Comentario de la Biblia de Mateo Henry

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GÉNESIS Génesis es un nombre tomado del griego; significa “el libro de la generación o los orígenes”; se llama así apropiadamente pues contiene el relato del origen de todas las cosas. No hay otra historia tan antigua. Nada hay dentro del libro más antiguo que existe que lo contradiga; por el contrario, muchas cosas narradas por los escritores paganos más antiguos, o que se pueden descubrir en las costumbres de naciones diferentes, confirman lo relatado en el libro del Génesis. ————————— CAPÍTULO 1 Versículos 1, 2. Dios crea los cielos y la tierra. 3—5. La creación de la luz. 6—13. Dios separa la tierra de las aguas; la tierra la hace fructífera. 14—19. Dios forma el sol, la luna y las estrellas. 20—25. Dios crea los animales. 26—28. El hombre, creado a imagen de Dios. 29, 30. .Designación de los alimentos. 31. Finalización y aprobación de la obra de creación. Vv. 1, 2. El primer versículo de la Biblia nos da un relato satisfactorio y útil del origen de la tierra y de los cielos. La fe del cristiano humilde entiende esto mejor que la fantasía de los hombres más doctos. De lo que vemos del cielo y la tierra aprendemos el poder del gran Creador. Que el hecho de ser creados y nuestro lugar como hombres, nos recuerden nuestro deber cristiano de mantener siempre el cielo a la vista y la tierra bajo nuestros pies. El Hijo de Dios, uno con el Padre, estaba con Él cuando éste hizo el mundo; mejor dicho, a menudo se nos dice que el mundo fue hecho por Él y que sin Él nada fue hecho. ¡Oh, qué elevados pensamientos debiera haber en nuestra mente hacia el gran Dios que adoramos, y hacia ese gran Mediador en cuyo nombre oramos! Aquí, en el principio mismo del texto sagrado, leemos de ese Espíritu Divino cuya obra en el corazón del hombre se menciona tan a menudo en otras partes de la Biblia. Observe que, al principio nada deseable había para ver, pues el mundo estaba informe y vacío; era confusión y desolación. En manera similar, la obra de la gracia en el alma es una nueva creación: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de nuevo, hay desorden, confusión y toda mala obra: está vacía de todo bien porque está sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas: este es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia del Todopoderoso efectúa en nosotros un cambio. Vv. 3—5. Dijo Dios: Sea la luz; Él la quiso, e inmediatamente hubo luz. ¡Qué poder el de la palabra de Dios! En la nueva creación, lo primero que se lleva al alma es la luz: el bendito Espíritu obra en la voluntad y en los afectos iluminando el entendimiento. Quienes por el pecado eran tinieblas, por gracia se convierten en luz en el Señor. Las tinieblas hubieran estado siempre sobre el hombre caído si el Hijo de Dios no hubiera venido para darnos entendimiento, 1 Juan v. 20. La luz que Dios quiso, la aprobó. Dios separó la luz de las tinieblas, pues, ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? En los cielos hay perfecta luz y ningunas tinieblas; en el infierno, la oscuridad es

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Comentario de la Biblia de Mateo Henry

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  • 1. GNESIS Gnesis es un nombre tomado del griego; significa el libro de la generacin o los orgenes; se llama as apropiadamente pues contiene el relato del origen de todas las cosas. No hay otra historia tan antigua. Nada hay dentro del libro ms antiguo que existe que lo contradiga; por el contrario, muchas cosas narradas por los escritores paganos ms antiguos, o que se pueden descubrir en las costumbres de naciones diferentes, confirman lo relatado en el libro del Gnesis. CAPTULO 1 Versculos 1, 2. Dios crea los cielos y la tierra. 35. La creacin de la luz. 613. Dios separa la tierra de las aguas; la tierra la hace fructfera. 1419. Dios forma el sol, la luna y las estrellas. 2025. Dios crea los animales. 2628. El hombre, creado a imagen de Dios. 29, 30. .Designacin de los alimentos. 31. Finalizacin y aprobacin de la obra de creacin. Vv. 1, 2. El primer versculo de la Biblia nos da un relato satisfactorio y til del origen de la tierra y de los cielos. La fe del cristiano humilde entiende esto mejor que la fantasa de los hombres ms doctos. De lo que vemos del cielo y la tierra aprendemos el poder del gran Creador. Que el hecho de ser creados y nuestro lugar como hombres, nos recuerden nuestro deber cristiano de mantener siempre el cielo a la vista y la tierra bajo nuestros pies. El Hijo de Dios, uno con el Padre, estaba con l cuando ste hizo el mundo; mejor dicho, a menudo se nos dice que el mundo fue hecho por l y que sin l nada fue hecho. Oh, qu elevados pensamientos debiera haber en nuestra mente hacia el gran Dios que adoramos, y hacia ese gran Mediador en cuyo nombre oramos! Aqu, en el principio mismo del texto sagrado, leemos de ese Espritu Divino cuya obra en el corazn del hombre se menciona tan a menudo en otras partes de la Biblia. Observe que, al principio nada deseable haba para ver, pues el mundo estaba informe y vaco; era confusin y desolacin. En manera similar, la obra de la gracia en el alma es una nueva creacin: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de nuevo, hay desorden, confusin y toda mala obra: est vaca de todo bien porque est sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas: este es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia del Todopoderoso efecta en nosotros un cambio. Vv. 35. Dijo Dios: Sea la luz; l la quiso, e inmediatamente hubo luz. Qu poder el de la palabra de Dios! En la nueva creacin, lo primero que se lleva al alma es la luz: el bendito Espritu obra en la voluntad y en los afectos iluminando el entendimiento. Quienes por el pecado eran tinieblas, por gracia se convierten en luz en el Seor. Las tinieblas hubieran estado siempre sobre el hombre cado si el Hijo de Dios no hubiera venido para darnos entendimiento, 1 Juan v. 20. La luz que Dios quiso, la aprob. Dios separ la luz de las tinieblas, pues, qu comunin tiene la luz con las tinieblas? En los cielos hay perfecta luz y ningunas tinieblas; en el infierno, la oscuridad es COMENTARIO DE MATEO HENRY

2. absoluta y no hay un rayo de luz. El da y la noche son del Seor; usemos ambos para su honra: cada da en el trabajo para l y descansando en l cada noche. Meditando da y noche en su ley. Vv. 613. La tierra estaba desolada, pero por una palabra se llen de las riquezas de Dios, que todava son suyas. Aunque se permite al hombre su uso, son de Dios y para su servicio y honor deben usarse. La tierra, a su mandato, produce pasto, hierbas y frutos. Dios debe tener la gloria de todo el provecho que recibimos del producto de la tierra. Si tenemos inters en l, que es la Fuente, por la gracia, nos regocijaramos en l cuando se secan los arroyos temporales de la misericordia. Vv. 1419. El cuarto da de trabajo da cuenta de la creacin del sol, la luna y las estrellas. Todo es obra de Dios. Se habla de las estrellas tal como aparecen antes nuestros ojos, sin decir su cantidad, naturaleza, lugar, tamao o movimientos; las Escrituras no fueron hechas para satisfacer la curiosidad ni para hacernos astrnomos, sino para conducirnos a Dios y hacernos santos. Las luces del cielo fueron hechas para servirle a l; lo hacen fielmente y brillan a su tiempo sin faltar. Nosotros estamos como luces en este mundo para servir a Dios; pero, respondemos en manera similar a la finalidad para la que fuimos creados? No: nuestra luz no resplandece ante Dios como sus luces brillan ante nosotros. Hacemos uso de la creacin de nuestro Amo, pero nos importa poco la obra de nuestro Amo. Vv. 2025. Dios mand que se hicieran los peces y las aves. l mismo ejecut esta orden. Los insectos, que son ms numerosos que las aves y las bestias, y tan curiosos, parecen haber sido parte de la obra de este da. La sabidura y el poder del Creador son admirables tanto en una hormiga como en un elefante. El poder de la providencia de Dios preserva todas las cosas y la feracidad es el efecto de su bendicin. Vv. 2628. El hombre fue hecho despus de todas las criaturas: esto era tanto un honor como un favor para l. Sin embargo, el hombre fue hecho el mismo da que las bestias; su cuerpo fue hecho de la misma tierra que el de ellas; y mientras l est en el cuerpo, habita en la misma tierra con ellas. No permita Dios que dndole gusto al cuerpo y a sus deseos, nos hagamos como las bestias que perecen! El hombre fue hecho para ser una criatura diferente de todas las que haban sido hechas hasta entonces. En l tenan que unirse la carne y el espritu, el cielo y la tierra. Dios dijo: Hagamos al hombre. El hombre, cuando fue hecho, fue creado para glorificar al Padre, Hijo y Espritu Santo. En ese gran nombre somos bautizados pues a ese gran nombre debemos nuestro ser. Es el alma del hombre la que lleva especialmente la imagen de Dios. El hombre fue hecho recto, Eclesiasts vii. 29. Su entendimiento vea clara y verdaderamente las cosas divinas; no haba yerros ni equivocaciones en su conocimiento; su voluntad consenta de inmediato a la voluntad de Dios en todas las cosas. Sus afectos eran normales y no tena malos deseos ni pasiones desordenadas. Sus pensamientos eran fcilmente llevados a temas sublimes y quedaban fijos en ellos. As de santos, as de felices, eran nuestros primeros padres cuando tenan la imagen de Dios en ellos. Pero cun desfigurada est la imagen de Dios en el hombre! Quiera el Seor renovarla en nuestra alma por su gracia! Vv. 29, 30. Las hierbas y las frutas deben ser la comida del hombre, incluido el maz y todos los productos de la tierra. Que el pueblo de Dios ponga sobre l su carga y no se afane por qu comern ni qu bebern. El que alimenta las aves del cielo no permitir que sus hijitos pasen hambre. V. 31. Cuando nos ponemos a pensar en nuestras obras hallamos, para vergenza nuestra, que en gran parte han sido muy malas; pero cuando Dios vio su obra, todo era muy bueno. Bueno pues todo era cabalmente como el Creador quera que fuera. Todas sus obras, en todos los lugares de su seoro le bendicen y, por tanto, bendice, alma ma, al Seor. Bendigamos a Dios por el evangelio de Cristo y, al considerar su omnipotencia, huyamos nosotros, los pecadores, de la ira venidera. Si somos creados de nuevo conforme a la imagen de Dios en santidad, finalmente entraremos en los cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 3. CAPTULO 2 Versculos 13. El primer da de reposo. 47. Detalles de la creacin. 814. Plantacin del huerto del Edn. 15. El hombre puesto en el Edn. 16, 17. El mandamiento de Dios. 1825. Dar nombre a los animales.La hechura de la mujerLa institucin divina del matrimonio. Vv. 13. Despus de seis das Dios ces todas las obras de creacin. En los milagros ha usado leyes superiores de la naturaleza, pero nunca ha cambiado su curso establecido, ni le ha agregado. Dios no descans como si estuviera cansado sino como alguien que est muy complacido. Ntese al comienzo mismo del reino de gracia, la santificacin o la observancia sagrada del da de reposo. La observancia solemne de un da de cada siete como da de sagrado reposo y de santo trabajo, para la honra de Dios, es deber de toda persona a quien Dios ha dado a conocer sus santos das de reposo. En este momento, nadie de la raza humana tena ser sino nuestros primeros padres. Para ellos fue instituido el da de reposo y, es claro, tambin para todas las generaciones sucesivas. El reposo cristiano que observamos es un da sptimo y en l celebramos el reposo del Dios Hijo y la consumacin de la obra de nuestra redencin. Vv. 47. Aqu se da un nombre al Creador: Jehov. Jehov es el nombre de Dios que denota que slo l tiene su ser de s mismo, y que l da el ser a todas las criaturas y cosas. Adems se destacan las plantas y las hierbas porque fueron hechas y sealadas como alimento para el hombre. La tierra no produjo sus frutos por su propio poder: esto fue hecho por el poder del Omnipotente. De la misma manera, la gracia del alma no crece por s misma en el terreno de la naturaleza; es la obra de Dios. La lluvia es tambin ddiva de Dios; no llovi sino hasta que Dios hizo llover. Aunque Dios obra usando medios, cuando le agrada puede, no obstante, hacer su obra sin medios; y aunque nosotros no hemos de tentar a Dios descuidando los medios, debemos confiar en l tanto en el uso como en la falta de medios. De una u otra manera Dios regar las plantas de su planto. La gracia divina desciende como el roco y silenciosamente riega la iglesia sin hacer ruido. El hombre fue hecho de polvo menudo, como el que hay en la superficie de la tierra. El alma no fue hecha de la tierra como el cuerpo: lstima entonces que deba apegarse a la tierra y preocuparse por las cosas terrenales. En breve daremos cuenta a Dios por la forma en que hemos empleado estas almas; y si se encuentra que las hemos perdido, aunque fuera para ganar el mundo, estamos perdidos para siempre! Los necios desprecian sus propias almas al preocuparse de sus cuerpos antes que de sus almas. Vv. 814. El lugar fijado para que Adn habitara no era un palacio sino un huerto. Mientras mejor nos arreglemos con cosas sencillas y menos busquemos las cosas que complacen el orgullo y la lujuria, ms cerca estaremos de la inocencia. La naturaleza se contenta con un poco y aquello que es ms natural; la gracia con menos; pero la lujuria lo desea todo y se contenta con nada. Ningn placer puede satisfacer el alma sino aquello que Dios mismo ha provisto y sealado para ello. Edn significa deleite y placer. No importa cul haya sido su localizacin, tena todas las comodidades deseables, sin ninguna desventaja, como nunca jams haya sido otra casa o huerto en la tierra. Estaba adornado con todo rbol agradable a la vista y enriquecido con todo rbol que diera fruto agradable al paladar y bueno para comer. Como Padre tierno, Dios deseaba no slo el provecho de Adn, sino su placer; porque hay placer con inocencia, mejor aun, hay verdadero placer slo en la inocencia. Cuando la Providencia nos pone en un lugar de abundancia y placer, debiramos servir a Dios con alegra de corazn por las cosas buenas que nos da. Edn tena dos rboles exclusivos. 1. En el medio del huerto estaba el rbol de la vida. El hombre podra comer de este y vivir. Cristo es ahora el rbol de la vida para nosotros, Apocalipsis ii. 7; xxii. 2; y el Pan de vida, Juan vi. 48, 51. 2. Estaba el rbol de la ciencia del bien y el mal, llamado as porque haba una revelacin positiva de la voluntad de Dios acerca de este rbol, de manera que por l el hombre poda llegar a conocer el bien y el mal moral. Qu es bueno? Bueno es no comer de este rbol. Qu es malo? Malo es comer de este rbol. En estos dos rboles Dios puso ante Adn el bien y el mal, la 4. bendicin y la maldicin. V. 15. Despus que Dios hubo formado a Adn, lo puso en el huerto. As toda jactancia qued excluida. Solamente el que nos hizo puede hacernos felices; el que es el Formador de nuestros cuerpos, y el Padre de nuestros espritus, y nadie sino l, puede proveer plenamente para la felicidad de cuerpo y alma. An en el mismo paraso el hombre tena que trabajar. Ninguno de nosotros fue enviado al mundo para estar ocioso. El que hizo nuestras almas y cuerpos, nos ha dado algo con qu trabajar; y el que nos dio esta tierra por habitacin, nos ha dado algo sobre qu trabajar. Los hijos y herederos del cielo, mientras estn en el mundo, tienen algo que hacer por esta tierra, la cual debe tener su cuota de tiempo y preocupacin de parte de ellos; y si lo hacen mirando a Dios, y le sirven tan verdaderamente en ello como cuando estn de rodillas. Observe que el llamamiento del agricultor es un llamado antiguo y honorable; era necesario hasta en el paraso. Adems, hay verdadero placer en las tareas a las que Dios nos llama y en las que nos emplea. Adn no hubiera podido ser feliz si hubiera estado ocioso: sigue siendo la ley de Dios que aquel que no trabaja no tiene derecho a comer, 2 Tesalonicenses iii. 10. Vv. 16, 17. No pongamos nunca nuestra propia voluntad contra la santa voluntad de Dios. No slo se otorg libertad al hombre para tomar los frutos del paraso, sino se le asegur la vida eterna por su obediencia. Se haba establecido una prueba para su obediencia. Por la transgresin l perdera el favor de su Hacedor y se hara merecedor de su desagrado, con todos sus espantosos efectos; de esta manera l quedara propenso al dolor, la enfermedad y la muerte. Peor que eso, l iba a perder la santa imagen de Dios y todo el consuelo de su aprobacin; y sintiendo el tormento de las pasiones pecaminosas y el terror de la venganza de su Hacedor, la cual tendra que soportar para siempre con su alma que nunca muere. La prohibicin de comer el fruto de un rbol en particular era sabiamente adecuada para el estado de nuestros primeros padres. En su estado de inocencia y apartados de los dems, qu ocasin o qu tentacin tenan para romper alguno de los diez mandamientos? El desarrollo de los acontecimientos prueba que toda la raza humana estaba comprometida en la prueba y cada de nuestros primeros padres. Argumentar contra estas cosas es luchar contra hechos irrebatibles, y contra la revelacin divina; porque el hombre es pecador y muestra por sus primeros actos y por su conducta posterior, que est siempre dispuesto para hacer el mal. Est sometido al desagrado divino, expuesto a los sufrimientos y a la muerte. Las Escrituras siempre hablan del hombre como que tiene un carcter pecador y est en este estado de miseria; y estas cosas valen para los hombres de todas las pocas y de todas las naciones. Vv. 1825. El hombre recibi el poder sobre las criaturas y, como prueba de esto, les puso nombre a todas. Este hecho muestra adems su discernimiento en cuanto a las obras de Dios. Aunque era seor de las criaturas, nada de este mundo era una ayuda idnea para el hombre. De Dios son todas nuestras ayudas. Si descansamos en Dios l obrar todo para bien. Dios hizo que un sueo profundo cayera sobre Adn; por cuanto no conoce el pecado, Dios cuida que el hombre no sienta dolor. Dios, como Padre de ella, trajo la mujer al hombre, como su segundo ser y como su ayuda idnea. Esa esposa, hechura de Dios por gracia especial, y producto de Dios por providencia especial, probablemente demuestre ser la ayuda idnea para el hombre. Vase qu necesidad hay, tanto de prudencia como de oracin, al elegir esta relacin que es tan cercana y tan duradera. Haba necesidad de hacer bien esto que se hace para toda la vida. Nuestros primeros padres no necesitaban ropa para cubrirse del fro o el calor pues no podan daarlos: tampoco la necesitaban para ataviarse. As de desahogada, as de feliz era la vida del hombre en su estado de inocencia. Cun bueno era Dios para l! Con cuntos favores l le carg! Cun ligeras eran las leyes que le fueron dadas! Sin embargo, el hombre, en medio de toda esta honra, no entendi su propio inters sino que pronto se volvi como las bestias que perecen. 5. CAPTULO 3 Versculos 15. La serpiente engaa a Eva. 68. Adn y Eva transgreden el mandamiento divino, y caen en el pecado y la miseria. 913. Dios llama a Adn y Eva para que respondan. 14, 15. Maldicin a la serpienteLa Simiente prometida. 1619. El castigo de la humanidad. 20, 21. La primera vestimenta de la humanidad. 2224. Adn y Eva son expulsados del paraso. Vv. 15. Satans atac a nuestros primeros padres para llevarlos a pecar; la tentacin les result fatal. El tentador fue el diablo, en la forma y semejanza de una serpiente. El plan de Satans era arrastrar a nuestros primeros padres al pecado y, as, poner separacin entre ellos y su Dios. De este modo el diablo fue desde el comienzo un homicida y gran obrador de maldades. La persona tentada fue la mujer: la tctica de Satans fue entablar una conversacin con ella mientras estaba sola. Hay muchas tentaciones en las que el estar a solas da gran ventaja al tentador; en cambio, la comunin de los santos cuida en gran medida la fortaleza y seguridad de ellos. Satans sac ventaja de hallar a la mujer sola cerca del rbol prohibido. Satans tent a Eva para, a travs ella, poder tentar a Adn. Su tctica es enviar las tentaciones por medios que no sospechamos, y por quienes tienen la mayor influencia sobre nosotros. Satans puso en duda si era o no era pecado comer de este rbol. No dej al descubierto su designio al comienzo, pero plante una pregunta que pareca inocente. El que quiera estar a salvo debe cuidarse de no hablar con el tentador. Cit mal el mandamiento. l habl en forma sarcstica. El diablo, as como es un mentiroso, es tambin un escarnecedor desde el principio; y los escarnecedores son sus hijos. El arte de Satans consiste en hablar de la ley divina como dudosa o irracional y, as, atrae la gente al pecado; nuestra sabidura consiste en mantener firme nuestra creencia en el mandamiento de Dios y un elevado respeto por l. Conque Dios dijo: No mentiris, no tomaris su nombre en vano, no os emborracharis, etc.? S, estoy seguro que lo dijo, y est bien dicho; y, por su gracia, yo lo cumplir. El entablar esta conversacin con la serpiente fue debilidad de Eva: por su pregunta debi notar que no tena buenas intenciones, y por tanto, debi retroceder. Satans ensea primero a los hombres a dudar y, luego, a negar. Les promete beneficios si comen de este fruto. Su objetivo es introducir el descontento con su estado presente, como si no fuera tan bueno como pudiera y debiera ser. Ningn estado por si mismo dar contento a menos que la mente sea puesta en ello. Los tienta para que busquen ascender como si fueran dignos de ser dioses. Satans se arruin a s mismo cuando dese ser como el Altsimo, luego, procur infectar a nuestros primeros padres con el mismo deseo para arruinarlos tambin. El diablo sigue an atrayendo a la gente a su esfera de inters sugirindoles pensamientos malos acerca de Dios y falsas esperanzas de lograr beneficios por medio del pecado. Por tanto, pensemos siempre bien de Dios como el sumo bien y pensemos mal del pecado como el sumo mal: as resistiremos al diablo y l huir de nosotros. Vv. 68. Observe los pasos de la transgresin: no son pasos ascendentes sino descen-dentes hacia el abismo. 1. Ella vio. Una gran cantidad de pecado viene por los ojos. No miremos aquello que trae consigo el riesgo de estimular la concupiscencia, Mateo v. 28. 2. Ella tom. Fue su propio acto y obra. Satans puede tentar pero no puede obligar; puede persuadirnos a que nos arrojemos al precipicio pero no puede arrojarnos, Mateo iv. 6. 3. Ella comi. Cuando mir quizs no tuviera la intencin de tomarlo; o cuando lo tom no tuviera la intencin de comer; pero acab en eso. Es sabidura detener los primeros movimientos del pecado, y abandonarlo antes de verse comprometido con l. 4. Tambin dio a su marido. Quienes han hecho mal, estn dispuestos a arrastrar a otros a hacer lo mismo. 5. Ella comi. Al no tomar en cuenta el rbol de la vida. Del cual se le permita comer, y al comer del rbol del conocimiento, que estaba prohibido, Adn claramente muestra su desdn por lo que Dios le ha otorgado, y su deseo por lo que Dios consider prudente no darle. Deseaba tener lo que quera y hacer lo que le placiera. En una palabra su pecado fue la desobediencia, Romanos v, 19; la desobediencia a un mandato claro, simple y expreso. No tena una naturaleza pecaminosa que lo traicionara; en cambio tena libertad de voluntad, con toda su fuerza, no debilitada ni desequilibrada. Se apart con mucha prontitud. Arrastr a toda su 6. posteridad al pecado y a la miseria. Entonces, quin puede decir que el pecado de Adn en s caus poco dao? Ya era demasiado tarde, cuando Adn y Eva vieron la necedad de comer la fruta prohibida. Vieron la felicidad de la cual cayeron y la miseria en que se hundieron. Vieron a un Dios amante irritado, y la prdida de su gracia y su favor. Vase aqu qu deshonra y trastorno produce el pecado; hace maldad doquiera se introduce y destruye todo consuelo. Tarde o temprano acarrea la vergenza; sea la vergenza del arrepentimiento verdadero, que termina en gloria, o la vergenza y confusin perpetua, en la cual despertarn los malos en el gran da. Vase aqu en qu consiste corrientemente la necedad de quienes han pecado. Cuidan ms de salvar su crdito ante los hombres que obtener el perdn de Dios. Las excusas que dan los hombres para cubrir y restar importancia a sus pecados, son vanas y frvolas; como los delantales de hojas de higuera que se hicieron, no logran mejorar las cosas: no obstante, todos tenemos la tendencia a cubrir nuestras transgresiones como Adn. Antes de pecar ellos acogan con gozo humilde las bondadosas visitas de Dios; ahora l se converta en un terror para ellos. No cabe asombrarse de que se convirtieran en terror para s mismos y se llenaran de confusin. Esto muestra la falsedad del tentador y el fraude de sus tentaciones. Satans prometi que estaran a salvo. Pero ellos no pueden ni pensar que sea as! Adn y Eva eran, ahora, consoladores desdichados el uno para el otro! Vv. 913. Observe la sorprendente pregunta: Adn, dnde ests t? Aquellos que se descarran de Dios por el pecado deben considerar seriamente donde estn: estn lejos de todo bien, en medio de sus enemigos, esclavizados a Satans, y en el camino real a la ruina total. Esta oveja perdida hubiera vagado sin fin si el buen Pastor no la hubiera buscado y le hubiera dicho que el lugar donde estaba descarriado, no podra ser fcil ni cmodo. Si los pecadores quisieran considerar donde estn, no descansaran hasta regresar a Dios. Es falla y necedad comn de quienes han hecho mal cuando se les pregunta al respecto, el reconocer slo lo que es tan evidente que no se puede negar. Como Adn tenemos razn para tener miedo de acercarnos a Dios si no estamos cubiertos y vestidos con la justicia de Cristo. El pecado aparece ms claro en el espejo del mandamiento, as que, Dios lo puso ante Adn; y en ese espejo debemos mirar nuestro rostro. Pero en lugar de reconocer el pecado en toda su magnitud, y asumir la vergenza en ellos mismos, Adn y Eva justificaron el pecado y cargaron la vergenza y la culpa en otros. En quienes son tentados existe una extraa tendencia a decir que son tentados por Dios; como si nuestro abuso de los dones de Dios disculpara nuestra transgresin de las leyes de Dios. Los que estn prontos a aceptar el placer y ganancia del pecado son tardos para asumir la culpa y la vergenza de ello. Aprendamos entonces, que las tentaciones de Satans son todas seducciones; sus argumentos, todos engaosos; sus incentivos son todos trampas; cuando habla bien, no hay que creerle. Es por el engao del pecado que el corazn se endurece. Vea Romanos vii. 11; Hebreos iii, 13. Aunque la sutileza de Satans pudiera arrastrarnos al pecado, de ninguna manera nos justifica que estemos en pecado. Aunque l es el tentador, nosotros somos los pecadores. Que no disminuya nuestro pesar por el pecado el que hayamos sido engaados; antes bien, que aumente nuestra indignacin con nosotros mismos por haber permitido ser engaados por un conocido tramposo y enemigo jurado, que quiere la destruccin de nuestra alma. Vv. 14, 15. Dios dicta sentencia; y comienza donde empez el pecado, con la serpiente. Los instrumentos del diablo deben compartir los castigos del diablo. Bajo el disfraz de la serpiente el diablo es sentenciado a ser degradado y maldecido por Dios; detestado y aborrecido por toda la humanidad: tambin a ser destruido y arruinado al final por el gran Redentor, cosa significada por el aplastamiento de su cabeza. Se declara la guerra entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. El fruto de esta enemistad es que haya una guerra continua entre la gracia y la corrupcin en los corazones del pueblo de Dios. Satans, por medio de sus corrupciones los abofetea, los zarandea y procura devorarlos. El cielo y el infierno nunca pueden ser reconciliados, tampoco la luz y las tinieblas; no ms que Satans y un alma santificada. Adems, hay una lucha continua entre los malos y los santos de este mundo. Se hace una promesa bondadosa sobre Cristo, como el libertador del hombre cado del poder de Satans. Esta era la aurora del da del evangelio: tan pronto como fue hecha la herida se provey y revel el remedio. Esta bondadosa revelacin de un Salvador lleg sin 7. que la pidieran ni la buscaran. Sin una revelacin de misericordia, que da esperanzas de perdn, el pecador convicto se hundira en la desesperacin y se endurecera. Por fe en esta promesa fueron justificados y salvados nuestros primeros padres, y los patriarcas anteriores al diluvio. Se dan detalles sobre Cristo. 1. Su encarnacin o venida en la carne. Que su Salvador sea la Simiente de la mujer, hueso de nuestro hueso, da gran aliento a los pecadores, Hebreos ii. 11, 14. 2. Sus sufrimientos y muerte; sealados en que Satans herira su calcaar, esto es, su naturaleza humana. Los sufrimientos de Cristo continan en los sufrimientos de los santos por su nombre. El diablo los tienta, los persigue y los mata; y as, hiere el calcaar de Cristo, que es afligido en las aflicciones de los santos. Pero mientras el calcaar es herido en la tierra, la Cabeza est en el cielo. 3. Su victoria sobre Satans. Cristo frustr las tentaciones de Satans, rescat almas de sus manos. Por su muerte asest un golpe fatal al reino del diablo, una herida incurable en la cabeza de esta serpiente. A medida que el evangelio gana terreno, Satans cae. Vv. 1619. Por su pecado la mujer es condenada a un estado de pesar y sumisin; castigo adecuado de ese pecado en que ella procur satisfacer la concupiscencia de los ojos y de la carne, y su orgullo. El pecado trajo dolor al mundo; hizo del mundo un valle de lgrimas. No es de extraar que nuestros dolores se multipliquen cuando nuestros pecados se multiplican. l se enseorear de ti, es slo el mandamiento de Dios: Esposas, someteos a vuestros maridos. Si el hombre no hubiera pecado, siempre se hubiera enseoreado con sabidura y amor; si la mujer no hubiera pecado, ella siempre hubiera obedecido con humildad y mansedumbre. Adn culp a su esposa, pero aunque haba sido falta suya el convencerlo para que comiera el fruto prohibido, fue falta de Adn el haberle hecho caso. As que las frvolas excusas de los hombres se volvern contra ellos en el da del juicio de Dios. Dios puso marcas de desagrado en Adn. 1. Maldice su habitacin. Dios dio la tierra a los hijos de los hombres para que fuera una morada cmoda, pero ahora est maldita por el pecado del hombre. Sin embargo, Adn mismo no es maldecido, como lo fue la serpiente, sino tan slo el suelo por amor a l. 2. Sus esfuerzos y placeres le son amargos. El trabajo es nuestro deber y debemos realizarlo fielmente; es parte de la sentencia del hombre, cosa que la ociosidad desafa atrevidamente. La incomodidad y el cansancio en el trabajo son nuestro justo castigo, al cual debemos someternos con paciencia, puesto que son menos que lo merecido por nuestra iniquidad. El alimento del hombre se le volver desagradable. Pero el hombre no es sentenciado a comer polvo como la serpiente, solamente a comer la hierba del campo. 3. Su vida tambin es acortada; pero considerando cun llenos de problemas estn sus das, es un favor que sean pocos. La muerte es espantosa por naturaleza, a pesar de que la vida es desagradable, y con eso concluye el castigo. El pecado introdujo la muerte al mundo: si Adn no hubiera pecado, no habra muerto. l cedi a la tentacin pero el Salvador la resisti. Cun admirablemente la satisfaccin de nuestro Seor Jess, por su muerte y sufrimientos, respondi a la sentencia dictada contra nuestros primeros padres! Entraron los dolores de parto a causa del pecado? Leemos del fruto de la afliccin del alma de Cristo, Isaas, liii, 11; y los dolores de la muerte que lo retuvo, son as llamados, Hechos ii, 24. Entr el quedar bajo la ley con el pecado? Cristo naci bajo la ley, Glatas iv, 4. Entr la maldicin con el pecado? Cristo fue hecho maldicin por nosotros, y muri una muerte maldita, Glatas iii, 13. Vinieron las espinas con el pecado? l fue coronado con espinas por nosotros. El sudor llega a causa del pecado? l sud por nosotros, y su sudor fue como grandes gotas de sangre. Lleg el dolor con el pecado? l fue un varn de dolores; en su agona su alma estuvo sobre manera dolorida. Vino la muerte con el pecado? l se hizo obediente hasta la muerte. As, la venda es tan grande como la herida. Bendito sea Dios por su Hijo nuestro Seor Jesucristo. Vv. 20, 21. Dios le puso nombre al hombre y lo llam Adn, que significa tierra roja; Adn le puso nombre a la mujer y la llam Eva, esto es, vida. Adn lleva el nombre del cuerpo mortal, Eva el del alma viva. Probablemente Adn haya tenido en cuenta la bendicin de un Redentor, la Simiente prometida, al llamar Eva o vida a su esposa; pues l sera la vida de todos los creyentes, y en l seran benditas todas las familias de la tierra. Vase, adems, el cuidado de Dios por nuestros primeros padres a pesar de su pecado. La vestimenta se introdujo con el pecado. Poca razn tenemos al enorgullecernos de nuestras ropas que no son sino la insignia de nuestra 8. vergenza. Cuando Dios hizo ropa para nuestros primeros padres, las hizo abrigadoras y fuertes, rsticas y muy sencillas; no mantos de escarlata sino tnicas de pieles. Que quienes estn pobremente vestidos aprendan de aqu a no quejarse. Teniendo comida y abrigo, que estn contentos; ellos estn tan bien como Adn y Eva. Que aquellos que estn finamente vestidos, aprendan a no hacer de las vestimentas su adorno. Se supone que las bestias, de cuyas pieles los visti Dios, fueron muertas, no para comida del hombre, sino para sacrificio, para tipificar a Cristo, el gran Sacrificio. Adn y Eva se hicieron delantales de hojas de higuera, cubierta demasiado estrecha para envolverlos, Isaas xxviii, 20. Tales son todos los trapos de nuestra justicia propia. Pero Dios les hizo tnicas de pieles, grandes, firmes, durables y de su medida: tal es la justicia de Cristo; por tanto, vestos del Seor Jesucristo. Vv. 2224. Dios expuls al hombre; le dijo que ya no deba ocupar ni disfrutar ese huerto: pero al hombre le gustaba el lugar y no estaba dispuesto a irse, por tanto, Dios lo hizo salir. Esto signific la exclusin de l y toda su raza culpable de la comunin con Dios, que era la bendicin y la gloria del paraso. Pero el hombre fue solamente enviado a labrar el suelo del cual fue tomado. l fue enviado a un lugar de trabajo arduo, no a un lugar de tormento. Nuestros primeros padres fueron excluidos de los privilegios de su estado de inocencia, aunque no fueron librados a la desesperacin. Se cerr el camino al rbol de la vida. De ah en adelante sera en vano que l y los suyos esperaran rectitud, vida y felicidad por el pacto de obras; porque al quebrantar el mandamiento de ese pacto, su maldicin cobra plena vigencia: somos todos destruidos si somos juzgados por ese pacto. Dios revel esto a Adn, no para llevarlo a la desesperacin, sino para animarlo a buscar la vida y la felicidad en la Simiente prometida, por quien se abre ante nosotros un camino nuevo y vivo hacia el lugar santsimo. CAPTULO 4 Versculos 17. El nacimiento, labor y religin de Can y Abel. 815. Can mata a AbelLa maldicin de Can. 1618. La conducta de CanSu familia. 1924. Lamec y sus esposas La destreza de los descendientes de Can. 25, 26. El nacimiento de otro hijo y nieto de Adn. Vv. 17. Cuando naci Can, Eva dijo: He engendrado un varn del Seor. Quiz pens que era la simiente prometida. De ser as, tuvo una amarga desilusin. Abel significa vanidad: cuando ella pens que tena la simiente prometida en Can, cuyo nombre significa posesin, ella se absorbi tanto con l que otro hijo era como vanidad para ella. Fjese que cada hijo tena un llamamiento. La voluntad de Dios para todos es que cada uno tenga algo que hacer en este mundo. Los padres deben criar a sus hijos para trabajar. Dles una Biblia y un llamamiento, deca el buen seor Dod, y Dios sea con ellos. Podemos suponer que, despus de la cada, Dios mand a Adn que derramara la sangre de animales inocentes y, una vez muertos, quemara parte o todo los cuerpos con fuego. As fueron prefigurados el castigo que merecen los pecadores, esto es, la muerte del cuerpo, y la ira de Dios, de la cual el fuego es un emblema bien conocido, adems de los sufrimientos de Cristo. Observe que la adoracin religiosa de Dios no es un invento nuevo. Fue desde el comienzo; es el buen camino antiguo, Jeremas vi, 16. Las ofrendas de Can y Abel fueron diferentes. Can demostr un orgulloso corazn incrdulo. En consecuencia, l y su ofrenda fueron rechazados. Abel lleg en calidad de pecador y, conforme a lo establecido por Dios, por medio de su sacrificio expresaba humildad, sinceridad y obediencia y fe. De este modo, al buscar el beneficio del nuevo pacto de misericordia, por medio de la Simiente prometida, su sacrificio tena una expresin que Dios acept. Abel ofrend en fe pero no Can, Hebreos xi, 4. En todas las pocas ha habido dos clases de adoradores, a la manera de Can y Abel; a saber, los orgullosos y endurecidos que desprecian el mtodo de salvacin del evangelio, que intentan agradar a Dios con mtodos diseados por ellos mismos; y, los creyentes humildes que se 9. acercan a l por el camino que l ha revelado. Can se entreg a la ira maligna contra Abel. Alberg un espritu maligno de descontento y rebelin contra Dios. Dios nota todas nuestras pasiones y descontentos pecaminosos. No hay mirada de enojo, envidia o de fastidio que escape a su ojo vigilante. El Seor razon con este hombre rebelde; si tomaba el camino correcto, sera aceptado. Algunos entienden esto como un anuncio de misericordia. Si no hicieres bien, el pecado, esto es, la ofrenda por el pecado est a la puerta y t pudieras beneficiarte de ella. La misma palabra significa pecado y sacrificio por el pecado. Aunque no hayas hecho bien, no te desesperes todava; el remedio est a la mano. Se dice que Cristo, la gran ofrenda por el pecado, est a la puerta, Apocalipsis iii, 20. Bien merecen perecer en sus pecados los que no van a la puerta a pedir el beneficio de esta ofrenda por el pecado. La aceptacin de la ofrenda de Abel por parte de Dios no cambi el derecho de primogenitura hacindolo suyo; entonces, por qu haba de enojarse tanto Can? Los apasionamientos e inquietudes pecaminosas se desvanecen cuando se busca en forma estricta y justa la causa. Vv. 815. La maldad del corazn termina en el asesinato hecho con las manos. Can mat a Abel, su propio hermano, el hijo de su propia madre, a quien debiera haber amado; a su hermano menor, a quien debiera haber protegido; un hermano bueno, que nunca le haba hecho nada malo. Qu efectos fatales del pecado de nuestros primeros padres fueron estos, y cmo deben de haberse llenado de angustia sus corazones! Observe el orgullo, la incredulidad y la soberbia de Can. Niega el crimen, como si pudiera ocultarlo de Dios. Trata de tapar un homicidio deliberado con una mentira deliberada. El asesinato es un pecado que clama. La sangre pide sangre, la sangre del asesino por la sangre del asesinado. Quin conoce el alcance y el peso de una maldicin divina, cun lejos llega, cun profundo penetra? Los creyentes se salvan de ella slo en Cristo, y heredan la bendicin. Can fue maldecido por la tierra. l hall su castigo ah donde eligi su suerte y puso su corazn. Toda criatura es para nosotros lo que Dios la haga, un consuelo o una cruz, una bendicin o una maldicin. La maldad del malo trae maldicin a todo lo que hacen y a todo lo que tienen. Can se queja, no de su pecado, sino de su castigo. Se muestra gran dureza de corazn cuando nos preocupan ms nuestros sufrimientos que nuestros pecados. Dios tiene propsitos sabios y santos al prolongar las vidas hasta de los hombres ms malos. Vano es inquirir cul fue la seal puesta sobre Can. Indudablemente era conocida tanto como marca de infamia sobre Can, y como seal de Dios para que no lo mataran. Abel hablaba an estando muerto. Habla de la odiosa culpa del crimen y nos avisa que debemos reprimir los primeros accesos de ira y nos ensea que el justo debe esperar persecucin. Tambin, que hay un estado futuro y una recompensa eterna para disfrutar, por fe en Cristo y su sacrificio expiatorio. l nos habla de la excelencia de la fe en el sacrificio y la sangre expiatoria del Cordero de Dios. Can mat a su hermano porque sus propias obras eran malas y las de su hermano, justas, 1 Juan iii, 12. Como consecuencia de la enemistad puesta entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente estall la guerra, que se ha librado continuamente desde entonces. En esta guerra estamos todos comprometidos, nadie es neutral; nuestro Capitn ha declarado que l que no es conmigo, contra m es. Apoyemos decididamente, pero con mansedumbre, la causa de la verdad y justicia contra Satans. Vv. 1618. Can desech todo el temor de Dios y no quiso escuchar los mandatos de Dios. Los profesantes hipcritas que fingen y se niegan a tomar en serio a Dios, son justamente abandonados a su suerte para que hagan algo extremadamente escandaloso. As, pues, se desprenden de aquella forma de santidad para la cual han sido reproche y cuyo poder niegan. Can se fue de la presencia del Seor y nunca encontramos que haya regresado, para su consuelo. La tierra en que habit Can fue llamada la tierra de Nod, que significa estremecimiento o tembloroso que, de ese modo, muestra la inquietud e incomodidad de su espritu, o la tierra de un vagabundo: Quienes se apartan de Dios nunca pueden hallar reposo en ninguna otra parte. Los que en la tierra buscaban la ciudad celestial, optaron por morar en tabernculos o carpas; pero Can, por no importarle esa ciudad, edific una en la tierra. As, todos los maldecidos por Dios procuran su estabilidad y satisfaccin aqu abajo. Vv. 1924. Uno de la perversa raza de Can es el primero que se registra quebrantando la ley 10. del matrimonio. Hasta aqu, un hombre tena slo una esposa a la vez; pero Lamec tom dos. Las nicas cosas sobre las que pone su corazn la perversa gente carnal son las cosas de este mundo, y son sumamente astutos y diligentes al respecto. As ocurri con la raza de Can. Aqu haba un padre de pastores y un padre de msicos, pero no un padre de fieles. Aqu hay uno que ensea sobre el bronce y el hierro, pero no hay quien ensee el buen conocimiento del Seor: aqu hay recursos para enriquecerse y para ser poderoso y estar alegres, pero nada de Dios, de su temor y su servicio. Las cosas presentes llenan las cabezas de la mayora. Lamec tena enemigos, a quienes haba provocado. Hace una comparacin entre l mismo y su antepasado Can; y se elogia por ser mucho menos criminal. Parece abusar de la paciencia de Dios al dispensar a Can, tomando eso como una estmulo para tener la expectativa de pecar y no recibir castigo. Vv. 25, 26. Nuestros primeros padres fueron consolados en su afliccin por el nacimiento de un hijo, al que llamaron Set, esto es: sustituto, establecido o colocado; en su simiente la humanidad continuara hasta el fin del tiempo, y de l descendera el Mesas. Mientras Can, la cabeza de la apostasa, es hecho un errante, Set, de quien iba a venir la iglesia verdadera, es uno establecido. En Cristo y su iglesia est el nico establecimiento verdadero. Set anduvo en los pasos de su martirizado hermano Abel; fue partcipe de una fe igualmente preciosa en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo y, as, lleg a ser un nuevo testigo de la gracia e influencia de Dios Espritu Santo. Dios concedi a Adn y Eva que vieran el avivamiento religioso en su familia. Los adoradores de Dios empezaron a hacer ms en religin; algunos, por una profesin franca de la verdadera religin, protestaban contra la maldad del mundo circundante. Mientras peores sean los dems, mejores debemos ser nosotros, y ms celosos. Entonces empez la distincin entre profesantes y profanos, la cual ha seguido desde entonces y seguir mientras haya mundo. CAPTULO 5 Versculos 15. Adn y Set 620. Los patriarcas desde Set a Enoc. 2124. Enoc. 2532. Matusaln a No. Vv. 15. Adn fue hecho a imagen de Dios; pero estando cado engendr un hijo a su propia imagen, pecador y corrupto, frgil, miserable y mortal, como l mismo. No solamente hombre como l mismo, compuesto de cuerpo y alma, sino pecador como l mismo. Esto es lo contrario de la semejanza divina en que fue hecho Adn; habindola perdido, no poda transmitirla a su simiente. Adn vivi 930 aos en total; y entonces muri, conforme a la sentencia dictada: al polvo volvers. Aunque no muri el da en que comi el fruto prohibido, ese mismo da se volvi mortal. Entonces empez a morir; toda su vida posterior no fue sino una ejecucin demorada, una vida condenada y perdida; fue una vida moribunda y desolada. La vida del hombre no es sino un morir gradualmente. Vv. 620. Se dice y muri de cada uno de estos, salvo de Enoc. Bueno es observar la muerte de los dems. Todos ellos vivieron mucho; ni uno solo de ellos muri sino hasta tener casi ochocientos aos y, algunos vivieron mucho ms que eso; un tiempo muy largo para que un alma inmortal est presa en una vivienda de barro. Seguramente la vida presente no era para ellos tanta carga como lo es corrientemente ahora, de otro modo se hubieran cansado de ella. Tampoco la vida futura haba sido entonces tan claramente revelada como ahora bajo el evangelio, de lo contrario hubieran estado urgidos por irse a ella. Todos los patriarcas que vivieron antes del diluvio, salvo No, nacieron antes que muriera Adn. De l deben de haber recibido un relato total de la creacin, la cada, la promesa y los preceptos divinos sobre la adoracin y la vida religiosa. As, Dios mantuvo en su iglesia el conocimiento de su voluntad. 11. Vv. 2124. Enoc fue el sptimo contando desde Adn. La piedad es caminar con Dios: lo cual muestra la reconciliacin con Dios, pues dos no pueden andar juntos si no estuvieren de acuerdo, Amos iii. 3. Incluye todas las partes de una vida santa, recta y sobria. Caminar con Dios es tener a Dios siempre delante de nosotros, actuar como estando siempre bajo su mirada. Es preocuparse constantemente de agradar a Dios en todas las cosas y en nada ofenderle. Es ser seguidores de l como hijos amados. El Espritu Santo dice que camin Enoc con Dios en lugar de decir vivi Enoc (con Dios). Esta fue su preocupacin y trabajo constante; mientras los dems vivan para s mismos y el mundo, l vivi para Dios. Era el gozo de su vida. Enoc fue llevado a un mundo mejor. Como l no vivi como el resto de la humanidad, l no sali del mundo por la muerte, como los dems. No fue hallado porque lo traspuso Dios, Hebreos xi, 5. l haba vivido slo 365 aos que, segn la edad de los hombres de aquel entonces, era solo la mitad de la vida de ellos. A menudo Dios se lleva ms pronto a los que l ama; el tiempo perdido en la tierra lo ganan en el cielo, inefable ventaja para ellos. Vea cmo se expresa la trasposicin de Enoc: desapareci porque le llev Dios. Ya no estuvo ms en este mundo; fue transformado, como lo sern todos los santos que estn vivos en la segunda venida de Cristo. Quienes empiezan a caminar con Dios cuando son jvenes tienen la esperanza de caminar con l larga, cmoda y servicialmente. La marcha constante en santidad del cristiano verdadero, por muchos aos, hasta que Dios lo lleve, es la mejor recomendacin para la religin a la que muchos se oponen y contra la cual muchos abusan. Caminar con Dios concuerda bien con las preocupaciones, consuelos y deberes de la vida. Vv. 2532. Matusaln significa cuando l muera, vendr como un dardo, o un envo a saber el diluvio que vino el ao en que muri Matusaln. Vivi 969 aos la vida ms larga de un hombre sobre la tierra; pero aun el que viva ms debe morir al fin. No significa descanso; sus padres le dieron ese nombre, con la perspectiva de que l fuera una gran bendicin para su generacin. Observe la queja de su padre acerca del estado calamitoso de la vida humana, debido a la entrada del pecado y a la maldicin por el pecado. Toda nuestra vida se gasta en trabajar y nuestro tiempo se llena con esfuerzo continuo. Por haber maldecido Dios a la tierra, lo ms que algunos pueden hacer, con el mayor cuidado y aflicciones, es obtener una dura manutencin de sta. Lamec esperaba alivio por el nacimiento de este hijo: Este nos aliviar de nuestras obras. Eso significa no slo el deseo y expectativa que generalmente tienen los padres tocante a sus hijos, de que ellos sean consuelo y ayuda para ellos, aunque a menudo resultan ser otra cosa; sino que tambin significa una perspectiva de algo ms. Cristo es nuestro? El cielo es nuestro? En nuestro afn y afliccin necesitamos mejores consoladores que las ms caras relaciones y la ms prometedora descendencia; podemos buscar y hallar consuelo en Cristo. CAPTULO 6 Versculos 17. La maldad del mundo que provoc la ira de Dios. 811. No halla gracia. 12 21. Anuncio del diluvio a NoInstrucciones sobre el arca. 22. Fe y obediencia de No. Vv. 17. La cosa ms notable acerca del mundo antiguo es su destruccin por el diluvio. Se nos cuenta la abundante iniquidad de ese mundo malo: la justa ira de Dios y su santa resolucin de castigarlo. En todas las pocas ha habido una maldicin especfica de Dios para el matrimonio entre un profesante de la verdadera religin y sus enemigos declarados. El mal ejemplo del cnyuge impo corrompe o hiere mucho al otro. Se acaba la religin de la familia y los nios son educados conforme a las mximas mundanas del progenitor que no tiene temor de Dios. Si profesamos ser hijos e hijas del Seor Todopoderoso, no debemos casarnos sin su consentimiento. l no nos dar su bendicin, si preferimos la belleza, la inteligencia, la riqueza o los honores mundanales a la fe y la santidad. El Espritu de Dios contendi con los hombres enviando a Enoc, No y quiz a otros, 12. para que les predicaran; esperaba mostrar su gracia a pesar de sus rebeliones despertando temor y conviccin en sus conciencias. Pero el Seor declar que su Espritu no siempre contendera as con los hombres; l los dejara endurecerse en el pecado y madurar para la destruccin. Esto lo determin l porque el hombre era carne: no slo frgil y dbil, sino carnal y depravado, habiendo usado mal los poderes nobles de su alma para satisfacer sus inclinaciones corruptas. Dios ve toda la maldad que hay entre los hijos de los hombres; no la pueden ocultar de l ahora; y si no se arrepienten de ella, ser dada a conocer por l dentro de poco. Indudablemente la maldad de un pueblo es grande, cuando los pecadores notorios son hombres clebres entre ellos. Muchsimo pecado se cometa en todas partes por toda clase de personas. Cualquiera poda ver que la maldad del hombre era grande: pero Dios vio que toda imaginacin o propsito de los pensamientos del corazn del hombre era de continuo solamente el mal. Esto era la raz amarga, la fuente corrupta. El corazn era engaoso y perverso; los principios eran corruptos; los hbitos y las disposiciones, malas. Sus intenciones y planes eran malvados. Ellos hacan el mal deliberadamente, y se las ingeniaban para hacer perversidades. No haba bien entre ellos. Dios vio la maldad del hombre como quien es herido y maltratado por ella. La vio como un padre tierno ve la necedad y porfa de un hijo rebelde y desobediente, cosa que le aflige y le hace desear no haber tenido hijos. Las palabras usadas aqu son muy notables; las usa segn el entendimiento de los hombres y no significan que Dios pueda cambiar o sentirse infeliz. Dios odia as nuestro pecado? Y nosotros, no debiramos afligirnos de corazn por eso? Oh, que podamos mirar a Aquel a quien hemos afligido, y lamentar! Dios se arrepinti de haber hecho al hombre; pero nunca lo encontramos arrepentido de haber redimido al hombre. Dios resuelve destruir al hombre: la palabra original es muy impactante, raer de sobre la faz de la tierra a los hombres como se barre el polvo o la suciedad de un lugar que debe estar limpio y se arroja al montn de basura, el lugar apropiado para ello. Dios habla del hombre como de su propia criatura, cuando resuelve su castigo. Pierden su vida los que no responden al propsito de sus vidas. Dios tom esta decisin sobre los hombres despus que su Espritu haba contendido por mucho tiempo con ellos pero en vano. Nadie es castigado por la justicia de Dios sino aquellos que detestan ser reformados por la gracia de Dios. Vv. 811. No no hall favor ante los ojos de los hombres; ellos lo odiaron y persiguieron porque por su vida y predicacin l condenaba al mundo: pero hall gracia ante los ojos del Seor y eso lo hizo ms verdaderamente honorable que los hombres de renombre. Que este sea nuestro deseo principal, esforcmonos para que podamos ser aceptados por l. Cuando el resto del mundo era malo No mantuvo su integridad. La buena voluntad de Dios para con No produjo esta buena obra en l. l era justo, esto es, un hombre justificado ante Dios por fe en la Simiente prometida. Como tal fue hecho santo y tuvo principios justos. Y fue justo en su conducta. No slo fue honesto sino devoto; su afn constante era hacer la voluntad de Dios. Dios mira con favor a quienes miran sinceramente a l con los ojos de la fe. Fcil es ser religioso cuando la religin est de moda; pero muestra fe y resolucin firmes nadar contra la corriente y estar por Dios cuando nadie ms est por l; No lo hizo as. Toda clase de pecados se hallaban entre los hombres. Ellos corrompieron la adoracin de Dios. El pecado llena la tierra con violencia y esto justificaba plenamente la decisin de Dios de destruir el mundo. El contagio se disemina. Cuando la maldad se vuelve general, la ruina no est lejos; mientras en una nacin haya un remanente de gente que ora, vaciando as la medida antes que se llene, los juicios pueden ser aplazados; pero cuando todas las manos estn ocupadas en echar abajo las cercas, por el pecado, y nadie se pone en la brecha para repararla, qu puede esperarse sino un diluvio de ira? Vv. 1221. Dios cont a No su propsito de destruir el mundo malo con agua. La comunin ntima del Seor es con los que le temen, Salmo xxv, 14. Est con los creyentes capacitndolos para entender y aplicar las declaraciones y advertencias de la palabra escrita. Dios opt por hacerlo con inundacin de las aguas que anegaran el mundo. Al elegir la vara con que corrige a sus hijos, l escoge la espada con que corta a sus enemigos. Dios estableci su pacto con No. Este es el primer lugar de la Biblia en que se halla la palabra pacto; parece significar, 1. El acuerdo de providencia; que el curso de la naturaleza continuar hasta el fin del tiempo. 2. El pacto de gracia 13. en que Dios ser el Dios de No, y que de su simiente Dios tomara un pueblo para s. Dios dio rdenes a No para que hiciera un arca. Esta arca era como el casco de un navo, adecuado para flotar sobre las aguas. Era muy grande, la mitad del tamao de la catedral de San Pablo [Londres, Inglaterra]. Y podra contener ms de dieciocho de las naves ms grandes usadas en nuestro tiempo. Dios hubiera podido salvar a No sin ponerlo a pasar trabajos, dolores ni problemas, pero lo emple para construir lo que iba a ser el medio de preservarlo, para prueba de su fe y obediencia. La providencia y la gracia de Dios poseen y coronan al obediente y diligente. Dios dio a No rdenes especficas sobre cmo hacer el arca, que, por tanto, no podan sino ser perfectas para su propsito. Dios prometi a No que l y su familia seran mantenidos vivos en el arca. Probablemente nosotros y nuestras familias tengamos el beneficio de lo que hacemos por obediencia a Dios. La piedad de los padres da bien a sus hijos en esta vida y los encamina ms por la senda a la vida eterna, si ellos mejoran. V. 22. La fe de No triunf sobre todos los razonamientos corruptos. Armar un edificio tan grande, como nunca antes haba visto, y proporcionar comida para las criaturas vivas, iba a requerir de l mucha dedicacin, trabajo y gastos. Sus vecinos se iban a rer de l. Pero todas esas objeciones super No por la fe; su obediencia era pronta y resuelta. Habiendo empezado a construir, no lo dej hasta que hubo terminado: as hizo l y as debemos hacerlo nosotros. Tuvo temor del diluvio y, por tanto, prepar el arca. En la advertencia dada a No hay una advertencia an ms solemne dada a nosotros: huir de la ira venidera que raer el mundo de los incrdulos arrojndolos al abismo de la destruccin. Cristo, el verdadero No, que nos consolar personalmente, ya prepar el arca por sus sufrimientos y bondadosamente nos invita a entrar por fe. Mientras dure el da de su paciencia, oigamos y obedezcamos su voz. CAPTULO 7 Versculos 112. No, su familia y las criaturas vivas entran al arca y empieza el diluvio. 1316. No se encierra en el arca. 1720. El desarrollo del diluvio por cuarenta das. 2124. Toda carne destruida por el diluvio. Vv. 112. El llamado a No es muy bondadoso, como el de un padre tierno a sus hijos para que entren a la casa cuando ve que se acerca la noche o una tormenta. No no entr al arca hasta que Dios se lo orden, aunque saba que iba a ser su lugar de refugio. Es muy consolador ver que Dios va delante de nosotros en cada paso que damos. No pas mucho trabajo para construir el arca y, ahora, l mismo iba a conservarse vivo en ella. Lo que hacemos en obediencia al mandamiento de Dios, y con fe, ciertamente nos traer consuelo, tarde o temprano. El llamado a No nos recuerda el llamado que da el evangelio a los pobres pecadores. Cristo es un arca y en l solo podemos estar a salvo cuando llegan la muerte y el juicio. La palabra dice Ven; los ministros dicen Ven; el Espritu dice Ven, entra en el Arca. No fue tenido por justo no por su justicia propia sino como heredero de la justicia que es por la fe, Hebreos xi. 7. l crey la revelacin de un Salvador, y busc y esper la salvacin solo a travs de l. As fue justificado por la fe y recibi ese Espritu cuyo fruto es en toda bondad; pero si algn hombre no tiene el Espritu de Cristo, no es de los suyos. Despus de ciento veinte aos, Dios dio un espacio de siete das ms para el arrepentimiento. Pero estos siete das fueron malgastados, como todo el resto. Ser tan slo siete das. Tenan slo una semana ms, un da de reposo ms para mejorar y considerar las cosas que corresponden a su paz. Pero es comn que quienes han sido descuidados con sus almas durante los aos de su salud, sean igualmente negligentes durante los das, esos pocos das de su enfermedad, en que avizoran la muerte a la distancia, en que ven acercarse a la muerte, estando endurecidos sus corazones por el engao del pecado. Como No prepar el arca por fe en la advertencia dada de que vendra el diluvio, as entr en ella, por fe en la advertencia de que vendra muy prnto. Y el da en que No 14. estuvo seguro, dentro del arca, se rompieron las fuentes del gran abismo. La tierra tena en s esas aguas que, a la orden de Dios, brotaron y la inundaron; as, nuestros cuerpos tienen en s mismos esos humores que, cuando a Dios le place, se vuelven semilla y fuente de enfermedades mortales. Las ventanas del cielo fueron abiertas y las aguas que estaban por arriba del firmamento, esto es, en la atmsfera, fueron derramadas sobre la tierra. La lluvia cae en gotas; pero entonces cayeron lluvias tan grandes como nunca se haba sabido antes ni despus. Llovi sin parar ni escampar por cuarenta das con sus cuarenta noches, sobre toda la tierra de una sola vez. As como hubo un ejercicio especial de la omnipotencia de Dios al causar el diluvio, sera vano y presuntuoso tratar de explicar por medio de la sabidura humana el mtodo que us. Vv. 1316. Las criaturas voraces fueron hechas mansas y manejables; sin embargo, cuando la circunstancia hubo terminado, fueron las mismas que antes, pues el arca no modific su naturaleza. Los hipcritas de la iglesia que se conforman exteriormente a las leyes de esa arca, siguen sin cambiar, y, en uno u otro momento, mostrarn de qu clase son. Dios sigui cuidando a No. Dios cerr la puerta para asegurarlo y mantenerlo a salvo en el arca; tambin dej afuera para siempre a todos los dems. En qu forma fue hecho esto, es algo que no ha placido a Dios dar a conocer. Hay mucho que ver de nuestros deberes y privilegios en el evangelio en la seguridad de No en el arca. El apstol lo hace tipo del bautismo cristiano, 1 Pedro iii, 20, 21. Obsrvese, entonces, que es nuestro gran deber, en obediencia al llamado del evangelio, mediante una fe viva en Cristo, ir por el camino de salvacin que Dios ha provisto para los pobres pecadores. Los que entran en el arca deben traer a cuantos puedan con ellos, mediante buenas instrucciones, convencindolos y a travs de un buen ejemplo. Hay suficiente espacio en Cristo para todos los que acudan. Dios puso a Adn en el paraso pero no le cerr la puerta; luego, l mismo se expuls; pero cuando Dios pone a No en el arca, y cuando lleva un alma a Cristo, la salvacin es segura: no es seguridad nuestra, sino la mano del Mediador. Pero la puerta de la misericordia pronto quedar cerrada para aquellos que ahora la toman a la ligera. Llame ahora, y se le abrir, Lucas xiii, 25. Vv. 1720. El diluvio fue creciendo durante cuarenta das. Las aguas subieron tan alto que las cumbres de los montes ms elevados quedaron tapados por ms de veinte pies [poco ms de 6 metros). En la tierra no hay un lugar tan elevado que ponga a los hombres fuera del alcance de los juicios de Dios. La mano de Dios alcanzar a todos sus enemigos, Salmo xxi, 8. Cuando creci el diluvio, el arca de No fue levantada y las aguas, que rompan todo lo dems, sostuvieron el arca. Eso que para los incrdulos es seal de muerte para muerte, para los fieles es seal de vida para vida. Vv 2124. Murieron todos los hombres, mujeres y nios que haba en el mundo, excepto los que estaban en el arca. Podemos imaginar fcilmente el terror que los embarg. Nuestro Salvador nos dice que hasta el mismo da en que lleg el diluvio, ellos estaban comiendo y bebiendo, Lucas xvii, 26, 27; estaban sordos y ciegos a todas las advertencias divinas. La muerte los sorprendi en esta postura. Ellos se convencieron de su necedad cuando ya era demasiado tarde. Podemos suponer que intentaron todos los medios posibles para salvarse, pero todo fue en vano. Los que no se encuentran en Cristo, el Arca, ciertamente sern destruidos, destruidos para siempre. Hagamos una pausa y consideremos este tremendo juicio! Qu puede prevalecer delante del Seor cuando l est airado? El pecado de los pecadores ser su ruina, temprano o tarde, si no se arrepienten. El Dios justo sabe llevar la ruina al mundo de los impos, 2 Pedro iii, 5. Qu terrible ser el da del juicio y de la perdicin de los hombres impos! Felices los que son parte de la familia de Cristo y que como tales estn a salvo con l; ellos pueden esperar sin desmayo y regocijarse de que triunfarn cuando el fuego queme la tierra y todo lo que en ella hay. Podemos suponer algunas distinciones favorables en nuestro propio caso o carcter, pero, si descuidamos, rechazamos o abusamos de la salvacin de Cristo, pese a las imaginadas ventajas, seremos destruidos en la ruina comn de un mundo incrdulo. 15. CAPTULO 8 Versculos 13. Dios se acuerda de No y seca las aguas 412. El arca descansa sobre el Ararat No manda un cuervo y una paloma. 1319. No sale del arca habindole mandado hacerlo. 2022. No ofrece un sacrificioDios promete no maldecir ms la tierra. Vv. 13. Toda la raza de la humanidad, salvo No y su familia, estaban ahora muertos, de modo que el acordarse Dios de No, fue el retorno de su misericordia a la humanidad, a la cual no haba exterminado por completo. Las exigencias de la justicia divina haban sido contestadas por la ruina de los pecadores. Dios envi el viento para secar la tierra y sell sus aguas. La misma mano que trae la desolacin debe traer la liberacin; por tanto, debemos mirar siempre esa mano. Cuando las aflicciones han hecho la obra para la cual fueron enviadas, sea obra que mata o que cura, sern quitadas. Como la tierra no fue anegada en un da, tampoco se sec en un da. Dios suele liberar gradualmente a su pueblo para que no sea despreciado el da de las cosas pequeas ni haya desconsuelo por el da de las grandes cosas. Vv. 412. El arca descans sobre una montaa, hacia donde fue dirigida por la sabia y bondadosa providencia de Dios, para que pudiera descansar ms pronto. Dios tiene tiempos y lugares de reposo para su pueblo despus de haber sido zarandeado; y muchas veces l hace provisin para que se establezca cmoda y oportunamente, sin estratagemas propias de ellos, y completamente ms all de lo que ellos pudieran prever. Dios haba dicho a No cuando vendra el diluvio, aunque no le dio una revelacin detallada de los tiempos y pasos por los cuales terminara. El conocimiento de lo anterior era necesario para la preparacin del arca, pero el conocimiento de lo ltimo hubiera servido slo para satisfacer la curiosidad; el ocultrselo ejercitara su fe y paciencia. No envi a un cuervo del arca que sigui volando y comiendo de los cadveres que flotaban. Luego No envi una paloma que volvi, la primera vez, sin buena noticia; pero la segunda vez, trajo en su pico una hoja que haba arrancado de un olivo, mostrando simplemente que los rboles, los frutales, empezaban a aparecer sobre el agua. La segunda vez No envi la paloma a los siete das de la primera, y la tercera vez fue tambin a los siete das; probablemente en el da de reposo. Habiendo guardado el da de reposo con su pequea iglesia, l esperaba una bendicin especial del cielo y pregunt por ella. La paloma es un emblema de un alma bondadosa que, no hallando paz o satisfaccin firmes en este mundo inundado y corrupto, regresa a Cristo como a su arca, como a su No, su reposo. El corazn carnal, como el cuervo, se arregla con el mundo y come de la carroa que encuentra ah; pero, vuelve a mi reposo, oh alma ma, a tu No, as dice la palabra, Salmo cxvi, 7. Como No sac su mano, tom la paloma y la atrajo a l, al interior del arca, as Cristo salvar, ayudar y acoger a los que huyen a l en busca de reposo. Vv. 1319. Dios consulta nuestro beneficio ms que nuestros deseos; l sabe lo que es bueno para nosotros mejor que nosotros mismos, y por cunto tiempo ms es conveniente que continen nuestras restricciones y sean demoradas las misericordias anheladas. Nosotros saldramos del arca antes que estuviera seco el suelo; y, quiz, si la puerta est cerrada, estamos dispuestos a tirar la cubierta y trepar de alguna forma; pero el tiempo de Dios para mostrar misericordia es el mejor tiempo. Como No recibi la orden de entrar al arca as, por tedioso que haya sido su confinamiento, l iba a esperar de nuevo una orden para salir. Nosotros debemos reconocer a Dios en todos nuestros caminos y ponerlo delante de nosotros en todos nuestros movimientos. Solamente van bajo la proteccin de Dios, los que siguen las instrucciones de Dios y se someten a l. Vv. 2022. No ahora iba a salir a un mundo desolado, donde, uno hubiera podido pensar, su primera preocupacin debiera ser edificar una casa para l, pero empieza con un altar para Dios. Empieza bien quien empieza con Dios. Aunque el ganado de No era poco y salvado con gran cuidado y trabajo, l no se quej para servir de ello a Dios. Servir a Dios con lo poco que tenemos es la manera de hacerlo crecer; nunca debemos pensar que es desperdicio aquello con que honramos a Dios. La primera cosa hecha en el nuevo mundo fue un acto de adoracin. Ahora tenemos que 16. expresar nuestro agradecimiento, no con holocaustos, sino con alabanza, devociones y conversaciones piadosas. Dios se sinti bien agradado con lo que se hizo. La carne quemada no puede agradar ms a Dios que la sangre de toros y machos cabros, salvo como tipo del sacrificio de Cristo y como expresin de la fe y la consagracin humilde de No a Dios. El diluvio elimin la raza de hombres malos, pero no quit el pecado de la naturaleza del hombre, que siendo concebido y nacido en pecado, piensa, imagina y ama la maldad, aun desde su juventud, y tanto antes como despus del diluvio. Pero Dios por gracia declar que nunca anegara de nuevo al mundo. Mientras permanezca la tierra, y el hombre en ella, habr verano e invierno. Es claro que esta tierra no va a permanecer para siempre. En breve debe ser quemada junto con todas las obras de ella; y veremos nuevos cielos y una nueva tierra, cuando todas estas cosas sean deshechas. Pero en la medida que permanecen, la providencia de Dios har que el curso de los tiempos y de las estaciones prosiga y cada una tenga su lugar. Y basados en esta palabra, confiamos en que as sea. Vemos que se cumplen las promesas de Dios a las criaturas y podemos inferir que de la misma manera sern cumplidas sus promesas a todos los creyentes. CAPTULO 9 Versculos 13. Dios bendice a No y le concede la carne como alimento. 47. Prohibicin del derramamiento de sangre y el homicidio. 817. El pacto de Dios y el arco iris. 1823. No planta una viase emborracha y es escarnecido por Cam. 2429. No maldice a Canan, bendice a Sem, ora por JafetSu muerte. Vv. 13. La bendicin de Dios es la causa de nuestro bienestar. Dependemos de l, debemos estar agradecidos de l. No olvidemos la ventaja y el placer que tenemos del trabajo de las bestias, y el que su carne suministra. Tampoco debemos ser menos agradecidos por la seguridad que disfrutamos en cuanto a las bestias salvajes y dainas, por el temor del hombre que Dios ha puesto en lo profundo de ellas. Vemos el cumplimiento de esta promesa todos los das y en todas partes. Este obsequio de los animales para comida garantiza plenamente el uso de ellos, pero no el abuso por glotonera y menos por crueldad. No debemos causarle dolor innecesariamente mientras vivan, ni cuando les quitamos las vidas. Vv. 47. La razn principal de prohibir comer la sangre, sin duda, se debi a que el derramamiento de sangre en los sacrificios tena por objeto que los adoradores tuvieran su pensamiento puesto en la gran expiacin; aunque tambin parece tener el propsito de controlar la crueldad, para que los hombres, acostumbrndose a derramar la sangre de los animales y alimentarse de ella, se pusieran insensibles frente a ello y les afectara poco la idea de derramar sangre humana. El hombre no debe tomar su propia vida. Nuestra vida es de Dios y debemos darla solamente cuando a l le plazca. Si precipitamos de alguna forma nuestra propia muerte, debemos responder ante Dios por ello. Cuando Dios le pide a un hombre que responda por una vida que quit injustamente, el homicida no puede responder y, por tanto, debe entregar la propia vida a cambio. En uno u otro momento, en este mundo o en el venidero, Dios descubrir los crmenes y castigar aquellos homicidios cuyo castigo qued fuera del alcance del poder del hombre. Pero hay quienes son ministros de Dios para proteger al inocente, para infundir temor a los malhechores y que no deben esgrimir en vano la espada, Romanos, xiii, 4. El homicidio deliberado debe ser siempre castigado con la muerte. A esta ley se le agrega una razn. Todava hay remanentes de la imagen de Dios en el hombre cado, de modo que quien mata injustamente a un hombre, desfigura la imagen de Dios y lo deshonra. Vv. 817. Como el mundo antiguo fue destruido para ser un monumento de justicia, as este mundo permanece hasta ahora como un monumento de misericordia. Pero el pecado, que ahog al mundo antiguo, quemar a este. Entre los hombres se sellan acuerdos, para que lo prometido pueda 17. ser ms solemne y para hacer que lo pactado sea ms seguro para mutua satisfaccin. Este pacto fue sellado con el arco iris que, probablemente, haya sido visto antes en las nubes, pero nunca como sello del pacto, hasta ahora. El arco iris aparece cuando hay mayor razn para temer que la lluvia prevalezca; entonces Dios muestra este sello de la promesa, de que no prevalecer. Mientras ms densa la nube, ms brillante el arco en la nube. As, como abundan las aflicciones amenazadoras, abundan mucho ms los consuelos alentadores. El arco iris es el reflejo de los rayos del sol que brillan sobre o a travs de las gotas de lluvia: toda la gloria de los sellos del pacto derivan de Cristo, el Sol de la justicia. Y l derramar gloria sobre las lgrimas de sus santos. Un arco habla de terror, pero este no tiene cuerda ni flecha; y un arco solo har poco dao. Es un arco, pero est dirigido hacia arriba, no hacia la tierra; pues los sellos del pacto tienen la intencin de consolar, no de aterrar. Como Dios mira el arco para recordar el pacto, as nosotros debemos tener presente el pacto con fe y gratitud. Sin revelacin no pudiera ser conocida esta bondadosa seguridad; y sin fe no sera til para nosotros; y, as es tocante a los peligros an mayores a que todos estn expuestos, y en cuanto al nuevo pacto con sus bendiciones. Vv. 1823. La embriaguez de No est registrada en la Biblia, con esa transparencia que solamente se halla en la Escritura, como caso y prueba de la debilidad e imperfeccin humana, aunque haya sido tomado de sorpresa por el pecado, y para mostrar que el mejor de los hombres no puede estar en pie si no depende de la gracia divina y es sostenido por ella. Cam parece haber sido un hombre malo y, probablemente, se alegr de encontrar a su padre en una situacin impropia. De No se dice que era perfecto en sus generaciones, capitulo vi, 9; pero esto se refiere a la sinceridad, no a la perfeccin sin pecado. No, que se mantuvo sobrio en compaa de borrachos, ahora est borracho en compaa de sobrios. El que piensa que est firme, mire que no caiga. Tenemos que poner mucho cuidado cuando usamos abundantemente las buenas cosas creadas por Dios, para no usarlas en exceso, Lucas xxi, 34. La consecuencia del pecado de No fue la vergenza. Obsrvese aqu el gran mal del pecado de la ebriedad. Descubre a los hombres; cuando estn ebrios delatan los males que tienen, y, entonces, se les sacan fcilmente los secretos. Los porteros borrachos mantienen las puertas abiertas. Trae desgracia a los hombres y los expone al desprecio. En la medida que los delata los avergenza. Cuando estn embriagados, los hombres dicen y hacen cosas que, estando sobrios, los hara enrojecer slo el pensarlo. Fjese el cuidado de Sem y Jafet para tapar la vergenza de su padre. Hay un manto de amor que se puede poner sobre las faltas de todos, 1 Pedro iv, 8. Adems de eso, hay un manto de reverencia que se puede poner sobre las faltas de los padres y de otros superiores. La bendicin de Dios espera a quienes honran a sus padres, y su maldicin se enciende especialmente contra quienes los deshonran. Vv. 2429. No pronuncia una maldicin sobre Canan, el hijo de Cam; quizs este nieto suyo fuera ms culpable que los dems. Aun entre sus hermanos iba a ser un esclavo de siervos, esto es, el menor y ms despreciable de los siervos. Esto ciertamente apunta a las victorias obtenidas por Israel en pocas posteriores, sobre los cananeos, en las cuales fueron pasados a espada o llevados cautivos para pagar tributo. Todo el continente de frica estaba poblado principalmente por los descendientes de Cam; y por cuntas pocas han estado las mejores partes de ese territorio bajo el dominio de los romanos, luego de los sarracenos y, ahora, de los turcos!1En medio de cunta maldad, ignorancia, barbarie, esclavitud y miseria vive la mayora de sus habitantes! Y de los pobres negros, cuntos son vendidos y comprados anualmente como bestias en el mercado y llevados de uno a otro rincn del mundo a hacer el trabajo de bestias! Pero esto de ningn modo excusa la codicia y barbarie de los que se enriquecen con el producto del sudor y la sangre de ellos. Dios no nos ha mandado a esclavizar a los negros y, sin duda, castigar severamente todas estas crueles fechoras. El cumplimiento de esta profeca, que contiene casi la historia del mundo, libera a No de la sospecha de haberla pronunciado por enojo personal. Prueba plenamente que el Espritu Santo us como ocasin la ofensa de Cam para revelar sus propsitos secretos. Bendito sea el Seor Dios de Sem. La iglesia sera edificada y continuara en la posteridad de Sem; de l vinieron los judos, que fueron, por largo tiempo, el nico pueblo profesante que tuvo Dios en el mundo. Cristo, que era Jehov Dios, en su naturaleza humana descendera de Sem; pues de l, en lo que a la 18. carne concierne, vino Cristo. No tambin bendice a Jafet y, en l, las islas de los gentiles que fueron pobladas por su simiente. Habla de la conversin de los gentiles y entrada de ellos a la iglesia. Podemos leerlo, Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem. Judos y gentiles sern unidos en el redil del evangelio; ambos sern uno en Cristo. No vivi para ver dos mundos; pero siendo heredero de la justicia que es por la fe, ahora reposa en esperanza, para ver un mundo mejor que esos dos. CAPTULO 10 Versculos 17. Los hijos de No, de Jafet, de Cam 814. Nimrod el primer monarca. 1532. Los descendientes de CananLos hijos de Sem. Vv. 17. Este captulo habla de los tres hijos de No, que de estos se esparcieron las naciones en la tierra. Ninguna nacin, excepto los judos, puede estar segura de cul de estos setenta desciende. Por amor al Mesas, solo los judos conservaron la lista de nombres de padres e hijos. Sin embargo, muchos hombres doctos han mostrado, con alguna probabilidad, qu naciones de la tierra descendieron de cada uno de los hijos de No. A la posteridad de Jafet fueron asignadas las islas de los gentiles; probablemente, la isla de Bretaa entre las dems. Todos los lugares de ultramar ms all de Judea son llamados islas, Jeremas xxv, 22 [o costas, RVR 1960]. Esa promesa, Isaas xlii, 4, las costas esperarn su ley, habla de la conversin de los gentiles a la fe de Cristo. Vv. 814. Nimrod fue un gran hombre en su poca; l comenz a ser poderoso en la tierra. Los anteriores a l se contentaban con estar al mismo nivel de su prjimo y, aunque cada hombre reinaba en su propia casa, ningn hombre pretenda ser ms. Nimrod estaba decidido a enseorearse de sus vecinos. El espritu de los gigantes de antes del diluvio, que llegaron a ser hombres poderosos y hombres de renombre, Gnesis vi, 4, revivi en l. Nimrod fue vigoroso cazador. En aquel entonces cazar era el mtodo de impedir el aumento daino de las bestias salvajes. Esto requera mucho valor y destreza y as dio a Nimrod, una oportunidad para mandar a los dems y, paulatinamente, sum una cantidad de hombres bajo un jefe. Probablemente desde tal comienzo Nimrod empez a gobernar y a obligar a los dems a someterse. l invadi los derechos y propiedades de sus vecinos y persigui a hombres inocentes; proponindose hacer todo suyo por la fuerza y la violencia. Ejecut sus opresiones y la violencia desafiando al mismo Dios. Nimrod fue un gran rey. De una u otra forma, por la razn o la fuerza, obtuvo poder y, as, fund una monarqua que fue el terror del fuerte y con buenas probabilidades de gobernar todo el mundo. Nimrod fue un gran constructor. Obsrvese en Nimrod la naturaleza de la ambicin. No tiene lmites; lo mucho quiere tener ms, y todava clama: Dame, dame. Es incansable; Nimrod, cuando tuvo cuatro ciudades bajo su mando, no pudo contentarse hasta que tuvo cuatro ms. Es cara; Nimrod prefera encargarse de levantar ciudades si no tena el honor de gobernarlas. Es atrevida, y ante nada se detendr. El nombre de Nimrod significa rebelin; los tiranos entre los hombres son rebeldes ante Dios. Vienen das en que los conquistadores no ya sern encomiados, como en las historias parciales del hombre; ms bien llevarn el sello de la infamia, como en los registros imparciales de la Biblia. Vv. 1532. La posteridad de Canan fue numerosa, rica y gratamente establecida; sin embargo, Canan estaba bajo una maldicin divina, y no una maldicin sin causa. Quienes estn sometidos a la maldicin de Dios pueden, quiz, florecer y prosperar en este mundo; porque nosotros no podemos conocer el amor o el odio, la bendicin o la maldicin por lo que est delante sino por lo que est dentro de nosotros. La maldicin de Dios siempre obra realmente y siempre es terrible. Quiz sea una maldicin secreta, una maldicin para el alma y no obra de modo que los dems pueden verla; o es una maldicin lenta y no obra pronto; pero los pecadores estn reservados por ella para el da de la ira. Canan tiene aqu una tierra mejor que Sem o Jafet y, sin embargo, ellos 19. tienen mejor suerte pues heredan la bendicin. Abram y su simiente, el pueblo del pacto de Dios, descendieron de Heber, y por l fueron llamados hebreos. Cuanto mejor es ser como Heber, el padre de una familia de hombres santos y honestos que ser el padre de una familia de cazadores de poder, de riquezas mundanas o de vanidades. La bondad es la verdadera grandeza. CAPTULO 11 Versculos 14. Un lenguaje en el mundoLa construccin de Babel. 59. La confusin de las lenguasDispersin de los constructores de Babel. 1026. Los descendientes de Sem. 2732. Tar, el padre de Abram, abuelo de Lotviaje a Harn. Vv. 14. Con cunta prontitud se olvidan los hombres de los juicios ms graves y vuelven a sus crmenes anteriores! Aunque la devastacin del diluvio estaba delante de sus ojos, aunque surgieron de la simiente del justo No, an durante su vida, la maldad aumenta en forma excesiva. Nada sino la gracia santificadora del Espritu Santo puede quitar la lujuria pecaminosa de la voluntad humana y la depravacin del corazn del hombre. El propsito de Dios era que la humanidad formara muchas naciones y poblara toda la tierra. Despreciando la voluntad divina y contrariando el consejo de No, el grueso de la humanidad se uni para edificar una ciudad y una torre que les impidiera ser separados. Empez la idolatra y Babel lleg a ser una de sus principales sedes. Ellos se hicieron mutuamente ms osados y resueltos. Aprendamos a estimularnos mutuamente al amor y a las buenas obras, as como los pecadores se incitan y alientan unos a otros a las malas obras. Vv. 59. He aqu una expresin a la manera de los hombres: Descendi Jehov para ver la ciudad. Dios es justo y bueno en todo lo que hace contra el pecado y los pecadores y no condena a nadie sin orlo. El po Heber no se encuentra en este grupo impo; pues l y los suyos son llamados hijos de Dios; sus almas no se unieron a la asamblea de estos hijos de los hombres. Dios permiti que ellos llegaran a cierto punto para que las obras de sus manos, de las cuales se prometan honra perdurable para s mismos, resultasen para su reproche eterno. Dios tiene fines sabios y santos al permitir que los enemigos de su gloria ejecuten en gran medida sus malos proyectos y prosperen por largo tiempo. Observe la sabidura y misericordia de Dios en los mtodos usados para derrotar esta empresa. Y la misericordia de Dios al no hacer el castigo igual a la ofensa; pues l no nos trata conforme a nuestros pecados. La sabidura de Dios, al establecer una forma segura de detener sus procedimientos. Si no se podan entender entre s, no podran ayudarse uno a otro; esto apartara de la edificacin. Dios tiene diversos medios, y eficaces, para frustrar y derrotar los proyectos de hombres orgullosos que se ponen en su contra y, en particular, los divide entre ellos mismos. A pesar de su unidad y obstinacin, Dios estaba por encima de ellos; pues quin ha endurecido su corazn contra l y ha prosperado? Su lenguaje fue confundido. Por ellos todos sufrimos hasta hoy todos los dolores y problemas necesarios para aprender idiomas, todo ello por la rebelda de nuestros antepasados de Babel. Y, vaya!, cuntas desdichadas disputas, peleas de palabras, surgen por entender mal unos las palabras de otros, y, por todo lo que sabemos, se deben a esta confusin de lenguas. Ellos dejaron de edificar la ciudad. La confusin de sus lenguas no slo los incapacit para ayudarse unos a otros sino que vieron la mano del Seor contra ellos. Es sabidura dejar algo en cuanto nos damos cuenta que Dios se opone a ello. Dios puede destruir y reducir a nada todas las artes y designios de los constructores de Babel: no hay sabidura ni consejo que pueda levantarse contra el Seor. Los constructores se fueron conforme a sus familias y las lenguas que hablaban a los pases y lugares asignados a ellos. Los hijos de los hombres nunca se volvieron a juntar, ni jams se reunirn nuevamente, hasta el gran da en que el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria y todas las naciones se renan ante l. Vv. 1026. He aqu una genealoga, o lista de nombres, que termina en Abram, el amigo de Dios, y as conduce a Cristo, la Simiente prometida, que era el hijo de Abram. Nada queda en el 20. registro sino sus nombres y edades; pareciera que el Espritu Santo se apresurase a pasar por ellos hacia la historia de Abram. Cun poco sabemos de aquellos que pasaron antes que nosotros en este mundo, aun de aquellos que vivieron en los mismos lugares en que nosotros vivimos, como, igualmente, sabemos poco de aquellos que viven en lugares distantes! Tenemos bastante que hacer para dirigir nuestra propia obra. Cuando empez a poblarse la tierra, las vidas de los hombres empezaron a acortarse; esto fue sabia disposicin de la Providencia. Vv. 2732. Aqu comienza la historia de Abram, cuyo nombre es famoso en ambos Testamentos. Hasta los hijos de Heber se haban vuelto adoradores de dioses falsos. Los que, por gracia son herederos de la tierra prometida, deban recordar cul era la tierra de su nacimiento, esto es, cul era su estado corrupto y pecador por naturaleza. Los hermanos de Abram eran Nacor, de cuya familia tuvieron sus esposas Isaac y Jacob, y Harn, el padre de Lot, que muri antes que su padre. Los hijos no pueden estar seguros de sobrevivir a sus padres. Harn muri en Ur, antes de la feliz salida de la familia de ese pas idlatra. Nos concierne apresurarnos a salir de nuestro estado natural, no sea que la muerte nos sorprenda en l. Aqu leemos de la salida de Abram desde Ur de los caldeos, con su padre Tar, su sobrino Lot y el resto de su familia, obedeciendo la llamada de Dios. Este captulo los deja a medio camino entre Ur y Canan, donde habitaron hasta la muerte de Tar. Muchos llegan a Harn y, sin embargo, no llegan a Canan; no estn lejos del reino de Dios y, no obstante, nunca llegan all. CAPTULO 12 Versculos 13. Dios llama a Abram y lo bendice con la promesa de Cristo. 4, 5. Abram se va de Harn. 69. Viaja por Canan y adora a Dios en esa tierra. 1020. Abram es llevado a Egipto por una hambrunaFinge que su esposa es su hermana. Vv. 13. Dios eligi a Abram y lo separ de entre sus congneres idlatras para reservar un pueblo para s, entre los cuales se mantuviese la verdadera adoracin hasta la venida de Cristo. Desde aqu en adelante Abram y su simiente son casi el nico tema de la historia de la Biblia. Se prob a Abram, si amaba a Dios ms que a todo y si poda dejar voluntariamente todo para ir con Dios. Sus parientes y la casa de su padre eran una constante tentacin para l; no poda seguir entre ellos sin el riesgo de ser contaminado por ellos. Quienes dejan sus pecados y se vuelven a Dios ganarn lo indecible con el cambio. La orden que Dios dio a Abram es en gran medida igual que el llamamiento del evangelio, porque los afectos naturales debe ceder el paso a la gracia divina. El pecado y todas sus oportunidades deben abandonarse, en particular, las malas compaas. He aqu muchas promesas grandes y preciosas. Todos los preceptos de Dios van acompaados de promesas para el obediente. 1. Har de ti una nacin grande. Cuando Dios sac a Abram de su pueblo, prometi hacerle cabeza de otro pueblo. 2. Te bendecir. Los creyentes obedientes estarn seguros de heredar la bendicin. 3. Engrandecer tu nombre. El nombre de los creyentes obedientes ciertamente ser engrandecido. 4. Sers bendicin. Los hombres buenos son bendicin para sus pases. 5. Bendecir a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldecir. Dios se ocupar de que nadie sea perdedor por algn servicio hecho en favor de su pueblo. 6. En ti sern benditas todas las familias de la tierra. Jesucristo es la gran bendicin del mundo, la ms grande que el mundo haya posedo jams. Toda verdadera bienaventuranza en el mundo ahora o que alguna vez llegue a tener, se debe a Abram y su descendencia. Por medio de ellos tenemos una Biblia, un Salvador y un evangelio. Ellos son la cepa sobre la cual ha sido injertada la iglesia cristiana. Abram crey que la bendicin del Todopoderoso suplira todo lo que l pudiera perder o dejar atrs, satisfara todas sus carencias y respondera, ms aun, sobrepasara todos sus deseos, y saba que nada sino la desgracia seguira a la desobediencia. Este tipo de creyentes, justificados por fe en 21. Cristo, tienen paz con Dios. Ellos siguen en su camino a Canan. No se desalientan por las dificultades del camino ni son arrastrados fuera del camino por los deleites que encuentran. Los que se dirigen al cielo deben perseverar hasta el fin. Los que emprendemos el camino en obedeciencia a la orden de Dios y atendiendo humildemente su providencia, ciertamente triunfaremos y finalmente tendremos consuelo. Canan no era, como otras tierras, una simple posesin externa, sino un tipo del cielo y, en este sentido, los patriarcas la apreciaban fervientemente. Vv. 69. Abram hall la tierra poblada por cananeos que eran malos vecinos. l viaj, y sigui adelante an. A veces la suerte de los hombres buenos es no estar establecidos y, a menudo, cambiar a diversos estados. Los creyentes deben considerarse como peregrinos y extranjeros en este mundo, Hebreos xi, 8, 13, 14. Pero observe cunto consuelo tena Abram en Dios. Cuando tuvo escasa satisfaccin en sus contactos con los cananeos que all encontr, tuvo abundante placer en la comunin con aquel Dios que lo haba llevado hasta ah, y que no lo desampar. La comunin con Dios se mantiene por la palabra y la oracin. Dios se revela l mismo y sus favores en forma gradual a su pueblo; antes haba prometido mostrarle a Abram la tierra; ahora, promete drsela: a medida que crece la gracia, crece el consuelo. Pareciera que Abram lo entendi tambin como la concesin de una tierra mejor, de la cual esta era tipo, porque esperaba un pas celestial, Hebreos xi, 16. Abram se estableci tan pronto como lleg a Canan, y aunque no era sino extranjero y peregrino ah, mantuvo la adoracin de Dios en su familia. No slo se preocup de la parte ceremonial de la religin, la presentacin de sacrificios, sino tom conciencia de buscar a Dios e invocar su nombre, el sacrificio espiritual con el cual se agrada Dios. Predicaba sobre el nombre del Seor; ense a su familia y a sus vecinos el conocimiento del Dios verdadero y de su santa religin. La adoracin familiar es un buen camino antiguo, nada nuevo, sino la antigua costumbre de los santos. Abram era rico y tuvo una familia numerosa, aun no estaba establecido, y estaba rodeado de enemigos; sin embargo, doquiera levantara su campamento, edificaba un altar: donde quiera que vayamos no dejemos de llevar nuestra religin con nosotros. Vv. 1020. No hay en la tierra una situacin libre de pruebas, ni personaje libre de defectos. Hubo hambruna en Canan, la ms gloriosa de todas las tierras, como hubo incredulidad, en Abram el padre de los fieles, con los males que siempre conlleva. La felicidad perfecta y la pureza perfecta estn solamente en el cielo. Abram, cuando debe dejar Canan por un tiempo, va a Egipto, con la intencin de demorarse all no ms de lo necesario, para que no pareciera que mira hacia atrs. Ah Abram oculta su relacin con Sarai, equivocado, y pide a su esposa y a sus siervos que hagan lo mismo. l ocult una verdad como un modo de negarla efectivamente, y por ello, expone al pecado tanto a su esposa como a los egipcios. La gracia por la cual ms se destacaba Abram era la fe; sin embargo, as cay por la incredulidad y desconfianza en la providencia divina, aun despus que Dios le haba aparecido dos veces. Ay, qu ser de una fe dbil cuando la fe firme se ve as remecida! Muchas veces, si Dios no nos librara de las angustias e inquietudes en que nos metemos nosotros mismos, por nuestro propio pecado y necedad, estaramos destruidos. l no nos trata conforme a lo que merecemos. Son castigos felices aquellos que nos impiden ir por el camino del pecado y nos lleva a cumplir nuestro deber, particularmente el deber de hacer reparacin por lo que hemos tomado o conservado indebidamente. La reprensin de faran para Abram fue muy justa: Qu es esto que has hecho conmigo? Cun inapropiado de un hombre sabio y bueno! Si quienes profesan la fe hacen lo injusto y engaoso, especialmente si dicen lo que est al borde de la mentira, deben estar dispuestos a or una reprensin, y tienen razn para agradecer a quienes les hablen de esa manera. La despedida fue bondadosa. El faran estaba tan lejos de toda intencin de matar a Abram, como ste tema, que tuvo un particular cuidado de l. A menudo, nos confundimos con temores que no tienen absolutamente ningn fundamento. Muchas veces tememos cuando nada hay que temer. El faran encarg a sus hombres que no daaran en nada a Abram. No basta que los que tienen la autoridad no hieran por s mismos; ellos deben impedir que sus siervos y quienes los rodean hagan dao. 22. CAPTULO 13 Versculos 14. Abram vuelve desde Egipto con grandes riquezas. 59. Pelea de los pastores de Abram y los de LotAbram da la eleccin de pas a Lot. 1013. Lot elige vivir en Sodoma. 14 18. Dios renueva su promesa a Abram, que se va a Hebrn. Vv. 14. Abram era muy rico: l estaba muy pesado, as es la palabra hebrea; pues las riquezas son una carga; y los que sern ricos slo se cargan con barro espeso, Habacuc ii, 6. Hay una carga de cuidado al obtener riquezas, miedo de perderlas, tentacin de usarlas, culpa por abusar de ellas, pena por perderlas, y un peso de la rendicin de cuentas que, por ltimo, debe ser dada por ellas. Sin emba