COMEDIAS GRIEGAS

91
Las Avispas Aristófanes PERSONAJES: PRIMER SERVIDOR (llamado Sosías). Dos PERROS. SEGUNDO SERVIDOR (llamado Xantias). UN CONVIDADO. BDELICLEÓN. UNA PANADERA. FILOCLEÓN. UN DEMANDANTE NIÑOS PORTADORES DE LINTERNAS PERSONAJES MUDOS. Los JUECES, disfrazados de avispas, que componen el coro. (La escena transcurre en Atenas y empieza poco antes del amanecer frente a la casa de Filocleón.) utaban da

Transcript of COMEDIAS GRIEGAS

Page 1: COMEDIAS GRIEGAS

Las AvispasAristófanes

PERSONAJES:PRIMER SERVIDOR (llamado Sosías). Dos PERROS.SEGUNDO SERVIDOR (llamadoXantias).UN CONVIDADO.BDELICLEÓN. UNA PANADERA.FILOCLEÓN. UN DEMANDANTENIÑOS PORTADORES DELINTERNASPERSONAJES MUDOS.Los JUECES, disfrazados de avispas, que componen el coro.(La escena transcurre en Atenas y empieza poco antes del amanecer frente a la casa de Filocleón.)utaban da

Page 2: COMEDIAS GRIEGAS

SOSIAS. -¡Oye! ¿Qué estás enfermo, mi pobre Xantias?XANTIAS.-(Dormitando.) Procuro descansar después de esta noche de guardia.SOSIAS—¿Tus costillas reclaman, pues, una llamada de buenos latigazos? ¿O no sabes la clase de fiera que guardamos ahí dentro?XANTIAS.-Lo sé; pero quiero dormir un poco.SOSIAS.-Peligroso es, aunque puedes hacerlo; también yo siento que sobre mis párpados pesa un dulce sueño.XANTIAS.-¿Estás loco o es que juegas al Coribante? SOSIAS.-No; este sopor que se apodera de mí proviene de Sabacio.XANTIAS.-¡Sabacio! Los dos adoramos, pues, al mismo dueño. Ahora poco, también a mí me ha asestado el sueño un mazazo, atacándome como un medo y acabo de tener un sueño extraordinario.SOSIAS.-Y yo he tenido otro, como nunca. Pero cuenta primero el tuyo.XANTIAS.-He creído ver un águila muy grande bajar volando sobre el Agora, y arrebatando en sus garras un escudo de bronce elevarse con él hasta el cielo; después ví a Cleónimo que arrojaba aquel mismo escudo.SOSIAS.-De modo que Cleónimo es un verdadero enigma. En la mesa esto puede servir de distracción a los convidados: adivina adivinanza ¿cuál es el animal que arroja su escudo por tierra, por el aire y en el mar?XANTIAS.-¿Qué desgracia me anunciará semejante sueño?SOSIAS.-No te preocupes; ningún mal te sucederá; te lo aseguro.XANTIAS.-Sin embargo, es muy mal agüero el de un hombre arrojando su escudo. Pero cuenta tu sueño.SOSIAS.-El mío es grandioso; se refiere a toda la nave del Estado.XANTIAS.-Me conformo, de momento, con la quilla del asunto.SOSIAS.-Creí ver en mi primer sueño, sentados en el Pnix y reunidos en asamblea, una multitud de carneros, con báculos3 y mantos burdos; después me pareció que entre ellos hablaba un omnívoro paquidermo, cuya voz parecía la de un cerdo a quien están chamuscando.XANTIAS.-¡Puf!SOSIAS. -¿Qué te sucede?XANTIAS.-Basta, basta; no cuentes más: tu sueño apesta a cuero podrido.

Page 3: COMEDIAS GRIEGAS

SOSIAS.-Aquel maldito paquidermo tenía una balanza en la cual pesaba grasa de bueyXANTIAS.-! Maldición! Es la Hélade; quiere despedazar a nuestro pueblo.SOSIAS.-A su lado creí distinguir a Teoro, sentado en el suelo con cabeza de cuervo, y además a Alcibíades, que me dijo tartajeando: «Mira, Teolo tiene cabeza de cuervo».XANTIAS.-Nunca ha balbucido más oportunamente Alcibíades.SOSIAS. -¿Y no encuentras extraño el que Teoro se haya convertido en cuervo?SOSIAS.-¿Cómo?XANTIAS.-Al contrario; es excelente.XANTIAS.-Pues verás. Si de hombre se ha convertido de repente en cuervo puede conjeturarse sin dificultad, que nos abandonará para irse con los cuervos.SOSIAS.-Habría de darte dos óbolos por tu habilidad para interpretar los sueños.XANTIAS.-Pero quiero explicar el asunto a los espectadores y hacerles antes algunas breves advertencias. No esperéis de nosotros poesía trascendente ni tampoco chocarrerías de inspiración megarense. No poseemos ninguna pareja de esclavos que bombardee a los espectadores con una cesta llena de nueces ni un Heracles furioso por su cena frustrada, ni un Eurípides que censurar; e incluso tampoco tenemos la intención de presentar a Cleón hecho picadillo, pese al esplendor de su buena suerte; pero tenemos un asunto bastante ingenioso aunque no arriesga romperos la cabeza y más inteligente, de fijo, que una farsa vulgar. Nuestro dueño, hombre poderoso, que duerme en la habitación que está bajo el tejado, nos ha mandado que guardemos a su padre, ?quien tiene encerrado para que no salga. Este se halla atacado de una enfermedad tan extraña, que difícilmente la podríais conocer vosotros, ni aún figurárosla, si no os dijéramos cuál era. ¿No lo creéis? Pues tratad de adivinarlo. Aminias, el hijo de Pronapo, dice que es la afición al juego; pero se equivoca.SOSIAS.-Ciertamente. Se le figura que los demás tienen sus vicios.XANTIAS. No; el mal tiene su raíz en otra afición... Ahí está Sosias, que le dice a Dercilo que es la afición a la bebida.SOSIAS.-¡Pero esa es una afición de personas decentes! XANTIAS.-

Page 4: COMEDIAS GRIEGAS

Nicóstrato, el de Escambónides, asegura que es la afición a los sacrificios y a la buena mesa.SOSIAS.-!Nada, Nicóstrato! Imposible eso de la buena mesa; basta que el nombre impúdico de Filóxeno suene a eso mismo para que él lo deteste.XANTIAS.-En vano os cansáis; no daréis en ello. Mas si queréis saberlo, callad y yo os diré el mal que aqueja a mi dueño: es un filoheliasta9 desenfrenado; su pasión por juzgar le vuelve loco; se desespera si no se sienta el primero en el banco de los jueces. Durante la noche no disfruta ni un instante de sueño: si por casualidad se le cierran un momento los ojos, su pensamiento revolotea en el tribunal alrededor de la clepsidra, y acostumbrado a tener la piedrecilla de los votos11 se despierta con los tres dedos apretados, como quien ofrece incienso a los dioses en el novilunio. Si ve escrito en alguna parte: «Hermoso Demo, hijo de Pirilampo», en seguida pone al lado:«Hermosa urna de las votaciones.» Habiendo cantado su gallo al anochecer, dijo que sin duda le habían sobornado los criminales para que le despertase tarde. En cuanto cena, pide a gritos los zapatos; corre al tribunal antes de amanecer, y duerme allí recostado y pegado como una lapa a una de las columnas. Su severidad le hace trazar siempre sobre las tablillas la línea condenatoria, de suerte que siempre, como las abejas o los zánganos, vuelve a su casa con las uñas llenas de cera. Temeroso de que le falten piedrecitas para las votaciones mantiene ahí dentro un banco de grava. Tal es su manía; cuanto más se trata de corregirle, más se empeña en juzgar. Ahora le tenemos encerrado con cerrojos para que no salga, pues su hijo siente en el alma tal enfermedad.Primero trató de persuadirle con afables palabras a que no llevase el manto burdo ni saliese de casa, mas no cambió por eso. Luego le bañó y purgó, y siempre lo mismo.Después trató de curarle con los ejercicios de los Coribantes, y el buen viejo se escapó con el tambor y se presentó a juzgar en el tribunal. Viendo la ineficacia de estos medios, lo llevó a Egina y le hizo acostarse una noche en el templo de Asclepios. Pero en el momento de amanecer apareció ante la cancela del tribunal. Desde entonces no le dejábamos salir, pero como se nos escapaba por las canales y buhardillas, tuvimos que tapar y cerrar con paños todos los agujeros. Mas él, clavando palitos en la pared, saltaba

Page 5: COMEDIAS GRIEGAS

de uno a otro como un grajo. Por último, hemos tenido que rodear con una red todo el patio, y así le guardamos. El viejo se llama Filocleón; ningún nombre, por Zeus, le está más propio su hijo, aquí presente, se llama Bdelicleón15 y es un joven que tiene una idea bastante importante dé sí mismo.BDELICLEÓN.-(Asomándose a la ventana.) !Eh, Xantias, Sosias, ¿estáis durmiendo?XANTIAS.-¡Ya está ahí ese!SOSIAS.-¿Qué hay?XANTIAS.-Que Bdelicleón se ha levantado.BDELICLEÓN.-A ver, pronto aquí uno de vosotros. Mi padre ha entrado en la cocina y está royendo no sé qué, como un ratón dentro del agujero. Tú, mira no se escape por el tubo de los baños; y tú, recuéstate contra la puerta.SOSIAS.-Entendido, señor.XANTIAS.- ¡Oh, poderoso Poseidón! ¿Quién hace tanto ruido en la chimenea? !Eh, tú! ¿quién eres?FILOCLEÓN.-(Tratando de salir por la chimenea.) Soy el humo que salgo.BDELICLEÓN-¿Humo? ¿Y de qué leña?FILOCLEÓN.-Del árbol de los sicofantes.BDELICLEÓN.-Ya se conoce, por Zeus, pues es la que despide el humo más acre. Ea, adentro pronto. ¿Dónde está la tapa de la chimenea? Adentro he dicho.Encima, para mayor seguridad, pondré esta vigueta. Busca ahora otra salida; soy el más desdichado de los hombres: mañana podrán llamarme !el hijo del ahumado!.SOSIAS.-Empuja la puerta. Aprieta ahora mucho y fuerte. Allá voy yo también.Ten mucho cuidado con la cerradura y el cerrojo, no vaya a roer el pestillo.FILOCLEÓN.-(Detrás de la puerta.) ¿Qué hacéis? ¿No me dejáis ir al tribunal, grandísimos bribones, y Dracóntides18 será absuelto.BDELICLEÓN.-¿Y te causará mucha pena, no es eso? FILOCLEÓN.-El oráculo de Delfos, un día que le consulté, me predijo que moriría cuando se me escapase un acusado19.BDELICLEÓN.-¡Oh Apolo, patrono nuestro, vaya un oráculo!FILOCLEÓN.-Vamos, por piedad, déjame salir o reviento. BDELICLEÓN.-Nunca, Filocleón, nunca; lo juro por Poseidón.FILOCLEÓN.-Pues romperé la red a mordiscos.

Page 6: COMEDIAS GRIEGAS

BDELICLEÓN.-¿Pero si no tienes dientes!FILOCLEÓN.-!Ah, desdicha!... ¿Cómo podría matarle?¿Cómo? Traedme pronto mi espada, o la tablilla para condenarle a muerte.BDELICLEóN.-(Ya en el suelo.) Ese hombre maquina alguna trastada.FILOCLEÓN.-Nada, palabra de honor: sólo deseo salir a vender el asno con su albarda, hoy, que es la feria de la luna nueva.BDELICLEÓN.-Y dime: ¿no lo podría vender yo mismo? FILOCLEÓN.-No tan bien como yo.BDELICLEÓN.-Muchísimo mejor. Ea, trae el asno. (Filocleón se va en busca del asno.)XANTIAS.-¡Buen pretexto ha imaginado para que le sueltes!BDELICLEÓN.-Pero no he tragado el anzuelo: en seguida he conocido sus intenciones. Voy a llevar yo mismo el asno, y así el viejo no conseguirá salir. (Saliendo con el asno bajo el que Filocleón está suspendido.) !Pobre borriquillo! ¿Por qué te quejas? ¿Porque vas a ser vendido? Vamos pronto; ¿por qué gimes? ¿Llevas acasoalgún Ulises?XANTIAS.-Si, por Zeus; lleva uno atado al vientre.BDELICLEÓN.-¿Quién? A ver... Sí, ya lo veo. ¿Pero qué es esto? ¿Y tú, buen hombre, quién eres?FILOCLEÓN.-Nadie, a fe de los dioses.BDELICLEÓN. ¿Nadie? ¿Y de dónde sales?FILOCLEÓN.-Soy de Itaca y vengo fugitivo.BDELICLEÓN. -¿Con qué nadie? Lo sentirás. Sal de ahí cuanto antes. !Hay que ver dónde se ha metido! !Si parece un pollino recién parido!FILOCLEóN.-Si no me soltáis, pleitearemos.BDELICLEóN. -¿Y por qué?FILOCLEÓN.-Por la sombra del asno.BDELICLEÓN.-No vales para ello, a pesar de tu extremada audacia.FILOCLEÓN .-¿Qué no valgo! Es que no sabes todavía lo que yo soy; Ya te enterarás.BDELICLEÓN.-Entra con el asno en casa.FILOCLEÓN. -!Oh jueces compañeros míos, y tú, Cleón socorredme!BDELICLEÓN. -(Encerrando a su padre.) Grita dentro, a puerta cerrada. (A Sosias.) Pon tú una porción de piedras en la entrada; echa de nuevo el cerrojo; atraviesa esa tranca, y, para mayor seguridad afiánzala con ese gran mortero.

Page 7: COMEDIAS GRIEGAS

SOSIAS . -!Ay! ¿De dónde me ha caído esta teja?XANTIAS.-Quizá te la haya arrojado algún ratón.SOSIAS.-¿Un ratón? ¡Ca! Es ese maldito juez, que se desliza por entre las tejas.XANTIAS.-!Oh desgracia! Ese hombre se ha convertido en gorrión. Va a volar.¿Dónde está, dónde está la red? (Como quien espanta un pájaro.) ¡Eh! ¡Pchist! !Pchist!¿Fuera de ahí! ¡Pchist!BDELICLEÓN.-Por Zeus, más quisiera guardar a Escione22 que a mi padre.SOSIAS.-Puesto que le hemos espantado y ya no puede escapársenos furtivamente, ¿por qué no dormimos un poco?BDELICLEÓN.-Pero, desdichado, ¿no ves que dentro de poco vendrán a llamarle sus compañeros de tribunal?SOSIAS.-¿Qué dices? Si aún no ha amanecido.BDELICLEÓN.-Es verdad además hoy se levantan más tarde de lo acostumbrado, porque suelen venir con sus linternas a medianoche y le llaman cantando dulces versos de las Fenicias del antiguo Frínico.SOSIAS.-Pues, si es preciso, los apedreamos.BDELICLEÓN.-No hay que ser temerarios; esa casta de viejos, cuando se la enfurece, es como la de las avispas; pues en la rabadilla tienen un aguijón agudísimo con el cual pican y saltan gritando y lo lanzan como una centella.SOSIAS.-Pierde cuidado: tenga yo piedras y dispararé todo un enjambre de jueces.(Entran en la casa y poco después se presenta el Coro de jueces vestidos de avispas.Unos niños les preceden con linternas).EL CORIFEO.-(Llevando a los coreutas.) Adelante, paso firme. ¿Te retrasas, Comias? Por Zeus, antes no eras así; al contrario, eras más duro que una correa de perro: ahora Carínades te gana a andar. !Oh Estrimodoro de Contilo, el mejor de los jueces! !Están ahí por casualidad Evergides y Cábes de Filios? Aquí tenéis cuanto queda de aquella juventud que florecía cuando tú y yo hacíamos centinela en Bizancio: entonces, en nuestras correrías nocturnas, le robamos su artesa a aquella panadera: la hicimos astillas, y cocimos unas verdolagas. Pero apresurémonos, amigos: hoy es el juicio de Laques; todos dicen que tiene su colmena llena de dinero. Por eso Cleón, nuestro patrono, nos mandó ayer que acudiéramos

Page 8: COMEDIAS GRIEGAS

temprano, provistos para tres días de terrible cólera contra él, a fin de vengarnos de sus injurias. Ea, aprisa, compañeros, antes de que amanezca. Marchemos mirando a todas partes con ayuda de las linternas, no caigamos por falta de precaución en algún lazo.UN NIÑ0. -(Que lleva una linterna para iluminar la marcha de los viejos.) Padre, padre, cuidado con esa charca.EL CORIFEO.-Coge esa pajita del suelo y despabila la mecha.EL NIÑO.-No; ya la despabilo con el dedo.EL CORIFEO.-Niño, ¿no ves que con el dedo vas a alargar la mecha, ahora que anda tan escaso el aceite? Bien se ve que no eres tú quien lo compra.NIÑO.-Por Zeus, si continuáis amonestándonos así, apagamos las linternas y nos vamos a casa. Entonces os quedaréis a Oscuras y andaréis removiendo barro, como si fueseis patos.EL CORIFEO.-Yo castigo a otros mayores. Pero me parece que voy pisando barro. Mucho será que, a lo más, dentro de cuatro días, no llueva copiosamente. ¡Tanto crece el pabilo de mi lámpara! Este suele ser signo de gran lluvia. Además, los frutos tardíos están pidiendo el agua y el soplo del Bóreas. Pero ¿qué le habrá sucedido al colega que vive '' en esa casa, que no sale a reunirse con nosotros? A fe que antes no había que sacarle a remolque; él iba delante de nosotros cantando versos de Frínico, pues es aficionado a la música. Pienso, compañeros, que debemos pararnos aquí, y llamarle cantando; quizá la melodía de mi canción le haga salir.EL CORO.-¿Por qué no se presenta el viejo delante de su puerta, y ni siquiera nos responde? ¿Habrá perdido los zapatos? ¿Se habrá dado algún golpe en el pie andando a oscuras y tendrá hinchado el tobillo? ¿Tendrá, quizá, algún bubón? Pues era el más acérrimo de nosotros y el único inexorable. Si alguno le suplicaba, le decía, bajando la cabeza: «Cueces un guijarro». Puede que haya tomado a pecho el habérsenos escurrido con mentiras aquel acusado, proclamándose amigo de los atenienses y primer revelador de lo ocurrido en Samos; quizá esto le tenga con fiebre, porque el hombre es así. Vamos, amigo mío, levántate, no te dejes acoquinar por las adversidades. Hoy va a ser juzgado un hombre opulento de los que entregaron a Tracia.

Page 9: COMEDIAS GRIEGAS

Ven a condenarlo. Anda adelante, muchacho; anda adelante.EL NIÑO.-Padre, si te pido una cosa ¿me la darás?EL CORO.-¡Claro que sí, hijito mío! ¿Qué cosa buena quieres que te compre?¿No será un juego de tabas?EL NIÑO.-No papá; lo que quiero, son higos secos. Es más azucarado.EL CORO.-Eso no, aunque te ahorques.EL NIÑO.-Pues no te acompaño más.EL CORO.-Con mi mezquino sueldo de juez tengo tres personas a quienes comprar pan, leña y carne, ¿y aún me pides tú higos?EL NIÑO.-Y bien, padre mío; si al arconte se le antoja que no haya hoy tribunal, ¿dónde compraremos la comida? ¿Puedes darme alguna nueva esperanza, o sólo designarme el sagrado camino de Heles?.EL CORO.-La verdad es que no sé ¡ay! cómo cenaremos.EL NIÑO. -¿Por qué me pariste, mi pobre madre, si tanto había de costarme sostener mi vida?EL CORO.-Para darse la pena de sustentarte.EL NIÑO.-¡Oh bolsillito mío, ya sólo eres un adorno inútil.EL CORO Y EL NIÑO.-Gimamos a coro.FILOCLEÓN.-(Asomándose a la ventana.) Hace rato, amigos míos, que os oigo desde esta ventana y deseo responderos; pero no me atrevo a cantar. ¿Qué haré? Estos me tienen cerrado porque quiero ir con vosotros hasta las urnas para ejercer mi severidad. ¡Oh Zeus, truena con furia y conviérteme de repente en humo, O en Proxénides, o en el hijo de Selo, charlatán infatigable! Compadecido de mi suerte, otórgame esta gracia, Númen poderoso, o si no, redúceme a cenizas con tu ardiente rayo, o arrástrame con tu impetuoso viento a una salmuera ácida e hirviente, O transfórmame en aquella piedra sobre la cual se cuentan los votos.EL CORO.-Pero ¿quién te secuestra, cerrando la puerta? Puedes decirlo, ya sabes que hablas con amigos.FILOCLEÓN.-ES mi propio hijo; pero no gritéis: duerme en la parte anterior de la casa; hablad más bajo.EL CORIFEO.-¿Y qué motivos tiene para obrar así? ¿Qué pretexto?

Page 10: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-NO quiere que yo vaya al tribunal, queridos amigos, y que pronuncie penas; sólo desea que me dé buena vida y yo renuncio.EL CORO.-¿Cómo se atreve a tanto ese tunante? Nunca hubiera tenido tal osadía si nO- estuviera comprometido en alguna conspiración.EL CORIFEO.-Pero puestas así las cosas tienes que intentar alguna nueva estratagema para bajar aquí sin que te vea tu carcelero.FILOCLEÓN. -¿Cómo? Inventadlo vosotros; a todo estoy dispuesto; tal es el deseo que me abrasa de recorrer los bancos y de emitir mi voto.CORO.-¿Hay, di, algún agujero que puedas ensanchar por dentro, para escurrirte por él cubierto de andrajos como el ingenioso Ulises?FILOCLEÓN.-Todo está obturado y sin el más mínimo agujero por donde pudiera pasar un mosquito.EL CORIFEO—¿Te acuerdas cuando en la toma de Naxos, estando de servicio, te escapaste clavando en la muralla unos asadores que habías robado?FILOCLEÓN.-Ya me acuerdo; pero ¿y qué? Ahora no es lo mismo. Entonces era joven y estaba lleno de vigor y energía para robar; además, nadie me custodiaba y podía huir seguramente. Ahora hay apostados en todas las salidas centinelas que me espían: dos de ellos colocados junto a la puerta, me observan, con asadores en las manos, como a un gato que ha robado carne.EL CORO.-Pues inventa cuanto antes otro medio, que ya llega la aurora, querida abeja.FILOCLEÓN.-El medio más expeditivo será entonces roer la red. Que Artemis me perdone lo que voy a hacer con este instrumento de caza.EL CORO.-Eso es obrar como hombre amante de la libertad. Dale duro a las mandíbulas.FILOCLFÓN.-Ya está roído: pero no gritéis; mucho cuidado, no nos oiga Bdelicleon.EL CORO.-Nada temas, amigo mío, nada temas; si chista, le obligaré a morderse su propio corazón y a combatir por su existencia, para que entienda que no se conculcan impunemente las leyes de las dos diosas. Ata una cuerda a la ventana, sujétate con ella y baja henchido del furor de Diopites.FILOCLEÓN.-Sí; pero si mis guardianes advierten lo que hago y tiran de la cuerda para llevarme adentro, ¿qué es lo que haréis?

Page 11: COMEDIAS GRIEGAS

EL CORIFEO.-Te defenderemos con todo el rigor de un corazón tallado en el roble. No te mantendrán encarcelado. Eso es lo que haremos.FILOCLEÓN.-Haré lo que decís, confiado en vosotros; mas acordaos si alguna desgracia me sucede, de levantarme con vuestras manos y, después de regarme con vuestras lágrimas, sepultadme bajo la cancela del tribunal.EL CORIFEO.-Nada te sucederá, no temas; vamos, valiente, descuélgate sin miedo invocando a los dioses de la patria.FILOCLEÓN. -¡Oh! Lico, mi señor, héroe y vecino mío! Tú, como yo, te deleitas con las lágrimas perpetuas y los lamentos de los acusados; por oírlos, sin duda, has elegido ese lugar, siendo el único de los héroes que has querido vivir junto a los desgraciados: ten compasión de mí y salva a este tu vecino fiel. Nunca, te lo juro, nunca mancharé tu verja de madera con ningún excremento como hacen otros.BDELICLEÓN.-(Interpelando a Sosias desde lo alto del techo.) ¡Eh, tú, alerta!SOSIAS.-¿Qué ocurre?BDELICLEÓN.-Oigo una voz aquí cerca. ¿Será todavía el viejo que trata de escurrirse?SOSIAS.-No, por Zeus; no es eso lo que ocurre es que se está dejando caer a lo largo de una cuerda.BDELICLEÓN.-¿Qué haces, triple canalla? Pues no lograrás tu intento. (A Sosias.) Date prisa para subir por el otro lado y coge esta rama para darle duro.FILOCLEÓN.-(A sus amigos.) ¿No me socorréis, Esmicitión, Tisíades, Cremón, Ferédipes y cuantos habéis de comparecer en los procesos de este año? ¿Cuándo me auxiliaréis, si no es ahora, antes de que me arrastren allá dentro?EL CORIFEO.-Decidme: ¿por qué tardamos en remover aquella bilis que hierve furiosa contra todo el que ofende a nuestro enjambre?EL CORO.-Enderecemos el aguijón vengador. Muchachos, pronto, arrojad vuestro manto; corred, gritad, advertid a Cleón lo que sucede. Decidle que venga y que castigue a ese hombre enemigo de la ciudad y digno del último suplicio, pues se atreve a pedir la supresión de los tribunales.BDELICLEÓN.-Buenos amigos, cesad en vuestros gritos y oíd lo que ocurre.EL CORIFEO.-Pondremos el grito en el cielo.

Page 12: COMEDIAS GRIEGAS

BDELICLEÓN.-Podéis estar seguros de que no lo soltaré EL CORIFEO.-¿NO es esto formidable? ¿No es pura tiranía?EL CORO.-Yo os invoco, oh República: Teoros, tú el enemigo de los dioses y a todos los charlatanes que nos gobernáis.XANTIAS.-(A Bdelicleón.) ¡Socorro, Heracles! Están provistos de dardos. ¿No los ves, mi amo?BDELICLEÓN.-Son los que en el tribunal dieron muerte a Filipo, el discípulo de Gorgias.EL CORO.-Y los que te atravesarán a tí. Ea, dirijámonos todos contra él; acometámosle con el aguijón desenvainado, en buen orden, llenos de ira y de furor, para que conozca al fin a qué enjambre ha irritado.XANTIAS.-¡Maldición! Va a haber pelea; tiemblo al ver esos aguijones.EL CORO.-Suelta a nuestro amigo; si no, yo te aseguro que has de envidiar a las tortugas la dureza de su concha.FILOCLEÓN.-Ea, compañeros, rabiosas avispas, precipitaos unos con furia sobre sus nalgas; picadle otros los ojos y las manos.BDELICLEÓN.-(Llamando a sus esclavos.) ¡Midas, Frigio, Masintias, acudid!¡Sujetadle y no le soltéis por nada del mundo; si no, ayunaréis en el cepo! Ya sé yo que casi siempre es más el ruido que las nueces.EL CORO.-Si no lo sueltas, te clavaré el aguijón.FILOCLEÓN.-Cecrops, mi amo y señor, verdadero dragóntida con cola de serpiente, ¿consentirás que así me traten estos bárbaros, a quienes he enseñado a llevar su quénice con cuatro medidas de lágrimas?EL CORO.-¡Qué terribles males afligen a la vejez! Ahora esos dos ingratos sujetan a viva fuerza a su anciano señor, y no se acuerdan de las pieles y pequeñas túnicas que les compró en otro tiempo, ni de las monteras de piel de perro, ni del cuidado que tenía para que en el invierno no se les enfriasen los pies; pero en su impudente mirada no se ve el menor agradecimiento por los viejos zapatos.FILOCLEÓN.-¿NO me soltarás, cochina bestia? ¿No te acuerdas de cuando te sorprendí robando uvas y te até a un olivo y te vapuleé hasta el punto de que daba gloria verte? Pero eres un ingrato, suéltame tú; y tú también, antes de que venga mi hijo.

Page 13: COMEDIAS GRIEGAS

EL CORO.-No tardaréis en pagar vuestro atrevimiento; así comprenderéis, bribones, que os las habéis con hombres justicieros, iracundos, de terrible mirada.BDELICLEÓN.-Sacúdeles, sacúdeles, Xantias; arroja de casa estas avispas.XANTIAS.-Eso estoy haciendo; (a Sosias) ahuyéntalas tú también con una densa humareda.SOSIAS.-¿No os iréis al infierno? !Ah!, ¿no os largáis? Pues palo con ellos.BDELICLEÓN.-Para acabar de ahumarlos echad a Esquines, hijo de Selarcio.XANTIAS-(Viendo que el Coro cede resistencia.) Estaba seguro de que en fin de cuentas llegaríamos a ponerlos en derrota.BDELICLEÓN.-No lo hubiéramos conseguido tan fácilmente si hubiesen comido versos de Filocles.EL CORO.-¿No está claro como la luz para todos los pobres que la tiranía se ha introducido aprovechándose de nuestro descuido? Y tú, perverso y arrogante secuaz de Aminias, nos arrebatas las leyes que rigen la ciudad y, como dueño absoluto, ni siquiera disculpas tu usurpación con un pretexto o con una elegante arenga.BDELICLEÓN. -¿No podríamos, sin golpes ni alharacas, conferenciar como buenos amigos y hacer las paces?EL CORIFEO -¿Conferenciar contigo, enemigo del pueblo, empedernido monárquico, amigo de Brásidas32, que llevas franjas de la lana y cuyos largos bigotes no conocen las tijeras?BDELICLEÓN. Positivamente, más me valdría abandonar a mi padre que sufrir todos los días semejantes borrascas.EL CORIFEO.-Pues aún no está el perejil en la calle, como dice el proverbio. Hasta ahora no tienes de qué quejarte; pero ya verás, ya verás, cuando el acusador publico te eche en cara todos esos crímenes y emplace a tus conjurados.BDELICLEÓN.-Pero, ¿no os iréis, por todos los dioses? Mirad que si no, estoy resuelto a moleros a palos sin descanso.EL CORO.-No, jamás, mientras me quede un soplo de vida. Bien claro veo tus aspiraciones a la tiranía.BDELICLEÓN.-Es fuerte cosa que, sea grande o pequeño el motivo, a todo lo hemos de llamar tiranía y conspiración. Durante cincuenta años, ni una sola vez oí ese dichoso nombre de tiranía; pero ahora es más común que el del pescado salado, y en el mercado no

Page 14: COMEDIAS GRIEGAS

se oye otra cosa. Si uno compra orfos y no quiere membradas, el que vende estos peces en el puesto inmediato grita al momento: «Ese hombre quiere regalarse como durante la tiranía.» Si otro pide puerros para sazonar las anchoas, la verdulera, mirándote de soslayo, le dice: «Puerros, ¿eh? ¿Quieres restablecer la tiranía? ¿O piensas que Atenas te ha de pagar los condimentos?»XANTIAS.-Sin ir más lejos, yo entré ayer al mediodía en casa de una cortesana, y porque la propuse ciertos ejercicios hípicos, me preguntó furiosa si quería restablecer la tiranía de Hipias.BDELICLEÓN.-Eso le agrada al pueblo, y a mí, porque quiero que mi padre cambie de costumbres y dejándose de delaciones y pleitos y miserias, no salga de casa al amanecer y viva espléndidamente como Morsicos35, me acusan de conjuración y tiranía.FILOCLEÓN.-Y te está muy bien empleado, pues ni por todas las delicias del mundo dejaría yo este género de vida de que pretendes apartarme. A mi no me gustan las rayas ni las anguilas; un pleito pequeñito cocido en su correspondiente tartera lo encuentro mucho más sabroso.BDELICLEÓN.-Claro está, como que te has acostumbrado a ello; pero si puedes callar y escuchar con paciencia lo que te digo, creo que te demostraré cuán engañado estás.FILOCLEÓN.-¿Que yo me engaño cuando juzgo?BDELICLEÓN.-¿Pero no estás viendo cómo se burlan de ti esos hombres a quienes rindes culto y adoración? ¿Que no eres más que su esclavo?FILOCLEÓN. -¡Esclavo yo! Yo, que mando a todo el mundo.BDELICLEÓN.-No lo creas; te haces la ilusión de que mandas, y eres un esclavo; y si no, dime, padre: ¿qué provechos obtienes de las recaudaciones que le procuras a Grecia?FILOCLEÓN.-Muchos provechos; apelo al testimonio de esos amigos.BDELICLEÓN.-Acepto el arbitraje; (a los esclavos) soltadle. ya.FILOCLEÓN. Dadme una espada. Si tus argumentos me vencen, me atravesaré con ella.BDELICLEÓN. -Y si no, ¿te conformas con la sentencia de esos árbitros?FILOCLEÓN.-Jamás volveré a beber vino en honor del Buen Genio.

Page 15: COMEDIAS GRIEGAS

EL CORO.-Ahora, tú que formas parte de nuestra escuela, es preciso que encuentres nuevas razones, a fin de...BDELICLEÓN.-Traedme aquí cuanto antes unas tablillas pues quiero anota fielmente todo lo que va a decir, para tenerlo bien presente.EL CORO.-Y no adoptes el estilo de ese joven. Ya ves la inmensa importancia que tiene para tí este debate; es decisivo y tu adversario está resuelto a batirte, aunque esperamos que no lo conseguirá.FILOCLEÓN. -¿Y qué sucederá si sale él vencedor en esta controversia?EL CORO.-La turba de los viejos no servirá para nada. En todas las calles se burlarán de nosotros, llamándonos talóforos37 y mondaduras de pleitos. Tú, que vas a defender nuestra soberanía, despliega, pues, atrevidamente, todos los recursos de tu lengua.FILOCLEÓN.-Empezaré por probar desde las primeras palabras que nuestro poder no es menor que el de los reyes más poderosos. Pues ¿quién más afortunado, quién más feliz que un juez? ¿Hay vida más deliciosa que la suya? ¿Existe algún animal más temible, sobre todo si es viejo? Para cuando salto del lecho, ya me están esperando unos hombres de cuatro codos que me escoltan hasta el tribunal; apenas me presento, una mano delicada, que fué esquilmadora del erario, estrecha blandamente la mía; los acusados abrazan suplicantes mis rodillas, y me dicen con lastimera voz: «Ten compasión de mí, padre mío; te lo pido por los hurtos que hayas podido cometer en el ejercicio de alguna magistratura o en el aprovisionamiento del ejército.» Pues bien, éste a quien me refiero, no sabría siquiera si yo existía si no le hubiera absuelto la primera vez.BDELICLEÓN.-Tomo nota de lo que dices sobre los suplicantes.FILOCLEÓN.-Entro después, abrumado de súplicas, y, calmada mi cólera, suelo hacer en el tribunal todo lo contrario de lo que había prometido; pero escucho a una muchedumbre de acusados que en todos los tonos piden la absolución. ¡Oh! ¡Cuántas palabras de miel pueden oír allí los jueces! Unos lamentan su pobreza, y añaden males fingidos a los verdaderos hasta lograr que sus desgracias igualen a las nuestras; otros recitan fábulas; éstos nos refieren alguna gracia de Esopo; aquéllos dicen un chiste para hacerme reír y desarmar mi ira. Cuando tales recursos no nos vencen, se

Page 16: COMEDIAS GRIEGAS

presentan de pronto trayendo sus hijos e hijas de la mano; yo presto atención; ellos, desgreñado el cabello, prorrumpen en berridos; el padre, temblando, me suplica como a un dios que le absuelva, siquiera por ellos. «Si te es grata la voz de los corderos, dice, compadécete de la de mi hijo.» «Si te gusta más la de las cerditas procura conmoverte con la de mi hija.»Entonces disminuímos un poco nuestro furor. ¿No es esto, decidme, un gran poder que nos permite despreciar las riquezas?BDELICLEÓN.-Nota segunda: el desprecio de las riquezas. Dime ahora cuáles son esas ventajas por las cuales te crees señor de Grecia.FILOCLEÓN.-También cuando se examina la edad de los niños tenemos el privilegio de verlos desnudos. Si Eagro es citado a juicio, no consigue salir absuelto hasta después de habernos recitado el más hermoso trozo de la Niobe. Si gana un flautista el pleito, en pago de la sentencia se pone delante de la boca la correa, y nos toca al salir el tribunal una marcha primorosa. Cuando muere un padre disponiendo con quién ha de casarse su hija y única heredera, nosotros hacemos caso omiso del testamento y de la conchita que con tanta gravedad cubre sus sellos, y entregamos la hija a quien ha sabido ganarnos con sus súplicas. Y todo esto sin la menor responsabilidad. Cítame otro cargo que tenga este privilegio.BDELICLEÓN.-Te felicito por ese privilegio, que hasta ahora es el único; pero eso de anular el testamento de la única heredera me parece injusto.FILOCLEÓN.-Además, cuando el Consejo y la Asamblea del pueblo no saben qué decir sobre algún grave asunto, dan un decreto para que los acusados comparezcan ante los jueces. Entonces Evatlo y el ilustre Sleónimo, grande adulador y arrojador de escudos, juran no abandonarnos nunca y combatir por la muchedumbre. Y dime, ante el pueblo, ¿ha podido nunca orador alguno hacer prevalecer su opinión si no ha dicho antes que los jueces deben retirarse en cuanto hayan sentenciado un solo pleito? El mismo Cleón, que todo lo avasalla con sus alaridos, no se atreve a mordernos; al contrario, vela por nosotros, nos acaricia y nos espanta las moscas. ¿Has hecho tú eso ni una vez siquiera por tu padre? Pues, hijo mío, Teoro, el mismo Teoro, aunque no vale menos que el ilustre Eufemio, coge una esponja del barreño y nos limpia los zapatos. Considera, pues, de qué bienes quieres

Page 17: COMEDIAS GRIEGAS

excluirme y despojarme; mira si esto es servidumbre y esclavitud, como decías.BDELICLEÓN.-Desahógate a gusto; día llegará en que conozcas que esa tu decantada autoridad se parece a un trasero sucio.FILOCLEÓN.-Pero se me olvidaba lo más delicioso: cuando entro en casa con el salario, todos corren a abrazarme, atraídos por el olorcillo del dinero; en seguida mi hija me lava, me perfuma los pies y se inclina sobre mí para besarme; me llama «papá querido» y me pesca con la lengua la moneda de tres óbolos que llevo en la boca.Después mi mujercita, toda mimos y halagos, me presenta una tarta riquísima, se sienta a mi lado y me dice cariñosa: «Come esto, prueba esto otro.» Lo cual me deleita infinito y me libra de miraros a la cara a tí ni al mayordomo, para ver cuándo os dignaréis servirme la comida, gruñendo y maldiciéndome. Mas para cuando mi mujer no me trae pronto la torta, tengo este quitapesares, muralla en que se estrellan todos los dardos.Por si no me das de beber, he traído este soberbio porrón con dos asas a modo de orejas de asno. ¡Cómo rebuzna cuando, inclinándome hacia atrás, apuro su contenido! Sus terribles cloqueos ahogan el ruido de tus odres. Mi poder es por lo menos igual, igual al del padre de los dioses, pues hablan de mí como del propio Zeus. Cuando nos alborotamos suelen decir todos los transeúntes: «Zeus soberano, cómo truena el tribunal.» Y cuando lanzo el rayo de mi indignación, ¡oh! entonces es de ver cómo me halagan todos y cómo el terror descompone el vientre a los más ricos y soberbios. Tú mismo me temes más que ningún otro; sí, por Deméter, me tienes mucho miedo. Yo en cambio, que me muera si tengo miedo de ti.EL CORO.-Nunca habíamos oído hablar con tanta claridad e inteligencia.FILOCLEÓN.-Sin duda; esperaba poder vendimiar una viña abandonada; pero ignoraba que en ese terreno soy un maestro.EL CORO .-!Qué bien lo ha dicho todo! ¡De nada se ha olvidado! Me enorgullecía al oírle. Ya pensaba estar administrando justicia en las Islas Afortunadas.¡Tal es el encanto de su elocuencia!FILOCLEÓN..-¡Ved ahora como gesticula! ¡Ya no cabe en el pellejo! Infeliz, palabra de honor que hoy te haré trabar conocimiento con el látigo.

Page 18: COMEDIAS GRIEGAS

EL CORO.-Si quieres salir vencedor, preciso es que emplees todos tus ardides.Difícil es templar mi cólera, sobre todo hablando en contra mía.EL CORIFEO.-Por tanto, si nada bueno tienes que decir, ya puedes buscar una muela buena y recién cortada para quebrantar nuestra ira.BDELICLEóN.-Ardua, atrevida y superior a las fuerzas de un poeta cómico es ciertamente la empresa de desarraigar de la ciudad un vicio tan inveterado. Sin embargo, oh padre mío, hijo de Cronos...FILOCLEÓN.-Detente y nada de padre. Porque si sobre la marcha no me manifiestas que soy un esclavo, no habrá para ti medio de librarte de la muerte, aunque me vea privado de participar de los festines en los sacrificios.BDELICLEÓN.-Escucha, pues, querido padre, y desarruga un poco tu entrecejo.Empieza por calcular no con piedrecillas, sino con los dedos (la cuenta no es difícil), cuál es el total de los tributos que nos pagan las ciudades aliadas; a ellos agrega los impuestos personales, los céntimos, las rentas, los derechos de los puertos y mercados y el producto de los salarios y confiscaciones. En junto sumarán unos dos mil talentos.Cuenta ahora el sueldo anual de los jueces, que son unos seis mil y hallarás que asciende, si no me equivoco, a ciento cincuenta talentos.FILOCLEÓN.-De modo que nuestro sueldo no llega a la décima parte de las rentas.BDELICLEÓN.-Ciertamente que no llega.FILOCLEÓN.- ¿Y a dónde va a parar entonces el resto del dinero?BDELICLEÓN.-A los que gritan: "Nunca haremos traición al pueblo ateniense; siempre combatiremos por la democracia." Tú, padre mío, engañado por sus palabras, dejas que te dominen. Ellos, en tanto, arrancan a los aliados los talentos por cincuentenas, aterrándoles con estas amenazas: «O me pagáis tributo o no dejo piedra sobre piedra en vuestra ciudad.» Y tú te contentas con roer los zancajos que les sobran.A los aliados, en tanto, viendo que la multitud ateniense vive miserablemente de su salario de juez, les importa tanto de tí como del voto de Comio; mas a ellos les traen a porfía orzas de conservas, vino, tapices, queso, miel, sésamo, cojines, frascos, túnicas preciosas, coronas, collares, copas; en fin, cuanto

Page 19: COMEDIAS GRIEGAS

contribuye a la salud y a la riqueza; y a ti, que mandas en ellos, después de tus infinitos trabajos en mar y tierra, ni siquiera tedan una cabeza de ajos para guisar pececillos.FILOCLEÓN.-Efectivamente, eso es muy cierto, yo mismo he tenido que enviar a casa de Eucárides a por tres cabezas. Pero me consumes no probándome esa pretendida esclavitud.BDELICLEÓN.-¿No es esclavitud, y grande, el ver a to-' dos esos bribones y a sus aduladores ejerciendo las principales magistraturas y cobrando sueldos soberbios?¡Tú, con tal que te den los tres Óbolos, ya estás tan contento! ¡Tú, que, has ganado para ellos todos esos bienes, peleando por mar y tierra y sitiando ciudades! Pero lo que más me irrita es que te obliguen a asistir al tribunal de orden ajena, cuando un jovenzuelo disoluto, el hijo de Quéreas, por ejemplo, ese que anda con las piernas separadas y aire afeminado y lascivo, entra en casa y te manda que vayas a juzgar muy temprano y a la hora fijada, porque todo el que se presente después de la señal no cobrará el trióbolo. El, en cambio, aunque llegue tarde, cobra un dracma como abogado público. Después, si un acusado le da algo, hace partícipe de ello a su colega, y ambos procuran arreglar como puedan el negocio. Entonces es de ver cómo, a modo de aserradores de leña, uno lo suelta y otro lo toma; y cómo tú te estás con la boca abierta y con los ojos fijos en el pagador público, sin notar sus manejos.FILOCLEÓN. -¡Eso hacen conmigo! ¿Pero qué dices? Me destrozas el corazón.Ya no sé ni lo que pienso ni lo que digo.BDELICLEÓN.-Considera, pues, que tú y todos tus colegas podíais enriqueceros sin dificultad, si no os dejaseis arrastrar por esos aduladores que están siempre alardeando de amor al pueblo. Tú, que imperas sobre mil ciudades desde la Cerdeña al Ponto, sólo disfrutas del miserable sueldo que te dan, y aún eso te lo pagan poco a poco, gota a gota, como aceite que se exprime de un vellón de lana; en fin, lo preciso para que no te mueras de hambre. Quieren que seas pobre, y te diré la razón:para que, reconociéndoles por tus bienhechores estés dispuesto, a la menor instigación, a lanzarte como un perro furioso sobre cualquiera de sus enemigos. Como quieran, nada les será más fácil que alimentar al

Page 20: COMEDIAS GRIEGAS

pueblo. ¿No tenemos mil ciudades tributarias? Pues impóngase a cada una la carga de mantener veinte hombres y veinte mil ciudadanos vivirán deliciosamente, comiendo carne de liebre, llenos de toda clase de coronas, bebiendo la leche más pura, gozando, en una palabra, de todas las ventajas a que les dan derecho nuestra patria y el triunfo de Maratón. En vez de eso, como si fuerais jornaleros ocupados en recoger la aceituna, le vais pisando los talones al que lleva la paga.FILOCLEÓN.-¡Ay! Súbito hielo entorpece mi mano; no puedo sostener la espada; me siento desfallecer.BDELICLEÓN.-Esos intrigantes, cuando cobran miedo, os dan la Eubea y prometen distribuir cincuenta celemines de trigo; nunca te han dado, bien lo sabes, más de cinco celemines, y ésos con mil molestias, midiéndolos uno por uno y exigiéndote,previa justificación, de no ser extranjero. Ahí tienes por qué te tengo encerrado siempre, con el deseo de ser yo mismo el que te mantenga y librarte de insolentes burlas. Resuelto estoy a darte todo cuanto quieras, salvo a beber leche de alguacil.EL CORIFEO.-¡Cuán sabio era el que dijo!: "No juzgues sin haber oído a ambas partes." (A Bdelicleón). Ahora me parece que tú tienes sobrada razón. Mi cólera se calma, y dejo caer este palo.EL PRIMER SEMICORO.-(A Filocleón.) Cede, cede a sus consejos, colega y contemporáneo nuestro; no seas obstinado ni hagas alarde de tenacidad inflexible.¡Ojalá tuviera yo un pariente o amigo que así me aconsejase! Hoy, que se te aparece un dios para socorrerte y colmarte de favores, recíbelos propicio.BDELICLEÓN.-Sí, yo le mantendré y le daré cuanto un anciano puede desear: sabrosas papillas, blancas túnicas, un fino manto y una cortesana que le frote los riñones y el sexo. Pero se calla, con la lengua helada. Mala espina me da.EL SEGUNDO SEMICORO.-Es que recobra la razón en el mismo punto en que la había perdido; reconoce su culpa, y se arrepiente de haber desoído tanto tiempo tus exhortaciones. Quizá ahora, más cuerdo, se propone mudar de costumbres y obedecerte en todo.FILOCLEON.-¡Ay de mí!BDELICLEÓN.-¿Por qué esa exclamación?FILOCLEÓN.-Déjate de promesas; lo que yo quisiera es estar allí, sentarme allí donde el ugier grita: «El que no haya emitido todavía su voto, que se levante.» ¡Ah!,

Page 21: COMEDIAS GRIEGAS

¿por qué no me he de encontrar junto a las urnas y depositar en ellas el último mi voto? ¡Apresúrate, alma mía! Alma mía, ¿dónde estás? Tinieblas, abridme paso. ¡Oh¡, te juro, por Heracles, que mi más vehemente deseo es sentarme hoy entre los jueces y atrapar a Cleón con las manos en la masa.BDELICLEÓN.-En nombre de los dioses, padre mío, escúchame.FILOCLEÓN. -¿Escucharte qué? Pídeme a tu vez cuanto quieras, menos una cosa.BDELICLEÓN.-¿Qué cosa, di, di?FILOCLEÓN.-El que no siga juzgando; antes de consentirlo, Hades me llevará.BDELICLEÓN.-Entendido; ya que tanto te gusta administrar justicia, adminístrala aquí y ejerce tu magistratura entre el personal de la casa. No necesitas molestarte en ir al tribunal.FILOCLEÓN.-¿Justicia aquí? ¿Y sobre qué? ¿Me crees idiota?BDELICLEÓN.-En casa puedes hacer lo mismo que allí: si la criada abre clandestinamente la puerta, la condenas a una simple multa; es decir, exactamente igual que en el tribunal. Todo lo demás se hará también como allí, se acostumbra: cuando caliente el sol, juzgarás desde la mañana sentado al sol; y cuando nieve o llueva, sentado ante el hogar; así, aunque te levantes al mediodía ningún tesmoteta te prohibirá la entrada en el tribunal.FILOCLEÖN.-Eso me agrada.BDELICLEÓN-Además, si un orador se lanza a discursear interminablemente no tendrás que esperar rabiando de hambre a que concluya, con gran tormento tuyo y del acusado que teme tu furor.FILOCLEÓN.-Pero si como, ¿podré igual que antes juzgar con conocimiento de causa?BDELICLEóN.-Mejor que en ayunas. ¿No has oído decir a todo el mundo que cuando los testigos mienten, los jueces sólo pueden comprender el asunto a fuerza de rumiarlo?FILOCLEÓN.-Me has convencido. Pero aún no me has dicho quién me pagará los honorarios.BDELICLEÓN,-Yo.FILOCLEóN.-Bueno, así recibiré yo sólo mi paga y no en compañía de otro, porque hace poco ese bufón de Lisístrato me jugó la peor pasada que puede imaginarse.

Page 22: COMEDIAS GRIEGAS

Había recibido un dracma para los dos y fuimos a la pescadería, donde lo cambió en calderilla51; luego en vez de darme mi parte, me puso en la mano tres escamas; yo creyendo que eran tres Óbolos, las escondí en la boca; pero ofendido por el olor las arrojé enseguida y le cité a juicio.BDELICLEóN.-¿Y qué dijo para defenderse?FILOCLEÓN.-Pues dijo que yo tenía estómago de gallo. "Digieres fácilmente el dinero", repetía, riéndose.BDELICLEON. -¿Ves cuanto vas ganando hasta en eso? FILOCLEÓN.-No poco, es verdad. Me declaro conforme: hágase tu voluntad. (Entrando.)BDELICLEÓN.-Espera un momento; en seguida vuelvo aquí con todo lo necesario.FILOCLEÓN.-(Monologando.) ¡Mirad cómo se cumplen las predicciones! Yo había oído decir, en efecto, que un día los atenienses administrarían justicia en su propia casa y construirían en el vestíbulo un pequeño tribunal, como esas estatuillas de Hécate que se colocan delante de las puertas.BDELICLEÓN. -(Volviendo.) Héme aquí; ¿qué más quieres? Te traigo, como ves, todo lo que te he prometido y aún algo más. Aquí tienes un bacín para cuando te entren ganas de orinar. Te lo suspenderán de un clavo y al alcance de la mano.FILOCLEÓN. -¡Feliz ocurrencia! ¡Excelente remedio para preservar a un viejo de la retención de orina!BDELICLEóN.-Aquí traigo además un hornillo encendido con una escudilla llena de lentejas, por si se te ocurre comer.FILOCLEÓN.-Muy bien, muy bien; de modo que cobraré mi salario, aunque tenga calentura, y podré comer lentejas sin moverme de aquí. Mas, ¿para qué me traes ese gallo?BDELICLEÓN.-Para que si te duermes durante la vista de una causa, te despierte cantando encima de ti.FILOCLEÓN.-Todo está perfecto; sólo echo de menos una cosa.BDELICLEÓN. -¿Cuál?FILOCLEÓN.-La capilla de Lico. Quisiera que me la pudieran traer.BDELICLEÓN. -(Enseñándole un cuadro.) Aquí la tienes delante de los ojos y con el Señor en persona.FILOCLEÓN. -¡Oh, Dueño y Señor, no alegras mucho la vista!BDELICLEÓN.-Presenta exactamente el mismo aspecto que Cleónimo.

Page 23: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-En efecto, tampoco lleva armas.BDELICLEÓN.-Si te das prisa en actuar, someteré en seguida a tu decisión una causa.FILOCLEÓN.-Puedes avisar; ya hace un siglo que estoy actuando.BDELICLEÓN.-Veamos: ¿por qué causa empezaremos? ¿Qué delito se ha cometido en casa? ¡Ah! Tratta, la esclava, dejó quemar hace poco el puchero...FILOCLEÓN. -¡Eh!, detente; me has puesto al borde del abismo. ¿Cómo pretendes que actúe el tribunal sin balaustrada, que es precisamente el instrumento principal de nuestras funciones?BDELICLEóN.-Es verdad, por Zeus. No hay.FILOCLEÓN. -(Entrando en la casa.) Voy corriendo yo mismo a buscar una.BDELICLEÓN. -¡Qué enojoso, de todos modos! ¡Es terrible la nostalgia)UN SERVIDOR.-(Saliendo de la casa.) !Maldito animal! ¿Es posible que demos de comer a semejante perro?BDELICLEÓN.-¿Se puede saber lo que ocurre?EL SERVIDOR.-Nada que Lábes, tu perro, se ha metido en la cocina, ha robado un magnífico queso de Sicilia, y se lo ha engullido.BDELICLEÓN,-Ya tenemos la primera causa en que ha de entender mi padre.Comparece tú como acusador.EL SERVIDOR.-Yo, no, por vida mía; que sea el otro perro el que mantenga la acusación, si se instruye el proceso.BDELICLEóN.-Bueno; tráetelos a los dos.EL SERVIDOR.-(Entrando.) Al momento.BDELICLEóN.-(A su padre que vuelve.) ¿Qué traes ahí? FILOCLEÓN. La valla donde encerramos a los cerdos que cebamos para Hestia.BDELICLEÓN.-Pero eso representa un robo sacrílego. FILOCLEÓN.-No; puesto que será a Hestia la primera a quien sirva cuando destripe a la clientela; pero empieza pronto a traer esa causa. Ya veo la pena que será preciso imponer.BDELICLEÓN. Deja que te traiga las tablillas y la documentación (entra).FILOCLEÓN. -¡Me mueles y me asesinas con tus dilaciones! Lo mismo me daría escribir en la arena. BDELICLEóN. -(Volviendo.) Toma.FILOCLEÓN.-Cita ya, pues.BDELICLEÓN.-De acuerdo. Veamos quién viene a la cabeza de la lista.

Page 24: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-Pero ¡qué contratiempo! ¿Pues no me he olvidado de traer las urnas?BDELICLEóN.-¡Eh!, tú, ¿adónde vas?FILOCLEÓN.-A por las urnas.BDELICLEÓN.-No es menester; ahí tengo esos cubos. FILOCLEÓN.-Muy bien; así ya tenemos a nuestra disposición todo lo necesario. ¡Pero no! Aún nos falta la clepsidra.BDELICLEÓN.-(Enseñándole el bacín.) ¿Y ésto qué es? Una clepsidra, si no me equivoco.FILOCLEÓN.-Veo que te las arreglas perfectamente para procurártelo todo con lo que aquí hay.BDELICLEÓN.-Pronto, traed fuego, mirtos e incienso para que empecemos por invocar a los dioses.EL CORIFEO.-Durante vuestras libaciones uniremos nuestros votos a los vuestros, congratulándonos de que una reconciliación tan generosa haya seguido a vuestras disputas y querellas. Y ahora, antes de empezar, recojámonos.EL CORO. -¡Oh Febo Apolo Pitio! Haz que lo que va a resolverse delante de esa puerta sea para bien de todos nosotros, libres ya de nuestros errores. ¡Oh Pean!BDELICLEóN.-¡Oh mi Dueño y Señor Apolo Agieo, que velas ante el vestíbulo de mi casa! Acepta este nuevo sacrificio que te ofrezco para que te dignes suavizar el humor áspero e intratable de mi padre. ¡Oh rey!, endulza con algunas gotas de miel su avinagrado corazón; que sea en adelante clemente con los hombres; más compasivo con los reos que con los acusadores; sensible a las súplicas, y que arranque las ortigas de su vía, corrigiendo su malhumor.EL CORO.-Nosotros unimos nuestras preces a las tuyas en favor del nuevo magistrado. Pues te queremos, Bdelicleón, desde que nos has dado a conocer que amas al pueblo como ningún otro joven.BDELICLEóN.-Si hay algún juez fuera, que entre, pues en cuanto comience la vista no se dejará entrar a nadie.FILOCLEÓN.-¿Quién es el acusado?BDELICLEÓN.-Aquí está.FILOCLEÓN.-¡Y que le espera una bonita sentencia! BDELICLEÓN.- (Como acusador.) Oíd el acta de acusación52. La formula un perro, nativo de Cidatenea, contra Lábes, de Exona, al que acusa de haberse comido él solo, contra toda razón y derecho, un queso

Page 25: COMEDIAS GRIEGAS

de Sicilia. La pena que se solicita es un cepo de higuera.FILOCLEÓN.-Una vez que se le haya reconocido culpable, debe morir, más bien, como un perro.BDELICLFÓN.-He aquí al susodicho Lábes en el banco de los acusados.FILOCLEÓN. -¡Ah, maldito! ¡Qué traza de ladrón tienes! ¿Si creerá que me va a engañar apretando los dientes? Pero ¿dónde está el querellante, el susodicho perro de Cidatenea?EL PERRO.-¡Guau! ¡Guau!BDELICLEÓN.-Aquí está.FILOCLEÓN.-Ese es otro Lábes.BDELICLEÓN.-Por lo mucho que ladra, desde luego. FILOCLEÓN.-Y por lo bien que lame el fondo de las ollas.BDELICLEÓN.-Silencio, sentaos; (al perro) subíos a ese banco y comenzad la acusación.FILOCLEÓN.-Permitidme ahora que me sirva esto para absolverlo.EL PERRO.-Ya habéis oído, señores jurados, el escrito de acusación que he presentado contra Lábes: ha cometido contra mí y contra toda la "flota" la más indigna felonía; se metió en un rincón oscuro, robó un enorme queso de Sicilia, y atracándose en las tinieblas...FILOCLEÓN.-Basta, basta; el hecho está probado: el gran canalla acaba de soltar junto a mis narices un eructo que apesta a queso.EL PERRO.-... se negó a darme parte. ¿Qué servicios podrá prestaros quien se niega a darme a mí, que también soy perro, la menor cosa?FILOCLEÓN.-¿No te ha dado nada? Tampoco a mí me ha dado ni el más pequeño trozo. Te veo tan "cocido" como mis lentejas.BDELICLEÓN.-Por los dioses, padre, no condenes por anticipado, antes al menos de haber oído a las dos partes.FILOCLEÓN.-Pero, querido, si la cosa está clara; si está clamando justicia.EL PERRO.-Sobre todo no le absolváis; es el más egoísta y voraz de los perros; recorre en un instante todo el molde de un queso, y se engulle hasta la costra como otros le dan la vuelta a una isla para esquilmar a todas sus ciudades.FILOCLEÓN.-Ni siquiera me ha dejado con qué cerrar las grietas de mi urna.

Page 26: COMEDIAS GRIEGAS

EL PERRO.-Es preciso que le castiguéis. Un solo árbol no puede mantener dos urracas. Es insuficiente. Espero no haber ladrado en vano y en el vacío... porque en este caso ya no ladraré nunca más.FILOCLEÓN. -¡Oh! ¡Oh! ¡Cuántas maldades! Ese individuo es la encarnación misma del robo. ¿No te parece lo mismo, gallo mío? ¡Ah!, sí, se adhiere a mi opinión.¡Eh, Tesmoteta! ¿Dónde estás? Pásame el bacín. BDELICLEÓN.-Descuélgalo tú mismo, que yo estoy llamando a los testigos. Testigos de Lábes, compareced: son un plato, una mano de mortero, un cuchillo, unas parrillas, una olla y otros utensilios medio quemados. ¿Acabaste de hacer aguas y no vas a sentarte nunca?FILOCLEÓN.-(Designando al acusado.) Tengo idea de que ese individuo va a hacerlas mayores.BDELICLEÓN.-¿Cuándo acabarás de mostrarte cruel con los acusados y de enseñarles los dientes? (Al acusado.) Sube y defiéndete. ¿Por qué callas? Habla.FILOCLEÓN.-Parece que no tiene nada que alegar.BDELICLEÓN.-Sí; pero me figuro que le pasa lo que a Tucídides cuando, en cierta ocasión, la sorpresa le cerró la boca. (Al perro.) Retírate: yo me encargo de tu defensa. Ya comprenderéis, ¡oh jueces!, lo comprometido que es defender a un perro acusado de crimen tan atroz. Hablaré, no obstante. En primer lugar es valiente y ahuyenta los lobos. FILOCLEÓN.-¿De qué sirve eso, si devora los quesos?BDELICLEÓN. -¿De qué? Se bate por defenderte, está de centinela en tu puerta y manifiesta, además, otras cualidades excelentes... Si cometió algún hurto, hay que perdonárselo. Evidentemente no sabe tocar la lira. FILOCLEÓN.-¡Ojalá tampoco supiera escribir! Así no hubiera redactado esa defensa de pillastre.BDELICLEÓN.-Escucha a nuestros testigos, diantre de hombre. Acércate, buen cuchillo, y declara en voz alta. Tú eras entonces pagador. Responde claro. ¿No partiste las porciones que debían ser distribuidas a los soldados? Dice que sí las partió.FILOCLEÓN.-Pues miente el descarado.BDELICLEÓN.-¿Ten piedad de los .humildes, diantre de hombre! ¡El infeliz Lábes siempre come espinas y cabezas de pescados; no para un momento en un sitio.Ese otro sólo sirve para guardar la casa, y ya sabe lo que se hace: así reclama una parte de todo lo que traen, y al que no se la da, le clava el diente.

Page 27: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-¡Ay! parece que me ablando, me pongo enfermo...BDELICLEÓN.-¡Vamos! te lo ruego ten piedad de él, no le condenes.-¿Dónde están sus hijos? Acercaos, infelices. Aullad, rezad, suplicad, llorad sin consuelo.FILOCLEÓN.-Baja de la tribuna, baja, baja, baja pronto55. BDELICLEÓN.- Bajaré, aunque esa palabra ya ha engañado a muchos. No obstante, bajaré.FILOCLEÓN. -!Vete al infierno! ¿Por qué habré comido tan pronto? ¿Pues no he llorado? Creo que esto me sucede por haberme atracado de lentejas.BDELICLEÓN.-En definitiva ¿lo absuelves sí o no?FILOCLEÓN.-Muy peliagudo es el caso.BDELICLEóN.-Vamos, padre, sé más humano. Coge tu voto; da un paso atrás, échalo en la segunda urna, entornando los ojos. Absuélvelo, padre.FILOCLEÓN.-No, no, nunca he sabido hacerlo.BDELICLEÓN.-Ven, te llevaré yo mismo (le conduce ante la urna número dos).FILOCLEÓN.-¿Es esta la urna número uno?BDELICLEÓN.-La misma.FILOCLEÓN.-Pues aquí echo mi voto.BDELICLEÓN.-(Aparte.) Cayó en el lazo y lo absolvió sin saberlo. Procedamos al escrutinio.FILOCLEÓN.-¿Cuál es el resultado del juicio?BDELICLEÓN.-Míralo. Lábes queda absuelto. !Padre! ¡Padre! ¿Qué te pasa? !Agua! !Agua! Vamos, recóbrate. FILOCLEÓN.-Dime, ¿de veras ha quedado absuelto?BDELICLEÓN.-Sí.FILOCLEÓN.-Me siento morir.BDELICLEÓN.-Valor, padre mío, no te aflijas.FILOCLEÓN.-¿Cómo podré resistir la pena de haber absuelto a un procesado?¿Qué va a ser de mí? !Oh venerables dioses, perdonadme! Lo hice a pesar mío y contra mi costumbre.BDELICLEóN.-No te desesperes así, padre mío; yo te daré una vida regalada; te llevaré a cenas y convites; vendrás conmigo a todas las fiestas y pasarás agradablemente el resto de tu existencia; ya no se burlará de tí Hipérbolo. Pero entremos.FILOCLEÓN.-Sea; puesto que tú lo quieres.(Queda solo el Coro, que se vuelve hacia los espectadores para recitar la parábasis.)EL CORIFEO.-Idos, libres y alegres. Escuchad, en tanto, innumerables espectadores, nuestros prudentes consejos y procurad que no caigan en saco roto: esa

Page 28: COMEDIAS GRIEGAS

falta es propia de un auditorio ignorante y que vosotros no podéis cometer.Y ahora, si amáis la verdad desnuda y el lenguaje sin artificios, prestadme atención. El poeta quiere haceros algunos cargos. Está quejoso de vosotros, que antes le acogisteis tan bien cuando, imitando unas veces al espíritu profético oculto en el vientre de Euricles, hizo que otros os presentasen muchas comedias suyas, y afrontando otras cara a cara el peligro, dirigió por su mano sin ajeno auxilio los vuelos de su musa.Colmado por vosotros de gloria y honores, como ningún otro vate, no creyó, sin embargo, haber llegado a la cúspide de la perfección, ni se ensoberbeció por ello, ni recorrió las palestras para corromper a la juventud, deslumbrada por sus triunfos.Noblemente resuelto a que las musas que le inspiran no desciendan jamás al vil oficio de alcahuetas, jamás consintió, por su sentido de las conveniencias, en ceder a las instancias de algún amante despechado y deseoso de ver ridiculizado en escena al objeto de su animadversión. E incluso la primera vez que hizo representar una obra no partió en guerra contra el común de los mortales sino que atacó con furor de Heracles a los más grandes y, en su primer ensayo, tuvo la audacia de medir sus fuerzas con el monstruo de acerados colmillos, ese monstruo cuyos ojos, como los de Cinna lanzaban miradas de terribles fulgores mientras que cien cabezas de cortesanas, con dolorosas súplicas le lamían el cráneo puestas en círculo. Y la voz de ese monstruo era el de un torrente devastador. Hedía como una foca, tenía !as bolsas infectadas de una Lamia y el trasero de un camello. Pues bien; nuestro autor declara que en presencia de ese monstruo ni tuvo miedo ni accedió a venderse por dinero. Bien al contrario, todavía hoy está combatiendo en vuestro favor. Añade que después de haber combatido a ese monstruo, el año pasado atacó a esas pestes y cóleras que, por las noches, venían a estrangular a los padres, ahogar a los abuelos y, abatiéndose sobre los lechos de los más tranquilos de vosotros los aplastaban bajo un montón de declaraciones, citaciones y testimonios. Con frecuencia, saltabais entonces de vuestras camas, temblando, para ir a ver, precipitados, al Presidente del Tribunal.Habiendo hallado en mi persona un desfacedor de entuertos un purificador del país, el año último le

Page 29: COMEDIAS GRIEGAS

abandonasteis cuando sembraba esas ideas nuevas cuyo desarrollo no habéis sabido favorecer por no haberlas apreciado en su justo valor.Y, sin embargo, el poeta os jura, con mil juramentos rociados de libaciones sobre el altar de Dionysos, que jamás habéis oído una poesía cómica tan excelente. !Sea, por consiguiente, la afrenta para los que no comprendisteis en el acto! Cerca de los espíritus competentes, el poeta conserva intacta su reputación. El carro de sus esperanzas se ha roto, pero ha sobrepasado a sus rivales.En lo por venir, mis buenos amigos, sed más amables. más graciosos con esos poetas que realizan un esfuerzo por hallar algo nuevo que deciros. Conservad sus pensamientos y apretadlos en vuestros cofres con las manzanas. Si procedéis así, vuestra ropa conservará todo el año un perfume espiritual.PRIMER SEMICORO.-Pasaron los tiempos en que éramos valientes en los Coros, valientes en los combates, los más bravos de los hombres, y así en todo. Así era antes, si, antes. Ahora, se acabó y hoy podemos ver cómo nuestros cabellos florecen más blancos que el plumaje de los cisnes. Mas a pesar de todo, es preciso que extraigamos de esos restos un vigor juvenil pues creemos que nuestra vejez todavía aventaja al amaneramiento de esa juventud compuesta de una multitud de invertidos, con los cabellos ensortijados.Si uno de vosotros, queridos espectadores, tras de haber examinado nuestra conformación se extraña de comprobar que poseemos la talla de la avispa y se pregunta qué significa este aguijón, nos será fácil enseñárselo, aunque jamás haya ido a la escuela. Con este apéndice entre los muslos, somos los únicos áticos de pura sangre, verdaderamente autóctonos, raza valiente por excelencia y que, en la guerra, rindió los mayores servicios a la Patria, cuando la invasión de los bárbaros, cuando éstos cegaron a la ciudad con las humaredas del incendio y con el designio de adueñarse por la fuerza de nuestras colmenas. Sin la menor dilación dimos el salto afuera, el escudo en una mano, la lanza en la otra, para presentarles combate, hirviendo en exaltada ira, codo con codo y mordiéndonos los labios hasta saltar la sangre. Las flechas impedían ver el menor trozo del cielo. Finalmente, con la ayuda de los dioses, les pusimos en

Page 30: COMEDIAS GRIEGAS

fuga a la caída de la noche. Antes de la batalla, había volado sobre nuestro ejército una lechuza.Luego les perseguimos pinchándolos como a los atunes, a través de los calzones. Huían con las mejillas y los ojos acribillados de picaduras de suerte que, ahora, entre todos los bárbaros, la avispa es considerada como el parangón del valor viril.SEGUNDO SEMICORO.-En aquel tiempo éramos terribles Nada nos amedrentaba. A bordo de las trirremes exterminamos a nuestros enemigos. No nos cuidábamos entonces de perorar elegantemente ni de calumniar a nadie. Toda nuestra ambición se cifraba en ser el mejor remero. Así fue como les ganamos a los persas numerosas ciudades; y a nuestro valor se deben esos tributos que hoy despilfarran los jóvenes. Si nos observáis con atención, veréis que nos asemejamos a las avispas en nuestro estilo de vivir.En primer lugar, cuando se nos irrita no hay animal más colérico e intratable, y en todo lo demás hacemos lo que ellos. Reunidos en enjambres, nos repartimos en diferentes avisperos: unos vamos a juzgar con el Arconte; otros, al Odeón; otros con los Once; y otros pegados a la pared, con la cabeza baja y sin moverse apenas, nos parecemos a las larvas encerradas en su capullo. El procurarnos la subsistencia nos es sumamente fácil, pues nos basta para ello picar al primero que se presenta. Pero hay entre nosotros zánganos desprovistos de aguijón, que se comen sin trabajar el fruto de nuestros afanes.Y es doloroso, ciudadanos, que quien nunca peleó, quien nunca se hizo una ampolla manejando el remo o la lanza en defensa de la ciudad se apodere así de nuestro salario. Por tanto, opino que, en adelante, quien no tenga aguijón que no cobre los tres Óbolos.(Salen Filocleón y Bdelicleón.) FILOCLEÓN.-(Rechazando una túnica de lana que le presenta su hijo.) No; mientras viva nunca dejaré de llevar este manto, al que debí la salvación en aquella batalla cuando el Bóreas se desencadenó furioso.BDELICLEÓN.-Veo que rechazas el bienestar.FILOCLEÓN.-Ese vestido no me conviene en modo alguno. El otro día me ensucié tanto atracándome de peces fritos, que tuve que pagar tres óbolos al quitamanchas.BDELICLEÓN.-Una vez que te has puesto en mis manos, ensaya este nuevo género de vida y déjame cuidarte.

Page 31: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-Bueno, ¿qué quieres que haga?BDELICLEÓN.-Quítate ese manto ordinario y ponte en su lugar este más fino.FILOCLEÓN.-No valía la pena engendrar y criar hijos para que éste pretenda ahora asfixiarme.BDELICLEÓN.-Ea, póntelo y calla.FILOCLEÓN.-Por los dioses, ¿qué especie de vestido es éste?BDELICLEÓN.-Unos le llaman pérsida; otros, pelliza. FILOCLEÓN.-Yo creí que era una manta de las que hacen en Timeta.BDELICLEÓN.-No es extraño; como nunca has ido a Sardes... Si no, ya la hubieras conocido.FILOCLEÓN.-¿Yo? No, por Zeus; pero se me figura que a lo que más se parece es a la hopalanda de Moricos.BDELICLEÓN.-Nada de eso; esto se teje en Ecbatana.FILOCLEÓN.-¡Ah! Los carneros de Ecbatana dan lana en hilachas.BDELICLEÓN.-No, hombre, no; esto lo fabrican los indígenas y les cuesta muy caro. Quizá en esta túnica haya entrado un talento de lana.FILOCLEÓN.-Entonces debía llamársela una traga lana en vez de una pelliza.BDELICLEóN.-Bueno, padre, estate un poco quieto mientras te la pongo.FILOCLEÓN.-¡ Pero qué sofoco tan horrible me da esta maldita túnica!BDELICLEÓN. -¿Te la pones o no?FILOCLEÓN.-No, por piedad; preferiría meterme en un horno.BDELICLEÓN.-Vamos, yo te la pondré: ven acá.FILOCLEÓN.-Coge, pues, ese gancho.BDELICLEóN. -¿Para qué?FILOCLEÓN.-Para sacarme antes de que me tueste.BDELICLEÓN.-Quítate ahora esos zapatones y ponte este calzado lacedemonio.FILOCLEÓN.-¿Crees que consentiré jamás caminar sobre las odiosas suelas de un pueblo enemigo?BDELICLEÓN.-Póntelos !pronto! y pon el pie sin vacilar en país adversario.FILOCLEÓN.-Abusas, obligándome a poner pie en país enemigo.BDELICLEÓN.-Ahora el otro.FILOCLEÓN.-De ninguna manera: uno de estos dedos es enemigo mortal de los espartanos.BDELICLEÓN.-No hay otro remedio.

Page 32: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN. -¡Infeliz de mí, que voy a tener sabañones en la vejez!BDELICLEóN.-Vamos, pronto; ahora imita el paso cadencioso y negligente de los ricos... Así, como yo.FILOCLEÓN.-Como quieras. Y dime ¿a quién de los ricos me parezco más en el andar?BDELICLEÓN. -¿A quién? A un divieso cubierto de un emplasto de ajos.FILOCLEÓN. -¡Pues sí! Me entran ganas de remover las posaderas.BDELICLEÓN.-Veamos otra cosa: ¿sabrías seguir una conversación en un círculo de espíritus cultos y distinguidos?FILOCLEÓN. -¡Claro que sí!BDELICLEÓN. -¿De qué les hablarías?FILOCLEÓN.-De un montón de cosas. Primero, de cómo Lámia, al verse cogida, soltó una ventosidad; después de cómo Cardopión y su madre...BDELICLEÓN.-Déjate de fábulas y háblanos de cosas humanas, de asuntos frecuentes en las conversaciones de familia.FILOCLEÓN.-También estoy fuerte en el género familiar: había en otro tiempo un ratón y una comadreja...BDELICLEÓN.-«Estúpido e ignorante», como decía furioso Teógenes a un limpialetrinas, «Te atreverás a hablar en sociedad de ratones y comadrejas?»FILOCLEÓN.-Pues ¿de qué hay que hablar?BDELICLEÓN.-Sólo de grandezas: por ejemplo, de la excelentísima diputación en la que fuiste parte con Clistenes y Androcles.FILOCLEÓN.-¡En diputación! ¡Pero si yo jamás he ido a ninguna parte, como no haya sido a Paros, lo cual me valió dos Óbolos!BDELICLEóN.-Cuenta, por lo menos, como Efudion luchó al pancracio valerosamente con Ascondas; y aunque viejo encanecido, conservaba puños y riñones de hierro, robustos flancos y una fortísima coraza.FILOCLEÓN.-Basta, basta; que no sabes lo que dices. ¿Dónde se ha visto luchar al pancracio con coraza?BDELICLEóN.-Pues así suelen hablar las gentes cultas. Ahora dime otra cosa. Cuando estés en un festín con extranjeros, ¿qué hazaña de tu juventud preferirás contarles?FILOCLEÓN.-¡Oh! ¡Ya sé, ya sé! Mi más famosa hazaña fué aquella cuando le robé a Ergasión los rodrigones.

Page 33: COMEDIAS GRIEGAS

BDELICLEóN. -!Vete al infierno con tus rodrigones! Eso es ridículo. Lo mejor es que hables de tus cacerías de liebres o jabalíes, o de alguna carrera de antorchas en que tomaste parte; en fin, de cualquier hecho que revele tu valor juvenil.FILOCLEÓN.-Ahora recuerdo uno de los más atrevidos: siendo todavía un muchacho, demandé a Failo, el andarín, por injurias y le vencí por dos votos.BDELICLEÓN.-Basta; reclínate ahí para que aprendas la manera de conducirte en los banquetes y conversaciones.FILOCLEÓN.-¿Cómo me reclino? Vamos, di.BDELICLEóN.-Con decencia.FILOCLEÓN.-¿Quieres que me recline así?BDELICLEÓN.-No, no es así, en absoluto.FILOCLEÓN.-Pues ¿cómo?BDELICLEÓN.-Estira las piernas y déjate caer blandamente sobre los almohadones como un ligero gimnasta; elogia después los vasos de bronce que haya por allí; admira las cortinas del patio. En esto presentan agua para las manos; traen las mesas; comemos; nos lavamos; empiezan las libaciones ...FILOCLEÓN.-En nombre de los dioses; es un sueño ese festín.BDELICLEÓN.-La flautista preludia; los convidados son Teoro, Esquines, Cleón, Acéstor y, al lado de éste, otro a quien no conozco. Tú estás con ellos. ¿Sabrás cantar con la melodía que interpretan?.FILOCLEÓN.-Ya lo creo; mejor que cualquier montañés. BDELICLEÓN. -Veamos: yo soy Cleón: el primero canta el Harmodio; tú continuarás: "Nunca hubo en Atenas un hombre..."FILOCLEÓN.-"Tan canalla y tan ladrón..."BDELICLEÓN.-¿Eso piensas contestar desdichado? Te cubrirán de invectivas; Cleón amenazará con destruirte, exterminarte, deportarte.FILOCLEÓN.-Pues si se enfada le cantaré esta otra: "En tu desatinada ambición del supremo mando, acabarás por arruinar al país, que ya empieza a tambalearse".BDELICLEóN.-Y cuando Teoro, tendido a los pies de Cleón le cante cogiéndole la mano: «Amigo, tú que conoces la historia de Admeto, honra a los valientes,» ¿qué contestarás?FILOCLEÓN.-Lo siguiente: «No tengo el alma del zorro, que se hace amigos en cada corro.»

Page 34: COMEDIAS GRIEGAS

BDELICLEÓN.-A continuación, Esquines, hijo de Selo, hombre distinguido y artista, cantará: «Fortuna y buena vida, ven amigo Clitágoras, los hallarás conmigo bajo el hermoso cielo de la Tesalia.»FILOCLEÓN.-«Mucha hemos derrochado tú y yo.»BDELICLEÓN.-Eso lo entiendo perfectamente. Pero ya va siendo hora de ir a cenar a casa de Filoctemón. (Llamando.) ¡Criso, muchacho! Prepáranos cena para los dos en una cesta; hoy vamos a embriagarnos.FILOCLEÓN.-No, no; que la embriaguez es una plaga. Después del vino se rompen las puertas y llueven bofetones y pedradas, y al día siguiente, cuando se han dormido los tragos, se encuentra uno que hay que pagar los excesos de la víspera.BDELICLEÓN.-No temas tal cuando se trata de hombres honrados y corteses. O te excusan ellos mismos con el ofendido o tú aplicas a lo ocurrido algún chistoso cuentoesópico o sibarítico de los que has oído en la mesa: la cosa se toma a risa y no pasa adelante.FILOCLEÓN.-Pues vale la pena que yo aprenda muchos cuentos de esos para que alguno de ellos me libre de pagar el daño que cause. Vámonos ya y que nadie nos detenga.EL CORO.-Muchas veces he dado prueba de agudo ingenio, y jamás de estupidez; pero me gana Aminias, ese hijo de Selo, a quien ví un día ir a cenar con Leógares llevando por junto una manzana y una granada, y cuenta que es más hambriento que Antifón. Ya fue de embajador a Farsalia, pero allí sólo podía reunirse con los Penestas, padeciendo él mayor penuria que ninguno.¡Afortunado Autómenes, cuánto envidiamos tu felicidad) Tus hijos son los más hábiles artistas. El primero, querido de todos, canta admirablemente al son de la cítara, y la gracia le acompaña; el segundo, es un actor cuyo mérito nunca se ponderará bastante; pero el talento del último, de Arifrades, digo, deja muy atrás al de los otros. Su padre jura que lo ha aprendido todo por sí propio, sin necesidad de maestro, y que sólo a su talento natural debe la invención de sus inmundas prácticas en los lupanares. Algunos han dicho que yo me había reconciliado con Cleón porque me perseguía encarnizadamente y me martirizaba con sus ultrajes. Ved lo que hay de cierto: cuando yo lanzaba dolorosos gritos, vosotros os reíais a placer, y en vez de compadecerme, sólo anhelabais que la angustia me

Page 35: COMEDIAS GRIEGAS

inspirase algún chiste mordaz y divertido. Al notar esto, cejé un poco y le hice algunas caricias. He ahí por qué «a la cepa le falta ahora su rodrigón.»UN SERVIDOR.-(Que entra dando gritos.) ¡Oh tortugas tres veces bienaventuradas! ¡Cuánto envidio la dura concha que defiende vuestro cuerpo) ¡Qué sabias y previsoras fuisteis al cubriros la espalda con un impenetrable escudo. ¡Pobres espaldas mías, sin protección para los garrotazos)EL CORO. ¿Qué sucede, muchacho? Porque hasta al anciano se le puede llamar muchacho cuando se deja pegar..EL SERVIDOR.-Sucede que nuestro viejo es la peor de ¡as calamidades. Ha sido el más procaz de todos los convidados, y cuenta que allí estaban Hipilo, Antifón Lico, Lisístrato, Teofrasto y Frínico; pues, sin embargo, a todos los dejó chicos su insolencia. En cuanto se atracó de los mejores platos, empezó a saltar, a reír, a eructar como un pollino harto de cebada y a sacudirme de lo lindo, gritándome: «¡Muchacho, muchachito!» Lisístrato, al verlo así, le lanzó esta comparación: «Anciano, pareces un piojo reavivado o un burro que corre a la paja.» Y él, atronándonos los oídos, le replicó así: «Y tú te pareces a una langosta, de cuyo manto se pueden contar todos los hilos y a Estenelo despojado de su guardarropa.» Todos aplaudieron, menos Teofrasto, que se mordió los labios como hombre bien educado. Entonces, encarándosele nuestro viejo, le dijo: «Di tú ¿a qué te das tanto tono y te las echas de persona importante cuando todos sabemos que vives a costa de los ricos a fuerza de bufonadas.» Así continuó dirigiendo insultos semejantes a todos, diciendo los chistes más groseros, contando historias necias e importunas. Después se ha dirigido hacia aquí, completamente ebrio, pegando a cuantos encuentra. Mirad, ahí viene haciendo eses. Yo me largo, para evitar nuevos golpes.FILOCLEÓN.-(Entrando con una tea encendida en la mano y acompañado de una flautista desnuda.) Dejadme: marchaos. Voy a dar que sentir a algunos de los que se obstinan en perseguirme. ¿Os largareis, bribones? Si no, os tuesto con esta antorcha.UNO DE LOS CONVIDADOS.-A pesar de tus balandronadas juveniles, te juro que mañana nos has de pagar tus atropellos. Vendremos en masa a citarte a juicio.

Page 36: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-¡Ja! ¡Ja! ¡Citarme a juicio! ¡Qué vejeces! ¿No sabéis que ya ni puedo oír hablar de pleitos? ¡Ja! ¡Ja! Ahora tengo otros gustos: tirad las urnas. ¿No os vais? ¿Dónde está el juez? Decidle que se ahorque. (A la cortesana.) Sube, manzanita de oro, sube agarrada a esta cuerda; cógela, pero con precaución, que está algo gastada; sin embargo, aún le gusta que la froten. ¿No has visto con qué astucia te he sustraído a las torpes exigencias de los convidados? Debes probarme tu gratitud. Pero no lo harás, demasiado lo sé; ni siquiera lo intentarás; me engañarás y te reirás en mis narices, como lo has hecho con tantos otros. Oye, si me quieres y me tratas bien, cuando muera mi hijo me comprometo a sacarte del lupanar y tomarte por concubina. Ahora no puedo disponer de mis bienes; soy joven y me atan corto: mi hijito no me pierde de vista; es gruñón, insoportable y tacaño hasta partir en dos un comino y aprovechar la pelusilla de los berros. Su único miedo es que me eche a perder, pues no tiene más padre que yo.Pero ahí está. Se dirige apresuradamente hacia nosotros. Hazle frente: coge esas teas; voy a jugarle una partida de muchacho, como él a mí antes de iniciarme en los misterios.BDELICLEÓN.-(Que llega.) !Hola! ¡Hola, viejo verde! Parece que nos gustan los cofrecillos de las muchachas; pero te juro por Apolo, que te costará caro conducirte así.FILOCLEÓN.-Te gustaría más un proceso a la vinagreta.BDELICLEÓN.-¿No es una grosería burlarse como acabas de hacerlo, de los convidados y arrebatarles su flautista?FILOCLEÓN.-¿Qué flautista? ¿Has perdido el juicio o sales de algún panteón?BDELICLEÓN.-Pero ¡calla! Ahí está ante nosotros la dardaniense.FILOCLEÓN.-¡Cá! es una antorcha83 encendida por los dioses en la plaza pública.BDELICLEÓN.-¿Con que una antorcha? ¿No ves que es de diversos colores?FILOCLEÓN.-¡Claro que sí! Una antorcha.BDELICLEÓN.-¿Y esa raja negra que se le ve en medio?FILOCLEÓN.-La pez, que se derrite al quemarse.BDELICLEÓN.-Y lo de la parte posterior, ¿no es un trasero?

Page 37: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-No; es un nudo de la tea en forma de hinchazón.BDELICLEÓN.-¿Cómo un nudo? ¿Qué cuento es ese? (A la flautista.) Tú, ven aquí.FILOCLEÓN.-¡Eh, eh! ¿Qué intentas?BDELICLEÓN.-Quitártela y llevármela pues presumo que ya no tienes bastante vigor para obtener un resultado.FILOCLEÓN.-Escucha un momento. Asistía yo a los juegos olímpicos cuando Efudión, aunque viejo, luchó valerosamente con Ascondas, y el anciano acabó por hundir de un puñetazo al joven. Sírvate de aviso, por si se me ocurriese reventarte un ojo.BDELICLEÓN.-¡Por Zeus! No ignoras nada de los juegos olímpicos.UNA PANADERA.-(Dirigiéndose a Bdelicleón.) Ampárame, por favor, en nombre de los dioses. Este hombre me ha arruinado; al pasar, blandiendo torpemente su antorcha, me ha echado a rodar por la plaza diez Óbolos de pan y cuatro de otras mercancías.BDELICLEÓN.-¿Ves lo que has hecho? Más historias y procesos a cuestas por culpa de tu intemperancia.FILOCLEÓN.-No lo creas: un cuentecillo alegre lo arreglará todo; verás como me reconcilio con ésta.LA PANADERA.-¡Ah, no¡ Has de pagármelo a mí, Mirtia, hija de Ancilión y de Sóstrata. ¡Estropearme así todo el género que llevaba!FILOCLEÓN.-Escucha mujer; voy a contarte una historia muy divertida.LA PANADERA.-¿A mí con historias, vejestorio?FILOCLEÓN.-Verás. Al volver una noche Esopo de un banquete le ladró, atrevida, cierta mujer que iba borracha: «!Ah perra, -le dijo entonces-, si cambiases tu maldita lengua por una medida de trigo, me parecerías más sensata!»LA PANADERA.-¡Cómo! ¿Te burlas de mí? Pues bien, quienquiera que seas, te cito ante los comisarios del mercado, para que me indemnices daños y perjuicios.Querofón84, que está ahí, será mi testigo.FILOCLEÓN.-Pero, por mi vida, oye al menos lo que voy a decirte: quizá te agrade más. Laso y Simónides85, se disputaban en cierta ocasión la palma en un certamen poético y Laso dijo: ¿Y a mí que más me da?LA PANADERA.-(A Querofón.) ¿No es verdad que lo harás?

Page 38: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-Y tú, Querofón, ¿serás testigo de esa mujer amarillenta, de esa no, precipitándose desde una roca a los pies de Eurípides?BDELICLEóN.-Ahí se acerca otro: parece ser que también viene a demandarte, pues trae su testigo.UN HOMBRE.-(Que llega con señales de haber sido apedreado.) !Desdichado de mí! !Voy a perseguirte por ultrajes!BDELICLEÓN.-¿Por ultrajes? !Ah! No, por los dioses, basta de demandas. Yo te pagaré por él la indemnización que desees, y aún así te quedaré agradecido.FILOCLEÓN.-Yo también quiero reconciliarme con él: confieso francamente que le he pegado y apedreado. Pero acércate más: ¿me permites que yo solo señale la cantidad que debe dársete como indemnización y que en adelante sea amigo tuyo, o prefieres fijarla tú?EL ACUSADOR.-Habla tú, pues detesto los pleitos y negocios.FILOCLEÓN.-Un habitante de Síbaris se cayó de un cerro y se causó una grave herida en la cabeza: es de advertir que no entendía gran cosa de equitación. Acercósele entonces uno de sus amigos y le dijo: «Ejercítese cada cual en el arte que sepa»; por tanto, corre a casa de Píttalo para que te cure.BDELICLEÓN,-(A Filocleón.) Persistes en tus simplezas.EL HOMBRE.-(A su testigo.) No se te olvide la respuesta que acaba de darme.FILOCLEÓN.-Oye, no te vayas. En cierta ocasión una mujer de Síbaris aplasta un erizo.EL HOMBRE.-(A su testigo.) También te tomo por testigo de lo que está diciendo.FILOCLEÓN.-(Al Acusador.) Y el erizo toma a un compañero por testigo; a lo que la mujer de Síbaris le dice: «Por Perséfone, si en lugar de ocuparte en tener un testigo te hubieras apresurado a comprar cuerda para recomponerte, habrías dado pruebas de más inteligencia.»EL HOMBRE.-Sigue haciéndote el insolente hasta que el arconte te llame a juicio.BDELICLEÓN.-¡Por Deméter, no estarás aquí más tiempo! Voy a llevarte a la fuerza.FILOCLEÓN.-¿Qué haces?BDELICLEÓN.-¿Qué hago? Llevarte adentro. De otro modo, no va a haber testigos suficientes para todos los que te demanden.

Page 39: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-Estando un día Esopo entre los délficos...BDELICLEÓN.-Me importa un bledo.FILOCLEÓN.-... le acusaron de haber robado un vaso en el templo de Apolo; entonces él contó cómo en cierta ocasión el escarabajo...BDELICLEóN.-(Llevándose a su padre hacia el interior.) Voy a aplastarte !palabra! a ti y a tus escarabajos.EL CORO.-Envidio tu felicidad, anciano. !Qué cambio en su áspera existencial. Siguiendo prudentes consejos, vas a vivir entre placeres y delicias. Quizá los desatiendas, porque es difícil modificar el carácter que se tuvo desde la cuna. Aunquefueron muchos los que lo consiguieron. !Cuántas alabanzas no se atraerá, por ello en mi opinión y en la de los sabios, el hijo de Filocleón, tan discreto y cariñoso con su padre! Jamás he visto un joven tan comedido, de tan amables costumbres. Ninguno me ha regocijado como él. En todas las respuestas que daba a su padre resplandecía la razón y el deseo de inspirarle más decorosas aficiones.UN SERVIDOR.-(Saliendo de la casa.) ¡Por Dionysos! Sin duda algún dios ha revuelto y embrollado nuestra casa. El viejo, después de beber y de oír largo rato la flauta, ebrio de placer, repite toda la noche las antiguas danzas que Tespis hacía ejecutar a sus coros. Pretende demostrar, bailando incesantemente, que los trágicos modernos son todos unos perfectos imbéciles.FILOCLEÓN.-(Saliendo de la casa acompañado de su hijo.) ¿Quién ha osado sentarse en los umbrales de esta casa?EL SERVIDOR.-¡Vaya! Ahí está esa calamidad.FILOCLEÓN.-Apartad las vallas, que va a empezar el baile...EL SERVIDOR.-La locura, querrás decir...FILOCLEÓN.-Ese ímpetu que pliega mis costillas. ¡Cómo mugen mis narices!¡Cómo suenan mis vértebras!...EL SERVIDOR.-Tómate una porción de eléboro...FILOCLEÓN.-Frínico se encoge como un gallo...EL SERVIDOR.-Van a lloverte piedras.FILOCLEÓN.-Alza su pierna hasta tocar el cielo.EL SERVIDOR.-¡Eh!, mira dónde pisas.FILOCLEÓN.-Mira cómo las articulaciones de mis caderas se mueven con facilidad. ¡Qué bien juegan!EL SERVIDOR.-Nada de eso; lo que pareces es un verdadero loco.

Page 40: COMEDIAS GRIEGAS

FILOCLEÓN.-Ahora desafío a todos mis rivales. Si hay algún artista que se precie de danzar bien, que venga por acá a competir conmigo. ¿Lo hay o no?EL SERVIDOR.-(Designando a un danzante enano disfrazado de cangrejo.) No hay más que uno: éste.FILOCLEÓN.-¿Y quién es ese pobre desgraciado?EL SERVIDOR.-Un hijo de Carcino86, el menor.FILOCLEÓN.-No tengo con él ni para un diente. Lo aplastaré bajo una buena danza de puñetazos; no tiene el menor sentido del ritmo.EL SERVIDOR.-Pero, ¡infeliz!, justamente, ahí viene su hermano, otro hijo de Carcino.FILOCLEÓN.-Con esto ya tendré algo que llevarme a la boca.EL SERVIDOR.-Sí, pero todos serán cangrejos, porque ahí llega un tercer hijo de Carcino.FILOCLEÓN.-¿Y eso que se arrastra a tu lado, ¿es cangrejo o camarón?BDELICLEÓN.-Es un cangrejillo; el más pequeño de la familia, el que compone tragedias.FILOCLEÓN.-¡Oh Carcino, padre feliz de tan hermosa progenitura! ¡Qué bandada de reyezuelos se abate sobre mí! Fuerza, es, ¡ay triste!, que me bata con ellos.Eh tú, prepara la salsa para comérmelos, después de la lucha.EL CORO.-¿Vamos, ilustres hijos de los mares! Saltad, hermanos de los langostinos sobre la arena, al borde del mar que no se vendimia. Haced virar vuestros pies rápidos, alzad la pierna como Frinicos y los espectadores os mostrarán su admiración. Girad formando redondeles, golpeaos el vientre, convertíos en torbellinos.Aquí tenéis a vuestro padre, señor y soberano de los mares, que avanza reptante, orgulloso de sus hijos los tres reyezuelos de la danza. ¡Vamos! Guiadnos hacia la salida, por favor, y a ritmo de paso ligero. Nunca se ha visto que la comedia concluya con un "ballet".

Page 41: COMEDIAS GRIEGAS

Aristófanes

Las nubesLas nubes

Personajes

ESTREPSÍADES, agricultor ateniense.

FIDÍPIDES, su hijo.

UN ESCLAVO DE ESTREPSÍADES.

UN DISCIPULO DE SOCRATES.

SÓCRATES, el filósofo.

EL CORO DE NUBES, en figura de mujeres.

EL ARGUMENTO MEJOR, representado como un hombre mayor de porte antiguo.

EL ARGUMENTO PEOR, un joven con atuendo

Page 42: COMEDIAS GRIEGAS

moderno.

EL ACREEDOR 1.º

EL ACREEDOR 2.º

QUEROFONTE, discípulo de Sócrates.

PERSONAJES MUDOS: Discípulos de Sócrates; Testigos del Acreedor 1º; Jantias, esclavo de ESTREPSÍADES; otros esclavos.

Hay dos casas, una grande, que pertenece a ESTREPSÍADES y otra pequeña, en la que viven SÓCRATES y sus discípulos. Ante la casa de ESTREPSÍADES, en primer plano, se simula un interior. Es todavía de noche. Ocupan sendas camas ESTREPSÍADES y su hijo FIDÍPIDES. El padre da vueltas en la cama y acaba por levantarse.

Page 43: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. ¡Ay, ay, Zeus soberano!, ¡qué larga es la noche! Es interminable. ¿Nunca se hará de día? La verdad es que he oído hace un rato cantar al gallo, pero los esclavos aún están roncando. Antes no hubiera pasado esto. ¡Maldita seas, guerra, maldita por tantas y tantas cosas, cuando ya ni siquiera puedo castigar a los esclavos! Tampoco el chico este se despierta en toda la noche. ¡Mira cómo se tira pedos bien envuelto con cinco mantas! En fin, si os parece, vamos a roncar bien tapados. (Se acuesta y se tapa.) Nada, no puedo dormir, ¡pobre de mí!, mordido como estoy por los gastos, los pesebres y las deudas, por culpa de este hijo. Él, con su pelo largo, monta, guía el carro y sueña, todo con caballos. En cambio yo estoy hecho polvo cuando veo que la luna me trae otra vez el día veinte del mes, pues los intereses se acumulan . (Hacia la casa.) Chico, coge el candil y saca los apuntes de mis cuentas, para que mire a quién le debo dinero y calcule los intereses. (Un esclavo trae un candil y las tablillas con las cuentas.) A ver qué debo. «Doce minas a Pasias». ¿De qué, doce minas a Pasias? ¿Por qué se las pedí prestadas? Ya está: cuando compré el caballo señalado con la «coppa». ¡Pobre de mí!, ¡ojalá me hubiera señalado antes el ojo con una piedra!FIDÍPIDES. (Dormido.) Filón, estás haciendo trampa. Ve por tu calle.ESTREPSÍADES. Ésa, ésa es la desdicha que me tiene hecho polvo: hasta dormido sueña con los caballos. FIDÍPIDES. (Dormido.) ¿Cuántas vueltas a la pista van a dar los carros de guerra?.ESTREPSÍADES. ¡Tú sí que me haces dar muchas vueltas a mí, a tu padre! Después de Pasias, ¿en qué deuda me metí? «Tres minas por un carro pequeño y un par de ruedas a Aminias.»FIDÍPIDES. (Dormido.) Haz que el caballo se revuelque y luego llévatelo al establo.ESTREPSÍADES. ¡Ay, amigo!, ¡a mí sí que me has revolcado... fuera de mi dinero: ya he perdido varios pleitos y otros acreedores dicen que me van a embargar por los intereses!FIDÍPIDES. (Despierto.) A ver, padre; ¿por qué te pones de mal humor y andas dando vueltas toda la noche?ESTREPSÍADES. Me está picando entre las mantas... un de marco.FIDÍPIDES. ¡Déjame dormir un poco, hombre! (Se tapa otra vez y sigue durmiendo.)

Page 44: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. ¡Por mí, duerme! Pero para que te enteres: todas estas deudas serán tu problema. ¡Ay, ojalá hubiera reventado la casamentera que me empujó a casarme con tu madre! Yo llevaba una vida de agri-cultor muy agradable: sucio y mugriento, tumbado a la bartola, con un montón de rebaños, de miel de abejas y de aceitunas prensadas. Pero me fui a casar con la sobrina de Megacles, hijo de Megacles, yo, un cam-pesino, con una de ciudad: una señoritinga loca por el lujo, del estilo de Cesira. El día que me casé con ella, yo, acostado a su lado, olía a vino nuevo, a higos secos, a copos de lana y a abundancia, pero ella olía a perfume, a azafrán, a morreos, a despilfarro, a gloto-nería, a Afrodita Colíade y a Genetilide.8 Sin embargo, no diré que era una vaga, que ella tejía y tejía, así que yo le mostraba esta capa (señala su capa) tomándola como excusa para decirle: «Mujer, tejes demasiado apretado» .ESCLAVO. (El candil se apaga.) No nos queda aceite en el candil.ESTREPSÍADES. ¡Rayos! ¿Por qué me encendiste el candil que chupa tanto? Ven aquí, que me las vas a pagar.ESCLAVO. ¿Por qué te las voy a pagar?ESTREPSÍADES. Porque le metiste una mecha de las más gruesas. (El ESCLAVO se va.) Más adelante, cuando nos nació este hijo, a mí y a la buena de mi mujer, nos empezamos a pelear por el nombre. Ella quería añadir «ipo» 10 al nombre: Jantipo, Queripo o Calipides, mientras que yo quería ponerle Fidónides, por su abuelo. Pasaba el tiempo mientras tratábamos de decidirlo y, al fin, llegamos a un acuerdo y le pusimos FIDÍPIDES. Ella cogía a este tipo y le decía cariñosamente: «Cuando tú seas mayor y conduzcas la carroza hacia la Acrópolis 11 como Megacles, con la túnica de lujo...». Yo, en cambio, le decía: «Más bien cuando traigas las cabras desde el Roquedal, como tu padre, vestido con la pelliza». Pero él no me hacía ni pizca de caso y así hizo que cayera sobre mis bienes una peste caballar 12. Llevo toda la noche pensando cómo salir de esto y, por fin, ahora acabo de encontrar un camino totalmente excepcional; si consigo convencerlo de que lo siga, me veré a salvo. Bueno, en primer lugar quiero despertarlo. ¿Cómo podría yo despertarlo suavemente?, a ver, ¿cómo? ¡Fidípides, Fidipidito!FIDÍPIDES. ¿Qué pasa, padre?

Page 45: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Bésame y dame tu mano derecha .FIDÍPIDES. (Se incorpora y le alarga la mano.) Aquí la tienes. ¿Qué pasa? (Las camas son retiradas del escenario.)ESTREPSÍADES. Dime, ¿tú me quieres?FIDÍPIDES. Sí, ¡por Posidón Hípico, aquí presente! (Señala una estatua.)ESTREPSÍADES. No, no por el Hípico, ni hablar, que ese dios es el culpable de mis desgracias. Pues si me quieres de verdad, de corazón, obedéceme, hijo.FIDÍPIDES. ¿Y en qué tengo que obedecerte?ESTREPSÍADES. Cambia de un plumazo tu estilo de vida y vete a aprender lo que yo te diga.FIDÍPIDES. A ver, dime, ¿qué me mandas?

ESTREPSÍADES. ¿Me vas a hacer caso?FIDÍPIDES. Te haré caso, ¡por Dioniso!ESTREPSÍADES. Bien, pues mira aquí. ¿Ves esa puertecita y esa casita? (Señala la casa de SÓCRATES.)FIDÍPIDES. Sí. ¿Qué es eso en realidad, padre?ESTREPSÍADES. Eso es el «caviladero» de los espíritus selectos. Ahí viven unos hombres que, al hablar del cielo, tratan de convencerte de que es una tapadera de horno, y de que está alrededor de nosotros, que somos los carbones. Si se les paga, ellos te enseñan a ganar pleiteando todas las causas, las justas y las injustas. Un pnigeús es una cubierta más o menos hemisférica que se usaba para cocer el pan, se calentaba colocándola sobre un hogar de carbón encendido, y se reemplazaba luego el carbón por la masa, situando aquél en la parte exterior de la tapa.FIDÍPIDES. ¿Y quiénes son?ESTREPSÍADES. No sé exactamente el nombre. Son «cavilopensadores», gente bien.FIDÍPIDES. Bah, unos hijos de perra. Ya sé yo: te refieres a esos fantasmones, paliduchos y descalzos, entre los que están el desgraciado de Sócrates y Querefonte. ESTREPSÍADES. Eh, eh, cállate. No digas niñerías. Si algo te importan los garbanzos de tu padre, hazte de su grupo, por favor, y manda los caballos a paseo.FIDÍPIDES. Ni hablar, ¡por Dioniso!, ni aunque me dieras los faisanes que cría Leógoras. ESTREPSÍADES. Anda, ve, te lo pido por favor, hijo de mi alma; ve a que te enseñen.FIDÍPIDES. ¿Y qué quieres que aprenda?

Page 46: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Dicen que con ellos están los dos Argumentos, el Mejor, sea como sea, y el Peor. De esos dos Argumentos, dicen que el Peor gana los pleitos defendiendo las causas injustas. Así que, si me aprendes ese Argumento injusto, de lo que ahora debo por tu culpa, de todas esas deudas, no tendría que devolver ni un óbolo a nadie.FIDÍPIDES. No te puedo obedecer, que ni me atrevería a mirar a la cara a los caballeros estando tan descolorido.ESTREPSÍADES. ¡Por Deméter! Que conste que de lo mío no vas a probar bocado, ni tú, ni el caballo del tiro, ni el marcado con la s. Te echaré de casa, ¡a hacer puñetas! FIDÍPIDES. Pues mi tío Megacles no va a consentir que yo me quede sin caballos. Hala, me voy adentro, y a ti, ¡ni caso! (Entra en su casa.)ESTREPSÍADES. Pues yo, desde luego, no voy a quedarme así, hecho polvo. Voy a encomendarme a los dioses e iré yo en persona al caviladero para que me enseñen. Pero a mí, con lo viejo, lo olvidadizo y lo burro que soy, ¿cómo me van a entrar esas exquisiteces y esas finuras de argumentos? No tengo más remedio que ir. ¿Por qué ando perdiendo el tiempo con estas cosas en vez de llamar a la puerta? (Llama a la puerta del caviladero.) ¡Chico, chico!DISCÍPULO. (Abriendo la puerta.) ¡Al cuerno! ¿Quién llama a la puerta?ESTREPSÍADES. Estrepsíades, hijo de Fidón, de Cicina.DISCÍPULO. ¡Un patán, por Zeus!: le has pegado una patada a la puerta de una forma tan increíble que has hecho abortar una idea recién inventada.ESTREPSÍADES. Perdona, es que yo vivo lejos, en el campo. Anda, dime la idea abortada.DISCÍPULO. No se nos permite decirla a los que no sean discípulos.ESTREPSÍADES. Entonces, dímela con toda confianza, que yo, aquí donde me ves, vengo al caviladero para ser discípulo.DISCÍPULO. Te lo voy a decir, pero hay que considerar estas cosas como misterios. Hace un momento preguntaba Sócrates a Querefonte cuántas veces podría saltar una pulga la longitud de sus pies, pues una mordió la ceja de Querefonte y luego saltó a la cabeza de Sócrates.ESTREPSIADES. ¿Y cómo consiguió medirlo?

Page 47: COMEDIAS GRIEGAS

DISCÍPULO. De una forma muy astuta. Fundió cera; después cogió la pulga y le sumergió los dos pies en la cera; cuando la pulga se enfrió, se le habían formado unas zapatillas persas; se las quitó, y medía con ellas la distancia.ESTREPSÍADES. ¡Zeus soberano!, ¡qué finura de mente! DISCÍPULO. ¿Pues qué dirías si te enteraras de este otro pensamiento de Sócrates?ESTREPSÍADES. ¿Cuál? Por favor, cuéntamelo.DISCÍPULO. Le preguntaba Querefonte de Esfeto si, en su opinión, los mosquitos cantan por la boca o por el culo.ESTREPSÍADES. ¿Y qué dijo él sobre el mosquito?DISCIPULO. Decía que el intestino del mosquito es es-trecho, y que por ser un conducto delgado el aire pasa por él con fuerza directamente hasta el culo. Después, como el ano resulta ser un espacio hueco junto a un conducto estrecho, hace ruido por la fuerza del aire.ESTREPSÍADES. Así que el ano de los mosquitos es una trompeta. ¡Tres vivas por esta investigación intestinal! Seguro que si lo acusaran saldría absuelto fácilmente el que conoce tan bien el intestino del mosquito. DISCÍPULO. Pues hace un par de días se vio privado de un gran pensamiento por una salamanquesa. ESTREPSÍADES. ¿De qué modo? Cuéntamelo.DISCÍPULO. Investigaba el curso y los desplazamientos de la luna, y al estar con la boca abierta mirando hacia arriba como era de noche, un geco le cagó desde el alero.

ESTREPSÍADES. ¡Qué gracioso el geco ese que le cagó encima a Sócrates!DISCÍPULO. Pues ayer por la noche no teníamos cena. ESTREPSÍADES. ¡Ajá! y, ¿cómo se las ingenió para conseguir los garbanzos?DISCÍPULO. Espolvoreó la mesa con una capa fina de ceniza, curvó un asador, lo usó como compás y... robó un manto del gimnasio .ESTREPSÍADES. Entonces, ¿por qué seguimos admirando a aquel Tales? Abre, abre el caviladero, termina ya, y enséñame a Sócrates lo más aprisa que puedas, que quiero ser su discípulo. ¡Venga, abre la puerta! (El DISCÍPULO abre la puerta. La máquina escénica trae al escenario a varios grupos de discípulos.) ¡Heracles!, ¿de dónde han salido estos animales?

Page 48: COMEDIAS GRIEGAS

DISCÍPULO. ¿Por qué te asombras? ¿A qué crees que se parecen?ESTREPSÍADES. A los laconios capturados en Pilos, pero, ¿por qué razón están mirando al suelo esos de ahí? (Señala a un grupo de discípulos.)DISCÍPULO. Investigan lo que hay bajo tierra.ESTREPSÍADES. Entonces buscan cebollas. No os preo-cupéis (al grupo) más por eso, que yo sé dónde las hay grandes y hermosas. ¿Y qué están haciendo esos otros, los que están tan encorvados? (Señala otro grupo.)DISCÍPULO. Ésos escrutan las tinieblas que hay más allá del Tártaro.ESTREPSÍADES. ¿Y por qué su culo mira al cielo?DISCÍPULO. Está aprendiendo astronomía por su cuenta. (A los discípulos que están fuera de la casa.) Venga, entrad, no sea que él os pille fuera.ESTREPSÍADES. Aún no, aún no; que se queden, que quiero ponerlos al corriente de un asuntillo mío.DISCÍPULO. Es que no les está permitido pasar demasiado tiempo fuera al aire libre. (Los discípulos mencionados entran en el caviladero.)ESTREPSÍADES. (Va señalando algunos objetos.) ¡Por los dioses!, ¿qué es esto? Dime.DISCÍPULO. Esto de aquí es astronomía. ESTREPSÍADES. Y eso otro, ¿qué es?DISCÍPULO. Es geometría.ESTREPSÍADES. Y, ¿para qué sirve?DISCÍPULO. Para medir la tierra.ESTREPSÍADES. ¿La que se adjudica en parcelas?. DISCÍPULO. No, toda la tierra.ESTREPSÍADES. ¡Qué cosa más buena! Esa idea es democrática y útil.DISCÍPULO. Y éste es un mapa de toda la tierra. ¿Ves? Aquí está Atenas.

ESTREPSÍADES. ¿Qué dices? No lo creo, porque no veo a los jueces en sesión.DISCÍPULO. Puedes estar seguro de que este territorio es el Ática.ESTREPSÍADES. ¿Y dónde están los de Cicina, mis veci-nos?DISCÍPULO. Están justamente aquí. (Señalando la zona en el mapa.) Y ésta, como ves, es Eubea, situada a lo largo del continente un buen trecho.ESTREPSÍADES. Lo sé bien, pues la situamos fuera de juego nosotros con Pericles. Pero ¿dónde está Lacedemonia?.

Page 49: COMEDIAS GRIEGAS

DISCÍPULO. ¿Que dónde está? Ahí la tienes. (Señalando.) ESTREPSÍADES. ¡Qué cerca de nosotros! Planteaos de nuevo esto: apartarla de nosotros todo lo posible. DISCÍPULO. No se puede.ESTREPSÍADES. ¡Por Zeus! Os pesará entonces. (SÓCRATES aparece en un cesto colgado del techo mediante una grúa.) ¡Anda! y ¿quién es ese hombre que está en la cuerda colgada del gancho?DISCÍPULO. Es él. ESTREPSÍADES. ¿El, quién? DISCÍPULO. Sócrates.ESTREPSÍADES. ¡Sócrates! Anda, llámamelo bien fuerte. DISCÍPULO. Llámalo tú mismo, que yo no tengo tiempo. (Entra en la casa.)ESTREPSÍADES. ¡Sócrates, Socratillo!SÓCRATES. ¿Por qué me llamas, efímera criatura? ESTREPSÍADES. En primer lugar, dime qué haces, por favor.SÓCRATES. Camino por los aires y paso revista al sol. ESTREPSÍADES. ¿Así que «pasas» de los dioses desde un cesto en vez desde el suelo, si eso es lo que haces? SÓCRATES. Nunca habría yo llegado a desentrañar los fenómenos celestes si no hubiera suspendido mi inteli-gencia y hubiera mezclado mi sutil pensamiento con el aire semejante a él. Si yo, estando en el suelo, hubiera examinado desde abajo las regiones de arriba, nunca habría desentrañado nada. Seguro, porque la tierra arrastra hacia así la sustancia del pensamiento. Eso mismo les pasa también a los berros.ESTREPSÍADES. ¿Cómo dices? ¿El pensamiento arrastra la sustancia hacia los berros? Anda, baja hasta mí, Socratillo, para que me enseñes las cosas por las que he venido.SÓCRATES. (Descendiendo del cesto.) Y, ¿para qué has venido?ESTREPSÍADES. Quiero aprender a discursear, pues por culpa de los intereses y de los acreedores mal dispuestos, me veo despojado y saqueado: tengo todo embargado.SÓCRATES. ¿Y cómo es que te has endeudado sin enterarte?ESTREPSÍADES. Me hizo polvo una enfermedad hípica, que consume muchísimo. Pero anda, enséñame uno de tus dos Argumentos, aquél que no paga nada. Y cual-

Page 50: COMEDIAS GRIEGAS

quiera que sea la remuneración que me pidas, juraré por los dioses pagártela puntualmente.SÓCRATES. ¿Que vas a jurar por los dioses? Para empezar, los dioses no son de curso legal 29 entre nosotros.ESTREPSÍADES. Entonces, ¿por qué cosa juráis? ¿Por unas monedas de hierro, como en Bizancio? SÓCRATES. ¿Quieres saber con claridad en qué consiste exactamente lo divino?ESTREPSÍADES. Sí, por Zeus, si puede ser.SÓCRATES. ¿Y entablar diálogo con las Nubes, nuestras divinidades?ESTREPSÍADES. Sí, sí.SÓCRATES. Pues siéntate en el jergón sagrado31. (Señala un humilde jergón.)ESTREPSÍADES. Vale, ya me siento.SÓCRATES. Ahora coge esta corona. (Le da una corona.)ESTREPSÍADES. ¿Una corona para qué? ¡Pobre de mí!, no me sacrifiquéis como a Atamante, Sócrates.SÓCRATES. No; es que esto se lo hacemos a todos los que se inician.ESTREPSÍADES. ¿Y qué voy a sacar yo en limpio?SÓCRATES. En discursear te convertirás en un experto, en unas castañuelas, en harina de la más fina. ¡Pero estáte quieto! (Lo espolvorea con harina muy molida.)ESTREPSÍADES. ¡Por Zeus!, no me vas a tomar el pelo, que espolvoreado de esta manera me voy a convertir de verdad en harina.SÓCRATES. Es preciso que el anciano guarde un silencio reverente y preste oídos a la plegaria. ¡Oh Rey soberano, inconmensurable Aire, que sostienes la tierra en el espacio, y tú, Éter brillante, y vosotras, Nubes, venerandas diosas del trueno y el rayo, levantaos, oh señoras, apareceos en las alturas al hombre que cavila!ESTREPSÍADES. (Mientras se tapa con la capa.) Aún no, aún no, hasta que me eche por encima ésta, no me vayan a mojar. ¡Si seré imbécil que he salido de casa sin llevar ni siquiera la gorra!SOCRATES. Así pues, ¡oh Nubes muy venerables!, venid34 a mostraros a este hombre, ya sea que os encontréis en las sagradas cimas del Olimpo, batidas por la nieve, ya sea que con las Ninfas forméis un coro sagrado en los jardines de vuestro padre Océano, ya sea que con áureos jarros extraigáis agua en las bocas del Nilo, ya sea que habitéis en el lago Meotis o en la cima nevada del Mimante. Prestadme oídos aceptando el

Page 51: COMEDIAS GRIEGAS

sacrificio y alegrándoos con los sagrados ritos. (Comienza a oírse el canto del coro de nubes, sin que se haga visible35. Al mismo tiempo se oyen truenos.)

CORO.

Nubes imperecederas, alcémonos, visibles en nuestra brillante apariencia húmeda, desde nuestro padre Océano, de profundo estruendo, hasta las cimas de altísimos montes cubiertas de árboles, para que contemplemos las atalayas que se divisan a lo lejos, los frutos y la sagrada tierra bien regada, el cadencioso martillo de los divinos ríos, y el mar que con sordo fragor resuena; pues el ojo incansable del Éter resplandece con sus brillantes rayos. Ea, sacudamos de nuestra forma inmortal la lluviosa niebla, y contemplemos, con mirada que mucho abarca, la tierra.SÓCRATES. Oh muy venerables Nubes, está claro que habéis escuchado mi llamada. (A Estrepsíades.) ¿Has oído su voz y el rugido del divino trueno que inspira te-mor?ESTREPSÍADES. Sí, y os adoro, ¡oh muy honorables!, y quiero tirarme pedos en respuesta a los truenos, de tan-to que me asusto y tiemblo ante ellos. Y si es licito, aho-ra mismo ya -y aunque no sea lícito también- voy a cagar.SÓCRATES. Déjate de bromas y no hagas lo que esos malditos comediantes; estáte quieto y callado, pues un nutrido enjambre de diosas se aproxima cantando.CORO. (No visible aún.)Doncellas portadoras de la lluvia, vayamos a la espléndida tierra de Palas, para contemplar el muy deseable país de Cécrope, rico en hombres valerosos; lugar sagrado de ritos indecibles, donde un santuario que acoge a los iniciados abre sus puertas en los Sagrados Misterios. Allí se brindan presentes a los dioses celestiales, templos hay de elevado techo, estatuas, procesiones sacratísimas de los bienaventurados, sacrificios y fiestas a los dioses, con ornamento de coronas, en las estaciones más diversas, y al llegar la primavera, el don de Bromio; la porfía de los coros melodiosos y la música de las flautas de grave sonido.ESTREPSÍADES. Por Zeus te lo pido, Sócrates, dime quiénes son las que entonan ese canto tan solemne. ¿No son alguna clase de heroínas, verdad?

Page 52: COMEDIAS GRIEGAS

SÓCRATES. Nada de eso. Son las Nubes celestiales, grandes diosas para los hombres inactivos, que nos facilitan el pensamiento, la dialéctica, la inteligencia, la expresión de invenciones novedosas, el circunloquio, el desconcertar al auditorio y el tenerlo a raya.ESTREPSÍADES. Entonces, por eso, al oírlas, mi alma ha remontado el vuelo y está deseando ya hablar sutilmente y decir finuras sobre el humo40, rebatir una sentencia con una sentencilla sutil y oponerse a un argumento con el argumento contrario. Así que, si puede ser, quiero verlas ya a las claras.

SÓCRATES. Pues mira por este lado, en dirección al monte Parnes41, que ya las diviso descendiendo lenta-mente.ESTREPSÍADES. A ver, ¿por dónde? Señálamelo.SÓCRATES. Por ahí (Señalando a un lado) viene un gran número de ellas atravesando navas y bosques, por ahí, por ese lado.ESTREPSÍADES. (Mirando en la dirección indicada.) ¿Qué, qué? Yo no las veo.SÓCRATES. Allí, junto a la entrada lateral. ESTREPSÍADES. Sí, ahora ya, por donde dices, empiezo a verlas. (Entra el coro de nubes, representadas por mujeres.)SÓCRATES. Ahora ya no tienes más remedio que verlas, a no ser que tengas unas legañas tan grandes como calabazas.ESTREPSÍADES. Sí, por Zeus. ¡Oh venerables! Ya ocupan todo.SÓCRATES. ¿Y la verdad es que no sabías que son diosas, ni creías en ellas?ESTREPSÍADES. Desde luego que no, por Zeus. Yo las tomaba por niebla, rocío y vapor.SÓCRATES. Por Zeus, es que no sabes que ellas apacientan a muchísimos «listillos», adivinos de Turios, profesores de medicina, gandules-melenudos-con-sellos-de-ónice. Y a los moduladores de canciones de los coros ditirámbicos, embaucadores aéreos, a esos seres ociosos que nada hacen, los apacientan porque compo-nen poesías para ellas.ESTREPSÍADES. Entonces por eso componen aquello de «ímpetu destructor de las húmedas nubes que culebrea resplandeciente», «mechones de Tifón» «de cien cabezas», «tempestades de violento fuelle» y también «aéreos seres húmedos, aves de curvas garras que se mecen en el aire» y «aguaceros de las nubes

Page 53: COMEDIAS GRIEGAS

llenas de rocío», y como recompensa por ello engullen51

filetes de opíparos y sabrosos mújeles, y «pajariles» carnes de zorzal.SÓCRATES. Sí, por causa de ellas. Y con razón, ¿no?ESTREPSÍADES. A ver, dime: si de verdad son nubes, ¿qué les ha pasado, que parecen mujeres mortales? Porque aquéllas de allí (Señala al cielo) no son así.SÓCRATES. Bueno, pues, ¿cómo son?ESTREPSÍADES. No lo sé bien, pero se parecen a copos de lana esponjados y no a mujeres, ¡por Zeus!; eso, ni una pizca. En cambio, éstas de aquí tienen nariz.SÓCRATES. A ver, contéstame a lo que voy a preguntarte.ESTREPSÍADES. Di lo que quieras, sin más.SÓCRATES. Alguna vez, al mirar para arriba, ¿has visto una nube parecida a un centauro, a un leopardo, a un lobo o a un toro?

ESTREPSÍADES. Sí, por Zeus. Y eso, ¿qué?SÓCRATES. Se convierten en todo lo que quieren. Así que si ven a un melenudo, un bruto de esos muy velludos, como el hijo de Jenofanto, para burlarse de su pasión adoptan la forma de centauros.ESTREPSÍADES. Y si ven a un ladrón del erario público, a Simón53, ¿qué hacen?SÓCRATES. Para proclamar su condición se convierten de golpe y porrazo en lobos.ESTREPSÍADES. Claro, por eso ayer, al ver ellas a Cleónimo el arrojaescudos, como le echaron la vista encima a un tío tan cobarde, se convirtieron en ciervos.SÓCRATES. Y ahora, como han visto a Clistenes54, ¿ves tú?, por eso se han convertido en mujeres.ESTREPSÍADES. (Al CORO.) ¡Bienvenidas, entonces, señoras! Y ahora, si alguna vez lo hicisteis para otro, reinas todopoderosas, emitid también para mí vuestra voz tan descomunal como el propio cielo.CORO. ¡Salud, anciano cargado de años, cazador de palabras artísticas!, y tú (A SÓCRATES), ¡sacerdote de las naderías más sutiles!, explícanos lo que quieres. Pues a ningún otro de los eruditos de hoy en día en temas celestes atenderíamos, excepto a Pródico: a él, por su sabiduría y su inteligencia55, y a ti, porque caminas con paso arrogante por las calles, lanzas miradas de reojo, soportas descalzo muchas cosas desagradables y presumes a costa nuestra.

Page 54: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. ¡Oh Tierra, qué voz!, ¡qué sagrada, venerable y portentosa!SÓCRATES. Es que verdaderamente éstas son las únicas diosas. Todo lo demás son pamplinas.ESTREPSÍADES. Pero Zeus, según vosotros, a ver, ¡por la Tierra!. ¿Zeus Olímpico, no es un dios?SÓCRATES. ¿Qué Zeus? No digas tonterías. Zeus ni siquiera existe.ESTREPSÍADES. Pero, ¿tú qué dices? Pues, ¿quién hace llover? Esto, acláramelo antes de nada.SÓCRATES. ¡Ésas, claro! Y te lo demostraré con pruebas de gran peso. A ver: ¿dónde has visto tú que alguna vez llueva sin nubes? Sin embargo, lo que tendría que ser es que él hiciera llover con el cielo despejado y que éstas estuvieran ausentes.ESTREPSÍADES. ¡Por Apolo!, con lo que acabas de decir le has dado un buen apoyo al asunto éste. Y la cosa es que yo antes creía a pies juntillas que Zeus orinaba a través de una criba. Pero explícame quién es el que produce los truenos, eso que me hace a mí temblar de miedo.SÓCRATES. Éstas producen los truenos al ser empujadas por todas partes.

ESTREPSÍADES. A ver, a ti que no se te pone nada por delante: ¿cómo?SÓCRATES. Cuando se saturan de agua y por necesidad son forzadas a moverse, como están llenas de lluvia ne-cesariamente son impulsadas hacia abajo; entonces, chocan unas contra otras y, como pesan mucho, se rompen con gran estrépito.ESTREPSÍADES. Pero el que las obliga a moverse, ¿quién es? ¿No es Zeus?SÓCRATES. Ni mucho menos; es un torbellino etéreo.ESTREPSÍADES. ¿Torbellino? No me había dado cuenta de eso, de que Zeus no existe y de que en su lugar reina ahora Torbellinos. Pero aún no me has explicado nada del estruendo y del trueno.SÓCRATES. ¿No me has oído? Las nubes, al estar llenas de agua, te digo que chocan unas con otras y hacen ruido porque son muy densas.ESTREPSÍADES. Vamos a ver: eso, ¿quién se lo va a creer?SÓCRATES. Te lo voy a explicar poniéndote a ti como ejemplo. En las Panateneas, cuando ya estás harto de sopa de carne, ¿no se te revuelven las tripas y de

Page 55: COMEDIAS GRIEGAS

pronto se produce un movimiento en ellas que empieza a producir borborigmos?ESTREPSÍADES. Sí, por Apolo, y al momento provoca un jaleo horrible y un alboroto; y la dichosa sopa produce un ruido y un estruendo tremendo, como un trueno; primero flojito, «papax, papax», después más fuerte «papapapax», y cuando cago, talmente un trueno, «papapapax», como hacen ellas.SÓCRATES. Pues fíjate qué pedos tan grandes han salido de ese vientre tan pequeño. Y el aire éste, que es infinito, ¿cómo no va a ser natural que produzca truenos tan grandes?ESTREPSÍADES. Por eso incluso los nombres de las dos cosas, «trueno» y «pedo», son parecidos. Otra cosa: el rayo con su fuego brillante, ¿de dónde viene -explíca-melo-, el rayo que, cuando nos atiza, a unos los achi-charra, y a otros los chamusca dejándolos vivos? Pues está claro que Zeus lo lanza sobre los perjuros.SÓCRATES. Tú, ¡imbécil, chapado a la antigua, que hueles a tiempos de Crono!, ¿cómo es que, si fulmina a los perjuros, no abrasó a Simón, a Cleónimo ni a Teoro?, y desde luego que son perjuros. Sin embargo, fulmina su propio templo, y Sunio63, «promontorio de Atenas», y las grandes encinas: y eso, ¿por qué? Pues claro está que la encina no es perjura.ESTREPSÍADES. No sé. Pero lo que dices tiene visos de verdad. Bueno, pues ¿qué es exactamente el rayo?SÓCRATES. Cuando un viento seco al elevarse queda encerrado en las nubes, las infla desde dentro como a una vejiga, y después necesariamente las rompe, y sale disparado violentamente por causa de la densidad, y por el roce y el ímpetu del movimiento se incendia a sí mismo.

ESTREPSÍADES. Por Zeus, a mí una vez me pasó exactamente lo mismo en las Diasias. Yo estaba asando un estómago para mis parientes, pero, por descuido no lo rajé. Entonces se fue hinchando, y después, de golpe, explotó, llenándome de mierda los ojos y quemándome la cara.CORIFEO. ¡Humano que deseas de nosotras la elevada sabiduría!, ¡qué dichoso llegarás a ser entre los atenienses y entre los griegos todos!: si tienes buena memoria, eres capaz de pensar, y en tu alma reside la fortaleza; si no te fatigas al estar de pie ni al caminar, si no te molesta en exceso pasar frío ni estás demasiado ansioso por el desayuno, si prescindes del vino de los

Page 56: COMEDIAS GRIEGAS

ejercicios gimnásticos y de los demás disparates, y si consideras que lo mejor es lo que cuadra a un hombre inteligente vencer en la actuación y en la deliberación, así como en las porfías de la lengua.ESTREPSÍADES. Pues lo que es por tener un alma dura, un pensamiento que se mantiene despierto en la cama, y un estómago ahorrador, hecho a las privaciones y quese-apañe-con-ajedrea-a-la-hora-de-la-comida, descui-da, por todo ello yo podría sin miedo ofrecerme para servirte de yunque.SÓCRATES. ¿Así que desde luego ya no considerarás dios a ningún otro que a los que nosotros consideramos: el Vacío que nos rodea, las Nubes y la Lengua, esos tres?ESTREPSÍADES. Ni siquiera hablaría con los demás dioses ni lo más mínimo, aunque me topara con ellos; ni les haría sacrificios, ni vertería libaciones, ni pondría in-cienso en sus altares.CORIFEO. Así pues, dinos, sin miedo, qué hemos de hacer por ti. Pues no dejarás de conseguirlo en caso de que nos respetes y nos veneres, y al mismo tiempo trates de ser avispado.ESTREPSÏADES. Señoras, os pido entonces esta insignificancia: que yo sea, por cien estadios de distancia, el que mejor discursee de todos los griegos.CORIFEO. Pues eso lo obtendrás de nosotras, hasta tal punto que, de cara al futuro y desde este mismo mo-mento, nadie en la Asamblea hará prosperar mayor nú-mero de mociones que tú.ESTREPSÍADES. No hagáis que proponga mociones importantes, que no quiero eso; quiero solamente volver la justicia en mi provecho y escurrirme de mis acreedores.CORIFEO. Entonces conseguirás lo que deseas, pues tus aspiraciones no son grandes. Ea, ponte sin miedo en manos de nuestros ministros.ESTREPSÍADES. Tal haré, confiando en vosotras, pues la necesidad me apremia por culpa de los caballos marcados con la «coppa» y del matrimonio que me hizo polvo. Así pues, ahora, para todo lo que quieran hacerme, les entrego a ellos este cuerpo mío, para recibir golpes, pasar hambre, sed, estar roñoso, sufrir un frío terrible o ser desollado para convertirme en odre; todo, siempre que yo me vea libre de las deudas, y a los hombres dé la impresión de ser osado, hábil de lengua, atrevido, caradura, repugnante, urdidor de mentiras, de palabra pronta, muy ducho en pleitos, un

Page 57: COMEDIAS GRIEGAS

código de leyes ambulante69, una castañuela, un zorro, el ojo de una aguja70, un tipo flexible71 como el cuero, un hipócrita, un tío pegajoso, un farsante, un bribón que merece pálos72, un hijo de perra, un tipo retorcido, un incordio, un hombre al que no se le escapa nada. Si me han de llamar esas cosas los que se topen conmigo, hagan de mí estos ministros todo lo que gusten. Y si quieren, por Deméter, que me sirvan convertido en salchichas a los caviladores.

CORO.

El temple arrogante de este individuo no está falto de audacia, sino dispuesto a todo.(A ESTREPSÍADES.) Ten por seguro que si aprendes de mí estas cosas, una fama que llegará al cielo tendrás entre los mortales.ESTREPSÍADES. ¿Qué me pasará?CORO. Junto a mí llevarás, para siempre,la existencia más envidiable de todas.ESTREPSÍADES. ¿Acaso entonces yo he de ver con eso algún día?CORO.Sí, tanto que a tu puerta se sentará siempre mucha gente, deseosa de comunicarse contigo y entablar diálogo para consultarte asuntos y pleitos de muchos talentos, materias dignas de tu caletre.CORIFEO. (A SÓCRATES.) Tú trata de impartir al viejo las enseñanzas previas que tengas intención de darle; agita su mente y pon a prueba su inteligencia.

SÓCRATES. (A ESTREPSÍADES.) A ver, tú, descríbeme tu carácter, para que, conociendo cómo es, sobre esa base pueda yo aplicar contra ti nuevos ingenios74.ESTREPSÍADES. ¿Cómo? Por los dioses; ¿es que intentas sitiarme?SÓCRATES. No, lo que quiero es enterarme de algunos detalles sobre tu persona, como, por ejemplo, si tienes buena memoria.ESTREPSÍADES. Se comporta de dos maneras, por Zeus. Cuando se me debe algo tengo muy buena memoria, pero cuando yo, pobre de mí, soy el deudor, me vuelvo muy olvidadizo.SÓCRATES. A ver, ¿tienes dotes para discursear? ESTREPSÍADES. Para discursear, no; pero para estafar, sí. SÓCRATES. Pues así, ¿cómo podrás aprender?

Page 58: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Descuida, lo haré bien.SÓCRATES. Pues ándate listo para que cuando yo lance algunas enseñanzas sabias sobre las cosas celestes, tú las cojas al vuelo.ESTREPSÍADES. Pero, ¿cómo? ¿Tengo que comerme la sabiduría como un perro?SÓCRATES. Este hombre es un ignorante y un bárbaro. Anciano, me temo que necesita unos palos. A ver ¿qué haces si alguien te pega?ESTREPSÍADES. Recibo los golpes, y, después, espero un poco y reúno testigos; después otra vez dejo pasar un momento, y pongo un pleito.SÓCRATES. Venga, deja ahí tu capa.ESTREPSÍADES. ¿He hecho algo malo?.SÓCRATES. No, es que es costumbre entrar desnudo. ESTREPSÍADES. Pero si yo no voy a entrara llevarme objetos robados.SÓCRATES. Déjala ahí, ¿qué tonterías andas diciendo? ESTREPSÍADES. (Se quita la capa.) Bueno, pues dime: en caso de que yo esté atento y aprenda con gana, ¿a cuál de tus discípulos llegaré a parecerme?SÓCRATES. Tus características no se van a distinguir nada de las de Querefonte.ESTREPSÍADES. ¡Ay, pobre mí! ¡Voy a ser medio cadá-ver!.SÓCRATES. ¿No dejarás de decir bobadas y vendrás de una vez conmigo aquí dentro, deprisa?ESTREPSÍADES. Pues ponme primero en las manos un pastel de miel, que tengo miedo de bajar ahí dentro como si fuera la cueva de Trofonio.SÓCRATES. Venga, ¿por qué te paras a escudriñar junto a la puerta? (Ambos entran en el caviladero.)CORO. Entra con buen pie por causa de tu valor. Que la buena fortuna acompañe a este humano, pues, siendo ya de avanzada edad, impregna su naturaleza de ideas novedosas y se dedica a la sabiduría.CORIFEO. Espectadores, con franqueza os expondré toda la verdad, ¡por Dioniso que me ha sustentado desde antiguo! Que no sea yo el vencedor ni me tengan por sabio si no es verdad que yo, por consideraros a vosotros espectadores inteligentes y creer que ésta era la mejor de mis comedias, juzgué apropiado que vosotros fuerais los primeros en saborearla, siendo como ha sido la pieza que más trabajo me ha dado. Pero me tuve que retirar derrotado por hombres vulgares sin que yo mereciera eso. Así que os echo en cara esto a vosotros los instruidos, por quienes yo me tomé tanto

Page 59: COMEDIAS GRIEGAS

trabajo. Pero ni aun así os traicionaré nunca voluntariamente, a vosotros los inteligentes. Pues desde el momento en que aquí mismo unos varones, a los que es agradable incluso mencionar, hablaron muy bien de mis dos muchachos, del reprimido y del maricón, y yo -como era todavía una joven soltera y no me era licito tener hijos expuse la criatura, y otra muchacha la recogió, y vosotros, por vuestra parte, la criasteis con generosidad, desde entonces tengo yo garantías seguras de vuestro juicio favorable. Así que ahora esta comedia, a la manera de aquella Electra, ha venido con ánimo de buscar, por si en alguna parte encuentra espectadores tan instruidos; pues reconocerá, si lo ve, el mechón de pelo de su hermano. Observad que es de condición humilde. En primer lugar, no ha venido trayendo cosido a su vestido un cuero colgando, rojo en la punta y grueso, para diversión de los niños, tampoco se burló de los calvos ni bailó el kordax. Ni siquiera hay un personaje anciano que, llevando la voz cantante, golpee con su bastón a cualquiera que esté a su alcance, disimulando así los chistes desafortunados. No se lanzó esta pieza al escenario con antorchas, ni gritó «¡socorro, socorro!».Por el contrario, ésta ha venido confiando en sí misma y en sus versos. Y yo, sí, yo, siendo un poeta del mismo talante, no me doy tufo, ni trato de engañaros trayendo a escena dos y tres veces las mismas cosas. Muy al contrario, yo estrujo mis sesos para presentar en cada ocasión innovaciones, que en nada se parecen unas a otras, y son todas ellas ingeniosas. Yo, cuando Cleón era muy poderoso, le golpeé en el vientre, y no tuve la osadía de saltar sobre él cuando yacía derribado. En cambio, esos otros, en cuanto Hipérbolo les permitió hacer presa en él, golpean una y otra vez a ese individuo desdichado y también a su madre. En primerísimo lugar Éupolis llevó a rastras su Maricás, haciendo un refrito de nuestros Caballeros, tan mediocre como mediocre es él, añadiéndole además, por culpa del Kórdax, una vieja borracha, personaje que ha creado Frínico tiempo atrás, aquella a la que trataba de engullir el monstruo marino. Después también Hermipo compuso una pieza sobre Hipérbolo, y luego ya todos los demás van en masa contra Hipérbolo, imitando mis comparaciones con las anguilas. Así pues, el que se ría con las piezas de ésos, que no se deleite con las mías. Pero si disfrutáis conmigo y con mis

Page 60: COMEDIAS GRIEGAS

hallazgos, en tiempos futuros os tendrán por gente de buen juicio.CORO. De entre los dioses al que gobierna en las alturas, Zeus, gran señor, en primer lugar a mi danza convoco; y al muy poderoso Guardián del Tridente, el que estremece salvajemente la tierra y el salino mar. Y al de gran fama, nuestro padre, el Éter muy venerable, que a todos los seres alimenta. Y al Auriga, que con sus rayos muy brillantes abraza la llanura de la tierra, entre los dioses y entre los mortales divinidad poderosa.

CORIFEO. ¡Inteligentes espectadores, prestad atención aquí! Pues por haber sido injustos con nosotras, os cri-ticamos cara a cara. De todos los dioses somos las que más beneficiamos a vuestra ciudad, y sin embargo, so-mos las únicas a las que no ofrecéis sacrificios ni liba-ciones, y eso que velamos siempre sobre vosotros. Pues si se hace una expedición militar sin pizca de sentido, entonces tronamos o llovemos. Después, cuando al curtidor odiado por los dioses, a Paflagón, lo ibais a elegir general, nosotras arqueamos las cejas y armamos mucho estruendo: con el relámpago, un trueno rasgó el aire, la luna abandonó su curso, y el sol, replegando a toda prisa la mecha hacia su interior, afirmaba que no os alumbraría si Cleón era general. Y, sin embargo, ele-gisteis a ese individuo. Se dice que las malas decisiones son propias de esta ciudad, pero también que los erro-res que cometéis, los dioses los truecan en beneficios. Fácilmente os vamos a exponer que también eso os re-sultará conveniente: si declaráis a Cleón el cuervo cul-pable de cohecho y de robo, y después le apretáis el cuello con el cepo, aunque desde luego os habéis equivocado, de nuevo los asuntos volverán a la situación anterior, tomándose en muy provechosos para la ciudad.CORO. Junto a mí también tú, Febo, señor de Delos, que habitas Cinto, el peñasco de elevadísima cima: Y tú, la bienaventurada que habitas la morada rica en oro de Éfeso, en la cual las hijas de los lidios te veneran fervientemente. Y nuestra diosa local, la que maneja la égida, Atenea, protectora de la ciudad. Y el que posee el monte Parnaso, y brilla con antorchas descollando entre las bacantes délficas, Dioniso, amante de la fiesta.

Page 61: COMEDIAS GRIEGAS

CORIFEO. Cuando estábamos dispuestas para emprender viaje hacia aquí, la Luna se encontró con nosotras y nos encargó, en primer lugar, saludar a los Atenienses y a sus aliados; nos dijo después que estaba enfadada, pues ha sufrido malos tratos, siendo así que ella os beneficia a todos vosotros, no con palabras, sino de manera patente. En primer lugar os ahorra no menos de una dracma al mes en antorchas; tanto es así que todos, cuando salis por la noche, decís: «Chico, no compres antorchas, que Selene ilumina lo suficiente». Afirma que también os beneficia en otras cosas; pero vosotros no lleváis nada bien la cuenta de los días, sino que los alborotáis de arriba a abajo, hasta el punto de que, según dice, los dioses la amenazan una y otra vez cuando se les defrauda una comida y se vuelven a casa sin haber tenido parte en la fiesta que les tocaba según el cómputo de los días Resulta también que cuando toca ofrecer sacrificios, vosotros aplicáis torturas y os sentáis a juzgar, y muchas veces que nosotros los dioses practicamos el ayuno guardando luto por Memnón o Sarpedón, vosotros hacéis libaciones y os reís. Por esas razones, cuando Hipérbolo fue elegido por sorteo «recordador sagrado», nosotros los dioses le arrebatamos la corona, pues así se enterará mejor de que es preciso que los días de la vida se computen de acuerdo con la luna.(SÓCRATES sale del caviladero.)SÓCRATES. ¡Por Respiración, por Vacío, por Aire!, no he visto en parte alguna un hombre tan palurdo, tan falto de recursos, tan tonto y tan olvidadizo. Incluso tratando de aprender unas ideas de poca monta, las ha olvidado antes de llegar a aprenderlas. Sin embargo, voy a llamarlo aquí fuera a pleno día. (Llama hacia el caviladero.) ¿Dónde está Estrepsíades? ¿Saldrás ya trayéndote la cama?ESTREPSÍADES. (Al tiempo que sale trayendo una cama.) Es que no me dejan sacarla fuera las chinches.SÓCRATES. Ponla en el suelo de una vez y presta atención. ESTREPSfADES. Ya está.SÓCRATES A ver, entre las cosas de las que nunca has recibido enseñanzas, ¿cuál quieres aprender ahora en primer lugar? Dime: ¿las medidas, las palabras o los ritmos?ESTREPSÍADES. Las medidas, desde luego; que el otro día un comerciante de harina me estafó dos quénices.

Page 62: COMEDIAS GRIEGAS

SÓCRATES. No te estoy preguntando eso, sino qué me-dida consideras más hermosa, el trímetro o el tetrá-metro.

ESTREPSÍADES. Para mí ninguna es más importante que el «tetraquénice»SÓCRATES. Dices bobadas, hombre.ESTREPSÍADES. Haz una apuesta conmigo a que el «te-traquénice» no es un «tetrámetro».SÓCRATES. ¡Vete al cuerno! ¡Qué bruto eres y qué duro de mollera! Pero quizá puedas aprender algo de los ritmos.ESTREPSÍADES. ¿De qué me servirán los ritmos para ganarme el pan?SÓCRATES. En primer lugar, para que seas refinado en las reuniones, y distingas qué tipo de ritmo es enoplio y qué tipo es dactílico o digital.ESTREPSÍADES. ¿El digital? Por Zeus, ése lo conozco. SÓCRATES. Pues dilo.ESTREPSÍADES. Antes, cuando yo era niño, era éste de aquí. (Levanta el dedo corazón).SÓCRATES. Eres un patán y un imbécil.ESTREPSÍADES. No, estúpido, es que de esas cosas no quiero aprender ninguna.SÓCRATES. Entonces, ¿cuál?ESTREPSÍADES. Aquello otro, aquello; el argumento más injusto de todos.SÓCRATES. Pero tienes que aprender otras cosas antes que eso; por ejemplo, qué cuadrúpedos son propiamente masculinos.

ESTREPSÍADES. Yo bien conozco los cuadrúpedos masculinos, si no me he vuelto majareta: carnero, macho cabrío, toro, perro, ave.SÓCRATES. ¿Y los femeninos?ESTREPSÍADES. Oveja, cabra, vaca, perra, ave.SÓCRATES. ¿Ves lo que te pasa? Llamas a la hembra ave, y al macho le llamas lo mismo.ESTREPSÍADES. ¿Cómo, a ver?SÓCRATES. ¿Que cómo? Ave y ave.ESTREPSÍADES. Es verdad, por Posidón. Pues ¿cómo tengo que llamarles ahora?SÓCRATES. «Ava» a una, y al otro «avo».ESTREPSÍADES. ¿Ava? Muy bien, ¡por Aire! Tanto que sólo por esa enseñanza te llenaré de grano toda la «amasadero»

Page 63: COMEDIAS GRIEGAS

SÓCRATES. Vaya, otra vez. Ése es otro ejemplo. Le llamas la «amasadero» en masculino, cuando es un femenino.ESTREPSÍADES. ¿Qué dices? ¿Que yo le llamo «amasadero» en masculino?SÓCRATES. Sí señor, como también a Cleónimo. ESTREPSÍADES. ¿Cómo es eso? Dime.SÓCRATES.Lo mismo vale para ti «amasadero» que Cleónimo.ESTREPSÍADES. Pero, tío, Cleónimo nunca tuvo amasadero, sino que amasaba con un mortero redondo115 Bueno, en lo sucesivo, ¿cómo debo llamarle?SÓCRATES. ¿Que cómo? «La amasadera», igual que dices «la Sóstrata»ESTREPSÍADES. ¿La «amasadera», en femenino? SÓCRATES. Bien dicho.ESTREPSÍADES. Y lo de antes ¿tendría que haber sido «Cleónima nunca tuvo amasadera»?SÓCRATES. Además, tienes que aprender todavía qué nombres de persona son masculinos y cuáles son feme-ninos.ESTREPSÍADES. Yo bien sé cuáles son femeninos. SÓCRATES. Pues dilo.ESTREPSÍADES. Lisila, Filma, Clitágora, Demetria. SÓCRATES. Y ¿qué nombres son masculinos?ESTREPSÍADES. Muchísimos: Filóxeno, Melesias, Ami-nias.SOCRATES. Pero, imbécil, ésos no son masculinos. ESTREPSÍADES. ¿Para vosotros no son masculinos? SÓCRATES. Nada de eso, porque si te encontraras con Aminias, ¿cómo le llamarías?ESTREPSÍADES. ¿Que cómo? Así: ¡Oye, oye, Aminiaj. SÓCRATES. ¿Ves? Le llamas mujer, «la Aminia». ESTREPSÍADES. ¿Y no tengo razón, si ésa no ha hecho el servicio militar? Pero, ¿por qué tengo que aprender esas cosas que todo el mundo sabe?

SÓCRATES. Déjalo, ¡por Zeus! (Señalando la cama.) Ahora échate aquí y...ESTREPSÍADES. ¿Qué hago?SÓCRATES. Imagínate alguno de tus asuntos. ESTREPSÍADES. ¡No, por favor, ahí no! Si no me queda otro remedio, deja que los imagine en el suelo. SÓCRATES. No hay otra salida más que ésa. ESTREPSÍADES. (Echándose en la cama.) ¡Ay, pobre de mí! ¡Qué condena voy a pagar a las chinches en el día de hoy!

Page 64: COMEDIAS GRIEGAS

(SÓCRATES entra en su casa.)CORO. Ahora piensa y examina con perspicacia, contorsiónate de todas las maneras y repliégate sobre ti mismo. Y rápidamente, cuando caigas en un callejón sin salida, salta hacia otra idea de tu mente. Y que el sueño, dulcísimo para el ánimo, se aleje de tus ojos...ESTREPSÍADES. ¡Ay, ay, ay, ay!CORO. ¿Qué te pasa? ¿Qué te duele?ESTREPSÍADES. Me muero, ¡pobre de mí! De la cama salen sigilosamente para morderme los corintios, los costados me devoran, la sangre me chupan, las pelotas me arrancan,el culo me atraviesan, ¡la vida me quitarán!CORO. No te lo tomes tan a mal.ESTREPSÍADES. ¿Cómo que no?, si se me ha ido el dinero, se me ha ido el color de la piel, se me ha ido la sangre de las venas, y se me han ido las zapatillas, y, para colmo de desgracias, aquí estoy papando moscas, a punto de irme a paseo yo también.(Llega SÓCRATES.)SÓCRATES. ¡Tú!, ¿qué haces? ¿No estás pensando? ESTREPSÍADES. Sí, por Posidón. SÓCRATES. Y, ¿qué has pensado?ESTREPSÍADES. Si en manos de las chinches quedará algo de mí.SÓCRATES. ¡Que te parta un rayo! (Vuelve a entrar en su casa.)ESTREPSÍADES. Partido estoy ya, hombre.CORIFEO. No flaquees; ahora tienes que cubrirte, pues has de discurrir un pensamiento estafador, un subter-fugio.ESTREPSÍADES. ¡Pobre de mí!, ¿quién podría echarme encima, en vez de pieles de cordero124... una idea estafa-dora?SÓCRATES. (Saliendo de su casa.) Hale, en primer lugar voy a ver qué hace éste. Oye, ¿estás durmiendo? ESTREPSÍADES. No, por Apolo, no, no. SÓCRATES. ¿Tienes ya algo?ESTREPSÍADES. Por Zeus, no tengo nada. SÓCRATES. ¿Nada en absoluto?ESTREPSÍADES. Nada, a no ser el cipote en mi mano derecha.SÓCRATES. ¿No vas a cubrirte la cabeza y a pensar algo a toda prisa?

ESTREPSÍADES. ¿Sobre qué? Dímelo tú, Sócrates.

Page 65: COMEDIAS GRIEGAS

SÓCRATES. Di tú mismo lo que quieres discurrir en pri-mer lugar.ESTREPSÍADES. Has oído ya mil veces lo que yo quiero. Lo de los intereses, para no pagárselos a nadie.SÓCRATES. Bien, pues cúbrete, desmenuza tu pensamiento, y dale vueltas al asunto cosa por cosa, analizando e investigando correctamente.ESTREPSÍADES. ¡Ay, pobre de mí!SÓCRATES. Estáte quieto; y si con alguno de los pensa-mientos no sabes seguir adelante, déjalo y márchate, y después dale vuelta otra vez con tu cabeza y sopésalo.ESTREPSÍADES. (Sale de la cama después de un momento.) ¡Queridísimo Socratillo!SÓCRATES. ¿Qué hay, viejo?ESTREPSÍADES. Tengo una idea estafadora de los intereses.SÓCRATES. Explícala. ESTREPSÍADES. Pues, dime... SÓCRATES. ¿Qué?ESTREPSÍADES. Si yo comprara una hechicera tesalia y bajara de noche la luna, la encerrara en una caja redonda, como se guarda un espejo, y la vigilara estrechamente...SÓCRATES. Y, ¿qué provecho ibas a sacar tú de eso? ESTREPSÍADES. ¿Que cuál? Si la luna ya no saliera nunca mas en ninguna parte, yo no tendría que pagar los intereses.SÓCRATES. ¿Por qué motivo?ESTREPSÍADES. Porque el dinero se presta a interés mensual.SOCRATES. Muy bien. Ahora te voy a proponer otro asunto de astucia. Si se dictara contra ti una sentencia de cinco talentos, dime cómo podrías invalidarla. ESTREPSÍADES. (Pensando.) ¿Cómo?, ¿cómo? No sé. Hay que estudiarlo.SÓCRATES. No hagas girar siempre tu pensamiento alrededor de ti mismo; más bien deja que vuelen por el aire tus ideas, como un abejorro atado por la pata con un cordel.ESTREPSÍADES. Ya he encontrado un medio astutísimo de invalidar la sentencia, tanto que tú vas a estar de acuerdo conmigo. SÓCRATES. ¿Cuál es?ESTREPSÍADES. ¿Tú, desde luego, has visto en las droguerías la piedra esa que es muy bonita y transparente, con la que se enciende el fuego?SÓCRATES. ¿Te refieres al cristal?

Page 66: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Exactamente. A ver, ¿qué tal si yo cogiera una y cuando el secretario hiciera inscribir mi sentencia en la tablilla, yo, poniéndome un poco lejos, así, por el lado que diera el sol, hiciera que se fundieran las palabras de mi sentencia?

SÓCRATES. Astuto, sí, ¡por las Gracias!ESTREPSÍADES. ¡Ajajá! ¡Qué contento estoy de haber conseguido borrar una sentencia de cinco talentos! SÓCRATES. Hala, a ver si pillas esto deprisa. ESTREPSÍADES. ¿El qué?SÓCRATES. Cómo rebatirías una acusación en contra tuya si estuvieras a punto de perder el pleito y no tuvie-ras testigos.ESTREPSÍADES. Elemental y facilísimo. SÓCRATES. Pues dilo.ESTREPSÍADES. Ahí va: si yo, mientras aún estuviera en trámite otro pleito, antes de que citaran el mío, fuera corriendo y me ahorcara.SÓCRATES. ¡Qué tonterías dices!ESTREPSÍADES. Nada de eso, ¡por los dioses!, pues nadie me llevará a juicio si estoy muerto.SÓCRATES. Estás desbarrando. Lárgate. Ya no te voy a enseñar más.ESTREPSÍADES. ¿Por qué? Sí, Sócrates, ¡por los dioses!SÓCRATES. ¡Pero si se te olvida al momento cualquier cosa que aprendes! A ver, ¿qué fue lo primero que te enseñaron ahora mismo? ¡Habla!ESTREPSÍADES. A ver, a ver, ¿qué era lo primero, qué era lo primero? ¿Qué pieza era aquella en la que se amasa la harina? Pobre de mí, ¿cuál era?SOCRATES. Vete a freír espárragos, muérete, viejo torpe que te olvidas de todo.ESTREPSÍADES. ¡Ay, ay! ¿Qué va a ser de mí, desgraciado? Porque será mi perdición si no aprendo a manejar la lengua. Vosotras, Nubes, aconsejadme algo bueno.CORIFEO. Nosotras, anciano, te aconsejamos que si tie-nes un hijo ya crecidito, lo envíes para que aprenda en tu lugar.ESTREPSÍADES. Yo sí que tengo un hijo que es un perfecto caballero, pero, como no quiere venir a aprender, ¿qué voy a hacer yo?CORIFEO. ¿Y tú lo consientes?ESTREPSÍADES. Claro, porque es fuerte y robusto, y procede de una estirpe de mujeres de altos vuelos, la

Page 67: COMEDIAS GRIEGAS

familia de Cesira. Pero voy a ir a buscarlo y, si se niega, de todas todas lo echaré de mi casa. (A SOCRATES.) Entra y espérame un poco.CORO. (Mientras ESTREPSÍADES entra en su casa) ¿Te das cuenta de que sólo por nosotras, las únicas de todos los dioses, obtendrás en seguida muchos beneficios? Pues éste está dispuesto a hacer todo lo que le ordenes.(A SÓCRATES, al tiempo que éste entra en el caviladero.)Y tú, sabiendo que el hombre está majareta y se encuentra muy exaltado, chuparás todo lo más que puedas en seguida; pues las cosas de este estilo suelen tener resultados distintos de los esperados. (Salen de su casa ESTREPSÍADES y FIDÍPIDES.)

ESTREPSÍADES. ¡Por Niebla!, no te quedarás más tiempo aquí. Ve y cómete las columnas de Megacles FIDÍPIDES. Padre, ¿qué te pasa, hombre? Tú no estás en tus cabales, ¡por Zeus Olímpico!ESTREPSÍADES. ¿Ves, ves?, ¡Zeus Olímpico! ¡Qué necedad! ¡Creer en Zeus, a tu edad!FIDÍPIDES. ¿Y por qué te ríes así, a ver?ESTREPSÍADES. Porque me doy cuenta de que eres un crío y de que tus ideas son anticuadas. Sin embargo, acércate, para que amplíes tus conocimientos, pues voy a decirte una cosa que, cuando la hayas aprendido, serás todo un hombre. ¡Pero no se lo digas a nadie!FIDÍPIDES. (Se acerca a su padre.) Ya estoy aquí. ¿De qué se trata?ESTREPSÍADES. Has jurado hace un momento por Zeus. FIDÍPIDES. Sí.ESTREPSÍADES. ¿Pues ves qué bueno es aprender? No existe Zeus, Fidípides.FIDÍPIDES. Entonces, ¿quién hay?ESTREPSÍADES. Gobierna Torbellino, que ha expulsado a Zeus.FIDÍPIDES. Pero, bueno, ¿qué tonterías dices?ESTREPSÍADES. Que te conste que es así.FIDÍPIDES. ¿Quién lo dice?ESTREPSÍADES. Sócrates el Melio, y Querefonte, que conoce bien las pisadas de las pulgas.FIDÍPIDES. ¿Y tú estás ya tan chalado que haces caso a unos hombres biliosos?ESTREPSÍADES. Calla la boca, y no calumnies a unos hombres ingeniosos y sensatos. Por ahorrar, ninguno de ellos se corta nunca el pelo, ni se unge el cuerpo, ni va

Page 68: COMEDIAS GRIEGAS

a los baños a lavarse Tú, en cambio, despilfarras mi hacienda en baños como si yo estuviera muerto". Anda, ve a toda prisa y aprende tú en mi lugar.FIDÍPIDES. Pero, ¿qué de bueno se puede aprender de esos hombres?ESTREPSÍADES. ¿En serio? Todo lo que en la humanidad hay de sabiduría. Además, te darás cuenta de qué ignorante y lerdo eres. Hala, espérame aquí un poco.(Entra en su casa.)FIDÍPIDES. ¡Pobre de mí!, ¿qué voy a hacer, si mi padre está loco? ¿Lo haré comparecer ante el tribunal para que lo declaren incapâz, o comunicaré su demencia a los fabricantes de ataúdes?(Sale ESTREPSÍADES de su casa con un esclavo que trae un gallo y una gallina.)ESTREPStADES. A ver: tú, ¿cómo sueles llamar a éste? Di.FIDÍPIDES. Ave.ESTREPSÍADES. Bien; ¿y a ésta, cómo?

FIDÍPIDES. Ave.ESTREPSÍADES. ¿A los dos lo mismo? Haces el ridículo. No les llames más de esa manera, sino que tienes que llamar a ésta, «ava», y a este otro, «avo».FIDÍPIDES. ¿Ava? ¿Éstas son las cosas ingeniosas que acabas de aprender ahí dentro, en casa de los «hijos de la tierra»?ESTREPSÍADES. Y otras muchas. Pero cada vez que aprendía algo, se me olvidaba en seguida por mis muchos años.FIDÍPIDES. ¿Y también por eso es por lo que perdiste la capa?ESTREPSÍADES. No la he perdido: la he gastado en pensamientos.FIDÍPIDES. ¿Y en qué has empleado tus zapatillas, insensato?ESTREPSÍADES. Como Pericles, las perdí «por pura necesidad». Pero venga, camina; vamos. (Se dirigen hacia el caviladero.) Ahora, hazle caso a tu padre y pórtate mal. También a mí me consta que una vez, cuando tú eras un crío balbuceante de seis años, te hice caso: con el primer óbolo que gané como jurado, te compré un carrito, en las Diasias.FIDÍPIDES. Seguro que con el tiempo vas a lamentar esto. (Va con su padre hacia el caviladero.)

Page 69: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. ¡Muy bien, que me has hecho caso! ¡Oye, oye, Sócrates, sal aquí! (Sale SÓCRATES.) Aquí te traigo a mi hijo; ya lo he convencido, que él no quería.SÓCRATES. Es que todavía es un crío y no ha gastado su vida en las cuerdas y colgaduras de aquí.FIDÍPIDES. Tú sí que resultarías una capa gastada si te colgaran.ESTREPSÍADES. ¿No te irás a freír espárragos? ¿Cómo es que insultas a tu maestro?SÓCRATES. Mira, «colgaran». ¡De qué manera tan infantil lo ha pronunciado, con los labios separados! ¿Cómo va a aprender éste la defensa en los tribunales, la citación o la persuasión altisonante? Y la verdad es que Hipérbolo las aprendió por un talento.ESTREPSÍADES. No te preocupes, enséñale. Es ingenioso de nacimiento. Cuando era un niño así de pequeño, en casa modelaba en arcilla casitas, tallaba barcos, construía carritos de madera de higuera y hacía ranas de cáscaras de granada, no te imaginas cómo. Y mira que aprenda aquellos dos argumentos, el Mejor, sea como sea, y el Peor, el que defiende causas injustas y da al traste con el Mejor; y si no los dos, por lo menos el injusto, de todas todas.SÓCRATES. Él va a aprender directamente de los propios argumentos. Yo estaré ausente.ESTREPSÍADES. (Mientras SÓCRATES se va.) Recuerda esto, que él pueda rebatir cualquier demanda justa.(El ARGUMENTO MEJOR sale del caviladero)

ARGUMENTO MEJOR. (Al ARGUMENTO PEOR, que está dentro.) Ven aquí déjate ver por los espectadores -aunque audacia tienes de sobra.ARGUMENTO PEOR. (Al tiempo que hace su aparición.) Vete a donde quieras, pues seguro que hablando en pú-blico acabaré contigo.ARGUMENTO MEJOR. ¿Tú, acabar conmigo? ¿Y quién eres tú?ARGUMENTO PEOR. Un argumento.ARGUMENTO MEJOR. Sí, pero un argumento peor.ARGUMENTO PEOR. Pero te voy a vencer a ti que presumes de ser mejor que yo.ARGUMENTO MEJOR ¿Valiéndote de qué astucia? ARGUMENTO PEOR. Inventando nuevas máximas.

Page 70: COMEDIAS GRIEGAS

ARGUMENTO MEJOR. Sí, eso es lo que se lleva ahora, gracias a estos idiotas (Señalando al público). ARGUMENTO PEOR. No, que son inteligentes. ARGUMENTO MEJOR. Acabaré contigo de mala manera. ARGUMENTO PEOR. Di: ¿haciendo qué? ARGUMENTO MEJOR. Presentando lo que es justo. ARGUMENTO PEOR. Yo lo echaré abajo rebatiéndolo. Pues afirmo que la justicia ni siquiera existe. ARGUMENTO MEJOR. ¿Que no existe, dices? ARGUMENTO PEOR. Pues, a ver: ¿dónde está? ARGUMENTO MEJOR. Junto a los dioses.ARGUMENTO PEOR. Y si la justicia existe, ¿cómo es que Zeus no pereció por haber hecho prisionero a su padre?ARGUMENTO MEJOR. ¡Uy, uy, esto va de mal en peor! Dame la palangana.ARGUMENTO PEOR. Eres un viejo lleno de tufos y no estás al día.ARGUMENTO MEJOR. Eres un maricón desvergonzado... ARGUMENTO PEOR. Me estás echando rosas... ARGUMENTO MEJOR. ... un bufón... ARGUMENTO PEOR.... y me coronas de lilas. ARGUMENTO MEJOR.... y eres de los que pegan a su padre. ARGUMENTO PEOR. No te das cuenta de que me estás rociando de oro.ARGUMENTO MEJOR. Desde luego, antes no era oro, sino plomo.ARGUMENTO PEOR. Ahora, sin embargo, eso es para mí un elogio.ARGUMENTO MEJOR. Eres un cara.ARGUMENTO PEOR. Y tú, un carca.ARGUMENTO MEJOR. Por tu culpa, ninguno de los jóvenes quiere ir a la escuela, y llegará el día en que los atenienses sepan a ciencia cierta qué clase de cosas les estás enseñando a ellos, los muy imbéciles. ARGUMENTO PEOR. Estás de un sucio que da asco.MEJOR. Sin embargo, a ti te va muy bien, y eso que antes mendigabas, haciéndote pasar por Télefo el Misio, y mordisqueando máximas Pandeleteas que sacabas de tu morral.ARGUMENTO PEOR. ¡Qué inteligencia...ARGUMENTO MEJOR. ¡Qué locura... ARGUMENTO PEOR. ... en lo que has dicho!

Page 71: COMEDIAS GRIEGAS

ARGUMENTO MEJOR. ... la tuya, y la de la ciudad que te nutre mientras echas a perder a sus jóvenes! ARGUMENTO PEOR. No serás tú el que enseñe a éste, siendo como eres de la época de Crono.ARGUMENTO MEJOR. Sí lo seré, si hay que salvarlo y evitar que se ejercite solamente en charlatanería. ARGUMENTO PEOR. (A FIDÍPIDES.) Ven aquí y deja a ése con sus chaladuras.ARGUMENTO MEJOR. Te arrepentirás si le pones las manos encima.CORIFEO. Dejad ya de pelear y de insultaros. Haznos tú (Al MEJOR) una demostración de lo que enseñabas a los hombres de antes, y tú (Al PEOR), de la nueva educa-ción, para que éste os oiga exponer vuestras razones contrapuestas, y vaya a la escuela que decida. ARGUMENTO MEJOR. Eso es lo que quiero hacer. ARGUMENTO PEOR. También yo quiero.CORIFEO. Pues hala, ¿cuál de los dos hablará primero? ARGUMENTO PEOR. Le cedo el privilegio a ése. Luego yo, basándome en lo que él diga, lo derribaré con disparos de palabritas y razonamientos nuevos. Finalmente, a la mínima cosa que diga, aguijoneado por todo el rostro y los ojos por mis sentencias, como por obra de avispones, a manos de ellas morirá.CORO. Ahora estos dos que confían en el super ingenio de sus argumentos, de sus pensamientos, y de sus ideas acuñadoras de sentencias, nos harán ver cuál de ellos resultará ser el mejor. Está totalmente en juego la sabiduría, sobre la cual para mis amigos se presenta ahora el debate decisivo.CORIFEO. (Al ARGUMENTO MEJOR.) Tú que a los hombres de antes coronaste copiosamente con buenas costumbres, lanza esa voz tuya en la que te complaces y explica tu naturaleza.ARGUMENTO MEJOR. Voy a exponer cómo era la antigua educación, cuando yo florecía con la justicia por delante, y el buen comportamiento era la práctica habitual.En primer lugar era de rigor que no se oyera ninguna voz de niño, ni siquiera un murmullo. Después, los mu-chachos del mismo barrio, para ir a casa del citarista, tenían que andar por las calles en grupo y con orden, y sin capa aunque cayeran copos de nieve como avena a medio moler. Éste, por su parte, les enseñaba a aprender de memoria una canción (cuidando de que no juntaran los muslos), una canción como «Palas, terrible destructora de ciudades», o «Un grito que a lo lejos

Page 72: COMEDIAS GRIEGAS

resuena», cantándola en el modo que sus padres transmitieron.Y si alguno de ellos hacía el payaso o realizaba alguna inflexión de voz como las que hacen los de ahora, esas florituras al estilo de Frinis, lo molían a palos por dejar en nada a las Musas Y cuando los muchachos se sentaban en casa del profesor de gimnasia, tenían que taparse con los muslos para que no enseñaran a los de fuera nada crue. Después, al levantarse, tenían que borrar sus huellas, y ocuparse de no dejar a sus amantes la impronta de su hombría. Ningún chico podía untarse entonces aceite por debajo del ombligo, así que florecía sobre sus partes íntimas un tenue vello cubierto de rocío , como en los membrillos; ni podía, al caminar, poner una voz aterciopelada a su amante y hacerle guiños para ofrecerse a sí mismo. Tampoco le estaba permitido echar mano de una cabeza de rábano al comer, ni picar el eneldo o el apio de sus mayores, ni tomar golosinas, ni reírse a hurtadillas, ni tener las piernas cruzadas.ARGUMENTO PEOR. Antiguallas con olor a Dipolias, llenas de cigarras, de Cedides y de Bufonias.ARGUMENTO MEJOR. Pero ésos son los procedimientos con los que mi educación formó a los hombres que lucharon en Maratón. En cambio, tú a los de ahora les enseñas a envolverse en la capa desde jovencitos, así que hacéis que yo me ahogue de rabia cuando, al llegar la ocasión de que bailen en las Panateneas, uno pone el escudo delante de su jamón, sin preocuparse de la Tritogenia. Por eso tú, muchacho, escógeme sin miedo a mí, el Argumento Mejor, y serás versado en odiar la plaza pública, en aborrecer los baños públicos, en avergonzarte de lo vergonzoso, en irritarte si alguien se burla de ti, en levantarte del asiento si se acercan tus mayores, en no portarte mal con tus propios padres ni hacer ninguna otra cosa reprobable que pueda [deshonrar] la estatua del Honor; y en no abalanzarte a casa de una bailarina, no vaya a ser que cuando te quedes pasmado ante cosas así, te dé con una manzana una putilla y veas tu buena fama hecha pedazos, y en no contradecir a tu padre en nada ni, llamándole Jápeto, echarle en cara sus años, esos años en los que tú fuiste criado como un pajarillo.ARGUMENTO PEOR. Si le haces caso en eso, muchacho, por Dioniso que te parecerás a los hijos de Hipócrates, y te llamarán papamoscas.

Page 73: COMEDIAS GRIEGAS

ARGUMENTO MEJOR. Así, con aspecto lozano y flore-ciente, emplearás el tiempo en ejercicios gimnásticos, y no charlando en la plaza pública de temas extrava-gantes y punzantes, como hacen los de ahora, ni vién-dote arrastrado a juicio por un-maldito-asunto-vicioso-y-controvertido; por el contrario, bajarás a la Academia y, bajo los olivos sagrados, echarás a correr, coronado de caña verde, con un buen colega de tu misma edad, y olerás a tejo, a despreocupación, y al álamo blanco, de hoja caduca, disfrutando en la estación primaveral, cuando el plátano susurra al olmo. Si haces esas cosas que te digo y dedicas tu atención a ellas, tendrás siempre el pecho lustroso, la piel brillante, los hombros grandes, la lengua corta, el culo grande, el cipote pequeño. En cambio, si practicas las mismas cosas que los de ahora, en primer lugar tendrás la piel pálida, los hombros pequeños, el pecho estrecho, la lengua larga, el culo pequeño, el jamón grande y la propuesta de decreto larga; y él te convencerá (Señala a PEOR) de que consideres honesto todo lo que es ruin, y ruin lo que es honesto, y además de eso te contagiará el tomar por culo de Antímaco.CORO. ¡Tú, que la excelsa sabiduría muy renombrada cultivas, cuán dulcemente en tus palabras se encuentra la flor de la virtud! Dichosos en verdad eran, desde luego, los que vivían entonces, en tiempo de los antepasados.(Al ARGUMENTO PEOR.)Frente a esto, tú, que posees una refinada inspiración, preciso es que digas algo novedoso, pues el hombre se ha ganado el aplauso.CORIFEO. Hábiles planes parece que necesitas contra él, si es que has de aventajar al hombre y no hacerte acreedor de la burla.ARGUMENTO PEOR. Desde hace rato me ahogaba yo en mis adentros de ganas de desbaratar todo eso con sentencias contrapuestas. Pues entre los hombres que discurren yo, precisamente por esto, recibí el nombre de Argumento Peor, porque fui el primerísimo al que se le ocurrió contradecir las costumbres establecidas y los litigios justos. (A FIDÍPIDES.) Y eso vale más que diez mil estáteres: que escoja los argumentos peores y que, encima, salga vencedor. Fíjate en cómo voy a refutar la educación de la que él es seguidor: éste dice en primer lugar que no te dejará bañarte en agua caliente. (Al AR-

Page 74: COMEDIAS GRIEGAS

GUMENTO MEJOR.) A ver, ¿con qué fundamento censuras los baños calientes?ARGUMENTO MEJOR. Con el de que son algo muy propio de cobardes, y vuelven apocado al hombre.ARGUMENTO PEOR. Alto ahí, pues ya te tengo cogido por la cintura con una llave de la que no te puedes escapar. Así que, dime, de los hijos de Zeus, ¿qué hombre consideras que es el de espíritu más intrépido, di, y el que ha llevado a cabo los mayores trabajos?

ARGUMENTO MEJOR. Yo, a ningún hombre tengo por mejor que a Heracles.ARGUMENTO PEOR. Bueno, pues, ¿dónde has visto que alguna vez los «baños Heracleos» sean fríos? Y, a ver, ¿quién fue más viril que él?ARGUMENTO MEJOR. Ésos, ésos son los asuntos en los que siempre los jóvenes están todo el día gastando pala-bras, y que hacen que estén llenos los baños públicos y vacías las palestras.ARGUMENTO PEOR. Después, condenas que pasen el tiempo en el Ágora; yo, sin embargo, lo elogio. Pues si fuera algo nocivo, jamás Homero habría pintado a Nés-tor como «agoreta», ni a los sabios todos. Desde ahí paso ahora a la lengua, que éste dice que los jóvenes no tienen que ejercitarla; en cambio, yo digo que sí. Y dice también que hay que ser buena persona. ¡Dos males grandísimos! Pues ¿a quién has visto tú que por ser buena persona le haya sucedido en alguna ocasión algo de provecho? Dilo, y llévame la contraria con mencio-narlo.ARGUMENTO MEJOR. A mucha gente. Peleo, por ejemplo, consiguió su cuchillo por ese motivo.ARGUMENTO PEOR. ¿Un cuchillo? ¡Qué ganancia tan especial consiguió el tío! Hipérbolo, en cambio, el del negocio de lámparas, ha conseguido muchísimos talen-tos por su falta de honradez, pero un cuchillo no, ¡por Zeus!, un cuchillo, no.ARGUMENTO MEJOR. Además, Peleo se casó con Tetis por ser buena persona.ARGUMENTO PEOR. Y después ella lo abandonó y se marchó, pues él no era ardiente, y no resultaba atractivo para pasar en su compañía la noche entera entre las ropas de la cama: a la mujer le gusta que la traten con lascivia. Tú eres tan carcamal como Crono. Así que, tú, muchacho, mira todas las cosas que implica el ser buena persona, y de cuántos placeres vas a verte privado: jovenzuelos, mujeres, juego, manjares,

Page 75: COMEDIAS GRIEGAS

bebidas, carcajadas. Y, ¿de qué te vale vivir si te ves privado de estas cosas? Bien, de aquí voy a pasar a las necesidades imperiosas de la naturaleza. Tuviste un desliz, te enamoraste, te liaste con una casada, y después te pillaron: estás perdido, pues no eres capaz de discursear. En cambio, si frecuentas mi trato, da rienda suelta a tu naturaleza, salta, ríete, no tengas nada por vergonzoso; pues si tienes la mala suerte de que te cojan en adulterio, responderás al marido así: que no has cometido nada malo. Después, echa la culpa a Zeus: que incluso aquél se deja vencer por el amor y las mujeres, y que tú, siendo mortal, ¿cómo podrías ser más fuerte que un dios?ARGUMENTO MEJOR. Y, ¿qué tal si por hacerte caso le meten un rábano por el culo y lo afeitan con la ceniza? ¿Podrá argumentar algún razonamiento para evitar que lo manden a tomar por culo?

ARGUMENTO PEOR. Y en caso de que sea de los que toman por culo, ¿qué de malo le va a pasar?ARGUMENTO MEJOR. Pues, ¿qué mal peor que ése le podría llegar a pasar?ARGUMENTO PEOR. Bien, ¿qué dirás si resultas vencido por mí en ese punto?ARGUMENTO MEJOR. Me callaré, ¿qué otra cosa, si no?ARGUMENTO PEOR. Pues a ver, dime: los abogados`, ¿de qué grupo son?ARGUMENTO MEJOR. De los que toman por culo. ARGUMENTO PEOR. De acuerdo. A ver, y los trágicos, ¿de qué grupo son?ARGUMENTO MEJOR. De los que toman por culo. ARGUMENTO PEOR. Bien dicho. Y los políticos, ¿de qué grupo son?ARGUMENTO MEJOR. De los que toman por culo.ARGUMENTO PEOR. Luego, ¿te das cuenta de que lo que dices no vale nada? Además, de los espectadores mira a ver qué grupo es el más numeroso.ARGUMENTO MEJOR. Ya estoy mirando. ARGUMENTO PEOR. Bueno, ¿qué ves?ARGUMENTO MEJOR. El más numeroso, con mucho, ¡por los dioses!, es el de los que toman por culo. Ése por lo menos sé que lo es, y aquél, y ese melenudo de ahí (Señalando).ARGUMENTO PEOR. Bueno, ¿qué dices ahora?

Page 76: COMEDIAS GRIEGAS

ARGUMENTO MEJOR. Nos damos por vencidos. Eh, jodidos, coged mi capa, por los dioses, que me paso a vosotros. (Arroja la capa y entra en el caviladero.)ARGUMENTO PEOR. (A ESTREPSÍADES.). Qué, ¿quieres coger a este hijo tuyo y llevártelo, o te le enseño a discursear?ESTREPSÍADES. Enséñale y castígalo, y recuerda que tienes que dotármelo de una lengua bien afilada que por un lado sirva para pleitecillos; el otro lado de su mandíbula afílalo para asuntos de más envergadura.ARGUMENTO PEOR. Descuida, te lo devolveré hecho un hábil sofista.FIDÍPIDES. (Aparte.) Más bien pálido, creo yo, y hecho un desgraciado.CORO. (A FIDÍPIDES y ARGUMENTO PEOR, que van al caviladero.) Andad ya. (A ESTREPSÍADES, que entra en su casa.) Creo yo que te arrepentirás de eso.CORIFEO. (Al público.) Queremos proclamar las ventajas que los jueces obtendrán en caso de que favorezcan a este coro, como es de justicia. Pues en primer lugar si queréis labrar a su tiempo los campos en barbecho, lloveremos primero para vosotros, y para los demás después. Además cuidaremos la cosecha y las viñas, de manera que ni la sequía ni la lluvia excesiva las sofoquen. Pero si alguien, siendo mortal, a nosotras, que somos diosas, nos ultraja, que preste atención a qué males sufrirá de nuestra parte: no recogerá vino ni ninguna otra cosa de su tierra. Pues cuando los olivos y las viñas despunten, los brotes serán cortados de cuajo: con tales disparos de honda los golpearemos. Y si lo vemos haciendo ladrillos, llevaremos y destrozaremos las tejas de su tejado con granizos redondos. Y si se casa él, o uno de sus parientes o amigos, lloveremos toda la noche, así que quizá deseará encontrarse incluso en Egipto más que haber sido mal juez.(ESTREPSÍADES sale de su casa.)ESTREPSÍADES. Quinto, cuarto, tercero, detrás de ése el segundo, después, el que yo temo más que todos los días, el que me hace temblar y me pone enfermo, justo detrás de ése viene el día-viejo-y-nuevo. Pues todos aquellos con los que estoy en deuda juran que deposita-rán la cantidad consignada, y después me aniquilarán y me destruirán, y aunque yo pido cosas justas y moderadas, como «tío, esta parte no te la lleves ahora, esta otra aplázamela, esta otra perdónamela», ellos afir-man que así nunca recobrarán su dinero, me reprochan que soy injusto, y dicen que pleitearán conmigo. Pues

Page 77: COMEDIAS GRIEGAS

ahora, que pleiteen: poco me importa, si Fidípides ha aprendido a discursear bien. Pronto lo sabré si llamo a la puerta del caviladero. (Golpea la puerta.) ¡Chico! -digo-, ¡chico, chico!SÓCRATES. (A la puerta.) Saludo a ESTREPSÍADES.ESTREPSÍADES. También yo a ti. Pero primero toma esto. (Le da dinero.) Pues de alguna manera hay que presentar los respetos al maestro. Y mi hijo, dime si ha aprendido aquel Argumento que hace un momento trajiste a escena. SÓCRATES. Lo ha aprendido.ESTREPSÍADES. ¡Fraudulencia todopoderosa, qué bien! SÓCRATES. Así que podrás salir victorioso de cualquier pleito que quieras.ESTREPSÍADES. ¿Aunque hubiera testigos presentes cuando recibí el préstamo?SÓCRATES. Mucho más todavía: aunque sean mil los que estén presentes.ESTREPSÍADES. Gritaré entonces en voz alta mi grito: ¡Ah! llorad, prestamistas, vosotros, el capital y los intereses de los intereses. Pues ya nada malo podréis hacerme; tal es el hijo criado para mí en estas moradas, brillando con lengua de doble filo; baluarte mío, salvador de mi casa, perjuicio de mis enemigos,que las grandes desdichas paternas hace desaparecer; corre y llámalo para que desde dentro venga a mí.(Entra SÓCRATES en el caviladero.)¡Hijo, muchacho, sal de la casa; escucha a tu padre!(Sale SÓCRATES con FIDÍPIDES.)

SÓCRATES. Aquí lo tienes. ESTREPSÍADES. ¡Querido, querido! SÓCRATES. Márchate con él.(SÓCRATES entra en el caviladero.)ESTREPSÍADES. ¡Oh, oh, hijo!¡Huy, huy! Qué contento estoy antes de nada de ver el color de tu piel. Ahora no hay más que verte para saber que eres de los que niega y contradice, y sobre tu rostro florece realmente eso tan nuestro, el «¿qué quieres decir tú?», y el parecer que se sufre injusticia cuando se comete, incluso de las gordas, lo sé bien. Ahora trata de salvarme, ya que eres tú el que me perdió.FIDÍPIDES. Y ¿qué es lo que temes?ESTREPSÍADES. El día-viejo-y-nuevo.FIDÍPIDES. Así que ¿existe un día viejo y nuevo?

Page 78: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Sí, ese en el que dicen que depositarán la cantidad consignada contra mí.FIDÍPIDES. Entonces los que la depositen la perderán, pues no es posible que un día se convierta en dos días. ESTREPSÍADES. ¿No se puede convertir?FIDÍPIDES ¿Pues cómo iba a poder? A menos que la misma mujer fuera a la vez una anciana y una joven.ESTREPSÍADES. Sin embargo, eso es lo acostumbrado. FIDÍPIDES. Porque no saben bien, creo yo, lo que la ley quiere decir.ESTREPSÍADES. Y ¿qué quiere decir?FIDÍPIDES. El antiguo Solón era por naturaleza amigo del pueblo.ESTREPSÍADES. Eso por ahora no tiene nada que ver con el día viejo-y-nuevo.FIDÍPIDES. Así que aquél situó la citación en dos días, o el.hicieran en la luna nueva.ESTREPSÍADES. ¿Para qué añadió el día viejo?FIDÍPIDES. Amigo mío, para que los demandados com-parezcan un día antes y así se lo quiten de encima de antemano y voluntariamente, y en caso de que no, para que el día de la luna nueva por la mañana estén un poco intranquilosESTREPSÍADES. ¿Cómo es que los magistrados no aceptan entonces los depósitos de la cantidad consignada el día de la luna nueva, sino el día-viejo-y-nuevo?FIDÍPIDES. Es que me parece que les pasa lo mismo que a los catadores: para malversar lo más rápidamente posible los depósitos, para eso los cobraban un día antes.ESTREPSÍADES. Muy bien. (Al público.) Desgraciados, ¿qué hacéis ahí sentados como idiotas, para provecho de nosotros los inteligentes? ¡Vosotros sois solamente piedras, números, un estúpido rebaño de ovejas, y un montón de ánforas!Para mí mismo y para mi hijo aquí presente, tengo que cantar un canto de alabanza por nuestra buena suerte.

«Afortunado Estrepsíades, ¡qué inteligente has nacido, y qué hijo estás criando!», me dirán mis amigos y mis vecinos con envidia, cuando tú ganes los pleitos por tu oratoria. Pero primero quiero llevarte dentro y festejarte.(Entran ambos en la casa. Llega un acreedor con un testigo.)

Page 79: COMEDIAS GRIEGAS

ACREEDOR 1.º (Al testigo.) Además, ¿tiene un hombre que dejar que se pierda algo de lo que es suyo? Nunca; mejor hubiera sido no ruborizarse precisamente enton-ces, en vez de tener problemas: la cuestión es que aho-ra mismo te estoy arrastrando aquí para servirme de testigo por un dinero que es mío, y además de eso me haré enemigo de un vecino mío. Pero nunca mientras viva he de avergonzar a mi patria, sino que, por el contrario, voy a citar a Estrepsíades...ESTREPSÍADES. (Saliendo de su casa.) ¿Quién anda ahí? ACREEDOR 1.º ... para el día-viejo-y-nuevo. ESTREPSÍADES. (Al público.) Te tomo por testigo de que ha dicho para dos días diferentes. (Al acreedor.) ¿Por qué motivo?ACREEDOR 1.º Por las doce minas que recibiste para comprar el caballo gris moteado.ESTREPSÍADES. El caballo. ¿No habéis oído? ¡Yo, que todos vosotros sabéis que odio lo que tiene que ver con los caballos!ACREEDOR 1.º ¡Por Zeus!, y además juraste por los dioses que ibas a pagármelas.ESTREPSÍADES. No, ¡por Zeus!, es que entonces mi Fidípides aún no había aprendido el argumento invenci-ble.ACREEDOR 1.º ¿Y ahora por esa razón pretendes hacer un protesto?ESTREPSÍADES. ¿De qué otra manera sacaría yo provecho de lo que él aprendió?ACREEDOR 1.º ¿Y estás dispuesto a hacer el protesto ju-rando por los dioses allí donde yo te lo indiqué?ESTREPSÍADES. ¿Por qué dioses?ACREEDOR 1.º Por Zeus, por Hermes, por Posidón. ESTREPSÍADES. ¡Sí, por Zeus! Y yo incluso pagaría un trióbolo por poder jurar.ACREEDOR 1.º ¡Ojalá revientes por tu descaro! ESTREPSÍADES. (Palpando el vientre de su oponente.) Frotado con sal podría servir éste. ACREEDOR 1.º ¡Ay, ay, cómo te burlas! ESTREPSÍADES. Le cabrán seis congios.ACREEDOR 1.º ¡Por el gran Zeus y los dioses, no escaparás de mí impunemente!ESTREPSÍADES. Me ha hecho muchísima gracia eso de «dioses»; además, jurar por Zeus es ridículo para los que tienen dos dedos de frente.

Page 80: COMEDIAS GRIEGAS

ACREEDOR 1.º Te aseguro que tú con el tiempo rendirás cuenta de esto. Pero respóndeme si me pagarás el dinero o no, y déjame ir.

ESTREPSÍADES. Quédate quieto, que yo en seguida te daré una respuesta clara. (Entra en su casa.)ACREEDOR 1.º (Al testigo.) ¿Qué te parece que va a hacer? ¿Te parece que me pagará?ESTREPSÍADES. (Sale de la casa con una artesa.) ¿Dónde está ese que me reclama el dinero? Di, ¿cómo se llama esto?ACREEDOR 1.º ¿Que cómo se llama? La amasadero.ESTREPSÍADES. ¿Y tú reclamas el dinero, siendo así? No pagaría yo ni un óbolo a nadie que llamara la «amasadero» a la «amasadera»ACREEDOR 1.º ¿Que no vas a pagarme?ESTREPSÍADES. No, que yo sepa. Así que ¿no vas acabar de irte a escape de mi puerta?ACREEDOR 1.º Me voy a ir, y después, para que te enteres, voy a depositar la cantidad consignada y si no ¡que me muera! (Salen el ACREEDOR 1.º y su testigo.) ESTREPSÍADES. Pues perderás eso además de las doce minas, y no quiero que te pase eso sólo porque le llamaste como un tonto «la amasadero». (Llega un 2.º ACREEDOR.)ACREEDOR 2.' ¡Ay, ay de mí!ESTREPSÍADES. ¡Anda! ¿Quién es ese que se lamenta? ¿No será una de las divinidades de Carcino la que hablaba?ACREEDOR 2.º ¿Que quién soy yo?, ¿por qué queréis sa-berlo? Un hombre desdichado.ESTREPSÍADES. ¡Vuélvete por tus pasos!ACREEDOR 2.º «¡Oh divinidad cruel, oh fortuna que rompiste las ruedas de mi carro! ¡Oh Palas, cómo me has destruido!»211

ESTREPSÍADES. Pues, ¿qué mal te ha hecho Tlempólemo? ACREEDOR 2.º No te burles de mí, amigo; por el contrario, dile a tu hijo que me pague el dinero que recibió, sobre todo porque estoy en mala situación. ESTREPSÍADES. ¿Qué dinero es ése? ACREEDOR 2.º El que tomó prestado.ESTREPSÍADES. Sí que estás hecho polvo, me parece a mí. ACREEDOR 2.º Sí, por los dioses, estaba guiando el carro y me caí.

Page 81: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. Entonces, ¿por qué dices tonterías como si te hubieras caído de un burro?ACREEDOR 2.º ¿Tonterías digo, si quiero recuperar mi dinero?ESTREPSÍADES. No hay posibilidad de que estés sano otra vez.ACREEDOR 2.º ¿Eso, por qué?ESTREPSÍADES. Me parece que tu cerebro ha sufrido algo así como una sacudida.ACREEDOR 2.º Y a mí me parece que tú, por Hermes, vas a ser citado a juicio por mí, si no pagas el dinero.ESTREPSfADES. Bueno, dime: ¿crees que Zeus llueve cada vez agua nueva, o que el sol arrastra desde abajo esa misma agua nuevamente?

ACREEDOR 2.º No sé cuál de las dos cosas es, ni me im-porta.ESTREPSÍADES. Anda, ¿y cómo va a ser justo que tú recuperes el dinero, si no sabes nada de meteorología?ACREEDOR 2.º Bueno, si no tienes dinero suficiente, al menos págame el interés.ESTREPSÍADES. Ése, el interés, ¿qué animal es?ACREEDOR 2.º ¿Qué otra cosa va a ser sino que cada mes y cada día el dinero se hace siempre más y más, al pasar el tiempo?ESTREPSÍADES. Bien dicho. Pues a ver: ¿crees que el mar es mayor ahora que antes?ACREEDOR 2.º No, por Zeus, es igual. Pues no es apropiado que sea mayor.ESTREPSÍADES. Entonces, desgraciado, ¿cómo es que éste no se hace mayor con los ríos que afluyen a él, y tú sin embargo tratas de hacer tu dinero más grande? ¿No te expulsarás a ti mismo de la casa? (A los de la casa.) Tráeme la aguijada. (Un esclavo la trae.)ACREEDOR 2.º De esto yo tomo testigos.ESTREPSÍADES. (Dándole con la aguijada.) ¡Arre!, ¿por qué tardas? ¿No te mueves, caballo marcado con la «ese»?.ACREEDOR 2.º ¿No es esto el colmo del descaro?ESTREPSÍADES. ¿Te moverás? Voy alanzar sobre tila aguijada y te pincharé en el culo, caballo lateral. (El 2.º ACREEDOR se va.) ¿Huyes? Ya sabía yo que te haría moverte con todas tus ruedas y tus tiros.(ESTREPSÍADES entra en su casa.)CORO. ¡Lo que es amar los asuntos ruines! Pues el viejo este, enamorado de ellos, quiere retener el dinero que pidió prestado.

Page 82: COMEDIAS GRIEGAS

Y no es posible que en el día de hoy no le sobrevenga algún problema que haga a este sofista <apartarse> repentinamente de las vilezas que se ha puesto a cometer. Pues creo que él va a encontrar en seguida lo que hace tiempo pedía, que su hijo sea hábil para argumentar sentencias contrarias a lo que es justo, de manera que salga victorioso contra todos los que tengan trato con él, aunque sus argumentos sean abominables; y quizá, quizá va a desear que su hijo esté mudo.(ESTREPSÍADES sale de su casa perseguido por su hijo.)ESTREPSÍADES. ¡Ay, ay, vecinos, parientes, compañeros de demo. Ayudadme por favor, que me zurran! ¡Ay, pobre de mí, mi cabeza, mi mejilla! (A FIDÍPIDES.) ¡Ah, granuja!, ¿le pegas a tu padre?FIDÍPIDES. Sí, padre.ESTREPSÍADES. ¿Veis que admite que me está pegando? FIDÍPIDES. Ciertamente.ESTREPSÍADES. ¡Granuja, parricida, sinvergüenza! FIDÍPIDES. Dime otra vez esas mismas cosas y más aún. ¿Sabes que lo paso bien oyendo tantos insultos?

ESTREPSÍADES. ¡Maricón, que tienes un culo como una tinaja!FIDÍPIDES. Rocíame con muchas rosas de esas. ESTREPSÍADES. ¿A tu padre le pegas?FIDfPIDES. Y además, ¡por Zeus!, demostraré que te he pegado con todas las de la ley.ESTREPSÍADES. ¡Sinvergüenza redomado!, ¿cómo va a ser legítimo pegarle a un padre?FIDÍPIDES. Yo te lo haré ver, y además, te venceré con mis palabras.ESTREPSÍADES. ¿Que vas a vencerme en esto?FIDÍPIDES. De todas todas y con facilidad. Escoge cuál de los dos Argumentos quieres sostener.ESTREPSÍADES. ¿Qué dos Argumentos? FIDÍPIDES. El Mejor o el Peor.ESTREPSÍADES. Por Zeus, sí que he hecho que te enseñaran bien a argumentar contra lo justo, amigo, si vas a ser convincente en eso de que es justo y adecuado que un padre sea golpeado por sus hijos.FIDÍPIDES. Yo creo que ciertamente te convenceré, tanto que cuando me hayas oído ni siquiera vas a argumentar nada en contra.ESTREPSÍADES. Desde luego, lo que vas a decir quiero escucharlo.

Page 83: COMEDIAS GRIEGAS

CORO. Tu labor, anciano, consiste en discurrir cómo vas a derrotar a este hombre, pues éste, si no confiara en algo, no sería tan insolente: hay algo con lo que él se envalentona. Su arrogancia es bien clara.CORIFEO. Ya tienes que decirle al coro por qué empezó la discusión. Lo vas a hacer de todas maneras.ESTREPSÍADES. Sí que voy a decirte por qué comenzamos a insultarnos. Pues bien, después de que, como sabéis, hicimos fiesta, primero le dije que cogiera la lira y cantara una canción de Simónides, «Cómo fue esquilado el carnero». Éste en seguida dijo que estaba anticuado eso de tocar la lira mientras se bebía como hace una mujer cuando muele cebada tostada.FIDÍPIDES. ¿Y no tenías que haber sido aporreado y pisoteado justamente entonces?, ¡decirme que cantara, como si hicieras fiesta para las cigarras!ESTREPSÍADES. También entonces ahí dentro, murmuraba cosas así como las de ahora; y de Simónides decía que es un mal poeta. Y yo, aunque a duras penas, me iba aguantando al principio. Pero más adelante le dije que por lo menos cogiera una rama de mirto y me recitara algo de Esquilo; y él me dijo en seguida: «Pues yo sí que considero a Esquilo el primero entre los poetas, en estar lleno de ruido y en ser incoherente, grandilocuente y fabricante de palabras pretenciosas como peñascos». Y ¿cómo creéis que mi corazón palpitaba entonces? Pero yo, rumiando mi cólera, le decía: «Tú recita entonces algo de ésos, de los modernos, cualesquiera que sean sus pasajes ingeniosos». Y en seguida él pronunció una parrafada de Eurípides: cómo un hermano, ¡dios que nos libras de males!, jodía a una hermana hija de la misma madre, y yo ya no me aguanté más, sino que le llené el saco de palabras duras y denigrantes. Y claro, después, como es natural, nos enzarzamos insulto tras insulto. Luego él salta sobre mí y después me estruja, me despedaza, me estrangula y me tritura.FIDÍPIDES. ¿Y no estaba bien hecho eso, tú que no elogias a Eurípides, el más inteligente?ESTREPSÍADES. ¿El más inteligente aquél?, tú... ¿qué te voy a llamar? No, que me darán de palos otra vez.FIDÍPIDES. Sí, por Zeus, y sería con razón.ESTREPSÍADES. ¿Cómo que con razón? Yo, desvergonzado, que te crié atendiendo a todo lo que balbuceabas, por saber qué querías. Si decías «aba», yo te entendía y te daba de beber; si pedías «pa» yo iba a traerte pan; no habías acabado de decir «caca», cuando

Page 84: COMEDIAS GRIEGAS

yo te había cogido, y te sacaba a la puerta sosteniéndote. Pero tú ahora cuando me estrangulabas, aunque yo chillaba y gritaba que quería cagar, no quisiste, ¡maldito!, sacarme fuera, a la puerta, sino que me ahogaba y me hice caca allí mismo.CORO. Creo que los corazones de los jóvenes saltan por oír lo que va a decir. Pues si éste, con haber hecho cosas de tal calibre, nos va a convencer con su palabrería, no daríamos por la piel de los viejos ni siquiera un garbanzo.CORIFEO. (A FIDÍPIDES.) Tu tarea, ¡agitador y removedor de palabras de nuevo cuño!, consiste en buscar un medio de persuasión, para que parezca que dices cosas justas.FIDÍPIDES. ¡Qué agradable es codearse con cuestiones nuevas e ingeniosas y poder despreciar las costumbres establecidas! Pues yo, cuando dedicaba mi atención so-lamente a la hípica, ni siquiera era capaz de decir tres palabras sin meter la pata. En cambio, ahora, después de que ése me hizo acabar con esas cosas y he confraternizado con sentencias sutiles, con argumentos y pensamientos, creo que demostraré que es justo castigar al padre de uno.ESTREPSÍADES. Sigue con tus caballos entonces, ¡por Zeus!, que es mejor para mí alimentar una cuadriga que verme triturado a fuerza de recibir golpes.FIDÍPIDES. Volveré al punto de mi discurso en que me interrumpiste, y, en primer lugar, te voy a preguntar esto: ¿me pegabas cuando era niño?ESTREPSÍADES. Sí, por ser cariñoso y preocuparme por ti.FIDÍPIDES. Pues dime, ¿no es justo que también yo sea cariñoso contigo de la misma manera y te pegue, puesto que en eso consiste ser cariñoso, en pegar? Pues, ¿cómo es que tu cuerpo tiene que estar libre de golpes y el mío no? Que también yo soy hombre libre de nacimiento. «Los hijos lloran, ¿crees que el padre no ha de llorar?». Tú afirmarás que la costumbre es que eso sea cosa del hijo; pero yo podría contradecirte diciendo que «los viejos son dos veces niños»; y es más natural que lloren los viejos que los jóvenes, en la medida en que es menos razonable que ellos cometan faltas.ESTREPSÍADES. Pero en ninguna parte es de ley que el padre pase por eso.FIDÍPIDES. ¿Es que no fue un hombre como tú y como yo el primero que puso esa ley, y persuadía a los antiguos hablando? ¿Y es que yo a mi vez voy a tener

Page 85: COMEDIAS GRIEGAS

menos posibilidades de poner una nueva ley para los hijos de cara al futuro, que peguen también ellos a sus padres? Los golpes que recibimos antes de que estuviera puesta la ley los sacamos de cuenta y les concedemos habernos zurrado impunemente. Mira los gallos y esos otros bichos, cómo se toman la revancha de sus padres. ¿Y en qué se diferencian aquéllos de nosotros, si no es en que no proponen decretos?ESTREPSÍADES. Entonces, ya que imitas en todo a los gallos, ¿por qué no comes también estiércol y duermes en un palo?FIDÍPIDES. No es lo mismo, tío, ni se lo parecería a Sócrates.ESTREPSÍADES. Pues entonces no me pegues; si no, un día tendrás que echarte la culpa.FIDÍPIDES. ¿Cómo es eso?ESTREPSÍADES. Porque es justo que yo te castigue a ti, y que tú, si lo tienes, castigues a tu hijo.FIDÍPIDES. Pero en caso de que no lo tenga, en vano habrán sido mis lloros, y tú te habrás muerto habiéndote burlado de mí.ESTREPSÍADES. (A los espectadores ancianos.) Hombres de mi edad, a mí me parece que dice cosas justas. Y me parece también que hay que concederles a éstos lo que es razonable. Pues es natural que nosotros paguemos si no hacemos lo que es justo.FIDÍPIDES. Mira también este otro argumento.ESTREPSÍADES. No, será mi perdición.FIDÍPIDES. Quizá no llevarás tan a mal haber pasado lo que has pasado ahora.ESTREPSÍADES. ¿Cómo es eso? Explícame qué provecho conseguirás que saque yo aún de eso.FIDÍPIDES. Pegaré a mi madre igual que a ti.ESTREPSÍADES. ¿Qué dices, qué dices? Esto otro es una canallada todavía más grande.FIDÍPIDES. Pues, ¿qué me dices si con el Argumento Peor te voy a vencer diciendo que hay que pegar a la madre?ESTREPSÍADES. ¿Qué otra cosa que, si haces eso, nada va a impedir tirarte al Barranco, con Sócrates, a ti y al Argumento Peor? (Al CORO.) Nubes, esto me ha sucedido por culpa vuestra, por haber puesto en vuestras manos todos mis asuntos.CORIFEO. Tú eres el único que tienes la culpa, por haberte dedicado a hacer canalladas.ESTREPSÍADES. ¿Y por qué no me decías eso entonces, en vez de darle alas a un hombre paleto y viejo?

Page 86: COMEDIAS GRIEGAS

CORIFEO. Esto es lo que hacemos siempre, cada vez que nos topamos con alguien que es aficionado a las canalladas, hasta que lo precipitamos en la desgracia para que aprenda a temer a los dioses.ESTREPSÍADES. ¡Ay de mí, Nubes! Es cruel, pero justo, pues no debería haber birlado lo que pedí prestado. (A FIDÍPIDES.) Así que ahora, querido, ven conmigo a ma-tar al bastardo de Querefonte y a Sócrates, que nos han engañado.FIDÍPIDES. Yo no podría hacerle mal a mis maestros. ESTREPSÍADES. «Sí, sí; ten respeto a Zeus Paternal». FIDÍPIDES. Mira: «Zeus Paternal». ¡Qué antiguo eres! ¿Es que existe algún Zeus?ESTREPSÍADES. Existe.FIDÍPIDES. No existe, no, porque reina Torbellino, que ha expulsado a Zeus.ESTREPSÍADES. No lo ha expulsado, sino que yo creía eso por culpa de esta «turbicopa» (La señala.) ¡Qué im-bécil soy, tomarte a ti, una pieza de barro, por un Dios!FIDÍPIDES. Anda, desbarra aquí tú solo y sigue con tus disparates. (Entra en su casa.)ESTREPSÍADES. ¡Ay de mí, qué chaladura! ¡Qué loco me volví cuando llegué a rechazar a los dioses por culpa de Sócrates! (A una estatua de Hermes que está delante de su casa). Pero de ningún modo te enfades conmigo ni me hagas papilla, Hermes querido: más bien ten compasión de mí, que me volví tarumba por culpa de su charlatanería; y sé mi consejero, sobre si he de perse-guirlos judicialmente incoando un proceso o lo que te parezca. (Hace que escucha a Hermes.) Bien me aconsejas no dejando que me dedique a picapleitos, sino que a toda prisa incendie la casa de los charlatanes. (Da voces hacia su casa.) Oye, oye, Jantias, ven aquí con una escalera y un azadón, y después sube a lo alto del caviladero y destrózale el tejado, si es que quieres a tu señor, hasta que les tires la casa encima. (El esclavo sale de la casa con lo indicado y sube al tejado del caviladero.) Que alguien me traiga una antorcha encendida, que yo voy a hacerle a alguno de ellos pagármelas todas juntas hoy mismo, por muy fanfarrones que sean. (Coge la antorcha que le traen y sube también al tejado.)DISCÍPULO. (Dentro.) ¡Ay, ay!ESTREPSÍADES. (Aplica la antorcha.) Antorcha, tu obligación es lanzar una enorme llamarada.DISCÍPULO. (Se hace visible.) ¿Qué es lo que haces, hombre?

Page 87: COMEDIAS GRIEGAS

ESTREPSÍADES. ¿Que qué hago? ¿Qué voy a hacer sino mantener un diálogo sutil con las vigas de la casa?QUEREFONTE. (Por una ventana.) Ay de mí, ¿quién prende fuego a nuestra casa?ESTREPSÍADES. Justamente aquel al que le quitasteis la capa.QUEREFONTE. (Igual.) Nos matarás, nos matarás.ESTREPSÍADES. Pues eso es precisamente lo que yo quiero, si el azadón no traiciona mis esperanzas o si no me caigo yo antes y me desnuco.SÓCRATES. (Saliendo del caviladero.) Tú, ¿qué es lo que haces, tú, el del tejado?ESTREPSIADES. «Camino por los aires y paso revista al sol»SÓCRATES. ¡Ay, desgraciado, me voy a ahogar, pobre de mí!QUEREFONTE. (Igual que antes.) Y yo, miserable de mí, voy a morir achicharrado.ESTREPSÍADES. (Bajando al suelo, con JANTIAS.) Y ¿por qué razón insultabais a los dioses y escudriñabais las asentaderas225 de la luna? Persigue, pega, golpea, por mil cosas, pero sobre todo sabiendo cómo ultrajaban a los dioses.(QUEREFONTE y los restantes discípulos consiguen salir del caviladero y huyen con SÓCRATES, perseguidos por ESTREPSÍADES y JANTIAS.)CORIFEO. Encabezad la marcha hacia fuera, que nuestro coro ya ha actuado bastante por hoy.