Chaqueta

3
1 HISTORIA DE UNA CHAQUETA Cansado ya de glosar, y de contar historietas, vi un día, siendo ciego, y así cuento en este pliego, lo que pasó a una chaqueta. De un simple retal de pana y dando puntada prieta la mano hábil de un sastre convierte el paño en chaqueta Por ella pasaron los años, la pana es dura y resiste, hasta que al morir su dueño, quedó colgada y muy triste. Aunque pueda parecer, no se acaba aquí la historia, pues aquel despojo de pana, fue llamado a tener gloria. Pues…. En ese país, muy lejano, y en ese pueblo, remoto, vivía alegre y contento, uno de naipes devoto. En un bareto del pueblo, da baraja, el tío Agustín, rodeado de amigotes, a cada cual más pillín. Allí se juegan los cuartos, en el juego del guiñote, que si se tuercen las cartas, puedes peder el bigote. Guiñote, juego vil, juego mostrenco y horrendo ¿peor que las siete y media? ¡Gonzalo! a ese jugaba Don Mendo Conociendo su afición le ataba corto su esposa administrando el dinero y cerrando bien la bolsa El hombre poquito a poco, alguna sisa, algún hongo, se iba haciendo un capital, y piensa, como es natural, donde esconder… el mondongo. No es por incordiar Gonzalo, pero te digo con ahínco, las estrofas son de a cuatro, y has metido una de cinco. Lo siento maestro, es que me emociono con la rima Bien hombre, bien pero ten más cuidadito, porque he oído decir, que rimar, rimas, como te sale del pito. Lo ve maestro le ha salido, otro de cinco quizá tenga yo que decir …. piriviti te la hinco. Vale, vale, dejémoslo ya y sigue con la historia Piensa, Agustín y discurre, donde guardar su alcancía, “Ha de ser fácil de acceso, y que no la alcance la arpía” Se refiere el muy ladino, a su mujer, la Prudencia, que en llegar a fin de mes, no ha hecho arte, sino ciencia. “Mal sitio bajo el colchón. Muy visto lo del puchero. Tal vez moviendo un ladrillo… ¡Va!, Mejor cavo un agujero”

Transcript of Chaqueta

Page 1: Chaqueta

1

HISTORIA DE UNA CHAQUETA Cansado ya de glosar, y de contar historietas, vi un día, siendo ciego, y así cuento en este pliego, lo que pasó a una chaqueta. De un simple retal de pana y dando puntada prieta la mano hábil de un sastre convierte el paño en chaqueta Por ella pasaron los años, la pana es dura y resiste, hasta que al morir su dueño, quedó colgada y muy triste. Aunque pueda parecer, no se acaba aquí la historia, pues aquel despojo de pana, fue llamado a tener gloria. Pues…. En ese país, muy lejano, y en ese pueblo, remoto, vivía alegre y contento, uno de naipes devoto. En un bareto del pueblo, da baraja, el tío Agustín, rodeado de amigotes, a cada cual más pillín. Allí se juegan los cuartos, en el juego del guiñote, que si se tuercen las cartas, puedes peder el bigote. Guiñote, juego vil, juego mostrenco y horrendo ¿peor que las siete y media? ¡Gonzalo! a ese jugaba Don Mendo

Conociendo su afición le ataba corto su esposa administrando el dinero y cerrando bien la bolsa El hombre poquito a poco, alguna sisa, algún hongo, se iba haciendo un capital, y piensa, como es natural, donde esconder… el mondongo. No es por incordiar Gonzalo, pero te digo con ahínco, las estrofas son de a cuatro, y has metido una de cinco. Lo siento maestro, es que me emociono con la rima Bien hombre, bien pero ten más cuidadito, porque he oído decir, que rimar, rimas, como te sale del pito. Lo ve maestro le ha salido, otro de cinco quizá tenga yo que decir …. piriviti te la hinco. Vale, vale, dejémoslo ya y sigue con la historia Piensa, Agustín y discurre, donde guardar su alcancía, “Ha de ser fácil de acceso, y que no la alcance la arpía” Se refiere el muy ladino, a su mujer, la Prudencia, que en llegar a fin de mes, no ha hecho arte, sino ciencia. “Mal sitio bajo el colchón. Muy visto lo del puchero. Tal vez moviendo un ladrillo… ¡Va!, Mejor cavo un agujero”

Page 2: Chaqueta

2

Buscando una madriguera, mucho y mucho cavilaba, pero a pesar de dar vueltas, con el escondite no daba Hasta que…. Un día entrando en la cuadra, a buscar la bicicleta, ve colgando de un clavo, una mísera chaqueta. Se le iluminan los ojos, después de tanto dar vueltas, vislumbra un sitio perfecto, ¡el bolso de la chaqueta! Mirando la tosca tela, tanto tiempo en un rincón, sola, triste y olvidada, dice a modo de sermón. “Vieja pana, ya en desuso, te doy cargo vitalicio, tanto tiempo abandonada, vuelves a entrar en servicio.” Y así vino a suceder, que una ropa malucha, por el arte del ingenio, se convirtió en una hucha. Unas veces gruesa y llena, otras vacía, con hambruna, según va soplando el aire, de la veleidosa fortuna. Y así fue pasando el tiempo, yendo y viniendo a la pana, sin pensar que son muy limpias, estas mujeres serranas. Una mañana temprano, entra Prudencia en la cuadra, repara en aquel despojo, y más que decir, ladra.

“¿Que demonios pinta aquí, esta costrosa chaqueta?” Tiene que tener más años, que el que inventó la peineta. “¡Que hombre. Que desastre! todo lo deja por medio, ahora que a este pingajo, le pongo pronto remedio” Ni corta, ni perezosa, Da comienzo a la odisea, la coge sin más del cuello, y la lanza a la chimenea. Que bien ardía la pana, dicen dimes y diretes, azuzada por la llamas, que soltaban los billetes. ¿Y que pasó maestro? ¿Y que iba a pasar? Pues que llegó el sábado, sabadete y… Ufano pensó Agustín “Voy a echar unas manitas, me pasaré por la cuadra, a buscar algo de guita”. Cual no será su sorpresa, cuando da vuelta a la puerta, y donde antes colgaba ropa, ve una alcayata desierta. ¡Maldita sea mi estampa!, Exclama el pobre airado, “Quien demonios habrá tocado, esa maldita chaqueta.” Entra en casa hecho una furia, y su mujer le pregunta “Era vieja y la he quemado, considérala difunta” Maldita seas mujer, y que el cielo te proteja, que también a ti he de echarte hoy a la lumbre, por vieja

Page 3: Chaqueta

3

A que viene tanto alboroto, por una prenda obsoleta, llena de polvo y de mugre, teniendo tan buenas chaquetas. Mala mujer, te maldigo, ante santos y profetas, pues sepas que has quemado, la mejor de mis chaquetas.