Fragmentos del libro ¿Qué le hace enfadar?

10 pasos para transformar el enfado y que todos salgan ganando

Shari Klein y Neill Gibson , Editorial Acanto 2014

Cuando estamos enfadados, nuestra atención se centra casi totalmente en aquello que no queremos y nuestro pensamiento se ve atrapado por imágenes que nos muestran cuán equivocados están los otros. Perdemos la perspectiva de lo que sí queremos y necesitamos.

Los diez pasos siguientes nos enseñan a cambiar este patrón y a conectar con nuestro enfado de modo que sirva para expresar lo que está vivo en nosotros. Así aprenderemos a generar resultados que sean satisfactorios para todos.

1º - VER EL ENFADO COMO SI FUERA UN TESTIGO LUMINOSO DEL COCHE

Nuestras emociones y sensaciones físicas son como indicadores luminosos de que nos ayudan a tener conciencia sobre cuáles de nuestras necesidades están siendo satisfechas y cuáles no.

Es útil recordar que es posible hacer la vida más placentera para nosotros mismos y para los demás si enfocamos nuestra atención en lo que necesitamos y dejamos de lado los pensamientos que nos hacen ver a los otros como “enemigos”.

2º - OBSERVE CON CUIDADO LO QUE HA SUCEDIDO

“¡Qué poco profesional es! ¡Ha arruinado la presentación!” Tales declaraciones nos dan poca información sobre lo que realmente sucedió.

Cuando somos capaces de describir objetivamente lo que ha sucedido, es mucho más fácil para nosotros tener claro lo que necesitamos. Asimismo, es menos probable que la gente reaccione de manera defensiva porque les resultará más fácil estar de acuerdo con lo que decimos.

Si nuestro objetivo es hacer una observación clara, podemos preguntarnos qué habría grabado una cámara de vídeo. Con esta perspectiva podemos llegar a describir la situación de una manera muy diferente: “Llegó veinte minutos más tarde de lo acordado y los documentos que entregó en la presentación tenían manchas de café”.

3º - ASUMA SU RESPONSABILIDAD

Las acciones de otras personas nunca pueden “hacer” que se sienta de determinada forma. El enfado se produce cuando nos centramos en lo que la otra persona debería o no debería hacer y cuando la juzgamos como mala o equivocada. A medida que centremos nuestra atención en identificar cuáles de nuestras necesidades no se ven satisfechas en una situación, nuestros sentimientos cambiarán. Cuando descubrimos que hemos recibido un trato que no satisface nuestra necesidad de respeto, puede que nos sintamos dolidos, asustados o decepcionados, pero estaremos libres de juicios sobre lo malos que son los otros y lo equivocados que están, y por ello no nos sentiremos enfadados.

4º - SER CONSCIENTE DE SUS PENSAMIENTOS Y ACLARAR LOS PENSAMIENTOS

En nuestra cultura, a muchos se nos educa para no dar importancia a nuestras necesidades y a ignorar lo que queremos. Pero el hecho es que todo el mundo tiene necesidades.

Socialmente estamos adiestrados para mezclar nuestra evaluación con nuestros sentimientos, y eso es lo que produce pensamientos culpabilizadores. Poder separar nuestros sentimientos de nuestros juicios sobre los demás es un elemento importante para tener claras nuestras necesidades.

5º- DEFINA SUS NECESIDADES

Aun las etiquetas más duras, como “perturbado”, son simplemente expresiones encubiertas de necesidades no satisfechas.

Lo mejor de ser capaz de interpretar nuestros sentimientos como señales de advertencia es que una vez que somos conscientes de lo que necesitamos, volvemos a estar en posición de actuar.

6º - ENCUENTRE EL “SÍ” DETRÁS DEL “NO”

El directivo del ejemplo anterior puede llegar a identificar que necesita más confianza y fiabilidad. Si ha sido educado como la mayoría de nosotros, puede que lo que quiera decirle a la otra persona sea algo así como: “No llegues tarde y no traigas los documentos manchados”. El problema es que la persona puede que la próxima vez no acuda o no traiga ningún documento.

Es mucho más probable que sus necesidades se vean satisfechas si puede llegar a un acuerdo usando una petición en positivo que comunique con claridad qué acciones satisfarían sus necesidades. Por ejemplo: “¿Estarías dispuesto a llamarme media hora antes de la reunión para que sepa que vas a llegar a tiempo y estarías también dispuesto a poner la documentación en fundas protectoras?”. Centrémonos en lo que queremos y no en lo que no queremos.

7º - PIENSE EN UNA PETICIÓN DE ACCIÓN CLARA

La idea es que imaginemos qué puede hacer o decir la otra persona en este momento que esté en armonía con lo que deseamos y que probablemente satisfaga nuestras necesidades.

8º - IDENTIFIQUE LOS SENTIMIENTOS Y LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS

Nuestras necesidades no se pueden satisfacer a expensas de las necesidades de los demás. Intentemos imaginar de la mejor forma posible lo que la otra persona desea, lo que la otra persona necesita cuando actúa como lo hace.

En este momento, aunque aún no hemos empezado a hablar, ya vemos a la otra persona de manera muy diferente. Estamos sustituyendo la imagen de “enemigo” por la visión de un ser humano que está intentando hacer su vida más agradable mediante la satisfacción de sus necesidades.

9º - DECIDIR QUIÉN HABLARÁ PRIMERO SOBRE SUS NECESIDADES

Podemos dar por concluido el proceso solamente cuando ambas personas hayan sido escuchadas y comprendidas y se puedan marchar satisfechas. Sin embargo, solo una puede hablar a la vez. Si la persona con mayor claridad eligiera enfocar su atención primero en los sentimientos y necesidades de la persona que está sufriendo más, muy probablemente la otra persona experimentará alivio y claridad y estará más dispuesta a tener en cuenta nuestras necesidades.

Si elegimos expresar, le revelaremos al otro los sentimientos, las necesidades y las peticiones que identificamos antes. Si elegimos recibir, invitaremos al otro a que revele los sentimientos, las necesidades y las peticiones sobre las que hicimos suposiciones en el paso anterior.

10º - YA PODEMOS EMPEZAR A HABLAR

Expresemos una observación clara (“He estado pensando sobre el hecho de que pasas tres noches a la semana con tus amigos”). Luego expresemos abiertamente nuestros sentimientos: (“Me siento sola y triste”). Fíjese en si empieza diciendo “siento que…” o siento que tú…”, cuando empezamos así lo más probable es que lo que expresemos sea una análisis o una atribución de cualpa. Exprese sentimientos o sensaciones físicas. A continuación formulemos una petición que invite a una respuesta que haga que nuestra vida sea más plena y agradable en este momento (“Estarías dispuesto a pasar todas las noches de los martes y los sábado conmigo?”).

Puede ser que responda: “Eres una egoísta. Las cosas siempre tienen que girar a tu alrededor, ¿verdad?” No pasa nada. Elijamos recibir empáticamente lo que diga. Centremos nuestra atención en sus sentimientos y necesidades. Intentemos adivinar qué tipo de acción le gustaría a la otra persona que lleváramos a cabo. “¿Estás preocupado porque quieres ver que tus necesidades también importan y quieres ver que también estoy dispuesta a tenerlas en cuenta?”.

Comunicarle a otra persona que nos damos cuenta de sus necesidades no es lo memo que aceptar hacerlo. Cuando demostramos que las sus necesidades nos importan, estarán más abiertas a tener en cuenta nuestras necesidades y es probable que estén más receptivas a considerar diferentes estrategias para satisfacer sus necesidades.

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