Clase 9 Imágenes Del Peronismo Primera Parte

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 Imágenes del Peronismo - Primera parte  Estimadas y estimados colegas: En esta clase –una vez más escrita conjuntamente por los profesores a cargo del Ciclo– les proponemos un recorrido por imágenes de diverso tipo a través de las cuales intentamos iluminar algunas de las tensiones en torno a 1945. Como ya lo dijimos en otras clases virtuales y en los encuentros presenciales, creemos que las imágenes no ocupan el lugar de meras ilustraciones de un texto o de un acontecimiento, sino que ellas mismas brindan una variedad de sentidos para quien se detenga a “leerlas”. Pero, a su vez, en tanto manifestaciones de una cultura, consideramos que las lecturas de estas imágenes resultan más complejas y ricas sólo si se suman a ellas el conocimiento de sus contextos de producción, de los modos en que fueron vistas, de la intencionalidad que albergaron quienes las confeccionaron (sean fotógrafos, humoristas gráficos, ilustradores, e tc.). Recorreremos en esta clase las fotografías, ya clásicas, de la movilización de octubre del 45 pero también otras, no tan frecuentadas y pensadas, de una movilización inmediatamente anterior de septiembre de ese año. La tensión entre las fotografías de ambas marchas nos permite pensar sobre el contexto nacional e internacional de la política de entonces. También nos detendremos en algunas imágenes de la propaganda oficial sobre la intervención del Estado y el turismo, en las cuales encontraremos una mirada sobre el territorio, sobre los sujetos que debían conocerlo y recorrerlo, sobre el modelo familiar y social deseado. Por su parte, las fotografías de la obra de la Fundación Eva Perón nos abren una puerta a la lectura de la arquitectura social de peronismo y también las transformaciones sobre el espacio social. Finalmente, el humor gráfico y político nos invitarán a pensar el modo en que se configuraron las subjetividades y las percepciones de diferentes grupos sociales en torno al peronismo. Las dos marchas  Insistimos con algo que ya esta altura debería ser una premisa metodológica pero que, no obstante, tenemos necesidad de reafirmar cada vez, quizás menos como dictum que como suposición: decíamos en nuestra pr imera clase que tenemos la sospecha de que a los acontecimientos con nombres propios y fechas se les había colgado con demasiada facilidad la etiqueta de material fáctico sólo interpretable a la luz de los procesos estructurales y que, apenas como “hechos”, fueron abandonados a un positivismo difícil de defender. No desconocemos la importancia de la larga duración en los estudios sobre lo social. Sin embargo, también podemos probar un acercamiento a las coyunturas históricas del siglo XX argentino que interesan a este Ciclo, interrogando los sucesos que condensan la intensidad del período en un puñado de días. En pocas horas se manifiestan con absoluta claridad tendencias hacia todas las direcciones. La historia, por un instante, se vuelve incierta. Todo puede pasar. Seguramente sea siempre así pero, repetimos, hay momentos en los que la incertidumbre por el rumbo que puede

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Síntesis sobre el peronismo y sus implicancias en el currículum. SU enseñanza, actividades.

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  • Imgenes del Peronismo - Primera parte

    Estimadas y estimados colegas:

    En esta clase una vez ms escrita conjuntamente por los profesores a cargo del Ciclo les proponemos un recorrido por imgenes de diverso tipo a travs de lascuales intentamos iluminar algunas de las tensiones en torno a 1945.

    Como ya lo dijimos en otras clases virtuales y en los encuentros presenciales, creemos que las imgenes no ocupan el lugar de meras ilustraciones de un texto ode un acontecimiento, sino que ellas mismas brindan una variedad de sentidos paraquien se detenga a leerlas. Pero, a su vez, en tanto manifestaciones de unacultura, consideramos que las lecturas de estas imgenes resultan ms complejas yricas slo si se suman a ellas el conocimiento de sus contextos de produccin, delos modos en que fueron vistas, de la intencionalidad que albergaron quienes lasconfeccionaron (sean fotgrafos, humoristas grficos, ilustradores, etc.).

    Recorreremos en esta clase las fotografas, ya clsicas, de la movilizacin deoctubre del 45 pero tambin otras, no tan frecuentadas y pensadas, de unamovilizacin inmediatamente anterior de septiembre de ese ao. La tensin entre las fotografas de ambas marchas nos permite pensar sobre el contexto nacional einternacional de la poltica de entonces. Tambin nos detendremos en algunasimgenes de la propaganda oficial sobre la intervencin del Estado y el turismo, en las cuales encontraremos una mirada sobre el territorio, sobre los sujetos quedeban conocerlo y recorrerlo, sobre el modelo familiar y social deseado. Por suparte, las fotografas de la obra de la Fundacin Eva Pern nos abren una puerta a la lectura de la arquitectura social de peronismo y tambin las transformacionessobre el espacio social. Finalmente, el humor grfico y poltico nos invitarn apensar el modo en que se configuraron las subjetividades y las percepciones dediferentes grupos sociales en torno al peronismo.

    Las dos marchas

    Insistimos con algo que ya esta altura debera ser una premisa metodolgica peroque, no obstante, tenemos necesidad de reafirmar cada vez, quizs menoscomo dictum que como suposicin: decamos en nuestra primera clase que tenemos la sospecha de que a los acontecimientos con nombres propios y fechas seles haba colgado con demasiada facilidad la etiqueta de material fctico slointerpretable a la luz de los procesos estructurales y que, apenas como hechos, fueron abandonados a un positivismo difcil de defender. No desconocemos laimportancia de la larga duracin en los estudios sobre lo social. Sin embargo,tambin podemos probar un acercamiento a las coyunturas histricas del siglo XXargentino que interesan a este Ciclo, interrogando los sucesos que condensan laintensidad del perodo en un puado de das. En pocas horas se manifiestan conabsoluta claridad tendencias hacia todas las direcciones. La historia, por uninstante, se vuelve incierta. Todo puede pasar. Seguramente sea siempre as pero,repetimos, hay momentos en los que la incertidumbre por el rumbo que puede

  • tomar la vida comn se hace demasiado palpable. Tan evidente es esaincertidumbre para los sujetos histricos como la intuicin de que la cuestin terminar resolvindose en la calle. Todos sabemos cuando est por pasar algogrande aunque no nos demos cuenta qu. Uno de los ndices que solemos observares que hay multitudes ocupando el espacio pblico, hay movimiento de masas. Un da, la multitud no se identifica. Al da siguiente, porta estandartes. Al otro,enarbola banderas contrarias. Son facciones en pugna y cada una est convencidade que su triunfo es posible. No se trata slo de perspectivas distintas: seenfrentan diferentes modos de interpretar tradiciones e incluso afanes por crearnuevas. Mientras tanto, las instituciones no dan respuesta. Una vieja frmula delpensamiento materialista dice que madura una crisis poltica cuando no slo los deabajo no quieren seguir viviendo como hasta entonces, sino adems cuando los dearriba no logran dar respuesta. Nada de lo dicho hasta aqu nos es ajeno. Hemosvisto, en los mdulos anteriores, cmo en los das del Centenario, muy cercanasuna de otra, se realizaban dos grandes manifestaciones en Buenos Aires, contrarias entre s: las organizaciones obreras anarquistas, por un lado, y, por el otro, lasmuchedumbres patriticas, como ironizaba Sebastin Marotta, queriendorecuperar la ciudad. De igual manera, en el mdulo sobre la coyuntura que se abre a partir del golpe del 30, nos detuvimos en el contraste entre dos grandesexpresiones multitudinarias: el sepelio pblico de Yrigoyen el 3 de julio de 1933 y lamarcha de la Legin Cvica el 6 de septiembre de ese mismo ao, al conmemorarse un nuevo aniversario del golpe.

    En el caso del mdulo que estamos transitando, seguiremos abonando esta va delcontrapunto entre dos grandes demostraciones pblicas, tambin en la ciudad deBuenos Aires, e intentaremos analizar algunas imgenes que han captado sendos momentos.

    En primer lugar, vemos una imagen de la llamada Marcha de la Constitucin y laLibertad.

    19 de septiembre de 1945. Marcha de la Constitucin y la Libertad (Buenos Aires)

    El 19 de setiembre de 1945, todo el arco opositor al gobierno del general Farrell,aunque haciendo del coronel Pern entonces vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo el blanco de las crticas ms severas, se manifiesta en una

  • multitudinaria concentracin de la que participan alrededor de 200 mil personas yque march desde el Congreso hasta el barrio de la Recoleta, ocupando as elcentro de la ciudad de Buenos Aires.

    Por primera vez, todas las fuerzas polticas de oposicin al gobierno (radicales,conservadores, demcratas cristianos, demcratas progresistas, comunistas ysocialistas) con apoyo de los principales diarios y fuerte participacin de losuniversitarios, se unan bajo una misma consigna: abajo la dictadura a la que consideraban como variante verncula del fascismo, gobierno a la Corte Suprema, llamado a elecciones (que, por otra parte, estaban seguros de ganar si lograbantraducir ese mpetu en frente electoral).

    Acto en Plaza San Martn el 12 de octubre de 1945, en el que se exiga la entrega del gobierno a la Corte Suprema

    El impacto de la marcha fue inmediato. En un primer momento, el gobiernorespondi restableciendo el estado de sitio, orden a la polica ocupar lasuniversidades y tom el camino de la poltica represiva. Sin embargo, laconspiracin haba entrado en las propias filas del ejrcito: el 9 de octubre, comovimos en la clase anterior, la ofensiva de los opositores polticos tuvo su correlatoentre los militares y la guarnicin de Campo de Mayo se moviliz en reclamo de larenuncia de Pern, objetivo que finalmente logr. La oposicin encontr elcomplemento que faltaba y pudo creer, entonces, que la victoria contra el rgimenestaba al alcance de la mano.

    Era un error esa creencia? Motivos para envalentonarse no faltaban. Esinteresante, sin embargo, leer el testimonio de alguien que, habiendo participadode la marcha y del clima optimista, reconoce, de manera retrospectiva, que no supoleer los signos que indicaban que la historia podra tomar un rumbo menosesperable. Quien rememora es Tulio Halperin Donghi:

  • No voy a pretender entonces que, cuando al participar el 19 de septiembre en la ceremonia en la que por centenares de miles juramos ante Reissig (quien como Secretario del Colegio Libre presida el comit organizador de la Marcha) derramar hasta la ltima gota de nuestra sangre en defensa de la Constitucin y la libertad me pareci percibir que haba algo de irreal en ella, estaba desplegando una clarividencia que me haba faltado slo un rato antes, cuando haba celebrado junto con los dems participantes en el evento que la huelga decretada por la Unin Tranviaria no hubiera alcanzado a empaar su brillo, sin advertir lo que tena de ominoso que esta vez el obstculo superado no proviniera de la polica, sino de una medida sindical que nada invitaba a concluir que hubiera sido impuesta desde fuera. (Halperin Donghi, T., Son Memorias)

    El historiador reconoce la mala lectura de su propio tiempo. Pero no esexactamente una mala lectura; se trata, en todo caso, de una imposibilidad: la deconsiderar todas las variables en juego mientras la historia est ocurriendo. Qufue lo que no consider Halperin Donghi y lo condujo al error? Que el obstculo quedebi vencer junto a sus compaeros para llegar a la Marcha no era un retnpolicial sino una medida de fuerza de los trabajadores organizados. A esa falta delucidez Halperin la llamar ominosa; es decir, siendo evidente el apoyo popular aPern, ser no obstante negado abstractamente por sus opositores.

    Por eso, cuando un mes despus la multitud nuevamente irrumpa en el centro de la Capital, no ser reconocida como tal sujeto poltico, ni mucho menos como unainstancia superior del mismo, o sea, el pueblo: ser una murga, ser una turba sinnombre pero no pueblo. Tampoco autntico proletariado, aunque bien se sepa la importancia decisiva que tuvieron los sindicatos nucleados en la CGT en el reclamode la libertad a Pern. Un da antes del 17 de octubre, se rene el Confederal de lacentral obrera a decidir una medida que, todos estiman, ser el llamado a un paro general.

  • Tapa del diario Crtica del 17 de octubre de 1945

    Las Actas de aquel plenario recogen todas las intervenciones de los representantes obreros. Horacio Gonzlez ha dedicado un captulo de su libro Pern, reflejos de una vidaa una lectura muy aguda de las mismas. Se detiene un buen rato en cadade ellas. Nosotros, en una particular a la que el propio Gonzlez da tambin algn relieve. Habla el representante del Sindicato de la Carne de Rosario, el compaeroBustamante:

    si este cuerpo no resuelve la huelga general les puedo asegurar que ser impotente para contener la huelga que se producir lo mismo por el estado emotivo de los trabajadores [] El coronel Pern no slo est en el corazn de los obreros sino en el de todo el pueblo honrado. (Actas del Confederal de la CGT del 16 de octubre de 1945)

    No se equivocan del todo las figuraciones del peronismo como lo inesperado, pues

  • como se aprecia en la alocucin de Bustamante, un lenguaje nada habitual para lapoltica argentina, el de la ratio sentimental, encontraba su gramtica en la multitud movilizada al da siguiente. Poltica y corazn. Concluyamos con una digresin de Gonzlez sobre la intervencin de Bustamante que bien podra ser elepgrafe de nuestra ltima, archiconocida y siempre inquietante imagen: Fervordeclarado, exhibido como sello de identidad, vanidad de una pertenencia queadquiere solemnemente su sello de goce espiritual y espontnea declaracin dearraigo.

    Manifestantes en Plaza de Mayo, 17 de octubre de 1945

    Vivimos como reyes: la Fundacin Eva Pern El 8 de julio de 1948 un decreto presidencial otorg la personera jurdica a laFundacin Ayuda Social Mara Eva Duarte de Pern (nominada ya comoFundacin Eva Pern en 1950). La accin social de Eva, no obstante, haba empezado unos aos antes, poco despus de las elecciones de febrero de 1946. Yapara 1947 se encontraba activa la Obra de Ayuda Social Mara Eva Duarte de Pern,con funciones que luego llevara a cabo la Fundacin en una escala nunca vista. Laasistencia social hasta ese momento haba estado sobre todo asociada a la accinde la tradicional Sociedad de Beneficencia, la cual, para aquellos aos, inclusobastante antes de que Eva tuviese cualquier injerencia en ese tema, haba sidosealada por numerosos sectores como ineficaz y obsoleto su tratamiento del temasocial. As, por lo menos desde el ao 43, exista una clara decisin de transformaresa Sociedad (cuyos recursos, adems, provenan en su mayora de subvencionesestatales y no de donaciones privadas) y organizar de un mejor modo el serviciosocial provisto por el Estado. As, la intervencin de la Sociedad y su futuraabsorcin en otra dependencia estatal estn lejos de ser adjudicadas a los deseosrevanchistas de la propia Eva frente a las damas de la oligarqua que dirigan ese

  • organismo creado en el siglo XIX. Sin embargo, s fue claro desde un principio quela impronta que Eva le dara a su Fundacin trabajara contra una concepcin de lacaridad y de la cuestin social en todo sentido distinta a la desplegada por las organizaciones asistenciales previas. Marysa Navarro, en su excelente biografasobre Eva Pern, afirma:

    En sus establecimientos asistenciales, la Sociedad de Beneficencia practicaba la caridad tal como se entenda durante la dcada infame. En los costureros, las chicas que salan de los asilos cosan ajuares para las damas de la sociedad portea; para la Navidad, sus internos de pelo muy corto o rapado y uniformados iban por las calles cntricas a pedir limosna y en las distribuciones de premios, al decir de La Nacin, reciban los estmulos del aplauso y la ayuda del bolo posible las benemritas que han probado saber luchar con herosmo y sobrellevar con resignacin y fe los rigores del destino.

    Entre 1948 y 1952, la Fundacin se entreg a una tarea febril, tan febril como laintensidad de la vida de Eva, quien se encarg de imprimirle su propio sello a unaobra social que, a su vez, la transformara completamente en el contacto directocon los grupos ms desprotegidos del pueblo. As, la primera preocupacin habasido completar la poltica social del gobierno peronista entre aquellos que, comonumerosos nios, mujeres y ancianos, no eran alcanzados por la legislacin socialque protega a los trabajadores. Lejos de la limosna, Eva consideraba necesaria la reparacin de una injusticia hacia estos sectores, quienes slo conocan las migasque dejaba sobre la tierra el perenne banquete de los poderosos ensoberbecidos yolvidados de Dios y de sus hermanos productores. En pocos aos la Fundacin emprendi una enorme tarea en todo el pas: desde la ayuda social directa (entregade mquinas de coser, medicamentos, juguetes, colchones, ropa de cama, cuyademanda no slo llegaba a travs de las cartas enviadas desde todos las provincias a la Fundacin, sino por la informacin recabada por las clulas sociales, gruposde asistentes sociales que recorran el pas tomando pedidos y estableciendo suprioridad); numerosas pensiones a la vejez para mayores sin recursos o noamparados en regmenes de previsin; la construccin de numerosos hogares detrnsito, para ancianos, para empleadas, hogares-escuela, policlnicos y centros sanitarios; la organizacin de colonias de vacaciones para nios y la subvencin devacaciones para jubilados, obreros, estudiantes y nios en sus propias unidades deturismo; el patrocinio de campeonatos infantiles y juveniles de ftbol a nivelnacional; la construccin de barrios de viviendas, entre otras acciones.

  • Portada del folleto oficial de la Ciudad Infantil "Amanda Allen"

    Sin duda, son muchas las imgenes ligadas a las acciones de la Fundacin, entrelas que se encuentran las largas filas en el Ministerio de Trabajo o en la residenciapresidencial esperando que la propia esposa del presidente (convertida desde all yen esos aos en Evita) se dedicase personalmente a escuchar sus necesidades.Para esta clase elegimos detenernos en dos imgenes: una de la Ciudad infantil(inaugurada en 1949) y otra de la Ciudad estudiantil (completada en 1951),ubicadas en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires. Una y otraalbergaban a nios en edad escolar y preescolar, que vean as aseguradas su educacin formal pero tambin su participacin en actividades recreativas y deformacin ciudadana.

    Los jvenes habitantes de Ciudad estudiantil haban sealado en una entrevistapublicada en Mundo Peronista en julio de 1952: Vivimos como reyes!. La afirmacin, volcada en una publicacin oficialista, puede parecer obvia, peroexpresa gran parte de lo que la propia Eva consideraba distintivo de su accinsocial. En ese sentido, nada quedaba librado al azar, y hasta las formas arquitectnicas y el modo en que fue pensado el entorno de esos emprendimientos(y tambin el de los barrios de vivienda motorizados por la propia Fundacin)guardan una estrecha vinculacin con dichas intenciones. De este modo, el estiloarquitectnico de estas dos obras no fue un elemento aleatorio, sino que formabaparte de todo el lujo y toda la riqueza que les fueron negados a todos los pobres

  • descamisados argentinos durante los aos amargos de la oligarqua vendepatria yegosta. En La razn de mi vida profundiza estas consideraciones sobre el significado de esas construcciones:

    Los ingenieros y arquitectos de la Fundacin proyectan sobre mis grandes planes pero despus yo pongo en cada obra todo eso que ellos no vieron. Sobre todo al principio me costaba hacerles entender que los hogares de la Fundacin no eran asilos, que los hospitales no eran antesalas de la vida, que las viviendas no deban ser lugares para dormir sino para vivir alegremente No era culpa de ellos que no me comprendiesen de primera intencin. Durante cien aos el alma estrecha de los ricos, para acallar la voz de la conciencia, no concibi nada mejor que tratar a los pobres con migajas de limosna. Limosna eran no solamente las monedas miserables y fras que los ricos dejaban caer sobre las manos extendidas de los pobres. Limosna eran tambin los asilos escasos que construyeron con las sobras de alguna herencia multimillonaria. Todo en la obra social del siglo que nos precedi fue as: fro, srdido, mezquino y egosta

    Pero cul es lenguaje arquitectnico que se deja entrever en los edificios queaparecen en las escenas de una y otra foto (y presentes tambin con fuerza en laproduccin de vivienda de la Fundacin)? El rstico-californiano, un lenguaje identificable en los muros blancos, en la presencia de materiales como el ladrillo,las tejas, la piedra, en los techos inclinados Y por qu nos interesa marcar esto?Porque, tal como adelanta la cita de ms arriba, en la eleccin de esta opcinarquitectnica se esconde, adems de una razn tcnica era ms fcil de construir, lo que resultaba en un abaratamiento de los costos y en una disminucinde los plazos de obra, una razn de carcter ideolgico, en la que se juega elmodo en que cierta esttica arquitectnica despierta un mundo de evocaciones y queda ligada a un universo de representaciones ms amplio. Como fue sugerido porBallent, la eleccin del rstico-californiano para las obras de la Fundacin Eva Pernapoy su programa redistributivo, pues acercaba a los sectores populares a un conjunto de formas e imgenes ligados anteriormente con los sectores medios yaltos. El californiano o el rstico haba sido elegido por la lite para sus casasde veraneo en los aos 20. En la dcada siguiente el estilo comenz a extenderse entre los sectores medios, que escenificaban un ocio transcurrido en espacios devida lujosa y sin privaciones (podemos pensar aqu en los chalets marplatenses).As, en los 40 este estilo haba sido abandonado por los sectores altos, pero todava conservaba su prestigio y era consumido, desde la prensa, por un pblico muyamplio. De este modo, para la Fundacin Eva Pern esta arquitectura condensabaciertos consumos de clase que ahora eran puestos al alcance de todos. Losrestringidos espacios y formas del ocio de los ricos eran ocupados y habitados por los que haban sido humillados.

  • Jvenes reunidos en uno de los espacios comunes de la Ciudad Estudiantil

    Sin embargo, esta idea de hogar feliz, lujoso y confortable no fue la nica idea dehabitar que moviliz la accin del Estado en este perodo. El lenguaje del chalecitocaliforniano se convirti por numerosos motivos (como hemos visto) en laexpresin construida del peronismo, en gran parte por haber sido elegido por laFundacin Eva Pern para sus obras. No obstante, la arquitectura con sus relaciones tan estrechas y a la vez tan poco unvocas con la poltica nos seala lateralmente la rica complejidad del peronismo. Tanto en el terreno de la viviendapopular como en otras obras de infraestructura otras agencias estatales apelaron almodernismo arquitectnico, que se conectaba con otro mundo de representaciones, en clara tensin, aunque en convivencia, con el rstico favorecido por la Fundacin.As, los pabellones en altura y la vivienda colectiva construidos por el gobiernoperonista se alejaban de la casa unifamiliar que estaba en el centro de las acciones de la FEP, y quedaban ligadas a una idea de vivienda menos lujosa, en los que seprivilegiaban los espacios comunes ms que los individuales y familiares (msafines a los conjuntos obreros que se haban construido en la posguerra europea).

  • Pabellones colectivos y barrios de viviendas construidos en Capital Federal (La Nacin Argentina. Justa, Libre y Soberana, 1950)