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El virus de ia hepatitis

Organización del espacio territorial

MELCHOR ROMERO: la rebelión de los cuerdos J

Revista de ciencia y tecnología

Año III / N" 18 / agosto 1972 / Buenos Aires

Av. Roque Sáenz Peña 825. 9» piso, Of. 93 - Buenos Airei Tel.: 45-7175

3 Editoriales: Rey y Mosquera, presos políticos. Las falsas opciones en torno a la salud pública.

17 Humor nuevo 46 Novedades de ciencia

y tecnología 48 Cursos y reuniones científicas 52 Juegos matemáticos 56 Libros nuevos 58 Correo del lector 64 Problemas de Go

Metegol

5 MELCHOR ROMERO: EL PODER DE LOS CUERDOS

9 Jorge Merlo Flores

11 Un proyecto latinoamericano de modelo mundial Amtlcar O. Herrera

16 El Club de Roma Oscar Varsavsky

18 Antígeno Australiano: ¿el virus de la hepatitis? Daniel Goldstein

2 6 El Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista

29 La organización del espacio nacional

Alberto Luis Cignoli

41 La élite de la destrucción

4 3 El juego de Go (III) Hilario Fernández Long

4 6 Recientes desarrollos en marcapasos Más noticias sobre la Universidad Abierta Exportación no tradicional: cadáveres Empleo de nuevas especies animales

4 9 IPR: Becas externas para argentinos

5 0 DINEA: Simulación en computadoras

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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Nuestra tapa

y los

pintores

Como lo hicieron Hermenegildo Sabat y Lorenzo Amengua! en los dos números inmediatamente anteriores de CIENCIA NUEVA, toca ahora a la generosidad de Ernesto Deira ilustrar nuestra tapa. Ernesto Deira nació en Buenos Aires en 1928. Es abogado y ejerce cotidianamente su profesión pese a la alta consideración que ha alcanzado su obra plástica. Fue discípulo de los pintores Leopoldo Torres Agüero y Leopoldo Presas y desde 1957 interviene regularmente en exposiciones, dentro y fuera del país. Obtuvo el Premio Losada 1958, el segundo premio en la Illa. Bienal de Córdoba y el Premio Palanza 1967 del Fondo Nacional de las Artes. En 1971 expuso en Buenos Aires sus Identificaciones, cuyo contexto general implicaba una denuncia contra la represión, las torturas, la guerra y demás agresiones contra la esencia del ser humano. Uno de sus trabajos se inspiró en la fotografía de un herido en Vietnam publicada en CN (N* 13, página 48 ) . Las Identificaciones de Deira serán expuestas este año en Santiago de Chile y en La Habana. En próximos números ocuparán nuestra tapa trabajos de Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Oscar Smoje.

Nuevo teléfono

45-7175 Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva S.R.L.. Av. R báenz Peña 825, 9? P„ of. 93, Buenos Aires, República Argen-P n a . ' c a t o t 1 ^ 5 , D i s t r i

r^Mores: en la República Argentina ^ S.A I.CI.F. y A Paraguay 340, Capital Federal, Tel.: 32;6010 al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos., S.R.L., f?A4> c £ A

CaPTltal Federal. Impreso en Talleres Gráficos DI-

i i b i£ , J K 2 2 2 3 > B u e n o s A i r e s ' P r e c i o d e l ejemplar: * ™ / # (m$n. 500). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 5 5U (m|n . 5.000) por doce números; Uruguay, $3000 exte-rior, por vía ordinaria, u$s. 15 anual. Registro de la propiedad intelectual n? 1.049.414. Hecho el depósito de ley. Derechos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los tra-bajos originales, y en castellano para colaboraciones traducidas.

Director Ricardo A. Ferraro

Director Adjunto Hebe Mitlag

Asesores Héctor Abrales Hernán Bonadeo Daniel Goldstein Roberto Lugo Ricardo Schwarcz

Secretario de redacción Horacio Speratti

Redacción Lucía Bonadeo Katia Fischer Ana Tedeschi

Diseño gráfico Isabel Carballo

Dibujo Fernando Díaz María Angélica Peña

Humor Julio Moreno

Secretaría María Susana Abrales Rodolfo D'Amario

Corresponsales Boston: Carlos Abeledo Jerusalén: Eduardo Fischbein Londres: Eduardo Ortiz Los Angeles: Julio Moreno México: Jaime Kravsov Montevideo: Juan Arturo Grompone Ñapóles: Esteban Levialdi París: Alain Jaubert - Beatriz Ottonello San Pablo: Ricardo Albizuri Santiago de Chile: Juan Pablo Schifini

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Las opciones falsas en torno a la salud pública

El derecho al trabajo, el derecho a la salud y el dere-cho a la educación constituyen derechos fundamenta-les de todo ser humano. La realidad argentina muestra que, a pesar de enorgullecemos por un premio Nobel, las vacas campeonas, la profusión de automóviles y al-gún boxeador laureado, nuestra sociedad dista mucho de ser un modelo de civilización. Sólo en Buenos Aires los desocupados se cuentan por centenares de millares; las cifras nacionales de analfabetismo y de-serción escolar (que ofrecen las estadísticas oficiales) son escandalosas y la salud pública está en sistemático estancamiento y aún retroceso —medibles fácilmente por las tasas de mortalidad infantil y por causas sub-sanables.

Un común denominador unifica estos variados de-sastres: aquellos que tienen poder económico pueden trabajar, educar a sus hijos y optar por una atención médica adecuada. El resto del país está marginado de los derechos elementales: no siempre puede trabajar, no puede estudiar, no puede recibir buena atención médica. Este panorama desalentador hace juego con el espectáculo de una Universidad desprestigiada, con la degradación del CONICET y con la absurda existen-cia misma del CONACYT, con la represión política y con la ausencia total de participación de los habitantes de la Nación en la conducción de sus destinos. Lejos de mejorar, este panorama empeora día a día. Mien-tras las autoridades declaman sobre el desarrollo, dan pasos seguros para apartar al país aún más de la senda del progreso. Y, como es habitual, para hacerlo plan-tean falsas alternativas, opciones equivocadas.

Tal es el caso del reciente conflicto médico, en el que los profesionales de salud pública —médicos, odon-tólogos y bioquímicos— se enfrentaron con el Minis-terio de Bienestar Social a raíz de la sanción de las leyes 19.710 y 19.337, de prestaciones médicas y des-centralización hospitalaria.

Tal como lo afirmara la Asociación de Profesionales del Instituto de Investigaciones Médicas (APIIM) en su oportunidad, estas leyes no constituyen aportes po-sitivos a la salud pública del país ya que sólo están

destinadas a otorgar a las Obras Sociales la más amplia libertad de contratación y explotación médica (ley 19.710) ya introducir el factor rentabilidad y comer-cio en los hospitales públicos (ley 19.337). Además:

"Las leyes fueron creadas fuera del marco de un Plan 'Nacional de Salud, y antes de la creación de un Seguro Nacional de Salud. Su aceptación implicaría considerar que la solución de los graves problemas mé-dicos del país sólo se puede dar a través de la medicina comercial, con un progresivo retraimiento del Estado en el mantenimiento financiero de la Salud Pública.

"En la ley 19.710 se crea una curiosa 'paritaria' en la cual están sentados del mismo lado de la mesa los representantes de 45 mil médicos, odontólogos y bio-químicos en su condición de dependientes o asalariados, y los delegados de un sistema privado de medicina basado en el lucro y la explotación de pacientes y mé-dicos.

"En la ley 19.337 de descentralización hospitalaria se permite a los directores de hospitales, con plenos poderes, hacer convenios con las Obras Sociales. Si bien de esto puede resultar una mayor afluencia de dinero hacia ciertos hospitales y servicios, estos convenios —junto con el arancelamiento de las prestaciones— desplazarán directa o indirectamente de la atención mé-dica a los sectores no protegidos y de menores recursos.

"Las autoridades no han indicado cuál es el porcen-taje de la población que no se encuentra protegida por las Obras Sociales, quiénes están protegidos, y quiénes deberán recibir un denigrante certificado de pobreza. No se conocen las conclusiones de la Encuesta Nacional de Salud y otros datos que permitirían conocer las posibilidades de la capacidad instalada.

Como alternativa a las leyes 19.710 y 19.337, los investigadores del IIM proponen, "a) creación de un sistema nacional de salud del que se deben excluir las inversiones privadas rentables y con fines de lucro; b) concreción de un Seguro Nacional de Salud y c) formación de una Comisión Nacional que reglamente su funcionamiento, en la que participen los realmente interesados en la salud del pueblo, sus representantes

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y los médicos, odontólogos y bioquímicos, con exclu-sión de aquellos que ven en la medicina un bien ren-table del que hay que sacar beneficios económicos."

El gobierno plantea la disyuntiva de "estar con la CGT" o "estar contra la CGT" para, aprovechando la adhesión popular a la clase trabajadora, crear una cor-tina de humo sobre los verdaderos problemas. La salud pública del país no es un problema cuya solución compita a los sindicatos sino al gobierno nacional. Ningún sindicato, ni ninguna otra asociación profesio-nal, puede sustituir al gobierno nacional como admi-nistrador, planificador y responsable económico de la salud de la población.

Mientras los países capitalistas avanzados socializan la medicina en forma sistemática y acelerada y los paí-ses socialistas realizan profundas revoluciones sanita-rias (los casos de Rusia, China y Cuba constituyen hitos históricos en la materia), en nuestro país se to-man anacrónicas medidas para privatizar^la medicina.

No será con actitudes igualmente anacrónicas y reac-cionarias, como las adoptadas por las grandes corpora-ciones de profesionales de la salud, que se esclarecerá la cuestión que nos atañe a todos. Todos tenemos el deber de reclamar una medicina gratuita, adecuada, universal, ejercida por profesionales de la salud idó-neos, que no lucren con la salud del pueblo. O

Rey y Mosquera, presos políticos

Dos jóvenes científicos argentinos, Norberto Rey y Carlos Mosquera, se encuentran presos en la Cárcel de Resistencia y procesados por la Cámara Federal en lo Penal, fuero antisubversivo. En ambos casos los car-gos son vagos y su fundamentación aparece dudosa, como lo han señalado diversas entidades profesionales a las que Rey y Mosquera pertenecen.

Así, los cargos contra el licenciado Mosquera, quien denunció haber sido bárbaramente torturado luego de su detención, son considerados inconsistentes por la Asociación de Docentes e Investigaciones de la Facul-tad de Ciencias Exactas (ADIFCE) de La Plata, don-de el físico detenido realizaba sus tareas de investiga-ción. Los miembros de ADIFCE señalan como prue-bas de la inconsistencia de los cargos, la variada gama de hechos que se le imputaron a Mosquera durante el desarrollo de la causa. En un principio se lo acusó de infrigir la ley anticomunista 17.401 luego se lo invo-lucró en el secuestro de Oberdan Sallustro; más tarde se lo acusó de asociación ilícita. Pero luego todos esos cargos fueron retirados y sustituidos por el de vio-lación del artículo 223 del Código Penal que se refiere a los delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación. Esta acusación se basó en un informe de la Fuerza Aérea que definió como secretos a ciertos do-cumentos que habrían sido encontrados en el domicilio de Mosquera y que se refieren a las bases aéreas de

Villa Reynolds y El Plumerillo. Según la ADIFCE, esos documentos contienen informaciones ampliamente publicitadas, con una terminología similar a la que contienen los escritos en los que se basa la acusación, en la revista PANORAMA número 235, en un artícu-lo titulado "Fuerza Aérea: una catedral de nubes en el imperio de la utopía".

En el caso del doctor Rey también hubo vejámenes y acusaciones varias que culminaron, después que las autoridades cambiaron varias veces de idea, en un car-go por asociación ilícita. Numerosas personalidades e instituciones profesionales, tanto nacionales como ex-tranjeras, se han pronunciado acerca de la gravedad de estos dos casos. En particular, en la reunión anual de Asociación Física Argentina de este año (ver CIEN-CIA NUEVA, número 17, página 61) se nombró al licenciado Mosquera presidente honorario de la Asam-blea Ordinaria como gesto de solidaridad y protesta. Norberto Rey es médico, Carlos Mosquera es físico, ambos son investigadores y docentes de promisoria la-bor científica. Pero lo importante es que, como el resto de los ciudadanos de la República Argentina, están sometidos a la voluntad todopoderosa de un sistema represivo brutal y que como muchos de nuestros com-patriotas, están sufriendo en carne propia la ausencia de garantías constitucionales y el imperio de la perse-cución ideológica. O

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MELCHOR el poder de

ROMERO: los cuerdos

"Sufrimos hambre; cuando protestamos nos castigan o nos dan un montón de pastillas para doparnos, an-damos mal vestidos o desnudos, la gente nos rechaza, nuestra familia no nos quiere o nos tiene miedo. Aquí adentro andamos como animales. ¿A usted le parece que podemos sonreír? Los únicos que en este lugar pueden ser felices y vivir sin rebelarse son los que están totalmente locos,"

Este testimonio de un internado del Hospital Neu-ropsiquiátrico de Melchor Romero, ubicado a diez ki-lómetros de la ciudad de La Plata, fue publicado en el diario El Día, matutino de esa ciudad, el 23 de abril pasado. Fue el primer paso de una intensa cam-paña periodística compuesta por ocho notas, publica-das en el mismio diario —y otras tantas en el vesper-tinoGaceta— denunciando la situación crítica del Hos-pital. Días más tarde, las denuncias trascendieron el medio local y se publicaron en diarios y revistas de la Capital.

Para los que durante años de esforzado trabajo con-siguieron montar un Hospital Neuropsiquiátrico donde en forma aparentemente legal e impune se estableciera un régimen inhumano y represivo, la campaña fue un duro golpe.

Por algún lado se filtraba la información que alimen-taba la denuncia periodística con fotos y testimonios de los internadas. Hasta hoy ha sido imposible para las autoridades del Hospital identificar a el o los res-ponsables, aunque se señaló, difamó y condenó a cualquier médico o psicólogo sospechoso de rebeldía.

A raíz de los primeros artículos se inició un insólito y complicado trámite legal. Una abogada platense, Ma-tilde Kirilovski de Kreimer, presentó un recurso de amparo en favor de los internados en el Hospital. El juez interviniente en la causa, doctor Omar Roberto Ozafrain, realizó una inspección ocular en el lugar, comprobó la veracidad de las denuncias y dio lugar al recurso de amparo dictando sentencia, en la que exigía la solución inmediata de la situación de los internados, con plazo fijo para su cumplimiento.

Sin embargo, cuando los ánimos parecían haberse calmado y el incidente prometía llegar a buen fin, el Fiscal de Estado apeló la sentencia y la Cámara de Apelaciones se expidió revocando el fallo del Juez.

A pesar de haber desatendido las necesidades más primarias de los pacientes durante años y a raíz de la presión pública, el Ministerio de Bienestar Social de la

provincia otorgó —tres días después de revocado el fallo— 500 millones de pesos "para mejorar Melchor Romero".

La injusticia reinante en el desenlace del proceso legal pretendió soslayarse a través de algunas conce-siones y ciertos cambios (muchos de ellos de índole burocrática) como una renovación de autoridades y la apertura de licitaciones para lo construcción de nuevas obras.

Las medidas sirvieron de paliativo, aunque no de solución para los problemas de fondo de los alienados que continúan bajo el control total de un sistema mé-dico-administrativo que no respeta ni siquiera las mí-nimas condiciones de subsistencia, porque participa, a su vez, de una alienación que es social.

Angustias estomacales

"Estuvimos treinta y cinco días seguidos comiendo agua con arroz. Ahora empezó la racha de los fideos; la leche que nos dan es amarga, no hay azúcar; alguien se la debe robar. Durante un mes tampoco tuvimos sal. Mi sala, la Solanet, es una de las peores. Hay 40 jarros para 97 enfermos. No alcanzan los platos y no hay cubiertos. Tenemos que comer con las manos, como animales." La elocuencia del testimonio induce a la meditación acerca de dónde está la locura y dónde la salud.

"Los internos acechan en la cocina, esperando para poder apoderarse de algún resto de comida que se caiga al suelo —afirma un psicólogo que trabaja en el Hospital—. Operaciones como el cambio de la comida de una olla a la otra son aprovechadas por los enfer-mos para disputarse los restos que pudieran quedar en los recipientes."

Ciertas realidades que abundan fuera de los muros del Hospital se repiten también dentro del mismo: "Una vez —expone un paciente dado de alta— pla-neamos con un pequeño grupo una operación comando. Queríamos volcar el carrito que llevaba la comida para después recogerla del suelo. Teníamos hambre".

Pese a la coherencia de estos testimonios que de-nuncian la subalimentación que padecen los enfermos, y a pesar de que la legitimidad de los reclamos fue comprobada por el Juez, los médicos de Melchor Ro-mero agrupados en la Asociación de Profesionales de

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dicho Hospital, arriesgaron una extensa contestación a las denuncias que, bajo la firma de su presidente, el Dr. J. R. Mir Villanueva, se publicó en el diario El Día. Refiriéndose al episodio de la cocina interpre-taron: "Los enfermos toman la comida del suelo por-que esa conducta es propia de determinados cuadros de patología mental que se traduce en el Hospital por la naturaleza propia de la enfermedad que algunos in-ternados padecen". Más adelante se justificaron: "La cocina sólo dispone de ollas a presión y eso determina que la comida no resulte apetecible para ciertos inter-nados, en especial considerando que existe un decreto nacional que obliga a incluir un 30 por ciento de aves o cordero entre las carnes a consumir y el cordero no se presta en absoluto a este tipo de cocción. En cuanto a la falta de azúcar se hizo una licitación a la cual se presentó un solo oferente cuyo precio fue considerado excesivo. Ante esta situación se optó por encargarla directamente al CONASA y hasta el momento no se ha conseguido resolución favorable al pedido."

La escasez de personal, problema común a casi todo servicio hospitalario del país, se refleja también en la cocina del Melchor Romero. Una encuesta hecha a principios de año por el Departamento de Alimentación y Dietética del Ministerio de Bienestar Social deter-minó que el personal de cocina debía estar integrado por 57 personas, sin contar al de distribución. Otra es la realidad: en la cocina trabajan seis personas remuneradas; el resto son internados que "prestan" sus servicios, lo que consiste en no menos de nueve agotadoras ihoras diarias, sin remuneración alguna, salvo un paquete de yerba o cigarrillos de vez en cuan-do. De esta forma se convierten en testigos de las causas de sus penurias: "Yo trabajé en la cocina mucho tiempo. A las cinco de la mañana, todos los días, llega la carne. Pero nadie sabe adonde va, porque a nosotros nunca nos toca. Rara vez aparece algún pe-dacito con el arroz o los fideos. Preparar el desayuno es más fácil: Se mezclan cien litros de leche, ciento cincuenta de agua, un poco de mate cocido y se re-vuelve".

En cuanto al problema de superpoblación y escasez de personal, podríamos decir que "en Melchor Romero 110 están todos los que son ni son todos los que están". Cuenta con 2.640 camas para 2.820 internados. De 160 médicos requeridos hay solo 100. De 700 enfer-meros que se necesitan trabajan 274.

El 4 de mayo reacciona el Ministerio de Obras Pú-blicas de la Provincia y su Dirección de Arquitectura anuncia en los diarios la apertura de la licitación para la construcción de una cocina. Su costo es ambicioso-464 millones de pesos.

Pero el problema de la comida es sólo un aspecto. Se suman a éste el problema de las moscas que invaden todo el hospital, la superpoblación, el pésimo estado ediiicio con pabellones de más de sesenta años, paredes agrietadas, falta de puertas, hojas de las ventanas y vidrios en casi todos ellos, baños sin ventilación con olores nauseabundos, inexistencia de agua caliente en Jas duchas pese al frío invernal y la no provisión de ropas para vestir por lo cual muchos enfermos andan semidesnudos. _ Se aclara entonces lo que quiere significar un pa-

ciente cuando dice: "Aquí hay gente que viene más o menos y termina desviada del todo" o los accesos de ira de muchos de ellos cuando se les pregunta sobre

sus condiciones de vida en el Hospital. En muchos casos lo único que parece enloquecerlos es vivir en Melchor Romero. Marginados de la sociedad que sue-le ignorar su situación y en la mayoría de los casos alejados de sus familias, ya que el Hospital debe cubrir todas las necesidades de la provincia cíe Buenos Aires, los enfermos son hombres enterrados que no tienen derecho a molestar. Cuando así lo hacen, los enfer-meros, según cuenta uno de ellos, optan por "empas-tillarlos" (doparlos con fuertes dosis de sedantes) si es que directamente no aplican castigos corporales, sumergirles la cabeza en tachos con agua o usar los electroshocks a modo de picana eléctrica. La pastilla sedante es el único tratamiento efectivo que en algunos casos es parte de la dieta diaria durante años. Los médicos ven a los internos rara vez. Otro enfermero continúa: "En algunos casos sólo cuando ingresan se hacen diagnósticos colectivos y en esa oportunidad les recetan remedios que nunca varían y que el interno puede estar consumiendo durante 10 ó 15 años se-guidos. Las revisiones periódicas no existen y los en-terraos están todos mezclados: alcoholistas, esquizo-frénicos, crónicos, todos juntos".

¡El control que se ejerce sobre los pacientes para evitar la posibilidad de una crítica generalizada, abarca también las escasas manifestaciones intelectuales de los enfermos en un medio que no pretende ser apto para desarrollar la capacidad de expresión, sino todo lo contrario, para reprimirla al máximo. Por esta razón

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Nuestros enfermos: esa pesada carga

Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero: to-do seguía igual que antes, siempre igual, en un es-tado lamentable. La estructura vertical se mantenía intacta controlando la situación, amordazando a los que se quejaban, guardando notas e informes para siempre, en esos cajones, donde descansaban para evitar molestias; cuidando con esmero la máquina burocrática capaz de frenar el cambio mejor inten-cionado.

Y día tras día, todo seguía terriblemente igual para los hombres que habían sido internados por cargar con eso que llamamos "locura".

Silencio, en el silencio desidia, pasividad, confor-mismo, amargura, irresponsabilidad, acostumbramien-to, pero en el mismo silencio también había trabajo constructivo, organizado y hecho a fuerza de pulmón; lástima que quienes hacían esto eran pocos, muy pocos. Sólo así se explican las innumerables deficien-cias e irregularidades, que eran dueñas y señoras de este nosocomio y que por otro lado eran la des-gracia de cientos de hombres olvidados por nosotros. A lo sumo, de vez en cuando, se sentían chirriar los tirones competitivos de quienes querían mejorar su puesto o querían imponer sus ideas personales.

La mayoría de los que allí trabajaban veían todo como natural; su sensibilidad estaba endurecida, sus ojos impasibles ya no veían los horrores, todo era y había sido así. ¿Quién lo cambiaría?, ¿cómo podría hacerse algo?, ¿habría alguna solución posible?, La respuesta era no. Simplemente no. Sólo se podía es-perar que de a poco, gota a gota, cayeran algunas mejoras desde arriba. Mientras tanto: incredulidad, resignación, impotencia aceptada, lucha estéril y pro-gresos que causaban risa, si se los comparaba con el esfuerzo sobrehumano que costaban. Mientras tanto, reinaban la carencia, el barro, la injusticia, un calor de mil infiernos en verano y un frío despiadado en invierno, el hambre, la falta de atención, la violencia de vivir con la boca tapada y aislado del mundo de los "sanos".

Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero: abajo, el silencio, la aplastante tranquilidad del cam-po. . . arriba, el movimiento artero y rebuscado que esgrime la viveza de la gran ciudad. Entretanto, muchos esperaban una dada de alta que nunca llega-ría; otros ingresaban en el camposanto, otros mar-chitaban sin pena ni gloria sus años jóvenes, maduros o viejos; todos se consumían y eran digeridos por el inmenso asilo. Muchos de los que allí trabajaban lo sabían, otros lo negaban, y otros —por suerte los menos— creían que esto era necesario.

Silencio, miedo, desesperación, violencia brutal y sutil, muerte física o mental, pastillas, esperanzas que fácilmente se desvanecían, soledad, incomunica-ción, olvido, gritos no escuchados, pena y desespe-ración inimaginables y ¡vaya ironía!. . . esto era un hospital. . . , aquí se suponía que se devolvía la salud

a los que estaban enfermos. ¡Qué paradoja, qué men-tira! ¡Qué desgracia para 2600 o 2700 personas! Y qué suerte, para los pocos que montaban puestos cómodos, logrando un buen prestigio que diera más lustre a su chapa. Como dije, también había pocos que trabajaban sin descanso, como hormigas, hacien-do "algo", que era muchísimo para quienes los veían moverse entre los límites puestos por los sordos y los ciegos. Varios quedaron sin fuerzas, entregados. Varios se fueron para no quedar ahogados. La pre-sión se mantenía firme y segura, apoyada en quienes tenían las palancas del poder. Cuántas situaciones deplorables se mantienen aduciendo escasez de pre-supuesto. Cuántas inhumanidades se cometen en nombre de la ciencia, la técnica y la economía. ¿No se sabía que las personas no pierden su calidad de tales, por el sólo hecho de sufrir una enfermedad

AuroHÍPAPEs

. M F d j c o s PSfaiMATlUS

ps'lCOLtítfoS EN&flMEfioS

_ I n t e r n a d o s

Oei-afufas, ' S t a t u s y La Líuvia J e violencia Ilustración realizada por un paciente

mental? ¿Entonces, por qué se las trataba como ob-jetos de estudio, como cuerpos que tienen su sistema nervioso descompuesto? Parece mentira, parece in-creíble, pero esto no se veía, no quería verse. Y, quizás, tampoco ahora quiere verse.

Una vez escuché decir: "es preferible un pequeño amor por quienes nos rodean, que un gran amor por la humanidad".

Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero. Allí estaban los terapeutas "realistas" (que están destinados al fracaso por su propia concepción de la salud y la enfermedad mental), los terapeutas "alie-nados" (objetivos y distantes), los "investigadores" de cosas, animales o abstracciones, los "sanos" que temen contaminarse con la locura del enfermo. Allí estaban como un horizonte cerrado, como un futuro que no ofrecía nada a los internados. Sólo les daban un poco de transitoria mejoría, con una infinidad de pequeñas pastillas, para alegría de la gran industria farmacéutica internacional.

Un psicólogo

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en Melchor Romero existe la censura que posee una breve historia. Un grupo de enfermos alentados por algunos profesionales, formaron junto con ex pacientes, dados de alta, única comunicación de los internos con el exterior, un club dentro del establecimiento que bautizaron Alborada. A poco de andar ya tenían una Secretaría de Prensa y un periódico llamado Propó-sito. El primer número, un cuaderno mimeografiado, se editó en diciembre de 1971. No hubo problemas con él porque justificaba el título que ostentaba su portada -.Organo cultural y recreativo. El segundo nú-mero era menos recreativo y más crítico. En un edi-torial titulado "Nuestro Hospital" el Secretario de Prensa del Club criticaba no con demasiada dureza algunas fallas del Hospital. Las autoridades lo censu-raron y "hasta trataron —dice uno de los colabora-dores— por la vía de la negociación de acaparar todos los ejemplares para que no circulara". El número tres contenía críticas tan duras que fue prohibido. El proceso legal comienza el 3 de mayo cuando la Dra. Kreimer presenta un recurso de amparo, en el Juzgado del Juez en lo penal Ozafraín (Secretaría Silva), en el cual destaca la violación de derechos humanos funda-mentales de los pacientes y lo dirige contra el ministro de Bienestar Social de la Provincia, Dr. Juan Defen-derte Aguirre, del que depende el Hospital o contra quien resulte responsable de las irregularidades de-nunciadas. La demora del Juez interviniente en realizar la inspección ocular de estilo permitió que el cuerpo directivo de Melchor Romero realizara algunas rá-pidas "mejoras" como la destrucción de una jaula, cuyas fotos se habían publicado en los diarios, donde se encerraba todo el día a los pacientes "díscolos". La jaula llevaba muchos años funcionando a pleno. Sus huéspedes estaban normalmente desnudos. Un gran despliegue de hombres terminó con la jaula del pabe-llón Solartet ocultándola por vía de la liquidación a la vista del Juez. Sin embargo, éste pudo comprobar la mayor parte de las deficiencias detalladas, muchas de ellas vinculadas directamente a la asistencia médica de los enfermos. El médico de Tribunales que acompañó al Juez, Dr. Manuel B. Capurro, dio un informe termi-nante: . . Muchos de los pabellones son inhabita-bles. Hay deficiencias de infraestructura y carencias de todo tipo."

Al mismo tiempo de la publicación del informe mé-dico, se conoce la solicitud de rechazo del recurso de amparo. Quienes así lo exigen son los acusados, el Ministro de Bienestar Social patrocinado por el titular de la Fiscalía de Estado, y refiriéndose al "aspecto esencialmente jurídico de la cuestión planteada". Esta solicitud de rechazo se fundamenta en la afirmación del Dr. Aguirre, Ministro de Bienestar Social de que "la peticionante carece de personería para representar como pretende a los incapaces internados, ya que éstos, cuentan con sus representantes legales y necesarios, es decir, sus curadores y conjuntamente el ministerio pú-blico. Tampoco procede la acción de amparo porque existen otros procedimientos administrativos o judi-ciales que permiten obtener el mismo efecto. En todas las acciones civiles promovidas contra el Estado pro-vincial se impone la necesidad de la reclamación ad-ministrativa previa, requisito que no se ha cumpli-do . . . " Más adelante se refiere extensamente a la in-dependencia de los tres poderes entre sí, por lo cual sostiene que ". . .los poderes Legislativo y Ejecutivo

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no pueden ser revisados por los órganos judiciales". Sin embargo, el juez hace lugar al recurso de amparo y dicta sentencia, sosteniendo que " . . . los tribunales están llamados a intervenir cuando los otros poderes usan de sus facultades para actuar en forma arbitraria u opresiva . . ." Fija un plazo de un mes para dotar al Hospital del personal requerido, suministrar una alimentación adecuada y en un año sustituir los pabe-llones inhabitables por locales adecuados. Fija los honorarios de la Dra. Kreimer en 2.000 pesos ley, a pagar por el gobernador de la Provincia, brigadier Miguel Moragues y el Ministro de Bienestar Social. Hasta aquí pudo el poder de la justcia. Lo que sigue es la historia de otro poder.

El 15 de mayo, el Fiscal de Estado, Dr. Juan Carlos Visca, presenta ante el juzgado Penal n? 8, "la apelación a la sentencia citada, su revocación en todas sus partes y la condenación en costas a la actora, la Dra. Kreimer. Expone en uno de sus párrafos que ". ..no es admisible el gobierno de los jueces, por lo menos en nuestro sis-tema y pese a la bondad que aquél pueda tener . . ." El 23 de mayo la Cámara Tercera de Apelación revoca finalmente el fallo del Juez de primera instancia, re-conociendo las deficiencias del nosocomio, los dere-chos lesionados de los enfermos internados, pero no así la procedencia de la vía elegida para su solución y "atendiendo a la justa finalidad de la denunciante en su presentación se la exime del pago de costas". Firman la revocatoria los doctores Belisario Hueyo y Jorge I. Pereyra, de la sala Segunda de la Cámara ele Apelaciones.

El 27 de mayo Bienestar Social pretende pagar sus culpas otorgando 500 millones de pesos para mejorar Melchor Romero. Inmediatamente se producen las re-nuncias del Director y Subdirector de la Zona Sani-taria Capital, Juan C. Vidal Perotti y Alfonso Ardía-nos Barrios y del asesor de Salud Pública, Elíseo Cutes.

El nuevo administrador de Melchor Romero, el Sr. Antonio Carregal, con una larga carrera hospitalaria hecha en numerosos nosocomios del país, parece cam-biar el panorama: prohibe los castigos corporales, con-trola los robos de comida en pequeña y gran escala y ha tratado hasta ahora de conseguir una remuneración para los pacientes que trabajan. Pero el problema es de fondo. Melchor Romero no es un caso aislado. Eí mis-mo ^cuadro se repite en todos los hospitales neuropsi-quiátricos del país, con más o menos difusión, y no o remedia más que en forma transitoria y aparente

la mayor o menor humanidad de un directivo.

Conclusión

La crítica situación de los hospitales es sólo un as-pecto de la crisis que afecta a la política sanitaria ar-gentina Mientras que la proporción del presupuesto nacional que se destine a la salud sea mínimo como ahora, mientras los hospitales para enfermos men-tales sigan siendo "depósito y fábrica de locos", don-de no se cura sino que se reprimen los síntomas", mientras que Melchor Romero y tantos otros hospitales sigan siendo "el gallinero de la sociedad", haciéndose cierta frase de Moffat que dice: "En los hospicios son mas los pobres que los locos", no habrá solución real alguna para los internados. O

P. W .

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Para quienes hemos sido sus colegas y amigos la desa-parición de Jorge Merlo Flores el lunes 3 de julio, significó una dolorosa sorpresa muy difícil de aceptar.

Siendo aún un joven estudiante de la Universidad de Buenos Aires ingresó al Departamento de Física de la CNEA en 1957; se desempeñó como asistente de investigación junto a diversos profesionales con-tinuando simultáneamente sus estudios de Física y sus tareas de Ayudante de Trabajos Prácticos y, más tarde (1958), Jefe de Trabajos Prácticos de la Fa-cultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNBA.

Por aquel entonces la CNEA ponía en marcha su sincrociclotrón de 28 MeV y comenzaba a nuclearse un grupo de investigaciones en torno a esa máquina. A este grupo se sumó Merlo Flores, realizando sus primeras tareas de investigación en Física Nuclear y colaborando con su esfuerzo al crecimiento del La-boratorio.

Luego de algunos años de trabajo, partió a Francia para perfeccionarse. En el Comisariato de Energía Atómica de Saclay su interés pasa de la detección de neutrones a los detectores de radiación. Así es como en Saclay se inicia como físico de sólido y desde 1962 a 1965 realizó algunas interesantes contribu-ciones al estudio del daño por irradiación en sí y a la puesta a punto de la técnica planar y de doble difu-sión para la fabricación de detectores de estado sólido.

De regreso al país Jorge Merlo Flores desarrolló una importante tarea. Fue Asesor del Departamento de Semiconductores de la Facultad de Ingeniería de la UNBA, dirigió varios trabajos de seminario, orga-nizó y dictó cursos especializados sobre semiconduc-

tores, en relación con CNEA y la Facultad de Cien-cias Exactas y Naturales de la UNBA. En los últimos años se preocupó por la impostergable necesidad de organizar grupos en el país con la capacidad de de-sarrollar la tecnología moderna de los dispositivos semiconductores. Sus principales esfuerzos de estos años se canalizaron en esta dirección y en este campo desarrolló una labor de pionero, tropezando repeti-damente con la incomprensión, las trabas burocráticas y la falta de estructuras adecuadas para llevar a cabo sus proyectos.

En 1965 inició la formación de un grupo de inves-tigación y desarrollo de dispositivos detectores de radiaciones nucleares en el Laboratorio de Sistemas de Detección —del que era responsable—, depen-diente del Departamento de Instrumentación de la CNEA. El grupo fue creciendo lenta y dificultosa-mente, con la adquisición de material y personal, egresados de la UNBA que se formaron en el Labo-ratorio, más algunos investigadores que regresaban al país luego de algunos años de trabajo en el extran-jero y que encontraban en el laboratorio un marco propicio para desarrollar sus actividades. En la ac-tualidad el Laboratorio se encuentra en condiciones de encarar proyectos más ambiciosos en el campo de los dispositivos electrónicos semiconductores.

Su deceso se produjo a los 36 años de edad, en plena madurez intelectual, desplegando una fecunda actividad profesional tanto como investigador, como conductor e inspirador del Laboratorio de Sistemas de Detección. Deja una tarea a medio hacer, que sus amigos y colaboradores tendrán la responsabilidad de completar. O

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Hewlett-Packard presenta ventajosos avances tecnológicos en calculadoras

Lenguaje algebraico de programación. Presentación alfanu-jnérica visual o impresa.

Nuestras nuevas calculadoras elec-trónicas establecen una comunicación natural entre el operador y la máquina, l o s algoritmos se entran en la misma forma que se escriben. Las instrucciones se dan enidioma claro en lugar de código y los resultados se obtienen en la misma forma, sin necesidad de anotaciones.

Nuestro modelo 20, por ejemplo, en su forma básica tiene suficiente capacidad para 17 ecuaciones simul-táneas, pero puede resolver hasta 36 con la incorporación de módulos enchu-fables optativos. La capacidad y adaptabilidad de la calculadora puede aumentarse aun más agregándole equi-

pos periféricos de la amplia línea que ofrece Hewlett-Packard, tales como una graficadora rápida de gran exactitud (con capacidad de escritura), unidad de cinta magnética de cassette, máquina de escribir, lectora y perforadora de cinta de papel y muchos otros aparatos.

El teclado de la calculadora puede adaptarse a funciones especiales me-diante pequeños módulos enchufables que contienen memoria de lectura solamente. Estos dispositivos posibilitan el desarrollo de cálculos complicados por comando de una sola tecla.

Con otros módulos enchufables se puede controlar el funcionamiento de equipos periféricos, tales como la máquina de escribir, la graficadora o unidades de entrada y salida. También se puede disponer la intercomunica-

ción de unidades periféricas con comando por teclado.

Entre otras ventajas del modelo 20 se destaca la facilidad de efectuar correcciones o cambios. Con una sola, tecla se localiza cualquier paso del programa para hacer correcciones, eliminaciones o inserciones a voluntad.

Con el modelo 20 no se necesita un operador especializado y puede evitarse una gran inversión de capital en computación.

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Simultáneamente y sin haberlo solicitado, lWam™ „ , , . . , bre un mismo tema: un trabajo de Amíl ar O Z * Z T ^ ^ T ^ n savsky. El prestigio de los firmantes r c X , el u T V "" C O m e U t l e 0 s c a r V a r" tan desde su p o s i c i ó n ideológica y c f u ' b l " T i f • T C X p ° S C Í ° n e S <IUe

de ellos sustenta desde sus respectivas á r < ^ ^ ^ J S í T ^ ^ ^ ^

Un proyecto latinoamericano de modelo mundial

Amílcar O. Herrera

EL MODELO WORLD III

Bajo el título general de The Vredicament of Mankind el Club de Roma —una asociación internacional in-formal, cuyos miembros latinoamericanos son Ernesto Sábato, Víctor Urquidi, Helio Jaguaribe y Jorge Sá-bato— está llevando a cabo un programa de investi-gación para definir, por lo menos en términos gene-rales, las perspectivas de la humanidad a largo plazo y en base a ella evaluar políticas alternativas en el contexto de su impacto sobre la sociedad global en los próximos 50 a 100 años. Para el primer objetivo —definir las perspectivas de la humanidad a larg o plazo— el Club de Roma decidió construir un modelo mundial basado en las técnicas desarrolladas por el profesor J. Forrester en el Insti-tuto Tecnológico de Massachussetts (System Dyna-mics ) para el estudio de sistemas industriales comple-jos. La construcción del modelo fue encargada a un grupo de trabajo del MIT, dirigido por el Dr. Dennis Meadows.

Amílcar Oscar Herrera es especialista en geología económica. Fue vicepresidente del Instituto Nacional de Geología y Minería (1964-66), consultor de CEPAL, Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA basta 1966 y luego de la de Ciencias Fisicomatemáticar de Chile hasta 1969. A partir de 1966 ha trabajado en problemas de política científica. Actualmente es Profesor Titular del Departamento de Recursos Naturales y Energía de la Fundación Bariloche.

Después de dos ensayos preliminares, se construyó un modelo global (World III) en el que se incluyeron 69 variables. Las principales (variables de estado) que son las que determinan el comportamiento del modelo, son las siguientes: población, alimentación, recursos naturales no renovables, capital y contami-nación.

El comportamiento del modelo, que fue corrido so-bre varias hipótesis alternativas, es siempre el mismo: suponiendo las actuales tasas de crecimiento demográ-fico consumo, contaminación, etc., la población del mundo alcanzará un máximo a mediados del próximo siglo, para caer luego catastróficamente. Las causas de eStjf mortalidad masiva serán el efecto aislado o combi-nado de la escasez de alimentos, el agotamiento de los recursos naturales y el aumento de la contaminación.

La posición del equipo del MIT con respecto al cur-so de acción a seguir para evitar esa especie de apo-calipsis tecnológico que prevé el modelo de simulación construido, es que es necesario detener voluntariamen-te, y lo más pronto posible, el crecimiento demográfico y económico, hasta alcanzar un estado de equilibrio. Este equilibrio se define como un estado en el cual la población y el capital (agrícola, industrial y de

servicios) son esencialmente estables, con las fuerzas tendientes a aumentarlas o disminuirlas en un equili-brio cuidadosamente controlado".

Este estado de equilibrio, por supuesto, debe esta-blecerse a un nivel que sea compatible con el ecosis-tema es decir, que evite la catástrofe ecológica que el modelo prevé en caso de continuar el crecimiento actual El g r u po Meadows, después de analizar varias posibilidades (entre ellas una que considera ideal, pero poco realista, ya que supone alcanzar una tasa de crecimiento demográfica cero en 1975) concluye que Ja única viable es la que cumpla las condiciones si-guientes:

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a) La población tiene acceso a un control de la natalidad cien por ciento efectivo.

b) La familia promedio deseada tiene sólo dos hi-jos.

c) El sistema económico trata de mantener la pro-ducción industrial promedio per cápita al nivel de 1975.

Con este esquema y algunas otras medidas comple-mentarias —reducción del consumo de materia prima por unidad de producción industrial, disminución de la contaminación, aumento de la producción de alimen-tos, etc.— la población se estabilizaría en unos 6.000 millones alrededor del año 2040 y podría mantenerse más o menos indefinidamente en ese nivel, siempre que bajara el consumo de recursos naturales y la pro-ducción industrial per cápita no superara el nivel de 1975.

Las consecuencias de este modelo de "congelación" del crecimiento son muy claras. Los países desarrolla-dos, que con el 25 por ciento de la población mundial consumen entre el 80 y el 90 por ciento de los recur-sos totales, podrán seguir gozando de sus niveles de bienestar actuales, mientras que el 75 por ciento res-tante, suponiendo que consiga reducir drásticamente su tasa de natalidad, deberá continuar en la abyecta miseria en que ahora se encuentra, para evitar que los males que siempre ha padecido •—contaminación, hacinamiento, hambre, etc.— alcancen también a la minoría privilegiada. Como el capital, siempre que permanezca constante, puede adjudicarse de cualquier •manera, los países subdesarrollados podrían eventual-mente alcanzar el nivel mínimo de alimentación nece-sario, siempre que sacrificaran alguna otra de Jas "co-modidades" que gozan en la actualidad.

El proyecto latinoamericano

El modelo que acabamos de describir fue presentado en una reunión auspiciada por el Club de Roma en Río de Janeiro, a la cual se invitó a un grupo de inte-lectuales latinoamericanos. Como consecuencia de la discusión, los concurrentes a la reunión decidieron en-comendar a la Fundación Bariloche la preparación de un proyecto de construcción de un modelo alternativo que tomara en cuenta los puntos de vista expuestos en el debate. Este proyecto preliminar, que debía contem-plar la participación eventual de especialistas de toda la región, fue presentado a la reunión anual de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) rea-lizada en Buenos Aires en octubre de 1971.

Los científicos sociales presentes cuando se discutió el documento, manifestaron su acuerdo con la conti-nuación del proyecto en las líneas generales definidas en el mismo. Posteriormente se organizó un Comité Ejecutivo con amplia representación latinoamericana, encabezado por un Director del Proyecto. Este Comité está integrado por Carlos Alberto Mallmann (Argen-tina), Enrique Oteiza (Argentina), Jorge Sábato (Ar-gentina), Víctor Urquidi (México), Helio Taguaribe (Brasil), Osvaldo Sunkel (Chile), J. A. Silva Miche-lena (Venezuela) y el autor de esta nota que actúa, ademas, como Director del Proyecto,

El Comité mencionado elaboró, en diciembre de 1971, un plan de trabajo que se encuentra actual-

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mente en ejecución. Los puntos principales son los siguientes:

a) Análisis crítico del modelo M.I.T. b) Construcción de un modelo alternativo. A continuación se explica el significado de cada una

de esas fases del trabajo y su estado actual de eje-cución.

Análisis crítico del modelo M.Í.T.

La crítica al modelo realizado por el equipo dirigido por Meadows es importante debido a que, por la gran repercusión mundial que ha tenido, es necesario mos-trar la debilidad de la supuesta base científica que lo sustenta. Esta crítica está siendo efectuada por los grupos encargados del estudio de los valores e interre-laciones de las distintas variables que entrarán en el modelo en preparación y como parte de esta tarea. Los resultados se consignarán en un documento técnico que se distribuirá próximamente.

Si bien no es posible en esta nota exponer adecua-damente los resultados de ese análisis, resumiremos a continuación, muy brevemente, los principales. De ellos se pueden deducir también algunos de los con-ceptos que informan el modelo en preparación.

Desagregación del modelo: como primera etapa se desagregará el modelo en países desarrollados y subdesarrollados. Se correrá cada uno de los bloques por separado —suponiendo que se desarrollan en base a sus propios recursos— para mostrar que, aún si se aceptan las hipótesis del M.I.T., la catástrofe ecoló-gica se produciría por el exceso de consumo de los países desarrollados y no por el aumento de población de los subdesarrollados.

Alimentación: En el modelo del M.I.T. el co-lapso, con la muerte masiva de la humanidad por hambre, se produce cuando la población del planeta alcanza los 8 ó 10 mil millones de habitantes. Sin embargo, la capacidad potencial actual de producción de alimentos de la tierra (incluyendo solo las tecno-logías ya en uso o en proceso de aplicación) es sufi-ciente para alimentar, como mínimo, a unos 30 mil millones de habitantes. Suponiendo el uso de las tec-nologías cuya aplicación es previsible en los próximos decenios (síntesis, ingeniería genética, etc.) la estima-ción se eleva a centenares de miles de millones.

La explicación —que sería largo detallar— del ex-traño comportamiento del modelo M.I.T., es que su-pone que los factores económicos y sociopolíticos que actualmente obstaculizan la producción de alimentos en el mundo, se mantendrán constantes en el período considerado por el modelo (¡hasta el año 2.100!). Las hambrunas se producen, en consecuencia, por el carác-ter de la organización social de la producción y no por limitaciones ecológicas.

Recursos naturales no renovables: Esta varia-ble que es la que desencadena normalmente la catás-trofe (el agotamiento progresivo de las reservas hace aumentar la cuota de capital necesaria para extraer re-cursos; esto disminuye la producción industrial, que a su vez incide sobre la agricultura, etc.) es la más débil del modelo M.I.T. Supone, aunque parezca increíble,

(Continia en página 14)

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una reserva tipo, basada en las reservas promedio co-merciales conocidas en la actualidad. Ignora el hecho esencial que las reservas comerciales son una junción de la producción, dado el costo que implica revelarlas. En las condiciones tecnológicas actuales, o previsibles a corto plazo, no existen problemas de reservas mine-rales^ aún a plazos de miles de años. En esta opinión coinciden todos los especialistas que han estudiado seriamente el tema.

Población: Este problema está siendo estudiado por un grupo de demógrafos dirigidos por Paul Singer. Aunque todavía no se dispone de resultados definiti-vos, resulta claro que el comportamiento de la pobla-ción en el modelo M.I.T., se basa en relaciones muy simplistas sin suficiente base empírica.

Capital: Fuera de otros aspectos criticables, que sería largo enumerar, del uso de esta variable en el modelo M.I.T., queremos señalar aquí solo el si-guiente: la producción depende solamente de la exis-tencia de capital, sobre el supuesto que "el desempleo no se considera una variable crítica para el desarrollo global. Existe un gran exceso de mano de obra y el desarrollo económico no ha sido nunca limitado signi-ficativamente por una escasez 'global' de mano de obra". En consecuencia, la producción de bienes de servicio y de capital (que incluye manufacturas, cons-trucción de viviendas, de obras de infraestructura como caminos, obras de irrigación, etc.) depende solo del capital disponible. No existe en este modelo (y esta es la característica de la función de producción usada y que corresponde además a una economía desa-rrollada típica) ninguna posibilidad de sustitución entre la mano de obra y el capital. Mil obreros no pueden reemplazar a una excavadora mecánica. Para los países subdesarrollados, esto significa que los enormes recur-sos humanos no utilizados con que cuentan, seguirán siendo un peso muerto en sus sistemas de producción.

Tecnología: En el modelo M.I.T. la tecnología —que es la que hace posible el crecimiento exponen-cial del consumo y de la población, elementos desenca-denantes de la catástrofe— detiene prácticamente su capacidad de resolver los problemas derivados de esos crecimientos en el año 1970.

Se supone, en efecto, que la teconología será incapaz de aumentar significativamente la producción de ali-mentos, el aprovechamiento de nuevos recursos natu-rales y el control de la contaminación. Este supuesto, por sí solo, es suficiente para invalidar las conclusiones del modelo.

Contaminación: El modelo M.I.T. supone que la contaminación es, por sí sola, suficiente para provocar la catástrofe ecológica. Por esa razón, la incluye como una de las variables de estado.

Los datos disponibles no justifican ese papel pata-gónico de la contaminación. Prácticamente todas las formas de contaminación son controlables. Es solo un problema de costos y lo que ya se conoce sobre el tema indica que éstos no son de ninguna manera pro-hibitivos. La visión de una humanidad envenenándose masivamente, por no recargar en un 2 a 5 por ciento sus inversiones de capital para controlar la contami-nación resulta, por lo menos, poco realista.

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Supuestos 80ciopolíticos: En la reunión de Río de Janeiro los autores del modelo M.I.T. argumenta-ron que en un modelo de este tipo no se pueden introducir supuestos sociopolíticos. Esta posición es obviamente insostenible. El modelo incluye implícita-mente toda una concepción socíopolítica, al postular la completa estabilidad del sistema mundial en un pe-ríodo de cerca de un siglo. Supone que, a pesar de que para el año 2000 aproximadamente, un 20 a 25 por ciento de la humanidad consumirá cerca del 90 por ciento de los recursos disponibles, mientras la ma-yor parte del resto vivirá en condiciones casi infra-humanas, esto no generará tensiones sociales e inter-nacionales lo suficientemente explosivas como para provocar el colapso del sistema mundial mucho antes que llegue la crisis ecológica. En el modelo alternativo en construcción, esta posibilidad de conflicto es pre-cisamente uno de los supuestos básicos.

El modelo alternativo

El breve análisis que antecede muestra que el presunto agotamiento del ecosistema no es más que una resu-rrección anacrónica de los viejos argumentos fatalistas —que históricamente van desde la aceptación mística de un "destino humano" inexorable, hasta las profe-cías naturistas de Malthus— para demostrar que el hambre, el atraso y la miseria, dependen de factores extrahumanos inmodificables.

El modelo en preparación parte del principio que los factores que impiden a gran parte de la humanidad el acceso a los bienes de nuestra civilización son de índole sociopolítico y que, removidos estos, no existen barreras naturales —por lo menos en el futuro pre-visible— al progreso humano. Supone además que de continuar aumentando la diferencia entre los países ricos^y los países pobres y la desigualdad de la distri-bución de la riqueza en estos últimos, las tensiones internacionales y sociales generadas provocarán el colapso del sistema internacional. La situación actual del mundo deja pocas dudas al respecto.

El objetivo central del modelo no es por lo tanto mostrar lo que podría suceder de continuar las tenden-cias actuales —como sucede en prácticamente todos los modelos predictivos en boga, matemáticos o no: mo-delo M.I.T., futorología tecnológica tipo Kahn, D. Ga-bor, etc.— sino de proponer un camino posible para alcanzar, en un plazo razonable, la meta de una hu-manidad liberada de las restricciones que traban en la actualidad su desarrollo en el sentido más amplio. Se trata de mostrar además, que esta meta es compatible con los recursos totales a disposición de la humanidad, siempre que se aprovechen racionalmente, para lo cual es necesario modificar profundamente las estructuras socioeconomicas vigentes. En cuanto a las limitaciones ultimas impuestas por el ecosistema, si bien es cierto que en algún momento del futuro deberá llegarse a un equilibrio que permita un uso racional de los recursos del planeta, la naturaleza de este equilibrio estará de-terminada por la concepción de la sociedad que haya alcanzado e hombre y no por el temor de un inmi-nente apocalipsis tecnológico.

Las características exactas del modelo no pueden darse todavía, por encontrarse el mismo en la etapa de construcción. Se pueden adelantar, sin embargo, sus rasgos fundamentales:

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Supuestos socioeconómicos: a) El objetivo es una sociedad mundial igualitaria, tanto social como internacionalmente. Esta igualdad significa además de igualdad de oportunidad de acceso a los bienes produ-cidos, igualdad de participación en todas las decisiones sociales.

b ) La producción estará regida exclusivamente por las necesidades humanas y no por la ganancia.

c) Para el sistema productivo se utilizará una fun-ción de producción agregada que supone la utilización total de la mano de obra disponible, o en otras pala-bras, una amplia capacidad de sustitución de capital por mano de obra. Lo que se conoce de algunas expe-riencias mundiales recientes muestra que este objetivo es perfectamente factible.

d) Se aspira a la construcción de una sociedad no consumista, vale decir, de una sociedad en la cual el consumo no sea un valor per se.

Este punto es uno de los esenciales del modelo por-que de él depende, en gran medida, la factibilidad de las metas propuestas. El concepto central es que las sociedades subdesarrolladas no pueden salir de su esta-do de atraso, como ya es evidente, siguiendo las pau-tas de desarrollo de los países actualmente industriali-zados. Por otra parte, aunque fuera posible no es deseable, ya que sería repetir el camino que ha llevado a estos últimos a la actual situación de consumo dis-pendioso e irracional, de acelerado deterioro social y, en última instancia, de creciente alienación.

Se tratará entonces de determinar cuál es la cantidad mínima de bienes —tanto materiales como culturales o espirituales— que cada persona necesita para desa-rrollarse plenamente como ser humano, sin malgastar recursos. Esto se traducirá en un índice o función que deberá expresarse finalmente en términos económicos: necesidades de capital, alimentos, recursos naturales per capita, etc.

Para captar claramente el significado de esta función —que por ahora llamamos de necesidades básicas, a falta de un nombre mejor— es necesario tener en cuenta que el modelo se centra en las necesidades de los dos tercios sumergidos de la humanidad, para los cuales las necesidades esenciales, en el plazo previsto por el modelo, son relativamente fáciles de estimar. Una vez cubiertas esas necesidades —alimentación, vi-vienda, salud, educación, información, etc.— recien aparece realmente la posibilidad de elección. El modelo no pretende prever el carácter de esta elección: solo supone que será la elección efectuada por una sociedad libre.

Finalmente, la construcción de esta función de nece-sidades exige revisar profundamente los conceptos vi-gentes sobre el tema, en su mayoría condicionados por los usos y modalidades de los países desarrollados.

Variables utilizadas: las variables principales (110 las únicas) del modelo, serán población, alimentación, recursos naturales, capital y tecnología. Las hipótesis que las interrelacionan estarán determinadas por los supuestos socioeconómicos ya expuestos, por la fun-ción o índice de necesidades y por sus relaciones técni-cas de interdependencia.

Una diferencia técnica fundamental de este modelo con respecto a los otros que se han construido o se están construyendo en el mundo, es que en el campo de los recursos naturales —tanto renovables como no renovables— considera que la variable independiente es realmente energía, sobre el principio de que cual-quier materia prima puede ser sustituida, si se cuenta con energía suficiente. Teniendo en cuenta que la dis-ponibilidad de energía es prácticamente ilimitada, este principio puede ser esencial a largo plazo, aunque no en el período cubierto por el modelo, durante el cual no se prevé ningún problema de abastecimiento de materias primas.

Una vez construido el modelo, se ensayarían diver-sas hipótesis alternativas, para tratar de determinar en qué plazos y en qué condiciones se pueden alcanzar las metas mencionadas antes. Para ello se dividirán los países en grupos, de acuerdo con sus actuales condicio-nes económicas, sociales, etc.

El objetivo último será determinar en qué condicio-nes puede llegarse a una humanidad que tienda a igua-larse en la satisfacción de sus necesidades básicas y en su capacidad de acceso a nuevas opciones.

Variables sociopolíticas: El demostrar que es materialmente posible una humanidad liberada de la secular maldición del atraso y la miseria no es, obvia-mente, suficiente. Después de alrededor de un siglo de haberse demostrado que la posición malthusiana es científicamente incorrecta, más de la mitad de la huma-nidad sigue sufriendo hambre.

En el proyecto eme estamos describiendo, el mo-delo propiamente dicho —en el sentido de la forma-lización matemática de un conjunto de hipótesis— es solo una forma cómoda de mostrar que alcanzar la meta de una humanidad liberada en su sentido más amplio, es compatible con las posibilidades tecnológi-cas de la humanidad y con los recursos del planeta. La posibilidad de alcanzar esas metas depende de factores sociopolíticos que serán analizados en la fundamenta-ción conceptual del modelo. O

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El Club de Roma Oscar Varsavsky

Ni la explosión demográfica ni la contaminación son temas de interés directo para Argentina —estamos pocos poblados, y la tuberculosis de nuestros niños no se debe al "smog" sino_ a la miseria—, pero por des-gracia la campaña de terrorismo mundial sobre estos temas, liderada por Estados Unidos, nos obliga a participar en su discusión. Si tiene éxito, los "subdesarrollados" termi-naremos una vez más financiando la buena vida de las potencias domi-nantes, esta vez quizás sirviendo de basural para sus desperdicios (Brasil ya admite que se muden allí indus-trias muy contaminantes).

Uno de los centros mundiales de esta campaña para asustarnos con el fin fdel mundo, es el "Club de Ro-ma", donde las cosas se hacen con un poco más de elegancia: da la cara Fiat —y más específicamente nuestro conocido Peccei— y ha te-nido cuidado de integrar a represen-tantes del Tercer Mundo, aunaue por supuesto desarrollistas, ideoló-gicamente "limpios". Colabora con él en nuestro país la Fundación Bari loche.

El "Club de Roma" tiene como misión plantear una "seria" discu-sión sobre los peligros inminentes de la contaminación, y las medidas "realistas" e inmediatas a adoptar. La trampa está en que esos razona-bles calificativos implican una pre-

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misa vital: dejarse de "utopías" por-que el marco de referencia está da-do; la sociedad "desarrollada" se-guirá con su organización y su estilo de vida actual; el Tercer Mundo será desarrollista: seguidista del mo-delo norteamericano o europeo.

Una segunda trampa es meter al desprestigiado control de natalidad como furgón de cola del problema general de contaminación: los seres humanos contaminan al mundo (so-bre todo si son del Tercero). En estas serias discusiones se nos pre-sentará, como ya es costumbre tác-tica, una falsa opción entre una po-sición reaccionaria extrema (ya ex-presada por un equipo de científicos norteamericanos) y otras que por comparación parecerán muy progre-sistas, pero que respetan la premisa fundamental.

Tenemos aquí un ejemplo con-creto y tremendo de ciencia mal ideologizada, como los que se de-nunciaron en varias polémicas del año pasado. Se intenta disfrazar con terminología científica una posición ideológica clara: no discutir más que aquellas alternativas que, sin poner en peligro el predominio de las grandes potencias y las clases privi-legiadas, las ayudan a librarse del peso de sus propios desperdicios, y de la población creciente del Tercer Mundo. Se admiten incluso alterna-tivas que propongan grandes refor-

mas sociales —expresadas siempre en los viejos términos liberales de igualdad y satisfacción—, con tal que no sean demasiado explícitas y concretas.

Están en su derecho, como de-fensores o colonos culturales de la civilización norteamericana; pero también tenemos el derecho y el de-ber, los que estamos en otra postu-ra ideológica, de plantear el proble-ma en nuestros propios términos.

Propongo para eso la formación de un "Contra-Club-de-Roma", cuyo objetivo sea estudiar cómo se resuel-ven los problemas de contaminación y población en una sociedad socia-lista definida claramente a partir de sus características generales —nacio-nal, participante, solidaria, creati-va—, de modo que puedan seguirse los efectos de una revolución com-pleta en los hábitos actuales de pro-ducción y consumo opulentos, de una tecnología social y biológica, mas que física, de una ciencia des-mitificada, y de la educación necesa-ria para todo ello.

Participarían en este Contra-Club todos los que tienen ya suficiente confianza en esta contra-hipótesis de partida: "Los grandes problemas de la humanidad actual sólo podrán re-solverse transformando la sociedad a través del socialismo". O

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Antígeno O

Australiano: ¿el virus de la hepatitis?

Daniel Goldstein

El hallazgo accidental de un antígeno nuevo en el plasma de un aborigen australiano ori-gino una de las mas fértiles investigaciones de la medicina contemporánea. Ese antígeno resulto ser el virus o una parte del virus que causa la hepatitis viral humana y por su peculiar estructura no sólo tiene las propiedades que comúnmente se asocian a un orga-nismo infeccioso sino que se comporta genéticamente como si se tratara de un polimor-fismo de las proteínas plasmáticas. Si hien parece ser un virus y se comporta como tal tiene una cantidad muy reducida de ácido nucleico. El estudio de la biología del antígeno australiano permitirá quizás aclarar uno de los problemas claves de la ecología de los ver-tebrados: la interacción entre el genoma del huésped y un agente infeccioso. Desde el punto de vis ta clinico-asistencial, el descubrimiento del antígeno australiano permitirá en el fu-

t e T T ' r ¡ \ i"* ^ f ^ , VÍrdeS sérÍCOS P°r(lue será un Procedimiento de rutina la busqueda de Au(l) en todo plasma destinado a transfusión.

Los inmunólogos tienen una costum-bre característica: juntan sueros, an-tisueros, antiantisueros. Las helade-ras de sus laboratorios están atibo-rradas de tubos que contienen todas estas rarezas. Si esta avidez-por-sue-ros-raros coincide con un gran ta-lento para la aplicación del método hipotético deductivo, se pueden reali-zar descubrimientos sensacionales. Tal es el caso de Baruch S. Blum-berg, del Cáncer Research Institute de Philadelphia, el descubridor del antígeno australiano. Su brillante estudio del enigma de la hepatitis viral trasciende el común de la in-vestigación médica y lo está acercan-do probablemente al premio Nobel. Y todo comenzó porque Blumberg

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tenía en la heladera el suero de un aborigen australiano.

Los politransfimdidog

En ciertas enfermedades los pacien-tes deben ser transfundidos con san-gre durante toda su vida, ya sea por-que carecen de ciertos factores in-dispensables para el normal funcio-namiento de los mecanismos de coa-gulación (los hemofílicos) o porque no sintetizan normalmente la hemo-globina (los talasémicos). Antes de efectuar una transfusión sanguínea se prueba la compatibilidad de los glóbulos rojos del dador con el plas-ma del receptor, ya que la incompa-

tibilidad globular —la destrucción masiva de los glóbulos rojos del da-dor con los anticuerpos circulantes del receptor— provoca desastres clí-nicos de magnitud. Como los plas-mas no se compatibilizan, los pa-cientes politransfundidos desarrollan anticuerpos contra aquellos compo-nentes plasmáticos que no son idén-ticos a los propios. En 1962, Blum-berg comenzó un estudio sistemático de los^ anticuerpos anti-proteínas plasmáticas presentes en los poli-transfundidos con el objeto de ca-racterizar químicamente (fenotípica-mente) las diversas variedades ge-néticas de las proteínas plasmáticas humanas. El método consistía en probar los sueros de los pacientes

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politransfundidos contra una bate-ría de 24 plasmas de personas no transfundidas y detectar una reac-ción inmunológica conocida como precipitación. Uno de los pacientes estudiados tenía anticuerpos contra un componente del plasma de un aborigen australiano que integraba la batería de sueros normales. Este antígeno se bautizó antígeno austra-liano, A u ( l ) .

Las hipótesis originales

El antígeno australiano resultó ser relativamente raro en la población norteamericana sana: menos del uno por mil de los plasmas de individuos no hospitalizados lo poseen. Al ex-tender la búsqueda a pacientes hos-pitalizados, Blumberg encontró en una primera serie que entre 659 en-fermos, sólo diez poseían antígeno australiano, ocho de los cuales eran leucémicos y los otros dos talasémi-cos. Los diez enfermos habían reci-bido transfusiones de sangre.

Súbitamente, el antígeno dejó de ser una curiosidad para convertirse en un problema fundamental: ¿qué era y por qué estaba presente en el plasma de los leucémicos?

Blumberg formuló entonces tres hipótesis:

1) el antígeno australiano es el virus de la leucemia;

2) los portadores del antígeno australiano tienen una mayor suscep-tibilidad a enfermarse de leucemia;

3) el antígeno australiano no tie-ne nada que ver directamente con la leucemia, y se trata de una ma-nifestación secundaria de la enfer-medad.

Obviamente, las dos primeras hi-pótesis alternativas —que como ve-remos no son necesariamente exclu-yentes— son las más interesantes ya que la tercera si bien resulta posible, puesto que se han descripto cambios en la especificidad de los grupos san-guíneos ABO en las leucemias, no es fértil en predicciones y no suge-ría experimentos que ayudaran a comprender el fenómeno. _ En cambio, las otras dos hipóte-

sis constituían un desafío apasionan-te: sí se trataba efectivamente del virus de la leucemia, debía ser pu-rificable, infeccioso y capaz de re-producir la enfermedad en animales de experimentación. Si se trataba de un problema de susceptibilidad a la leucemia, debía tener una base ge-nética clara y los estudios familiares

debían demostrar una segregación inendeliana.

Lo notable del antígeno austra-liano es que resultó ser ambas cosas a la vez: un agente infeccioso y un polimorfismo genético.

Leucemia y mongolismo

Comenzaremos analizando la hipóte-sis de la susceptibilidad. Si las per-sonas que tienen antígeno australia-no fueran más susceptibles a en-fermarse de leucemia, el antígeno australiano debería estar en el suero de aquellas personas que serán leu-cémicas antes del comienzo de la enfermedad. Es decir, en aquellas personas más susceptibles a la leu-cemia la frecuencia con que se de-bería encontrar el antígeno austra-liano debería ser mayor que la que se registra en la población en gene-ral. Esta predicción es verificable experimentalmente, ya que se cono-cen ciertas enfermedades que están asociadas al desarrollo de leucemias y algunos factores ambientales y/o genéticos que determinan una mayor predisposición a las leucemias: tal es el caso de aquellos que padecen del síndrome de Down (el mongolismo, la trisomia del cromosoma 21), de la policitemia vera (una enfermedad caracterizada por la producción exa-gerada de glóbulos rojos, indepen-diente de todo estímulo fisiológico), los hermanos gemelos de leucémicos y los individuos expuestos a radia-ciones. Para que la hipótesis de la susceptibilidad pudiera subsistir, los sujetos comprendidos en estas cua-tro categorías deberían tener antíge-no australiano en plasma antes de convertirse en leucémicos.

Blumberg comenzó estudiando los mongólicos internados. En un pri-mer asilo analizó 75 mongólicos y 75 retardados mentales por otras causas y encontró que el 30 por cien-to de los mongólicos tenían en plas-ma el antígeno australiano mientras que sólo 4 de los controles daban resultados positivos, siendo 3 de es-tos enfermos portadores de estigmas mongoloides acentuados a pesar de tener un número normal de cromo-somas. Estadísticamente esta dife-rencia resulta muy significativa.

Estos primeros resultados se con-firmaron ampliamente en todas aque-llas instituciones con un gran núme-ro de internados, pero curiosamente no se detectó el antígeno australiano en los mongólicos internados en pe-

queños establecimientos o en aque-llos que vivían con sus familias. Es-to demostró claramente que:

• los mongólicos son efectivamen-te más susceptibles que el resto de la población para adquirir el antíge-no australiano;

• que el antígeno australiano se disemina en una población de suscep-tibles en forma infecciosa.

El antígeno australiano se com-portaba pues como un agente infec-cioso pero evidentemente sólo podía infectar a personas susceptibles.

A u ( l ) en famil ias

Si el antígeno australiano fuera la expresión fenotípica (observable) de una estructura genética determinada, debería propagarse de acuerdo a las leyes de Mendeí. En 1965 Blumberg estudió una pequeña colectividad al-tamente endogámica de samaritanos que vive en Betsheva Bonné, una localidad cercana a Tel Aviv. De 125 personas estudiadas —que compren-dían la casi totalidad del grupo— dos hijos de un matrimonio cosan-guineo (los padres eran primos por parte de madre y padre) fueron los únicos con antígeno australiano en plasma. Si bien una sola familia re-sulta harto insuficiente para realizar un diagnóstico genético definitivo, el caso era consistente con la herencia mendeliana simple de un gene auto-sómico recesivo. Los individuos ho-mocigotas para el alelo A u ( l ) [ge-notipo A u ( l ) / A u ( l ) ] tendrían an-tígeno detectable en plasma, mien-tras que en los homocigotas para el alelo alternativo [genotipo A u ( 0 ) / Au(0) ] y en los heterocigotas [ge-notipo A u ( l ) / A u ( 0 ) ] no habría antígeno detectable en plasma, es decir, serían fenotípicamente Au(0 ) .

Al extender el estudio poblacional se comprobó que mientras el por-centaje de fenotipos A u ( l ) es infe-rior al 1 por mil en los Estados Uni-dos de Norteamérica y en el norte de Europa, en la cuenca del Medi-terráneo y en Japón la frecuencia de A u ( l ) es diez veces mayor (el uno por ciento) mientras que en África meridional y en los trópicos es aun mayor, ya que oscila entre el 4 y el 20 por ciento. Ciertas comu-nidades altamente endogámicas del Perú tienen la máxima incidencia observada hasta ahora —más del 20 por ciento de fenotipos A u ( l ) .

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En las islas Cebú, de las Filipinas, las inferencias del estudio de Betshe-va Bonné se ratificaron ampliamente ya que se observó en numerosas ins-tancias que varios hijos de una mis-ma pareja tenían fenotipo A u ( l ) mientras que sus padres eran feno-típicamente Au(0).

El análisis genético indicaba que el antígeno australiano, además de ser infeccioso, se comportaba como el producto de un alelo que en doble dosis —es decir, en los homocigotas de genotipo [ Au( 1 )/Au( 1) ] — con-feriría una gran susceptibilidad a la leucemia.

La hepatitis viral

Un año más tarde, en 1966, Blum-berg encontró la otra asociación no-table: los pacientes con hepatitis vi-ral tienen A u ( l ) al comienzo de la infección y éste desaparece cuando el paciente se cura, salvo en aquellos enfermos que evolucionan a la he-patitis viral crónica, en los que el antígeno australiano persiste. El 60 por ciento de los pacientes con hepa-titis viral sérica (transmitida por transfusiones sanguíneas o por in-yecciones) tiene el antígeno austra-liano en el plasma. Lo mismo sucede con el 30 por ciento de los pacientes con hepatitis viral "infecciosa", sin antecedentes de transfusiones ni de inyecciones.

El descubrimiento fue de por sí notable y dado el carácter infeccioso del antígeno australiano (tal como lo indicaba su diseminación en las poblaciones de mongólicos interna-dos en grandes establecimientos) su-gería que por fin se había dado con el virus responsable de la hepatitis viral. Si se trataba efectivamente del virus de la hepatitis debía cumplir los siguientes requisitos:

* las personas que reciben sangre con antígeno australiano deberían contraer una hepatitis viral aguda;

* aquellas personas asintomáticas cuyos plasmas contienen antígeno australiano deberían tener lesiones hepáticas comparables con las des-critas en las hepatitis virales cró-nicas;

* se debería poder reproducir la enfermedad en animales de experi-mentación y de sus tejidos se debe-rían poder extraer virus idénticos a los utilizados para infectarlos.

Estas predicciones se cumplieron

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acabadamente. No sólo se comprobó que los pacientes politransfundidos con sangre portadora de Au( 1) des-arrollaban hepatitis virales agudas indistinguibles de las convencionales, sino que los pacientes mongólicos con A u ( l ) en plasma tenían lesio-nes hepáticas, detectables mediante los métodos bioquímicos de rutina (pruebas de floculación positivas y concentración sérica aumentada de la enzima transaminasa glutámico-pirúvica) o mediante punción biop-sia de hígado. Es decir, se comprobó que los mongólicos a menudo (30 por ciento de los casos instituciona-lizados en grandes establecimientos) son portadores de hepatitis crónicas

anictéricas (no están amarillos a pe-sar de su hepatitis). Además, se comprobó que la transfusión de san-gre con Au( l ) constituye un gran riesgo ya que muy a menudo se pro-ducen infecciones de hepatitis viral aguda. El caracter infeccioso del an-tígeno australiano y su conexión con la hepatitis viral fue corroborado por otro hecho: a menos que se adopten severísimos recaudos, los investiga-dores y técnicos que trabajan con Au( l ) contraen hepatitis virales agudas.

Entre otras cosas, esta relación entre antígeno australiano, mongolis-mo y hepatitis viral permitió comen-zar a comprender algunos datos epi-demiológicos muy sugestivos, como ser el aumento del número de recién nacidos mongólicos nueve meses des-pués de algunas epidemias de hepa-titis. Un dato indirecto aporta nueva luz a esta conexión: los sueros de pacientes con hepatitis virales agu-das producen aberraciones cromosó-micas en cultivos de tejido.

¿Por qué los leucémicos?

Los resultados obtenidos al analizar los sueros de pacientes mongólicos no aclararon la relación existente en-tre el antígeno australiano y la leu-cemia. Luego de descubrir la asocia-ción entre A u ( l ) y la hepatitis vi-ral, Blumberg formuló dos hipótesis alternativas: ^ a) el Au( 1) es un virus o un an-

tígeno del virus que causa la leuce-mia y la hepatitis;

b) los leucémicos son más suscep-tibles a contraer una infección con Au( 1).

Estudiando una serie de 688 pa-cientes leucémicos, Blumberg halló que el 7 por ciento tenía A u ( l ) en plasma, mientras que de 80 pacientes con enfermedad de Hodgkin el 6,3 por ciento era portador del antígeno. Entre los pacientes leucémicos aque-líos con leucemias linfocíticas tenían la mayor cantidad de portadores (19 por ciento). Como en el caso de los mongólicos, los leucémicos conservan durante mucho tiempo el antígeno australiano en plasma, contrariamen-te a lo que ocurre en los pacientes no leucémicos que contraen hepati-tis virales, en los que la presencia de A u ( l ) en plasma es momentánea y breve. Al relacionar el tipo de tera-péutica y el número de transfusiones de sangre recibidos por el grupo de leucémicos estudiados, se encontró que sólo tenían Au( 1) los politrans-fundidos, independientemente del ti-po de plan terapéutico a que estu-vieran sometidos. La incidencia de A u ( l ) en los controles, pacientes politransfundidos no leucémicos, fue cercana al 4 por ciento, mientras que en los pacientes transfundidos con leucemias linfocíticas (agudas y cró-nicas) superaba el 19 por ciento. Estos resultados descartaron la pri-mera hipótesis y corroboraron la se-gunda: los pacientes leucémicos pa-recen tener una mayor susceptibili-dad para la infección crónica con el virus de la hepatitis. El hecho que las leucemias linfáticas otorguen la mayor susceptibilidad sugiere que los mecanismos de inmunidad celular, mediados por los linfocitos, juegan un papel fundamental en el control de la infección con Au( 1). Otro ha-llazgo confirma esta inferencia: en-tre los pacientes leprosos, la mayor incidencia de A u ( l ) se detecta en-tre los afectados por la forma lepro-matosa, caracterizada por una pro-funda alteración de la inmunidad ce-lular.

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¿ E s un virus? las hepáticas y en la sangre de los pacientes con hepatitis.

Todo el equipo de Blumberg se lan- d) el antígeno australiano se re-zó en pos del virus de la hepatitis plica en cultivos de células hepáticas

«c- utilizando caminos convergentes: una humanas. 'i- parte se dedicó a purificarlo y otro Como comentó Blumberg irónica-

a diseñar métodos ultrasensibles pa- mente desde el descubrimiento de •-'•'••• ra su detección en plasma y en te- la asociación del A u ( l ) con la hepa--Í-~~ jidos. titis viral su laboratorio se dedicó a

La purificación del virus —utili- corroborar la hipótesis viral siguien-zando toda la tecnología acumulada do la "lógica del pato": si algo se durante 20 años de biología mole- parece a un pato, camina como un cular— resultó un éxito, pero como pato, vuela como un pato, nada co-todo lo relacionado con el antígeno mo un pato, come como un pato,

">' australiano, un éxito con complica- tiene más probabilidades de ser un dones fenomenales. pato que cualquier otra cosa.

El antígeno australiano es una A la partícula de Au( 1) altamen-partícula de 200 amstrong, ocasio- te purificada no se le detecta ningu-

. ! nalmente contaminada con otras ma- na contaminación con proteínas plas-yores (400 amstrong), compuesta máticas en su estado "natural"; pero por proteínas y lipoproteínas, pero basta con tratarla con un detergente que contiene muy poco ácido nu- (Tween 80) para que se disocie en

ra r- cléico. Sólo el 5 por ciento de su componentes solubles que son por lo t i peso corresponde a ácido ribonucléi- menos en parte, proteínas plasmáti-

,- co, ARN, y esto equivale a 150.000 cas: aparecen y-globulinas —tanto dalton —la partícula de 200 ams- cadenas livianas como pesadas— trong tiene un peso de 3 millones complemento, una P-Iipoproteína,

s.-:':* Si se tratara de un ARN de un solo transferrina y albúmina. Queda un •¿zy. filamento, tendría aproximadamente residuo proteico insoluble cuya na-

450 neucleótidos de largo y dado turaleza es por ahora desconocida ::rx que el código genético es un código (¿el verdadero virus?). El ARN

a tripletes, si se supone que toda la (como sucede con los virus cuando •:.:¿; secuencia del ARN codifica amino- se los trata con un detergente) tam-U.' ácidos (es decir, que no hay señales bién se solubiliza.

para la absorción de ribosomas, co- No queda pues más remedio que mienzo de lectura, fin de lectura) plantear dos hipótesis alternativas y

='::-: alcanzaría para codificar una cadena excluyen tes: el material solubilizado >?'::: polipeptídica de 150 aminoácidos, o por el detergente forma parte espe-'•ü dos de 75 aminoácidos. De tratarse cínicamente de la partícula viral, es r j f de un ARN de doble cadena, codi- decir, es material proveniente del

f icaria una sola cadena de 75 amino- suero humano pero no necesariamen-ácidos, es decir, justo en el límite te de la persona de donde se purificó

-i-, de lo aceptable. el A u ( l ) , o bien se trata simple-El antígeno australiano parece, mente de contaminaciones inespecí-

¿ : r pues, ser un virus pero contiene una ficas, en cuyo caso las proteínas sé-¡; - cantidad ridiculamente escasa de áci- ricas liberadas por el Tween 80 de-• - r do nucleico. berían ser idénticas a las presentes i j - Lo más fácil sería negar que se en el plasma de donde se extrajo el

trata de un virus, pero todas las antígeno australiano. _._V[ pruebas biológicas dieron resultados La pregunta clave queda en píe:

que corroboran la hipótesis viral: si el antígeno australiano es efecti-a) hay transmisión de hombre a vamente un virus, ¿cómo puede ex-

.-.,--. hombre (por transfusiones sanguí- plicarse su reducidísima cantidad de neas, por vía oral o parenteral: entre ácido nucleico y su segregación fa-

V- los drogadictos la incidencia de miliar? ..1 •.. Au (1) es muchísimo más alta que

en la población general). .1" b) se puede transmitir al mono Los pol imorf ismos ....l. vercle africano, en el cual produce

una hepatitis viral típica y de cuyo En una especie que se reproduce suero se puede obtener un alto título sexualmente no existen dos indivi-

- ¡ r de A u ( l ) , muy superior al inóculo dúos iguales ya que si se toman en con el cual se lo infectó. cuenta las mutaciones somáticas, ni

c) mediante técnicas inmunoquí- aún los gemelos homocigotas son micas se puede detectar el antígeno genéticamente idénticos. Estas dife-australiano en el núcleo de las célu- rencias genéticas se traducen en di-

ferencias fenotípicas, ya sean mor-fológicas o funcionales, y pueden ser continuas (la altura de una especie) o discontinuas (los grupos sanguí-neos humanos). Cuando las var ia-ciones dentro de una especie son dis-continuas se las define como poli-morfismos y tienen la característica de evidenciar la influencia de ^ un gene individual sobre el fenotipo. Los polimorfismos son variaciones fenotípicas discontinuas dentro de una misma población: son un fenó-meno intrapoblacional. Las diferen-cias interpoblacionales se califican como razas. Por eso los hamsters negros, las mujeres morenas de una población europea nórdica o los in-dividuos Rh negativos no constitu-yen razas dentro de sus respectivas especies, sino polimorfismos. Cuando los polimorfismos se reconocen mor-fológicamente las confusiones suelen ser mayúsculas. Se creía, por ejem-plo, que las diferentes clases de hal-cones australianos eran especies dis-tintas porque unos eran grises y otros blancos se comprobó que se trataban de polimorfismos cuando se encontraron nidos que contenían pichones blancos y grises. No hay que recurrir a ejemplos muy esoté-ricos sobre polimorfismos químicos si se recuerda que los grupos san-guíneos del hombre, ABO y Rh, re-flejan diferencias en la estructura molecular de la membrana del gló-bulo rojo. Pero lo notable de los polimorfismos es su persistencia: es-tas variaciones discontinuas y here-ditarias de alguna característica de la especie se mantienen en la pobla-ción en forma tal que aun la fre-cuencia de la variedad mas rara no puede ser explicada en términos de mutaciones recurrentes. La pregunta es obvia: ¿qué significado adaptati-vo tienen estos polimorfismos? La permanencia de los genes en un re-servorio genético dado depende de su contribución a la adecuación de la especie a su medio y muchas ve-ces los fenotipos no sugieren en qué forma lo hacen. Es decir, el difun-dido hallazgo de polimorfismos no explica el misterio de su conserva-ción. ¿Por qué permanecen en la especie? En 1918 Müller y luego Fischer demostraron que dos alelos (copias alternativas de un mismo gene) pueden ser mantenidos en una población si la adaptación de los homocigotas al medio es mejor que la de cualquiera de los dos tipos de homocigotas. Aun si los homocigotas de un alelo a (genotipo a /a) tienen

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características que resultan letales a sus portadores, el gen a es manteni-do en la población si el heterocigota de genotipo A/a tiene una mayor probabilidad de supervivencia que el homocigota "normal" de genotipo A/A. El reservorio de genes a en este caso se mantendría constante por segregación de heterocigotas de genotipo A/a.

Una forma de explicar la perma-nencia de los polimorfismos es acep-tar con los heterocigotas tienen una ventaja selectiva notable. Esta hipó-tesis lamentablemente no es fácil de corroborar experimentalmente y son escasos los polimorfismos para los cuales se conocen ventajas selectivas notables. Vale la pena analizar sus-cintamente un par de ejemplos de polimorfismos que efectivamente sig-nifican para el individuo una ventaja selectiva importante, antes de anali-zar el caso del antígeno australiano como un polimorfismo de proteínas séricas.

La anemia drepanocítica

La molécula de hemoglobina está compuesta por dos tipos de cadenas polipeptidicas, conocidas como a y P- Existe una variedad de hemoglo-bina humana conocida como hemo-globina S que difiere de la hemoglo-bina común, conocida como hemo-globina A, por tener un aminoácido cambiado por otro en la cadena (3. Esta minúscula variación estructural de la hemoglobina se traduce en un verdadero desastre biológico cuando toda la hemoglobina de una persona es del tipo S (donde todas las ca-denas f$ son del tipo P s ) . Estos ho-mocigotas para el gene que codifica la cadena Ps (genotipo P s /P s ) ra-ramente viven mas de cinco años. El gene |3S, en doble dosis, es una variante letal para su portador. Se debería esperar pues, que a lo lar-go de la evolución humana este gene letal hubiera sido eliminado rápida-mente de la especie y que su exis-tencia eventual fuera extremadamen-te rara, producto de mutaciones y como tal su frecuencia en la pobla-ción no debería pasar el 1 por mi-llón o el 0,1 por millón. Sin em-bargo, esto no es así, ya que el "anillo malárico" d- Africa del Nor-te entre el 20 y el 40 por ciento de los nativos son heterocigotas de ge-notipo P3/PA. En estos heterocigo-tas, como demostró Linus Pauling en un experimento pivotal de la quí-

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mica genética, cada uno de los gló-bulos rojos tiene la mitad de su hemoglobina de tipo A y la otra mitad de tipo S. Los alelos A y S del gene que codifica la cadena P de la hemoglobina son co-dominantes, es decir, cada alelo es transcripto y su ARN mensajero es traducido sin interferencias mutuas. Lo notable es que el heterocigota de genotipo [3S/PA clínicamente es aboslutamente normal pero además sus glóbulos rojos resisten con particular eficien-cia la infección con el Plasmoclium falciparum, agente causal del paludis-mo. Y es precisamente en una zona donde el paludismo es endémico que existe esta enorme cantidad de hete-rocigotas A/S. Los homocigotas de genotipo PA/PA, por el contrario, son extremadamente sensibles a la infección con el P. falciparum, mien-tras los homocigotas P s /P s excepcio-nalmente llegan a la pubertad. Los heterozigotas A/S, por el contrario, son clínicamente normales y además son resistentes a la infección por el protozoario. El P. falciparum actúa asi como agente selectivo, favore-ciendo la persistencia del gene que codifica la variante S de la cadena P, al otorgar un extraordinario va-lor de supervivencia a la combina-ción de hemoglobinas A y S en el glóbulo rojo de un habitante de una zona donde el paludismo es endé-mico.

Este ejemplo permite apreciar tam-bién que una población que carece de diversidad polimórfica está mu-cho más estrechamente adaptada, de-masiado especializada para sobrevi-vir en ciertas condiciones y es por lo tanto más vulnerable a cambios del medio ambiente.

Las transferí-mas

La transferrina es una proteína, pre-sente en el plasma de los vertebra-dos y en los huevos de las aves, que transporta y fija hierro. En muchas especies es polimórfica y está con-trolada por alelos codominantes de un gene autosómico. Es decir, por un gene que no está localizado en los cromosomas sexuales (de ahí lo de autosómico) y que como en el caso de las hemoglobinas, en los indivi-duos heterocigotas coexisten las dos variedades de la proteína, ya sea en el plasma como en el huevo. Si bien este polimorfismo es extraordinaria-mente común y las frecuencias de los alelos se mantiene constante en las

diferentes especies, nadie se podía explicar el porqué de tal situación La paloma común de los Estados Unidos de Norteamérica tiene dos alelos que codifican dos posibles transferrinas y la frecuencia de los dos genes es del 0,5 por ciento para cada uno. Resulta notable que en un territorio tan vasto estas frecuencias se mantengan constantes y todo hace suponer que existe un poderoso me-canismo de selección que opera con-tinuamente para mantener el poli-morfismo.

Pese a que actualmente se consi-dera que la función principal de la transferrina es la de transportar hie-rro desde los sitios donde se des-truyen los glóbulos rojos hasta los centros donde se los produce, cuan-do se la caracterizó por primera vez se la describió como una proteína bacteriostática y micostática. Ahora se puede entender esta acción, ya que su avidez por el hierro hace que todos aquellos microorganismos que requieren este elemento para repro-ducirse dejan de hacerlo en presen-cia de la ferritina, ya que ésta lo secuestra.

En las aves, el pichón no sintetiza inicialmente su propia ferritina; en el huevo existe ferritina y luego, durante un período variable según la especie, (que coincide con la falta de competencia inmunológica del pi-chón) depende de la transferrina de la madre. Curiosamente, la causa de muerte embrionaria y neonatal más importante en las aves se debe a infecciones bacterianas. Entre las ga-llinas, por ejemplo, la destrucción del embrión se debe casi siempre a la contaminación microbiana del hue-vo. La bacteria Salmonella atra-viesa con facilidad la cáscara del huevo e infecta al embrión causán-dole la muerte, mientras que la in-fección del adulto no produce sin-tomatología clínica. Recientemente J. A. Frelinger demostró mediante un muy sencillo y elegante experi-mento que los diversos genotipos de la transferrina de la paloma tienen notables diferencias en lo que res-pecta a las propiedades bacteriostá-ticas y micostáticas de sus huevos. Trabajando con claras de huevo y ferritinas purificadas encontró que mientras los huevos y las transfe-rrinas de fenotipo A (genotipo T P / T P ) y de fenotipo B (genotipo T P / T P ) no inhiben apreciable-mente el crecimiento de un cultivo de levaduras, los huevos de fenotipo AB (genotipo T P / T P ) impiden la

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reproducción de los microorganis-mos. De este experimento Frelinger dedujo que la ventaja selectiva del polimorfismo de las transferrinas re-side en la diferencia de fertilidad entre las hembras heterocigotas y las hembras homocigotas: los pichones de madres heterocigotas tienen dis-ponibles los dos tipos de transferri-nas, A y B, y de la que disponen los homocigotas para cualquiera de los dos alelos.

Una hipótesis conciliadora

La hipótesis viral resultó ampliamen-te corroborada y se considera que el antígeno australiano es o está ínti-mamente asociado al virus de la he-patitis viral. Simultáneamente, los estudios genéticos y poblacionales sustentaron la hipótesis del polimor-fismo sérico. Como ambas hipótesis no son necesariamente excluyentes, Blumberg acuñó una tercera hipóte-sis, conciliadora de las dos anterio-res, que considera al antígeno austra-liano como un virus y un polimor-fismo sérico.

Los politransfundidos pueden ad-quirir el antígeno australiano y con-servarlo indefinidamente o desarro-llar anticuerpos contra A u ( l ) . Las dos condiciones son fijas para cada individuo y mutuamente excluyen-tes: el portador de A u ( l ) lo será de por vida y nunca desarrollará an-ticuerpos contra A u ( l ) . Por el con-trario, el individuo que al recibir A u ( l ) produce anticuerpos para neutralizarlo nunca será un portador de A u ( l ) , Un portador de A u ( l ) nunca se convierte en un productor de anticuerpos anti-Au(l), y un productor de anticuerpos anti-Au( 1) nunca se convierte en portador de A u ( l ) ,

Este es el comportamiento que se espera observar en un polimorfismo: aquellos pacientes que reciben por transfusión una proteína que tiene la misma estructura que la propia no hacen anticuerpos contra la pro-teína transfundida. Pero cuando el componente plasmático es de una especificidad distinta a la de la pro-pia, el receptor sintetiza anticuerpos contra la molécula transfundida. En el caso del antígeno australiano, la diferencia reside en el carácter infec-cioso del polimorfismo: una proteí-na transfundida, si no estimula la sín-tesis de anticuerpos contra sí, de-saparece al cabo de un tiempo del plasma del receptor, víctima de los

mecanismos catabólicos del receptor. El antígeno australiano, al compor-tarse como un virus, una vez que infecta al receptor, si este lo recono-ce como propio y no desarrolla anti-cuerpos neutralizantes, es producido en forma constante y permanente por las células en las que se intro-dujo y por aquellas que infecta y reinfecta. Es decir, el antígeno aus-traliano sólo difiere de una proteína polimórfica en que el paciente que lo recibe se convierte en portador, y lo es de por vida, ya que el antí-geno australiano es capaz de repli-carse.

A u ( l ) y las y-globulinas

Para explicar la antinomia portador de Au(l)-productor de anticuerpos

anti-Au(l), Blumberg sugirió la hi-pótesis que la respuesta o la falta de respuesta inmunológica a la infec-ción con Au( 1) dependería de la es-pecificidad de las y-globulinas aso-ciadas a la partícula viral y al ge-notipo del receptor.

Las y-globulinas (los anticuerpos) constituyen también en grupo de proteínas séricas polimorfas, ya que no difieren entre sí tan sólo por la especificidad hacia diferentes antíge-nos sino que según el genotipo del individuo, sus cadenas polipeptídi-cas pueden ser clasificadas en varios grupos y subgrupos.

En efecto, las cadenas livianas y pesadas de una y-globulina pueden ser de varios tipos. Existen dos mor-ios (variedades fundamentales de cadenas livianas, conocidas como l y descubiertos y detectables por

reacciones inmunológicas. A su vez, las cadenas x pueden ser inv ( a + ) o inv(a—), según tengan en posición 191 los aminoácidos leucina o vali-na Respectivamente. Por su parte, las cadenas ~k pueden ser oz-f- u oz—, según tengan un residuo de lisina o arginina en la posición 190. En las cadenas pesadas, existe un sector de 10 aminoácidos de extensión que constituye un marcador genético. Según la secuencia entre los amino-ácidos 128 al 138, las cadenas pe-sadas se clasifican en Gm( + ) y Gm( — ) . Dentro de las variedades (morfismos) Gm( + ), existen a su vez varias subclases.

En Ferrara, Italia, existe una im-portante clínica dedicada al estu-dio de talasémicos. Estos pacientes —que son politransfundidos— re-sultan ideales para examinar la aso-ciación entre Au (1 ) , anticuerpos an-ti-Au ( l ) y anticuerpos anti-Gm. En-tre 123 enfermos estudiados, Blum-berg y sus colaboradores italianos encontraron 30 con anticuerpos anti-A u ( l ) . Lo notable resultó que 22 pacientes de esos treinta (el 73,3 por ciento) tenían también anticuer-pos anti-Gm. Por el contrario, de los 17 pacientes portadores de Au ( 1 ) , sólo 5 tenían anticuerpos anti-Gm (el 29,4 por ciento). Estos da-tos son muy significativos estadísti-camente y permitieron concluir que el portador de A u ( l ) es también un Gm( + ), es decir, que no hace anticuerpo contra el virus ni anti-cuerpo contra y-globulina de feno-tipo Gm( + ). De ser correcta esta inferencia, los politransfundidos que producen anticuerpos ant i -Au(l) y anti-Gm deberían ser aquellos que genéticamente son G m ( — ) . Esto fue confirmado experimentalmente, ya que en casi todos los casos de individuos portadores de A u ( l ) la tipificación de sus y-globulinas indi-có que se trataban de variedades del fenotipo Gm( + ).

Genética e infección

De estos resultados Blumberg ex-trajo una importante conclusión: los polimorfismos de ciertas proteínas séricas —en este caso de las y-glo-bulinas— influyen en forma decisi-va en la respuesta del huésped a un agente infeccioso. Con respecto a los morfismos Gm, es obvio que un he-terocigota para los factores Gm tie-ne menos probabilidades de encon-trar un fenotipo Gm diferente al

23

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propio en los plasmas transfundidos y por lo tanto de producir anticuer-pos anti-Gm. Como la partícula del antígeno australiano lleva cadenas pesadas de y-globulinas, en los he-terozigotas para los factores Gm que reciben Au( l ) se plantea la misma situación. Si el tipo de cadenas pe-sadas es el mismo que el del recep-tor, este no sintetizará anticuerpos anti-Au(l) ni anti-Gm y se conver-tiría en un portador del virus, al de-sarrollar una infección persistente con Au( 1) pero con un daño hepá-tico mínimo.

Por el contrario, un homocigota para los factores Gm o carente de marcadores Gm tiene muchas más probabilidades de recibir por trans-fusión un plasma con Y-globulinas de diferente especificidad que la propia, y producirá anticuerpos anti-Gm. Si además es infectado con A u ( l ) , respondería con anticuerpos anti-Au(l). En este caso, la infec-ción sería transitoria pero el daño hepático inicial más severo.

De esta forma se podría explicar la ventaja selectiva del polimorfis-mo, ya que aquellos heterocigotas a los factores Gm si bien tendrían más probabilidades de convertirse en por-tadores permanentes del virus de la hepatitis, clínicamente tendrían una infección muy atenuada o inocua.

Blumberg, biólogo molecular.

La historia del antígeno australiano resulta aleccionadora y constituye un excelente ejemplo de qué es biología molecular. Durante años, los gene-tistas_ de bacterias y sus virus y los químicos de macromoléculas infor-macionales se consideraron presun-

tuosamente como los únicos biólogos1

moleculares. En efecto, el impacto intelectual de la genética de las bac-terias y sus virus consistió funda-mentalmente en que gracias a los físico "convertidos" se popularizó entre un reducido grupo de biólogos el método de la inferencia inductiva, de uso normal entre los físicos y químicos, pero generalmente ignora-do por los investigadores dedicados a la biología "clásica". ¿Qué es bio-logía molecular? Ni sus mismos cul-tores coinciden en su definición. Esto se puede apreciar examinando la selección de temas realizada por James Watson, John Cairns y Gun-ther Stent para el volumen en ho-menaje a Max Delbrück, "Phage and the Origins of Molecular Biology", y el comentario que John Kendrew escribió sobre el libro en Scientific American. En efecto, mientras los genetistas consideran a la biología molecular como la genética de mi-croorganismos y algunas de sus de-rivaciones bioquímicas, todo el gru-po estructuralista —representado fundamentalmente por los cristaló-grafos ingleses— cree que sin duda la biología molecular consiste en re-solver las estructuras tridimensiona-les de las macromoléculas informa-cionales y en base a esas estructuras, explicar sus funciones en términos esteroquímicos. Sin embargo, operacionalmente ha-blando, biología molecular significa algo_ bien definido dentro de las in-vestigaciones biológicas que pueden resumirse en la práctica de las má-ximas formuladas por John Platt:

1) proponer hipótesis alternati-vas;

2) diseñar uno o varios experi-mentos cruciales con resultados al-

ternativos excluyentes, de tal modo uno de ellos descaria una o mas de las hipótesis planteadas;

3) realizar sólo experimentos que den resultados no ambiguos.

Si hay algo que caracteriza a la investigación biológica que no es biología molecular (aunque utilice las sofisticaciones biofísicas y bio-químicas mas exquisitas )es que en ella se efectúan experimentos que no sólo dejan de probar hipótesis sino que mucho más grave aún, NO DESCARTAN HIPOTESIS.

El trabajo de Blumberg con el antígeno australiano demuestra que se puede hacer investigación clínica siguiendo el método de la inferen-cia inductiva y que el árbol lógico y experimental de un estudio plan-teado en estos términos metodoló-gicos conduce indefectiblemente a progresos espectaculares.

Las sofisticaciones bioquímicas y biofísicas a las que Blumberg apela son el producto del notable desarro-llo tecnológico que acompañó a la evolución del estudio de las macro-moléculas informacionales. Lo que hace que el trabajo de Blumberg des-cuelle no solo entre las investigacio-nes clínicas sino también entre las clasificadas por tema como den-tro de la biología molecular, es su talento para diseñar experimentos cruciales. En una época en que la biología molecular "clásica" ha per-dido gran parte de su empuje inte-lectual y donde los virtuosismos tec-nológicos hastían cuando intentan ocultar la falta de ideas, la historia del antígeno australiano recupera para la investigación médica todo el encanto y la solidez intelectual que hace veinte años se encontró en la genética de bacterias y sus virus. <>

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Page 27: Ciencianueva18

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.tx?

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Dod9e1500. Los rozones de un éxito.

I n g e n i e r í a

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La formación del Consejo Tecnológico del MNJ, el 1 4 de julio pasado, y el nombra-miento de Rolando García como su presidente, resultó un acontecimiento singular que polarizó rápidamente las posiciones de los científicos y técnicos nacionales y los obligó u obligará a una definición. El documento que publicamos implica una toma de posición en cuanto a ciencia y tec-nología que debería tener su equivalente en todos los movimientos políticos de orden nacional. Sugerir tal def in ic ión—como lo Lacemos reiteradamente— es parte de nues-tra tarea, así como lo es publicar sus resultados.

El Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista

A) Propósitos

I

El Consejo Tecnológico se constituye como órgano del Movimiento Nacional Justicialista con dependencia di-recta del Comando Estratégico del Movimiento, a tra-vés del Delegado Personal del General Juan Domingo Perón en el país.

n

El Consejo Tecnológico tiene por objeto canalizar el esfuerzo de aquellos integrantes del Movimiento que desarrollen tareas específicas tendientes a elaborar los fundamentos de las medidas de gobierno que habrá de adoptar el Movimiento en su marcha hacia la cons-trucción de una Nación socialmente justa, económica-mente libre y políticamente soberana.

in Los integrantes del Consejo Tecnológico reafirman los siguientes puntos, enmarcados en el contexto de la Doctrina Justicialista, como bases fundamentales que deberán inspirar su acción, alentar su trabajo y deter-minar sus objetivos: _ 1-) El fin supremo del Movimiento Nacional Jus-

ticialista es lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación, Esto supone poner al pueblo en el foco de todo esfuerzo que se haga por transformar la so-ciedad. Implica, además, la supresión de todo sistema basado en la explotación del hombre trabajador por minorías privilegiadas (incluyendo al reformismo y al desarrollismo como variantes que tienden a lograr la perduración de dichos sistemas). Solo así podrá el hombre —el hombre del pueblo— recuperar su sen-

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tido de dignidad personal, conquistando los medios y la libertad necesaria para asumir su propio destino y ser artífice conciente de su futuro individual y co-lectivo. El camino fue claramente señalado en el dis-curso del 1? de mayo de 1951: "Es necesario que nadie se llame a engaño: la economía capitalista no tie-ne nada que hacer en nuestra tierra. Sus últimos re-ductos serán para nosotros objetos de implacable des-trucción".

2°) La solución profunda y definitiva de los pro-blemas que afectan a nuestro país sólo puede enfocarse desde una perspectiva revolucionaria. La búsqueda de dichas soluciones debe integrarse con los distintos pla-nos de la lucha que desarrollen las fuerzas populares para lograr el acceso al poder, realizar la Revolución Justicialista y construir el socialismo nacional. Los hombres que constituyen el Consejo Tecnológico no son, pues, tecnócratas que intentan elaborar planes para el Movimiento, sino revolucionarios concientes que desde el Movimiento abordan, con profundo sen-tido nacional, los problemas del país.

3?) La lucha por la liberación nacional tiene carác-ter absolutamente prioritario. Esta lucha está enca-minada a cortar las relaciones de dependencia política, económica y cultural que someten a la Nación Argen-tina a los intereses del imperialismo. Pero ese objetivo sólo habrá de conquistarse totalmente cuando se lo-gren extirpar las raíces del sistema capitalista que con-vierte a las minorías privilegiadas del país en aliados naturales del imperialismo contra los intereses del pueblo.

4?) La lucha por establecer en el país el Socialismo Nacional no puede concebirse como un movimiento aislado del contexto internacional y particularmente latinoamericano: se inserta en la guerra en que están empeñados todos los pueblos del Tercer Mundo por lograr su propia liberación nacional.

5°) La dependencia a la cual se ha sometido a nues-tro país se expresa no sólo en las áreas políticas y eco-nómicas, sino también y muy particularmente en el

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campo cultural, una de cuyas manifestaciones más evi-dentes ha sido la dominación de la ideología liberal en sus diversos matices.

IV

El Consejo Tecnológico estudiará las líneas de acción que permitan restablecer las conquistas logradas por el Justicialismo durante el ejercicio del gobierno —con-quistas que fueron sistemáticamente atacadas por la oligarquía— para avanzar rápidamente en la profundi-zación del contenido revolucionario del proceso ini-ciado hace ya cerca de tres décadas. A tal efecto to-mará en cuenta las modificaciones sustanciales que ha sufrido la realidad nacional en el lapso que media desde 1955, así como el actual contexto internacio-nal, particularmente el Latinoamericano.

B) Organización

I

Para lograr los propósitos enunciados precedentemen-te y en consonancia con los fines expuestos, el Con-sejo Tecnológico se constituirá sobre las siguientes cuatro bases fundamentales de la estructura organi-zativa:

1?) La búsqueda de soluciones para los problemas técnicos que plantea la realidad nacional no puede realizarse en abstracto, con independencia de las me-tas políticas establecidas en función del tipo de socie-dad al cual se quiere arribar. El trabajo técnico debe efectuarse, pues, dentro de un contexto político que inspire su realización y precise el alcance de sus im-plicaciones.

2?) La ciencia y la tecnología, al igual que los me-dios económicos y las riquezas del suelo, deben con-siderarse como recursos que el país debe movilizar para ponerlos a disposición del pueblo argentino a fin de modificar sus condiciones de vida y llevarlo a su plena realización.

3 ?) Los problemas nacionales deben considerarse en su integridad, procurando restablecer a corto plazo un equilibrio que fue roto por el desmesurado predo-minio de una región del país sobre todas las demás. Debe, por consiguiente, lograrse una estructuración del trabajo que asegure un balance coordinado al nivel regional y nacional.

4-) Los problemas que plantea la realidad nacional corresponden a hechos complejos que no se presentan clasificados por "especialidades". La búsqueda de so-luciones, si bien requiere equipos técnicos constituidos por especialistas, sólo puede ser realizada, en forma integral, por grupos de trabajo multidisciplinarios e in-terdisciplinarios.

II

Las cuatro bases fundamentales enunciadas prece-dentemente sirven de pauta a la organización que

se traduce en el organigrama que acompaña al pre-sente plan de organización y reglamentación. Los puntos 1?), 2?) y 3°) conducen a establecer tres tipos de coordinación de los trabajos que sean realizados por el Consejo:

1 — Coordinación Política. 2 — Coordinación Nacional y Regional. 3 — Coordinación Técnica.

Las Comisiones Coordinadoras serán responsables de la integración de toda la labor del Consejo con el plan político del Movimiento Nacional Justicialista.

III

El peso de los trabajos recaerá en los Equipos Técnicos cuya labor será objeto de la Coordinación Técnica. Di-chos equipos actuarán cuando sea necesario en el cam-po específico de sus especialidades respectivas pero se reagruparán, en general, en la forma indicada en el punto IV.

La Coordinación Nacional y Regional y la Coordina-ción Política proveen tanto el contexto y la orienta-ción general, como el marco nacional y las prioridades al nivel regional.

IV

El énfasis del trabajo técnico recaerá en aquellos as-pectos de la estructura social que determinan las con-diciones en que se desenvuelve el hombre del pueblo en su vida diaria (trabajo, vivienda, alimentación, sa-nidad) y los medios que tiene a su alcance para su formación y expresión como individuo (educación, cultura, comunicación de masas, actividades depor-tivas).

V

La ciencia, la tecnología, los medios económicos, la producción del suelo, el desarrollo industrial, son los recursos que se ponen a disposición de la sociedad co-mo instrumentos para materializar las metas que se establezcan con referencia a los aspectos enunciados en el punto A-IV.

VI

El detalle de los sectores incluidos bajo el rubro de "Recursos", así como su clasificación en Recursos Na-turales, Económicos y Científico-Técnicos, es mera-mente enunciativa y no operativa. Individualiza y agru-pa los sectores que deben considerarse en el análisis de los problemas concretos, pero no identifica necesa-riamente los grupos de trabajó que habrán de for-marse. Dichos grupos, de acuerdo con lo indicado en el punto B-IV, estarán definidos por la índole de los problemas y no por especialidades. La Mesa Coordi-nadora tendrá la misión de identificar dichos proble-mas y constituir los grupos interdisciplinarios que se aboquen al estudio de su solución. O

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La organización del espacio nacional Primera parte

Alberto Luis Cignoli

Al encarar este trabajo, se presenta-ron dos problemas. El primero con-sistió en determinar si había real-mente algo significativo que decir, algo fundado en la transmisión de experiencias vividas y no en la tras-cripción de doctrinas y posiciones de autores extranjeros; el segundo problema fue cómo encararlo.

El primero se resolvió por la afir-mativa, teniendo en cuenta que, aunque sea al nivel de concientiza-ción, algo se había avanzado en los últimos decenios y que aun sobre la base de una experiencia parcializada y más frustrante que alentadora, algo se podía trasmitir.

El segundo fue resuelto mediante el intento de formular una valoriza-ción crítica de la situación actual en el campo de las actividades que nos preocupan y de elaborar un conjun-to de reflexiones que pudieran ser-vir como términos de referencia para un análisis más profundo del tema.

El autor trató de superar sus pro-pias limitaciones recurriendo al apor-te resultante de estudios y trabajos realizados en conjunto con técnicos de diferentes diciplinas y modos de pensar, pero unidos por varios co-munes denominadores: el rechazo al actual estado de cosas, la necesi-

Alberto Luis Cignoli es rosarino y arquitecto. Ha sido becario del CONICET y del gobierno de Francia para efectuar estudios sobre "Metodología del Planeamiento Regional y Urbano", Secretario General de la Universidad Nacional del Sur (1957-59), contratado por el Consejo Federal de Inversiones como Asesor en Sector de Vivienda (1963) y Jefe del equipo "Planes Habitacionales" del CFI (1964). Desde 1968 es consultor de O. T. P. y está contratado como técnico urbanista en la Oficina de la Región Metropolitana de la Secretaría del Consejo Nacional de Desarrollo.

dad de desmistificar el contenido de ciertos conceptos y acciones y la preocupación por contribuir a la transformación de las estructuras que posibiliten el auténtico cambio que el país requiere."

El autor es consciente que mu-chas de las reflexiones que aquí se expresan merecen un desarrollo más detallado y ofrecen flancos vulnera-bles, pero tanto él como CIENCIA NUEVA verían colmadas sus aspi-raciones si aquellas incitaran a un análisis más profundo de algunos te-mas y llegaron a motivar una polé mica que alcanzara resultados fruc-tíferos.

Consideraciones previas

Hemos partido de los siguientes su-puestos: la planificación no consti-tuye ni lleva implícita en sí un de-terminado sistema de valores, por el contrario, se puede planificar "para el bien o para el mal". En todo el munclo contemporáneo, con mayor o menor intensidad y extensión, se planifica, es decir que, aun la apa-rente falta de planificación, espe-cialmente en los países dependien-tes, obedece a un plan. Es necesario eliminar el "economismo" que ha primado hasta ahora en el manejo por parte de los planificadores del aparato conceptual.

Es a partir de las postrimerías de la segunda guerra mundial cuan-do comienza a tomarse conciencia y a aceptarse por parte de vastos sec-tores de la población del "mundo occidental" la necesidad de la pla-nificación.

En Europa los esfuerzos reque-ridos por la reconstrucción y los problemas derivados de la concen-tración de población en áreas de alta densidad agudizan el problema de la escasez de recursos (materias primas, tierra, agua, etc.) y condu-

jeron al convencimiento público de la necesidad de una utilización más racional de los mismos, al Plan.

Este problema surge en América latina en la década del cincuenta, cuando se reconoce la necesidad de métodos gubernamentales más racio- ' nales para conducir el proceso eco-nómico y la aceptación de ciertos ti-pos de políticas con el fin de consi- ¡j derar los efectos de la pérdida de dinamismo del comercio exterior y para impulsar la actividad económi- | ca. En realidad en la mayoría de los casos se aceptaba la "planificación" sólo para obtener recursos externos necesarios para realizar algunos pro-yectos. Es decir una "planificación" en parte impuesta desde el exterior, según objetivos en parte también condicionados del exterior.

Algunos autores han distinguido ! dos formas de la planificación: la económica y la territorial o física. La primera se fundaría en la presen- i cia de un sustrato económico-numé-rico de toda realidad y en el con-vencimiento que una visión objetiva de la misma realidad se puede ob-tener por medio de las cifras. La se-gunda, desarrollada más en los paí-ses europeos, no ignorando el fenó-meno económico y orientándose en función de su evaluación, se apoya-ría, a diferencia de la primera, en los aspectos espaciales del desarro-llo, llevando implícitamente el doble carácter de económico-social.

Nosotros adoptamos como princi-pio normativo al introducir el tér-mino de organización espacial, el de la necesidad de la integración con-ceptual y técnica de la planificación. Si ésta existe, es una y debe cubrir tanto el campo espacial como el eco-nómico-social, ya que consideramos

* Conviene señalar que el proceso al que nos referimos no es el del señor de Lampedusa que consiste en cambiar algu-nas cosas para que todo siga i gua l . . .

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imposible la primera sin la existen-cia de la segunda.

En el caso de los países latinoame-ricanos que en su mayoría constitu-yen economías con un peso signi-ficativo del sector público, los pla-nes consisten generalmente en un diagnóstico, un conjunto de proyec-ciones y objetivos globales y secto-riales, una declaración de intencio-nes referidas a fines sociales, ciertas indicaciones sobre utilización de re-cursos naturales específicos y los objetivos de la inversión pública; en fin una estimación de las necesida-des y perspectivas de financiamiento interno y externo.

La localización de las actividades productivas de bienes y servicios es un tema que se trata indirectamente y en forma parcial en estos planes, con el fin de definir la orientación general de programas sectoriales de infraestructura de transportes, co-municaciones y energía y en pocos casos de vivienda y equipamiento social.

En general, el dimensionamiento y la racionalización de los planes de transporte y energía son lo que se analiza en mayor detalle, dado que para ellos existen mayores facilida-des en los créditos necesarios para materializar el financiamiento exter-no previsto en los mismos.

En resumen, los planes en su ma-yoría se han orientado a determinar las tasas de inversión necesarias pa-ra mantener el ritmo de crecimiento económico propuesto y se concen-tran en las metas para el incremento del producto bruto global. Estos pla-nes omiten considerar:

—la redistribución del ingreso; —la satisfacción de necesidades bá-

sicas de consumo de toda la po-blación;

—la provisión de servicios sociales por parte del Estado;

—la generación de niveles acepta-bles de empleo para la población activa;

—las desigualdades regionales; —la regulación en forma indirecta

de las migraciones; —la localización de las actividades

industriales; —la renovación y adaptación de las

áreas_urbanas para satisfacer las necesidades de sus habitantes y la regulación de su expansión;

- l a reserva de espacios destinados a la recreación colectiva y a la pre-servación del paisaje y de los re-cursos naturales;

30

—el ordenamiento racional del uso del suelo.

Cuando mencionamos a la organi-zación del espacio nacional nos re-ferimos, parafraseando al geógrafo francés Jean Gottman, a una políti-ca o conjunto de políticas "tendien-tes a hacer más equitativa la repar-tición, a través de los espacios habi-tables, de poblaciones, recursos y ni-veles de vida".

Pero una política de este tipo, re-quiere que los planes para el media-no plazo (alrededor de cinco años), estén justificados en sus lincamien-tos esenciales en una imagen de lar-go alcance del futuro del país y de una estrategia para lograrla.

Afirmamos, por otra parte, que ningún programa de crecimiento de la producción y del consumo alcan-zará sus objetivos si no es en la me-dida que la localización geográfica de los elementos de producción y equipamiento haya sido prevista.

En el actual estado del conoci-miento es imposible sincretizar el proceso de planificación en un siste-ma total y único. El factor tiempo introduce una pluralidad de perspec-tivas y lograr su coherencia es difí-cil. En materia demográfica es acer-tado proyectar para treinta años; en materia tecnológica la proyección a veinte años resulta muy aleatoria; en materia de consumo, quince años constituye un período de gran inde-terminación, etc. Ante esta situación el espacio geográfico es quizás el úni-co apto para dar coherencia general a un plan. El territorio tiene la ven-taja de dar a las proposiciones un contenido más real, impuesto por la necesidad de ser insertados en un paisaje concreto. Aquellas resultan así menos formales, menos impreg-nadas de metodologías sofisticadas. _ La expresión "organización espa-

cial" en la asepción que le quere-mos dar, no debe considerarse si-nónimo del de "economía espa-cial", ya que este último se refiere solamente a la actividad económica y no incluye explícitamente el con-cepto de dirección voluntaria que es-tá implícito en el primero. La orga-nización espacial se refiere a las características estructurantes de los factores de localización de activida-des y de sus vinculaciones (redes de transporte y comunicaciones) y no a la sola determinación de cantida-des de insumos y productos, relacio-nes de precios y localización, e im-plica una concepción dinámica y no

estadística al reconocer la evolución histórica de las estructuras y por en-de la influencia de las variables tem-porales sobre las existentes.

Tiene por objetivo final propor-cionar conclusiones de carácter con-creto, de menos elegancia formal, de más simplicidad y generalidad, para dar paso a un mayor realismo y a mayores posibilidades de aplicación.

La expresión organización espacial tampoco debe confundirse con la de "planificación física" en el sentido de una concepción simplista que consiste en trazar ejes de circulación y áreas de desarrollo, sobre planos, como una extensión de los métodos de un urbanismo formalista y estáti-co, a su vez ya superado.

El problema ele establecer metas para la organización espacial deberá resolverse mediante la identificación de relaciones entre los programas de desarrollo económico-social y la eva-luación de la configuración espacial. Ello presupone pensar más en se-cuencias de cambio que en teorías de organización estable, pero toda-vía faltan conocimientos sistemáticos que permitan determinar secuencias óptimas.

Por último señalaremos otra iden-tificación que consideramos falsa y es la de la organización espacial co-mo un campo de la planificación re-gional. La unidad regional (indepen-dientemente del criterio con el cual haya sido identificada) constituye el marco donde más se ha avanzado en materia de estudios pluridisciplina-rios y acciones coordinadas. Ello quizás pueda atribuirse a que tam-bién constituye el marco donde más se hizo evidente la insuficiencia de la teoría económica pura para encarar con eficiencia los procesos de desa-rrollo, por el peso que alcanzan los factores territoriales y humanos. Pe-ro no deben confundirse problemas de escalas o unidades de planifica-ción con los de conceptualización del proceso.

Aquí vuelve a aparecer el trasfon-do "economicista", por el cual por un lado existiría una programación global y sectorial y por otra una re-gional, como desagregación de la pri-mera y en la cual sabría analizar más detalladamente algunos proble-mas de localización.

Organizar el espacio nacional es afirmar la importancia de una geo-grafía voluntaria con vistas al desa-rollo equilibrado de todas las regio-nes del conjunto territorial, en fun-ción de sus propias aptitudes.

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Ello presupone detectar las posi-bles especializaciones de los espacios regionales evitando competencias in-útiles y costosas. Para tener éxito en estos objetivos habrá que adoptar criterios realistas de selección de las inversiones y evitar los análisis de localización de las unidades de pro-ducción según criterios puramente empresariales.

En este caso, no se trataría de dividir al país en regiones de pla-nificación para hacer efectiva la eje-cución de los planes nacionales, sino en partir de la fijación de los objeti-vos específicos para cada región y considerarlos al mismo nivel que los objetivos globales en la construcción del plan.

FACTORES DE ESTRUCTURACION DEL ESPACIO TERRITORLAL

El análisis histórico indica que, por lo menos en los países de economía capitalista, la estructura del territo-rio se ha configurado y se configura en función de una serie de factores particulares.

La distribución desigual de los re-cursos naturales (minerales, energé-ticos, ictícolas, forestales, etc.) in-fluye en la organización espacial im-pulsándola hacia concentraciones dis-persas. Debido a la localización de estos recursos, por lo menos la etapa inicial de explotación tiene que rea-lizarse donde ellos se encuentran.

Por otra parte el alto costo del transporte de materia prima —espe-cialmente cuando se trata de mine-rales— y de transferencia cuando se trata de energía, hace que la localiza-ción de recursos naturales en explo-tación tienda a atraer la radicación de actividades inducidas, de pobla-ción, de mercado de consumo, etc.

La desigual calidad de los suelos tiene un efecto similar, que varía desde cierta división del territorio en áreas de diferente tipo y calidad de producción agrícola hasta patrones del uso del suelo que involucran es-pecialización e intensidad declinante en su utilización en función de la distancia a las aglomeraciones y de las facilidades y los costos de trans-porte inter e intrarregionales.

La existencia de economías y des-economías externas que pueden de-finirse muy esquemáticamente como los beneficios que percibe y las des-ventajas que encuentra una activi-dad por la presencia de otras activi-dades.

Las economías y deseconomías de urbanización surgen precisamente de las economías de escala en la infra-estructura económica, social y cultu-ral, en la existencia de reservas de mano de obra, de provisión de servi-cios y transportes, de una fluida co-municación, especialmente por con-tactos directos, en la facilidad de re-distribución de recursos exigidos por el cambio de la demanda, de las in-novaciones tecnológicas y de la ofer-ta de factores de producción.

Debe señalarse que las denomi-nadas "deseconomías tecnológicas" están adquiriendo un peso cada vez mayor. Entre ellas las más frecuentes son la congestión y la contaminación ambiental que amenazan la subsis-tencia de muchas metrópolis del mundo. Pero estas deseconomías só-lo tienen un limitado efecto de di-suación sobre las empresas en cuan-to a su concentración; ello puede atribuirse a que mientras las unida-des económicas se benefician con las "economías externas", de localiza-ción y urbanización, que las atraen recíprocamente, los perjuicios de las "deseconomías tecnológicas" se dis-tribuyen y son absorbidas por toda la comunidad.

En síntesis, la vinculación entre unidades de producción, las econo-mías de escala internas y externas y las facilidades y costos de transporte constituyen un conjunto de fuerzas centrípetas que debido a una acu-mulación explican la concentración espacial de las actividades humanas y caracterizan la composición de es-tas aglomeraciones.

La magnitud de los costos de transporte determinan la movilidad de los productos, servicios y factores de producción; a mayor costo menor movilidad.

El papel que desempeña la tras-misión de ideas e informaciones y el efecto de los costos de comunicación son muy similares. Pero sólo hasta cierto punto los medios de comuni-cación pueden sustituir el transporte de personas. Ello dependerá del tipo de información que se intercambia y el propósito que la origina. Existe afinidad entre la producción y con-sumo de servicios económicos y las actividades culturales y sociales.

Mientras mejor sea el servicio de transporte entre dos o más puntos, se atraerán más actividades y se re-querirán más servicios de transporte. La mayor demanda hace aumentar la oferta de estos servicios y es posi-ble que descienda el precio unitario

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"TI

de los mismos en esas rutas, lo que a su vez atrae más actividades. El resultado es la formación de ejes de actividades a lo largo de las princi-pales rutas de transporte que habi-tualmente se reflejan con la concen-tración de la población y de los mer-cados de bienes de consumo.

La unión de dos o más componen-tes del sistema de transporte cons-tituyen los denominados "puntos de transbordo", siendo los ejemplos más claros los puertos.

La verdadera importancia de es-tos puntos de transbordo, puertos, confluencia de ferrocarriles y carre-teras, reside en que atraen otras for-mas de actividades humanas, además de las propias. Si los costos termina-les son considerables, estos puntos ofrecen excelentes oportunidades pa-ra elaborar materiales al trasbordar-los de un medio de transporte a otro. Este hecho explica en gran me-dida la importancia y el tamaño de la mayoría de las grandes ciudades portuarias del mundo.

Resulta evidente entonces que la existencia y localización de los "pun-tos de transbordo" influyen en el grado de concentración espacial, la localización, el tamaño relativo y en parte en la formación de las aglo-meraciones humanas.

Los procesos espontáneos de cre-cimiento industrial producen exten-siones incontroladas de las áreas ur-banas y el alza inusitada de las plus-valías generadas en la compra y ven-ta de tierras y en la construcción de viviendas. Conviene poner énfasis en este aspecto del problema por cuan-to el alto rendimiento de los capi-tales invertidos en estas actividades operan haciendo a estas áreas recep-toras de excedentes generados en ac-tividades productivas localizadas en otros puntos del territorio.

En una economía de "alto grado de desarrollo" se presenta una in-tensa especialización interna y exter-na y una importante y creciente pro-porción de la población trabaja en el sector servicios. El impulso que este sector puede dar al crecimiento de la economía no depende solamen-te de su creciente participación en el empleo total, sino en la distribución de recursos a grupos de actividades que crecen con rapidez, como la investigación científica y tecnología, la enseñanza, la asesoría técnica, la administración y gestión de alto ni-vel, la programación económico-fi-nanciera, la orientación de las gran-des masas de capital financiero, etc.

32

Pero conviene insistir sobre lo si-guiente: el genuino efecto de la am-pliación de las actividades de servi-cios se hace sentir con verdadera significación en los países que han alcanzado un "alto nivel de desa-rrollo".

En los países poco industrializa-dos o dependientes, la urbanización no está directamente relacionada con el desarrollo industrial y el creci-miento del sector servicios puede sét-ima consecuencia de la falta da ab-sorción de la mano de obra suficien-te por parte de los sectores produc-tivos. Por lo tanto el crecimiento del terciario puede significar no una distribución dinaminizadora como la anteriormente señalada, sin la hiper-trofia de actividades .parasitarias de significativo peso relativo para la economía nacional, tales como la magnitud e influencia de la adminis-tración pública, síntomas de desem-pleo oculto, el excesivo desarrollo de las actividades derivadas del co-mercio, la especulación inmobiliaria, la existencia de entidades parabanca-rias, etc.

De todas maneras el crecimiento del sector servicios desde el punto de vista espacial, constituye un fac-tor más de impulso al proceso ace-lerado de urbanización, localizado en áreas específicas.

La^ serie de factores enumerados contribuye a que el espacio geográ-fico se perciba cada vez más como espacio "homogéneo". Este, espacio polarizado puede concebirse como un conjunto de funciones localizadas y sus vinculaciones, una estructura material íntimamente ligada al desa-rrollo económico-social. Ello signifi-ca la existencia de un sistema de cen-tros dotados de elementos necesarios para el _ cumplimiento de funciones especializadas y complementarias y una red de transportes y comunica-ciones que hagan posibles los dife-rentes flujos (personas, bienes, ener-gía, etc.).

LOS PUNTOS DE APOYO PARA LA ACCION

La organización del espacio territo-rial supone un notable esfuerzo de coordinación y de síntesis de distin-tas acciones con el fin de alcanzar los objetivos propuestos. Ello im-plica trascender los puntos de vista meramente sectoriales (la agricultu-ra, la industria, los transportes, etc.) en función de una perspectiva de

conjunto. Pero esta visión totaliza-dora se logra a través del análisis realista de los diferentes factores en los cuales debe encuadrarse esa po-lítica de conjunto. Previamente re-quiere la evaluación de los recursos actuales y potenciales de un país. Se trata de pasar revista a los campos de acción que pueden constituir los puntos de apoyo para una política como la que nos preocupa.

LA POBLACION

En las últimas décadas, la Argentina registra una baja tasa anual de creci-miento demográfico, con tendencia a decaer, situación similar a la re-gistrada en los países más industria-lizados del hemisferio norte y ex-cepcional en relación con la mayoría de los países de latinoamérica que acusan altas tasas de crecimiento de-mográfico.

En cuanto a la distribución de la población sobre el territorio nacio-nal dista mucho de ser uniforme. En efecto, sobre una media nacional de 8,4 habitantes por km2 , existen pro-vincias como la de Tucumán con 34 habitantes por km2, la de Buenos Ai-res, que sin considerar el Area Me-tropolitana lleg a a 9,8 habitantes por km2, a las de la Patagonia con menos de 1 habitante por km2 .

Por otra parte existe una marcada concentración de la población en áreas urbanas industrializadas, nota-blemente acentuada en la Región Metropolitana de Buenos Aires. Es-te acelerado crecimiento de la po-blación urbana se produce a expen-sas de vastas áreas rurales y ele los centros menores.

En este proceso influyen signifi-cativamente los profundos desequi-librios en el ritmo de crecimiento de las economías regionales que ori-ginen condiciones para el éxodo de importantes sectores de población hacia zonas que presentan espectati-vas de mayores oportunidades de empleo y mejores salarios y posibi-lidades de acceso a servicios esencia-les, tales como la enseñanza o la asistencia médica o a servicios más especializados como los culturales y de recreación. _ Pero mientras las áreas de migra-

ciones se ven afectadas por las pér-didas^ de población y el desequilibrio económico derivado del aumento del desempleo de la población activa, las áreas receptoras no ofrecen una capacidad de absorción de mano de

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obra con el ritmo que requeriría la afluencia de migrantes, muchos de los cuales carecen de la capacitación exigida por las industrias de capital y tecnología intensivas.

A grandes rasgos pueden caracte-rizarse en el país tres extensas zonas desde el punto de vista de la ocupa-ción del territoirio que, por supues-to, son resultados de factores geográ-ficos, económicos, sociales y polí-ticos.

El Norte, con alta potencialidad demográfica y que produce grandes y continuos procesos de emigracio-nes hacia la zona central.

El Sur, caracterizado por amplios espacios de vacío demográfico y de algunas ínsulas de asentamiento po-blacional, derivados de actividades mineras y portuarias.

El Centro, comprendido aproxi-madamente entre los paralelos de 30° y 40°, de baja potencialidad de-mográfica pero que contiene áreas de elevada atracción de población.

En esta zona se localizan las áreas de mayor concentración demográfica. La más importante de ellas es el "frente fluvial industrial", una fran-ja constituida por un conjunto de centros urbanos dinámicos y sus es-pacios intermedios, de unos 20 kiló-metros de ancho por 400 kilómetros de largo que se extiende sobre las márgenes derechas de los ríos Pa-raguay, de la Plata, desde la aglome-ración de Rosario hasta la de La Plata y que por sus características se presenta como el ámbito natural de expansión de la Región Metropolita-na de Buenos Aires, a la cual con-tiene.

En este sistema se nuclea alrede-dor del 55 por ciento de la pobla-ción urbana del país, del 60 por •ciento de su población activa y del 65 por ciento del personal ocupado en la industria. Aquí se localizan grandes unidades de producción de

alto nivel de especialización tecnoló-gica y se concentran grandes masas de capital financiero. Pero debe se-ñalarse expresamente, para no des-virtuar la realidad, que es en la Re-gión Metropolitana donde a su vez se nuclea alrededor del 47 por ciento de la población urbana del país, del 52 por ciento de su población activa y del 55 por ciento del personal ocu-pado en la industria. Por otra parte, el tejido urbano de la Aglomeración Metropolitana que ocupa el 0,3 por ciento de la superficie del territorio nacional alberga el 37 por ciento de su población total.

En esta zona central se localizan nueve de los quince centros mayo-res de cien mil habitantes y alrede-dor del 65 por ciento de los centros mayores de diez mil habitantes y se registra un significativo aumento de los centros de más de cincuenta mil habitantes, proceso que evidencia que, a escala más reducida y a nivel regional, estas ciudades han alcanza-do un grado de atracción significa-tivo.

La formación e investigación científica y técnica

Tratándose de los recursos humanos de un país, no puede dejarse de lado el problema de la formación de di-chos recursos. Ella como el de la adecuada asistencia médica o provi-sión de servicios sociales a la pobla-ción, hace a la atención de los facto-res cuantitativos tanto o más impor-tantes que los cuantitativos en los procesos que nos ocupan. Dada las características de la estructura de-mográfica Argentina, los factores cualitativos adquieren peso relevan-te en la evaluación del potencial na-cional.

La formación de los resursos hu-manos debe prever toda la gama de

FREISTE FLUVIAL INDUSTRIAL

Porcentajes de la población total del país que se concentran en el área

Total Región Me- Resto del área tropolitana del área

55,7 46,9 8,8 61,3 52,4 8,9 65,7 55,6 11,7 46,1 43,2 2,8

Población urbana Población activa Personal ocupado en la industria Personal ocupado en el comercio Fuente-, Oficina de la Región Metropolitana. SECONADE. Esquema Director Año

2000. Plan para la Región Metropolitana de Buenos Aires, 1969.

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categorías que pueden ser requeridas por las diferentes actividades del país. Para ello habría que tener en cuenta el grado de adiestramiento y aptitud de los distintos grupos hu-manos, desde el de "no calificados" hasta el de universitarios. Este supo-ne la adaptación de todo el sistema educativo.

Aunque pudiera parecer fuera de lugar en estas reglexiones referirse a la política de formación e investiga-ción científica, el tema se incluye porque se ha considerado necesario insistir sobre las consecuencias que implica para un país el constante prodeso de innovación tecnológica contemporáneo que tiende a promo-ver un continuo desequilibrio en el proceso de producción, impone con-tinuas readaptaciones del equipa-miento infraestructural y modifica continuamente las pautas de vida de los diferentes grupos sociales. Por otra parte, la creación, como un rpo-ceso sostenido y acelerado, se ha convertido en un factor determinan-te de muchas decisiones fatales para un país, ya que configuran situacio-nes que se trasladan al futuro y por lo tanto comprometen su porvenir. Una adecuada política de formación e investigación científica y técnica fundada en prioridades adoptadas con criterios realistas y acordes con una política de pleno empleo de los recursos humanos que justifiquen las inversiones realizadas para su capa-citación; constituye para la Argenti-na condición "sine qua non" para su independencia y superviviencia como entidad nacional. El continuo drenaje de técnicos que ya alcanza a todos los niveles y no sólo a los países industrializados del hemisfe-rio norte, sino a los del ámbito re-gional, representa un desafío que debe afrontarse rápidamente. Ade-más sólo una sostenida política en este campo podrá romper con ua de-

más de 100 habitantes por kilómetro cuadrad* de 50 a 100 habitante» por kilómetro cuadrado de 2 0 a SO habitantefl por kilómetro cuadrado de 10 a 20 habitantes por kilómetro cuadrado de 1 a 10 habitantes por kilómetro cuadrado menos de 1 habitante por kilómetro cuadrado

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pendencia cultural que significa la importación acrítica de métodos de trabajo y modos de pensar propios de los países altamente industriali-zados y que no tienden a evitarla sino a introducirla como un dato en su esquema conceptual.

Desde otro punto de vista, la rea-lización de "estudios prospectivos" tendientes a detectar los factores de evolución nfutura del proceso de in-novación tecnológica que por su ca-rácter pueden influir sobre la orga-nización del espacio territorial, re-sultan de una importancia obvia. Con relación al mismo, la localiza-ción de las actividades dedicadas a la enseñanza e investigación cientí-fica y técnica constituye un factor de peso por sus consecuencias. El volu-men de inversiones que significa el equipamiento necesario para estas actividades es, tanto a nivel nacional como regional, un factor de desarro-llo y promoción económica. Al res-pecto debe señalarse el papel im-portante que han desempeñado las Universidades Argentinas como fo-vos de dinamismo regional, tanto desde el punto de vista económico como el del socio-cultural. Conviene recordar que una de las primeras propuestas de regionalización del país con miras a una acción a ese ni-vel y formulada a fines de la década del cuarenta, se fundaba precisa-mente en la ubicación y radios de in-fluencia de las universidades existen-tes en aquel entonces.

LOS RECURSOS NATURALES

Como ocurre con el tema de los re-cursos humanos, el problema de la conservación de los recursos natura-les, en general no ha sido contempla-do en los planes de desarrollo. En ambos casos el hecho puede atribuir-se a que para los horizontes estable-cidos en dichos planes de mediano plazo, no resultan perceptibles o no tiene trascendencia el análisis de fac-tores que requieren políticas que de-ben ser elaboradas para un plazo considerablemente mayor.

Los planes de desarrollo se fun-dan, en muchos aspectos, en el apro-vechamiento de los recursos natu-rales, pero no se presta atención a la conservación de los mismos. La con-servación de lo recursos naturales —conviene insistir—, requiere la formulación de una política de largo alcance que forme parte del con-junto de medidas destinadas a man-

tener y aumentar el potencial na-cional.

Al revés de lo que ocurre en Eu-ropa, en donde la rareza de recursos tales como la tierra y el agua, pro-vocada por las altas concentraciones de población ha llevado al convenci-miento colectivo de la necesidad de la utilización racional y protección de los mismos, en América latina en general y en la Argentina en particu-lar, la baja densidad media de po-blación y el carácter aparentemente inagotable de los recursos renova-bles por un lado y la falta de parti-cipación de especialistas en ciencias naturales en la elaboración de los planes por otro, ha originado una actitud opuesta.

Pero la ocupación paulatina del territorio y la gran concentración de población en determinadas áreas, plantean problemas que no se pue-den seguir ignorando, tanto por la presión sobre los recursos en las mis-mas áreas, como sobre la demanda global sobre el conjunto, sin men-cionar los casos en que la aparente abundancia de recursos constituye una falacia que no puede seguir sien-do mantenida. Un caso típico de esta actitud en la Argentina, está dada por la explotación destructora de los bosques naturales, hecho que si bien a mediano plazo no compro-metió el abastecimiento de maderas, acarreó con el tiempo consecuencias desastrosas, no sólo en cuanto a la renovación del recurso en sí, sino en cuanto a los cambios ecológicos pro-ducidos. Pero el asunto no termina aquí. El aumento de la escasez mun-dial de maderas es otro factor deter-minante para justificar la conserva-ción y racionalización de la explo-tación de los bosques existentes, ya que en el futuro permitirían susti-tuir importaciones que, por su ra-reza, serán cada vez más costosas.

Los estudios existentes a escala mundial constituyen un marco de re-ferencia para situar en un contexto mucho más amplio los problemas nacionales derivados de la conserva-ción de los recursos naturales. El conocimiento de los recursos natu-rales renovables, de su estado de conservación y de su potencial de desarrollo constituye un factor im-portante para tener en cuenta en una política de organización del es-pacio. Un primer paso debe estar dado por la identificación de las res-tricciones con el fin de proteger a los recursos naturales de cambios permanentes en su utilización que

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puedan degradarlos reduciendo su capacidad de uso.

Pasemos a otro aspecto del mismo problema. A pesar de la baja densi-dad media de población del país, la distribución da lugar a altas concen-traciones en algunas regiones. El gra-do alcanzado por el proceso de urba-nización hacen necesarias y urgentes medidas de control del uso del sue-lo para evitar la desaparición pro-gresiva de espacios verdes y la total degradación del paisaje natural. Tal es el caso de las áreas incluidas en el frente fluvial industrial Rosario-La Plata o en las zonas balnearias de la costa atlántica.

Por último señalaremos otro caso importante que requiere restriccio-nes a las posibilidades del uso de los recursos: el de la contaminación am-biental. La contaminación del aire alcanza niveles críticos de peligrosi-dad en la Región Metropolitana y otras áreas urbanas del país. La con-taminación de las aguas por afluentes de los sistemas sanitarios urbanos o de origen industrial, está originando serios problemas en los principales ríos argentinos, especialmente en el estuario del Paraná-Río de la Plata.

Los recursos energéticos

La Argentina, según lo relevado has-ta la fecha, posee recursos energéti-cos considerables, cuenta con yaci-mientos petrolíferos importantes y con yacimientos de carbón que para el país alcanzan un peso significati-vo. En lo que respecta a los recursos hidráulicos, si bien la Argentina no puede ser considerado un país rico en relación a su extensión, en el grado en que lo son Brasil o Para-guay, cuenta con grandes posibilida-des de explotación de sus recursos hídricos para el aprovechamiento energético, los que en pocos años de un desarrollo adecuado podrían agre-gar al patrimonio nacional muchos millones de kilowatt de potencia ins-talada.

Durante mucho tiempo se argu-mentó que la pobre explotación de nuestras fuentes hidráulicas se de-bía a su ubicación alejada con res-pecto a los centros de consumo, lo cual encarecía considerablemente el costo final de la energía. Los proyec-tos realizados o en ejecución, en múltiples casos ponen de manifiesto que aunque dichas fuentes se utili-cen para abastecer zonas alejadas, el costo económico de la explotación

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resulta inferior al de las centrales equivalentes operadas con recursos térmicos o termonucleares no reno-vables. Tal es el caso de las centra-les de Chocón-Cerros Colorados o Salto Grande que se utilizarán pri-mordialmente para abastecer la zona del litoral.

Las posibilidades que el país tiene en materia hidráulica, permiten la instrumentación de una política de desarrollo industrial sobre la base de un intensivo consumo de electrici-dad que, en pocos años, podría sig-nificar una modificación sustancial de la actual distribución de las acti-vidades de este tipo en el territorio nacional. Este caso se está dando en la Patagonia con la ejecución del proyecto de Futaleufú, ligado al de la fábrica de aluminio por instalarse en Puerto Madryn.

En cuanto al uranio, el país pa-rece contar con recursos que pueden llegar a ser considerables y al res-pecto habría que continuar con la tarea de efectuar una correcta eva-luación.

La experiencia mundial en mate-ria de recursos energéticos indica dos cosas: que hasta ahora ninguna nueva fuente de energía ha hecho perimir las existentes y que las gran-des potencias industriales orientan su política energética en el sentido de asegurarse fuentes de reemplazo de los recursos naturales no renova-bles. Esto constituye una prueba más de la importancia que tiene la preservación de los recursos no re-novables y la consecuente necesidad de instrumentar medidas que impi-dan su explotación irracional y de que el Estado mantenga el control y la responsabilidad de dicha explo-tación.

El potencial agrícola

La Argentina es un país de extraor-dinario potencial agrícola y sin em-bargo el volumen y la calidad de este potencial está lejos de haber alcanzado sus plenas posibilidades de desarrollo. Tres zonas de diferentes características pueden distinguirse desde el punto de vista del potencial agrícola argentino:

a) La región pampeana. En esta región el resultado de la producción está sujeto a condi-ciones de incertidumbre que es necesario reducir. A su vez el acelerado proceso de tecnifica-

ción de las tareas agrarias, sin la modificación del sistema de pro-ducción vigente, de tipo exten-sivo, ha ocasionado una fuerte disminución de la demanda de mano de obra.

Por lo tanto se hace también necesario la modificación subs-tancial del actual sistema de pro-ducción. Entre otras cosas, se re-quiere un manejo técnicamente más adecuado de la misma que resulte compatible con la nece-sidad de incrementarla notable-mente y con la creación de fuen-tes de mayor absorción de mano de obra.

En efecto, estudios realizados hasta la fecha revelan que el ni-vel de producción de la región pampeana (unos 45 millones de hectáreas) se encuentra por de-bajo del 40 por ciento de sus posibilidades reales, de acuerdo con los conocimientos y avances de la tecnología actual. Algunos estudios concluyen en que el ba-jo nivel de producción agraria de la región es consecuencia de la racionalidad que se aplica en la organización de la misma, ra-cionalidad que resulta contraria a conceptos favorables a la ma-ximización del beneficio social.

b) Areas bajo riego. En estas áreas se registran con ligeras variantes —aunque a otro nivel— situaciones similares en cuanto a la organización de la producción, a las que se presen-tan en las grandes propiedades agropecuarias de la región pam-peana.

En efecto, algunos estudios revelan el bajo índice de aprove-chamiento y por ende de la efi-ciencia, en la utilización de las obras para riego. Estos estudios estiman que la superficie que po-dría utilizarse actualmente me-diante un manejo adecuado de las aguas disponibles como resul-tado de la infraestructura de rie-go instalada, podría incrementar-se en cerca de medio millón de hectáreas o su equivalente, con la obtención de mayores rendi-mientos por hectárea sobre las superficies actualmente regadas. Si a ello se agrega la incorpora-ción a mediano plazo —aproxi-madamente un quinquenio— d e cerca de medio millón de hec-táreas a las áreas bajo riego, pue-de inferirse el potencial de pro-

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i de

q u e se aplica en d e la misma, ta-resul ta contraria

w a b l e s a la ma-beneficio social,

ducción factible de alcanzar en este período.

No se puede seguir ignoran-do la necesidad de una política que regule la producción de es-tas áreas, teniendo en cuenta la estructura del mercado, derivada tanto del bajo nivel de consumo interno (en gran parte atribui-ble a los bajos niveles de ingre-so de sectores mayoritarios de población) como de la falta de tipificación y mantenimiento de volúmenes aceptables de oferta para la conquista y la conserva-ción de mercados externos.

c) Areas áridas y semi-áridas sin riego. En términos generales se puede afirmar que el potencial de pro-ducción de estas áreas se encuen-tra en un 95 por ciento por de-bajo de sus posibilidades de acuerdo con los conocimientos tecnológicos actuales. De los es-tudios efectuados sobre estas áreas se infiere que la orienta-ción y sobre todo la organiza-ción de la producción responden a esquemas que pueden designar-se genéricamente como tradicio-nales, es decir que no toman en cuenta ni aprovechan, las múlti-ples ventajas derivadas de la in-tegración cierta y racional de la economía de mercado (concepto que para nosotros lleva implícito la maximización de los benefi-cios sociales).

En general, el alto nivel de des-ocupación, el bajo nivel de ingresos y la posición de crisis de la economía agraria del país, en comparación con naciones de menor potencial, ponen de manifiesto la urgente necesidad de replantear el comportamiento to-tal de la estructura de producción. Pero el conjunto de estas reflexio-nes, implica la necesidad de la exis-tencia de un gran mercado potencial interno de demanda, lo que presu-pone una política económica de con-junto que alcance a la producción y a los ingresos y con miras a un "cre-cimiento dual", hacia el interior y hacia el exterior.

Aquí también corresponde tener en cuanta la situación mundial, don-de un pronunciado crecimiento de-mográfico y un incremento general de ingresos en otras, ofrece oportu-nidades que no deben ser desapro-vechadas para el desarrollo del po-tencial agrícola nacional.

Los recursos turísticos

La Argentina posee recursos turísti-cos suficientes para atraer visitantes extranjeros durante períodos signi-ficativos. Abundan los paisajes varia-dos y de belleza exótica y tiene ciu-dades acogedoras. En todas las épo-cas del año hay regiones favorecidas por un clima confortable. La rapidez de los vuelos compensa, en parte, la distancia que la separa de los más importantes centros exportadores de turismo. La existencia de países ve-cinos con atractivos distintos a los propios, pero comparables a ellos constituyen un estímulo para visi-tarlos en conjunto.

El turismo genera actividades y proyecta efectos multiplicadores so-bre otras ramas de la producción. En áreas del país que se encuentran estancadas económicamente y ante la falta de posibilidades de crear ac-tividades alternativas, el turismo puede resultar la principal. Pero no basta con poseer los recursos turís-ticos, hay que saber explotarlos. La valorización del potencial turístico nacional debe servir no sólo para mejorar el balance de pagos del país, sino también para satisfacer el ansia cada vez más notable de la población de aprovechar lo que ofrece la na-turaleza como antídoto a la vida urbana. La Argentina dispone de es-pacios suficientes, pero la concentra-ción en ciertas áreas de las activida-des derivadas de la recreación y el turismo, deviene con la concentra-ción industrial y la urbanización un factor suplementario de consumo in-orgánico y a menudo irreparable de recursos naturales. Se produce un proceso de degradación que por sus consecuencais requiere una acción global. Los resultados del proceso de saturación y degradación del pai-saje natural ya son evidentes en la zona de la costa atlántica y en la de Bariloche, donde el uso y ocupación descontrolada del suelo están produ-ciendo consecuencias nefastas e irre-mediables que conspiran seriamente

¡ contra el futuro de dichas áreas co-mo centros turísticos.

Para que el turismo y el recreo de la población satisfagan necesida-des legítimas y contribuyan real-mente a la mejora del balance de pa-gos del país se requiere una política tendiente a conservar dichos recur-sos. Esta política debe ser comple-mentada con una acción destinada a implementar circuitos turísticos in-ternacionales combinados con la visi-

ta a países vecinos. Ello implica la provisión de un adecuado equipa-miento infraestructural, accesos y carretera con servicios de ruta y co-rrecto señalamiento; hotelería, que hoy resulta insuficiente, precaria o o inexistente y un servicio de infor-mación eficaz y sobre todo "veraz", es decir hacer lo más grata posible la estadía del turista.

En otro orden de cosas deben pre-verse las áreas de reserva, median-

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te la conservación y aumento de los parques nacionales y crear y equi-par los espacios necesarios para el recreo de la población de las gran-des áreas urbanas.

LA INDUSTRIA

Si bien la fuerte expansión de las actividades de servicios y la dismi-nución de la ocupación en la agricul-tura caracterizan actualmente la transformación del mercado del tra-bajo y la industria ha dejado de ser el principal proveedor de nuevos empleos —por procesos que si bien en algunos casos son señal de alto desarrollo industrial en otros lo son de una situación inversa— lo cierto es que ella sigue desempeñando un papel motor en el desarrollo regio-nal. La localización de las activida-des industriales condiciona la locali-zación de una parte de las activida-des terciarias y es por lo tanto sobre la industria que se debe actuar si se busca un crecimiento equilibrado del conjunto de las regiones del país.

Al respecto debe tenerse en cuen-ta que si bien es cierto que, desde el punto de vista general de la pro-ductividad, puede cuestionarse la dispersión espacial que significa la puesta en marcha de planes para re-giones "en estancamiento", por el desaprovechamiento de las "econo-mías externas" existentes en las áreas centrales, por la posibilidad de que aumente el costo de la infra-estructura de transporte y comuni-caciones y por la reducción de escala denlas unidades de producción, tam-bién es cierto que las migraciones internas de estas regiones que se originan por la falta de empleos y los desniveles de ingresos, crean una demanda excesiva de vivienda y equipamientos infraestructurales y sociales en las áreas urbanas metro-politanas y que la baja calificación de la mano de obra y el bajo nivel educacional resultante, determinan desequilibrios, aunque reste deman-da insatisfecha de "empleos califi-cados".

Como estas presiones deben aten-tarse de alguna manera, es muy po-sible que lo que se pretenda ahorrar en la promoción de actividades re-gionales tenga que invertirse, con menos rendimiento, en mantener la situación de las áreas urbanas cen-trales. Por otra parte las restriccio-nes que condujeron en un momento a concretar las instalaciones indus-

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tríales cerca de las fuentes de ener-gía y de los recursos naturales (ma-terias primas) van desapareciendo paulatinamente, el costo económico de la distribución de estos elementos va disminuyendo.

Pero la aplicación de una política de descentralización industrial pre-supone h necesidad de establecer con claridad zonas que por sus ca-racterísticas ofrezcan posibilidades reales para el establecimiento de uni-dades de producción que por su ta-maño, puedan generar efectos mul-tiplicadores que resulten beneficiosos para el conjunto de la región y aun-que desde el punto de vista mera-mente empresarial puedan no ofrecer grandes ventajas.

Para evitar que la implantación de unidades industriales en el inte-rior conduzca a la constitución de "enclaves" económicos, que transfie-ran los excedentes generados al cen-tro de origen del capital o a la crea-ción de una ruinosa competencia interregional o a una especialización monoindustrial que pueda acarrear las mismas consecuencias que las de los monocultivos, habría que tener en cuenta varios factores:

- que exista una demanda sosteni-da a mediano y largo plazo, ya sea local, extrarregional o internacional;

- q u e dichas implantaciones sig-nifiquen avances en el proceso de industrialización, incorporando valor agregado local y obtengan un mejor precio en el mercado, aprovechando ventajas comparativas; _ - que se imponga una opción ra-

cional entre industrias de capital in-tensivo o de empleo intensivo de mano de obra, lo que supone utilizar la tecnología con sentido de conve-niencia nacional.

Pero en este caso, como en el de todos los factores que estamos ana-lizando debemos afirmar que para que una política de descentralización industrial sea realidad y no mitolo-gía debe ser insertada dentro de una compatible política económica, lo que supone una compatible política de ingresos.

También supone una consecuente política crediticia y la adopción de una sene de disposiciones restricti-vas o disuasivas tendientes a detener la excesiva concentración industrial en la Región Metropolitana, ya sea por ampliación de las existentes o la implantación de nuevas unidades in-dustriales.

Desde el punto de vista territorial constituye un objetivo capital la crea-

ción de estructuras "receptivas" de la industria, mediante la reserva de tierras para zonas con tal destino, el trazado y equipamiento de parques industriales para las medianas y pe-queñas empresas y la implantación del equipamiento social y cultural que contribuya a crear el "medio hu-mano" requerido para la radicación de ciertas actividades industriales.

LA TRAMA URBANA

En la Argentina, tanto como en el resto de los países latinoamerica-nos, los asentamientos urbanos de la colonización española correspon-dieron a la estrategia de la conquista militar que tuvo como objetivo la búsqueda de piedras preciosas y de espacios geográficos. Pero disponien-do de escasos recursos humanos, tan vasto territorio, en muchos casos va-cío y en otros habitado por poblado-res adversos, sólo podía ser ocupado y estructurado a través de las ciu-dades. En ellas se establecieron los gobiernos, las administraciones y las milicias.

_ Tres fueron las corrientes colo-nizadoras que originaron el asenta-miento de las poblaciones urbanas de la Argentina: la del altiplano, la del agua y la de la cordillera.

La primera descendió de las tie-rras áridas de la Puna de Atacama en busca de las pampas y casi al pie de las últimas estribaciones andinas estableció en 1553 a Santiago del Es-tero y en un nuevo avance hacia el sureste, en 1573 a Córdoba, no sien-do casual que ese mismo año se fun-dara Santa Fe, para lograr un víncu-lo con el litoral fluvial y marítimo. Hacia esta corriente convergió la trasandina que impulsada por los viajeros del Perú, aspiraba a esta-blecer una escala en el camino hacia el mar.

La segunda o del litoral, tiene su germen en la importancia económica y política del estuario del Plata y de la penetración de la cuenca que al-canza los derrames de las cordilleras orientales de Bahía y las selvas de Matto Grosso. En 1580 se funda Buenos Aires en la margen derecha del Plata, la única accesible desde el interior y por lo tanto de las rutas colonizadoras del norte y del oeste y se define como el puerto-puerta del continente. Corrientes fundada en 1588 sobre el mismo derrotero, servirá de articulación para la vincu-lación con Asunción del Paraguay,

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La corriente occidental o de Cu-yo, responde al incentivo del aprove-chamiento de recursos naturales y humanos indígenas y al estableci-miento de una dependencia de tipo feudal con los colonizadores de San-tiago de Chile. La fundación de Mendoza en 1561 inicia este proce-so, continuando con la de San Juan en 1562 y la de San Luis en 1594.

Estas corrientes colonizadoras con-figuran las tres regiones "históricas" del país: la del Noroeste, la de Cuyo y la del Litoral, y constituyeron los grandes "ejes de desarrollo" durante cuatro siglos de vida argentina, hasta el advenimiento del ferrocarril, la irrupción de los grandes aportes mi-gratorios y el auge de la actividad agraria en la Pampa Húmeda.

Al promediar el siglo xix, como resultado de la derrota del aborigen y la paulatina ampliación de las fron-teras de la región pampeana, se ini-cia el proceso caracterizado por una rápida distribución de tierras entre reducidos grupos de personas, el tra-zado de las líneas férreas y el au-mento creciente de las exportaciones de tan vasta zona agrícola que confi-guró la actual estructura territorial de la región. Es también durante la segunda mitad del siglo pasado cuan-do Buenos Aires reafirma su posi-ción de centro decisional del país y su función centralizadora. *

La observación del mapa nacional pone en evidencia significativamente que tanto el núcleo central de la pampa húmeda, el Area Metropoli-tana de Buenos Aires, como sus prin-cipales centros urbanos se hallan si-tuados en posición periférica. En efecto, las ciudades pampeanas de más de cien mil habitantes se loca-lizan en tres frentes marginales, el área de Córdoba, con esta ciudad como centro de actividades desco-llante, el litoral fluvial que incluye las ciudades de Rosario y La Plata y se perfila como la futura megalópolis Argentina y el litoral marítimo cu-yos centros más dinámicos son Mar del Plata y Bahía Blanca.

* La ausencia de una política que ten-diera a encauzar tanto geográfica como profesionalícente las corrientes migrato-rias de ultramar y a facilitarles el acceso a la propiedad rural, favoreció su concen-tración en la ona del litoral argentino y, particularmente, en el área de Buenos Aires. Por otra parte, ya desde entonces, la insuficiente absorción laboral de la ac-tividad agropecuaria, realizada sobre ba-ses extensivas, provocaron una derivación de migrantes hacia el comercio y activi-dades terciarias localizadas en centros ur-banos.

Fuera de la región pampeana, la densificación demográfica se produ-ce, en la mayoría de los casos, en forma de ínsulas terrestres. Las prin-cipales aglomeraciones urbanas cons-tituyen verdaderas islas de asenta-mientos poblacionales, debidos a fac-tores históricos, ecológicos y de ac-cesibilidad favorables o a la existen-cia de puertos de reducido hinter-land. Estas son las características de ciudades tales como Mendoza o Tu-cumán, el alineamiento del Alto Valle del Río Negro o Comodoro Rivadavia.

En síntesis, las principales ciuda-des que componen la trama urbana argentina responden a una doble generación de estructuras territoria-les que se dio en el tiempo: en un primer momento las empresas colo-nizadoras originan las ciudades del norte, centro y litoral y en un se-gundo período histórico la estruc-tura generada por la explotación de las riquezas de la pampa húmeda y la importancia adquirida por la ciu-dad puerto de Buenos Aires. Una política de organización del espacio como la que proponemos implica un desarrollo industrial más equilibrado entre las diversas regiones del país y un conjunto jerarquizado de servi-cios. La existencia de una trama ur-bana, es decir una sistema de centros dotados de los elementos requeridos para el cumplimiento de funciones especializadas y complementarías, constituye el apoyo necesario para el cumplimiento de tales fines.

Por otra parte, todo país necesita una metrópolis que por su tamaño y jerarquía esté en condiciones de competir con otros centros mundia-lles, pero la posibilidad de un "de-sarrollo hacia adentro" depende de la capacidad de la metrópolis nacio-nal para transferir recursos humanos calificados y capitales al resto del te-rritorio. Ello presupone contar con centros urbanos con capacidad para crear las "economías externas" y el "ambiente" necesario para que las actividades económicas que constitu-yan factores dinamizantes puedan localizarse en los mismos, es decir infraestructura y servicios técnicos, financieros, socioculturales, adminis-trativos, etc., sin los cuales dichas actividades económicas no podrían desarrollarse en condiciones compe-titivas.

La Argentina constituye hoy un país eminentemente urbano, con una gran metrópolis y un conjunto de ciudades que configuran un valioso

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patrimonio de los elementos de apo-yo requeridos para el despliegue de una estrategia de organización del espacio nacional. Pero muchas ciu-dades argentinas no desempeñan ya un papel dinamizador ni retienen la población de su área de influencia inmediata; actúan más bien como puntos de descarga de potencial hu-mano hacia otras áreas urbanas, es-pecialmente hacia la Región Metro-politana de Buenos Aires. Así se da el caso de que algunas de ellas po-seen un equipamiento urbano de ca-lidad, hoy subempleado, mientras que en los nuevos centros de urba-nización las necesidades de dicho equipamiento distan mucho de estar satisfechas.

Se trata entonces de reinvertir la situación actual. Pero el esfuero pa-ra regular el crecimiento de la Re-gión Metropolitana deberá dirigirse, en un primer momento, sobre un limitado número de ciudades que por sus condiciones, debidas ya sea a fac-tores geográficos o históricos de lo-calización, a su talla demográfica, a la diversificación de sus actividades, a su radio de influencia o a su gama de servicios y nivel de equipamiento, constituyen reales centros de atrac-ción para la población. A través de estas ciudades podría acrecentarse el dinamismo de sus regiones, aun a costa de probar desequilibrios loca-les, pero destinados a arrastras ul-teriormente al conjunto de la red urbana regional.

Una de las principales caracterís-ticas de las más grandes ciudades argentinas es su dependencia con respecto al Area Metropolitana, fe-nómeno que se debe más que a la falta de servicios especializados, al notable grado de funciones de direc-ción y gestión político-administrati-va, empresarial y económico-finan-ciera que absorbe Buenos Aires. Es que en la actual estructura socio-económica del país, el federalismo es mucho más formal y retórico que verdadero. Por lo tanto, para que las ciudades argentinas que hoy poseen alguna influencia reigonal o suprarre-gional, adquieran una verdadera je-rarquía de metrópolis, habrá que di-rigir los esfuerzos a otorgarles el verdadero poder de decisión que les corresponde sobre la actividad eco-nómica y social.

Sintetizando, para contrapesar la influencia de la Región Metropoli-tana, dichas metrópolis deberían constituir fundamentalmente centros de decisión, centros de actividad

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intelectual (creación e innovación) y centros de servicios especiali-zados.

Una atención preferente hacia las ciudades que estén en condiciones de desempeñar el papel de "equili-brantes" del excesivo crecimiento de la Región Metropolitana, no implica necesariamente el abandono de otros centros, destinados a cumplir dentro de esta "jerarquización" funciones de apoyo. Tal es el caso de ciudades que superan el carácter de centros de servicios locales, algunas de las cuales contienen actividades indus-triales cuyo tamaño guarda relación con el mercado nacional y ofrecen condiciones favorables para atraer la localización de nuevas empresas y orientan inversiones en infraestruc-tura. Conviene no dejar de señalar que un marco de vida agradable pue-de constituir un factor decisivo en la instalación de actividades industria-les que por sus características supe-ren restricciones de localización de-bidas al transporte, al origen o al destino de sus insumos o productos.

El proceso de mejora e intensifica-ción de la producción agraria acarrea-rá un desarrollo más rápido de ciu-dades intermedias y de centros ru-rales. Un conjunto de acciones de-berá encararse con el fin de ofrecer en los centros de servicios rurales un "ambiente moderno", una gama mí-nima de actividades, de servicios co-lectivos cuyo equipamiento sea com-patible con una población dispersa y un número de usuarios limitado (en-señanza, asistencia médica, recreo, abastecimiento, etc.) fomentando re-laciones sociales y medios de comu-nicación que disminuyan el aisla-lamiento que caracteriza al medio rural. También y en algunos casos en especial, deberán facilitarse las vinculaciones rápidas con centros más poblados.

La creación de condiciones para que otras ciudades argentinas com-partan el poder que hoy detenta Buenos Aires, no debe implicar el debilitamiento del papel que desem-peña como metrópolis nacional y continental.

Si la Argentina quiere desarrollar una política independiente y hacer frente a la competencia internacio-nal, debe disponer de una ciudad que sea polo de atracción continental y factor de equilibrio nacional. Para ello debe dar a esta metrópolis una estructura económica cuyo peso se haga sentir a ambos niveles. Para-lelamente al problema de la urbani-

zación y de los sistemas de ciudades una política de organización del es-pacio nacional debe ocuparse resuel-tamente del urbanismo, es decir de la organización interna de las áreas urbanas. En éstas el crecimiento del número de sus habitantes provoca una continua extensión de sus áreas edificadas que se implantan incon-troladamente en el medio rural cir-cundante y si bien el territorio pue-de ser vasto, el espacio equipado re-sulta reducido. A la vez estas aglo-meraciones se producen involucran-do a distintas jurisdicciones munici-pales.

Esta urbanización difusa y espon-tánea que acarrea grandes perjuicios de tipo social y económico, debe ser reemplazada por una urbanización estructurada y voluntaria que por una parte mejore las condiciones de vida de los habitantes y por la otra satisfaga más eficientemente el fun-cionamiento de la economía nacio-nal. En efecto, el volumen y el rit-mo de la urbanización registrados en nuestro país, en sus principales áreas urbanas, están haciendo a las ciuda- I des mucho menos agradables de lo que el adelanto tecnológico y la ri-queza de algunos sectores de sus ha-bitantes lo hacía suponer. La defi- ¡ ciencia habitacional, los transportes, la ^ calidad del aire y del agua, el ; ruido, la insuficiencia de espacios verdes, la delincuencia, etc., están ! creando problemas muy difíciles de resolver y que reclaman estudios es-pecíficos. ¡

Por otra parte este proceso impo-ne la vida en formas mucho más densas tanto en los lugares de resi-dencia, como los de trabajo o recrea- i ción y requiere cada vez mayor can-tidad de "espacio urbano organizado y equipado" per cápita.

Otra de las consecuencias de este proceso es la especulación inmobilia-ria que se ha constituido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo urbano y que contribuye en gran medida a la inflación cró-nica en nuestro país.

Por lo expuesto si se desea que tanto la Región Metropolitana, como las principales ciudades de la Argén tina, alcancen a cumplir con los ob jetivos propuestos, debe delinearse una política en materia de equipa- I miento, remodelación y regulación ¡ del crecimiento de dichas aglomera-ciones. Esto supone la adopción de una serie de decisiones de orden téc-nico, económico-financiero e institu-cional. O

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La élite de la destrucción

"El general Westmoreland, jefe del estado mayor norteamericano, podría ser condenado y ahorcado si se aplicaran las normas esta-blecidas durante la Segunda Guerra Mundial, a la forma de con-ducir la guerra de Vietnam. Siguiendo la misma lógica, los jefes civiles de los Estados Unidos podrían ser condenados por el mis-mo crimen".

Tedford Taylor, Procurador de los Estados Unidos en Nüremberg

Murray Gell-Mann, Premio Nobel de Física y profesor del Instituto Tecnológico de California, debía pro-nunciar dos conferencias —sobre quarks y partículas elementales— el 13 y 14 de junio en el Colegio de Francia, en París.

Pero Gell-Mann es también un es-pecialista en la lucha anti-insurrec-cional, miembro de 1961 a 1970 de la división Jason del Institute for Defettse Analysis. Son estos antece-dentes los que contribuyeron a que tuviese que abandonar la sala menos de veinte minutos después de haber llegado.

A pesar de las tentativas de me-diación de varios físicos franceses (Etienne Wolf, Francis Perrin, Pren-tki, Meyer, Bouchiat, Lascoux), más de cien universitarios recordaron a Gell-Mann sus trabajos prácticos, muy alejados de la física teórica, lo interrogaron acerca de sus relaciones con el Pentágono y la guerra de Vietnam: ¿cómo puede interesarse en el paisaje norteamericano —se-gún él arruinado por las autopistas— y despreocuparse de más de veinti-séis mil cráteres de bombas en suelo vietnamita?, ¿qué piensa de las in-vestigaciones científicas sobre des-trucción de diques?, ¿por qué pre-conizó la creación de un sector de ciencias humanas en el proyecto Ja-son? Sonriente pero tenso, Gel-Mann se negó a responder y tuvo que abandonar el Colegio.

La escena se repitió al día siguien-te en el que Gell-Mann se negó a hablar de Vietnam y los físicos fran-ceses se negaron a escucharlo hablar sobre las partículas elementales.

El I. D. A. y la división Jason

El IDA es un instituto de investiga-ciones —presidido por el General Maxwell Taylor, ex embajador nor-teamericano en Saigón— especializa-do en evaluación de sistemas de ar-mamento, aspectos técnicos de la contrainsurrección, aplicaciones mi-litares del láser y utilización de ar-mas químicas, bacteriológicas y nu-cleares tácticas.

En un folleto "publicitario" del IDA, se describe a la división Jason como "un grupo de investigación formado por cerca de cuarenta cien-tíficos de primera categoría que ofre-cen al IDA gran parte de su tiempo. Cada verano, durante una sesión de trabajo, los miembros de Jason estu-dian problemas técnicos relacionados con cuestiones de interés nacional".

Desde 1966 Jason se ocupa de Vietnam: "La creciente atención, por parte del Gobierno, de problemas de contra-insurrección, insurrección e infiltración, ha llevado a sugerir que los miembros de Jason podrían dar ideas nuevas sobre problemas que no entran plenamente dentro del dominio de las ciencias físicas".

Jason y la guerra electrónica en Indochina

A partir de 1966 varios miembros de Jason visitaron Indochina. El Dossier du Ventagone (edición fran-cesa, pág. 513) explica que la mi-sión Jason del verano de 1966 tuvo un papel importantísimo en la de-cisión de Mac Ñamara de utilizar en

Indochina cada vez mayor cantidad de equipo tecnológico de avanzada: defoliación, sistemas de visión noc-turna, detectores sísmicos y acústi-cos, emisores-receptores conectados con computadoras en Tailandia, sis-temas que provocan automáticamen-te bombardeos aéreos, bombas guia-das por láser, bombas con televisión, etc. Esta sesión se consagró, a pe-dido de Mac Ñamara, "a las posi-bilidades técnicas relacionadas con nuestras operaciones en Vietnam". Los miembros de Jason escucharon durante diez días charlas de altos funcionarios del Pentágono y de la CIA y trabajaron durante dos me-ses. Se entrevistaron en dos ocasio-nes con Mac Ñamara, para quién prepararon un informe en el que, después de haber demostrado la in-eficacia de los bombardeos en Viet-nam del Norte, proponían la cons-trucción de una barrera electrónica "utilizando en forma masiva los de-tectores y las minas que se han pues-to a punto recientemente". Los miembros de Jason también hicieron un presupuesto bastante ajustado: "800 millones de dólares por año, de los que la mayor parte se gastaría en Gravel1 y Sadeyes; 20 millones de Gravel y 10.000 bombas BLU-26B 2 por mes". O

1 Alain Jaubert, Vietnam: laboratorio para el genocidio, CIENCIA NUEVA, N» 17, pág. 5.

2 Bomba exclusivamente antipersonal, que contiene entre 80 y 300 bolillas de acero que al explotar se proyectan a una velocidad del orden de 1.000 in/s .

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REVISTA DE

en RADIO MUNICIPAL 710 kc

Los domingos de 19 a 19,20 hs.

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1 ; t

El juego de GO (III) Hilario Fernández Long

Seis mueren, ocho viven

Se refiere a fichas en fila sobre la línea 2, rodeadas por la línea 3.

En el caso de siete fichas, viven si tienen el turno.

E n tercera línea: cuatro mueren, seis viven. En el punto 1-2 suceden extrañas cosas.

Muchas situaciones como la de la figura, tienen co-mo posición vital el punto 1-2, tanto para ataque co-mo para defensa. En este caso, no hay otra jugada que haga vivir la configura-ción blanca.

Todo principiante debe mantener este provebio fir-memente en su memoria.

En formaciones simétricas, juegue en el centro. E n la figura, las blancas no tienen otra manera de

romper su cárcel, que jugar en 1.

En el rincón: cuatro mueren, seis viven.

Si no entiende el "sicho" (escalera), no juegue al go. La posición vital de mi enemigo es mi posición vital. Si perdió cuatro rincones, abandone. N o concentre demasiado sus fichas.

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Si su enemigo tiene dos grupos débiles, atáquelos simultáneamente.

Nunca intente cortar el nudo de bambú. La fichas negras sin número constituyen la conexión

por nudo de bambú.

r S i i i <* M w

C. J i 1 ^

c i * i

j

s

ó é i f > r ^ H 7 H i

En la cabeza de dos o tres fichas en fila, juegue "hane".

"Hane", que quiere decir ala, es una jugada en dia-gonal respecto de una ficha amiga, adyacente a una fi-cha enemiga.

Hay muerte en "hane". Este proverbio se refiere a la eficacia de la jugada

"hane".

Aprenda el "tesuji" roba-ojo. "Tesuji" es una jugada astuta, en algunos casos la

única que puede salvar una situación. Nadie que no conozca el "tesuji" roba-ojo, puede

jugar al go. Puesto que la maniobra se usa para matar un grupo enemigo robándole la posibilidad de hacer un ojo, y golpear las fichas atacadas de un solo golpe, esta jugada debe ser considerada el más importante de to-dos los "tesuji".

A: Negro 1 es "atari" (jaque), en conjunción con lancha negra marcada con círculo. Esta es la forma-ción básica. Aun en casos con menos fichas, el "tesuji" roba-ojo funciona igual.

— iy IW

— 3— —wwv,

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—c * —C ) -

p =_ — =_

i i J 1 >2 — ,

c — , » —

h f -

No haga triángulos vacíos. La jugada 1 es correcta. Si las blancas no juegan allí,

lo harán las negras con el "tesuji" roba-ojo. En ese ca-so, el blanco debe jugar en 2, y formar dos triángulos vacíos en A y B, que constituyen una mala forma para él.

u K l c y.

f J v j

v i y

i i » | - 4 k s k i T - 4 r-< H h

| Jugada de caballo gana batallas. Se refiere al caballo del ajedrez. Esta jugada es va-

liosa para conectar grupos aislados alejados, para ata-que y para defensa. O

- r r y

- c j-

c s.

i k 9—

i t t H * H * f—

Bibliografía: Go Proverbed Ilustrated, por Kensaku Segoe.

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v l / O J v ^ J S. Padovano

Revisión técnica por el Ing. Hilario Fernández Long

El mejor principio para quienes desean iniciarse en la práctica de este juego, verdadera guerrilla de mesa ya popular en nuestro país.

Una breve gran lección de estrategia Una publicación de Editorial Ciencia Nueva

. }

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Novedades de ciencia y tecnología

1 Recientes desarrollos en marcapasos

Ha sido desarrollado un nuevo mar-capasos electrónico con baterías que pueden ser recargadas externamente. En los marcapasos hasta ahora utili-zados, las baterías gastadas deben ser reemplazadas mediante una ope-ración quirúrgica. El nuevo marca-pasos ha sido desarrollado en el Ins-tituto Weizmann de Rehovot en Is-rael por un equipo de investigadores israelíes y el ingeniero Robert I. Bernstein, profesor de Ingeniería Eléctrica en la Facultad de Ingenie-ría y Ciencias Aplicadas de la Uni-versidad de Columbia.

Este nuevo aparato posee baterías de níquel-cadmio que se recargan por radiofrecuencia desde un trans-misor externo. El profesor Bernstein predice que estas baterías pueden durar hasta veinticinco años, mien-tras que las que se utilizan actual-mente deben ser reemplazadas apro-ximadamente cada dos años.

Las ventajas que ofrece un mar-capasos que utilice una fuente de potencia que no debe ser reempla-zada por cirugía son bien evidentes. Se obvia el costo de la operación y se evitan todos los riesgos implica-dos en una intervención quirúrgica.

Otra solución interesante la brin-darían los marcapasos nucleares. La compañía Medtronics, Inc. de Min-neapolis, Minnesota, que dice cu-brir la mayor parte del mercado de marcapasos, está estudiando una uni-

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dad que trabaja con plutonio 238. Otra compañía norteamericana desa-rrolló una unidad de tamaño razona-ble que contiene las baterías y el circunto disparador y que el paciente lleva directamente en su pecho. El paciente recibe el pulso marcapasos por inducción.

En el nuevo marcapasos en estu-dio en Israel, la potencia para las baterías se recibe por inducción de una señal de 100 kilohertz que sur-ge de un nivel continuo de "unos pocos watts" desde un transmisor colocado en el pecho del paciente. La señal del transmisor está acopla-da a un espiral de alambre de apro-ximadamente 2,5 centímetros de diá-metro montado en el marcapasos. Este espiral tiene las vueltas nece-sarias para producir una tensión su-ficiente para cargar las baterías, des-pués que la señal ha sido rectificada y ha pasado a través de un regulador. El circuito regulador evita alimen-tar las baterías con una corriente excesiva. Se necesitan de ocho a diez horas para cargar la batería y esto se debe hacer cada cuatro a seis me-ses.

El circuito marcapasos no es afec-tado por la señal de la batería de 100 kHz. Un multivibrador mante-nido entre 60 y 80 pulsos por minu-to dispara un circuito conmutador. Este a su vez descarga una serie de capacitores electrolíticos en un elec-trodo estimulador colocado dentro del músculo cardíaco.

El nuevo marcapasos es de forma triangular, de aproximadamente 5,5 centímetros de lado y un espesor de 1,5 centímetros. Las tres baterías, que suministran 3,6 volt, tienen la forma de un cilindro de 2 centí-metros de diámetro.

Este nuevo marcapasos está toda-vía en la etapa experimental. Ha si-do probado en perros y otros ani-males. La experimentación prevista en seres humanos se realizará en el Instituto Tel Hashomer.

2 Más noticias sobre la universidad abierta

En CIENCIA NUEVA N? 11, se explicó cuál era el objetivo de la Uni-versidad Abierta en Gran Bretaña y cómo funcionaba ésta. A medida que transcurre el tiempo se obtiene ma-yor información sobre esta singular experiencia. El número de personas que abandonaron los cursos básicos fue muy grande (5.000 antes de co-menzar los cursos, 3.000 durante el año); los abandonos ocurrieron ge-neralmente en los primeros meses de los cursos (estos candidatos no pudieron combinar sus obligaciones diarias con las experiencias de los cursos). El porcentaje, sin embargo, está dentro de los límites de lo razo-nable.

De los 15.823 estudiantes inscri-tos, 14.667 aprobaron los cursos. Los resultados podrían clasificarse, según las materias, en orden decre-ciente de éxito: arte, ciencias socia-les, ciencias experimentales y mate-máticas.

En el curso básico de ciencias la

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televisión parece haber sido de gran utilidad; la función de la radio fue más cuestionada: la inedia hora de charla especializada resultó tediosa para la mayoría de los estudiantes y los programas de preguntas y res-puestas fueron unánimemente recha-zados por considerárselos superficia-les.

Hubo muchos errores de organi-zación: distribución de material a destiempo, erratas graves de impren-ta, etc. También hubo errores de apreciación en el tiempo necesario para efectuar las prácticas y a casi nadie le alcanzaban las diez horas semanales estipuladas para el curso. Mucha gente tuvo grandes dificul-tades, especialmente al comienzo, de-bido a los años que llevaban sin es-tudiar.

Los tutores encargados del con-trol de los alumnos parecen estar to-davía bastante desubicados y no com-prenden bien cuáles son sus funcio-nes.

La semana de la escuela de verano parece haber sido particularmente interesante; toda pregunta era bien recibida y hubo una sensación gene-ral de trabajo intenso y fructífero.

Todas estas críticas pueden consi-derarse menores si se estima la en-vergadura del proyecto; la mayoría de los alumnos parecen estar satis-fechos con la experiencia y ya se han inscrito en nuevos cursos.

3

Los haitianos que mueren en los hospitales de la isla son embalados en cajones refrigerados, caratulados "hombre desconocido", "mujer in-identificada", "niño", y luego diri-gidos hacia las aduanas de Miami o Nueva Orléans donde, por ser con-siderados "valores i n m a t e r i a l e s " —paradójica clasificación— inclui-dos en el rol "Intangibles 7" —se-guramente por ser haitianos, no por muertos— están exentos de dere-chos de aduana.

4

¿<ií» i •;

Exportación no tradicional: cadáveres

Desde hace un tiempo, Haití cuen-:a con una floreciente fuente de ingresos: la exportación de cadáveres d los Estados Unidos. Los poderosos hospitales norteamericanos necesitan cadáveres para sus clases de anato-mía¡ Este material no abunda en los países altamente tecnificados pero •• -afortunadamente— al igual que el cobre, el petróleo, el estaño, el uranio o las bananas, colma en ex-ceso los depósitos de aquellos países que "carecen de capacidad tecnoló-gica y económica" para aprovechar estos bienes naturales.

Empleo de nuevas especies animales

El comparativamente reducido nú-mero de especies animales utilizado hasta ahora en el campo de la inves-tigación científica, sirve para este propósito debido a que sus organis-mos funcionan de manera similar a la del cuerpo humano. Recientemen-te, sin embargo, la experimentación médico-científica parece indicar que son también considerables los bene-ficios que puede reportar la conside-ración de los aspectos en que los animales difieren de los seres hu-manos.

Esta es la razón por la que el Dr. Idwal Wyn Rowlands, del Instituto Wellcome de Fisiología Comparada ubicado en Londres, ha venido lle-vando a cabo experimentos con ar-miños, puercoespines, ciertas espe-cies poco comunes de murciélagos y pequeños mamíferos denominados musarañas, criados en cautividad. Cada uno de estos seres posee extra-ñas características en su ciclo repro-ductivo que tal vez sean útiles con vistas a encontrar métodos más ade-cuados para modificar la reproduc-ción humana.

El puercoespín, por ejemplo, y otras especies afines tales como el coipú y los gigantescos conejillos de indias sudamericanos, poseen perío-dos de gestación extraordinariamente largos que en el puercoespín alcanza los 230 días. Tal vez el estudio de este animal sirva para descubrir la manera de prolongar o acortar el de-sarrollo fetal, así como los elementos

que regulan la velocidad de desarro-llo del feto humano.

Las musarañas, pequeñas criaturas insectívoras de hocico alargado que proliferan en la región sudoriental de Africa, poseen el sorprendente hábi-to de producir unos 50 huevos fér-tiles cada vez, la mayoría de los cua-les quedan fertilizados durante el apareamiento, iniciando su desarrollo embrional. Sin embargo, solamente llegan a perfección dos, como máxi-mo, puede que el resto de los em-briones interrumpe su desarrollo en sus comienzos, siendo posteriormen-te reabsorbidos en el organismo.

El estudio de este extraño y apa-rentemente inútil fenómeno podría ofrecer oportunidad a los investiga-dores científicos para descubrir qué es lo que hace que, en las madres hu-manas, ciertos embriones interrum-pen su desarrollo en las primeras etapas de su evolución y sean reab-sorbidos por la pared del útero.

La peculiaridad del armiño es de índole totalmente distinta. Dicho animal ha desarrollado un extraor-dinario mecanismo para evitar una reproducción excesiva de la especie, como resultado de apareamientos en-tre hermanos. Las hembras se apa-rean a las pocas semanas de nacer y aún antes del destete. Pero, dado que son demasiado jóvenes para po-der procrear, los embriones detienen su desarrollo cuando poseen una di-mensión poco mayor que una cabeza de alfiler, manteniéndose en estado de animación suspendida dentro del útero durante más de seis meses, hasta que la hembra ha madurado lo suficiente para poder criar a su familia. Los machos son mucho me-nos precoces, alcanzando su madurez sexual cuando se aproximan al año de vida. De esta forma se evitan los cruces entre hermanos, puesto que las hembras tienen que realizar su primer apareamiento con machos maduros no pertenecientes a su ca-rnada. Si fuera posible descubrir la forma en que el armiño detiene el desarrollo de su embrión, ello cons-tituiría el punto de partida para una mejor comprensión de la regulación del desarrollo del embrión humano, siendo también posible que se pu-diera encontrar nuevos métodos an-ticonceptivos.

Tal vez el punto más interesante y el que parece ofrecer mayor poten-cial para la medicina humana se halla constituido por una peculiaridad re-productiva de ciertas especies de murciélagos, cuyo apareamiento se

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efectúa hacia fines del verano e in-mediatamente antes de iniciar su pe-ríodo de hibernación, sin que se pro-duzca la concepción. El semen del macho es conservado vivo en el úte-ro durante más de medio año, hasta la primavera siguiente, momento en que se producen los óvulos, lleván-dose a cabo su fecundación y desa-

rrollo normal. Fotografías tomadas con el microscopio electrónico han mostrado que los espermatozoos se mantienen vivos mediante su alinea-miento a lo largo de la pared del útero. De dicha pared comienzan a crecer ciertos tubos minúsculos de-nominados "vellosidades", que pro-porcionan la nutrición requerida pol-

los espermatozoos. Una vez más, el estudio de este proceso, pudiera fá-cilmente conducir al descubrimiento de formas adecuadas de protección del semen humano, lo cual consti-tuiría un aporte de importancia para el tratamiento de ciertos casos de in-fertilidad.

John Newell

Cursos y reuniones científicas

Instituto de Investigaciones IPSE Epistemología y psicología

Cursos (segundo trimestre)

Rolando García: La dialéctica de lo objetivo y lo subjetivo en nuestro conocimiento del mundo externo. Lunes de 19.30 a 21 hs. Comenzó el 7 de agosto. Emilia Ferreiro: Génesis del pensamiento y adquisi-ción del lenguaje. Martes de 19.30 a 21 hs. Comienza el 5 de setiembre. Gregorio Klimovsky: La explicación en ciencias fácticas y en ciencias sociales. Miércoles de 18.30 a 20 hs. Comenzó el 2 de agosto. Celia Jakubowicz: Estructuralismo lingüístico pro y post Chomkyano y el estudio psico-lógico del lenguaje. Jueves de 19.30 a 21 hs. Comenzó el 3 de agosto.

Temas de investigación

Continuarán los trabajos de investi-tigación sobre los siguientes temas: Emilia Ferreiro y Celia Jakubowicz: Adquisición de las estructuras sin-tácticas de los lenguajes naturales y su relación con las estructuras de pensamiento. Rolando García: Dialéctica y Conocimiento.

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Secretaría: Inscripción a los cursos e informaciones de lunes a viernes de 17 a 21 hs. Sede: Conde 3041 -Tel.: 70-5540 - Buenos Aires.

Sociedad Argentina de Análisis Filosófico SADAF

1. El objeto de la Sociedad es esti-mular la investigación de problemas filosóficos y promover su discusión crítica. A tal fin organiza —como parte de sus actividades— reuniones en las que un especialista da a co-nocer los resultados de sus investi-gaciones y los somete al análisis crí-tico de colegas designados previa-mente al efecto que conocen de ante-mano el contenido del trabajo sujeto a discusión. Los miembros de la So-ciedad intervienen también en la dis-cusión.

2. Forman la Comisión Directiva de la SADAF, Eugenio Bulygin (Universidad Nacional de Buenos Aires, Universidad Nacional de La Plata), Juan Carlos D'Alessio (In-vestigador, CONICET), Raúl Ora-yen (Becario, CONICET), Eduardo Rabossi (Investigador, CONICET), Tomás Simpson (Investigador, CO-NICET) (Titulares); Ricardo Gó-mez (Universidad Nacional de Bue-nos Aires, Universidad Nacional de La Plata) y Félix Schuster (Univer-sidad de Belgrano, Universidad Ar-gentina de la Empresa) (Suplentes).

Eduardo Rabossi es Secretario Ge-

neral de la Sociedad y Raúl Orayen es Secretario Adjunto.

3. Para 1972 se han dispuesto las siguientes actividades:

El viernes 12 de mayo próximo pasado Gregorio Klimosky leyó un trabajo sobre La lógica y el método hipotético-deductivo. La discusión estuvo a cargo de Jorge Bosch. Pre-sidió la reunión Genaro Garrió.

El viernes 21 de octubre a las 21.30, Genaro Carrió leerá un tra-bajo Acerca de los límites del len-guaje normativo. La discusión estará a cargo de Carlos E. Alchourrón.

4. Las reuniones se realizan en el Centro de Arte y Comunicación, Viamonte 452. Informes: Coronel Díaz 1461, 10? A.

Curso Panamericano de Metalurgia

Como parte del Programa Multi-nacional de Metalurgia de la OEA, la Comisión Nacional de Energía Atómica organizará, a partir del 1-de marzo de 1973, el Noveno Curso Panamericano de Metalurgia, reser-vado a ingenieros y graduados en Metalurgia, Química o Física de to-da América. El plazo de inscripción vence el 30 de noviembre próximo. Para obtener mayor información di-rigirse a Dra. Nelly A. de Libanati, CNEA, Av. Libertador, 8250, Bue-nos Aires.

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Instituto de Promoción Becaria

Becas externas para argentinos

Becas para ingenieros

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La Confederación de la Indus-tria Británica ofrece becas de for-mación práctica en todas las ra-mas de la ingeniería para ingenie-ros que acaban de recibirse y para ingenieros con no menos de cinco años de experiencia en la indus-tria. Las becas se llevan a cabo en empresas, firmas o compañías industriales en Gran Bretaña y cubren pasaje de ida, o de ida y vuelta según la duración de la beca, además de un monto que se fija anualmente. Para los inge-nieros que acaban de graduarse es requisito tener menos de dos años de experiencia industrial y hablar y escribir inglés correcta-mente, la beca dura entre 1 y 2 años. Para los ingenieros con más de cinco años de experiencia es resquisito tener menos de 35 años y presentar carta del emplea-dor apoyando la solicitud y con-cediendo licencia por el período de la beca que varía de 4 a 12 meses. Para ambos la inscripción se realiza del 1 al 29 de septiem-bre en el Consejo Británico, M. T. de Alvear 590, 4? piso, Capi-tal Federal, de 9 a 12,30 y de 14,00 a 16,30 horas.

Becas ofrecidas por el gobierno popular de Polonia

Para el Curso Avanzado de Pla-neamiento Económico que se rea-liza en la Escuela Superior de Planificación y Estadística de Varsovia de enero a junio de 1973. El curso se dictará en fran-cés y la beca cubre los gastos de estadía en Polonia. Requisitos: título universitario en economía o larga práctica en este cam-po. Inscripción: antes del 1 de septiembre en la Embajada de la República Popular de Polonia, Alejandro Ma. de Aguado 2870, Capital.

Becas de OEA

La Organización de Estados Americanos (OEA) en colabo-ración con los Gobiernos e Insti-tuciones mencionados en cada curso ofrece becas. En todos los casos la entidad gubernamental o privada que presente al candi-dato deberá comprometerse a uti-lizar a su regreso los servicios del becario y los conocimientos por él adquiridos, asimismo estipula-rá el compromiso de proporcio-narle la licencia durante el tiem-po necesario. Los programas pue-den consultarse en el Instituto de Promoción Becaria y los for-mularios deben retirarse y de-volverse debidamente completa-dos en la Subsecretaría de Desa-rrollo: Hipólito Yrigoyen 250, 6" piso, of. 635, Capital Federal, an-tes del 8 de septiembre próximo.

Becas de postgrado en Gran Bretaña

El Consejo Británico de Relacio-nes Culturales ofrece becas para graduados universitarios o profe-sionales que deseen seguir estu-dios superiores de especialización en Gran Bretaña durante el año académico 1973-1974. Las becas tienen un año lectivo de dura-ción y cubren pasaje de ida y vuelta, matrícula, libros y viajes de estudio en Gran Bretaña. Los candidatos deben tener entre 25 y 35 años de edad, ser graduados universitarios, tener varios años de experiencia en la profesión y perfecto dominio del inglés. Ins-cripción: Consejo -Británico, M. T. de Alvear 590, 4? piso, Cap., de 9 a 12,30 y de 14,00 a 16,30 horas, del 1 al 29 de septiembre. En el Instituto de Promoción Be-caria los interesados pueden con-sultar catálogos de universidades británicas que ofrecen programas de postgrado.

España Restauración y ambientación de monumentos y conjuntos monumentales

La OEA en colaboración con el Instituto de Cultura Hispánica ha organizado la realización de este curso que se llevará a cabo en el Instituto de Cultura His-pánica de Madrid, durante 6 me-ses a partir del 8 de enero de 1973. Programa del curso: teo-rías de la restauración y ambien-tación de monumentos y conjun-tos monumentales; teorías y téc-nicas especiales de conservación y restauración de las obras de ar-te, contenido de los monumen-tos; adaptación y usos de los mo-numentos; proyecto arquitectó-nico de una restauración; medi-das legales y administrativas para la conservación y defensa del pa-trimonio monumental y artístico. Requisitos: título universitario con especialización en arquitectu-ra. La beca cubre viaje de ida y vuelta, asignación mensual de 7.000 pesetas para gastos de ma-nutención y alojamiento, gastos de estudio, viajes locales que ten-gan relación con el curso, seguro médico.

Especialización forestal con énfasis en repoblación

La OEA en colaboración con el Gobierno de España ha organiza-do este curso que se realizará en Madrid, durante 6 meses a partir de enero de 1973. Programa del curso: clases prácticas en mon-tes, laboratorios y campos, clases teóricas en los temas: edafología aplicada, ecología forestal, selvi-cultura tropical. Requisitos: títu-lo universitario de ingeniero fo-restal o ingeniero agrónomo, ex-periencia en materia forestal. La beca cubre pasaje de ida y vuelta, asignación mensual de 7.000 pe-setas para gastos de manutención y alojamiento, gastos de estudio y seguro médico.

Lavalle 710 - 2" "!)" - Buenos Aires, Argentina - Tel. 392-0388/6177

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d Simulación en

,nea computadoras M.MSTFÍ'IO OE c.iLTUfu r EnuCílCiON I

La simulación en computadoras permite obtener un conocimiento profundo de sistemas com-plejos, construir y comprobar teorías asi como a veces escudriñar el futuro. La decisión final para escoger un curso de acción o una teoría que ajuste a la realidad le corresponde en defi-nitiva al ser humano, aunque 1a simulación en computadoras sea un medio analítico muy útil. Con carácter de anticipación del libro TECNICAS DE SIMULACION EN COMPUTADORAS que la Editorial Limusa-Wiley distribuirá en Buenos Aires este mes, transcribimos parte del capítulo cuarto que tiene una colección de técnicas, diagramas de flujo para computadoras y subrutinas en lenguaje FORTRAN, para generar valores de variables estocásticas a partir de algunas de las más conocidas distribuciones de probabilidad, así como también de distribucio-nes empíricas.

Cuando se establecen las bases racionales subyacen-tes al empleo de los métodos existentes para generar valores de variables estocásticas en una computado-ra digital, se parte de dos problemas un tanto diver-gentes. Estos dos problemas de tipo distinto se pueden clasificar convenientemente como determi-nísticos, es decir, no probabilísticos o bien, como estocásticos. Recientemente se ha popularizado el término Monte Cario como sinónimo para el con-cepto simulación de procesos estocásticos. Sin em-bargo, conviene anotar que en el pasado, este tér-mino se aplicó tan sólo al emplear los métodos de simulación estocástica para la resolución de proble-mas estrictamente determinísticos.

En un principio, los métodos de simulación esto-cástica fueron aplicados por los matemáticos y los científicos relacionados con las áreas de la Física, para resolver ciertos problemas determinísticos que se po dían expresar mediante ecuaciones matemáticas para las cuales sus soluciones no resultaban fáciles de ob-tener, utilizando los criterios convencionales de los métodos numéricos o analíticos. Cabe considerar el hecho de que para cierto número de problemas ma-temáticos de importancia reconocida, existe la posi-bilidad de que, una vez encontrado un proceso esto-cástico cuya distribución de probabilidad o cuyos parámetros satisfagan las propiedades matemáticas que se requieran, quedan resueltas las ecuaciones que caracterizan a estos problemas. Aún más, desde un punto de vista computístico pudiera resultar más eficiente construir tal tipo de procesos a la vez que generar su estadística, empleando la computadora en lugar de seguir los métodos convencionales. Entre los problemas matemáticos determinísticos para los que se ha encontrado que la simulación estocástica resulta útil en la obtención de soluciones, se cuentan: eva-luación de las integrales múltiples, la solución de ecuaciones de diferencias de orden superior, proble-mas complejos relacionados con fenómenos de espe-

ra y problemas de planeación en talleres. Pese a que existen métodos analíticos para resolver cada uno de estos problemas, los de simulación han demostrado ser mucho más efectivos que otros métodos conoci-dos que podemos llamar ortodoxos. Conviene hacer notar que las soluciones que se obtienen mediante la simulación no aportan más ventajas que las solucio-nes analíticas estándar para un mismo problema. La simulación, por lo tanto, es simplemente una técni-ca de análisis numérico que se debe preferir sólo si su eficacia relativa al proporcionar soluciones numé-ricas resulta ser superior a la de otras técnicas.

El segundo tipo de problemas que se presta a la solución con los métodos de simulación estocástica, surge en aquellas situaciones en las que se requiere un cierto método de muestreo estocástica, aunque la toma de una muestra resulta imposible o económica-mente impracticable. Tal puede ser el caso relacio-nado con los datos obtenidos sobre las fallas de la maquinaria en una industria en la que no se dispone de archivos precisos, relativos a la historia de una máquina o máquinas en particular; o bien, la infor-mación no conocida sobre la demanda para cierta fecha futura que tendrá algún producto de una com-pañía. En ambos casos estos datos estadísticos son imposibles de obtener; sin embargo, quizá se dispon-ga de cierto conocimiento respecto a la población en la que se originan los datos. Por ejemplo, puede haber sido observado que el tiempo entre las fallas de una máquina, es posible aproximarlo por medio de una distribución de probabilidad exponencial ne-gativa. La característica que nos permite diferencia entre este tipo de simulación y el experimento de muestreo en el sentido clásico, es la que proporciona el modelo estocástico. La simulación estocástica com-prende la construcción de un modelo probabilístico del proceso bajo estudio, mientras que el experimento de muestreo clásico en estadística, con frecuencia es operado directamente sobre los datos escuetos.

SO

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La generación de estadística simuladas, o sea de valores de las variables aleatorias, tiene una natura-leza enteramente numérica y debe configurarse me-diante la aportación de números pseudoaleatorios, los cuales, quizá han sido generados por alguno de los métodos mencionados en el capítulo 3. Estos núme-ros se introducen al proceso o sistema bajo estudio (en donde el sistema se representa por un modelo probabilístico) a fin de obtener ciertas cifras (o valores de las variables aleatorias) de las cuales se obtengan las respuestas. Como regla general, el pro-ceso de simulación estocástica comprende una activi-dad de reemplazo del universo estadístico de ele-mentos que se emplean en el sistema por su contra-parte teórica, un universo descrito por una distribu-ción probabilística supuesta (por ejemplo, una dis-tribución normal), seguido de un muestreo efectua-do sobre esta población teórica, con la ayuda de cierto tipo de generador de números aleatorios. Sin embargo, en algunos casos es posible que sea difícil encontrar una distribución teórica convencional que describa un proceso estocástico particular o alguno de los componentes de dicho proceso. En estos casos, el proceso estocástico se puede reproducir (o si se quiere, simular) tan sólo mediante un muestreo apli-cado sobre las distribuciones empíricas en lugar de considerar alguna de las distribuciones teóricas co-nocidas. (Obviamente, esta consideración presupone la existencia de datos empíricos.) Resulta aconsejable el empleo, en primer lugar, de las distribuciones teó-ricas convencionales y si ninguna de ellas describe adecuadamente el comportamiento del proceso en-tonces deberemos, necesariamente, recurrir a distri-buciones empíricas.

La primera meta de este capítulo, es la de proveer al lector de un conjunto de técnicas específicas para generar (con una computadora) valores de variables aleatorias a partir de las distribuciones de probabi-lidad más conocidas, así como también de ciertos métodos generales para generar los citados valores tomando como base cualquier distribución empírica que probablemente se configure al intentar la solu-ción de problemas estocásticos.

En las partes subsecuentes de este capítulo, se pro-veerá al lector de un conjunto de (relativamente simples) técnicas específicas para simular valores de variables aleatorias, considerando algunas de las dis-tribuciones de probabilidad mejor conocidas. En el caso de algunas distribuciones, se considerará más de un método alternativo. Intentamos desplazarnos des-de las distribuciones de probabilidad específicas has-ta los modelos estocásticos en general, con el fin de ampliar nuestro estudio sobre las técnicas de simula-ción.

En principio, se cubrirán separadamente las distri-buciones de probabilidad continua y discreta. Prime-ramente se tratarán seis de las distribuciones conti-nuas más comunes: la uniforme, exponencial, gama, normal, normal multivariada y normal logarítmica. Para cada una de ellas se proporcionará la siguiente información: 1) una breve descripción relativa a la naturaleza y uso de la distribución; 2) las fórmulas

para la función de densidad, la función de distribu-ción acumulativa (si es que existe en forma explí-cita), el valor de la esperanza matemática y la va-riancia de la distribución; 3) los parámetros de la distribución, expresados en términos de los momen-tos de la distribución; 4) una explicación o en su, defecto una derivación, de las técnicas más simples para generar los valores de las variables aleatorias de acuerdo con la distribución; 5) un diagrama de flujo y un programa de FORTRAN para generar los valores de las variables aleatorias mediante una com-putadora digital; 6) algunas técnicas alternativas para general los mismos valores; 7) una lista de los valo-res de las variables aleatorias relacionadas o deriva-bles de los valores encontrados (en el caso de que existan). Se respetará un formato semejante en el tratamiento de las cinco distribuciones discretas de probabilidad: la geométrica, de Pascal, la binomial, hipergeométrica y de Poisson. Se dedicarán secciones especiales para las distribuciones empíricas, los pro-cesos de Markov y los valores de las variables alea-torias autocorrelacionados.

Aunque este capítulo está orientado a la utiliza-ción de las computadoras digitales en la simulación de distribuciones de probabilidad, la computadora no constituye, en forma alguna, un requisito previo para emplear las técnicas que se encuentran en este capí-tulo. Para mayor seguridad, en cualesquiera de los métodos que aquí se tratan, se pueden utilizar las técnicas de computación manual. Empero, si el nú-mero de las distribuciones de probabilidad que se van a simular es muy grande, y la cantidad de datos por simular es considerable, será imperioso el empleo de la computadora.

En este libro se seleccionó el sistema de progra-mación FORTRAN debido a que es un lenguaje de computadora ampliamente utilizado, que se asemeja mucho al lenguaje de las matemáticas y fue diseñado en principio para los procesos de computación tanto científicos como ingenieriles. Una de las ventajas principales de FORTRAN es la de proporcionar al analista un medio eficiente para escribir sus progra-mas de computadora. Además, no requiere para su uso un período muy largo de instrucción, así como tampoco algún conocimiento detallado de la propia computadora. Aún más, los compiladores FORTRAN se encuentran en la actualidad disponibles para casi todas las computadoras en uso, ya sea en la industria, en las dependencias del Gobierno y en las universi-dades. En este libro, se encuentra un lenguaje FOR-TRAN que no necesariamente está diseñado para una computadora en particular y con muy pocas modifi-caciones se puede adaptar al de cualquier máquina que tenga un compilador FORTRAN. Debido a esto, las proposiciones FORTRAN que aparecen en este libro se han mantenido, deliberadamente, con una estructura muy simple y sin que requieran el empleo de los medios de entrada v salida. El lector que no esté familiarizado con el FORTRAN podrá consultar el respectivo manual, publicado por algunos fabri-cantes de computadoras. O

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Aplicaciones de la lógica matemática

Juegos Matemáticos Manuel Risueño

Después de habernos ocupado de problemas puramente numéricos y de otros en que predomina el ele-mento geométrico y de haber seña-lado en muchos casos la estrecha re-lación entre atnbas ramas de las ma-temáticas, vamos a ocuparnos hoy de problemas que miran más bien al fondo mismo de esta ciencia, proble-mas que, en teoría al menos, no ne-cesitan ni siquiera del concepto de número, ni tampoco de las relacio-nes espacíales que involucran los conceptos de punto, línea, etc.

Estos problemas pueden subdi-vidirse en varios grupos. Para co-menzar elegiremos un problema de los más simples, que est también uno de los más antiguos y conocidos, hasta el punto de haber dado el nom-bre con el cual los aficionados de habla inglesa conocen todo el grupo de problemas análogos, los llamados "del tipo Smith-Jones-Robinson", del nombre de los protagonistas de la historieta-problema siguiente:

1. Smith, Jones y Robinson son el maquinista, fogonero y guarda de un tren, no necesariamente en el or-den indicado. En un viaje dio la coincidencia de que entre los pasa-jeros había tres que tenían estos mis-mos apellidos y que en las premisas siguientes distinguiremos del perso-nal del tren anteponiendo a sus ape-llidos la abreviatura "Sr.". (Roga-mos no atribuir prejuicios sociales al autor).

2. El Sr. Robinson vive en Los Angeles.

3. El guarda vive en Omaha. 4. El Sr. Jones hace años que ol-

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vidó la poca álgebra que estudió en colegio.

5. El pasajero cuyo apellido coin-cide con el del guarda, vive en Chicago.

6. El guarda y uno de los pasa-jeros, un distinguido físico matemá-tico, van a la misma iglesia a oír misa.

7. Smith casi siempre le gana al fogonero cuando juegan al billar.

¿Cuál es el apellido del maqui-nista?

Si bien los problemas de este tipo podrían resolverse usando técnicas de lógica matemática como las que explicaremos más adelante, hay una manera muy simple de resolverlos usando cuadros o matrices para de-terminar las relaciones entre los ele-mentos del problema. En este caso sólo tenemos relaciones entre los pa-sajeros y los lugares en que viven, y entre el personal del tren y sus fun-ciones; bastan pues dos matrices, tal como se las indica en la figura 1.

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s DC <

O

O CE UJ z o o o UL

SMITH

JONES

ROBINSON

Ahora, todo es cuestión de ir lle-nando los nueve cuadros de cada una de las dos matrices en forma de cum-plir con las premisas del problema. La premisa 7 evidentemente elimina la posibilidad de que Smith sea el fogonero, así que comencemos es-cribiendo "no" en el casillero supe-rior derecho de la matriz de la iz-quierda. La premisa 2 nos dice que el Sr. Robinson vive en Los Ange-les, así que podemos poner "sí" en la esquina inferior izquierda de la matriz derecha y "no" en las res-tantes casillas de la misma línea y déla misma columna, mostrando que el Sr. Robinson no vive ni en Oma-ha ni en Chicago, y que los Sres. Smith y Jones no viven en Los An-geles.

Ahora hay que pensar algo más. Las premisas 3 y 6, combinadas, nos indican que el físico vive en Omaha, pero ¿cuál es su, apellido? No puede ser el Sr. Robinson, que vive en Los Angeles, ni el Sr. Jones, que ha ol-

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SMITH

JONES

ROBINSON

Figura 1

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vidado la poca álgebra que sabía, así eme debe ser el Sr. Smith. Indique-mos esta conclusión colocando la pa-labra "sí" en la casilla central de la línea superior de la matriz de la de-recha, y completando con "no" el resto de la línea superior y de la co-lumna central. Esta nos obliga a con-cluir que el Sr. Jones vive en Chica-go, pues sólo queda una casilla dis-ponible para el "sí" respectivo.

Completada así la matriz de la de-recha, podemos deducir por la pre-misa 5 que el guarda es Jones, lo ciue nos permite colocar un "sí" en la casilla central de la matriz de la izquierda y "no" en las restantes ca-sillas de las mismas fila y columna. El aspecto de las matrices en este momento es el de la figura 2.

Las deducciones restantes son ob-vias: sólo pueden ponerse "sí" en el espacio inferior de la columna del fo-gonero, indicando que éste es Ro-binson y en el primer espacio de la columna Smith, indicando que éste es el maquinista, lo que resuelve el problema.

Para quienes gustan de este tipo de problema, damos dos más que se pueden resolver con las mismas téc-nicas y cuya solución reservamos pa-ra el próximo número:

1. Ana, Inés y Marta viven en tres departamentos contiguos, ocu-pando Inés el del medio; sus profe-siones son secretaria, recepcionista y enfermera, pero no necesariamen-te en ese orden. Si sabemos además que la recepcionista cuida el gato de Marta cuando ésta sale de vacacio-nes, y que la secretaria le golpea en la pared a Ana cuando ésta pone la. radio demasiado fuerte ¿cuál es la profesión de Ana?

2. Los Sres. Panadero, Carpinte-ro y Tintorero trabajan, por una cu-riosa coincidencia, de panadero, car-pintero y tintorero, pero en ningún caso coinciden apellido y ocupación. Si la esposa del Sr. Carpintero es ¡a hermana del panadero, ¿de qué se ocupa el Sr. Tintorero?

Un ejemplo análogo, pero que permite prescindir aun de las ma-trices, es el siguiente:

Cuatro muchachos, Alberto, Ben-jamín, Carlos y David, están enamo-rados, no necesariamente en el or-den que indicaremos, de cuatro mu-chachas, Eva, Fedora, Guillermina y ITcbe. que a su vez están enamora-das de los cuatro muchachos, pero, ¡oh, horror!, en ningún caso son los •amores correspondidos, Alberto ama

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SMITH no no SMITH no si no

JONES no si no JONES no no si

ROBINSON no ROBINSON si no no

Figura 2

a la muchacha que está enamorada del hombre que ama a Eva. A Fe-dora la ama el hombre que es amado por la muchacha a la que Benjamín ama y Carlos ama a la muchacha ena-morada de David. Si además sabe-mos que Guillermina no ama a Ben-jamín y que el muchacho a quien Hebe ama no ama a Guillermina ¿quién está enamorada de Alberto?

Si usamos una flecha para señalar quién ama y quién es amado y la misma flecha cruzada por un trazo vertical para indicar quién no ama a otro, las premisas se pueden resu-mir en las sicuientes ecuaciones:

(1) A - » ? - » ? - > E — ? (2) B - * ? ? - » F — ?

( 3 ) c-* ? — D (4) G -|—> B y (5) H—» ? G

La condición de que ningún amor es correspondido implica que o bien hay dos ciclos de cuatro personas o uno solo de ocho personas. Elimi-nemos primero esta última hipóte-sis. Si hubiera dos ciclos, como C y D están en uno (ecuación 3), los dos restantes muchachos, A y B, de-berían estar en el otro y las ecuacio-nes 1 y 2 llevan a la conclusión que este ciclo es A - F - B - E - A. Pero como ello obliga a que G y H estu-vieran ambas en el otro ciclo, la ecuación 5 quedaría violada.

Por lo tanto, las ocho personas constituyen un solo ciclo. Como el enamorado de E no puede ser A (ecuación 1) ni D (ecuaciones 1 y 3 combinadas) ni tampoco C (por no poder completarse el ciclo sin contradecir la ecuación 5), se llega forzosamente a la conclusión que B ama a E, con lo que puede comple-tarse el ciclo únicamente en la si-guiente forma: A —» B E C -» -* F -> D—» G A. Por lo tanto, es Guillermina quien ama a Alber-to.

Un segundo tipo de problemas se conoce, también por las condiciones del problema más antiguo y más co-nocido del grupo, como "de los bo-netes de color". El problema es el siguiente: se vendan los ojos a tres personas y se les dice que se les co-locará un bonete verde o rojo y que al quitársele la venda, todos los que vean al menos un bonete rojo debe-rán levantar la mano, y el primero que esté seguro del color de su pro-pio bonete debe salir de la habita-ción. Como a los tres se Ies colocan bonetes rojos, todos levantan la ma-no al quitárseles las vendas, y des-pués de un rato en que nada pasa, uno de los hombres, más agudo de entendimiento que los demás, aban-dona la habitación. ¿Cómo dedujo el color de su, bonete?

Mediante el siguiente raciocinio: si mi bonete fuera verde, alguno de los otros dos tendría que haberse dado cuenta de inmediato que su bonete era rojo, pues si no el tercero no habría levantado la mano. Como ninguno de ellos ha abandonado la habitación, es evidente que mi bo-nete debe ser rojo.

Este problema tiene el defecto de depender de imponderables como son la relativa astucia de los parti-cipantes y su rapidez mental. Esta observación fue hecha por George Gamow y Marvin Stern, autores de un l ibr i to denominado "Puzzle-Math", en que llevan al absurdo l'a conclusión señalando que la solución puede generalizarse al caso de un número cualquiera de hombres, a to-dos los cuales se colocan bonetes rojos. Si hay un cuarto hombre, más astuto que ios tres anteriores, podrá razonar que si su bonete fuera verde, alguno de los otros tres dejaría la ha-bitación después de algunos minutos, formulando un raciocinio análogo al del caso anterior; como ninguno lo

53

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hace, quiere decir que el bonete del cuarto hombre es también rojo. Ha-biendo un quinto hombre, aún más astuto, podrá deducir, siguiendo to-da la cadena de razonamientos, que su bonete también es rojo, y así ad infinitum.

Para evitar esta dificultad, se ha dado al problema otras formas, de las cuales la siguiente es la más sim-ple, pero, por lo mismo, la más fácil de resolver. Hay cinco bonetes, tres rojos y dos verdes, que serán colo-cados en la cabeza de tres personas, una de las cuales es el lector. Las tres saben cuántos bonetes hay de cada color. Se colocan tres sillas en fila,^ todas mirando en la misma di-rección, de modo que el que está sentado en la última silla ve las dos anteriores, pero el lector, sentado en la primera, no ve a nadie. Vendados los tres participantes, se les coloca a cada uno un bonete, se sacan de la habitación los dos bonetes sobran-tes, y se permite a cada uno que se quite la venda, pero no que mire ha-cia atrás. A continuación se pregunta al que está sentado en la última silla si sabe el color de su bonete, pero dice que no; hecha la misma pre-gunta a quien ocupa la silla del me-dio, también responde ignorarlo. ¿De qué color es el sombrero del lector? y ¿por qué?

Otra variación del problema, que ya introduce ciertos conceptos de aritmética y de geometría es la si-guiente: un gran mago, que no dis-ponía de bonetes rojos y verdes, para elegir a su sucesor llamó a tres apren-dices y les escribió números en la frente, anunciándoles que todos los números escritos eran números pri-mos, aunque no necesariamente di-ferentes entre sí, y que los tres nú-meros formaban los lados de un triángulo cuvo perímetro también era primo. El primero que dedujera correctamente el número escrito en su frente sería el sucesor del gran mago. Uno de los aprendices vio que los números en la frente de los otros dos eran un 5 y un 7, y después de una larga reflexión anunció correc-tamente su número. ¿Cuál era? En el próximo número daremos la so-lución.

La necesidad de no alargar dema-sido este artículo, pues deseamos decir aún algo sobre el álgebra de Boole v su aplicación a la solución de problemas de lógica matemática recreativa, nos obliga a dejar para otra oportunidad otros dos tipos de

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problemas: los llamados "Veraces y mentirosos" y aquéllos que se resuel-ven preferentemente usando un dia-grama de Venn.

El álgebra de Boole constituye un ejemplo más de como los conceptos matemáticos surgen de las más di-versas ramas de las ciencias puras y aplicadas y encuentran, a su vez, apli-caciones en campos totalmente des-conectados, en apariencia, con aqué-llos que los originaron.

Así, el álgebra de Boole surgió, por lo menos, de dos teorías que parecen no tener ninguna relación

entre sí: la lógica matemática pro-

Figura 3

píamente dicha, incluyendo especial-mente el estudio de la verdad o fal-sedad formal de ciertas expresiones lógico-matemáticas, y la teoría de los circuitos eléctricos.

Quizás sea más fácil comenzar con el concepto más concreto, o sea, el de los circuitos eléctricos. Si ima-ginamos una llave eléctrica común, representada esquemáticamente en la figura 3, es evidente que puede ocupar dos posiciones diferentes, abierta o cerrada. En el primer caso, no pasará corriente y es lógico en consecuencia, representar este estado de la llave por el símbolo "O"; en el segundo caso, como pasa corrien-te, se representará el estado de la llave por el símbolo "1". Si se co-nectan dos llaves en serie, es eviden-te que solamente si ambas están ce-rradas pasará corriente, o sea, que si ambas llaves tienen el valor "1", el conjunto de ambas también lo ten-drá; pero si una sola de ellas, o am-bas, están abiertas, no pasará co-rriente, es decir, que basta que una sola de ellas o ambas tengan el va-lor de " O " para que su conjunto tenga también el valor "O". Es exac-tamente lo que ocurre con la multi-plicación de los números O y 1; por ello en el álgebra de los cir-cuitos eléctricos (álgebra que só-lo comprende los dos valores O y 1, pues sólo hay las posibilida-des de que pase corriente o que no pase), se simboliza la conexión de dos circuitos en serie por la opera-ción de multiplicación. Si se conec-tan las llaves en paralelo, en cambio, bastará que una sola de ellas esté cerrada para que la corriente pase,

y únicamente no pasará si ambas es-tán abiertas; tenemos así que la com-binación de O y O da O; la de O y 1 (en cualquier orden) da 1, y que la de 1 y 1 da 1 también. Ex-cepto por la última posibilidad, el resultado es igual a la suma de los dos valores y por ello la conexión en paralelo se simboliza por la ope-ración de suma, pero recordando siempre que como ninguna cantidad en esta álgebra puede exceder de 1, el resultado de sumar 1 y 1 es, en esta álgebra, igual a 1.

En esta álgebra rigen los princi-pios de la conmutabilidad ( a b es igual a b + a, y ab es igual a ba) y de la asociabilidad (a-f- ( b c ) es igual a (a + b) -f c y análoga-mente para la multiplicación), según puede apreciarse con una breve re-flexión. Ejemplos prácticos (ver fi-guras 4 y 5) demuestran también la verdad de dos principios distribu-tivos: a (b + c) = ab -f ac, como en el álgebra común, pero, sorpre-sivamente, también a + be = (a -f-+ (a + c).

Por otra parte, a los mismos re-sultados y fórmulas se llega en la combinación de proposiciones o fra-ses declarativas, si se representa por "1" que una frase es verdadera y por " O " que es falsa, la conjunción "y" por el signo -f y la conjunción "o" por el signo de la multiplica-ción. Dejamos al lector el cuidado de demostrar esta analogía, combi-nando frases evidentemente ciertas, como "Pedro es un hombre" y evi-dentemente falsas como "Pedro no es un hombre", medíante las con-junciones "y" y "o".

_ Aparte de las funciones de adi-ción y multiplicación que hemos de-finido, existe también en el álgebra de Boole la operación de la "nega-ción". Por ejemplo, en la combina-ción de proposiciones, la operación de la negación transforma el último ejemplo dado, proposición falsa, en el primero, proposición verdadera, y a la inversa. En la teoría de circuitos, la negación transforma un circuito abierto en uno cerrado y viceversa, y_ puede realizarse, entre otros me-dios, mediante un relay (véase fi-gura 6). La negación se expresa ge-neralmente mediante un signo igual a la tilde de la ñ colocado delante del símbolo que se niega, pero por razones tipográficas se le represen-ta a veces con un apostrofe, que se lee "prima", después de la proposi-ción, como lo veremos en el proble-

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rna que daremos para terminar este artículo.

Aplicada la operación a una suma o a un producto, se produce el cu-rioso fenómeno del intercambio de estas operaciones: el negativo de un producto es igual a la suma de los negativos de los factores, y el nega-tivo de una suma es igual al produc to del negativo de los sumandos. Si se determinan los valores de ambos lados de estas fórmulas: {¿ib)' = = a' + b' y {a b)' — ci'b' para las cuatro combinaciones posibles de valores O y 1 para a y b, se apre-ciará de inmediato su exactitud.

Uniendo una función booleana (se llaman así a las que sólo pueden tener el valor O o 1 y que se combi-nan de acuerdo con las leyes del ál-gebra de Boole, que estamos expli-cando) con su negativa, se encuen-tran dos teoremas llamados "de com-plementación" y que se expresan mediante las fórmulas x -+- x' = 1 y xx' = O. Recurriendo al ejemplo de las llaves, es fácil ver que si x repre-senta una llave abierta, x' represen-tará una llave cerrada y a la inversa. A través de una llave cerrada y otra abierta, conectadas en paralelo, siem-pre pasará corriente; en tanto que a través de una llave cerrada y otra abierta, conectadas en serie, nunca pasará.

Otro teorema que es fácil de ob-tener es el que establece que xx = x-, por sus aplicaciones en la lógica de las proposiciones, se le llama el prin-cipio de tautología.

Finalmente, es interesante seña-lar que en el álgebra de Boole rige sin excepciones el principio de dua-lidad. De cualquier teorema cierto puede obtenerse otro teorema tam-bién cierto cambiando el valor de una constante 1 por O y a la inversa, e intercambiando al mismo tiempo las operaciones de suma y multipli-cación. Así el primero de los teore-mas de complementación da el se-gundo y vice-versa; la primera ley distributiva puede deducirse de la segunda y a la inversa; etc.

Una de las evidentes aplicaciones del álgebra de Boole está en la sim-plificación de circuitos eléctricos, que tuvo mucha importancia para reducir el número de elementos y contactos en las antiguas computa-doras electromecánicas, y que tam-bién se usa hov para simplificar los circuitos monolíticos de las compu-tadoras de tercera generación.

Por ejemplo, el complicado circui-

• a — b -r O — u i

I — a — c — I

Figura 4

b — c -—I-a |_| a |_

i — h — I 1— c — i

Figura 5

Figura 6

to de la figura 7 puede representar-se por x(yx' -f zx) + x'{xy + yz) y simplifarse como sigue:

por la ley conmutativa x(x'y -f xz) + x'{xy + yz)

por la ley distributiva x{x'y) + x(xz) + x'(xy) + x'(yz)

por la ley asociativa (xx')y + (xx)y + (x'x)y + x'yz

por complementación Oy + (xx)z + Oy + x'yz

por la propiedad de O (jcjc)z + x'yz

por la ley de tautología xz + x'yz

por la ley distributiva aplicada dos veces

(x+ x"y)z =((* + *') (* + y) )z

por complementación 1 (x + y)z

y por la propiedad de 1 (* + y)z

con lo que el circuito de la figura 7 puede ser reemplazado, con iguales efectos, por el de la figura 8.

Para terminar, daremos un ejem-plo práctico de un problema de ma-temática recreativa que se puede re-solver con facilidad mediante este método.

•X y —

*X y 2 -

Figura 7

Figura 8

En la misteriosa isla de Kalota, las mujeres siguen rígidamente una ex-traña costumbre que les obliga a no decir jamás dos frases verdaderas consecutivamente ni tampoco dos frases falsas seguidas. Es decir, que si la primera frase que dicen a un fo-rastero es verdadera, la segunda será falsa, y vice-versa. En esta imagina-ria isla, un forastero encontró que el dueño del hotel donde alojaba tenía cuatro atractivas hijas, llamadas Kas-sa, Kessa, Kissa y Kussa y tuvo la curiosidad de saber sus edades, pero las muchachas lo confundieron com-pletamente, a pesar de no haber me-llizos en toda la isla de Kalota. Kas-sa le dijo que Kissa tenía 22 años de edad y Kessa 21; Kessa dijo que Kus-sa tenía tenía 19 y Kissa 21; Kissa, finalmente, dijo que Kassa tenía 21 y Kussa 18. El hotelero, que jamás mentía, aseguró al huésped que una de sus hijas tenía, efectivamente, 18 años de edad, y que con ese solo dato le bastaba para saber las edades de todas ellas.

Se pueden codificar las afirmacio-nes de las muchachas designando los nombres de éstas por las vocales res-pectivas y las edades posibles por las

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cuatro últimas letras del alfabeto. tv, 18 años; x, 19; y, 21 y z, 22. Así, Kassa dijo Iz, Ey, Kessa Ux, ly, Kissa Ay, Uw.

Como solo una de las afirmaciones ele cada muchacha es verdadera, te nemos las 6 ecuaciones Iz + Ey = 1, Iz. Ey = 0; U* + I y = l Ux. ly =. 0; Ay — 1, y Ay. Utu ~ 0. Como no hay mellizos en Ka Iota, cualquier combinación de la forma E y ly debe ser = 0, y como ninguna muchacha puede tener dos edades diferentes también términos d e la forma Iz. Iy deben ser = 0.

Combinando la primera y tercera ecuación dadas, se tiene que (Iz + H- Ey) (Ux + Iy) = i, o sea, Iz Ux -j- Iz. Iy -f Ey Ux + Ey. ly = = 1, y suprimiendo los dos térmi-nos que tienen valor 0, queda Iz Ux •+ Ey. Ux = 1.

Combinando ahora esta ecuación c o n la quinta, se obtiene (Ay + •+ U w ) (lz. Ux -f Ey Ux) = 1, o s ea , Ay. Iz. Ux + Ay. Ey Ux + - f - Uw. Iz Uy + Uw. Ey. Ux = 1. C o m o los tres últimos términos tie-n e n valor 0, tenemos que A y. Iz. U x = 1, lo que demuestra que cada u n o de los tres factores de esta últi-m a ecuación debe tener valor 1 y, en consecuencia, que Kassa tiene'21 a n o s , Kissa 22 y Kussa 19; por eli-minación, Kessa tiene 18 años.

Un problema que se puede resol-v e r en forma análoga es el siguiente: " Veo que un Juan Pérez se ha casa-d o en Salta" dijo un padre de fami-l i a leyendo las notas sociales de su periódico, "debe ser el hijo de José e l mismo apellido v ahora debe te n e r 21 años de edad". La madre sa-f / " 1 " } la cabeza y replicó a su marido:

JNada de eso; con el tiempo trans-c u r r i d o te has confundido: el hijo se l l a m a b a Jaime y ahora tendrá 18 a n o s " . El hijo de ambos no había co-n o c i d o nunca a los Pérez, pero había o í d o hablar mucho de ellos y replicó' "C ie r t amen te no se llamaba Juan P f r o por lo menos debe tener 25 a n o s " . Por supuesto los tres estaban equ ivocados en algo, pero cada uno H a b í a hecho una afirmación correcta a c e r c a de la edad o del nombre ¿ C u á l era la verdadera edad del hijo d e José Pérez y cómo se llamaba? D e j a r e m o s la solución para el próxi-m o número, pero no sin antes acon-s e j a r que se represente a Juan por a J a i m e por b y no Juan por c, de mo-d o que las tres afirmaciones se pue-d a n simbolizar por ¿21, ¿18 y c25

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Correo del lector

Enseñanza

Queremos hacerles llegar nuestras felicitaciones por vuestra excelente Revista. CIENCIA NUEVA es una publicación que llena una fundamen-tal necesidad de los investigadores y docentes jóvenes: la de la polémica científica. En ese sentido creemos que mantiene un nivel y una apertu-ra tales que garantizan la más am-plia y fructífera expresión de ideolo-gías; evidentemente, es dificultoso incorporar a la discusión a muchos de los sectores científicos adocena-dos y al servicio de la ciencia oficial.

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Desde nuestra perspectiva univer-sitaria nos permitimos sugerirles que incorporen a vuestra Revista una sec-ción dedicada al análisis de los con-tenidos y formas de la enseñanza, otro campo donde se expresa nuestra dependencia cultural, instrumentada al servicio de los sectores que deten tan el poder político y económico en nuestro país.

Les hacemos llegar nuestro frater-nal saludo.

Grupo de Estudio y Trabajo en Ciencias (GE y TeC)

Córdoba.

Medición de la ciencia

La Mesa Redonda del N? 16 de CIENCIA NUEVA pone una vez más en evidencia la incapacidad del CONACYT para cumplir la muy im-portante misión que se le encomen-dara. Lamentablemente todos los or-ganismos encargados de una manera u otra de la planificación, promoción y conducción de las actividades cien-tíficas y técnicas del país están fra-casando. Ello no se debe a la falta de argentinos capacitados para la in-vestigación científica y los désarro líos tecnológicos, sino a la ineptitud

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de quienes han tenido la responsabi-lidad de planificar y promover di-chas actividades desde los distintos organismos creados para tal fin. Han faltado idoneidad e imaginación. Aparentemente reina la misma con: fusión que en los niveles políticos y económicos.

La encuesta realizada por el CO-NACYT es una hiena ilustración de la falta de claridad de ideas im-perante en las esferas de planifica-ción y conducción. Se han mezclado en ella sin ninguna discriminación las actividades estrictamente cientí-ficas (puras o aplicadas) con las tecnológicas lo cual es un error gra-ve porque, tal como ha ocurrido, se termina sin poder evaluar cuantita-tivamente ni la una ni la otra. Evi-dentemente se ignora que ambas actividades están regidas por leyes psicológicas y sociológicas muy dife-rentes, aunque se requiera para am-bas el mismo grado de creatividad, v se ignora cómo se pueden evaluar cuantitativamente la ciencia y la tec-nología. De haberse usado la meto-dología adecuada se hubiera llegado a resultados mucho más útiles para el planeamiento de las actividades futuras de I y D. Se hubiera pro-bado, por ejemplo, que para la in-versión realizada, la actividad cien-tífica en el país es muy buena entre los 37 países del mundo que publi-caron el 99 por ciento de los tra-bajos científicos aparecidos en el año 1967 en revistas de nivel inter-nacional. La Argentina ocupaba el 7 ? lugar con 104 puntos contra 158 de Austria, 155 de Grecia y 150 de Israel que ocupaban el 1°, 2° y 3° puesto respectivamente y 29 y 14 puntos para Estados Unidos y Ru-sia respectivamente.

Dichos puntos se computan divi-diendo el número de trabajos publi-cados, medidos por cantidad de pri-meros autores, por la parte del PBN dedicada a I y D. Si bien las cifras dadas son sólo indicativas, no puede negarse que en relación al es-fuerzo empleado, la productividad argentina es muy alta. Si se divide por el total del PBN, las cifras ob-tenidas son ilustrativas de la capa-cidad científica del país en relación a sus posibilidades económicas rea-les. Dicho índice es tal vez la mejor indicación del "tamaño" y grado de madurez científico de un país. En tal caso la Argentina ocupaba en

1967 el 31° lugar con 29 puntos contra 365 de Israel, 156 de Gran Bretaña, 150 de Suiza, 130 de Che-coeslovaquia, 118 de Australia, 114 de Suecia, 100 de Canadá, 97 de la India, 95 de Hungría, 93 de Ho-landa y 87 de Estados Unidos y Japón, que ocupan los doce prime-ros lugares. Rusia ocupa el 26° con 37,5 puntos.

En cifras totales de artículos pu-blicados la Argentina ocupa el 26° lugar con 299 autores contra 52.000 de Estados Unidos, 13.200 de Gran Bretaña y 10.500 de Rusia. (Las ci-fras usadas en los cálculos de dichos índices fueron facilitadas por el Profesor D. Price, de la Yale Uni-versity.)

Si dejamos de lado las distorsio-nes en las contribuciones de distin-tos campos científicos a dichas ci-fras, distorsiones que por otra parte son inevitables en una etapa de de-sarrollo, podemos concluir que aun-que pocos y mal financiados, los científicos argentinos están cum-pliendo su misión en forma más que aceptable. No sería exagerado pensar que si se les prohibiera la entrada a los laboratorios a 9.000 de los 10.827 "científicos" que fi-guran en las listas de CONACYT, la actividad científica Argentina no se viría muy alterada.

En cuanto a las actividades de de-sarrollo tecnológico, el problema de evaluación es mucho más difícil y escapa a las posibilidades del espa-cio disponible para esta nota.

Matio Pió Gómez Buenos Aires

Esclavos de lu jo

Tengo el agrado de dirigirme a usted con el objeto de comunicarle que, en el día de la víspera, he recibido tres ejemplares de CIENCIA NUE-VA, donde ha sido publicado el ar-tículo sobre física nuclear que en su oportunidad le enviara. Me ha ale-grado sobremanera observar la pul-critud y esmero con que ha sido pu-blicado el artículo y, en consecuen-cia, agradezco a la Dirección y al personal de la Revista la publicación del mismo.

Hace un par de meses les escribí una carta donde les solicitaba su opi-nión respecto de un artículo que con-.

densa, en cierta manera, mis expe-riencias en Chile. Mientras me des-empeñaba en el Centro Ciclotrón de Santiago, un grupo de productores chilenos de harina de pescado plan-teó, por medio del Gobierno, la ne-cesidad íle que el Centro o cualquier otra institución de la Universidad de Chile, les desarrollara un método rápido, económico y eficiente, para detectar contaminaciones producidas por pequeñas cantidades de Mercu-rio u otros contaminantes, en las par-tidas de harina de pescado que estos productores envían periódicamente al exterior. Había premura en la so-licitud porque las cantidades de Mer-curio que contenían éstas sobrepasa-ban los márgenes aceptables para el consumo de la harina. Teniendo en cuenta que las exportaciones de ha-rina de pescado constituyen un alto porcentaje en el volumen global del comercio exterior chileno, era razor nable la preocupación que evidencia-ban algunos sectores del Gobierno por el problema de la contaminación de Mercurio.

Dadas así las cosas, el problema llegó al Centro y nos lo entregaron en "bandeja" para que hiciéramos lo que fuera posible. Si se piensa que la mayoría de los investigadores del Centro han recibido sus grados y completado su formación en diversas universidades norteamericanas y europeas, más cerca tal vez de Ber-ke! ey o Grenoble, que de Cautín o Antofagasta, era lógico que, sino to-dos por lo menos gran parte de ellos, se opusieran decididamente a consi-derar siquiera, "científicamente", di-cho problema pues, a su enten-der, . . . "ellos, que estaban dedica-dos al estudio profundo de la Física de Neutrones de bajas energías o a los Modelos Colectivos Nucleares, no podían permitirse el lujo de per-der su valioso tiempo en cuestiones, meramente técnicas, de esa naturale-za". "Hacer física de ese tenor, no es otra cosa que hacer una física Sub-desarrollada, provincializar la Cien-cia", ... y otras zarandejas por el estilo.

Por suerte, no todos pensaban así; no todos pretendían ser meros "es-clavos de lujo", así que decidimos organizar un pequeño grupo que es-tuviera dispuesto a "desperdiciar su tiempo" de esa poco formal y ele-gante manera y enfrentar el proble-ma con el solo auxilio de nuestros conocimentos teóricos y experimen-

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tales de la física nuclear. Al cabo de algunos meses llegamos, en princi-pio, a idear una técnica para análisis de contaminantes que, cuando yo re-gresé de Chile (hace seis meses), estaba ya en franco plan de experi-mentación. Mientras trabajaba en el problema, me di, no sin sorpresa, con la novedad, bastante interesante por cierto, de que los valores teóri-cos que predicen las teorías actuales para las secciones eficaces de produc-ción de radiación X, por estimulación de las capas K, L y M, mediante el bombardeo con partículas livianas y pesadas de los elementos livianos por debajo del Hierro, no concordaban con los valores experimentales. Mi interés por el problema técnico se. vio así acicateado por esta falta de concordancia entre la teoría y la ex-periencia, y me propuse, en conse-cuencia, tratar de desarrollar un mo-delo teórico que explique el excesivo crecimiento de las secciones eficaces para los elementos livianos. Pienso, que en caso llegue a obtener un re-sultado positivo, este trabajo puede ser mi tesis para obtener el docto-rado.

Como corolario de todo este asun-to, en un futuro no muy lejano que-darán felices, tanto los productores de harina de pescado (pues su pro-blema se halla en vía de solución), como los físicos por su parte pues, sin dejar de hacer física (física teó-rica en mi caso) los físicos pudieron aportar su grano de arena a la lucha, que por la independencia económica, Chile libra hoy tenazmente.

El artículo en cuestión trata o pre-tende demostrar las causas de la cri-sis del Desarrollismo en el área cien-tífico-tecnológico y de los lazos de dependencia que se establecen entre los centros científicos del Imperia-lismo y las "sucursales" locales en el ámbito cultural. En qué medida se verifica la socialización de la cien-cia en el desarrollo actual de la mis-ma y la actitud o actitudes que pue-de adoptar un científico comprome-tido, y la medida en que sus esfuer-zos pueden ayudar al proceso de cambio que está sacudiendo los ci-mientos de la sociedad actual, la so-ciedad capitalista, englobado todo ello, en el marco general de la acción revolucionaria, es decir, cómo se ma-nifiesta la estrategia revolucionaria en el campo científico-tecnológico.

Demás está decir que admiro y apruebo la labor de esclarecimiento

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que ustedes están realizando. La la-bor periodística nos permite muchas veces darnos cuenta de quién está a favor o contra el Pueblo.

Enrique Ernesto Espeche San Miguel de Tucumán

Con Bimge

En el artículo "Seudociencia y sen-do filoso fía: dos monólogos parale-los" se han planteado temas de nues-tro interés. Acordamos con Bunge respecto del psicoanálisis como cien-cia, aún más, siempre hemos pensado que el debate con el psicoanálisis era una lucha contra molinos de viento si se obviaban dos aspectos: a) los hechos: su dominio omnímodo de la psicopatología en nada ha modifica-do los índices de morbilidad por en-fermedad mental. Los porcentajes de mejoría son inferiores a los de la re-misión espontánea de los padecimien-tos que dice tratar (Eysenk). b) La cuestión metodológica de si la psi-cología y la psicopatología tienen o no, "un estado civil me ta físico apar-te" para reclamar un método tam-bién aparte que niegue el experi-mento y entrelaazclo con él la cuan-tificación que la estadística supone. No solo el psicoanálisis ha de res-ponder a estos aspectos que definen en parte un problema en el campo de la_ psicología, sino también toda otra indagación de estos hechos que pretenda ser coherente.

En esta postura, recibir un traba-jo como el de Bunge es respirar aire fresco. Le envío a la revista y a tra-vés de ella, al autor, dos publicacio-nes previas en las que mostramos nuestro trabajo sobre las neurosis a partir de las regularidades descu-biertas por los investigadores del aprendizaje. Nuestro contacto con estos fenómenos no ha sido por la letra sino en el laboratorio, con Ga-leano Muñoz en Montevideo, o con los investigadores de la Cátedra de l stco,fisiología de la Universidad de Santiago de Chile.

Dr. Iver Antonio Cassanelli Centro Psicología Aplicada

Mar del Plata

Contra Bunge

Quiero referime en esta carta a la "diatriba" planteada entre Bunge y Mehler, aparecida en CIENCIÁ NUEVA N? 15, de marzo de 1972.

1") Cuando Bunge se refiere a que el psicoanálisis tío contiene teorías propiamente dichas, no aclara el sig-nificado de este término, por lo que hace una afirmación dogmática. In-cluso si diera una definición al res-pecto, habría que ponerse de acuer-do respecto de ella.

2?) Sostiene que "el psicoanálisis no es verificable en su conjunto por poseer hipótesis ad hoc destinadas a impedir su refutación". Bien, en primer lugar, si no es verificable tampoco es refutable y esto hace in-útil la discusión; pero no es esto lo aue parece creer Bunge. En segun-do lugar la afirmación de que posee hipótesis destinadas a impedir su re-futación es equivalente a la afirma-ción de que esa misma refutación carece de valor por oponerse a dichas hipótesis. En otras palabras, Bunge no parece apoyarse aquí en el mé-todo experimental que tanto defien-de.

3") Cuando afirma que el psico-análisis posee ya setenta años, tam-bién dice que ese es "tiempo de so-bra para haberse tornado científico si esto hubiera sido posible y desea-ble", a) afirma dogmáticamente que setenta años es tiempo que alcanza y sobra para el establecimiento de una ciencia como tal; aparentemen-te pretende apoyarse en el tiempo de desarrollo de otras ciencias. Pero en realidad, utiliza un razonamiento por analogía, olvidando que seme-jantes razonamientos, si la analogía en este caso fuera lógica, son de pro-babilidad y no de certeza como él afirma; b) ... "haberse tornado científico si esto hubiese sido posi-ble y deseable". Introduce sus pro-pio:^ deseos personales en una afir-mación que pretende ser metodoló-gicamente correcta. Esto está muy lejos de ser un análisis epistemoló-gico; se parece más bien a una ex-pío sion de furia; c) afirma "si no quiere que se lo juzgue según los criterios normales que no pretenda pasar por científico". Aquí hace una afirmación —que no aclara— la de que existen criterios "normales" pa-ra clasificar una actividad como cien-

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tífica. No específica si para él, el criterio de "normalidad" es estadís-tico o si tiene alguna base lógica, por lo que no vale la pena detenerse sobre su afirmación.

4?) Afirma más adelante: "... en tanto que el psicoanálisis, aunque ilimitado, es seudocientífico"; a) no aclara el sentido del término "ilimi-tado"; cabe suponer que el vocablo tiene algún "límite", por lo que, si no se especifica, se cae en otro error más de método; b) No apoya su afirmación de que "el psicoanálisis es seudocientífico" en ningún razo-namiento, por lo que debe descar-tarse.

5?) Más adelante, cae en nuevos errores, cuando dice: "En cambio Freud ha sostenido explícitamente que el psicoanálisis debe divorciarse de la biología, de la medicina y de la psicología experimental"; a) no apoya su afirmación en ninguna cita. En estos momentos, no me alcanza-ría el espacio para demostrarle con citas que Freud opinaba todo lo con-trario. Sin embargo: b) podría su-ceder que él encontrara citas que dijeran lo opuesto, por lo cual sería necesario efectuar un estudio esta-dístico acerca de las veces que Freud opinó lo uno y lo otro. Pero, sin embargo, c) esto sería confundir el psicoanálisis con una afirmación acer-ca de sus conexiones con las cien-cias, hecha por su fundador, y supo-niendo que estadísticamente su opi-nión se hubiera aproximado a lo que Bunge afirma, lo que no está demos-trado ni mucho menos.

6°) "... que el divorcio ha teni-do lugar salta a la vista: no hay laboratorios psicoanalíticos y los con-ceptos básicos del psicoanálisis si-guen huérfanos de apoyo neurofisio-lógico"; a) no define lo que entien-de él por "laboratorio", por lo cual su afirmación carece de sentido. Yo afirmo que un laboratorio es un lu-gar donde se aplican métodos y téc-nicas a la realidad concreta, con el fin de modificarla, porque la modifi-cación se supone deseable, o con el fin de confirmar o refutar las hipóte-sis y las teorías que se formularon pa-ra explicar los aspectos de esa reali-dad. Por ello afirmo que el consulto-torio psicoanalítico es un laboratorio y que la sesión psicoanalítica es una situación expesimentaf; b) afirma que "los conceptos básicos del psico-

análisis siguen huérfanos de apoyo neurofisiológico". Si con ello quiere decir que no hay estudios neurofi-siológicos efectuados contemplando las hipótesis psicoanalíticas, quizá tenga razón: habría que disponerse a hacerlos. Si quiere decir que los estudios hechos hasta el presente no convalidan las hipótesis analíticas, tendrá que demostrar que las refu-tan, Si lo intenta y no lo consigue, su afirmación carece de sentido.

7°) Pregunta en otro lado: "¿Cuál es el mecanismo biológico de la re-presión del complejo de Edipo?" No sé lo que pretende mostrar con esta pregunta, pero parece que si no se conoce el mecanismo íntimo de una hipótesis, hay que descartar-la. En tal caso, yo le pediría que me haga un estudio atómico cuántico de los mecanismos del aprendizaje.

8°) Más adelante parece afirmar que el psicoanálisis es utilizado por los medios políticos reaccionarios, ya es una controversia de carácter ideológico: el hecho de que la física y la química sean utilizadas para contruir bombas napalm en el país que el eligió para vivir, no significa que carezcan de validez científica. Por el contrario, significa que la po-see de sobra.

9?) Afirma: "... No hay lavado de cerebro más eficaz que el que practican los psicoanalistas. Nunca me he hecho psicoanalizar. No reco-miendo el psicoanálisis, sobre todo en los casos de microcefalía: encoge el cerebro"; a) parece que opina —en contradicción abierta con sus demás planteos— que el psicoanáli-sis tiene eficacia. Sería interesante que pudiéramos conversar acerca de esa "eficacia". Si nos pusiéramos de acuerdo, tal vez podríamos también llegar a un acuerdo acerca de los usos que quisiéramos darle a esa eficacia; b) "... nunca me he hecho psicoa-nalizar": Jean Piaget se sometió a psicoanálisis didáctico hace ya más de 30 años y después emitió una opinión sobre el psicoanálisis. Si a Piaget le han lavado el cerebro, ya quisiera yo tenerlo así de limpio. En todo caso, está más limpio que el de Bunge; c) ".. .no recomiendo el tratamiento". ¿Me pueden informar acerca de la experiencia psiquiátrica de Mario Bunge?

Marco Aurelio Mauas

Las opiniones de Mario Bunge despertaron una aguda polémica que parece no acabar. CIENCIA NUE-VA ha publicado prácticamente todo el material recibido sobre este tema. Al publicar esta última carta adver-timos, sin embargo, que su redactor parece más dispuesto a disparar sus dardos sobre Bunge que sobre las opiniones de Bunge acercándose pe-ligrosamente al límite del interés pú-blico y del sentido general de esta revista.

Rhizobium

Sr. Director:

Por intermedio de ésta comunico a Ud. que la VI RELAR (Sexta Reunión Latinoamericana sobre RHIZOBIUM) se realizará en Mon-tevideo, entre los días 23 y 26 de octubre de 1972.

Por informes e inscripciones diri-girse a la secretaría:

Ing. Agr. M. Sicardi Plan Agropecuario

Cindadela 1471 Montevideo

URUGUAY

Ciencia Argentina

Algunos conceptos sobre la mesa redonda que publicaron en el núme-ro 16 de CIENCIA NUEVA:

1) ¿Qué quiere decir UCAP 2) ¿En qué fecha se hizo la mesa? 3) Creo que se ha deslizado un

error en las cifras de los gráficos utilizados por el Dr. Mayo, ¿No es demasiado bajo el PBN por habitan-te de la Argentina? ¿es un error del dibujante o del autor?

Manuel Viíá Mercedes (Bs. As.)

1) Universidad Católica Argen-tina.

2) El 12 de noviembre de 1971, poco después de las 18 y 30.

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3) Coincidimos con usted en creer que el producto por argentino es sensiblemente mayor, pero res-petamos el gráfico utilizado por el Dr. Mayo en su exposición y que nos entregara. El error no fue del dibu-jante.

A F A

En la nota titulada "La 57a. Reunión de la Asosiación Física Argentina", del número 17, se hace referencia a una exposición sobre la relación en-tre ciencia y sociedad, pronunciada por mí en dicho congreso. Después de un breve resumen de mi exposi-ción se dice: "La salida del profesor Herrera está en la creación de una demanda efectiva de ciencia y técnica que solo puede ser implementada por el traspaso del poder a una clase que represente intereses mayoritarios. El profesor Herrera no cuestiona el sis-tema de producción capitalista ni considera necesaria su eliminación para resolver los problemas que aquejan al país en esta área".

Como comprendo que al lector desprevenido le resultará incompren-sible ese galimatías conceptual, del cual no soy responsable, me veo obli-gado a enviar esta aclaración. Co-menzaré explicando muy brevemente qué es lo que realmente cíije en la reunión.

El punto central de mi exposición fue que ta ciencia —en el sentido moderno, de producción de conoci-mientos que se incorporan al sistema productivo en su sentido más am-plio— es una demanda social. En consecuencia, una sociedad solo pro-duce ciencia y tecnología cuando lo requiere su proyecto nacional, defi-nido éste como el modelo de socie-dad a que aspira la clase social que ejerce el poder. Obviamente, enton-ces, tanto una sociedad capitalista como una socialista pueden generar ciencia, siempre que lo requiera su proyecto nacional. Los países subde-sarrollados no producen ciencia y tecnología en forma significativa, porque su carácter dependiente con-diciona proyectos nacionales sin auto-nomía suficiente para demandar ca-pacidad propia de creación.

Ante una pregunta de uno de los concurrentes, y en el contexto de lo que acabo de exponer, contesté que,

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efectivamente, el cambio del sistema social (no incluía naturalmente a los precapitalistas) no es siempre nece-sario para la posibilidad de crear un sistema científico eficiente.

Este reconocimiento de un hecho no tiene nada que ver, por supuesto, con mi posición con respecto a la deseabilidad del cambio; de otra ma-nera caería en la posición cientifiásta realmente delirante, de postular la conveniencia o no del cambio social, en f unción de su capacidad de gene rar producción científica o tecnológi-ca. Por eso, cuando afirmo que en los países subdesarrollados la tínica manera de generar un nuevo proyec-to nacional es mediante la transfe-rencia del poder a las clases popula-res, no lo hago como ingenuamente parece suponer el autor de la nota, porque de esa manera se crearía una 'demanda efectiva de ciencia y técni-ca", sino porque solo así podría crearse tina sociedad más racional y justa. Esta nueva sociedad, por ser autónoma (no autosuficiente ) y plantearse nuevas vías de progreso y realización, generaría indudablemen-te una fuerte demanda de creación en todos los campos del conocimien-to. Esto, repito, aunque sea una tri-vialidad, sería una consecuencia del cambio y no la motivación para im-plementarlo. Es perfectamente con-cebible un cambio social deseable, en el cual se generara menos tecnologías (aunque no menos conocimiento científico): es el caso del pase, si se produjera, de una sociedad cosumis-ta a otra en la cual el consumo de-jara de ser un valor per se.

Explicados los conceptos centrales de mi intervención en la reunión, creo que resulta claro que no entien-da de dónde el autor de la nota saca, sus conclusiones con respecto a mi filosofía social. Las únicas explica-do que se me ocurren —fuera de obsecación ideológica o falta de ecua-nimidad, que descarto— es que no entendió los conceptos esenciales de mis intervenciones.

Esta explicación, por otra parte, está de acuerdo con el contenido ge-neral del texto que cité al comienzo de esta carta: en efecto, el autor de la nota no pareció notar la flagrante contradicción en que incurre al atri-buir a la misma persona el postular la transferencia de poder de una cla-se a otra, y no cuestionar el modo de producción imperante. Hasta don-de yo conozco —y en el caso de estar equivocado me agradaría que me lo

aclararan— es imposible realizar di-cha transferencia de poder, sin cues-tionar el modo de producción.

Quiero destacar finalmente que me consta que la Dirección de la re-vista no tiene ninguna responsabili-dad en el malentendido que he trata-do de aclarar. Se limitó solamente a incluir una crónica hecha por perso-nas que suponía enterada de lo tra-tado en la reunión de Córdoba.

Amílcar O. Herrera

La publicación de la carta del pro-fesor Herrera resulta necesaria por-que deja nítidamente en claro su pro-pia posición frente a los temas alu-didos.

Creemos, sin embargo, que esa posición no es exactamente contra-dictoria con lo que se dijo en la re-vista y con lo que se quiso decir. He aquí el punto: la redacción de los párrafos aludidos resultó de tal ma-nera que es indudable que puede dar lugar a interpretaciones equívoca?; Se trata de una trampa del lenguaje en cuyo análisis lógico no creemos que tenga sentido profundizar.

Haber caído en esa trampa es el único problema intelectual: el autor y las diversas personas que en nuestra redacción leyeron, analizaron y corrigieron este texto, encontraron en esos párrafos un mismo sentido que no es otro que el que para el profesor Herrera debe tener; nadie vislumbró que podían ser leídos con un sentido diferente, opuesto o lesi-vo para la persona a quien se citaba.

Y esto nos lleva al último párrafo de su carta en el que queremos ejer-cer nuestro derecho a la defensa. La Dirección de la revista es absoluta-mente responsable de lo que se pu-blica en CN y solo ello le permite -—como lo hacemos periódicamen-te—- reconocer y aceptar sus errores, así como defender sus aciertos. En el caso que nos ocupa aceptamos la posibilidad de interpretación equívo-ca del texto cuestionado pero defen-demos la honestidad y la idoneidad intelectual de quien lo escribió. No lo "suponíamos" sino que lo sabía-mos enterado de lo que pasó en la 57a. Reunión de la AFA: la nota que entregó a CN se refiere no solo al discurso del profesor Herrera; re-sume lo acontecido en los cinco días que duró la 57a. Reunión. O

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RIGOLLEAU CRISTALERIAS R I G O L L E A U S.A.I.C.

Se t ranscr ibe la d ispos ic ión N<? 4 f echa 14 de Jun io 1972, de la Div is ión Pesas y Me-d idas de la D i recc ión Nac iona l de Comer -c io Inter ior, re lac ionada con las Probetas M a r c a P n Í T R E ^ X i : de 250 -500 -1000ml .

Buenos Aires,

Visto ia p r e s e n t a c i ó n en el exped ien te N<? 24.985/71 SEICI p roduc ida por la f i rma CRISTALERIAS RIGOLLEAU S.A., inscr ip ta en la DIVISION PESAS Y MEDIDAS bajo el número 1.316 y atento a lo aconse jado por la menc ionada dependenc ia ,

EL COORDINADOR DEL AREA LEALTAD COMERCIAL DISPONE:

1? — Autor i za r la p resentac ión a la ver i f i -c a c i ó n pr imi t iva , c o m o s imi la res al t ipo a p r o b a d o C 5001, de las probetas gradua-das de DOSCIENTOS CINCUENTA, QUI-N IENTOS y MIL MIL IL ITROS (250, 500 y 1000 mi.) de capac idad , const ru idas, tubo y base, c o n v id r io boros i l i ca to , tal c o m o se d o c u m e n t a en el exped ien te N? 24.985/71 SEICI,. fo jas 5 a 7.

29 — El se l lado de ver i f i cac ión p r im i t i va se ap l i ca rá en la p rox im idad y por enc ima de la g raduac ión que ind ica la c a p a c i d a d del ins t rumento .

30 — Exped i r cop ias de la presente Dispo-s i c ión para las pub l i cac iones es tab lec idas en el ar t ícu lo 6<? de la Reso luc ión Min is te-rial de fecha 9 de se t iembre de 1926.

40 _ Comun iqúese , regístrese. Cump l ido , vue lva el exped ien te N<? 24.985/71 SEICI a. la DIVISION PESAS Y MEDIDAS para la no t i f i cac ión de la f i rma in teresada y su re-serva c o m o an teceden te técn ico .

D ISPOSIC ION N<? 4

* Marca Regis t rada de Corn ing Glass Works, U.S.A.

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Ha considerado Ud. el empleo de una minicomputadora para resolver sus problemas de cálculo, control en tiempo real, y proce-samiento de datos? Tiene Ud. informa-ción sobre la versatilidad de las más modernas minicomputadoras ? Conoce Ud. su precio ? Sabe Ud. quien introdujo las minicomputadoras en 1963 y es el líder en este tipo de equipos? Conoce Ud. a la compañía que

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BIOLOGICAS Y DE INSTRUMENTAL • APLICACIONES COMERCIALES C O N M I N I -

COMPUTADORAS • SISTEMAS EDUCATIVOS

NOMBRE . . DIRECCION OCUPACION/EMPRESA

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Page 66: Ciencianueva18

Problemas de GO Problema 1:

Juegan las Negras. Esto suce-de a menudo en un juego real. ¿Cómo puede la Negra asegurar su vida?

Problema 2 : Juegan las Negras. Este es uno

de los esquemas básicos del Tsu-me-Go (problema de vida o muerte). Se le pide a las Negras que maten a las Blancas incondi-cionalmente.

MMjMM

GO: soluciones Respuesta 1:

El sagari de la Negra 1 es co-rrecto. En estas circunstancias, la jugada Blanca 2 es obligatoria. Por lo tanto la secuencia hasta la Negra 7 asegura su vida. En este proceso un tsugt en 5 es impor-tante para las Negras. La negra 7 no debe ser reemplazada en a, porque el uchikaki en la Blanca 7 le permite matar a las Negras.

••0(D©(2)(4) Q # a c ;

Respuesta 2: En esta ocasión el oki de la

Negra 1 es el tesuji. Entonces la Blanca 2 es la que ofrece mas re-sistencia, pero la jugada hane de la Negra 3 es el segundo tesuji pedido. Las Blancas están obliga-das a jugar en 4 y consecuente-mente condenadas a muerte de-bido a su forma damezumari.

Diagrama de referencia a): Si la Blanca 4 (respuesta 1

es reemplazada para atacar l . punto débil a de las Negras, las Negras 5 y 77 conducen a un oshitsubushi.

el

O K X >

Diagrama de referencia h): En el caso de un tsugi en Ne-

gra 1, las Negras no pueden evi-tar ser capturadas después del hábil tesuji de las Blancas 2 y 4, porque a y b son posiciones miai.

Diagrama de referencia a): Un hane en 1 permite a las

Blancas vivir por el oki de 2, sin ninguna dificultad.

<55 o -o *

Diagrama de referencia b): Las Negras 1 y 3 son una for-

ma fácil de jugar. El resultado es el mismo que en el Diagrama de referencia a).

O € h ~ © r '•®om

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m 5

64

Solución del Metegol N9 13 El profesor Distraído vive en

el número 204; en su calle hay 288 casas.

Metegol N° 1 4

Resucitamos un problema plan-teado hace veinte años por Bom-bas to Umbugio: "Reconstruir la división exacta reemplazando ca-da cruz por una cifra".

X X X X X X X X IX X X X X X I -——— X X 8 X X

X X X X X X X

X X X X X X X X

o

Observaciones:

1. — Como hay 90 millones de números distintos de 8 ci-fras y 900 números de tres cifras, variando la composi-ción del dividendo y divi-sor habría ¡81.000 millones de casos posibles! Sin em-bargo, el 8 que aparece en en el cociente y la disposi-ción del cálculo hacen que la solución sea única.

2. — Las cruces deben reempla-zarse por cifras que pueden o no ser diferentes entre sí.

3. — En la descripción de la di-visión se han colocado los productos parciales tal co-mo se hace en la división in extenso.

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I

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