeta. La crisis ecológica se manifiestapor una serie de fenómenos tales que el cambioclimático, la deforestación, la pérdida de biodiver-sidad biológica, etcétera (Jiménez Herrero, 1996).

Esta situación de profundos cambios a nivelglobal es una vertiente de la globalización, y de lainterrelación entre las economías nacionales.Constituye, por lo tanto, una nueva dimensión delas relaciones internacionales, muy en conexióncon sus aspectos económicos, debido a la estrechavinculación entre economía y medio ambiente.

No es, por tanto, extraño que hayan sido insti-tuciones internacionales las que en primera ins-tancia se hayan hecho cargo de esta realidad. Nitampoco, que las políticas económicas diseñadaspor los organismos encargados de velar por elmantenimiento del orden económico internacio-nal —Fondo Monetario Internacional, BancoMundial y Organización Mundial del Comercio—tengan en cuenta la relación entre economía ymedio ambiente, y aspiren todas a la consecucióndel desarrollo sostenible.

En todo caso, todo ello responde a una com-prensión del vínculo entre economía y medioambiente desde un prisma tecnocéntrico, dondese parte de la base de que «el mercado es el ins-trumento disponible más poderoso para propiciarel desarrollo pero puede hacerlo de dos maneras:sostenible y no sostenible. La realización deldesarrollo en una de esas dos formas no es fun-ción de la «mano invisible» sino de la políticahumana» (MacNeill, Wisemius, y Yakhushiji,1991, página 33). Por lo tanto, de aquí subyace laidea de que el mercado debe funcionar libremen-te, aunque, esa libertad esté en cierto modo limi-tada por las regulaciones que han de ponerse enmarcha en aras de conseguir una mayor equidadsocial y de proteger al medio ambiente.

Por otro lado, también tenemos en escenaorganizaciones y grupos de presión que ven elasunto desde un prisma ecocéntrico (7). Estos,critican seriamente las políticas ambientales ofi-ciales, aduciendo que son insuficientes, y que, deno cambiar la orientación de las mismas, como ya

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(7) El perfil de estos grupos es heterogéneo, y en la actualidad,están muy en conexión con el movimiento «antiglobalización».

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apuntan algunos estudios científicos, en un breveespacio de tiempo el planeta Tierra puede versecolapsado, al alcanzar el sistema económico untamaño superior al que el sistema ecológicopuede sostener (Jiménez Herrero, 1996).

4. El comercio internacional y laconservación del entorno

La existencia de una dimensión ambiental enlas relaciones económicas internacionales ha des-pertado el interés por los límites que la necesidadde proteger el entorno puede imponerle al comer-cio internacional, a la sazón, principal instrumen-to de esas relaciones internacionales. En este sen-tido, en todos los foros —académicos, políticos yasimilados— en los que se estudia el comerciointernacional se ha introducido esta preocupaciónambiental (Anderson y Blachurst, 1992)

En un principio puede pensarse que el comer-cio y el medio ambiente no tienen ninguna rela-ción; sin embargo, si se profundiza un poco no esdifícil encontrar la conexión existente entre elcomercio y el entorno. En efecto, un determinadopatrón de intercambios define unas pautas de pro-ducción, que se asociarían a las exportaciones, yunas pautas de consumo, relacionadas con lasimportaciones. Tanto la producción como el con-sumo son fenómenos que ejercen una presiónsobre el medio ambiente.

Asimismo, el comercio internacional tiene unefecto directo sobre el crecimiento económico delas economías que participan del mismo (8). Esdecir, que incide sobre la capacidad de incremen-to del capital manufacturado en las mismas. Deesta manera el comercio es un elemento quedetermina las posibilidades de lograr el desarrollosostenible global, al menos en su dimensión eco-nómica y ambiental, máxime en un contextocomo el actual, caracterizado por el progresivoaumento de los intercambios.

Evidentemente, esas posibilidades estaránrelacionadas con la acepción de desarrollo soste-nible que se considere, pues, como ya hemos

visto, cada una de ellas entiende cosas distintasen cuanto al incremento del capital manufactura-do, y por tanto, en cuanto a las posibilidades detransmitir al futuro una cantidad de capital total almenos igual a la del momento actual.

De una manera general, en el análisis de larelación entre comercio y medio ambiente seidentifican tres efectos (Liddle, 2001, páginas21-22):

El efecto Técnico

Se entiende que, gracias al mismo, el librecomercio, siempre y cuando no ponga en peli-gro el capital natural crítico, favorece la conse-cución del desarrollo sostenible, puesto quegenera un excedente de renta que redunda enuna mayor renta per cápita, lo que llegando a undeterminado nivel induciría una mayor demandade protección ambiental; por tanto ese exceden-te de renta puede revertir, en parte, en la puestaen marcha de una política ambiental más eficaz.Se considera por tanto que existe una relaciónen forma de U invertida entre la renta per cápitay el conjunto de emisiones contaminantes relati-vas al crecimiento de la renta. A esta relación sele denomina Curva de Kuznets Ambiental (9).Además, se entiende que el libre comercio y lainversión favorecen la difusión de tecnologíasmás favorables al medio ambiente desde loslugares de innovación hacia el resto del mundo,y propician un cambio en la composición de laproducción cuyo resultado puede ser ambiental-mente muy positivo (Muradian y Martínez-Alier, 2001) (10).

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(8) Según los análisis más convencionales, por ejemplo, losbasados en el modelo Ricardiano, el libre comercio promueve elcrecimiento económico de las economías que participan delmismo.

(9) Esta denominación fue introducida por Selden y Song poranalogía, aunque indirecta, con la curva de Kuznets, donde se rela-ciona desigualdad en la distribución de la renta y crecimiento eco-nómico. Para más información véase, (SELDEN, y SONG, 1994)162. Desde entonces se han realizado innumerables trabajos quetratan de contrastar empíricamente la Curva de Kuznets Ambien-tal, en (JAYADEVAPPA, y CHHATRE, 2000) se hace una revi-sión de alguno de ellos.

(10) De manera general el libre cambio impacta en el medioambiente y en el bienestar de un país de la siguiente forma: a. Laapertura del comercio de un artículo cuya producción genera unacontaminación relativamente intensa mejora el medio ambiente yel bienestar de un país si éste importa el artículo. En cambio, si elartículo se exporta, la apertura del comercio emperora el medioambiente de ese país, y si no existe una política ambiental adecua-da, el bienestar puede o no mejorar.

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El Efecto Escala

El libre comercio propicia crecimiento econó-mico, lo que redunda en un incremento del capitalmanufacturado en detrimento del capital natural.Al ratio Capital Manufacturadol/Capital Naturalse le denomina escala de la economía (Turner,1993). Por tanto, con el comercio la escala de laeconomía tiende a incrementarse.

El Efecto Composición

La producción de un bien intensamente conta-minante decae en un país y se incrementa en otropor medio del comercio (11). De esta forma, elcomercio determina la composición de la estruc-tura ambiental de los países que participan en eseintercambio.

Comercio y sustentabilidad ambiental:posibilidades de conciliación

Los tres efectos anteriores se entienden deforma distinta según la visión de desarrollo sos-tenible que se considere (Liddle, 2001). Dehecho, al hablar de la relación entre comercio yconservación del medio ambiente, y de cómopueden conciliarse para alcanzar el desarrollosostenible en su dimensión ambiental, se estáhablando de la relación entre especialización,fundamento de las relaciones de libre cambio, yde diversificación, condición necesaria paramantener la salud del ecosistema, y por tanto,para contribuir a la preservación del entorno(Gale, 2000).

En principio, cabe pensar que especializacióny diversificación son condiciones contrapuestas,éstas deben encontrar un punto de conciliaciónhaciendo operativo el concepto de desarrollo sos-tenible (Gale, 2000). En todo caso, entre estasdos realidades pueden darse las siguientes situa-ciones:

En la situación 1 lo importante es conseguir laespecialización de las economías para que éstaspuedan beneficiarse de las ventajas de produc-ción, consumo y bienestar que puede conferirlesesa especialización. Sin embargo, ese proceso deespecialización económica habrá de estar restrin-gido o sujeto al mantenimiento de la diversifica-ción de la naturaleza, o del ecosistema, que encualquier caso se considera un elemento exógenoal sistema económico. Este caso puede asociarsecon la visión tecnocéntrica del desarrollo sosteni-ble, en este sentido, el mantenimiento de la diver-sificación puede asimilarse con la conservacióndel capital natural crítico.

En la situación 2, lo único importante es laespecialización. Este caso, estaría en consonan-cia con los postulados económicos convenciona-les cuando la preocupación ambiental no se con-sidera.

En la situación 3, lo único importante es ladiversificación. En este caso, la preservación de lasalud del ecosistema es primordial; las necesida-des humanas son secundarias y han de subyugar-se a las de la naturaleza.

En la situación 4, la diversificación es primor-dial, si esta se consigue, las economías podránespecializarse en aras de conseguir beneficiossocioeconómicos. Es decir que, la salud del eco-sistema es fundamental, pero la gestión delmismo debe hacerse teniendo en cuenta tambiénlas necesidades humanas y, orientarse, por tanto,hacia la satisfacción de esas necesidades. Ademáspuede entenderse que si no se mantuviera ladiversificación, difícilmente, podrían producirselas ventajas del comercio. Este caso está en con-sonancia con los postulados ecocéntricos deldesarrollo sostenible: la actividad económica

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b. Si la fuente de contaminación es más el consumo que lacontaminación, el resultado es el contrario: la apertura del comer-cio mejora el medio ambiente si el artículo se exporta, y empeorasi se importa (siempre y cuando ese país no tenga una políticaambiental adecuada).

c. Si en ambos casos la apertura va acompañada de la intro-ducción de una política ambiental que se aproxime a la óptima elbienestar nacional mejora necesariamente . Para más informaciónpuede consultarse: (ANDERSON, 1992, páginas 27-53)

(11) En efecto, la relación en forma de U entre contaminacióny crecimiento económico no se contrasta siempre. En numerososestudios empíricos la relación no se ha dado, puede verse una rela-ción de alguno de ellos en: (JAYADEVAPPA y CHHATRE,2000). En el caso de España se ha calculado la Curva de KuznetsAmbiental para algunos contaminantes atmosféricos, la relaciónsólo se verifica para un contaminantes. Para más informaciónvéase: (ROCA, J. et. al. 2001).

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Diversificación Especialización

Especialización .......................... 1 2Diversificación ........................... 3 4

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debe enmarcarse en el ecosistema, si ese ecosiste-ma, o capital natural no se gestiona de forma ade-cuada, con objeto de preservar su salud o diversi-dad, entonces, los efectos beneficiosos quepudieran derivarse de cualquier actividad econó-mica no serían tales, pues estarían contribuyendoa la destrucción de la naturaleza; ésta es el com-plemento necesario para que funcione eficiente-mente la economía.

En situaciones como la 1 y la 4 es donde sepuede llegar a la conciliación de comercio inter-nacional con desarrollo sostenible, por ello,vamos a analizarlas más detenidamente.

En el primer caso, la especialización primasobre la diversificación, ya que, se entiende queel libre comercio, siempre y cuando se preserveel capital natural crítico, favorece el tránsitohacia el desarrollo sostenible. Esto es así, por-que bajo estas premisas el efecto fundamental dela relación entre comercio y medio ambiente esel técnico (Rauscher, 1997). En cuanto al efectoescala, se entiende que su existencia no es tanperjudicial para el entorno como en un principiopueda pensarse, dado que, gracias al avance dela técnica, propiciado de manera indirecta por elpropio comercio, las funciones del capital natu-ral podrán ser imitadas; sólo habría que preocu-parse en el caso en el que la escala de la econo-mía hubiese aumentado tanto, que, el únicocapital natural que quedase en su forma originalfuese el crítico. En relación con el efecto com-posición, se entiende que puede propiciar unaeficiente localización de las actividades de pro-ducción y consumo pero, siempre y cuando elcapital natural crítico quede preservado, condi-ción que se cumple si el primer efecto funciona(Tisdell, 2001). En resumen, en este caso, lamanera de conciliar especialización con diversi-ficación, y de favorecer, por tanto, el logro deldesarrollo sostenible, consiste en desarrollar ellibre comercio, en un contexto en el que se regu-le la protección del capital natural crítico. Esdecir, que lo fundamental es que se ponga enmarcha una política ambiental que regule losmodos de producción y consumo en los paísesque comercian.

En el segundo caso, el libre comercio no esmuy favorable al desarrollo sostenible; es difícil

conciliar especialización con diversificación, yaque, se considera que el efecto técnico se producemuy raramente: por un lado, se tiene poca fe en lacapacidad de la técnica para superar los proble-mas ambientales, por otro, se insiste en que lacurva de Kuznets ambiental no se contrasta empí-ricamente. Además, el efecto escala, al que se leda mucha importancia, es muy perjudicial para elmedio ambiente, ya que por su causa se sustitu-yen dos bienes complementarios: el capital natu-ral por el capital manufacturado (Daly y Good-land, 1994). Por último, se considera que, elefecto composición puede conducir a que losestándares ambientales bajen en todo el mundo,como consecuencia de las ganancias de competi-tividad que pueden conseguirse si se aprovechanlas ventajas que pueden conferir los bajos están-dares ambientales (Daly 1999). En este caso elcomercio debe regularse para supeditarse a lasnecesidades de un ecosistema del que formaparte, en realidad, la autarquía podría ser deseable(Ropke, 1994).

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BOLETIN ECONOMICO DE ICE N° 271618 DEL 14 AL 20 DE ENERO DE 2002

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