"Ceremonias de rechazo"
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La polisemia de la obra literaria
Construcción de imágenes femeninas
“Ceremonias de rechazo”
Luisa Valenzuela
La destitución del patriarcado
• Historia de Amanda, una mujer que ha internalizado las estructuras del poder del sistema paternalista.
• Siempre atenta y dispuesta a la llamada del amado, Coyote.
• Hace lo que él quiere, dice lo que él quiere escuchar y no cuestiona su papel inferior en la relación.
• Está en el proceso de deshacerse de su opresor.
• Una mujer totalmente dependiente de su amante, vive por y para él, es sumisa, enamoradiza e impaciente.
• Un día se da cuenta de que “ella” no es realmente “ella” y que viviendo detrás de la máscara de esa mujer sumisa, nunca va a ser feliz.
• Representa el modelo de la liberación femenina.
• Se da cuenta de la opresión que vive y decide rebelarse contra es patriarcado impuesto por la sociedad occidental.
• Por esta razón, emprende un proceso de autoconocimiento y liberación, ya definida a cambiar y liberarse de esa situación.
• Coyote representa el poder patriarcal.
• Un hombre conectado con la política y símbolo de la policía.
• El opresor, siempre con sus misterios, moldea y maneja a Amanda a su antojo.
• Define a Amanda y siembra un jardín en su terraza como él lo quiere.
• Es dueño de la situación de dominación hasta que Amanda decide liberarse de él.
• Amanda emprende cuatro ceremonias de “rechazo” para deshacerse del Coyote como símbolo de la opresión.
• La primera, consiste en crearse una nueva máscara, más cercana a la realidad, por medio de las mascarillas faciales.
• Quiere arrancarse la máscara y junto con ella arrancarse la cara, quedar sin cara, descarada, descastada, desquiciada.
• Arrancarse la soledad de la cara, quedarse apenas, acompañada por lo más profundo de ella misma.
• Quiere dibujarse otra cara, a recrearla inventándose una cara nueva, dichosa.
• Luego se baña lavándose al Coyote, en una ceremonia de purificación.
• El baño, como ritual de purificación, simboliza su liberación femenina.
• Renueva la ceremonia del baño, agregando sales de pino, y la casa se va llenando de aroma de pino, como en un bosque.
• Su imaginación la lleva a pasear por el bosque, donde había sapitos negros y sapitos blancos.
• Sapitos que dejaron en sus manos unas gotas de pis que se unieron con su propio pis.
• Su privado y propio calor interno rodeándola en la bañera-bosque de pinos, con rayos de sol que anuncian su próximo cuerpo
• Amanda, recuperada, con rosa roja en mano –la anterior- ahora ya marchita, se hecha a caminar conociendo su meta.
• Toda de blanco vestida, se dice: “Sí, lo que quiero es curarme”, no puncharme con espina de rosa.
• Amanda camina atravesando calles, plazas, parques, camino al río.
• Punto final. Seguir caminando en otro cuerpo y otra mente para alcanzar la meta, la avenida Costanera.
• Amanda se acerca al parapeto y lo va recorriendo y, frente a las mansas olas, un plaf, plaf de saludo.
• A esas dulce olas que apenas salpican les arroja la rosa. Roja. Para las aguas pardas.
• Humilde ceremonia ahogada para siempre en las aguas opaca del olvido.
• Para convencerse de su rechazo Amanda se larga a vagar por Palermo y a eucalíptica dulzura le va peinando el alma.
• Reconstruyéndola, devolviéndole aquello que había ido perdiendo en la huella del Coyote.
• Liviana, renovada y ya de regreso, cierra el ciclo con un acto vegetal: elige una planta y la arranca de raíz.
• Porque el jardín de su terraza es obra de Coyote
• La nueva planta es la prueba de que Amanda no necesita más del Coyote para cultivar su jardín externo.
• Se pregunta, ¿y el interno? Bien podría tratarse del mismo jardín, el afuera y el adentro amalgamándose.
• De regreso a su casa, Amanda empieza a sentirse libre, por fin libre.
• Amanda va esbozando un baile de apasionada coreografía que crece y crece hasta hacerse violenta, incontenible.
• Se siente purificada y vital.
• Libre, libre, canta aún en el baño mientras se quita las ropas…
• Libre, sin siquiera secarse, poniéndose a hacer gimnasia desnuda frente al espejo de cuerpo entero.
• Y el espejo paso a paso le devuelve las formas y le confirma el canto.