Comercio Interétnico Al Sur Del Río Salado

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Relaciones entre Españoles, Criollos y aborígenes en la frontera. S XVIII Y XIX Vierreynato del Rio de la pLata y Buenos Aires

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LA REDUCCIN DEL PILAR EN EL PASADO Y EN EL PRESENTE

1

XVII JORNADAS DE HISTORIA ECONMICAFACULTAD DE CIENCIAS ECONMICAS. Tucumn, Argentina.

Comercio intertnico en la frontera: el intento jesutico al sur del Salado bonaerense (mediados del siglo XVIII).

Anala Correa

Resumen: En 1740, en el marco de una poltica colonial que procuraba el mantenimiento de una coexistencia pacfica con las etnias indgenas pampeanas, diversos misioneros de la Orden de la Compaa de Jess, llegan al territorio de la frontera sur. En 1753, finalizan los intentos jesuitas por instalar un sistema reduccional en este espacio social. En este trabajo, propongo un anlisis de las relaciones econmicas que vincularon a indios y cristianos, a travs de la deteccin de indicadores de intercambio y comercializacin de bienes entre uno y otro agente del sistema intertnico, en un sector acotado de la frontera. La tarea interpretativa basada en informacin obtenida en fuentes vinculadas al asentamiento jesutico al sur del Salado, posibilit la identificacin de tres ejes analticos: los productos intercambiados, los mecanismos utilizados para la realizacin de tales intercambios, y, por ltimo, la situacin de competencia comercial generada entre jesuitas y vendedores ambulantes y otros agentes de carcter privado. En primer trmino se aborda la economa de las jefaturas indgenas, discriminando los bienes producidos en el mbito domstico, artesanal y pastoril y la creciente dependencia de las jefaturas respecto al acceso a productos que su economa no produca. En el segundo eje, se tratan las estrategias desplegadas para controlar los circuitos de comercializacin de ganados y otros productos, estableciendo el rol principal de las misiones a travs del otorgamiento de permisos o licencias para comerciar. Finalmente, en un contexto de creciente debilidad poltica de la orden en el imperio espaol, se plantea la discordancia existente entre la lgica centralizadora de las misiones y los mecanismos de circulacin de bienes que escapaban al control que los jesuitas pretendan imponer en este sector de la frontera colonial.

Palabras claves: frontera - comercio intertnico - economa indgena- sistema reduccional jesutico.

Introduccin: A mediados del siglo XVIII, misioneros jesuitas fundaron la Reduccin de Nuestra Seora del Pilar de Puelches en la zona conocida como Volcn o Vuulcan voz aborigen que significa abertura entre las montaas-, en la regin serrana de Tandilia. Pasaran varias dcadas hasta que en el perodo posrevolucionario, los sucesivos gobiernos provinciales y nacionales del siglo XIX lograran desplazar las poblaciones indgenas de esos territorios, procesos vinculados con una reorientacin de los intereses de los grandes comerciantes porteos hacia la propiedad de la tierra y la produccin de bienes pecuarios para la exportacin, y con factores geopolticos que requirieron la incorporacin definitiva de las tierras indgenas al estado provincial. Los medios utilizados fueron diversos, desde las polticas de alianzas y la bsqueda de adherentes al nuevo rgimen social y poltico hasta las fundaciones de pueblos, guardias y fortines establecidos en reas de frontera, desde donde se actuara como base de operaciones militares contra los indgenas de pampa y patagonia. En este trabajo, sobre la base de informacin obtenida en fuentes ditas respecto de la Reduccin del Pilar, proponemos el tratamiento de tres ejes de anlisis: el rol de las misiones como asentamientos de control territorial en un rea de friccin intertnica, las motivaciones econmicas que incentivaron la fundacin de las reducciones pampeanas y la tarea de evangelizacin como modelo correctivo del comportamiento social indgena. Nos interesa complejizar y cuestionar los mensajes circulantes en las ofertas culturales y tursticas marplatenses, tendientes a recrear una imagen idealizada de la actividad misional de los jesuitas. De tal forma, planteamos la disociacin existente entre el estado actual de los conocimientos arqueolgicos e histricos sobre la breve presencia de los jesuitas en este sector de la frontera sur y las ofertas culturales vigentes orientadas a la recreacin de una imagen mtica de las misiones.

Nuestra Seora del Pilar: control territorial en un rea de friccin intertnica.

En principio, efectuaremos una necesaria aclaracin: hemos optado por desestimar el trmino blanco, dado que esa designacin remite a un aspecto superficial, a un rasgo fsico como es el color de la piel, que nada tiene que ver con fenmenos de naturaleza ideolgica como los que expresa la nocin de etnia. En consecuencia, a partir de una consideracin negativa de toda connotacin biolgica para designar un grupo tnico, se adopt la categora cristiano, a partir de un anlisis del discurso tnico de los agentes militares, gubernamentales y religiosos. La ideologa tnica de quienes se identifican y asumen su pertenencia al mundo de la cristiandad, valorizan su propia cultura como superior, civilizada, enfrentada a la de los indios infieles. La aplicacin de esta terminologa no es original, en un libro de reciente publicacin referido a las relaciones intertnicas en Baha Blanca, Daniel Villar (1998) emplea sistemticamente el trmino cristiano para designar aquellos agentes sociales ansiosos por controlar, dominar y subordinar con xito variable, no slo a los recursos sino tambin a las personas (Villar, 1998). Tambin Carlos Mayo y Amalia Latrubesse de Daz, siguiendo las denominaciones que encuentran en las fuentes, apelan a este trmino para designar a los miembros de la sociedad hispano-criolla. Las categoras que orientan el anlisis se vinculan con la antropologa -especficamente con la etnologa-, constituyendo las nociones de etnia y friccin intertnica los ejes conceptuales de la tarea interpretativa. Se trata de comprender el rol de los lderes tribales, sus trayectorias polticas y los complejos mecanismos desplegados por indios y cristianos en el marco de un sistema intertnico pautado por relaciones sociales de carcter crecientemente asimtrico. Desde esta perspectiva, estamos abordando la temtica de las relaciones entre indios y cristianos mediante la nocin de friccin intertnica, acuada para hacer inteligible un tipo especfico de relacin social, caracterizado por un equilibrio inestable, un sistema en el cual las relaciones entre las unidades tnicas en contacto se dan en trminos de sujecin y dominacin. (Cardoso de Oliveira,1992). Frente a la idea que vincula a los jesuitas con prcticas de pacfica gesta, el anlisis histrico del funcionamiento del sistema reduccional ha incentivado a reflexionar en torno a aspectos menos romnticos tales como la intencionalidad de control del territorio y la poblacin indgena por parte de aquellos esforzados sacerdotes. Las misiones jesuticas gozaron (y an gozan) de un notable prestigio que super en mucho al logrado por otras rdenes religiosas. Sus exitosas actividades econmicas y confesionales realizadas entre los indios en las reducciones del Nordeste mesopotmico y territorios adyacentes de Paraguay y Brasil, incidieron en la formacin de ese prestigio social. En la consecucin del admirable podero econmico de la Orden de la Compaa de Jess incidieron diversas medidas de la Corona, que beneficiaron ampliamente sus arcas. Los indgenas reducidos por los jesuitas se encontraban exceptuados del pago de tributo y la prestacin de servicio personal. Esta situacin se modific por una Real Orden de 1649 que estableca que los indgenas deban pagar una tasa anual de un peso de ocho reales en plata, pero continuaban libres de la mita y el servicio personal (al cual el resto de los pueblos de indios estaban obligados a contribuir). De modo que hasta el momento de la expulsin de los jesuitas del territorio del Imperio espaol (1767), el excedente producido por el trabajo indgena en las misiones era administrado, acumulado y comercializado o invertido por los jesuitas (Beato, 1986). La eficiencia de la Compaa en sus actividades confesionales se logr en gran medida en base a su slida estructura organizativa, de carcter internacional y verticalista, la cual parta de una jerarqua central y una autoridad mxima elegida en forma vitalicia: el General. Esta estructura institucional inclua amplias circunscripciones regionales (las Provincias del Mundo), a cargo de distintos provinciales elegidos por el Gobernador. La escala jerrquica descendente se ramificaba en distintas clases de funcionarios auxiliados por asesores, informados prolijamente por sus subordinados: los sacerdotes encargados de la reduccin. Estas pequeas jurisdicciones locales eran administradas por uno o dos sacerdotes, quienes administraban los bienes y supervisaban la vida colectiva reduccional, desde lo econmico, militar, cultural y social. (Beato, 1986) Mientras la conquista europea avanzaba sobre el espacio americano, los misioneros jesuitas llegaron desde 1573 hasta Crdoba, el ncleo de poblacin ms meridional de la Gobernacin del Tucumn. La riqueza en metales que auspiciaba la mtica Ciudad de los Csares, haba incentivado la organizacin de tempranas expediciones, como las de tres Gobernadores del Tucumn: Gonzalo de Abreu en 1576, Ramrez de Velasco en 1586 y 1590, y Jernimo Luis de Cabrera en 1621. El inters por encontrar la ciudad fabulosa permaneci vigente entre los padres jesuitas hasta bien entrado el siglo XVIII. (Martnez Martn, 1994) En el siglo XVIII, motivaciones de orden geopoltico derivadas de los intereses que enfrentaban a las potencias europeas por la posesin de tierras de ultramar, incentivaron a las autoridades espaolas a asegurar sus posesiones frente a los portugueses, impulsando el avance sobre el territorio y la poblacin indgena de Pampa y Patagonia. Esta poltica de control de fronteras impulsada por el gobierno colonial fue rechazada por los indios mediante la organizacin de malones y ataques violentos a los pueblos, chacras y estancias cercanos a Buenos Aires. No obstante, en el cordn rural que rodeaba a Buenos Aires, se fueron asentando pobladores rurales consolidando incipientes ncleos urbanos como el de Luxan en 1745, el de Magdalena, Quilmes, Areco, Las Conchas, Salto... An suele aplicarse el criterio de otorgar a la alta movilidad de las sociedades indgenas pampeanas un rol determinante en su modo de vida y comportamiento social, extendiendo sus alcances a la explicacin de la no integracin del indio al modelo cultural europeo. Atribuir al nomadismo este carcter omite incorporar al anlisis de las relaciones intertnicas otros aspectos, tales como las realidades econmicas derivadas de la situacin marginal del rea pampeano-patagnica respecto de otras regiones controladas por espaoles (el ncleo productivo estaba en la zona minera de Potos, actual Bolivia, y en reas especializadas en la produccin de mercancas orientadas a su comercializacin en el mercado interno colonial), y las estrategias de resistencia desplegadas por los indgenas frente al avance poblacional y territorial de los cristianos. Una vez realizadas estas consideraciones, nos interesa volver sobre la cuestin de la friccin intertnica, el carcter conflictivo de las relaciones entre indgenas y europeos. El avance de poblacin cristiana mediante la instalacin de quintas, chacras, estancias, pequeas guarniciones militares, reducciones y poblados, sobre el espacio pampeano, no pudo pasar inadvertido a los pueblos indgenas con territorialidad en el rea. En realidad, este avance en la ocupacin del espacio por parte de poblacin rural se concretaba en un marco de tensin latente, que sola manifestarse con graves consecuencias, dadas las secuelas econmicas y prdidas de vidas humanas que traan los malones. En consecuencia, los malones no slo conforman empresas econmicas de carcter guerrero, incursiones en bsqueda de ganados y cautivos. Tambin constituyen estrategias de resistencia, marcadas por un alto grado de violencia social, organizadas para impedir la conquista de tierras emprendida por la sociedad europea. Malones indgenas y entradas de castigo, expediciones armadas por los espaoles, generaron un marco de tensin intertnica que con frecuencia culminaban en una negociacin o un punto de acuerdo. La asimetra ingresa en las relaciones establecidas entre ambos agentes tnicos de manera contundente, los indios progresivamente fueron perdiendo autonoma poltica y control espacial. Como ejemplo, mencionemos un maln indgena que en 1740 asedi los pagos de Arrecifes, Lujn, Matanza y Magdalena, el cual fue reprimido con una entrada de castigo al mando del Maestre de Campo don Cristbal Cabral. La expedicin logr alcanzar a los indios serranos en la sierra de Casuati, (Ventania) y se gestionaron paces, emprendidas por el nuevo Gobernador Ortiz de Rozas. El acuerdo sellado luego del ataque obligaba a las poblaciones indgenas a permitir entradas de cristianos hasta el territorio de las salinas. El avance colonial se consolidaba mediante el aporte de productos o dinero de los vecinos que con sus carretas acudan en bsqueda de la sal, para la defensa de la ciudad contra las incursiones de indios infieles. (Martnez Martn, 1994) RAH. Coleccin Mata y Linares t. II. Tomo de bandos, providencias y disposiciones para el buen gobierno y fomento de Buenos Aires, desde el ao 1741 al 1797copia, fols, 26,28 y 30. (Publicado en Martnez Martn, 1994) El sistema de friccin signific la prdida de autonoma poltica, econmica, territorial, ideolgica por parte del sujeto social identificado como indio. La ideologa tnica surgida como resultado del proceso de contacto entre europeos y sociedades nativas legitimaba las relaciones de dominacin y sujecin. Los procesos ocurridos en este espacio fronterizo se vinculan con los intereses del gobierno colonial, preocupado por mantener la paz para garantizar el acceso al territorio indgena, principalmente a las Salinas Grandes para obtener sal (artculo preciado para la conservacin de alimentos en Buenos Aires). Proveer seguridad a los pobladores de la frontera y asegurar su control geopoltico sobre el espacio pampeano-patagnico fue otra preocupacin de los agentes gubernamentales.La decisin de establecer en estas tierras un sistema de reducciones que garantizara la presencia europea en la regin obedeci a intereses en los que confluyeron acciones conjuntas del Gobernador, el Cabildo y el Padre Provincial de la Orden. Los sacerdotes de la Compaa de Jess interesados por tomar contacto con las poblaciones indgenas pampeanas, con una economa orientada a la ganadera, la artesana textil, y la comercializacin de sus productos, impulsaron un proyecto que haba dado resultados positivos en otras reas de Amrica, tal como haba sucedido con las sociedades indgenas guaranes. La reduccin de Nuestra Seora del Pilar de Puelches fue uno de los tres ncleos de asentamiento instalados por los jesuitas al sur del Salado bonaerense, en el rea perifrica del territorio del Virreinato del Per. Como primer paso, en 1740 se fund la reduccin de Nuestra Seora en el Misterio de su Concepcin de las Pampas, en la margen sur del Saladillo (actual partido de Castelli), como resultado de negociaciones entabladas entre algunos jefes indgenas y el gobierno de Buenos Aires. Los religiosos a cargo de la naciente reduccin fueron los padres Manuel Querini y Matas Strobel. Desde all, Strobel justificaba la reduccin de los pampas: ...Esta tribu, antes muy poderosa y numerosa, ahora est consumida por las viruelas, guerras y asesinados, consecuencia de sus borracheras. Strobel enfatiza las dificultades para evangelizar estos pueblos por ser esta gente vagabunda como gitanos. Andan a caballo, de los que abunda en la Pampa. A la sazn estaban en guerra con otra tribu, y estaban apremiados; por eso sus grandes instancias (se refiere a los pedidos de proteccin de los indios ante las autoridades espaolas). El Gobernador accedi a sus splicas con la condicin de que admitiesen misioneros, lo que prometieron. (...) Con la subvencin del gobierno y generosas limosnas se podr comenzar la primera reduccin de indios pampas, el 26 de mayo de 1740. Su lugar dista de Buenos Aires unas cuarenta leguas (...) Unas setenta leguas ms al sur acaba esta regin en unas alturas, sitio de los indios montaeses o serranos, parientes pero hostiles a los Pampas. Srobel desde Concepcin, octubre de 1740. En: Leonhart C., 1924. Revista Estudios. Tomo XXVI, Nro. VI. (pp.442). La ideologa tnica resultante del contacto entre europeos y poblaciones nativas tienen un claro componente de valorizacin negativa, coherente con los intereses de legitimacin de la tarea evangelizadora. Segn el discurso de los jesuitas, los indios necesitan ser convertidos porque estn enfermos, guerrean contra otras tribus, son borrachos, vagabundos. En realidad, el nomadismo pastoril, las epidemias que diezmaban la poblacin indgena, los conflictos intertribales, el consumo de bebidas alcohlicas, actuaron como firmes obstculos frente a las pretensiones de aculturar a los pueblos indgenas. El P. Ladislao Orosz, Rector del Colegio de Buenos Aires, al informar sobre la misin de los pampas en 1743, destacaba : ... este pueblo ha de ser puerta para la conversin del gento numeroso que habita las dilatadas campaas que median entre el Estrecho de Magallanes y las ciudades de Mendoza y Buenos Aires... y luego entrarn dos misioneros internndose ms entre los fieles, para fundar el segundo puebloAGI. Charcas 384. Carta del Obispo Peralta al Rey. Buenos Aires. 24-8-1745. Y AGI, Buenos Aires, 302. Carta del P. Ladislao Orosz. Buenos Aires. 28-11-1743. (Publicado en Martnez Martn, 1994) En esta situacin se incorpor a la misin de la Concepcin, en 1744, el P. Toms Falkner, destinado a fundar nuevas reducciones entre los indios serranos, situados al sur, como se haba gestionado entre el nuevo Gobernador Ortiz de Rosas y el Provincial P. Nussdorffer. Poco tiempo despus, tendr lugar el viaje desde Buenos Aires, hasta alcanzar por el sur el ro Gallego, de 1745-1746, en la nave San Antonio, en donde participaron los jesuitas como el P. Quiroga, que vino de la Pennsula para este fin, y los misioneros PP. Strobel y Jos Cardiel. En ese viaje no se obtuvieron los resultados esperados en cuanto a las condiciones ambientales y a la presencia de poblacin indgena. De todas formas, los misioneros reconocen y observan con cierta detencin las costas patagnicas. Tras la expedicin martima, setenta leguas al sur de la Concepcin, el misionero espaol Jos Cardiel, insatisfecho por la marcha de los acontecimientos, se incorpor a las misiones australes. Como destacaba la Carta-relacin (1747) que dej de aquella expedicin, ya que por mar se nos frustraron nuestros intentos, Cardiel entr en la sierra del Volcn por tierra. Con la aprobacin del Gobernador y Obispo avanzaron los PP. Cardiel y Falkner en aquel ambiente de lomadas y sierras, fundando la misin de Nuestra Seora del Pilar de Puelches.

...A 60 leguas al sur del dicho pueblo de la Concepcin han penetrado tambin los misioneros Jesuitas a la valerosa nacin de los Serranos, desde los llanos o pampas hasta la cordillera de Chile por la parte del Oriente. Hse fundado entre ellos el ao 1747 el pueblo de Nuestra Seora del Pilar Ao 1750. Informe del Provincial Manuel Querini sobre las Misiones de Indios que estn a cargo de la Ca de Jess. Segn Carlos Leonhart el original del documento est en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, secc. MSS., Jesuitas, tomo 281, nm. 262. Lo public Fr. Jav. Bravo en el apndice de su Inventarios de Misioens. Extracto publicado en Revista Estudios, 1924. (Tomo XXVII, Nro. II, pp154) Segn los testimonios de los padres Cardiel y Falkner las relaciones establecidas con las poblaciones nativas se caracterizaron por el inters y el provecho que vean estos grupos en aceptar su reduccin. Como vimos, las reducciones se establecan por acuerdos previos entre los grupos que acudan en busca de ayuda ante los inminentes ataques de grupos adversarios. En julio de 1749, escriba el padre Strobel a Rejn: Los Toelches piden pueblo y Padres. Carta de Strobel a Rejn, 1749. Publicada en Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. (pp.53). Estas peticiones pueden interpretarse como estrategias de los lderes tribles y jerarquas indgenas para mantener vnculos de alianzas con los sacerdotes que los colocaran en una situacin ventajosa en conflictos mantenidos a nivel intratnico. La ventaja provendra fundamentalmente de los beneficios obtenidos en el intercambio de bienes que la economa indgena no produca y el manejo de la lengua espaola (fundamental para realizar transacciones con poblacin cristiana). Los conflictos entre unidades tribales indgenas a los que se alude recurrentemente en las fuentes se vinculaban con la competencia entre jefes tnicos por obtener y mantener posiciones de liderazgo que garantizaran el acceso a un lugar privilegiado en el control sobre los recursos y las personas. Los jefes que lograran establecer vnculos de alianza con los jesuitas accedan a alimentos, permisos para comerciar en la frontera y a informacin bsica para sus estrategias econmicas, polticas y guerreras. El padre Lorenzo Balda tena a su cargo la conversin de los indios en Nuestra Seora de los Desamparados. A diez leguas del Pilar se dio principio este ao (1750) a otra reduccin, llamada Nuestra Seora de los Desamparados, en la misma nacin de los Serranos, agregndose en ella otras parcialidades. (...) Su lengua es la misma del Pueblo antecedente. Ao 1750. Informe del Provincial Manuel Querini sobre las Misiones de Indios que estn a cargo de la Ca de Jess. Segn Carlos Leonhart el original del documento est en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, secc. MSS., Jesuitas, tomo 281, nm. 262. Lo public Fr. Jav. Bravo en el apndice de su Inventarios de Misiones. Extracto publicado en Revista Estudios, 1924. (Tomo XXVII, Nro. II, pp.154-155). Sin embargo, la informacin disponible permite inferir que esta ltima reduccin no prosperara a raz de la entrada del cacique Bravo a poco de su fundacin. (Martnez Martn, 1994, pp. 157). As, los indgenas decidan establecerse con sus toldos cuando, por ejemplo, las provisiones con que contaban los jesuitas eran abundantes. En 1749, Strobel escriba desde el Pilar: Est ahora conmigo Yahati y tengo 32 toldos bien numerosos, y me lleg aviso de que no tardarn en venir todos los Toelches, que el ao pasado han estado aqu. Bien veo yo que los ms de esta gente vagabunda se irn otra vez; pero en fin es menester atraerlos poco a poco, y hacer de nuestra parte lo que se puede. Carta del padre Strobel desde Pilar a Rejn en Concepcin, mayo de 1749. Publicada en Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. Pp.53. El asentamiento indgena temporario en la regin que tanto preocupaba a los jesuitas responda a patrones de movilidad vinculados con la economa indgena, sustentada en la posesin de ganados y en el comercio intra e intertnico. Las etnias pampeanas controlaban un vasto territorio, y su desplazamiento responda a las necesidades de cra, engorde y traslado de las haciendas, sumado a los intercambios de productos con otras tribus (quillangos, platera, textiles, talabartera). (Mandrini, Mazzanti, 19) Durante la breve estada de toldos indgenas en el lugar, los jesuitas realizaban sus prcticas religiosas, bautizando a los nios, celebrando misa en lengua espaola. De esta forma, los indgenas aprendan el idioma que posteriormente utilizaran en los intercambios mercantiles. Los continuos pedidos de provisiones realizados desde la reduccin parecen tener como objetivo la retencin de los indgenas en el lugar: en 1748, Strobel escribe desde el Pilar a Rejn: Yo me he mudado ya a mi nuevo rancho, hecho de tapia, que aunque es pobre, est ms abrigado que no la casa de V.R.. Estn conmigo 9 toldos de indios; esto nunca esper; en breve ir creciendo, aunque quisiera yo, que me viniese antes algn nuevo socorro de bizcocho de Buenos Aires. Los sacerdotes instalados en estas fronteras del espacio colonial cumplan una funcin estratgica, dando avisos sobre posibles ataques indgenas hacia las poblaciones rurales ... llegaron 2 Aucaes del Casuati. Dicen que en una laguna, que los indios llaman Chiquito, se van juntando de nuevo hasta 2 mil, con nimo de dar sobre el pago de Luxn o de Areco. Sus capitanes son dos hermanos del difunto Galelin. Den luego parte de esto al Seor Gobernador o Maestre de Campo.

La reduccin del Pilar y el comercio intertnico

En los tiempos en que los jesuitas se instalaron en esta zona, las tierras comprendidas entre las sierras de Tandil y el Volcn y las de Ventana o Casuhati, se haban constituido en un centro de atraccin de poblaciones, debido a las pasturas de excelente calidad y a la presencia de numerosos arroyos y riachos que bajaban de las sierras favoreciendo la cra y engorde de ganados, especialmente caballos. De este modo los desplazamientos indgenas se vincularon con la conformacin de un ncleo de especializacin pastoril. Paralelamente, se acentuaba la tendencia de extincin del ganado cimarrn (Mandrini, 1993). Al respecto, menciona el padre Falkner: ... esta regin, en ciertas estaciones del ao, hormiguea con innumerables manadas de caballadas alzadas, razn por la cual los tehuelhets, chechehets y a veces todas las tribus de los puelches y moluches se renen all para hacerse de provisiones. Se extienden con sus tolditos porttiles por todos aquellos cerrillos ya citados, hacen sus correras diarias hasta llenar sus necesidades, volvindose enseguida a sus respectivas tierras.Falkner, T.: Descripcin de la Patagonia, Buenos Aires, Imp. Coni Hnos., 1911.

Mandrini (1993) seala que a lo largo del siglo se opera en las sociedades indgenas una intensificacin de la actividad guerrera que originara profundas transformaciones en la organizacin socio-poltica tendientes a una creciente diferenciacin jerrquica. Mientras tanto, maduraban los intercambios intertribales de ganados con destino a los mercados trasandinos. Esta situacin conflictiva no excluy los tratos comerciales protagonizados por mercaderes pampas, en reducciones, estancias y pueblos de frontera como en la misma Buenos Aires. Transcribimos a continuacin un fragmento del Estado de la hacienda de la Misin de los Pampas, de 1752: Se han vendido a los Indios Serranos y a los PP. Del Volcn:

El ao de 1748 a mediados de mayo se herraron 1400 terneras; Hnse vendido algunas reces a los indios y 110 a los PP. del Volcn.El ao de 1749 se herraron 1800 terneras.Dironse de limosna a la Sierra 30 vacas; vendindose 70, y algunos a los indios. Comprronse 700 yeguas; bueyes se cuentan 70; caballos 150. El ao de 1750Se dieron de limosna a los PP. De la Sierra: Bacas 100; Llevaron 500; se les deben otras 500, que estn pagadas. (ya no se les deben)El ao de 1751 se herraron 1700 animales; 200 potrillos. El ao de 1752 se herraron 2400 animales.

El acceso a los ganados en el marco de la tendencia a la extincin del ganado cimarrn experimentada en la regin pampeana en el siglo XVIII, explica el inters de los sacerdotes de la Compaa por permanecer en un rea privilegiada para la comercializacin de estos animales. El intercambio de ganados entre sacerdotes e indgenas era parte de las actividades corrientes en la reduccin. En 1748, Strobel refiere: ...el cacique Bravo Don Nicols estuvo ayer conmigo; est esperando las 50 vaquitas que tiene prometidas. Los indgenas forasteros, no reducidos, solan obtener en el Pilar o en Concepcin licencias o permisos para comerciar sus textiles en Buenos Aires.(Nspolo, 1999) Los ponchos y la sal surgen como bienes indgenas comercializados en este espacio de la frontera. Memorial de Visita del P. Provincial Manuel Querini para el pueblo de la Concepcin de los Pampas, del 29 de Diciembre de 1748. Publicada en Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. (pp.52) Siendo Gobernador Ortz de Rozas, se prohibi comprar ponchos a los indios serranos, situacin frecuente en las estancias de los alrededores de Buenos Aires. Medidas duras, puesto que fue multada bajo pena de 200 pss. si fuera espaol, e iran a las obras de S.M. y seis aos de destierro a San Felipe de Montevideo a trabajar en las obras de S.M. y si fuera indio, negro o mulato, 200 azotes por la calle pblica y de seis aos de destierro a otro presidio. RAH. Coleccin Mata y Linares t. II. Tomo de bandos, providencias y disposiciones para el buen gobierno y fomento de Buenos Aires, desde el ao 1741 al 1797copia, fols, 26,28 y 30. (En: Martnez Martn, 1994) La situacin de competencia comercial con vendedores ambulantes y otros agentes de carcter privado, se inscribe en el contexto de afn centralizador de los misioneros, quienes denunciaban los males acarreados tras la venta de aguardiente por parte de comerciantes inescrupulosos, indios o espaoles. Ac llegaron 4 Aucaes con ponchos; acudieron luego todos los indios de ac como caracaras sobre un cadver para comprarlos; all los llevan a la ciudad, les advert que no metan aguardiente al pueblo de V.R. y V. R. est advertido, si acaso viene con ellos de la ciudad algn espaol pulpero sin papel del Gobernador; que lo ejecuten los soldados conforme los rdenes de los Gobernadores. Strobel desde Pilar al p. Rejn en Concepcin, en julio de 1749revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I., pp.53 Ferreras (1989) ha analizado el rol del aguardiente en la situacin de contacto intertnico, vinculando los intentos de prohibicin con la situacin de competencia comercial con los pulperos. Me dicen que Juancho Serrano y Lorenzo trajeron mucho aguardiente a Yahati al Volcn; fue esto anteayer, y ayer estaba sealado el da en que Yahati haba de haber venido ac con sus toldos. A Lorenzo reprenderlo y perdonarlo, por ser la primera vez; y parece, fue enviado de otro. Pero a Juancho: calentarlo y unos 8 das en el cepo! Carta del padre Strobel, escrita desde el Pilar en abril de 1749 al P. Rejn:Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. (pp.. 52) Evidentemente, el sacerdote esperaba la llegada de Yahati al Pilar, pero Lorenzo y el reincidente Juancho Serrano se adelantaron, vendiendo aguardiente a cambio de los ponchos que comercializaba el famoso cacique. Los sacerdotes denuncian de este modo que mientras duran los tratos comerciales, las borracheras y peleas entre indios se hacen incontrolables.

El da antes que llegase ese Juancho Manchado, sali de aqu el Juancho Serrano de este pueblo; trajo y vendi tambin aguardiente en los toldos de Marique. Es esta la 6.a. vez, desde que estoy aqu, que han llegado estos borrachos y pulperos Pampas ac con aguardiente. He odo tambin de diferentes que todo el tiempo que ha durado el trato de ponchos, Juancho Patricio trajo e hizo traer a escondidas aguardiente de la ciudad, vendindolo por ponchos. V.R. diga a estos infames pulperos Pampas, ya que no nos ayudan en nada en la conversin de estos sus paisanos y parientes, a lo menos no nos embaracen. Qu bendicin de Dios pueden esperar estos tales ministros de Satans? Leonhart C., 1924.. Revista Estudios, tomo XXVII, nmero I, (pp.50). Los testimonios de soldados, ex cautivos y vecinos de la reduccin de la Concepcin son recurrentes en las denuncias que acusan el carcter negativo de la misin para los pobladores cristianos, dado que los indios reducidos acudan a Lujn a vender ponchos que haban comprado a indios de tierra adentro. El peligro de los intercambios entre indios de la reduccin e indios enemigos de tierra adentro, segn los informantes, radicaba que de este modo los indios enemigos se enteraban de los movimientos de los vecinos espaoles y adems, adquiran a cambio de sus textiles, armas que luego utilizaban en ataques contra sus poblaciones Un valioso documento, por la abundante informacin respecto de la vida en las misiones de la frontera sur, es el Testimonio de la informacin hecha en Buenos Aires desde el 9 de Junio hasta el 11 de Agosto de 1752, a instancias del Procurador General de aquella ciudad, sobre la comunicacin que tenan los indios pampas de la Reduccin del Salado con los de su nacin de infieles.. (Nspolo, 1999). En setiembre de 1749 el padre Matas Strobel, escribi desde el Pilar un informe acerca del estado de la Reduccin del Pilar Memoria del P. Matas Strobel sobre el Estado de la Misin de Pampas, 1749. Biblioteca Nacional de Buenos Aires, secc. MSS., nm. 1831. Publicado en Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero 1 (pp.54-56). All, el sacerdote plantea los trminos de las negociaciones que entabla con los caciques puelches. Los lderes tribales exigen el cumplimiento de determinados acuerdos concertados con los sacerdotes y con el Sr. Gobernador y Maestre de Campo, quienes les haban asegurado repetidas veces, que estando ellos con los Padres, y llevando el papel de la licencia, podan libremente bajar a la ciudad para sus tratos, sin que nadie les agraviase. Sin embargo, los caciques denunciaban que en ocasin de acudir a realizar sus tratos 5 indios de la Reduccin de la Concepcin y 5 del Pilar, todos con papel de licencia, haba ocurrido el asesinato de dos de sus hombres. Evidentemente, las dificultades acosaban a los sacerdotes, no slo en la dificultad para captar las ganancias derivadas del comercio sino por su situacin de debilidad frente a las presiones de los vecinos, quienes reaccionaban negativamente frente a las licencias para comerciar otorgadas por los misioneros, puesto que no deseaban la presencia de indios enemigos en sus poblaciones de frontera. Adems, los permisos para comerciar beneficiaban concretamente a los indios de tierra adentro, aquellos que permanecan infieles, y que slo visitaban la reduccin para ejecutar sus tratos comerciales, obteniendo a cambio, entre otros bienes que su economa no produca, armas. Otras cuestiones estaban escapando al control de los jesuitas: como punto siguiente de la negociacin con el sacerdote, dos caciques puelches -Chuyanduya y Marique- presionaron exigiendo determinadas condiciones, manifestando que el Seor Gobernador y Maestre de Campo les haba afirmado que la prohibicin del comercio del aguardiente no obedeca a sus rdenes, sino a instancias de los Padres jesuitas. Esta contradiccin entre agentes gubernamentales y el sacerdote motiv a Strobel a denunciar que el aguardiente y las borracheras: Todo esto estaba prohibido antes que yo y ellos hubiesen nacido, y que los Gobernadores, los que cumplen con lo que manda Dios y el Rey, prohben y castigan esa venta del aguardiente sin intervencin de los Padres, que bien saben ellos su obligacin. El informe de Strobel contina con el planteo recurrente de que no se debe permitir a los indios la compra de aguardiente ni de armas: Dicen, no los vendern a los indios de tierra adentro. Ni lo uno ni lo otro se les deba permitir; todos estos indios de aqu estn bien provedos, ya de alfanjes y de puales. De estos segundos hacen tambin sus lanzas...

La labor evangelizadora como pauta correctiva del comportamiento social

Para lograr la conversin de los aborgenes los sacerdotes recurran al ceremonial religioso y el reparto de productos preciados como yerba y tabaco. El castigo fsico era otro de los medios utilizados para lograr comportamientos adecuados a las expectativas de los sacerdotes. (Mateo, 1991). Nuevamente, Strobel dirige sus quejas desde el Pilar al padre Rejn: Hay algunos Aucaes que me trabajan; pero como los Pampas, antes de haber el cepo, trabajan los das que ellos quieren, y descansan los que ellos quieren Strobel desde Pilar al P. Rejn en Concepcin, mayo de 1749. En: Leonhart C., 1924. Revista Estudios, tomo XXVII, nmero I. (pp.53) ...V.R. saque de Pablito Massiel, de qu pulpero o estanciero ha comprado el aguardiente, que el otro da ha dado a su amigo Canilem, indio Serrano; ese me dijo que se lo haba dado Pablito Massiel; si no lo quiere confesar con bien, apretarlo con el cepo; y es menester avisar despus al P. Manuel, para que ese tal se declare por descomulgado para escarmiento de otros. Strobel desde Pilar, en enero de 1748 al P. Rejn en Concepcin. En: Leonhart C., 1924. Revista Estudios. Tomo XXVI, Nro. VI. (pp.448). El consumo de aguardiente por parte de los indios (probablemente asociado a comportamientos rituales) obstaculizaba seriamente la tarea de evangelizacin, cuestin que se sumaba a otro aspecto de la vida simblica de estas sociedades, como aquello que los jesuitas denominaban hechiceras, expresin ideolgica recreada cotidianamente en las tolderas. Los sacerdotes proponan un modelo correctivo de modos de vivir, que conceba los comportamientos sexuales y afectivos de los indios como paganos e inmorales. De manera que la monogamia era otra de las exigencias que los jesuitas intentaban establecer: A Gregorio le encargu mucho a que se volviese y viniese con su mujer. Comunmente los 2 casados tienen la culpa, y es menester acordarles muchas veces, que no se han casado con un ngel impecable, sino es menester mucha paciencia de entrambas partes. Strobel desde Pilar al p. Rejn en Concepcin, en mayo de 1749.Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. (pp.53) Sobre el grado de eficacia de la labor misional, en el documento analizado por Nspolo (1999) Testimonio de la informacin hecha en Buenos Aires desde el 9 de Junio hasta el 11 de Agosto de 1752, a instancias del Procurador General de aquella ciudad, sobre la comunicacin que tenan los indios pampas de la Reduccin del Salado con los de su nacin de infieles. (Nspolo, 1999). , los declarantes sealan que los indios asisten a misa porque estn obligados por el sargento. El cabo de escuadra Aparicio afirma: (...) aunque los reverendos padres han declarado sujetarlos nunca han podido ni podran conseguirlo pues no viven como christianos ni se aplican al resto ni a una cosa virtuosa (...) que vengan a oir misa y a resar y oir la practica y doctrina todos los das o los mas de ellos les hazen necesario que el padre salga con la cruz y baia el cavo con soldados y los arren por delante y aunque se hace esta diligencia no se consigue nada pues los mas de ellos o se van al monte o antes de acavarse la misa se van (...). Otro declarante manifest haber odo a tres muchachas indias (...) de que el padre Mathias en la Reduccion de el Bolcan les havia lavado la caveza y que para esto les havia dado pazas y vizcocho dejandose entender que haviendolas instruido en la doctrina y demas (...) las bautizo (...) segn se ve se fueron otra vez con los infieles ... Expresa Cardiel: Todos estos indios pampas, serranos del Vulcn, serranos de las cabezadas del Sauce, y Aucaes vienen continuamente a Buenos Aires, no obstante la larga distancia de 300 leguas en que estn algunos con la comunicacin. Saben mucho la lengua espaola y con ella han aprendido todas las malas costumbres de la gente de servicio, negros, mestizos, mulatos, con quienes ms tratan, dejando de aprender las buenas, que ven en los hombres de bien, por lo cual se hacen inconvertibles.Cardiel, J. Diario del Viaje y Misin al Ro del Sauce, Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras, 1930. Los indios, entonces, son percibidos como parte de ese mundo imposible de controlar y de sujetar a las leyes sagradas. Su amplia movilidad, las intensas relaciones con sectores considerados marginales y de mal vivir, generadas a partir del intercambio de aguardiente, ponchos, artculos de cuero y ganados, haca improbable la sujecin de los indios de la pampa al sistema reduccional. Refirindose a los jesuitas que llegaron a la Araucana en el siglo XVII, seala Pinto Rodrguez (1993), que lo hicieron al amparo de un proyecto evangelizador que se sostuvo en tres pilares fundamentales: la propuesta misional elaborada en el Per por el padre Jos de Acosta; la corriente mstica llamada devocin moderna, que se cultiv con fuerza en Europa, y la particular disposicin para luchar contra Satans, segn ellos, el enemigo mortal de los hombres. He bautizado en 2 das 59 nios; ya no me les mezquinaron sus padres, como antes solan. Con la canalla de hechiceros estoy todava peleando; les creen ms a estos embusteros que no a nosotros, y es menester especialsima gracia de Dios para alcanzar victoria en esta materia. En: Leonhart C., 1924. Revista Estudios. Tomo XXVII, Nm. I. (pp.53)

La situacin de vulnerabilidad de los sacerdotes resulta evidente no slo en cuanto a los peligros de invasin por parte de guerreros indios organizados colectivamente, sino ante comportamientos individuales, como los de Juancho Manchado. En noviembre de 1748, el Padre Strobel, escriba desde el Pilar al Padre Gernimo Rejn (en Concepcin): Con el P. Toms lleg ac Juancho Manchado; vendi bastante aguardiente y el fruto que de esta borrachera sacamos, ha sido que un indio borracho por poco nos hubiera quemado nuestra vivienda; haba arrimado ya un tizn ardiendo a la paja del techo; y por las pendencias y cuchilladas, que han tenido entre s, se nos han ido dos toldos, que todo el ao han estado con nosotros. Las sociedades indgenas fueron exitosas en su integracin a las condiciones gestadas en el perodo pos-conquista. No slo adoptaron bienes materiales llegados de Europa, incorporaron estrategias econmicas que les permitieron amplificar el control sobre los recursos y competir exitosamente con los agentes coloniales por el dominio del espacio, sino que mantuvieron y recrearon formas de identidad contrastante que posibilitaron su relativa autonoma cultural, conservando sus lderes, su vida simblica y diseando polticas de alianza o de guerra. El final de la experiencia misional

El anlisis de las razones del escaso xito misionero al sur del Salado no puede desvincularse de las relaciones polticas entre la orden y la Corona. El antiguo conflicto entre la orden de la Compaa de Jess nacida en 1537 y la consolidacin de los estados nacionales y las monarquas absolutas se renov durante el desarrollo del despotismo ilustrado espaol. Los jesuitas constituan un adversario para la consolidacin del nuevo ordenamiento social y su expulsin se convirti en una necesidad poltica que Carlos III implement en 1767. La expulsin de la orden en el Ro de la Plata se ejecut entre julio y setiembre de ese ao, las misiones guaranes (diecisiete sobre las mrgenes del ro Uruguay y trece sobre el Paran), ms las de mocobes y abipones en Santa Fe y lules y vilelas en Tucumn, se disgregaron rpidamente, pasando sus temporalidades a ser administradas por las autoridades hispanoamericanas y sus funciones espirituales a cargo de franciscanos y mercedarios. (Martnez Martn, 1994) Segn una abundante literatura, el cacique Cangapol, llamado por los espaoles El Bravo, atac y destruy la misin de Nuestra Seora de los Desamparados en febrero de 1751. Poco tiempo despus, tras las amenazas de invasin del poderoso jefe indgena, los jesuitas abandonan el Pilar. Los misioneros trataron de fortalecer la reduccin de Concepcin, pero otro cacique, Yahati, la destruye y en enero de 1753, es abandonada. La precariedad de las misiones en cuanto a su infraestructura edilicia es sorprendente, tal como surge del testimonio de Strobel en la recin fundada Concepcin: se compone de 350 almas (...). Consiste la reduccin de 2 casas construidas de madera y adobe. Ya se est construyendo la iglesia con igual material. Interinamente sirve de capilla un toldo de cueros...Est rodeada la reduccin por una fosa de dos varas de ancho y profundidad. Proporcion adems el gobernador armas defensivas consistiendo ellas en lanzas y dos caoncitos. Strobel desde Concepcin, 1740. En: Leonhart C., 1924. Revista Estudios. Tomo XXVI, nm. VI. (PP. 443). Otros inconvenientes fundamentales provenan de los altos costos que demandaba la instalacin de las misiones en estas tierras. Los traslados en carretas presentaban diversas dificultades, entre las que el desconocimiento del territorio y las imbricadas mallas de lagunas y arroyos de agua dulce por parte de la poblacin europea fue un condicionante fundamental. De tal forma, la colaboracin indgena fue imprescindible. En mayo de 1749, Strobel escriba a Rejn: De estos indios sabr V. R., si hay agua o no en el camino; en caso que por falta de agua no pueden venir las carretas de V.R., no deje V.R. de avisar de esto mismo al P. Procurador Andrs Carranza, a quien escribo lo que ha de hacer para enviarme algn socorro por mar, si no se me puede enviar por tierra. Strobel desde el Pilar a Rejn, mayo de 1749. Publicado en Revista Estudios, tomo XXVII, julio 1924, nmero I. (pg. 52) Existen quienes insinan que las razones de la decadencia y final de las reducciones australes se vinculan con la oposicin que desde Buenos Aires generaba la existencia de estas avanzadas en territorio indgena, puesto que se supona que desde all las distintas parcialidades tomaban conocimiento de los movimientos de los espaoles, comunicndose con los aborgenes que continuamente asaltaban las poblaciones de frontera. Los intentos de instalacin permanente de las misiones en las tierras al sur del Salado debieron enfrentar las recurrentes incursiones indgenas organizadas por lderes tnicos como Yahati y Cangapol con el objetivo econmico de capturar ganados en territorios que consideraban propio. Los misioneros debieron aprender a convivir durante su breve estada con el peligro y la inestabilidad. Cotidianamente, llegaban a las reducciones partidas indgenas, encabezadas por los caciques u otros miembros de la jerarqua indgena, con el doble objetivo de ejecutar intercambios de productos (en los cuales los ganados tienen un rol principal) y de obtener informacin respecto de las posibilidades blicas de los misioneros y agentes militares de la frontera. Desde el Pilar, escriba Strobel en 1748:

Lo que el otro da ha avisado a V.R. de los Aucaes armados en el Tandil, fue verdad; buen trozo de ellos pas hacia el Saladillo; ellos buscan que robar; aqu por haber mucha gente, no se han atrevido; ha llegado uno de los Serranos, que andan con esos Aucaes, aca, y otro Serrano, cojo y ladino, tambin compaero o espa de dichos Aucaes, estuvo esos das en la reduccin de V.R.l; ese tal es suegro del menor hijo del cacique Bravo, que ha robado a los Riojanos. Ha llegado all tambin un indio del cacique Bravo, para saber que amenazas V.R. hace contra aquellos ladrones; ellos intentan de robar esta estancia de V.R.; saben que hay mucho ganado; por invierno especialmente corre mucho peligro. Ellos ahora se van juntando en el Casuhati; envan tal cual ladino con ponchos, para espiar. Carta del P. Matas Strobel, Pilar, 14 de enero de 1748, al P. Rejn, en Concepcin. Publicado en: Leonhart, C., 1924. Revista Estudios, Tomo XXVI, Nmero VI. (pp. 448-449)

En agosto de 1751, Strobel se dirige al jesuita Sebastan Garau, quien se desempeaba como capelln estanciero en San Lorenzo del Carcaraal: ...Padre mo, aqu el demonio tanto nos persigue con las guerras, y estamos obligados a dejar este paraje, y retirarnos a la reduccin de los Pampas. Por la mucha distancia y gastos excesivos el Seor Gobernador no nos quiere dar soldados de destacamento fijo, y sin soldados no podemos mantenernos entre las fuerzas del cacique Bravo y sus aliados, los cuales vendrn esta luna, que a 21 de este mes entra, segn repetidos avisos; estoy esperando cada da unos 60 soldados de los vecinos de Buenos Aires, a los cuales nos envia el Seor Gobernador para que nos sirvan de escolta para retirarnos con toda la hacienda y trastes de esta Misin. Ya va para 2 semanas, sentimos de noche a los bomberos de los enemigos. Con tiros de fusiles procuramos de austarlos, pero no hay fuerzas para resistir el tropel grande que vendr; son nuestros indios y peones muy cobardes. Si tuviera una docena de Mayorquines tales como los describe el P. Mariana, burla hara yo de estos borrachos indios. Carta de Strobel desde el Pilar, agosto de 1751. Publicada en Revista Estudios, 1924. (Tomo XXVII, Nro. II, pp156) La debilidad poltica de la Orden en el marco de la poltica imperial, es ya evidente en este perodo. La situacin de desproteccin de los misioneros en la frontera sur colonial, es una manifestacin ms del desinters poltico del gobierno por instalar un asentamiento permanente controlado por la Compaa de Jess. Por otra parte, la decisin de la Orden no era congruente con el esquema de relaciones vigente en el espacio fronterizo, (que los agentes gubernamentales no parecen haber decidido quebrar). En este aspecto, el asentamiento de poblaciones en la frontera y el intercambio de bienes materiales y simblicos entre los pueblos indgenas y los habitantes del medio rural, parece haber dejado escaso margen para el xito del modelo jesutico, basado en la fundacin de pueblos de indios sometidos al sistema reduccional.

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