CLAR mística y profecía

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AÑO XLIV No. 1 ENERO - MARZO/2006 ISSN: 0124-2172 Mística y profecía para un nuevo tiempo

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AÑO XLIVNo. 1

ENERO - MARZO/2006ISSN: 0124-2172

Mística y profecíapara un nuevo tiempo

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Revista ClarAño XLIV - Nº 1

Enero / Marzo, 2006ISSN: 0124-2172

Revista Trimestral de Vida ReligiosaPublicado por la Confederación Latinoamericana de Religiosos - CLAR

Directora:Hna. Vilma Esperanza Quintanilla M., rfsa.

Consejo de dirección:Hno. Arcadio Bolívar, fsc.

Hna. Zenilda Petry, ifsj.P. Rodolfo Capalozza, sac.

Hna. Lilian Carrasco, msscc.Hna. Dina María Orellana A., rm.

Coordinador:P. Ignacio Madera Vargas, sds

Colaboradores:Hna. Blanca Pérez, mml

P. Carlos Palmés, sjP. José María Guerrero, sj

P. Emigdio Cuesta Pino, svdPedro Casaldáliga

Hna. Raquel Saravia, sfP. Eusebio Hernández Sola, oar

Consejo de Redacción:Hna. Ana María Lizarrondo, hsc

Hna. Beatriz Charria, opHna. Josefina Castillo, aci

Producción:Hna. Neuza Botelho dos Santos, mscs

Ilustración de carátula:P. Jaime Valdivia, osa.

AdministraciónCalle 64 Nº 10-45 piso 5º

Tels. (57-1) 3100481 • Fax: (57-1) 2175774 • Apartado Aéreo 56804E-mail: [email protected] • www.clar.org

Bogotá, D.C. - Colombia

Diseño e impresión:Editorial Kimpres Ltda.Bogotá, D.C., Colombia

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Editorial

1. Reflexión TeológicaLaura Montoya: Mujer mística y proféticaHna. Blanca Pérez, mml

Ser o no ser: la experiencia fundanteP. Carlos Palmés, sj

¿Qué Vida Religiosa está naciendo?P. José María Guerrero, sj

2. Tribuna afro - indígena¿Qué, por qué y cómo reparar al puebloAfrocolombiano?P. Emigdio Cuesta Pino, svd

Identidad en la Biblia3. Ventanas abiertas

Rumor de DiosUtopía necesaria como el pan de cada díaMons. Pedro Casaldáliga

4. Ayudas para el caminoDora Clemencia Azmitia, una joven profetaHna. Raquel Saravia, sf

Testigos de la presencia transfigurante de DiosP. Eusebio Hernández Zola, oar

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“VENGAN CONMIGO USTEDES SOLOSY DESCANSEN UN POCO”

(Mc. 6,31)

“En la mente del que inicia,hay muchas posibilidades.En la mente del experto,

hay muy pocas”.

Queridos Amigos y Amigas lectores y lectoras, deseo iniciaresta página en una actitud de oración con estas palabras:

Aquí estamos Señor, metidas y metidos en un mundo confusoy tenso.Esta sociedad agitada y nerviosa, cansada y duraDonde solo viven y tienen derecho los fuertes.Esta sociedad, Señor, llena de injusticiasDonde la ley es la mentira hecha verdad;Donde la ley es el látigo hecho poder;Donde la ley se ha hecho, ley de violencia,Donde la ley se ha hecho norma a base del abusoAquí estamos, Señor, queriendo ser libres en nuestra Utopía.

Si hermanos y hermanas estamos en la búsqueda incansable de“re fundarnos” sin olvidarnos que para alcanzarla debemospasar por el despojo, la debilidad... es decir, por un procesoque nos conduce a lo esencial del Evangelio y del Carisma.Estamos en tiempos donde muchos dudan y se preguntan side la Vida Religiosa Consagrada puede salir algo bueno, sidesde ella pueda brotar vida, alegría y bondad, brotar fe, espe-ranza, amor y transformación. Lastimosamente son dudas quese marcan también al interior de nuestras comunidades. Amigosy amigas, aún es tiempo de sincerarnos y dejarnos sentir elamor de predilección con el que nuestro Dios Amor y Amantenos ha amado desde la eternidad. Es hora de dar la cara y hablarde nosotros y nosotras, de nuestro ser, de nuestro amor y denuestra pasión por Dios y su pueblo, de nuestras convicciones

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y de nuestra gran utopía: de contribuir a crear “cielos nuevosy tierras nuevas”. Es necesario poner en evidencia, con humildad,nuestra capacidad de creer, de confiar y de depender de Aquelque nos ha elegido, invitado y amado primero. Es el momentode asumir con espíritu de sencillez, de no violencia, de verdady de sabiduría que somos el resto, frontera, margen, tierra yacasi de nadie. Pero con la conciencia de que aún en medio deello se engendra Jesús, crece Jesús en todo el sentido de laPalabra. Es desde este ser pequeños y pequeñas, desde este sernecesitados y necesitadas de Dios, que le dejamos ser Dios y élgenerosamente se manifiesta.

Hermanos y hermanas, debemos asumir con claridad deconciencia que no sólo somos responsables de lo que hacemos,sino también de lo que no hacemos y por tanto tomar bajoresponsabilidad personal que nosotros y nosotras mismasdebemos ser la alternativa del cambio que deseamos asumiren este mundo. En este número les ofrecemos algunas re-flexiones que les permitirán e invitarán a hacer el viaje máslargo, el de bajar de la cabeza al corazón. No olvidemos quelos maestros abren la puerta, pero somos nosotros y nosotras(eres tú) quien debe atravesarla y saber que todo viaje porcorto o largo que sea debe iniciarse con un primer paso. LaHna. Blanca Pérez, mml, nos comparte y testimonia los frutosque se dan cuando los sarmientos están pegados a la vidverdadera “Jesucristo” y de cómo éstos permanecen aun des-pués de la muerte. La hermana Blanca logra plasmar en estaspalabras la experiencia de lo que significa y conlleva el viviruna Vida Religiosa místico profética. Amigos y amigas ¡Eshora de ser consecuentes! Dios nos invita a estar con él, areposar y a degustar con él y en Él. El Artículo del P. CarlosPalmés, sj., nos permite tocar fondo y nos insta a no seguircon una vida consagrada instalada y superficial o en unosactivismos desbordantes que nos distancian de lo esencial. ElP. José María Guerrero, sj., en su artículo ¿Qué vida religiosaestá naciendo? Nos comparte que nuestra propuesta al mundoes: “ser un recuerdo provocativo de Jesús que sobrecoge,cautiva y entusiasma y que es capaz de darle sentido últimoa la vida y descubrirnos la verdadera felicidad” acompañadade una praxis de fe que nos lleva a vivir la cultura de losuficiente, compartirlo con los demás y rechazar todo ese

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mundo de lo superfluo, de la ostentación y el lujo, es decir,hombres y mujeres de fe comprometidos en la lucha por lajusticia y la promoción de todos los hermanos y hermanas, yespecialmente de los más pobres y excluidos. Nos indica queno será posible recrear una nueva forma histórica de vidareligiosa si los religiosos y las religiosas no vivimos disponiblespara la misión, una misión, por supuesto, que tiene al Señoren su centro. Donde el prototipo de este nuevo modelo devida religiosa ya no es el convento sólido e inmenso, arraigadocomo una fortaleza fortificada, sino la tienda de campaña, elvaso frágil, la semilla que muere para dar vida. Nos convida alsueño de una vida religiosa que se convierte en grito proféticodel absoluto de Dios en un mundo donde se multiplicanídolos y la fe se diluye o se tergiversa. Dejándonos al finalcon una hermosa, pero comprometida invitación a: despojar-nos, crear y avanzar ligeros de equipaje hacia el futuro.

El P. Eusebio Hernández, oar, nos comparte en su artículo:“Testigos de la presencia transfigurante de Dios”, la experienciadel Simposio que la Congregación para los Institutos de VidaConsagrada y Sociedades de vida apostólica realizó con lafinalidad de recordar el aniversario de la promulgación delDecreto del Concilio Vaticano II “Perfectae Caritatis” con elTema: “A 40 años del Perfectae Caritatis. Balance y perspectivasde la Vida Consagrada”. Él nos recuerda que la Vida Religiosase caracteriza por la dimensión trascendental y escatológica dela vocación cristiana y que con ella expresamos la forma de lavida que el Hijo de Dios abrazó cuando vino al mundo. Nosinvita a asumir que la vida consagrada responderá a las preguntasdel hombre y de la mujer de hoy si es claro testimonio delprimado de Dios; si sabe testimoniar con una vida casta, pobrey obediente que Cristo crucificado y resucitado es la verdad, labelleza y el amor. Les traemos el testimonio de una mujer laicaa quien Hna. Raquel Saravia la llama “Una joven profeta” la vidade Menchy nos mete en evidencia lo que significa ser cristianaautentica, lo que conlleva el vivir la realidad, y asumir el idealde los que dejan todo por la verdad. Hermanos y hermanasque la vida cristiana y el testimonio de nuestros mártires nossigan animando en la fe del Hijo de Dios.

La CLAR en su búsqueda de animar y promover una VidaReligiosa Místico Profética les invita a que vivamos como

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hombres y mujeres de Dios en Frontera, donde hay más queamar, donar y entregar; en total disponibilidad, donde no hayviolencia ni rivalidad y en solidaridad, donde no hay temor aperder nada. Precisamos recuperar la presencia ignorada deDios y centrar nuestra vida en Él y en su amor para darfrutos abundantes y que estos permanezcan, posibilitándonosa que se haga realidad otra humanidad1 posible.

Dios sea con ustedes,

Hna. Vilma Esperanza Quintanilla MoránPresidenta de la CLAR.

1 Otro mundo posible, una nueva sociedad humanizada y huma-nizadora que viva según los valores del Reino de Dios.

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LAURA MONTOYA: MUJER MÍSTICA Y PROFÉTICAHna. Blanca Pérez, mml

SER O NO SER: LA EXPERIENCIA FUNDANTEP. Carlos Palmés, sj

¿QUÉ VIDA RELIGIOSA ESTÁ NACIENDO?P. José María Guerrero, sj

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Laura Montoya:Mujer Mística y Profética

Hna. Blanca Pérez, mml

En las últimas décadas se ha reavivado la dialéctica entreexperiencia mística y profética, binomio sobre el cual se hareflexionado y escrito ya bastante. Es imposible hablar demística y profecía sin evocar a una mujer colombiana quedesde su ser femenino responde con fidelidad al proyectode Dios, conjugando armoniosamente las dos dimensiones,audacia e intrepidez misionera, con las altas cumbres de lamística, ya que la historia jamás perdonaría el que se dejesemi oculta esta figura mística-profética, alcanzable solamentea unas pocas personas que investigan en profundidad losfenómenos místicos y proféticos que van apareciendo ennuestro medio.

Por ello queremos resaltar a una mujer de talla extraordinariaque perfila con altura y gallardía la mística profética.

Sus experiencias místicas y proféticas la convierten en infati-gable misionera y la llevan a considerar como celda “laselva enmarañada” y como Sagrario, la naturaleza andina.

Mística y profecía, se confunden en ella con su sentidoecológico, con sus aptitudes de escritora y evangelizadora,de insigne Fundadora y Capitana de aguerridas y extraor-dinarias empresas. Es una mística de gran excelsitud, llenade la vida de Dios, apasionada por El.

El Espíritu la moldea y la conduce con una pedagogía especialque la hace gigante con sus manifestaciones divinas, de lasque tenemos copiosos testimonios. No en vano los teólogosy teólogas censores que aprobaron sus virtudes, no duda-ron en afirmar que “esta mujer latinoamericana, se perfila

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como una figura excepcional, aproximán-dose a Teresa de Ávila, Catalina de Siena,Juan de la Cruz”. Agregan, además, “quepuede considerarse como una de lasgrandes misioneras del tiempo moderno,cuya actitud profética la llevó a adelan-tarse a los tiempos modernos. Antes, lasmujeres seguían el camino abierto porlos misioneros y misioneras, ella se ade-lantó en primera línea, llegando a dondelos misioneros y misioneras todavía nohabían podido penetrar”.1

Esta mujer, mística y profética es la BeataLaura Montoya.

Dimension Mística

Contemplando de cerca esta mujer ysiguiendo sus pasos desde la infancia,descubriremos en ella, en primer lugar,su dimensión mística que se entrelazacon la dimensión profética en paisajemulticolor: experiencias místicas, toquessubstanciales, visiones, don de milagros,pacto con las fieras y toda una gama decomunicaciones infusas que dejaronhondas huellas en su alma, llevándola aun abrazo transformativo en Dios.

Recibe el conocimiento infuso deDios y de sus grandezas

Dios irrumpe en su vida con una expe-riencia inicial cuando solamente tienesiete años. Es la experiencia llamada delhormiguero que orientará su itinerario

espiritual; ella misma nos narra su maravi-llosa experiencia.

“Me entretenía como siempre en seguirunas hormigas que cargaban sus provi-siones de hojas. Era una mañana, la quellamo la más bella de mi vida. Estaba auna cuadra más o menos de la casa, ensitio perfectamente visible. Iba con lashormigas hasta el árbol que deshojabany volvía con ellas al hormiguero. Obser-vaba los saludos que daban, las veía dejarsu carga y me complacía en ayudarlas,llevándoles hojitas hasta la entrada dela mansión de tierra en donde las recibíanlas que salían de aquel misterioso hueco.Así me entretenía, engañándolas a veces,acariciándolas con gran cariño, cuando...¿cómo lo diré? Ay, Dios sabe que estascosas son tan íntimas y tan duro de-cirlas... fui herida por un rayo. No sédecir más. Aquel rayo fue un conoci-miento de Dios y de sus grandezas, TANHONDO, TAN MAGNÍFICO, TANAMOROSO, que hoy, después de tantoestudiar y aprender, no sé más de Diosde lo que supe entonces. ¿Cómo fue esto?¡Imposible decirlo! Supe que había Dios,como lo se ahora, y más intensamente.No se decir más. Lo sentí por largo rato,sin saber como sentía, ni poder hablar.Por fin terminé llorando y gritando recio,recio, como si para respirar necesitarade ello. Por fortuna estaba a distanciade no ser oída de la casa.

Lloré mucho rato de alegría, de opresiónamorosa y grité. Miraba de nuevo el

1 Relación y votos del Congreso especial de las causas de los Santos, Diciembre 12 de 1989.PP.12.135.

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hormiguero y en él SENTÍA a Dios conuna ternura desconocida. Volvía los ojosal cielo, gritaba llamándolo como unaloca. Lloraba porque no lo veía, y grita-ba más. Siempre el amor se convierteen dolor. Este casi me mata. Desde en-tonces me lancé a El. Era precisamentelo que buscaba, lo que mi corazón echa-ba de menos. Mis lágrimas por no verloeran amargas... pero lo tenía.

Hoy todavía siento deseos de gritar alrecuerdo de esto y me estremezco. Pasa-da la conmoción general de aquel rayo,producida por este golpe de conoci-miento de Dios, volvía a la casa llenade deseos de ser buena”.

Con esta experiencia, quedó definitiva-mente centrada su vida en Dios.

Fue una gracia intelectual y sensible don-de Laura adquiere un conocimiento pro-fundo de Dios y de sus grandezas, cono-cimiento hondo, magnífico y amoroso.Sabe que hay Dios, por experiencia. Refe-rente a esto, ella nos dice: “Desde enton-ces me lancé a El. Era precisamente loque buscaba, lo que mi alma echaba demenos. Mis lágrimas por no verlo eranamargas... Pero lo tenía”2.

Se encuentra sensiblemente conJesús en la Eucaristía

Tenía más o menos doce años cuandoextendía una ropa y muy amante de lacomunión con Jesús hacía una comunión

espiritual. De repente tiene una segundaexperiencia de Dios, se encuentra sensi-blemente con Jesús en la Eucaristía yella lo denomina Golpe del Banco. Apesar de tantas comuniones anteriores,apenas entonces comprende cómo Jesúsestá en la Hostia y cómo el Verbo Divinoestá en Jesús.

Como consecuencia se siente dueña delmisterio Eucarístico y quedan en su almasecuelas de amor y de dolor y un propó-sito firme de no dejar la comunión: “Des-de aquel día tuve hambre positiva decomulgar, pero vivía en el campo, a unalegua de la iglesia... qué hacer? Aguan-tar aquel deseo no me era posible. Inven-té una travesura terrible: con los mayo-res halagos conseguí la ayuda de lospajes de la casa”3.

Fue muy afortunada al conseguir quiénle ayudara a realizar sus deseos. Muy tem-prano se levantaba y también los pajes,quienes le preparaban las bestias paraella y su hermano Juancho que la acom-pañaba y sin que el abuelo lo supieravolaban al pueblo, comulgaba y volvíaantes de que en casa se dieran cuenta. Elabuelo se extrañaba de que tan tempranoa veces observaba las bestias4 muysudadas, pero nadie revelaba el secreto.

A partir de estas dos grandes experien-cias de Dios, se inicia en Laura un procesoespiritual muy especial que se refleja ensu vida a pesar de su corta edad. El amorde Dios experimentado en estas dos

2 MONTOYA Upegui Laura Autobiografía ll Ed.PP.41-433 Ibid. PP 75-76.4 Bestias, así llaman a los caballos en Antioquia.

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manifestaciones divinas la hacen vivir elamor a Jesús y su compromiso se tradu-ce en oración personal, en silencio, cari-dad con los pobres y enfermos y enfer-mas, amor a la Eucaristía, necesidad depurificarse a través de humillaciones yun primer arranque de celo apostólico.

Experimenta la Paternidad de Dios

En 1907, en la plenitud de sus 33 años,estando de maestra en la población deMarinilla, Antioquia, Dios le revela laPaternidad divina, gracia que determinay concreta su verdadera vocación misio-nera profética. Así lo cuenta ella misma:

“Conocí de modo sentido, superior acuanto puede decirse con lengua huma-na, la generación del Verbo Eterno ycómo Dios es Padre de todos los hom-bres, con una paternidad tan intensaque en vano intentaría ponderarla. Co-nocí del mismo modo la adopción queDios hace de nosotros en el Santo bau-tismo”5.

Esto engendró en ella un gran celo apos-tólico, el arranque decisivo que la llevóa exclamar: “Señor, tengo sed de saciarla tuya, hambre y sed que ya me matan,tengo de extender tu reino”. “Hazte delos indios conocer, hazte de ellos amar”.

El hecho de experimentar la paternidadde Díos, conlleva para ella el don de lamaternidad espiritual.

“Otra vez me vi en Dios, y como queme arropaba con su paternidad, hacién-dome madre del modo más intenso delos infieles. Desde aquello, los tuve comosi se formaran en mí, hijos que no cono-cía; desde entonces, los llamé MILLAGA”.6

Al mismo tiempo se siente como reves-tida de un vigor y fortaleza cuyo origenes Dios mismo. “No se el tiempo queestuve en este cerco de la Divinidad!Sentía un amor muy hondo, muy comoinsensible. Sentía una fortaleza inmensa,sin que se conmoviera la parte sensiblede mi ser. La misma fortaleza de Dios,parece que era la que se me transmitía,me sentía con una fuerza como degigante. Bien comprendo todavía queesa fortaleza no era mía”.

Este don ella lo calificaba como una delas mayores gracias de Dios y nos dice:“Desde entonces parece que quedéconfirmada en fortaleza. De aquí enadelante, los intereses de Dios y sóloellos embargan todas las fuerzas de mialma. Nada me parecía difícil”7.

Recibe revelaciones del misterioTrinitario

Una de las comunicaciones místicas queDios le hizo, fue sobre el misterio de laTrinidad, así nos dice ella: “tuve una vistamuy clara en el interior de mi alma,sobre el gran Misterio de la Santísima

5 Ibid PP.267-2686 Ibid P. 2117 Ibid 215-216

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La Beata Laura se sentía totalmente inva-dida por las Tres Divinas personas y que-daba como aniquilada, con muchas lucesen el alma que la hacían como desapa-recer de ella misma a tal punto que hablade “encajar el alma en Dios”, sintiéndosecomo liquidada en Aquel que se iden-tificaba con su alma. Vive su experienciamística en una ininterrumpida oracióncontemplativa llegando a expresiones deinfinita altura “¡ay, que yo muero al verque nada soy y que te quiero!”9.

El conocimiento amoroso de Dios y eldolor de verlo desconocido, la llevan aidentificarse con el Jesús sediento de lagloria del Padre. “Dos sedientos, Jesúsmió, Tu de almas y yo, de saciar tu sed;Qué nos detiene pues?” .“Verte y verteamado, he aquí el anhelo de mi vida”10.

Dios le concede el don de milagros

Este Don extraordinario de Dios a la Bea-ta Laura le parecía a ella completamentenatural y decía: “Me sentía como espec-tadora de las misericordias de Dios; perono las veía extraordinarias. Sólo veíaclaro que la inmensa compasión de Diospor los indios y el amor delicado queles tiene a las almas, lo hacían pasarpor encima de todo, aún de la impoten-cia e inutilidad nuestra para salvarlas”11.

Era tal el poder taumatúrgico que tenía,que cuando empezó sus viajes misioneros

Trinidad. Al principio me quitaba elconocimiento o la advertencia de otrascosas; después era como posesión, sinconocimiento y por último no distin-guía ya sino un puro gozo de las TresDivinas Personas. Decir en que consistíaese puro gozo, me es del todo impo-sible”8.

Estas comunicaciones Trinitarias fueronmuy frecuentes en Laura y cambiabanmucho, a veces. Nos dice ella: “sólo unapersona, mas frecuentemente el Padre,es el que como que se encuentra conmi alma y quedo con gran fortalezapara todo. Otras veces es el Hijo y mecausa después un amor tierno o amargo.Las menos veces es con el Espíritu Santo,y me deja mucha luz acerca de algunosmisterios. Otras veces toda la Trinidad,pero casi siempre siento indistintamentelas tres Personas, aunque la unión seacon toda la Trinidad”.

Estas manifestaciones Trinitarias tan nota-bles en la Beata Laura Montoya coincidencon algunas figuras más descollantes dela mística porque como dicen algunosteólogos, teólogas y escritores, es el mis-terio privilegiado de las almas místicas yde los grandes espirituales. Este sentidoTrinitario domina en la mística Ignaciana,en Santa Teresa de Jesús, en San Juan dela Cruz, Sor Isabel de la Trinidad, SanFrancisco de Asís, otros y otras.

8 Ibid PP.835-8369 Ibid P.83510 Ibid 28012 Ibid P.501

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salían de todas las casas y abordaban elcamino por donde iba a pasar trayéndoleenfermos, enfermas para que los, lascurara. Hay testimonios hermosos detodo esto, dados por los y las indígenasy Hermanas que atestiguan estas manifes-taciones de Dios en la persona de Laura.

Curaba muchas veces sin darse cuentade lo prodigioso de los hechos, comolo narra ella misma después de curar auna mujer que sufría de una terribleenfermedad:

“Porque todas las veces que Dios curópor medio de mí, no sentía que curabay esta vez sí. Tiemblo al recordarlo ymucho más al referirlo. ¡Dios mío! AVos sólo la gloria de todo y si con estoquieres acreditar nuestra misión entrelos indígenas, haced que quienes leanesto, lo atribuyan a Vos y entiendan larazón por la cual lo hiciste y no quieranatribuirlo a mérito de mi parte”12.

Estos hechos milagrosos se siguen dandohasta hoy.

Pacta con las fieras

El llamado pacto con las fieras, hace partede los dones místicos que Dios concedea Laura Montoya.

Esto ocurre en la misión de Murrí enlos comienzos de su actuación misioneraen Urabá. Fue una VISIÓN que ella titulóEl Pacto de las Fieras y que en el trans-

currir de los años en todas las misioneshemos visto cumplirse hasta ahora.

“Una de esas mañanas estaba orandodelante del Santísimo Sacramento cuandovi llegar delante del Señor como en pro-cesión –muchas culebras y fieras– queentendía bien eran las de Murrí. En mialma me alegraba de que estos animalesvinieran a ponerse a las órdenes de suDueño y le suplicaba yo que las bendijeracon todas las bendiciones que convi-nieran a su naturaleza y especie.

Pero luego le dije al Señor, que esasfieras estaban en posesión de esa tierrallena de almas sus redimidas, y formabanpor su ferocidad, como un baluarte in-franqueable para la catequización y quesi nos llamaba a nosotras a salvarlas, nose entendía como íbamos a vivir conenemigos tan formidables. En esto paséun ratico y veía con los ojos del almalo que se presentaba y conocí de unmodo cierto que Dios ordenaba a lasfieras que no nos hicieran nada y quede nosotras ellas tampoco recibirían da-ño. Con un aspecto muy distintivo dela voluntad, di mi consentimiento aaquel pacto y luego todo pasó... Quedécompletamente segura de que las amis-tades entre esas fieras y las Hermanas,habían quedado hechas y que tranqui-lamente podíamos entrar en sociedadcon ellas sin que nos tocaran”13.

Se dio el caso, uno de tantos, en queuna Hermana dormía tranquila sintiendo

12 Ibid P.50113 Ibid P.574

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sidades del pueblo indígena de esa época,ella escuchó el clamor del indio Latino-americano que hasta 1914 apenas si logra-ba sobrevivir como persona. La encíclicadel Papa Pío X de 1914 describe la situa-ción que viven en esos momentos de lahistoria los y las aborígenes de nuestrocontinente.

En este panorama social de AméricaLatina en donde cuarenta y cinco millo-nes de indígenas reclaman justicia, Diosse hace presente por medio de una mujer,instrumento débil si consideramos la si-tuación de inferioridad de la mujer tantoen el campo social como eclesial de laépoca. Dios actúa a favor del pueblo indí-gena a través de Laura como actuó en elpueblo de Israel a través de Moisés (Ex.3). Dios ve el sufrimiento del pueblo, sabecual es la causa de este sufrimiento, cono-ce la historia del pueblo, camina con élhacia la liberación que es tener tierralibre y abundante, Dios no actúa direc-tamente sino por medio de personas;en el caso de Israel a través de Moisés yde los indígenas a través de Laura.

Laura rompe las barreras establecidas has-ta entonces, internarse en la selva eratemerario incluso para hombres. Lauralo hace, sus compañeras la apoyan porquees urgente anunciar a Dios a esos herma-nos y hermanas olvidados y olvidadas,despreciados y despreciadas, explotadosy explotadas, humillados y humilladas.Llevar la buena noticia de que son perso-nas, hijos e hijas de Dios. Este anuncioen ese momento concreto de la historiaexigió un estilo totalmente nuevo queimpactó fuertemente a la sociedad co-lombiana. Mensaje que no fue compren-dido ni aceptado por muchos y muchas.

rebullirse y alentar una enorme serpientedebajo de los troncos y el ramaje enque descansaba, pero eso para ella comoque le resultaba muy natural.

DIMENSIÓN PROFÉTICA

La vocación Profética de Laura arrancade una profunda experiencia de DIOSpor quien se siente llamada y enviadapara ser signo vivo de la presencia libera-dora en medio del pueblo indígena. Lafuerza motriz de su pasión profética esla gloria de Dios, en ella se concreta yexplica la obsesión de su misión entrelos y las indígenas y otros grupos queestán en la misma condición de margi-nación y que no conocen a Cristo; haceun propósito, pasar por todos los sacri-ficios imaginables para alcanzar la obra afavor de los pobres y nadie, ni nada ledetendrá. Empujada por el espíritu buscamedios, supera obstáculos, renuncia aldeseo de ser Carmelita y todo le parecepoco, frente a la necesidad experimentadade cumplir la voluntad de Dios.

Se hace indígena con los indígenas, vivela pobreza con radicalidad, desde ahí con-tribuye al plan de salvación y a la exten-sión del reino de amor, paz y justicia.

La Madre Laura, desde la experiencia deDios, descubre la situación de sufrimientodel pueblo, rompe el silencio, cuestiona,critica y llama al cambio, a la conversión;en su corazón están siempre presentesDios y el pueblo, es una mujer profetade América Latina.

La vocación y compromiso misionerosde Laura fueron una respuesta a las nece-

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En varios pasajes de su Autobiografía, Lauradescribe el maltrato a que eran sometidosy sometidas los, las indígenas y la maneracomo ella los defiende sintiendo en carnepropia el dolor de los y las aborígenes.

Su actitud profética tiene los rasgos ca-racterísticos del profetismo femeninolatinoamericano descrito por la teólogabrasilera, Carmelita Freitas, fi.

Actitud profética y coraje paraenfrentar situaciones difíciles

El profetismo de Laura se vislumbra enel coraje que tiene para enfrentar situa-ciones difíciles, valentía en los momentosde crisis, conflicto y riesgo. Numerososepisodios nos muestran a Laura valienteasumiendo la posición de vanguardia enel trabajo evangelizador.

Sorprende y convence de su coraje in-cluso a hombres escépticos que consi-deraban imposible su obra por el hechode ser mujer. Al respecto el doctor Ville-gas comenta: “Creer que mujeres como MadreLaura evangelicen a los indígenas, creer queellas hagan lo que no han logrado los hombreses una perfecta ilusión”.

Frente a acusaciones injustas de partede la jerarquía, no pierde su coraje yasertividad.

Tuvo que viajar a Medellín y Bogotá parapresentarse ante el Señor Nuncio paraaclarar las graves acusaciones que le hicie-ran. El Nuncio le dijo: “los cargos son

terribles, y advierta de una vez por todasque esa obra caerá porque se ha levan-tado sobre la vanidad femenina y esascosas de la vanidad Dios las destruye”.Después de escuchar, la Madre Lauracontesta: “Excelencia, si la obra no esde Dios yo misma le ayudo a destruirla”.– Cree usted que la autoridad miente?– Creo que estoy diciendo la verdad,su excelencia”.

Laura escribe más tarde sobre este inci-dente: “A los que han hecho estas acusa-ciones les he perdonado porque elloshan sido instrumentos para nuestrobien, no hay que extrañarse porque lasobras de Dios siempre tienen el sellode la persecución”14.

Actitud profética y capacidad deresistencia

El segundo rasgo del profetismo en Lauraes la capacidad de resistencia, la tenacidadpara luchar por la justicia a favor de lavida, de los más sufridos, sufridas y másdespreciados, despreciadas; se enfrentóante el protector civil de los y las indíge-nas y con valentía denunció sus actua-ciones deshonestas, al querer engañar alos y las indígenas para despojarles desus tierras, a fin de ceder la propiedad aotros que podían utilizarlo mejor segúnél.

Se dirigió al presidente de la República,ministros, congresistas, alcaldes, jefes deinstrucción pública para reclamar la obli-gación que tenían de atender a los y las

14 Ibid P. 706

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ellos, porque los millones encadenanmucho, con ello no es posible trabajarpor Dios. Con esto se quedó tranquiloel Padre y ya no desconfió, mas bienme apoyó en todo lo que pudo”15.

Su sabiduría profética la lleva a valorar alos indígenas en quienes confía plena-mente: “Esta gente es especial, son inte-ligentes, aprovechan cualquier iniciativaque en su favor se haga. Muy pronto lanación contará con ciudadanos hábilespara el trabajo en diferentes campos.

Laura fue una mujer intrépida que vivióy con su vida mostró un nuevo estilode ser mujer, de ser cristiana, de ser mi-sionera, de ser religiosa. Mujer de armastomar, que supo vencer, pasar, por encimade todos los obstáculos sin desanimarseun momento, interesándose por losproblemas sociales, políticos y religiososde Colombia y el mundo. Fue siempretenaz en sus ideas y empresas, nadie lahizo retroceder cuando tenía la aproba-ción de sus superiores.

Abrió brecha al trabajo misionero entreindígenas, demostrando que la evange-lización entre estas culturas tiene másgarantía de acercamiento e enculturaciónsi está en manos de mujeres.

Su vida no es sólo mística, sino que vienetrenzada del dinamismo del apostoladoy las altísimas comunicaciones de la con-templación. Ella es de espiritualidad mixta;extraordinariamente rica en comunica-ciones constantes de Dios a su alma.

indígenas, que como hijos e hijas de lapatria tenían derecho a ser tomados, to-madas en cuenta.

Por los medios de Comunicación de laépoca, denunció la situación de margina-ción del indígena, se hizo famosa con suscartas publicadas en el semanario ElCatólico; en una de ellas fechada el 10 denoviembre de 1917, vemos el siguientepárrafo: “sí señor, director las cuevas sonel único recurso que les queda a estosdueños de América; en otro tiempo yahistórico cuando se sentían pacíficos po-seedores de cuanto el sol alumbra en estecontinente, quizá ni advertían las cuevas,mas tarde conocieron que las piedras delrío les ofrecían la hospitalidad que lesnegaban los hermanos de otras razas…”.

Varias veces se presentó ante las auto-ridades gubernamentales para exigirescuelas, caminos vecinales, puestos desalud, etc.

Actitud profética y dimensión desabiduría

El profetismo femenino de Madre Laurapresenta una clara dimensión de sabidu-ría, unida estrechamente en la fe en Diosy en la capacidad de tenacidad del pueblo.A un sacerdote escéptico ante la magni-tud de su empresa misionera que le dice:¿Dónde están los millones que tamañaobra requiere? “Laura responde: si lostuviera no podría irme a trabajar conlos indígenas, porque tendría que cui-darlos, pero precisamente porque no lostengo estoy libre para ir a trabajar con

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Alma de vuelos muy altos en la inmen-sidad de Dios. Su actividad apostólica esimpulsada precisamente por el fuego divi-no que le devora el alma. Su vida místicay su vida apostólica se complementan yexplican mutuamente. Escaló las cumbresde la santidad por el camino de un apos-tolado impetuoso, heroico y de una con-templación muy profunda.

Vivió mística y proféticamente la pasiónpor Cristo y la humanidad que para ella,tenía rostro indígena, negro y marginado.El poeta Jorge Robledo en su poema,“Cristo en la selva” dice sabiamente: “parala Madre Laura es indio todo anhelo,india la luz que nos promete el cielo ytambién indio el CORAZÓN DE DIOS”.

El carácter profético y místico de su per-sonalidad la llevó a buscar y a formar

“mujeres intrépidas, valientes, inflamadasen el amor de Dios”, con las que fundósu Congregación y a las que llevó a “asi-milar su vida a la de los pobres habitantesde la selva para levantarlos hacia Dios,romper moldes y crear estructuras nue-vas y adaptadas.

Su doble pasión, la lleva a exclamar “Mesiento más capaz de dejarme despedazary reducir a lo último, que dejar de pen-sar en trabajar con los pobres indígenas.Creo que a esta gracia debo la fuerzade mi vocación y la que puedo infundiren las hijas de la Congregación”15 .

La Vida Religiosa latinoamericana encon-trará siempre en esta mujer intrépida,Beata Laura Montoya, un camino abiertoa la vida mística y profética.

15 Ibid P.268

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Ser o no ser:La experiencia fundante

P. Carlos Palmés, sj

Dos posturas en la vida

Ser o no ser “persona de oración”. Esta es la cuestión clave.En nuestras comunidades es fácil distinguir si somos o nosomos hombres o mujeres de oración. O lo que es equi-valente, si se ha dado en mí la “conversión afectiva” o segundaconversión1.

Hay personas que después de años, siguen funcionandocon criterios puramente humanos o tal vez mundanos (eldinero, el poder, la soberbia). En los momentos en que hayque tomar decisiones importantes o en las contrariedadesde la vida, no son capaces de “subirse al piso de arriba”, alnivel de la fe, que me hace descubrir a Alguien dentro yfuera de mí que me acompaña y me hace leer mi vidacomo historia de salvación. Todo se juzga según los interesespersonales o grupales, que no son precisamente los delReino.

Y esto suele manifestarse en una gran sensibilidad en loque toca a la propia imagen y al propio bienestar material,en una desgana para la oración a solas con El solo, en elhorror a la abnegación que es la otra cara del amor, en la

1 La primera conversión es del pecado a la gracia, es como unahistoria en blanco y negro y suele ser más dramática. La segundaconversión es de la mediocridad al fervor, a la vivencia radicaldel Evangelio. Suele ser más gradual y menos violenta, pero nomenos profunda.

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susceptibilidad e individualismo en larelación con los y las demás. Tal vez hayuna actividad “apostólica” febril, pero sintiempo para una oración sosegada ni parala vida de comunidad y sin tener muyclaras las motivaciones... En fin, es elegoísmo más o menos al descubierto oagazapado que domina la situación.

Muy diferente es la postura del que estáescalando la montaña y tiene una vidaespiritual sólida y progresiva. El sabe rela-tivizar muchas cosas que no son lo esen-cial; en lo referente a la propia estima,sabe aceptar las contrariedades de la vidacon espíritu de fe, tiene una práctica habi-tual y gozosa de la oración personal quele gratifica interiormente y le hace descu-brir la Presencia amorosa de Dios entodas las cosas, ama a las personas conlas que convive y con las que trata en lapastoral. Su trabajo apostólico está inte-grado dentro del conjunto de su Vidaconsagrada. Es una persona que se lo hajugado todo por el Reino de Dios.

Naturalmente que estas manifestacionesno siempre son tan limpias e impecablesporque muchas veces están mediatizadaspor los estados de ánimo, por las heridasafectivas de la infancia, por el temperamen-to de cada uno... Pero nos damos cuentamuy bien en qué grado cada uno y cadauna ha sido conquistado por el Señor.

Cuando la vida de oración seha reducido a estructuras

Esto sucede con frecuencia con las ora-ciones vocales cuando se las pone comoel modo privilegiado y casi único de ora-ción de la Iglesia, como sucede con las

oraciones tradicionales de un Institutoy aun con las horas canónicas. Hay reli-giosos, religiosas y Congregaciones en-teras que por razón de las urgencias“apostólicas” casi han reducido su ora-ción a rezar Laudes y Vísperas. Y hastase ha podido llegar a extremos caricatu-rescos como cuando se rezaba el brevia-rio por imposición canónica y algunossacerdotes, emprendían “la carrera contrael pecado mortal” y en un cuarto dehora rezaban todos los salmos antes deque dieran las 12 de la noche.

La verdad es que lo que se puede ver ytocar, lo que se puede contabilizar vatomando el puesto central como el com-probante que me permite afirmar “ya herezado”. Estos rezos se convierten a vecesen palabras ociosas que no tocan la vidasi no van acompañados de una oraciónpersonal, prolongada, a solas con El solo.La oración válida no es la que se hacepor cumplir lo que está prescrito, sinoaquella que brota del corazón y me hacecrecer en la fe y el amor.

Primacía y exclusividad de lashoras canónicas

Creo que no es ofender a nadie afirmarque el rezo de algunas horas canónicascomo única oración oficial y suficiente,ha sido pernicioso para la Iglesia y parala vida consagrada activa. Hoy son mu-chos los sacerdotes diocesanos, los reli-giosos y religiosas de vida activa que casino tienen otro alimento espiritual y quese quedan en una mediocridad lamen-table, con una gran fragilidad vocacional,con problemas afectivos y de relacionesde todo orden.

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Lo más doloroso es que experimentanun vacío afectivo que les hace sentirseinfecundos. Al principio tal vez la acti-vidad apostólica produce satisfaccionesgratificantes. Pero, si la acción apostólicano viene acompañada de una profundavida de oración, a la larga se va perdiendola motivación y el fervor y se tienen quebuscar compensaciones en otras partes.El único apostolado auténtico es el quebrota de la experiencia de Dios: “lo quehemos visto y oído, lo que hemos tocadocon nuestras propias manos, el Verbode la vida, esto es lo que anunciamos” (1Jn. 1,1-3).

Lo que nos muestrala historia2

Desde el inicio de la Vida Religiosa tomóun puesto central la oración. Los monjessolitarios tendían a la contemplación me-diante la lectura y meditación de la Pala-bra de Dios. Y también practicaban la“oración continua”. Había que asimilarde tal modo las palabras de los salmosque salieran de la intimidad del alma demodo espontáneo. Se quedaban en cier-tas palabras o frases de mayor densidadespiritual. Casiano evita las oracioneslargas o rutinarias, quiere que se recitenlos salmos pausadamente y que se me-diten en silencio. No es la cantidad, sinoel conocimiento gustoso lo que se busca.La oración personal desborda las horas.Hay un vínculo necesario y esencial entrelas dos. Esto es lo que dará lugar despuésa las horas canónicas.

San Agustín subraya la dimensión inte-rior “la petición ha de venir no de loslabios, sino del corazón”, San Benito ponetiempos de silencio después de Com-pletas y entre Maitines y Laudes. Asímismo en el s. XIII “para dedicarse a laoración y contemplación” .“El deseo delcorazón importa más que el murmullode la voz”.

Las celebraciones litúrgicas no fueronuna prerrogativa de los benedictinos, queeran monjes, sino más bien de los Canó-nigos Regulares, que eran sacerdotes. Estaes propiamente la liturgia de la Iglesia.Ahora bien, la Regla benedictina quemonopolizó la vida monástica de occi-dente desde el s. IX, puso como centroel Opus Dei, es decir, el Oficio Divino alque se le dedicaba inicialmente unas cua-tro horas diarias, que fueron luego incre-mentándose en reformas sucesivas hastasiete horas en Cluny (s.X). Al mismotiempo la “Lectio divina” ocupaba de tresa cinco horas.

En la vida contemplativa antigua y actualse dedica mucho tiempo al canto de lashoras canónicas, pero también a la “lectiodivina”: lectura, meditación, oración,contemplación. Es un proceso que de-semboca en la contemplación en la quese permanece al llegar al “descanso de lacumbre”, después de la subida al monte.Las Ordenes contemplativas suelen dedi-car de dos a tres horas diarias a estaoración personal.

2 P. Jesús Alvarez Gómez, CMF. Historia de la Vida Religiosa, 2ª ed. 1996, t. I, p.206; t. II, p.54-55; t. I, p.547.

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Muchas Ordenes antiguas e Institutosreligiosos actuales comenzaron con unfervor admirable, movidos por el fuegodel Espíritu. Las que después de un deter-minado tiempo fueron decayendo o seextinguieron, dieron lugar a reformas onuevas creaciones que fue como unanueva vuelta al Evangelio y a la inspira-ción primera.

Cuando se va perdiendo el primer im-pulso, -tanto en las instituciones de laIglesia como de la sociedad- general-mente se refuerzan las estructuras comotabla de salvación, como para conven-cerse de que todo funciona a la perfec-ción. Es agarrarse de lo concreto, de locontabilizable que se puede comprobar.

Se quiere ser realista. Los buenos deseosque no llegan a la categoría de un actohumano pleno por no expresarse enacciones concretas, comprobables, nosdeja decepcionados.Un deseo de oraciónque no se manifiesta estando tanto tiem-po en la capilla o realizando tales rezos;un deseo de fraternidad que no se con-creta en estar presente en los actoscomunes o en estar disponible paraservir...no es verdad.

Pero si los actos concretos pierden sumotivación o su sentido... Y es lo quenos pasa cuando a fuerza de dar sóloimportancia a las estructuras, perdemosel espíritu. A base de repetir actos exter-nos que no están acompañados por lalimpieza de corazón y por la oraciónpersonal que les pone el alma, se quedanen un esqueleto sin carne, en un cuerposin alma. Obras apostólicas o sociales opedagógicas o de salud o parroquialesque nacieron de un apasionado amor a

Cristo y a los hermanos y hermanas, fue-ron perdiendo la motivación y ahora nose distinguen de cualquier otra institu-ción del estado o de un sindicato o deun partido político. Los que nos ven ac-tuar, pueden preguntarnos: ¿Eres Tú elque ha de venir o espereamos a otro?

Diversas costumbresy manifestacionesinsatisfactorias

1. Laudes y Vísperas como única oración. Sise hacen otras plegarias, están ensegundo lugar y condicionadas altrabajo. Así interpretan lo que dicenlas Constituciones.

Ahora bien, si la oración se reduce arecitar unos salmos sin haberlos gus-tado antes en la oración personal,puede quedar todo en un acto intras-cendente que no afecta la vida.

2. Costumbres que impiden la oracióncontemplativa.

Es frecuente entre religiosos y religio-sas comenzar la mañana con el rezode Laudes y dejar luego un rato parala oración personal, mientras esperanque llegue el sacerdote para la Misa.En ese espacio ni hay tiempo ni am-biente para entrar en una oración sose-gada para saborear la Palabra de Dios.Todo queda en la superficie. Despuésya empieza la vorágine de la actividaden el Colegio o la oficina o en la clínicaque absorbe todas las horas del día.

El pecado no está en rezar Laudes, sinoen que no se da tiempo para la oración

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personal, que es el alma de los rezos yde la vida toda. Lo que no se puedeaceptar es que los Laudes y Vísperas seconsideren “la” oración de la Iglesia, laúnica válida y que se le dé como unvalor sacramental de modo que basterecitar materialmente los salmos para serpersona de oración. Hay muchos religio-sos, religiosas y sacerdotes que se con-tentan con esto.

Cuando las horas canónicas se rezan ocantan con devoción son una hermosay profunda experiencia religiosa. Sinembargo, recordemos lo que nos dice elConcilio: “la liturgia no abarca toda lavida espiritual. En efecto, el cristiano lla-mado a orar en común, debe no obstan-te, entrar también en su cuarto para oraral Padre en secreto, más aún, debe orarsin tregua según enseña el Apóstol” (Vat.II, SC,12). Muchos y muchas no dan laprimacía a la oración personal y más bienla sacrifican fácilmente para dar paso aotras oraciones o devociones que notransforman la vida.

Al iniciar la formación se pone todo elempeño en enseñar a manejar el brevia-rio, en aprender cantos apropiados... Estábien; pero está mal que no se pongamás empeño en introducir al joven en laoración personal, especialmente contem-plativa, que le lleve a un conocimiento“sabroso” de Cristo, a una fascinaciónque capte su afectividad profunda y con-duzca a la entrega de la persona al amory seguimiento de Cristo. “La oraciónlitúrgica se puede dispensar porque per-tenece al Derecho de la Iglesia; la oraciónpersonal no puede ser dispensada porquees de derecho divino” (Julián Riquelme,O.P.)

El paso de la vidacontemplativa a la activa

Parece que muchos y muchas aún nohan encontrado la fórmula adecuada aldar este paso en lo tocante a la oración.Durante siglos no hubo otra clase devida religiosa que la contemplativa y fueexcluído drásticamente todo brote deapostolado. Entonces lo ordinario erapasar largo tiempo en el canto de lashoras canónicas. Al irrumpir la Vida Reli-giosa activa, se dio un nuevo desafío, elde integrar el apostolado en una vidaconsagrada que tiene como origen y cen-tro la experiencia de Dios. No fue fácilencontrar la medida exacta.

Al principio se creyó que el dedicar lamayor parte del tiempo a la acción eradestruir la Vida Religiosa y se queríaexigir largas horas de oración. Iniciaronya esta “activización” de la Vida Consa-grada las Ordenes Mendicantes, sobretodo al encontrarse con las enormes ne-cesidades de evangelización en América.Pero en el s. XVI, al nacer los ClérigosRegulares y especialmente por influenciade Ignacio de Loyola, se fue reduciendoel tiempo de la contemplación y au-mentando el de la acción. Después demuchas dudas y tanteos e incompren-siones, se llegó a un término aceptablede alrededor de una hora de oraciónpersonal, además de los rezos y del exa-men de conciencia. 450 años de expe-riencia parece puede tomarse como con-firmación de una práctica satisfactoria.Muchos Institutos de vida activa han in-cluido en sus costumbres y Constitu-ciones al menos una hora seguida deoración personal. Esto da solidez y auten-ticidad a una vida espiritual.

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Son muchos los religiosos y religiosasque han “saboreado” el encanto y la fas-cinación del Señor y sienten la necesidadde prolongar el tiempo de estar con Ely de ahondar en el silencio interior. Estaspersonas entienden y hablan el mismolenguaje y sienten una profunda empatíacon quienes viven lo mismo en cualquierparte del mundo y en cualquier confe-sión religiosa , lo mismo que en cualquiertiempo de la historia.

La oración transformante

La contemplación no se detiene en ideasbellas o en profundidades teológicas, sinoque busca saciar el alma con el gozo dela mutua comunicación por amor, sebusca –como dice San Ignacio(2)- “sentiry gustar de las cosas internamente”, esdecir, que los conocimientos han de bajaral corazón. Contemplar significa mirar,pero también amar, es la “oración decorazón”. El término de la oración escrecer en la fe y el amor, y en el procesose ha de pasar por la “conversión afectiva”para llegar a vivir en un “estado de amor”en relación con Dios y los hermanos yhermanas. El Señor ha de llegar a ser “elgran Amor de mi vida”, centro y moti-vación de todos los otros amores. Unamor totalizante que ocupa toda la per-sona (P. Imoda) y lleva a vivir: la “orto-doxia” (criterios evangélicos), la orto-patía(afectividad-amor ordenada), la “orto-praxis” (actividad apostólica testimonial).Entonces la persona goza de una granpaz y alegría interior, proveniente de laarmonía y unificación del corazón.

La oración personal lleva a la transfor-mación de la persona, a la conquista de

la afectividad profunda y conduce hastalos secretos del Corazón de la Trinidad.Confronta a la persona con el Evangelioy la fuerza del Espíritu le lleva hacia laidentificación con Cristo. El amor vahaciéndole salir de sí misma para vivirya sólo para Dios y para los demás.

Se han hecho toda clase de estudios yclasificaciones de la oración: contempla-ción adquirida e infusa, diversidad deestilos y métodos según infinidad deespiritualidades, oración para incipientes,proficientes, perfectos, místicos... Enrealidad –a mi parecer- no hay más queuna clase de oración personal, tanto paralos de vida activa como de la contempla-tiva, para laicos, sacerdotes o religiosos,religiosas, para los proficientes y para losmísticos... Son diversas formas, pero todassiguen el dinamismo del amor. Claro estáque quienes se inician en la oración pue-den usar con provecho ciertos métodospara ponerse en la presencia de Dios,para relajarse, para centrar la atención,para dar prevalencia al entendimiento oa la afectividad...pero siempre se da unproceso de simplificación que desembocaen un diálogo de amor que lleva a laidentificación con Cristo y a la entregaincondicional. Y cada vez con menos pala-bras, imágenes, textos, escenas, parareducirse a un diálogo interior o a unaatención amorosa.

El proceso habitual

El proceso es el mismo en todos loscasos:

1. Previamente se requiere la purifica-ción de todos los afectos o amores

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desordenados que me apartan delcamino de Dios. Sólo así queda elcamino expedito para el seguimienode Cristo.

2. Por la contemplación se entra en elconocimiento sapiencial del Señor.No es meramente especulativo ocientífico. No es saber, sino saborear.Es un conocimiento afectuoso, vi-brante, fascinante que se da bajo laacción del Espíritu.

3. Del conocimiento brota el amor.Cuanto más profundo y totalizantesea el conocimiento, el amor será másapasionado y absorbente.

4. El amor pone en marcha un dina-mismo que conduce a la identifica-ción con el Amado “atraídos por lagustada suavidad” (S. Bernardo). Notanto en los actos externos, la iden-tificación es en los criterios, actitudes,sentimientos hasta llegar a tener unamisma Vida, un mismo Amor. Hastapoder decir como Pablo de verdad“Vivo yo, ya no yo, es Cristo quienvive en mí”.

5. Y del amor e identificación se pasa ala entrega de toda la persona al

Señor: “Tomad, Señor, y recibid todami libertad, entendimiento, capacidadafectiva, todo lo que soy y tengo.Disponed a toda vuestra voluntad”.

Este itinerario se da en la vida activa lomismo que en la contemplativa, en elreligioso y religiosa lo mismo que en elsacerdote diocesano, en el laico y laica.No hay otro camino. Ahora bien, en lavida activa, la identificación con Cristoincluye asumir su misión evangelizadoraal servicio de los hermanos y hermanas.Pero el punto de partida ha de ser laexperiencia de Dios en la oración perso-nal. De allí brotará la necesidad de comu-nicar a los y las demás la Buena Nueva.

El proceso de la vida deoración

Muchos autores, especialmente en laEdad Media, han expresado este procesoy describen minuciosamente los gradosde oración o de amor que se dan en lavida espiritual. Así San Agustín en el s. Vo S. Bernardo en el s. XII3.

3 San Agustín. El progreso en la perfección es el progreso en el amor: 1. Pasar de una vida tibiay negligente a una vida fervorosa centrada en la caridad. 2. Perseverancia en el bien y crecimientoen la caridad. La Presencia de Dios se hace presente. 3. La medida del amor a Dios es amarlesin medida. El alma se sumerge en el seno de Dios como en un océano de amor divino. 4. Launión mística, unión íntima y habitual con Dios hasta hacerse uno con el Amado.San Bernardo: 1. Del conocimiento de sí mismo, se pasa al de los demás y de Dios. El amorcomienza a ser caridad cuando pasa de ser carnal a espiritual. 2. A medida que va conociendola bondad de Dios, el amor va pasando de ser mercenario a ser filial y a entregarse a Dios pordevoción. 3. Se ama a Dios por sí mismo. Se inclina a sujetarse a la voluntad divina por amor.4. Amor místico. Dios arrebata el alma para hacerla esposa e introducirla en el mismo amorcon que Dios se ama.

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La oración que hace crecer en lafe y el amor

Todos tenemos la experiencia de encon-trarnos con personas que llaman la aten-ción por su total disponibilidad para elbien, por su sensibilidad hacia las nece-sidades de los otros, otras, especialmentede los pobres, por su mirada simpatizantey acogedora, por sus palabras amigablesy transparentes, por su abnegado com-promiso apostólico. Es decir, se descubrea una persona que ama, que vive en un“estado de amor”, que ya no vive parasí, sino para Dios y para los y las demás.

Es la persona que ha dado paso alEspíritu, que ha ido purificándose demalos hábitos y tendencias y que en laoración continuada ha ido robustecién-dose en la fe y creciendo en el amor. Esel efecto de la oración personal transfor-mante. Y éste es el termómetro –no lasconsolaciones espirituales o la devoción,no la duración de los rezos, no las dispo-siciones eclesiásticas- para medir la auten-ticidad de la oración.

Mar adentro

El dinamismo del amor llega hasta laconquista de la afectividad profunda dela persona en todas sus dimensiones.

La dimensión sensorial, de la sensibilidad.Es la impresión que deja todo lo que setoca, se ve, se gusta, se oye, se huele conlos sentidos. Aquí entra la sed, el hambre,el sueño, la emotividad. Es el nivel animal.Lo que afecta a la persona tiene repercu-siones fisiológicas: lágrimas, sudor. En unprimer momento la reacción es instintiva,pero en un segundo momento puede

entrar la libertad para aceptar o rechazartal sensación.

En la dimensión psíquica, tanto en elnivel personal como en el de las relacio-nes con otros y otras, también se da unprimer momento dominado por los im-pulsos de los instintos y tendencias, perotiene ya mayor intervención la voluntadlibre.

Pero el campo decisivo es el amor espi-ritual (racional-volitivo). El amor ya nodepende de circunstancias externas:salud-enfermedad, prosperidad-pobreza...porque la otra persona ya ha entradoen mi vida como otro yo. En esta terceradimensión la libertad tiene una influenciadecisiva. También en la vida espiritual elamor a Dios y al prójimo es consistentey no depende de consolaciones o seque-dad ni de las contrariedades de la vida,es un amor profundo y que atraviesatodas las edades de la vida.

Es más, desde esa cumbre del amorespiritual se inicia un proceso de con-quista de los otros niveles de modo queel nivel psíquico y el sensorial quedanincorporados en el del amor total. Vacambiando la escala de valores, losintereses ya no son los personales, sinolos del Reino. El amor a Cristo se apoderadel corazón de la persona y todos losotros intereses y amores se unifican ytoman Sentido.

Llegar a estas profundidades en la trans-formación de la persona, sólo puede serobra del Espíritu Santo con una generosacolaboración del sujeto. Supone dar a laoración el primer puesto entre todas lascosas importantes que hay que hacer

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cada día y una actitud interior de plenadisponibilidad. De aquí que, si las prácticasde devoción que hacemos o las oracionesque rezamos se quedan en la superficiey no transforman a la persona por den-tro, pueden dejarnos estancados en unamediocridad perpetua.

Da la impresión de que muchos religio-sos, religiosas y sacerdotes diocesanosno llegan a alcanzar estas profundidadesde una espiritualidad totalizante ytransformante. Unos, unas porque no soncapaces de dedicar el tiempo y el interésque requiere la oración personal y otros,otras porque buscan algo original queles distinga del resto de los cristianos,cristianas y abandonan el único caminocorrecto.

La Espiritualidad sacerdotal. Un casoconcreto es el de los sacerdotes diocesa-nos. Se ve a algunos muy empeñados endelinear una espiritualidad propia, distin-ta de la de los religiosos y centrada enlo que es específicamente sacerdotal. Estámuy bien que acentúen estos rasgos;pero creo que la especificidad no estáen rechazar la oración personal contem-

plativa como si fuera exclusiva de losreligiosos y religiosas. Con lo cual se em-pobrece enormemente la espiritualidadsacerdotal. La oración personal no es lacaracterística del religioso, sino del cris-tiano. Más aún, de cualquier ser humanoya que Dios nos ha creado con una sedinmensa de lo Trascendente que sólo pue-de saciarse en El “Nos has hecho, Señorpara Ti y nuestro corazón está desaso-segado hasta que descanse en Ti” (S.Agustín). Se pone empeño en distinguirla espiritualidad sacerdotal de la de losreligiosos, pero las razones que se danno tienen mucho fundamento teológico4.Y por la falta de esa oración personal, secometen con frecuencia desviacioneslamentables5.

Pero, por otra parte, hay sacerdotes quedan tiempo a esta oración personal y senota en su vida y en su apostolado unaprofundidad y un fervor que no se veen todos. Y es curioso que en estos últi-mos años, hay grupos de sacerdotes dio-cesanos que buscan dar más sentido asu vida asociándose a algunas Congre-gaciones femeninas de espiritualidadeucarística o contemplativa.

4 Ermanno Ancilli. Diccionario de Espiritualidad, III, p.32-345 B Häring dice que los seminarios deberían tener como misión primordial la de ser una escuela

de oración de modo que los sacerdotes pudieran ser hermanos y testigos visibles de su misiónsolidaria de promover el espíritu y la práctica de la oración. Y luego lamenta que “es fácilencontrar sacerdotes muy escrupulosos en la observancia de las rúbricas más minuciosas...mientras que se olvidan de la misión principal: la adoración de Dios en espíritu y en verdad.Esta desviación tiene como consecuencia el reducir la oración a una recitación sin contactocon las alegrías, las esperanzas, las angustias y los sufrimientos de los seres humanos. De estaforma viene a faltar una de las notas esenciales, cual es la integración entre fe y vida” NUEVODICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD. Ed. Paulinas, 3ª ed. p.1022-1023.

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Confirmación de los grandesmaestros

Entre los muchos que se podrían citar,traeré sólo el testimonio de dos de ellos,Santa Teresa y San Ignacio de Loyola.

Santa Teresa

“La sustancia de la oración: amar mucho”Así resume todo el tema de la oraciónen Sta. Teresa el P. Maximiliano Herráiz6.Como sabemos, para Teresa la oraciónse centra en la relación de amistad. “Ora-ción es tratar de amistad estando muchasveces tratando a solas con quien sabemosnos ama” (V 8,5). Los efectos de la ora-ción se buscan en la vida decididamenteorientada hacia el Amigo con quien setrata o se realiza la amistad (V 11,14; 4 M1,7). Y “la mejor oración es la que dejamejores dejos”, o la que hace crecer lasvirtudes (Cta. a Gracián), la que irrumpeen obras de caridad y de asistencia alprójimo (5M 3,11).

Para Teresa el diálogo de amor con elAmigo se inicia cuando tenemos la expe-riencia y la certeza de “saberse amado”.El trato personal con Dios le va desvelan-do al hombre la verdad de que Dios“sabemos nos ama”.. Y la actitud funda-mental de respuesta ha de ser la atencióna la Persona del Amigo: “mirar que nosmira”. Nada hay que tanto dinamice lapersona para la donación de sí mismacomo el saberse amada7.

Este es el don de la oración, el don de laamistad que Dios ofrece a todos y todas.“No todas las personas son hábiles parapensar, pero todas lo son para amar” (F5,2). Por eso donde se da el amor, florecela oración. Y podemos añadir: donde seda la oración, florece el amor. Y el amorde amistad es totalizante, compromete atoda la persona. Por eso, el fracaso oéxito en la oración, es éxito o fracasode la persona en su vida cristiana.

Otra consecuencia es que la oración sóloes transformante cuando abarca a todala persona y llega al corazón.

Sólo el razonamiento no basta

La oración vivida como amistad afecta atoda la persona, pero no sucede lo mismocuando es sólo “razonar” o “discurrir” (ymenos el sólo recitar salmos u oracionesvocales) (V 13,22). Razonando y discu-rriendo la persona no sale de sí, se quedaconsigo misma, se mueve entre ideas, pormás “espirituales” que sean. Se queda enun ejercicio mental que distancia cadavez a la persona, del amigo.

San Ignacio de Loyola

Los famosos Ejercicios espirituales de S.Ignacio están todos ellos centrados enla oración personal y orientados a la con-quista del corazón. La intuición de Igna-cio fue haber comprendido que conquis-tando el corazón se conquista a toda la

6 A zaga de tu huella. Ed. Monte Carmelo. Burgos, 2004, p.1497 Herráiz, o.c. , p. 161.

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persona. Si se logra que el amor a Jesu-cristo penetre en la afectividad profundadel ejercitante, está asegurado que estapersona se entregará sin condiciones ala búsquedad de la voluntad de Dios y alservicio de sus hermanos y hermanas.No hay en el hombre ni en la mujerninguna fuerza tan grande como la dela afectividad-amor capaz de transfor-mar a la persona por dentro y de lanzar-la con una generosidad total a la entregade sí mismo, sí misma a Dios y a suCausa. Y esto es lo que se busca sobretodo mediante la oración personal, espe-cialmente de tipo contemplativo.

En el proceso de transformación afectivahay un paso previo necesario que con-siste en quitar los afectos o amores queme frenan o apartan del camino de Diospara sustituirlos por el amor de Jesucris-to que de un modo gradual va conquis-tando la afectividad de la persona hastallegar a la entrega total por amor.

Encuentrocon el DIOS-AMOR

Los Ejercicios nos van llevando al descu-brimiento y a la vivencia del Dios-Amor.En el Principio y Fundamento descubri-mos al Dios Amor-Creador. El me amóprimero y porque me amó, me creó. Enmedio del inmenso universo, Dios se mehizo cercano y estableció conmigo unarelación Yo-Tú, de Padre a hijo e hija coninfinita ternura. También se me descubrecomo Dios Amor-Salvador haciendo demi vida una historia de salvación, historiade amor. El hombre y la mujer vienen deDios por la creación y va a Dios por lasalvación realizada por Cristo. Y ésta es

la mayor muestra de amor que Dios nosha dado. “¡Tanto amó Dios al mundo!”.

En las meditaciones del pecado no sepretende que el ejercitante se quede conun sentimiento de culpa, sino que des-cubra que Dios es Amor-Misericordioso.Es una nueva faceta que puede expe-rimentar quien se ha sentido pecador yha encontrado el calor y la acogida delos brazos del Padre que le esperaba.

Pasada la primera etapa de purificación,en la Segunda Semana, se entra en lacontemplación de la figura fascinante deJesucristo como imagen visible del Diosinvisible, encarnación humana del amorincondicional del Padre. A medida quese va adentrando en el conocimiento deCristo se descubre en El al Dios Amor-Encarnado. Y en sus actuaciones en lasdiversas situaciones de la vida se le vadescubriendo como Maestro que mehace su discípulo, discípula, como miSeñor que va tomando posesión de mípor el amor, como Médico que curatodas mis enfermedades... pero sobretodo, como Dios Amor-Amigo. Es elDios humano que me invita a la intimidadcon El y me lleva mar adentro, que seme hace encontradizo y derriba distan-cias, que me habla al corazón de Tú a túy que al fin me da la máxima muestradel amor entregando su vida por mí.Cuando ya nos hemos adentrado en laamistad, Jesús me descubre el fuego quearde en su corazón que le lleva a dedicartodo su tiempo e ilusión a procurar lasalvación del mundo. Es el Dios Amor-Apóstol, el enviado del Padre. Y me invitaa colaborar en su Causa que es instaurarel Reino de Dios ya ahora en el mundo.

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En la Tercera Semana ese amor se vuelvedoloroso, es el Dios Amor-Paciente, el Dioscrucificado, que me invita a una con-templación silenciosa y agradecida. Y alrecorrer cada una de las escenas y de laspalabras, voy descubriendo que todo hasido por mi amor. Y en la última etapa, laCuarta Semana se me invita a identificarmecon el Cristo glorioso que me llena de“tanta gloria y gozo de Cristo NuestroSeñor”. Es el Dios Amor-Glorioso.

Finalmente en la Contemplación paraalcanzar amor, se hace la síntesis de losEjercicios y de toda la Espiritualidad dela vida activa al presentar al DIOS-AMORtrascendente e inmanente, que entregaal hombre y a la mujer todos los benefi-cios de la creación y salvación, los benefi-cios particulares que descienden “dearriba”, así como las aguas del río des-cienden de la fuente. Esto provoca en elejercitante la entrega agradecida de todasu persona al Señor y se compromete aseguirle para “en todo amar y servir”.

La oración en la vida

Sería muy pobre una oración que seredujera a una hora al día. “Oren sinintermisión” nos dice San Pablo, y estoes lo que brota espontáneamente delcorazón cuando el amor está encendido,cuando se vive en un “estado de amor”.Como una mamá que no está pensandocontinuamente en su hijito o hijita, perotiene una profunda vinculación afectiva

con él que hace que cualquier cosa quele sucede a su hijo o hija provoque enella una respuesta de amor.

La oración continua consiste en “encon-trar a Dios en todas las cosas” o, lo quees equivalente, en ser “contemplativotambién en la acción”8.

Dios está en todas las cosas: en la natu-raleza, en las personas, en la Eucaristía,en los pobres...y en los ricos, en el propiocorazón. Y también está en las adversi-dades, en el odio y la maldad; pero enestos casos, su presencia es una protestacontra un mundo mal hecho por elegoísmo humano y una exhortación atrabajar por hacer un mundo mejor.

La oración continua no se consigue abase de técnicas o de trucos psicológicossino con la limpieza de corazón. Bienaven-turados los limpios de corazón porqueellos “verán a Dios”. Lo verán en la tierra,en todas las cosas. Tener limpio el corazónsignifica tener una sola intención, buscarsólo el Reino de Dios.

No es fácil reconocer a la primera a Diosen las personas, en los acontecimientos.María Magdalena lo confundió con el hor-telano, los de Emaús con un caminantecualquiera, los Apóstoles con un fantas-ma o con un impertinente en la playa. AlSeñor sólo se le re-conoce en la vida cuan-do antes se le ha conocido en la intimi-dad de la contemplación. María le reco-noció cuando pronunció su nombre

8 La primera expresión es de San Ignacio en su Autobiografía (n.99), y la segunda, del P. JerónimoNadal refiriéndose a S. Ignacio al que llamaba también “místico de la acción”.

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porque antes le había llamado docenasde veces con el mismo tono de voz. Y losde Emaús le reconocieron al partir el panporque se lo habían visto partir en otrasocasiones. Y los Apóstoles, cuando les dijo“echen la red a la derecha” porque enotra ocasión se lo dijo y se dio la pescamilagrosa. Es decir, que para ser contem-plativo en la acción, antes hay que sercontemplativo en la contemplación.

En conclusión

No pretendo decir una palabra definitivani menospreciar otras perspectivas o tra-diciones espirituales, pero tampocoquisiera quedarme en consideracionesabstractas.

La experiencia de muchos años me hamostrado que una vida espiritual sóliday profunda, capaz de alimentar una ferobusta y de producir una plenificaciónafectiva, proviene de una práctica habitualde oración que de verdad es una “expe-riencia fundante”, de la que deriva y tomasentido todo lo demás.

Esto se ve en aquellas personas que, entretodas las actividades que realizan, dan laprimacía a la oración personal a solascon el Señor y dedican a ella habitual-mente la mejor hora del día. Es una ora-ción sosegada y transformante, sea que

luego haya rezos o no los haya, conLaudes o sin Laudes. Una vida espiritualfundamentada sólo en rezos y actos de-vocionales puede ser un “entretenimientopiadoso”, pero generalmente no cambialas actitudes profundas de la persona nilleva a la conversión afectiva.

Es hora de aclarar conceptos y de noquedarnos en slogans brillantes ni enjustificaciones “teológicas” para seguircon una vida consagrada instalada y su-perficial o en un activismo desbordante.

La mayoría de los Institutos de VidaConsagrada toman con seriedad la vidaespiritual y sus prácticas pueden consi-derarse un modelo adecuado para la vidaactiva. Además de la hora de oraciónpersonal, tienen la Eucaristía diaria (ojaláque sea vivencial y compartida); el exa-men de conciencia al fin del día, no sólorevisando las faltas cometidas, sino sobretodo agradeciendo la presencia amorosade Dios a lo largo del día; el acompaña-miento espiritual periódico, especialmen-te durante la formación; una vez al añolos Ejercicios de ocho días, y algunasveces un día de Retiro. Naturalmente queesta vida espiritual ha de integrarse conun apostolado comprometido y una vidacomunitaria verdaderamente fraternal.Muchas personas consagradas se sientenplenamente centradas y realizadas en suvocación.

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“Si quieres, puedes ser todo fuego”.

“Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosapara recordar y contar, sino una gran historia que construir.

Poned los ojos en el futuro, hacia el que el espíritu os impulsapara seguir haciendo con vosotros grandes cosas”.

(Juan Pablo II VC110)

Estas palabras de Juan Pablo II suenan a elogio y a desafío.La historia de la Vida Religiosa está llena de páginas ilusio-nantes y heróicas que escribieron nuestros antepasados. Nopodemos ser “hijos pigmeos de padres gigantes”, decía unjoven religioso, sorprendido e interpelado por la película dela Misión. Pero esa audacia e intrepidez no se agotó con loscomienzos. A lo largo del tiempo, muchos hombres y mujeresde a pie se sintieron apenados al descubrir que sus Institutosy comunidades se habían opacado y que eran ya incapacesde transmitir y contagiar los valores del Reino, que ellossimbolizaban, en un lenguaje inteligible y vivenciable. Lainiciativa no era de ellos, que se sentían hombres y mujeresdébiles como sus contemporáneos, sino del espíritu que losarrastraba, en fidelidad creativa a sus fundadores y a su tiempo,a recrear respuestas nuevas para desafíos nuevos. No gastaronenergías en conservar y retener una figura de Vida Religiosaque ya no tenía ni garra, ni mordiente evangélico que, por lo

¿Que Vida Religiosaestá naciendo?“Vosotros tenéis una gran historia

que construir”P. José María Guerrero, sj

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tanto, no reencantaba, ni entusiasmabani seducía a nadie. Siguieron el consejodel abad José a un discípulo que lepreguntaba: “Padre, ayuno un poco. Oroy medito, trato de vivir en paz en lo quede mi depende, procuro purificar mispensamientos. ¿Qué más me falta?Entonces el abad José se puso de pie yextendió sus manos hacia el cielo. Susdedos se volvieron como diez llamas ydijo: “Si quieres, puedes ser todo fuego”.

Los religiosos y religiosas de hoy, comonuestros antepasados que, apasionadospor Jesucristo y su Reino, hicieron quesu vida, en vez de apagarse, se volvieraincandescente para que hasta los ciegosvieran, sabemos que la Vida Religiosa nola hemos inventado nosotros. Ni la diri-gimos nosotros. El Espíritu es el que crea,recrea, transforma y hace nuevas todaslas cosas y el que la impulsa a mantenersesiempre fiel y actual al servicio de esePueblo de Dios que camina, lucha, sufrey espera. Por eso ni a la Vida Religiosa,ni a la Iglesia le está permitido anquilo-sarse, inmovilizarse, vivir de espaldas almundo que nos toca servir. La historiaes elocuente. Cuando surge un cambio

histórico de paradigmas, aparecen proce-sos históricos de revitalización o derefundación. A cada época crítica de lahistoria en la que la persona cambia demanera de entenderse a sí misma y aentender sus relaciones con el grupo ycon lo trascendente, ha correspondidouna nueva forma de Vida Religiosa quefuera significativa para esa persona nueva.

Vivimos tiempos desconcertantes: deincertidumbre y de esperanza. Noshemos adentrado en un tiempo confusoy, al mismo tiempo, apasionante. “Vivi-mos cambios culturales inesperados,vemos cómo procesos sociales y cultu-rales radicales cambian el mundo y asis-timos al nacimiento de culturas y sub-culturas, de símbolos y estilos de vidanuevos”1 . Esto interpela a la Vida Reli-giosa, la cuestiona y la impulsa a buscaruna “figura histórica” más significativapara el hombre y la mujer de hoy. Eneste momento histórico, aferrarse al pasa-do, añorando nostálgicamente algo quenunca volverá, llega a una inevitable deca-dencia porque la Vida Religiosa no esahistórica sino fechada. Si no significanada, no tiene por qué existir2 .

1 CHALUCK, H., “Todo es posible, nada es cierto. Vocaciones religiosas en tiempospostmodernos”, en Vocaciones a la Vida Consagrada en mundo moderno y postmoderno. IICalamo, 1999, p. 37. El Congreso Internacional de Roma (23-27 de Noviembre) del 2004decía: “Estamos en un cambio de época, marcado por: grandes avances de la ciencias ytecnologías, incapaces todavía de resolver los grandes problemas de la humanidad; poderososmedios de comunicación, que tantas veces, colonizan los espíritus; la mundialización y globali-zación, que nos hace interdependientes, a la vez que atenta contra las identidades; aconteci-mientos (Kairoi) que nos sorprenden y desubican (“apareció entonces”…un samaritano) y queexpresan que Dios es el Señor de la historia; la sed y crisis de “sentido”, para las que se ofrecenmil propuestas y promesas” en: Pasión por Cristo, pasión por la Humanidad. Ed. Claretianas,Madrid 2005, p.354.

2 No pocas de las ideas o sugerencias que aquí digo, las he expuesto en diferentes conferenciasy artículos.

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Se le acusa a la Vida Religiosa de “insig-nificancia crónica” o de “infiltración delespíritu del mundo”, para unos, unas losreligiosos y religiosas son unos nostál-gicos; para otras personas, unos aven-tureros.

Creo que el problema de fondo es sabersi la Vida Religiosa responde o no –ycómo– a los “signos de los tiempos”desde los que hable el Espíritu, interpe-lándonos sin cesar. La alternativa esabrirse al Espíritu siempre nuevo, creativo,rompedor de moldes… o simplementeconvertirse en reliquias de un noble pasa-do que se admira, pero que hoy no dicenada – al hombre y mujer actual. Y si esasí, ¿para qué sirve la Vida Religiosa?3.

Y ¿cómo vamos a significar algo si nos“refugiamos en el mundo aséptico delas teorías, en la satisfacción de rotundasdeclaraciones, en la tranquilidad de unavida ordenada, cumplidora y entumecida,en la protección de horarios inmutablesy de tapias a veces invisibles, a salvo delrumor de la vida que transita lejos denosotros, nosotras y de las lágrimas, losgritos, las risas o esperanzas de los que

viven y mueren en las afueras de nuestromundo”?4

Dolores Aleíxandre se atrevió a decir, conla lucidez y la libertad que la caracterizan,ante más de 700 Generales (ellos y ellas)que “la sinceridad nos obliga a reconocerla existencia de vidas ́ a medias`, que noparecen esponjadas o felices, supeditadasal funcionamiento de las instituciones,asfixiadas por la inercia de un orden ina-movible y unas tradiciones incuestiona-bles, desabitadas en su corporeidad, conla iniciativa y la espontaneidad sofocada,raramente invitadas a pensar por sí mis-mas, a expresar libremente sus opiniones,sus desacuerdos, sus deseos o sus sueños.Ciertamente, habría que calificar comode “No-vida-no-religiosa” a la que pro-duce semejanzas sujetos necrosados enun seno estéril, cuando quienes llegarona ella venían buscando la vida en abun-dancia prometida por el viviente”5.

Una Vida Religiosa así no produce alegríacontagiosa, ni fuerte atractivo, ni esti-mulante optimismo. No despierta graciay simpatía y no interpela ni cautiva, niseduce a nadie.

3 ¿No habría que rastrear por aquí la desaparición de muchos institutos a lo largo de la historia?No deja de ser significativo que el 76% de todos los grupos religiosos fundados antes del 1500hayan desaparecido y el 64% de los que surgieron antes del 1800 ya no existan. Sobre estepunto, véase: AGUDELO ROLDÁN, M., la refundación. Conferencia de Religiosos de Nicaragua,1999. El autor cita a O‘MURCHU, D., The Religious life, a prophetic vision. 1991. “Y hoy handesaparecido aproximadamente un 39% de las congregaciones masculinas fundadas hastamediados del siglo XX”: MARTÍNEZ, F., La Frontera actual de la Vida Religiosa. Bases y desafíosde la refundación. Paulinas. Madrid 2000, p.69.

4 ALEIXANDRE, D., Buscadores de pozos y caminos. Dos íconos para una Vida Religiosasamaritana, en Pasión por Cristo y pasión por la Humanidad (Congreso Internacional de VidaConsagrada. Roma 23-27 de Noviembre, 2004). Ed. Claretianas. Madrid 2005, p.138.

5 ALEIXANDRE, D., ponencia citada, p. 131.

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I. Algo nuevo está naciendo

“Desde hace tiempo, algo nuevo está na-ciendo entre nosotros y nosotras, al com-pás de otras realidades que mueren (ob-soletas tradiciones y estilos, institucionesmortecinas). Nos afecta la agonía de loque muere y la confianza en lo que hace.

Aunque no acabamos de ver claro aque-llo que el Espíritu está haciendo nacer enla Vida Consagrada, sin embargo, ya iden-tificamos algunos brotes de novedad”6.

El intento de este trabajo es buscar, identificary reflexionar sobre algunos brotes de novedadmás significativos que vamos sintiendo yexperimentando en nuestro corazón, inclusodesde hace ya algún tiempo, ante ciertos retosque desafían a la Vida Religiosa.

Estamos convencidos que la Vida Consa-grada es un don del Espíritu para la Iglesiay para el mundo. Y en este sentido tienefuturo, pero depende mucho de nosotrosy nosotras, de la capacidad que tengamospara renovarla, recrearla, refundarla. Es unaprofecía viva de ciertos valores del Reino,que no son exclusivos de la Vida Religiosapero que ella debería acentuarlos, y queno pueden faltar en la Iglesia, como (lamisericordia, el amor gratuito y sinfronteras, el compartir en solidaridad yen comunión desde una vida sencilla,modesta y gozosa, el buscar apasionada-mente la voluntad del Señor para hacercon pasión, -lo que equivale a nuestrapropia felicidad-, la fraternidad cálida que

acoge, apoya, estimula y perdona…), peroestos valores de gran calidad evangélicahay que traducirlos, encarnarlos en sím-bolos, categorías, etc., que sean signifi-cativos para los hombres y mujeres dehoy, por ejemplo, la pasión y compasiónque son energías del Espíritu que danvida a nuestra misión, animando nuestraespiritualidad y dan calidad a nuestra vida.

La Vida Religiosa tiene futuro, pero ciertasformas de Vida Religiosa anacrónicas,obsoletas, anticuadas no permanecerán.Vemos, por eso, que la Vida Religiosa estáen crisis, (“crisis de revitalización”) y hainiciado un proceso de re-creación o, másexpresivamente, de “re-fundación” bienentendida7. Esto no significa que inven-temos una Vida Religiosa nueva (no haempezado con nosotros, nosotras). Elpasado tuvo su grandeza y ahí están tantossantos para atestiguarlo, pero vivimostiempos nuevos que nos exigen no repetirel pasado sino mirar el futuro. Y ya vemosque está surgiendo algo nuevo. Creemosque el futuro de la Vida Religiosa está enlas manos de Dios, pero también dependede nuestra respuesta lúcida, creativa ycoherente a las llamadas que nos hace elEspíritu. Hay que abrirse y ser dóciles aellos por inéditos que sean. Como decíael Documento de Trabajo del Congresode Roma: “La Vida Consagrada necesitauna radical revitalización que le de unanueva fisonomía” (n.12).

Por lo tanto, la Vida Religiosa tiene futuropero en la medida que sea testimonial y

6 Congreso Internacional de Roma, 2004, o.c. pp. 355-356.7 GUERRERO, J. M., Para vino nuevo, odres nuevos. Obra Nacional de la Buena Prensa. México,

2ª ed., 2002, pp. 19-27.

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significativa y nos abramos a los cambiosy con fidelidad creativa seamos capacesde descubrir las raíces de nuestros caris-mas y replantarlas en el humus nuevo denuestro tiempo. Estamos convencidos yconvencidas que este don del Espíritucontinuará vivo en la Iglesia, pero nosexigirá vivirlo con radicalidad y sin pro-tagonismos, en comunión y complemen-tariedad y no en solitario, en apertura ydisponibilidad, sin miedos y rigideces, y,sobre todo, muy atentos al Espíritu que“sopla donde quiere y oyes su voz, perono sabes de dónde viene ni adonde va”( Jn. 3,8).

1. Ebrios de técnica, de éxito yde eficacia, pero anorexicosde Dios

El hombre y la mujer de hoy viven encan-dilados por los avances de las ciencias,por las posibilidades asombrosas decomunicación… de éxito, de eficacia.Para ellos vale todo lo que pueda contar,tocar, controlar. Por eso no se cotiza aDios en los mercados del mundo. Estasociedad intenta vivir como si Dios noexistiera (D. Bonhoeffer), fabrican ídolosseductores (consumismo, hedonismo,individualismo invasor, exitismo…) yquieren edificarse de espaldas los deshe-redados de la tierra. Pero el hecho esque toda técnica del mundo no puedesecar una lágrima necesaria, una carenciaafectiva o una necesidad del sentido últi-mo de la vida. Y, sin embargo, al mismotiempo, se va sintiendo un vacío depre-sivo, un sin sentido de la vida, un acha-tamiento del horizonte, y una falta de lafelicidad que se está haciendo crónica,aunque se disimule o se trate de olvidar

con ciertos momentos de jolgorio fugaz,rodeado de trivialidades en un clima arti-ficial de felicidad, de espectáculos distrac-tivos y mundanidades pasajeras.

¿Cuál es entonces nuestro aporte a este mundonuestro? Dios es el Señor de la historia.

1.1. Ser recuerdo provocativo de Jesús

Tenemos que ser un llamado proféticode la soberanía de Dios que no tolera ídolos niinjusticias. No es extraño entonces que laVida Religiosa más lúdica y comprome-tida sienta una sed de Dios vivo que le dasentido y que es su única razón de ser,convirtiendo a los religiosos y religiosasen testigos de la misericordia y ternurade Dios y de un servicio al hermano, her-mana sin condiciones ni restricciones, esdecir del sentido-de-la-vida que hoy se ma-nifiesta en una experiencia fascinante del Diosencarnado. Este encuentro cara a cara conÉl debería dejar nuestro rostro radiante,como le pasó a Moisés, por haber habladocon Yahvé” (Ex, 34, 29). Este exponernos asu Espíritu nos cambia el corazón, nossaca de nuestros desencantos, de nuestrasfrustraciones y de nuestros egoísmos, esdecir de nosotros mismos y nosotras mis-mas, nos lanza a los y las demás y nosconduce hacia la unidad del ser y del hacer,de lo personal y lo comunitario. Esta esnuestra oferta al mundo: ser un recuerdoprovocativo de Jesús que sobrecoge, cautiva yentusiasma y que es capaz de darle sentidoúltimo a la vida y descubrirnos la verda-dera felicidad que nadie nos puede arre-batar, indicándonos el camino.

Para eso los religiosos y las religiosas,como nos recordaba el Congreso deRoma, tenemos que poner en el corazón

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de nuestra parte un amor apasionadopor Jesucristo y por la humanidad, quese siente herida y medio muerta, excluiday empobrecida, sin hogar, violentada einsegura, enferma y hambrienta. Nece-sitamos vivir una profunda experienciade Dios como experiencia fundante, ex-presada en una convivencia cordial, sen-cilla, transparente y leal, en una palabra,fraterna y en una misión para dar vida yacelerar la venida del Reino que nos hagaexclamar, como a San Pablo: ¡Ay de mí sino evangelizar”! (1Cor 9,16).

Sin esta experiencia teologal, cada vezmás exigente y gratificante, la Vida Con-sagrada se convierte en carga pesada, enun martirio sin gloria, en una sucesiónmeramente ritualista de comportamien-tos y palabras vacías o degenera en unasimple profesión.

Estamos expuestos a que los compromi-sos nos ahoguen, a que perdamos el senti-do verdadero de la misión, absolutizandoel trabajo como profesión. “Hacer cosas”,estar muy ocupados…nos hace sentirnosimportantes y nos da prestigio ante noso-tros, nosotras y ante los, las demás. Comodijo Pedro Belderrain, en el Encuentro deVida Religiosa en España, el 12 de Noviem-bre último:” en la Vida Religiosa hoy…muchos, muchas pasamos la vida corrien-do, no tenemos espacios de descanso,hacemos piruetas y equilibrios para poderdedicarnos serenamente unos días (iluso,dirá alguno) al retiro, a la oración reposadaque permite profundizar… “Y para tra-bajar tanto y hacer todo eso ¿hace faltaser religioso, religiosa? Estoy de acuerdo

con Pedro que “quizá es hora de pararsemucho más, suavizar los ritos, humanizarla vida, gozarla, contemplar mucho más,escuchar más. Sintetizando: con frecuenciapreguntamos qué tenemos que hacer. Esfácil que hoy el Espíritu Santo nos estédiciendo que tenemos que hacer menos;que tenemos que dejar de hacer parahacer mejor y para que El haga; que hayque descargar las agendas de actividadespara poder llevarlas adelante con serenidady calidad, para orar con más calma e inten-sidad, para que la gente nos encuentrealguna vez más accesibles y sin prisa, nosiempre corriendo para servirles pero sintener tiempo para ellos”.

En resumidas cuentas, el peligro es quefuncionemos bien, pero que el sentidoprofético, simbólico y escatológico denuestra Vida Religiosa sea irrelevante,carezca de significabilidad.

Sin una pasión por Cristo que siente pasiónpor la humanidad no damos un solo pasoen nuestra Vida Consagrada. Si no somoscapaces de vivir un talante alternativo8 y,por lo tanto, “contracultural”, si la vidaconsagrada consiente que se domestiquesu función profética, si se desdibuja sutalante simbólico, si pierde su garra esca-tológica, si no aligera sus estructuras, aveces, tan pesadas que pueden asemejarsea la armadura de los caballeros de la edadmedia que casi no les permitía moverse,si no afina su sensibilidad frente a losjóvenes, si no se atreve a ser pionera enla defensa del rol y misión de la mujeren la Iglesia y en el mundo, sino decidemeterse en la caravana de este pueblo

8 Ver mi artículo: Lo que se ha vivido en el Congreso en TESTIMONIO 208 (2005) 24.

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peregrino para acompañarlo sin protago-nismo de ninguna especie desde una vidahumilde, sencilla y modesta, el futuro dela Vida Consagrada será no tener futuro.

1.2. ¿Qué es lo que la sociedad esperay proclama de la Vida Religiosa?

Lo que sentía en el Congreso, lo que sepalpaba era un no más a la instalación yel aburguesamiento, un no más a la me-diocridad y al desencanto, un no más ala pasividad, al conformismo y al miedo,un no más a la Vida Consagrada “desca-feinada”, un no más a “funcionarios dela Iglesia” e incluso del Evangelio, un nomás a “empresarios apostólicos” y “profe-sionales honrados”, ni a simples “soció-logos que luchan por la justicia” y menosaún a escándalos morales que puedansatisfacer la voracidad periodista deciertos medios de comunicación.

¿Estamos tomando los religiosos y reli-giosas en serio el “vivir como vivió Jesu-cristo”? en este eje se movió el Congreso:“Pasión por Cristo y pasión por la Hu-manidad”, es decir, partir de una experien-cia originante, que alimenta, por iluminacióninterior, la pasión y enciende adhesión-con-vicción, como necesidad de actuar medianteexperiencias activas sobe el mundo.

“Al moverse sobre este eje el Congresosobre la Vida Religiosa, está implícitamentediagnosticando el verdadero problema hoyde la Iglesia. No es de carrocería, de acce-sorios, de equipamiento, de diseño aero-dinámico, de nuevos modelos…, sino de

motor, de responsabilidad personal, derevisión de sistemas internos de forma-ción para la madurez cristiana, para lalibertad de los hijos e hijas de Dios…setrata de un problema de pasión-convic-ción personal, que no ha de simplificarsecomo problema generacional o cultural,sino que ha de centrarse en la concienciay la voluntariedad con que, tanto jóvenescomo mayores, nos estamos tomando enserio el bautismo: “vivir como vivió Jesucris-to”. Es, en definitiva, –no conduce a nadahacerse el distraído y mirar para otro lado-, de un problema de debilitación motiva-cional bastante generalizada”9.

Todos sentíamos, en el Congreso, el gritode una sociedad que espera y reclamade la Vida Consagrada que seamos testi-gos de Jesucristo con una vida de pobre-za que no necesite muchas explicaciones,con una vida célibe por el Reino quenos haga cálidos, integrados, armoniosos,disponibles y alegres, con una vida deobediencia que nos haga libres y no escla-vos de nadie ni de nada y que nos com-prometa a buscar y vivir no nuestroscaprichos y anarquías, sino el sueño deDios para cada una y cada uno de noso-tros, que es el que nos hará felices conuna vida comunitaria que interpele,atraiga y seduzca a todos y todas los ylas que aspiran a salir de un ambienteachatado, egoísta, e insolidario y ansíanvivir el mandamiento del Señor (cfr. Jn13,34) y finalmente con una misión apa-sionante por la osadía y el compromisode trabajar en lo fronterizo, lo marginal,lo liminal y, sobre todo a favor de todo

9 IGLESIAS, I., Otra Vida Religiosa ¿es posible? (Desde el Congreso de la Vida Consagrada, Roma,noviembre 2004). Saldrá este artículo en un próximo número de la revista TESTIMONIO.

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hombre y mujer y de todo en ellos,especialmente de los más empobrecidos,marginados, sobrantes y desechables.

Lo que espera el mundo de la Vida Reli-giosa es, como acaba de decir BenedictoXVI (evocando VC 19 y 22) “prolongaciónde la presencia de Jesús” en el mundo. Esperade nuestra sobreabundancia de gratuidad y deamor son “razones para esperar”.

En último término habrá que armar lavida desde otras claves, como el servicio,la capacidad de misericordia, la acogidadel diverso, del diferente, el respeto y latolerancia, etc. una persona capaz de pro-poner un modo de ser humano aprendi-do sobre el modelo de Jesús que se pro-yecta como una vida plena y gozosa. Setrata evidentemente de un modelo contra-cultural.

2. Valor de nuestra opcion, pero¿cómo vivirla?

A pesar de la debilidad de los que se-cundamos la llamada del Espíritu a seguira Cristo a corazón pleno y a tiempo com-pleto, a pleno riesgo y con mucho gozo,y las inevitables ineficiencias que, incluso,a veces, pueden ser ocasión de escándalo,éramos concientes en la Asamblea delvalor de nuestra opción, avalado por eltestimonio de hermanos y hermanas quenos miran sin prejuicios y agradecen nues-tra opción por Jesús y su Reino que amuchos interpela y a otros, los anima a

seguir en fidelidad el seguimiento delSeñor. Claro que todavía tiene más deproyecto que de historia. Ellos y ellas noshablan de que la Iglesia y el mundo nece-sitan de la Vida Religiosa. Y ésa es tambiénnuestra convicción, pero es necesariahacer una nueva re-lectura de nuestroseguimiento incondicional de Jesucristo.

¿Cómo vivir nuestros votos hoy?10 ¿Cuál esnuestra oferta desde nuestro estilo de vida?El mundo y la Iglesia necesitan personascélibes por el Reino y, sin embargo, integra-das, maduras, armoniosas, disponibles y gozosascuya relación no viene regulada por nin-gún miedo ni represión sino por la polari-zación efectiva en Alguien que tal vez noconocen, hombres y mujeres abiertos, conun trato sencillo pero sin prejuicios, cordialy sin apegos, respetuosos de la dignidady la libertad humana y, a la vez, cálido ycercano (voto del celibato por el Reino).

El mundo y la Iglesia necesitan el testimo-nio alegre de una vida sencilla y modestaque se contenta con lo necesario, que espoco, y que deja lo superfluo, que esmucho, lo que suele sorprender y des-concertar en esta sociedad de un consu-mismo salvaje y tanta mentira y aparien-cia. Por lo demás, extraña un talante sinprotagonismo y que se percibe, sobretodo, en un trato de igualdad, de escucha,de respeto a todos y todas y sin prefe-rencias por los ricos, los que pueden, losque saben, los que deciden que trabajamosno por sueldo o por prestigio, sino porla promoción integral de la persona y en

10 Ver ARREGUI, J., identidad consagrada en una sociedad laical. Cuaderno 29 de la col. Frontera,2000; ARNOLD S. P., El riesgo de Jesucristo. Una relectura de los votos. Ed. Paulinas. Colombia.2003.

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especial por aquellos, aquellas cuya dig-nidad está aplastada y encarnecida. Nues-tra pobreza en clave de solidaridad ycomunión, desde una vida modesta y sen-cilla que la haga creíble, es algo que des-concierta, sorprende y admira. Es evidente,por lo demás, que nuestra pobreza escomparación con la miseria del mundomás que llamativa se hace misteriosa paralos que nos ven vivir de cerca (voto depobreza).

El mundo y la Iglesia necesitan una alter-nativa nueva de vivir la libertad que no seconfunda con el capricho, la anarquía oel libertinaje porque Dios no quiereesclavos sino hijos e hijas que buscanhacer en todo la voluntad del Padre. Essincronizar con su querer y en vivir co-mo hijos e hijas está nuestra felicidad(voto de obediencia).

Nuestro mundo, desgarrado por rivali-dades y violencia de todo tipo y frag-mentado por etnias, ideologías y religio-nes, y nuestra Iglesia, a veces, divididapor visiones tan distintas, necesitan unambiente “ecológico” –que eso deberíaser toda comunidad– donde se oxigeneel alma y se vivan unas relaciones humaniza-doras: cálidas y abiertas, llenas de comprensión,de tolerancia amorosa, de acogida y de perdón.Nuestro mundo intoxicado de egoísmoe insolidaridad necesita de comunidadesdonde se respire el aire puro de la amis-

tad, transparencia, lealtad y franqueza(vida comunitaria).

El mundo y la Iglesia necesitan ver a losreligiosos y religiosas en la “línea de fue-go”, en la primera fila de una lucha sincuartel por la humanización de todos,es decir, por la solidaridad, la justicia y lareconciliación, y que están allí donde haymás riesgo que correr y más necesariaes su actitud profética (la misión).

3. No a la globalización “desdearriba” si a la globalización“desde abajo”11

3.1. El fracaso de la civilización de lariqueza. Muchos excluidos del ban-quete y de la fiesta.

El mundo se nos va convirtiendo en una“aldea global” (Mc Luchan). Y en estaaldea todos vivimos interconectados (esla era de Internet). La globalización noes una simple categoría de moda. Esmucho más que eso: es un fenómeno degran calado y con una infinidad de mati-ces cambiantes según el contexto en quese emplee. Algo que implica y complicala tarea de discernimiento y que a todosnos afecta. Por eso unos se refieren aella como un nuevo horizonte de futuropreñado de promesas. Otros la aceptancomo un reto ineludible con el que hay

11 Dentro de la Globalización. Hacia una comunión pluricéntrica e intercultural. Implicacioneseclesiológicas para el gobierno de nuestros Institutos. Comisión Teológica de la Unión de Supe-riores Mayores. Sirvió como guía a la Asamblea de la USG, en Nov. 2000. Publicado en VidaReligiosa. Marzo 2001, cuaderno 2/vol. 90. Número monográfico: “Vida Religiosa dentro dela Globalización”; PÉREZ CHARLÍN, J. M., El desafío de la globalización, en Vida Religiosa,enero 2001. Cuaderno 1/vol. 90.

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que contar, pero cargado de peligros. Yotros la combaten con el signo inconfun-dible de un nuevo totalitarismo orques-tado por el dios mercado. La globaliza-ción unifica y mundializa todo: cultura,economía, costumbres, comunicación,tiempo, pero discrimina y amenaza apersonas y pueblos enteros.

La globalización económica se presentacomo la única alternativa posible para crearun mundo paradisíaco, de bienestar paratodos. Es una gran falacia. La dura y crudarealidad dice lo contrario, es decir, a “losseñores de la globalización” no les con-mueve el corazón –al menos, no lo de-muestran– el ver las masas de empobre-cidos, sobrantes y desechables, quegenera el sistema neoliberal. Más aún laglobalización económica, como está hoyplanteada, no puede arreglar la desastrosasituación en que viven millones de sereshumanos. El mismo Fondo MonetarioInternacional lo ha dicho a través de suex director, M. Carndessus: “El mercadono es capaz de reconciliar lo económico conlo social porque el mercado no tiene horizontesocial”. Así de claro. Es verdad que elmercado, base de la globalización econó-mica, produce riqueza, pero a qué costoy cómo se distribuye. Los hechos sonincuestionables. Y éste es el fracaso de la”civilización de la riqueza”: el no poder darde comer al planeta ni hacer que las personasse sientan a gusto en esta tierra.

El escándalo de la globalización econó-mica es que sus mismos defensoresadmiten que hay países en los que sólo

podrán vivir el 40, 50 o 60% de la po-blación. Es cínico, por decir lo menos, elquerer justificar este escándalo diciendoque es mejor que viva el 40% de la pobla-ción a que sólo subsista el 10% o el 20%.Es entonces justificable la reacción untanto airada de Jon Sobrino, cuando afirmasin titubear que en el fondo la globaliza-ción es “un insulto a los pobres” ya quesólo busca “la globalización de la riqueza”,aunque se produzca una “globalizaciónde la pobreza” en la que se encuentran1.500 millones de personas que debensobrevivir con un dólar diario. En el fondo,el problema estriba en saber quién es elque decide qué 40% de la población va avivir y qué 40% va a Morir12 .

La globalización “desde arriba”, que dirigeny fomentan las grandes multinacionales ylos gobiernos e instituciones internaciona-les al servicio de sus intereses es un aten-tado contra la miseria de muchos pobrescada vez más pobres y excluidos del ban-quete y de la fiesta. ¿Cómo no va a serhiriente y descorazonador que las trespersonas más ricas del mundo tengan unariqueza equivalente a la de 600 millonesde habitantes de los países pobres?

3.2. Que las víctimas tengan vida y dignidad

Las críticas en avalancha que les caen enci-ma a los defensores de esta globalizaciónson durísimas y contundentes. ¿Cómoresponder? Soplando sobre las ascuasmortecinas de tantos y tantas el deseodesordenado de poseer, alimentando la

12 Cf. NOGUEIRA BATISTA, P. Un mito contemporáneo entre aspas. Folha de Sao Paulo, CuadernoMAIS, 3 de marzo de 2002, p. 16.

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avaricia, la ostentación, el consumismo yel ansia de ganar por encima de lo quesea a costa de quien sea. Hay que ser unmiope para no ver la hiriente contradic-ción de esta justicia, que ni ellos mismoscreen, con la actitud de muchas personasy rublos que consideran primordial locomunitario, la moderación, la solidaridady el compartir, la equidad y la austeridad.

Junto con esa falta de solidaridad queentraña la globalización, hay otra ver-tiente, que es como la otra cara de lamoneda, y es el afán de figurar y aparentarque encandila al hombre y la mujer dehoy quizás más que en otras épocas. Losvalores de la modestia y la humildad nose cotizan demasiado en la bolsa de unmundo como el nuestro autosuficientey orgulloso, tan encandilado por elprestigio social y el poder. El vivir consobriedad no se estila en un mundoatestado de propuestas consumistas13. Lacultura de lo suficiente y la solidaridadno se traduce en hechos. La persona hoyse va aislando más del resto y repite,con frecuencia, con Caín: “¿Soy yo acasoel guardián de mi hermano”? (Gn 4,9).El horizonte del ser humano hoy, educa-do en esta cultura de la “globalizacióndesde arriba” es muy achatado y miope:no ve lo que pasa a su alrededor, ence-rrado y blindado en su propio egoísmo.

¡Que lejos estamos de esa “civilizaciónde la pobreza”, en la que los pobres y lasvíctimas tengan vida y dignidad, palabray nombre, ocupen el centro, y, de estemodo, “el mundo de abajo pueda generary ayudar a que demos pasos a la utopía!”(Jon Sobrino).

4. Frente a esto ¿cuál debe sernuestro aporte? Opción por lajusticia y solidaridad

Para los cristianos conscientes –y parala Vida Religiosa de América Latina y elCaribe– esta realidad, excluyente consti-tuye un desafío sin precedentes. ¿Cuálsería la postura de la Vida Religiosa frenteal imperio neoliberal del mundo actual?¿Cómo alentar la esperanza de los pobrescuando pareciera que hemos llegado alfinal de la historia?... ¿Cómo proseguirla misión de Jesús haciendo presente elReino de Dios entre los pobres?

La Iglesia no puede aceptar esa globali-zación que discrimina, que se desentiendede los pobres y los convierte así en ex-clui- dos y sobrantes. En esta coyunturahistórica que atravesamos la opción prefe-rencial por los pobres está llamada a ser laraíz y la fuente inspiradora de nuevasformas de compromiso, capaces de arti-

13 Véase el excelente artículo de IZURQUIZA, D., El difícil arte… Vivir sobriamente combatiendoel consumismo: Sal Terrae 983 (1995) 717-741. “Una de las cuestiones recurrentes en la predi-cación de los profetas es la crítica a la idolatría (puede verse, p ej., Is 44, 6-20); y ya S. Pabloafirmaba que la codicia es una forma de idolatría (Col 3,5). Hoy podemos decir lo mismo delconsumismo, es un modo de adorar vital y “culturalmente” ciertos objetos hechuras de laspropias manos humanas: con su becerro de oro (la televisión), sus templos (grandes almacenes),sus falsos oráculos (la publicidad), sus sacrificios (la cuesta de enero), sus fiestas (día de lamadre, de los enamorados…), sus altavoces diseminados por la ciudad (vallas publicitarias…),su paraíso – tierra prometida (mostrado en las telenovelas)…

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cular un proyecto de justicia y solidaridadque dé nuevo rostro y nuevas manos ala evangélica opción por los pobres yhaga transparente la veracidad del segui-miento de Jesús.

Estamos viendo con asombro, no exentode perplejidad y de miedo, cómo la glo-balización económica avanza a un ritmogalopante, orquestada y empujada porun fenómeno avasallador de tecnologíay comunicación masiva. No pocos creenque puede traer grandes beneficios, pero,al mismo tiempo, estamos viendo que larealidad, de hecho, es bien distinta porquelo que está ocasionando es injusticia aescala masiva: exclusión y empobrecimientode grandes masas, atropello de culturas poresa modernización homologeizante quedestruye la identidad y los valorestradicionales de culturas distintas, etc.

Ante la injusticia, la exclusión, el empo-brecimiento y el atropello de las culturas,la Iglesia no puede cruzarse de brazos.Hay que trabajar por construir un ordensocial basado en la solidaridad, dondetodos puedan ocupar su puesto, al quetiene derecho como hijos e hijas de Dios.No basta compartir con los pobres, esnecesario luchar por sus legítimas causasy su promoción integral. Es necesarioerradicar la pobreza. No se trata, comoalgunos piensan, “la tortilla de la vuelta”sino que haya tortilla para todos.

4.1. “Otro mundo es posible”(Foro Social Mundial II)

Para llegar a vivir un estilo de vida mar-cado por la modestia y la sencillez hayque poner la solidaridad en el corazónde nuestra vida. La economía y la política

de la solidaridad y la sencillez, la educa-ción en el compartir y vivir sobriamenteson urgentes.

Nuestra opción por la justicia y la solidaridadnos tiene que hacer lúcidos e intrépidos.No está en nuestras manos cambiar conun golpe de timón esta situación que creala “globalización desde arriba” que vasembrando exclusión, miseria y deses-peranza en grandes masas de personas yde pueblos, ya que se presenta como ca-mino único e indiscutible para el progre-so de la humanidad. Sin embargo, algo seestá moviendo. Muchos piensan que “unmundo distinto es posible y todos, todasestamos llamados a construirlo”. El “mo-vimiento global contra la globalización”ha puesto al descubierto su vulnerabilidad.

Ante la globalización construida sobrecimientos de exclusión, empobrecimien-to, de falta de respeto a la dignidad de lapersona y de no reconocimiento y valo-ración de las diferentes etnias y culturas,se trata de buscar una sociedad alterna-tiva que no excluya a nadie, donde que-pan todos, todas y que se haga de lapersona y, en concreto, del pobre y ex-cluido el centro de la economía, la preo-cupación social y no se atropelle y sedestruya ninguna etnia o cultura. Esta-mos ante el reto de emprender esfuerzosa todos los niveles para que la globa-lización esté marcada por la solidaridad,la equidad, la sustentabilidad, la inclusión.En esta nueva época del mundo quere-mos una globalización solidaria, respe-tuosa de los servicios de la justicia social,de la igualdad y de la soberanía de todoslos pueblos. Es lo que se ha llamado la“globalización desde abajo”.

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4.2. No al sentimiento de impotencia: “No hay nada que hacer”

En esta legítima lucha por la justicia y lapromoción de todos los hermanos, her-manas, y especialmente de los más pobresy excluidos, todos los creyentes en Jesu-cristo y su proyecto de vida deberían es-tar en primera fila, como exigenciaineludible de su fe que los lleva a vivir lacultura de lo suficiente, compartirlo conlos demás y rechazar todo ese menudo delo superfluo, de la ostentación y del lujo.No deberán dejarse dominar por un senti-miento de impotencia (“no hay nada quehacer”) frente al poder del sistema neo-liberal, orquestado por una propagandamachacona y mentirosa. Y esta resistenciahabría que traducirla con creatividad, luci-dez y coraje en metas posibles a corto ymediano plazo: Educar en una cultura delo suficiente; enseñar valores de solidaridady sencillez; formar líderes en las clases me-dias y en los medios populares que sepandefender sus derechos; defender las cultu-ras autóctonas y la ecología y, optar poruna presencia solidaria y transformadoraentre los pobres y excluidos, etc.

5. La brecha que no se cierra

5.1. ¿Cuál será el prototipo de esta nueva“forma histórica” de Vida Religiosa?

No será posible recrear una nueva formahistórica de Vida Religiosa si los religiosos y

religiosas no vivimos disponibles para la misión,una misión, por supuesto, que tiene al Señor ensu centro. El prototipo de este nuevo mo-delo de Vida Religiosa ya no será elconvento sólido e inmenso, arraigadocomo una fortaleza fortificada, sino latienda de campaña, el vaso frágil, la semillaque muere para dar vida. Por supuestoque la misión tiene que ser discernida desdenuestros propios carismas y desde losdesafíos de hoy que golpean a la puertade nuestros institutos. Los sordos a losllamados del Espíritu y los miedosos a lasexigencias que entrañan no serán losalbañiles de la revitalización, re-creaciónde Vida Religiosa. Esto puede suponerabrir obras nuevas, cerrar viejas que yano dicen nada, reorientar otras, etc. Y todopor fidelidad al Espíritu.

Pero esta misión, que es hacia todos loshombres y mujeres, privilegia a algunos,algunas. Si la opción por los oprimidos ymarginados… por los pequeños y cuantosfueron considerados y tratados como los“últimos” de la sociedad14 configuró la viday la misión de Jesús (cfr. Lc 4,18), tambiéndebe configurar la de todos sus seguido-res y seguidoras porque pertenece al cora-zón mismo del Evangelio y es una dimen-sión del Reino de Dios15. Esta llamada nosviene de Jesús y su Evangelio. La historiade esta opción se confunde con la histo-ria de la Vida Religiosa. El Espíritu nosurge a vivir esta opción preferencial por lospobres16 en solidaridad y compromiso conla vida de esos sobrantes y desechables del

14 JUAN PABLO II: Esos son para él los pobres: VC 82.15 JUAN PABLO II, en VC 82. Cfr. También LIBANIO, J. B., Missao da vida religiosa no momento

actual, en Convergencia 251 (1992) 163.16 GUERRERO, J. M., Hacía una nueva comprensión de la opción preferencial por los pobres, en

TESTIMONIO 169 (1998) 12-19.

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sistema neoliberal; nos exige el jugarnospor sus derechos humanos tan atropelladoshoy, nos impulsa a ser signos dehonestidad y verdad evangélica y aapoyar los proyectos de los desvalidos ymarginados, pues a través de ellos el Espí-ritu crea en nosotros y nosotras laprofecía de Jesús17.

5.2. La opción que configuró la vida y misión de Jesús

Y esta opción preferencial por los pobres sehace cada vez más urgente, porque la bre-cha entre ricos y pobres no sólo no seha cerrado desde Puebla, sino que, al revés,se ha ido ensanchando y ahondando (cfr.DSD, 179). Una de las mayores injusticiasdel mundo contemporáneo, dijo Juan Pa-blo II consiste precisamente en esto: enque son relativamente pocos los que poseenmucho, y muchos los que no poseen casi nada18.El hecho es que hoy hay más pobres quehace 26 años –Puebla– y los pobres dehoy son más pobres que aquellos.

En la historia de la revelación de Dios yde la sanación de Israel hay una vertienteque se va agrandando cada vez con másfuerza: Yahvé se revela poderoso en la flaquezade los pobres16 y los excluidos, de los que notienen voz en la sociedad. Ese Dios quese hace defensor del pobre, del huérfano,del extranjero, de la viuda, de los esclavos(cfr. Ex 22, 20-26; Dt 15, 7-18; 14, 28-29,etc.) es el Dios vivo y verdadero, el que seva a revelar de manera escandalosa en la

historia de Jesús de Nazaret. Si esta opciónconfiguró su vida y su misión, no puedemenos de configurar la nuestra. Él quisohacer de los pobres los privilegiados dela Buena Nueva y el criterio para discernirla presencia o ausencia del Reino. Si lapraxis de Jesús es normativa para sus se-guidores y seguidoras, entonces hay quereconocer que, sin la opción preferencial porlos pobres, sin asumir su causa y com-prometerse con su liberación, le faltaráalgo constitutivo a nuestra pretensión dever seguidores de Jesús19.

5.3. La inserción como forma de vivir esta opción

Y una manera –no la única pero si la másprivilegiada– de vivir esta opción es preci-samente la inserción. Y el pobre más queun lugar geográfico o social es un “lugarteológico”. No olvidemos, sin embargo,que cambiar de lugar físico y social siem-pre ha sido uno de los modos más usadosen la Vida Religiosa para rehacerse. Poreso las fundaciones y refundaciones han sidoel resultado de una decidida vuelta a lapobreza evangélica. Nuestra pobrezaevangélica (hecha de sencillez, modestia,solidaridad y alegría) no debería exigirmuchas aclaraciones. ¿Se descubre fácil-mente hoy en nuestro talante de vida yen nuestra misión? No es raro que nosfalte mucha coherencia. Una cosa es nues-tro discurso y otra nuestra vida. Me decíaun laico lúcido y convencido: “Es hora deque hablemos menos y nos comprometa-

17 Ver mi artículo: Hacia una nueva comprensión de la opción preferencial por los pobres.TESTIMONIO 169 (1998) 12-19.

18 Sollicitado rei sociales, núm. 27.19 FREITAS, C., de: ¿Todavía la opción por los pobres? Boletín CLAR 6 (1995) 7-14.

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mos más. Somos muy charlatanes sobrela pobreza y la opción por los pobrespero poco testigos (y me refiero tambiény especialmente a los religiosos y religiosasque por su voto de pobreza deberíandarnos ejemplo. Da la impresión que nocreemos lo que decimos... o que somosunos incoherentes”. Reconozco que sonpalabras duras que no conviene genera-lizar pero tampoco infravalorarlas.

Esto supuesto, ¿qué nuevas formas de expre-sión nos exige hoy la opción preferencial porlos pobres? Frente a este panorama, sinrenunciar a las “líneas fuerzas” que impul-saron a los religiosos y religiosas hacia laperiferia, el desierto y la frontera, hemosde acentuar otras: el acompañamiento respe-tuoso y fraterno, la presencia silenciosa, cercanay esperanzada, la modestia, la paciencia, la soli-daridad sin protagonismos en sus legítimas causas,la creatividad en el Espíritu, que es fruto de laimaginación e intrepidez, y es motivadapor el amor, capaz de discernir respuestasnuevas a nuevas situaciones históricas.

5.4. ¿Dónde están nuestras prioridades?

Esta es la pregunta clave. ¿Estamos departe de los excluidos o de los que ex-cluyen? Los niños y niñas de la calle quevagabundean por las calles sin rumbo ysin esperanza, los que vuelven a casatodos los días con la alforja vacía a pesarde querer trabajar y oyen el llanto desus hijas e hijos hambrientos, los ancianosarrumbados y solos, los refugiados en latierra extraña que arrastran su preca-riedad hasta límites increíbles, los sin

techos, sin cuidados médicos y, sobretodo, sin esperanza de un futuro mejor...¿nos descubren a su lado, nos sientenlejanos, enredados en una religión demuchos rezos y poco compromiso evan-gélico, o codeándonos con los grandesde este mundo? No actuó así el Maestroy, por lo tanto, no deben actuar así susdiscípulos y discípulas. No olvidemos quelos despreciados y pequeños de ahoraserán nuestros futuros jueces (cfr. Mt25, 31-46).

Querer refundar una Vida Religiosa enotra dirección, es entrar en callejón sinsalida. Nunca se refunda un instituto des-de la instalación y el acomodo. La historia,como dije más arriba, nos enseña exacta-mente lo contrario.

Por otro lado, todas las familias religiosashan nacido en la frontera de alguna deshu-manización. Esa fue y es su verdad. Y loseguirá siendo mientras se dejen recolo-car por el Espíritu en ella, porque el “Diossiempre mayor” revela su grandeza preci-samente en el apasionamiento por el “serhumano siempre menor”20. Si allí nacie-ron, allí tendrán que volver a beber elagua de su propio pozo. Ese estar en lafrontera signo de que el Espíritu guiadorestá en acción, será criterio de discer-nimiento para buscar lo que a Dios leagrada. Protegerse en la retaguardia,donde no se arriesga nada, ni hay nadaque experimentar y cobijarse al resguar-do del soplo del Espíritu es signo dedecadencia y no de vitalidad sin la quela refundación es imposible.

20 IGLESIAS, I., Servidora de la persona y dependiente del Espíritu. Vida Nueva 2016 (1995) 2-16.

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6. La inculturación: Cada uno oíahablar “en su propia lengua”(Hch 2,6)

La Vida Religiosa nace en una coyunturahistórica determinada. Cada instituto essuscitado por el Espíritu frente a los desa-fíos de una realidad histórica concreta.Los Fundadores y Fundadoras, a pesarde la genialidad espiritual con que, por lafuerza del Espíritu sobrepasan su época,traen bien fuerte la impronta de su tiem-po. Para la Vida Religiosa inculturarse sig-nifica hacer inteligibles y vivenciables enotros conceptos históricos y culturaleslas instituciones primigenias. Refundar elpropio Instituto es el reto que se nospresenta a cada generación de religiososy religiosas. Como la primera fundaciónfue bajo la acción del Espíritu, también larefundación inculturada deberá hacerlo21.

Estamos muy al comienzo de este proce-so de inculturación de los carismas funda-cionales que debe inspirar el estilo deformación, la experiencia comunitaria, losproyectos y las decisiones apostólicas... Esevidente que las grandes realidades ytransformaciones socio-culturales – y lasmismas culturas tan diferentes de lasoccidentales afecten la Vida Religiosa, lacondicionen e indirectamente la configu-ren. Uno tiene la impresión que, a veces,no nos descodificamos lo suficiente denuestros propios símbolos, categoríasculturales, costumbres importadas, etc., paracodificarnos en los valores de otras culturas

donde tenemos que servir. Y esto se traduceen una descorazonante ineficacia pastoral.

Ni el Evangelio ni la Vida Religiosa seidentifican con ninguna cultura, pero nopueden existir sino inculturados. Encarnarel Evangelio en cada una de las culturasde nuestros pueblos es imperativo delseguimiento de Jesucristo. Jesús asumiótodo lo humano. Menos el pecado, en lacultura de su pueblo para realizar la misióndel Padre. Sus discípulos y discípulas nopodemos hacer otra cosa. El es nuestrainspiración, muestra fuerza, nuestro camino.

En efecto en el Documento de SantoDomingo (DSD, 230) se sugiere considerarla inculturación “a la luz de los tres grandesmisterios de la salvación: la Natividad, quemuestra el camino de la Encarnación ymueve al evangelizador a compartir suvida con el evangelizado (la Encarnaciónpuede ser expresada en un triple movimientode cercanía a la solidaridad hasta llegar a laidentificación), la Pascua, que conduce a tra-vés del sufrimiento a la purificación (lainculturación es juicio y salvación tantopara los que se inculturan como para lacultura que los recibe) y Pentecostés, quepor la fuerza del Espíritu posibilita a todosy todas entender, en su propia lengua lasmaravillas de Dios” (DSD 230a)22.

Mi convicción profunda es que sin incul-turación no es posible llegar al corazónde la persona que habla otra “lengua”,se expresa en otros símbolos y usa otras

21 Quizás el autor que más agudamente ha escrito sobre esto ha sido F. TABORDA. Tengo presenteal escribir esto una hermosa conferencia que compartió con los teólogos asesores de la CLAR:La inculturación y la Vida Religiosa “la conservo todavía mimeografiada”.

22 Lo que va entre paréntesis es mío y no del Documento.

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categorías culturales. ¿Cómo podremosrecrear una Vida Religiosa más significa-tiva, capaz de contagiar y visibilizar losvalores que ella entraña y de entusiasmara los que nos rodean si falta este “pilarclave” de la inculturación?

La inculturación potenciará los valoresde la cultura en que se anuncia el Evan-gelio y purificará los gérmenes de pecadoque se dan en toda cultura.

La inculturación, por otro lado, no esalgo que ha de ser creado en los “labora-torios” de una Curia Generalicia o enun Capítulo General. Es, por definición,particular y por eso tiene que partir des-de abajo, de las bases de la Vida Religio-sa, de aquellos y aquellas que están encontacto cotidiano con la cultura distintade la tradición occidental que, en general,impregnó el Espíritu y la letra de nuestrasConstituciones y tradiciones. La expe-riencia es algo fundamental en la inculturación.La experiencia se vive en lo concreto.

A lo largo de la historia, la Vida Religiosaha sido pionera, sus esfuerzos de incul-turación no siempre fueron comprendi-dos ni alentados por las autoridades dela Iglesia. Un ejemplo impactante fue eljesuita P. Nobili, allá por los comienzosdel siglo XVII, que se hizo saniassi (hom-bres dedicados a las cosas de Dios) en laIndia –siendo un doble italiano– y se vis-tió con una ropa color ocre-rojo, un signotriangular de sándalo sobre su frente, yaltas sandalias de madera en sus pies y seconfinó en una húmeda y calurosa cabaña,comiendo solamente hierbas, arroz yfrutas. Aprendió el sánscrito para dominarlos Vedas. Y todo para hablar a los indiosde Jesucristo y su Iglesia en “su lengua”.

Fue un hombre inculturado hasta la médulay una profecía estimulante para tantos ytantos que lo siguieron, a pesar del rechazode la Iglesia durante siglos. Hoy, en cambio,admiramos su visión profética, su audaciay sacrificios para llevarla a cabo. Y losfrutos fueron muy abundantes.

La inculturación es un llamado de Diosa asimilarnos al misterio de Cristo, a queaceptemos experimentar ese misterio ennuestra propia carne. Poco se puede es-cribir hoy sobre ella. La Iglesia y la VidaReligiosa apenas se inician en ese camino.

Y no olvidemos, para terminar, que lainculturación es fruto de mucha contem-plación, de exigente desprendimiento y de amormuy grande a la gente.

7. Una parábola viviente decomunión y fraternidadapostólica

Allá por el año 1993 hizo furor la película,que está ambientada en la jungla dondelos dinosaurios y los seres humanos com-piten por la supervivencia. Domina la leyde la selva: triunfan los más fuertes. Eneste mundo de violencia sin límites, losdinosaurios devoran a los demás seres,incluidos los humanos, y estos a su vezmatan a los dinosaurios.

Quizás es ésta una de las imágenes másbrutalmente expresivas de nuestro mundogobernado por la violencia: la violenciagenocida como la Bosnia–Herzegovina yla de los Grandes Lagos, etc., en estosúltimos tiempos, la violencia de las callesde Chicago y tantas otras ciudades, laviolencia xenófoba contra los emigrantes

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que buscan la supervivencia aun a riesgode perder su vida, la violencia familiar (demaridos que maltratan a sus mujeres, yambos gritan, se insultan y atemorizan alos hijos e hijas…), violencia ecológicaque destroza nuestros bosques y conta-mina las aguas cristalinas de nuestros ríos,sembrando a su paso la muerte de la floray fauna.

¿No están llamados los religiosos a serhombres y mujeres de paz y comunión desdesus comunidades fraternas donde seacoge al otro, al diferente, se lo valora,se lo apoya, se lo defiende, se pone unosiempre de parte del más débil, del quemás lo necesita porque el mundo no esuna jungla sino un hogar?

En una sociedad a la que precisamente lainjusticia desune y rompe nuestra convi-vencia humana y que se está convirtiendoen una especie de jaula, cada vez más pe-queña, de bestezuelas que luchan porapropiarse lo mejor que pueden todo elpequeño botín, ¿no será profético el com-partir en solidaridad y comunión lo quesomos y tenemos sin discriminar a nadie?

Frente a un mundo desgarrado y agresi-vo, cada vez más fragmentado por etnias,ideologías y religiones, a pesar de la glo-balización que se proclama a gritos portodas partes, un mundo al que se le hanmuerto las ilusiones de fraternidad afec-tiva y efectiva y es incapaz de soñar uto-

pías, ¿no serían los religiosos y religiosascomo un aguijón inquietante hacia unfuturo más solidario y fraterno por serhombres y mujeres de reconciliación,creadores de solidaridad, despertadoresde esperanza? Una Vida Religiosa fraternavivida en la radicalidad es una crítica a lasociedad agresiva, individualista y ambi-ciosa que margina a las grandes masasde desposeídos y una invitación proféticaa la justicia y a la reconciliación. Estamosllamados a ser “expertos en comunión”23,una memoria provocativa de fraternidad.

7.1. Sed de vida comunitaria

En el reciente Congreso Internacionalde Roma los jóvenes, religiosos y reli-giosas invitados expresaron en sus tresbreves intervenciones que tienen sed deuna vida comunitaria como expresión ycomo lugar de intercambio y de relacio-nes profundas. Uno de ellos me comen-taba un tanto decepcionado que están“hartos de vida común pero hambrientosde vida comunitaria”. No acaban deentender estos jóvenes como se puedevivir en una comunidad como en unhotel. Pero estamos, ellos y nosotros, cadavez más convencidos que una comunidades “mucho más que compartir un mismotecho, una misma mesa y un mismoreglamento…no somos voluntarios deuna organización multinacional ni hués-pedes mas o menos contribuyentes deuna casa” (Peter Hans Kolvenbach).

23 “Expertos en comunión, los religiosos están llamados a ser en la comunidad eclesial y en elmundo testigos y artífices del aquel proyecto de comunión que está en el vértice de la historiadel hombre según Dios”. JUAN PABLO II, en el Congreso Internacional sobre la VidaConsagrada, USG 22-27 de noviembre.

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Convertir nuestras comunidades en unhotel, vivir solos a pesar de estar juntos, nocompartir nuestra fe ni nuestra razón deser y trabajar, lo que pensamos, lo quesentimos y proyectamos, es simplementeun sin sentido y una frustración. Estascomunidades no encantan a los de dentroy escandalizan a los de afuera. ¿Por quéhay tantos religiosos y religiosas que a pesarde estar juntos viven solos? No es raro que secuelen por nuestras casas el mal humor,cierto afán de protagonismo, competenciasy envidias larvadas o manifiestas, unindividualismo invasor, egoísmos a vecescamuflados que revelan que nos interesamás nuestra propia realización que la entregaa los demás (¡como si eso fuera posible!).

Hambreamos comunidades que sean co-mo esos espacios verdes en las ciudadesdonde se respira aire de Dios y de lahumanidad, lugares de encuentro y deamistad, de acogida y de apoyo, de per-dón, de se-renidad y de fiesta. Necesita-mos comunidades que sean, al mismotiempo, espacios donde se respire fran-queza, lealtad, transparencia, ayuda frater-na, comprensión y alegría. Añoramoscomunidades cálidas y acogedoras conmucho sabor a hogar. Y la palabra hogarevoca rápidamente un clima de familiarnaturalidad donde reinan la confianza, lacomunicación, la libertad interior, la inti-midad y el compartir gozoso. El hogar, adiferencia de un nido portento y egoísta,

proyecta hacia fuera y comparte conotras personas lo mejor que se vive ensu interior. Necesitamos el hogar paracrecer vitalmente, para realizarnos comopersonas, para ser felices. Nuestras comu-nidades nos tienen que hacer más gozarque sufrir. Mi convicción profunda esque si la Vida Religiosa tiene hoy unaoportunidad y un papel que desempeñares el de crear en todas partes, suscitar,animar y sostener hogares de vida auténti-camente fraterna que irradien a los demásamistad, estímulo, apoyo y reconciliación24.

Da pena ver a tantas multitudes de gentesolidaria, presas de sus ocupaciones yagobios, lo cual hace que vivan cerradassobre sí mismas. “En este tiempo se multi-plican las personas que viven cada vezmás de relaciones puramente virtuales,y aparecen como náufragos del espíritua la deriva, sobre balsas online. Desde algu-nos aspectos es como si se dieran unanueva identidad fluida, intercambiable, apuzzle. De hecho están como en un labe-rinto, sin metas ni salidas, donde perdersees lo mismo que encontrarse. Al mismotiempo que metanetwork conecta a todosy a todo, la vida ya no tiene secretos, esla muerte de la intimidad y la ternura,de los secretos y de la libertad”25.

El P. General de los Jesuitas ha insistido–y con mucha razón– en esa profecíaviviente de fraternidad que debe ser todacomunidad religiosa:

24 Ver mis trabajos: El encanto de la Vida Religiosa, Folletos CON EL, nº 252 y los anteriores: Lautopía de la comunidad religiosa. Folleto CON EL, 92; La Vida Religiosa en una Iglesia decomunión, Folleto CON EL, 147; La comunión religiosa: don y signo para nuestro tiempo,Folleto CON EL, 157.

25 SECONDINI, B.; y PAPA, D. Del pozo... a la posada, Conferencia en el Congreso Internacionalde Roma.

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“En un mundo sediento de unidad y sinembargo desplazado por el odio y el ase-sinato, la división y la violencia, la comu-nión parece lejana y humanamente ha-blando, no más que un bello sueño. Deahí que la vida comunitaria resultetestimonio de una comunión posible enCristo; imposible de alcanzar, con lasfuerzas humanas…”.

Pero ¿por qué se exige a una comunidadpara que proyecte hacia fuera el encantode vivir unidos en la diversidad, creandoespacios cálidos, abiertos y alegres paranosotros y los demás?

7.2. ¿Vida en común o comunidad de vida?

Soplan vientos de modernidad y postmo-dernidad. ¿Qué significa esto? Que cobraun relieve inusitado y un valor primordialla subjetividad, la valoración de la persona, laigualdad entre todos, la participación y la co-rresponsabilidad, el diálogo y la gratitud. Y estoexige ir pasando de una vida común auna comunidad de vida. La vida en comúncrea una comunión frágil y superficial quese logra a base de actos comunes queestán establecidos institucionalmente yque se cumplen al pie de la letra. La comu-nidad de vida, en cambio, es rica en rela-ciones personales en acogida, en respetoy valoración por el otro, el diferente, esuna vida en diálogo y discernimiento, enlibertad responsable, en preocupación porel otro. El núcleo articulador de todo esla amistad auténtica y madura entre losmiembros. Hay que insistir menos en lapresencia física –siempre deseada y gozadapor los amigos de verdad– y más en lacompenetración de espíritu y la uniónde corazones, que es lo que verdade-

ramente importa. Y no es raro que sucedaque los que viven bajo el mismo techo yreglamento y se sientan a la misma mesase encuentren a mil leguas de distanciasin saber qué piensa el otro, qué sueña yañora, qué siente, qué le hace gozar osufrir. No es la cantidad de horas quepasamos juntos lo que crea la comunidad,sino la calidad de la presencia. No es paraalarmarse el que alguien llegue tarde aLaúdes o Vísperas por razones justificadas,pero es para alarmarse y mucho el estarjuntos y no saber de qué hablar, ni tenernada que compartir (experiencias, sueñosy sentimientos…). Esa es una comunidadenferma y que no irradia simpatía y gozosino desilusión y desencanto.

7.3. Madurez humana y espiritual de los religiosos y religiosas

Entrando a aterrizar las cosas en nuestravida de religiosos y religiosas. Todo loanterior supone un tema de calidad, demadurez humana y espiritual en los religiososy religiosas. Hay que aprender a madurarmuy hondamente las propias experienciashumanas. Encontrar la paz y la reconcilia-ción consigo mismo; asumirse uno mis-mo tal como es, con serenidad y recon-ciliadamente; en el presente y en la propiahistoria. Una dimensión muy especial deuna madurez personal tiene que ver conla madurez afectiva: capacidad de dar yrecibir afecto (de amar), de apertura eintimidad, de gratuidad y generatividad,de actuar con otros, otras compartiendoel poder, de serenidad para enfrentar lavida, de dominio de las propias pulsionescorporales y de la propia sensualidad, con-figuración de la propia identidad sexual,de la plena integración de las dimensionesmasculinas y femeninas en cada persona

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(problemática de género), etc. Esto agu-diza la conciencia de la propia pequeñezy debilidad; es un sabernos esencialmentefrágiles (lo que puede llevar a sentimien-tos de frustración o a acrecentar la capa-cidad de compasión). Igualmente es indis-pensable madurar el propio camino espi-ritual. Encontrarse con el Dios creadorque late en lo hondo de cada una y cadauno de nosotros, y que es en verdad nues-tro único Señor (silencio, interioridad, des-pojo de lo superfluo…). Aprender a creeren el amor de Dios y a confiarse en él (esdifícil, porque no conocemos la gratuidadplena y porque nos gusta “ganarnos” loque necesitamos), a fin de poder ser gra-tuitos en la propia entrega. Aprendersabiduría espiritual de los propios cami-nos, de la propia oración, para poderacompañar a otros, para ser maestros ymaestras. Aprender a dejarse envolver porla grandeza de Dios como alguien queestá más allá de todas nuestras posibi-lidades de compresión y manipulación;dejarse deslumbrar por el Señorío de Dios.

8. La intercongregacionalidada todos los enriquece

Como Director del Centro de Estudiosde la Conferencia de Religiosos de Chile,con más de 300 alumnos de 45 Congre-gaciones distintas (masculinas y femeni-nas), puedo dar testimonio que la inter-congregacionalidad ha sido de una ri-queza formativa invalorable. Los carismasno se han diluido sino que se han enri-quecido porque los carismas no se danen solitario sino en comunión y comple-

mentariedad. Muchos jóvenes han des-cubierto dimensiones insospechadas dela Vida Religiosa al compartir con com-pañeros y compañeras de otra Congre-gación. Permaneciendo siempre fieles asu propio carisma, dice Juan Pablo II, peroteniendo presente la amistad espiritual quefrecuentemente han unido en la tierradiversos formadores y fundadoras, estaspersonas están llamadas a manifestar unafraternidad ejemplar. Que sirva deestímulo a los otros componentes ecle-siales en el compromiso cotidiano de dartestimonio del Evangelio” (VC, 52).

Ya decía S. Bernardo:

“Yo admiro a todas (las órdenes religiosas).Pertenezco a una de ellas en la observancia,pero a todas en la caridad. Todos tenemosnecesidad los unos de los otros (…) En esteexilio la Iglesia está aún en camino y, si puedodecirlo así, es plural: una pluralidad múltipley una unidad plural. Y todas nuestras diversi-dades, que manifiestan la riqueza de los donesde Dios, subsistirán en la única casa del Padreque contiene tantas mansiones”26.

Pero no solo en la formación sino tam-bién en el ámbito de la misión se deberíaacrecentar la intercongregacionalidad. Enefecto, hay tareas evangelizadoras de talcalado que convendría realizarlas entrevarias Congregaciones, sumando carismasy metodologías. Es tal esfuerzo humano,los recursos, la preparación profesionalque exigen que difícilmente podría reali-zarlas una sola Congregación. Piénsese,por ejemplo, en los Medios de Comuni-cación Social. Hay ya proyectos intercon-

26 Apología a Guillermo del Saint Thierry, IV, 8: PL 182, 903-904 (Citado por Juan Pablo II, en VC, 52).

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gregacionales realizados que son toda unalección de futuro. Nos necesitamos. Quecada uno y cada una aporte lo que le esmás propio suyo al servicio de todos.

9. Los laicos y laicas: Compañerosy compañeras de misión

A lo largo de las últimas décadas hemosido descubriendo que los religiosos y reli-giosas no monopolizamos nuestros pro-pios carismas. Y hemos llegado a la con-clusión de que “nuestro carisma puede sercompartido con los laicos y laicas” (VC,54), es decir, que hay personas llamadas avivir nuestros carismas pero laicalmente.Esto significa tenerlos como compañeros ycompañeras de misión y no como simples cola-boradores. Y esto nos exigirá una actitud deapertura, respeto y valoración, y dar lospasos necesarios para aceptar y agradecersu aporte desde lo propiamente laical.

Habrá que abrir espacios de autonomía encomunión para que puedan ser ellos mis-mos, no intentando falsas seguridades, niescondiendo complejos de superioridado manipulación. Reconocer la madurez delos laicos y laicas en hechos de participa-ción, opinión y corresponsabilidad no esdemagogia sino que es comunión.

Nuestra colaboración con los laicos ylaicas será tanto más fructífera cuantomás se salvaguarde la propia identidadde los religiosos y los laicos (cfr. VC,70). La relación mutua de complemen-tariedad será más rica cuanto más y me-jor sea el aporte de cada uno y cadauna. Los religiosos y religiosas les recuer-dan a los laicos “que este mundo puedeser transformado sólo desde el Espíritu

de las Bienaventuranzas” (LG, 31). Pode-mos aportar una espiritualidad propia quetambién cabe vivirla laicalmente. Tambiénhemos creado una serie de plataformasapostólicas, inspiradas en nuestra misión,que podemos ofrecer para que los laicosy laicas realicen su propia misión. Puedeser significativa para ellos y ellas nuestrasabiduría acumulada: espiritual, comunitaria,organizativa, etc., abriéndose así un am-plio abanico de posibilidades de forma-ción. Los laicos y laicas, por su parte,que no son cripto-religiosos, nos ayudana los religiosos y religiosas en nuestrocamino espiritual y pastoral desde “sudimensión secular de compromiso en lotemporal” (VC, 56). Los laicos y laicasaportan su visión madura y adulta delos problemas, de las coyunturas apostó-licas, de las oportunidades para la misión.Y finalmente la misión de muchas Con-gregaciones depende, con frecuencia, dehecho de lograr la colaboración entu-siasta de los laicos y laicas en la misma.

Es, además, evidente que hoy se tiene unamayor conciencia de la dimensión laical demuchos de los Institutos y que la VidaReligiosa del futuro estará más abierta allaicado, en general, en la línea de comunióny participación en cuanto a la espiritua-lidad, el trabajo y la comunidad de vida.Parece claro que cada día tiene más pesoy protagonismo lo laical. Se trata de unauténtico rescate de la dimensión laicalde muchas Congregaciones religiosas.

10. Actitud de diálogo ante un mundo cada vez más plural

En un mundo cada vez más plural, en elque conviven visiones muy diversas de

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la realidad y del ser humano, se haceindispensable para el religioso y religiosaaprender una actitud de diálogo honestocon el que es diverso. Y para poder entraren esta actitud hace falta al menos doscosas: una seguridad serena de las propiasconvicciones, del propio valer y del propiopunto de vista; y al mismo tiempo una aper-tura respetuosa al que piensa distinto, apren-diendo a valorar al otro, otra, a reconocersus valores, pese a las diferencias con elpropio modo de ver las cosas. Un diálogomarcado por la tolerancia, por la libertaddel Espíritu que es capaz de buscar laintegración de las personas en torno alos grandes valores y desafíos.

El diálogo, a todos los niveles y especial-mente en la dimensión interreligiosa, no esfacultativo; es indispensable. José Ma. Arnáiz,Secretario de la Unión de SuperioresMayores (USG), después de participar enla Asamblea anual del 2003 que se dedicóa este tema, llegó a la convicción que “elreligioso del siglo XXI o es interreligioso o noserá religioso”27. El diálogo es una parte denuestra vida. Juan Pablo II nos recordabaque “por el diálogo hacemos a Dios pre-sente en nosotros, nosotras; cuando nosabrimos al diálogo con los otros y otras,nos abrimos a Dios” (Madrás, 5.2.1986).

Pero ¿qué es el diálogo interreligioso? JohnS. Dunne decía: “el hombre santo de nues-tro tiempo… no es una figura como Jesúso Mahoma, un hombre que podría fundaruna religión mundial, sino una figura comoGandhi, una persona que por su talantecomprensivo es capaz de pasar de su pro-

pia religión a otras religiones y volver denuevo a la suya con nuevas intuiciones”.El pasar a, y el volver a, escribe M. Thomas,constituye “el núcleo de la aventura espi-ritual de nuestro tiempo”. En ese “pasara” y “volver de” el creyente se encuentrabien, se siente bien. Compasión, sentir cony por el otro, tender la mano, dar afecto,sanar…son componentes del verdaderodiálogo interreligioso. Eso nos pide y esonos da la participación en el mismo diá-logo. ¿Cómo no vamos a ver con respetoy simpatía las otras tradiciones religiosasy desear iniciar con ellas un diálogo fra-terno y sólido que ponga bases sólidas auna colaboración orientada a hacer un mun-do más fraterno, más justo y más pacíficopara todos y todas? El diálogo se ha con-vertido en este momento histórico en unaprioridad para la vida cristiana y para acer-tar a focalizar adecuadamente la acción dela Vida Religiosa y su modo de proceder.

Me ha alegrado constatar que muchasde las pistas y sugerencias que he idoproponiendo en esta reflexión, las apun-taba la Secretaria General de la CLAR,Hermana Dina María Orellana, rm., en lasíntesis: “haciendo memoria”, presentadarecientemente en el Encuentro ampliadode teólogos Asesores. Refiriéndose alproyecto: Por el Camino de Emaús quese inició en la XIV Asamblea de la CLAR,celebrada en Caracas, en Junio del 2000,en que me tocó participar, dice:

“Si amar es cambiar, este cambio supone enprimer lugar, inventar entre nosotros y nosotrasuna nueva mirada de misericordia que permita

27 Ha expresado su convicción en un impactante folleto CON ÉL (246). A este excelente trabajoremito a mis lectores.

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el renacer del Espíritu: ¿Qué más nos estápidiendo el Señor a la Vida Religiosa de AméricaLatina y el Caribe? ¿Cómo aprovechar mejornuestra influencia social para la paz y la justicia?¿Cómo estar más presentes en los distintosámbitos de la cultura y la sociedad, allí dondese gestan los valores y es necesaria la presenciaurgente del Evangelio?

Con alegría vislumbramos ya esperanzadoresresultado de nuestro proceso. La experienciade intercongregacionalidad, la toma de concien-cia de que necesitamos una mayor cercanía alos laicos para participarles nuestros carismasy misión, una mejor percepción del mundojuvenil, unir más vivencialmente mística ycompromiso histórico en la búsqueda del biencomún, consolidar una nueva eclesialidad quefacilite unas mejores relaciones eclesiales yuna vivencia más evangélica de nuestros votos,son algunos de los frutos”.

II. Mi sueño de la vidareligiosa

Sueño en una Vida Religiosa mística enla que los religiosos y religiosas se mue-van con pasión, abiertos a la dinámicadel Espíritu. Será una Vida Religiosa hon-radamente arraigada en el encuentro ad-mirativo y entusiasta con Jesucristo yJesucristo Encarnado que llama a seguirloa pleno corazón, a tiempo completo y apleno riesgo, convirtiendo a los llamadosy llamadas, dentro de la fragilidad huma-na, en “memoria viviente del modo deexistir y actuar de Jesús” (VC, 22). Sueño,por tanto, en una Vida Religiosa que seconvierte en grito profético del Abso-luto de Dios en un mundo donde semultiplican ídolos y la fe se diluye o setergiversa.

Sueño en una Vida Religiosa que vivapermanentemente bajo la acción del Espí-ritu y que sea dócil a ese Espíritu –siem-pre libre, sorprendente y, a veces, descon-certante-, y que ese mismo Espíritu lancea los religiosos y religiosas a aventurasincreíbles, llenas de creatividad, y audacia,explorando caminos nuevos de Evangelio,buscando nuevas presencias, echando aandar no por caminos trillados sino porsendas inéditas que Él les sugiere y alienta.La pasividad, la instalación y el confor-mismo, por muy disfrazados que vengande lógica y de prudencia, no son signosdel Espíritu.

Sueño en una Vida Religiosa que, en lashuellas de nuestros Fundadores y Funda-doras, sea capaz de captar las “deshumani-zaciones” de nuestro tiempo, y capaz dever donde muchos no ven nada nuevo nioriginal, empujándola hacia lo fronterizo,marginal, urgente, aquello de lo que ni lasociedad ni la Iglesia institución se ocupan.

Sueño en una Vida Religiosa profética quedesde un amor irrestricto a Jesucristo ysu Reino, que se convierte en pasión yexperiencia fundante de vida, se siente urgidaa anunciar la misericordia de nuestro Dios,la fraternidad y la reconciliación, la libertady el servicio, la justicia y la solidaridad ydenunciar la injusticia, la opresión, el orgu-llo, la apariencia y la ostentación de unasociedad insolidaria y a veces, cruel, es de-cir, sueño en una Vida Religiosa que reveleel rostro materno de Dios: su acogida, suamor gratuito y providente y se conviertaasí en memoria testimonial de la ternurade Dios y de la fuerza de su Espíritu.

Por lo tanto, sueño en una Vida Religiosasamaritana en un mundo de gente tirada

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por el camino, herida, medio muerta, vio-lentada e insegura. Sueño en una Vida Reli-giosa volcada hacia la misión, que asumasu compromiso especialmente con los po-bres y excluidos de este mundo y sus legí-timas causas y lo exprese en clave de pre-sencia, inserción (cambiar de “lugar físicoy social” siempre ha sido uno de losmodos usados por la Vida Religiosa pararehacerse), e inculturación que es encar-nación en una cultura determinada y quees fruto de mucha contemplación, de exi-gente desprendimiento y de un gran amora la gente. Solo así se convertirá en genera-dora de una cultura de vida y de la civi-lización del amor, testimoniando que elmundo no puede ser transformado niofrecido a Dios sin el Espíritu de las biena-venturanzas.

Sueño en una Vida Religiosa que seconvierta en una profecía interpelante decomunidad para todos y todas, en mediode un mundo desgarrado por rivalidadesy violencias de todo tipo y que sea comola matriz de la que nacen y llegar a ple-nitud hombres y mujeres liberados de símismo, de su cerrazón, de sus egoísmos,de sus desalientos, de todo lo que retieneal hombre y a la mujer en su esclavitud,unificados y serenos, gozosos en la esperadel futuro, hermanos de todos los hom-bres y mujeres del mundo. A nuestromundo le falta “alma”, es decir, espaciosde encuentro y de acogida, de gratuidady de fiesta, de un compartir sereno y gozo-so…Nuestra sociedad necesita descubriral otro como hermano y hermana. La co-munidad religiosa es una memoria provo-cativa de este anhelo vital que anida en elcorazón de toda persona, hecha para vivircon los otros y no al margen de los otrosy mucho menos contra los otros. Por eso,

sueño en una Vida Religiosa sembradorade paz y despertadora de esperanza, enmedio de un mundo plagado de minasde odio y de violencia, incluso de violen-cia “en nombre de Dios o de la religión”.

Sueño en una Vida Religiosa fermento,sin pena, descalza, minoritaria, impregnadade modestia, capaz de vivir y anunciar alReino en la dispersión y la diáspora, comouna minoría abrahámica. Mi sueño tienemudo sabor a vida cotidiana, que se dejade palabras complejas y sabias y deja pasoa la sencillez y modestia. Donde la pobrezano genera tantas discusiones sino que esuna realidad de corazón que produce go-zo. Donde la obediencia no se vive comolucha y resignación sino como una apasio-nada búsqueda, en diálogo y discerni-miento, del querer de Dios, el señor denuestra vida, donde en vez de hacernosun lío con el celibato por el Reino, con-fiarnos en que el Señor, que nos ha rega-lado ese don para la Iglesia y el mundo,nos ayuda a vivir con un corazón encar-nado, gratuito, abierto a todos y despren-dido y, por lo tanto, gozoso.

Sueño en una Vida Religiosa solidaria quese convierta en noticia viviente quecuestione, interpele y abra nuevos cami-nos para los que buscan con corazónsincero construir un mundo sin fronterasen justicia, solidaridad y reconciliación.

Sueño en una Vida Religiosa lúcida capazde mirar lejos, para ver lo que los demásno ven y llena de imaginación y coraje,capaz de comprometerse en la búsquedade formas alternativas de vida, de orga-nización, de relaciones cálidas y huma-nizadoras, de participación y comuniónmostrando una escala alternativa de valo-

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res: verdad, justicia, austeridad, modestia,amor y reconciliación.

Sueño en una Vida Religiosa que, al estilode nuestros Fundadores, ame con fide-lidad creativa a la Iglesia y sea esencial-mente pascual, es decir, señal, símbolo,parábola y profecía del Reino.

Conclusiones

Hemos llegado al término de esta ya largapero inacabada reflexión. Con esperanzay entusiasmo emprendimos este trabajo,convencidos que podemos devolver a laVida Religiosa su encanto y hacerla mássignificativa.

Hoy más que ayer necesitamos despojar-nos, crear y avanzar “ligeros de equipaje” haciael futuro:

DESPOJARNOS del lastre (llámense es-tructuras pesadas, tradiciones obsoletas,costumbres desfasadas…) que se ha idoacumulando a lo largo del tiempo y queimpiden a los religiosos y religiosas cami-nar con garbo y con soltura como puntade lanza de un mundo peregrino quebusca, sufre y clama.

CREAR odres nuevos para vino nuevo,es decir, descubrir respuestas nuevas frentea los desafíos nuevos que hoy se nos plan-tean y que vienen de los cambios sociales,económicos, políticos, culturales de lospueblos donde nos hemos encarnado.Esto nos va a exigir mucha creatividad ycoraje para optar por estructuras capacesde vehicular vida y vida en abundancia,que nos lleven a expresar el encanto queproduce el encontrarse con Dios cara acara y con los hermanos y hermanas, aco-giéndolos como son, comprendiéndolosy sirviéndolos incondicional y gozosamente.

AVANZAR “LIGEROS EN EQUIPAJE”HACIA EL FUTURO, siguiendo al Señorde la historia y esto con el fuego de lapasión que nos quema por dentro, sa-biendo que El puede hacer grandes cosascon los humildes de corazón y nos lanzahacia una Humanidad herida y esclavizadaque nos pide “no pasemos de largo” frente,sobre todo, a aquellos que la injusticia deunos y la indiferencia de otros les hanrobado, despojado hasta su dignidad.

No será fácil estructurar la vida en estasclaves pero es necesario. Y el Espíritu delSeñor nos dará la fuerza para vivir estegran desafío.

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MENSAJEIV ENCUENTRO CONTINENTAL DE RELIGIOSAS YRELIGIOSOS AFRODESCENDIENTESSanto Domingo, República Dominicana

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¿QUÉ, POR QUÉ Y CÓMO REPARAR AL PUEBLOAFROCOLOMBIANO?P. Emigdio Cuesta Pino, svd

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¿Qué, por qué y cómoreparar al pueblo afrocolombiano?

Ecos del “seminario afro-reparaciones, Memoria de la esclavitud y

justicia social contemporánea”

P. Emigdio Cuesta Pino, svd

Como Secretario Ejecutivo de la Conferencia Nacional deOrganizaciones Afrocolombianas, CNOA tuve la oportu-nidad de participar del “seminario de afro-reparaciones, memoriade la esclavitud y justicia social contemporánea”, que se realizóen Cartagena de Indias del 19 al 21 de Octubre de 2005,organizado por la Universidad Nacional de Colombia. Talcomo se planteó en los objetivos, el evento fue una manerapara escuchar a las y los académicos sobre un tema actualy pertinente ya que involucra a un grupo significativo delos habitantes de Colombia, como son los y las descendientesde africanos y africanas.

El pacto ético del seminario fue: “la nación será pluriétnica ymulticultural cuando asuma la existencia de varias memorias” cadauno y cada una de los y las expositoras del seminario fuedando cuenta de este pacto, constatando la negación yexclusión a la que ha sido sometida a lo largo de la historiael pueblo afrocolombiano. Fue ésta una oportunidad parareencontrarnos con el pasado y con el presente de nuestropueblo haciendo memoria de los aportes que como pueblohemos hecho en la construcción de esta nación y quesistemáticamente han sido acallados, negados y olvidados y,en muchos casos, excluidos de la memoria.

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¿Qué reparar en el caso delpueblo afrocolombiano?

En Colombia se está en deuda con elpueblo afrocolombiano, aún cuando sevienen dando pasos; de ello dan razón laconstitución del 91 y la ley 70 y sus de-cretos reglamentarios, y otras pocas ini-ciativas que se han ido dando en la cons-trucción de una sociedad que desea posi-cionarse como moderna en el ámbitomundial.

Cuando hablamos de “reparar” se hacereferencia a haber causado daño o daños,en nuestro caso se podría hablar dedaños profundos, es decir aquellos queno es posible reparar con una o variasacciones a favor de, o que beneficien acierto número de los afectados y afecta-das. Para el caso de los y las afrodescen-dientes las reparaciones tienen que vero hacen referencias a la creación de Políti-cas publicas, como se planteó en la con-ferencia contra el racismo, la xenofobiay otras formas conexas de discriminaciónrealizada en Durban, que tiene que vercon el reconocimiento de nuestra exis-tencia como pueblo y cultura en la cons-trucción de lo que Colombia es hoy.

Un primer hito en términos de repara-ción es el reconocimiento de nuestroaporte a la construcción de este país,de allí la necesidad de hacer memoria decómo es que hemos venido participandoen la construcción del mismo. Colombiaes pluriétnica y multicultural, gracias anuestro aporte, gracias a nuestra pre-sencia y esto no está lo suficientementedicho y asumido. En muchos colombia-nos y colombianas existe la idea de quelos y las descendientes de africanos y

africanas solo llegamos a este país a seresclavizados y esclavizadas, vivir pobre-mente y en nuestros días, ser desplazadosy desplazadas. Poco o nada se ha habladode la injusticia, el crimen de lesa huma-nidad que se cometió con nuestros ante-pasados, la cultura que trajeron, sussabidurías, sus aportes a la medicina, a laminería a la agricultura y ganadería, susorganizaciones sociales. Hay que reco-nocer que participamos del sistema deesclavización, pero también hay que reco-nocer que desde esta posición fuimoslos grandes constructores de las ciudadescoloniales, de las iglesias y de muchosde los monumentos nacionales comoCartagena de Indias, que en términosde reparación a los y las descendientesde africanos y africanas debería comenzara llamarse: “Cartagena de Negras y negros”.

En segundo lugar, se debería incluir loafro en todos los ámbitos de la nación,darles participación intencionada, diferen-ciada y no como se ha venido ejerciendoen el País, donde para participar y serincluido o incluida debo negarme o asu-mir los valores de la etnia dominante omínimamente moverme dentro de suscategorías de pensamiento. Por ello hoyvemos negros y negras ejerciendo y apa-reciendo en la sociedad y muchos deellos y ellas ni siquiera se han atrevido adecir en los espacios que ocupan queson afrodescendientes y que en ellos yellas está el legado de la diáspora africana.Somos uno más del gran sistema reves-tido con la coraza de “ser persona” y deser “todos y todas iguales”. En nuestrocaso, ha implicado una clara y deliberadanegación de nuestra historia, de nuestroorigen y nuestro ser como hombres ymujeres afrodescendientes, se nos ha

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obligado sistemáticamente a negarnos yaque nuestros antepasados han sidoborrados de la memoria, no han gozadodel sagrado derecho a ser inspiradores einspiradoras de las nuevas generaciones.Cuando se les ha considerado se les pinta“medio negros” y se les hace pensarcomo blancos, cuando la memoria lesreconoce inteligente se hace más alardede las personas que rondan tal capacidad,por ejemplo, se dice de un afrodescen-diente brillante: “estudió con los curas”,“vivía con la familia tal o cual”, “suprofesor fue zutano o mengano”, perocasi nunca, se reconoce el valor propiode la persona como afrodescendiente quees y que lleva intrínsecamente la sabiduríaancestral, el legado de un pueblo.

Otra de las reparaciones necesarias es elempoderamiento de las víctimas, espe-cialmente los y las afrodescendientesquienes en el trasegar histórico hansufrido toda clase de vejaciones. Esteejercicio es posible en la reconstrucciónde la memoria, que ha sido obscurecida,ignorada y no reconocida, para lo cuales necesario reinventar una nueva simbo-logía, pues la que se ha difundido sobrelas y los afrocolombianos no permiteque la sociedad en general haga de noso-tros y de nosotras ciudadanos y ciuda-danas sujetos de derechos. Sin la recupe-ración de la memoria, de la presencia yaporte de los y las afrodescendientes en

Colombia, seguiremos siendo ciudadanosy ciudadanas de segunda clase, con muypocas posibilidades de posicionamientode nuestras luchas en el escenario social,económico, cultural y político de estepaís.

¿Por qué reparar al puebloafrocolombiano?

1. Porque nuestros ancestros fueranarrancados de África, esclavizadosen América y despojados de su cul-tura, lengua y tradiciones: No haydudas, los antepasados de los y lasdescendientes del pueblo afroco-lombiano se le arrancó de África, sele esclavizó en América, y desde en-tonces también se le ha excluido,marginado y oprimido en la vida denuestro país, lo cual tiene consecuen-cias gravísimas hoy en el ejerciciodel ser afro colombiano, afro colom-biana.

2. Porque se nos ha invisibilizado: Sinhacer mucho esfuerzo, los y las aca-démicos, historiadores, investigadoresy activistas reconocen hoy que elpueblo afrocolombiano ha sido siste-máticamente invisibilizado cuando seha contado la historia del país, sehan desconocido sus aportes y seha intentado, por todos los medios,de ocultar nuestra presencia1.

1 Solo en la constitución del 91, se reconoce el país como multiétnico y pluricultural, dandocabida a una legislación y tratamiento particular a algunos pueblos como el afrocolombiano yel pueblo Li, Rom o Gitanos. - Por otro lado en el país no se destaca lo suficiente los logros delas y los afrocolombianos como tales, los medios de comunicación publican sus logros sindestacar su pertenencia étnica, para el caso “son colombianos y colombianas”, pero cuandose trata de errores faltas o es necesario destacar la etnia a la que se pertenece.

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3. Porque se ha hecho de nuestros te-rritorios ancestrales escenario de gue-rra: la guerra de las últimas décadasse ha ensanchado duramente contranuestras comunidades, territorios ynuestra cultura, hoy somos un grannúmero de desplazados y desplazadas,víctimas de los enfrentamientos ennuestras comunidades, algunos pue-blos han sido arrasados o desapareci-dos del mapa, fusionados, en otroscasos, nuestros territorios han sidocolonizados, se nos han violado todoslos derechos posibles y se nos haimpedido todo desarrollo del ser. Conlo cual, hoy somos más pobres, másvulnerables y, en algunos casos menoscolombianos, colombianas.

4. Porque se nos ha negado el derechoa autoidentificarnos y reconocernoscomo afrodescendientes: no se nosha contado seriamente, se nos hanegado el derecho a autoreconocer-nos e identificarnos, a autoafirmar-nos, se nos ha negado el derecho asaber cuántos somos y desde allí re-clamar al estado nuestro derechos,acciones afirmativas y la inclusión enlos espacios de decisión como afro-colombianosy afrocolombianas, y lacreación de políticas públicas a favorde los afrodescendientes.

5. Porque ha habido un aprovecha-miento de nuestros pueblos y denuestra condición de pobres y ex-cluidos: la oligarquía de este país,desde tiempos inmemorables se habeneficiado de la exclusión, empo-brecimiento creciente y la margina-ción de las y los afrocolombianos,se han perpetuado en el poder

desconociendo nuestros aportes,invisibilizándonos y construyendo unimaginario social donde se ha hechocreer tanto a los y las descendientesde africanos y africanas y a la socie-dad en general, nuestra inferioridadcomo pueblo, como etnia y cultura,vendiendo la nefasta idea de nuestroderecho a vivir por debajo de losestándares nacionales racializandotodos los espacios de ejercicio delser en la construcción de la nación.

6. Porque se ha legislado en detri-mento de los y las afrodescendien-tes: algunas leyes, con las cuales seejerce el poder en Colombia van endetrimento del ser, de la cultura ydel aporte que los y las descendientesde africanos y africanas han ido con-quistando en este país.

¿Cómo reparar al puebloafrocolombiano?

Esta es la gran pregunta y a la que hayque darle contenido, ya que es la posi-bilidad de concretar todo aquello quese viene discutiendo en cada uno de losescenarios en los que nos vamos movien-do. En este punto quisiera ser, de unavez por todas, propositivo:

1. Todos y todas deberíamos hacer ungran esfuerzo, para delinear los apor-tes específicos del pueblo afrodes-cendiente a la construcción de estepaís y hacerlos conocer por todoslos medios de tal manera que el ima-ginario de ser esclavos y esclavas,pobres y demás al cabo de algunosaños cambie y el pueblo colombiano

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se sienta orgulloso de poseer a losdescendientes de africanos y africa-nas en este territorio. Esto es, sentirdeseos permanentes de dar graciasa Dios por la presencia en este paísde los hermanos y las hermanas afro-descendientes.

2. Deberíamos hacer puntos de referen-cia e interpretaciones de la presenciade los y las descendientes de africanosy africanas y hacer los monumentosnecesarios para reivindicar el aportede los y las afrodescendientes en elpaís. En este sentido deberían aparecerlos recursos para hacer museos afro-descendientes, la historia de los y lasafrodescendientes en el país mostran-do tanto su adaptación, como susluchas y luego la generación de cono-cimiento en todos los estudios deconstrucción de la nación.

3. Ya que somos un país constitucional-mente reconocido como multiétnicoy pluricultural, qué bueno sería si sehacen multiétnico y pluricultural to-das las instancias del país, los centrosde poder y de decisión deberían ha-cer un esfuerzo para ser igualmentemultiétnicos y pluriculturales, los me-dios de comunicación, radio, prensa,

televisión deberían hacer un granesfuerzo para hablar de manera plu-riétnica y multicultural. Sobre todo,los avisos visuales propagandas, vallasy otros deberían promocionar, en lamedida de lo posible, la multiétni-cidad y la pluriculturalidad del país.

4. Incluir, hace referencia a hacer partede, pues hoy más que antes todoslos estados tienden a ser menos cla-sistas y exclusivistas pero en nuestrocaso es necesario proponérselo comometa ya que todavía pareciera quelos y las afrodescendientes no hacenparte de este país, aún cuando esta-mos en todas partes del país, haygente que se da el lujo de no verlos,como dijo una vez un párroco enuna Iglesia de Bogotá “en mi comu-nidad no hay negros” y, de prontotiene razón si quería decir, a la capillaparroquial no asisten negros y negras,pues donde no somos bienvenidosni incluidos es mejor no ir, y la Iglesiaestá invitada a incluir en sus ritos yen su lenguaje la pluriétnicidad y lamulticulturalidad de nuestro país. Elmismo llamado vale para el ejércitocolombiano en los mandos alto ymedio y para el sector financieroentre otros.

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RUMOR DE DIOS

UTOPÍA NECESARIA COMO EL PAN DE CADA DÍAMons. Pedro Casaldáliga

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Mons. Pedro Casaldáliga,São Félix do Araguaia, MT (Brasil)

“Poesía necesaria como el pan de cada día” dice el poeta.Poesía y utopía riman bien, y ambas nos son totalmenteindispensables para atravesar el túnel. No aceptamos esasociedad oficial que reduce la vida humana a mercado o, enel mejor de los casos, se propone el objetivo, siempreaplazado, de reducir el hambre a la mitad...

Estamos indignados y perplejos. Muchas voces, desdemuchos ángulos, confiesan que estamos en crisis. Y que, asílas cosas, no le va ni a Dios ni al Mundo.

Estar en crisis, sin embargo, no es necesariamente unadesgracia. La crisis es la fiebre del espíritu. Donde hay fiebrehay vida. Los muertos no tienen fiebre.

No se trata de ignorar la realidad. Más aún: hay que asumirlay transformarla, radicalmente. Ahora ya no nos conformamoscon proclamar que “otro mundo es posible”; proclamamosque es factible y lo hacemos. La Agenda LatinoamericanaMundial que estamos preparando para 2007 se titulaprecisamente “Exigimos y hacemos otra democracia”. “Abajo–con el pueblo- y a la izquierda”, definen los zapatistas en“la otra campaña”. Y ya se ha anunciado que vamos “haciael socialismo del Siglo XXI”, con “la Humanidad como sujeto”del cambio.

Utopia necesariacomo el pan de cada día*

* Texto tomado del boletín ECLESALIA, del 26 de enero de 2006.

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La utopía es necesaria porque ladesigualdad entre ricos y pobresaumenta, según la ONU, incluso enpaíses del Primer Mundo. NuestraAmérica, según la OEA, es la región másinjusta, por esa desigualdad sistemática.Hay más riqueza en la Tierra, pero haymás injusticia. África ha sido llamada “elcalabozo del mundo”, una “Shoá”continental. 2.500 millones de personassobreviven en la Tierra con menos de 2euros al día y 25.000 personas muerendiariamente de hambre, según la FAO.La desertificación amenaza la vida de1.200 millones de personas en uncentenar de países. A los emigrantes leses negada la fraternidad, el suelo bajolos pies. EEUU construye un muro de1.500 kilómetros contra América Latina;y Europa, al sur de España, levanta unavalla contra África. Todo lo cual, ademásde inicuo, es programado. Un inmigranteafricano, en una estremecedora carta,escrita “tras los muros de separación”,advierte: “les ruego que no piensen quees normal que vivamos así, porque dehecho es el resultado de una injusticiaestablecida y sostenida por sistemas inhu-manos que matan y empobrecen… Noapoyen este sistema con su silencio...”.

Pero la Humanidad “se mueve”; y estádando un giro hacia la verdad y hacia lajusticia. Hay mucha utopía y mucho com-promiso en este planeta desencantado.Alguien ha recordado que el siglo XX“ha sido un inmenso cementerio deimperios: el británico, el francés, el portu-gués, el holandés, el alemán, el japonés yel ruso”. Queda, tambaleándose, el impe-rio estadounidense, que caerá también.“América Latina se aleja de la tutela deEstados Unidos” y Asia ha dado también

la espalda a los Estados Unidos, en laprimera cumbre, organizada por laASEAN. La UNESCO ha declarado Pa-trimonio de la Humanidad la DiversidadCultural. El Siglo XXI –que ya sabemosque será un siglo místico- será tambiénel siglo del Medio Ambiente. El diálogoecuménico y el diálogo interreligioso cre-cen en varios niveles, como un nuevoparadigma de la fe religiosa y de la pazmundial. Las Iglesias, las Religiones, sevan a encontrar necesariamente y habránde ponerse en paz para la paz del mundo.En la Iglesia Católica, dentro de una mo-nótona continuidad oficial, que ya erade esperar, muchas comunidades y mu-chos colectivos de reflexión teológica yde pastoral saben ser simultáneamentefieles y libres. Vamos aprendiendo a serIglesia adulta, una y plural. Si rechazamosla dictadura del relativismo, tambiénrechazamos la dictadura del dogmatismo.No permitiremos que el Concilio Vatica-no II sea un “futuro olvidado”; y hastaurgimos el proceso de preparación deun nuevo Concilio, verdaderamente ecu-ménico, que aporte desde la fe cristianaa la tarea mayor de humanizar la Huma-nidad. En Nuestra América se está prepa-rando la V Conferencia Episcopal, llamada“CELAM V”. Un primer texto, de consul-ta, resulta muy poco estimulante, comoescrito “por teólogos que ya están en elcielo” ironiza un viejo teólogo. Nostocará suplir alternativamente y no per-mitir que ese CELAM V olvide Medellín.Hay prioridades socio-pastorales, enNuestra América, que nos exigen realis-mo y utopía, coherencia y compromiso,sin posible aplazamiento.

Aquí, en casa, en la Prelatura de São Félixdo Araguaia, seguimos caminando, ahora

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con el obispo Don Leonardo. No nosfaltan desafíos. Continúan sin soluciónel acampamiento frente a la HaciendaBordolândia, ya desapropiada; la GlebaLiberdade, de acampados también, cercade 3 años a la espera; y la aldea XavanteMarawatsede con 13 años de tensión. (Laspolíticas agraria e indigenista de nuestroBrasil están atascadas, por “respeto” allatifundio, al agronegocio y a la élitepolítico-rural). En la Asamblea Pastoralde este año hemos reafirmado las tresprioridades de nuestra Iglesia particular:formación, autonomía, pastoral socio-política. Nos estamos preparando parala gran Romería de los Mártires de laCaminada, en Ribeirao Casacalheira, losdías 15 y 16 de julio, con ocasión del 30ºAniversario del martirio del Padre JoãoBosco Penido Burnier. Con nuestro P. JoãoBosco hacemos memoria también detodos aquellos y aquellas que van dandosu vida por el Reino, particularmente enNuestra América. El lema de la Romeríaes “Vidas por el Reino de la Vida”. Entretantas memorias destacamos la figura delpatriarca de la causa indígena, Sepé Tia-rajú, en el 250 aniversario de su heroicamuerte.

Hacer memoria del martirio es vital paracada pueblo, vital para la Iglesia de Jesús.

Si perdemos la memoria de los mártires,perdemos el futuro de los pobres.

Yo sigo en mi sosiego de jubilado, experi-mentando “la pobreza biológica” con suslimitaciones. En compensación he podidoeditar algunos libros, como hijos de lavejez. ¿Se permite publicidad comercial?:“Murais da Libertação”, con Cerezo Ba-rredo, ed. Loyola; “Orações da Camin-hada”, ed. Verus; “Cuando los dias danque pensar”, ed. PPC; “Cartas marcadas”,ed. Paulus/Brasil; “Con Jesús, el de Naza-ret”, con José Luís Cortés, ed. PPC; “Losojos de los pobres”, con Juan Guerrero,en castellano y en catalán, ed. Ediciones62.

Sigamos editando utopía, compromiso,transparencia, vida. Y recordemos que lautopía debe ser verificada en la praxis dia-ria, que “la esperanza sólo se justifica enlos que caminan” y que “nos es dada paraservir a los desesperanzados”. Para esteservicio pienso que hoy se nos pide, sobretodo, un testimonio coherente, una proxi-midad samaritana, una presencia profética.

A todos, a cada uno y a cada una a quiendebo amistad, gratitud y carta, un entra-ñable abrazo en la paz militante del Evan-gelio.

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DORA CLEMENCIA AZMITIA,UNA JOVEN PROFETAHna Raquel Saravia, sf

TESTIGOS DE LA PRESENCIA TRANSFIGURANTEDE DIOSP. Eusebio Hernández Sola, oar

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Dora Clemencia AzmitiaUna joven profeta

Era el mes de agosto, en Guatemala las lluvias son abundantesy por consiguiente los campos se visten de verdes cam-biantes, como la esperanza de una cosecha abundante. Elúltimo día del mes de agosto del Año 1958 nació MenchyAzmitia, como la llamábamos con cariño.

Fue la primogénita de la familia Azmitia Dorantes, un matri-monio cristiano que desde pequeña la guió en el caminodel amor y servicio a los demás. Tuvo tres hermanos más:Mario, Graciela y Juan José.

Conocí a Menchy cuando era alumna de nuestro colegioBelga-Guatemalteco, en la capital de Guatemala. Entró alColegio desde pequeña a los seis años y siempre fue unaalumna ejemplar. Le di clases de Estudios Sociales en 3o.Básico y se entusiasmaba en conocer la historia, la geografíay la cultura de los diferentes países. Pero le gustaban máslas clases de evangelización, donde crecía en fe y amor aDios y al prójimo.

Su fe católica venía desde el hogar, donde sus padres, DonMario y Doña Cony le infundieron desde pequeña el cono-cimiento de Dios y el servicio a los demás. En la parroquiade los Proyectos 4-4 a la que pertenecía, dio clases decatecismo a los niños y niñas, enseñaba trabajos manualesa los, las jóvenes, niños y niñas, pero sobre todo le gustabaentretenerlos inventándose toda clase de juegos, paseos yexcursiones.

Su papá, Don Mario, trabajaba en la Secretaría del Arzo-bispado de Guatemala y en sus tiempos libres se dedicaba

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al canto, pues tenía muy buena voz.Muchas veces se presentó en zarzuelasjunto con su esposa, Menchy y su herma-no Mario, quienes también participabanen el coro, cantando con todas susfuerzas.

El ansia de servicio de Menchy no teníalímites, cuando cumplió 12 años inició elapostolado que la iba a marcar toda suvida: la promoción de los campesinos,de la gente pobre. En una aldea vecina ala ciudad de Guatemala llamada “El Carri-zal” estuvo acompañando el trabajo deun sacerdote, varias religiosas, dos médi-cos y jóvenes recién graduados de maes-tros. En esa experiencia empezó su preo-cupación por el campo y por las condi-ciones de vida de los campesinos y cam-pesinas. Contaba con alegría cómo habíaparticipado en un parto, entusiasmadade todo lo que había aprendido y deseosade crecer para ayudar a los y las demás.

Cuando llegó a su juventud entró a unmovimiento de jóvenes que se llamabaJEC (Juventud Estudiantil Católica) quefuncionaba en el colegio. La JEC fue unmovimiento latinoamericano que utiliza-ba el método de ver, juzgar y actuar. Separtía de una realidad del ambiente (cole-gio, familia, situación social, etc.) y secompartía en el grupo, se escogía un ca-so, el cual se ampliaba y discutía, paradespués reflexionar con la palabra deDios qué era lo que nos decía el Señorante esa situación. Un tercer paso era elcompromiso ¿qué podemos hacer noso-tros, nosotras? y se asumía una acción.

Es desde esos equipos juveniles dondevarias jóvenes empezaron un compro-miso más fuerte con su fe y con la reali-

dad circundante, sobre todo por los cam-pesinos y campesinas del área rural. Ensus reflexiones percibieron que comocristianas no podían permanecer indife-rentes ante la situación del pueblo, dondeel 60% no sabía ni leer ni escribir ydonde las condiciones de vida de la genteestaban en total contradicción con elplan que Dios quiere para todos sus hijosy todas sus hijas. Un día varias alumnasdel grupo nos cuestionaron a nosotraslas Hermanas por qué el colegio no seproyectaba a las áreas rurales.

Es así como nació la idea de un servicio alas áreas rurales y como teníamos una ca-sa de hermanas religiosas en Uspantán, alnorte del departamento del Quiché, a unas7 horas de la capital, se pensó realizarlo enlas aldeas más pobres de la misma localidad.

El nombre que se le dio a este serviciofue el de Operación Uspantán, se inicióen el año de 1970 con las alumnas del co-legio de la vocacional, es decir las mayores.

El análisis de la realidad a partir de la fey la profundización de la misma consti-tuyó el objetivo de Operación Uspantán,así como una exigencia de compromisoconcreto y efectivo que se consolidabaen la práctica.

En un principio se tuvo como criterio lanecesidad de atender a los campesinosy campesinas de la zona por la situaciónde miseria que vivían y el encontrar unaforma efectiva de concretizar el compro-miso cristiano de las voluntarias dentrode la misma realidad del campesinado.

Al comienzo las alumnas iban a las aldeasy como no tenían tanta conciencia de la

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situación llevaban varias cosas paraalimentarse durante el mes de trabajo,pero después se fueron identificando máscon la gente compartiendo los mismosalimentos y pasando muchas veces ham-bre, pues la alimentación de los campe-sinos y campesinas de tortillas, frijoles,huevos y raramente pollo, no les satis-facía.

Pasados los años no sólo se profundizóla formación sino que se llegó a una me-jor comprensión del trabajo, se globali-zaron los objetivos, centrándose los cri-terios alrededor de una realidad integral.Es así como se proporcionaron elemen-tos teóricos y analíticos a las voluntariasy al campesinado para que pudieran ubi-car la realidad de injusticia en contextosestructurales dentro de los cuales el cris-tianismo exigía una respuesta de cambio.Los criterios concretos eran: proporcio-nar elementos de reflexión, hacer descu-brir una realidad estructural y motivaruna toma de postura a partir de la reali-dad y el compromiso cristiano.

Cuando Menchy fue nombrada unánime-mente presidenta de la Operación Us-pantán su entusiasmo no tenía límites,propuso a las estudiantes y a nosotras,las religiosas, una preparación durantetodo el año escolar, se estructuraron nue-vos programas para ayudar a la gente yse elaboraron estatutos para la participa-ción en la misma. Cuando las voluntariasfaltaban más de tres veces a la formaciónse les suspendía del programa, pues pen-saba que no era justo ir a servirlos sin lapreparación adecuada.

Recibíamos clases de evangelización, con-cientización, alfabetización con el método

Freire, lengua indígena (quiché o pocom-chí, según la región), medicina popular,primeros auxilios, métodos pedagógicos,etc. Se hacían muchas actividades parareunir fondos, pues se preparaban mate-riales de alfabetización, evangelización,lectura y de todos los programas; ademásse compraban: lámparas Coleman, puesen las aldeas no había luz, materiales deprimeros auxilios, yeso, lápices, cuadernos,etc., era un gran trabajo de preparación.

Fue en las aldeas donde servíamos queconocí más de cerca de Menchy, puesestuve trabajando con ella y me di cuentade su compromiso, abnegación y amorpor los campesinos y campesinas. Era laque más se preocupaba por preparar suslecciones, por compartir con la gente,visitar los hogares y atender a los niñosy niñas. En la noche, a la luz de una lám-para o de una candela, preparaba laslecciones del día siguiente y muy tem-pranito ya estaba barriendo la escuelita,en medio de un frío intenso.

En las reflexiones que hacíamos por lasnoches al recibir la comunión, su corazónse sentía triste al ver las injusticias y lapobreza, pero su fe y esperanza la hacíacreer que podríamos cambiar la situaciónde Guatemala si nos entregábamos cadadía más. Copio un fragmento de la cartaque envió a su familia, estando en lasaldeas:

“…Hoy en la oración que hacemos enla noche pedimos a Dios porque un díaen estas aldeas se acabe la injusticia, quetengamos derecho a la salud, a nuestratierra, a la educación. La gente vive enmucha pobreza y aquí ya no creen enlos partidos políticos porque dicen que

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sólo hablan y siempre son los mismos.Seguro que están de acuerdo con losque nos llevan como animales a la costapara pagarnos miserablemente…”.

Las enfermedades proliferaban entre losniños y niñas y aunque se procurabaayudarlos, ayudarlas con los conoci-mientos que teníamos, la pobreza y lalejanía de los centros de salud era tangrande que algunos, algunas morían porfalta de atención médica. El desconsuelode los padres y la tristeza de los mismosse grababan en el corazón de Dora Cle-mencia, de allí nació su irrenunciable soli-daridad, apoyo y amor por los desposeí-dos y desposeídas, marginados y margi-nadas y su sueño porque algún día tuvie-ran sus derechos de igualdad, acceso ala educación, a la salud y a tantas cosasque carecían. Cuántas veces la oí cantar:“Habrá un día en que todas al levantar lavista veremos una tierra que ponga libertad…”.

Menchy se graduó de maestra de Educa-ción Primaria en 1977 y al año siguienteempezó a dar clases en el colegio y aasistir a la universidad donde estudiabaPedagogía. Como maestra además de losconocimientos que impartía a las alumnasles comunicaba su fe y entusiasmo pormedio de actividades religiosas, visitas alos centros de niños huérfanos y niñashuérfanas, hogares de ancianos y ancia-nas, etc.

La situación de Guatemala se recrudecía,desde el terremoto de l976, varias zonasen Guatemala fueron ocupadas militar-mente, ante el fortalecimiento del movi-miento popular y el incremento de laguerrilla.

El 29 de mayo de 1978 más de 100 cam-pesinos y campesinas keqchies fueronasesinados y asesinadas a raíz de una ma-nifestación ante el despojo que veníansufriendo de sus tierras. Ante ese hecholos religiosos y religiosas de la Verapaz yla Conferencia de Religiosos y Religiosasde Guatemala emitieron varios comunica-dos acusando al ejército de este hechoy se organizó una gran manifestación ala que participaron muchos cristianos,cristianas y religiosos, religiosas.

Al mes siguiente el sacerdote guatemal-teco Hermógenes López publica una car-ta abierta al Presidente en la que pide,entre otras cosas, la supresión del ejércitoy al día siguiente es cobardemente asesi-nado.

En las ciudades, cientos de dirigentes ymiembros del movimiento popular fue-ron asesinados y en las áreas rurales seinició una política de tierra arrasada, quedesembocó en masacres de la poblacióncivil. Posteriormente se conformarían lasprimeras aldeas estratégicas, los polos dedesarrollo y las patrullas civiles.

La Iglesia asumió la defensa de los pobresy la lucha por la justicia, por lo que fueperseguida. Once sacerdotes fueron ase-sinados entre junio de l978 y julio del981. A ellos se sumaron incontables cate-quistas y comunidades cristianas.

En el año 80 los campesinos y campesi-nas de Uspantán, Cunén y la zona Ixildecidieron venir a la capital a protestarpor la desaparición de varios dirigentesy catequistas de esas regiones. Estuvieronalojados, alojadas en la Universidad y

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varios, varias jóvenes fueron a acompañara los campesinos y campesinas, entre ellosun grupo de cristianos y cristianas. Todoscontaron después que los universitariosy las universitarias se quedaron admira-dos, admiradas cómo Dora Clemenciapodía hablarles, animarles hacía dinámicaspara que pudieran sentirse más relajados,relajadas en esos días de espera. Estoscampesinos y campesinas fueron los, lasque después fueron quemados, quemadasvivos, vivas en la Embajada de España adonde llegaron para pedir apoyo porparte del Embajador. Este acontecimientofue conocido y repudiado en el mundoentero y se conoce con el nombre de laMasacre de la Embajada de España.

Al constatar tanta injusticia, tanta sangrederramada día tras día en Guatemala, fuecuando Dora Clemencia escribió con elcorazón sangrante: “No podemos entenderpor qué un pueblo tiene que sufrir tanto paraalcanzar su liberación”.

A raíz de esta situación, el programa deOperación Uspantán se tuvo que sus-pender por la inseguridad que se vivía,pero Dora Clemencia no podía quedarsetranquila, junto con el grupo de su pa-rroquia llamada “Comunidad Caminante”siguió sirviendo a la gente en Santa Maríade Jesús, cerca de Antigua Guatemala.

También siguió participando más activa-mente en la JEC, por lo que fue invitadaa un Encuentro Internacional del movi-miento en Valladolid, España, dondeasombró a todos y todas por su grancapacidad, análisis y entrega. Allí fue co-nocida internacionalmente y al momentode su desaparición los telegramas y

protestas de todo el mundo llegaron algobierno, pero nunca se supo más de ella.

Los meses de vacaciones que en Guate-mala son noviembre y diciembre, cuandoel paisaje se cubre de celajes multicolores,Menchy se trasladaba a vivir completa-mente al pueblo de Santa María, a gozarde la belleza de la naturaleza, pero sobretodo de la compañía de la gente que ellaamaba: los campesinos y campesinas.Además del trabajo del día, todas lasnoches se hacía reflexión y revisión, legustaba meditar sobre las primeras co-munidades cristianas, pues en esos díasse vivía realmente el Evangelio en el com-partir, una verdadera hermandad entrelos campesinos y campesinas, los jóvenesy las jóvenes visitantes.

Su entrega se profundizaba cada vez más,por lo que decidió incorporarse a la luchade los pobladores, habitantes de barriosmarginales a quienes acompañaba en sureflexión, manifestaciones y protestas antela situación de secuestros, asesinatos queocurrían diariamente en la ciudad capital.Su hermano Mario se vio animado tam-bién en su compromiso y decidió incor-porarse al movimiento de pobladores.

En esos días su mamá recibió una invita-ción para ir a México a un Encuentro yallí recibió la siguiente carta, de la cualcopio un trozo:

“Le cuento que el lunes me fue muybien, de FJP ibamos más de 60… estuvi-mos en la Misa de cuerpo presente delex-alcalde, lo mataron porque era amigodel Padre Hermógenes y después fue elentierro… no fuimos al entierro para no

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regresar muy tarde y porque era mucharesponsabilidad.

Nuestra novena del Incienso buenísima,llegaron jóvenes de los otros asentamien-tos y le echamos más agua al ponche paraque alcanzara, la gente súper feliz, rezamosy reflexionamos como a nosotros nosgusta, fue mi papi y le gustó mucho…

La gente del Incienso va a celebrar elcumpleaños de Mario el lunes 7 de julioen la noche y el domingo tenemos maña-nitas, luego reunión de la JEC de 8:00 a1:00, por la tarde nos vamos al asenta-miento La Esperanza para la inauguraciónde un grupo de la Coordinadora dePobladores y vamos a participar en ungrupo artístico…

Cuídese mucho, comparta todas susexperiencias con los demás, porque todolo que de y reciba en ese encuentro seránuestra base y nuestra fuerza para seguirluchando por una Guatemala mejor yestaremos cada vez más delante del Señor.Su hija que la adora: Menchy.

P.D. no tenga pena de los libros, tráigalossi no le hace mucho problema, si nocuando Guatemala esté libre podremosleer lo que se nos antoje,¿verdad?”

En marzo de l981 Menchy contrajo matri-monio con Marco Tulio, un compañerode compromiso que la acompañaba entodos sus decisiones. El mismo nos co-menta: “Nuestras vidas poco a poco cambiarony la sonrisa de Menchy se tornaba en seriedady preocupación. Escuchábamos más a menudola radio y veíamos los tele noticieros”.

Muy poco duró esa dicha, el 19 de sep-tiembre del mismo año en una tarde tris-te, la familia se entera que Mario habíasido secuestrado. Era estudiante de inge-niería de la Universidad de San Carlos,al momento de su secuestro tenía 22años.

Esa tarde, frente a la cruz Menchy pre-guntaba: ¿por qué? ¿qué hizo? ¿vivir surealidad, asumir el ideal de los que dejan todopor la verdad? ¿ser cristiano auténtico?

No sabía que a los dos días, otras nosíbamos a estar preguntando lo mismo,cuando supimos de su propio secuestroy el de su papá. Cuando fue secuestradaMenchy tenía tres meses de embarazo…nunca jamás se supo de los cuatro: DonMario, Menchy, Mario hijo y el pequeñoque ya tenía en las entrañas. TODA UNAFAMILIA MÁRTIR.

Por medio de este testimonio quieroagradecer a Dios el haberlos conocido yacompañado, siguen siendo mi inspira-ción y quiero confirmar que el compro-miso de Dora Clemencia fue desde sufe cristiana: su gran amor a Dios lo hizorealidad en el amor y servicio a los her-manos y hermanas que sufrían la po-breza, la represión, la persecución. Sedio enteramente al servicio de los y lasdemás, Menchy es una bienaventurada,fue una mística y profetiza, es inmortal,es una santa de hoy, que hizo realidadlas palabras de Jesús en Juan 15, 13:

“Nadie tiene amor más grande que el queda su vida por sus amigos y amigas”.

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Hace 40 años, el 28 de octubre de 1965, venía publicandoel Decreto del Concilio Vaticano II “Perfectae Caritatis”.Este documento constituye un momento fundamental enel camino de renovación de la Vida Religiosa. Con él seabría una estación nueva, creativa, vivaz, y rica de experiencias,suscitando grandes esperanzas y, también, secretos temores.

No podemos olvidar, sin embargo, que este Decreto conciliarhay que leerlo a la luz del capítulo VI de la ConstituciónDogmática “Lumen Gentium”, que sitúa a la Vida Religiosaen el misterio de la Iglesia. Hay que señalar también queeste capítulo viene precedido de la llamada de todos losfieles, de todas las vocaciones a la santidad, “todos los fieles,de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitudde la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (LG 40).Esta llamada universal a la santidad no implica uniformidad,sino que es fuente rica de las diversas expresiones de vivirla propia vocación. Así la Vida Religiosa se caracteriza porla dimensión trascendental y escatológica de la vocacióncristiana. Quiere expresar la forma de la vida que el Hijode Dios abrazó cuando vino al mundo (LG 44, c; 46, a,b).

Esta especificidad de la Vida Religiosa motivó a los PadresConciliares a dedicar un Decreto particular a esta formasingular de vida cristiana, el documento “Perfectae Caritatis”.

La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada ySociedades de vida apostólica ha querido recordar el

Testigos de la presenciatransfigurante de Dios

“A 40 años del Perfectae Caritatis”P. Eusebio Hernández Sola, OAR

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aniversario de esta promulgación con lacelebración de un simposio. La sala delSínodo del Vaticano ha acogido, los días26 y 27 de septiembre, a 425 partici-pantes de todo el mundo. El tema era:“A 40 años del Perfectae Caritatis. Balan-ce y perspectivas de la vida consagrada”.

Han asistido representantes de la CuriaRomana, Obispos encargados de la vidaconsagrada de las Conferencias Episco-pales de todo el mundo, Presidentes delas Conferencias de Superiores Mayoresde religiosos y religiosas, Superiores ySuperioras generales, teólogos y teólogasy expertos en vida consagrada, directoresde revistas especializadas y consultoresdel Dicasterio. Durante esos dos días sehan querido recordar los principiosteológicos que iluminan el mencionadoDecreto, como son:

• El seguimiento de Cristo, como su-prema regla de vida de cada instituto,

• La fidelidad al carisma del Fundadoro Fundadora,

• El camino con la vida de la Iglesia enel hoy de la historia,

• La atención al mundo contemporá-neo para descubrir los signos de lostiempos,

• La renovación espiritual personal (cfPC 2).

El Simposio se inició con las palabras debienvenida del Perfecto, S. E. Mons. FrancRodé; a continuación, el Cardenal Geor-ges Cottier, OP, teólogo de la Casa Ponti-ficia y el P. Paolo Molinari, SJ, perito delconcilio, nos recordaron el significado yel alcance del Decreto que lleva comotítulo “la adecuada renovación de la VidaReligiosa”. Con estas palabras, se dijo, se

quería invitar al retorno constante a lasfuentes, a la primigenia inspiración delos institutos y a una adaptación a lascambiadas condiciones de los tiempos,y así evitar falsas interpretaciones y aco-modaciones. La exhortación apostólica“Vida Consagrada” reafirmará este con-cepto con los términos “fidelidad crea-tiva” (VC 37). Recordaron que el origende la Vida Religiosa está en el mismoDios, porque “aunque no pertenece a laestructura jerárquica de la Iglesia, perte-nece, sin embargo, de manera indiscutible,a su vida y santidad” (LG 44). Así mismose ofrecieron algunos principios esen-ciales del Decreto, como son: la llamadavocacional constituye una iniciativa exclu-siva de Dios, por ello se dice que losque responden a la llamada son “consa-cratur”, bajo forma pasiva, significandola acción de Dios; la Vida Religiosa com-porta, además, una relación singular conJesús, lo cual exige una donación totalde la persona para compartir su vida ysu misión, de ahí la centralidad de lacastidad consagrada a Dios, la pobreza yla obediencia; y esta donación a Cristoinfunde un renovado impulso eclesio-lógico y apostólico a la Vida Religiosaen su servicio evangelizador.

El P. Aquilino Bocos, CMF, ha hecho unrecorrido teológico de estos 40 años,subrayando los principales documentosque han jalonado estos cuatro deceniosy mostrando las ideas motrices que lossustentan.

Un segundo momento del Simposio lohan constituido algunas reflexiones dela máxima actualidad, como son: “lasnuevas formas de vida consagrada”,presentadas por S. E. Velasio de Paolis,

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actual secretario del Tribunal de la Asigna-tura Apostólica, que nos ha recordadoque el Espíritu sigue suscitando nuevasexpresiones en el seguimiento más decerca de Jesús. La Madre Antonia Colom-bo, superiora general del instituto deMaría Auxiliadora, nos ha presentado eltema de la autoridad no como podersino como servicio de amor, a ejemplode Jesús; tarea siempre difícil en unasociedad que busca la realización perso-nal; autoridad y obediencia son dosvalores que han de caminar juntos y hande crecer en armonía al servicio delReino. Hemos querido escuchar tambiéna una laica, Michelena Tenace, profesorade la Gregoriana, para saber cómo ve lavida consagrada en el contexto actual;utilizando algunas imágenes antagónicas,como “fuga mundi” y misión “ad gentes”,acción y contemplación, persona y co-munidad, etc. nos ha trazado la figuradel religioso y religiosa hoy. El P. LuigiMezzadri, CM, profesor de la Gregoriana,nos ha recordado algunos hechos histó-ricos de la Vida Religiosa del siglo XVI yXVII, para ayudarnos a interpretar y aresponder a nuevos eventos carismáticosdel momento presente.

Y por último hemos hecho un recorridopor todo el mundo para saber cuál es lasituación actual de la vida consagrada,cuáles son sus realizaciones, desafíos yperspectivas. Los Presidentes de las tresUniones de Superiores Generales (Hna.Therezinah Rasera, SDS), de los Supe-riores Generales (Hno. Álvaro RodríguezEcheverría, FSC) y de la ex-Presidentade la Conferencia Mundial de los Insti-tutos seculares (Srta. Dora Castenetto)nos dieron una visión panorámica univer-sal de la vida consagrada, que detectan

en sus relaciones con los diversos con-textos culturales y religiosos del mundo,con sus retos y con sus esperanzas, consus dificultades y con sus logros. Frentea la sociedad del bienestar, del sistemaneoliberal y del consumismo, la vida con-sagrada está llamada a ofrecer otro mo-delo de sociedad; no debe olvidar elcarácter profético y la dimensión contra-cultural de la vocación religiosa.

Después de esta panorámica general, sepasó a individuar cuáles eran las notascaracterísticas de la vida consagrada enel ámbito continental (América Latina,América del Norte, Europa, África, Asiay Oceanía), situándola dentro del con-texto socio-cultural, eclesial y religiosoen el que vive, porque las diversidadespolíticas, sociales y económicas condi-cionan su presencia y su apostolado, yconstituyen nuevos retos para su servicioevangelizador y profético. Para respon-der a las nuevas pobrezas de nuestrasociedad han ido surgiendo, por obradel Espíritu, nuevas energías apostólicasy nuevos carismas que hacen a la Iglesiapresente y operante entre los pobres,que Juan Pablo II describía, como “losoprimidos, los marginados, los ancianos,los enfermos, los pequeños y cuantosson considerados y tratados como los“últimos” en la sociedad” (VC 82).

Se ha pedido renovar las raíces divinasde la vocación consagrada, a través de lacontemplación, de la comunión más in-tensa con toda la Iglesia, con una cola-boración más fraterna y con una emula-ción carismática más intrépida en lasantidad y en el apostolado. Se ha dichoque la vida consagrada responderá a laspreguntas del hombre y de hoy si es

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claro testimonio del primado de Dios; sisabe testimoniar con una vida casta, po-bre y obediente que Cristo crucificadoy resucitado es la verdad, la belleza y elamor.

Todos esos deseos, objetivos y propues-tas fueron llevados a la mesa de la Euca-ristía que se celebró en el altar de lacatedral de la Basílica de San Pedro. LaEucaristía fue presidida por el Perfecto,S. E. Mons. Franc Rodé, CM, a la cualparticiparon los asistentes al simposio yalgunas comunidades religiosas. Con laEucaristía se ha querido agradecer alSeñor por el don de la vida consagraday, en modo especial, por el regalo que

los Padres conciliares hicieron a la Iglesiacon el Decreto “Perfectae Caritatis”. Eltexto orientó y continúa acompañandoa la vida consagrada, recordándole losorígenes carismáticos de sus Fundadoresy Fundadoras, la necesidad de escucharlos signos de los tiempos, la llamada fielen el seguimiento de Jesús, la urgenciade la comunión eclesial y de la misiónapostólica. Si, la vida consagrada continúasiendo hoy camino carismático de santi-dad evangélica. Las palabras de BenedictoXVI, a ser “Testigos de la presencia trans-figurante de Dios”, recogidas en el pro-grama del Simposio, constituyen hoy parala vida consagrada un nuevo estímuloespiritual y trazan el camino más adecua-do para una verdadera renovación.

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