Comentario de libro · 2015-04-01 · The shallows: What the Internet is doing to our brains,...

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Rev. Chil. Neuropsicol. 7(3): 141-142, 2012 www.neurociencia.cl DOI: 10.5839/rcnp.2012.0703.08 Correspondencia: [email protected]. Fundación INTRAS, Carretera de la Hiniesta 137 Bajo, Zamora, España. Teléfono: +34-980516427. Recibido: 04-08-12. Revisión desde: 16-11-12. Aceptado: 10-12-12 ISSN 0718-4913 versión en línea Universidad de La Frontera Comentario de libro El impacto cerebral de Internet Nicholas Carr (2011). Superficiales: Qué esta haciendo internet con nuestras mentes. Madrid: Taurus. 340 pp. Felipe Soto Pérez 1* 1 Fundación INTRAS. Zamora, España. Nicholas Carr es un periodista y ensayista estadounidense que ha orientado su trabajo a reflexionar sobre las tecnologías. En The shallows: What the Internet is doing to our brains, aborda el im- pacto de internet y los ordenadores en el cerebro. Carr aborda los efectos de otras tecnologías intelectuales como el mapa, el libro y el reloj; y desde allí extrapola al impacto de internet. El autor sentencia que al adoptar una tecnología intelectual se establece un compromiso irreversible que conlleva una conse- cuente modificación cerebral. Carr hace un cruce entre los trabajos de Mumford, Mcluhan, Weizenbaum y la plasticidad cerebral. El razonamiento es el siguiente: cuando el humano toma una herramienta, cuando el carpintero toma el martillo; comienzan a producirse una serie de modificaciones que llegan a la esencia misma del cerebro. Una herramienta suele adorme- cerse la porción del cuerpo y del cerebro que amplifica. Desde el punto de vista de las tecnologías Carr es un de- terminista tecnológico (las tecnologías nos determinan), y re- chaza la aproximación instrumental de las tecnologías (el impacto de las tecnologías depende de cómo las utilice- mos).Para Carr uno de los primeros efectos del uso de ordena- dores es la pérdida de la escritura cursiva o manuscrita; posteriormente se producirá un descenso de la capacidad de atención y reflexión. Entonces, el ordenador, al amplificar la capacidad de captar información y al brindar la posibilidad de la multitarea, pues afectará procesos atencionales y desde allí la memoria. Carr desarrolla en profundidad la historia de la escritura y la lectura. Todo ello para comenzar a señalar a internet como la tecnología de la distracción, sobre todo desde el surgimiento de la posibilidad de trabajar utilizando la multitarea. Carr pone en contrapunto la escultura del pensador de Rodin, con la imagen actual del pensador: una persona enfrente de una pantalla con diferentes ventanas abiertas saltando de una a otra mediante continuos “clicks”. Para Carr, internet es una maquinaria de modificación ce- rebral que dificulta procesos cognitivos conscientes, fundamen- talmente a través de la sobre estimulación y la distracción. Para ello señala publicaciones que apuntan a que el aprendizaje online no parece aconsejable ni exitoso. Por ejemplo, describe una serie de estudios en donde se señala que el estilo y com- prensión de la lectura en pantalla es muy diferentes que la lectu- ra en papel, siendo la lectura tradicional la que permite una comprensión profunda. El uso de ordenadores nos lleva a pensar y actuar como ordenadores: realizar múltiples tareas de forma superficial, sin mayor consciencia ni profundidad respec- to al sentido de la tarea. Por ejemplo, cita una serie de estudios sobre el aumento del CI a lo largo de la historia, y como parti- cularmente se observan descensos en el desempeño verbal. Carr, cada ciertos párrafos, nos recuerda: el cerebro no es ni debe ser asimilado a un ordenador. Carr no puede dejar de mencionar los artefactos de Goo- gle. Para Carr Google crea un deseo de hacer continuos “clicks”, inoculando la necesidad de “pequeñas píldoras de información urgen- te”. Todo ello redunda en la superficialidad y la distracción: saltamos de un enlace a otro leyendo en diagonal y compren- diendo poco. Así, cita estudios de imágenes cerebrales de usua- rios habituales y no habituales de internet: el efecto del uso de internet se comienza a observar al pasar sólo 10 días de uso. Para Carr la escritura es un determinante de la memoria y sostiene que la informática constituye un servidor cognitivo externo, tal como lo es el libro. Un impacto de los ordenadores e internet en la memoria se daría en su vertiente histórica, ya que la constante distracción de esta tecnología (del olvido), es que justamente permite obtener información requiriendo poca atención, de modo que la información obtenida se pierde rápi- damente. Internet amplifica la posibilidad de obtener informa- ción pero comprime tanto la tarea de reflexionar sobre la información obtenida como el proceso de consolidación. Carr menciona la historia de Nietzche y su máquina de es- cribir. Desde el momento en que el filósofo comenzó a utilizar una máquina de escribir, su escritura y forma de expresar su pensamiento cambió. Inclusive, junto a otros estudios, refiere el impacto de las NTICs en la ciencia y su publicación, rechazan- do la concepción habitual de que las tecnologías han abierto un mundo de información. Muy por el contrario y en cuanto a la información científica, las NTICs habrían sesgado la informa-

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Rev. Chil. Neuropsicol. 7(3): 141-142, 2012

www.neurociencia.cl

DOI: 10.5839/rcnp.2012.0703.08

Correspondencia: [email protected]. Fundación INTRAS, Carretera de la Hiniesta 137 Bajo, Zamora, España. Teléfono: +34-980516427. Recibido: 04-08-12. Revisión desde: 16-11-12. Aceptado: 10-12-12

ISSN 0718-4913 versión en línea Universidad de La Frontera

Comentario de libro

El impacto cerebral de Internet

Nicholas Carr (2011). Superficiales: Qué esta haciendo internet con nuestras mentes. Madrid: Taurus. 340 pp.

Felipe Soto Pérez1*

1 Fundación INTRAS. Zamora, España. Nicholas Carr es un periodista y ensayista estadounidense que ha orientado su trabajo a reflexionar sobre las tecnologías. En The shallows: What the Internet is doing to our brains, aborda el im-pacto de internet y los ordenadores en el cerebro. Carr aborda los efectos de otras tecnologías intelectuales como el mapa, el libro y el reloj; y desde allí extrapola al impacto de internet. El autor sentencia que al adoptar una tecnología intelectual se establece un compromiso irreversible que conlleva una conse-cuente modificación cerebral. Carr hace un cruce entre los trabajos de Mumford, Mcluhan, Weizenbaum y la plasticidad cerebral. El razonamiento es el siguiente: cuando el humano toma una herramienta, cuando el carpintero toma el martillo; comienzan a producirse una serie de modificaciones que llegan a la esencia misma del cerebro. Una herramienta suele adorme-cerse la porción del cuerpo y del cerebro que amplifica.

Desde el punto de vista de las tecnologías Carr es un de-terminista tecnológico (las tecnologías nos determinan), y re-chaza la aproximación instrumental de las tecnologías (el impacto de las tecnologías depende de cómo las utilice-mos).Para Carr uno de los primeros efectos del uso de ordena-dores es la pérdida de la escritura cursiva o manuscrita; posteriormente se producirá un descenso de la capacidad de atención y reflexión. Entonces, el ordenador, al amplificar la capacidad de captar información y al brindar la posibilidad de la multitarea, pues afectará procesos atencionales y desde allí la memoria.

Carr desarrolla en profundidad la historia de la escritura y la lectura. Todo ello para comenzar a señalar a internet como la tecnología de la distracción, sobre todo desde el surgimiento de la posibilidad de trabajar utilizando la multitarea. Carr pone en contrapunto la escultura del pensador de Rodin, con la imagen actual del pensador: una persona enfrente de una pantalla con diferentes ventanas abiertas saltando de una a otra mediante continuos “clicks”.

Para Carr, internet es una maquinaria de modificación ce-rebral que dificulta procesos cognitivos conscientes, fundamen-talmente a través de la sobre estimulación y la distracción. Para ello señala publicaciones que apuntan a que el aprendizaje

online no parece aconsejable ni exitoso. Por ejemplo, describe una serie de estudios en donde se señala que el estilo y com-prensión de la lectura en pantalla es muy diferentes que la lectu-ra en papel, siendo la lectura tradicional la que permite una comprensión profunda. El uso de ordenadores nos lleva a pensar y actuar como ordenadores: realizar múltiples tareas de forma superficial, sin mayor consciencia ni profundidad respec-to al sentido de la tarea. Por ejemplo, cita una serie de estudios sobre el aumento del CI a lo largo de la historia, y como parti-cularmente se observan descensos en el desempeño verbal. Carr, cada ciertos párrafos, nos recuerda: el cerebro no es ni debe ser asimilado a un ordenador.

Carr no puede dejar de mencionar los artefactos de Goo-gle. Para Carr Google crea un deseo de hacer continuos “clicks”, inoculando la necesidad de “pequeñas píldoras de información urgen-te”. Todo ello redunda en la superficialidad y la distracción: saltamos de un enlace a otro leyendo en diagonal y compren-diendo poco. Así, cita estudios de imágenes cerebrales de usua-rios habituales y no habituales de internet: el efecto del uso de internet se comienza a observar al pasar sólo 10 días de uso.

Para Carr la escritura es un determinante de la memoria y sostiene que la informática constituye un servidor cognitivo externo, tal como lo es el libro. Un impacto de los ordenadores e internet en la memoria se daría en su vertiente histórica, ya que la constante distracción de esta tecnología (del olvido), es que justamente permite obtener información requiriendo poca atención, de modo que la información obtenida se pierde rápi-damente. Internet amplifica la posibilidad de obtener informa-ción pero comprime tanto la tarea de reflexionar sobre la información obtenida como el proceso de consolidación.

Carr menciona la historia de Nietzche y su máquina de es-cribir. Desde el momento en que el filósofo comenzó a utilizar una máquina de escribir, su escritura y forma de expresar su pensamiento cambió. Inclusive, junto a otros estudios, refiere el impacto de las NTICs en la ciencia y su publicación, rechazan-do la concepción habitual de que las tecnologías han abierto un mundo de información. Muy por el contrario y en cuanto a la información científica, las NTICs habrían sesgado la informa-

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ción hacia un grupo particular de fuentes*. Junto a ello, Carr señala algún estudio que ha detallado los beneficios de interac-tuar con la naturaleza en los procesos atencionales con la inten-ción de señalar lo que se pierde utilizando NTICs.

Siguiendo la película Odisea del Espacio de Stanley Ku-brick, Carr señala que cuando confiamos en los ordenadores para intermediar con el mundo, nuestra propia inteligencia se aplana y se convierte en artificial. Para finalizar Carr ofrece una serie de lecturas recomendadas sobre la plasticidad del cerebro, la historia del libro y la mente del lector; mapas, relojes y otras tecnologías; historia de la tecnología, ordenadores internet y la inteligencia artificial. Una forma de brindar orientación a los lectores que deseen profundizar en la postura y pensamiento de Carr.

Sobre el autor del libro. Nicholas Carr fue director del Harvard Bussines Review; forma parte del consejo editorial de la Enciclopedia Británica y del consejo directivo del World Econo-mic Forum’s Cloud Computing Project. Ha publicado otros libros sobre el tema y artículos en periódicos de gran impacto mun-dial como The New York Times, o Die Zeit. “The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains“ fue nominado a los premios Pulit-zer 2011.

En síntesis The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains, aporta una visión crítica y basada en las neurociencias sobre el impacto cerebral de las tecnologías, contribuyendo con información y reflexiones de alto interés. Es un buen punto de partida para comenzar con el tema. El libro anima a la investi-gación, a seguirle el paso al avance tecnológico. Lamentable-mente, la exploración científica avanza lentamente en comparación con el vertiginoso progreso de las tecnologías. Así, nos encontramos utilizando una serie de artilugios que nos obnubilan pero desconocemos de los efectos que día a día, “click” a “click” estamos sufriendo. Carr nos lleva a reflexionar sobre el desconocimiento que tenemos en cuanto a los efectos que experimentamos ingenuamente ante la pantalla del ordena-dor.

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