IDENTIFICA, ANALIZA Y COMENTA SAN CARLO DE LAS CUATRO FUENTES, DE BORROMINI.

Francesco Borromini fue colaborador de Maderna y Bernini y luego se le consideró el gran competidor de Bernini. Revolucionario porque rompe las normas y reglas del clasicismo.

No dispuso de recursos económicos y sus obras fundamentalmente iglesias son pequeñas y materiales pobres. Introduce elementos nuevos: plantas muy complejas (ovaladas , estrelladas) ; ondula los entablamentos y cornisas con efecto de curvas y contracurvas, espacios interiores muy dinámicos .

Su visión de la arquitectura no es una visión purista (como la de Bernini, en la que siempre existe una mayor contención clásica), poniendo los elementos en servicio de la expresión, no del orden o la belleza.

Borromini realiza esta pequeña iglesia para la orden de los Trinitarios españoles.

Consta de una iglesia y un monasterio con su correspondiente claustro, a las que aplica su concepción dinámica e imaginativa de la arquitectura.

Con esta obra logra una de las composiciones arquitectónicas más significativas del arte barroco, caracterizada por su expresividad y movimiento, que consigue a través de la luz, la línea curva y el uso imaginativo de las estructuras clásicas.

Estos medios le sirven como instrumentos para la expresión de una religiosidad exacerbada y emocional que busca el convencimiento del espectador a través de los sentidos y los sentimientos antes que por medio de la razón.

Borromini se nos muestra como un típico autor barroco católico, interesado por impactar al fiel envolviéndole en un escenario dinámico y fuertemente expresivo, que incita el fervor del fiel, incitándole a la piedad y la vivencia de la experiencia religiosa cargada de emotividad y sentimiento subjetivo, siguiendo así las ideas aparecidas en el Concilio de Trento.

La planta es ejemplo del barroquismo: parte de una elipse, con segmentos cóncavos y otros convexos que crean un contorno sinuoso y movimiento, creando una sensación de dinamismo en los muros.

En el interior de la iglesia divide el espacio en tramos separados por las grandes columnas con capiteles de orden compuesto.

Entre los tramos: nichos, altares y también las puertas que dan al monasterio, proporcionando una sensación de claroscuro.

Un entablamento corrido unifica interiormente el conjunto con curvas y contracurvas, dando una sensación de movimiento.

Sobre el entablamento, cuatro bóvedas de cuarto de esfera con casetones y entre ellas las cuatro pechinas decoradas con paneles ovalados que sostienen una cúpula oval con decoración de hexágonos y cruces que disminuyen hacia la linterna creando efecto de perspectiva.

La linterna está iluminada con ventanas y en su bovedilla el símbolo de la Santísima Trinidad.

La fachada de la iglesia se realiza con posterioridad en la confluencia de dos calles estrechas.

Borromini diseña una fachada muy teatral y que destaca sobre el espacio urbano, ejemplo de movimiento y dinamismo barroco con curva y contracurva y con enormes contrastes de elementos y luz.

Además las columnas de orden gigante, al estar tan próximas, crean un efecto ascensional.

Entre estas grandes columnas en las calles observamos columnas de orden normal.

Es una fachada telón, ya que su disposición en tres calles no se corresponde a la planta oval interna de la que sólo podemos ver la linterna.

La luz juega un importante papel expresivo.

Borromini busca sus efectos por medio de una doble articulación del muro: despegando del plano principal de la fachada algunos elementos (columnas, templete, balaustrada) sobre los que incide intensamente la luz y rehundiendo otras (muros cóncavos, hornacinas), creando con ellos un fuerte claroscuro que contrasta con las zonas anteriores y acentúa las sensaciones de movimiento y tridimensionalidad, como si se tratara de una escultura.

En el nivel inferior contrasta la presencia de calles laterales cóncavas divididas en dos niveles con hornacinas y una calle central convexa con dos niveles: puerta y hornacina. En las columnas emplea modificaciones de los órdenes jónico y corintio.

En el nivel superior, utiliza calles laterales cóncavas y también lo es la calle central, que contrasta con el piso inferior convexo. En ella sitúa una especie de balcón o edículo con adintelamiento convexo que parece enlazar con el nivel inferior.

Por encima un enorme entablamento cóncavo interrumpido por medallón cuya forma oval da impulso ascensional a la fachada. Corona el edificio con una balaustrada que rompe el medallón.

Entre ambos pisos transcurre un entablamento corrido muy desarrollado (roto por la balaustrada del balcón) que unifica la fachada y acentúa la sensación de movimiento.

Toda la fachada está repleta de elementos ornamentales que fomentan en nuestros ojos la idea de movimiento: fuente, hornacina con la estatua de San Carlos, nichos, balaustrada, grutescos, entablamentos, medallones, ventanas…

Ha sustituido el sentido plano de la fachada por otro tridimensional y curvilíneo; utiliza elementos no clásicos, como el arco conopial que sobrevuela la parte central de la fachada.