Chain Workers

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0. www.chainworkers.org Un proyecto de activismo mediático [Traducción del italiano de Marta Malo, de la Universidad Nómada, para la revista Brumaria, nº 2, http://www.altediciones.com/brumaria.htm. Original: ChainCrew, Chainworkers. Lavorare nelle cattedrali del consumo, DeriveApprodi, 2001.] Al principio el trabajo se hacía con cadenas, después en la cadena, por lo tanto, para una gran cadena: ¡CHAINWORKERS! ChainWorkers, ¡romped vuestras cadenas! ¡Sacadle la pasta a vuestra cadena! Unas vacaciones en Norteamerica pueden significar muchas cosas. En Estados Unidos, un área del planeta en la que la población se pasa haciendo compras tres o cuatro veces más tiempo que los europeos y que ha llenado alrededor de mil doscientos millones de metros cuadrados de territorio de centros comerciales, resulta prácticamente imposible, seas quien seas, evitar confrontarse con la cultura hiperconsumista y verse envuelto por ella. En 1998, recorrimos más de ocho mil kilómetros a lo largo de la costa oeste del TLC, desde San Diego (Estados Unidos) hasta Vancouver (Canadá): veinte días de completa inmersión en la seducción del estilo de consumo estadounidense y, después, la vuelta a casa trayendo con nosotros tres cosas que habrían de influenciar nuestra trayectoria de los dos años siguientes. La primera cosa: una noticia aparecida en el Financial Times que contaba la batalla de dos chicas canadienses que habían logrado, gracias a la ayuda del Sindicato de trabajadores del automóvil (Canadian Auto Workers), conquistar el derecho de negociación colectiva en un establecimiento McDonald’s de Squamish, en el Estado de la Columbia británica. La segunda cosa: en la librería City Lights de San Francisco (epicentro de la revolución beat) habíamos descubierto «Adbusters», la revista de Ecología Mental, proyecto sin ánimo de lucro, con una difusión de alrededor de 85.000 ejemplares en todo el mundo. Esta publicación- movimiento busca sacar a la luz y combatir la erosión de los espacios físicos y culturales por parte de los poderes comerciales. El número del verano de 1998 estaba dedicado a Chris Wood,

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guerrilla comunicacional y huelga obrera

Transcript of Chain Workers

  • 0. www.chainworkers.org Un proyecto de activismo meditico [Traduccin del italiano de Marta Malo, de la Universidad Nmada, para la revista Brumaria, n 2, http://www.altediciones.com/brumaria.htm. Original: ChainCrew, Chainworkers. Lavorare nelle cattedrali del consumo, DeriveApprodi, 2001.]

    Al principio el trabajo se haca con cadenas, despus en la cadena,

    por lo tanto, para una gran cadena: CHAINWORKERS!

    ChainWorkers, romped vuestras cadenas! Sacadle la pasta a vuestra cadena!

    Unas vacaciones en Norteamerica pueden significar muchas cosas. En Estados Unidos, un rea del planeta en la que la poblacin se pasa haciendo compras tres o cuatro veces ms tiempo que los europeos y que ha llenado alrededor de mil doscientos millones de metros cuadrados de territorio de centros comerciales, resulta prcticamente imposible, seas quien seas, evitar confrontarse con la cultura hiperconsumista y verse envuelto por ella. En 1998, recorrimos ms de ocho mil kilmetros a lo largo de la costa oeste del TLC, desde San Diego (Estados Unidos) hasta Vancouver (Canad): veinte das de completa inmersin en la seduccin del estilo de consumo estadounidense y, despus, la vuelta a casa trayendo con nosotros tres cosas que habran de influenciar nuestra trayectoria de los dos aos siguientes. La primera cosa: una noticia aparecida en el Financial Times que contaba la batalla de dos chicas canadienses que haban logrado, gracias a la ayuda del Sindicato de trabajadores del automvil (Canadian Auto Workers), conquistar el derecho de negociacin colectiva en un establecimiento McDonalds de Squamish, en el Estado de la Columbia britnica. La segunda cosa: en la librera City Lights de San Francisco (epicentro de la revolucin beat) habamos descubierto Adbusters, la revista de Ecologa Mental, proyecto sin nimo de lucro, con una difusin de alrededor de 85.000 ejemplares en todo el mundo. Esta publicacin-movimiento busca sacar a la luz y combatir la erosin de los espacios fsicos y culturales por parte de los poderes comerciales. El nmero del verano de 1998 estaba dedicado a Chris Wood,

  • artista canadiense nacido en 1970 cuyos cuadros al leo de grandes dimensiones evocan con un estilo hiperrealista el misticismo contemporneo de la industria de los establecimientos de comida rpida. De hecho, segn el artista, la comida rpida ejemplifica la cultura norteamericana y su forma de enfocar la vida. La tercera cosa (y quiz la ms importante): nos trajimos a casa unas ganas tremendas de experimentar un tipo de comunicacin que tradujera de forma prctica toda una serie de informaciones que hasta aquel momento resultaban dispersas. A partir de la experiencia estadounidense, se haba hecho evidente a nuestros ojos la modificacin del territorio urbano y suburbano que habra de producirse con la llegada de los centros y de las cadenas comerciales. En Italia, este proceso de conquista del territorio se hallaba todava en sus albores, pero estaba destinado a estallar en poco tiempo. McDonalds haba comprado todos los Burgers italianos. Entre las propiedades de Edizione Holding, perteneciente a Benetton, se encontraban Autogrill, Spizzico, GS y Euromercato, adems de varias empresas de ropa y zapatos. La Medusa Film, propiedad de Fininvest, haba adquirido el 51 % de Blockbuster Italia. La difusin capilar de supermercados en la ciudad de Miln llevaba ya dcadas en marcha (actualmente, podemos contar 26 Esselunga, 14 Upim, 14 Standa, 14 GS, 13 Unes, 13 SMA, 12 PAM, 7 Oviesse y 7 Coop), mientras que en 1989 se inauguraba la primera tienda Ikea de la pennsula. Estas realidades comerciales hacan surgir un nuevo sujeto social: un chico (o chica) joven, estudiante, trabajador atpico, pero tpico de los tiempos que corren, inexperto e ingenuo desde el punto de vista sindical. Se trataba naturalmente de esos mismos jvenes que los socilogos estaban analizando y que (quin sabe cmo) seguan viviendo con sus padres hasta los 30 aos. A ninguno de ellos les era difcil encontrar trabajo en una cadena. Sobre todo las que acababan de desembarcar en Italia buscaban jvenes entre los 18 y los 25 aos, vitales y entusiastas. Personas que tienen que introducirse en un ambiente de trabajo a tiempo parcial dinmico y apasionante con perspectivas de promocin profesional, o bien jvenes de carcter dctil y extrovertido, con predisposicin a los juegos en equipo, que se preocupen por su aspecto y que tengan disponibilidad para un contrato a tiempo parcial a los que ofrecer una oportunidad de socializacin. No te pedan ni experiencia ni ningn tipo de estudios en particular, respondan a tu curriculum y... ops!, en un abrir y cerrar de ojos te encontrabas formando parte de un equipo, detrs del mostrador o de la caja, con uniforme y sombrerito, sonriendo a la clientela. Dado que ste era el clima, una vez de regreso a casa empezamos a pensar en la estructura de un sitio en internet. Un sitio en el que poder fundir todos estos razonamientos e impresiones a los que acabamos de aludir. Lo primero de todo era determinar qu tipo de ingredientes habramos de poner. En definitiva, qu temas eran los que queramos mezclar para producir una revista digital batalladora, pero al mismo tiempo popular, divertida e irreverente. Nos urga dar a conocer a todos los chicos italianos, con uniforme o sin l, las luchas sindicales de los ChainWorkers que ya se estaban moviendo en el extranjero pero que (obviamente!) no conseguan traspasar la barrera de los medios de comunicacin de masas italianos. Queramos contar que haba chicos que, ante un mercado de trabajo que les penalizaba duramente, que les haca estar peor que la generacin precedente, haban empezado a tomar su propio destino en sus manos y, con tranquila determinacin, haban decidido luchar contra los salarios nfimos y contra los horarios aleatorios a los que les sometan las superbillonarias gigacadenas comerciales. Pese a verse privados de los derechos sindicales ms elementales, estos jvenes se estaban moviendo, utilizando formas de valerosa autoorganizacin. La huelga en UPS de 1997 haba demostrado que era posible construir formas de solidaridad

  • entre el sindicalismo combativo y los nuevos trabajadores. En las metrpolis estadounidenses, los eventuales de la empresa, los temp workers [trabajadores temporales], tambin llamados permatemp en tanto que permanentemente precarios, haban lanzado seales de rebelin desde las pginas de Temp Slave!, el fanzine de los empleados con fecha de caducidad que contaba historias horribles de pualadas por la espalda y humillaciones varias a manos de los dirigentes empresariales. Nosotros tenamos que ser ante todo el servicio de noticias de los trabajadores de las cadenas, tenamos que ser la agencia de prensa de los ChainWorkers y quiz tambin de los dems precarios, tenamos que transmitir noticias de lucha y movimiento y encuestas/denuncias contra sus explotadores enamorados de la flexibilidad. Queramos facilitar la autoorganizacin sindical, que los chicos supieran que su condicin no sera invisible nunca ms. Por todo ello, queramos prestar especial atencin al aspecto comunicativo, a formas de lenguaje directo, a formas de propaganda sindical acordes con los tiempos. Porque queramos hablar de activismo sindical, pero sin aburrir. Para dar a entender que el conflicto es duro, pero tambin divertido y liberador. Para dar a entender que la lucha es la cosa ms excitante y adrenalnica que hay en el mundo. Nada que ver con la MTV. Pero sobre todo queramos experimentar sobre el terreno tcnicas de subvertising. S, queramos convertirnos en subvertisers, en despublicitarios de asalto. El objetivo de nuestra campaa: crear conflicto en las cadenas y en los centros comerciales de Italia. El subvertising es un acercamiento subversivo a la publicidad que pone las armas letales del marketing (branding [creacin y gestin de una marca] y bombardeo meditico) a disposicin de los activistas de la comunicacin para colar mensajes anticapitalistas. Pertrechados de un arsenal digital para la produccin de material publicitario y grfico, construimos un sitio de promocin de huelgas y de reivindicaciones contractuales. Entre los elementos fundamentales deba figurar la creacin de un logo que quedase impreso: ese icono que hace que un producto o una empresa sean fcilmente identificables tena que representar ahora el surgimiento de nuevas formas de conflicto en el trabajo. Zoe invent una CW blanca y gomosa sobre un crculo rojo bermejo realzado. El conjunto contrastaba sobre un bonito azul marino. La revista digital estaba ya ah, en potencia. Estampamos el logo en camisetas y sudaderas, las vendimos todas. El equipo de ftbol de Aus Project (http://www.ecn.org/aus) ha decidido recientemente promocionar ChainWorkers vistiendo sus camisetas. En la espalda pondrn letras, en lugar de nmeros, para componer palabras con sus cuerpos. Queramos que las funciones del sitio estuviesen inmersas en un imaginario pop. As que las organizamos en torno a la trada T (la condicin del Chainworker) - NOSOTROS (las noticias de movimiento y conflicto contra las cadenas) - ELLOS (las cadenas multinacionales a las que t haces o haces hacer dinero). Unas funciones que deban ser las siguientes: 1. intercambio de informaciones sindicales de Italia y del mundo; 2. constitucin de relaciones, de dilogo y de construccin de comunidad junto a los jvenes

    (y no jvenes) que frecuentan la revista digital; 3. instrumento de encuesta para detectar y construir nuevas reivindicaciones de nuevos

    derechos; 4. ventanilla de asistencia sindical gracias a una colaboracin con la CUB y con algunos

    abogados. Y para animar el conjunto dentro de www.chainworkers.org tenan que aparecer imgenes y palabras que contaran algunas acciones de propaganda subversiva contra las cadenas. No deba haber slo enlaces a los sitios antagonistas: nuestro objetivo era tambin construir un depsito de

  • almacenamiento de contextos massmediticos (pelculas, folletos, libros, videoclips, etc.) capaz de proporcionar lecturas heterodoxas y crticas antagonistas de la condicin del joven trabajador en uniforme al servicio de una gran cadena. Despus de muchas pginas web publicadas y de muchsimas visitas registradas en el sitio, corresponde a los ChainWorkers juzgar si hemos alcanzado nuestros propsitos.

  • 1. Subvertising vs. Marca Lanzar propaganda contra las multinacionales McDisney? No, gracias! Los consumidores son como las cucarachas: despus de un cierto tiempo, el insecticida corriente ya no basta, tienes que rociarles con algo ms fuerte.

    Responsable de marketing de una empresa estadounidense.

    Nike es una empresa que produce marketing. Nike cree que su rival en el futuro ser Disney y no Reebok.

    Representante de Nike S.A., Beaverton, Oregon, EE.UU. Hoy en da, las multinacionales no producen cosas, sino imgenes de las propias brand, las marcas que las representan. No producen bienes o servicios, sino marketing. Las multinacionales estn compitiendo entre s en una carrera hacia la virtualidad. Las empresas gigantes creadas a partir de fusiones y concentraciones constituyen un fenmeno engaoso: los beneficios aumentan vertiginosamente, pero las empresas se van contrayendo tanto en trminos de trabajadores dependientes como de actividades fsicas. Su aparente gigantismo es la va rpida hacia el verdadero objetivo: la desinversin del mundo de las cosas y de las personas. Las marcas globales son aspiratodos que crean el vaco social en el planeta en beneficio de una elite global. [] La hostilidad a las multinacionales se abre paso entre los jvenes activistas. A medida que descubren los secretos infames sobre los que se basa la red global de logos y marcas, su rabia alimenta el prximo gran movimiento poltico: una oleada de oposicin que la toma con las corporaciones transnacionales de manera directa, en particular con aquellas que tienen marcas muy reconocibles. El anticapitalismo es la marca de la poltica que est capturando la imaginacin de una nueva generacin de agitadores y rebeldes.

    Naomi Klein, No Logo. La tecnologa digital del PC permite hoy en da a los hacktivistas utilizar la esttica limpia y luminosa de la industria publicitaria contra esta misma industria y sus fines. [] Hay transnacionales que se hacen publicidad de forma tan agresiva, que estn tan determinadas a marcar con su imagen a todos los chicos y todas las calles, que desarrollan un potencial de resentimiento entre la gente pensante.

  • Kalle Lasn, Culture Jam.

    El subvertising es el arte de la resistencia cultural. Es la pintada en la pared, la pegatina en la farola, la frase modificada de un manifiesto publicitario, pero tambin es la desobediencia de masa de una manifestacin no autorizada o de una fiesta callejera. El proceso clave est en la redefinicin y en la reconquista de nuestro entorno arrancndolo de las manos de las empresas gigantes.

    De www.subvertise.org

    Por qu consumimos? Por qu tenemos necesidad de ello? Por qu queremos hacerlo? No, por qu el marketing y la publicidad nos persuaden de hacerlo. Por qu la publicidad pone efectos especiales y tecnologas innovadoras al servicio de la propaganda ms diablicamente sutil e irresistiblemente sensual que se pueda hacer del dispendio y de la acumulacin de objetos y deseos de consumo. Publicitarios y profesionales del marketing quieren marcar tu mente y grabarte en las neuronas la lealtad a una marca o -por decirlo siguiendo los manuales de manipulacin de mercado dirigidos a la DIRECTIVA DE MARCA- tu brand loyalty (oh, yeah!). Qu es la brand, es decir, la marca contempornea? Se trata de una publicidad con gran cantidad de signos y de frases cautivadoras, seleccionada y amplificada a la ensima potencia a travs de gigantescas campaas de marketing que se pegan, imprimen, transmiten y uploadean en los medios de comunicacin existentes y en aquellos futuros. You cant escape from the brandscape Hubo un tiempo en el que slo haba productos genricos. Los anuncios se limitaban a explicar sus caractersticas y su precio. Hasta los aos treinta, no exista la diferenciacin del producto. Fue la General Motors la que aplic a cada lnea de coche un atributo social, casi de clase. Los Chevrolets eran para las familias, los Cadillac para los ricos. Conducir se converta en una experiencia, quien la venda era la General Motors. Del producto a una percepcin. Antes de Coca-Cola a nadie se le haba ocurrido crear un signo, una marca, un atributo simblico de la misteriosa capacidad atractora de la atencin y de la persuasin. Sellos y marcas, logos y brands. Nos invaden: estn en cada una de nuestras prendas de vestir, sobre cada bien de consumo que adquirimos en el supermercado, estn sobre los muros y sobre las pantallas por dondequiera que nos movamos. A la temprana edad de cinco aos, los nios son capaces de reconocer las marcas ms difundidas. Todava no saben leer pero ya reconocen los arcos dorados de McDonalds o el swoosh de Nike o la concha de Shell. En qu medida perciben los nios las marcas? sta es la pregunta a la que la agencia Letterbox de Melbourne intent responder, pidiendo a varios grupos de nios que dibujaran el primer logo que les viniera a la cabeza. El resultado: una tapicera de simpticas conchas, arcos de oro y estrellas de Mercedes. No es raro escuchar a adolescentes discutiendo de los mritos de esta o de aquella marca porque est de moda o porque es sinnimo de elegancia (Diesel o Fornarina? Reebok o Fila? Jansport o Eastpak?). Adems: a menudo pagamos para que nuestra indumentaria est promocionada por Adidas o Champion. Ya sean de Prada o de Esselunga, la ciudad est tapizada de vallas publicitarias que intentan instilarnos la conciencia de marca. La televisin, el mejor instrumento de venta jams inventado, la utopa catdica de las divisiones de marketing, rebosa

  • de anuncios dirigidos a redefinir las marcas como modelo de irona, anticonformismo, vitalidad e hipermodernismo, sobre todo en los canales dedicados a los jvenes como MTV y similares. Las marcas han mercificado hasta la rebelin y la transgresin, han codificado el lenguaje para revenderlo, han trasladado el sexo al consumo y se han convertido, en resumidas cuentas, en expendedoras de sentimientos, pasiones, hiprboles y banalidad. Las multinacionales que han creado las marcas globales omnipresentes (Nike, Adidas, Disney, Coca-Cola, McDonalds) han producido un ejrcito de adolescentes clnicos que van vestidos con las mismas marcas y que consumen en las mismas cadenas del centro comercial global. Las marcas colonizan el planeta, precarizando el trabajo en el Norte y esclavizando el trabajo en el Sur. En una disputa por sus inversiones, los Estados compiten por reducir las normas de seguridad de los trabajadores y del medio ambiente. Las multinacionales del consumo de marca son ms potentes que cien Estados, dominan los medios de comunicacin de masas y los eventos culturales, producen msica y cine y unen los continentes en la religin consumista de la abundancia ficticia. Pese a la aparente adhesin a un imaginario multitnico, Naomi Klein ha explicado perfectamente cmo, por ejemplo, la globalizacin comercial de Benetton & Co. no est en absoluto interesada en la diversidad: sus enemigos naturales son las costumbres sociales, los gustos locales especficos. Quienes se oponen a esa homogeneizacin de los espacios pblicos que los convierte en espacios puramente de consumo son los grupos urbanos que se asocian por la defensa activa de los derechos sociales de base: salud, cultura, convivalidad, solidaridad, una ciudad en la que automviles y trabajo-consumo no sean predominantes Cada vez menos marcas controlan la vida de cada vez ms personas. McDonalds gasta ms en publicidad y marketing que ninguna otra marca, ms que Coca-Cola, Disney o Nike. La ltima tendencia de estas megamarcas consiste en concebir estrategias publicitarias desde la cuna hasta la tumba, que acompaan o, mejor, persiguen al individuo desde la primera infancia hasta la edad avanzada. Sobre todo, es fundamental instilar la fidelidad a una marca desde que las personas son pequeas: cuando sean adultas volvern a consumirla, aunque slo sea porque tienen recuerdos fugaces de la infancia, por lo general mejores que el triste presente. La marca, en su acepcin contempornea totalizante, es una invencin reciente que se remonta a los primeros aos ochenta. Antes, una marca identificaba un producto o una categora de productos: Marlboro era un cigarro y Ford un coche. Pero con la explosin de las tcnicas de marketing, del conjunto de instrumentos para promover la venta de un producto, la marca se convierte en un estado mental, en un brainware con el que equipar al ignorante consumidor para inducirlo a comprar. Sern los japoneses con Sony y, todava antes, con Mitsubishi los que crearn marcas-paraguas que cubren millares de productos en ms sectores de la mercadotecnia. El enfoque que los keiretsu (los conglomerados nipones de empresas) dan al branding se adaptar y potenciar en Occidente: Virgin har de pionera en la institucin de una marca a partir de las caractersticas psicolgicas genricas de frescura juvenil e irreverente que se podr poner indistintamente en discos, libros, aviones o refrescos. Las guerras entre Pepsi y Coca-Cola de los aos ochenta versan precisamente sobre cul de estas dos multinacionales conseguir dirigir una imagen de marca ms futurible y ms proyectada hacia el mercado juvenil: los gustos respectivos de las dos colas no entran nunca en cuestin en la competencia publicitaria; son las caractersticas metafricas del producto las reinas de la disputa. Con la revolucin neoliberal de los aos ochenta se asiste, en suma, a un proceso por el cual las marcas trascienden del mundo real del consumo de productos al mundo evanescente de la imagen y de la personalidad del consumidor. Nacen las superbrands, las megamarcas presentes y reconocibles en las cuatro puntas del globo, que se convierten para las masas del Sur del mundo en el mismsimo smbolo de la abundancia de la que se ven excluidas. Hoy en da, cada adolescente del mundo, en Roma como en Lagos, en Seattle

  • como en Bangalore, proyecta sus sueos sobre el fondo centelleante de un centro comercial. La ecuacin del neoliberalismo meditico (anuncio + lema + logo) x marketing = branding Es posible sintetizar el totalitarismo publicitario de los ltimos veinte aos con la frmula que aparece aqu arriba, que sintetiza las distintas dimensiones de los esfuerzos promocionales de las marcas gigantes. La marca es la suma de: la esencia que la constituye, el logo o signo, el icono preverbal que la hace reconocible; el lema, el texto publicitario que comunica la identidad del producto (por ejemplo: Just Do It); y el anuncio (el ad, abreviatura de advertisement), el mensaje publicitario que se renueva cada temporada (por ejemplo: los osos polares que se zambullen en la noche rtica para recuperar una lata de coca). Pues bien, el ncleo duro de la marca (es decir, la suma de estos tres elementos), multiplicado por los diversos canales de promocin a disposicin de las multinacionales (TV, web, prensa, vallas publicitarias, promociones, esponsorizaciones, etc.), da origen a la brand, o mejor, al branding, a la activacin de una marca preparada para colonizar los universos mentales de millones de personas. Tcnicas de invasin semitica y de autodefensa meditica Las formas del branding contemporneo y sus antdotos Objeto de branding Ejemplos Antdoto El territorio urbano y suburbano: brand bombing o bombardeo de marcas.

    La proliferacin por clonacin metastsica de cadenas comerciales (Blockbuster, Spizzico, Ipercoop, Castorama, Esselunga, Ikea, Autogrill, etc.).

    Accin directa: irrupcin en las cadenas, violacin de la propiedad privada de los espacios pblicos de consumo, agitacin sindical, organizacin de los trabajadores.

    La ciudad: cuando el paisaje urbano es un producto.

    Los tranvas-sandwich de Miln, los andamios envueltos en publicidad, los parterres adoptados por las empresas, los relojes pblicos patrocinados, los dirigibles marcados, los anuncios luminosos de los taxis, etc.

    Billboard liberation: liberacin de los letreros; alterar las vallas publicitarias de noche para hacer que digan lo contrario de lo que pretenden. Liberacin de las calles: reclaim the streets, reconquista las calles para los seres humanos y vegetales.

    Medios de comunicacin de masas: incluso cuando no te das cuenta, te quieren vender algo.

    Las magalogs, revistas-catlogo y revistas de los aviones; los infomercials, documentales que son ms bien anuncios o en los que aparece un presentador que a lo largo del programa se desdobla en vendedor a domicilio; el product placement o colocacin de un producto dentro de un programa de televisin o de

    Subvertising = dtournement. Tal y como ensean los situacionistas, invertir el sentido mercificado del espectculo utilizando sus instrumentos: un ejemplo son los spoof ads, los desanuncios que muestran la verdadera naturaleza de la marca. Guerrilla meditica: publicaciones, sitios y vdeos de movilizacin que vigilan y

  • una pelcula (ejemplo: la Duracell de Matrix).

    denuncian a las megacorporaciones.

    Eventos culturales o deportivos: La esponsorizacin.

    Nike contra Adidas en las finales de los ltimos mundiales de ftbol; las exposiciones de arte contemporneo que toman su nombre de Vodka Absolut; la financiacin de museos que se utilizarn para fiestas de empresas.

    Contestacin: tartas en la cara para los maestros de ceremonias, abuchear a los ponentes, sabotear las brand party, aguar la fiesta del dinero.

    Cultura alternativa juvenil: el marketing de lo hip.

    La desviacin y las subculturas juveniles se convierten en marcas (Diesel, MTV, Vans, etc.); nace el global teen, el adolescente consumista unificado; surrealismo e irona pasan a ser tcnicas de venta.

    Antagonismo cultural: camisetas postlogo (Ford Fuckt, Dash Hash, Kraft Krap), sabotaje meditico de los festivales musicales, utilizacin poltica de DJs y de fiestas rave.

    Enseanza: suspendido por llevar una camiseta Pepsi durante el Coke Day del colegio.

    Totti que viene a hablar al instituto luciendo la marca Nike; manuales con los ejercicios de aritmtica patrocinados por el Burger King; los comedores subcontratados a Pepsi; las residencias universitarias en manos de los distribuidores de Nestl.

    Ocupacin de las aulas, desercin de las iniciativas, campaas en los institutos de boicot a las marcas que cometen crmenes contra hombres y animales: rechacemos comprar productos de multinacionales que perpetran crmenes alimentarios, sociales y ecolgicos.

    La tabla precedente ofrece el espectro de la penetracin invasiva de las marcas en nuestro sistema sensorial cotidiano, de la polucin simblica que se vierte cada da sobre nuestras ciudades. Pero por cada campaa de branding para la que hacemos de cobayas hay ya funcionando varias estrategias de oposicin que es posible replicar y poner en escena en todas las metrpolis del consumo. Por ejemplo, el boicot a los productos Danone lanzado por activistas sindicales y mediticos franceses contra los despidos injustificados de la planta de galletas de Calais (la empresa produca opparos beneficios) fue un xito. Aunque la Danone recurri a los tribunales para bloquear los sitios de publicidad subversiva que utilizaban sus marcas, el ndice de aceptacin de la marca, antes la ms querida de los franceses, cay a mnimos histricos. Cuando la imagen es el mayor capital de una empresa, se puede hacer un gran dao incluso limitndose a enfangar esa percepcin cuidadosamente construida a travs de millones de inversiones publicitarias con campaas dirigidas de boicot y denuncia. Aunque las ventas no sufran ms que marginalmente, el boicot obliga a la multinacional a invertir millones en anuncios y en relaciones pblicas para restituir la imagen de la marca. Subvertising: e-quality for life Dedicarse al subvertising significa, por consiguiente, comprender las variedades tcnicas de la

  • dominacin persuasiva para sabotearlas volvindolas contra s mismas, combatiendo a los profesionales del marketing con sus propios medios. Responder golpe a golpe, despromocin contra promocin, pero tambin jugar a la anticipacin para imponer nuestra marca de agitacin poltica y social. sta debera ser la labor de todo despublicitario que se precie. Debemos ponernos a crear campaas publicitarias de masa que afirmen nuevos derechos de igualdad global en lugar de hacer propaganda de las nuevas fronteras del consumo. Lo que viene a continuacin no es ciertamente un elenco exhaustivo, pero da una idea de los frentes a los que debe consagrarse la subversin meditica. Por metavalores entendemos aquellas causas que constituyen un mximo comn denominador que une a los activistas radicales de todos los lugares del mundo. Los definimos como metavalores porque intentan ir ms all de las ideologas que demasiado a menudo dividen y paralizan el movimiento. Metavalores para posibles campaas de marketing subversivo Metavalores Campaas Derechos de base Libertad de expresin y de asociacin. Derecho social a la vivienda, a la

    renta y a la formacin. Internacionalismo desde abajo

    Proyectos de solidaridad Norte-Sur y viceversa: todos somos zapatistas.

    Democracia global Guerrilla meditica contra el globalitarismo neoliberal de transnacionales y transgobiernos.

    Activismo urbano DIY politics (poltica de la calle hecha-por-ti), bloqueos callejeros, derechos ciclopeatonales, verde para el pueblo: Reclaim the streets!

    Sindicalismo antagonista

    ChainWorkers = organizacin desde abajo del trabajo juvenil en las ciudades del Norte del mundo. Campaas por los derechos sindicales en el Sur del mundo como The Labor behind the Label, el trabajo que hay detrs de la etiqueta, y Sweatshop Watch, observatorio contra las fbricas de la explotacin: basta de trabajo infantil y de masacres en el trabajo!

    Ecologismo radical Biosocialismo: humanos digitales dispuestos a la accin colectiva y solidaria para poder volver a disfrutar del propio cuerpo/ambiente.

    Mestizaje de masa Antirracismo & antinacionalismo por la hibridacin de las culturas posttnicas.

    Igualitarismo sexual Genderismo: s a la ginofilia y a la queerofilia, no al machismo y a la sexofobia catlica: orgullo gay.

    Debranding colectivo

    Minar la conciencia de marca: campaas en los colegios para cubrir con cinta adhesiva negra los logos de las marcas que infestan nuestro vestuario.

    La ltima arma psquica del arsenal de la persuasin comercial es el marketing viral, la propagacin oculta de los gustos comerciales a travs de la diseminacin disimulada de preferencias de consumo por medio de listas de correo electrnico, reas chat o consejos de amigos (!). Corresponde a vosotros, lectores, descubrir cmo echar abajo el intento de los profesionales del marketing retroviral con campaas de marketing viral dirigidas a sabotear, casa por casa, pantalla por pantalla, cabeza por cabeza, la capa meditica de los camaradas berlusconianos y de sus publicitarios: este libro os invita a todos a descubrir juntos el antagonismo al marketing viral del mindfucker Berlusconi.

  • 3. El ChainWorker y sus cadenas. Anatoma de una explotacin a tiempo parcial Pero entonces, quin es exactamente un ChainWorker? Es joven. No supera los 25 aos. Pero tambin aqu la exclusin de masa del neoliberalismo ha dejado su huella. La edad y la duracin media de la permanencia en este trabajo van en aumento. Trabaja a tiempo parcial. Es decir, sin retribucin de las horas extras ni compensacin por guardias. Nadie pretende que uno deba realmente vivir con el dinero que te pagan. Se trata de una paga por aprender el hobby de trabajar. De uniforme. ste es el aspecto ms resolutivo (y orwelliano) de la cuestin. Ritmo, disciplina y jerarqua: Taylor y Ford vuelven por momentos. Se te expropia la personalidad a travs del pijamita carcelario de la cadena. Y se lo ruego, sonra siempre, aunque le paguen cinco euros la hora. Para una marca. La marca es, en efecto, el mayor capital del que dispone la cadena comercial. Constituye la garanta de que encontrars exactamente esa croqueta de pollo hecha de dehechos, frita exactamente en esa mezcla de tocino y azcar. Pero sobre todo remite a un estado mental: serenidad o agilipollamiento, t eliges. A menudo concedida en franquicia. Pues s, porque as si la gente no aguanta ms la situacin y hace huelga, McDonalds dice que pondr en marcha una investigacin, que la culpa es del gestor autoritario de turno, nunca suya. Los beneficios para la cadena y los problemas para quien frusta a los esclavos bajo cubierta. Los ChainWorkers aparecen en gran nmero en los aos setenta en Estados Unidos, con la difusin capilar en la hostelera del sistema de las cadenas comerciales en rgimen de franquicia. McDonalds, Burger King, Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut: stas son las marcas que, a partir de los aos ochenta, gracias a la expansin del neoliberalismo, se difunden por metstasis por todo el globo, en el Norte y en el Sur, abriendo miles de puntos de venta en concesin (para ser ms precisos, en franquicia), incluso en los pases del ex socialismo real. El sistema de franquicias reserva para la casa madre el diseo del producto, el estndar de fabricacin y servicio, la explotacin de la marca (brand) y la promocin de la misma a travs de campaas de marketing que ya hubiera querido Goebbels. Y transfiere al franquiciado, al gestor, el riesgo local de la empresa y la explotacin de la mano de obra, es decir, de los ChainWorkers. La casa madre se preocupa, no obstante, de enviar asesores (anti)sindicales en apoyo del franquiciado toda vez que se levanta algo de marejadilla entre los trabajadores de un punto de

  • venta de la cadena. McDonalds contrata un milln de personas al ao en Estados Unidos, ms que ninguna otra organizacin pblica o privada. El 56 % tiene menos de 20 aos, el 27 % est entre los 20 y los 30 aos y el 17 % supera ya la treintena. Los adolescentes componen el bulk (el grueso) de la fuerza de trabajo de la cadena. Los tres millones y medio de ChainWorkers de las cadenas de hostelera constituyen hoy en da, en Estados Unidos, los trabajadores peor retribuidos de la economa estadounidense. Al igual que sus jvenes compaeros del sector de la gran distribucin, ni cotizan ni disfrutan de ningn tipo de mutua y se les paga lo mnimo admisible por ley, que desde 1996 es 5,15 dlares la hora. Entre 1975 y 1990, poca de oro del boom de la hostelera de masa en Estados Unidos, el salario mnimo perdi el 40 % de su poder adquisitivo. En la actualidad, un trabajador de los servicios taylorizados gana un 27 % menos que en 1968. Los jvenes que trabajan a tiempo parcial se han empobrecido. La pobreza de los ChainWorkers ha aumentado incluso ms en trminos relativos: actualmente, un McWorker necesita 15 horas de trabajo para poder comprar una accin de la corporacin a la que hace dinero, cuando en 1986 no necesitaba ms que cuatro. Los neoliberales sostienen que la disminucin del salario real explicara el boom del empleo en las cadenas de comida basura, segmento del mercado de trabajo que ms ha crecido en Estados Unidos despus de 1980. Pero esto es un mito ideolgico y nada ms. Los economistas ortodoxos David Card y Alan Kruger, en su libro Myth and Measurement y en las pginas de la revista American Economic Review, han estudiado los efectos sobre el empleo del aumento del salario mnimo de 1992 en New Jersey. Su conclusin ha sido que tambin un aumento sustancioso del salario mnimo podra llegar a tener un impacto positivo sobre el empleo. En definitiva, aumentar los salarios bajos hace bien a empleados y a desempleados. Un aumento de un dlar la hora (equivalente a un 19 %) no hara ms que variar dos cntimos el precio de una hamburguesa. Tras el nivel indecoroso de los sueldos de los trabajadores de los servicios no est sino la avidez vamprica de las corporations que controlan las grandes cadenas. No slo la explotacin de los trabajadores ha aumentado con el paso del tiempo, sino que se ha venido subsidiando activamente desde las polticas pblicas por el empleo. El gobierno federal ha ayudado a las cadenas a expandirse, pese a sus dudosos beneficios sociales: empezando por los buenos oficios de Richard Nixon, autor de un escrito testimonial en favor del BigMac (la segunda hamburguesa ms rica de Amrica despus de la de mi mujer), que sabote en los aos setenta la revalorizacin del salario mnimo; hasta llegar a los regalos hechos por Reagan y Clinton, que decidieron destinar gran parte de los fondos para la formacin a las cadenas de comida rpida para facilitar el empleo de las minoras tnicas. A finales de los aos noventa, las cadenas obtenan 2.600 dlares en deducciones fiscales por cada puesto de trabajo infrapagado que creaban. Una pesquisa del Ministerio de Trabajo estadounidense revel que en nueve de diez casos estos incentivos a la contratacin eran dinero tirado, porque las cadenas habran contratado de todos modos a los chicos en cuestin. Adems del empobrecimiento de los trabajadores, la industria de comida rpida es directamente responsable de otras dos tendencias macrosociales: el auge del sistema de franquicia en el comercio al detalle y la difusin de la obesidad entre las clases sociales ms bajas. La tasa de rotacin del personal en los establecimientos de comida rpida es de un 300 %. Lo cual significa que, de media, el ChainWorker tipo es despedido o renuncia a su puesto a los tres meses de trabajo. Esto hace muy difcil la sindicalizacin de los jvenes trabajadores de la hostelera rpida. Pero hace tambin difcil asegurar la continuidad y la productividad de la organizacin del trabajo en los establecimientos, que estn buscando la solucin que sea, exceptuando los aumentos salariales, para disminuir el ritmo de renovacin del equipo.

  • McDonalds, gracias a la automatizacin, a la simplificacin y al carcter exageradamente repetitivo (taylorizacin) de las tareas, ha reducido la incidencia del coste del trabajo sobre las ventas a un mnimo dentro del mercado de las cadenas de comida rpida. Resultado: McDonalds tiene la tasa de beneficio ms alta de toda la industria, en torno al 20 % del capital invertido. En 1999, en una conferencia sobre maquinaria para comida rpida, los altos directivos de Burger King, McDonalds y Tricon Global Restaurants, el gigante de la comida de usar y tirar que posee las marcas Pizza Hut, Taco Bell y KFC, se reunieron para discutir sobre la escasez de mano de obra, sobre la formacin de la fuerza de trabajo y sobre la automatizacin de la organizacin del trabajo. Animadoras del potentsimo lobby National Council of Chain Restaurants [Consejo Nacional de Cadenas de Restaurantes], estas tres multinacionales emplean por s solas en el mundo a casi cuatro millones de personas para un total de 60.000 restaurantes. Cada dos horas, un establecimiento de comida rpida abre sus puertas en alguna parte del planeta. Los dirigentes de la trada de comida rpida decidieron dejar de lado las rivalidades comerciales cuando se tratara de cuestiones sindicales. La maquinaria deba ser muy sencilla de usar, para as emplear trabajo descualificado que no necesitara formacin. Cuanto ms fcil sea de usar, ms fcil ser para nosotros ahorrarnos la formacin, declar el responsable de la organizacin del trabajo de McDonalds. Sin embargo, el National Council of Chain Restaurants haba obtenido en 1996 la renovacin de las subvenciones federales para la contratacin en el sector, embolsando para sus propios asociados 385 millones de dlares precisamente para la formacin de nuevos trabajadores. As fue como Bill Signer, director de este lobby que intenta impedir cualquier aumento en el salario mnimo, justific la falta de formacin de los trabajadores por parte de los asociados, que pese a todo haban recibido la subvencin: los chicos tienen que saber arrastrarse antes de poder caminar. Frases como sta nos recuerdan una vez ms hasta qu punto el neoliberalismo de las multinacionales significa tambin el regreso del darwinismo social. Striking not stroking Los miembros de los equipos de trabajo de este tipo de cadenas se ven sometidos al trabajo on-call que ya rechazaron los trabajadores metalrgicos de la Zanussi: esto quiere decir que si el establecimiento est lleno se les retiene fuera de horario, mientras que si el negocio languidece se les manda antes a casa. Los gerentes ponen mucha atencin en hacer rotar a la gente de tal modo que no tengan que pagar horas extras, salvo en casos excepcionales. En Estados Unidos, un Burger King emplea a cerca de 50 personas por una media de 30 horas a la semana. En Italia, estamos en torno a una media de 20 horas a la semana y las plantillas son ms reducidas. Los establecimientos de comida rpida que venden hamburguesas precisan de ms personal que los que venden pizza o pollo frito. El consumo registra un pico a las horas del almuerzo y de la cena (en Estados Unidos tambin durante las horas del desayuno) y los viernes y los sbados. En Estados Unidos, el 10 % de las ventas tiene lugar despus de las nueve de la noche. El principio base consiste en la utilizacin de trabajo a tiempo parcial ultraflexible para hacer coincidir a cada hora del da y de la semana la capacidad productiva con la demanda y llegar as a minimizar el coste del trabajo por cada unidad de tiempo. El control sobre el trabajo vivo queda encomendado al gerente, el equivalente al capataz en la fbrica. Hay un gerente por cada diez trabajadores de equipo. Mientras que un ChainWorker gana cerca de 10.000 dlares al ao (si consigue aguantar un ao), un gerente gana ms o menos 23.000 dlares, adems de varias primas si contiene los costes del trabajo. Lo cual alienta todo tipo de abusos. Taco Bell fue llevada a juicio en 1997 porque sus gerentes obligaban a los miembros de los equipos, en su mayora inmigrantes latinoamericanos, a trabajar gratis en la preparacin de los ingredientes antes del inicio del horario de trabajo oficial. Unas buenas 16.000 personas recibieron indemnizaciones de esta cadena perteneciente a Pepsi. Un gerente puede

  • hacer carrera dentro de la cadena. Pero al precio de 60 o 70 horas de trabajo a la semana, sin que le paguen las horas extras. En Italia, no son raros los casos de gerentes sindicalizados que han sufrido todo tipo de atropellos y de traslados orientados a animarles a presentar la dimisin. A diferencia del capataz del taller, el gerente no grita ni se desgaita, sino que lisonjea, insina y chantajea. Los gerentes tienen el poder de contratar, despedir y de establecer los turnos. Dedican gran parte de su tiempo a motivar al equipo. Puesto que no aseguran ni un buen salario ni un empleo estable, las cadenas intentan imponer a las jvenes cuadrillas un espritu de equipo. A los ChainWorkers que no trabajan deprisa, que llegan tarde o se niegan a quedarse fuera del horario previsto, el gerente les hace sentir como si le estuviesen haciendo la vida ms difcil a todo el resto, como si estuviesen traicionando a amigos y compaeros. McDonalds ha adiestrado durante aos a sus gerentes en la psicologa transnacional. La tcnica transnacional ms empleada por los gerentes para motivar gratis a la cuadrilla recibe el nombre de stroking. Se trata del uso de elogios y reconocimientos dirigidos a hacer sentir al adolescente que su trabajo se valora, que importa algo. Algo mucho menos costoso que dar incentivos econmicos. Al igual que Barbara Ehrenreich, que fue a trabajar de cajera para Wal*Mart para descubrir que tena que trabajar en algn otro lugar ms si quera pagar el alquiler, tambin la sociloga Ester Reiter trabaj en un Burger King durante un ao bajo falsas apariencias. As resume ella la cualidad ms solicitada y auspiciada en un trabajador de la comida rpida: obediencia. El rpido ritmo de renovacin de la mano de obra, el carcter a tiempo parcial de la relacin de trabajo y el status social marginal de los ChainWorkers de los establecimientos de comida rpida han hecho muy difcil la sindicalizacin de estos jvenes trabajadores. Y las cadenas han combatido a los sindicatos con el mismo celo con el que se han opuesto a cualquier aumento del salario mnimo. Al encomendar la supervisin de la fuerza de trabajo al administrador y al gerente, McDonalds puede desentenderse de ms de tres cuartos de los trabajadores que se desloman en sus cadenas. Esta indiferencia culpable se convierte en intensa aprensin en cuanto un sindicato gana consenso en un establecimiento dado. McDonalds est entonces dispuesta a echar toda la carne en el asador para detener la sindicalizacin antes de que supere la fase embrionaria. La corporacin invita enseguida a labor consultants, de hecho figuras torvas especializadas en la intimidacin de sindicatos, y a flying squads, grupos de representantes y dirigentes no menos despiadados que se desplazan de una ciudad a otra para prestar ayuda a los administradores puestos en aprietos por la conflictividad de la fuerza de trabajo. Someten a los cabezas locas sospechosos de ser simpatizantes del sindicato a autnticos interrogatorios y organizan para el equipo asambleas sutilmente intimidatorias llamadas rap sessions, en las que quien tiene el valor de denunciar algn problema se ve enseguida incluido en la lista negra. McDonalds ha derrotado as centenares de intentos de sindicalizacin. Resulta increble que, pese a ello, los trabajadores hayan conseguido convocar huelgas y organizarse contra la megabrand. En 1973, en San Francisco, un violento conflicto laboral llev a McDonalds a los tribunales por haber utilizado la mquina de la verdad con empleados en olor de sindicato. En Mason City, Iowa, la United Food and Commercial Workers represent a los trabajadores del McDonalds desde 1971 hasta 1975. Tambin Lansing, cercano a Detroit, fue un enclave de sindicalizacin. Pero all McDonalds prefiri hacer de ello tierra quemada: cerr el establecimiento y despidi a todo el mundo, para a continuacin reabrir un nuevo establecimiento una manzana ms all, cuidndose bien de no volver a contratar a los despedidos culpables de sindicalismo. En 1998, en un McDonalds de St. Hubert, cerca de Montreal, los Teamsters, el sindicato de los transportistas, estuvieron a punto de conseguir que la magistratura del trabajo reconociera a sus delegados sindicales. McDonalds cerr el establecimiento, que exista desde haca 17 aos, a modo de

  • advertencia hacia todos sus empleados canadienses de que nunca aceptara negociar con un sindicato. Clment Godbout, al frente de la Cmara del Trabajo de Qubec, tuvo que declarar que McDonalds es una de las empresas ms antisindicales de la Tierra. En una convencin en la ciudad de Los ngeles de los gigantes de la comida rpida, hubo quien sugiri que haba que subir los salarios y garantizar la cotizacin para favorecer la entrada y la especializacin de los jvenes en las profesiones hosteleras. sta fue la respuesta de David Novak, presidente de la Tricon Global Restaurants, la cadena de cadenas perteneciente a Pepsi que tiene 30.000 puntos de venta en el mundo: Mejor primas y reconocimientos para motivar a los empleados. Los cnicos ms vale que se encuentren un puesto de trabajo en otro sector. Pero fue el lobbista Brinker, ligado al partido republicano, el que hizo que todos volvieran a entrar en razn hablando sin diplomacias: Vislumbro la posibilidad de sindicatos en el horizonte. Esa sola posibilidad me hiela la sangre. Y Ted Kennedy est haciendo presiones en pro de un salario mnimo de 7,25 dlares. Les parece bonito? Es para morirse!. Los administradores de los establecimientos no tienen la posibilidad de intervenir sobre sus costes fijos: tanto el alquiler del local perteneciente a la cadena y construido sobre un terreno de la cadena, como la porcin de la facturacin que va para la cadena y las compras a los proveedores aprobados por la cadena constituyen cantidades fijas establecidas por la empresa-madre, respecto a las cuales los administradores no tienen ningn poder contractual. Pero los administradores pueden intervenir en el plano de los salarios de sus empleados, mantenindolos al mnimo posible. El proceso de trabajo en la industria de la comida rpida requiere una oferta estable de jvenes poco cualificados. Pero los requerimientos a corto plazo de las cadenas y las necesidades a largo plazo de los adolescentes estn fundamentalmente en contradiccin. Las largas horas dedicadas a trabajar como ChainWorker favorecen el abandono de los estudios y disminuyen el rendimiento escolar. La rentabilidad a corto plazo de las cadenas est poniendo en peligro el futuro de millones de chicos, obligados a largas jornadas de trabajo a causa de las arbitrariedades de la gestin empresarial y de la exigidad del salario por hora. Cuanto ms trabajes de joven de ChainWorker, ms probabilidades tendrs de no tener tiempo para aprender a hacer ninguna otra cosa. Por consiguiente, seguirs siendo un ChainWorker infrapagado de por vida (tambin porque nunca podrs llegar a jubilarte). El aspecto generacional de la condicin de ChainWorker es muy importante en un pas gerontocrtico como el nuestro. Es decir, que los jvenes en Italia son pocos y constituyen una sociedad separada, mientras los arterioesclerticos medios de comunicacin de masas hablan de ellos como de salvajes alelados. Pero nosotros sabemos que se trata de la generacin ms aculturada que jams haya existido en la pennsula, que recin comienza a emerger con fuerza sobre la escena del conflicto social, nico sujeto que vive colectivamente la flexibilidad empresarial (trabajas cuando yo diga, por el dinero que yo diga y hasta cuando yo diga). Mientras tanto, los sindicatos, ya sean clsicos o herticos, se niegan a reconocer como trabajador tpico a quien trabaja para Tipico o para alguna otra cadena y siguen defendiendo nicamente a quienes disfrutan de un puesto de trabajo fijo. Las personas que hemos creado el sitio ChainWorkers.org estamos convencidas de que la unin de gerontocracia y estancamiento en lo sociopoltico y de explotacin y no representacin en lo socioeconmico estn creando en Italia las condiciones de una conflictividad potencialmente explosiva. Los chicos tienen adems la ventaja de no ser tan susceptibles de chantaje como quien tiene una familia que mantener. Su movilidad es alta: es muy fcil encontrar otro trabajo. Esta movilidad ha frenado hasta ahora el conflicto (yo no me quedo en este trabajo de asco ms de tres meses ni

  • loco, as que qu diantre voy a deslomarme en hacer para cambiar las cosas?). Pero, como ya ha sucedido en los pases anglosajones, posteriormente en Francia y en Alemania y ahora tambin en Italia, el proceso de cadenizacin del consumo y del trabajo ha llegado hasta tal punto que los chicos han empezado a comprender que no hay escapatoria posible de las subcondiciones de trabajo de las grandes cadenas. El McStrike, la huelga del equipo de un McDonalds de Florencia el 8 de octubre del 2000 contra el mobbing y las horas extraordinarias punitivas, marca el inicio de nuevas modalidades de conflicto en las reas urbanas y suburbanas. Las personas de esta revista digital creemos que corresponde al rea de los centros sociales dar voz a precarios y semidependientes, en su mayora jvenes, que sufren el trabajo para la cadena en la era del capitalismo global. Traslademos al interior de los centros comerciales, de los supermercados y de los establecimientos de comida rpida de las ciudades nuestras fuertes capacidades de agitacin en los medios de comunicacin y en el territorio. Habr diversin para todos. Ya experimentamos en este sentido en una accin en colaboracin con la CUB en Metropoli di Quarto Oggiaro, el centro comercial ms grande y ms nuevo de Miln. Una caravana de diez coches aparc en el techo del edificio. Cargamos el sound system y los generadores en carritos y bajamos a la primera planta, donde ocupamos la balaustrada que da al corazn del centro. Al son de Bob Marley y de proclamas antiprecariedad por el megfono, de porrazos de los jurados (grabados por la TV nacional) y de resistencia, conseguimos desviar la atencin de las personas del consumo hacia la accin, hasta el extremo de que, llegado un cierto punto, la direccin anunci que haba que evacuar el centro comercial. Como habamos aparcado en el techo, nos cost horrores salir. La misin ms arriesgada de la ChainCreW haba tenido xito! Una vez hecho esto, ya nada nos poda impedir organizar un MayDay Parade [Desfile del 1 de Mayo] masivo que cruzara Miln, desde Porta Ticinese hasta el Arco della Pace. No estuvisteis? Os contaremos cmo fue. Haba diez carrozas tronadoras. La de ChainWorkers y SpazioPetardo, con una legin que luca camisetas azules y rojas con el logo CW en medio de una muchedumbre que cantaba Daitan; la de la CUB, que abra el desfile; el centro social Pergola, que llevaba, adems de su acostumbrada maestra jamaicana, una carroza para todos los nios de la gala; a continuacin vena el Leoncavallo y la carroza-bar de Smokers del centro social Bulk, con un letrero en el que se lea Blockbastard; detrs del sound system del Bulk, estaba el del B-team; adems de otros camiones con drum nbass y tecno. Haba un coche que llevaba en el techo un culo de gomaespuma atravesado por las dos multinacionales del trabajo temporal (Adecco y Manpower) con un letrero que rezaba: TRABAJO INTERANAL. Haba cinco mil personas eufricas. Entre ellas, cuatro ChainWorkers de Pars que, con sus conflictos, animaron el comienzo del 2001. Jean-Claude y Joselito, lderes de la huelga con ocupacin del McDonalds del Barrio Latino; Abdel, animador de la huelga que paraliz durante un mes el Pizza Hut ms grande de Francia, recibiendo la solidaridad de Jos Bov y arrancando aumentos salariales; Corinne, delegada sindical en Quick que denunci a esta multinacional europea por su comportamiento antisindical. Adems, los chicos romanos de Infoxoa, que pegaron por todo Miln los manifiestos de la campaa: Reclaim the money. Trabajo o no trabajo, renta para todos! Ya haba habido una primera serie de acciones en septiembre del 2000 en el marco de la Fronda 2000 - Milano Capovolta [Revuelta 2000 - Miln Patas Arriba] con resultados reconfortantes. El centro social Torchiera, con un horno de lea semoviente, distribua pizzas que contrastaban con el olor a crematorio frito de MickeyDonalds. Mientras, las gentes del Bulk distribuamos dentro y fuera panfletos de ChainWorkers.org en tres idiomas y, a grandes voces y entre dientes,

  • intentbamos implicar a los McWorkers. En la manifestacin nacional promovida el 14 de octubre por el Bulk contra la junta municipal de Miln, pintamos con graffitis el logo y la url a las puertas de todas las cadenas que estaban en el recorrido de la manifestacin y distribuimos panfletos dentro de los establecimientos. De aqu naci la ChainCrew, el colectivo de ChainWorkers, y de aqu salimos con misiones nocturnas de reparto de panfletos para contactar con los trabajadores de Spizzico, Autogrill, McDonalds, BurgerKing, Tipico y Blockbuster. El movimiento de Seattle, Praga y Gnova ha reconocido con acierto en las multinacionales, en las megacorporations (Disney, McDonalds, Nike, Coca-Cola, etc.), al enemigo de la democracia planetaria. No slo hay que hacer boicots, sobre todo hay que hacer huelgas. La huelga hace ms dao, porque incide sobre el poder de la corporacin, adems de sobre su caja de recaudaciones: si McDonalds se viese obligado a raz de una oleada de huelgas a pagar en toda Europa por lo menos el equivalente a 10 euros la hora y fuesen los delegados de equipo los encargados de controlar que lo hiciera de verdad, esto no slo afectara a los beneficios, sino tambin al modo en el que se distribuye el poder: el dominio de las cadenas empezara a resquebrajarse.

  • 6. McStrike! Por una red de activismo sindical antiliberal

    Nos hacen ponernos este uniforme para hacernos invisibles. Esto se lo dice el limpiador que quera ir a la universidad a Maya, la protagonista.

    En Pan y Rosas, de Ken Loach.

    Hay un milln cuatrocientos mil chicos que trabajan con contrato de duracin determinada (ya sea a tiempo parcial, a tiempo completo o a travs de una empresa de trabajo temporal), otro milln ochocientos mil que son semidependientes (es decir, dependientes de hecho pero cuya continuidad est sujeta a la renovacin del contrato de colaboracin, de ah el semi) y un milln seiscientas mil personas que trabajan a tiempo parcial con contrato a tiempo indefinido. Es decir, que, en la actualidad, en Italia, un cuarto de las personas con empleo son flexibles/precarias. Y la cosa no acaba aqu: en Miln, 7 contrataciones de cada 10 son tpicamente atpicas, en su mayora de duracin determinada. El empleo juvenil crece rpidamente en todas las ciudades de Italia: empleados en empresas de telemarketing, agentes comerciales o inmobiliarios, trabajadores a tiempo parcial para alguna cadena, miembros de cooperativas de limpieza, asesores-siervos, profesionales libres esclavizados En el Norte y en el Centro de la pennsula os ocultan un secreto: existe pleno empleo y no ha habido nunca tantas oportunidades de trabajo precario e infrapagado abiertas a la vez. Por lo general, sta es una situacin que da ms confianza a quien trabaja, que le hace menos tolerante ante los abusos, los insultos y los tiempos de trabajo kafkianos y hace que le entren ganas de mandar a la porra al empleador y decir: Ahora se lo haremos pagar, haremos huelga delante de sus narices. Y, en efecto, en Italia se ha vuelto a hacer huelga en el sector privado de la economa, all donde est la verdadera chicha, esos beneficios acumulados a los que se ha hecho rentar abundantemente, desde hace veinte aos a esta parte, movindolos por el globo a golpe de fusiones y de compras. Pero habra que decir que se ha empezado a hacer huelga. Que los chicos han empezado por fin a hacer huelga: primero en el McDonalds y despus en la Fiat. Y la sucesin no es casual: ahora se mueven primero las gentes de los servicios cadenizados al consumo y despus las de la fbrica, el trabajo-tipo ha cambiado. Si antes dominaba el trabajo en la fbrica, hoy lo que arrasa es el consumo-trabajo del centro comercial, ese parque temtico, esa Disneylandia del consumo eufrico y del trabajo explotado invisiblemente.

  • Pero a la Confindustria y a las empresas la flexibilidad nunca les basta. Estn dispuestas a relegar a Cofferati con tal de conquistar nuevos fragmentos de la vida de los trabajadores: ms turnos, ms noches, ms festivos laborales, ms intermitencia y precariedad, ms trabajo dcil, ms tiempo de vida, ms angustia y ms estrs, ms destruccin social. Es posible afrontar esta guerra de movimientos de la empresa contra el trabajo defendiendo la lnea Maginot del Estatuto de los Trabajadores? ChainWorkers no lo cree. La fortaleza no ha sido conquistada. Simplemente, la patronal la ha cercado a base de continuas concesiones que el sindicalismo oficial se ha hecho la ilusin de poder gobernar. Estas concesiones han creado un mercado paralelo de trabajo para quien est en busca de un primer empleo. Han creado apartheid social y la cada en aicos de la clase a lo largo de una falla generacional. Extrememos la descripcin del mercado de trabajo italiano hoy. Los que tienen ms de 40 aos estn mal pagados y mal gobernados con lo que queda del Estatuto de los trabajadores. Obligados a retirarse voluntariamente del puesto de trabajo, relegados a los sistemas de subsidio por desempleo o despedidos cuando dejan de ser de utilidad. Los que an no han llegado a los 40 aos no conocen ms que la realidad de la ultraflexibilidad, la lgica de que un puesto de trabajo lo tienes que conquistar despus de aos de humillaciones varias, primero en negro, despus con contrato por obra o servicio y, ms tarde, con contrato de duracin determinada, por consiguiente, en formacin, y si, superada la treintena, demuestras haber sido tan dcil como para haber tragado con todo, quiere decir que la empresa puede contratarte: tan sumiso eres que antepones el inters de la empresa al de tu propia vida. De forma gradual pero inexorable, el mercado de trabajo malo ha expulsado al mercado bueno, una especie de ley de Gresham aplicada a los contratos de trabajo: la lgica no future de la flexibilidad/precariedad del mercado para menores de 40 constituye la dinamita para hacer saltar lo que queda de la lnea Maginot: se trata del sabotaje de los empresarios contra el referndum que ha demostrado que la gente no les querr dar nunca la libertad de despedir a su gusto. En realidad, el problema a quien afecta es a la CGIL, porque los dems sindicatos confederales, por ms que al fin y al cabo le vayan muy a la zaga en nmero de afiliados, son desde hace tiempo, salvo excepciones locales, aliados de las empresas y enemigos de quien trabaja. La CGIL es el nico sindicato que sigue siendo potente y estando arraigado en el sector privado de la economa, que es ya el que dicta de facto las normas del empleo tambin para el sector pblico. Si la CGIL no reorienta sus ingentes recursos econmicos y organizativos en sentido ofensivo, para la formacin de agitadores y organizadores sindicales que recluten a nuevos trabajadores en nuevos sectores sometidos a nuevas formas contractuales, tal y como estn haciendo los sindicatos anglosajones, ser muy difcil una reorientacin de las relaciones econmicas y de poder sobre el trabajo en nuestra regin de la UE. Las concesiones del sindicato oficial crean cada vez ms jvenes trabajadores que experimentan en carne propia la arbitrariedad y el chantaje de la empresa a despecho de cualquier norma o contrato existente. Estos trabajadores perciben el sindicato como una remota institucin para jubilados en colusin con la empresa. Las formas contractuales construidas como excepciones al sistema de relaciones industriales vigente -ratificado por el Estatuto a raz del otoo caliente- han creado un estrato de trabajadores explotados y frustrados, a menudo presa del fatalismo de quien se sabe una categora sin voz y residual, moneda de cambio de remotas organizaciones polticas y econmicas. El sindicalismo hertico de base ha crecido sobre los escombros producidos por la concertacin.

  • Con frecuencia, sin embargo, esto ha sucedido en el sector pblico, donde las tradiciones de resistencia eran ms fuertes y la defensa ms fcil. Y, con frecuencia, en sustitucin del sindicalismo oficial en sectores tradicionales, en lugar de solapando o reemplazando a la CGIL en el sector privado. Pero existen claros indicios de que las cosas estn cambiando. En toda Italia, estn creciendo los conflictos animados y ganados por el sindicalismo de base. La movilizacin social desde abajo para obtener la equiparacin de los salarios italianos a la media franco-alemana y la lucha contra la precarizacin junto a quienes la padecen constituyen las lneas de accin del sindicalismo de base ms sagaz y experto. Sin embargo, sindicalistas oficiales y de base comparten para su tragedia un rasgo. Son todos de mediana edad y estn fuera, hasta extremos dramticos, de la cultura pop que plasma los imaginarios de los jvenes que trabajan. No entienden ni una palabra de la realidad meditica que les rodea y que ha llevado a la derecha al poder en la provincia italiana de la UE. Pero el tiempo apremia. Y los chicos se van acostumbrando cada vez ms a ser unos permatemp, trabajadores permanentemente temporales pese a estar permanentemente trabajando, sin derechos sindicales y sin compensaciones como vacaciones o prestaciones sociales. El trabajo temporal de Adecco y de otros arrendadores y explotadores de trabajo eventual est abrindose paso entre las cadenas de supermercados, en las franquicias y en los centros comerciales. La gente de ChainWorkers proponemos a los chicos que hagan acciones juntos para obtener un solo contrato de trabajo en el sector de la gran distribucin/hostelera que contenga los mismos derechos para todos, ya se trabaje con contrato temporal o a tiempo parcial. Pedimos una simplificacin radical del contrato de trabajo contra las florituras de forma y de paraforma que nos dividen y nos enfrentan a unos contra otros. Quien escribe piensa que no deben existir ms que cuatro formas de contrato de trabajo: eventual e indefinido / a tiempo parcial y a tiempo completo. Somos dependientes pero no queremos andarnos con semis: abolicin de la condicin de semidependiente (falso autnomo), de la colaboracin eventual, de las partidas I.V.A. falsas, del contrato de aprendizaje y de los regmenes de prcticas. En el caso del trabajo temporal, debe ser la agencia la que estipule un contrato de trabajo dependiente normal que la obligue a pagar el subsidio de desempleo. Participar en las movilizaciones de los ChainWorkers en marcha en Francia y en Italia significa presentar un proyecto de redistribucin de la riqueza y del conocimiento y de reapropiacin del tiempo individual y social: we want ca$h + (t)ime + knowledge Debemos articular luchas en las catedrales del consumo que florezcan por toda Italia en calles y paseos martimos, partiendo de los trabajadores flexibles ms indefensos, como de hecho lo son los trabajadores a tiempo parcial de las cadenas. Los chicos que se estn moviendo en los McDonalds de Miln y de Pars tienen poco que perder. Los cuartos que se sacan, les ayudan a espabilarse, pero as no hay quien aguante. Por qu no rebelarse: autoorganizarse con cuidado, distribuirse encargos, buscar apoyos en el barrio, reclutar activistas, proyectar y gestionar el impacto meditico, realizar una alianza tctica con algn sindicato de base u oficial para poner por escrito las conquistas de la accin y de la huelga. En absoluto se debe infravalorar el aspecto meditico: es central para toda accin reivindicativa que quiera tener alguna esperanza de xito. Los centros comerciales son a estas alturas los nicos espacios pblicos que quedan (y su gestin est en manos privadas). Las acciones y huelgas en los centros comerciales o en las cadenas del centro de las ciudades tienen asegurado un impacto

  • explosivo si consiguen implicar a un nmero importante de activistas y trabajadores. Traslademos al interior de los centros comerciales, de los supermercados y de los establecimientos de comida rpida de las ciudades nuestras fuertes capacidades de agitacin en los medios de comunicacin de masas y en el territorio. Transformemos el centro comercial en centro social. Una reivindicacin de amplio respiro que lanzar con piquetes y acciones subversivas podra ser la de un contrato nico para todos los que trabajan en un centro comercial, desde los que se encargan de la limpieza hasta aquellos que reponen los productos en los estantes, desde los que estn detrs de las cajas hasta los que sirven en las mesas o detrs de la barra. Con independencia de la cadena o de la firma que tiene la contrata para la que trabajan. Hacer sindicato desde abajo. Utilizar los sindicatos en lugar de dejarse utilizar por ellos. Normas claras y derechos irrenunciables, horarios mnimos y salarios mximos, contratos y nminas comprensibles por todos. Quien entra en el mercado de trabajo, sabe que estos derechos no los encontrar. Sabe que debe conquistrselos. Quien nos obliga a trabajar cuando todos se relajan, quien nos rompe los ritmos del sueo, debe pagar y debe pagarnos caro. No malvendamos nuestro tiempo. Luchemos por una flexibilidad desde abajo, que de vez en cuando nos beneficie. Pidamos horarios y turnos acordados en el momento de la contratacin y slo modificables a peticin nuestra. Las horas extraordinarias deben empezar en el momento mismo en el que nos hacen trabajar fuera del horario estipulado o en horas/das distintos de aquellos sobre los que nos hemos puesto de acuerdo. Construyamos un movimiento de redistribucin en perjuicio de los gigantes de las cadenas que estrangulan el planeta. Debemos construir una red italiana y europea de delegados sindicales desde abajo, que atraviese y renueve las siglas sindicales existentes y est ligada a un proyecto social ms amplio de reapropiacin de las ciudades, que estimule pasiones y reivindicaciones de democracia universal y de mnimos sociales iguales para todos en todo el planeta. Derechos de subsistencia, movimiento, salud, informacin, comunicacin, acceso, consumo y trabajo. Deberes de solidaridad entre Brainworkers y Chainworkers.

  • 7. Info en cadena. Recursos, textos, enlaces [] Manifiesto de los ChainWorkers El manifiesto de los ChainWorkers es lo primero que se escribi para el sitio web: CHAINWORERS, DESMANTELAD VUESTRAS CADENAS! SACADLE LA PASTA A VUESTRA CADENA! Admitmoslo, gran parte del trabajo humano desde la noche de los tiempos ha sido una gran desgracia. Hemos pasado del trabajo con cadenas (esclavos) al trabajo en cadena (obreros), al trabajo para una cadena (CHAINWORKERS). S, vosotros, CHAINWORKERS, protagonistas de este sitio web, sois hoy la multitud que brega, ignorada, infrapagada y con una mierda de horarios, por el bienestar de quienes no tienen nada que hacer y quieren el cheeseburger en ao nuevo sin ketchup, el ahuacate a las nueve menos un minuto y la cinta de vdeo de aquel director eslovaco a las 23:59. Y, se lo ruego, todo en un pulcro uniforme, con sonrisa Colgate y sin resoplar, no vaya a ser que el Cliente se queje al jefe o que el jefe te pille y la cagues: nada de permisos, ms horas extras, hasta llegar a la clsica amenaza: ndate con ojo que hay mucha otra gente que no espera otra cosa que hacer tu trabajo. Te pagan poco y te tratan mal, porque te dicen que todava te queda mucho que aprender. Por lo dems, no ves acaso en la televisin y en los peridicos que los jvenes no saben hacer un carajo y no tienen ni puetera idea de nada y por lo tanto merecen que se les explote? (S, una lstima que nos hayamos criado a base de leche, ingls y ordenadores, mientras que los zopencos que mandan sobre nosotros no saben ni siquiera programar el despertador). Si ests harto de la psima situacin en la que te encuentras, diles que vas a acudir a un sindicato. Sin embargo, descubrirs que casi todos los sindicatos existen para los verdaderos trabajadores, es decir, los que tienen la edad de tus padres, han construido las luchas de hace treinta aos y tienen un verdadero puesto de trabajo, es decir, trabajan en una fbrica, en el Ayuntamiento o en una oficina, estn all a tiempo indefinido, disfrutan de ascenso por ancianidad y podrn acceder a una pensin. Fjate qu casualidad que precisamente mientras en estos puestos dejaban de contratar en los aos ochenta, las cadenas empezaban a contratar a mansalva.

  • Si de todas formas acudes a un sindicato, vers que con frecuencia te dicen que la situacin es difcil, que hay muchos obstculos que saltar Te dicen que eres un trabajador atpico y que con tu flexibilidad prcticamente corres el riesgo de cavar la fosa de los verdaderos trabajadores. Sin embargo, son los sindicatos confederales los que han firmado los contratos que, a cambio de un rooso puado de euros, te hacen trabajar lo que quieren, por la noche y durante el fin de semana, en lugar de durante las horas establecidas por contrato (concelo y mejralo!). La verdad es bien distinta: t eres LA trabajadora o EL trabajador del presente y del futuro y los otros trabajadores son especies protegidas. Que no obstante Cofferati se da maa por ellos, faltara ms! Nosotros, sin embargo, debemos darnos maa por nosotros mismos. Para esto sirve este sitio, para hacerte ver que es posible rebelarse en las cadenas y ganar, trayendo a casa ms dinero y trabajando menos, y quiz consiguiendo decidir cundo hacerlo. Con todo, no dejaran de ser migajas en comparacin con las inverosmiles sumas de dinero que recaudan las cadenas cada da. Organicemos nuestras batallas, bloquemosles aquel Esselunga el 24 de diciembre, cerremos antes aquel Blockbuster del sbado, paralicmosles el McDonalds o el Autogrill a la hora punta. Hagmosles dao. Veris cmo los muy infames aflojan enseguida la bolsa y los sindicatos llegan raudos a echar un cable. Vosotros seguid echando gasolina al fuego hasta que hayis obtenido un resultado concreto y satisfactorio. Si estis unidos y decididos se vern obligados a estar de vuestra parte. Hagamos huelga si el jefe abusa de su poder, no nos dejemos liar por las falsas amistades de quien est por encima de nosotros y no quiere sino camelarnos: la empresa no es una familia, respondamos speramente al jefe o a los colegas agilipollados, orgullosos de estar dentro y de conocer el pao. El que se ofenda es cosa suya: la verdad hace dao. ARMEMOS UN BUEN JALEO (un vez que haya terminado el periodo de prueba) y luchemos por normas claras, nminas y horarios aceptables para todos. Ya lo habis visto: basta con que los estudiantes monten un poco de jaleo para salir en los grandes titulares. Figuros si los CHAINWORKERS se pusieran en marcha, entonces s que vendra la televisin y los peridicos a hacerles preguntas gilipollas del tipo: pero quines sois? Por qu hacis huelga/montis piquetes/organizis sabotajes? S, sabemos de sobra que si armas jaleo te juegas el puesto, tambin a nosotros nos han despedido. No obstante, nos hemos DIVERTIDO un montn hasta cuando las cosas han ido mal. O es que queremos pasar por una generacin que no consigue armar jaleo ms que en las discotecas o en los Centros Sociales? [] Llamamiento para la organizacin del MayDay Parade 1 de Mayo 2001: MayDay Parade Lancemos un MayDay MayDay, montemos una fiesta que cambie las tornas. rase una vez el 1 de Mayo, la fiesta de los trabajadores. Una fiesta que se remonta a los anarquistas de Chicago, que fueron ahorcados a raz de la lucha por las 8 horas, a los socialistas que la proclamaron fiesta de la Internacional, a los comunistas en el poder que la convirtieron en

  • Fiesta del Trabajo, fundamento del nuevo Estado. En el resto del mundo (salvo en Norteamrica), el 1 de Mayo era la fiesta de los obreros y de los sindicatos, el da en el que los medios de comunicacin de masas se acordaban de quin produca realmente la riqueza. Y, en el ao 2000, se convirti en ocasin de megaconciertos jubilares. Hoy estamos de nuevo en el punto de partida. El Capital ha vuelto a ser global, total. Trabajamos cada vez ms, nos saturan al mximo el tiempo de vida, tenemos cada vez menos derechos contractuales, menos seguridad respecto a nuestros ingresos y pocas protecciones frente a los abusos. Somos precarios, atpicos, semidependientes, eventuales. Nuestros contratos son de formacin, temporales, de aprendizaje. Estamos en cesin y a plazos. Las empresas nos engullen, nos amedrentan, devastan nuestros afectos y tiempos de vida, ocupan nuestras mentes para luego mandarnos a paseo cuando las conveniencias financieras lo requieren. Constituimos la mayora de los que se incorporan al mercado de trabajo. Pero no tenemos voz. No existimos. Nuestra condicin es invisible, est sumida en el silencio, en la soledad. Actualmente, el mercado de trabajo est en expansin, y mucho. Continuamente, aparecen nuevas oficinas, centros comerciales y centros de direccin que hay que llenar de nuevos esclavos de la industria de servicios y de la comunicacin. Estamos en el pleno empleo. Pero la precariedad avanza y los salarios se estancan. Una nueva generacin ha empezado a hacer huelga en las fbricas y en las cadenas de los centros comerciales. Los tiempos son propicios para lanzar una campaa de reequilibrio de las relaciones de fuerza en el trabajo y de redistribucin a gran escala de la renta. Las cajas estn llenas de capital acumulado en estos quince aos de crecimiento de las bolsas, a golpe de fusiones y de compras. Es el momento oportuno para poner fin a la chantajeabilidad, ha llegado la hora de construir a travs del conflicto derechos claros y exigibles colectivamente. Ms dinero, menos horas: sta es la flexibilidad que reivindicamos. STOP A LA PRECARIEDAD, EUROPA EN NMINA MayDay Parade Por estas razones y mil ms lanzamos un llamamiento para construir un MayDay Parade, un desfile musical vespertino con camiones, bicicletas y sound system que se deslice a travs de Miln, en un ambiente de fiesta liberadora y de burla de las formas de explotacin de los nuevos trabajadores, que te obligan a pasar aos de resignacin antes de tener una oportunidad de que te contraten. Considermoslo y proyectmoslo como acontecimiento separado de la manifestacin sindical tradicional de la maana. La MayDay Parade tendr lugar por la tarde del 1 de Mayo y partir de una plaza de rbita juvenil (Porta Ticinese?). El recorrido deber pasar por calles del centro donde haya una gran presencia de cadenas comerciales, lugares de explotacin del trabajo juvenil precario, muchas de las cuales estarn abiertas. Y se terminar con una fiesta popular con una fila de camiones con msica y comida y bebida para todos en un espacio amplio al descubierto, del estilo del Arco della Pace. El instrumento del Parade, con su hilera de carrozas temticas ultracoloreadas con sound systems acoplados que proponen desde house a mazurca, es el que

  • mayor capacidad tiene de favorecer una participacin juvenil de masa. Las distintas Parades, ya sea en Miln (noviembre de 1999), ya sea en las dems metrpolis europeas, con Berln a la cabeza, han disfrutado de la participacin de miles de jvenes y menos jvenes. El reto reside en conjugar el lado de la fiesta callejera itinerante con una celebracin no ritual de la fiesta de los que trabajan, que haga tomar consciencia tanto a quien est dentro de la Parade como a quien est fuera (quiz porque tiene que trabajar) de que la construccin de nuevos derechos es posible, pero que requiere nuevas energas sociales y sindicales. Debe quedar claro desde la presentacin del evento en las asambleas y en los barrios as como en el mensaje visual que aparezca en los materiales promocionales, que el 1 de Mayo del siglo XXI significa retomar la accin sindical desde abajo y desplegar nuevas formas de conflicto: Miln, capital de la precariedad y del terciario postindustrial, densamente poblada de oficinas y cadenas comerciales, metrpoli multicultural gobernada por el inters privado de la derecha, es el lugar perfecto para mandar un mensaje a contracorriente a los centenares de miles de chicos que se incorporan hoy al mercado de trabajo sin tutelas. El objetivo es verificar y orientar el nivel de insatisfaccin de los jvenes en los nuevos trabajos (a tiempo parcial, con contrato de duracin determinada, temporales, semidependientes) a partir de las realidades antagonistas. Durante el desfile, las realidades autogestionadas podrn dar vida a action crews, grupos de activistas organizados autnomamente que realicen a lo largo del recorrido acciones sindicales nmadas (por ejemplo, reparto de panfletos en los lugares de trabajo, irrupcin en puntos de venta de cadenas abiertas, destacamentos musicales mviles, sabotajes mediticos, etc., etc.). Las acciones deben ser lo menos intimidatorias posible para los que estn trabajando. El espritu es el de la broma feroz y desacralizadora, NO el de la rabia que destruye. Ser un MayDay al abrigo del ElectionDay. Hagmosles saber que la izquierda social est ya lista para inaugurar una nueva temporada de conflictividad y de huelgas salvajes, gane el jefe de Albertini, o el mayordomo del Papa. Las multinacionales que esperan conseguir an ms liberalismo se equivocan de plano. Despus de Seattle, despus de Ciudad de Mxico, el viento del cambio social sopla en su contra y las arrollar.