Cesar Vallejo_ los géneros periodísticos

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    Csar Vallejo, los gneros periodsticos

    Wiston Orrillo

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    Tomado de Editorial San Marcos, Lima, Per

    Pablo de la Torriente, EditorialUnin de Periodistas de CubaCalle 11 no. 160 e/ K y L, Vedado, La Habana

    Esta obra, destinada a la Educacin Superior, se publica al amparo del artculo 37 de la Ley no. 14 del Derecho de Au-tor, y su distribucin se har sin fines de lucro y exclusivamente dentro del territorio del estado cubano.Los criterios aqu expuestos pueden o no ser compartidos por la Editorial.

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    SUMARIO

    1. Introduccin

    2. I. Sobre los gneros periodsticos. Precisiones tericas? Hibridez de los gnerosII. El articulista Csar Vallejo. Periodismo interpretativo y de opinin

    III. Sobre la crnica vallejiana:A) Definiciones y disquisicionesB) Clases y tipos de crnicasC) Cronista de su tiempo

    IV. Un nuevo gneroV. Rusia en 1931: El gran reportaje

    3. Conclusiones

    4. Bibliografa

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    Las crnicas de indudable valor referencial, tienen a la vez un efecto centrpetoy centrfugo, sus signos lingsticos operan como denominacin y contexto (sig-nificacin), estn al servicio del texto y a la vez pierden transparencia para tener

    peso especfico e independiente, como ocurre en la poesa...*Hasta hace pocos aos se ha seguido estudiando un fenmeno con categorasprcticamente finiseculares: separando creacin o Arte (lase poesa) deproduccin (lase periodismo como bien de consumo y sujeto a normas deventa). Esta separacin tiene como trasfondo, por un lado, difundidos estereoti-

    pos acerca de la literatura pura, de los gneros o del trabajo asalariado comoincapaz de producir obras de arte, y, por otro lado, el prototipo del arte verda-dero como consumo reservado a las lites, en detrimento de lo que parece inhe-rente a lo masivo.... las crnicas son discurso potico ya que al leerlas aparecen en primer planola relacin entre la denominacin y el contexto enmarcante....

    Susana Rotker

    * Las cursivas son nuestras, salvo expresa indicacin en contrario .

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    INTRODUCCIN

    Esta investigacin contina y complementa la realizada y publicada con el ttulo CSARVALLEJO: PERIODISTA PARADIGMTICO. Ahora, al abordar los gneros periodsticos utilizadospor el bardo para expresarse en prosa, tocamos, en primer lugar, aspectos altamente controver-

    siales: la teora de los gneros, su nos parece no resuelta epistemologa. Sin embargo, la aventu-ra intelectual resultaba fascinante.Cada autor prcticamente tiene lo suyo con respecto a esto de los gneros, hasta que llega

    uno que los califica de una mera abstraccin. No importa, de eso y de mucho ms hablaremos, yde la condicin hbrida de los mismos; mxime que no es el personaje de nuestra investigacin unsimple periodista,sino el ms grande creador potico de nuestra literatura, y una de las voces real-mente universales del Per.

    Hemos de ver cmo el poeta-periodista Csar Vallejo utiliza prcticamente todos los gnerosque aparecen en las taxonomas ad-usum, pero cmo, en los mismos, aporta su cuota de singula-ridad, su daimon.

    Nos detendremos, de modo especial, en la crnica periodstica que deviene en el gnero princi-

    pal empleado por el autor de Trilce;pero con una sui generis conclusin: en el poeta lacrnicaesuna suerte de prolongacin de su discurso potico; la crnica vallejiana como lo aplica SusanaRotker a la que escribe Jos Mart es el espacio de condensacin del discurso literario y del pe-riodstico. Es, para decirlo de una vez por todas, un nuevo gnero, donde se supera la aparentecontradiccin entre los aspectos de lo utilitario (reservado a lo periodstico) y lo puro (lo creativo,lo potico).

    La apcrifa dicotoma verdad-falsedad, impuestas, respectivamente, al periodismo y a la litera-tura, no tiene sentido, como esperamos demostrarlo, para lo cual seguimos el estudio de SusanaRotker que, si bien lo refiere a la crnica modernista de Jos Mart, omite algo sustantivo: el au-tor de Nuestra Amrica, el genio y hroe de los Versos sencillos y de los Versos libres, no slo fueun iniciador del modernismo, no slo fue modernista pleno (en su vertiente sui generis,por cierto)

    sino que l mismo constituy la superacin del movimiento que liderara indiscutiblemente el au-tor de Azul.*

    Por ello, las teoras y los argumentos que utiliza la estudiosa venezolana en su libro Fundacinde una escritura: Las crnicas de Jos Mart, son perfectamente aplicables a Csar Vallejo, en tan-

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    * Rubn Daro, como creador genial, asimismo es principio, cenit y tramonto del Modernismo: relase Azul, ProsasProfanas y Cantos de vida y esperanza.

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    to en cuanto este no es un modernista, sino que su obra potico-periodstica se encuentraallende los alquitarados melindres del estilo modernista ortodoxo. Al estar, pues, Mart y Vallejoms all del modernismo (y muy ac de nosotros, por tanto) lo que se aplica a aquel es perfecta-mente posible utilizarlo para estudiar a este, como lo veremos en el presente trabajo.

    Porque de lo que se trata, en buena cuenta, es de afirmar que la miopa de la crtica vallejianamutil un corpus orgnico: el de la obra creativa total del vate santiagochuquino, la que desde

    hoy no podemos dejar de considerar compuesta, asimismo, por la enorme seccin dedicada a loperiodstico.Porque no hay que olvidar que esto ltimo (lo periodstico) supera largamente el volumen to-

    tal de lo publicado en poesa, cuento, teatro y novela por Vallejo; y sin embargo, hasta hace relati-vamente muy poco, no haba merecido la atencin de la crtica especializada.

    Aunque este estudio prueba, asimismo, que mucho de lo que Vallejo dio a la luz, en diarios y re-vistas, bajo el formato de periodismo, no era sino parte de su ininterrumpida creacin literaria(caso, especialmente, de las crnicas).

    Dedicamos un captulo especial a ese gran reportaje que es Rusia, 1931. Reflexiones al pie delKremlin, obra que reclama una urgente relectura, mxime si tenemos en cuenta el giro de 180 gra-dos que ha dado la historia de los das que corren: qu vio Vallejo en la Rusia de 1931, luego olvi-

    dada siniestramente por la burocracia que condujo a la debacle que culminara con ladesintegracin de la URSS? As como nosotros lo demostramos en nuestro estudio anteriorVALLEJO: PERIODISTA PARADIGMTICO el poeta haba sealado, ya desde esos lejanos tiem-pos, desviaciones dogmticas, sectarismos, burocretinismo que no vacilara en criticar acerba-mente; y no slo en la propia Rusia, sino en los catecmenos de la cofrada internacional que leshizo el juego y que, en dispora pusilnime, hoy cambian apresuradamente de camiseta.

    En fin, este libro no pretende agotar los mltiples ejes que se pueden seguir descubriendo enesta nueva lectura del discurso creativo-periodstico (por llamarlo de algn modo) de Csar Valle-jo. La que sigue es, apenas, una incitacin a replantear la lectura del corpus total de la obra valle-jiana, en la que se debe incorporar su prosa comunicacional que es tambin, de este modo, unasuerte de nueva poesa.

    La presente investigacin se ha hecho al amparo de la R. D. 211-IIH-FLCH-93, de 24 de febrerode 1993. Es decir, es un estudio hecho para el Instituto de Investigaciones Humansticas de la Fa-cultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima.

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    I. SOBRE LOS GNEROS PERIODSTICOS.PRECISIONES TERICAS? HIBRIDEZ

    DE LOS GNEROSIngresamos a un terreno de suyo problemtico: en los gneros periodsticos, como en los gus-

    tos y colores, no se han puesto de acuerdo los autores.Libros enteros uno de los ms reputados es el del maestro sanmarquino Juan Gargurevich1

    se han dedicado al tema. Igualmente importante es el del conocido estudioso espaol GonzaloMartn Vivaldi;2 el del norteamericano asimismo muy citado Carl N. Warren lleva por ttuloGneros periodsticos informativos,3 y la verdad es que lo hallamos en extremo farragoso, y noaclara lo que nos interesa aclarar. Un texto, breve y sin embargo muy til, es el publicado por la Pon-tificia Universidad de Chile, y cuya autora es de Ana Francisca Aldunate y Mara Jos Lecaros (ed).4

    Con el ttulo de Gneros de opinin en la edicin peruana Cmo escribir artculos periodsti-cos y los gneros de opinin,5 registramos un til manual del periodista y profesor cubano JulioGarca Luis. Igualmente valioso hallamos el breve texto del mexicano Alberto Dallal,6 Lenguajesperiodsticos.

    Con todos ellos, amn de varios otros que no citamos, ingresaremos al bosque umbro de losgneros periodsticos, mxime si se trata de aplicar estos esquemas didcticos (al fin y al cabo dealgn modo los gneros lo sern) a un poeta tan desbordado como Csar Vallejo, quien escribeen una poca en que la teorizacin sobre el particular era exigua si es que lo era y donde halla-remos, a menudo, que lo importante era expresarse en diarios y revistas, llegar al lector, sin to-mar en cuenta esto de los gneros. As, no ser extrao que Vallejo mismo llame crnica a lo quees un artculo de crtica o de lo que hoy llamaramos periodismo de investigacin. Adems, hayque tener en cuenta que la suya era la poca de la crnica la modernista o la posmodernista yque viva mucho la impronta de esos maestros del estilo que fueron Jos Mart, Enrique GmezCarrillo y/o Rubn Daro. (Pero sobre esto tendremos oportunidad de escribir y bastante en elcaptulo correspondiente).

    En fin, como atinado resumen, recurrimos al que plantea Alberto Dallal, para quien los gne-ros son estructuras en prosa que se refieren a problemas inmediatos. Para l, los puntos clavesson la inmediatez, el inters social y que todo esto sea manifestado por medio de un lenguajeaccesible, fluido para que el mundo lo entienda. Alejarse de esta forma de hacer las cosasperiodsticas equivaldra a alejarse de la naturaleza misma de esta actividad.7

    Aldunate8 reconoce lo difcil que es delimitar de una vez por todas los confusos lmites deesta materia. No obstante, seala los dos gneros clsicos de la tradicin anglosajona: story,

    denominado tambin periodismo informativo, que consiste en el puro relato de los hechos; ycomment, periodismo de opinin, que abarca todo lo que escapa de la rigurosa descripcin.En el mismo libro, igualmente, se inserta la otra perspectiva: la de la tradicin periodstica

    latina (tambin llamada europea) que habla de tres gneros: informativo, interpretativo y deopinin.

    Vale la pena hacer la cita completa, porque es muy didctica:El primero se dice busca comunicar los hechos noticiosos en el menor tiempo posible, en-

    tregando los datos bsicos; su material es el HECHO. La interpretacin, en cambio pretende pro-11

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    fundizar y explicar la noticia, situando los hechos en un contexto. Su material son losPROCESOS. La opinin, finalmente, argumenta, da razones, trata de convencer acerca de tal ocual hecho cindose a un determinado punto de vista. Su material son las IDEAS y VALORES.9

    Y en un excelente resumen concluye:Se podr sostener que si el gnero informativo avisa al lector, le dice esto ocurri, y el inter-

    pretativo explica, fundamenta por qu ocurri, la opinin valora el hecho. Argumenta me pare-

    ce bien o mal, es conveniente o inconveniente, enjuicia y analiza.10

    Hemos discurrido por un terreno ordenado, pero en otros autores europeos, americanoshay un verdadero pandemnium respecto a la onomstica y al uso que se le da al gnero (queya hasta lo entrecomillamos, pues se llega a dudar de su vigencia como tal).

    En efecto, uno de los gneros ms controversiales es, v.gr., la crnica (que ser motivo de unlargo captulo pues en Vallejo creemos que es el gnero clave).

    Pero veamos, sobre el particular, lo que dice el autor Hugo Rius:El trmino de crnica ha llegado a ensanchar tanto los lmites de su ms estricto significado

    dentro del periodismo, que an hoy da sigue identificando en forma genrica informaciones ca-blegrficas de corresponsales, narraciones de sucesos polticos, sociales, noticias literarias, rese-as de espectculos, secciones financieras, tribunales, relatos y ancdotas.11

    Esto es, pues, revelador y el mismo autor se encarga de esclarecer cul sera su origen:Es muy probable que la causa de esta generalizacin terminolgica haya que buscarla en losorgenes del periodismo burgus, cuando los primeros comunicadores masivos surgidos de larevolucin de la imprenta y despus durante largo tiempo procedan del mundo de la li-teratura.

    Esta circunstancia debi haber determinado en el predominio de una manera peculiar detransmitir informaciones en forma de relatos en los que convivan las noticias, la imaginacin ar-tstica y las reflexiones.12

    El maestro Gargurevich pone, por fin, un poco de orden en este Mar de los Sargazos; luego deuna larga, minuciosa, didctica cita de autores y obras, arriba a una lista de gneros periodsticosque se cultivan HOY (y ponemos en mayscula esto porque no significa que se usaran en la po-

    ca de nuestro Vallejo, pero lo citamos por su importancia metodolgica, y porque permite mirarhacia atrs y ver lo que no haba entonces). La enumeracin de Juan Gargurevich es la siguiente:

    Nota informativa, entrevista, crnica, reportaje, grficos (fotos, caricaturas, mapas, tiras cmi-cas), columna, artculo, testimonio, resea, crtica, polmica (o debate), campaa (cruzada), titu-lacin, folletn (o folletn) en sus formas modernas (ya no de novela exclusivamente).

    Los principales en cuanto al uso, son los cinco primeros, pues predominan en los diarios. Tie-nen tcnicas ya muy elaboradas y sistematizadas... Les siguen en importancia los artculos, la co-lumna, etc..13

    Los hbridos

    Sin embargo, lo que ms nos interesa es la forma cmo concluye esta parte de su estudio Gar-gurevich, porque coincide con lo que plantearemos en Vallejo, y con lo expresado por otros au-tores.

    Primero volvamos a Juan Gargurevich:

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    Debemos advertir que esta no es una lista cerrada, pues constantemente se descubren hbri-dos* valiosos que demuestran que el dinamismo y talento creativos se niegan a ser fijados en fr-mulas invariables. As tambin, se encuentran textos que combinan varios gneros y cuyasvirtudes dependen del talento del redactor.14

    Entre esos textos que combinan varios gneros estaran los de nuestro poeta genial, comoveremos ms adelante hasta la saciedad.

    En cuanto a algo clave de la cita anterior, leamos lo que dice el cubano Julio Garca Luis:En el periodismo, al igual que en la vida, menudean los hbridos.15El mismo autor, al referirse al concepto general de artculo, lo identifica como una familia de

    gnero, y acota:Resulta curioso, e incluso simptico, observar que no hay dos textos de periodismo que coin-

    cidan en cuanto a las frmulas empleadas para clasificar estos gneros.16El espaol Martn Vivaldi habla de gneros ambivalentes y en ese rubro pone a la dicho-

    sa crnica que vale en tanto que relato de hechos noticiosos y en cuanto que juicio delcronista.17

    Un buen resumen final, nos lo ofrece un investigador de la ex RDA, Arnold Hoffmann, quienen su artculo Gneros periodsticos: Algunos aspectos prcticos de la teora de los gneros

    concluye en forma inmejorable:1. La nocin de gnero es una abstraccin.2. La definicin de los diversos gneros no constituyen recetas de buen periodismo.3. ... no es de extraarse que en los diversos materiales periodsticos figuren elementos tpi-

    cos de varios gneros.4. Los gneros periodsticos no son formas rgidas, se: caracterizan por una considerable estabi-

    lidad, de modo que pueden calificarse de instrumentos, pertrechos o armas del periodista.18

    Vallejo es un idneo representante de esta ambigedad en el uso de los gneros, de esta hibri-dez sui generis. Verbi gratia:

    Bajo el ttulo de Un gran descubrimiento cientfico esperamos un artculo de ese periodismo

    cientfico que l cultivara con tanto esmero, y, sin embargo, qu es lo que hay? Una especie decrnica ahta de comentarios filosficos, citas como Natura non facit saltus, invectivas contra laprecocidad otra de las formas de aborto de la vida y los nios prodigio; y de repente salta ala Revolucin Rusa, que va morigerando el exceso de sus propsitos, en organizacin econmi-ca e industrial sobre todo y a los polvorazos y sacudimientos de las escuelas de vanguardia, elsurmenage de las grandes capitales, los caligramas de Apollinaire, la pintura de Picasso y hastauna admonicin a los jvenes escritores de Amrica que parecen empeados en seguir, aun en1926, mil escuelas literarias europeas, falsas, espectaculares y, lo que es ms lastimoso, en lo queellas tienen de epidrmico, mujeril** y perim.20

    Notas

    1 Gargurevich, Juan: Gneros periodsticos, Ed. Beln, Quito, Ecuador, 1982.2 Martn Vivaldi, Gonzalo: Gneros periodsticos, Ed. Paraninfo, Madrid, 1981.

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    * La cursiva es nuestra, y lo es siempre, salvo indicacin expresa en contrario.**Reparamos en este uso peyorativo de la referencia a la mujer. Cuestin de poca?Lasfeministas tienen la palabra.

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    3 Warren, Carl N.: Gneros periodsticos informativos, Ed. Ate, Barcelona, 1975.4Aldunate, Ana Francisca y Lecaros, Mara Jos: Gneros periodsticos, PUC de Chile, Santiago, 1989.5 Garca Luis, Julio: Cmo escribir artculos periodsticos y Los gneros de opinin, Ed. Causachun, Lima, 1989.6 Dallal, Alberto: Lenguajes periodsticos. Ed. UNAM, Mxico, 1989.7 Dallal, ob. cit. p. 50.8Aldunate, ob. cit., pp. 6-7.9 Ibid.

    10Aldunate, ob. cit., p. 42.11 Rius, Hugo: La crnica periodstica: Antecedentes, definiciones, caractersticas, en Gneros de opinin, Ed.

    Pablo de la Torriente, La Habana, Cuba, 1988, p. 75.12 : ob.cit., p. 75.13 Gargurevich, Juan: Ob. cit. p. 20.14 : ob.cit., p. 20.15 Garca Luis, Julio, ob.cit., p. 13.16 Ibid.17 Citado por Garca Luis, ob.cit., p. 130.18 Hoffmann, Arnold: artculo en El Periodista Demcrata, no. 2,1984, Praga, p. 26.19 Vallejo, Csar: Desde Europa (Crnicas y artculos: 1923-1938). Recopilacin, prlogo, notas y documentacin

    por Jorge Puccinelli, Ediciones Fuente de Cultura Peruana, Lima, 1987. En adelante ser citado, a pie de pginao en el mismo texto como DE. pp. 177-179.

    20 Vallejo, Csar: ob. cit., pp. 177-179.

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    II. EL ARTICULISTA CSAR VALLEJO:PERIODISMO INTERPRETATIVO

    Y DE OPININVallejo inform sobre todo lo que pasaba a su alrededor; pero no fue un mero informador,

    pues siempre opinaba, y su inmensa, ilimitada cultura, le permita hacer uso de variantes y con-comitancias que enriquecan la enjundia de sus escritos.

    Todas las variantes del artculo fueron abordadas por el autor de Trilce: desde el artculo sobreuna Exposicin de Arte Universal, hasta un Saln del Automvil, pero en todo pona lo suyo: suvisin del mundo, su perspectiva, su escalpelo crtico, su defensa del hombre, su amor incoerci-ble a la criatura humana.

    Desde Europa, que es el libro bsico donde se rene su produccin periodstica, es un verda-dero universo: penetrar en l es salir ciertamente enriquecido y asombrado por el inmenso back-ground cultural de un hombre que no haba tenido sino muy poco tiempo libre para formarseen los vericuetos del multiforme mundo de la cultura: ballet, msica, pintura, escultura, cine, li-teratura en todas sus modalidades, ciencia, tcnica, economa, filosofa, tema policial, esoteris-mo, modas, deportes, poltica europea y universal; en fin, de todo cupo en sus artculos, en esavisin integradora que tenemos luego de frecuentar su obra periodstica.

    Pero lo repetimos: jams fue Vallejo slo un ejecutante de eso que llaman los manuales pe-riodismo informativo, que da slo hechos ycii forma impersonal. No. No poda haber hechoeso. No era su estilo. (Afortunadamente).

    Como resumen terico pertinente, utilizamos el de Julio Garca Luis:El artculo se orienta a analizar, comentar y enjuiciar determinado hecho o problema, que

    puede ser un acontecimiento poltico de actualidad, un asunto histrico, un tema de carcterterico, un suceso de importancia econmica o social, o una obra o novedad cualquiera delmundo del arte y la literatura.l

    Es en este articulismo perteneciente al gnero de opinin, segn J. G. L. que, como dice elmismo autor, se ubica entre las labores periodsticas de mayor complejidad y exigencia, tantoen el orden cultural, como en el de la especializacin y la profesionalidad,2 que ubicamos laobra de nuestro bardo. Igualmente estamos de acuerdo con el periodista y profesor cubanocuando dice que ser articulista supone un grado superior de madurez y de responsabilidad pol-tica profesional dentro del periodismo.

    Y claro que esto lo tuvo Csar Vallejo, pues sus artculos fueron escritos en momentos decisi-vos de la historia del hombre entre las dos guerras mundiales y varios de ellos fueron admonicio-

    nes que el hombre mejor dicho los estados capitalistas desoyeron y luego vino la segundaconflagracin y sus millones de muertos. (Pero esto lo veremos, en detalle, ms adelante).Finalizamos con las citas de Garca Luis:...ser articulista... Entraa, adems, un nivel superior de especializacin en el tema sobre el

    cual se escribe, requisito indispensable de la calidad y profundidad de sus trabajos. La especiali-zacin tambin hace falta al periodista que cubre una noticia, o hace un reportaje. Sin ella, loque escribe sera superficial, pero el articulista, sin conocimientos especializados, estara aunpeor: no podra escribir nada.3

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    Lo que veremos a continuacin es que un poeta como Vallejo, cuando asume la responsabili-dad de hacer periodismo, se documenta, revisa archivos, lee estadsticas, penetra en repositoriosque, de suyo, no seran prima facie agradables al paladar de un buen gourmet del arte y la lite-ratura como lo era l: nos vienen a la memoria, en especial, esos artculos sobre el armamentis-mo occidental y aquel otro sobre Las grandes crisis econmicas del da, donde se adelanta yalo dijimos en otra oportunidad a lo que hoy se conoce como periodismo de investigacin, pro-

    ducto de unidades especializadas de los rganos de comunicacin, que disponen de bancos dedatos y equipo de personas que hacen acopio de estos para que el seor periodista, el redactor,haga uso de ellos. Pero Vallejo, hasta donde sabemos, trabajaba solo...

    Independientemente que, en otras ocasiones, y es parte de lo que esta investigacin demos-trar, Vallejo, al hacer periodismo, hace literatura, trasvasa los gneros, e incluso accede a unonuevo. Pero no nos adelantemos.

    En este captulo veremos los artculos generales, los editoriales o artculos de fondo, y las crti-cas de arte y literatura de nuestro bardo-periodista. Igualmente, tocaremos algunos comentarios.Y llegaremos a eso que Monsivis llama una nueva corriente de la crnica (la crnica la deja-mos para el siguiente captulo porque es, para nosotros, algo especial). Pero en cuanto al presen-te a la interpretacin y opinin creemos que Vallejo, como, Salvador Novo, funde en un solo

    gnero, crnica, artculo y ensayo.4

    Por razones metodolgicas, veamos las definiciones sobre estas modalidades del artculo:El comentario, utilizado profusamente por la prensa moderna para el enjuiciamiento breve

    de todo tipo de problemas de actualidad.El artculo general, bajo cuya denominacin abarcamos aquellos trabajos periodsticos ms

    extensos , y reposados, dedicados a la exposicin y anlisis de temas histricos, tericos, cientfi-cos, de la cultura, en su sentido ms amplio, y tambin al tratamiento de asuntos polticos, eco-nmicos y sociales del momento presente.

    La crtica de arte y literatura, que es una modalidad con personalidad muy definida, muy pe-culiar, y en ocasiones se aproxima e identifica con la propia creacin literaria.5

    Sealamos que Vallejo no escribi strictu sensu, editoriales, porque estos representan a las

    empresas o son la palabra o la voz del dueo de un medio de comunicacin, mas sartculos defondo o artculos editoriales, que, al serle publicados en ciertos medios de comunicacin, se su-pone que estos compartan o admitan no sabemos si con reservas o no los puntos de vista, aveces muy radicales, pero casi siempre difanos en su defensa de sus ideales socialistas. Pensa-mos en un solo ejemplo: La demoledora Respuesta a Poincar.6

    En resumen, Vallejo en sus artculos, en los que veremos a continuacin, funde segn nuestropunto de vista los tres gneros que tan bien tipificara Francisca Aldunate: el informativo, el in-terpretativo y el de opinin.

    Pues, en efecto, Vallejo avisa al lector, le dice esto ocurri, gnero informativo y a la vezle explica, fundamenta por qu ocurri gnero interpretativo al mismo tiempo que valora elhecho, argumenta me parece bien o mal, es conveniente o inconveniente, enjuicia y anali-

    za; es decir, est en el gnero de opinin.7

    Primero citaremos los artculos, pero luego nos detendremos en algunos, donde la crtica dearte es superada por eso que denominamos una suerte de gnero totalizador, en el que se dis-curre, a la vez, por los predios del ensayo, la crnica y el mero artculo, segn la idea que planteaMonsivis para el anlisis de parte de la obra de Salvador Novo.

    Por razones obvias, el rea de la literatura es numerosa, y all destacan textos como La vidahispanoamericana. Literatura Peruana. La ltima generacin (Desde Europa, p. 18)8 EnriqueGmez Carrillo (DE, p. 21), Ventura Garca Caldern (DE, p. 25), Los escritores jvenes del

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    Per (DE, p. 33), Estado de la literatura espaola (DE, p. 139), Montaigne contra Shakespea-re (DE, p. 155), La Gioconda y Guillaume Apollinaire (DE, p. 234), y varios otros.

    No ponemos, aqu, textos comoContra el secreto profesional (DE, p. 204), Autopsia del surrealis-mo (DE, p. 399) y, entre otros, Duelo entre dos literaturas (DE, p. 433), porque los considera-mos verdaderos ensayos, con su pizca de crnica y su forma de artculo, y merecern uncomentario aparte, pues conforman lo que podra ser la esttica de Csar Vallejo.

    Nuestro autor fue, asimismo, un asiduo comentarista teatral; atento al arte de las tablas (quetambin practic como creador), escribe, por ejemplo, Una importante encuesta parisin (DE,p. 249), El ao teatral en Europa (DE, p. 302) y Ultimas novedades teatrales de Pars (DE,p. 419).

    En el campo de la crtica de arte, concretamente, en la pintura, son piezas singulares suyas:Picasso o la cucaa del hroe (DE, p. 208), Lienzos de Merino (DE, p. 213), cuyo lenguajetiene lampos poticos: obra de pesadilla mstica, de fuerte reumatismo metafsico. Los maes-tros del cubismo. El Pitgoras de la pintura (DE, p. 297) es una exgesis del maestro Juan Gris,que se adelanta a un posterior reconocimiento ecumnico de su vala. Los creadores de la pin-tura indoamericana (DE, p. 353) es casi un ensayo donde despotrica contra los nios prodi-gios y los prestigios improvisados y rpidos. Denuncia, en estas pginas, a ciertas gusaneras

    de mozos arribistas de Amrica. Esos mozos de hiprboles comienzos y de tristes remates. Siganellos gritando sus gritos provisorios e inoperantes. Hay mutismos como el de las grandes rocaseternas de los Andes cuya trascendencia sonora y fecunda slo oyen y sienten los linderos leja-nos de la historia... Se trata de un elogio a una de las glorias (casi desconocidas) de la pintura pe-ruana: Macedonio de la Torre.

    Tendencias de la escultura moderna. El escultor Fioravanti (DE, pp. 437-440) no es un sim-ple artculo. Aqu el poeta-periodista plantea toda una esttica y efecta claras delimitacionesentre pintura y escultura, con juicios que asombran por su capacidad exegtica:

    Me parece que la naturaleza del arte escultrico exige del escultor un sentido de la plsticams inocente que el requerido del pintor por el lienzo....

    El cine le preocup a ese periodista zahor que era el poeta Vallejo. Entre otros, sus artculos

    excelentes son Contribucin al estudio del cinema (DE, p. 25l), La pasin de Charles Chaplin(DE, p. 265) y Ensayo represe en el nombre de una rtmica en tres pantallas (DE, p. 279).La msica, la inconstil msica!, fue tambin tema preferido del articulista Vallejo, al que no

    conocamos como ese experto desmenuzador de las dificultades de un arte de suyo complejo.Pero all lo leemos en El ms grande msico de Francia (DE, p. 120), La revolucin en la Ope-ra de Pars (DE, p. 202) y Falla y la msica de escena (DE, p. 277), que tambin invade el cam-po del ensayo, pues al comentar la obra del autor de El retablo de maese Prez, discurre por losterrenos de las artes plsticas, la literatura, la danza y, por cierto, revela un conocimiento casierudito de las corrientes musicales en boga.

    La pasin de Vallejo por la danza se da en numerosos artculos, pero reservamos para msadelante el anlisis de la crnica sobre Los funerales de Isadora Duncan (DE, p. 244), que es

    ejemplo excepcional de ese trasvase del periodismo a la literatura.Tambin, para ms adelante, queda el anlisis de Vallejo como articulista preocupado por eltpico policial, pues ya veremos que el autor no se queda en la crnica roja, sino que utiliza eltema para develar la hrrida miseria de una sociedad cuyo maquillaje se resquebraja con los cr-menes y la sangre que corre a raudales.

    El periodismo cientfico es tambin prctica en los artculos de Vallejo. Al respecto son ejem-plares ltimas novedades cientficas de Pars (DE, p. 63), Un gran descubrimiento cientfico(DE, p. 177), ltimos descubrimientos cientficos (DE, p. 189) y La msica de las ondas et-

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    reas (DE, p. 255), donde el poeta se asombra por el progreso cientfico al infinito, alaba el mu-seo de la palabra o fonoteca y el museo del movimiento o cineteca y en uno de susapartados llega a prefigurar La rosa prpura del Cairo, el extraordinario filme de W. Allen, dondesucede lo que, por boca de un tal M. Ivanoff, anuncia Vallejo en su artculo. Pero mejor lemoslo(y asombrmonos):

    Llegar un da en que las imgenes cinemticas saldrn de la pantalla y evolucionarn entre

    los espectadores, tocndolos y evidencindose en forma tan viviente que los muertos, cuya figu-ra se reproduce en un film, ya no tendrn necesidad del postrero da teolgico....Vallejo, asimismo, ejerci el periodismo deportivo, pero este no le sirvi como sirve ahora

    de cortina de humo para evadir los problemas de su tiempo, sino que, a travs, ms bien, deldeporte, denunci problemas como los del racismo y la xenofobia. A nuestro poeta le interes eltenis, el box, el ciclismo, la natacin. Esto tambin lo veremos en la seccin correspondiente (esdecir, el partir de la crnica sobre deporte, para llegar a un metalenguaje: Vase al respecto Losseis das de Pars: DE, p. 282).

    Aparte del citado, artculos con temas deportivos son: Una gran lucha entre Francia y EstadosUnidos (DE, p. 98), Los peligros del tenis (DE, p. 117). En su Crnica de Pars (DE, p. 152) setoca el tema de la natacin, concretamente la hazaa de la nadadora de USA, Miss Ederlee, que

    atraves por primera vez el Canal de la Mancha.Igualmente, hay un artculo-ensayo-crnica Los hombres de la poca (DE, p. 253), donde sedesliza una suerte de filosofa del deporte.

    En Vallejo el borderline entre periodismo interpretativo y de opinin es muy tenue; ms biendiramos que hay un sistema de vasos comunicantes entre ambos.

    Hay momentos en que, ms que la opinin (el intento de convencernos mediante la prdica yla monserga), lo que interesa, en l, es su condicin de genial intrprete de su tiempo. Nunca nosdeja en la superficie de los hechos. Siempre, ms bien, penetra en la urdimbre de los mismos, ylos presenta al lector para que este sea, en definitiva, el que saque sus conclusiones. Exquisitacortesa, verdad?

    La chilena Aldunate cita a A. Santibez y su clsico libro Periodismointerpretativo, y puntualiza:Interpretar, desde el punto de vista periodstico, consiste en buscar el sentido de los hechos

    noticiosos que llegan en forma aislada, situarlos en un contexto, darles un sentido y entregrselosal lector no especializado.

    Fin de la cita de Santibez, ahora parafrasea ella:O, diciendo lo mismo con otras palabras, ordenar para l la avalancha noticiosa, explicarle

    los hechos ms relevantes de ella, contestarle los por qu, mostrarle al lector, auditor o especta-dor, el hilo conductor que une un hecho con otro.9

    Es suficiente para poder ingresar al mar de buidas interpretaciones que nos da nuestro poetaquien, como dijo Mart de Cecilio Acosta, prev y post-ve. Slo unos cuantos ejemplos.

    En el artculo Los males sociales del siglo, Vallejo demuele una tesis meramente neurolgica so-

    breelsurmenage, mal caracterstico de las grandes urbes. Al refutar al Dr. Vachet, el poeta escribe:Lo que no toc el Dr Vachet que un lado muy importante y, acaso, el central de la cuestin.

    Entre las causas objetivas y sociales del surmenage*, no aludi a la causa econmica....El poeta es clarsimo en su interpretacin y en su crtica:

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    * La cursiva es de Vallejo.

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    El Dr Vachet vio las cosas de modo muy general, panormico y hasta superficial, confundien-do en un solo fenmeno a varios fenmenos sustancialmente distintos y que, en consecuencia,exigen recetas y regmenes curativos igualmente diversos a los propuestos en su interesante di-sertacin, (DE, p. 331).

    Otro ejemplo de lucidez interpretativa, es la que ofrece Vallejo en la exgesis que se halla ensu artculo Graves escndalos mdicos en Pars, donde no se trata de destilar moralina, sino de

    arribar al meollo de los numerosos y gruesos escndalos que, en 1929, aparecieron en laCiudad Luz.El poeta-periodista es meridiano:Semejantes vicios profesionales subsisten y subsistirn mientras no sean examinados en sus

    profundas causas sociales y econmicas. Pues:Los crmenes denunciados por la prensa de Pars resultan pequeos y hasta insignificantes

    comparados con los crmenes que no se han denunciado ni se denuncian nunca a pesar de es-tar en la conciencia de todos y que... son congnitos a la propia naturaleza econmica de lasprofesiones liberales. No es posible eliminar del rol profesional el elemento delictuoso consistenteen el espritu de lucro y en la tendencia a la especulacin limitada que le son orgnicos y pecu-

    liares sin destruir toda la razn de ser de la profesin.Y, concluye, para demostrarnos que sabe muy bien de lo que est hablando y de que tiene laconciencia profesional lo suficientemente clara:

    Muy pocos son los que perciben este pecado original de las profesiones liberales. Muy po-cos. (DE, p. 33 934,0).

    Es lo que nosotros hemos llamado y perdnesenos la autocita el descubrimiento de los me-talenguajes de las noticias. No es l escrib en mi investigacin anterior alguien que se quedeen la espuma de los acontecimientos, sino que permanentemente busca conducir a sus lectoreshasta la esencia del suceder.

    Al escribir sobre El ltimo discurso de Briand interpreta de lo que se trata en realidad, y es dedesmitificar los sofismas de la diplomacia internacional, mascarn de proa de una burguesa gue-

    rrerista, que defiende sus intereses, sin importarle el destino de la humanidad (y as fue en ver-dad, pues mientras la chchara pacificista tenda su telaraa en el mundo occidental, elnazifascismo continuaba preparando la guerra). Pero lemoslo con sus palabras esclarecidas yesclarecedoras:

    ... Por qu no se decide la diplomacia capitalista a llamar a las cosas por sus nombres, decla-rando abiertamente al mundo que de lo que se trata, en Ginebra, es de intereses y actividadeseconmicas, o, ms exactamente, capitalistas, y no, como se pretende hacer creer del dere-cho, de la justicia ni de Ia paz? (DE, p. 391).

    Adems de la profundidad del anlisis, es importante anotar que un espritu sensible no puededejar de gozar con lo impactante M estilo. Sigamos, pues, leyendo al bardo:

    Briand, en vez de hablar de la tica de las naciones y del amor a la paz, deba hablar ennombre de los hechos y conflictos econmicos del momento (DE, p. 390).

    Y estas lneas de antologa:Detrs de cada oracin de Briand... suenan las cajas bancarias vidas....Y concluye:El reciente discurso de Briand tan celebrado y difundido por la prensa mundial es de

    una sola pieza y en puridad de verdad, un autntico captulo de economa imperialista. (DE,p. 391).

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    Qu agudo intrprete de nuestro tiempo es el poeta de Trilce! Qu actuales suenan sus pala-bras, mxime cuando ahora hemos llegado al colmo de la desinformacin, y el eufemismo es elpan nuestro de cada da.

    El intrprete, el exgeta, es el vate (el que vaticina) pero no por obra y gracia de ningn esote-rismo ms o menos trasnochado, sino por su capacidad de estudio de la realidad, y por su pode-rosa intuicin.

    Recordemos que este artculo es de 1929 (de setiembre). Estbamos a diez aos de que estallela guerra, y ya Vallejo pudo escribir, una dcada antes:Mientras tanto, las contradicciones econmicas del capitalismo se agravan ms y ms y la fu-

    tura guerra sigue preparndose. (Ibid).Proseguimos con esta revisin de algunas muestras de Periodismo Interpretativo ejemplar. En

    el artculo Gastn Guyot, el nuevo Landr, bajo la apariencia de un escrito sobre un tema poli-cial que lo es Vallejo despliega su panoplia interpretativa que nos permite leer detrs del acon-tecimiento e interpretarlo en su cabal urdimbre. Luego, podramos, sin duda alguna, aplicarlo alos das que corren. Se trata de un crimen acaecido en el Pars de 1926, en la poca del seorPoincar. Leamos:

    Aun los criminales pueden ser tiles al Gobierno, en ciertos momentos. Clement Vautel mani-

    fiesta estar enterado del inters que pone, asimismo, el seor Poincar en que el caso del asesi-nato de MIle. Madelaine Beulagett, por manos de su amante Guyot, contine acaparando laatencin del pas entero, a fin de que la gente siga murindose de hambre sin sentirlo, o al me-nos siga comiendo carne cruda de caballos apestados, sin darse cuenta de ello. El crimen de Gu-yot est, pues, convirtindose, por inters del Gobierno, en crimen de gran envergadura. (DE,pp. 148-149).

    Y, por si cupiera alguna duda, aade:Pero no hay que olvidar, por lo dems, que los momentos difciles por los que actualmente

    atraviesa Francia, facultan al Gobierno a echar mano de todos los medios frvolos como el de lasmodas y los crmenes o de peso como el de las contribuciones para restablecer el bienestar na-cional. (DE, p. 149)

    Nolefaltanilesobraunacoma: mutatis mutandi, esloquesehaceentodaslaspocasyento-dos los regmenes. En el nuestro, del Per de 1998, los ejemplos sobran...

    Ahora ingresamos, de plano, y ms concretamente, a ese estadio superior en el que el artculosube a la categora de ensayo breve aunque conserva sus adarmes de crnica, por el estilo gily el despliegue de imgenes que el poeta-periodista prodiga. Pero, bsicamente, se trata de ungnero en el que predomina lo interpretativo, aunque tambin aparece la opinin: todo con unmanejo del idioma realmente maestro.

    Veamos algunos de estos. En Las nuevas disciplinas (DE, pp. 223-225) Vallejo hace un llama-do al orden (el texto est fechado en Pars, julio de 1927). Reparemos en que este llamado seproduce en plena poca de la efervescencia incoercible de las vanguardias europeas, con las

    cuales el autor de Paco Yunque ha tomado sus saludables distancias.Leamos algunas citas de este interesante texto:Porque en el hombre nada debe ser ciego... Uno de los signos de la nueva vida europea es,

    pues, el advenimiento del hombre de orden y de mtodo, y la desaparicin del tipo bohemio yanrquico de la poca anterior La obra de Raymond Radiguet, su plenitud de belleza, su acaba-do espinazo constructivo y orgnico, llama la atencin por eso. En este sentido Radiguet ha sidoun espritu nuevo, un autntico espritu vanguardista. (DE, p. 225)

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    Es obvio que aqu Vallejo se refiere a otra vanguardia y a un fenmeno totalmente distintodel de la iconoclastia y el nihilismo de los Dads y los Surrealistas.

    En este rubro de lo ensaystico su-generis, destacaramos la serie de artculos en los que elpoeta toca el tema de la prensa, la desmitifica y adelanta conceptos que, como en casi todo losuyo, devienen de una actualidad absoluta.

    Algunos de estos son: Aspectos de la prensa francesa (DE, p. 229), La prensa de escndalo

    (DE, pp. 288-290): texto que analizamos en nuestra investigacin anterior, y que es una arquet-pica decodificacin del lenguaje del periodismo amarillo. La libertad de prensa en Francia (DE,pp. 364-365).

    Hay una difana preferencia del escritor por el tema de resonancias filosficas; la profundidadde su escritura, por otra parte, nos lleva a las explicaciones de los universales. Alguna vez hemossostenido que un texto literario (o periodstico-literario como los que aqu se glosan) llega a sums alta categora cuando accede al mundo de la filosofa: pensamos en algunas pginas de SanJuan de la Cruz, de Cervantes, de Caldern de la Barca, de Garca Mrquez (en especial en Elamor en los tiempos del clera), y, por cierto del propio Vallejo.

    Lo anterior para comentar La vida como match (DE, pp. 233-234), de donde espigamos:La vida es un match estupendo, plural, multifactico, como antes fue tenida como una batalla

    terrible, sangrienta. (Hay quienes prefieren este ltimo carcter de la vida).Todo esto se debe a la boga de sport; y, a continuacin, viene el pensamiento de] poeta, yuna valiossima opinin de] injustamente olvidado Antenor Orrego, as como una autorreferen-cia no muy conocida, y que, por eso mismo, no dudamos en citar en toda su extensin:

    La vida, como match, es una desvitalizacin de la vida, como dira Antenor Orrego. Pulpa mo-ral del match es la esclavitud y el amujeramiento*. Yo no vivo comparndome a nadie. Yo vivo so-lidarizndome y, a lo sumo, refirindome concntricamente a los dems, pero no rivalizando conellos. No busco batir ningn rcord. Yo busco en m el triunfo, libre y universal de la vida. No bus-co batir el rcord del hombre sobre el hombre, sino la superacin, centrpeta y centrfuga, de lavida. Una cosa es el rcord de la vida y otra cosa es el triunfo de la vida. La vida no es guerra nifarsa de guerra. Apenas es estmulo y noble emulacin. Pero el match reposa, necesariamente,

    sobre un estmulo y una emulacin demasiado externos y estrechos. (DE, p. 234).Tambin, como al Amauta Jos Carlos Maritegui, el tema de la universidad y la juventud estu-

    diantil Preocup al ensayista-poeta-periodista: al respecto, es singular su artculo El espritu uni-versitario (DE, pp. 236-238), crtica que demoler a la cuaternaria Institucin de estudiossuperiores de aquellos aos.

    El ensayo poltico interpretativo (ensayo de nuevo tipo, se entiende) fue practicado en las cola-boraciones de Vallejo para diarios y revistas.

    Algunos de ellos slo escogeremos los ms representativos son: El espritu y el hecho comu-nista (DE, pp. 299-300), Las fuerzas militares del mundo (DE, pp. 300-302) profunda desmi-tificacin del militarismo burgus; pero, sobre todo, Las lecciones del marxismo (DE,

    pp. 322-323) donde se encuentra un magistral e insuperable retrato del sectario, del dogm-tico, del simple papagayo panigirista del marxismo; pero salva el papel de Vladimir Ilich, Lenin,quien se ha separado y contradicho en muchas ocasiones el texto marxista y que, por ello mis-mo, por no haberse ceido ni encorsetado al pie de la letra, por no haber usado el zapato de

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    * Dejamos a nuestras combativas amigas feministas la investigacin sobre el uso, peyorativo sin duda, de estetrmino referente a la mujer. En Maritegui sucede otro tanto. Amicus Plato, sed magis amica veritas.

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    hierro en el que convirtieron la doctrina los rigurosos, fanticos y gramaticales del marxis-mo, pudo fundar el Primer Estado Proletario.

    Complementos de este artculo son El pensamiento revolucionario (DE, pgs. 364-365),Tolstoi y la Nueva Rusia (DE, pp. 312-313), cuyo subttulo: Debate sobre el tipo de cultura delhombre nuevo lo dice todo, y del que sacamos una sola, definitiva frase:

    ...la oposicin que hay entreel nuevo espritu ruso y la concepcin manca y absurda de Tolstoi.

    En la misma lnea, destacan El espritu polmico (DE, pp. 314315) impugnaciones que meparece urgente y necesario hacer escribe Vallejo a los movimientos juveniles de Amrica. Suataque va, sobre todo con ese prurito suyo de autenticidad a carta cabal:

    ... a los retrgrados con mascara vanguardista, a los que comen y beben de un rgimen y esta-do de cosas que ellos hacen gala en injuriar con fciles chismes de politiqueros circunstanciales.

    En La traicin del pensamiento entra a la polmica sobre la controvertida obra de JulianBenda (DE, pp. 317-318). En Un milln de palabras pacifistas (DE, pp. 246-247), en un estilodesenfadado, nos conduce al drama a la tragedia, mejor diramos que est en el meollo: lachchara pacifista no sirve para nada, pues el fascista Mussolini no acepta ni aceptar ningnprotocolo de paz, porque alega es antijurdico (!). Foch y el soldado desconocido (DE,pp. 352-353) penetra en la antinomia entre el de arriba y el de abajo, entre los funerales M ma-

    riscal Foch y el oscuro entierro de las verdaderas vctimas de la guerra: las masas, aquellas a lasque pertenece el soldado desconocido. La mascarada es descrita en forma impecable, pero...Siempre hay un pero fundamental:

    Pero por sobre todos estos pormenores, vigila la historia, con su ojo implacable y fijo, con suboca implacable y verdadera....*

    En La verdadera situacin en Rusia (DE, pp. 362-364) Vallejo comenta como quien ha esta-do all, por su cuenta, por inters para llamarlo de algn modo- periodstico; recordamos que lhaba escrito:

    Yo no soy invitado por nadie... Nadie me ha invitado oficial ni particularmente... (DE,p. 351).

    Esto hace impecable su informacin y de irreprochable verdad objetiva. Su conclusin es sim-

    ple: No es la situacin de Rusia ni un infierno ni un paraso. (El artculo es de mayo de 1929).Una discusin en la Cmara francesa (DE, pp. 370-37 1) plantea lo que se podra llamar lajusticia de clase, a raz del asesinato, cometido por un pequeo burgus francs, patrn de unafbrica, contra un chofer y un amigo suyo, con el que tena relaciones homosexuales. Vallejo en-frenta el crimen a la propia justicia burguesa que, como se comprender, siempre se maneja porla ley del embudo.

    Pacifismo capitalista y pacifismo proletario (DE, pp. 381-382) confronta el sentido de la pazpara ambas clases sociales, y su concepcin antagnica frente a la guerra; a pesar de que los pe-ridicos del Establishment ululan siempre por el llamado guerrerismo de los proletarios. Sobreeste mismo tema de la desinformacin que con tanta maestra maneja el poeta se halla el ar-tculo Mundial en Rusia (DE, pp. 392-393), donde combate la artera desinformacin acerca delos logros del Primer Estado de Obreros y Campesinos de Historia.

    Clemenceau ante la historia (DE, pp. 397-399) es una de las preseas de este grupo. Se tratade la desmitificacin de este superhroe francs, alabado por presidentes y hombres importan-tes del mundo entero, y que resulta, segn el buido escalpelo interpretativo de nuestro poe-ta-periodista:

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    * Lo anotamos de pasada, pues ser objeto de un detenido comentario en el captulo siguiente: el lenguaje litera-rio, creativo en medio de un texto de interpretacin poltica.

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    Patriotero, intransigente, chauvinista, fantico, pequeo burgus, testarudo y ambicioso...que predica la igualdad, la libertad, la fraternidad, y practica la guerra, la opresin y la injus-ticia.

    Panait Istrati, poltico (DE, pp. 403-404) es un delicioso anlisis sobre el volteretazo polticodel autor de Kyra Kyrafina, que sera a causa de un asunto balad, el cual, en s mismo, no tieneimportancia: de lo que se trata es de interpretar el carcter del veleidoso escritor para, de all, de-

    rivar su conducta de entonces. Pero, por cierto, mejor lo dice Vallejo:Panait Istrati se vuelve contrarrevolucionario, por una razn muy sencilla: porque un amigosuyo, Russakov, ha sido privado de su alojamiento, por Decreto del Soviet de Locatarios, y en vis-ta de distribuir mejor tales habitaciones segn las necesidades colectivas del caso....

    Pero esto no es lo decisivo. Lo que viene, s, es una cabal inmersin en las verdaderas razones(o sinrazones) del (entonces) popular escritor:

    Panait Istrati ha sido siempre un instintivo. Piensa y obra por movimientos reflejos. Es un im-presionable en su conducta y un subjetivo en sus observaciones y juicios....

    En todo cuanto Istrati escribe sobre poltica, hay, inevitablemente, alabanza o invectiva. Sucordialidad ignora lajusteza y lajusticia que nacen de los datos de la realidad objetiva y no de losarbitrarios recovecos subjetivos. (DE, p. 403).

    Parafraseando al poeta, podramos decir que, para una cabal interpretacin, demandamos losdatos de la realidad objetiva, y no la atrabiliaria subjetividad. He aqu, pues, una clave del tinocon el que nos conduce el poeta-periodista en medio de lo que es, al decir de Abraham Santib-ez, el sentido de los hechos noticiosos, a fin de entender el material subyacente o circuns-tancia], o gravitante en el suceso que origina la noticia.12

    Pertinente tambin resulta, del mismo modo, recordar lo que escribe Manuel Miguel de Prie-go en su ensayo Maritegui y Valdelomar, y que nosotros, igualmente, aplicamos a Vallejo:

    La llegada de Valdelomar y Maritegui a la actividad periodstica tiene su origen, sin duda, enla vocacin literaria y artstica de ambos.13

    Pero lo importante, cuando los escritores se dedican al periodismo, es que asuman esta activi-dad con la seriedad profesional con la que la asumen, verbi gratia, Vallejo y Valdelomar y Ma-

    ritegui. Pero leamos cmo lo dice el mismo Miguel de Priego:Haba, repetimos, predisposicin de Valdelomar y Maritegui hacia la creacin literaria, peroal llegar al periodismo hecho que es una fuente principal de su vinculacin tanto uno como otrolo asumen profesionalmente con el mayor riesgo y llenos de iniciativa.

    Es exactamente lo que se puede decir del autor de Poemas Humanos.Quiz uno de los textos ms esclarecidos y esclarecedores del periodista buido y enhiesto que

    fue nuestro vate, es la Respuesta a Poincar (DE, pp. 426-427) escrita en Pars, en diciembrede 1930, y publicada en Claridad de Buenos Aires, el 14 de febrero de 1931. Vallejo hace unaexgesis implacable del imperialismo-liberal-francs, y de su actitud proterva para con el jovenEstado sovitico. Nuestro poeta usa el arma filosa de su condicin de polemista, con un estiloque no se resiste la tentacin de citar literalmente, por miedo a deformarlo con la parfrasis:

    Pero el liberal es, por desgracia, un diablo disfrazado a quien venden sus cuernos. En todo li-beral hay una contradiccin. Moralmente, es un tartufo. Polticamente, un sujeto multiforme o,ms exactamente, un camalen....

    Y prosigue con la denuncia de la tctica sorda y jesutica del imperialismo francs que ayudfinanciera y militarmente a todos los que quisieron derribar al rgimen sovitico, contra el quese sum la Francia de Poincar al coadyuvar con el implacable bloqueo econmico decretadocontra la URSS. Pero escribe el poeta con tono apodctico lleg la hora en que el liberal...simplifica sus facetas, el tartufo se quita la careta, el imperialismo ataca de frente. (DE, p. 426).

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    Lo que haca Csar Vallejo era refutar un artculo escrito por el propio Poincar contra el siste-ma de trabajo del Estado sovitico, redactado por el dirigente burgus, por cierto sin tener la me-nor idea del sistema de trabajo bolchevique, y movido slo por el temor que le producan losxitos de la creciente edificacin socialista del Sviet, y, ms que todo, temeroso de que sustriunfos redunden, de un da a otro, en una revolucin bolchevique en Francia.

    Amrica y la idea de imperio de Franco (DE, pp. 443-444) es un idneo colofn para esta

    parte. Aqu el autor de Espaa, aparta de m este cliz invoca la solidaridad de Nuestra Amricacon la patria de Unarnuno, Garca Lorca, Miguel Hernndez, Antonio Machado, Luis Cernuda,Rafael Alberti, y su rechazo radical al Caudillo de la Falange, al rilismo tiempo que invoca unperentorio y universal repudio a toda complicidad o convivencia con su demente sueo im-perialista.

    Hemos dejado aparte un artculo, en el que la interpretacin vallejiana toca linderos particu-larmente sutiles. En Los animales en la sociedad moderna (DE, pp. 382-384), comenta el librodel gran poeta surrealista

    Paul Eluard, Los animales y sus hombres, y esto le sirve para usar un estilo corrosivo que le per-mite desenmascarar usos y costumbres de la sociedad burguesa que habita. Lemoslo:

    El animalismo... ha devenido en snobismo... El animalismo como refinamiento que es de la

    civilizacin, resulta un lujo, un ejercicio de filantropa....Mientras decrece el amor al hombre, la filantropa real, Vallejo constata que en esos pases tar-tufos, crece el amor a los animales. Por eso, su conclusin es inapelable:

    Y cosa realmente reveladora: se ha podido observar que las gentes que son rencorosas paralas otras gentes son las ms inclinadas al amor a los animales. No es posible imaginar tina verda-dera matrona que, despus de reprender y arrojar justa o injustamente de su casa a un criado, nopenetre a sus salones y se deshaga en caricias y ternuras con su perro favorito. (DE, p. 384).

    Hoy est de moda el turismo, y se trata de formar periodistas especializados. Quiz sin saber-lo para ellos escribi el poeta estas lneas fundamentales, que se hallan en su artculo Mundialen el Oriente Europeo:

    El viajero debe dejar para segundos trminos del juicio, el arte, la literatura, la religin y la fi-

    losofa del pas que se trata de conocer En primer lugar y si se quiere ir derecho en su encuesta yen sus observaciones, debe poner el ojo en las fuerzas, medios e instrumentos de la produccineconmica... (DE, p. 393).

    Hay, pues, una coherencia absoluta en todos los escritos del poeta, cuando asume el papel deperiodista: una base, un substrtum son fundamentales para premunirnos de principios a fin delograr aciertos interpretativos. En el caso de l, es el conocimiento que tena por estudio, y nopor instinto o mera intuicin del materialismo histrico, lo cual, sin embargo, no lo sectariz nilo compartiment, pues vemos que su vuelo potico, su ardorosa defensa del arte se mantuvie-ron integrrimos. Y de esto nos ocuparemos en las lneas que siguen.

    Hacia una potica: la esttica a travs del periodismo

    Muchos fueron los artculos dedicados por Vallejo a la interpretacin del arte y la literatura desu tiempo, de aquel perodo tan ubrrimo que fue el de entreguerras.

    No cabe duda que la lectura de la obra periodstica de nuestro vate, es una suerte de atalayapara el cabal adentrarse en esa por momentos maraa inextricable del arte de los aos 20 y 30,

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    en plena poca de la efervescencia de las vanguardias y de tantos y tantos espejismos que nues-tro autor nos ayuda a decodificar.

    Para esto, en primer lugar, hay que pensar en la formacin del artista y en su capacidad paracomunicarse con un pblico a travs del periodismo. Pero, sobre todo, en la claridad de sus con-ceptos y en que, al defender o delimitar lo que es y lo que no es literatura, nos hallamos frente aalguien que ejerca el oficio de creador y que, por lo tanto, permanentemente, en forma expresa

    o tcita, se deba estar refiriendo a su propia obra, a su tarea y oficio de creador en medio de unmundo el del capitalismo, el de la burguesa ciertamente hostil a las manifestaciones genuinas,autnticas, del arte, aunque aparentemente corteje al artista o lo adule para tenerlo, en reali-dad, domesticado, para convertirlo en su bufn (los ejemplos, entonces, y ahora, sobran).

    En cuanto a la esttica, pginas claves son las que se encuentran en Poesa Nueva (DE, pp.140-14 1) y publicada en Favorables, Pars, Poema, no. 1.

    Basta que tomemos su ltimo prrafo:La poesa nueva a base de palabras o de metforas nuevas, se distingue por su pedantera de

    novedad y, en consecuencia, por su complicacin y barroquismo. La poesa nueva a base de sen-sibilidad nueva es, al contrario, simple y humana y a primera vista se la tomara por antigua o noatrae la atencin sobre si es o no moderna.

    Es muy importante tomar nota de estas diferencias.Dadasmo poltico. El caso Garibaldi (DE, pp. 160-161) es una admirable forma de vincularal poltico italiano con el movimiento supericonoclasta y nihilista de Francia. Y lo logra.

    La gran piedad de los escritores de Francia (DE, pp. 161-164) es un lcido ensayo sobre la si-tuacin de escritor proletario en el seno de la sociedad capitalista:

    Porque en Pars existe un proletariado literario enorme, sin pan, sin techo y aun sin pluma paraescribir. Poetas sin zapatos con qu vagabundear por las vas zarzosas del enigma; novelistas singuantes con qu tomar el escalpelo psicolgico; dramaturgos sin smoking con qu salir a tablas aagradecer las ovaciones del pblico; periodistas sin sombrero con qu saludar a los ministros enlas entrevistas; en fin, una tralla desarrapada, que lleva en los bolsillos, en vez de monedas, ape-nas unos grasientos fsforos mentales (DE, pp. 161-162).

    No todo lo que brilla es oro. Y Vallejo critica la jesutica piedad de una burguesa que quierepracticar con sus escritores, corno una suerte ya lo dijimos de mecanismos de domesticacin.l cita a artistas como Carl Sandburg y Pierre Hamp que repugnan la piedad por creerla noci-va al libre desarrollo del espritu creador.

    Se trata, lo dice el poeta (y lo practica) que los escritores padecen un error muy grave al pre-tender ganarse la vida exclusivamente con la pluma y no ya en otro oficio o actividad.

    El punto de vista es fascinante y vale la pena citarlo en su integridad (Vallejo, por ejemplo,practicaba el periodismo, y de eso viva, o malviva: sus versos, por cierto, no le proporcionaronnunca el pan cotidiano, y su novela fue editada sin que se le pagaran los derechos cabales, cosaque tambin ocurriera con Rusia en 1931).

    Para salvar de la miseria a los escritores, segn Pierre Hamp, no hace falta apiadarse de ellos,

    haciendo aumentar el precio de sus versos, como si se tratara de tallarines o de esprragos. Parasalvar de la miseria a los escritores, no hay sino que desconfinar al escritor de su concha profesio-nal y que lance sus tentativas y posibilidades humanas en todas direcciones. As no se morir dehambre y as, por otro lado, ganar el arte en riqueza vital, en inspiracin csmica, en agilidad,en gracia y en desinters circunstancial. Si hay una actividad de la que no debe hacerse profe-sin, esa es el arte. Porque es la labor ms libre, incondicionable y cuyas leyes, linderos y fines noson de un orden inmediato como los de las dems actividades.

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    Obviamente, con esto Vallejo pulveriza una serie de estereotipos sobre la profesin del es-critor, particularmente en Francia y en los llamados pases desarrollados; pero no parece serextrao, para nuestro bardo, ir contra la corriente. Sin embargo, hay ms, mucho ms:

    Como se ve, esta teora se funda en que el escritor ha de estar dotado de fuerzas para hacerlotodo. Tal un Rimbaud. Mientras los otros hombres slo pueden ser abogados y slo abogados, otenientes coroneles y slo tenientes coroneles Y se limitan o se profesionalizan en esta o aquella

    actividad, el artista, en cambio, ha de hacer tabla rasa de las divisiones del trabajo, practicndo-los todos. (DE, p. 163)Luego, vienen unas polmicas (qu de Vallejo no es polmico) disquisiciones sobre si los inte-

    lectuales tienen derecho a ser maridos infieles...Y el ensayo finaliza ya hemos dicho que es un ensayo de nuevo tipo, con su mezcla de crni-

    ca con el advenimiento del Otoo, el apogeo del charleston en los dancings, y la vuelta, a Pars,de los miembros de la realeza europea, y una aguda observacin de los mviles polticos de losamores entre los miembros de lo que hoy se llamara el jet-set.

    La muerte de Claude Monet (DE, pp. 182-184) es una suerte de penetracin en la estticadel impresionismo, y luego cambia de giro, comenta los autores preferidos de los sportmen, elmundo de la Bolsa y lo que l llama el Da astronmico y el Da sociolgico.

    Los premios literarios en Francia (DE, pp. 186-188) es una crtica frontal al carnaval en elque se han convertido estos; el escalpelo crtico de] poeta se hunde hasta tocar carne, y concluyecon su peculiar estilo sentencioso:

    A la opinin pblica no le toca sino mirar con indiferencia estas pintorescas carreras de caba-llo, que son los Premios Literarios en Francia, en los que se dan todos los caracteres de verdaderosespectculos hpicos: los poulains que son los candidatos; los dueos destuds, que son los edi-tores; losjockeys, que son los miembros del jurado y, en fin, las apuestas, que las hay, y muy fuer-tes, por parte de los aficionados.

    Ya, en nuestra investigacin anterior, anotamos que el relativamente tardo fenmeno de la di-fusin de los escritos periodsticos de Vallejo, ha impedido que algunas de sus piezas maestrasocupen lugar seero en la mundialmente conocida antologa del profesor espaol, Adolfo Sn-

    chez Vsquez, Esttica y marxismo.Uno de esos textos, que por derecho propio esperarnos se incluya en una necesaria reedicinde la obra aludida, es Contra el secreto profesional (A propsito de Pablo Abril de Vivero) (DE,pp. 204-206) exgesis sobre su generacin literaria, requisitoria contra los seudoartistas y apun-tes sobre la promocin literaria de su tiempo, con calas de notable profundidad sobre la autocto-na literaria, que concluye con este caracterstico colofn, en su ms preclaro estilo:

    En la poesa seudo-nueva caben todas las mentiras y a ella no puede llegar ningn control. Es elsecreto profesional que defiende Jean Cocteau... (DE, p. 206).

    Pero, antes, la admonicin haba sido realmente ahta de acrimonia; pero como siem-pre-justa:

    Acuso, pues, a mi generacin de continuar los mismos mtodos de plagio y de retrica, de las

    pasadasgeneraciones, de las que ella reniega. No se trata aqu de tina conminatoria a favor de na-cionalismo, continentalismo ni de raza. Siempre he credo que estas etiquetas estn fuera delarte, y que cuando se juzga a los escritores en nombre de ellas, se cae en grotescas confusiones ypeores desaciertos...

    Al escribir estas lneas, invoco otra actitud. Hay un timbre humano, un latido vital y sincero, alcual debe propender el artista, a travs de no importa qu disciplinas, teoras o procesos creado-res. Dse esa emocin seca, natural, pura, es decir prepotente y eterna y no importan los menes-

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    teres de estilo, manera, procedimiento, etc. Pues bien. En la actual generacin de Amrica nadielogra dar esa emocin. (DE, p. 205)

    La poesa de Abril de Vivero, en cambio, le parece entre el charleston vanguardista, un pasode equilibrio, una voz sana, un fresco brillo sin pretensiones.

    A los estudiosos del indigenismo, les conviene leer el texto titulado Los escollos de siempre(DE, pp. 243-244).

    Los artistas ante la poltica (DE, pp. 253-255) es un estudio que sugerimos confrontarlo conla posicin de Jos Carlos Maritegui, con respecto a que arribos abordan el mismo tema: el de-ber del artista frente a la sociedad. Es particularmente dura la caracterizacin vallejiana de VIadi-miro Maiacovsky; y, en cambio, es relevante el papel que le asigna a un Fiodor Dostoievsky.Tambin es un texto que debe ocupar un lugar de honor en la reedicin de la aludida antologade Snchez Vsquez.

    Invitacin a la claridad (DE, pp. 266-267) es, por derecho propio, otra incursin vallejianaen el mundo de la potica. Sus disquisiciones sobre Paul Valery y el consejo que le da el histo-riador Hanataux, en el seno de la Academia Francesa, con motivo de la ceremonia de recep-cin del notable poeta, devienen en una defensa cerrada que el peruano hace de la libertaddel escritor.

    El historiador francs se permite aconsejar al poeta: Sea usted ms claro y el mundo acoge-r mejor sus poemas. Vallejo traza un delicioso retrato de la situacin y se imagina, que, si Va-lery hubiera podido contestar (lo cual no est permitido en el seno de la muy docta Institucin) lomenos que le hubiera dicho al venerable (e impertinente) historigrafo, habra sido: Sea usted,seor, ms oscuro y el mundo admirar ms su obra histrica.

    Vallejo concreta allende lo que l mismo llama, con ese manejo suyo de la imagen, bifurca-ciones ms o menos herbolarias:

    La obra grande... es de origen nativo, y nunca un resultado de la voluntad ...hasta nueva orden, el mrito intrnsecamente esttico y el estilo de una obra de arte no depen-

    den de la voluntad. La aplicacin no crea al genio ni le da el tono. (DE, p. 267)Sobre el proletariado literario (DE, pp. 272-273) es el subttulo de La gran piedad de los es-

    critores de Francia, ya citado; lo cual demuestra lo interesado que estaba nuestro poeta con eltema, que no es otro que el de la dignidad del artista en sus relaciones con la sociedad. Hay, eneste ensayo periodstico, lneas antolgicas y valiossimas autorreferencias, que sera imperdona-ble dejar de citar:

    Porque todos estamos convencidos de que, hoy como ayer, raro es el escritor que vive de supluma. Raro es el gran escritor, el autntico, el de primer calibre, que come y bebe del precio desu creacin. Existe y existir, hasta nueva orden, la corona de espinas para todo frontal sobresa-liente y la esponja amarga para toda faringe irregular....

    El creador slo opera golpeando y la sociedad no cotiza los golpes que recibe. Es fuerza, pues,que a una verdad de tres filos, clavada por un creador entre los hombres, respondan stos conuna inmensa secrecin de hiel. Slo cuando la verdad carece de filos (que las hay as) o cuandose trata de un filo sin luz, sustituye a la pedrada contra el genio la racin comestible para los me-diocres (DE, p. 272).

    Y para muestra bastan dos botones, que permiten ver esta especie de lo que l llama tradicinbaudelairiana, y que no es otra que su propia tragedia (o alguien puede dudarlo?)

    Leamos, mejor, y recordemos la propia aventura existencial que precisamente subyace enaquel que escribiera Poemas humanos, yparaquieneldolorcrecaenelmundoanoventaminu-tos por segundo:

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    Juan Gris, uno de los ms austeros maestros del cubismo, me deca pocos das antes de sumuerte Si yo no hago pintura cotizable en cualquier plaza no es porque no yo quiera sino porqueno puedo. El propio Baudelaire se propuso hacer pequeos poemas e prosa para ganarse conellos la vida, y pereci de hambre (Ibid).

    Cunto, nos preguntamos, cuesta hoy en da un cuadro de Juan Gris; y cuntos comen y vi-ven la vida entera a raz de sus exgesis sobre el prncipe de los poetas malditos, el de Las flores

    del mal?Reverdy querra de buena gana comer mejor pero, a diferencia de sus contemporneos, nopuede hacer poemas comestibles (Ibid).

    Con Literatura a puerta cerrada (DE, pp. 283-284) se complementara la esttica vallejiana.Aqu vuelve a arremeter contra los plumferos literarios, contra aquellos que no saben nada de lavida, los productos tpicos de la sociedad burguesa.

    Ese escritor es una momia que pesa pero no sostiene:Este infecto plumfero de gabinete es, en particular, hijo directo del error econmico de la

    burguesa. Propietario, rentista, con prebendas o sinecuras de Estado o de familia, el pan y el te-cho le estn asegurados y puede escapar a la lucha econmica que es incompatible con el aisla-miento individual. Tal es el ms frecuente caso econmico del literato de gabinete.

    Vallejo habla, a continuacin, de la anquilosis de este arte de clausura, y cita ejemplos: Valery,Pirandello y Gmez de la Serna, cuyas obras contienen en el fondo una exclusiva y evidentesensibilidad de gabinete. Ese refinamiento mental y ese juego de ingenio, trascienden a lo lejos alhombre que goza muellemente y a puerta cerrada... (DE, p. 284).

    Se sigue perfilando la necesidad de confrontar los puntos de vista del autor de Rusia en 1931,conelde El alma matinal: en ambos la mirada y la requisitoria estn puestas en el papel del traba-jo intelectual (de los intelectuales) en la construccin de la nueva sociedad; pero, sobre todo, enla crtica a la megalomana y el arribismo de ciertos artistas, que se convierten en comparsas delorden establecido. Al respecto, es importantsimo el artculo-ensayo-crnica Obreros manualesy obreros intelectuales (DE, pp. 284-286) que subraya esa suerte de desconfianza en el papel delescritor, pero mejor adentrmonos en sus propias palabras:

    ... el pecado original de deshonestidad que es innato a la labor del escritor, comparada estaactividad con la de la mano de obra. El pensamiento es la facultad que ms se presta a los resortesde fraude y mala fe, de truco y tinterillaje. Tentados estamos de decir que la inteligencia es por na-turaleza maliciosa (DE, p. 285).

    En la misma lnea de proseguir troquelando una esttica, situaramos Literatura proletaria(DE, pp. 304-306), difano alegato por la libertad del artista, interesantsimo planteamiento depuntos de vista que tienen an vigencia. Singulares son las posiciones de Lenin y Trotsky, que Va-llejo comenta con pleno conocimiento de causa. Colegimos adelantamos juicio que deberprobarse en un prximo estudio que Vallejo, como Maritegui, prefieren que la discusin de loesttico se site, cardinalmente, dentro de lo que el autor de Masa denomina las leyes sustan-tivas del arte.

    Ejecutoria del arte socialista (DE, pp. 308-309) contiene algunos de los juicios ms acerbosdel lirida. Citmoslo:

    Maiacovsky es un bufn. Kluef es un burgus indigenista, que ama a la revolucin de octubrenicamente por haber emancipado a la mujer....

    La obra de este ltimo se reducira a la nada si se le quita su paisanera. Destacasu respetopor Trotsky, a quien considera la mejor inteligencia bolchevique en la materia (se supone laesttica). Se salva de la requisitoria el suicida Essenin:

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    Su suicidio mismo y el proceso final de su espritu, testifican su tragedia de declass, su casode hombre que senta sinceramente y en el fondo de su propio ser personal, la crucifixin de unmundo que muere y otro que nace. Por haber vivido, precisamente, esta tragedia de encrucijadade nuestra poca, Essenin ha sido el espritu tpico de los primeros artistas del socialismo, cuyamisma impotencia para sentar las bases definitivas del arte futuro y para vivir plenamente la nue-va vida, concuerda con las trgicas dificultades de la nebulosa cultural naciente. (DE, p. 308)

    Igualmente es duro con Pasternak, Filipchenko y otros que no practican ms arte socialistaque el que reside en los temas, palabras y metforas.Vallejo es explcito en su prosecucin de una esttica que pueda expresar el mundo nuevo,

    cuyo orto le haba tocado espectar. Por ello estas pginas como las citadas anteriormente tie-nen ganado su derecho propio a integrarse al varias veces mencionado texto (en dos tomos) deAdolfo Snchez Vsquez.

    En su apretada densidad parece que el poeta midiera sus palabras, pues no sobra ni faltanada el presente prrafo es una presea. Veamos algo ms de l:*

    Porque la esttica socialista no debe reducirse a los temas, al sentido poltico ni a los recursosmetafricos del poema. No se reduce a introducir palabras a la moda sobre economa, dialcticao derecho marxista. No se reduce a tejer ideas renovadoras o requisitorias sociales de factura u

    origen comunista. No se reduce a adjetivar los hechos y cosas del espritu y de la naturaleza coneptetos trados por los cabellos, de la revolucin proletaria. La esttica socialista debe arrancarnicamente de una sensibilidad honda y tcitamente socialista (DE, p. 309).

    Vallejo pide autenticidad: esa esttica revolucionaria como lo que antes llam la poesanueva no est en el vocabulario, ni en la tcnica, ni en los motivos ni en la tendencia moral opoltica del poema. Esa esttica est en el hombre nuevo, lo que l denomina con ese lenguajetan suyo: el hombre sanguneamente socialista; pero mejor dejmosle la palabra para evitar-nos el peligro de deformarla en el parafraseo:

    ... aquel cuya conducta pblica y privada, cuya manera de ver una estrella, de comprender larotacin de un carro, de sentir un dolor, de hacer una operacin aritmtica, de amar una mujer yde levantar una piedra, de callar o de llevar una migaja a la boca de un transente... slo ese pue-

    de crear un poema autnticamente socialista.Palabras filosficas, pero llenas, a la vez, de un lirismo a toda prueba, mas tambin de la luci-dez poltica que tena Vallejo como no! Y aqu est la prueba ms incontrovertible:

    Slo ese crear un poema socialista en que no trate de servir a un inters de partido o a unacontingencia poltica de la historia, sino el que vive una vida personal y cotidianamente socialista.(Digo personal y no individual) (DE, p. 309)**

    El arte y la poesa socialista, pues, y he aqu la grandeza de la concepcin, se independizan dela poesa de partido o del accidente gramatical de la historia, para hundirse en las races de unavida vivida hasta las heces vallejianamente, diramos, para aplicar, de una vez por todas, el ad-verbio que nos vena cosquilleando en los dedos.

    Y esto se confirma con lo que sigue:

    En el poeta socialista, el poema socialista deja de ser un trance externo, provocado y pasajerode militante de un credo poltico, para convertirse en una funcin natural, permanente y simple-mente humana de la sensibilidad. (DE, p. 309).

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    * Uno de los propsitos de este trabajo, y de sus citas numerosas, es conducir al lector a enfrentarse a los textosntegros: la experiencia es enriquecedora a ms no poder.

    * Represe en la sutileza con que Vallejo maneja el idioma y hace diferencias donde, aparentemente, podra nohaberlas. Otro punto a favor.

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    No es, pues, un asunto poltico transitorio, pasajero, contingente. Es algo que va ms all, ha-cia donde, siempre, se diriga Csar Vallejo:

    El poeta socialista no ha de ser tal solamente en el momento de escribir un poema, sino en to-dos sus actos, grandes y pequeos, internos y visibles, conscientes y subconscientes y hasta cuan-do duerme y cuando se equivoca o se traiciona (Ibid).

    El remate es, simplemente, categrico. Y, al que le caiga el guante, que se lo chante:

    Esta y no otra es la ejecutoria de un arte socialista. Que lo sepan los desorientados colonos deMosc en Amrica.Pues esos colonos, al parecer, no recibieron el mensaje, la requisitoria. Y contribuyeron, sin

    duda, a la gran debacle de los 90. Ya hoy no hay URSS: y los colonos? Un cazurro espaolete,hace varias centurias, escribi: Estos mis cabellicos maire, /uno a uno se los lleva el aire.

    El avance en el terreno de la esttica prosigue: es, asimismo, antolgico su retrato de] escritorreaccionario, en El caso de Paul Morand (texto en el que, de paso, pulveriza el criterio tanmanoseado de las generaciones).

    Laobradearteylavidadelartista(DE,pp.348-349)esundeliciosoartculoenelquelaem-prende contra el crtico emprico y rampln... que pretende hallaren la obra de arte la repro-duccin literal y el reflejo fiel de la vida circunstancial del artista. No, no se trata de eso. He aqu,

    ejemplarmente, planteado un problema que ha preocupado a los estetas y crticos de todos lostiempos; leamos cmo lo desarrolla Vallejo, y convenzmonos si alguna duda nos queda queel poeta de los versos inimitables fue, tambin, un crtico zahor y un develador de algunos de lostemas que la ciencia literaria aun sigue discutiendo. Y todo esto planteado desde la tribuna pe-riodstica, que fue elevada, qu duda cabe, por la incursin de una pluma tan preclara como ladel vate. El presente texto, verbi gratia, fue publicado el 6 de mayo de 1929 en el centenario ma-tutino El Comercio de Lima. Leamos su parte final:

    Para encontrar el sincronismo verdadero y profundamente esttico (entre vida y obra) hayque tener en cuenta que el fenmeno de la produccin artstica como dice Milliet es, en el sen-tido cientfico de la palabra, una verdadera operacin de alquimia, una transmutacin. El artistaabsorbi y concatena las inquietudes sociales, ambientes (sic) y las suyas propias individuales, nopara devolverlas tal como las absorbi, sino para convertirlas en puras esencias revolucionariasde su espritu, distintas en la forma e idnticas en el fondo a las materias primas absorbidas...

    La correspondencia entre la vida individual y social del artista y su obra es, pues, JWal y ella seopera consciente o subconscientemente y aun sin que lo quiera ni se lo proponga el artista (DE,p. 349).

    La nueva poesa norteamericana (DE, pp. 371-374) es otro texto cardinal donde, aparte dehablarnos de las nuevas voces de la patria de Edgard Poe, se puede hallar toda una teora de latraduccin, el planteamiento de otra de las poticas vallejianas, juicios sobre pintura, arquitectu-ra y cine, y una apologa de Whitman, que se pone como paradigma para criticar aquella poesade frmula y al margen de la vida. Aprovecha, igualmente, para desenmascarar a los que se

    quedan en el verso de bufete, en la masturbacin. Elogios reciben, entre otros, los poetas HartCrane, Langston Hughes, Vachel Lindsay, Ezra Pound, Hilda Doolittle y la ubicua Gertrude Stein.Autopsia del superrealismo* (DE, pp. 399-402) es uno de los ms celebrados (y conocidos)

    trabajos de Vallejo. Se public en Variedades, no. 1151, de 26 de marzo de 1930, en la revista

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    * Se mantiene la denominacin de entonces, pues, hogao, todo el mundo lo conoce como surrealismo. Noso-tros, indistintamente, usaremos ambas formas.

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    argentina Nosotros, no. 250, Buenos Aires, marzo de 1930, y en Amauta, no. 30, abril-mayo de1930, con algunas variantes.16

    El texto es un verdadero ensayo de nuevo tipo, y contiene una lcida exgesis del movimientofundado por Andr Breton, en Pars, en 1924. Tengamos en cuenta que no haba pasado muchotiempo de esto, y que, por su misma naturaleza, el Surrealismo tuvo un camino lleno de anfrac-tuosidades. La penetracin vallejiana, sin embargo, tiene un nivel de caracterstica totalizadora,

    que permite que, an hoy, sesentiocho aos despus, se lea con inters y que algunos de susconceptos fundamentales se mantengan enhiestos. La razn puede deberse a que nuestro poetahizo la interpretacin premunido de categoras dialcticas que permanecen, no obstante las vo-ces agoreras y los volteretazos que parece haber dado el mundo del presente fin de sicle.

    Lo clave de este text o paradigmtico es que no se limita a hacer una radiografa (l la llamaautopsia con su vocabulario mas preciso) del movimiento bretoniano, sino, que, al mismotiempo, realiza una interpretacin del sentido de casi todos los movimientos de su tiempo (el ex-presionismo, el cubismo, el dadasmo), escuelas literarias, tan improvisadas como efmeras,producto de las crisis ms recientes del imperialismo (De paso se refiere al simbolismo, futuris-mo, neosimbolismo, unanimismo, etc.)

    Cuando l escribe 1930 El superrealismo acaba de morir oficialmente. Se refiere al textoUn cadver, firmado por los enemigos (todos ex surrealistas) de Andr Breton, y encabezadospor Ribemont Dessaignes, y al Segundo Manifiesto Superrealista, que firma el propio AB. Leamosal lcido exgeta:

    Ambos manifiestos establecen, junto con la muerte y descomposicin ideolgica del supe-rrealismo, su disolucin como grupo o agregado fsico. Se trata de un cisma o derrumbe total dela capilla, y el ms grave y ltimo de la serie ya larga de sus derrumbes (DE, p. 40 1).

    Antes, Vallejo haba analizado la estructura ideolgica del movimiento, al situarlo dentro deun tiempo en el que:

    ...irrumpe casi mensualmente una nueva escuela literaria. Nunca el pensamiento social sefraccion en tantas y tan fugaces frmulas. Nunca experiment un gusto tan frentico y una tal

    necesidad por estereotiparse en recetas y cliss, como si tuviera miedo de su libertad o como sino pudiera producirse en su unidad orgnica (Ibid).Vallejo demuestra un profundo conocimiento de causa, pues, al parecer nunca fue engaado

    por los fuegos fatuos del surrealismo. Las lneas iniciales de su exgesis as lo anuncian:En verdad, el superrealismo, como escuela literaria, no representaba ningn aporte construc-

    tivo. Era una receta ms de hacerpoemas sobre medida, como lo son y sern siempre las escuelasliterarias de todos los tiempos. Ms todava. No era ni siquiera una receta original. Toda la pom-posa teora y el abracadabrante mtodo del superrealismo fueron condensados y vienen de unoscuantos pensamientos esbozados al respecto por Apollinaire. Basados sobre estas ideas del autorde Caligramas, los manifiestos superrealistas se limitaban a edificar inteligentes juegos de salnrelativos a la escritura automtica, a la moral, a la religin, a la poltica (DE, p. 400).

    Slo un momento hubo, para Vallejo, cuando el movimiento adquiere cierta trascendenciasocial. Y De simple fbrica de poetas en serie se transforma en un movimiento poltico militan-te y en una pragmtica intelectual realmente viva y revolucionaria, y fue cuando los superrealis-tas se hicieron comunistas. Pero esto era otra farsa ms, que el propio poeta peruano denuncia:

    Por desgracia, Breton y sus amigos, contrariando y desmintiendo sus estridentes declaracio-nes de fe marxista, siguieron siendo, sin poderlo evitar y subconscientemente, unos intelectualesanarquistas incurables... (DE, p. 401).

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    La tentacin de seguir con la largusima cita es mucha, pero es rnenester abreviar. Vallejo pasalista de cmo se manifiesta lo que l ha calificado as, hasta que llega al momento de su artculo(1930):

    A la hora en que estamos, el superrealismo como movimiento marxista es un cadver.(Como cenculo meramente literario repito fue siempre, como todas las escuelas, una impostu-ra de la vida, un vulgar espantapjaros)....

    Y como estamos en las exequias, veamos el acta de defuncin:Breton, en su Segundo Manifiesto, revisa la doctrina superrealismo mostrndose satisfecho desu realizacin y resultados. Breton contina siendo, hasta sus postreros instantes, un intelectualprofesional, un idelogo escolstico, un rebelde de bufete, un dmine recalcitrante, un polemistaestilo Maurras, en fin, un anarquista de barrio...

    En cuanto al resto del Segundo Manifiesto, Breton lo dedica a atacar, con vociferaciones e inju-rias personales de polica literario, a sus antiguos cofrades; injurias y vociferaciones que de-nuncian el carcter burgus, y burgus de ntima entraa, de su crisis de conciencia (DE,pp. 401-402).

    Pero ahora veamos la otra cara de lamedalla, loque dicen los excompaeros deviaje de Breton:El otro manifiesto, titulado Un cadver, ofrece lapidarios pasajes necrolgicos sobre Bre-

    ton. Un instante dice Ribemont-Dessaignes nos gust el superrealismo. Amores de juventud,amores, si se quiere, de domsticos. Los jovencitos estn autorizados a amar hasta a la mujer dein gendarme (esta mujer est encarnada en la esttica de Breton). Falso compaero, falso comu-nista, falso revolucionario pero verdadero y autntico farsante, Breton debe cuidarse de la guilloti-na: qu estoy diciendo! No se guillotina a los cadveres (DE, p. 402).

    Como lpida, excelente.Duelo entre dos literaturas (DE, pp. 433-435) prosigue el proceso a la literatura capitalista, y

    su dilucidacin de los grmenes de la decadencia. Se trata de que la palabra misma habra sidoagostada por el reino de la chchara. Con esto Vallejo se adelanta a corrientes literarias muy pos-teriores, entre las que destaca el llamado Teatro del absurdo, en el que las palabras de un Bec-

    kett, de un Adamov, de un lonesco son todo menos vehculos idneos de comunicacin entrelas criaturas humanas:...el agotamiento del contenido social de la palabra. El verbo est vaco. Sufre de una aguda e

    incurable consuncin social. Nadie dice a nadie nada. La relacin articulada del hombre con loshombres se halla interrumpida... El vocablo se ahoga de individualismo. La palabra forma de re-lacin social, la ms humana entre todas ha perdido as toda su esencia (DE, p. 434).

    Varias dcadas antes el artculo es de 1931 Vallejo denuncia lo que ser lugar comn en laescena, verbi gratia en La cantante calva o en Esperando a Godot:

    ...este drama social de confusin. Nadie comprende a nadie. El inters de uno halla un len-guaje que el inters del otro ignora y no entiende... (Ibid).

    Pero nuestro poeta no se queda en la mera espuma de la incomunicacin individual: l,

    como siempre, nos conduce a las races sociales. Y, a guisa de colofn de la cita anterior, expre-sa: Cmo van a entenderse el patrn y el asalariado?. De donde colige la necesidad de rese-mantizar vocablos como fe, amor, libertad, bien, pasin, verdad, dolor, armona, trabajo, dicha,,justicia, que significan algo bien distinto desde donde sean pronunciados. Mientras tanto:

    La vaciedad y la impostura dominan en el tema, la contextura y el sentido de la obra....Pero el autor de Masa no es de los que quitan el cuerpo, y l mismo se encarga de aclarar

    cul es el sentido de todo este galimatas, y cul es la forma de solucionarlo:

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    Y esos arquetipos existieron en la contienda espaola, y Vallejo los nombra: son Alberti, Ber-garnn, Mara Teresa Len y Max Aub, a quienes oye hablar en un ineeting, en Pars, en defensade la causa de la Repblica. Pero haba otros, como Ramn Sender, Serrano Plaja, Cernudaque luchan de un lado, en las mismas trincheras de Madrid, y de otro traducen, y con qu en-traable fuego!, con qu entraable lealtad histrica!, con qu visin social de nuestra pocatodo ese palpitante, humano y universal desgarrn espaol en el que el mundo se inclina a mi-

    rarse, como en un espejo, sobrecogido, a un tiempo, de estupor, de pasin y de esperanza. (DE,p. 442)Porque la conclusin no puede ser menos importante y trascendente, aunque no se haya

    cumplido lo de la victoria del pueblo espaol contra el fascismo (lase el falangismo de Franco enmaridaje con el nazifascismo). Esa aleatoria circunstancia histrica no invalida, en absoluto, la re-sultante vallejiana:

    Y hemos pensado oyndolos (a todos los poetas y narradores y ensayistas republicanos men-cionados en el prrafo) anterior), que, entre otros bienes que nos traer el triunfo del pueblo es-paol contra el fascismo, ser el de DEMOSTRAR A LOS INTELECTUALES DE LOS DEMSPASES QUE SI CREAR, EN EL SILENCIO Y RECOGIMIENTO DE UN DESPACHO, UNA OBRAINTRNSECAMENTE REVOLUCIONARIA, ES UNA COSA BELLA Y TRASCENDENTE, LO ES

    AUN MS CREARLA EN MEDIO DEL FRAGOR DE UNA BATALLA, EXTRAYNDOLA DE LOSPLIEGUES MS HONDOS Y CALIENTES DE LA VIDA (DE, pp. 442-443).*Obviamente, aunque no sea explcita, hay aqu, asimismo, una autorreferencia, pues de qu

    modo naci Espaa, aparta de m este cliz, sino creada en medio de] fragor de una batalla, ex-trada de los pliegues ms hondos y calientes de la vida.? De all su valor universal, y de al] ,tambin, que estos artculos o ensayos breves, tengan, igualmente, un valor agregado al servirnospara comprender algunas de las laderas de la propia e inagotable creacin de] ms hondo y tras-cendente de los poetas de Nuestra Amrica en la vigsima centuria.

    Notas

    1 Garca Luis, Julio: ob.cit. p. 13.2 Garca Luis, Julio: ob.cit. p. 15.3 Garca Luis, Julio: ob.cit. p. 15.4 Monsivis, Carlos: A ustedes les con