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Lecturas, malas lecturas y parodias: desplumando el cisne rubendariano (Enrique González Martínez, Delmira Agustini, Vicente Huidobro, Nicanor Parra) INTRODUCCIÓN Poetie history, in this books argument. is held to be indistinguishable from poctie influence. since strong poets make that history by misreading one anuther. so as to clear imaginative space for themselves. My concern is on]y with strong poets, major ligures with the persistenee to ~vrestle with their strong precursors, even to the death. Weaker talents idealize; figures of capable imagination appropriate for thcmselves. (Bloom 1975. 5). Así formula Harold Bloom la premisa básica de The Anxieíy of Influence: una visión de la poesía como la lucha perpetua entre el poeta-padre y sus efebos, emprendidos éstos en una busca angustiada por desplazarlo, usurpar su lugar, huir de su influencia sofocante, y efectuar su parricidio mediante «malas lecturas>~. Bloom se refiere específicamente a la poesía moderna; no a esa edad «anterior al Diluvio», cuando todavía existía una influencia genero- sa, encarnada en la relación de Dante con su precursor Virgilio, quien estimu- laba en su efebo no la «ansiedad de la influencia», sino el amor y la emulación (122). Después del «diluvio», y sobre todo a partir del romanticismo y las filas de movimientos que lo siguen, Bloom nos insta a dejar de interpretar cl texto poético como una entidad autónoma, como la producción de un ego autóno- mo, al contrario, «Iet us pursue instead the quest of learning to read any poem as its poet’s deliberate misinterpretation, as a poet, of a precursor poem or of poetry in general» (43). Leyendo así la historia dc la poesía moderna inglesa, Bloom descubre la lucha de los poetas románticos por liberarse de la influencia de Milton, y el surgimiento entre ellos de dos «poetas fuertes», Wordsworth y Keats, a su vez convertidos en padres titánicos, y cuya influen- cía estremecería a toda la generación que los seguía. En cl contexto de la literatura hispanoamericana, no cabe duda de que Rubén Darío se perfila como el primer «poeta fuerte» de su continente. Anales de Literatura Hispanoamericana, ndm. 24. Servicio de Publicaciones, UCM. Madrid, t995

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El cisne en el modernismo

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Lecturas,malas lecturasy parodias:desplumandoel cisne rubendariano

(Enrique GonzálezMartínez,Delmira Agustini,VicenteHuidobro, Nicanor Parra)

INTRODUCCIÓN

Poetiehistory, in this books argument.is held to be indistinguishablefrompoctie influence.sincestrong poetsmake that history by misreadingone anuther.so asto clear imaginativespacefor themselves.

My concernis on]y with strong poets,major ligures with the persisteneeto~vrestlewith their strong precursors,even to the death. Weakertalentsidealize;figures of capableimagination appropriatefor thcmselves.(Bloom 1975. 5).

Así formula Harold Bloom la premisabásicade The Anxieíyof Influence:una visión de la poesíacomo la lucha perpetuaentre el poeta-padrey susefebos,emprendidoséstosen una buscaangustiadapor desplazarlo,usurparsu lugar, huir de su influencia sofocante,y efectuar su parricidio mediante«malaslecturas>~.Bloom se refiere específicamentea la poesíamoderna;no aesaedad«anterioral Diluvio», cuandotodavíaexistía una influenciagenero-sa,encarnadaen la relaciónde Dantecon su precursorVirgilio, quien estimu-labaen su efebo no la «ansiedadde la influencia»,sino el amory la emulación(122). Despuésdel «diluvio», y sobretodo a partir del romanticismoy las filasde movimientosquelo siguen,Bloom nosinstaa dejarde interpretarcl textopoético como unaentidadautónoma,como la producciónde un ego autóno-mo, al contrario, «Iet us pursue instead the quest of learning to read anypoem as its poet’sdeliberatemisinterpretation,as a poet,of a precursorpoemor of poetry in general»(43). Leyendoasí la historia dc la poesía modernainglesa,Bloom descubrela luchade los poetasrománticospor liberarsede lainfluencia de Milton, y el surgimiento entreellos de dos «poetasfuertes»,Wordsworth y Keats, a su vezconvertidosen padrestitánicos,y cuyainfluen-cía estremeceríaa toda la generaciónque los seguía.

En cl contextode la literatura hispanoamericana,no cabeduda de queRubén Darío se perfila como el primer «poeta fuerte» de su continente.

AnalesdeLiteratura Hispanoamericana,ndm.24. Servicio de Publicaciones,UCM. Madrid, t995

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Padre del modernismo,generadordc la primera «moda» modernaquerevolucionara la poesíahispana.su genio fue inimitable e imitadísimo; noquería disciptilos, insistía en que cada uno buscarasu propia libertad y supropia individualidad poéticas, pero surgió de sus huellas un millar deseguidores,repetidoresad in/inirunz de técnicas y símbolos que él habíadesarrolladocon exquisiteza lo largo dc su producciónpoética.Esa poesíaqueaborrecíael clisé se volvió, ella también.cl sé; lo nuevose hizo rutina; lodeslumbrante,opaco.Y así, en los añosposterioresa la apoteosisdariana,posterioresal triunfo incuestionablede Cantos dc vida y esperanzay altriunfo másparcial, másdesigual,de El canto errante,y mientraslos poetasmenoresseguíanidealizándolo,empezarona alzarsea su alrededorefebosrebeldes,resentidoscon el padre. reaciosa petrificarseen la sombrade suinfluencia: dispuestostodos a cometerel parricidio. Son los poetasfuertesdc la nueva generación,esas «figuras mayorescon la persistenciaparaluchar con susprecursoresfuertes,incluso hastala muerte».

En este estudio, considero la rebelión poéticaemprendidapor cuatro«efebos»de Darío, en torno al símbolo plurivalentedel cisne,ave predilectade la primeraépocadel nicaragúense,y cuya significación textual en Daríoseriamal leída, mal interpretada,por todos los rebeldesque lo acechaban.Estosefebosson: Enrique GonzálezMartínez, Delmira Agustini y VicenteHuidobro; y tambiénun cuarto,que sevisteburlonamentede efeboretarda-do: Nicanor Parra. Mis interpretacionesno pretendencorresponderenformaestrictaa la teoríapoéticade l3loom, que evita unadetalladalecturade relacionestextuales,limitándosea esbozarlas borrosasrelacionesentrela Palabray la «identidadimaginativa»del poeta-padrey sus efebos.Aquíaterrizan,se vuelven concretaslas ideasde Bloom, articuladasen torno alsímbolo del cisne: ésteserá el (inter)texto leído, mal leído, distorsionadoyparodiado, fuente de manifestacionesque se inscriben claramenteen latradición de la ansiedadde la influencia, en la tradición de la ruptura, elafán de la originalidad: en fin, la modernidad.

EL CISNE RUBENDAR[ANO

En sus estudios sobre el cisne dariano, Pedro Salinasesboza —sinsometerlasa la siguienteordenación,quecorrespondea mi interpretación—ocho categorías:

1) El significado principal del cisnedariano, según Salinas,estriba ensus asociacionescon el ¡nito tjrictjo de la riolacion dc Leda: « La obsesivaafición de Rubén Darío al cisne me parece inseparabledel mito de Leda.Satisfacíaéstelos más carosapetitosdel poetaamericano,por su extrañacombinaciónde dignidad y refinaday perversasensualidad»(1948, 56). Lacópula entrela bella mujer y Júpiter,convertidoen ave, le permite a Daríola «divinización de su apetito erótico» (1978, 100).

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2) Al mismo tiempo, la presenciadel cisne en Darío convoca el mitoromántico de Lohengrín,difundido en círculos culturalespor la música —ysobretodo, por la fama de la música—de Wagner:«El cisnelohengrianoerael príncipeencantado,doncel de leyendanórdica,mito espiritualistay senti-mental que complementabaa la perfecciónel otro mito sensual»(1948, 56).

3) El cisne es enigma y cifra de lo blanco, y. por lo tanto, de lo puro.4) La curva del cuello del cisnese convierteen signo de interrogación,

qtíe procuraarrancarsu secretoa la Esfinge. Así Prosasprofanas terminacon el verso:«y el cuello del grancisneblancoque me interroga»;interroga-ción que se retomaen los primerosversosde la secciónde «Los cisnes»deCantos,con la pregunta:«¿Quésigno haces,oh Cisne, con tu encorvadocuello ¡ al pasode los tristes y errantessoñadores?»

5) El cisne se asociacon la aristocracia; es «el cisnemarqués»de «Elpaís del sol», en Prosasproj¿¡nas (se trata, por supuesto,no de un lineajeprivilegiado, sino de «la aristocraciadel pensamiento»y «la nobleza delarte»,ambasseñaladasen el prefaciode Cantos).

6) Es el cantor de la esperanza,en la última estrofa del primer poemade «Los cisnes»:«Y un cisnenegrodijo: ‘‘La noche anunciael día’’ / Y unoblanco: “¡La auroraes inmortal, la aurora/esinmortal!’’ ¡Oh tierrasdesoly de armonía,/ aún guardala esperanzala caja de Pandora».

7) Es una eternafrente de inspiración estética,que incorpora a Daríodentro de una larga tradición. Así el yo poético comparasu canto al cisnecon el de Ovidio. Garcilaso y Quevedo(«Los cisnes1»); y en «El cisne»,deProsas,celebrasu papelcomo procreadorde una nuevapoesíaherederadeGrecia: «Bajo tus blancasalasla nuevaPoesía concibeen unagloria de luzy de armonía¡ la Helenaeternay pura que encarnacl ideal».

Todosestossignificadosdel cisnedarianotrasciendenla simpleaparien-cia física del ave,y constituyenproyeccionessimbólicasde susrasgosmate-riales. Sin embargo,hay un octavo significado,que permaneceen un planomás superficial:

8) El cisne se usatambién«por su puro valor plástico,sin ir másallá desu forma bella y de las asociacionesde imágenesmaterialesque despierta»(57). Así le correspondeun lugar principal en la decoraciónde los «paisajespoéticos»o «culturales»de Darío.

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ:TORCIENDO EL CUELLO DEL CISNE

El artículo de Salinas. «El cisne y el búho», que lleva el subtítulosignificativo de «Apuntespara la historia de la poesíamodernista»,secentraen el sonetoaparentementeiconoclastade EnriqueGonzálezMartínez,«Lamuerte del cisne», celebrándolocomo un primer —y definitivo— tiro degraciaa la estéticamodernista.

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Rubén Darío. emperadordel alcjandrino,monarca sin rival de la nuevaescuela,lo patrocina (al cisne) como su ave áulica, truchimán ilustre de supensamientopoético y príncipe de los pájaros. El prestigio del cisne parecíainconmovible.Y precisamenteentonces,en pleno reino de lo císnico,salta unrebelde,la voz de un joven poetamexicano,invitando no ya sólo al repudiodelcisne, comoave del norte y símbolo,sino a la torsión de la más memorableyadmiradapartede su ser,el cuello. Dado el cimeropapelquellenabael aveen lamonarquíaliteraria, sc podría calificar esa voz de excitación al magnicidio, y

nadamenos.(1945. 53).

El soneto,publicadoen 1911 en Lossenderosocultos, y luego reproduci-do en el siguientelibro de GonzálezMartínez —al cual presta su nombre, Lamuertedel cisne (1915)—, es consideradocomo uno de los grandeshitos dela poesíahispanoamericana.

Tuércelecl cuello al cisne de engañosoplumajequeda su nota blancaal azul de la fuente;él paseasu gracia no más,pero no sienteel alma de las cosasni la voz del paisaje.

Huye dc todaforma y de todo lenguajeque no vayanacordescon el ritmo latentede la vida profunda... y adoraintensamentela vida. y que la vida comprendatu homenaje.

Mira al sapientebúho cómotiendelas alasdesdeel Olimpo, dejael regazode Palasy posaen aquel árbol el vuelo taciturno...

El no tienela graciadel cisne,mas su inquietapupila, que se clavaen la sombra,interpretael misteriosoLibro del silencio nocturno.

Fue tanta la resonancia que provocó este soneto, que González Mar-tínez seríaestigmadoparasiemprecon el rótulo de «matadorde cisnes>~.En1941. sin embargo, llegó a insistir en queno había tenido ninguna intenciónde atacara Rubén Darío: «Con la mano puestasobreel corazón,declaroque cuandoescribí,aquellos versosestabamuy ajenode pensaren el autorde Prosas profanas. Quise en aquel momento contraponer dos símbolos...Nada más. El cisne, por más gratoque hayasido a RubénDarío, no es suexclusivapropiedad»(Michaelson 1964, 4). Hastacierto punto, la posiciónínconspicua del poema en el centro del libro Los senderosocultos podríaindicar, efectivamente, que no existía una clara intención de desafiar almodernismo dariano, por lo menosen forma tan polémica’. Sin embargo,

No obstante.el primerpoemade este libro, «Muso>, pareceremitir a«Palabrasde lasaliresa»de Darío. En el texto de Darío. la satiresa,ardienteen su Injuria. «sabequeestáelsccretodetodo ritmo y pauta enunir carney almaa la esferaquegira». Al contrario,la musadel mexicanoes una satiresa,«presade eróticademencia»,quien experimentauna «extrañaconversión»,cambiando«de rumbo y dc doctrina».Así tranformada,la satiresasc convierteen«extrañosímbolo»,y lleva adentro«unaansiaviva de teneralasy volar»,quesólo secumple

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tal propósitosí existió, como observaSalinas,en la decisiónde transformarel título del sonetoen el de su libro siguiente,y de re-publicarloallí, como elúnico poema de un primer apartado que llevaba la designación: «Elsímbolo». Además,muchosañosdespuésGonzálezMartínez llegó a titularsu autobiografía,cuyaprimerapartesepublicó en 1944,El hombredel búho.En tales circunstancias,es innegablequeel poemaencierra, por lo menosaposteriori, un valor intencionadamenteiconoclasta.

Comoseha visto, el símbolo del cisneen Darío es plurivalente.¿Cuáldelos cisnes darianosesblanco del ataquedel mexicano?El primer versodelsonetoofreceun clave,aludiendoal versocélebrede ~<L’Art Poétique»dePaulVerlaine: «Prendsl’éloquenceet tords-lui son cou».Esta alusiónaso-cía la elocuenciaaborrecida por el simbolista francés,con el sobreusoydesgastedel símbolo del cisne modernista.En el soneto del mexicano,elcisne «da su nota blanca al azul dc la fuente», «paseasu gracia», y «nosienteel almade las cosas,ni la voz del paisaje».Estomuestra,paraSalinas,que el «enemigo»dc GonzálezMartínez es el cisne superficial:por un lado,el cisne mítico de Leda, símbolodel placer de los sentidos,«signodel gocejubiloso de la vida en las más hermosassuperficiescarnales>~,y por otro, elcisne estéticode los paisajesculturales,ese«puro ornamentogracioso,quese desliza en sucesiónde lánguidasposturaspor las láminasde los lagosazules>~.Ambosson «cultivadoresde superficies,seresqueresbalansobrelasformas aparentesdel mundo, sin más urgenciaque disfrutarlas, ni otramisión que acrecersu belleza.Y, por ende, ignoranteso desdeñososde lavida interior» (1948, 59)2,

El búho,por el contrario,aunquecarentede gracia,es «sapiente»,tienesu inquieta pupila clavadaen la sombra,e «interpretael misteriosolibro delsilencio nocturno»;asimismo,poseelos atributos negadosal cisne: es decir,si siente el alma de las cosasy la voz del paisaje.

La segundaestrofa rechazala forma y el lenguaje«que no vayanacordescon el ritmo latentede la vida profunda».El símbolo cisne,desplegándoseaquí para sugerir toda una maneramodernistade poetizar, conlíeva unaforma y un lenguaje superficiales: la flexibilidad liviana, la adjetivaciónornamental,la rima fácil, las innovacionesmétricas.Porsu lado, el sonetosugiereque la mirada inquieta del búho le otorga al poeta el poder depenetraren las profundidadesde la vida, y el don de la revelación,expresa-da en un lenguajey una forma sobriosy graves.

Salinas señalados limitaciones en el alcancede la »ruptura»de estepoema. Por un lado. GonzálezMartínez, al escogerel búho como símbolo

con la renunciaal erotismo y a la carne,Esta supresiónde los instintos eróticoscomo pasoesencial en la búsquedaespiritual se refleja en la satisfacción del poeta, señaladaen suautobiografía,cuandologró liberarsede la temática(modernista)de «puro erotismosentimen-taN (1971. 699).

Sin embargo,en otraspartesSalinasse refiere a la sacralización,es decir, la proftíndiza-cion. de este«superficial»deseoeróticoen Darío.rnediani.eel uso del mito de Leda(1978, 1(M)).

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antitético al cisne dariano,siguió al nicaragúenseen su elecciónsimbólicade un ave helénica.Frenteal cisnede Venus y de Júpiter,el mexicanoerigeel búho, que baja al mundo desde«el regazode Palas»en el Olimpo. Laoposiciónbúho/cisneasí se ensanchaparaincluir la oposiciónMinerva/Le-da, pero «todo se quedaen casa,es decir, en el Olimpo, dornus aurea de lapoesíamodernista»(6l)~.

Porotro lado.Salinasmuestraqueel búho aparecetambiénen la poesíade Darío, a partir de Cantosde vida y esperanza,en un verso del últimopoemade la sección«Los cisnes»(«Sedio a los buhossabiduría»),y en elpoema~<Augurios»~. Salinasinterpretaestos textos como evidencia de lavalidez del tono crítico de «La muertedel cisne»: ~<¿Nojustifica el mismoRubénDarío a GonzálezMartínezen estapatéticallamadaal buho?¿Noeséstauna declaraciónde la insuficienciadel cisne?»(62). Puedeser5,pero elbúho no lo remplaza.Habríaquetomar en cuentaquelos textosusadosporSalinasparailustrar esteargumentohansido arrancadosde sucontexto.Enel primero, mientrasse dio a los búhos sabiduría, se dio también a laalondra la luz del día, al ruiseñorla melodía,a los leonesla victoria, a laságuilasla gloria, y a las palomasel amor. Y en «Augurios»,pasaronno sóloel buho con su sabiduría,sino el águilacon su fortaleza,una palomacon suarrullo encantadory su lascivia, un gerifalte con susuñas,susalas y suspatas, un ruiseñor, un murciélago,una mosca, un moscardón,y despuésnada:la muerte.

El intercambiosimbólico queGonzálezMartínezefectúaentreel cisneyel buho seproclamacon un tono fuertementedidáctico, manifiestoen el usorepetido del imperativo: «Tudreele el cuello al cisne...»; «huye de todaforma...»; «adora intensamentela vida»; «mira al sapientebúho». El ha-blante predica desdeuna posiciónde autoridadabsoluta,imponiendo suspreceptoscon certezadoctrinaria y con ciertos resabiosde la Academia;lejos del tono de Darío, quien siemprebuscaba(en vano) —y nuncaimpo-nía—certezas,y era reacioa formular manifiestos:«Mi literatura es mía enmi; quien siga servilmentemis huellas perderásti tesoropersonal»,afirmóen las palabrasliminaresa Prosasprofinas. A pesarde ellas,el hechizode la

Compáreseel comentariode li uidobro, en los años más iconoclastas(leí creacionismo:«Ignoro si ol ros poetas,al igual que yo, tienenhorror a los términosmitológicos,y si tambiénrehuyen los versoscon Minervas y Ledas» ( i 964. 686), Al unir la poesíade Darío y GonzálezMartínez,la vanguardianiega la elevanciade la ruptura dc éste.

~ Sal mis así recogelo que Darío habíadichoen su laidía JIÑ<,rio de ¡uit libros: «en variaspartesJi rmo la sabiduría del búho» (1991. 121). En el mismo párralb. Darío se icherea un«crí)ico hispanoamericano»quien antepone«al ave blanca de Leda el ave sombría,aunqueminervina:el búho”. El desprecioque sientepor este ‘desailo’ a su símbolo se nola cuandotilda a GonzálezMartínezde«crítico» en vez de «poeta».

Esta i nsulicienciase ve en un versodel primer ~<Nocturno’>de cainos, quehabla de ~<losazoramientosdel cisnecutre los charcos».Por otro lado, el cisnedesapareceen la poesíadeDarío posteriora 1905. con la única Cxcepcionde ~‘Flirt», de El cantoerrante, un texto que sehabíaescrito catorce añosantes,en 1893.

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poesíade Darío engendrótodo un enjambrede imitadores,de «rubendaria-cos» —en el término de José Asunción Silva—, o de pajesy esclavos,enpalabrasdel propio nicaraguense.Fue contraéstosque GonzálezMartínezreaccionó,según explicaen la primera partede su autobiografía,El hombredel búho (1944): la sectamodernista«habíatomado muyen seriosupapeldeabanderadode la nuevatendencialiteraria,y se volvía cadavezmásintran-sigentecon lo que se apartabadel dogma en cuyas arasoficiaba» (1971,681). En estesentido,seentiendequeel tono dogmáticode «La muertedelcisne» respondea un ámbito de escaramuzasliterarias entre los jóvenespoetasmexicanos;no obstante,tal tono seria inconcebible en el espaciopoético —y poco dogmático—de los «vagos»cisnesde Darío, y es suma-mentecuestionablequeconstituyauna«superación»del discursomodernista.

En este sentido, vale la pena volver al primer verso del soneto deGonzálezMartínez:«Tuérceleel cuello al cisnede engañosoplumaje».¿Quésentido hay en esta palabra,«engañoso»?A mi juicio habría que interpre-tarla como signode un fracaso,de una trascendenciamalograda,en el usodariano del símbolo císnico.Es decir, eseplumaje que dabasu nota blancaal azul de la frente, pretendíatrascenderen cada una de las significacionesno decorativasque distinguió Salinas: pretendía trascender,divinizar, lapasión carnal, erótica; pretendíaevocar un espiritualismoheroico en suencarnaciónlohengriano;intentabarepresentarla virtud en su blancura;procurabaconvertir su cuello en signo de interrogaciónfrente al misterio;queríaerguirseen símbolo de la aristocracia,del ser superior,del élite; selanzó a cantar la inmortal esperanza,blandiendouna fe inverosimil en elfuturo; se ofreció como eternafuentede inspiración,pero terminabaen loslabios de toda una generaciónde imitadoresde Darío. Y Rubén Darío, élmismoencarnadobajo la formade su símbolo predilecto.terminaríadesen-cantadocon suspropiasinvenciones,secadasu inspiraciónpoética,acosadopor las primerasseñalesde la vanguardia(Marinetil, etc.>, y sumido,en suvida personal,en un estadodeplorablede alcoholismo.Murió el cisne.

Y sin embargo...El gesto iconoclastatermina en el vacio. GonzálezMartínez buscóel parricidio pero fracasó. Comentó,en su autobiografía,unascircunstanciasalgo patéticas:«A pesarmío, sigo siendo,con demasia-da frecuencia,el matadorde cisnes y el devoto de los buhos, con ciertadesatencióncrítica a muchos otros aspectosde mi obra ulterior» (1971,706-707).Y la verdadesqueel búho-intérprete,confiadoen suscertezas,nosinteresamucho menos hoy queel cisne, preso de incertidumbre,anhelantede la verdad;y no sólo el cisne, sino tambiénel búho, conilevasusengaños,cuandosu «inquietapupila» se vuelvepupila dogmáticade predicador.Porotro lado, GonzálezMartínezexpresósuperplejidadcon ciertoscríticosqueinsistíanen incluirlo entrelos modernistas:«Por más que busco,no entien-do por quéen algunascriticas sobremi obray en algunasantologías,se mecoloca entrelos modernistas..,dudo que la crítica severay ajustadaa larealidad,puedallamarmemodernista»(681-68=).No obstante,la historiade

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la poesía hispanoamericanaque se está (re)escribiendo,sigue llamándolemodernistaal mexicano.Así es el caso,por ejemplo,de la Antología críticade la poesía modernista hispanoamericanade José Olivio Jiménez,quieninsiste que«surectaubicacióncae,y conalto gradodeejemplaridad,dentrode la estéticamodernista»,observandoque «el esguinceque propone(haciauna poesíamás natural, honda y preocupadapor el destino esencialdelhombre)habíaaflorado,aún antesqueél y con másintensagravedad,en elmaestromayor del modernisínoy en su momentocenital —el Darío deCantosde vida y esperanza»(1985,278). Es decir, el efebose diluye frentealmaestro;a pesarde su rebeldía,su mala y reductiva lectura del símbolocísnico se desintegra,y quizássea que GonzálezMartínez no haya sido elpoetafuerteque lucha con el precursorhastala muerte,sino el poetadébilque,a pesarde todo,lo idealiza,y revoloteasiempreen la nefastasombradesu influencia.

DELMIRA AGUSTINI: ROMPIENDO EL MUTISMO DE LEDA

Delmira Agustini ofrece una voz uníca dentro de la poesíamodernistade comienzosdel siglo. Su originalidad estriba,en gran parte,en el enfoquede mujer que aportaa un movimiento —y también a toda una tradiciónpoéticacontinental— casi exclusivamentemasculino. Dentro del contextoexpansivode la crítica femenina-feministade los últimos años,muchaaten-ción se ha prestadoal encruzamientodel modernismoy de la escriturademujer en Agustini, cuyosejemplostal vez más destacadosseanlos poemas«císnicos»,en los cualesse des-cubrela perspectivamasculinaque operabaen el tratamientode estesímbolo en Darío. Esta crítica rechazala lectura«masculina»que seha hechode Agustini, por ser reductivaen su biografis-mo, y por su insistenciaen una visión estereotípicade la mujer como serintuitivo e irracional. Segúntales lecturas,el valor de la poesíade Agustiniexistía principalmenteen suautenticidad,y en los inconscientesarrebatosdesu pasión erótica; quitaron, por lo tanto, importancia a una concienciacrítica que pudiera tenerla uruguayacon respectoa los modos poéticosheredadosdel modernismo~.

Las aparicionesdel cisne en Agustini —o en cualquierpoetahispanoa-mericano posteriora Cantos dc vida y esperanza—remiten al lector a la

6 Así, Manuel Alvar hablade la superficialidadde Agustini en su uso deun paisajecultural

modernista poblado por cisnes«ornamentales,sin la complejidad simbólica que tenían enRubén: cisnes vagos que brillan sobreel azul del esíanqtíe.pero que ignoran la preguntadenuestrofatal destino»(1971, 19>. Esto correspondea la visión deAlvar, segúnla cual la poesíade Agustini se desarrollaen un mundo de pasionesy no de paradojasintelectuales135) Sinembargo:el cisnedarianotambién,a veces,teníanuna funciónpuramenteornamental:además,aunqueeste cisne ornamentalexista en las primerasobras de Agustini. hay lina notablecomplejidadsimbólica cn los poemascísnicosde Los cálices tactos.

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poesíade Darío, y exige unalecturadoble quetome en cuentalos textosdelprecursor. Tres poemasde Las cálices tacios, «Visión», «Nocturno» y ~<Flcisne» se prestana estalectura doble.

Veamoslas últimas estrofasde «Visión»:

Y era mi mirada una culebraApuntadaentrezarzasde pestañas,Al cisne reverentede tu cuerpo.Y era mi deseouna culebra(ilisando entre los riscosde la sombraA la estatuade lirios de tu cuerpo!

Iii te inclinabasmásy más y tanto,Y tanto te inclinaste,Que mis flores eróticasson dobles,Y mi estrellaes más grandedesdeentonces.Toda tu vida se imprimió enmi vida...

Yo esperabasuspensael aletazoDel abrazo magnífico:un abrazoDe cuatro brazosque la gloria visteDe fiebre y de milagro,seráun vuelo!Y puedenserlos hechizadosbrazosCuatro raícesde una raza nueva:Y esperabasuspensael aletazoDel abrazomagnifico...Y cuando.Te abrí los ojos como un alma,viQue te hacíasatrás y te envolvíasEn yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!

Las críticasMargaritaRojas, Flora Ovaresy SoniaMora reconocenlaimportancia del cisnedarianoen este poemacomo un intertexto erótico(1991. 101-102). A mi modo de ver, sin embargo,el poemase enriquecesiel cisnees interpretadono sólo como figura erótica, sino tambiénpoética,una vaga ilus¡on a la figura del propio Darío. La visión corr’esponderíatanto a un anhelo de beber lo trascendentedel maestronicaragúense,como a un anheloerótico;en estesentido,la serpiente,«glisandoentrelosriscos de la sombra/ a la estatuade lirios de tu cuerpo!», reflejaría una~<ansiedadde influencia». el soñadodeseode seduciry destrozaral precur-sor; y la recepcióneróticade éste(«Y tanto te inclinaste,/ que mis floreseróticassondobles»)conlíevatambiénuna recepciónde su poderpoético:«Y mi estrella es más grande desde entonces».El yo poético ve en elabrazode los cuatro brazos las «cuatro raíces de una raza nueva». En-cuentro muy forzada la idea de Rojas, Ovares y Mora de que ésta razanueva se refiera a la figura de los Dioscuros, hijos de Leda. Mucho másprobable es que sea señal de una doble fertilidad, materna y poética:fertilidad frustradaen susdos formas, con la desapariciónrepentinade lavtsmón al final del poema.

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Esta lectura erótica-poéticaencuentracierto apoyo en el «Pórtico» dellibro, escritopor Darío mismo, el cual constituye,en palabrasde Molloy, unaínvitación ejemplara un «misreading»,una mala lectura, y que proyectalaimagenqueteníael «establishmentpaternalistadel modernismo»con respectoa Agustini, tratándolacomo «estaniña bella», aunquetenía ya veintisieteaños(1984, 58). El prólogo de Darío realmentechoca.¿Hastaquépunto cabereferirsea unainocenciaen estospoemas,o compararloscon la exaltacióndi-vina de SantaTeresa?¿Y por quélo usóAgustini?Seguramenteporquemien-tras el libro gana prestigiocon la firma de Darío, del poeta-padre,al mismotiempo su contenidodesarticula,incluso ridiculiza, las torpezasprologadas.

Por otro lado, de gran interéses la adoracióny la pasión de las cartasescritas por Agustini a Darío, revelando en términos desgarradoressu~<soledadangustiosa»,su horror al Inirar «la locura cara a cara». Halaga asumaestro,escribiéndolequeél esel únicoen brindarle la «exquisitay sumasensaciónartística».«Y usted»,continúa,«me la da siempre.en cadaestrofa,en cadaverso, a vecesen una palabra.Y tan intensa,tan vertiginosamente,como el día glorioso que, entrela muñecay un dulce, sollocé leyendo su‘Sinfonía en gris’» (Molloy 1984, 61-62).

Comentandoestascartas y la visita de Darío a Montevideo en 1912,cuandoconoció a Agustini, Rodríguez Monegal aventura una hipótesisarriesgadasobreuna inspiraciónsecretade Los cálicesyacios:

ti nosañosantesel poetanicamagliensepudo habersido esepríncipe sombríocon que ella soñaba,como lo mevela una magníficacartaque ella le escribemastarde, Peroel hombrequeahoraestádelantede sus ojos es.a pesardel encantode su palabra,la cortesíadesus modales,la aristocraciadesus manos, una ruinaborrachay carcomida,A los cimarentay cinco anos,Darío es ya un anciano quetardarásólo cuatroañosmás en aniquilarsedel todo.

Pero si Darío esva unaruina, (el escritorManuel)Ugarte a los treintaestáat comienzode su ptcnitud viril... Produceestragosen cl corazónde t)elmira(1969. 59).

Desdeluego,carecede interés(aquí) el amorbiográfico que hayadetrásde estelibro, pero por otro lado.sí tiene relevanciaseñalarqueel poeta(lapoesía)que produceestragosen la concienciade la uruguaya,puedetam-bién,por ser poetaerótico,convertirseen un arquetipodel hombreerótico,del amante.De estemodo, sepuedeafirmar que «Visión» alude, seacons-cienteo inconscientemente,a la figura deDarío: hombrehechouna leyenda,fundadordel modernismo,precursorindiscutible de la generaciónde Agus-tini; poeta que cantó la violación císnica de Leda, apareciendoahora élmismo en forma de cisne-poeta-amante.

El segundopoemacísnico de Los cálicesvacíoses«Nocturno»:

Engarzadoen la nocheel lago de tu alma.Diríase una tela de cristal y de calmaTramadapor las grandesarañasdel desvelo.

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Nata de agua lustral en vasode alabastros;Espejode purezaque abrillantas los astrosY reflejas la sima de la Vida en un cielo!...

Y soy el cisneerrantede los sangrientosrastros,Voy manchandolos lagosy remontandoel vuelo,

Otra vez, la relación con la tradición modernista-darianaes evidente.Sin embargo, la imagen del cisne de los «sangrientos»rastros, que va«manchandolos lagos y remontandoel vuelo», subvierteestatradición. Laúltima imagen, vista en términos estéticos,sugiereuna poesíade mayorintensidadque la del precursor,que la supera(remontandoel vuelo). Lasangreconlíevala sensaciónde dolor, y por lo tanto una complicacióndelsímbolo siempreblanco del ave dariana;al mismo tiempo, a mi modo dever, sugiereuna femiíiización del símbolo: la sangrepuedeleersecomo unsigno de la menstruación,de la fertilidad del ave errantey femenina,y de~<sucondiciónexcelenteparael placer»(paradecirlo en palabrasde Vallejo).El cisnese ha hechomujer, y es sin~bolode la incursiónviolentade la poetaen los terrenosmasculinosde la poesía.Sus sangrientosrastrosson indiciodel placerdesgarradoren la búsquedade unapoesíaarraigadaen la sexuali-dad femeninay en el erotismo.

En tercerlugar, e inmediatementeposteriora «Nocturno»,vieneunadelas obrasmaestrasde Agustini, el largo poema«El cisne».Sylvia Molloy, enel artículo ~<Doslecturas del cisne: Rubén Darío y Delmira Agustini>~,enfrentaestetexto en relación explícita con Darío: «QuieromostrarcómoAgustini... forzosamentetieneen cuenta—y corrige—el texto precursordeDarío». Esta lectura del cisne es, según la crítica, «tan sacrílegacomo elcélebresoneto de González Martínez» (1984, 63). Para empezar,destacacómo la poetareduceel camposimbólico, refiriéndoseno a el cisne «comohacíaDarío» sinoa un cisne;además,la escenadel poemano partedel mitoya establecidode Leda, sino inventasu propio paisaje:asíque,mientras«enDarío se escogeunaescenaya construida,ya enmarcada—distanciadaporel mito— paraobservarla,espiarla,celebrarla,y, eventualmente,reconocer-se en ella», el texto de Agustini es másdinámico:

No se partede una escenaconsabida,no separtedel mito (ni una vez aparecela palabraLeda)sino deuna primerapersonaque activamentetabricaun ámbitopersonal,un paisajepimramemiteartificial ~pruceso frectíente en la poesíamoder-nmsta~ que es fondo metonímico del yo. «Mi parque»,escribeAgustini: másabajo dirá: «¡ni lago» <65).

Despuésde la primera estrofa la pulsión erótica aumenta,desviandoelcísnede sumodelo,dotándolocon «dospupilashumanas>~,y de un «pico defuego»,que contrastacon el «pico de ámbar,del albaal trasluz»de Darío, yllegando a un abrazoclaramentesensual:«sus alas blancasme turban /como des cálidos brazos». Esta turbación sc experimentano, como enDarío, en el observadorexterno al espectáculo(sea Pan, el hablanteo

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ínclusoel lector),sino en el yo mismo,autoray actorade la representación.De estamanera,la mujer es el sujetodeseantedel encuentro,y «da voza unerotismo femenino que en Darío se pierde, se desperdicia,por carecerdepalabra».Y mientrasen ~<Leda»,de Darío, «Suspira la bella desnudayvencida,/ y en tanto que al airesusquejasse van»,el erotismo de Agustinise inscribe «no como quejade vencidaquesepierdeen el viento sino comotriunfante—y temible— placer»(66).

Molloy opina que el yo deseantese ha vaciadode substanciaal entre-garle al cisne «todo el vaso de mi cuerpo»,y que no hay plenitud en esteencuentro:«el yo se gastaal darse (yo / blanca / exangúe)pero agotatambién al objeto (deseante)de su deseo»(67). Sin embargo,habría queobservarqueantesde quedarse«comomuerto»,el cisne«hundeel pico» enel regazo del yo poético, en un gesto cuasi sexual que conllevaría una«muerte»post-coital;y que en los últimos versosdel poema,el cisnese llenade color: «el cisneasustade rojo y yo de blancadoy miedo».La blancuradel yo pareceríaseñalarsu vaciamiento,como indica Molloy, pero el cisnerojo no correspondea la imagen del ave agotada que ella señala.A mijuicio, tal como ocurrió en ~<Nocturno><cuandoel yo se convierteen el cisnede «sangrientosrastros»,aquí Agustini ofreceel cisne como el símbolo deun modernismodinamizado,hinchadocon sangrede mujer, fortalecido condolor y pasión,graciasa suencuentroeróticoy poéticocon el yo del poema.Y la vertientepoéticade esteencuentroquedamanifiestaen la compara-ción, hechaal comienzodel texto y repetidaen susúltimos versos,entreelestanque,el escenariodel encuentroerótico, y una página:

Hunde el pico en mi regazoY se quedacomo muerto...Y en la cristal,na página.Fmi el sensitivoespejoDel lago que algunasvecesReflejami pensamiento,FI cisne asustade rojo,Y yo deblancadoy miedo.

Desdeestaperspectiva,no sorprendeel hechode queel yo del poemadamiedo por su blancura:blancay agotada,trasla luchaapasionaday parrici-da con el símbolo de su precursor,al final lo ha preñadocon su sangredepoetay mujer.

VICENTE HUIDOBRO: AHOGANDO EL CISNE

En la poesíade Vicente Huidobro, la rupturacon el modernismonuncase expresacon la violencia que hemosvisto en Enrique GonzálezMartínez,ni muchomenoscon la agresividadempleadaen las polémicascreacionistascontra rivales suyosde la vanguardia.

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En susprimeros libros, de escasointeréspoético,resaltala presenciademotivos modernistas,entreellos la del cisne,queapareceen cuatropoemasde Ecos del alma («La muerte del poeta», ~<Nocturno», «Invernal» y «Elpayador»);en dos de La gruta del silencio U<Tríptico galante»y «El poemapara mi hija»); y en cuatrode Cancionesen la noche(«Ensoñación»,«Apo-teosis», ~<Nocturno» y ~<Madrigalizándote»). Una muestrade estrofasdelpoema«Apoteosis»,escrito antesde la previstallegadade Darío a Chile en1912,muestrael respetoquesentíael joven Huidobro por el nicaragúense,ypor su síínbolo predilecto:

¡Gloria al poetasembradorde soles!¡Gloria al adustosonadorsombrío!Gloria al que vieneen nimbosdearreboles,Gloria al artista-luz RubénDarío. (...)

Heraldodel Alba de un nuevojardín,Príncipedel ritmo, amantedel arcano,Viniste en el cisne del rey Lohengrín,La luz en la mente,la lira en la mano,

Oyendott,s versos dc rítmico ensueño,Mirando tus cisnes,blancosalabastros,Sentímeinvadido dc un místico sueáo;Te víacruzar persiguiendolos astros(1964, 154).

Es claro que Darío no sólo era, para el joven Huidobro, la fuenteliteraria más importantepara sus primeros libros, sino también un granejemplo del poderde la libertad creadora(«Heraldo del Alba de un nuevojardín»). Dedicóun númerodesu revistaMusa Jovena Darío, celebrándolocomo ~<elque rompió las cadenasde la retórica, los férreosgrillos de lamétrica fija, el que nos enseñóa volar libremente».Según Renéde Costa,esta libertad orientó la escrituramodernistade Huidobro, incitándolo a labúsquedade lo nuevo,y terminando, inevitablemente,por llevarlo a París(Costa 1984, 19-20). La importanciade la innovación y la originalidaden elmodernismoasí puedenversecomo precursores,o gestospreliminares,de laactitud vanguardista.

Ltt ruptura creacionistacon la estéticadariana viene con la publica-ción de El espejode agua,supuestamentedc 1916,y en BuenosAires7. Estepoemariobrevísimo contienenueve poemascortos, siete de los cualessepublicarían después,traducidos al francés, en Horizon carré (1918). Eslegítimo creerque la exclusiónen la versión francesade «Arte poética»y«El espejode agua»—los primerosy más destacadostextos de la ediciónargentina—.se debíaa sucontenidoespecíficamenteligado con el contex-to literario hispanoamericano,esdecir, con la necesidadde rompercon el

El artículo de Admusseny Costaanaliza la larga polémica acercade la publicacióndeeste libro.

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modernismo8.Esel segundode estos textos, «El espejo de agua», queinteresaaquí:

Mi espejo,corriente por las noches,Se hacearroyo y se alcja de mi cuarto.

Mi espejo,mis profundo que e) orbeDonde todos los cisnessc ahogaron.

Es un estanqueverdeen la murallaY en medio duermetu desnudezanclada.Sobresus olas,bajo cielos sonámbulos,Mis ensueñosse alejan como barcos.

De pie en la popa siempreme veréiscantando.Una rosa secretase hincha enmi pechoY un ruiseñorebrio aleteaen mi dedo.

La unidad del poemaseformula en torno de unaoposiciónentreelemen-tos estáticos(orbe, estanque,muralla, duerme,anclada)y elementosmóviles(corriente,se aleja, olas, sonámbulos,se alejan,barcos,cantando,se bincha,aletea). El yo poéticodestacael carácterespecialde su espejo(«mi espejo»),que se dinamizadurantela noche, alejándosede los contornosde su vidacotidiana. Este espejose distingue de los demásno sólo por su movilidad,sino por su profundidad:es «más profundo que el orbe / dondetodos loscisnes se ahogaron».Esta referenciaa los cisnes nos remite directamentealmodernismo:son cisnesahogados,muertospor una sobredosisde las aguasdel estanquemodernista;su orbe —el círculo especulare inmóvil del estan-que,pero tambiénel ‘mundo’ de paisajesculturalescreadopor el modernis-mo— es menosprofundo, más superficial,que el espejocorrientecelebradopor el yo poético.Continúael poema:«Esun estanqueverdeen la muralla/ yen medio duermetu desnudezanclada»:el estanqueesotra alusiónal moder-nismo, pero no es el «lago de azur» de «Sonatina»de Darío, ni el «lagoazulado»del poema«Leda»,sino un estanque«verde»,descuidadoy cubiertode algas. El estanquecristalino se parecea un espejoen la función miméticade su reflejo, pero también es signo de una forma anacrónica(desde laperspectivavanguardista)de poetizar:el mimetismo idealizadorperoplagia-rio del modernismo‘a>. Afirma Huidobro en «La creaciónpura»:

Aseguran Admussen y Costa que estos dos poemas~<contieneninvectivascontra losexcesosdc las tendenciassimbolistasentoncescorrientesen Chile. Para los colaboradowsdcNord-Sud.el simbolismoen 1917 ya eraun asuntoliquidado. tJnavez en París,Huidobrotieneque haberlocomprendidoasíy tradujo sólo los poemasapropiadosparala revista devanguar-dia» (1972,257).

Un poema juvenil de Lz gruta del silencio. «La alcoba»,ofrece una visión parecida,aunquemásambigua,de un espejo.Mientras éste tiene «unanoble experienciade libro y deviejo», y conservala noblezade lo antiguo y lo tradicional,al mismo tiempo agotanuestrospoderescreativos<~<5e absorbenuestroserel espejo. Se bebe todos nuestrosenuvios»):sólodupliea y copia una realidadinmóvil («tiene algo deestanquedormido»>;y no es másquc un«viejo plagiario atrevido»,

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En tina conferenciaque di en el Ateneode BuenosAires. en julio de 1916,decíaque toda la historia del arte no es sino la historia de la evolución delHombre-Espejohaciael Hombre-Dios,y queal estudiarestaevolución unoveíaclaramentela tendencianatural del arte a separarsemásy más de la realidadpreexistentepara buscar su propia verdad,dejandoatrás todo lo superfluo ytodo lo que puedeimpedir su realización perfecta(1964,658).

Este Hombre-Diosllegó anunciadoen cl célebreúltimo versode «Artepoética»—«El poetaes un pequeñodios»—, y podemosleer«El espejodeagua»como unainstanciade estaevoluciónpositiva, un esfuerzode partedel yo poético por separarsede la realidad preexistente.En medio delestanque-espejo«duermetu desnudezanclada».Este «tú» pareceríarefe-rírse a la Inujer desnuday dormida,la musaperennede la poesíatradicio-nal, la rosa cantadapor todos los poetas;aquí, sin embargo,el yo dejaabandonadaa la mujer, que no es más que otro objeto de la mimesispoética del hombre-espejo,y se entregapara siemprea un canto errante,de pie en la popa de sus ensueños-barcos.Con estos versos,empiezaelmotivo del viaje que seráuna constanteen toda la poesíade Huidobro, apartir desu llegadaen Francia.Y es un viaje plenamentepoético: una rosasecretase hinchaen el pechodel yo, y un ruiseñorebrio aleteaen sudedo:son «imágenescreadas»las dos, palabrasde tradición altamentelírica(rosa, ruiseñor), pero liberadasdel espejomimético mediantedos invero-símiles combinaciones.

Despuésde «El espejo de agua», el cisne vuelve a aparecersólo tresveces (si no me equivoco) en la producción poética de Huidobro: en elprimer canto de Altazor; en el octavo canto de «Hasta luego>~, en Ver ypalpar; y en «Viajero sin fin>~, de El ciudadanode olvido. En cada uno deestos textosel cisne se asociacon la muerte o la desaparición.Como elejemplo más cercano,se destacanestosversosde Altazor:

Silencio la tierra va a dar a luz un árbolLa muertese ha dormidoen el cuello deun cisneY cadapluma tiene un distinto temblor,

El árbol-poema(¿Altazor?) naceráencimadel cadáverdel cisne. Entodo caso,aunqueel cisnesiga asociándoseaquícon la muertedel moder-nísmo, es obvio que la urgenciade rompercon ese movimiento rápida-mentedejó de existir en Huidobro; ya en la épocade El espejode agua, elprecursoragonizaba,física y poéticamente;y en tal sentido, la rupturacreada’ en el poemahomónimo de ese libro —que no era otra cosaqueuna ansiedadde la influencia frente al gran precursorhispanoamericanode Huidobro— dejó pronto de ser vigente.Así se explica perfectamenteelhecho de que este texto no se tradujerapara la publicaciónde HorizonCarré en Francia,donde los poetas-padreseran otros, y donde el cisneteníaotra cargasimbólica.

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NICANOR PARRA: LA CÓPULA BESTIAL DE LEDA

El poema«Coitus interruptus>~sepublicó por primeravez en la tercerapartede Hojas de Parra, correspondiendoasí a un grupo de textosescritosentre 1975 y 1985. Parodia explícita del mito de Leda, igualmentepuedeleersecomo una parodiadel modernismorubendariano,encarnadofatal-menteen el símbolo del cisne.

Zeus se enamoróde una mortaly no pudiendopernoctarcon ellapuestoque la bellezadijo nódecidió transformarseen avechuchodesesperadoporaplacarsu pasiónaunquefuese bajo la forma de pájaro

ellaqueera aficionadaa las avesse enamorólocamentedel cisney se le abrió depiernasal instantesin sospecharsiquierala burla de queera objeto

la durezadel miembrosin embargola longitud y el diámetrodel miembrodelatarona Júpitertonanteen los estertoresdel acto sexualy el ingenioso dios o lo quefuerettivo queeyacularen el vacio

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distancia crítica, una imitación con inversión irónica (1985, 8), podemosseñalarquela analogíadeestepoemacon los textos«Los cisnes»III y IV. y«Leda» de Darío, existe en el tema común del mito de Leda; y que lasdiferencias,las inversionesirónicas, son múltiples.

Darío celebrael acto sexual:«Por un momento,¡oh Cisne!,juntarémisanhelos a los de tus dos alas que abrazarona Leda»; «¡Antes de todo,gloria a ti, Leda! / Tu dulcevientrecubrióde seda/ el Dios...».En el poemadc Parra, por el contrario, eí lenguaje intensamentelírico de Darío secambia por un lenguajecoloquial: la bella Leda, con su dulce vientre, esaquí«la belleza»;y el cisne, «olímpicopájaroheridode amor»,con susalasblances,dulce pecho,y plumasde seda,se convierteen «avechucho».

El acto sexual se desrealizay se embelleceen Darío, incluso en lareferenciadirecta del poema «Leda», cuandoel cisne «viola en las linfassonorasa Leda, / buscandosu pico los labios en flor»; mientrastanto, lossuspirosy quejasde «la bella desnuday vencida»transmitencierta ambi-gúedadde suavedolor, e inclusoplacer.En «coitusitterruptus»,sinembar-go, a partir del título burlonamente‘culto’, el lenguajese vuelve decidida-mente directo y ‘antipoético’. Zeus no podía «pernoctar» —términoprosaico,desprovistode pasión—con Leda,y el actosexual fracasa,puestoque la dureza y las proporcionesinhumanasde su miembro delataronsu

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Lecluras,malaslecturasy parodias:desplumandoeí cisnerubendariano 175

divinidad. Estasreferenciasexplicitasa los detallesdel acto sexual,conside-rados tabúes según las normas del «buen gusto» modernista—y segúncualquiernorma de «buengusto», supongo—contrastaviolentementeconlos textosde Darío. Y la diferencialéxica apuntaa uno de los clavesdeldiscurso antipoético: su insistente uso de un lenguajede todos los días.«Nosotrosconversamos/ en el lenguajede todos los días / no creemosensignoscabalísticos»,como escribióParra en su famoso «Manifiesto»~>.

En los textosde Darío, se refiereal mito de Ledacomo un intertextofijoy establecido:el acto de violación se observadesdeperspectivasdistintascomo unamanifestaciónde significaciónmonumentaly de bellezasuprema.El antipoema, al contrario, se limita a una escuetanarracióndel mito,articulandosuselementosen una cadenade eventosligadosentresípor unalógica absurda,y poniendoal descubiertolo absurdoefectivo del mito. Estose ve con claridad en la segundaestrofa: Ledaera aficionadaa las aves;enconsecuenciase enamoródel cisne, «y se le abrió de piernasal instante/ sinsospecharsiquierala burla de que era objeto».Esta Leda desmitificadanoes violada; se ofrecede buenaganaal cisne—a causade su gran afición alas aves—,y sólo sienterepulsacuandodescubrequeel cisne no esmás,enrealidad,que «Júpiter tonante»con disfraz. Pedro Salinascomentóasí elmito de Leda en Darío: «Fenómenopuro de bestialidad,si no se sabeelsecreto:queentrelas alas del cisnepalpita nadamenosqueel deseoeróticodel diosde los dioses»(1978,95). En las manosdel antipoeta,estesecretohadejadode convencer;el mito se desmitifica,y vuelve a ser lo que realmentees: un fenómenopuro de bestialidad.

Hay otro factor quedeberíatomarseen cuentaen estetexto. El poemaanterior a«Coitus interruptus»tambiénse titula en una lenguaextranjera,subrayandosu relación con una tradición cultural: «Canto primo». Me-diante unabreve parodiade Dante,la referenciaal «granTomás»—iden-tificado como TomásLago en una nota del propio poeta—nos permiteinterpretarel león, la loba y la panteracomo los tres grandesvanguardis-tas chilenos, Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y Pablo Neruda; la«tierra prohibida» de la «selvatenebrosa»como una referenciaa su her-metismo; y la miradade los tres animales(«me mirabancomo queriendodesayunarseconmigo») como una alusión a la amenazade la poderosainfluencia ejercidapor los tres poetas Al yuxtaponerestosdos textos,

Publicado por primera vez en 1963, y luego en la sección«Otros poemas»de Obra

qruesa.lomás Lago «se transformóen el adalid»de una poesíade la claridada finalesde los

años 30, y organizó la publicaciónde una antologíade Tres poetaschilenos, entre los cualesFigurabal>arra, Esteexplicó, añosdespués,quefue una reaccióncontra«los poetascreacionis-tas,versolibristas.herméticos,oníricos,sacerdotales»de la Antoloqía de la poesíanuevachilenade Eduardo Anguita y Volodia Teitelboim, publicada en 1935, y en la que las tres figurasprincipalesfueron Huidobro, Neruday de Rokha (véaseParra, 1958, 47). Después,en «Mani-fiesto», el antipoeta rechazaría«la poesíade pequeño dios la poesíade vaca sagrada lapoesíadetoro furioso», con referenciabastanteobvia a los mismostres poetas.

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«Coitus interruptus» y «Canto primo», el antipoeta —¿último de losgrandes efebos iconoclastas?—une a los más fuertes precursoresde sucontexto literario inmediato, modernistasy vanguardistas,los fulmina enparodias simultáneas,y abre así el espaciode la poesíacontemporáneapara queél mismo se levantey seautoproclamecomo el efebo triunfante:Parra el parricida.

Esta unión, estaanulaciónde las diferenciasentre Darío y la vanguar-dia chilena, se refleja en un hábil malabarismode los últimos años,me-diante el cual el antipoeta ha mezclado los conceptosdel modernismohispanoamericanoy el rnodernism angloamericano—contemporáneodelas vanguardiaseuropeasy latinoamericanos—,para anunciarsu mutuoagotamiento,y luego paraproclamarsea sí mismo como poetapostrnoder-no. En una entrevistade 1989-1990,Parracomentala antologíade Angui-ta y Teitelboim:

Estees el libro de las vanguardias,dealgunamaneradel surrealismo,y unanegación del modernismo (...). Porque ahí. Fuera de Angel Cruchaga,no hayningfln otro que sigue operandocon la métrica tradicional. O sea, se viola elprincipio básicode esemodernismo.Ahora,siguesiendomodernista,porquelosvanguardistastodavía estánen el mito de lo nuevo: «II undirseen el abismoparadncomurar[o m’uevo» (Piúa 1990, 20-lt Y

Luego Parra afirma que el poeta vanguardista,tal como el moder-nista, se concebía«como un gallo de pelea»,y «ocupabael lugar de lossacerdotes,como intermediario entreestemundo y el otro». A estadivini-zación del poeta, se contraponeeí punto de vista antipoético (es decir,postmodcrno):

Fn cambio, en la postmodernidadel mundo no va másallá dc nuestraspropiasnarices. jugamos con las cartasdel naipe tal cual las conocemos.Laantipoesiano buscael engrandecimientodel sujeto. no semandalas porciones.no quiere pasarpor vidente ni por hombresuperior. Acuárdatede ese verso:<Yu, también soy un dios a -ni mamiera lío croaí]nr que no producenada»132-33).

Esta visión de la vanguardiachilenacomo una superaciónparcial delmodernismono es una idea nuevaen Parra,y ya se fermentabaantesde lapublicaciónde Poemasy antipoemas.En una carta escrita a Tomás LagodesdeOxford, y fechadacl «30 o 31» (sic) de noviembredc 1949, Parra serefierea los poetas«románticos»chilenos(incluyendoentreellosal «genial»Neruda,y al «bufón» Huidobro). e insiste en que ninguno de ellos logrósuperarel modernismo:«Los másdespejadosde elloscreyeronhabertermi-nado con el «Cisne de nevado plumaje», pero en realidad no es así. Lagcncración anterior a nosotros no hiLo otra cosa que terminar con elargumentoconvencionalen la poesía,con la anécdota,sin preocuparsede

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revísar los principios mismosde la cienciapoética»(1993, 51). Las palabrascitadaspareceríanreferirse al «cisne de engañosoplumaje» de GonzálezMartínez,así equiparando la incapacidaddel poetamexicanode superaraDarío con el pretendido fracaso de los vanguardistaschilenos. En estecontexto, la yuxtaposición de «Canto primo» y «Coitus interruptus».alreiterarla equiparacióndel modernismocon las vanguardias,sugierequeelantipoetase está presentandoa sí mismo como el verdaderotorcedor delcuello del cisne 2

CONCLUSIÓN

Quería Harold Bloom que todos los poemasse leyeran como malas(intencionadamentemalas)interpretacionesde un texto —o varios textos--de un gran poeta precursor. En este estudio, hemos visto cómo cuatropoetashispanoamericanoshan efectuadolecturas reductivasdel precursorRubén Darío: por un lado reduciendola amplia gama de su obra a unapoesíaespecíficamentecísnica;por otro, enfocandoel símbolo del ave sóloen susmanifestacionesmás superficiales:es decir, en vez de «desplumarlo»en una lucha libre, con igualdadde condiciones,las críticasy las parodiasdelos efebos sc han dirigido, en la mayoría de los casos, contra un cisnedarianoya desplumado—injustamente—de antemano,como si realmenteno fuera más que un ornamentodecorativoo una figura erótica en algúngraciosopaisajecultural: así ocurre, notablemente,en el sonetode EnriqueGonzálezMartínez.Las lecturasmásinteresantesquizásseanlas de Delmi-ra Agustini, dado el diálogo apasionanteque suscitan, la lucha vital yrealtnentevisceral queemprenden.con y contrael símbolodel poeta-padre.Los textos de Huidobro guardan mayor distancia con los del precursor,tomandocornoun hechoconsumado—y superado—el fin del modernismo.En última instancia,el antipoemaparriano. escrito tantosañosdespuésdela muertedc Darío, resulta—comprensiblemente—todavíamásdistante,ymuchomás lúdico quelos demástextos:la herenciadel nicaragúenseya noconstituye una amenaza:a pesar de su consagraciónindiscutible comofundador de la poesíahispanoamericanamoderna,a nadie,en estosúltimosañosdel siglo veinte, se le ocurre escribir en estilo modernista.Los poetasfuertesde hoy son otros: acasolos grandesvanguardistas,Neruda,Vallejo y

2 Ln Mai moni ¡‘chi. el discurso pronunciadoen Guadalajaracuando recibió el premio

Juan Ruíío en 1991, Parradeclaróque~<votaba»por Rulfo, que «sequedaba»con R ullo: «porhaber llevado a la práctica las instruccionesde González Martínez su compatriota deGuadalajara».En seguidarecil ó el famososoneto*‘La muertedel cisne»,anteponiendo«Puníou no:» al primer cuartelo. «puntodos:» al segundo,y «punto final» a los tercetos.El anheloquese sienteen 10(10 cl discurso,de mostrarpuntosen comúnentre Rulfo y el antipoeta.confirmaque éstese aurorretrata,junto con Rulfo, comoel verdaderomatador del cisne(véase Parra,1993, 365).

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Huidobro. O bien,ahoraquelosconceptosde la originalidady la novedadsehallan tan cuestionadospor los teóricos—y los practicantes—de la postmo-dernidad.quizásla ansiedadde la influenciaya no se sientacomoantes.Al finy al cabo,¿quién puedepresumirde innovador, de independiente,cuandotantos«ismos»se hanfundadoy hundidoen olas sucesivas,diciendoabsolu.tamentetodo en todos los modosconcebibles?En esesentido,las ideasdeBloom han servidoparaentender(parcialmente),y paraencontraruno de loshilos de (dis)continuidaden la poesíamodernade Hispanoamérica.Sin ern-bargo. carecende tanta relevanciacuandola tradiciónde la rupturase agota,cuandolas buenasintencionesde la modernidadse evaporanen el aire, ycuandola (anti)poesiaincorpora, re-escribe y canibaliza textos ajenoscondesenfado,con naturalidad,y sin complejo alguno.

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