Ciencianueva13

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Revista de Ciencia y Tecnología N° 13/1971/$ 3,50 ($ 350 m/n.) GENETICA Cien años A de astronomía MEDICA argentina

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R e v i s t a d e C i e n c i a y T e c n o l o g í a N° 1 3 / 1 9 7 1 / $ 3 ,50 ($ 350 m / n . )

GENETICA Cien años A de astronomía

MEDICA argentina

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Calculadora electrónica con impresión

C I F R A 311: Lógica de 39 generac ión , m e m o r i a d e 4? generación. C I F R A 311: Mayor potencia l idad, d iseño expedi t ivo, costo menor . C I F R A 311: C r e a d a en el pais, es la solución m á s actua l izada a las ver t ig inosas ex igencias de precis ión y c a u d a l de cálculo de las empresas modernas. Un producto F A T E S.A.I .C.I . División Electrónica u« las emjji caaa inuuoiiiaa. < „

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V í c t o r Penchaszadeh. R o l a n d o V . G a r c í a

Sayd Codina A l c x a n d e r K o h n

Jul io M o r e n o O s c a r Varsavslcy M a n u e l Sadosky

C o n r a d o Eggers L a n Manuel Risueño

R o b e r t o Y a b o

C E P A D José Babini

H i l d a Sábato

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Revista de ciencia y tecnología

El cuestionamiento de la investigación científica Eramos pocos. . . Bernardo A. Honssay John D. Bernal ¿Por qué emigran los uruguayos? Genética médica Universidad y frustración Cien años de astronomía argentina Los científicos que se burlan de la ciencia La nial llamada antimateria Novedades de ciencia y tecnología 1. Reconstrucción de un ojo 2. El operón lactosa siempre joven 3. Relojes de plástico 4. . . . Y llegaron los fagos .5. Corazón: observación en vivo 6. ¿Los ribosomas fabricarán camisas 7. Muéstrame la oreja y te diré quien eres 8. Tecnología en dos ruedas 9. Diminuto oscilador de cristal de cuarzo Humor nuevo ¿Que posibilidades tiene el desarrollo científico en la Argentina de hoy?

Poliamantes Bioestadística Con compromiso Antarticom II : Anteproyecto de base antartica En el cuarto centenario del nacimiento de Kepler El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales: una experiencia regional Comentarios de libros Libros nuevos Cursos y reuniones científicas Declaración de la AMICIC Reunión de la AFA Correo del lector Metegol N ' 9 y solución a Metegol N" 8 ¿Qué haría Ud. con una computadora?

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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ÍÍSSSwazsx*

Año II / N9 13 / noviembre 1 9 7 1 / Buenos Aires Av. Hoque Sácnz Peña 8 2 5 , 9» piso, Of. 9 3 - Buenos Aires Tel . : 4 5 - 8 9 3 5

Ricardo A. Ferraro

Héctor Abrales Daniel Goldstein

Ricardo Schwarcz Hernán Bonadeo

Horacio Speratti

Lucía Bonadeo Katia Fischer

Isabel Carballo Fernando Díaz

Julio Moreno

Hebe Mitlag Ana Tedeschi

María Susana Abrales

Frankfurt: Jan Kovarik Haifa: Eduardo Fischbein

Londres: Eduardo Ortiz Nueva York: Roberto Lugo

París: Jorge Schvarzer Praga: Jan Rehacek

San Pablo: Ricardo Albizuri Santiago de Chile: J . Pablo Schifini

New Scientist; Sciences; Science et Avenir; Science-Progrés-Découverte; Science et Vie;

Science Journal; Scientific World; Sapere; Cooperation Technique; Science Service; Associated Press;

APN; TASS; CTK; ADN; Agencia DAN; 1CA prcss.

Es una publicación de Editorial C Nueva S.R.L., Av. R. Sáenz Peftí 9° P., of. 93, Buenos Aires, Repúblii gentina, Tel.: 45-8935. Distribuidor-la República Argentina Ryela S.A.I y A., Paraguay 340, Capital Federal 32-6010 al 29; en Capital Federal, V Hnos., S.R.L., Solís 585, Capital Fi Impreso en Talleres Gráficos DI S.C.A., Luca 2223, Buenos Aires, del ejemplar: ley 18.188 $ 3,50 (m$r Suscripciones: Argentina, ley 18.181 (m$n 4.000) por año; exterior, p ordinaria, u$s. 15 anual. Registro propiedad intelectual n° 1.049.414. el depósito de ley. Derechos rese en castellano y cualquier otro idiorn los trabajos originales, y en cas para colaboraciones traducidas.

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El cuestionamiento de la investigación científica

"La cultura universal de la juventud educada, ínti-mamente preocupada por las perspectivas ecológicas y cada vez más opuesta a los estímulos materiales, igualitaria, antimeritocrática y antiburocrática, podría incluso llegar a adoptar posiciones irracionales que en el futuro podrían ser más influyentes que lo que nues-tras extrapolaciones sugieren, sobre todo si los méto-dos hasta ahora establecidos no producen mejoras sig-nificativas. Un fracaso de este tipo podría crear una reacción contra la ciencia que podría llevar al retraso del progreso científico a un punto tal que el mundo carecería de las herramientas intelectuales suficientes como para enfrentar la complejidad que ha creado".

Este párrafo es parte de un informe de la Organi-zación para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCED) , que agrupa a todos los países de Europa Occidental, redactado por un comité internacional pre-sidido por el profesor Harvey Brooks, de la Universi-dad de Harvard, destinado a analizar los problemas contemporáneos de la ciencia en los países desarro-llados. Como se puede apreciar, el comité del doctor Brooks encontró en la juventud educada de los países desarrollados los mismos síntomas y signos de males-tar e irritación que se pueden detectar en las naciones dependientes.

Vivimos en una época donde es habitual que todo se ponga en duda, salvo en la investigación científica; hasta hace muy poco tiempo al profesional de la cien-cia nunca se le ocurrió evaluar críticamente su labor. Por lo general, los investigadores estaban convencidos que la ciencia era el caballito de batalla del progreso.

Pero las cosas cambian y comenzó la autocrítica, porque los profesionales de la ciencia comprendieron que esta es efectivamente el caballito del progreso pero el caballito marcha según y conforme las necesidades de quien lo conduce, es decir, de quien tiene las rien-das. Y no son los científicos, los profesionales de la ciencia, quienes tienen esas riendas.

Charles Percy Snow comentó una vez, refiriéndose a los físicos atómicos: "ya ha pasado el período he-roico de los sabios que se creían 'los hombres nuevos que tiene el porvenir en sus huesos'. Los físicos saben ahora que son técnicos que han colaborado para poner un poco más de estroncio radioactivo en los huesos de todos los hombres".

La bomba atómica constituyó el primer choque. Las implicaciones de la labor científica fueron evidentes desde que se supo el resultado del lanzamiento de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki; 100.000 hom-

bres muertos en pocos minutos. En los semidioses cien-tíficos de mentes inmaculadas apareció una nubecita rara: la conciencia del pecado. Lo cierto fue que la es-calada atómica hizo que la nube primigenia se convir-tiera en una gran nube que lo tapaba todo. El Bulletin of Atomic Scientists comenzó una lucha solitaria y efec-tiva para alertar a los gobiernos y a los científicos sobre el peligro de las conflagraciones nucleares y poco a poco el problema trascendió de los especializados para convertirse en una pesadilla de todo el mundo. Pero el problema se neutralizó elegantemente: los su-cesivos acuerdos entre las potencias nucleares para evitar una masacre atómica global fueron apareciendo y perfeccionándose, y los científicos gozaron al ver que la nube que ocluía sus mentes se iba achicando con cada conferencia internacional para la prohibición de armas nucleares.

Mientras tanto, se fue haciendo evidente que a pe-sar de todas las seudoteorías de despegues y despistes, el subdesarrollo no se arregla con ciencia, y el desa-rrollo se desarrolla mucho más con ciencia. Y como consecuencia lógica de esta discrepancia, la brecha que separa a las naciones independientes de las dependien-tes, gracias a la ciencia, se ensancha minuto a minuto. Los científicos de los países subdesarrollados comen-zaron a formularse una cruel pregunta: ¿somos monos vestidos de smoking? Las agudas polémicas que apa-recen en CIENCIA NUEVA son un fiel reflejo de este estado de cosas.

Sin embargo, los científicos de los países desarro-llados e independientes volvieron a ponerse nerviosos. Y todo recomenzó con la guerra de Vietnam. La re-belión contra la guerra que se inició con la incineración pública de las convocatorias a las armas fue seguida y acompañada por la rebelión de los jóvenes científicos norteamericanos que se negaron a colaborar técnica-mente con la vasta empresa de genocidio emprendida por el gobierno de su país contra un pueblo hacia el cual no existía ningún agravio.

Los científicos denunciaron el uso indebido de la ciencia y los contratos y subsidios de las fuerzas arma-das norteamericanas y de las fundaciones privadas nor-teamericanas para financiar investigaciones que contri-buían a engrosar el arsenal táctico y estratégico de un programa de exterminio. Se denunciaron la guerra quí-mica y biológica, los planes de esterilización masiva, la sociología dedicada al espionaje y al mantenimiento de las fuerzas de represión. Y luego también se hizo evidente que aun los temas que no tenían aplicación

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directa a la guerra de Vietnam, servían para habituar y domesticar a los científicos en la indiferencia hacia las fuentes de financiación de sus trabajos y apartarlos de raíz de las realidades sociales y políticas de su con-torno.

La OCED reunió a un comité de notables para es-tudiar el impacto de esta nueva realidad, la del cien-tífico integrante del mundo de los vivos, y sus efectos en la juventud entera del mundo occidental. En nues-tro país, modelo de nación dependiente con una po-lítica científica cuyos centros de decisión —explícitos

e implícitos— están fuera del territorio nacional, don-de los planes racionales para la educación y la inves-tigación científica son reemplazados sistemáticamente por delirios y donde centenares de escribas que duran pocos meses en sus altas funciones se dedican a alma-cenar montañas de papel, también se corre el riesgo de producir desaliento entre los jóvenes, alentando la criminal exportación de intelectuales y auspiciando po-siciones anticientíficas que pueden conducir a vías muertas de confusión, desesperación y frustración.

Eramos pocos...

El 17 de septiembre el Poder Ejecutivo intervino la Comisión Nacional de Estudios Geo-Heliofísicos (CNEGHF). El origen de la medida, según consta en el decreto de intervención, fue un informe del Coman-dante en Jefe de la Fuerza Aérea, cuyo texto nunca trascendió y los motivos aducidos, tal como aparecen en los considerandos del documento, son los siguientes:

• haber excedido los propósitos que aconsejaron su creación;

• sus actividades se superponían con la de otros organismos;

• haber demorado la conformación del Sistema Na-cional de Ciencia y Técnica.

Al mismo tiempo se declaró en comisión a la totali-dad del personal del organismo intervenido.

Inmediatamente después de haberse adoptado esta resolución, se constituyó una comisión que encabeza el Gral. Forzano y que integran el Cnel. Miró, el Co-modoro Sánchez Peña y el Capitán Irigoin, comisión a la cual se le asignó como tarea exclusiva y urgente encontrar qué hacer en este asunto antes del 19 de diciembre próximo. Pero no olvidemos que hay ade-más un Comité Asesor en el cual figuran científicos de renombre y que hasta el momento no ha sido con-sultado.

Observemos, en primer lugar, el momento particu-lar en el que se encara la medida cuando, por distin-tos motivos, el CONICET y CONACYT han perdido sus titulares y el silencio y la falta de iniciativas de sus responsables siguen tornando difuso el Sistema Nacional de Ciencia y Técnica, cuya naturaleza, dicho sea de paso, no es fácilmente discernible, puesto que no se conocen más manifestaciones de su actividad que esta intervención.

Aparte el juicio que merezca el funcionamiento de la Comisión y lo hecho o deshecho por ella, se nos ocurre anotar que no era ésta una de las más impor-tantes ni de las más apremiantes resoluciones que se requieren en el terreno de la ciencia y de la técnica. Cabe pensar que la "gravedad" de la situación de la cual no hay más prueba que la disposición oficial pero que admitiremos sólo para darle sentido a que se haya echado mano de un corretivo tan drástico no sobrevi-no de buenas a primeras, sino como culminación de un proceso más o menos largo. En ese caso bien pudo haberse hecho lo necesario para evitar las superposicio-nes y excesos a medida que se produjeron. De haberse procedido así, quizás no hubiera sido necesario des-embocar en soluciones heroicas y todo se habría arre-glado sin demasiadas "mortificaciones", como las que se causan ahora a los 130 integrantes del personal declarados en comisión, a los cuales no podemos supo-ner responsables de las deficiencias anotadas y mucho menos de la "demora en la conformación del Sistema Nacional de Ciencia y Técnica". Ellos son, sin em-bargo, los principales perjudicados y muy especial-mente los cuarenta miembros del cuerpo técnico y cien-tífico sujetos al régimen de contratación cuyos contra-tos vencen a fin de año. Después del penoso antecedente del Instituto Argenti-no de Radioastronomía y ante la amenaza de asfixia económica que sufren otros centros de investigación nos encontramos ante otro caso de política científica al cual —esto emerge con claridad del decreto— los científicos asisten jugando el ya casi proverbial papel de convidados de piedra.

Digamos, por fin, que resulta difícil entender una política que parece empeñada en desmantelar lo exis-tente sin intentar antes ninguna reparación, o que sé enreda en la trama de proyectos descabellados como el de Castelar,

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Bernardo A. Houssay murió en Buenos Aires a los 84 años de edad. Sus trabajos sobre la influencia de la adenohipófisis sobre el metabolismo de los hidratos le valieron el Premio Nobel de Medicina de 1947, compartido con Cari F. y Gerta Cori.

La investigación biológica en nuestro país era prác-ticamente inexistente antes de Houssay. Tampoco exis-tía la dedicación exclusiva a la investigación, y por supuesto resultaba inconcebible que un profesor de la Facultad de Medicina no ejerciera la práctica privada de su profesión.

Houssay "inventó" el /ull-time, nunca tuvo consul-torio y de la nada armó un laboratorio de fisiología que con el tiempo se convirtió en una escuela de re-nombre mundial.

Houssay fue un gran pragmático. Como no contaba con grandes recursos económicos —era de clase media y los subsidios millonarios no existían aún para la Argentina—, eligió temas de estudio que no requerían grandes erogaciones ni grandes complicaciones instru-mentales. Como los sapos eran abundantes, accesibles y baratos, optó por uno de ellos, el Bttffo Arcnarum Hensen (que lleva sus mismas iniciales, B. A . H . ) y lo entronizó como el material biológico fundamental de su laboratorio.

El importante papel de la hipófisis en el metabo-lismo de los hidratos de carbono fue analizado por Houssay y sus discípulos con detenimiento. Lo que le interesaba era el aparente antagonismo entre la hipó-

fisis y el páncreas. La extirpación de la adenohipófisis determina una lenta absorción intestinal de los hidratos de carbono y el animal es incapaz de mantener niveles adecuados de azúcar en sangre durante el ayuno. Hous-say demostró que los animales privados de hipófisis son extraordinariamente sensibles a la acción hipoglu-cemiante de la insulina —pequeñas dosis ele insulina que no hacen nada a los animales normales matan a los hipofisoprivos— y que esa sensibilidad se debe a la falta de somatotrofina, la hormona de crecimiento.

Por otra parte, la extirpación de la adenohipófisis provoca una notable atenuación de la diabetes; los experimentos clásicos de Houssay y Biasotti en 1930 demostraron cómo la hipofisectomía total o la ablación de la adenohipófisis dei sapo disminuía el ascenso de la glucosa sanguínea producido por la extirpación del páncreas y la glucosuria, mientras que la implantación del lóbulo anterior hacía recuperar la intensidad habi-tual de la diabetes e incluso superarla.

Con este experimento quedó demostrada la acción diabetógena de la hipófisis, pues la presencia de la adenohipófisis intensifica la diabetes y su ausencia la atenúa notablemente. Estos resultados obtenidos en el sapo fueron extendidos por Houssay a los mamífe-ros, y en el perro no sólo pudo demostrar el mismo fenómeno, sino que descartó la influencia de otras glándulas endocrinas en el proceso.

Su discípulo Alfredo Lanari comentó: "Houssay fue uno de los últimos grandes fisiólogos del mundo, es

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Aplicaciones

Computacionales

— Ingeniería civil

— Organizaciones

— Economía y f inanzas

— Ingeniería de sistemas

— Modelos matemáticos

— Programación de

aplicaciones científicas

— Sistemas de información

— Centros de cómputo

— Estadística ap l i cada

A S E S O R E S C I E N T Í F I C O T E C N I C O S S. A.

A v . R. S á e n z P e ñ a 8 2 5 - 9? piso - o f i c i n a 9 4

T e l . 4 5 - 9 0 5 4 / 6 3 4 9 - Buenos A i r e s

decir, un fisiólogo general que conocía las técnicas para trabajar en varias disciplinas con la misma probi-dad. Eso ya no existe más. Antes se hacían las cosas macroscópicas: sacar una glándula, poner otra. Hoy se trabaja mucho más molecularmente".

Carlsson dijo, con mucha razón, que Houssay había puesto a la Argentina en el mapa de la fisiología mundial.

Su condición de maestro la indican claramente la pléyade de científicos notables que se formaron a su lado y a quienes orientó hacia los grandes problemas de la fisiología y la bioquímica. Bastan recordar a Eduardo Braun Menéndez, trágicamente desaparecido en la plenitud de su carrera, y a Oscar Orias, para comprender su agudo sentido para la percepción de talentos. Luis Federico Leloir fue también discípulo de Houssay.

En 1919 Houssay fue designado profesor de Fisio-logía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Su presencia en la cátedra fue renova-dora: las clases teóricas de fisiología dejaron de ser líricos devaneos sobre generalidades para convertirse en minuciosas evaluaciones críticas del conocimiento más moderno que se disponía, acompañadas de críticas inflexibles y sobre todo, con una delineación clara de los problemas planteados. Por otra parte, la Cátedra de Fisiología se convirtió en un centro de investigación básica en fisiología.

Exonerado de su cátedra universitaria después del golpe militar del 4 de junio de 1943, no volvió al ejercicio activo de la docencia pero continuó su labor en el Instituto de Biología Experimental ,que él mis-mo creó con apoyo privado. La tenacidad de Houssay se traduce en su aplicación obsesiva al trabajo cotidia-no y a su decisión para continuarlo en el país. Houssay tenía conciencia que su obra debía realizarse en el país por encima de las contingencias materiales.

Coexistieron en Houssay dos facetas contradictorias. Por un lado estaba su inquebrantable fe y entusiasmó por las posibilidades del desarrollo científico del país, contrapuestos a su conservadorismo que lo llevó á adaptarse al juego de los poderes constituidos. No hizo nada por atraer al país a los centenares de científicos europeos que dejaron Europa perseguidos por el na-zismo, de 1933 a 1939. El resultado se puede medir computando el aporte de esos científicos europeos al desarrollo de la ciencia norteamericana.

Desdeja presidencia del Consejo Nacional de Inves-tigaciones Científicas y Técnicas, creado el 5 de febre-ro de 1958, con el apoyo del poder político y consi-derables fondos estatales, Houssay aplicó, en mayor escala, el esquema que había utilizado para adminis-trar la ciencia desde la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias .fundada en 1933. No se crea-ron las bases para elaborar una política científica adap-tada a las necesidades de un país dependiente econó-mica y culturalmente, que exigía cambios cualitativos profundos para la utilización intensiva de la ciencia y la técnica.

Las escuelas que Houssay dejó en marcha son inde-pendientes desde hace muchos años. La fisiología, la bioquímica y la farmacología argentinas son disciplinas técnicamente autónomas. Sin embargo, la dirección del planeamiento científico queda acéfala: Houssay tenía una política, sus sucesores no.

D. G.

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John D. Bernal murió en Londres a los 70 años de edad. Sir Wílliam Lawrence Bragg —creador de la cristalografía de rayos X — lo consideraba como el cristalógrafo más brillante y original que haya existido. Sus éxitos en la resolución de las estructuras de com-plejas moléculas orgánicas abrieron el campo de la cris-talografía de macromoléculas. Para Bernal, en 1939 el problema de la estructura de las proteínas estaba ya potencialmente resuelto —sólo hacía falta trabajo só-lido paciente—. Por eso le dejó el tema a otros cris-talógrafos y se dedicó a la estructura de los líquidos. En rigor, el trabajo previo al de su época macromole-cular, la precisa y sistemática destrucción de los con-ceptos incorrectos sobre la estructura de los esteroides (en 1937) —que permitieron posteriormnete la sín-tesis orgánica correcta de estas moléculas y por lo tanto el desarrollo de una vasta zona de la endocrinología— merecía el Premio Nobel. Los trabajos que valieron los Premios Nobel de Watson, Críele, Willdns, Ken-drew, Perutz y Dorothy C. Hodglcin, estuvieron ba-sados en ideas y experimentos originales de Bernal y él hubiera sido el natural recipiendario de la distinción de haber continuado con los diversos temas. Fue el padre estructural de la biología molecular, la única persona ante la cual Francis Criclc se mostraba mo-

desto. Era impaciente, creador fértil de ideas y de apa-ratos (que nunca armaba porque ello lo aburría sobe-ranamente) y de una versación enciclopédica sobre temas científicos. Desde muy joven, como estudiante en Cambridge, se lo apodó "Sage", el sabio.

Su genio particular residía en que era un gran es-tratega. Como no era militar, inicialmente dedicó su genio de estratega a la ciencia, y así dominó y dirigió todo el desarrollo de la cristalografía y la biología es-tructural con ideas (más que con manos) férreas. Cuando llegó la Segunda Guerra Mundial, el Ministe-rio de Seguridad Nacional requería ayuda científica para resolver el problema de la protección de los ob-jetivos civiles ante los ataques aéreos. Se sugirió el nombre de Bernal y su impresionante curriculum ve-nía con el veto previo de los servicios de "inteligen-cia" porque era marxista. Sir John Anderson, el minis-tro, contestó: "He may be as red as the flames of hell, but we must use him" (Puede ser tan rojo como las llamas del infierno, pero debemos utilizarlo). Ber-nal comenzó por hacer una predicción de los efectos del bombardeo aéreo alemán en base a los resultados ya conocidos y utilizó como ejemplo lo que podría ocurrirle a la ciudad de Coventry de ser atacada por

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500 bombarderos alemanes. Meses más tarde, un raid aéreo de esa magnitud sa abatió sobre Coventry y los resultados del mismo parecían ser copiados del infor-me de Berna!. Pero los alemanes habían actuado em-píricamente: Bernal, por el contrario, había inventado la ciencia del bombardeo aéreo, es decir, el cálculo de qué tipo de bombardeo y de qué intensidad debía sel-necesario para obtener un resultado determinado sobre un objetivo dado. Nadie puede conjeturar ahora cuáles hubieran sido los resultados de la invasión aliada de Europa sin estos análisis de Bernal. Sus estudios sobre la geología de las playas francesas hicieron posible el desembarco en Normandía. Para hacerlos no sólo re-currió a su casi increíble facilidad de aprender (no era geólogo ni nada que se le pareciese) sino también a su regusto por todas las manifestaciones culturales, ya que era un profundo conocedor de la historia me-dieval europea. Articuló el estudio de las muestras de terreno traídas por commandos con la lectura minu-ciosa de textos normandos.. .

De un increíble arrojo personal, recorrió teatros de operaciones de todo tipo. No sólo intervino en cues-tiones de asesoramiento sino que muchas veces parti-cipó personalmente en operativos muy peligrosos.

"Imbecility" Service

En uno de los momentos más cruciales de su historia, ante la inminencia de un colapso, desde _ el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña movilizó toda su in-teligencia. J . D. Bernal fue incorporado como asesor directo de Lord Mountbatten, autori-dad máxima del almirantazgo británico. En un determinado momento, para completar una de las valiosas investigaciones fundamen-tales para la defensa frente al arrollador avan-ce germánico, Bernal solicitó a su jefe que se le adscribiera a un joven colaborador que ha-bía trabajado con él en la Universidad de Londres. El tiempo pasaba y el joven no llegaba... Bernal protestó y Lord Mount-batten hizo suya la protesta: reclamó enérgi-camente ante el Intelligence Service, que apa-recía como la instancia que se oponía inflexi-blemente a la designación solicitada. Lord Mountbatten exigió razones en forma peren-toria y la explicación que le dieron fue que si bien el joven investigador no tenía ninguna mancha en su legajo, desde el punto de vista de la seguridad nacional había un punto os-curo en su foja en cuanto había sido, en tiem-pos de paz, colaborador de un peligroso pro-fesor comunista, J. D. Bernal

La anécdota muestra cómo el Intelligence Service puede devenir un Imbecility Service aún en latitudes menos proclives a tales de-generaciones que la nuestra.

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Según el diagnóstico de los grandes jefes aliados (y alemanes) Bernal fue uno de los genios de la ciencia militar de este siglo.

Durante la guerra, Bernal y su colega Blaekett hi-cieron investigación operativa. "La investigación ope-rativa —escribió Bernal— no sólo llevó a una mayor comprensión de los detalles de las operaciones bélicas, sino a una mayor claridad en la integración de distintos tipos de operaciones. A medida que la guerra se desa-rrollaba, las operaciones combinadas, ya sea por tierra y mar, por tierra y aire o por aire, mar y tierra, se convirtieron en la regla general más que en la excep-ción y el puente entre los enfoques de cada operación según las diferentes armas se efectuó a través de la investigación operativa. De esta forma surgieron prin-cipios que tenían una aplicación mucho más vasta que a las meras operaciones militares. En principio equi-vale a decir que cualquier actividad humana y cual-quier rama de esta actividad es un sujeto legítimo para el estudio científico y por lo tanto puede ser modifi-cado según los resultados de ese estudio".

Bernal era marxista. Fue infatigable propagandista del desarrollo planificado, racional de la actividad cien-tífica, una necesidad ineludible para un futuro mundo que efectivamente tienda a la liberación del hombre. En 1939, el mismo año en que dejó sentadas las bases para la cristalografía de proteínas, Bernal publicó su gran obra sociológica: La Función Social de la Ciencia, que constituyó un verdadero terremoto intelectual. Bernal desnudó ante el mundo el carácter medieval de la estructuración de la actividad científica, la absurda anarquía aparente que en rigor obedecía a planes con-cretos que nada tenían que ver con el desarrollo racio-nal de la humanidad —fue el primero en denunciar las monstruosidades ecológicas resultantes de la falta de planificación industrial y agraria—. Una de las pro-posiciones claves de La Función Social de la Ciencia es que los problemas materiales del mundo pueden ser resueltos por la ciencia, pero que los factores que im-piden el desarrollo racional de las soluciones científicas son de orden extraáentífico (políticos, sociales y psi-cologías entre otros) y no técnicos en el sentido ma-terial. hvi un siglo en que todo es físicamente posible, sostenía Bernal, la política se convierte en el arte de encontrar razones para no hacerlo. La aplicación ade-cuada de a ciencia —concluía— para resolver los

adecuado3 a n ° S ' r e q u i e r e P r i m e r o u n Eterna social

J. D Bernal no recibió el Premio Nobel (Lord Ru-therrord se debe revolver en su tumba pensando en las innumerables discusiones con Bernal para conven-cerlo que Hevara a la práctica alguna de sus ideas y que si hacia un experimento, por favor lo continuara) ni ínzFellow de ningún College de Cambridge, donde enseno por decadas (según las malas lenguas, porque tema el pelo largo, y algo debía estar mal en un tipo con pelo largo). Fue miembro de la Royal Society y obtuvo la codiciada medalla de oro de esta institución, f-ue uno de los fundadores de la Federación Interna-cional de Trabajadores Científicos. Su casa, en Lon-dres, era e lugar de cita obligado para todos los artis-tas e intelectuales europeos. Sus alumnos lo idola-traban. D > G .

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¿Por qué emigran los uruguayos? Marcha

Técnicos, mano de obra cali-ficada, obreros, agricultores, emigran del Uruguay en can-tidad creciente. ¿Qué facto-res han empequeñecido el horizonte nacional? ¿Qué sueños o atractivos impulsan a uruguayos y latinoamerica-nos hacia otros países? El análisis que reproducimos de Marcha, es válido para casi toda América Latina.

"El número de personas calificadas que abandona el país crece acelera-damente, afectando la riqueza na-cional, en sus valores intelectuales, y refleja, en parte, la falta de hori-zontes que se ofrece a las actuales y futuras generaciones. Cuanto ma-yor es el grado de preparación y de eficiencia, mayor es el número de personas que emigran en búsqueda de ambientes más propicios, si no se les facilitan los medios que re-claman para aplicar sus conocimien-tos." El tema ha sido estudiado por una comisión de la Cámara de Re-presentantes, que destaca, además, en su análisis: "La experiencia in-dica que la universidad prepara a los técnicos capacitándolos a buen nivel en cualquier disciplina, pero el es-tado no les asegura que sus cono-cimientos serán protegidos, no sólo en lo que se refiere a la remunera-ción sino también en cuanto a la seguridad de obtener trabajo en el cual puedan aplicar sus especializa-ciones". "Gran parte de los fracasos y frustraciones que anulan los an-helos de los jóvenes por obtener un lugar destacado en la actividad na-cional se debe a que la preparación técnica, cultural y científica, artística o de artesanía, no guarda relación con las posibilidades del país por absorberlos."

El problema no se ha planteado sólo en las naciones subdesarrolla-das. Se vive además en Francia, In-glaterra, Alemania y Suiza, debido a las facilidades que ofrece Estados Unidos —mercado principal a escala mundial— a quienes se dedican a la investigación científica, tanto por las remuneraciones óptimas como

por las buenas condiciones de tra-bajo.

En el Uruguay —destaca la co-misión— es difícil detener la eva-sión, porque los salarios muestran índices inferiores a los que se pagan en los países que controlan la de-manda de especialistas. Pero no obstante se puede afirmar que, aun con salarios bajos, se podría retener a un buen porcentaje de emigrantes si se les ofreciera seguridad y opor-tunidad de ejercer su especialidad.

Al analizar los perjuicios econó-micos, la comisión estableció que "la evasión de profesionales se puede considerar como forma de subsidio que los países en desarrollo otorgan a los más desarrollados. Si bien los perjuicios económicos que eso signi-fica no se pueden valorar con los datos de que se dispone, es posible estimar en una suma cercana a los veinte mil dólares lo que cuesta a a cada país latinoamericano prepa-rar un técnico que luego es absor-bido por otros que le ofrecen me-jores posibilidades. La emigración se puede traducir, entonces, a valo-res económicos que permitan a los países per judicados reclamar una indemnización equivalente. Desde 194.5 a la fecha, los países latinoa-mericanos contribuyeron a la econo-mía de los favorecidos por la eva-sión, con una suma que se sitúa en los mil millones de dólares, prácti-camente la cuarta parte de lo que reciben a través de la Alianza para el Progreso."

_ Concretamente, el número de mé-dicos que anualmente emigran hacia Estados Unidos es equivalente al de los profesionales que se reciben en

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tres facultades norteamericanas. Por esa vía Estados Unidos ahorra la ins-talación, los sueldos y los gastos de tres facultades. Se puede deducir, en consecuencia, que el aporte que los países latinoamericanos hacen a Es-tados Unidos como resultado del éxodo de sus técnicos, supera la ayu-da que ese país presta en un año a esta parte del continente (datos de la Oficina Sanitaria Panamericana).

Según destacó ante la comisión el rector de la Universidad de la Re-pública, ingeniero Oscar Maggiolo, en los últimos tres años los por-centajes de profesionales que se han ido del país se duplicaron. Hay cálculos que estiman en un diez por ciento la emigración de ingenieros a partir de 1958. Pero esa cifra ha lle-gado actualmente al veinte por cien-to, y está concentrada en los inge-nieros con mejor preparación. El perjuicio económico que ello ocasio-na al país es enorme. En un estudio reciente realizado por la Organiza-ción Mundial de la Salud (que inte-gra como delegado el doctor Caldey-ro Barcia), se estima que sólo la emigración de ingenieros uruguayos hacia Estados Unidos representa el 15 por ciento de la producción.

Para dar idea de lo que represen-ta esta realidad en cuanto a perjuicio económico, Maggiolo explicó que "la producción de un técnico universi-tario que no sea de las facultades de Agronomía y Química —porque en éstas el costo llega a ser dos veces y media el de los egresados de Me-dicina, Ingeniería y Odontología—, es de quince mil dólares. Calculado para América Latina representa —para tres mil egresados que emi-graron hacia Estados Unidos en el período 1960-65—, cuarenta y cinco millones de dólares. Y toda la ayuda que recibió América Latina a través del BID. la Alianza para el Progre-so, el BIRF y el Eximbank durante el mismo período fue de cincuenta y un millones de dólares. Práctica-mente todo lo que se ha recibido por ayuda exterior lo está vertiendo América Latina hacia Estados Uni-dos. Y si a eso se agrega la emigra-ción hacia otras naciones, la situa-ción es más grave.

La preparación de una persona a nivel de doctorado cuesta alrededor de u$s 8.000; el costo total para producir un profesional llega a u$s 15.000; posteriormente, para que un ingeniero o químico pase a la cate-goría de doctor (en dos años) el

costo aumenta un 50 por ciento. Se llega, así, a u$s 20.000 por persona.

En lo que se refiere a los cientí-ficos, la razón de su alejamiento no está tanto en la remuneración sino en las oportunidades de realizar un tipo de trabajo a nivel del que se realiza en estas naciones. (Esto es lo que explica, por ejemplo, la emigra-ción de científicos ingleses hacia Es-tados Unidos, a pesar de que las diferencias de los niveles de vida y de salarios en ambos países no son tan acentuadas como en el caso de los países latinoamericanos.) En Es-tados Unidos el sueldo se acerca a los u$s 1.800 o u$s 2.000 mensua-les, como promedio, en tanto que el 95 por ciento de los biólogos que emigra de Uruguay cobran sueldos muy inferiores.

No solo se van los profesores. Se van los jóvenes que prometen un futuro extraordinario; aunque les pa-guen baja remuneración son atraí-dos porque van ascendiendo y al cabo de los años pueden llegar a ganar u$s 800 ó 1.000. Se van con sueldos bajos, pero encuentran el placer científico de investigar dispo-niendo de mayores posibilidades en aparatos, instrumentos y ambiente.

El problema de la emigración de técnicos será crítico para Uruguay en los próximos diez años, porque la universidad no podrá seguir man-teniendo su nivel de instituto uni-versitario si no da un gran paso en cuanto a la formación de científicos y en la obtención de equipos de la-boratorio. En consecuencia, si no se ejercita una buena política destinada a formarlos, a garantizarles equipo, gabinetes y bibliotecas para que pue-dan trabajar en el país, además de establecer una remuneración que no sea menor a la mitad de lo que po-drían ganar en el exterior, Uruguay se constituirá en una de las bolsas de abastecimiento de hombres de ciencia para otras naciones.

Uno de los motivos que provocan emigración de científicos —denun-ció el doctor Hermógenes Alvarez— es la imposibilidad de sacar aparatos de la aduana, hecho que parece ni-mio pero que en el país tiene gran importancia. Los aparatos pasan años en la aduana y no hay manera de retirarlos. Los que vienen destinados a Salud Pública se retiran en el día; pero con los destinados a la univer-sidad sucede todo lo contrario. Dijo el doctor Alvarez: "Cuando ingresé al Consejo Nacional de Investigacio-

nes Científicas y Técnicas, ex:\': :n en la aduana aparatos destinados a su labor. Se hicieron toda clase de gestiones; se modificaron reglamen-tos y hasta un representante de la aduana se dedicó a acelerar el trámi-te. Sin embargo, los aparatos se-guían en la aduana cuando nos reti-ramos. Creo que todavía están allí. Y van, ya, dos años y medio."

Otro caso: "El profesor Buño tra-jo 20 miligramos de una sustancia que necesitaba para sus investigacio-nes. La aduana le exigió el envío de la sustancia a su laboratorio para analizarla, lo que no podía realizarse porque hubiera significado el consu-mo de toda la cantidad. La facultad envió una nota —firmada por el decano— en la que establecía que no se trataba de cocaína. Sin embar-go, no se permitió que esos 20 mg salieran: quieren someterlo a análi-sis. Y cuando eso ocurra los 20 mg se acaban."

La evasión importa no sólo por los totales, sino por la calidad de las personas que se van, y porque en algunas materias quedan lagunas di-fíciles de llenar. El doctor Rodolfo Tálice, decano de Humanidades y Ciencias, citó numerosos ejemplos. Entre otros los siguientes: "La ra-zón de que el señor Wolf fuera el primer egresado de bioquímica que emigró, se debe a que no encontró en la facultad condiciones de tra-bajo. Hoy tiene un alto cargo en una universidad de Estados Unidos. El profesor Coseriu, que en el «ran-king» internacional es uno de los primeros en filología, tuvo que irse de la facultad. Actualmente es pro-fesor en una universidad de Alema-nia, donde ocupa un cargo que es de los primeros del mundo. Un pro-fesor especialista en historia econó-mica está en Francia. Un licenciado de primer orden que fue a estudiar genética dinámica volvió al Uruguay para irse hacia Estados Unidos. Y nuestro país necesita especialistas en esa materia no sólo desde el punto de vista científico sino también ñor sus aplicaciones tanto en el reino animal como en el vegetal, e inclu-sive en la especie humana, porque cada vez más sus datos se aplican desde el punto de vista médico y so-cial. W. Diode, licenciado al que la facultad envió a estudiar biología humana y marina a Santos, tuvo lue-go que emigrar. Actualmente está en Paraná, ganando u$s 1.000 con siete técnicos a su alrededor para estudiar

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las plantas y fauna flotantes de los ríos argentinos. El profesor Fernán-dez Bueno, especialista en biología marina, tampoco encontró condicio-nes adecuadas de trabajo y emigró. [Al respecto el decano destacó que hay sólo tres países latinoamericanos que no tienen estación biológica ma-rina: Bolivia, Paraguay y Uruguay]: "Además, no hemos estudiado como es debido el mar y los pocos que quieren hacerlo no lo han consegui-do porque han tenido que irse. Cada día son más los que quieren emigrar porque tienen pocos medios para equipos. No hay en el país, un clima apropiado para la ciencia, ni para las naturales."

Se van, asimismo, del país, médi-cos de alto nivel. De un centro cien-tífico de fama internacional, por ejemplo, el Servicio de Fisiología Obstétrica, del Hospital de Clíni-cas, se han ido cinco personas, por lo cual quedó desguarnecido, ya que el total de los profesionales era de diez o doce. También se van médi-cos jóvenes —indicó ante la comi-sión el profesor Buño— y esa emi-gración es selectiva, pues "siempre se trata de gente de cierto nivel, o sea, que pueden pasar el «MCAT»,

prueba para trabajar en los hospita-les de EE.UU., y el examen de ha-bilitación". El país no está capacita-do para emplear a los profesionales que está preparando. "Se ha dicho, explicó el profesor Buño, que tene-mos un número de químicos indus-triales y de agrónomos inferior a nuestras necesidades. Sin embargo, ese número de químicos industriales y de agrónomos y arquitectos no tie-ne trabajo. No se trata, entonces, de que la universidad produzca un nú-mero excesivo, sino de saber si el país está capacitado y organizado para absorber esa cantidad sufi-ciente."

La falta de oportunidades es una de las raíces del problema. Un ejem-plo: la Facultad de Ingeniería tiene un año dedicado a textiles. Pero la industria no ha podido absorber a la gente especializada, ya que gene-ralmente trabaja con técnicos extran-jeros, que vienen con la propia ma-quinaria que se ha importado al país. Nueva Zelandia y Australia, por ejemplo, para competir con los textiles artificiales han creado insti-tutos de la lana, para buscar la ma-nera de competir con el nylon y si-milares. Uruguay no hace absolu-

tamente nada en ese campo. Otro ejemplo entre muchos: a pesar de la necesidad apremiante de técni-cos sanitarios, la plaza se saturó con rapidez. De los técnicos recibidos en producción de energía, sólo hubo trabajo en UTE, que de cada trein-ta o cuarenta ingenieros absorbe dos. Entre 18 mil estudiantes —se-gún explicó a la comisión el encar-gado de la Oficina de Planeamien-to, Domingo Carlevaro— se realizó una encuesta acerca de las posibi-lidades de trabajo (si era o no di-fícil su inserción en el mercado nacional), un 12 por ciento se ma-nifestó partidario de buscar trabajo en el extranjero. Un 46 por ciento aludió a dificultades para la obten-ción de trabajo. El 87 por ciento de los estudiantes de arquitectura ma-nifestó que encontraría dificultades para hallar ubicación. Las condicio-nes generales del país —y en gene-ral del continente— pesan negati-vamente sobre el futuro de sus téc-nicos. Y —para citar un ejemplo más—, mientras en los últimos diez años ingresaron a EE.UU. 4.200 médicos latinoamericanos, el déficit de médicos del continente es, en algunos países, abrumador. O

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Víctor Penchaszadeh

Víctor Penchaszadeh se graduó de médico en la Universidad de Buenos Aires; se formó como pediatra y luego trabajó en la División de Genética Médica del Johns Hopkins Hospital de Balttmore, EE.UU. En 1970 obtuvo el Master of Science en Epidemiología y Genética Humana en la Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins University, Fue jefe de clínica del Centro de Genética Médica y en la actualidad está organizando la sección de genética del Hospital de Niños de Buenos Aires.

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Ciencia Nueva: ¿Qué es la genética médica?

Víctor Penchaszadeh: La genética médica aplica el co-nocimiento de los mecanismos de la herencia para es-tudiar la transmisión familiar de ciertos rasgos o en-fermedades. El desarrollo de esta disciplina es relati-vamente reciente y el concepto moderno es que todo rasgo humano es el resultado de la interacción de fac-tores ambientales sobre la constitución genética de-rivada de los progenitores. El rol del genetista médico es investigar los factores genéticos involucrados en los distintos tipos de patología humana, determinar su mecanismo patogénico, cuales son los factores am-bientales —si existen— que tienen influencia en su expresión y como se transmiten a la descendencia. Estos conocimientos se aplican a la prevención de las enfermedades genéticas y al tratamiento— con base fisiopatológica— cuando esto es posible.

C.N.: ¿Qué tipos de enfermedades genéticas existen?

V. P.: De acuerdo al tipo de factores genéticos invo-lucrados, existen tres categorías principales de enfer-medades genéticas. Por empezar están aquellas deter-minadas por la alteración de un solo gen; estas son las enfermedades clásicamente consideradas como he-reditarias y pueden ser dominantes o recesivas, liga-das al sexo o no. Se conocen varios centenares de en-fermedades de este tipo; podemos citar algunas ejem-plos clásicos, como el enanismo acondroplástico, do-minante, los errores congénitos de metabolismo, re-cesivos, y la hemofilia, ligada al sexo. Un segundo "ru-po lo componen algunas enfermedades muv comunes como la diabetes, la hipertensión arterial y la mnvotía de las malformaciones congénitas, en las que probable-mente están involucrados no uno sino varios genes, con efectos aditivos, y cuva expresión esta influencia-da por factores ambientales diversos. La tercer cate-goría esta constituida por las alteraciones cromosómi-cas, es decir, aquellas en las que existen anomalías morfológicas en las estructuras nucleares que llevan

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los genes. De acuerdo al tipo de alteración y al cromo-soma afectado, puede ocasionar malformaciones, retar-do mental o trastornos en la diferenciación sexual.

C.N.: Usted separó taxativamente los defectos cromosó-micos de las enfermedades génicas. ¿Qué diferencias exis-ten entre los trastornos de los cromosomas —que llevan los genes— y las enfermedades génicas?

V. P.: En el ambiente médico existe una gran confusión sobre este tema. En general se cree que toda enfermedad genética debe tener una anomalía cromosómica, lo que es erróneo. Las enfermedades génicas se deben, en cada caso, a la mutación de un gene determinado que altera entonces su función. En los errores congénitos del metabolismo, por ejemplo, el gene alterado (o mu-tado) codifica una proteína enzimática anormal produ-ciendo una deficiencia funcional de dicha enzima. Esto determina el déficit de alguna molécula clave o la acu-mulación de metabolitos precursores que pueden afectar seriamente al organismo. Las enfermedades génicas son claramente hereditarias y su recurrencia en una familia es predecible de acuerdo a los patrones de Mendel.

Las enfermedades cromosómicas, en cambio, consti-tuyen afecciones no ya de un gene, sino de todo un cromosoma o fragmento cromosómico, de manera tal que resulta un exceso o un defecto de material genético. Puede ocurrir, por ejemplo, que por falla en el meca-nismo de separación de los cromosomas homólogos du-rante la gametogénesis en alguno de los progenitores, nazca un niño que tenga 47 en lugar de 46 cromosomas; y si el cromosoma extra es el n? 21 (los cromosomas se identifican numéricamente) ese niño tendrá mongo-lismo. Por un mecanismo similar un cromosoma puede faltar en lugar de sobrar: cuando falta uno de los dos cromosomas sexuales y el que está presente es el X, el fenotipo es femenino aunque sobrevienen varias malfor-maciones y los ovarios están ausentes o atrofiados. Es importante destacar que las anomalías cromosómicas no necesariamente producen malformaciones: tal es el caso, por ejemplo, de los varones que poseen un cromosoma sexual Y extra (constitución X X Y ) y son fenotípica-mente normales, aunque haya indicios de que suelen ser altos y con tendencia a desarrollar conductas agre-sivas.

C.N.: ¿Estas alteraciones cromosómicas numéricas son transmitidas genéticamente?

V. P.: Por lo genera] no. Estas afecciones suelen ser esporádicas pues se deben a errores durante la gameto-génesis, siendo rarísima su repetición. Los padres de niños afectados tienen constitución cromosómica normal y generalmente no hay otros casos en la familia.

Por otro lado la mayoría de las afecciones cromosó-micas numéricas produce esterilidad. Excepciones a esto son las mujeres con mongolismo, que pueden tener hijos sanos o mongólicos con igual probabilidad, y las mu-jeres X X X y los varones X Y Y (ambos fenotípicamente normales) que también pueden transmitir las anomalías a sus hijos. En estos dos últimos casos, sin embargo, la frecuencia de hijos afectados es inferior a la expectativa teórica, como si hubiera un mecanismo de restricción en la producción o viabilidad de las gametas anormales.

C. N.: Usted hasta ahora se refirió a enfermedades por alteración en el número de cromosomas. ¿Existen otras alteraciones de la estructura cromosómica?

V. P.: Si. Un cromosoma puede romperse y sufrir una deleción, es decir, la pérdida de un fragmento. Las de-leciones cromosómicas van asociadas a enfermedades congénitas graves con deficiencia mental. Si ocurren roturas en dos cromosomas, éstos pueden luego fusio-narse, perdiendo ambos pequeños fragmentos; esto es lo que se llama traslocación. Si bien no se conocen las causas de las roturas y traslocaciones (virus, radiaciones y drogas han sido incriminados) es importante saber

Vocabulario técnico

CONGENITO: presente al nacimiento, independien-temente de la etiología.

CROMOSOMA: estructuras presentes en toda célu-la que determinan la herencia. Están compuestos por cordones de ácido desoxirribonucleico y proteí-nas, siendo los genes las unidades de herencia. En la especie humana los cromosomas están representados de a pares (homólogos), excepto los cromosomas sexuales en el varón que posee un X y un Y no homólogos. El número total de cromosomas es 46 en la especie humana.

DIPLOIDE: la representación doble de todos los cromosomas en las células somáticas normales.

FENOTIPO: las características observables del or-ganismo, producidas por el genotipo en conjunción con el ambiente.

GAMETA: la célula germinal haploide (óvulo o es-permatozoide).

GENOTIPO: constitución genética para un rasgo de-terminado o en general.

I-IAPLOIDE: la representación simple de todos los cromosomas, normal en las gametas. El número ha-ploide es la mitad del diploide.

MUTACION: cambio en el material genético. En general se refiere a mutación de punto, es decir, en un solo gene.

PATRONES DE MENDEL: corresponden a los me-canismos de transmisión de los genes de generación en generación, establecidos por Mendel.

POSTULADOS DE KOCH: establecen los princi-pios en que se deben basar las conclusiones sobre re-laciones causa-efecto en enfermedades infecciosas.

REDUCCION MEIOTICA: mecanismo por el cual, durante la genetogenésis, se pasa del número diploi-de de cromosomas al haploide. La fertilización de dos gameras haploides de sexo opuesto producirá un hue-vo zigota diploide.

SINDROME: es el conjunto de signos que confor-man una enfermedad determinada. ZIGOTA: el huevo fertilizado.

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n a

Figura 1. Fotografía de los cromosomas de un varón normal. Esta célula ha sido detenida en el medio de la división celular y tratada químicamente para producir la separación de los cromosomas y facilitar su examen.

que algunas personas pueden ser portadoras de traslo-caciones "balanceadas" (sin variación importante de la cantidad total de material genético) y ser completamente normales. Sin embargo, esta traslocación puede ser transmitida a los hijos en estado 110 balanceado, es decir, con exceso o defecto cuantitativo de material genético, produciendo, entonces sí, enfermedad. Estos casos son la excepción más notoria a la afirmación de que en general los defectos cromosómicos no se heredan.

El mongolismo es un buen ejemplo: si bien la inmen-sa mayoría de niños mongólicos poseen tres cromosomas n? 21 (trisomia 21 libre) en lugar de dos, un pequeño porcentaje posee una traslocación no balanceada donde un cromosoma 21 extra está adosado a otro cromosoma. El resultado final es el mismo (hay exceso de material genético del cromosoma 21) y las características clínicas del mongolismo por trisomia o por traslocación son idénticas. Hay diferencia, sin embargo, en el riesgo para los futuros hijos de una pareja que ha tenido un niño mongólico: si uno de los progenitores es portador silen-cioso de una traslocación balanceada, el riesgo de recu-rrencia de mongolismo en sus hijos es 60 veces mayor que para la población general, mientras que si la pareja es cromosómicamente normal, el riesgo es el que corres-ponde a la incidencia de mongolismo de acuerdo a la edad de la madre.

C. N.: ¿Por qué influye la edad de la madre en el riesgo de mongolismo debido a una trisomia libre?

V. P.: Estudios epidemiológicos han demostrado que la incidencia de niños mongólicos aumenta a medida que avanza la edad de la madre y que el incremento es muy

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leve hasta los 30 años, haciéndose muy marcado por encima de 35 años. Así, mientras que en la población general la frecuencia de la afección es de uno en 600 nacidos vivos, es sólo uno en 3000 niños de madres menores de 25 años, pero uno de cada cincuenta en hijos de madres mayores de 40 años. Normalmente los 23 pares de cromosomas homólogos se separan durante la división meiótica dando origen a gametas (óvulos) con la mitad del número cromosómico ( 2 3 ) que al ser fecundadas por un espermatozoide con 23 cromosomas producen el huevo cigota con 46 cromosomas. La triso-mia del mongolismo resulta de la falla de este mecanis-mo de separación o reducción meiótica: los dos cromo-somas 21 migran hacia el mismo polo originando un óvulo con 24 cromosomas en lugar de 23 (con un cro-mosoma n? 21 extra). Se desconoce la razón por la cual una mujer de edad efectúa la reducción meiótica con menor eficiencia. Existen varias hipótesis en danza: envejecimiento celular, infecciones virales, radiaciones. Incluso hay quienes sospechan que existe un mecanismo inmunológico: las madres de hijos mongólicos parecen tener anticuerpos antitiroideos con más frecuencia que las madres controles.

C. N.: Los individuos con alteraciones cromosómicas sue-len tener menor expectativa de vida que las personas normales. ¿Hay indicios de que este efecto letal se ejerza también durante la vida fetal?

V. P.: Si. Estudios cromosómicos en material de abor-tos espontáneos han demostrado que el 20 por ciento de éstos se deben a algún tipo de anomalía cromosómica. Incluso se han visto aberraciones jamás descritas en nacidos vivos, como la trisomia del cromosoma 16, deduciéndose que éstas son siempre incompatibles con la vida. Con respecto a mongolismo se calcula que por cada niño que nace con esta afección otros dos son abortados tempranamente.

C.N.: ¿Congénito es sinónimo de genético?

V. P.: Congénito significa pura y exclusivamente que algo esta presente en el momento del nacimiento, sin abrir juicio sobre la etiología. Existen afecciones con-génitas claramente determinadas por factores ambien-tales intrauterinos, que pueden ser infecciosos (la ru-béola), químicos (la talidomida) o físicos (las radia-ciones). Además, es necesario dejar bien claro que no todo lo genético es congénito: el ejemplo más claro es el de la corea de Huntington, una enfermedad que está genéticamente determinada desde el momento de la concepción pero que rara vez se expresa clínica-mente antes de la tercera década de vida.

C.N.: Usted ha mencionado el uso de la epidemiología en genética. En general los legos asocian la epidemiolo-gía con el estudio de las enfermedades infecciosas y no con el de las afecciones genéticas. ¿Nos podría explicar con más detalles en qué consiste?

V. P.: La genética médica utiliza métodos de diversas ramas de la medicina: la clínica, el análisis de genealo-

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Tipo de anomalía Abortos

espontáneos Nacidos

vivos

Síndrome de Turner: 45,XO (mujeres) 1/20 1/3.500 mujeres Síndrome de Klinefelter: 4 7 , X X Y (varones) no se encuentra 1/500 varones Triple X : 4 7 , X X X (mujeres) no se encuentra 1/1.500 mujeres Doble Y : 4 7 . X Y Y (varones) no se encuentra 1/1.000 varones Mongolismo: 47, un cromosoma 21 extra 1/40 1/600

Frecuencia de algunas anomalías cromosómicas en recién nacidos vivos y en material de abortos (el número que antecede a la constitución cromosómica indica el mímero total de cromosomas). Se observa que algunas anoma-lías son mucho más frecuentes en abortos. Teniendo en cuenta la incidencia de abortos espontáneos en la po-blación se puede inferir que el 95 por ciento de los fetos con síndrome de Tumer y el 70 por ciento de los fetos con mongolismo son abortados tempranamente.

gía, la morfología cromosómica, la citoquímica y la bio-química y, también, la epidemiología. Si bien es cierto que la epidemiología nació con el estudio de las enfer-medades infecciosas, actualmente su metodología puede aplicarse a toda la patología humana incluyendo, por cierto, a las enfermedades genéticas. Un ejemplo clásico del uso de la epidemiología en el estudio de patología no infecciosa lo constituye la demostración del papel del cigarrillo en la producción de cáncer pulmonar. El método epidemiológico aplicado a la genética médica implica el estudio estadístico de la distribución de una enfermedad presuntamente genética en la población, el análisis de su presentación en varios miembros de una familia, su preferencia por ciertos grupos étnicos, su asociación con consanguineidad familiar, etcétera. El ob-jetivo es determinar si factores genéticos están invo-lucrados o no en una enfermedad dada y, en caso afir-mativo, de qué tipo son: génicos, cromosómicos, multi-factoriales.

C. N.: Es decir, quiere descubrir relaciones causa-efecto

V. P.: La determinación etiológica es, efectivamente, el fin último del método epidemiológico en cualquier área que se aplique. Sin embargo muchas veces se llega solo a establecer asociaciones estadísticas entre cierta carac-terística y una enfermedad, correspondiendo luego las inferencias sobre si existe relación de causa a efecto. Conspiran contra la posibilidad de descubrir esta rela-ción la imposibilidad de experimentar con seres huma-nos y el hecho de que la mayoría de las afecciones con participación genética son multicausales, es decir no existe un factor único sino una interacción compleja de ciertas características genéticas y varios agentes am-bientales difíciles de analizar. En enfermedades mono-factoriales, como algunas mutaciones génicas por ejem-plo, la combinación de técnicas epidemiológicas, clínicas y bioquímicas ha permitido establecer relaciones de causa-efecto, entendiendo éstas con criterio biológico amplio. Tal es el caso de las hemoglobinopatías, donde no cabe duda que se deben a mutaciones génicas que inducen la formación de moléculas globínicas anormales que a su vez son responsables de todos los signos de la enfermedad.

La epidemiología genética seguramente aporta datos para orientar las investigaciones de los "científicos bá-

Figura 2. Falta de separación de los cromosomas durante la meiosis. El esquema muestra la migración anómala de un par de cromosomas homólogos durante la meiosis. En la célula están esquematizados solo 2 pares de cromosomas, para mayor claridad. En 1) los cromosomas duplicados se disponen en el centro de la célula; 2) un par de cromosomas migra hacia el mismo polo en lugar de separarse y dirigirse a los polos opuestos; 3) esto resulta en una célula intermedia que contiene un cromosoma de menos y otra que contiene un cromosoma de más; 4) en cada célula nueva, los cromosomas duplicados se dividen y vuelven a separarse, como en la meiosis normal; 5) el resultado final es: dos células con 24 cromosomas y dos células con 22 cromosomas.

el laboratorio.

C. N.: ¿Rigen también para la genética epidemiológica los postulados de Koch? ¿O no se los proponen por timidez?

V. P.: Lo sugerido por la epidemiología genética puede ser confirmado, refutado o modificado por los investi-

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fertilización de dos gametas normales

X / ) gameta con un cromar,o gameta normal ma entra

J J y -

zigoía normal

>¿ zigota ír»si.dmíca

gameta con un cromoso- gameta noima! zigota monosdmica ma menos

Figura 3. "Esta figura muestra los resultados de la fertilización de gametas con número anormal de cromosomas, por gametas normales.

gadores que trabajan a nivel celular y molecular. La determinación etiológica precisa se ve facilitada si se dispone de modelos animales, como por ejemplo las dis-plasias esqueléticas, las cardiopatías congénitas y los defectos metabólicos de ciertas cepas puras de ratón. Con animales sí se pueden hacer los experimentos nece-sarios sin que pesen los factores subjetivos que afortu-nadamente inciden en la conducta humana. Por otra parte, el tiempo de generación humana (25 años) es tan largo que resulta muy difícil realizar un estudio pros-pectivo de los rasgos genéticos. La importancia de la liberalidad de las cruzas y de los tiempos de generación rápidos se reflejan claramente en la biología molecular: el tiempo de generación de una Escherichia coli, la bac-teria intestinal humana que ha sido, con sus fagos, el caballito de batalla de la biología molecular, es de 20 minutos.

C. N.: ¿Quiere decir que en genética humana las limita-ciones morales y subjetivas sumadas a un largo tiempo de generación determinan una especie de estancamiento de la investigación básica?

100 80 60

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45 50

Figura 4. La incidencia de mongolismo aumenta en forma aproximadamente geométrica con la edad de la madre. Nótese que la escala de incidencia es logarítmica.

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V. P.: Afortunadamente, esto no es así. Con el adve-nimiento de las técnicas de cultivo celular se ha comen-zado el estudio de la genética de las células somáticas, un campo extremadamente promisorio tanto para la ge-nética básica como para la genética asistencial. El cultivo de células somáticas ha permitido ya resolver problemas de diagnóstico y determinar el defecto primario de nu-merosas enfermedades genéticas. Si bien nuestro labo-ratorio se ha dedicado hasta ahora principalmente a la citogenética, actualmente estamos extendiéndonos hacia la genética celular bioquímica y esperamos poder dispo-ner en breve de un laboratorio de cultivos de células a largo plazo que nos permitirá iniciar el estudio de las enfermedades genéticas del metabolismo y también efec-tuar la detección pre-natal de algunas enfermedades genéticas.

C. IV.; ¿En qué consiste la detección pre-natal de enfer-medades genéticas?

V. P.: Así como se pueden estudiar las células de un individuo adulto para la detección de una anomalía cromosómica o una deficiencia enzimática, hay técnicas que permiten obtener células del feto y someterlas a los mismos procedimientos. Se trata de una punción abdo-minal a la señora embarazada entre las semanas 14? y 16? de gestación, por la que se extrae una pequeña mues-tra de líquido amniótico, sin tocar al feto ni afectar su normal desarrollo. El líquido amniótico contiene nor-malmente células fetales descamadas que se desabollan en cultivo y luego permiten analizar la constitución cro-mosómica del feto así como varios sistemas enzimáticos.

C, N.; ¿En qué enfermedades genéticas es importante este tipo de estudio?

V. P.: En toda aquella que sea suficientemente grave, que tenga una probabilidad significativa de ocurrir en

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los hijos del matrimonio que consulta, y en la que el diagnóstico pueda efectuarse en células fetales. El diag-nóstico prenatal provee al médico de criterios diagnós-ticos irrefutables y le permite efectuar un asesoramiento genético preciso. Si bien ya se ha demostrado la posi-bilidad de diagnosticar prenatalmente todo tipo de ano-malía cromosómica y una cantidad grande de deficiencias enzimáticas, aún no se han desarrollado en nuestro país las técnicas adecuadas.

C. N,: ¿Qué es el asesoramiento genético?

V. P.: Es la aplicación clínica fundamental de los prin-cipios de genética. Consiste en la estimación de la pro-babilidad que en una familia ocurra o se repita una enfermedad presuntamente hereditaria. La situación más común es la de la pareja a quien le ha nacido un niño malformado o que desarrolla una enfermedad genética. Para estimar el riesgo de recurrencia es fundamental un diagnóstico adecuado de la afección en cuestión y el conocimiento de los modos de transmisión de las distin-tas enfermedades. Muchas veces es necesario efectuar estudios exhaustivos en los pacientes y sus familiares a fin de poder asesorar adecuadamente. Afortunada-mente en muchos casos los riesgos de recurrencia sue-len ser bajos, con el consiguiente alivio de la pareja que, en general, suele imaginarse peores riesgos que los reales.

Tipo de afección Frecuencia por 1 . 0 0 0 nacimientos

Malformaciones congénitas c o n etiología multifactorial (genética y ambiental) compleja

Malformaciones congénitas debi-das a mutaciones génicas

Anomalías cromosómicas

Enfermedades que se exteriorizan luego del nacimiento y debidas a mutaciones génicas

Trastornos comunes con compo-nentes genéticos en la etiología

T O T A L

20

5

4

8

10

47

Esta tabla da una idea de la frecuencia en la población de los distintos tipos de "defectos de desarrollo" entre los cuales se incluyen anomalías morfológicas detecta-bles al nacimiento y trastornos que, si bien determina-dos prenatalmente, se exteriorizan posteriormente en la infancia o adultez por defectos metabólicos y ¡o so-máticos.

C.N.: ¿Cuáles son los centros de genética médica que existen en nuestro país?

V. P.: Existen algunos grupos trabajando en hospita-les, dedicados fundamentalmente al estudio de afec-ciones cromosómicas mediante técnicas citogenéticas.

Si se tiene en cuenta que estas constituyen no más del 2 al 3 por ciento de todas las enfermedades gené-ticas, se deduce que el mero estudio cromosómico no alcanza a cubrir la totalidad de las necesidades de la genética asistencial. En el Centro de Genética Médica de la Subsecretaría de Salud Pública se intenta cubrir con mayor amplitud la patología genética, pero tro-pieza con el inconveniente de no estar en un hospital, hecho que lo aisla y dificulta seriamente su labor asis-tencial. Sin embargo, el Centro de Genética Médica presta un servicio importante al asumir tareas docen-tes y estudios poblacionales. En el Hospital de Niños de Buenos Aires estamos encarando actualmente la creación de un servicio de genética que tendrá funcio-nes asistenciales (diagnósticos y asesoramiento gené-tico) y de investigación clinico-epidemiológica.

C.N.: ¿A qué se debe el retardo que sin duda se ob-serva en la genética médica argentina?

V. P.: Por empezar, a los estudiantes de medicina no se les enseña genética. Creo que en esto reside el prin-cipal escollo. De esta causa primaria surgen como na-tural consecuencia la ausencia de centros de capacita-ción de posgrado y la subestimación de los factores

genéticos en la causalidad de la patología humana. No solo se sufre de una gran escasez de especialistas en la materia sino que los graduados de las facultades de medicina de nuestro país adolecen de fallas concep-tuales importantes que se traducen en una deficiente atención de los problemas hereditarios.

C. N.s Una última pregunta, ¿cuál es la importancia re-lativa de las enfermedades genéticas en la patología humana?

V. P.: Eso depende del estado de desarrollo económico-social y sanitario del país. En los países desarrollados, donde muchas enfermedades ambientales e infecciosas están siendo controladas, adquieren preeminencia en la patología las afecciones crónicas, malformativas y gené-ticas. Aun así, hay que tener en cuenta que cada enfer-medad genética es individualmente rara (incidencias que varían entre 1 en 1000 y 1 en 50 .000) si bien el nú-mero de estas afecciones crece día a día debido a descu-brimientos de causas genéticas en diversas enfermedades hasta entonces sin etiología conocida. Un catálogo reciente de enfermedades genéticas nombra 700 afecciones diferentes. En países como el nuestro, donde el 80 por ciento de las muertes infantiles se deben a factores infecciosos y nutricionales, es aparente que las enfermedades genéticas tienen una importancia secun-daria. Pero si pensamos que alguna vez saldremos del subdesarrollo es apropiado que vayamos desarrollando la capacidad para entender y enfrentar preventivamen-te la patología malformativa y genética. O

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Universidad y frustración

Entrevista a Rolando V. García

Ciencia Nueva: Usted fue decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires desde 1957 hasta la intervención, en 1966. A cinco años de distancia, ¿cómo evalúa ese período?

Rolando García: No soy el primero —y es probable que tampoco sea el último— que se dedica a analizar y evaluar ese período universitario. De todas las facul-tades que componen la Universidad, la de Ciencias Exactas es, sin duda, la que, durante ese período, ge-neró cambios internos de mayor envergadura, y es na-tural que se trate de entender por qué ocurrió así y de evaluar qué sentido tiene todo eso visto a cinco años de distancia. ¿Qué es lo que intentamos hacer y qué es lo que realmente hicimos en ese período?

La experiencia adquirida durante esos años fue muy valiosa para mí. Sin ella, dudo que hubiera llegado a tener la concepción de la Universidad que tengo aho-ra y que resumiría de la siguiente manera.

Él problema universitario tiene un aspecto político y otro técnico. El primero tiene prioridad sobre el segundo: debemos poner la técnica al servicio de la política y no viceversa. El objetivo de nuestra univer-sidad no debe ser, en última instancia, formar técni-cos e investigadores capaces, sino contribuir a la trans-formación que necesita el país. Indiscutiblemente que, para lograrlo, hay que formar gente con un alto nivel de capacitación. Pero este es el instrumento y no la meta.

Planteado así el problema, debemos comenzar por preguntarnos cuál es la transformación que deseamos para nuestro país. En lo que va de este siglo, nuestro país solo conoció dos transformaciones profundas: la que produce el irigoyenismo, con el acceso de la clase media al poder, y la que produce el peronismo, con la toma de conciencia política del proletariado. Desde entonces se ha hablado mucho de transformación y de cambio. Y si los usurpadores del poder han dejado de utilizar la palabra desarrollo, es sólo porque está "pasada de moda", Pero ni el desarrollismo ni las ver-siones actuales de transformación y cambio nos pro-ponen un cambio real y una transformación profun-da, a la altura del proceso histórico que se está vi-viendo en el continente latinoamericano.

La transformación a la cual vo aspiro para mi país consiste, simplemente, en que deje de ser un país de-pendiente. Debo aclarar, de inmediato, que todo pa-recido de esta afirmación con lo que haya dicho algu-no de nuestros ex ministros de economía es pura coincidencia. . . de palabras, no de ideas. Ouizás para evitar cualquier parecido, aun en las palabras, sería

mejor que llamara a este tipo de transformación por su verdadero nombre: se trata, lisa y llanamente, de la liberación nacional; de una liberación auténtica, que permita a la gran masa de nuestro pueblo tomar en sus propias manos su destino como pueblo. Esta libe-ración tiene un doble sentido, porque también es do-ble la raíz de nuestra dependencia. Se trata, en primer término, de una liberación de la dependencia externa. Es quizás la más fácil de definir puesto que existe para ella una palabra inequívoca que resume el con-cepto: el imperialismo.

En segundo término, es una liberación de la de-pendencia interna, que se puede definir como el do-minio que ejercen minorías privilegiadas sobre la gran masa de la población.

Una vez establecido este punto de partida —que es, sin duda, un lugar común con lo que sostienen numerosos movimientos de diversas ideologías— vie-ne la tarea menos simple de establecer las implicacio-nes para la acción. Desde el punto de vista de la uni-versidad, creo que pueden reducirse a tres, estrecha-mente interdependientes.

En primer lugar, el universitario debe asumir una posición militante. Cada universitario debe definir su forma de militancia. Pero al nivel de la institución misma esa militancia debe incluir la denuncia perma-nente de todas las formas de dependencia y, muy es-pecialmente, la puesta en evidencia de los métodos sutiles del imperialismo moderno, así como las formas encubiertas de explotación, tanto externas como in-ternas.

En segundo lugar, la universidad debe ser uno de los instrumentos esenciales para el estudio de los pro-fundos cambios necesarios en la estructura socio-eco-nómina del país y para la instrumentación de una po-lítica científica y tecnológica que posibilite la trans-formación.

En tercer lugar, la universidad debe producir su propio cambio de estructura, dejando de ser una uni-versidad al alcance y al servicio de una clase social, para transformarse en una universidad abierta, ver-daderamente popular.

Es dentro de este contexto que yo desearía abordar el análisis de lo que se intentó hacer y de lo que verdaderamente se hizo en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, durante el período en el cual me correspondió actuar, es decir, entre 1956 y 1966.

El punto de partida fue muy precario. Nuestra fa-cultad no tenía prácticamente ningún peso dentro de

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la Universidad. Pocos alumnos, muy pocos profesores, un edificio colonial, algunos laboratorios vetustos y mal equipados, un presupuesto ridiculamente escaso. Las poderosas camarillas de las facultades de Medici-na, Ingeniería y Derecho habían gobernado a volun-tad durante toda la historia de la Universidad, y eran responsables de su atraso y de su estancamiento. Las ciencias básicas eran solo el pasatiempo de una élite o el áspero camino de algún asceta con pasión por la ciencia.

Fue necesario plantearse una estrategia a largo pla-zo y aferrarse a ella tenazmente, en una lucha porfia-da, rayana con la terquedad. El esquema que elabora-mos era, sin embargo, simple en su estructura. Como primera prioridad, la Facultad tenía que llegar a pesar dentro de la Universidad; debía poder convertirse en una plataforma de lucha, respetada por su jerarquía, por su capacidad de trabajo, por la seriedad y el rigor de los estudios y de las investigaciones que en ella se realizaran. Esto solo podía lograrse con una nueva generación de docentes e investigadores que tuvieran un alto nivel de formación y una clara conciencia de la res-ponsabilidad social que les cabía a ellos, como científi-cos y a la Universidad, como institución nacional. Esta etapa la cumplimos, aunque en un período de tiempo más largo que el que nos habíamos propuesto. Es cierto que la Facultad creció a un ritmo vertiginoso y llegó a ser el centro de formación e investigación en las ciencias básicas más importante de América latina Pero los obstáculos de toda índole que tuvimos que superar, así como la implacable campaña que se desató contra los sectores reformistas de la Universidad —campaña que estuvo específicamente dirigida contra la conducción de la Facultad de Ciencias Exactas— nos impidió entrar de lleno en la segunda etapa, cuyo objetivo era lograr igual jerarquía en la investigación aplicada. El Instituto de Investigaciones Aplicadas hu-biera sido la culminación de esta etapa. Durante va-rios meses se trabajó, conjuntamente con la Facultad de Ingeniería, en los planes para la creación de este Instituto. Ouedó un proyecto listo para comenzar a ejecutarse. Pero llegó junio de 1966 . . .

C. TV.: ¿Por qué considera usted que la investigación aplicada debía abordarse solo en una segunda etapa? ¿No podría haberse comenzado antes?

R. G.: En realidad, la investigación aplicada se impul-só desde un comienzo. Por eso se estableció el Insti-tuto de Cálculo, se desarrolló el Departamento de In-dustria, se estableció el Instituto de Biología Marina, se investigaron métodos de prevención del granizo en Mendoza, se comenzó el estudio integral de los suelos en la región chaqueña y otros muchos estudios que no cabe detallar. También se eligieron temas de investiga-ción básica dentro de campos que conducían a aplica-ciones inmediatas, como se hizo, por ejemplo, con electroquímica.

Pero mi afirmación anterior tiene otro sentido. Cuando comenzamos el proceso acelerado de expan-sión de la Facultad, el peso de nuestro esfuerzo recayó en la formación de investigadores y en la instalación de laboratorios en ramas de la ciencia que estaban prácticamente huérfanas en nuestra universidad y por ende en el país. El primer objetivo fue tener una

"masa crítica" de investigadores y un "clima" de trabajo. A partir de allí se podrían formular planes más ambiciosos, a más largo plazo y más integrados-en la problemática del país. Esta estrategia fue equi-vocadamente interpretada por sectores estudiantiles como una posición cientificista. Ignoraron, sin duda —y la culpa fue nuestra en gran medida— cuales eran las razones que nos movían a adoptar esta estrategia y no otra. El tema merece una larga discusión, impo-sible de condensar en una entrevista de este tipo, pero que espero enviarles como una contribución futura.

Aquí me limitaré a decir que yo no comparto una posición muy rígida con respecto a la elección de los temas de investigación cuando se está en el punto de partida. Lo fundamental es formar buenos investiga-dores, gente que sepa trabajar, que sepa encarar pro-blemas nuevos, que conozca las técnicas modernas, que tenga una metodología adecuada, que haya adqui-rido autonomía en el trabajo creador. No importa tanto en cuales temas haya tenido que formarse. Lo que sí importa es su formación como individuo. Lo que sí importa es que no se haya corrompido al nivel personal, que esté dispuesto a poner lo que aprendió al servicio del país, que decida libremente ser un investigador semi frustrado y con modestos recursos, en su propio país, y no sueñe con un sueldo en dólares y con el mejor laboratorio del mundo en Berkelev o en el M. I . T. Un buen tirador tiene que haber prac-ticado mucho y con distintos tipos de armas. No im-porta dónde aprendió a tirar. Lo importante es contra quién tire una vez que aprendió a tirar.

C. N.í La crítica más seria que le hizo el sector estu-diantil durante su actuación universitaria fue la acep-tación de subsidios de fundaciones norteamericanas. ¿Podría aclararnos su posición con respecto a este pro-blema?

R. G.: El problema de los subsidios extranjeros debe plantearse en perspectiva, dentro del marco de la po-lítica general del país. No se trata de determinar en cada caso si el subsidio en cuestión impone condicio-nes o no las impone; si el subsidio viene a promover un tipo de investigación que interesa a los donantes o que interesa a la institución que los recibe; si el sub-sidio crea o no crea condiciones que dejan al investi-gador a merced del donante, estableciendo lazos eco-nómicos que luego no pueden romperse sin poner en peligro la estabilidad o la continuidad del instituto o grupo de investigación. No se trata, en suma, de clasificar a los subsidios en "puros" y en "corrupto-res", estableciendo una celosa vigilancia que deje obrar solamente a los primeros y cierre el paso a los otros. El problema no está allí.

En un país dependiente lo aue está en juego es el sistema total de penetración del país dominante, es el sistema total de sumisión. Y es misión fundamental de la Universidad el esclarecimiento de las formas que adquiere esa dependencia. La Universidad, más que ninguna otra institución, tiene la responsabilidad de contribuir a crear en el pueblo la conciencia de que somos un país dependiente. Tiene, pues, la obligación de mostrar una posición absolutamente clara, sin equí-vocos posibles.

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C. N.; Siendo así, ¿cómo juzga usted, retrospectivamen-te, la política de subsidios que usted mismo aplicó, como Decano de la Facultad de Ciencias Exactas?

R. G.: Aquí hay varios aspectos que considerar, de los cuales mencionaré solo dos. En primer lugar, nosotros usamos los subsidios como arma política y económica para defendernos y sobrevivir frente al ataque per-manente de los grupos reaccionarios que dentro y fue-ra de la Universidad usaron todo tipo de armas para destruirnos o, por lo menos, para paralizarnos. En segundo lugar, nuestra política consistió en lograr el reemplazo del subsidio individual por el subsidio insti-tucional. Los subsidios que solicitamos a la Fundación Ford o al B I D no fueron para un investigador o un grupo de investigadores determinado, sino para equi-par laboratorios que trabajaban en nuestros propios planes de investigación previamente elaborados o para completar la biblioteca. Teníamos la conciencia tran-quila, porque nunca la Facultad recibió un subsidio que pudiera ser objetable en tanto nos quedemos en el análisis del subsidio mismo. Pero, como ya he di-cho, la división de los subsidios en puros e impuros es improcedente. Por otra parte, se trata de una cla-sificación imposible de aplicar sin un alto grado de incertidumbre y arbitrariedad. Las formas sutiles de penetración establecen una gradación casi continua entre uno y otro tipo; no existe una línea neta con condiciones tales que ponga claramente en evidencia a quienes la traspasan. Una vez que se admitió el prin-cipio, una vez que una institución fue aceptada, lo de-más es cuestión de tiempo. La lucha por mantener infranqueable esa barrera es dura y larga. La expe-riencia nos mostró que esa lucha se pierde inexorable-mente. Nosotros no perdimos esa lucha en nuestra Facultad, pero la perdimos en la Universidad. Con el agravante de que esa lucha nos dejó en una posición ambigua frente a un estudiantado que reclamaba, con razón, posiciones esclarecedoras, actitudes definidas y una acción combativa con consignas precisas.

Hacia el final de mi último período en el decanato de la Facultad de Ciencias Exactas adopté, por todas estas razones, una actitud de rechazo total a los sub-sidios etxranjeros. Pero esa posición, que fue hecha pública, se tomó lamentablemente, como una manio-bra electoralista para ser usada en las elecciones en las aue fui candidato al rectorado de la Universidad de Buenos Aires.

C. N.s Sería preferible que nos ocupáramos ahora del presente y del futuro. ¿Qué medidas o qué planes pro-pondría usted para remediar la actual situación uni-versitaria y científica en el país?

R. G.: En el momento actual es poco lo que puede programarse o planificarse mientras el país no salga del atolladero en el cual se encuentra y mientras pasen las cosas gravísimas que están ocurriendo. Muchos de mis colegas se empeñan en corregir algunas anoma-lías, combatiendo a ciertas personas o proponiendo medidas determinadas para que se rectifiquen rumbos en algunas instituciones. Yo no dudo de que lo hagan muy honestamente, ni dudo tampoco de que puedan tener cierta eficacia. Lo que pongo en tela de juicio es la pertinencia de esa lucha dentro del contexto nacio-nal. Al doctor Taquini se lo podrá reemplazar por al-guien que sepa algo de política científica; se podrá me-

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jorar el CONACYT, pero eso no modificará mucho la situación. Tampoco se trata de cuestionar a este o aquel miembro del Consejo de Investigaciones. O de preguntarse si Santas era mejor que Quartino o Gue-rrero peor que Zardini. Aquí está en juego todo el sistema y no algunos individuos.

Más grave que la presencia de Taquini en el CO-NACYT es la presencia permanente de los "servicios de informaciones" en la Secretaría y el Directorio del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (pa-ra no hablar de las universidades). Sin restarles un ápice de su gravedad, yo creo que son problemas que deben pasar a segundo plano, porque sólo se trata de manifestaciones, en un sector determinado, del siste-ma político que impera en el país. Por eso, en un país que está en las condiciones del nuestro no tiene mu-cho sentido hablar de planes, como no se trate de los planes que podrían desarrollarse cuando las cosas cam-bien. Pero sólo cuando cambien en profundidad, cosa que no ocurrirá a través de seudo-acuerdos entre diri-gentes fracasados, arribistas profesionales y detenta-dores de poderes que el pueblo jamás les habría otor-gado.

C. N.: ¿Cree usted entonces que habría que buscar la manera de volver al tipo de situación que imperaba en 19G6?

R. G.: De ninguna manera. Nosotros trabajamos en la Universidad anterior a julio de 1966 no porque estu-viéramos de acuerdo con lo que ocurría en el país, sino porque se nos daban las mínimas garantías de in-dependencia que exigíamos para poder formar algunas generaciones de universitarios que estuvieran prepara-dos para contribuir a construir un país distinto. Aun-que esa tarea nos insumió demasiado tiempo y ener-gía, no fuimos indiferentes a lo que ocurría en el país. Para mencionar solo dos ejemplos: de nuestra Uni-versidad partió la denuncia de los contratos petrole-ros y fue la Universidad un factor decisivo que se opuso al envío de tropas argentinas para apoyar la invasión norteamericana a Santo Domingo.

En el orden universitario quizás tendría sentido hablar de volver a 1966, no para hacer lo mismo que se hizo entonces, sino para aplicar la experiencia ad-quirida y hacer algo mucho mejor, con una verdadera revolución de estructuras universitarias. Pero en el orden nacional sería absurdo pensar en volver a 1966. No hay que olvidar que las masas populares están marginadas de las decisiones políticas fundamentales desde 1955. Ninguna vuelta a ningún tiempo pasado tiene sentido. Pero ninguna solución para el futuro tiene tampoco sentido marginando al protagonista principal del proceso histórico.

C.N.i ¿Piensa que habrá que esperar a que sobreven-gan esos cambios profundos para poder hacer algo efectiva en el orden universitario?

jR. G.: Voy a contestarle con una historia. Pero una historia verídica. Fue narrada por un periodis'a fran-cés, en Ginebra, al regresar de una visita a Yietnam del Norte en plena época de la "escalada".

A orillas de un río, en una zona que había sido bombardeada la noche anterior, varios grupos de viet-

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namitas reconstruían afanosamente un puente casi to-talmente destruido. "No piensan que puede volver a ser bombardeado y destruido apenas lo terminen, o aún antes?", preguntó el periodista a su guía. "Claro que sí —fue la respuesta—, ya varias veces hemos construido aquí puentes y todos fueron destruidos. Pero no importa: por breve que sea el período en que funcione el puente, por él pasarán hombres y pertre-chos, víveres y medicinas para otros combatientes. Todo eso va a contribuir a la victoria. Porque un día venceremos y cesarán los bombardeos, y quedará cons-truido un puente mucho más hermoso que todos estos".

Creo que tenemos que imitar a los vietnameses. Seguir construyendo puentes que contribuyen a la vic-toria final. Pero —también como el los— sin pactar con el agresor a fin de evitar los bombardeos.

C. IV..- ¿Cómo juzga usted al gobierno tripartito en tan-to forma de conducción de la Universidad?

R. G.: Creo que la experiencia de gobierno tripartito que se realizó en el período en el cual nosotros actua-mos fue de gran trascendencia y con un neto balance positivo. La participación de los estudiantes y de los graduados en los órganos de gobierno universitario fue una antigua aspiración estudiantil que se remonta al movimiento de la Reforma de 1918. Era importan-te realizar la experiencia y evaluarla como una de las formas posibles de gobierno universitario.

Sigo sosteniendo que estudiantes y graduados reali-zaron un aporte de gran significación al proceso uni-versitario que terminó en 1966. Alguna vez desafié —y ahora reitero el desafío— a profesores y a críticos extrauniversitarios que vociferaban contra el gobierno tripartito, a realizar la siguiente experiencia: revisar las actas taquigráficas de las sesiones del Consejo Su-perior de la Universidad de Buenos Aires, entre los años 1957 y 1966, y evaluar las intervenciones de los cinco representantes de los profesores, los cinco re-presentantes estudiantiles y los cinco representantes de los graduados. Estoy convencido que, al margen de ejemplos particulares —algunos grandes valores entre los representantes de los profesores y algunos ejemplos deplorables de delegados estudiantiles y de gradua-dos— el saldo final muestra que el sector profesoral fue quien menos contribuyó a las cosas positivas que hizo la Universidad. En particular, en lo que respecta al nombramiento de docentes e investigadores, fueron los estudiantes y los graduados quienes pugnaron por una renovación de valores y se opusieron en muchas oportunidades a los profesores caducos cuyo mérito mayor era el ser sostenidos por las poderosas cama-rillas que gobernaron las grandes facultades.

Es curioso, sin embargo, que hayan surgido última-mente, dentro del elenco oficialista de turno, nume-rosos defensores de la participación estudiantil en el gobierno universitario. Son los mismos que antes se oponían y ahora ensavan formas grotescas de popu-lismo en burdo afán demagógico. Las causas profun-das de estos cambios de frente —demagogia aparte— debe verse en el temor que les inspiran otras formas

de "participación" estudiantil, no institucionalizadas pero más efectivas que las anteriores, que han hecho que en algunas facultades las llamadas "autoridades" pasen a ser figuras decorativas, cuando no simples fantoches indecorosos.

C. N.: ¿Cree usted que debe volverse al gobierno tri-partito?

R. G.: Creo que es bueno extraer todas las conclusio-nes de la experiencia anterior y considerar algunas alternativas posibles. Entre los aspectos negativos del gobierno tripartito, figura la disyuntiva en que se en-contraron sistemáticamente los delegados estudiantiles y de graduados. O bien se "integraban" al organismo (Consejo Directivo o Consejo Superior) para el cual habían sido elegidos, se sumergían en los problemas y actuaban según su propio entender, o bien consulta-ban permanentemente a las agrupaciones de las cuales provenían, antes de tomar ninguna decisión. En el primer caso se "desconectaban" de quienes los habían votado, dejaban de ser representativos y eran de in-mediato acusados de estar "entregados". En el se-gundo caso se veían frecuentemente reducidos a la esterilidad, pues los mecanismos de consulta eran len-tos, se les daban "mandatos" que solían ser el fruto de decisiones de una mayoría circunstancial en una asamblea apresuradamente convocada y, en general, quedaban superados por los propios acontecimientos. En el caso de los graduados la situación se tornaba mucho más difícil de evaluar por la influencia de po-derosas asociaciones profesionales.

Hoy se advierte una reacción contra este tipo de 'vicios" del sistema de cogobierno. El problema no es nuestro solamente. Para citar a un país bien distinto, en el Japón los estudiantes rechazaron recientemente la participación en el gobierno universitario. Prefieren que los profesores asuman la responsabilidad total. Reclaman, sin embargo, el poder de veto, pomparte de las organizaciones estudiantiles, sobre cierto tipo de medidas que pudieran adoptar los profesores. Alguna universidad ianonesa ya adoptó este sistema.

Creo, en definitiva, que no hay que aferrarse a es-quemas rígidos. Lo importante es no solo que haya efectiva participación ele estudiantes y graduados en el gobierno universitario, sino que estos se sientan realmente representados. Hay más de una solución posible. En todo caso estoy absolutamente convencido — y la experiencia nuestra es terminante en este senti-d o — que no hay posibilidad de cambios profundos^ en la estructura universitaria sin una fuerte participación de estudiantes y graduados. Y para terminar con este tema, desearía agregar que debemos limpiar a la pa-labras "participación" de las connotaciones que le dio De Gaulle en Francia y que ha tenido imitadores aquí, como en otras partes del mundo. El participa-cionismo " a la De Gaulle" no es más que una forma novedosa de embaucar a obreros y estudiantes. Aquí, como en otros casos, estamos frente a una muestra de la inteli«ente política de la derecha que ha consistido en apoderarse del lenguaje de la izquierda para des-truirlo. O

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Cien años de astronomía argentina Sayd Codina

Marcha

Se cumplió el 24 de octubre de este año el primer centenario de la creación del Observatorio Astronó-mico de Córdoba. Es habitual decir que la astronomía nació en el mo-mento en que el hombre primitivo elevó sus ojos al cielo estrellado. Esto puede ser cierto si uno amplía el contenido de la palabra astrono-mía para comprender en ella, no sólo el conocimiento científico or-denado, fundado en un elaborado trabajo instrumental, que es la astro-nomía en 1971, sino también la mera contemplación del cielo. Li-mitando el uso de tal palabra a la designación de una de las ciencias físicas y teniendo en cuenta el lapso en que se logra la mayor parte de los conocimientos astronómicos ac-tuales, podría decirse que la histo-ria de la astronomía comienza en la segunda mitad del siglo pasado; y, entonces, la vida del Observato-rio de Córdoba coincide con la his-toria entera de la ciencia astronómi-ca actual. Un ligero repaso de las circunstancias en que nació este pri-mer observatorio argentino y de sus principales labores nos dirá en qué medida los objetivos de su creación han sido cumplidos y cómo sus apor-tes han contribuido a la construc-ción de la astronomía de hoy.

Sayd Codina es Licenciado en Astronomía trabaja en el Departamento de Astronomía y Física de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.

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La creación del Observatorio de Córdoba

La fundación del Observatorio Nacional Astronómico en 1871, en la ciudad de Córdoba, puede consi-derarse una paradoja. La situación de la República Argentina en ese año merecía el justo calificativo de catastrófica. La paz de la guerra de la Triple Alianza, que desangró y agotó al país durante cinco años, fue firmada en 1870; en el mismo año 1871, una terrible epidemia de fiebre amarilla diezmaba la pobla-ción de la capital; todo estaba por hacerse para que el país funcionara como un estado moderno. El suce-sor del general Mitre en la presi-dencia de la república, don Domin-go F. Sarmiento, asume la magistra-tura en 1868. Sin ninguna creden-cial de caudillo, como las tuvieron sus antecesores, el novel presidente debe fundamentar muy convincen-temente cada una de sus iniciativas, para lograr el apoyo aun de los re-presentantes más adictos a su línea política. Sólo un profundo conven-cimiento del valor de la ciencia en el desarrollo de las naciones pudo impulsar en Sarmiento una idea apa-rentemente tan inoportuna, como la que permitió el nacimiento del Ob-servatorio de Córdoba. Algunas de sus palabras en el acto de la funda-ción nos ilustran sobre el pensamien-to de Sarmiento a este respecto:

"Hay, sin embargo, un cargo al que debo responder, y que, apenas satis-

fecho por una parte, reaparece por otra bajo nueva forma. Es anticipa-do o superfluo, se dice, un observa-torio en pueblos nacientes y con un erario o exhausto o recargado. Y bien, yo digo que debemos renun-ciar al rango de nación, o al título de pueblo civilizado, si no tomamos nuestra parte en el progreso y en el movimiento de las ciencias natura-les. Es una cruel ilusión del espíritu creernos y llamarnos pueblos nue-vos. Es de viejos que pecamos. Los pueblos modernos son los que re-sumen en sí todos los progresos que en las ciencias y en las artes ha he-cho la humanidad, aplicándolos a la más general satisfacción de las nece-sidades del mayor número. Lo que necesitamos es, pues, regenerarnos, rejuveneciéndonos, adquiriendo ma-yor suma de conocimientos y gene-ralizándolos entre nuestros ciuda-danos".

Es de notar que la idea de insta-lar en la República Argentina de los años 1870 un observatorio astronó-mico no surgió en la mente de Sar-miento luego de asumir su cargo presidencial. Sarmiento conoció ,il que sería luego el primer director del observatorio, el distinguido as-t rónomo norteamericano, doctor Benjamín A. Gould, en su viaje a Estados Unidos como ministro. Allí, Gould le habría explicado su interés en extender al cielo austral los tra-bajos astronómicos realizados en el norte por los grandes astrónomos del siglo, como Bessel, Argelander,

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y otros. Su designación como direc-tor del Observatorio Nacional tuvo lugar inmediatamente después de aceptada la creación por el congreso argentino, en la segunda mitad de 1869; y su arribo a Córdoba se pro-dujo antes de terminar 1870. En el primer año de permanencia en la ciudad serrana, anterior a la inau-guración oficial de la institución, Gould confeccionó la "Uranografía Argentina", mapa del cielo austral que contiene unas 7.700 estrellas más brillantes. La inteligente elec-ción del primer director permitía va-ticinar un destino de labor intensa y eficaz para el novel observatorio.

El primer instrumento importan-te, encomendado por Gould a la Compañía Repsol de Hamburgo en 1870, era un círculo meridiano de precisión, de 12,5 cm de abertura, cuyo arribo a Córdoba fue retrasado, en la fábrica, por la guerra franco-prusiana y, luego, por la epidemia de fiebre amarilla que padecía la ciu-dad de Rosario, cuando por fin el equipo llegó a esa ciudad, en trán-sito hacia Córdoba.

Gould dirige el observatorio has-ta 1885, año en que regresa a Esta-dos Unidos, dejando como frutos de sus trabajos, dos obras de funda-mental importancia para la astrome-tría: el "Catálogo de Zonas", que contiene unas 73.000 estrellas aus-trales; y el "Catálogo General Ar-gentino", con unas 33.000 estrellas medidas con gran precisión.

El sucesor de Gould en la direc-ción del observatorio fue el doctor John M. Thome, bajo cuya direc-ción se ejecuta la monumental "Cór-doba Durchmusterung", que contie-ne 613.718 estrellas situadas entre el polo y los 23° de declinación sur. Comprende este inmenso catálogo las posiciones y brillos de todas ¡as estrellas hasta la 10- magnitud y es, aun hoy, de fundamental importan-cia para la identificación de las es-trellas australes.

El doctor Thome fallece en 1908 y con su muerte se cierra un primer período en los trabajos del observa-torio. Para valorar la importancia del aporte de la institución en esos primeros 37 años de su vida, es ne-cesario tener idea clara del desequi-librio que existió siempre, y todavía existe hoy, entre el número de ob-servatorios dedicados a la observa-ción del cielo boreal y el de los exis-tentes en el Hemisferio Sur. En el año 1870 existían sólo cuatro obser-vatorios australes: el de Cabo de

Cúpula del Observatorio Astronómico de Córdoba.

Buena Esperanza, el de Melbourne, el de Santiago de Chile y el de Río de Janeiro. En los primeros años de este siglo, se cuentan, además, el de Córdoba, el de La Plata y el de Are-quipa, que era una sucursal del Ob-servatorio de Harvard. En esos mis-mos años, existían decenas de gran-des observatorios al norte del Ecua-dor y el avance de la astronomía se hacía en gran medida sobre la base del estudio de las estrellas visibles desde el Hemisferio Norte terrestre. La intensa y eficaz actividad desa-rrollada en esta primera etapa de su vida por el Observatorio de Cór-doba contribuyó muchísimo para re-ducir esa predominancia; y su obra ha constituido una sólida base para el conocimiento posterior del cielo austral.

Las labores del instituto no se efectuaron siempre en un clima eco-nómico cómodo. Desde su funda-ción, el observatorio tuvo recursos modestos para la magnitud de las labores que realizó. Pero hubo mo-mentos, luego de la desaparición de Sarmiento, bajo la dirección de Tho-me, en que las penurias económicas llegaron a asfixiar a la institución y llevaron a pensar en la interrupción total de sus tareas. Predominó al fin el buen sentido de las autorida-des y las dificultades se superaron

hacia el fin del período de dirección de Thome.

La astrofísica entra en escena

El tercer director del observato-rio fue un astrónomo que trabajó previamente en el importante Ob-servatorio Lick; Charles D. Perrine fue designado para Córdoba en 1909. Su período comienza en el momento en que surge con toda su importancia la rama preponderante en la astronomía actual: la astrofí-sica. La física del Sol y las estrellas, cuyo conocimiento se iniciara con la aplicación de la espectroscopia y la fotometría de precisión en el estu-dio de los astros y con el desarrollo de la física moderna a comienzos de este siglo, presenta exigencias de mayores telescopios y diversos ins-trumentos auxiliares, dispensables para la astrometría clásica. Perrine comprendió plenamente que el des-tino de un observatorio astronómi-co de alto nivel dependería en mu-cho de su instrumentación apropia-da para los estudios astrofísicos; y proyectó la instalación de un gran telescopio reflector de 150 cm de diámetro, de igual abertura aue el del Observatorio de Monte Wilson, en Estados Unidos, en ese momen-to el mayor del mundo. Esta admi-rable idea de Perrine no pudo, la-mentablemente, concretarse basta muchos años después, en 1942, de-bido a una larga lista de dificulta-des que se presentaron al proyecto durante su puesta en práctica. De haberse podido llevar a cabo la ins-talación en un plazo prudencialmen-te breve, Córdoba habría encabeza-do, tal vez, los estudios astrofísicos mundiales durante la proficua épo-ca de su primer desarrollo.

En el período de la dirección de Perrine, el observatorio continuó realizando importantes trabajos en astrometría, entre los que resalta la eiecución de 8 volúmenes de una obra internacional de gran enverga-dura, denominada "Carte du Ciel".

A partir de Perrine, v hasta el presente, ocupan la dirección del ob-servatorio astrónomos argentinos: Nissen, Gavióla, Platzeck, Sahade, Bobone, Gratton y Landi Dsssv, aue es su actual director. Haciendo ho-nor a sus antecesores, cada uno de ellos contribuve a afianzar la misión que le corresponde a Córdoba en el gremio internacional de la astro-nomía.

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La Estación Astrofísica de Bosque Alegre

Una tercera etapa, en la vida de la institución, comienza el día de la inauguración de su estación astro-física de Bosque Alegre, en 1942, bajo la dirección del doctor Enrique Gavióla. Bosque Alegre es un cerro de 1.250 m de altura sobre el nivel del mar, situado en las "sierras chi-cas" cordobesas, a unos 40 km de la ciudad de Córdoba en línea recta, al noroeste de Alta Gracia y al sur de Carlos Paz. La estación es sede de un telescopio reflector de 154 cm de abertura que es, aún hoy, el ma-yor instrumento de su género en América Latina. Este instrumento fundamental ha ido siendo dotado posteriormente de los múltiples dis-positivos secundarios necesarios para cubrir diversos campos de investiga-ción en astrofísica moderna. Su me-jor utilización ha exigido instalarlo en un lugar solitario, alejado de po-blaciones que perturban con su ilu-minación artificial las observaciones nocturnas. El local central del ob-servatorio, situado a unas quince cuadras al este de la Plaza San Mar-tín, y que en su origen quedaba fue-ra del casco de la ciudad, está hoy en día totalmente rodeado por la populosa urbe y es sensiblemente in-apropiado corno sede de observación astronómica.

El observatorio de Córdoba en 1 9 7 1

El primer centenario encuentra al Observatorio de Córdoba en una asentada posición como institución científica de alta jerarquía. Su local central, situado en lo que es hoy centro de la pujante ciudad de Cór-doba, aloja todavía algunos de sus instrumentos astrométricos, sus bien equipados talleres óptico y mecáni-co, una valiosa biblioteca especiali-zada, el moderno instrumental de elaboración de las observaciones as-trofísicas, los lugares de trabajo de los investigadores, y los servicios ad-ministrativos de la institución.

En Bosque Alegre, bajo la gran cúpula de 20 m de diámetro, se halla el gran telescopio reflector. Existen además locales destinados a alojar a los observadores, que pasan allí muchas semanas del año en su fatigoso trabajo nocturno y a los ser-vicios auxiliares de la estación.

La base clel telescopio reflector de Córdoba y su anteojo de puntería.

El gran círculo meridiano ha sido trasladado desde el local central del observatorio y funciona actualmente en la Provincia de San Juan, en co-laboración con la Universidad de Cuyo, en un lugar más apropiado que su emplazamiento original.

Un capital tanto o más importan-te que el de su instrumental, sus bi-bliotecas, sus talleres, y su tradición de institución importante para la as-tronomía mundial, es el constituido por su equipo de investigadores, de sólida formación científica, compe-netrado de su función, y decidido a mantener al observatorio en su tras-cendente papel de puntal de la cien-cia astronómica en América Latina. El observatorio contribuye a formar sus propios planteles. En 1955 dejó de ser Observatorio Nacional para pasar a depender de la Universidad Nacional de Córdoba. En ésta se creó el Instituto de Matemática, As-tronomía y F í s i ca , estrechamente vinculado, aunque independiente, al. observatorio astronómico. Se van formando en dicho instituto los nue-vos planteles de astrónomos cordo-beses, de los que el observatorio lia podido ya nutrirse con excelentes investigadores. El personal científi-co del observatorio se reduce a una

veintena de científicos, que se re-parten en cinco o seis equipos de investigación problemas de astrome-tría, fotometría y espectroscopia es-telares, galaxias y sistemas de gala-xias, etc. El nivel en que se desarro-llan estas tareas está medido por el valor de las múltiples publicaciones de la institución y por el respeto que el observatorio recibe del orga-nismo que agrupa a la astronomía mundial, la Unión Astronómica In-ternacional.

Como acontece a todas las insti-tuciones científicas en nuestros paí-ses, el observatorio ha de tener tam-bién hoy dificultades económicas que irán contra el mejor cumpli-miento de sus fines. Pero esas difi-cultades son superables cuando el instituto en cuestión cuenta con una tradición de trabajo fecundo, como en el caso del observatorio de Cór-doba; y, especialmente, cuando se ha logrado nuclear un equipo de in-vestigadores de gran jerarquía, co-mo el que constituye su capital pri-mordial. Es, sobre todo, por este respaldo humano con que cuenta el Obse rvatorio de Córdoba que !e pre-sagiamos un segundo siglo de vida más fructífero aun, si cabe, a partir de este año 1971. O

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Los científicos que JL !

se burlan de la ciencia I i!

Alexander Kohn © Unese o

Impact: Science et société, vol. XIX, 1 9 6 9 , n9 3

Contrariando la opinión de los profanos que los acusan de ser meras máquinas de pensar, los científicos tienen, en general, un sentido del humor muy desarrollado. Al hallar una re-vista donde pueden expresarse con libertad, se apresuraron a enviar colaboraciones en las que se burlan de sí mismos y de su profesión, satirizando la pedantería, la falsedad, el abu-rrimiento y la vanidad centífica. En este artículo se han de encontrar ejemplos de todo esto.

Alexander Kohn es jefe del Departamento de Biofísica del Instituto ¡sraelt de Investigación Biológica de Ness-Ziona. Fue secretario (1960-1964) y vicepresidente (1965-1966) de la Asociación Israelí para el Progreso de las Ciencias, y profesor de microbiología en la Facultad de Medicina de la Universidad hebraica. Fundador y jefe de redacción del Journal of irreproducible results y miembro del comité de redacción del Journal of biological psychology. Dirigió la publicación del trabajo Onderzoekerkunst en holandés, en 1963.

Las ciencias son una fuente de beneficios porque impiden que los hombres piensen.

Estoy convencido que ni la ciencia ni el hombre podrán sobrevivir a la dureza de esta época si carecen de sentido del humor. Por desgracia, la ironía de buena ley, es un artículo que escasea demasiado en el área científica. Crear el ridículo es casi imposible debido a la competencia de la realidad.

De hecho, la generalidad de los hombres de ciencia tienen un sen-tido del humor muy desarrollado, pese a la opinión del profano que los considera seres fanáticos, fríos, inhumanos y autómatas que llega-rían hasta hacer saltar el mundo en pedazos para probar la exactitud de sus teorías o como excéntricos in-adaptados, ajenos por completo a la realidad. Como dijo L. A. du Brid-ge: "un científico hasta puede ser un ciudadano inteligente".

Una ciencia seria y sin humor sólo puede contribuir al fracaso final de la sociedad en la que se desarrolló. Por lo tanto, se necesita un medio

de expresión que sea al mismo tiem-po ciencia satírica y sátira científica y que nos ayude a conservar el sen-tido de la proporción.

Hubo tentativas en este sentido que se manifestaron en publicacio-nes episódicas como The Malpighü, A gradúate student manual for mi-llimicrosubtnolecular biology (Fa-cultad de Microbiología de la Uni-versidad de Indiana); The Journal of insignificant research (publicado por L. van Valen e impreso entera-mente en papel para toallitas facia-les); Madd engineer or Synthetic American (Universidad de Purdue);

1 R. A. Baker, Stress analysis oj a straplesse evening gown, Prentice Hall, Inc., 1963; R. Sommer, Expertland, Dou-bleday and Co., 1963; R. A. Baker, Psy-chology in the wry, Van Nostrand, 1963; J. V. McConnell, Thme worm re-tiirns, Prentice Hall, Inc., 1965; H. Stumpker, Tbe snotiters (form and Ufe of rhinogra-des), Natural History Press, Garden City, 1967; R. Armour, It all started with Hippocrates, McGraw Hill, 1966; Woods, How to torture your ntind, Funk and Wagnalls, 1969; Turchin (dir.), Pbysicists laugh, Moscú, Mir. Publ. Co., (1966 (en ruso).

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Dopeta, a cold blooded jourtial of vertebrates, y P. Jama (Punner's jourttal of absolutely monstrous ab-surdilies. Las únicas que subsisten en la actualidad son el Worm run-ner's digest y el Journal of irrepro-ducible residís. Se han publicado también muchos libros y antologías de humor científico 1 y algunos ar-tículos críticos.2

El Journal of irreproducible re-sults (Diario de resultados irrepro-ducibles) se abrevia J.I.R. (el título nada tiene que ver con la esterilidad ni con el hecho de que algunas mu-jeres sean inasibles, inconcebibles o impenetrables). Es una sátira sin asomos de malignidad de la pedan-tería, de la verbosidad, la oscuridad y la estupidez pura y simple que ca-racterizan a algunos proyectos y pu-blicaciones científicas (fig. 1). Se burla de todas las ciencias fundamen-tales y de las que no lo son: física, matemática, química, biología, me-dicina, fisiología, antropología, cien-cias sociales y políticas, etc. Junto a artículos originales escritos por hom-bres de ciencia de Europa, Estados Unidos, Africa del Sud, Australia y Asia Menor (representada por Is-rael) publica notas, comentarios crí-ticos, preguntas y resúmenes, todos auténticos y de alto valor humo-rístico.

El éxito que ha alcanzado el J.I.R. (ahora en su decimoséptimo núme-ro) en la comunidad científica, lo prueba la cifra de 20,000 suscripto-res. En realidad, es sorprendente que no existan más personas que tengan un interés suficiente por el Journal como para pagar un dólar anual por el privilegio de recibirlo. Uno podría imaginar que "el 90 por ciento de los científicos en actividad producen, sin saberlo (y no sin sa-ber, no confundamos) resultados como los que la revista reproduce 3" .

El nacimiento del J.I.R.

Sería vanidad de parte nuestra el de-clarar que el Journal en su origen fue concebido deliberadamente en su forma actual. La verdad es algo diferente. Hace alrededor de trece

2 D. E. M. Jones, "On being blinded with science", New scieniist, 24 noviem-bre 1966, pág. 465.

3 Journal of the American medical asso-ciation, vol. 187, 1964, pág. 875.

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T H E J O U R N A L O F I R R E P R O D U C I B L E R E S U L T S

CFFICIAL OltGAH Of IHt MCICTr fOR 0ASIC IRKÍPfiOOÜCIÜLE RtSIARCH

O

of irreproducible results.

años, durante un largo viaje en óm-nibus que hice junto con algunos profesores de la Hebrew University, comenzamos a preguntarnos por qué desaparece misteriosamente tal can-tidad de material de vidrio en los laboratorios de química y microbio-logía. Hicimos algunos chistes al respecto y se me ocurrió la idea que el problema de la inactividad del material de vidrio en el laboratorio podría expresarse muy bien en tér-minos de fórmulas científicas. Mien-tras el ómnibus continuaba su mar-cha, la historia tomó forma poco a poco en mi imaginación y al llegar puse manos a la obra y escribí: "The kinetics of inactivation of glasswa-re" (La cinética de la inactivación del material de vidrio), que se trans-formó en el primer número de J.I.R. La velocidad de inactivación del ma-terial de vidrio del laboratorio esta-ba expresado por la fórmula:

QT = Qo<?~fcT

donde Q0 representa la cantidad inicial de material de vidrio, QT la cantidad después de un intervalo de tiempo T, k es una constante que depende de la cateogría del mate-rial. Para las cajas de Petri encontré que, si T se expresa en semanas, k = 0,06. También es posible uti-lizar una variante de la fórmula ci-nética de Arrhenius:

V = A e - 1 5 ^ 1

donde E es la energía de activación y A el factor de colisión. En el caso de laboratorios muy atestados, E es generalmente muy débil y A muy elevado.

Este número de la revista fue leí-do por la mayor parte de los hom-bres de ciencia que conozco en Is-rael y poco después recibí pedidos de otras publicaciones del mismo gé-nero. En colaboración con H. J . Lipkin —profesor en el Instituto Weizmann que ya había escrito, pa-ra su distracción personal y la de algunos amigos, algunos astutos ar-tículos impublicables— decidimos encarar el problema de la función e importancia del cierre relámpago, en inglés zipper.

Lipkin escribió una memoria de física, titulada "Theoretical Zipper-dynamics" que trata de la "Zip-perbewegung" de los cierres relám-pagos semi-infinitos y finitos con la esperanza de que el aprovechamien-to de la energía del cierre relámpago impulsaría algunas investigaciones inútiles. En cuanto a mí, me ocupé de las aplicaciones y complicaciones de los mecanismos de tipo cierre re-lámpago en química y en biología, apoyándome mucho en la teoría en-tonces recientísima de Watson y Crick sobre el desdoblamiento en cierre relámpago del ADN (Igno-tuni per ignotius). En ese número apareció también un artículo sobre los sistemas de clasificación de los trabajadores científicos.

El éxito de este número nos llevó a redactar otro que despertó una tempestad de protestas, a la par que un aumento de las suscripciones. La causa era un artículo de S. U. Per-kinsey titulado: "The chemistry of copulation. VI An interpretation of the activated state theory of chemi-cal kinetics" (La química de la co-pulación. VI Una interpretación de la teoría del estado activado en ci-nética química). La generalidad in-terpretó mal este artículo, sobre todo debido a su parte experimental que describía las medidas y cálculos de la duración de la unión, de los potenciales de excitación y seduc-ción, de la resistencia y de la energía de activación, etc.

En el transcurso de los dos años siguientes, el J .I .R. comenzó a di-fundirse fuera de Israel y a recibir artículos que distintos laboratorios del mundo occidental le enviaban. Un psicólogo, el Dr. Stanley A. Ru-din de los Estados Unidos (en la

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actualidad en el Canadá) se convir-tió en el tercer colaborador. Funda-mos una sociedad para la investiga-ción básica no reproducible (Society for Basic Irreproducible Research) de la cual fue designado secretario ejecutivo el Dr. X. Perry Mental. Posteriormente, el Journal creció y aumentó su campo de actividad. Ac-tualmente, lo publica cuatrimestral-mente el Dr. George H. Scherr (P. O. Box 234, Chicago Heights, 111., Estados Unidos) y es el más barato de los periódicos en circulación: la suscripción cuesta sólo un dólar por año.

El contenido del J . I . R .

El índice del J.I .R., como el de las revistas Science, Nature, etc., está dividido en varias secciones, de las que nos pasaremos a ocupar.

Sección I : Extrapolación ten-tativa de las ideas hasta los límites de la ciencia ficción.

En esta sección, las conclusiones ló-gicas o prácticas de las ideas cientí-ficas imperfectamente comprobadas son llevadas tan lejos como sea po-sible. Citemos como ejemplos, los artículos de Asimov y los posterio-res de McLaren y Michie 4 sobre el descubrimiento, las propiedades y los usos de la tiotimolina. La tioti-molina es una sustancia que se di-suelve inmediatamente antes del agregado del agua y esta especial propiedad se debe a la existencia en su estructura molecular de un átomo de carbono que asoma en la cuarta dimensión. Se comprobó que la tioti-molina tenía importantes aplicacio-nes: en la previsión del tiempo (si la tiotimolina que está en una pro-beta se disuelve un segundo antes del agregado de agua, una batería de 86.400 elementos de este tipo —60 X 60 X 2 4 — ordenados de tal manera que cada uno de ellos active al siguiente, permitiría prever de un modo exacto y perfecto la lluvia del día siguiente) y en el es-tudio de la fuerza de voluntad (si usted sostiene un vaso con agua y decide verterla en un recipiente que contiene tiotimolina, pero vacila, ¿se disolverá el agua?).

El J.I.R. relata también el descu-brimiento de nuevas sustancias quí-

micas, los catenanos, de las que una es notable porque las uniones carbo-no-carbono del acetileno están dis-puestas en anillos alrededor de las uniones simples del fenol. La poli-merización del fenolacetilénico ca-tenánico con el aldehido fórmico llevó a descubrir un material plásti-co semejante a la bakelita, que es sólido y más liviano que e¡ aire. A partir de ahí, sólo costó la vida de dos técnicos el descubrir que una reacción en cadena del trinitrotolue-no (TNT) y el dibromuro de eti-leno en presencia de cinc, provocaba la síntesis de un nuevo TNT cate-nánico sólido, más liviano que el aire y que explotaba al menor contacto.

El J . I .R. anunció también otro descubrimiento importante, el mé-todo de enriquecimiento de los datos que permite mejorar la calidad de las deducciones posibles a partir de un conjunto de datos experimentales evitando el gasto que representa ob-tener un mayor número de datos. El único inconveniente de este método es que exige como mínimo algunos datos, aunque sean pocos. Origina-riamente fue utilizado para demos-trar que las probabilidades de ob-tener "cara" con una moneda au-mentan con la altura y permitió realizar la experiencia sobre diez es-calones de la escalera del laboratorio sin tener que recurrir al Monte Eve-rest. Una aplicación más interesante comprobó que el hecho de faltar vo-luntariamente y en forma consecu-tiva a diez sesiones de un psiquiatra, hace desaparecer totalmente los sín-tomas que habían llevado al paciente a recurrir a un tratamiento.

En el dominio de la patología, la extrapolación a partir de las medidas de tendencias condujo al Dr. S. S. Salztein a conclusiones angustiantes a raíz del número de portaobjetos que se recibían para su examen mi-croscópico en un laboratorio de ana-tomía patológica de Saint Louis: puesto que ese número se duplica cada 9,49 años, predijo que en el año 2224 la ciudad de Saint Louis quedaría sepultada bajo 0,90 metros de vidrio.

El psicoanálisis de los cohetes ba-lísticos como el Thor, Titán o Atlas reveló que algunos de sus fracasos estaban ligados a un "complejo um-

4 I. Asimov, Astounding science fic-tion, vol, 50, 1948, pág. 120. A. McLaren y D. Michie, ]IR, vol. 8, 1959, pág. 27.

O X

o o

0=|\|+ * O

N=0

Figura 2: Estructura química del noacetol, medio anticonceptivo cuyo descubrimiento fue anunciado por el J.I.R.

Inversa de la temperatura absoluta

Inversa de la temperatura absoluta

Figura 3: Ejemplos patentes del arte de las gráficas: a) variación del canto del grillo en función de la temperatura; b) variación de la velocidad de la hormiga en función de la temperatura. Notas por minuto. Inversa de la temperatura absoluta. Velocidad.

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bilical". Antes del lanzamiento, cada cohete está unido a un portador por un conducto llamado "cordón um-bilical" que sirve para el bombeo de los combustibles de propulsión. El temor al momento en el cual se cor-tará la unión nutricia despierta en los cohetes tales sentimientos de represión y ansiedad que provoca tendencias inconscientes al suicidio y los lleva a su autodestrucción.

En el dominio de la farmacología, el J.I.R. anunció el descubrimiento de un nuevo anticonceptivo, el no acetol, compuesto cíclico en el cual el grupo NO ocupa todas las posi-ciones (fig. 2) y al poco tiempo se sugirieron muchas modificaciones pa-ra aumentar la eficacia y los efectos fisiológicos del producto. Hacia la misma época, el Dr. J . S. Greenstein publicó un artículo5 sobre otro anti-conceptivo de la misma familia quí-mica, la armpitina,0 constituido por ciclos de tipo bencénico unidos por varios grupos NO. Se comprobó que la armpitina actuaba exclusivamente sobre los individuos de sexo mascu-lino por intermedio del nervio olfa-tivo y los volvía estériles durante un número de días igual al número de grupos NO de la molécula. El ar-tículo mereció un serio comentario en Ann. Rev. Pharmacology y el Dr. Greenstein tuvo la sorpresa de re-cibir poco después ofertas de com-pra de la patente hechas por labo-ratorios extranjeros.

Sección 2 : El arte de la in-vestigación.

Se trata del arte de hacer investiga-ciones y de publicar los resultados sin hacerlas en la realidad. La cre-ciente complejidad de la investiga-ción científica impone a los hombres de ciencia ciertos tipos de comporta-miento que están dictados esencial-mente por el espíritu competitivo del mundo científico que el axioma "publicar o perecer" tan bien re-sume.

6 J. S. Greenstein, Cañada Med. Assoc. L„ vol. 93, 1965, pág. 1351.

6 De armpit, que significa "axila". 7 S. Potter, Supermansbip, 1958, Lon-

dres, Hart-Davis; N. C. Parkinson, "Par-kinson's Law in medical research". New scientist, vol. 13, 1962, pág. 193.

8 R. Somtner, obra citada. 9 Yo. 1 0 A. Kohn (dir.), Onderzoekunst,

Amsterdam, Holkema & Scheltema, 1965.

Los pioneros del análisis de este tipo de actividad humana fueron Potter y Parkinson. A pesar de su importancia, esta disciplina no se en-seña todavía en las universidades. Es, por lo tanto, sorprendente que un número tan grande de diploma-dos haya llegado a dominarla sim-plemente por vía empírica. En el J.I.R. se dedicaron muchos artícu-los al Arte de la investigación o la Aplicación a la ciencia del Arte ele ganar sin jugar: "Cómo ser un di-rector de proyecto", "Cómo hacer justicia a los autores", "El arte de obtener subvenciones", "El ar-te de las conferencias", "El arte de las diapositivas", "El arte de formar parte de una comisión", "El arte de la matemática", "El arte de ser au-tor", etc.

Un importante artículo sobre el arte de la matemática presentaba la igualdad 1 + 1 = 2 bajo la elegante forma siguiente:

l n j limz co^ 1 + — j j - f

+ (sen2 x -j- eos2 x) =

co v eos hy V 1 — tg Iry

y demostraba que la fórmula / e x = = f(u)n no guarda relación alguna con las integrales y las exponencia-les, sino que significa sex is ¡un (el sexo es divertido).

En una serie de artículos acerca del arte de las representaciones grá-ficas, hemos preconizado el empleo de gráficos cuyos puntos den una representación figurativa del objeto de estudio (fig. 3a y 3b}7. Estas grá-ficas son una adaptación de las que aparecen en Kinetic basis of mo-lecular biology, figura 8.00 (influen-cia de la temperatura sobre el canto del grillo) y figura 8.11 (influencia de la temperatura sobre la veloci-dad de la hormiga).

Se ha utilizado la fórmula de Som-mer8 para demostrar que la produc-tividad de un laboratorio depende del número de secretarias (N), de su velocidad de escritura a máquina (T«) y del número de científicos de acuerdo a la fórmula:

N X T , S

de modo tal que la productividad tiende a infinito cuando el número de científicos tiende a cero.

D. Ginzburg en su artículo: "On organic chemístry and the problern of Ufe, I. The career of an academic scientist or the triple cond the dou-ble bond and the single bond" (So-bre la química orgánica y el proble-ma de la vida: I, La carrera de un científico universitario o la triple li-gadura, la doble ligadura y la liga-dura simple), demostró que existe una correlación inversa entre la edad del universitario y el número de sus ligaduras. En su juventud tiene tres ligaduras: la ciencia, la institución a la que pertenece y él mismo. Al per-der una primera ligadura, se afilia a una sociedad secreta internacional de admiración mutua (donde cada uno llama "profesor" al otro y omite cualquier otro título aun cuando exista). Aproximadamente hacia los cincuenta años desaparecen todos los títulos al mismo tiempo que la se-gunda ligadura; sólo subsiste la del eminente hombre de ciencia exclusi-vamente apegado a sí mismo y a su propio interés.

Los problemas administrativos de la investigación se unen a los del arte de la investigación. Un jefe de departamento 0 demostró que él sólo disponía de alrededor de un día por año para dedicarse a la investiga-ción. Este cálculo estaba realizado sobre una base de 264 días labora-bles (ya deducidos los feriados y los fines de semana) o sea, 1.980 horas, de las que hay que deducir 264 para las comidas e higiene, 150 para re-cibir a los visitantes locales o llega-dos del extranjero, 620 horas para las reuniones, conferencias, comités, charlas, etc.; 716 horas para la re-dacción y revisación de artículos, in-formes de actividad desarrolladas y pedidos de subvención, 220 horas para la correspondencia y el teléfo-no: o sea, un total de 1.970 horas, lo que deja 10 horas para la inves-tigación.

En 1962, los materiales reunidos sobre el arte de la investigación fue-ron suficientes para un libro que llegó a publicarse en Holanda con el título de Onderzoekerskunst.10

Sección 3 : La oscuridad.

El J . I .R. se preocupa al máximo de la tendencia siempre creciente hacia la oscuridad y ai galimatías. Si se me permite citarme a mí mismo: "En ciencia, las cosas simples se ex-presan por medio de palabras largas

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y complicadas" y "Con el narcisismo de los muchachitos que descuentan que se los ha de querer aunque no se laven la cara, ciertos autores es-criben artículos para las revistas científicas convencidos de que la verdad logrará siempre emerger del desorden de las palabras. De acá sólo falta un paso para concluir que el brillo de una verdad no podrá ser apagado por una gran oscuridad y para creer que en realidad la oscuri-dad de un artículo es un signo de valor".11

Por lo tanto, en cada número de J . I .R . se han reunido y publicado bajo el título de "Citas" trozos tex-tuales de la literatura científica ac-tual. (Paradójicamente, estas citas son lo único publicado en el J . I .R . que es realmente reproducible por-que las revistas científicas en las que aparecieron originariamente se publi-caron por miles y decenas de miles de ejemplares.) He aquí algunos ejemplos de estas citas:

"Se serviría mejor al interés pú-blico si se impusiera a las autorida-des responsables de los caminos y a los fabricantes de automotores, una obligación estatutaria que per-mita la posibilidad de demanda por daños y perjuicios cuando se pudie-ra probar que un accidente ha sido causado por una particularidad de la ruta o del vehículo, que aunque no pueda definírsela rigurosamente co-mo un defecto de construcción de la ruta o del vehículo, ha sido, sin embargo, una causa accesoria que al fin de cuentas contribuyó al daño o a la herida que, una prudencia razo-nable que tomase en cuenta los he-chos y los conocimientos técnicos, hubiera podido evitar".12

En un artículo relativo a una en-fermedad de los árboles llamada agalla de corona hemos encontrado lo siguiente:

"Un cambio provocado por una afección o infección o por un afec-tante en el infectado, es una afec-ción de respuesta activa o pasiva. Si se opone a la infección, o a la afec-ción, o al infectante que la ha cau-sado, es una contrainfección activa o una contra-afección activa. Si es una contrainfección activa o contra-afección activa es una defensa con-tra una afección activa o una infec-ción activa, es decir, una reacción en el sentido estricto del término, tal como lo utilizan los patólogos".13

En un artículo sobre el proceso del nacimiento y la muerte, hemos encontrado el párrafo siguiente:

" E l teorema mismo lleva a pensar que puede existir una prueba no pro-babilista del hecho que un semigru-po totalmente positivo de matrices pueda ser utilizado para definir una medida completamente aditiva en el espacio de las funciones continuas y del análogo espacial continuo de es-ta aserción".14

Y un artículo sobre la circunci-sión de los adultos decía: " . . . Se le pide al paciente que limite estricta-mente a la micción el uso del miem-bro operado las dos semanas siguien-tes a la operación. Después de este período, si se siente dispuesto a ello, puede sin dolor extender el campo de utilización de este apéndice".15

El examen de las publicaciones científicas nos llevó a la interesante conclusión de que a menudo los ape-llidos de los autores de los artículos o libros tienen una relación inespera-da pero evidente con el tema trata-do. Por ejemplo, Dull y Dull (abu-rrido y aburrido) escribieron un libro de matemática para ingenieros, Glasscock (llave de vidrio) escribió un libro para bioquímicos sobre el análisis isotópico del vidrio o Ham-burger, quien junto con otros cola-boradores, estudió 50 cultivos de células de prepucio humano. Incluso hemos acariciado la idea de crear una entera escuela de medicina con científicos como Lord Brain (cere-bro), Head (cabeza), Hand (ma-no), Gall (bilis), Chin (mentón), Cheek (mejilla), Hip (cadera), Fin-ger (dedo), Nail (uña), Kneebone (rótula), Eyeless (ciego), etc., to-dos personajes existentes del mundo médico y paramédico.

He aquí una vinculación muy conmovedora entre el título de un artículo y el apellido de su autor: " A sociosexual behaviorial abnor-mality in the dog resembling Oedi-pus complex in man" (Una anoma-

11 A. Kohn, New scientist, vol. 16, 1962, pág. 261.

D. Napley, "Hazards of the road", Nature, vol. 195, 1962, pág. 1244.

/•i R. N. Klein y G. K. K., Link, "The etiology of crown gall", Quarterly review of bioLogy, vol. 30, 1955, pág. 207.

14 S. Karlin y J . McGregor, "A cha-racterization of birth and death processec", Proc. Nati. Acad. Sci., vol. 54, 1959, pág. 375.

15 A. K. Swersie, "Suggestions on adult circumcision", N. Y. State J. Med., vol. 50, 1950, pág. 1108.

18 En Journal of the American Veteri-nary Medical Association, vol. 144, 1964, pág. 868.

Figura 4: Zorro psicoanalhando a un perro.

Figura 5: El diploma del prestigioso Premio In-Noble.

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lía del comportamiento sociosexual del perro que se asemeja al comple-jo de Edipo en el hombre) estudia-do en una forma muy conveniente por W. M. Fox 1 0 (fig. 4 ) .

Sección 4 : El premio In-Noble.

A fines de 1962 anunciamos un concurso anual para la investigación menos susceptible de reproducción la que sería recompensada por el premio In-Noble (fig. 5 ) . El flogis-to, los rayos mitogenéticos, los rayos N, el Krebiozen, fueron elegantes ejemplos de tentativas que se bali-zaron en esta dirección. En 196» le fue concedido realmente un premio In-Noble a un científico que desea guardar el anonimato. Recibió una plaqueta conmemorativa de metal dorado que representa, en el estilo más abstruso, una sirena que sos-tiene una pildora anticonceptiva (¿puede haber algo menos repro-ducible?).

Sección 5 : Las nuevas leyes científicas.

Continuamente se descubren nuevas leyes científicas y el J.I.R. recogio algunas de ellas cuando aparecieron.

La ley de Murphy: "Si algo puede comenzar a funcionar mal, nunca dejará de hacerlo".

La ley de Gordon: "Si no vale la pena hacer una investigación, es inútil hacerla bien".

La ley de Pardee: "La unicidad de una observación es inversamente proporcional al número de inves-tigadores que la comunican al mis-mo tiempo". .

La tercera ley de Parkinson: ül progreso de la ciencia varia en proporción inversa al número de revistas que se publican".

La ley de Gummidge: "El grado de competencia es inversamente pro-porcional al número de proposi-ciones que el gran público puede comprender".

Otras secciones.

Tenemos varias otras secciones, pero nos falta el espacio para describirlas en detalle. Por ejemplo, hay una sección de poesía científica denomi-

nada "Po-ci-esía" y otra de química para la enseñanza secundaria. En és-ta se describe a los compuestos quí-micos en términos antropomórficos, como seres humanos de sexo mascu-lino y femenino: estas descripciones impresionan la mente y favorecen la memorización.

A semejanza de muchas otras pu-blicaciones, llenamos los blancos con frases cortas de una línea que, ge-neralmente, son declaraciones o de-finiciones dichas por científicos co-nocidos. Por ejemplo, "La felicidad del hombre de ciencia es tener un experimento que resulte bien y que se repita continuamente" (Hers-chey'; "Aun si se desciende de una larga línea de solteros de mucho ca-bello no se tiene la seguridad de no llegar a ser calvo"; "La condición para que una nueva teoría sea acep-tada es la muerte de los partida-rios de las teorías antiguas" (Max Planck); "Las ideas poco refinadas de las personas son preferibles a las ideas de las personas poco refina-das"; "Una observación oportuna hubiera sumergido a Einstein en la confusión" (Duggan); "La psicoce-rámica es la ciencia de los cráneos rayados"; "Si en el curso de los pró-ximos cien años, todos los biofísi-cos del mundo usaran computado-ras IBM para sus cálculos, no me sorprendería"; "Aunque el trabajo científico se apoye sobre archivos exactos, el mantener al día los archi-vos exactos no constituye por sí mis-mo la investigación"; "Una idea nueva representa para la ciencia el antígeno que más rápido actúa".

El valor y el interés universal del J.I.R.

En 1954, a raíz de artículos que acerca del J.I.R. aparecieron en el Journal of the American Medical Association y otras publicaciones co-mo el New Scientist y el Rotarían, nos arrolló una avalancha tal de pe-didos que nos fue imposible satisfa-cerlos. El Dr. G. H. Scherr acudió en nuestra ayuda y aceptó publicar el J.I.R. en los Estados Unidos.

El J.I.R. ahora se difunde en los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, España, Suecia, Suiza, Argentina, Méjico, Uruguay, Dahomev, Bélgica, Africa del Sud, Japón, URSS, Aus-tralia y Nueva Zelandia. Los prime-ros mil suscriptores poseen una

credencial de miembros de la Society for Basic Irreproducible Research la cual, como lo prueba esta carta de R. A. Lewin, puede a veces resultar muy útil:

"Cuando nos instalamos en La Jolla (California), tuvimos necesi-dad entre otras cosas de cortinas. En lo de J. C. Penney, una gran tienda de San Diego, encontramos un buen surtido de géneros, pero la empleada no quería aceptarme un cheque como pago a menos que pudiera pro-bar que era una persona digna de confianza. Le ofrecí mi carnet de conductor: 'Lo siento, no puedo aceptarlo'; mi carta de inmigración modelo 1.151 tampoco era acepta-ble; mi tarjeta de seguridad social, también sin valor.

"Casi desesperado, le tendí mi hinchado portafolio lleno de creden-ciales. Ella examinó sucesivamente sin detenerse: mis tarjetas de miem-bro de la American Association of University Professors, de la Asocia-ción Pro Naciones Unidas, de la Asociación Internacional para el Es-peranto, de la San Diego Zoological Society y por último se detuvo ante la credencial N? 576 del 30 de fe-brero de 1960 que certifica que pertenezco a la Society for Basic Irreproducible Results y que está firmada nada menos que por X. Pe-rry Mental en persona.

'"Esto ha de servir', dijo esta despierta criatura con una sonrisa satisfecha. Aceptó el cheque, anotó al dorso las características de mi car-ta de miembro de la SBIR y lo des-lizó bajo su máquina registradora. Empaquetó las cortinas y nos obse-quió con un radiante 'Hasta pronto'. (Estamos encantados con las corti-nas y el cheque estaba en perfecta regla.)

P. D. Esta historia es absoluta-mente auténtica".

Conclusión: realmente, no hay nada como la ciencia. O

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Lr mal llamada •IHHl antimatena

Hace algunos meses físicos soviéticos obtuvieron núcleos de antihelio 3 gracias al po-tente acelerador de partículas de Serpujov. La Comisión Gubernamental de Inventos y Descubrimientos de la URSS ha dado a conocer reciente-mente los resultados de estas experiencias.

El profesor Francis Perrin, ex responsable del Comisa-riato de la Energía Atómica de Francia y profesor del College de France, explicó a J¡. F. Held del Nouvel Ob-servateur la importancia de los trabajos realizados en Serpujov y la noción de "antimateria".

Frecuentemente el solo nombre de "antimateria" basta para despertar la imaginación, por lo que no es extraño que el anuncio de las expe-riencias soviéticas ha dado lugar a comentarios audaces. La antimateria vendría a ser algo así como el espí-ritu del universo material, su "do-ble", hostil y explosivo; de estos conceptos a hacer volar cohetes con esta energía ideal hay sólo un pa-so. . .

Debemos reconocer que el nom-bre de antimateria ha sido mal ele-gido. El prefijo anti se presta a una grosera confusión; habría que inter-pretarlo como una simetría más que como una oposición metafísica: an-típoda, por ejemplo, no significa que el Polo Sur esté "contra" el Polo Norte.

Las etiquetas de materia positiva y materia negativa, de materia sim-ple y de materia anti son simples convenciones, como el más y el me-nos en electricidad, es decir, no son

más que una relación algebraica. Re-firiéndonos a la electricidad, cuando se suma una carga eléctrica de sig-no + a una de signo — se obtiene la diferencia de ambas y no su suma.

El espacio que nos circunda, nues-tra galaxia, están hechos de materia "simple", la antimateria es la otra, pero estas etiquetas son intercam-biables.

Hace ya cuarenta años que Dirac, en Gran Bretaña, demostró, a partir de consideraciones teóricas, la nece-sidad de la existencia de antipar-tículas. Estas partículas debían tener las mismas propiedades, la misma masa y el mismo ritmo de rotación que las partículas correspondientes, pero el signo contrario.

Algunos años más tarde, el ame-ricano Anderson identificó la pre-sencia de electrones positivos, o sea de antielectrones, en los rayos cós-micos. El antielectrón es estable en el vacío absoluto siempre y cuando no encuentre materia que contenga

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electrones negativos, o sea electro-nes "clásicos". La aniquilación ins-tantánea de los electrones positivos en presencia de electrones de signo contrario fue confirmada experimen-talmcnte por Joliot-Curie.

Una proeza técnica

Los experimentos ulteriores han confirmado las teorías de Dirac. Basta suministrar una energía sufi-cientemente grande para que apa-rezcan siempre los pares simétricos —¡los términos de la ecuación de-ben equilibrarse!— la antipartícula de cada partícula; esto significa un antielectrón positivo en el caso de un electrón negativo, un antiprotón negativo en el caso de un protón positivo y aun un antineutrón para un neutrón. El neutrón, desprovisto de carga, no tiene signo pero se caracteriza por su momento magné-tico, cuva orientación permite iden-tificarlo.

Los aceleradores de partículas per-mitieron crear experimentalmente los pares protón-antiprotón con rapi-dez, bombardeando el blanco con una corriente de 6 GeV, El protón, perdido en la masa, no es identifica-ble pero no ocurre lo mismo con el antiprotón, cuya carga inversa pre-senta un comportamiento original en el canino magnético. Posteriormen-te, gracias siempre al acelerador de 6 GeV, los físicos de B°rkelcy obser-varon antineutrones. Estos, carentes de carga, no se desvían en el campo magnético pero se aniquilan en pre-sencia de materia "clásica". Cada antipartícula que se destruye, con-temporáneamente con la correspon-diente partícula, libera una energía equivalente a su masa, según la fór-mula de Einstein E = me2.

La comprobada existencia de las tres partículas fundamentales permi-tió encarar la producción experimen-tal de antinúcleos atómicos cada vez más complejos y, más tarde, de anti-átomos.

Los norteamericanos observaron antinúcleos de hidrógeno pesado, compuestos por un antiprotón y un antineutrón. Los soviéticos, con el acelerador de Serpujov de 75 GeV (recordemos que el acelerador nor-teamericano más potente es de 32 GeV v el del CERN en Ginebra es de 28 GeV) 1 han podido superar estís experiencias: han obtenido el naci-miento efímero de núcleos de antihe-

lio 3, compuestos por dos antiproto-nes y un antineutrón. Culaquiera que sea la importancia de este hecho como etapa, se trata —ante todo— de una proeza técnica.

Uri visitante peligroso

Agregando dos antielectrones po-sitivos al antinúcleo de antihelio 3 se puede obtener un antiátomo com-pleto. Nadie nos prohibe, en princi-pio, de extender estas experiencias a todos los anticuerpos simples: anti-hidrógeno, antihierro, etc.; sin em-bargo es relativamente inconcebible que una materia "invertida" pueda conservarse.. . por falta de reci-piente.

Así como nuestras galaxias están hechas con materia, podemos supo-ner la existencia de lejanas galaxias compuestas de antimateria; nada de esto es fantasía . . . excepto que ¡se encuentren! El físico norteamerica-no Teller atribuye la formación de

gtiasars, formidables fuenteslde ener-gía errantes en el espacio, al choque de galaxias v antigalaxias. T as apli-caciones prácticas de la antimateria no son previsibles en el fu tuto in-mediato y quizás no se produzcan nunca. El estudio de las antipartícu-las no es por esto menos precioso para el conocimiento fundamental de la materia, sin que esto implique llegar a especulaciones de tipo mc-tafísico. La idea de antimateria or-gánica, por ejemplo, en la cual la orientación de moléculas simétricas implicaría la inversión de la vida, puede dar tema de reflexiones a los científicos.

La hipótesis de Teller sobre los quasars ha inspirado bromas a los sabias más serios: "Si usted recibe la visita de un antifísico, simétrico a usted —le dijo un investigador a Teller— de su fiel "doble" apareci-do de detrás del espejo intergalácti-co, desconfíe cuando le tienda la ma-no izquierda.. . ¡puede dar que ha-blar!" O

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Novedades de Ciencia y tecnología

i Reconstrucción de un ojo

De dos ojos quemados irremediable-mente, el profesor moscovita Mijail Krasnov, hizo uno que ve normal-mente. Hace tres años una persona sufrió un accidente quedando ciego: le cayó en los ojos álcali cáustico. Una intervención de tipo corriente, por ejemplo el transplante de la córnea, en tales casos es general-mente infructuosa. En la zona afec-tada pqs el álcali, el tejido trasplan-tado s f d e s p r e n d e . El profesor Krasnov, jefe del laboratorio de mi-crocirugía ocular, propuso utilizar un ojo para restablecer el otro. Esta operación hasta ahora no se había practicado en el mundo.

Las partes anteriores de los dos ojos, incluida la córnea y el cristali-no, estaban destruidos y se los tuvo que extirpar con la mayor cautela. Así, quedaron sólo las dos partes posteriores de los ojos. Una de ellas —la izquierda— el profesor decidió convertirla en parte anterior del ojo y unirla a la otra mitad —la dere-cha— que continúa en su sitio. E l bulbo del oto de dos mitades distin-tas se soldó normalmente y formó un todo único. El objetivo micros-cópico que sustituye la córnea y el cristalino, fue montado de ante-mano.

La operación se realizó con éxito. Sin embargo, a lo largo de dos me-ses mientras se unían las partes, el paciente seguía sin visión: la pared de la parte posterior del ojo no es

transparente. Al convertirse la parte posterior en parte anterior hubo que hacer un orificio, una especie de nueva pupila en el lugar de donde antes salía el nervio óptico. Dos mi-nutos se necesitaron para abrir una ventana en el tejido transplantado. Cinco días después, la vista del pa-ciente era del cien por cien.

2 El operón lactosa siempre joven

El operón de Eschertchia coli es un veterano que sigue dando sorpre-sas. Dos resultados recientes estre-mecieron los fundamentos de la re-gulación: ciertas murantes O c tie-nen "efectos de promotor" y existe un tipo de mutantes del gen i (el codificador del represor) que no sintetizan represor a menos que la célula esté en un medio que con-tenga un inductor potente ( I P T G ) y en esas condiciones el represor re-sulta del tipo s, es decir, un super-represor que no puede ser despega-do del operador por carecer de la más mínima a f i n i d a d por el in-ductor.

Estas dos sorpresas se gestaron en el activo laboratorio de J . R. Sadler, un ex-alumno de A. Novick.

Contrariando a lo postulado por Ja-cob y Monod en su clásico artículo sobre regulación (/. Mol. Biol.: 3: 318 ( 1 9 6 1 ) , T . F. Smith y Sadler encontraron que mutaciones pun-tuales (por sustitución de bases) también pueden convertir al gen operador en 0°. En otras palabras, las mutantes O" no tienen porque ser deleciones. Las células O" se ca-racterizan por producir constitutiva-mente —en ausencia de inductor— las tres proteínas codificadas por el operón lactosa debido a que el ope-rador mutado no reconoce al repre-sor y por lo tanto no hay inhibición de la transcripción.

Pero lo más importante del tra-bajo de Smith y Sadler es el hallaz-go de "efectos de promotor" en las mutantes 0 o puntuales: estas no pueden alcanzar el nivel máximo de expresión del operón lactosa. Tres son las hipótesis plausibles para ex-plicar este inesperado efecto de una mutación en el gen O sobre la tasa de expresión de los genes que con-trola; i ) una superposición parcial de los sitios del promotor y del ope-rador, ii) que la mutilación pun-tual en O traba la RNA polimerasa y iii) una posible dificultad en la traducción del operador mutado. El operador —el gen receptor del re-presor— continúa siendo un miste-rio. Según W . Gilbert, la fracción del DNA del operón lactosa que fija específicamente el represor es de apenas veinte pares de nucleótidos de largo, pero las dificultades que plantea su estructura genética son gigantes. El trabajo de Smith y Sad-ler apareció en el }. Mol. Biol. 59-. 273 ( 1 9 7 1 ) .

El otro artículo de Sadler (en co-

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laboración con G. L. Myers, /. Mol. Biol. 58: 1 (1971) describe el ha-llazgo de la clase mutante que muestran una tasa constitutiva má-xima de síntesis de las tres enzimas del operón lactosa —es decir, pro-ducción máxima en ausencia del in-ductor— que disminuye notable-mente en presencia de beta-galactó-sidos inductores. Es decir, las i''° (re por reverse control) son células en las cuales el significado funcional de la regulación del operón lactosa está destruido. En efecto, una cé-lula normal de Escherichia coli sólo sintetiza beta-galactosidasa, permea-sa de galactósidos y transacetilasa cuando existe en el medio un beta-galactósido inductor; en su ausen-cia, los genes que codifican esas tres proteínas, no se transcriben en RNA mensajero y por lo tanto no se traducen en proteínas. Las í" , por el contrario, se expresan perma-nentemente y al máximo en la au-sencia de inductor, y la expresión de los genes cesa paradojalmente cuando se agrega un inductor. La mutante zTC sólo puede ser repri-mida, nunca inducida. La existencia de este tipo de mutante provee el nexo que hacía falta para corroborar el estrecho vínculo existente entre los sistemas inducibles y reprimi-bles tal como los imaginaron Jacob y Monod. La síntesis de cualquier aminoácido provee de un ejemplo de un sistema reprimible: las enzi-mas involucradas dejan de sinteti-zarse apenas se agrega el aminoáci-do al medio de cultivo; apenas se lo retira del medio, los genes que codifican a las enzimas vuelven a transcribirse y a traducirse. El ami-noácido reprime la expresión de los genes que codifican su cadena bio-sintética.

En los sistemas inducibles de con-trol negativo, como el de la lactosa en E. coli, existen tres elementos de control: el gen i, que codifica una proteína llamada el represor, que tiene especial afinidad por un seg-mento específico del cromosoma de coli, el gen operador del operón lac-tosa, O, (que se encuentra inme-diatamente antes del gen que codi-fica la enzima beta-galactosidasa) y el promotor p, el sitio donde se fija la RNA polimerasa-DNA depen-diente para comenzar a transcribir el mensajero. En la ausencia de un beta-galactósido inductor, el repre-sor se adosa al gen O e impide físi-camente el desplazamiento de la RNA polimerasa a lo largo de esa

región del cromosoma. En presencia del inductor, ocurre un cambio con-formacional importante en el repre-sor, que al unirse al beta-galactósido pierde afinidad por el gen O. El re-sultado es que la RNA polimerasa encuentra el DNA libre y puede transcribir los tres genes contiguos del operón lactosa.

En los sistemas reprimibles, tam-bién existe un gen que codifica un represor, un promotor p y un ope-rador O, pero la molécula del re-presor es inactiva por si sola, ya que no tiene afinidad por el opera-dor. El resultado es que la RNA po-limerasa puede transcribir el DNA sin ninguna dificultad. Pero en pre-sencia del co-represor (el aminoáci-do de nuestro ejemplo anterior) el represor adquiere la configuración que le permite bloquear efectiva-mente el gen O con la finalización consecuente de nuevos ciclos de transcripción del grupo de genes controlados por los i, O y p del caso.

La mutante zT0 de Myers y Sadler se comporta como un sistema repri-mible: en la ausencia del beta-ga lactósido inductor, la síntesis de las enzimas del operón lactosa es per-manente; en la presencia del beta-galactósido, de alguna forma el re-presor se activa y bloquea el ope-rador O determinando el cese de la síntesis de las proteínas que antes se producían permanentemente.

Pero lo más notable de la histo-ria de las irc es que el inductor no hace falta simplemente para hacer variar la configuración tridimensio-nal de las moléculas preformadas de un represor incapaz por sí solo de reconocer al gen operador; además de hacer esto, el inductor permite que el represor se sintetice. Sin in-ductor, las células irc no fabrican represor.

3 Relojes de plástico

Hace poco tiempo la fábrica de re-lojes Tissot ha logrado realizar un reloj construido íntegramente en plástico, al que ha llamado comer-cialmente "Astrolon".

El encarecimiento de la mano de obra en los últimos años motivó la búsqueda de nuevas soluciones que abaratarían el costo. Siete años se necesitaron para poner a punto este reloj, los últimos cuatro fueron de-dicados a comprobar la exactitud y duración del mismo. Uno de los grandes problemas fue lograr que los componentes moldeados tuvieran una precisión de 10 micrones.

Una máquina moldeadora puede producir en una sola etapa, un com-ponente que hubiera necesitado va-rias operaciones para ser fabricado en metal. El chasis, por ejemplo, construido en Delrin, una resina ace-tálica por polimerización del formal-dehido se realiza en una única ope-ración en lugar de las 40 que re-quieren los materiales clásicos. El reloj plástico está constituido por 52 piezas en vez de las 96 usuales; no son necesarios tornillos para unir las piezas, ni necesita ningún tipo de lubricación al usarse plásticos auto-lubricados. El precio aproximado de este modelo que, según sus fabrican-tes tendrá la misma exactitud que cualquier reloj común, sería el equi-valente de 7.000 pesos viejos. Pro-bablemente saldrá a la venta con una garantía de 3 años y se estima que no necesitará reparaciones: el cam-bio completo de la maquinaria será más barato que su reparación.

4 . . .Y llegaron los fagos

Micbael Sela sigue fabricando anti-cuerpos contra todo lo divino y hu-mano. Su última aventura (publica-da) apareció en el Biochim Biophys. Acto (240: 594, 1971) y se refiere a la obtención de un anticuerpo es-pecífico contra la inosina, una base "rara" que prácticamente sólo se en-cuentra en la naturaleza en el anti-codón del tRNA. La técnica utili-zada fue la que estandarizó para obtener otros anticuerpos exquisi-tos (como el anti-angiotensina, por ejemplo) y consistió en a) acopla-miento de la inosina a albúmina, b)

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inyección de la albúmina inosinada a conejos, c) purificación del anti-cuerpo del conejo y d) acoplamien-to de inosina al bacteriófago T í . El bacteriófago inosinizado es extraor-dinariamente sensible al anticuerpo anti-inosina, de modo que la protec-ción de la inactivación del virus sir-ve para medir la concentración de la base en una muestra determina-da. Mientras Sela continúa purifi-cando su ant icuerpo anti-inosina —todavía contaminado con un poco de anticuerpo anti-guanina— los nticleófilos se han llenado de espe-ranza ya que el método permite po-tencialmente obtener anticuerpos anti-polinucleótidos altamente espe-cíficos, cosa que hasta ahora era utópica. Pero este nuevo éxito del departamento de inmunología quí-mica del Instituto Weismann de Re-hovot tiene promesas ocultas para todos aquellos empeñados en luchas cuerpo a cuerpo con los radio inmu-noensayos, ya que la técnica de pro-tección de inactivación de bacterió-fagos es más barata, más sensible, más elegante y sobre todo, más fácil.

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sional de cualquier cavidad del co-razón. El sistema de reproducción es suficientemente preciso como pa-ra señalar una sección muerta de la pared del corazón del tamaño de una moneda, detalles de deterioros ma-yores y perforaciones existentes en-tre las cavidades del corazón.

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Corazón: observación en vivo

Los médicos pueden observar los movimientos del corazón en funcio-namiento de un enfermo gracias a un sistema de proyección controlado por computadoras, ideado por un equipo médico de la NASA y de la Universidad de Standford.

En las figuras adjuntas se puede observar al ventrículo izquierdo en 3 etapas diferentes de la contracción, estas imágenes permiten a los doc-tores estudiar ei corazón en funcio-namiento, pudiendo determinar la necesidad de una operación. El pasa-je de las imágenes puede ser inte-rrumpido en cualquier punto de la expansión o contracción y el proceso puede ser invertido usando una IBM 1800. Se puede proyectar sobre una pantalla 2250 una imagen tridimen-

¿Los Ribosomas fabricarán camisas?

Los bioquímicos jóvenes con incli-naciones macromoleculares quizás no sospechan que en sus comienzos la característica fundamental de la biología molecular era la de ser di-vertida. Los experimentos eran bro-mas rigurosas, las ideas jugaban en-tre la lógica y el delirio. Parece ser que uno de los veteranos del esta-hlishment de la biología molecular decidió volver a los terrenos lindan-tes con el absurdo. En el número de Science del 23 de julio de este año (173: 340) Alexander Rich publi-có con S. Fahnestock uno de sus últimos juegos: como hacer fibras de poliéster utilizando ribosomas de Es-chertchia coli con un molde de ácido poliuridílico (poliU). Como monó-metro apelaron al ácido fenilacético, producto de la deaminación del aminoácido fenilalanina, a su vez codificado por el triplete UUU. Tra-tando el fenilalanil-tRNA con ácido nitroso, Rich y su colaborador obtu-

vieron su análogo fenilacetil-tRNA, al que agregaron a un sistema in vitro clásico para síntesis de pro-teína.

La peptidiltransferasa, la enzima ribosómica que cataliza la forma-ción de la unión peptídica durante la síntesis de una proteína y que es la responsable de la biosíntesis de todas las proteínas, es capaz de ca-talizar también la formaciones de uniones éster y puede fabricar poli-fenilacético en un sistema que con-tenga al mono mero convenientemen-te unido a un tRNA, un mensajero adecuado (que pueda ser reconoci-do por el tRNA cargado), Mg2 + , ATP y GTP.

Que el poliester se hace como si fuera un polipéptido, lo demuestra el hecho que la síntesis de ambos tipos de polímeros es inhibida por los antibióticos cloramfenicol y gou-gerotina, que interfieren la función ribosómica al impedir el normal funcionamiento de la peptidiltrans-ferasa. El poliéster sintetizado cum-ple con otros requisitos químicos: se descompone en soluciones alcali-nas, es precipitable por ácido y e l producto de su hidrólisis es ácido fenilacético. Esta ambivalencia fun-cional de la peptidiltransferasa, que le permite utilizar residuos a-hidro-xilo con la misma eficiencia con que utiliza residuos a-amino durante la reacción sintética, es comparable a la de las peptidasas, que rompen uniones peptídicas pero que tam-bién pueden hidrolizar uniones éster.

Si se considera que la producción mundial de poliéster en 1970 fue de 755 millones de kilogramos y que las aplicaciones de este tipo d e fibras están en continuo aumento, el trabajo de Rich y Fahnestock abre insospechadas fuentes de re -cursos para laboratorios con proble-mas presupuestarios: ¿por qué n o

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financiar otros trabajos haciendo po-liéster fantasía durante los ratos libres?

Para quien se interese en el po-liéster serio, el mismo número de Science tiene un buen artículo de fondo sobre el tema, escrito por Al-fred Brown y K. A. Reinhart, en la página 287.

7 Muéstrame la oreja y te diré quien eres

Como los rituales de limpieza coti-dianos lo demuestran, el cerumen del oído externo humano es de dos tipos: seco o húmedo. Estas clases de cerumen representan la expre-sión fenotípica de un dimorfismo genético: la calidad de la cera está controlada por un par de alelos, que pueden ser iguales —HH o hh— o distintos —Hh—. El cerumen de una persona de genotipo Hh (un heterozigota) es indistinguible feno-típicamente del homozigota "húme-do" (HH). En otras palabras, el alelo "húmedo" (H) domina al ale-lo "seco" (h) (E. Matsunaga, Ann. Human Genetics 25: 273 (1962). Las diversas cepas humanas difieren marcadamente en la frecuencia con que poseen los alelos "seco" y "hú-medo": las poblaciones mongoloi-des de Asia y América (japoneses, coreanos, mongoles, chinos e indios americanos) tienen una alta inciden-cia del alelo "seco"; mientras que en los caucásicos y en los negros es-tadounidenses el predominante es el "húmedo". En las poblaciones de Turquía, Irak, Afganistán, India y Malasia, la frecuencia de ambos ale-los es intermedia.

En un artículo de Science (173: 347 ( 1971) N. L. Petrakis relacio-na las tasas de mortalidad por car-cinoma de mama en distintas po-blaciones humanas con la incidencia del alelo "húmedo" de cerumen y encuentra que efectivamente existe una asociación muv significativa. La tasa de mortalidad por cáncer de mama es excepcionalmente baja en las poblaciones orientales, muy alta

en Europa Occidental y en los Es-tados Unidos e intermedia en Euro-pa Oriental y en el Medio Oriente. La asociación resulta muy plausible, comenta Petrakis, si se tienen en cuenta que las glándulas mamarias, las sudoríparas apócrinas de la axi-la y las que producen el cerumen son del mismo tipo histológico y que sus secreciones son bioquímica-mente similares.

El mismo Petrakis publicó este año en Nature (229: 119) el ha-llazgo de lisozima y de anticuerpos del tipo de la gamma-globulina — I g G — en el cerumen seco. La li-sozima es la gran enzima bacteriolí-tica de las lágrimas humanas (las gallinas tienen mucha lisozima en el oviducto, de modo que existe por fin un parámetro bioquímico serio para hacer el diagnóstico diferencial en los casos dudosos) y los anti-cuerpos IgG, de obvio papel defen-sivo, también se encuentran en la leche y en la secreción de las glán-dulas sudoríparas apócrinas axilares.

¿Existirá alguna relación entre la presencia de esta proteínas protec-toras en el cerumen seco y la resis-tencia al carcinoma de mama, de sospechada etiología viral? Aparen-temente, el par de alelos que rige la consistencia del cerumen tiene efectos pleiotrópicos, es decir, con-trola varias otras expresiones feno-típicas. Entre las más conocidas es-tán la distribución anatómica de los depósitos de grasa y la cantidad de ácidos grasos no saturados en las se-creciones apócrinas.

Curiosamente, el trabajo de Pe-trakis NO fue financiado por los fa-bricantes de hisopos de algodón para orejas.

8 Tecnología en dos ruedas

La bicicleta evoluciona. Una fá-brica británica de bicicletas que se especializa en competencias deporti-vas y mantiene su propio equino de carreras, lanzó un nuevo y refinado modelo de polyester reforzado con fibra de carbono. El cuadro realizado

con fibra de carbono es más fuerte que el equivalente de acero y más liviano que el de aluminio que se utiliza generalmente en este tipo de bicicletas de alta performarmance.

9 Diminuto oscilador de cristal de cuarzo

Acaba de ser presentado en Gran Bretaña el oscilador F3187, que es el primer oscilador de cristal de cuar-zo completo tan pequeño que puede alojarse en una diminuta cápsula no más grande que una arveja. Los com-ponentes que constituyen este osci-lador —es decir el cristal, y un cir-cuito integrado microelectrónico que comprende transistores, resisto-res y capacitores— se encuentran alojados dentro de una cánsula de transistor T05, de menos de 9 mm de diámetro y 7 mm de altura. Co-mo el cristal funciona a su frecuen-cia fundamental no hay necesidad, de circuito de control exterior, lo que no impide agregar, si hacen fal-ta, capacitores variables externos de ajuste fino de frecuencia.

El F3187, ideado para atender la creciente demanda de componentes miniaturizados, ofrece un control de frecuencia exacto y estable en anli-caciones donde son indispensables seguridad, solidez, tamaño reducido y poco peso. <C>

36

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y más »<> q u e se mc t i p o de iirinancc.

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Oscar Yarsavsky, Manuel Sadosky y Conra-do Eggers Lan opinaron en el ciclo de con-ferencias iniciado por CIENCIA NUEVA en agosto. Este es un resumen de sus respecti-vas exposiciones.

Ciencia y estilos de desarrollo

Oscar Yarsavsky

En las discusiones tradicionales de política científica se trata en ge-neral de elegir la velocidad de de-sarrollo científico más conveniente y determinar qué retoques deben hacerse en las estructuras técnico-científica para conseguir esa velo-cidad. Creo que ha llegado el mo-mento de dar prioridad a la defini-ción de "estilos de desarrollo" cua-litativamente diferentes. Es decir, la disyuntiva clásica se reduce a la de ser un país sin ciencia o con ciencia y, en este caso, parecería que no cupieran dudas acerca de cuál es la Ciencia: la del hemisfe-rio norte.

La ciencia es parte de la cultura y como tal de la sociedad, lo que nos lleva a tener que elegir y defi-nir qué sociedad pretendemos antes de saber qué ciencia haremos. Más todavía, no sólo qué tipo de cien-cia se adapta más a un tipo de so-ciedad sino qué ciencia puede lle-gar a estorbar la construcción del tipo que hayamos elegido. Es en este sentido que propongo que se analice el problema de la ideología en la ciencia.

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La ciencia actual es ideológica ya que estorba de manera diferente a los distintos estilos de desarrollo que concibamos. Opino que toda la ciencia actual está preparada para servir lo que podría llamarse el es-tilo "continuista", una especie de desarrollismo, basado en una so-ciedad de consumo que tiende a un modelo no demasiado diferente de lo que debería ser la sociedad nor-teamericana si se le eliminaran al-gunos "defectitos" que tiene. Es decir, una sociedad en la que la gran mayoría de las actividades —incluso las científicas— están guiadas por el espíritu empresarial. El planteo que hago para la activi-dad científica se aplica, por supues-to, a otras actividades y con mucho mayor evidencia. Tomemos el ejem-plo de la industria ya que su aná-lisis puede resultar aclaratorio.

Supongamos que nuestro país elija un estilo de desarrollo diferente al actual. Evidentemente tiene sentido —e importancia— plantearse qué es-tructura industrial se necesita para esa nueva Argentina. Y esto que es evidente para la industria, no parece

serlo para la ciencia. Es claro que hay productos que cobran importan-cia y otros que dejan de tenerla (del shampoo para perros a la televisión en colores).

Wiener, el padre de la cibernética, decía poco antes de morir que el problema principal ya no es el "know-what"; qué hacer más que cómo hacerlo.

Pero no sólo cambian los temas de investigación sino también la for-ma de hacerlo: en otros estilos de desarrollo —pensemos en una Ar-gentina socialista después de haber definido claramente qué debería ser el socialismo argentino— pierde sen-tido 3a carrera por publicar, la ca-rrera a los subsidios, el turismo científico, la importancia de las mo-das como generadoras de temas de investigación y una gran cantidad de cosas que actualmente son caracte rísticas de la actividad científica.

Lo característico de la mayor par-te de los científicos —y los del hemisferio norte son un buen ejem-

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pío— es su pasividad. Es decir, aunque tengan posiciones —y hasta militancia— políticas, son como científicos eminentemente pasivos. Creo que hay dos buenos ejemplos de esa pasividad. El primero es el libro de Jacques Monod "El azar y la necesidad" que fue el principal tema de polémica en los ambientes científicos europeos y en particular franceses, el año pasado. En ese li-bro el Premio Nobel de Medicina, aboga por la "objetividad" de la ciencia, contraponiéndola a los ani-mismos, entre los que incluye el materialismo dialéctico. Es decir, los científicos deben considerar que la Naturaleza no tiene un "proyecto" y actuar como si fuese objetiva. ¿Qué puede interesarme a esta al-tura de los acontecimientos si la Na-turaleza tiene o no proyectos? ¡Soy yo el que los tengo y eso es lo que como científico debe tener para mi prioridad!

La propuesta de algunos empiris-tas lógicos de descomponer la acti-vidad científica en contextos de descubrimiento, verificación y apli-cación, es el otro ejemplo.

El contexto de descubrimiento es fundamentalmente psicológico, el "acto de genio", mientras que si bien en el de aplicación nadie niega

la influencia ideológica, como una verdad científica puede usarse para el bien o para el mal, los que se ensucian las manos no son los cien-tíficos, sino los políticos.. ,

Queda como contexto eminente-mente científico el de verificación, que adjudica al científico un rol pa-sivo: el de ubicarse detrás de un mostrador y, mediante un control de calidad, dar el sello de verdadera o falsa a una hipótesis.

Propongo la inclusión de otro contexto: el de mistificación, que es el que crean los científicos cuan-do hablan de lo que hacen. El pri-mer buzón que tratan de vendernos es la imagen del científico pasivo; otro, enorme, está ligado a la dife-rencia entre tecnología física y social y aparece en el análisis epistemoló-gico de contexto de verificación: la mayor parte de los ejemplos se refie-ren a las ciencias exactas (y, en par-ticular, a la física) en los que gene-ralmente es fácil reconocer que hay gran porcentaje de objetividad en el análisis, por ejemplo, de las propie-dades de un metal. Pero la falacia es hacer pasar lo particular por general, ya que no ocurre lo mismo al estu-diar las ciencias sociales en las cin'ps el contexto de verificación es difícil, ya que ningún fenómeno so-cial es suficientemente simple como

para poder repetir las condiciones de su aparición.

Hay gente que se ha ocupado —y mucho— de la aplicación de la to-pología a la teoría del equilibrio ¡ económico general y últimamente General Electric, a través de su ins-tituto Tempo, financia investigacio-nes acerca del uso de la ecuación de Schroedinger para medir niveles de satisfacción. . .

Opino que estos disparates se ori-ginan en la necesidad de no ocuparse ¡ de lo que preocupa a unos 3400 de ; los 3500 millones de habitantes del <-mundo. Es decir que la intromisión ¡ de las ciencias exactas en las sociales —¡otro buzón!— está determinada en gran parte por la selección de te- j mas de investigación en función de los métodos que puedan aplicarse y I no por la utilidad o interés de los i temas en sí.

Recapitulando; la actitud del cien-tífico tiene que ser ideológica y . constructiva: hov se nos presentan , distintas posibilidades o estilos de desarrollo, ideología es elerción y i deben elegirse tanto los problemas a estudiar como los métodos a aplicar ¡ V la organización social de los cien- i tíficos para avudar el proceso de cambio. Cuando no se lo hace se j peca de cientificismo. <0 ¡

Entre la frustración

Manuel Sadosky La primera observación que quiero hacer se refiere

a la falta de relación que hay entre las palabras de los responsables de la educación y sus obras. Por ejem-plo, cuando el ministro Malek habló, el 24 de julio pasado, cada diario publicó una versión diferente de lo que dijo: parece ser que el texto del discurso, que fue distribuido con antelación entre los periodistas, incluía once metas que tendrían que ser tomadas en cuenta para elaborar los programas de reestructuración universitaria y que la carilla correspondiente fue supri-mida por el ministro en la lectura del discurso. En cuanto a lo que dijo, da la impresión que la línea po-lítica de este gobierno en el terreno cultural, científico y universitario está contra la colonización cultural.

Lamentablemente la actividad de ese mismo gobierno no refleja para nada esa orientación. Parecidos ana-

y la alienación

cronismos se encuentran en los discursos del rector Quartino. Por ejemplo, al poner en funciones al deca-no de Derecho, dijo que "el nuevo mundo de la con-vivencia herida mira hacia el derecho como el instru-mento de la justicia que desea.. . " mientras que, a pesar del lirismo rectoral, parece cada vez más eviden-te la conciencia de los argentinos de que sus problemas no se han arreglado precisamente con que los diplo-mas expedidos por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, que eran 800 en 1960 hayan pasado a ser 1466 en 1970. No vov a detenerme en las declaracio-nes del decano Zardini (el autor de la ortginalísima teoría según la cual los edificios de la Ciudad Univer-sitaria fueron concebidos —en 1 9 6 0 — como sede para guerrillas urbanas) que tiene posiciones comple-tamente distintas de los otros decanos: "nuestro pen-samiento es argentino, nacional, elaborado en la filo-

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sofía cristiana, contra la ideología importada que sa-bemos es declamativa pero su aplicación subyuga, oprime y encasilla la mente en esquemas pre estable-cidos y finalmente termina sin horizontes ni posibi-lidades (sic). Lo esencial es que todos hablan de la necesidad de cambiar y actúan para evitar el cambio.

Un ejemplo insuperable del arte de elaborar pro-yectos ajenos a la realidad, sin fundamento ni viabili-dad, es el Plan Nacional de Ciencia y Técnica del CONACYT (1971-1975). Su secretario, con catego-ría de ministro, el doctor Alberto Taquini, cree que con decir que "debe desarrollarse especialmente la oceanología, la hidrología y la computación" se inicia una nueva era científica argentina.

Entre tanto, lo real es que —como se dice en el trabajo de la UNESCO, "Política científica y organi-zación científica en la Argentina"— se envían al ex-terior en concepto de pago por servicios técnicos y regalías más de 60 millones de dólares anuales, cifra abrumadorarnente superior a todo lo que se gasta en investigación científica y tecnología en las universida-des, organizaciones estatales y en el sector privado.

"Hay que modificar la estructura social del estu-diantado"; "Hay que reorientar vocacioes"; "Hav que apoyar el desarrollo tecnológico independiente". Sí, hay que hacer eso y mucho más y, fundamentalmente, hay que tener un proyecto nacional de cambio y lu-char por él con independencia. Pero, para ello, habría que hacer una Revolución, como las grandes de la historia. Lo que no nos asusta. Lo que sí nos asusta es la irresponsabilidad con que se escriben y dicen esos slogans.

Lo que nos parece primordial difundir en el pueblo argentino y, en particular, entre los universitarios, es que de hecho la cultura es, en nuestro país un privile-gio, cosa no difícil de demostrar cuando se sabe que en Corrientes, por ejemplo, el 87 % de los alumnos no termina la enseñanza primaria, y en la Patagonia el 50 % no termina el primer grado... En el orden nacional, de 100 niños que empiezan la escuela pri-maria a lo sumo 3 terminan estudios universitarios. Además, la selección no se hace en base a la inteli-gencia sino, primordialmente, de acuerdo a los ingre-sos económicos y al nivel cultural de los padres, de-biendo también tenerse en cuenta que no son iguales las posibilidades para quien nace en el interior de Ca-tamarca, por ejemplo, o en la Capital Federal.

Si no se tiene conciencia de lo que se habla y no se mide la profundidad del problema, repetir consignas, como lo hace el actual rector, sólo sirve para despres-tigiar temas y palabras.

El problema de la política educacional y científica excede el marco de discusión de los universitarios, educadores y científicos profesionales, es un proble-ma del conjunto de la población. Es lamentable his-tóricamente que la CGT no haya tomado posición en general en los problemas culturales y que no haya habido reivindicaciones de tipo cultural en las posi-ciones de los sectores productivos.

En 1968 la Universidad de la República del Uru-guay, convocó en Montevideo a una reunión para dis-

cutir el problema de la dependencia cultural en Amé-rica latina. De las varias intervenciones —algunas de las cuales fueron publicadas en un libro titulado "Ha-cia una política cultural autónoma para América lati-na"— hubo una particularmente interesante. Fue la del doctor Carlos Quijano, economista muy conocido en Uruguay y la Argentina. Quijano dice —y yo pien-so exactamente lo mismo— que es ilusorio tratar de plantear el problema de la política científica nacional, desubicándolo del contexto político general. Dice:

"No creo que haya posibilidad de una política cultural autónoma si no hay una política nacional autónoma. No creo que haya posibilidad de una política nacional autónoma que condiciona v de-termina la autonomía de las restantes políticas, si no hav una transformación revolucionaria —con violencia o sin ella, que ese es un proble-ma táctico a resolver en el tiempo y en el espa-cio— de las estructuras de nuestro país".

Es decir, que la política científica y cultural no es un problema aislado, ni un problema de los científi-cos, es un problema nacional.

Quijano hace también notar que la política del im-perialismo para dominar la situación de América la-tina se manifiesta en el caso de las universidades y la cultura superior como política de préstamos y subsi-dios. El tema específico que Quijano abordó y que nos : interesa porque está y estará en discusión, es sobre si se debe o no aceptar ayuda extranjera. Dijo Qui-jano:

"Sobre este tema mi posición es tajante y séj que esto no cuenta, ni mucho menos, con el asentimiento general. Creo radicalmente que la Universidad para salvaguardar su independencia y cumplir sus fines, no debe solicitar ni admitir préstamos extranjeros. Y cuando digo 'préstamos extranjeros' sé que estoy utilizando un eufemis-mo: la Universidad no debe solicitar ni admitir préstamos de los Estados Unidos".

Creo que este tema debe ser clara y abiertamente! debatido para que no subsistan equívocos. La lectura 1

deja ponencia del doctor Quijano y en particular su! análisis del contrato realizado entre el BTD y el go-bierno en mayo de 1962, resulta aleccionadora. Lo es asimismo la de la declaración de los matemáticos uru-guayos con motivo del ofrecimiento de asistencia fi-nanciera de la OEA y la de la respuesta del profesor Laguardia a la Unión Matemática Argentina, ambas aparecidas en Ciencia Nueva en pp. 60 y 61 del N? 4 i del mes de agosto de 1970.

La influencia que tienen y han tenido, en nuestro país, la Policía y los Servicios de Informaciones en el terreno cultural, daría tema para una conferencia; hoy quisiera sólo recordar tres ejemplos "históricos" para mostrar que no hacemos una afirmación gratuita ni. padecemos de manía persecutoria.

En 1934 se expulsó de la Facultad de Derecho de Buenos Aires al doctor José Peco, en base a un infor-

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me policial sin instruirle sumario alguno ni dado po-sibilidades de defensa. El profesor de Derecho Penal de la Universidad de Buenos Aires fue expulsado de su cátedra por la policía.

En 1936 Aníbal Ponce, que debe ser el intelectual más destacado que ha producido la Argentina en ese período, fue expulsado de sus cátedras y obligado a dejar el país por la Sección Especial de la Policía. Ponce se fue a México en donde murió en 1938.

Cuando Hitler subió al poder en 1933 se produjo un éxodo masivo de sabios que dejaron Europa. Como es sabido los EE.UU. hiiceron una fabulosa cosecha de talentos y genios, mientras la Argentina cerró sus puertas por razones discriminatorias indefendibles.

Los pocos que pudieron venir, como el matemático italiano Beppo Levi o el físico austríaco Guillermo Beck, entraron al país más o menos subrepticiamente.

A poco que las cosas se analicen con objetividad, surge claramente que no hemos sido los universita-rios con sensibilidad social quienes hemos introducido la política en el debate científico educacional. . . por algo es tan larga y tan ardua la lucha por la autonomía. La "noche de los bastones largos", del 29 de julio de 1966 es demasiado reciente para que sea necesario extenderse en describir la forma como el poder polí-tico puede utilizar la fuerza policial contra la cultura sin medir los daños que puede infligir al presente y al futuro del país.

El comprender que la elaboración de una política cultural autónoma sólo será posible cuando se haya

logrado la independencia económica y política y el Poder esté efectivamente ejercido por los sectores po-pulares con intereses verdaderamente nacionales, no quiere decir que de aquí, a entonces preconicemos el "quietismo" de los intelectuales.

No debemos dejarnos colocar frente a la alternati-va de la frustración o la alienación. Si es verdad que para el joven con vocación científica las perspectivas de realización integral en nuestro medio son tan pre-carias que puede resultarle frustrante no buscar más amplios horizontes para sus logros personales, es ver-dad también que la conciencia de sus deberes para con la comunidad nacional puede dar a su vida un sentido que lo salve de la amargura del fracaso.

Sin la comprensión de los medios oficiales, sin sub-sidios estatales ni extranjeros, si no se cultivan los te-mas de moda impuestos desde afuera por los grandes centros de desarrollo científico técnico... es segura-mente difícil no frustrarse. Por eso es importante no perder de vista que lo que está del otro lado de ese polo es la alienación total que ofrece, con el dinero y con sus temas de investigación, la integración a un sistema de valores muy poco satisfactorio.

Hay que buscar los requisitos que ofrece el deterio-rado sistema actual para seguir haciendo ciencia "po-bre", sin perder de vista los objetivos nacionales, y sobre todo sin aislarse del conjunto del pueblo que lucha por la independencia nacional.

Para eso no hay normas prefijadas. Ya lo dijo Ma-chado en un poema ahora muy difundido: "Caminan-te, no hay camino. Se hace camino al andar". O

La ciencia en el proceso de liberación Conrado Eggers Lan

La alienación cultural es uno de los factores más seguros para obtener y asegurar el estado de dependencia, ya sea ésta masiva —a través de la televisión, radio, diarios etc.— o dirigida exclusivamente a las élites culturales y científicas. Desde ya que parto del supuesto {que no interesa dilucidar aquí, ya que en-tiendo que es aceptado en los más diversos estratos y grupos políticos argentinos) de que la Argentina es un país dependiente y que esa de-pendencia del imperialismo interna-cional es creciente. Y que ello le acarrea la imposibilidad de desarro-

llarse plenamente; aclarando que al hablar de desarrollo no me refiero a una imposible carrera para alcan-zar a los países que se llaman "de-sarrollados", ya que esta forma de entender el desarrollo forma parte, precisamente, de la alienación cultu-ral a la que me he referido.

La escuela originada en Alemania —con el nombre de "sociología del conocimiento"— ha arrasado con la pretensión de neutralidad ideológica de la ciencia y la filosofía.

En dicha escuela hay diversos conceptos de ideología, en general negativos o despectivos ya que se

propone detectar los elementos ideo-lógicos para destacarlos y purificar la ciencia.

Tal es el caso del economista norteamericano Shumpeter para quien la ideología es un conjunto vago de intuiciones, pasiones, mo-tivaciones políticas, etc., que son difíciles de detectar y más aun de desterrar, por lo que concluye —con bastante pena pero optimista— que si bien es malo que la ideología dis-torsiona la ciencia, peor sería que no hubiera ideología porque no ha-bría ciencia, ya que la ideología es el factor fundamental que la motiva.

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Resulta curioso que un teórico capitalista coincida con un marxista como Althuser, quien, más optimis-ta que Shumpeter, piensa que la su-peración de la etapa ideológica —que él encuentra en Marx— es proto-típica del acceso al marxismo ideo-lógico, vale decir que puede ser bue-na una etapa de ideologización pero luego hay que pasar a otro grado de ciencia.

Así como Marx caracterizaba a la ideología como el pensamiento de la clase dominante, una superestruc-tura que estaba condicionada a su vez por la infraestructura socioeco-nómica, Manhein distingue ideolo-gía de utopía. Para esquematizar esta distinción diremos que la ideo-logía implica, para Manhein, la ata-dura, generalmente no conciente, del pensamiento al marco institucio-nal y social. En tanto que la utopía constituye algo así como un despe-gue del pensamiento que se pro-yecta hacia el futuro con los riesgos concientes.

Claro que en ninguno de los dos casos hay ciencia pura y la ciencia universal sólo puede surgir en la medida que le sea posible despegar-se de la ideología sin distorsionarse en la utopía.

Los positivistas lógicos admiten tres contextos diferentes,* el de descubrimiento cargado de todo tipo de fenómenos psíquicos, toda clase de elementos subjetivos y aun de circunstancias subjetivas, al de ve-rificación, que es en el que aparece la ciencia (pero sin preocuparse por

el pasado, es decir, el momento an-terior). De este modo queda erra-dicado, por supuesto, todo elemento ideológico de la ciencia. Pienso que si Shumpeter hubiese sabido de la posibilidad de este decreto no se hubiera hecho tanta mala sangre. . .

Pero lo que resulta bastante difí-cil de explicar y que no he hallado que Popper ni nadie me explique es ¿cómo es posible pasar de una situación en la que campea lo sub-jetivo a otra, puramente objetiva, siendo el mismo hombre el sujeto de todo el proceso?

Shumpeter analiza teorías y de-sarrollos científicos de Marx, Keynes y otros en el plano de la economía y encuentra, en algunos puntos de estas teorías, distorsiones que, se-gún él, son provocadas por el fac-tor ideológico. Ahora bien; se puede discutir, en primer lugar, si la dis-torsión es realmente distorsión, y en segundo lugar, en caso de que así sea, si ha sido provocada realmente por el factor ideológico o si se debe a un error de otra índole. Pero, en cualquier caso, me parece no cohe-rente dividir la labor del científico en un momento de gestación de la hipótesis o teoría, y otro en el cual la hipótesis o teoría se verifica o refuta, y sostener que sólo el segun-do momento es científico y objetivo.

Puede haber ideologías que pre-

* Quienes se interesen por este enfo-que lo encontrarán desarrollado en el tra-bajo de Gregorio Klimovsky "Ciencia e ideología" que apareció en Ciencia Nue-va, n? 10, pp. 12 a 21.

tendan ejercer influencia en la so-ciedad para modificarla con arreglo a determinados valores, y puede ha-berlas, también, que ejerzan o in-tenten ejercer influencia con miras al mantenimiento del statu quo. Son estas últimas, en general, las que tie-nen más éxito porque, salvo en si-tuaciones muy dinámicas pero al mismo tiempo muy claras, para la gente, para el pueblo —y aun para la gente más activa— rige, en ge-neral, la ley de la inercia.

Esto vale también para la cien-cia. Es mucho más fácil hacer cien-cia sin plantearse problemas ideo-lógicos, en la medida que se la haga "desde adentro", con criterio tradi-cional. En tal caso no se problema-tiza a la sociedad, se la acepta, y es más fácil pensar que la ciencia, "su ciencia", es ideológicamente neutral.

Se me puede plantear, ahora o antes, el problema de cómo una ideología puede estar presente en el teorema de Pitágoras, una ecuación algebraica. Este tipo de objeción, sustentada en la llamada "inocencia de las matemáticas", al decir del marxista positivista Godelier, es, al parecer, el caballito de batalla de quienes sostienen la neutralidad ideológica de la ciencia. Pero para mí no es cuestión de dar un ele-mento separándolo de su contexto histórico, ni tampoco de su contex-to científico. Nadie puede negar que en el origen de la bomba atómica y de los misiles hay una dosis bastante respetable de matemáticas. O

los libros

N? 19: Bolivia

N? 20 : Cuba: Cultura/Revolución

N? 21: Por qué Córdoba

N? 22 : Perú en la encrucijada

N? 23: La lucha de clases en la Universidad

Suscripción anua l (12 números) $ 36. Tucumán 1427, 29 piso - O f . 207 Tel. 45-9640 - Buenos A i res

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Poliamantes

Juegos Matemáticos Manuel Risueño

Aunque en estas épocas de "per-misividad" nadie se asusta por un título más o menos, puede ser opor-tuno aclarar que en este artículo no se trata de ningún tipo de liáison amatoria, sino nuevamente 1 de una de esas falsas etimologías de origen norteamericano.

Así como los polióminos eran las figuras formadas por un número de cuadrados iguales con un lado co-mún y derivaban su nombre del vulgar dominó, los poliamantes son las figuras formadas por triángulos equiláteros con un lado común y de-rivan su nombre del no tan vulgar diamante, pues la figura formada por dos triángulos equiláteros igua-les con un lado común, es un rom-bo con ángulos de 60° y 120°, o sea la misma forma del "carreau" o dia-mante de la baraja francesa o ingle-sa. La palabra "poliamante" es una traducción del inglés "polyiamond" hecha por el autor por analogía a "diamante-diamond"; la palabra in-glesa "polyiamond" fue manufactu-rada por Thomas H. O'Beirne en la revista inglesa The "New Scientist del 2 de noviembre de 1961.

En la figura 1 indicamos los úni-cos moniamantes, diamantes y tria-mantes existentes, los tres tetria-mantes, así como los cuatro pen-tiamantes y los doce hexiamantes, dejando al interés del lector deter-minar cuantos heptiamantes, octia-mantes, etc., hay. Para facilitar la labor señalemos que, así como para estudiar los polióminos es de gran ayuda el papel cuadriculado, para los poliamantes es conveniente un papel rayado con tres juegos de lí-neas paralelas a 60°; este papel, que se usa en estadística y otras in-vestigaciones científicas, se denomi-na "papel isométrico" y suele en-contrarse en las librerías que ven-

A o r \

n A A L \ L

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r-*7 \ 7 ^ / / / /

A) Ar # * Z \ b 7 * O (A * Figura 1

Figura 2

den artículos de dibujo o material científico.

Señalemos también que, de los doce hexiamantes indicados en la fi-gura 1, hay 7 que existen en dos pares enantiomórficos,2 que son los marcados con un asterisco. Por con-siguiente, si se admite que las fichas o piezas no pueden darse vuelta, ha-bría en total 19 hexiamantes y solo 12 si es posible invertirlas. Hay aquí una curiosa discrepancia entre los aficionados norteamericanos y los aficionados ingleses a este tipo de recreación matemática; aquéllos consideran iguales a las piezas que forman un par enantiomórfico y solo emplean 12 hexiamantes en sus figuras, en tanto que éstos las con-sideran diferentes y en consecuen-cia disponen de 19 piezas. Nosotros indicaremos primeramente los resul-tados a que han llegado los norte-americanos y luego algunas particu-laridades que resultan del criterio inglés, para terminar con una breve referencia a los "polihexas" a los que esperamos dedicar más adelante su artículo propio.

Los principales resultados norte-americanos están resumidos, con mucho más detalle del que aquí po-demos dar, en un artículo de Mar-tin Gardner3 y otro de Ir. P. J . Torbijn.4

Ambos comienzan por señalar que los dos hexiamantes representa-dos en la figura 2 se diferencian de los demás en que si se los colorea alternadamente, como en un tablero de ajedrez, hay cuatro triángulos de

1 Ver CIENCIA NUEVA N? 1, p. 20. 2 Véase en la misma revista, p. 22, la

figura 5. 3 Scientific American, vol. 211, n? 6

(Dec. 1964), pp. 124-130. 4 Journal of Recreaiional Mathematics,

vol. 2, n' 4, pp. 216-227.

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un color y dos de otro, en tanto que los demás hexiamantes contie-nen tres triángulos de cada color. Puede decirse que estos dos son "no balanceados" en tanto que los res-tantes son balanceados. Por lo tan-to, toda configuración en que inter-vengan ios doce hexiamantes, sólo puede ser formada por éstos si está balanceada (en cuyo caso los dos hexiamantes desbalanceados quedan colocados de manera de compensar-se entre sí) o si hay exactamente un exceso de cuatro triángulos de un color.

Los 12 pentóminos, según ya se ha dicho5 pueden llenar rectángu-los de 6 X 10, 5 X 12, 4 X 15 y 3 X 20 de 2339, 1010, 368 y 2 maneras diferentes. De igual mane-ra puede tratarse de llenar paralelo-gramos con dimensiones 6 X 6 , 4 X 9 y 3 X 12 con los 12 hexia-mantes. Torbijn estableció tras lar-gos análisis manuales, que había 156 y 74 soluciones para los dos primeros paralelogramos, respectiva-mente, y no pudo encontrar ningu-na para el tercero. John G. Fletcher, del Lawrence Radtation Laboratory de la Universidad de California, uti-lizando una computadora confirmó que el número de soluciones era de 156, 74 y 0, respectivamente.

Hay un gran número de configu-raciones interesantes que se pueden formar con los doce hexiamantes, tales como la de la figura 3, donde indicamos una solución (hay dos de este tipo) que tiene la peculiaridad de contener un hexágono regular que puede ocupar 6 posiciones dife-rentes por rotación y otras seis par-tiendo del hexágono simétrico, lo que da en total 12 soluciones dife-rentes. En total, la configuración de la figura 3 puede formarse de 199 soluciones diferentes (al menos) con los doce hexiamantes.

Así como en los pentóminos, pue-den plantearse también problemas que utilizan los hexiamantes en gru-pos; por ejemplo, el llamado de la 'doble duplicación" que consiste en

Figura 4

formar dos veces una figura utili-zando en cada caso dos hexiaman-tes diferentes y con los ocho hexia-mantes restantes formar una figura semejante, pero de doble tamaño. Para este problema se conocen ca-torce figuras diferentes que tienen solución; cinco de ellas (por ejem-plo la reproducida en la figura 4) tienen una sola solución; hay tres que tienen dos soluciones, y las seis restantes tienen, en orden creciente, 5, 8, 9, 9, 15 y 20 soluciones.

Otro problema del llamado "pro-blema de los doce", que es dividir los 12 hexiamantes en tres grupos de cuatro, que a su vez se subdivi-den en dos grupos de dos que de-ben formar figuras de igual forma (estas figuras son de una superficie igual a 12 triángulos: de ahí el nombre del problema). En la figura 5 damos una de las 19 soluciones que existen.

Un problema análogo es el "pro-blema de los veinticuatro" en que los hexiamantes se deben dividir en tres grupos de cuatro que cubran todos la misma figura (en este caso su superficie es igual a 24 triángu-los). Hay 46 figuras diferentes que dan origen, en total, a 11S solucio-nes. En la figura 6 damos una solu-ción con un "agujero" triangular y otra sin él.

En la figura 7 indicamos otras configuraciones que también pueden formarse con los doce hexiamantes; para cada una de ellas indicamos el número de las soluciones que cono-

Figura 5

cemos pero, a diferencia de los ejem-plos anteriores, en este puede haber un número mayor de soluciones que el indicado.

Finalmente señalemos que figuras semejantes a los doce hexiamantes, pero de una superficie cuatro ve-ces mayor, pueden formarse utili-zando cuatro hexiamantes diferen-tes; análogamente puede tratar de "triplicarse" los hexiamantes, for-mando figuras semejantes de una su-perficie nueve veces mayor, utilizan-do para ello nueve hexiamantes di-ferentes. Para solo nueve hexiaman-tes tiene solución el problema, pues los dos hexiamantes "desbalancea-dos" no pueden triplicarse porque-ta figura resultante tendría un exce-so de 6 triángulos de un color, ni tampoco puede triplicarse el prime-ro de los hexiamantes representados en la figura 1 según puede demos-trarse fácilmente con una pequeña experimentación práctica.

Utilizando los 19 hexiamantes, es decir, tratando como diferentes los pares enantiomórficos, T. H. O'Beir-ne ha obtenido los siguientes resul-tados:0

1. Con los 19 hexiamantes se pueden formar dos hexágonos regu-lares de tres unidades de lado, uti-lizando 9 hexiamantes para cada uno de ellos; el hexiamante sobran-

s Ver CIENCIA NUEVA N? 8, p. 50. 8 New Scientist, 2.XI.61, pp. 316-317;

9.XI.61, pp. 379-380 y 14.XII.61, pp. 706-707.

44 Figura 6

Page 47: Ciencianueva13

Figura 8 Figura 10

Figura 9

te puede ser, precisamente, el que tiene forma de hexágono regular, de modo que con los 19 se forman, en conjunto, tres hexágonos regulares.

2. Con los 19 hexiamantes se puede formar también la configura-ción indicada en la figura 8, habien-do soluciones en que el pequeño he-xágono regular ocupa dentro de la figura las 7 posiciones diferentes que son teóricamente posibles.

3. Con 6 de los hexiamantes "in-gleses" es también posible resolver el problema de formar un triángulo equilátero de seis unidades de lado; este problema no tiene solución con los hexiamantes "norteamericanos", pues como la figura tiene un exceso de seis triángulos de un color, re-quiere la utilización de tres hexia-mantes "desbalanceados" y entre los hexiamantes "norteamericanos", según ya se indicó anteriormente, sólo existen los dos indicados en la figura 2. Damos en la figura 9, una de las 40 soluciones conocidas.

Para terminar, señalemos que las

únicas divisiones del plano en po lígonos regulares y congruentes son las formadas por triángulos, como se ve en el papel isométrico; por cuadrados, como en el papel cua-driculado común, y por hexágonos, como se indica en la figura 10. Estos tres polígonos son, en conse-cuencia, los únicos polígonos regu-lares que pueden utilizarse para este tipo de figuras. Ya hemos visto los poliamantes y los polióminos; las figuras formadas por hexágonos re-gulares se denominan "polihexas" y hay un monohexa, un bihexa, tres trihexas, siete tetrahexas, etc. Por el momento dejaremos al cuidado del lector determinar la forma de los trihexas y tetrahexas, así como el número de pentahexas y el de analizar las figuras que se pueden formar con los siete tetrahexas y con éstos en combinación con los tres trihexas. En un número próxi-mo daremos a conocer nuestras so-luciones y las que nos lleguen de los lectores. O

Antes de que sur jan LOS I N G E N I E R O S DE V A R I A S PIERNAS. A n t e s d e q u e s u r j a n los m u t a n t e s q u e a n u n c i e n c a m b i o s g e n é t i c o s i m -p r e v i s i b l e s , c o n v i e n e p l a n i f i c a r la m a r c h a d e t o d a o b r a ; s i m p l i f i c a r sus c a m i n o s ; i m p e d i r , e n s u m a , q u e h a y a q u e d i r i g i r s e h a c i a v a r i o s o b j e t i v o s a l m i s m o t i e m p o . A f o r t u n a d a -m e n t e , los e s p e c i a l i s t a s e n o r g a n i z a c i ó n i n d u s -t r i a l d e l p a í s y de l e x -t e r i o r h a n p e r f e c c i o n a -d o e l M é t o d o d e C a -m i n o C r í t i c o : t e n e m o s 15 p r o f e s i o n a l e s y téc-nicos p a r a a s e s o r a r l o s o b r e é l .

A v a l : 9 0 o b r a s p r o g r a -m a d a s , q u e c u b r e n m á s d e 3 0 0 . 0 0 0 m 2 , y 15 p r o f e s i o n a l e s y t é c n i -cos a su se rv ic io .

Estudio A L S Z

Iza Mm

Diagonal Norte 846, piso 39, Oficina 302 - Buenoi Air»i

Te!. 40-6375 y 6294

Page 48: Ciencianueva13

Bioestadística Roberto Yabo

La realización de una investi-gación biomédica implica, la mayoría de las veces. la com-paración de resultados obte-nidos en dos grupos experi-mentales: uno "control" o "testigo" y otro "tratado". Esta comparación no puede resolverse sin la ayuda de la metodología estadística.

Roberto Yabo es doctor en medicina de la Universidad de Buenos Aires y master en bioestadística de la Universidad de Columbia (Nueva York). Actualmente se desempeña como consultor en bioestadística de la Organización Panamericana de la Salud, dependiente de la Organización Mundial de la Salud.

46

En el campo experimental, el pro-blema consiste en saber si la dife-rencia que se observa en grupos de comparación puede ser atribuida al azar o, dicho de otra forma, si tal diferencia puede ser casual y no de-bida al tratamiento aplicado.

En este caso perderíamos interés en ello ya que, generalmente, nues-tro objetivo es detectar efectos (di-ferencias) provocados por los trata-mientos aplicados y que son motivo de la investigación.

Existen numerosos procedimien-tos para resolver la situación que planteamos. Estos son conocidos co-mo "tests" o "pruebas" de signifi-cación estadística. Todos ellos nos obligan a atravesar determinados pa-sos antes de facilitarnos la posibili-dad de una decisión frente a una si-tuación dada.

Describiremos a continuación los pasos comunes que hoy se emplean en la mayoría de las pruebas de sig-nificación en biomedicina. Para ello hemos utilizado un ejemplo simple que facilitará la explicación.

Supongamos que es interés de un investigador el probar cuál es el efecto de una droga sobre la presión arterial, en individuos con hiperten-sión esencial. Procediendo de acuer-do con un plan de investigación que contemple los objetivos del estudio, a un grupo determinado de indivi-duos hipertensos (Grupo I ) se les mide la presión arterial antes y des-pués de la administración de la dro-ga, registrando así la diferencia ob-servada.

Cualquiera sea el sentido de la diferencia, ésta se puede atribuir a:

a — El efecto de la droga, b — A otros factores que podrían

haberse introducido y que de por sí, justifiquen un cambio de presión arterial entre la primera medida (an-tes de la droga) y la segunda me-dida (después de ésta), sin que la droga tenga ninguna participación.

c — Al azar, es decir que la dife-rencia observada sea consecuencia de la variabilidad biológica que no tiene una clara explicación, pero que siempre puede estar presente ya que

es una propiedad de la naturaleza. d — A la combinación de dos o

más de las causas enumeradas ante-riormente.

La segunda de estas causas posi-bles la podemos eliminar si al mismo tiempo que en el grupo tratado ( I ) , observamos los cambios de la pre-sión arterial en otro grupo ( I I ) de hipertensos, con los cuales se proce-de en similar forma que con el grupo I, pero con la única diferen-cia de que no se les administra la droga sino el solvente de la misma o un placebo. A este grupo II lo denominamos grupo "testigo" o "control".

Si analizamos los cambios de pre-sión arterial en el grupo tratado y al mismo tiempo los del grupo tes-tigo, la diferencia que podemos ob-servar entre ambos grupos se puede atribuir ahora a:

1 — El efecto de la droga. 2 — El efecto del azar. 3 — La combinación de las dos

causas antes mencionadas. Para eliminar al azar como causa

de los cambios observados, proce-demos a realizar una prueba o test de significación estadística que im-plica los siguientes pasos:

1. Planteo de hipótesis

En primer lugar planteamos una hipótesis que se denomina "de nu-lidad", dado que en ella estipulamos nulidad de efectos o nulidad de di-ferencia. Esta hipótesis estahlece que la diferencia observada en los grupos de estudio no existe real-mente, siendo la consecuencia de variaciones de azar. Alternativamen-te queda fijada a su vez una o más hipótesis opuestas a la anterior que establecen que existe una diferen-cia real entre los dos grupos estu-diados. Esta segunda hipótesis se denomina hipótesis "alternativa".

2. Se establece el nivel de significación

Desde el punto de vista teórico cualquier diferencia que se observe

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entre dos grupos, por amplia que ésta sea, puede presentarse por azar. Sin embargo la probabilidad de que una diferencia se deba al azar va dis-minuyendo a medida que la magni-tud de esa diferencia va aumentan-do. Por lo tanto debemos fijar un criterio para decidir si la diferencia que estamos observando en nuestra investigación se puede deber al azar o no, siendo este criterio probabi-lístico.

En general se aceptan como dife-rencias "significativas" aquellas en que la probabilidad de que dicha diferencia se debe al azar es menor del 5 por ciento.

Se pueden utilizar otros niveles de significación (1 por ciento, 2 por ciento, etc.) pero esto dependerá de la seguridad que desea tener el investigador al establecer la signifi-cación de las diferencias encontradas.

Elección de la prueba estadística. Se han descrito una variedad de mo-delos estadístico-matemáticos diseña-dos con la finalidad de detectar cuál es la probabilidad de que una dife-rencia dada puede observarse sim-plemente por azar. Además en un mismo caso, se puede hoy día, apli-car modelos diferentes. Por lo tanto habrá que decidir cuál es el mode-lo a utilizar, eligiéndose lógicamente aquél que mejor se aplique al caso en particular y además nos brinde la mayor seguridad. Existen ciertas re-glas para esta selección, pero supo-nemos que éste es campo de un es-pecialista y por lo tanto lo dejamos de lado.

3. Decisión estadística

Una vez elegido y aplicado el test estadístico a los datos experimenta-les se procede a establecer la "zona de aceptación" y la "zona de recha-zo" de la hipótesis de nulidad. Estas zonas nos son indicadas por valores que podemos extraer de tablas pu-blicadas con tal fin ( " t de Student, X2, distribución F, etc.).

Finalmente si el resultado del test aplicado a los datos del experi-mento cae dentro de la zona de aceptación, aceptamos la hipótesis de nulidad. Si cae fuera de dicha zona rechazamos la hipótesis de nu-lidad.

La interpretación de cada una de estas posibilidades es la siguiente:

A) Si se acepta una hipótesis de nulidad concluímos que la diferencia

TABLA I. Diferencias en las medidas de la presión arterial luego de la administración de droga X en un grupo de pacientes con

hipertensión arterial.

Grupo tratado (I) Grupo Control (II)

Media aritmética de las diferencias de presión ( X )

— 35 mm Hg — 5 mm Hg

Número de Casos (N) 12 10

Desvío Standard (S) 5 mm Hg 4 mm Hg

observada no es significativa, es de-cir, se puede atribuir al azar, con lo cual quedamos otra vez en la situa-ción inicial, ya que existen 3 posibi-lidades como de comienzo y no sa-bemos cuál es la verdadera:

a) La diferencia se debe al trata-miento o

b) La diferencia se debe al azar o c) La diferencia se debe a una

combinación de los dos factores an-teriores.

B ) Si se rechaza la hipótesis de nulidad concluimos que la diferencia es significativa con 95 por ciento de confianza (establecido por el nivel de significación), es decir que tal diferencia se puede esperar por azar con menos del 5 por ciento de pro-babilidad.

De esta forma como la posibilidad de que la diferencia observada se deba realmente al azar es pequeña la conclusión será:

a) La diferencia se debe al trata-miento.

Finalmente, se suele indicar cuál es la probabilidad de que la diferen-cia encontrada se deba al azar, con una desigualdad que se obtiene com-parando el resultado del test apli-cado, con los datos de la tabla de distribución de que se trate. Así se indicará P < 0.05 ó P < 0.02 ó

t(Ni + Na _ 2 )

Se

P < 0.01 ó P < 0.001, etc., lo que significa que tal diferencia se puede encontrar simplemente por azar, con una probabilidad menor del 5 por ciento o menor del 2 por ciento o menor del 1 por ciento o menor del 1 por mil respectivamente.

Cuando una diferencia puede ser atribuida al azar con una probabili-dad menor del 5 por ciento, se dice que dicha diferencia es significativa y cuando esa probabilidad es menor del 1 por ciento se las llama alta-mente significativas.

Desarrollamos ahora el ejemplo .que veníamos mencionando, utili-zando algunos datos preparados con tal fin en la tabla I .

Prueba de significación

1. Ho Mi = Ma Hipótesis de nu-lidad; Hi Mi Ma hipótesis alter-nativa.

2. Nivel de significación 0.05 o sea 5 por ciento.

3. Tets estadístico, " t " de Stu-dent para muestras independientes.

Condiciones para la aplicación de este test: a) Muestras tomadas al azar; b) distribución normal de las poblaciones; c) homogeneidad de va-riantes en las poblaciones; d) ob-servaciones independientes entre gru-po I y grupo I I .

X l X 2

1

en este caso tao

Ni

- 3 5 — ( — 5 )

Na

-30

4.58 12 10

1.96 -15.31

en donde Se (Ni — 1) Si2 + (Na — 1) S22

Ni + Na •

47

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4 . Decisión estadística -1 o 1

-2086 1 1 1 + 2-086 zona rechazo zona de aceptación zona rechazo Buscando en la tabla de distribu

ción " t " encontramos que con 95 por ciento de confianza y 20 grados de libertad (Ni -f- Na — 2) la zona de aceptación está entre las indica-das en la gráfica adjunta.

Como el resultado de nuestro test cae fuera de esta zona de aceptación rechazamos la Ho con 95 por ciento

de confianza. El valor P en este caso es 0.02 < P < 0.05. Es decir la probabilidad de que una diferencia como la observada se deba al azar es menor del 5 por ciento y mayor del 2 por ciento. Por lo tanto la dife-rencia es significativa.

5. Conclusión

Dadas las condiciones experimen-tales, la droga estudiada disminuye la presión arterial en pacientes con hipertensión esencial con 95 por ciento de confianza. O

Con compromiso

En uno de sus números Ciencia Nueva1 publicó una carta que el Dr. Murray H. Helfant, neurociru-jano renunciante del Ejército de los Estados Unidos, había enviado al presidente Nixon. En aquella carta Helfant hacía el relato de su expe-riencia en un hospital de los alrede-dores de Tokio, donde atendía a soldados evacuados de Vietnam. La mayoría de sus pacientes llegaban con graves heridas en el sistema ner-vioso central. Helfant escribió esa carta con el propósito de conmover a la opinión pública, para tratar de que mucha gente compartiera su propia indignación, para intentar transmitir el estallido de su propia conciencia humana a tantos como pudiera. Con su carta, el médico en-vió a Nixon fotografías de algunos de los casos que le había tocado atender. Ciencia Nueva reprodujo algunas de esas fotografías y una de ellas fue motivo de inspiración para Ernesto Deira, pintor argentino de renombre internacional, quien pintó un cuadro que expuso en su última muestra en Buenos Aires.

En la sala de grandes paredes blancas había cuatro cuadros, todos en blanco y negro, que formaban un conjunto al cual su autor llamó "Identificaciones". Uno de los cua-dros estaba inspirado por una foto-grafía de dos niños pakistanos, ham-brientos, enfermos de cólera, mori-

i CIENCIA NUEVA N? 11.

bundos: otro era una composición de dos figuras: el cadáver de J. P. Maestre tal como fue publicado por una revista sensacionalista de Bue-nos Aires —desnudo, con los bra-zos en cruz— y el Cristo de Man-tegna. Son dos cuerpos de grandes dimensiones, sin expresión ni deta-lles que puedan detener o distraer la atención del observador.

Había luego el estudio de un cuerpo en cuatro posiciones, un cuerpo mutilado al cual le faltaba una mano y a su alrededor cuatro manos, encerrada cada una de ellas en un círculo, como aquella otra mano que se cercenó para servir como elemento de identificación del cadáver de un guerrillero. Y había por fin el que ahora reproducimos, el que fue inspirado por la fotogra-fía de Helfant. Es el rostro de un soldado norteamericano cruzado por hondas cicatrices, que se convierten

en el cuadro de Deira en densas lí-neas negras.

"Mi pretensión —dice el artista-es sacudir a la pequeña burguesía, público habitual de esta clase de exposiciones, y enfrentarla, a través de un elemento simbólico, con la realidad cotidiana."

Deira eligió utilizar su arte para despertar, o por lo menos conmo-ver, conciencias. Austeridad en el color —blanco y negro— pocas obras, grandes imágenes descarna-das partidas por trazos gruesos que acentúan su dramatismo. Es difícil no detenerse a reflexionar delante de esas imágenes de cadáveres que son un poco nuestros cadáveres, porque permitimos que existan en la medida _ que no hacemos tanro como debiéramos para tratar de que no existan.

L. B .

48

Page 51: Ciencianueva13

Antarticom II: Anteproyecto de base antártica

Centro de Proyectos Avanzados de Diseño

(9

Integran el Centro de Proyectos Avan-zados de Diseño (CEPAD): Pedro ]. Backis, Ingeniero Mecánico, docente universitario, dedicado a di-seño automotriz e investigación de productos complejos. Héctor A. Ferrari, Ingeniero Mecáni-co, docente universitario, dedicado al diseño de máquinas y dispositivos me-cánicos y a investigación metalográ-fica. Guillermo G. Amarfil Lucero, Ingenie-ro Electromecánico, dedicado al planea-miento y programación de productos a través de la aplicación de técnicas de computación. Mario H. Marino, diseñador industrial y pintor. En 1967 obtuvo el Gran Premio en la 29 Bienal de Diseño y Arte Aplicado del Uruguay; tiene di-seños en la muestra permanente del Design Center de Londres. Como pin-tor y grabador integra el grupo Bue-nos Aires de Arte y Cibernética. En 1970 integró el CEPAD, grupo inter-disciplinario dedicado a investigaciones de problemas del entorno.

Las condiciones externas a que se ven sometidos los hombres que trabajan en el Continente antartico son un constante desafío para los que se ocupan de estudiar y planifi-car su vivienda, su movilidad, ~u aprovisionamiento y, en general, su supervivencia. Esta realidad nos lle-vó a ocuparnos de un diseño especí-fico que supliera la carencia de solu-ciones técnicas actualizadas, carencia que obliga a 11 hombres que habi-tan y trabajan en esas latitudes, a soportar condiciones infrahumanas.

Atacamos el problema —en este caso particular el de la habitación y lugar de trabajo— imaginando que debíamos proveer a la subsistencia del hombre en un planeta hostil, donde los únicos elementos en co-mún con la Tierra habitada son la gravedad y la atmósfera, ya que di-fiere fundamentalmente en cuanto a temperatura, movimiento de suelos, acumulación de nieve y hielo, veloci-dad de los vientos, períodos de luz y sombra solar, colores predominan-tes, sonidos y hasta la propagación de olores.

Las condiciones iniciales del pro-blema exigían el diseño de un lugar habitable capaz de ofrecer las mejo-res condiciones al mantenimiento de un microclima y a la vez con una resistencia estructural adecuada para soportar la acumulación de tres o más metros de nieve, en su tercer o cuarto año de utilización.

Los materiales utilizados corrien-temente en este tipo de construccio-nes estaban lejos de ser la respuesta adecuada a las condiciones del pro-blema. Mucho mejor se presta a esos requerimientos un sandwich de plás-

tico reforzado con poliuretano rígi-do expandido en su interior.

Este material no solamente ofre-ce la mayor aislación térmica dis-ponible en la actualidad, sino que ofrece además la posibilidad de obte-ner por moldeo la forma toroidal que elegimos para la estructura, por reunir las condiciones geométricas ideales para una construcción auto-portante.

Estructura

El elemento básico del antepro-yecto de base antártica es la es-tructura toroidal con un diámetro mayor de 12 metros y un diámetro de sección de 3 metros.

Las paredes están constituidas por una capa exterior de 5 fieltros de poliester reforzado con fibra de vi-drio, un espesor de 50 milímetros de poliuretano y una capa interna de tres fieltros de poliester reforzado con un tratamiento incombustible. El peso de este conjunto estructural es de 12 kilogramos por metro cuadrado.

Estas paredes se arman por sec-ciones — 2 4 en total para cada toro— constituyendo una estructura autoportante que no requiere nin-

49

Page 52: Ciencianueva13

gún tipo de refuerzo interno y que ofrece óptimas condiciones de resis-tencia estructural, especialmente óp-timas frente a la distribución de car-gas que plantea la acumulación con-tinua de hielo característica de la Antártida.

Además si como a menudo suce-de, se produce una fractura por la penetración de una aguja de hielo, esa penetración, en el caso de este proyecto, se puede aislar fácilmente mediante el agregado de mamparas y no debilita el resto de la estruc-tura, de modo que el accidente no altera las condiciones de habitabi-lidad del refugio ni lo inutiliza.

El piso interno de la base se en-cuentra a 50 centímetros por encima de la tangente horizontal inferior del toro y ofrece de esa manera un ancho útil de 2 metros. Por debajo del piso, el espacio muerto permite la instalación de cañerías de agua, conductos eléctricos y tubos de circu-lación de aire caliente destinados a calefaccionar la base. La superficie útil de cada toro alcanza a 62,5 me-tros cuadrados.

Cada toro dispone de aberturas de acceso a nivel del piso y dos aberturas de ventilación en la parte superior situadas a 180 grados una de la otra. Estas aberturas sirven para conectar un termosifón encar-gado de renovar el aire interior y servirán asimismo de acceso y esca-pe cuando el hielo cubra la base. Mediante tubos adecuados estas aberturas pueden continuarse hacia arriba, conforme crece la capa de hielo.

El proyecto asume la posibilidad de que en cada toro cohabiten seis hombres y las zonas básicas de tra-bajo y vivienda pueden estar distri-buidas sobre la superficie de un úni-co toro o entre dos o más toros combinados con total libertad desde el punto de vista geométrico, como los casos que muestran las foto-grafías.

En general cada instalación com-prende dormitorios, baños, enferme-ría, cocina-comedor, lugar de espar-cimiento, laboratorio, garage-taller y torre de observación de auroras.

Es importante destacar que las cualidades aislantes del material em-pleado determina un bajo consumo de energía destinada a calefacción. Se ha calculado un consumo de 117 kilocalorías por metro cuadrado para mantener un salto de tempera-turas exterior/interior de —30° a + 15°C, en condiciones medias y

p|f||¡§§!!;

ÉÉiiiittp

r :

considerando que la temperatura del hielo en el cual la base estará par-cial o totalmente sumergida es cons-tante (—22°C).

Construcción y transporte

Los criterios básicos determinan-tes del diseño del Antarticom II exigían que la base fuese fácilmente desmontable, construida con piezas livianas y que fueran apilables para facilitar y abaratar el transporte.

Todas las piezas que forman la estructura básica son iguales y se unen unas a otras mediante pestañas en la parte cóncava y un encastre que asegura la estanqueidad. En una primera etapa la base se apoya y

se arma, asegurando las piezas me-diante grampas de cierre rápido (clamps). Luego se calefacciona y se completa el proceso desde el in-terior, a temperatura sobre cero, ase-gurando las pestañas definitivamen-te mediante bulones.

La erección de un toro en las con-diciones descritas insume unas seis horas y unos cinco días la instala-ción completa de la base terminada.

E l m a t e r i a l

La espuma rígida de poliuretano es un material plástico celular. Se forma mediante la reacción de dos líquidos: un poliol y un poliisocia-nato, en presencia de un agente in-flador gasógeno. Durante la reac-ción se genera calor y el agente in-flador vaporiza formando pequeñas burbujas en el plástico que aumenta así de volumen. La reacción del po-liol con el poliisocianato se produce formando una trama de material plástico celular que contiene burbu-jas atrapadas de gas.

Físicamente esta espuma es una dispersión permanente de un gas en un plástico rígido. Como tal, el «as y el plástico contribuyen como fac-tores importantes a las propiedades finales de la espuma: las células conclusas contribuyen a la resisi en-cía y hermetizan la espuma contra líquidos y gases; el gas no solo pro-duce la conformación de las células, sino que contribuye también a la capacidad aislante.

La densidad de la espuma puede regularse por la formulación; nor-malmente las espumas rígidas de uretano contienen entre 20 y 80 ve-ces mayor volumen de gas que de plástico. O

a i

50

Page 53: Ciencianueva13

En el cuarto centenario del nacimiento de Kepler

José Babini Extracto de la conferencia pronunciada por el Prof. José Babini en el Centro de Estudios de Ciencias el 2 de junio de 1 9 7 1 .

En este recuerdo de centenario es previa una breve digresión relativa al calendario. En efecto; en vicia de Kepler se produjo la última reforma de nuestro calendario y si bien este hecho no hizo mella en Kepler, pues su vida transcurrió totalmente en países protestantes que no aceptaron la reforma, ha influido en cambio en la fecha del centenario que recorda-mos. En efecto, Kepler nació un 27 de diciembre del calendario juliano y por tanto el lapso de cuatro siglos a contar de ese día finalizaría el 6 de enero de 1972 del calendario gregoriano que es el nuestro, de ahí que la alusión de hoy al cuarto cen-tenario no puede referirse al día del nacimiento sino al período de un año, más o menos elástico, que com-prende esa última fecha. Algo seme-jante ocurrió con Newton que nació en Navidad; pero de él podemos de-cir que nació en 1642 juliano o 1643 gregoriano, en cambio no podemos decir lo mismo de Kepler pues el 1572 gregoriano nunca existió, ya que la reforma gregoriana es de 1582.

No nos detendremos en detallar la vida de Kepler; como científico esa vida está reflejada en sus obras; como persona, su vida, también vin-culada con sus obras, ha sido ex-puesta en una biografía relativamen-te reciente disponible en castellano: en Los sonámbulos de Arthur Koes-tler (Eudeba, B. Aires, 1963) don-de se pinta esa vida con vivos colo-res no exentos de una simpatía que

el autor no dispensa a los demás "sonámbulos".

En 1594, cuando Kepler no ha terminado aún sus estudios de teo-logía en la Universidad de Tübingen, llega a esa universidad desde la le-jana Gratz un pedido de un profesor de matemática y astronomía. Se pro-pone el cargo a Kepler y éste acepta. En esa decisión privaron sin duda razones económicas, aunque también la insatisfacción de su espíritu, ante la fría enseñanza universitaria y las estrechas miras de sus profesores, con los cuales, por lo demás, en al-gunas ocasiones había disentido en temas de ortodoxia. El hecho es que Kepler pasará cuatro años en la es-cuela de Gratz, hasta la clausura de la escuela y la expulsión de sus pro-fesores por motivos religiosos. Pero será en esos años de Gratz cuando al antiguo aspirante a teólogo se convierte en astrónomo y en astró-logo, pues entre sus obligaciones fi-guraba la confección anual de ca-lendarios con predicciones astronó-micas.

Es ahora cuando Kepler toma con-tacto con Copérnico como astróno-mo, tornándose evidentes para él las ventajas del sistema copernicano. En efecto, muchos datos y conclusiones de la concepción astronómica de Ptolomeo, sin explicación interna, se aclaran y se justifican con los movi-mientos de la Tierra, en especial en lo referente al orden de las esferas celestes. Aunque, como bien lo sin-tetiza un reciente crítico del sistema

copernicano (Price), Copérnico "no advirtió que fue el primer inventor de un sistema planetario matemáti-co, bien distinto de una teoría mate-mática de los planetas individuales", como en realidad había sido el sistema de Ptolomeo. Amén de las ventajas de orden puramente astro-nómico fue sin duda la idea de uni-dad, implícita en todo sistema, un factor relevante que influyó en el espíritu predispuesto de Kepler, en quien germinará la concepción as-tronómica que se refleja en su escri-to de 1596 y que constituye la fuen-te de toda su labor creadora en el campo de la astronomía.

La astronomía antigua se desarro-lló en simbiosis con la geometría; de ahí que no es raro que Kepler, en pos de la armonía del mundo, vinculara los astros con las figuras perfectas: los polígonos regulares y más tarde, los poliedros regulares y de esa vinculación surgió el escrito de 1596, que se conoce con el título abreviado de Misterio cosmográfico aunque apareció con un largo título en el que Kepler nos informa que se trata de una Introducción, en la cual mediante los cinco poliedros regu-lares se da cuenta del misterio cós-mico, es decir, de las admirables y adecuadas proporciones que existen entre las esferas celestes y su núme-ro, sus magnitudes y movimientos periódicos.

En efecto, según Kepler, entre los seis planetas copernicanos pueden intercalarse los cinco poliedros regu-

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La iconografía kepleriana. Una primera representación de Kepler, de ninguna manera un retrato, puede verse en la portada de las Tablas Rudolfinas, proyectada por él mismo. Esa portada representa un templete griego entre cuyas columnas un grupo de astrónomos discuten y hacen observaciones. En las columnas figuran los nombres de Hiparco, Ptolomeo, Copérnico y Tycbo Brahe. La base del templete está adornada por una serie de figuras, entre ellas la isla de Hevn, donde Tycho Brahe instaló su célebre observatorio y a la izquierda de la misma una representación de Kepler ante su mesa de trabajo. En lo que se refiere a retratos contemporáneos y, por tanto, con cierta garantía de verosimilitud, el historiador de la matemática Archibald, que se ocupó especialmente de biografías, bibliografías e iconografías, en su estudio sobre ¡os

constructores de tablas informa que no hay sino dos retratos auténticos de Kepler: el primero es una miniatura con su primera esposa, en la época de Gratz, y el segundo, más conocido, es un cuadro que Kepler envió a un amigo de Estrasburgo en 1620 y que, desde 1627, está en la Universidad de esa ciudad. Es un retrato de medio cuerpo de un hombre más bien enjuto, de ojos profundos, con barba no completa y ataviado por una amplia golilla. Es el retrato que, con muchas variantes: busto solamente, o con agregado de instrumentos matemáticos o esfera celeste, es el más difundido en los textos. Sin embargo en algunos libros aparece otro retrato como perteneciente a Kepler: ahora es una figura más bien obesa, con boina y barba completa. Ahora bien, Archibald informa que se ha demostrado que ese Kepler es.. . Luis X de Baviera, que murió un enarco de siglo antes que Kepler naciera.

lares en el orden Saturno, cubo, Jú-piter, tetraedro, Marte, dodecaedro, Tierra, icosaedro, Venus, octaedro, Mercurio, de manera tal que, obede-ciendo a las distancias relativas in-terplanetarias, cada esfera celeste inscribe un poliedro y circunscribe al siguiente. En realidad no se trata de esferas geométricas sino de cas-caras esféricas de distinto espesor a fin de dar cuenta de la excentricidad de los movimientos planetarios res-pecto del Sol, centro de todos los poliedros.

Esta fantasía geométrico-astronó-mica hoy hace sonreir. Sin embargo si se consideran los capítulos pura-

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mente astronómicos del Misterio cosmográfico, se encontrarán en él descubrimientos y anticipaciones im-portantes. Dejemos de lado el inten-to —que de manera tan curiosa su-pone logrado— de dar la ley mate-mática que rige las distancias plane-tarias, intento en el que reincidirá casi dos siglos después el alemán Bode con la ley que lleva su nombre y que resultó tan ilusoria como la kepleriana, aunque menos colorida. Cabe en cambio destacar que es a partir de Kepler que el factor dis-tancia a los astros asume su cabal importancia. Recordemos que los da-tos numéricos de la astronomía an-

tigua, como de nuestra astronomía elemental, se limitan a las coordena-das esféricas angulares, sin hacer in-tervenir para nada al radio vector desde la Tierra y que en el compli-cado e hipotético mecanismo de Pio-lomeo la posición del planeta no está dada por el punto que gira sobre el epiciclo, sino por su proyección en la esfera celeste.

Tales anticipaciones son salpica-duras en el libro de Kepler, donde predomina la idea del "misterio cós-mico" y el afan de comprobarlo, en especial ante la falta de concordan-cia entre la teoría y los resultados de las observaciones. Claro es que Ke-

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plet atribuía esa discordancia a erro-res de observación, de ahí la necesi-dad de lograr datos más exactos. Es cuando sus pensamientos se dirigen a la isla de Hven donde Tycho Bra-he, el gran astrónomo observador, había instalado su magnífico obser-vatorio y a quien Kepler había en-viado su libro, en respuesta del cual había recibido una cortés invitación a visitarlo. Pero ir a Dinamarca no era nada fácil, en especial después de la expulsión de la escuela de Gratz pero el azar invirtió el orden de los acontecimientos: fue Tycho Brahe quien se acercó a Kepler cuando, caído en desgracia, acepta el cargo de matemático imperial que le ofrece el emperador Rodolfo I I ; y desde Praga invita a Kepler a acompañarlo en sus tareas astronómicas. En 1600 se produce el encuentro de escasa duración —pues Tycho muere el año siguiente— pero de grandes conse-cuencias para Kepler y para la as-tronomía.

Los doce años que Kepler pasó en Praga, primero como asistente de Tycho Brahe y luego él mismo como matemático imperial, fueron de una gran fecundidad científica. En ese período se le deben varios escritos, sobresaliendo los dos tratados de óp-tica y una de sus obras astronómicas fundamentales: la Astronomía Nova de 1609. En posesión de las obser-vaciones de Tycho, en especial las muy exactas de Marte, Kepler tenía ante sí dos tareas aparentemente dis-tintas: por un lado confirmar con las precisas observaciones de Tycho su "misterio cósmico"; por el otro satisfacer los deseos de su maestro en el sentido de comprobar con esos datos el sistema que Tycho había imaginado, distinto de los de Ptolo-rneo y de Copérnico. Tycho Brahe, aun reconociendo algunos de los mé-ritos del sistema de Copérnico, no fue copernicano, apoyándose para ello en parte en razones religiosas, pero sobre todo en razones astronó-micas, acudiendo al argumento que desde la antigüedad se esgrimió en contra del movimiento de traslación de la Tierra: la paralaje de las es-trellas que ese movimiento debía reflejar v que a simnle vista (y aun más tarde, hasta 1838 con el teles-copio) no se detectaba. Copérnico explicaba que la no observación de la paralaje se debía a la enorme dis-tancia a la que se encontraban las estrellas, pero Brahe era un obser-vador demasiado consecuente que no podía aceptar una explicación no

fundada en observaciones reales, de ahí que pergeñó un nuevo sistema propio, en el cual la Tierra permane-cía fija, girando alrededor de ella la Luna, el Sol y la esfera de las fijas, mientras que los cinco plane-tas restantes giraban alrededor del Sol. En definitiva era el sistema de Copérnico en el cual se invertía el papel de la Tierra y del Sol, de ma-nera que Kepler, al utilizar los datos de Tycho y perfeccionar con ellos el sistema de Copérnico, no traicionó demasiado a su maestro.

Más que de un perfeccionamiento cabría hablar de una renovación, pues puede decirse que la astronomía moderna nace con las "leyes de Ke-pler" que aparecen en su obra de 1609, el mismo año en el cual Ga-lileo al dirigir su anteojo al cielo contribuye, desde otro punto de vis-ta, (valga la metáfora) al adveni-miento de la nueva astronomía. Ya en el título de la obra anuncia Ke-pler en qué se basa esta "novedad": Nueva astronomía (aquí intercala una palabra en griego que alude a "racional") o física de los cielos de-ducida de investigaciones sobre los movimientos del astro Marte, fun-dadas en las observaciones del noble Tycho Brahe.

No sé si los astrónomos han pen-sado en erigir un monumento a Mar-te; bien se lo merece, pues fueron las discrepancias entre la teoría y las observaciones de ese planeta que condujeron a Kepler a formular sus célebres leyes. Agreguemos que con esta formulación Kepler puso de re-lieve la importancia de la precisión en las medidas. Baste recordar el episodio de los ocho minutos. En una ocasión encontró Kepler un error de ocho minutos entre el valor ob-servado y el calculado de acuerdo a una de sus hipótesis; este error, que en tiempos de Ptolomeo y aun de Copérnico, hubiera sido descuidado y atribuido a los errores de obser-vación, fue suficiente para que Ke-pler desechara su hipótesis pues, di-ce, "es imposible que Tycho come-tiera un error de observación equi-valente a ocho minutos; debemos agradecer a la bondad de Dios que nos diera en Tycho un eminente ob-servador y buscar el origen de las discrepancias en nuestras hipótesis. Esos ocho minutos que no tenemos el derecho a descuidar nos brindarán el medio de reformar toda la astro-nomía".

En su obra Kepler reconce que los tiempos iguales las áreas barri-

das por el segmento que une el Sol con el planeta son iguales y que por tanto el movimiento del plane-ta sobre su órbita deja de ser uni-forme, pues resulta más rápido en las proximidades del Sol. Tal es la hoy llamada "segunda ley de Ke-pler" o "ley de las áreas", con la cual terminó el reinado del dogma antiguo de la uniformidad de los movimientos de los planetas. Se-gún la ley de Kepler esa uniformi-dad es ahora trasladada al "barrido de las áreas que describe el radio vectos".

Esa ley arrastró también la caída de la "circularidad", otro de los dog-mas antiguos, pues después de varios intentos fracasados en el sentido de obtener una órbita circular que sa-tisfaciera la ley de las áreas, recono-ce Keplar que la órbita no es un círculo sino un óvalo y después de penosos e interminables cálculos lle-ga paradójicamente a la solución: la trayectoria es el óvalo más simple y más parecido al círculo: la elipse, ese "círculo convaleciente" como lo llamó Bachelard. Y nace la "segun-da, hoy primera, ley de Kepler": las órbitas planetarias son elipses en las que el Sol ocupa una de los focos.

En su dedicatoria de Nueva As-tronomía al emperador Rodolfo, Ke-pler presenta a Marte derrotado y encadenado por las fuerzas matemá-ticas y solicita nuevos fondos para continuar la guerra contra los demás miembros de la familia planetaria, metáfora bélica, cuyo objeto no era sino recordar una vez más al empe-rador lo sempiterno del atraso de sus sueldos.

En realidad, la extensión de las dos leyes expuestas en Nueva Astro-nomía a todos los planetas, así como a la Luna y a los satélites de Júpiter descubiertos por Galileo, aparece en una obra de Kepler de 1621, cuando reside en Linz, donde a partir de 1612 pasará casi todo el resto de su vida como matemático provincial. Esa obra es un Epítome de astrono-mía copernicana, cuvo título debe entenderse como un homenaje a Co-pérnico, pues se trata de una histo-ria de la astronomía fundada sobre el sistema heliostático pero con los descubrimientos de Galileo y Kepler mismo. Además de la extensión de sus leves a todo el sistema planeta-rio, Kepler estudia en detalle la Luna, se ocupa de las distancias pla-netarias y se refiere a los eclipses, apareciendo la primera observación

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de la corona solar que se presenta en los eclipses totales de Sol.

Un par de años antes, en 1619, Kepler había publicado su tercera obra astronómica que sigue y com-pleta la línea de pensamiento inicia-da con su Misterio cosmográfico, an-terior en un cuatro de siglo. El libro lleva el sugestivo título de Los cin-co libros de la armonía del mundo: geométrico, arquitectónico, armóni-co, psicológico y astronómico. Con el misterio cosmográfico como apén-dice. Y en el último libro de esta cabal sarabanda de polígonos y po-liedros regulares, de música y ar-quitectura, de astrología y astrono-mía, aparece enunciada la "tercera ley" de Kepler: la anhelada vincula ción matemática entre los planetas que debía conferir unidad a todo el sistema, expresada en la proporcio-nalidad entre los cuadrados de los períodos de revolución de dos pla-netas y los cubos de sus distancias medias al Sol.

Las tres leyes de Kepler, que al fin y al cabo no son sino aspectos de la única ley de la gravitación uni-versal, son igualmente importantes pero el carácter numérico, cuantita-tivo, de la tercera lev, que no no-seían las otras dos, despertó en Ke-pler un entusiasmo particular que se refleja en el canto de gloria de la Introducción del Libro V, donde confiesa haber "robado los vasos de oro de los egipcios para hacer con ellos un tabernáculo para mi Dios, lejos de los confines de Egipto. . ."

También en Newton la tercera ley merece un tratamiento especial. Mientras que en el Libro I de su Principia mathematica se demues-tran las tres leyes, sin mencionar a Kepler, como consecuencias de un especial movimiento, en el Libro I I I , al referirse al sistema del mundo "tratado matemáticamente", la ter-cera ley aparece como una de los fe-nómenos que fundamentan el siste-ma, reconociendo que Kepler fue el primero en observar la proporción que rige el fenómeno y que Newton enuncia de la siguiente manera: "Si se suponen las estrellas fijas en re-poso y si la Tierra gira alrededor del Sol (o el Sol alrededor de la Tierra) los tiempos periódicos de los cinco planetas primarios están entre sí como la potencia 3/2 de sus dis-tancias medias al Sol."

Otra obra astronómica de impor-tancia se debe todavía a Kepler: las Tablas Rudolfinas que publica en 1627 en Ulm, ciudad a la que se

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La estructura del universo según Kepler. La esfera exterior es Saturno, circunscripta a un cubo, que a su vez está circunscripto a la esfera de Júpiter. Luego se suceden el tetraedro, la esfera de Marte, el dodecaedro, la Tierra, el isocaedro, la esfera de Ve-nus, el octaedro y la esfera de Mercurio. Los cinco sólidos regulares re-presentan los intervalos entre planetas, mientras que el espesor de cada esfera es proporcional a la variación de distancia entre afelio y perihelio.

había dirigido en busca de una bue-na imprenta, después de abandonar definitivamente Linz. Las Tablas, de-dicadas a su protector el emperador Rodolfo, representan un largo es-fuerzo de años iniciado por Tycho y completado por Kepler. Es un tra-tado de astronomía compilado sobre la base de las tres leyes en el cual, por primera vez en astronomía, se aplican los logaritmos que John Na-pier acababa de inventar y cuyas pri-meras tablas se incluyen en el tra-tado. Las Tablas Rudolfinas permi-tieron predecir nuevos fenómenos as-tronómicos y durante casi un siglo sirvieron de instrumento indispensa-ble a los astrónomos.

Entre las obras astronómicas me-nores cabe citar un escrito postumo que ubica a Kepler entre los prime-ros cultores de la ciencia-ficción en el sentido actual. Es un Sueño, pu-blicado por su ex-asistente y yerno

en 1634, que Kepler dejó inconcluso y que describe con ciertas reminis-cencias autobiográficas, un viaje a la Luna. "El momento inicial —dice Kepler— es la peor parte del via-je, porque el viajero se ve lanzado hacia arriba como por una explosión de pólvora. . . Una vez pasada la pri-mera parte del viaje, éste se hace más fácil porque en tan largo re-corrido el cuerpo escapa, por cierto, a la fuerza magnética de la Tierra y soporta la de la Luna, que se hace cada vez más poderosa. En este pun-to dejamos libres a los viajeros, en-tregados a sus propios recursos: cual las arañas, tendrán que estirarse y contraerse, empujarse ellos mismos hacia adelante por su propia fuerza —pues como las fuerzas magnéticas de la Tierra y de la Luna atraen las dos al cuerpo y lo mantienen suspen-dido, el efecto de ello es como si ninguna de ellas lo atrajese— de

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volumen, para igual superficie late-r a l , en ese tratado Kepler se ocupó d e cuestiones de máximo y mínimo, q u e resuelve empíricamente median-cripción popular de uno de los via-j e s a la Luna de hoy. Después del v i a j e , Kepler describe las condicio-n e s de la Luna en función de sus conocimientos astronómicos, mien-t r a s que su fantasía le dictan la vida y costumbres, no muy agradables, c í e los lunáticos.

Con su labor astronómica se vincu-l a en parte la contribución matemá-t i c a de Kepler. Así, con motivo de l o s cálculos que realiza en pos de l a órbita de Marte se le presentó u n a ecuación trascendente que hoy l l e v a su nombre. Por otra parte, la aparición de los logaritmos, que uti-l i z a en las Tablas Rudolfinas, indujo a Kepler a publicar unas tablas en 1 6 2 4 con aplicaciones y problemas, a las que agregó un Suplemento el a ñ o siguiente y más tarde, postumo, u n Apéndice publicado por el yerno e n 1630. Pero es en el campo del cálculo infinitesimal naciente donde s u obra es más original. Además de ciertas concepciones acerca de la con-tinuidad y el infinito, guiadas por s u s ideas místicas, se advierte en él, c o m o en otros matemáticos del Re-nacimiento, la influencia de Arquí-medes cuya obra original comenzaba a difundirse. Fruto de esa influen-c i a es su Nova Stereometria Dolto-rum Vinariorum que publica en Linz e n 1615. Es un tratado dedicado a l a s cubaturas que le fue sugerido, en u n año de abundante cosecha de uvas , por el problema práctico de determinar las medidas más conve-nientes, desde el punto de vista eco-nórrvco, a dar a los toneles de vino.

Kepler inicia su tratado con las cuadraturas y cubaturas de Arquí-medes pero, sin recurrir al riguroso aunque engorroso método de exhau-ción, admite que las figuras se com-ponen de infinitas figuras, infinita-mente pequeñas de área o volumen conocidos: el círculo de infinitos triangulitos; la esfera de infinitos conitos; el cilindro o el cono de in-finitas laminillas circulares, etcétera; y ante los resultados concordantes con los de Arquímedes aplica su mé-todo a casi un centenar de sólidos, obtenidos haciendo girar circunfe-rencias, elipses o arcos de esas cur-vas alrededor de ciertos ejes, y dan-d o a los sólidos resultantes pintores-cos nombres frutales.

En vista de la índole del proble-m a : determinar sólidos de máximo

manera que por fin la masa se diri-girá por sí misma a la Luna". Cam-biemos fuerza magnética por grave-dad y parecería estar leyendo la des-te la observación de cuadros de va-lores numéricos. Así conoce el rec-tángulo de perímetro constante y área máxima; el paralelepípedo ins-crito en una esfera de volumen má-ximo, etcétera. Por otra parte, la observación de sus cuadros de va-lores lo condujo a otro resultado de carácter infinitesimal, ya vislumbra-do por el medieval Oresme; en las proximidades de un valor máximo o mínimo la variación de la función se hace muy pequeña.

Descuella Kepler en una tercera rama científica, la óptica, y es curio-so señalar que es en esas mismas ramas: astronomía, cálculo infinitesi-mal y óptica, amén de la mecánica, en las que descollará Newton medio siglo después.

Sin haber logrado en óptica resul-tados de tanta resonancia como en astronomía, también en ese campo Kepler debe considerarse como uno de los fundadores de la ciencia mo-derna. Se deben a Kepler dos escri-tos sobre óptica, ambos de la época de Praga. En 1604 publica en Franc-fort Ad Vitellionem Paralipome-na, . . , que si bien el título pare-ce indicar que se trata de un com-plemento de la obra de Witelo, óp-tico polaco del siglo x i i i , en verdad es un extenso tratado que aporta nuevos conocimientos. Reconoce en él que la intensidad luminosa varía en proporción inversa a la superficie de la esfera cuvo radio es la distan-cia al foco luminoso, lo que equivale a decir que es inversamente propor-cional al cuadrado de esa distancia. De admitir una analogía con los efectos del Sol, como "alma motora" de los planetas, habría llegado a la lev de Newton, pero la acción del Sol sobre los planetas se ejerce en un plano, el de la eclíptica, no en el espacio como la luz, de ahí que prefirió admitir la idea de una atrac-ción magnética, quizás también de-bido a la influencia del importante

libro sobre magnetismo que el in-glés Gilbert publicó en 1600.

Más importante es, en cambio, la explicación aún hoy correcta, del mecanismo de la visión que Kepler aporta en ese tratado. Hasta enton-ces se admitía que el "espíritu vi-sor" residía en el cristalino. Será Maurolyco, un matemático del siglo xvi, quien rectifique ese error sin llegar no obstante a conclusiones de-finitivas; pero los escritos de Mau-rolyco quedaron inéditos hasta 1611 y aunque circularon en manuscritos, es probable que Kepler no los cono-ciera pues no lo cita.

Como Maurolyco, Kepler parte del cono cuyo vértice es un objeto pun-tual y su base es la pupila, pero ahora agrega que la refracción, a tra-vés de los medios ópticos del ojo, invierte ese cono, naciendo otro cu-ya base es la pupila y cuyo vértice está en la retina, para pasar luego a la consideración de la representa-ción psíquica del objeto. En estas investigaciones se apoyó en una obra anatómica de Félix Platter, de 1583, de la cual reproduce en su tratado la lámina correspondiente a la ana-tomía del ojo.

Claro es que el conocimiento de la ley de la refracción en Kepler es empírico y aproximado (la ley apa-reció en 1637 después de su muerte) aunque la relación que admite en-tre los ángulos de incidencia y de refracción es bastante aproximada, en especial para ángulos pequeños.

Es también en este tratado donde Kepler da una primera explicación de los efectos de las lentes utilizadas en los anteojos para leer. Es sabido que tales lentes representan un caso curioso en la historia de la ciencia y de la tecnología. De origen pura-mente artesanal, durante tres siglos no merecieron la atención de los científicos. Con cierta ironía Vasco Ronchi señala que las lentes entran en el campo científico por arte de "magia", aludiendo al título del pri-mer texto impreso donde comienzan las lentes a tomarse en serio: Ma-gia naturalis de 1589 del versátil y

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prolífico Giambattista Della Porta, que se ocupó de infinidad de cosas científicas con sentido poco crítico y que en este campo de la óptica no llegó a resultado concluyeme alguno. Ronchi estima que en 1604 Kepler participa aún de la opinión general de los científicos, concediendo poca atención a esos "adminículos", sin embargo es sintomático que al final del tratado Kepler se ocupa del tema ilustrando con dos diagramas bas-tante correctos, los efectos de la in-tercalación de lentes bicóncavas y bi-convexas para corregir, respectiva-mente, los defectos de la miopía y de la presbicia.

Pero en el libro de 1611 las cosas cambian. Ese librito, de pocas pági-nas, Diaptrice, también impreso en Francfort, es fruto del impacto que provocó el Sidereus Ntmcius de Ga-lileo de 1610. Kepler trató de in-mediato de conseguir un telescopio de Galileo para observar por sí mis-mo; lo logra y, convencido de su utilidad, hace conocer su opinión, muy importante ya que él es el ma-temático imperial, en el escrito de 1611 donde aparecen unos epigra-mas latinos compuestos por un as-trónomo escocés que había acom-pañado a Kepler en sus observacio-nes telescópicas,en los que aparece, con un sentido actualizado, la frase "Venciste, Gali leo" atribuida a Ju-lián el Apóstata.

La Dióptrica de Kepler, pues se trata de esa rama de la óptica, se diferencia de los demás escritos ke-plerianos: es un tratado sobrio, re-dactado a la manera de Euclides con axiomas, definiciones y demostracio-nes que comprenden unas 150 pro-posiciones. "Creo —escribe Kepler a G a l i l e o — que no he dejado nada que no aparezca demostrado partien-do de sus causas. Efectivamente es un campo en el que puede eierci-tarse el ingenio; ¡que se adelante quien sea capaz de demostrar estas mismas cosas partiendo de princi-pios distintos de los que he utili-zado y o ! "

En esa obra, donde la dióptrica se estudia desde los puntos de vista teórico, experimental y práctico, se expone la teoría de las lentes en la forma actual y su aplicación a los telescopios, dando la marcha de los rayos en el de ocular divergente, que es el de Galileo, y en el de ocular convergente, hoy llamado kepleria-no, aunque él no lo construyó sino que lo fue mucho después, por el padre Scheiner. O

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales:

una experiencia regional

La investgación en ciencas so-ciales ha experimentado durante las dos últimas décadas un desarrollo sostenido en los países de América latina. En efecto, a partir del es-fuerzo inicial de un grupo de cien-tíficos sociales que, realizando una labor pionera en la región, se dedi-caron a tareas de investigación en las distintas ramas de las ciencias sociales, se ha ido generando un creciente interés por este tipo de actividades y a su vez, han ido creándose mecanismos para canali-zar este interés. Así, en diversos países del área, gradualmente se fueron organizando centros e ins-titutos de investigación, tanto de carácter público como privado, en los cuales se comenzó a trabajar en forma continua en proyectos y pro-gramas de investigación.

Si bien en un principio estos institutos centraron sus tareas aca-démicas en problemas de sus pro-pios países, manteniendo escaso contacto con otros centros de la re-gión, poco a poco fue surgiendo la necesidad de establecer un sistema de comunicación e intercambio de ideas y experiencias entre los mis-mos. En respuesta a esta necesidad y para romper el aislamiento de-las comunidades científicas nacio-nales, en 1967 los institutos de in-vestigación de la región crearon el Consejo Latinoamericano de Cien-cias Sociales (CLACSO) con el ob-jetivo explícito de servir de ins-trumento para el pleno desarrollo de sus centros miembros, y estimu-lar el contacto y la cooperación entre los mismos. A través de las tareas que viene realizando desde hace cuatro años, el Consejo aspira a contribuir al desarrollo autónomo de las ciencias sociales en la región, y a la elaboración de una interpre-tación latinoamericana de la proble-mática de nuestros países.

Actualmente, sesenta y dos insti-

tutos de investigación del área es-tán adheridos a CLACSO en calidad de centros miembros, miembros ho-norarios y colaboradores. Los repre-sentantes de estos centros se reúnen anualmente en la Asamblea Gene-ral, que es el órgano máximo de gobierno de CLACSO, donde se definen su política y sus líneas de acción y donde además se designa a los miembros del principal órgano ejecutivo: el Comité Directivo.

Cabe destacar asimismo, la exis-tencia de las comisiones de Traba-jo, que constituyen el principal instrumento para la promoción y el fortalecimiento de la comunicación y colaboración académica entre los institutos de investigación y entre los científicos sociales de América latina, que se nuclean en torno a ellas para encarar tareas de interés común, y para elaborar programas conjuntos de investigación. Actual-mente funcionan las siguientes co-misiones de Trabajo: Archivo Lati-noamericano de Datos, Desarrollo Rural, Desarrollo Urbano y Regio-nal, Educación y Desarrollo, Cien-cia, Tecnología y Desarrollo, Estu-dios de Dependencia, Histora Eco-nómica; Integración y Desarrollo Nacional y Población y Desarrollo. Además, se han puesto en marcha los grupos de Trabajo de Estudios Laborales, Psicología Social, Estu-dios Políticos y Desarrollo Cultural, que son instancias previas que pue-den conducir a la creación de co-misiones.

La Secretaría Ejecutiva del Con-sejo —agente ejecutivo de la insti-tución-- tiene su sede desde 1967 en la ciudad de Buenos Aires (La-valle 1171, 4? Piso. T.E. : 35-2421) y su administración está en manos del secretario ejecutivo. Actualmen-te, desempeña esta tarea Enrique Oteiza, quien fue designado para el cargo por la IV Asamblea General en octubre de 1970. O

Hilda Sábato

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Comentarios de libros

The Scientific Institutions of Latín America

Ronald Hilton California Instituto of International Studies, Stanford - California 1970 , 8 0 0 páginas

Un libro reciente enfrenta la cues-tión de la ciencia de hoy, tema de por sí complicado, en un continen-te, no menos complicado: América Latina.

El profesor Hilton ha recorrido América latina siguiendo un itine-rario que describe un gran arco de círculo: México, Centroamérica y las islas del Caribe, Venezuela, la costa del Pacífico y, después del cruce de los Andes, las repúblicas del Plata y finalmente Brasil.

En ese gran arco el profesor Hil-ton ha visitado unas 400 institucio-nes científicas, ha conversado con un millar de personas, ha observa-do, analizado y juzgado objetivamen-te, mas no fría y desapasionada-mente. Ha comprobado defectos, pe-ro ha reconocido dificultades como lo expresa en su dedicatoria del li-bro a "los científicos y biblioteca-rios de América latina cuya dedica-ción y abnegación, en circunstancias que pondrían a prueba al más es-forzado de nosotros, son el principal apoyo de las universidades y otras instituciones científicas de América Latina."

Aunque se hace especial referen-cia a las bibliotecas y a la informa-ción científica, especialidades del autor, el estudio proporciona un análisis de primera mano acerca del tema, sobre base continental y en todos sus aspectos. La única limita-

ción es que no se estudian las insti-tuciones vinculadas con las ciencias del hombre (derecho, sociología, economía, humanidades) en la espe-ranza, según el autor, de dedicar un segundo volumen a esos sectores.

A cada país se dedica un capítulo que se abre con su descripción y la de sus organizaciones científicas, de-tallando a continuación las institu-ciones visitadas. Por ejemplo, en Ar-gentina donde el autor ha consultado un centenar de personas, las institu-ciones visitadas fueron 38, por su-puesto todas las universidades nacio-nales y las privadas con institutos de interés científico.

Además de los estudios consagra-dos a cada país, el volumen se ocupa en general de los problemas de la ciencia y de la información científi-ca en América latina, así como de las instituciones internacionales, eu-ropeas y estadounidenses promoto-ras de esas actividades; amén de in-cluir índices de instituciones visita-das y de personas consultadas, unos 30 mapas y algunas figuras, una no-ta bibliográfica general y una nómi-na de los estudios realizados previa-mente acerca de la información cien-tífica en América Latina.

En el capítulo consagrado a los problemas de la ciencia se alude a la cuestión de la investigación cien-tífica y el desarrollo nacional, y aun-que el autor considera que su estudio no debe interpretarse en el sentido de dar prioridad a la investigación desinteresada, cabe no obstante re-conocer (trae el ejemplo de la ener-gía nuclear), que es absurdo pre-tender que tales investigaciones no tienen importancia para el desarro-llo nacional; claro es que toda cien-

cia o tecnología avanzadas debe ir precedida de una sólida preparación en ciencias básicas, agregando que "demasiado a menudo en América latina la investigación científica es una nube flotando en el aire, más que un árbol arraigado en la tierra".

Enumera y analiza las múltiples dificultades que enfrentan las facul-tades de ciencias en América Latina: "Está el problema de la estructura de las universidades que en muchos lugares lenta y penosamente están pasando de un conglomerado de fa-cultades, orientadas técnicamente y virtualmente independientes, con es-caso interés en ciencia pura, a uni-versidades en el sentido cabal del término. Está el problema de los científicos que muy frecuentemente parten para Estados Unidos en bus-ca de ocupaciones full-time (en América Latina la mayor parte de los cargos universitarios son part-time), sueldos más altos, mejores condicio-nes de trabajo, mayor estabilidad y más libertad, la tan discutida fuga de cerebros. Está el problema de los estudiantes que afluyen frecuente-mente no preparados, a universida-des que no están preparadas para recibirlos. Está el problema de las bibliotecas y de los servicios de in-formación científica. La biblioteca es la Cenicienta de la comunidad uni-versitaria latinoamericana a la espera del príncipe Encantado que ha de elevarla al rango para el cual está llamada. Está el problema de los equipos, cada vez más costosos y que con frecuencia se adquieren como símbolo de status, antes de estar lis-tas las facultades necesarias, los es-tudiantes avanzados y los servicios bibliográficos."

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Para terminar, con observaciones más que conclusiones, agrega que: "Todos los problemas aquí tratados se relacionan con los inadecuados recursos que se destinan a las activi-dades científicas y tecnológicas en América Latina".

En la reunión de la OEA sobre ciencia y educación, realizada en Ma-racay, Venezuela, en febrero de 1968, se señaló que las naciones la-tinoamericanas tenían un producto bruto nacional total de 16 mil millo-nes de dólares por año, pero inver-tían menos de dos décimos del 1 % de él en actividades científicas y tec-nológicas, incluida medicina. El por-centaje en los países desarrollados es del 1 al 3,5 %, Con frecuencia la

respuesta es que los Estados Unidos o la OEA (cuyo presupuesto es pa-gado en sus dos tercios por ese país) provean la ayuda necesaria. Es poco realista esperar que el claro sea sal-vado de esa manera, por cuanto los Estados Unidos mismos, están obli-gados a disminuir sus propios gas-tos en ciencia y tecnología. El pro-blema debe ser resuelto por los mis-mos países latinoamericanos. Algo anda mal si un país adquiere aviones de combate supersónicos totalmente innecesarios, y no puede mantener mínimas actividades educacionales. Los países de América Latina deben decidir lo que razonablemente pue-den o no pueden hacer en ciencia. Algún intento debe hacerse a fin de

coordinar actividades, evitar así du-plicaciones innecesarias. Finalmente es posible que la tradición de una libre educación superior para un ili-mitado número de estudiantes deba terminar. Debería existir una riguro-sa selección de estudiantes univer-sitarios, y puede ser necesario se-guir el ejemplo del gobernador de Nuevo León, México, y exigir que los estudiantes paguen por su edu-cación, si es necesario con préstamos que podrían devolver después de ha-ber ingresado en la carrera profesio-nal. Tal esquema ha sido propuesto en los Estados Unidos para enfrentar la crisis financiera de la educación superior. O

Libros nuevos La Universidad en un Mundo de Tensiones Misión de las universidades en América Latina Risieri Frondizi Editorial Paidóa Talleres Gráficos Del Carril Buenos Aires, 1971 , 337 páginas.

Sumario: Prólogo. Introducción. 1. Los males de la universidad. 2. Los enemigos de la reforma. 3. Los in-tentos de reforma. Sus aciertos y fracasos. I. Misión Cultural. 1. Mi-siones específicas de la universidad. 2. Formación Cultural. 3. ¿Cuál es el punto de partida? 4. Esencíalismo y existencialismo educativos. 5. La doctrina de Jacques Maritain. 6. La teoría progresista. 7. La educación como desarrollo integral de la per-sonalidad. 8. Consecuencias prácti-cas de las tres doctrinas. 9. For-mación cultural y desarrollo tecno-lógico. 10. ¿Qué, cuándo y cómo enseñar? 11. ¿Cuándo deben ofre-cerse los cursos de formación cultu-ral? 12. ¿Cuántos cursos? 13. ¿Qué enseñar? 14. ¿Cómo enseñar? 15. Evaluación de lo enseñado: los exá-menes. 16. ¿Examen oral o escrito? 17. Formación de la conciencia mo-

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ral y la responsabilidad social. 18. Formación cultural fuera de clase. II. Investigación Científica. 1. Pre-servación y creación. 2, ¿Es la in-vestigación tarea de la universidad? 3. ¿Por qué se debe incrementar la investigación científica? 4. Causas del bajo nivel científico en nuestras universidades 5. ¿Cómo acrecentar la investigación científica? 6. La de-dicación exclusiva. 7. Formación de investigadores. 8. Institutos de in-vestigación. 9. Investigación y do-cencia. I II . Formación de Profesio-nales. 1. Universidad y profesionalis-mo. 2. Profesión y ciencia. 3. ¿Qué profesionales deben formar la uni-versidad? 4. Carreras de nivel me-dio. 5. ¿Cuáles son las necesidades del país? 6. La formación profesio-nal y el problema del ingreso, 7. Re-comendaciones sobre el ingreso. 8. Departamento de orientación voca-cional. 9. Cursos de capacitación. 10. Deserción. 11. Pérdida de talen-tos juveniles. 12. La enseñanza pro-fesional. 13. Reentrenamiento de graduados. 14. Éxodo de profesio-nales. IV. Misión Social. 1. Sentido dinámico de la misión social. 2. Uni-versidad y sociedad. 3. Formación de la conciencia social de los profe-sionales. 4. Estudio de los problemas

nacionales. 5. Estudio global y pla-neamiento. 6. Formación de dirigen-tes. 7. La universidad como fuerza orientadora del país. V. La Autono-mía Universitaria. 1. Autonomía universitaria y dictadura política. 2. La noción de autonomía. 3. ¿Por qué deben ser autómatas las uni-versidades? 4. ¿A qué se deben las restricciones a la autonomía? 5. Autonomía y responsabilidad. 6. In-tervención. 7. Defensa de la auto-nomía. 8. Libertad de cátedra. 9. Límites de la libertad académica. Bibliografía.

Estructura de Clases y Cambio Social L. A. Costa Pinto Editorial Paidós Tulleres gráficos Buschi S. A. Buenos Aires, 1 9 7 1 , 129 páginas.

Sumario: Prefacio. Capítulo I. So-bre las clases sociales. ¿Por qué diferentes individuos y grupos de individuos ocupan posiciones dife-rentes en el plano social? Capítulo II . Desarrollo y movilidad social

Motivaciones doctrinarias de los es-tudios sobre movilidad social. Capí-

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tulo I I I . Estratificación social en el Brasil: Patrón tradicional y cambios recientes. 1. Patrón tradicional de estratificación: las grandes líneas de su aspecto. Capítulo IV. La estruc-tura de la Sociedad Rural Brasileña. 1. Nota preliminar. 2. La sociedad rural. 3. La importancia del proble-ma rural. 4. Los datos. 5. Pirámide social. 6. Las clases sociales. 7. Otros aspectos sociales de la estruc-tura rural: sexo y edad. 8. Conclu-siones. Capítulo V. Metodología de una investigación sobre las clases sociales en América latina. Nota pre-liminar. Consideraciones finales.

La Tercera Química

Oleg Yurevich Ojlobistin Traducción del original ruso: Macario Martínez Siglo Veintiuno Editores S. A. México, 1 9 7 1 , 1 9 7 páginas.

Sumario: Prefacio. 1. Aparición de la química organometálica. Sustan-cias orgánicas y química orgánica. Elementos y radicales. ¿Son estos radicales libres? Primeros compues-tos organometálicos. ¿Son orgánicos estos compuestos? ¿HO o H2O? Se establece la tetravalencia del carbo-no. Pesos atómicos de los metales. Síntesis orgánica. 2. Propiedades generales y métodos de obtención de los compuestos organometálicos. ¿Qué compuestos son éstos? Ele-mentos normales y de transición. Derivados orgánicos de los elemen-tos normales. ¿Cómo se forma el enlace entre los átomos de carbono y metal? Reacciones de intercambio 3. Metales alcalinos, sus compuestos más activos. 4. Compuestos orgáni-cos de los metales del I I grupo. Or-ganoderivados de berilio. Compues-tos magnesio-orgánicos. Compuestos zincorgánicos. Compuestos cadmio-orgánicos. Compuestos mercurioor-gánicos. 5. Compuestos organome-tálicos del I I I grupo. Compuestos boroorgánicos. Compuestos (alumi-noorgánicos. Compuestos talioorgá-nicos. 6. Compuestos orgánicos de los elementos del IV grupo. Com-puestos orgánicos de silicio. Com-puestos organometálicos de germa-nio. Compuestos organometálicos de estaño. Compuestos organometálicos de plomo. 7. Compuestos organo-metálicos del V grupo. Compuestos organofosfóricos. Compuestos orgá-nicos de arsénico. Compuestos or-

gánicos del antimonio. Organoderi-vados del bismuto. 8. Organoderiva-dos de los elementos de los grupos VI y VIL Selenio y telurio. Bromo, cloro y yodo. 9. Compuestos orgá-nicos de los metales de transición. Carbonitas de metales. Compuestos tipo sandwich. La "transición" en sí. Sustancias menos estables. Con-clusiones.

Lo normal y lo patológico Georges Canguilliem Traducción del original francés Ricardo Potschart Editorial Siglo X X I Buenos Aires, 1 9 7 1 , 2 3 3 páginas.

Sumario: .. Ensayo acerca de algu-nos problemas relativos a lo normal y lo patológico. 1. ¿Es el estado pa-tológico sólo una modificación cuan-titativa del estado normal? Intro-ducción. Augusto Comte y el "Prin-cipio de Broussais". Claude Bernard yla patología experimental. Las con-

cepciones de R. Leriche. Las impli-caciones de una teoría. 2. Existen ciencias de lo normal y de lo pato-lógico? Introducción. Examen críti-tico de algunos conceptos de lo normal, de la anomalía y de la en-fermedad, de lo normal y de lo experimental. Norma y promedio. Enfermedad, curación, salud. Fisio-logía y patología. I I . Nuevas refle-xiones relativas a lo normal y lo patológico. Después de veinte años. De lo social a lo vital. Acerca de las normas orgánicas en el hombre. Un nuevo concepto de patología: el error. Epílogo.

Ciencia y Política en América Latina Amílcar Oscar Herrera Siglo Veintiuno Editores S. A. México, 1971 , 2 0 5 páginas.

Sumario: Prólogo. Introducción. I. El atraso científico y tecnológico. El diagnóstico. La actitud de la socie-dad latinoamericana frente a la cien-cia. II . El desarrollo científico y las condiciones socioeconómicas de América Latina. Las causas del atra-so científico. La superación del atraso científico. I I I . La definición de una política científica para Ame-rica Latina. IV. La Metodología y los instrumentos de la política cien-tífica. La autonomía científica. La ciencia latinoamericana y el sistema

científico mundial. Los organismos de planificación y conducción de la ciencia. La determinación c implan-tación de los objetivos de la política científica. La predicción tecnológica. V. El contenido de la política cien-tífica. La investigación tecnológica en la industria: los factores ele re-traso. La investigación tecnológica en la industria y el tamaño de las empresas. La transferencia tecnoló-gica. El papel del Estado en la in-vestigación industrial. La investiga-ción fundamental. VI. El costo de la ciencia. El costo mínimo de la ciencia. El costo de la ciencia y las posibilidades nacionales. Los facto-res que condicionan el crecimiento de los sistemas científicos de la re-gión. VII. La ciencia en la integra-ción de América Latina. La capacidad científica en América Latina. Los prerrequísitos de la integración cien-tífica. Las formas de cooperación científica. El modelo europeo de cooperación científica. Los mecanis-mos institucionales de cooperación científica. Conclusión. Indice de cuadros.

Educación, ciencia, técnica y desarrollo Félix Cernuschi Universidad de La República — De-partamento de publicaciones. Talleres Gráficos "Atenas" Montevideo, 1971 , 121 páginas.

Sumario: Prólogo. I. Introducción. I I . Fallas en la infraestructura. I I I . Burocracia y desarrollo. IV. Carac-terística básica de la sociedad mo-derna. V. Educación en una sociedad en desarrollo acelerado. V. 1. Con-veniencia de que los planes de en-señanza en el ciclo medio sean elás-ticos. 2. Importancia de las ciencias físicas en la educación, cultura y civilización contemporáneas. 3. ¿Es conveniente crear una Facultad de Educación? VI. Reestructuración universitaria para el desarrollo. 1. Informe a la Asamblea General del Claustro de la Comisión N? 2: mi-sión y organización de la Universi-dad. 2. Proyecto del Rector Ing. Oscar Maggiolo. 3. El desarrollo reclama una producción acelerada-mente creciente de científicos e in-genieros. VIL Consideraciones com-plementarias. 1. Financiación de la investigación científica y tecnológi-ca. 2. Algunas sugerencias sobre el camino a seguir por los países no desarrollados. Referencias. Sumario.

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Revista Latinoamericana de Ingeniería Química y Química Aplicada Publicada por la S ADICTO A Vol. 1, N* 1 - 1971 - 9 6 páginas Departamento ile Tecnología Química Facultad de Ciencias Exactas Universidad Nacional «le La Piala Calle 4 7 esq. 115, La Plata

La Sociedad Argentina de Inves-tigadores en Ciencia de la Ingenie-ría Química y Química Aplicada (SADICIQA) fue creada en octu-bre de 1969 por un grupo importan-te de investigadores asiduos concu-rrentes a las lomadas de las Opera-ciones y los Procesos Químicos des-de su origen.

Las primeras Jornadas se efectua-ron en julio de 1961 en Santa Fe y La Plata, con asistencia de investiga-dores de las Universidades del Li-toral, Buenos Aires, La Plata y Mon-tevideo. Estas Jomadas se continua-ron efectuando en los años siguientes con la incorporación de grupos de investigadores de otros puntos del país, como Cuyo y Bahía Blanca pri-mero, y Salta después.

En San Juan (1962), Montevideo (1963) , Bahía Blanca (1964) y Córdoba (1967) se reunieron suce-sivas Jomadas organizadas siempre por instituciones universitarias o bien como complemento de las co-rrespondientes Sesiones Químicas Argentinas. En setiembre efe 1968, en cambio, las VI Jornadas fueron organizadas con el auspicio de una empresa privada en San Lorenzo (Santa Fe). Con la creación de la SADICIQA nace una nueva etapa y la Sociedad recién fundada toma para sí la organización de las Jor-nadas que pasan a denominarse Jor-nadas sobre Investigaciones en Cien-cia de la Ingeniería Química y Quí-mica Aplicada.

Las séptimas jornadas se realiza-ron en 1970 en Salta y las octavas en Mar del Plata en setiembre de 1971.

Simultáneamente la SADICIQA se abocó a la tarea de editar una revista de nivel internacional que re-flej ara la actividad de investigación en Latinoamérica. El primer número acaba de aparecer, avitelado por un subsidio de CONICET. Los artícu-los aparecen en dos idiomas simultá-neamente: en castellano (o portu-gués) e inglés. Los trabajos a pu-blicar son analizados por dos arbi-tros, uno de habla inglesa y otro de habla castellana o portuguesa. O

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Cursos y reuniones científicas

Simposio Internacional sobre Síntesis de Proteínas y Acidos Nucleicos

Del 28 de noviembre al 3 de di-ciembre se desarrollará, en la ciudad de La Plata, el XI Simposio Lati-noamericano.

La sesión de apertura, que será presidida por el Dr. Luis F. Leloir, tendrá como punto fundamental la conferencia de F. Lipman (EE.UU) "¿Qué sabemos sobre la síntesis de proteínas?".

Las sesiones siguientes se desarro-llarán de acuerdo al siguiente pro-grama: Lunes 29, por la mañana: "Trans-cripción en procariotas" Presidencia: T. August y E. P. Gei-duschek. Expositores: C. Weissmann (Suiza), J . T. August (EE.UU.), A A. fravers (Inglaterra), O. Grau (Argentina), L. Hirschbein (Fran-cia) H. N. Torres (Argentina), y B. A. Hamkalo (EE.UU). Lunes 29, por la tarde: "Transcrip-ción en eucariotas" Presidencia: H. Niemeyer y F. J . S- L a " . Expositores: P. Chambón (Francia), M. T. Franze de Fernán-dez (Argentina), M. Miranda (Bra-sil), F. J. S. Lara (Brasil), R. T Shimke (EE.UU), M. Perretta (Ch¿ le), R. P. Perry (EE.UU), y R Brentani (Brasil). Martes 30, por la mañana: "RNA de transferencia"

Presidencia: H. G. Zachau y H. To-no. Expositores: R. Rock (EEUU)

(Chile), H. G. Zachau (Alemania) v A. Yudelevich (Chile). Martes 30, por la tarde: "Riboso-mas

Presidencia: K. L. Manchester (Ja-maica). Expositores: M. Nomura (EE.UU), C. Vásquez (Argentina), M. Castañeda (México) y R. Soeiro (EE.UU). Martes 30, por la tarde: Discusión: "Porvenir de la Biología Molecu-lar", bajo la presidencia de P. P. Cohén. Miércoles 1, por la mañana: "Tra-ducción I" Presidencia: E. De Robertis y R. T. Schimke. Expositores: P. Lengyel (EE.UU), G. Feix (Alemania), A. S. Spirin (URSS), I. Algranatti (Argentina) y D. Vázquez (Es-paña). Jueves 2, por la mañana: "Traduc-ción I I " Presidencia: J. E. Allende y K. Gae-de. Expositores: K. Moldave (EE. UU), B. Hardesty (EE.UU), G. Fa-velukes (Argentina), J . E. Allende (Chile) y C. F. Heredia (España). Jueves 2, por la tarde: "Regulación de la traducción" Presidencia: G. D. Novelli. Exposi-tores: G. D. Novelli (EE.UU), G. Contreras (Chile), H. V. Gelboín

EE.UU), E. Sánchez de Timénez (México) y F. T. Kenney (EE.UU). Viernes 3, por la mañana: "Síntesis de proteínas mitocondriales" Presidencia: A. O. M. Stoppani y C. Basilio. Expositores: H. N. Mah-ler (EE.UU), N. F. González Cada-vid (Venezuela) y S. S. de Fave-iukes (Argentina).

El simposio se clausurará el vier-nes 3 al mediodía con una confe-rencia de P. Lengyel (EE.UU) y bajo la presidencia de A. Hollaender. Las sesiones se realizarán en el Cole-gio de Abogados, calle 13 N? 821, a partir de las 9 horas.

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De clarado ti de la Asociación de Miembros de la Carrera del Investigador C.N.I.C.T.

SI-J. in ez

h-.a-e-

La Comisión Directiva de AMICIC hace pública su preocupación por la difícil coyuntura por la que atravie-sa la actividad científica en el país y, en particular, por aquella que le toca vivir al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técni-cas (CONICET). Estas inquietu-des pueden concretarse en los si-guientes puntos:

1) Nuestra Asociación ha tenido desde un primer momento el deseo de colaborar con el CONICET para tratar de ayudar en la solución de sus múltiples problemas. A pesar de esta actitud, el CONICET ha retaceado todo tipo de información solicitada, particularmente aquella referente al presupuesto y ha hecho difícil una evaluación objetiva de la real situación por la que se está atra-vesando.

Sin embargo la labor durante este último año se nos ha hecho parti-cularmente difícil pues:

a) Se ha producido un descenso en el presupuesto global del CONICET (a pesos constan-tes el presupuesto del año ac-tual es un 21 % menor que el del año 1969) que afecta en mayor o menor grado a to-do su funcionamiento.

b) Existe un marcado descenso de los fondos disponibles para subsidios de investigación, lo que significa la interrupción, parciaf o total, de numerosos proyectos.

c) Los ingresos a la Carrera del Investigador se han reducido en forma considerable. Exis-ten 79 solicitudes para ingre-sar a la Carrera del Investiga-dor y del Técnico, aprobadas y a la espera de fondos, y un número elevado de solicitu-des aún sin considerar.

d) El número de becas de inicia-ción que han sido otorgadas en 1971 es el más bajo de los últimos años. La prosecución de esta política de reducción en esta área conducirá inde-fectiblemente a una disminu-ción de los recursos humanos disponibles en el futuro. La baja disponibilidad de Inves-tigadores adiestrados adecua-

damente es el factor más crí-tico que puede limitar la e*. pansión futura de la investi-gación científica en el país. Dado que el CONICET de-pende presupuestariamente en forma total y directa del Po-der Ejecutivo, la causa del deterioro anotado parece de-berse a que el gobierno no considera prioritarias, pese a sus declaraciones públicas, a las inversiones dedicadas a la investigación científica.

2) En el área de la conducción del CONICET se han venido pro-duciendo los siguientes hechos:

a) Durante el año 1970 se creó el cargo de Secretario Cientí-fico que fue cubierto de ma-nera incosulta, además dispu-so no renovar sus Comisiones Asesoras hasta 1973. Ante es-tos hechos cabe preguntarse si ellos coinciden con la adop-ción de nuevas pautas, no da-das a conocer públicamente, en la política científica del CONICET y una consiguiente redistribución del presupuesto del mismo.

b) Agregado a este hecho y tam-bién de manera inconsulta y prácticamente secreta, se han elaborado algunos proyectos, entre ellos se encuentran el así denominado Proyecto Cas-telar. Por la escasa informa-ción de que se dispone se pue-de establecer que al par de ser extremadamente gravoso en su implementación, segura-mente polarizará de manera inadmisible la futura orienta-ción disciplinaria de los inves-tigadores que ingresen al CO-NICET. A pesar de que esta Asociación a solicitado for-malmente algunos detalles re-ferentes al mismo, esta infor-mación ha sido negada explí-citamente.

c) En raras oportunidades se ha promovido el diálogo con otros sectores del País _ para permitir una activa participa-ción de investigadores y cien-tíficos en aquellas áreas en las que su contribución pueda

resultar de algún valor adicio-nal para la comunidad,

d) Consecuentemente, el CONI-CET no ha estructurado, o al menos no ha hecho pública, una clara política científica ni ha asignado las adecuadas prio-ridades para las diversas áreas de su interés. Tradicionalmen-te no ha asumido, en toda la medida deseable, el papel orientador de estimular nue-vas líneas de investigación.

3 ) En el orden personal debemos señalar:

a) Cuatro miembros de la Carre-ra del Investigador, becarios y técnicos han sido sumariados por el CONICET por causas políticas. Consideramos que una medida como esa produce un efecto intimidatorio sobre todos los investigadores los que pueden de ahora en más temer la declaración pública de sus ideas. El AMICIC se ha dirigido al CONICET a los efectos de que dichas san-ciones sean anuladas sin obte-ner hasta el presente respuesta alguna a su petición.

b )

Como consecuencia de las situa-ciones que anteceden, los miembros de nuestra Asociación manifiestan:

1) Consideramos que el Gobierno Nacional debe implementar sus rei-teradas declaraciones sobre la priori-dad de la Investigación Científica con una clara definición de los li-ncamientos de una política de desa-rrollo coherente en el área. Esta deberá ser necesariamente comple-mentada por una adecuada legisla-ción sobre el comercio internacional de la tecnología a través de los pa-gos de patentes, regalías y licencias.

2 ) Coincidentemente con esta po-lítica, resulta imprescindiblemente que se adjudique al CONICET, y a todas las instituciones directamente afectadas a las tareas de investiga-ción y desarrollo en general, un pre-supuesto acorde con las necesidades de un campo en expansión.

3 ) Pensamos que a los efectos de una feliz implementación de estos propósitos es necesario que se pro-

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mueva en toda la medida posible una activa participación de los investiga-dores en actividad en la toma de de-cisiones. A tal efecto nuestra C. D. auspicia una modificación de la ley de constitución del CONICET para

posibilitar la participación de los miembros de la Carrera en el direc-torio del mismo.

4) Resulta además imprescindible que el Gobierno Nacional garantice en todos los órdenes, la vigencia ple-

na de oportunidades para los investi-gadores y su total libertad de trabajo con completa prescindencia de todo otro principio que no sea basado en la evaluación de sus condiciones pro-fesionales y científicas. O

La 56a. Reunión de la Asociación Física Argentina Entre el 3 y 5 de noviembre se

realizó en Rosario la 56a. Reunión Semestral de la AFA. Como de cos-tumbre se presentaron numerosas comunicaciones científicas breves so-bre la actividad de investigación en todo el país; pero la costumbre fue alterada en cuanto, por una parte, a los cuatro informes científicos más extensos (usualmente dedicados a pasar revista a la situación de algún campo de la física) se agregó un in-forme de C. Martínez Vidal sobre "Ciencia y desarrollo" y, por otra parte, se escucharon tres comunica-ciones sobre temas de política cien-tífica.

Estas fueron: "Planificación y evaluación de las actividades de in-vestigación y desarrollo y de forma-ción de físicos en el país" de Amíl-car Funes (SEGBA), "Ciencia, tec-nología y dependencia" de Norberto Majlis (UNLP-CONICET) y "Acer-ca de la planificación científica en la Argentina" de Naum Fraidenraich e Iván Chambouleyron (CNEGHF). Estas comunicaciones, leídas el jue-ves 4, dieron origen a un debate ge-neralizado sobre la política científica.

Este debate se inició con la parti-cipación de un investigador de la Comisión Nacional de Estudios Geo-Heliofísicos que informó sobre la situación creada por la intervención, leyendo, además, la solicitada que el personal técnico y científico de la CNEGHF publicara en La Nación el 31 de octubre, solicitando la solida-ridad del ambiente científico.

Asimismo el orador hizo notar que, a su juicio, el ambiente no dis-criminatorio de la CNEGHF había permitido recuperar a personal al-tamente calificado que, por ejem-plo, se había alejado de la Univer-sidad en 1966.

Con respecto al mismo problema, el presidente de la AFA, Santos Ma-yo, levó el texto de la carta que la comisión directiva enviara al Presi-dente de la República con motivo de

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la intervención y posterior declara-ción en comisión del personal de la CNEGHF.

Ante las observaciones de uno de los participantes en el sentido de que los términos de la carta no eran re-presentativos de la opinión de la mayoría de los miembros de la AFA, otro investigador de la CNEGHF planteó cuales son, en su opinión, las prioridades que plantean la in-tervención y sus secuelas: 1) defen-der —para 130 investigadores y téc-nicos— la institución como fuente de trabajo, impidiendo que se siga deteriorando el subempleo de los fí-sicos y como precedente frente a otras amenazas a instituciones cien-tíficas en funcionamiento; 2) defen-der el tipo de investigación que se realiza en San Miguel por sus ca-racterísticas de esencialmente apli-cada, con objetivos discutidos y ela-borados colectivamente y con una orientación hacia la generación de tecnología nacional; 3) defender el presupuesto de la CNEGHF ya que, si bien algunos investigadores han desconfiado de la aparente abundan-cia relativa de recursos, éstos ya no alcanzan y lo que corresponde es exi-gir presupuestos acordes con las ta-reas que se realizan en cada caso.

En la samblea se generalizó la opinión que las circunstancias exi-gían: un pronunciamiento público de la AFA y, con ese fin, se nombró una comisión que redactaría, para el día siguiente, el texto de una solici-tada.

Con respecto a temas de política científica y tecnológica se citaron ejemplos sobre trabas sociales para el desarrollo de investigación aplica-da y su transferencia a la producción.

J . J . Giambiagi se refirió a ejem-plos de destrucción de grupos de in-vestigación en América latina y a la ausencia de una política científica coherente, proponiendo además, que se aceptara la invitación formulada por el Ing. Báncora para que la pró-

xima reunión de la AFA se realice en dependencias del INTI en Migue-letes.

El viernes 5 se realizó la Asamblea extraordinaria sobre política cientí-fica. En primer lugar fue aprobada por unanimidad (con una absten-ción) el texto de solicitada que —con ligeras modificaciones— se publicó en La Opinión del 10 de no-viembre, a continuación se aproba-ron las siguientes proposiciones:

1) designación —por parte de la C. D. de la AFA— de una comisión encargada de reunir datos, referentes a problemas de política científica, y coordinar las actividades de la AFA en ese sentido;

2 ) realizar discusiones de política científica en el ámbito de las secre-tarías locales;

3) incluir un debate sobre este te-ma, con temario prefijado, en la pró-xima reunión de la AFA;

4) proponer que las secretarías locales llamen a sus asociados a par-ticipar en debates sobre:

a) discriminación ideológica con-tra personal científico y, en particular, la intervención del SIDE en los nombramientos.

b) la política científica oficial y la relación de la dependencia tecnológica con la económica, política y cultural;

c) pautas de evaluación de físicos.

Para estos debates se recomendó a la C. D. que colabore con las se-cretarías locales para llevar a distin-tas ciudades a expertos sobre el pro-blema.

5 ) decidir que la AFA busque los medios de proporcionar asesoría le-gal y los recursos necesarios para defender a los asociados contra los que llegaran a aplicarse medidas re-presivas o discriminatorias y que así lo solicitasen a alguna secretaría lo-cal. O

i

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Correo del lector

Ellos también

Señor Director: Ha llegado a mi poder un número de la revista Ciencia Nueva que considero un esfuerzo importantísi-mo y absolutamente necesario en el sector del periodismo científico de nuestro país. Me han parecido exce-lentes la selección de los temas y la agilidad de su formato. Creo que este instrumento de información no solo será útil para la Argentina sino también para el resto de la Améri-ca de habla castellana, donde estoy absolutamente seguro tendrá una cordial acogida. La importancia que esta numerosa población tiene como receptora del mensaje educativo de la revista, está reforzada por el so-porte económico que la incorpora-ción de ese voluminoso mercado le ofrecería para la consolidación defi-nitiva de su empresa. Desde ya quedo a sus más gratas órdenes para todo en lo que, desde aquí, pueda ser materia de mi co-laboración. Mauricio A. Thomae Sección Educación Ciencia y Tecnología Banco Interamericano de Desarrollo

Es grave . . .

Señor Director: Creo entender que en la nota 5

de la sección "Novedades de Cien-cia y Tecnología", "Ciencia Nueva" N° 11, se trata de describir una cá-mara destinada a obtener diagramas de difusión a pequeños ángulos de rayos X (denominación más apro-piada y aceptada que "difracción de

rayos X de bajo ángulo de disper-sión").

El texto —en su mayor parte in-comprensible— es evidentemente el producto de una traducción y ¡o adaptación deficiente. Contiene fra-ses carentes de sentido ("espacia-miento de rayos X" "Los reflejos correspondientes a espaciamientos", son solo un par de ejemplos). Los principios en los que la cámara pa-rece estar basada no se explican ni se dan más referencias que tres nom-bres propios. Se omiten además da-tos acerca de resolución, luminosi-dad, geometría de colimación, im-prescindibles para evaluar las posi-bilidades del instrumento. En este sentido no basta decir que las con-diciones son "considerablemente su-periores" a la de sistemas conven-cionales, sobre todo si luego se men-ciona la posibilidad de detectar, en el caso más favorable, espaciados de 600 /í. Esto por sí solo no dice mucho, pero en todo caso, ese valor no habrá sido convencional hace 20 años: hoy es posible adquirir instru-mentos con los que se pueden alcan-zar espaciados más de 10 veces ma-yores. Quizás la cámara en cuestión sea realmente una innovación cuya importancia justifique su inclusión en la sección "Novedades" pero es necesario disponer de mejor infor-mación para poder apreciarlo. Agra-deceré pues, si pueden darme las re-ferencias correspondientes al artícu-lo (o artículos) del que la nota ha sido extractada.

Aunque prefiero limitarme aquí al texto mencionado cuyo tema está, dentro de mi tarea de trabajo, me parece oportuno señalar que no es ésta la primera vez que en la sección "Novedades" se presentan cosas

confusas (por lo menos). Dado el carácter de la Revista sería muy de-seable que en esa sección se infor-mara con claridad y corrección a los lectores no especializados acerca de verdaderos adelantos, ubicando a éstos y sus posibles proyecciones dentro de un justo marco y, lo que me parece importante, debería seña-larse qué es lo que existe en el país relacionado con los mismos.

El respeto y la estima que la co-munidad científica argentina tiene por la labor que "Ciencia Nueva" viene desarrollando debieran permi-tirle encontrar sin dificultades la co-laboración desinteresada de perso-nas que por la naturaleza de su tra-bajo, podrían dar opiniones funda-mentadas acerca de las "novedades" a publicar.

Personalmente estoy a disposi-ción para el caso en que pueda ser-vir de algo. Gerencia de Tecnología - CNEA Alberto Bonfiglioli

. . . pero no tanto

La revista "Ciencia Nueva" nos ha hecho llegar la carta enviada por us-ted a su director el 16 de agosto podo, acerca de la nota publicada en el N? 16: "Cámaras de Rayos X pa-ra investigaciones químicas y bioló-gicas".

En primer término, deseamos asu-mir la plena responsabilidad de la nota, dado que estaba incluida en nuestro boletín semanal "Noticias Breves Técnico-Industriales de Gran Bretaña".

Nuestros boletines contienen in-formaciones que cubren, o tratan de cubrir, el amplio espectro de la tec-

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nología moderna, las que, de más está decirlo, nos llegan en idioma inglés. Ahora bien, siempre procu-ramos suplir las deficiencias de los textos que nos entregan nuestros traductores, las que se originan la mayoría de las veces por falta de nomenclatura precisa en castellano —cuando se trata de técnicas suma-mente nuevas, por ejemplo—, pero por lo visto, no siempre logramos hacerlo; espero que sabrá usted di-simular, por esta vez, la molestia in-telectual que le hemos ocasionado. Como usted bien ha de saberlo, no existe el traductor técnico universal; ello es imposible, dada la amplísima variedad de las ramas en que se di-vide la ciencia en nuestros días.

Si bien nuestra nota, basada en la información suministrada por los fa-bricantes, puede parecer un tanto confusa, la afirmación de que es "to-talmente incomprensible" me pare-ce excesiva. Los términos "espada-miento" y "espaciado" figuran en el tomo I I de la Enciclopedia del Idio-ma, de Martín Alonso, y ambos se definen de la misma manera: "efec-to y acción de separar"; en lo tocan-te a las expresiones "carentes de sen-tido" tales como "espaciamiento de rayos X " y "los reflejos correspon-dientes a espaciamientos", franca-mente, y confieso mi ignorancia, no veo de qué otra forma se puede tra-ducir "X-Ray spacing" y "reflections correspondig to spacings". Por otra parte, hemos consultado con un in-geniero electrónico de plaza, quien concuerda en un todo con nuestra traducción original.

Como usted lo ve me refiero al texto remitido por Elliott Automa-tion Radar Systems Ltd. (GEC Mar-coni Electronics). Los datos de re-solución, luminosidad y geometría de colimación no figuran en el ori-ginal, pero en la fecha hemos escri-to a la mencionada firma solicitan-do mayores detalles.

Al respecto, me permito señalarle que la noticia que es tema de esta carta era precisamente eso: una no-ticia, y no un detallado informe so-bre el aparato, es por esa razón por la cual posiblemente no se han es-pecificado los datos antes mencio-nados.

Sólo me resta ponerme a sus ór-denes para cualquier aclaración ulte-rior y, sin otro particular, saludo a usted muy atte. R. Prager Departamento de Información British Embassy

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¿Qué haría Ud. con una computadora? En su número 10 CIEN-

CIA NUEVA anunció que, junto con el Servicio de Time-Sharing de Honeyuell-Bull, or-ganizaba un concurso cuyo te-ma era ¿QUE HARIA US-TED CON UNA COMPUTA-DORA?

Los organizadores asignaron al concurso la finalidad de en-contrar ideas originales que pudieran ser procesadas me-diante computadoras. Las con-diciones impuestas fueron sim-ples : una descripción lógica del trabajo propuesto y la aclara-ción de sus objetivos esencia-les, sin que por ello fuera necesario que la presentación incluyera la diagramación c programación para su procesa-miento. Se advirtió que de los trabajos presentados se selec-cionarían cuatro, uno por cada una de las cuatro categorías que se establecieron:

• Escuelas secundarias (equi-pos de estudiantes y profe-sores)

• Estudiantes de temas de computación

• Profesionales en computa-ción

• Personas cuyos conocimien-tos y actividades no estuvie-ron relacionadas directamen-te con la computación.

Los ganadores podrán utilizar gratuitamente y durante un mes el Servicio de Time-Shar-ing de Honeywell-Bull y reci-birían, además, un curso ele-mental.

Anunciamos ahora, cuando el concurso ya se ha cerrado, que el jurado presidido por el Ing. José Babini y compuesto por el Ing. Ricardo Ferrara y el Dr. Manuel Risueño, en re-presentación de CIENCIA NUEVA, y los ingenieros Os-car Mattiussi y Alfredo Pérez, por Time-Sharing de HONEY-WELL-BULL, trabaja en el examen de los trabajos pre-sentados. En el próximo nú-mero, por lo tanto, podremos informar cuál ha sido el ve-redicto.

Metegol N9 9 Clodomiro Ludopín recibió un anónimo:

C L O U L U D 0

Z E R O

c l o u | L U D O

Z D D E

"Lo más interesante —de-cía, al comentarlo con sus amigos— es que el analfabe-to que me agravia, llamándo-me nulo, no sabe que la can-tidad que representa ZERO es el producto de las edades de mi primo Ludovico, de su esposa e hija.

¿Cuáles son las edades de los familiares de Cloudomiro, si sabemos que Ludovico es un año mayor que su mujer?

Solución del Metegol N" 8 Primos

Cristina tiene 23 años, ya que los cinco primos menores son: 2 = l 3 + Ia , 5 = 1" + 22, 17 = 32 + 2a, 31 = 2* + 33 y 37 = 62 + l 3 y el sexto es 43 = 42 + 33.

Pares Los pares son 6 y 20, ya

que si a su suma (26) se agrega 1, se obtiene 27, que es el cubo de 3, si a 27 se res-ta 25 (el cuadrado de 5) se tiene 2, que es par y primo. Si sumamos a 2 el valor de "un par que antes estuvo" (6) , llegamos a 8, que es el cubo de 2.

Cor

reo

Arg

enti

no

Cen

tral

(B

)

TARIFA REDUCIDA Concesión N? 9163

Cor

reo

Arg

enti

no

Cen

tral

(B

)

FRANQUEO PAGADO Concesión N? 3689

Page 67: Ciencianueva13

un acondicionador

de confianza.

FEDOER5/ bgh

• C o n m u r a l l a d e s i l e n c i o . • D e s c o n g e l a d o r a u t o m á t i c o f r í o - c a l o r .

• F i l t r o g e r m i c i d a i m p o r t a d o . • C o n t r o l e s d e c a l i d a d e x c l u s i v o s .

• S e r v i c e d e r e s p u e s t a i n s t a n t a n e a . C A L O R - F R I O

A p r o v e c h e e l m o m e n t o y c o m p r e l a m a y o r e x p e r i e n c i a e n a i r e a c o n d i c i o n a d o ! C o m p r a r l o a h o r a es c o m p r a r m e j o r !

• P l a n e s a d e c u a d o s a su p r e s u p u e s t o c o n p a g o s d i f e r i d o s .

• S o l i c i t e a s e s o r a m i e n t o t é c n i c o sin c a r g o .

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Page 68: Ciencianueva13

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LELOIR PREMIO NOBEL Psiquiatría y sociedad

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: Ideología en la ciencia

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D. Ribeiro Kastler Antropología y el bombeo dialéctica óptico

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EN EL AGUA? Restauración dér fresco toscano

Los hipersonidos y sus aplicaciones AUTOMOVILES ELECTRICOS

i LA GUERRA QUIMICA

Mesa redonda informe especial Ciencia en la SISTEMA Argentina de hoy NERVIOSO

I E n el p róx imo número T. M. S i m p s o n y R. García opinan s o b r e la inf luencia de la ideología en la ciencia. Max Perutz resume los más rec ien tes ciencia ^tecnología

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conoc im ien tos s o b r e la hemoglob ina. Diagonal Roque S. Peña 8 2 5 P. 9o - Of. 9 3 - Buenos A i res