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Luc Montagnier Alberto C. Taquini

Giácomo Clerici Roberto Zubieta

Julio Moreno

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CONACYT: Una montaña de papel Barranca abajo La contaminación del medio ambiente Algunos problemas relacionados con el tablero de ajedrez Virus y Cáncer La política científica oficial De yerbas y demonios ¿Pueden contruirse computadoras en la Argentina? Novedades de ciencia y tecnología

1. Computadora que se autocontrola en el Grand Tour de los planetas

2. Hongos y proteínas 3. Precipitación de materia lunar 4. Pildora antimosquito 5. Ecología de la guerra 7. Información grabada en discos 6. Soldadura al láser en retina humana 8. Sugestión matemática de un universo oscilatorio 9. Energía para el corazón

10. La ecología de los factores R Humor Nuevo Respuesta a Juegos Matemáticos n° 4 Cursos y reuniones científicas Metegol Correo del lector

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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CONACYT Una montaña de papel

En 1968, por decreto del entonces presidente Onganía, se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACYT). A partir de ese momento se tejieron una serie de hipótesis con diferentes grado de credibilidad, acerca de las razones que decidieron su creación, cuáles eran las funciones que esté organismo debería cum-plir —y que no eran desarrolladas por otros organis-mos— y, especialmente, cuáles serían las relaciones entre éste y el Consejo Nacional de Investigaciones Científi-cas y Técnicas (CNICT).

En la entrevista que publicamos en este número, el Dr. Alberto Taquini, Secretario del CONACYT desde febrero de 1969, cree responder a estos interrogantes haciendo un balance de lo actuado hasta la fecha, e indi-cando que dichas tareas no competen a ningún otro or-ganismo. La labor comprende "el inventario del poten-cial científico-técnico nacional", el análisis de "cómo funcionan los organismos de producción científica", de "cuáles son las áreas que están cubiertas", de sus "de-fectos", de la "actividad del país en el orden de los con-venios y programas internacionales", de "la posibilidad de desarrollar, con el curso del tiempo, algunos sectores de la investigación que sean dirigidos a los factores pro-pios del desarrollo regional . . . en algunas regiones del país que no tienen infraestructura", y finalmente, el es-tudio de "un régimen de remuneración y escalafón para el sector científico-técnico", el proyecto de "un Ente que recoja las demandas de los científicos", de las necesida-des presupuestarias, tanto en magnitud como en la for-ma de distribución, y también 'influyó (el CONACYT) en la ley de desgravación impositiva" para fomentar la investigación privada.

Como se puede observar por la simple enumeración de esa actividad, es obvio que una parte sustancial de los análisis son absolutamente imprescindibles si se preten-de ser un organismo asesor del P.E. en materia cientí-fica y tecnológica. Por eso mismo, lo que se debería explicar es cómo fue posible considerar al CNICT, en los 10 años que van desde su creación en 1958, hasta la fundación del organismo como el responsable de esa labor, sin que haya encarado los estudios que recuenta el Dr. Taquini. ¿Los hizo, pero mal?, ¿descuidó la ta-rea? En fin, la creación del CONACYT ¿es una crítica velada al CNICT?

Por otra parte, y esto es lo que más asombra, es la propia evaluación del trabajo del mismo CONÁCYT. Veamos:

El inventario del potencial científico, publicado, con-tiene una cantidad de cifras (número de trabajadores científicos y técnicos, presupuestos) pero nada que se asemeje a una evaluación de la importancia y posibilida-des de cada organismo. El material publicado puede re-cibir el nombre de "censo" —sin juzgar su calidad co-mo tal—, pero en ningún lugar aparece el análisis de cómo funcionan los organismos ni de su importancia.

Respecto de las "áreas cubiertas" y sus "defectos" quedan las afirmaciones del Dr. Taquini en una Confe-rencia de Gobernadores, de que se debería desarrollar la oceanología, la hidrología y la computación. Eran las únicas disciplinas nombradas. Posteriormente, ante las preguntas de CIENCIA NUEVA, afirmó que las mismas solo eran ejemplos y que se habían elegido simplemente porque no era necesario tener listo previamente el cen-so para observar la falta de desarrollo de tales disciplinas en nuestro país, al tiempo que señala que no se está en condiciones aún de determinar cuál es el esfuerzo que debe emplearse en su fomento. Entonces ¿cuál es el re-sultado de tan profusos y detenidos análisis? Quizás en algún reportaje posterior, el Dr. Taquini afirme igual-mente que estas que hoy señala como metas de la investigación: "carnes", "granos", "petroquímica", "si-derurgia", "papel", "lana" no sean sino parte de otra serie (por supuesto inagotable) de ejemplos. ¿Cómo se desarrollarán las investigaciones? ¿De dónde saldrán los investigadores para cada uno de esos estudios posibles? ¿Qué proporción del presupuesto se destinará a cada una? Son las preguntas fundamentales y que permane-cen sin respuesta.

Una evaluación más precisa de la actividad del CONACYT parece señalar que ha hecho proyectos de fi-chas, proyectos de recuentos, proyectos de censos, pro-yectos de encuestas, proyectos de proyectos, y también muchas fichas, algunos recuentos, algún censo, alguna encuesta y ningón proyecto fundamental. Ha hecho in-cluso, una costosa reunión internacional con representan-tes de organismos similares de varios países de América Latina, para discutir fichas, planillas, encuestas, censos.

Vaga y periódicamente se anuncia (también en este

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reportaje) que, algún día, el CONACYT logrará dar las bases de una política científica, pero parece ser inmen-sa la cantidad de datos que necesita recopilar previa-mente.

Algunos de esos datos, sin embargo, faltan en los aná-lisis pese a su relevancia. Se habla, por ejemplo, de las necesidades de científicos en 3, 5, 10 ó 15 años, y, pol-lo tanto, de las políticas educacionales correspondientes, y no se observa que en este campo se produce un hecho bastante curioso: desde 1930 hasta 1970 hubo en la Argentina 39 ministros de educación (un promedio de un ministro por año) y sólo tres duraron en el cargo más de tres años cada uno, vale decir, el plazo más corto de los enunciados.

Hay datos que son más significativos, más relevantes que otros, pero para llegar a ellos es necesario pensar previamente cuál será el destino final de los balances, estudios, fichas. De lo contrarío se puede elegir el cami-no en que el CONACYT está empeñado: la construc-ción de una enorme montaña de papel cuyo peso será capaz de sumergir a tan afanosos constructores.

Detrás de la montaña, queda sin respuesta oficial la pregunta fundamental, ¿Cuál debe ser la política cien-tífica que necesita nuestro país? y en la base de ésta aquella que fundamenta cualquier respuesta: ¿es posible un desarrollo científico independiente en las actuales condiciones de producción económica de la Argentina?

Barranca abajo El día 24 de julio de 1970, con el voto de 7 de los 10 consejeros presentes, el directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CNICT) re-solvió recomendar al P. E. al Dr. Carlos Alberto Sache-ri para ser designado Secretario Científico del organis-mo, durante un interinato de seis meses.

Como lo admiten los mismos que lo propusieron, el Dr. Sacheri no tiene antecedentes que lo relacionen con la ciencia y su organización, aunque le otorgan antece-dentes como "filósofo", de "formación Humanista" e indirectamente lo señalan como receptor del impacto del método científico en buena parte de las ciencias huma-nas.

En realidad, el Dr. Sacheri tiene antecedentes en estas materias; aunque muy difícilmente pueda adjudicarse a tales antecedentes el título de científicos o humanistas. Como lo informa la revista "Confirmado" en su número 272 es "presidente del grupo «La ciudad católica argen-tina»", autodefinido como pre-conciliar y filial del filo-fascista grupo "La cité catholique", francés. Este gru-po tiene un órgano de expresión: la revista "Verbo", cuya misión específica es la "formación social católica de las elites naturales" del país (ver N? 75). La revista "Verbo" reconoce a Sacheri como uno de los sustenta-dores más conspicuos de las ideas que sostiene (ver N? 75 y 89-90) y esas ideas, por lo menos algunas, vale la pena conocerlas. Esencialmente son antisemitas (ver N? 76, 92-93 y 95, entre otros) corporativistas (ver

N? 95), antiliberales y, por supuesto, ya que "es sabido que el liberalismo engendra el comunismo", anticomu-mistas. El odio se concentra contra la Revolución Fran-cesa y el filosofismo que la engendró (N? 76 entre otros), contraponiéndola con esa "maravilla típica (que) fue la transformación realizada por la dinastía de los Capetos, que supo, partiendo del caos feudal, aprove-char lo mejor posible cuanto pudo encontrar en él de respetable y fuerte, para, sin crisis aguda, pero con in-cansable paciencia, forzar la rampa de lanzamiento de la Nación francesa" (sic!).

Este nombramiento es un paso más en la pendiente por la que se precipita el Consejo. Le anteceden su acep-tación a discutir con un organismo de seguridad, la SIDE, la selección de investigadores y becarios y su consecuente exclusión por razones ideológicas, para ci-tar solo los casos más significativos en este sentido, aunque no los únicos. El mismo Dr. Houssay (que jun-to con el Dr. Leloir y el Ingeniero Gandolfo votaron contra la designación) considera que el candidato reúne "buenos antecedentes y condiciones favorables", aunque rechaza la designación por la falta de antecedentes cien-tíficos del Dr. Sacheri.

Es posible que el Consejo realice ahora una política de investigaciones y becas que destierre el pensamiento de Galileo y vuelva a enseñar la "verdad natural" de una Tierra fija en el centro del Universo en cuyo torno gira un sol perfecto y sin manchas.

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La contaminación del medio ambiente Barry Commoner

Las alteraciones del medio am-biente por influencia de los ade-lantos tecnológicos se hacen cada vez más evidentes y graves. La energía nuclear, el transporte au-tomotor, los insecticidas y ferti-lizantes se impusieron a la socie-dad antes de conocerse sus peli-gros a largo plazo. El hombre ha sido rápido para cosechar los beneficios de la tecnología, pero lento para percibir su precio.

El Profesor Barry Commoner es Director del Centro de Biología de Sistemas Naturales y profesor de fisiología vegetal en la Washington University, de St. Louis, Estados Unidos, Sus investigaciones abarcan problemas fundamentales relativos a las bases químico-físicas de los procesos biológicos, desde estudios sobre radicales libres en sistemas biológicos hasta los mecanismos de duplicación de los virus dentro de las células.

El hombre en la biosfera

La delgada capa de aire, agua y suelo de la Tierra es el habitat del hom-bre, tal como lo es de todos los de-más seres vivientes. Al igual que cualquier otro organismo, el hom-bre depende para vivir de lo que proporciona la biosfera: agua, oxí-geno, alimento y abrigo. El hombre y sus obras no podrán sobrevivir si la biosfera no continúa satisfa-ciendo estas necesidades. Esto es cierto en cuanto al hombre, visto solamente como un animal.

Pero el hombre es mucho más que un animal que necesita agua, respira aire, junta alimentos y busca techo. Su inteligencia le ha dado la facultad de tomar más recursos de la biosfera que los que implica el mero mantenimiento del cuerpo. Para ejemplificar, los seres huma-nos gastan en energía corporal unos 1.000 kilovatios-hora por año. En un país de alto desarrollo como los Estados Unidos, el consumo actual de energía per cápita está entre 10.000 y 15.000 kilovatios-hora por año. Esta multiplicación del impacto de los seres humanos sobre la bios-fera es, desde luego, consecuencia de la tecnología.

Por lo tanto, la tecnología am-plía poderosamente el efecto de los seres humanos sobre la biosfera. El hombre prehistórico tomaba de la atmósfera sólo el oxígeno necesario para respirar, el hombre tecnológico consume una cantidad mucho mayor de oxígeno para mantener combus-tiones, para producir energía eléc-trica y alimentar procesos químicos. El bióxido de carbono producido por procesos tecnológicos ha alte-rado en cierta medida su concen-tración en la atmósfera.

Además de la multiplicación de dichos procesos en la biosfera, la tecnología ha introducido en ella

sustancias que le son totalmente nue-vas: el hombre creó radioisótopos y una amplia colección de materiales sintéticos tales como plásticos, insec-ticidas, herbicidas y numerosos ma-teriales industriales. También éstos alteran la biosfera.

Nos estamos refiriendo a los cam-bios en la naturaleza de la biosfera que han sido producidos por la ac-tividad humana, como la contami-nación ambiental. En los últimos años, ésta se ha convertido en una cuestión de gran preocupación pú-blica. Aunque el problema se ha in-tensificado en los países altamente desarrollados, tiene ahora alcance mundial. Las Naciones Unidas se han comprometido recientemente a celebrar en 1972 una conferencia in-ternacional sobre el problema.

El interés público por las recien-tes alteraciones del medio ambiente ha sido motivado en gran medida por la preocupación creada, por sus efectos sobre los órganos de los sen-tidos y otras funciones corporales, y, en menor grado, por ciertos efec-tos económicos. Más fundamental, sin embargo, es el interrogante so-.bre en qué medida la corrupción del medio ambiente afecta los recursos de la biosfera, de los cuales los se-res humanos y la sociedad dependen para su subsistencia.

En este artículo trataré de demos-trar, partiendo de una evaluación de algunos de los efectos de la tecno-logía moderna sobre la biosfera, que nuestra tecnología, tal como actual-mente se la concibe, está en rela-ción intrínsecamente inestable con la biosfera. Dado que la estabilidad e integridad de la biosfera son esen-ciales para el funcionamiento con-tinuo de la tecnología, la situación actual representa una amenaza para la supervivencia de nuestro desarro-llo tecnológico y, por cierto, del hombre mismo.

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Tecnología versus medio ambiente Todos sabemos que algo anda muy mal en la relación entre la tecnología y el medio ambiente, que hay que aprender urgentemente la lección que nos impone la progresiva con-taminación del aire y de nuestras aguas superficiales, como así los pro-blemas que proliferan en el medio ambiente urbano. Lo que es menos claro es en qué consiste esa lección.

Es opinión general que la corrup-ción ambiental es la consecuencia de fallas relativamente secundarias de nuestra tecnología: la falta de de-puradores adecuados en las chime-neas, el tratamiento insuficiente de las aguas servidas, la ausencia de filtros en los caños de escape de los automóviles, etc. Sin embargo, exis-ten pruebas evidentes que demues-tran que la corrupción ambiental que ahora estamos experimentando, se debe, no a fallas menores de nues-tra tecnología, sino a causas más graves.

Un ejemplo es el hecho de que, en gran parte, el problema actual de la contaminación del agua no se debe al empleo de una tecnología inadecuada de depuración de las aguas servidas sino, más bien, al éxito mismo de esa tecnología. Los procedimientos actuales de trata-miento de las aguas servidas se crea-ron para disminuir el porcentaje de residuos orgánicos en el sistema bio-lógico de autopurificación de las aguas superficiales, al convertir es-tos residuos en productos inorgáni-cos, supuestamente inocuos. Este sis-tema de tratamiento de aguas resi-duales tiene bastante éxito en el lo-gro de su objetivo. Sin embargo, el sistema está fracasando, debido a que sus mismos productos inorgá-nicos son convertidos de nuevo en materiales orgánicos por los vege-tales que forman parte del sistema biológico acuático, frustrando así el objetivo inicial del proceso de tra-tamiento.

Otro ejemplo es el que brinda la tecnología agrícola moderna, basada fundamentalmente en el reemplazo de la menguante provisión natural de nutrientes vegetales del suelo por el uso masivo de fertilizantes inor-gánicos, especialmente nitrogenados. Estos fertilizantes aumentan enor-memente los rendimientos inmedia-tos de las cosechas pero, a la vez, el empobrecimiento de la materia orgánica del suelo, al alterar sus ca-

racterísticas físicas (especialmente su capacidad de absorber oxígeno), reduce intensamente la efectividad con que el cultivo asimila el fertili-zante. Como resultado, el fertilizan-te nitrogenado no usado se pierde yendo hacia ríos y lagos, donde se agrega al nitrato proveniente de las instalaciones de tratamiento de aguas servidas, ocasionando el excesivo crecimiento de vegetales y la con-siguiente contaminación orgánica. En los EE. UU. el drenaje de nitró-geno proveniente de los fertilizantes ya ha destruido la capacidad de au-topurificación de casi todos los ríos de Illinois. En el Medio Oeste y en California, este drenaje ha elevado el nivel de nitratos de las reservas de agua potable por sobre el límite de seguridad recomendado por las autoridades de Salud Pública.

Un tercer ejemplo que, sorpren-dentemente, está muy relacionado con los anteriores, es la contami-nación del aire debida a las ema-naciones de los caños de escape de los automotores. Este problema tie-ne su origen en la producción de óxidos de nitrógeno por los motores a explosión; liberados en el aire, es-tos óxidos, por efecto de la luz so-lar, reaccionan con los hidrocarbu-ros no consumidos, para producir los componentes nocivos del smog. Este problema es el resultado direc-to del perfeccionamiento tecnológico de los motores a explosión: el desa-rrollo del moderno motor de alta compresión. Estos motores funcio-nan a temperaturas más elevadas que los antiguos; a estas tempera-turas elevadas el oxígeno y el nitró-geno del aire aspirado por el motor tienden a combinarse rápidamente, con la consiguiente producción de óxidos de nitrógeno.

En el aire, los óxidos de nitró-geno se convierten rápidamente en nitratos, que la lluvia y la nieve ha-cen descender luego hacia la tierra y hacia las aguas superficiales. Allí se unen a la creciente carga de ni-tratos provenientes de los fertilizan-tes que, como se demostrara en los ejemplos anteriores, es una causa importante de la contaminación del agua. Resulta sorprendente la can-tidad de óxidos de nitrógeno que genera nuestro tránsito automotor: asciende en los EE. UU., por ejem-plo, ya a más de un tercio del ni-trógeno que contiene el fertilizante corrientemente usado en todas las granjas de ese país. Un cálculo se-ñala que las granjas de Nueva Jersey

reciben de los camiones y autos que viajan por las carreteras de dicho estado, una cantidad de nitrógeno equivalente a alrededor de 10 kg de fertilizante por año (una cifra sig-nificativa en la práctica agrícola).

Otro estudio reciente indica que en la zona este —densamente pobla-da— de los Estados Unidos, el con-tenido de nitrógeno de la lluvia caída en la zona es directamente propor-cional al consumo local de combus-tible. De esta forma, el surgimiento de una nueva tecnología —el moder-no motor a explosión— es, en sí mismo, responsable de la mayor par-te del problema del smog y de una parte considerable de la contamina-ción de las aguas superficiales con nitratos.

Como último ejemplo del fracaso intrínseco de una tecnología que car-ga con una gran responsabilidad por la actual contaminación del medio ambiente, podemos citar el estado actual del problema de los insecti-cidas. Informes recientes de países de Asia, Africa y América Latina indican que el uso masivo de insec-ticidas sintéticos para controlar las pestes del algodón, del cacao y otras cosechas, se ha caracterizado por graves riesgos ecológicos. Con pa-vorosa regularidad, el uso de insec-ticidas modernos, mortales por con-tacto, ha favorecido brotes impor-tantes de plagas, debido a que tales insecticidas matan no sólo al insecto destructivo natural sino también a los insectos parásitos que ordinaria-mente mantienen bajo control la propagación de la peste. Al mismo tiempo, existen cada vez más prue-bas de que los insecticidas sintéticos son los responsables de la disminu-ción de poblaciones de aves y pe-ces. Debido a tales peligros, y al aún poco comprendido peligro para el hombre, el DDT acaba de ser proscripto en Suecia y se está reti-rando su inscripción oficial en Mi-chigan y otros estados de los Esta-dos Unidos.

He citado estos ejemplos a fin de ilustrar el hecho de que los prin-cipales problemas de la contamina-ción ambiental surgen, no por al-gunas insuficiencias secundarias de nuestras nuevas tecnologías, sino de-bido a su mismo éxito al lograr sus fines prefijados.

Una instalación moderna de tra-tamiento de aguas servidas ocasiona el crecimiento de algas y la consi-guiente contaminación debido a que produce, tal como se ha proyectado

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que lo haga, tantos nutrientes vege-tales en sus efluentes. Los fertili-zantes nitrogenados modernos, de alta concentración, acaban en el dre-naje contaminador de nitratos en arroyos y lagos, simplemente porque ellos logran su objetivo de elevar el nivel nutritivo del suelo. El motor moderno de alta compresión a ex-plosión contribuye a la formación del smog y a la contaminación por nitratos debido a que satisface con éxito el criterio de su diseño: el desarrollo ele un nivel elevado de potencia. Los insecticidas sintéticos modernos matan aves, peces e insec-tos útiles simplemente porque cum-plen la finalidad de matar a los in-sectos, para la cual se los ideó. Otros problemas de contaminación son el resultado de una especie de reacción en cadena cuyo punto de partida es la elección inicial del ob-jetivo de una nueva tecnología. Por ejemplo, una vez que el propósito de alcanzar una elevada potencia dominó la tecnología del motor a explosión, se introdujo el plomo te-traetilo para suavizar la detonación en las explosiones de cilindros de alta potencia, con la consiguiente propagación, en el medio ambiente, de niveles casi tóxicos de plomo. Otra consecuencia de la preferencia del motor de combustión interna

sobre las técnicas de combustión ex-terna menos potente, para el trans-porte automotor, es la producción masiva de monóxido de carbono, un contaminador del aire cada vez más peligroso.

Hasta cierto punto, estos resul-tados son testimonio del enfoque unidireccional, frecuentemente elo-giado, de la tecnología moderna: el progreso hacia motores cada vez más potentes o hacia fertilizantes cada vez más concentrados. Esta misma concentración de esfuerzos sobre la finalidad inmediata de una tecnolo-gía, a menudo conduce a puntos muertos que generan ulteriores pro-blemas de contaminación. Así, en el desarrollo de los detergentes sinté-ticos, hace treinta años, el esfuerzo de la investigación se preocupó por el poder de limpieza, la economía y otros aspectos atractivos para el consumidor que debía comprarlo. Lo que la investigación omitía era el consumidor último de todo lo que arrastra el desagüe: las bacterias de las instalaciones de tratamiento de aguas servidas y las aguas superfi-ciales, que deben degradar los nue-vos detergentes. El resultado fue que los detergentes se acumularon en las reservas de agua a tal punto que en muchos países debieron ser elimina-dos del mercado en 1965.

El envenenamiento de las aguas del Rhin, producido por el derrame accidental de insecticidas sintéticos ocasionó la muerte de cuarenta millones de peces en junio de 1969. Los poderosos y persistentes insecticidas modernos como los compuestos orgánicos del cloro causantes de este desastre, son responsables de la destrucción de pájaros, peces y también insectos; simplemente porque son fácilmente absorbidos por los insectos y eficaces para provocarles la muerte, tal como fueron diseñados para actuar.

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Atmósfera de la Bahía de San Francisco. a) La niebla impide la reacción fotoquímica entre los hidrocarburos y los óxidos de nitrógeno. b) Pleno sol: los componentes reaccionan dando lugar a la formación de "smog".

Hemos así resumido los efectos más graves de los recientes impac-tos de la tecnología con el medio ambiente. En todos los casos, la nueva tecnología se comenzó a em-plear antes de que se conocieran sus riesgos finales. Hemos sido rápidos para cosechar los beneficios, pero lentos para percibir el precio.

El costo de la contaminación Una importante pregunta respecto a toda nueva tecnología es: "¿Vale la pena?" Ya sea que formulemos esta pregunta en el lenguaje directo de ganancias o pérdidas, o en el idio-ma más abstracto de bienestar social, la cuestión es crucial ya que, tarde o temprano, toda tentativa humana, si debe continuarse, debe aprobar este simple test: ¿Vale lo que cuesta?

Puede parecer que esta pregunta

ya haya sido respondida. Después de todo, las compañías eléctricas están ansiosas por construir plantas para combustibles nucleares, y los agri-cultores adoptan rápidamente los nuevos insecticidas, fertilizantes y máquinas. Aparentemente, su cálcu-lo de costos les indica que las nue-vas tecnologías reditúan el mejor margen que se pueda obtener entre ingreso y costos. Me gustaría suge-rir, no obstante, que estos cálculos no son completos, que ciertos costos no han sido aún tomados en cuenta.

Por ejemplo, ¿cuáles son los cos-tos reales del funcionamiento de una usina eléctrica convencional a car-bón en un área urbana? Los costos obvios —desembolso de capital, mantenimiento, costos operativos, impuestos— son, desde luego, bien conocidos. Estos costos son siempre inferiores al ingreso que se deriva de la venta de energía, dados los requisitos de nuestro sistema de in-versión. Pero últimamente hemos descubierto que hay otros costos y hasta hemos comenzado a valorarlos.

Sabemos ahora que una usina eléctrica convencional produce, no solamente electricidad, sino también varias cosas menos deseables: humo y hollín, óxidos de azufre y de ni-trógeno, bióxido de carbono, una

variedad de compuestos orgánicos, y calor. Cada uno de ellos es un producto no deseable y le cuesta algo a alguien. El humo y el hollín aumentan las facturas de lavandería y limpieza del ama de casa, los óxi-dos de azufre aumentan el costo del mantenimiento de los edificios, y por los contaminantes orgánicos pa-gamos el precio —no solamente en pesos, sino en angustia humana—• de cierto número de casos de cán-cer de pulmón.

Algunos de los costos se pueden convertir en valores económicos. El Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos estima el costo to-tal de la contaminación del aire, a razón de alrededor de 60 dólares por persona por año. Una evalua-ción razonable de los costos totales de la contaminación del aire por la producción de energía partiendo de combustibles fósiles, es de alre-dedor de 1/3 del costo total. Esto significa que al costo de dicha pro-ducción de energía, debemos agre-gar por una de cada cuatro familias urbanas, alrededor de 80 dólares por año, suma apreciable con res-pecto a la facturación anual de elec-tricidad.

¿Cuáles son los costos de la con-taminación debida a las instalacio-nes de energía nuclear? Si bien las centrales de energía nuclear no producen contaminadores químicos, estas instalaciones y sus plantas asociadas para procesamiento de combustible, pueden liberar radio-isótopos. Los investigadores de la Universidad de Nevada, que estu-diaron el contenido de iodo-131 en la glándula tiroides del ganado, du-rante el período 1959/61 (en el cual había sólo contadas intrusiones ambientales de iodo-131 de pruebas nucleares) descubrieron que la ti-roides del ganado siempre contenía algo de iodo-131, aproximadamente un picocurie por gramo de tiroides. Ellos llegaron a esta conclusión: "Este nivel constante, en períodos de ausencia de pruebas nucleares indica que no todo el iodo-131 de la biosfera proviene de las explo-siones nucleares. Algún otro proce-so debe estar produciendo iodo-131 en una proporción razonablemente constante y en cantidades copiosas. La principal fuente conocida de iodo-131 que podría contribuir a este nivel, son los gases de los tu-bos de escape de los reactores nu-cleares y de las instalaciones dé pro-cesamiento de combustible nuclear."

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Resultados recientes, suministra-dos por el Servicio de Salud Públi-ca de los Estados Unidos para el período enero-marzo 1968, son aún más sorprendentes. Durante este período, en el cual no hubo explo-siones nucleares capaces de propa-gar en todo el país el iodo radiacti-vo, dicha radiactividad se encontró en la tiroides del ganado en Geor-gia, Iowa, Kansas, Lousiana, Caro-lina del Norte, Oklahoma, Carolina del Sur, Dakota del Sur, Tennessee y Texas. Las concentraciones pro-medio oscilaban entre 1 y 68 pi-cocuries de radio-iodo por gramo de glándula tiroides. De estudios com-parativos de la absorción del iodo-131 ambiental por parte de la tiroi-des humana y del ganado, se puede estimar que en las zonas preceden-tes la tiroides humana estaría ex-puesta a 0,2-13,6 rads de radiación durante el término de vida (supo-niendo una exposición constante a los niveles indicados).

Las últimas indicaciones del Con-sejo Federal de Radiación (FRC) de los EE.UU, afirman que la ex-posición de la tiroides al iodo-131 durante el término de vida prome-dio, no debería exceder de 10 rads. En 1967, la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos (AEC) proyectó para 1980 un ni-vel nacional de producción de ener-gía nuclear 100 veces superior a la producción de 1960/61; para el año 2000, la AEC proyecta un au-mento más de mil veces mayor que el nivel de 1960/61. En simples términos económicos, esto significa que, ateniéndonos a la guía de pro-tección radiactiva actual del FRC, la industria de la energía nuclear necesitará incluir en sus costos pla-neados para el futuro desarrollo de energía, una mejora de 20 veces, por lo menos, en la técnica para restringir la liberación del iodo en el medio ambiente. Es obvio que ésto se sumará a los proyectos ac-tuales del costo de producción de la energía nuclear, si verdaderamen-te tal mejora es técnicamente fac-tible.

La FRC también nos informa que hay un costo humano asociado con la aceptación de sus pautas, es de-cir, una exposición radiactiva de la tiroides a 10 rads. Manifiesta que "cualquier exposición a la radiación encierra algún peligro". Existe ver-daderamente, algún riesgo asociado con una exposición a 10 rads. Un cálculo sugiere que una dosis de

10 rads para la tiroides incremen-taría la incidencia nacional del cán-cer de tiroides, en aproximadamente 10 veces. Otra estimación sugiere solamente un aumento del 50 %. En todo caso, si aceptamos que el precio de la energía nuclear sea el que los ciudadanos de los Estados Unidos acumulen una exposición ra-diactiva de 10 rads en sus tiroides, por el término que esa industria dure, debemos contar con el cono-cimiento de que algunas personas, en algún momento, pagarán ese pre-cio con su salud.

Otro ejemplo que ilustra el enor-me problema económico que surge del fracaso de la tecnología moder-na en su relación con el medio am-biente, está dado por la industria de la pulpa de papel. Se ha cal-

La expansión de la producción automotriz trae aparejada también la contaminación del aire. Sus motores de alta compresión producen una creciente cantidad de óxidos nitrosos que darán origen al smog. También la producción masiva de monóxido de carbono está contaminando el aire en niveles peligrosos.

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Lago del Sengrino (Italia): espuma de detergentes sintéticos.

culado que si se le pidiera a la in-dustria del papel de los Estados Unidos que sufragara la tasa de contaminación actual del agua, ne-cesitaría invertir 100 millones de dólares anuales durante 10 años. La ganancia total de la industria del pa-pel es de u$s 300 millones por año, de modo, que, como mínimo, la cuenta que representa la contamina-ción causada por la industria dH pa-pel, si se pagara, reduciría el bene-ficio de la industria en un tercio durante los 10 años.

El costo total de elevar el con-trol de la contaminación del agua a los niveles actuales ha sido esti-mado en 100.000 millones de dó-lares para los próximos 10-20 años. La pérdida económica total debida a la contaminación del aire ha sido estimada en 11.000 millones de dó-lares anualmente para los próximos 10-20 años. Estas cifras parecen elevadas, aún al lado de la tota-lidad del producto bruto nacional de los Estados Unidos. Lo que es más importante, para ciertas in-dustrias pueden representar sumas que son tan grandes con relación a las ganacias, como para constituirse en una seria amenaza a la viabilidad de la industria si se le requiriera a ésta pagar la cuenta total por los costos ocultos de funcionamiento.

Las pruebas precedentes demues-

tran que las fallas de nuestras nue-vas tecnologías, manifestadas en la contaminación ambiental, son fun-damentales, en el sentido de que surgen como consecuencia del éxito mismo de las técnicas en sí. Es también evidente que la contamina-ción causada por la tecnología re-duce considerablemente el valor económico total de un número de procesos tecnológicos. Con todo, revisten mucha más importancia las pruebas que indican que la impu-rificación ambiental debida a nues-tras principales innovaciones tecno-lógicas constituyen una amenaza a la continua disponibilidad de los recursos esenciales que provee la biosfera y, por consiguiente, para la supervivencia de nuestro sistema todo de productividad.

Los equilibrios biológicos

Todas las cosas animadas, inclu-yendo al hombre, y todas las acti-vidades humanas en la superficie de la tierra, incluyendo toda nuestra tecnología, industria y agricultura, dependen de los ciclos fundamen-tales que cumplen los cuatro ele-mentos principales que componen la materia viviente: el carbono, el oxí-geno, el hidrógeno y el nitrógeno.

Todos estos ciclos están impulsados por acción de los seres vivos: los vegetales convierten el bióxido de carbono en alimento, fibra y com-bustible, y al mismo tiempo pro-ducen oxígeno, de modo que el abastecimiento total de oxígeno de nuestra atmósfera es producto de la actividad vegetal. Los vegetales también convierten el nitrógeno inorgánico en proteínas, de impor-tancia alimenticia fundamental. Bá-sicamente, los animales viven de los alimentos producidos por los vege-tales, y a su vez regeneran los ma-teriales inorgánicos, bióxido de car-bono, nitratos y fosfatos, que deben mantener la vida vegetal. En estos ciclos están también involucrados una miríada de microorganismos que viven en el suelo y en el agua. En conjunto, esta vasta trama de interacciones biológicas genera el verdadero sistema físico en el cual vivimos: el suelo y el aire. Ellas mantienen la pureza de las aguas superficiales, y al gobernar el mo-vimiento del agua en el suelo y su evaporación en el aire, regulan el clima.

Todo esto forma una inmensa y enormemente compleja máquina vi-viente, la biosfera, y de la integri-dad y adecuado funcionamiento de esa máquina depende toda actividad humana, incluyendo la tecnología. Sin la actividad fotosintética de los vegetales, no habría oxígeno para nuestras fundiciones y nuestros hor-nos, además del necesario para mantener la vida humana y animal. Sin la acción de los vegetales y animales en los sistemas acuáticos, no podemos tener agua pura en nuestros lagos y ríos. Sin los pro-cesos biológicos que se han venido desarrollando en el suelo durante miles de años, no tendríamos ni co-sechas, ni petróleo, ni carbón. Esta máquina es nuestro capital biológi-co, el aparato básico del cual de-pende toda nuestra productividad. Si la destruímos, nuestra tecnología más avanzada volverá a cero y cual-quier sistema económico y político que dependa de ella, se arruinará. Pero, paradójicamente, la mayor amenaza a la integridad de este ca-pital biológico es la misma tecno-logía.

El efecto sobre el ambiente reve-la la naturaleza autodestructíva de gran parte de la tecnología moder-na. Por ejemplo, nuestra confianza en una tecnología agrícola que está tan intensamente basada en el uso

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masivo de fertilizantes nitrogenados inorgánicos altera notablemente el ciclo natural del nitrógeno y ame-naza destruirlo completamente.

Al confiar en el nitrógeno inor-gánico para la productividad de las cosechas, no devolvemos más sufi-ciente materia orgánica al suelo. El nitrógeno orgánico de las cosechas, utilizado como alimento, aparece fi-nalmente en las aguas servidas, con los resultados desastrosos que ya han sido descriptos. Más aún, mu-chos sistemas agrícolas modernos han disminuido el uso de legumino-sas tales como el trébol, las cuales, con sus bacterias asociadas, son ca-paces de restaurar el contenido de nitrógeno orgánico del suelo a través de la fijación del nitrógeno tomado del aire. Estudios recientes, en es-pecial en zonas tropicales, indican insistentemente que la fijación mi-crobiana del nitrógeno es mucho más importante para el manteni-miento del ciclo del nitrógeno de lo que se creía anteriormente. Exis-ten numerosas bacterias, no sólo en las leguminosas, sino ampliamente asociadas con muchas especies dife-rentes de plantas, que son capaces de convertir rápidamente el nitró-geno del aire en ingredientes útiles del suelo. Cuando este tópico haya sido investigado más en profundi-dad, es probable que se descubra que dicha fijación bacteriana del nitrógeno ha sido un factor princi-pal en el mantenimiento de ¡a fer-tilidad natural del suelo, no sólo en los trópicos sino también en las zonas templadas.

Resulta especialmente alarmante que este proceso natural de fijación del nitrógeno sea quebrantado se-riamente por los fertilizantes a base de nitrógeno inorgánico. Se sabe desde hace tiempo, por experimen-tos de laboratorio, que cuando las bacterias fijadoras de nitrógeno se exponen a cantidadades excesivas de nitrato, el proceso de fijación del nitrógeno se detiene y aún puede suceder que ciertas bacterias no lo-gren sobrevivir en tales condiciones.

Algunos experimentos recientes indican que este mismo efecto inhi-bitorio del fertilizante inorgánico sobre la fijación del nitrógeno tam-bién ocurre en el suelo. Por ejem-plo, en un experimento, los inves-tigadores pudieron lograr un au-mento del 55 % en el rendimiento de una cosecha de arroz al desarro-llar una raza especial de bacterias fijadoras del nitrógeno, que fueron

M

"Smog" sobre Nueva York.

adaptadas a una estrecha asociación con las raíces de la planta de arroz. Empero, cuando se agregó fertili-zante nitrogenado al sistema, el ren-dimiento de la cosecha disminuyó, debido, aparentemente, al efecto in-hibitorio del nitrato sobre la fija-ción del nitrógeno.

Al despojar al suelo de nitróge-no orgánico, proveniente de restos animales, y al suprimir, a través de la rotación de las cosechas y el uso excesivo de fertilizantes, los proce-sos de fijación del nitrógeno que mantienen la provisión del nitróge-no orgánico del suelo, la producti-vidad agrícola depende cada vez más del uso intensivo de los fer-tilizantes inorgánicos. Bajo estas circunstancias, inevitablemente con-taminamos las aguas superficiales. Pero, peor que eso, este proceso mismo hace que el restablecimiento del ciclo normal del nitrógeno par-tiendo de su quebrantado estado ac-tual sea cada vez más difícil.

A medida que merma la provi-sión de nitrógeno orgánico del sue-lo, se deteriora la capacidad de éste último para mantener las cosechas sin un uso excesivo de fertilizantes

i

IV

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Una fundición en la periferia de Milán,

inorgánicos, y cualquier intento para usar el suelo eficazmente para cul-tivo, debe esperar un período cada vez más largo de restauración. Es probable, también, que el amplio uso de fertilizantes nitrogenados esté reduciendo la población natu-ral de fijadores microbianos de ni-trógeno, en los cuales tendríamos que confiar para cualquier programa de restauración de la eficiencia na-tural del suelo. Esto puede ser un factor particularmente crucial, debi-do a que la investigación corriente indica que la efectividad de estos organismos depende de la asociación de una especie particular de vegetal con una variedad muy especial de bacteria. Por lo tanto, cualquier in-tento futuro de restablecer la ferti-lidad natural del suelo necesitará confiar en la disponibilidad, en el suelo, de una amplía variedad de bacterias fijadoras del nitrógeno para la asociación exitosa con di-ferentes cultivos de vegetales. A medida que continuemos usando excesivo abono a base de nitróge-

no, corremos el riesgo de extinguir las variedades de bacterias fijadoras, de las cuales dependerá cualquier esfuerzo de restablecimiento. Así, no estamos tan sólo gastando el re-curso que representa el sistema bio-lógico del suelo, sino que estamos destruyendo su aptitud de recupe-ración.

Un curso autodestructivo similar es evidente en las consecuencias de la tecnología de los insecticidas mo-dernos. Lo sucedido en los intentos por controlar las pestes del algo-dón, donde se utiliza el mayor vo-lumen de insecticida sintético, de-muestra cómo liemos roto estas relaciones naturales y permitido que se nos escapara de las manos la ma-quinaria normal de regulación de la peste. Aquí el uso masivo de los nuevos insecticidas lia exterminado algunas de las pestes que en otro tiempo atacaban al algodón. Pero ahora las plantas están siendo ata-cadas, en cambio, por insectos nue-vos que nunca se conocieron ante-riormente como pestes del algodón. Más aún, las nuevas pestes se están volviendo cada vez más resistentes al insecticida, a través del proceso biológico natural de selección, en el curso de la herencia, de los tipos resistentes. En los campos de algo-dón de Texas, por ejemplo, llevó 50 veces más DDT el controlar las pestes de insectos en 1963 de lo que se empleó en 1961. Se ha des-cubierto que el gorgojo del tabaco, que ahora ataca al algodón, es casi inmune al metilparathion, uno de los insecticidas modernos más po-derosos. En ciertas zonas de cultivo del algodón, los insecticidas matan a la vez a los insectos destructivos y a sus parásitos, los cuales son, a menudo, más sensibles al insectici-da que la peste misma. El resul-tado: brotes de pestes causadas por el insecticida. Finalmente, las aves y los peces que absorben residuos de insecticidas sufren graves altera-ciones y sus poblaciones se reducen.

La tecnología del control de in-sectos por medio de insecticidas sin-téticos parece estar llegando a su fin. Si seguimos confiando en ella, el restablecimiento de las formas naturales de control se hará cada vez más difícil. La restauración del control biológico natural ha tenido éxito donde había una reserva na-tural de insectos destructivos o pa-rásitos de las pestes. Si, a través de la vasta diseminación de insec-ticidas, se pierden las especies que

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forman esta reserva natural, puede ser difícil restablecer el control bio-lógico.

No hay lugar para el optimismo

Ninguna manifestación optimista, ninguna decisión gubernamental, puede eximirnos de afrontar una profunda realidad de la vida mo-derna: que el ambiente exige un alto precio por los desarreglos que la tecnología introduce en él. La gran ilusión de que podemos evitar el pago de este precio está alimen-tada por los enormes logros de la tecnología. La tecnología está am-pliamente acreditada por muchas de las cosas buenas de la vida mo-derna: el alza de la productividad agrícola, nuevas fuentes de energía, industrias automatizadas, transpor-te enormemente acelerado, un vasto aumento en el volumen y velocidad de comunicación, mejoras espectacu-lares en la medicina y la cirugía. La tecnología ha magnificado gran-demente el bienestar que produce la labor del hombre, ha alargado nuestras vidas y endulzado los fru-tos de la vida. Todo ésto estimula la fé en que la tecnología es una cosa realmente buena.

Hasta cierto punto esta fé se jus-tifica: el auto moderno o el reactor nuclear son, verdaderamente, un triunfo tecnológico. En cada uno de ellos están englobados los enormes descubrimientos de la física y la química modernas, y las habilidades exquisitas de la metalurgia, la elec-trónica y la ingeniería. Nuestro éxi-to está en la construcción de estas máquinas, nuestra falla está en su utilización. Una vez que el auto sale de fábrica y entra al ambiente se transforma; se revela como un agen-te que ha vuelto carcinogéno al aire urbano, ha cargado nuestros cuerpos con niveles casi tóxicos de monóxi-do de carbono y de plomo, ha in-troducido partículas patógenas de asbesto en nuestros pulmones y ha contribuido significativamente a la contaminación con nitrato de las aguas superficiales. Similarmente, el diseño y la construcción de un reac-tor nuclear compendia todas las ar-tes de la ciencia y la tecnología modernas. Sin embargo, una vez que comienza a funcionar, amenaza ríos y lagos con sus aguas sobreca-lentadas y a los seres humanos con su radiación.

Ya hemos pagado un precio ele-vado por nuestras ilusiones. Por las ventajas del transporte automotor pagamos el precio de la contamina-ción y las enfermedades causadas por el smog. Por los efectos pode-rosos de los nuevos insecticidas pa-gamos el precio de la disminución de la vida silvestre y la alteración de los sistemas ecológicos. Por la energía nuclear arriesgamos los pe-ligros biológicos de la radiación. Al aumentar la producción agrícola con fertilizantes, incrementamos la con-taminación del agua.

Si queremos triunfar como habi-tantes de un mundo cada vez más transformado por la tecnología, ne-cesitamos reconsiderar nuestras ac-titud hacia el mundo natural. Pues en la búsqueda ansiosa de los be-neficios de la ciencia y la tecnología modernas nos hemos dejado tentar por un espejismo casi fatal: el de haber, por fin, escapado a la depen-dencia del hombre respecto de la Naturaleza.

La verdad es trágicamente distin-ta. Nos hemos vuelto, no menos de-pendientes del equilibrio de la na-turaleza, sino más dependientes de él. La tecnología moderna ha puesto tanto en tensión la trama de los procesos en el ambiente animado, en sus puntos más vulnerables, que ha quedado poco margen de equili-brio en el sistema. Disponemos de poco tiempo. Debemos comenzar ahora a aprender qué hacer para que nuestro poder tecnológico se ajuste a las necesidades más pode-rosas del ambiente en el cual vi-vimos. O

Lecturas suger idas

Science and Survival, Barry Com-moner, Viking Press, Nueva York 1966 y Víctor Gollancz, Londres 1966.

Restoring The Quality of oar En-vironment, Comité asesor del Presidente, Government Printing, Office, Washington D. C„ 1965.

The Killing of a Great Lake, Ba-rry Commoner, en Year Book-World Book Encyclopedia, 1968.

Lake Erie, Agtng or III?, Barry Commoner, en Scientist and Ci-tizen, 10, 10. O

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Algunos problemas relacionados con el tablero de ajedrez

Juegos Matemáticos

Al preparar este artículo para el N? 5 de CIENCIA NUEVA, el autor se encuentra con un grave problema, que no es exactamente matemático, y que no tiene nada de recreativo; este problema deriva del hecho de que el tema elegido es tan rico y tan lleno de derivaciones hacia otros temas, algunos ya tratados en artícu-los anteriores y otros nuevos, que va a ser muy difícil encajarlo, como el lecho de Procusto, en las dimensio-nes de un artículo.

En fin, comencemos señalando un hecho auspicioso y formulando una doble petición. El hecho auspicioso es que la historia del tema elegido, indicado en el título del artículo, in-cluye los nombres de los tres auto-res que más han hecho por crear el concepto moderno de las matemáti-cas recreativas: Dudeney, Gardner y Madachy,

Henry Ernest Dudeney, autor in-glés que vivió de 1857 a 1931, escri-bió una serie de problemas matemáti-cos para diversos periódicos y revis-tas, principalmente "The Stran Ma-gazine" de Londres, algunos de los cuales reunió en tres libros prepara-dos por é l 1 y otros tantos que fue-ron recopilados después de su muer-te 2. De los tres libros preparados por el propio Dudeney, el segundo, "Amusements in Mathematics", es-tá organizado en forma metódica, agrupando los problemas de una misma naturaleza y pasando sucesi-vamente de los problemas de arit-mética y álgebra a los problemas geo-métricos de disecciones, de puntos y líneas, de movimiento de fichas, etc. En este libro encontramos una sección sobre problemas de ajedrez en que, luego de señalar que entre los problemas de ajedrez y el juego de ajedrez hay bastante poca rela-ción y que para resolver aquéllos basta, por lo general, conocer el mo-vimiento de las piezas aunque se ig-

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Manuel Risueño

nore la estrategia del juego, indica que aún hay problemas en que ni si-quiera tal conocimiento se requiere. Luego divide los problemas en tres grupos en creciente orden de com-plejidad: problemas relacionados con el tablero mismo, sin que interven-gan piezas; problemas relacionados con la simple colocación de las pie-zas, que podríamos denominar "es-táticos", tales como el problema de las n torres tratado en el N? 3 de esta revista, y por último, los proble-mas que implican movimiento de las piezas. En este artículo nos restrin-giremos principalmente al primer grupo, aunque esperamos que el es-pacio nos permita decir algo del se-gundo.

A Martin Gardner ya lo conocen nuestros lectores, pues lo mencioné como uno de los inspiradores de es-ta serie de artículos en el primer nú-mero de CIENCIA NUEVA; sobre problemas relacionados con el table-ro de ajedrez publicó un artículo, al cual hemos de referirnos más ade-lante, en el número de noviembre de 1962 de "Scientific American", reproducido luego, con material adi-cional, resultante en parte de la pu-blicación del artículo, en el quinto volumen de la colección de estos ar-tículos, publicado por Simón and Schuster 3.

Finalmente, Joseph S. Madachy, editor de las dos revistas norteame-ricanas de Matemáticas Recreativas, "Recreational Mathematics Magazi-ne" y "Journal of Recreational Ma-thematics", que mencioné en el N? 1 como el segundo inspirador de estos artículos, reunió muchos de sus tra-bajos en la primera de estas revistas en un libro publicado en 1966 4, en el que hay un interesantísimo capí-tulo sobre problemas relacionados con la colocación de las piezas, a que también hemos de referirnos más adelante.

Señalado el hecho auspicioso, he aquí la doble petición: ¡quieran las figuras augustas de Dudeney, Gard-ner y Madachy inspirarme para que este artículo no resulte una masa in-forme de datos, y quieran los lectores perdonarme si a pesar de tan altos modelos no logro éxito en tales de-seos!

El primer problema es el de la di-visión del tablero mismo. Creo no equivocarme al asegurar que todo lector de esta revista sabe que el ta-blero de ajedrez es un cuadrado sub-dividido en 64 casillas, también cua-dradas, dispuestas 8 X 8, y que es-tas casillas están coloreadas con dos colores distintos, convencionalmente llamados blanco y negro. Quizás al-gunos ignoren que esta coloración del tablero de ajedrez es posterior a la invención del juego y que aún hay muchos lugares del mundo, especial-mente en Oriente, donde el ajedrez se juega en tableros que no tienen-esta coloración alternada de casillas; otros quzás no se hayan detenido a pensar en la utilidad de esta colora-ción, que ayuda, por ejemplo, a vi-sualizar el movimiento de los alfi-les y de la dama, o ignoran que tam-bién sirve de ayuda para demostra-ciones matemático-recreativas, como-en algunos problemas de polióminos que esperamos mencionar en un pró-ximo artículo. Pero, en todo caso, recuérdese que esta coloración alter-nada no es esencial.

Tampoco lo es, al proponer pro-blemas de división o disección del' tablero, restringirse al número de 8 cuadrados por lado, pudiendo gene-ralizarse muchos problemas a table-ros de n cuadrados por lado, como lo hicimos con el problema de las n torres en un artículo anterior.

El primer problema que indica Dudeney y sobre el que Gardner nos proporciona la información "al día'" es el de dividir el tablero en dos.

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partes iguales y determinar el nú-mero total de formas de hacerlo. Es evidente que si el número de casi-llas es par, la solución es teórica-mente posible, pero si n, el número de casillas por lado, es impar, es ne-cesario eliminar una casilla para que la solución sea posible.

Pero antes de seguir adelante, co-mo matemáticos que somos, aunque sólo en el aspecto recretativo, defi-namos los términos: para evitar un número infinito de soluciones, se conviene que las divisiones del ta-blero se deben hacer a lo largo de las líneas que separan las casillas en-tre sí, en forma de no partir nunca una casilla, y por partes "iguales" deben entenderse aquéllas que pue-den superponerse exactamente, coin-cidiendo en todos sus detalles.

En estas condiciones, una pequeña experimentación demostrará que el número de soluciones diferentes pa-ra el caso n = 2 es uno y para el caso n = 4 es seis (V. fig. 1). En el caso de n impar, la casilla que de-be eliminarse es necesariamente la del centro, pues las exigencias de congruencia entre ambas mitades im-piden la solución sí la casilla elimi-nada es otra. Hecha esta observación podemos ver fácilmente que el nú-mero de soluciones para n — 3 es nuevamente uno, y dejaremos a car-go de los lectores encontrar el nú-me de soluciones diferentes para n = 5 y para n = 6. Señalemos que si bien las dos partes resultantes son

siempre iguales en todo, inclusive en la distribución de cuadros blancos y negros, puede obtenerse en algunos casos una solución simétrica de la anterior, en que las piezas que for-man una solución y la otra sólo se pueden sobreponer dando vuelta una de ellas (V. fig. 2 para el caso n = 3 ) ; estas soluciones no se con-sideran distintas para los propósitos de su enumeración.

Para n = 7 y n = 8 (el table-ro ordinario de ejedrez) no había sido posible determinar el número de soluciones diferentes cuando Gardner publicó su artículo én no-viembre de 1962, pero él sugirió la posibilidad de que, con las moder-nas computadoras, el problema po-dría resultar soluble. En su libro citado, comunica los resultados ob-tenidos por lectores, que resumimos a continuación:

número de casillas por lado

7 8 9

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número de soluciones.

1.897 92.263

1.972.653 213.207.210

Es muy interesante el método se-guido en algunos de los programas de computación, pero, para no dar una "ayudita" demasiado grande a nuestros lectores en la solución de los problemas planteados, dejare-mos su descripción para el próximo número.

Un problema que se deriva del anterior es el de determinar el nú-mero de formas diferentes en que estos mismos tableros se pueden dividir en cuatro partes iguales (por vía de explicación, en la figura 3 damos las cinco soluciones para el caso n = 4 y en la figura 4 una aparente solución para el mismo caso, que no es aceptable por no poderse superponer las cuatro pie-zas sin dar vuelta dos de ellas). Ob-sérvese que la división en cuatro partes es posible tanto para el caso de n par como para el de n impar (siempre suprimiendo en este caso la casilla central) pues en el primer caso el número de casillas es (2n) 2

= 4n2 y en el segundo (2n -f- l ) 2

- 1 = 4n2 -f- 4n, o sea, en ambos casos divisible por cuatro. Dejamos nuevamente a cargo del lector indi-carnos el número de soluciones pa-ra n = 5 y n = 6 y a continuación indicamos que para n = 7 hay 104 soluciones (obtenidas primero por un lector de Gardner sin la ayu-da de una computadora y luego con-firmadas por otros usando este re-curso) y para n = 8, 766.

Pasando ahora a los problemas re-lacionados con la colocación de pie-zas en el tablero, recordemos que en en el N? 3 de esta revista nos ocu-pamos del problema de las n torres: colocar en un tablero cuadrado de n casillas por lado, n torres de tal ma-nera que ninguna ataque a la otra, y que el estudio de este problema

Figura 2 Figura 1

Figura 3 Figura 4

15

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Figura 5.

nos llevó al de las permutaciones y las "familias" que ellas pueden for-mar. Pero con ello no dejamos re-suelto el problema, ya que el con-cepto de "diferente" varía al hablar de permutaciones y al hablar de so-luciones al problema de las n to-rres. Aquí es donde al autor se le presenta la parte peor del problema que indicó al comienzo de este ar-tículo: hablando del concepto de "diferente", y de sus opuestos, "igual" y "semejante", se presenta una oportunidad de estudiar la ba-se matemática de estos conceptos y por esta vía llegar sin grandes difi-cultades a uno de los conceptos más fundamentales de la matemática mo-derna y a una de sus teorías básicas, la teoría de los grupos. Pero las exi-gencias del espacio me obligan a de-jar este concepto para un futuro artículo. Una pequeña experimentación nos mostrará que para el caso n = 4, el problema de las n torres tiene siete soluciones distintas (V. fig. 5) . Las 24 permutaciones posibles de los números 1 a 4 (V. Ciencia Nueva N? 3) forman dos familias: una re-gular, representada por (1234), con ocho permutaciones; y una co-mún, representada por (2413),con dieciséis permutaciones, La primera lleva a las primeras tres soluciones de la fig. 5, y la segunda a las res-tantes cuatro. Recomendamos al lec-tor interesado que estudie los efec-tos sobre estas soluciones de las transformaciones mencionadas en mi artículo anterior: traslado cíclico de filas o columnas, rotaciones en un ángulo de 90° o sus múltiplos y re-flexiones en los diversos ejes de si-metría del cuadrado; aparte de pa-sar un rato muy entretenido, habrá adquirido una gran base para com-prender la teoría de los grupos. . .

Para n = 5, el número de solu-ciones diferentes es de 23; para

n = 6, de 115 y para n = 7, de 694. Dudeney, que fue quien planteó es-te problema, sólo mencionó expre-samente las soluciones para el caso n = 4; las restantes fueron dadas por Gardner en su obra citada, en la que indica además, que para n = 8, o sea, para el tablero de aje-drez común, el caso aún no había si-do resuelto.

Correspondió a Madachy, en su libro citado en la nota (4) , dar a conocer el trabajo de David F. Smith, de San Francisco, California, quien atacó sistemáticamente el pro-blema de determinar el número de soluciones diferentes para n > 7. Comenzó por fijar un número míni-mo de soluciones observando que si la solución no tiene ninguna sime-tría especial, por rotación y refle-xión se obtienen de una solución otras siete, formando un grupo de ocho soluciones que deben conside-rarse iguales, por lo que el número total de soluciones diferentes debe ser al menos igual a la octava parte del número total de soluciones po-sibles, que, como indicamos en el N? 3, es de 40.320. En consecuen-cia, tenemos un mínimo de 5.040 soluciones y la experiencia con valo-res menores de n permite suponer que el número real será relativamen-te poco mayor.

Cuando hay cierta simetría en la posición, algunas de las ocho solu-ciones de cada grupo se reducen a cuatro, de dos formas diferentes, o sólo a dos, también en dos formas diferentes, que Smith designa como tipos C, E, B y D, respectivamente, reservando el tipo A para la solu-ción sin simetrías (v. ejemplos en la figura 6).5

Analizando separadamente cada ca-so especial mediante procedimientos demasiado complicados para resu-mirlos en pocas líneas (puede verse el libro citado de Madachy, pp 50/

Figura 6

53), Smith llegó a la conclusión que había 462 soluciones distintas de los tipos B, C, D y E, que correspon-den a 1.760 permutaciones diversas de acuerdo con el siguiente detalle:

6 soluciones tipo B, 74 soluciones tipo C, 38 soluciones tipo D,

344 soluciones tipo E,

462 soluciones diferentes, corres-pondiendo, respectivamente, a:

12 permutaciones 296 permutaciones

76 permutaciones 1.376 permutaciones

1.760 permutaciones

Restando las 1.760 permutacio-nes del número total de 40.320, se obtienen 38.560 permutaciones, co-rrespondiendo la octava parte a 4.820 soluciones diferentes del tipo A, dando un total de 5.282 solucio-nes diferentes al problema de las 8 torres.

Señalemos que Smith llevó su pa-ciencia al extremo de atacar el pro-blema de las 9 torres, encontrando que ¡las 362.880 permutaciones po-sibles representaban 46.066 solucio-nes diferentes!

Aquí se nos renueva el problema inicial: hubiéramos deseado referir-nos también a los problemas corres-pndientes para las otras piezas del juego de ajedrez, y en especial al problema de la dama, en que, no obstante la mayor movilidad de es-ta pieza, también es posible colocar n damas en un tablero de n casillas por lado, sin que ninguna ataque a la otra, para n > 3, y en que, lógi-camente, el número de soluciones diferentes es mucho menor. Fxi-

ir»

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gencias del espacio nos obligan a di-ferir también este tema para otra oportunidad. O

1 The Canterbury Puzzles, Amusements in Mathcmatics y Modern Puzzles, publi-cados por Thomas Nelson & Sons, Lon-dres.

a Puzzles and Curioits Problems, A Puzzle-Mine y World's Best Puzzles, edi-tados por James Travers y publicados también por Thomas Nelson & Sons, Lon-dres.

3 Martin Gardner, The Unexpected Hanging, Simón & Schuster, New York, 1966.

4 joseph S. Madachy, Mathematics on Vacation, Charles Scribner's Sons, New York, 1966.

B Los lectores que hayan hecho el es-tudio que recomendamos sobre las 7 so-luciones para el caso n = 7, habrán en-contrado cuatro de los cinco tipos posi-bles, pues las soluciones de la figura 5, en su orden, corresponden respectivamente a los tipos D, D, E, B, E, D y A, no habiendo para este caso soluciones del tipo C,

Respuesta a juegos Matemáticos N9 4

Damos a continuación las respuestas a los problemas que dejamos plan-teados en el artículo anterior:

La más pequeña "pared sólida" formada por tróminos rectos, es la de 7 x 9 unidades (V. fig. 7, en la que también hemos indicado solu-ciones para los rectángulos de 8 x 9 y de 9 x 9 unidades, así como un procedimiento —evidentemente ins-pirado en el que se indicó en la pá-gina 32 de Ciencia Nueva N° 3, pa-ra el problema análogo , con domi-nós—, para alargar en 3 unidades cualquier dimensión de una solu-ción conocida, con lo que queda de-mostrado que existe por lo menos una solución para cualquier rectángu-lo con ambas dimensiones superiores a 6 unidades, siempre que una de ellas, al menos, sea divisible por 3) .

Las dos fórmulas de Golomb pa-ra el número de soluciones diferen-

tes del problema de cubrir con do-minós un rectángulo de 2 x n pue-den reducirse a la siguiente fórmula única, que razones tipográficas nos obligan a escribir en dos partes:

Cn = Vi (fn + f i ) en que x = 2n

+ 1 — j- j_n -| 1 ^ efecto, para 2

impar ( = 2m + 1), 2n + 1 se ha-n + 1

ce igual a 4m + 3 y 3 [ -] a 2

3 ( m + 1 ) , o sea, a 3m + 3, de modo que la diferencia (o sea, x) resulta ser igual a m, como corres-ponde; para n par ( = 2m) , 2n + 1 se hace igual a 4m + 1 y

3[£LÍLÍ_] a 3m > siendo así la dife-2

renda igual a m -j- 1, nuevamente el resultado correcto. Recordamos que debe exceptuarse el caso n = 2, por la razón indicada en el número anterior. O

22?4 7 z72 7 7 /

S Z / / / /

Figura 7

€ +1=0 NCEPTOS DE MATEMATICA

Publicación trimestral PARA EL MAESTRO

de teoría y enseñanza PARA EL PROFESOR

de la matemática PARA EL ESTUDIANTE

17

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1 Una computadora que se autocontrola en el Grand Tour de los Planetas

El presidente Nixon aprobó final-mente la realización del Grand Tour, una misión espacial no tripulada, en la que vienen trabajando desde ha-ce casi dos años los ingenieros del Jet Propulsión Laboratory de Pa-sadena y de otros laboratorios.

El Grand Tour tendrá una du-ración calculada entre 8 y 12 años. Requerirá algo totalmente nuevo en materia de confiabilidad y se esti-ma que el único método seguro para afrontar las fallas del equipo consiste en proveer a la nave es-pacial de una computadora que au-tomáticamente localice, diagnostique y repare todas, las fallas, incluyendo las propias.

Actualmente, la información so-bre las fallas de las naves espaciales se envía a la Tierra, donde un equi-po realiza los cálculos tendientes a solucionarlas. Esto sería imposible para el caso del Grand Tour, de-bido al largo tiempo que llevarían las comunicaciones —más o menos unas ocho horas, en ir y volver, cuando la nave espacial se encuen-tre cerca de Neptuno o Plutón. El corazón de la nave espacial será un dispositivo denominado STAR, sigla que significa en inglés com-putadora autocontrolable y autore-parable. Utilizará programas espe-ciales para localizar las fallas y repararlas en casi todos los equipos de la nave. También tendrá un sis-

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Novedades de • • ciencia y tecnología

tema de telemetría CATS que con- separados no dicen qué está pasan-trola la selección de datos científicos do en un circuito integrado más y de funcionamiento de la nave y complejo. También se están estu-procesará las mediciones y las con- diando cuidadosamente los efectos frontará con los niveles críticos de las radiaciones sobre los circuitos almacenados en su memoria. Si al- integrados. guno de ellos cae fuera de las tole- Todavía no se ha finalizado con rancias permitidas, el CATS alerta- el diseño de la computadora STAR rá al STAR. pero ciretamente se trata de un de-

E1 STAR puede ser concebido sarrollo fascinante que ha de en-ramo una serie de pequeñas uni- contrar muchas otras aplicaciones, dades, cada una de las cuales recibe Su organización altamente confiable la misma información. Todas las y su habilidad para repararse a sí unidades realizan la operación re- misma la van a hacer muy útil, por querida y sus respuestas son com- ejemplo, en equipos monitores, en paradas. Normalmente tres de estas terapias intensivas en los hospitales unidades estarán en uso y algunas y en los instrumentos del equipo otras en reposo; si alguna de aqué- de aterrizaje de los aviones, lias está en desacuerdo con la respuesta mayoritaria volverá a la condición de reposo y una de las unidades de repuesto entrará en funcionamiento. El STAR tiene una capacidad máxima de 65.000 pala- f f c bras de 32 bits, en 4.096 módulos 3 de palabras, aunque no toda esta £ h capacidad sea necesaria en cada una de las misiones.

También serán necesarios nuevos , métodos para controlar la compu- « o n g o s y p r o t e m a s tadora y la nave espacial en 16 que respecta a la producción para alean- Como es sabido, las proteínas son zar el grado de confiabilidad reque- indispensables para la vida y con-rido. Las técnicas de confiabilidad trolan el desarrollo biológico. Tam-para componentes electrónicos indi- bién se sabe que la necesidad diaria viduales separados han alcanzado de sustancias proteicas, para un adul-un nivel elevado, resultando, por to, es de alrededor de medio gramo ejemplo, en cero fallas después del por kilogramo de peso. Naturalmen-lanzamiento y casi ninguna falla te, nos referimos a las proteínas de previa al lanzamiento, pero estas elevado valor biológico, que por lo técnicas no funcionan tan bien en general contienen los ocho amino-cuanto se trabaja con circuitos in- ácidos esenciales, tegrados. Por ejemplo, hubo 100 En el marco del presente proble-fallas previas al lanzamiento en los ma del déficit proteico, merece cier-2.500 circuitos integrados en am- ta atención un artículo aparecido re-bos Mariners 6 y 7, pero esto se" cientemente en New Scientist sobre debió a que los tests de entrada hongos, microbios y subalimenta-y salida aplicados a componentes ción. No hay ninguna duda sobre

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m alimenticio de los hongos: :os en vitaminas (tiamina, nia-iboflavina) y en proteínas de o valor biológico. El hongo ido {agaricus bisporus), ha en-do últimamente una expansión nosa, sobre todo en Francia, >s Unidos, Inglaterra, Formo-:stralia y Nueva Zelandia. Las s estimaciones muestran que }ducción mundial alcanza a )0 toneladas (10.000 en pro-secas ).

láles son las condiciones ac-de cultivo? hongo necesita, para su des-i, un suelo blando que con-un buen porcentaje de estiér-uino, sobre la cual se ramifica :te filamentosa (micelio) en de las sustancias nutritivas. El > del fruto emerge lentamente :re la espesa red que lo nutre iene durante su desarollo. Es-exhaustivos demostraron que

sencia de bacterias termófilas mviven en el sustrato estimu-crecimiento del cuerpo carno-s microbios favorecen la bio-s de vitaminas y aminoácidos, pa esponjosa conserva vapor la y metabolitos volátiles. Pa-ue las bacterias encuentran de to las sustancias residuales del ; pero no se sabe aún con cer-ual es la función específica de crobios estimulantes. Con toda dad, la comprensión del me-ro de acción de los microorga-s contribuirá a perfeccionar la 3 de cultivo para un mejor echamiento del sustrato y de rtilizantes. sólo objetivo: condicionar des-) y maduración clel hongo truyendo" un ambiente de fer-.ción favorable. Lo que se pre-es obtener un producto mejor costo más conveniente. Como to, por ejemplo, podrían utili-algunos deshechos industriales, os y agrícolas, contribuyendo resolver el viejo problema de tninación. Los autores ingleses •tículo citado sostienen que la ctividad anual por hectárea en ñas secas favorece netamente hongos. Algunas cifras relati-57 kg para los bovinos, 750 kg os peces (viveros), 87.000kg los hongos. Son muchos los :mas a resolver, pero se tiene isación, confirmada por las ci-ie que el camino indicado pue-ntribuir a solucionar en parte icit mundial de proteínas.

3 Precipitación de materia lunar

Hace aproximadamente 700.000 años, millones de toneladas de ma-teria lunar atravesaron la distancia de 380.000 km, y se precipitaron sobre la atmósfera y superficie del planeta Tierra, sobre Australia, Fi-lipinas y el sudeste de Asia.

A tal impresionante conclusión se ha llegado después de 10 años de profundos estudios por los científi-cos del Ames Research Center, de la NASA, los cuales sostienen que en-tre 10 y 100 millones de toneladas de la corteza selenita se desprendie-ron de la Luna, por el impacto tre-mendo de un meteorito del tamaño de una pequeña montaña, dando así origen al famoso cráter de Ty-cho, de 90 km de diámetro y 14 km de profundidad.

Los científicos sostienen que este sería el origen de los misteriosos ele-mentos llamados "tektitas", ya que las primeras evidencias de similitud entre éstas y la materia lunar, fueron encontradas por los análisis llevados a cabo por el Surveyor V I I que des-cendió suavemente en el cráter Ty-cho el 10 de enero de 1968. La composición química detectada por el instrumental de esta sonda, fue similar a la encontrada en las "tek-titas" de Australia, que por supuesto estaban afectadas por la acción cal-cinante que ejerció la atmósfera de nuestro planeta, en el momento en que la penetraban a velocidades su-persónicas.

/• 1 c.

4 La pildora anti-mosquito

Hace ya muchos años que la meta-dietíl-toluamida (DET) ha ganado fama universal por su acción repe-lente contra los mosquitos, hasta el

punto de que hoy se utilizan en todo el mundo diversos compuestos basados en su eficacia para alejar de la piel humana no sólo a aqué-llos sino también a otros numerosos insectos. Sin embargo, la acción de los mosquitos como agentes trans-misores de enfermedades mortales continúa siendo uno de los princi-pales azotes de vastas zonas del mundo que, no casualmente, son aquéllas cuyas poblaciones soportan las mayores penurias en cuanto a alimentación, condiciones de vida y sanidad se refiere.

Por ello, resultan de la mayor importancia las investigaciones de un grupo de científicos norteameri-canos que estudiaron diversas face-tas del comportamiento del Aedes Aegypti, el mosquito difusor de la fiebre amarilla, cuyas conclusiones se reseñan en el Tbe Neta England Journal of Medicine (282; 279) . La afirmación más importante que las experiencias realizadas permiten formular a los autores del estudio es que lo que atrae principalmente al mencionado mosquito son las emanaciones volátiles de la piel hu-mana, que se difunden a través de corrientes conectivas.

De acuerdo con tales comproba-ciones, la transpiración humana y al-gunos de los elementos químicos que la componen constituirían el factor esencial de atracción del temible díptero. Mediante la in-ducción de la transpiración por aplicación de calor e inyecciones intradérmicas de metaeolina o ionto-foresis de pilocarpina, se ha con-firmado que la atracción del hombre sobre el Aedes Aegypti aumenta de modo notorio cuando aquél trans-pira. A la inversa, el estudio de pacientes afectados por psoriasis o anhidrosis, parece demostrar con igual signo inequívoco la disminu-ción de la atracción sobre el mos-quito por parte de los hombres cuya piel no transpira.

Se han llevado a cabo diversos estudios para lograr la identifica-ción de las substancias transpiradas por la piel que actúan como agen-tes de atracción, en base a la con-centración por liofilización, destila-ción molecular o cromatografía de la fase vapor. Pero estos estudios se hallan todavía en una etapa in-cipiente que impide extraer de ellos conclusiones certeras.

Algunos investigadores afirman que la sola combinación del ácido láctico y dióxido de carbono es la

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que actúa como agente de atracción, pero estas afirmaciones no han sido comprobadas. Otros, más cautos y tal vez más rigurosos en el examen de los posibles factores que inter-vienen en este fenómeno, indican que es necesario reunir mayores da-tos para poder actuar sobre una base más segura. Por otra parte, existen indicios de que podrían ha-berse descubierto algunas substan-cias presentes en extractos de lípi-clos de la superficie de la piel, que repelerían a los mosquitos y que provisoriamente han sido clasifica-das como pertenecientes a la fami-lia de los ácidos grasos. Dichas substancias son solubles en éter, y pueden ser fraccionadas, a partir del sudor, mediante técnicas cro-matográficas.

De todos modos, como afirman los autores de la nota del Journal, para muchos investigadores la ver-dadera solución, consistiría en lograr que el hombre no sea apetecible para el Aedes Aegypti y la perspectiva es que de estos u otros estudios similares surja una pildora que con-centre el máximo de propiedades repelentes. Pero la posibilidad de lograrla no parece estar muy pró-xima.

5 Ecología de la guerra

Un informe reciente de dos biólogos norteamericanos da cuenta de la des-trucción provocada por las tácticas mi-litares de defoliación sobre el suelo vietnamita, y de los desastrosos efec-tos de la guerra sobre la ecología de la región. La descripción, publicada en el volumen 168, p, 544 de la re-vista Science, vocero de la AAAS (Asociación Americana para el Pro-greso de la Ciencia, fundada en 1848, de la cual forman parte prácticamente todos los hombres de ciencia estado-unidenses) y una de las más impor-tantes publicaciones científicas de su país y del mundo, incluye las evalua-ciones de los autores sobre entrevistas con personal militar, campesinos, ex-pertos agrícolas y científicos, así como los resultados de su inspección perso-nal, en avión y en lancha, de las zonas defoliadas. Los autores del informe,

los zoólogos Gordon H. Orians, de la Universidad de Washington, y E. W. Pfeiffer, de la Universidad de Monta-na, urgen a la AAAS a impulsar una investigación a nivel internacional so-bre los efectos a largo plazo del uso militar de herbicidas. Describen que el programa de defoliación, iniciado en 1962 e intensificado notablemente en 1966, es considerado por los oficia-les norteamericanos como un arma po-derosa para combatir las guerrillas, y por ello "debe temerse un uso más generalizado de ella en cualquier gue-rra futura de estas características". Ca-be destacar que desde el comienzo del programa, Estados Unidos arrojó cin-cuenta mil toneladas de herbicidas químicos sobre los bosques, arrozales y plantaciones de Vietnam del Sud, con el intento de destruir los proba-bles escondites de los guerrilleros.

En una sola operación se destruyó una significativa fracción de todos los árboles maduros de la zona afectada. Es lícito suponer que la destrucción aumenta cuando la pulverización es reiterada; Orians y Pfeiffer estiman que el 20 o 25 por ciento de las arbo-ledas vietnamitas han sido rociadas con herbicidas más de una vez. Afir-man también que las extensas áreas afectadas no podrán ser jamás refo-restadas.

Naranja, blanco, azul son los nom-bres en código de las mezclas de her-bicidas químicos distribuidos profusa-mente sobre el castigado Vietnam. El producto "naranja", que contiene par-

La muerte baja del cielo. Los aviones norteamericanos han hecho más de 19.000 operaciones de pulverización de herbicidas sobre Vietnam del Sur desde 1962. Un solo avión cubre un área de aproximadamente 100 ra de ancho y 15 km de largo. Los oficiales militares opinan que la destrucción de las cosechas en las áreas bajo control del FLN reduce la provisión de alimentos a los guerrilleros, y la defoliación de la jungla reduce sus posibilidades de enmascaramiento. Foto de la Universidad de Auckland (EEUU).

tes iguales de 2-4D (ácido 2-4 dicloro-fenoxiacético) y de 2-4-5T (ácido 2-4-5 tricloro-fenoxiacético), constituye el 50 % del total de herbicidas usa-dos en la región. Otra "poción mila-grosa" es la llamada "blanca", elegida por su persistencia y baja volatilidad para los alrededores de Saigón, y el producto "azul" (en el cual el principio activo es el ácido caco-dílico —un compuesto arsenical—) se utiliza especialmente para los arrozales y otras cosechas de alta montaña que están generalmente bajo control del Frente Nacional de Libe-ración. Los oficíales norteamericanos consideran que este recurso es suma-mente eficaz, porque muchos soldados de las áreas afectadas han sido captu-rados en condiciones de severa desnu-trición. Los autores del informe sos-tienen, en cambio, que la limitación de alimentos afecta más a los niños, mujeres y ancianos que a los guerri-lleros.

Al internarse en algunas zonas co-piosamente rociadas con herbicidas, Orians y Pfeiffer encontraron que las plantaciones de caucho 7—uno de los principales recursos económicos de Vietnam del Sur— han sido seriamen-te dañadas. De acuerdo con un infor-me del Instituto (vienamita) de In-vestigaciones sobre el Caucho, las rei-teradas operaciones de defoliación ha-cen peligrar la existencia de esos culti vos en el país.

Otro aspecto que señalan como un agente de destrucción del equilibrio biológico es la gran cantidad de cráte-res ocasionados por los bombardeos "tradicionales": sólo en el año 1968 la aviación norteamericana perforó 2,6 millones de veces la verde alfombra del suelo vietnamita.

No solo las plantas sufren los efec-tos de estos productos; se ha destrui-do el habitat de varias poblaciones animales. En las áreas defoliadas los ci-tados zoólogos no han encontrado pá-jaros que se alimentan de insectos o granos, y hasta los peces sufrieron se-rios daños por efecto de las periódicas incursiones de los aparatos nortéame-, ricanos.

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C o r r e c c i ó n o l o p t r i C3 Es interesante citar también un in-forme secreto que llegó a conocimien-to de la prensa estadounidense acerca de los efectos teratógenos del 2-4 D y 2-4-5 T, y que fue objeto de una explí-cita declaración del consejero científi-co del presidente Nixon. El doctor Lee Du Bridge declaró " . . . se obser-vó una tasa anormalmente elevada de malformaciones —en especial a nivel del hígado y riñones— en ratones re-cién nacidos, después de suministrar 2-4-5 T a ratones hembras preñadas". Del informe secreto surge con abun-dancia de datos el riesgo que signifi-can aún dosis moderadas de este pre-parado: 5 miligramos por kilo pueden ser responsables de importantes mal-formaciones. Se calculó que una mujer vietnamita que bebe dos litros de agua de pozo por día, puede ingerir una dosis capaz de provocarlas. Cabe destacar que un diario de Saigón que publicó la noticia de la posible corre-lación entre malformaciones y defo-liantes, fue clausurado por las autori-dades vietnamitas.

Sin embargo, parece que no todos los seres vivos se perjudicaron con esta guerra. Según Orians y Pfeiffer "en los últimos 24 años, los tigres han aprendido a asociar el ruido de las armas de fuego con la presencia de muertos y heridos humanos en los al-rededores; como consecuencia de ello, ahora corren hacia el lugar del tiroteo y, aparentemente, consumen un gran número de los heridos y muertos de las batallas".

6 Soldadura al láser en retina humana

Las aplicaciones del láser en medi-cina aumentan continuamente. En Estados Unidos, Gran Bretaña, y recientemente también en Francia, fueron puestos a punto varios tipos de aparatos para realizar soldaduras microscópicas en la retina humana.

La soldadura consiste en volver a pegar la retina, membrana que hace las veces de soporte a conos y bastoncillos, a la coroides, otra membrana que envuelve la retina y tiene una función nutritiva con res-pecto al ojo. La intervención se hace necesaria cada vez que, por varias causas, las dos membranas se

desprenden, causando graves entur-biamientos en la visión. La opera-ción es sumamente delicada debido a la extrema precisión que se re-quiere para localizar cantidades bien definidas de energía sobre determi-nados puntos de contacto entre las dos membranas, y realizar así pe-queñas cauterizaciones semejantes a soldaduras.

Antes de recurrir al haz láser se utilizaba la energía luminosa de

fuentes puntiformes, que actúa por foto-coagulación; pero la luz blanca utilizada se reveló peligrosa en más de una ocasión, por los rayos ultra-violetas, perjudiciales para el cris-talino ocular. Utilizando en cambio un láser al rubí se cuenta con luz monocromática de espectro rojo, y con la posibilidad de manejar con exactitud la dirección y potencia del haz.

En Francia, los estudios sobre la

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foto-coagulación con luz láser se iniciaron en 1964 con experimentos sobre conejos. Se comenzó deter-minando la cantidad de energía ne-cesaria para realizar pequeñas su-turas en la retina de estos animales, exponiendo a continuación los ojos así tratados al examen histológico, Se observó que en los puntos ex-puestos a la acción del láser se ori-gina primero una burbuja de vapor que después es reabsorbida, y se forma un coágulo; la cicatriz cura en pocos días.

En 1966 se proyectaron aparatos para uso terapéutico, y los proble-mas que se presentaron fueron dos: maniobrar con facilidad y a la vez con extrema precisión el haz láser, e iluminar el fondo del ojo para "apuntar" a los puntos sobre los cuales se debe "disparar" con el láser. En febrero de 1968 estaba listo el aparato cuyo funcionamien-to simplificado y esquematizado pre-sentamos en la figura. Debemos señalar que en las intervenciones realizadas hasta ahora en varias par-tes del mundo, no se presentaron inconvenientes de ningún tipo.

7 Información grabada en discos

Una empresa norteamericana ha desarrollado un nuevo sistema que puede revolucionar el campo de las aplicaciones comerciales de la com-putación. Se trata de almacenar la información en discos de bajo costo, de 7, 10 y 12 pulgadas (las dimen-siones de las grabaciones musicales habituales) que se reproducen a par-tir de una matriz.

Los discos se llaman "dataplat-ters" y la información se obtiene al "escucharlos" en "dataplayers". Se-gún los fabricantes, el tiempo de ac-ceso es de 2 a 10 segundos. El data-player tiene un brazo que le permite ubicar el dato buscado, sin limitacio-nes secuenciales y se presentan en dos modelos: para un solo disco o para paquetes (verdaderos juke-bo-xes, como los que se usan en bares

para elegir la música que uno quiere escuchar) de hasta 100 dataplatters.

La empresa fabricante afirma que un disco de 7 pulgadas puede conte-ner 625.000 caracteres de 8 bits, 1,25 millones el de 10 pulgadas y 2,5 millones el de 12. Su utilización puede aplicarse a bancos o tablas, y cuadros de referencia; una vez que la matriz está preparada, el costo de cada copia es del orden del medio dólar.

Es probable, entonces, que dentro de poco tiempo una serie de progra-mas de software (o la lista de los abonados que deben sus facturas te-lefónicas . . . ) encabecen la nómina de éxitos de venta en discos.

8 Sugestión matemática de un universo oscilatorio

El problema de si las ecuaciones cosmológicas de Einstein tienen una solución general completa que in-cluya una singularidad ha causado considerables y misteriosas discusio-nes entre los cosmólogos en años recientes.

Las aplicaciones prácticas, tales como la decisión a favor o en con-tra del modelo "big bang" (gran explosión) del Universo que par-ten de esa singularidad, nunca han sido de fundamental importancia para los matemáticos que estudian este problema, de modo que incluso para un astrónomo ordinario, de-jando de lado los legos, el desarrollo del tema ha sido muy difícil de com-prender. Ahora parece claro, sin embargo, que el Académico E. M. Lifshitz, que era uno de los prin-cipales proponentes de la idea de que no pueden existir soluciones generales con singularidades, ha lle-gado a creer que esos modelos pue-den ser construidos debido a los trabajos de algunos relativistas como el Dr. S. W. Hawking, de Cam-bridge y el profesor R. Penrose, de Londres.

Evidentemente, trabajando con el Dr. I. M. Khalatnikov, también del Instituto de Física Teórica Landau de Moscú, Lifshitz ha encontrado evidencias que sugieren que la exis-

tencia real de tal singularidad pue-de estar relacionada en forma inex-tricable con las propiedades del Universo de tal manera como para confirmar un modelo oscilatorio más bien que uno que se expan-diese continuamente por un tiempo infinito (Physical Review Letters, vol. 24, pág. 76). Los matemáticos soviéticos encuentran que se puede alcanzar convenientemente una so-lución general a las ecuaciones de Einstein que incluya una singulari-dad, a partir de una solución ge-neral aplicable menos generalmente, de manera que el modelo resultante oscile a través de eras sucesivas, aproximándose cada vez más a la singularidad pero siempre volvien-do a un estado de expansión al fi-nal de cada era o ciclo.

Independientemente de la consi-deración de que el universo real en que vivimos puede ser perfecta-mente de tal naturaleza oscilatoria, puesto que la evidencia en favor de que se ha expandido partiendo de algo muy cercano a una singulari-dad es relativamente fuerte, como se ha sugerido en este trabajo, es interesante especular sobre la posi-bilidad de que los objetos masivos que se colapsan por su propia fuer-za de gravedad pueden terminar en un estado similar. Posiblemente la solución encontrada por Khalarni-kov y Lifshitz puede incluso estar relacionada con las características de las radio-galaxias y los quasars, ofreciendo la perspectiva de expli-car por qué estos objetos que no-sotros naturalmente esperaríamos que se estén colapsando parecen es-tar expandiéndose violentamente. Pero estas fascinantes ideas tendrán que esperar su desarrollo por parte de los pocos astrónomos que son a la vez capaces de profundizar en el tema y de interesarse por los fe-nómenos físicos.

9 Energía para el corazón

El 4 de abril de 1969 se llevó a cabo la primera sustitución de un corazón humano por uno de plás-

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H- H + + e " V 2 0 2 + H 2 0 + 2 e " 2 O H

A c i d o g l u c d n í c o

Membrana compatible con la sangre

Aleación con propiedades cata l í t icas

Catalizador de desoxi-genación

1 1 0 O 1 J t 1 1 1 1 i r

^ ' V S M ^ . Hemogíobiní

t W - í (H2O) Oxihemo-

globina

Capa de difusión

Membrana a intercambio iónico

Membrana compat ib le con la sangre

Estructura micro-porosa de desoxigenación

tico. Nos referimos a la conocida intervención del Dr . Cooley, que concluyó con la muerte clel paciente y con la acusación al médico argen-tino Domingo Liotta, realizador del corazón artificial. Sobre este caso se ha dicho y escrito muchísimo y nues-tra intención no es justamente la de agregar algo al respecto. Sin embar-go, hay un aspecto secundario de la técnica de los trasplantes que me-rece ser señalado: la fuente de ener-gía. Este es un problema que inte-resa tanto para los futuros trasplan-tes de órganos artificiales, como para el tratamiento de algunas mal-formaciones funcionales, como por ejemplo la enfermedad de Stoces-Adam, debida a una deficiencia de los haces nerviosos que estimulan al músculo cardíaco.

En este último caso es necesario asegurar al paciente un ritmo car-díaco normal mediante la instalación en su corazón de los electrodos de un "marcapasos" (estimulador car-díaco a impulso).

La fuente de energía para un "marcapasos" debe ser suficiente-mente potente, poco voluminosa y de duración prolongada; la potencia requerida no supera los 220 micro-watt. La mejor pila convencional actualmente en venta (óxido de mercurio-cadmio) tiene una vida media de cinco años y es recargable.

Sin embargo hay fundadas espe-ranzas de obtener una fuente prácti-camente ilimitada mediante la pues-ta a punto de pilas biológicas y fuentes a radioisótopos. Los marca-pasos atómicos realizan la transfor-

mación directa del calor en energía eléctrica. El calor, producido por el decaimiento del plutonio-238, reca-lienta las espiras de termocuplas de cobre-níquel y níquel-cromo. La fuente radioactiva, 150 miligramos de plutonio, está protegida por dos envolturas: una de tantalio, resis-tente a temperaturas de 3.000°, y otra de platino, prácticamente in-oxidable. La pila atómica tiene una vida media superior a los 80 años y en consecuencia no presenta pro-blemas de sustitución. El principio sobre el que se basa la pila biológica no es, en realidad, revolucionario; se trata, en definitiva, de una pila co-mún a combustible. Se requiere dis-poner de un combustible y de un comburente que puedan ser trans-portados a los puntos de empleo por un conveniente líquido orgánico.

Varios investigadores norteameri-canos de Everett Mass., llegaron a una conclusión afortunada. La san-gre entrega a las células, entre otras sustancias, oxígeno y glucosa; ¿por qué no utilizar entonces la energía química contenida en las moléculas de estas sustancias para producir energía eléctrica?

La idea pudo concretizarse recien-temente en la preparación de la pri-mera pila alimentada biológicamen-te. La celda está encerrada en una membrana semiimpermeable compa-tible con la sangre. En el cátodo se realiza la reducción del oxígeno con producción de iones oxidrilo; en el ánodo, la oxidación parcial de la glucosa en ácido glucónico, cataliza-da por una aleación de oro-plata.

Esquema de funcionamiento de una pila a combustible biológico.

Por el momento, el marcapasos atómico parece tener mayores posi-bilidades. La sofisticada pila bioló-gica se encuentra, como todas las pilas a combustible, con las dificul-tades inherentes a la preparación de electrodos catalizadores adecuados. Los problemas a resolver n o son po-cos, pero se espera superarlos a cor-to plazo para llegar así a la "co-mercialización" del producto.

10 La ecología de los factores R

Se ha demostrado que la capacidad de muchos bacilos gram-negativos para resistir los efectos de algunos1

antibióticos comúnmente usados se debe a los denominados "factores R" . Estos elementos genéticos ex-tracromosómicos preocupan a los que trabajan por la salud pública e interesan a los microbiólogos des-de el momento en que la incidencia de infecciones causadas p o r bacilos gram-negativos ha aumentado y que estos factores pueden oponer resis-tencia a múltiples drogas y trans-ferirse entre bacterias.

23

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E n la edición del New England Journal of Medicine del 15/1/70, Davis y Anandam comunican el ha-llazgo de Eschcrischia coli con fac-tores R en una comunidad "virgen de antibióticos" de Borneo. Su ha-llazgo confirma y amplía los estu-dios que indican que las bacterias resistentes portadoras del factor R pueden encontrarse en medios nun-ca tratados con antibióticos. Estas observaciones han estimulado la in-vestigación de los factores ecológi-cos responsables de la selección na-tural de dicha bacteria.

Muchas de las drogas a las que son resistentes los factores R, se pro-ducen comercialmente usando mi-croorganismos que se encuentran normalmente en el suelo. Dado que las bacterias resistentes y los orga-nismos productores de antibióticos pueden compartir reservorios natu-rales, se ha sugerido que los anti-bióticos elaborados en el suelo cum-plen un papel en la selección de las primeras. Sin embargo, los intentos para poner en evidencia biológica-mente los antibióticos activos en suelos que contienen organismos aptos para su producción en el la-boratorio han dado resultados ne-gativos. Pollock, no obstante, ha señalado otras causas —incluyendo la presencia de bacterias capaces de degradar drogas enzimáticamente— que podrían haber falseado estos ensayos. Por ejemplo, se comprobó fehacientemente que la penicilina se producía en suelos previamente esterilizados y luego sembrados con Venicillium chysogenum. De esta manera queda siempre en pie la cuestión de si los factores R evo-lucionaron para proporcionar defen-sas hacia los antibióticos "natu-rales".

Al paso que la atención se diri-gía principalmente a las caracterís-ticas de la resistencia a las drogas de los factores R, éstos también se-rían la causa de la resistencia hacia otros agentes antibacterianos tales como los virus, sales de metales pe-sados e irradiaciones ultravioletas. Más aún, la disparidad entre el nú-mero de propiedades conocidas y el número de genes predichos a partir de la relación entre cantidad de A D N y factores R, sugieren que éstos pueden cumplir otras funcio-nes. Debe darse por sentado que por lo menos algunas de estas fun-ciones poco definidas son capaces de afectar fe ecología bacteriana.

Así, el factor R debe considerar-

se como un grupo de genes que funcionan ayudando a la bacteria a sobrevivir en algunos de los varios "stress" ambientales. Esto implica que la imposición de alguno de es-tos "stress" pueden seleccionar la resistencia a múltiples drogas en las bacterias portadoras de factores R.

Es interesante preguntarse poi-qué muchas bacterias no poseen es-tos factores genéticos potencialmen-te útiles. Una bacteria infectada por un factor R recibe una unidad de ADN equivalente a un cierto por-centaje de su propio cromosoma. La célula debe duplicar este ADN adi-cional y producir de continuo las nuevas proteínas correspondientes; de este modo, la célula mantiene el factor R sólo a costa de un con-siderable gasto metabólico. Puede suponerse que, en un medio en que las funciones del factor R no son de utilidad para la célula, esta car-ga metabólica adicional coloca a las bacterias portadoras de dicho fac-tor en una desventaja selectiva.

Aunque el artículo de Davis y Anandan recalca que el uso de an-tibióticos no es condición stne qua non para la existencia de los facto-res R, parece claro que en las áreas donde la medicina está más desa-rrollada, dicha costumbre constituye la selección favorable más impor-tante para el surgimiento de las bac-terias portadoras de factor R. Esto ha sido mejor documentado en la industria ganadera, donde la admi-nistración de antibióticos junto con la alimentación fue acompañada por un incremento de dichas bacterias en la flora de los animales recep-tores.

Al retirarse los antibióticos de los alimentos se produjo la rever-sión hacia una flora más sensible a las drogas. En Gran Bretaña, clonde el 40 % del total de los antibió-ticos se usa en la agricultura, el Ministerio de Agricultura prohibió recientemente el uso de muchos antibióticos eñ alimentos balancea-dos, incluyendo a la penicilina y la tetraciclina, dado el daño potencial que pueden causar las bacterias de animales portadores de factor R, en cuanto a enfermedades humanas o a la transferencia de sus factores R a bacterias de la flora del hombre.

Los factores R han recibido prin-cipal atención en clínica médica, pues se ha creado un problema cada vez mayor en torno a las infeccio-nes debidas a los bacilos gram-ne-gativos. A pesar de que la epide-

miología de los factores R en el hombre no está claramente defini-da, se ha notado una relación entre el uso excesivo de antibióticos y las infecciones causadas por bacte-rias portadoras de factores R.

Por lo tanto, desde un punto de vista práctico, la historia de los fac-tores R tiene una clara moraleja para el médico y es que debe tomar conciencia continuamente de los as-pectos de la salud pública relacio-nados con el uso de antibióticos y considerar los efectos de éstos so-bre la ecología de la comunidad, tanto como sobre cada paciente en particular. O

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Virus y cáncer Luc Montagnier

Una sola célula, transformada por un agente car-cinógeno, puede vencer todas las defensas del or-ganismo, ya sea inmediatamente o bien luego de una evolución secundaria, y multiplicarse sin control. Es un cáncer. Entre todos los agente carcinógenos conocidos o presuntos (productos químicos, radiaciones), los virus han sido objeto de importantes investiga-ciones en los últ imos diez años, y han dado ori-gen a una abundante literatura. Los investigadores comenzaron a estudiar la re-lación virus-cáncer en los animales, y han dirigi-do luego progresivamente su interés hacia el hombre. H a n nacido así grandes esperanzas; vea-mos sobre qué bases científicas reposan.

Figura 1. Célula transformada y virus. Este entroblasto (célula que produce los glóbulos rojos) de bazo de ratón está infectado por el virus de la leucemia de Friend. En su superficie se observa la erupción de ana partícula viral. (Microscopía electrónica; fotografía de Unité de physiologie cellulaire 22 INSERM.)

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I. Virus infecciosos y virus carcinógenos 26 O El papel de lo? ácidos nucleicos en la célula normal: 27 Los virus carcinógenos a ADN 30 Programa precoz y programa tardío Cómo los virus a ADN se transforman en carcinógenos: células animales permisivas y no permisivas: Cómo la transformación se hace hereditaria: el papel de la integración del ADN viral en la célula transformada. Los virus carcinógenos a ARN 3 3 Multiplicación viral y transformación celular. La duplicación del ARN viral.

II. La acción carcinógena de los virus sobre la célula normal 36 Células normales y células transformadas en cultivo La superficie celular: su papel en el control de la división de las células Las modificaciones de la superficie celular por los virus

III. Virus y cáncer humano 38 Los sospechosos ya identificados Los nuevos sospechosos Lecturas sugeridas 40

I. Virus infecciosos y virus carcinógeno Los primeros virus que provocan cánceres en los ani-males fueron aislados hace unos cincuenta años. Sin embargo, su estudio sólo ha progresado de manera no-table en los últimos diez años (figura 2 ) . Este progreso se ha debido a la aplicación de nuevos métodos y con-ceptos elaborados en los dominios de la virología jy de la biología molecular. En particular, el cultivo de células fuera de los organismos ha permitido estudiar sistemas simplificados, y por lo tanto fácilmente controlables, y de acortar la duración del experimento de varios meses in vivo a sólo unos días in vitro. En este último caso, el efecto observado no es precisamente una canceriza-ción, sino una transformación. El cáncer es, en efecto, una enfermedad del organismo, que tiene por origen una o varias modificaciones hereditarias (transformacio-nes) de determinadas células, de modo tal que su mul-tiplicación no obedece más a los mecanismos normales que obran en los tejidos sanos. A partir de un cierto grado de transformación (que puede alcanzarse de in-mediato o luego de una evolución secundaria), esas cé-lulas son capaces de superar todas las barreras de pro-tección de que está dotado el organismo precisamente para eliminar o contener la multiplicación de las células no integradas: barreras locales, constituidas por los te-jidos circundantes, y barreras a distancia (controles hor-monales y defensa inmunológica, gracias a la cual toda célula "extraña" es destruida por las células especiali-zadas en la producción de anticuerpos).

En los cultivos de células, donde estas barreras no existen, los virus (en forma más reproducible que otros agentes carcinógenos), provocan, ya sea una primera transformación, o bien el pasaje de un grado de trans-formación a otro (figura 7) . El estudio de los virus carcinógenos de los,animales presenta un doble interés: por una parte, proporciona un modelo mediante el cual se pueden estudiar los mecanismos de cancerización a escala molecular, y por la otra, permite al investigador colocarse en las condiciones más favorables para detec-tar virus análogos en los cánceres humanos.

Los virus son parásitos obligatorios de las células; en efecto, su multiplicación sólo puede tener lugar en el interior de estas últimas. Muchos de ellos provocan en-fermedades infecciosas, como la poliomielitis, la gripe,

Fecha del descubrimiento

Autores del descubrimiento

Designación y huésped natural

1908 Ellerman y Bang 1911 Rous 1932 Shope 1936 Bittner 1951 Gross 1956 Friend 1957 Stewart, Eddy y Stanton 1962 Shein y Enders Koprowsky et al 1962 Treintin, Yabe y Taylor 1966 Hartley y Rowe

1964-1969

leucemia del pollo sarcoma del pollo fibroma del conejo

carcinoma mamario del ratón leucemia del ratón leucemia del ratón polioma (ratón)

SV40 (mono) adenovirus (hombre)

sarcoma del ratón leucemia y sarcoma del gato Jarret, Rickard et al, Theylen y

Snyder * Fecha del descubrimiento de la naturaleza viral del cáncer o de la acción carcinógena del virus.

Figura 2. Los virus carcinógenos más estudiados en los animales.

Tipo de ácido Peso nucleico molecular

ARN 10.10» ARN 10.108

ADN 120.10® ARN 10.106 ARN 12.10° ARN 12.10a

ADN circ. 3,5.106 ADN circ. 3,5.10°

ADN 22.108

ARN 12.10® ARN 12.106

virus.

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Figura 3A. Estructura típica de un nucleótido.

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Figura 3C. El .encadena-miento de los nucleótidos.

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Figura 3D. La doble héli-ce del ADN.

ácido desoxirribonucleico (ADN) bases: adenina, guanina, citosina y timina

la viruela, etcétera. Los virus están constituidos por un solo tipo de ácido nucleico (figura 3 ) , o ARN (ácido ribonucleico), o bien ADN (ácido desoxirribonucleico), incluido o envuelto en un conjunto ordenado de proteí-nas: la cápsula. Algunos virus grandes están, además, cercados por una envoltura. Es la cápsula o dicha en-voltura la que permite a los virus adherirse a la super-ficie de una célula, y hacer penetrar en ella su ácido nucleico. El ácido nucleico viral juega un papel esen-cial: la disposición de sus elementos (los cuatro nucleó-tidos) en secuencias específicas (genes) constituye el código que permite la síntesis de las enzimas necesarias para su propia reproducción y la de las proteínas de su cápsula, utilizando los mecanismos de la síntesis celu-lar (figura 4 ) .

Si el ácido nucleico del virus es ADN, esta ADN será primero transcripto en ARN mensajero, y después tra-ducido, en la célula, en proteínas constitutivas de la cáp-sula viral. Sí se trata de un virus que contiene ARN, el camino es más corto: el ARN,del virus hace directamen-te de mensajero dentro de la célula.

Si el ácido nucleico del virus no es más que una ma-eromolécula entre los millones' de otras que constituyen la célula, es lícito preguntarse cómo es que él llega á multiplicarse preferentemente a expensas de la célula en la que ha entrado. Hay varios mecanismos que expli-can esta prioridad, pero todavía no son bien conocidos y, por otra parte, varían según el tipo de virus. Por ejemplo, el ácido nucleico vital contiene, precisamente, una información capaz de paralizar, desde su entrada, las síntesis normales de la célula ,o simplemente de mo-

; ácido ribonucleico (ARN) bases: adenina, guanina, citosina y uracilo

Figura 3B. Estructuras del ARN y del ADN.

nopolizar los materiales (metabolitos y enzimas) necesa-rios para sus propias síntesis, en detrimento de las de la célula.

EL PAPEL DE LOS ACIDOS NUCLEICOS EN LA CELULA ANIMAL NORMAL

Los ácidos nucleicos —xi

Los ácidos nucleicos son moléculas gigantes formadas por el encadenamiento de unidades simples: los nucleó-tidos (figura 3A). Ellos regulan la actitud de los siste-mas vivientes: —para reproducirse en una forma idéntica a ellos mis-mos. —para controlar permanentemente su funcionamiento.

Las células contienen dos grandes tipos de ácidos nu-cleicos: el ácido desoxirribonucleico (ADN) , y el ácido ribonucleico (ARN) (figura 3B).

Estructura de los ácidos nucleicos

En ambos casos, los nucleótidos están encadenados unos a otros por uniones covalentes que ponen en juego su grupo fosfato y su azúcar: es el esqueleto. Las liases quedan libres (figura 3C). El orden en que éstas están encadenadas, cada una en relación con las otras, es de-cir, su secuencia, constituye una sucesión de mensajes: la información genética, que dictamina la sucesión de los aminoácidos que constituyen las proteínas, según un código en el cual tres nucleótidos corresponden a un aminoácido.

En ambos casos, las cuatro bases tienen formas com-plementarias que les permiten asociarse dos a dos por uniones débiles, que se establecen o rompen con facili-dad. La guanina se asocia siempre con la citosina. La adenina se asocia, ya sea con la timina en el ADN, o con el uracilo en el ARN.

La molécula gigante de ADN es estable por cuanto comporta, frente a frente, dos encadenamientos de nu-cleótidos apareados por sus bases complementarias; se puede decir de estas dos cadenas que une es el negativo de la otra. El ángulo que forman en el espacio algunas uniones químicas hace que la molécula de ADN tome el aspecto de una doble hélice (figura 3D) .

Las moléculas de ARN existen, en general, bajo la forma de cadenas únicas, en las que algunas partes con-tiguas se repliegan sobre sí mismas para formar hélices cortas.

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nucléolo

ci'oplaErna

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XOCCC ADN ARN mensajero o r ibosómico

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4. Los tres posibles niveles de regulación de la expresión de la información genética.

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Papel biológico de los ácidos nucleicos

El ácido desoxirribonucleico es el depositario de la in-formación genética de la célula, es decir, de la informa-ción que hace posible la síntesis de todos sus elementos constitutivos.

El ácido ribonucleico interviene en la regulación de la información genética, su transmisión y su decodifica-ción para la síntesis de las proteínas.

La transmisión de la información genética, su expresión y su regulación Completamente desenrrollado, el conjunto de las cade-nas de ADN de una célula animal tendría una longitud de varios metros. En una porción considerable de su lon-gitud estas cadenas están cercadas por proteínas básicas:

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reproducción del virus lisis celular

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A D N del virus infectante

A D N del virus infectante

dos moléculas

hijas

muerte de la célula y liberación del virus

EXPRESION DE LA INFORMACION GENETICA EN LA CELULA PERMISIVA

(1) Fase precoz; anterior a la duplicación del ADN viral. Lectura de los genes (simbolizados A, B, C, D) del programa precoz: parálisis de las informaciones que provienen de la célula; síntesis de enzimas que aceleran la producción de precursores del ADN viral, y de la polimerasa, que duplicará específicamente al ADN viral. (2) Fase tardía: después de la inactivación del represor. — Duplicación del ADN viral y lectura del programa tardío (genes E, F, G): síntesis de las proteínas de la cápsula, de las proteínas necesarias para la unión cápsula-ADN en viriones, y de las proteínas que permiten su salida. — Lectura del programa integral sobre el ADN viral infectante y sobre las nuevas moléculas de ADN.

las historias. En el momento de la división celular, el ADN y las histonas toman una forma muy compacta que constituye los cromosomas. Cada especie viviente está caracterizada por un número constante de pares de cromosomas. A su vez, cada nueva célula recibe un par de cada cromosoma. Esto sólo es posible por la du-plicación de cada molécula de ADN: las dos cadenas de la doble hélices se separan, y cada una de ellas hace de matriz para 3a síntesis ele una cadena complementaria gracias a la acción de enzimas específicas, entre las cua-les la polimerasa es la más importante.

Esta duplicación tiene lugar entre los períodos de división celular. Es también entre estos períodos que la información genética se expresa eti términos de funcio-namiento celular; las cadenas de A D N se presentan en-tonces bajo una forma parcialmente desenrrollada.

Todas las células de un organismo contienen exacta-mente la misma información genética. Sin embargo, no cumplen la misma función; porque la información gené-tica no se expresa totalmente en cada una de ellas. Su expresión determina una regulación de la que se comien-zan a entrever ciertos mecanismos. Veamos cuál es el esquema que podemos dar en 1970.

La primera etapa de dicha expresión es la transcrip-ción del ADN a moléculas de ARN en el núcleo, debida a la acción de enzimas específicas, las transcriptasas\ a una citosina corresponderá una guanina; a una guanina, una citosina; a una adenina, un uracilo y a una titnina, una adenina. La transcripción se produce en dos regio-nes distintas del núcleo celular, y da origen a dos tipos

Figura 5. Cuando un virus infecta una célula permisiva, la lectura de su programa es completa. El virus se multiplica activamente produciendo la lisis celular.

de ARN. En el núcleo propiamente dicho se p roduce el ARN "mensajero". Este es transcripto sobre u n a de las dos cadenas del ADN —cadena positiva que lleva la información genética— de tal manera que resu l t e su negativo. En el nucléolo, otras porciones del A D N son también transcriptas en cadenas de ARN. Después de una compleja maduración en el nucléolo, salen d e l nú-cleo para unirse a proteínas básicas y formar los riboso-mas, sede de las síntesis proteicas.

En realidad, sólo una pequeña fracción del A D N se transcribe: la mayor parte queda reprimida. Se piensa generalmente que esta represión es debida a las histo-nas. Se trata aquí de un primer nivel de regulación (figura 4A) .

Pasaje de la información genética del núcleo al citoplasma

Una parte de el ARN "mensajero", fijándose a los ri-bosomas, lleva al citoplasma la información genética necesaria para la síntesis de todas las proteínas funciona-les de la célula, y por intermedio de algunas d e ellas (las enzimas) la información necesaria para la síntesis de todos los otros elementos constitutivos de la célula.

Pero no todas las moléculas de ARN "mensa je ro" sintetizadas en el núcleo pasan al citoplasma. Se piensa

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infección abortiva

detención de la infección sin transformación, retorno a la normalidad.

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virus a ADN célula no permisiva:

lectura incompleta en eí núcieo cerular (A

célula transformada

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producción de una raza de células transformadas

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. , EXPRESION DE LA INFORMACION GENETICA I EN LA CELULA NO PERMISIVA.

El ADN del virus se incorpora al de la célula. En el ejemplo dado, se leyó la casi totalidad del programa precoz y sólo una pequeña

¡fíf, porción del programa tardío.

que su salida está condicionada por el funcionamiento del nucléolo. Si dichas moléculas no salen del núcleo, entonces son destruidas allí mismo. Tenemos aquí un segundo nivel de regulación (figura 4B). (Esto no tiene equivalente en las células bacterianas, en las que el ÁDN no está separado del citoplasma por ninguna membrana nuclear).

Figura 6. Cuando un virus infecta una célula no permisiva, la lectura de su programa es incompleta y la infección se detiene rápidamente. (A) Si el ADN viral en su totalidad o en parte, se integra con el ADN celular, la célula se transforma y da origen a una raza de células idénticas. (B) En el caso contrario, la célula no muestra ya ningún signo de la infección primitiva, y en este caso se trata de una infección abortiva.

La traducción de la información genética en el citoplasma

La síntesis de las proteínas (incluida tal vez la de las proteínas del núcleo, como las histonas), tiene lugar en el citoplasma a nivel de complejos, los polisotnas, for-mados por la asociación de los ribosomas con el ARN "mensajero". Como ya lo hemos dicho, el código ge-nético está constituido por una o varias secuencias de tres nucleótidos por aminoácido. Pequeñas moléculas de ARN, cada una de ellas específica de cada aminoácido (ARN de transferencia), aseguran la decodificación en cadenas proteicas de la información llevada por el ARN "mensajero": es la traducción. Se cree que la traduc-ción queda a veces diferida, es decir, el ARN mensajero permanece en una forma estable, no traducida, en algu-nas membranas citoplasmáticas. Se trata aquí de un ter-cer nivel de regulación (figura 4C).

LOS VIRUS CARCINOGENOS A ADN

Se encuentran virus carcinógenos tanto entre los virus a ARN como entre los virus a ADN. Mientras los pri-meros forman una familia homogénea, los segundos per-tenecen a familias muy distintas por su estructura, su tamaño y su modo de duplicación. El mismo virus a ADN puede ser, según los casos, infeccioso o carcinó-geno. Veamos como.

Programa precoz y programa tardío El programa de las reacciones necesarias para el desa-rrollo completo del ciclo de un virus a ADN en una cé-lula (infección, reproducción, salida de la célula) com-prende dos etapas: un programa precoz y un programa tardío. Las células infectadas en las que la lectura de estos dos programas se realiza integralmente se llaman permisivas. La infección viral las mata.

El total de la información contenida en el ácido nu-cleico del virus no se transcribe de golpe sino según un programa determinado por la posición lineal de los ge-nes que especifican las distintas proteínas necesarias al ciclo de desarrollo viral. Se puede comparar la lectura de las diferentes órdenes del virus con el desarrollo de una banda magnética que programa el funcionamiento de una máquina automática compleja. Hay cierto nú-mero de "cerrojos" que impiden la continuación de la lectura si las primeras órdenes no fueron cumplidas. Esto se realiza (por lo menos en los virus que han sido más estudiados, los bacteriófagos) por intermedio de proteínas (represores) producidas por algunos genes del virus.

Los represores impiden la continuación de la trans-cripción. Para que ésta se lleve a cabo es necesario que

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dichos represores sean inactivados por los productos resultantes del programa ya leído.

Uno de los cerrojos más importantes se presenta en el momento de la multiplicación del ADN viral: él se-para un programa precoz, leído antes de la duplicación del ácido nucleico, de un programa tardío que se lee después de su duplicación, y esto, no sólo sobre la molé-cula inicial sino también sobre las nuevas moléculas surgidas de la multiplicación de la primera (figura 5) .

El programa precoz comprende todas las órdenes des-tinadas a preparar la duplicación del ácido nucleico vi-ral. La lectura del programa tardío, que implica una síntesis masiva de productos virósicos (en cada célula infectada pueden producirse cientos y hasta miles de partículas virales), acarrea frecuentemente lesiones me-cánicas y fisiológicas y hasta efectos tóxicos, irreversi-bles para la célula, que entonces muere. Estas células, en las que se cumple todo el ciclo de desarrollo viral, son llamadas permisivas.

Cómo los virus a base ele ADN se vuelven carcinógenos

Las células no permisivas imponen una restricción a la lectura integral del programa viral. En ellas, el paso siguiente a la infección es, o bien el retorno a la norma-lidad, o bien la transformación. También las células permisivas pueden ser transformadas, pero por virus anormales, portadores a su vez de un programa incom-pleto.

Para que un virus animal de ese tipo sea carcinóge-no, es necesario que su programa tardío no sea realiza-do, o lo sea pero "lentamente", de manera tal que la célula pueda continuar multiplicándose en lugar de mo-rir. Esto se ha estudiado particularmente en dos grupos de virus: los "papovavirus", cuyo ADN es circular (por ejemplo, el virus del polioma en el ratón, y el virus SV4Ó (figura 8), aislado de células de mono), y los adenovirus, virus humanos aislados a partir de cul-tivos de fragmentos de amígdalas o de vegetaciones, que originan infecciones de las vías respiratorias (figu-ra 9) . Estos virus se multiplican activamente en las células de cultivos provenientes de la especie animal que es su huésped natural.

En cambio, cuando estos virus infectan las células de otra especie, ninguna célula muere. La mayoría de ellas sufren una infección abortiva, después vuelven a ser normales y no muestran ya ningún signo de la in-

Figura 7. Cultivos de células normales y de células transformadas.

fección inicial. Pero otras sí son transformadas, el virus se instala en ellas sin multiplicarse activamente. Se dice de estas células, en las que el ciclo viral no es nunca completo, que son no permisivas.

Lo que hemos dicho de los programas precoces y tardíos de los virus a base de ADN sugiere que en las células no permisivas sólo se realiza la transcripción del programa precoz, o por lo menos que el programa tar-dío no es leído en estas células hasta el final. Delicadí-simas experiencias de hibridación intermolecular demos-traron que la fracción del programa viral que llega a leerse varía según la raza de células transformadas que se estudian. Con mucha frecuencia, resulta que llega a leerse la mayor parte del programa precoz y sólo una fracción del programa tardío (figura 6).1 Esto sugiere que en las células transformadas, la transcripción del ADN viral dependería de la célula, contrariamente a lo que sucede en las células permisivas, en las que el virus juega el papel principal. Por analogía con los represores de origen viral que ejercen su acción en la célula infec-tada permisiva, se puede pensar que la célula transfor-mada también contiene represores específicos que impi-den la expresión de los genes virales tardíos. Se ha lo-grado extraer, de células transformadas, sustancias ca-paces de inhibir la duplicación viral en las células nor-malmente permisivas, pero no es seguro que se trata de represores que bloquean la transcripción del ARN vi-ral. El bloqueo podría intervenir también en los otros niveles de regulación que existen en las células anima-les: pasaje núcleo-citoplasma y traducción (figura 4) .

También es posible que las células permisivas puedan ser transformadas por una deficiencia del ADN viral. En efecto, el proceso de síntesis de los virus no es siem-pre perfecto, y esto puede originar partículas virales cu-yo ÁDN sea deficiente, o "defectuoso" 2. Si este "de-fecto" alcanza a los genes tardíos, el virus podrá ejercer entonces una acción carcinógena, aún en las células per-misivas. Dicha "defectuosidad" puede también ser pro-vocada accidentalmente por la misma célula, en el curso de la infección que normalmente debería conducirla a la muerte. Por último, también se la puede obtener artificialmente tratando la preparación de virus, antes de la infección, con diversos agentes químicos o físicos, como los rayos ultravioletas.3

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Figura 8. Virus a base de ADN. Los adenovirus (en la figura, tipo 5) son virus humanos aislados a partir de cultivos de fragmentos de amígdalas o de vegetaciones. Estos virus originan infecciones de las vías respiratorias. Notar la complejidad de la cápstda proteica, compuesta de 252 unidades, algunas terminadas por "puntas", muy visibles en la fotografía. (Fotografía de R. C. Valentine y H. G. Pereira, ]. Mol. Biol., 13, 13-20, 1965 © Academic Press.)

Cómo la I rail s formación se hace hereditaria La transformación de una célula por medio de un virus se transmite a su descendencia después de la integración del ADN viral en el material genético de dicha célula.

Después de sü infección y transformación por el vi-rus, la célula se multiplicará y producirá, en cultivo, una descendencia ilimitada de células que serán, en su tota-lidad, transformadas. A priori, es lícito preguntarse si, en estas células, la información viral está siempre pre-sente o si, por el contrario, el virus había sido necesario sólo para desencadenar la transformación y no para mantenerla. Es la primera hipótesis la que, en general, se revela correcta. La presencia del ADN viral, o por lo menos de una parte de este ADN, se demuestra indirec-tamente en las células transformadas, por la identifica-

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Figura 9. El virus carcinógeno SV40 del mono es también un virus a ADN. Coloración negativa al microscopio electrónico X 20.000 (Fotografía Dr. C. Vázquez. Institut de Recherches sur le Cáncer. Villejuif).

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ción de su ARN mensajero viral, gracias a la técnica de hibridación intermolecular y por la aparición de nuevos antígenos: uno localizado en el núcleo, y el otro en la superficie de la célula (figura 10). Recientemente, otro método, muy elegante, permitió demostrar directamente la presencia del ADN viral logrando la fusión de una célula transformada y una célula permisiva no infecta-da: se obtiene una única célula que contiene, uno al la-do del otro, los dos núcleos de las células iniciales (heterocarión).4 En la mayoría de los casos, esta célula produce el virus completo. Por lo tanto, todo el ADN viral está presente en la célula transformada.

Pero ¿cómo se duplica este ADN en la célula trans-formada? Siempre por las mismas técnicas de hibrida-ción intermolecular, se pudo demostrar que el ADN de los virus pequeños, polioma y SV40, se integra al ADN de las células transformadas probablemente a ni-vel de uno o varios cromosomas.®

Una integración de este tipo, recuerda la que se comprobó en las bacterias llamadas lisógenas. La li-sogenia es una relación duradera entre las bacte-rias y algunos virus bacterianos, de manera tal que el ADN del virus está integrado en. el cromosoma bac-teriano. En determinadas condiciones, el ADN del virus retoma una duplicación autónoma que conduce a la pro-ducción de virus libre y a la muerte de la bacteria. La lisogenia es el mecanismo más perfecto para mantener indefinidamente al ADN viral en las células, ya que su duplicación depende entonces completamente del ADN celular. Sin embargo, esta situación no puede ser gene-ral para todos los virus carcinógenos; puede existir un acoplamiento de la duplicación del ácido nucleico viral con la del ADN celular sin necesidad de la asociación física del ADN con un cromosoma. Bastaría, por ejem-plo, que su duplicación dependa, no ya de las enzimas del virus, sino de las de la célula.

Resumiendo, algunos virus a base de ADN son virus infecciosos como los otros cuando su multiplicación es completa.

Ellos son carcinógenos si satisfacen al menos dos con-diciones: —que su multiplicación esté limitada por una restric-ción en la expresión de su programa, restricción que puede intervenir a diferentes niveles; —que la duplicación de su ácido nucleico esté sometida al mecanismo de duplicación del ADN celular.

' Para que haya transformación, estas dos condiciones son, evidentemente, necesarias pero no suficientes: el programa viral debe comportar, además, una informa-ción específica que provoque la transformación. ¿Cuál es la naturaleza de esta información, cómo actúa? Es-tas preguntas, las más importantes, desgraciadamente no recibieron aún su respuesta correcta. Hacia el final de este artículo volveremos sobre ellas.

LOS VIRUS CARCINOGENOS A ARN

Los virus- carcinógenos a base de ARN originan leuce-mias y sarcomas (tumores del tejido conjuntivo, dérmi-co, óseo, cartilaginoso, muscular, etc.) en los animales superiores: aves y mamíferos. Virus parecidos fueron descriptos en los animales de sangre fría, reptiles y ba-tracios,

Figura 10, Persistencia del ADN viral en las células transformadas. Se manifiesta por la presencia en estas cálidas da dos nuevos productos capaces de provocar una reacción inmutiológica cuando son introducidos en un organismo extraño: son dos nuevos antígenos. La inyección de células que contienen estos antígenos a un animal, provoca la aparición, en su suero, de dos nuevos anticuerpos. La fracción proteica de suero que contiene estos anticuerpos está acoplada a una sustancia que presenta fluorescencia bajo la acción de los rayos ultravioletas. En presencia de células transformadas, los anticuerpos se fijan específicamente sobre los dos nuevos antígenos, que se pueden entonces localizar bajo la luz ultravioleta. (A) An tí geno tumoral intranuclear. Nótese la repartición en manchas. (B) Antígeno de superficie. Nótese la repartición en forma de "corona solar" en la superficie de la célula. (Fotografías del Dr. G. Meyer. Centre anticancereux de Marseille).

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Figura 11. Virus a ARN. Estos virus forman un grupo muy homogéneo por su tamaño, su estructura y su modo de salir de la célula por medio de una erupción. El virus de la leucemia de Friend (en la figura en los eritroblastos) constituye un buen ejemplo. (A, B, C) Algunos estadios típicos de erupción. La zona densa, en arco de círculo, coresponde a la nucleocápsula en formación. Ella comprende un centro denso formado por el ácido nucleico, incluido en mi conjunto de proteínas. (D): En ¿as partículas virales maduras, la nucleocápsula está empaquetada en un envoltorio que contiene lípidos y proteínas. Este envoltorio no sólo contiene los elementos de origen viral, sino también fragmentos de la membrana celular incorporados durante la salida del virus. (Fotografías de Unité de physiologie ceüulaire 22, INSERM).

Multiplicación viral y transformación celular En el caso de los virus a base de ARN, multiplicación viral y transformación celular no son incompatibles. Se han encontrado muchas situaciones diferentes en los cultivos celulares.

Al contrario de lo que sucede con los virus a ADN, los virus carcinógenos a ARN forman un grupo muy homogéneo en cuanto a su tamaño, su estructura y su modo de salir de la célula (figura 11). Mientras que los virus infecciosos a ADN y a ARN son generalmente liberados durante la destrucción de la célula, los virüs carcinógenos a ARN se agrupan y salen a la superficie de la célula por erupción. AÍ hacerlo, el virus se lleva un pequeño trozo de membrana celular. El "agujero" virtual es reparado inmediatamente por la célula, que sin perjuicio aparente, puede producir hasta 20.000 partículas de virus por día. La salida de los virus es continua, la célula no los almacena. Es por este motivo que sólo muy raramente pueden verse virus en el inte-rior de la célula. Otros virus a ARN no carcinógenos (ej. gripe) salen también por erupción pero provocan-do lesiones celulares importantes.

El hecho de que la multiplicación del virus no provo-que ninguna lesión celular irreversible indica que, en el caso de los virus carcinógenos a base de ARN, trans-formación de la célula y multiplicación del virus no son incompatibles, a diferencia del caso más general entre

los virus a base de ADN. El comportamiento de los vi-rus a ARN en los cultivos celulares demostró, en efec-to, varios tipos de interacciones virus-células: —tranformación celular y multiplicación viral: el virus transforma las células infectadas y sigue multiplicándo-se en ellas activamente (células permisivas); —transformación celular sin midtiplicación viral-, las células son transformadas pero no liberan virus (células no permisivas); —multiplicación viral sin transformación celular-, el vi-rus se multiplica activamente en las células permisivas sin transformarlas.

Otros casos son más complejos: —"helper virus": un virus a ARN puede no llevar la información necesaria para su maduración a la superfi-cie de ciertas células; en ese caso, la infección conjunta con otro virus del mismo grupo, capaz éste de multipli-carse activamente en las células transformadas estudia-das, permite el empaquetamiento del primer virus en la envoltura del segundo, llamado "helper virus"; así re-vestido, el virus puede salir de la célula y provocar una nueva infección; —ni transformación, ni multiplicación-, para terminar, puede darse un último caso en el que las células no son transformadas ni producen virus, conteniendo a veces

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(A) Hipótesis clásica

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virus ARN del

virus infectante

tí 8 I

^ A R N estructura en nuevo ARfsi doble cadena viral

(B) Hipótesis del provirua ADN neoformado

« ¡ i ''^lít»1'''

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virus

virus del virus ADN doble hélice nuevo ARN infectante nuevo del nuevo ADNt viral

(C) Hipótesis del provirus ADN presente antes de la infección ADN de la célula comportando una región capaz de por sí de producir virus (provirus)

virus

un elemento del virus libera la expresión dé esta región en la célula t ^ nuevo

ARN viral

Figura 12. Posibles esquemas de la duplicación del ARN de los virus carcinógenos en la célula animal.

antígenos específicos (pero no siempre), y por lo tanto poseyendo las informaciones que les permiten, en deter-minadas condiciones, reproducir el virus.

Duplicación La duplicación del ARN de los virus carcinógenos pue-de explicarse al menos por tres teorías que, por otra parte,, no se excluyen totalmente.

En estos últimos casos, se pensó que la duplicación del ARN del virus estaba, de una manera u otra, inte-grada con la de los ácidos nucleicos de la célula. Pero en realidad, todos los estudios sobre su duplicación pro-porcionaron resultados insólitos y a veces hasta contra-dictorios que pueden explicarse actualmente mediante tres hipótesis (figura 12).

Se admite generalmente que en una célula normal, sólo el ADN es capaz de multiplicarse por un mecanis-mo de copia ligado a su estructura en doble hélice. Los ARN no tienen esta estructura; están hechos de una sola cadena y sirven solamente para transmitir el código del ADN a las proteínas.

Sin embargo, la experiencia demostró que los ARN

de pequeños virus como el de la poliomielitis, o aún de virus grandes como el de la gripe, tienen la misma es-tructura que los ARN celulares, pero se duplican según un mecanismo análogo en cuanto a su principio al del ADN, es decir, por intermedio de estructuras que con-tienen el ARN en doble cadena." El ADN celular no interviene directamente en esta duplicación.

Aún cuando todavía no se ha probado nada de esto en el caso de los virus carcinógenos a base de ARN, es lícito pensar que en éstos, el ARN se duplica por inter-medio de dichas estructuras. Esta es la hipótesis clásica (figura 12A). Por otra parte, se ha demostrado que para que comience su duplicación se necesita una sinte' sis nueva de ADN, como si se tratase de virus a base de ADN; de aquí la segunda hipótesis (figura 12B). Para complicar aún más las cosas, varios equipos de investi-gadores observaron que el ADN de las células infecta-das contiene secuencias comunes con las del ARN viral. Otros equipos lo comprobaron en las mismas células, pero no infectadas, y de aquí la tercera hipótesis (figu-ra 12C).

Recientemente, se demostró que el ARN de los virus carcinógenos no consistía de una sola pieza sino de

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Figura 13. Colonia celular surgida de una única célula transformada. (X 1.00).

cuatro trozos de longitud cercana o idéntica. Por lo tanto, no se puede excluir la posibilidad de una situa-•ción compleja en la que algunos fragmentos se dupli-quen según la primera hipótesis y otros según la segun-da o la tercera.

Sea cual fuere, la solución del problema de la dupli-cación del ácido nucleico de estos virus no significa ne-cesariamente la explicación de su acción carcinógena, ya que su multiplicación puede estar completamente disociada de dicha acción. El mecanismo de la canceri-zación por medio de estos virus y, de una manera más general, por todos los viais carcinógenos, permanece todavía en el campo de las hipótesis.

II. La acción carcinógena de los virus Hasta ahora hemos hablado de las transformaciones provocadas por los virus, sin describirlas. Examinemos ahora las nuevas características de las células transfor-madas, en particular aquello que las diferencia de las células normales, en cultivo fuera del organismo.

CULTIVO DE CELULAS NORMALES Y CELULAS TRANSFORMADAS

El cultivo de células en gel semi-sólido permite separar las células transformadas de las células normales. Las células transformadas presentan modificaciones en su superficie.

Si se separan unas de otras las células de un tejido, haciendo actuar una enzima, la tripsina, que actúe sobre la superficie celular, estas células pueden multiplicarse sobre un soporte sólido de vidrio o de plástico que contiene un medio nutritivo conveniente. Esta es en la actualidad la técnica de cultivo celular más difundida y

ha permitido la producción masiva de virus infecciosos y la fabricación de vacunas antivirósicas. Las células que mejor se multiplican en estas condiciones son las del tejido conjuntivo. Sin embargo, su proliferación es-tá limitada en el espacio, ya que cuando dos células se encuentran su contacto modifica su movimiento, y final-mente impide que vuelvan a dividirse. Cuando todas las células están unidas ele esa manera, dejan de multi-plicarse. Por el contrario, las células transformadas por virus (y también aquéllas que provienen de cánceres provocados por carcinógenos químicos, o que simple-mente aparecen después de un prolongado período de cultivo), no son, o son menos sensibles a inhibiciones de ese tipo. Estas crecen en todos los sentidos, se super-ponen y forman varias capas. Además, la adherencia entre eílas y el soporte resulta disminuida.

Durante mucho tiempo se pensó que estos cambios se debían a alteraciones de la superficie celular. La rela-ción entre esas propiedades observadas in nitro, en cul-tivo, y las propiedades cancerosas de las mismas células in vivo, en el animal, no era evidente. Pero, reciente-mente, una nueva técnica de cultivo ha permitido si-mular las condiciones que existen in vivo. Al agregar las células a un gel semi-sólido que contiene el medio nutritivo, en vez de hacer que se adhieran sobre un soporte sólido, sólo las células transformadas se divi-den; las normales permanecen vivas pero no se dividen. De este modo se puede detectar, entre un gran número de células no transformadas, las colonias en tres dimen-siones, semejantes a colonias bacterianas, producto de células transformadas (figura 13). Además, modifican-do las características del gel (en particular la carga eléctrica de los polímeros que lo forman) se puede favorecer el crecimiento de las células "muy" transfor-madas, inhibiendo totalmente el de las "menos" trans-formadas, para distinguir así diferentes grados de trans-formación.7 (Estos grados corresponden, aproximada-mente, a diferencias en la capacidad de las células para formar tumores cancerosos cuando éstas son inoculadas a un animal de la misma especie).

En estas particulares condiciones de cultivo, es tam-bién el contacto entre la superficie celular y el gel cir-cundante que parece desempeñar el papel principal. La investigación de diferencias bioquímicas y estructurales relacionada con dicha superficie sólo está en los co-mienzos, pero ya se pueden mencionar algunos trabajos bioquímicos recientes que confirman la existencia de modificaciones de la superficie celular en las células transformadas. Estos resultados revisten mayor interés por cuanto la investigación de otras diferencias entre células normales y cancerosas ha sido negativa.

EL P A P E L DE LA SUPERFICIE CELULAR

La superficie de las células transformadas es la sede de modificaciones irreversibles y permanentes que podrían ser el origen de su proliferación anárquica.

En primer lugar, es necesario definir qué es la super-ficie o periferia de una célula. Ella comprende una membrana que limita el citoplasma, constituida por un conjunto organizado de proteínas y grasas fosforadas (fosfolípidos). Esta membrana está a su véz recubierta por una capa más superficial, rica en mucoproteínas (proteínas unidas a polímeros de azúcares), y llamada por este motivo glicocalix. Esta capa de mucoproteínas

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riMlltah no es una meta excreción de la célula; ella posee tam-bién una organización, enzimas, y proteínas superficia-les. Ella constituye un gel protector, que filtra el pasaje de los elementos nutritivos del medio hacia la célula. El contacto entre dos células se realiza en realidad a nivel de sus capas mucoproteicas, que eventualmente se fusionan. Recientemente, varios equipos demostraron que, en las células normales, las proteínas más superfi-ciales ocultan a algunos constituyentes de esa capa. En cambio, en las células transformadas por virus, estos elementos quedan expuestos y en contacto directo con el medio circundante.8 De la misma manera pueden quedar expuestos grupos ácidos electronegativos; esto puede ser una explicación del aumento de la carga negativa de la superficie de las células transformadas. Por otra parte, con el microscopio electrónico se obser-va que un colorante específico de los grupos ácidos de las mucoproteínas se fija más intensamente sobre las células transformadas que sobre las normales (figura 14). Es probable que la causa sea la misma.

Naturalmente, los constituyentes de la superficie se sintetizan en el interior de la célula. Las alteraciones de sus síntesis dependen en último término de las altera-ciones de los mensajes que provienen de los ácidos nu-cleicos. Pero es importante destacar que, por sí mismas, •estas alteraciones pueden perturbar el control de la di-visión celular. ¿De qué manera?

La división celular es la última etapa de la sucesión coordinada de toda una serie de eventos. El aconteci-miento crucial es la síntesis del ADN del núcleo, cuya consecuencia es la separación mecánica de los cromo-somas durante la división. Al doblar el número de sus moléculas de ADN, la célula se divide infaliblemente.

Ahora bien, para preparar la síntesis del ADN es ne-cesaria toda una serie de procesos, aún poco conocidos en las células animales: síntesis de materiales (nucleó-ridos) en cantidad suficiente, preparación de los sitios

Figura 14, Modificación de la superficie celular. La superficie de las células transformadas (abafo, por el virus de Rous) fija más un colorante de los mucopolisacciridos, el rojo de rutenio, que la superficie de las células normales (arriba). (Fotografías de G. Torpier, Instituí Pastear de Lille; X 50.000).

de duplicación (membrana del núcleo). En esta fase de preparación, es necesaria entonces una síntesis de numerosas enzimas, coordinada en el tiempo. Todas estas síntesis necesitan un pasaje continuo de metaboli-tos provenientes del medio exterior, de allí la interven-ción activa de la superficie celular. Además, la superfi-cie puede jugar un rol más específico como receptor y regulador de la entrada de las señales exteriores (que pueden ser de pequeñas o de grandes moléculas como las hormonas), susceptibles de iniciar la cadena de los eventos moleculares que lleven a la síntesis del ADN. Estos lugares receptores de la superficie pueden variar según el tipo de célula. En una célula determinada, el estado de la superficie determina que el pasaje de las señales y de los metabolitos alcance o no el umbral necesario para el desencadenamiento de esta serie de reacciones.

En las células de un tejido normal, estos cambios de la superficie pueden ser reversibles, y estar determina-dos no sólo por cada célula considerada individualmen-te, sino por las relaciones entre células vecinas. Esto permite una regulación a nivel del tejido, por ejemplo en la reparación de una herida. Si por el contrario apa-recen modificaciones de la superficie inductoras de di-visiones irreversibles y permanentes, dicha regulación no es ya posible, y las células, potencialmente capaces de dividirse, proliferarán en forma anárquica., En ese caso habrá transformación, y quizás cáncer.

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LAS MODIFICACIONES DE LA SUPERFICIE CELULAR

Los cambios permanentes de la superficie de las células transformadas pueden ser provocados por una acción directa o indirecta del virus.

¿Cuál es el papel de los virus en estos cambios per-manentes de la superficie? Dos hipótesis son posibles. El programa viral posee un mensaje que lleva, o bien a la síntesis de una enzima o a la de un constituyente que modifica directamente la estructura de la superficie celular. Un modelo experimental de este mecanismo existe en ciertas bacterias (salmonelas) infectadas por virus (bacteriófagos) cuyo ADN puede precisamente incorporarse al ADN de la bacteria. Una enzima, codi-ficada por el ADN del virus, modifica la estructura de uno de los constituyentes de la pared de la bacteria, y de esta manera cambia sus propiedades antigénicas (conversión lisogénica).9

A este argumento acaba de agregársele un segundo: se sabe que los virus carcinógenos a ARN o a ADN de-terminan la aparición de antígenos específicos en la superficie de la célula. Todas las células transformadas por un mismo virus tienen el mismo antígeno de su-perficie, lo cual sugiere que este nuevo antígeno está codificado por el virus. Sin embargo, esto no significa que se deba atribuir a la sola presencia de este antígeno todos los cambios de la superficie que confieren las pro-piedades'cancerosas: en algunas células transformadas este antígeno está ausente o es muy débil. Por consi-" guíente, él no es un testigo constante de los cambios que llevan a la transformación. En el caso de pequeños virus a base de ADN (polioma, SV40), la determina-ción de la longitud mínima del ADN viral necesaria para la transformación, indica que esta fracción puede codificar como máximo dos proteínas. Efectivamente, en las células transformadas se pueden detectar como antígenos dos proteínas nuevas: además de la que se manifiesta en la superficie, existe otra en el núcleo. No se conoce el papel que desempeña esta última, pero no se excluye que ella esté relacionada con las modificacio-nes de la superficie.

Según la segunda hipótesis, la acción de los produc-tos virales sería indirecta. La superficie de la célula, como las otras estructuras celulares, depende en último análisis de genes específicos localizados en el ADN del núcleo. El número de estos genes puede ser elevado. La acción de los virus podría consistir en provocar una o varias mutaciones de estos genes, o de modificar su ex-presión (es decir, actuar sobre el proceso de transfe-rencia de su información).

Existen algunos datos a favor de una actividad mu-tágena de los virus carcinógenos. En efecto, las células transformadas presentan con frecuencia anomalías en el número y la forma de los cromosomas. Estas modifica-ciones son en general secundarias con respecto a la transformación inicial, y aparecen más bien como una consecuencia de ella. Sin embargo, por las importantes modificaciones de los genes que implican estas anoma-lías cromosómicas, es posible que estas aceleren la evo-lución hacia un nuevo grado de transformación. Existen también mutaciones que afectan a un único gen, y que no entrañan lesiones visibles de los cromosomas. En ge-neral, los agentes que provocan tales mutaciones actúan al azar,' y no sobre un gen determinado. Es improbable, por lo tanto, que una acción mutágena del virus pueda

manifestarse siempre sobre el mismo gen o el mismo grupo de genes. Una acción más específica del virus po-dría ser la multiplicación ("amplificación") de algunos genes.

Pero ¿no sería posible que la acción del virus diera por resultado la modificación, por represión o antirre-presión, de la expresión de los genes responsables de la superficie celular? En un organismo dado, cada célula posee el mismo ADN, pero para su funcionamiento sólo utiliza una pequeña parte del programa contenido en ese ADN. El resto permanece "mudo" (reprimido), pero las zonas reprimidas varían según la especializa-ción de la célula; esta es la base molecular de la dife-renciación Si bien el mecanismo de esta represión es muy complejo y está lejos de ser elucidado, se sabe que el producto de un gen viral puede provocar la lectura de genes normalmente mudos (antirrepresión), o por el contrario, impedir la lectura de genes que normal-mente se expresan (represión).

Si es cierto que el virus puede ejercer una acción de este tipo, ¿cómo se transmite hereditariamente el resul-tado de una célula transformada a otra? La respuesta es fácil en el caso de los virus cuyo ADN está integrado, ya que lo que se reproduce es el mismo agente induc-tor. El problema no es tan simple en el caso de trans-formaciones espontáneas o provocadas por agentes quí-micos, ya que en estos casos la transformación persiste aún después de suprimir el agente inductor. Podría pensarse que el mecanismo es aquí similar al que man-tiene a las células normales en un cierto estado de espe-cialización (diferenciación), fijado en el momento del desarrollo embrionario. La ventaja de esta última hipó-tesis reside en que ella conduce a una visión unitaria del mecanismo de la cancerización.

No hay duda de que las transformaciones de una misma célula, inducidas por diferentes virus o por agen-tes químicos, no son idénticas. No obstante, todas tie-nen muchos puntos en común, especialmente en cuanto a las nuevas propiedades de la superficie. Todo agente carcinógeno podría entonces inducir modificaciones en la expresión de los genes que determinan la superficie celular.

Como el número de estos genes es probadamente elevado, se puede pensar en la posibilidad de varios estados nuevos de equilibrio en su expresión. Algunos de estos equilibrios podrían ser equivalentes y conducir por lo tanto a un mismo grado de transformación. Otros podrían ser de un nivel diferente. Entonces, el pasaje de uno a otro sería posible y corespondería a una evolución hacia un mayor grado de transformación.

III. Virus y cáncer humano La complejidad de los modelos experimentales estable-cidos a partir de los virus carcinógenos de los animales, hace que resulte problemático pensar que un día se pueda decir: tal virus causa tal cáncer humano. Hemos visto que la situación más frecuente en un cáncer indu-cido por un virus es que el virus no se produce com-pletamente.

La dificultad de aislar en el hombre los virus carci-nógenos. se ve agravada por dos razones: —Es imposible, por razones éticas evidentes, verificar en forma experimental que un virus es carcinógeno in-

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Figura 15. Virus del grupo de los herpes en células cultivadas que provienen de un cáncer humano de riño faringe. Se distingue (figura 15B) numerosas nucleocápsulas virales (nucleocápsula: ADN asociado con proteínas internas del virus). Algunas células (figura 15A) liberan también partículas completas envueltas en una membrana. (Fotografías del Dr. Guy de Thé, X 67.000).

yectándolo a un sujeto sano. Se realizaron numerosas investigaciones inyectando extractos filtrados de tumo-res humanos (no contenían células intactas pero po-dían contener virus) a animales, en particular a los si-mios superiores: los resultados fueron, en general, en-gañosos. —En el hombre, los mecanismos ,de vigilancia inmuni-teria son sumamente eficaces, de manera que toda pro-teína extraña, se trate de la cápsula viral o de un antí-geno, inducida en la superficie de células transformadas por ese virus, desencadena inmediatamente la produc-ción de anticuerpos por las células especializadas, que destruyen las células transformadas. Es entonces pro-bable que los cánceres que surgen de esas células trans-formadas no tengan antígeno de superficie que sea visi-ble hasta el punto de hacerse reconocer, de donde sur-ge una dificultad más para identificar al agente causal.

Lo que sí puede afirmarse es que algunos virus co-nocidos pueden estar implicados en cánceres, o que al-gunos cánceres pueden ser debidos a virus que aún no han sido aislados.

LOS SOSPECHOSOS YA IDENTIFICADOS Algunos virus a base de ADN, del grupo del herpes, fueron identificados en cánceres humanos. Pero su pre-sencia no prueba fehacientemente que ellos sean res-ponsables de la enfermedad.

El tumor de Burkitt, cáncer que se manifiesta por tumores de células linfáticas, localizados especialmente en la mejilla, es frecuente sobre todo entre los niños negros de algunas regiones africanas. Esta localización geográfica ha llevado a pensar en la intervención de un insecto que transporta un agente transmisible (virus). Estos tumores no encierran virus, pero si se cultiva las células de estos tumores, se observa a menudo (aunque

N.

no siempre) un virus grande análogo al del herpes; se lo llama virus de Epstein-Barr o virus E. B., por el nombre de sus descubridores. Desgraciadamente, no hay ninguna prueba de que el virus E. B. sea la causa de la cancerización de dichas células, y es posible que se encuentre allí como un simple "pasajero", es decir, un virus que se multiplica sin provocar ninguna lesión ce-lular.

En realidad, el virus del tumor de Burkitt es muy difundido y se lo considera como el agente de una en-fermedad infecciosa común, la angina por monocitos o mononucleosís infecciosa.10 Sin embargo, lo que hemos dicho sobre los virus a ADN permite suponer que, en determinadas condiciones, cuando su programa no lle-ga a leerse hasta el final, este virus puede tener una acción carcinógena. Recientemente se describió la trans-formación, por este virus, de leucocitos humanos en cultivo.

Señalemos también que un virus análogo al virus E. B., pero del que no se sabe si es idéntico, ha sido hallado en ciertos cánceres de rinofarínge en individuos asiáticos (figura 15).

Otros sospechosos, como el virus del herpes genital y el virus de las inclusiones citomegálicas, también per-tenecen al grupo de los herpes. Se encontró cierta co-

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rrelación entre los signos (antígenos) de una infección provocada por el virus del herpes genital y el cáncer de cuello de útero.11 Aquí también faltan las pruebas concluyentes. Por último, los adenovirus, carcinógenos para algunas especies animales, como ya hemos visto, en el hombre solo son infecciosos ya que, a su respecto, las células humanas son permisivas. No obstante, no se excluye la posibilidad de que algunas variantes, dotadas de un programa deficiente, tengan no ya un poder des-tructivo, sino que se transformen en carcinógenas.

LOS NUEVOS SOSPECHOSOS

Aún no se ha establecido el papel de los virus en las leucemias y los sarcomas humanos.

Los sospechosos se encentran también entre los virus que aún no han sido aislados. Ya hemos visto que los virus a base de ARN provocan leucemias y sarcomas en los animales que rodean al hombre. Se realizaron, sobre todo en los Estados Unidos, investigaciones intensivas para descubrir agentes semejantes en las leucemias agu-das y en los sarcomas humanos.

La búsqueda de partículas virales en la sangre de sujetos leucémicos tuvo hasta hoy un resultado negati-vo, a pesar de varias falsas alarmas. Lo que se sabe so-bre las leucemias animales permite prever que no hay relación obligatoria entre la multiplicación intensiva del virus y su acción carcinógena. Es posible que el agente viral, si es que existe, haya infectado al sujeto mucho antes de la aparición de la leucemia, y también es posi-ble que él haya estado presente de manera latente en el material hereditario.

En lo que respecta a los virus ARN que provocan sarcomas, varias experiencias realizadas en 1968 y 1969 indican que las células humanas son transformables des-pués de la infección por ese tipo de virus, y sugieren que virus análogos a los encontrados en el animal po-drían provocar ese tipo de cáncer. —Ha sido posible transformar en cultivo las células de tipo conjuntivo que provienen de embriones humanos, por los virus que provocan sarcomas en el pollo y el ratón. En el caso del virus del sarcoma del ratón, hubo que asociarlo íntimamente al virus de la leucemia del gato para que la experiencia fuera posible. Este último, que no transforma las células humanas, es capaz ele penetrar y multiplicarse en ellas. En esta forma sirve de vector al virus del sarcoma del ratón.12

— Extractos filtrados de osteosarcomas humanos pue-den producir el mismo tipo de cáncer en el hámster.13

—Extractos filtrados de sarcoma humano pueden trans-formar células humanas, en cultivo. Algunas contienen partículas características del grupo de los virus carcinó-ganos a base de ARN. Las células originales de los sar-comas, como aquellas pasadas en cultivo, poseen en su superficie un antígeno que parece específico de ese tipo de cáncer.1'®

Sin desconocer la importancia de estos resultados, es de temer que habrá que recorrer un largo camino antes del reconocimiento formal del papel que desempeñan ciertos virus en los cánceres humanos.

La multiplicidad de las posibles causas de la trans-formación celular parece excluir totalmente la posibili-dad de que un agente viral específico sea el responsable de todos los cánceres. O

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Monografías sobre los virus carcinógenos y su acción in vitro.

Subviral Carcinognesis, Y. Ito, editor (1? International Symposium on Tumor Virases, Nagoya, 1966).

Advances in Cáncer Research, Vol. 12, 1969, Academic Press.

R. Dulbecco, "Cell transformation by virases" Science 166, 962 (1969).

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Humor Julio Moreno

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La política científica oficial

Reportaje a Alberto C. Taquini

Ciencia Nueva: Dr. Taquini, ¿podría explicarnos qué es el CONACYT, de qué fondos dispone, qué fondos distri-buye y cómo?

A. Taquini: Tengo la impresión que la Secretaria del CONACYT no es aún bien conocida. La Secretaría, como todos los organismos de este tipo que existen en los países adelantados —en algunos bajo la forma de Consejos, como en Japón, Bélgica o Suecia, en otros como Ministerios de Ciencias— tiene como misión tra-zar la política científica del país y facilitar su cumpli-miento, es decir, planificar el desarrollo científico, coordinar la acción para que resulte eficiente, y luego evaluarla, cosa necesaria no sólo para poder promoverla adecuadamente sino para ampliar o corregir los planes en la marcha. La Secretaría existe desde hace poco más de un año y medio. Cuando me hice cargo la ley no estaba aún reglamentada, no había personal, ni presu-puesto ni nada. Mi primera tarea fue pues, partiendo de cero, organizaría. Por consiguiente, en febrero del 69, no fue la Secretaría la que empezó a funcionar sino el Secretario. Lo que ha hecho una vez organizada y hasta el momento actual es —tal cual fijó en su plan de acción— analizar el país. En un año se evaluó la si-tuación nacional. Para alguien que no tenga experien-cia, esto puede parecer relativamente fácil y superfluo. La realidad es, que la evaluación de la situación nacio-nal en el área de la ciencia y la técnica es algo muy complejo e indispensable para poder trazar una política adecuada. Nosotros hemos hecho: el inventario del potencial científico-técnico nacional, cuyos resultados fueron publicados; una evaluación de la situación na-cional en lo que respecta a su proceso de evolución y un análisis de cómo funcionan los organismos de producción científica y cuáles y cómo sus áreas están cubiertas; los defectos, corregibles o no, que tiene nues-tro sistema promocional; nuestra actividad específica en el orden internacional; el origen y posibilidades de fondos, etc. El inventario de nuestro recursos en ciencia y técnica se ha completado con una evaluación de la capacidad potencial en cada una de las áreas de la cien-cia. Esto por supuesto implica una apreciación, del fac-tor calidad —tarea que en el orden de la ciencia, resulta más complicada que en cualquier ot ro— que la Secre-taría ha cumplido con el aporte de especialistas reco-nocidos en cada una de las áreas de la ciencia. Como uno de los defectos visibles del sistema en nuestro país, es la desigual distribución de recursos en el te-rritorio, con comisiones especiales se ha analizado la

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posibilidad de desarrollar en las regiones del país que no tienen infraestructura adecuada, líneas de investiga-ción que puedan contribuir a acelerar su desarrollo. En este sentido ya han trabajado comisiones en el nor-este, noroeste, zona cordillerana y en la zona atlántico-patagónica y se está estudiando las demás regiones. Gon la evaluación hecha, estamos en condiciones de decir qué tiene el país en el plano científico y técnico y cuáles son sus virtudes y defectos. Cumplida esta tarea nos abocamos a la elaboración del plan nacional en ciencia y técnica. Nuestro propósito era empezar a tra-bajar en forma ordenada en el mes de junio. Por las circunstancias que todos conocen ha sufrido un ligero retraso, pero igualmente estará terminado para fin de año.

C. N.: ¿De qué fondos dispone el CONACYT para hacer este trabajo?

A. T.: .Para hacer este trabajo la Secretaría tiene su presupuesto de funcionamiento, que no es nada con-movedor . . . En una tarea de este tipo se necesita con-tar con un número grande de expertos. El Estado no puede pagar una infinidad de expertos. Pero afortuna-damente cuenta con la buena voluntad de la mayoría de los científicos y tecnólogos. La Secretaría no ha tenido necesidad de montar una gran estructura, porque en cada problema en particular ha contado con la am-plia colaboración de los sectores interesados.

Con bastante frecuencia se hacen los planes antes de saber con qué medios se va a contar para ponerlos en práctica. Por nuestra parte, hemos anticipado algu-nas previsiones para que esto no suceda. En primer lu-gar, nos hemos preocupado por buscar solución a pro-blemas conocidos, como son la inestabilidad del sector científico-técnico, su inadecuado régimen de remune-ración y escalafón diferente para actividades que son equivalentes, lo que me parece una aberración. Un cien-tífico tiene el derecho de trabajar donde desea y se sienta cómodo; no es posible que tenga que irse de un lugar donde quiere trabajar y se siente cómodo, a otro, por la sola razón de que le pagan más. ¡Y sobre todo, si los dos lugares son del Estado! Eso no puede ser, No puede ser que alguien que se encuentre cómodo V trabaja bien, por ejeniplo, en una universidad, se tenga que ir a otra institución, no deseándolo, porque le pagan más, o viceversa.

Estudiamos un régimen de remuneración y escalafón para el sector científico-técnico aplicable a nivel na-cional. En esto participaron miembros de Energía Ató-mica, del INTA, del Consejo de Investigaciones Cien-tíficas y Técnicas, de la Universidad. . . en fin, de los organismos fundamentales.

Otro aspecto que nos preocupó fue el buscar la for-ma de utilizar hombres de valor que hoy no tienen posibilidades de incorporarse al sistema científico-téc-nico, estén en el país o en el extranjero. Al respecto hemos elaborado un proyecto, en el cual se crea un sistema por el cual se reciba la demanda de científicos y técnicos para cumplir con los planes y se facilita su incorporación, La forma de operar es la siguiente: las demandas concretas se abrirán a concurso en el país y en el extranjero, de manera que los argentinos mejores puedan acceder a ellas, Una serie de franquicias: in-corporación al régimen del escalafón científico-técnico, pago del viaje del lugar donde se encuentre al lugar

de trabajo, incorporación al régimen previsional, etc., permitirán que el sistema opere satisfactoriamente. Complementariamente se ha elaborado además, un pro-yecto de decreto sobre franquicias para la repatriación o incorporación de técnicos que regresen al país a re-querimiento de algún organismo no oficial.

Otra de las previsiones hechas por la Secretaría f u e favorecer la participación del sector privado en la in-vestigación y desarrollo incorporando un régimen espe-cial de desgravación a las empresas que hacen investi-gación o que subvencionan proyectos de investigación y desarrollo a cumplir en organismos de investigación. La reglamentación respectiva está a la firma para q u e se ponga en práctica cuanto antes.

Finalmente, y fundamental, se previo lo que el país necesitará disponer para hacer frente a su desarrollo científico-técnico. Porque si se hacen buenos planes pero faltan los fondos para pagarlos, se está construyendo en el aire. En este sentido se ha previsto un incre-mento regular de la inversión nacional en ciencia y técnica. Ya Uds. habrán leído que en las políticas cien-tíficas aparece en forma concreta que el país se pro-pone llegar en un plazo de diez años a la, inversión del 1,5 % del Producto Bruto Interno. Lograr eso im-plicará colocar al país en una situación excepcional den-tro de América Latina, y a la altura de los países desarrollados. Si bien en EE. UU. la inversión llega al 4 % del Producto Bruto, ningún otro llega al 3 9b. Es más, la mayoría de los países adelantados no llegan al 2 %. Se ha previsto que el incremento de inversión en ciencia y técnica se haga en forma gradual y soste-nida. La experiencia muestra que un incremento de-masiado grande de la inversión en ciencia y técnica —desproporcionado con la inversión existente— de-termina una inversión poco eficiente. Se desperdicia dinero y, a menudo, se crean obras o institutos nuevos que distorsionan el sistema. Creemos que para nosotros un incremento del 0,1 % del Producto Bruto anual es lo adecuado.

C. TS¡.¡ El tema de los sueldos nos parece un buen ejem-plo para ver cómo se implementa lo que elabora el CO-NACYT. Entendemos que es simplemente indicativo y el Poder Ejecutivo después lo orquesta en los organis-mos que dependen de él, ¿o el CONACYT tiene poder propio para que las universidades, la Comisión de Ener-gía Atómica, etc. cumplan las políticas elaboradas?

A. T.: Por supuesto, el escalafón propuesto es nacio-nal, los funcionarios que entren en él podrán pertene-cer a cualquier repartición. Los organismos que ya tie-nen una carrera podrán, si lo desean, ajustar su propia carrera a estas normas. Los organismos que no tienen un Departamento Especial de Investigación, tendrán que organizar su estructura y pedir también su incor-poración. La incorporación dependerá de si se hace investigación o no, lo que, lógicamente, significará hacer una evaluación. Con respecto a la distribución de los fondos, serán adjudicados con el concurso de la opi-nión de los organismos que deben promover y ejecu-tar los planes. La Secretaría, en una palabra, definirá la política, lo que debe hacerse. Supongamos que en e l orden de la investigación existen ramas, como en rea-lidad existen, que estén muy poco desarrolladas y q u e sea de interés nacional desarrollar. Pues entonces se dará prioridad a los programas que contemplen esta necesidad. Los programas se compatibilizarán entre s í

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ESQUEMA PARA PRESENTAR PROGRAMAS DE INVESTIGACION Y DESARROLLO EXPERIMENTAL

NIVEL DE POLITICAS ( P L A N E A M I E N T O )

NIVEL DE PROMOCION, COORDINACION ( O R G A N I S M O S )

SECONACYT AREA DE

PROGRAMAS,

AREA DE •SUBPROGRAMÁSj

NIVEL DE EJECUCION C INST ITUTOS)

INVENTARIO S E C O N A C Y T

y se les adjudicará un orden prioritario de acuerdo con los fondos que existan. Los fondos dedicados a estos programas particulares se entregarán en una sola vez o en etapas, de acuerdo a lo que más convenga. Hecho esto, la Secretaría sólo evaluará el cumplimiento de los programas respectivos.

La Secretaría tiene la misión de fijar planes y prio-ridades. No de definir específicamente proyectos para cada organismo. Por ejemplo, si para desarrollar un área de la ciencia se necesita crear universidades, man-dar 10 becarios, o 20 Ó 30, al exterior, hacer tal o cual tipo de investigación; eso ya es una función del proyecto, privativo de cada organismo. Otro ejemplo, si se considera que hace falta un nuevo laboratorio o instituto, no previsto por el organismo respectivo la Secretaría aconseja la adjudicación de fondos para que el organismo que corresponda lo haga. Además, la crea-ción de ese instituto de ejecución se hará de forma tal que su funcionamiento esté bajo el contralor del orga-nismo del área correspondiente. Porque a la Secretaría no le corresponde entrar en una acción sistemática en un sector determinado.

C. N,: Ud. definió en la conferencia de gobernadores la política del CONACYT ¿Cómo se implementa esta polí-tica? ¿Por qué se eligieron como disciplinas a desarro-llar la oceanología, la hidrología y la computación?

A. T.: Tengo la impresión de que a este respecto cabe una aclaración. Cuando hablo de desarrollo científico, como lo he hecho hasta ahora, me refiero a la ciencia en general y desarrollo de cada una de sus ramas. En

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n u e s t r o país, a ese respecto, considero que hay ramas d e la ciencia que están hiperdimensionadas, mientras q u e o t r a s están hipodimensionadas. Al trazar la polí-t ica y el P^ a n de desarrollo científico se van a tener e n c u e n t a esas situaciones.

C. N.: ¿Es decir, que en esos tres casos se trataba sólo d e ejemplos?

T.: E n realidad cada una de ellas representa un área q u e engloba varias disciplinas. El hecho de que sean á reas con poco desarrollo y de gran porvenir ha hecho q u e se analicen en particular. En nuestro país la ocea-no log í a cuenta con pocas bases ele investigación. En el m o m e n t o actual la oceanología es de importancia fun-d a m e n t a l clesde el punto de vista de los recursos eco-n ó m i c o s ; además como la investigación del mar exige u n a integración multidisciplinaria, hacerlo puede con-duc i r el día de mañana a tener las bases de un centro de es tud ios superiores en la región patagónica. Al res-p e c t o , la Secretaría ha hecho un estudio particular, pero la p r io r idad que le corresponde se decidirá una vez q u e se tengan todas las demás necesidades del país s o b r e la mesa. Igualmente actividades relativamente n u e v a s en el país como son la computación, o la hidro-logía , deben analizarse con distinto lente al usado para o t r a s que ya tienen tradición en el país. También el desaro l lo regional debe ser analizado con alguna par-t icu lar idad , por ejemplo, la demanda científica regional de l a Patagonia que no dispone de una infraestructura científico-técnica y que tiene una orientación económico-social simple hay que encararla en forma distinta ,a o t r a s regiones, como la metropolitana o centro, que t i e n e n universidades e instituciones desarrolladas.

C. N.: ¿Y Ud'. qué opina de la computación?

A. T.: Para no aventurarme podría contestarles que en c ie r tos aspectos estamos bien, pero en otros se re-p r o d u c e un poco la misma situación que en otras dis-c ipl inas: el factor individual priva en la elección de de te rminadas orientaciones. Y esto hoy, en el orden cient í f ico, no es lo mejor. Entiéndame bien, no quiero deci r dejar de lado el factor individual en la investi-gac ión , sino que el factor individual sea el determinante p a r a q u e se haga, por ejemplo, un Insti tuto en tal o en cua l parte, sobre tal o cual cosa, sin pesar los ser-vicios q u e va a prestar, cuánto va a costar, etcétera.

C. N.t Las cifras del informe del CONACYT respecto a computación son alarmantes, en el sentido de que en los últimos cuatro o cinco años la cantidad de equipos se ha multiplicado por siete, mientras que la gente que trabaja en ellos se ha multiplicado solamente por dos, cuando es sabido que los equipos m&s modernos necesi-tan más gente por equipo que antes.

A. T.: [Y no está prevista su formación! Quiero acla-ra r q u e la computación ha sido analizada no porque se le h a y a fijado prioridad sobre otra cosa, sino porque es fac t ib le analizarla anticipadamente, y porque anti-c ipadamente se sabe que en ese campo se deberá de-t e r m i n a r una política general,

C. N.: Es decir, que estas tres disciplinas eran simple-mente ejemplos de campos que se sabe que son defici-tarios . . . y que no son los únicos, sino que en este mo-mento son evidentes.

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A. X.: Repito, son campos en los que se podía hacer un análisis anticipado. Para aclarar el concepto me ' referiré a la forma como se planifica en el mundo. Se planifica en dos direcciones: una, ciencia y técnica por sí mismas; es decir la ciencia y la técnica como re-curso. La ciencia y la técnica tienen una evolución uni-versal. El país tiene una vida permanente: hay que pensar que dentro de 10, 20 ó 30 años tendrá que tener un stock de científicos con formación adaptada a lo que se prevé para entonces. Los planes en este sentido sólo contemplan el desarrollo científico y téc-nico en sí mismo. Buscan lograr el desarrollo científico armónico para disponer de una infraestructura científica que pueda ser utilizada adecuadamente en el momento oportuno; disponer de un número de científicos y re-cursos que satisfagan la demanda de su población; el incremento de la ciencia, etc. La otra dirección de los planes de ciencia y técnica apunta al logro de la in-fraestructura necesaria para su desarrollo. Para este fin hay que analizar el plan de desarrollo nacional. Los planes obviamente darán en este sentido prioridad a las áreas que sean primarias en el país. Desde el punto de vista productor; algunas de ellas: carnes, granos, petroquímica, siderurgia, papel, lanas, rubros que fueron tratados en una reunión reciente organizada por la Se-cretaría que tuvo amplia difusión, en la que intervi-nieron representantes de la producción primaria y se-cundaria, miembros de la universidad, investigadores y extensionistas. Actualmente la Secretaría está analizando con especialistas las recomendaciones y las confronta con los resultados de nuestra encuesta y los planes de de-sarrollo para trazar los planes respectivos. Esto le da una idea del procedimiento que se sigue en este sentido.

C. N.: ¿Quiere decir que la planificación del CONACYT va a considerar al sector productor también?

A. T.: Lógicamente, tenemos que utilizar la informa-ción que nos llega de todas las fuentes. Si necesitamos hacer un plan de desarrollo de la investigación en el sector productor, no vamos a escuchar solamente al científico y al tecnólogo, sino que debemos conocer la producción del país y su demanda.

C. IV.; Acerca del aspecto internacional creemos enten-der que Ud opina que la Argentina, hasta el momento al menos, no ha tenido un desarrollo científico-técnico independiente.

A. T,: ¿Se refiere al desarrollo tecnológico aplicado?

C. N.: Sí. ¿Cuáles son las ideas respecto a métodos o implementación para independizarla?

A. T.; Pienso que la desgravación impositiva es fun-damental, porque nadie mejor que la industria misma puede saber en qué medida puede implementar su in-vestigación. Tiene dos vías abiertas, una es que lo haga como lo hacen algunas empresas, con el apoyo de los institutos y organismos de investigación que existen en el país. Creo que la unión de los centros de investi-gación universitarios o no universitarios —privados y oficiales— con el sector productor en programas de in-vestigación y desarrollo, es algo muy necesario. En nuestro país, el sector científico y el sector productor están en estancos aparte, salvo casos que tienen poca trascendencia, y eso debe remediarse. La desgravación impositiva facilitará eso.

C. N.: Es decir, entendemos que en este momento el fun-cionamiento de la Secretaría del CONACYT para im-pulsar el desarrollo científico y tecnológico estaría da-do por el asesoramiento a nivel del gobierno: la Secre-taría asesora a la Presidencia sobre las cosas que con-vendría hacer para impulsar el desarrollo científico-tec-nológico.

A. T.: No, no es sólo eso. La Secretaría hace los planes, que son aprobados por el CONACYT. Luego hay que poner en marcha los programas que implica el plan. El plan no es una política, es algo más, es una base ordenada de la cual surgen los programas, en cuya elaboración deben intervenir, lógicamente, los organis-mos que los llevarán a la práctica. La Secretaría da a los programas un orden de prioridad en función del interés nacional, por una parte, y de los recursos, por la otra. La puesta en marcha de los programas es res-ponsabilidad del organismo que los promueve o ejecuta

C. N.: ¿Y qué papel juega el CONACYT en el control del cumplimiento de los programas?

A, T.: La evaluación. Estos programas serán evalua-dos en la forma en que se dictamine en cada caso. Si el programa debe ser cubierto por más de un orga-nismo, la coordinación la hace el CONACYT.

C. IV.: En su exposición en la Reunión de Gobernadores Ud. fue bastante crítico acerca de las "elites" argenti-nas que fueron responsables del atraso de la investiga-ción científica y tecnológica. ¿Cree Ud. que la desgra-vación impositiva va a bastar para cambiar este estado de cosas, esta mentalidad, o se va a necesitar otro tipo de medidas?

A. T.: Yo creo que no va a bastar, si uno quiere que las cosas tengan el alcance que deben tener. Tam-poco creo que se pueda esperar mucho de ella, por razones estructurales; se puede esperar en algunos sec-tores, pero no se puede esperar que provoque un cam-bio fundamental. Creo que en los primeros cuatro años el Estado tiene que dar la mayor parte del apoyo. A partir de ese momento, es probable que el sector privado contribuya más a la investigación y desarrollo. Contrariamente no espero una gran contribución del sector privado en los primeros años; por eso creo que es el Estado quien debe disponer a aumentar la propor-ción del producto bruto destinada a estos fines en los primeros años. Y eso, como dije, porque la estructura del sistema científico-técnico, salvo casos de excepción, no está hecha para que se cumpla de otro modo. Con situaciones de excepción no se logran cambios. Para pro-ducir el cambio se requiere crear una nueva mentalidad, y esto sólo se conseguiría si el Estado presta el apoyo necesario.

C. 2V.: ¿Ha estado previsto o estudia el CONACYT algu-na medida de reagrupamiento de institutos o centros de investigación, como, por ejemplo, un mayor o menor peso del Consejo de Investigaciones Científicas y Téc-nicas, o inclusive su desaparición?

A. T.: Yo creo que el Consejo no debe desaparecer. No sé por qué aquí se considera que hay superposi-ción entre el Consejo y el CONACYT cuando cum-plen en realidad funciones muy diferentes. En muchos otros países existen los dos organismos. Nada de lo que yo he dicho que debe hacer esta Secretaría lo debe

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hacer el Consejo de Investigaciones, y en un Estado moderno hay que hacerlo. Creo que el problema de la similitud de los nombres crea la confusión, hasta in-tercambian las siglas . . .

C. N.: Lo que no se ve muy claro,, es el poder real que pueda tener el CONACYT sin la colaboración del Con-sejo . . . salvo que el Consejo tenga miedo a la "peni-tencia" de los fondos.

A. T.: Bueno, yo creo que en este país debemos ter-minar de hablar en esos términos, que un organismo esté en contra del que está enfrente o viceversa. Este organismo no está en contra de ningún otro organismo del país, y supone que ningún otro organismo del país está en contra de este organismo, que es natúral y no un invento trasnochado del gobierno de la Revolución Argentina. Aquí tengo algo escrito por mí, en ocasión-de la Segunda Reunión de Dirigentes de Consejos Na-cionales de Política Científica y ele Investigación de los Estados de América Latina, organizada por la UNESCO, en el año 1968, sobre la que hubo acuerdo total: la necesidad de crear un organismo de política científica al más alto nivel. En esa reunión estaba presente el Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

C. N.: ¿Hay algún organismo similar en otros países la-tinoamericanos?

A. T.: En algunos estados del Brasil hay Ministerio de Ciencias, Creo que ese país está ahora proyectando crear un Ministerio Nacional. El grado de desarrollo de los demás países quizás no lo justifique.

C. N,: Ud. dijo que había que tener un incremento del 0,1 % del Producto Bruto Interno durante los próxi-mos cuatro años; ¿el año cero, cuál sería, 1971? El Plan de Desarrollo, ¿cuándo estaría listo?

A. T.: Nosotros pensamos terminar este año con la preparación del Plan; no pensamos, y quiero ser bien explícito, que el Plan elaborado sea definitivo. Si así fuese, la Secretaría podría bajar las cortinas y dedicarse a mirar qué pasa. Lo que pensamos es fijar directivas orgánicas, basadas en un análisis y evaluación de la si-tuación suficientemente sólidos como para que desde el año próximo el país empiece a andar por el buen cami-no en materia de ciencia y técnica. O

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De yerbas y demonios

Giácomo A. Clerici

El profesor Ltñgi Belloni, de la Uni-versitcí degli Studi de Milán, Italia, en-contró en los Manuscritos Ambrosia-nos una interesante disertación titulada Iudicium de symptomatibus consequen-tibus ad assumptionem herbae cuius-dam qua Indi Tuccumani et Paraguai-nenses utuntur, acerca de una hierba usada por los indígenas sudamericanos, a la que identificó con el mate o "té de los jesuítas" (Ilex paraguariensis St. Hil.).

Dispuesto a profundizar en el tema, el estudioso italiano se remitió a fuen-tes de documentación histórica rela-cionadas con la yerba mate, como por ejemplo el trabajo que sobre su cul-tivo en las colonias jesuíticas del Pa-raguay realizara R. M. de Termeyer: "Acerca del Té Paraguayo, vulgarmen-te llamado Hierba del Paraguay. Des-cripción histórico - físico - botánica del mismo, con interesantes detalles vin-culados con el mismo argumento", que forma parte de los Opúsculos cientí-ficos de entomología física y agricul-tura. (Milán, 1809, pp. 221-522.)

En el Iudicium, el médico milanés Giacomo Antonio Clerici, muerto en el año 1622 confirma, después de una erudita disertación sobre fisiopatología gástrica, el poder demoníaco del abuso de la yerba mate, creencia muy difun-dida en esa época y sobre la cual los jesuítas españoles del Paraguay infor-maron al cardenal Federico Borromeo en el año 1619.

El profesor Belloni considera que hay una posible identificación entre el autor del Iudicium y el médico que, excluyendo la posibilidad de atribuir a un "mal natural" los disturbios gás-tricos del senador "Ltñgi Melzi (1554-1629), compartió con L. Settala y G. B. Selvático la responsabilidad de ha-ber proporcionado el apoyo de la cien-cia médica a la condena de una mu-cama del senador por maleficio "ad mortem".

El Iudicium figura también en el "Catálogo dei codici Pinelliani del-l'Ambrosiana" (Milán, 1933, p. 100), junto con una exposición bilingüe —en

i í If(( 'i',

"Es tradición netre los yndios del Paraguay que el demonio introdujo esse vicio".

"Proboca esta mala costumbre a orinar frequentemente, y assi no puede quien la tiene oyr missa cantada, ni sermón

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italiano y español— sobre los efectos de nuestra inofensiva costumbre de matear, de la que transcribimos el tex-to español:

En estas dos gobernaciones de Pa-raguay y Tucuman a yntroducido el demonio un abuso de juntarse las personas de una casa o de dos, o algunos amigos de todos estados, una ves o dos al día, y otros algu-nas en la semana, a tomar una hier-va molida, que es como fumaque con agua caliente, en tanta canti-dad, quanta les cabe en el cuerpo: y luego se probocan a bomitar, y bo-mitan todos con grande indesencia y bestialidad, y luego comen en abundancia, y suelen algunos beber con exceso vino. Otras veses suelen tomar esta hierva a solas; y con ser mui amarga, en dándose uno a este vicio no le deja hasta la muerte. Es tradición entre los yndios del Pa-raguay, que el demonio introdujo este vicio, y se aparesia a los yndios en figura de puerco en las vasijas que beben. Y entienden los españo-les que es medicina para todas les emfermedades: a lo menos lo dicen por escusar su vicio y desventura, aunque otros comfiesan la verdad, que es vicio y sin fructo alguno.

Los inconvenientes y daños que acarrea este vicio:

1. Que esta yerva se saca de unos montes y montañas y apartados de poblado, adonde no 'ay comida al-guna. Buscanla con mucho fuego los Indios, y suelen morir cada año más de setenta o ochenta, unos de am-bre, otros de calor, y otros molidas las espaldas y hecho mataduras de los cargado, que son mui grandes, que no ay cabalgaduras que los pue-dan sacar, uno sin baptismo, v otro sin comfession, y quedan sus huesos en el campo como de unas bestias.

2. Hazense los indios y los espa-ñoles con este vicio olgasanes y flo-jos, y muchos gastan lo mas del día en esto.

3. En estas juntas todo es tratar de vidas agenas; y quando son estas juntas con mugeres, suele haber otras ofensas de vicio.

4. Como toman muchos esta yer-va cada día, y no pueden comulgar antes ni despues, dejan muchos la communion todo el año, y mui mu-chos sacerdotes la misa en las fies-tas, y también la comfession, y assi apenas ay quien frequente estos sa-cramentos: y cada dia es este daño major y mui de llorar.

5. Proboca esta mala costumbre

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"Causa muchas flemas y postemas y enflaquese el estomago, y assi mueren muchos de repente".

h rí§Mh í ' X

"Toman con esto el tabaco en humo todo el día y la noche que paresen peores que negros".

a orinar frequentemente, y assi no puede quien la tiene ovir missa can-tada, ni sermón.

6. Es increíble el cuidado y ansia que cadauno tiene de provocar y comvidar a otros a este vicio, y assi cunde como peste o lepra.

7. Causa muchas flemas y poste-mas y enflaquese el estomago, y assi mueren muchos de repente.

8. En algunas partes vale tan ca-ra esta yerva, que se gasta mucho en ella, comprando la libra a qua-tro y a ocho reales, y assi se enpo-

brecen mucho, y traen a los hijos algunos desnudos, y ellos poco me-nos.

9. Jusgase por pacto implícito del demonio: de que no es poco indi-cio, que como gente enbelisada di-cen que no se pueden emmendar, asi los nacidos aca, como los venidos de España: y ni con sermones, ni cédulas de su Magestad, ni ordenan-gas se ha podido remediar. 10. Toman con esto el tabaco en humo todo el día y la noche, que paresen peores que Negros.

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• PARTICIPAMOS EN MUCHISIMAS REALIZACIONES. ALGUNAS FUERON UNICAS EN SUDAMER1CA.

PASEO COLON 221 BUENOS AIRES

Tal es el caso de la Planta Petroquímica que

montamos y supervisamos para

CARBOCLOR (Campana), Esta obra,

orgullo de la Argentina, es la primera planta integral

en Sud América para la fabricación de

Alcoholes y Cetonas. La responsabilidad que asumimos

en esta oportunidad lúe doble: como argentinos y como

depositarios de la confianza que nos dispensó Carboclot

Una vez más respondimos con nuestra reconocida capacidad

para afrontar obras da esta envergadura.

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¿Pueden construirse computadoras en la Argentina? Roberto Zubieta

Computadora

Cualquier máquina que acepta y procesa datos en u n fo rma to predef in ido , los p ro -cesa y entrega los resultados en u n f o r m a t o pedido, ya sea como in fo rmac ión o c o m o se-ñales capaces de controlar a u t o m á t i c a m e n -te o t ra máquina o proceso. El t é rmino se utiliza genera lmente p a r a de-signar cualquier mecanismo de cá lcu lo . Las tres categorías principales s o n : com-putadores digitales, c o m p u t a d o r a s analógi-cas y computadoras híbridas.

"A DICTIONARY OF COMPUTERS" Anthony Graham - John Graham - Robitt Williamson Penguin Books - 140510397 -Londres, 1970

La computadora está gene ra lmen te c o m -puesta por varias unidades: una u n i d a d cen-t ra l de cálculo y varias unidades de en t r a -da y salida. Puede realizar además de ope-raciones aritméticas, operaciones lógicas. Puede sintetizar, memor izar y m o d i f i c a r instrucciones del p rograma c o m o si f u e r a n datos. E n la profesión se las clasifica en cua t ro categorías, en f u n c i ó n del p rec io : de mesa, pequeñas, medianas y grandes.

"LEXIQUE DE LTNFORMATIQUE" Jeatt Guilhaunou Entreprise Moderne d'Edition - París - 1969

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El número de ingenieros electrónicos graduados en nuestro país ha aumentado en los últimos años y todo hace suponer que esta tendencia habrá de continuar manifestándose en el futuro. La industria electrónica orientada a la producción de artículos de consumo ma-sivo (radio, televisión) ha alcanzado gran importancia y su calidad es buena. Se advierte, asimismo, un cre-cimiento de la electrónica industrial.

Por otra parte, se cuenta actualmente en Argentina con más de 200 computadoras (hay aproximadamente 80.000 en todo el mundo, de las cuales 60.000 en Estados Unidos) y la importación e instalación se in-crementa año a año. Esto último no quiere decir que siempre se justifique su compra ni que sean bien uti-lizadas, tema sobre el que volveremos en otra opor-tunidad.

Frente a algunos intentos industriales, nos pregun-tamos: ¿Pueden construirse computadoras en la Ar-gentina? Para abrir la discusión recogemos la opinión del ingeniero Roberto Zubieta, ex jefe del Laboratorio de Semiconductores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires y actualmente gerente de la "División Electrónica de FATE.

_ El ciclo de operaciones previas al nacimiento de un sistema digital —como por ejemplo una computadora-obedece a la semencia que se indica en el cuadro I.

Un análisis preliminar del mercado —conjuntamente con una evaluación de posibilidades técnico-financie-ras— dará el punto de partida, o sea la selección del producto. Los pasos son:

1. Estudio previo, que dará como resultado parcial el estudio de factibilídad y de rentabilidad de la ope-ración y un primer pre-cálculo del costo de los ma-teriales involucrados.

2. Planeamiento, que se concretará en la definición de las especificaciones preliminares del producto y en una revisión o segundo pre-cálculo del costo de ma-teriales.

3. Diseño y desarrollo, que permitirá obtener un prototipo de laboratorio y una nueva revisión del costo de materiales.

4. Ingeniería del producto, que se concreta en un prototipo de producción y en una última revisión del

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Generaciones de computadoras Primera: aquella que utiliza válvulas. Segunda: aquella que utiliza transistores. Tercera: aquella que utiliza circuitos integrados.

Elementos para tres generaciones de computadoras.

Máscara para la fabricación de circuitos integrados.

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í

I II III Cuadro I. Nacimiento de una computadora.

costo de materiales, a la que se agrega una estimación del costo de mano de obra directa.

5. Preparación de la producción, que finalizará con una producción piloto en serie y el cálculo de costos standard.

6. Lanzamiento, que implica la producción en serie y su consiguiente comercialización, la que se concreta específicamente por la fabricación del producto, la exac-ta determinación de su costo y los niveles de factura-ción que se alcanza.

Este esquema considera esencialmente los aspectos de Ingeniería y de Producción, que son solamente una parte del aspecto que se plantea. Hay interrogantes industriales y comerciales cuya respuesta es quizás tanto o más importante que saber si existe en el país la capacidad técnica para diseñar, desarrollar y producir un equipo determinado.

Se puede afirmar que, con exclusión de las grandes computadoras de alta velocidad o de los equipos des-tinados a usos militares o espaciales, en la República Argentina se puede llegar, en mayor o menor tiempo hasta la etapa N° V o sea realizar la producción piloto de un producto. Sin embargo ya aquí aparecerían, al evaluar los costos, interrogantes que interactuarían fuer-temente en la etapa N? VI con los aspectos pura-mente técnicos de la cuestión.

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•fr materiales + mano de obra1

IV VI

La pregunta: ¿Pueden construirse computadoras en la Argentina? es sólo la síntesis de muchas otras que deben plantearse desde el punto de vista industrial. Algunas de ellas pueden ser contestadas con los ele-mentos de juicio existentes actualmente, otras sólo des-pués de un cuidadoso análisis del mercado nacional.

Las preguntas que se plantean pueden concretarse en seis.

1) ¿Cuál es el producto que desea fabricarse? A pesar de que generalmente se habla de compu-

tadoras como de los únicos sistemas electrónicos ca-paces de elaborar, registrar y almacenar datos a gran velocidad, existe un sinnúmero de sistemas de alta y baja velocidad, diseñados para un solo fin o para un número limitado de aplicaciones que con un costo mu-cho menor pueden quizás brindar prestaciones tan o más importantes que las grandes computadoras.

Cualquier análisis realista que conduzca a demostrar la factibilidad de fabricar computadoras debe estar pre-cedido de un relevamiento de todas las funciones con-tables, financieras, científicas, de control de procesos industriales, etc., que requieran sistemas digitales elec-trónicos para su implementación. Más aún: no todos estos requerimientos necesitan imprescindiblemente de la alta velocidad de cálculo y de acceso a memorias que brindan los grandes equipos.

Dé ese análisis surgirá una demanda realista y adap-

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tada a la necesidad nacional en el presente y en un futuro previsible. Será una demanda específica tanto en velocidad, como en capacidad de memoria, equipos periféricos y adaptación a otros equipos industriales.

Un análisis de esta naturaleza ubicará en su justo término la interacción de la demanda con la oferta. Es decir, demostrará que en muchos casos la instala-ción de grandes computadoras en la Argentina es afec-tada a procesos contables cuando en realidad hubiera convenido instalar equipos menos costosos en control de procesos industriales, y que en otros los equipos instalados son de una capacidad que excede en mucho las necesidades más ambiciosas del usuario. Es proba-ble que surja la constatación de que las tan costosas instalaciones son el producto de la "venta a presión" que es común en la industria electrónica de países in-dustrializados, combinada con el símbolo de "status" que otorga la posesión de una computadora de gran capacidad y velocidad.

Este tipo de análisis también ayudará a determinar la cantidad de divisas que son destinadas anualmente al rubro computación para tener la exacta dimensión del problema.

Por último podrá indicar un sinnúmero de casos en donde la computación no es aplicada, debido a que se utilizan sistemas electromecánicos, y donde podría apli-carse, de contarse con productos buenos y de precio razonable.

Esa exacta dimensión del mercado en tipos de siste-mas y cantidades es la primera base para determinar la factibilidad de fabricar computadoras.

Lo anterior es válido para las prestaciones de los sistemas digitales en cuestión. Cabe analizar la imple-mentación de los distintos productos.

Lo que se ha dado en llamar generaciones en elec-trónica obedece a una realidad dramática. Los compo-nentes usados influyen en la capacidad del sistema, en su confiabilidad, costo y tamaño. Un estudio detallado dirá sin lugar a dudas que para nuestro país carece de sentido hablar ya de equipos de la primera o se-gunda generación —es decir, equipos a válvulas o a transistores discretos— porque son menos confiables, más caros y menos potentes que aquellos implementa-dos con circuitos integrados de cualquier nivel de in-tegración.

2) Definidos los tipos de sistemas de probable in-terés, ¿tiene sentido desde el punto de vista de la economía nacional el fabricarlos localmente?

Con excepción de algunos equipos calculadores elec-trónicos y electromecánicos y una buena parte de los sistemas electromecánicos contables —reemplazables a corto plazo por equipos electrónicos— el resto de la demanda de sistemas de cálculo, procesamiento y al-macenamiento de datos, se cubre con productos im-portados.

Creemos que el objetivo de reemplazar importaciones justifica la conveniencia de fabricarlos localmente.

Además, una producción local puede generar una industria subsidiaria importante: la de los componen-tes electrónicos aptos para ese tipo de productos.

También (si se limita el uso, de licencias) puede obligar a la creación de un "know how" propio.

3) Habiéndose establecido la conveniencia de la fa-bricación local de productos bien definidos en este campo, ¿puede esta producción ser rentable?

Estructura interna de un circuito integrado.

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VIDRIO JENA Para la óptica Para la técnica de Láser Para el laboratorio Para mediciones de potenciales electro-químicos Para la construcción de cañerías y plantas industriales Para la protección de radiaciones Para la electrónica y la electrotécnica Para usos farmacéuticos Para soplado de piezas y aparatos Para la termometría Para la técnica del calor y de la iluminación Para aparatos domésticos y menaje de cocina

Módulo de circuitos lógicos de una computadora electrónica.

La respuesta a esta pregunta se refleja en. una pro-yección del hipotético cuadro de ganancias y pérdidas y de orígenes y aplicaciones de fondos para la industria en cuestión.

De todos los factores que intervienen en este análisis el más importante es el costo.

Suponiendo que, ya sea de fuentes nacionales o im-portadas, es factible obtener los componentes y partes para este tipo de productos, queda por evaluar si el costo de esos materiales permitiría una acción com-petitiva.

La experiencia demuestra que si bien los costos de materiales son superiores a los del mercado interna-cional la diferencia dista de imposibilitar una opera-ción rentable. Lo importante es que los volúmenes de producción de equipos estén por encima de un cierto valor, cosa que ocurre en la Argentina en una gran cantidad de casos, para permitir compras en el mer-cado internacional.' A medida que las cantidades de partes y componentes aumenta por encima de un cierto valor para cada item la disminución de precio tiende a ser asintótica.

Finalmente debe aclararse que las inversiones en equi-pos e instalaciones en la industria electrónica del mundo entero son tales que su amortización no incide signi-ficativamente en el costo de los productos: la rotación del capital invertido es en general alta y en el tipo de productos que se considera, si se utilizan compo-nentes modernos, el contenido de mano de obra es bajo.

4) Para los productos considerados, ¿existe una in-dustria de componentes adecuada? ¿Puede dependerse a mediano y largo plazo de la importación?

La industria argentina de componentes electrónicos está orientada casi exclusivamente al mercado de con-sumo masivo —radio, televisión, etc.— y hay una falta notoria de todo tipo de componentes. Más aún, no hay síntomas de que sean fabricados localmente elementos

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tan esenciales como circuitos integrados, conectores de calidad, o circuitos impresos multicapas.

La dependencia de la importación, además de sus efectos en la balanza de pagos, implica que toda deva-luación de la moneda nacional se traslade casi inelu-diblemente a los precios.

Ello no afectaría la competencia con productos electrónicos de importación pero sí esteriliza los es-fuerzos de reemplazar con sistemas electrónicos a los electromecánicos de producción nacional que serán ob-soletos en breve plazo. Esto a su vez retrasa todo in-tento de modernización en el campo industrial que se analiza.

La conclusión es que toda industria en el área de los sistemas digitales debe tener un poder catalizador de las industrias subsidiarías de componentes. La ca-pacidad de producción local de componentes podrá brin-dar una "llave" muy poderosa sin la que resulta difícil imaginar una industria sana a largo plazo.

Este punto interactúa fuertemente con cualquier plan, y de aquellos productos que convenga producir y apa-rezcan como rentables, deberán elegirse los que puedan implementarse con componentes que en un futuro cer-cano puedan fabricarse localmente.

5) ¿Existe quien sea capaz de proyectar y desarro-llar este tipo de productos en el país?

Hay decenas de profesionales argentinos altamente especializados en este tipo de productos, con brillante trayectoria en EE. UU. y Europa. Han emigrado por falta de trabajo y de posibilidades de progreso técnicos. Han costado al país miles de dólares y son utilizados por industrias extranjeras donde se han capacitado en las más modernas técnicas.

La disponibilidad total de profesionales es sin em-

bargo limitada y ello obliga a una muy cuidadosa pla-nificación de las tareas de desarrollo sin dispersión del tema principal. Pero sin embargo existe, y está muy lejos de ser explotada adecuadamente.

Es probable que en muchos casos haga innecesarias las licencias sobre productos.

6) ¿Es necesario acompañar a la actividad industrial con investigación básica y aplicada?

El tremendo empuje y la gran evolución de la elec-trónica en el mundo entero está dado por los recursos que se disponen para la investigación. Los avances es-pectaculares en sistemas de computación de los últi-mos tiempos —1965 a la fecha— fueron factibles gra-cias a investigaciones de componentes realizadas entre 1955 y 1960 y a la puesta en rtiarcha de las líneas de producción de los mismos desde el 60 hasta el 65.

El no invertir en investigación obliga a que, a pesar de eventuales éxitos iniciales, cualquier industria sea ahogada a mediano plazo en nuestro caso por la com-petencia externa.

Este factor elemina todos aquellos tipos de produc-tos que están avalados por investigación muy costosa en partes y componentes. Simplemente, en el actual estado de la tecnología nacional no se puede seguir el ritmo. Un ejemplo típico son las grandes computadoras de alta velocidad en donde por ahora toda compe-tencia es imposible y en ' todo caso denotaría un des-propósito industrial.

La pregunta inicial del análisis, ¿cuál es el producto que se desea fabricar?, es seguramente la más difícil de responder. Ello sólo se podrá hacer luego de un sistemático análisis de la realidad nacional y de la po-tencialidad de los sistemas electrónicos digitales para cubrir sus requerimientos. Las restantes son relativa-mente más simples.

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Cursos y reuniones científicas

Curso Latinoamericano d e f i t o l o g í a de la R e p r o d u c c i ó n

Con el propósito de concertar es-fuerzos para impulsar los estudios en materia de Biología de la Repro-ducción, superando las carencias de recursos de Jos distintos centros de investigación, once institutos, perte-necientes a universidades de Argen-tina, Uruguay y Chile, con el apoyo de la Fundación Ford y la Oficina Panamericana de la Salud decidieron la organización en común del Curso Latinoamericano de Biología de la Reproducción, que dará comienzo el 15 de abril de 1971. El Curso Intensivo Teórico-Práctico constitu-ye la primera parte de los estudios y se dictará durante un período de ocho meses, sucesivamente en los distintos institutos de Argentina, Chile y Uruguay. En este curso se brindará a los becarios participantes un entrenamiento intensivo en Cien-cias Básicas en general y en Biología de la Reproducción y Dinámica de las Poblaciones.

Finalizado el curso, se realizará un seminario con la participación de los becarios, profesores v miembros del Comité Consultivo Internacio-nal que actúan como asesores, para evaluar la marcha de los estudios y discutir los proyectos de investiga-ción que se habrán de desarrollar en los 16 meses subsiguientes. Fi-nalizado el curso, los becarios po-drán obtener el Doctorado en Bio-logía de la Reproducción, que se otorgará sólo a quienes hayan des-collado en el curso intensivo y lue-go presenten un trabajo de investi-gación original. Este doctorado re-quiere un título universitario previo extendido por Universidad compe-tente y es equivalente al de Doctor en Filosofía (Ph. D.) de las univer-sidades anglosajonas.

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Programa de estudios

El programa del curso teórico-prác-tico intensivo es el siguiente: Insti-tuto de Neurobiología, Buenos Ai-res (duración 4 semanas). Bioesta-dística I: Diseño Experimental. Bio-logía y Manejo de los Animales de Laboratorio. Hipófisis: fisiología y control neuroendócrino. Instituto Latinoamericano de "Fisiología de la Reproducción, Universidad del Sal-vador (6 semanas). Esteroides,me-todología de laboratorio, metabolis-mo, mecanismo de acción. Fisiolo-gía de la glándula suprarrenal. Fi-siología del tracto genital femenio. Fisiología de la fertilización y nida-ción. Fisiología de la Unidad Feto-placentaria. Centro de Estudios so-bre Reproducción, Universidad de Buenos Aires (4 semanas). Fisiolo-gía del testículo. Citogenética. Fi-siología del epidismo, vesículas se-minales y próstata. Fisiopatología testicular. Escuela de Salubridad, Universidad de Chile (2 semanas). Bioestadística I I . Problemas de sa-lud asociados a la Reproducción Hu-mana. Manejo por la Salud Pública de los problemas asociados a la Re-producción Humana: a) Programa-ción en Salud Pública; b ) Evalua-ción de Programas. Genética de Poblaciones. Centro Latinoapierica-no de Demografía, Chile, depen-diente de las Naciones Unidas (2 semanas). Campo de la Demografía. Situación Demográfica del mundo y de América Latina. Estructura de la población. La mortalidad. La fecun-didad. Migraciones. Teorías y políti-cas de población. Servicio de Obste-tricia y Ginecología Maternidad del Hospital Barros Luco, Chile (1 se-mana). Planificación familiar. Con-cepto. Los métodos anticoncepti-vos: práctica clínica. Efectos de los programas de planificación familiar; Métodos de Evaluación: el proyecto

San Gregorio. Departamento de Gi-ueco-Obstetricia. Hospital José Joa-quín Aguirre, Chile (2 semanas). Morfofisiología del ovario, oviduc-to, útero, endometrío y cérvix hu-manos. Detección y control del cán-cer cérvico uterino. Glándula ma-maria y secreción láctea. Modifica-ciones inducidas en los órganos de la reproducción de la mujer por di-versos agentes que reducen la ferti-lidad. Escuela de Veterinaria, De-partamento de Fisiología, Universi-dad de Chile (1 semana). Funcio-nes y propiedades del oviducto en diversas especies. Efecto del líquido folicular sobre el oviducto. Propie-dades antigénicas del líquido folicu-lar. Instituto de Fisiología. Escuela de Medicina, Chile (1 semana). Cuer-po extraño endouterino; fisiología. Instalaciones endouterinas de citotó-xicos en el control experimental de la fertilidad. Iones metálicos endoute-rinos. Clínica Ginetocológica, Uni-versidad de la República, Uruguay (2 semanas). Placentación. El desa-rrollo de las vellosidades coriales. El espacio intervelloso. Aspectos histológicos del desarrollo vellosita-rio. Migración del Sinciciotrofoblas-to. La vellosidad en distintos sitios del cotiledón. Histoquímica de la placenta de distintas edades. Servicio de Fisiología Obstétrica, Universi-dad de la Repiíblica, Uruguay (6 semanas). Métodos para medida y registro de presiones. Nociones de electrónica. Contractilidad del úte-ro humano durante el embarazo y parto en condiciones normales y patológicas. Circulación sanguínea materna y fetal con especial referen-cia a la irrigación útero-placentaria. La transferencia del oxígeno de la madre hacia el feto. La transferen-cia del COo del feto hacia la madre. Equilibrio ácido base en el feto y en la madre. Bibliotecología.

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Condiciones de admisión Para aspirar a una beca para parti-cipar en el curso, los postulantes -deberán ser patrocinados por una institución de su país, la que se com-prometerá a prestarles todo el apoyo necesarios y proveerles trabajo a su regreso. Para realizar la selección, los miembros del Comité Central encargado de la dirección del curso visitarán a los candidatos en sus países de origen, a fin de evaluar el medio en que les tocará actuar a su regreso y comprometer a las auto-ridades locales para que apoyen su actividad. Podrán optar a la beca, los doctores en Medicina, Bioquí-micos, Demógrafos, Sociólogos, Bió-logos, Veterinarios y otros profesio-nales vinculados por su actividad a los temas de Biología de la Repro-duc y Dinámica de Poblaciones. Se preferirá a los graduados jóvenes que desempeñen cargos con dedica-ción exclusiva. Las solicitudes deben dirigirse a Casilla de Correo 10, San Miguel, Provincia de Buenos Aires, Dirección cablegráfica: Reprobiol , San Miguel, Baires.

Simposio Médico Internacional En la Academia Nacional de Medici-na se realizará, entre el 22 y el 27 de octubre del corriente año, el Sim-posio de la Sociedad Internacional de Progresos en Medicina Interna, entidad que preside el doctor L. Heillmeyer, rector de la Universidad de Ulm, de la República Federal Alemana. Esta será la primera reu-nión que la Sociedad —creada por el profesor Heillmeyer en 1962— realice en América Latina. Habrá dos temas oficiales de debate: "La hipertensión arterial" y "Diuresis" y los idiomas oficiales serán castella-no, inglés, francés y alemán. Han comprometido su participación es-pecialistas de más de 40 países y presidirán las sesiones junto con el doctor Heillmeyer, los doctores Egi-dio S. Mazzei, como presidente, los profesores H. J. Holtmeyer y L. de Soldati y como secretarios los doc-tores G. Lista, M. Dreyer, J. J. Gui-do, J. Munster, E. A. Meiller, M. L. Martí, F. Marongiu y G. Masnatta.

Jornadas de Microbiología En el Hospital Escuela José de San Martín de la Universidad de Buenos

Aires, tendrán lugar entre el 22 y 26 de noviembre próximos las Jornadas Argentinas de Microbiología, orga-nizadas por la Sociedad Argentina de esa especialidad, con los auspi-cios de la Secretaría de Salud Pú-blica de la Municipalidad de Bue-nos Aires, la Universidad Nacional del Nordeste, la Universidad del Sal-vador y la Asociación Argentina de Virología.

El temario general comprende los siguiente puntos: 1. Microbiología General: Taxonomía, Citología, Ge-nética, Fisiología Microbiana. 2. Mi-crobiología Aplicada: a) Médica Ve-terinaria Oral, b) Agrícola, Indus-trial, Alimentaria, Marina, Paleon-tológica. 3. Inmunología y Serolo-gía. 4. Micología. 5. Virología. 6. Epidemiología y Epizootiología Se realizarán mesas r e d o n d a s sobre Contralor de Vacunas, Fisiología Mi-crobiana, y Posibilidades futuras de las fermentaciones industriales.

La Comisión Organizadora es pre-sidida por el Dr. Pablo Negroni y la secretaría funciona en Chile 1856, Buenos Aires.

Simposio de Control Automático

Entre el 24 y el 27 de noviembre del corriente año, se realizará el 3er. Simposio Nacional de Control Auto-mático que sesionará en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, con los auspicios de las autoridades de esa casa de estu-dios.

En la reunión, que es organizada por la Sociedad Argentina de Con-trol Automático, se tratarán diver-sos temas relativos al estado actual del control automático en la indus-tria nacional y a los aspectos socio-económicos de la automatización. Los tópicos principales estarán refe-ridos a Teoría, Aplicaciones y Com-ponentes de Sistemas de Control Automático. El simposio será presi-dido por el ingeniero Antonio Ma-rín —decano de la Facultad de Inge-niería de Buenos Aires— y el Comi-té de Organización —que funciona en el Departamento de Electrónica de dicha Facultad— está integrado por representantes de las distintas Universidades Nacionales.

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Libros nuevos

La orientación escolar en la enseñanza moderna Gerald T. Ivowitz Norma Gicss í¿owitz

Editorial Troquel S. A. Talleres Gráficos S. C. A. Buenos Aires, 1969 , 320 páginas.

Sumario: Prólogo. Primera Parte: El Escenario de la Acción. 1. La Es-cena Educativa. La Escuela Moder-na. Dimensiones del funcionamiento de una escuela. 2. La Escena Social. Fuerzas sociales significativas. 3. El Individuo y la Institución. Calidad e igualdad en la educación. Siste-mas de valor. Valores instituciona-les. Valores Individuales. Estilos de interacción. 4. El Surgimiento de los Servicios de Orientación. Barreras para el desarrollo de los programas de orientación. Segunda parte: Ac-tividades de Orientación. 5. Conta-bilidad Social. Interpretación e in-formación. Los registros y la tarea de llevarlos. Tipos de registros. Re-gistros de personal. Características de un registro eficaz. El proceso de desarrollo del registro. La mecánica del registro de datos. 6. Selección y Evaluación. El programa de tests de la escuela. Características de los tests. Componentes del programa. Medición y decisiones organizativas. 7. Toma de decisiones. El proceso de la decisión. El continuo del ase-soramiento. 8. Servicios Institucio-nales. Información Institucional. Re-gistros e investigación. Elaboración de agendas. Relaciones Públicas. Ter-cera parte: El equipo de orientación. 9. Organización y Administración. Surgimiento de la teoría de la direc-ción. Operaciones y administración. 10. Integración del Equipo de Orientación. Formación profesional. Algunos elementos de los programas

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de formación profesional. 11. Desa-rrollo del Equipo de Orientación. Funcionamiento del Equipo. Cuarta parte: La Orientación en Acción. Sistemas y componentes. 12. Servi-cios para los Estudiantes. Contribu-ciones de las actividades específicas de orientación. 13. Servicios para las funciones de docencia y curricu-lum. Contribuciones de los servicios específicos de orientación. 14. Servi-cios para las Actividades Ejecutivo-Administrativas. Innovación y per-feccionamiento. Contribuciones de los servicios especiales.

Técnicas de la moderna supervisión escolar Ross L. Neagley N. Dean Evans Editorial Troquel S. A. Talleres Gráficos Cadel S. C. A. Buenos Aires, 1969 , 3 3 6 páginas.

Sumario: Prefacio. I . La Teoría y la Función de la Supervisión en el Sis-tema Escolar Público Moderno. II . Organización y Función de la Super-visión en el Distrito de Tamaño In-Organización y Función de la Super-visión en le Distrito de Tamaño In-termedio. Características del Distri-to Escolar de Tamaño Intermedio. IV. Organización y Función de la Supervisión en Distritos Más Gran-des. Características de los Distritos Más Grandes. V. El Superintenden-te,el Superintendente Asistente y el Coordinador de Curriculum Traba-jando en Supervisión. VI. El Direc-tor Trabajando en Supervisión. Fac-tores que Influyen en el Rol del Di-rector. VIL Especialistas, Jefes de Departamento, Jefes de Equipo y Maestros Auxiliares. Utilización de

Especialistas en Escuelas Primarias. VI I I . Factores que Promueven el Cambio. IX. El Trabajo con Indivi-duos para Mejorar la Educación. X. El Trabajo con Grupos para Mejorar la Educación. Técnicas de Grupos. XI. Como Organizar y llevar a Ca-bo un Programa de Estudio y Per-feccionamiento del Curriculum. XII . La Evaluación de los Programas de Supervisión. X I I I . Una Mirada ha-cia el Futuro. Factores que Están Promoviendo Cambios.

Un estudio del hombre que padece

Centro de Investigación en Medicina Psicosomática

Edición compilada y dirigida p o r «1 doctor Luis A. Chiozza, con la colabo-ración de los doctores Jorge Elenitzt Víctor Laborde, Enrique Obstfe ld , Jorge Pantol ini y Ernesto Turjanski . Editores C1MP-KARG1EMAN Buenos Aires, 1 9 7 0 , 5 7 0 páginas .

Hay dfas en que me parece que no puedo empezar a rodar.

O Sumario: Prólogo, por Angel Gar-ma. Introducción, por Fidias Cesio. El letargo. Una reacción a la pérdi-da de objeto (Contribución al es-tudio de ia reacción terapéutica ne-gativa), Fidias Cesio. Procreación y

¿Rodar...? ¿Qué asocia Ud.

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pin (* I»

Letargo, Fidias Cesto. Psicoanálisis del antijudaísmo (El antijudaísmo tal como aparece en la práctica psi-coanalítica), Fidias Cesio, Sergio Ai-zemberg, Luis Chiozza, Gilda S. de Foks; Julio Granel, Juan Olivares. Los trastornos hepáticos como una f u n c i ó n de la interioridad, Luis Chiozza. Ubicación de "lo hepático" en un esquema teórico estructural, Luis Chiozza. Análisis del carácter. Un caso clínico, Sergio Aizemberg. Actualización sobre autismo, Gilda S. de Foks. La negación y la omni-potencia (manía) en la interpreta-ción, Fidias Cesio, Sergio Aizem-berg, Alberto Chab, Luis Chiozza, Gilda S. de Foks, Julio Granel, Juan Olivares. Entre tu y yo se interpone usted, Fidias Cesio, Sergio Aizem-berg, Julio Aray, Alberto Chab, Luis Chiozza, Gilda S. de Foks, Julio Gra-nel. El hábito de fumar, Sergio Ai-zemberg. Sobre técnica psicoanalíti-ca. La interpretación en el aquí y ahora (Valoración de esta formula-ción conceptual fundada en las ideas de Freud sobre la atemporalidad de lo inconsciente), Fidias Cesio. ¿Qué es transferir? (Consideraciones acer-ca de la esencia del proceso trans-ferencial-contratransferencial) Sergio Aizemberg, Julio Marotta, Rubén Viedimonte. La transferencia en el sueño y en el tratamiento psicoana-lítico, Fidias Cesio. Estudio y desa-rrolol de algunos conceptos de Freud acerca del interpretar. Luis Chiozza, Víctor Laborde, Enrique Obstfeld y Jorge Pantolini. Consideraciones so-bre la interpretación en el trata-miento psicoanalítico, Julio Granel. El letargo. Una representación de lo latente (Su relación con la repre-sión), Fidias Cesio. La voz. Un es-tudio psicoanalítico, Gilda S. de Foks. El psicoanalista, el poeta y la verdad. Julio Granel. El uso del pen-samiento lógico en la interpretación puesto al servicio de la contraresis-tencia, Luis Chiozza, Víctor Labor-de, Enrique Obstfeld, Jorge Pantoli-ni. Reacciones contratansferenciales en el tratamiento psicoanalítico, Ju-lio Granel. El significado del hígado en el mito de Prometeo, Luis Chioz-za. El cofttenído latente del horror al incesto y su relación con el cáncer, Luis Chiozza. El psicoanálisis y la medicina psicosomática, Fidias Cesio. La gestación. Fidias Cesio. Lupus eritematoso sistémico (Una investi-gación psicosomática. Investigación preliminar), Fidias Cesio, Jamil Abuchaem, Armando Cagnoni, Toba S. de Fundía, Julio Marotta, Carlos

Martínez, Jorge Martínez, Rubén Piedimonte, Juan Sáinz, Luis Stomí, Moisés Tractemberg. El qué-hacer con el enfermo. Luis Chiozza. Espe-culaciones sobre una cuarta dimen-sión en medicina. Luis Chiozza. Una idea de la lágrima, Luis Chiozza, Ca-talina Califano, Edgardo Korovsky, Ricardo Malfé, Diana Turjanski, Ge-rardo Wainer. Consideraciones sobre la experiencia transferencial-contra-transferencial en el tratamiento psi-coanalítico, Fidias Cesio. O

M E T E G O L Un entrenador de un equipo de

fútbol dispone de 12 jugadores. Uno que es un "fenómeno" y sabe jugar en todos los puestos. Otro que sabe jugar sólo de arquero. Cuatro que sólo saben jugar de defensores. Tres que sólo saben jugar de medio cam-pistas. Y tres que sólo saben jugar de delanteros. Cuántas alineaciones distintas puede formar, mantenien-do el esquema 4-3-3?

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Correo del lector

P s e i i d o c i e n c i a

Sres. Directores: La lectura del artículo "Pseudo-

ciencia" del Dr. Mario Bunge, apa-recido en el N° 2 de vuestra revista, nos mueve a expresar nuestro total desacuerdo con las expresiones allí vertidas. Es lamentable la confusión que reina en el párrafo dedicado a la Parapsicología. Prácticamente todas las afirmaciones y conclusiones son falsas.

La Parapsicología tiene por objeti-vo el estudio científico de fenómenos '"paranormales", en busca de su ex-plicación racional; por lo tanto no es un nombre moderno del espiritismo. Este último atribuye —sin pruebas consistentes— los fenómenos citados a la intervención de entidades "espi-rituales".

La Parapsicología afirma que en los fenómenos de ESP el intercam-bio de información es extrasensorial (considerando los cinco sentidos co-nocidas), y por un medio aún no co-nocido. Esta afirmación no es aprio-ristica, sino que surge como conclu-sión ya indudable del estudio de las experiencias realizadas bajo rigurosas condiciones y métodos.

Desde 1937, en que los matemáti-cos reunidos en el Congreso de Es-tadística Matemática de Indianápolis afirmaron: "si se encuentra algún error en los trabajos de Dr. Rhine (quien difundió el uso de tas estadís-ticas en Parapsicología), no se debe buscar en el empleo que él hace del cálculo de probabilidades", quedó confirmada la validez de la metodo-logía empleada.

Cientos de experiencias asombro-sas han tenido como invitados pre-senciales y hasta como experimen-tadores a escépticos e incrédulos científicos de diversas especialidades.

<*2

Cuando se discute si ESP es físico o no físico, se emplea una .termino-logía inadecuada, tratando de hacer referencia a si se trata de una interre-lación entre materia y energía o si de la intervención del "alma"; estric-tamente, todo científico acepta que la Realidad es por esencia de carácter físico.

Rebatir la precognición diciendo que "ningún efecto preexiste a su causa y, en particular, ningún men-saje puede recibirse antes de que sea emitido", es razonar como aquel co-nocido astrónomo que afirmaba que "los meteoros no existen porque no hay piedras en el cielo".

El fenómeno de la precognición es una de las mayores dificultades que encuentra el parapsicólogo para enunciar una teoría. No obstante —y a pesar de que Bunge afirme su in-existencia— se han planteado varias para explicar los fenómenos paranor-males en general (Henry, Wasser-mann, Eccles).

Bunge pretende que la capacidad par anormal se ponga en juego a vo-luntad; nada más desacertado que esto, ya que —salvo contadas excep-ciones en determinadas condicio-nes— el intercambio de información se realiza a nivel inconsciente, mani-festándose como un presentimiento.

Hay que entender en definitiva que ESP se encuentra múltiplemente influenciada por diversos factores, al igual que el estado de ánimo, la aten-ción, etc.

Si, por ejemplo, el físico estudian-do los rayos cósmicos pretende hallar trayectorias de alguna partícula espe-cífica, puede que no la encuentre. Pero cuando la partícula se deje de-tectar, todos los físicos estarán de acuerdo en que es un hecho impor-tante.

No podemos exigir repetibilidad a

voluntad en fenómenos tan poco in-ductivos. Sólo podemos hablar de alta y baja probabilidad inductiva, cosa que el Dr. Bunge no parece apreciar.

¡Los parapsicólogos esperan ansio-sos que la Física y la Psicología de-jen sus prejuicios para ocuparse de los fenómenos en cuestión!

Es evidente que el autor no se ha preocupado por profundizar en la ya abundante bibliografía sobre el tema, en especial los informes científicos; aunque queremos acotar que existen gran número de sociedades que bajo el rótulo de "parapsicológicas" di-funden sus doctrinas espiritualistas.

El Centro de Estudios Físicos —constituido por profesionales y estudiantes universitarios— dedica parte de sus tareas a la investigación e interpretación de los fenómenos paranormales. Después del contacto casi diario con los trabajos mundia-les realizados en eSe terreno, nos produjo una desagradable impresión la nota en cuestión. La presente crí-tica es inevitable; esperamos que a través del correo de lectores llegue a vuestro público.

Roberto A. Ferrari Centro de Estudios Físicos

Santo Tomé - Santa Fe

Vidrio y Cerámica

Sres. Directores: He leído con mu-cho interés el artículo del Sr. Mari sobre "Futuro del Vidrio" publicado en el N° 3 de la revista bajo su di-rección. Yo soy odontólogo intere-sado y especializado en Cerámica Dental. El artículo me interesó espe-cialmente por ser la cerámica odon-tológica una frita cuyo contenido en feldespato la aproxima más al vidrio que a la porcelana propiamente di-

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on tolos tea

friáticas desde hace mucho tiempo; podemos indicar aquí algunos resid-

ías conceptos vertidos todos relacionados con ellos, extraí-

da. Quisiera saber entonces en qué •edida son aplicables a la cerámica

i dicho articulo. Retinto F„ F,. T!l;m

Oí [ ( II ! I i ( 1 1 l

OS i w m o s sobre características v , i M 1 li \ i i 1

rtículo mencionado, no son aplica-i t i I i ni ;¡o no está determinado por dife-ridas en la composición química,

t i i 1 , h u i \ cristalina de la cerámica es com-

i ! ni 1 11 i 1 i ! i ¡ferencií! que depende, entre otras osas, de los diferentes métodos e fabricación. Tenemos programado •ublicar en uno de los próximos ná-u-ros de CIENCIA NUEVA un ar-ícuio sobre materiales cerámicos.

E. A. Ai.

..729

Leímos con interés el artículo so-'re la vida de Ramanujan, aparéa-lo en Ciencia Nueva N- 3, y nos •ntusiasmó la idea de utilizar la •omputadora para buscar soluciones t los problemas propuestos por el ¡odor Sadosky: 0 dar números que se pueden ex-presar de dos modos diferentes co-no suma de los cubos de dos mi-neros naturales (enteros positivos), '•)) lo mismo que a), pero con cuar-tas potencias.

Ambos problemas pueden resu-mirse en: encontrar soluciones no 'riviales, naturales, de la ecuación: L) N = X" ~f y" = u" + v" con a = 3 ó 4

Para el problema a) encontramos que, luego de la solución más pe-queña indicada en el artículo: 1729 = 10a + 93 = 123 + 1® la que sigue es: 4104 = 153 + 9'"' = 16a + 2®

Para el problema b) las solucio-nes más pequeñas son: 635318657 = 1344 + 1331 = 1584 + 594

3262811042 = 2271 4- 1574 = 2394 + 74

Por supuesto, luego de obtener una solución de uno de los proble-mas, es fácil obtener otras; basta multiplicar x, y, u y v por 2, 3, etc., con lo que N queda multiplicado por 2", 3", etc. Tanto el problema de los cubos como el ele las cuartas potencias han interesado a los mate-

dos del libro de G. H. Hardy y E. Al. Wright "An Introduction to the Thcory of Nimbcrs" 3- edición, Oxford University Press, Gran Bre-taña, 19)4:

1) La solución completa (encon-trada por Eulcr y simplificada por Binet) de:

x:i f = u:i + v3

con x, y, u y v racionales positivos o negativos es (además de las solu-ciones triviales x — y = 0, u = v;

x == h [ l ' — (a — 3b) f : r + + 3 i r ) ] ,

y = h[ (a 4- 3b) (a2 + -3b2) — 1J,

U) u == h[ f a + 3b)

+ 3b 2 ) - ] , v = h f ( a - + 3 b 2 ) - — (a-

— 3 b ) ] , con h, a y b racionales cualesquiera y b ;-• 0.

Si queremos limitarnos a x, y, u y v enteros, podemos elegir h, a, y b enteros, pero así no obtenemos todas las soluciones enteras. Como ejemplo, la solución correspondien-te a 1729 se obtiene con:

a = 10/19, b = — 7/19 v h = — 361/42

Ramanujan también encontró so-luciones paramétricas, aunque no completas, para el mismo problema.

2) Para cualquier número natu-ral r, existe un número entero que se puede expresar de r números dife-rentes como suma de cubos de dos enteros.

El resultado es de Fermat, que utilizó unas fórmulas de Vieta. Alor-dell completó la demostración de Fermat.

No se sabe si el resultado es cierto también para números naturales.

3) Para el problema de las cuar-tas potencias no hay resultados tan generales.

Una solución no completa (Eu-ler) de

x 4 + y4 s = u 4 + v4

con x, y, u y v racionales es: r x = a7 4- a°ba — 2a«b4 •

+ 3a2b5 + ab«, y = a«b — 3a°bs — 2a4ba +

+ a2bs 4- b7, III)

u — aT 4- a5b s — 2aab4 — — 3a2b5 + ab<\

v = afib + 3asb2 — 2a4b3 + + a"br' -f b7

con a y b racionales cualesquiera.

Nosotros aplicamos las fórmulas ( I I ) y (III.) y en menos de 1 mi-nuto de computadora teníamos 100 soluciones enteras, muchas de ellas naturales, para cada problema, las cuales nos permitían contestar al Dr. Sadosky; pero nos interesaba espe-cialmente dar las soluciones natura-les de < I ) con los N más pequeños y las fórmulas ( I I ) y ( I I I ) no su-gieren, al menos a primera vista, cómo elegir h, a, y b racionales para conseguirlo; e incluso, respecto al problema de las cuartas potencias, no está demostrado que ( I I I ) produzca todas las soluciones. Así que deja-mos de lado esas fórmulas y bus-camos otros caminos.

Pensamos en ir probando distintas cuaternas de números naturales (x, y, u y v) y quedamos con las que verifican (I); queríamos un proce-dimiento que nos permitiera encon-trar cualquier solución, es decir, si una cuaterna cualquiera es solución el procedimiento debía pasar por ella en un número finito de pasos; sa-bemos que tal procedimiento existe puesto que el conjunto de cuaternas de números naturales es numerable.

Desde el punto de vista práctico es conveniente no probar con cua-ternas:

i) Correspondientes a soluciones triviales de ( I ) , por ejemplo x = u, y = v.

ti) Esencialmente iguales a otras ya probadas, por ej., que se obten-gan intercambiando los valores de x e y.

iii) Que por alguna razón se sepa que no verifican ( I ) .

Para tener en cuenta i) e ii) tra-bajamos asignando a u el mayor de los cuatro números, a v el menor y tomando x mayor o igual que y.

En nuestro programa, ordenamos la búsqueda, esencialmente, del si-guiente modo:

Según valores crecientes de x des-de x = 1; para cada x, según valores crecientes de y desde y = 1 hasta y = x; para cada pareja (x, y), se-gún valores crecientes de u desde u = x 4- 1 hasta un u tal que u" ^

x" 4- v".; y para cada terna (x, y, u ) , según valores decrecientes de v desde v — y — 2 1 hasta v = 0 o hasta un v tal que u" -J-v" x* 4~ + y"

Para el problema de los cubos encontramos, en 3 minutos de má-quina, más de 200 soluciones de las cuales podemos asegurar que 171 son las únicas menores que 12000000.

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Para el problema de las cuartas potencias, y a efectos de poder en-contrar la segunda solución, tuvimos que complicar el modo de hacer las operaciones aritméticas ya que, en nuestra computadora, no es posible representar en la forma usual nú-meros enteros mayores que 231 — 1. El proceso demostró más; en 10 mi-nutos de máquina obtuvimos cinco soluciones, de las cuales podemos asegurar que cuatro son las únicas soluciones menores que veinticinco mil millones.

Ing. Dolores Alia de Saravia Centro de Computación

Univ. de la República Montevideo

1 No le dará mucho trabajo al lector ver por qué no es necesario probar con v = y — 1; e incluso quizás encuentre al-gún modo sencillo de achicar en algunos casos el valor inicial de v; nosotros lo hi-cimos aprovechando propiedades geomé-tricas.

SOLUCIONES NO TR DE LA ECUACION

N = 1729 = 10**3 + N = 4104 = 15**3 + N = 13832 = 20**3 + N = 20683 = 24**3 + N = 32832 = 30**3 + N = 39312 = 33**3 + N = 40033 = 33**3 + N = 46683 = 30**3 + N = 64232 = 36**3 + N = 65728 = 33**3 + N= 110656= 40**3 + N = 110808 = 45**3 + N = 134379 = 43**3 + N = 149389 = 50**3 + N = 165464 = 48**3 + N = 171288 = 54**3 + N = 195841 = 57**3 + N = 216027 = 59**3 + N = 216125 = 50**3 + N = 262656 = 60**3 + N = 314496= 66**3 + N = 320264 = 66**3 + N = 327763 = 58**3 + N = 373464 = 60**3 + N = 402597 = 61**3 + N = 439101 = 69**3 + N = 443889 = 73**3 + N = 513000 = 75**3 + N = 513856 = 72**3 + N = 515375 = 71**3 + N = 525824 = 66**3 + N = 558441 = 72**3 + N = 593047 = 70**3 + N = 684019= 75**3 + N = 704977 = 86**3 + N = 805688 = 92**3 + N = 842751 = 84**3 + N = 885248 = 80**3 + N = 886464 = 90**3 + N = 920673 = 96**3 + N = 955016 = 89**3 + N = 984067 = 92**3 + N = 994688 = 92**3 + N = 1009736 = 93**3 + N = 101-6496 = 90**3 + N = 1061424 = 99**3 + N = 1073375 = 95**3 + N = 1075032 = 86**3 + N = 1080891 = 99**3 + N = 1092728 = 94**3 +

[VIALES, NATURALES, N = x8 + / = «;! + v:i

9**3 12**3 + 1**3 9**3 = 16**3 + 2**3

18**3 = 24**3 + 2**3 19**3 27**3 + 10**3 18**3 — 32**3 + 4**3 15**3 •—1 34**3 + 2**3 16**3 = 34**3 + 9**3 27**3 = 36**3 + 3**3 26**3 zz 39**3 + 17**3 31**3 = 40**3 + 12**3 36**3 = 48**3 + 4**3 27**3 = 48**3 + 6**3 38**3 — • 51**3 + 12**3 29**3 = 53**3 + 8**3 38**3 = 54**3 + 20**3 24**3 = 55**3 + 17**3 22**3 = 58**3 + 9**3 22**3 = 60**3 + 3**3 45**3 = 60**3 + 5**3 36**3 = 64**3 + 8**3 30**3 = 68**3 + 4**3 32**3 = 68**3 + 18**3 51**3 = 67**3 + . 30**3 54**3 = 72**3 + 6**3 56**3 = 69**3 + 42**3 48**3 = 76**3 + 5**3 38**3 = 76**3 + 17**3 45**3 = 80**3 + 10**3 52**3 = 78**3 + 34**3 54**3 = 80**3 + 15**3 62**3 = 80**3 + 24**3 57**3 = 81**3 + 30**3 63**3 = 84**3 + 7**3 64**3 82**3 + 51**3 41**3 = 89**3 + 2**3 30**3 = 93**3 + 11**3 63**3 = 94**3 + 23**3 72**3 = 96**3 + 8**3 54**3 = 96**3 + 12**3 33**3 = 97**3 + 20**3 63**3 = : 98**3 + 24**3 59**3 = 98**3 + 35**3 60**3 = 99**3 + 29**3 59**3 = 96**3 + 50**3 66**3 = 97**3 + 47**3 45**3 = 102**3 + 6**3 60**3 = 102**3 + 23**3 76**3 = 102**3 + 24**3 48**3 = 102**3 + 27**3 64**3 = 103**3 + 1**3

SOLUCIONES NO TRIVIALES, NATURALES, DE LA ECUACION N = x4 + y* = + v*

N = 635 318657 = N = 3262 811042 = N = 8657 437697 = N = 10165 098512 = N = 51460 811217 = N = 52204 976672 = N = 68899 596497 = N = 86409 838577 = N = 138519 003152 =

134**4 + 133**4 = 227**4 + 157**4 = 257**4 + 256**4 = 268**4 + 266**4 = 402**4 + 399**4 = 454**4 + 314**4 = 497**4 + 298**4 = 514**4 + 359**4 = 514**4 + 512**4 =

158**4 + 59**4

239**4 + 7**4

292**4 + 193**4 316**4 + 118**4 474**4 + 177**4 478**4 + 14**4 502**4 + 271**4 542**4+ 1 103**4 584**4 + 386**4

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Hace más de diez años nos volcamos al diseño y construcción de equipos para ingeniería sanitaria, tratamiento de agua, intercambio iónico, filtración, evaporación y otras operaciones de la ingeniería química. En este lapso hemos consolidado un eficiente grupo de ingenieros argentinos en torno de una idea de calidad: TECNOLOGIA ARGENTINA A NIVEL INTERNACIONAL

Nicoli-Salgado S.A. Lima 187-37-0555/38-4687 Buenos Aires

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MATEMATICAS 1=1 MECANISMO DE LAS ARTICULACIONES HUMANAS

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En ei próximo número Walter S. Kugler historia la investigación agropecuaria en la Argentina. Horacio Speratti explica la introducción de componentes electróni-cos en la caja de velocidades, Daniel Amati opina sobre la relación de los físi-cos y la política científica.

Revista mensual de ciencia y tecnología