Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

343
8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 1/343

Transcript of Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

Page 1: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 1/343

Page 2: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 2/343

24

un ministerio ideal

bien; pues los ministros no suelen ser correctamente apre-ciados; por regla general, los demás, o se glorían en elloso los desprecian. Al principio de nuestro ministerio, cuandolo que decimos es nuevo y nuestras energías rebosan; cuandoardemos y lanzamos destellos, y pasamos mucho tiempoen preparar fuegos artificiales, las personas son propen-sas a tenernos por seres maravillosos; y entonces se ne-cesita la palabra del apóstol: «Así que, ninguno se gloríeen los hombres» (I Corintios 3:21). No es cierto, comoinsinúan los aduladores, que en nuestro caso los dioseshayan descendido en la semejanza de hombres; y seremosidiotas si lo pensamos. A su debido tiempo, las ilusionesestúpidas serán curadas por los desengaños y entoncesoiremos la desagradable verdad, mezclada con censurasinjustas. El ídolo de ayer es hoy el blanco de las pullas.Sean nueve días, nueve semanas, nueve meses, o nueveaños; tarde o temprano, el tiempo produce el desencan-to, y cambia nuestra posición en el aprecio del mundo.Pasó el día de las primaveras, y han venido los meses delas ortigas. Cuando ha pasado el tiempo de que las aves

canten, nos aproximamos a la estación de los frutos; perolos niños no están tan contentos con nosotros como cuandopaseaban por nuestros exuberantes prados, y hacían co-ronas y guirnaldas con nuestras flores. En nuestros añosmaduros, la congregación echa de menos las flores y el verdor. Quizá nos estamos dando cuenta de ello. El hombremaduro es sólido y lento; mientras que el joven cabalgaen alas del viento. Es evidente que algunos tienen una ideaexagerada de lo que somos; otros la tienen demasiadomezquina; sería mucho mejor si todos ellos pensaransobriamente que somos «servidores de Cristo». La Igle-sia saldría ganando, nosotros seríamos beneficiados, y Diossería glorificado, si nos pusieran en el lugar que noscorresponde, y nos mantuvieran allí, sin apreciarnos endemasía, ni censurarnos injustamente, sino considerán-donos en relación con el Señor, y no en nuestras propiaspersonalidades. «Téngannos los hombres por ministros deCristo».

ideal5-1 11/07/2000, 12:4824

Page 3: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 3/343

25

la mayordomía

Somos ministros. Esta palabra tiene un sonido muy res-petable. Ser ministro es aspiración de muchos jóvenes. Quizási la palabra del original se hubiera traducido de otro modo,se enfriaría su ambición. Los ministros son siervos: noson invitados, sino criados; no son amos, sino SERVIDORES.La misma palabra ha sido traducida «remeros», y exac-tamente los que mueven los remos del banco inferior. Remaren una galera era trabajo duro; aquellos rápidos movimientosconsumían las fuerzas vitales de los esclavos. Había treshileras de remeros: los del banco superior tenían la ven-taja del aire fresco; los que estaban debajo de ellos sehallaban más encerrados; pero supongo que los remerosdel banco inferior desmayarían de calor, además de que-dar agotados por el penoso trabajo. Hermanos, contenté-monos con gastar nuestras vidas aun en la peor de lasposiciones, con tal de que con nuestra labor podamos serinstrumentos para que nuestro gran César acelere su ve-nida, y que podamos ayudar al avance del trirreme dela Iglesia en que Él ha embarcado. Estamos dispuestosa ser encadenados al remo, y a trabajar durante toda

la vida para que su nave hienda las olas. No somoscapitanes, ni propietarios de la galera, sino tan sóloremeros de Cristo.

Recordemos que somos siervos en la casa del Señor.«El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo». Es-tamos dispuestos a ser la alfombra a la puerta de la en-trada de nuestro Maestro. No busquemos honra paranosotros, sino pongamos honra en los vasos más débilesmediante nuestros cuidados. En toda casa bien arregla-da, como ya os recordé, es un hecho que el «bebé es elrey», a causa de su debilidad. Que en la Iglesia de nues-tro SeñoR, los pobres, los débiles, los afligidos tengan ellugar de honor, y los que estamos fuertes llevemos sus fla-quezas. El que se humilla es ensalzado; el que se hace menosque el más inferior, es el más grande. «¿Quién enferma,y yo no enfermo?», decía el gran apóstol. Si hay algúnescándalo que soportar, mejor sufrirlo que permitir queaflija a la Iglesia de Dios. Ya que somos, por nuestras

ideal5-1 11/07/2000, 12:4825

Page 4: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 4/343

26

un ministerio ideal

funciones, siervos en un sentido especial, llevemos alegre-mente la parte principal de la abnegación y las laborespenosas de los santos.

Sin embargo, el texto no nos llama simplemente mi-nistros o siervos, sino que añade «de Cristo». No somossiervos de los hombres, sino del Señor Jesús. Amigo, sicrees que porque contribuyes a mi sostenimiento, estoyobligado a seguir tus indicaciones, te equivocas. Es cier-to que somos «vuestros siervos por Jesús»; pero, en el sentidomás elevado posible, nuestra única responsabilidad es anteAquel a quien llamamos Maestro y Señor. Obedecemosórdenes superiores; pero no podemos ceder a los dicta-dos de nuestros compañeros de servicio, por más influ-yentes que sean. Nuestro servicio es glorioso, porque esel servicio de Cristo: nos sentimos honrados al permitírsenosservir a Aquél cuyos zapatos no somos dignos de desatar.

Se nos dice también que somos «ADMINISTRADORES».¿Qué es el administrador? Esa es nuestra función. ¿Quése requiere del administrador? Este es nuestro deber. Noestamos hablando ahora de nadie de los que están fuera,

sino de vosotros, hermanos, y de mí mismo; por lo tan-to, hagamos una aplicación personal de todo lo que se dice.

1. Primeramente, un administrador es tan sólo un sier-

 vo. Quizá no siempre se acuerda; y es cosa lamentable queel siervo empiece a pensar que es el amo. Es una lásti-ma que los siervos, cuando son honrados por su amo, seantan propensos a tener ínfulas. ¡Qué ridículo puede llegara ser el administrador! No me estoy refiriendo a los admi-nistradores y lacayos, sino a nosotros mismos. Si nos en-grandecemos a nosotros mismos, llegaremos a ser despre-ciables; y no engrandeceremos ni a nuestra función ni al Señor.Somos siervos de Cristo, y no señores sobre su heredad.

Los ministros son para las iglesias, y no las iglesias paralos ministros. Trabajando entre las iglesias, no podemososar considerarlas como fincas a explotar en beneficiopropio, ni jardines para cultivar según nuestro propio gusto.Algunos hombres hablan de una forma de gobierno libe-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4826

Page 5: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 5/343

27

la mayordomía

ral en su iglesia. Que sean liberales con lo que es suyo;pero que un administrador de Cristo se jacte de ser libe-ral con los bienes de su Maestro es cosa muy distinta. Comoadministradores, somos tan sólo siervos de categoría; ¡ojaláque el Señor mantenga en nosotros un espíritu de cordialobediencia! Si no tenemos cuidado en mantenernos ennuestro debido lugar, el Maestro no dejará de amonestarnosy de humillar nuestro orgullo. ¡Cuántas de nuestras aflic-ciones, fracasos y depresiones, proceden de que nos sen-timos demasiado orgullosos! Estoy seguro de que ningu-no de los que han sido honrados por Dios públicamentees del todo extraño a los castigos administrados a puertacerrada, que impiden que la carne soberbia se exalte in-debidamente. ¡Cuántas veces he orado: «No me apartesde tu servicio, Señor»!, pues un administrador despedi-do es objeto de conmiseración entre los siervos de su Señor.En otros tiempos era grande y poderoso, y cabalgaba enel mejor caballo; pero cuando está despedido, cuenta menosque el más insignificante de los vaqueros. ¡Ved cuán contentoestá de ser recibido, como agradecido huésped, en las hu-

mildes casitas de aquellos que en otros tiempos le mira-ban con especial respeto, cuando representaba a su Se-ñor! Cuidad de no ser exaltados sobremanera, no sea queseáis aniquilados.

2.   El administrador es un siervo de tipo especial, puestiene que supervisar a los demás siervos, lo cual es difí-cil. Un antiguo amigo mío, que está ahora con Dios, dijoen una ocasión: «Siempre he sido pastor. Durante cuarentaaños fui pastor de ovejas, y durante otros cuarenta fui pastorde hombres, y el segundo rebaño era mucho más pusilá-nime que el primero». Este testimonio es verdadero. Creohaber oído decir que la oveja tiene tantas enfermedadescomo días hay en el año; pero estoy seguro de que el otrotipo de oveja es capaz de tener diez veces más enferme-dades. El trabajo del pastor es agobiador. Nuestros com-pañeros de servicio son asediados por toda clase de difi-cultades; y es lástima tener que decir que los administradores

ideal5-1 11/07/2000, 12:4827

Page 6: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 6/343

28

un ministerio ideal

poco sabios causan muchas más de las que serían nece-sarias, debido a que esperan la perfección en los demás,aunque ellos no la poseen. Después de todo, nuestroscompañeros de servicio han sido sabiamente selecciona-dos; pues Aquél que los puso en Su casa sabía lo que hacía;de todos modos son escogidos por Él, y no por nosotros.No es a nosotros a quienes corresponde hallar defectosen lo que el Señor ha escogido. Es cosa muy común enalgunos injuriar a la Iglesia; pero dado que la Iglesia esla esposa de Cristo, es bastante peligroso criticar a la amadadel Señor. Me siento, con respecto a la Iglesia, un pococomo David respecto a Saúl; no me atrevo a levantar lamano contra el ungido del Señor. Mucho mejor será queencontremos los defectos que hay en nosotros en vez dehacerlo en nuestra congregación, si hay algo malo en ella.

Aun así, los miembros de nuestra iglesia son seres hu-manos, y el mejor de ellos es tan sólo humano, aún en elmejor sentido; dirigir, instruir, consolar y ayudar a tan-tos espíritus diferentes, no es tarea fácil. El que gobier-na entre los hombres, en el nombre de Dios, debe ser

hombre; y lo que es más, debe ser hombre de Dios. Debeestar dotado de la gracia, debe ser de estirpe real, y debesobrepasar a sus compañeros por la cabeza y los hom-bros. Los hombres acatarán la verdadera superioridad, perono las pretensiones oficiales. La posición superior ha deestar sostenida por aptitudes superiores. El administra-dor ha de saber más que el labrador y el peón. Debe te-ner inteligencia superior a la del guardabosques y el ca-rretero, y un carácter más eficiente que María y Juan, quehan de recibir órdenes de él. Como administradores, espreciso que tengamos gracia abundante, pues de lo con-trario no cumpliremos nuestros deberes, ni alcanzaremosuna buena graduación.

Los demás siervos se regirán por lo que hagamos. Eladministrador apático, inerte y lento, tendrá a su alrede-dor un equipo de siervos lentos, y los negocios de su amoirán bastante mal. Los que viajan deben haber notado quelos criados de un hotel se parecen mucho al propietario

ideal5-1 11/07/2000, 12:4828

Page 7: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 7/343

29

la mayordomía

del mismo; cuando el amo es animoso, atento y cortés,todas las doncellas y camareros participan de su carác-ter; pero si os mira agriamente y os trata con indiferen-cia, descubriréis que el establecimiento entero tiene unaire desdeñoso. Un ministro pronto se ve rodeado de per-sonas como él: «A tal cura, tales feligreses». ¡Ojalá quesiempre seamos despiertos y fervorosos en el servicio delSeñor Jesús, para que nuestra congregación sea tambiéndespierta! He leído de un teólogo puritano que estaba tanrebosante de vida que su congregación decía que vivía comosi se alimentara de cosas vivas. ¡Ojalá que nuestra vidasea sustentada por el pan vivo!

A menos que nosotros mismos seamos llenos de la graciade Dios, no seremos buenos administradores para dirigira nuestros compañeros de servicio. Debemos ser para ellosun ejemplo de celo y ternura, constancia, esperanza, energíay obediencia. Es preciso que practiquemos personalmen-te la constante abnegación, y seleccionemos como partenuestra del trabajo lo más difícil y lo más humillante. Hemosde elevarnos por encima de nuestros compañeros mediante

un desinterés superior. Encarguémonos de ir a la cabezade las empresas peligrosas, y de llevar las cargas máspesadas. El archidiácono Haer daba una conferencia enel Trinity College cuando se oyó el grito de «¡Fuego!» Susalumnos salieron corriendo, y formaron cadena para pasarselos cubos de agua desde el río hasta el edificio en llamas.El catedrático vio a un estudiante tísico metido en el aguahasta la cintura, y le gritó: « ¡Cómo! ¿Tú en el agua,Sterling?» La respuesta fue: «Alguien debe estar en ella,¿y por qué no yo, tanto como otro?» Digámonos a noso-tros mismos: «Es preciso que algunos hagan las laborespenosas de la Iglesia, y trabajen en los lugares más du-ros, ¿y por qué no hemos de ser nosotros los que ocupe-mos tal puesto?» El Señor ascenderá a los que no esco-gen por sí mismos, sino que están dispuestos a cualquiercosa y a todas las cosas. El que ha vencido su miedo enla hora del peligro tendrá como recompensa el privilegiode poder demostrar aún mayor valor. El que es fiel so-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4929

Page 8: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 8/343

30

un ministerio ideal

bre poco, será escogido para un puesto de trabajo másdifícil y prueba más severa; éste es el ascenso a que as-piran los siervos leales de nuestro Rey.

3. A continuación, recordemos que los administradores

 son siervos bajo las órdenes más inmediatas del gran Maestro.

Hemos de ser como el administrador que va todos los díasa las habitaciones privadas de su señor para recibir ór-denes. Juan Labrador nunca estuvo en el salón del patrono,pero el administrador suele ir allí. Si dejara de consultaral patrono, pronto cometería errores, y se vería envueltoen graves responsabilidades. ¡Cuán a menudo deberíamosdecir: «Señor, muéstrame lo que quieres que haga»! De-  jar de mirar a Dios para aprender y practicar Su volun-tad, sería abandonar nuestra verdadera posición. ¿Qué sele hará a un administrador que nunca se comunica consu amo? Darle su salario y que se vaya. El que hace supropia voluntad y no la de su señor, no tiene valor algu-no como administrador .

Hermanos, es preciso que estemos continuamente es-

perando órdenes de Dios. Es preciso cultivar el hábito deir a Él en busca de órdenes. ¡Qué agradecidos debiéra-mos estar de que nuestro Amo esté siempre al alcance denuestra voz! Él guía a sus siervos con sus ojos; y juntocon su dirección, también el poder necesario. Él hará quenuestros rostros brillen ante los ojos de nuestros compa-ñeros si tenemos comunión con Él. Nuestro ejemplo hade alentar a otros a estar a las órdenes del Señor conti-nuamente. Ya que nuestra ocupación es decirles el pen-samiento de Dios, estudiemos muy cuidadosamente ese pen-samiento. Confío en que no estoy hablando a un solo hombreque haya caído en el descuidado hábito de salir a su tra-bajo sin haber tenido antes comunión con su Señor; puespersona tan desdichada, al estar sin contacto con su Se-ñor, ejercerá una influencia perniciosa sobre el resto dela casa, haciéndola ociosa, indiferente o insatisfecha, cuandono carente de espíritu. Si el administrador no siente in-terés por los asuntos de su amo, o si es obstinado y qui-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4930

Page 9: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 9/343

31

la mayordomía

siese alterar o invertir las órdenes de su amo si se atre-  viera; o si de alguna manera se entremete en cosas queno debe, como hizo el mayordomo Injusto de la parábo-la, entonces los siervos que están a sus órdenes aprende-rán a ser desleales. Podría señalar cuánto se hace en estatendencia en ciertas iglesias, pero me abstengo. El Maestro  vendrá pronto, y ¡ay del mayordomo que al rendir cuen-tas sea hallado infiel!

4. Asimismo, los administradores están constantemente

  rindiendo cuentas. Han de dar cuentas sobre la marcha.Un propietario eficiente exige la cuenta de salidas y en-tradas cada día. Hay mucha verdad en el antiguo prover-bio que dice que «las cuentas cortas hacen amistades largas».Si tenemos cuentas cortas con Dios, tendremos larga amistadcon ÉI. Me pregunto si alguno de vosotros lleva la cuen-ta de sus faltas y defectos Quizá entonces emplearéis mejorel tiempo en esfuerzos constantes para servir a vuestroAmo y aumentar su finca. Cada uno debe preguntarse así mismo: «¿Qué consigo con mi predicación? ¿Es lo que

conviene que sea? ¿Estoy dando prominencia a aquellasdoctrinas que mi Señor quiere que presente ante todo?¿Tengo por las almas el interés que Él desea que yo ten-ga?». Es buena cosa repasar así toda la propia vida, ypreguntarse: « ¿Concedo tiempo suficiente a la oraciónprivada? ¿Estudio las Escrituras tan intensamente comodebo? Voy corriendo a muchas reuniones; pero, ¿estoy entodo esto cumpliendo las órdenes de mi Maestro? ¿No esposible que me esté dando satisfacción a mí mismo con laapariencia de hacer mucho, mientras que en realidad haríamás si fuera más cuidadoso en la calidad del trabajo queen su cantidad?» ¡Ojalá vayamos a menudo al Señor, y ten-gamos siempre correctas y claras nuestras cuentas con él!

5. Viniendo al punto principal:   el administrador es el

  depositario de los bienes de su amo. Todo lo que tienepertenece a su amo, y es custodio de tesoros especiales,no para que haga con ellos lo que guste, sino para cui-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4931

Page 10: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 10/343

32

un ministerio ideal

dar de ellos. El Señor nos ha confiado a cada uno cier-tos talentos, los cuales no nos pertenecen. Los dones delconocimiento, el pensamiento, el habla y la influencia, noson nuestros para que nos gloriemos en ellos, sino quelos tenemos en depósito para administrarlos para el Se-ñor. La libra que gana cinco libras es Suya.

Deberíamos aumentar nuestro capital. ¿Hacen esto todoslos jóvenes hermanos? ¿Estáis creciendo en dones y ca-pacidad? Hermanos, cuidad de vosotros mismos. Obser-  vo que algunos hermanos crecen, y otros están estanca-dos y se convierten en enanos sin desarrollo. Los hom-bres, a semejanza de los caballos, causan muchos desen-gaños; los buenos potros se vuelven cojos de repente, oadquieren un vicio que nadie les había sospechado. Lás-tima que haya tantos jóvenes que destruyen nuestras es-peranzas; son extravagantes en sus gastos; se casandesatinadamente, caen presa del malhumor, buscan opi-niones novedosas, ceden a la pereza y a la relajación, odejan de progresar de alguna otra manera. Empero la labormás necesaria y provechosa es precisamente la que dedi-

camos a mejorar mental y espiritualmente. Hagáis lo quehagáis cuidad de vosotros, y de vuestra doctrina. Los quedescuidan el pensar para poder estar continuamente char-lando, son muy necios; se parecen al administrador queno hace nada en la granja, pero habla extensamente delo que tendría que hacerse. Los perros mudos no puedenladrar, pero los perros prudentes no están siempre ladrando.Estar siempre dando y nunca recibiendo, tiende a la vacuidad.

Hermanos, somos «administradores de los misterios deDios»; se nos ha «confiado el Evangelio». Pablo habla delglorioso Evangelio del Dios bendito que fue confiado asu cuidado. Espero que ninguno de vosotros haya tenido  jamás la desgracia de ser hecho fideicomisario. Es unafunción ingrata. Al desempeñarla, hay poco margen parala originalidad; nos vemos obligados a administrar nues-tro depósito con exactitud rigurosa. Uno desea recibir másdinero, el otro desea alterar una cláusula en la escritura;

ideal5-1 11/07/2000, 12:4932

Page 11: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 11/343

33

la mayordomía

pero el fiel administrador se atiene al documento, y loobedece. Cuando le atosigan, le oigo decir: «Lo siento, yono redacté el documento; no soy más que administradorde un depósito, y estoy obligado a cumplir las cláusulas».El Evangelio de la gracia de Dios necesita grandes refor-mas, es lo que me dicen; pero sé muy bien que no tengopor qué reformarlo; lo que tengo que hacer es obrar con-forme a lo que dice. Sin duda muchos quisieran reformara Dios mismo borrándolo de la faz de la tierra, si pudie-ran. Reformarían la expiación hasta que no existiera. Senos pide efectuar grandes cambios, en nombre del «espí-ritu del siglo». Desde luego, se nos advierte que el mis-mo concepto del castigo del pecado es una reliquia bár-bara de la edad media, y es preciso abandonarlo, y conél la doctrina de la sustitución, y muchos otros dogmaspasados de moda. Nosotros no tenemos nada que ver conesas exigencias, tenemos que predicar el Evangelio tal comolo encontramos. Como depositario, si se disputa mi pro-ceder, me atengo a la letra de la escritura; y si algunosestán en desacuerdo, tienen que llevar sus reclamaciones

al tribunal correspondiente, pues yo no tengo poderes paraalterar el texto. Somos simples administradores; y si nose nos permite actuar, llevaremos el asunto entero a laCancillería celestial. La disputa no es entre nosotros y elpensamiento moderno, sino entre Dios y la sabiduría delos hombres. Dicen ellos: «Es que es absurdo seguir ma-chacando esta antiquísima historia». No nos importa loantigua que sea; puesto que vino de Dios, la repetimosen su Nombre. Llamadla como queráis, está en el Librodel que nosotros sacamos nuestra autoridad. «Pero, ¿es

  que no tenéis juicio propio?» Quizá lo tenemos, y tantocomo los que se nos oponen; pero nuestro juicio no seinventa nada, nos guía simplemente a administrar lo quenos ha sido confiado. Los administradores tienen que ate-nerse a las órdenes recibidas, y deben cumplir las con-diciones que les han sido impuestas.

Hermanos, en esta hora presente «somos puestos parala  defensa del Evangelio». Si hay hombres que han sido

ideal5-1 11/07/2000, 12:4933

Page 12: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 12/343

34

un ministerio ideal

llamados a este cargo, somos nosotros. Estamos en tiemposde inseguridad: los hombres han levado anclas y están siendollevados por vientos y corrientes de tipo diverso. En cuantoa mí, en esta hora de peligro, no solamente he echado elancla grande de proa, sino que además he echado cuatroanclas en popa. Quizás esto no sea lo acostumbrado; peroen nuestros tiempos es necesario estar bien anclado. Losrazonamientos escépticos quizá me hayan movido en otrostiempos, pero no ahora. ¿Nos piden nuestros enemigos queguardemos las espadas y dejemos de luchar por la fe anti-gua? Nosotros contestamos como los griegos dijeron a Jerjes:«Venid y tomadlas». Hace poco tiempo, los pensadores avan-zados iban a barrer a los ortodoxos para echarlos al limbo;pero hasta ahora, hemos sobrevivido a sus asaltos. Son unos  jactanciosos que no conocen la vitalidad de las verdadesevangélicas. No, el glorioso Evangelio no perecerá jamás. Sihemos de morir, moriremos luchando. Si hemos de desaparecerpersonalmente, nuevos evangelistas predicarán sobre nues-tras tumbas. Las verdades evangélicas son como los dien-tes del dragón que Cadmo sembraba: producen hombres

completamente armados para la batalla. El Evangelio vivepor la muerte. Sea como fuere, en esta lid, si no somos victoriosos, seremos por lo menos fieles.

6.  El trabajo del administrador consiste en distribuir los

bienes de su amo según el objeto a que están destinados.

Ha de sacar cosas nuevas y viejas, ha de ofrecer leche alos niños y carne sólida a los hombres, dando a cada unosu porción oportunamente. Me temo que en algunas mesaslos hombres fuertes han estado esperando mucho tiem-po la carne y hay pocas esperanzas de que aparezca; loque abunda más es la leche con agua. El domingo pasa-do alguien fue a oír a cierto predicador, y se quejó de queno predicaba a Cristo. Otro contestó que quizá no era elmomento adecuado; pero el momento adecuado para pre-dicar a Cristo es cada vez que se predica. Los hijos deDios están siempre hambrientos, y no hay pan que lossatisfaga, excepto el que viene del cielo.

ideal5-1 11/07/2000, 12:4934

Page 13: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 13/343

35

la mayordomía

El administrador prudente ha de mantener la propor-ción verdadera. Sacará cosas nuevas y viejas; no siempredoctrina, no siempre práctica, y no siempre experiencia.No siempre predicará el conflicto, ni siempre la victoria;no presentando un solo aspecto de la verdad, sino una es-pecie de vista estereoscópica que hará que la verdad «des-taque por su evidencia». Gran parte de la preparación delos alimentos espirituales consiste en la correcta propor-ción de los ingredientes. Uno usaba la palabra que no debíaal decir que en sus sermones ponía tres partes de calvi-nismo y dos de arminianismo; queriendo decir, segúndespués me enteré, que predicaba un Evangelio comple-to y al mismo tiempo gratuito: en sus intenciones, estoyde acuerdo con él. Demos una buena porción de experiencia,sin olvidar aquella vida superior que consiste en una cre-ciente humildad espiritual. Demostrar a fondo nuestro mi-nisterio exigirá mucha discriminación; pues la falta de pro-porción en lo que se predica ha causado graves daños amuchas iglesias La senda de la sabiduría es tan estrechacomo el filo de la navaja, y para seguirla necesitaremos

la sabiduría divina. No se toca el arpa usando una solacuerda. Los siervos de nuestro Amo murmurarán si no lesdamos más que «carne caliente y carne fría». De la des-pensa del Maestro hemos de sacar una gran variedad dealimentos, adecuada para el desarrollo de la virilidad es-piritual. El exceso en una dirección y el defecto en otra,pueden producir mucho mal; por lo tanto, usemos el pesoy la medida, y busquemos dirección.

Hermanos, cuidad de usar vuestros talentos para vuestroAmo, y sólo para Él. Desear ser pescadores de almas paraque piensen que lo somos, es deslealtad al Señor. Es in-fidelidad al Señor aun predicar doctrina sana si es conobjeto de que se nos tenga por sanos, u orar fervientementecon el deseo de ser conocidos como hombres de oración.Hemos de buscar la gloria del Señor con ojo sencillo, yde todo corazón. Es preciso que usemos el Evangelio delSeñor, la congregación del Señor, y los talentos del Se-ñor, para Él y para nadie más.

ideal5-1 11/07/2000, 12:4935

Page 14: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 14/343

36

un ministerio ideal

7.  El administrador debe ser también el guarda de la fa-

milia de su amo. Cuidad de los intereses de todos los queestán en Cristo Jesús, y que todos sean tan caros para vo-sotros como vuestros propios hijos. En tiempos antiguos,los criados solían estar tan unidos a la familia, y taninteresados en los asuntos de sus amos, que hablaban denuestra casa, nuestras tierras, nuestro coche, nuestros caballosy nuestros hijos. Así es como el Señor quiere que nosidentifiquemos con sus negocios santos; y especialmentequiere que amemos a sus escogidos. Nosotros, más quenadie, debemos poner nuestras vidas por los hermanos.Debido a que pertenecen a Cristo, los amamos por causade Él. Confío que cada uno de nosotros pueda decir detodo corazón:

«No hay cordero en Tu rebañoque desdeñe apacentar.»

Hermanos, amemos de corazón a todos aquellos a quienesJesús ama. Especialmente a los probados y a los sufri-dos. Visitad a los huérfanos y a las viudas. Cuidad de los

débiles y desmayados Soportad a los melancólicos y des-esperados. Tened presentes a todos los de la casa, y asíseréis buenos mayordomos.

8. Terminaré este cuadro diciendo que   el administra-

 dor representa a su amo. Cuando el amo está lejos, todos  vienen al administrador para recibir órdenes. El que re-presenta a un Señor como el nuestro necesita portarse bien.El administrador debe hablar mucho más cuidadosa y pru-dentemente cuando habla por su señor que cuando lo hacepor su cuenta. A menos que sea precavido en lo que dice,su señor puede verse obligado a decirle: «Harías mejoren hablar por tu cuenta: no puedo permitirte que merepresentes de manera tan falsa». Amados hermanos ycompañeros de servicio, el Señor Jesús es mal represen-tado por nosotros si no guardamos su camino, declara-mos su verdad, y manifestamos su espíritu. Por el cria-do, la gente deduce quién es el amo; ¿no está justificado

ideal5-1 11/07/2000, 12:4936

Page 15: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 15/343

37

la mayordomía

que así lo hagan? ¿No debe actuar el administrador a lamanera de su maestro? No podéis separarlos, ni al amode su administrador, ni al Señor de su representante. Aun puritano le dijeron que era demasiado cuidadoso; peroél replicó: «Sirvo a un Dios cuidadoso». Hemos de serbondadosos, pues representamos al bondadoso Jesús. Hemosde ser celosos, pues representamos a Alguien que se en-  volvía en el celo como en una capa. Nuestro mejor guía,cuando no estemos seguros de lo que hemos de hacer, sehallará en la respuesta a la pregunta «¿Qué haría Jesús?»Al deliberar sobre si ir a un lugar de esparcimiento, po-déis poner fin a las dudas diciendo: «Voy a ir si sé quemi Amo hubiera ido». Si os sentís movidos a hablaracaloradamente, cuidad que sea sólo con el calor que habríamostrado vuestro Señor.

Si quieren que habléis de vuestros propios pensamientosmás que de la verdad revelada, seguid a Jesús, que nohablaba de sus propios pensamientos, sino de los del Padre.De este modo actuaréis como debe hacerlo un adminis-trador. En esto -estriba vuestra sabiduría, vuestro consuelo

y vuestro poder. Cuando alguien acusó a un administra-dor de locura, él se limitó a replicar: «Decid lo que que-ráis de lo que hice, pues yo estaba siguiendo las órdenesde mi señor». Quisquillosos, no censuréis al administra-dor. Ha hecho conforme a lo mandado por su superior;¿qué otra cosa queríais que hiciese? Nuestra concienciaestá limpia, y nuestro corazón en reposo, cuando nos damoscuenta de que hemos tomado la cruz, y hemos seguidolas huellas del Crucificado. La sabiduría es justificada porsus hijos. Si no hoy, a la larga se verá que la obedienciaes mejor que la originalidad, y la capacidad para serenseñado más de desear que el genio. La revelación deJesucristo vivirá más que las especulaciones humanas. Nosdamos por satisfechos, más aún, sentimos anhelo por noser considerados como pensadores originales y hombresde inventiva; deseamos dar a conocer los pensamientosde Dios, y terminar la obra que Él está obrando en no-sotros poderosamente.

ideal5-1 11/07/2000, 12:4937

Page 16: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 16/343

38

un ministerio ideal

La segunda parte de mi mensaje tratará de NUESTRASOBLIGACIONES COMO ADMINISTRADORES. «Se requierede los mayordomos, que cada uno sea hallado fiel». Nose requiere que cada uno sea hallado ingenioso, o agra-dable a sus asociados, ni siquiera que sea hallado eficiente.Todo lo que se requiere es que sea hallado fiel; y en ver-dad que no es cosa de poca importancia. Será necesarioque el Señor mismo sea nuestra sabiduría y nuestro po-der, pues de lo contrario fracasaremos. Muchas son lasmaneras en que podemos fallar en este punto, por muysencillo que parezca ser.

1. Podemos dejar de ser fieles  actuando como si fuéra-

mos jefes en vez de subordinados. Surge en nuestra igle-sia una dificultad que podría arreglarse fácilmente con in-dulgencia y amor, pero nos «plantamos en nuestra digni-dad»; y entonces al criado le queda pequeña la librea.Podemos ser muy elevados y poderosos si queremos; ycuanto más pequeños somos, tanto más fácilmente noshinchamos. No hay gallo más imponente en la pelea que

el enano; y no hay ministro más dispuesto a contenderpor su «dignidad» que el hombre que no tiene dignidad.¡Qué aspecto tan necio el nuestro cuando nos hacemos«grandes»! El administrador cree que no ha sido tratadocon el debido respeto, y va a hacer «que los criados seenteren de quién es». El otro día, su amo fue insultadopor un inquilino enojado y no hizo caso, pues tenía de-masiado sentido común para molestarse por asunto taninsignificante; pero su administrador no pasa nada poralto, y se inflama por todo: ¿debiera ser así? Me parece ver al bondadoso amo poner la mano sobre el hombro delfurioso criado y oírle decir: «¿No puedes soportarlo? Yohe soportado mucho más».

Hermanos, el Señor «sufrió tal contradicción de peca-dores contra sí mismo», ¿y nos cansaremos y desmaya-remos en nuestros espíritus? ¿Cómo podemos ser admi-nistradores del bondadoso Jesús si nos portamosaltivamente? No nos demos demasiada importancia, ni

ideal5-1 11/07/2000, 12:4938

Page 17: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 17/343

39

la mayordomía

tratemos de señorear sobre la heredad de Dios; pues Élno lo quiere así, y no podemos ser fieles si cedemos alorgullo.

También fracasaremos en nuestros deberes como ad-ministradores si empezamos a especular con el dinero delSeñor. Quizá podemos disponer de lo nuestro, pero no deldinero del Señor. No se nos ha dicho que especulemos,sino que nos «ocupemos» hasta que venga. Comerciar hon-radamente con sus mercaderías es una cosa; pero lanzarsea jugar y correr riesgos ilícitos es muy diferente. No piensoespecular con el Evangelio de mi Señor, soñando que puedomejorarlo por medio de mis propios y profundos pensa-mientos, o echando a volar en compañía de los filósofos.Aun tratándose de salvar almas, no vamos a hablar de otracosa qué del Evangelio. Aunque pudiese crear una granconmoción enseñando doctrinas novedosas, aborrecería talpensamiento. Provocar un avivamiento suprimiendo la  verdad, es obrar falsamente; es un fraude piadoso, y elSeñor no desea ningún beneficio que pueda venir por mediode semejantes transacciones. Nuestra parte consiste en usar

simple y honradamente las libras del Señor, y entregarleel beneficio obtenido en los negocios justos.

Somos administradores y no señores, y por ello es precisoque negociemos en nombre de nuestro Amo y no en elnuestro propio. No corresponde a nosotros el fabricar unareligión, sino proclamarla; y aun esta proclamación ha dehacerse no por nuestra autoridad propia, sino que ha de estarsiempre basada en la de nuestro Señor. Somos «coadjuto-res juntamente con Él». Si un hermano se establece por sucuenta, lo estropeará todo, y en breve tiempo quebrará es-piritualmente. Su crédito pronto se agotará cuando desaparezcael nombre de su Señor. Nada podemos hacer en nuestramercadería espiritual sin el Señor. No tratemos de actuarpor nuestra propia cuenta, sino conservemos nuestro pues-to cerca del Jefe en toda humildad espiritual.

2. Es posible que lleguemos a ser desleales a lo que senos ha encomendado si actuamos para agradar a los hombres.

ideal5-1 11/07/2000, 12:4939

Page 18: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 18/343

40

un ministerio ideal

Cuando el administrador estudia el modo de agradar allabrador o de satisfacer los caprichos de la sirvienta, lascosas han de ir necesariamente mal, pues todo está des-plazado. Influimos unos sobre otros, y somos influidostambién recíprocamente. Los más grandes son afectadosinconscientemente en cierto grado por los más insignifi-cantes. El ministro ha de ser influido de manera abru-madora por el Señor su Dios, de modo que las demásinfluencias no le aparten de la fidelidad. Tenemos querecurrir continuamente al cuartel general, y recibir la Palabrade la boca del Señor mismo, para poder ser continuamenteguardados en la rectitud y la verdad; de lo contrario, prontoseremos parciales, aunque no nos demos cuenta de ello.No ha de haber reservas que tengan por objeto agradara otra persona, ni carreras apresuradas para satisfacer aalgunos, ni el más mínimo desplazamiento para satisfa-cer incluso a la comunidad entera. No hemos de tocar ciertanota para obtener la aprobación de tal partido, ni tam-poco silenciar una doctrina importante para evitar ofen-der a determinado grupo. ¿Qué tenemos que ver con los

ídolos, sean muertos o vivos? ¡Si os proponéis compla-cer a todo el mundo, menudo trabajo os espera! Las la-bores de Sísifo y los trabajos de Hércules no son nadaen comparación con esto. Es preciso que no adulemos alos hombres. Si agradamos a los hombres, desagradare-mos a nuestro Dios; de modo que el éxito en la tarea quenos hemos impuesto sería fatal para nuestros intereseseternos. Tratando de agradar a los hombres, no lograre-mos ni siquiera agradarnos a nosotros mismos. Agradaral Señor, aunque parezca muy difícil, es una tarea másfácil que agradar a los hombres. Mayordomo, ¡mira sóloa tu Amo!

3. No seremos tenidos por administradores fieles si somos

 ociosos y malgastamos el tiempo. ¿Conocéis ministros pe-rezosos? He oído hablar de ellos; pero cuando los veo conmis ojos, mi corazón los aborrece. Si os proponéis serperezosos, hay muchos campos en que no os querrán; pero,

ideal5-1 11/07/2000, 12:4940

Page 19: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 19/343

41

la mayordomía

por encima de todo, no se os quiere en el ministerio cris-tiano. El hombre que encuentra que el ministerio es una vida fácil, encontrará también que va a traerle una muertedifícil. Si no somos laboriosos, no somos verdaderosadministradores; pues hemos de ser ejemplos de diligen-cia para la casa del Rey. Me gusta el precepto de AdamClarke: «Mataos trabajando y luego resucitad a fuerza deoraciones». Nunca cumpliremos con nuestro deber paracon Dios o los hombres si somos holgazanes.

Con todo, algunos que siempre están ocupados pueden,a pesar de ello, ser infieles, si todo lo que hacen es he-cho de manera deslabazada y perdiendo el tiempo. Si ju-gamos a predicar, hemos escogido un juego terrible. Echarlos textos como quien echa naipes y hacer ensayos lite-rarios con temas que mueven cielo y tierra es vergonzo-so. Tenemos que ser serios como la muerte en trabajo tansolemne. Hay chicos y chicas que siempre están en risoteospero nunca ríen de veras; son la imagen misma de cier-tos predicadores que siempre están bromeando. Me gus-ta reír de veras; el verdadero humor puede ser santifica-

do, y los que pueden mover a los demás a sonreír tam-bién pueden moverlos a llorar. Pero aun este poder tienelímites que el necio puede sobrepasar. Sin embargo, nohablo ahora del excéntrico convencido. Los hombres enque estoy pensando son sardónicos y sarcásticos. Unhermano fervoroso comete una equivocación en gramáti-ca, y lo observan con desprecio; otro devoto creyente yerraen una cita clásica, y esto también les proporciona un granplacer. El fervor y la devoción no cuentan; o mejor dicho,son la razón secreta del desprecio en estos críticos superfinosy superficiales. Para ellos el Evangelio no es nada; su ídoloes la inteligencia. En cuanto a sí mismos, su preocupa-ción principal es descubrir lo que más les honrará den-tro de la escuela filosófica a que pertenecen. No tienenni convicciones ni creencias, sino tan sólo gustos y opi-niones, y todo ello es un juego del principio al fin. Os ruegoque, sobre todo, no os acerquéis a la silla de losescarnecedores ni al asiento de los que pierden el tiem-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4941

Page 20: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 20/343

42

un ministerio ideal

po. Sed seriamente fervorosos. Vivid como hombres quetienen algo por lo cual vivir; y predicad como hombrespara quienes la predicación es la más sublime actividadde su ser. Nuestro trabajo es el más importante que exis-te debajo del cielo o, de lo contrario, es pura falsedad.Si no sois fervorosos en obedecer las instrucciones de vuestroSeñor, Él dará su viña a otro; pues no tolerará a los queconvierten Su servicio en algo sin importancia.

4. Cuando hacemos mal uso de lo que pertenece a nuestro

 Amo, somos desleales a lo que se nos ha confiado. Se nosha confiado cierto grado de talento, fortaleza e influen-cia, y hemos de usar este depósito con un sólo propósi-to. Nuestro objetivo es fomentar la honra y la gloria delMaestro y Señor. Hemos de buscar la gloria de Dios, ynada más. Sea como sea, que todos usen la máxima in-fluencia en el bando justo en política; pero ningún mi-nistro tiene libertad para usar su posición en la iglesiapara favorecer los fines de un partido. No censuro a losque trabajan en pro de la templanza; pero aun este ad-

mirable movimiento no ha de ocupar el lugar del Evan-gelio: espero que nunca lo hagan. Sostengo que ningúnministro tiene derecho a usar su capacidad o su cargo paraofrecer meras diversiones a la multitud. El Maestro nosha enviado a pescar almas; todo lo que tienda a ese finestá dentro del campo de lo que se nos ha encomenda-do; pero lo que lleva directa y claramente a dicho fin esnuestro trabajo principal. El peligro estriba actualmenteen usar el teatro, el semiteatro, los conciertos, etcétera.Hasta que yo vea que el Señor Jesús ha usado un teatroo preparado un auto sacramental, no pensaré en emulara la escena o competir con las salas de conciertos. Si meocupo en mis negocios, predicando el Evangelio, tendrébastante que hacer. Para la mayoría de los hombres bas-ta un objetivo: uno como el nuestro es suficiente paracualquier ministro, por muchos que sean sus talentos ypor muy polifacético que sea su espíritu.

No uséis los bienes de vuestro Amo indebidamente, no

ideal5-1 11/07/2000, 12:4942

Page 21: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 21/343

43

la mayordomía

sea que seáis culpados de abuso de confianza. Si vuestraconsagración es verdadera, todos vuestros dones son delSeñor, y sería una especie de desfalco usarlos, para otracosa que para Él. No tenéis que hacer fortuna para vo-sotros mismos; no creo probable que la hagáis en elministerio bautista. No habéis de tener un segundo fin uobjeto. «Sólo Jesús» ha de ser el motivo y lema de vues-tra carrera vitalicia. El deber del administrador es estarconsagrado a los intereses de su patrono; y si olvida estoa causa de algún otro objeto, por muy laudable que el talpueda ser, no es fiel. No podemos permitir que nuestras  vidas vayan por dos canales; no tenemos suficiente fuer-za vital para dos objetivos. Es preciso que seamos de corazónsencillo. Hemos de aprender a decir: «Una cosa hago». Entodos los departamentos y detalles de la vida, ha de ver-se la señal de la consagración, y no debemos permitir quesea ilegible. Vendrá día en que todos los detalles seránexaminados en la audiencia final; y a nosotros correspondecomo administradores tener en cuenta el escrutinio delSeñor en todos los aspectos de nuestra vida.

5. Si deseamos ser fieles como administradores,  es preciso

  que no descuidemos a ninguno de la familia, ni ningunaparte de la finca. Me pregunto si practicamos la obser- vación personal de nuestros oyentes. Nuestro amado amigo,el señor Archibald Brown, tiene razón cuando dice queLondres necesita no sólo las visitas casa por casa sinohabitación por habitación. En el caso de nuestra congre-gación, tenemos que ir más lejos y practicar las visitasalma por alma. Ciertas personas sólo pueden ser alcan-zadas por el contacto personal. Si tuviese ante mí ciertonúmero de botellas, y tuviese que llenarlas con una man-guera, mucha agua se perdería; si quiero estar seguro dellenarlas, debo tomarlas una por una y echar dentro ellíquido cuidadosamente. Tenemos que velar por nuestrasovejas una por una. Esto ha de hacerse no sólo median-te la conversación personal, sino por medio de la oraciónpersonal.

ideal5-1 11/07/2000, 12:4943

Page 22: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 22/343

44

un ministerio ideal

El doctor Guthrie relata que visitó a un enfermo quefue de gran consuelo para su alma, pues le dijo que te-nía la costumbre de acompañar a su ministro en sus vi-sitas. «Mientras estoy acostado, le seguiré a usted en sus  visitas Recuerdo sin interrupción casa tras casa en misoraciones, y oro por el marido, su esposa y sus hijos, ytodos los que viven con él». Así, sin dar un paso, el san-to enfermo visitaba a McFarlane, a Douglas y a Duncan,y a todos los demás a quienes su pastor iba a ver. Así de-beríamos recorrer nuestro campo y visitar las congrega-ciones, sin olvidar a nadie, sin desesperar de ninguno, lle-  vándolos a todos en el corazón ante el Señor. Pensemosespecialmente en los pobres, los extravagantes, los des-esperados. Que nuestros cuidados, como las vallas de unredil, rodeen todo el rebaño.

Vayamos a la caza de localidades descuidadas, y pro-curemos que ninguna comarca quede sin los medios dela gracia. Esto no sólo se aplica a Londres, sino tambiéna los pueblos, aldeas, y pequeños grupos de casas en elcampo. El paganismo se esconde en los lugares solitarios

tanto como en las barriadas superpobladas de las gran-des ciudades. ¡Que todos los terrenos reciban la lluvia dela influencia del Evangelio!

6. Hay otra cosa que conviene no pasar por alto; paraser fieles,  es preciso que nunca tengamos connivencia con

  el mal. Esta recomendación será bien acogida por cier-tos hermanos cuyo único concepto de lo que es podar unárbol es cortarlo. Hay jardineros que cuando se les diceque los arbustos están un poco demasiado crecidos con-testan: «Me ocuparé de ellos». A los pocos días, pasean-do por el jardín, veis la especie de venganza que han lle-  vado a cabo. Algunos no pueden aprender lo que es elequilibrio de las virtudes; no saben matar un ratón sinprenderle fuego al granero. ¿Has dicho: «Fui fiel, jamástuve connivencia con el mal?» Bien está; pero ¿no ocu-rrirá que, por un arrebato, hayas producido peor mal queel que has destruido? «Haga callar al niño», dice la ma-

ideal5-1 11/07/2000, 12:4944

Page 23: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 23/343

45

la mayordomía

dre a la enfermera, y ésta al instante lo arroja por la ventana.Ha obedecido a su señora, haciendo callar eficazmente alniño; pero no será muy alabada. De modo que cedéis aun arrebato, y «le dais su merecido» a la congregaciónpor el hecho de que no son lo que debieran ser: ¿sois  vosotros todo lo que debierais ser? ¿Decís: «Van a ente-rarse de que aquí el amo soy yo»? ¿Es así? ¿Eres el amo?

Pero quizá os sintáis movidos a decirme: «¿No es cier-to que usted ocupa una posición elevada en su propia igle-sia?» Así es; pero, ¿cómo la he alcanzado? No tengo otropoder que el que la afabilidad y el amor me han dado.¿Cómo he usado mi influencia? ¿He buscado la preemi-nencia? Preguntad a los que me rodean. Mas dejémosloy volvamos a lo que estaba diciendo: no debemos permi-tir que el pecado quede sin reproche. Ceded en todos losasuntos personales, pero estad firmes en lo que toca a la verdad y la santidad. Hemos de ser fieles, para no incu-rrir en el pecado y el castigo de Elí. Sed honrados paracon los ricos y los influyentes; sed firmes para con los vacilantes; pues su sangre os será demandada. Necesita-

réis toda la sabiduría y la gracia que podáis alcanzar paracumplir vuestros deberes como pastores. Parece que ciertospredicadores carecen de aptitud para gobernar a los hom-bres, aptitud reemplazada por la capacidad de pegarle fuegoa una casa, pues esparcen las brasas y los carbones en-cendidos dondequiera que van. No seáis como ellos. Nocombatáis contra carne y sangre; empero no hagáis muecasamistosas al pecado.

7. Algunos descuidan sus obligaciones como adminis-tradores de Cristo  olvidando que el Señor viene. «Aún no»,susurran algunos; «hay muchas profecías que cumplir; eincluso es posible que ni siquiera venga, en el sentidocorriente del término. No hay prisa especial». ¡Ah, her-manos! Es el siervo infiel, quien dice: «Mi señor tarda en  venir». Esta creencia le permite aplazar las tareas y la-bores. El criado no limpiará la habitación como deber diario,porque el Señor está lejos; y el siervo de Cristo piensa que

ideal5-1 11/07/2000, 12:4945

Page 24: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 24/343

46

un ministerio ideal

puede tener una buena limpieza, en forma de avivamien-to, antes que llegue su Señor. Si cada uno de nosotros sediese cuenta de que cada día puede ser el último, sería-mos más intensos en nuestra labor. Mientras predicamosel Evangelio, cualquier día podemos ser interrumpidos porel son de la trompeta y el clamor: «He aquí viene el Es-poso; salid a recibirle»

Esta esperanza contribuirá a acelerar nuestros pasos.Los días son cortos; el Señor está a la puerta; es precisoque trabajemos con todas nuestras fuerzas. No hemos deservir al ojo, excepto en el sentido de que trabajamos enla presencia del Señor, dado que Él está tan cerca. Estoyimpresionado por la rapidez con que huye el tiempo, la  veloz aproximación de la gran audiencia final. EstasConferencias Anuales vuelven muy aprisa: a algunos denosotros nos parece que sólo ha pasado un día o dos desdela reunión del año pasado, y la que será la última de ellasse acerca apresuradamente. Pronto estaré dando cuentasde mi mayordomía; o bien, de sobrevivir aún cierto tiempo,otros de entre vosotros podéis ser llamados a reuniros con

  vuestro Señor; pronto iréis a la casa del Señor si Él no viene pronto a vosotros. Es preciso que sigamos trabajandohora tras hora con la mirada puesta en la audiencia a quenos dirigimos, para que no seamos avergonzados de lo queestará registrado de nosotros en el volumen del libro.

Deberíamos orar mucho acerca de esta fidelidad en lamayordomía, porque   el castigo de la infidelidad es terri-

ble. En el palacio de los Dogos de Venecia hemos vistolos retratos de aquellos potentados, alineados en prolon-gada fila en torno a una gran sala; uno de los espacioscuadrados destaca por no haber nada en él. Aunque nomires atentamente ninguno de los retratos, inevitablementefijas la vista en aquel espacio y preguntas: «¿Qué signifi-ca esto?» Allí están los Dogos en todo su esplendor, y allíse ve el espacio vacío. Marino Faliero deshonró su car-go, y el gran Consejo de la ciudad ordenó que su efigiefuera pintada de negro. ¿Será ésta la porción de algunode los administradores presentes? ¿ Seremos inmortales

ideal5-1 11/07/2000, 12:4946

Page 25: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 25/343

47

la mayordomía

en la desgracia? ¿Se nos medirá eterna vergüenza y des-precio como traidores a nuestro Redentor? Recordad laspalabras del Señor Jesús cuando dice del siervo infiel, quesu Señor «le cortará por medio, y pondrá su parte conlos hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes». ¿Puedealguno de vosotros sondear ese abismo de horror?

 La recompensa de todos los administradores fieles es so-

bremanera grande: aspiremos a ella. El Señor hará que elhombre que fue fiel en pocas cosas sea puesto sobre muchascosas. Es extraordinario el pasaje en que nuestro Salva-dor dice: « Bienaventurados aquellos siervos a los cualescuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo,que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasan-do les servirá». Es maravilloso que nuestro Señor ya noshaya servido; pero, ¿cómo podemos comprender que vaa servirnos nuevamente? ¡Pensad en Jesús levantándosede su trono para servirnos! «¡Mirad!» exclama Él, «aquí viene uno que me sirvió fielmente en la tierra; abridle ca-mino, vosotros los ángeles, dominios y potestades. Estees el hombre a quien el Rey se deleita en honrar». Y, con

sorpresa por nuestra parte, el Rey se ciñe y nos sirve. Nosdisponemos a clamar: «No sea así, Señor». Pero Él debey quiere cumplir su palabra. Este honor inefable lo con-cederá a sus verdaderos siervos. ¡Feliz el hombre que,después de haber sido el más pobre y despreciado de losministros, es ahora servido por el Rey de reyes! ¡Ojalá seamosdel número de los que siguen al Cordero dondequiera que  va! Hermanos, ¿podéis perseverar en vuestra firmeza?¿Podéis beber de su copa, y ser bautizados con su bau-tismo? Recordad que la carne es débil. Las pruebas de laépoca actual son especialmente sutiles y graves. Clamadal Fuerte pidiendo fortaleza, y poneos en manos de su amortodopoderoso.

Es preciso que vayamos adelante, cueste lo que cues-te, pues no podemos retroceder; no tenemos armadura quecubra nuestras espaldas. Creemos haber sido llamados aeste ministerio, y no podemos ser desleales al llamamiento.A veces se nos acusa de decir cosas terribles acerca del

ideal5-1 11/07/2000, 12:4947

Page 26: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 26/343

48

un ministerio ideal

infierno. No vamos a justificar todas las expresiones quehemos usado, pero aún no hemos descrito una desdichatan profunda como la que esperará al ministro infiel. ¡Elfuturo de los perdidos sobrepasa toda idea, si lo consi-deramos a la luz de las expresiones usadas por el SeñorJesucristo mismo! Las figuras casi grotescas que dibujóel Dante, y los horrores descritos por los predicadoresmedievales, no exceden a la verdad enseñada por el Se-ñor cuando hablaba del gusano que nunca muere, y el fuegoque jamás se apaga. Ser echado a las tinieblas de afuera,anhelar en vano una gota de agua fría, o ser cortado pormedio, son horrores sin igual. ¡Y los hombres corren eseriesgo! ¡Sí, y mil veces lástima que cualquier ministro searriesgue así; que cualquier ser mortal suba al pináculodel templo y desde allí se eche al infierno! Si he de serun alma perdida que lo sea como ladrón, blasfemo o asesino,y no como administrasdor infiel al Señor Jesucristo. Estoes ser un Judas, un hijo de perdición.

Recordad que si alguno de vosotros es infiel, gana unacondenación superflua. No fuisteis forzados a ser minis-

tros. No fuisteis obligados a entrar en tan sagrado oficio.Estáis aquí por vuestra propia elección. En vuestra juventudaspirasteis a tan santo servicio, y os considerasteis feli-ces alcanzando vuestro deseo. Si nos proponíamos ser infielesa Jesús, no había necesidad de trepar a esta sagrada rocacon objeto de multiplicar los horrores de nuestra caídafinal. Podríamos haber perecido suficientemente en loscaminos ordinarios del pecado. ¿Qué necesidad había deganar una mayor condenación? Terrible será el resultadosi esto es todo lo que sacamos de nuestros estudios en elColegio Teológico, y de nuestras vigilias nocturnas para ad-quirir conocimientos. Mi corazón y mi carne tiemblan mientrasconsidero la posibilidad de que alguno de nosotros sea halladoculpable de traición a lo que nos ha sido encomendado, yde deslealtad a nuestro Rey. Que nuestro buen Señor estéde tal manera con nosotros que, finalmente, seamos limpiosde la sangre de todos. Será glorioso oír al Maestro decir:«Bien, buen siervo y fiel».

ideal5-1 11/07/2000, 12:4948

Page 27: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 27/343

49

¡ a d e l a n t e !

¡ADELANTE!

Hermanos, el tema básico de mi discurso esta ma-ñana, se encuentra en las palabras de Dios a susiervo Moisés: «Dí los hijos de Israel que marchen».

«Adelante» es la consigna de nuestra Conferencia. ¡Ade-lante, elegidos de Dios! La victoria está ante vosotros; vuestramisma seguridad está en esa dirección. Retroceder es perecer.La mayoría de vosotros habéis leído la historia del mu-chacho que, en una población americana, escaló el murodel famoso Puente Natural, grabó su nombre en la rocaencima de las iniciales de sus compañeros, y repentina-mente se dio cuenta de la imposibilidad de descender. Se

oían voces que gritaban: «¡No mires abajo! ¡Trata de su-bir!» Su única esperanza estribaba en subir hasta alcan-zar lo más alto. Subir era terrible, pero bajar significabaperecer. Ahora bien, queridos hermanos, todos nosotrosnos encontramos en situación semejante. Por la ayuda deDios, nos hemos abierto camino hasta ciertas posicionesde servicio; descender significa la muerte. Para nosotros,adelante es hacia arriba; y por lo tanto, vayamos adelan-te y hacia arriba. Mientras orábamos esta mañana, noshemos comprometido irrevocablemente. Lo hicimos de todocorazón cuando por primera vez predicamos el Evange-lio y declaramos públicamente: «Soy del Señor, y Él esmío». Entonces pusimos la mano en el arado; gracias aDios, aún no hemos mirado atrás, y nunca debemos ha-cerlo. El único camino abierto para nosotros es arar enlínea recta hasta terminar el surco, y no pensar nunca enabandonar el campo hasta que el Señor nos llame a Supresencia. Mas esta mañana os habéis dedicado de nue-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5149

Page 28: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 28/343

50

un ministerio ideal

  vo al trabajo del Señor; no conferisteis con carne y san-gre, sino que sin vacilación renunciasteis a todo por Je-sús; y, a menos que seáis reprobados, os habéis alistadoen Su servicio para el resto de vuestras vidas. Sois los siervossellados de Cristo, y lleváis en vuestros cuerpos Sus marcas.No sois libres de servir a otro: sois soldados juramenta-dos del Crucificado. Adelante es vuestro único camino; estáisobligados a recorrerlo. No tenéis armadura para vuestrasespaldas; y cualquiera que sea el peligro con que os en-frentéis, detrás vuestro tenéis diez mil otros. Se trata deadelantar o ser deshonrados, adelantar o morir.

Anoche, en el elocuente discurso de Mr. Gange, se noscomparaba al pequeño ejército de Sir Garnett Wolseleymarchando hacia Coomassie; y el paralelo fue trazado ma-ravillosamente en todos los aspectos. Compañeros de armas:somos pocos, y tenemos una lucha desesperada en pers-pectiva; así que es preciso que cada uno rinda el máxi-mo provecho, y sea esforzado hasta el límite de su resis-tencia. Es de desear que seáis la flor de la Iglesia, másaún, del universo entero, pues nuestra era exige los ta-

les; por lo tanto, estoy especialmente interesado en queseáis vosotros precisamente los que avancéis. Es precisoque adelantéis en cuanto a aptitudes personales, crecien-do en dones y en gracia, en capacidad para la obra deDios, y en semejanza a la imagen de Jesús. Los puntosde los cuales hablaré empiezan de abajo arriba.

I. Primeramente, amados hermanos, creo necesario de-cirme a mí mismo y a vosotros que hemos de AVANZAREN NUESTRAS ADQUISICIONES INTELECTUALES.

Nunca será bueno que nosotros nos presentemos con-tinuamente delante de Dios indignamente. Aún presentán-donos con nuestras mejores obras, no merecemos que Élnos oiga; pero, de todos modos, que la ofrenda no seamutilada y empañada por nuestra ociosidad. «Amarás aJehová tu Dios con todo tu corazón» es, quizá, más fácilde obedecer que amarle con toda nuestra mente; sinembargo, debemos darle nuestra mente tanto como nuestros

ideal5-2 11/07/2000, 12:5150

Page 29: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 29/343

51

¡ a d e l a n t e !

afectos, y esa mente debe estar bien equipada, para queno le ofrezcamos un frasco vacío. Nuestro ministerio exigeintelecto. No insistiré en aquella frase tan oída en nues-tros días: «Las luces de la época»; pero, no obstante, esbien cierto que hay mucho progreso educacional en to-das las clases, y que habrá mucho más de él. Pasó la épocaen que era suficiente que el predicador supiera hablar,aunque fuese con poca gramática. Aun en un pueblo dondesegún la tradición «nadie sabe nada», el maestro suele salirde casa, y la falta de preparación pondrá impedimentos,que antes no existían, en el servicio del predicador: puescuando el orador desee que sus oyentes recuerden elEvangelio, ellos, por otra parte, recordarán sus expresio-nes poco gramaticales, y las repetirán como motivo dechistes, cuando lo que desearíamos es que hubiesen re-petido el Evangelio de Jesucristo unos a otros con solemnefervor.

Queridos hermanos, es preciso que nos cultivemos hastadonde nos sea posible, y que lo hagamos, primeramente,adquiriendo conocimientos para que podamos llenar el gra-

nero; luego, adquiriendo discriminación para poder aventarlo recogido; y finalmente, ejerciendo firme retención in-telectual que preserve el grano aventado en el almacén.Estos tres puntos quizá no tengan exactamente la mismaimportancia, pero son necesarios para un hombre cabal.

Es preciso, digo yo, que ante todo  hagamos grandes es-

 fuerzos para adquirir información, especialmente la de tipo

bíblico. No debemos limitarnos a un solo tópico de estu-dio, pues no ejercitaríamos toda nuestra virilidad men-tal. Dios hizo el mundo para el hombre, e hizo al hom-bre con una mente destinada a ocupar y usar todo el mundo;el hombre es el arrendatario, y la naturaleza es por untiempo su casa; ¿por qué abstenerse de entrar en algunade sus habitaciones? ¿Por qué negarse a saborear algu-nos de los manjares limpios que el gran Padre ha puestosobre la mesa? Nuestro negocio principal sigue siendoestudiar las Escrituras. El negocio principal del herreroes herrar caballos; que procure saber hacerlo, pues aun-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5151

Page 30: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 30/343

52

un ministerio ideal

que pudiera ceñir a un ángel con un cinto de oro, fraca-sará como herrero si no sabe hacer y colocar una herra-dura. Poco importa que sepáis escribir las más brillantespoesías, si no podéis predicar un buen sermón convincenteque tenga el efecto de consolar a los santos y convencera los pecadores. Queridos hermanos, estudiad la Biblia afondo, con todas las ayudas que podáis obtener.

Recordad que los medios que ahora están al alcancede los cristianos ordinarios son mucho más extensos queen tiempos de nuestros padres, y por lo tanto es precisoque seáis eruditos bíblicos si pretendéis enfrentaros de-bidamente con vuestros oyentes. Familiarizaos con todaclase de conocimientos; pero, sobre todo, meditad día ynoche en la ley de Jehová.

Sed bien instruidos en teología, y no hagáis caso deldesprecio de los que se burlan de ella porque la ignoran.Muchos predicadores no son teólogos, y de ello procedenlos errores que cometen. En nada puede perjudicar al másdinámico evangelista el ser también un teólogo sano, y amenudo puede ser el medio que le salve de cometer enormes

disparates. Hoy día oímos a los hombres arrancar, de sucontexto, una frase aislada de la Biblia y clamar: «¡Eureka!¡Eureka!» como si hubieran hallado una nueva verdad; y,sin embargo, no han descubierto un diamante, sino tansólo un pedazo de vidrio roto. Si hubiesen podido com-parar lo espiritual con lo espiritual, si hubiesen entendi-do la analogía de la fe, y si hubiesen estado familiariza-dos con la erudición santa de los grandes estudiantes dela Biblia de épocas pasadas, no se habrían apresurado tantoen jactarse de sus maravillosos conocimientos. Estudie-mos las grandes doctrinas de la Palabra de Dios, y sea-mos poderosos en la exposición de las Escrituras. Estoyseguro de que ninguna predicación durará tanto tiempoo edificará una iglesia de modo tan excelente como laexpositoria. Renunciar enteramente a los discursosexhortatorios para reducirse a los expositorios sería ir aextremos descabellados; pero puedo aseguraros sin exce-sivo fervor que si vuestro ministerio ha de ser útil durante

ideal5-2 11/07/2000, 12:5152

Page 31: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 31/343

53

¡ a d e l a n t e !

largo tiempo, tenéis que ser expositores. Para ello, tenéisque entender la Palabra por vosotros mismos, y así po-der comentarla de modo que el pueblo pueda ser edifi-cado por ella. Hermanos, dominad vuestras Biblias; seancuales sean las demás obras que no hayáis escudriñado,familiarizaos completamente con los escritos de los pro-fetas y de los apóstoles. «La Palabra de Cristo habite en  vosotros en abundancia».

Habiendo tenido en cuenta esta prioridad, no descui-déis ningún campo de conocimiento. La presencia de Jesúsen la tierra ha santificado la naturaleza; y lo que Dios limpió,no lo llaméis inmunda. Todo lo que vuestro Padre ha hechoes vuestro, y debéis aprender de ello. Podéis leer el dia-rio de un naturalista, o la narración que un viajero hacede sus singladuras, y hallar provecho en ello. Sí, e inclu-so un herbario antiguo, o un manual de alquimia puede,a semejanza del león muerto de Sansón, daros miel. Hayperlas en las ostras, y frutos dulces en las matas de espi-nos. Los senderos de la verdadera ciencia, especialmentela historia natural y la botánica, destilan grosura. La

geología, hasta donde se ocupa de hechos, y no de fic-ción, está llena de tesoros. La historia, con las maravi-llosas visiones que hace desfilar ante vosotros, es eminen-temente instructiva; ciertamente, todas las porciones delos dominios de Dios en la naturaleza rebosan de precio-sas enseñanzas. Familiarizaos con toda suerte de conoci-mientos, según el tiempo, la oportunidad y las facultadespeculiares de que dispongáis; y no vaciléis en hacerlo poraprensión de que podáis educaros demasiado. Cuando lagracia abunde, la erudición no os hinchará, ni perjudi-cará vuestra simplicidad en el Evangelio. Servid a Dioscon la educación que poseéis, y dadle gracias por soplara través vuestro si sois un rústico cuerno; pero si hay laposibilidad de que lleguéis a ser una trompeta de plata,escoged lo segundo.

Decía que, asimismo, es preciso  aprender a discriminar 

  siempre entre las cosas que difieren; y en este tiempo enparticular, es necesario insistir muy enfáticamente en este

ideal5-2 11/07/2000, 12:5153

Page 32: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 32/343

54

un ministerio ideal

punto. Muchos corren tras las novedades, encantados detodas las cosas nuevas; aprended a juzgar entre la verdady las falsificaciones de la misma, y no seréis llevados alextravío. Otros se adhieren a las antiguas enseñanzas, comolas lapas se adhieren a la roca; mas puede tratarse tansólo de errores antiguos, por lo cual, «examinadlo todo»y «retened lo bueno». El empleo del tamiz y del aventa-dor es muy encomiable. Un hombre que ha pedido al Señorle dé vista clara por medio de la cual vea la verdad ydiscierna su sentido, y que por el constante ejercicio desus facultades ha obtenido un discernimiento exacto, esapto para ser líder en el ejército del Señor; pero no to-dos los ministros están calificados hasta este punto. Eslamentable observar cuántos abrazan cualquier causa sise les presenta fervorosamente. Tragan los medicamentosde cualquier charlatán espiritual que tiene suficiente des-fachatez para parecer sincero. Os digo, como Pablo es-cribió a los corintios: «Hermanos, no seáis niños en el sen-tido»; poned a prueba todo lo que aspira a vuestra fe. Pedidal Espíritu Santo que os dé la facultad de discernir entre

el bien y el mal, de modo que conduzcáis a vuestros re-baños lejos de los prados venenosos y los llevéis a pastosa cubierto de peligros.

Mas entonces, si tenéis el poder de adquirir conocimien-tos, y también de discriminar, buscad a continuación la

 capacidad de retener y preservar firmemente lo que habéis

 aprendido. Lástima que en estos tiempos ciertos hombresse glorían en ser veletas: no sostienen nada; de hecho, notienen nada que valga la pena sostener. Creyeron ayer, perono lo que creen hoy, ni lo que creerán mañana; y el quefuese capaz de decir lo que creerán para la luna llenapróxima, sería mayor profeta que Isaías, pues están cam-biando constantemente, y parecen haber nacido bajo laégida de la mencionada luna, y participar de sus varia-ciones. Estos hombres pueden ser tan sinceros como afirmanser, pero, ¿cuál es su utilidad? A semejanza de los bue-nos árboles trasplantados a menudo, quizá sean de natu-raleza noble, mas no producen nada; su fortaleza se gas-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5154

Page 33: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 33/343

55

¡ a d e l a n t e !

ta en echar raíces repetidamente, no les queda savia parael fruto. Aseguraos de que poseéis la verdad, y entoncesaseguraos de retenerla. Sed abiertos para recibir más verdad,si lo es; pero sed muy cautelosos en suscribir la creenciade que ha sido descubierta una luz mejor que la del sol.Los que pregonan una verdad nueva por la calle, comohacen los vendedores con una nueva edición del periódi-co vespertino, no suelen ser mejores de lo que debieran.La hermosa doncella de la verdad no se pinta las meji-llas ni se pone diadema en la cabeza como Jezabel, si-guiendo todas las nuevas modas filosóficas; se contentacon su propia belleza nativa, y en su aspecto es la mis-ma ayer, hoy y por los siglos.

Cuando los hombres cambian a menudo, lo que gene-ralmente necesitan es ser cambiados en el sentido másenfático. Nuestro «pensamiento moderno» es representa-do por gentes que están haciendo daños incalculables alas almas de los hombres. Las almas inmortales se estáncondenando, y estos hombres siguen hilando teorías. Elinfierno abre sus fauces de par en par, y traga miles de

miles, y los que debieran publicar las nuevas de salvaciónestán «siguiendo nuevas líneas de pensamiento». Los re-finados asesinos de almas descubrirán que su pretendida«cultura» no será excusa en el día del juicio. Por el amorde Dios, sepamos cómo han de ser salvos los hombres, ypongámonos manos a la obra; estar siempre deliberandoen cuanto a la mejor manera de hacer pan cuando unanación está muriendo de hambre, es una burla detesta-ble. Es hora de que sepamos qué hay que enseñar o, delo contrario, que renunciemos a nuestra función. «Siem-pre aprenden, y nunca pueden acabar de llegar al cono-cimiento de la verdad», es el lema de los peores, y no elde los mejores entre los hombres. ¿Han de ser modelosnuestros? «Cada semana doy forma a mi credo», era laconfesión que me hizo uno de estos teólogos. ¿A quéasemejaré tales inconstantes? ¿No es cierto que son comoaquellas aves que frecuentan el Cuerno de Oro, y que se ven desde Constantinopla, de las cuales se dice que siempre

ideal5-2 11/07/2000, 12:5155

Page 34: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 34/343

56

un ministerio ideal

están volando, y nunca reposan? Nadie las vio jamás posarseen el agua o en tierra, están perpetuamente en el aire. Losnativos las llaman «almas perdidas», buscando descansosin hallarlo; y se me antoja que los hombres que no tie-nen descanso personal en la verdad, si son salvos, es porlo menos improbable que sean ellos medio de salvaciónpara otros. El que no tiene una verdad segura que con-tar no debe extrañarse si sus oyentes conceden pocaimportancia a lo que dice. Es preciso que conozcamos la verdad, la comprendamos, y no se nos escape de la mano,pues de lo contrario no podremos ser útiles a los hijosde los hombres. Hermanos, os exhorto a que procuréis saber,y sabiendo, que discriminéis; y habiendo discriminado, osexhorto a que «retengáis lo bueno». Laborad constante-mente en los tres procesos de llenar el granero, aventarel granero y almacenarlo en los alfolíes; de esta maneraadelantaréis intelectualmente.

II. También necesitamos PROGRESAR EN APTITUDESORATORIAS.

Estoy empezando por abajo; pero todas estas cosas sonimportantes, pues es lástima si los pies de esta imagenson aún de barro. Nada es de poca importancia si puedeser de utilidad para nuestra grandiosa meta. Sólo por lafalta de un clavo, el caballo perdió su herradura, quedandoasí inútil para la batalla; aquella herradura no era sinouna insignificante llanta de hierro que tocaba el suelo, yno obstante el corcel lleno de fuego era inútil sin ella. Unhombre puede quedar irremisiblemente arruinado en cuantoa utilidad espiritual, no por un fallo en el carácter o elespíritu, sino por un derrumbamiento mental u oratorio;y por lo tanto, insisto nuevamente en que debemos me-  jorar la manera de expresarnos.

No todos nosotros podemos hablar como algunos, y aunestos pocos no pueden hablar conforme a su ideal pro-pio. Si hay algún hermano aquí que cree sabe predicartan bien como debiera, le aconsejaría que lo abandonaratotalmente, Si lo hiciese, actuaría con la misma pruden-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5156

Page 35: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 35/343

57

¡ a d e l a n t e !

cia que el gran pintor que rompió su paleta, y volviéndo-se a su esposa, dijo: «Han terminado mis días de pintor,pues estoy satisfecho de mí mismo, y por lo tanto estoyseguro de que he perdido el poder». Por más que hayaperfecciones que se puedan alcanzar, estoy seguro que elque cree haber alcanzado la perfección en oratoria con-funde la volubilidad por la elocuencia, y la verborrea porla argumentación. Sepáis lo que sepáis, no podéis ser ver-daderamente ministros eficaces si no sois «aptos para en-señar». Todos probablemente conocéis ministros que hanerrado su vocación, y que evidentemente no tienen donespara la predicación; aseguraos de que nadie piense lo mismode vosotros. Hay hermanos en el ministerio cuyo hablares intolerable; o bien os importunan hasta la muerte, uos hacen dormir. Ninguna droga puede compararse consus discursos en cuanto a propiedades soporíferas. Nin-gún ser humano, a menos de estar dotado de pacienciainfinita, podría soportar por mucho tiempo el escuchar-les, y la naturaleza hace bien en liberar a las víctimas pormedio del sueño. El otro día oí a alguien decir que cier-

to predicador no tenía más dones para el ministerio queuna ostra, y a mi juicio esto era una calumnia para laostra, pues ese digno bivalvo despliega una gran discre-ción en abrirse, y también sabe cuándo cerrarse. Si al-gunos hombres fueran sentenciados a oír sus propiossermones, sería un justo juicio para ellos, y pronto cla-marían con Caín: «Grande es mi iniquidad para ser per-donada». No caigamos en semejante condenación por algúndefecto de nuestra predicación que nosotros podamossubsanar.

Hermanos, hemos de cultivar un estilo claro. Cuando unhombre no me hace entender lo que quiere decir, es por-que él mismo no sabe lo que quiere decir. El oyente medio,que no puede seguir el curso de los pensamientos delpredicador, no debe preocuparse, sino echar la culpa alpredicador, que tiene la responsabilidad de presentar lascosas claramente. Si miráis en un pozo, y está vacío, parecerámuy profundo; pero si en él hay agua, veréis su brillan-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5157

Page 36: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 36/343

58

un ministerio ideal

tez. Creo que si muchos predicadores son «profundos» essencillamente porque son como pozos en los cuales no haynada excepto hojas secas, unas cuantas piedras, y quizásuno o dos gatos muertos. Si hay agua de vida en vuestrapredicación, podrá ser muy profunda, pero la luz de la  verdad le dará claridad. Sea como sea, esforzaos en sersencillos, de modo que las verdades que enseñáis puedanser fácilmente recibidas por vuestros oyentes.

Es preciso que cultivemos un estilo  convincente al mismotiempo que claro; es preciso que seamos poderosos. Al-gunos se imaginan que esto consiste en hablar con vozfuerte, pero puedo asegurarles que están equivocados. Lastonterías no se corrigen vociferando. Dios no nos exigeque gritemos como si estuviésemos hablando a tres mi-llones de personas cuando sólo nos estamos dirigiendo atrescientas. Seamos impetuosos debido a la excelencia denuestro asunto, y a la energía del espíritu que ponemosen pronunciarlo. En una palabra, que nuestro hablar seanatural y vivo. Espero que habremos abandonado los trucosde los oradores profesionales, el esfuerzo en lograr efec-

tos, el clímax estudiado, la pausa premeditada, el ama-neramiento teatral, el hablar afectado, y qué sé yo cuán-tas cosas más, que podéis ver en ciertos teólogos pom-posos que sobreviven todavía sobre la faz de la tierra. Ojaláque tales predicadores lleguen a ser especies extinguidasdentro de breve tiempo, y que todos nosotros aprenda-mos una manera viva, natural, sencilla, de predicar elEvangelio; pues estoy persuadido de que es probable queDios bendiga semejante estilo.

Entre muchas otras cosas, hemos de cultivar la persuasión.Algunos de nuestros hermanos tienen gran influencia sobrelos hombres, y sin embargo otros, con mayores dones,carecen de ella. No parecen acercarse a las personas, nopueden influir en ellas y hacerles sentir algo. Hay predi-cadores que, en sus sermones, parece como si tomaran asus oyentes uno a uno por la solapa y metieran la ver-dad en sus almas, mientras que otros generalizan tanto,y son tan fríos, que se diría están hablando a los habi-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5158

Page 37: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 37/343

59

¡ a d e l a n t e !

tantes de algún planeta remoto, cuyos asuntos no lesimportan mucho. Aprended el arte de argüir con los hom-bres. Esto lo haréis bien si veis al Señor a menudo. Sino recuerdo mal, la antigua historia clásica nos dice quecuando un soldado estaba a punto de matar a Darío, suhijo, que había sido mudo desde la infancia, exclamó,súbitamente sorprendido: «¿No sabes que es el rey?» Sulengua silenciosa se soltó por amor a su padre, y bien puedela nuestra hablar fervorosamente cuando vemos al Señorcrucificado por el pecado. Si hay palabras en nosotros,esto las despertará. El conocimiento del «pavor de Jeho-  vá» debe también animarnos a persuadir a los hombres.No podemos hacer otra cosa que argüir con ellos para quese reconcilien con Dios. Hermanos, fijaos en aquellos queganan a los pecadores para Jesús, buscad su secreto, yno descanséis hasta que alcancéis el mismo poder. Si losencontráis muy sencillos y llanos, aunque los veáis real-mente útiles, decíos a vosotros mismos: «ese método meservirá»; pero si, por otro lado, escucháis un predicadormuy admirado y al preguntar descubrís que no hay almas

convertidas para salvación bajo la influencia de su ministerio,decíos a vosotros mismos: «este estilo no es para mí, puesyo no busco ser grande, sino ser verdaderamente útil».

Que vuestra oratoria, por tanto, mejore constantementeen claridad, fuerza lógica, naturalidad y persuasión. Queridoshermanos, tratad de conseguir un estilo de oratoria quese adapte a vuestros oyentes. Es mucho lo que de ellodepende. El predicador que se dirigiera a una congrega-ción educada, con el lenguaje que usaría para hablar aun grupo de vendedores ambulantes, demostraría ser unnecio; y, por otra parte, el que va a estar entre mineros,y usa términos teológicos técnicos y frases de salón, obracomo idiota. La confusión de lenguas en Babel fue máscompleta de lo que imaginamos. No dio meramente dife-rentes idiomas a las grandes naciones, sino que hizo queel lenguaje de cada clase variase del de las demás. Ahorabien, ya que el vendedor ambulante no puede aprenderel lenguaje de la universidad, que el universitario apren-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5159

Page 38: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 38/343

60

un ministerio ideal

da el lenguaje del vendedor ambulante. «Usamos el len-guaje del mercado», decía Whitefield, y esto le honrabamucho; sin embargo, cuando estaba en el salón de laCondesa de Huntingdon, y su discurso fascinaba a los noblesinfieles que ella traía para que le oyesen, adoptaba otroestilo. Su lenguaje era igualmente llano en ambos casos,porque era igualmente adecuado a sus oyentes; pero nousaba las mismas palabras exactamente, pues de lo con-trario sus discursos habrían perdido su llaneza en uno uotro caso, y habrían sido o bien jerga para la nobleza, ogriego para el vulgo. En nuestra manera de hablar, debe-mos aspirar a ser «todo a todos». El mayor maestro deoratoria es el que puede dirigirse a cualquier clase depersonas de manera adecuada a su condición, y de modoque sea probable que sus corazones sean alcanzados.

Hermanos, que nadie nos supere en cuanto a capaci-dad de oratoria; que nadie nos sobrepase en el dominiode nuestra lengua materna. Amados compañeros de armas:nuestras lenguas son las espadas que Dios nos ha dadopara usarlas para Él, como se dice de nuestro Señor: «De

su boca salía una espada aguda de dos filos». Que estasespadas sean verdaderamente agudas. Cultivad vuestro poderde oratoria, y estad en primera fila en el campo de laexpresión hablada. No os exhorto a ello porque seáis es-pecialmente deficientes; lejos de ello, pues todos me di-cen: «Conocemos a los hombres de su Colegio por su formade hablar, llana y atrevida». Esto me lleva a creer que tenéisen gran medida este don en vosotros, y os ruego que osesforcéis en perfeccionarlo.

III. Hermanos, debemos ser aún más fervorosos paraADELANTAR EN CUALIDADES MORALES.

Que los puntos que voy a mencionar aquí sirvan paraaquellos que los necesiten, pero yo os aseguro que no tengoen mente a ninguna persona especial entre vosotros. De-seamos elevarnos hasta el tipo de ministerio más subli-me; pero aunque obtengamos las aptitudes mentales yoratorias que he mencionado, fracasaremos a menos que

ideal5-2 11/07/2000, 12:5160

Page 39: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 39/343

61

¡ a d e l a n t e !

poseamos también cualidades morales elevadas. Hay malesde los que debemos desprendernos enérgicamente, tal comoPablo se sacudió la víbora de la mano, y hay virtudes quedebemos conquistar a cualquier precio. La autocomplacencia

ha herido sus miles. Más vale que temblemos y no perez-camos a manos de esta Dalila. Que nuestras pasiones ynuestros hábitos estén bajo el debido control; si no so-mos dueños de nosotros mismos no somos aptos para serlíderes en la Iglesia de Cristo.

Es preciso que también desechemos toda noción de nues-tra  propia importancia. Dios no bendecirá al hombre quese cree grande. Gloriarse aunque sea en la obra de DiosEspíritu Santo en uno mismo, es acercarse peligrosamentea la  autoadulación . «Alábete el extraño y no tu boca», ydate por satisfecho cuando ese extraño tenga el suficien-te sentido común para callar.

Debemos también  controlar debidamente nuestro humor .Un carácter violento no es del todo un mal. Estos hom-bres que son tan acomodaticios, valen generalmente poco.Yo no os diría nunca: «Amados hermanos, sed hombres

de carácter»; pero sí digo: «Si lo tenéis, controladlo cui-dadosamente». Doy gracias a Dios cuando veo que un pastortiene el suficiente genio para indignarse ante la injusti-cia, y para ser firme en pos de la justicia; pero, sin em-bargo, el genio es una herramienta de dos filos, y a me-nudo corta al que la maneja. Debemos preferir soportarel mal antes que infligirlo; éste ha de ser nuestro espíri-tu. Si algún hermano aquí tiene tendencia a indignarsecon demasiada prontitud, piense que cuando lo hace no  va a obtener ningún beneficio de ello.

Es preciso que, especialmente algunos de nosotros,  do-

minemos nuestra tendencia a la liviandad. Hay una grandiferencia entre la alegría santa, que es una virtud, y laliviandad general, que es un vicio. Hay una liviandad queno tiene la suficiente cordialidad para reír, pero juega contodo; es caprichosa, hueca y poco real. Una buena car-cajada no es más liviandad que el llanto del corazón. Estoyhablando de aquellas apariencias religiosas con mucha

ideal5-2 11/07/2000, 12:5161

Page 40: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 40/343

62

un ministerio ideal

pretensión pero delgadas, superficiales, poco sinceras enlo tocante a las cosas de más importancia. La piedad noes una broma, ni tampoco mera apariencia. Cuidado conrepresentar comedia. Nunca deis a las personas serias laimpresión de que no habláis en serio, y que sois merosprofesionales. Tener labios ardientes y alma helada es unaseñal de reprobación. Dios nos libre de ser excesivamen-te finos o superficiales; que nunca seamos las mariposasdel jardín de Dios.

Al mismo tiempo, debemos  evitar todo lo que se parez-

 ca a la ferocidad del fanatismo. Hay en torno nuestro personasreligiosas que sin duda nacieron de mujer; pero parecenhaber sido amamantadas por un lobo. No les hago nin-guna deshonra con esta comparación, pues ¿no fueronRómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma, ali-mentados así? Algunos hombres guerreros de este ordenhan tenido poder para fundar dinastías del pensamiento;pero la bondad humana y el amor fraternal armonizan mejorcon el Reino de Cristo. No hemos de estar siempre yen-do por el mundo en busca de herejías, como los perros

que husmean en busca de ratas, ni estar siempre tanconfiados en nuestra propia infalibilidad, que montemoshogueras eclesiásticas en las cuales asar a todos los quedifieren de nosotros, utilizando carbones consistentes enprejuicios extremados y sospechas crueles.

Además de todo esto, hay manerismos y actitudes, queahora no puedo describir, contra los cuales debemos lu-char, pues los pequeños defectos pueden muchas veces serla fuente del fracaso, y librarnos de ellos quizá sea el secretode la eficacia. No tengáis por pequeña una cosa que oshace, aunque sea sólo un poquito, más útiles; limpiad eltemplo de vuestra alma de los bancos de los que vendenpalomas así como de traficantes en ovejas y bueyes.

Y, queridos hermanos, debemos adquirir ciertas facul-tades y hábitos morales, al mismo tiempo que desecha-mos lo que les es contrario. El que no tenga integridad

  de espíritu nunca hará mucho para Dios. Si somos diri-gidos por la política propia, si hay algún tipo de acción

ideal5-2 11/07/2000, 12:5162

Page 41: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 41/343

63

¡ a d e l a n t e !

para nosotros que no sea el recto, naufragaremos pron-to. Resolveos, queridos hermanos, a pensar que podéis serpobres, que podéis ser despreciados, que podéis perderla vida misma, pero que no podéis hacer nada deshones-to. Que la única política para vosotros sea la honradez.

¡Que también poseáis la gran característica moral del valor !Con esto no quiero decir la impertinencia, la insolencia,o la presunción; sino el valor verdadero para hacer y decirtranquilamente lo más apropiado, y para ir al encuentrode todos los peligros, aunque no haya nadie que os con-ceda una buena Palabra. Me asombra el número de cris-tianos que temen decir la verdad a sus hermanos. Doygracias a Dios de poder decir que no hay ningún miem-bro de mi iglesia, ningún oficial eclesiástico, y ningúnhombre en el mundo a quien tema decir en su cara lo quediría a sus espaldas. Gracias a Dios, y con su ayuda, debomi posición en mi propia iglesia a la ausencia de todapolítica, y al hábito de decir siempre lo que opino. El planque consiste en hacer que todas las cosas sean agrada-bles siempre y para todos, es peligroso y al mismo tiem-

po maligno. Si dices algo a un hombre, y otra cosa a otro,un día compararán notas, te alcanzarán, y entonces se-rás despreciado. El hombre que tiene dos caras será, mástarde o más temprano, objeto del desprecio de los demás,y con justicia. Así pues, sobre todas las cosas, evitad esto.Si tenéis algo que creáis debierais decir acerca de alguien,que la medida de lo que decís sea ésta: «¿Cuánto me atreveríaa decir en su presencia?» Es preciso que no nos permi-tamos ni una palabra más de esto, al censurar a cualquiera.Si tenéis esta regla, vuestro valor os salvará de mil difi-cultades y os adquirirá un respeto duradero.

Teniendo la integridad y el valor, desearía que fueseisdotados con   celo invencible. ¿Qué es el celo? ¿Cómo lodescribiré? Poseedlo, y sabréis lo que es. Consumíos deamor por Cristo, y que la llama arda continuamente; noardiendo en las reuniones públicas y apagándose en elrutinario trabajo cotidiano. Necesitamos perseveranciaindomable, celo obstinado, y una combinación de tozu-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5163

Page 42: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 42/343

64

un ministerio ideal

dez santificada, de abnegación, de mansedumbre sagra-da y de valor invencible.

Destacad también en aquel poder que es tanto mentalcomo moral, a saber,   el poder de concentrar todas vues-

tras fuerzas en el trabajo a que sois llamados. Reunid vuestrospensamientos, unid todas vuestras facultades, amontonad  vuestras energías, y enfocad vuestras capacidades. Diri-gid todos los resortes de vuestra alma hacia un canal,haciendo que fluya hacia adelante en forma de corrienteunificada. Algunos hombres carecen de esta cualidad. Seesparcen, y por lo tanto fracasan. Convocad vuestrosbatallones y lanzadlos sobre el enemigo. No tratéis de sergrandes en esto y en aquello, de serlo «todo al principioy nada durante mucho tiempo»; mas permitid que vues-tra naturaleza entera sea llevada en cautividad por Jesu-cristo, y ponedlo todo a sus amados pies, ya que Él san-gró y murió por vosotros.

IV. Por encima de todas estas cosas, necesitamos ADE-LANTAR EN APTITUDES ESPIRITUALES, las gracias que

deben ser obradas en nosotros por el Espíritu Santo enPersona. Estoy seguro de que esto es lo principal. Otrascosas son preciosas, pero ésta no tiene precio.

Primeramente, necesitamos conocernos a nosotros mismos.

El predicador debe familiarizarse con la ciencia del co-razón, la filosofía de la experiencia interna. Hay dos es-cuelas de experiencia, y ninguna de ellas está contenta consólo aprender de la otra; dispongámonos, sin embargo, aaprender de ambas. Una de estas escuelas habla del hijode Dios como de aquél que conoce la profunda deprava-ción de su corazón, que entiende lo repulsivo de su na-turaleza, y que diariamente ve que en su carne no morael bien. «Un hombre no tiene la vida de Dios en su alma»,dicen los hombres de esta escuela, «si no sabe y ve esto,si no lo experimenta amarga y dolorosamente día tras día».Es en vano hablarles de libertad y de gozo en el EspírituSanto; no quieren tenerlos. Sin embargo, aprendamos dela parcialidad de éstos. Saben mucho de lo que debe saberse,

ideal5-2 11/07/2000, 12:5164

Page 43: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 43/343

65

¡ a d e l a n t e !

y ¡ay del ministro que ignore su sistema de verdades! MartínLutero solía decir que la tentación es el mejor maestrode un pastor. Este aspecto de la cuestión contiene su partede verdad.

Los creyentes de la otra escuela tienen en gran estima,lo cual es justo y de bendición, la gloriosa obra del Espí-ritu de Dios. Creen en el Espíritu de Dios como poderpurificador, beneficioso para el alma al hacer de ella untemplo para Dios. Pero frecuentemente hablan como sihubieran dejado de pecar, o de ser acosados por la ten-tación; se glorían como si la batalla estuviera ya termi-nada y la victoria alcanzada. No obstante, aprendamostambién lo que podamos de estos hermanos. Conozcamostoda la verdad que pueden enseñarnos. Familiaricémonoscon los puntos principales de la salvación y la gloria queen ellos resplandece: los Hermones y los Tabores, dondepodemos ser transfigurados con nuestro Señor. No temáisllegar a ser demasiado santos, o demasiado llenos delEspíritu Santo.

Quisiera que fueseis sabios en todo, y capaces de te-

ner tratos con los hombres tanto en sus conflictos comoen sus alegrías, siendo experimentados en ambas cosas.Conoced dónde os dejó Adam; conoced dónde os ha co-locado el Espíritu de Dios. No conozcáis ninguna de es-tas dos cosas de modo tan exclusivo, como para olvidarla otra. Creo que si hay hombres que hayan de clamar:«¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpode esta muerte?» serán siempre los ministros del Evan-gelio, porque nosotros necesitamos ser tentados en todaslas cosas, para poder consolar a otros. En un vagón deferrocarril, la semana pasada, vi a un pobre hombre conla pierna apoyada sobre el asiento. Un empleado que le  vio en aquella postura, observó: «Esos cojines no fueronhechos para que usted ponga las botas sucias encima».Tan pronto como el funcionario se marchó, el hombre volvióa poner la pierna en el asiento, diciéndome: «Estoy se-guro de que nunca se ha roto la pierna en dos puntosdiferentes, pues en este caso no sería tan brusco conmi-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5165

Page 44: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 44/343

66

un ministerio ideal

go». Cuando he oído a hermanos de los que viven aco-modadamente, disfrutando de buenos ingresos, condenara otros que están pasando por grandes pruebas, porqueno podían gozarse de la misma manera, he visto que nosabían nada de los huesos rotos que otros tienen quearrastrar durante toda su peregrinación.

Conoced al hombre, en Cristo, y fuera de Cristo. Estudiadleen su mejor aspecto, y también en el peor; conoced suanatomía, sus secretos y sus pasiones. Este conocimien-to no podéis adquirirlo en los libros; es preciso que ten-gáis contacto personal con los hombres si habéis de ayu-darles en su multifacética experiencia espiritual. Sólo Diospuede daros la sabiduría que necesitaréis para tratarprudentemente con ellos, pero Él os la dará en respuestaa la oración de fe.

Entre las adquisiciones espirituales,   conocer al que es

 remedio seguro para todas las enfermedades humanas estápor encima de toda otra cosa necesaria. Conoced a Jesús.Sentaos a sus pies. Considerad su naturaleza, su obra, sussufrimientos, su gloria. Gozaos en su presencia; tened

comunión con Él día tras día. Conocer a Cristo es enten-der la más excelente de todas las ciencias. No podéis dejarde ser sabios si tenéis comunión con la Sabiduría Encar-nada; no podéis carecer de fortaleza si tenéis constantecomunión con Dios. Hermanos, morad en Dios; no se tratade ir a Él a veces, sino de habitar en Él. En Italia dicenque donde no entra el sol, tiene que entrar el médico. DondeJesús no resplandece, el alma está enferma. Bañaos en susrayos, y seréis vigorosos en el servicio de vuestro Señor.

El pasado domingo por la noche, meditamos en un textoque me había dominado: «Nadie conoce al Hijo sino elPadre». Dije que los pobres pecadores que habían ido aJesús y puesto su confianza en Él, pensaban que le co-nocían, pero sólo le conocían un poquito. Hay santos consesenta años de experiencia, y que han andado con Él cadadía, que creen conocerle; pero no están sino empezandoa conocerle. Los espíritus perfectos que están ante el trono,que han estado adorándole perpetuamente desde hace cinco

ideal5-2 11/07/2000, 12:5166

Page 45: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 45/343

67

¡ a d e l a n t e !

mil años, quizás crean que le conocen, pero no le cono-cen plenamente. «Nadie conoce al Hijo sino el Padre». Estan glorioso, que sólo el Dios infinito tiene pleno cono-cimiento de Él, y por lo tanto no habrá límite para nuestrosestudios, ni pobreza en nuestra línea de pensamiento, sihacemos de nuestro Señor el gran objeto de todos nues-tros pensamientos e investigaciones.

Así que, si hemos de ser hombres fuertes, como resul-tado de este conocimiento, es preciso que seamos  hechos

  semejantes a nuestro Señor. Bienaventurada aquella cruzen que sufriremos, si sufrimos por ser hechos a semejanzadel Señor Jesús. Si obtenemos esta semejanza, tendremosuna unción maravillosa en nuestro ministerio; y sin ello,¿qué vale un ministerio? En resumen, debemos esforzar-nos en tener santidad de carácter. ¿Qué es la santidad?¿No es entereza de carácter? Un estado equilibrado en queno sobra ni falta nada. No es moralidad, la cual es unaestatua fría y sin vida; la santidad es vida. Es preciso quetengáis santidad; y aunque os falten aptitudes mentales(espero que no), y aunque tengáis pocas facultades ora-

torias (confío en que no), podéis estar seguros de que una  vida santa es en sí misma un poder maravilloso, y com-pensará muchas deficiencias; es, de hecho, el mejor ser-món que el mejor de los hombres puede jamás predicar.Resolvámonos a tener toda la pureza que se pueda tener,toda la santidad que se pueda alcanzar, y toda la seme-  janza a Cristo que sea posible en este mundo de pecado,confiando en la obra eficaz del Espíritu de Dios. Que elSeñor nos levante a todos, como Colegio, hasta una pla-taforma más elevada, y Él tendrá la gloria.

V. Aún no he terminado mi mensaje, pues tengo quedeciros también: ADELANTAD TRABAJANDO DE VERAS.

Bien mirado, seremos conocidos por lo que hemos hechomás que por lo que hemos dicho. A semejanza de losapóstoles, espero que nuestro monumento sea el de nuestros hechos. Hay en el mundo muchos buenos hermanos queson muy poco prácticos. La gran doctrina de la segunda

ideal5-2 11/07/2000, 12:5167

Page 46: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 46/343

68

un ministerio ideal

 venida les hace estar con la boca abierta, mirando al cielo,de tal modo que estoy dispuesto a decirles: «Varones dePlymouth, ¿qué estáis mirando al cielo?» El hecho de queJesús ha de volver de nuevo, no es una razón para estar-se contemplando el firmamento, sino para trabajar en elpoder del Espíritu Santo. No os enfrasquéis hasta tal puntoen especulaciones, como para preferir una lección bíbli-ca sobre un oscuro pasaje de Apocalipsis a enseñar enuna escuela dominical o hablar a los pobres tocante aJesús. Es preciso que suprimamos los ensueños y nospongamos manos a la obra. Creo en los huevos, perohay que sacar polluelos de los mismos. No me importael tamaño del huevo; si queréis, que sea un huevo deavestruz; pero si no hay nada en él, os ruego que noos entretengáis con la cáscara. Si vuestras especulacionesproducen algo, que Dios las bendiga; y aun si fueraisun poco más lejos de lo que creo prudente aventurarseen tal dirección, si con ello sois más útiles ¡alabad aDios por ello!

Queremos hechos: acciones realizadas, almas salvadas.

Está muy bien escribir ensayos; pero, ¿qué almas habéissido llevados a salvar de ir al infierno? Me interesa laexcelente administración de vuestra escuela; pero, ¿cuántosniños han sido llevados a formar parte de la iglesia me-diante esta administración vuestra? Nos alegramos de saberde ciertas reuniones especiales; pero, ¿cuántos han sidorealmente nacidos para Dios en ellas? ¿ Son los santosedificados? ¿Son convertidos los pecadores? ¡Dios nos librede vivir en la comodidad espiritual mientras los pecado-res se hunden en el infierno! Viajando por las carreterasen las montañas de Suiza, veréis continuamente las se-ñales de las perforadoras; y en la vida de todo ministrodebe haber señales de la ruda labor. Hermanos, haced algo;  haced algo; HACED ALGO. Mientras las Comisiones des-perdician el tiempo redactando resoluciones, haced algo.Mientras las Sociedades y las Uniones están preparandoconstituciones, ganemos almas. Con demasiada frecuen-cia discutimos, consideramos y ponderamos, mientras

ideal5-2 11/07/2000, 12:5168

Page 47: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 47/343

69

¡ a d e l a n t e !

Satanás se ríe disimuladamente de nosotros. Os ruego atodos que seáis hombres de acción. Poned manos a la obra,y desenvolveos como hombres. Comparto la idea que el viejo Suwarraw tenía de la guerra: «Adelante y al ataque!¡Nada de teorías! ¡Atacad! ¡Formad columna! Fijad lasbayonetas, y cargad directamente contra el mismo cen-tro del enemigo». Nuestro objetivo único es salvar peca-dores, y no hemos de hablar meramente de esto, sinoefectuarlo en el poder de Dios.

VI. Finalmente, y ahora voy a daros un mensaje queme abruma, ADELANTAD EN CUANTO A LA ELECCIÓNDE VUESTRA ESFERA DE ACTIVIDAD.

Hoy os estoy rogando por aquellos que no pueden ro-gar por sí mismos, a saber, las grandes masas del exte-rior, del mundo pagano. Los púlpitos existentes están yatolerablemente bien suplidos, pero necesitamos hombresque quieran edificar en nuevos fundamentos. ¿Quiénes loharán? ¿Somos, como grupo de hombres fieles, limpiosen nuestras conciencias en cuanto a los paganos? Hay

millones que no han oído jamás el nombre de Jesús. Cientosde millones han visto un misionero sólo una vez en su vida, y no saben nada de nuestro Rey. ¿Dejaremos que pe-rezcan? ¿Podemos ir a nuestros lechos y dormir, mientrasla China, la India, el Japón y otras naciones se estáncondenando? ¿Estamos limpios de su sangre? ¿No tienenningún derecho sobre nosotros? Deberíamos plantearlo así,en vez de decir: «¿Puedo demostrar que  debiera ir?», de-cir: «¿Puedo demostrar que no debiera ir?» Cuando unopuede honradamente demostrar que no debiera ir, entoncesestá limpio, pero no de otro modo. ¿Qué respondéis,hermanos míos? Os lo pregunto uno a uno. No os estoyplanteando una cuestión que yo no me haya planteadohonradamente a mí mismo. He visto que si algunos denuestros principales ministros dieran el paso, tendría ungran efecto como estímulo de nuestras iglesias, y me hepreguntado sinceramente si yo debiera ir. Después desopesarlo todo, me siento obligado a seguir en mi lugar,

ideal5-2 11/07/2000, 12:5169

Page 48: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 48/343

70

un ministerio ideal

y creo que el discernimiento de la mayoría de los cris-tianos confirmaría mi decisión; pero confío que iría alextranjero fácil, voluntaria y alegremente si no viese quedebo quedarme aquí. Hermanos, haced vosotros el mis-mo experimento. Hemos de convertir a los paganos; Diostiene miles y miles de sus elegidos entre ellos, es precisoque vayamos y los busquemos de un modo u otro. Ahorahan desaparecido muchas dificultades, todos los países nosestán abiertos, y las distancias han sido casi suprimidas.Cierto que no tenemos el don de lenguas de Pentecostés;pero los idiomas se aprenden ahora pronto, mientras elarte de la imprenta es un equivalente completamentesatisfactorio para reemplazar el don perdido. Los peligrospropios de las misiones no deberían retener a ningún hombresincero, aunque fuesen grandes peligros; pero ahora es-tán reducidos al mínimo. Hay centenares de lugares dondela cruz de Cristo es desconocida, a los cuales podemosir sin riesgo. ¿Quién irá?

Los hombres que deberían ir son los hermanos jóve-nes, de buena capacidad, que aún no han echado sobre

sí los cuidados de una familia. Cada uno de los estudiantesque entra en el Colegio debe considerar este asunto, yentregarse a la obra a menos que haya razones conclu-yentes para no hacerlo. Es un hecho que, incluso para lascolonias, es muy difícil hallar obreros, pues he tenidooportunidades en Australia que me he visto obligado aabandonar. No debería ser así. Seguramente debe haberentre nosotros todavía algún espíritu de sacrificio, y al-gunos de nosotros que estén dispuestos a ser exiliados porJesús. La obra misionera languidece por falta de perso-nal. Si surgieran obreros, la liberalidad de la iglesia su-pliría sus necesidades; y, de hecho, la liberalidad de la iglesiaha ofrecido la provisión, y aún no hay hombres que va-yan. Hasta que veamos a nuestros camaradas luchandopor Jesús en todas las tierras, a la vanguardia del con-flicto, no pensaré que hemos cumplido con nuestro de-ber. Creo que si Dios os mueve a ir, seréis los mejoresmisioneros, porque haréis de la predicación del Evange-

ideal5-2 11/07/2000, 12:5170

Page 49: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 49/343

71

¡ a d e l a n t e !

lio la gran característica de vuestro trabajo, y ésta es lamanera segura en que Dios muestra su poder.

Ojalá que nuestras iglesias imitaran a la del Pastor Harmsen Alemania, donde cada miembro está consagrado al Señoren hecho y en verdad. Los campesinos dan del productode sus tierras, los obreros de su trabajo; uno entregó unaenorme casa para que fuese usada como Colegio misio-nero, y el Pastor Harms obtuvo dinero para adquirir unbarco que equipó para hacer viajes a África, y entoncesenvió misioneros y pequeños grupos para formar comu-nidades cristianas entre los bosquimanos. ¿Cuándo seránnuestras iglesias así de abnegadas y activas? Fijaos en losMoravos, cómo cada hombre y cada mujer se convierteen misionero, y cuánto hacen por el Señor como conse-cuencia. Captemos su espíritu. ¿Es un espíritu recto?Entonces es acertado que lo tengamos. No basta decir: «EsosMoravos son maravillosos». Nosotros deberíamos ser tambiénmaravillosos. Cristo no adquirió a los moravos de mane-ra más completa que a nosotros mismos; no tienen másobligación de sacrificarse que nosotros. ¿Por qué enton-

ces esta reticencia? Cuando leemos acerca de los hombresheroicos que todo lo dieron por Jesús, no sólo debemosadmirarlos, sino imitarlos. ¿Quién los imitará ahora? ¿Veisla importancia de la cuestión? ¿No hay algunos entre vosotros que estén dispuestos a consagrarse al Señor? ¡«Ade-lante» es la consigna hoy! ¿No hay espíritus audaces paraacaudillar las vanguardias? Orad todos vosotros para que,durante este Pentecostés, el Espíritu pueda decir: «Apartadmea Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he lla-mado».

Subid y volad hacia adelante en alas del amor. Amén.

ideal5-2 11/07/2000, 12:5271

Page 50: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 50/343

72

un ministerio ideal

ideal5-2 11/07/2000, 12:5272

Page 51: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 51/343

73

un nuevo comienzo

UN NUEVO COMIENZO

Amados compañeros de servicio en Cristo, nuestralabor exige que estemos en el mejor estado posi-ble en nuestro corazón. Cuando estamos en la mejor

de las condiciones, somos ya bastante débiles; por lo tanto,no quisiéramos caer por debajo de nuestro punto más ele-  vado. Como instrumentos, debemos toda nuestra capa-cidad de servido a la mano divina; pero, puesto que losinstrumentos han de guardarse siempre en orden, desea-mos tener el espíritu exento de herrumbre, y nuestra menteafinada y afilada para responder en seguida a la volun-tad del Maestro. Debido a que temo que no siempre es-

tamos a la altura de nuestros privilegios, el tema de laplática de esta mañana será «Un Nuevo Comienzo», o, dichode otro modo, una renovación, un avivamiento, un em-prender nuevo viaje, un retorno a nuestro primer amor,el amor de nuestros esponsales, cuando nuestra alma fuedesposada a la obra de nuestro Redentor.

El tema es de extrema necesidad para todos nosotros,porque el proceso de la decadencia es muy fácil. Permitidmeque os hable unos minutos sobre este tópico. Decaer noexige cuidados ni esfuerzos: puede conseguirse sin siquieradesearlo; en cierta medida, puede venir en oposición anuestros deseos; podemos decaer sin darnos cuenta, y muchomás fácilmente cuando nos imaginamos ser ricos y estaren la prosperidad. Mediante una ley a la que no tenemosque contribuir, gravitamos hacia un nivel inferior. No deiscuerda al reloj, y las ruedecillas pronto dejarán de fun-cionar, y el antiguo reloj de la escalera se quedará inmó- vil, inútil, silencioso, muerto, como un ataúd apoyado contra

ideal5-3 11/07/2000, 12:5373

Page 52: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 52/343

74

un ministerio ideal

la pared. Administrar bien una granja requiere labor cons-tante y atenta vigilancia; pero abandonar la tierra hastaque no pueda alimentar ni a una alondra, es cosa fácil,que cualquier perezoso puede realizar; basta dejarla, o sacarde ella cosecha tras cosecha sin darle abono ni descan-so, y los campos fértiles se convertirán en estériles, y el  jardín en un desierto. Así ocurre con nosotros mismos.Dejad simplemente de dar cuerda al alma con la oracióndiaria, y pronto decaeréis; descuidad solamente el culti-  vo del corazón, y las espinas y brezos crecerán sin ayu-da. Abandonad vuestra vida espiritual, y el ser entero seresentirá.

Que yo sepa, no podemos esperar ver energías conti-nuas, en su plenitud, en ninguno de nosotros. Sospechoque hasta el que arde como un serafín, conoce momen-tos en que la llama mengua algo. Del modo como el mismosol no es siempre igualmente poderoso, también el hom-bre, que como la luz de la aurora va en aumento hastaque el día es perfecto, no brilla siempre lo mismo, ni estásiempre en el mediodía. La naturaleza no mantiene siempre

al mar en marea alta; interviene la marea baja, y el océanohace una pausa antes de volver a la plenitud de sus fuer-zas. El mundo vegetal tiene su invierno, disfruta de unprolongado sueño bajo su lecho de nieve. Ni la marea bajani el invierno son tiempo desperdiciado; la marea alta yel verano deben mucho a la marea baja y a las heladas.Sospecho que, debido a nuestra afinidad con la natura-leza, también nosotros tendremos nuestros cambios y nopermaneceremos siempre a la misma altura. No hay nin-gún hombre cuya vida sea todo clímax. No desesperemossi, en este momento, nuestro espíritu está en marea baja;la pleamar de la vida llegará como siempre, e inclusoalcanzará un punto más elevado. Cuando estamos sin hojasy al parecer sin vida, y nuestra alma ha llegado a ser comoun árbol en invierno, no imaginemos que el hacha nosderribará, pues nuestra sustancia permanece en nosotrosaunque hayamos perdido nuestras hojas, y antes de quetranscurra mucho tiempo vendrá la época en que los pájaros

ideal5-3 11/07/2000, 12:5374

Page 53: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 53/343

75

un nuevo comienzo

cantan, sentiremos el calor cordial de la primavera queretorna, y nuestras vidas estarán de nuevo cubiertas decapullos y cargadas de frutos.

No será de extrañar que haya calmas y pausas en nuestrotrabajo espiritual, pues lo mismo ocurre en los negociosde los hombres. Aun el que más se afana en pos de ob- jetos mundanos, aquél a quien no puede acusarse ni muchomenos de falta de actividad en sus esfuerzos, es consciente,sin embargo, de que, por una especie de ley, vienen tiemposencalmados en que el negocio necesariamente se estan-ca. No es culpa del comerciante si a veces es necesarioestimular el comercio, ni que después de estimularlo sigatan estancado como siempre. Parece ser una regla el quehaya años de gran prosperidad, y luego años de decadencia;las vacas enjutas aún devoran a las gordas. Si los hom-bres no fueran lo que son, podría haber perpetuamenteun progreso uniforme: pero es evidente que aún no he-mos llegado a ese punto.

En los asuntos religiosos, la historia nos muestra quelas iglesias tienen sus días de abundancia, y luego sus días

de sequía. La Iglesia Universal está rodeada de estas cir-cunstancias; ha tenido sus Pentecostés, sus Reformas, susAvivamientos; y en los intervalos ha habido pausas peno-sas, en que había más motivo para lamentarse que paragozarse, y el Miserere era más adecuado que el  Aleluya.Por lo tanto, deseo que ningún hermano se condene a símismo por no estar consciente en este momento de po-seer toda la vivacidad de su juventud: es posible que larecupere antes de que clausuremos estas reuniones. Queel labriego anhele la primavera, pero no desespere a causadel frío actual; de modo que espero que os lamentéis detodo grado de decadencia, pero que no desesperéis. Si algunoanda en tinieblas y no ve luz alguna, que confíe en Dios,y que espere en Él hasta que envíe días más luminosos.

Teniendo todo esto en cuenta, y concediendo todo elmargen posible, me temo, sin embargo, que muchos denosotros no mantenemos la debida elevación, sino que noshundimos por debajo de lo necesario. Hay muchas cosas

ideal5-3 11/07/2000, 12:5375

Page 54: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 54/343

76

un ministerio ideal

que tienden en este sentido, y quizás nos haga bien pen-sar en ellas. Cierto grado de abatimiento de espíritu puedeser puramente físico, y proceder de la evaporación del vigor 

 juvenil. Algunos de vosotros gozáis de todas las fuerzasdel comienzo de la virilidad; sois de andar ligero comolos ciervos del campo, y de movimientos rápidos como lasaves; pero otros llevamos pinceladas de gris en nuestrascabezas, y la edad madura nos ha hecho sobrios.

Nuestros ojos aún no se han apagado, ni han dismi-nuido las fuerzas naturales; no obstante, el fulgor y la llamade la juventud se han ido, y en el estilo de nuestro ha-blar y en las maneras de actuar, los hombres echan demenos aquel rocío de la mañana que era la gloria de lashojas jóvenes de la vida. Los mayores son propensos a ri-diculizar a los compañeros jóvenes por ser demasiado ce-losos; que éstos no se desquiten, sino que, con cautela,se abstengan de acusar jamás a los hermanos mayores conexcesivo fervor.

Por mi parte, si pudiese, hubiera seguido siendo un joven,pues no he mejorado en modo alguno. ¡Ojalá pudiera poseer

de nuevo la elasticidad de espíritu, el empuje, el valor, lailusión de los días pasados! Mis días de vuelo se hanconvertido en días de carrera, y la carrera está disminu-yendo para convertirse en un paso aún más sereno. Esmotivo de aliento el que las Escrituras parezcan indicarque esto es progreso, pues es el orden prescrito para lossantos: «Levantarán las alas como águilas»; se pierden de  vista, por lo lejos que van. En vuestros primeros sermo-nes, ¡cómo levantabais las alas! Vuestros primeros esfuerzosevangelísticos, ¡qué vuelos de águila eran! Después de eso,aflojasteis la marcha y, sin embargo, vuestro paso mejoró;se hizo más firme, y quizá más lento, como está escrito: «Co-rrerán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán». Diosquiera que no nos fatiguemos; y si nuestros días de correrhan terminado, que caminemos con Dios como Enoc hizo,hasta que el Señor nos lleve consigo al hogar.

Otra causa que frecuentemente lleva al abatimiento del  vigor es  el posible cese de los primeros éxitos. No quiero

ideal5-3 11/07/2000, 12:5376

Page 55: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 55/343

77

un nuevo comienzo

decir que siempre sea así; mas, generalmente, cuando unhombre va a un nuevo campo, hay muchas porciones sinsegar, y recoge una gran cosecha, que más tarde no en-cuentra porque hay menos que segar. Si tienes un pequeñoestanque no puedes seguir pescando tantos peces comoal principio, porque no quedan tantos. En Londres es-tamos, por decirlo así, en un océano, y podemos extendernuestras redes tantas veces como queramos; pero en unaciudad o pueblo pequeños, uno puede terminar prontotoda su labor de conversión directa si el Señor le ben-dice mucho; y si, después de cierto tiempo, no hay másalmas salvas, quizás sea porque hay pocas personasinconversas que asisten a su ministerio. Es posible queDios haya dado al hermano todos aquellos a quienes seproponía bendecir por su medio en aquel lugar, y qui-zá sea prudente que vaya a pescar en otras aguas. Heleído algo acerca de un guardián de faro que cuelga unacuerda en torno al mismo, en la cual coloca cierto nú-mero de hilos y anzuelos. Todos están bajo el agua durantela marea alta, y en los momentos favorables los peces

pican, de modo que cuando la pleamar se retira, el faroqueda festoneado de peces de todas clases; lo único quetiene que hacer el eficiente pescador es recoger el bo-tín. Esto fue lo que nos ocurrió al principio; cebamosnuestros anzuelos, y sacamos los peces sin cortapisa.Pero más tarde, quizá, el guardián del faro mira desdela torre y no ve nada, pues la niebla es densa, las nu-bes envuelven la luz, y el viento ruge furioso; tiene quetener cerradas puertas y ventanas para preservar su vida,y piensa en lo duro que es ser guardián de un faro,mientras desea poder estar en tierra firme. A vecestambién nos encontramos en posición similar. Se nospregunta: «¿Cómo va la noche?» Y la respuesta es: «Lamañana no viene, la noche se hace más densa, y lastinieblas aumentan». No todos los días sacamos la redllena de grandes peces, sino que experimentamos tris-tes intervalos de esfuerzo infructuoso, y entonces no esextraño que el espíritu se fatigue en uno.

ideal5-3 11/07/2000, 12:5377

Page 56: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 56/343

78

un ministerio ideal

  El desgaste natural de una vida activa tiende tambiéna abatirnos. Algunas de nuestras gentes piensan que te-nemos poco o nada que hacer excepto subir al púlpito, yderramar un torrente de palabras dos o tres veces porsemana; pero deberían saber que si no pasásemos muchotiempo en estudio diligente, recibirían sermones muy pobres.He oído hablar de un hermano que confía en el Señor yno estudia; pero también se me ha dicho que los miem-bros de su iglesia no tienen confianza en él; de hecho,estoy informado de que desean que se vaya a otra partecon sus discursos inspirados, pues dicen que incluso cuandoestudiaba, sus sermones dejaban bastante que desear, peroahora que les da lo que primero viene a sus labios, sontotalmente insoportables. Si alguno quiere predicar comodebe, su trabajo le tomará más que cualquier otra labordebajo del cielo. Si vosotros y yo nos concentramos ennuestro trabajo y vocación, aun entre pocas personas, habráciertamente roce del alma y desgaste del corazón comopara afectar al más fuerte. Estoy hablando como el quesabe, por experiencia, lo que es sentirse completamente

agotado en el servicio del Maestro. No importa cuán biendispuestos estemos en espíritu, la carne es débil; y el quedefendió cariñosamente a sus siervos dormidos en el jar-dín, conoce nuestra constitución, y recuerda que somospolvo. Necesitamos que el Maestro nos diga de vez encuando: «Venid vosotros aparte al lugar desierto, y repo-sad un poco»; y lo dice, pues no es un maestro rudo, ypor más que muchos usen del azote, y hagan que el cor-cel agotado muera con los arneses puestos, nuestro bon-dadoso Señor no hace lo mismo.

Además de esto, somos propensos a abatirnos  cuando

nuestro deber se convierte en rutina, a causa de su mono-tonía. Si no velamos, muy probablemente nos diremos anosotros mismos: «El lunes por la noche, y de nuevo aquí,para dar un mensaje en la reunión de oración. El jueves,predicar, ¡aunque aún no tengo tema! El domingo, por lamañana y por la noche, predicar de nuevo ¡sí, predicarde nuevo! Luego, los compromisos especiales; siempre

ideal5-3 11/07/2000, 12:5378

Page 57: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 57/343

79

un nuevo comienzo

predicar, predicar, predicar. ¡Cuán fatigoso!» Predicar deberíaser un gozo, y, sin embargo, puede convertirse en pesadatarea. La predicación constante debería ser un disfruteconstante; sin embargo, cuando el cerebro está fatigado,el placer huye. Como el muchacho enfermo en los díasdel profeta, estamos dispuestos a exclamar: «¡Mi cabeza!¡Mi cabeza!» Nosotros preguntamos: «¿Cómo conservarnuestra lozanía?» Es dificil producir tanto con tan pocotiempo para la lectura; es casi tan dificultoso como ha-cer ladrillos sin paja. Nada puede conservar nuestra lo-zanía sino la unción diaria del Espíritu.

No me extraña que algunos hermanos estén abatidos por falta de asociación con otras personas de corazón cá-

lido y espíritu afín. Os daré otra ilustración usando nue-  vamente un faro. Alguien fue a visitar a los guardianesde un faro solitario, y dijo a uno de ellos: «Supongo, despuésde todo, que ustedes son muy felices en esta torre». «Po-dríamos serlo», replicó el hombre, «si charláramos el unocon el otro; pero hace un mes que mi compañero y yono hemos cambiado una sola palabra». Si estáis desterrados

en un lugar del campo, donde no tengáis una mente su-perior o siquiera igual con la que conversar, sin ningúnamigo intelectual o espiritual a vuestro alcance, me hagocargo de lo que os ocurre. «Hierro con hierro se aguza;y el hombre aguza el rostro de su amigo», y cuando elrostro no es aguzado, no es maravilla que la mente seempañe. Hermanos, no podemos vivir solos; sin embar-go, una de nuestras más penosas pruebas es la terriblesoledad en nuestros afanes más elevados. ¡Cuán deleito-so tener un espíritu gemelo con quien conversar! Lo peores que, si bien tenemos pocos que nos den nuevas fuer-zas con su conversación, en cambio tenemos muchos quenos vejan con su parlería; y cuando quisiéramos ser le- vantados a nobles temas, somos arrastrados a la triste mur-muración de una aldea. No es de extrañar que, en tal am-biente, perdamos fuerzas y seamos abatidos.

Sin embargo, nada de esto sirve de excusa para caeren un estado de decaimiento y  es posible que, verdadera-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5379

Page 58: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 58/343

80

un ministerio ideal

mente, nuestra decadencia mental sea el resultado de nuestra

 pobre situación espiritual. Quizás hemos dejado nuestroprimer amor, nos hemos apartado de la simplicidad denuestra fe, hemos apostatado en el corazón, y entristeci-do el Espíritu Santo, de modo que nuestro Dios caminaen dirección contraria a nosotros porque nosotros cami-namos en dirección contraria a Él. Quizás la lluvia no vieneporque no hay oración, y los vientos celestiales han de-  jado de soplar porque hemos sido demasiado indolentespara extender las velas. ¿No ha habido incredulidad queobstaculizara la bendición? Solemos hablar de la incre-dulidad como si fuera una aflicción de la que debemoscompadecernos, en vez de ser un crimen que hemos decondenar. Que hagamos mentiroso al que nos ha revela-do los secretos de su corazón, y, casi iba a decir, se hamolestado en bendecirnos de modo extraordinario e in-sólito, tiene que causar dolor al corazón del Padre. Qui-zá sentimos menos amor a Jesús que en otros tiempos,menos celo en hacer su obra, y menos angustia por lasalmas de los demás; si es así, no es de extrañar que dis-

frutemos menos de la presencia de Dios, y que prontoestemos abatidos. Si la raíz no es fuerte, ¿cómo puedenflorecer las ramas?

¿No es posible que la relajación se haya mezclado conla incredulidad? ¿Hemos hecho caso de la carne en susdeseos? ¿Hemos perdido la intimidad con Jesús que enotro tiempo gozábamos? ¿Hemos violado la consagracióncon que empezamos? Si es así, el verdín se extenderá. Elegoísmo echará a perder la fortaleza, y destruirá la ca-pacidad de servicio. No voy a suponer que éste es el casode ninguno de vosotros, o por lo menos voy a suponerlotan sólo, dejándolo en suposición.

Es un hecho terrible que,   a veces, estos abatimientos

terminan en catástrofe. Después de la apostasía secreta vieneun pecado que se anuncia públicamente, y los hombresclaman: «¡Qué vergüenza!»

Sin embargo, lo más triste no es ese pecado, sino elestado general del corazón humano. Nadie se vuelve malo

ideal5-3 11/07/2000, 12:5380

Page 59: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 59/343

81

un nuevo comienzo

de repente. Cierto es que el rayo mató a su víctima; perola descarga no habría caído si no hubiera habido una previaconjugación de los elementos hasta formar la tormenta.El escándalo público no es sino el desarrollo de lo quehabía en el hombre: la raíz del mal es aún más profun-da. Cuando oímos hablar de un hombre que ha arruina-do su carácter en un acto de locura sorprendente, pode-mos dar por sentado, por regla general, que su fechoríano era sino un chorro de azufre procedente de un terre-no cargado de fuego volcánico; o, para cambiar la figu-ra, un león rugiente procedente de una cueva llena de fieras.Si queréis clamar día y noche, de rodillas, que no os ocurraninguna catástrofe moral, cuidado con el pecado queconduce a ella, cuidado con la apostasía que culmina enella; pues, donde no existe la causa, no se produce el efecto.El Señor nos preservará si, día tras día, clamamos a Élpidiéndole que limpie nuestro camino.

Hay un mal debajo del sol que es tan terrible como unacatástrofe pública -en realidad, es peor para la iglesia, ala larga- y es   cuando el ministerio es carcomido por las

 hormigas espirituales.Un anciano indio me describía cómo los muebles pue-

den ser devorados por las hormigas blancas. Estos insec-tos entran en la casa y lo devoran todo; pero, aparente-mente, nada ha sido tocado. Las estanterías están dondesiempre, los baúles y todo lo demás siguen exactamentedonde estaban; a simple vista, todo está igual; pero en cuantolos muebles son tocados, se derrumban en pedazos, pueslas hormigas los han comido por dentro. Del mismo modo,algunos hombres siguen el ministerio, pero el alma delmismo ya no existe. Tienen nombre de que viven, peroestán muertos: ¿puede haber algo peor? Casi sería prefe-rible que hubiera una explosión y todo terminara, a vera los hombres seguir sosteniendo la forma de la religióndespués que la piedad vital ha desaparecido, esparcien-do la muerte a su alrededor, pero manteniendo lo que sellama una posición respetable. ¡Dios nos guarde de lo últimocomo de lo primero! Si soy una rama podrida, que me

ideal5-3 11/07/2000, 12:5381

Page 60: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 60/343

82

un ministerio ideal

corten; pero estar en el árbol, cubierto de parasitario li-quen y musgo, es deplorable. El ministerio respetable, pero  vacío de vida espiritual, no es mejor que una condena-ción respetable, de la cual Dios nos libre.

Cuando los hombres llegan a este estado,  suelen adop-

tar algún procedimiento para ocultarlo. La conciencia su-giere que hay algo que va mal, y el engañoso corazón actúapara ocultar o paliar este hecho. Algunos lo hacen  entre-

teniéndose con pasatiempos en vez de predicar el Evange-

lio. No pueden hacer la obra del Señor, de modo que tratande hacer la suya. No tienen la suficiente honradez paraconfesar que han perdido el poder evangélico, de modoque adoptan un pasatiempo; y el mal es muy benignocuando se contentan con cosas secundarias, que no tienenotro defecto que el de apartarles de lo principal. Haymuchos juguetes de este tipo; sólo tengo tiempo paramencionar uno.

Me he enterado de que   ciertos hermanos se dedican

 exclusivamente a exponer la profecía. Ahora bien, un hombrelleno de la vida que es de Dios puede exponer tanta pro-

fecía como quiera; pero los hay que, habiendo perdido suamor al Evangelio, tratan de recuperar la poca populari-dad que habían tenido dedicándose a adivinar el futuro.Pueden tener la seguridad de que, si no pueden benefi-ciar a los hombres trayéndolos al pesebre y a la cruz, sufracaso será completo al ocuparse de sellos y copas. ¿Oshabéis fijado en los Comentarios de Calvino, en que nohay ninguna exposición del libro de Apocalipsis? ¿Por quéno? Calvino dijo: «No he comentado ese libro porque nolo entiendo». Cuando oigo que alguien dice: «En Mateohe encontrado muchas cosas que no pertenecen a la Iglesia,gran parte de Romanos y Gálatas lo encuentro por deba-  jo de mi experiencia, y no disfruto con los Salmos por-que no están en la perfección que mi alma requiere; ne-cesito algo más elevado y espiritual, más complejo ymaravilloso», saco la conclusión de que tal hermano estáhilando su última madeja, y que le queda ya muy pocosentido común.

ideal5-3 11/07/2000, 12:5382

Page 61: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 61/343

83

un nuevo comienzo

Me divierte observar cómo algunos especuladores hanfracasado cuando han dejado el barco antiguo del Evan-gelio para convertirse en profetas. Primero se dijo que labestia del Apocalipsis era Napoleón I, y luego reapareciósúbitamente en su sobrino Napoleón III. Poco después,la herida mortal fue sanada, y el príncipe Imperial cargócon los honores horribles del libro profético. Ahora elpríncipe ha muerto, y preciso será que los videntes inventenuna nueva teoría. No hay temor de que tarden mucho enhacerlo; y entre tanto, «nuestro origen israelita» servirápara llenar el tiempo. En el cuento de Simbad el Mari-no, se cuenta que navegando vieron una isla, y se alegra-ron en gran manera. La tripulación dejo el barco, festejóen la isla, e iban a tomar posesión de ella en nombre delrey, cuando súbitamente empezó a estremecerse y a su-mergirse, y finalmente se hundió del todo, pues era el lomode una ballena, y no una isla. He conocido hermanos quese entretenían sobre el lomo de alguna especulaciónnovedosa , cuando de repente los hechos históricos se leshan puesto en contra, y todo se ha hundido como una

ballena. He mencionado uno de los entretenimientos másinofensivos, pero algunos se han dado a imaginaciones quehan causado mayores males. La especulación es un índi-ce de la pobreza espiritual del hombre que se rinde a lamisma. Se ha terminado su harina, de modo que usa yeso;ya no tiene oro ni plata, y acuña metales inferiores. Nopuede profetizar según la medida de la fe, de modo queejercita su inconmensurable imaginación. Su propia ex-periencia no le ofrece temas para el ministerio, y por lotanto vuela a regiones de las cuales no conoce nada.

Lo peor es cuando un hombre decae de tal manera encorazón y espíritu que no le quedan principios, y no creenada en absoluto. Es bautista, pero ministraría alegrementeuna iglesia paido-bautista. Es calvinista, pero no es fa-nático, y promete no ofender a nadie. Sostiene ciertos puntosde vista, pero el principal de ellos es «de cara al pastorado»,y en ese punto de vista el atractivo depende del salario.Se jacta de poseer un corazón ancho, y una receptividad

ideal5-3 11/07/2000, 12:5383

Page 62: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 62/343

84

un ministerio ideal

de espíritu, y todo lo demás. ¡Su alma se está carcomiendo!¡Esa es la verdad del caso, y trata de encubrirla con se-mejantes tonterías! Estas personas me recuerdan el anunciode una escuela en Francia; su párrafo final rezaba así: «Seenseñará a los alumnos cualquier religión elegida por suspadres». Es algo abominable cuando los ministros vienena decir que se enseñará cualquier religión que escojan losdiáconos. «Ruego me informen si la iglesia prefiere uncalvinismo altisonante, o el arminianismo». Es lo que ocurríacon aquel feriante que exhibía la batalla de Waterloo, yen respuesta a la pregunta «¿Cuál es Wellington, y cuálNapoleón?» replicaba: «Lo que gusten, amigos; ustedes pagany escogen». Estos eclesiásticos amplios están dispuestosa suministrar cualquier artículo del que haya demanda.Es una situación terrible, pero los hombres no suelenquedarse ahí; llegados a lo más profundo, aún se puedecaer más bajo.

Cuando el corazón está estropeado, y la vida espiritualha decaído, los hombres caen pronto en el error doctrinal,

no tanto porque su cabeza ande mal, pues muchos de ellos

no han errado en gran manera en este aspecto, sino por-que su corazón está en malas condiciones. Nunca noshabríamos enterado de que algunos hombres tenían ce-rebro, si no lo hubiesen inutilizado. Estos desviados dela fe suelen caer poco a poco. Empiezan diciendo muypoco en lo tocante a la gracia. Administran dosishomeopáticas de Evangelio: es maravilloso que un peque-ñísimo glóbulo del mismo salve un alma, y es gran mise-ricordia que sea así, pues de lo contrario pocos se salva-rían. Estas miajas de Evangelio, y el predicador que lasda, nos recuerdan el famoso perro del Nilo, de quien losantiguos decían que temía tanto a los cocodrilos que bebíaen el río con mucha prisa, y se alejaba de él inmediata-mente. Estos intelectuales tienen tanto temor a los coco-drilos críticos que en cuanto tocan el agua de vida delEvangelio se marchan en seguida. Sus dudas son más fuertesque sus creencias. Lo peor es que, no sólo nos dan muypoco Evangelio, sino que nos dan mucho que no es el

ideal5-3 11/07/2000, 12:5384

Page 63: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 63/343

85

un nuevo comienzo

Evangelio. En esto son semejantes a los mosquitos, de loscuales he dicho a menudo que no me importa que me saquenun poco de sangre, pero que los combato por el venenoque me introducen. Ya es mala cosa que un hombre merobe del Evangelio; pero que me impregne con sus doc-trinas venenosas, es intolerable.

Cuando los hombres pierden todo amor al Evangelio,tratan de compensar la pérdida de su atracción median-te invenciones propias de cierta brillantez, imitan la vidacon el fulgor artificial de la cultura, recordándome loscristales salinos que cubren los desiertos de sal. En el centrode Persia hay una llanura sin vida, tan estéril y malditaque ni siquiera medran en ella las plantas salinas; «perola sal misma, como amargamente resentida, forma suscristales como si fueran ramas, y cubre la estepa con unaalfombra de vegetación única, que brilla y resplandece amodo de pradera encantada en la luz cegadora del soloriental». ¡Ay de las pobres congregaciones que contem-plan este sustituto de la vida, esta florescencia salina dedelicados errores y fascinantes invenciones! ¡Lástima que

cualquier cosa que uno proponga actualmente encuentreeruditos personajes para apoyarla! Fontenelle solía decirque si pudiese conseguir que seis filósofos escribieran enfavor de ello, sería posible hacer creer a la gente que elsol no es la fuente de la luz y el calor; y creo que haymucha verdad en esta observación. Se nos dice: «Bien, esun hombre muy erudito, es profesor del Colegio Tal, y haescrito un libro en que trastorna los antiguos dogmas».Si un erudito escribe alguna tontería, desde luego tendrásalida; y no hay opinión, por loca que sea, que no sea creídaen ciertos sectores si tiene el apoyo de los llamados cien-tíficos. Personalmente he observado la labor de los no-  velistas en teología, y he tratado de sacar lo que pudierade sus libros, pero he quedado sorprendido por los resul-tados, notablemente ínfimos, de sus lucubraciones. Estando  junto al mar en Menton, veía a los pescadores con kiló-metros de cuerda y una vasta red sostenida por grandesboyas, visibles a gran distancia en el mar. Una docena de

ideal5-3 11/07/2000, 12:5385

Page 64: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 64/343

86

un ministerio ideal

hombres tiran de una cuerda, y otros tantos de la otra,llevando la gran red a tierra. ¡Tirad de ella! Tirad de lascuerdas y traed los peces a tierra. Recuerdo que, en unaocasión, les vi sacar un pez más pequeño que el dedo me-ñique. Nuestros amigos alemanes han construido diligen-temente vastas redes en las cuales han encerrado el mardel pensamiento; y al sacarlas, ha habido mucho ruido,gran sensación y temblores y desmayos entre las ancia-nas de la cristiandad; pero cuando hemos visto su gigan-tesca presa, resultó que no era ni la décima parte de unasardina. El filósofo que apareció después, se ha coloca-do las gafas con la correspondiente gravedad después delimpiarlas solemnemente, ha clavado su tenedor crítico enel pequeño pescado y, levantándolo para que todos loadmiren, ha pronunciado un discurso sobre su especie,hasta que otro filósofo igualmente sabio ha declarado queel pescado estaba podrido, y lo ha echado de nuevo alocéano. Este tipo de juego continúa todavía, y muchos jóvenes ministros han sido lo suficientemente necios paradejar la pesca apostólica y unirse a este estúpido desper-

dicio de esfuerzos mentales. ¿Qué han hecho estos pro-fesionales de la duda, desde que el mundo empezó? ¿Quéharán? ¿Qué pueden hacer? Todo lo que pueden hacer ahoraes meterse en nuestras iglesias y sisear desde los púlpi-tos que, en otros tiempos, eran ocupados por los ortodoxos.No pueden construir lugares de adoración propios: nopodrían construir ni una ratonera; por regla general, ensus enseñanzas no hay suficiente poder para reunir unacongregación, ni para conservarla cuando se ha reunido.Toda la vitalidad, la fuerza y la energía que poseen la gastan,a semejanza de los cucús, poniendo sus huevos en los nidosque nosotros nos tomamos la molestia de formar, pues ellosno los pueden construir propios.

Dios impida que jamás tratemos de encubrir la decadenciadel corazón con inventos de nuestro amor propio. Esperoque cuando nuestro ministerio empiece a perder poder, seamosllevados a caer de rodillas e ir a nuestro Dios para que Élnos avive de nuevo por su buen Espíritu.

ideal5-3 11/07/2000, 12:5386

Page 65: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 65/343

87

un nuevo comienzo

Quizás he hablado demasiado extensamente de la pri-mera parte de mi tema; ahora me propongo considerarla necesidad de la gracia renovadora. Si alguno de noso-tros ha descendido de las alturas, es hora de que volva-mos a ellas. Si hemos caído del primer amor, es suma-mente necesario que renovemos en seguida el ardor dela juventud. Si hemos descendido, aunque sea en peque-ña medida, conviene que pidamos ayuda para recuperarlo perdido.

Es necesario por nuestra propia dicha; pues apelo acualquier hermano que decaiga en su corazón, cuya fe seesté debilitando, y que tenga dudas en su espíritu, paraque diga si no es desdichado. ¿No gozáis más puramenteque nunca y con la mayor satisfacción cuando andáis conDios? Ciertamente, apartados de Cristo, los «llamados aser santos» están condenados a la desdicha. Es una con-denación que el destino ha fijado para vosotros, que sipartís de Cristo, tenéis que ir hacia el infierno; pues para  vosotros partir de Cristo es infierno. Por lo tanto, si enalguna medida os habéis apartado de Cristo, volad al hogar,

id a Él en seguida. El año pasado, estando en el sur deFrancia, hice una excursión a caballo hasta el pie deCastiglione, antigua ciudad medio abandonada. El cieloestaba despejado, y mientras mis amigos subían al mon-te a explorarlo, me quedé un poco más abajo. Pronto observéque venían nubes del otro lado de las montañas, y a lospocos minutos estaba envuelto por la niebla y helado hastalos huesos. Podía ver Menton debajo de las nubes, y ledije a mi criado: «Recoja los caballos porque tengo queir en seguida a donde brille el sol». Me apresuré a des-cender hasta que alcancé nuevamente la luz del sol. Asíes como debéis sentir; si os rodea la neblina, y sentís elfrío en vosotros, debéis apresuraros a volver a Cristo. Podéisreposar en Él llenos de gozo, porque en Él encontraréistoda bendición y consuelo a vuestro alrededor; pero si habéistrepado a conceptos elevados, y habéis entrado en las fríasregiones de la especulación, tenéis que apresuraros a bajartambién. Tenéis que decir del antiguo Evangelio: «Puedo

ideal5-3 11/07/2000, 12:5387

Page 66: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 66/343

88

un ministerio ideal

  ver el bendito lugar de mi reposo, y a él regresaré enseguida». Este es un buen consejo para los que son cons-cientes de haber perdido el consuelo al dejar el antiguobuen camino.

Estoy seguro de que no podemos permitirnos estar enun estado de decadencia, pues nunca estuvimos demasia-

 do vivos. Nuestros defectos y limitaciones, aun en el mejorde los casos, son más que suficientes para enseñarnos loque seríamos si fuésemos peores. Puedo imaginarme aalgunos hombres perdiendo parte de su valor, y todavía valientes; pero si una pequeña porción del mío se evapo-rara, sería yo un verdadero cobarde. A Calvino aún le habríaquedado poder si hubiera perdido la mitad de la firmezade su mente, pues era un hombre de fe potente; pero siyo perdiese alguna medida de fe, sería un lamentableincrédulo, pues no me sobra nada de ella.

Amados hermanos, ¿hemos alcanzado nuestra debidaposición en comparación con nuestro primer ideal de lo

  que esperábamos ser ? ¿Recuerdas cuando entraste en elColegio o en el ministerio? ¿Recuerdas qué ideal tan ele-

 vado te habías propuesto? Hiciste bien en proponerte unameta elevada, pues si te propones alcanzar la luna, dis-pararás más alto que si apuntas a una zarza. Hiciste bienen tener un ideal elevado, pero no haces bien en no al-canzarlo; empero, ¿quién consigue alcanzar su propio ideal?¿No te dan deseos de ocultar la cabeza cuando te com-paras con tu Señor? Salvó a otros, y por lo tanto no pudosalvarse a sí mismo; mas nosotros somos celosos de guar-darnos a nosotros mismos, y a menudo obramos como sipensáramos que el instinto de conservación es la ley su-prema de la naturaleza. El Señor sufrió gran contradic-ción de pecadores contra sí mismo, mientras que noso-tros nos sentimos provocados si se nos contraría en lo másmínimo. Él amó a sus ovejas, y las siguió cuando se ex-traviaron; pero nosotros tenemos demasiada poca com-pasión aun por aquellos que se reúnen a nuestra llama-da. Estamos muy, muy por debajo de la verdadera gloriadel Bienamado, y ni siquiera alcanzamos el pobre ideal

ideal5-3 11/07/2000, 12:5388

Page 67: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 67/343

89

un nuevo comienzo

que de Él tenemos. Nunca en privado en sus oraciones,ni en público en su vida, o en su ministerio, o en susenseñanzas, nos aproximamos a Él tanto como debiéra-mos; y sin embargo, el no alcanzar a parecernos a Él, deberíasonrojarnos y hacernos llorar. Así, pues, no podemospermitirnos la decadencia.

Ciertamente, aunque no nos comparemos con el Maestro,sino tan sólo con nuestros hermanos ministros -pues al-gunos entre ellos han hecho muy noble obra para Cris-to-, llegaremos a la misma conclusión. Algunos de nues-tros hermanos han resistido grandes desalientos, sirvien-do al Señor fielmente; otros han ganado almas para Cristo,y cada una de ellas les ha costado más abnegación quelo que nos ha costado a algunos de nosotros ganar cen-tenares. Podría sentarme con deleite a los pies de aque-llos hermanos consagrados en quienes ahora estoy pen-sando, y contemplarlos, y dar gloria a Dios por ellos. Lostales han sido hallados entre hombres de capacidad infe-rior, de escaso poder, y de aptitudes insignificantes; pero¡cómo han trabajado, y cómo han orado, y cómo los ha

bendecido Dios! Es posible que teniendo diez veces su ca-pacidad y sus oportunidades, no hayamos hecho nada se-mejante a lo que ellos han hecho. ¿No lloraremos a cau-sa de esto? ¿Podemos permitirnos la decadencia?

Hermanos amados, no podemos permitirnos quedar enun estado inferior al óptimo; pues, si es así, nuestra obra

no estará bien hecha. Hubo un tiempo en que predicába-mos con todas nuestras fuerzas. Cuando empezamos apredicar, ¡qué predicación, en cuanto a celo y vida! Al miraratrás, nuestra propia humillación debe aumentar si per-cibimos que en tiempos más jóvenes éramos más realesy más intensos de lo que somos ahora. Los críticos di-cen que predicamos mucho mejor; y sabemos que hay máspensamiento y más exactitud en nuestros sermones, y queusamos más elocuencia que en nuestros días de juventud;pero ¿dónde están las lágrimas del principio de nuestroministerio? ¿Dónde está el corazón quebrantado de nuestrosprimeros sermones? ¿Dónde está la pasión, dónde la ne-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5389

Page 68: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 68/343

90

un ministerio ideal

gación propia que a menudo sentíamos cuando derramá-bamos nuestra misma vida en cada sílaba pronunciada?Ahora, vamos a veces al púlpito resueltos a hacer comohicimos entonces, como Sansón salió a hacer lo que an-tes había hecho. En otros tiempos había roto las cuerdasy las cadenas, e iba a hacer lo mismo de nuevo; pero elSeñor se había apartado de él, y era tan débil como otrohombre. Hermanos, ¿qué ocurriría si el Señor se aparta-ra de nosotros? ¡Ay de nosotros, y de nuestra obra!

Nada puede hacerse si el Espíritu Santo es retirado;ciertamente, ni siquiera podrá intentarse algo bueno. Meha maravillado ver cómo algunas personas evitan predi-car el Evangelio cuando profesan estar haciéndolo. Usanun texto que uno diría ha de entrar en la conciencia, peroconsiguen hablar de tal manera que ni despiertan a losnegligentes ni afligen a los que confían en sí mismos. Juegancon la espada del Espíritu como si fueran malabaristasde circo, en vez de lanzar la espada de dos filos a loscorazones de los hombres, como hacen los soldados al entraren combate. El Emperador Galiano, al ver que un hom-

bre lanzaba una jabalina varias veces contra un toro sinalcanzarlo, y el pueblo lo abucheaba, llamó a aquel hombre,y colocando un laurel sobre su cabeza, dijo: «Es un mé-rito especial que sepas errar un blanco tan grande tan-tas veces». ¿Qué premio daremos a aquellos ministros quenunca dan en el corazón, nunca redarguyen de pecado alos hombres, nunca consiguen que el fariseo abandone supropia justicia, nunca influyen en el culpable hasta el puntode que se eche a los pies de Jesús como pecador perdi-do? Quizás un día pueda aspirar a ser coronado de ver-güenza por tal crimen. Entre tanto, ceñid sus sienes conla sombra de la noche. Seamos como los zurdos de Ben- jamín, «que sabían lanzar piedras con gran precisión». Estono podemos alcanzarlo a menos que la vida de Dios estéy abunde en nosotros.

Uno debe cuidarse como hombre, por causa de sí mis-mo y de su casa; pero como ministro, debe cuidarse mu-cho más por causa de los que le están encomendados. Cierto

ideal5-3 11/07/2000, 12:5390

Page 69: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 69/343

91

un nuevo comienzo

capitán, en los Mares del Sur, tomaba, según se observó,una ruta más larga pero más segura para entrar en el puerto.Cuando alguien le dijo que era demasiado cuidadoso, replicó:«Llevo tantas almas a bordo que no puedo permitirme correrriesgo alguno». ¡Cuántas almas hay a bordo de algunosde nuestros barcos! ¡Sí, cuántas almas, a pesar de que ladoctrina es poco popular, lo repito cuántas almas, no decriaturas que se extinguirán como perros y gatos, sino deseres de valor inapreciable, inmortales, están encomen-dadas a nuestro cuidado! Dado que de nuestro ministe-rio, por la gracia de Dios, depende lo eterno -la vida y lamuerte, el cielo y el infierno— ¿qué clase de personastendríamos que ser? ¡Qué cuidadosos deberíamos ser encuanto a nuestra salud espiritual! ¡Cuánto deberíamos desearestar siempre en nuestro más elevado nivel! Si yo fueseun cirujano, y tuviese que operar a un paciente, no megustaría tocar ni el bisturí ni su carne cuando me sintie-ra irritado o tembloroso; no quisiera estar en otra condi-ción que en la más tranquila, serena y segura, puesto quela menor diferencia podría significar el tocar un punto

 vital y poner fin a una vida preciosa. ¡Que Dios ayude atodos los médicos de almas a estar siempre en su mejorforma!

Creo que la marcha de la causa de Dios en el mundo

 depende de que nos encontremos en excelentes condiciones.

Hemos venido al reino para esta hora. Así como SimónMenno fue llamado para predicar sobre el bautismo decreyentes en Holanda, y hacer que la lámpara de Dios brillaraallí, así también, en nuestro propio país, hombres comoHansard Knollys, Kiffin, Keach y otros semejantes, tuvieronla confianza de enfrentarse con la batalla por la causa delSeñor, así también creo que vosotros tenéis que estar ensucesión directa como defensores de la forma más purade la verdad evangélica. Se nos ha encomendado pasar alas generaciones venideras el Evangelio eterno que nues-tros venerables patriarcas nos han transmitido. Como decíaNeander, hay un futuro para los bautistas. Hay un futu-ro para cualquier iglesia que haya guardado fielmente las

ideal5-3 11/07/2000, 12:5391

Page 70: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 70/343

92

un ministerio ideal

ordenanzas de Dios, y esté resuelta en todas las cosas aser obediente a la cabeza del pacto. No tenemos ni pres-tigio, ni riqueza, ni tampoco un Estado que nos apoye;pero tenemos algo mejor que todo esto.

Cuando se preguntó a un espartano cuál era el límitede su país, replicó: «Los límites de Esparta están marca-dos por las puntas de nuestras lanzas». El límite de nuestraiglesia está también determinado por las puntas de nuestraslanzas; pero nuestras armas no son carnales. Dondequie-ra que vamos predicamos a Cristo crucificado, y su so-lemne proclamación: «El que creyere y fuere bautizado,será salvo». Dijeron al espartano: «No tenéis murallas enEsparta». «No», replicó, «las murallas de Esparta son lospechos de sus hijos». No tenemos defensas especiales paranuestras iglesias, ni leyes que nos amparen, ni credos  vigentes; pero tenemos los corazones regenerados y losespíritus consagrados de los hombres que resuelven viviry morir al servicio del Rey Jesús, y que hasta ahora hanbastado, en manos del Espíritu, para preservarnos de atrocesherejías. No veo cómo empezó todo esto, pues la batalla

de la verdad comenzó hace mucho tiempo; y no veo elfin, excepto la venida del Maestro y la victoria eterna. Noobstante, hay algunos que temblando dicen que debería-mos detenernos, y permitir que los jóvenes que ya estánen el Colegio Teológico aprendan un oficio y dejen elministerio, no sea que haya demasiados ministros enInglaterra; y añaden que es inútil preparar hombres paralos campos extranjeros, pues la Sociedad Misionera estáen deuda y sus gastos han de ser reducidos. ¡Que Diosbendiga a la Sociedad Misionera! Pero esto no ha de serel límite de nuestros esfuerzos personales; además, laSociedad pronto arrojará de sí la carga. Si vosotros, her-manos, sois dignos de vuestro llamamiento, seréis inde-pendientes y valerosos, y no os apoyaréis demasiado enla ayuda ajena. Esparta no podría haber sido defendidapor una raza de criaturas tímidas armadas de lanzas sinpunta, ni tampoco pueden los jóvenes de espíritu timo-rato hacer grandes cosas para Dios. Es preciso que acep-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5392

Page 71: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 71/343

93

un nuevo comienzo

téis el heroísmo si tenéis que hacer frente a las exigen-cias de esta hora. ¡Que Dios haga que el que entre voso-tros fuere flaco sea como David, y la casa de David comoel ángel de Jehová! (Zacarías 12:8).

Antes de concluir tengo que hacer una proposición:  que

  ésta sea la hora de la renovación para cada uno de noso-

tros. Que cada uno de nosotros busque un avivamientopersonal por medio del Espíritu divino.

Veremos la oportunidad si   consideramos nuestra pro-

  pia nación. Políticamente, hemos vuelto a una situaciónen que habrá respeto para la justicia y la verdad, y nopara la presunción, las ganancias nacionales y las con-quistas. Espero que ya no seamos dirigidos por ciertas ideasfalsas acerca de los intereses británicos y la política con-siguiente; sino por los grandes principios de la justicia,el derecho y la humanidad. Esto es todo lo que deseo ver.Los partidos, como tales, no representan nada para no-sotros; tampoco los estadistas individuales, excepto en tantoque representen principios justos. Estamos en favor de losque respaldan la justicia, la paz y el amor. Y ahora, en

 vez de yacer inmóviles año tras año sin progresar -sin quese enmienden las leyes, ni sea atendida la legislaciónnacional, sino habiéndose desperdiciado el tiempo enaventuras extranjeras- va a hacerse algo que vale la pena.

Asimismo, en esta época, nuestras escuelas están edu-cando al pueblo, y gracias a Dios por ello. Aunque la edu-cación no salve a los hombres, puede ser un medio ha-cia tal fin; pues cuando todos nuestros campesinos sepanleer sus Biblias, podemos sin duda esperar que Dios ben-decirá su propia Palabra. Será una gran cosa para todosnuestros trabajadores agrícolas ir al Nuevo Testamento porsí mismos, y escapar así de recibir la religión de segun-da mano. Es preciso que los hombres piadosos cuiden deofrecerles buenos libros, alimentando así los nuevos apetitoscon alimentos sanos. Toda la luz es buena, y nosotros, queante todo amamos la luz de la revelación, estamos en favorde toda clase de luz verdadera. Dios está levantando alpueblo, y creo que ha llegado la hora de que nos aprove-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5393

Page 72: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 72/343

94

un ministerio ideal

chemos de su progreso; y ya que nuestro negocio exclu-sivo es predicar a Jesucristo, cuanto más nos ciñamos anuestra obra, tanto mejor, pues la verdadera religión esla fuerza de una nación, y el fundamento de todo gobier-no justo.

Todo lo honesto, lo verdadero, lo amable, lo humanoy lo moral puede contar con nuestra ayuda. Estamos enfavor de la templanza, y por lo tanto en favor de la limi-tación del abominable tráfico que está arruinando a nuestropaís; y estamos en contra de todo lo que permite el vicioentre los hombres, o autoriza la crueldad para con losanimales. Somos decididos abogados de la paz, y guerreamosfervorosamente contra la guerra. Desearía que los cristianoshicieran más y más énfasis en la injusticia de la guerra,creyendo que cristianismo significa «basta de espadas, decañones y de derramamiento de sangre», y que si una naciónse ve impulsada a luchar en defensa propia, el cristianis-mo está dispuesto a luchar y a intervenir tan pronto comosea posible, y a no unirse a las crueles voces que cele-bran la matanza del enemigo. Estemos siempre donde está

la justicia. Os ruego, pues, que os unáis a mí en buscade la renovación. Ahora es el momento de ponerse la ar-madura y entrar en acción.

Seguramente estaréis de acuerdo en que nuestra santacomunión, en esta hora feliz, debe ayudarnos a todos asubir a un nivel más elevado. Ver a muchos de nuestroshermanos anima y estimula. Cuando recuerdo la santidadde algunos, la profundidad de su piedad, su perseveran-cia, me siento consolado en la creencia de que si el Se-ñor ha fortalecido a otros, tiene todavía una bendiciónen reserva para nosotros también. Que esta Fiesta de losTabernáculos sea la hora de la renovación de nuestros votosde consagración al Señor Dios nuestro.

Empecémoslo con  el arrepentimiento por todos nuestros

  errores y defectos. Que cada uno lo haga por sí mismo.Recordad cómo el antiguo gigante luchó contra Hérculesy el héroe no podía vencerle, porque cada vez que caíatocaba la madre tierra, y recibía nuevas fuerzas. Caiga-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5494

Page 73: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 73/343

95

un nuevo comienzo

mos también sobre nuestros rostros, para que podamoslevantarnos llenos de vigor. Volvamos a nuestra primerafe sencilla, y recuperemos las fuerzas perdidas. Los hombresque han estado muy enfermos han clamado: «Devolvedmea mis aires nativos, y pronto estaré bien. Entre las floresde los prados, donde solía jugar cuando niño, y cerca delarroyo donde pescaba, pronto reviviré». Es bueno paranuestra alma volver a los días de la fe propia de un niño,cuando cantábamos:

«Tal como soy, sin una sola excusa,Porque tu sangre diste en mi provecho,Porque me mandas que a tu seno vuele,¡Oh, Cordero de Dios! Acudo, vengo.»

Esto os ayudará a renovar vuestra juventud; parece fácil,pero es la única manera.

A continuación,  renovemos nuestra consagración. No esque os invite literalmente a manchar el umbral del Cole-gio con vuestra sangre; mas os pido que penséis en aquelesclavo israelita cuyo tiempo había pasado, pero que prefirió

permanecer en servidumbre porque amaba a su señor ya los hijos de su señor, y por ello puso su oreja contra elumbral de la puerta y se la horadaron con una lesna. ¡Queel Señor horade la oreja de cada uno de nosotros, paraque podamos ser sus siervos para siempre! Amamos anuestro Señor ¿no es cierto hermanos? Amamos la obrade nuestro Maestro; y amamos a los siervos de nuestroMaestro, y a sus hijos, y por Él serviremos a todos ellos,para bien o para mal, hasta que la muerte nos separe deeste servicio inferior. Me gustaría  que predicásemos nuestros

 antiguos sermones; no quiero decir los mismos sermones,sino con la misma fuerza como cuando empezamos a decira los pecadores que nos rodeaban, cuán adorable Salva-dor habíamos hallado. Las gentes decían: «Ese joven nosabe mucho, pero ama a Jesucristo, y no habla de otracosa». Me gustaría predicar de nuevo como al principio,sólo que mucho mejor. Creía intensamente todas las pa-labras que pronunciaba; también ahora, pero actualmen-

ideal5-3 11/07/2000, 12:5495

Page 74: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 74/343

96

un ministerio ideal

te surgen dudas que antes nunca me atacaban. Quisiera volver a ser un niño ante el Señor, y seguir siéndolo, puesestoy seguro de que las preguntas y las dudas son unapérdida lamentable para cualquiera.

Volved a  vuestra lectura bíblica de antes, cuando solíaissaborear la promesa como si fuera un bocado exquisito.Este Libro, cuando lo hojeo, despierta muchos recuerdosen mí; sus páginas resplandecen con una luz que no puedodescribir, pues están incrustadas de estrellas que en mismuchas horas de penumbra han sido la luz de mi alma.Entonces no leía este volumen divino para buscar un texto,sino para oír la voz del Señor hablando a mi propio co-razón; entonces no era yo como Marta, afanoso con lasmuchas cosas, sino como Lázaro, que se sentaba a la mesacon Jesús.

¡Que Dios nos conceda también un avivamiento de los

 primeros objetivos de nuestra carrera espiritual! Entoncesno pensábamos en agradar a los hombres, sino que nuestroobjetivo era tan sólo agradar a Dios y ganar almas. Éra-mos lo suficientemente enérgicos para no cuidar de otra

cosa sino del cumplimiento de nuestra misión; ¿es así ahora?Ahora  sabemos predicar, ¿no es cierto? Nos damos cuen-ta de que somos eficientes en nuestro arte. Quizá seríamejor que no nos sintiéramos tan bien preparados.

Creo que es mejor ir al púlpito en flaqueza pero en ora-ción, que ir en la fortaleza que confía en sí misma. Cuandogimo: «¡Qué necio soy!» y bajo del púlpito, después delsermón, avergonzado de mi pobre tentativa, estoy segu-ro de que es mejor para mí que cuando estoy complaci-do de lo que he hecho. ¿Somos algunos de nosotros tanniños como para sentir tal cosa? ¡Qué sentido de la res-ponsabilidad teníamos en nuestros primeros cultos! ¿Con-servamos aquella solemnidad de espíritu? Orábamos en-tonces acerca de la elección de los himnos, y de la ma-nera de leer las Escrituras; no hacíamos nada descuida-damente, pues nos agobiaba una gran ansiedad. Siempreleía la Escritura cuidadosamente en casa, y trataba deentenderla antes de leerla a la congregación, y así formé

ideal5-3 11/07/2000, 12:5496

Page 75: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 75/343

97

un nuevo comienzo

un hábito que jamás he dejado; pero no ocurre lo mismoa todos. Algunos dicen: «He estado fuera todo el día, ytengo que predicar esta noche, pero puedo hacerlo». Sí,pero no agradará a Dios que le ofrezcamos aquello quenada nos cuesta. Otros tienen una provisión de sermones,y he oído decir que la hora antes de subir al púlpitoexaminan sus preciosos manuscritos, escogen uno queparezca conveniente, y sin otra preparación lo leen comomensaje de Dios al pueblo. Que el Señor nos libre de unestado de ánimo en que nos atrevamos a poner sobre lamesa de la proposición el primer pan que nos venga a lamano. No; sirvamos al Señor con creciente cuidado yreverencia.

Sería bueno que muchos  volvieran a sus primeras ora-

  ciones y vigilias, y a todo lo demás que conviene.¿Es posible hacerlo? Hermano, sí es posible. Podéis tener

toda la vida que tuvisteis y más aún, por la bendición delEspíritu Santo. Puedes ser tan intenso como jamás ha-yas sido. He visto caballos viejos volver a los pastos, yregresar frescos y vigorosos. Conozco un lugar, de donde

si un corcel agotado va a alimentarse, volverá para seruncido al carro del Evangelio con fuerzas renovadas.Recordemos aquellos lugares consagrados donde Jesús salióa nuestro encuentro en días pasados, donde nuestra almafue hecha «como los carros de Aminadab». ¡Señor, renuevatus misericordias antiguas, y nos levantaremos, como elFénix, de nuestras cenizas!

Quizá te cueste mucho ser restaurado de nuevo. JuanBunyan habla del peregrino que perdió su rollo, y tuvoque volver por él, de modo que recorrió tres veces el mismotrecho del camino, y el sol se puso antes que alcanzaraalojamiento. Pero cueste lo que cueste, es preciso que noshumillemos ante Dios. El otro día leí un sueño que fueel medio para la conversión de un hombre. Pensaba es-tar entrando con su amigo en una ciudad oriental, y cuandoiba a pasar la puerta, el rastrillo de la verja empezó adescender. Se agachó; pero descendía tan aprisa que nopodía pasar ni agachándose, ni arrodillándose, ni gateando,

ideal5-3 11/07/2000, 12:5497

Page 76: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 76/343

98

un ministerio ideal

ni siquiera echándose. Sentía la necesidad de entrar, demodo que hizo un esfuerzo desesperado. Llevaba unachaqueta de fino encaje y se la quitó, pero el rastrillo seguíadescendiendo, de modo que descubrió que lo único quepodía hacer era desnudarse, y arañándose el cuerpo con-tra el suelo pudo pasar. Cuando estuvo a salvo al otro ladode la verja, un ser resplandeciente le cubrió de pies a cabezade brillantes vestiduras. Quizá tengamos que desprendernosde aquella hermosa chaqueta, de aquella otra espléndidateoría, de ese amor a la popularidad, de la retórica; perouna vez pasemos la verja, Dios nos cubrirá con la túnicade la aceptación en el Amado, y esto nos recompensarácon creces de todo lo que la lucha puede costarnos.

Lamento decir que el material de que estoy hecho hacepreciso que el Señor tenga que castigarme con energía.Soy como una pluma de ave que no escribe a menos deser afilada a menudo, y por lo tanto he sentido muchas veces en mi carne el afilado cuchillo; con todo, no lamentarémis dolores y mis cruces en tanto que el Señor me usepara escribir en los corazones de los hombres. Esa es la

causa de las aflicciones de muchos ministros; son nece-sarias para nuestra obra. Habéis oído la fábula del cuer- vo que deseaba beber, pero el jarro contenía tan poca aguaque no podía alcanzarla, y por lo tanto tomó piedra traspiedra, dejándolas dentro del recipiente hasta que el aguasubió hasta el borde, y pudo beber. En algunos hay unamedida tan pequeña de gracia, que necesitan muchas en-fermedades y aflicciones para hacer que sus dones seanutilizables. Sin embargo, si recibimos la gracia suficien-te para llevar fruto sin ser podados continuamente, tan-to mejor.

Se espera de nosotros que a partir de este momentosubamos a un punto más elevado. El Señor tiene razo-nes para esperarlo, si pensamos en lo que ha hecho pornosotros. Algunos de mis compañeros de armas, que ahoraestán ante mí, han pasado por batallas tan duras comoel que más; y después de los éxitos que han tenido, nodeben ni pensar en rendirse. Después de lo que el Señor

ideal5-3 11/07/2000, 12:5498

Page 77: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 77/343

99

un nuevo comienzo

ha hecho por nosotros nunca debemos arriar la bandera,ni dar la espalda en el día de la batalla. Cuando se te-mía que Sir Francis Drake iba a naufragar en el Támesis,dijo: «¡Cómo! ¿He rodeado el mundo y voy ahora a aho-garme en un canal? No yo.» Así os digo yo, hermanos:os habéis enfrentado con aguas tempestuosas, ¿y os hundiréisen un estanque de aldea? No nos tratarán peor de lo quenos han tratado. Estamos ahora en muy buena forma paraluchar, pues los golpes anteriores nos han endurecido. Ungran pugilista de Roma estaba maltrecho; tenía la nariz,los ojos y el rostro tan desfigurados, que siempre estabadispuesto a luchar, porque decía: «No me pueden estro-pear más de lo que estoy». Personalmente, estoy muy cercade esta situación. Los hombres ya no pueden decir demí cosas peores que las que han dicho. Me han con-tradicho en todo, y me han calumniado hasta el máxi-mo. Mi buena apariencia ya no existe, y nadie me puedehacer ya mucho daño.

Algunos de vosotros habéis sido objeto de estos ataquesen mayor grado de lo que probablemente volveréis a su-

frir; habéis tenido pruebas, tribulaciones y aflicciones hastael límite de lo que podéis soportar; y después de haberestado tanto tiempo en filas, ¿vais a ceder, huyendo comocobardes? ¡No lo permita Dios! Al contrario, permita Diosque los veteranos entre vosotros tengáis el placer no sólode ganar batallas para Cristo, sino de ver a otros, que hansido salvos por vuestra instrumentalidad, prepararse paraluchar por Jesús mejor de lo que habéis luchado vosotros.El otro día leí una historia, y con esto concluyo, desean-do tener yo mismo este gozo que os deseo a todos en lascosas espirituales. Diágoras de Rodas había ganado en susbuenos tiempos muchos laureles en los juegos olímpicos.Tenía dos muchachos, y los educó para la misma profe-sión. Llegó el día en que sus propias fuerzas disminuye-ron, y no podía ya luchar en persona; pero iba a los jue-gos olímpicos con sus dos hijos. Veía los golpes que da-ban y recibían, y se regocijaba cuando descubría que ambos  vencían. Un lacedemonio le dijo: «Ya puedes morir,

ideal5-3 11/07/2000, 12:5499

Page 78: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 78/343

Page 79: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 79/343

101

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

LUZ. FUEGO. FE.

VIDA. AMOR.

Nunca he necesitado más ayuda que ahora, y nun-ca me sentí tan absolutamente inadecuado para darla pauta a la Conferencia. A medida que aumen-

táis en número, en dones y en experiencia, me doy cuen-ta cada vez más de lo poco digno que soy de estar en lugardestacado y de dirigir vuestras filas. Sin embargo, con-fiaré en Dios y creeré que, por su Santo Espíritu, Él enviarápalabras de aliento.

Hace años, un juez excéntrico ya anciano, llamado Foster,

salió a efectuar una gira durante un verano muy bochor-noso; y en uno de los días más tórridos de aquel verano,se dirigió al gran jurado de Worcester en términos máso menos como siguen: «Caballeros del Jurado: hace mu-cho calor y soy muy viejo; conocéis muy bien vuestrosdeberes; id y cumplidlos». Siguiendo su ejemplo, me sientoinclinado a deciros también: «Ya estáis reunidos; sufromuchos achaques, y vosotros encontráis difícil soportarmis charlas; conocéis vuestros deberes; id y cumplidlos».La acción es mejor que los discursos. Si hablo duranteuna hora, difícilmente podré decir algo más práctico que

eso: «Conocéis vuestros deberes; id y cumplidlos». «Inglaterraespera que cada uno cumpla con su deber», fue la con-signa de Nelson en Trafalgar; ¿tendré que recordaros quenuestro gran Señor espera que cada uno de sus siervosocupe su puesto hasta que su Maestro vuelva, y por lo tantoque sea un buen siervo fiel? Id, hermanos, y cumplid laelevada misión que Él os ha encomendado, y ¡que el Espíritu

ideal5-4 11/07/2000, 12:55101

Page 80: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 80/343

102

un ministerio ideal

de Dios obre en vosotros la buena voluntad de vuestroSeñor!

Los que sirven a Dios en verdad, reciben el privilegiode experimentar cada vez más intensamente que «la vidaes real, la vida es fervorosa» si ciertamente es vida en Cristo.En las horas de grandes dolores, flaquezas y depresiones,he pensado que si me recuperase de nuevo, sería más activoque nunca; he tomado la resolución, si tuviese el privile-gio de volver a subir los escalones del púlpito, de aban-donar toda traza de retórica en mis sermones, no predi-car sino la verdad presente y urgente, y darla a la con-gregación con todas mis fuerzas; viviendo yo mismo a granpresión y gastando toda la energía de que fuera capaz miser. Supongo que también vosotros os sentisteis así cuandoos acometió la postración. Os dijisteis: «Se ha terminadoel tiempo de jugar, es preciso poner manos a la obra. Bastade desfiles, ahora viene la guerra. Es preciso que no per-damos un solo instante, sino que redimamos el tiem-po, porque los días son malos». Cuando vemos la ma-ravillosa actividad de los siervos de Satanás, y cuántas

cosas realizan, podemos avergonzarnos de nosotrosmismos por hacer tan poco por nuestro Redentor, y esepoco a menudo es tan mal hecho que exige el doble detiempo al tener que corregir lo ya realizado. Hermanos,dejemos de lamentarnos y enmendémonos de veras.

Un gran filósofo alemán ha afirmado que la vida es todaun sueño. Dice que «es un sueño compuesto de un sue-ño de sí misma». No cree en una existencia real, ni si-quiera en la propia; aun  eso lo concibe él como un meropensamiento. Me parece que algunos de los que están enel ministerio deben ser discípulos de esa filosofía, puesestán medio dormidos, y su espíritu es soñador. Hablande las verdades eternas como si fueran un sistema provi-sional de creencias, que pasa y se desvanece como todaslas demás visiones de la tierra. Viven para Cristo de unamanera que nunca imaginaría la persona que se propu-siera ganar dinero u obtener un título en la universidad.Decía alguien hablando de cierto ministro: «Si obrara en

ideal5-4 11/07/2000, 12:55102

Page 81: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 81/343

103

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

mis negocios como él en su ministerio, quebraría a lostres meses». Es lamentable que haya hombres que se lla-man ministros de Cristo, a quienes jamás se les ocurreque están obligados a demostrar la máxima laboriosidady celo. Parecen olvidar que tratan con almas que puedenperderse o salvarse para siempre, almas que costaron lasangre del corazón del Salvador. No parecen haber entendidola naturaleza de su vocación, ni haber captado la idea bíblicadel embajador de Cristo. Como carreteros soñolientos,esperan dejar su carga a salvo, aunque ellos estén pro-fundamente dormidos.

He oído hablar de ministros que demuestran el máxi-mo de vivacidad cuando están practicando algún depor-te o forman parte de una excursión, o en sus negociosparticulares. He podido oír a alguien decir lo siguien-te: «¡Qué excelente ministro habría sido si fuera con-  vertido!» De un hombre muy inteligente he oído decir:«Habría sido un gran ganador de almas, si hubiese creídoen las almas; pero no creía en nada». Se dice de los cam-pesinos rusos que cuando han terminado su trabajo, se

tumban en torno a la estufa y duermen allí hora trashora; y existe entre ellos la opinión de que sólo estándespiertos cuando duermen, y que sus horas de vigiliay trabajo no son sino un horrible sueño. Ellos confíanen que sus sueños son hechos, y los sufrimientos de su  vigilia son meras pesadillas. ¿No es posible que algu-nos hayan caído en el mismo concepto con respecto alministerio? Están dormidos en cuanto a las realidades,y despiertos para las sombras; se toman en serio lasbagatelas, y en broma lo solemne. No voy a tratar derepresentar lo que Dios tendrá que decir a aquellos siervosque hacen bien su propio trabajo, y mal el de Dios. ¿Quéserá del hombre que desplegó gran capacidad en susdistracciones, pero fue inepto en sus devociones; acti-  vo fuera de su oficio, e inactivo en él? El día lo decla-rará. Despertémonos para que nuestra fidelidad sea delo más completa, laborando para ganar almas de tal modocomo si todo dependiera de nosotros, mientras, en fe,

ideal5-4 11/07/2000, 12:55103

Page 82: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 82/343

104

un ministerio ideal

nos reclinamos sobre el glorioso hecho de que tododepende del Dios eterno.

Veo ante mí muchos que están bien despiertos y afa-nosos buscando a los perdidos; os estoy hablando a al-gunos de los más fervorosos espíritus de la iglesia cris-tiana, evangelistas y pastores cuya comida y bebida es hacerla voluntad de su Señor. Mas aun éstos, los más despier-tos, estarán de acuerdo conmigo cuando afirmo que po-drían estar aún más despiertos. Hermanos, después de haberhecho lo mejor que podíais, sabéis que podríais haberlohecho mejor. ¿Quién entre nosotros no podría haber te-nido mejor éxito si hubiese estado dispuesto a obtener-lo? Cuando Nelson servía a las órdenes del almiranteHotham, y cierto número de buques enemigos había sidocapturado, dijo el comandante: «Es preciso que estemoscontentos; hemos tenido un gran éxito». Pero Nelson noopinaba lo mismo, ya que cierto número de naves ene-migas había escapado. «Si hubiéramos capturado diez naves,y permitido que escapara una, siendo posible haberlacapturado, no podría nunca llamarlo un éxito». Aunque

hayamos traído a muchos a Cristo no podemos atrevernosa jactarnos, pues nos humilla la reflexión de que podríahaberse hecho más, si hubiésemos sido instrumentos másaptos para ser usados por Dios.

Es posible que algún hermano diga : «He hecho todolo que podía». Esa podrá ser su honrada opinión, puesno podía haber predicado más frecuentemente, ni habercelebrado más reuniones. Quizá sea cierto que ha cele-brado suficientes reuniones, y que la congregación ha tenidosuficiente número de sermones; pero podía haber habi-do un mejor espíritu en las reuniones, y también en lossermones. Algunos ministros podrían hacer más en la rea-lidad si hicieran menos en la apariencia. Un cuáquero deBristol, -y los cuáqueros son hombres muy perspicaces-entró hace años en una cervecería y pidió un litro de cerveza.La cerveza formaba espuma, y la medida no estaba bienllena. Dicho cuáquero dijo al vendedor: «¿Cuánto vendéisen vuestro negocio?» «Diez toneles de cerveza al mes» replicó

ideal5-4 11/07/2000, 12:55104

Page 83: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 83/343

105

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

éste. «¿Sabéis cómo podríais vender once?» «No, señor;quisiera saberlo». «Os lo diré, amigo; podéis hacerlo dandobuena medida». A cualquier hermano que diga: «No sé comopredicar más del Evangelio, pues lo predico muy a me-nudo», le replicaría: «No necesitas predicar más a menudo;pon más Evangelio en tus sermones». Nuestro Salvador,en las bodas de Caná, dijo: «Llenad estas tinajas de agua».Imitemos a los criados, de quienes leemos: «Y las llena-ron hasta arriba». Que vuestros mensajes estén repletos-sanos, llenos de gracia, y condensados. Ciertos oradorespadecen una terrible verborrea; apenas se puede percibiruna diminuta idea que, como una pajita, ha sido lanza-da sobre un tremendo Ganges o Amazonas de palabras.Dad a la congregación mucho que pensar, mucha doctri-na bíblica, sólida, y dadla de manera cada vez mejor- cadadía, cada año mejor para que Dios sea más glorificado, ylos pecadores aprendan más prontamente el camino dela salvación.

Voy a encomendaros, para el perfeccionamiento de vuestroministerio, cinco cosas que deberían estar y abundar en

 vosotros. Recordáis el pasaje que dice: «sal sin tasa». Nohay necesidad de limitar la cantidad de ninguna de lascosas que os voy a encomendar. Son éstas: luz, fuego, fe,

 vida, amor . Son cinco, de modo que podéis contarlas conlos dedos; su valor es inestimable, así que os convienecogerlas y llevarlas en el corazón.

I. Os encomiendo fervientemente la adquisición y dis-tribución de la LUZ.

Con este fin, es preciso que   ante todo adquiramos la

luz. Adquirid luz, aun del tipo más común, pues toda luzes buena. La educación en cosas ordinarias es valiosa, yquisiera estimular a ciertos hermanos que malgastan eltiempo, a que se pongan manos a la obra en ese sentido.Muchos de vosotros entrasteis en el Colegio Teológico sineducación alguna; pero cuando lo dejasteis, habíais apren-dido lo suficiente para haber formado la resolución deestudiar con todas vuestras fuerzas, y lo habéis llevado a

ideal5-4 11/07/2000, 12:55105

Page 84: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 84/343

106

un ministerio ideal

cabo. Quisiera que todos hubieran hecho lo mismo. Esuna gran ventaja para un ministro empezar su vida pú-blica en un pueblo pequeño, donde puede disponer de tiempoy calma para leer constantemente; sabio es el hombre quese aprovecha de tan magnífica oportunidad. No sólo de-beríamos pensar en lo que podemos hacer ahora para elSeñor, sino en lo que podemos llegar a hacer si nos per-feccionamos. Nadie debiera ni soñar que su educación estácompleta. Sé que mi amigo Mr. Rogers, aunque pasa delos ochenta, sigue siendo un estudiante, y quizá tiene másespíritu de verdadero estudiante ahora que nunca. ¿Po-drá sentarse satisfecho alguno de los más jóvenes? Segui-remos aprendiendo aun en el cielo, y continuaremos es-cudriñando más y más profundamente el abismo del amordivino: no estaría bien hablar de conocimientos perfec-tos aquí abajo. Si un hombre dice: «Estoy perfectamenteequipado para mi trabajo, y no necesito aprender más;me he trasladado aquí después de haber estado tres añosen el lugar donde predicaba últimamente, y tengo una buenaprovisión de sermones, de modo que no necesito leer más»,

le diría: «Mi querido amigo, que el Señor le dé cerebro,porque usted habla como los que son deficientes en esteaspecto». El cerebro necesita mucho alimento, y el quelo tiene debe alimentarlo constantemente por medio delecturas y pensamientos, pues de lo contrario se marchi-tará o se dormirá. Es el hijo de la sanguijuela, y está siempreclamando: «Más, más». No lo dejéis morir de hambre. Sieste tipo de hambre mental no lo sufres nunca, sospechoque no tienes una gran mentalidad.

Pero procurad también tener en alto grado la luz su-

 prema. Por encima de todas las cosas, tenéis que ser es-tudiantes de la Palabra de Dios; esto, ciertamente, es unaspecto muy importante de vuestra profesión. Si no es-tudiamos la Escritura y los libros que nos ayuden a en-tender la teología, estamos desperdiciando el tiempo metidosen otras investigaciones. Tendríamos por necio al indivi-duo que se está preparando para ser médico y pasara eltiempo estudiando astronomía. Podrá haber cierta rela-

ideal5-4 11/07/2000, 12:55106

Page 85: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 85/343

107

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

ción entre las estrellas y los huesos humanos; pero nadieaprenderá mucho de cirugía estudiando las constelacio-nes de Arturo o de Orión. De modo que hay una conexiónentre todas las ciencias y la religión, y os aconsejaría queadquirieseis muchos conocimientos generales; pero la culturauniversal será mal sustituto para el estudio especial ydevocional de las Escrituras y de las doctrinas conteni-das en la revelación de Dios. Hemos de estudiar los hombresy nuestros propios corazones; deberíamos sentarnos comodiscípulos en las escuelas de la providencia y la experiencia.Algunos ministros crecen aprisa porque el gran Maestrolos disciplina severamente, con disciplina santificada; perootros no aprenden nada por experiencia, van de error enerror, y no aprenden cosa alguna de sus dificultades ex-cepto el arte de crear otras nuevas. Os sugiero a todos laoración de cierto puritano que durante un debate, segúnobservaron los demás, estaba absorto escribiendo. Pensabansus amigos que tomaba notas del discurso de su oponen-te; pero cuando vieron el papel, sólo encontraron estaspalabras: «¡Más luz, Señor! ¡Más luz, Señor!» ¡Ojalá ten-

gamos más luz del gran Padre de las luces!Que esta luz no sea solamente la del conocimiento, sino

procurad también la luz del gozo y el buen humor. Haypoder en un ministerio feliz. Un rostro lúgubre, una vozlastimera, unas maneras lánguidas, no son cosas que atraigana nuestros oyentes, especialmente a los jóvenes. Hay mentesextrañas, que hallan la felicidad en la suma tristeza, perono son numerosas. Una vez recibí una carta de alguienque me informaba haber venido al Tabernáculo, pero quetan pronto como entró pensó que no podía ser la casa Dios,porque había mucha gente, y «estrecha es la puerta, yangosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los quela hallan». Cuando me miró, sintió la seguridad de quemi fe era poco sana, pues yo no tenía que parecer tan ani-moso, ni ser tan robusto en mi persona si pertenecía alprobado pueblo de Dios. Peor que esto, al mirar en tor-no a la congregación y ver sus rostros satisfechos, se dijoa sí mismo: «Esta congregación no sabe nada de la de-

ideal5-4 11/07/2000, 12:55107

Page 86: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 86/343

108

un ministerio ideal

pravación de sus corazones, ni de las luchas internas delcreyente». Luego me informó de que frecuentaba una capillamuy pequeña, donde veía a un ministro que parecía ha-ber estado en el horno; y aunque sólo había ocho perso-nas presentes, parecían todas tan deprimidas que se sen-tía a sus anchas. Me alegré de que aquel buen hombrepudiera disfrutar un poco de la agradable tristeza de estarcon sus hermanos. No sentí envidia; ni creo tampoco queeste tipo de ministerio de la tristeza atraiga a un núme-ro de almas que nadie puede contar. Los hijos de luzprefieren el gozo del Señor, pues han experimentado quees su fortaleza.

Adquirid abundancia de luz,   y cuando la hayáis obte-

nido, distribuidla. No caigáis nunca en el concepto de queel mero fervor sin conocimientos bastará, y que las almashan de ser salvas simplemente por nuestro celo. Me temoque somos más eficientes en calor que en luz; pero, al mismotiempo, el fuego que no tiene luz es de naturaleza muysospechosa, y no viene de arriba. Las almas son hechassalvas por la verdad que penetra en el entendimiento,

alcanzando así la conciencia. ¿Cómo puede salvar el Evan-gelio cuando no es entendido? El predicador quizá pre-dique con muchos puntapiés, golpes, gritos y súplicas; peroel Señor no está en el viento, ni en el fuego; el silbo apacibley delicado de la verdad es necesario para penetrar en elentendimiento, y alcanzar así el corazón. La congregaciónha de ser enseñada. Debemos «ir y doctrinar a todas lasnaciones», haciendo discípulos en ellas; y no conozco maneraalguna para salvar a los hombres sin que vosotros lesenseñéis y ellos aprendan.

Algunos predicadores, aunque saben mucho, no ense-ñan mucho porque usan un estilo muy enrevesado. Re-cordad que os estáis dirigiendo a personas que necesitanser enseñadas como niños; pues aunque son adultos, lamayor parte de nuestros oyentes están todavía en la in-fancia en cuanto a las cosas de Dios; y si han de recibirla verdad, es preciso que sea presentada muy sencillamente,y de tal manera que sea fácil de asimilar y de almacenar

ideal5-4 11/07/2000, 12:55108

Page 87: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 87/343

109

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

en la memoria. Por lo tanto, ofreced mucha instrucciónsantificada. Algunos dan poca instrucción a causa de suestilo; pero muchos fallan por otras razones, y principal-mente a causa de que su objetivo es otro. Talleyrand defineal metafísico como un hombre que entiende mucho de trazarlíneas negras sobre un fondo negro. Yo preferiría trazarlíneas negras sobre un fondo blanco o blancas sobre unonegro, para que se pudieran ver; pero ciertos predicado-res son tan profundos que nadie los entiende. Por otraparte, ¿no habéis oído sermones con gran despliegue deoratoria y nada más? Habéis estado mirando sus mara-  villas; y todos hemos temblado con el temor de que per-diera el equilibrio en medio de las piruetas que hacía. Perocuando todo ha terminado, vuestra mente está insatisfe-cha, pues la acrobacia de la retórica no alegra el alma.Es preciso que no hagamos de la oratoria nuestro objeti- vo. Algunos son elocuentes por naturaleza y no les es posibleser de otro modo, como los ruiseñores no pueden evitarel cantar dulcemente; por lo tanto, no los censuro, sinoque los admiro. No es deber del ruiseñor bajar la voz al

mismo tono que el gorrión. Que cante con dulzura, si lohace naturalmente. Dios merece la mejor oratoria, la mejorlógica, la mejor metafísica, lo mejor de todo; pero si al-guna vez la retórica obstruye la instrucción del pueblo,sea anatema. Si alguna aptitud educacional, o algún donnatural que poseamos, hiciera menos fácil que la congre-gación nos entendiese, ¡que perezca! ¡Que Dios quite denuestro pensamiento y nuestro estilo todo lo que oscure-ce la luz, aunque sea un velo costoso de rarísimo encaje!¡Ojalá usemos un lenguaje muy llano, para que la luz delEvangelio pueda brillar muy claramente desde nuestroministerio!

En nuestro tiempo, hay gran necesidad de dar luz, pues se están realizando feroces tentativas para apagar u oscu-

  recer la luz. Hay muchos que están esparciendo las tinie-blas por todas partes. Así que, hermanos, mantened la llamaardiendo en vuestras iglesias y en vuestros púlpitos, ysostenedla frente a los hombres que aman las tinieblas

ideal5-4 11/07/2000, 12:55109

Page 88: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 88/343

110

un ministerio ideal

por que favorecen sus objetivos. Enseñad a la congrega-ción toda la verdad, y no permitáis que vuestras opinio-nes distintivas queden ocultas. Hay ladrones de ovejas querondan por la noche y se llevan a los nuestros porque éstosno conocen nuestros principios: los principios de los no-conformistas, los principios de los bautistas, y hasta losprincipios del cristianismo. Nuestros oyentes tienen unaidea general de estas cosas, pero no suficiente para pro-tegerlos de los engañadores. Estamos rodeados, no sola-mente de escépticos, sino de ciertos hermanos que devo-ran a los débiles. No dejéis que vuestros hijos paseen sinestar guardados por un santo conocimiento, pues hayseductores alrededor que los desviarán si pueden. Empe-zarán llamándolos «querido» esto y «querido» aquello, yterminarán apartándolos de quienes los trajeron a Jesús.Si perdéis miembros en la iglesia, que sea sabiéndolo, yno por ignorancia de ellos. Estos secuestradores deslum-bran los ojos débiles con destellos de novedad, y trastor-nan las cabezas flacas con descubrimientos maravillososy doctrinas sorprendentes, que tienden a la división, a la

amargura, y a la exaltación de su propia secta. Mantenedla luz de la verdad ardiendo, y los ladrones no se atreve-rán a saquear vuestra casa.

¡Feliz la iglesia de creyentes en Jesús que saben por quécreen en Él; personas que creen la Biblia y conocen loque contiene; que creen en las doctrinas de la gracia yconocen el alcance de tales verdades; que saben dónde están,y lo que son, y que por lo tanto moran en la luz y no puedenser engañadas por el príncipe de las tinieblas! Permitid,queridos amigos, —estoy especialmente hablando a los más  jóvenes- que haya mucha enseñanza en vuestro ministe-rio. Me temo que los sermones son, con demasiada fre-cuencia, juzgados por sus palabras y no por su buen sentido.Que no sea así con vosotros. Alimentad siempre a la con-gregación con conocimiento y comprensión, y que vues-tra predicación sea sólida, conteniendo alimento para elhambriento, curación para el enfermo, y luz para los queestán en tinieblas.

ideal5-4 11/07/2000, 12:55110

Page 89: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 89/343

111

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

II. En segundo lugar, tengo que suplicaros que en vuestroministerio recabéis y uséis abundancia de FUEGO celes-tial. Sobre este particular, quizá esperáis que hable concautela; pues habéis visto los daños causados por el fue-go incontrolado, y los peligros del fuego extraño, y posi-blemente estáis deseosos de saber lo que pienso de cier-to «ejército» que abunda en fuego, y arde a las mil ma-ravillas. No expresaré ninguna opinión, excepto que nin-guno de los supuestos males del fuego iguala a los de latibieza. Incluso el fanatismo es preferible a la indiferen-cia. Antes me arriesgaría a los peligros de un tornado deexcitación religiosa que ver el aire estancado a causa deun formalismo muerto. Es mucho mejor que las congre-gaciones sean demasiado ardientes que tibias. «Ojalá fuerasfrío o caliente», sigue siendo la palabra de Cristo, y seaplica a los predicadores como a los demás. Cuando unhombre está muy frío en las cosas de Cristo, sabemos dóndese encuentra; y si otro está al rojo vivo, o quizá al rojoblanco, y se le tiene por demasiado entusiasta, sabemosdónde anda; pero cuando un ministro predica de tal manera,

que al final de su sermón decís: «Esto no es ni frío nicaliente», os vais con la sensación de estar hartos, e in-cluso demasiado hartos, de ello. No había nada que osexcitara; casi deseáis haber tenido motivos para indignaros,en vez de haber sido arrullados por semejantes discurseos.Un sermón tibio marea toda mente sana.

Tampoco es éste un mal que se halle tan sólo en el púlpito.Tendría que preguntarme solemnemente qué ocurriría siun ángel con un termómetro visitara las iglesias libres deLondres, porque me parece que encontraría una gran partede las mismas ciertamente no frías, decididamente nofervientes, sino entre los dos puntos. ¿Qué hay de ti, queridohermano? ¿Dices tú: «Bien, no soy el más ferviente de todos,pero tampoco soy el más frío de todos»? Entonces tengosospechas en cuanto a tu temperatura; pero dejo el asuntoa tu propio discernimiento, haciéndote observar solamenteque nunca he visto un fuego que sea moderadamentecaliente. Si alguno de vosotros descubriese semejante

ideal5-4 11/07/2000, 12:55111

Page 90: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 90/343

112

un ministerio ideal

artículo, sería bueno que lo patentase, pues podría ser útilen muchos aspectos. El fuego que yo conozco es tal, quenunca he puesto la mano encima del mismo sin tener querecordar su cálido abrazo. El fuego no ha aprendido nuncalo que es moderación. Se me dice que no conviene ser ex-tremado, y en esto el fuego ciertamente es culpable; puesno sólo es intensamente caliente, sino que tiene tenden-cia a consumir y destruir sin límite. Cuando empezó enesta ciudad, en tiempos antiguos, poca cosa dejó que nofuesen cenizas; no hubo manera de cortarle las alas ¡OjaláDios nos conceda gracia para ser extremados en su ser-  vicio! ¡Que seamos llenos de un celo irrefrenable por sugloria! ¡Que el Señor nos responda con fuego, y que esefuego se derrame primeramente sobre los ministros ydespués sobre las congregaciones! Pedimos la verdaderallama de Pentecostés, y no las chispas encendidas por lapasión humana. Nuestra necesidad es un carbón encen-dido del altar, y nada puede sustituirlo; pero es precisoque lo tengamos, o de lo contrario nuestro ministerio seráen vano.

Ante todo, es preciso que nos ocupemos de que   el fue- go arda en nuestras propias almas. Me hace dichoso el pensarque hay pocos, si es que hay alguno entre vosotros, quesean totalmente fríos; es muy difícil calentar una piedra;y tenéis que ser calentados hasta el fervor si hemos dehacerlo como conviene. Es posible envolver a un hombreen mantas hasta que esté bastante caliente, debido a quehay vida en él; pero no se puede calentar una piedra dela misma manera. La vida siempre engendra cierta me-dida de calor y la posibilidad de tener más; y dado que  vosotros tenéis vida, hay en vosotros capacidad para elcalor. Algunos predicadores son de naturaleza tan fría, queno hay medio conocido para calentarlos.

La tentativa para hallar calor en los sermones de al-gunos, me recuerda la fábula de Esopo acerca de los monosy la luciérnaga. Los monos encontraron una luciérnagabrillando en la ribera, e inmediatamente se reunieron entorno para calentarse. Colocaron ramitas encima de la mis-

ideal5-4 11/07/2000, 12:55112

Page 91: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 91/343

113

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

ma, tratando de hacer un fuego, pero no se encendió. Eramuy bonita, y parecía una llama; pero no pudieron ca-lentarse las manos en su fría luz. Así he conocido minis-tros cuya luz estaba desprovista de calor y, por consiguiente,las pobres ramitas en torno a ellos nunca se han encen-dido, ni los corazones helados han sido derretidos por suinfluencia.

Es un trabajo horrible escuchar un sermón teniendo lacontinua sensación de estar sentado a la intemperie du-rante una tormenta de nieve, o de estar metido en unacasa de hielo clara pero fría, ordenada pero mortífera. Tehas dicho a ti mismo: «Fue un sermón bien distribuidoy bien planeado, pero no entiendo lo que pasa con él»;el secreto es que había madera, pero no fuego para en-cenderla. Un gran sermón sin corazón en él, me recuer-da uno de aquellos enormes hornos de Gales que se handejado apagar; son un espectáculo lastimoso. Preferimosun sermón en que quizá no haya un vasto talento, y nin-guna gran profundidad de pensamiento; pero lo que hay,acaba de salir del crisol y, como metal derretido, se abre

camino ardiendo. Conocía un muchacho que cuando ibaa casa, desde la herrería donde trabajaba, era maltrata-do por los chicos del pueblo hasta que su patrón le sugi-rió un plan de defensa que resultó maravillosamente efi-caz. Tomaba una vara de hierro, y antes de salir para sucasa atizaba el fuego y la calentaba. Cuando los chicosle rodeaban les avisaba que no tocaran esta barra, y des-pués de acercarse a ella obedecían la advertencia y semantenían a respetuosa distancia. No estoy citando el ejem-plo como recomendación especial, sino para sacar de éluna moraleja: calentad vuestro sermón al rojo vivo, yprobablemente será recordado por todos los que entrenen contacto con él. Nada detiene al fuego.

La energía sigue siendo esencial, aunque otras cosashayan cambiado en la oratoria desde los tiempos antiguos.Se dice que cuando le fue preguntado a Demóstenes: «¿Quées lo más importante en oratoria?», su respuesta no fue«la acción», sino «la energía». ¿Qué es la segunda cosa

ideal5-4 11/07/2000, 12:55113

Page 92: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 92/343

114

un ministerio ideal

en importancia? «La energía». ¿Cuál es la tercera cosa?«La energía». Estoy seguro también de que, en efecto, laenergía es lo principal en el aspecto humano de la predi-cación. Como los sacerdotes en el altar, no podemos ha-cer nada sin fuego. Hermanos, hablad porque creéis enel Evangelio de Jesús; hablad porque sentís su poder; habladbajo la influencia de la verdad que estáis presentando; habladcon el Espíritu Santo enviado del cielo; y el resultado noserá dudoso.

Recuérdese cuidadosamente que nuestra llama ha de ser 

 encendida de lo alto. Nada es más despreciable que un merofuego pintado: el fervor fingido. Más vale que tengamosuna muerte honrada que una vida falsificada. Imitar a Baxteres detestable; pero ser como Baxter es ser seráfico. Si quieresser como Whitefield, te diría sé Whitefield. Que el fuegosea encendido por el Espíritu Santo, y no por la pasiónpsicológica, el deseo de ganar honores, la emulación delos demás, o la emoción de asistir a las reuniones. Queel terrible ejemplo de Nadab y Abiú aleje para siempreel fuego extraño de nuestros incensarios. Arded por ha-

ber estado en solemne comunión con Jehová nuestro Dios.Recordad también que  el fuego que vosotros y yo nece-

  sitamos nos consumirá si lo poseemos verdaderamente.

«Cúidate», quizá susurren los amigos; pero cuando estefuego arde no haremos caso del consejo. Nos hemos en-tregado a la obra de Dios, y no podemos retroceder. De-seamos ser ofrendas encendidas y sacrificios completospara Dios, y no osamos rehuir el altar. «Si el grano detrigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas simuriere, mucho fruto lleva». Sólo podemos producir vidaen otros a costa del desgaste de nuestro propio ser. Estaes una ley natural y espiritual: que el fruto sólo puedesalir de la simiente cuando ésta se da a sí misma hastala propia aniquilación.

¿Por qué muchos ministros fervientes están agotadoshasta que el corazón y el cerebro llegan al límite de susfuerzas? Serían de poca utilidad si no corrieran este riesgo.Todos los hombres eminentemente útiles llegan a sentir

ideal5-4 11/07/2000, 12:55114

Page 93: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 93/343

115

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

su debilidad en grado supremo. ¿Puede el Espíritu de Dios,la Deidad Infinita, utilizar tan frágiles carros sin que eleje tenga que esforzarse, y la máquina entera se estremezca,como si fuera a romperse completamente bajo la sagra-da carga? Cuando Dios nos visita con poder para salvarlas almas, es como si una llama devoradora bajara del cieloy viniera a morar en nuestro seno; y en este caso, es muyposible que las fuerzas todas se consuman; sin embargo,que sea así: invitamos humildemente a la llama sagrada.Herodes fue comido por los gusanos, siendo anatema deDios; pero ser consumido por Dios para su propio servi-cio es ser bendecido hasta lo sumo. Podemos escoger entrelas dos cosas, ser comidos por nuestras corrupciones opor el celo de la casa de Dios. No hace falta vacilar; laelección de cada uno de entre nosotros es preciso que sea,enteramente, ser del Señor: siervos del Señor ardientemente,apasionadamente, vehementemente, cueste lo que cuesteel fervor divino en cuanto a cerebro, corazón y vida. Nuestraúnica esperanza de honor, gloria e inmortalidad está enel cumplimiento de nuestra consagración a Dios; como los

objetos consagrados, es preciso que seamos consumidospor el fuego, o rechazados. Para nosotros, apartarnos dela obra de nuestra vida y buscar la distinción en otra parte,es locura suma; la sequía nos amenazará, en nada ten-dremos éxito, si no es en buscar la gloria de Dios mediantela enseñanza de su Palabra. «Para mí he formado estepueblo», dice Dios; «mostrarán mis alabanzas»; y si nolo hacemos, haremos menos que nada. Para esto fuimoscreados; y si no lo hacemos, viviremos en vano.

El otro día el doctor Wayland, paseando por mi jardín,  vio los cisnes fuera del agua y observó que eran la ver-dadera representación de las personas que están fuera desu propia esfera y tratan de hacer aquello para lo cualno han sido creados. ¡Qué torpes son los cisnes en tie-rra! Andan contoneándose ridículamente; pero tan pron-to están en el agua, se deslizan graciosamente en su su-perficie; cada uno de ellos es un modelo de barco, unaimagen de belleza; cada línea es perfecta. Así ocurre con

ideal5-4 11/07/2000, 12:55115

Page 94: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 94/343

116

un ministerio ideal

el hombre que se contenta con hallar en el ministerio «lasaguas en donde nadar». Como siervo enviado por Dios,es hermoso; pero tan pronto como se entremete en losoficios, o se convierte en profesor secular, o bien procu-ra su propio engrandecimiento, cesa de ser admirable, sueleser demasiado conocido, y siempre está desplazado. Vo-sotros estáis únicamente destinados a Dios; por lo tanto,rendíos a Dios, y hallad en Él vuestras riquezas, vuestroshonores, y vuestro todo. Si lo hacéis, seréis cabeza y nocola; pero si os apartáis, seréis de poca estima. Que elfuego de la perfecta consagración se levante sobre voso-tros, pues así es como resplandeceréis y brillaréis comoplata derretida, que destaca en medio del calor. No nossometamos a la vergüenza y eterno desprecio que seránporción de aquellos que abandonan el servicio de suRedentor por la esclavitud del egoísmo. Jesús dijo a susdiscípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niégue-se a sí mismo, y tome su cruz, y sígame».

III. El siguiente objeto de nuestra meditación es la FE;

podríamos decir que es el primer y el último objeto. «Sinfe es imposible agradar a Dios»; y si agradamos a Dios,no es por nuestro talento, sino por nuestra fe.

Ahora mismo, necesitamos mucha fe en forma de creencia

 fija. Sabemos más que hace algún tiempo; por lo menosespero que sea así. Acabo de oír a uno de vosotros decira su hermano: «¡Qué amplitud de mente!» Pues bien, sí,procuramos ensancharnos; pero no como algunos; puesno somos de la escuela Amplia, de aquellos que creen pocoo nada a derechas, porque desean creerlo todo. Hemosechado el ancla, hemos cesado de ir a la deriva, reposa-mos confiados. Algunos no tienen credo; o, si tienen, esalterado tan a menudo que no les sirve de nada. Debe sercomo la manta de aquel hombre que venía de la IslaEsmeralda, diciendo: «¡Fíjese! El capitán me ha dado unamanta que no sirve para nada: por arriba es demasiadolarga, y por abajo demasiado corta; me cubre la cabeza,y al mismo tiempo mis pies quedan descubiertos. Corté

ideal5-4 11/07/2000, 12:55116

Page 95: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 95/343

117

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

una franja de un palmo por arriba y la cosí abajo, perono ha cambiado nada; sigue tapándome los ojos y conti-núa siendo demasiado corta para cubrirme los pies». Estoes lo que ciertos «pensadores» hacen con su credo: estáncontinuamente cortándolo por un extremo y añadiéndo-lo por el otro, pero nunca queda bien; está siempre enformación, nunca terminado. Los credos modernos son comolos paños de los campesinos italianos, que he contempladocon maravillada curiosidad. El geólogo más erudito que-daría desconcertado si tratara de descubrir la formaciónprimaria de un par de pantalones que han sido remen-dados y arreglados con paño de todos los dibujos y colo-res de generación en generación. Así de variadas son lascreencias y las incredulidades de algunos; una aglomera-ción de andrajos filosóficos, jirones metafísicos, residuosteológicos y desechos heréticos. Ciertos pensadores hanalcanzado el bendito ultimátum de no creer en nada ab-solutamente.

Cuando estas personas «cultivadas» hablan de nosotros,manifiestan gran desprecio y afectan creer que somos

estúpidos por naturaleza. Pero las personas no siempreson lo que los demás piensan que son, y puede ocurrirque uno se esté mirando en el espejo cuando cree estarmirando a un vecino por la ventana. Cuando las perso-nas están llenas de desprecio por las demás, es signo degran debilidad. Si en alguna revista o folleto un escritorexhibe su cultura, podéis estar seguros de que últimamenteno ha tenido contactos muy elevados, y su afectación esun crecimiento de malas hierbas propio de tal condición.Si hubiera un concurso imparcial sobre el aspecto edu-cación y cultura, los ortodoxos podrían hacer un excelentepapel. La jactancia es lamentable; pero a veces es preci-so replicar conforme a la necedad de las gentes, y me atrevoa decir que, en cualquier clase de torneo mental, no de-beríamos temblar ante la perspectiva de medir nuestrasfuerzas con los hombres del «pensamiento moderno». Seao no así, a nosotros nos corresponde creer. Creemos quecuando Jehová nuestro Dios hizo una revelación, sabía lo

ideal5-4 11/07/2000, 12:55117

Page 96: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 96/343

118

un ministerio ideal

que quería y pensaba, y que se expresó de la manera mejory más sabia, y en términos que pueden ser entendidos porlos que son veraces y aptos para aprender. Por lo tanto,creemos que no se necesita una nueva revelación, y quela idea de que haya de venir otra luz es prácticamenteincredulidad según la luz que ahora es, dado que la luzde la verdad es una. Creemos que aunque la Biblia ha sidoretorcida y vuelta al revés por manos sacrílegas, sigue siendola revelación infalible de Dios. Es parte importante denuestra religión aceptar humildemente lo que Dios harevelado. Quizá la forma más elevada posible de adora-ción, del velo acá, es la sumisión de todo nuestro ser mentaly espiritual ante el pensamiento revelado de Dios; el en-tendimiento arrodillado ante aquella sagrada presencia cuyagloria hace que los ángeles cubran sus rostros. Que losque en ello se complacen adoren la ciencia, la razón, ysus propios claros juicios; nuestro deleite es postrarnosante el Señor nuestro Dios y decir: «Este Dios es Dios nuestroeternalmente: Él nos capitaneará hasta la muerte».

Hermanos, reuníos en torno al antiguo estandarte. Luchad

hasta la muerte por el Evangelio antiguo, pues es vues-tra vida. Cualesquiera que sean las formas de expresiónque uséis según avanzáis en conocimientos, que la cruzde Jesucristo esté siempre delante, y que todas las ben-ditas verdades que la rodean sean mantenidas con todoel corazón.

Es preciso que tengamos fe, no sólo en forma de creenciasfijas, sino también en forma de  constante dependencia de

 Dios. Si se me preguntara cuál es la más agradable dis-posición de ánimo dentro de toda la gama de los senti-mientos humanos, no hablaría del poder en la oración, ode la abundancia de la revelación, o de gozos arrebatadores,o de victoria sobre los malos espíritus; sino que mencio-naría, como más exquisito deleite de mi ser, el estado enque se experimenta una consciente dependencia de Dios.A menudo esta experiencia ha venido acompañada degrandes dolores corporales y profundas humillaciones delespíritu, pero es inexplicablemente deleitoso yacer pasi-

ideal5-4 11/07/2000, 12:55118

Page 97: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 97/343

119

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

 vamente en las manos del amor, morir sumido en la vidade Cristo. Es bienaventurado darse cuenta de que no sabes,pero tu Padre celestial sabe; que no puedes hablar, pero«tenemos un abogado»; que apenas puedes levantar la mano,pero que Él obra todas tus obras en ti. La entera sumi-sión de nuestras almas al Señor, el pleno contentamien-to del corazón ante la voluntad y los caminos de Dios, lasegura confianza del espíritu en cuanto a la presencia yel poder del Señor: he aquí lo más próximo al cielo queconozco; y es mejor que el éxtasis, pues uno puede per-manecer en esta experiencia sin esfuerzo ni reacción.

«¡Ah! ¡No ser nada, nada;

Tan sólo estarse a sus pies!»

No es una sensación tan sublime como volar en alasde águila; pero en cuanto a delicadeza, una experienciade delicadeza profunda, misteriosa, indescriptible, se lle-  va la palma. Es una bienaventuranza en la que se puedepensar, un gozo que nunca parece ser robado; pues no cabe

duda de que un pobre y frágil hijo de Dios tiene derechoindiscutible a depender de su Padre, derecho a no ser nadaen presencia de Aquél que le sostiene. Me encanta predi-car en este estado de ánimo, como si no fuera a predi-car, sino esperando que el Espíritu Santo hable por mí.Presidir de esta manera las reuniones de oración y de iglesiay toda suerte de actividades, resultará ser sabiduría y gozonuestros. Generalmente cometemos nuestros mayores erroresen las cosas más fáciles, cuando todo es tan sencillo queno pedimos a Dios que nos guíe, porque pensamos quenuestro propio sentido común será suficiente. Y así es comocometemos grandes equivocaciones; pero en las dificul-tades, las graves, las que llevamos ante Dios, Él da a los  jóvenes prudencia, y enseña a los mancebos conocimien-to y discreción. La dependencia de Dios es la fuente in-agotable de la eficacia. Aquel verdadero santo de Dios, JorgeMüller, me ha sorprendido mucho siempre al oírle hablar,por ser una persona que depende tan sencilla e infantil-

ideal5-4 11/07/2000, 12:55119

Page 98: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 98/343

120

un ministerio ideal

mente de Dios; pero, lamentablemente, la mayoría denosotros somos demasiado grandes para que Dios nos use;sabemos predicar tan bien como cualquiera, hacemos unsermón con cualquier cosa... y fracasamos. Cuidado, her-manos; pues si creemos que podemos hacer cualquier cosapor nosotros mismos, todo lo que obtendremos de Diosserá la oportunidad de probar. De este modo Él nos exa-minará, y nos permitirá ver nuestra incapacidad. Ciertoalquimista, que servía al papa León X, declaró que habíadescubierto cómo transformar los metales viles en oro.Esperaba recibir una suma de dinero por su descubrimiento,pero León no era tan bobo; le dio tan sólo una enormebolsa para que pudiese guardar el oro que haría. Habíaen este regalo tanta sabiduría como sarcasmo. Eso esprecisamente lo que Dios hace con los hombres orgullo-sos; les permite tener la oportunidad de hacer lo que se  jactaban de poder hacer. Nunca he sabido que ni unamoneda de oro solitaria llegase a caer en la bolsa de León,y estoy seguro de que jamás seréis espiritualmente ricospor lo que podéis hacer con vuestras propias fuerzas.

Despojaos de vuestras propias vestimentas, hermanos, yentonces Dios podrá complacerse en revestiros de honra,pero no antes.

Es esencial que mostremos fe en forma de  confianza

 en Dios. Sería una gran calamidad si de cualquiera de vo-sotros pudiera decirse: «Tenía un excelente carácter mo-ral, y dones notables; pero no confiaba en Dios». La fees una necesidad importante. El mandamiento apostóli-co es: «Sobre todo, tomando el escudo de la fe». Lástimaque algunos vayan a la lucha dejando el escudo en casa.Sería terrible pensar en un sermón que tuviera todas lascualidades que deben tener los sermones en todos losaspectos, excepto que el predicador no confiara en queel Espíritu Santo lo iba a bendecir para la conversión dealmas. Tal mensaje es vano. Ningún sermón es lo que debieraser si falta la fe: equivale a decir que un cuerpo está sanocuando la vida se ha extinguido. Es admirable ver a al-guien humildemente consciente de su propia flaqueza, y

ideal5-4 11/07/2000, 12:55120

Page 99: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 99/343

121

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

al mismo tiempo valerosamente confiado en el poder delSeñor para obrar por medio de sus achaques. Podemosgloriarnos en general cuando Dios es nuestra gloria. Siintentamos hacer grandes cosas, no nos excederemos enla tentativa; y esperando grandes cosas, no quedaremosdesengañados en nuestras esperanzas. Alguien preguntóa Nelson si cierto movimiento de sus buques no erapeligroso, y la contestación fue: «Puede ser peligroso, peroen asuntos navales no hay nada imposible ni improbable».Me atrevo a asegurar que en el servicio de Dios nada esimposible y nada es improbable. Emprended grandes cosasen el nombre de Dios; arriesgadlo todo, confiados en supromesa, y conforme a vuestra fe os será hecho.

La norma común de nuestras iglesias es la de una granprudencia. Por regla general, no intentamos nada que estépor encima de nuestras fuerzas. Calculamos los medios,y medimos las posibilidades con exactitud económica. Luegoconcedemos un amplio margen para imprevistos, y unporcentaje aún mayor para comodidad nuestra, de modoque realizamos muy poco debido a que no tenemos el

propósito de hacer mucho. Ojalá tuviésemos más «aga-llas». No conozco palabra más adecuada para describirlo que quiero decir; aunque sea una palabra para un cam-pamento militar más que para la iglesia, por una vezusaremos vocabulario ajeno. Tened presente que no haynada como el valor, aun en las cosas ordinarias. Sir RichardSutton, cuando era embajador en Prusia, fue llevado porFederico el Grande a ver el regimiento de los gigantes,cada uno de los cuales medía metro ochenta con las botascalzadas. El rey le dijo: «¿Cree usted que hay algún regi-miento en el ejército inglés que pueda luchar contra mishombres, uno contra uno?» Sir Richard contestó: «Majestad,no sé si el mismo número de hombres podría derrotar asus gigantes, pero sé que la mitad de ellos lo probarían».Intentemos grandes cosas, pues los que creen en el nom-bre del Señor vencen por encima de todas las esperan-zas. El obrero vive por fe. El muy noble conde deShaftesbury decía la otra tarde, hablando de los maestros

ideal5-4 11/07/2000, 12:56121

Page 100: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 100/343

122

un ministerio ideal

de escuela dominical y su obra: «Era evidente, para to-das las personas reflexivas, que había un gran peligro enla ignorancia de los niños de la clase baja; de modo quelos senadores, los filósofos y los hombres honrados de todasuerte empezaron a pensar en ello, pero mientras todosestaban enfrascados en la reflexión, unas cuantas perso-nas sencillas y humildes abrían escuelas dominicales  y lo

 hacían». Esta es la clase de fe de la cual necesitamos cada vez más; necesitamos confiar en Dios de tal manera, queen su nombre pongamos la mano en el arado. Es ociosopasar el tiempo haciendo planes y alterándolos, y no hacernada más; el mejor plan para hacer la obra de Dios eshacerla. Hermanos, si no creéis en nadie más, creed enDios sin reservas. Creed completamente. Sumergíos, tantoen lo que concierne a la flaqueza como a la fortaleza, enuna confianza sencilla en Dios. Decía alguien: «En cuantoa ese hombre, no hay manera de adivinar qué locuraemprenderá la próxima vez». No hagáis caso de la mofa,aunque bien podríais decir: «No estoy loco, excelentísimoFesto, sino que hablo palabras de verdad y de cordura».

El fin de todas las cosas mostrará que la fe en Dios essentido común santificado, sin un átomo de locura enél. Creer la Palabra de Dios, es lo más razonable quepodemos hacer; es seguir el camino más sencillo quepodemos tomar, y la norma menos peligrosa que pode-mos adoptar, incluso en cuanto al cuidado de nosotrosmismos; pues Jesús dice: «El que quiera salvar su vida,laperderá; y todo el que pierda su vida por, causa de mí,la hallará». Expongámoslo todo confiados en la fidelidadde Dios, y nunca seremos avergonzados ni confundidos.

Es preciso también que tengáis fe en Dios en formade  expectación . Nuestros hermanos Smith y Fullertonno tendrían bendición en su obra si no estuvieran es-perándola; pero estando a la expectativa, procuran te-ner un lugar donde ciertas personas puedan ocuparsede los convertidos. ¿Empezaremos la siembra sin pre-parar un granero? En muchos puebIos, el Señor ha salvadoalmas mediante la predicación del Evangelio, pero el

ideal5-4 11/07/2000, 12:56122

Page 101: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 101/343

123

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

ministro nunca ha dicho: «Estaré en tal sala tal día porla tarde para entrevistarme con las personas que lodeseen», o bien, «después del sermón estaré a disposi-ción de las personas que sientan interés especial». Nuncaha dado a la congregación la oportunidad de decir loque el Señor ha hecho por ellos; y si le fuera dicho queuna docena de personas han sido redargüidas de peca-do, tendría una sorpresa, y temería que fuesen hipócritas.No es así cómo hemos aprendido de Cristo. Esperamoscapturar peces en nuestras redes, y segar cosechas ennuestros campos. ¿Podéis decir lo mismo, hermanos? Ojalápodáis decir más aún. «Ensancha tu boca, y henchirlahe», dice el Señor. Orad y predicad de tal manera, quesi no hay conversiones, quedéis atónitos, sorprendidosy quebrantados. Buscad la salvación de vuestros oyen-tes con tanta intensidad como el ángel que tocará la últimatrompeta buscará el despertamiento de los muertos. ¡Creed  vuestra propia doctrina! ¡Creed en vuestro propio Sal-  vador! ¡Creed en el Espíritu Santo que mora en voso-tros! Pues de esta manera veréis el deseo de vuestros

corazones, y Dios será glorificado.

IV. Es hora de que os hable del cuarto punto, a saber,la VIDA. El predicador debe tener vida; es preciso quetenga vida en sí mismo. ¿Estás bien vivo, hermano? Desdeluego has sido resucitado como creyente; pero, como mi-nistro, ¿estás completamente vivo? Si en el cuerpo deuna persona hay un hueso que no esté sano, se convierteen un nido de enfermedades; por ejemplo, las cariesdentales pueden causar daños más graves de lo que mu-chos se imaginan. En un sistema sano, una parte muertaestá fuera de lugar, y más tarde o más temprano crea-rá intensos dolores. Es demostración de sabiduría el quesea así, pues la podredumbre tiene tendencia a exten-derse, y podría haber males imperceptibles si el dolorno diera la señal de alarma. Espero que cualquier par-te de nuestra alma que no esté realmente viva nos duelahasta que el mal sea eliminado.

ideal5-4 11/07/2000, 12:56123

Page 102: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 102/343

124

un ministerio ideal

Algunos hermanos no parecen estar jamás enteramen-te vivos. Sus cabezas viven, son inteligentes y estudiosos;pero lástima que sus corazones estén inactivos, fríos, ale-targados. Muchos predicadores no espían jamás en bus-ca de oportunidades, pues la muerte parece haber sella-do sus ojos; y su lengua, asimismo, está solamente des-pierta a medias, de modo que farfullan y tropiezan, y entorno a ellos domina el sueño. Se me ha dicho que, si ciertospredicadores dieran un golpe o agitaran un pañuelo de  vez en cuando, o por lo menos hicieran algo fuera de lohabitual, sería un alivio para su congregación. Espero queninguno de vosotros ha llegado a ser tan mecánico ymonótono; pero sé que algunos son pesados pero no pe-san, solemnes pero no impresionan. Hermano, deseo queseas vivo de pies a cabeza, vivo de cerebro y de corazón,de lengua y de manos, de ojos y oídos. El Dios vivo debeser servido por hombres vivos.

Esforzaos en ser diligentes en todos vuestros deberes. JohnBradford, el mártir, solía decir: «Nunca me voy de nin-guna parte del servicio de Dios hasta que me siento en-

teramente vivo, y sé que el Señor está conmigo allí».Practicad esta regla concienzudamente. Al confesar el pecado,seguid confesándolo hasta que os parezca que vuestraslágrimas han lavado los pies del Salvador. Al buscar elperdón, continuad buscando hasta que el Espíritu Santodé testimonio de vuestra paz con Dios. Al preparar unsermón, esperad al Señor hasta que tengáis comunión conCristo, hasta que el Espíritu Santo os haga sentir el po-der de la verdad que tenéis que presentar. «Hijo del hombre,come este rollo». Antes de intentar dar la Palabra a otros,que ella entre en vosotros. ¿No hay demasiada oraciónmuerta, predicación muerta, y obra eclesiástica muerta detodas clases? ¿No conocéis iglesias que son como el bu-que fantasma de la leyenda en el que el capitán, el pilo-to y toda la tripulación son hombres muertos?

Es cosa triste, pero las he visto, aunque nunca he vis-to un fantasma. Recuerdo haber predicado hace tiempoen una iglesia que externamente era casi difunta e inter-

ideal5-4 11/07/2000, 12:56124

Page 103: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 103/343

125

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

namente lo era del todo; y después del culto, durante elcual había sentido un terrible frío en el alma, fui a unasala trasera y allí vi dos personas muy importantes, có-modamente apoyadas contra la repisa de la chimenea. «¿Sonustedes los diáconos de esta iglesia?» les dije. Ellos res-pondieron que sí lo eran, y yo entonces repliqué: «¡Ya melo imaginaba!» No les di más explicaciones. Estos pila-res de la iglesia necesitaban evidentemente ser apuntala-dos; pero la fácil comodidad no sirve de nada en la obradel Señor.

Hermanos, cada uno de nosotros ha de tener  vida más

 abundante, y ésta ha de derramarse en todos los deberesde nuestro cargo; la vida espiritual ferviente ha de ser ma-nifiesta en la oración, en el cántico, en la predicación, eincluso en el estrechón de manos y la buena palabra despuésdel culto. Me deleito en estas Conferencias porque sonasambleas vivas; la sala no da la sensación de ser una cripta,ni os saludáis unos a otros como un grupo de esqueletos  vivientes sin corazón, o como una compañía de respeta-bles mandarines recién salidos del salón de té, moviendo

las cabezas y haciendo reverencias de modo mecánico. Nopuedo soportar las reuniones donde la única exhibiciónde vida estriba en acaloradas discusiones sobre asuntosde orden, enmiendas, y mociones de «la cuestión previa».Uno se maravilla de las cosillas en las cuales una asam-blea es capaz de malgastar horas de precioso tiempo,disputando como si el destino del mundo entero y de loscielos estrellados dependiese del debate. ¡La montaña jadea,pero cuán pequeño es el ratón que da a luz! Hermanos,ojalá estéis vivos, y continuéis estándolo, y diseminéis vuestra vida. Leemos en Platón que los sacerdotes egipcios decíanhablando de los griegos: «Vosotros los griegos sois siem-pre adolescentes, no hay ni un anciano entre vosotros».Tampoco hay ningún anciano entre nosotros en esta hora;estamos llenos de juventud hasta hoy, y si queréis ver aalguien cuyo vigor y ánimo demuestran que sus cabellosgrises son solamente externos, ahí está sentado (señalan-do a Mr. George Rogers). Es una gran cosa estar conti-

ideal5-4 11/07/2000, 12:56125

Page 104: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 104/343

126

un ministerio ideal

nuamente renovando vuestra juventud, sin entrar jamásen la rutina, pero trazando nuevos caminos con vuestrasruedas resplandecientes. Los que son viejos en su juven-tud, es probable que sean jóvenes en la vejez. Me gusta ver la vivacidad del niño asociada a la gravedad del padre;pero especialmente me regocijo en ver un hombre piado-so que conserva la vivacidad, el gozo, el fervor de su primeramor. Es un crimen permitir que nuestros fuegos ardancon poca llama mientras la experiencia nos ofrece cada  vez más abundancia de combustible. Que nosotros vaya-mos de fortaleza en fortaleza, de la vida a la vida másabundante.

Rebosad vida en todo momento, y  que esa vida sea vista

 en vuestra conducta ordinaria. Es un estado de cosas sor-prendente el que hace que las buenas personas digan:«Nuestro ministro deshace en el vestíbulo lo que ha he-cho en el púlpito; predica muy bien, pero su vida no coincidecon sus sermones». El Señor Jesús quiso que fuésemosperfectos como nuestro Padre en los cielos es perfecto.Todo cristiano debe ser santo; pero nosotros tenemos una

obligación siete veces mayor de serlo: ¿cómo podemosesperar la bendición divina si no es así? ¡Que Dios nosayude a vivir de tal manera que podamos ser ejemplos dignospara nuestros rebaños!

En tal caso, la vida pasará de nosotros a otros. El hombrea quien Dios usa para el despertamiento es aquél que hasido personalmente despertado. Que nosotros y nuestracongregación lleguemos a ser como aquellas fuentes or-namentales que hemos visto viajando por el extranjero;el agua salta como surtidor, y cae en una concha; cuan-do la concha está llena, la cristalina corriente se desbor-da en medio de centelleos y cae en otra concha, y el pro-ceso se repite una y otra vez hasta que el resultado en-canta la vista. Que en nuestra Conferencia, hermanos, lasaguas vivas se derramen sobre nosotros y luego desbor-den de nosotros hasta que miles reciban bendición, y lacomuniquen a otros. Esto es lo que vuestro Señor desea,como dijo: «El que cree en mí, como dice la Escritura,

ideal5-4 11/07/2000, 12:56126

Page 105: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 105/343

Page 106: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 106/343

Page 107: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 107/343

129

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

y la única cosa por la cual tengáis la vida como digna deser vivida. Es preciso que vayamos a la caza de almas, almodo del cazador suizo que persigue a la gamuza por-que el espíritu de la caza se ha apoderado de él.

Sobre todo, es preciso que sintamos un intenso amor 

  a Dios. El amado hermano que nos ha dirigido en ora-ción esta mañana, hablaba adecuadamente del poder deque estamos ceñidos cuando ardemos de amor a Dios. ¿Porqué dicen tantos a los niños y a los jóvenes: «Es precisoque  améis a Jesús para ser salvos»? Eso no es el Evange-lio. El Evangelio es: «Cree en el Señor Jesucristo, y se-rás salvo». Somos cuidadosos cuando presentamos este asun-to ante los adultos; ¿por qué presentarlo incorrectamen-te a los jóvenes? Si hubiésemos de hacer una diferencia,sería más sensato decir a los niños que creyesen, y a losancianos que amasen: el error sería menos dañino, puesel amor es lo que les falta a la mayoría de los hombres.La gracia santificada del amor necesita ser más predica-da entre nosotros, y más experimentada por nosotros. Unamujer, hablando del Señor a su ministro, decía: «Él ha

oído mi oración muchas veces, y puedo obtener lo quequiera de Dios, pues, por su gracia, estoy en muy buenarelación con Él». Quería decir que la comunión había obradoun tierno compañerismo, de modo que sus oraciones eranoídas. ¡Ojalá viviésemos en términos de familiaridad conel Bienamado, y sintiésemos siempre su amor en nues-tro seno! El amor a Dios ayudará a un hombre a perse-  verar en el servicio cuando de otro modo hubiera aban-donado su trabajo. «El amor de Cristo nos constriñe», dijoalguien cuyo corazón pertenecía enteramente a su Señor.El otro día oí decir a alguien que «el amor de Cristo debería

constreñirnos». Esto es cierto, pero Pablo no habló tan-to de un deber como de un hecho; él dijo: «El amor deCristo nos constriñe».

Amados hermanos, si estáis llenos de amor a vuestraobra, amor a las almas, y amor a Dios, soportaréis ale-gremente la abnegación, que de lo contrario sería inso-portable. La pobreza de nuestros hermanos en el campo

ideal5-4 11/07/2000, 12:56129

Page 108: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 108/343

130

un ministerio ideal

es una verdadera prueba, y debiera ser aliviada por to-dos los medios; pero podemos muy bien sentirnos orgu-llosos de que haya tantos hombres que, por predicar elEvangelio de Jesucristo, están dispuestos a dejar profe-siones bien remuneradas, y a soportar dificultades. Otrasdenominaciones quizá les pagarían mejor; pero ellos re-chazan el dorado soborno, y permanecen fieles a Cristoy a las ordenanzas tal como nos fueron dadas. ¡Honor aesos mártires de toda una vida, que aceptan rigurosas pri- vaciones por Cristo y su iglesia! He oído decir que el diablo,en cierta ocasión, fue a ver a un cristiano y le dijo: «Tellamas siervo de Dios; pero ¿qué haces más que yo? Te  jactas de ayunar, mas yo también lo hago; pues ni comoni bebo. No cometes adulterio; tampoco yo». Siguió men-cionando una larga lista de pecados de los cuales es in-capaz, por lo cual podía declarar estar exento de ellos.El santo por fin le respondió: «Hago una cosa que tú nuncahiciste; me niego a mí mismo». Ese es el punto en queaparece el cristiano; se niega a sí mismo por Cristo. Cre-yendo en Jesús, considera todas las cosas como pérdi-

da por el excelente conocimiento de Cristo Jesús, su Señor.Hermanos, no dejéis vuestro pastorado porque el esti-pendio sea pequeño. Vuestra pobre congregación ha deser atendida por alguien. No desesperéis cuando lostiempos sean difíciles, pues pronto serán mejores; y,entretanto, vuestro Padre celestial conoce vuestra ne-cesidad. Hemos oído hablar de hombres que han per-manecido en ciudades azotadas por plagas, cuando otroshuían, porque podían ser útiles a los enfermos. Quedaos,pues, con vuestra congregación cuando les falte el tra-bajo; sed tan fieles a vuestro Dios como muchos hansido fieles a su filantropía. Si de alguna manera podéissoportar la presente aflicción, estad al lado de la con-gregación. Dios os ayudará y recompensará, si tenéis feen Él. Que el Señor confirme vuestra confianza, y osconsuele en la tribulación.

Adelante, hermanos, seguid predicando el mismo Evan-gelio; pero predicadlo con más fe, y predicadlo mejor

ideal5-4 11/07/2000, 12:56130

Page 109: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 109/343

131

LUZ. FUEGO. FE. VIDA. AMOR

cada día. No retrocedáis: vuestro puesto está al frente.Preparaos para esferas más amplias, los que estáis enlugares pequeños; pero no descuidéis vuestros deberespor buscar mejor posición. Estad preparados para la opor-tunidad cuando llegue, y tened la seguridad de que elcargo vendrá al hombre que es apto para él. No somostan de poco valor que necesitemos ofrecernos en todoslos mercados; las iglesias están siempre en busca de pre-dicadores realmente eficientes. Los hombres cuya ap-titud para el ministerio es dudosa tienen actualmentegrandes descuentos; pero hay gran demanda de hom-bres capaces y útiles.

No podéis poner una lámpara debajo de un almud, nipodéis mantener un hombre realmente capaz en una po-sición insignificante. El patronazgo casi no tiene impor-tancia; la aptitud para la obra, la gracia, la capacidad, elfervor, y un ánimo afable, pronto llevan al hombre a ocuparsu lugar. Dios guiará a su siervo al lugar debido, si tienela fe de confiar en Él. Pongo estas palabras al final demi mensaje, porque conozco el desaliento que os rodea.

No temáis el trabajar duramente por Cristo; terrible seráel momento de dar cuentas para aquellos que lo pasancómodamente en el ministerio; pero está reservada unagran recompensa a aquellos que soportan todas las cosaspor amor a los escogidos. No lamentaréis vuestra pobre-za cuando Cristo venga y llame a sus siervos. Será cosagrata haber muerto cada uno en su puesto, sin apartarseen pos de las riquezas, ni correr de Dan a Beerseba paraobtener mejor salario, sino quedándose donde el Señoros dijo que mantuvieseis posiciones.

Hermanos, consagraos nuevamente a Dios. Traed nuevasligaduras, y atad una vez más el sacrificio al altar. Aunqueluche por escapar al cuchillo, o esté temeroso del fue-go, atadlo con cuerdas a los cuernos del altar; pues hastala muerte, y en la muerte, somos del Señor. Nuestra con-signa en este día es rendición completa de todas las cosasa Jesús. ¡Que el Señor acepte el sacrificio vivo, por Cris-to Jesús! Amén.

ideal5-4 11/07/2000, 12:56131

Page 110: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 110/343

132

un ministerio ideal

ideal5-4 11/07/2000, 12:56132

Page 111: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 111/343

133

fortaleza en la flaqueza

FORTALEZA EN

LA DEBILIDAD

Queridos hermanos: tengo vuestras oraciones en granestima, y me siento profundamente agradecido porla porción de Benjamín que en ellas me corresponde.

Nunca de manera consciente necesité tanto vuestras in-tercesiones como ahora precisamente, pues puedo decircon el salmista: «Él afligió mi fuerza en el camino»; des-pués de mi grave enfermedad tiemblo como un niño queacaba de iniciar de nuevo el empleo de sus pies. Me cuestaestar incorporado; ¿qué podéis esperar de alguien que apenas

se tiene en pie? Durante las últimas seis semanas he es-tado considerando día tras día lo que os iba a decir; peroel resultado ha sido que no he sacado nada de mis medi-taciones. Han sido un fracaso. Fui a los pozos y no halléagua, y volví con el vaso vacío. Mi cerebro ha estado tanocupado compadeciéndose del desechado cuerpo, que noha podido elevarse con el águila, ni tan sólo extender lasalas para el modesto vuelo que necesariamente debo in-tentar esta mañana. Sin embargo, hay una cosa clara: estoyen comunión especial con mi tema, y puedo hablar, comodecían antes, «experimentalmente», o sea, por experien-

cia. Como quiera que sea, no puedo sacar gran provechode ello; pero reposo en el poder divino que tantas vecesse ha desplegado en la flaqueza. «Jehová se acordó de no-sotros».

Mi tema está sacado de las palabras de Pablo en IICorintios 12:10: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte».No quiero decir nada nuevo sobre este tema, ni podré decir

ideal5-5 11/07/2000, 12:57133

Page 112: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 112/343

134

un ministerio ideal

nada concluyente sobre el mismo. El lado débil de laexperiencia quedará expuesto ante vosotros; lo único quepuedo hacer es orar para que el lado fuerte no quede oculto.Mis propios sentimientos me ofrecen un comentario so-bre el texto, y esa es toda la exposición que me propon-go hacer. Nuestro texto no está tan sólo inscrito en la Biblia,sino en las vidas de los santos. Aunque no somos após-toles, y nunca podremos aspirar a la inspiración de Pa-blo, con todo, en este especial aspecto, estamos tan ins-truidos como él, pues hemos aprendido por experienciaque «cuando soy débil, entonces soy fuerte». Esta frasese ha convertido en un proverbio cristiano; es una para-doja que ya no deja perplejo a ningún hijo de Dios; es,al mismo tiempo, una advertencia y un consuelo que exhortaa los fuertes a considerar la debilidad del poder, y pre-senta ante los débiles el poder de la debilidad.

Quede entendido, desde el principio, que NUESTROTEXTO NO ES CIERTO EN TODOS LOS SENTIDOS ENQUE PODRÍA LEERSE. Algunos hermanos son flacos en-fáticamente y siempre; pero nunca he descubierto toda-

  vía que fueran fuertes, excepto en el sentido de ser tes-tarudos y obstinados. Si la terquedad es poder, son cam-peones; y si la presunción es fortaleza, son gigantes; perono son fuertes en ningún otro aspecto.

Muchos son débiles, pero no fuertes; cuando hablamosde ellos tenemos que alterar el texto y decir: «Cuando sondébiles, son la debilidad misma». Hay un tipo de debili-dad que conviene temamos, y que puede introducirse entrenosotros insensiblemente; pero no va acompañada de poder,ni honra, ni virtud; es un mal, es solamente mal, y lo escontinuamente. Viene acompañada de ineptitud para elservicio en las cosas santas, y de falta de eficacia; y a menosque la gracia infinita impida la calamidad, nacerá de ellael fracaso del carácter y la derrota en la vida. ¡Que nun-ca lleguemos a conocer la debilidad de Sansón despuésde declarar su secreto y perder su cabellera! Él no pudodecir: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte»; sino alcontrario «¡Sansón, los filisteos sobre ti!» Ya no pudo

ideal5-5 11/07/2000, 12:57134

Page 113: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 113/343

135

fortaleza en la flaqueza

herirlos; no pudo proteger sus propios miembros; no pudodefender sus propios ojos; no pudo alcanzar su propialibertad. Ciego, trabajó penosamente en el molino; el héroede Israel convertido en esclavo de los filisteos incircuncisos.¡Lástima que semejante debilidad se diera en un hombreque había herido sus miles, y los había dejado amonto-nados! ¡Lástima que semejante debilidad se diera en unhombre que se había llevado sobre los hombros las puertasde Gaza! Y sin embargo, así fue, y así puede ser en nuestrocaso. «Aúlla, oh haya, porque el cedro cayó». Es precisoque luchemos contra toda debilidad que lleve al pecado,no sea que alguna Dalila sea también nuestra destrucción.Los largos cabellos de Samsón denotaban su consagraciónnazarea,  y si alguna vez llegamos a ser débiles por falta de

 consagración, esta debilidad será fatal para el verdaderoservicio. Si el que tenía «nada en sí, y todo en Dios», des-ciende hasta desear «algo del yo, y algo de Dios», sucondición es bien triste. Si después de haber vivido paraganar almas vive ahora para ganar plata y oro, su dineroperecerá con él; si el que ha sido famoso por su devoción

a su Señor se convierte en señor de sí mismo, será infa-me; pues opino que aunque no hagamos nada malo a ojosde los hombres, es suficiente injusticia haberse apartadode un servicio a Dios hecho de todo corazón. Es esto loque hace reír a los demonios, y que los ángeles se mara-  villen: un hombre de Dios viviendo como un hombre delmundo. Aun Jehová mismo se detiene a preguntar: «¿Quéhaces aquí, Elías?» Los santos y los celosos se afligen cuando  ven a un ministro de Cristo ministrando a su propiaambición. Sólo somos poderosos en tanto que nuestra con-sagración es perfecta. A menos que vivamos enteramentepara Dios, nuestra fortaleza sufrirá graves pérdidas, y nuestradebilidad será del tipo que degrada al creyente hasta quelos impíos preguntan con desprecio: «¿Eres también tandébil como nosotros? ¿Eres semejante a nosotros?»

Queridos amigos, hay otro sentido en que jamás debe-mos ser débiles:   en nuestra comunión con Dios. Daviddescuidó su comunión con Dios, y Satanás le venció por

ideal5-5 11/07/2000, 12:57135

Page 114: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 114/343

136

un ministerio ideal

medio de Batseba; Pedro siguió a Jesús de lejos, y pron-to negó a su Señor. La comunión con Dios es el brazoderecho de nuestra fortaleza, y si se rompe, somos comoagua. Sin Dios, nada podemos hacer; y nos arruinamosen proporción a nuestro intento de vivir sin Él. ¡Lástimaque el hombre que ha visto el rostro del Fuerte, y ha sidohecho poderoso, olvide dónde está su gran potencia y asíenferme y se debilite! El que ha suspendido sus visitas ala casa del banquete de la comunión santificada estarádesnutrido, y tendrá que exclamar: «¡Qué debilidad! ¡Ayde mí!» El que no anda con el Amado pronto será unMefiboset en los pies y un Bartimeo en los ojos; timora-to en el corazón y tembloroso en las rodillas. Si somosdébiles en la comunión con Dios, somos débiles en todo.Si alguien puede ser poderoso sin Dios, esta peligrosa for-taleza puede caer en suerte al que está fuera de la comunión;pero si lo cierto es que sólo dependiendo del Señor so-mos poderosos, entonces la comunión rota tendrá pron-to por consecuencia el poder roto.

Hay, además, un tipo de debilidad que espero ningu-

no de vosotros jamás cultivará, aunque parece estar muyde moda en nuestros días: la debilidad de la fe; pues cuandosoy débil en la fe, no soy poderoso en el Señor. Cuandoalguien duda de su Dios, se debilita. Hace poco tiempo,las personas llenas de desconfianza e incredulidad eranconsideradas como poseedoras de una profunda experiencia;pero espero que ha pasado para siempre la época en quela incredulidad sea considerada como una aptitud para laeminencia en la santidad. Si el mensaje del Evangelio fue-ra: «El que duda, y no es bautizado, será salvo», habría muchosque hubieran hecho firme su vocación y elección; pero mientrasnuestro Evangelio sea un Evangelio de fe, la incredulidadno puede jamás ser mirada complacientemente. La fe es nuestrahacha y arma de guerra; ¡ay del guerrero que la olvida! Porlo tanto, discernamos entre debilidad y debilidad; la debili-dad que es señal de poder, y la debilidad en fe que es indi-cación de decadencia espiritual.

Ojalá que jamás seamos   débiles en amor , sino que lle-

ideal5-5 11/07/2000, 12:57136

Page 115: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 115/343

137

fortaleza en la flaqueza

guemos a ser, como Basilio, «columnas de fuego». El amores el más grande poder que pecho humano puede alber-gar. No debo comparar el amor con otras gracias, de modoque alguna virtud sea despreciada; empero, de todas lasfuerzas activas, el amor es la más potente; pues aun lafe obra por el amor. La fe no vence a los corazones delos hombres para llevarlos a Jesús hasta que usa estamaravillosa arma, y, entonces, amorosamente los lleva aCristo. ¡Cuánto necesitamos amor apasionado, amor quesea pura llama, ardiente y consumidor! ¡Que tan sagradofuego arda en el centro de nuestro ser! ¡Que amemos anuestro Dios intensamente, y a la congregación por amorde Él! ¡Hermanos, sed fuertes en esto! Podéis estar segu-ros que si dejáis de amar a la congregación a la cualpredicáis y a la verdad que se os ha ordenado proclamar,el estado de la iglesia será «como abanderado en derro-ta». Quizá os quede poder para apasionaros tempera-mentalmente, poder para ofender, poder para esparcir; peroel poder de Dios será retirado. Como Faetón, trataréis deconducir los caballos del carro del sol; pero ellos no harán

otra cosa que llevaros a la rápida destrucción.Deseamos -¡y con qué anhelo!- ser librados de toda

debilidad de la vida espiritual. Deseamos dejar atrás ladebilidad, que en nos es natural como niños en Cristo,para que seamos jóvenes fuertes; más aún, necesitamosser hombres hechos en Cristo Jesús, «fortalecidos en elSeñor, y en el poder de su fuerza». Si somos débiles enese aspecto, en nada somos fuertes. Como ministros,debiéramos codiciar toda la fortaleza espiritual que Diosestá dispuesto a otorgar. ¡Ojalá el Espíritu Santo, que moraen nosotros, no hallase nada dentro que le impida, y nadaque frene sus influencias! ¡Ojalá se manifestara tanto laplenitud de la Divinidad del Espíritu bendito en estos nues-tros cuerpos mortales como, hace tiempo, se manifestóla Divinidad de la segunda Persona de la Trinidad en CristoJesús, el Hijo del hombre! No quiero decir, desde luego,de modo milagroso, ni de alguna manera que nos hagarivalizar con las glorias incomunicables de nuestro divi-

ideal5-5 11/07/2000, 12:57137

Page 116: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 116/343

Page 117: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 117/343

139

fortaleza en la flaqueza

sabrán que en verdad hay un profeta entre ellos. Prontooímos hablar acerca de él, pues no es apreciado; sushermanos no «quieren recrearse por un poco a su luz»;incluso muestran cierta disposición a tratarledesconsideradamente. Con todo, ¡cuán perfectamentesatisfecho de sí mismo está! He oído a tal hermano ha-blar sin decir nada durante un período prolongado, ysentarse rebosando satisfacción. Casi le envidiaba, y meafligía por él al mismo tiempo. Muchos hombres, máscapaces, están llorando sus defectos y limitaciones, mientraseste pobre infeliz se está gloriando en sus triunfos ima-ginarios. Sabe esto, y nada más: sus capacidades son tras-cendentales, y vastos sus conocimientos. Pero esto no lehace fuerte. ¿Le temisteis la primera vez que entrasteisen contacto con él? ¿Le considerasteis como cubierto dearmadura y absolutamente inexpugnable? La ilusión en-gañosa no duró mucho. Si no recuerdo mal, vosotros, losque estabais en la clase del SeminarioTeológico, empezasteisa probar vuestras proas en este buque de guerra. Descu-bristeis que, después de todo, era tan sólo un barco de

madera. Hay un placer morboso en ver cómo se derrum-ban los poderosos; y esa fue vuestra parte. Sentimos ciertogrado de felicidad al ver que el gran hombre poco a pocoperdía su pretendido poder, hasta extinguirse. Nuncaenterramos el cuerpo de la vanagloria, pues nunca supi-mos exactamente lo que fue de él; pero nos alegramos deencontrar, en su lugar, a un joven tímido que necesitabaser animado, un espíritu humilde a quien, a su debidotiempo, el Señor ensalzó. A medida que se daba cuentade su debilidad adquiría fortaleza y descubría que cuan-do era fuerte en su opinión, era débil en muchos aspec-tos.

Desde que dejamos los bancos del Seminario, hemos  visto muchos hombres fuertes. Me parece ver a uno sen-tado en su estudio. Ha estado leyendo las revistas y pu-blicaciones trimestrales, y un poco del pensamiento mo-derno más reciente. Ahora está buscando un texto. Lo en-tiende perfectamente, sea el que sea. De todos modos, si

ideal5-5 11/07/2000, 12:57139

Page 118: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 118/343

140

un ministerio ideal

él no lo entiende, ¿quién lo va a entender? Cuando en-cuentra el texto lo interpreta, sin el menor deseo de sa-ber qué han dicho sobre el mismo los hombres de Diosque vivieron antes que él, pues pertenecían a una épocamás ignorante, y él vive en el siglo actual, ese mundo demaravillas, región de sabiduría, flor y gloria de todos lostiempos. Y ahora vais a ver lo que veréis cuando este cultoteólogo salga de su cámara como gigante cuyas fuerzashan sido restauradas con vino nuevo. No lleva encima elrocío del Espíritu de Dios, no lo necesita; bebe en otrasfuentes. Habla con asombroso poder, su dicción es soberbia;su pensamiento, prodigioso. Pero es tan débil como refi-nado, tan frío como presuntuoso; santos y pecadores a la  vez perciben su flaqueza, y gradualmente los bancos va-cíos lo confirman. Es demasiado poderoso para pedir serfortalecido por el Señor, y por lo tanto es demasiado fla-co para bendecir una congregación. Busca otra esfera, otra,y otra; pero en ningún lugar es poderoso, pues es dema-siado fuerte en sí. Su predicación es como un fuego pin-tado, que a nadie anima ni alarma.

Hemos conocido otros hombres, no tan poderosos, quese daban cuenta de que no podían ni siquiera entenderla Palabra de Dios sin iluminación divina, y que iban algran Padre de las luces en busca de ella. Temblorosos yasustados, han pedido ayuda para exponer el pensamientode Dios, y no los suyos propios; y Dios ha hablado a tra- vés de ellos, y han sido poderosos. Eran débiles, pues temíanque sus pensamientos obstruyeran el camino de los pen-samientos de Dios, tenían miedo de que su mente oscu-reciera la Palabra de Dios; empero han sido verdadera-mente fuertes, y personas humildes los han escuchado, yhan dicho que Dios habló a través de ellos; y los pecado-res han escuchado y, aunque se han enojado, han vuelto,y por fin se han entregado a Cristo. En verdad, Dios hablóa través de aquel hombre.

He conocido predicadores muy débiles y, con todo, hansido usados por el Señor. Durante muchos años, muchí-simos, mi propia predicación me fue extremadamente

ideal5-5 11/07/2000, 12:57140

Page 119: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 119/343

141

fortaleza en la flaqueza

dolorosa a causa de los temores que me asaltaban antesde salir al púlpito. Muchas veces, el temor de enfrentar-me con la congregación ha sido abrumador. Aun la sen-sación física que produce la emoción mental ha sidodolorosa; pero esta flaqueza me ha sido instructiva. Hacemuchos años escribí a mi venerable abuelo y le conté muchascosas que me ocurrían antes de predicar: malestar cor-poral y temores terribles, que a menudo me enfermabande veras. El anciano contestó escribiendo: «Hace sesentaaños que predico, y aún experimento muchos temblores.Puedes estar contento de que sea así; pues cuando ya nosientas emoción, es que ya no tendrás poder». Cuandopredicamos sin darle importancia, la congregación no leda importancia tampoco, y Dios no hace nada por me-dio de ella. La sensación abrumadora de debilidad no debeser considerada como un mal, sino aceptada como útil parael verdadero ministro de Cristo.

Fijaos en el predicador que no tiene cargas. Lleva el sermónen el bolsillo; nada malo puede ocurrir a menos que unladrón se lo robe; ha ensayado todos sus movimientos, está

tan seguro como un autómata. No necesita orar que elEspíritu de Dios le ayude en la predicación; y aunque utilizalas formas, uno se pregunta qué puede significar aquellaoración. Contempla a la congregación con la complacen-cia de un jardinero que observa un lecho de flores. Tienealgo que decir, y sabe lo que será palabra por palabra, y,por lo tanto, lo dice cómodamente, y baja del púlpito tancomplacido consigo mismo como podría desear; la nocióndel temblor está muy lejos de él, no es tan débil comopara eso. Mirad a aquel pobre hermano, que ha estadodevanándose los sesos, luchando de rodillas, y sangran-do en el corazón; está medio asustado porque teme des-plomarse en medio del sermón, y teme no alcanzar loscorazones de la congregación; pero se propone intentarlo que pueda con la ayuda de Dios. Podéis tener la segu-ridad de que llegará a la congregación, y Dios le daráconversiones. Está pendiente de Dios, pues se siente muydébil en sí mismo. Ya sabéis cuál de los dos predicado-

ideal5-5 11/07/2000, 12:57141

Page 120: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 120/343

142

un ministerio ideal

res preferiríais oír, y sabéis quién es realmente el máspoderoso de los dos; el débil es poderoso, y el poderosoes débil.

Un teólogo americano, que dice muchas cosas prudentes,y unas cuantas que no lo son, dice que la mejor prepara-ción para predicar es descansar bien por la noche y to-mar un buen desayuno. Según su opinión, una buenaconstitución es muy eficaz ayuda para predicar el Evan-gelio. Si no sabes lo que es el dolor de cabeza, y no co-noces lo que es un corazón dolorido, y si nunca permi-tes que nada estorbe el equilibrio de tu mente, puedesesperar llegar a ser un ministro eficaz. Quizá sea así. Noquiero despreciar la salud, el apetito, el espíritu ágil, ylas ventajas de dormir bien el sábado por la noche; peroestas cosas no lo son todo, y ni siquiera son mucho. Síes posible, mens sana in corpore sano; pero cuando esoes la base de nuestra confianza, se traduce en sermoneshermosos y sensacionales; pero dudo que la próxima ge-neración diga que ha resultado fructífero en enseñanzasespirituales que alimenten el alma o conmuevan la con-

ciencia. Muchos de los más nobles ejemplares de nues-tra literatura homilética proceden de hombres que fue-ron capaces de sufrir pacientemente. Los hombres que hantenido un sentimiento más penetrante, una espiritualidadmás elevada, un discernimiento más maravilloso de lascosas profundas de Dios, muchas veces han conocido pocode la salud corporal. Calvino trabajaba en medio de pe-nosos achaques físicos, y, sin embargo, ¿conoceremos auno semejante a él? Robert Hall estaba rara vez libre dedolores, pero ¿quién habló con más profundidad que él?Y aquí quisiera mencionar a uno a quien todos nosotrosamamos, Carlos Stanford, que cada vez es más afable amedida que se va debilitando, y que ve tanto más clara-mente a medida que sus ojos se oscurecen. Hermanos, lasfuerzas físicas no son nuestro poder, pueden ser nuestradebilidad. La salud es deseable y conviene preservarlacuidadosamente cuando la tenemos; pero si la perdemos,podemos tenerlo por gozo, y esperar impacientes el mo-

ideal5-5 11/07/2000, 12:57142

Page 121: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 121/343

143

fortaleza en la flaqueza

mento de exclamar con Pablo: «Cuando soy débil, enton-ces soy fuerte». Es preciso que seamos probados en unaforma u otra. El predicador que no tiene una cruz quellevar, el profeta del Señor que está sin una carga, es unsiervo inútil y un peso para la iglesia.

Sería cosa horrible ser pastor sin tener cuidados. Soyfeliz en creer que no me estoy dirigiendo a tales; sino queestoy hablando a algunos que, como pastores, están so-brecargados de responsabilidades y abrumados por las penas.Quizá el tamaño de vuestra iglesia, o más probablemen-te el pequeño tamaño de la misma, sea para vosotros unproblema diario. No pidáis estar de otro modo que afli-gidos. El pastor que puede ir siempre a la cama a horasregulares, y que puede decir: «No tengo muchas dificul-tades con mi rebaño», no es un hombre envidiable. Es elque dice fríamente: «El pasado invierno murieron unoscuantos corderos; era de esperar. Es cierto que algunasovejas murieron de hambre; pero si faltaron los prados,yo no podía evitarlo». Esa es la clase de pastor que me-rece ser devorado por el lobo más próximo; pero el hombre

que puede decir con Jacob: «De día me consumía el ca-lor, y de noche la helada», es el verdadero pastor. Es muyirregular en su descanso; lo único regular en él es suesforzada labor y sus desengaños y, con todo, la fe hacede él un hombre feliz. Cuando aumente tu debilidad comopastor, y la carga te abrume por completo, no te apurespor semejante flaqueza, pues entonces estarás en la ple-nitud del poder; pero cuando, como pastor, seas podero-so y digas: «Creo que ser ministro es cosa fácil», puedesestar bien seguro de que eres débil.

Permitidme aquí decir que   cuando un hermano llega a

 ser tan poderoso que habla mucho de su propia santidad,entonces también es débil. Aún no he visto nunca que lapersona que tiene gracia para confeccionar banderas ganemás victorias como consecuencia. En cuanto a mí, henecesitado toda la gracia que en mí cabía para construiruna espada; he precisado de todas mis fuerzas para po-der luchar de veras; pero en cuanto a confeccionar un solo

ideal5-5 11/07/2000, 12:57143

Page 122: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 122/343

144

un ministerio ideal

estandarte que desplegar ante los hombres, aún no he llegadoa eso, y tengo que adoptar todavía una posición muy humildeentre los siervos de Dios. Alguien preguntó una vez aColeridge si creía en fantasmas, y él contestó que no, ¡porquehabía visto demasiados! Si alguno me preguntara si creoen los hombres perfectos, tendría que decirle que he vis-to demasiados para creer en ellos. Un fantasma es algode maravilla, y cuando lo ves por primera vez, cada unode los cabellos de la cabeza se pone de punta, «como laspúas del erizo asustado». Pero esto no ocurre la segunda vez, pues te viene la sospecha de que se trata de una calabazahueca con una vela dentro. Algunas veces me he aventu-rado con un hombre perfecto, y el calor de sus ánimosme ha demostrado que, si bien posiblemente ha llegadoal borde de la perfección entre sus propios amigos, no habíani mucho menos alcanzado la misma culminación al serexpuesto al juicio, más sereno, de los extraños. El típicoaspirante a la perfección me ha evitado habitualmente acausa de una sensación de disgusto hacia mi protestan-tismo frente a su santidad; y no he lamentado la pérdi-

da. No estoy enamorado de aquella clase de perfecciónque habla de sí misma. Hay poca virtud en la belleza quequiere llamar la atención hacia sí; la belleza modesta esla última en exaltar sus propios encantos. Cierto númerode personas, reunidas en una ocasión, estaban jactándosede sus gracias y aptitudes, y sólo un hermano estabasentado y callado. Al fin, alguien le dijo: «¿No tiene ustedsantidad?» «Sí», respondió él, «pero nunca como para jactarme». Tengamos toda la santidad que se pueda tener,y prosigamos hacia la perfección; pero recordemos, sinembargo, el hecho de que, cuando somos poderosos en-tonces somos débiles; que cuando creemos haber alcan-zado la perfección, se está introduciendo el verdín delorgullo. No hemos efectuado una inspección a fondo denosotros mismos, pues en tal caso hubiéramos encon-trado alguna falta de que arrepentirnos, o algún malcontra: el que todavía debemos luchar.

Hasta aquí, hemos estado dando rodeos en torno al texto,

ideal5-5 11/07/2000, 12:57144

Page 123: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 123/343

145

fortaleza en la flaqueza

al modo en que solía hacerlo Rowland Hill; acerquémonosahora a él: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte».

I. Aquí encontramos, en primer lugar, UNA EXPERIEN-CIA DEPRIMENTE: «Cuando, soy débil». ¿Cuándo es eso?En verdad siempre lo somos. ¿Hay algún momento en queel cristiano más poderoso no sea relativamente débil?

Pero hay ciertas temporadas en que somos conscien-temente débiles. Tómese el caso de Pablo como ilustra-ción. Había sido arrebatado hasta el tercer cielo; pero nopodía soportar las revelaciones tan bien como Juan, quetuvo las suficientes para llenar un libro, aunque nuncase dejó engreír por ellas; pero Pablo no tenía tantas ap-titudes para ser un vidente, pues entendía más de argu-mentos que de visiones; y, por lo tanto, cuando tuvo una visión le dio grandísima importancia. Guardó el secretodurante quince años; pero para él fue una cosa tan nota-ble y tan fuera de lo natural, que tendía a «exaltarsedesmedidamente por la grandeza de las revelaciones»; porlo tanto, el Señor no envió a Satanás, sino al «mensajero

de Satanás» -un espíritu inferior y desdeñable-, y no a lucharcontra él con espada y escudo, sino a «abofetearle», comohacen los chicos con sus compañeros de juego. ¿Habéistenido algo insignificante que os haya perturbado comouna mosca que zumba en torno vuestro? ¿No habéis ex-perimentado la prueba de estar intensamente preocupa-dos, y al mismo tiempo malgastando las horas indignamente?Habríais sido capaces de enfrentaros con un león; peroeste problema era un mero gañido de perro, y os irrita-ba hasta lo sumo, y os dolía. Pablo no describe su prue-ba como una herida de espada, pues entonces la habría vendado; era tan sólo un aguijón en la carne; a duras penaspodía ver cuál era la causa del dolor, ya que en tal casohabría tomado una aguja y la hubiera extraído; pero erauna diminuta espina que se había enterrado en la carne,y se enconaba allí.

Esta era la preocupación de Pablo, y le fue enviada paramantenerle en humildad. Pablo podría haberse gloriado

ideal5-5 11/07/2000, 12:57145

Page 124: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 124/343

146

un ministerio ideal

en luchar contra el diablo; pero este «aguijón en la car-ne» era un asunto deprimente. Luchar con denuedo con-tra una gran tentación y lanzarla al suelo es de tal gran-deza que le inspira a uno; pero es muy diferente cuandose es asaltado por un enemigo tan pequeño que uno sedesprecia a sí mismo por hacerle caso, y sin embargo irritael alma. Te dices: «¡Qué débil soy! ¿Por qué estoy tan irritadoy perturbado? Si alguien se preocupara la mitad que yopor un pequeño aguijón, le diría: 'Eres un ignorante'; ysin embargo, aquí estoy, un predicador del Evangelio, puestoa prueba por una tontería, y rogando al Señor tres vecesque me la quite, porque no puedo soportarla». ¿Nos hemsoencontrado alguna vez en tal situación? Desearía que, ental momento, confesáramos nuestra abyecta debilidad, ynos echáramos en las manos de Dios, pues entonces Élnos haría poderosos.

Este enconamiento del aguijón no nos aflige a todosnosotros, porque no todos tenemos visiones; pero muchossiervos de Dios aprenden a darse cuenta de su debilidadde otra manera: mediante un sentido abrumador de la res-

 ponsabilidad. Hermanos, os hablo como a hombres sabiosque no van a malentenderme. Espero que siempre sintáis  vuestra responsabilidad ante Dios; pero no seáis llevadosdemasiado lejos por vuestros sentimientos. Podemos sentirtan profundamente nuestra responsabilidad que lleguemosa ser incapaces de llevarla; puede anular nuestro gozo, yhacer de nosotros esclavos. No exageréis lo que el Señorespera de vosotros. Él no os censurará por no hacer loque está por encima de vuestras fuerzas mentales y vuestraresistencia física. Se exige que seáis fieles, pero no estáisobligados a tener grandes éxitos. Tenéis que enseñar, perono podéis obligar a las personas a aprender. Tenéis quepresentar las cosas con sencillez, pero no podéis dar a loshombres carnales el entendimiento de las cosas espirituales.No somos el Padre, ni el Salvador, ni el Consolador de laIglesia. No podemos asumir la responsabilidad del uni- verso sobre nuestros hombros. Si nos turbamos con obli-gaciones producto de la fantasía, podemos descuidar nuestra

ideal5-5 11/07/2000, 12:58146

Page 125: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 125/343

147

fortaleza en la flaqueza

  verdadera carga. Podría sentarme a meditar hasta sentirla responsabilidad de todo el sur de Londres sobre misespaldas, y esto me haría incapaz de cuidar de mi pro-pia iglesia. ¿Cuál es el resultado práctico de hacerse unhombre responsable del trabajo de veinte hombres? ¿Ha-réis más así? ¿Lo haréis mejor? Esta mañana vi un caba-llo que estaba tirando de una carga propia de tres caba-llos. ¡Cómo se esforzaba! Me dije para mí: «He aquí elmodo de arruinar un buen caballo. Su amo debiera qui-tar parte de su carga, o poner más caballos para tirar almismo tiempo». ¿Nos trata de esta manera nuestro Se-ñor y Maestro? No; somos nosotros los que nos sobrecar-gamos. Tiramos del carro como si la salvación del mun-do dependiera de que nos esforcemos hasta morir decansancio. Ahora bien, no deseo que dejéis de sentir ladebida medida de responsabilidad; pero, al mismo tiem-po, tened en cuenta que no sois Dios, ni ocupáis el lugarde Dios; no gobernáis vosotros la Providencia, y no ha-béis sido elegidos como administradores exclusivos del pactode la gracia; por lo tanto, no actuéis como si lo fuerais.

Empero, queridos hermanos, habiendo dicho lo queantecede a modo de previa aclaración, por no llevar a nin-guno de vosotros a la desesperanza, permitid ahora quepregunte: ¿Hemos sentido plenamente alguno de nosotrosla medida de nuestra responsabilidad? Si hay aquí unode los tales, que hable; pero no voy a creerle. No hemoshecho lo que debemos, lo que podemos, ni lo que con-  vendría hacer; ni tampoco lo que en el poder de Diosqueremos hacer todavía. Quizás hemos hecho todo lo quede nosotros se esperaba en cantidad; pero, ¿y la calidad?Quizá hemos asistido a buen número de reuniones y pre-dicado suficientes sermones; empero, ¿ha sido esto hechodía y noche en espíritu apostólico y con lágrimas, advir-tiendo a los hombres y arguyendo con ellos como anteDios? Nuestras responsabilidades, cuando son sentidasenteramente, nos aplastan, y entonces somos de verasdébiles; pero esta debilidad es el camino al poder. «Cuandosoy débil, entonces soy fuerte».

ideal5-5 11/07/2000, 12:58147

Page 126: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 126/343

148

un ministerio ideal

¿No nos sentimos muchas veces débiles en el sentido de

  absoluta ineptitud para ser ministros a causa de nuestra

 propia pecaminosidad? Pablo decía hablando de su llama-miento al ministerio: «¡Ay de mí, si no predico el Evan-gelio!» También nosotros podemos decir esto; sin embar-go, algunas veces sentimos deseos de no hablar nunca másde Cristo, y nos hundiríamos en el silencio si no fueraporque Su Palabra es como fuego en nuestros huesos yno podemos sufrirlo. Entonces pensamos en irnos haciael lejano Occidente, y en alguna cabaña de troncos ense-ñar a unos cuantos niños el camino de la salvación, puesno nos sentimos aptos para algo más elevado. Nuestrosdefectos y nuestros fracasos se yerguen ante nosotros, yentonces somos dolorosamente débiles; pero también éstees el camino que va a la fortaleza: «Cuando soy débil,entonces soy fuerte».

A veces estamos deprimidos y débiles   porque nuestra

 esfera de trabajo parece especialmente difícil. No es éste elmomento para entretenernos tratando de las pruebas tí-picas de nuestros pastorados. Los ministros de Londres

podrían contaros cosas que os dejarían atónitos, pues venalgunas que son su carga día y noche. En cuanto a nues-tros hermanos procedentes del campo, ¡qué no han teni-do que soportar! No pueden conmover a los diáconos ya la iglesia en lo más mínimo; quizás los diáconos quie-ren influir en ellos; no pueden alcanzar a la congregación,y aunque predican hasta cansarse el corazón, predican abancos vacíos. Si pudiéramos colocar a ciertos hombresen posiciones que sus hermanos ocupan fielmente rodeadosde gran desaliento, se conocerían mejor a sí mismos ydejarían de jactarse, y en vez de encontrar defectos, semaravillarían de que se haya hecho tanto en tales circuns-tancias. También de este modo somos hechos poderosos;cuando Dios nos hace entender que nuestra obra es im-posible para nosotros sin Su ayuda, somos llevados a confiaren Su poder.

Algunos de vosotros estáis  completamente solos en cuantoa la útil comunión de los espíritus afines. Es esta una

ideal5-5 11/07/2000, 12:58148

Page 127: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 127/343

149

fortaleza en la flaqueza

privación en extremo penosa, y es muy posible que os de-prima. Además de esto, muchos de vosotros sois  pobres,y apenas sabéis cómo sostener a vuestras familias. Cuandoescuchaba la oración del hermano que acaba de presidirnuestras devociones, y recordaba lo que está sufriendo,y cómo ha estado trabajando en la cosecha, con los obreros,para poder ganar su pan y predicar el Evangelio, he com-prendido que podía gozarme en él. Con todo, sé que lapobreza hace a menudo que un hombre se sienta triste-mente débil; cuando sus hijos carecen de zapatos, y el vestidode la esposa está casi completamente gastado, y no sabede dónde va a venir otro, el corazón se le hunde.

Además de esto, es posible que vengan  reproches inme-

 recidos. Es posible que sea forjada contra ti una escan-dalosa historia procedente del padre de toda mentira, yque seas completamente incapaz de defenderte. Temes queal tratar de borrar la mancha puedas estropear la pági-na. Hay corazones rotos a causa de estas cosas. ¡Cuán débilse vuelve un hombre en estos casos! Quizá se sienta medioculpable después de haber oído la acusación tantas ve-

ces repetida, aunque durante todo este tiempo haya sidotan puro como la nieve. Estas cosas acarrean una debili-dad que puede paralizar a un hombre. ¡Seamos firmes enel Señor en tales ocasiones!

Supongo que no creéis que  a veces quedo completamente

 vacío, y que me es difícil decir algo nuevo en mis sermo-nes; sin embargo, así es. Pensad, queridos hermanos; tengoya muchos volúmenes de sermones impresos. Cada vez esmás difícil decir algo nuevo a medida que aumenta elnúmero de dichos volúmenes. «¿De dónde vendrá el próximosermón?» es la pregunta que nos hemos formulado unay otra vez; hemos temido no poder mantener el suminis-tro, y hemos sentido nuestra debilidad en alto grado; perotambién es el camino hacia el poder. De modo que prepa-raos, mis jóvenes hermanos, a ser cada vez más débiles;preparaos para hundiros cada vez más, en vez de disfrutarde la propia estima; preparaos para el propio anonadamiento,y pedid a Dios que acelere el curso de este proceso.

ideal5-5 11/07/2000, 12:58149

Page 128: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 128/343

150

un ministerio ideal

Ciertos hermanos no saben nada de esta experiencia,no son débiles en lo más mínimo; pero hay que despre-ciar estas declaraciones. ¿Nunca os habéis encontrado conpredicadores que pueden aguantar por largo tiempo, aunquenunca dijeron nada que valiese la pena, ni nunca lo di-rán? Sin embargo, nunca saben lo que es ser flaco; sonexactamente tan capaces hoy como jamás lo han sido. Mehan contado acerca de un anciano predicador escocés, cuyossermones tenían muchas divisiones, y cuyas subdivisioneseran casi innumerables; de modo que un día la congre-gación se marchó, uno a uno, hasta que finalmente el porterosacó las llaves y le dijo: «Cuando termine, puede cerrarla iglesia». Algunos tardan tanto para no decir nada, y lohacen de tal modo como para vaciar sus bancos, que seríaprudente darles las llaves para que se retiren cuando hayanterminado.

Algunos de nosotros somos conscientemente débiles. Ycuando somos insulsos, lo sabemos. A veces dejamos elpúlpito con la sensación de que somos menos aptos quenunca para esta obra santa. Pensamos que nuestro últi-

mo sermón ha sido el peor, y frecuentemente por esa razónes el mejor; adelantamos, y a veces adelantamos hacia abajo.Seguiremos sintiéndonos menos aptos cada vez, y entretanto estaremos cada vez mejor preparados para que elSeñor nos use. Sé de alguien que la otra noche, mientrasleía, dijo que le parecía que sus ojos se le habían caído:la verdad era que se le habían caído las gafas. Seguidperdiendo las gafas, y procurad libraros de todos esos tonosy plañidos sagrados, y métodos grotescos, amaneramientosy rigideces; cosas todas ellas que no son vuestros ojos sinogafas muy poco adecuadas.

II. Termino mi plática mencionando LA BENDICIÓNDE ESTA EXPERIENCIA: «Cuando soy débil, entonces soyfuerte». ¿Cómo es, y cómo puede ser?

Primeramente, cuando soy débil es cuando  ciertamen-

te voy a volar hacia Dios en busca de socorro. Las cone-  jos que mencionan las Escrituras eran criaturas insigni-

ideal5-5 11/07/2000, 12:58150

Page 129: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 129/343

151

fortaleza en la flaqueza

ficantes, pero derrotaban al cazador. Aprended la lecciónde ellos: «Los conejos, pueblo nada esforzado, y ponensu casa en la piedra»; hermanos, ya que no sé pensar, meescondo tras una doctrina que Dios ha pensado por mí,y ya que no sé inventar hipótesis, dejo descansar mi almaen un hecho evidente por sí mismo; y a causa de que nopuedo siquiera ser consecuente conmigo mismo, me ocultotras la sencilla enseñanza del texto, y allí me quedo. Esmaravilloso lo fuerte que se siente uno en semejanteescondedero. Cuando no puedas poner una piedra, nilevantar la paleta por ti mismo, entonces es cuando pue-des empezar a edificar para Dios, pues Él te hará cola-borador suyo, tu debilidad se unirá al poder eterno, y elmuro se edificará rápidamente.

A continuación, diré que somos fuertes cuando somosdébiles,  porque nuestra fortaleza la obtenemos mediante la

 oración, y nuestra debilidad es el mejor argumento que po-

  demos usar en la oración. Jacob nunca venció hasta quecojeó; más aún, hasta que cayó. Cuando el tendón se lecontrajo, el suplicante triunfó. Si te entregas a la oración,

usa tu poder, y no sacarás nada; entonces presenta tuflaqueza, y prevalecerás. No hay mejor argumento anteel amor divino que la deblidad y el dolor; nada puedeprevalecer de tal manera con el gran corazón de Dios comotu corazón desmayado. El hombre que se levanta a orarhasta que le asoman las lágrimas y experimenta la ago-nía, y tiene la continua sensación de no poder orar, perosintiendo la necesidad de hacerlo, éste es el hombre que  verá el deseo de su alma. ¿No es cierto que las madressiempre tienen más cuidado por el hijo menor, o por elque está más enfermo? ¿No cuidamos con más solicitudde aquel de nuestros hijos que muestra más torpeza enel uso de sus miembros; y no es cierto que nuestra debi-lidad contiene el poder de Dios, y le induce a enviar suomnipotencia en rescate nuestro?

Hay otro poder, en la debilidad, que conviene tener. Creoque   cuando predicamos conscientes de nuestra debilidad,

una fuerza maravillosa es añadida a las palabras que pre-

ideal5-5 11/07/2000, 12:58151

Page 130: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 130/343

152

un ministerio ideal

 dicamos. Nos cuenta Mr. Knill que en una ocasión, cuandosalía a distribuir tratados entre los soldados, había un hom-bre impío que decía a sus camaradas: «Yo le voy a curarde la manía de venir a vernos con sus tratados»; de modoque cuando se formó un círculo en torno al ministro yal blasfemador, éste maldijo a Mr. Knill con horribles  juramentos. Oyendo aquellas palabras profanas el minis-tro rompió a llorar, y dijo cuánto anhelaba la salvaciónde aquel hombre. Años después volvió a encontrar a aquelsoldado, quien le dijo: «Nunca hice caso de sus tratados,ni de nada de lo que usted dijo; pero cuando le vi llorarcomo un niño, no pude soportarlo, sino que entregué micorazón a Dios». Cuando decimos a nuestras congrega-ciones que nos sentimos incómodos, pero que anhelamosla salvación de sus almas; cuando les pedimos que dis-culpen nuestro lenguaje imperfecto, pues es la expresiónde nuestros corazones, creen en nuestra sinceridad, pues  ven que nuestros corazones están quebrantados, y seconmueven por lo que decimos. El hombre que reparteteología a tanto la yarda, no tiene poder sobre las almas;

la congregación necesita hombres que sepan sentir, hombresde corazón, hombres flacos y débiles, que sean capacesde simpatizar con los tímidos y los afligidos. Es unabendición que el ministro pueda abrirse camino a las almasa fuerza de lágrimas, o que abra un sendero hasta loscorazones por medio del tartamudeo. Así que, hermanos,no temáis ser débiles, sino regocijaos en poder decir conel apóstol: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte».

Además de esto, hay otra forma de poder que procedede la debilidad, pues por medio de ella   se educa nuestra

 compasión. Cuando vosotros y yo somos débiles y esta-mos deprimidos en espíritu; cuando nuestra alma pasa porel valle de sombra de muerte, suele ser a causa de otros.Un domingo por la mañana prediqué del texto: «Dios mío,Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Y aunque nolo dije, prediqué mi propia experiencia. Oía mis propiascadenas sonar mientras yo trataba de predicar a miscompañeros de prisión en tinieblas; pero no podría ex-

ideal5-5 11/07/2000, 12:58152

Page 131: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 131/343

153

fortaleza en la flaqueza

plicar por qué fui llevado a tinieblas tan horriblementeespantosas, por las cuales me condenaba a mí mismo. Elsiguiente lunes por la mañana, vino a verme un hombrecon todas las señales de la desesperación en su rostro. Suscabellos estaban erizados, y los ojos parecían salírsele delas órbitas. Después de breve introducción, me dijo: «Nuncaantes en mi vida oí hablar a un hombre que parecieseconocer mi corazón. El mío es un caso terrible; pero ayerpor la mañana me retrató usted al natural, y predicó comosi hubiese estado dentro de mi alma». Por la gracia deDios, salvé a aquel hombre del suicidio, y le conduje ala luz y libertad del Evangelio; pero sé que no podría haberlohecho si yo mismo no hubiese estado confinado en lamazmorra en que yacía él. Cuento esta historia porquequizá a veces no comprendáis vuestra propia experiencia,y los perfectos pueden condenaros por creerla; pero ¿quésaben ellos de los siervos de Dios? Vosotros y yo tenemosque sufrir mucho por causa de la congregación que estáa nuestro cargo. Las ovejas de Dios van muy lejos, y hemosde ir tras ellas; y a veces los pastores van donde nunca

pondrían los pies si no estuvieran buscando ovejas per-didas. Quizá os encontréis en tinieblas egipcias, y os pre-guntéis por qué semejante horror estremece vuestro tué-tano; pero es posible que estéis del todo en la senda de vuestra vocación, y seáis llevados del Espíritu a una po-sición que os permita compadeceros de los espíritus des-esperados. No os tome por sorpresa el ser debilitados paraque podáis consolar a los débiles, y así llegar a ser maestrosen Israel, en el discernimiento de los demás; mientras en vuestra propia opinión seréis menos que el menor de todoslos santos.

Más aún, creo que mi texto se cumple cuando un hombrees débil  por amor al lugar especial en que está llamado a

trabajar. Supongamos un hermano colocado en medio deuna población densa y pobre, y que siente la responsabi-lidad de su trabajo y la miseria de las almas que le ro-dean, hasta el punto de que prenden tanto en él que nopuede escapar de allí. Trata de pensar en temas más ale-

ideal5-5 11/07/2000, 12:58153

Page 132: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 132/343

154

un ministerio ideal

gres, pero no puede sacudirse la pesadilla de la pobrezay el pecado de aquel pueblo. Le acompaña de día, y nole deja de noche; oye el clamor de los niños, y los gemi-dos de las mujeres; percibe el suspirar de los hombres, ylos lamentos de enfermos y moribundos, y llega casi a serun monomaníaco en su desesperado celo por la parte quele corresponde del gran campo de servicio. Sí, es posibleque ese hombre muera de ansiedad; pero, entre tanto, esevidente que se trata del hombre a quien Dios ha envia-do para bendecir al pueblo. Seguirá pensando, orando, yhaciendo planes, hasta que, por fin, dará con un métodoque los demás pueden juzgar tan extravagante como elhombre mismo; pero lo llevará a cabo, y el distrito ente-ro ganará con ello.

¡Qué bendición, cuando Dios pone a un hombre pia-doso en medio de un cúmulo de miserias, y lo mantieneallí! Quizá no sea agradable para él, pero al fin le traeráuna recompensa abundante. Me alegro de que Howardsintiera la necesidad de pasar por todas las prisiones deEuropa. Tenía un confortable hogar propio, pero tuvo que

lanzarse a través de Francia, Alemania y Rusia, metien-do las narices en todos los pestilentes cuchitriles dondese hallaban los prisioneros. Se familiarizó con los horro-res inimaginables de la vida en las mazmorras, y pade-ció fiebres originadas en la mugre de las cárceles. Teníaun olfato especial para las peores atmósferas; cuanto másfétidas eran, más necesitaba respirarlas, pues su pasiónera el descubrimiento y la destrucción de las crueldadescometidas en las cárceles. Llegó a su casa, y escribió unlibro sobre su tema favorito; y luego, después de ciertotiempo, salió de nuevo y murió como mártir de la causaque había abrazado; pero valió la pena ser un Howard quesupo vivir y morir rescatando a semejantes suyos. Howard,tú fuiste fuerte porque fuiste tan débil y sufriste tanto acausa de las cárceles; tú llevarás a cabo reformas, mien-tras los demás sólo hablan de ellas. Me atrevo a decir quealgunos declaran: «Estas cosas hay que mejorarlas gra-dualmente mediante el desarrollo de mejores principios,

ideal5-5 11/07/2000, 12:58154

Page 133: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 133/343

155

fortaleza en la flaqueza

y es preciso probar los nuevos conceptos por etapas». Sí,la reforma gradual es una idea prudente; pero Howard eraun hombre tan débil, mentalmente, que fue diseminandohistorias horribles e insistiendo en que el asesinato me-diante encarcelamiento debe terminar enseguida. Hermanos,ojalá vosotros seáis débiles de manera semejante: casi locosa causa de la resolución incansable de salvar almas. Sios lanzáis de manera absurda, y hacéis temblar el fríoformalismo, y ridiculizáis las imbecilidades, me causaréisgran alegría. Poco me importa lo demás si os hacéis ne-cios por causa de Cristo. Cuando nuestra debilidad se acercaal fanatismo, tanto más poder es posible que tengáis. Plimsollobró noblemente cuando se levantó y habló en contra delos buques-ataúd; pero nunca fue tan poderoso como cuandoperdió los estribos e infringió las reglas de la Cámara delos Comunes en el ardor de su apasionamiento. Fue unademostración de debilidad, pero en aquella debilidad estabasu poder. Necesitamos más de esos mensajes que proce-den de un corazón ardiente, como la lava procedente deun volcán. Cuando la verdad nos venza, venceremos por

medio de la verdad.Asimismo, la debilidad es poder porque muchas ve-

ces la sensación de debilidad despierta todo nuestro ser ,entonces aparece lo que hay en nosotros, y nos hace serintenso en todos los aspectos. Ciertos animales peque-ños son mucho más temibles en la lucha que las bes-tias grandes, porque son tan activos y furibundos quemuerden con rapidez. Casi es mejor enfrentarse a unahiena que a una rata o una comadreja, pues estas pe-queñas criaturas son tan vivaces y concentradas en elataque, que luchan con todo su cuerpo; garras y dien-tes funcionan a la vez, y así son fuertes a causa de lasensación de debilidad que les hace usar todos los áto-mos de fuerza que poseen. ¿Nunca os habéis fijado enun gran hombre, quizás un doctor en Teología, del quehabéis pensado cuán poderoso es? Todos reconocemossu fuerza; pero, ¿qué demuestra? Sin embargo, un hombremuy inferior, lleno de gracia y ardor, y despierto para

ideal5-5 11/07/2000, 12:58155

Page 134: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 134/343

156

un ministerio ideal

la obra de Dios, logra mucho más. Sabedor de su pe-queñez, vive intensamente para Dios.

«Cuando soy débil, entonces soy fuerte». Sé que no puedohacer mucho, por lo tanto haré todo lo que pueda. Sé quetengo poco poder, por lo tanto usaré todo el que tengo.¿No dicen los comerciantes que «es mejor un chelín ac-tivo que tres perezosos»? Estoy seguro que es así. Laexperiencia de nuestra debilidad puede movernos a una  valentía que de lo contrario no habríamos conocido.Marchaos, poderosos, porque vosotros no sois fuertes. Venidacá los débiles, a recibir la ayuda del Señor contra lospoderosos, pues vosotros estáis «firmes en el Señor, y enla potencia de su fortaleza».

Y por último, he aquí la razón de que seamos fuertescuando somos débiles: para que  se consuma el sacrificio.¿Cuándo fue Cristo más fuerte que nunca, sino cuandofue más débil? ¿Cuándo hizo estremecer el reino de lastinieblas, sino cuando fue clavado en la cruz? ¿Cuándoquitó el pecado de su pueblo, sino al ser traspasado Sucorazón? ¿Cuándo pisoteó la muerte y el dragón antiguo,

sino cuando Él mismo fue puesto a la muerte? Su victo-ria tuvo lugar en el paroxismo de su debilidad, es decir,en su muerte; y así ha de ser con su temblorosa Iglesia.Ésta no tiene poder; es preciso que padezca, es precisoque sea difamada, escarnecida; entonces el Señor triun-fará por medio de ella. El signo vencedor sigue siendo lacruz. Por lo cual, hermanos, seamos perfectamente feli-ces en menguar hasta el fin, para que nuestro Señor y Reypueda crecer gloriosamente de día en día. Amén.

ideal5-5 11/07/2000, 12:58156

Page 135: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 135/343

157

LO QUE ASPIRAMOS SER

LO QUE ASPIRAMOS SER (1)

He aquí una asamblea que empieza a ser venerable.Durante años hemos sido un grupo de Jóvenes; peroahora, nuestros propios hijos nos acompañan, como

camaradas en el ministerio, y nos damos cuenta de queya no somos mozalbetes. Pero aún no somos hojas secasy amarillas, ni chocheamos, ni somos tema de anécdotas;sin embargo tendemos a la madurez, y nos va llenandola convicción de que, si hemos de hacer alguna vez algopor nuestro Señor Jesús, es preciso que lo hagamos ense-guida. No nos queda tiempo para holgazanear, ni siquie-ra para la comodidad. Para mí, por lo menos, la eterni-

dad parece estar tan cercana, que no puedo hallar unaexcusa para retrasarme. «Ahora o nunca» suena con fuerzaen mis oídos.

(1) Este mensaje fue pronunciado en medio de grandes dolores.No es lo que hubiera querido. La angustia dificultaba los pensamientos,

y además, impedía conectarlos. Casi todo lo que había preparado seolvidó, y los nuevos pensamientos no encontraban salida mientras lamente estaba ahogándose a causa del padecimiento físico. Este men-saje puede considerarse como una curiosidad literaria; la charla deun hombre que apenas podía contener las lágrimas a causa de agu-dos padecimientos, y que al mismo tiempo estaba resuelto a partici-par en una reunión que había estado esperando con solemne interésdesde hacía meses. Permítasenos añadir que la revisión del sermónse efectuó en condiciones bastante parecidas. - C. H. S.

ideal5-6 11/07/2000, 12:59157

Page 136: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 136/343

158

un ministerio ideal

VISION RETROSPECTIVA

Al reunirnos ahora, después de más de veinte años deConferencias fraternales, y algunos de nosotros despuésde más de treinta años de ministerio, ¡qué recuerdos nosrodean! En el vaso de cristal de la memoria, vemos el pasado,  vivo y en movimiento. Lejos sea de mí, aun estando tor-turado por el dolor, empañar ese cristal con el cálido alientode mi propia ansiedad; no obstante, debo decir lo siguiente:Nunca miro mi propio pasado sin sentir pesar. Me cuen-to entre los más favorecidos de los siervos de mi Señor,y me hundo en el polvo mientras lo confieso con gozo.No tengo quejas que presentar contra mi Dios; pero notengo sino quejas que presentar contra mí mismo. Me pareceque, en aquello en que por la gracia divina he tenido éxito,podría haberlo tenido en escala mucho mayor si hubiesesido un hombre mejor. La falta de fe por mi parte, pue-de haber estorbado e impedido a mi Señor. Si he alimentadoa los santos de Dios, podría haber cumplido con tan sa-grado pastorado con mayor alabanza para mi Señor, si

hubiera sido más apto para que Su Espíritu me usara. ¿Cómopuedo complacerme con vanagloria en lo poco que se harealizado, cuando ante mis ojos veo una masa inconmen-surable de posibilidades que no he aprovechado?

Este será un sentimiento saludable para los hermanosmás jóvenes, que se sienten agitados por sus primeras vic-torias. Que suban a un nivel más elevado de esperanza,no sea que realmente lleguen a estar satisfechos de símismos, destruyendo así toda esperanza de una vida grande.Créeme, joven hermano, a medida que los años nos dansobriedad, nos damos cuenta cada vez más de nuestras

imperfecciones, y cada vez nos sentimos menos inclina-dos a admirar nuestra propia actuación. Para mí, la mi-rada retrospectiva significa un salmo de cordial alaban-za, y un profundo suspiro de pesar. Sea gloria al Señorpara siempre; pero, para mí, vergüenza y confusión de rostro.

Pero, ¿de qué sirve el pesar, a menos que por él poda-mos elevarnos a un futuro mejor? Los suspiros que no nos

ideal5-6 11/07/2000, 12:59158

Page 137: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 137/343

159

LO QUE ASPIRAMOS SER

levantan más arriba son un desperdicio de aliento vital.Purificaos, pero no os desalentéis. Recoged las flechas queanteriormente cayeron lejos del blanco; no las rompáis enpasión desesperada, sino enviadlas al blanco con buenapuntería y fuerzas más concentradas. Utilizad las derro-tas para tejer vuestras victorias. Aprended a tener éxitoutilizando los fracasos, aprended sabiduría utilizando losdesatinos cometidos. Por gracia, si hemos prosperado unpoco, prosperaremos más. Nuestro conocimiento de Diosserá más pleno para que, estando más en armonía conÉl, nuestra vida sea vivida más de acuerdo con la pautadivina. Es posible que la cura para estos días malos estécerca de nuestra propia corrección. Cuando nuestras propiasantorchas produzcan menos humo y más llama celestial,la noche podrá ser menos oscura.

PERSPECTIVAS

En cuanto a las perspectivas que tenemos ante noso-

tros, quizá se me tenga por profeta de males; pero no losoy. Lamento las terribles defecciones de los que se apartande la verdad, defecciones que son ya demasiado numero-sas para pensar en detallarlas; no obstante, no estoy in-quieto, y mucho menos desalentado. Esa nube desapare-cerá como han desaparecido tantas. Creo que las perspectivasson mejores que antes. No creo que el diablo sea mejor:nunca esperé tal cosa; pero es más viejo. Hermanos, nosé si esto es para bien o para mal; pero lo cierto es queel archienemigo ya no es la novedad que era entre noso-tros. Ya no estamos tan asustados de esa particular moda

diabólica que hace furor, porque empezamos a percibirsu forma. Lo desconocido parecía ser terrible, pero lafamiliaridad ha eliminado la sensación de alarma. Al prin-cipio, este «pensamiento moderno» parecía semejante aun león; su rugido era terrible, aunque para algunos oí-dos siempre sonó sospechosamente de manera semejan-te al rebuzno. Examinado más de cerca, el enorme rey de

ideal5-6 11/07/2000, 12:59159

Page 138: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 138/343

160

un ministerio ideal

los animales se parecía más a un zorro, y ahora compa-rarlo a un gato salvaje sería demasiada, honra. Parecíacomo si fuésemos a ser devorados por los leones, pero nose ven los monstruos por ninguna parte. La religión científicaes una vana palabrería que no contiene ni religión ni ciencia.El monte ha dado a luz su ratón, o por lo menos el grandiosoacontecimiento se acerca. Pronto el «pensamiento avan-zado» será tan sólo mencionado por parte de algunos ig-norantes, y por los ministros independientes jóvenes. Hadeclinado gradualmente, hasta el punto de que ahora puedecontarse entre las mercaderías devaluadas.

En esta hora veo un cambio de marea; no es que ellome importe mucho, pues la roca sobre la cual edifico nuncase ve afectada por la marea de la filosofía humana. Contodo, es interesante observar que las corrientes no llevanla misma dirección que hasta ahora. Los jóvenes que hanexperimentado con las dudas modernas, han visto cómosus congregaciones se desvanecían bajo el peso destruc-tor de las mismas; por lo tanto, no están ya tan enamo-rados de ellas como antes. Es hora de que efectúen un

cambio; pues los cristianos han observado que estos hombresavanzados no han sido notables por la abundancia de lagracia, e incluso han llegado a pensar que sus liberalespuntos de vista en cuanto a doctrina, eran una sola cosacon la liberalidad y la relajación religiosa general. La faltade pureza en la fe suele ser ocasionada por la ausenciade la conversión. Si ciertos hombres hubieran sentido elpoder del Evangelio en sus almas, no lo habrían abando-nado tan fácilmente para correr tras las fábulas.

¡Amantes de la verdad eterna, no tenéis nada que te-mer! Dios está con los que están con Él; se revela a losque creen Su revelación. No marchamos de acá para allá,sino adelante hacia la victoria. Surgirán otros enemigos,como los amalecitas los heveos, los jebuseos, los perezeos,y el resto de los que se levantaron contra Israel; pero, enel nombre del Señor, pasaremos a poseer la herenciaprometida.

ideal5-6 11/07/2000, 12:59160

Page 139: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 139/343

161

LO QUE ASPIRAMOS SER

LA PROPUESTA

Entre tanto, conviene que sigamos trabajando tranqui-lamente. Nuestras quimeras han terminado: ni converti-remos el mundo a la justicia, ni la iglesia a la ortodoxia.Rehusamos cargar con responsabilidades que no nos co-rresponden, pues nuestras verdaderas responsabilidadesson más que suficientes. Ciertos hermanos sabios deseanardientemente reformar su denominación. Salen a la batallamarcialmente. ¡Que el éxito les acompañe! Generalmen-te son más sabios cuando regresan. Confieso sentir granadmiración por mis quijotescos hermanos , pero quisie-ra que pudiesen demostrar el resultado de su valor. Metemo que tanto la Iglesia como el mundo están más alláde nuestro alcance; es preciso que nos contentemos conesferas más reducidas. Incluso nuestra propia denominaciónha de seguir su propio camino. Somos tan sólo respon-sables en cuanto a las fuerzas de que disponemos, y seráprudente usarlas para un objeto que esté dentro de nuestroalcance. Por lo demás, no nos preocupemos de lo que

está al margen de nuestras actividades. No importa sino podemos destruir todas las espinas y cardos que plaganla tierra; quizá podamos limpiar bien nuestra propia ypequeña parcela. Si no podemos transformar el desier-to en pastos, podemos por lo menos hacer que dos otres briznas de hierba crezcan donde antes sólo habíauna; lo cual ya es algo.

Hermanos, consideremos cuidadosamente nuestra fir-meza en la fe, nuestro andar en santidad con Dios. Algu-nos dicen que este consejo es egoísta; pero creo que en verdad no es egoísmo, sino un amor cuerdo y práctico hacia

los demás, que nos lleva a pensar en nuestro propio es-tado espiritual. Deseando hacer lo mejor que normalmentele sea posible, y usar sus propios recursos lo mejor posi-ble para gloria de Dios, el corazón leal procura estar, entodas las cosas, en posición correcta ante Dios. El que haaprendido a nadar, ha adquirido un egoísmo convenien-te, pues con ello puede ayudar a los que se ahogan. Pen-

ideal5-6 11/07/2000, 12:59161

Page 140: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 140/343

162

un ministerio ideal

sando en bendecir a los demás, codiciemos fervorosamentepara nosotros las mejores bendiciones.

LA AMBICIÓN PERSONAL

Deseo sacar el máximo provecho de mí mismo. Qui-zá ni siquiera sepa todavía la manera de ser óptima-mente útil, pero me gustaría saberlo muy pronto. Porlo menos, puedo decir honradamente que si pensara poderser más útil fuera del púlpito que en él, me apresura-ría a dejarlo en seguida. Si hubiera una esquina en dondeyo tuviera la garantía divina de que trabajando comolimpiabotas Dios podría ser más glorificado que lo esmientras doy testimonio ante una gran congregación,agradecería la información, y la pondría en práctica. Al-gunos no pueden hacer nunca gran cosa para Dios delmodo que preferirían, pues jamás fueron hechos paratal obra. Las lechuzas nunca rivalizarán con los halco-nes de día; pero los halcones fracasarían en la empre-

sa de cazar ratas y ratones en los graneros. Las criatu-ras, no son tan sólo buenas, sino «muy buenas», cuan-do están en su debido lugar, cumpliendo la función queles es propia: fuera de ese lugar, pueden convertirse enun estorbo. ¡Amigo mío, sé fiel a tu propio destino! Siuno es un magnífico predicador hablando en lenguajellano, ¿por qué ha de arruinarse cultivando un estilo ador-nado? Otro, al intentar parecer sencillo, se echaría a per-der, porque es refinado por naturaleza; ¿por qué no hade seguir su propia tendencia? Apolos tiene el don dela elocuencia; ¿por qué ha de copiar al rudo Cefas? Que

cada hombre esté donde debe. A veces me parece quecada uno prefiere estar donde no debe. Que cada unodescubra qué es lo que Dios quiere que haga, y enton-ces, que lo haga, o que muera en el intento. ¿De quémanera puedo dar mayor gloria a Dios, y ser más útila su Iglesia mientras estoy aquí? Resolved esta cuestión,pasad a la parte práctica.

ideal5-6 11/07/2000, 12:59162

Page 141: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 141/343

163

LO QUE ASPIRAMOS SER

MAYOR GRACIA

Hay una cosa que es indiscutible; que daremos mayorgloria al Señor si obtenemos de Él gracia abundante. Sitengo mucha fe, de modo que pueda presentar a Dios lapalabra que Él me ha dado; mucho amor, de modo queel celo de Su casa me consuma; mucha esperanza, de modoque tenga la seguridad de ver fruto de mis labores; mu-cha paciencia, de modo que pueda soportar las dificulta-des por causa de Jesús, entonces honraré en gran mane-ra a mi Señor y Rey. ¡Ojalá que me consagre totalmentey que mi naturaleza entera esté absorta en Su servicio;entonces, aunque mi talento sea poco, haré que mi vidaarda y resplandezca con la gloria del Señor. Este caminode la gracia está abierto a todos nosotros. Ser santo estáal alcance de todo cristiano, y es el método más segurode honrar a Dios. Aunque el predicador no reúna más decien personas para escuchar en la capilla del pueblo, esposible que sea un hombre de Dios en tal forma que supequeña iglesia sea simiente selecta, y cada individuo digno

de ser pesado en oro. Es posible que el predicador no seaapreciado por su trabajo en las estadísticas que cuentanlas cosas por docenas y centenares; pero en aquel otro libroque ningún secretario podría llevar, donde las cosas se pesanen vez de contarse, la hoja de servicios del obrero hon-rará en gran manera al su Mae stro.

NECESIDAD DE SER CUIDADOSOS

Hermanos, mi deseo es hacerlo todo de la mejor manera

cuando es para el Señor. Todos nosotros nos afanamos enhacer mucho para el Señor, pero hay un camino más exce-lente. Con ruidosa actividad ponemos manos a la obra y edi-ficamos un muro, en torno a una ciudad, en seis meses: dichomuro caerá luego en seis días. Sería mejor hacer más ha-ciendo menos. El trabajo hecho a fondo es infinitamente pre-ferible al superficial. Es bueno trabajar para Dios de modo

ideal5-6 11/07/2000, 12:59163

Page 142: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 142/343

164

un ministerio ideal

microscópico; cada pequeña porción de nuestra obra hade ser capaz de resistir la más minuciosa inspección. Laobra de la Iglesia ha sido preciso hacerla de modo per-fecto, pues sin duda sus defectos se verán exageradamentedentro de poco tiempo. Los pecados de hoy serán los pesaresde los siglos venideros. Fijaos en esos estratos del paísescocés que hasta hoy siguen siendo católicorromanos. Sien tiempos de la Reforma hubiesen sido cuidadosamenteatendidos por un ministerio protestante, no habrían sido,durante siglos, esclavos de la vieja Roma. Una ligerísimadesviación de la línea a seguir, puede implicar siglos depenosa labor. Nuestros antepasados puritanos levantaronsus muros y pusieron sus piedras de hermosos colores,edificando bien la ciudad de Dios. Entonces el más grandede los héroes, Oliver Cromwell, lo vio y prestó ayuda. Blandióla espada de acero como pocos lo han hecho jamás, perosus armas carnales no armonizaban con el templo del Señor.El Señor parecía decirle, como dijo a David: «No edifi-carás casa a mi nombre, porque has derramado muchasangre». Por lo tanto el puritanismo tuvo que apearse, con

toda su magnífica excelencia de santidad, porque sus hijosno vieron que el Reino del Señor no es eclesiástico ni estatal,ni pertenece a la ley de las naciones, sino que es pura-mente del Espíritu del Señor. Nosotros, en quienes han venido a parar los fines de los tiempos, tenemos que sercuidadosos no sea que enviemos los ejércitos del Señora vagar otros cuarenta años por el desierto, cuando deotro modo Canaán hubiera estado tan cerca. Que el Se-ñor nos ayude a ser obreros que no tienen de qué aver-gonzarse, trazando bien la Palabra de verdad. ¡Que vivamosante los ojos de los siglos, pasados y futuros; sobre todo,que vivamos como viendo al invisible!

DESPERTAMIENTO

¿Necesito apelar afectuosamente a vosotros, hermanos,para que despertéis el don que está en vosotros? Culti-

ideal5-6 11/07/2000, 12:59164

Page 143: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 143/343

165

LO QUE ASPIRAMOS SER

  vad vuestras aptitudes naturales de gracia para el minis-terio. El pastor sabe mucho más que cuando dejó el Se-minario Teológico; ¿ha aprendido todo lo que debía ha-ber aprendido en ese intervalo? Sin duda que muchos denuestros hermanos «llegan a ser más sabios que susmaestros, y a conocer mejor al Señor». No estoy tan se-guro en cuanto a aquellos que más destacan en su afánpor aseverar estas cosas cuando hablan de si mismos. El  verdadero progreso suele calcularse por la medida de lahumildad. El que sabe más es el que más se da cuentade que sabe poco. Todos tenemos gran necesidad de es-tudiar laboriosamente si nuestro ministerio ha de ser buenopara algo. Hemos oído hablar de los campesinos france-ses que pidieron al Papa un cura «que hubiese termina-do su educación». Se lamentaban de que su pastor estu-  viese siempre estudiando, y querían un hombre que su-piese todo lo necesario, y por consiguiente no necesitaratiempo para leer y pensar. ¡Qué necios deben ser en aquellaparte de Francia! Necesitamos exactamente el tipo de pre-dicador que ellos despreciaban. El que ha cesado de apren-

der, ha cesado de enseñar. El que ya no siembra en el estudioya no segará en el púlpito. Mi más ferviente deseo es quetodos nosotros seamos realmente.

PESCADORES DE ALMAS

Espero que nunca lleguéis a tener el concepto de quesólo los predicadores de cierta clase pueden ser pescado-res de almas. Todo predicador debe esforzarse para sermedio de salvación para sus oyentes. La recompensa más

genuina de la obra de nuestra vida es devolver almas muertasa la vida. Anhelo ver almas conducidas a Jesús cada vezque predico. Se me rompería el corazón si viera que estono ocurre. Los hombres pasan a la eternidad tan rápida-mente que es preciso que sean salvos en seguida. Noabrigamos ninguna esperanza secreta que permita perderlas actuales oportunidades. De todas nuestras congrega-

ideal5-6 11/07/2000, 12:59165

Page 144: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 144/343

166

un ministerio ideal

ciones debe ascender un profundo clamor hacia Dios, amenos que se vean continuamente conversiones. Si nuestrapredicación no salva jamás un alma, ni es probable quelo haga, ¿no glorificaríamos mejor a Dios como campe-sinos o como comerciantes? ¿Qué honra puede el Señorrecibir de ministros inútiles? A menos que las almas seanresucitadas a vida celestial, el Espíritu Santo no estácon nosotros, no somos usados por Dios para sus pro-pósitos de gracia. Hermanos, ¿podemos soportar el serineficaces? ¿Podemos estar satisfechos si somos estéri-les?

Recordad que, si queremos pescar almas, es precisoque actuemos en consecuencia, y que nos entreguemos atal fin. Los hombres no pescan peces sin proponérselo,ni salvan pecadores a menos que lo tengan por objetivo.Cierto ministro oraba antes de su sermón, pidiendo queDios bendijese a las almas mediante su mensaje. Despuésde oír el discurso que pronunció, me pregunté qué signi-ficaba la oración que había hecho. ¿Cómo podía pedir algoen lo que no parecía volver a pensar? Su sermón desmentía

su oración. Lo mismo habría podido echar agua en el fuego,pidiendo a Dios al mismo tiempo que con ello lo hicieraarder. A menos que Dios hubiese hecho que la congrega-ción entendiera equivocadamente lo que decía el predi-cador, no hubieran podido convertirse basándose en lo quedijo. Dios obra usando medios, medios adaptados a Susfines; y siendo así, ¿cómo podrá bendecir algunos sermones?¿Cómo en nombre de la razón, pueden convertirse las almasmediante sermones que hacen dormir a la congregación;sermones que contienen meras frivolidades; sermones quedicen sencillamente: «Fijaos qué manera tan ingeniosa depresentarlo»; sermones que insinúan la duda, y hacensospechar de toda verdad revelada? Pedir la bendición enaquello que ni los hombres buenos pueden recomendar,es labor defectuosa. Lo que no procede de lo más íntimode nuestro ser, y no es para nosotros un mensaje del mismoEspíritu del Señor, no es probable que toque a las almasde los demás, y sea para ellos la voz del Señor.

ideal5-6 11/07/2000, 12:59166

Page 145: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 145/343

167

LO QUE ASPIRAMOS SER

MAESTROS

Hermanos, anhelo que todos podamos ser «aptos paraenseñar». La iglesia nunca tiene demasía de aquellos cuyoslabios «alimentan a muchos». Debe ser ambición nuestra«ser buenos administradores de la multiforme gracia deDios». Todos conocemos ciertos ministros capacitados queson expositores de la Palabra e instructores de los cre-yentes. Siempre os lleváis algo cuando vais a oírles. Seocupan de cosas de gran precio; su mercadería es de orode Ofir. Ciertos pasajes de la Escritura se citan y recibennueva luz; y ciertas especialidades de la experiencia cris-tiana son descritas y explicadas. Salimos de estaspredicaciones con la sensación de que hemos estado enuna buena escuela. Hermanos, deseo que cada uno de no-sotros ejerza un ministerio así de edificante. ¡Ojalá ten-gamos la experiencia, la iluminación y la laboriosidadnecesarias para una vocación tan elevada! ¡Cuánto nece-sitamos más sermones ricos en instrucción! Hermanos,mirad muchos de los sermones modernos. ¡Qué fuego, qué

furia! ¡Cuántos destellos y cuánta velocidad! ¿Qué es todoesto? ¿Cuál es el propósito de tal exhibición? Solemosencontrarnos con sermones que son como caleidoscopios,de una belleza maravillosa; pero, ¿qué contienen? Mirad,he aquí unos cuantos cristales de colores, uno o dos pe-dazos de espejo, y otras bagatelas, todo metido en un tubo.¡Cómo centellean! ¡Qué maravillosas combinaciones! ¡Quéfascinadoras transformaciones! Pero, ¿qué estáis miran-do? No habéis visto más después de veinte exhibiciones,de lo que visteis la primera vez; pues la realidad es queno hay más por ver. Algunos predicadores destacan por

sus citas poéticas; otros son excelentes por sus aposicionesy sus aliteraciones, o por la exquisitez con que hacen lasdivisiones. Muchos son grandiosos describiendo las penasdel hogar, y las escenas ante el lecho mortuorio, así comolas descripciones semidramáticas. Muy elocuente todo, muysensacional; y, bajo la dirección de la gracia, útil en supropia medida; pero cuando se trata de salvar almas, y

ideal5-6 11/07/2000, 12:59167

Page 146: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 146/343

168

un ministerio ideal

de alimentar las almas salvadas, el lugar prominente hade ser ocupado por algo más sólido. Es preciso alimen-tar al rebaño de Dios. Debemos ocuparnos de verdadeseternas, y hacer presa en el corazón y en la conciencia.Debemos, de modo efectivo, vivir para educar una razade santos, en quienes el Señor Jesús se reflejará como enmil espejos.

PROGENITORES

Con verdad dice el apóstol Pablo: «Aunque tengáis diezmil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres». A losmaestros de tipo general los llama pedagogos, y dice quetenemos miríadas de ellos; pero no tenemos muchos «pa-dres». Nadie tiene más de un padre natural, y en el sen-tido más estricto cada uno tenemos un solo padre espiri-tual, y basta. ¡Qué singularmente ciertas son las palabrasdel apóstol en la hora actual! Aún tenemos falta de pa-dres espirituales. Quisiera sugerir a esta Conferencia de

hermanos que durante años han estado en el ministerio,que hemos llegado al punto de edad y experiencia en quecada uno de nosotros debe poner ante sí la imagen de unpadre como modelo al que debe acercarse cada vez más.Somos ya padres en el sentido de tener a nuestro alrede-dor convertidos que son hijos nuestros en el Señor. Ya hemosoído los clamores penitenciales, y las oraciones de fe, delos que son nacidos a Dios a través de nuestra predica-ción. Muchos de nosotros, amados hermanos, sin jactan-cia, podemos regocijarnos de que el Señor no nos ha dejadosin testimonio. Nuestro ministerio ha sido imperfecto y

débil; pero el Señor ha dado vida a muchos por mediode nuestras palabras.

La relación entre padres e hijos exige mucho de noso-tros. El padre debe ser un hombre estable y probado. Seespera que sea de valor sólido y de discernimiento sus-tancial. Hay muchos predicadores a los que no podríamosllamar «padres»; parecería demasiado ridículo. El que

ideal5-6 11/07/2000, 12:59168

Page 147: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 147/343

169

LO QUE ASPIRAMOS SER

malgasta el tiempo, el hermano que tiene muchas líneasde pensamiento, el hombre de espíritu iracundo, quedanfuera de la lista cuando buscamos padres. Para compo-ner la idea de un padre se precisan elementos como elpeso, la afabilidad, la dignidad, la constancia, y el carác-ter venerable. Las grandes verdades le son muy caras, puesha experimentado su poder durante muchos años. Cuan-do alguno de los muchachos le dice que está atrasado, sonríeal ver la sabiduría superior de ellos. De vez en cuando,trata de mostrarles que tiene razón, aunque es dificilhacérselo ver. Los chicos creen que los padres son necios;los padres no piensan que los chicos lo sean, no haynecesidad de ello. Los verdaderos padres son pacientes;no esperan hallar cabezas maduras en hombros inmaduros.Saben esperar hasta mañana, pues el tiempo trae consi-go muchas enseñanzas; a la vez que puede demostrar lo  verdadero, puede desenmascarar lo falso. El padre no esllevado de acá para allá por todo viento de doctrina, nicorre tras todo lo nuevo que vocean los escépticos o losfanáticos. El padre sabe lo que sabe, se atiene a lo que

ha comprobado, y está arraigado y fundado en la fe.Mas a pesar de su madurez y firmeza, el padre espiri-

tual rebosa ternura, y manifiesta intenso amor por el almahumana. Su teología doctrinal no le priva de ser huma-no. Nació a propósito para sentir interés por otros, y sucorazón no puede reposar hasta que está lleno de este interés.En ciertos lugares de nuestra costa no hay puertos; peroen otros puntos, hay bahías a las cuales los barcos acu-den deprisa en tiempo de tormenta. Algunas personas ofrecenun puerto natural abierto a las gentes afligidas: las ama-mos instintivamente, y confiamos en ellas sin reserva; yellas, por su parte, agradecen nuestra confianza, y se ponena nuestra disposición para beneficio nuestro. La natura-leza las equipó con cálida compasión humana, y ésta hasido santificada por la gracia, de modo que su vocaciónes instruir, consolar, socorrer y, en múltiples maneras, ayudara los espíritus de tipo más débil. Son éstos los hombresde estirpe real que llegan a ser padres amantes de la iglesia.

ideal5-6 11/07/2000, 12:59169

Page 148: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 148/343

170

un ministerio ideal

Pablo dice hablando de Timoteo: «A ninguno tengo tanunánime, y que con sincera afición esté solícito por vo-sotros». Él tenía personalmente esta solicitud natural; perono podía entonces poner la mano sobre otro tan unáni-me, excepto Timoteo. Esta natural solicitud puede ilus-trarse con los sentimientos de las aves para con sus crías.Ved con cuánta diligencia trabajan para ellas, y con cuánta valentía los defienden. Una gallina con sus polluelos bajolas alas es la valentía misma. Se convierte en un buitrepor sus pequeños. Sería capaz de luchar contra el empe-rador de todas las Rusias, y contra todas las grandes po-tencias de Europa. El hombre de Dios, que experimentala fuerza de la sagrada paternidad, haría cualquier cosa,posible e imposible, por causa de sus hijos espirituales;de buena gana se sacrifica y es sacrificado por ellos. Aunquecuanto más ame menos amado sea, por la potencia de laenergía espiritual se ve empujado a una labor abnegada.

¿Hay algún hermano que exclame: «Me gustaría ocu-par el puesto de padre en mi iglesia, pues entonces po-dría gobernarla»? Este es un motivo lamentable, y que os

desengañará. El padre de familia suele descubrir que supreeminencia es la de una superior abnegación, más quede autoafirmaci6n. Los mejores padres gobiernan realmente,pero nunca plantean la cuestión de: «¿Quién es el amo?»En una casa bien ordenada, «el bebé es el rey». ¿No habéis  visto cómo todas las cosas ocupan un lugar secundariopor causa de él? La bienvenida más cariñosa está reser-  vada para el diminuto personaje, y los movimientos dela casa dependen de las necesidades del bebé. Aunque fuesesun autócrata tan grande como el Rey de las Islas Caní-bales, no importaría: el bebé ha de ser atendido ante todo.¿Qué significa esto? Pues que la persona más pobre, de-fectuosa, débil y susceptible de toda la iglesia debe go-bernarte a ti si eres un verdadero padre. Estudiarás al másrebelde, y renunciarás a tu placer personal en bien delmás defectuoso. Alguien preguntaba: «¿Por qué hemos deprivarnos de bebidas alcohólicas debido a que haya per-sonas flacas que se dejan dominar por ellas? Eso equi-

ideal5-6 11/07/2000, 12:59170

Page 149: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 149/343

171

LO QUE ASPIRAMOS SER

  valdría a hacer de las personas más débiles los goberna-dores virtuales de nuestra conducta, lo cual -sería absur-do». Así es exactamente; pero las cosas absurdas perte-necen a la familia del amor. Nuestros asuntos domésti-cos deben parecer absurdos a los extraños que no nosaprecian. ¿Quién gusta de contárselos a los no iniciados?Sería echar perlas a los puercos. Yo deseo deciros: ¡Sa-ludo a los absurdos del amor sagrado: que reinen muchosaños! El bebé es rey: el más débil gobierne nuestros co-razones. El paso de todo el rebaño se aminora para nodejar rezagados a los corderos. Gobernamos procurandoque nadie pise al débil, y dando ejemplo del mayor des-interés. El que no se da cuenta de que ésta es la leyimperativa del amor, y el verdadero secreto de la fuerza,no es apto para ser padre. Dejemos que los hombres pasenpor encima nuestro, si así pueden llegar a Jesús.

Nuestro puesto es el de siervos de todos. El padre ganael pan de cada día, lo lleva a casa y lo reparte. Nosotrossomos padre y madre a la vez, y nos ofrecemos paradesempeñar todas las funciones necesarias para los que

están encomendados a nuestro cargo. Si deseas ser un padreen la iglesia para tener este honor especial, ya ves el camino:se trata de abnegación, paciencia, indulgencia, amor, celoy diligencia. «El que es mayor de vosotros, sea vuestrosiervo». Un padre debe poseer sabiduría. Pero en esto seengañan muchos, pues aspiran a ello por motivos dudo-sos, y así se hacen necios. ¿Si tuvieras sabiduría, herma-no, qué harías con ella? ¿La usarías para hacer sentir alos demás tu superioridad? En este caso, aún no tienesmucha sabiduría. La sabiduría de un ministro estriba enesforzarse en ser sabio para otros, y no astuto para sí mismo.Algunos usan su sabiduría de modo muy imprudente, yson una plaga para la iglesia donde deberían ser unabendición. ¡De modo que quisieras ir a la iglesia y arre-glar a todos, demostrando así tu sabiduría! Esto es mu-chas veces una gran locura. He oído hablar de alguien queafirmaba: «No tengo el menor temor de que los ladronesentren en mi casa. Si oyera a uno de ellos, apretaría este

ideal5-6 11/07/2000, 12:59171

Page 150: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 150/343

172

un ministerio ideal

botón, y en un instante la corriente eléctrica haría esta-llar la dinamita que hay en la bodega, la cual volaría alladrón con todo el edificio». Vosotros os reiréis; pero heconocido ministros que han actuado de modo muy simi-lar. Lamento conocer un hermano que ha llevado a caboesta hazaña en cinco o seis iglesias. En cuanto piensa quehay un miembro, especialmente un diácono, que va pormal camino, pone la dinamita, todo vuela por los aires,y a eso le llama él fidelidad. Esto no es actuar como unpadre prudente. Si tenemos sabiduría, mantendremos lapaz, y trataremos de efectuar reformas con suavidad. Lospadres no matan a sus hijos porque son poco filosóficos,o de teología poco sana, o de conducta hasta cierto pun-to desobediente

Si aspiramos a ser padres, es preciso que deseemos unalto grado de santidad. Es frecuente la pregunta: ¿Es po-sible para los creyentes ser perfectamente santos en la tierra?Esa pregunta suena rara en boca de algunos. El otro día vi un hombre descalzo, y medio vestido de harapos. Su-pongamos que me hubiera preguntado si creía que a él

le era posible llegar a ser millonario. Yo le habría con-testado que sería mejor que fuera a ganarse seis peniquespara el alojamiento de la noche, y luego ahorrara lo su-ficiente para adquirir ropa decorosa. Así aquellos que seafanan en disputar acerca de la perfección harían mejoren procurar que sus vidas fueran ante todo decorosamenteconsecuentes con la profesión que han hecho. Hermanos,podemos ser mucho más santos de lo que somos. Alcan-cemos primero aquella santidad sobre la cual no haycontroversias. Durante el Concilio de Trento hubo unacontroversia entre la Iglesia de Roma y los Protestantes-en cuanto a si era posible guardar la ley de Dios. La cuestiónfue planteada torpemente, y cuando Lutero se esforzó endemostrar que era imposible, me parece que estuvo de-fendiendo una verdad a costa de otra. De todos modos,no osamos poner límites al poder de la gracia divina ydecir que un creyente puede alcanzar cierto grado de gracia,pero no más. Si es posible una vida perfecta, esforcémo-

ideal5-6 11/07/2000, 12:59172

Page 151: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 151/343

173

LO QUE ASPIRAMOS SER

nos en alcanzarla. Si podemos tener una fe que nunca setambalee, procurémosla. Si, podemos andar con Dios comoEnoc durante una larga vida, no descansemos hasta con-seguirlo. No podemos atrevernos a estrechar al Señor eneste aspecto; si estamos estrechos en alguna manera, esen nosotros mismos. Aspiremos a la santidad de espírituy carácter. Estoy persuadido que el mayor poder quepodemos tener sobre nuestros semejantes, es el poder queprocede de la consagración y la santidad. Hay más ojosfijados sobre nuestra vida diaria de lo que imaginamos,tanto en el hogar, como en la iglesia y en el mundo. Afir-mamos ser ministros del Señor, y es preciso que no nosextrañemos de ser continuamente observados; sí, aun cuandopensamos que no hay ningún observador cerca de noso-tros. Nuestras vidas deben ser tales que los hombres puedancopiarlas sin peligro.

Ya conocéis la tremenda responsabilidad de un padrepara con sus hijos; tal es la nuestra. No creo que ningu-no de nosotros se atreviese a decir a la congregación:«Seguidme en todas las cosas». Y no obstante, su tendencia

es seguir al pastor. En esta tendencia estriba la influen-cia para lo santo, y un temible poder dañino para lo malo.Muchos principiantes adoptan fácilmente un modelo te-rreno; hallan más natural copiar a un hombre piadoso aquien han visto, que imitar al Señor Jesús, a quien no han visto. No puedo encomiarles; pero así es, y debemos te-ner en cuenta esta flaqueza, para que no se convierta enocasión para el mal. Los hijos obedecen primeramente asu padres, y así aprenden la ley del Señor, y sin duda muchosdel tipo más débil aprenden el camino de la santidad através de sus guías espirituales. El pintor que más tardese convierte en un gran maestro, es al principio discípu-lo de cierta escuela de arte; así ocurre en la religión. Elque es niño en la gracia es enseñado a andar por un hermanomás adulto, y luego anda por su propio camino. Creo quemuchas almas débiles de nuestras iglesias reciben gravesdaños, si es que no quedan enteramente quebrantadas,siguiendo el ejemplo de sus ministros en cosas en que éstos

ideal5-6 11/07/2000, 12:59173

Page 152: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 152/343

Page 153: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 153/343

175

LO QUE ASPIRAMOS SER

insignificante como estrechar la mano, o asentir con lacabeza, puede tener su influencia. Alguien que es actual-mente miembro de nuestra iglesia me contó que a me-nudo había esperado para estrecharme la mano en la puertatrasera cuando yo dejaba el edificio, mucho antes de haberentrado para oírme predicar. El mero hecho de la ama-bilidad de hacer caso de él al salir, le había hecho pen-sar en mí, y luego le inclinó a escucharme. Me aseguróque este simple incidente fue el primer lazo que existióentre él y la religión. Era un alcohólico, afligido e impío;pero, por un feliz accidente, había llegado a ser amigode un ministro de Cristo, y este lazo, aunque liviano comoel hilo con que teje la araña, fue el principio de mejorescosas. Nunca seáis rígidos y orgullosos. Sed compasivosy amables. Los hijos esperan hallar bondad en el padre;que no tengan un desengaño. A nosotros corresponde sertodas las cosas a todos los hombres, por si de algún modosalvamos a alguno.

Aun a aquellos que están fuera, debemos mostrarlescariñosa atención. Debemos mostrar cariño ilimitado aun

a aquellos que rechazan nuestro Evangelio. Debe llenar-nos de profunda melancolía el que los hombres rehusenal Salvador, y sigan el camino de la destrucción. Si per-sisten en arruinarse, es preciso que lloremos por ellos enla cámara secreta. Si después de haberles predicado elEvangelio con amor no se arrepienten, debemos quebrantarnuestros corazones por no poder quebrantar los suyos. SiAbsalom ha perecido, hemos de ir con David a la cáma-ra que está al otro lado de la puerta, y llorarle amarga-mente, clamando: «¡Hijo mío Absalom, hijo mío, hijo míoAbsalom! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti,Absalom, hijo mío, hijo mío!» ¿Lloráis alguna vez por vues-tros oyentes, como el que llora por un ser querido quepartió? ¿Podéis soportar la idea de que pasen a juicio sinperdón? ¿Podéis resistir la idea de su destrucción? No sécómo puede un predicador ser muy bendecido por Diossi no siente agonía cuando teme que algunos de sus oyentespasen al otro mundo impenitentes y en incredulidad.

ideal5-6 11/07/2000, 13:00175

Page 154: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 154/343

Page 155: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 155/343

177

LO QUE ASPIRAMOS SER

sús venga. Vosotros debéis estar firmes, inconmovibles,abundando siempre en la obra del Señor. Si fracasáis, ¿adónde miraremos? Será como «abanderado en derrota».

Pero con objeto de evitar que os complazcáis en el hechode desear este alto honor, y os imaginéis que la meraaspiración se cumplirá, permitidme recordaros cómo vi-  vió el Salvador. Nunca se detuvo en los deseos y las re-soluciones, sino que se ciñó para un servicio constante.Él dijo: «Mi comida es hacer la voluntad del que me haenviado, y acabar su obra». Pescar almas ha de ser co-mida y bebida para nosotros. Hacer la obra del Señor debeser tan necesario para nosotros como los alimentos. Laobra de Su Padre es la misma en la que nosotros esta-mos también trabajando, y no podemos hacer nada me-  jor que, imitar a nuestro Señor. Decidme, pues, cómo lahizo Jesús. ¿La hizo disponiendo la construcción de unenorme Tabernáculo, u organizando una conferenciamonstruo, o publicando un gran libro, o tocando unatrompeta ante Él, o de alguna otra forma gigantesca? ¿Seproponía hacer algo grande, y totalmente fuera de la pauta

común de servicio? ¿Buscaba la popularidad, y se prodi-gaba en un sensacionalismo agotador? No; llamó a losdiscípulos uno por uno, e instruyó a cada uno con cui-dadosa paciencia. Para tener un ejemplo típico de su método,observadle haciendo pausa durante el calor del día. Se sentósobre un pozo, y habló con una mujer -una mujer que nose contaba entre las más distinguidas. Esto parecía tra-bajo lento y acción muy rutinaria. No obstante, sabemosque fue un paso justo y sabio

A tan sencillo auditorio, no le habló mencionando unalista de máximas de gran inteligencia, semejantes a lasde Confucio, o filosofías profundas como las de Sócrates;sino que habló sencilla y llanamente, y tambiénfervorosamente, acerca de la vida de ella, sus necesida-des personales, y el agua de vida de la gracia por mediode la cual podían remediarse aquellas necesidades. Con-quistó el corazón de ella, y por su medio a muchos más;pero lo hizo de una manera que no impresionaría a muchos.

ideal5-6 11/07/2000, 13:00177

Page 156: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 156/343

178

un ministerio ideal

Estaba por encima de las mezquinas ambiciones de nuestroscorazones vanagloriosos. No ambicionaba una gran con-gregación; ni siquiera pidió un púlpito. Deseó ser el pa-dre espiritual de aquella hija; y para ello, tenía que pa-sar por Samaria, y a pesar de su gran cansancio, teníaque hablarle del agua de vida. Hermanos, descartemos la vanidad. Hagámonos más sencillos, naturales y paterna-les según vamos madurando; y seamos absorbidos de unamanera cada vez más completa en la obra de nuestra vida.

Conforme a la medida de la ayuda del Señor, ponga-mos nuestro todo sobre el altar, y respiremos sólo paraÉl. Algunos de vosotros iréis al extranjero; quizás unoscuantos encontréis vuestra tumba a orillas del Congo. Notodos podemos hacer esto; pero todos debemos vivir parael Señor, y poner nuestras vidas por los hermanos. ElTámesis y el Clyde han de tener sus obreros consagradostanto como el Congo y el Ganges. Londres y Bristol hande presenciar un heroísmo tan genuino como Cantón yCalcuta. Debido a que pertenecemos a Cristo, el celo dela casa del Señor debe consumirnos.

Desearía haberos hablado con todo mi poder, pero esposible que mi flaqueza sea usada por Dios con propósi-tos más importantes. Mis pensamientos son pocos a cau-sa del dolor que siembra el desorden en mi cabeza; peroestán todos iluminados, pues mi corazón sigue fiel al Señor,a su Evangelio y a vosotros. ¡Que Él nos use a cada unode nosotros hasta el máximo de nuestra capacidad paraser útiles y glorificarle tanto con nuestra salud como connuestra enfermedad, con nuestra vida y on nuestra muerte!Amén.

ideal5-6 11/07/2000, 13:00178

Page 157: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 157/343

179

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

parte II

El Pastor

y su mensaje

ideal5-7 11/07/2000, 13:01179

Page 158: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 158/343

180

un ministerio ideal

ideal5-7 11/07/2000, 13:01180

Page 159: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 159/343

Page 160: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 160/343

182

un ministerio ideal

hablar de un predicador, a quien uno de los suyos com-paraba a un campanario, que sólo tenía dos campanas,pues como decía: «Siempre suena ding, dong, ding, dong,ding, dong, ding, dong». A lo que su amigo respondió:«Tendrías que estar muy agradecido por tener tanta va-riedad, pues nuestro pastor sólo tiene una campana, ysiempre suena ding, ding, ding, ding, ding, ding».

Cuando ocurre esto entre los inconformistas, arruinaa las congregaciones, pues mata toda posibilidad de quela gente venga a oír; y aun mata más la esperanza de quemejoren en algo si llegan a oír. Diría que no es difícil,cuando se tiene una liturgia que leer sin muchas altera-ciones todo el año, convertirse en un hermoso ejemplo deDing dong o de Ding, ding; pero entre nosotros, cuyadevoción es de tipo libre, hay menos excusas para lamonotonía, y si caemos en semejante falta, el resultadoserá más desastroso. Es posible, aun sin liturgia, orar enun estilo muy estereotipado y formalista; de hecho, es tanposible que es frecuente, y entonces la prolongada ora-ción se convierte en un severo castigo para el público, y

las oraciones más breves no son mejores. Cuando he pensadoen la predicación de ciertas excelentes personas, me heextrañado no de que la congregación fuese tan pequeña,sino de que fuese tan grande. Las personas que los escu-chan debieran destacar en la virtud de la paciencia, puestienen grandes oportunidades para ejercitarla.

Me he dicho frecuentemente que sería incapaz de atra-  vesar la calle para oírme predicar a mí mismo; pero meatrevo a decir que para no oír predicar a ciertos herma-nos sería capaz de atravesar la calle en dirección contra-ria. Algunos sermones y oraciones apoyan en cierto modola teoría del doctor William Hammond, según la cual elcerebro no es absolutamente esencial para la vida. Con-fío en que ni uno de vosotros estará satisfecho con cul-tos mecánicos, vacíos de fuerza mental y espiritual. Nin-guno de vosotros deseará los dones menores y losamaneramientos más torpes, pues podéis alcanzarlos sinejercitar la voluntad. Deseáis hacer el trabajo del Señor

ideal5-7 11/07/2000, 13:01182

Page 161: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 161/343

183

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

tal como debiera ser hecho, y, por tanto, anheláis donesexcelentes y gracias aún más excelentes. Deseáis que lacongregación atienda a vuestro discurso porque éste con-tenga algo que merezca su atención. Os esforzáis en des-empeñar vuestro ministerio no con el método, desprovis-to de vida, de un autómata, sino con la lozanía y el po-der que harán que vuestro ministerio sea eficaz para sussagrados propósitos.

También me veo obligado a decir que, ciertamente, notenemos por objeto complacer a la audiencia, ni predicarpara satisfacer a nuestra época, ni estar en contacto con elprogreso moderno, ni agradar a la minoría culta. La obrade nuestra vida no puede hallar aceptación absoluta en latierra; nuestra hoja de servicios está en lo alto, o de lo con-trario se escribirá en la arena. No hay necesidad alguna deque vosotros y yo seamos capellanes del espíritu moderno,pues ya dispone de activos defensores. Seguramente Acabno necesita que Miqueas le profetice cosas benignas, pueshay ya cuatrocientos profetas de los altos que le adulan deconsuno. Nos acordamos de aquel teólogo escocés que, en

los malos tiempos, protestaba ante un sínodo porque le ex-hortaban a predicar para su época. Preguntó él: «Herma-nos, ¿predicáis vosotros para esta época?» Ellos se jactaronde hacerlo. «Muy bien», dijo él, «pues si hay tantos de vo-sotros que predicáis para esta época, bien podéis permitirque un pobre hermano predique para la eternidad». Sin pesar,algunos dejamos el evangelio de nuestros días en manos delos hombres de nuestros días. Teniendo personas tan emi-nentemente cultas siempre en actividad con sus nuevasdoctrinas, el mundo podría contentarse y permitir que nuestropequeño grupo se atenga a la fe pasada de moda, que se-guimos creyendo ha sido dada una sola vez a los santos. Esaspersonas tan superiores, tan maravillosamente avanzadas,pueden enojarse porque nosotros no nos avenimos con ellos;pero, no obstante, el caso es que no es ni nunca será nues-tro propósito estar en armonía con el espíritu de la época,ni conciliar en lo más mínimo el demonio de la duda quegobierna el actual momento.

ideal5-7 11/07/2000, 13:01183

Page 162: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 162/343

184

un ministerio ideal

No ajustaremos nuestra Biblia a esta época; sino que,antes de dar el asunto por acabado, por la gracia de Dios,ajustaremos esta época a la Biblia. No caeremos en el errorde aquel doctor distraído que estaba cociendo un huevo,y que, depositando su reloj en una cacerola, contempla-ba el huevo atentamente. No es el cronómetro divino loque hay que cambiar, sino el pobre huevo del pensamientohumano. No nos equivocamos en este punto; no nos que-daremos contemplando cómo nuestra congregación seorienta por tal pensamiento, sino que tendremos la vistafija en la Palabra infalible, y predicaremos de acuerdo consus instrucciones. Nuestro Maestro está sentado en lo alto,y no en las sillas de los escribas y los doctores, que re-gulan las teorías del siglo. No podemos dejarnos orien-tar por las personas acomodadas, ni por los oficiales másimportantes, ni siquiera por el ministro anterior.

¡Cuántas veces hemos oído excusas en favor de la he-rejía, presentadas con el objeto de impresionar a los «jó-  venes reflexivos»! Los jóvenes, sean reflexivos o no, ne-cesitan sobre todo la impresión del Evangelio, y es locu-

ra soñar que cualquier predicación que omite la verdades adecuada para los hombres, sean jóvenes o viejos. No  vamos a renunciar a la Palabra para agradar a los jóve-nes, ni tampoco para agradar a las jóvenes. Este sistemade adular a los jóvenes es pura farsa; los jóvenes no es-tán más inclinados a las falsas doctrinas que los adultos;y si lo están, tanto más necesario es enseñarles mejor. Los jóvenes se impresionan más con el Evangelio antiguo quecon las especulaciones efímeras. Si alguno de vosotros deseapredicar un Evangelio que sea agradable a nuestra épo-ca, que lo predique en el poder del diablo, y no tengo dudaque hará de buena gana lo mejor que pueda para ti. Nodeseo ahora hablar a tales siervos de los hombres. Espe-ro que si alguna vez alguno de vosotros se aparta de la  verdad y adopta la nueva teología, será demasiado hon-rado para orar pidiendo el poder de Dios para predicaresa maligna ilusión engañosa; si así lo hicieras, serías cul-pable de blasfemia constructiva. No, hermanos, no es nuestro

ideal5-7 11/07/2000, 13:01184

Page 163: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 163/343

185

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

objeto agradar a los hombres; nuestro designio es muchomás noble.

Para empezar,   es nuestro gran deseo dar testimonio dela verdad. Creo -y esta convicción va creciendo en mí- queincluso el conocer la verdad es don de la gracia de Dios;y que amar la verdad, es obra del Espíritu Santo. Habloahora no del conocimiento natural, o de un amor natu-ral a las cosas divinas, si es que existe tal cosa; sino deun conocimiento experimental de Cristo, y un amor es-piritual hacia Él: estas cosas son en mismo grado don deDios en el predicador como la obra de la conversión seráobra de Dios en sus oyentes. Deseamos saber tan com-pletamente, y amar tan de corazón la verdad, que decla-remos todo el consejo de Dios, y lo digamos tal comodebemos decirlo. Esto no es labor pequeña. Proclamar todoel sistema de la verdad, y dar a cada parte su debida pro-porción, no es en modo alguno asunto sencillo. Presen-tar cada doctrina de acuerdo con la analogía de la fe, yponer cada verdad en su lugar debido, no es tarea fácil.Es fácil hacer una caricatura del hermoso rostro de la verdad

omitiendo una doctrina y exagerando otra. Podemos des-honrar la más bella faz dando a su rasgo más destacadouna importancia que le haga desproporcionada con el resto;pues la belleza consiste, en gran parte, en el equilibrio yla armonía. Conocer la verdad como debe ser conocida,amarla como ha de ser amada, y luego proclamarla en eldebido espíritu, y en sus debidas proporciones, no es trabajofácil para criaturas tan flacas como somos.

En esta labor grande pero delicada, hemos de perse-  verar año tras año. ¿Qué poder puede capacitarnos parahacer tal cosa? Habiendo tantos que se quejan de lamonotonía del antiguo Evangelio, y sienten el perpetuoanhelo de algo nuevo, esta enfermedad puede incluso infectarnuestros propios corazones. Este es un mal contra el cualconviene luchar con todas nuestras fuerzas. Cuando nossentimos torpes y embotados, no hemos de imaginarnosque la verdad de Dios es así; sino al contrario, acercán-donos más a la Palabra del Señor, hemos de renovar nuestro

ideal5-7 11/07/2000, 13:01185

Page 164: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 164/343

186

un ministerio ideal

  vigor. Continuar firmes en la fe siempre, de modo quenuestro testimonio último sea idéntico en sustancia alprimero, sólo que más profundo, más sazonado, más se-guro y más intenso, es labor tal, que para ella hemos detener el poder de Dios. ¿No os dais cuenta de ello? Osruego que cada vez lo experimentéis más y más. Si osproponéis ser verdaderos testigos de Dios, vuestra empresaes muy gloriosa, y contribuirá a haceros experimentar la verdad de lo que voy a decir, a saber, que es preciso queos guíe un poder más que humano que os haga suficien-tes para el difícil empeño.

Con todo, vuestro objeto es presentar un testimoniopersonal de tal manera,  que otros se convenzan por él dela verdad de aquello que tan seguro está en vuestra pro-pia alma. En esto no son pocas las dificultades, pues nuestrosoyentes no están ansiosos de creer la revelación de Dios;algunos de ellos están deseosos de no hacerlo. En el rei-nado de Elisabeth, se extendió la orden de que todo elmundo fuese a la iglesia parroquial, por lo menos una vezcada domingo. Desde luego, la mayoría eran aún católi-

co-romanos, y les repugnaba mucho asistir al culto refor-mado. He leído que cuando los católico-romanos ibanal culto prescrito por la ley, muchos de ellos se poníanalgodón en los oídos para no oír. En un sentido moral,esta práctica aún está en boga. Los hombres están dis-puestos a oír ciertas partes de la verdad; pero otrasporciones le son desagradables y sus oídos están endu-recidos. Sabéis –pues creéis en el pecado original de loshombres, (quizá lo único original que hay en muchos)–de qué manera Satanás ha cegado con gran eficacia lasmentes de los impíos, de modo que por más sabia ypersuasivamente que hablemos, nada sino un milagropuede convencer a los hombres muertos en pecados, dela verdad de Dios. Sólo un milagro de la gracia puedellevar a un hombre a recibir lo que tan completamenteopuesto es a su naturaleza.

No trataré de enseñar a un tigre las virtudes de la dieta vegetariana; pero lo mismo sería tratar de convencer a un

ideal5-7 11/07/2000, 13:01186

Page 165: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 165/343

187

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

hombre no regenerado de las verdades reveladas por Diosrelativas al pecado, a la justicia, y al juicio venidero. Estas verdades espirituales son repugnantes a los hombres car-nales, y la mente carnal no puede recibir lo que es de Dios.La verdad del Evangelio es diametralmente opuesta a lanaturaleza caída; y si no tengo un poder mucho mayorque el de la persuasión moral, o el de mis propias expli-caciones y argumentos, he emprendido una tarea en la cualestoy seguro de la derrota. Bien decía el escritor de unode nuestros himnos, cuando hablaba del Espíritu Santo:

Tú eres quien revoca las pasiones,Y quien hace a las mismas levantar;Y de los entenebrecidos ojosDesprendes las escamas del error.

A menos que el Señor nos revista del poder de lo alto,nuestra labor será en vano, y nuestras esperanzas han determinar en desengaño.

Esto no es sino el umbral de nuestro trabajo: nuestromás profundo anhelo es   reunir un pueblo que será la he-

  redad apartada para el Señor . Recientemente ha apareci-do una nueva teoría que presenta, como ideal, ciertoimaginario reino de Dios, que no es ni espiritual, ni bí-blico, ni real. El anticuado sistema de buscar las ovejasperdidas una por una, les parece demasiado lento: llevademasiado tiempo, reflexión y oración, y no deja suficienteespacio para la política, la gimnasia y los placeres musi-cales. Se nos apremia a forzar a las naciones enteras aentrar en este reino imaginario por medio de disposicio-nes higiénicas, mejoras sociales, sistemas científicos ylegislación adecuada. Que agrademos al pueblo usando la

palabra «democracia», y luego les ofrezcamos diversionesen busca de la moralidad. Esta es la última moda. Segúnestas fantasías, el reino del Señor ha de ser, después detodo, de este mundo; y sin conversión, o nuevo nacimiento,la población entera ha de ir a parar a una teocracia te-rrenal. No obstante, no es así.

Me parece que el Señor va a seguir todavía dentro de

ideal5-7 11/07/2000, 13:01187

Page 166: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 166/343

188

un ministerio ideal

la pauta del Antiguo Testamento, y que separará para síun pueblo que estará en medio del mundo como los re-yes y sacerdotes de Jehová: un pueblo propio, celoso debuenas obras. En el Nuevo Pacto veo más elección de gracia,no menos, por la cual un pueblo es apartado y consagra-do para el Señor. Por medio de los escogidos, miles y milesnacerán para Dios; pero, aparte de ellos, no conozco otroreino. La elección de la gracia, tantas veces denunciada,es un hecho contra el cual no es necesario que los hom-bres hablen, ya que no desean ser elegidos. Nunca pue-do entender por qué un hombre debe cavilar a causa deque otro sea escogido cuando él mismo no desea serlo.Si desea haber sido escogido para arrepentimiento, si deseala santidad, si anhela ser del Señor, y si tal deseo es ver-dadero, ya es un escogido. Pero si no desea nada de esto,¿por qué se rebela contra otros que han recibido estabendición? Preguntad a un hombre impío si está dispuestoa tomar la posición humilde, maltratada y perseguida deun mero seguidor de Cristo, y despreciará la idea. Si tuvieraque estar en esa situación durante una temporada, ¡qué

a gusto se saldría de ella! Le gusta «mezclarse», y perte-necer a la mayoría; pero ser un salmón que se abre ca-mino contra la corriente, no corresponde a sus deseos.Prefiere una religión mundana, con abundante provisiónpara la carne. La mundanalidad religiosa le gusta muchísimo;pero estar con Cristo en todo momento y para todo, se-parado del mundo, y consagrado a la obediencia, no essu ambición.

¿No veis en esto la necesidad que tenéis de un poderextraordinario? Llamar a los hombres a una verdadera se-paración del mundo, y a una genuina unión con Cristo,prescindiendo del poder de Dios, es un esfuerzo absolu-tamente inútil. Es como pretender que los delfines ven-gan a jugar a tierra seca, o que el leviatán se avenga a  jugar como si fuera un pajarillo; si lo lográis, probadentonces de acometer esta tarea que aún es más difícil.No vendrán, no tienen el menor deseo de hacerlo; y poreso, el Señor y Maestro dijo a los judíos: «No queréis venir

ideal5-7 11/07/2000, 13:01188

Page 167: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 167/343

189

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

a mí para que tengáis vida». Están dispuestos a leer enla Biblia: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotrosos parece que en ellas tenéis la vida eterna»; pero no estándispuestos a venir al Señor mismo; eso ya es demasiadoespiritual para su gusto. No, el mandamiento «arrepen-tíos, y creed en el Evangelio», es demasiado duro, dema-siado penetrante, demasiado humillante para ellos. ¿Noes esto suficiente para abrumaros? ¿Os atrevéis a prose-guir a menos que el Señor os ciña de poder celestial?

¡Cuidado! Apenas hemos empezado. Son llamados; perohay algo más que hacer a través de la instrumentalidadde nuestro ministerio: nuestros oyentes han de ser engen-drados de nuevo, y hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús,o, de lo contrario, nuestra predicación no les ha hechonada. ¡Queridos amigos, cuando llegamos a este granmisterio nos metemos en aguas profundas! ¿Conoce elhombre no regenerado el significado de ser engendradode nuevo? Preguntad a los eruditos doctores si saben algode esto, y tratarán de ocultar su ignorancia bajo el des-precio: «Sí, debe existir semejante fenómeno, pues mu-

chas personas respetables y hasta científicas han profe-sado haberlo experimentado». Con todo, sonríen, y expresansu extrañeza de que así sea. La confesión de muchos cien-tíficos francos es que puede ser así, pero personalmenteno pueden entenderlo. ¿Por qué, pues, no se guardan lalengua? Si no han experimentado el nuevo nacimiento, estehecho no prueba que otros no lo hayan experimentado.¿Por qué su actitud condescendiente como si fueran su-periores a nosotros? En este aspecto, los regenerados hande ser necesariamente superiores a ellos. La persona quetiene un solo ojo es rey entre los ciegos; no conviene quelos ciegos pretendan despreciarlo. Si cualquiera de noso-tros ha experimentado personalmente el nuevo nacimiento,aunque podamos ignorar muchas otras cosas, en este puntoestamos más instruidos que los que nunca han experimen-tado el divino cambio.

Pero, en la proporción en que conozcáis lo que es serengendrado de nuevo, experimentaréis que en ello hay en

ideal5-7 11/07/2000, 13:01189

Page 168: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 168/343

190

un ministerio ideal

  verdad una gran tarea. ¡Cuán sublime situación la vues-tra si, bajo el poder de Dios, llegáis a ser los progenito-res espirituales de los hombres! No podríais crear ni unamosca; mucho menos podéis crear un corazón nuevo yun espíritu recto. Crear un mundo tiene menos dificulta-des que crear vida nueva en un hombre impío, pues enla creación del mundo no había nada que se opusiera aDios, pero en la creación de un corazón nuevo, la viejanaturaleza se opone al Espíritu. Hay que eliminar lo negativoal mismo tiempo que se produce lo positivo. Levántate yconsidera de nuevo este asunto, y di si eres capaz, por timismo, de obrar la conversión o la regeneración de unsolo niño de tu escuela dominical. Estamos aquí al finalde nuestros recursos. Si nuestro objetivo es la regenera-ción de nuestros oyentes, es preciso que caigamos pos-trados ante el Señor conscientes de nuestra impotencia,y no debemos volver al púlpito hasta que hayamos oídoal Señor decir: «Bástate mi gracia; porque mi poder seperfecciona en la debilidad».

Suponiendo que eso ya esté hecho, recordad que los que

  han sido traídos a Dios han de ser guardados y preserva- dos hasta el fin; y vuestro anhelo es que el ministerio seael medio de guardarlos de tropiezo, y de sostenerlos enel camino de la justicia hasta el fin. ¿Te propones hacer-lo por ti mismo? ¡Cuánta presunción! Bien, mira las ten-taciones que infectan esta ciudad; y supongo que las se-ducciones del mal son muy parecidas en las ciudadespequeñas, y en los pueblos, por más que difieran en laforma. Su nombre es legión, pues son muchas. ¡Mira lastentaciones que asaltan a nuestros jóvenes en la literatu-ra de nuestro tiempo! ¿Has llegado siquiera a conocer porencima la literatura popular? ¿Te extraña que se haga tro-pezar a los espíritus débiles? Lo extraño es que haya al-guno que sea preservado. Y ésta es sólo una de las mu-chas influencias mortíferas.

¡Qué numerosas son las pérdidas de nuestras iglesias!El más fiel de los ministros se ve obligado a lamentarsede la pérdida de muchos que parecían correr bien, pero

ideal5-7 11/07/2000, 13:01190

Page 169: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 169/343

191

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

que han sido obstaculizados y no obedecen a la verdad.El hermoso depósito que habíamos recogido en la era se ve tristemente disminuido cuando viene Aquél cuyo aven-tador está en su mano. No obstante, nos proponemos ser,en las manos de Dios, el medio de llevar a las ovejas deCristo a verdes pastos, y de continuar conduciéndolas, hastaque se alimenten en las cumbres celestiales teniendo algran Pastor en persona en medio de ellos. Pero ¡qué ta-rea la que hemos emprendido! ¿Cómo podemos guardar-los de la contaminación de la Sodoma que los rodea? ¿Cómopodremos, por fin decir: «He aquí yo, y los hijos que medio Dios»? No podemos hacerlo en absoluto; pero Diossí puede, a través de nosotros, mediante la energía de sugracia.

Si tienes media docena de convertidos, ¡cómo alaba-rás a Dios si pasas, con esa media docena a tu lado, yafuera de peligro, por la puerta de perlas! Algunos de no-sotros conocemos a miles a quienes, instrumentalmente,hemos conducido al Salvador; pero a menos que tenga-mos un poder infinitamente mayor al propio, ¿cómo les

pastorearemos hasta el fin? Podemos anunciarlos comoconvertidos nuestros, podemos asociarnos con ellos comoobreros, y sentirnos agradecidos por ellos como cohere-deros; y, sin embargo, muy amargo puede ser nuestrodesengaño cuando llegue determinado momento, y se apartenpara perdición. ¡Cuán penoso ser aparentemente ricos enel servicio, y de repente descubrir que nuestros converti-dos son como dinero puesto en un bolso agujereado, y quenuestros tesoros se van, porque no habían sido verdade-ramente unidos al Señor Jesús a pesar de todas las apa-riencias! «Para estas cosas, ¿quién es suficiente?» Somosdébiles, en extremo débiles, todos. Si hay algún herma-no aquí que es más débil que los demás, y lo sabe, queno se desanime lo más mínimo a causa de ello; pues ya veis que el mejor de los que aquí estamos, si sabe lo quees, sabe que está en difícil postura en su sagrada voca-ción. Bien; si estás en posición difícil, no importa que seaporque las aguas tengan diez metros o tengan dos mil metros

ideal5-7 11/07/2000, 13:01191

Page 170: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 170/343

192

un ministerio ideal

de profundidad. Aunque el mar sea poco profundo, teahogarás si no te sostienes; y aunque sea totalmente in-sondable, no puede ocurrirte más que ahogarte. En estenegocio, el más débil no es realmente más débil que elmás fuerte, ya que estas cosas están por encima de no-sotros, y hemos de obrar milagros mediante el poder divino,o, de lo contrario, fracasar por completo. Todos nos he-mos entregado a la divina profesión de obrar mediantela omnipotencia; o, mejor dicho, de sometemos a la om-nipotencia para que ésta obre por medio de nosotros. Porlo tanto, si la omnipotencia no está con nosotros, y si elpoder que obra milagros no está en nosotros, cuanto antes  volvamos a casa, y labremos los campos, o abramos unatienda, o llevemos las cuentas de alguien, tanto mejor. ¿Porqué hemos de emprender cosas que no tenemos poder parallevar a cabo? La obra sobrenatural exige un poder so-brenatural; y si no lo tienes, te ruego que no trates dehacer la obra solo, no sea que te ocurra como a Sansóncuando le fueron rapadas las siete guedejas, y te conviertasen juguete de los filisteos.

Esta fuerza sobrenatural es el poder del Espíritu San-to, el poder de Jehová mismo. Es maravilloso que Dioshaya condescendido a obrar sus maravillas de gracia a travésde hombres. Es cosa extraña que, en vez de hablar y decircon sus propios labios «sea la luz», hable las palabrasiluminadoras por medio de nuestros labios. En vez de crearun nuevo cielo y una nueva tierra, en donde mora la justicia,por el mero mandato de su poder, se une a nuestra fla-queza, y de esta manera lleva a cabo su propósito. ¿Noos maravilláis de que haya depositado su Evangelio en estospobres vasos de barro, realizando los milagros que muybrevemente he descrito, por medio de mensajeros quepersonalmente son absolutamente incapaces de ayudarleen las partes esenciales de su obra celestial? Convertid vuestra admiración en adoración, y mezclad a vuestra ado-ración un ferviente clamor pidiendo poder divino. ¡Señor,obra por nosotros para alabanza de tu gloria!

ideal5-7 11/07/2000, 13:01192

Page 171: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 171/343

193

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

Vamos ahora a considerar cómo hemos de obtener elpoder que tanto deseamos. NECESITAMOS SENTIRLO ENNOSOTROS CUANDO RECIBIMOS NUESTRO MENSA-JE. Para tener poder en público, hemos de recibir poderen secreto. Confío en que ninguno de los hermanos aquíse aventuraría a dar un mensaje a su congregación sintener un mensaje recién recibido de su Señor. Si dais tansólo un relato añejo confeccionado por vosotros mismos,o si habláis sin nueva unción del Santo, vuestro ministe-rio quedará en nada. Las palabras habladas por vuestrapropia cuenta, sin que haya habido conexión con el Se-ñor, caerán al suelo. Cuando el lacayo va a la puerta paraabrir a un visitante, pregunta a su amo qué es lo que debedecir, y repite lo que su amo le ha dicho. Vosotros y yosomos criados en servicio en la casa de Dios, y hemos decomunicar lo que nuestro Dios quiere que digamos. El Señorda el mensaje salvador del alma, y lo reviste de poder; loda a cierta clase de personas, y con ciertas condiciones.

Entre estas condiciones observo, en primer lugar,  sim- plicidad de corazón. El Señor se revela más que a nadie

a aquellos que más vacíos están de sí mismos. Los quetienen menos de sí mismos tendrán más que nadie de Dios.El Señor no mira mucho si el vaso es de oro o de barro,con tal que esté limpio y no dedicado a otros usos. Él mirasi hay algo en la copa; y si es así, lo vacía todo. Sólo entoncesestá la copa preparada para recibir el agua de vida. Siquedara algo en ella, adulteraría el agua pura de vida; yaunque antes hubiera habido algo muy puro, también ocu-paría parte del espacio que el Señor desea para su pro-pia gracia. Por lo tanto, el Señor nos vacía para que es-temos exentos de prejuicios, autosuficiencia y conclusio-nes preconcebidas en cuanto a lo que debería ser Su verdad.Él desea que seamos como niños, que creen lo que su padreles dice. Es preciso que prescindamos de toda pretendi-da sabiduría. Algunos están demasiado seguros de sí mismospara que Dios pueda usarlos. Si Dios les bendijera exten-samente, hablarían al estilo de Wolsey, de «ego et rex meus»(yo y mi rey); pero el Señor no tolera esto. Esta palabra

ideal5-7 11/07/2000, 13:01193

Page 172: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 172/343

194

un ministerio ideal

tan tiesa y orgullosa, «yo», ha de inclinarse hasta quedarreducida a la mínima expresión, hasta que parezca lo másinsignificante que se puede concebir. ¡Cuánto deseamoslibrarnos de nosotros mismos! ¡Cuánto deseamos dejar depensar en nuestra propia prudencia!

Hay muchos predicadores que se creen personas im-portantes; y así, cuando reciben el mensaje de Dios, locorrigen, e intercalan sus propias ideas; imaginan que elEvangelio antiguo no puede adaptarse a nuestros días deprogreso, en que «todo se hace a máquina, y los hombresmueren por la acción de la pólvora». No sólo intercalansino que omiten, porque juzgan que ciertas verdades hanperdido vigor por el paso del tiempo. De esta manera, entrelas adiciones y las sustracciones, poco es lo que quedade la Palabra de Dios pura. Los apóstoles suelen ser losprimeros en quedar descartados. ¡Pobre Pablo! Lo ha pasadomuy mal últimamente; como si el Espíritu de Dios nohablara por medio de Pablo con tanta autoridad comocuando habló por medio del Señor Jesús. Nótese bien cómoel Señor se digna ponerse a la altura de sus apóstoles cuando

dice: «La palabra que habéis oído no es mía, sino del Padreque me envió»; y en su gran oración intercesora rogabapor aquellos que creerían en Él por la palabra de losapóstoles, lo que equivale a decir que si no creían en Élpor ella, no creerían en modo alguno. Juan, hablando desí mismo y de sus compañeros de apostolado, ha dichopor el Espíritu Santo: «El que conoce a Dios, nos oye; elque no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritude verdad y el espíritu de error». Esta es la piedra de toquepara conocer a los creyentes en este tiempo; el rechazamientode los apóstoles condena a la escuela moderna.

¡Hermanos, que el Señor nos dé   gran humildad de men-te! No debería ser cosa extraordinaria que aceptemos lo queDios dice. No debiera necesitarse mucha humildad para quepobres criaturas como nosotros se sentasen a los pies de Jesús.Deberíamos considerar como elevación para nuestro espí-ritu el yacer postrados ante la sabiduría infinita. No hay dudade que esto es necesario para recibir el poder que viene de Dios.

ideal5-7 11/07/2000, 13:01194

Page 173: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 173/343

Page 174: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 174/343

196

un ministerio ideal

que  están completamente subordinados a Él. Voy a contaroslo que ha pasado muchas veces por mi mente hablandocon ciertos hermanos, o leyendo sus elucubraciones; mehe preguntado quién era el Señor y quién el siervo, si elhombre o Dios. He lamentado los errores de estos her-manos, pero el espíritu demostrado por tales errores meha afligido aún mucho más. Es evidente que han aban-donado aquella santa reverencia hacia las Escrituras in-dicada por expresiones como la que dice: «Tiembla a miPalabra». En vez de temblar, juegan. La Palabra no es sumaestro, sino que ellos son sus críticos. Para muchos, laPalabra del Señor ya no está entronizada en el lugar dehonor, sino que la tratan como si fuera una pelota, paradarle de patadas a su gusto; y los apóstoles, especialmente,son tratados como si Pablo, Santiago y Juan fuesen Car-los, Ramón y Enrique, con quienes los sabios modernosestán en términos más que de igualdad. Pasan los librosde la Escritura bajo su rodillo, y juzgan al mismo Espí-ritu de Dios. El Señor no puede obrar por medio de unacriatura que se ha rebelado contra Él. Es preciso que

manifestemos un espíritu de reverencia, o no seremos comoniños, ni entraremos en el reino de los cielos.

Cuando algunos hombres mueran, la religión que hanideado e inventado para sí no les producirá más confianzaque la religión del escultor católico-romano a quien, ensu lecho de muerte, el sacerdote visitó. Decía el cura: «Vasa partir de esta vida»; y levantando un hermoso crucifi-  jo, exclamó: «Mira a tu Dios que murió por ti». «¡Ay demí!», dijo el escultor, «  fui yo quien lo hizo». No habíaconsuelo para él en la obra de sus propias manos; y nohabrá consuelo en una religión que uno mismo se elabo-ra. Lo que fue creado en el cerebro no puede consolar alcorazón. El hombre dirá apenado: «Sí, esa es mi idea; pero,¿qué es lo que Dios dice?» Hermanos, creo en aquello queyo no podría haber inventado. Creo aquello que no pue-do entender. Creo lo que Dios me obliga a adorar, y doygracias a Dios que me da una roca más alta que yo. Sino fuera más alta que yo, no me sería refugio.

ideal5-7 11/07/2000, 13:01196

Page 175: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 175/343

197

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

«Mas a pesar de todo», dice uno, «es preciso que estu-diemos activamente la literatura de la época, y la cien-cia de nuestro tiempo». Sí, no he dicho que no lo hagáis;pero que sea en subordinación a la Palabra de Dios. Cuandolos israelitas capturaban prisioneros en la batalla, ocurría,a veces, que entre éstos había una mujer con quien el captorpodía desear casarse, y el Señor no prohibía la alianza;pero, ¿habéis observado el mandamiento de que ella serapara la cabeza y se cortara las uñas? Es preciso hacerlo mismo con el máximo cuidado en la literatura de nuestrotiempo, ya sea secular o religiosa, ya trate de hechos osea ficción. Será necesario efectuar un rapado a fondo, ycortar las uñas cuidadosamente. Aun cuando estas ope-raciones estén efectuadas, el sabio hallará aún razones parapensar si, después de todo, no hubiera sido mejor dejarel tema. En la ley ceremonial hay un instructivo precep-to que excluye para siempre el uso de ciertos objetos enel servicio de Jehová. Lo cito con verdadero temblor: «Notraerás la paga de una ramera, ni el precio de un perroa la casa de Jehová tu Dios». Me pregunto si, al citar a

ciertos poetas y autores, no estamos contraviniendo esteestatuto. Cuando las vidas de los hombres han sido im-puras, y sus principios ateos, deberíamos vacilar muchoantes de citar su lenguaje. El blasfemador del Dios vivienteno ha de mencionarse apenas en la casa del Señor, pormuy bellas que hayan sido las producciones de su cora-zón rebelde. Sea como fuere, todo lo que es de hombre,aun tratándose del mejor de ellos, ha de quedar totalmentesubordinado a la Palabra del Señor.

He mencionado el carácter simple, la sinceridad, y lamente subordinada; y junto a estas cosas, observo tam-bién que, si Dios ha de hablarnos, es preciso que hayauna  profunda seriedad de corazón. Permitidme recordarosde nuevo aquel texto que hace unos momentos he men-cionado: «Miraré a aquel que...tiembla a mi palabra» (Is.66:2). Cuando a George Fox le llamaron "quaker" (cuáquero,temblador ) porque temblaba ante el nombre de Dios, eltítulo fue un honor para él. Aquel hombre estaba poseí-

ideal5-7 11/07/2000, 13:01197

Page 176: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 176/343

198

un ministerio ideal

do de Dios hasta tal punto, que temblaba con todo su ser.Habacuc describe haber tenido esta misma experiencia,la cual no es insólita en el verdadero hijo de Dios. De hecho,Dios nunca viene a nosotros sin hacernos temblar. La antigualeyenda católico-romana dice que el árbol que sostuvo alSalvador era el álamo temblón, cuyas hojas se estreme-cen continuamente; y el que lleva a Cristo en sí, y sienteel peso de la gloria divina, preciso es que esté lleno dereverencia y temor. Nuestro hermano Williams acaba dedecir que temía y temblaba por toda la bondad que Dioshabía hecho desfilar ante él: ésta es mi experiencia, y tam-bién la vuestra. Somos tan débiles, y estas inspiracionesdivinas son tan potentes, que nos domina el temorreverencial, y no queda espacio para la ligereza.

Evitad malgastar el tiempo cuando preparáis sermones.Alguno dice: «Pues a mí me lleva muy poco tiempo pre-pararlo». No te jactes de ello; quizá sea tu pecado. Escu-cha: si un hombre hubiese entrado como aprendiz deebanista, y hubiese trabajado en ello toda su vida, posi-blemente tendría mucha habilidad y gran cantidad de

material preparado, de modo que en breve tiempo podríaproducir un trabajo selecto; pero no por ello habéis depensar que vosotros podéis hacer lo mismo, y que laebanistería es un juego de niños. Quizá cierto ministropueda componer rápidamente un sermón, pero es preci-so que recordéis que esto es el resultado de la labor demuchos años. Incluso el que, según dice el vulgo, sabehablar improvisadamente, no hace tal cosa en realidad;sino que transmite lo que ha almacenado en años ante-riores. El molino está lleno de grano, y, por lo tanto, cuandoponéis el saco en el lugar debido, se llena de harina enpoco rato. No consideréis la preparación para el púlpitocomo cosa de secundaria importancia; y no os lancéis alos deberes sagrados sin prepararos devotamente para unculto santificado. Que la espera ante Dios en oración seauna necesidad en vuestra vocación, y al mismo tiempo elmás elevado privilegio de la misma. Tened por gozo y honrael tener una entrevista con vuestro Maestro. Recibid el

ideal5-7 11/07/2000, 13:01198

Page 177: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 177/343

199

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

mensaje directamente de Dios. Aun el maná hiede si loguardáis más de lo debido; por lo tanto, recibidlo direc-tamente del cielo, y entonces tendrá un sabor y aromacelestiales.

Una cosa más en esta sección. Este poder que tanto ne-cesitamos al recibir el mensaje, sólo vendrá cuando haya solidaridad con Dios. ¿Sabéis lo que es sentir una tiernaafinidad con Dios? Quizá ninguno entre nosotros sabe loque es la solidaridad  perfecta con Dios; con todo, es pre-ciso que por lo menos estemos hasta tal punto de acuer-do con Él, que nos demos cuenta de que  Él no hará nidirá nada que nosotros podamos poner en tela de juicio.No debemos dudar de ninguna verdad que Él revele; tampocodebemos disputar, en lo más íntimo de nuestros corazo-nes, por nada que su voluntad decida. Si hay algo ennosotros que no está en perfecto acuerdo con el Señor,lo consideramos como un mal, y gemimos deseando serlibrados de él. Si hay algo en nosotros que contiende contraDios, nosotros luchamos contra ello, pues somos uno conDios en intentos y deseos. Hoy día oímos hablar mucho

de la afinidad con el hombre, y, hasta cierto punto, esta-mos de acuerdo con tal cosa. Solidaridad con los caídos,los que sufren, los perdidos; buena cosa es ésta; pero misafinidades están siempre con el Señor mi Dios. Su nom-bre está siendo deshonrado; su gloria está siendo arras-trada por el fango. El más maltratado de todos es su amadoHijo ensangrentado. ¡Pensar que haya amado de tal ma-nera y, no obstante, sea rechazado! ¡Que belleza comola suya pase desapercibida, que tal redención sea recha-zada, que semejante misericordia sea despreciada! ¿Quéson los hombres, después de todo, comparados con Dios?¡Si son como yo, lástima que hayan sido creados! Encuanto a Dios, ¿no llena Él todas las cosas de bondady de esencia?

Para mí, el calvinismo significa colocar a Dios eternoal frente de todas las cosas. Todo lo miro a través de surelación con la gloria de Dios. En primer lugar veo a Dios,y al hombre en los últimos lugares de la lista. Pensamos

ideal5-7 11/07/2000, 13:01199

Page 178: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 178/343

200

un ministerio ideal

demasiado en Dios para ser del agrado de nuestra épo-ca; pero no nos avergonzamos. El hombre tiene una vo-luntad, y ¡cómo la vocea! Decía alguien el otro día -y hayalgo de verdad en ello-, «atribuyo una especie de omni-potencia a la voluntad del hombre». Pero, ¿no tiene Diostambién una voluntad? ¿Qué atribuyes a esa voluntad? ¿Notienes nada que decir acerca de su omnipotencia? ¿Es queDios no ha de escoger, no ha de tener propósitos ni so-beranía sobre sus propios dones? Si vivimos en afinidadcon Dios, nos deleitamos en oírle decir: «Yo soy Dios, yno hay más».

Apenas puedo expresaros cuánto valor atribuyo a esteentusiasmo por Dios. Es preciso que estemos en armo-nía con todos sus designios de amor para con los hom-bres, mientras en secreto recibimos su mensaje. Llegar aparecer muy fervientes en el púlpito, no significa gran cosaa menos que vivamos mucho más intensamente cuandoestamos a solas con Él. El fuego del corazón es verdade-ro fuego. La esposa que persevera en el antiguo métodode hacer su propio pan, no quiere que haya una gran brasa

en la boca del horno. «¡De ninguna manera!» dice ella,«quiero que mis leños estén en el fondo, de modo que elcalor se quede en el horno, porque entonces es cuandome es útil». Los sermones no se cuecen nunca con la lla-ma que está a la entrada del horno; han de prepararsecalentándolos en lo más íntimo del alma. Esa preciosaPalabra, ese divino pan de la proposición, ha de ser co-cido en el centro de nuestra naturaleza por el calor puestoallí por el Espíritu que mora en nosotros.

El Señor se deleita en usar a un hombre que esté enperfecta solidaridad con Él. No quisiera decir nada inapro-piado, pero creo que el Señor se complace en la afinidadde sus hijos. Si habéis estado pesarosos hasta el puntode llorar, y vuestro hijito ha dicho: «Padre, no llores», oha preguntado: «¿Por qué lloras, padre?» y él ha empe-zado a sollozar también, ¿no os ha consolado esto? Po-bre niño, no entiende lo que pasa; pero tú dices: «Bendi-to seas, hijito»; y le besas, y te sientes consolado por él.

ideal5-7 11/07/2000, 13:02200

Page 179: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 179/343

201

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

Así es como el Señor recibe al pobre ministro lloroso ensu seno, y le oye clamar: «Señor, no quieren venir a ti;no quieren creerte. Corren tras el mal, en vez de ir a ti.Señor, si les diera juegos, o espectáculos, vendrían en grandesmultitudes; pero si les predico a tu amado Hijo, no meoirán». El gran Dios entra a participar de tus penas, y hallaun suave contentamiento en el amor de tu corazón. Diosno es hombre; pero debido a que el hombre fue hecho aimagen suya, aprendemos algo de Él en nosotros mismos.Se deleita en abrazar al que se solidariza con Él, y en decirle:«Ve, hijo mío, y obra en mi nombre; pues puedo confiarmi Evangelio en tus manos». Está con Dios, y Dios esta-rá contigo. Abraza su causa, y Él abrazará la tuya. No puedehaber dudas en cuanto a esto.

Seguidme, hermanos, mientras os hablo del PODER QUESE NECESITA CUANDO ESTAMOS TRANSMITIENDO ELMENSAJE PROPIAMENTE DICHO.

Si ha de haber un resultado divino de la Palabra de Dios,es preciso que el Espíritu Santo la use. Del mismo modoque Dios iba delante los hijos de Israel cuando partió las

aguas del mar Rojo, y del mismo modo que los condujoa través del desierto por medio de la columna de nube yla de fuego, así también es preciso que la poderosa pre-sencia del Señor acompañe su Palabra si ha de haber ben-dición en ella. ¿Cómo, pues, hemos de obtener esa ben-dición inapreciable? Las grandes fuerzas naturales estánen el mundo, y cuando los técnicos desean emplear di-chas fuerzas, actúan de manera apropiada para ello. Nopueden crear la fuerza por medio del mecanismo; peropueden utilizarla y economizarla. Por ejemplo, la rueday la polea no producen fuerza; pero al disminuir la re-sistencia, impiden que la fuerza se malgaste, y esto es cosaimportante. También podemos ser aventajados usando ciertosmétodos para reducir al mínimo la fricción con el pre-sente siglo malo, con el cual inevitablemente entramos encontacto. Tu propia experiencia te enseñará lo prudentede hacer tal cosa. Mira fervientemente hacia aquel aisla-miento de espíritu que te preservará de las tendencias

ideal5-7 11/07/2000, 13:02201

Page 180: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 180/343

202

un ministerio ideal

perturbadoras y deprimentes de las cosas que se ven. Afor-tunadamente, hay otra clase de fricción que tiene un granpoder para desarrollar fuerzas latentes. Así como hay unaforma de electricidad que se produce mediante la fricción,también podemos obtener fuerza entrando en contacto conDios, y por medio del efecto espiritual de la verdad cuandoésta obra sobre un corazón bien dispuesto y obediente.Ser tocado por el dedo de Dios, o aunque sólo sea entraren contacto con el borde de la túnica del Maestro, es obteneruna energía celestial; y si tenemos mucha, iremos carga-dos de fortaleza sagrada de un modo misterioso, pero muypalpable. Estad mucho con Dios en santo diálogo, dejan-do que os hable por medio de su Palabra mientras le habláispor medio de vuestras oraciones y alabanzas. En estoadquiriréis fuerzas.

El mayor generador de energías de que dispone el hombrees el calor. Supongo que no hay nada que produzca tan-to poder para los usos humanos como el fuego; y así, elelemento ardiente y consumidor del mundo espiritual esun gran factor en el desarrollo de la fuerza espiritual. Es

preciso que seamos absolutamente fervientes, y hemos desentir la brasa de un celo que nos consuma, o, de lo con-trario, tendremos muy poca fuerza. Tenemos que dismi-nuir ; es necesario que ardamos si hemos de ser luces quebrillan. No podemos salvar nuestras vidas y salvar a losdemás; es preciso que haya una destrucción del yo paraque los hombres sean salvos.

En este punto se me ocurren muchas otras sugerencias;pero las dejo de lado para concentrarme en el único poderrealmente suficiente, a saber, el Espíritu Santo, a quiensea gloria por los siglos de los siglos.

Para que tengamos el Espíritu Santo con nosotros, espreciso que haya una adhesión muy íntima a la verdad de Dios, con claridad, audacia y fidelidad en la presentaciónde la misma. No se me ocurre ni soñar que sea suficien-te tener un credo, o algo que se dice ser «una declara-ción de fe», o algún otro tipo de confesión que no sé cómomencionar. Si no hay una creencia intensa en el corazón

ideal5-7 11/07/2000, 13:02202

Page 181: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 181/343

203

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

en cuanto a la verdad, estos preciosos documentos sonpapeles mojados. Las declaraciones del tipo a que me refieropueden compararse a banderas que pueden ser útiles cuandolas llevan abanderados valientes: o pueden ser ornamen-tos chillones, usados para fines secundarios. Cierto maestrodaba en una ocasión clase de patriotismo y nacionalidad.Estando la bandera nacional colgada en la pared, preguntóa un niño: «Vamos a ver, muchacho, ¿cuál es esa bande-ra?» «Es la bandera inglesa, señor». «¿Y para qué sirve?»El sincero muchacho respondió: «Se usa para cubrir lasuciedad de la pared». No necesito interpretaros la pará-bola. Que la moderna historia eclesiástica os enseñe lamoraleja.

Que no sea cierto de ninguno de vosotros el profesarla ortodoxia como mera tapadera para el error secreta-mente defendido. No, amados hermanos, ateneos a la verdad,porque la verdad no os deja. A dondequiera que os lleve,seguidla; bajando al valle, o subiendo al monte. Seguidlamuy de cerca, y temed tan sólo el quedaros demasiadoatrás. Cuando la carretera esté fangosa, no temáis nunca

ser alcanzados por las salpicaduras de la verdad.La verdad de Dios es el mejor de los invitados; sed

hospitalarios con ella, como Abraham hizo con los ánge-les. No reparéis en sacrificios para apoyarla; pues deja unarica bendición sobre aquellos que se niegan a sí mismospor amor a ella. Pero no hospedéis a ninguna de las in- venciones de los hombres; pues os traicionarán, como Judastraicionó a Cristo con un beso. No desmayéis ante lascaricaturas de la verdad fabricadas por mentes malicio-sas. Hoy día es norma entre los hombres tergiversar lasdoctrinas del Evangelio. Me recuerdan a Voltaire, de quiense dice que era capaz de tomar cualquier libro que hu-biese leído, hacer lo que quisiera de él, y luego dejarloen ridículo. Recordad el sistema romano de los tiemposde la persecución; envolvían a los cristianos en pieles deoso, y a continuación lanzaban a los perros sobre ellospara que los despedazaran. Moralmente nos tratan igualen cuanto defendemos una verdad poco popular. Recien-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02203

Page 182: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 182/343

204

un ministerio ideal

temente me he visto envuelto en varias pieles; lo únicoque puedo decir es que no eran mías. Las devuelvo a losque me habían metido en ellas. Si nuestras declaracionesde la verdad están presentadas imparcial y honradamen-te, y luego son objeto de argumentación, no hay nada queobjetar; pero cuando son tergiversadas, y las retuercen paraque digan lo que nunca nos propusimos que dijeran, entoncesno nos cuidamos de replicar. Cuando esto os ocurra, no lotengáis por cosa peregrina. Tened por seguro que, debido aque no pueden vencer a la verdad misma confeccionan unaimagen de ella, la llenan de paja, y la queman con euforiapueril. Que disfruten cuanto quieran con estos juegos.

Hermanos, no creo que Dios ponga su sello sobre unministerio que no tiene por objeto estar estrictamente deacuerdo con la mente del Espíritu. En la proporción enque un ministerio sea genuino, Dios puede bendecirlo, silas demás condiciones son las mismas. ¿Esperáis que elEspíritu Santo ponga su sello en una mentira? ¿Queréisque bendiga lo que no ha revelado, y que confirme conseñales lo que no es verdad? Estoy cada vez más persua-

dido de que si nos hemos propuesto tener a Dios connosotros, es preciso que nos ciñamos a la verdad. Es unaregla, casi invariable, que cuando los hombres se apar-tan de la verdad antigua, rara vez son eficaces en pescaralmas. Podría apelar a todos los observadores para deci-dir si no es así: si los hombres que fueron poderosos enotros caminos, no llegan a ser estériles e infructuosos encuanto a la salvación de los demás, cuando se convier-ten en hombres de dudas en vez de hombres de fe. Si pre-guntáis cuál es el gusano que ha devorado la raíz de sucapacidad de servicio, descubriréis que es la falta de feen algún gran principio capital; falta de fe que podrá noexhibirse en su ministerio público, pero que acecha en elinterior, envenenando sus pensamientos. Es preciso queestéis con el Espíritu Santo si queréis tener el EspírituSanto con vosotros.

Tened una fe genuina en la Palabra de Dios, y en su poder   para salvar . No subáis al púlpito predicando la verdad y

ideal5-7 11/07/2000, 13:02204

Page 183: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 183/343

205

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

diciendo: «Espero que esto reportará algún bien»; sino creedconfiadamente que no volverá vacía, sino que debe obrarel eterno propósito de Dios. No habléis como si el Evan-gelio pudiera tener algo de poder, o pudiera no tenerninguno. Dios os envía a obrar milagros; por lo tanto, decida los que están espiritualmente lisiados: «En el nombrede Jesucristo de Nazaret, levántate y anda», y los hom-bres se levantarán y andarán; pero si decís: «Espero, amigo,que Jesucristo pueda hacerte levantar y andar», el Señorfruncirá el ceño al oír tus poco honrosas palabras. Le habrásrebajado, le habrás hecho descender al nivel de tu incre-dulidad, y no podrá hacer muchas maravillas por mediode ti. Habla audazmente; pues si hablas por medio delEspíritu Santo, no podrás hablar en vano.

¡Cuánto deseamos hacer experimentar a nuestros oyentesque creemos lo que decimos! Me han contado de una niñaque le decía a su padre, ministro, que le había estadocontando un cuento: «Papá, ¿eso es verdad o es predica-ción?» No me opongo a que sonriáis al oír esta anécdo-ta; pero da ganas de llorar cuando es posible que se sos-

peche que la predicación es una cosa irreal. La congre-gación oye nuestro testimonio y pregunta: «¿Es un hecho,o es lo que conviene decir?» Si vieran cierta declaraciónen un periódico, la creerían; pero cuando la ven en unsermón, dicen: «Es una opinión piadosa». Esta sospechanace de la falta de fidelidad en los ministros. Acabo de  ver, en la tienda de un vendedor de artículos de pesca,un letrero que dice así: «Se necesitan cincuenta tonela-das de huesos». «Sí», me decía yo, «sobre todo huesosfuertes». ¡Cincuenta toneladas! Podría mencionar un lu-gar donde podrían quedarse con todas, y no les sobraría.En cuanto a nosotros, digamos: «Creí, por lo cual hablé».Tengamos fe genuina en todo lo que Dios ha revelado. Tenedfe, no solamente en su verdad, sino en su poder; fe en laabsoluta certeza de que, si es predicado, Dios produciráresultados gloriosos.

Si nos ceñimos estrechamente a la verdad por mediode una fe tenaz, estamos en condiciones de que sea pro-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02205

Page 184: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 184/343

206

un ministerio ideal

bable la bendición de Dios. Pero, además, en la predica-ción ha de haber  concentración del corazón en el negocio  a que nos dedicamos. Nunca prosperaremos en nuestrasagrada vocación si la mitad de nuestras energías se desvíahacia algo más. El hombre que hace media docena de cosasa la vez suele fracasar en todas. No es de extrañar. Notenemos suficiente agua en nuestro riachuelo para impulsarmás de un molino; si dejamos que el agua mueva una rueda,esa rueda cumplirá su misión; pero si dividimos el agua,no hará nada. El mensaje de Dios merece toda mi capa-cidad; y cuando lo transmito, debería estar allí todo miser; ninguna parte del mismo debe extraviarse o dormir-se. Algunos, cuando suben al púlpito, no están allí. Al-guien me decía durante una conversación: «No sé lo queocurre, pero me siento muy diferente cuando cierro la puertadel púlpito». Mi respuesta fue: «Que quiten la puerta». Noobstante, esto podría no producir el efecto deseado; ha-bría sido mejor que pudiera decirse de él como de Noé:«Jehová le cerró la puerta».

¿No es cierto que algunos demuestran, por el modo en

que predican, que su corazón no está allí? Han venido apredicar, y dirán todo lo que tienen que decir; pero suspensamientos más profundos, y sus emociones más vivasbrotarían mejor en un mitin político. No saben del todolo que hacen cuando predican. Me recuerdan la leyendade los dos eruditos doctores de la región pantanosa, quepensaron ir un día a cazar patos salvajes. Eran muy eru-ditos, pero no sabían gran cosa de empresas corrientescomo ésta. Llegaron a un lugar donde era necesario va-dear el agua para llegar hasta donde estaban los patos; yel uno le dijo al otro: «No me he puesto las botas de agua».El otro replicó: «También yo he olvidado las mías; perono importa». Ambos vadearon, pues eran deportistas de  veras. Se aproximaron lo suficiente para disparar a lospatos. Entonces susurró uno: «Ahora haga fuego». El otroreplicó: «Olvidé traer la escopeta; ¿no ha traído usted lasuya?» «No», dijo el otro, «no me acordé». ¡Buenos de-portistas! Sus profundos pensamientos les habían hecho

ideal5-7 11/07/2000, 13:02206

Page 185: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 185/343

207

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

poco prácticos: las raíces del hebreo habían desplazadoal sentido común. ¿No habéis visto nunca predicadoresasí? Están «ausentes»; sus mentes se encuentran en losprofundos abismos de la incredulidad crítica. El Espíri-tu Santo no va a bendecir hombres así. Una vez habló pormedio de un asno, pero ese asno demostró su buen sen-tido no volviendo a hablar más. Conozco criaturas de especiesimilar que no son ni la mitad de prudentes que ésa.

Ahora bien, fijaos adonde voy a parar. Espero presen-tarlo debidamente. Es evidente para todo el que piensa,que si no estamos con todo nuestro ser en este trabajo,no podemos esperar bendición. Dios Espíritu Santo no obrapor medio de unos hombros o un busto; usa toda nues-tra humanidad. Fijaos en un comerciante de uno de losdistritos humildes; es el sábado por la noche, y está fue-ra de la tienda. Se pasea arriba y abajo exclamando: «¡Com-prad, comprad!» con vehemencia; saluda a todos los tran-seúntes; ofrece sus artículos; parece estar en todas par-tes al mismo tiempo; obliga a los hombres a entrar; apremiaa todos a comprar. Así es como hemos de servir al Señor

con toda diligencia, si esperamos ser eficaces en nuestrasagrada vocación.

Si queremos que el Señor nos acompañe en la trans-misión de nuestro mensaje,  es preciso que seamos genui-namente fervientes, y llenos de un celo vivo. ¿No creéis quemuchos sermones son «preparados» hasta que se quedansin jugo, y que el celo ya no puede permanecer en frutastan exprimidas? Los sermones estudiados durante días,anotados, leídos, releídos, corregidos y vueltos a corregiry enmendados, corren gran peligro de ser demasiado rí-gidos y secos. Nunca recogeréis una cosecha si plantáispatatas  hervidas. Podéis llegar a hervir un sermón hastaque ya no le quede vida. En un discurso, me gusta oírlas notas silvestres de la naturaleza verdadera y la graciapura; estas notas tienen un encanto desconocido para elmensaje artificial y complicado. La música que oímos porla mañana en primavera, contiene una lozanía que las avesprisioneras no pueden lograr; está llena de arrobamien-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02207

Page 186: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 186/343

Page 187: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 187/343

209

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

discurso, a la manera de la exhibición final de los anti-guos jardines de Vauxhall, cuando una profusión de fue-gos artificiales servía para terminar el festival. Ni siquie-ra tan magnífica apoteosis es usada por el Señor para obrarla salvación de los pecadores. Si en el sermón hay fuego,  vida y verdad, el Espíritu de vida obrará por medio deél, pero solamente en tal caso. Sed fervorosos, y no ne-cesitaréis ser elegantes.

El Espíritu Santo nos ayudará en nuestro mensaje,  si hay en nosotros entera dependencia de Él. Desde luego, todos vosotros aceptáis esta verdad enseguida; pero, ¿dependéisenteramente del Espíritu Santo? ¿Podéis, os atrevéis ahacerlo? No apremiaría a nadie a salir al púlpito y ha-blar de lo primero que le pasara por la cabeza, con lapretensión de depender del Espíritu Santo; pero, aun así,hay métodos de preparación que denotan la absolutaausencia de confianza en la ayuda del Espíritu Santo enel púlpito. No hay dificultades prácticas para reconciliarnuestros propios esfuerzos fervientes con la humilde de-pendencia en Dios; pero es muy difícil hacer que parez-

ca lógico, cuando estamos tan sólo discutiendo una teo-ría. Es la antigua dificultad de reconciliar la fe con lasobras. Me contaban de un buen hombre que practicabala oración familiar, y encomendaba a toda su casa al cuidadode Dios durante las velas de la noche. Cuando los robosempezaron a ser numerosos en la vecindad, dijo a un amigo:«Después de haber pedido al Señor que proteja tu casa,¿qué haces?» Su amigo le respondió que no hacía sino lode costumbre. «Pues bien», dijo el primero, «nosotros hemospuesto aldabas arriba y abajo en todas las puertas, y te-nemos un cerrojo y una cadena; además, tenemos las mejorescerraduras patentadas en todas las ventanas» «Todo esoestá muy bien», dijo su amigo; «¿no es ya suficiente?» «No»,dijo él; «cuando nos vamos a la cama, mi esposa y yopasamos dos aldabones en la puerta del dormitorio, ycerramos la puerta con llave y cadena. También tengo unalanza, y mi esposa un aparato eléctrico que toca unacampana y da la alarma en el exterior». Su amigo sonrió

ideal5-7 11/07/2000, 13:02209

Page 188: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 188/343

210

un ministerio ideal

y dijo: «¿Y a eso le llamas fe en Dios?» A lo que el buenhombre replicó: «La fe sin obras es muerta». «Sí», dijoel otro, «pero yo diría que la fe con tantas obras tieneque asfixiarse».

En todas las cosas hay un término medio. Yo no ora-ría pidiendo al Señor que me cuide, y al mismo tiempodejaría la puerta delantera sin cerrar, y la ventana abier-ta. Tampoco oraría pidiendo el Espíritu Santo, saliendoluego al púlpito sin haber pensado cuidadosamente en mitexto. Pero si hubiera preparado los pensamientos y lasexpresiones tan minuciosamente que nunca variase de lamisma forma, pensaría que mi fe estaría, por no decir otracosa, ahogada por tantas obras que no le permitirían muchalibertad de acción. No veo dónde está la oportunidad delEspíritu de Dios para ayudarnos en la predicación, si todaslas jotas y las tildes están previstas de antemano. Que vuestraconfianza en Dios tenga libertad para mover manos y pies.Mientras estáis predicando, creed que Dios Espíritu Santopuede daros, en aquella misma hora, lo que tenéis quehablar; y puede haceros decir aquello en que no habíais

pensado previamente; sí, y hacer que estas palabras re-cién recibidas sean la verdadera punta penetrante deldiscurso, que llegará más adentro del corazón que nadade lo que habíais preparado. No reduzcáis vuestra depen-dencia del Espíritu Santo a una mera frase; haced que,cada vez más, sea un hecho.

Sobre todo, queridos amigos, si deseáis la bendición deDios, manteneos en constante comunión con Él. En estaConferencia nos ponemos en comunión con Dios; no sal-gamos de ella cuando volvamos a casa. ¿Puede un cris-tiano estar sin riesgo fuera de la comunión con Dios? Nunca.Si siempre andamos con Dios, y obramos para con Él comoniños para con un padre amante, de modo que el espíri-tu de adopción esté siempre en nosotros, y el espíritu deamor emane siempre de nosotros, predicaremos con po-der, y Dios bendecirá nuestro ministerio; pues entoncesconoceremos y presentaremos los pensamientos de Dios.

Aquí he de añadir que, si hemos de gozar del poder de

ideal5-7 11/07/2000, 13:02210

Page 189: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 189/343

211

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

Dios, es preciso que manifestemos una gran santidad de vida.No pediría a ningún hermano que manifestrara tener una vida más elevada que los demás creyentes; pues si lo hiciera,podríamos sospechar que no tenía un grado de humildadmuy eminente. No invitaría a ningún hermano a que hablasede que tiene más santidad que sus hermanos ministros;pues si lo hiciera, podríamos temer que se estaba poniendouna etiqueta externa, ya que la gracia estaba ausente. Peroes preciso que tengamos santidad en alto grado. ¿Cómopuede Dios bendecir una vida poco santa? He oído ha-blar de alguien que el Domingo por la mañana decía asu congregación: «Estuve en el teatro anoche, y vi tal cosa»;y usaba lo que había visto como ilustración de su tema.Me entristeció oír esta historia: ¡Ojalá nunca se repita!Es lástima que los actos de transigencia con lamundanalidad, hoy día, no sólo se toleran, sino que, enalgunos sectores, son recomendados como señal de am-plitud de miras. Si alguno puede disfrutar en el teatro,es cosa suya; pero cuando me invita a oírle predicar, declinola invitación.

Aun las personas mundanas miran con desdén a las cos-tumbres relajadas en un predicador. Conozco a cierto clérigoque es aficionado a los naipes. Hablando a un domésti-co, decíale alguien: «¿Dónde vas los domingos? Supongoque asistes a la iglesia»; ya que ésta estaba muy cerca.«No», dijo el hombre, «nunca voy a oír a ese individuo».«¿Por qué no?» «Hombre», respondió, «ya sabes que esmuy amigo de jugar a las cartas». «Sí», dijo mi amigo,«pero también tú juegas a las cartas». A lo que el otrorespondió: «Sí, juego a las cartas; pero no confiaría mialma a un hombre que lo hace. Quiero que mi guía espi-ritual sea alguien mejor que yo». Esta observación se prestaa muchas críticas, pero tiene mucho de sentido común.Así es como el mundo mira las cosas. Ahora bien, si aunlos hombres del mundo juzgan que los predicadores quemalgastan el tiempo no son aptos para su trabajo, podéistener la seguridad de que el Espíritu Santo no tiene mejoropinión de ellos, y ha de estar penosamente ofendido de

ideal5-7 11/07/2000, 13:02211

Page 190: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 190/343

212

un ministerio ideal

que haya intrusos poco espirituales y poco santos en lasagrada función. Si somos capaces de mentir, si somoscapaces de ser poco afables para con nuestras familias,si no pagamos las deudas, si destacamos por nuestra li-gereza, y somos poco dados a la devoción, ¿cómo pode-mos esperar bendición? «Limpiaos los que lleváis los vasosde Jehová». Como dije antes, Él no mira qué vaso es, sies de barro o de madera; pero ha de ser limpio. No esapto para uso del Señor si no está limpio. ¡Cuánto deseamosque Dios nos mantenga puros, y luego nos tome en susmanos para sus propósitos!

Asimismo, si hemos de ser revestidos del poder del Señor,  es preciso que sintamos un intenso anhelo dela gloria de  Dios, y de la salvación de los hijos de los hombres. Auncuando más éxito tenemos, hemos de anhelar tener más.Si Dios nos ha dado muchas almas, hemos de desearardientemente mil veces más. El estar satisfecho con losresultados será el principio del fin del progreso. Ningúnhombre es bueno cuando piensa que ya no puede mejo-rar. El que cree ser bastante santo, no tiene santidad, y

el que piensa ser suficientemente útil, no tiene utilidad.El deseo de honrar a Dios aumenta a medida que cree-mos. ¿No simpatizáis con Mr. Welch, aquel ministro deSuffolk, a quien vieron sentado llorando, y alguien lepreguntó: «Querido Mr. WeIch, por qué llora usted?» «Puesno puedo decirlo», replicó; pero cuando le apremiaronmucho, contestó: «Lloro porque no soy capaz de amar mása Cristo». Por eso sí que valía la pena llorar, ¿no es cier-to? Aquel hombre era conocido en todas partes por su in-tenso amor al Maestro; y, por lo tanto, lloraba porque noera capaz de amarle más. El ministro más santo es el queclama: «¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpode muerte?» Los cristianos corrientes no suspiran así. Elpecado sólo llega a ser en extremo doloroso para los queson extremadamente puros. La herida del pecado, que paralos espíritus más bastos sería menos que el pinchazo deun alfiler, a él le parece la herida de un puñal. Si senti-mos gran amor por Jesús, y gran compasión por los que

ideal5-7 11/07/2000, 13:02212

Page 191: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 191/343

213

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

perecen, no estaremos hinchados con los grandes éxitos;sino que suspiraremos y clamaremos por los miles queno son convertidos.

El amor por las almas influirá de muchas maneras ennuestro ministerio. Entre otras cosas, nos hará muy lla-nos en nuestro modo de hablar. Nos diremos: «No; no debousar esa palabra difícil, pues aquella pobre mujer que estáen el pasillo no me entendería. No debo enfatizar taldificultad recóndita, pues quizás aquel alma que está allítemblando se tambalee, y no sienta alivio con mi expli-cación». El otro día oí una frase que me quedó grabadaa causa de su primor más que por la importancia de susignificado. Un admirable teólogo observó: «Cuando el deberestá personificado en un carácter concreto, se simplificaeminentemente». Todos entendéis esta expresión; pero nocreo que la congregación a que iba dirigida tuviese algomás que una idea nebulosa de lo que significaba. Es másfamiliar si se expresa así: «El ejemplo es mejor que el pre-cepto». Es muy bonito construir frases altisonantes, perono pasa de ser un entretenimiento; no sirve de nada a

nuestros importantes fines. Algunos quisieran impresio-narnos por la profundidad de sus pensamientos, cuandoen realidad no hay sino mero amor a las palabras her-mosas. Esconder cosas simples en frases oscuras es un  juego y no un servicio a Dios. Si amáis más a los hom-bres, amaréis menos las frases. ¿Cómo solía hablaros vuestramadre cuando erais niños? ¡No me lo digáis! No lo im-primiremos. No serviría para el oído público. Las cosasque solía deciros eran pueriles, y, sobre todo, sólo aptaspara bebés. ¿Por qué hablaba ella así, si era una mujersensata? Porque te amaba. Hay una especie de tuteo quees el deleite del amor.

El amor, cuando se dirige a los hombres, olvida ladignidad y los primores del lenguaje, y sólo piensa en trans-mitir el significado, y en comunicar la bendición. Exten-der nuestro corazón directamente sobre otro corazón, esmejor que adornarlo con la pintura y el barniz de brillantefraseología. Si amas mucho, eres la clase de persona que

ideal5-7 11/07/2000, 13:02213

Page 192: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 192/343

214

un ministerio ideal

sabe qué hay que sentir por los hombres, y cómo sentir-lo. Algunos no tienen la menor idea de cómo debe tra-tarse a un corazón. Son como el inexperto en el merca-do del pescado, que toca aquellos pescados que erizan susespinas, y perforan la mano del que los toca. La pescaderanunca se hace daño, pues sabe por dónde cogerlos. Hayuna manera acertada de tratar a los hombres y a las mujeres,y este arte se adquiere a través del amor intenso. ¿Cómoaprenden las madres a criar a sus hijos? ¿Hay algunaacademia que enseñe a ser madre? ¿Hemos fundado elgremio de la maternidad? No; el amor es el gran maes-tro, y hace que la joven madre tenga un entendimientorápido de cuál es el bien para su bebé. Llegad a amar muchoa Cristo, y mucho a las almas inmortales, y es maravillo-so lo sabiamente que adaptaréis vuestras enseñanzas a lasnecesidades de los que os rodean.

Mencionaré algunas cosas más que son necesarias parael pleno desarrollo del poder que regenera a los pecado-res y edifica a los santos.  Hay que prestar mucha atención  a lo que nos rodea. Hermanos, no creáis que si el próxi-

mo día del Señor vais a un lugar que nunca habíais visi-tado, os será tan fácil predicar allí como en vuestra igle-sia, en medio de una congregación que os ama u ora por vosotros. ¿No habéis notado cuando vais a ciertas reuniones,que son frías como heladeras? Os decís: «¿Cómo puedopredicar aquí?». No sabéis muy bien por qué, pero no soisfelices. No hay atmósfera de avivamiento, no hay rocíorestaurador, no hay vientos celestiales. Como vuestroMaestro, no podéis hacer nada a causa de la increduli-dad que os rodea. Cuando empezáis a predicar, es comohablar en el interior de una caldera de vapor. No hay co-razones que respondan a vuestro corazón. Es un gruposoñoliento, o bien una sociedad de críticos; podéis verloy palparlo. ¡Cómo fijan los ojos sobre uno, y cómo ajus-tan sus lentes! Percibís lo que un campesino llamaba «unestado de ánimo enjuiciador». Vuestro fervoroso mensaje noencuentra la acogida de la buena voluntad.

He tenido muchos éxitos en la pesca de almas predi-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02214

Page 193: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 193/343

215

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

cando en diferentes partes de este país; pero nunca he pen-sado tener en ello algún mérito, pues me da la impresiónde que predico con gran ventaja; las personas vienen congrandes deseos de oír, y con intensas esperanzas de reci-bir bendición; y por eso cada palabra tiene el peso debi-do. Cuando una congregación no espera nada, suele nohallar nada, aun en el mejor de los predicadores; perocuando están dispuestos a hacer caso de lo que oigan, suelenrecibir lo que venían a buscar. Si alguno va a pescar ra-nas, las atrapa; si busca peces, los conseguirá, si va a lasaguas donde debe. Nuestro trabajo se ve sin duda muyafectado, para bien o para mal, por el estado de la con-gregación, de la iglesia, y de los diáconos.

Algunas iglesias están en tal estado que son capaces defrustrar cualquier ministerio. Un hermano ministro mecontaba de una capilla congregacional donde no ha ha-bido una reunión de oración desde hace quince años; yno me extrañó nada, cuando añadió que la congregacióncasi había fenecido, y el pastor iba a trasladarse. Ya erahora de que lo hiciese ¡Qué bendición no llevará a otra

parte! «Pero es que», decía él, «no puedo hablar muchode estas cosas; pues en mi propia iglesia no puedo con-seguir que las personas oren. La mayoría no se han acos-tumbrado a tomar parte públicamente en las oraciones,y parece imposible conseguirlo. ¿Qué haré?» «Bien», re-pliqué, «quizá le sea útil convocar a los oficiales de la iglesiael domingo por la mañana, antes del culto, y pedirles queoren por usted, como hacen por mí mis diáconos y an-cianos. Los oficiales de mi iglesia saben cuán propensosoy a temblar; y cuando les pido que oren para que mesea dada fortaleza, lo hacen muy cariñosamente». ¿No creéisque esto tiende a preparar a los hombres en el arte de laoración pública? Además, es probable que oigan mejordespués que han orado por el predicador. ¡Cuánto desea-mos rodearnos de un puñado de hombres cuyos corazo-nes hayan sido tocados por el Señor! Si tenemos en tor-no nuestro a una congregación santa, seremos más capacesde predicar. No me habléis de púlpitos de mármol. En tales

ideal5-7 11/07/2000, 13:02215

Page 194: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 194/343

216

un ministerio ideal

condiciones, vuestro púlpito será de oro.Un pueblo santo, que vive lo que predicas, constituye

la mejor plataforma para un predicador de Cristo. Cristosubió al monte y enseñó a la multitud; y cuando voso-tros tengáis a vuestro alrededor un grupo de gente san-ta, subiréis, por así decirlo, al monte, y hablaréis con elpueblo desde una elevación adecuada. Necesitamos unpueblo santo; pero lástima que muy a menudo haya unAcán en el campamento. Este Acán suele estar más pro-tegido que antes, porque las prendas y lingotes de platababilónicos están en gran demanda, y la fe débil opinaque no puede prescindir de estos despojos. La política carnalsusurra: «¿Qué haremos con las deudas de la capilla sise va el diácono rico, y con él su dinero? Echaríamos demenos la respetabilidad que los espléndidos vestidosbabilónicos de su esposa prestan al lugar. Tenemos po-cos ricos, y tenemos que hacer un esfuerzo especial paraconservarlos». Sí, así es cómo la maldición tiene permi-so para minar nuestras iglesias, y derrotar nuestros mi-nisterios. Cuando esta peste infecte al aire, por más que

prediquéis hasta perder la lengua, no ganaréis almas. Unhombre puede tener más poder para el mal que cincuen-ta predicadores para el bien. ¡Que el Señor os concedaun pueblo santo, un pueblo que ora, a quien Él puedabendecir!

Si queremos gran bendición, hemos de tener unión enla congregación. Dios Espíritu Santo no bendice a una co-lección de profesores en disputa. Los que siempre estáncontendiendo, no por la fe, sino por diferencias mezqui-nas y celos familiares, no es probable que aporten a laiglesia el Espíritu de la paloma. La falta de unidad siem-pre implica falta de poder. Sé que algunas iglesias fallanen este sentido; pero ciertos ministros nunca tienen unacongregación armoniosa, aunque cambien frecuentemente;y me temo que es porque ellos personalmente tampocoson muy afables. A menos que nosotros mismos estemosbien templados, no podemos esperar que la congregaciónesté en buena armonía. Como pastores, hemos de sopor-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02216

Page 195: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 195/343

217

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

tar muchas cosas; y cuando creemos haber soportado todolo posible, y que ya no podremos aguantar más cosas, hemosde empezar de nuevo, y soportar lo mismo otra vez. Fir-mes en el amor que «todo lo soporta, todo lo espera», hemosde resolver tranquilamente no considerarnos ofendidos;y, pronto habrá armonía donde reinaba la discordia, yentonces podemos esperar bendición.

 Hemos de suplicar a Dios que nuestra congregación pueda  ser ferviente por completo en cuanto a la extensión de la  verdad y la conversión de los pecadores. ¡Cuán bienaven-turado el ministro que está rodeado de hombres fervoro-sos y activos! Ya sabéis lo que puede hacer un hombrede corazón frío si os toma por su cuenta el domingo porla mañana y os enfría con la noticia de que la señora Smithy toda su familia están ofendidos, y sus asientos están vacíos.No has querido enterarte de cuál es la queja de dichapersona, antes de subir al púlpito, pero de nada te sirve.Otro amado hermano te dice, con gran pesar (está tanabrumado que es una lástima que su voz no le falle porcompleto), que uno de los mejores colaboradores está muy

ofendido porque no le has ido a ver el pasado viernes, cuandoestabas a doscientos kilómetros predicando para una iglesiaque está en lucha. Tenías que haberle visitado a cualquierprecio, te dice el hermano; y cumple con su deber con elcorazón «tan fresco como un pepino».

Aun puede ocurrir que, cuando bajes del monte dondehas estado con Dios, y donde has predicado con el almaardiendo, te encuentres en un baño frío, consistente enalguna observación vulgar, que te permita ver que algu-nos de tus oyentes no tienen simpatía por ti ni por tu tema.Esto es un gran impedimento, no sólo para tu espíritu,sino para el Espíritu de Dios; pues el Santo observa to-dos estos ejemplos de conducta poco afable y menos es-piritual. ¡Qué trabajo el nuestro! A menos que el Espíri-tu de Dios venga a santificar esta atmósfera, ¿cómo pue-de hacerse? Estoy seguro de que sentís la necesidad detener un pueblo que ore de verdad. Ora mucho tú mis-mo, y esto será más eficaz que reprender a tu congrega-

ideal5-7 11/07/2000, 13:02217

Page 196: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 196/343

218

un ministerio ideal

ción porque no ora. Dales ejemplo. Extrae ríos de oraciónde la congregación, haciendo que oren cada vez que vie-nen a verte, y orando tú con ellos cada vez que les visi-tas. Pídeles que oren contigo, no sólo cuando están en-fermos, sino cuando están sanos. Cuando alguno está encama y no puede hacer mucho daño, oras por él. Cuan-do está en la calle, y puede cometer toda clase de mal,no oras por él. ¿Es esto sabio y prudente? ¡Cuánto de-seamos tener una congregación que ore! ¡La legión queora es la legión victoriosa! Una de nuestras necesidadesmás urgentes es la oración ferviente e importuna.

Hermanos, además de la cooperación en el servicio,necesitamos que nuestros amigos vayan   en busca de al-mas. Cada vez que un extraño viene a la capilla, alguienha de hablarle. Cada vez que una persona muestra estarimpresionada, ha de haber un hermano fervoroso que leayude. Cuando un corazón esté turbado, conviene queuna voz experimentada susurre palabras de consuelo. Siestas cosas fueran así, nuestro ministerio vería su esfuerzocuadruplicado, y el resultado sería también cuádruple. ¡Ojalá

que nuestras capillas sean almacenes de celo y fervorcooperativo, donde no sólo un hombre, sino todos, esténtrabajando por Cristo!

Terminaré exhortando a que cada uno piense en la res- ponsabilidad que recae sobre él. No quisiera presentar ladoctrina de la responsabilidad con objeto de probar queencaja con la doctrina de la predestinación. Estoy segu-ro de que sí encaja. Creo en la predestinación sin recor-tarla ni modificarla; y creo en la responsabilidad sinadulterarla ni debilitarla. El hombre de Dios pone ante  vosotros un carcaj lleno de flechas, y os manda dispararla flecha de la liberación del Señor. ¡Levántate y toma elarco! Te suplico recuerdes que cada vez que dispares habrá  victoria para Israel. ¿Te detendrás en la tercera flecha?El hombre de Dios se enojará y estará apenado si lo haces,y dirá: «Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado aAsiria, hasta no quedar ninguno». ¿No es cierto que fra-casamos en nuestras predicaciones, y aun en nuestro ideal

ideal5-7 11/07/2000, 13:02218

Page 197: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 197/343

219

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

de lo que vamos a hacer, y en el designio que nos propo-nemos realizar? ¿No es cierto que después de haber tra-bajado un poco nos damos por satisfechos? ¡Sacaos deencima un contentamiento tan mezquino! Disparemosmuchas veces. Hermanos, sed llenos de gran ambición;no por vosotros, sino por vuestro Señor. ¡Elevad vuestroideal! No tiréis a más bajo nivel. En este caso, no hay in-conveniente en que apuntéis al mismo sol; pues así dis-pararéis más alto que si vuestro punto de mira fuese al-gún objeto rastrero. Creed en grandes cosas procedentesde un Dios grande.

Recordad que, tanto si lo hacéis como si no, vuestraresponsabilidad es grande. Nunca hubo una época másinquieta que ahora. Lo que se está haciendo hoy afecta-rá a los siglos venideros, a menos que el Señor venga muypronto. Creo que si andamos recta y resueltamente anteDios ahora, haremos que el futuro de Inglaterra resplan-dezca con el Evangelio; pero la doctrina recortada y mi-nada afectará a hijos que aún no han nacido, generacióntras generación. Es preciso tener en cuenta la posteridad.

No miro tanto a lo que ha de ocurrir hoy, pues estas cosastienen relación con la eternidad. Por mi parte, estoy com-pletamente dispuesto a ser comida de perros durante lospróximos cincuenta años; pero un futuro más distante me  vindicará. He obrado honradamente ante el Dios vivo.Hermano mío, haz lo mismo. ¿Quién sabe si para esto has  venido al reino de este tiempo? Si tienes entereza, pór-tate varonilmente. Si tienes a Dios en ti, aún puedes hacermaravillas. Mas si no es así, doblado, abatido, marcadocon el sello de la inutilidad, serás echado en el estiércolhecho de los fracasos de los cobardes y de las vidas malempleadas. ¡Que Dios nos salve, a ti y a mí, de semejan-te desgracia!

Quisiera hacer resaltar nuestra responsabilidad recor-dando el lecho de muerte de los miembros de nuestracongregación. A menos que les seamos fieles, será una visióndolorosa el estar presentes cuando les llegue la hora dela muerte. Supongamos que cualquiera de nuestros oyentes

ideal5-7 11/07/2000, 13:02219

Page 198: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 198/343

Page 199: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 199/343

221

el poder del predicador y las condiciones para obtenerlo

rehuido anunciaros todo el consejo de Dios».Hermanos, he resuelto que, si Dios me ayuda, me ha-

llaré entre aquellos que andarán con el Señor vestido deblanco, pues son dignos. Se ha dicho que «éstos son losque no fueron contaminados», los que no entraron encontratos y confederaciones que hubieran manchado susconciencias y contaminado sus corazones. Éstos son losque se han separado por amor a Él, obedeciendo a estapalabra: «Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice elSeñor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y serépara vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas,dice el Señor Todopoderoso». Hay un disfrute especial dela adopción, para la conciencia que es fiel a la senda apar-tada y nunca se degrada con la transigencia. ¡Que Diosos ayude a ser fieles en esto! Creo que en la fidelidad estará vuestro poder. «Bien puedes permitir una pequeña grietaen tu conciencia», decía alguien a un puritano, «pues otraspersonas permiten grandes brechas en la suya». Pero elhombre piadoso no lo creía así; y quisiera recordarosaquellas solemnes palabras: «Yo Jehová tu Dios soy un Dios

celoso». Estos celos arden como carbones encendidos, yson crueles como la tumba; pues Dios es tan severamen-te celoso de aquellos a quienes ama mucho, que no so-portará en ellos lo que permitirá en otros. Cuanto mayorSu amor, más feroces sus celos si de alguna manera Susescogidos se apartan de Él.

Pronto ya no estaré entre vosotros. Os reuniréis, y osdiréis unos a otros: «El presidente ha partido. ¿Qué va-mos a hacer?» Os amonesto que seáis fieles al Evangeliode nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina de su gracia.Sed fieles hasta la muerte y no quedaréis sin corona. ¡Perono muera ninguno de nosotros como luz oscurecida, ter-minando un ministerio sin poder en tinieblas eternas! ¡Queel Señor mismo os bendiga! Amén.

ideal5-7 11/07/2000, 13:02221

Page 200: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 200/343

222

un ministerio ideal

ideal5-7 11/07/2000, 13:03222

Page 201: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 201/343

223

el ministro en nuestros tiempos

EL PASTOR EN NUESTROS

TIEMPOS

En la presente ocasión, deseo decir algo que sea ade-cuado para nuestros tiempos. Nunca he predicado,según la expresión de moda, para nuestra época, pero

no obstante, quisiera hablar  con referencia a ella, porquecreo que una palabra oportuna pronunciada ahora pue-de ser de bendición también en tiempos venideros. Estaépoca me impresiona de tan diversas maneras, que es precisoefectuar un rápido repaso y tocar brevemente una ampliagama de materias, en vez de limitarme a un sólo tema.

Aceptadme esta vez que os hable de esta manera.En primer lugar, reflexionemos acerca de LA POSICIÓNDEL SEÑOR EN NUESTRA VIDA. Aquí nos encontramoscon muchos puntos que es preciso proclamar claramenteen nuestra predicación. Podéis tener la seguridad de queno haremos bien lo demás si no pensamos correctamen-te en Él. Al formar nuestro sistema de astronomía, ¿dón-de ponemos el sol? Si no estáis bien seguros en cuanto aese punto cardinal, el resto fallará. Si no habéis descu-bierto el verdadero «tabernáculo del sol», no estoy muyinteresado en saber dónde ponéis a Marte o a Júpiter. ¿Qué

lugar ocupa Cristo en vuestro sistema teológico? ¿Qué lugarocupa en vuestros pensamientos? ¿Qué lugar ocupa conreferencia a ti mismo, a tu trabajo, y a tus semejantes?

Muchos son los aspectos bajo los cuales hemos deconsiderar a nuestro divino Señor, pero es preciso quesiempre le dé la mayor prominencia a su carácter salva-dor como Cristo nuestro sacrificio y propiciación. Si ha habido

ideal5-8 11/07/2000, 13:03223

Page 202: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 202/343

Page 203: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 203/343

225

el ministro en nuestros tiempos

aspecto ético de la expiación suele ser defendido y pre-sentado de manera hermosa y atractiva al pueblo; perono estamos satisfechos de esta posición parcial ante untema tan grande. Cualquiera que sea la sombra de laexpiación, o sea su influencia ética, creemos que habíaen ella una sustancia, y que si se quita la sustancia, tambiéndesaparece la sombra.

No tenemos teorías de confección casera; sino que nuestrotestimonio solemne es que Él «llevó nuestros pecados ensu cuerpo sobre el madero». Aunque lo llamen inmoral,como algunos han tenido la imprudencia de hacer, seguimoscreyendo que Dios «al que no conoció pecado, por noso-tros lo hizo pecado; para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él». «El castigo de nuestra paz fue sobreÉl», pues «Jehová cargó en Él el pecado de todos noso-tros». A todos nos haría bien repasar los textos del Anti-guo y Nuevo Testamento que se refieren a esta verdad fun-damental; hay muchos y son decisivos. Si usamos el len-guaje en su sentido natural, no podemos escapar a lacreencia cierta de que la Escritura nos enseña a ir a Dios

por medio de Jesucristo, creyendo que Él llevó nuestropecado sobre sí mismo, y sufrió a causa de ello, para poderentregar al gobierno moral de Dios la paga por la des-honra que la rebelión del hombre había causado. A travésde su sangre, hay perdón; y a causa de su satisfacción vicaria,la culpa es quitada, y el creyente es «acepto en el Amado».

Los que descartan la expiación como satisfacción porel pecado, eliminan también la doctrina de la justifica-ción por la fe. Es inevitable. Hay un elemento común quees esencia de ambas doctrinas; de modo que si negáis una,destruís la otra. El pensamiento moderno no es otra cosasino la tentativa de volver a introducir el sistema legal dela salvación por las obras. Nuestra batalla es la mismaque la de Lutero en la Reforma. Si vais al fondo y raízde todo, se quita la gracia y en su lugar se introduce elmérito humano. El acto de la gracia de Dios al perdonarel pecado queda excluido, y el esfuerzo humano es todoen todos, tanto en lo referente a los pecados pasados como

ideal5-8 11/07/2000, 13:03225

Page 204: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 204/343

226

un ministerio ideal

a la esperanza futura. Cada uno tiene que presentarse ahoracomo su propio salvador, y la expiación es archivada comoun fraude piadoso. No voy a ensuciarme la boca con las  viles frases que se han usado para referirse a la obra desustitución del Señor Jesucristo; pero es una herida do-lorosa el notar cómo estos males son tolerados por hom-bres a quienes respetamos.

En nuestro ministerio, hermanos, no cesaremos depredicar resuelta y claramente el sacrificio expiatorio; yos diré por qué me propongo hacerlo. Personalmente notengo ni la sombra de una esperanza de hallar salvaciónen otro lugar: si Jesús no es mi sustituto, estoy perdido.Me he visto acorralado por el apremio de mi pecado personaly he llegado a desesperar de obrar o de ser de tal mane-ra que Dios me pueda aceptar por mí mismo. Es precisoque tenga una justicia perfecta y divina; pero al mismotiempo, no está en mi poder crearla. La hallo en Cristo:leo que será mía por la fe, y por la fe la tomo. Mi con-ciencia me dice que debo pagar a la justicia de Dios unprecio por la deshonra causada a su ley, y no puedo ha-

llar nada que se parezca a tal precio hasta que miro aCristo Jesús. ¿No recuerdo acaso el momento en que porprimera vez miré a Él, y fui iluminado? ¿No es cierto querecuerdo cuántas veces he ido como pecador a los piesde Cristo, y he mirado nuevamente sus heridas, y he creídootra vez para vida eterna, sintiendo el antiguo gozo re-novado en el acto? Hermanos, yo no puedo predicar nadamás, porque no conozco otra cosa. Los nuevos dogmaspodrán ser ciertos o no; pero de la verdad de esta doc-trina estoy seguro.

Si alguno aquí predica la expiación, pero no le gustahacerlo, no me atrevo a aconsejarle que deje de predicarla,pero las palabras me tiemblan en los labios. Estoy firme-mente persuadido de que el predicador poco dispuesto ode corazón frío en cuanto a cualquier doctrina, es el peorenemigo de la misma. A la larga, todo se reduce a esto:que las heridas recibidas por la verdad en casa de los falsosamigos son peores que las causadas por los enemigos. Si

ideal5-8 11/07/2000, 13:04226

Page 205: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 205/343

227

el ministro en nuestros tiempos

no amas la cruz en lo más hondo de tu corazón, haríasmejor en dejarla. Puedo decir en verdad que yo predicola expiación con amor, con todo mi corazón. Algunos parecenpensar que nosotros, los infelices de la escuela puritana,estamos «encerrados, enjaulados y confinados» por rígi-dos dogmas de los cuales de buena gana escaparíamos.Se imaginan que hemos de frenar toda aspiración a ma-nifestar nuestra personalidad, con objeto de preservar latiranía de cierto sistema férreo. Se supone que Juan Calvinonos domina como una pesadilla, y que vivimos como perrosbajo su látigo. La realidad, hermanos, es muy otra. Pocosaben estos difamadores lo que es nuestra felicidad y nuestrapaz. Si sienten más gozo en la predicación que nosotros,grande es su dicha; pero si hemos de juzgar por su tonoy estilo, hemos de ponerlo en duda. Los observadores habránnotado que el elemento del gozo ha desaparecido de muchospúlpitos. El predicador no disfruta de su propio tema depredicación, y rara vez habla de haber estado en el Espí-ritu mientras hablaba. Le gusta mucho más predicar veinteminutos que cuarenta; y es especialmente propenso a fundir

los dos cultos nocturnos de entre semana en uno sólo. Nadiedisfruta con la doctrina moderna, porque no hay nada quedisfrutar en ella. La congregación ha de hacer lo que puedacon esa sopa que nuestro amigo mencionaba anoche contanto acierto; una sopa hecha con un hueso prestado, quese había usado con fines similares en los seis días ante-riores, de modo que ya no le quedaba sabor a carne. No;que nuestros oponentes aparten de su mente todo senti-miento de conmiseración por nuestro estado de esclavi-tud bajo el antiguo Evangelio. Somos nosotros los libres,aquellos a quienes el Señor hace libres, y los esclavos sonlos demás. Me gustaría levantarme de la cama en los úl-timos cinco minutos de mi vida, para dar testimonio deldivino sacrificio y de la sangre que expía el pecado. En-tonces repetiría aquellas palabras que hablan más posi-tivamente de la verdad de la sustitución, aunque mis oyentesse horrorizaran; pues, ¿cómo habría de saberme mal, sien el cielo mis primeras palabras han de ser para atri-

ideal5-8 11/07/2000, 13:04227

Page 206: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 206/343

228

un ministerio ideal

buir mi salvación a la sangre de mi Señor, que mi últi-mo acto en la tierra fuese horrorizar a Sus enemigos conun testimonio del mismo hecho?

También sostenemos que Cristo Jesús es   el único Me-

 diador y Sumo Sacerdote. Y esto nos hace mirar indigna-dos las afirmaciones de la superstición. Todavía existe enInglaterra lo que en nuestra juventud creíamos que ha-bía desaparecido, es decir, el evangelio del sacerdocio; elclericalismo de la antigua Roma, pero sin el carácter venerable de las cosas antiguas. Hay entre nosotros hombresque afirman ser sacerdotes en un sentido diferente de aquélen que todos los creyentes son sacerdotes ante Dios. Se-gún este sueño, el Señor Jesús no sería, en Sí mismo, unmediador suficiente en todo; es decir, podría ir hasta ciertopunto en dirección a Dios; pero en dirección al hombre,entre el hombre pecador y Cristo el Señor, hay una bre-cha que sólo podría llenar el que participe de una imagi-naria sucesión apostólica. Desde luego, los sacramentos,debidamente administrados, se prsebntan como canalesseguros de la gracia. Aún oímos aquellas palabras: «El

Bautismo, en el cual fui hecho miembro de Cristo, hijode Dios, y heredero del reino de los cielos». En manossacerdotales, el pan y el vino sufren un cambio milagro-so, muy parecido a la transubstanciación católico-roma-na. Se da mayor importancia a los sacramentos debido aque son administrados por sacerdotes, siendo así un es-trado sobre el cual el sacerdote puede colocarse en un nivelsuperior. La iglesia, el altar, el sacerdote, son aclamadossin medida; pero, sin embargo, no son el Señor Jesús, sinorivales de Su sacerdocio. Oímos como se afirma, y se enseñacontinuamente a los pobres, que cualquiera que se dedi-que a enseñar el Evangelio, aunque pueda probar su doctrinapor medio de la Biblia, y pueda ver bendición en suministerio, ha de ser denunciado como cismático, a me-nos que haya recibido la imposición de mano episcopal.Partir el pan juntos como creyentes en el Señor Jesús noes permitido a los cristianos ordinarios; y si se atreven ahacerlo, son acusados de cismáticos, crimen horrible, que

ideal5-8 11/07/2000, 13:04228

Page 207: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 207/343

229

el ministro en nuestros tiempos

al parecer es varios grados peor que el adulterio o el ase-sinato. Aunque fueras culpable de fornicación, podrías serperdonado, e incluso podría ser difícil privarte de lossacramentos; pero si perseveras en el cisma, habrás de perderla esperanza.

Hermanos, protestemos con la máxima energía contraeste avivamiento de la superstición. No toleremos nadaentre el alma y Cristo. Es posible que, en Londres, estapresunción sacerdotal no sea tan ofensiva y claramenteperceptible para vosotros; pero muchos hermanos de losaquí reunidos han de verlo ante sus propios ojos cada día,y sentir su férrea mano puesta especialmente sobre lospobres. Dondequiera que van, encuentran que hay hom-bres que afirman ser algo como brahmanes, cuya bendi-ción es indispensable. A los pecadores no se les permite venir a Cristo directamente, por su propia cuenta; se presentael camino de salvación que pasa por el sacerdote oficial.Protestad activamente contra este error. Aunque vayaacompañado de cierta medida de enseñanza evangélica,es mortífero.

Hemos de ser celosos hasta el punto de no tener com-plicidad alguna con esta superstición. Hermanos míos, noseáis sacerdotes vosotros mismos. Es muy posible darseaires de jerarca, aunque oficialmente no seáis más quepastores no conformistas. Hay una manera de vestir, cuyaafectación no es digna de encomio. Hay una manera dehablar, cuya imitación no es recomendable. Hay una pre-sunción de superioridad que mira a las personas comu-nes como laicos; tal pomposidad es ridícula. Evitad lasmaneras de ciertos clérigos que parecen decididos a con-seguir que su congregación piense que un ministro es unapersona especialmente honorable, y que el resto de losmiembros de la iglesia casi no deben aventurarse a opi-nar de modo diferente a él. Dígase lo que se quiera so-bre el tema de que todos los creyentes en Cristo son unageneración de sacerdotes; aún hallamos entre nosotrospersonas vanas que aspiran a que se les tenga por posee-dores de una especialidad mística. Nuestra función de

ideal5-8 11/07/2000, 13:04229

Page 208: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 208/343

230

un ministerio ideal

pastores merece ser respetada, y lo será si se desempeñadebidamente; pero he observado que algunos, muy deseososde ensalzar su propio cargo, en realidad tratan de ensal-zarse a sí mismos. No obstante, mientras el oficial haascendido, el hombre ha descendido. Uno ha llegado apreguntarse cómo es posible que un hombre tan peque-ño haya alcanzado un cargo tan grande. Ayer oí una pre-gunta a la cual aún no he hallado respuesta satisfacto-ria; era la siguiente: «¿Qué es peor, el hombre que sabepredicar y no quiere hacerlo, o el hombre que no sabepredicar y quiere hacerlo?» Me temo que tenemos entrenosotros algunos del segundo tipo; pero si suponen queel mero hecho de haber sido escogidos para un pastoradoles ha dotado de poder peculiar, se engañan a sí mismos.

Permitidme que os diga, en voz baja como un susurro,que hay entre nosotros mismos cositas que conviene vi-gilar cuidadosamente, pues de lo contrario veremos cómola levadura del ritualismo y el sacerdocio obra en nues-tras medidas de harina. Quizá convendría cambiar deproceder en nuestros cultos de avivamiento. Acaso cerrar

a veces la sala de entrevistas después del culto. Tengo misaprensiones en cuanto a tal institución si se usa perma-nentemente, y como parte inevitable de los cultos. Podráser muy sabio invitar a las personas, interesadas espiri-tualmente, a dejar al resto de la congregación para con- versar con personas piadosas; pero si descubrís que se estáformando el concepto de que en la salita cerrada se pue-de obtener algo que no se puede recibir en seguida en lareunión, o Dios está más presente en aquella forma dearrepentimiento que en otra parte, atacad inmediatamentesemejante idea. No tenemos necesidad de volver a losantiguos caminos de altares y confesionarios, y de larestauración del fraude romanista en forma más primiti-  va. Si hacemos creer a los hombres que su conversacióncon nosotros o con nuestros ayudantes es esencial parala fe en Cristo, estamos encaminándonos directamente alclericalismo. En el Evangelio, el pecador y el Salvador hande unirse sin que nadie estorbe en medio. Hablad muy

ideal5-8 11/07/2000, 13:04230

Page 209: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 209/343

231

el ministro en nuestros tiempos

claramente sobre este punto. «Tú, pecador, sentado don-de estás, si crees en el Señor Jesucristo, tienes vida eter-na. No esperes a entrar en la sala de entrevistas despuésdel culto. No creas que es esencial conversar conmigo. Nosupongas que yo tengo las llaves del reino de los cielos,o que estos hombres y mujeres piadosos que están ayu-dándome pueden hablarte de otro Evangelio que éste: «Elque cree en el Hijo tiene vida eterna».

A continuación, procuremos presentar al Señor Jesu-cristo como Maestro infalible, a través de su Palabra ins-pirada. No entiendo la lealtad a Cristo que va acompa-ñada de indiferencia hacia sus palabras. ¿Cómo podemosreverenciar su persona, si sus propias palabras y las desus apóstoles son tratadas con poco respeto? A menos querecibamos las palabras de Cristo, no podemos recibir aCristo; y a menos que recibamos las palabras de sus após-toles, tampoco recibimos a Cristo; pues Juan dice: «El queconoce a Dios, nos oye: el que no es de Dios, no nos oye.En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu deerror». Es preciso que amemos y reverenciemos todas las

enseñanzas de nuestro Señor; y si no lo hacemos, contruimosnuestra casa sobre la arena. Es importante conocer a Cristocomo la verdad; pero también lo es conocerle como elcamino y la vida. Algunos excelentes hermanos parecenpensar más en la vida que en la verdad; pues cuando lesadvierto que el enemigo ha envenenado el pan de los hijos,responden: «Querido hermano, lamentamos enterarnos deello; y para contrarrestar el mal, abriremos la ventana, yles daremos aire puro». Sí, abrid la ventana, y dadles airepuro por todos los medios. No podéis hacer cosa mejor,en vista de muchas cosas; pero, al mismo tiempo, debe-ríais haber hecho esto, sin dejar de hacer lo otro. Arres-tad a los envenenadores, y abrid también las ventanas.Mientras los hombres sigan predicando falsa doctrina, podéishablar tanto como queráis acerca de la profundización dela vida espiritual, pero fracasaréis. Mientras hagáis unacosa buena, no descuidéis otra. En vez de decir que la vida es más importante, o que lo es la verdad, o el cami-

ideal5-8 11/07/2000, 13:04231

Page 210: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 210/343

232

un ministerio ideal

no, unámonos en la firme creencia de que cada una deestas cosas es igualmente importante, y que una no pue-de sostenerse bien y llevar una buena marcha sin las demás.

Algunos abandonan las enseñanzas de Cristo por puraextravagancia y amor pueril a las novedades. Para loshermanos más jóvenes, las falsas doctrinas son como unaespecie de enfermedad infantil, algo como un inevitablesarampión espiritual. Deseo que se recuperen de la do-lencia y confío que ésta no les deje secuela alguna. Conprofunda ansiedad he estado observando las mentes in-fectadas con esta virulenta epidemia; y me he gozado en  ver cómo la racha de incredulidad se marchaba comple-tamente, mientras el paciente decía: «A Dios gracias, nuncamás volveré a pasar por  ahí ». No obstante, es lástima quehaya tantos que encuentren necesario atravesar el cami-no fangoso que ya ha manchado a otros. Me recuerdan acierta dama mundana, a quien su ministro, observandola gran frivolidad de que daba muestras, le dijo: «Salo-món ha dicho: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad»».«Sí», replicó ella, «sé lo que dijo Salomón; pero él lo

descubrió por su propia experiencia personal, y a mí megustaría hacer lo mismo». Desde luego no tenía nada deSalomón; pues los sabios se aprovechan de la experien-cia de los demás. Si habéis visto a otros ir por lana y salirtrasquilados, la prudencia aconseja que no vayáis vosotros.

Algunos caen en la duda a causa de una sinuosidadinterna. Hay hombres que inician nuevas doctrinas debi-do a que «hay algo podrido en el reino de Dinamarca»,y, en la podredumbre, preciso es que crezcan toda clasede hongos. Quizá hayáis leído la «Historia Natural» de Plinio.Si no la habéis leído, no hace falta que lo hagáis, puestiene poco de natural, y mucho de fabulosa. Plinio noscuenta que cuando el elefante va a un estanque, y se vereflejado en el agua, queda tan disgustado ante su pro-pia fealdad que remueve el agua inmediatamente, hastaenturbiarla, para no verse. Nunca ha existido tal elefan-te, pero he visto hombres que se le pueden comparar. LaSagrada Escritura no está de acuerdo con lo que ellos

ideal5-8 11/07/2000, 13:04232

Page 211: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 211/343

233

el ministro en nuestros tiempos

piensan; por lo tanto, peor para la Sagrada Escritura. Taly tal doctrina no se adapta a sus gustos, de modo que espreciso tergiversarla, o negarla. Lo que hay en el fondodel «pensamiento moderno» es un corazón no regenera-do. Los hombres son modernistas en doctrina porque nuncapudieron revestirse de puritanismo, debido a que carecíande la renovación de sus entendimientos.

No dudo que algunos han remendado las enseñanzasy el Evangelio de Cristo, con el deseo de hacer más bien.En los avivamientos se permite decir y hacer cosas quenadie podría justificar. ¿Habéis observado actualmente cómose presenta el Evangelio? No voy a pronunciar juicioscondenatorios sobre nadie en particular, pero estoy leyendocontinuamente la exhortación: «Entrega tu corazón a Cristo».La exhortación es buena, pero no permitáis que sustitu-ya al mensaje del Evangelio: «Cree en el Señor Jesucris-to, y serás salvo». En la escuela dominical, la enseñanzasuele ser: «Queridos niños amad a Jesús». Ahora bien, estono es el Evangelio. El amor a Cristo viene como fruto,pero el Evangelio dice: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás

salvo». Si pensamos que haremos más bien colocando otraexhortación en lugar del mandamiento del Evangelio, nosencontraremos envueltos en graves dificultades. Si, por unmomento, nuestras reformas parecen producir un resul-tado mayor que el antiguo Evangelio, será en el crecimientode setas, quizá venenosas; pero no en el crecimiento deárboles del Señor. Ciñámonos a la Palabra de Cristo comoMaestro infalible para nosotros en estos días de peligro,y seamos en extremo celosos de la verdad; de lo contra-rio, quizás seamos seducidos con drogas, como Pompeyoengañó a ciertas ciudades que no querían abrir las puer-tas a sus tropas. Les dijo: «No os pido que alojéis a misejércitos; pero hay aquí unos cuantos hombres enfermosy heridos, a quienes os pido permitáis descansar entre vosotros». Cuando los inválidos se encontraban dentro delas murallas, abrieron las puertas, y los habitantes fue-ron sometidos fácilmente. No permitáis la entrada a lospequeños errores que suplican un poco de tolerancia; pues,

ideal5-8 11/07/2000, 13:04233

Page 212: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 212/343

234

un ministerio ideal

de lo contrario, vuestra ciudadela será capturada antes deque os deis cuenta del ataque. Estad firmes en la fe una vez dada a los santos, y que nadie os seduzca con filoso-fías y vanos engaños.

A continuación, hermanos, es preciso que insistamoscada vez más en que Cristo es el único legislador y el único

 gobernante en la Iglesia. Tenemos sistemas de religión entrenosotros, en los cuales la organización entera es purainvención; sería imposible descubrirla en la Biblia; perose ha dado en el método de colgarle un texto al cuello amodo de etiqueta. Tenemos por vecinos a religionarios quedifícilmente tratarían de demostrar que su sistema fue jamássancionado por el Señor y sus apóstoles. Este caso ha duradotanto que nos hemos visto obligados a tolerar toda clasede anomalías; pero tolerar no es lo mismo que aprobar eimitar. En nuestras propias iglesias, debemos ceñirnos alprecedente apostólico, y seguir el mandato de Cristo entodas las cosas. No hay nombre, por venerable que sea,que tenga autoridad suficiente para justificar el apartar-se de la Sagrada Escritura. «¡A la ley y al testimonio!»;

si una doctrina o una ceremonia no está allí, para voso-tros y para mí no está en ninguna parte; nuestra únicaautoridad es la Palabra del Señor.

Aún será peor si nos atrevemos a omitir cosas en losmandamientos que conocemos de Cristo. Lamento que hayadisputas en la Iglesia en cuanto al bautismo y la cena delSeñor; pero no es una cuestión pendiente en la Iglesia deCristo el decidir si el bautismo y la cena del Señor hande practicarse o no. ¿Cómo es, pues, posible, que estasordenanzas sean puestas a un lado por los que admitenque son bíblicas? Oí a alguien decir: «Si Jesús estuvieraaquí ahora, vería el mal acarreado por esas dos institu-ciones, y las descartaría». No podemos acatar esta sen-tencia. No somos censores de las enseñanzas y actos denuestro Señor. ¿No tenéis en vuestras congregacionesexcelentes personas que dicen: «Sí, sé que el bautismo delos creyentes está en la Palabra; no tengo dudas acercade ello; pero aún no me he ocupado de ello»? ¿Habéis hecho

ideal5-8 11/07/2000, 13:04234

Page 213: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 213/343

235

el ministro en nuestros tiempos

  ver a tal persona la obstinada desobediencia de tal des-cuido? No es el caso de la persona que dice: «No veo queesta ordenanza sea un mandamiento de la Palabra delSeñor»; eso sería pecado de ignorancia. Pero dice: «Estáahí», y al mismo tiempo no se ocupa de ello, y se jactade poder ser salvo sin obedecer. No os apresuréis a con-firmar semejante declaración, pues quizá resulte que elque dice «creo en Jesús», y luego rehúsa obstinadamenteguardar los mandamientos que sabe son de Cristo, no seasalvo. Desde luego, semejante persona no es salva de ladesobediencia voluntaria. ¿Qué clase de fe es la que noobra por el amor, sino que opone su propia voluntad alprecepto de Cristo? Es preciso que protestemos contra todaintromisión contraria a la ley del gran Cabeza de la Igle-sia. Menciono el punto del bautismo como mero ejemplo;pero es preciso que seamos fervientes apremiando todoslos demás puntos del mandamiento sagrado. Cristo no sóloes Salvador, sino Señor. No ha venido a su casa para quemalgastemos el tiempo con Él, ni para que traspasemossus palabras como quien baraja los naipes.

Es posible que abandonéis los mandamientos del Se-ñor de otra manera. Supongamos que un hermano va adecidir el camino a tomar en cierto asunto cristiano; peroprimero desea saber cuál es la opinión de los que apor-tan grandes sumas de dinero a la obra eclesiástica. Si algunode vosotros hace esto, exclamaré: «¿Quién es en verdadtu señor? ¿Judas con su bolsa en el rincón, o el Cristo aquien besa con beso de traidor? » Sé fiel, y atrévete a todo.Si no lo hacemos así, Cristo Jesús no es legislador paranosotros. Desdeña el soborno, aunque sea encubierto, ypiérdelo todo por la verdad, si es preciso.

El Señor está también ante nosotros como   ejemplo y

  pauta nuestra. Predicamos la gracia de Dios, y la sangrede Cristo; pero si alguno supone que no predicamos a Cristocomo ejemplo, nada conoce de nuestro ministerio; puesinsistimos en que la fe debe obedecer a la voluntad delSalvador al mismo tiempo que confía en su gracia. He-mos tenido algunos entre nosotros, semejantes a la an-

ideal5-8 11/07/2000, 13:04235

Page 214: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 214/343

236

un ministerio ideal

ciana escocesa que decía: «Ha sido un buen sermón, todo,excepto los deberes mencionados al final». Es posible quepresentemos los preceptos de tal manera que despertemosla sospecha de que somos legalistas en espíritu; es preci-so que evitemos cuidadosamente tal cosa. Quisiéramospredicar a Cristo como modelo perfecto, para que los santosanhelen ser hechos semejantes a Él. Es preciso que loshombres tengan el Espíritu de Cristo, pues de lo contra-rio están perdidos. No hay cielo alcanzable en una mera  justificación legal, aparte de una obra espiritual dentrodel alma, un cambio de corazón, y una renovación delentendimiento.

Una vez más, confío en que siempre tendremos a Cristocomo Señor y Dios. Además de todo lo que es para no-sotros, es Señor y Dios. Por lo tanto, conviene hablar deÉl y pensar en Él con la más profunda reverencia del alma.El espíritu que juega con la Palabra de Dios y las cosasde Cristo, es casi más maligno que las acciones que deello brotan. He leído muchas cosas que me han hechoestremecer; pero aún me ha estremecido más el estado

del espíritu en que un hombre ha de estar para poderescribirlas. Cultivemos la más elevada reverencia para connuestro divino Señor, y la más absoluta confianza en supoder y su victoria final. Confía en la mano con que Élsostiene el timón. No tengo ni sombra de duda de quesu sabiduría y su poder harán que todo termine bien. Ve,pues, y habla en su nombre. Cuando hayas terminado dedeclarar una doctrina, manda a tus oyentes, en el nom-bre de Jesús, que la crean. Atrévete a hacerlo. Del modoque los apóstoles mandaban a los cojos que se levantaran,y a los muertos que vivieran, en el nombre de Jesucristo deNazaret, mandad a los pecadores que se vuelvan a Él y vi-  van. El que os da fe responderá a su propia Palabra.

Prestemos ahora viva atención al tema de NUESTRAPOSICIÓN PARA CON EL SEÑOR. La posición del mi-nistro cristiano para con Cristo es un tema sobre el cualse podría hablar en muchas maneras, y durante muchos

ideal5-8 11/07/2000, 13:04236

Page 215: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 215/343

237

el ministro en nuestros tiempos

días, y con todo, apenas se haría otra cosa que tocar elborde del mismo.

Su aspecto más sorprendente se nos aparece al medi-tar sobre el hecho de que así como Él ocupó nuestro lugar,también nosotros ocupamos el suyo. Podemos decir en verdada nuestros oyentes: «Os rogamos en nombre de Cristo (enlugar de Cristo): reconciliaos con Dios». El Señor Jesúspone sus manos heridas sobre nuestros hombros y dice:«Como me envió el Padre, así también yo os envío». Es-tamos encargados de suplicar en lugar de Cristo, comoÉl está encargado de rogar en lugar nuestro. En su lu-gar, subimos al púlpito para señalar a aquella mujer en-ferma e ignorante la sangre de la reconciliación. Le sus-tituimos en el púlpito, y hablamos de pecado, justicia y  juicio venidero. Ocupamos su lugar para clamar: « ¡Heaquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!» Amados hermanos, ¿nos damos cuenta siempre de queno sólo estamos trabajando para Cristo, sino ocupandosu lugar? ¿Podríamos presentar algunos de nuestros ser-mones como predicados sustituyendo a Cristo? ¿No espe-

raríamos que nuestra conciencia nos reprendiese si hicié-ramos tal afirmación? Algunos de nuestros oyentes, si nolo dijeran, por lo menos pensarían: «Si ese sermón ha sidopredicado ocupando el lugar de Cristo, lo cierto es quehay una gran diferencia con lo que hubiera sido si Jesúshubiese hablado personalmente». Desde luego, sería ne-cesario que hubiera una diferencia en el sentido de me-nor autoridad y capacidad divinas; pero no debiera haberlaen cuanto a propósito fiel y fervoroso.

Es preciso que supliquemos a los hombres ocupandoel lugar de Cristo; y eso impedirá que seamos parciales.No pensaremos solamente en la minoría de los ricos y loseducados; sino que, como Cristo hizo, pensaremos en losmuchos. Jaime V de Escocia era conocido como «rey delos pobres», porque todos los campesinos que lo desea-ban podían obtener de él audiencia. ¡Ojalá que el Señornos haga predicadores de los pobres!, pues de otro modo,¿cómo podremos ocupar el lugar de Cristo? En su ministerio,

ideal5-8 11/07/2000, 13:04237

Page 216: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 216/343

238

un ministerio ideal

el Evangelio era predicado a los pobres. Si en nuestracongregación hay uno que está enfermo, que es más po-bre, más ignorante que otro, busquémosle primeramen-te, por amor a Cristo. No afectemos una dignidad presun-tuosa, mas sintámonos unidos a los desvalidos, los pobres,los caídos, como Jesús hacía.

Si estamos ocupando el lugar de Jesús, no forzaremos,sino que persuadiremos cariñosamente. Sentiremos ver-dadera solidaridad con los pecadores, y así les suplicare-mos hasta las lágrimas, como si su ruina fuese nuestrodolor, y su salvación nuestra dicha. Lloraremos por ellos,porque Jesús lo habría hecho; y tendremos paciencia conellos, a causa de Su divina longanimidad. Velaremos enespera de las oportunidades, y las emplearemos con per-severancia; pues así lo habría hecho Jesús. Trataremos anuestros oyentes como el pastor a su oveja perdida, y nodescansaremos jamás hasta que los traigamos al hogar sobrenuestros hombros con gozo; pues así hacía el Señor.

Esta posición nuestra, sustituyendo a Cristo, es de granresponsabilidad; necesitaremos mucha gracia para soportar

el peso. Portaos bien, hermanos cristianos, pues lleváisun gran Nombre. No manchéis el Nombre del santo Je-sús. Fue vergonzoso cuando Sheridan, al ser recogido enel arroyo, dio al guardia el nombre de «Wilberforce». ¡Quéofensa tan cruel para el Señor Jesús, cuando un minis-tro rudo, orgulloso u holgazán, da su nombre diciendo queactúa en sustitución de Cristo! Dios perdone tamaña in-  justicia: es verdaderamente repugnante. Si estás en ver-dad sustituyendo a Cristo, ¡qué clase de persona has deser! ¡Que Dios te ayude a ser digno de la embajada a laque has sido enviado!

Por lo tanto, hermanos,   es preciso que amemos a los

 pecadores por causa de Cristo. ¿No hay muchos en vues-tra congregación a quienes no podríais amar por otra razón?¿Podría el Señor Jesús haberte amado por tus méritos?Te amó y me amó por una razón que Él halló en Su pro-pio corazón; y así es como debemos amar a nuestros oyentes,por causas que no están tanto en ellos como en nuestros

ideal5-8 11/07/2000, 13:04238

Page 217: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 217/343

239

el ministro en nuestros tiempos

propios corazones. Él «me amó y se entregó a Sí mismopor mí»; y si ahora me dice: «Ama a otros, y entrégatepor ellos», ¿no he de hacerlo? Es preciso arrojar de no-sotros toda predisposición al enojo. Es preciso que los caídos,los frívolos, los capciosos, los indiferentes, y hasta losmaliciosos participen de nuestro amor. Hemos de amar-los para que vayan hacia Jesús. Con cuerdas de hombrey lazos de amor, hemos de atraerlos. Nuestra misión esperpetuar en la tierra el amor del Salvador.

Más aún, vuestra relación con Cristo es de tal natura-leza que tenéis que «  cumplir lo que falta de las afliccio-

nes de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia». Sus pade-cimientos expiatorios han terminado; ninguno de noso-tros puede poner pie en aquel lugar. Pero aquellos pade-cimientos por los cuales las almas son ganadas para Cristoestán lejos de haber terminado. Toda la hueste de losmártires ha derramado su sangre y muerto para mante-ner viva la verdad con objeto de que llegara a nosotros,para que por la verdad los hombres puedan aún ser traí-dos a Jesús. Todo el que sufre soportando dolor, o difa-

mación, o pérdidas, o molestias personales, por causa deCristo, está cumpliendo la cantidad de sufrimiento que esnecesaria para reunir todo el cuerpo de Cristo y edificarsu Iglesia escogida. « ¡Ay! » exclama un ministro, «me hantratado realmente de modo vergonzoso». Sí, y hombresmás dignos han sido aún peor tratados que tú. Ni siquieranecesitas mirar a tus compañeros de milicia para encon-trar tus iguales en el sufrimiento: considera cómo tu mismoSeñor «sufrió tal contradicción de pecadores».

Cuando Alejandro condujo a sus hombres hasta Persia,y tuvieron que atravesar una auténtica montaña de hieloy nieve, estaban a punto de dar media vuelta, y en vistade ello Alejandro se apeó de su caballo, tomó una herra-mienta para cortar el hielo, y avanzó, metido a veces hastala cintura en la nieve, partiendo los bloques de hielo yabriendo camino. Entonces los macedonios se dieron cuentade que serían capaces de abrirse paso por toda la tierrasi Alejandro iba al frente de ellos. Teniendo a Cristo vuestro

ideal5-8 11/07/2000, 13:04239

Page 218: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 218/343

240

un ministerio ideal

Señor abriendo el camino por medio de las agonías dela cruz, ¿no le seguiréis a donde vaya, cumpliendo la medidaque falte de esfuerzo, labor y sufrimiento, para la salva-ción de aquellos a quienes Él ha redimido con Su san-gre? Nada hubo más conmovedor en nuestras súplicas deesta mañana que las oraciones de los que habían sidograndes afligidos. Por el sufrimiento viene la bendición.Cuando el Señor quiere dar vino a su pueblo, para quenuestros festivales estén llenos de gozo, ¿qué hace? Dice:«Llenad estas tinajas de agua». Es preciso que seamos lle-nados de aflicciones hasta el borde. Hemos de conocertoda la aflicción de que seamos capaces, y entonces Éldirá: «Sacad ahora». Así empiezan Sus milagros; y algu-nos de nosotros nos gozamos de que no sólo fue así enCaná de Galilea, sino que sigue siendo así en esta isla.

¿No creéis que todavía cometemos equivocaciones encuanto a lo que será bendición? En la cuestión de la curaciónpor fe, se nos presenta la salud como si fuese aquello queconviene desear por encima de toda otra cosa. ¿Es así?Me atrevo a decir que la mayor bendición terrenal que

Dios puede dar a cualquiera de nosotros es la salud,  con  excepción de la enfermedad. La enfermedad ha sido fre-cuentemente más útil que la salud a los santos de Dios.Que yo sepa, si algunos pudieran verse favorecidos conun mes de reumatismo, tal cosa, por la gracia de Dios,los maduraría maravillosamente. Desde luego necesitan algomejor para predicar que lo que ahora transmiten a sucongregación; y es posible que lo aprendieran en el lechodel dolor. No deseo para nadie un período prolongado deenfermedad y dolor; pero un retortijón de vez en cuandocasi vale la pena pedírselo. Una enfermedad de la espo-sa, una tumba recién abierta, la pobreza, la difamación,la depresión del espíritu, podrían enseñar lecciones queen ninguna otra parte se aprenden tan bien. Las pruebasnos empujan hacia las realidades de la religión. Es posi-ble que os alimentéis de cascajo hasta que tengáis un  verdadero trabajo que hacer, o una pena auténtica quesoportar; entonces es cuando deseáis el grano viejo de la

ideal5-8 11/07/2000, 13:04240

Page 219: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 219/343

241

el ministro en nuestros tiempos

tierra, y es preciso que lo obtengáis, porque de lo con-trario desmayaréis y fracasaréis.

Nuestras aflicciones se nos convierten en bendiciones,aunque presenten aspecto amenazador. Me han contadola historia de alguien que era generoso pero muy excén-trico. Un hombre que estaba muy endeudado pasó antesu puerta, y él sabía que el infeliz estaba muy afligido porsus deudas. Un día, este hombre excéntrico y rico, aun-que era generoso, tuvo la crueldad de echar una abulta-da bolsa al pobre deudor. El pobre hombre fue alcanza-do por el proyectil, y miró para ver qué era. No vio a quienle había causado el daño. Recogió la bolsa, oyó el tinti-neo de las monedas, y cuando la abrió, halló lo suficien-te para pagar sus deudas, y oyó una voz que decía:«Guárdatela». Nunca denunció al excéntrico por haberleacometido; sino que le dio las gracias por el regalo. Muchas  veces la Providencia, con mano ruda, ha echado incon-tables beneficios a nuestro paso en forma de pruebas dela fe, que es mucho más preciosa que el oro. Bendito seael Señor, pues nuestra contusión temporal pronto se ol-

 vida, pero la ganancia espiritual permanece para siempre.En todo caso, la causa de nuestro Señor Jesucristo es nuestracausa, y estamos unidos a Él en una comunión que nopuede ser quebrantada, pase lo que pase. Hemos calcu-lado el coste, y podemos decir: «De ahora en adelante nadieme sea molesto. Soy esclavo marcado de Jesús, y mi ore-  ja está agujereada para Él».

Asimismo, nuestra posición para con nuestro Señor será

más práctica cuando nos demos cuenta de lo que ha he-

  cho por nosotros. No creo que siempre percibamos conclaridad lo que ha hecho realmente en favor nuestro.Decimos: «Somos pobres, pero Cristo nos hace ricos». ¿Porqué no decimos: «Somos ricos, pues Cristo nos ha hechotales?» Nuestra pobreza ha fenecido, y hemos venido aser ricos en Cristo. Hermanos, Él nos ha llamado «de lastinieblas a su luz admirable». Cuando predicamos sobreel texto, somos propensos a extendernos considerablementesobre las tinieblas de la naturaleza; pero, ¿no sería tam-

ideal5-8 11/07/2000, 13:04241

Page 220: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 220/343

Page 221: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 221/343

243

el ministro en nuestros tiempos

en aquella dirección. Seamos auténticos heliotropos ogirasoles. Cuando subimos al púlpito, miremos e incliné-monos en dirección a Cristo. ¡Qué lugar tan maravillosoes el púlpito cuando Jesús está allí! En el estudio, cuan-do nos sentamos y empezamos a rascarnos la frente,preguntando ansiosamente: «¿Sobre qué vamos a predi-car?» Volvámonos hacia el Señor, y oremos con la venta-na abierta en dirección a su cruz y a su trono. ¡Ojalá siempresintamos una influencia que nos empuje hacia Cristo cuandola Biblia está abierta ante nosotros! Si es así, toda nues-tra flaqueza desaparecerá, pues Su poder será recordado.

Cuando estés preparándote para la gran lucha contrael pecado, y estés haciendo cuentas sobre las fuerzas queestán en el bando de la justicia, no dejes de recordar aJesús. Te has apuntado a ti mismo, pero esto representamenos que nada. Ahora anotas a tus diáconos, y aunquelos estimas y les tienes gran cariño, son también comonada. Tienes un grupo de amigos y obreros que oran porti; pero la suma total no es sino unos cuantos ceros. ¿Aqué equivalen todos estos ceros.? Tu desconfianza clama:

«Aquí no tengo nada, nada». Poco valen estas cuentas paraalimentar tu confianza; pero aún no has terminado. ¿Qué  vas a colocar delante de todos esos ceros? ¿Dónde colo-carás al Infinito? Si lo colocas después de estas cifras, comoen un número decimal, reduces el uno a una diezmilésima.Cada cero de los que se colocan delante del UNO robasu gloria, y le hace menguar. Pero si Él es puesto en primerlugar, delante de las cifras, ¡qué suma tan enorme! Estono es fantasía; es aritmética pura. Ve y compruébala, y  ve si no resulta matemáticamente cierto en el mundoespiritual. Aunque solos somos impotentes, el Señor estácon nosotros.

Evidentemente, algunos predicadores no creen que elSeñor esté con su evangelio, porque, para atraer y salvara los pecadores, su evangelio es insuficiente, y han deañadirle invenciones humanas. Es preciso añadirle unsuplemento a la sencilla predicación del Evangelio; porlo menos, así lo piensan. Brígida estaba ocupadísima cazando

ideal5-8 11/07/2000, 13:04243

Page 222: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 222/343

244

un ministerio ideal

y matando moscas. Su señora le dijo: «¿Qué haces?» Ellareplicó: «Vea usted, señora, hemos comprado algunos papelescazamoscas, para atraparlas; y como ellas no vienen porsí mismas, yo las estoy pegando en el papel». No meinteresan los papeles cazamoscas de este tipo. Si el Evangelioha de ser un fracaso a menos que traigamos a las perso-nas por métodos extraños, es mal negocio. Si el papelcazamoscas no las atrae y las retiene, quizá es mejor quequememos el papel. Si tu evangelio no es capaz de traera las gentes a oírte, y si cuando vienen, no influyen enellas y las convierte, renuncia. Abre una cafetería, o in-trodúcete en el comercio; pero no digas que tus charlasineficaces son el bendito Evangelio. Si no eres conscien-te de un poder y una presencia sobrenaturales con la Palabrade Dios, déjalo. Alguien me decía: «Usted pide a los pe-cadores muertos que crean». Me reconocí culpable, perole dije que pensaba hacerlo de nuevo. Él replicó: «Yo nosabría hacerlo, me daría la impresión de que era inútil».A lo que yo contesté: «Es posible que para usted sea in-útil hacerlo, pues no tiene la fe necesaria; pero, dado que

creo que Dios me manda hacerlo, transmito el mensajeen el nombre del Señor, y los pecadores muertos creen y  viven». No confío en que el pecador muerto tenga poderpara vivir, sino en que el Evangelio tiene poder para hacerle  vivir. Ahora bien, si tu evangelio no tiene el poder delEspíritu Santo, no puedes predicarlo con confianza, y erestentado a organizar una función en el aula grande paraatraer a las gentes a quienes Cristo crucificado no atrae.Si dependes de las reuniones musicales, los violines y lasfunciones semiteatrales, estás desacreditando la religiónque pretendes honrar.

Asimismo, queridos amigos, nuestra posición respecto

 al Señor es la de esperar su venida. No sé hasta qué pun-to la mayoría de vosotros os sentís profundamente afec-tados en cuanto a la grata verdad de la segunda venida;pero confío en que muchos creéis en ella, y sois vivifica-dos por esta fe. Esa gran esperanza está ganando terre-no entre los amantes de la doctrina Evangélica. Al prin-

ideal5-8 11/07/2000, 13:04244

Page 223: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 223/343

245

el ministro en nuestros tiempos

cipio, los ministros parecían algo temerosos de esta grancreencia, a causa del fanatismo que se supone engendra.También ciertos charlatanes causan grandes daños alpretender que saben el día y la hora en que el Señor vendrá.No nos es dado conocer los tiempos y las sazones; pero el Señor vendrá. Ya está en camino ahora, pues dice: «Heaquí, yo vengo pronto». El Señor puede venir muy pron-to; ciertas señales alientan nuestras esperanzas hasta al-turas muy grandes. El amor de muchos se enfría, y el diabloestá más ocupado que nunca; y esto último no es señaldudosa. Cuando veis al campesino que empieza a quemarlas puertas y a derribar los setos destapar los graneros,etcétera, decís: «El arriendo de esa persona ha expirado».Satanás se enoja enormemente cuando sabe que su tiempoes breve. En el caso del niño endemoniado, leemos: «Mien-tras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y lesacudió con violencia». Sabía que iba a ser expulsado, demodo que hizo lo peor que pudo. El doble velo de los cielossólo se reviste en la parte más oscura de la noche queprecede a la aurora del día. Cuando se dobla la cuenta

de los ladrillos, aparece Moisés; y lo mismo se aplica anuestro Liberador, que es mayor aún. Tomemos aliento,y esforcémonos; pues mientras exaltamos a Cristo y glo-rificamos su nombre, Él está en camino para interveniren la disputa de su pacto, y arrollar absolutamente a susenemigos.

Finalmente, dos o tres palabras sobre NUESTRA PO-SICIÓN COMO INDIVIDUOS. Quizás alguna frase puedallegar con poder a este o aquel hombre.

Permitidme que os aconseje  ser cabales. Deseo con todami alma que tengamos entre nosotros más hombres enla plenitud del vigor espiritual y mental. Lo que más fal-ta en este período son hermanos que conozcan el Evan-gelio por sí mismos, que hayan tenido una experienciapersonal de su poder, que lo hayan probado como se pruebala plata en un horno de barro, y que le den tal valor, queantes perderían la vida que renunciar a este Evangelio.

ideal5-8 11/07/2000, 13:04245

Page 224: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 224/343

246

un ministerio ideal

Tenemos demasiados entre nosotros que suelen ir a don-de se les conduce, y que sin falta nadarán en la direccióncorrecta si la corriente es lo suficientemente fuerte parallevarlos consigo; esto está muy bien cuando el viento sopladesde donde debe, pero en los casos de mal tiempo sonde poca utilidad. En esta hora hay un llamamiento quepide hombres capaces de afrontar el torrente y nadar ríoarriba. Necesitamos héroes dispuestos tanto a ir solos, sies necesario, como a andar junto a mil camaradas. Ne-cesitamos hombres que piensen por su cuenta, y no lo dejena un lado con la colada. Han comprendido la verdad; yhabiendo ido a Dios con ella, y después de sentir el po-der de esta verdad en sus propias almas, no permitenque se les aparte de la esperanza de su vocación. Soncolumnas de la casa de nuestro Dios, y habitan en ta-les lugares; y no son meras orugas, de las que se arrastranbuscando algo que comer. Necesitamos capitanes parala nave celestial, que conozcan la longitud y la latituden donde se encuentran, y puedan decir de dónde vie-nen y a qué puerto se dirigen. Nuestro comandante

necesita guerreros de verdad para esta hora de lucha.Actualmente, un hombre es más precioso que el oro deOphir. Depender en estos días del juicio de los amigoso del de los enemigos, es ser meramente medio hom-bre. Levantémonos ante el Dios viviente en toda inte-gridad, y no busquemos la protección de sociedades oindividuos. ¿Estáis todos en este estado? Me temo quelos que dependen de Dios son aún pocos. Tenemos aúnmiembros en nuestras iglesias que no saben si un ser-món ha sido bueno hasta haber consultado a aquelanciano que es su oráculo. Algunos no tienen opiniónhasta que han estado en «la reunión fraternal». Han deoír la campana de la oveja que va delante antes de saberpor dónde hay que ir; pues ni oyen ni conocen la vozdel Maestro. Hermano, necesitarás el Espíritu en tu propiaalma; pues la senda de la justicia pasa por tierras so-litarias, y si no te atreves a ir solo, nunca alcanzarásla Ciudad Celestial.

ideal5-8 11/07/2000, 13:04246

Page 225: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 225/343

247

el ministro en nuestros tiempos

A continuación, es preciso que en estos tiempos apren-damos a seleccionar nuestras compañías. Cuando un hombreanda en la justicia, que no transija asociándose con losque no tienen una posición clara. ¿Por qué dejarse arrastrary hundir a causa de estar agarrado a los restos de unnaufragio que se están hundiendo? Estar en continuaconversación con los que no tienen afinidad con las grandes verdades del Evangelio, es correr peligro perpetuo. Por miparte, encuentro que la asociación con personas de posi-ción relajada es demasiado dolorosa para mí. Los hom-bres de mentalidad mundana son compañía mezquina paralas mentes espirituales. Los hombres con puntos de vis-ta nuevos, hábitos licenciosos, y conversación poco espi-ritual, son igualmente incómodos como amistades, espe-cialmente cuando pretenden ser muy ortodoxos, y al mismotiempo no creen nada de la antigua fe. Libraos de todarelación que ponga en tela de juicio vuestra propia feli-cidad. No habléis de separación de lo que es malo, per-maneciendo al mismo tiempo en comunión con ello. Sedtan castos en vuestras compañías como en vuestras per-

sonas, pues de lo contrario sólo podéis esperar males.Además,  vivid vidas santificadas. No puedo decir esto

con suficiente énfasis. Quisiera dejar ese clavo bien cla-  vado. Sed santos, pues servís a un Dios santo. Si hicie-rais un regalo a un príncipe, no le buscaríais un caballocojo; no le ofreceríais un libro del que hubiesen sidoarrancadas algunas hojas, ni le llevaríais un reloj cuyamaquinaria estuviese estropeada. No, a aquél a quienhonraseis y amaseis, le daríais lo, mejor de lo mejor. Dadlo mejor que tengáis al Señor. Procurad estar en las mejorescondiciones posibles cuando le sirváis. Pedidle que os hagaperfectos en toda buena obra para hacer su voluntad, yentonces presentaos a Él como sacrificio vivo. Que nin-guno de nosotros predique un sermón y luego tenga quepensar: «Podría haberlo hecho mejor, pero estuvo bien paraun público tan escaso». Un miércoles por la noche, en unacasa de campo, aunque no haya más de media docena deoyentes, y aunque esos sean ancianas, haced todo lo que

ideal5-8 11/07/2000, 13:05247

Page 226: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 226/343

248

un ministerio ideal

podáis. Nuestro mejor fruto es de por sí pobre.  Nunca deis algo en vez de lo mejor que podéis dar. Reservad para darlo mejor y más completo que podáis producir para Cris-to; que vuestra vida entera sea el esfuerzo más noble deque sois capaces. Decía anoche que el ministro que pue-de hacer más y no lo hace, es un haragán. Y así es. Espreciso que hagamos todo lo que podemos, y que lo ha-gamos de la manera más perfecta que sepamos, pues delo contrario somos unos holgazanes. El que puede deciren verdad que ya no sabe hacer más, y que si supiera haceralgo más lo haría en seguida, ha llegado al punto que deseaCristo. ¡Cuán pocos de nosotros podríamos en concien-cia afirmar que hemos seguido este camino!

Sed diligentes en la acción. Preparad todas las herra-mientas. Usad todas las facultades para Jesús. Estad des-piertos a las oportunidades, y sed rápidos en aprovecharlas.Creed que la menor de las esferas tiene en sí gloriosasocasiones de ensanchamiento. En un pequeñísimo pueblo,se pueden obtener resultados infinitos. Si un lugar estáevangelizado, dirigíos a otro; y haced siempre como los

habitantes de un terreno común, usando una valla plegable,que cada vez pueda abarcar más terreno. El contentarnoscon lo que hacemos ha de estar lejos de nosotros, mien-tras hay todavía tantísima tierra que poseer. ¡Ojalá quealimentéis a vuestros rebaños como pastores, y los aumentéissiendo evangelistas! En este aspecto, sed fértiles, multi-plicaos, y henchid la tierra. Es preciso que usemos todaslas energías, y que tengamos en estos tiempos un espíri-tu aventurero y laborioso, para que podamos dar el ja-que mate a las incesantes actividades del príncipe de lastinieblas.

En último lugar, deseo despediros con las siguientespalabras en vuestros oídos y en vuestro corazón: Sed

 confiados en espíritu. No vamos siquiera a tolerar un solopensamiento de temor. Hace años, solían acusarme de serdemasiado vehemente, petulante y jocoso; pero últimamentela acusación ha variado, y ahora se me denuesta comodesesperado, bilioso y morboso. Afirmo que mi inocen-

ideal5-8 11/07/2000, 13:05248

Page 227: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 227/343

249

el ministro en nuestros tiempos

cia está bien clara. ¿Habéis leído   Las Vinagreras (1), es-crito por una persona morbosa, que nunca sonríe, que espesimista, alarmista, y sueña con horribles catástrofes quenunca ocurren? Esta descripción debe haber sido origi-nalmente compuesta para hablar de otra persona. Protestoy afirmo que soy tan alegre como puedo permitírmelo. Sihe sufrido tan gran transformación de estados de ánimocomo para pasar de la alegría a la melancolía, es bienextraño que no me haya dado cuenta en lo más mínimo.No puedo apoyar la afirmación de que he perdido mitendencia al humor, pues me ocurre todo lo contrario; ysi no vigilara, llegaría a ser demasiado jocoso.

Algunos me han compadecido porque estoy en contrade tantos; pero pueden ahorrarse tal compasión, o dedi-carla a los que están en el otro bando. Hace años, cuan-do prediqué un sermón sobre la regeneración bautismal,mi venerable amigo el doctor Steane, me dijo: «Se ha metidousted en agua hirviendo». Le contesté: «No; no noto queel agua hierva. La verdad es muy otra. Me siento perfec-tamente cómodo; no soy más que el fogonero, y otras

personas están en el agua hirviendo, y hago todo lo quepuedo para que hierva tanto que se alegren de salir deella». No deseamos luchar; pero si lo hacemos, esperamosque los que necesiten conmiseración sean aquellos con-tra quienes contendemos. El agua caliente no me llega cerca,ni siquiera me llega a los ojos una oleada de vapor. Es-toy dispuesto a que me ocurra lo que es inevitable quele ocurra al hombre que protesta completamente en se-rio; es decir, estoy dispuesto a ser objeto de críticas,malentendidos y tergiversaciones. El coste fue calculadohace tiempo, y de modo tan amplio, que no hay peligrode que sea sobrepasado. «Sé a quién he creído, y estoyseguro que es poderoso para guardar mi depósito para aqueldía». No cabe el temor; por lo menos, no veo que quepamientras nos aferramos a la verdad. Nunca habéis cono-

(1) The Salt-Cellars. Colección de Proverbios, con notas familiares.Por C.H. SPURGEON, 2 vols.

ideal5-8 11/07/2000, 13:05249

Page 228: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 228/343

250

un ministerio ideal

cido a un viejo lobo de mar apurado porque la marea estédescendiendo durante horas. ¡No! Espera confiadamenteel cambio de marea, que llega a su debido tiempo. Aque-lla roca emerge desde hace media hora, y si el mar siguedescendiendo durante semanas, no habrá agua en el Ca-nal de la Mancha, y los franceses vendrán a pie desdeCherburgo. Nadie habla tan puerilmente, pues semejantebajamar no ha de ocurrir nunca. Tampoco hablaremos comosi el Evangelio hubiese de quedar descalabrado, y la ver-dad eterna arrojada de este país. Servimos a un Señor to-dopoderoso. Pompeyo, cuando le preguntaron qué haríasi sus enemigos le atacaran, replicó: «Si levanto la mano,Italia entera hervirá de soldados». Así se jactaba; pero noes jactancia decir que si el Señor levanta la mano, puedeconquistar para sí todas las naciones de la tierra frenteal paganismo, al mahometanismo, al gnosticismo, al pen-samiento moderno, y a todos los demás inmundos erro-res. ¿Quién es el que puede dañarnos si seguimos a Je-sús? ¿Cómo podría ser derrotada Su causa? Ante el po-der de Su voluntad, los convertidos acudirán a Su verdad

tan numerosos como las arenas de la mar. ¿Acaso no estáescrito: «Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en eldía de tu poder, en la hermosura de la santidad. Desdeel seno de la aurora, tienes tú el rocío de tu juventud»?Por lo tanto, tened buen ánimo, y proseguid el caminocantando: Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestrorefugio es el Dios de Jacob.»

ideal5-8 11/07/2000, 13:05250

Page 229: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 229/343

251

la fe

LA FE

Llegado el momento de que os hable, amados her-manos, deseo que Dios mismo sea el que se dirijaa vosotros a través de mí.

El tema que he escogido para esta plática es la FE. Comocreyentes en Cristo, todos nosotros somos del árbolgenealógico de la fe. Hay dos líneas de descendencia queafirman tener derecho a la herencia del pacto. Una de ellas,encabezada por Ismael, hijo de Agar, es la rama de lanaturaleza, los esfuerzos humanos y las obras. No nosconsideramos parientes de ella. Sabemos que la más ele-

 vada posición que pueda alcanzar el hijo de la carne sóloterminará con el mandamiento: «Echa a esta sierva y asu hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredarcon Isaac mi hijo». Nosotros, hermanos, somos hijos dela promesa, nacidos no según la carne, no según la ener-gía de la naturaleza, sino por el poder de Dios. Nosotrosno descubrimos nuestro nuevo nacimiento en la sangre,ni en la voluntad de la carne, ni en la voluntad del hom-bre, sino en Dios solamente. No debemos nuestra conversiónal razonamiento del filósofo ni a la elocuencia del ora-dor, ni tampoco a nuestras cualidades naturales o a nuestros

esfuerzos personales; somos, como Isaac, hijos del poderde Dios conforme a la promesa.

Ahora bien, a nosotros pertenece el pacto, pues ha sidodecidido (y el apóstol ha declarado esta decisión en elnombre de Dios), que «a Abraham fueron hechas las pro-mesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, comosi hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simien-

ideal5-9 11/07/2000, 13:06251

Page 230: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 230/343

252

un ministerio ideal

te, la cual es Cristo... Y si vosotros sois de Cristo, cierta-mente linaje de Abraham sois, y herederos según la pro-mesa» (Gálatas 3:16, 29). Somos totalmente salvos por lafe. El día más luminoso que jamás alumbró sobre noso-tros fue el día en que por primera vez «miramos a Él yfuimos alumbrados». Todo era oscuro hasta que la fecontempló el Sol de Justicia. La aurora de la fe fue paranosotros la mañana de la vida; sólo por la fe empezamosa vivir. Desde entonces hemos andado por fe. Siempre quehemos sido tentados a salirnos del sendero de la fe, he-mos sido como los insensatos gálatas, y hemos tenido quesufrir por nuestra locura. Confío en que no habremos«padecido en vano» (Gálatas 3:4). Empezamos en el espí-ritu, y si hemos tratado de perfeccionarnos en la carne, prontohemos descubierto que estábamos navegando por una rutaerrada, y aproximándonos a los escollos. «El justo vivirá porla fe», es una verdad que ha resultado ser eficaz en nues-tra experiencia, pues una y otra vez hemos visto que encualquier otro camino la muerte nos mira de frente; y, porlo tanto, «nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la

esperanza de la justicia » (Gálatas 5:5).Ahora pues, hermanos, ya que nuestro árbol genealógico

es el de la fe, y nuestro derecho a los privilegios del pactoes el de la fe, y nuestra vida en su principio y su conti-nuación es toda de la fe, puedo atreverme a decir que nuestroministerio es, también, el de la fe. Somos heraldos a loshijos de los hombres, no de la ley del Sinaí, sino del amordel Calvario. Venimos a ellos, no con el mandamiento «Hazesto y vivirás», sino con el mensaje «Cree en el SeñorJesucristo y serás salvo». Nuestro es el ministerio de lafe llena de gracia, y no es según hombre, ni conforme ala ley de un mandamiento carnal. No predicamos los méritosdel hombre, sino a Cristo crucificado.

El objeto de nuestra predicación, así como su doctri-na, es la fe; pues no pensamos haber hecho nada por lospecadores hasta que por el poder del Espíritu Santo lostraemos a la fe; y sólo tenemos por útil nuestra predica-ción a los santos cuando los vemos crecer en la fe. Así

ideal5-9 11/07/2000, 13:06252

Page 231: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 231/343

253

la fe

como la fe es en nuestra mano el poder con el cual sem-bramos, y a medida que la semilla que sembramos esasimilada por fe, y empapada en la fe, así también la cosechaque deseamos es ver la fe brotando en los surcos de loscorazones humanos para alabanza y gloria de Dios.

Por lo tanto, entretejida con nuestra vida espiritual enteray con todo nuestro trabajo ministerial, está la doctrina yla gracia de la fe; y, por lo tanto, debemos ser muy cla-ros en este aspecto, lo cual es negocio pequeño; y debe-mos ser muy sanos en este aspecto, lo cual es asunto deimportancia. Es sobre este tópico que os voy a hablar, orandofervientemente para que cada uno de nosotros sea comoAbraham, «fortalecido en la fe, dando gloria a Dios», ycomo Esteban, «lleno de fe y del Espíritu Santo».

Nuestra obra exige especialmente fe. Si fracasamos enla fe, sería mejor no haberla empezado; y a menos queobtengamos fe en proporción al servicio, pronto nos can-saremos de él. La observación ha demostrado siempre quela eficacia en el servicio del Señor generalmente está muyproporcionada a la fe. Ciertamente no está en proporción

con la capacidad, ni siempre va paralela a una exhibiciónde celo; pero es invariablemente conforme a la medidade la fe, pues, ésta es, sin excepción, la ley del Reino:«Conforme a vuestra fe os sea hecho». Es, pues, esencialque tengamos fe si hemos de ser útiles, y que tengamosgran fe si hemos de ser grandemente útiles. Por muchasotras razones además de la utilidad (a saber, incluso parapoder resistir a los enemigos de la verdad, y para poderresistir las tentaciones que rodean nuestra labor), esimperativo que tengamos abundante confianza en el Dios  vivo. Nosotros más que todos los hombres, necesitamosla fe que mueve montañas, por la cual, en tiempos anti-guos, los hombres de Dios «conquistaron reinos, hicieron  justicia, alcanzaron promesa, taparon bocas de leones,apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaronfuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pu-sieron en fuga ejércitos extranjeros».

Uno de los hermanos observaba en la reunión de ano-

ideal5-9 11/07/2000, 13:06253

Page 232: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 232/343

254

un ministerio ideal

che que yo os he inducido al hábito de decir: en primerlugar, en segundo lugar, y en tercer lugar. Tengo que re-conocer mi culpabilidad en esta acusación; pero, al mis-mo tiempo, debo continuar siguiendo el mismo método;pues no lo considero un defecto, sino una práctica útilpara el orador en la ordenación y utilización de sus pen-samientos, y eficaz para que el oyente recuerde el sermón.Podemos arriesgarnos a ser metódicos cuando el serlo esútil. Aun sin seguirla servilmente, la costumbre de anun-ciar las divisiones de un discurso puede generalmenteaceptarse y, de todos modos, pienso mantenerla hoy.

I. Primeramente me propongo hablar, tocante a la fe,bajo el título que podría ser esta pregunta: ¿EN QUÉTENEMOS FE NOSOTROS COMO MINISTROS, 0 PORLO MENOS GRAN NECESIDAD DE ELLA?

Primeramente, tenemos fe en Dios. Creemos «que le hay,y que es galardonador de los que le buscan». No creemosen que los poderes de la naturaleza operen por sí mis-mos independientemente de las constantes emanaciones

de poder del Grande y Poderoso, que es sustentador asícomo creador de todas las cosas. Lejos de nosotros des-terrar a Dios de su propio universo. Tampoco creemos enuna deidad meramente nominal, como hacen aquellos quepretenden que todas las cosas son Dios, pues nosotrosconcebimos el panteísmo sencillamente como otra formadel ateísmo. Conocemos al Señor como una existenciapersonal definida, un Dios real, infinitamente más real quelas cosas que se ven y se tocan, más real aun que noso-tros mismos, pues no somos sino sombras; sólo  Él es elYO SOY, siempre el mismo por los siglos de los siglos.

Creemos en un Dios de propósitos y planes, que no hadejado que un destino ciego tiranice el mundo, y muchomenos que una casualidad sin objetivo lo lleve de aquípara allá. Ni somos fatalistas, ni dudamos de la providenciay predestinación. Somos creyentes en un Dios «que hacetodas las cosas según el designio de su voluntad». Noconcebimos que el Señor se haya ido del mundo aban-

ideal5-9 11/07/2000, 13:06254

Page 233: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 233/343

255

la fe

donándolo, y con él a los habitantes del mismo; creemosque Él preside continuamente todos los asuntos de la vida.Por la fe percibimos la mano del Señor concediendo a cadabrizna de hierba su correspondiente gota de rocío, y a cadacría de cuervo su necesario alimento. Vemos el poder deDios presente en el vuelo de todos las gorriones, y oímosSu bondad en el canto de cada alondra. Creemos que «deJehová es la tierra y su plenitud» ; vamos por ella, no comopor los dominios de Satanás donde no llega la luz, ni porun caos donde se desconoce la autoridad, ni por un marhirviente donde las oleadas irresistibles del destino hacennaufragar a los mortales caprichosamente; sino que an-damos avanzando con audacia, teniendo a Dios en noso-tros y alrededor nuestro, viviendo, moviéndonos y teniendonuestro ser en Él, y así, por la fe, habitamos en un tem-plo de la providencia y la gracia en donde todo habla desu gloria. Creemos en un Dios presente dondequiera queestemos, en un Dios que obra y actúa cumpliendo suspropósitos de modo constante y seguro en todos los asuntos,lugares y momentos; realizando sus designios tanto en lo

que parece malo como en lo que es manifiestamente bueno;en todas las cosas avanzando en su carro eterno hacia lameta escogida por la sabiduría infinita, sin aminorar ja-más el paso ni tirar de las riendas, sino progresando siempresin pausa conforme a la fortaleza sempiterna que hay enÉl. Creemos que este Dios es fiel a todo lo que ha habla-do, que no puede mentir ni cambiar. El Dios de Abrahames el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, y es nuestroDios hoy. No creemos en las opiniones siempre cambiantesacerca del Ser Divino que están siendo adoptadas por lasdiversas filosofías; el Dios de los hebreos, Jehová, Jah, elPoderoso, el Dios que cumple el pacto es nuestro Dios;«este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre:Él nos guiará aun más allá de la muerte».

Si somos necios o no en creer en Dios así, el mundolo sabrá un día; y si es más razonable creer en la natu-raleza, o en poderes que obran por sí mismos, o no creeren nada, que creer en un Ser que existe por sí mismo,

ideal5-9 11/07/2000, 13:06255

Page 234: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 234/343

256

un ministerio ideal

dejaremos que la eternidad lo decida. Entre tanto, paranosotros, la fe en Dios es no solamente una necesidad dela razón, sino el fruto de un instinto infantil que no sedetiene a justificarse a sí mismo por medio de argumen-tos, siendo nacido en nosotros con nuestra naturalezaregenerada misma.

Al mismo tiempo, nuestra fe se centra muy ferviente eintensamente en el Cristo de Dios. Nuestra confianza estáen Jesús; creemos todo lo que la historia inspirada dicede Cristo, no haciendo de Él ni de su vida un mito, sinoaceptando como hecho que Dios habitó ciertamente en-tre los hombres en carne humana, y que en la cruz delCalvario fue realmente ofrecida, por el Dios encarnado,una expiación. Sin embargo, para nosotros, el Señor Je-sucristo no es tan sólo un Salvador del pasado. Creemosque «subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad», y que«vive siempre para interceder por los que por Él se alle-gan a Dios». En la catedral de Turín vi una vez algo muynotable: el supuesto sudario del Señor Jesucristo, que esdevotamente adorado por multitudes de católicos. Al con-

templar estas reliquias, no pude evitar la reflexión de quelos emblemas de la muerte de Cristo era todo lo que deÉl poseía la Iglesia de Roma. En vano muestran la ver-dadera cruz, pues le crucifican de nuevo; en vano oranen su sepulcro, pues no está allí, ni en la Iglesia de ellos;y en vano aseguran se trata de su sudario, pues conocensolamente un Cristo muerto. Pero, amados hermanos,nuestro Cristo no está muerto, ni se ha dormido; anda aúnentre los candeleros de oro, y tiene las estrellas en su manoderecha.

Nuestra fe en Jesús es muy real. Creemos en aquellasamadas heridas suyas más que en cualquier otra realidad;para nosotros no hay un hecho tan seguro como que fuemuerto y nos ha redimido para Dios con su sangre. Creemosen el resplandor de su gloria; pues nada nos parece tannecesariamente cierto como que el que fue obediente hastala muerte, en justa recompensa, sea coronado de gloriay honra. Por esta razón, también creemos en un Cristo

ideal5-9 11/07/2000, 13:06256

Page 235: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 235/343

257

la fe

 verdadero que aún ha de venir por segunda vez, así comosubió a los cielos; y aunque no preguntemos minuciosa-mente por los tiempos y las sazones, sin embargo, esta-mos «esperando y apresurándonos para la venida del díade Dios», en cuyo tiempo esperamos la manifestación delos hijos de Dios, y la resurrección de sus cuerpos de latumba. Cristo Jesús no es ninguna ficción para nosotros;y con el doctor Watts, cantamos:

Mientras los judíos en su propia ley confían,Y se jactan los griegos de sabiduría,Nosotros el encarnado misterio amamos,Y nuestra confianza en él ponemos.

Tenemos igual confianza, hermanos amados, en el EspírituSanto. Creemos con fe no fingida en su deidad y perso-nalidad. Hablamos de sus influencias, porque tiene influen-cias, pero no olvidamos que es una Persona de quien emananesas influencias; creemos en sus funciones, pues tienefunciones, pero nos gozamos en la Persona que las cum-ple, y las hace efectivas para nuestro bien. Cada uno de

nosotros quisiera decir devotamente: «Creo en el Espíri-tu Santo». No obstante, hermanos, ¿creéis en el EspírituSanto? «Sí», decís unánime, espontánea y enfáticamen-te. «Sí», digo yo también; pero no os apesadumbréis sios pregunto, una vez más, si verdaderamente y de ciertocreéis en Él; pues hay muchas maneras de creer. Hay unamanera de creer que aplico al hombre, creyendo en él conuna base muy endeble, y sin arriesgar ni un penique demi sustancia; pero hay otra forma de creer en un hom-bre, en que me doy cuenta de que sería capaz de confiarlemi propia vida, con la seguridad de que me sería fiel, yde que me resultaría un ayudador eficaz y bien dispues-to. ¿Tenemos esta clase de confianza en el Espíritu San-to? ¿Creemos que en este instante puede revestirnos depoder como hizo con los apóstoles en Pentecostés? ¿Creemosque, bajo nuestra predicación, mil almas podrían nacerde nuevo en un día por medio de Su poder? Si todoscreemos así, podemos considerarnos felices al formar parte

ideal5-9 11/07/2000, 13:06257

Page 236: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 236/343

258

un ministerio ideal

de semejante asamblea, pues la mayoría de los cristianos,después de un sermón, aunque sólo doce personas excla-maran: «¿Qué debemos hacer para ser salvos?» diríanexactamente como los incrédulos judíos: «Estos hombresestán llenos de mosto». Condenarían todo el asunto atri-buyéndolo a una excitación peligrosa; nunca imaginaríanque fuera cosa del Señor. Por esta razón, llego apenadoa la conclusión de que en la Iglesia no existe la fe en elEspíritu Santo que debiera haber; y, sin embargo, tan cier-tamente como oímos la voz que dice: «el poder pertene-ce a Dios»; tan ciertamente como oímos la voz divina delHijo diciendo: «Creéis en Dios, creed también en mí»;igualmente cierto es que la tercera Persona de la benditaTrinidad tiene derecho a nuestra completa confianza, y¡ay de nosotros si le entristecemos con nuestra incredu-lidad! Cuando tengamos plena fe en el Dios Trino, entoncesseremos «fortalecidos en el Señor, y en el poder de sufuerza».

Además de esto, queridos hermanos, vosotros y yo cree-mos en las   doctrinas del Evangelio. Hemos recibido las

certezas de la verdad revelada. Éstas son cosas muy creídasentre nosotros. No nos inclinamos ante las teorías de loshombres acerca de la verdad, ni admitimos que la teolo-gía consista en «puntos de vista» y «opiniones». Declara-mos que hay ciertas verdades, esenciales, permanentes,eternas, de las cuales es ruinoso desviarse. Estoy profun-damente apenado al oír a tantos ministros hablar comosi la verdad de Dios fuese una cantidad variable, un asuntode formación cotidiana, una especie de nariz de cera ala que hay que dar nueva forma constantemente, o algoasí como una nube llevada por el viento. ¡No es así comoyo creo! He recibido el encargo de ser un mero eco delos puritanos, pero antes prefiero ser el eco de la verdadque la voz de la falsedad. Quizá sea la falta de intelectolo que nos impide apartarnos del antiguo buen camino;pero aun esto es mejor que la falta de gracia, que es lacausa de los perpetuos abandonos y cambios de creenciasde los hombres. Podéis tener la seguridad de que no hay

ideal5-9 11/07/2000, 13:06258

Page 237: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 237/343

Page 238: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 238/343

Page 239: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 239/343

261

la fe

ted. Se trata de una cuestión enteramente personal quetoca a mi propio carácter: ¿soy un hombre honrado o nolo soy? Si soy persona fidedigna, vale la pena recibir mitestimonio; y declaro solemnemente que el Señor ha oídoy contestado mis oraciones docenas y centenares de ve-ces, y que las respuestas han venido tan a menudo y tansingularmente que no podían haber sido meras coinciden-cias». No es conveniente argumentar más allá de este punto:«A menos que usted esté dispuesto a declararme embus-tero, usted está tan obligado a creer los hechos que yoafirmo haber presenciado como yo lo estoy a creer cual-quier cosa que usted afirme solemnemente ser cierta».

Hermanos, no debemos profesar siempre nuestra capa-cidad de demostrar verdades bíblicas a personas impías,pues muchas de esas verdades están fuera del campo desu entendimiento. Yo no trataría de demostrar a un cie-go que la hierba es verde y el cielo azul, porque no pue-de tener idea de la proposición que estoy probando. Ar-gumentar, en tal caso, es necedad por ambos lados. Paranosotros, de todos modos, la oración no es cosa vana; vamos

a nuestra cámara solos, creyendo que cuando oramosestamos efectuando una operación elevada y real. Nodoblamos la rodilla meramente porque sea un deber, y unejercicio espiritual encomiable; sino porque creemos queen el oído del Dios eterno decimos nuestras necesidades,y que su oído está unido a un corazón que late por no-sotros, y una mano que obra en favor nuestro. Para no-sotros, la verdadera oración es verdadero poder.

Otro punto que considero esencial para la fe de un mi-nistro, es que creemos en nuestro   encargo de predicar el Evangelio. Si algún hermano aquí no está seguro de sullamamiento al ministerio, que espere hasta estarlo. El queduda de si es enviado por Dios, vacila; pero el que estácierto de su llamamiento de lo alto, exige un público ylo inspira; no se excusa por su existencia ni por sus pa-labras; sino que desempeña su labor como un hombre, yhabla audazmente la verdad de Dios en nombre del Se-ñor. Tiene un mensaje que dar, que siente la necesidad de

ideal5-9 11/07/2000, 13:06261

Page 240: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 240/343

262

un ministerio ideal

dar, pues ¡ay de él si no predica el Evangelio! Ante losritualistas, que se jactan de tener ellos solos la sucesiónapostólica, declaramos tener nosotros el cometido verda-dero, y que sus pretensiones son falsas. No rehuimos someternuestras afirmaciones a la prueba que el mismo Señor hainstituido: «Por sus frutos los conoceréis». Creemos queDios nos ha ungido para predicar el Evangelio, y lo pre-dicamos, en efecto; pero ¿quién testificará que estos«sacerdotes» conocen siquiera el Evangelio? Bajo el mi-nisterio de nuestra palabra, el Espíritu de Dios regeneralos hombres, pero no obra de igual manera por medio deestos farsantes. Ni siquiera comprenden lo que es la re-generación, sino que la confunden con una aspersiónceremonial. Nuestro Evangelio satisface el corazón, renuevala naturaleza y consuela el alma; pero ¿pueden estos hi-pócritas hacer lo mismo con sus encantamientos? Si sonapóstoles, que nos muestren sus señales. Afirmamos serlos ministros del Señor, y nuestras cartas de recomenda-ción están escritas en muchos corazones.

Ahora, habiendo detallado los grandes puntos de nuestra

fe, permitidme que os diga, hermanos, que creemos quea causa de todo esto, y no obstante lo escaso de nues-tros recursos, el Gran Pastor de las ovejas nos concederáuna suficiencia total con que alimentar a su pueblo. Cre-yendo en el Dios todo suficiente, esperamos ver la multi-plicación de nuestros panes y peces. Por consiguiente, nonos reservamos nada, sino que damos ahora todo lo quetenemos. En Roma, vi una fuente que representaba unhombre sosteniendo un cántaro, del cual manaba per-petuamente una copiosa corriente de agua. Nunca habíamucha agua en el cántaro de mármol, y sin embargo haestado manado continuamente desde hace cuatrocientoso quinientos años. De modo que derramemos de nuestramisma alma todo lo que el Señor nos imparte. Desde hacemás de veinte años he dicho todo lo que sé, hasta que-darme seco cada vez, y, no obstante, mi corazón burbujeaaún lleno de buenas cosas. Conozco algunos hermanos enel ministerio que son comparables al gran tonel de

ideal5-9 11/07/2000, 13:06262

Page 241: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 241/343

263

la fe

Heidelberg, en cuanto a capacidad, y sin embargo el pueblono recibe tanta verdad evangélica de ellos como de pre-dicadores de capacidad muy inferior que han adquiridola costumbre de dar todo lo que tienen. Creemos que elEspíritu de Dios será en nosotros una fuente de agua quesalte para vida eterna, y actuamos de acuerdo con esaconvicción. No esperamos almacenar muchos bienes paramuchos años; sino que, de la manera que vivimos del pancotidiano, así también alimentamos a nuestro pueblo deprovisiones continuamente renovadas. Desprendámonos delos recursos enmohecidos, pasto de los gusanos, del manáde ayer, y busquemos día a día una nueva provisión.

Hermanos, nuestra fe discierne a nuestro lado una accióninvisible. Mientras estamos obrando, Dios también estáobrando. Nosotros no consideramos que las fuerzas alis-tadas a nuestro lado estén limitadas al público; sabemosque, durante toda la semana, Dios, por medio de loscuidados, las aflicciones y las dificultades, y a veces medianteel gozo y el consuelo, está preparando al pueblo para recibirlo que Él nos ha encargado enseñarle. Contemplamos

nuestras congregaciones, y quizá nos inclinamos a clamaren nuestra incredulidad: «Maestro, ¿qué haremos?» Peronuestros ojos son abiertos y vemos caballos y carros defuego en torno al profeta del Señor; influencias misteriosasestán cooperando con el ministerio de la gracia. Cuandose estaba abriendo el túnel del Mont Cenis, un grupo detécnicos estuvo trabajando desde el lado italiano duran-te seis años, esperando que, al final de aquel período, veríanuna carretera abierta a través de la montaña. Sabían que,a la velocidad con que trabajaban, la labor requeriría doceaños por lo menos, pero al mismo tiempo sabían que seterminaría en seis años, porque había otro grupo, en ellado francés, trabajando para reunirse con ellos; y, efec-tivamente, a su debido tiempo, se encontraron con todaprecisión. No puedo entender estos milagros de la técni-ca, y no sé cómo dos grupos perforadores de túneles lo-gran encontrarse en el corazón de los Alpes; tampoco sécómo es posible que la obra del Señor en las conciencias

ideal5-9 11/07/2000, 13:06263

Page 242: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 242/343

264

un ministerio ideal

de los hombres encaje con la mía, pero estoy completa-mente seguro de que así será, y por lo tanto, en fe, pro-sigo mi trabajo con todas mis fuerzas.

La fe nos lleva a creer que las dificultades van dirigi- das hacia el éxito. A causa de que creemos en Dios, y ensu Santo Espíritu, creemos que las dificultades serán engran manera santificadas para nosotros, y que son tan sólocolocadas como escalones para llegar a resultados másimportantes. Hermanos míos, nosotros creemos en lasderrotas; creemos en volver con el estandarte arrastradopor el lodo, persuadidos de que éste puede ser el caminomás seguro al triunfo duradero. Creemos en la espera, enel llanto y en la agonía; creemos en que la falta de éxitonos prepara para hacer un trabajo mayor y más elevado,para el cual no habríamos sido aptos a menos que la angustiahubiese afinado nuestra alma. Creemos en nuestras de-bilidades, y aun nos gloriamos en ellas; damos gracias aDios de no ser tan elocuentes como quizá desearíamos ser,y de no tener toda la capacidad que quizá quisiéramos,porque así conocemos que la excelencia del poder será de

Dios, y no de nosotros. La fe nos capacita para gozarnosen el Señor de que nuestras debilidades se convierten enplataformas para exhibición de Su gracia. Hermanos,creemos que aun nuestros enemigos, en las manos de Dios,sirven a nuestros intereses más sublimes; están uncidosal carro de Dios.

Quizá, de todos los poderes que realizan los propósi-tos divinos en el mundo, ninguno lo hace más que el diablomismo. No es sino un pinche en la cocina del Eterno; sinquerer, realiza gran parte del trabajo en el que Dios nopondría a sus propios hijos trabajo que es tan necesariocomo el que realizan los serafines. No creáis que el males una potencia rival de igual poder al buen Dios. No, elpecado y la muerte, como los gabaonitas, son cortadoresde leña y portadores de agua para los propósitos divinos,y aunque ellos no lo sepan, cuando los enemigos del Se-ñor más deliran y rabian, cumplen Sus propósitos eternospara alabanza de la gloria de Su sabiduría y gracia.

ideal5-9 11/07/2000, 13:06264

Page 243: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 243/343

265

la fe

Además, hermanos, creemos en  el Evangelio como po-  der de Dios para salvar. Sabemos que para todo caso deenfermedad espiritual tenemos una cura infalible; no ne-cesitamos decir a hombre alguno: «No tenemos buenasnoticias de Dios para ti». Creemos que hay una manerade llegar a todos los corazones. Hay una rendija en laarmadura de todo pecador, aunque sea un Acab, y pode-mos tensar el arco confiadamente, orando para que el Señordirija la flecha para que penetre por esta rendija. Si creemosen Dios, nada puede ser demasiado difícil ni demasiadopesado para nosotros. Si creo tan sólo en mí mismo, seme antoja que un pecador endurecido puede negarse aescuchar mis razonamientos, y puede no sentirse conmovidopor mis afectuosos discursos; pero si creo en el EspírituSanto, tengo la impresión de que Él puede conseguir seroído, y llevar convicción a la conciencia. Hermanos, creemosen el poder de la verdad. No esperamos que la humani-dad entera ame la verdad; no esperamos que el Evange-lio llegue a ser popular entre los grandes y los eruditos,pues recordamos aquellas palabras del apóstol: «No mu-

chos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchosnobles, son escogidos»; pero no creemos que el Evange-lio haya entrado en decadencia a causa de los años trans-curridos. Cuando los sabios necios de este siglo hablancon desprecio del Evangelio antiguo, rinden un homena-  je inconsciente a su poder. No creemos que nuestro grancastillo y refugio se haya tambaleado y haya caído al suelo,porque los hombres lo digan. Recordemos a Rabsaces; cómodesafió al Señor, y cómo, no obstante, ocurrió al rey de Asirialo que el Señor había dicho: «No entrará en esta ciudad, niarrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escu-do, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino,se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová». He-mos visto suficientes filosofías volver «al vil polvo de don-de brotaron», para saber que toda su especie es del ordende la calabacera de Jonás. Nosotros, por lo tanto, espera-mos en confianza, y nos tomamos tiempo pacientemen-te. Estamos seguros de la victoria antes de poco tiempo.

ideal5-9 11/07/2000, 13:06265

Page 244: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 244/343

266

un ministerio ideal

Si nuestro Evangelio es cierto, medrará y Dios obrarápor nosotros; por lo tanto, estamos «firmes y constantes,creciendo en la obra del Señor siempre». Si no vemos almassalvas hoy o mañana, seguiremos aún trabajando. No esnuestra la ingrata tarea de Sísifo, rodando una piedra montearriba, piedra que después ha de rebotar contra nosotros;ni tampoco la tarea de las hijas de Danao, que tratabande llenar un vaso sin fondo. Nuestro trabajo quizás nosea más rápidamente visible que las islas que los zoófitosde coral están construyendo por debajo de las azules olasdel mar austral. Pero el escollo sigue subiendo, puesto muyabajo el fundamento de la maciza estructura, y ascendiendosus paredes hasta la superficie. Estamos trabajando parala eternidad, y no contamos nuestro trabajo por lo ade-lantado cada día, como los hombres miden el suyo; es laobra de Dios, y debe ser medida según Sus normas. Te-ned la seguridad de que cuando el tiempo, las cosas creadas,y todo lo que se opone a la verdad del Señor haya des-aparecido, todo sermón fervoroso predicado, toda oraciónimportuna ofrecida y toda forma de servicio cristiano

honradamente desempeñado permanecerá incrustado enla poderosa estructura que Dios desde toda la eternidadha resuelto levantar para su propia honra.

II. Y ahora, hermanos, nuestra segunda pregunta será:¿QUÉ ES LO QUE NUESTRA FE OBRA EN NOSOTROS?

Primeramente, obra en nosotros una gloriosa indepen-  dencia del hombre. Estamos contentos de tener fervoro-sos ayudantes, pero podemos pasarnos sin ellos. Estamosagradecidos por nuestros excelentes diáconos, pero no nosatrevemos a hacer que la carne sea nuestro brazo. Nossatisface si Dios levanta a hermanos en otras iglesias quequieran fraternizar con nosotros, pero no nos apoyamosen ellos. El hombre que cree en Dios, en Cristo y en elEspíritu Santo, se apoyará sólo en el Señor. No desea serun solitario ni distinguirse, pero, no obstante, puede porsí mismo contender por su Maestro; y cuando tiene lamáxima ayuda humana, se esfuerza aún diligentemente

ideal5-9 11/07/2000, 13:06266

Page 245: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 245/343

267

la fe

en esperar con paciencia a Dios. Si te apoyas en tusayudadores cuando los tienes, es posible que te des cuentadel terrible significado de aquellas antiguas palabras:«Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carnepor su brazo, y su corazón se aparta de Jehová». Comodice el apóstol: «Resta pues, que los que tienen esposa seancomo si no la tuviesen»; así, podemos decir que resta quelos que tenemos celosos ayudadores seamos como si notuviéramos ninguno, y que nuestra confianza en Dios seatan sencilla, y nosotros mismos tan libres de toda con-fianza carnal, como si estuviéramos enfrentados con elmundo al igual que Atanasio, y no tuviésemos nadie quepronunciara una palabra favorable para nosotros, o quellevase una porción de nuestra carga. Sólo Dios basta parasostener el firmamento sin columnas. Sólo Él mantienelas nubes en los cielos. Él enciende las lámparas noctur-nas, y da al sol su llama de fuego. Sólo Dios es suficien-te para nosotros, y en su poder alcanzaremos el propósi-to de nuestro ser.

Además, la verdadera fe nos da   valor en todas las cir-

 cunstancias. Cuando el joven Nelson volvió a su casa despuésde una expedición en busca de nidos, su tía le reprendiópor llegar tan tarde, y observó: «Me extraña que el mie-do no te hiciera volver a casa». «¿El miedo? -dijo Nelson-no lo conozco». Ésta es la manera adecuada de hablar enun creyente que está trabajando para Dios. «¿El miedo?No lo conozco; ¿qué significa?» El Señor está a nuestrolado; ¿a quién temeremos? «Si Dios por nosotros, ¿quiéncontra nosotros?» Un ministro se queda temblando enpresencia de un maestro erudito que con sus veinte es-colares constituye una parte importante en la congrega-ción de un pueblo; pero, ¿es éste un estado de corazónconsecuente para un profeta del Señor? Un predicador sesiente tembloroso porque cierta persona con corbata blanca,sentada debajo del coro, parece un ministro, y probable-mente es un teólogo de Londres que ha venido a resta-blecerse en la vecindad; ¿es ese predicador tembloroso unhombre? ¡Fijaos en que digo un hombre! No voy a pre-

ideal5-9 11/07/2000, 13:06267

Page 246: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 246/343

268

un ministerio ideal

guntar: ¿es un hombre de Dios? Si tienes algo propio quedecir, mi querido amigo, no trates de decirlo cuando esoseruditos, que pueden hablar tan bien o mejor que tú, estánpresentes; pero si Dios tiene algo que decir a través deti, Él sabe qué trompeta es más adecuada para su uso; y¿qué te importa quién te pueda escuchar? ¿Te atreves ahacer el cobarde en presencia de Dios? No. La convicciónde que tienes un mandato suyo, y de que el Espíritu delSeñor está sobre ti, te hará muy osado. La fe en Dios haráque honremos nuestro llamamiento hasta tal punto, queno nos atreveremos a profanarlo con nuestra cobardía.

La verdadera fe en Dios nos hará también  abundantes en buenas obras. El capítulo once de Hebreos es un capí-tulo dedicado a la glorificación de la fe; pero si yo afir-mo que da testimonio de las buenas obras de los santos,¿puede alguien contradecirme? ¿No es también, al mis-mo tiempo, un testimonio de obras tanto como de fe? Sí,en verdad, porque donde hay mucha fe, habrá ciertamenteabundancia de buenas obras. No tengo noticia de tal feque no produzca buenas obras, especialmente en el pre-

dicador. Dudo que Satanás tenga en la tierra, como ca-nales de condenación, instrumentos más aptos para fo-mentar la infidelidad y hacer que los hombres condenenel Evangelio con desprecio, que los que profesan creerlo,y luego actúan como si la creencia fuese asunto de im-portancia nula.

Hay filántropos que nos dicen siempre lo que debierahacerse, y no hacen nada; ¿cuál es su fe, y qué es su fi-lantropía? ¿A qué la haremos semejante? Me recuerdanun naufragio que hubo frente a la costa toscana hace algunosaños. El guardacostas toscano informó a su gobierno deque había habido un lamentable naufragio en la costa, ydijo: «A pesar de que presté a la tripulación del barco todala ayuda posible   por medio de mi megáfono, lamento in-formar que a la mañana siguiente apareció sobre la pla-ya cierto número de cadáveres». Estupendo, ¿no es cier-to? Y, sin embargo, ésta es la clase de ayuda que muchosque profesan tener fe han prestado a las gentes. Les han

ideal5-9 11/07/2000, 13:07268

Page 247: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 247/343

269

la fe

ofrecido la ayuda de la retórica, las flores de la dicción,y las citas poéticas; pero los hombres han persistido enla impenitencia. No ha habido verdadero amor por las almas.El sermón fue predicado, pero no hubo oración secretapor el pueblo; los hombres no fueron buscados como sebuscan las cosas preciosas. No se lloró por ellos; cierta-mente no hubo interés por ellos. Después todo, era la ayudadel megáfono, y nada más.

Pero nuestra fe nos hace abundar en buenas obras. ¿Puedodeciros, si ya estáis haciendo todo lo que podéis por Cristo,que os esforcéis aún más? Creo que un cristiano tiene,generalmente, razón cuando está haciendo más de lo quepuede; y cuando va aún más lejos, sobrepasando aquel punto,estará todavía más cerca de tener razón. Apenas hay lí-mites para las posibilidades de nuestro servicio. Muchoshombres, que están haciendo ahora poco, podrían, con elmismo esfuerzo, hacer el doble mediante una ordenaciónsabia y una iniciativa intrépida Por ejemplo, en nuestrasciudades provincianas, un sermón pronunciado en el parquelocal, valdría probablemente por veinte sermones predi-

cados en la capilla; y en Londres, un sermón pronuncia-do ante una multitud en una sala pública o teatro, pue-de hacer diez veces el bien que haría en los oídos habi-tuados de nuestros oyentes de costumbre. Necesitamos,como los apóstoles, lanzarnos a alta mar, o, de lo con-trario, nuestras redes nunca encerrarán gran multitud depeces. Si tan sólo tuviéramos el ánimo de salir de nues-tros escondrijos y enfrentarnos con el enemigo, pronto al-canzaríamos éxitos inmensos. Necesitamos mucha más feen el Espíritu Santo. Él nos bendecirá si nos confiamosenteramente a Él.

La fe en Dios os capacita a muchos, me consta, a so-portar muchas dificultades y   a ejercitar la abnegación, y,al mismo tiempo, a perseverar en vuestro ministerio. Micorazón se goza por los muchos hermanos que están aquía quienes Dios ha hecho ganadores de almas. Y quisieraañadir que estoy firmemente persuadido, concerniente amuchos de los presentes, que las privaciones que han sufrido

ideal5-9 11/07/2000, 13:07269

Page 248: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 248/343

Page 249: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 249/343

271

la fe

 fuertes para el servicio. ¿Habéis visto alguna vez la famo-sa estatua del muchacho sentado sacándose una espinadel pie? Hace veinte años lo vi, y el otro día lo vi de nuevoy aún estaba extrayéndose la causa de su tormento. Heconocido hermanos de este tipo en el ministerio, siem-pre están sacándose espinas del pie; tienen una duda acercade esto, y un escrúpulo acerca de aquello; pero el hom-bre que dice: «Yo sé en quién he creído, y sé lo que heexperimentado», es el hombre que puede atender losmandatos de su Señor.

La fe es también nuestro refrigerio. Nuestra fe en Diosnos alivia el cansancio. Aun la fatiga natural es a ve-ces vencida por la fe. Ciertamente, la fatiga del espíri-tu no tiene mejor reconstituyente que la confianza enDios. Junto al Coliseo están las ruinas de una antiguafuente y baño llamada la Meta Sudans. Aquí venían losgladiadores que escapaban con vida de los combates delanfiteatro; cubiertos de sangre, sucios de sudor y pol-  vo del circo, se zambullían en el baño, y experimenta-ban una deliciosa restauración. La fe en Dios obra así

en nuestros corazones.

III. Mi pregunta final será: ¿QUÉ NOS DICE NUESTRAFE ESTA MAÑANA?

Primeramente, afirma estar bien fundamentada. Hermanos,deseo decíroslo en palabras muy sencillas. ¿Es el Dios vivodigno de confianza? ¿Merece la Omnipotencia que os apoyéisen ella? ¿Es justificado que creáis en la Omnisciencia?¿Estáis justificados en confiaros a la Inmutabilidad? Siyo hubiese de traer aquí al mejor de los hombres o delas mujeres, cuyo nombre fuese para vosotros el sinóni-mo de la virtud, y si hubiera de aconsejaros que confia-seis en él o en ella con vuestras vidas, tendría que ha-blar con aliento entrecortado, pues ¿quién confiará en unser humano? Aún más, si estuviera aquí Gabriel, el an-gélico mensajero de Dios, y nos dijera que nos iba a de-fender celosamente, es posible que yo vacilara antes dedeciros: «¡Oh hijos de los hombres, reposad en la forta-

ideal5-9 11/07/2000, 13:07271

Page 250: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 250/343

272

un ministerio ideal

leza de los ángeles, y fiad en el celo de los serafines!» Perocuando hablo del Padre, del Hijo encarnado, del eterna-mente bendito Espíritu, ¿quién se aventurará a sugerir unlímite a nuestro confianza en Dios? ¿Qué filósofo nos acusaráde necedad por confiar en la Divina Trinidad?

Con el paso de los años, (y Mr. Rogers, mucho ma-yor que yo, estoy seguro estará de acuerdo conmigo) mesiento más y más seguro de las cosas que creo, nomeramente –como algunos insinuarían– porque meacostumbro a decirlas y por lo tanto pienso que las creo,sino porque concuerdan con las mejores experiencias demi alma. A veces leo algunas de aquellas produccionesdel genio relacionadas con la frívola religión del pen-samiento moderno; pero cuando mi cuerpo está enfer-mo, o estoy deprimido en espíritu, nada me satisfacesino el Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,que para nuestros padres fue la verdad misma de Dios;y creo que la doctrina que la experiencia más íntimade un hombre confirma en el día de la prueba, y en eldía en que está más cerca de Dios, es para él, en todo

caso, la verdad misma de Dios, tan digna de su confianza.Cuando me encuentro con hombres intelectuales, que

me miran como a un mero predicador de palabras huecas,nunca tengo la impresión de que tengan derecho a hacerlo.No les concedo mi sumisión ni por una hora. Más bientengo la propensión a mirarlos con superioridad que asentir un complejo de inferioridad. Para nosotros, las verdades del Evangelio son certidumbres absolutas paralas cuales no anhelamos tolerancia sino que exigimossumisión. Si alguno nos pone apodos, tales como «fa-nático», «dogmatista vulgar», o «mero eco del puritanismodifunto», (y todos estos epítetos han sido usados), re-plicaremos tan sólo: «Podéis aplicarnos los títulos in- juriosos que queráis, pero sabemos que si hubiéramos deexpresar la verdad tocante a vosotros, no hay adjetivo dedesprecio que no merezcáis; y, por lo tanto, ya que noconocemos un lenguaje suficientemente enérgico paraexpresar cuánto aborrecemos vuestra falsa doctrina, os

ideal5-9 11/07/2000, 13:07272

Page 251: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 251/343

273

la fe

dejaremos pasar en silencio».Hermanos míos, cuando oigáis decir que un hombre sabio

ha hecho un nuevo descubrimiento que contradice lasEscrituras, no os alarméis. No imaginéis que es realmenteun gran hombre, sino creed que es tan sólo un idiotaeducado, o un necio presuntuoso. Si encontráis tiempopara leer las obras de los escépticos eruditos, pronto veréisque sus afirmaciones no son fidedignas, sus deduccionesno son lógicas, sus inferencias son monstruosas, y susespeculaciones son locas. Recuerdo haber leído ciertasdeclaraciones del gran alemán Oken, que me sonaronsingularmente parecidas a los balbuceos que se oyen enel hospital de Bethlehem. Me recordaban un incidente quetuvo lugar cuando se ofreció un premio para el que es-cribiera versos completamente exentos de significado. Dosde los concursantes estaban casi igualados, pero en el poemade uno de ellos había un insignificante atisbo de idea,mientras que el otro no tenía ni trazas de sentido común,y por lo tanto obtuvo el premio. En ese aspecto, voto porla supremacía de los neólogos; en cuanto a tonterías so-

noras, destacan por su excelencia. Si alguno piensa queme expreso demasiado enérgicamente, le diré que debeser así, pues creo que hablo lo que Dios mismo avalaría;Él no aplica términos suaves a los incrédulos jactanciosos.Si hace caso de ellos, es para llamarlos necios. Descubri-réis que ésta es la expresión que el Señor usa constante-mente tocante a los incrédulos en el Antiguo Testamen-to, y también en el Nuevo: «Profesando ser sabios, sehicieron necios». Y, hermanos, cuando oigo decir a mi PadreCelestial que un hombre es necio, yo no me atrevo a pensarque es prudente. No pensemos de modo diferente a comoDios piensa.

Aunque nosotros podamos ser confundidos en las ar-gumentaciones, no podemos confundirnos en la experiencia,ni ser apartados de aquello que hemos probado y palpa-do de la buena Palabra de Dios. Tampoco somos confun-didos en nuestra fe. Sabemos que nuestra fe está bienfundamentada, y por tanto oímos que ella nos dice: «No

ideal5-9 11/07/2000, 13:07273

Page 252: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 252/343

Page 253: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 253/343

275

la fe

car mejor. Sé más emprendedor. Sé más osado. No peleestu propia batalla en las reuniones de iglesia, déjalo a tuDios; pon tu confianza en Él tocante a todas las cosas.No temas ir a hablar a aquel hombre mal hablado; yo tedaré la palabra oportuna que decirle. Pon tu confianzaen mí, y ve con prudencia, pero con celo, a los antros de vicio más tenebrosos. Busca a los peores hombres, y procurasu salvación. No hay nada que no puedas hacer si tan sóloconfías en Dios». Hermano, tu fracaso, si fracasas, em-pezará en tu fe. El aire le dice al águila: «Pon tu confianzaen mí; extiende tus anchas alas; yo te sostendré hasta llegaral sol; solamente pon tu confianza en mí. Retira el piede la roca que estás tocando debajo. Aléjate de ella, y déjatesostener por el elemento invisible». Hermanos míos,remontaos vosotros también a lo alto, pues Dios os invi-ta. ¡Subid! No tenéis sino que confiar en Él. Una gloriadesconocida está sobre Él, y su resplandor reposará so-bre vosotros si sabéis cómo confiar.

Y luego, dice la fe (y con esto termino): «¡Aliméntame!¡Aliméntame!» La fe ha sido el todo para vosotros;

alimentadla con Pan del Cielo. La fe se alimenta de Cris-to. El otro día vi un grupo de preciosos helechos en unagruta, del techo de la cual continuamente destilaba unalluvia cristalina, fresca y clara; aquellos helechos estabansiempre lozanos y hermosos, debido a que sus hojas es-taban constantemente bañadas en las refrescantes gotas.Aunque era una estación en que el verdor era escaso, aquelloshelechos estaban de un verde tan brillante como imagi-narse pueda. Hice observar al amigo que me acompaña-ba que desearía vivir bajo el goteo incesante de la gra-cia, constantemente regado y bañado, y bautizado en lacomunión rebosante de Dios. Esto hace que un hombreesté lleno de fe. No es de extrañar que Moisés tuviese fe,pues había estado cuarenta días en el monte con Dios; ysi hemos tenido comunión con Dios, será maravilla sidudamos, y no si creemos. Alimenta la fe con la verdadde Dios, pero especialmente con Aquél que es la Verdad.

Ruego al Señor que dote a este Seminario de fe. Que

ideal5-9 11/07/2000, 13:07275

Page 254: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 254/343

276

un ministerio ideal

seamos corroborados y establecidos; corroborados con lasbendiciones del pacto de la gracia, y establecidos en unaroca. Recordad, hermanos, que vosotros y yo dependemosahora enteramente de nuestra fe; es demasiado tarde pararetirarnos. Estamos en la situación del peregrino de Bunyan:  debemos avanzar. Hay muchos peligros ante nosotros, nosacercamos al valle de Sombra de Muerte; las flechas delenemigo pasarán en abundancia muy cerca de nosotroscuando atravesemos los lugares oscuros. Es duro prose-guir, pero no podemos volver sobre nuestros pasos, ya queno tenemos armadura para la espalda. Supongamos querecurrimos a los razonamientos, supongamos que renun-ciamos a los fundamentos de nuestra fe; ¿qué quedaríade nosotros? Por mi parte, yo no tendría otra cosa quehacer debajo del sol sino tomar la cuerda de Judas y ponerfin a una vida desdichada, pues sólo mi fe la hace dignade ser vivida. Sin la fe, tendría que suplicar la muerte;perecer sería mejor que vivir, si todas estas cosas, des-pués de todo, fueran engañosa ilusión. Es preciso avan-zar, pues, en el caso de los hermanos de este Colegio, lo

más arriesgado que podernos hacer es pensar en volveratrás. Uno o dos de nuestros antiguos camaradas se hanapartado de nosotros; no puedo juzgar sus corazones, perome temo que también se hayan apartado de Dios. No dirémás de ellos sino esto: son los últimos hombres que en- vidiaríais si conocierais toda su historia. Si hay hombresque lleven encima, aun en esta vida, la señal evidente dela desaprobación divina, tienen que ser los que han co-nocido la verdad y la han defendido, y, sin embargo, porlucro o por ambición se han apartado de ella. Si convi-niera, podría escribir la narración de experiencias deapóstatas que perturbarían vuestros sentimientos; expe-riencias relacionadas con hombres cuyos rostros he con-templado como ahora contemplo los vuestros, hombres queme eran bien conocidos, pero con cuyos nombres meavergüenzo ahora de estar asociado, por muy bien ama-dos que me hayan sido. ¡Dios tenga misericordia de ellos!Es todo lo que podría decir si tuviera que escribir sus

ideal5-9 11/07/2000, 13:07276

Page 255: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 255/343

Page 256: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 256/343

278

un ministerio ideal

ideal5-9 11/07/2000, 13:07278

Page 257: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 257/343

279

la individualidad y lo opuesto a ella

LA INDIVIDUALIDAD Y

LO OPUESTO A ELLA

Cuando el difunto ilustre mariscal Sir John Burgoynepresidió en el Tabernáculo, en la Conferencia de Mr.Henry Vincent, cumplió su deber como presidente

de modo breve, pero admirable, al decir que se conside-raba tan sólo llamado a tocar la campanilla para anun-ciar la salida del tren. Ésta es en cierto modo mi posi-ción con respecto a esta Conferencia, sólo que con ma-yor responsabilidad debido a que vuestro presidente, nosólo tiene que dar la salida a la sucesión de pensamien-

tos y palabras para esta semana, sino que, en gran medi-da, marcará la pauta de lo que seguirá, para bien o paramal. Por lo tanto, me siento más bien como el antiguodiapasón que daba el tono a los cantores del coro, y pormedio de ellos a la congregación entera, y me sientoinefablemente deseoso de que el tono sea el que convie-ne. Hermanos, cierto grado del sentido de responsabili-dad ayuda, y en muchos aspectos hace apto a un hom-bre para decir lo más acertado; pero es posible ir dema-siado lejos; puede hacer más que humillar la mente y llegara matar el espíritu; puede abrumarle a uno de tal mane-

ra con la preocupación de lo que debe hacerse, como paraprivarle de la aptitud para hacerlo. Ésta es hasta ciertopunto mi posición en lo tocante a mi parte en esta Con-ferencia hoy. Anhelo inspiraros, y no reprimir vuestro celo;deseo ardientemente elevaros al estado espiritual mássublime, y no desviar vuestra atención a cosas inferiores;estos fervorosos deseos me dominan; mi corazón vence

ideal5-10 11/07/2000, 13:09279

Page 258: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 258/343

280

un ministerio ideal

a mi cabeza, y altera la ecuanimidad que tan necesariaes para la creación y la expresión del pensamiento. Noobstante, lo haré lo mejor que sepa, y me pondré en lasmanos de nuestro gran Iluminador, el Espíritu Santo, paraque Él pueda hablar a través de mí, conforme a su vo-luntad.

Nuestro tema es doble, y abarca la defensa de la per-sonalidad, o bien, la individualidad y lo opuesto a ella; paralo cual no he podido hallar la palabra adecuada, ni en lalengua inglesa, ni en la latina. Quiero demostrar que cadauno de nosotros es un hombre aislado; y luego, que na-die está completamente solo. Nuestra individualidad ynuestra comunidad, nuestra personalidad y nuestra unióncon el Señor, nuestra existencia separada y nuestra ab-sorción en Cristo; estos son los temas sobre los cuales voya extenderme.

Quizás mi pensamiento será más claro si os doy un textode I Corintios 15:10, que dice: «He trabajado más que todosellos; pero no yo». «Yo, pero no yo:  yo en toda la exten-sión de la palabra, yo entero: Pablo, en otros tiempos el

fariseo, el blasfemador, el perseguidor, llamado ahora aser apóstol, que me regocijo de que esta gracia me seadada para predicar entre los gentiles las inescrutablesriquezas de Cristo; yo que en nada soy menos que losprincipales entre los apóstoles; mas no yo, pues no meconsidero ser nada, ni siquiera menos que nada, y Cristoes todo y en todos. Así que soy yo, mas no yo».

I. Para comenzar, permitidme que os hable de NUES-TRA INDIVIDUALIDAD. ¡Queridos hermanos, que cada unode nosotros esté tan lejos como sea posible de todo lo quese parezca al egoísmo, el cual es odioso en grado sumo!Esperemos que la vanidad sea rara entre los ministros,porque la vanidad es el vicio de los novicios, y puede sermás fácilmente excusable en los estudiantes jóvenes queen maestros de la Palabra. La experiencia, si es de las que valen la pena, extermina la vanidad del hombre; pero nuestranaturaleza es tan mala que puede aumentar su orgullo si

ideal5-10 11/07/2000, 13:09280

Page 259: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 259/343

281

la individualidad y lo opuesto a ella

se trata de una experiencia potenciada por el éxito. Se-ría difícil decir cuál es mayor pecado, la vanidad o el or-gullo; pero sabemos cuál es el más necio y más ridículo.Un hombre orgulloso puede tener cierto peso, pero un hom-bre vano es tan ligero como el aire, y no influye en na-die. Ojalá seamos guardados de estos egoísmos, pues ambosson perjudiciales para nosotros mismos y odiosos para Dios.La intrusión demasiado frecuente del yo es otra forma delegoísmo que conviene evitar. Espero que nuestros sermonesno sean nunca del mismo orden que los que eran publi-cados en cierta imprenta, donde el cajista principal tuvoque pedir al gerente que le enviara una cantidad suple-mentaria de las letras que componen la palabra «yo». Aunaquellos que buscan la humildad difícilmente pueden escapara esta tendencia. Cuando el yo es sacrificado en una for-ma, surge en otra; y, lamentablemente, existe el fenóme-no de sentir orgullo por la propia humildad, y de jactar-se de estar limpio de toda jactancia.

Confío en que, por más útiles que Dios nos haya he-cho en nuestras diversas esferas, no nos consideremos a

nosotros mismos muy importantes, pues lo cierto es queno lo somos. El gallo opinaba que el sol salía cada ma-ñana para oírle cantar; pero sabemos que no era así. Niel mundo da vueltas, ni el sol brilla, ni la luna hace surecorrido, ni las estrellas resplandecen, para beneficioespecial de alguno de los hermanos de aquí, por másadmirable que pueda ser cuando está en su lugar; tam-poco existe la cristiandad para que tengamos púlpitos, ninuestra iglesia particular para que tengamos una congre-gación y unos ingresos; ni siquiera existe un creyente paraque pueda presentarse como nuestro único consuelo y honra.Somos demasiado insignificantes para ser de demasiadaimportancia en el vasto universo de Dios: Él puede obrarcon nosotros o sin nosotros, y nuestra presencia o ausenciano alterará sus planes.

No obstante, a pesar de todo ello, nuestro tema es laindividualidad, y esperamos que cada uno reconocerá ymantendrá de modo honorable su personalidad. El reco-

ideal5-10 11/07/2000, 13:09281

Page 260: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 260/343

282

un ministerio ideal

nocimiento adecuado del EGO es un tema digno de nuestraatención. El egoísmo es orgulloso, Vano e intruso; perohay un «egoísmo» de la humildad, de la responsabilidady de la honradez que resuelve someterse a Dios, y hacerlo mejor posible para su gloria. En esta época en que lasmultitudes siguen a sus líderes y los hombres audacesfácilmente consiguen tener seguidores; cuando los reba-ños no saben moverse sin sus guías, y la independenciaa secas se encuentra tan pocas veces, es bueno que sea-mos hombres emancipados y cabales, y no meros miem-bros de un cuerpo; manteniéndonos en la integridad deun pensamiento, una conciencia, unas maneras y una acciónpersonales. Hoy día los monopolizadores casi echan delmercado al comerciante individual: los miembros de unpartido presentan la madera como único material paraconstruir la casa de Jehová, y los que pertenecen a otrasecta preconizan con igual celo sus propios materiales. Apesar de todos sus esfuerzos, nosotros no nos dejaremosinducir a pesar de construir con las pocas «piedras pre-ciosas» que el Señor nos ha confiado; ni siquiera nues-

tros hermanos, que tan admirablemente amontonan «eloro y la plata», podrán persuadirnos a descartar nuestroságatas y carbunclos. Cada uno de nosotros debe construircon el material que tenga; si la obra es sincera y honra-da, no debiéramos censurar a otros ni condenarnos anosotros mismos porque nuestra labor es de carácter propio.

Sobre este asunto de la individualidad, nótese prime-ramente la necesidad de un fervoroso sentido de nuestro

interés individual en el Evangelio que predicamos. Hermanos,nunca predicaremos al Salvador de los pecadores mejorque cuando nos sentimos los pecadores a los que Él vinoa salvar. Llevar luto penitente por el pecado nos equipapara predicar el arrepentimiento. John Bunyan dice: «Pre-dicaba a veces como un hombre en cadenas a otros en-cadenados, sintiendo el peso de mis propios grillos, mientrashablaba a aquéllos que estaban sometidos a la afliccióny al encarcelamiento». Los sermones arrancados a loscorazones rotos suelen ser el medio de consolar a las almas

ideal5-10 11/07/2000, 13:09282

Page 261: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 261/343

283

la individualidad y lo opuesto a ella

desesperadas. Es bueno ir al púlpito, a veces, cuando nuestrasuprema oración es: «Dios, ten misericordia de mí, peca-dor». Algunos afligidos nunca se alegrarán hasta que veanal predicador herir su propio pecho y le oigan confesarsu sentimiento personal de indignidad.

Sin embargo, no sería conveniente que nos quedáse-mos en terreno tan bajo, pues predicamos no la ley sinoel Evangelio; por lo tanto hemos de alegrarnos porquesentimos el poder de la sangre de Jesús en nuestraspropias conciencias, dándonos paz y perdón en Él. Nuestrogozo dará vida a nuestro mensaje. También hemos sa-boreado la miel de la comunión con Jesús: quizá no hemossaboreado gran cantidad de ella, como han hecho al-gunos de nuestros Sansones; pero por lo menos, comoJonathán, hemos metido en ella nuestra vara, y nues-tros ojos se han aclarado, de modo que nuestros oyen-tes pueden verlos chispear de gozo mientras les conta-mos cuán precioso es Jesús. Esto da énfasis a nuestrotestimonio. Cuando hablamos como ministros en vez decomo hombres, como predicadores en vez de como

penitentes, como teólogos en vez de como discípulos,fracasamos; cuando inclinamos nuestra cabeza en de-masía sobre el comentario y con insuficiencia sobre elpecho del Salvador; cuando comemos excesivamente delárbol de la ciencia y demasiado poco del árbol de la vida, perdemos el poder de nuestro ministerio. Yo mismosoy un pecador, pecador lavado en la sangre, y libradode la ira que había de venir, por los méritos de mi Señory Maestro; todo esto debe estar fresco en nuestra men-te. La piedad personal nunca debe escasear en nosotros.Nuestra propia justificación personal en la justicia deCristo, nuestra santificación personal por el poder delEspíritu Santo en nosotros, nuestra unión vital con Cristo,y la esperanza de la gloria en Él, así como nuestroprogreso en la gracia o nuestra propia decadencia; to-das estas cosas debemos conocerlas bien y considerar-las a fondo.

Nunca debemos predicar a otros con voz afectada,

ideal5-10 11/07/2000, 13:09283

Page 262: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 262/343

284

un ministerio ideal

narrando una experiencia de la que no hemos gozadonosotros mismos; pero si pensamos haber mirado atrásen algún modo, debemos, o bien allegarnos al punto co-rrespondiente, o hablar como penitentes desde el puntoque realmente ocupamos. Por otra parte, si hemos creci-do en la gracia, es impío ocultar lo que hemos gustado ypalpado, y afectar una humildad burlona; de hecho, nonos atrevemos a hacerlo, no podemos hacer sino hablarlo que Cristo nos ha enseñado. Debemos hablar de laplenitud, dada por Dios, que tenemos dentro, y no tomarprestado de otro; mejor callar que hacer tal cosa. Es precisoque seamos sinceros para con nuestra condición perso-nal ante Dios, pues acaso el Señor permita adrede que elestado del corazón de sus ministros varíe para que suspasos vacilantes les puedan llevar al descubrimiento delas ovejas perdidas del Señor. A veces he atravesado unaparte de la senda de peregrinaje por medios no deseables,y he gemido en mi alma: «Señor, ¿por qué es así conmi-go?» Y he predicado de un modo que me obligaba a ya-cer en el polvo, temiendo que el Señor no había hablado

por medio de mí, y todo el tiempo Él me estaba condu-ciendo de la mano de una manera que yo no sabía, parabien de los suyos. Al poco tiempo, aparecieron uno o dosque eran precisamente los que Dios se proponía bende-cir y que habían sido alcanzados precisamente por el sermónque tanto me costó y que fue fruto de una experienciatan extremadamente amarga.

El profeta Ezequiel dijo: «La mano de Jehová vino so-bre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me pusoen medio de un valle que estaba lleno de huesos»; y es-tas cosas, por muy a menudo que ocurran, son temas dealabanza. No tanto para nuestro propio bien o edificación,como para beneficio de nuestro prójimo, somos llevadosa valles de huesos secos y a estancias de fantasía. Es precisoque observemos estas fases del alma y seamos leales a losimpulsos divinos. Yo mismo no predicaría sobre el gozodel Señor cuando me sintiese con el corazón quebranta-do, ni disertaría sobre un profundo sentido del pecado que

ideal5-10 11/07/2000, 13:09284

Page 263: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 263/343

285

la individualidad y lo opuesto a ella

hay en nosotros mientras me estuviera gozando en unaplena experiencia de la purificación por la Palabra. De-bemos orar para que el Espíritu Santo eleve y sostenganuestra vida individual en su conexión con nuestro mi-nisterio. Es preciso que recordemos siempre que no es-tamos predicando una doctrina que es buena tan sólo paralos demás, sino una verdad preciosa que ha demostradoser buena para nosotros mismos. No podemos ser los car-niceros que cortan para los hambrientos la carne de lacual no participan; sino que nosotros mismos tenemos quealimentarnos de ella, y debemos mostrar en nuestros mismosrostros cuál es el alimento de grosura que presentamosa los hambrientos hijos de los hombres.

Hermanos, si tenemos bien guardada en nuestra men-te esta personalidad de la vida en Cristo, será bueno queno olvidemos   jamás nuestro encargo perosonal de predicar 

  el Evangelio, pues espero y sé que cada uno de vosotroshabrá recibido este encargo personal; de lo contrario, ¿porqué estáis aquí? Hermanos, dejad el ministerio si no lohabéis recibido del Señor. Me atrevo a decir que predico

porque no puedo hacer otra cosa; no puedo contenerme:arde en mis huesos un fuego que me consumirá si callo.Todo ministro cristiano enviado por Dios es tan llamadoa predicar el Evangelio como lo fue aquel apóstol a quienAnanías habló tocante al «Señor Jesús, que se te apare-ció en el camino». Esto hace que nuestra predicación seaun asunto solemne. Suponed que esta mañana, bajandosolos por las escaleras de este Colegio, os saliera al en-cuentro un ángel, pusiera su mano sobre vosotros y dije-ra: «El Señor Dios Todopoderoso me ha enviado para quete encargue predicar el Evangelio desde ahora en adelante».Hermano, tú sentirías una carga sobre ti, y al mismo tiemposentirías una confianza y un ardor renovados. Pero no esla mano de un mero ángel la que te ha tocado, hermano;el Señor Jesucristo mismo, que te redimió con supreciosísima sangre, ha puesto esta «necesidad» sobre ti.La mano traspasada que te dio la salvación te ha llama-do al servicio de tu Señor, y te ha hecho vaso escogido

ideal5-10 11/07/2000, 13:09285

Page 264: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 264/343

286

un ministerio ideal

para llevar su Nombre. Oye nuevamente de sus labios losmandamientos: «Alimenta a mis ovejas» y «alimenta a miscorderos», como Pedro los oyó junto al mar de Galilea.

Que este asunto del encargo que te ha sido hecho estésiempre claramente ante ti. ¿Quién se levantará paraoponerse a tu predicación si el Señor te ha mandadopredicar? ¿Quién dictará tu mensaje o te impulsará acambiarlo, si la Sabiduría encarnada te ha enseñado loque debes decir? Estás bien equipado para predicar elEvangelio si puedes decir verdaderamente como Pablo: «Puesyo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino porrevelación de Jesucristo». Queridos hermanos, es eso pre-cisamente lo que debemos sentir; creo que lo sentís, y deseoque conservéis este sentimiento lozano y cálidoLos reyes,como sabéis, afirman reinar por la gracia de Dios. Quizásea así. Dios tiene suficiente gracia para permitir que algunosde ellos reinen. Pero de una cosa estoy seguro: todo ver-dadero ministro es un defensor de la fe « Dei gratia». «Porla gracia de Dios soy lo que soy» tanto en calidad de ministrocomo en calidad de creyente. Puede haber dudas en cuanto

a la legitimidad de los monarcas, y a menudo se precisaun tribunal de jueces para comprobar la legitimidad enla elección de los senadores; pero si tenemos el testimo-nio del Espíritu Santo en nosotros, nuestro reino quedainmóvil, nuestra elección no puede ser refutada.

Hermanos, en relación con nuestra individual¡dad,deberíamos sentir un gran respeto por nuestra propia esfera

 de trabajo. Vosotros, que sois pastores, no habéis sido puestossolamente para ser guardianes de almas, sino para serguardianes de las almas en lugares especiales. Vosotros,como conjunto, tenéis que ir a todo el mundo a predicarel Evangelio; pero cada uno de vosotros debe alimentaraquel rebaño de Cristo sobre el cual el Espíritu Santo osha puesto como obispos. Allí tienen que desarrollarse  vuestras labores principales, pues allí están vuestras res-ponsabilidades más importantes. Quisiera que todo her-mano pensara de modo muy elevado acerca de la posi-ción en que Dios le ha colocado. Si soy un centinela, puesto

ideal5-10 11/07/2000, 13:09286

Page 265: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 265/343

287

la individualidad y lo opuesto a ella

para guardar al ejército en cierto punto, sé que cada unode los puestos en todo el perímetro es importante; perono debo ni soñar que el mío no lo sea. Si fuera así, po-dría sentirme inclinado a dormir, y el enemigo sorpren-dería al campamento por el punto que yo debía haber guar-dado. Tengo que sentir como si la seguridad del campa-mento entero dependiese de mí; por lo menos, debiera sertan celoso y vigilante como si así fuera. Ved los eslabo-nes de esa cadena; cada uno de ellos tiene un esfuerzoque soportar. Supongamos que uno de ellos dijese: «Noimporta que me oxide; pues hay muchos otros eslabonesque son fuertes». No, amigo mío, la cadena depende decada uno de los eslabones; y si es así, para que la obrade la Iglesia sea completa, y para que la edificación delcuerpo de Cristo sea perfecta, descansa   sobre ti un granpeso de responsabilidad. Yo tengo mucha responsabilidad,lo admito, pero vosotros tenéis cada uno vuestra medidade responsabilidad que no podéis poner sobre los hom-bros de otros. Aunque el resto del mundo fuera bendeci-do, el avivamiento general no reportaría gozo alguno para

 vosotros en el caso de que vuestra negligencia hubiese hechoque vuestra pequeña viña fuera una triste excepción dela regla. Podríais gozaros en el aumento de bendición enotras partes, pero tanto mayor sería vuestra pena al notener ninguna en vuestro lugar.

Que cada uno se dedique a su trabajo. Si pensara te-ner el llamamiento a ser evangelista y fuese por todas partespredicando la palabra, no conservaría mi pastorado, por-que sería injusto para con las personas que me llamansu pastor. Me gozo cuando veo hermanos muy útiles via-  jando en todos sentidos; pero lamento ver que sus igle-sias están abandonadas, muertas de hambre y esparcidas.Hay una triste confesión de la esposa en el Cantar de losCantares: «Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña,que era mía, no guardé». Si no podemos hacer las doscosas, mejor será no intentarlo. No deseo ni por un momentodesalentar las extensísimas labores de algunos de nues-tros hermanos; cuanto más lejos podáis ir, mejor, pues el

ideal5-10 11/07/2000, 13:09287

Page 266: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 266/343

288

un ministerio ideal

mundo entero es vuestra parroquia; pero esto no debehacerse a expensas del trabajo al que os habéis compro-metido al aceptar el pastorado.

Un querido hermano me decía: «Me gustaría que fue-se usted al extranjero a predicar la Palabra»; y aducía,como razón, que mis gentes me apreciarían más si no metuvieran tanto con ellas. Le repliqué que no deseaba quemis gentes me apreciaran más, pues ya lo hacen lo sufi-ciente, y pasar de esta línea sería arriesgado; y le asegu-ré que me quedaría en casa si tuviera temor de que meapreciasen más. Podría haber recorrido el mundo enterohaciendo mucho bien si ése hubiese sido mi llamamien-to; pero el día declarará si no he estado más acertado enel sendero del deber y en la verdadera utilidad, fomen-tando instituciones en mi país y esparciendo la Palabramediante mis sermones impresos de modo mucho másamplio de lo que podría haberlo hecho con mi voz. Seaasí o no, cuando sepáis cuál es la parte de la obra delSeñor que Él os ha encargado, entregad a ella vuestra almaentera. Pasando el otro día por la famosa fábrica de Sèvres,

observé un artista pintando un jarro muy hermoso. Le miré,pero él no me miró; sus ojos estaban demasiado ocupa-dos para contemplar a un extraño. Había varias personasdetrás de mí, y todas le miraban y hacían diversas ob-servaciones, pero la vista de aquel trabajador nunca se apartóde su trabajo. Tenía que pintar el diseño correspondien-te sobre aquel vaso, y ¿qué beneficio sacaría de prestar-nos atención, o de que nosotros se la prestáramos? Se con-centraba en su trabajo. Quisiéramos ver esta abstraccióny concentración en todo aquél que tiene que hacer un trabajopara el Señor. «Una cosa hago.» Algunos fruncen el ceño,otros sonríen; pero yo, «una cosa hago». Algunos creenque podrían hacerlo mejor, pero yo, «una cosa hago». Lamanera como ellos lo harían, podrá ser asunto suyo; perociertamente no lo es mío.

Recuerda, querido hermano, que si te entregas al tra-bajo que te ha sido confiado no importa que parezca asuntode poca importancia, pues puede desplegarse tanta habi-

ideal5-10 11/07/2000, 13:09288

Page 267: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 267/343

289

la individualidad y lo opuesto a ella

lidad en la fabricación de un reloj diminuto como en laconstrucción del reloj del Ayuntamiento; de hecho, unartículo diminuto puede llegar a ser objeto de mayoradmiración que otro de mayores dimensiones. La calidades algo más precioso que la cantidad. ¿Habéis visto al-guna vez el famoso cuadro llamado «El Toro de Paul Pottemque se encuentra en La Haya? Es un cuadro inmortal. ¿Dequé trata? Bueno, no es otra cosa que un toro; y además,hay un hombre, un árbol, una rana, y unas cuantas ma-las hierbas. Es solamente un toro; ¡ah, pero no hay otrotoro pintado en el mundo que se le pueda comparar! Muchoshan tratado de pintar un maravilloso paisaje natural enlos Alpes o en Cumberland, o han probado su lápiz enuna magnífica marina, con una flota de yates bailandosobre las olas, y no lo han conseguido. Los temas eransuperiores, pero el arte era pobre. Nunca debemos pen-sar que porque el trabajo particular que tenemos entremanos parece ser insignificante, no podremos hacerlo, ono hemos de hacerlo completamente bien. Necesitamosla ayuda divina para predicar adecuadamente aunque sea

a una congregación de una sola persona. Si una cosa esdigna de hacerse, es digna de hacerse bien. Si tuvieseisque barrer una calle, sería conveniente que lo hicieraismejor que nadie. Si sólo predicáis en Little Peddlington,que todo Little Peddlington se entere de que estáis haciendotodo lo que podéis, y procurando el bien. Muchos minis-tros han alcanzado la fama, y, lo que es aún mejor, hanglorificado a Dios en una congregación que podía contarsecon los dedos de la mano, mientras que otros han presi-dido una gran iglesia, y aunque al principio había gransonido de trompetas, ha terminado en el silencio y la tristezadel fracaso absoluto. Conoced vuestro trabajo, observadloatentamente, poned en él vuestro corazón y vuestra alma;pues, sea grande o pequeño, tendréis que alabar a Diospor toda la eternidad si sois hallados fieles en él.

Camaradas, sean las circunstancias buenas o malas,mantened vuestras posiciones. Algunos tratan de excusarsu propia negligencia culpando a «la época». ¿Qué tene-

ideal5-10 11/07/2000, 13:09289

Page 268: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 268/343

290

un ministerio ideal

mos que ver vosotros y yo con «la época»? «La época» siemprees mala para los que tienen un temperamento morboso. Nosdice un erudito que, en cierta ocasión, leyó un pasaje de unlibro a uno de esos caballeros de la escuela de los desespe-rados; describía «estos días de blasfemia y rebelión», -creoque ésta es la expresión que usaba- y lamentaba el fraca-so de los hombres fieles. «¡Ah, cuán cierto es!», decía aquelhombre, «es el retrato exacto de la época». «¿Qué épo-ca?», exclamó el erudito. «Nuestra época, desde luego»,fue la contestación. «Discúlpeme», dijo el erudito, «esteestado de ánimo fue expresado hace unos cuatrocientosaños; compruebe usted mismo la fecha del volumen». Elprovecho de meterse con «la época» es difícil de demos-trar, pues no la enmienda. ¿Qué tenéis que ver vosotroscon ella? Haced vuestro trabajo. Carlos XII de Suecia estabadictando a su secretario cuando, atravesando el tejado, cayóuna bomba en la habitación contigua. El secretario, alar-mado, dejó caer la pluma, lo cual hizo exclamar al rey:«¿Qué hace usted?» El pobre hombre balbuceó: «¡Ah, señor,la bomba!» La respuesta del rey fue: «¿Qué tiene que ver

la bomba con lo que le estoy diciendo?» Diréis que la vidadel secretario estaba en peligro. Es cierto; pero vosotrosestáis a salvo en todo caso, pues estáis junto a Jesús enun servicio santo, y no puede acaeceros ningún mal. Se-guid velando, seguid trabajando, hasta la señal del juiciofinal. Dejad en manos del Señor los tiempos y las sazo-nes, y proseguid con vuestro trabajo. Carlyle menciona elgrillo que sigue cantando mientras suena la trompeta delarcángel; ¿quién encontrará motivos de censura? Si Dioste hubiese hecho grillo y te hubiera mandado cantar, nopodrías hacer mejor cosa que cumplir su voluntad. Ya quete ha hecho predicador, debes perseverar en tu vocación.Aunque la tierra fuera removida, y las montañas echadasen medio del mar, ¿acaso tal cosa alteraría tu deber? Nolo creo. Cristo nos ha enviado a predicar el Evangelio; ysi la obra de nuestra vida no está terminada -y no lo está-continuemos dando nuestro mensaje en toda circunstan-cia hasta que la muerte nos haga callar.

ideal5-10 11/07/2000, 13:09290

Page 269: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 269/343

291

la individualidad y lo opuesto a ella

En cuarto lugar, debemos considerar nuestra adaptación

 personal, con el deseo de mantenerla siempre en el me-  jor nivel posible. No sólo hay un trabajo ordenado paracada uno, sino que cada uno está equipado para su tra-bajo. Los hombres no son fundidos en moldes en seriesde miles; cada uno es distinto de su prójimo. Cuando cadauno de nosotros estuvo hecho, el molde fue roto, circuns-tancia muy satisfactoria en el caso de algunos hombres;y me pregunto si no es una ventaja en el caso de todosnosotros. Sin embargo, si somos vasos para uso del Maestro,no deberíamos escoger qué vaso podemos ser. Había unacopa en la mesa de la comunión cuando el Señor comióaquella pascua que tanto había deseado comer con susdiscípulos antes de sufrir; y seguramente aquella copa fuehonrada al ser puesta en sus labios y luego pasada a losapóstoles. ¿Quién no quisiera ser como aquella copa? Perotambién hubo un lebrillo que el Maestro tomó, en dondepuso agua y lavó los pies de los discípulos. Yo aseguroque no puedo escoger entre ser cáliz o ser lebrillo. De buenagana sería lo que el Señor quiera con tal que Él quisiera

usarme. Pero una cosa está clara: la copa hubiera resul-tado insuficiente como lebrillo, y el lebrillo hubiera sidouna copa muy poco adecuada para la fiesta de la comu-nión. De modo que tú, hermano, puedes ser la copa, y yoel lebrillo; pero que la copa sea copa, y el lebrillo, lebri-llo, y cada uno de nosotros precisamente aquello para locual está equipado. Sé tú mismo, querido hermano, puessi no eres tú mismo, no puedes ser otro; y entonces, comopuedes comprender, no podrás ser nadie. Las peores notasen música son las falsas; todo sonido verdadero tienesu propia música. En la pajarera de mi casa hay mu-chas aves, que cantan melodiosamente; pero hay entreellas tres periquitos que no cantan, sino que imitan alas otras aves, y estropean eficazmente el concierto. Suimitación, al parecer, ahoga la música natural del res-to. No seáis meros copistas; no seáis de los que tomanprestadas las notas de los demás para estropearlas. Decidlo que Dios os ha dicho, y decidlo a vuestra manera; y

ideal5-10 11/07/2000, 13:09291

Page 270: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 270/343

292

un ministerio ideal

cuando esté así dicho, suplicad personalmente que el Señorlo bendiga.

Que vuestra adaptación al trabajo sea del más alto nivelposible. No tengáis tanta prisa en  hacer , que olvidéis  ser ;tan afanosos en dar, que nunca recibáis. Es ésta la clasede prisa que no logra rapidez. Maese Nataniel tenía unaenorme pila de madera ante sí, y empezó a aserrarlaactivamente para que la pila fuese más pequeña. Traba- jaba con una sierra poco afilada, por lo cual su labor erapenosa en extremo. Un vecino se le acercó y le dijo: «¿Porqué no mandas afilar tu sierra? Entonces podrías hacermucho más de lo que haces ahora». «Mira», replicó Nataniel,«no vengas a molestarme. Tengo bastante que hacer enaserrar esta pila de madera, para detenerme a afilar lasierra». No necesito indicaros la moraleja de esta anéc-dota: tomad nota de ella, y en adelante obrad en conse-cuencia. Privarse del estudio, de la oración privada, y dela preparación debida para vuestro trabajo, es una pér-dida de tiempo, y no una economía.

Estad debidamente adaptados, especialmente en sentido

espiritual. Tenemos más motivos para orar y leer nues-tras Biblias que cualquier otra persona. La última vez queestuve en Colonia era un día muy lluvioso, y estaba yoen una habitación del hotel que me ofrecía un panoramaen extremo pintoresco, con una pública bomba de aguaen medio del mismo. Llovía tanto que no podía salir, demodo que estuve escribiendo cartas y observando la bomba.Venían muchas personas con cubos en busca de agua, yhabía uno que venía con un barril a sus espaldas y lo llenaba.En el transcurso de una hora, aquel individuo vino va-rias veces; en realidad vino tantas veces como todos losdemás juntos, y siempre llenaba su barril hasta arriba. Veníauna y otra vez y no paraba, y llegué a la acertada con-clusión de que era un vendedor de agua y proveía a otraspersonas; por esto venía más a menudo que cualquier otro,y tenía un recipiente mayor. Esa es precisamente nues-tra condición. Teniendo que llevar el agua viva a otros,es preciso que vayamos a la fuente más a menudo, y te-

ideal5-10 11/07/2000, 13:09292

Page 271: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 271/343

293

la individualidad y lo opuesto a ella

nemos que ir con recipientes de mayor capacidad que lageneralidad de los cristianos. Cuidad, pues, del vigor de vuestra piedad personal, y orad para que seáis «llenos contoda la plenitud de Dios».

Una vez más, recordad nuestra  responsabilidad perso-

nal. No voy a permitirme profundizar mucho en estacuestión; pero todo hermano debe recordar que por másque otros hagan su trabajo bien o mal, no puede tenerefecto alguno sobre nuestra propia responsabilidad per-sonal ante Dios. Algunos censuran a otros, con una es-pecie de creencia silenciosamente implicada de que conello se están alabando a sí mismos, pues si censuramoslos métodos adoptados por otras hermanos, sugerimostácitamente que nuestros propios métodos son -oseríansuperiores a los suyos. Bueno, hermano, es posibleque sea así. Es posible que los demás no sean sabios, quesean poco sanos, que sean fanáticos, que estén errados,etcétera; pero, ¿qué tienes tú que ver con ellos? Ante suMaestro permanecerán o caerán, y la gracia de Dios puedehacer que permanezcan; pero tu supuesta sabiduría, que

te lleva a criticarlos, se te puede transformar en una trampay hacerte caer. Todavía tienes que traer tu obra ante Diospara ser probada por fuego. Se te han confiado almas, ypor ellas debes dar cuentas. Dios no va a bendecir estasalmas por medio de otro, han de ser convertidas por mediode ti; de modo que, ¿estás actuando, viviendo y predicandode tal manera que sea probable que Dios las convierta portu ministerio? He aquí la pregunta que cada uno de no-sotros ha de responder.

Nuestra responsabilidad personal deberíamos sentirlaahora, pues un día puede revelársenos de manera convin-cente y dolorosa. Si estáis postrados por la enfermedad,y hora tras hora dais vueltas en vuestra cama en el si-lencio de la noche, cuando tengáis un respiro en mediodel dolor, o aun si no lo tenéis, probablemente ocuparéis vuestras mentes repasando el trabajo que hasta ahora habéishecho o dejado de hacer. Creedme, hermanos, que esterepaso no nos trae mucha satisfacción. Hay porciones de

ideal5-10 11/07/2000, 13:09293

Page 272: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 272/343

294

un ministerio ideal

 vuestro trabajo en que os recreáis y decís: «GIoria a Diosporque este trabajo fue hecho, después de todo, con uncorazón puro, y para su gloria, y Él lo bendijo»; y os pareceque estáis dispuestos a cantar por ello; pero apenas ha-béis terminado la canción, tenéis que llorar por un tra-bajo que ha sido desdorado y empañado, y no podéis evitarel deseo de hacerlo de nuevo. ¡Ah, hermanos, pronto ten-dremos que morir! Hoy nos miramos unos a otros en salud,pero vendrá un día en que otros mirarán nuestros páli-dos rostros cuando estemos en nuestros ataúdes, y nopodremos devolver sus miradas. Poco nos importará quiénnos mire entonces; pero tendrá importancia eterna cómohayamos desempeñado nuestro trabajo durante toda la vida.«Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto»; ¿seráese el veredicto para alguno de nosotros cuando estemosante el Señor Dios Omnipotente, que prueba los corazo-nes y escudriña los riñones de los hijos de los hombres?Su fuego está en Sión, y su horno en Jerusalén. Su celoes ferocísimo contra los que más cerca están de Él; notolerará el pecado en sus siervos preferidos, pues Él hi-

rió a Nadab y Abiú porque ofrecieron fuego extraño enSu altar, e hizo del falso apóstol un monumento eternode escarnio. ¡Ojalá que seamos guardados en la fidelidadpor la gracia todopoderosa, o, de lo contrario, la respon-sabilidad que recae sobre nosotros nos pulverizará!

Tengo la impresión de que este asunto de la persona-lidad puede seros presentado muy fervientemente en suscinco puntos; y en todos será útil. Si experimentamosdebidamente nuestra responsibilidad individual, nos abs-tendremos de juzgar a otros. Todos estamos demasiadodispuestos a subir a la silla del juicio. Uno juzga a sucompañero y le condena porque ha habido tan escasonúmero de nuevos miembros en su iglesia. Yo mismolamentaría ver pocas conversiones, y me censuraría se-riamente; pero estaría muy equivocado si expresara unacensura indiscriminada acerca de otros. La congregaciónde nuestro hermano puede ser menor que la nuestra; quizálos corazones se han vuelto de acero a causa de un mi-

ideal5-10 11/07/2000, 13:09294

Page 273: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 273/343

295

la individualidad y lo opuesto a ella

nisterio frío, muerto y estereotipado, y quizá queda mu-cho por hacer antes que lleguen a interesarse en el Evangelio,por no hablar de lo que falta para que sean afectados porél. Es posible que el predicador que tiene un convertidopueda decir como la leona hablando de su único cacho-rro, cuando la zorra se jactaba de tener muchos: «¡Sí, uno,pero es un león!» El ministro cuyo trabajo de un año terminócon un solo convertido, de nombre Robert Moffat, no recogióuna cosecha escasa.

Por otra parte, he notado -y creo que bastante másfrecuentemente- que los hermanos que tienen pocos con- vertidos juzgan a los que tienen muchos. Ahora bien, estotambién terminaría si cada uno conociese su propio lu-gar, y tuviese gozo en su propio trabajo, no sintiendo envidiade otro. Vosotros decís: «¡Oh, es que estas numerosasconversiones no pueden ser todas genuinas!» ¿Por qué no?¿Por qué debe su número despertar sospechas? Tengo unascuantas monedas en mi monedero, y hay montones de ellasen el Banco de Inglaterra; sin embargo, no es más pro-bable que en la multitud de monedas del Banco haya una

proporción mayor de monedas falsas, que en las pocas quenosotros usamos. No es necesario que la cantidad estro-pee la calidad. A veces se me ocurre pensar –no sé si serácorrecto– que cuando hay pocos convertidos que entrana formar parte de la iglesia, debe haber cierto grado deincredulidad. Cuando iba en el ferrocarril de Génova, lalínea estaba averiada en diversos puntos; y en determi-nado lugar el terraplén estaba bastante debilitado, por locual hacían pasar los vagones uno a uno. Yo no puedo juzgar, pero a veces me parece que cuando los hermanosatraen convertidos de manera tan lenta, es que tienen ciertotemor en cuanto al poder de la gracia salvadora para atraera muchos. No sería difícil inclinarse hacia uno u otro bando,pero no lo haremos si examinamos bien el encargo quenos ha sido encomendado y nos damos cuenta de nues-tra propia necesidad de ayuda divina.

Nuestra individualidad, por la gracia de Dios, nos pre-servará de envidiar a otros; es un vicio repugnante y roedor.

ideal5-10 11/07/2000, 13:09295

Page 274: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 274/343

296

un ministerio ideal

«Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrásostenerse delante de la envidia?» He conocido personasa quienes no les importaba proferir sentimientos que lescondenaran, con tal de injuriar a otros. Como a Sansón,no les preocupaba perecer si podían hacer caer la casasobre los demás. Una antigua historia cuenta de un reyque invitó a dos hombres en su palacio, uno de los cua-les, según él sabía, era esclavo de la envidia. «Ahora», dijoel rey, «os daré lo que queráis, a condición de que unoescoja primero, y su compañero tenga el doble que él».Quien debía escoger era el envidioso: deseaba grandesriquezas, pero no podía soportar que el otro tuviese el doble.Por lo tanto pensó que rebajaría lo que iba a pedir, perotambién esto dejaba a su compañero en superioridad; ysegún dice la fábula, -pues quizá sólo era esto su envidiaprevaleció hasta tal punto que pidió le arrancaran uno desus ojos para que el otro hombre quedara totalmente ciego.Algo parecido es el espíritu de aquellos que se oponen alos demás a base de principios que son fatales para supropia obra. Hermano, no hagas tal cosa. Si tu vecino es

honrado por Dios, da gracias a Dios por ello; si tú no ereshonrado en el mismo grado, humíllate y ora másfervientemente. Si no te llega la bendición, gózate aún,porque alegra a tu camarada. En todo caso, no envidiesa los demás.

Por otra parte, queridos hermanos, este sentido de laindividualidad debería impedir que despreciáramos a otros.A veces asoma a nuestros labios la pregunta referente aun hermano muy débil y poco dotado: «Señor, ¿qué haráeste hombre?» La respuesta del Señor es: «¿Y qué a ti?Sígueme tú». Hay maneras mucho mejores de pasar eltiempo, que burlarnos o despreciar a nuestros hermanos.Ayudar a los que son débiles y alentar a los abatidos esuna ocupación mucho más noble.

He dicho ya bastante sobre este primer punto, y no meextenderé tanto en el segundo para no cansaros. Sinembargo, desearía que lo que os he dicho pudiera que-dar en los corazones de todos nosotros.

ideal5-10 11/07/2000, 13:09296

Page 275: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 275/343

297

la individualidad y lo opuesto a ella

II. Llegamos ahora a LO OPUESTO A LA INDIVIDUA-LIDAD. No voy a imitar a los antiguos sofistas, que sa-bían «impugnar, cambiar de bando y seguir impugnando»,pues lo que tengo que decir no es una antítesis precisa-mente, sino más bien un complemento. No puedo hallarla palabra con qué titularlo. Nuestra lengua es aún im-perfecta; no contiene aquello que complementa la indivi-dualidad, He consultado el Thesaurus de Roget; más aún,he consultado un diccionario viviente que se encuentraentre vosotros; pero no pude hallar la palabra, que no existeaunque debiera existir. ¿ Quizás alguno entre los que aquíse hallan, algún fabricante de palabras, tendría la bon-dad de acuñarme un nuevo término que sirva de antóni-mo o de complemento a la palabra individualidad? Has-ta entonces, tengo que prescindir de una palabra clave,y seguir adelante.

Démonos cuenta de que aunque cada uno de nosotrostiene un trabajo que hacer, y está personalmente equipa-do para hacerlo, no somos los únicos obreros en el mun-

 do. Hermano, no eres la única lámpara que alumbra las

tinieblas de la tierra; no eres el único sembrador que siembrael campo del mundo con la buena semilla; no eres la únicatrompeta a través de la cual Dios proclama su jubileo; tumano no es la única que Dios usa para alimentar lasmultitudes. Eres solamente un miembro del cuerpo mís-tico, un soldado del gran ejército. Este pensamiento de-bería alentarte, y aliviar la desesperación producida porla soledad. Cuando Dios envió las moscas, las langostasy las ranas a vencer a Egipto, Faraón podría haber ridi-culizado a cualquiera de aquellos insignificantes guerre-ros, diciendo: «¿Qué puede hacer esta rana? Desafío a Jehováy a sus ranas». Pero la rana podría haber contestado:«¡Cuidado, oh rey, pues hay diez mil veces diez mil comonosotras! Venimos en ejércitos poderosos, y cubriremostoda la tierra. Aunque somos débiles una por una, el Señormostrará su omnipotencia por la multiplicación de nues-tro número». Así fue en los primeros días del cristianis-mo. Los cristianos llegaron a Roma siendo tan sólo unos

ideal5-10 11/07/2000, 13:09297

Page 276: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 276/343

298

un ministerio ideal

cuantos pobres judíos, y habitaron en el gueto, en laoscuridad; pronto hubo más. Entretanto, unos cuantoshabían ido a España; al poco tiempo hubo más también.Unos pocos alcanzaron Gran Bretaña; también éstos au-mentaron. Las naciones, enojadas ante esta invasión,decidieron destruir aquellas plagas de la sociedad, quetrastornaban el mundo. Los torturaban, los quemaban ylos destruían; pero continuaban viniendo como enjambres,y aunque los mataban sin misericordia, siempre había más.Los enemigos de Dios no podían resistir aquel vasto ejércitoque avanzaba: «Jehová dio su Palabra: grande fue la multitudde los que la publicaron». Así es aún hoy día. No estáissolos al entonar las alabanzas de Cristo; vuestra voz essólo una de tantas en una potente orquesta. El mundo enteroestá lleno de las alabanzas de Dios: «Por toda la tierrasalió su voz, y hasta el cabo del mundo sus palabras».Tampoco pensamos solamente en la iglesia militante; le- vantamos nuestros ojos más allá del firmamento, y vemosuna compañía aún más gloriosa; pues la honra y la glo-ria del Maestro no están en manos de los obreros de aquí

abajo, cansados y fatigados. Su gloria resuena en arpasque nunca se rompen, tocadas por manos que nunca semanchan. Como Colegio, tenemos camaradas en aquellashuestes, cuyo recuerdo aún está fresco. No mencionarémuchos nombres; pero jamás puedo olvidar a nuestroantiguo hermano Alfred Searle, tan hermoso de caráctercomo flor escogida; y Paterson, indomable en la perseve-rancia, que se desgastó en abnegada labor. No podemosdejar de recordar a nuestro apostólico hermano Sargeant,merecedor de un monumento de piedras preciosas; y aBenjamín Davies, incansable en la causa de su Amo. Sólodespertaría tristes reflexiones si continuase la nobilísimalista de aquellos que han subido a alturas más sublimes;¡ojalá nosotros resultemos ser tan fieles como ellos fue-ron! Pero no solamente tenemos comunión con éstos; somosuna sola cosa con todos los fieles. Lutero, Calvino, Wycliffe,Latimer, Whitefield y Wesley son nuestros camaradas, ytodos los santos que han predicado a Jesucristo. Cierto

ideal5-10 11/07/2000, 13:09298

Page 277: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 277/343

299

la individualidad y lo opuesto a ella

que ahora no son predicadores; pero aún glorifican a Dios,y de la manera más noble. Es un refrigerio para mi co-razón, pensar en aquellos que han luchado y ganado labatalla para siempre. Se nos dice que las mujeres venecianas,cuando sus maridos salen al Adriático de pesca, bajan ala orilla del mar en las tranquilas veladas de verano, cuandotodo está silencioso y brilla, y empiezan a cantar un himno.Cantan la primera estrofa en las notas argentinas y pe-netrantes de la voz femenina, y luego esperan. No pue-den ver un solo bote en el mar, no se observa ni una velaen el azul Adriático; pero, en seguida, pasando misterio-samente por encima de las aguas, llega la segunda estro-fa. Sus maridos no están a la vista, pero están al alcancedel oído, y han entonado la segunda parte del himno. Dela misma manera, en este momento, nuestros amigos enlas orillas del cielo están cantando para nosotros. ¡Os ruegoque escuchéis! Hermanos, no estamos solos. Legiones deángeles nos rodean. Huestes de espíritus glorificados noscontemplan. Estamos rodeados de una poderosa compa-ñía de ayudadores. En torno nuestro hay una gran nube

de testigos; por lo cual, «despojémonos de todo peso y delpecado que nos rodea, y corramos con paciencia la ca-rrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús,el autor y consumador de la fe».

Es bueno que además recordemos que aunque somosindividuos y es preciso que preservemos nuestra perso-nalidad,   somos tan sólo instrumentos para la realización

 de los propósitos divinos. Aparte de Dios, no somos nada;y bendito sea Dios, porque no estamos separados de Él.Es bueno, de vez en cuando, dejarnos caer de puro can-sancio sobre la gran verdad de la predestinación divina.Para algunos hombres es un lecho de ociosidad; paranosotros debe ser un reclinatorio donde hallar nuevasfuerzas. Después de todo, la voluntad de Dios se cumple.Sus propósitos, insondables, eternos e inmutables se vanrealizando. El furor del infierno y la enemistad de loshombres no pueden detener el curso de los decretos eternos.Dios hace lo que quiere, no sólo entre los ejércitos de los

ideal5-10 11/07/2000, 13:09299

Page 278: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 278/343

300

un ministerio ideal

cielos, sino entre los habitantes de este mundo inferior.Él hace que la ira del hombre le acarree alabanza, y delmal saca el bien.

Es una bendición experimentar que Dios está detrás deuno, que Dios está en uno, que Dios obra en uno. El Sr.Oncken, en los primeros tiempos de su predicación enHamburgo, fue llevado muchas veces ante el burgomaestre,y encarcelado. Este digno magistrado le dijo en una oca-sión con acento amargo: «Sr. Oneken, ve usted este dedo?»«Sí señor». «Pues mientras este dedo pueda sostenerse,yo le acallaré a usted». «¡Ah!», dijo el señor Oncken, «nocreo que usted vea lo que yo; pues no solamente veo undedo, sino un gran brazo, el brazo de Dios; y mientrasese brazo se mueva, usted nunca me acallará». La oposi-ción organizada contra el verdadero ministro de Cristo,no hace otra cosa, a fin de cuentas, que lo que hacía eldedo del burgomaestre; mientras que el poder que estácon nosotros es el mismo brazo eterno y omnipotente cuyasfuerzas sostienen el cielo y la tierra. No debemos, pues,temer. La presencia de Dios nos da audacia. Imitemos al

ulano de la última guerra. Imaginadle como hombre so-litario, valiente y frío, montado en un caballo veloz. Vapor una carretera interminable de Francia, sin otra va-riedad que un álamo de vez en cuando; cabalga sin ce-sar y sin temor, aunque hay enemigos por todas partes.Pasa por una aldea y espanta a todos. Entra en una ciu-dad. ¿No es temerario? Ha llegado solo hasta el Ayunta-miento, y ha pedido camas y provisiones. ¿Por qué es tanaudaz? Evidentemente todos le temen. Preguntad al hombrepor qué es tan osado, y él os replica: «Viene un ejércitotras mi, y por lo tanto no temo». Así, querido hermano,debes tú ser uno de los ulanos del Señor Dios Todopode-roso y no temer jamás, pues el Dios eterno será tu reta-guardia. «Toda potestad me es dada en el cielo y en latierra –dice tu Comandante– Por tanto, id y haced discí-pulos a todos las naciones, bautizándolos en el nombredel Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo». Tengo la mismaimpresión que si Él estuviera aquí esta misma mañana,

ideal5-10 11/07/2000, 13:10300

Page 279: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 279/343

301

la individualidad y lo opuesto a ella

contemplándoos como soldados suyos, y diciendo: «Ven-ced en mi nombre». Id, pues, hermanos míos, cabalgadhasta aquellos pueblos y despertadlos. Id a aquellas ciu-dades, e invitadlas a que se rindan. Id a las grandes ciu-dades, y decid al pueblo que hay en ellas: «Cristo exigeque le entreguéis vuestros corazones». Haced esto, y Éldará eficacia a vuestra palabra.

En relación con este asunto de la individualidad, esbueno que nos demos cuenta de que tenemos el Espíri-

tu de Dios en nosotros. Soy lo que soy; pero soy mu-cho más de lo que soy, pues dentro de mí reside el Santode Israel. «¿No sabéis que sois templo de Dios, y queel Espíritu de Dios mora en vosotros?» No la residen-cia campestre, ni el chalet de un personaje que pasa allíuna breve temporada; vuestros cuerpos son el templodel Espíritu Santo. Esto debería hacer que nos respe-táramos a nosotros mismos; entendedme bien, y noconfundáis la expresión. Debéis daros cuenta de que loque hacéis bajo la influencia del Espíritu de Dios, noes una obra tan endeble como de otro modo sería. Donde

está el Espíritu de Dios hay poder para el cumplimien-to de los propósitos divinos. Sería mucho mejor hablarseis palabras por el Espíritu, que pronunciar seis milsin Él. Un sermón no ha de ser juzgado por sus pala-bras, pues su alma y vida es cierta fuerza interior; y el  juicio de Dios en cuanto al discurso dependerá de cuántohabía de la verdadera flor y fruto del Espíritu, ocultobajo las hojas del sermón. Queridos hermanos, ha ha-bido personas que han dicho: «He oído a Fulano de Talpredicar, y nada había en su predicación; sin embargo,muchas personas quedaron impresionadas». Así es; Diosno necesita un templo bellamente pintado, cristales decolores, y toda suerte de adornos externos, por los cualesÉl no siente el menor interés. El hombre que piensa asíes papista, tanto si lo piensa respecto de los temploshechos de manos, como de los templos de nuestra hu-manidad. ¿No es cierto que hay un papismo del inte-lecto, un papismo de la elocuencia, a consecuencia del

ideal5-10 11/07/2000, 13:10301

Page 280: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 280/343

302

un ministerio ideal

cual suponemos que Dios no mora en el orador pocoeducado o vacilante, sino tan sólo en la facilidad y laelegancia de la palabra?

Donde Dios decide habitar hay un palacio; su presenciaglorifica el lugar de su morada. ¿Hay algo maravillosoen la arquitectura de la casa de Shakespeare, en Stratford-on-Avon? Y, sin embargo, desde los más lejanos confi-nes de la tierra los admiradores del gran poeta univer-sal van allí, porque Shakespeare vivió en ese lugar. ¡Su-pongamos que Shakespeare estuviera ahora allí! ¿Quéharían sus admiradores? Ahora bien, en este día, her-manos, nuestras pobres y humildes constituciones, nuestroesqueleto y nuestro cuerpo, sean lo que fueren, sontemplos del Espíritu Santo. No se trata solamente deque  estuvo allí; este hecho hace que respetemos hastalas cenizas de los santos; sino que  está allí ahora. ¡Ojalánunca hayamos de lamentar su ausencia! Muchas ve-ces podréis ver hermosas casas, cuyo propietario estámuerto y sólo su retrato cuelga en la pared; pero nuestrodeleite es que el Cristo viviente está en nosotros aho-

ra, por el poder de su Espíritu. Hace algunos años es-tuve visitando el monasterio adjunto a la iglesia de SanOnofrio, en Roma, y me mostraron allí las habitacio-nes en que Tasso había vivido, y habían dibujado su retratotan hábilmente en la pared, que a todos nos parecíacomo si él estuviera allí. También estaba su cama, supluma y su tintero, y parte del papel en que escribió;pero no había nuevas estrofas de «Jerusalem liberada»para oír. Del mismo modo, podemos tener el retrato deCristo en nuestros conocimientos teológicos de Él; ennuestro poder para hablar por Él, quizás tengamos lapluma con que Él escribió; y acaso tengamos el papelen que solía escribir en los corazones que estaban in-teresados en el Evangelio; pero no habrá ninguna«Jerusalem liberada» a menos que Jesús mismo esté allí.Hermanos, es preciso que tengamos a Cristo en noso-tros, esperanza de gloria; el Espíritu habitando en no-sotros, la vida pura que no cesa de manar; pues de lo

ideal5-10 11/07/2000, 13:10302

Page 281: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 281/343

303

la individualidad y lo opuesto a ella

contrario nuestras vidas serán otros tantos fracasos. ¡OhSeñor, habita con nosotros y mora en nosotros!

Debo concluir haciendo la observación de que es de-leitoso darse cuenta de que toda la obra que estamos haciendo

 es la obra de Jesucristo. Todas las ovejas que tenemos quepastorear son suyas; las almas que tenemos que traerlefueron compradas con su sangre; la casa espiritual queha de construirse es para que Él la habite. Todo es suyo.Me deleito en laborar por mi Señor y Maestro, porque sientouna bendita comunidad de intereses con Él. No es mi escueladominical, es la de mi Señor; y Él dice: «alimenta a mis

corderos». No es mi iglesia sino la suya; y Él clama: «ali-menta a mis ovejas». Las mías son suyas, y las suyas sonmías; sí, todos son suyos. En los días en que los criadoseran criados y eran adictos a sus amos, un miembro denuestra nobleza tenía un anciano mayordomo que había vivido ya con su padre. Este noble se divertía muchas vecespor la manera en que el buen anciano consideraba quetodo lo que era de su amo era suyo. No sólo me agradóesta historia, sino que cuando la oí, me conmovió. Su señor

le dijo un día: «Juan, ¿de quién son las cosas que aca-ban de llegar?» «Son nuestras. Son de nuestra casa en laciudad». El noble sonrió, y cuando un carruaje apareciópor la alameda preguntó: «Juan, ¿de quién es el coche queentra ahora en el parque?» «Es nuestro coche», dijo elmayordomo. «Pero hay algunos niños dentro, Juan; ¿sonnuestros niños?», preguntó el amo. «Sí, señor, son nues-tros niños, voy a abrirles la puerta». Señor Jesús, ¿cómome atrevo a tener la impertinencia de reclamar cosas queson tuyas? No obstante, cuando miro tu Iglesia, soy tusiervo de modo tan completo, y tan plenamente absortoen ti, que la miro como cosa mía tanto como tuya, y medispongo a servir a los que tú amas. Sí, Señor, y todosestos hermanos míos se disponen a hacer lo mismo. ¡Vencon nosotros, Señor, por tu amor! Amén.

ideal5-10 11/07/2000, 13:10303

Page 282: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 282/343

304

un ministerio ideal

ideal5-10 11/07/2000, 13:10304

Page 283: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 283/343

305

los males de nuestro tiempo

LOS MALES DE NUESTRO TIEM-PO, NUESTROS OBJETIVOS

Y NECESIDADES APREMIANTES

No es posible que estemos juntos durante un períodode tan intensas emociones, sin aludir, o pare-cer que lo hacemos, a males que son tema de graves

controversias. Se pensará que las cosas de que voy a hablara continuación van dirigidas contra individuos que qui-zá no estén ni mucho menos en mi pensamiento. Podríahablar con gran reserva, pero no es mi costumbre; por

regla general, doy expresión a mis pensamientos, pues notengo nada que ocultar. No deseo herir a nadie, pero nopuedo evitar el hacerlo. No lo digo a modo de apología,pues estoy más allá de la necesidad de tal cosa, y he lle-gado a ser un libertino autorizado en cuanto a la expre-sión de mis pensamientos, ya que me ha resultado abso-lutamente imposible agradar, sea lo que sea lo que hagoo digo. Uno llega a volverse indiferente cuando trata conpersonas a quienes todas las palabras ofenden. Observoque cuando he medido mis palabras y pesado mis frasesmás cuidadosamente, es cuando he ofendido más; mien-

tras que algunas de mis expresiones más enérgicas hanpasado desapercibidas. Por lo tanto, soy comparativamentedescuidado en cuanto a la recepción de que son objetoestas expresiones mías, y anhelo solamente que en sí mismassean justas y fieles. Es cierto que mis críticas me han costadomás dolores que los que han causado. Al principio, dijeque el que se aventurara en la tarea que me ha sido im-

ideal5-11 11/07/2000, 13:10305

Page 284: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 284/343

306

un ministerio ideal

puesta no sacaría honra de ello. La profecía ha resulta-do cierta, y estoy contento de ello.

No tengo nada que ganar, ni nada que temer. Jamás habréde sufrir falsas interpretaciones peores que las que ya mehan afligido. No es intención mía decir nada sobre lacuestión palpitante que afecta directamente a la UniónBautista; y si voy más allá de tal intento, será la corrien-te del momento la que me llevará, y no mi propia reso-lución. Hago estas observaciones a modo de introducción,para que vuestras mentes salgan del clamor de la luchay vengan al silencio de la tranquila meditación.

También quisiera añadir unas palabras de advertenciaa los espíritus acalorados. ¿No podemos hacer una dis-tinción entre los hombres y sus opiniones? Una madre defamilia escocesa se peleó un día con su ministro. Creo quela diferencia surgió de alguna transacción comercial; quizásel pobre predicador era moroso en sus pagos, o ella nohabía estado a la altura debida en los artículos que ha-bía suministrado; como quiera que fuere, ella abrigaba haciaél amargos sentimientos. No obstante, iba constantemente

a oírle predicar; y cuando él le preguntó cómo era posi-ble que le insultara de tal modo y al mismo tiempo aceptarasiempre su ministerio, ella le respondió: «Mi querella escontra usted, no contra el Evangelio». Nuestro caso esexactamente lo contrario al de ella. Nuestra disputa noes contra los hombres, sino contra aquel otro evangelio,que no es otro, con el cual nos turban. Dejémonos depersonalismos, pero contendamos fervientemente por lafe una vez dada a los santos. Quizá no será fácil haceruna clara distinción entre los hombres y sus opiniones;pero, de todos modos, esforcémonos en hacerlo así. Re-duzcamos la falsedad a polvo, pero deseemos desde lo másíntimo de nuestras almas el bien de los que son engaña-dos por ella. He oído hablar de que es posible pulverizaruna piedra sobre el pecho de un hombre, de tal modo queel que esgrime el martillo no le hiere en lo más mínimo.No luchamos contra carne y sangre, sino contra maliciasespirituales. No luchamos ni contra los pequeños ni con-

ideal5-11 11/07/2000, 13:11306

Page 285: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 285/343

307

los males de nuestro tiempo

tra los malos, sino tan sólo contra el error mortífero queprocura ser rey en Israel.

Deseo hablaros de tal modo, que podáis ceñiros parala batalla contra todo pecado y falsa doctrina, y prepararospara seguir a vuestro divino Señor en todos sus santoscombates. Ojalá podáis volver a vuestras diversas esferasde servicio con la impresión de que no habéis malgasta-do el tiempo al venir a esta Conferencia, sino de que habéisrecibido inspiración y estímulo por la comunión de losunos con los otros y con el Señor. ¡Que Dios me ayude ahablar de tal modo que dé un tono saludable a nuestracomunión!

Deseo hablar a nuestra época. Se nos exhorta a dar-nos cuenta de la época en que vivimos: voy pues a exa-minarla, y ver si tiene un espíritu sano, o un corazón malode incredulidad. Mi tema es:

LOS MALES DE NUESTROS DÍASNadie puede discutir que hay males que son constan-

tes a través de todos los tiempos; y que, por otra parte,

hay ciertas fiebres intermitentes que aparecen sólo de vezen cuando. Hay males para todas las estaciones: males deinvierno, males de verano, males de otoño, males de pri-mavera. Ciertos males abundan en este período especial,males que no nos eran tan familiares hace veinte años.Ahora nos enfrentamos con el error, y con el pecado, enformas que no solían adoptar en los primeros años denuestro ministerio. La verdad es una sola y la misma entodas las épocas, pero la falsedad cambia de forma, y vieney se va como las modas del vestir. Para las cosas malastambién hay una sazón, y un tiempo para toda doctrinaque no viene del cielo.

Supongo que en vuestro trabajo pastoral os habéisenfrentado con el gran mal de la   puesta en duda de las

 verdades fundamentales. Los hermanos siempre han dife-rido en puntos de menor importancia, y no ha sido cosainsólita el que nos reuniésemos y discutiéramos asuntosde doctrina sobre la base de la Sagrada Escritura. Todos

ideal5-11 11/07/2000, 13:11307

Page 286: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 286/343

308

un ministerio ideal

estábamos de acuerdo en que, fuera lo que fuese lo quela Escritura dijera, tenía que ser decisivo; y solamentedeseábamos comprobar lo que el Señor había revelado.Pero ahora ha surgido otra forma de discusión: los hom-bres ponen en duda las Escrituras mismas. Un diáconode una de nuestras iglesias decía el otro día tocante a unadoctrina: «Aunque la Biblia lo dijera, no lo creería». Estoes cosa nueva en nuestro Israel. Para algunos, la enseñanzade las Escrituras no es de autoridad definitiva: su con-ciencia íntima, su cultura, o alguna otra entidad desco-nocida, es su punto de referencia, si es que tienen puntode referencia. La fuente de la inspiración ya no está enel Libro, y en el Espíritu Santo, sino en la propia inteli-gencia del hombre. Ya no es: «Así dice Jehová»; sino: «Asídice el pensamiento moderno».

Solíamos tener debates sobre la redención particulary la general, pero ahora los hombres ponen en duda quehaya una redención digna de tal nombre. Solíamos dis-cutir sobre cuál aspecto de la expiación debe hacersedestacar, pero todos creíamos en el sacrificio vicario. Lástima

que hayamos dado en el momento en que se niega lasustitución, y se habla de la doctrina del limpiamiento delpecado por la sangre del Señor Jesús en términos de oprobio.En días antiguos describíamos la justificación por la feen maneras diversas; pero ahora hay algunos entre noso-tros que la descartan por completo. El otro día, ciertopredicador nos informaba que aun si un pecador tratase  verdaderamente de arrepentirse y creer en el lecho demuerte, con todo, habría de sufrir por un tiempo en elotro mundo. De este modo, la salvación por la fe deja pasoa una especie de purgatorio. Esto no es diferir en cuan-to a la fe, sino renunciar a ella por completo. No sólo ennuestra denominación existen estos males, sino en todaspartes. No sé lo que quieren decir nuestros hermanos cuandoniegan el predominio general de la incredulidad. ¿Sonobstinadamente sordos y ciegos? ¿Viven en el lado oscu-ro de la luna? En los periódicos habréis notado que sepublican apologías del mahometismo y el budismo, en donde

ideal5-11 11/07/2000, 13:11308

Page 287: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 287/343

309

los males de nuestro tiempo

se alaba a esas religiones a expensas del cristianismo; éstees un signo de los tiempos. Los escribas toman la plumapara escribir sobre temas que hace años no hubieran sidoabordados ni en los periódicos seculares; temas que sonabordados ahora porque campea una incredulidad que creaun mercado para la literatura anticristiana. Aquellos contraquienes luchamos hoy están atacando la vida de nuestrareligión. No le arrancan los cuernos, sino que laceran sucorazón.

Cuando observo el clamor que se levanta pidiendo«progresos en teología» y me doy cuenta de la mudableopinión moderna, me acuerdo del caso del capillero pru-dente que temía por el campanario de su iglesia. Teníanque colocar una veleta en la punta; y cuando la vio en elsuelo, le pareció demasiado grande para colocarla sin riesgoen el campanario. «Seguramente», decía, «cuando sopleel viento Norte derribará la veleta y con ella el campa-nario». El que tenía que instalarla se esforzó en animar-le con el hecho de que cuando el viento soplara, el gallode la veleta daría la vuelta, de modo que no recibiría toda

la fuerza del viento. Esto era una reflexión muy acerta-da, y le dio una idea luminosa al capillero. Las cuatro letrasN., S., E. y 0. eran de tamaño considerable, y ofreceríanmucha resistencia al viento; ¿no sería posible hacer quetambién girasen? Ciertamente que esto podría mitigar elpeligro; pero, ¿de qué serviría la veleta? A pesar de esto,en ciertos sectores se está tratando de hacer que los cua-tro puntos cardinales de la verdad giren según el viento.Nosotros no aceptamos tal cosa. Que las veletas den tan-tas vueltas como gusten, pero nosotros hemos de tenerpuntos de fe fijos. A menos que tengamos algunos pun-tos infalibles, la fe es imposible. La verdadera fe nos enseñahechos indiscutibles. ¿Dónde ha de edificar la fe si no hayuna roca, y no nos queda sino arenas movedizas? En cuantoa nosotros, encontramos la infalibilidad en las Escritu-ras del Antiguo y Nuevo Testamento, y nuestro único deseoes que el Espíritu Santo nos las abra a nuestro espíritu.Los que quieran, que se inventen un  evangelio movible;

ideal5-11 11/07/2000, 13:11309

Page 288: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 288/343

310

un ministerio ideal

pero nosotros creemos en «Jesucristo, el mismo ayer, yhoy, y por los siglos».

En estos tiempos somos probados por la manera en quemuchos atacan la verdad presentándola falsamente, y

 distorsionándola impíamente.

Se quedan a propósito con una sola doctrina como sifuera todo lo que creemos; o por lo menos el punto principalde nuestras enseñanzas. Saben que sostenemos muchasmás verdades, y que no queremos dar prominencia a estepunto único; pero lo olvidan prestamente, para poderloconvertir en una base de acusación. Es fácil pintar todaslas facciones de un hombre, y al mismo tiempocaricaturizarlo representando uno de los rasgos de mododesproporcionado: esto es lo que hacen nuestros enemi-gos. Para dar un ejemplo: la doctrina del castigo eternoapenas ha sido destacada por mí en la actual controver-sia; pero los defensores del «pensamiento moderno» si-guen sacándola a relucir en todas las ocasiones, presen-tando siempre el aspecto incorrecto de ella. Se exhibe elterror de «la ira que ha de venir», como si fuera nuestra

enseñanza principal, y como si su terrible carácter deadvertencia fuese peculiar de las doctrinas ortodoxas.¿Pueden ellos asegurarnos que no hay nada de carácterterrible en relación con sus propias creencias en cuantoal futuro de los impíos? Si uno de los que sostienen al-guno de los nuevos puntos de vista manifestara claramentecuáles son sus creencias, se vería prácticamente expues-to a críticas muy parecidas a aquellas con que se nos acosa.Por lo menos, nosotros no enseñamos que los pecadoresque mueran arrepentidos y creyendo tendrán que sufrirprolongados dolores en el purgatorio antes de entrar enel paraíso. Nuestra esperanza es mayor que ese repugnantedogma. ¿Enseña alguno de estos hombres que el pecadono acarrea terribles consecuencias? Si no se atreven a decirtanto, ¿por qué vuelven sus impuras humanidades en nuestradirección, y se indignan contra nosotros? En otras oca-siones afirmarán que, en cuanto aljuicio futuro, la dife-rencia que existe entre nosotros es solamente de grado;

ideal5-11 11/07/2000, 13:11310

Page 289: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 289/343

311

los males de nuestro tiempo

pero no demuestran su ingenio olvidando este hecho cuandose esfuerzan en hacernos objeto de la maledicencia delmundo. No obstante, esto no nos importa mucho, puesno desistimos de la verdad cuando ésta es terrible; em-pero nos muestra el tipo de hombres que se enfrenta contranosotros.

Lo mismo ocurre con otras doctrinas que tambiéndefendemos; son objeto constante de tergiversaciones o,por lo menos, falsas interpretaciones. Si nuestros oponentespresentaran el caso debidamente, no nos importaría; peroesto no serviría a sus propósitos. Decía uno el otro día:«Detesto el texto que dice: A Jacob amé, mas a Esaúaborrecí». «¿Por qué?», decía un amigo, «¿Qué dificultadle encuentra usted?» La réplica fue: «No puedo ver porqué Dios había de aborrecer a Esaú». «No estoy sorpren-dido en lo más mínimo, dijo nuestro amigo, de que Diosaborreciese a Esaú; pero sí estoy enormemente asombra-do de que Dios amase a Jacob». Esto último es ciertamenteuna maravilla de la gracia; lo otro no es más que un hechocomún de la justicia. Así es cómo la verdad es presenta-

da al revés, y luego arrastrada de un lado al otro de lacalle despreciativamente. Construyen un hombre de paja,y lo pasean esperando después quemarlo públicamente.Esto puede pasar como juego de niños, pero es una lo-cura entre hombres hechos y derechos.

Si bien es cierto que predicamos «el terror de Jehová»,puedo decir que tanto yo como vosotros «persuadimos alos hombres» con todo cariño. No los llevamos a Cristoa fuerza de preocupaciones; sino que con mucha manse-dumbre y paciencia, nos esforzamos en atraerlos con amor,y a apremiarlos con lágrimas de ansiedad. Tenemos vi- vas aprensiones de la ira que ha de venir, y, por lo tanto,  vivimos estas cosas muy en serio. No nos complacemosen que mueran. ¿Se atreven nuestros enemigos a pensartal cosa? Nos pesa pensar en que mueran en sus peca-dos. Es muy poco generoso llamarnos crueles porque somossinceros al interpretar las amenazadoras amonestacionesde la Escritura.

ideal5-11 11/07/2000, 13:11311

Page 290: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 290/343

312

un ministerio ideal

Con todo, los malentendidos y las tergiversacionesconstituyen un mal con el que hemos de ocuparnos cons-tantemente. No tengo duda de que lo halláis en vuestrasiglesias, debilitando vuestro testimonio, zarandeando a losinestables, y causando incredulidad en muchos espíritus.Nuestro Evangelio es idóneo para luchar contra estasdificultades. No dejemos de confiar en él; pero, al mis-mo tiempo, no cerremos los ojos al hecho de que esta formadel mal madura entre nosotros, y hay que combatirla ennombre del Dios de la verdad.

Otro mal importante es la falta de decisión en favor de

la verdad entre los hombres verdaderamente buenos; los queson hermanos nuestros en la fe del Señor Jesús, pero noparecen haberse decidido en cuanto a separarse del error.¡Están en favor de la paz! Esto de «sentarse en la valladivisoria» parece ser una posición popular entre los queprofesan ser cristianos. Quizá después de la reunión delpróximo lunes, algunos hermanos se hayan decidido; pero,hasta entonces, estarán sentados, incómodamente por cierto,sobre la valla. Nunca pude ocupar una posición como la

de ellos, y por lo tanto no siento por ellos una muy pro-funda simpatía. Hay uno o dos eruditos teólogos que tratanpor todos los medios de estar en ambos lados de la va-lla, pero es un experimento peligroso. Algunos tratan deestar al lado de los que prevalecen, y otros preferiríanmantener siempre su juiciosa posición. A fin de cuentas,los neutrales no obtienen el respeto de ninguno de los dosbandos; y, con toda seguridad, puede decirse que son el problema en todas las controversias.

Siempre habrá dificultades en las iglesias en tanto quelos hombres teman denunciar el pecado y el error. Elpredicador negro de cierto pueblo, decía que cuando sehallaba con su rebaño, se abstenía cuidadosamente depredicar contra el pecado de robar gallinas, porque, alparecer, estorbaba mucho la comunión fraternal. Muchospredicadores tocan muy suavemente el tema de la embria-guez, porque algunos de los que les sostienen son «parteinteresada». ¿No es cierto que muchas veces son supri-

ideal5-11 11/07/2000, 13:11312

Page 291: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 291/343

Page 292: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 292/343

314

un ministerio ideal

se habla reciamente del pecado, la depravación humana,etcétera, acudamos a la nueva y suavicemos las cosas. Siel castigo de los impenitentes alarma demasiado a loshombres, tratémoslo ligeramente, y despachémoslo inge-niosamente; ¿quién desea obtener conversiones por me-dio del temor? Sí; «se lo dejaremos en siete». Pero, ¿dequé aprovechan vuestras suaves palabras? A pesar de vuestrasmentiras, la distancia es la misma; y cuando el engaña-do lo descubra, no va a bendeciros precisamente. ¡Que elSeñor nos salve de la condenación de los que engañan alas almas. ¡Que seamos atalayas, y limpios de la sangrede todos! Decidid vosotros; y luego, como hombres firmes,podréis ayudar a otros cuyo pie resbala.

Otro de los grandes males de la época es   el insaciable

 afán de diversiones. Nadie desea negar que se ha de des-cansar del trabajo y disfrutar de los entretenimientos querefrescan cuerpo y espíritu. Dentro de los límites adecuados,el recreo es necesario y provechoso; pero nunca ha sidodeber de la Iglesia cristiana ofrecer diversiones al mun-do. ¿Fundó Cristo la Iglesia para poder ofrecer al públi-

co  cuadros vivientes? Me he enterado de que cierta con-gregación independiente inició una serie de cultos espe-ciales con reunión social, y la tarde se pasaba en mediode diversas disipaciones bobas; ¡entre otras cosas, los amigosreunidos jugaban a «la silla musical»! No sé si entendéislo que representa ese juego pueril. ¡Pensad en los minis-tros del Evangelio y los oficiales de una iglesia jugandoa «la silla musical»! Hay un anuncio, además, diciendoque la semana próxima habrá ¡un pequeño espectáculofamiliar en el mismo lugar de adoración (así lo llaman)!¡Esto ha de tener lugar en el mismo lugar donde predi-can tu sacrificio sangriento, oh, Cristo de Dios! No, digomal; pues la predicación de Cristo suele cesar cuando lleganestas frivolidades. Son cosas tan opuestas en espíritu, quehay que abandonar la una o la otra; y sabemos cuál será.

¿Qué es lo que va a hacerse ahora en nuestras capi-llas? ¿Hasta qué extremo de necedad llegarán todavía losministros del Evangelio? En nuestras aulas se han tole-

ideal5-11 11/07/2000, 13:11314

Page 293: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 293/343

315

los males de nuestro tiempo

rado diversiones que no merecen ni el desprecio de losidiotas. Nosotros aún no hemos llegado a tal punto; perohemos de luchar duramente en contra de ello, pues lasgentes están enloquecidas por estas vanidades, y hay tantassociedades e instituciones más o menos remotamenteconectadas con nuestras iglesias, que es difícil impedir quealgunas se desvíen. No estamos aquí para pasar el tiem-po jugando, sino para que las almas vengan a Jesús y ala gloria eterna. Por la solemnidad de la muerte, el jui-cio y la eternidad, os suplico que os mantengáis limpiosde las locuras y vanidades de la época. Observad con interéscómo «la sabiduría de este mundo» y sus locuras pare-cen ser compañeros de fortuna, y apartaos de ambos conla misma aversión.

Otra de nuestras dificultades estriba en la falta de pie-

 dad intensa en muchas de las iglesias. Gran número de her-manos y hermanas viven hoy día, en alto grado, para lagloria de Dios. Doy gracias a Dios de que hay actualmentetanta actividad santificada y consagración del corazón comoen cualquier período anterior de la historia de la Iglesia

cristiana. Entre nosotros hay hombres y mujeres cuyosnombres pasarán a la posteridad como ejemplos de de- voción. Dios no se ha dejado a sí mismo sin testimonio.Pero, ¿os dais cuenta de cuán superficial es la religión dela casa de los que la profesan? ¿Cuántos siervos podrían  vivir en familias que se llaman cristianas sin percibirdiferencia alguna entre estas casas y las de los del mun-do? ¿No es cierto que la oración en familia se descuidaen muchos casos? ¿No es cierto que tenemos miembrosque jamás son vistos en las reuniones de oración? Al hacerpreguntas, ¿no descubrís que los acomodados no pudie-ron asistir porque la hora de la cena es la misma que lade la reunión de oración? Sin duda serán más cuidado-sos en adorar a su dios favorito. En otros casos, descu-briréis que las personas ocupadas, que no pudieron ir aorar, no tuvieron dificultades para asistir a un concierto.Las cenas en restaurantes y las reuniones musicales sonceremonias más importantes para muchos que la ofren-

ideal5-11 11/07/2000, 13:11315

Page 294: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 294/343

316

un ministerio ideal

da de oración a Dios. ¿Acaso no nos encontramos con ofi-ciales de iglesia que dicen abiertamente no sentir interéspor algo tan anticuado como las reuniones de oración?Éste es un lamentable signo de decadencia, y se observafrecuentemente. Nuestras iglesias podrán causar muchaspenas a sus pastores; pero, en la mayor parte de los ca-sos, los pastores mismos se han rebelado tanto que no lesimporta tampoco.

En cuanto a los ministros, muchos miembros de igle-sia son indiferentes tocante a la piedad personal del pre-dicador; lo que desean es talento o inteligencia. Ya noimporta lo que predica; ha de atraer una multitud, ocomplacer a la  élite, y eso basta. La inteligencia es loprincipal. Se diría que buscaban un prestidigitador y noun pastor. Tanto si predica la verdad como el error, el hombrees admirado en tanto que sepa hablar con locuacidad yconservar la reputación de orador. Si tuviéramos piedadmás genuina en los miembros y los diáconos, los farsan-tes pronto se llevarían sus mercaderías a otros mercados.Pero me temo que ha habido gran relajación en la admi-

sión de miembros, y la calidad de nuestras iglesias se hamancillado y quedado sin buenos fundamentos a causade las «multitudes mixtas», en medio de las cuales todaclase de males encuentra asilo acogedor. ¡Desdichado ellíder en cuyo campamento hay un Acán! ¡Mejor fuera queDemas nos abandonase, y no que viviera con nosotros, eimportara el mundo a la iglesia! ¡Cuántos ministros sondébiles para la guerra por no estar sostenidos por unacongregación piadosa, y sus manos no pueden ser ayu-dadas por hermanos que oran!

Para no prolongar demasiado mi jeremiada, mencionarétan sólo uno más de los tristes males de la época; es la

  estolidez de las gentes de afuera frente al Evangelio. Encomparación con lo que solía ser, es difícil conseguiratención a la Palabra de Dios. Antes solía pensar que bastabapredicar el Evangelio, y las gentes acudirían presurosasa oírlo. Me temo que tengo que corregir mis creencias delmodo siguiente. Si el Evangelio no atrae a los hombres,

ideal5-11 11/07/2000, 13:11316

Page 295: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 295/343

317

los males de nuestro tiempo

nada los atraerá; quiero decir, nada que les haga bien.Personalmente, no tengo razones para dudar del atracti-  vo del Evangelio antiguo; pero se me asegura que algu-nos de mis hermanos, que predican fielmente el Evange-lio de Cristo, no consiguen tener un rebaño numeroso. Todostenemos la impresión de que hay un proceso de endure-cimiento en las masas. En esta vasta ciudad, tenemos calletras calle viviendo las gentes absolutamente aparte de laadoración a Dios. Los que asisten a iglesias y capillas sonpersonas señaladas; y si hubierais de preguntar por ellas,os los indicarían como individuos extraños. Hace poco meenteré de una circunstancia curiosa; parece ser que es posible venir a oír al predicador una tarde durante la semana conmenos peligro de ser sospechoso que si se viene en do-mingo. Cuando a una persona que había asistido a un cultoa media semana, se le invitó a venir el domingo, replicó:«¡Oh, no, aún no he llegado a este punto!» Para muchos,la asistencia a un lugar de adoración el domingo, en Londres,se ha convertido en una profesión de religiosidad. ¡Oír aSpurgeon sólo en jueves es diferente! Es un hecho que

miles de personas viven muy cerca de nuestras iglesias,y ni sueñan en entrar. Hasta la curiosidad parece embo-tada.

¿Por qué es así? ¿De dónde procede este desagrado porlos cultos ordinarios del santuario? Creo que la respues-ta, hasta cierto punto, apunta en una dirección que po-cos sospechan. Ha habido un creciente proxenetismo enfavor de las tendencias sensacionalistas; y a medida queaumenta este lamentable apetito, mayor satisfacción se leda, y por fin llega el momento en que es imposible satis-facer sus exigencias. Los que han introducido en sus cultostoda suerte de atracciones tienen la culpa de que la con-gregación deje de lado sus enseñanzas de tipo más sobrio,y pida, cada vez más, cosas ruidosas y singulares. Comoen el alcoholismo, la sed de excitaciones aumenta. Alprincipio, es posible calmar el espíritu acalorado; pero elsiguiente trago ha de ser más fuerte, y pronto es necesa-rio pasar de la medida. El bebedor de hábito quiere algo

ideal5-11 11/07/2000, 13:11317

Page 296: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 296/343

318

un ministerio ideal

más fuerte que el licor puro, por muy mortífero que puedaser el trago. Se cuenta de una bebedora que decía, levantandola copa: «¿A eso le llama usted ginebra? Yo conozco unlugar donde por tres peniques puedo tomar un trago quele quemaría a usted las entrañas». Sí, de la ginebra se pasaal vitriolo; y lo sensacional lleva a lo ofensivo, cuando noa lo blasfemo. No quiero condenar a nadie, pero confie-so que me siento profundamente apenado al ver algunasde las invenciones de la obra misionera de nuestros días.

Además de este sensacionalismo embriagador, hay unaespecie de pesadez en el ambiente. ¿No la notáis? Esta-mos llegando al estado en que cayó Alemania no hace muchotiempo. Hasta hoy, cuando hablo con un alemán que estáa punto de unirse a nuestra iglesia, suelo descubrir queha vivido en una ciudad. El devoto habitante de los pue-blos alemanes asiste todavía a la adoración pública, peroen las grandes ciudades reina un ateísmo práctico. ¿Porqué es así? Los ministros lo han hecho. Han apartado ala congregación de la fe en las Escrituras; les han ense-ñado a dudar. El más maligno servidor de Satanás que

conozco, es el ministro del Evangelio que no sólo dudade la verdad en su propio corazón, sino que propaga laduda a las mentes de los demás por medio de sus críti-cas, insinuaciones, y verborrea. Algunos ministros creensólo que no hay nada creíble. La conciencia de tal hom-bre está marchita. En algunos ministros modernos, lafacultad de creer se ha extinguido; han jugado con laspalabras hasta que no pueden ser sinceros aunque lointenten. He protestado contra este mal con toda mi alma.Dicen: «¿Por qué no hablaba usted contra estas cosas hace  veinticinco años?» Les contesto: «Entonces estos malesapenas se percibían». Las cosas no son ahora como alprincipio de nuestro ministerio. Ha habido un súbitocrecimiento de errores. Entonces no oía hablar de uni-  versalismo, ni de salvación post-mortem, ni de un perío-do de prueba después de esta vida. Hasta muy reciente-mente, no he oído hablar de ministros que desdeñan lasangre de Jesús. Sin embargo, no voy a repetir las tristes

ideal5-11 11/07/2000, 13:11318

Page 297: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 297/343

319

los males de nuestro tiempo

realidades que recientemente han llegado a mi conocimiento,y me han traspasado el corazón. Nuestra época está des-coyuntada. No es extraño que el mundo esté desaperci-bido, pues la Iglesia está en muchos lugares llena de in-credulidad. Espero que el actual huracán de males pasepronto; pero cualquiera que esté en sus cabales recono-cerá apenado que la nave de la Iglesia se ve azotada ahorapor vientos contrarios, y necesita que un Señor venga, ydiga a los vientos y las olas: «Calla, enmudece». Hasta aquí,os he presentado «la carga de Jehová».

En estos tiempos malos, tenemos todavía:

UN OBJETIVO PERMANENTECualquiera que sea la estación, el labriego tiene toda-

  vía su tierra por labrar. En verano y en invierno su tra-bajo podrá variar, pero su objetivo es el mismo. Así ocu-rre con los siervos de nuestro Señor Jesús. Hagan lo quehagan los demás, nosotros hemos levantado nuestra manoal Señor, y no podemos retroceder. Aún nos guía aquelpropósito exclusivo que nos trajo por primera vez al

ministerio: no podemos mirar atrás después de poner lamano en el arado, ni desviarnos del surco.

¿Qué piensas actualmente en cuanto a la misión de tu  vida? ¿Cuál es esa misión? ¿En qué te ocupas? Creo quete oigo responder: « Nuestra finalidad principal es glorifi-

  car a Dios». No consideramos que nuestra tarea másimportante sea convertir pecadores, ni edificar a los santos;sino glorificar a Dios. Si hemos predicado la verdad deDios, y en alguna ocasión no ha habido salvación de al-mas después de ello, seguimos siendo «grato olor de Cristopara Dios», tanto en los que perecen como en los que sesalvan. La predicación de Jesucristo es grato olor ante eltrono de Dios, y para el Señor es por siempre ofrendaaceptable. El sacrificio de Jesús es lo que hace que el mundosea tolerable para un Dios santo, y la predicación de aquelsacrificio es olor de reposo para con Él.

Esta es la piedra de toque para probar la calidad decualquier doctrina: «¿Glorifica a Dios?» Si no glorifica a

ideal5-11 11/07/2000, 13:11319

Page 298: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 298/343

320

un ministerio ideal

Dios, no es Evangelio genuino, y no nos beneficiará anosotros ni tampoco a nuestros oyentes.

A nosotros corresponde atenernos al único objetivonuestro, venga lo que venga. El pescador sale con sus redesen un día tranquilo y luminoso de verano. «Ahora, bar-quero, toma la guitarra. Siéntate en el barco, y deléitanoscon buena música». Éste responde: «No soy músico, sinopescador». Una nube precursora de tormenta oscurece elcielo, y vienen la lluvia y el aguanieve. «Ahora, barque-ro, deja la cubierta. Arregla tus cosas, y guarécete aba- jo». Sonríe y responde: «No soy ningún deportista en viajede placer, sino que salí a pescar; y eso es lo que haré».¡Y lanza las redes!

Nuestra sagrada pesca se realiza mejor en la tormentaque en la calma. Cuando las aguas reposan, los peces parecentambién dormir, o están ocultos en profundidades silen-ciosas muy lejos de nuestro alcance. La calma chicha esnuestro enemigo, y la tempestad puede resultar nuestramayor ayuda. La controversia puede despertar los pensa-mientos, y a través de los pensamientos puede venir la

transformación divina. En cualquier caso,   es preciso que pesquemos almas. Venga lo que venga, estamos obligadosa buscar a los hombres para llevarlos a Jesús. Es precisoinsistir -en el arrepentimiento y la fe; el nuevo nacimiento,con su aversión por el pecado, y la confianza en Jesús,ha de ser continuamente presentado ante la congregación.Con este fin nacimos, y con este propósito fuimos envia-dos al mundo, para que pudiésemos dar testimonio degrandes verdades que salvan el alma, para que por elconocimiento de estas cosas Dios pueda ser glorificadoentre los hombres.

Además de esto, tenemos el intenso deseo de  edifi-

  car la Iglesia; y estoy convencido de que para este ob- jeto, es completamente necesario que continuemos pre-dicando siempre el mismo Evangelio. ¿No ha de haberprogreso? Sí, dentro de la pauta de la verdad revelada;pero no debe haber desviación de los principios perma-nentes. El escolar comienza con su primer libro de

ideal5-11 11/07/2000, 13:11320

Page 299: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 299/343

321

los males de nuestro tiempo

aritmética; a su debido tiempo, necesitará otro; perosupongamos que el segundo libro puesto en sus manoscontradijera al primero, ¿en qué situación se encontraríael escolar? Supongamos que se le asegura que la tablade multiplicación ya no vale, y que los hombres ahorahan superado aquello de que dos por dos son cuatro.¿Qué adelantos podría hacer? Un ministerio consisten-te, llevado a cabo predicando la misma verdad duran-te muchos años, ha de producir, con la bendición de Dios,un resultado en la congregación.

La construcción de un edificio es posible cuando lasparedes se levantan, hilera tras hilera, sobre un funda-mento fijo; pero, ¿qué resultado pueden producir los queconstantemente cambian sus enseñanzas? ¿Qué puedenhacer los que «siempre están aprendiendo, y nunca puedenllegar al conocimiento de la verdad»? El verdadero pro-greso es imposible cuando todo se mueve, tanto el ca-mino como el carro. Se cuenta la historia de un hom-bre que se casó por cuarta vez, y cuya esposa habíaaportado una gran suma, a semejanza de todas sus

predecesoras. Un amigo le decía: «Parece que saca us-ted beneficio de sus esposas, tanto si viven como simueren». «¡Pobre de mí!» respondió él, «con el gastode casarme con ellas, y luego el de enterrarlas, no mequeda mucho beneficio después de todo». Diría que pasalo mismo con los nuevos credos de los cuales se ena-moran uno tras otro. Entre las dificultades de apren-der la nueva doctrina, y las de enterrarla pronto paradar cabida a otra, no queda mucho beneficio. De nadasirve tejer si se está continuamente destejiendo.

Si, como edificadores prudentes, edificamos realmen-te la Iglesia, hemos de ser cuidadosos en cuanto a nues-tro fundamento al empezar; y sobre ese fundamento he-mos de seguir edificando hasta el fin. En lo que a mí toca,lo que enseñaba al principio es aquello en que permanezcohasta hoy. Si hubiera escogido un nuevo objeto, podríahaber seleccionado nuevos medios para fomentarlo; perolas verdades que eran para gloria de Dios hace treinta años,

ideal5-11 11/07/2000, 13:11321

Page 300: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 300/343

322

un ministerio ideal

producen aún los mismos resultados. Laboramos en posdel mismo fin, y confiamos en el mismo poder, por lo cualno cambiamos nuestras enseñanzas.

Permitidme que os lleve más lejos, y os hable de:

NUESTRAS NECESIDADES APREMIANTESSi hemos de seguir nuestra vocación santa de modo

satisfactorio, necesitamos ser hombres mejores. No osmenosprecio, lejos de ello. Pero, personalmente, me pa-rece que a medida que los tiempos empeoran, debo cla-mar a Dios pidiéndole más gracia para poder enfrentar-me mejor con esta época. Siempre podréis cortar un objetoduro si disponéis de algo más duro todavía. Los Alpes degranito pueden ser perforados con diamantes. ¡Cuánto de-seamos la gracia de estar a la altura del peor caso quese presente! Todo lo que ya poseemos de capacidad o aptitudes don del Señor, y Él puede concedernos mucho más. Elque nos dio la vida puede dárnosla «más abundantemen-te». La capacidad de un hombre cuando Dios lo toma ensu mano, no ha de calcularse por el hombre, sino por Dios

mismo. Esto lo expresó muy claramente en la reunión deanoche uno de nuestros hermanos, cuando, hablando dela nube «como la palma de la mano de un hombre», dijoque era obra del Señor, pero estaba en ello la palma dela mano. La bendición viene sólo del Señor, pero su se-ñal es a menudo la nube pequeña como la palma de lamano de un hombre. Tengamos, pues, las manos a pun-to para la obra del Señor; ni cruzadas indolentemente, nicolgantes en desesperación, sino levantadas en santa sú-plica y plena consagración. Ocupémonos principalmenteen ser, de un modo muy personal, más santos, más lle-nos de gracia, y por lo tanto mejor adaptados a nuestrotrabajo. Aún no se ve lo que podemos ser. ¡Cuánto deseamostener aspiraciones elevadas!

No nos juzguemos por los demás, ni digamos conmorbosa complacencia en nosotros mismos: «Vamos bastantebien, comparados con nuestros hermanos. Nuestras igle-sias no crecen mucho, pero somos tan eficientes como los

ideal5-11 11/07/2000, 13:11322

Page 301: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 301/343

323

los males de nuestro tiempo

demás». ¡Hermanos, si algunos están aún más atrás enla carrera, que eso no aumente la esperanza de ganarlanosotros! Mientras estaba enfermo, un amigo se esforza-ba en consolarme observando que había muchos que su-frían mucho más que yo. No os describiré la cara que pusocuando le repliqué: «Sólo un malvado sentiría consueloen saber que las agonías de los demás son mayores». ¿Nossentiremos agradecidos cuando tenemos poca bendición,por el hecho de que otros tengan aún menos? ¿Decís quelas patatas de mis vecinos son más pequeñas que las mías?Mi medida, como hortelano, no es el peor ejemplar, sinoel mejor. Midámonos según la medida del Señor, no pornuestros compañeros de servicio: entonces el orgullo seráimposible, pero la esperanza será natural. Somos capa-ces de cosas mucho mayores; intentémoslas. Es hora deque vivamos, pues estamos envejeciendo.

Hecho esto, tengamos ideas más claras sobre lo que cree-

mos. El borrachín John Brown llega a su casa a las cua-tro de la madrugada, y pregunta a la criada en la puerta:«¿Dónde vive John Brown?» «Por favor, señor, no hable

así», dice la criada, «usted sabe que John Brown es us-ted mismo». Dice él: «Sí, ya lo sé; pero quiero saber dónde vive John Brown». Hay en el «pensamiento moderno» unaespecie de borrachera que se expresa de esta manera. ElJohn Brown de la nueva escuela no sabe dónde vive JohnBrown. Sabe dónde vivía ayer; pero sería difícil decir dónde vive hoy. Hay muchos nómadas espirituales. Acampan detrásde cualquier seto, pero no tienen residencia permanenteen ninguna parte, su teología consiste en unos cuantosretazos. Se trastorna fácilmente, pero es igualmente fá-cil ponerle un remiendo. Prefieren la búsqueda de la ver-dad a la verdad misma; es evidente que semejante bús-queda no es muy realista, pues el hombre en cuestión secomplace en que la presa se le escape continuamente. Entiempos antiguos, el profeta era un vidente; pero hoy día,un profeta es el que tiene demasiada cultura para ver algo.El hombre que protesta de que tiene demasiada luz paratener la seguridad de ver algo, es el favorito de ciertos

ideal5-11 11/07/2000, 13:11323

Page 302: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 302/343

324

un ministerio ideal

oyentes intelectuales. David dijo: «Creí, por lo tanto ha-blé»; pero era un tipo peculiar; nuestros «pensadores» deahora hablan porque dudan, y no porque crean.

Lo siguiente en importancia para la presente época es que tengamos más fe. Es preciso que creamos con más in-tensidad en Dios, para confiar en Él con más realismo ycon menos dudas. Las cosas que creemos han de llegar aser más reales para nosotros. Me temo que solemos usarlas palabras sin darnos cuenta de su verdadero significa-do. Esto es terrible. Es una especie de asesinato preme-ditado suprimir el alma de las frases piadosas, y al mis-mo tiempo seguirlas usando. Seamos honrados con las cosasde Dios; digamos en serio todo lo que decimos, y no di-gamos nada si no es en serio. Es repugnante que un hombrehable de toda suerte de temas relativos al Evangelio, ala gracia y a la santificación, sin tomárselo en serio. Metemo que nuestros púlpitos no estén exentos de tales ven-dedores de palabras a granel. No demos meras sombrasa la congregación. De cualquier modo, que para nosotros,por lo menos, no sean sombras sino hechos positivos. Quizá

habéis oído hablar de la anciana escocesa que estabaredactando su testamento. Dejaba quinientas libras a éste,mil libras a aquél, etcétera, hasta que, por fin, el notarioexclamó: «¿Tánto dinero tiene usted?» «Quizá no», dijola anciana, «pero esto les mostrará lo generoso de misintenciones». Es de temer que muchos predican doctri-nas evangélicas, no porque las crean, sino para poder agradara los evangélicos. Esto nunca servirá de nada. No nosexpongamos jamás a tales sospechas. Que las doctrinasque declaramos sean tan amadas para nosotros como nuestra  vida, y tan reales como nuestra propia carne y huesos.Creemos que toda Escritura es verdadera. Cuando la Bi-blia dice que un hombre está perdido, creemos que estaperdición es real y terrible. El cielo y el infierno sonrealidades para nosotros, aunque para otros puedan sersueños. Para nosotros, Cristo es un Cristo real; y el Es-píritu Santo dentro del hombre trae vida real de entre losmuertos. Si no predicamos realidades, pido a Dios que

ideal5-11 11/07/2000, 13:11324

Page 303: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 303/343

325

los males de nuestro tiempo

seamos echados del ministerio, en el cual sólo estamosatesorando ira para el día de la ira.

  Necesitamos también más amor a las almas. Nuncasalvaremos a más hasta que amemos más. Se cuenta unaanécdota muy buena de nuestro hermano Archibald Browm;no trataré de contarla en su presencia; pero era algo así:un hombre quedó accidentalmente enterrado por un des-prendimiento de tierras, y muchos estaban cavando enér-gicamente para desenterrar al pobre hombre. Había unoque estaba allí, que apenas parecía preocupado por el drama,hasta que una mujer salió de entre la multitud, le agarróy le dijo al oído: «Es tu hermano Guillermo el que estáahí dentro». Estas pocas palabras obraron en aquel hombreun cambio maravilloso; en un instante se había quitadola americana, y se puso a trabajar febrilmente. Si preten-demos salvar a nuestros oyentes de la ira que ha de ve-nir, tenemos que darnos cuenta de que son nuestros her-manos. Es preciso que simpaticemos con ellos, y que sin-tamos por ellos ansiedad; en una palabra, pasión y com-pasión. ¡Que Dios nos conceda estas cosas!

  Es preciso que haya también un espíritu más completo de sacrificio propio . En este punto tengo que hablar contoda ternura, porque me encuentro entre hermanos quellevan una vida de sacrificio continuo en el sentido pe-cuniario. Teniendo apenas lo suficiente para ir vivien-do, siguen trabajando año tras año sin proferir una que- ja. Si pudieran ganar cien veces lo que ganan actualmenteen cualquier otra profesión, tampoco dejarían el púlpitoy el pastorado. La obra de Cristo significa más para ellosque los alimentos que necesitan. Gracias a Dios, estaConferencia está bien provista de hombres que lo tienentodo por pérdida para obtener la excelencia del conoci-miento de Cristo Jesús su Señor. Pero, hermanos míos,se necesita sacrificio continuo para que podamos mante-ner la abundancia de nuestro servicio. También aquí te-nemos muchos que destacan. No son holgazanes, sinotrabajadores. El que lo pasa bien en el ministerio aquí,lo pasará mal muy pronto cuando tenga que rendir cuentas.

ideal5-11 11/07/2000, 13:11325

Page 304: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 304/343

326

un ministerio ideal

Me temo que la idea que algunos tienen del ministerioes parecida a su doctrina. Su tranquila indiferencia merecuerda al obrero que observaba: «Tengo un amo tanexcelente que no sé cómo hacer demasiado por él,  pero

me cuidaré muy bien de no hacerlo». ¡Que no sea jamáséste nuestro espíritu! ¡Vivamos intensamente para nues-tro Señor!

Pero además de renunciar a la comodidad, hemos deestar dispuestos a abandonar todo lo demás: nombre,reputación, amistades, relaciones; a todo debe renunciarsesin reservas, si la causa de Cristo lo requiere. Antes quenegar la verdad, es preciso que abandonemos honores,estimaciones merecidas, toda traza de buena reputación.Habéis oído muchas veces la clásica historia de Curcio,cuando saltó a la fosa del foro de Roma. En nuestro díahay una fosa en el foro; ¿quién se consagrará por el pue-blo y su Dios? Curcio no estipula que ha de quedar com-pletamente enterrado excepto el pendón de su lanza,que habrá de verse en el suelo como recuerdo. No, da elsalto, y halla fama inmortal al desaparecer por comple-

to. En la batalla por la verdad, dejad que vuestra como-didad personal y vuestra reputación se pierdan si es ne-cesario. No creáis que el sacrificio necesita ser pensadodos veces. La flaqueza de muchos es que  piensan tantotiempo que no  hacen nada. La sangre de los mártires esescasa entre nosotros. Nuestros ministerios serán destruidossi empezamos a pensar en el coste de la honradez. ¿Ten-dremos ante nuestra vista el temor a un importante be-nefactor, temiendo ofenderle con nuestra fidelidad? Sólocon ese pensamiento, ya hemos ofendido a Dios. Herma-nos, no temamos pérdida alguna, porque no tenemos nadaque perder, ya que todo lo que ahora poseemos es de Cristo.Señor, por ti me regocijaré en ser «el desecho de todos»,para poder ser hallado fiel a ti y a tu verdad hasta el fin.

Os daré algunos consejos, que pueden conveniros enun momento como éste. Quisiera recomendaros que  exa-

minéis muy cuidadosamente ,con vuestros oyentes, las ver-

  dades fundamentales. La mayoría de las personas no co-

ideal5-11 11/07/2000, 13:11326

Page 305: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 305/343

327

los males de nuestro tiempo

nocen los principios básicos del Evangelio. Suponemos de-masiado cuando damos por descontado que todos nues-tros oyentes entienden el Evangelio. Algunas de las anti-cuadas maestras de escuela tenían un curioso sistema detratar a sus alumnas. Pedían a María que leyera un pa-saje del libro, pero ella aún no dominaba el alfabeto, ypor lo tanto no sabía leer tal como le pedían. Le llama-ban niña revoltosa, la colocaban en un rincón, y le de-cían que estudiara el libro. ¡Nada de esto podía hacer, puesno conocía las letras! Si no hemos enseñado al pueblo elalfabeto, ¿cómo podemos esperar que entiendan las ver-dades que predicamos? Examinemos una y otra vez las  verdades fundamentales.

En algunos púlpitos que podría mencionar, las doctri-nas más sencillas serían grandes novedades. Una vez unrey preguntó a un cortesano qué era lo que hacía tan famosoa cierto predicador «Majestad», dijo el noble, «predica elEvangelio, y eso es lo más escaso de Francia». ¡Cuán ciertode muchos púlpitos ingleses de hoy! Examinad las verdadeselementales con vuestra congregación. Dadles a conocer

los principios básicos de la fe. Esto no cansará a vues-tros oyentes, sino que los bendecirá, y muchos de ellosse deleitarán. Repetid además los fundamentos; a menu-do si podéis. En los tiempos de la labranza al estilo an-tiguo, echaban tres granos de semilla en cada agujero. ¿Porqué? Uno era para el gusano, otro para el cuervo y el terceroquizá llegaría a crecer. Seamos generosos con la simien-te, pues los poderes malignos son generosos con los gu-sanos, los cuervos y las espinas. Que otros salgan a des-tacar; vosotros sois sembradores, y es preciso que «sal-gáis a sembrar». Repetid cosas que hayáis dicho ya, si esnecesario. Pablo escribía a los filipenses: «A mí, a la ver-dad, no me es molesto el escribiros las mismas cosas, ypara vosotros es seguro».

Además,  actuad claramente para la salvación inmedia-

ta de vuestros oyentes. Apuntad bien. Dicen que en Waterloo,por cada hombre muerto, hubo que disparar su peso enplomo. Tenemos que mejorar esta marca, y usar armas

ideal5-11 11/07/2000, 13:12327

Page 306: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 306/343

328

un ministerio ideal

de precisión. Es preciso que alcancemos a las personascada vez que nos dirigimos a ellas. Es de sabios abordarde modo concreto a cada persona. Tenemos que cuidarde la aplicación de cada uno de los sermones. He visto aun verdadero doctor, en un caso muy crítico, actuar comoenfermera al mismo tiempo que como cirujano, y ocuparsepersonalmente de la aplicación de sus linimentos y em-plastos al paciente. Este cuidado personal aumenta la eficaciade la cirugía. Es muy necesario aplicar la verdad a nues-tros oyentes de modo muy específico. Si un doctor rece-tara a unos niños una medicina muy amarga, para tomarcada tres horas, y luego les dejara encargados de tomar-la por sí mismos, me temo que tomarían pequeñas y pocasdosis. Así ocurre con las verdades poco gratas al paladar;no sólo debemos presentarlas en términos generales, sinoque es preciso que las administremos en dosis adecuadasa cada individuo. Bajo la dirección del Espíritu Santo, éstadebe ser nuestra tarea diaria. Queremos que nuestros oyentessean salvos, y salvos en seguida; y con este designio he-mos de adelantar con todas nuestras fuerzas.

  Inculquemos con todas nuestras fuerzas la práctica de la santidad. La santidad es el aspecto visible de la salvación.Nunca consideré que fuera mala señal cuando la predica-ción de la santidad llegó a ciertos extremos. Temblaba a causadel fanatismo, pero daba gracias a Dios por el fervor de dondeprocedía. Aspiremos al máximo grado de santidad. Lasdoctrinas de la gracia deben ir acompañadas por una éticadel tipo más puro. Hemos sido muy claros en cuanto al hechode que las buenas obras no son causa de la salvación; sea-mos igualmente claros en cuanto a la verdad de que son elfruto necesario de la misma. ¿De qué sirven nuestras igle-sias si no son santas? ¿De qué servimos nosotros si no so-mos santos? La santidad es ortodoxia práctica, y debe ir dela mano con la ortodoxia doctrinal. No solamente hemos detener una moralidad elevada, sino también consagrada, avivadapor el Espíritu de Dios; y eso es santidad.

Con este fin, os exhorto a ser   cuidadosos en la admi-

  sión de miembros dentro de la iglesia. Sin duda hay en

ideal5-11 11/07/2000, 13:12328

Page 307: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 307/343

329

los males de nuestro tiempo

nuestras filas algunos que no debieran estar allí. Esto espara perjuicio de ellos, para deshonra del Señor Jesús, ypara perjuicio de la iglesia misma. Los miembros inconversosrebajan el tono general de la iglesia. Hasta qué punto esetono ha descendido, que los espirituales lo juzguen porsí mismos. Si los miembros fueran convertidos, pronto selibrarían de muchos de los ministros; pero las congrega-ciones son como sus servidores. Muchas son las cartas deapoyo que mis protestas sobre este particular han origi-nado. Es evidente que la doctrina relajada y la vida tam-bién relajada se asocian muy frecuentemente. Una tal Aname escribe llorosa con referencia a su marido que haceaños es predicador laico, pero que ahora pasa las vela-das hasta última hora en la mesa de billar, a la cual seaficionó cuando se entregó a la nueva teología y a losentretenimientos religiosos. Son muchos los que han pasadode la reunión de oración al teatro de aficionados, y deallí al teatro profesional mismo. Esto parece ser lo natu-ral, cuando no lo inevitable. ¡Cuánto deseamos tener unamembresía más pura con la cual colaborar! Hagamos lo

que hagamos, vendrá Judas; pero no lo invitemos: nohagamos que a un traidor a Cristo le sea fácil sentirsecómodo entre nosotros. Mezclar la iglesia con el mundoes un crimen; atrae un horrible anatema, y actúa sobrela piedad como la ventisca y añublo. Que la puerta de laiglesia esté abierta a todas las almas sinceras, pero ce-rrada a todos aquellos cuyos corazones están en el mun-do. No es ni siquiera para bien del alma mundana, el tenerla forma de la piedad al tiempo que es ajena a su poder.Ya que amáis al Señor, y comprendéis el valor de las al-mas, guardad bien la entrada a la iglesia.

En cuanto a vosotros mismos, recomendaría  separación

total de aquellos que probablemente perjudicarían vuestra

 vida espiritual. No me parecería mejor asociarme con alguienque niegue la fe que con un borracho o un ladrón. De-seo guardar lo espiritual tanto como lo moral. Un hom-bre leal no se siente a gusto en compañía de traidores.Hay ciertas asociaciones con impíos que tenemos que acep-

ideal5-11 11/07/2000, 13:12329

Page 308: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 308/343

330

un ministerio ideal

tar, a menos que nos apartemos totalmente del mundo;pero hay otras que son opcionales, y en este punto he-mos de atrevernos a ser escrupulosos. Un piadoso minis-tro dijo en una ocasión hablando de cierto predicador: «Nopermitiría que tal persona subiera a mi púlpito. Soy tanceloso de mi púlpito como de mi cama». No creo que fuesedemasiado rígido. Hemos de guardarnos de transigir enla verdad de Dios asociándonos con los que no la sostie-nen, especialmente en una época como la nuestra.

  Además, es preciso que nos unamos más estrechamen-

te, y que procuremos ayudarnos unos a otros, y a todoslos que son de la misma mente en el Señor. Las divisio-nes denominacionales desaparecen en presencia de la verdadde Dios. En mi opinión, la gran distinción a observaractualmente se halla en las doctrinas evangélicas, de lascuales el sacrificio substitucionario del Señor es centrodel alma. Allí donde veamos hermanos fieles luchando,deberíamos aprestarnos a ayudarles, pues con toda segu-ridad están siendo objeto de inveterada oposición. Losamantes de la antigua fe deben luchar hombro con hom-

bro para eliminar las injusticias del pasado y frustrar laoposición futura. La lucha que nos espera es feroz; eco-nomicemos a toda costa nuestras fuerzas por medio dela unión.

Finalmente, permitidme que os dirija unas...

PALABRAS DE ALIENTO  Los tiempos son malos, pero ya lo han sido antes. Te-

néis que luchar contra Apolión, pero muchos se han en-frentado con este archienemigo antes de nuestros días. Ceñidlos lomos de vuestro entendimiento y estad firmes, puesel Señor es mayor que los tiempos. Los días son malos,pero los días malos van seguidos de días buenos. La his-toria se repite, y éste es uno de los puntos en que la his-toria es muy persistente. Dejad que os lea un pasaje muyalentador de Withespoon: «No hay nada imposible parael poder de Dios. Añado que los tiempos más notables delavivamiento de la religión, en esta parte del Reino Uni-

ideal5-11 11/07/2000, 13:12330

Page 309: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 309/343

331

los males de nuestro tiempo

do, vinieron inmediatamente después de los tiempos demayor apostasía, cuando 'la verdad' parecía que 'tropezóen la plaza, y la equidad no podía llegar'. Éste fue el casoinmediatamente antes del año 1638. La corrupción de ladoctrina, la relajación en la práctica, y la sumisión ser-  vil en la política, habían inundado la Iglesia de Escocia.Con todo, al poco tiempo, apareció con más pureza ydignidad de lo que nunca antes, o quizá nunca después,había aparecido. Por lo tanto, que ningún cristiano cedaante los pensamientos de la desesperación. Defendemosuna causa que finalmente vencerá. La religión se levan-tará entre sus ruinas; y su estado oprimido actual debe,no sólo movernos a orar, sino alentarnos a confiar en surápido avivamiento».

 Haced uso de la oración hasta el máximo. Recientementehe recibido mucho aliento de amigos en muy diversossectores, al serme asegurado que nuestro conflicto a causadel Evangelio es continuamente mencionado en sus ora-ciones. El corazón suplicante de ese pueblo de Dios queora está con nosotros. La oración es el arma secreta.

Seríamos muy prudentes si la usáramos más, y lo hicié-ramos con un propósito más específico.

En Nueva Inglaterra, cierta iglesia había escogido a un  joven llamado Stoddard para ser su pastor. Después decierto tiempo, la congregación descubrió que su nuevo pastorno era un verdadero cristiano. ¿Qué hicieron? ¿Sacar arelucir sus defectos y pelear? No, eran personas más sa-bias que eso. Un domingo por la noche, cuando el traba- jo del día había terminado, el joven vio a la congregaciónafluyendo a la capilla. Se quedó sorprendido de que vi-nieran en tan gran número a un culto que él mismo nohabía de presidir. «¿Por qué se reúnen?» preguntó. «Sereúnen», dijo uno, «para orar pidiendo que su ministrosea convertido». El joven Stoddard se fue a su cámara,oró y halló la vida eterna. Antes que la reunión de ora-ción hubiese terminado, estaba convertido y bajó a la reunióna contar las gratas nuevas. ¿No es cierto que fue unamaravillosa obra de la gracia? ¿No podríamos ganar más

ideal5-11 11/07/2000, 13:12331

Page 310: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 310/343

332

un ministerio ideal

batallas si usáramos con más constancia esta arma de laoración total? El infierno entero es derrotado cuando elcreyente dobla sus rodillas con súplica insistente. Ama-dos hermanos, oremos. No todos podemos argumentar, perotodos podemos prevalecer en la oración. Preferiría verosmás elocuentes ante Dios que ante los hombres. La ora-ción nos une fuertemente al Eterno, al Omnipotente, alInfinito; y por ello es nuestro recurso principal. Decidíosa servir al Señor y a ser fieles a su causa, pues entoncespodréis apelar audazmente a Él pidiendo Su socorro. Ase-guraos de que estáis con Dios, y entonces podréis tenerla seguridad de que Dios está con vosotros.

ideal5-11 11/07/2000, 13:12332

Page 311: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 311/343

333

cómo enfrentarse con los males de la época

CÓMO ENFRENTARSE CONLOS MALES DE LA ÉPOCA

Permitidme que os dé a todos la más cordial bien-

 venida. He recibido ya bendición en las oracionesque se han elevado, y creo que todos hemos dis-

frutado de las arras de un refrigerio divino durante la pri-mera parte de nuestra reunión. Continuemos en la plenaconfianza de que el que ya se ha dignado visitarnos se-guirá con nosotros hasta el momento en que tengamos quedecir: «Vámonos de aquí».

Me es difícil comunicaros en pocas palabras en qué va

a consistir mi disertación. Su tema lo iréis descubriendosobre la marcha, pero si pudiera resumirse en una línea,sería: CÓMO ENFRENTARSE CON LOS MALES DE LAÉPOCA

Hasta donde puedo recordar, cada año ha sido un pe-ríodo en extremo crítico; y hasta donde puedo observarla historia, casi cada seis meses alguien ha escrito acer-ca de «la solemne crisis de estos momentos». Hay perso-nas que creen siempre en el peligro inminente del uni-  verso en general y de la Iglesia de Dios en particular, yse puede adquirir una segura popularidad clamando sin

cesar: «¡Ay de nosotros!» Los profetas que pretenden imitarespiritualmente a Solomon Eagle que, cuando la epide-mia, iba por las calles de Londres desnudo y llevando unbrasero en la cabeza mientras clamaba: «¡Ay de nosotros!»,son considerados como fieles, aunque probablemente sondispépticos. No somos del mismo orden: no nos atreve-mos a cerrar los ojos a los males que nos rodean, pero

ideal5-12 11/07/2000, 13:13333

Page 312: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 312/343

334

un ministerio ideal

podemos ver el poder divino sobre nosotros, y sentirlo connosotros, obrando sus propósitos de gracia. Os decimosa cada uno lo que el Señor dijo a Josué: «No temas nidesmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en don-dequiera que vayas». Hemos puesto nuestra confianza enel Dios vivo, que dará la victoria final a su propia causa.

No obstante, es cosa buena admitir que nuestros díastienen sus peligros y pruebas peculiares. El calidoscopio  varía; las escenas que se presentan a nuestros ojos vancambiando, sean para bien o para mal; el bien tiene in-finitas variedades, y también el mal. No nos aflige, comoa nuestros antepasados puritanos, la persecución y laopresión que nos privaría de nuestros derechos civiles ynuestra libertad de adorar a Dios. El mal ha adoptado entrenosotros una forma muy diferente, y es preciso que nosenfrentemos con él tal como viene. El frente de batallaes otro, pero no creo que el conflicto sea menos grave.Espero una lucha más feroz que la que jamás se ha co-nocido, y debemos estar preparados para ella. Durante eltranscurso de una batalla, se observó que el Duque de

Wellington cabalgaba siguiendo las líneas hasta cierto puntodel campo, y un soldado dijo a su compañero: «Ahí va elDuque, seguramente las cosas se van a poner duras».Hermanos, tenemos pruebas de que el Señor Jesús estácon nosotros, por lo tanto conviene que nos preparemospara la batalla. No es un general que cabalgue meramentepor desfilar, sino que va a luchar dondequiera que apa-rezca, y podemos esperar horas de dura lucha. Cuando ciñesu espada en su muslo, y aparece en su caballo blanco, podéistener la seguridad de que su espada herirá con energía, ysus flechas volarán en gran número y velozmente, mientrasque, por otra parte, sus enemigos lucharán furiosos.

Entre los males de la época, es preciso que señalemosprimeramente   el retorno a la superstición. El ritualismoha brotado entre nosotros y se ha extendido como las malashierbas. Supongo que la Omnisciencia lo distingue delromanismo, pero también es probable que la Omnisciencia vea más de su semejanza al romanismo que nosotros. Está

ideal5-12 11/07/2000, 13:13334

Page 313: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 313/343

335

cómo enfrentarse con los males de la época

extendiéndose, lo digo tristemente, por todas partes. Eslógico que nuestros hermanos evangélicos dentro de la IglesiaAnglicana hablen de «una ruidosa minoría que practicael ritualismo», y nos recuerden que cada denominacióntiene sus dificultades; pero para nosotros, que somosobservadores imparciales, es inevitable decir que nos pareceque la parte más vital y vigorosa de la Iglesia Anglicanaes la que está manchada con este error. La diferencia entrelos dos bandos es muy acentuada, pues los ritualistas son  valientes como leones, mientras que los evangélicos sontímidos como liebres. No tenéis sino que ir a las iglesiasque nos rodean más de cerca, o a aquellas de las gran-des ciudades como Brighton, para ver la fortaleza, el vi-gor, la determinación; resumiendo: la detestable vitalidaddel ritualismo. Estos hombres predican todas las doctri-nas del romanismo excepto la infalibilidad del papa, y quizásel celibato del clero; la presencia de ciertos niños y ni-ñas de rosadas mejillas en el jardín de la rectoría demuestraque muchos anglicanos son protestantes sanos en ese punto.Estoy persuadido de que muchos sacerdotes dentro de la

Iglesia de Roma predican más Evangelio y lo entiendenmejor que estos pretendidos sacerdotes dentro de la Iglesiade Inglaterra.

Lo peor de todo es que la rama del sacramentalismoen la iglesia establecida no es como el muérdago o el hongoque crece sobre un roble, sino que es una rama verdade-ra y legítima del tronco paterno. No hay hombre vivien-te, ni lo ha habido ni lo habrá, que crea todo el conteni-do del Libro de Oración Común en su significado natu-ral. La única manera de hacerlo es por medio de algunaartimaña como la de las dos monjas que habían podidoprestada una mula que no andaba si no le decían pala-bras soeces. No queriendo ninguna de ellas ser tan pro-fana como para pronunciar esta clase de palabras, la unapronunciaba la primera sílaba de la palabra francesa sacré,y la otra la terminaba, y así entre las dos hacían andarla mula. Lo mismo debe ocurrir con la fe en el Libro deOraciones: nadie puede creerlo todo entero; posiblemen-

ideal5-12 11/07/2000, 13:13335

Page 314: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 314/343

336

un ministerio ideal

te entre la iglesia alta, la baja y la liberal pueden creer-lo. Pero si me obligaran a punta de bayoneta a certificarque uno de los partidos era un gramo o dos más consis-tente con el Libro de Oraciones que los demás, tendríaque declararme en favor del bando de la iglesia alta. Escierto que los Artículos están en contra de ellos, pero ¿quéson los Artículos? Quizá se leen solamente una vez en la  vida. El mal está en el Catecismo y en el libro de cultosque se usan constantemente. No tenemos que vérnoslascon un mal parasitario, sino con una rama natural de la  vida nacional, que permanecerá en tanto que el Libro deOraciones no sea revisado. ¿Y cuándo será revisado?

Además, este mal es sostenido por hombres que tienenun propósito. Son realmente fervorosos. Creo que entreellos hay un residuo, a pesar de su ceremonialismo ymomerías, de verdaderos creyentes en el Señor Jesucris-to. Junto a ellos hay un ejército de meros creyentes enposturas, mascaradas, colgaduras y demás desatinos; mas,no obstante, hay un grupo de almas llenas de gracia, cuyoespíritu afable se expresa en himnos sagrados y en ma-

nifestaciones devotas, tocantes a nuestro Señor, al estilode Herbert, que lamentaríamos no haber llegado a cono-cer. Como grupo, son fervorosos, recorren mares y tierraspara hacer un prosélito, y son grandes los sacrificios quehacen por la causa que han abrazado. Este sistema, her-manos míos, está muy bien atrincherado, pero tenéis quedesalojarlo.

Esta superstición está asimismo en armonía con laidolatría innata del corazón humano; ofrece satisfaccióna la vista y al gusto, presenta un sacerdote visible y unossímbolos externos, por los que el corazón caído del hombresuspira. Propone ahorrar a los hombres la necesidad depensar ofreciendo un culto externo y presentando unsacerdote que practique la religión en lugar de ellos; pero– ¡qué lástima que sea así! – aparta al hombre de lo realy lo espiritual, le da consuelo sin verdadera regeneración,y le estimula dándole esperanzas aunque no se haya en-tregado a la justicia de Cristo.

ideal5-12 11/07/2000, 13:13336

Page 315: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 315/343

337

cómo enfrentarse con los males de la época

Un segundo mal, que considero igualmente terrible, esla  abundancia de incredulidad. No hablo ahora de aqueltipo de infidelidad basta que se mofa de las Escrituras yblasfema del Nombre del Señor nuestro Dios. No hay muchomal en este tipo de diablo; ¡es demasiado negro, se vedemasiado claramente que es un espíritu del infierno! Andaactualmente suelto un espíritu más peligroso, que se in-troduce en las iglesias no conformistas, sube a sus púl-pitos, y pervierte de modo notable el testimonio de algu-nos que se tienen por algo, y que son considerados comolíderes por los que se cuentan como hombres de culturae intelecto. Macaulay decía acertadamente que la teolo-gía es inmutable; pero estos hombres están continuamentecontradiciendo tal opinión de la manera más práctica, puessu teología varía tanto como los vientos. Se ríen de loslímites doctrinales, y desprecian las enseñanzas precisas.Su consigna es «progreso» y la oímos repetida hasta lasaciedad. Estamos muy lejos de negar que los hombresdeberían progresar en el conocimiento de la verdad, puesésta es precisamente nuestra meta; y por la experiencia,

el estudio y la enseñanza del Espíritu Santo, confiamosque en humilde medida estamos progresando. Pero laspalabras necesitan ser interpretadas: ¿qué se entiende por«progreso» en este caso? ¿En qué sentido se mueve?

Con demasiada frecuencia es un progresivo  alejamiento

  de la verdad, lo cual interpretado significa «avanzar ha-cia atrás». Hablan de un pensamiento más elevado, peroes un «subir hacia abajo». Es preciso que use sus térmi-nos, y hable de progreso; pero su progreso es alejarse de,y no ir hacia el lugar que deseamos. Evidentemente, esun progreso alejándose de la utilidad. Nos invitan a seguirlesen su avance hacia un socinianismo estéril, pues esa esla dirección de la nueva teología, o hacia algo peor. Co-nocemos en nuestros tiempos ciertas antiguas capillas queestán cerradas, donde la hierba crece ante sus fachadas,y cuya puerta ostenta el nombre de Capilla Unitaria Bau-

tista. Aunque se ha dicho que el que hace crecer dos briznasde hierba donde antes crecía una es un benefactor de su

ideal5-12 11/07/2000, 13:13337

Page 316: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 316/343

338

un ministerio ideal

raza, no deseamos vaciar nuestros bancos para cultivarmás hierba. Estamos pensando en ciertas otras capillasque aún no han llegado a tal consumación, en donde lasarañas moran en deleitosa tranquilidad, los bancos sonmás numerosos que las personas y, aunque una subven-ción mantiene abierta la boca del ministro, hay pocos oídosabiertos a quienes dirigir la plática.

Es cosa cierta que Cristo no es levantado allí, pues notrae a todos los hombres a Sí mismo. No hay fuerza atrac-tiva, ni poder, ni tampoco influencia beneficiosa; es unareligión escarchada, y no tenemos el menor deseo de haceruna excursión por aquel mar de hielos perpetuos. Desea-mos decirle al predicador: «Señor, es usted inmensamentelisto; a menudo nos preguntamos cómo una sola cabezapuede llevar todo lo que usted sabe; pero, con toda suinteligencia, no podemos renunciar al antiguo Evangelio,pues los resultados de su predicación no nos fascinan.¿Dónde están sus convertidos? ¿Dónde están sus oyentes?¿Dónde estarán pronto los miembros de su iglesia?» Händel,en una ocasión, tocaba el órgano en una iglesia rural; y,

al final del culto, tocó voluntariamente una pieza de talmanera que la gente se quedaba para poderla oír. El ancianoorganista estaba indignado, y dijo: «Haga el favor de dejarel órgano. Usted no sabe tocar de modo que la gente se  vaya; déjeme hacerlo a mí» Estos caballeros progresistassaben ciertamente hacerlo de modo que la gente se vaya.Sus dones de dispersión son sorprendentes. Aplicadlos encualquier comunidad cristiana fervorosa, y ved si no seesparce y divide; introducidlos en cualquier ciudad queescojáis, y aunque al principio sean atractivos (pues al-gunas personas son atraídas por cualquier novedad aun-que sea errónea), después de corto tiempo, al no haber vida, no habrá poder para retener a la gente. Recordamosel experimento de Daventry bajo aquel hombre eminen-temente bueno, el Dr. Doddridge, y no nos sentimos in-clinados a repetir la prueba en caso alguno. Era un hombreque no dogmatizaba a los «queridos jóvenes» que iban asu Colegio, sino que adoptaba el plan de dejar que se

ideal5-12 11/07/2000, 13:13338

Page 317: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 317/343

339

cómo enfrentarse con los males de la época

enteraran de los argumentos que se presentaban en am-bos sentidos, para que eligiesen por sí mismos. El resul-tado fue tan desastroso como si se hubiese enseñado elerror, pues no hay nada peor que la tibieza en lo tocantea la verdad. El no-conformismo quedó debilitado por unliberalismo apocado, y tuvimos una generación desocinianos, con la cual el no-conformismo casi expiró. Tantolos Bautistas Generales como los Particulares han queda-do hartos de esta mala levadura, y no nos sentimos predis-puestos a usarla de nuevo en el pan del pueblo.

Además, se nos invita a seguir la orientación de hom-bres que no tienen aptitudes para ser líderes. He espera-do con mucho interés para ver si el pensamiento moder-no podía producir un hombre, un hombre de talla, de menteprofunda y genio filosófico; pero, ¿dónde está? ¿Dónde estáel hombre que hará escuela y arrastrará a sus compañe-ros? ¿Un hombre que haga temblar a los ortodoxos, ungran Goliat que esté por encima de sus compañeros des-de los hombros para arriba? En verdad hay algunos quecreen tener poder, y lo tienen entre los jóvenes cuyos

mostachos están a punto de desarrollarse; pero no tieneninfluencia sobre los que leen sus Biblias, han tenido ex-periencia y están acostumbrados a «probar los espíritus».

Las grandes luminarias son, o creen serlo, los hombresliterarios que pergeñan, en ciertas revistas, artículos a modode oráculos para la  élite. Me pregunto cuántas se vendende estas preciosas revistas; pero desde luego, eso tiene pocaimportancia, porque ¡la calidad de sus lectores es tan elevada!¡Fijaos los aires que se da aquél porque lee una revista!¿Son estas cosas de veras tan de inteligentes? Yo no lo  veo. He oído decir que los escritores evangélicos produ-cían perogrulladas; creo que así es, pero seguramente nuncase ha escrito más hojarasca mojada que la que se publi-ca hoy día en oposición a la fe ortodoxa; lo que pasa esque viene revestida de una jerga tan latinizada que su pocaclaridad parece profundidad. Si tenéis el tiempo y lapaciencia de leer un poco lo que los hombres del pensa-miento moderno escriben, no pasará mucho sin que os

ideal5-12 11/07/2000, 13:13339

Page 318: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 318/343

340

un ministerio ideal

canséis de su palabrería, de sus remedos de herejías an-tiguas que pretenden pasar por pensamientos originales,y de sus llanezas engañosas. Basta un hombre de poderpara aplastarlos como vasos de alfarero, pero el resulta-do sería tan sólo piezas de alfarería rota. «Mostradnos unhombre a quien valga la pena seguir», decimos, «y entoncesno le seguiremos, pero lucharemos con él; de momento,no es probable que abandonemos a Calvino, a Pablo y aAgustín, para seguiros». Hermanos, se nos invita fervo-rosamente a apartarnos de las creencias anticuadas denuestros antepasados a causa de los supuestos descubri-mientos de la ciencia. ¿Qué es la  ciencia? El método porel cual el hombre trata de ocultar su ignorancia. No de-biera ser así, pero lo es. Hermanos míos, no tenéis queser dogmáticos en teología porque es impío; pero para loscientíficos, es lo correcto. No tenéis que afirmar las co-sas con mucha energía; pero los científicos pueden afir-mar osadamente lo que no pueden demostrar, y puedenexigir una fe mucho más crédula que la que nosotrosposeamos. Ciertamente, lo que vosotros y yo tenemos que

hacer es tomar nuestras Biblias, y moldear nuestras creenciasde acuerdo con las variables enseñanzas de los llamadoscientíficos. ¡Qué locura es esto! Especialmente cuando lamarcha de la falsamente llamada ciencia, en todo el mundo,puede apreciarse siguiendo las falacias derrumbadas y lasteorías abandonadas. Exploradores antiguos, en otros tiem-pos adorados, son ahora objeto del ridículo; la continuaexposición de falsas hipótesis es un asunto universalmentenotorio. Podéis descubrir dónde han acampado los eru-ditos por los  residuos de suposiciones y teorías que handejado, abundantes como botellas rotas. Así como loscharlatanes que gobernaron el mundo en una época pa-san a ser el escarnio de la siguiente, así ha ocurrido yocurrirá con vuestros sabios y pretendidos científicos ateos.De todos modos, nos recuerdan los  hechos. ¿No se aver-güenzan aún de usar estas palabras?  Hechos maravillo-sos, ¡hechos a medida y arreglados a su voluntad paradesvirtuar los verdaderos hechos que la pluma de Dios

ideal5-12 11/07/2000, 13:13340

Page 319: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 319/343

341

cómo enfrentarse con los males de la época

mismo ha registrado! Permitidme que cite el folleto «¿Estáequivocado el Libro?» por Mr. Hely Smith, folleto dignode extensa lectura:

«Por ejemplo, profundamente enterrados en los depó-sitos de aluvión del delta del Nilo, fueron hallados cier-tos fragmentos de alfarería. La alfarería, desde luego, indicaalfareros; pero Sir Charles Lyell decretó que estos depó-sitos de fango tienen que haber necesitado dieciocho milaños para acumularse, y por lo tanto tiene que haber habidohombres ocupados en las actividades de la vida civiliza-da, por lo menos siete mil años antes de que la creacióndel hombre tuviera lugar según las Escrituras. ¿Qué pruebamás clara podría desearse de que el Libro estaba equivo-cado? ¿Pues, quién se atrevería a sospechar que Sir CharlesLyell cometa una equivocación en su trabajo? ¡Sin embargo,sí había cometido una, pues en los mismos depósitos defango, a la misma profundidad en que se descubrió esta«alfarería preadámica”, apareció también un ladrillo conla figura de Mahoma! (¡Y, sin embargo, nosotros habla-mos de cambiar de posición con respecto a la Biblia para

ajustarnos a aquel «hecho»!) Asímismo, en 1858 fuerondescubiertos algunos trozos de pedernal de curiosa for-ma en lo que ha sido llamado «la famosa caverna deBrixham». En seguida se decidió que los pedernales pre-sentaban signos de artesanía humana, y dado que habíansido hallados junto con los huesos de animales extintos,se llegó en seguida a la conclusión de que se podía de-mostrar que el hombre tiene que haber existido en épo-cas remotas, y se dijo que estas evidencias habían «revo-lucionado toda Europa Occidental en cuanto a la cues-tión de la antigüedad del hombre”. La historia de estospedernales es notable. Durante catorce años, fueron guar-dados bajo llave en las salas de la Sociedad Geológica;pero la curiosidad pública quedaba satisfecha por lasreproducciones de yeso que se exhibían en la caverna, ypor las descripciones ilustradas publicadas en un volumenimponente. De acuerdo con las pruebas así ofrecidas alpúblico, parecía no haber duda de que estos pedernales

ideal5-12 11/07/2000, 13:13341

Page 320: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 320/343

342

un ministerio ideal

llevaban las marcas de la mente y la mano del hombre,asociando así a éste con una raza de animales preadámica.La causa de la verdad tiene contraída una deuda de gra-titud con Mr. Nicolas Whitley, secretario honorario de laReal Institución de Cornualles, pues su agudeza le llevóa sospechar que había algo poco claro; su perseveranciale condujo a confirmar sus sospechas, y osadamente pu-blicó el resultado, que era sencillo pero sugerente. Lasreproducciones de yeso, los dibujos y las descripciones,¡no eran reproducciones, dibujos, o descripciones de las

  verdaderos pedernales hallados en la caverna! Con una odos excepciones, los originales eran evidentemente ejem-plares de pedernal puramente naturales; y las personasque han visto las piedras del paisaje y la maravillosasemejanza de rostros humanos en rocas inaccesibles, noestarán dispuestas a descartar la Revelación entera por-que una o dos piedras de forma curiosa hayan sido ha-lladas en compañía de restos de animales extintos. Si lacausa no hubiese sido tan débil, ¿qué necesidad habríahabido de tratar de reforzarla y suplementarla presentando

al público falsas declaraciones? Con respecto a todos estossupuestos instrumentos, lanzas y puntas de flecha depedernal, hallados en diversos lugares, sería bueno men-cionar aquí la franca confesión del Dr. Carpenter. Nos hacontado desde la cátedra presidencial de la Real Acade-mia que «no pueden presentarse pruebas lógicas de quelas formas peculiares de estos pedernales fueron dadas pormanos humanas».

Siguen estallando las burbujas, y entre tanto aparecenmás, y se espera que creamos en lo que venga, y queesperemos con la boca abierta lo que va a aparecer. Masnosotros no vamos a caer de rodillas adorando la ima-gen de la sabiduría humana, a pesar de todas las flautas,arpas, dulcémeles, semanarios, revistas trimestrales yprofesores jactanciosos. Mostradnos un hombre de cien-

 cia digno de este nombre, y no le seguiremos si se atrevea oponerse a la verdad revelada; pero mostradnos uno enquien la generación próxima va a creer; actualmente no

ideal5-12 11/07/2000, 13:13342

Page 321: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 321/343

343

cómo enfrentarse con los males de la época

hay ni uno vivo que se pueda comparar con Newton y otrosgenios que -reverenciaban las Escrituras, y, como resul-tado de la comparación, quedan en meros farsantes. Vedhermanos míos: tenemos que contender con la increduli-dad, la científica y la otra, y debemos enfrentarnos conella en el nombre del Señor.

Otro mal manifiesto de nuestro tiempo es uno que nosolamente es grave, sino en extremo molesto; me refieroal  espíritu de desintegración que infecta ciertas porcionesde la Iglesia de Dios, y causa mucha amargura y discor-dia en ciertos sectores. Hace años, después de la conver-sión de un hombre, era corriente que, de la manera másnormal, se uniese a aquella iglesia con la que más esta-ba de acuerdo, y trabajase para el Señor en conexión conella; pero ahora, suele ocurrir que el hermano no gustade ir al lugar donde se reúnen la mayoría de los cristia-nos de la ciudad o el pueblo, sino que prefiere tener re-uniones en su propia casa, para mostrar que le desagra-da el sectarismo y que cree en la unidad cristiana. Nodeseando laborar con una organización reconocida, de-

bido a que es denominacional, se siente obligado a for-mar una pequeña denominación propia. No quisiéramosimpedir, con espíritu enojado, a estos hermanos, por elhecho de que no van con nosotros; pero no podemos ocultarel hecho de que, trabajando solos de esta manera, seperjudican a sí mismos, debilitan nuestras iglesias y nosprivan de los que deberían ser nuestros ayudantes máseficaces. Me temo que algunos tienen el concepto de queel trabajo fuera de la iglesia es más útil que los esfuer-zos normales; pero confío que un poco de experienciaenseñará a muchos. La labor cristiana, desconectada dela iglesia, es como sembrar y segar sin tener granero enque almacenar los frutos de la cosecha; es útil, pero in-completa. Espero que el mal de esas iniciativas ismaelitassanará gradualmente por sí mismo; pero entretanto pro-sigue, y personas amantes y fervorosas son apartadas, condiversos señuelos, de la comunión con nosotros. Por otraparte, es cosa buena que algunos hermanos que «se esti-

ideal5-12 11/07/2000, 13:13343

Page 322: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 322/343

344

un ministerio ideal

man como si fueran algo, no siendo nada», tengan la opor-tunidad de hallar una esfera de actividad donde proba-blemente nos causarán menos dificultades que si estuvieranmás cerca. Algunas personas, distinguidas por una espe-cie de piedad que podría llamarse «de cinco centavos»,son más felices que nunca cuando más pueden hablar. Lesagrada oírse a sí mismos, y cantar «¡Cuán dulce el soni-do!» Estas personas están mejor en asambleas de su pro-pio talante. Tenemos que enfrentarnos con esto, y paraalgunos hermanos es una causa de pesar que les ha abru-mado hasta lo más profundo del alma. Muchos pastoresfervientes pueden dar testimonio de ello.

El cuarto mal es uno al cual quiero llamar vuestraatención de modo muy especial; es   el desarrollo de la

impiedad en el país, particularmente en dos formas queno debemos descuidar. Una de ellas es la creciente

mundanalidad entre los que profesan ser cristianos. Seentregan a diversas extravagancias; costumbres, vestidos,artefactos y festejos lujosos, en los que gastan la substanciade la cual han sido hechos administradores. Cuando un

hombre da liberalmente para la causa de Dios, tengo pormuy necio prohibir que gaste liberalmente en otros as-pectos, pues los hombres suelen gastar en escala propor-cionada. Sería absurdo presentar a un desgraciado ava-ro, que no da nada a Dios ni a los hombres, como ejem-plo de dador liberal; pero hay demasiado gasto ostento-so a la vista, sufragado con el dinero del Maestro, en placeresmundanos y diversiones dudosas, cuando no son más quedudosas. Algunos, que son llamados ministros de Cristo,incluso han defendido en nuestros días diversiones quelos moralistas se han sentido inclinados a abandonar; peroesperemos que tales ministros no volverán a cometersemejante equivocación. Es preciso que seamos cuidado-sos, sabios, y al mismo tiempo decididos en nuestros tratoscon este mal creciente, pues, de lo contrario, perderemostoda espiritualidad en las iglesias.

Pero, además de todo esto, ¿no habéis notado con horrorel aumento del  pecado nacional de la embriaguez en todo

ideal5-12 11/07/2000, 13:13344

Page 323: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 323/343

Page 324: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 324/343

346

un ministerio ideal

manidad por su embriaguez? El mundo empezará a abu-chear a la iglesia cristiana a menos que se haga algo eneste aspecto. Considerad el sufrimiento y la pobreza queson fruto del dinero malgastado en este vicio, y el crimenque es su inevitable secuela. El país entero humea anteel Señor, y exhibe la corrupción de este pecado. Si loscristianos no hacen algo para detener este mal, ¿quién lohará? Si los ministros no procuran con todas sus fuerzasaplicar un remedio, el mundo pensará que su clamor contrala incredulidad y otros males no es muy sincero. El queno clama contra el lobo, no es posible que esté enemis-tado con el león.

He aquí, pues, los males. Ahora veamos cuál es elREMEDIO. ¿Qué hemos de hacer para enfrentarnos conesta superstición, esta incredulidad, esta desintegracióny esta creciente mundanalidad y embriaguez? Sólo tengoun remedio para recetar, y es que prediquemos en verdadel Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo entoda su longitud y anchura de doctrina, precepto, espíri-tu, ejemplo y poder. Dar un sólo remedio para muchas

enfermedades del cuerpo es tarea de curandero; pero noes así en los asuntos del alma, pues el Evangelio estádivinamente compuesto para enfrentarse con todos los malesde la humanidad, por mucho que difieran unos de otros.Sólo tenemos que predicar el Evangelio vivo, todo elEvangelio, para enfrentarnos con todos los males de laépoca. El Evangelio, si fuera plenamente recibido en todala tierra, extirparía toda esclavitud, y toda guerra, y eli-minaría toda embriaguez y todos los males sociales; dehecho, no se puede concebir una plaga moral que elEvangelio no sane; e incluso los males físicos, ya que muchosde ellos nacen incidentalmente del pecado, serían muymitigados, y algunos desterrados para siempre. El espí-ritu del Evangelio, haciendo que se preste atención a todolo que se refiere al bienestar de nuestro prójimo, fomen-taría reformas sanitarias y sociales, y así las hojas del árbolque son para la sanidad de las naciones obrarían su pro-pósito beneficioso. Ateneos al Evangelio, hermanos, y

ideal5-12 11/07/2000, 13:13346

Page 325: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 325/343

347

cómo enfrentarse con los males de la época

tendréis el único remedio universal e infalible. Habéis leídode ciudades sitiadas en que los pobres habitantes hanquedado reducidos a esqueletos, y las fiebres y demás en-fermedades, apenas conocidas en épocas de normalidad,han abundado; cuando por fin la ciudad se rinde, si de-seáis dar al pueblo algo que satisfaga todas sus necesi-dades, empezaréis por darle alimentos. El hambre es loque causa en el fondo la fiebre; el hambre ha causado lasdemás enfermedades; y cuando la constitución esté res-taurada de nuevo por los alimentos, arrojará a la mayo-ría de los demás males. Dad el pan de vida a la multi-tud, y las enfermedades y achaques de la humanidad caídaquedarán divinamente eliminados, estoy seguro de ello.

Tenemos suficientes pruebas de que el Evangelio seenfrenta eficazmente con la  superstición . En el libro deApocalipsis leemos: «Babilonia ha caído», y la vemos echadacomo una piedra de molino en la corriente. Pero, ¿no eraporque, como leemos un poco antes, «vi volar por en mediodel cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno parapredicarlo a los moradores de la tierra»? Entre el vuelo

del ángel y la caída de Babilonia había una íntima rela-ción. Si tuvieseis que entrar en un lugar arruinado, y nopudieseis soportar el griterío de las lechuzas y la presen-cia de los murciélagos y desearais dispersarlos, si pudie-seis hacer que la luz bendita resplandeciera en los recin-tos abandonados, los murciélagos y las lechuzas prontohuirían. Que las antorchas brillen en todos los rincones,y las criaturas de las tinieblas abandonarán la escena.¿Queréis terminar con la regeneración bautismal, la mentiraentre las mentiras? Proclamad la regeneración espiritualpor el Espíritu Santo y exaltad la obra del Espíritu delSeñor. ¿Quisierais que las almas viesen la ficción delsacerdocio romano y anglicano? Proclamad el sacerdocioeterno de nuestro gran Melquisedec. Si queréis acabar conla creencia en los sacramentos, proclamad la sustancia,de la cual las ordenanzas nunca pueden ser sino sombra.Veréis que cuando ponéis alimento sólido ante los hom-bres, éstos se apartan de las cáscaras, estando Dios por

ideal5-12 11/07/2000, 13:13347

Page 326: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 326/343

348

un ministerio ideal

su Espíritu Santo con vosotros para darles la sabiduríade discernir entre las cosas que difieren.

En cuanto al asunto de la incredulidad, hermanos míos,os doy testimonio de que la predicación del Evangelio sirvepara enfrentarse con ella. Estaba hablando con un her-mano ministro en lo tocante al número de jóvenes quecaen en una forma u otra de falsa doctrina. Cuando ledije que me preocupaba muy poco en este aspecto, repli-có: «Me parece que no. El calvinismo los aleja, no les dasuficiente margen. Un hombre de este tipo no vendría aoírle muchas veces». Pero yo me atrevo a decir que encierto tipo de predicación, se ofrecen palomares para quese posen las palomas de la duda, y no me sorprende queéstas vengan en gran número, como las aves a sus venta-nas favoritas. Predicad las doctrinas de la gracia, queri-dos hermanos, y los que no quieren a vuestro Señor se-rán cambiados o cambiarán a su ministro. Predicad elEvangelio de modo muy decidido y firme, no importa loque digan de vosotros, y Dios será con vosotros. Algunosquisieran que tratáramos la Biblia como si fuera un es-

trépito de campanas desde el campanario de una iglesia,que podemos hacer que diga lo que nos gusta; pero no-sotros proclamemos la verdad de las Escrituras como latrompeta, que da un sonido determinado, para que las gentessepan que hay significado en ello, y puedan aprender almismo tiempo cuál es ese significado.

Ofrezco a los progresistas un lema para esculpir en susescudos, que espero me agradecerán; es el siguiente: «Siempre

 aprendiendo». Se jactan de estar siempre aprendiendo.Aceptadlo, caballeros, pero usadlo todo: «siempre estánaprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento dela verdad» (II Timoteo 3:7). Ellos mismos confiesan queno llegan a un conocimiento definido, pues siempre nosestán diciendo que lo que predican hoy quizá lo repudienmañana, pues hay un proceso de desarrollo en marcha,de modo que, habiendo comenzado con la ostra del cal- vinismo, pueden aún alcanzar la virilidad superlativa delateísmo, pues ¿en qué otro lugar se detendrá? Predicad

ideal5-12 11/07/2000, 13:13348

Page 327: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 327/343

349

cómo enfrentarse con los males de la época

la verdad con todo vuestro corazón a medida que Diosos la enseña, y quedará detenida esta plaga.

En cuanto a la  desintegración, no conozco otra mane-ra de mantener unido al pueblo de Dios como el darlesabundancia de alimento espiritual. Un pastor sencillo decíaque él sujetaba a sus ovejas por medio del gusto, pues lesdaba tan buen alimento que no podían hallarlo mejor, demodo que se quedaban con él. Sea esta nuestra costum-bre según la ayuda del Espíritu Santo. Obremos también,por medio de nuestra predicación, para que la comuniónen la iglesia sea mucho más real. ¿No hemos oído mu-chas veces la observación, quizá perdonable, de: «No voya asistir más a una reunión administrativa»? ¿Por qué hade ser así? Hay una antigua anécdota que me servirá deilustración. Un clérigo estaba enterrando un cadáver, y nosabiendo si emplear la palabra «hermano» o «hermana»en el culto, se volvió a uno de los acompañantes y pre-guntó: «¿Es un hermano o una hermana?» «No hay el menorparentesco, señor», fue la pronta respuesta, «es sólo unaconocida». Siempre estamos hablando de amados hermanos

y hermanas; pero, mirándolo bien, ¿cuánta fraternidad  verdadera hay en la mayoría de las iglesias? ¿No se re-duce todo a esto: «no hay el menor parentesco, es sólouna conocida»? ¿Os extrañáis de que las personas inicienpequeñas reuniones particulares, donde esperan habrá unpoco más de comunión? Tratad de hacer que la comuniónen la Iglesia sea llena de vida y amor, predicando y vi- viendo el Evangelio del amor y la fraternidad. Sed a vuestropueblo como un padre entre sus hijos, o un hermano mayorentre sus hermanos menores, para que podáis ser el mediode bendición para ellos, y al mismo tiempo, luchad efi-cazmente contra el mal de la desintegración.

En cuanto al terrible asunto de la  embriaguez, creo quehay muchos remedios para la enfermedad, pero estoy igual-mente seguro de que no hay ninguna cura completa yuniversalmente aplicable para ella excepto el Evangelio.La mejor manera de lograr que un hombre sea sobrio esllevarlo al pie de la cruz. Es una cuestión práctica, que

ideal5-12 11/07/2000, 13:13349

Page 328: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 328/343

350

un ministerio ideal

  vale la pena considerar, el decidir si para llevarlo allí nosería necesario que primero esté sobrio, pues no podemosesperar ver a los hombres convertidos cuando están bo-rrachos. Quizás encontréis que es prudente usar con vi-gor todos los recursos que el movimiento en pro de latemplanza ha ofrecido de modo tan amplio; pero tantosi estáis de acuerdo personalmente en hacerlo como si nolo estáis, si veis a otros combatiendo activamente contrael demonio de la bebida, aunque usen armas que no ad-miráis, no los despreciéis, ni los tratéis de otro modo quecomo aliados. Que vuestros propios hábitos personales seande los que tienden a vencer el mal, y a alentar a los queestán laborando con ese fin. Que la corriente y el tonode vuestra conversación sean siempre afables hacia elhombre que lucha contra este enemigo, aunque no ven-ga a vuestra plataforma, pues el enemigo es tan fuerte ydevorador que no se puede despreciar ninguna ayudahonrada. Pero después de todo, el Evangelio es el armaespecial del conflicto. Aunque pudieseis lograr que todoslos hombres de Inglaterra firmasen una promesa de to-

tal abstinencia, no podríais asegurar la sobriedad ni poralgún tiempo, ya que las promesas suelen ser quebranta-das; pero si los corazones de los hombres son cambiadosy llegan a ser creyentes en el Señor Jesucristo, entoncespor gracia divina el principio llegará a formar parte dela constitución mental, las promesas serán cumplidas ylos vicios abandonados.

Hasta aquí os he llevado por el camino de la verdad

  en general, y ahora os daré unas cuantas exhortacionesprácticas. El antiguo Evangelio hay que  predicarlo, y nomachacarlo como las tonadillas que salen de un organi-llo; mas debe ser predicado del mejor modo posible; y conla bendición de Dios hemos de trabajar de tal manera enla iglesia, que tanto nosotros mismos como nuestros com-pañeros de membresía confirmemos el testimonio delEvangelio, y estemos unidos de corazón para extenderlo.

Para empezar,  es preciso que tengamos más conocimiento

  del Evangelio. No todos los ministros entienden el Evan-

ideal5-12 11/07/2000, 13:13350

Page 329: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 329/343

351

cómo enfrentarse con los males de la época

gelio; muchos de ellos, que entienden sus elementos, nuncahan tratado de comprenderlo y predicarlo en su totalidad,y aun el que más lo conoce necesita entenderlo mejor. Espreciso que prediquéis todo el Evangelio. La omisión deuna doctrina, o de una ordenanza, o de un precepto, puederesultar muy perjudicial. Aun aquellos puntos que los demásconsideran triviales, no lo han de ser para el hombre quepretende poner su ministerio a toda prueba.

Por ejemplo, no dejéis de ser fieles en cuanto al bau-tismo de los creyentes; pues si se omite esa parte de vuestrotestimonio, faltará un ingrediente esencial para enfrentarsecon la superstición. Aunque a primera vista pueda pare-cer como si no tuviera importancia omitir una doctrinasecundaria, no lo hagáis; pues, dado que el Dios que lapuso en la Palabra es supremamente sabio, el que la omitano será prudente. Cumplid toda vuestra misión: «Ense-ñándoles», dice el Señor, «que guarden todas las cosas queos he mandado». Predicad el Evangelio al norte, sur, estey oeste; pero aseguraos bien de que predicáis todo elEvangelio de la manera que Dios os lo ha enseñado, y no

prediquéis otra cosa.Para realizar esto, estamos obligados a escudriñar y

estudiar para conocer más y más de la Palabra inspira-da. ¿No habéis descubierto que el Evangelio es como unacaverna en la que debéis entrar llevando la antorcha delEspíritu Santo, que es el único que puede mostraros to-das las cosas? ¿No os quedasteis asombrados al encontrarosen la primera cámara y ver su clara luz plateada? ¡Quéde tesoros en torno vuestro, pues las paredes eran lingotesde plata, y el techo una filigrana de metal precioso! «¡Lohallé! ¡Lo hallé!», exclamasteis llenos de alegría. Pero enaquel momento, un ser resplandeciente os dijo: «Ven acá,y te mostraré cosas mayores que éstas». Pasasteis por unlugar hasta entonces no visto, y ante vosotros se abrió otracámara, más espaciosa que la anterior. El suelo, el techoy sus estalactitas eran todos de oro, oro puro, semejantea cristal transparente; y entonces dijisteis: «Ahora sí quehe entrado en el santuario más recóndito de la verdad».

ideal5-12 11/07/2000, 13:13351

Page 330: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 330/343

352

un ministerio ideal

Sin embargo, aún había más que ver, pues aquel ser res-plandeciente volvió a llamaros, se abrió otra puerta se-creta, y os encontrasteis en una vasta sala, donde, ante  vosotros, piedras preciosas de todas las formas lanzabandestellos: rubíes, jaspes, esmeraldas y amatistas rivaliza-ban en belleza, mientras que en un estallido de luz elmaravilloso cristal y toda suerte de gemas selectas hacíanbrillar la caverna como mil firmamentos repletos de es-trellas. Entonces sí que os maravillasteis. Y ahora, qui-zá, habiendo visto tales tesoros, opináis que no queda nadapor ver; pero todavía ningún mortal ha visto plenamentela gloria de Dios, y el Espíritu divino espera llevaros porel estudio y la oración a una visión aún más clara de lascosas profundas de Dios.

Para predicar bien el Evangelio, es preciso que tenga-mos un conocimiento de él que suponga una experiencia

 práctica. Es preciso que lo tengamos en el corazón, ytambién, como se dice vulgarmente, a flor de labios. Te-nemos que ser ricos para poder esparcir tesoro. Debemosser escribas bien instruidos para poder enseñar. Ocupé-

monos de esto, amados hermanos, y si alguno de voso-tros ha menospreciado sus estudios privados y su comu-nión con Dios, y ha suprimido el escrutinio de la Pala-bra, le ruego que no lo haga; pues podéis echar mano porun poco de tiempo de las provisiones que tenéis, pero prontose acabarán o se enmohecerán. Recoged maná fresco cadamañana, directo del cielo. El maná sacado del gomer deun hermano está muy bien si no puedo ir a recogerlo dondecae, pero la regla de Dios es que cada uno llene su pro-pio gomer. Tomad prestado de los libros, si queréis; perono prediquéis libros, sino la Palabra viva. Adquirid mu-chos conocimientos espirituales y administradlos a vues-tro pueblo.

En segundo lugar,  es preciso que procuremos tener una

 relación más profunda y más experimental con el Evange-

lio. La palabra «experimental» ha sido manufacturada porla teología; pero no es correcta, pues la verdadera reli-gión no es ningún experimento. Indiscutiblemente, es un

ideal5-12 11/07/2000, 13:13352

Page 331: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 331/343

353

cómo enfrentarse con los males de la época

hecho bien comprobado, una fuerza cuyo resultado pue-de predecirse sin riesgo, pues no hay causa que garanti-ce su efecto con más certeza. Lo que nosotros queremosdecir es «experiencial», que es producto de la experien-cia, y perdonadme lo feo del término que acabo de in- ventar. ¿Conoce uno realmente una verdad evangélica hastaque la conoce por experiencia? ¿No es ésta la razón deque los siervos de Dios tengan que pasar por tantas pruebas,para que realmente puedan aprender muchas verdades quede otro modo no se pueden asimilar? ¿Aprendemos mu-cho en los días de sol? ¿No nos aprovechan mucho máslos tiempos tormentosos? ¿No habéis descubierto que  vuestras enfermedades, vuestras aflicciones, vuestras de-presiones de espíritu, os han instruido en muchas co-sas que la tranquilidad y los deleites jamás han susurra-do a vuestros oídos? Supongo que deberíamos aprendertanto por medio del gozo como por medio del pesar, y esperoque muchos de los mejores siervos del Señor lo hagan así;pero es una lástima que otros no lo hagamos; hay que llamara la aflicción para que venga a enseñarnos a fuerza de

latigazos.El ministro que manipula la Palabra de Dios como quien

la ha probado y experimentado, es pronto conocido porsu congregación. Aun el inconverso reconoce el tacto delexperto cirujano de almas. Si una mujer que antes nun-ca hubiese cuidado a nadie viniera a tu cabecera paraatenderte durante una enfermedad, lo descubrirías sin quete lo dijeran. Pero fíjate en la enfermera experimentada.Observa de qué manera tan admirable prepara tu almo-hada. ¡Qué arte para colocar los vendajes! ¡Qué suaves sonsus dedos cuando toca la herida! Y si alguna vez se ha visto afligida como tú lo estás, de qué manera tan gratasabe decir: «¡Yo sé lo que usted está sufriendo! Entiendolo que le pasa; he pasado por lo mismo». Sí, te das cuentaque esa enfermera era precisamente la que necesitabas.Hay una manera de hablar del Evangelio, sus privilegiosy deberes. en un estilo que no llega al corazón. Una vezleí la siguiente crítica acerca de un predicador. Creo que

ideal5-12 11/07/2000, 13:14353

Page 332: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 332/343

354

un ministerio ideal

no era justa al serle aplicada, de modo que no mencio-naré su nombre; pero las observaciones eran las siguien-tes: «Predica como si uno no tuviera ni padre ni madre,ni hermana ni hermano, ni esposa ni hijos, ni luchas niesperanzas humanas; como si el gran objeto de la predi-cación fuese llenarle a uno de pedantería bíblica, en vezde hacerle a uno mejor, más sabio, más fuerte que antes.No debes temblar por miedo a que toquen las fibras detu corazón, y que tu pecado favorito se mustie ante la santaindignación del predicador. Éste se encuentra sumergidoen Génesis o en Apocalipsis, y te está contando lo que hizoel primer hombre, o lo que hará el último; es posible quete dé un credo bíblico y correcto, pero que no te intere-sa, pues no posee vida, ni amor, ni poder; está perfecta-mente adaptado al vacío, como lo está esta gigantesca Babelde competencias, crímenes e injusticias en que vivimos ynos movemos».

Esta crítica se aplicaría con justicia a muchos predi-cadores. No tratan el Evangelio como algo práctico, o comoasunto real que concierne de modo inmediato a sus oyentes.

Si el Evangelio se refiriese tan sólo a ciertos seressemisalvajes de la selva australiana, tales predicadores nopodrían presentarse menos interesados. No podemos es-perar de ellos un sermón convincente sobre una experiencia,ni siquiera el Evangelio sencillo, a menos que en algunaocasión se dignen condescender a hablar de la deprava-ción de la clase baja. Pero esto nunca será suficiente. No;es preciso que tengamos una experiencia personal de lascosas de Dios. En cuanto a nuestra propia depravación,es preciso que la sintamos, y la lamentemos; y en cuantoal glorioso poder de la gracia de Dios, y las maravillosasriquezas de Cristo, hemos de proseguir dándonos cuentade ellas en nuestras almas, cada vez más, si es que he-mos de predicar con poder, y combatir los males de laépoca.

En tercer lugar, debo decir que   es preciso atenerse al

 Evangelio con más continuidad. No conozco ningún au-ditorio a quien sea menos necesario decir esto que al que

ideal5-12 11/07/2000, 13:14354

Page 333: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 333/343

355

cómo enfrentarse con los males de la época

ahora me escucha; pero aun así, permitidme que os diga:«Despertad vuestra mente con el recuerdo puro». Vale lapena despertar lo que es puro; lo impuro es mejor dejar-lo. Ya que vosotros tenéis estas cosas, permitidme que osanime a tenerlas más abundantemente. Muy a menudodeberíamos enseñar los simples rudimentos del Evange-lio. Es asombroso, después de toda la predicación que hahabido en este país, cuán poco del Evangelio es entendi-do por las masas. Son aún niños, y tienen necesidad deque se les enseñe el ABC del Evangelio de Cristo. Ateneos,pues, a estos temas, los que salvan el alma, los que sonprácticamente útiles para el pueblo. No os separéis de lacruz de Cristo. Señalad continuamente al sacrificio expia-torio, y a la doctrina de la justificación por la fe, que cuandose predican debidamente no se ven jamás privados de laaprobación divina. Todas las verdades son importantes;que cada una tenga su correspondiente lugar; pero nopermitáis que ninguna verdad secundaria os aparte de lasprimordiales. Aristóteles, en su Historia Natural tanmaravillosa y poco natural, nos cuenta que, en Sicilia, la

hierba de los bosques y los campos tiene tal fragancia quelos perros pierden el rastro de su presa, y no pueden cazar.Tengamos cuidado con estas hierbas. En nuestras men-tes, especialmente la mía, sentimos una gran fascinaciónpor la poesía, la verdadera ciencia, la metafísica y otrascosas semejantes; pero confío que vosotros demostraréisser perros de tan fino olfato que ninguno de estos perfu-mes os impedirá seguir de cerca las almas de los hom-bres que tratéis de cazar por encargo de vuestro Maes-tro. Sin duda muchos se desvían de la empresa principal,y cuando se han dado a filosofar frívolamente, creen habercrecido más que los demás cristianos; mas vosotros noseáis como ellos.

Había una mujer que estaba muy ocupada sacando desu casa en llamas los cuadros y muebles de más valor. Hacíarato que se afanaba por salvar sus pequeños tesoros cuando,de repente, se dio cuenta que faltaba uno de sus niños.Había quedado abandonado en la casa incendiada, y cuando

ideal5-12 11/07/2000, 13:14355

Page 334: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 334/343

356

un ministerio ideal

la madre se lanzó a buscarlo, hacía rato que aquellahabitación había ardido, y el niño había perecido. En-tonces se retorció la mujer las manos y gimió lastimeramentepensando en su locura. Deseaba maldecir todos los mue-bles que había salvado, anhelaba haberlos perdido todos,porque, al preocuparse por tan pobres objetos, había perdidoa su hijo. Del mismo modo, todas las pequeñas curiosi-dades de la ciencia, los refranes singulares, las doctrinasprofundas, que consigáis salvar del fuego, no harán sinoacusar vuestra conciencia si permitís que las almas de loshombres perezcan. Es preciso que las salvemos; y es infi-nitamente mejor que las docenas de admirables discur-sos sobre un punto difícil reposen hasta que estemosmuertos, y no las saquemos para malgastar docenas dedomingos cuando las almas preciosas están esperando lasbuenas nuevas de misericordia.

A menudo me he preguntado por qué han sido. predi-cados ciertos sermones, qué designio tenía el predicadoral prepararlos. No quisiera sospechar que los predicado-res deseen exhibirse; sin embargo, ¡lo sé qué otra cosa

estaban haciendo. Calígula ponía sus legiones en marchaa tambor batiente y sonido de trompetas, y desplegaba laságuilas y los estandartes ¡para ir a la playa a recoger conchas

  de mar !Hay sermones de este tipo: baten los tambores, suenan

las trompetas, ondean las banderas,  y se recogen conchas

 de mar . Se cuenta una hermosa historia sobre el famosoBernardo. Predicaba un día a una congregación exhibiendomaravillosa elocuencia y poética dicción; los dejaba a todosembelesados; pero cuando terminó el sermón, se obser-  vó que Bernardo se marchaba inquieto. Anduvo por eldesierto, pasó la noche solo ayunando a causa de su tristeza.Al día siguiente, en el momento de la predicación, esta-ba a punto para otro tipo de discurso, y al oírlo, las per-sonas refinadas que le habían escuchado el día anteriorno quedaron muy impresionadas; mas los pobres enten-dieron sus palabras, y las bebieron; y aunque tuvo queoír las censuras de los críticos, se observó que salía con

ideal5-12 11/07/2000, 13:14356

Page 335: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 335/343

Page 336: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 336/343

358

un ministerio ideal

dos. ¡Admirable arte, poder lanzar un arma con tal pre-cisión y sin fallar nunca! ¡Cuántos entre nosotros tene-mos la maravillosa habilidad de fallar! «No temáis», diceel predicador, «nunca personalizo». ¡Estate quieto, ami-go mío! ¡Abre los brazos! ¡Extiende los dedos! Tu minis-tro ha practicado mucho, y sabe cómo evitar el causar lamenor molestia con el uso de verdades demasiado perso-nales. Hermanos, cultivad ese arte si deseáis ser repro-bados, y que vuestros oyentes se pierdan también; perosi deseáis ser medio de salvación para vosotros mismosy para los que os oyen, clamad al Señor pidiéndole fide-lidad, sentido práctico, y poder para conmover de veraslos corazones. No juguéis nunca a predicar, ni andéis conrodeos; id siempre al grano. Plutarco nos cuenta de doshombres en Atenas que fueron nombrados para ocuparun cargo público. Uno de ellos era famoso por su orato-ria; y para ganar las elecciones, describió lo que podíahacer y haría si los ciudadanos lo elegían. Los habríaembelesado con sus bellas promesas si no le hubiesenconocido demasiado bien. Su rival era hombre de pocas

palabras, y dijo simplemente: «Todo lo que este hombreha  dicho, es lo que yo voy a hacer». Sed, pues, esta clasede hombres, no habladores de la Palabra solamente, sinotambién hacedores de ella.

¿No habéis oído docenas de sermones acerca del Evan-gelio, y de lo que éste ha de hacer? ¿No es una gran cosadescribir gloriosamente en una reunión pública lo que elEvangelio ha hecho, y lo que hará, aunque vosotros nohayáis contribuido en nada al grandioso resultado? Pero,¿de qué aprovecha predicar  acerca del Evangelio? Predi-

 quemos el Evangelio mismo. No esperéis alarmar al ene-migo describiendo un cañón Krupp; mas emplazad vues-tra artillería y abrid fuego. No os contentéis con descri-bir la convicción de pecado; sino laborad para producir,en el poder del Espíritu, la convicción inmediata. No osdeis por satisfechos pintando la paz que viene después dehaber creído; mas predicad la verdad que los hombres hande creer, para que, en efecto, obtengan la paz que des-

ideal5-12 11/07/2000, 13:14358

Page 337: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 337/343

359

cómo enfrentarse con los males de la época

cribís. Necesitamos más de la predicación que yo llamo«activa», y menos de la que llamo «discursiva». Poned manosa la obra con firmeza, encarándoos con los hombres aunquetengáis que agonizar. Mostradles su pecado; presentádselo,y decid: «Pecadores, ¿no es esto pecado? ¿Tan ciegos soisque no podéis verlo? Si no lo veis, lloraré vuestra cegue-ra y oraré al Espíritu, eternamente bendito, pidiéndole queabra vuestros ojos. ¿No veis a Cristo, pecadores? ¡Yo lehe visto! Fue la visión más bendita que jamás he contem-plado, pues sus heridas son mi sanidad, y su muerte esmi vida. No tengo nada que mostraros sino a Cristo miMaestro; pero una mirada a Él os salvará. Oraré para queel Espíritu Santo os ilumine; pero si no entendéis, seráculpa de vuestra mente, y no de mi lenguaje». Hemos oídosermones en que el ministro oraba a Dios para que sal- vara almas; pero, a menos que Él se hubiese apartado desus acostumbradas leyes de actuación, ni siquiera el DiosTodopoderoso usaría tales discursos para semejante pro-pósito, pues consistían en meros juegos de palabras, o enuna exposición de opiniones insignificantes, cuando no un

sistema filosófico para explicar con demasiada facilidadla mente del Espíritu. Orad al Señor para que Él salve a  vuestros oyentes, y luego dirigíos a ellos como si voso-tros pudierais salvarlos. Confiad en Dios, y luego empleadargumentos tan lógicos, que convenzan al entendimien-to, y llamamientos tan patéticos, que conmuevan el co-razón de tal manera, que si los efectos dependen de lascausas, estos efectos se produzcan, al tiempo que la manode Dios está con vosotros.

Apenas necesito añadir,  que es preciso que seamos más

  y más sencillos y claros en la predicación del Evangelio.

Creo que ya lo somos; pero, a veces, los jóvenes se dejanfascinar por algún famoso predicador cuyo estilo es gran-dilocuente, sublime, o complicado. Ven lo magnífico queresulta, se maravillan, y llega el momento en que pien-san en probar también aquel estilo; de modo que se co-locan las botas de siete leguas, que les resultan tan grandesque podrían vivir en ellas, y el resultado es ridículo, peor

ideal5-12 11/07/2000, 13:14359

Page 338: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 338/343

360

un ministerio ideal

aún, espiritualmente inútil. Cuando un hombre trata deser sublime a base de frases detalladas, dicción pomposay maneras grandilocuentes, el fracaso será inevitable.También hay la tendencia, entre los jóvenes, a usar exce-sivamente las citas poéticas. Hay jóvenes muy refinados,que probablemente nacieron con una rosa en los labiosy un ruiseñor cantando junto a su cama, y parecen estardestinados a lo sublime y hermoso. La brisa les trae delos montes de Arabia la dulce fragancia de los pensamientospoéticos. Era pensando en un hombre de esta escuela queSamuel Butler escribió:

«Abrir su boca sin un tropo no podíaaquel que usaba la retórica a porfía».

Hermanos, ese estilo es muy hermoso; pero no os de- jéis seducir por él. En tanto podáis, evitad toda oratoriaartificial, o lo que simplones de hoy día toman por elo-cuencia. La palabra se está usando muy mal; pero, en laacepción común del término, lo más detestable es la elo-cuencia. Hablad desde el corazón, y no os preocupéis porla elocuencia. No habléis como los oradores, hablad comoamantes de almas, y tendréis verdadera elocuencia. Laoratoria que está aliada con la danza, y que practica anteel espejo; que es aficionada a las citas clásicas y a los versosde sentido obscuro de poetas desconocidos, tenéis queaborrecerla para siempre. Los pecadores que están pere-ciendo no necesitan tu poesía, necesitan a Cristo. Si erespoético, domina tu poesía, y no te dejes dominar por ella.Lo que tienes que hacer es ser un medio para salvar al-mas, no lo olvides. Si los soldados pueden ganar una batalla,

y al mismo tiempo cantar melodiosamente, que no dejende hacerlo; pero si, pensando en la armonía, dejan de atacareficazmente al enemigo, que cesen los cantos inmediata-mente. Joven guerrero, monta en seguida sobre tu caba-llo. Piensa que el púlpito es tu corcel, y lánzate a la ba-talla hiriendo a diestra y siniestra con valor indomable.Y cuando regreses, tendrás más honra de tu Maestro que

ideal5-12 11/07/2000, 13:14360

Page 339: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 339/343

361

cómo enfrentarse con los males de la época

el que se quedó en casa para adornar su armadura, y salió,por fin, a despertar la admiración, pero regresó como aquelhéroe tan poco glorioso de quien el poeta canta:

«El rey de Francia a un monte subiócon cuarenta mil, e igual bajó.»

Debo apresurarme a observar que si hemos de conse-guir que el Evangelio se enfrente con los males de la época, es preciso que sin falta lo ejemplifiquemos en nuestras vidas

  cuando no estamos en el púlpito. Gracias a Dios, sé queen el caso de muchos hermanos de aquí, el Evangelio quepredican es ilustrado en sus vidas por su abnegación yel sacrificio de sí mismos. Me encanta oír a un hermanodecir: «Dejé mi posición para ocupar una en que mis ingresosserían inferiores, pues me di cuenta de que había ante míuna esfera de servicio más amplia, y que no iba a edifi-car sobre los fundamentos de otros, sino a adquirir nue- vos territorios para Cristo». Me glorío en la gracia de Diosmostrada en muchos de vosotros, a causa de vuestro celo, vuestra paciencia en medio de la pobreza y vuestra fe enDios. El Señor os bendecirá. Es un verdadero deleite parami alma pensar que el espíritu de los apóstoles y los mártiresestá en muchos de vosotros. Os sacrificáis por Cristo, yno habláis de ello, contentos de hacer grandes cosas aunquenadie lo anuncie. Adelante, hermanos, en nombre del Señor.Espero que no habréis de sufrir más de lo necesario; peroque cuando sea necesario aceptaréis el sufrimiento congozo. Si no podemos vencer sin perder unos cuantoshombres, no vacilemos ni un momento. Si no podemostomar la posición enemiga sin llenar la trinchera de cuerpos

muertos, saltemos adentro. No rehuyamos jamás la po-breza, el vituperio, o el trabajo duro; mas determinémo-nos a que la antigua bandera sea llevada hasta el puntomás alto de la fortaleza y, en el nombre del Señor Jesu-cristo, el error será hollado como la paja. Nuestra causaes digna del máximo celo; si pudierais derramar vuestrasangre en mil martirios cada día, la causa lo merece. Es

ideal5-12 11/07/2000, 13:14361

Page 340: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 340/343

362

un ministerio ideal

la causa de Dios, la causa de Cristo, la causa de la hu-manidad. Hermanos, predicad el Evangelio, predicadlo todo,y predicadlo con el Espíritu Santo enviado del cielo, y aúnseréis el medio de ayudar a salvar este mundo que pere-ce; pero que Dios os dé gracia para vivir en el espíritudel Evangelio, o, de lo contrario, fracasaréis inevitable-mente.

Me temo que haya algunos ministros que llegan a unpúlpito con la intención de quedarse allí. No hay mane-ra de que se muevan, ni tampoco de que hagan mover ala gente. A veces se me ha hecho la siguiente observación:«Algunos de sus hombres se mueven mucho». «Sí», lescontesto yo, «Pasarán muchos, y multiplicaráse la cien-cia». Me gusta el sacrificio de un hombre que se da cuentaque puede irse, y se va cuando puede hacer más bien enotra parte. Nunca os marchéis ni os quedéis por razonesegoístas; mas estad siempre prestos para la llamada de vuestro gran Capitán. Un anciano ministro escocés, queiba cabalgando, vio, según su propia descripción, algo que  venía hacia él y que le alarmó en gran manera. Era un

gitano cabalgando encima de un gran número de gavillasde leña que había cargado sobre su asno. El animal so-bre el cual el ministro montaba se alarmó tanto como su  jinete, detuvo sus pies con firmeza, bajó sus orejas, y elministro se preparó para la caída, de modo que cayó másfácilmente. Un amigo le decía: «Yo habría desmontado».Era una idea que nunca se le había ocurrido al ministro.Así le ocurre a algunos: se preparan por si su gente lesecha; pero nunca se proponen irse por su propia volun-tad. Sé que un hermano, que no pertenece a nuestraConferencia, dijo esto a los miembros de su iglesia cuandose estaban esforzando activamente en librarse de él: «Fueel Espíritu de Dios el que me trajo aquí, y nunca me iréhasta que el mismo Espíritu me lo indique,   y falta toda-

  vía mucho tiempo.» Esta última frase hacía sospechosotodo lo anterior, pues indudablemente no podía predecircuál sería el propósito del Espíritu. Hermanos, quedaoso marchaos; id al África, o a América, o a Australia, o

ideal5-12 11/07/2000, 13:14362

Page 341: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 341/343

363

cómo enfrentarse con los males de la época

pasad desde aquí al extremo más lejano del país; lo im-portante es que cumpláis vuestra misión, y glorifiquéisa Dios. Sed santos, llenos de gracia, orando siempre,desinteresados; sed como el Señor Jesús; sólo así vues-tras vidas serán consecuentes con el Evangelio que soisllamados a predicar.

Una cosa más. Tratemos de   saturarnos del Evangelio.Siempre me doy cuenta de que puedo predicar mejor cuandoconsigo empaparme en mi texto. Me gusta encontrar untexto, y descubrir su significado; luego, después de ha-berme bañado en él, me deleito en echarme encima y dejarque me empape. Entonces el texto me ablanda, o mefortalece, o hace lo que tiene que hacerme, y es entoncescuando puedo hablar de él. No es preciso que seáis muymeticulosos acerca de las palabras y frases, si el espíritudel texto os ha llenado; los pensamientos surgirán y se  vestirán solos. Saturaos de buenos aromas, y ellos osperfumarán; una dulce fragancia emanará de vosotrosextendiéndose en todas direcciones; nosotros lo llamamosunción. ¿No os encanta escuchar a un hermano que siempre

está en comunión con el Señor Jesús? Incluso si es porpocos minutos, un hombre así os restaura, pues, a seme-  janza de su Maestro, sus senderos rebosan grosura. Es-tad en la verdad, y que la verdad esté en vosotros. Sedbautizados en su espíritu e influencia para que podáisimpartir todo esto a otros. Si no creéis el Evangelio nolo prediquéis, pues carecéis de las aptitudes esenciales;pero aunque lo creáis, no lo prediquéis hasta que lo ha-yáis absorbido como la mecha absorbe el aceite. Sólo asípodéis ser luz que arde y brilla. Para mí, el Evangelio esalgo más que un asunto de fe; se ha entremezclado de talmanera con mi ser que es una parte de mi conciencia,parte integral de mi mente que jamás podrá serme arran-cada. La fe en el antiguo credo ortodoxo no es para míahora un asunto a elegir. Se me dice frecuentemente quetendría que examinar a fondo los diversos puntos de vis-ta modernos que continuamente están apareciendo. De-clino la invitación; puedo olerlos, y con eso tengo bastante.

ideal5-12 11/07/2000, 13:14363

Page 342: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 342/343

364

un ministerio ideal

Nada percibo en ellos que glorifique a Dios o engrandez-ca a Cristo, pero sí mucho que sirve para hinchar lanaturaleza humana, y protesto que el mero olor es sufi-ciente para mí.

Espero que las verdades del Evangelio se hayan con-  vertido en nuestra vida; la experiencia las haya incorpo-rado a nuestro ser. Cuando estéis postrados por el dolor,nada os bastará sino las realidades de la gracia. Echadlefilosofía a un corazón doliente, y decidme si aliviará suagonía. Bebed un trago de pensamiento moderno, y vedsi cura la desesperación. Id a la cabecera de los agoni-zantes, cuando éstos se enfrentan con la eternidad, y decidmesi los principios de la escuela teológica pueden ayudar alos enfermos a morir en triunfo.

Os exhorto a ceñiros al Evangelio antiguo, y a dejar que vuestras almas se llenen de él, y entonces que   ardáis con

 él. Cuando la mecha esté saturada, aplicad la llama. Elfuego de lo alto sigue siendo la necesidad de la época.Cuando el fuego empieza en una vasta pradera o en unbosque, todo lo seco y mustio debe desaparecer ante su

terrible avance. Que Dios mismo, que es un fuego con-sumidor, arda siempre en vosotros como en la zarza deHoreb. En igualdad de condiciones, el que tenga más fuegodivino es el que más hará. Ese elemento sutil y misterio-so llamado fuego, ¿quién sabe lo que es? Es una fuerzade poder inconcebible. Quizás sea la fuerza motriz de todaslas fuerzas, pues la luz y el calor del sol son el alma dela energía. No hay duda de que el fuego, tal como estáen Dios y desciende sobre sus siervos, es una energíaomnipotente. Quizá la llama consagrada os consuma de- vorando la salud corporal por el exceso de ardor del alma,del modo como una espada afilada desgasta la vaina; mas¿qué importa? El celo de la casa de Dios consumió a nuestroMaestro, y poca cosa es que también consuma a sus siervos.Si, por el exceso de trabajo, morimos antes de alcanzarla edad del promedio humano, desgastados en el serviciodel Maestro, entonces ¡gloria a Dios, pues tendremos tantomenos tiempo en la tierra y tanto más en el cielo! Y

ideal5-12 11/07/2000, 13:14364

Page 343: Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

8/14/2019 Charles H. Spurgeon - Un Ministerio Ideal

http://slidepdf.com/reader/full/charles-h-spurgeon-un-ministerio-ideal 343/343

365

cómo enfrentarse con los males de la época

suponiendo que seamos insultados, despreciados y difa-mados por causa de Cristo, ¡gloria a Dios, porque tuvi-mos una reputación que perder por su causa, y benditosea nuestro Señor, que nos tuvo por dignos de perderla!Arded por dentro con perfecta consagración a Dios, y luegoarderéis con fulgor en el púlpito.

Ahí tenéis los males, hermanos. He tratado depresentároslos; no los olvidéis. Pero sólo tenemos un re-medio para ellos. Predicad a Jesucristo, y hagámoslo cada  vez más. Junto a la carretera, en la salita, en teatros, encualquier parte, en todas partes, prediquemos a Cristo.Escribid libros si gustáis, y haced todo aquello que estéen vuestro poder además; pero aunque no podáis hacerotra cosa, predicad a Cristo. Si no visitáis siempre a vuestrasgentes –aunque ruego a Dios que no se os pueda censu-rar en este aspecto-, no dejéis de predicar el Evangelio.El diablo no puede sufrir la predicación del Evangelio;nada le preocupa tánto como la predicación. El Papa nola puede tolerar; nada le hace enfermar tánto como lapredicación. La predicación es nuestra arma, de modo que

usadla continuamente. La predicación es el ariete del Señor,con el cual las murallas de la antigua Babilonia son sa-cudidas hasta sus cimientos. Seguidla usando, hermanos,continuad. Predicad, predicad, predicad, y continuad pre-dicando hasta que no podáis más, y entonces id a cantarlas alabanzas de Dios en el Cielo, y a anunciar a los ángeleslas maravillas del amor redentor.

ideal5-12 11/07/2000, 13:14365