Comentarios Sobre Zhuang Zi

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ZHUANG ¿Qué es el Zhuang Zi? ZI Presentación Zhuang Zi es el nombre de uno de los libros chinos más importantes y conocidos. Hasta hace poco, lo habitual era llamar a este libro "Chuang Tse" o "Chuang Tzu". Ahora se prefiere escribirZhuang zi, siguiendo las normas de transcripción aprobadas por la República Popular China, elpinyin . Se considera el Zhuang Zi , el segundo libro taoísta más importante, por detrás tan sólo del Lao Zi (Lao Tse o Tao te King ). Ya se verá que cada vez hay más discusiones acerca de la relación entre el Zhuang Zi y el Lao Zi e incluso se llega a decir que el Zhuang zi no es ni siquiera un libro taoísta. Aunque parezca asombroso, las fuentes (textos originales) más antiguas del taoísmo se han descubierto en los últimos años y todavía se están traduciendo algunos. Se esperan grandes sorpresas que cambien la manera tradicional de ver esos libros. El Zhuang zi es una delicia inagotable, que mejora a cada lectura. Los expertos aseguran

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ZHUANG

¿Qué es el Zhuang Zi?

ZI

Presentación

 Zhuang Zi es el nombre de uno de los libros chinos más importantes y conocidos. Hasta hace poco, lo habitual era llamar a este libro "Chuang

Tse" o "Chuang Tzu". Ahora se prefiere escribirZhuang zi, siguiendo las normas de

transcripción aprobadas por la República Popular China, elpinyin.

Se considera el Zhuang Zi, el segundo libro taoísta más importante, por detrás tan sólo del Lao Zi (Lao Tse o Tao te King). Ya se verá que cada vez hay más discusiones acerca de la relación entre el Zhuang Zi y el Lao Zi e incluso se llega a decir que el Zhuang zi no es ni siquiera un libro taoísta.

Aunque parezca asombroso, las fuentes (textos originales) más antiguas del taoísmo se han

descubierto en los últimos años y todavía se están traduciendo algunos. Se esperan grandes

sorpresas que cambien la manera tradicional de ver esos libros.

El Zhuang zi es una delicia inagotable, que mejora a cada lectura. Los expertos aseguran que sólo fueron escritos por el autor que da nombre al

libro los siete primeros capítulos de un total de treinta y tres, los llamados capítulos interiores, pero hay muchas cosas interesantes en los otros

capítulos, a menudo subestimados.

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¿Quién era Zhuang zi?

El título del Zhuang Zi quiere decir "Maestro Zhuang". Este maestro Zhuang fue quien escribió el libro, o al menos los primeros siete capítulos.

Parece seguro que el maestro Zhuang existió, que es algo que no se puede afirmar de Lao zi. Se cree que nació en -369 o -365 en Meng, pero los estudiosos ni siquiera están seguros de a qué lugar exacto corresponde Meng. Murió hacia el año -290.

Zhuang es su apellido. Su nombre era Zhou.

"Zi" quiere decir maestro y, por tanto, Lao Zi significa "maestro Lao", Kung Zi (Confucio)

"maestro Kung" y Zhuang zi, como dije antes, "Maestro Zhuang".

No sé si este título de maestro lo tuvieron todos estos personajes ya en vida o si es un añadido

como lo de "San" o "Santo".

Cuando hablo de San Agustín, prefiero llamarlo Agustín de Hipona, puesto que él nunca se llamó

San Agustín mientras vivió. No me gustan los títulos honoríficos y tampoco se me ocurriría decir "Sir Bertrand Russell", aunque Russell

recibió ese título cuando todavía vivía.  

Esta es una de mis pequeñas radicalidades inocentes, que llevo al extremo de no apreciar

tampoco el tratamiento de "usted", tal vez porque leí un ensayo de Voltaire sobre los cuáqueros en

el que se explicaba por qué los cuáqueros no trataban de usted ni al rey de Inglaterra. Decían los cuáqueros: si los discípulos de Jesucristo se dirigían a su maestro (que era el propio Dios)

tratándolo de "tú", ¿quién es el rey de Inglaterra para merecer un tratamiento más elevado?

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Todos somos hermanos en Cristo y, aunque yo no soy cristiano, la cosa me gustó y se me ha quedado adherida como un capricho. El

tratamiento de "usted", en cualquier caso, no me parece de respeto, sino de temor, de distancia,

etcétera. Ya sé que algunos usan el "usted" incluso con sus amantes, como una pequeña perversión: "Abra usted las piernas", "bájese

usted los pantalones".

Otro tratamiento respetuoso que no me gusta es ese "don" que a menudo se aplican entre sí los

tertulianos de la radio y que, bajo la apariencia de un respeto hacia el oponente, suele servir para

marcar una distancia infranqueable, y la incapacidad de hablar al interlocutor como quien

habla a un amigo o a una persona a la que de verdad respeta.

Puedes leer lo de los cuáqueros y el tratamiento de "usted" en la Primera Carta sobre los cuáqueros, de Voltaire.

¿Por qué un comentario al Zhuang zi?

 El Zhuang Zi es inabarcable. Me ha influido mucho y en muchas cosas, pero pocas veces he escrito extensamente acerca de él, precisamente por lo difícil que es acercarse a una obra tan llena de cosas interesantes. Lo haré ahora, sumando pequeños textos, que espero me permitan mostrar el Zhuang Zi tal como yo lo veo, que es en cierto modo mostrarme yo mismo, puesto que es uno de esos autores que no sólo mejora al lector, sino que a menudo es creado por el lector. Otro es Shakespeare.Acabo de leer un libro de Jean François Billeter en el que propone una lectura diferente a la tradicional del Zhuang Zi con la insólita pretensión de entender lo que dice, cosa a la que, al parecer, renuncian los

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especialistas. A esa pretensión de Billeter yo añado otra que él también adopta de vez en cuando: opinar si Zhuang Zi tiene razón en las cosas que dice.

Los expertos en filosofía casi siempre parecen muy preocupados acerca de si el filósofo en

cuestión dijo esto o lo otro, de si esta teoría se debe entender así o asá, o acerca de cuales son las diferencias entre el primer Wittgenstein y el

segundo Wittgenstein, pero casi nunca se preguntan si lo que dicen los filósofos es cierto o

no, dudoso o no, falso o no, como si eso fuese algo ajeno a la filosofía. Curiosa actitud.

Este es un comentario muy libre al libro chino Zhuang Zi. Conviene leer primero el texto original y sólo después mi comentario. Existen diversas traducciones del Zhuang Zi en castellano. Aquí sigo las traducciones del Zhuang zi realizadas por Iñaki Ignacio Ydoeta, la de Carmelo Elorduy o la de Alex Ferrara. Todos estos materiales se referencian en la Bibliografía que puedes encontrar en Zhuang zi/Materiales.

Si no tienes ninguna traducción del Zhuang Zi, puedes encontrar alguna en Internet. Por ejemplo, la de Alex Ferrara, que no es directa del chino, sino que se basa en la traducción inglesa de Burton Watson, en Chuang Tzu. O la de los capítulos interiores (los siete primeros libros) realizada por Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer : Los capítulos interiores.

Esta lectura del Zhuang Zi es un documento de trabajo, por lo que habrá muchos errores que iré corrigiendo poco a poco. Las comparaciones científicas que a veces establezco no tienen como objetivo dotar al Zhuang zi de rigor científico o demostrar que coincide con las últimas teorías de la física o la biología. Se utilizan tan sólo para hacer los argumentos más fácilmente comprensibles por vía de comparación.

 

Zhuang Zi Libros interiores

Nei Pian (libro 1)

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Capítulo 1Libre caminar

El pájaro Peng

"En el mar septentrional hay un pez que se llama kun. Es enorme, pues mide no se sabe cuántos miles de li. Se transforma en pájaro, y entonces su nombre es Peng. También las espaldas del pájaro Peng miden no se sabe cuántos miles de li. Se eleva por los aires sacudiendo con fuerza sus alas, parecidas a esos grandes nubarrones que ocultan el cielo. Cuando el mar se agita y arrecia el viento, vuela hasta el mar meridional. El mar meridional es un gran lago obra del Cielo.

El Qi xie es un relato de portentos. En él se lee: «Cuando el Peng vuela hacia el mar meridional, la espuma salpica hasta una altura de tres mil li, y los remolinos que forma el batir de sus alas lo elevan noventa mil li en lo más alto del firmamento. Vuela aprovechando el gran viento del sexto mes". Caballos salvajes, polvaredas, seres vivientes que se mueven empujados por el viento. El cielo, azul: ¿es ése su verdadero color?, ¿es ilimitada su vasta extensión? Mira el Peng hacia abajo y todo eso es lo que contempla.

Cuando las aguas acumuladas no son profundas, no tienen fuerza para sostener un gran barco. Viertes una taza de agua en un hoyo, y una pajita es allí como un navío, pero si pones una taza, se cae al fondo, pues el agua es poco profunda y grande el barco. Si la fuerza del viento no es grande. no tiene fuerza  para sostener unas alas gigantescas. Y así, cuando el Peng se eleva noventa mil li, es el viento el que lo empuja hacia arriba. Después toma ventaja de la fuerza del viento y, con el cielo azul a sus espaldas y sin hallar estorbo, endereza su vuelo hasta el mar meridional. Una cigarra y una tortolilla se burlaban del Peng: «Nosotras, nos echamos a volar con todas nuestras fuerzas, y cuando encontramos un olmo o un sándalo nos posamos en sus ramas; y si no podemos llegar, sin más nos vamos al suelo: ¿para qué remontarse noventa mil li y volar hasta el sur?» Quien va a los alrededores de la ciudad, sólo necesita provisiones para tres comidas,

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regresa ese mismo día, y con el estómago todavía lleno: quien va un lugar a cien li de distancia, ha de llevar provisiones para pasar una noche fuera; y quien va tan lejos como a mil li, provisiones para tres meses. ¿Qué han de saber, pues, esos dos animalejos? Un corto entendimiento no se puede comparar con un gran entendimiento, ni un ser de corta vida con otro de prolongada existencia. ¿Cómo sabemos que es así? Un insecto que nace por la mañana y ya esa misma tarde muere, no sabe lo que es la luna; la cigarra que no vive más de dos estaciones, ignora lo que es un año; son dos ejemplos de corta vida. Al sur de Chu, vive una tortuga prodigiosa para la que quinientos años son una primavera, y quinientos años un otoño; en la remota antigüedad había una gran cedrela para la que ocho mil años era una primavera, y otros tantos un otoño. He ahí dos ejemplos de prolongada existencia. Aún en nuestros días Pengzu goza de tanta fama en el mundo por su longevidad, que todos quieren compararse con él. ¿No es gran lástima? Tang y Ji también tuvieron una conversación de este tenor: «Arriba y abajo, y en las cuatro direcciones, ¿hay límites?» -preguntó Tang a Ji. «¡Más allá de lo ilimitado sigue sin haber límites!» -respondió Ji.  «En el septentrión, donde ni brizna de yerba crece, hay un vasto mar: un gran lago obra del Cielo. Vive en él un pez, cuyo ancho alcanza varios miles de li y del que nadie sabe cuánto mide de largo. Su nombre es Kun. Y hay un pájaro, nombrado Peng, cuyas espaldas semejan al Taishan, y a esas nubes que ocultan el cielo sus gigantescas alas. Sobre los remolinos de viento, como cuernos de carnero, se eleva hasta noventa mil li en lo alto del firmamento. Sobrepasando nubes y éter, con el cielo azul a sus espaldas, vuela hacia el sur y alcanza finalmente el mar meridional. Se burla de él un gorrión. de esos que hay en los charcos: "¿A dónde va ése'? Yo doy unos saltos, levanto el vuelo, y a pocas varas vuelvo a posarme; revoloteo entre las zarzas y artemisas; para eso está hecho el vuelo. Pero ése, ¿a dónde quiere ir?" He ahí la diferencia entre lo pequeño y lo grande.  Algunos hombres poseen talento para ser mandarines; otros, por su recto proceder pueden servir de ejemplo a toda una comarca, y aun encontrarás quienes por su

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virtud pueden ganarse la benevolencia de un príncipe y la confianza de un estado entero. Todos ellos se tienen en alta estima, en todo semejantes a aquel gorrión. Song Rong zino pudo menos de hacer mofa de ellos. Song Rong zi ni tomaba ánimos por recibir aplauso general ni se sumía en la tristeza por recibir oprobio general. Sabía muy bien fijar los límites que separan el yo interior del mundo externo, y distinguir dónde está la honra y dónde el deshonor. ¡Eso era todo lo que sabía hacer! No se afanaba buscando renombre. Aunque era así, nada dejó establecido.  Lie zi viajaba cabalgando el viento, con suma ligereza y gran habilidad. Al cabo de quince días estaba de vuelta. No se afanaba en buscar la felicidad. Con todo, y aunque no necesitara caminar, Lie zi al final seguía dependiendo de algo.  A quien es capaz de acomodarse a las leyes del Cielo y de la Tierra para dominar las mutaciones de las seis energías cósmicas y poder viajar por el espacio sin límites, ¿necesita todavía depender de algo? Por eso se dice: "El hombre perfecto no tiene yo, el hombre espiritual no tiene éxito, los grandes sabios no tienen nombre".

COMENTARIO

El Zhuang Zi comienza con un relato en el que se habla de un pez que se llama Kun  que se transforma en un pájaro llamado Peng.

El pájaro Peng es gigantesco y vuela hacia el sur en un viaje larguísimo. Una cigarra y una tortolilla se burlan del pájaro Peng porque no entienden por qué razón tiene que volar hacia el sur, ya que un viaje tan largo le obligará a conseguir muchísimas provisiones.

 Con esta historia el Zhuang Zi muestra la relatividad de las cosas. Pero conviene entender a

qué me refiero cuando hablo de relatividad.

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Para muchas personas, decir que todo es relativo es sinónimo de afirmar que todo da igual y que

todo es justificable. 

Otros aluden a la teoría de la relatividad de Einstein, para dar un carácter científico a ese

relativismo.

Pero la teoría de Einstein no tiene como conclusión lógica que todo da igual, sino más

bienque existen relaciones entre las cosas, y entre el observador y lo observado. Einstein dudó si

llamar a la relatividad "Teoría de las invariantes", porque lo que dice la teoría de la relatividad es,

entre otras cosas, que la medición del tiempo, de la velocidad o del movimiento depende del sistema inercial en el que nos hallemos.

Si traducimos, para simplificar, sistema inercialpor marco de referencia, podemos decir: "Nuestras observaciones dependen del marco de

referencia desde el que las hagamos".

El tren relativo

Para explicar esto del marco de referencia y de los sistemas inerciales, pondré un ejemplo en el que sólo atenderé al movimiento aparente de un objeto, sin tener en cuenta ahora la medición de la velocidad o del tiempo, por lo que el ejemplo

elegido tiene más que ver con Galileo y suprincipio de la relatividad que con Einstein.

Si estamos en un tren y lanzamos una pelota al aire en línea recta hacia arriba, ¿dónde caerá la pelota?.

_En nuestra mano.

El movimiento de la pelota será vertical, primero de abajo arriba y después de arriba abajo.

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 Esto, si lo pensamos, resulta un poco paradójico, puesto que el tren se está moviendo y entre el

momento en el que lanzamos la pelota y aquel en el que la recogemos, a lo mejor hemos recorrido

diez o cien metros sobre la vía.

 Antes de lanzar la pelota estábamos a la vista de la estación de Plasencia y ahora ya hemos dejado

Plasencia atrás. Y, sin embargo, la pelota que lanzamos antes de llegar a Plasencia no se ha

quedado allí, sino que se ha venido con nosotros hasta más allá de Plasencia.

¿Cómo es esto posible?

La respuesta es que es posible porque nosotros y la pelota estamos metidos en un mismo sistema

inercial, un mismo marco de referencia, que es el tren en movimiento. Y todos los objetos que se

hallan en el mismo sistema inercial comparten el mismo movimiento. Nosotros, dentro del tren, compartimos el movimiento y la velocidad del

tren, como si fuésemos una pieza más del vehículo.

 Ahora bien, imaginemos que alguien nos observa desde el andén de la estación de

Plasencia cuando lanzamos nuestra pelotita en el tren. Si esa persona se fija sólo en el movimiento de la pelota, no verá una pelota que asciende en línea recta desde la mano y vuelve a caer en la mano, sino una pelota que traza alguna especie

de curva que se mueve en el sentido de la marcha del tren. Una línea curva que se inicia antes de

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llegar a Plasencia y termina cien metros más allá de Plasencia.

Se me dirá que no es así y que la persona del andén ve lo mismo que nosotros en el vagón, pero eso es porque su cerebro corrige su percepción: si borramos el tren y a la persona que lanza y recoge la pelota, verá más fácilmente la pelota moviéndose en esa curva.

 La pelota no ha hecho el mismo movimiento para nosotros que para el observador que se halla

en el andén de Plasencia. ¿Por qué? Porque el observador del andén se halla en otro sistema

inercial, en otro marco de referencia: el planeta Tierra. Nosotros que lanzamos la pelota también

estamos en la Tierra, claro, pero, además, estamos en el vagón.

Ahora bien, resulta que el planeta Tierra también se mueve, como el tren (mucho más

rápido que el tren), pero nosotros no percibimos su movimiento porque todos

viajamos en dicho sistema (incluidos nosotros en el tren con la pelota).

Si un observador desde el espacio exterior (fuera del sistema inercial o marco de referencia que es la Tierra) contemplase el movimiento de la pelota,

e hiciera abstracción del tren y de la propia

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Tierra, lo que vería sería una pelotita que se desplaza en forma de curva o garabato

extravagante y que se mueve entre la salida y la llegada  a la mano no unos cientos de metros,

sino miles de kilómetros: los que haya recorrido la Tierra en los segundos que la pelota ha pasado en el aire tras lanzarla y antes de recogerla. En

este movimiento hay que tener en cuenta al menos:

a) La pelota moviéndose dentro del tren

b) El tren moviéndose en la vía del tren

c) El movimiento de rotación de la Tierra (que puede ser en sentido contrario al movimiento del

tren)

d) El movimiento de traslación de la Tierra en el espacio (por ejemplo, alrededor del Sol)

Posible representación del movimiento de la pelota visto desde la Luna

 Se ve, pues, que el movimiento y el espacio recorrido por la pelota son relativos y distintos según contemplemos el asunto:

a) Desde dentro del tren

b) Desde el andén

c) Desde el espacio exterior

 Y todavía podríamos imaginar más variantes:

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d) Desde fuera del sistema solar, puesto que el Sistema Solar se desplaza sobre el fondo de la Vía Láctea.

e) Desde fuera de la Vía Láctea, puesto que la Vía Láctea también se desplaza sobre el fondo del universo.

  Resulta, entonces, que el desplazamiento de la pelota es relativo, cambia según el sistema inercial o marco de referencia en el que nos hallemos. 

Todo esto hace pensar a muchos que, puesto que no hay nada fijo en el universo, dado que no hay un punto inmóvil que sirva de referencia universal, todo da lo mismo: la pelota no se mueve ni en línea recta, ni en vertical, ni en una curva extravagante.

 "Todo es relativo", suspiramos.

 Pero esta conclusión es demasiado apresurada.

Lo relativo es relativo

  Si medimos el movimiento de la pelota desde el tren, obtendremos unos resultados que relacionan la velocidad de la pelota y el espacio recorrido entre el lanzamiento y la llegada. Lo mismo sucederá si los cálculos los hacemos desde el andén.

 Y lo mismo podremos hacer desde el espacio exterior.

 Tendremos en los tres casos diferentes resultados que darán cuenta del fenómeno

observado y nos permitirán dibujar el desplazamiento de la pelota.

Sin embargo, aunque los resultados sean diferentes y relativos a cada sistema inercial,

también son traducibles de uno a otro sistema. Es decir, podemos deducir que veríamos en nuestro

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sistema inercial conociendo los datos del otro sistema inercial.

 Cuando comparemos nuestras mediciones, las que yo haya hecho desde su punto de vista (desde

el punto de vista lunar pero estando en el tren, por ejemplo) serán iguales a las que hayan hecho

ellos.

Es por eso que Einstein dudó si llamar a su teoría de la relatividad la teoría de las

invariantes: puesto que, sea cual sea el sistema de referencia, una vez conocidas sus coordenadas y

elementos, es posible traducir de uno a otro sistema los datos.

 Lo que dice la relatividad científica es que las observaciones son distintas según el sistema de referencia, pero también que las leyes son las

mismas en todos los sistemas de referencia y que, por ello, las observaciones deun sistema son

traducibles al otro sistema. Los fenómenos varían, pero las leyes son las mismas.

Galileo proponía un hermoso ejemplo: imagina un barco en vez de un tren y a una persona que

escribe en ese barco que recorre el Mediterráneo.

 Si ese viajero traza en su camarote una recta sobre el papel, él verá una recta, pero alguien que

pudiese ver el movimiento de la pluma desde la costa vería que la pluma no se mueve en línea recta, sino en forma de garabato, siguiendo el

movimiento del barco (que puede ser en sentido contrario a la línea trazada) y las oscilaciones del barco sobre el mar, arriba y abajo, a izquierda y a derecha.  Y sin embargo, cuando miremos la hoja

d papel no veremos ese extraño garabato, sino una línea recta.

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El siguiente gráfico está adaptado a una pelota (no a alguien escribiendo), pero se ve claramente lo que vería una persona desde la costa si sólo se

fijase en el movimiento de la pelota.

 Esta es la dirección de la que he tomado esta imagen, donde se explica el principio de relatividad en detalle:Relatividad

 

Sin embargo, la persona que está en el barco y lanza la pelota la verá subir y bajar en línea recta

vertical. 

La relatividad de Zhuang zi

Zhuang Zi nos dice que lo que para la cigarra es el mundo, para el ave Kun es sólo una pequeña

porción de su propio mundo, una parte insignificante.

 También nos dice que el insecto que nace por la mañana y muere por la tarde nunca sabrá que

existe la luna, o que la cigarra que vive dos estaciones no sabrá lo que es un año.

"La inconmensurabilidad que separa al ave gigante de la codorniz nos muestra hasta qué punto lo que llamamos 'conocimiento' depende de la perspectiva, relativa y reductora, desde la que vemos las cosas." (Ann Cheng)

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 Es decir cada uno de estos seres se halla en un sistema de referencia, que, en este caso, no

llamaremos inercial, sino existencial. Desde su sistema existencial de referencia el insecto no

puede sospechar que exista algo que dure más de un día.

Pero eso no tiene por qué hacernos pensar que nosotros y la cigarra vivimos en mundos

diferentes. Ambos compartimos el mismo mundo durante dos estaciones, pero la cigarra no sabe lo

que es el año y nosotros sí.

La cigarra vive en un mundo que está dentro de nuestro mundo y, por ello, nosotros tenemos una visión más amplia que ella, del mismo modo que quien contempla el tren desde el andén tiene una visión más amplia que la de la de quien lanza la

pelota.

 Pero, como sucedía con los distintos sistemas inerciales, si pudiésemos comunicarnos con la cigarra y ella nos hablase de una cigarra amiga

suya, tan longeva que vivió "tres vidas", nosotros podríamos traducirlo fácilmente a nuestro

lenguaje y decir que esa cigarra ha vivido: "un año y medio" (seis estaciones).

Se debe advertir , no obstante, que aunque la cigarra ignore cosas que nosotros sí conocemos, nosotros no sabemos muchas cosas del mundo de

la cigarra, a pesar de que su mundo parece en cierto modo inferior al nuestro.

 

Otros mundos

 Hay que recordar aquí aquella frase que se hizo célebre gracias a un anuncio de colonia: "Hay otros mundos, pero están en este". No sólo de

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abajo arriba, como del mundo de la cigarra respecto al nuestro, sino también al revés: hay

mucha información que las cigarras o las abejas perciben y que a nosotros nos pasa inadvertida. Por ejemplo, las abejas ven la luz ultravioleta y

nosotros no.

 A principios del siglo XX, un biólogo llamado Jacob von Uexküll pretendía oponerse al darwinismo con argumentos realmente

poderosos. Una de las cosas que decía Uexküll es que los animales de un determinado ecosistema

viven en mundos diferentes. En el rico fondo marino, lleno de estímulos diversos (temperatura del agua, colores, formas, etcétera) una esponja sólo percibe dos cosas: me tocan/no me tocan.

 Es como un ordenador digital: abierto, cerrado. A la esponja le importa un pimiento si lo que la

toca es un pedazo de plancton verde, rojo o amarillo o un trozo de plástico, ella sólo percibe:

me toca|no me toca

abierto|cerrado

encendido|apagado

0|1

 La esponja de Uexküll se parece al insecto de Zhuang Zi: vive en el mismo mundo que nosotros,

pero como si no: de los cientos de miles de estímulos posibles sólo recibe dos.

En Cartas biológicas a una dama, un delicioso libro que escribió para la que iba a ser su esposa, la condesa Gudrun de Schwerin-Schwerinsburg,

Uexküll pone varios ejemplos brillantes acerca de esto, que recuerdan muchísimo a Zhuang zi:

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"Karl Ernst von Bauer ha utilizado estos hechos para construir una tesis muy ingeniosa. Supone que la vida de los distintos seres contiene el mismo número de momentos, pero con distinta duración; de modo que unas veces el momento abraza centésimas de segundo, y otras veces horas enteras. Existen empero animales que sólo viven un año y otros que viven un día. ¿Cómo se transforma para estos animales el aspecto del mundo, si su vida comprende el mismo número de momentos que la nuestra?   Sí estuvieran provistos de entendimiento humano, los padres, al morirse en otoño, después de su año de vida, dirían a sus hijos que les espera todavía un largo período de vida, en el que han de soportar los horrores del frío y de la nieve; pero que no deben perder la esperanza, porque también a ellos les ocurrió lo mismo en su juventud, y luego llegaron a mejores tiempos.   Los animales que no viven más que un día referirían a sus hijos este tiempo de horror como una vieja leyenda. El día y la noche serían meses para unos, media vida para otros.  A semejantes criaturas, todos los acontecimientos del mundo han de parecerles enormemente lentos. La bala que sale de la pistola ha de parecerles quieta en el aire. No deben tener ni idea del crecimiento de los árboles, como nosotros no tenemos del de las montañas.  Por otra parte, pueden imaginarse criaturas cuyos momentos se extiendan sobre un número mucho mayor de años. Para estos seres, las estaciones cambiarían, como para nosotros cambian los días. Transcurriría todo en un «tempo» acelerado. Las hierbas brotarían del suelo como surtídores. Verdearían, crecerían y morirían los bosques, como para nosotros las praderas. No se vería el sol; durante breve tiempo aparecería en el cielo un arco de fuego seguido de una corta oscuridad."

Jacob von UexküllCartas biológicas a una dama

Lo que proponían von Baer y Uexküll ahora nosotros tenemos la suerte de poder verlo gracias

a la fotografía y el cine, que nos permiten presenciar en unos segundos el crecimiento de un

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árbol o durante minutos el abrirse de un párpado humano.

Es fácil también hacer animaciones en Flash u otros programas para intentar entender cómo

podrían ver el mundo esas "fantásticas criaturas". Seguramente habrá ocasión más adelante de

incluir aquí algunos ejemplos. En la películaKoyaanitqatsi hay hermosos ejemplos de maneras de ver el mundo a diferente velocidad.

Es muy posible que Baer o Uexküll fuesen la inspiración de un hermoso cuento de H.G.Wells,El

nuevo acelerador, en el que se cuenta la experiencia de alguien que percibe los años como

instantes y ve literalmente crecer la hierba.

La conclusión de todo esto es que nosotros percibimos un mundo que no perciben las cigarras o las abejas, pero que tal vez ellas

perciben mundos que nosotros ignoramos y nunca podremos conocer (esa es la tesis de Uexküll).

  Pero, por ahora, lo que me interesa es mostrar que nuestros criterios acerca de las cosas

dependen del sistema de referencia desde el que las percibimos. Desde su limitado punto de vista la cigarra y la tortolilla desprecian al pájaro Kun; desde su estrecho mundo de estímulos, la esponja

ignora miles de aspectos de la realidad que la rodea.

Pero no hace falta ser esponja para percibir un mundo limitado: basta con tener poca curiosidad.

Personas que viven en el mismo mundo y pertenecen a la misma especie, como los seres humanos, pueden vivir percibiendo miles de

estímulos o sólo unas cuantas decenas. Depende de la curiosidad de cada uno, porque, como dice la psicología cognitiva, el ser humano no es un

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sujeto pasivo de laboratorio conductista, sino un buscador activo de información: no recibe

pasivamente los estímulos, sino que también los busca.

Para volver a la relatividad de Zhuang Zi y a la de Einstein: es importante recordar que afirmar que todo es relativo no significa decir que todo vale lo

mismo, que todo es lo mismo o cualquier otra simpleza semejante.

 

El inculto relativismo cultural

 Es cierto que el relativismo se ha  entendido de esta manera tan sandía en los últimos decenios, dando origen al relativismo cultural, que excusa

cualquier barbaridad siempre y cuando la cometa alguien que cree en cualquier cosa en la que no

creemos nosotros.

 Dicen los relativistas culturales:

"Para ti, que vives en el occidente cristiano o agnóstico, con unos valores determinados, lo

lógico es pensar que hombres y mujeres tienen los mismos derechos, pero para alguien que vive en una cultura musulmana, lo lógico es pensar

que la mujer está al servicio del hombre".

 Sí, eso parece lógico desde ese punto de vista. Si el punto de vista de uno es que los cristales son

muy digestivos, comerá cristales con la conciencia culturalmente tranquila, pero eso no

impedirá que se le perfore el estómago y muera al poco tiempo.

 El que una cosa se explique en función de una cultura no significa que se justifique

automáticamente. Podemos entender que algo se

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hace de determinada manera por alguna razón, pero eso no nos impide opinar que tal costumbre,

por muy coherente que sea con su sistema de referencia cultural es también absurda, injusta o

cruel.

 Afortunadamente, también los sistemas de referencia culturales, como los inerciales de

Einstein, pueden ser relacionados, comparados y discutidos, aunque algunos discípulos del filósofo de la ciencia Kuhn parezcan pensar lo contrario (no el propio Kuhn, o no siempre, me parece) y hablen de paradigmas o modos de ver el mundo

que no pueden compararse o enfrentarse de manera razonable.

 La apertura a otras culturas no significa aceptar cualquier cosa simplemente porque viene con un

sello cultural, un sello que, por cierto casi siempre es impuesto por los explotadores y

jerarcas de cada cultura.

 La apertura significa escuchar con atención, discutir y modificar nuestros criterios si

pensamos que tiene razón el otro, o intentar modificar los del otro si pensamos que tenemos razón nosotros. Sostener que diga lo que diga el

otro es válido porque pertenece a otra cultura, no es respetar a las otras culturas y personas, sino más bien despreciarlas: es como decir que no

merecen siquiera que gastemos razones con ellas.

  Montaigne entendía el relativismo como un diálogo que nos permite aprender y enseñar.

Señaló que muchas de nuestras ideas eran sólo prejuicios de nuestra cultura y mostró que en

muchos aspectos otras culturas opinaban de otra manera. Pero para Montaigne, eso no significaba "cada loco con su tema", sino que esas diferencias

nos deberían hacer pensar si no sería más

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razonable, por ejemplo, caminar desnudos (al menos en verano, o al menos en la playa); si no

sería más razonable, como también decía Diderot en su Suplemento al Viaje de Buganville, que nos amásemos de manera natural y que no tuviéramos

miedo del sexo.

El relativismo de Montaigne es lo contrario del de los relativistas culturales, no busca maneras de justificar el absurdo y la injusticia (siempre y

cuando los cometa otra cultura), sino aprender lo bueno de otras culturas y enseñar lo bueno de la

nuestra.

Steven Pinker pone un ejemplo muy divertido cuando habla de un chamán siberiano y dice que es un farsante, un engañabobos, como lo es un

mago de feria.

Aunque parezca sorprendente, los antropólogos no suelen tenerlo tan claro y hablan de los

chamanes como si realmente hicieran magia. Como dice Pinker, "nunca miran detrás de la

cortina para descubrir el truco".

Esta falta de juicio crítico cuando los protagonistas son exóticos es, insisto, una

muestra de desprecio y de racismo más que de respeto, y explica la credulidad con que fueron acogidos los escritos del célebre antropólogo y

brujo farsante Carlos Castaneda.

Afortunadamente no somos esponjas y la comunicación entre personas de distintas

culturas es posible. De hecho es constante, aunque a menudo sólo lo haya sido a través de la

violencia.

Mussolini, en un discurso muy elocuente, decía que los sabios de Europa habían llegado a la

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conclusión de que no se pueden comparar de manera racional culturas distintas (¡esto mucho

antes de los paradigmas de Khun!). La consecuencia que sacaba el dictador fascista era la misma a la que conduce el relativismo cultural

en última instancia:

"Puesto que no se pueden comparar de manera racional ideas procedentes de diversas culturas, lo único que queda es la fuerza: la cultura más fuerte ha de prevalecer mediante el uso de la

violencia si es necesario."

No es un pensamiento muy original, puesto que así se han relacionado las culturas desde el inicio de los tiempos: "O aceptas mis normas o te mato".

Pero algunos pensamos que las culturas sí son comparables y que es preferible que nuestras ideas se maten entre ellas a que lo hagamos

nosotros.

 Del mismo modo que el marco de referencia del insecto o el del pasajero del tren sólo dan cuenta de una realidad limitada, el marco de referencia

de una cultura particular es sólo un fragmento de un marco de referencia mayor, que es la

humanidad.

Quizá haya otros mayores, pero, ¿por qué quedarnos en la visión del insecto pudiendo

alcanzar, al menos, la del pájaro Kun? ¿Por qué quedarnos con Khun pudiendo quedarnos con

Kun?

 Como sucede en el universo, tampoco aquí, en el mundo cultural y moral, hay verdades absolutas

ni puntos fijos de referencia. Es una tarea sin fin, sometida a continua discusión y revisión, y por

ello muy excitante.

Page 23: Comentarios Sobre Zhuang Zi

 Así pensaban Montaigne y Diderot y así pienso yo también.

 

¿Y qué pensaba Zhuang Zi?

  Lo mismo que nosotros tres, me parece, al menos en estos primeros textos de su libro, pues

él se burla de los "animalejos" que creen conocerlo todo y viven, sin saberlo, en una

miserable charca.

 Es cierto que después dice que los que se creen sabios son como esos animalejos, y menciona a un

tal Song Rong zi que no cometía los errores de esos sabios presuntuosos. Alguien que, a pesar de

ser mejor que esos sabios o príncipes no se preocupaba de parecerlo ni de buscar renombre.

También menciona a un tal Lie Zi (que ha dado nombre al tercer libro del taoísmo), que era casi perfecto y podía volar, pero que aún dependía de algo, el aire que le sostenía como al pájaro Kun.

Pero, de este asunto del desprendimiento de las cosas, o al menos de lo que el Eclesiastés llamaría

las vanidades del mundo, seguro que habrá ocasión de hablar más adelante.

 Aquí sólo quiero recordar que Zhuang zi ridiculiza al insecto que cree que su pequeño

mundo es el mundo y al sabio que se cree mejor que el insecto, pero no dice que todo sea igual: el ave Kun o el sabio conocen un mundo más amplio que el del insecto, pero están aún lejos del mundo

que conoce Song Rong zi. De este interesante pensador hablaré al comentar el capítulo 33

delZhuang zi.

Page 24: Comentarios Sobre Zhuang Zi

 El texto de este primer punto del Libro Primero del Zhuang zi termina con una frase que se

parece mucho a las del Lao zi (Tao Te King):

 "El hombre perfecto no tiene yo, el hombre espiritual no tiene éxito, los grandes sabios no tienen nombre".

  También de este asunto hablaré más adelante, pero ahora quiero referirme a otro parentesco de

Zhuang zi. El que le une a Platón.

El mito de la caverna y Zhuang zi

 A menudo se han comparado las ideas de Zhuang Zi con las que expresa Platón en un

célebre pasaje de La República de Platón: el mito de la caverna.

Quienes no conozcan el mito o no hayan leído el original de Platón, pueden leerlo co este enlace. Yo creo que conviene leerlo de nuevo, aunque ya se conozca de sobra: siempre se descubre algo

nuevo.

     El mito de la caverna

  La caverna de Platón ha inspirado a lo largo de la historia muchas variantes, como el mundo de Planilandia o Flatland, un bello cuento de Lovecraft llamado Polaris, otro que escribió Cortazar inspirado en aquél, o la caverna virtual de Rudy Rucker. Su último ejemplo es la películaMatrix.

 La fábula de la mariposa de Zhuang zi es otra manera de expresar este mito: soñamos que

somos una mariposa, pero tal vez seamos un ser humano soñado por una mariposa. El mudno

de Matrix es la mariposa cibernética o digital de Zhuang zi.

Page 25: Comentarios Sobre Zhuang Zi

 En este momento sólo quiero mencionar esta coincidencia entre Zhuang Zi y Platón: el limitado

mundo que ven la cigarra y la tortolilla que se burlan del pájaro Peng es como el limitado mundo

que ven los prisioneros de la caverna de Platón.

Los prisioneros, la cigarra y la tortolilla, viven en un mundo mucho mayor que aquel que son capaces de percibir. Del mismo modo que la

cigarra y la tortolilla se ríen del pájaro Peng, así los prisioneros se burlan y acaban asesinando al

compañero que consigue liberarse y ver el mundo real. Ellos no creen que exista un mundo real

mayor que el que perciben en las sombras de la pared, del mismo modo que el insecto que muere

al atardecer no creerá que existe la luna.

NOTA ACERCA DE JACOB von UexküllDije que von Uexküll tenía poderosos argumentos en contra de la teoría de la evolución de Darwin. Es cierto que eran poderosos, creo, pero los mejores no chocan realmente con la teoría de Darwin, sino que son perfectamente compatibles con ella.

 

 

Zhuang ziLibros interiores

Libro 1: Nei Pian

Capítulo 1Libre caminar

Apartado 2 Xu You y el gobierno del mundo

"Cuando Yao quiso ceder su imperio a Xu You, le dijo: "El surgir del sol y de la luna hace inútil la luz de las antorchas. 

Page 26: Comentarios Sobre Zhuang Zi

La caída apropiada de la lluvia hace vano el riego de los campos. Sube tú al trono y así el mundo estará bien gobernado. Yo no soy apto para ello y mientras siga en el poder sólo veré mis fracasos. Te lo ruego: toma el mando". 

Y Xu You le contestó: "Señor, tú gobiernas el mundo y el mundo está bien gobernado. ¿Tan sólo para ganar renombre voy yo a ocupar ese puesto? El renombre no es más que el huésped de lo real. Yo, ¿un simple huésped? Cuando el pájaro troglodita construye en el bosque su nido, una ramita le basta. Cuando el topo bebe en el río, toma lo justo para saciar su sed. Señor, vuelve a tu trono. ¿Qué puedo yo hacer con las riendas del mundo? Si el cocinero falta a su oficio, el que representa a los muertos y el que invoca en los sacrificios no abandonan ofrendas ni vino sagrado para reemplazarle en su puesto".

comentario

Los emperadores legendarios de China

El anterior apartado del Zhuang zi  mencionaba a algunos personajes que destacaban por no necesitar nada, o casi nada, como Lie Zi, que

volaba pero aún necesitaba el aire para sostenerle.

Page 27: Comentarios Sobre Zhuang Zi

En este segundo apartado del Nei Pian, primero de los libros interiores, se trata el asunto de qué es lo que realmente importa: el poder y la gloria,

las diversas vanidades del mundo, u otra cosa.

La historia comienza con el emperador Yao. El emperador Yao es uno de los legendarios

emperadores de China.

  Los emperadores legendarios son anteriores a la primera dinastía conocida de China, la Xia, que se inició hacia el año -2100. Sin embargo, incluso

la dinastía Xia se considera no plenamente histórica. La primera dinastía verdaderamente

histórica es la Shang.

   Es una buena ocasión para conocer a los emperadores legendarios, desde el primero (el

más antiguo) al último (el más cercano a la dinastía Xia):

Youchao

Suiren

Fuxi

Shendong

Huang Di

Yao

Shun

Yu

Como se ve, Yao es uno de los tres últimos emperadores. Poco a poco iré contando más cosas

acerca de todos ellos. Son muy importantes porque los filósofos y los ideólogos de China

Page 28: Comentarios Sobre Zhuang Zi

siempre han utilizado a los emperadores legendarios para justificar sus teorías.

Por ahora, basta con saber que aunque la época de los emperadores legendarios es vista de manera diferente por las distintas escuelas filosóficas chinas, todos o casi todos están de acuerdo en que la de los emperadores legendarios fue una época mejor que la que se inició después de ellos, con la dinastía Xia. Así que cuando Zhuang zi menciona al emperador Yao lo hace como quien menciona a alguien digno de ser admirado e imitado.

Se supone que Yao vivió hacia el año -2356.

En este fragmento del libro primero del Zhuang zise cuenta que Yao abdicó del "gobierno del

mundo", es decir del gobierno de China, pues los chinos han sido a menudo tan o más

etnocentristas que los llamados occidentales y consideraban, al igual que la mayoría de los

griegos y que los romanos de la época clásica, que más allá de sus fronteras sólo había "bárbaros". Decir "China", llamada también "el Imperio del

Centro", era casi lo mismo que decir "El mundo".

Xu You  

Pues bien, el emperador Yao quiere abdicar del gobierno del mundo y elige a un tal Xu You como

sucesor.

  Quien haya mirado la lista de los emperadores legendarios, ya se habrá dado cuenta de que Xu

You no es el emperador que sigue a Yao. Eso significa Xu You no aceptó la oferta de gobernar

el Imperio que le ofreció Yao.

   Según el Zhuang zi, Xu You le dijo a Yao:

Page 29: Comentarios Sobre Zhuang Zi

"Vos gobernáis el mundo, y el mundo  permanece en orden. ¿Habría yo de ocupar vuestro lugar para así ganar renombre? "

  A continuación, Xu You le explica al emperador que el renombre o la fama es sólo un "huesped de

la realidad".

  Con ello quiere decir, de una manera muy sugerente, que la fama es sólo un subproducto de

otra cosa, algo añadido, sin verdadera realidad propia, o con una realidad dependiente de otra

más importante, como el humo que sale del fuego o el reflejo en un espejo.

  ¿Para qué va a querer él, dice Xu You ser huésped pudiendo habitar en la realidad misma?

Al final, Xu You renuncia con un acto de modestia ("Que no sabría yo qué hacer con el

mundo"), al que sigue otro de soberbia:

"Aunque falten los cocineros, el oficiante del funeral y el representante del difunto no dejarán los vasos y bandejas rituales para ir a cocinar".

   Con esto se refiere a la costumbre que había en los funerales de que una persona representase al muerto y recibiese las ofrendas en su nombre. Si en el funeral faltan los cocineros, no por ello el oficiante y el representante del muerto van a interrumpir la ceremonia y ponerse a cocinar.

La soberbia de la respuesta se debe a que Xu You parece decirle al emperador:

  "Lo que yo hago y tengo ahora es más importante que lo que haces tú. Gobernar el mundo es como cocinar en un funeral, una tarea secundaria, mientras que lo que yo hago es equivalente al funeral mismo: yo vivo en la realidad; tú, eres sólo su huésped".

Page 30: Comentarios Sobre Zhuang Zi

  A menudo, en los textos taoístas, se ven situaciones parecidas, en las que un sabio

renuncia a fama, honores y poder, pero lo hace porque lo que él tiene es superior a lo que le

ofrecen. Modestia y soberbia se unen casi siempre en estas renuncias, que recuerdan

inevitablemente a los cínicos griegos.

La soberbia modestia de los cínicos griegos

Se cuenta la anécdota de Diógenes el cínico, que vivía en un tonel y al que fue a visitar el mismísimo Alejandro Magno, que había

conquistado ya gran parte del mundo conocido (China no era conocida por los griegos, así que el

macedonio se quedó a las puertas de la India). Alejandro, al parecer también había afirmado que, de no ser Alejandro, habría querido ser Diógenes, no se sabe si antes o después del

supuesto encuentro entre ambos.

 Pues bien, Alejandro fue a ver al cínico Diógenes y le dijo: "Pídeme lo que quieras, Diógenes".

Diógenes, sentado junto a su tonel, le respondió: "Apártate y no me quites el sol".

  Esta respuesta es semejante a aquello que hacían los cuáqueros y que cuenta Voltaire en un

texto al que me referí en el comentario al apartado anterior del Zhuang zi: los cuáqueros

trataban de "Tú" al rey de Inglaterra.

  Quien mejor ha mostrado la modesta soberbia de los cínicos es tal vez Platón. Se dice que en una ocasión Diógenes fue a visitar el hogar de

Platón, en el que había muchas alfombras lujosas. Diógenes empezó a pisotearlas de manera

llamativa y cuando le preguntaron qué hacía respondió: "Pisoteo la soberbia de Platón". A lo

Page 31: Comentarios Sobre Zhuang Zi

que Platón respondió: "Con otra soberbia, Diógenes, con otra soberbia".

Ahora bien, también es cierto que no hay ninguna razón por la que debamos llamar a

alguienexcelencia, ilustrísima, o incluso tratarle de usted. Ninguna razón, excepto la prudencia.

Yo creo, con los anarquistas, que ningún hombre ha de humillarse ante otro y que ningún hombre puede disfrutar o aceptar la humillación de otro. Si yo hablase con el rey de España o con el Papa, no utilizaría ningún título y sólo les trataría de

"usted" si ellos lo hicieran conmigo (emplearía el "tú", que me gusta más, si ellos lo hicieran también). No por soberbia, sino por que las

muestras de pleitesía rebajan al que las practica y al que las recibe, como muestra muy bien esta

anécdota de Beethoven:

"La Tercera Sinfonía estaba dedicada a Napoleón Bonaparte. Una anécdota, relatada por Fernando Ries, discípulo de Beethoven, dice así: "La sinfonía estaba sobre la mesa. La primera página contenía dos nombres: arriba, 'Bonaparte'; debajo, 'Beethoven'. Ni una palabra más. Ignoro si la laguna debía llenarse. Fui el primero que anunció al maestro la nueva de que Bonaparte se había proclamado emperador (18 de mayo de 1804). Enfurecido Beethoven, exclamó: "¡No es más que un hombre vulgar! ¡Sólo satisfará su ambición y como tantos otros hollará los derechos del hombre para ser un tirano!" Se dirigió hacia la mesa, arrancó la primera página del manuscrito y la arrojó al suelo. Después escribió un nuevo título: Sinfonía Eroica".

En efecto, ¿qué mayor vulgaridad puede haber que el que alguien, pudiendo ser Bonaparte, se

rebaje a ser Emperador?

Page 32: Comentarios Sobre Zhuang Zi

Buenas razones para humillarse

Ahora bien, si mi vida estuviera en peligro o me viera expuesto a ser encarcelado, como les sucedía a los cuáqueros, creo que utilizaría cualquier fórmula que me librase de tales

peligros: mi repulsión hacia la humillación es menor que mi repulsión hacia el martirio.

Enfrentarse a un poderoso al que no puedes vencer no es en realidad luchar contra él, sino entregarte a él, dejar que sea él quien decida sobre tu vida y facilitarle la eliminación de un

enemigo: todo para él, nada para quienes luchan contra él, a no ser que uno crea en las virtudes

del ejemplo del martir, cosa que, me temo, no ha servido nunca para nada.

Pero quizá me equivoco. Si alguien conoce un ejemplo de martirio efectivo, estoy dispuesto a moderar mi posición o incluso a modificarla (si son muchos ejemplos).

Así que, en mi opinión, Diógenes le dijo a Alejandro que se apartase, si es que se lo dijo,

porque sabía que podía tirar un poco de la cuerda sin peligro (o porque era un temerario).

  Del mismo modo, si Xu You le dijo a Yao aquello de que él vivía en la realidad mientras que el

emperador era sólo su huésped, es probablemente porque el autor del Zhuang zi se inventó la

anécdota, o porque Yao era un emperador muy bondadoso.

Otros filósofos, taoístas o no que quisieron imitar a Xu You no tuvieron tanta suerte y su

modesta soberbia fue castigada con la muerte o con el destierro.

¿Quién es Xu You ?

Page 33: Comentarios Sobre Zhuang Zi

Pero, ¿quien es este Xu You que se atreve a hablar así al emperador Yao?

Según cuenta Carmelo Elorduy en su traducción del Zhuang zi, un comentarista de la dinastía

Tang dice que Xu You (Hsü Yu) era un consejero del emperador Yao. Añade Elorduy, o el

comentarista Tang, que Xu You tras negarse a aceptar la oferta del gobierno del mundo, se fue a

lavar los oídos que habían escuchado "tan inmunda invitación". Esto sí que es soberbia.

Pero este asunto volverá a ser tratado más adelante.

Las antorchas a pleno sol

Antes de ofrecer el trono a Xu You, el emperador Yao se denigra a sí mismo y elogia a su consejero.

«Luego que el sol o la luna han salido, si las antorchas que aún arden quisieran competir con ellos, ¿no sería cosa harto difícil? Cuando la lluvia de temporada ha comenzado a caer, seguir acarreando agua por ver quién mejor ha regado, no sería cosa vana?

El emperador es como una antorcha encendida cuando su consejero brilla como el sol. La luz del

emperador no añade nada  a la luz mayor que todo lo baña.

Es sabido que a a pleno sol es difícil percibir una luz pequeña y que cuando se graba para cine o

televisión una escena con fuego (un mechero, una hoguera a pleno día) hay que utilizar diversos

trucos para que ese fuego se vea.

Esa excelente comparación de Yao puede servir para recordar que aunque nosotros no las

veamos, durante el día, las estrellas permanecen

Page 34: Comentarios Sobre Zhuang Zi

el el cielo. ¿Por qué no las vemos? Porque su luz queda subsumida en la luz mayor del Sol.

Al amanecer, podemos ver Venus (la estrella der la mañana) y a veces la Luna, pero enseguida

desaparecen. Siguen ahí, pero la claridad del Sol nos ciega. invisible

Es bueno recordar esto, porque a veces las cosas están ahí, pero no las vemos porque otras cosas nos impiden verlas o porque se enmascaran o diluyen o se hacen invisibles en el entorno.

Por ejemplo: yo he escrito la palabra invisible en este documento, pero seguramente tú no la has

visto. ¿La ves ahora?

             invisible

Sí, porque aquí está escrita con letras negras sobre fondo blanco, pero también está escrita dos párrafos más atrás, tras "la claridad del Sol nos

ciega". Pulsa y arrastra el ratón y la verás. Allí no se ve a simple vista porque está escrita en letras blancas sobre fondo blanco: el blanco del fondo

oculta el blanco de las letras.

Para ver las cosas, a menudo es necesario el contraste: lo igual no destaca sobre lo igual y un

estímulo repetido acaba dejando de resultar estimulante. Pero no es a esto a lo que se refiere el emperador Yao al comparar a Xu You con el sol

y a sí mismo con una antorcha.

Lo que Yao quiere mostrar es la inutilidad de una antorcha frente al Sol, es decir, su propia

inutilidad como gobernante del mundo frente a Xu You:

Page 35: Comentarios Sobre Zhuang Zi

"Tan absurdo como regar cuando ya llueve sobre los campos".

Isaac Asimov usaba un argumento semejante para dudar de la existencia de Dios, o al menos de

un Dios bondadoso: mientras la gente se muere de sed en tantos lugares de África, llueve en medio del océano, donde no le sirve a nadie.

Epílogo a Xu You

Debido a una traviesa casualidad, tras escribir acerca de Xu You todo aquello de la soberbia y compararlo con el cínico Diógenes, he leído un texto de un poeta chino del siglo III de nuestra

era que dice exactamente lo mismo que yo.

En contra de mi supuesta originalidad, he de confesar que ya había leído este texto hace años

(lo incluye Octavio Paz en su traducción de varios pasajes del Zhuang zi), pero no me acordaba de él

hasta volver a leerlo ahora.

Pues bien, el poeta del siglo III se llama Xi Kang y es también muy interesante: era considerado un enemigo del Estado y de la sociedad, contrario a

la práctica de los ritos y al culto a los antepasados, así como a la fidelidad filial y la

obediencia al trono que preconizaban los confucianos.

Xi Kang, este poeta quizá semejante a Xu You, parece saber algo más acerca del encuentro entre

Yao y Xu You:

"Xu You había sido el maestro de los emperadores Yao y Shun. El primero, fatigado de sus trabajos,lo llamó: "Maestro, si aceptas el trono, el Imperio y el universo entero vivirán en armonía". 

Page 36: Comentarios Sobre Zhuang Zi

  Xu You respondió: "la gloria es la sombra de la realidad? ¿A qué buscar la sombra cuando tengo el cuerpo?" Y huyó hacia los pantanos.  Ahí encontró al "ermitaño encaramado", un viejecillo que, retirado del mundo, se había hecho un nido entre las ramas de un árbol y dormía entre sus hojas. Xu You le contó lo ocurrido.   El ermitaño le respondió: "¿Por qué no te escondiste desde el principio, por qué dejaste que el mundo se deslumbrase con tus méritos? El verdadero sabio es invisible. Tú ya no eres mi amigo". Y empujándolo con fuerza, lo arrojó del nido.    Confuso y trastornado, Xu You vagó por las soledades, hasta que encontró un arroyo. Allí se detuvo para lavarse los ojos y las orejas, mientras decía para sí: "Las palabras que dije ofuscaron a mi amigo". Después se perdió para siempre, sin que nadie haya vuelto a saber de él.   El ermitaño, por su parte, pensó que las palabras de Xu You habían manchado sus orejas. Descendió del árbol y fue a lavarse al mismo arroyo. Pero el genio del riachuelo, irritado, se nubló y le dijo: "¿Por qué quieres ensuciar mis aguas?" [Otra versión]

En esta historia, como se ve, parece que cada personaje compite por estar más desprendido del mundo que el anterior, y también por mostrar una mayor soberbia en su modestia, incluído el río.

 Después de lo que dije antes acerca de la prudencia y del martirio, de los cuáqueros, de Diógenes y Alejandro, o del propio Xu You, que huyó tras rechazar el Imperio, creo que es un buen final saber que el poeta irreverente que nos cuenta esta última historia, Xi Kang, fue decapitado por comportarse de manera semejante a Diógenes:

Page 37: Comentarios Sobre Zhuang Zi

"Xi Kang (223-262) líder del grupo [de los Siete Sabios de la Gruta de Bambú], fue condenado a muerte por Ssu-ma Chao, padre del primer emperador Tsin, que en ese momento era el todopoderoso ministro en la corte de Wei, el estado más al norte durante el período de los Tres Reinos. Xi Kang tenía la costumbre de explicar su doctrina a sus discípùlos y había adquirido una gran reputación. Ssu-ma Chao fue a escucharle, pero Xi Kang no hizo ningún esfuerzo para tratar al ministro con la ceremonia habitual e incluso aparentó no advvertir su presencia. Ssu-ma Chao se ofendió y cuando tiempo después oyó que Xi Kang en una carta a su amigo Shan T'ao había hablado de manera burlona de T'ang and Wu, los heroicos fundadores de las dinastías Shang y Chou, el ministro utilizó este pretexto para ejecutar a Xi Kang como uno que "causa desorden y confunde las rectas doctrinas".

Puedes leer más acerca de Xi Kang (o Xi Kang) en una entrada de mi Cuaderno de China:

 Xi Kang

 

 

 

Zhuang Zi Libros interiores

Nei Pian (libro 1)

Capítulo 1Libre caminar

Apartado 2

Page 38: Comentarios Sobre Zhuang Zi

Los disparates de Jieyu

"Jianwu comentó a Lian Shu: "He oído a Jie Yu, y sus palabras me causan pavor. Son palabras grandiosas pero no reales, tan lejanas que jamás retornan, como la Vía Láctea sin contornos, tan inconmensurables que ignoran todas las cosas del mundo". Y Lian Shu le preguntó qué decían esas palabras. "Decían que en la misteriosa montaña Gushe viven unos seres divinos cuya blanquísima piel brilla como el hielo. Tan tímidos y dulces como jóvenes doncellas. No comen los cinco cereales, beben rocío y respiran viento. Cabalgan sus dragones por encima de las nubes y se dirigen más allá de los Cuatro Mares. Concentrando su espíritu, pueden curar enfermedades y hacer que maduren las cosechas. Yo, de todas estas locuras, no creo ni una sola palabra". Entonces Lien Shu le respondió: "¡Claro! ¡Cómo un ciego iba a apreciar ornamentos y colores! ¡Cómo un sordo iba a escuchar campanas y tambores! No sólo el cuerpo puede no ver y no oír. No sólo los ojos enceguecen. No sólo ensordecen los oídos. Así también la inteligencia ciega y sorda puede estar, como lo muestran tus palabras. Un hombre de tal Virtud funde los Diez Mil Seres en su Unidad primera. Y aunque el mundo se lo exija, ¿cómo va él a dignarse gobernar sobre la tierra? 

Page 39: Comentarios Sobre Zhuang Zi

A un hombre así nada puede herirle. Aunque las olas lleguen al Cielo, él no se ahogaría. Aunque por una gran sequía se disuelvan piedras y metales, se calcinen tierras y montañas, las llamas no le alcanzarían. Tan sólo de su cuerpo convertido en polvo los grandes Yao y Shun renacerían. ¡Para qué iba él a ocuparse de las cosas del mundo!". 

Como aquel hombre de ong que quiso vender sombreros en la ciudad de Yue. Pero sus habitantes, de cabeza rapada y cuerpo tatuado, no los necesitaban. 

O como Yao, que instauró el orden y la paz por todas partes, y cuando visitó a los Cuatro Sabios del Monte Gushe, al norte del río Fen, olvidó su imperio para siempre. “

Las dos caras del taoísmo

Jianwu y Chen Wu dialogan acerca de las fabulosas historias que suele contar un tal Jieyu:

"En la misteriosa montaña Gushe viven unos seres divinos cuya blanquísima piel brilla como el hielo. Tan tímidos y dulces como jóvenes doncellas. No comen los cinco cereales, beben rocío y respiran viento. Cabalgan sus dragones por encima de las nubes y se dirigen más allá de los Cuatro Mares. Concentrando su espíritu, pueden curar enfermedades y hacer que maduren las cosechas."

Page 40: Comentarios Sobre Zhuang Zi

Eso son sólo locuras, exclama Jianwu, pero su compañero, Chien Wu, le responde con desprecio:

"¡Claro! ¡Cómo un ciego iba a apreciar ornamentos y colores! ¡Cómo un sordo iba a escuchar campanas y tambores! No sólo el cuerpo puede no ver y no oír. No sólo los ojos enceguecen. No sólo ensordecen los oídos. Así también la inteligencia ciega y sorda puede estar, como lo muestran tus palabras."

Chien Wu no se limita aquí a comparar a su amigo con un ciego o un sordo, que no pueden ver los colores o escuchar los sonidos (esa sería la comparación habitual), sino que va más allá. Lo que dice es que la vista y el oído sirven para ver y oír, pero también para volvernos ciegos y sordos:

“No sólo los ojos enceguecen. No sólo ensordecen los oídos. “

Y lo mismo puede suceder con la inteligencia: no sólo es tonto el que carece de inteligencia, sino el que queda atontado por su uso.

Son opiniones que volveremos a ver en el Zhuang zi, y que podrían conducirnos fácilmente a la idea de que para entender algo nuevo antes debemos desaprender lo que ya sabemos. Algo que recuerda a una célebre anécdota de de la escuela subitista del zen:

“En la escuela subitista (…) llegas al conocimiento a través del desconocimiento, dejando atrás las cosas que sabes. En este sentido creo que se debe interpretar el encuentro de Nan-In con el profesor universitario. El maestro zen le sirve té en un bol y derrama su contenido. El profesor dice: 

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_ El bol ya está lleno. Se derrama...¡Ya no cabe más té! Nan-In le contesta: _Su mente es como un bol. Esta llena de opiniones y de especulaciones ¿Cómo quiere entender el zen, si antes no vacía el bol de su mente?” 

El buddhismo, Ramón N. Prats

Chien Wu dice algo parecido a su amigo Jenwu: le está diciendo, en definitiva, que todas esas cosas que cuenta Jieyu acerca de hombres extraordinarios que cabalgan en el viento sobre dragones no son creíbles para alguien que se deja llevar por sus prejuicios intelectuales acerca de lo posible y lo imposible. La razón ha cerrado la mente de Jenwu para entender la verdad.

Esto parece una defensa de lo que actualmente se llama poderes paranormales, y lo cierto es que en elZhuang zi y en el Lao zi se menciona a menudo a personajes capaces de hacer las cosas más extravagantes y milagrosas.

No es extraño que surgiera una interpretación del taoísmo que derivó en verdadera alquimia y magia. En ella se buscaba la inmortalidad a través de la mezcla de extraños componentes, la práctica del sexo o complejos rituales.

Por otra parte, entre los expertos hay diversas opiniones acerca de los orígenes del taoísmo y algunos consideran que podría ser una derivación de antiguas prácticas chamánicas, entre las que estarían el desdoblamiento corporal, la levitación, etcétera.

Junto a ello hay un taoísmo que no cree en la existencia de esos seres extraordinarios, o al menos no les da mucha importancia. Y muy a menudo el Zhuang zi y el taoísmo defienden más la sencillez

Page 42: Comentarios Sobre Zhuang Zi

y la vida retirada que la obtención de poderes mágicos. Esta contradicción será una constante a lo largo de la historia del taoísmo.

Una tercera interpretación podría basarse en el análisis textual, para intentar averiguar cuánto hay de magia en los textos originales y cuanto son adiciones posteriores para dotar de más prestigio al texto. Pero yo no me siento capacitado para emprender tal tarea. Quizá en el futuro algún descubrimiento arqueológico nos ofrezca nuevos datos.

Una cuarta posibilidad, que quizá no hay que descartar completamente, es que las menciones a milagros y hazañas extraordinarias deban tomarse casi como metáforas, como una manera de esconder algo sencillo de manera grandielocuente. Porque lo cierto es que resulta un poco contradictorio que junto a la burla constante a todos aquellos que quieren ordenar el mundo, como el emperador Yao, o acumular riqueza y poder, o impartir lecciones de sabiduría, se utilicen ejemplos de sabios que también se caracterizan por tener poderes especiales y milagrosos.

Eso, al menos para un temperamento moderno, parece desactivar los discursos burlones del Zhuang zi: ¿se trata de darnos cuenta de lo vano de toda esa ansia de poder, riqueza y sabiduría porque es algo en sí mismo vano, o sólo porque es muy poca cosa comparado con lo que puede conseguir el sabio taoísta? Si se trata de esta segunda interpretación, es casi imposible no caer en la paradoja de concluir que también estos sabios taoístas buscan algo vano y efectista: volar por el aire sobre dragones.

Y lo cierto es que el Zhuang zi nos da continuamente razones para aceptar una u otra

Page 43: Comentarios Sobre Zhuang Zi

interpretación, con lo que el tema reaparecerá muchas veces en este comentario.

.

De nuevo sabios y emperadores

Chen Wu continúa diciendo a su amigo que esos hombres de los que habla Jieyu son tan perfectos que no se ocupan del gobierno del mundo, tarea, que, como ya se ha visto en los apartados anteriores del Zhuang zi, es trivial y vana.

Chen Wu compara a su amigo con

"...aquel hombre de Ong que quiso vender sombreros en la ciudad de Yue. Pero sus habitantes, de cabeza rapada y cuerpo tatuado, no los necesitaban."

Hay que entender, me parece, que el fabricante de gorros se sentía muy orgulloso de su obra y de pronto descubrió lo inútil de tantos esfuerzos.

Pero también podría entenderse en el sentido contrario: aquellos que no tienen necesidad de gorros, no pueden apreciarlos, del mismo modo que Jenwu no aprecia las historias que cuenta Jieyu, ni un ciego apreciar los colores o un sordo las campanas y tambores.

Las dos interpretaciones son interesantes y las diferentes traducciones que utilizo a veces parecen indicar una y a veces la otra.

Chen Wu también trae a colación el caso del emperador Yao,  quien, después de poner paz y orden en el mundo, fue  a visitar "a los Cuatro Sabios del Monte Gushe" y "olvidó su imperio para siempre".

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¿Por qué lo olvidó? ¿Porque descubrió algo que lo superaba o porque entendió que todo ese imperio era, como diría el Eclesiastés “sólo vanidad”?

“Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, planté viñas, me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales. Me hice estanques de aguas para regar con ellas un bosque donde crecieran los árboles. Adquirí siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. También tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Acumulé también plata y oro para mí, y tesoros preciados de reyes y de provincias. Me proveí de cantantes, tanto hombres como mujeres; de los placeres de los hijos del hombre, y de mujer tras mujer. 9 Me engrandecí y acumulé más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén, y en todo esto mi sabiduría permaneció conmigo. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni rehusé a mi corazón placer alguno; porque mi corazón se alegraba de todo mi duro trabajo. Esta fue mi parte de todo mi duro trabajo. Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol.” 

Eclesiastés, 2, 5

Supongo que en otro momento habrá ocasión de comparar el que posiblemente es el más hermoso de los libros bíblicos con las ideas del Zhuang zi y el taoísmo, en muchos aspectos coincidentes.

La modestia y la soberbia

Aquí también se menciona a los cuatro maestros que conoció el emperador Yao. Según Preciado, estos maestros podrían ser:

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Wang Ni, Nie Que, Bo Yi y Xu You

Ya conocemos a Xu You, aquel sabio que renunció, con una modestia soberbia, el trono que le ofrecía Yao. Como allí hablé de él y de otros modestos sabios soberbios de manera un poco crítica, ahora me gustaría matizar un poco lo que dije, porque yo mismo presumo, a veces soberbiamente, de mi modestia. Y lo curioso es que creo que lo hago con razón.

¿Se puede presumir de modestia sin dejar de ser modesto?

En mi opinión sí.

Imaginemos que observamos el comportamiento habitual de una persona y llegamos a la conclusión de que puede ser calificado como “modesto”. Si ahora alguien nos pregunta:

_¿Es modesta esa persona?

Responderemos:

_Sí lo es.

Y luego podría tener lugar el siguiente diálogo:

_¿Estaría justificado que esa persona se calificara a sí misma como modesta?_Por supuesto. Puesto que además de ser una persona modesta, posee la inteligencia suficiente y la capacidad de observación necesaria para darse cuenta de que su comportamiento es modesto._Entonces esa persona podría parecer presuntuosa en su modestia, al considerarse como tal. ¿No es eso una paradoja?_No lo es. La paradoja sería que dijese. “No soy modesto”. En tal caso sería, en primer lugar, hipócrita, puesto que diría lo contrario de lo que cualquiera puede observar, de lo que observa él mismo y de lo que en realidad piensa. Pero, además, sería posiblemente más inmodesto al pretender

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añadir a su modestia habitual la modestia de no reconocerse modesto._Eso significa que no hay manera de escapar de cierta contradicción o paradoja tanto si se reconoce modesto como inmodesto._ La mejor respuesta que puede dar es: “Mi única soberbia es la modestia.”

Dicho de otro modo, una persona es prudente, como decía Aristóteles si suele hacer cosas prudentes. Pero si un día se muestra imprudente, eso no impide que lo sigamos considerando prudente.

Ahora bien, si esa persona continúa haciendo cosas imprudentes, al final cambiaremos nuestra opinión sobre ella, porque como decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos”.

Del mismo modo podemos considerar que alguien es un buen político en general, pero que ha realizado una mala acción política en un caso particular. La incapacidad de separar estas posibilidades es probablemente una de las causas del dogmatismo político: defendemos a nuestro político preferido haga lo que haga, porque tememos que si le criticamos en cualquier pequeño detalle, entonces estaríamos dejando de considerarle un buen político.

Un sabio que vive modestamente, puede describirse a sí mismo como modesto de una manera modesta: “Soy modesto”; pero también puede caer en cierta soberbia momentánea si, ante la insistencia de alguien que le quiere ofrecer algo, se irrita y exclama: “para que quiero eso que me ofreces si ya tengo todo” (lo que no le convierte automáticamente en una persona soberbia).

También puede ir pregonando a los cuatro vientos en toda ocasión su modestia, y limpiarse las orejas

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al río, como dicen que hizo Xu Yu tras escuchar la propuesta del emperador Yao.

Y sólo entonces habrá buenas razones para considerar que ese sabio es tan soberbio como el emperador, y que Diógenes el cínico es más soberbio que Platón al pisar ruidosamente las soberbias alfombras de Platón.

Esta distinción puede verse de manera más clara todavía si pensamos en la célebre paradoja de Epiménides el cretense.

Epiménides el cretense dice:

“Todos los cretenses son mentirosos”.

La paradoja es evidente: si todos los cretenses son mentirosos entonces también lo es Epiménides puesto que es cretense.

Pero eso significa que nos está mintiendo al decirnos que “los cretenses son mentirosos, con lo que no es verdad que los cretenses sean mentirosos, etcétera, etcétera.

Esta es quizá la paradoja más célebre de la historia y ha aparecido durante siglos en los libros de historia. Sin embargo, no es una verdadera  paradoja. ¿Por qué? Porque podemos imaginar una situación en la que la frase de Epiménides resulta coherente y no contradictoria.

Imaginemos que “no todos” los cretenses sean mentirosos. Unos son mentirosos y otros no lo son.

Desde este punto de vista, si Epiménides fuese uno de los cretenses mentirosos su frase sería perfectamente razonable, puesto que dice “TODOS los cretenses son mentirosos” y la realidad es:

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“ALGUNOS cretenses son mentirosos” (entre ellos Epiménides).

Resulta curioso que esta disolución de la paradoja de Epiménides, el mostrar que en realidad no se trata de una verdadera paradoja a pesar de su apariencia, coincida con lo que seguramente tenía en mente Epiménides. Epiménides es uno de los Siete Sabios legendarios de Grecia y ayudó a Solón en Atenas en una ocasión difícil. Según parece estaba muy decepcionado con sus compatriotas cretenses y se lamentaba de que eran muy mentirosos, pero no se incluía a sí mismo entre esos cretenses mentirosos. Se dice que estaba tan furioso con la manera de ser cretense que el verso más famoso suyo es el que cita San Pablo en la Epístola a Tito: "¡Cretenses, siempre embusteros, vientres torpes!"

 

Para escapar a la disolución de la más célebre de las paradojas, se ha intentado modificarla para que no aparezca la palabra “todos”.

Por ejemplo, alguien dice: “Miento”.

No es momento para entrar a fondo en el análisis de esta paradoja corregida, pero, recordando lo de la modestia y la inmodestia, lo de la prudencia y la imprudencia de Aristóteles, nos tenemos que preguntar: ¿Qué significa “Miento”?”.

¿Significa “Miento siempre”?

¿ “Miento a veces”?

¿ “Miento en  en el momento exacto en que digo “Miento”"?

Queda para el lector el desarrollo del asunto y su comparación con aquel que puede decir “Soy modesto siempre”, “Soy modesto casi siempre” o

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“Soy modesto en el momento en el que digo “Soy modesto”.

En definitiva, se puede ser modesto (o se puede ser feliz), aunque se tenga de tanto en tanto un rasgo de inmodestia o de tristeza.

 

Un desvío hacia la felicidad

La descripción de alguien como feliz o modesto puede referirse a su comportamiento habitual o a un momento concreto. 

Cuando alguien dice "Soy feliz", generalmente está diciendo “Estoy siendo feliz”. Sólo, en contadas ocasiones, lo que quiere decir es: “Soy feliz en general en mi vida”, y en ciertos momentos lo que quiere decir es "Mi vida ha sido feliz".

Ahora bien, antes de calificar la vida de alguien como feliz o infeliz debemos recordar lo que Solón le dijo a Creso:

"De nadie puede decirse que su vida sea feliz hasta que se haya visto su final... Antes de que uno muera no puede llamársele feliz, sino, todo lo más, afortunado" 

Carlos García GualLos siete sabios y tres más

Creso, feliz entre su inmensas riquezas no hizo mucho caso, pero tiempo después "su hijo Atis murió en un trágico accidente". Luego se enfrentó al persa Ciro y perdió su reino. Ciro lo condenó a morir quemado:

"Cuando estaba arriba, a punto de arder, Creso dio un suspiro y gritó el nombre de Solón por tres veces, entre sollozos."

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Esto nos haría concluir que la vida de Creso no fue feliz, sino fuera porque cuando Ciro oyó los gritos de Creso quiso saber a qué se debían. Creso se lo explicó y el persa se conmovió, le perdonó y le convirtió en su consejero. Así que, finalmente, podemos pensar que Creso tuvo una vida feliz.

Los biógrafos, que siguen en esto a Solón, suelen interpretar la vida de alguien en función de su desenlace, y así consideran, por ejemplo, de manera casi unánime que la vida de Casanova fue infeliz porque murió olvidado y despreciado como bibliotecario del Dux de Bohemia.

Una hermosa refutación de esta tendencia biográfica sería la de la vida de Wittgenstein, que cualquier biógrafo calificaría de infeliz, si no fuera porque al parecer sus últimas palabras fueron: “Diles que fui feliz”.

(Según otra versión, dijo: "Díganles que tuve una vida maravillosa")

Otra refutación nos la proporciona el propio Casanova cuando, abandonado y despreciado en el castillo del dux de Bohemia, escribe:

"Hay gente que dice que la vida no es más que un tejido de desgracias; lo cual viene a decir que la existencia es una desgracia; mas si la vida es una desgracia, la muerte será todo lo contrario: la felicidad, puesto que es lo opuesto a la vida. Esta consecuencia puede parecer indiscutible. Pero los que así hablan son sin duda pobres o enfermos, porque si gozaran de buena salud, si tuvieran el bolsillo bien repleto, alegría en el corazón, Cecilias, Marianas y la esperanza de algo mejor todavía, ¡oh!, seguro que cambiaban de parecer. Yo los considero una raza de pesimistas que no puede haber existido más que entre filósofos indigentes y teólogos mauleros o atrabiliarios.   Si existe el placer y sólo se puede gozar de él estando vivo, la vida es dicha. Existen desgracias, yo

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sé algo de eso; pero la existencia misma de esas desgracias prueba que la suma de la felicidad es mayor. Entonces, porque en medio de un montón de rosas se encuentren algunas espinas, ¿hay que ignorar la existencia de tan hermosas flores? No; es una calumnia contra la vida el negar que son un bien. Cuando estoy en una habitación oscura, me agrada infinitamente ver, a través de una ventana, un horizonte inmenso frente a mí."

Giacomo Casanova, Memorias

 

El loco Jieyu

Hasta ahora hemos hablado de los disparates de Jieyu, pero no sabemos casi nada de él. Resulta que conocer a algunos aspectos de su biografía nos permite interpretar de otra manera sus disparates.

Según Iñaki Preciado Jieyu es el sobrenombre de un tal Lu Tong, un eremita del estado de Chu durante la época de Confucio:

"Era labrador y se fingía loco para que no le nombrarán para un cargo. El rey de Chu se enteró de que era un sabio, y le ofreció cien monedas de oro y cuatro carruajes de cuatro caballos para que le sirviera, pero él rehusó. Cogio sus pertenencias y, acompañado de su mujer, se fue a tierras lejanas, y  ya no se supo de él".

Así que resulta que Jieyu, al que se califica de loco, es otro de esos sabios que rechazan los cargos y los honores, incluso si vienen de manos del rey. ¿Por qué lo hace?

¿Por una modesta vanidad? ¿Porque tiene más cosas, o más importantes que las que le ofrecen?

No, la razón es más sencilla, pero también más interesante.

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En el capítulo VII del Zhuang zi  encontramos juntos a Jieyu y a su defensorde antes, Jenwu:

“Jenwu fue a ver a Jieyu. Jieyu dijo: — ¿Qué te decía Chung Shih el otro día?  Jenwu dijo: — Me dijo que el soberano de los hombres debería desarrollar sus propios principios, patrones, ceremonias y reglamentos, y entonces no habrá nadie que deje de obedecerle y sea transformado por ellos.El loco Jieyu dijo: — ¡Esto es una virtud falsa! ¡Tratar de gobernar al mundo así es como tratar de caminar sobre el océano, perforar un río para atravesarlo, o hacer que un mosquito cargue una montaña! Cuando el sabio gobierna, ¿gobierna lo que está afuera? Primero se asegura a sí mismo, luego actúa. Se cerciora absolutamente de que las cosas pueden hacer lo que se supone que hagan, eso es todo. El pájaro vuela alto hacia el cielo donde puede escaparse de las flechas atadas. El ratón de campo cava profundamente en la colina sagrada donde no tendrá que preocuparse acerca de los hombres que cavan y los espantan con humo. ¿Tienes acaso menos sentido común que esas dos pequeñas criaturas?”

Aquí ya empieza a vislumbrarse la otra interpretación del taoísmo, o al menos del Zhuang zi, la realista y práctica, que se confirma en otro pasaje del Libro IV,en el que aparece Confucio:

“Cuando Confucio visitó el estado de Chu, Jieyu, el loco de Chu, pasó por delante de su puerta gritando: — ¡Fénix, fénix, cómo falló su virtud! No puedes esperar el futuro; no puedes perseguir el pasado. Cuando el mundo está en orden, el sabio sobrevive. En épocas como la presente, a gatas si escapamos de la penalidad. La buena suerte es liviana como una pluma, pero nadie sabe cómo sostenerla. La desgracia es pesada como la tierra, pero nadie sabe cómo salirse de su camino. ¡Déjalo ya! ¡Deja de enseñar virtud a los hombres! ¡Peligroso, peligroso, trazara los demás el camino a seguir! 

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¡Tonto, tonto, no arruines mi caminata! Yo sigo veredas tortuosas. No estorbes mis pasos.”

Según Álex Ferrara, este pasaje está basado en un texto de las Analectas de Confucio. Y, efectivamente, si leemos el capítulo llamado Wei zi, encontramos casi lo mismo:

“Un loco de Chu llamado Jieyu pasó al lado de Confucio cantando y dijo: “¡Fénix! ¡Ay, Fénix!, ¿por qué flaquea tu virtud? Ya no se puede reprochar nada al pasado, pero aún puede prevenirse el futuro. ¡Abandona! ¡Abandona! Los que aceptan cargos públicos están ahora amenazados!”. Confucio bajó del carruaje con la intención de hablar con él, pero el loco apresuró su paso y Confucio no consiguió hablarle”

(Analectas Wei Zi (XVIII, 5).

 

De repente los disparates de Jieyu dejan de serlo: son tiempos peligrosos para quien acepta un cargo. Acercarse al poder, ya sea para criticarlo o adularlo, es el camino más rápido a una muerte temprana.

La actitud de Jieyu, fingirse loco para escapar de cualquier cargo, cobra un tremendo sentido cuando se conoce un poco cuál era la situación en lo que hoy llamamos China en la Época de los Reinos Combatientes. A ello se dedicará el próximo apartado, tras el cual podremos seguir examinando el asunto de las relaciones entre los sabios y los poderosos.