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NUEVA EVANGELIZACIN Y ENSEANZA RELIGIOSA ESCOLAR

0) INTRODUCCIN

Del 7 al 28 de octubre se reuni en Roma la XIII Asamblea General Ordinaria del Snodo de

los Obispos para tratar el tema La Nueva Evangelizacin para la transmisin de la fe cristiana. En un primer momento, nos detenemos en los dos documentos que precedieron al encuentro sinodal:

los Lineamenta y el Instrumentum laboris. Nos ocuparemos posteriormente de los dos frutos del

Snodo: El Mensaje al Pueblo de Dios, y las Proposiciones que se entregaron al Papa.

1) LINEAMENTA

Destacamos dos nmeros de los Lineamenta: N 5. Nueva evangelizacin. El significado de una definicin Aunque la expresin "nueva evangelizacin" haya sido ciertamente divulgada y

suficientemente asimilada, sigue siendo una definicin aparecida recientemente en el universo de la

reflexin eclesial y pastoral, y por lo tanto, un significado no siempre claro y estable. Habiendo sido

introducido por el Papa Juan Pablo II, inicialmente -sin un particular nfasis, y casi sin dejar

presagiar el papel que habra asumido ulteriormente- durante su viaje apostlico en Polonia1, el

trmino "nueva evangelizacin" ha sido retomado y relanzado por el mismo Pontfice sobre todo en

su Magisterio dirigido a las Iglesias de Amrica Latina. El Papa Juan Pablo II recurre a esta

expresin para hacer de ella un instrumento de intrepidez; la introduce como un medio de

comunicacin de energas en vista de un nuevo fervor misionero y evangelizador. A los Obispos de

Amrica Latina se dirige as: "La conmemoracin del medio milenio de evangelizacin tendr su

significacin plena si es un compromiso vuestro como obispos, junto con vuestro presbiterio y

fieles; compromiso, no de re-evangelizacin, pero s de una evangelizacin nueva. Nueva en su

ardor, en sus mtodos, en su expresin"2. No se trata de hacer nuevamente una cosa que ha sido mal

hecha o que no ha funcionado, de modo que la nueva accin se convierta en un juicio implcito

sobre el desacierto de la primera. La nueva evangelizacin no es una reduplicacin de la primera, no

es una simple repeticin, sino que consiste en el coraje de atreverse a transitar por nuevos senderos,

frente a las nuevas condiciones en las cuales la Iglesia est llamada a vivir hoy el anuncio del

Evangelio. El Continente latino-americano se encontraba llamado, en aquel perodo, a hacer frente a

nuevos desafos (la difusin de la ideologa comunista, la aparicin de las sectas). La nueva

evangelizacin es la accin que sigue al proceso de discernimiento con el cual la Iglesia en Amrica

Latina est llamada a leer y evaluar la situacin en la cual se encuentra. En esta acepcin, el trmino es retomado y relanzado en el Magisterio del Papa Juan Pablo

II dirigido a la Iglesia universal. "Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafos, proyectndose hacia

nuevas fronteras, tanto en la primera misin ad gentes, como en la nueva evangelizacin de pueblos

que han recibido ya el anuncio de Cristo. Hoy se pide a todos los cristianos, a las Iglesias

particulares y a la Iglesia universal la misma valenta que movi a los misioneros del pasado y la

misma disponibilidad para escuchar la voz del Espritu"3: la nueva evangelizacin es una accin

sobre todo espiritual, es la capacidad de hacer nuestros, en el presente, el coraje y la fuerza de los

primeros cristianos, de los primeros misioneros. Por lo tanto, es una accin que exige un proceso de

1 Cf. JUAN PABLO II, Homila durante la Misa en el Santuario de la S. Cruz, Mogila (9 de junio de 1979), 1: AAS 71 (1979), 865: Donde surge la cruz, se ve la seal de que ha llegado la Buena Noticia de la salvacin del hombre mediante el amor... La nueva cruz de madera ha surgido no lejos de aqu, exactamente durante las celebraciones del

milenario. Con ella hemos recibido una seal: que en el umbral del nuevo milenio -en esta nueva poca, en las nuevas

condiciones de vida-, vuelve a ser anunciado el Evangelio. Se ha dado comienzo a una nueva evangelizacin, como si

se tratara de un segundo anuncio, aunque en realidad es siempre el mismo (LOsservatore Romano [ed. espaola, 24 de junio de 1979], 6). 2 JUAN PABLO II, Discurso a la XIX Asamblea del CELAM (9 de marzo de 1983), 3: AAS 75 (1983), 778.

3 JUAN PABLO II, Carta Encclica Redemptoris missio (7 de diciembre de 1990), 30: AAS 83 (1991), 276; cf. tambin 1-3, ibid.: AAS 83 (1991), 249-252.

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discernimiento acerca del estado de salud del cristianismo, la verificacin de los pasos cumplidos y

de las dificultades encontradas. Explicar ms adelante el mismo Papa Juan Pablo II: "La Iglesia

tiene que dar hoy un gran paso adelante en su evangelizacin; debe entrar en una nueva etapa

histrica de su dinamismo misionero. En un mundo que, con la desaparicin de las distancias, se

hace cada vez ms pequeo, las comunidades eclesiales deben relacionarse entre s, intercambiarse

energas y medios, comprometerse a una en la nica y comn misin de anunciar y de vivir el

Evangelio. Las llamadas Iglesias ms jvenes -han dicho los Padres sinodales- necesitan la fuerza

de las antiguas, mientras que stas tienen necesidad del testimonio y del empuje de las ms jvenes,

de tal modo que cada Iglesia se beneficie de las riquezas de las otras Iglesias`"4. Ya estamos en condiciones de comprender el funcionamiento dinmico correspondiente al

concepto de "nueva evangelizacin": a tal concepto se recurre para indicar el esfuerzo de

renovacin que la Iglesia est llamada a hacer para estar a la altura de los desafos que el contexto

socio-cultural actual pone a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio, en correspondencia con

los fuertes cambios en acto. A estos desafos la Iglesia responde no resignndose, no cerrndose en

s misma, sino promoviendo una obra de revitalizacin de su propio cuerpo, habiendo puesto en el

centro la figura de Jesucristo, el encuentro con l, que da el Espritu Santo y las energas para un

anuncio y una proclamacin del Evangelio a travs de nuevos caminos, capaces de hablar a las

culturas contemporneas. As configurado, el concepto de "nueva evangelizacin" ha sido asumido y nuevamente

impulsado en las Asambleas Sinodales Continentales, celebradas como preparacin al Jubileo del

2000, manifestndose ya como un trmino adquirido dentro de las reflexiones pastorales y

eclesiales de las Iglesias locales. "Nueva evangelizacin" es sinnimo: de renovacin espiritual de

la vida de fe de las Iglesias locales, de puesta en marcha de caminos de discernimiento de los

cambios que estn afectando la vida cristiana en varios contextos culturales y sociales, de relectura

de la memoria de la fe, de asuncin de nuevas responsabilidades y energas en vista de una

proclamacin gozosa y contagiosa del Evangelio de Jesucristo5. Suficientemente sintticas y

ejemplares son las palabras del Papa Juan Pablo II dirigidas a la Iglesia en Europa, al hablar de "la

urgencia y la necesidad de la nueva evangelizacin`" mientras se toma cada vez ms consciencia

"de que Europa, hoy, no debe apelar simplemente a su herencia cristiana anterior; hay que alcanzar

de nuevo la capacidad de decidir sobre el futuro de Europa en un encuentro con la persona y el

mensaje de Jesucristo"6.

No obstante esta difusin y notoriedad, la expresin no logra, de todos modos, ser recibida en modo pleno y total en el debate, dentro de la Iglesia y dentro de la cultura. Al respecto,

permanecen algunas reservas, como si con esta expresin se quisiera elaborar un juicio de

desaprobacin y una remocin de algunas pginas del pasado reciente de la vida de las Iglesias

locales. Existe quien duda que la "nueva evangelizacin" cubra o esconda la intencin de nuevas

acciones de proselitismo de parte de la Iglesia, principalmente en relacin a las otras confesiones

cristianas7. Se tiende a pensar que con esta definicin se realice un cambio en la actitud de la Iglesia

4 JUAN PABLO II, Exhortacin Apostlica Christifideles laici, (30 de diciembre de1988), 35: AAS 81 (1989), 458.

5 Cf. JUAN PABLO II, Exhortacin Apostlica postsinodal Ecclesia in Africa (14 de septiembre de 1995), 57.63: AAS 85 (1996), 35-36, 39-40; Exhortacin Apostlica postsinodal Ecclesia in America (22 de enero de 1999), 6.66: AAS 91

(1999), 10-11, 56; Exhortacin Apostlica postsinodal Ecclesia in Asia (6 de noviembre de 1999), 2: AAS 92 (2000),

450-451; Exhortacin Apostlica postsinodal Ecclesia in Oceania (22 de noviembre de 2001), 18: AAS 94 (2002), 386-

389. 6 JUAN PABLO II, Exhortacin Apostlica postsinodal Ecclesia in Europa (28 de junio de 2003), 2: AAS 95 (2003)

650, que adems hace referencia al n. 2 de la declaracin final de la Primera Asamblea Especial del Snodo de los

Obispos para Europa, 1991. Cf. igualmente Ecclesia in Europa, 45: AAS 95 (2003), 677. 7 Cf. ibid. 32: AAS 95 (2003), 670: Al mismo tiempo, quiero asegurar una vez ms a los pastores y a los hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas, que la nueva evangelizacin en modo alguno debe ser confundida con el

proselitismo, quedando firme el deber de respetar la verdad, la libertad y la dignidad de toda persona. La necesidad de la evangelizacin, la diferencia entre evangelizacin y proselitismo, el modo de vivir la evangelizacin dentro de una

clara actitud ecumnica: una aclaracin sobre estos temas se ofrece en el documento de la Congregacin para la

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hacia aquellos que no creen, transformados en objetos de persuasin y no ya vistos como

interlocutores en el contexto de un dilogo que nos descubre a todos unidos por la misma

humanidad y en la bsqueda de la verdad de nuestra existencia. A esta ltima preocupacin ha

querido prestar atencin y tambin dar una respuesta el Papa Benedicto XVI en su viaje apostlico a

la Repblica Checa: "Me vienen aqu a la mente las palabras que Jess cita del profeta Isaas, es

decir, que el templo debera ser una casa de oracin para todos los pueblos (cf. Is 56,7; Mc 11,17).

l pensaba en el llamado patio de los gentiles`, que desaloj de negocios ajenos a fin de que el

lugar quedara libre para los gentiles que queran orar all al nico Dios, aunque no podan participar

en el misterio, a cuyo servicio estaba dedicado el interior del templo. Lugar de oracin para todos

los pueblos: de este modo se pensaba en personas que conocen a Dios, por decirlo as, slo de lejos;

que no estn satisfechos de sus dioses, ritos y mitos; que anhelan el Puro y el Grande, aunque Dios

siga siendo para ellos el Dios desconocido` (cf. Hch 17,23). Deban poder rezar al Dios

desconocido y, sin embargo, estar as en relacin con el Dios verdadero, aun en medio de

oscuridades de diversas clases. Creo que la Iglesia debera abrir tambin hoy una especie de patio

de los gentiles` donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin

conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio est la vida

interna de la Iglesia"8.

N 20. Iniciar a la fe, educar en la verdad

La necesidad de hablar de Dios conlleva, como consecuencia, la posibilidad y la necesidad de un anlogo discurso sobre el hombre. La evangelizacin, de suyo, lo exige directamente. Existe

un vnculo fuerte entre la iniciacin a la fe y la educacin. Lo afirmaba el Concilio Vaticano II9. El

Papa Benedicto XVI ha expresado recientemente esta misma conviccin: "Algunos cuestionan hoy

el compromiso de la Iglesia en la educacin, preguntndose si estos recursos no se podran emplear

mejor de otra manera. [...] La misin, primaria en la Iglesia, de evangelizar, en la que las

instituciones educativas juegan un papel crucial, est en consonancia con la aspiracin fundamental

de la nacin de desarrollar una sociedad verdaderamente digna de la dignidad de la persona

humana. A veces, sin embargo, se cuestiona el valor de la contribucin de la Iglesia al forum

pblico. Por esto es importante recordar que la verdad de la fe y la de la razn nunca se

contradicen"10

. La Iglesia con la verdad revelada purifica la razn y la ayuda a reconocer las

verdades ltimas como fundamento de la moralidad y de la tica humana. La Iglesia, por su misma

ndole, sostiene las categoras morales esenciales, manteniendo viva la esperanza en la humanidad. Las palabras del Papa Benedicto XVI presentan los motivos por los cuales resulta natural

que la evangelizacin y la iniciacin a la fe estn acompaadas por una accin educativa

desarrollada por la Iglesia como servicio al mundo. Hoy estamos llamados a realizar esta tarea en

un momento y en un contexto cultural en el que cada forma de accin educativa aparece ms crtica

y difcil, a tal punto que el mismo Papa habla de "emergencia educativa"11.

Con el trmino "emergencia educativa" el Papa desea aludir a las dificultades cada vez mayores que hoy encuentra no solo la accin educativa cristiana, sino ms en general toda accin

Doctrina de la Fe, Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la evangelizacin (3 de diciembre de 2007), 10-12:

AAS 100 (2008) 498-503. 8 BENEDICTO XVI, Discurso a la Curia Romana para el intercambio de felicitaciones con ocasin de la Navidad (21 de diciembre de 2009): LOsservatore Romano (ed. espaola, 25 de diciembre de 2009), 12. La misma imagen del patio de los gentiles es citada por el Papa Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2010. En este texto los nuevos patios de las gentes son los espacios de socializacin que los nuevos media han creado, y que estn acogiendo cada vez ms personas: nueva evangelizacin quiere decir imaginar

senderos para el anuncio del Evangelio tambin en estos espacios ultramodernos. 9 Gaudium et spes, 22

10 BENEDICTO XVI, Discurso en la Universidad Catlica de Amrica (Washington, 17 de abril de 2008): LOsservatore Romano (ed. espaola 25 de abril de 2008), 7. 11 Cf. BENEDICTO XVI, Discurso en la inauguracin de los trabajos de la Asamblea Diocesana de Roma (Roma, 11 de junio de 2007): LOsservatore Romano (ed. espaola, 22 de junio de 2007), 11-12.

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educativa. Cada vez es ms arduo transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de

la existencia y de un recto comportamiento. sta es la difcil tarea no slo de los padres, que ven

reducida cada vez ms la capacidad de influir en el proceso educativo, sino tambin de los agentes

de la educacin, a quienes corresponde esta actividad, comenzando por la escuela. Un tal desarrollo de los acontecimientos era en parte previsible: en una sociedad y en una

cultura que muy a menudo hacen del relativismo el propio credo, falta la luz de la verdad. Se

considera demasiado comprometedor hablar de la verdad, parece "autoritario", y se termina por

dudar de la bondad de la vida -es un bien ser un hombre? es un bien vivir?- de la validez de las

relaciones y de los empeos que son parte de la vida. En este contexto cmo sera posible proponer

a los ms jvenes y transmitir de generacin en generacin algo de vlido y de cierto, reglas de

vida, un autntico significado y objetivos convincentes para la existencia humana, como personas y

como comunidad? Por este motivo, la educacin tiende en gran medida a reducirse a la transmisin

de determinadas habilidades, o capacidades para hacer, mientras se busca apagar el deseo de

felicidad de las nuevas generaciones colmndolas con objetos de consumo y con gratificaciones

efmeras. De este modo, tanto los padres como los docentes estn fcilmente tentados de abdicar a

los propios deberes educativos y de no comprender ni siquiera cul es el propio rol, la misin a ellos

confiada. Aqu est la emergencia educativa: ya no somos capaces de ofrecer a los jvenes, a las

nuevas generaciones, lo que es nuestro deber transmitirles. Nosotros estamos en deuda en relacin a

ellos tambin en lo que respecta a aquellos verdaderos valores que dan fundamento a la vida. As

termina descuidado y olvidado el objetivo esencial de la educacin, que es la formacin de la

persona, para hacerla capaz de vivir en plenitud y de dar su contribucin al bien de la comunidad.

Por ello crece, desde diversos sectores, la demanda de una educacin autntica y el

redescubrimiento de la necesidad de educadores que sean verdaderamente tales. Dicho pedido

[dicha demanda] acomuna a los padres (preocupados, y con frecuencia angustiados, por el futuro de

los propios hijos), a los docentes (que viven la triste experiencia de la decadencia de la escuela) y a

la sociedad misma, que ve amenazada las bases de la convivencia. En estas circunstancias, el empeo de la Iglesia para educar en la fe, siguiendo las huellas y

el testimonio del Seor, asume ms que nunca el valor de una contribucin para ayudar a la

sociedad en que vivimos a superar la crisis educativa que la aflige, construyendo un muro de

contencin contra la desconfianza y contra aquel extrao "odio de s", contra aquellas formas de

auto-denigracin, que parecen haberse transformado en una caracterstica de algunas de nuestras

culturas. Este compromiso puede dar a los cristianos la ocasin adecuada para habitar el espacio

pblico de nuestras sociedades, proponiendo nuevamente dentro de este espacio la cuestin de Dios,

y llevando como don la propia tradicin educativa, fruto que las comunidades cristianas, guiadas

por el Espritu, han sabido producir en este campo. La Iglesia posee en este sentido una tradicin, es decir, un tesoro histrico de recursos

pedaggicos, reflexin e investigacin, instituciones, personas -consagradas y no consagradas,

reunidas en rdenes religiosas y en congregaciones- capaces de ofrecer una presencia significativa

en el mundo de la escuela y de la educacin. Adems, ese capital histrico, en cuanto se encuentra

relacionado con las transformaciones sociales y culturales actuales, est tambin sujeto a cambios

significativos. Por lo tanto, ser oportuno pensar en un discernimiento en este sector, para

concentrar la atencin en ciertos puntos crticos que los cambios estn generando. Se debern

reconocer las energas del futuro, los desafos que requieren una instruccin adecuada, sabiendo que

la tarea fundamental de la Iglesia es educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio, ayudando

a entrar en una relacin viva con Cristo y con el Padre.

2) INSTRUMENTUM LABORIS

Recogemos varios nmeros del Instrumentum laboris, en el apartado Transmitir la fe, educar al hombre:

N 147. Los Lineamenta han propuesto entre la iniciacin en la fe y la educacin una relacin, que ha sido percibida en profundidad. No se puede evangelizar si al mismo tiempo no se

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educa al hombre para ser verdaderamente s mismo: la evangelizacin lo exige como vnculo

directo. Al encontrar a Cristo, el misterio del hombre encuentra su verdadera luz, como afirma el

Concilio Vaticano II12

. La Iglesia posee, en este sentido, una tradicin de recursos pedaggicos,

reflexin e investigacin, instituciones, personas -consagradas y no consagradas, reunidas en

rdenes religiosas, en congregaciones, en institutos- capaces de ofrecer una presencia significativa

en el mundo de la escuela y de la educacin. N 148. Con diferencias elocuentes, dictadas por la geografa de la sociedad y de la historia

del catolicismo en cada nacin, es un dato comn que la Iglesia ha prodigado, y sigue prodigando,

grandes energas en la tarea educativa. Escuelas y universidades catlicas estn presentes en las

Iglesias particulares. A este respecto, las respuestas ofrecen una descripcin detallada del trabajo

educativo desarrollado, y de los frutos que tal trabajo ha producido y contina produciendo en

muchos lugares. El desarrollo pasado y presente de algunas naciones es deudor de este esfuerzo

educativo cumplido por la Iglesia. N 149. Esta tarea educativa, hoy se desarrolla en un contexto cultural en el cual cada

forma de accin educativa aparece ms difcil y crtica, a tal punto que el mismo Papa Benedicto

XVI ha hablado de "emergencia educativa"13

, aludiendo a la especial urgencia de transmitir a las

nuevas generaciones los valores bsicos de la existencia y de un recto comportamiento. Por lo tanto,

crece en igual medida, la exigencia de una educacin autntica y de educadores que sean realmente

tales. Un pedido semejante es formulado [Una demanda semejante es formulada]: por padres

preocupados por el futuro de los propios hijos; por docentes, que viven la triste experiencia del

degrado [la degradacin] de la escuela; por la misma sociedad que ve minada las bases mismas de

la convivencia. N 150. En este contexto el empeo de la Iglesia por educar en la fe, en el seguimiento y en

el testimonio del Evangelio, asume el valor de una contribucin a la sociedad para sacarla de la

crisis educativa que la aflige. En el campo educativo, las respuestas describen una Iglesia que tiene

mucho para dar, como la idea de educacin que ha sabido difundir en el mundo, con el primado de

la persona y de su formacin, as como tambin la voluntad de dar una autntica educacin, abierta

a la verdad, de la cual forma parte el encuentro con Dios y la experiencia de la fe. N 151. Todava ms profundamente, algunas respuestas dan ulterior valor y resalto a este

empeo educativo de parte de la Iglesia, porque es un instrumento para poner en evidencia la raz

antropolgica y metafsica del actual desafo acerca de la educacin. Las races de la emergencia

educativa actual pueden ser descubiertas en el imponerse tanto de una antropologa caracterizada

por el individualismo, como de un doble relativismo, que reduce la realidad a una mera materia

manipulable y la revelacin cristiana a un mero proceso histrico privado de carcter sobrenatural. N 152. As describe el Papa Benedicto XVI estas races: "Una raz esencial consiste, a mi

parecer, en un falso concepto de autonoma del hombre: el hombre debera desarrollarse slo por s

mismo, sin imposiciones de otros, los cuales podran asistir a su autodesarrollo, pero no entrar en

este desarrollo. [...] La segunda raz de la emergencia educativa yo la veo en el escepticismo y en el

relativismo o, con palabras ms sencillas y claras, en la exclusin de las dos fuentes que orientan el

camino humano. La primera fuente debera ser la naturaleza; la segunda, la Revelacin. [...] Por

esto es fundamental encontrar un concepto verdadero de la naturaleza como creacin de Dios que

nos habla a nosotros; el Creador, mediante el libro de la creacin, nos habla y nos muestra los

valores verdaderos. As recuperar tambin la Revelacin: reconocer que el libro de la creacin, en el

cual Dios nos da las orientaciones fundamentales, es descifrado en la Revelacin" [Benedicto XVI,

Discurso a los participante en la 61 Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (27

de mayo de 2010)].

3) MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS

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Gaudium et spes, 22 13

BENEDICTO XVI, Discurso en la inauguracin de los trabajos de la Asamblea Diocesana de Roma (Roma, 11 de junio de 2007): AAS 99 (2007) 680

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Est firmado el 26 de octubre de 2012 y consta de catorce apartados.

Los participantes en el Snodo, a travs del Mensaje pretenden animar y orientar el servicio al Evangelio en los diversos contextos en los que estamos llamados a dar hoy testimonio.

N 6. Reconocer en el mundo de hoy nuevas oportunidades de evangelizacin

Este sereno coraje sostiene tambin nuestra mirada sobre el mundo contemporneo. No nos sentimos atemorizados por las condiciones del tiempo en que vivimos. Nuestro mundo est lleno de

contradicciones y de desafos, pero sigue siendo creacin de Dios, y aunque herido por el mal,

siempre es objeto de su amor y terreno suyo, en el que puede ser resembrada la semilla de la Palabra

para que vuelva a dar fruto. No hay lugar para el pesimismo en las mentes y en los corazones de aquellos que saben que

su Seor ha vencido a la muerte y que su Espritu acta con fuerza en la historia. Con humildad,

pero tambin con decisin -aquella que viene de la certeza de que la verdad siempre vence- nos

acercamos a este mundo y queremos ver en l una invitacin de Dios a ser testigos de su nombre.

Nuestra Iglesia est viva y afronta los desafos de la historia con la fortaleza de la fe y del

testimonio de tantos hijos suyos. () Tambin en las formas ms speras de atesmo y agnosticismo podemos reconocer,

an en modos contradictorios, no un vaco, sino una nostalgia, una espera que requiere una

respuesta adecuada. Frente a los interrogantes que las culturas dominantes plantean a la fe y a la Iglesia,

renovamos nuestra fe en el Seor, ciertos de que tambin en estos contextos el Evangelio es

portador de luz y capaz de sanar la debilidad del hombre. No somos nosotros quienes para conducir

la obra de la evangelizacin, sino Dios. Como nos ha recordado el Papa: "La primera palabra, la

iniciativa verdadera, la actividad verdadera viene de Dios y slo introducindonos en esta

iniciativa divina, slo implorando esta iniciativa divina, podemos nosotros tambin llegar a ser -

con l y en l- evangelizadores" (Benedicto XVI, Meditacin de la primera congregacin general

de la XIII Asamblea general ordinaria del Snodo de los Obispos, Roma 8 octubre 2012). N 9. Para que los jvenes puedan encontrarse con Cristo

Nos sentimos cercanos a los jvenes de un modo muy especial, porque son parte relevante del presente y del futuro de la humanidad y de la Iglesia. La mirada de los obispos hacia ellos es

todo menos pesimista. Preocupada, s, pero no pesimista. Preocupada porque justo sobre ellos

vienen a confluir los embates ms agresivos de estos tiempos; no pesimista, sin embargo, sobre todo

porque, lo resaltamos, el amor de Cristo es quien mueve los profundo de la historia y adems,

porque descubrimos en nuestros jvenes aspiraciones profundas de autenticidad, de verdad, de

libertad, de generosidad, de las cuales estamos convencidos que slo Cristo puede ser respuesta

capaz de saciarlos. Queremos ayudarles en su bsqueda e invitamos a nuestras comunidades a que, sin

reservas, entren en una dinmica de escucha, de dilogo y de propuestas valientes ante la difcil

condicin juvenil. Para aprovechar y no apagar, la potencia de su entusiasmo. Y para sostener en su

favor la justa batalla contra los lugares comunes y las especulaciones interesadas de las fuerzas de

este mundo, esforzadas en disipar sus energas y a agotarlas en su propio inters, suprimiendo en

ellos cualquier memoria agradecida por el pasado y cualquier planteamiento serio por el futuro. La nueva evangelizacin tiene un campo particularmente arduo pero al mismo tiempo

apasionante en el mundo de los jvenes, como muestran no pocas experiencias, desde las ms

multitudinarias como las Jornadas Mundiales de la Juventud, a aquellas ms escondidas pero no

menos importantes, como las numerosas y diversas experiencias de espiritualidad, servicio y

misin. A los jvenes les reconocemos un rol activo en la obra de la evangelizacin, sobre todo en

sus ambientes. N 10. El Evangelio en dilogo con la cultura y la experiencia humana y con las religiones

La nueva evangelizacin tiene su centro en Cristo y en la atencin a la persona humana, para hacer posible el encuentro con l. Pero su horizonte es ms ancho en cuanto al mundo y no se

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cierra a ninguna experiencia del hombre. Eso significa que ella cultiva, con particular atencin, el

dilogo con las culturas, con la confianza de poder encontrar en todas ellas las semillas del Verbo de las que hablaban los Santos Padres. En particular, la nueva evangelizacin tiene necesidad de

una renovada alianza entre fe y razn, con la conviccin de que la fe tiene recursos suficientes para

acoger los frutos de una sana razn abierta a la trascendencia y tiene, al mismo tiempo, la fuerza de

sanar los lmites y las contradicciones en las que la razn puede tropezar. La fe no deja de

contemplar los lacerantes interrogantes que supone la presencia del mal en la vida y la historia de

los hombres, encontrando la luz de su esperanza en la Pascua de Cristo. El encuentro entre fe y razn nutre el esfuerzo de la comunidad cristiana en el mundo de la

educacin y la cultura. Un lugar especial en este campo lo ocupan las instituciones educativas y de

investigacin: escuelas y universidades. Donde se desarrolla el conocimiento sobre el hombre y se

da una accin educativa, la Iglesia se ve impulsada a testimoniar su propia experiencia y a

contribuir a una formacin integral de la persona. En este mbito merecen una atencin especial las

escuelas y universidades catlicas, en las que la apertura a la trascendencia, propia de todo itinerario

cultural sincero y educativo, debe completarse con caminos de encuentro con la persona de

Jesucristo y de su Iglesia. Vaya la gratitud de los obispos a todos los que, en condiciones muchas

veces difciles, desempean esta tarea. N 13. Una palabra a las Iglesias de las diversas regiones del mundo

La mirada de los obispos reunidos en Asamblea sinodal abraza a todas las comunidades eclesiales presentes en todo el mundo. Una mirada de unidad, porque nica es la llamada al

encuentro con Cristo, pero sin olvidar la diversidad. En este nmero se dirigen unas palabras a los cristianos de las Iglesias Orientales Catlicas,

a los hombres y mujeres que viven en los pases de frica, a los cristianos de Norteamrica, a las

Iglesias de Amrica Latina y el Caribe, a los cristianos de Asia, a las Iglesias del continente europeo

y a los pueblos de Oceana que viven bajo la proteccin de la Cruz del Sur.

Estas son las palabras dirigidas a nuestro continente: Una palabra de reconocimiento y de esperanza queremos dirigir los obispos a las Iglesias del continente europeo, hoy en parte marcado

por una fuerte secularizacin, a veces agresiva, y todava hoy herido por los largos decenios de

gobiernos marcados por ideologas enemigas de Dios y del hombre. Reconocemos vuestro pasado y

tambin vuestro presente, en el cual el Evangelio ha creado en Europa certezas y experiencias de fe

concretas y decisivas para la evangelizacin del mundo entero, muchas veces rebosantes de

santidad: riqueza del pensamiento teolgico, variedad de expresiones carismticas, formas variadas

al servicio de la caridad con los pobres, profundas experiencias contemplativas, creacin de una

cultura humanstica que ha contribuido a dar rostro a la dignidad de la persona y a la construccin

del bien comn. Las dificultades del presente no os pueden dejar abatidos, queridos cristianos

europeos: stas os deben desafiar a un anuncio ms gozoso y vivo de Cristo y de su Evangelio de

vida. El n 14 se titula La estrella de Mara ilumina el desierto y se nos dice: La figura de

Mara nos orienta en el camino. Este camino, como nos ha dicho Benedicto XVI, podr parecer una

ruta en el desierto; sabemos que tenemos que recorrerlo llevando con nosotros lo esencial: la

cercana de Jess, la verdad de su Palabra, el pan eucarstico que nos alimenta, la fraternidad de la

comunin eclesial y el impulso de la caridad. Es el agua del pozo la que hace florecer el desierto y

como en la noche en el desierto las estrellas se hacen ms brillantes, as en el cielo de nuestro

camino resplandece con vigor la luz de Mara, estrella de la nueva evangelizacin a quien,

confiados, nos encomendamos.

4) PROPOSICIONES

Las 58 Proposiciones constan de una Introduccin (1-3), cuatro captulos y una Conclusin

(proposiciones 57 y 58).

Captulo 1: Naturaleza de la Nueva Evangelizacin (4-12).

Captulo 2: Contexto actual del ministerio de la Iglesia (13-25).

8

Captulo 3: Respuestas pastorales a las circunstancias actuales (26-40).

Captulo 4: Agentes de la Nueva Evangelizacin (41-56).

Proposicin 5: Nueva Evangelizacin e inculturacin

Jess ofrece el don del Espritu Santo y nos revela el amor del Padre. La Nueva Evangelizacin es un tiempo propicio para despertar, para un renovado entusiasmo y para un nuevo

testimonio de que Jesucristo es el centro de nuestra fe y de nuestra vida cotidiana. Invita a cada

miembro de la Iglesia a renovarse en la fe y a esforzarse por compartirla. La Nueva Evangelizacin requiere tambin discernir los signos de los tiempos presentes en

el mundo y que afectan al ministerio de la Iglesia y a las diferentes Iglesias particulares en sus

territorios. Entre estos signos hay que reconocer la creciente toma de conciencia de la gente en

torno a las propias circunstancias cambiantes de la vida actual. Adems, pide que la Iglesia llegue a quienes estn alejados de Dios y de la comunidad

cristiana, para invitarlos a escuchar de nuevo la Palabra de Dios con el fin de que se encuentren con

el Seor Jess de una manera nueva y profunda. La Nueva Evangelizacin exige prestar especial atencin a la inculturacin de la fe, que

puede transmitir el Evangelio con su capacidad intrnseca para valorar lo positivo de cada cultura,

purificndola a su vez de los elementos que se contraponen a la realizacin plena de la persona

segn el designio de Dios revelado en Cristo. La inculturacin implica el esfuerzo de "encarnar el

Evangelio en las culturas de los pueblos" (Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 854).

Proposicin 8: Dar testimonio en un mundo secularizado

Somos cristianos que vivimos en un mundo secularizado. Mientras que el mundo es creacin de Dios, la secularizacin se inscribe en la esfera de la cultura humana. Como cristianos no

podemos permanecer indiferentes ante el proceso de secularizacin: nos hallamos, efectivamente,

en una situacin similar a la de los primeros cristianos, y en este sentido, hemos de considerarla

como un desafo y una oportunidad. Aunque vivimos en este mundo, no somos de este mundo (cf.

Jn 15,19; 17,11 y 16). El mundo es creacin de Dios y manifiesta su amor. En Jesucristo y a travs de l

recibimos la salvacin de Dios y somos capaces de discernir el progreso de su creacin. Jess nos

abre de nuevo las puertas para que, sin miedo, podamos abrazar con amor las heridas de la Iglesia y

del mundo (cf. Benedicto XVI). En nuestra poca actual -que manifiesta aspectos ms difciles que en el pasado- aun

cuando seamos como el "pequeo rebao" (Lc 12,32), damos testimonio del mensaje de salvacin

del Evangelio y estamos llamados a ser sal y luz de un mundo nuevo (cf. Mt 5,13-16).

Proposicin 11: La Nueva Evangelizacin y la lectura orante de la Sagrada Escritura

Dios se nos ha comunicado en su Palabra hecha carne. Esta Palabra divina, escuchada y celebrada en la liturgia de la Iglesia, particularmente en la Eucarista, fortalece interiormente a los

fieles y los hace capaces de dar un autntico testimonio evanglico en su vida cotidiana. Los Padres

sinodales desean que la Palabra divina "sea cada vez ms el corazn de toda actividad eclesial"

(Verbum Domini, n. 1). La puerta de la Sagrada Escritura debe estar abierta a todos los creyentes. En el contexto de

la Nueva Evangelizacin, ha de facilitarse toda oportunidad para el estudio de la Sagrada Escritura.

La Escritura debe impregnar homilas, catequesis y todo esfuerzo en la transmisin de la fe. Considerando la necesidad de familiarizarse con la Palabra de Dios de cara a la Nueva

Evangelizacin y al crecimiento espiritual de los fieles, el Snodo anima a las dicesis, parroquias y

a las pequeas comunidades cristianas a continuar con el serio estudio de la Biblia y con la Lectio

divina, es decir, la lectura orante de las Escrituras (cf. Dei Verbum, nn. 21-22). Proposicin 20: La Nueva Evangelizacin y el camino de la belleza

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En la Nueva Evangelizacin debera prestarse una especial atencin al camino de la belleza: Cristo, el "Buen Pastor" (cf. Jn 10,11), es la Verdad en persona, la bella revelacin convertida en signo, que se entrega sin medida. Es

importante ofrecer a los jvenes que siguen a Jess el testimonio no slo de su bondad y verdad, sino tambin el de la

plenitud de su belleza. Como afirm Agustn, no es posible amar lo que no es bello (Confesiones, IV, 13. 20). La belleza nos atrae hacia el amor a travs del cual Dios nos revela su rostro, en el que creemos. Bajo esta luz, los artistas

se sienten interpelados y a la vez comunicadores privilegiados de la Nueva Evangelizacin. (). La belleza ha de ser siempre una dimensin especial de la Nueva Evangelizacin. Es preciso que la Iglesia vigile y promueva la calidad del arte que se permite en los lugares sagrados

reservados para las celebraciones litrgicas y que vele por la belleza y por la verdad de su expresin. Es importante de cara a la Nueva Evangelizacin que la Iglesia est presente en todos los mbitos del arte, que

apoye con su presencia espiritual y pastoral a los artistas en su bsqueda de creatividad, y que alimente una viva y

autntica experiencia espiritual de salvacin que se haga presente en sus obras.

Proposicin 27: La educacin

"Id, pues, y haced discpulos a todos los pueblos, bautizndolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo; ensendoles a guardar todo lo que os he mandado" (Mt 28,19-20). La

educacin es una dimensin constitutiva de la evangelizacin. Anunciar a Jesucristo resucitado

significa acompaar a todos los seres humanos en su historia personal, en su crecimiento y en su

vocacin espiritual. La educacin necesita, al mismo tiempo, que se promueva todo lo que es verdadero, bueno

y bello y que forma parte de la persona humana; esto significa educar el entendimiento y las

emociones para apreciar la realidad. Los nios, adolescentes y jvenes tienen derecho a ser evangelizados y educados. Las

escuelas y las universidades catlicas responden as a esta necesidad. Este derecho debera ser

reconocido y apoyado por las instituciones pblicas. Las escuelas deberan ayudar a las familias a introducir a sus hijos en la belleza de la fe.

Las escuelas ofrecen una gran oportunidad para transmitir la fe o, cuanto menos, para darla a

conocer. Los Padres sinodales agradecen la labor educativa que llevan adelante miles de profesores,

hombres y mujeres, en las instituciones formativas catlicas de los cinco continentes. Dada la especial funcin de los docentes, importa que estos reciban una formacin

permanente de cara al desempeo de sus responsabilidades. Las escuelas deben ser libres para ensear. Esta libertad constituye un derecho inalienable. Por ello, en vistas a asegurar que nuestras instituciones sean agentes de evangelizacin y no

meros productos de esta, el Snodo:

- insta a las instituciones educativas catlicas a hacer todo lo posible por conservar su

identidad como instituciones eclesiales;

- invita a todos los docentes a afrontar su liderazgo como discpulos bautizados de Jess,

dando testimonio a travs de su vocacin de educadores, y

- urge a las Iglesias particulares, a las familias religiosas y a todos los que tienen

responsabilidad en las instituciones educativas a facilitar la corresponsabilidad de los laicos

ofrecindoles para ello una formacin y un acompaamiento adecuados.

Proposicin 45: El papel de los fieles laicos en la Nueva Evangelizacin

La vocacin y misin especfica de los fieles laicos es la transformacin de las estructuras del mundo para que todo comportamiento y actividad humanas sean conformadas por el Evangelio. De ah la importancia de guiar al laicado

cristiano hacia un conocimiento ntimo de Cristo, con el fin de formar su conciencia moral a travs de su vida en Cristo.

El Concilio Vaticano II identifica cuatro aspectos principales de la misin de los bautizados: el testimonio de la vida, las

obras de caridad y misericordia, la renovacin del orden temporal y la evangelizacin directa (cf. Lumen gentium y

Apostolicam actuositatem). De esta forma podrn dar testimonio personal y comunitario de una vida plenamente

coherente con su fe cristiana. El laicado coopera en la obra de evangelizacin de la Iglesia como testigos y como instrumentos vivos de la

misin salvfica que comparten (cf. Ad gentes, n. 41). Por eso la Iglesia aprecia todo don que el Espritu va otorgando a

los bautizados para la construccin del cuerpo, y debe proporcionar el estmulo y formacin adecuados para favorecer

su celo apostlico en la transmisin de la fe.

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Proposicin 46: La colaboracin de hombres y mujeres en la Iglesia

La Iglesia aprecia la igual dignidad en la sociedad de la mujer y del hombre, hechos a imagen de Dios, y en la Iglesia, basada en la vocacin comn de ser bautizados en Cristo. Los pastores de la Iglesia han reconocido las

capacidades especiales de la mujer, particularmente su atencin a los dems y sus dones para la crianza y la compasin,

especialmente en su vocacin como madres. Las mujeres junto con los hombres dan testimonio del Evangelio de la vida mediante su dedicacin a

transmitir la vida en el seno de la familia. Juntos ayudan a mantener viva la fe. El Snodo reconoce que, hoy en da, las mujeres (laicas y religiosas), junto con los hombres, contribuyen a la

reflexin teolgica en todos los niveles y comparten responsabilidades pastorales en formas nuevas, llevando adelante

as la Nueva Evangelizacin para la transmisin de la fe.

Proposicin 47: La formacin de los evangelizadores

Este Snodo considera necesario crear centros de formacin para la Nueva Evangelizacin, en los que los laicos aprendan a hablar persuasivamente de la persona de Cristo, de una forma adaptada a nuestro tiempo y a los

distintos grupos especficos de personas (jvenes, agnsticos, ancianos, etc.). El cristocentrismo trinitario (cf. Directorio General para la Catequesis, nn. 98-100) constituye el criterio ms

esencial y fundamental para presentar el mensaje evanglico en cualquiera de los tres momentos de la evangelizacin,

sea el primer anuncio, la catequesis o la formacin permanente (cf. DGC, nn. 60-72). Toda enseanza y recurso han de

ser evaluados a la luz de este criterio.

Proposicin 51: La juventud y la Nueva Evangelizacin

En la Nueva Evangelizacin los jvenes no son slo el futuro, sino tambin el presente (y el regalo) de la Iglesia. No son meros receptores, sino tambin agentes de evangelizacin,

especialmente entre sus coetneos. Los jvenes estn en esa etapa de bsqueda de la verdad y

significado en la vida que Jess, que es la Verdad y su amigo puede proporcionarles. La Iglesia se hace visible y creble para los jvenes a travs de los adultos cristianos

ejemplares, los santos -especialmente los santos jvenes- y gracias a los ministros comprometidos

con la juventud. Es necesario que los evangelizadores se encuentren con los jvenes y pasen tiempo

con ellos, dondequiera que estos se encuentren: en casa, en la escuela o en la comunidad cristiana;

que les propongan y les acompaen en el seguimiento de Jess, y que les guen para que descubran

su vocacin en la vida y en la Iglesia. Dado que los medios de comunicacin influyen en gran medida en la salud fsica,

emocional, mental y espiritual de los jvenes, la Iglesia, mediante la catequesis y el ministerio de la

juventud se esfuerza por capacitarlos y prepararlos para que sepan discernir entre el bien y el mal,

para que elijan los valores del Evangelio por encima de los valores del mundo y para que adquieran

unas firmes convicciones de fe. Las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud y el YOUCAT son instrumentos

especiales de la Nueva Evangelizacin.

Proposicin 54: El dilogo entre la ciencia y la fe

El dilogo entre la ciencia y la fe constituye un campo vital en la Nueva Evangelizacin. Por un lado, este dilogo requiere la apertura de la razn al misterio que la trasciende, as como una

toma de conciencia de los lmites fundamentales del conocimiento cientfico. Por otro lado, requiere

tambin una fe que se abra a la razn y a los resultados de la investigacin cientfica.

Proposicin 55: El atrio de los Gentiles Las comunidades eclesiales abren una especie de Atrio de los Gentiles en el que creyentes y

no creyentes pueden dialogar sobre temas bsicos: los grandes valores de la tica, del arte y de la

ciencia, as como de la bsqueda de lo trascendente. Este dilogo se dirige especialmente a

"aquellos para quienes la religin es algo extrao, para quienes Dios es desconocido y que, a pesar

de eso, no quisieran estar simplemente sin Dios, sino acercarse a l al menos como Desconocido"14

.

De una manera particular, las instituciones educativas catlicas podran promover este tipo de

dilogo que nunca ha de estar separado del "primer anuncio".

14

BENEDICTO XVI, Discurso a los miembros de la Curia Romana, 21-12-09

11

Proposicin 58: Mara, Estrella de la Nueva Evangelizacin

El Concilio Vaticano II present a Mara en el contexto del misterio de Cristo y de la Iglesia

15. El Papa Pablo VI la declar "Estrella de la Evangelizacin". Ella es, por lo tanto, el

modelo de la fe, la esperanza y el amor. Es la primera en ayudar a llevar discpulos al Maestro (cf.

Jn 2); en el Cenculo es la Madre de los creyentes (cf. Hch 1,14). Como Madre del Redentor, Mara se convierte en testigo del amor de Dios. Ella cumple

libremente la voluntad de Dios. Es la mujer fuerte que permanece, junto con Juan, al pie de la cruz.

Ella siempre intercede por nosotros y acompaa a los fieles en su camino hasta la cruz del Seor.

Como Madre y Reina, es signo de esperanza para los que sufren y los necesitados. Hoy es la

"Misionera" que nos ayudar en las dificultades propias de nuestro tiempo y que con su cercana

abre a la fe los corazones de hombres y mujeres. Fijamos nuestra mirada en Mara. Ella nos ayudar a proclamar el mensaje de la salvacin a

todo hombre y mujer, para que ellos tambin se conviertan en agentes de evangelizacin. Mara es

Madre de la Iglesia. Que por su presencia, la Iglesia se convierta en hogar para muchos y en Madre

de todos los pueblos.

5) DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LA 61 ASAMBLEA

GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA

El 27 de mayo de 2010, el santo Padre pronunci un importante discurso ante la 61

Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana en el que dijo:

Corroborados por el Espritu, en continuidad con el camino indicado por el concilio Vaticano II, y en particular con las orientaciones pastorales del decenio que acaba de concluir,

habis decidido escoger la educacin como tema fundamental para los prximos diez aos. Ese

horizonte temporal es proporcional a la radicalidad y a la amplitud de la demanda educativa. Y me

parece necesario ir a las races profundas de esta emergencia para encontrar tambin las respuestas

adecuadas a este desafo. Yo veo sobre todo dos. Una raz esencial consiste, a mi parecer, en un

falso concepto de autonoma del hombre: el hombre debera desarrollarse slo por s mismo, sin

imposiciones de otros, los cuales podran asistir a su autodesarrollo, pero no entrar en este

desarrollo. En realidad, para la persona humana es esencial el hecho de que llega a ser ella misma

slo a partir del otro, el "yo" llega a ser l mismo slo a partir del "t" y del "vosotros"; est creado

para el dilogo, para la comunin sincrnica y diacrnica. Y slo el encuentro con el "t" y con el

"nosotros" abre el "yo" a s mismo. Por eso, la denominada educacin anti-autoritaria no es

educacin, sino renuncia a la educacin: as no se da lo que deberamos dar a los dems, es decir,

este "t" y nosotros en el cual el "yo" se abre a s mismo. Por tanto, me parece que un primer punto es superar esta falsa idea de autonoma del hombre, como un "yo" completo en s mismo,

mientras que llega a ser "yo" en el encuentro colectivo con el "t" y con el "nosotros". La segunda raz de la emergencia educativa yo la veo en el escepticismo y en el relativismo

o, con palabras ms sencillas y claras, en la exclusin de las dos fuentes que orientan el camino

humano. La primera fuente debera ser la naturaleza; la segunda, la Revelacin. Pero la naturaleza

se considera hoy como una realidad puramente mecnica y, por tanto, que no contiene en s ningn

imperativo moral, ninguna orientacin de valores: es algo puramente mecnico y, por consiguiente,

el ser en s mismo no da ninguna orientacin. La Revelacin se considera o como un momento del

desarrollo histrico y, en consecuencia, relativo como todo el desarrollo histrico y cultural; o -se

dice- quiz existe Revelacin, pero no incluye contenidos, sino slo motivaciones. Y si callan estas

dos fuentes, la naturaleza y la Revelacin, tambin la tercera fuente, la historia, deja de hablar,

porque tambin la historia se convierte slo en un aglomerado de decisiones culturales, ocasionales,

arbitrarias, que no valen para el presente y para el futuro. Por esto es fundamental encontrar un

concepto verdadero de la naturaleza como creacin de Dios que nos habla a nosotros; el Creador,

15

cf. Lumen gentium, nn. 52-68

12

mediante el libro de la creacin, nos habla y nos muestra los valores verdaderos. As recuperar

tambin la Revelacin: reconocer que el libro de la creacin, en el cual Dios nos da las

orientaciones fundamentales, es descifrado en la Revelacin; se aplica y hace propio en la historia

cultural y religiosa, no sin errores, pero de una manera sustancialmente vlida, que siempre hay que

volver a desarrollar y purificar. Por tanto, en este "concierto" -por decirlo as- entre creacin

descifrada en la Revelacin, concretada en la historia cultural que va siempre hacia adelante y en la

cual hallamos cada vez ms el lenguaje de Dios, se abren tambin las indicaciones para una

educacin que no es imposicin, sino realmente apertura del "yo" al "t", al "nosotros" y al "T" de

Dios. Por tanto, son grandes las dificultades: redescubrir las fuentes, el lenguaje de las fuentes;

pero, aun conscientes del peso de estas dificultades, no podemos caer en la desconfianza y la

resignacin. Educar nunca ha sido fcil, pero no debemos rendirnos: faltaramos al mandato que el

Seor mismo nos ha confiado al llamarnos a apacentar con amor su rebao. Ms bien, despertemos

en nuestras comunidades el celo por la educacin, que es un celo del "yo" por el "t", por el

"nosotros", por Dios, y que no se limita a una didctica, a un conjunto de tcnicas y tampoco a la

trasmisin de principios ridos. Educar es formar a las nuevas generaciones para que sepan entrar

en relacin con el mundo, apoyadas en una memoria significativa que no es slo ocasional, sino que

se incrementa con el lenguaje de Dios que encontramos en la naturaleza y en la Revelacin, con un

patrimonio interior compartido, con la verdadera sabidura que, a la vez que reconoce el fin

trascendente de la vida, orienta el pensamiento, los afectos y el juicio. Los jvenes albergan una sed en su corazn, y esta sed es una bsqueda de significado y de

relaciones humanas autnticas, que ayuden a no sentirse solos ante los desafos de la vida. Es deseo

de un futuro menos incierto gracias a una compaa segura y fiable, que se acerca a cada persona

con delicadeza y respeto, proponiendo valores slidos a partir de los cuales crecer hacia metas altas,

pero alcanzables. Nuestra respuesta es el anuncio del Dios amigo del hombre, que en Jess se hizo

prjimo de cada uno de nosotros. La transmisin de la fe es parte irrenunciable de la formacin

integral de la persona, porque en Jesucristo se cumple el proyecto de una vida realizada: como

ensea el concilio Vaticano II, "el que sigue a Cristo, hombre perfecto, tambin se hace l mismo

ms hombre"16

. El encuentro personal con Jess es la clave para intuir la relevancia de Dios en la

existencia cotidiana, el secreto para vivirla en la caridad fraterna, la condicin para levantarse

siempre despus de las cadas y moverse a constante conversin.

6) CONCLUSIN

Benedicto XVI aadi: Queridos hermanos, os aliento a recorrer sin vacilaciones el camino del compromiso educativo. Que el Espritu Santo os ayude a no perder nunca la confianza en los

jvenes, os impulse a salir a su encuentro y os lleve a frecuentar sus ambientes de vida, incluido el

que constituyen las nuevas tecnologas de comunicacin, que actualmente impregnan la cultura en

todas sus expresiones. No se trata de adecuar el Evangelio al mundo, sino de sacar del Evangelio la

perenne novedad que permite encontrar en cada tiempo las formas adecuadas para anunciar la

Palabra que no pasa, fecundando y sirviendo a la existencia humana. Volvamos, pues, a proponer a

los jvenes la medida alta y trascendente de la vida, entendida como vocacin: que llamados a la

vida consagrada, al sacerdocio, al matrimonio, sepan responder con generosidad a la llamada del

Seor, porque slo as podrn captar lo que es esencial para cada uno. La frontera educativa

constituye el lugar para una amplia convergencia de objetivos: en efecto, la formacin de las nuevas

generaciones no puede menos de interesar a todos los hombres de buena voluntad, interpelando la

capacidad de toda la sociedad de asegurar referencias fiables para el desarrollo armnico de las

personas.

16

Gaudium et spes, 41