Charles H. Spurgeon - Comer en Verdad La Carne de Cristo

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TEOLOGIA

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  • El Plpito del Tabernculo

    Metropolitano

    Comer En Verdad la Carne de

    Jess

    NO. 1288

    Un sermn predicado la maana del Domingo 9

    de Abril, 1876

    por Charles Haddon Spurgeon

    En el Tabernculo Metropolitano, Newington,

    Londres.

    "Jess les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comis

    la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre, no tenis

    vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre,

    tiene vida eterna; y yo le resucitar en el da postrero.

    Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es

    verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,

    en m permanece, y yo en l." Juan 6: 53-56.

    Sermones

    Nuestro Seor Jess no aluda en este pasaje a la cena del Seor, como sehan atrevido a afirmar algunos que desean mantener sus supersticionessacramentales. No me voy a detener en el argumento de que no haba cenadel Seor a la que aludir en aquel momento, aunque hay ciertamente algunafuerza en l, sino que ms bien voy a recordarles que con una interpretacinas, este pasaje no sera cierto. Incluso los ms ardientes proponentes delsignificado sacramental deben confesar que las expresiones usadas pornuestro Seor no seran universal e invariablemente verdaderas si se usaranen ese sentido: si lo que se tuviera en mente aqu fuera la cena del Seor, nosera cierto que quienes no han comido nunca la cena del Seor no tienenvida en ellos, ya que es confesado en todos lados, que cientos y miles denios que mueren en la infancia, son salvos sin ninguna duda, a pesar deque no han comido nunca la carne de Cristo ni han bebido Su sangre.

    Ha habido en tiempos pasados muchos otros que, por su conducta,demostraron que la vida de Dios estaba en sus almas, y, sin embargo, noeran capaces de comer el pan en la mesa sacramental, por motivo deenfermedad, destierro, prisiones, y otras causas.

    Tambin es cierto que hay otros -y no voy a excusarlos- que han sido

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  • negligentes en participar en esa bendita ordenanza conmemorativa, y, sinembargo, a pesar de todo ello, son verdaderamente hijos de Dios.

    Enviaran los anglicanos ms ritualistas al pozo del abismo a todocuquero, por santo y devoto que fuera? Si esto se refiriera a la cena delSeor, entonces es verdad que el ladrn moribundo no habra podido entraren el cielo, ya que nunca se sent a la mesa de la comunin, sino que fueconvertido en la cruz, y sin el bautismo ni la cena del Seor, fue directo consu Seor al Paraso.

    No se podra probar nunca; en verdad, es completamente falso que nadietenga vida eterna si no ha recibido el pan y el vino de la mesa de lacomunin; y, por otra parte, es igualmente contrario a la verdad quecualquiera que coma la carne de Cristo tenga vida eterna, si con eso sepretende incluir a cualquiera que participe de la Eucarista, pues hayindignos participantes, no slo aqu y all, sino que se cuentan por miles.

    Ay, hay apstatas que dejan la mesa del Seor por la mesa de los demonios,que profanan el santo nombre que una vez profesaron amar: hay tambinmuchos que han recibido el pan y el vino sacramentales, y que sin embargoviven en pecado, e incrementan su pecado cuando se atreven a acercarse a lamesa, y que -ay, eso tememos- morirn en sus pecados como muchos otroslo han hecho.

    Las personas no regeneradas son muy propensas a tener en altaconsideracin al sacramento y a rebajar a Cristo. Tienen en gran estima elpan y el vino del as llamado altar, pero no han sabido nunca en qu consistecomer la carne y beber la sangre de Cristo: estos comen y bebenindignamente; carnalmente comen el pan, pero no comen espiritualmente lacarne del Redentor: para ellos la ordenanza es una maldicin en vez de seruna bendicin. Nuestro Seor no se refera al festn de Su cena, pues ellenguaje no resistira una interpretacin de esa naturaleza.

    Es evidente que los judos malentendieron al Salvador, y pensaron que serefera literalmente a comer Su carne. No debera sorprendernos quecontendieran entre s por causa de tal expresin, pues, entendidaliteralmente, es horrible y repugnante en grado sumo: mucho mayor es lasorpresa que haya millones de personas que acepten tan monstruoso errorcomo una verdad real, y crean en alimentarse literalmente del cuerpo delSeor Jess.

    Este es probablemente el pice del contrasentido profano al que ha llegadola supersticin: creer que tal acto de canibalismo como puede estar implcitoen la accin literal de comer de la carne de Cristo, pudiera conferir gracia a lapersona culpable de tal horror. A la vez que nos sorprendemos que los judoshubieran malentendido de tal manera al Salvador, nos sorprendemos mil

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  • veces ms que permanezcan sobre la faz de la tierra hombres en posesin desus sentidos y que todava no han sido confinados a un asilo de locos, que seesfuerzan por defender ese error tan terrible acerca de la Santa Escritura, yen vez de ser tambaleados, como lo fueron los judos, por una declaracintan horrenda, consideran realmente que es una doctrina vital de su fe: quehan de comer literalmente la carne de Cristo, y que han de beber Su sangre.

    Hermanos, si fuera posible que nuestro Seor requiriera que creyramos ental dogma, ciertamente se requerira del ms estupendo esfuerzo decredulidad de parte de un hombre razonable, y hacer a un lado todas lasdecencias de la naturaleza; de hecho, parecera que es necesario que antesde que fueras un cristiano, te despojaras por completo de tu razn y de tuhumanidad. Sera en verdad un Evangelio ms conveniente para los salvajesy para los locos, que para personas en posesin de sus cinco sentidos yseparadas de la barbarie absoluta aunque fuera en un mnimo grado. Yo mepregunto seriamente si el credo del rey de Dahomey contiene una doctrinams innatural. No se requiere, sin embargo, que creamos en algo tanimposible, tan degradante, tan blasfemo y tan horripilante para todas lasdecencias de la vida. Nadie comi jams la carne de Cristo ni bebi Su sangreen un sentido literal y corporal; un acto tan bestial, es ms, tan demonaco,no ha sido perpetrado jams ni podra serlo.

    No, hermanos, los judos estaban en un error; cometieron el error deinterpretar literalmente aquello a lo que Cristo aluda espiritualmente.Judicialmente ciegos, como resultado de su incredulidad, tropezaban almedioda como si fuera de noche, y rehusaban ver all donde todo estabaexpresado claramente. Haba un velo en sus corazones.

    Ah, cun propenso es el hombre a pervertir las palabras del Seor! Yo creoque si Cristo hubiera querido significar esta palabra literalmente, ellos lahabran espiritualizado; pero la perversidad de la mente humana es tal que,cuando l tuvo la intencin de expresarla espiritualmente, entonces, deinmediato, ellos la interpretaron de una manera groseramente carnal.

    No caigamos nosotros en su error, sino que pidamos que la gracia divina nosconduzca a ver que las palabras de nuestro Seor son espritu y son vida. Noseamos retenidos en servidumbre por la letra que mata, sino que hemos deseguir al espritu que revive. El significado espiritual es lo suficientementeclaro para hombres espirituales, pues a ellos pertenece el discernimientoespiritual; pero en cuanto a los individuos no regenerados, estas cosas lesson dichas en parbolas, para que viendo no vean, y percibiendo noentiendan.

    Nuestro primer encabezamiento ser, cul es el significado de comer lacarne y beber la sangre de Cristo? Y nuestro segundo punto de investigacinser, cules son las virtudes de este acto?

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  • I. Primero, entonces, CUL ES EL SIGNIFICADO DE COMER LA CARNEY BEBER LA SANGRE DE CRISTO? Es una metfora muy simple y bellacuando entendemos que se refiere espiritualmente a la persona de nuestroSeor. El acto de comer y beber es transferido del cuerpo al alma, y el almaes representada como alimentndose: alimentndose de Jess como el pande vida.

    Comer consiste en ingerir algo que existe externamente, que recibes dentrode ti y que se convierte en una parte de ti mismo y que te ayuda areconstituirte y te sustenta. Ese algo suple una gran necesidad de tunaturaleza, y cuando lo recibes, nutre tu vida. Esa es la esencia de lametfora, y describe muy bien el acto y el resultado de la fe.

    Para comer la carne y beber la sangre de Cristo, primero, debemos creer en larealidad de Cristo, no debemos considerarlo como un mito, un personajeimaginario, una invencin genial, o una concepcin de la mente oriental,sino que debemos creer que tal persona vivi en realidad y en verdad, y quevive todava. Debemos creer que era Dios, y que sin embargo, condescendia encarnarse y venir a la tierra, y aqu vivi, muri, fue sepultado, yposteriormente resucit.

    "Si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre." Es un modode expresar la existencia real y la verdadera materialidad del cuerpo denuestro Seor, y la seguridad y la verdad de Su existencia en naturalezahumana. No pueden ser salvos a menos que crean en un Cristo histrico, enun personaje real.

    "Un hombre hubo, un hombre real,Que una vez muri en el Calvario,Y torrentes de sangre y aguaManaban de Su costado traspasado."

    Esa misma persona real ha ascendido en Su propia personalidad particular alos cielos, y est sentado a la diestra del Padre, y est establecido quedescender antes de mucho para juzgar a los vivos y a los muertos. Nodeberamos usar los trminos carne y sangre a menos que queramos indicaruna persona real: tal lenguaje no podra describir la creacin de un sueo,un fantasma o un smbolo.

    Antes que nada, si quieren ser salvos, han de creer en Jesucristo, el Hijo deDios, que fue manifestado realmente en naturaleza humana entre los hijosde los hombres. "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros," ylos apstoles declaran que "(vimos su gloria, gloria como del unignito delPadre), lleno de gracia y de verdad."

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  • Hemos de creer no solamente en la realidad del Salvador, sino en la realidadde Su encarnacin, reconociendo que aunque era divino era tambinhumano; que no asumi una naturaleza humana en apariencia externa,como algunos herejes han afirmado, sino que Jess vino en la carne, y comotal fue odo y visto, y tocado y tratado. l fue clavado al madero en un cuerporeal, fue realmente colocado en el sepulcro, y Toms, en un acto real, metisu dedo en el lugar de los clavos, y meti su mano en Su costado. Tambinhemos de creer que ciertamente y en verdad se levant despus de losmuertos y que, en Su propio cuerpo real ascendi al cielo. No debe haberdudas acerca de estos hechos fundamentales: si hemos de alimentarnos deCristo, l ha de ser real para nosotros, pues un hombre no come ni bebesombras ni fantasas.

    Tambin hemos de creer en la muerte del Hijo de Dios encarnado. Lamencin de Su carne como comida, aparte de Su sangre que es bebida,indica muerte; pues la sangre est en la carne mientras haya vida. Su muertees ms que sugerida en el versculo 51, donde nuestro Seor dice: "y el panque yo dar es mi carne, la cual yo dar por la vida del mundo."

    Hermanos, debemos creer en la muerte de nuestro Seor, y debemos creerque lleva a cabo la expiacin del pecado, pues creyendo, la fe se nutre de Sucuerpo que es dado para vida del mundo. Hay algunos que profesan creer enla vida de Cristo, y lo muestran como un gran ejemplo que nos salvar delegosmo y de otros males, si lo seguimos.

    Esa no es la enseanza del texto; la bendicin de la vida eterna no esprometida al hecho de seguir el ejemplo de Cristo, sino a comer y beber Sucarne y Su sangre, o, en otras palabras, a incorporar a Cristo en nosotros: yla promesa no es para cuando se recibe Su ejemplo o Su doctrina, sino Supersona, Su carne, Su sangre; Su carne y sangre de manera separada, y portanto a l mismo como muerto por nosotros y hecho un sacrificio pornosotros.

    Justo como en las ofrendas de paz, en las que el oferente se sentaba yfestejaba junto con el sacerdote con la vctima que haba presentado, asJesucristo, nuestra Pascua, es sacrificado por nosotros, y debemosalimentarnos de l como el Cordero de Dios, recibindolo en nuestras almasen Su carcter de sacrificio y de propiciacin. Es en vano que esperemos lasalvacin aparte de esto.

    El Padre lo propone como una propiciacin por medio de la fe en Su sangre,y si lo rechazramos en ese carcter, el sacrificio de Cristo no tendraninguna eficacia para nosotros. Cristo, el dechado, no podra salvarte si lorechazaras como el Cristo que inclin Su cabeza a la muerte, a la propiamuerte de cruz, sufriendo en lugar de Su pueblo. Cristo, como un rey, nopuede salvarte a menos que creas en Cristo como una vctima. Esto es

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  • absolutamente necesario para la fe salvadora: si no comes Su carne y bebesSu sangre, esto es, si no lo aceptas en Su personalidad real, ofrecida como unsacrificio por el pecado, no tienes vida en ti. Esto es lo que debe creerse.

    Pero para comer, un hombre no solamente cree que hay pan delante de l yacepta ese pan como el alimento adecuado para su cuerpo, sino que losiguiente que hace es apropirselo. Esta es una gran parte de alimentarse deCristo. Cuando un hombre come, ingiere los bocados y se dice: "este es panque creo que alimenta el cuerpo, y ahora me alimentar; lo tomo para quesea mi pan"; lo mismo hemos de hacer con Cristo.

    Amados hermanos y hermanas, hemos de decir: "Jesucristo es presentadocomo una propiciacin por el pecado, y yo lo acepto como la propiciacin pormi pecado. Dios lo entrega para ser el cimiento sobre el que se han deconstruir las esperanzas de los pecadores; yo lo tomo como el cimiento demis esperanzas. l ha abierto una fuente para limpiar el pecado y lainmundicia; yo vengo a l y deseo que mi pecado y mi inmundicia seanlavados en la fuente de Su sangre."

    No puedes comer, t lo sabes, a menos que hagas tuya la comida; de hecho,nada es ms especialmente propio del hombre que lo que ha comido; suposesin del alimento no puede ser negada, ni le puede ser quitada. Asdebes tomar a Cristo para que sea tan tuyo como el pan que comes o el aguaque bebes: l ha de ser personal e internamente tuyo ms all de toda duda.Mirndolo sobre la cruz tienes que decir: "Salvador de los pecadores,quienes confan en ti son redimidos. Yo tambin confo en Ti como miSalvador, y, por tanto, yo soy en verdad redimido por Tu preciossimasangre."

    Comer radica en parte en apropiarse la comida, y as, a menos que seapropien de la carne y la sangre de Cristo para que sea su propia esperanza ysu confianza personal, ustedes no pueden ser salvos.

    He puesto nfasis en una apropiacin personal, pues cada hombre comepara s, no para alguien ms. T no puedes comer para nadie ms exceptopara ti mismo; y as, al recibir a Cristo, lo tomas para ti mismo; la fe es tupropio acto; nadie podra creer por ti, ni t podras creer salvadoramente porotro. Lo digo con reverencia: el propio Espritu Santo no puede creer pornosotros, aunque puede conducirnos y en efecto nos conduce a creer: y,ciertamente, si el Espritu divino creyera por nosotros, no obtendramos lapromesa, puesto que no est hecha a una fe vicaria, sino sola yexclusivamente a la fe personal.

    Nosotros no somos pasivos en el acto de creer, sino que hemos de seractivos, y llevar a cabo el acto personal de apropiarnos del Seor Jess paraque sea el alimento y la bebida de nuestra alma. Este acto de creer en Jess y

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  • de apropiarnos de l, tiene un gran alcance para explicarnos lo que quieredecir comer Su carne y beber Su sangre.

    Comer y beber tambin consisten principalmente en recibir. Lo que unhombre come y bebe se lo apropia para s, y eso no lo hace almacenndoloen una tesorera o en un cofre, sino recibindolo dentro de s. Te apropiasdel dinero y lo pones en tu bolsillo, pues, si no lo hicieras, podras perderlo;aseguras un pedazo de terreno, y le pones un seto alrededor, pero ese setopodra ser derribado; pero cuando recibes por el acto de comer y de beber,has colocado las cosas buenas donde nadie te las robar; las has recibido enel sentido ms verdadero y seguro, pues tienes una posesin real y un gozoreal en tu propia persona.

    Ahora, decir: "Cristo es mo" es algo bendito; pero apropiarse de Cristorealmente por el acto de fe, es a la vez la vitalidad y el placer de la fe. Alcomer y beber, un hombre no es un productor, sino un consumidor; no esun hacedor, ni un emisor; l simplemente da ingreso. Cuando una reinacome, cuando una emperatriz come, se convierten en receptoras tanplenamente como el indigente en el hospicio. Comer es un acto de recepcinen cada caso.

    Lo mismo ocurre con la fe: no tienes que hacer, ser, o sentir, sinonicamente recibir; el punto salvador no es algo que mana de ti, sino larecepcin de algo que es impartido a ti. La fe es un acto que el pecador mspobre, el ms vil pecador, el ms perverso pecador, el pecador mscondenado puede realizar, porque no es un acto que requiera poder de suparte, ni que salga nada de l, sino simplemente que reciba internamente.Una vasija vaca puede recibir, y recibe mejor en la medida que est vaca.

    Oh alma, ests dispuesta a recibir a Jesucristo como el don inmerecido de lamisericordia divina? Acaso dices en este da: "le he recibido as"? Bien,entonces has comido Su carne y has bebido Su sangre. Si has recibido al Diosencarnado como sufriendo en tu lugar por todo lo que te corresponda, de talmanera que ahora confas en l y slo en l, entonces t has comido Sucarne y bebido Su sangre.

    El proceso de comer involucra otro asunto, que difcilmente puedo llamaruna parte de l, pero que, sin embargo, est indisolublemente conectado conl, es decir, la asimilacin. Lo que se recibe al comer desciende a las partesinteriores, y all es digerido y asimilado por el cuerpo: de la misma manera lafe asimila y absorbe dentro del hombre el pan celestial: Cristo crucificado.

    "Pero no les aprovech el or la palabra", -leemos en un lugar- "por no iracompaada de fe en los que la oyeron." Ahora, en el original, existe la ideade alimento que penetra en el cuerpo, pero que nunca se mezcla con losjugos gstricos, y, consecuentemente, permanece sin ser digerido, sin ser

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  • asimilado, sin ser de beneficio, y llega a ser incluso perjudicial. La fe es alalma lo que los jugos gstricos son al cuerpo; tan pronto como Cristo esrecibido en el hombre interior, la fe comienza a actuar en l, y a extraernutrimento de Su persona, de Su obra y de Sus oficios; y as Cristo terminasiendo asimilado por el entendimiento y el corazn, terminareconstituyendo el sistema entero de la condicin del hombre, y volvindoseuna parte y porcin del hombre renovado.

    De la misma manera que el pan, cuando es comido, se disuelve y esabsorbido y despus es convertido en sangre y fluye a travs de todas lasvenas y pasa a reconstituir el cuerpo, lo mismo es Cristo para el alma; l seconvierte en nuestra vida, y entra misteriosamente en una unin vital connosotros. As como el trozo de pan que comimos ayer no podra ser extradode nosotros porque ya se volvi parte de nuestro ser, as tambin Jess sevuelve en verdad uno con nosotros.

    T comiste el pan ayer, y dnde se encuentra precisamente ahora, ningnfilsofo podra dilucidarlo; alguna porcin podra haber ido a formar partedel cerebro, y otras porciones a conformar huesos, nervios y msculos, perosu sustancia es integrada a tu sustancia, de tal forma que ahora el pan moraen ti y t en l, pues constituye parte de tu estructura corporal.

    Esto es alimentarse de Jesucristo: es tomarlo de tal manera que tu vida estoculta en l, hasta que crezcas para ser semejante a l, hasta que toda vidasea Cristo, y el grandioso hecho que Jess vivi y muri, se convierta para tumente en la verdad ms poderosa debajo del cielo, rigiendo a tu alma entera,sometindola a l, y luego elevndola al mayor grado.

    "Porque el amor de Cristo nos constrie, pensando esto: que si uno muripor todos, luego todos murieron; y por todos muri, para que los que viven,ya no vivan para s, sino para aquel que muri y resucit por ellos." As comolas flores beben de la luz del sol hasta cobrar tintes semejantes a los maticesdel arcoris, as nosotros efectivamente recibimos al Seor Jess hastavolvernos hermosos con Su hermosura, y l vive nuevamente en nosotros.Esto es comer Su carne y beber Su sangre.

    Pero ahora voy a hacer una serie de comentarios un poco fuera de orden conmiras a expresar estos misteriosos actos de comer y beber de una manerams clara.

    Observen que Cristo es tan necesario para el alma como el pan lo es para elcuerpo. Alimento y bebida son un requisito absolutamente necesario: y as,ustedes han de tener a Cristo o no podran vivir en el verdadero sentido deesa palabra. Supriman el alimento del cuerpo y tendr que morir: niguenlea Cristo a un hombre, y est muerto aun cuando viva. Hay en nosotros undeseo natural de alimento y bebida, un apetito que brota de nuestra

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  • necesidad, y nos recuerda de ello: esfurcense por sentir un apetito as porCristo. Su sabidura radica en saber que deben tener a Jess para que sea supropio Salvador, y en reconocer que perecern si no lo reciben, y estara muybien que este conocimiento los conduzca a ansiar y a anhelar y a apetecer aJess. Tengan hambre de l, y tengan sed de l; bienaventurados sonaquellos que tienen hambre y sed de l, pues l los saciar.

    El alimento y la comida satisfacen realmente. Cuando un hombre obtienepan y agua, habiendo comido lo suficiente, tiene lo que su naturalezarequiere. La necesidad es real y tambin lo es la provisin. Cuando tienes aCristo, tu corazn obtendr exactamente lo que necesita. T mismo no sabesplenamente cules son las necesidades de tu alma, pero puedes tener lacerteza de que, conocidas o desconocidas, todas tus necesidades sernsatisfechas en la persona de Jesucristo; y si lo aceptas, tan ciertamente comoel alimento y la bebida calman el hambre y la sed, as de ciertamentesatisfar l los anhelos de tu alma.

    No suees ms en ninguna otra satisfaccin aparte de l, y no pidas nadams all de l o adems de l. Cristo es todo, y ms que todo; l es tambinalimento y bebida. Has de contentarte con l y con nada que no sea l;tienes que tener cada vez ms hambre de l, y nunca lo dejes para gastar tudinero por lo que no es pan, y tu trabajo por aquello que no satisface.

    Amados, un hombre hambriento nunca se libera de su hambre hablandoacerca de la alimentacin, sino comiendo realmente. Por tanto, no hablentanto acerca de Cristo sino recbanlo en realidad. No miren a las viandasdiciendo: "s, estas cosas me satisfarn: oh, que pudiera obtenerlas"; msbien, deben comer de inmediato.

    El Seor los invita al banquete, no para que lo contemplen, sino para que sesienten y coman opparamente. No pidan una segunda invitacin, sino msbien sintense y alimntense de lo que les es gratuitamente presentado en lapersona de nuestro Seor Jesucristo. Ustedes necesitan que l sea formadoen ustedes, la esperanza de gloria; pero esto no podra ser a menos que lorecibieran en lo ms ntimo de sus almas.

    En la comida saludable hay un disfrute. Ninguna persona saludable necesitaser azotada para obligarla a comer, pues el paladar est consciente del placermientras comemos: y, en verdad, cuando nos alimentamos de Jess, hayuna deliciosa dulzura que penetra el alma entera. Sus bocados exquisitosson de naturaleza real. Ni "viandas de ambrosa" ni "cuencos de nctar"podran deleitar ms a los inmortales comensales que lo que Jess deleita alos creyentes. l sacia al alma. Mil cielos son gustados en el cuerpo y lasangre del Salvador. Si alguna vez perdieran su gusto por Cristo, tengan laplena seguridad de que no estn sanos. No podra haber una seal mscierta de un deplorable estado de corazn que la falta de deleite en el Seor

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  • Jesucristo; pero cuando l es muy dulce al gusto de ustedes, cuando unasola palabra acerca de l, como una gota de un panal, cae dulcemente sobresu lengua, entonces no hay nada de qu preocuparse acerca de ustedes, puessu corazn est esencialmente sano. Aunque se sintieran desfallecidos, seraun desfallecimiento de la naturaleza y no una falla de la gracia; y si sesintieran enfermos, si fuera una enfermedad por buscarlo a l a quien amasu alma, sera entonces una dolencia de la cual vale la pena morir.

    Las horas de comida en cuanto a nuestros cuerpos llegan varias veces alda: as que asegrense de participar de la carne y sangre de Jess conmucha frecuencia. No se queden satisfechos con lo que recibieron ayer deJess, sino que han de recibirlo de nuevo hoy. No vivan sobre la base decomuniones y experiencias antiguas, sino, ms bien, vayan a Jess cadahora, y no se contenten hasta que los llene una y otra vez de Su amor.

    Yo deseara que pudiramos volvernos espiritualmente como ciertosanimales que conozco, que estn junto al pesebre y comen durante todo elda y buena parte de la noche tambin. En relacin a este punto anso poseerel apetito de la sanguijuela borriquera, y no sentir nunca que debo hacer unapausa. Feliz es aquel cristiano que puede comer abundantemente elalimento celestial, segn se lo presenta el Esposo, y no cesa nunca de comermientras Cristo est cerca, sino que contina alimentndose hasta entradala noche, y luego se despierta en la madrugada para alimentarse del pan delcielo.

    Es bueno establecer horas predeterminadas para comer. No es probable quela gente medre si toma su alimento cuando puede, y no tiene comidasregulares. Es bueno tener horas establecidas para que puedas sentarte a lamesa y tomar tu alimento convenientemente. En verdad es sabio tenerperodos fijos para la comunin con Cristo, para meditar en l, paraconsiderar Su obra, y para recibir Su gracia.

    Ustedes saben que la frmula para que los nios aprendan es: "poco y confrecuencia", y para nosotros tambin ha de ser lnea sobre lnea, mandatosobre mandato, un poquito all, otro poquito all. Un bocadillo entre lascomidas regulares resulta con frecuencia muy dulce para el hombre quetrabaja, y as, aunque tengan momentos especiales para estar a solas conCristo, no se nieguen un bocado por el camino; tomen una oblea preparadacon miel entre tiempos, y pnganla sobre su lengua para endulzar su boca:un pensamiento escogido, un texto de la Escritura, o una preciosa promesaacerca de Jess.

    Estoy seguro que hay algo que puedo decir acerca de este acto dealimentarse de Cristo y es que nunca nadie ha sido culpable de glotonera ode empacho por alimentarse de la carne y la sangre de Cristo. Entre mscoman de Cristo, ms capaces sern de comer de l. Nosotros nos cansamos

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  • con prontitud de cualquier otro alimento, pero nunca nos cansamos de estepan celestial. A menudo nos encontramos en una condicin indebida enreferencia a nuestro Seor, porque no hemos tomado lo suficiente de l,pero nunca podramos tomar demasiado. Cuando lo recibimos a plenitud,encontramos que l agranda nuestra capacidad, y somos mucho mscapaces de disfrutar de Su preciosidad.

    Observen que el texto nos dice que el creyente ha de comer Su carne y beberSu sangre, pues noten que Cristo es alimento y bebida tambin, l es todoen todo, y todo en uno. Un hombre no slo debe comer a Cristo, sino quedebe beber a Cristo: esto es, no hemos de recibir a Cristo slo de una manerasino de todas maneras, y no slo una parte de Cristo sino todo Cristo; nomeramente la carne de Cristo como encarnado, sino la sangre de Cristocomo el sacrificio inmolado y el Cordero desangrado. Han de tener a unCristo entero, y no a un Cristo dividido. No has recibido a Cristoverdaderamente si has dicho nicamente: yo selecciono esta y aquella virtuden l; debes abrir la puerta y dejar entrar a un Cristo pleno para que tomeposesin de tu alma. No has de recibir meramente Su obra, Sus oficios, Susgracias, sino a l mismo, a Su ser entero.

    Quienes rechazan la sangre de Cristo, no reciben ninguna gracia, pues lasangre tiene una mencin especial. Oh, qu duras cosas he odo decir,incluso recientemente, acerca de aquellos que predican la sangre de Cristo.Que continen hablando, si quieren, pues lo hacen bajo su propio riesgo;pero en lo que a m concierne, hermanos mos, espero merecer sus censurasms y ms, y predicar la sangre de Cristo con mayor abundancia todava,pues no hay nada que pueda dar satisfaccin al alma y apagar esa sed fiera eintensa que es despertada dentro de nuestra naturaleza, sino la sangre deJess como de un Cordero inmolado desde antes de la fundacin delmundo.

    Amados, hay un dulce pensamiento: que la carne y la sangre de Cristo sonalimento adecuado para todas las condiciones de hombres. Se adapta a losbebs en la gracia, y es igualmente conveniente para los ancianos. Es unalimento adecuado para los cristianos enfermos, pues no podran recibir unbocadillo ms exquisito, y es conveniente para los cristianos en el plenovigor de su fortaleza. Es alimento para la maana y alimento para la noche, yalimento para el medioda; ay, el que come nunca ver la muerte. Este esalimento para los das festivos, y este es alimento para los das cuando noslamentamos y estamos afligidos; alimento para el desierto, y alimento paralos jardines reales; alimento, estaba a punto de decir, para el propio cielo,pues, qu mejor alimento podran encontrar nuestras almas incluso en elcielo que Su carne y sangre?

    Y recuerden que todo el pueblo del Seor est en libertad de comerlo; ay, ycada alma que tenga hambre de l, es bienvenida. Nadie necesita preguntar

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  • si puede tomarlo. Est puesto para ser alimento de todas las almascreyentes, sin importar lo que hubiera sido su previo carcter. Vengan y seanbienvenidas, vengan y sean bienvenidas, almas hambrientas, almassedientas, vengan y coman de Su carne y beban de Su sangre.

    He intentado de esta manera exponer con toscos acentos en qu consistecomer Su carne y beber Su sangre. Consiste en recibir dentro de uno a unCristo entero, por medio de confiarse enteramente a l, de la misma maneraque un hombre confa su vida al pan que come, y al agua que bebe. Cmosabes que el pan te alimentar? Cmo sabes que el agua te sustentar?Pues bien, lo sabes por experiencia, pues lo has experimentado, hasdescubierto que el pan es bueno para ti.

    Por qu no comes estuco de Pars? Por qu no bebes vitriolo? Oh, eresms inteligente que eso, pues puedes confiar en el pan para reconstituirte, yen el agua para refrescarte, y de la misma manera tampoco recibes lassupercheras clericales ni las falsas doctrinas, sino a la bendita persona yobra de Jesucristo en Su vida y en Su muerte expiatoria; recibes todo esto,pues sientes que puedes alimentarte de ello; estas son las viandas exquisitasque ama tu alma.

    II. Ahora consideremos brevemente CULES SON LAS VIRTUDES DEESTE ACTO DE COMER Y BEBER DE CRISTO. Busquen en sus Biblias, yen el versculo 53 encontrarn que esto es un acto esencial. "De cierto, decierto os digo: Si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre,no tenis vida en vosotros."

    Es esencial, pues si no tienen vida en ustedes, no tienen nada que seabueno, "No tenis vida en vosotros." Ustedes conocen la teora moderna quehay grmenes de vida en todos los hombres, que slo necesitandesarrollarse. La Paternidad Universal espa algn bien en todos nosotros, ylo que el hombre debe hacer es educarlo y manifestarlo.

    Esta es la nocin filosfica, pero no es la manera en que Cristo lo expresa. ldice: "Si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre, notenis vida en vosotros." No, no hay un tomo de vida verdadera. No hayvida que pueda ser educada; el pecador est muerto, y en l no hay nadabueno de ningn tipo.

    Si ha de haber algo bueno alguna vez, tendr que venirle, debe ser unaimportacin; y nunca puede venir a l, a menos que sea en conexin con suacto de comer la carne y beber la sangre de Cristo. Pero supongan que unhombre tiene muchas convicciones de pecado; comienza a ver el mal delpecado, y teme la ira venidera. Esto es esperanzador; pero yo le recuerdosolemnemente a cualquiera de ustedes que se encuentre en ese estado, quesi no come la carne del Hijo del Hombre, no tiene vida; hasta no haber

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  • credo en Cristo no tiene vida: hasta no haberse lavado en Su sangrepreciosa est todava muerto en el pecado.

    Oh, no se queden satisfechos porque sientan algunas convicciones legales,no se queden tranquilos porque estn ms o menos turbados en su mente.No deben estar satisfechos nunca hasta no haber recibido a Cristo, pues nohay ninguna vida en ustedes hasta no haber recibido a Cristo. Pero, tal vez,han asistido a algunas ceremonias; podran haber sido bautizados y habertomado el sacramento. S, pero si nunca han comido a Cristo, habindoloingerido, no tienen vida en ustedes; estn muertos mientras viven.

    Ahora, aqu en nuestro texto hay una prueba de que vida no quiere decirexistencia, segn afirma algunas personas ahora, quienes, cuando leen que"el pecador muere", afirman que eso significa que deja de existir. Los impostienen una existencia en ellos, pero eso es en verdad algo muy diferente a lavida eterna, y no deben confundir nunca existencia con vida o muerte conno-existencia, pues est a muchas leguas de distancia lo uno de lo otro.Como el hombre inconverso no tiene a Cristo, no tiene vida en l del todo.

    Ustedes que son miembros de la iglesia, tienen vida en ustedes, vida real?No la tienen, si no han comido la carne de Cristo. Podran haber sidoprofesantes durante muchos aos, pero, alguna vez comieron a Cristo ybebieron a Cristo? Si no lo han hecho, no tienen vida en ustedes. Podran serexcelente personas morales, y su carcter podra ser un dechado para otros,y ustedes podran contar con todo lo que es hermoso, pero si Cristo no esten el corazn, ustedes seran hijos de la naturaleza, finamente vestidos, peromuertos; no seran los hijos vivos de la gracia; seran una estatuahermosamente cincelada, pero, como el fro mrmol, no habra vida enustedes.

    Nada puede ser vida para el alma sino Cristo, y las excelencias ms sublimesque pudiera alcanzar la naturaleza humana aparte de l, se quedan cortas dela salvacin. Tienen que tener a Jess, pues de lo contrario la muerte moraen ustedes y ustedes moran en la muerte. Esa es la primera virtud dealimentarse de Cristo, y es absolutamente esencial.

    Ahora, en segundo lugar, es vital. Lean el siguiente versculo: "El que comemi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitar en el dapostrero"; es decir, ha sido revivido al recibir en l a un Cristo pleno; por lotanto est vivo. Aunque algunas veces sea conducido a dudarlo por su estadode corazn, sin embargo, si realmente ha recibido a Cristo, ha sido revividode los muertos, y vive; y, lo que es todava mejor, siempre vivir, pues "tienevida eterna."

    Ahora, una vida que puede extinguirse no es evidentemente vida eterna, y lavida que recibe el arminiano como resultado de la fe, de acuerdo a su propia

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  • declaracin, no es vida eterna, porque puede llegar a un trmino. Pobrealma, yo s que si ha credo realmente en Jess, descubrir dulcemente suerror, y su vida proseguir bajo tentacin o prueba, pues ser en l "unafuente de agua que salte para vida eterna"; ser, "una simiente viva eincorruptible que vive y permanece para siempre."

    Oh, creamos en la preciosa doctrina de la perseverancia final de los santos."El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna." La tiene ahora.Es una vida que durar tanto como Dios mismo, que ser eterna como eltrono de Jehov.

    Y luego, en lo referente al cuerpo, ese ha de morir, no es cierto? S, pero tales el poder de la vida que Cristo pone en nosotros, que el propio cuerporesucitar otra vez. Todava el cuerpo est muerto a causa del pecado, mas elespritu vive a causa de la justicia; pero hay una redencin venidera para estepobre cuerpo, y para este mundo material en el que habitamos. CuandoCristo venga, entonces la creacin ser liberada de la servidumbre bajo lacual fue colocada, y nuestros cuerpos materiales, con el resto de la creacin,sern emancipados. Los cuerpos de los santos, liberados de todaimperfeccin, corrupcin, y contaminacin, vivirn de nuevo en la gloriosaimagen de Cristo, y el Seor cumplir Su palabra llena de gracia: "Yo soy laresurreccin y la vida; el que cree en m, aunque est muerto, vivir." Esteacto de comer y beber de Cristo es vital.

    En tercer lugar, es sustancial, "porque mi carne es verdadera comida, y misangre es verdadera bebida." Esto se opone al carcter insustancial de lossmbolos. La festividad juda era una mera sombra; "pero" -dice Jess- "micarne es verdadera comida." La comida material una vez comidareconstituye el cuerpo y luego desaparece, pero no puede tocar al alma; peroalimentndose de Cristo, el alma es nutrida y nutrida para vida eterna, de talforma que Jess declara que es "verdadera comida."

    Han asistido alguna vez a algn ministerio donde el predicador predicasobre todo menos sobre Cristo, y han sido alimentados? Bien, si eres del tipoventoso, podras ser arrastrado por viento del este, como les sucede a losasnos salvajes cuando lo huelen; pero yo s que si eres un hijo de Dios, noimporta quin predique, o cun pobre sea su lenguaje, si predica a Cristo,siempre sientes haber sido alimentado, y tu alma se queda satisfecha con lamdula y la grosura cuando Cristo es el tema.

    No hay ningn alimento para el alma como Cristo, y el refrigerio ms dulceproviene de las partes ms dbiles de Cristo, pues la fortaleza de Dios seperfecciona en Su debilidad. Me preguntarn: "qu quieres decir?" Bien,nuestro Seor dice en el texto: "mi carne es verdadera comida", no: "miDeidad"; "mi sangre es verdadera bebida", no mi resurreccin y ascensin.No "mi segunda venida," sino mi debilidad como hombre, mi muerte como

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  • hombre, mis sufrimientos, mis aflicciones, mis gemidos, todo esto es elmejor alimento para los creyentes.

    Han descubierto ustedes que as es? Oh, yo me regocijo cuando oigo queCristo viene una segunda vez, pero hay momentos en los que esa doctrinano me produce ni un solo tomo de consuelo. Las estrellas ms brillantesque adornan el cielo para un pobre peregrino errante son aquellas que ardenalrededor de la cruz. Es extrao que tornemos a ese lugar donde la afliccintuvo su culminacin, para encontrar nuestro ms puro consuelo, pero as es:"mi carne es verdadera comida"; Cristo en Su debilidad: "mi sangre esverdadera bebida"; Cristo derramando Su alma hasta la muerte, este es elalimento ms verdadero y el mejor alimento del corazn.

    Ahora, hermanos, si quieren crecer en gracia, alimntense de Cristo. Siquieren volverse fuertes en el Seor, alimntense de Cristo. Si necesitanalgo que los reconstituya en todas las partes de manera permanente y bien,alimntense de Cristo, pues otras cosas son comida y bebida, pero Su carnees verdadera comida, y Su sangre es verdadera bebida. Esta es una comidasustancial.

    Y, por ltimo, otra virtud de esta alimentacin es que produce unin. Notenel siguiente versculo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, en mpermanece, y yo en l." Cun maravillosas son esas palabras: "en mpermanece." Al recibir a Cristo como un Cristo pleno llegas a vivir en Cristo,y Cristo vive en ti.

    Existe esta diferencia entre los dos privilegios: vivir en Cristo es la paz de lajustificacin. Crees en l, te confas a l, sientes que moriste con l y queresucitaste con l, que has ido al cielo con l, y que, por tanto, eres aceptoen l, y as vives en l.

    Que l viva en ti es otra cosa, es decir, la paz de la santificacin, pues cuandote has alimentado de Jess, l entra en ti y permanece en ti, viviendo denuevo en ti. l habla a travs de tus labios, y testifica en medio de los hijosde los hombres por tu lengua: l vive en ti.

    Oh maravillosa unin! Bendita unin. El siguiente versculo lo explica demanera ms maravillosa todava, pues dice: "Como me envi el Padreviviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, l tambin vivirpor m."

    Tres entidades vivientes: el Padre viviente, el Hijo viviente y luego elcreyente viviente. Est el Padre con vida en S mismo como Dios; luego estel Hijo como Mediador, Dios-hombre, derivando vida del Padre; y luego elcreyente, tomando la vida proveniente de Dios a travs de Jesucristo.

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  • Oh, bendita unin es esta, no meramente con Jess, sino a travs de Jesscon el Padre! De tal forma que Cristo dice: "Porque yo vivo, vosotrostambin viviris". l vive por el Padre, y nosotros vivimos por l, y todo estodebido a que lo recibimos y nos alimentamos de l.

    Oh alma ma, yo te exhorto a que abras ampliamente tu boca para Cristo, y lorecibas en lo ms ntimo de tu ser. Dale un alojamiento en tu corazn, ay,permite que permanezca en el mejor pabelln de tu naturaleza, en el lugarms sobresaliente de tu alma. Ten hambre de l, alimntate de l cada da, ycuando lo hubieres hecho as, y l more en ti y t en l, entonces hblales aotros acerca de l, y divulga ampliamente Su amado nombre, para que loshambrientos pecadores que perecen sepan que hay alimento en Egipto y panque se puede obtener en Jess, y que pueden venir y comer y beber de lcomo t lo has hecho. Los exhorto, hermanos y hermanas, que recuerdenesto, y que el Seor los bendiga, por Jesucristo nuestro Seor. Amn.

    Porcin de la Escritura leda antes del sermn: Juan 6: 26-65.

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