CESMUE Centro de Estudios de México en la Unión …€¦ · Coordinador de Investigación CESMUE...

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Presentación Liébano Sáenz Un pequeño paso de Zaldivar, un gran salto para México Luis Enrique Mercado Los gobiernos toleran la informalidad Samuel Aguilar Solís Los espectros de la democracia Víctor Alejandro Espinoza Valle Asunción, atracción o delegación Carlos Ramírez Salinas, Colosio, Zedillo y el mito de la sana distancia 2000 Armando Román Zozaya Linchar para gozar N° 002 Noviembre de 2015 CESMUE Centro de Estudios de México en la Unión Europea Marcos Marín Amezcua Cerramos el primer trienio del sexenio Santiago Portilla Gil de Partearroyo Brevísima historia del Ejército Mexicano Miguel Ángel Sánchez de Armas El Colegio de la Frontera Norte

Transcript of CESMUE Centro de Estudios de México en la Unión …€¦ · Coordinador de Investigación CESMUE...

Presentación

Liébano SáenzUn pequeño paso de Zaldivar, un gran salto para México

Luis Enrique MercadoLos gobiernos toleran la informalidad

Samuel Aguilar SolísLos espectros de la democracia

Víctor Alejandro Espinoza ValleAsunción, atracción o delegación

Carlos RamírezSalinas, Colosio, Zedillo y el mito de la sana distancia 2000

Armando Román ZozayaLinchar para gozar

N° 002 Noviembre de 2015

CESMUE

Centro de Estudios de México en la Unión Europea

Marcos Marín AmezcuaCerramos el primer trienio del sexenio

Santiago Portilla Gil de PartearroyoBrevísima historia del Ejército Mexicano

Miguel Ángel Sánchez de ArmasEl Colegio de la Frontera Norte

DATAMEX | NOVIEMBRE DE 2015

Presidente Institucional FOM

José Varela Ortega

Directora General FOM

Lucía Sala

Director Académico IUIOG

Fernando Vallespín Oña

Director CESMUE

José Francisco Parra

Coordinadora Institucional CESMUE

Luisa Treviño Huerta

Coordinador de Investigación CESMUE

Saúl Oliveros

Consejo editorial

José Varela Ortega, José Olvera García, Jannet Valero Vilchis, Fernando Vallespín Uña, Pablo Oñate, Luis Castro Obregón, Montserrat Fernández, Carlos Camacho Gaos, Arnulfo Valdivia Machuca, Santiago Portilla, Víctor Alejandro Espinoza Valle, Iván Álvarez Oliva.

CESMUE

Centro de Estudios de México en la Unión Europea

Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón

Fortuny 53, 28010 Madrid, España

Tel +34 917004138 / 68, Fax +34 917003530

[email protected]

[email protected]

1

Esta es la segunda entrega de nuestra Revista DATAMEX, en su nueva era. Nos

satisface decir que continuamos enfrascados en un proceso constante de

renovación, tanto de contenido como de presentación y formatos, y que pronto

estos esfuerzos conjuntos rendirán sus frutos. Nuestro objetivo final es convertir a

DATAMEX en un importante referente del acontecer nacional en México; una

herramienta auxiliar de aprendizaje y de estudio para todas y todos los interesados

en la realidad mexicana contemporánea.

En este número, encontrarán temas tan polémicos como el recién amparo

concedido por la Corte para la producción, procesamiento y consumo de mariguana

con fines recreativos a tres personas, las repercusiones y enfoques de este tema,

inédito en el sistema judicial de la nación. Asimismo, interpretaciones y

valoraciones acerca de la corrupción y la economía informal en México, como las

dos asignaturas pendientes que no han sido tocadas por las reformas estructurales,

ya en fases de implementación. Además, la democracia mexicana como concepto

y efecto, sus actores y su complicada relación con las candidaturas independientes

y el “populismo”.

También se podrá leer acerca de la reforma política vista de manera integral, y su

repercusión en el Instituto Nacional Electoral, con las consecuentes nuevas reglas

de juego para las próximas elecciones estatales y federales; un crítico y elaborado

estudio de los primeros tres años del gobierno de Enrique Peña Nieto, que incluye

Presentación

2

la corrupción, el desempeño económico, los pactos y reformas estructurales, la

política exterior y muchos otros aspectos de gran interés para poder entender el

México de hoy y un análisis profundo de la distancia que debe existir entre

gobierno-partido en el poder, los mitos y las realidades de esta distancia necesaria,

a través de un recorrido histórico de más de 50 años en la vida y accionar político

del PRI.

Además, dentro de otros temas y tomando como ejemplo un caso reciente, se

enuncian las tramas y sub-tramas del delicado fenómeno del linchamiento en

México, como forma de justicia popular o una forma de distorsionar a la propia

justicia, así como un recorrido apasionante y sucinto de la historia del Ejercito

Mexicano a doscientos años de distancia, con especial mención a su reciente y

destacada actuación en la lucha contra el crimen organizado y una valoración, que

se convierte en justo homenaje, al Colegio de la Frontera Norte.

Para cuando aparezca la tercera entrega de DATAMEX, estaremos ya en los albores

del 2016. El 2015 será historia, con toda su carga de acontecimientos y cambios. Y

para adentrar a nuestros lectores en lo que se avecina, estaremos compartiendo

con ustedes, entre otros más, asuntos como el Presupuesto de Ingresos y Egresos

de la Federación para el próximo año, e información amplia acerca de todas las

elecciones en nuestro país, donde se renovarán 14 Gubernaturas y 13 Congresos

estatales.

Esperamos sinceramente que este segundo número, sea de su interés y agrado.

José Francisco Parra, Director CESMUE

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001 Un pequeño paso de Zaldívar, un gran salto para México* “Lo que los jueces han forjado es un golpe de Estado, - de movimiento lento y gentil, pero un golpe de Estado, al fin y al cabo”… Robert Bork

Por Liébano Sáenz

La Corte ha sido protagonista de un

paso histórico al conceder amparo

para la producción, procesamiento y

consumo de mariguana con fines

recreativos. En algún sentido, la

decisión mueve a muchos al orgullo

y a la glorificación. Sin afán de

atenuar los trascendentales efectos

del fallo, es importante advertir que

la función de la Corte es

salvaguardar la constitucionalidad de

las leyes y de los actos de autoridad,

no así la de definir políticas públicas,

lo que corresponde al Gobierno y al

Congreso. No es cuestión de formas

sino de algo mucho más relevante: el

sentido de la representación

democrática y la responsabilidad de

los Poderes de la Unión según la

división que corresponde. Reitero,

los cambios no pueden lanzarse por

la ventana y procesarse en el

traspatio.

El tema de las drogas es global;

somos vecinos del país más

poderoso y principal consumidor de

todo, incluso de los estupefacientes

que se producen o transportan en el

territorio nacional. Del 19 al 21 de

abril está programada una sesión de

la Asamblea General de las Naciones

Unidas que abordará el tema de las

drogas. Es secuela de un largo

debate y de las metas definidas en

El tema de las drogas es global, mucho se ha hablado de regular la mariguana, pero todavía hay un debate sobre los pormenores. El gobierno también tiene que velar por la salud pública y no solo enfocarse en las drogas ilegales. El reporte más reciente sobre adicciones muestra que la amenaza principal es el alcoholismo en México.

*Artículo publicado en el diario MILENIO, 7 de noviembre de 2015

4

2009 en “La declaración política y

plan de acción de cooperación

internacional hacia una estrategia

integral y balanceada para enfrentar

el problema mundial de las drogas”.

Será el mejor escenario y ocasión

ideal para revisar la fracasada

política de más de medio siglo.

Como acción compartida y

corresponsable, los países ahí

reunidos están obligados a asumir

una postura más realista y eficaz

ante el problema.

El gobierno también tiene que velar

por la salud pública y no solo

enfocarse en las drogas ilegales. El

reporte más reciente sobre

adicciones muestra que la amenaza

principal es el

alcoholismo.

Hay que

rescatar del

mundo de las adicciones a nuestras

escuelas y a nuestros espacios

públicos, especialmente aquellos

donde concurren menores, jóvenes y

familias. Ello exige una actitud de

prudencia que ahora no es

perceptible entre quienes

promueven la apertura hacia una

franca legalización. Mucho se ha

hablado de regular la mariguana y

las grandes líneas están expuestas,

pero todavía hay un debate sobre los

pormenores. Las modalidades de

control, producción,

comercialización y consumo son

múltiples y bien merecen discusión

amplia.

La inexplicable omisión apunta a los

partidos políticos y a las fracciones

parlamentarias; la ausencia de los

legisladores en el tema llevó a la

Corte a tomar un rol de hacedores

de política pública que no le

corresponde. Sería saludable que los

partidos dejaran, abierta y

explícitamente, en libertad a sus

miembros o representantes

populares para que se pronuncien al

respecto. El tema sí toca puntos de

conciencia pues están de por medio

cuestiones como las libertades, la

salud pública y la seguridad.

Mi recomendación es que las

Cámaras federales convoquen a una

amplia discusión sobre la materia

con una agenda temática centrada

en las particularidades para así darle

a la representación legislativa el

espacio natural de deliberación y

propuesta que le corresponde.

Es una cuestión de liderazgo en

medio de una sociedad dispar. Por

una parte, la mayoría no apoya la

legalización de las drogas para

efectos recreativos, ni siquiera la

mariguana, pero tampoco está a

favor de la criminalización de los

consumidores. Con toda razón, a

esta generalidad le preocupa -y

mucho- que la permisividad llegue a

los menores, sector donde la

evidencia médica de los efectos es

insoslayable.

El liderazgo no consiste en

acomodarse al prejuicio. Gobernar o

hacer política para la tribuna es un

recurso muy alejado de la

responsabilidad. Al respecto ha

habido de todo: voces convencidas y

honestas que rechazan la

legalización de las llamadas drogas

blandas; otras, yo entre ellos, que

asumen que un cambio en la materia

no solo es consecuente con las

libertades sino una fórmula para

abatir la violencia y la criminalidad

asociada, además de oportunidad

para promover un mejor y mayor

control público de la producción,

comercio y consumo. Al centro hay

una mayoría que tiene dudas sobre

uno y otro argumento; los duros de

opinión son minoría y por ello es

necesaria más información y

deliberación. Mucho daño ocasiona

el también patente oportunismo y la

hipocresía de quienes eluden

postura invocando el debate.

La realidad actual es insostenible.

Urge una revisión a fondo que debe

hacerse de

manera

compartida,

abierta y

razonada. No es un tema de

partidos, es asunto de principios, de

razones e información que también

implica al mundo exterior. México

tiene motivos fundados para

reclamar un cambio profundo. El

país ha sido seriamente lastimado

por el infierno asociado a las drogas.

La violencia se ha disparado de

manera dramática, ha puesto en

jaque a las instituciones públicas y

ha alterado los términos de

convivencia entre personas y

familias. Soy de la opinión de que el

gobierno de la República asuma un

mandato claro e inequívoco de

cambio ante la Asamblea General de

las Naciones Unidas en abril

próximo. Como lo ha señalado el ex

presidente de Colombia, César

Gaviria, México y su Presidente

tienen autoridad en el mundo para

La realidad actual es insostenible, México ha sido seriamente lastimado…

5

demandar un giro en la forma en la

que se ha atendido el tema de las

drogas y las adicciones.

El tema da para mucho pero hay

acciones que no soportan demora.

Una de ellas atañe a las autoridades

locales y municipales, así como a las

educativas, obligadas a blindar los

espacios públicos ante la amenaza

de las drogas y adicciones. También

los medios de comunicación deben

asumir una responsabilidad más

abierta y activa al respecto. El

asunto plantea una espléndida

coyuntura para crecer y madurar.

Una decisión jurisdiccional bien

puede ser el detonador de un nuevo

momento, idóneo para que la

sociedad, el gobierno y la política

logren un positivo reencuentro y

consumen una fructífera

reconciliación.

Liébano Sáenz Abogado, administrador y analista político, ha ocupado diversos cargos públicos. Desde hace una década publica columnas especializadas de la coyuntura política del país, en la cadena Grupo Editorial MILENIO. Twitter: @liebano

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002

Los gobiernos toleran la Informalidad*“En México es más barata y fácil la informalidad... atentar contra los privilegios de la misma clase política, representa cortarle las uñas a muchos aliados políticos del sistema”

Por Luis Enrique Mercado

Los gobiernos mexicanos de las

últimas décadas han dedicado

buena parte de sus esfuerzos y

capital político a realizar reformas

estructurales que permitan al país

funcionar de forma más eficiente.

Aquí se enmarcan las

privatizaciones y la firma del TLC

realizadas en el sexenio de Carlos

Salinas de Gortari; el reacomodo

financiero e institucional, con la

independencia del Banco de

México, realizadas por Ernesto

Zedillo para cerrar la puerta a

nuevas crisis; los avances en

transparencia del sexenio de

Vicente Fox o el de pensiones, con

la reforma del ISSSTE, en el sexenio

de Felipe Calderón y, desde luego,

el gran esfuerzo transformador

realizado en este sexenio.

Pero hay dos aspectos que los

gobiernos no han querido tocar: la

corrupción generalizada, porque

combatirla significa atentar contra

los privilegios de la misma clase

política y la economía informal,

porque representa cortarle las

uñas a muchos aliados políticos del

sistema y porque atenta contra la

popularidad política aplicar la ley a

los informales.

El tamaño de la

economía informal

en México es

escandaloso y es

claro que a los

gobiernos no les

interesa que se reduzca, a pesar de

que eso significaría, sin hacer nada

más, aumentar la recaudación de

impuestos entre 6 y 7 puntos

porcentuales del PIB, los que

De acuerdo a INEGI 2015, se calcula en 13.7 millones las personas que trabajan en negocios informales; vale la pena recordar que los trabajadores inscritos en el IMSS, por empresas del sector formal, apenas llegan a 15 millones.

*Artículo publicado en la columna Perspectivas, del diario EXCELSIOR, el 9 de noviembre de 2015

7

México necesita para fondear sus

finanzas públicas sin necesidad de

usar los ingresos petroleros y sin

recurrir a la deuda.

Las estimaciones más serias, como

las del INEGI, calculan que la

economía informal del país

representa, con cifras al 2013, algo

así como el 25% del Producto

Interno Bruto de país. Y si la cifra

es grave, más aún lo es el hecho de

que se mantiene constante a lo

largo de los años. Un poco más

arriba o un poco más abajo del

25%. Datos del mismo INEGI

indican que en 2015, se calcula en

13.7 millones las personas que

trabajan en negocios informales;

vale la pena recordar que los

trabajadores inscritos en el IMSS,

por empresas del sector formal,

apenas llegan a 15 millones.

Los diversos gobiernos se han

hecho de la vista gorda, porque en

realidad no es que los negocios

informales no paguen impuestos,

sino que no se los pagan al fisco. El

mejor ejemplo, son los tianguis y

mercados sobre ruedas en la

ciudad de México y en muchas

ciudades del país. Hay líderes que

le cobran a esos puestos el

derecho de instalarse, con

mecanismos tan sencillos como el

cobro por lona o por metro

cuadrado del “negocio”.

La economía informal surge no

sólo porque es más barato operar

ahí, sino porque las trabas para

estar en el sector formal son

inmensas. En México es más

barata y fácil la informalidad.

Es más eficiente tratar con los

líderes que trabajar con la

burocracia gubernamental. Es

decir, se debe combatir la

informalidad no sólo aplicando la

ley, sino destrabando exigencias y

reglamentos que sólo empujan a

los agentes económicos a la

informalidad. Pero también

debiera ser claro para los

gobiernos, que es imposible que

un país funcione cuando al menos

la cuarta parte de la economía es

informal.

Luis Enrique Mercado Es periodista especializado en economía y finanzas. Fue fundador de El Economista, diario al que dirigió 20 años. En la actualidad es presidente y director general de los diarios Imagen y El Centinela del Pueblo, que se editan en Zacatecas y colabora todos los martes en el programa de Eduardo Ruíz Healy en Radio Fórmula. [email protected]

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003

Los espectros de la democracia *“Es mejor repensar nuestra democracia y cómo mejorarla”

Por Samuel Aguilar Solís

Asistimos, no hay ninguna duda, a

un momento de profundo

desprestigio de la política, de los

políticos y de los partidos políticos;

estos últimos, actores

protagónicos de la democracia.

Muestra de la magnitud de la

denigración la encontramos en el

último informe dado a conocer por

Latinobarómetro, que ubica a

México en el último lugar (de 18

países) en lo que se refiere a

satisfacción ciudadana con la

democracia; sólo el 19% está

satisfecho con ella. Vale mencionar

que el promedio en la región es de

37% por ciento.

En este escenario, las salidas falsas

que presentan los “nuevos

demócratas”, se dan a través de

candidatos independientes y el

temor se advierte en el

“populismo”.

Las candidaturas independientes

deben vislumbrarse desde el

derecho fundamental del

ciudadano a votar y también a ser

votado sin tener que pasar por los

partidos políticos; sin embargo,

resulta preocupante como la

revaloración y sobredimensión de

los políticos que buscan

candidaturas “independientes” de

los partidos, los presenta como

“redentores” de la política.

Salida falsa, porque el verdadero

reto de nuestra democracia versa

sobre cómo se ha ido pudriendo la

política, cómo la corrupción y la

ineficiencia han gangrenado a la

clase política, cómo los partidos se

han atrofiado en sus funciones

originarias y cómo todo ello nos ha

puesto en una situación crítica de

nuestra democracia, hasta llegar al

desencanto.

El déficit económico, sumado a la

crisis de representatividad que ha

generado tal desprestigio, sin duda

bien merecido hace que las salidas

falsas que menciono atenten en

contra de nuestras instituciones.

Con los partidos políticos como

ingrediente fundamental de la

democracia, sí es posible que

todos los ciudadanos encuentren

una vía de comunicación con el

poder. Por supuesto, son también

el medio para acceder a él a través

de la competencia electoral *Artículo publicado en el diario EL FINANCIERO, el 12 de octubre de 2015

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democrática. Nacen y se

constituyen no como personas que

a “voluntad” pueden definir el

vaivén de una Nación, sino que

están sustentados con una

ideología y un proyecto

programático, el cual en el caso de

ganar habrán de implementar.

Aquellos que no ganan, sirven de

contrapeso, y su papel debe ser el

de señalar las desviaciones y los

errores de los partidos de la

coalición gobernante. Decía el

profesor Gianfranco Pasquíno que

“el papel de la oposición es que el

gobierno mal gobierne”.

Si el papel del partido en el

gobierno no es satisfactorio a los

ciudadanos, éstos pueden castigar

en la próxima elección a dicho

partido y si la oposición hizo bien

su papel, entonces los ciudadanos

pueden premiarla y así

sucesivamente, dando paso a la

alternancia en su caso y con ello,

contribuir de manera esencial al

juego democrático, buscando cada

día una sociedad mejor.

Lo de hoy es ser independiente, y

entre más “bronco”, mejor, y

resulta rentable decir lo que el

“auditorio” quiere escuchar, pero

¿Cuáles son las propuestas? ¿Cuál

es el programa? ¿En dónde

dejamos las instituciones

partidarias? Si están mal,

corrijámoslas, pero no pensemos

en eliminarlas; mejor que los

“independientes” sirvan de acicate

para su reforma

y transformación

democrática.

Resulta urgente

emprender de

forma racional

una discusión

del fondo del problema de la

democracia y sus actores, antes de

que los iluminados independientes

y sus titiriteros (los poderes

fácticos) nos llevan a una situación

más complicada que la que hoy

vivimos, que se profundiza día a

día por el malestar por las

promesas incumplidas, por la

amplia corrupción, por la

impunidad con la que se actúa, por

la ausencia de un Estado de

Derecho, por un crecimiento

económico demasiado mediocre

que no satisface las necesidades de

empleo de los mexicanos; por la

creciente pobreza y desigualdad,

por ese “capitalismo de amigos”

que se ha implementado en los

últimos años.

Es mejor repensar nuestra

democracia y cómo mejorarla.

Samuel Aguilar Solís Licenciado en Economía. Ha sido Diputado Local en la LIX legislatura de Durango, Senador de la República en las LVI y LVII Legislaturas y Diputado Federal en la LVIII y LX Legislaturas. Destaca su labor como profesor de Economía y Maestro-Investigador. Es colaborador editorial en periódicos de circulación local y articulista de “El Financiero” y "Reforma". [email protected] Twitter: @SamuelAguilarS

Los ciudadanos, pueden castigar en la próxima elección a dicho partido y si la oposición hizo bien su papel, entonces los ciudadanos pueden premiarla y así sucesivamente, dando paso a la alternancia en su caso y con ello, contribuir de manera esencial al juego democrático…

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004

Asunción, atracción o delegación *“La Reforma Política de 2014 y las nuevas atribuciones del INE que remplazan funciones de órganos locales”

Por Víctor A. Espinoza Valle

La Reforma Política de 2014

incorporó nuevas figuras al ya

complejo sistema electoral

mexicano. El nuevo órgano nacional,

Instituto Nacional Electoral, adquirió

74 nuevas atribuciones, entre las

que destacan las relacionadas con

los órganos locales, llamados

Organismos Públicos Locales. Parte

medular de la propuesta original de

la reforma era la creación de un

órgano nacional que asumiera la

responsabilidad de todas las

elecciones en nuestro país. Eso

significaba la desaparición de los

órganos locales.

Un grave problema que arrastraban

las autoridades electorales locales

era que carecían de legitimidad;

algunas veces con razón y muchas

otras por la forma en la cual eran

seleccionadas. Los consejos

electorales en las entidades

obedecían en su conformación a la

correlación de fuerzas; bajo

gobiernos unificados, normalmente

el gobernador imponía la

conformación del órgano colegiado

y, bajo gobiernos divididos, los

partidos mayoritarios se repartían

por cuotas las designaciones de

consejeros. Independientemente de

las capacidades y trayectorias

honorables de muchos de los

integrantes, esta forma de

nombramiento les restaba

legitimidad desde su conformación.

La oposición de los gobernadores

impidió la desaparición de los

órganos locales y lo que quedó es un

híbrido en el que para restaurar la

legitimidad el consejo general del

INE, mediante un complicado

procedimiento, designa a los

consejeros electorales locales. Pero

además, la ley le asigna al INE la

parte medular de la organización

electoral en las entidades, así como

aquellas atribuciones que ya

desarrollaba: registro electoral,

fiscalización de los ingresos y

egresos de los partidos políticos y de

las campañas, asignación de tiempos

y monitoreo de medios, etc.

La carencia de legitimidad por parte de las autoridades locales, fue una de los motivantes de la Reforma Política de 2014

*Artículo publicado en la columna ZONAFRANCA.MX, el 29 de octubre de 2015.

11

Para complementar la nueva

relación, la Ley General de

Instituciones y Procedimientos

Electorales estableció facultades de

coordinación y atribuciones

especiales para el INE. En el artículo

119 se precisa que a petición del

órgano local, el INE “asumirá la

organización integral del proceso

electoral” de que se trate. Me

parece que éste será el fundamento

sobre el que se basará la

organización de la elección

extraordinaria de gobernador en el

estado de Colima, aunque en este

caso la orden fue dada directamente

por el Tribunal Electoral del Poder

Judicial de la Federación al declarar

la nulidad y no responde a una

solicitud del órgano local.

Pero si esa facultad se ejerce para

una elección, el artículo 120

establece la atribución de

“asunción”, es decir, de “asumir

directamente la realización de todas

las actividades propias de la función

electoral que corresponde” a los

órganos locales. Por la vía de los

hechos desparecerían, al menos para

esa elección, las funciones de los

consejos electorales de las

entidades. Pero también existe la

“asunción parcial”, establecida en el

artículo 123, y en virtud de la cual el

órgano local le solicita al INE asuma

alguna de las actividades que le

corresponde.

A su vez, el mismo artículo 120

citado establece la facultad de

“atracción”, es decir, “la atribución

del INE de atraer a su conocimiento

cualquier asunto de la competencia

de los Organismos Públicos Locales,

cuando su trascendencia así lo

amerite o para sentar un criterio de

interpretación”.

Finalmente existe la facultad de

“delegación”, establecida en al

artículo 125 y en virtud de la cual el

INE delegaría a los OPLES, de manera

excepcional, las funciones

establecidas en la Constitución. Ese

caso hipotético tendría que partir de

una valoración “positiva de las

capacidades profesionales, técnicas,

humanas y materiales del Organismo

Público Local Electoral, para cumplir

con eficiencia la función”.

En el proceso electoral actual que

arrancó el pasado 7 de septiembre y

en el que habrá comicios en 13

entidades, el INE decidió no delegar

sus funciones; por tanto, por

primera vez en la historia del

organismo, coparticipará en las

elecciones locales ejerciendo sus

funciones constitucionales y que son

la columna vertebral del proceso. Si

bien en las elecciones que

culminaron el 7 de junio pasado

intervino en elecciones locales, fue

por tratarse de elecciones

concurrentes en las que se

instalaron casillas únicas en las 16

entidades. En esta ocasión, sólo se

trata de comicios locales. Es una

experiencia pionera tanto para el INE

como para los OPLES. Servirá para

evaluar si en el futuro los

organismos locales gozarán de

mayor autonomía o si se busca una

mayor integración con el órgano

nacional.

Víctor A. Espinoza Valle Investigador titular de El Colegio de la Frontera Norte e Investigador Nacional por el Sistema Nacional de Investigadores. Es articulista semanal de La Jornada de Baja California, Diario Monitor Económico de Baja California, Ágora de Baja California, Zona Franca de Guanajuato, 15 Diario de Monterrey; Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI); Newsmexico.com.mx y cienciapolitica.mx [email protected] Twitter: @victorespinoza

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005 Salinas, Colosio, Zedillo y el mito de la sana distancia 2000 * “El poder del presidencialismo priista para operar sobre el sistema político”

Por Carlos Ramírez

I La revisión del tema de la “sana distancia” del PRI y el gobierno federal deberá llevar a un análisis sobre las expectativas del partido en las elecciones presidenciales del 2018. Pero más que debatir la dialéctica distancia-cercanía, el tema central se localiza en la ruptura interna en el partido provocada por tres hechos fundamentales en el periodo 1992-1997: el discurso del liberalismo social de marzo de 1992

donde se puso fin al valor ideológico de la Revolución Mexicana, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y la entronización de Ernesto Zedillo sin pasar por el PRI y la XVII Asamblea que le quitó a Zedillo el instrumento del presidencialismo de designar a su sucesor.

En términos estrictos, la sana

distancia no fue una declaración sino

una ruptura del consenso interno en

el sistema/régimen/Estado priista.

En los hechos y a pesar de la

caracterización panista del PRI-

gobierno, el PRI siempre fue

mantenido a una sana distancia del

poder presidencial. La razón se

localiza en su génesis: el PRI nació

como partido desde el seno del

Estado, del

gobierno y del

grupo

dominante. En

los hechos, el

PRI nunca fue

un partido

político; siempre operó como la

Secretaría Política del gabinete

presidencial. Y como partido se

*Texto publicado en Torre de Babel, suplemento semanal del Diario Indicador Político (indicadorpolitico.mx), el 14 de agosto de 2015.

El PRI nació como partido desde el seno del Estado, del gobierno y del grupo dominante. En los hechos, el PRI nunca fue un partido político; siempre operó como la Secretaría Política del gabinete presidencial. Y como partido se sometió a la voluntad presidencial para los relevos sexenales.

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sometió a la voluntad presidencial

para los relevos sexenales.

El PRI nació

por voluntad

del

presidente

Plutarco Elías Calles en marzo de

1929, justo después del asesinato

del presidente electo Álvaro

Obregón, como un acuerdo de las

élites revolucionarias para evitar una

segunda guerra civil y como una

forma de regular el acceso-reparto al

y del poder. El PRM fue fundado

como refundación del PNR por

Lázaro Cárdenas y como estructura

de control de clases a favor del

Presidente de la República,

señalando una nueva etapa del

presidencialismo autoritario; con

Cárdenas se crea el modelo de

control social sectorial, lo que José

Revueltas caracterizó el modelo de

“Estado total y totalizador” vía “el

control total de las relaciones

sociales” al controlar los principales

sectores productivos. Y el PRI nació

por decisión de Miguel Alemán como

candidato presidencial en 1946 para

reforzar el papel del partido en la

gestión de la vida política nacional.

A lo largo de su vida, el PRI ha

pasado por tres fases:

1.- Control presidencial. En el periodo 1929-

1936 cuatro presidentes del PRI fueron o

serían Presidentes de la República: Elías

Calles como ex presidente en 1929, Emilio

Portes Gil en dos ocasiones como ex

presidente (1930 y 1935) y Lázaro Cárdenas

en 1930-1931 antes de acceder a la

presidencia como una forma de asumirse

como parte del Callismo; en esta etapa

estaría el control directo de Cárdenas del

partido para enfrentar a Elías Calles.

2.- Administración presidencial. Consolidado

el dominio político de la clase gobernante y

el partido sometido al presidente en turno,

los presidentes usaron al partido como

agencia de colocaciones y oficina electoral: el

Presidente de la República decidía

candidaturas y las operaban en el PRI, pero

con dirigentes funcionales. Esta fase operó

ya como PRI de 1946 a 1976. Los presidentes

del PRI tenían poder prestado del presidente,

sin autonomía ni fuerza propia, a pesar de

que hubo algunos, como Jesús Reyes Heroles

y Porfirio Muñoz Ledo, con carrera política

mayor a sus antecesores.

3.- Maquinaria. El arribo al poder de los

tecnócratas como parte del giro estratégico

de los proyectos presidenciales y de

agotamiento del populismo para fortalecer el

neoliberalismo llevó al PRI a una etapa de

simple oficina de trámites: 1977-2000. De la

Madrid, Salinas y Zedillo convirtieron al PRI

en espacio de control ideológico para

introducir sin repudios priistas el proyecto

neoliberal de desarrollo. En 1995, por

ejemplo, el PRI fue la maquinaria que aprobó

el duro programa de ajuste pos devaluatorio

que se convirtió en voto de castigo al PRI en

1997.

En estas etapas, salvo la gestión de

Cárdenas y la excepción de Colosio,

el PRI no fue carrera política para

algún presidenciable; en la

construcción de su candidatura

Salinas hizo presidente del PRI a

Colosio de 1989 a 1992, luego lo

sacó del PRI en el año de la

introducción al PRI de la ideología

del liberalismo social y rumbo a la

candidatura le creó la Secretaría de

Desarrollo Social como institución

encargada de distribuir el gasto

social como forma de control

electoral. El otro caso fue Roberto

Madrazo, quien utilizó su

presidencia del PRI 2002-2005 para

operar su candidatura presidencial.

Ya en la fase opositora, el PRI decidió

otorgarle el

control del

partido al aún

gobernador

mexiquense Enrique Peña Nieto en

marzo de 2011, pero colocado en la

ruta de virtual candidato

presidencial por su posición

privilegiada en las encuestas, en un

acto de regreso del partido a la

dependencia del Presidente de la

República.

El PRI, en este proceso histórico, fue

la estructura de poder del

presidencialismo para operar sobre

el sistema político. En 1972, Daniel

Cosío Villegas --en su ensayo El

sistema político mexicano-- afirmó

que la función del PRI era triple:

evitar la lucha violenta por el poder,

repartir el poder entre todos los

grupos y encargarse de la aplicación

del proyecto social del gobierno.

Cerca o lejos, el PRI ha sido sólo un

instrumento de poder y una

estructura de administración de la

dinámica del sistema político:

canalización de demandas-políticas

públicas.

II

En mayor o menor medida, el PRI fue

un aparato de poder político bajo el

control presidencial. La crisis de

1994 cambió el escenario: Colosio

fue el candidato escogido, en medio

de desconfianzas de Salinas el

candidato fue asesinado, los tiempos

legales no permitieron fabricar otro

candidato y Zedillo resultó ungido

como suplente. Sólo que Zedillo

tenía registro del PRI, pero los

La ruptura interna en el partido es la ruptura del consenso interno en el sistema/régimen/Estado priista.

14

priistas lo veían como un tecnócrata.

En la lista de suplentes los priistas

pensaron en dos militantes activos:

Fernando Ortiz Arana (presidente del

partido 1993-1994) y Pedro Joaquín

Coldwell; sin embargo, ninguno de

ellos casaba con el proyecto

económico e ideológico de Salinas,

cuya extensión estaba en duda

porque Colosio parecía más priista

que salinista. Zedillo, en cambio,

había sido un pivote activo del

neoliberalismo.

Los priistas tuvieron siempre las

dudas sobre el origen del asesinato

de Colosio. Y a pesar de sus

suspicacias abiertas contra Zedillo, a

quien había desdeñado como formal

jefe de la campaña de Colosio, lo

aceptaron como candidato. Por

razones del voto del miedo en 1994,

la elección fue para el PRI la más alta

en votos (17 millones, 181 mil 651

sufragios) en el ciclo 1970-2012, y la

primera presidencia priista abajo del

50% de los votos (48.7). Enrique

Peña Nieto contabilizó un total de

19.2 millones de votos y 38.2% del

total, pero por su alianza con el

Partido Verde; por sí solo, el PRI

nada más consiguió 14.5 millones de

votos y el 28.9% de los sufragios.

Zedillo, en efecto, era un externo del

PRI, aunque en su biografía oficial

acreditó su militancia en el PRI desde

1971, a los veinte años de edad. Su

carrera profesional de licenciado en

economía la hizo en el IPN, pero su

formación real ocurrió en la

Universidad de Yale en EE.UU; su

carrera profesional la hizo en el

Banco de México, cuna del

neoliberalismo mexicano. Como

funcionario del Banxico,

subsecretario de Programación y

Presupuesto, secretario de

Educación Pública y secretario de

Programación y Presupuesto, Zedillo

nunca tuvo actividad alguna en el

PRI. A la jefatura de la campaña de

Colosio llegó por influencia de

Joseph-Marie Córdoba Montoya,

superasesor y arquitecto del

neoliberalismo salinista, y en los

pasillos del poder se mencionaba a

Zedillo como el candidato

presidencial para el 2000. El

asesinato de Colosio adelantó la

agenda.

El PRI fue cambiado por Salinas: en

1992 el partido borró de sus

documentos y su historia a la

Revolución Mexicana; técnicos

neoliberales llegaron al congreso y a

las gubernaturas desde las oficinas

de la Secretaría de Desarrollo Social

y los presidentes del partido en el

periodo 1982-2000 aparecían como

meros empleados del presidente en

turno. Los priistas se quedaron con

la sensación de que el asesinato de

Colosio había sido un ajuste de

cuentas dentro del salinismo y aun

así, trabajaron con Zedillo.

La verdadera lucha Zedillo-priistas

no ocurrió en la XVII asamblea

nacional de marzo de 1996 cuando

le pusieron a los candidatos

presidenciales el candado de un

cargo previo de elección popular; los

validos de Zedillo carecían de ese

requisito, pero en la práctica lo

pudieron acreditar porque los

estatutos se reformaron en

septiembre de 1996 y el congreso

federal se votó en julio de 1997;

Guillermo Ortiz Martínez y José

Ángel Gurría Treviño pudieron ser

diputados y de ahí saltar a la

candidatura presidencial, pero ni

Zedillo ni los dos preferidos optaron

por ese camino. O Zedillo hizo un

berrinche o Gurría u Ortiz no

quisieron pasar por el

entrenamiento priista.

Carlos Ramírez Lic. en Periodismo, Mtro. en Ciencias Políticas, columnista político, director del Diario Indicador Político y del sitio noticiastransicion.mx. Conduce el programa “Los Pinos 2018: La Silla embrujada” en Indicador Político Televisión. Sus últimos libros: Obama, La comuna de Oaxaca y El regreso del PRI (y de Carlos Salinas de Gortari). [email protected]

15

006 Linchar para gozar* “Actuar en masa, en anonimato, es claro que: México es el reino de la impunidad”

Por Armando Román Zozaya Los acusaron de secuestradores.

Después, sin pruebas de por

medio, los golpearon, asesinaron y

quemaron. Antes de todo esto, se

los arrebataron a la policía, la cual

se vio “superada” y terminó por no

hacer nada para protegerlos; los

dejó a merced de la masa que les

arrancó la

vida.

Así fue el

trágico,

inmerecido

(¿de verdad hay quien merece

morir así, incluso si se demostrase

que se trata de un secuestrador?),

reprobable y perturbador final de

los hermanos José Abraham y Rey

David Copado Molina, quienes

fueron linchados en Ajalpan,

Puebla, hace unos días, cuando

cumplían con su trabajo: levantar

encuestas.

El caso que aquí discuto constituye

uno más de los muchos

linchamientos que han ocurrido en

México. Como en otras ocasiones,

para explicar por qué se dio el

linchamiento de los hermanos

Copado Molina, se ha recurrido a

enfatizar la falta de legalidad, la

poca o nula legitimidad de las

autoridades, el temor que

provocan los criminales, el

hartazgo de la gente ante la

delincuencia, etcétera.

Sin embargo, no he leído o

escuchado a nadie que sostenga

que lo que les pasó a José

Abraham y a Rey David haya sido

resultado de que, simple y

sencillamente, sus victimarios

sabían que podían, y asimismo

querían, es decir,

deseaban,

lincharlos.

En primer lugar,

el actuar en masa

(por definición, los linchamientos

siempre son ejecutados por una

multitud) resulta en anonimato y,

en segundo lugar, y en todo caso,

es claro que México es el reino de

la impunidad. Estas circunstancias

*Artículo publicado en su columna Desde la Tribuna, del diario EXCELSIOR, el 25 de octubre de 2015.

Reprobable y perturbador final de los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina, quienes fueron linchados en Ajalpan, Puebla, hace unos días, cuando cumplían con su trabajo: levantar encuestas.

16

facilitan que, quienes anhelan

recurrir a la violencia simplemente

porque la disfrutan, actúen de

manera bestial cada vez que haya

una oportunidad de hacerlo. Para

mí, eso fue justamente lo que pasó

en Ajalpan (y es muy probable que

eso es lo que pase la mayoría de

las veces en que alguien es

linchado).

No había pruebas de que los

encuestadores linchados eran

secuestradores. De hecho, la

policía corroboró que,

efectivamente, eran

encuestadores. Todo esto le fue

explicado a la población de

Ajalpan. Aun así, ésta, enardecida,

pasó por encima de la autoridad y

linchó a los hermanos Copado

Molina. ¿Por qué? Porque los

habitantes de Ajalpan quisieron. Y

porque sabían que podían…y que

lo gozarían. Por eso, hasta fotos se

tomaron con los cadáveres

calcinados de José Abraham y Rey

David: se ve que están orgullosos,

felices, satisfechos, por lo que

hicieron.

El punto central de mi argumento

es éste: el linchamiento era

evitable.

No ocurrió porque se trataba de un

par de secuestradores, o

solamente porque haya impunidad

en el país, o por el hartazgo de la

gente como resultado de la

delincuencia, etcétera: ocurrió

porque los Ajalpenses eligieron

que ocurriera. Incluso

considerando la impunidad y el

hartazgo, e incluso si se hubiera

tratado de un par de criminales, la

población de Ajalpan podía haber

elegido no linchar a nadie. Pero

optó por lo contrario. Y se regocijó

plenamente: de principio a fin,

justo como quienes, en Estados

Unidos, linchaban a

afroamericanos ante la menor

provocación y hasta hacían del

“evento” un día de campo que se

disfrutaba en familia.

Pero más allá de si tengo razón o

no, es obvio que esto no puede

pasar de nuevo: ¿de verdad somos

un país serio, que “se mueve”,

cuando en nuestro territorio se

registran situaciones como la de

Ajalpan? Hay que actuar al

respecto y hacerlo ya. ¿Es

aceptable, por ejemplo, que la

autoridad, la cual cuenta con

armas de fuego, capacitación y

entrenamiento, sea “superada”

por una multitud de asesinos?

Linchar para gozar. ¿A eso hemos

llegado? ¿O de ahí jamás nos

hemos ido?

Armando Román Zozaya Titular de “Desde la tribuna,” columna publicada en el periódico “Excélsior”, México. Twitter: @aromanzozaya

17

007 Cerramos el primer trienio del sexenio * “Pareciera que seguimos en campaña al ver el tono propositivo y triunfalista de un ejecutivo que no mira su reloj; la oposición ya hizo recuento de los daños que le causó acercarse al PRI”

Por Marcos Marín Amezcua

Introito.

Llegamos agobiados a la primera

parte de un sexenio complejo con

visos alarmantes de desgaste y

agotamiento prematuros. Han sido

tres años de una erosión resultante

de inexperiencia, impericia,

carencia de oficio político y de una

acuciante improvisación que

hubiéramos deseado evitarnos, y

para sorpresa de muchos, en

manos del PRI, único responsable

de los resultados magros

alcanzados hasta ahora por el

gobierno federal que encabeza.

1.- Diagnóstico.

El primer tercio del sexenio Peña

Nieto ha finalizado y los resultados

escasean, pese a que el discurso

oficial persista en dibujarlos con

los dedos en el aire y con carencia

tangible de mejores beneficios a la

población, y se insista hasta la

saciedad en que vendrán grandes

cosas. Eso, mientras se articula una

triple política: minimizar la

violencia referida en los medios,

para aparentar su disminución;

suponer que la oposición es

colaborativa hasta hacerla

responsable de los malos

resultados y equivocados

diagnósticos dictados por la

presente administración federal

(que no enmienda); y, de pasada,

articula un discurso para lidiar con

la corrupción que reviste al

gobierno federal en múltiples

frentes (sobornos carreteros, casas

de inexplicable origen, desfalcos)

sin ofrecer verdaderas medidas

anticorrupción, como no sea solo

el discurso ajado diciendo que se

busca ser transparente. Contra

todo eso no ha podido el gobierno

federal emanado del PRI. En 2012

se ofrecieron soluciones que ni han

llegado, ni prometen llegar.

Destaca la pésima conducción de

su equipo económico. Se

deterioran los índices económicos,

18

se estanca la economía y se caen

los ingresos petroleros sin

instrumentar un plan C, porque el

plan A, que consistía en depender

del petróleo y en el

endeudamiento público creciente

desde que el PRI regresó a Los

Pinos, ha fracasado dejando su

estela de deterioros (y porque el

plan B consistió en subir los

impuestos en 2013 y en ahogar la

economía).

Semejante

panorama con

sabor a catástrofe

no se acompaña

de una austeridad

real, como que se

adquiere un avión

presidencial

descomunal en su

apremio o se

anuncia a medio

camino la

creación de una secretaría nueva,

la de cultura, que entraña ser

costosa como es natural, sin

explicarse de dónde provendrán

los recursos y solo genera

oposiciones y más dudas que

certezas para el futuro cultural del

país.

Esta ingente necesidad de llegar a

inventar el mundo tiene un sello

priista clásico que ya resulta un

poco alarmante. En resumidas

cuentas, el presente gobierno

federal ni frena el tren de gastos ni

enmienda errores evidentes e

inocultables, que niega y evade

olímpicamente. Y todo ello sin

mover la política económica un

ápice ni solicitar la renuncia de

nadie responsable de tales

desempeños.

Como nunca antes, un gobierno

jamás había llegado a su ecuador

tan desgastado como el actual y

con el índice de popularidad de un

ejecutivo tan bajo como le ha

pasado a Peña Nieto (34% apenas)

al llegar a estas fechas.

Dejemos de lado su desgaste físico;

sencillamente es increíble la

impopularidad del mandatario,

seguida de la percepción del

aumento de la corrupción o del no

respeto a los derechos humanos y

las intentonas por censurar

internet, ya en aumento. Y frente a

las protestas de múltiples sectores

en infinidad de temas mal

abordados, la respuesta

gubernamental es: ¡ya chole con

tus quejas! Es inaudito y algo jamás

visto antes. Refleja una

insensibilidad que no es fácil saber

si la necesita evidenciar un

gobierno federal tan

desacreditado.

Peña Nieto improvisa

nombramientos, alardea objetivos,

planta su mejor percha a las

adversidades, en tanto legítima

censura y acalla críticas bajo la

perversa misión de controlar daños

en vez de causarlos. Se siguen

enviando mensajes encontrados.

Discursos que claman

transparencia y rumbo frente a

designaciones carentes de

experiencia y, desde luego,

brillando la opacidad por doquier,

que ha conducido a calificaciones

internacionales desfavorables en

rubros tan diversos

como derechos

humanos,

transparencia y

combate a la

corrupción,

desbocados en el

presente sexenio.

La postura de las

autoridades frente al

hartazgo social y el

señalamiento a

quienes cuentan con la entera

responsabilidad de conducir los

destinos de México desde un

gobierno emanado del PRI, ha

acarreado airadas respuestas de

un gobierno federal que muchas

veces se observa rebasado e

incapaz de articular una política

sensata en ningún rubro.

En efecto, la comunicación social

del presente gobierno ha

descuidado desde el primer

momento el priorizar a los

ciudadanos y no deja en claro su

rol como autoridad. Si ya eran

infumables los spots de la reforma

energética, en uno de los cuales se

afirma sin pestañear: “el petróleo

seguirá siendo nuestro. No se lo

vamos a regalar a nadie”, ya solo

resta que digamos los ciudadanos:

Se articula una triple política: minimizar la violencia referida en los medios, para aparentar su disminución; suponer que la oposición es colaborativa hasta hacerla responsable de los malos resultados y equivocados diagnósticos dictados por la presente administración federal (que no enmienda); En 2012 se ofrecieron soluciones que ni han llegado, ni prometen llegar. Las reformas estructurales no han reportado beneficios tangibles a favor de los mexicanos. Han ido quedando en solo ser publicadas en el Diario Oficial, sin ir más lejos.

19

nada más eso faltaba; pero ahora

es imposible seguir la trama ante el

extravío generalizado del gobierno

Peña Nieto.

El gobierno de Peña Nieto ha

lanzado un Pacto por México que,

amén de lo mal redactado (que

evidencia que se habla de él sin

haberlo leído, siquiera) no ha

significado un apuntalamiento de

su gestión como gobierno y ha sido

criticado por sus firmantes no

priistas ante los pingües beneficios

alcanzados y por haberles pasado

factura. Más ha debilitado al

incipiente PRD y al PAN, que

reportado dividendos al país.

Las reformas estructurales no han

reportado beneficios tangibles a

favor de los mexicanos. Han ido

quedando en solo ser publicadas

en el Diario Oficial, sin ir más lejos.

Pese a tratarse del eje discursivo

de la presente administración.

Acorde con esa situación, la crisis

mundial ha servido para mostrar a

un gobierno federal carente de una

política económica

propia que aporte

soluciones a las

coyunturas que

enfrenta. Es el

primer caso en el

mundo donde un

gobierno carezca de

ella, a juzgar por el

argumento de sus defensores que

exculpan su inoperancia diciendo

que es responsabilidad del banco

central. Evadirse es el sello de la

presente administración y es

preocupante. Lo es porque no

afronta la situación. Se han dado

pasos solo en las siguientes

vertientes: una evasión de

responsabilidades desde Hacienda,

porque evadirse implica no jugarse

un nombre, delegando en el Banco

de México la responsabilidad

propia de atender (ya no digamos

de resolver) los problemas y

desafíos económicos.

Y en segundo término, va

demostrando que carece de una

política económica propia,

apoyándose solo en inercias que

han generado sus diagnósticos

equivocados (y por ende, carece de

gente capaz de articularla).

En consecuencia, este gobierno y

su partido han circulado la postura

de culpar de su deslucimiento lo

mismo a los chinos que a los

opositores. Eso es grave y es una

postura imprecisa y equivocada

porque el PRI no puede trasladar a

nadie la responsabilidad de las

insuficiencias demostradas una vez

en el gobierno. En efecto, el PRI

debería asumir de manera cabal su

responsabilidad. Intentar ahora

trasladar responsabilidades a

terceros significa escabullirse. Es

no asumir su responsabilidad,

imposible de compartirla ni de

aminorarla.

En tres años el desgaste en política

exterior ha sido rotundo. Lanzar

una divisa como la de ser un país

con responsabilidad global implica

tener una base económica para

financiarla. Y se carece de ella y se

nota. Eso cuesta, y la postura de

México ha sido pírrica en sus

resultados. Un par de anuncios

espectaculares y nada más. Fuegos

de artificio. Hemos estado

ausentes del proceso cubano, de

aniversarios trascendentes como el

del final de la Segunda Guerra

Mundial y no figuramos en más; el

país no es reconocido por contar

con liderazgo mundial alguno y

encima, la presente administración

nos ha confrontado por igual con

China que con la Interamericana

de Derechos Humanos o el alto

comisariato de Naciones Unidas en

la materia.

2.- Los resultantes.

El sexenio avanza y no promete

mejorar ni aportar mejores

momentos. Nada se

desearía más que

obtenerlos. Los índices de

crecimiento se han

incumplido en los términos

prometidos y el tiempo se le

agota para conseguirlos.

Pareciera que seguimos en

campaña al ver el tono

propositivo y triunfalista de un

ejecutivo que no mira su reloj; la

oposición avanza frotándose las

manos pues no desea acompañar

en el desastre a esta

administración.

El sexenio avanza y no promete mejorar ni aportar mejores

momentos.

Para el PRI se agota el tiempo y las oportunidades de

hacer algo interesante que no acaba de llegar y cuando el sexenio va en retirada, se acaba ya el tiempo y la colaboración opositora de la que se jactó al inicio.

20

Para el PRI se agota el tiempo y las

oportunidades de hacer algo

interesante que no acaba de llegar

y cuando el sexenio va en retirada,

se acaba ya el tiempo y la

colaboración opositora de la que

se jactó al inicio. La oposición ya

hizo recuento de los daños que le

causó acercarse al PRI y se nota en

esta segunda mitad del sexenio

que está por iniciar, que no le

interesa ni le conviene ayudar al

PRI. El PRI va en retirada y la

oposición tiene todo por ganar. Así

las cosas, este gobierno federal ya

en declive natural, agota su

oportunidad de mando y

lucimiento.

Marcos Marín Amezcua Abogado por UNITEC, maestro en Estudios México-Estados Unidos por la Fes Acatlán, y doctorando en Historia. Ha sido profesor uni- versitario desde hace 20 años y conferencista desde hace 10. Ac- tualmente colabora con el perió- dico español El Imparcial y el me- xicano Diario Político. [email protected]

21

00 8

Brevísima historia del Ejército Mexicano * “Las masas populares fueron propiamente el primer ejército mexicano…”

Por Santiago Portilla Gil de

Partearroyo

El primer ejército propiamente

mexicano nació para darnos la

Independencia. Fueron las masas

populares que siguieron a Miguel

Hidalgo, José María Morelos y

Vicente Guerrero en las sucesivas

etapas de la lucha contra la España

colonial y conservadora, entre

1810 y 1821. Con Hidalgo el

número de insurgentes llegó a 80

mil hombres. Por la oportuna y

oportunista defección de Agustín

de Iturbide, comandante del

ejército virreinal, las fuerzas de

Guerrero se unieron a las del

realista para convertirse en

Ejército Trigarante (de las tres

garantías: Independencia, Unión y

Religión) y luego en Ejército

Imperial Mexicano, tras ocupar la

ciudad de México el 27 de

septiembre de 1821. Su primera

intervención en política, en mayo

de 1822, impuso a Iturbide como

Agustín I de México, quien abdicó

en marzo de 1823 forzado por otro

levantamiento militar, primero de

muchos en que participó el

inefable Antonio López de Santa

Anna. Al formarse la República, la

fuerza armada se convirtió en el

Ejército Nacional Mexicano,

integrado por unos 18 mil

hombres. Al año siguiente se

expidió la Constitución Federal de

los Estados Unidos Mexicanos, y la

de Guerra y Marina fue una de las

cuatro Secretarías de Estado en

que se dividieron las funciones del

Ejecutivo.

*Con el título Ejército, este artículo se incluyó originalmente en un libro conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de

la Revolución, México, doscientos años, 80 voces. Secretaría de la Defensa Nacional, México, 2010, pp. 173-178.

A lo largo del Siglo XIX el ejército fue un elemento de inestabilidad. Los levantamientos militares contra el orden establecido fueron una constante.

22

A fines de 1825 el Ejército logró

rendir por cansancio y hambre a la

fuerza española que había

quedado resistiendo en la fortaleza

de San Juan de Ulúa frente a la

costa de Veracruz, y en 1829

contuvo y derrotó en Tampico a la

triste expedición de Barradas con

que los españoles pretendieron

una reconquista.

A lo largo del Siglo XIX el ejército

fue un elemento de inestabilidad.

Los levantamientos militares

contra el orden establecido fueron

una constante. Su fuerza sirvió

para que centralistas y federalistas,

conservadores y liberales,

impusieran sus creencias y formas

de gobierno a sus enemigos. Entre

1846 y 1848, perdido el territorio

de Texas, el ejército fue incapaz de

defender al país de las tropas de

Estados Unidos que llegaron hasta

la ciudad de México y acabaron

por apropiarse de la mitad del

territorio. Esta derrota le provocó

un enorme desprestigio al ejército

oficial, que era todavía poco

profesional.

Más adelante se formó de nuevo

un ejército campesino, esta vez

para derrocar a Santa Anna, quien

para entonces se había

transformado en Alteza

Serenísima. Encabezado por Juan

N. Álvarez e Ignacio Comonfort,

este ejército popular inició en 1854

la Revolución de Ayutla, cuya

victoria fue el preludio del triunfo

de las ideas de la Reforma, por las

que luchó con éxito la brillante

generación de liberales

encabezada por don Benito Juárez.

Este fue el Ejército en el que ellos

se apoyaron para acabar con los

fueros militares y los privilegios de

la iglesia católica, y para establecer

los principios de una vida civil y

laica, con separación del Estado y

la iglesia.

Derrotadas sus ideas y su fuerza militar, los políticos, obispos y generales conservadores decidieron que la única forma de hacer triunfar sus principios sería instituyendo una monarquía con un príncipe extranjero, y fueron a Europa a ofrecerle el reino de México a Maximiliano de Habsburgo, quien recibió el respaldo de Napoleón III de Francia, cuyas tropas invadieron México en 1862. Una vez más se levantó en México una fuerza popular contra la fuerza militar organizada, que esta vez respaldó el proyecto imperialista conservador. Los liberales obtuvieron con Juárez el apoyo popular. La Intervención francesa fue derrotada y se restableció la Constitución promulgada diez años antes, en 1857.

Durante todo este tiempo el ejército fue carne de cañón de caudillos que inclinaban sus intereses hacia el bando liberal o conservador, ya fuera por convencimiento o por simple conveniencia. Los comandantes regionales recibían un presupuesto, el cual desviaban con frecuencia en actos de corrupción, para lo que aumentaban falsamente el número de hombres de tropa o de caballos y mulas, con lo que se llegó a decir que los oficiales comían “más paja que las bestias”. En todo este tiempo, a pesar de que en 1823 se había

creado en Perote el primer antecedente del Colegio Militar, no llegó a establecerse una fuerza profesional, bien preparada. La forma más importante de reclutamiento continuó siendo la misma que en los tiempos virreinales, la leva forzada.

Al triunfo de la República, el nuevo ejército debió realizar labores de apaciguamiento para garantizar el libre tránsito por los caminos y carreteras. Este mismo triunfo debió significar también el fin de la inestabilidad política provocada por el ejército, pero no fue así: un general de cepa liberal, Porfirio Díaz, se levantó en armas, primero contra la reelección de Juárez y después contra la de Sebastián Lerdo de Tejada, que se realizaron conforme al marco legal vigente y con procesos electorales pacíficos, aunque con una institucionalidad precaria. Quien se haría llamar “El Héroe de la Paz”, fue quien alteró la conseguida con el triunfo completo sobre los conservadores y suprimió la división de poderes instaurada y las libertades restablecidas.

Aunque se hizo de la Presidencia con la bandera de la No Reelección, Díaz permaneció en el poder más de treinta años, de 1876 a 1880, y de 1884 a 1911, por medio de reelecciones consecutivas que le permitieron imponer una dictadura con una peculiar estabilidad política conocida como pax porfiriana. Díaz, a pesar de ser general, desarrolló un régimen civilista. Reformó el Colegio Militar y los mandos empezaron a surgir de esta institución. Mejoró el

23

armamento y adoptó formas de organización y uniformes parecidos a los de ejércitos europeos. Pero no desaparecieron ni las prácticas de corrupción ni la leva forzada. La Guardia Rural, que se coordinaba con el ejército para reprimir el descontento social y las conductas delictivas, se encargó de mantener la paz en el campo. Descontentos y delincuentes eran enviados al servicio en el ejército.

Cuando en 1910 estalló un movimiento armado debido a la inconformidad con la concentración de la riqueza y el poder, y por el fraude electoral de ese año, el ejército estaba disperso, con mandos viejos y escaso conocimiento del terreno en que operaban, con una moral baja, lo que se agravaba porque el militar que había querido acompañar a Díaz como vicepresidente, Bernardo Reyes, había sido forzado a exiliarse. En febrero de 1911, tres meses después de iniciada la insurrección, Francisco I. Madero se puso al mando de un nuevo ejército popular, en el que brillaron los nombres de Pascual Orozco, Pancho Villa y Emiliano Zapata.

Tres meses después, el Ejército Federal estaba cerca ya de una incontenible e inminente derrota, cuando el dictador Díaz renunció ante esta evidencia, con el fin de limitar los daños. Mediante los acuerdos de Ciudad Juárez, el ejército profesional quedó prácticamente intacto, se instauró la No Reelección, se eligió democráticamente a Madero como presidente y se restablecieron las

libertades consagradas en la Constitución.

Entonces fueron contingentes de revolucionarios, zapatistas y orozquistas, los que se levantaron en armas y propiciaron inestabilidad, en contra del propio gobierno surgido de la Revolución. Para vergüenza del zapatismo, ellos iniciaron el primer momento de la contrarrevolución que culminaría el general federal Victoriano Huerta. Como en la Intervención, en febrero de 1913 el ejército oficial, ya más profesional, se unió a los que buscaban la restauración del viejo régimen y, en esta ocasión, al embajador de Estados Unidos en México, y protagonizó un nuevo cuartelazo que cobró la vida del presidente Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, además de encumbrar con triquiñuelas leguleyas al general Huerta, quien en 1912 había derrotado la rebelión orozquista en Chihuahua y en el ‘13 se puso al frente del cuartelazo, traicionando a Madero. Para combatir a los golpistas, las fuerzas irregulares del ejército popular antirreeleccionista que habían permanecido en Sonora y Coahuila fueron el pie veterano de los ejércitos que se formaron al influjo del gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, con el fin de restablecer la legalidad constitucional.

Entonces se enfrentaron un ejército popular poderoso y creciente y un Ejército Federal reorganizado por el propio Huerta y con la moral más alta. Este fue el periodo más cruento de la Revolución. Al final, el

levantamiento incontenible de fuerzas campesinas, obreras y de clase media llevó a la derrota definitiva del ejército, que fue disuelto en agosto 1914, en Teoloyucan.

Vino entonces la terrible guerra civil, por primera vez entre dos ejércitos populares: las fuerzas constitucionalistas de Carranza y Álvaro Obregón contra las fuerzas de Villa y Zapata. Estas fueron derrotadas, pues no supieron articular y sostener una visión del Estado y de su lugar en el mundo. Sin embargo, las ideas por las que combatieron quedaron plasmadas en la tercera Constitución nacional, promulgada en febrero de 1917. El nuevo Ejército Mexicano surgió de las fuerzas triunfantes, pero con él aparecieron también caudillos regionales con mando de tropas, comenzando así otra etapa, aunque breve, de lucha por el poder en la que participaron militares. En 1919 Zapata fue asesinado mediante una trampa ejecutada por militares constitucionalistas. En 1920 Obregón se opuso a la elección del candidato a presidente favorecido por Carranza, un civil, y levantó a una gran parte del ejército en contra del Primer Jefe, que terminó en su asesinato. Esta fue la última rebelión militar exitosa. En los años siguientes se sucedieron otras rebeliones de fracciones del ejército, pero ninguna triunfó, y varios generales que disputaron el poder a los sonorenses Obregón y Plutarco Elías Calles fueron eliminados físicamente.

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Durante los gobiernos de Obregón y Calles se reorganizó el ejército y se le sometió a un proceso de profesionalización y despolitización, cuyo principal ejecutor fue el general Joaquín Amaro Domínguez, quien se hizo cargo de la Secretaría de Guerra y Marina de 1924 a 1931; de este año a 1935 fue director de Educación Militar y del Colegio Militar, y fundó la Escuela Superior de Guerra.

De 1926 a 1929 el ejército libró la Guerra Cristera, a raíz de la oposición del alto clero a la nueva Constitución. Fue una oportunidad para probarse en acciones militares de combate, ratificar su lealtad al poder civil y mejorar la eficacia de sus líneas de mando y su disciplina en situación de conflicto. Durante los años treinta y cuarenta el ejército realizó operaciones de limpieza de gavillas de bandoleros y abigeos en distintas regiones, principalmente rurales, al mismo tiempo que sus instalaciones se ampliaban y mejoraban en todo el país, y se establecían criterios y procedimientos homogéneos para la formación académica del personal militar, para el adiestramiento físico y táctico de la tropa, para la operación de campo y para su contacto cotidiano con la vida civil. Se profesionalizaron con esta política el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina Armada.

Los grupos revolucionarios triunfantes en el país y en las regiones habían logrado unificarse gracias a la fundación en 1929 del Partido Nacional Revolucionario por Calles. En 1938 Lázaro Cárdenas del Río reorganizó la institución como Partido de la Revolución Mexicana con cuatro sectores: campesino, obrero,

popular y militar. Incluir a los militares en el partido significó darles la

oportunidad de seguir en la política, pero sólo por ese conducto. Cuando el partido oficial se reorganizó nuevamente como Partido Revolucionario Institucional en 1946, al final del gobierno del último presidente de origen militar, Manuel Ávila Camacho, se suprimió el sector militar. En adelante las aspiraciones políticas de los militares se encausaron por el mismo partido, aunque a título individual. Varios llegaron a ser gobernadores, senadores y diputados, y algunos fueron hasta presidentes del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Se había

consumado, por fin, la profesionalización y despolitización del instituto armado. En 1942 México se unió a los Aliados en la guerra contra el Eje Alemania-Italia-Japón, y envió un escuadrón aéreo a combatir en el Pacífico.

Durante los años cincuenta, sesenta y setenta, en el contexto de la Guerra Fría y del fenómeno común entonces de las guerrillas marxistas en América Latina el Ejército participó en sofocar movimientos sociales y grupos guerrilleros, tanto en el campo como en zonas urbanas. Los movimientos más notables fueron el de ferrocarrileros a fines de los años 50 y el estudiantil de 1968, previo a los Juegos Olímpicos de ese año, que se celebraron en nuestro país. El combate a las guerrillas junto con la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación tuvo dos dimensiones, una abierta jurídica, con la que se buscaba llevar a los extremistas ante la justicia, y una soterrada, con torturas y desapariciones, semejante a las “guerras sucias” de otros ejércitos latinoamericanos, aunque no tan extendida y sin estados de sitio ni cuartelazos.

Una característica esencial del ejército mexicano es haber definido con claridad la relación tanto con el poder político civil, de total lealtad al Comandante Supremo, que es el Presidente de la República, como con la sociedad

en general. Desde los años treinta, el ejército ha participado en actividades cívicas, conmemoraciones patrióticas, justas

deportivas y, principalmente, en el auxilio a la población mediante campañas permanentes de sanidad en zonas pobres y en los casos de desastres causados por fenómenos naturales. La sociedad en general

El Ejército es una de las instituciones en las que en buena medida descansa la estabilidad política, económica y social del país

Una característica esencial del ejército mexicano es haber definido con claridad la relación tanto con el poder político civil, de total lealtad al Comandante Supremo, que es el Presidente de la República

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tiene claro que el ejército es la institución que le sirve con mayor desprendimiento, sin distinciones políticas o de cualquier otro tipo.

Desde hace ya varios años, el ejército tiene el papel más importante en el combate a las bandas del crimen organizado que asuelan al país. Es una línea de defensa que se justifica porque la delincuencia organizada ha puesto en riesgo la seguridad nacional, la soberanía del Estado sobre el territorio y la seguridad de los bienes y las personas en diversas regiones del país, en una situación en que es frecuente la penetración y la corrupción de las fuerzas de policía. Este papel del ejército ha sido planteado exclusivamente como complementario del esfuerzo civil y, por tanto, temporal mientras se logra organizar fuerzas policiales eficaces y suficientes para convertir al crimen organizado de un problema de seguridad nacional en uno de seguridad pública. Si bien hay quien se opone a esta participación, la gran mayoría de los mexicanos confía en el ejército, en su lealtad a las autoridades civiles y en su capacidad para preservar la seguridad nacional y la integridad del territorio de México.

En la extraña circunstancia en que se encuentra México durante la

segunda década del siglo XXI, con extensas regiones infestadas por bandas criminales motivadas por el inmenso mercado de drogas ilegales al norte de la frontera, el Ejército es una de las instituciones en las que en buena medida descansa la estabilidad política, económica y social del país, sin perjuicio del régimen civil prevaleciente. Como en otras ocasiones, el Ejército cumple la función de mantener el orden que las autoridades civiles no pueden garantizar, pero con una gran diferencia: las bandas ya no actúan principalmente en el campo, en pequeñas zonas, y sus actividades se desenvuelven no solo en ciertas regiones de México, sino incluso en otros países, en los que se producen y se consumen cantidades increíbles de drogas ilegales. Esta es una amenaza a la

integridad de la población y las instituciones; una delincuencia transnacional que no se parece a ningún otro fenómeno de nuestra historia.

Por fortuna, México cuenta con un ejército de origen popular que es, al mismo tiempo, profesional y profundamente institucional, es decir, respetuoso del orden democrático que se ha construido de manera gradual pero constante por ya cerca de 40 años.

Santiago Portilla Realizó estudios de sociología en la UNAM y de historia en El Colegio de México. Es presidente y director general de Difusión y Divulgación, S. C., y autor, entre varias otras publicaciones, de Una sociedad en armas; insurrección antirreeleccionista en México, 1910-1911. El Colegio de México, México, 1995

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El Colegio de la Frontera Norte * “Nada hay más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”

Por Miguel Ángel Sánchez de Armas

“Nada hay más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”. Me parece que fue el gran Víctor Hugo el autor de esta sentencia que explica la génesis de instituciones y actitudes que cambian al mundo... aunque esto pase desapercibido para los espíritus chatos que sólo atinan a ver el dedo cuando alguien apunta a la luna.

Las mujeres y los hombres que deciden caminar el kilómetro adicional, que anteponen los ideales al status quo, que no se arredran al embate de los mediocres, que no son pacatos y van por la vida sembrando con amor, pertenecen a la República de los Colonizadores de Sueños;

afortunada la nación que los cuenta entre sus ciudadanos.

Hoy me quiero referir a uno de ellos: Jorge Bustamante, padre de la idea que germinó en El Colegio de la Frontera Norte. Hace 33 años, en tiempos difíciles, siguió el camino de aquel señor inglés cuya memoria está inmortalizada en una piedra a la vera de un sendero cerca de Nottingham: “En la peor de las épocas emprendió la mejor de las obras”.

Celebré con Jorge -quien me ha beneficiado con su amistad y con su apoyo intelectual y personal- el trigésimo aniversario de aquel

embrión que hoy es un robusto árbol y simiente de otras instituciones.

Para ello le cedo la palabra: aquí el artículo de Reforma en donde recupera aquella hazaña (y que espero anteceda el relato de cómo abordó el trabajo de campo de su tesis doctoral). ¡Enhorabuena, Jorge!

“La semana pasada celebramos en el Colegio de la Frontera Norte

(Colef) el trigésimo aniversario de su fundación. Fueron tres días de intensas emociones para mí. Cada edificio, cada muro de sus instalaciones frente al mar está ligado a algún recuerdo. Desde

aquel cuando añoraba a mi regreso de Estados Unidos que existiera una universidad en México como las de mis experiencias allá, donde

En el trigésimo aniversario de su fundación, el Colef está dando

muestras de ser una institución de excelencia académica socialmente útil.

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hice investigación y recibí mi doctorado en sociología. Fue entonces cuando empecé a fraguar en mi mente la creación de una institución universitaria que produjera insumos de carácter científico para el diseño del desarrollo económico, social, cultural y ambiental de la región fronteriza del norte de México. Lo que hace 30 años fue básicamente una ilusión, ahora es una realidad con muros de concreto donde se producen premios internacionales a la investigación -como el Cox-Johnson-Frazier que otorgó la Asociación Americana de Sociología en 2007 y un grant de 2 millones de dólares de la American Academy of Science a un proyecto de investigación del Colef sobre el contexto social del sida. En fin, que tanto en lo local, como en lo nacional y en lo internacional, el Colef está dando muestras de ser una institución de excelencia académica socialmente útil. Cuando a esos logros se les agrega la producción de expertos con niveles de “maestría” y doctorado, sólo falta imaginarlo con instalaciones frente al Océano Pacífico, con los atardeceres más hermosos de la costa occidental, para tener una idea de lo que es el Colef. Pues eso es lo que celebramos […] en su trigésimo aniversario, en la sede de Tijuana y en sus sedes foráneas en Mexicali, Nogales, Piedras Negras, Ciudad Juárez, Monterrey, Nuevo Laredo y Matamoros. Parte de esas celebraciones fue la presentación de un libro titulado Sembrar en el desierto, crónica de los primeros 30 años de El Colegio de la Frontera Norte. El actual presidente del Colef, doctor Tonatiuh Guillén López, tuvo la puntada de

encargarme la confección de ese libro del cual solo estuvieron listas unas cuantas copias para su presentación […]. Sobre este libro debo comentar que es el que me ha divertido más escribirlo de los seis que llevo. No necesité hacer mucha investigación, pues fue básicamente ponerme a recordar las concatenaciones de hechos y apoyos con los que se fue haciendo la obra colectiva que es Colef. Para ello conté con la ayuda de los doctores Alberto Hernández y Tonatiuh Guillén López. La poca investigación fue bibliográfica y esa la hizo mi asistente Alma Kennedy Paz, quien se hizo cargo además del tedioso trabajo editorial que condujo a la versión final. La celebración trajo a Tijuana a queridos amigos que contribuyeron a la vida del Colef. Uno de ellos fue Eliseo Mendoza Berrueto. Hace 30 años Eliseo era subsecretario de Ciencia y Tecnología de la Secretaría de Educación Pública. Como tal, le tocó recibir la idea de crear una institución de educación superior que apoyara el desarrollo regional de la frontera norte de México. El gestor principal de la idea, con la representación de El Colegio de

México (Colmex), fue el profesor Mario Ojeda. Gracias a su apoyo, yo tenía el puesto de coordinador del programa de estudios fronterizos como profesor del Colmex. Ahí había nacido la idea de esa institución que se le presentó al subsecretario Mendoza Berrueto, quien años antes había fungido como director del Centro de Estudios Económico y Demográficos de esa institución. A pesar de la crisis económica por la que atravesaba el gobierno en 1982, Mendoza Berrueto se las arregló para exigir y financiar una investigación que demostrara la necesidad y la factibilidad de crear una institución que descentralizara la investigación científica del desarrollo regional en el país e indicara su ubicación más racional. Las autoridades del Colmex me encargaron el diseño y ejecución de esa investigación con base en cuyos resultados se creó en 1982 el Centro de Estudios Fronterizos del Norte de México, que dos años después cambiara su nombre por el de Colegio de la Frontera Norte. El resto de la historia está en el libro Sembrar en el desierto.”

Miguel A. Sánchez de Armas Doctor y DEA por la Universidad de Sevilla; maestro por la UPAEP; licenciado por la UNAM. Profesor en el posgrado de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, campus Ciudad de México. Fundador y director de las revistas Mexicana de Comunicación y Mexicana de Cultura Política NA. Ejerce el periodismo desde 1968. [email protected]

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