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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL ° °‘ JJ t•• CUADERNOS de ESTRATEGIA 1 3 1 O INSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Estudios de investigación realizados por el Seminario de:«Prospectiva del Conflicto» LACONFIGURACIÓN DE EUROPA ENEL UMBRAL DEL SIGLO XXI e MINISTERIO DE DEFENSA

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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

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CUADERNOSde

ESTRATEGIA

1

31

OINSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS

Estudios de investigación realizados porel Seminario de: «Prospectiva del Conflicto»

LA CONFIGURACIÓN DE EUROPAEN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI

eMINISTERIO DE DEFENSA

CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

CUADERNOSESTRATEGIA

INSTITUTOESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS

Estudios de investigación realizados porel Seminario de: «Prospectiva del Conflicto»

LA CONFIGURACIÓN DE EUROPAEN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI

Mayo, 1991

CATALOGACION DEL CENTRO DE DOCUMENTACIONDEL MINISTERIO DE DEFENSA

La CONFIGURAaÓN de Europa en el umbral del sigro XXI /Instituto Español de Estudios Estratégicos, estudios de investigaciónrealizados por el Seminario de «Prospectiva del Conflicto».—[Madrid}Ministerio de Defensa. Secretaría General Téónica, 1991. — 144

p. : 24 cm - (Cuadernos de estrategia 30).Precede al tít.: Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional.NIPO 076-91 -040-X.—D.L. M-24268-1 991 .—ISBN 84-7823-1 52-8.1. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Seminario de Prospectiva del Conflicto. II. Centro Superior de Estudios de la DefensaNacional (Madrid) III. España. Miñisterio de Defensa. SecretaríaGeneral Técnica, ed. IV. Serie

Edita: MINISTERIO DE DEFENSA

Secretaría General Técnica

ISBN: 84-7823-152-8

NIPO: 076-91 -040-X

Depósito Legal: M-24268-1 991

iMPRIME: imprenta del Ministerio de Defensa

C E S E D E N Instituto Español de EstudiosEstratégicos

SEMINARIO NÚM. 02: «PROSPECTIVA DEL CONFLICTO»

Grupo de Trabajo «O» Prospectiva

LA CONFIGURACIÓN DE EUROPAEN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI

ÍNDICE

Página

INTRODUCCIÓN9Por Fernando de Bordejé y Morencos

Capítulo!

LA REUNIFICACIÓN ALEMANA: POSIBILIDADES Y PERSPECTIVAS. 11Por Luis Fernández Beceiro

Preámbulo13El pertubador continental1 4Génesis de los dos Estados alemanes14Creación de la República Federal de Alemania (RFA)18Creación de la República Democrática Alemana (RDA)19Coincidencias y discrepancias de los dos Gobiernos alemanes ante

el problema de la reunificación21La ostpo!itik y compás de espera en la reunificación22La reunificación alemana vuelve al primer plano de la actualidad con

augurios negativos24La perestroika propicia el proceso de cambio en la Europa del Este

y plantea de nuevo el problema de la reunificación alemana 26Conclusiones30

Cap ítulo ¡1

LOS NACIONALISMOS EUROPEOS35Por Diego Jayme Biondi y Francisco Obrador Serra

Marco de referencia 37Antecedentes históricos40Nacionalismos más influyentes en la configuración de Europa en el

umbral del siglo XXI42Las alianzas europeas como moderadoras de los nacionalismos 67Consideraciones72

Capítulo III

EL FUTURO DE LAS ALiANZAS77Por Jesús Rafael Argumosa PilaIntroducción79Antecedentes80Política de Defensa82Balance militar85Desarme89-Aproximación al presente92Mirando al futuro96Conclusiones101

Cap ftulo IVLOS ESTADOS UNIDOS ANTE LA NUEVA EUROPA105Por Fernando Castillo CáceresIntroducción107Orígenes y desarrollo de las relaciones entre Europa y Estados

Unidos108Los Estados Unidos ante las transformaciones de Europa del Este 114Aspectos de la política americana hacia la nueva Europa119Los Estados Unidos ante el futuro131

Capítulo VCOÑFIGURACIÓN DE EUROPA EN EL PRÓXIMO SIGLO: ALGUNAS

IMPLICACIONES DE LARGO ALCANCE135Por Jesús Maneo MontoyaEuropa en la transformación del sistema internacional1 37Los variables perímetros de la entidad europea139Pero en Europa ¿estamos generando un nuevo actor en la escena

mundial’?141

COMPOSICIÓN DEL SEMINARIO143

INTRODUCCIÓN

Por FERNANDO DE BORDEJÉ y MORENCOS

El trabajo que acometió el Seminario de Prospectiva del Conflicto durante elaño de 1990 lleva por título La configuración de Europa en el umbral delsiglo XXI, lo que implica un reto y la necesidad de analizar con sumo detallela exhautiva información que, en estos últimos años se ha producido, a lavista de las rápidas mutaçiones que está sufriendo el escenario internacional,especialmente, el europeo, con el desplome del sistema comunista en lospaíses del Este y la aparición de nuevas ideas en la propia Unión Soviética.

Sin embargo, debemos advertir, que desde el año 1989 los acontecimientosy cambios se han sucedido y prosiguen sucediendo con tal asiduidad quecuanto pueda estima rse hoy queda superado por los acontecimientos demañana. Decimos esto, porque, quizás, ciertas partes del trabajo, con susalusiones y conclusiones, podrían parecer, en cierto modo, desfasadas o,por lo menos, superadas por la realidad, como pudiera ser el caso de lostrabajos titulados «el futuro de las alianzas» o «nacionalismos soviéticos»,que fueron redactados en el primer semestre del pasado año, en unosmomentos en que todo hacía pensar que se entraba en una nueva era depaz y distensión, situación que, por lo menos hoy, es preciso admitir conreservas.

En e/tema de la reunificación alemana, quedan claramente establecidos lostemores que suscita, algo’ que parece lógico si contemplamos el pasadoaunque, las condiciones tanto a nivel interior como mundial no son lasmismas, por lo que el futuro de Alemania será función de la evolución de susrelaciones con los Estados Unidos y la Unión Soviética y de la proyectadaconstrucción europea.

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En cuanto a los nacionalismos europeos, el trabajo que resalta suresurgimiento en nuestros días, se polariza a aquellos que se estimaban másinfluyentes en el escenarió europeo del siglo XXI, entendiendo pornacionalismos aquellos que emanan del conjunto de un pueblo-estado yconfiguran y señalan las líneas de acción de la política exterior de ciertasnaciones. Por ello no trata ni estudia los nacionalismos estrechos y locales,las llamadas nacionalidades estatales, que se dan en ciertas nacionesoccidentales y los países del Este, entre los primeros podemos citar aEspaña, Francia, Italia y Yugoslavia.

En cuanto al futuro de las alianzas, después de analizar las perspectivas queofrecen el Pacto de Varsovia y la OTAN, se han tratado de destacar dosproblemas fundamentales. El primero, la paulatina desintegración del Pactode Varsovia con una posible evolución que conduciría a sus antiguos paísesmiembros a formar parte de un sistema de seguridad continental. Elsegundo, destaca la permanencia a medio e incluso a largo plazo de laOTAN como garantía de estabilidad en el Continente, siendo factibleasegurar su posible evolución para con vertirse en la base o fundamento deun posible Consejo de Defensa Europeo en la que se integrarían los actualesorganismos Organización del Atlántico Norte (OTAN), Pacto de Varsovia, laUnión Europea Occidental (UEO) y hasta la Conferencia sobre Seguridad yCooperación Europea (CSCE).

EL PRESIDENTE DEL SEMINARIO

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CAPiTULO PRIMERO

LA REUNIFICACIÓN ALEMANA:POSIBILIDADES Y PERSPECTIVAS

LA REUNIFICACIÓN ALEMANA:

POSIBILIDADES Y PERSPECTIVAS

Por Luis FERNÁNDEZ BECEIRO

«Creo que la reunificación de Alemania será algún día una realidad,los ejemplos de la historia apoyanesta creencia, aun que esta reunificación no será más rápida ni fácil»

(Del discurso de JONH F. KENNEDY enBerlín el 25-6-63).

Preámbulo

En el presente trabajo se pretende hacer una análisis del problema alemánen cuanto a:— Su actual situación de una nación dividida en dos Estados.— La incidencia de este hecho en la presente política internacional.— Efectos de la posible reunificación germana en la construcción de una

Europa unida y en la consecución de una mayor estabilidad del equilibriomundial.

— Aceleración del previsible proceso reunificador propiciado por laperestroika.

Todo eÍlo irá precedido de unos sucintos antecedentes históricos próximos,estimados necesarios para mejor entender el presente del caso alemán yfacilitar una incursión hacia su futuro.

Y sin más prolegómenos entremos en el tema.

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El perturbador continental

En las tres últimas centurias la paz y la estabilidad de Europa han estadofuertemente condicionadas por la situación socio-política de Alemania yestá claro que en el siglo XX, este condicionamiento ha alcanzadoproyección mundial.

En el pasado, los Estados germanos en permanente discordia entre sí,constituían auténticos focos belígenos en Europa Central y una constanteamenaza al equilibrio y a la concordia en el «Viejo Continente’>.

La unificación de Alemania realizada en el año 1871 —con la creación de unúnico Estado— se valoró como un acontecimiento histórico generador deestabilidad y cooperación entre las potencias europeas. Pero, paradójicamente,las experiencias de este siglo nos demostraron lo contrario: una Alemaniaunida y poderosa ha sido —en gran parte— el agente provocador de las dosguerras mundiales.

Mientras los propósitos germanos tuvieron un carácter puramente defensivo—como ocurrió durante los 25 años de gobierno de Bismarck— la paz deEuropa estuvo asegurada. Pero en el año 1890, cuando el Kaiser Guillermo II —soñador de imperios y con apetencias espansionistas— hizodimitir al «canciller de hierro», cuya idea política fundamental era la demantener relaciones amistosas con Rusia —como garantía de concordia yequilibrio europeos— Alemania se lanzó abiertamente con todo su poderíoeconómico, su avanzado desarrollo industrial y técnico y la fuerza tradicionalde su laboriosidad y disciplina, a prepararse para conquistar por laintimidación o por la fuerza un puesto de privilegio en el concierto mundial ya aumentar su «espacio vital» (Lebensraun).

Si descabellada fue la aventura bélica de Guillermo II, —más lo fue aún la deAdolfo Hitler, pretendiendo ocupar Europa en una guerra de dos frentes—que según las propias palabras del Führer en su libro Mein Kampf— «seríaun auténtico suicidio’>.

Génesis de los dos Estados alemanes

La historia de los dós Estados germanos comienza en el mismo momento enque termina el Tercer Reich. La actual división de Alemania no es elresultado de unos planes meditados y discutidos con calma y ponderacióncuando ya la victoria aIjada se presentaba clara e indudable. El presente

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hecho de los dos Estados es una consecuencia del desarrollo de a políticamundial de la posguerra.

Después que el almirante Dánitz firmara la capitulación de su Patria, losvencedores dividieron los territorios ocupados en u.tró zonas cuyoscomandantes en jefe constituyéron el Consejo Aliauo de Control que asumíael mando directo del país vecino. La ciudad de Berlín —una «isla» en zonasoviética— quedaba sometida a la administración çombinada de las cuatropotencias, asignándole a cada uno de ellas un sector de la antigua capitaldel Reich.

A la vez que el Consejo. Aliado de Control celebraba su primera sesión —el30 de julio del año 1 945— se reunían en Potsdam los dirigentes de EstadosUnidos, Unión Soviética y Reino Unido, en una conferencia en la que setrazaron las líneas maestras del futuro alemán. Entre los acuerdos suscritosen esta «cumbre», e incluidos en el Tratado de Potsdam, cabe destacar lossiguientes:

— Las tres potencias deciden posponer la delimitación definitiva de lafrontera occidental de Polonia hasta la firma de un ulterior tratado de paz,pero, en el interín, los territorios de Alemania al este de la línea OderNeisse debían de quedar provisionalmente bajo administración polaca.Cuando se firmase el tratado de paz definitivo, la ciudad de Kdnisberg ysu alfoz, esto es, toda la parte norte de Prusia Oriental, deberían pasar aintegrarse en territorio soviético.

Es decir, que Alemania cedía aproximadamente la cuarta parte de susuperficie del año 1 938 —un total de 11 4.000 kilómetros cuadrados—. que,servía para compensar —en parte— a Polonia de los 200.000 que en el año1 939 había tenido que ceder a la Unión Soviética.

El Tratado que firmaron Truman, Stalin y Attlee, reconocía también lanecesidad de un traslado masivo de la población alemana residente enPolonia, Checoslovaquia y Hungría hacia los mermados territorios de lanueva Alemania. Si a esto se suman las poblaciones que abandonaban—huyendo hacia el Oeste— los parajes ocupados por el Ejército Rojo, seestima que en los primeros arios de la posguerra se acogieron a las zonasadministradas por los occidentales unos 13 millones de personas. quehabían perdido todos sus bienes y pertenencias y llegaban a su nuevodestino en condiciones dramáticas de depaupéración y espanto. La mayorparte de estas gentes en lo que más tarde ,sería República Federal deAlemania, constituyó inicialmente una pesada carga péra el Gobierno deBonn. . .

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La segregación de los territorios al Este del Oder-Neisse y la expulsiónn dela población alemana de sus antiguos lugares de residencia fueronconsiderados como medidas injustas, y todos los partidos —incluso elcomunista, al menos en principio— se resistieron a su aceptación. Despuésde consumados estos hechos y creados los dos Estados, la RepúblicaDemocrática Alemana firmó con Polonia el Tratado de Górlitz —6 de juniodel año 1 950— por le que reconocía como fronteras definitivas entre ambaspartes la línea Oder-Neisse. El Gobierno de Bonn se opuso, sin embargo atal reconocimiento hasta el 7 de diciembre del año 1970 —fecha deconclusión del Tratado de Varsovia— aunque puntualizando que lo suscribíaen nombre de la República Federal y que, por lo tanto, los acuerdos de esteTratado no obligarían a la «esperada nueva Alemania reunificada>’.

También en Potsdam se decidieron una serie de limitaciones que se leimponían a la Alemania vencida en los ámbitos político, económico y militar.

De momento no se admitía un gobierno central alemán, aunque sí seautorizaban ciertos organismos administrativos con participación de funcionarios alemanes en calidad de asesores del Consejo Aliado de Control.

Muy pronto aparecieron las discrepancias entre las cuatro potenciasvencedoras ya que cada una intentaba interpretar las cláusulas del Tratadode Potsdam en beneficio propio y de acuerdo con su concepción de lanueva Alemania. Las divergencias más notorias se presentaron en laadopción del ordenamiento político y jurídico más idóneo para el nuevoEstado y en la forma de llevar a buen término la democratización del puebloy de las instituciones. Todos estaban de acuerdo en la recreación de unanación que no pudiese poner de nuevo en peligro la paz del mundo, pero nocoincidían en la forma de conseguirlo.

Los occidentales, pese a algunas discrepancias entre ellos, más de formaque de fondo, se mostraron casi unánimes en cuanto a las disposicione..fundamentales que condicionarían el porvenir, polítio, económico y socialdel pueblo germano: democracia parlamentaria, garantías jurídicas, libertadesciviles, respeto a los derechos humanos, propiedad privada y economía demercado. Moscú concebía el futuro alemán de distinta manera: democratización dentro de un sistemasocialista, en el cual el Estado dispone de todoslos medios de producción con un gobierno organizado siguiendo él esquemavigente en Europa Oriental, esto es, de partido único y de sumisión alKremlin. Estas discrepancias sobre el futuro alemán eran sólo un aspectodel enfrentamiento Este-Oeste, que alcanzaría dimensiones globales ydesembocaría en la llamada «guerra fría».

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La ruptura entre los occidentales y la Unión Soviética se puso de manifiestode forma clara y oficial con la retirada de los rusos del Consejo Aliado deControl, en marzo del año 1 948, alcanzando el enfrentamiento de posturas supunto culminante cuando Moscú ordenó el bloqueo de Berlín Oriental, con elfin de obligar a los aliados a retirarse de sus sectores de ocupación yalcanzar el control total de la ciudad. En este período se llega al umbral delhecho bélico ante las drásticas medidas adoptadas por los soviéticos parasometer por el hambre a la antiguacapital de Alemania y se pone demanifiesto la decisión de los occidentales de no claudicar y hacer frente condecisión y firmeza frente al desafío. Francia, Reino Unido y Estados Unidos,en un alarde de coherencia, eficacia organizativa y capacidad logística,logran abastecer durante diez meses a los dos millones de berlineses delOeste mediante el famoso «puente aéreo». En mayo del año 1 949 el Kremlin,ante el fracaso de su intimidación, levantó el bloqueo.

Poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial se procedía a laorganización administrativa y «democratización» de ciudadanos e institucionesen la zona soviética. El proceso fue rápido y en el año 1 945 se autoriza laconstitución de partidos políticos y se habían creado organismos administrativos fuertemente centralizados con competencia zonal y dependencia delKremlin. Aparecen el Partido Comunista (KPD) y el Social Demócrata (SPD)que, por imposición de Moscú se fusionan en uno sólo, el Partido SocialistaUnificado (SED) del que han salido todos los dirigentes de la RepúblicaDemocrática Alemana con una influencia, hasta el año 1989, .total y decisivadel gobierno del país.

En las tres zonas occidentales el proceso político se desarrolló de formainversa, desde abajo hacia arriba. Inicialmente los partidos se autorizaron,constituyeron y desarrollaron a nivel local, con el fin de elegir lascorporaciones municipales; y más tarde dentro de los Jánder (Estadosfederados) para designar sus gobiernos respectivos. En el año 1947 secelebraron elecciones libres para nominar los parlamentarios de todos losEstados, creando, posteriormente, los órganos administrativos zonales.

Pero los problemas de un país en ruinas eran tan graves y tan perentorioacometer su solución que se creyó imprescindible crear una coordinación almás alto nivel posible. Por ello, ya en 1 947, los Estados Unidos y el ReinoUnido resolvieron fusionar sus zonas, en parte en el orden público y enmayor grado en el terreno económico, surgiendo lo que se llamó «bizona»,antecedente inmediato de la República Federal de Alemania. El ConsejoEconómico elegido por los parlamentarios los !nder y el ConsejoAdministrativo designado por el anterior constituyeron los estudios previos

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del futuro Parlamento Federal (Bundestag) de donde surgió el gobiernopropio de la República Federal de Alemania (RFA).

Creación de la República Federal de Alemania (RFA)

A principios del año 1 948 —superado ya el intento soviético de anexionarsela totalidad de Berlín— estaba ya claro que la solución del problema alemánno podía basarse en ningún acuerdo previo entre la Unión-Soviética y laspotencias occidentales. Ya por entonces Churchill había pronunciado sufamoso discurso (1946) en la Universidad americana de Fulton (Missouri)con la conocida frase «desde Stettin a Trieste ha caído sobre el Continenteun telón de acero»; Europa quedaba escindida en dos ámbitos antagónicosy el territorio alemán bipartido por la ominosa barrera.

Ante el hecho consumado, Estados Unidos, Reino Unido y Franciaacordaron constituir un Estado germano occidental, asentado en las zonasgeográficas ocupadas por las tres potencias.

Este acuerdo no fue bien visto, en principio, por la mayoría de los políticosalemanes por lo que podría suponer de «perpetuación de la disivión de lanación alemana en dos Estados». Después de largas negociaciones sedecidió constituir —con representación de los Estados alemanes federadosdel Oeste (Inder)— un Consejo Parlamentario para redactar y legalizar unaLey Fundamental (Gruridgesetz) norma básica de convivencia y de gobiernodemocrático del nuevo Estado en gestación. Se insistió en denominarla LeyFundamental y no Constitución, para poner claramente de manifiesto que nose trataba de un documento definitivo, sino de una solución transitoria paraun Estado separado circunstancialmente del resto de la nación. El título deConstitución se reservaría para la Ley Fundamental de la Alemaniareunificada.

El Consejo Parlamentario inició sus sesiones en Bonn el 1 de septiembre delaño 1 948; Konrad Adenauer ex burgomaestre de Colonia fue su primerPresidente. La Ley Fundamental, pauta y guía de toda la legislación estatalde la RFA, fue promulgada el 8 de mayo del año 1 949, «con la finalidad decrear un nuevo orden para el pueblo alemán durante el período detransición». En el preámbulo de esta Ley se hace constar que losciudadanos de los lánder occidentales representan a toda la ciudadanía dela nación alemana, incluida la de aquellos a los que, de momento, les estávedada su participación en el proceso democrático emprendido por larepresentación genuina del pueblo alemán, con clara alusión a loshabitantes de la zona de ocupación soviética.

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En otro párrafo se añade: «a todo el pueblo alemán le incumbe la tarea decompletar, dentro de un clima de libre determinación», la unidad y a libertadde Alemania; y termina la Ley Fundamental con el suiente artículo: «EstaLey perderá su vigencia el día que se promulge una constitución elaboraday sancionada por la libre voluntad de todo el publo alemán». El documentoexpresa el profundo e indubitable sentimiento de reunificación que subyaceen la conciencia de la mayoría de los alemanes. El 1 4 de agosto del año1 949 se anunciaban las primeras elecciones para designar los miembros delParlamento Federal, tomando parte en los comicios todos los partidos queprometieron acatamiento a los preceptos de la Grundgesetz. El nuevoEstado comenzaba su andadura con un talante democrático, prooccidentaly «reunificador>.

Fue Adenauer el artífice de uná Alemania que, después de destruida,ocupada y sometida, fue paso a paso reconstruyendo su patrimonió,saneando su economía, confirmando su carácter democrático y alcanzandosu soberanía plena, dentro de las limitaciones que la situación del paísocupado le imponía a los vencidos.

El 5 de mayo del año 1 955, con su ingreso en la OTAN, la RFA alcanzaba suplena identidad y se convertía en peón fundamental de la estrategiaoccidental, para hacer frente al expansionismo soviético. Según declaracióndel Consejo de la Alianza Atlántica «la participación política y militar de laRFA en la OTAN refuerza la defensa de Europa, sin modificar, en absoluto,el carácter defensivo de la Alianza».

Creación de la República Democrática Alemana (RDA)

Desde sus inicios la estructura político-social impuesta en la zona deocupación soviética fue de clara inspiración comunista. No obstante elPartido Socialista Unificado de Alemania (SED) —único reconocido oficialmente— se presentaba como «paladín de la unidad nacional» y acusaba alos artífices del Estado Occidental, tanto a vencedores como vencidos,aquellos por acción y éstos por omisión, de agresores a la unidad alemana.

Por ellos los soviéticos no permitieron la institucionalidad de la RDA hastaque no apareció en escena la de carácter oficial a la existencia de la RDA,definida como una democracia parlamentaria, aunque de todos es sabidoque desde el principios hasta ahora el SED dominó la vida política del país,y su órgano supremo, el Politburó viene ejerciendo una dictadura impuestadesde Moscú.

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Consecuente con la ideología que lo inspira, el SED proclamó «laconstrucción del socialismo’> y desde el verano del año 1 952 se lanzó a unprograma intensivo y acelerado de transformación del orden social y políticode la población de la RDA, siguiendo instrucciones del Kremlin. Ya en el año1 950 había solicitado y obtenido el ingreso en el Consejo de AyudaEconómica Mutua (COMECON). Posteriormente, en el año 1955 y despuésdel ingreso de la RFA en la OTAN, la RDA se hace miembro del Pacto deVarsovia, completando con ello su integración en el bloque oriental.

Las dificultades económicas y las restricciones de libertad a personas ycolectivos fomentando un estado de opinión hostil al régimen, que semanifestó violentamente el 17 de junio del año 1953 en forma de unalzamiento popular de gran magnitud. Fue sofocado brutalmente por lastropas soviéticas; hecho que incrementó el número de huídos hacia la RFA—que ya se venía produciendo con anterioridad— lo que obligó a lasautoridades de Alemania Oriental, bajo presión de Moscú, a iniciar laconstrucción de una densa barrera entre los dos Estados, constituyendo lalínea fronteriza más controlada y menos permeable del mundo. El «telón deacero churchiliano» se había materializado y las ansias de reunificación delos alemanes del Este y del Oeste se hicieron más perentorias.Pero ese «telón» presentaba un «portillo», la zona oriental de Berlín, por laque se pasaban centenares de alemanes de la RDA, a la RFA; y muy rarasveces al revés. Esto indujo a las autoridades del Este a la construcción del«muro de la vergüenza» que desde el año 1 961 hasta el año 1 989 mantuvoseparada la zona berlinesa soviética de las zonas atribuidas a los aliados.Cuando terminó la construcción del muro se habían pasado ya a occidenteunos cuatro millones de ciudadanos de la RDA, importante sangría de manode obra cualificada que afectó muy negativamente a la economía deAlemania Oriental, pese a lo cual la RDA, ocupa el segundo lugar del bloquecomunista —después de la Unión Soviética— en producción industn.comercio exterior, por delante de los propios soviéticos en «renta percápita». También en relaciones exteriores la RDA destaca entre todos los«satélites». Mantiene representaciones diplomáticas en más de cien paísesy su influencia en el Tercer Mundo há progresado constantemente, sobretodo en los países con gobiernos de ideología marxista. Pero, pese a suprogreso económico y cultural, proyección exterior y relativamente altobienestar de la ciudadanía, los dirigentes del SED y gobernantes del país nose arriesgan a someterse a un plebiscito popular para revalidar supermanencia en el poder. Las elecciones para designar los miembros de laCámara del Pueblo (Volkskammer) siguen realizándose sobre una sola listaestablecida por el único partido oficialmente autorizado.

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Coincidencias y discrepancias de los dos Gobiernos alemanesante el problema de la reunificación

Ya expusimos como en la Ley Fundamental de RFA. se recoge laafirmación reunificadora. También en la Consutución de la RDA del año1968 se estableció el concepto de «nación alemana» y se planteaba comometa de gobierno (<lograr el paulatino acercamiento de los dos Estadosalemanes, hasta alcanzar la reunificación plena»; sin embargo en laConstitución vigente, la del año 1 974, ha sido suprimida toda alusión a estetema, lo cual no quiere decir que no persiste el sentimiento reunificadorentre la ciudadanía de los dos Estados; según una encuesta de la AgenciaCentral de Inteligencia (CIA) realizada en Alemania Oriental, el 72 por 1 00 desu población se manifestó no sólo partidario de un Estado único —porrazones históricas— sino que mostró sus preferencias por el sistema políticode la RFA. Parece claro que el pueblo alemán en su conjunto presenta undeseo unívoco de reunificación, aunque los occidentales hayan tenido hastaahora más libertad de expresarlo y muestren un mayor protagonismo enelplanteamiento del problema y en la propuesta de soluciones.

La RFA se consideraba —hasta ahora— como más representativa de latotalidad del pueblo alemán, y sus principales argumentos, para talpretensión eran los siguientes:— La legitimación de su Gobierno obtenida mediante elecciones libres,

circunstancia que hasta ahora no se dio en la RDA.— El éxodo de millones de alemanes hacia el Oeste, sin contrapartida

significativa en la dirección opuesta. Lo que —en opinión de Bonn— noes sólo por razones económicas, sino por sentirse más en la Patriagermana en la parte Occidental.

— La RFA ha constituido un Estado independienté, aunque con ciertaslimitaciones mínimas desde su origen, mientras que la RDA estuvosometida a los dictados del Kremlin a través del partido único SED, conpredominio comunista y bajo presión soviética.

En Bonn, Gobierno y oposición —con el tema de la reunificación como telónde tondo— mantuvieron con frecuencia opiniones encontradas.El primer Gobierno de Adenauer propició una política de incorporación de supaís a la Alianza Atlántica; consideraba que, con cuanta más decisión y‘coherencia actuasen las potencias del Oeste —incluia la RFA— tanto másfácil sería conseguir que la Unión Soviética concediese el derecho deautodeterminación a los pueblos sometidos a su hegemonía y, por ende, alos diecisiete millones de alemanes orientales. Por el contrario la opinión—representada entonces por el Partido Social Demócrata (SPD)— sostenía

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que la integración de la RFA en uno de los bloques cerraría el camino haciala ansiada unidad nacional.

En marzo del año 1 952 pareció presentarse la ansiada oportunidad; Moscúanunciaba un proyecto de tratado de paz con Alemania —sin distinción deEstados— invitando a iniciar inmediatamente negociaciones con tal fin. Atales propuestas las potencias occidentales pusieron como condición previala convocatoria de elecciones libres en todo el territorio alemán, bajosupervisión internacional, para elegir un gobierno para toda la nación. Lapuesta en marcha de éste proceso electoral requería la presencia de unaComisión de la ONU en la RDA: pero las autoridades de este país noaceptaron tal condición, quedando así desbaratado todo el plan. Aún hoysigue siendo tema polémico la intervención e internacionalidad en esteasunto: ¿era sincera la propuesta soviética?, ¿fue un error de losoccidentales no haberla aceptado directamente?, ¿se trataba de unamaniobra dilatoria del Kremlin destinada a retrasar la integración de la RFAen el sistema defensivo occidental, cuyo trámite ya por entonces se habíainiciado? Los hechos posteriores parecen avalar esta segunda hipótesis.

En el año 1 955, incorporados formalmente ambos Estados a sus respectivosbloques —la RFA a la OTAN y la RDA al Pacto de Varsovia— la cuestiónalemana entraba en una nueva fase: el Gobierno de la RDA renunciaba asus postulados de reunificación, y su máxima concesión era una Confederaciónde los dos Estados; la RFA seguía en su pretensión de un solo Gobierno, alque se llegaría mediante elecciones libres convocadas en todo el territorioalemán. Es más, Bónn se arrogaba el derecho de poner en marcha elproceso electoral, al mismo tiempo que trataba de impedir que la RDA seconsolidase como Estado independiente; tesis mantenida en la doctrinaHallstein que consideraba que «el establecimiento de relaciones diplomáticasde cualquier país con la RDA constituiría un acto inamistoso para laRepública Federal», postura que consiguió efectos reales temporales, pueshasta mediada la década de los años 60, ninguna nación —fuera del bloqueoriental— intercambió embajadores con la República Democrática.

La ostpolitik y compás de espera en la reunificación

Esta situación tan realista no podía mantenerse indefinidamente. La RDAexistía, estaba ahí, y tarde o temprano Bonn tendría que reconocer supresencia y las relaciones entre ambos Estados tendría que tomar otrosderroteros. Esta realidad se iba imponiendo paulatinamente y fue WillyBrandt—nombrado canciller de la RFA en el año 1969— el que estableció

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nuevas bases, más pragmáticas para la relación futura entre ambasAlemanias, que hasta entonces se habían desarrollado, únicamente y demanera restringida, en el ámbito comercial. La declaración de Brandt en sudiscurso de toma de posesión, définía a ambas Repúblicas r,omo «dosEstados de la misma nación alemana», contrastando : a postura de susantecesores de negar la leitimidad, e incluso la existencia, del otro Estado.Se iniciaba así una política de acercamento entre ambas Repúblicas,comenzando la etapa de la ostpolitik.

Todo ello propició el inicio de conversaciones entre los Gobiernos de las dosAlemanias de las que salió el compromiso de ambos Estados de mantenerrelaciones de buena voluntad, resolver sus posibles diferencias sin recurrir,en ningún caso a la fuerza; y respetar cada uno la independencia del otro,sin interferencias mutuas. Este compromiso —denominado «AcuerdoBásico>’— se firmó el 21 de diciembre del año 1 972 y constituyó elinstrumento diplomático que posibilitó y fomentó una colaboración interalemana mucho más amplia.

Én diciembre del año 1 981 se reunían en Berlín Oriental los cancilleres delas dos Alemanias para ampliar la cooperación de ambos Estados en losterrenos político, económico, social y cultural, tratando de disminuir latensión lateral entre alemanes del Este y del Oeste.

Lo expuesto nos presenta un panorama de mejoramiento general de lasrelaciones entre los dos Estados, cada uno soberano y responsable de susactos de gobierno y con igual rango en el ámbito internacional, lo que veníaa desvirtuar las pretensiones de Bonn de representante «por antonomasia»de la nación alemana. Además esta apertura de la RFA hacia el Este trajocomo consecuencia, para evitar fricciones, el acuerdo tácito del «aparcamientotemporal» del problema de la reunificación.

Lo que no pudo alterar la ostpolitik y sus secuelas, es la asimetría existenteentre los dos Estados en lo referente a libertades individuales y niveles deinformación de las respectivas ciudadanías; estaban las barreras fronterizaslevantadas por los orientales y los vopos, disparaban a los que trataban dehuir de la RDA. El éxodo inverso apenas si se produjo. Estas circunstanciasson, evidentemente, desfavorables para fomentar en la parte oriental eseespíritu de reunificación que se siente a ambos lados del «telón», pero quese expresa con más vigor en la RFA; después de la puesta en práctica de laostpolitik, el problema de la «reunificación» pareció pasar a un segundoplano y dejaba de ser el primerobjetivo de ambos Estados. Se abre unperíodo de aparente desinterés por el tema.

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La reunificación alemana vuelve al primer planode la actualidad con augurios negativos

Este paréntesis en el tema «reunificación» fue roto bruscamente en elverano del año 1 984 con movito de la iniciación de un programa de visitasa Bonn de un grupo de líderes del mundo comunista; programa concertadoy confirmado por el canciller Kohl. Estaba previsto que viajasen a la RFA: eldirigente búlgaro Todor Zhivkov; una delegación sovética encabezada por elvicepresidente del Gobierno Kostandg; el secretario general del Partido SEDy jefe del Gobierno de la RDA, Eric Honecker (estimada esta visita como lamás interesante del programa, por lo que podría suponer el acercamientoentre las dos Alemanias), cerraría el calendario de visita del líder rumanoCeaucescu. Consideraba el Gobierno alemán occidental que sus crecientesintercambios comerciales con el Este y los importantes préstamos concedidosrecientemente a la Unión Soviética y a la RDA, propiciarían un clima dedistensión y facilitarían unas relaciones más cordiales y constructivas conlos alemanes orientales. Cabe suponer que en el ánimo del Cancilleroccidental se albergase la esperanza de (en la prevista conferencia KohlHonecker) se abordase el tema de la reunificación.

Pues bien, cuando todo parecía «marchar sobre ruedas» Moscú comunica lacancelación del viaje de su delegación a Bonn y presionó sobre el Gobiernobúlgaro, alemán oriental y rumano para que anulasen las programadasvisitas. Los dos primeros se sometieron pero Ceaucescu —en un alarde deindependencia política— viajó a Bonn del 15 al 18 de octubre. Gesto inútil,ya que la finalidad principal del programa de visitas había quedadototalmente desvirtuado.

Poco después Gromyko, en un discurso en Berlín Oriental en el XXXVaniversario de la fundación de la RDA, reafirmaba la postura soviética decontrolar y limitar posibles acuerdos entre las dos Alemanias al declarar:«hay dos Estados alemanes integrados en bloques distintos y entre ambossólo puede existir las relaciones que existen entre naciones soberanas,independientes y con iguales derechos». La realidad es que esta declaraciónse producía en el mismo momento en que el Gobierno de Kohl aprobaba lainstalación de misiles «Pershing II» y «Crucero» en su territorio. Pravdadesencadenaba una furibunda campaña en contra del «revanchismo»alemán, y prevenía al Gobierno de la RDA en contra de .toda intenciónreunificadora.

Pero la frustrada entrevista entre Kohl y Honecker no sólo provocó las irasdel Kremlin, sino que produjo reacciones inesperadas en algunos países

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occidentales. De sorprendentes calificaron gran número de comentaristasde política internacional las manifestaciones de Giulio Andreotti, ministro deAsuntos Exteriores italiano y presidente de la Unión Europea DemocráticaCristiana, expuestas en septiembre del año 1 984, con motivo de lacelebración en Roma de la fiesta anual del oriódico comunista italianoL’Unita y decía lo siguiente: «estamos de uerdo en que las dos Alemaniastengan buenas relaciones, es una contribución a la paz que nadieinfravalora. Pero que quede bien claro que no se debe exagerar en esadirección que podría conducir a un pangermanismo que es algo que debeconsiderarse superado y bien superado. Existen dos Estados alemanes ytienen que seguir así».

¿Por qué el Ministro italiano de Exteriores hizo estas declaraciones tanirritadoras y decepcionantes para un Gobierno aliado y uno de los másfirmes puntales de la OTAN? Varias eran entonces las hipótesis que sebarajaban. De régimen interna italiano una, halagar, al auditorio comunista yrecabar sus votos para el propio Andreotti como futuro candidato a laPresidencia de la República en el año 1 985. Otra el orden internacional, perosin intento de obstaculizar el proyecto reunificador alemán: una reacciónemocional del Ministro italiano ante las manifestaciones progermanas de losciudadanos de los territorios italianos del Alto Adigio; y lo niás grave —desdeel punto de vista que nos ocupa y considerada como más probable poralgunos comentaristas, opinión que compartirnos— y comprometida para elfuturo alemán: Andreotti ha dicho lo que otros políticos occidentales piensanpero no quieren o no deben decir y es que en Europa aún persiste un fuertesentimientó de temor a una Alemania fuerte y unida, capaz de provocar unanueva conflagración mundial. Estas declaraciones del Ministro de AsuntosExteriores italiano tendrían una mayor carga política pronunciadas por suscolegas americano, francés o británico, es decir, parece que actuaba pordelegación.

Sea como fuere, la realidad es que la reunificación alemana tenía en el año1985 muy serios oponentes tanto en el Este como en el Oeste y sepronosticaba que al pueblo alemán le esperaba un largo y difícil camino paraalcanzar la ansiada —por una mayoría— meta de volver a un único Estadoalemán.

No obstante continuaron los intentos de comunicación —sin carácteroficial— entre las dos Alemanias, o si se quiere, entre los ciudadanos de unaSnación escindida en dos Estados por la derrota militar del año 1 945 y por eléxito de Stalin en Yalta, refrendado y matizado más tarde —en lo que aAlemania se refiere— en Potsdarn. En el año 1 985 se abre un paréntesis al

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tema de la reunificación alemana que de momento se queda en un simple«futurible», se abre un paréntesis que como veremos más adelante, pareceempezar a cerrarse en el año 1 989, convirtiéndose para la ciudadaníaalemana en un prometedor futuro.

La perestroika propicia el proceso de cambio en la Europa del Estey plantea de nuevo el problema de la reunificación alemana

El 11 de marzo del año 1 985 Mijail Gorbachov, de 54 años, ha sido elegidoSecretario General del PCUS. Con Gorbachov llega por primera vez al poderuna generación que no tomó parte en la Revolución del año 1917. Laelección de Gorbachov trata de responder a la intención —por parte de losprincipales centros de poder de la Unión Soviética—, de rejuvenecer losprincipales cargos de la vida política, social y económica del país y deimprimirle un nuevo rumbo, más seguro y más acorde, con los tiempos quevivimos, a la «nave soviética». Y parece que se ha elegido —por lo menosesa es la impresión hasta el momento— al timonel más idóneo para ello.Llega Gorbachov con su perestroika (reestructuración o renovación) y suglasnost (transparencia) como líneas maestras de su programa político y, afe, que está produciendo mutaciones espectaculares: el rápido —casipodríamos decir vertiginoso— proceso de remodelación y cambio en EuropaOriental: el reciente encuentro de Malta que parece ser la muerte de Yalta ypromete ser el final de la «guerra fría»; la necesidad de dar respuesta a lavolúntad del pueblo alemán de volver a encontrar su unidad; la exigencia deavanzar en la unidad europea a través de la unidad económica y monetaria;y la preocupación por compaginar el proceso económico con la dimensiónsocial. Son todos ellos factores determinantes de los que se trató en la última«cumbre» de Estrasburgo por los representantes de los 12 países comunitarios(17-11-89).

Vivimos en un período de mutaciones tan rápidas y desconcertantes que nopermiten ni al hombre de la calle ni al más experto politólogo, no sólopredecir los acontecimientos, ni aún siquiera asimilar lo ya ocurrido, a variasfechas de producirse el impredecible hecho. Así se dan circunstancias tanparadójicas como la dé que el presidente del Consejo Europeo pudiera decirel día 8 de noviembre del año 1 989 —en vísperas de la caída del muro deBerlín— que aunque era muy difícil de prever acontecimientos, él esperabaque su generación pudiera ver algún día la desaparición de esa barrera queseparaba las dos Alemanias; pues bien, a las 24 horas de formular estelejano pronóstico, se producía el desmantelamiento del «muro de lavergüenza». Algo similar le ocurrió a Ceaucescu que unos días antes de ser

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depuesto de la jefatura del Estado y del Gobierno de Rumanía, einmediatamente ejecutado, se encontraba en Irán, recibido con todos loshonores y entusiasmo de un Jefe de Estado amigo.

Referente al problema alemán, el Consejo Europeo de Estrasburgo haencontrado una buena fórmula reconociendo al r,1icuentro en la unidad, através de la autodeterminación, ante la perspectiva de una integracióneuropea. Se trata así de reconocer un derecho legítimo que nadie debenegar al pueblo alemán, pero limitando de algún modo el ejercicio de esederecho en el contexto del diálogo y la cooperación Este-Oeste dentro de laestructura de la unidad continental.

Este reconocimiento por los jefes de Estado y de Gobierno ha tenido unaimportante contrapartida por parte del canciller Kohl a través de una garantíaexpresa sobre el respeto de la frontera Oder-Neisse, es decir, uncompromiso de no replantear el tema de la revisión de fronteras en el ActaFinal de la CSCE.

Pero quizás lo más importante de este Consejo de Estrasburgo, en el que secorría el riesgo de paralizar —en un momento crítico— una serié depropuestas, es que hayan podido seguir adelante unas iniciativas, y aunquequeda un largo camino por recorrer, se ha afrontado con decisión tanto elaspecto político, de continuar el proceso de la Unión Europea como el de larespuesta a dos cuestiones importantes: tomar posiciones respecto a lareunificación de Alemania; y crear las bases para la ayuda económica ydemocratizadora de los países del Este europeo, dejando bien claro que estaayuda no debe ser un freno, sino un acelerador de la integración europea.Kohl ha aceptado dar prioridad a la integración europea frente a la futurareunificación de Alemania.

El futuro de la perestroika hay que analizarlo con dos proyecciones: unahacia el exterior con una clara incidencia positiva para Occidente; y otrahacia el interior de la Unión Soviética con un horizonte lleno de incertidumbre,incluida la propia integridad política del país de mayor extensión superficialdel mundo. Hacia el exterior ha propiciado el acelerado proceso deliquidación de los regímenes comunistas en Europa Oriental, entre ellos laRDA, lo que puede favorecer la reunificación alemana. Por otra parte elacceso a la vida pública de la RFA —sin el complejo de culpabilidad por losdesmanes y crímenes de guerra de la Alemania nazi— de las nuevasgeneraciones y que han estallado de júbilo al presentir la posibilidad dereunificación, manifestándose pacífica y disciplinadamente, al grito de¡Alemania Patria Unida! Las generaciones se están revelando y con el

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proceso que hoy vive Europa crece entre la juventud de la RFA el deseo derecabar para su país un mayor protagonismo en el concierto internacional.

En los tiempos difíciles de la «guerra fría>’ o en alguna fase crítica de lamisma, en que el enfrentamiento de las dos superpotencias llegó a parecerinminente, la RDA, y particularmente Erich Honecker, desempeñó un papeldestacado en la reanudación del diálogo Este-Oeste; y cuando se rompieronlas negociaciones de Ginebra; a raíz del despliegue de «euromisiles» porparte de la OTAN, con las consiguientes contramedidas de la UniónSoviética, las dos Alemanias trataron de suavizar fricciones y a ambos ladosdel «telón de acero» se improvisaron manifestaciones en pro de ladistensión. Las ciudadanías de los dos Estados se movilizaban en sentidoúnico pacificador.

Manifestaciones y pancartas se expresaban el 1 2 de octubre de este año—en Berlín Oriental— con motivo de las celebraciones del XL aniversario dela creación de la RDA, pidiéndose ayuda a Gorbachov, presente en los actosconmemorativos, al lado de Honecker, hoy ya desaparecido de la escenapolítica alemana. Gorbachov afirmaba en uno de sus discursos «los que sedemoren en emprender las reformas que los nuevos tiempos exigen,quedarán marginados por la historia». Al parecer Erich Honecker, no quiso,no supo o no pudo escichar y seguir las directrices de Gorbachov y quedó«marginado por la historia». Hoy la RDA emprende un acelerado procesodemocratizador al socaire de la RFA.

El Gobierno de Bonn está dispuesto a ayudar a sus congéneres orientales siéstos emprenden ese proceso democratizado que irremisiblemente estánaceptando y adoptando los países del este de Europa. En esto la RFA acepta—en principio— la tesis de a mayoría de los gobernantes de Occidente queprefieren anteponer el problema de la democratización de Europa Oriental alde la reunificación alemana. La CE debe continuar su progresión por elcamino emprendido, de acuerdo con la RFA, y ayudar a una transiciónpacífica de la Europa del Este. «Dado que el proceso histórico se estáacelerando con un ritmo imprevisto debemos nosotros, los gobernantes,acompasamos a esa celeridad», dijo Delors en Brujas. En definitiva todosparecen coincidir —excepto la extrema derecha alemana— que el procesodemocratizador de la Europa del Este debe tener prioridad sobre lareunificación alemana.

Aún sin una declaración expresa al respecto, entendemos que los países dela OTAN han estado siempre a favor de la reunificación, o al menos por elfin de la división de Alemania, pero con recelos, más o menos explícitos por

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parte de los europeos, principalmente Francia y el Reino Unido. Fueron losEstados Unidos los que a través de su embajador en Bonn, Vernon Walters,plantearon abiertamente el problema y su conveniencia e abordarlo cuantoantes, pero esta decisión tropezó con las retice.us de distinto tipo y matizde sus aliados. La reunificación seguía moviéndose en el terreno de laambigüedad, incluso para el propio Gobierno de Bonn. Según HorstTeltschik, consejero político de Helmut Kohl, «la cuestión alemana no seidentifica necesariamente con el problema de la reunificación, se puedetambién definir como el derecho de la ciudadanía de la RDA a laautodeterminación, dentro de un plebiscito, limpio y libre». ¿Qué podría salirde esta consulta popular?: un solo Estado unitario, una Confederación, unanueva Austria. Cuestiones éstas que —creemos— se resolverán en unfuturo próximo.

Prueba de ello es que el proceso de la reunificación comienza a abandonarel terreno de la ambigüedad y Kohl, superando anteriores cautelas, sometióal Bunderstag el 29 de noviembre pasado un plan que ha merecido elrespaldo de todos los partidos de la RFA, excepto «los verdes». Resumido endiez puntos, incluye la creación de instituciones comunes, como un primerpaso que desemboque en una confederación y contempla ampliar la actualayuda económica a la RDA, que se ampliaría aún más y se institucionalizaríasi en la Alemania Oriental se produce una democratización real quecomprende modificar la actual Constitución y convocar elecciones libres.

En términos jurídicos la decisión final sobre la eventual reunificación latienen las cuatro potencia de ocupación: Estados Unidos, Unión Soviética,Reino Unido y Francia, decisión en la que Moscú dispone del derecho deveto, que quizás podría ejercerlo, llegado el caso. Recientemente GuennadiGuerasinof portavoz del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores declaróque «políticamente no es momento para hablar de reunificación. Las dosAlemanias pertenecen a dos bloques militares diferentes y su conversión enun solo Estado daría al traste con el actual sistema de seguridad europeo».

En lugar de «reunificación» algunos prefieren hablar de «reasociación», conun sentido distinto al de una «única Patria alemana»: «en el contexto de unfederalismo europeo y un federalismo alemán, dentro de las nuevasfronteras de la unidad europea, lo que abriría nuevas formas de coexistencia»,declaró Genscher a la revista Der Spiegel.

Otro problema que se planteará a medio o a largo plazo será el de lasdefinitivas fronteras de Alemania unida. ¿Aceptarán las futuras generacionesla pérdida definitiva de Prusia Oriental, Silesia y partes de Pomerania yBrandenbutgo (hoy bajo soberanía polaca) y de lá antigua ciudad de

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Künisberg (hoy Kaliningrado) y su región, en territorio soviético? En Postdamse dijo que la delimitación de la frontera occidental de Polonia se fijaría enel momento de la firma de la paz de la Segunda Guerra Mundial. Pero estetratado de paz sigue sin concretarse. Kohl y Genscher están intentandocalmar los ánimos de los que no aceptan de forma definitiva las fronterasactuales y la coalición cristianodemócrata liberal llegó, tras un arduo debate,a aceptar los actuales límites polacos que de momento no seráncuestionados. (Pero el foco belígeno ahí está).

Otro aspecto que suscita suspicacias y temores es el poderío económico deuna Alemania reunificada, que podría ensoberbecer a sus dirigentes y tratarde resucitar un IV Reich. La suma de la RFA y RDA actuales son 78 millonesde habitantes (aunque sólo 60 ante la perspectiva de envejecimiento delpueblo alemán para el próximo milenio), un posible Ejército de 660.000soldados (el segundo 1de Europa tras el soviético) y un Producto InteriorBruto (PIB) de 865.000 millones de dólares (aproximadamente la mitad deljaponés). Evidentemente Alemania se convertiría en una importante piezadel ajedrez europeo e incluso del mundial. Claro que esto es tanjbién posibleaún sin la unificación de los dos Estados. La «reunificación» alemana puedereproducirse en términos económicos y sociales y no en términos políticos.Este parece ser el tipo de solución pragmética que la perestroika propugnapara los dos Estados alemanes.

Y hasta aquí un somero análisis que, evidentemente, no permite presentaren su totalidad el gran número de variables incluidas en la complejaecuación que definiría en toda su extensión el problema de la occidentalizacióndel Este europeo y el de la «reunificación» alemana estrechamente ligado aaquél. El autor de este artículo no tiene ni información ni aptitud para llegara un examen exhaustivo del problema, ni la limitación recomendada a laextensión del trabajo lo permitiría.

No obstante, algunos aspectos del terna no contemplados hasta aquí, serán—por lo menos— mencionados en el siguiente apartado.

Conclusiones

Cuando el 9 de noviembre del pasado año de 1 989, los piquetes golpeabanel paredón que separaba a los sectores oriental y occidental de la antiguacapital de Alemania y se derribaba simbólicamente el «muro de laverguenza» se producía un hecho que ni los politólogos más expertos habíanprevisto en su magnitud e inmediatez, ni, probablemente las consecuencias

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que este simple suceso podrían significar para el porvenir de Europa, para elesquema geoestratégico mundial, ni para la futura política global. Se abriríauna comunicación entre dos mundos aislados y enfrentados desde el año1945. Este hecho histórico e imprevisto s ioaucía propiciado por laperestroika una feliz promesa para muchos y una gran falacia soviética paraotros, que la consideran una maquiabélica maniobra para desarmar aOccidente y dejarlo inerme ante el secular y persistente imperialismo ruso.Este evento ha vuelto atraer a un primerísimo plano la cuestión de lareunificación alemana congelada durante casi 50 años, volviendo a plantearel problema con toda su realidad y cón ciertos visos de urgencia.Entendemos que estamos ante un proceso imparable por muchos obstáculosy dilaciones que se e quieran oponer. Es verdad que esta reunificación, pararealizarse, necesita una nueva definición y estructura de las alianzasmilitares. La reciente visita del ministro soviético de Asuntos ExterioresShevardenadze a la sede de Bruselas de a Alianza Atlántica, indica que eseproceso ya ha comenzado. Cuando ocurra en la Europa del Este estámarcando el futuro destino de Alemania y, a la recíproca, el futuro alemáninfluirá de forma importante en la estructuración de la Unidad Europea. Sondos procesos paralelos e interdependientes.

Decíamos que la perestroika había hecho sentir sus efectos hacia fuera yhacia dentro de la Unión Soviética pero con más éxito, de momento, haciael exterior que hacia el interior. A medida que pasa el tiempo, esta tendenciaparece acentuarse. La suspensión temporal por parte de Gorbachov de suactividad diplomática pone en evidencia la gravedad del problema de lasnacionalidades en la Unión Soviética. Con ser muy preocupante la situacióneconómica —ya que la Unión Soviética no puede seguir soportando unosgastos en Defensa ‘de cerca del 20 por 1 00 de su PIB, que se elevaríannotablemente si el Kremlin pretendiese hacer frente a la iniciativa deDefensa Estratégica de Reagan («guerra de las galaxias»)— está claro quepara Moscú está resultando un foco belígeno más preocupante, la cuestiónde las nacionalidades y las étnias. Aunque Azerbaiyán y Lituania figuran a lacabeza de estas reivindicaciones, otras Repúblicas Socialistas Soviéticas—con mayor peso específico, caso Ucrania— presentan sus reivindicaciones,independentitas, con un argumento, simple, claro y contundente, laConstitución vigente en la Unión Soviética aprobada en octubre del año1 977, que en sus artículos 70 y 71 dicen textualmente; artículo 70: «La UniónSoviética es un Estado multinacional federal y unido, conf igurado sobre labase del federalismo socialista y en virtud de la libre autodeterminación delas naciones y de la asociación voluntaria de las Repúblicas SocialistasSoviéticas, iguales en derecho»; pero aún más contundente es el artículo 72:

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«Cada República Federada conserva el derecho a separarse libremente dela Unión Soviética».

Posiblemente nunca había habido tanta unanimidad a la hora de reconocerel impulso positivo de la política de Gorbachov para desatar ese vendabal delibertad que recorre Europa del Elba a los Urales y que llega hasta el AsiaCentral. Pero al mismo tiempo cualquier observador, sin exceso desaciedad, puede barruntar que ese líder soviético capaz de hacer tanto porla distensión y la paz mundiales puede resultar víctima de la propia políticade reestructuración o reforma, al no poder controlar las fuerzas centrífugaspor él desatadas.

Entendemos que el fracaso de la perestroika dentro de la Unión Soviéticapodría retardar, y aún detener, el proceso de la proyectada construcción deEuropa. Fracasado o retardado sine die, este proceso, cambiarían totalmentelas premisas que según nuestro criterio —reiteradamente expuesto— o queevidentemente plantearía un nuevo análisis del problema. La vuelta de laUnión Soviética a uha autocracia, condicionaría de modo importante—aunque no definitivo, creemos— la actual evolución geopolítica mundial ydilataría un futuro que ahora presentimos distendido, constructivo y pacífico.

Otro problema que se presenta como entorpecedor de la distensión entre elEste y el Oeste, son las últimas actuaciones norteamericanas con lainvasión de Panamá y el actual despliegue naval estadounidense ante lascostas colombianas. Conste que aquí no pretendemos analizar las causas—más o menos justificadas de ambós eventos— sino su incidencia,presentimos negativa en el proceso de distensión y desarme emprendidopor las dos superpotencias. La ocupación de Afganistán por las Fuerzassoviéticas señala el ápice de la «guerra fría» en la década de los años 80; supunto más bajo y el principio de los cambios espectaculares que estamosviviendo, culminandos en la reunión de Malta, Bush-Gorbachov, y ladestrucción del muro de Berlín, marcan el nadir de esta «guerra fría» que—pasando por períodos más o menos virulentos— ha experimentado lahumanidad desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La reacción a estasintervenciones de Washington, en Moscú —expresada por el ministro deAsuntos Exteriores Soviético Shevardnadze y por varios cancilleres iberoamericanos, muestran su repulsa a estos actos, por lo menos inoportunos yquizás provocadores, y desde luego desestabilizadores de esta precariadistensión tan laboriosamente seguida.

Muchos son todavía los temores que suscita una posible —creemos que yahoy probable— Alemania reunificada. Hasta cierto punto estos recelos ydesconfianzas parecen lógicos después dél historial de «perturbador

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continental» del pueblo alemán, que actualmente consideramos superado.Existen fuertes motivaciones capaces de superar los obstáculos que aún seoponen: la nación alemana en su conjunto, nunca ha aceptado comodefinitiva su división en dos Estados y h ;iantenido una fe firme einquebrantable en su «reunificación’>; la fe de un pueblo —sobre todo comoel alemán— puede «mover montañas». «No se le puede poner puertas alcampo». Estamos de acuerdo con Guido Brunner, actual embajador enMadrid de la RFA cuando en noviembre del año 1 984 —en una conferenciaen el Club Siglo XXI declaraba: «sitúo el cuándo de la reunificación alemanaen un futuro indeterminado, según y como evolucionen las relaciones entreWashington y Moscú, pero lo que sí puedo afirmar es que ningún alemánrenuncia a este proyecto de futuro»—.

Se ha avanzado mucho en este largo y tortuoso camino hacia lareunificación alemana y aunque sigue teniendo serios oponentes en el Estey en el Oeste, pero los alemanes y los que creen en su nuevo talantepacífico, democrático y exento de revanchismo aún tendrán que consumirgrandes dosis de paciencia y tesón para alcanzar la ansiada meta, que—ahora— presentimos próxima.

Las palabras de Jonh F. Kennedy pronunciadas en Berlín en el año 1 963,cuya cita aparece como frontispicio del presente estudio, entendemos estánpróximas a cumplirse. Probablemente en esta presente década de losaños 90.

Bibliografía

— La realidad alemana; edición de la Oficina de Información y Prensa del GobiernoFederal. 1 979.

— URSS-88. Anuario. Editorial de la Agencia de Prensa Novosti-1 988.— Área Hancibook for Federal Republic of Germany. The American University

Foreing Area-1 978.— Almanaque mundial 1990. Editorial América, S.A.— Perestroika Mijail Gorbachov, Ediciones B.S.A. Barcelona, noviembre, 1 987.— Constitución (Ley Fundamental) de la URSS, aprobada el 7 de octubre de 1 977.

Editorial de la Agencia de Prensa Novosti, Moscú, 1987.— Informes y noticias de prensa, nacional y extranjera.

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CAPITULO SEGUNDO

LOS NACIONALISMOS EUROPEOS

LOS NACIONALISMOS EUROPEOS

Por DIEGO JAYME BIONDI

y FRANCISCO OBRADOR SERRA

Marco de referencia

Las relaciones internacionales son conducidas por unidades políticas,Estados-Nación que aparecen tratadas casi como si fueran personalidades.

El nacionalismo es la aplicación por un Estado-Nación de doctrinas queexalten, en todos los órdenes, la personalidad nacional completa o lo queconsideran como tal los partidarios de ellas.

La estructura interna de un Estado-Nación se toma, normalmente, tal cómoes y su política exterior comienza donde concluye la interna y ambas estánal servicio de la política que encauza a su proceso de seguridad nacional.

El nacionalismo dentro de las fronteras del Estado-Nación que se considerees o puede ser un estímulo para un mejor desarrollo de su proceso deseguridad. El nacionalismo que traspase las fronteras, lo que sucede confrecuencia, e influya o trate de influir en el comportamiento de minoríasnacionales que formen, por una u otra causa, parte de otro Estado-Naciónes un factor desestabilizador de las relaciones internacionales y origen dealtos niveles de conflictividad.

El enfoque expuesto en el párrafo anterior sólo es adecuado duranteperíodos históricos en los que diversos componentes del sistema internacionaldel Estado-Nación se regulen por conceptos similares para resolver losproblemas internacionales planteados por el desarrollo de sus procesos deseguridad de carácter competitivo.

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La Organización de las Naciones Unidas y posteriormente la AlianzaAtlántica, Pacto de Varsovia, Comunidad Económica Europea y Consejo deAyuda Mutua Económica (CAME) trataron de regular mediante conceptoscomunes los conflictos entre políticas de seguridad demasiado competitivasy lograron algunos éxitos parciales.

Si las estructuras nacionales de los Estados-Nación y de las coaliciones alas que pertenezcan están fundamentadas en conceptos de los que e.s justoo necesario para subsistir, se desarrolla normalmente, un consensomayoritario acerca de los objetivos permisibles y los métodos paraalcanzarlos. La ONU y las dos Alianzas antagónicas europeas han podidçasí impedir el uso indebido de los nacionalismos.

Los Gobiernos de los Estados-Nación aplicaron generalmente en estascondiciones los mismos criterios y argumentos para plantear visionessimilares acerca de lo que constituye una demanda razonable. Ello nogarantiza acuerdos pero proporciona las condiciones necesarias para eldiálogo.

Cuando las estructuras internas de los Estados-Nación se basan encondiciones que difieren fündamentalmente de aquello que es justo onecesario para subsistir, la conducción de las relaciones internacionales sehace más compleja. Incluso se hace difícil definir la naturaleza deldesacuerdo, ya que aquello que aparece como evidente por una parte esextremadamente problemático para la otra. El dilema político se planteacuando los pros y los contras de una discusión aparecen muy equilibrados.

La definición de lo que constituye un problema y qué criterios sonimportantes para su solución de forma razonable, reflejan los conceptos delo que se estima justo y necesario para subsistir, las presiones producidaspor el proceso de toma de decisiones, y la experiencia del Gobierno ocoalición en cuestión. La estructura interna de un Estado-Nación y supertenencia a una coalición afectan la forma en que se interpretan lasacciones de otros Estado-Nación miembros o no de la misma coalición.

El hecho de que la Unión Soviética se haya rodeado de un cinturón deEstados-Nación en Europa del Este y los haya integrado en una coaliciónque regula los procesos de seguridad de cada uno de ellos, tanto en elaspecto económico con el CAME, como en el militar cn el Pacto deVarsovia, en un proceso común de seguridad colectiva, es una consecuenciade la geografía y de la historia. El que lo haya hecho imponiendo unaestructura interna basada en una ideología concreta, el marxismo-leninismo,

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es el resultado de unas concepciones adoptadas por sus específicaestructura interna.

La Unión Soviética del próximo siglo estará probablemente enmarcada enun ámbito geográfico similar al actual y ello la determinara a tratar derodearse de un cinturón de Estados-Nación amin’s n Europa del Este. Elprocedimiento que utilice, desaparecida ¡a ideología común marxistalininista que regulaba la política de seguridad de los miembros del Pacto deVarsovia tendrá que ser muy diferente.

La estructura interna futura (próximo siglo) de la Unión Soviética serádecisiva en la elaboración de su política de seguridad y, sin embargo, éstainsistirá probablemente en rodear el país de un cinturón de Estados-Naciónque como mínimo sean neutrales de forma parecida a la neutralidadfinlandesa.

Los nacionalismos europeos en la configuración de Europa en el próximosiglo dependen de la concepción de este futuro escenario europeo, pero lavariación de las estructuras internas de un buen número de paíseseuropeos, incluida la Unión Soviética, puede producir distintas valoracionesdel significado de las tendencias ya existentes en algunos países y laactivación de nuevos nacionalismps entre países del Pacto de Varsovia quehan permanecido latentes y autocontroladas por su estructura internacolectiva y la existencia de dos Estados alemanes militando en camposopuestos. Algo similar puede suceder en la Alianza Atlántica con respecto ala aparición de un nacionalismo alemán.

Lo más importante es que se pueden originar criterios opuestos pararesolver los problemas que indudablemente plantearon los nacionalismos,tanto los del Pacto de Varsovia como los de la Alianza Atlántica en elpróximo siglo. Este será probablemente el dilema más importante para laseguridad colectiva de Europa en el futuro escenario.

La paz se ha mantenido en Europa por medio de la amenaza de una mutuaDestrucción-Desorganización (D-D) enmarcada en un esquema de Disuasiónpor Represalia Asegurada (MAD). La disuasión se fundamenta en percepciones de D-D y lo que perciban los presuntos contendientes, agresores oagredidos, y los terceros países afectados tienen mayor importancia que loque pueda ser objetivamente cierto.

Una estimación sistemática del impacto de los nacionalismos europeos enla configuración de Europa del próximo siglo determinaría el analizar, entreotro muchos, los factores siguientes: tradiciones, históricos, sociales,económicos, contenciosos fronterizos, de todos los países europeos. La

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ponencia se limitará, sin embargo, a un análisis de los nacionalismos de lospaíses más influyentes o conflictivos.

Los nacionalismos europeos se caracterizan, en general, por tender aenglobar los Estados-Nación dentro de su territorio a las minorías nacionalespertenecientes a otro Estado-Nación y el territorio que ocupan y en rectificarfronteras de forma favorable a sus intereses.

Antecedentes históricos

Ambientación general

La nación es un grupo humano dotado de una personalidad singular debidoa un larga existencia en común, una lengua característica, un territoriodefinido, una cultura, una religión y unas tradiciones comunes. Es decir, ungrupo humano homogéneo.

Como tales naciones, corresponde a España, Reino Unido y Francia ser lasprimeras que surgen en la Europa Occidental. Sin embargo, hay que esperaral siglo XX para encontrar los nacionalismos germano e italiano.

El nacionalismo alemán se inicia como un movimiento cultural, en una tierradividida en múltiples principados. Después del año 1820, evolucionó estemovimiento hacia un nacionalismo político, unido en un principio o

• sentimientos liberales y democráticos que, explotados hábilmente porBismarck contribuyeron a la unidad de Alemania en el año 1870, bajo lahegemonía de Prusia.

Italia pasa a seruna simple expresión geográfica, con el despertar nacionalque el idealista Mazzini y el estadista Cavour,juntamente con el rey VíctorManuel y el guerrillero Garibaldi, supieron encauzar hacia la unidadnacional. En el año 1 861, puede decirse que Italia era ya una realidad bajoel cetro de la Casa de Saboya.

En el Sudeste europeo se producen dos manifestaciones de sentimientonacionalista. Una, como una explosión contra la opresión de Turquía aquien el zar Nicolás en el año 1853 había calificado como un «cuerpoenferm o».

Otra, en el seno del multinacional Imperio Austro-Húngaro, donde despertaronsus diversas minorías nacionales a las que daría cumplida satisfacción eltérmino de la Primera Guerra Mundial.

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La política y los nacionalismos europeos

El primer síntoma del despertar de los nacionalismos no pudo ser mássorprendente. Fue en el año 1 830 cuando el romanticismo, dejando atrás asus creadores, empezó a vestirse en cada país con los colores nacionales.

En el año 1 821, el romanticismo aristocrático va a tomar parte en la lucha delos griegos por su libertad contra los turcos. La muerte en esta acción de lordByron en Missologhi, en el año 1 824, conmueve a la sociedad por la calidadde su gesta. En el año 1 827, con el término del conflicto se agrupan Francia,Inglaterra y Rusia.

Al producirse manifestaciones de carácter liberal en Bélgica que termina porsublevarse contra los holandeses, se decide el apoyo a los primeros en elaño 1831, por parte de Francia e Inglaterra que terminanexpulsando a losholandeses.

En el mismo año, la población se rebelaba en nombre de la unidad y de lalibertad en Módena, en Parma y en los Estados de la Iglesia. Mazziniproclamaba: «Cada pueblo debe constituirse en nación antes de preocuparsepor la humanidad’>.

En los años 1830 y 1834 se produce una agitación en Alemania. LaBurschenschaft cobraba nueva vitalidad, las doctrinas de la llamada «JovenAlemania’> se propagaban por las universidades y los motines callejerosllegaron a amenazar a la Dieta de Frankfurt.

En el año 1 831 en Polonia se llega a la rebelión armada contra el ocupanteruso, si bien se impuso la fuerza de este último.

También la Iglesia participaba del romanticismo con el Papa Pío IX.

Finalmente, con la Revolución de 1848 puede decirse que se dio fin al ordenestablecido en el año 1 81 5, por el príncipe Metternich.

Durante la treintena comprendida entre los años 1 850-1 870 se asiste a unarevitalización de las viejas potencias, entre las que destaca Inglaterra y laaparición de jóvenes naciones, a cuyo frente se sitúa Alemania.

Inglaterra experimenta el apogeo victoriano: «Liberal por poderosa, poderosapor liberal». La Escuela liberal de Manchester (dogma de libre cambio)maduración del sistema parlamentario con el procedimiento del relevo delos partidos (c3ladstone y Disraeli), gestación de una política nacionalbasada en el poderío de la flota británica con acciones exteriores paraaumentar la grandeza del Imperio.

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En Alemania se empezó a producir un sentimiento unitario entre los pueblosde lengua y civilización germanas. La carretera y el ferrocarril pusieron demanifiesto, a su vez, el anacronismo de los microestados. El zoliverein, uniónaduanera, mostró lo ventajoso de un mercado común abierto a 22 millonesde consumidores. La idea de un zoliverein político surgía como unaconclusión natural.

Sólo que la unidad podría seguir dos caminos. La primera, democrática,basada en una federación voluntaria de los pueblos. La segunda, deunaforma que protegiera el principio monárquico. Esta última debió partir deiniciativas prusianas, ya que el sentimiento nacionalista se había manifestadocon una fuerza enorme en Prusia, y fue la que triunfó. La Universidad deBerlín desde el año 1 81 0 y los Discursos a la nación de Fichte, colaborarona los propósitos unitarios.

Nacionalismos mas influyentes en la configuraciónde Europa en el umbral del siglo XXI

Generalidades

El sistema político y el modelo socio-económico implantado en Rusia con eltriunfo de los bolcheviques en el año 1 91 7 fue utilizado por el nacionalismoruso como medio de alcanzar algunos de los objetivos de la política deseguridad rusa, mediante su exportación a otros países de Europa Central ydel Este, estableciendo de esta forma una esfera de inflUencia geopolíticaperfectamente controlada.

Han tenido que transcurrir muchos años para que un Secretario General delPCUS se haya dado cuenta de los resultados del sistema político y modelosocio-económico de la Unión Soviética, en comparación con el sistema ymodelo occidental, pésimos y tendían a deteriorar el desarrollo de suproceso de seguridad hasta un punto en que se optaba por una guerranuclear, por un estatuto internacional de pequeña potencia o por tratar demodificar su sistema y modelo por ótros más eficaces.

La Unión Soviética y los otros miembros del Pacto de Varsovia han, enconsecuencia, iniciado procesos democratizadores distintos que, en general,aproximan sus estructuras políticas y socio-económicas a las de Occidente.El Pacto de Varsovia generaba un proceso de seguridad colectivo muycompleto en sus aspectos políticos, económico, militar y científicotecnológico que mantenía los nacionalismos, tanto estatales como los de lasnacionalidades de sus miembros, estrechamente controlados e inactivos.

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La flexibilización de los vínculos políticos, militares, económicos, etc.,existentes entre los miembros del Pacto de Varsovia-CAME y Moscú hanoriginado un proceso de activación de los nacionalismos, tanto estatalescomo de las nacionalidades de los Estados multinacionales (en la prácticatodos los del Pacto de Varsovia). Este prbceso es, en cierta medida,parecido al que se desarrolló durante el período entre guerras y que se tratóde contrarrestar con la división de Alemania en dos Estados, uno bajo lainfluencia occidental y otro soviética, y con el alineamiento de los principalespaíses europeos en la Alianza Atlántica-CEE y en el Pacto de VarsoviaCAME.Los procesos democratizadores iniciados en los miembros del Pacto deVarsovia con el beneplácito de la Unión Soviética, a partir del año 1 985 enque Gorbachov asumió el puesto de Secretario General del PCUS y puso enmarcha su nueva concepción de la seguridad de la Unión Soviética, fueronacelerados con su posterior afianzamiento en el poder; están poniendo aldescubierto rencores y rencillas nacionalistas que parecían haberseextinguido en la memoria colectiva de los pueblos. Afloran prejuiciosatávicos que existían anteriormente entre estos Estados-Nación y algunasde sus nacionalidades sin Estado o pertenecientes a otro Estado gobernádopor nacionalidades mayoritarias diferentes.

Esta situación de carácter conflictivo puede fracasar el proceso detransición pacífica a la democracia de unos sistemas políticos y modeloseconómicos que se mostraron incapaces de asumir, con alguna esperanzade éxito, el reto que representa el proporcionar un mejor nivel de vida ybienestar a sus ciudadanos. Este objetivo ha sido alcanzado, en granmedida, en los países Occidentales.

Los problemas planteados por este período de transición son difíciles deresolver y los Gobiernos de la transición multi o unipartidistas, pudierantratar de hacerlo mediante la creación o actividad de un nacionalismodemagógico çle carácter populista y patriótico que exalte la personalidadnacional completa, recordando agravios históricos, y así ocultar, trassupuestas amenazas internas, su posible responsabilidad en la precariasituación socio-económica que probablemente surgirá durante la primeraparte del período de transición del sistema comunista al democrático. Haráfalta una gran ayuda económica de Occidente y, a excepción del casoalemán, es poco probable que pueda ser suministrada por la CEE, losEstados Unidos y Japón.

Las relaciones entre los miembros del Pacto de Varsovia probablemente sedeteriorarán al haberse aflojado aparentemente la Unión Soviética las

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riendas que conducían su proceso de seguridad colecti’a y haber abiertocon su perestroika y glasnost la «caja de Pandora» de los nacionalismosestatales y de las nacionalidades.

Hungría y Rumanía han activado la disputa del contencioso sobre la minoríahúngara que forma parte del Estado multinacional rumano. Otros contenciososentre Yugoslavia y Rumanía, en relación a a minoría serbia intergrada en élEstado rumano, se están también activando. Bulgaria, por su parte, trata deasimilar la minoría musulmana de origen y cultura turcas que vive dentro desus fronteras y Turquía fomenta los entendimientos antieslavos.

Los conflictos étnicos del período 1 900-191 4 no fueron resueltos satisfactoriamente por el Tratado de Versalles y la desmembración del Estadomultinacional austro-húngaro ni por la posguerra de la última contiendamundial. Han surgido con fuerza en las postrimetrías del siglo XX y sonunincentivo de los nacionalismos estatales y de los movimientos reivindicativosde algunas nacionalidades minoritarias dentro de Estados multinacionales.El fenómeno nacionalista se ha extendido en su vertiente estatal y denacionalidades en la Unión Soviética, Polonia, la RFA y otros EstadosNación.

Los nacionalismos estatales tratan, en muchos casos, de influir ennacionalidades afines radicadas en otros Estados y, a la vez, de asimilar asus propias nacionalidades minoritarias generadoras de los nacionalismosde las nacionalidades que tienden, en genéral, a formar su propio Estado oa incorporarse a otro Estado de nacionalidad mayoritaria afín.

El período de transición del comunismo a la democracia que vive Europa esidóneo para la aparición de nacionalismos estatales, tanto en la AlianzaAtlántica-CEE como en el Pacto de Varsovia-CAME. Estos nacionalismos,igual que las nacionalidades más probables en los países del Pacto deVarsovia, representan una grave amenaza para la estabilidad de Europa enel umbral del siglo XXI.

El nacionalismo francés

Francia ha sostenido tres conflictos armados, entre ellos las dos últimascontiendas mundiales con Alemania durante el período 1 871 -1 945.

El nacionalismo francés ha llegado a la conclusión de que la construcciónde Europa es el mejor método de evitar una nueva guerra en esteContinente, como consecuencia de las rivalidades y dispuestas en losnacionalismos alemán y francés y su búsqueda de aliados.

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La opinión pública francesa y sus. dirigentes políticos perciben, en general,que su Estado-Nación no puede afrontar por cuarta vez el desafío querepresenta para sus intereses, el proceso de seguridad de una nuevaAlemania, como resultado de la reunificación en un único Estado-Nación dela RFA y la RDA. Este desafío es en la actualidad __1 O3— de carácter máspolítico y económico que militar. Y en consecuencia desean acelerar laintegración de los doce miembros de la CE.

El poder nuclear-militar francés tiene poco peso específico al ser integradoeh una comparación de correlación de fuerzas con Alemania, dada laantigüedad de ambos países y la existencia de otros dos poderes nucleares-militares europeos.

Francia había apostado, antes que los procesos democratizadores de lospaíses del Pacto de Varsovia hubieran hecho viable una rápida reunificaciónde los dos Estados alemanes surgidos en la posguerra de la confrontaciónEste-Oeste, por la construcción europea.

La estrecha alianza entre Francia y la RFA en este proyecto común ha sidoafectada por la aparición de un cuadro ‘circunstancial que hacé viable unarelativamente rápida reunificación alemana.

La RFA está, aún proclamando su vocación europea, obsesionada con sureunión, o mejor dicho, dadas las circunstancias, en la incorporación de laRDA. El nacionalismo francés recela que en un futuro, Alemania pretendarecuperar Alsacia. Este nacionalismo que con De Gaulle alimentó el sueñode una Francia totalmente independiente en todos los aspectos, lo hasustituido por la idea de una Europa unida y ha aceptado con resignación,que su país ha perdido cualquier posibilidad deliderar la parte occidental delcontinente europeo. Por ello, trata de acelerar el proceso de construccióndel aspecto político de una Europa unida al nivel actual de los docemiembros de la CE, antes de que los problemas que probablemente originela reunificación alemana puedan terminar con este sueño francés de la ideaeuropea.

Francia se ha sentido probablemente molesta al ente rarse pór los medios decomunicación del plan alemán de reunificación de diéz puntos diseñado porKohl, para culminar el procéso de reunificación de los dos Estadosalemanes y la RFA se sintió probablemente también mólesta por la visita delPresidente de la República francesa a la RDA para, desde supurto de vista,dar ánimos a una identidad alemana en la misma, opuesta en cierta medidaa la de la RFA, así como de la reunión del mismo. Presidente con Polonia, almás alto nivel.

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Francia estimó que la aceleración del proceso alemán de reunificación debeir acompañado del de la aceleración del de construcción de una Europeaunida. El nacionalismo francés pretende así, controlar el nacionalismoalemán y la probable desviación de la inversión de sus recursos de EuropaOccidental hacia Europa Central y Oriental.

Esta idea, la ha expresado el presidente Mitterrand en su discurso deSalzburgo, el 25 de octubre del año 1 989.— «Acaso la destrucción del sistema o de la estructura del Este tiene que

venir automáticamente acompañada de una dislocación de las estructurasde Europa del Oeste? ¿No debería producir esto el efecto contrario? ¿Ennombre de qué podría el pueblo alemán ser acusado por desearreencontrarse desde el momento que se trata de una llamada hecha atodos nosotros, que proviene de Europa y que reclama valores quecoinciden con los nuestros? La conclusión en sencilla: hay que extraeruna lección que consiste en reforzar y acelerar la construcción políticade Europa, la única respuesta al problema político planteado. Pero,volviendo sobre el mismo camino, la aceleración, el reforzamiento de laconstrucción comunitaria de Europa será lo que contribuya dé formaclara a una evolución positiva del Este. No sólo nos dotaremos demejores medios sino que nuestra Comunidad pasará a un estadiosupeñor y ejercerá una atracción más fuerte sobre el resto de Europa.¿No es esto lo que todos queremos desde el primer día?)>.

El Gobierno y el nacionalismo francés son partidarios de la celebración deuna cumbre extraordinaria de la CE para tratar sobre la cuestión alemana, yaque estiman que sería malo para Europa Occidental que este asunto sólofuera debatido entre los dos Estados alemanes, Reino Unido, los EstadosUnidos, la Unión Soviética y quizás, óon la asistencia de Polonia.

El Gobierno y el nacionalismo francés se oponen a una posible neutralizaciónde la nueva Alemania reunificada. La permanencia de una parte de la futuraAlemania reunificada en la Alianza Occidental es estimada por el nacionalismofrancés como un mecanismo de seguridad, tanto frente a la Unión Soviética,que es y seguirá siendo probablemente la mayor potencia militar en elcontinente europeo, cómo frente al nacionalismo alemán que inevitablementesurgirá én la nueva Alemania reunificada, en relación a los territorios ypoblaciones perdidos. en la última contienda mundial.

Por último, la victoria del partido la Alianza por Alemania en las eleccionesde la RDA del 12-3-90, ha supuesto una «aceleración» al proceso deunificación alemán que contraría a Francia. La carrera contra reloj está

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iniciada, ¿llegará antes la reunificación alemana que el proceso deconstrucción política de Europa? O dicho en otros términos: ¿perderáFrancia la posibitidad de «neutralizar» el gigante económico germanosituándolo en el marco de una Confederación Europea política y económicaque atenúe su influencia? También es posible que Alemania permita tantoun sistema de control como otro de condicionamientos políticos hasta queconsolidada su reunificación surja como un poder hegemónico en EuropaOccidental y Central.

En todo caso, el nacionalismo francés ha perdido su chauvinismo. Demomento se conf orma con que no exista un líder.

Nacionalismo alemán

Según la frase de Anouih, «Alemania es un país que no coincide con susfronteras». Por otra parte, el momento en que consuma su unidad resultatardío para participar en el reparto de un mundo colonial que ya teníadueños. Ante estas realidades condicionantes, el nacionalismo alemán va atratar, en primer lugar, de alcanzar un dominio sobre territorios allendeEuropa (coloniales) que por su rango de primera potencia estima lecorresponde y que consigue ciertamente en el último tercio del pasado siglo.En segundo lugar buscará ejercer una posición dominante en Europa,constituyéndose en árbitro del difícil equilibrio europeo, tarea que va adesarrollar con bastante fortuna el canciller Bismarck, en el mismo períodode tiempo considerado. Finalmente, pretende lograr la concreta definición desus fronteras, englobando las minorías germánicas o afines que seencuentran dispersas en las naciones de su entorno, basándose para ello en

- la Escuela Geopolítica de Haushofer y del ideólogo de Ratzel, creadores delmito del lebensraun. Esta última condicionante va a llevarla al mayordesastre de su historia, al término de la Segunda Guerra Mundial. Incluso enla actualidad, el espectro del pangermanismo, al recobrar cierta consistenciacon motivo de la reunificación alemana, siembra una ola de recelos ytemores en los países limítrofes.

El nacionalismo alemán, en sí mismo, no es ni más ni menos peligroso quecualquier otro nacionalismo estatal o de nacionalidades. Como es lógicoexiste una forma particular de nacionalismo alemán que presenta unaamenaza iso facto para los países vecinos de la RFA y la RDA: elnacionalismo de un Reich alemán. Sin embargo, el nacionalismo alemánactual se presenta bajo un patrón distinto y parece el resultado de unarevolución democrática y dentro del contexto de una Europa que está

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unificándose gradualmente. Si se mantiene dentro de estos límites, norepresentará un peligro mayor que cualquier otra versión europea denacionalismo estatal o de nacionalidades.

Por lo que se refiere a la unificación, tema candente hoy día, la intelectualidad de la RFA y las clases populares de la RDA parecen aliados a finde fomentarla. Los primeros mótivados lógicamente por un nacionalismocultural y los segundos por la esperanza de incrementar su nivel de vida.Existe reticencia entre los intelectuales de la RDA que no deseanrepresentar el papel de peones en el.Anschluss y entre las clases popularesde la RFA que no desean rennciar a su gran prosperidad en beneficio de laRDA.

Los nacionalistas alemanes y los integracionistas europeos están a punto decolisionar ya que ambos dan prioridad a su propia causa.

Siguiendo los acontecimientos, desde la caída del muro de Berlín se inicióun movimiento espontáneo de ósmosis entre las dos Alemanias, al principioen una sola dirección —hacia la RFA— que más tarde se convirtió en unclamor en pro de la unificación de ambas. Sin embargo, los caminos que seofrecieron para conseguir dicha finalidad eran bien distintos. El cancillerKohl hablaba de una unificación basada en la identidad cultural común a /

todos los alemanes: una lengua, una historia. Su objetivo, conseguir unaintegración confederal bien mediante estructuras conjuntas entre ambospaíses «progresivamente más ambiciosos’>, bien mediante la incorporaciónde los Inder de la RDA a la RFA.

Esta ideología es la que ha hecho suya la Alianza por Alemania, formaciónconservadora compuesta por la Unión Democrática Cristiana (CDU), UniónSocial Alemana (DSU) y Despertar Democrático (DA), al proponer que lareunificación sea lo más rápida posible y enmarcada en el famoso artículo23 de la Ley Fundamental de la RFA que señala: «Esta Constitución entraráen vigor en los territorios de los Estados de Baden, Baviera, Bremen, GranBerlín, Hamburgo, Hesse, Baja Sajonia, Renania Norte, Westfalia, RenaniaPalatinado, Silesia-Holstein, Baden-Wurtemberg y Wurtemberg-Hohenzollern.En otras partes de Alemania entrará en vigor tras su integración».

El otro camino lo representa Modrow, basado, en una distinta ideología entreambos Estados alemanes generadora de la «guerra fría» y en la opciónrespectiva por el socialismo y el capitalismo. Consecuentemente, han de serlos Parlamentos de Bonn y Berlín y el pueblo en referéndum quienesdecidan. Esta política de unificación «a carrera lenta» es la que hizo suya elpartido Socialdemócrata Alemán (SPD). Su base jurídica es el artículo 146

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de la Constitución: «Esta Ley Fundamental perderá su validez el día en queentre en vigor una Constitución acordada en libre elección por el puebloalemán». Jurídicamente esta vía planteaba problemas de procedimientopara la actual RFA y especialmente en sus relaciones con la CEE. Aceptadoque la actual Ley Fundamental perdiera su validez por el imperio del artículo1 46. La RFA dejaba automáticamente de existir y por tanto la CEE seestructuraría sobre la base de once Estados soberanos. Posteriormente, ycuando fuera redactada, aprobada y puesta en vigor una nueva Constituciónque agrupase bajo su jurisdicción a las dos Alemanias en un solo Estado,éste habría de solicitar de nuevo su inclusión en la CEE en los términos queplanteasen los otros once Estados miembros. De aquí que este camino fuerabautizado como un «frenazo» a la reunificación alemana.

En cambio, el propuesto por la Alianza por Alemánia, representa «unaaceleración» del proceso. Tras la integración política, y económica de laRDA, la Ley Fundamental entrará automáticamente en vigor en lbs Estadosque hasta el momento constituyeran la Alemania del Este, los cualesformarán parte, desde su integración, de una especie de RFA ampliada.

A la vista de los resultados de las elecciones generales celebradas en laRDA, el 1 8 de marzo del año 1 990, que han dado casi la mayoría absolutaa la Alianza conservadora, se desprende que el pueblo se ha decidido por lavía rápida de la unificación. ,

En el fondo, vuelve a tomar consistencia el nacionalismo alemán, al que nohan quebrantado 45 años de separación impuesta, de distinta ideologíaimpartida y, finalmente, la existencia de un muro insalvable, símbolo de ladivisión germánica y de Europa. /

Sobre las orientaciones que este nacionalismo puede adoptar una vezconseguida la reunificación de las dos Alemanias, cabe formular distintashipótesis. Sin embargo, lo más probable es la que habla de una Alemaniaintegrada en el marco de la evolución política europea, teniendo en cuentala seguridad y los intereses de sus vecinos, así como los de otros Estadoseuropeos y del mundo. El lema es crear una Alemania europea en lugar deuna Europa alemana.

No obstante, el nacionalismo alemán acaba de apuntarse su primer tanto:una sola Alemania unida, en tanto que su protagonismo en el porvenirresulta bastante confuso y difícil de predecir.

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Nacionalismo británico

El modo de ser británico es el resultado de una conjunción de valoressingulares que se producen de una forma armoniosa. En primer lugardestaca la insularidad generadora del famoso splendid isolation. Le siguenun nacionalismo sui géneris, el jingoismo (1) consistente en una certeza dela propia superioridad nacional y un desdén por los demás pueblos o«nativos»; una revolución industrial temprana que se adelanta a Europa,basada en la precocidad de su revolución política, en la audacia de sucapitalismo y en la novedad de sús técnicas; un imperialismo que va aconducir a la nación a forjar uno de los imperios más extensos y ricos en elpanorama mundial; finalmente, un liberalismo que va a permitir en lo políticouna cierta estabilidad con la alternancia de los partidos en el poder, dentrode un riguroso respecto a las decisiones tomadas y en el comercio, laimplantación de un mercantilismo fundamentado en las teorías de la Escuelade Manchester, con el famoso lema ¡aissez faire, laissez passer.

La paz de Utrech inicia el imperialismo británico al ser la principalbeneficiaria de la guerra, ya que conservó todo el fruto de sus éxitosmilitares: la entrada en el Mediterráneo, el camino del Atlántico y la sumisiónimpuesta al comercio del Imperio Español.

Pero al mismo tiempo, Inglaterra se adelanta al desarrollo de la Europacontinental. Si el espíritu del siglo de las luces reside primordialmente en ellibre ejercicio de la razón, que se esfuerza en comprender al hombre y almundo exterior con independencia de toda autoridad establecida, Inglaterra,entonces, desde finales del siglo XVII, es la Patria de la emancipaciónintelectual, para lo cual ofrece las condiciones favorables de una estructurasocial más flexible y de un individualismo cada vez más afirmado.

La primera mitad del siglo XIX caracterizó a la economía británica por laexpansión de la revolución industrial que, al extender.se al conjunto de laindustria, hacia el año 1850, le aseguró la primacía dentro de la actividadnacional y confirmó a Inglaterra en su papel de guía de la industrialización ydueña de los intercambios.

No tarda la potencia económica más fuerte en hacer del libre cambio uninstrumento de dominio, un medio de poner la permanencia de una divisiónmundial del trabajo, concebida en beneficio exclusivo de la expansiónindustrial de Inglaterra. Era en definitiva la utilización del mercantilismo comouna expresión más de su fuerte nacionalismo.

(1) Jingoismo, inglés imperialista y agresivo. Expresión patriótica británica exaltada porChamberlain y Kipling. Proviene del grito de guerra By Jingo.

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En el ámbito histórico, tras la irrupción napoleónica en el escenario mundial,Inglaterra vuelve a hacer gala de su personalismo al rechazar su adhesióna la Santa Alianza en el año 1815. Su objetivo era lograr el equilibrio europeoen beneficio propio. Si había luchado contra la hegemonía de Bonaparte noera para que a sustituyera la de un bloque conservador. De aquí, pasó aprestar apoyo a los movimientos revolucionarios empezando por Américacon el reconocimiento de la independencia de Colombia, México yArgentina, con lo que rompía con todo su pasado conservador tradicional.Apoyó a los griegos sublevados contra el Imperio Otomano llegando aadquirir entre los liberales y los nacionalistas de muy distintas latitudes elprestigio de una aliada nacional. En realidad, durante el siglo XIX en surelación con Europa no hizo sino aplicar el viejo adagio «divide y vencerás»,procurando que en el Continente no llegara a desarrollarse una potencia quele pudiera hacer la competencia.

Durante la época victoriana, Inglaterra acabó pareciéndose a su propialeyenda: «Liberal por poderosa; poderosa por liberal>’. En lo polítiço maduraun sistema parlamentario sobre la alternativa de los partidos. Giadstone yDisraeli son las caras de una misma moneda: la buena conciencia nacionaly el orgullo consuetudinario.

Lord Parlmeston es el siguiente exponente del nacionalismo británicoinstituyendo una defensa nacional, para proteger y desarrollar los interesesingleses, apoyada sobre el poderío de la flota británica y sobre el sentimientonacional —y hasta nacionalista— presto a inflamarse.

El imperialismo colonial, unido a los demás factores expuestos, pareció traerla solución a los diversos problemas planteados a la nación. El ImperioBritánico constituía un inmenso marco reservado, cuando la lengua inglesaera la del comercio internacional y su moneda, la libra esterlina, el talón dereferencia del mundo entero. La libertad de los mares tenía que estar•asegurada para su avituallamiento en artículos alimenticios y materiasprimas. El principio de two powers standards definía la mentalidad desuperioridad marítima inglesa. Sólo faltaba la definición de lord Cruzon en’elaño 1896: «después de la divina providencia, el Imperio constituye el másgrande instrumento de bien que el mundo haya conocido’>.

Sin embargo, en el año 1 914 aún no había salido por completo de su letargoinsular. Los cambios del continente europeo eran considerados comoasuntos «exteriores», «extraños» incluso, como diría un día Churchill en unlapsus linguae voluntario. Era cierto que su condición isleña la protegía,aunque ofuscaba en parte su juicio.

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Así la sorprenden las dos guerras mundiales. En la primera, sobre el fondode crisis de los Balcanes, como consecuencia de la exasperación de losnacionalismos y fracasada la política de equilibrio europeo como unagarantía que más bien degeneró en un preludio de guerra, se llegó alenfrentamiento entre los imperialismos. En la segunda, con unas impregnaciones ideológicas más fundadas, volvió a ponerse de manifiesto una vezmás el viejo orgullo británico con toda su potencia, pero no como otrasveces, con la procedencia del juego diplomático o de equilibrio militar que seimplantaba lejos de sus fronteras, allá en el Continente, sino en la idea de lasupervivencia propia. Nunca estuvo Gran Bretaña tan solitaria y nuncaestuvo tan amenazado el mito de su invulnerabilidad insular.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, hubo que hacer frente al elevadocoste que supuso la misma, no sólo para los países vencidos, sino tambiénpara los vencedores. De momento, el Reino Unido entra a formar parte de laAlianza Atlántica y, aunque mira recelosamente los inicios de la CEE,jugando con la Asociación Europea de libre Comercio (EFTA), nq tarda enintegrarse en la primera.

Sin embargo, el Imperio se convulsiona y la realidad impone al Reino Unidoel abandono por su parte de toda presencia militar al Este de Suez —1 964—y la reducción del dispositivo inglés en el Mediterráneo. Pero no podíaquedar maltrecho el sentimientó nacionalista británico y desde el año 1945pasó a constituir una fuerza nacional de disuasión nuclear, descansando enella sus «relaciones especiales» —que la diferencia de las nacionescontinentales— entre el Reino Unido y los Estados Unidos. Ciertamente esel único instrumento, a la vez político y militar, que mantiene al Reino Unidoen un puesto internacional de importancia.

En el presente, frente a los problemas que han planteado los sucesosacaecidos en Europa del Este, y que han supuesto que toda una concepciónpolítica del mundo vigente desde el año 1945 se derrumbara con estrépito,la reacción inglesa ha sido, como de costumbre, cautelosa. Sorprendida enun principio por la rapidez de los hechos, Margaret Thatcher, el 6 de febrerose manifestó por primera vez desde la caída del muro de Berlín (9 denoviembre de 1 989) en favor de la reunificación alemana. Naturalmente, elproceso de unión deberá realizarse con una gran cautela y sin demasiadas«precipitaciones». La realización de dicha reunificación exigirá un «períodode transición».

No obstante, a mediados del mes de febrero, la opinión británica ya habíacambiado de rumbo y se hablaba de que la reunificación alemana no seríaaconsejable mientras no se completasen las reformas políticas y económicas

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en Europa del Este. En esta posturá se manifestaba un cierto recelo a lacitada reunificación que inclusopudiera amenazar el proceso de cambiosiniciados por Gorbachov.

Bajo este aspecto, la reunificación alemana podría ser vetada por GranBretaña hasta la célebración de «consultas masivas» entre las nacioneseuropeas, a fin de año. El camino a seguir sería a partir de los Acuerdos deHelsinki, firmados por las dos Alemanias que establecen que no habrácambios de fronteras sin acuerdo previo. Significa esto que la unificación notendrá lugar sin el minucioso estudio del futuro de Alemania con respecto ala OTAN y la CE, ni sin el plácet de las cuatro pontencias vencedoras de laSegunda Guerra Mundial.

Por último, el nacionalismo británico, trata de neutralizar la aparición de unpoder exóesivamente fuerte en la Europa Central. Para ello, pretendeimplantar un nuevo modelo de seguridad continental que gravitaría sobre eleje Londres-París. A este fin, Francia, deberá reintegrarse a la estructuramilitar de la OTAN, será necesario efectuar un redespliegue continental delas tropas hoy estacionadas en la RFA y se reafirmará un pilar franco-británico de carácter nuclear-estratégico. Naturalmente, el Reino Unido sereserva de la dirección y los contactos a establecer con los Estados Unidosen materia de seguridad.En última instancia, el comportamiento británico, pivotando sobre elconglomerado de su imperialismo y mercantilismo, ambos en crisis hoy,reposando más en su nacionalismo y aislamiento, también en fase derevisión los dos, pretende retrasar lo inevitable. Pero aún en este supuesto,trata de buscar las soluciÓnes que mejor beneficien sus intereses propios.

El nacionalismo ruso

La condición geográfica de ser Rusia un continente abierto a la conquista vaa imprimir dos características singulares a su nacionalismo. La primera unaexpansión obligada en busca de las salidas libres a los océanos que lacircundan es de carácter aglutinante y dominadora, sometiendo a lospueblos conquistados en su avance para formar un gran Imperio; la segundaes de signo contrario, un germen de disociación y de soterrada resistenciapor distintos motivos (raciales, lingüísticos, religiosos, culturales) mantenidapor los pueblos sometidos que tienden a recuperar su libertad. Como nexode enlace que consigue mantener la sagrada unidad han existido dosfuerzas que caracterizan a dos períodos completamente distintos: el de laortodoxia religiosa en la antigüedad, unificadora de la tierra rusa y creadoradel mito de la «Santa Rusia)> y, moderñamente, la implantación del

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marxismo-leninismo con su concepto de partido único omnipotente y que dalugar a la creación de uno de los más grandes polos de poder mundial. Elfallo del sistema estriba cuando desaparecen o se debilitan estos nexos deunión, como ocurre en la actualidad con la aplicación de la perestroika y dela glasnost.

En pleno apogeo de la idea marxista-leninista nos situamos tras la reuniónde Yalta, al término de la Segunda Guerra Mundial. Se va a producir el finaldel europeicentrismo en favor de dos potencias extraeuropeas o casiextraeuropeas: los Estados Unidos de Amérifa y la Unión Soviética deEuropa y Asia. La ruptura polarizada en torno a los bloques que se forman,la pérdida de las colonias por parte de los países que las poseían, eldesplome como potencias económicas indiscutibles de la totalidad de lospaíses europeos, márcan las hora bajas para la Europa de las naciones.Puede afirmarse que la sustancia ideológica europea (el capitalismo y elcomunismo) es exportada a los dos países extraeuropeos enteriormentemencionados, que van a convertirse en los nuevos protagonistas de lahistoria mundial.

Yalta significó el sacrificio de Europa, con la ruptura del Continente. Sesacrificó a una serie de países y se premió a otros como la Unión Soviéticaque se anexionó un millón de kilómetros cuadrados y una población demillones de habitantes a los que hay que añadir el control de los seis paísesque se integraron en el Pacto de Varsovia.

La Unión Soviética desarrolló en el año 1945 una estrategia que le hizotomar la iniciativa europea en aquel momento y en casi todos los siguienteshasta el año 1 989. La formación de los bloques fue el resultado de unacadena de tristes sucesos que deslizaron golpe a golpe a cada uno de lospaíses fronterizos de la Unión Soviética hacia el Este, formando su glacisdefensivo y adentrándose como nunca hacia el corazón de Europa. En estemomento, el nacionalismo ruso; a través de su ideología marxista-leninistaalcanzaba su máximo esplendor.

Como jalones que marcan el proceso de expansionismo soviético, sobrevienenlos períodos que se han conocido como la época de la confrontación, elperíodo de la «guerra fría» y el de la distensión, cada uno de ellos con susrasgos bien definidos y que han llenado la historia de los últimos 50 años.

Sin embargo, en el año 1985 se va a producir un fenómeno insólito en laUnión Soviética. Se trata de la llegada al poder de un político joven, quesucede a la gerontocracia habitual. Se trata de Mijail Gorbachov y va a poner

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en práctica dos novedades políticas de incalculable transcendencia: laperestroika y la glasnost.

Como anteriormente ya se había expuesto, el conglomerado de pueblos,razas, etnias y culturas que componen la Unión Soviética había mostrado sucohesión mientras permanecía incólume su lazo de unión: bien la ortodoxiao bien el marxismo-leninisrno. Pero la perestroika marcaba el final deldominio absoluto del PC y las resquebrajaduras del Imperio empezarán aperfilarse cada vez cdn mayor virulencia.

A partir de este momento entra en fase de controversia el naciomalismo rusoy vuelven a retomar fuerza y sentido los nacionalismos de los países delPacto de Varsovia .y otros nacionalismos, en forma de vendaval que sedespliega al mismo tiempo en dos planos: uno es el de los países llamadossatélites y otros, el de la propia Unión Soviética, es decir, dentro de susfronteras oficiales. En este último, la distensión de los mecanismoshabituales de coacción —en este caso de primacía del PCUS— ha puestoen movimiento el mosaico de las nacionalidades que junto con Rusia formanla Unión Soviética. Se han desatado las consecuencias de la profundadiversidad de razas, religiones y culturas, mientras que a la vez reclaman laindependencia aquellos países que fueron integrados, a raíz de la SegundaGuerra Mundial, como las antiguas Repúblicas Bálticas.

Estos movimientos nacionalistas «internos» pudieran representar una graveamenaza para el proceso de cambio suscitado por Gorbachov. En elsupuesto de que el nacionalismo ruso —verdadero esqueleto en elplanteamiento unitario— se alzase contra Gorbachov so pretexto de que supolítica ha resultado ser disgregadora y atrajese a su favor la aquiescenciadel Ejército Rojo, que como las FAS de todos los países es extremadamentesensible a la unidad territorial política, y a los descontentos con laperestroika, la situación de Gorbachov llegaría a ser crítica.

Una anticipación sobre el devenir inmediato de estos nacionalismos«internos» es difícil de formular. Se trata de volver a organizar «todas lasRusias» bajo un marco nuevo y distinto. El panorama se presenta difícilcuando han entrado en juego motivaciones religiosas muy entrañadas enciertos territorios, como el catolicismo en Ucrania o el islamismo en algunasrepúblicas asiátióas. Debe proçederse, cómo ya lo ha hecho Gorbachov, agarantizar una plena libertad religiosa que permita el ejercicio libre de susprácticas a los habitantes de dichos países. Aún así, quedan en pie losnacionalismos independentistas que no parecen contentarse con simplesreorganizaciones del federalismo soviético. Tal es el caso de Estonia y

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Letonia que postulan rotundamente la sucesión que ya ha planteado dehecho Lituania. Y no son los únicos casos.

Pero este proceso «interno» no impide que el papel de la Unión Soviética enel escenario mundial siga siendo de primera fila.

Ante los sucesos acaecidos en la Europa del Este, la Unión Soviética hadesarrollado un «nuevo pensamiento político». De acuerdo con el mismo, laintegración de la Europa Oriental y la CEE que se percibía hace diez añoscomo una «bestia negra)>, se ha convertido tan sólo en un proceso objetivoen primer lugar y, en segundo,, responde a nuevas realidades económicas,tecnológicas y políticas de la sittuación internacional.

También considera que la reunificación de las dos Alemanias es unaaspiración legítima del pueblo alemán a la que ni la Unión Soviética ni nadiedebe oponerse. si bién el modo en que ésta se lleve a cabo afecta a todoslos países. El proceso debe desarrollarse a través de una integracióncreciente de las distintas naciones europeas, de una manera paulatina y sinforzar las cosas, o sea, sin modificar las fronteras actuales de la RFA y dela RDA.

Por otra parte, el proceso debe marchar en paralelo con otro que presenteun desarme y una estabilización política en Europa, que garantice laseguridad del «Viejo Continente» y de la Unión Soviética. De aquí que semuestre de acuerdo en que una reunión a «alto nivel» de la CSCE, y unacuerdo en las conversaciones de desarme convencional que se siguen enViena, serán los marcos idóneos para asegurar la estabilización política y lainvolucración de todo este proceso en un marco europeo.

Las intenciones soviéticas son claras. Necesita un respiro profundo paraatender a los problemas que en la actualidad suscitan su precario estadoeconómico y el enrarecido ambiente político que trata de estabilizarmediante reformas de gran alcançe en la Constitución. Precisa un alto en elcamino para retomar el papel de gran potencia que impone directrices yresulta influyente en medio mundo. Su nuevo pensamiento político puedepresentar tan sólo una distensión circunstancial mientras trata de arreglarlos asuntos domésticos. En algún momento se aprecia que vuelve a laintransigencia como cuando muestra sus preferencias por la neutralidad deuna Alemania unificada, tratando así de restar fuerzas a la OTAN o bien,incluso de forzar a su disolución.

De aquí que los aliados europeos sigan estimando imprescindible negociarla modernización de sus arsenales y la concepción de nuevos armamentos

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que permitan asegurar su defensa cóntra amenazas siempre presentescontra la seguridad europea. ¿Qué amenazas? En primer lugar las quepueden surgir con motivo del nuevo planteamiento de la Europa sinfronteras, porque no hay que olvidar que el potencial militar soviético sigueintacto; en segundo lugar, cabe la especulación sobre el porvenir deGorbachov, cuya posible caída pudiera representar la vuelta a los tiemposduros de la «guerra fría» por parte de los inmovilistas que se impusieran.

El fin del siglo XX se aproxima en medio de unas cambiantes circunstanciascomo nadie hubiera podido suponer hace tan sólo unos años. Cuál será eldefinitivo desenlace de los acontecimientos es el interrogante más angustiosoy perentorio planteado. Valga decir que la Europa de fines de siglo XX se haalejado ya suficientemente de la Europa de las fronteras del pasado sigloque generó tantas guerras y que el porvenir pasa por una Europa unificada,sin que estén aún perfctamente delimitados sus contornos y en la que elnacionalismo ruso habrá evolucionado hacia formas de convivenciapacífica.

El nacionalismo polaco

La historia de Polonia es la consecuencia de ser una nación sin fronterasgeográficas definidas, de tener como vecinos unos Estados poderosos quesiempre mostraron afanes expansionistas y de haber abrazado desde susorígenes el cristianismo de la mano de San Adalberto, lo que le proporcionaal pueblo polaco una característica propia entre las muchas que posee.

Verdadero mosaico de influencias donde intervienen en sus orígenes losCaballeros Teutónicos, los lituanos del Gran Ducado, los rusos de Pedro elGrande, suecos de Gustavo Adolfo, austriacos, Brandeburgo y los cosacos,Polonia va experimentando una serie de vaivenes históricos de variadasinfluencias que, sin embargo, no le hacen perder su propia identidad comopueblo que permanece incólume. Es precisamente este nacionalismo suyoel que va a permitir a la nación polaca sobrevivir a su trágico destino.

En el año 1772 se llevó a cabo el primer reparto de Polonia entre Rusia,Austria y Prusia; el segundo tuvo lugar en el año 1 793, entre los mismosprotagonistas, y aún sucedió un tercer reparto en el año 1 795 entre idénticosactores. Incluso el Congreso de Viena —1 81 5— constituyó un atropelloparaPolonia que en la época moderna no llega a constituir una nación libre hastala firma del Tratado de Paz del 13 de julio de 1919 con Alemania; y el deRiga, el 1 7 de marzo de 1 921 con Rusia, que pusieron término a la PrimeraGuerra Mundial.

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Nuevamente invadida por la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalinha de esperar al término de la Segunda Guerra Mundial para volver arecuperar su condición de nación que sin embargo orbita en torno a la UniónSoviética y suscribe el Pacto de Varsovia.

El nacionalismo polaco ha tenido como constante el sueño de encontrarunas fronteras estables donde salvaguardar su propia identidad, cimentadosobre profundas raíces católicas y cantado por poetas y músicos insignescomo F. Chopín.

En la actualidad, el punto candente en el panorama polaco es elreconocimiento de la línea Oder-Neisse con Alemania como paso previo eindispensable para la reunificación de las dos Alemanias.

Lo cierto es que al Este de estos dos ríos se encuentran territorios con unaextensión de 114.000 kilómetros cuadrados que fueron adjudicados aPolonia, procedentes de la Alemania del Tercer Reich, como compensaciónpor los 200.000 que la Unión Soviética tomó de Polonia en el año 1939. Estosupuso la expulsión de 6 millones de alemanes de los que la RFA tuvo quehacerse cargo.

Tales territorios fueron otorgados sólo provisionalmente a una Administraciónpolaca, en espera de la firma de un tratado de paz que no llegó a producirse.Al principio, el Gobierno de Bonn se negó rotundamente a dar por definitivala frontera del Oder-Neisse, pero nunca se hizo ilusiones de que sureclamación fuera atenida y así, el 6 de julio del año 1 950, firmó con Poloniael Tratado de Górlitz (Zgorcelec) por el que la RFA reconocía como definitivadicha frontera. Quedaba pendiente el problema de la población alemana quehabía sido desplazada y a la que había que reconocer el derecho de volvera su Patria. Esta cuestión estuvo enturbiando las relaciones germano-polacas hasta el 7 de diciembre del año 1970, fecha en que fue firmado elTratado de Varsovia, en el que una vez más se reconocían el Oder-Neissecomo frontera occidental con Polonia.

Ante las ambiguas manifestaciones actuales del canciller Kohl sobre ladeterminación de las fronteras de una Alemania reunificada, cuyo Parlamentosería el único órgano competente para decidir en dicha materia, la posturapolaca es firme. Su primer ministro Mazowieki ha manifestado: «En la nuevafase histórica que nos encontramos no puede haber ambigüedad sobre lasfronteras».

Se comprende la reacción del nacionalismo polaco, harto de sufrir repartosy mutilaciones de sus tierras, obteniendo con ello una inestabilidad comonación que es preciso evitar se repita en el futuro. No sólo la línea Oder

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Neisse sino también la parte del Tratado de Postdam que trata del asunto dela costa de Stettin en favor de Polonia, debe ser seriamente confirmada.

Si se va a celebrar la proyectada «Conferencia de los seis’> —las cuatropotencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial más los dos Estadosalemanes— que fijará las condiciones de la reunificación de las dosAlemanias, la pretensión polaca de encontrarse presente en dicha Conferenciaes comprensible. Comúnmente conocida como la Conferencia del «dos máscuatro», Polonia pretende convertirla en «dos más cuatro, más uno» y noanda descaminada porque sus pretensiones han sido acogidas favorablemente por Alemania del Este, por la Unión Soviética y por Francia, con laoposición de la RFA que últimamente, ha flexibilizado su postura. Sería lamejor manera de hacer presente sus deseos de estabilización de susfronteras, de acuerdo con los Tratados firmados hasta la fecha con una delas partes, la RFA, elevándolos al plano de un Tratado que definitivamenteponga fin a la Segunda Guerra Mundial.

Pese a su situación económica desastrosa, con una deuda exterior queasciende a 37.500 millones de dólares y que es la mayor de los países delEste, incluida la Unión Soviética y a que su Ejército de 400.000 hombres noes especialmente fuerte, si se le priva del apoyo de las 2 DivisionesAcorazadas soviéticas destacadas en su territorio, las intenciones polacas,basadas en el más puro nacionalismo, son las que manifiesta su PrimerMinistro: «Si se toca a las fronteras polacas estalla la guerra».

Sin entrar en la legitimidad de a quien pueden pertenecer los territoriosocupados por Polonia en el año 1945, es discutible el reconocimiento depropiedad tanto a uno como a otro litigante. La conflictiva región de Silesia,por ejemplo, a veces ha dependido de los eslavos y a veces de losgermanos.. De la actual ciudad polaca de Szcein (Stettin) fue prusiana desdeel año 1 720 hasta el año 1 945, dos siglos, pero no siempre fue prusiana y ensus orígenes fue tomada por los Caballeros Teutónicos precisamente siendouna fundación polaca. De Gdansk (la Dánzig alemana) es a la vez ciudad deLech Walesa y del escritor alemán Günther Grass.

Este aspecto dala reunificación alemana que afecta a Polonia, pues, ha deser regulado por un tratado de paz que aún no se ha firmado.

Casi todos los observadores coinciden en pronosticar que la futuraAlemania no se meterá en una «aventura de fronteras» que podría traerconsecuencias desastrosas para todos, incluso una tercera guerramundial. Sin embargo, desde un punto de vista legal, una Alemaniareunificada podría plantear el problema aunque tal y como está el panorama

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internacional y el panorama alemán en estos momentos, es muy improbableque lo haga.

Ante estas dudas, Polonia está desarrollando una política preventivareverdeciendo viejas alianzas. Trata de que Francia apoye las pretensionespropias y, por otra parte, es promotora de una iniciativa para que los nuevepaíses fronterizos con Alemania intensifiquen contactos, con vistas adefender sus intereses. A este respecto, espera obtener prontamenteresultados concretos.

Como se desprende, el nacionalismo polaco se vuelca actualmente en lasupervivencia del Estado polaco, dentro de los límites fronterizos actuales. Ylo hace empeñándose con ardor en la batalla política que tiene grandesposibilidades de ganar. Lo que parece del todo improbable es que la«cuestión de las fronteras» haga retroceder nada menos que un siglo a lahistoria contemporánea para que Europa se encuentre nuevamente inmersaen una «guerra civil», por cuestiones domésticas.

Otros nacionalismos

El nacionalismo ha sido desde la Revolución Francesa la mayor fuerzaespiritual del escenario europeo internacional y un principio-guía fundamentalde la formación de los Estados-Nación.

El nacionalismo es una buena base para la existencia de armonía ycooperación en el seno del grupo nacional, pero algunas de sus característicasconstituyen uno de los elementos más activos en la generación de conflictosy rivalidades y es particularmente peligroso en su asociación con el Estado,detentador de la «fuerza» y el «poder».

Las fronteras entre distintós grupos nacionales o de nacionalidades son, porlo general, borrosas. La institución de los estados territoriales dio lugar amuchas complicaciones, pues el Estado, como ente político que es, tieneunas fronteras que rio suelen coincidir con las fronteras históricas,económicas o estratégicas y, desde luego, casi nunca con las de lasnacionalidades. Ningún Estado engloba a una sola nacionalidad y ningunanacionalidad queda totalmente enmarcada en un Estado.

Las regiones históricas entre nacionalidades y Estados varían mucho. En laEuropa Occidental, los Estados precedieron a las nacionalidades, que sefueron gastando lentamente dentro de las fronteras estatales. En EuropaCentral las nacionalidades precedieron a los Estados y fueron kiego losprincipales instrumentos parasu construcción.

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El proceso contamporáneo en Africa es, en gran medida, similar al deEuropa Occidental. Los Estados han precedido nuevamente a las nacionalidades (grupos tribales) y la creación de conciencias nacionales en la tareamás difícil con la que se enfrentan.

Un factor importante a tener en cuenta en el análisis de los nacionalismos esla fase del proceso evolutivo en que se encuentra un nacionalismo dado.Los nacionalismos jóvenes tienen tendencia a generar fanatismo, mientrasque un nacionalismo maduro y satisfecho o resignado suele hacerse mástolerante y es mucho menos propenso a generar conflictos. La dinámica deeste proceso de evolución de los nacionalismos varía mucho según lasépocas y en cada caso concreto.

El nacionalismo es una ideología que ha provocado muchos conflictosinternacionales de carácter grave. Sin ‘embargo, la mayoría de estosconflictos surgen de a interrelación nacionalidad-Estado y está bastantejustificado adscribirlos en su mayor parte a la institución del Estado. Un buennúmero de coñflictos surgen cuando las nacionalidades buscan constituirseen Estados. Los casos de unificación de Alemania e Italia.

Los conflictos provocados por las terrae irredentae y las minorías nacionalesfueron uno de los temas básicos de la política de seguridad europea desdeel año 1875 hasta la Segunda Guerra Mundial. Durante la posguerra elproblema de los nacionalismos se redujo mucho. La eliminación física y lostraslados masivos de población —sin precedentes en la historia, tanto por elnúmero de personas como por el carácter inhumano de los métodosempleados— han hecho que sea mucho mayor la coincidencia de lasfronteras estatales de Europa y las fronteras de sus nacionalidades. Sinembargo, persisten algunas disputas territoriales que son potencialmentegraves: las reclamaciones alemanas sobre territorios situados al Este de lalínea Oder-Neisse, cedidos a Polonia por la fuerza y que el Tratadogermano-polaco no ha resuelto; las pretensiones austriacas sobre el Sur delTirol; las diferencias rumano-húngaras sobre Transilvania. Todos estosproblemas aparentemente dormidos pueden revivir, con. el proceso democratizador de los países del Pacto de Varsovia, en el momento en que lasfuerzas centrífugas generadas por dicho proceso deterioren el esquema deseguridad colectiva constituida por los Tratados del CAME y del Pacto deVarsovia.

También puede suceder lo mismo con las reclamaciones yugoslavas sobreciertas zonas meridionales de Austria y las reclamaciones polacas de losterritorios cedidos a la Unión Soviética.

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El régimen yugoslavo ha desarrollado desde el año 1945 una inteligentepolítica de nacionalidades y proclama su convicción de que, con laeliminación de la opresión nacionalista, las nacionalidades que la constituyense están fundiendo en una única nacionalidad yugoslava. Esta políticapuede también considerarse fracasada y el nacionalismo de la nacionalidadserbia trata de oprimir a las demás nacionalidades englobadas dentro de suslímites territoriales, originando un conflicto de origen incierto, fundamentalmente en Kosovo.Las tensiones producidas por los nacionalismos europeos resurgieron, dehecho, en la década de los años 60, aunque esta vez por culpa de laexplotación económica a que se ven sometidas las regiones más pobres porparte de las zonas industrializadas, así como por los problemas derivados dela liberalización económica.

Las desavenencias entre nacionalidades conservan, de hecho, una importancia muy grande como generadora de conflictos y contribuyen acomplicar aún más otros problemas sociales, incluso después de desaparecidos los conflictos a que dieron lugar.

La epidemia nacionalista se va extendiendo gradualmente por toda Europa,tanto en su modalidad estatal como de las nacionalidades. Aparte de loscasos ya citados, pueden enumerarse el de los serbios que ven en Albaniasu cuna nacional; los eslovenos que desearían que Yugoslavia se olvidasede ellos; los eslovacos que miran a los checos con desconfianza; lósmoldavos que se acuerdan de que son más afines a Rumanía que a la UniónSoviética; además, el de los húngaros en relación con Rumanía, por laminoría húngara que vive en el territorio rumano de Transilvania y que hadado paradójicamente nacimiento a dos nacionalismos: un ultranacionalismorumano que se puede considerar de carácter estatal en contra de concederderechos a la minoría húngara dentro del Estado rumano y el ‘otro, elnacionalismo estatal húngaro en defensa de una minoría propia que vive enRu manía.

Todo ello, unido al problema de la frontera Oder-Neisse y el recuerdo de lospolacos de que en parte de Ucrania y Bielorrusia se habla polaco y soncatólicos, se obtiene un panorama difícil y espinoso para el equilibrioeuropeo, precisamente en el umbral del siglo XXI.

Tendencias de los nacionalismos europeos a partir del comienzode los procedos de democratización en los países de Europa del EsteLos procesos democratizadores iniciados en los países del Pacto deVarsovia son el resultado de la combinación de los factores siguientes: la

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perestroika, la glasnost y la escasa por no decir nula interferencia de latradicional política de seguridad de la Unión Soviética en tales procesos.

La política de seguridad de la Unión Soviética había, mediante suteóricamente perfecta estructura de seguridad establecida en Europa delEste, maniatado y amordazado a los nacionalismos que evidentementeexistían lavarlos en todos los países del Este que había logrado encuadraren el CAME y en el Pacto de Varsovia.

Los nacionalismos de los países del Este tienen, en general, a desligarse dela política económica del CAME y a establecer una economía de mercadocomo primer paso para asociarse de una u otra forma de la CEE.El CAME, creados como respuesta soviética al Plan Marshall, para impedirque se establecieran vínculos económicos entre los países del Este deEuropa y Occidente que pudieran influir en sus comportamientos políticos,contempla como todos sus miembros europeos tratan de asociarse de unau otra forma con la CEE.

La probable asociación de los países del Pacto de Varsovia con la CEE, queactuará en los nacionalismos de sus nuevos asociados según la mismafunción moderadora que ejerce en los de sus miembros, parece indicar queexistirá un control más flexible de tales nacionalismos.

Por otra parte, el surgimiento de un nuevo Estado alemán el BundesstaatDeutsch!and combinará de una u otra forma los nacionalismos exisdtentesen la RFA y en la RDA.

La reunificación de la RFA y de la RDA no es políticamente hablando que laRDA vaya a ingresar en la CEE. No se produce una nueva adhesión sino queuno de sus miembros va a incrementar su territorio, recursos y población.Para facilitar esta peculiar incorporación, la RFA insiste en que el nuevoEstado alemán no solicitará una revisión del número de comisarios, de laponderación de votos en el Consejo de Ministros de la CEE, ni, en primermomento, del reparto de los escaños en el Parlamento Europeo. Ellosignifica que por el momento no sería necesario modificar los Tratados delas Comunidades Europeas (aplicando el artículo 236), cuya revisión podríaesperar a una mejor ocasión como la Conferencia Intergubernamental sobrela Unión Económica y Monetaria. El aumento del territorio, . recursos ypoblación, en otras palabras, del poder nacional de un Estado miembro noestá previsto en los Tratados. La CEE ha experimentado, sin embargo, unareducción del territorio, recursos y población de un Estado miembro cuandoGroenlandia (parte de Dinamarca) se retiró de la Comunidad.

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La RDA ha sido, sin embargo, durante muchos años, el decimotercermiembro de la Comunidad. El comercio entre la RDA y la RFA eraconsiderado como comercio interalemán, tratado como si fuera de la CEE,aunque no se aplicarán en la RDA los reglamentos y directrices comunitarios.Un protocolo del Tratado de Roma del año 1957 no se refiere a la RDA comoun Estado sino como los territorios alemanes en los que la Ley Fundamentalde la RFA no es aplicable.

El caso es que aunque en términos jurídicos-políticos no haya una nuevaadhesión a la CEE, en términos técnicos si que se producirá. La aplicacióndel derecho comunitario al nuevo territorio requerirá, por una parte, unaadaptación y, por otra, un período transitorio pues la economía de la que esen la actualidad la RDA no está preparada para aplicar todo el acervocomunitario de un día para otro: apertura de la competencia, eliminación dela mayor parte de las subvenciones estatales, etc.

En cuanto al nacionalismo francés es consciente de que con la desaparicióndel esquema político y geoestratégico europeo diseñado por los vencedoresde la última contienda mundial en Yalta, su país ha perdido unas rentas.quele permitían mantener una situación internacional muy por encima de lasposibilidades del poder nacional de Francia.

Se ha refugiado, en consecuencia, en el cultivo de las relaciones franco-alemanas de las que alardea con excesiva frecuencia y mientras tanto, losalemanes tratan de restarles transcendencia.

Los nacionalismos europeos temen su marginalización y conjuran supreocupación y angustia mediante fórmulas más mágicas que reales, conlas que tratan de solucionar la perpetuación de un proceso comunitario,como si en Europa del Este no hubiera pasado nada. Están fuera de larealidad ante las perspectivas de una unión económica y monetaria cuandolos nacionalismos alemanes desean que sus autoridades hagan del marcola palanca de su unidad nacional y anhelan que eliminen cualquier lastreque obtaculice su proceso de reunificación.

Los nacionalismos europeos occidentales están así mismo fuera de larealidad ante la continuidad de una Alianza Atlántica ahora que, en su formaactual, está ya condenada, tanto si la Alemania reunificada neutral como sino, tanto si hay disolución del Pacto de Varsovia.

Aunque la Alemania reunificada pueda prestar oídos sordos a las voces quereclamen su neutralidad tendrá inevitablemente que convertirse en unámbito de escasa presión militar como precio mínimo a pagar por su

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reunificación. En estas condiciones y exceptuando al Reino Unido, quecontinuará siendo un apéndice militar de los Estados Unidos en Europa, sóloquedan los países del actual flanco meridional de la OTAN para acoger a lasFAS de los Estados Unidos y sistemas de armas nucleares a desplegar enEuropa como símbolo de un mínimo compromiso norteamericano con elcontinente europeo.

La OTAN tendrá que ir estableciendo, siguiendo el ejemplo de la CE quetiende cada vez más hacia un esquema de organización concéntrica,acuerdos militares graduales con los Estados Unidos y si la Alemaniareunificada le correspondiera ser el eslabón más débil de la cadena queforje los vínculos militares entre Europa y los Estados Unidos, a los paísesdel actual flanco meridional de la OTAN les correspondería convertirse en eleslabón más fuerte de tal cadena. Si elló no sucediera, la nueva, UniónSoviética surgida de la perestroika y la glasnost habría obtenido lo que laantigua Unión Soviética anterior había intentado con todas sus fuerzas y quese centraba en romper los vínculos estratégicos entre Europa y los EstadosUnidos.

¿Cómo se pasa de una concepción estratégica a la realidad? La Europa enel umbral del siglo XXI con una Alemania reunificada sujeta a algunoscondicionantes de carácter militar y un Reino Unido como apéndióe militarde los Estados Unidos se encontrará en un ámbito geoestratégicoprofundamente modificado. La estructura militar integrada de la OTANdeberá, en consecuencia, traspasar el peso estratégico hasta entoncesasignado al frente central al flanco meridional, o retrasar dicho frente centralal ámbito fronterizo de Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia.La opinión más probable es la primera.

Los cuatro países implicados en este nuevo concepto estratégico de laAlianza Atlántica, son Francia, Italia, España y Portugal. Para hacer realidadeste concepto se necesita que los cuatro países suscriban una Alianza quedenominaremos Alianza Europea Mediterránea (AEM) y que esta Alianza,como tal, negocie los correspondientes acuerdos políticos con los EstadosUnidos parecidos en gran medida al franco-alemán del año 1963.

Acuerdos estratégicos aceptando convertirse, tras una renegociación de lasreglas de funcionamiento de la OTAN, en el eslabón más próximo de losEstados Unidos.

Los nacionalismos renacentistas como el británico, español, francés y aúnlos de países que no tenían organización política como Estado-Nación,como el italiano y el alemán, han tenido una tendencia a mirarse a sí

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mismos, algunas veces con razones sobradas y en otras ocasiones con elúnico fin de denigrar al enemigo político, económico, militar, ideológico yreligioso.

Nacionalismos de las nacionalidades sin Estado,integradas en Estado-Nación de carácter multinacional

Hay que distinguir dos modelos de integración. El primero agrupa a lamayoría de sus nacionalidades más importantes en entidades políticasestatales que gozan de cierta autonomía del poder central. Este es el casode la Unión Soviética y de Yugoslavia. .

Otro modelo de integración muy común en Europa Central y Oriental es el delas nacionalidades repartidas entre varios Estados y con una mayoría de talnacionalidad formando un Estado-Nación. Este es el caso de las nacionalidades húngara, repartida entre Hungría su Estado-Nación y entreEstados-Nación de otras nacionalidades mayoritarias, como el rumano. Elmosaico de nacionalidades existente, tanto en Europa Central como enlos Balcanes, da lugar a esta situación que engendra en general, dos clases de nacionalismos.

En primer lugar el nacionalismo de la nacionalidad minoritaria integrada enun Estado-Nación gobernado por otra nacionalidad mayoritaria y que tiende.a desgajarse de tal Estado para integrarse en el que su nacionalidad esmayoritaria, lo más común, o a constituir un Estado-Nación independientedel nacionalismo del Estado-Nación en fa que domina su nacionalidad ypretende anexionarla.

El primer nacionalismo conduce a la desestabilización del Estado-Nacióndominador y puede conducir a un conflicto internacional si existe un Estado-Nación en la que domine la nacionalidad rebelde. En todo caso, esta clasede situaciones son una fuente de conflictividad de grandes proporciones. Elcaso de Silesia, Pomerania y Prusia Oriental, cuyas poblaciones fueronalemanas, es un caso peculiar que se trató de solucionar mediante ladeportación de la población de origen alemán, repoblándolas con poblacionesde origen polaco. Existen multitud de casos y es muy probable que seancausa de futuros conflictos en Europa al desaparecer el freno que, sobre los.nacionalismos europeos ejercía la Unión Soviética en esta parte de Europa,mediante el Pacto de Varsovia-CAME.

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Las alianzas europeas como mediadoras de los nacionalismos

Las alianzas europeas se constituyeron, en general, con a finalidad deproteger los procesos de seguridad de sus miembros mediante suparticipación en un proceso de seguridad colectivo común, más o menos,previamente consensuado. La causa de su constitución es la percepciónpor sus miembros de una amenaza común a sus respectivos procesos deseguridad y la carencia de posibilidades para poder enfrentarla sólo conexito.

Una alianza teóricamente perfecta abarcaría la protección de su completoproceso de seguridad. En otras palabras,, de todos los aspectos de talproceso y, sin embargo, en la práctica, la Alianza Occidental abarca sólo lapreparación y coordinación de sólo el áspecto militar de los procesos deseguridad de sus miembros. Algunos de ellos se han aliado, en consecuencia,por el Tratado de Roma del año 1957, para el desarrollo en común delaspecto económico de sus procesos de seguridad, creando las ComunidadesEconómicas Europeas.

La Alianza Oriental abarca, por el contrario, todos los aspectos de losprocesos de seguridad de sus movimientos en un sistema de seguridadconstituido por el CAME-Pacto de Varsovia.

El análisis de este apartado se hará, en consecuencia, en dos subapartados:Alianzas militares y Alianzas económicas, con la advertencia de que aunquese trate por separado, la Alianza Oriental abarca simultáneamente tanto elaspecto económico como el militar.

Alianzas militares

El Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica fue firmado el 4 de abril delaño 1 949 y era, en cierta medida, una ampliación del Tratado, de Bruselasque delegó en élla mayoría de sus funciones y permaneció en vigor.

El Tratado de Bruselas era una alianza militar en ‘la que dominaba unnacionalismo colectivo consensuado que era esencialmente antialemán. Esen cierto modo, una excepción de las funciones moderadoras ‘de losnacionalismos .que ejercieron posteriormente todas las Alianzas militareseuropeas y eh particular el Tratado del Atlántico Norte.

EiTratado del Atlántico Norte desarrolló desde su firma una función moderadora de los nacionalismos latentes en sus doce miembros fundadores yposteriormente, con la accesión de Grecia y Turquía, entre los nacionalismos

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radicales antagónicos dé estos dos nuevos miembros que mantenían desdemuchos años atrás contenciosos territoriales y marítimds de la mayorimportancia.

Los nacionalismos de los miembros de la Alianza Atlántica fueronciertamente moderados y, sin embargo, no pudieron evitarse algunas de suséituaciones como indican los ejemplos siguientes:— El 27 de mayo del año 1952, después de arduas negociaciones, la RAF

(constituida el 20 de septiembre del año 1949), Bélgica, Francia,Holanda, Italia y Luxemburgo firmaron un Tratado que establecía laComunidad Europea de Defensa (CED) y los restantes Gobiernos de laAlianza Atlántica firmaron un Protocolo anexo al Tratado dando garantíasa los miembros del CED.

— El nacionalismo británico había conseguido dejar a su país al margen dela CED que era, en parte, una nueva organización con grandesposibilidades de moderar los nacionalismos de sus componentes. El 29de agosto del año 1954, la Asamblea Nacional Francesa decidió noratificar el Tratado de creación de la CED. El nacionalismo francés había,al parecer, estimado que tal Tratado favorecía al nacionalismo alemán.

— El nacionalismo francés es, por otra parte, una de las causas de ladecisión del presidente De Gaulle, en el año 1966, de retirar laparticipación francesa de la estructura militar integrada en la OTAN y deque la Fuerza y los Cuarteles Generales Aliados abandonasen elterritorio de Francia.

— Otro ejemplo significativo es el greco-turco. El 1 5 de julio del año 1 974,las FAS ti.jrcas desembarcaron en la isla de Chipre en la que habita unaminoría turca. El 14 de agosto del mismo año, las FAS griegas se retiraronde la estructura militar integrada en la OTAN, a la que regresaron el 20de octubre del año 1980.

— La Alianza Atlántica ha logrado evitar, probablemente, la materializaciónde un conflicto armado entre los nacionalismos griego y turco, pero no hapodido, sin embargo, impedir que se debilite o más bien desaparezca laestructura aIjada greco-turca en el Mediterráneo Oriental.

— La Alianza Atlántica ha ejercido una función moderadora de losnacionalismos estatales de sus miembros y probablemente entre losnacionalismos de algunas de las nacionalidades integradas en losEstados de sus miembros.

Pacto de Varsovia. El 1 4 de mayo del año 1 955, la Unión Soviética crea conAlbania, la RDA, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumanía elPacto de Varsovia.

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El 23 de octubre del año 1 956 se inicia una insurrección popular de carácternacionalista en Hungría y el 4 de noviembre las Fuerzas soviéticas laaplastan. El 14 de septiembre, la Asamblea General de las Naciones Unidascondena la intervención soviética en Hungría. El Pacto’de Varsovia nohaconseguido moderar el nacionalismo húngaro pero sí consigue controlarlomediante la fuerza y un Gobierno más sumiso a Moscú.

Los días 20 y 21 de agosto del año 1968, tropas del Pacto de Varsoviainvaden Checoslovaquia y acaban con los, brotes del nacionalismochecoslovaco que se resuelve de forma similar a como se resolvió enHungría.

El Pacto de Varsovia no ha consentido los nacionalismos estatales de susmiembros que pudieran debilitar la cohesión del Pacto y ha logrado moderarlos nacionalismos estatales antagónicos existentes entre sus miembros,como por ejemplo:— El nacionalismo alemán tendente a recuperar territorios y poblaciones

cedidos a Polonia al término de la Segunda Guerra” Mundial; elnacionalismo húngaro tendente a recuperar la minoría húngara asignadaa Rumanía y los nacionalismos checoslovaco, polaco, etc., referente aantiguos contenciosos existentes tanto en Europa Central como en losBalcanes.

— La situación a la que tiende probablemente el Pacto de Varsoviaoriginará quizás el resurgir de muchos nacionalismos tanto estatalescomo de nacionalidades dentro de sus miembros y entre sus miembrosoriginará una situación de inestabilidad en los territorios del Pacto deVarsovia que será difícil de controlar sin la existencia de otrasorganizaciones internacionales moderadas, ya sea de tipo militar,económica o económico-militar como el Pacto de Varsovia.

Alianzas económicas

Las organizaciones internacionales de carácter económico europeas con elCOMECON-CAME, la CEEy la EFTA.

El Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en su actual configuraciónes la organización surgida de la modificación en su día, del COMECON.

Los países de Europa del Este coordinaron los componentes económicos desus procesos de seguridad en una alianza económica que denominaronCOMECON, aún antes de coordinar sus otros componentes mediante elTratado de Varsovia. El COMECON fue la reacción dela Unión Soviética ala amenaza que percibió en la aplicación del Plan Marshall a sus aliados (por

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tratados bilaterales) de Europa del Este y la posible influencia que estimópudiera tener en sus comportamientos políticos. Impidió, en consecuencia,que solicitaran ayuda y como alternativa creó el COMECON. Al firmarse elTratado de Varsovia, los aspectos económicos y militar de todos losprocesos de seguridad de sus aliados europeos convergieron en una únicaestructura de seguridad a la que denominaron Pacto de Varsovia.

El CAME-Pacto de Varsovia unió durante muchos años a sus sietemiembros europeos mediante un sistema económico marxista-leninista quedependía, en gran medida de la Unión Soviética en el aspecto económico ymilitar y que constituía una ásociación de seguridad colectiva cuya políticade seguridad, tanto en el aspecto de defensa militar como en todos losdemás aspectos, era formulada por Moscú.

Esta estructura de seguridad imperante en los países del Pacto de Varsoviamoderaba los nacionalismos estatales de sus miembros, tanto en el aspectoeconómico como en el político-militar. Los nacionalismos existentes en lospaíses del este de Europa fueron maniatados y amordazados por la UniónSoviética y las estructuras de seguridad creadas por ella.

Los nacionalismos estatales controlados durante muchos años por laestructura de seguridad implantada por la Unión Soviética en la Europa delEste han sido los siguientes:a) República Democrática Alemana-Polonia-Unión Soviética. La Segunda

Guerra Mundial desmembró a Alemania de algunos de sus territoriosque fueron cedidos a la Unión Soviética y a Polonia. El nacionalismoalemán, tanto del este como de Oeste, tiene como uno de sus objetivosrecuperar la totalidad o parte de estos territorios.

b) Hungría-Rumanía. Una minoría húngara vive en Rumanía constituyendouna nacionalidad de identidad propia perteneciente a un Estadodominado por otra nacionalidad mayoritaria distinta de la suya. La partede Rumanía poblada por húngaros ha sido siempre reivindicada por elEstado húngaro, mientras que el rumano ha procurado diluir sus señasdé identidad. El nacionalismo húngaro fue incapaz de manifestarsemediante comportamiento hostiles hacia Rumanía, mientras los dospaíses estuvieron controlados por la estructura de seguridad soviética.Esta estructura ha sido muy debilitada en su aspecto político yeconómico por los procesos democratizadores iniciados en los paísesmiembros del Pacto de Varsovia.

c) Otros nacionalismos. Los países del Pacto de Varsovia como Checoslovaquia, Bulgaria y Rumanía tienen otros agravios nacionalistas conotros miembros del Pacto y con países no pertenecientes al mismo.

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d) La Comunidad Económica Europea. Los cambios políticos espectacularesocurridos en los países del Pacto de Varsovia están forzando a unarevolución de los alineamientos de los países europeos, realizados alprincipio de la posguerra de la última contienda mundial.

Una Alemania reunificada resultará menos temible en el contexto de laintegración europea promovida por el Acta Única de la CEE. Sinembargo, existen aspectos competitivos muy importantes en lasrelaciones europeas-norteamericanas que cumplicarán la situacióneuropea. Los obstáculos a una armonía relativa europeo-norteamericanase multiplican al igual que a una mayor integración europea.

El proceso democratizador en.los países del Pacto de Varsovia, con unaevolución del sistema económico de cuño marxista-leninista hacia elimperante en Occidente de mercado libre, producirá la pérdida depuestos de trabajo y ello, probablemente, provocará un profundo eirracional resentimiento de carácter nacionalista.

Superar estos obstáculos requiere poseer la imaginación política que seasocia con Jean Monnet, que dirigió el movimiento en los primeros añósde la posguerra a favor de la construcción de la CEE y la voluntadpolítica que está demostrando la CEE de hoy en día —1 990—.

Los Estados Unidos consideraron a Europa Occidental durante la épocade la posguerra como un baluarte geoestratégico necesario para eldespliegue avanzado de sus FAS, destinadas a contener la expansiónpolítica soviética. En el umbral del siglo XXI, el objetivo de lacolaboración entre los Estados Unidos y la Europa Occidental variará yya no será una cuestión de colaboración por motivos de seguridadmilitar, sino una colaboración para incrementar la prosperidad o laestabilidad entre europeos y norteamericanos.

Dado que una Europa integrada presenta el peligro de convertirse enuna «fórtaleza europea» o al menos en una asociación que pudieratender a discriminar a Estados Unidos y Japón, es más que probableque esos países busquen establecer en Europa una sustancialpresencia económica.

El primer paso para el reconocimiento, por los países del Pacto deVarsovia, de la superioridad del sistema económico imperante enEuropa Occidental, fue la firma del acuerdo CEE-CAME del año 1989.

El problema del CAME, que logró establecer un nacionalismo económicocomún en los países del Pacto de Varsovia y anuló el aspecto

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económico de los nacionalismos estatales de sus miembros, radica enque fue constituido para aplicar a todos sus miembros los principioseconómicos y políticos vigentes en la Unión Soviética, de planificacióncentralizada de la economía común e integración de los sistemaseconómicos de todos sus miembros, merced a la homogeneización y almonopolio estatal del comercio exterior. Esta concepción, similar a laaplicación en la Unión Soviética para todas sus Repúblicas Federadas,fue relativamente útil al principio, pero después causó el estancamientode las economías de sus miembros y ha sido hecha añicos por losprocesos democratizadores de los miembros del Pacto de Varsovia ypor la eficacia demostrada por la CEE.

Consideraciones

Teniendo en cuenta que las relaciones internacionales son conducidas porunidades políticas denominadas Estados-Nación y que el nacionalismo es laaplicación por un Estado-Nación de’ doctrinas que exalten la personalidadnacional completa de dicho ente político, nos encontramos en el másimportante foco productor de conflictos —el nacionalismo— a partir delmomento de su entrada en juego en el escenario histórico.

Se puede afirmar que los nacionalismos europeos plantearán un dilema parala seguridad colectiva de Europa en el futuro escenario del siglo XXI. Engeneral, se caracterizan por una tendencia de los Estados-Nación aenglobar dentro de su territorio a las minorías nacionales pertenecientes aotro Estado-Nación y el territorio que ocupan, así como a rectificar fronteras,consecuentemente.

El período de transición del comunismo a la democracia que viveactualmene Europa es idóneo para la aparición de nacionalismos estatales,tanto en la Alianza Atlántica-CEE como en el Pacto de Varsovia-CAME.Estos nacionalismos, igual que las nacionalidades más probables existentesen los países del Pacto de Varsovia representan una grave amenaza para laestabilidad de Europa en el umbral del siglo XXI.

Los nacionalismos estatales europeos más influyentes en la configuraciónde la Europa del siglo XXI plantean, desde su óptica particular, gravesdificultades e impedimentos para el reforzamiento de la construccióncomunitaria de Europa.— El nacionalismo francés, pretende acelerar la construcción de la Europa

de los doce, incluyendo una Alemania unificada, como mejor métodopara evitar una nueva guerra en Europa. Sus pases se dirigen a la

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convocatoria de una cumbre extraordinaria de la CE para tratar sobre lacuestión alemana.

Sin embargo, ante el recelo de una Alemania demasiado poderosa, iniciacontactos con el Reino Unido, Polonia y los países vecinos de la nuevaAlemania en un intento de aunar voluntades que delimiten un peligropara su seguridad.El nacionalismo británico, también trata de neutralizar la aparición de unpoder excesivamente fuerte en el centro de Europa, implantando unnuevo modelo de seguridad continental que gravite sobre el eje Londres-París. Para ello, Francia, deberá reintegrarse a la estructura militar de laOTAN, será necesario efectuar un redespliegue continental de las tropashoy establecidas en la RDA y reafirma un polar franco-británico decarácter nuclear-estratégico, junto con otros aspectos.

— El nacionalismo alemán, se encuentra en la actualidad volcado en laconsecución de la reunificación de las dos Alemanias. Para lograr estafinalidad está dispuesto, inicialmente, a admitir determinados sacrificios,como la renuncia a los territorios alemanes perdidos al término de la

• Segunda Guerra Mundial y soportar una gravosa contribución económicapara lograr la unidad monetaria, primero en la RDA y, posteriormente, anivel comunitario.

En el aspecto militar se inclina por una nueva definición de funciones de laOTAN, la aceleración de las conversaciones de desarme y la integración dela futura Alemania unida en fa OTAN transformada. Pero, una vezconseguida la reunificación, existen dudas de que se muestren tancomplacientes.

— El nacionalismo polaco, vive la incertidumbre de la consagración de susactuales fronteras, que aspira se consideren como definitivas. Paradespejar esta incertidumbre está desplegando toda su actividad diplomática que pasa por la afirmación de que la rectificación de la fronteraOder-Neisse desencadenaría una tercera guerra mundial, hasta lamultiplicación de sus contactos diplomáticos con Francia y los paísesvecinos de Alemania, buscando un consenso europeo e incluso mundiala sus aspiraciones. De ahí su intención de participar en la «Conferenciade los seis», denominada «cuatro más dos» e incluso en foros de mayorrepresentatividad como la CESC, ofreciendo resistencia a la consolidaciónde la Europa de los doce, ampliada con la RDA.

El nacionalismo ruso, actúa en distintas vertientes según se trate de losproblemas internos (nacionalismos de sus nacionalidades), de los

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nacionalismos de los países del Pacto de Varsovia y de su política deseguridad frente al proceso democratizador iniciado y ya irreversible.

En la actualidad está llevando a cabo un profundo proceso de reformaspolíticas que le permita afrontar el problema de los nacionalismosinternos, incluidos los de determinadas Repúblicas Federales. Respectode los Países del Pacto de Varsovia trata de redifinir el contenido delTratado teniendo en cuenta el aspecto económico que representa elCAME. Finalmente, su política de seguridad se basa en lograr unconsenso general sobre materias candentes hasta la fecha, como son lareconversión de la OTAN y del Pacto de Varsovia, la desnuclearizaciónde Europa y el repliegue de las tropas norteamericanas y soviéticas.

En cualquier momento, este edificio tan penosamente levantado, puedevenirse abajo por una involución interna.

El examen de las relaciones históricas entre nacionalismos y Estado permiteestablecer dos procesos. Cuando los Estados preceden a las nacionalidades,éstas, se van gestando lentamente dentro de unas fronteras definidas y elconjunto resulta bastante estable. En el caso inverso, cuando las nacionalidades preceden a los Estados y se constituyen en principales instrumentosde construcción, el conjunto resulta menos preciso y su estabilidad no suelelograrse de forma definitiva. Este segundo sistema es más proclive a originarconflictos.

Las políticas de seguridad llevadas a cabo por los dos bloques que duranteaños se han disputado la hegemonía mundial, produjeron unos sistemaspolítico-militar-económicos con la finalidad de proteger los procesos deseguridad de los miembros integrantes, mediante su participación en unproceso de seguridad colectivo común, más o menos consensuado. Tal esel origen de la Alianza Atlántica-CEE y del CAME-Pacto de Varsovia.

Pues bien, estos sistemas colectivos de seguridad han tenido un efectosecundario en relación con los nacionalismos, mediante su aminoración yaletargamiento en el caso de la Europa Occidental y maniatándolos yaplastándolos por lo que respecta a la Europa del Este.

De aquí se deduce que enfocando al porvenir, sólo organizaciones decarácter internacional —en este caso europeo—, en las que la participaciónde sus Estados integrantes sea voluntaria y las decisiones consensuadas,pueden restar influencia a las inclinaciones divergentes y a vecescontrapuestas de los nacionalismos estatales y a los de las nacionalidades

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sin Estado. Para ello, las estructuras actuales deben sufrir un cambiofundamental.

En el caso de la OTAN se perfila un debilitamiento en el Este, si a laAlemania reunificada le correspondiera ser el eslabón más débil de lacadena que forje los vínculos militares entre Europa y los Estados Unidos.Correspondería entonces a los países del actual flanco meridional de laOTAN convertirse en el eslabón más fuerte de tal cadena, suponiendo queel Reino Unido se limitará a ser apéndice militar de los Estados Unidos.Podría hablarse, entonces, de una AEM, basada en una unión de Francia,Italia, España y Portugal que se negociarían los correspondientes acuerdospolíticos con los Estados Unidos, en los que aceptarían convertirse, tras unanegociación de las reglas de funcionamiento de la OTAN, en el eslabón máspróximo a los Estados Unidos.

Sin embargo, también se vislumbra como posible el robustecimiento del ejeParís-Londres, con la integración de Francia a la estructura militar de laOTAN y el establecimiento de tándem nuclear-estratégico de ambaspotencias, con lo que la nueva dirección geoestratégica de dicho Tratadorecaería en beneficio de ambos países, que serían los auténticos interlocutorescon los Estados Unidos.

En cuanto al Pacto de Varsovia, el resurgir de los nacionalismos estatales yel de las nacionalidades dentro de sus miembros, originará una situación deinestabilidad en los territorios del Pacto de Varsovia, que será difícil decontrolar sin la existencia de otra organización internacional moderadora. Sia esto se une la tendencia de las economías de los países del Pacto deVarsovia a integrarse en la economía de mercado de la Europa Comunitaria,los días del CAME están contados. Igual ocurre en el aspecto militar, dondeel repliegue anunciado de las tropas soviéticas de los distintos paísesintegrantes del Pacto, deja a éste prácticamente vacío de contenido.

— La Comunidad Económica Europea. Los cambios ocurridos en los paísesdel Pacto de Varsovia forzará a una revaluación de los alineamientos delos países europeos que se constituyeronen la posguerra de la últimacontienda mundial.

La integración europea promovida por el Acta Única contemplará a laAlemania unida como un miembro más y a los países del Pacto deVarsovia sus contactos con la CEE. No obstante, el cambio del sistemaeconómico de cuño marxista-leninista en los países del Pacto deVarsovia hacia el imperante en Occidente de mercado libre, producirá lapérdida de puestos de trabajo y provocará resentimientos de carácter

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nacionalista. Todo esto obligará a la CEE a buscar nuevas fórmulasdentro de una voluntad política conciliadora.

— Los Estados Unidos. De la consideración de Europa como un simplebaluarte estratégico para el despliegue avanzado de sus FAS, destinadasa contener la expansión geopolítica soviética durante la posguerra; los

/ Estados Unidos contemplarán la colaboración en Europa en el umbraldel siglo XXI, según un cambio radical, dirigido a incrementar el bienestary la estabilidad europea y norteamericana. La posibilidad de que unaEuropa integrada pueda convertirse en una «fortaleza europea» que talvez discriminara económicamente a los Estados Unidos y al Japón,obligará a estos países a establecer en Europa una sustancial presenciaeconómica.

En suma, el resurgir de los nacionalismos a finales del siglo XX en el ámbitoeuropeo es una de las características más sobresaliente y espinosa, quetendrá una acusada influencia en el desarrollo de los acontecimientoshistóricos que conduce al siglo XXL

A

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CAPÍTULO TERCERO

EL FUTURO DE LAS ALIANZAS

EL FUTURO DE LAS ALIANZAS

Por JESÚS RAFAEL ARGUMOSA PILA

Introducción

El modelo de las relaciones internacionales vigentes desde los primerostiempos de la posguerra ha cambiado profundamente en los últimos años,en especial, a partir de la retirada soviética de Afganistán, el 15 de febrerodel año 1989, acontecimiento que supuso para la Unión Soviética, unadrástica transformación en su planteamiento político y estratégico planetariopues fue la primera vez que el Ejército soviético daba marcha atrás en elhistórico y tradicional expansionismo comunista mundiaL

Los sangrientos sucesos de la plaza de Tiananmen en Pekín, la salidacubana de Angola, la marcha vietnamita de Camboya, la matanza deTimisoara en Rumanía, el triunfo de las pautas democráticas en Nicaraguao el pronto abandono de las tropas soviéticas y cubanas de Etiopía hanpuesto de manifiesto la constatación evkente de que el mundo comunistase halla en un momento verdaderamente desastroso y decadente, no sóloen el campo doctrinal e ideológico sino también y fundamentalmente en lossextores económico y social.

Como consecuencia de ello resulta lógico pensar en el brote, en un próximofuturo, de un distinto panorama estratégico mundial cuyos parámetros demedida descansen o partan de la base de admitir diáfanamente la actualexistencia de una pérdida de influencia y hegemonía de las dos grandespotencias, particularmente la Unión Soviética, al mismo tiempo que sevislumbran en lontananza unos inmediatos centros de poder como puedenser Japón, China o Europa.

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En concreto, los hechos acaecidos en Europa desde la llegada a PrimerMinistro en Polonia de un político católico y miembro del sindicatoSolidaridad, en agosto del año 1 989, hasta la inmediata reunificaciónalemana, pasando por la apertura del muro de Berlín, el 7 de noviembre delaño 1989, y la caída de los partidos comunistas en todos los países deEuropa Oriental con la todavía excepción del.Partido Comunista Soviético(PCUS), han producido unas notables modificaciones en el entramadopolítico de nuestro Continente que va a repercutir fuerte y rápidamente en elproyecto de creación de esa nueva. Europa que nos depara el año 2000.

Independientemente de que existieran muestras fidedignas en el entorno dela comunidad comunista de un sentimiento latente de crisis de identidad y defrustración general junto a una falta de resultados tangibles sobre todo en elárea económica y en el de mejora social, no debemos olvidar que elverdadero «motor» de toda esta vertiginosa mutación ha sido la perestroikaglasnost, movimiento reformista político-económico promovido por el presidente de la Unión Soviética y secretario general del PCUS, Mijail Gorbachov,un auténtico comunista convencido.

Es decir, la supuesta refrma del mundo comunista intentando un pausadoacercamento a los patrdnes coccidentales, en principio, nace consciente ymeditadamente en su propio sistema y para más inri, en la máxima cúpuladel poder. Conviene tener siempre in mente esta significativa posición de lasaltas autoridades soviéticas a la hora de enjuiciar acertadamente cuales sonlas verdaderas intenciones de la perestroika-glasnost.

Dentro de este proceso cambiante se encuentran directamente implicadaslas Alianzas militares enmarcadas en el espacio político y geoestratégicoeuropeo, la OTAN y el Pacto de Varsovia.

Antecedentes

Los orígenes de la Alianza Atlántica se hallan principalmente en la tensasituación creada en el territorio europeo en la segunda mitad de la décadade los años 40, poco tiempo después de finalizar la Segunda GuerraMundial, cuando en el año 1946 la Unión Soviética continuaba manteniendoen Europa más de 6 millones de hombres al mismo tiempo que conservabaen funcionamiento sus industrias de guerra mientras que las Fuerzas aIjadasen nuestro Continente cuyo «monto)> ascendía a cerca de 5 millones en elmomento de la capitulación de Alemania se habían desmovilizado hastaquedar en algo menos de 880.000.

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En el otro aspecto de la amenaza aparecía la expansión territorial soviéticaque había comenzado ya, bajo Stalin, durante la guerra con la anexión deEstonia, Letonia y Lituania, ciertas partes de Finlandia, Polonia, noroeste deAlemania y Checoslovaquia Oriental, con una superficie total cercana a los500.000 kilómetros cuadrados y una población de unos 23 millones dehabitantes. Dicha expansión territorial siguió actuando después de terminadala guerra hasta el año 1948 completándose con acciones políticastendentes a consolidar el control sobre los países del este de Europa. Lapresencia de victoriosos Ejércitos soviéticos en el corazón de Europa,complementada con la infiltración comunista en los gobiernos del «frentepopular», condujo de forma efectiva a que Albania, Bulgaria, Rumanía,Alemania Oriental, Polonia, Hungría y Checoslovaquia cayeran dentro de laesfera de dominación soviética. En conjunto, la Unión Soviética añadía a suterritorio algo más de 1 millón de kilómetros cuadrados junto con unapoblación superior a 90 millones de personas.

Tomando como apoyatura el Tratado de Bruselas, suscrito el 1 7 de marzodel año 1 948 por Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y el ReinoUnido, donde las cinco naciones se comprometían a erigir un sistemadefensivo común y a estrechar los lazos económicos y culturales, y teniendopresente la conmoción producida en los Aliados por el bloqueo soviético deBerlín, cuya duración, desde el 3 de abril del año 1948 hasta el 9 de mayodel año 1949, aceleró el proceso de organización de la defensa deOccidente, el 4 de abril del año 1 949 se firmó en Washington el Tratado delAtlántico Norte integrado por doce países (Estados Unidos, Canadá, ReinoUnido, Islandia, ‘Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo,Francia, Italia y Portugal) a los que posteriormente se unieron Grecia yTurquía, en el año 1 952, la República Federal de Alemania en el año 1 955,y España en el año 1982. Entre sus artículos sobresale el 5 en el cual lospaíses miembros acuerdan que un ataque armado a cualquiera de ellos a unlado o a otro del Atlántico, será considerado como un ataque contra todosellos. Es decir, les compromete a tomar las medidas necesarias paraayudarse unos a otros en caso de agresión. En la mente de todos subyacíala aceptación de reconocer claramente a la amenaza de una posibleintervención soviética en Europa.

Refiriéndonos al Pacto de Varsovia, aunque su nacimiento, el 1 4 de mayo delaño 1 955, fue presentado como una respuesta a los Acuerdos de París, deoctubre del año 1 954, donde se regularizaron las relaciones entre los aliadosde la OTAN y la RFA, dando entrada a ésta dentro del marco de la Alianza’Atlántica proporcionando garantías en cuanto a los rivales europeos en

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fuerza y armamento, lo cierto es que su justificación más exacta descansaen el ingreso de la RFA en la OTAN el 5 de mayo del año 1955, aportandoun ejército nacional que se integraría dentro de las fuerzas de la citadaOrganización Atlántica. Los países integrantes del Pacto eran la UniónSoviética, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Hungría,Polonia, Bulgaria y Rumanía.

Aún admitiendo que ambas Alianzas militares disponen de un miembro lídercon ciertas prerrogativas para señalar e imponer las direcciones a seguir ennumerosas ocasiones es indudable que el procedimiento o el método decontrolar y dirigir al Pacto de Varsovia por parte de la Unión Soviética esmucho más exigente, rígido e inflexible que la influencia o las atribucionesde los Estados Unidos en la OTAN. Por otro lado, de una forma más o menosvelada los países del Pacto de Varsovia están obligados a pertenecer alPacto mientras que el ingreso de una nación occidental en la OTAN estotalmente libre.

Política de Defensa

La Alianza Atlántica

Desde el primer momento, la política de Defensa de la Alianza fueesencialmente de disuasión. Concebida para persuadir a cualquier posibleagresor de que una guerra no sería rentable, la doctrina de la disuación haconseguido mantener la paz en Europa durante más de 40 años.

Para alcanzar este objetivo fundamental, en los primeros momentos de laAlianza, la estrategia de la OTAN se basó, en gran medida, en la aplastantesuperioridad nuclear de los Estados Unidos. Habida cuenta de la clarainferioridad de la OTAN en fuerzas convencionales en Europa, unaestrategia que amenazase con una represalia inmediata a cargo de todo elpotencial nuclear de los Estados Unidos parecía la única aconsejable antecualquier ataque contra el territorio de la Alianza. Esta situación dio lugar ala estrategia de «represalia masiva» que contenía elevadas dosis deirracionalidad al decretar con extremada rigidez que la única respuesta acualquier guerra, ya fuera total o limitada, debía ser la acción nuclear. Dentrode este concepto estratégico accedió a la Alianza la RFA, en el año 1 955,introduciendo un nuevo factor en los planes operativos al situar la defensaadelantada de Europa, mucho más cerca de la frontera con el Este.

A medida que pasaban los años 60, se llegó a la conclusión de que unataque en gran escala contra la OTAN, si bien constituía ciertamente el

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peligro más grave contra el cual la OTAN debía continuar estandopreparada, no era, sin embargo, la única posibilidad, ni tampoco quizás lamás probable. Empezaron a tomarse en cuenta cada vez más lasposibilidades y las consecuencias de una agresión contra objetivosrelativamente limitados y de ataques de poca entidad que podríanproducirse por errores de apreciación de la voluntad de resistencia de laOTAN, no obstante lo cual cabría que rápidamente se extendiesen y diesenlugar a una «escalada».

En segundo lugar, merced a la puesta en servicio del misil balísticointercontinental como vector principal de lanzamiento nuclear, la posesióndel submarino de propulsión nuclear y la construcción de silos fuertementeprotegidos o blindados, la Unión Soviética alcanzó la capacidad de encajarun ataque nuclear por sorpresa y poder lanzar una represalia en escasosminutos. Estos logros multiplicaron las dudas sobre las hipótesis de que unaguerra nuclear general fuese el tipo más probable de conflicto y tambiénsobre la credibilidad de una estrategia de respuesta masiva en circunstanciasdistintas a una represalia ante un ataque de gran envergadura.

Todo lo anterior condujo al establecimiento, en el año 1967, de un nuevoconcepto estratégico, actualmente vigente, llamado de la «respuestaflexible», el cual determina que es necesario adaptar la estrategia hacia unempleo flexible para situaciones imprevistas siendo imprescindible quedisponga de varias alternativas de actuación. Debe incluir todas las medidasracionales, abarcando diversas gradaciones de respuesta o de actuación,tanto en el ambiente convencional como en el nuclear.

Pacto de VarsoviaCuando hablamos del Pacto de Varsovia nos referimos fundamentalmente alos soviéticos pues son ellos los que realmente llevan el peso de dichobloque. A mayor abundamiento, toda la doctrina, estrategia y estructuraorgánica de sus fuerzas son de origen soviético.

Los intereses y objetivos nacionales soviéticos se comprenden mejor dentrodel espacio de su cultura, política, ideología e historia cuyas principalescaracterísticas son las siguientes:— La civilización rusa no ha asimilado los conceptos básicos occidentales

tales como elconstitucionalismo, gobierno democrático, los derechosindividuales o la libertad de empresa.

— Políticamente tanto el sistema zarista como el soviético se ha caracterizadopor un Gobierno autocrático, una burocracia centralizada y un fuertecontrol represivo.

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— La ideología marxista-leninista enseña que los soviéticos están comprometidos a una larga lucha entre dos políticas básicamente irreconciliablescon sus economías y sistemas sociales diferentes. En esta lucha creenque la historia y el tiempo están a su lado.

— La Unión Soviética y el sistema zarista que la precedió ha justificado suexpansionismo político de las tres últimas centurias afirmando, confrecuencia falsamente, que la historia de Rusia es una historia deinvasión y ocupación continua.

Estos factores, entre otros, ayudan a explicar la visión del mundo de loslíderes soviéticos que conf igura la conducta política y acciones militares dela Unión Soviética. Ellos determinan las prioridades de la seguridad nacionalsoviética que se relacionan seguidamente:a) Reforzar el sistema político soviético y conservar el dominio del PC de

la Unión Soviética.b) Ampliar y mejorar la influencia soviética en el Planeta.c) Defender la Patria y el Estado contra una potencial agresión.d) Mantener el dominio sobre tierras y mares adyacentes a las fronteras

nacionales.

La conducta soviética revela que prefieren alcanzar estos objetivos pormedios pacíficos. Al mismo tiempo, los soviéticos han amasado un enormepoder militar por encima de lo necesario para a defensa. Aunque prefierenla paz a la guerra están perfectamente dispuestos a lograr sus intereses porintimidación, coacción diplomática o económica o por el uso directo de lafuerza como en Hungría, Checoslovaquia o Afganistán.

Para Moscú el objetivo político fundamental a largo plazo respecto a laOTAN ha consistido y consiste en separar a los Estados Unidos de susaliados européos. A pesar de la prioridad que Gorbachov ha asignado a lasrelaciones con Estados Unidos, la política soviética continúa prestando uninterés preminente a Europa Occidental. El «hogar común europeo»promovido por el Kremlin, trata de debilitar los lazos dentro de la OTAN,intenta disminuir los temores de Occidente frente a una agresión soviética yeliminar el apoyo de Europa Occidental a la OTAN y a los gastos de defensa.

La estrategia soviética de la posguerra se ha estructurado básicamente entres períodos. El primero, que llega hasta el año 1 980, concebía la guerratotal como acontecimiento con posibilidad de suceder én cualquiermomento para lo cual admitía la utilización del arma nuclear en todo tipo deconflicto. Hasta dicho año, la doctrina militar descansaba en el recurso aprocedimientos y maniobras operacionales donde siempre estuviera presente

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el empleo de medios convencionales y nucleares dando preferenciaabsoluta a la ofensiva como forma básica de acción combativa.

El segundo período, se extiende desde el año 1 980 hata la primavera del año1 987. Durante este tiempo la estrategia soviética considera el conflictolimitado donde se pueden utilizar únicamente fuerzas convencionales o unaprimera escalada en el abanico nuclear táctico sin intervención de mediosnucleares intercontinentales en el horizonte estratégico. Esta postura guardagran similitud con la «respuesta flexible» atlántica.

El tercer período, nacido en el año 1987, establece una nueva acepciónestratégica denominada «suficiencia razonable» que pretende una estructuración de fuerzas para una defensa orientada a la defensiva a escalaestratégica y operativa que permite rechazar a un agresor. Más adelantevolveremos a insistir en este reciente concepto actualmente sujeto adiferentes interpretaciones.

Balance militar

Para valorar acertadamente la situación de equilibrio nuclear y convencionalentre las fuerzas del Este y del Oeste europeo es necesrio realizar unadiversidad de análisis que apuntan principalmente a estimar si los niveles deaquellos son adecuados para disuadir a cualquier agresión y prever el cursoo resultado de un conflicto nuclear o convencional en Europa si dichadisuación fracasa. Dichas estimaciones por muy complejas que sean en susmetodologías y escrupulosos sus autores, llevan consigo tantas incertidumbresy descansan en tantos factores no cuantificables que hacen altamentedudoso todo resultado que pueda aventurarse.

A modo de ejemplo podemos decir que de los dosmétodos tradicionales deefectuar el balance militar, las mediciones estáticas y las medicionesdinámicas, sólo en el primero ya aparecen en un primer tiempo tresprocedimientos diferentes ya sea por acumulación de fuerzas, por efectividadde fuerzas o por enfoque combinado; a su vez el primer procedimientodepende de una serie de hipótesis de verosimilitud variable como puedenser la puesta a punto, el intervalo de tiempo entre movilización y ruptura dehostilidades... A lo precedente se añade la dificultad de utilizar datos fiablespara establecer la idónea ponderación, y si no, observemos detenidamenteel paradigmático cuadro 1, p. 86, que presentados oficialmente por lossoviéticos, en respuesta a la anterior, en enero del año 1 989.

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No se conoce todavía todo el efeto de los cambios políticos y militares quese están produciendo ahora tanto en la Unión Soviética como en los otros

Cuadro 1.—Comparación de fuerzas militares en Europa entre el Pacto de Varsoviay la OTAN.

ArmamentoPacto de Varsovia

Enero 1989 (a)OTAN

.

Diciembre 1988(a)

Carros de combatePacto de Varsovia 59.470 51 .500OTAN 30.690 • 16.424

Vehículos blindados detropasPacto de Varsovia 70.330 55.100(b)OTAN 46.900 23.340(b)

ArtilleríaPacto de Varsovia 71 .560 43.400OTAN 57.060 14.458

Aviones de combatePacto de Varsovia 7.876 8.250(c)OTAN 7.130 3.977(c)

HelicópterosPacto de Varsovia 2.785 3.700(c)OTAN 5.270 2.419 (c)

Fuerzas de TierraPacto de Varsovia 3.573.100 3.090.000OTAN 3.660.200 2.213.593

(a) La contabilidad de la OTAN sólo incluye Unidades total o parcialmente dotadas depersonal. La OTAN tiene los siguientes niveles de almacenamiento: carros de combate,5.800; ATO, 5.260; artillería, 2.870; aviones de combate, 530; y helicópteros de combate,180. La OTAN estima que los niveles de equipos almacenados por el Pacto de Varsoviaexceden a los niveles de cualquier categoría,de la OTAN.

(b) Las cifras fueron fácilitadas por la OTAN en mayo de 1989.

(c) Las cifras no incluyen a los aviones escuela de combate y no se basan en las mismasdefiniciones usadas en la determinación de los techos máximos sobre los aviones yhelicópteros de combate que la OTAN propuso en las negociaciones de OFE de julio de1989.

Fuente: Soviet Military Power, 1989.

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países del Pacto de Varsovia. Estas alteraciones pueden dar como resultadorecortes en armamento convencional que reduzcan significativamente laventaja del Pacto. Más adelante analizaremos, en el apartado de «Desarme»,cuales son las propuestas de ambos bandos. En este momento noslimitaremos a estudiar la estructuración de las fuerzas actuales, no lasfuturas.

Aunque todos sabemos que las fuerzas nucleares estratégicas, pesan comouna espada de Damocles sobre el sistema de seguridad planetario, son lasfuerzas convencionales en Europa, y en especial las aeroterrestres, las quetienen más peso ante la opinión pública occidental y en consecuencia antesus Gobiernos debido a que, por un lado, serían las primeras en intervenir encaso de conflicto y, por otro, representan la amenaza más visible paracualquier observador profano.

Suprimidas ya las armas nucleares de alcance intermedio mediante elTratado INF entre Estados Unidos y la Unión Soviética firmado enWashington, en diciembre del año 1987, y sabiendo que en las armasNucleares de Corto Alcance (SNF) el Pacto es superior en una proporciónde 1 5 a 1 a la OTAN, procedamos al análisis de las fuerzas convencionales.

Puestas estas salvedades, nuestra estimación se va a expresar buscando)asimplicidad en los tres campos que nos parecen más importántes: a)objetivo estratégico, b) marco operacional y c) acumulación de fuerzas. Decada uno de ellos trataremos los aspectos más significativos.

Como Alianza defensiva la OTAN nunca ha tratado de obtener capacidadpara una guerra rápida y agresiva contra el Pacto de Varsovia. La estructura,tamaño y logística de las Fuerzas de la Alianza la incapacitan para haceroperaciones ofensivas a gran escala. Más bien están concebidas paradefender la zona de vanguardia, mejorar la capacidad de atacar a losrefuerzos del Pacto antes de su llegada al frente y mantener la opción a laescalada nuclear si se hace necesario.

Por ahora, el Pacto de Varsovia no parece prever una guerra en Europa enun futuro próximo y está presionando sobre las alternativas políticas,diplomáticas y económicas para conseguir sus objetivos estratégicos, unode los cuales y quizás el más importante, como ya dijimos anteriormente,consisten en explotar las fisuras dentro de la OTAN.

Sin embargo, si esas alternativas fracasaran en proteger los intereses vitalessoviéticos y se llega a la guerra, desde su punto de vista, inevitable,probablemente se esforzaría en mantenerla en el nivel convencional.

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Aún cuando el Pacto ha proclamado que su doctrina militar está basada enla defensa o «suficiencia razonable)> y que su actitud militar está orientadadefensivamente, continúa manteniendo una fuerza capaz de sosteneroperaciones ofensivas. Mediante el ataque con potencia abrumadora yutilizando al máximo la sorpresa, concentraría su esfuerzo a lo largo delfrente central de la OTAN sobre estrechos ejes de ataque para irrumpir enla que consideran los sectores más vulnerables de las defensas devanguardia de la OTAN.

En el marco operacional distinguimos dos horizontes, el estratégicooperativo donde el Pacto de Varsovia dispone de una mejor organización delmando en el escalón del frente al disponer de una total autoridad y plenaconducción de la guerra sobre sus Ejércitos al mismo tiempo que tieneaviación propia de apoyo mientras que su escalón similar en la OTAN la(GU). Grupo de Ejército apenas si tiene funciones de coordinación y apoyooperativo a sus CE.

No obstante, en el horizonte táctico-operativo la introducción en la Alianzadel concepto norteamericano del FOFA (Fo/low Qn Foces Attack con laampliación del Icampo de batalla en profundidad, la coordinación en eltiempo de las diferentes acciones, el mayor alcance de los medios ylaintegración aeroterrestre proporciona un mejor funcionamiento y eficacia alas fuerzas occidentales.

Si atendemos a los principales principios del arte militar podemos afirmarque si en la sorpresa, estructura de mando, despliegue y tiempo demovilización es superior el Pacto, en la doctrina, calidad, tecnología yoperatividad reúne mejores condiciones la OTAN. Ambos Pactos disponende parecidas características en su orgánica sin poderse decantar el ladomás completo.

En cuanto a la acumulación de medios y con independencia de que seutilicen una u otras bit ras del cuadro 1 p. 86, los cierto es que los medios delPacto de Varsovia sobrepasan ampliamente en número a los de la OTAN, enespecial en la crítiba Región Central, en carros, artillería y divisiones.

En suma, aparece meridianamente claro que hoy en día las fuerzasconvencionales soviéticas existentes en la zona entre el Atlántico y losUrales, particularmente las zonas de vanguardia, exceden de las consideradascomo razonables para las necesidades de defensa hallándose ademásconfiguradas y desplegadas para favorecer operaciones ofensivas conescaso tiempo de alerta y elevado ritmo de avance.

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Desarme

En este apartado centramos nuestro estudio en dos entornos diferentes: 1)Las Negociaciones sobre Armas Convencionales (CFE) y sobre Medidaspara el Fomento de la Confianza y Seguridad (CSBM) en Europa y 2) Laspropuestas, algunas de forma unilateral, de reducción de armamentoanunciadas tanto por la Unión Soviética como por los Estados Unidos.

Dentro del primer escenario, las negociaciones CEE, que se estáncelebrando en Viena, están encuadradas en un mandato de la CSCE,participando en ellas los 23 países miembros de la OTAN y del Pacto deVarsovia. Estas negociaciones comenzaron el 9 de marzo del año 1 989 yactualmente acaba de finalizar la sexta ronda.

El principal objetivo a conseguir en estas negociaciones es eliminar losmedios aptos para lanzar un ataque por sorpresa y una acción ofensiva degran envergadura. Se recoge en las mismas las fuerzas y equiposconvencionales de base terrestre desplegados entre el Atlántico y los Urales(ATTU) no estando contabilizadas ni las fuerzas navales ni las armasquímicas ni las nucleares.

En el cuadro 2 p. 90 se reflejan los límites de fuerzas de cada lado en marzodel año 1 990 antes de comenzar la sexta ronda. Como puntos másrelevantes de desacuerdo destacan el diferente concepto para el recuentode material de artillería, la forma en que se propone la división geográfica dela zona ATTU, la definición y número de cazas interceptores y en qué va aconsistir el almacenamiento controlado y equipo en unidades activas o encuadro.

En las CSBM, que se celebran también en Viena simultáneamente a las CFEparticipan los 35 países europeos (1). De igual manera, responden a unmandato de la CSCE y están íntimamente relacionados con las CEE pueséstas informan periódicamente en el foro de la CSCE del desarrollo de las•conversaciones. De esta forma, los 1 2 países neutrales pueden, por un lado,seguir el curso de las negociaciones que afectan a su seguridad y, por otro,presentar propuestas en orden a mejorar el diálogo entre los dos bloques,como ocurrió en el mes de julio de 1989.

El segündo escenario encierra declaraciones de reducciones de fuerzas,convencionales o no, hechas fuera del marco de la CSCE y de los CEE pero

(1) Incluidos los Estados Unidos y canadá.

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que tienen fuerte incidencia sobre ellas. Lo iniciamos con la propuesta dereducción unilateral de Fuerzas soviéticas antes de finalizar el año 1 990 queanunció Mijail Gorbachov en la OMU en diciembre del año 1988. La cantidadtotal suponía 500.000 hombres, 10.000 carros de combates, 8.500 piezas deartillería y 800 aviones de combate, de los cuales correspondían a Europadel Este 50.000 hombres y 5.000 carros de combates, junto, con 6 divisionesAcorazadas que retiraría dé la RDA, Hungría y Checoslovaquia. La siguientesugerencia también es de Gorbachov. Se hizo en la primavera del año 1989y propuso la reducción de las armas nucleares de teatro en el continenteeuropeo.

El presidente norteamericano, George Bush, hizo una contrapropuesta enmayo del año 1 989 dirigida especialmente a las CEE en las que señalaba lascantidades de armamento y material a negociar en Viena, de 20.000 carrosde combate, 16.500 piezas de artillería y 2.800 VIF, incluyendo nuevas armascomo los helicópteros y aviones de combate, estableciendo ún techo de275.000 hombres para cada superpotencia en Europa y.marcando un plazode acuerdo en doce meses y de entrada en vigor para el año 1 993.

Después de la «cumbre» de Malta entre los Estados Unidos y la UniónSoviética, en diciembre de 1989, en la que se fijaron unas pautas deagilización de los procesos de desarme de las CEE y las conversacionessobre la Reducción de Armas Nucleares Estratégicas (START) y se acordóeliminar las armas químicas de las dos superpotencias en un plazode 10años dividido en tres fases, el 80 por 1 00 en los tres primeros años, el 98 por100 a los siete años y el 100 por 100 a los 10 años, el líder estadounidensepropuso de nuevo a primero de febrero, en su discurso del «Estado de laNación» reducir a un máximo de 1 95.000 hombres los contingentes militaresrespectivos de Estados Unidos y la Unión Soviética en Europa Central,manteniendo los Estados Unidos 30.000 más en el resto de Europa.

A sabiendas de que los 50.000 soldados que Gorbachov unilateralmente vaa retirar de los países del Este no representan apenas un 1 0 por 1 00 de losmás de 550.000 hombres que tiene en dicho territorio y supone muy poco enla concesión del equilibrio de fuerzas en Europa y de que los 450.000restantes realmente intentan resolver graves problemas económicos de unaparte, y de operatividad, de otra, lo verdaderamente claro en la cuestión deldesarme es que su solución debe encontrarse en el ágora’ de unasnegociaciones donde se incluya un proceso de verificación, de control y deconfianza mutua y no una simple reducción unilateral, en la cual, enprincipio,’ no puede haber nunca certeza sobre las. cantidades exactasreducidas, sobre el tipo de medio o lugar donde se efectuó la reducción y

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sobre todo donde se almacenan, en qué estado y bajo qué condiciones, almaterial y equipo retirado.

En concreto y haciendo hincapié especialmente en las CFE no cabe dudade que la futura situación militar que se plantea al efectuar dicho desarme seapoya sobre pilares diametralmente diferentes de los hasta ahora existentes.La doctrina, estrategia y estructura de fuerzas deberá adaptarse a la nuevarealidad.

Aproximación al presente

Retomemos el hilo e insistamos en que el «iniciador» del proceso decambio tan espectacular existente en el momento actual en Europa y engran parte del Planeta ha sido Gorbachov con su perestroika-g/asnost. Esmás, este proceso incidirá, mejor dicho, ya está incidiendo tan fuerte en lasrelaciones interestatales del globo que ahora mismo ya se está construyendoel edificio de un nuevo orden político mundial acompañado de unreplanteamiento (reformulación) de modelos estratégicos.

Hay dos razones capitales que han conducido a Gorbachov a realizar amutación antedicha. La primera aparece en él fracaso interno del comunismosoviético principalmente en el campo económico, pues mientras EuropaOccidental y el Japón se han recuperado totalmente de la devastación de laSegunda Guerra Mundial la Unión Soviética permanece incapaz de competiren un sistema económico internacional en rápido crecimiento. La segundarazón la hallamos en la determinación de las democracias occidentales deresistir a los intentos soviéticos de intimidación o subversión y convencer asus dirigentes que toda ganancia que pudiera obtenerse mediante laagresión no merecía los costes que originaría.

La dificultad más grave para el líder soviético la constituye el hecho de quees más rápido el desarollo político de la sociedad que el desarrolloeconómico del país. Con lo cual al pueblo del «imperio de los zares» le siguefaltando de todo, desde los alimentos más vitales hasta el vestido diario másimprescindible.

Lo realmente cierto es que los cinco frentes donde está actuando elPresidente soviéticó para llevar a un buen puerto su reforma: político,económico-social, nacionalista, desarme y diplomático, no sólo no estáconsiguiendo resultados palpables en ninguno de ellos con la excepción deciertos logros en los dos últimos sino que además la situación general delpaís se está deteriorando cada véz más en todos los órdenes, desde este

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ángulo de incertidumbre acerquémonos a descubrir cuales pueden ser lasrepercusiones en Europa del expresado «agente», en especial sobre lasAlianzas.

Para aproximarnos al «meollo» del tema que nos ocupa presentamosseguidamente los diferentes intereses al alcanzarpor los principales actoresdel teatro que los centraremos en Europa, Estados Unidos y la UniónSoviética. Antes de continuar debemos tener siempre en cuenta que elfuturo de las Alianzas está directa y estrechamente relacionado con elespacio a ocupar por Alemania reunificada y con la nueva arquitecturaeurópea.

Europa

El nuevo sistema de seguridad continental no podrá quedar definitivamenteperfilado mientras a OTAN, la CEE, la UEO y la CSCE no fijen sus nuevasrelaciones en el camino del largo proceso de construcción de Europa. Talsistema está cimentado en la sustitución del concepto de seguridad basadoen el enfrentamiento por una nueva actitud apoyada en la cooperación. Lahistoria de Europa muestra claramente lo que sucede cuando alguno de susEstados quiere buscar en solitario una seguridad que le sobrepasa.

Francia no tiene intención de integrarse en la estructura militar de la OTAN,que abandonó en el año 1 966. Para este país es necesario reforzar el futuropapel de la CSCE, así como el creciente protagonismo de otras institucioneseuropeas como la UEO, junto con la cooperación en política exterior de laCEE. Acepta participar en la reforma de la OTAN siempre que se admita lanecesidad de dar a la CEE nuevas responsabilidades en materia deseguridad. En general, sus proyectos paneuropeos buscan ampliar lasatribuciones de las instituciones existentes:

En simbiosis con Gran Bretaña, pretende marcar las reglas de juego de unacooperación nuclear estratégica y coordinar las posiciones bilaterales en elterreno del,desarme. Intenta establecer un eje París-Londres en materianuclear, al mismo tiempo que aboga por un eje franco-alemán en elhorizonte convencional.

El Reino Unido defiende el proyecto de creación de una Europa del Atlánticoa los Urales, pero no oculta sus reservas hacia unas transferencias depoderes en donde aún no se tiene conocimiento ni de su alcance ni hastadónde se está dispuesto a conceder. Es partidario de la negociación de unanueva arquitectura institucional de la CEE a cambio de consolidar la OTANcomo centro de poder e influencia.

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La RFA mantiene su proyecto federalista con la esperanza de avanzar concierta rapidez hacia la hipotética fundación de unos futuros y por ahorainciertos Estados Unidos de Europa. Intenta mantener un equilibrio entre lacarta francesa y la británica con la idea de ir desprendiéndose lentamentedel excesivo peso de las potencias vencedoras de la Segunda GuerraMundial, con las que todavía debe negociar el estatuto estratégico de lanueva Alemania unida.

La OTAN considera necesaria su continuidad con el objeto de mantener unfirme vínculo transatlántico que comprometa a Estados Unidos y Canadá,con la estabilidad futura de Europa por temor al gigante soviético y por temortambién a la reunificación alemana. En segundo lugar, la OTAN resultaindispensable como plataforma para armonizar los puntos de vista norteamericanos y europeos sobre la edificación de la Europá del futuro y de lasrelaciones Este-Oeste. Y la tercera razón es que la OTAN facilita el marcoadecuado de estabilidad. Estamos atravesando un período de transición, loque es sinónimo de inestabilidad. Nadie sabe lo que puede ocurrir.

La acomodación de la OTAN, consecuencia de la prevista reducción dearmas nucleares de corto alcance, de los cambios políticos en Europa delEste y especialmente con la reunificación alemana, que echa por la borda elconcepto doctrinal de la «defensa adelantada», exige un replanteamento dela estrategia de la «respuesta flexible». No tiene sentido conservar armasnueclares cuyo radio de acción lo constituya el actual territorio de la RDA oel de Checoslovaquia, Polonia y Hungría.

Esta transformación de la estrategia debera ir precedida por la fijación deunos nuevos principios políticos y su desarrollo estará acompañado de unaevolución táctica y logística donde prevalezcan los esfuerzos defensivos alos efectos de construcción de tan citado sistema de seguridad europeo.

La UEO propone realizar las tareas de verificación y suspensión deldesarme de Viena, encargándose de la seguridad de la futura Alemania al noadmitir la Unión Soviética que no sea la OTAN. Para ella sería ideal unejército plurinacional europeo con la Fuerzas americanas actuando decomplemento. Se considera muy útil para incorporar a la CE las funcionesde defensa que hasta ahora ha correspondido casi exclusivamente a laOTAN.

Estados Unidos

Quiere mantener sus efectivos militares en Europa debido a tres motivosprincipales: por deseo expreso de sus aliados, por considerar que el poder

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militar de la Unión Soviética constituye la única amenaza real a la seguridadnorteamericana y porque a ambos lados del Atlántico se estima que lapresencia de tropas estadounidenses contribuye a garantizar la estabilidaddel «Viejo Continente» frente a un futuro todavía incierto en sus sistema deseguridad.

Para los norteamericanos la AlianzaAtlántica es importante no sólo porquegarantiza la seguridad, sino porque en estos instantes es la únicaorganización que puede asegurar la vigilancia y verificación de todos lostratados sobre desarme que están por firmarse.

Pretende dejar únicamente 75.000 soldados en Europa en un cercanofuturo, renunciar al despliegue de un nuevo proyectil nuclear de cortoalcance en la RFA y otorgar una mayor responsabilidad de la CSCE, puesparte de la base de que la reducción unilateral de fuerzas y los cambiospolíticos en Europa Oriental han limitado la capacidad soviética de lanzarcon éxito un ataqué convencional contra la OTAN, aunque continúandudando de la reforma de la política exterior soviética, que aún puede serreversible.

Intenta que la CSCE cuente con una infraestructura adecuada para resolverlos conflictos siendo un complemento, no un sustituto, de la OTAN. Deseadar a sus miembros de Europa Oriental un papel más activo en la futuraconfiguración de Europa.

Unión Soviética y Europa Oriental

El mero desmoronamiento del Pacto no tiene importancia. Lo decisivo seríaun compromiso soviético de no intervenir militarmente en los países deEuropa Oriental.

Checoslovaquia y Hungría ya han llegado a un acuerdo con la UniónSoviética para que la retirada de las Fuerzas soviéticas de sus territorios seefectúe para el año 1 991. Polonia lo está negociando en estos momentos yla RDA es un caso especial que está ligado directamente al espacio políticoy estratégico a ocupar por la Alemania unificada en Europa.

La Unión Soviética ha dado un paso crucial al renunciar a su primeraexigencia de una Alemania unida neutral, pero sigue insistiendo en surechazo a que forme parte de la OTAN.

El Pacto de Varsovia, controlado por Moscú, aparece como una garantía dela transición de Europa Oriental, sirviendo no sólo para posibilitar lamutación de los regímenes del Este, sino también para limitar o impedir los

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conflictos nacionales entre sus miembros o para sosegar o mitigar lasreivindicaciones sociales y económicas que pudiera desencadenar tensionesinternas a ciertos países. -

Mirando al futuro

En su reunión de diciembre del año 1989, el Consejo Atlántico aclaraba quela «futura estrategia se debe basar en un mayor papel político de la AlianzaAtlántica que le permita recuperar y conservar la iniciativa en el nuevoequilibrio continental que se avecina. La acción se proyectaría a través delcontrol de armamentos y nuevas reducciones de fuerzas, los vínculosreforzados con la CE y la CSCE y en sus relacioneseconómicas con el Estesanas y en interés mutuo».

Hoy, mayo del año 1 990, esta declaración sigue siendo plenamente vigente,con algunos añadidos. Por ejemplo, la evolución de la OTAN hacia un papelmás político es un presupuesto esencial para encontrar un compromiso enel problema más conflictivo entre Occidente y la Unión Soviética, el de lapermanencia en la OTAN de la Alemania unificada.

Y este moderno planteamiento es necesario vertebrarlo en el nuevo marcode seguridad europeo, cuyo enfoque ha cambiado sustancialmente. Elantiguo y tradicional protagonismo de la disuasión que en cierta medida hapropiciado un estado de inestabilidad o enfrentamiento, encardinado muyestrechamente con el campo de la defensa, basado en el instrumento militar,ha dado paso a la distensión con su fomento de entendimiento y confianzaen el camino hacia la paz y donde el «nudo gordiano» se halla prioritariamenteen eliminar, disminuir o en su caso evitar la aparición de la amenazaseñalando una diáfana separación con el entorno de la defensa. El sistemade seguridad europeo del mañana busca su asiento en dos basesfundamentales:1) La distensión como vector principal y de mayor peso específico con su

empleo de medidas políticas, económicas o diplomáticas.2) La defensa, asentada en el sector militar, como complemento y como

órgano permanente dispuesto a rechazar o a hacer frente a cualquieragresión o acontecimiento que pueda provocar una crisis o conflicto. Enconcreto, la vía de la cooperación está sustituyendo en todos losórdenes a a.estructura apoyada en la confrontación, como ya habíamosadelantado anteriormente.

Dentro de este diseño de la futura arquitectura de seguridad europea, resultaimprescindible resolver debidamente la paradójica y potencialmente conflictivF.

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situación de mantener la línea divisoria militar atravesando Alemania frentea la frontera política ubicada entre Polonia y la Unión Soviética.

Después de haber contemplado las diferentes derrotas por las que seencaminan los principales actores del escenario en el que estamosinmersos junto con la vorágine de acontecimientos de la Europa del Este, lacarrera complaciente hacia el desarme y la corriente reformista de la UniónSoviética, conviene hacer unas primeras reflexiones en torno a cualespueden ser los supuestos bajo los que se debé edificar el sistema deseguridad continental. Destacamos como más relevantes:1) Tranquilizar a la Unión Soviética respecto a su temor ancestral de

invasión desde el Oeste.2) Disminuir el temor de Europa Occidental hacia una invasión soviética.3) Proteger a los países de Europa Central tanto contra la opresión soviética

como contra el resurgimiento alemán.4) Admitir que el equilibrio en Europa exige la participación de los Estados

Unidos, siendo compatible con la reunificación alemana.5) Dar por sentado la unificación de Alemania en el seno de la OTAN.

Pero este planteamiento de la futura seguridad europea choca en estosmomentos con la percepción real de la amenaza. Es verdad que el equilibriomilitar en Centroeuropa se situará en niveles más bajos y habrá desaparecidoel factor provocador del ataque por sorpresa pero también es cierto que mása!lá de los Urales la Unión Soviética seguirá poseyendo una capacidadofensiva prácticamente igual a la que tiene hoy en día. Las reduccionesunilaterales y las destrucciones de armamento que requiere el Tratado CEE,le permitirá disponer de fuerzas más que suficientes para realizar unaofensiva a gran escala contra Europa. Igualmente el ritmo de su producciónmilitar sigue siendo alto incluso mejorando la calidad dentro de la cantidad,lo que potencia notablemente su capacidad ofensiva.A esto se añade otro tipo de amenazas que no por menos importantespueden crear grandes inestabilidades en Europa, entre las cuales aparecencomo más destacadas el holocausto nuclear que continúa pesando comouna losa, lá reversión de la Unión Soviética volviendo otra vez a una épocade confrontación, los posibles conflictos originados por las minorías y lastensiones fronterizas en Europa Oriental, especialmente en los Balcanes, ladesintegración del territorio soviético al romperse el equilibrio de lasnacionalidades o el quedarse sin medios defensivos después del desarme yno poder hacer frente a posibles agresiones.En otra línea de análisis es necesario tener en cuenta que la situacióngeoestratégica de la Unión Soviética unaivez alcanzada la paridad nuclear

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con los Estados Unidos no necesita un cinturón de seguridad integrado porun conglomerado de países ocupados de muy diversa idiosincrasia ycomposición, presentando continuos problemas políticos y económicoscada vez más difíciles. Es decir, la Unión Soviética pierde ciertamente elprincipio estratégico de la sorpresa pero ha ganado enteros en economía,estabilidad política y autoconfianza al jugar, a partir de la retirada de sustropas de Europa Oriental, con una perfecta homogeneidad y cohesióndentro de la estructura de sus FAS para conseguir un óptimo estado de sucapacidad.estratégico-operativa.

El segundo campo importante a considerar lo constituye la verificación delas destrucciones de armamento y de reducción y traslado de fuerzas. Va aexigir un gran esfuerzo de organización que ahora únicamente dispone laOTAN. Y este proceso durará un período de tiempo no muy lejano a un lustrodurante el cual se efectuará la transición entre la actual estructura defuerzas y la que resulte del cumplimiento de las CFE. Lógicamente dichoperíodo se caracterizará por una elevada inestabilidad militar para lo que senecesitará una fiable organización política y militar que garantice fehacientemente el citado proceso.

El siguiente asunto a considerar se refiere a la presencia de tropasnorteamericanas en Europa encuadradas en un amplio abanico de laestructura de las fuerzas estacionadas en Alemania, concretamente las deFrancia, Reino Unido, Bélgica y Holanda. Independientemente de que seanretiradas de Europa una cantidad significativa de Fuerzas estadounidenses,lo verdaderamente importante reside en que permanecerán en el continenteeuropeo en número suficiente, no tanto por su contenido operativo, que esciertamente alto, como por representar la garantía política-estratégica deimplicación norteamericana en la defensa europea con un vector geoestratégico creíble, conforman un factor de amortiguamiento y sosiego ante eltemor de !a amenaza soviética ya una posible expansión de una Alemaniaunificada y, por supuesto, reconocer que la presencia de una «amenaza»,sea del tipo que sea, exige una toma de posición firme y convincente.

El cuarto punto atañe a la necesidad inexcusable de cambiar la doctrinaactual de seguridad europea junto con su estrategia y la estructura defuerzas. La vigente estrategia de «respuesta flexible» de la OTAN ya ro esadecuada para un futuro inmediato debido a cuatro razones principales. Laprimera nace de la propia reunificación alemana que hace desaparecer laacepción de «defensa adelantada» o, en su caso, trasladarla a la fronteracon Polonia. La segunda es consecuencia de las CFE pues al quedarreducido sensiblemente el despliegue de fuerzas en Centroeuropa así como

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su estructura y cometidos, los refuerzos estadounidenses serán másesenciales (vitales). La siguiente razón se apoya en el escenario nucleardonde se está poniendo en cuestión no sólo la ubicación en Alemania dearmas nucleares de corto alcánce sino también su modernización. No cabeduda de que el concepto estratégico de la «respuesta flexible» cuyo«martillo» de rechazo a cualquier ataque convencional era precisamente elarma nuclear táctica queda en entredicho y aparece un «vacío» en lagradación de la escalada que es tremendamente peligroso pues daría luzverde a la entrada de la respuesta nuclear intercontinental, máximo nivel deconflicto. Todo ello con independencia d la posible alternativa norteamericanade cubrir este «hueco» con misiles de crucero a bordo de submarinos yaviones situados en aguas próximas a Europa.

El último considerando está relacionado con el díptico prudencia-tiempo,pues no nos olvidemos de que todo este movimiento de transmutaciones enEuropa nace de la transformación política de la Unión Soviética. Pero tantoella como la reunificación alemana o la consolidación de la democracia enel Este de Europa es un proceso que durará años, Sólo ya la retirada de lastropas soviéticas de Europa con las enormes dificultades económicas de suregreso a la Unión Soviética necesita unos cuatro años. Otro tanto podemosdecir de los cambios políticos económicos y sociales que se estánrealizando en Europa del Este cuya duración será con seguridad mayor.Estos hechos se llevarán a cabo mientras la capacidad militar soviética se.mantiene en un horizonte notablemente elevado por lo que no sería prudenteni aconsejable hacer depender toda la renovación del sistema de seguridadde Europa de los aparentemente prometedores resultados de la perestroikaglasnost.

Una vez expuesta la actual percepción de la amenaza junto con lasdiferentes consideraciones que se derivan de la presencia norteamericanaen Europa, de las necesidades de verificación de los acuerdos de desarmey del obligado cambio de la doctrina aliada, dentro de una razonableprudencia, resulta necesario encontrar el marco idóneo para el próximoestablecimiento de ese sistema de seguridad de nuestro Continente, tantasveces repetido.

Las opciones a que dan lugar las estimaciones apuntadas anteriormente sereducen esquemáticamente a tres:

1) En el entorno de la CEE mediante la adecuada revisión o enfoque através de la UEO.

2) En el escenario de las CSCE con el correspondiente acoplamiento.

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3) En el senode la OTAN dando así continuidad a la Alianza con las debidaspermutaciones en su doctrina, estrategia y orgánica de fuerzas.

La primera alternativa resulta llamativa al ser un foro que tiene una atracciónpolítica y económica palpable no sólo para los países occidentales sinotambién para los países del Este en los cuales hay ún fuerte acercamientoa los valores democráticos y al régimen del libre mercado. De hecho, seapoya en un conjunto de criterios aceptado por todos los países integrantesque conducen lógicamente a sacrificar algunos intereses nacionales enbeneficio de los globales y, en definitiva; aglutina y une estrechamente a suscomponentes.

No obstante, la CE no se encuentra aún en condiciones de asumir laresponsabilidad de la defensa y de una verdadera seguridad. A pesar de suinfluencia estabilizadora en el sentido de equilibrar y controlar la hegemoníaeconómica que ejerce Alemania sobre Europa. Hay que tener en cuenta lacarencia de una organización adecuada en el ámbito de la seguridad queatienda debidamente a las necesidades de la defensa en orden al problemanuclear, de las modificaciones de doctrina o estructura de fuerzas o a laproblemática del desarme, por citar sólo algunos de los más importantes.

Es decir, incluso contando con la posible participación de la UEO como pilarbásico militar de la Alianza sería tan difícil, costoso y lento el procedimientoque no habría tiempo para presentar una moderna estructura dada la rapidezcon que se están sucediendo los diferentes acontecimientos en el momentoactual con independencia de las dificultades a superar en la necesariarevisión del Tratado de Roma y de la actual ausencia de cualquiercontingente de fuerzas.Otra opción se coloca en el marco de las CSCE dado que en su círculo sehan desarrollado una serie de conferencias que han propiciado desde laposibilidad de evolución en la Unión Soviética y en Europa Oriental hasta lasConferencias de desarme de las CFE y de la Reducción Mutua y Equilibriode Fuerzas (MBFR) en Viena, aparte de integrar a todos los paíseseupopeos, incluyendo los neutrales, más los Estados Unidos y Canadá.Incluso se podría conseguir integrar a los miembros del Pacto de Varsoviaaunque éste se halle prácticamente inoperativo en estos momentos. Asípues, en este organismo las perspectivas parecen ser evidentementehalagüeñas.

Pero también aparecen importantes impedimentos. En primer lugar, no tieneningún contingente de fuerzas capaz de hacer frente a cualquier conflicto osituación crítica. Por otro lado, tampoco dispone de una organización militar

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que planifique, revise o renueve la doctrina o la estructura de fuerzas. Entercer lugar, deberá transformar sólidamente su estructura basada en lasconferencias de desarme, reconocimiento de fronteras europeas o tomas demedidas de confianza y seguridad en otra organización cuyos cometidosdeben abarcar el establecimiento de la estrategia, estructura de fuerzas ocambios doctrinales exigidos por la nueva situación.

Por último, la tercera alternativa descansa en la continuidad de la OTAN,naturalmente con una serie de importantes cambios. Esta solución, el contarya con la estructura necesaria para hacer frente al conjunto de cometidosque hemos venido expresando más arriba, es decir, el establecimiento de lanueva doctrina, estrategia y planes de defensa, el señalar la nuevaestructura de fuerzas, cumplir y verificar los acuerdos de reducción dearmas convencionales, reúne las mejores posibilidades siendo la mássencilla y simple, cuanto menos a corto plazo.

Además puede responder perfectamente al reto de los nuevos tiempos enlos que el concepto distensión-defensa está sustituyendo al defensadisuasión mantenido hasta ahora. No olvidemos que la OTAN dispone deuna estructura civil que reúne características adecuadas para llevar a efectoel contenido de la distensión-defensa.

Conclusiones

La alternativa que nos parece más favorable no elimina el que a medio o alargo plazo y especialmente con motivo de la cercanía de cometidos entrela CSCE y la OTAN en el campo de la seguridad y desarme, ésta última, conlas necesarias transformaciones políticas y militares, sea el cimientoprincipal de aquella en el área de la seguridad extendiéndose paulatinamentea todos los europeos occidentales y orientales a modo de un Consejo deDefensa Europeo.

Es evidente la acelerada desintegración del Pacto de Varsovia, pues no sólose están retirando las tropas soviéticas de los países del Este, sino quetambién algunos de ellos empiezan a solicitar salir del Pacto de Varsovia, porejemplo Checoslovaquia y Hungría. Las dos razones en las cuales el Pactode Varsovia apoyaba su sentido, servir de una zona de seguridad a la UniónSoviética en caso de un conflicto con la OTAN y el control político de lassociedades de los países del Este, han perdido su vigencia. Su inmediatofuturo le ofrece una disyuntiva, o desaparece como pacto separándose cadapaís por su lado y luego posteriormente ir ingresando en el armazón deseguridad europeo en el marco de la CSCE o acudir directamente a la CSCE

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simultaneando su desintegración como pacto con el ingreso en el sistemade seguridad continental. En ambos casos, en estrecho enlace con la OTAN,mientras no existe el citado sistema de seguridad, el Pacto de Varsovia siguesiendo necesario para mantener apagados los fueros nacionalistas de lospaíses miembros.

Admitido que Europa Occidental y Oriental aceptan la necesidad de lacontinuidad de la OTAN a corto plazo como entidad idónea para mantenersu equilibrio interno y garantía. de la seguridad europea resulta tambiénevidente su actuación en forma de cuña contra el posible expansionamientoalemán o contra una renovación de la agresividad soviética.

Después de haber definido como puede percibirse el abanico de lasamenazas que acechan al armazón de seguridad europeo y entendiendo ala estrategia como método de razonamiento que pretende establecer laestructura y procedimientos adecuados para alcanzar los objetivos fijadospor la política apuntamos unas reflexiones acerca de como puede ser lafutura estrategia de la OTAN teniendo presente que en una siguiente fasedebiera debatir la organización de las fuerzas necesarias para cumplir loscometidos que previamente les haya asignado la estrategia.

En líneas generales, la estrategia actual de la «respuesta flexible)) debieracambiar notablemente en función de la nueva situación política imperantehoy en Europa motivada por los vertiginosos acontecimientos sucedidos enla Unión Soviética y en Europa Oriental. Una plataforma de la nuevaestrategia debiera enmarcarse dentro de las siguientes coordenadas:1) Potenciar el protagonismo político.2) Mantenimiento de la defensa colectiva de la integridad del territorio.3) La estructura de la defensa, bajará a un menor nivel, descansará en

una combinación de fuerzas nucleares y convencionales.4) Cambio del concepto de «defensa adelantada>).5) Necesidad de presencia norteamericana en Europa.6) Repliegue norteamericano y soviético. Reconversión OTAN-Pacto de

Varsovia.7) Admisión de la nueva Alemania dentro de la OTAN.8) «Telón de acero» desplazado 1 .000 kilómeros al Este.9) Redefinir nuevas misiones OTAN y el espacio donde se debe actuar.

1 0) Prioridad de la distensión sobre la disuasión. Volcar el esfuerzo en elconcepto distensión-defensa.

Tomando como base esta plataforma de principios genéricos y medidas atomar en la nueva estrategia, la estructura de las fuerzas necesarias, una

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vez finalizado, el desarme, tiene como pauta de comportamiento, por un lado,unidades multinacionales para garantizar el compromiso global de cadaaliado al mismo tiempo que se busca un pilar europeo de la defensa y unasunidades móviles, flexibles y ágiles capaces de atender a cualquier conflictoa agresión que pueda aparecer en el amplio espectro de la amenaza tantocomo consecuencia de la distancia del lugar de actuación como por lascaracterísticas intrínsecas de la propia agresión en sí y del teatro donde sevaya a intervenir.

Cuando se inicia un cambio histórico y político de esa magnitud, las Alianzasmilitares necesitan negociar nuevas prioridades estratégicas y operativasen su propia estructura. La situación actual en la Unión Soviética es de granincertidumbre. El mundo fabricado por la paz soviética se está desgarrando.Lo que no debemos hacer es esperar a que los acontecimientos nosdesborden, pues es una invitación al caos y el desmantelamiento unilateralde diversas instituciones. Es decir, el tiempo de repuestas y las decisionesdeben tomarse en el plazo aportuno en beneficio de la seguridad continental.

En estas páginas hemos prestado unas valoraciones (estimaciones)acercadel posible encuadramiento del futuro de las Alianzas, especialmente de laOTAN, así como de su próxima estrategia partiendo del supuesto de unahipotética amenaza para, a renglón seguido, exponer unos criterios sobre laestructura de sus fuerzas. Lo más importante en estos momentos tantospara Europa como para el Planeta entero consiste en preparar y realizar elnuevo planteamiento sin dilación pero con prudencia de cara a lafinalización del proceso de desarme.

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CAP1TULO CUARTO

LOS ESTADOS UNIDOS ANTE LA NUEVAEUROPA

LOS ESTADOS UNIDOS ANTE LA NUEVA EUROPA

Por FERNANDO CASTILLO CÁCERES

Introducción

Los trabajos centrados en el análisis de los acontecimientos internacionalestienen, por su propia índole, una serie de limitaciones específicas que lesconceden una especial singularidad. En general, los datos suelen serdifíciles de contrastar; la información varía en la cantidad ya que puederesultar tanto desesperadamente escasa como abrumar por su magnitud,sin olvidar que puede ser objeto de las más diversas manipulaciones (*) Porotra parte, los planteamientos en los que se asientan los trabajos y, aún más,las conclusiones del mismo, están obligados a pagar el inevitable tributo a laactualidad, viéndose sometidas a la evidencia de los hechos y a efectuarcontinuas modificaciones en las misnas.

Sin embargo, todas estas circunstancias quedan empequeñecidas ante loocurrido en el año 1 989, trepidante culminación de una década que será sinduda ávido alimento para los historiadores del futuro. Por lo tanto, sihabitualmente resulta difícil efectuar previsiones sensatas y,. aún más,acertadas respecto a los acontecimientos del porvenir, en esta ocasión lavelocidad e intensidad de los cambios es tal que, en poco tiempo, puedequedar invalidado lo comúnmente admitido. A este respecto tiene plenavigencia la anécdota contada por Dennis Ross, director de la Oficina de

(*) En este sentido han resultado sensacionales las revelaciones sobre las falsas matanzas deTimisoara, Rumania, en diciembre de 1989, según ha puesto de manifiesto Le MondeDiplomatique de su número de marzo de 1990.

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Planificación Política del Departamento de Estado, recogida por The NewYork Times el 1 7 de febrero de 1 990, quien relataba como el informe que leenvió la CIA acerca de Alemania Oriental tuvo que ser cambiado por suresponsable en el trayecto hacia la Casa Blanca a medida que oía lasnoticias por la radio. Todo ésto no es más que una constante invitación a laprudencia a la hora de contemplar el futuro de Europa, ante el cual tan sólopodemos formular nuestros deseos de superación de un mundo imperfectoe injusto por otro de paz, libertad e igualdad, principios plenamente vigentesen el centenario de la Revolución Francesa. Como dice Octavio Paz, ante elgran cambio producido, hay que tener esperanzas a pesar de las penurias ylas desigualdades persistentes.

Orígenes y desarrollo de las relacionesentre Europa y Estados Uñidos

La política exterior estadounidense ha sido para Europa una cuestiónpresente, con mayor o menor intensidad, en los análisis de los especialistasy en los estudios de los historiadores. Este interés generalizado no haimpedido a todos ellos llegar a conclusiones semejantes. Según éstos, lapolítica exterior de Washington se ha caracterizado históricamente por lasfluctuaciones cíclicas, oscilando —en lo que al espacio ajeno al continenteamericano se refiere— entre el aislacionismo y el intervencionismo, asícomo por la combinación de realismo e ideología, de mesianismo —propiode un espíritu de cruzada— y principios pragmáticos inspirados en unarealpolitik.

Ningún país en el actual sistema interestatal se ha caracterizado por elaltruismo en sus relaciones con los demás Estados y, por ende, los EstadosUnidos no han sido diferentes. Esto no impide que el moralismo, manifestadosegún Richard Pipes en la «diplomacia didáctica», y la concepción de losEstados Unidos como nación elegida para salvaguardar los valoresdemocráticos, impregnase sus relaciones en el mundo y provocaráinicialmente un firme rechazo de la política de poder que ofrecía el «ViejoContinente» (1).

Desde Europa se ha visto a los Estados Unidos como una naciónestratégicamente privilegiada al estar rodeada de Estados débiles yprotegida de la masa euroasiática por dos acéanos, así como un país

(1) Schlesinger, Arthur M. La política exterior ye/carácter norteamericano en Los ciclos de lahistoria americana, p. 67. Madrid, 1983.

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desinteresado en particular en el complejo mundo de las relacionesinterestatales del continente europeo y con una inveterada inclinaciónaislacionista demostrada desde su independencia. Sin embargo, estosaspectos deben ser contemplados con cierta cautela. Si la política exteriorde Washington ha podido ser calificada de aislacionista en lo que se refierea la participación americana en algún tipo de alianza durante el siglo XIX, nopuede ser considerada como tal si se tiene en cuenta la expansión territorialllevada a cabo desde el momento de su independencia y culminada en elaño 1 989 con la penetración en áreas tan distantes como Filipinas.

En este aspecto hay que tener en cuenta que los llamados Founding Fathersbuscaban una república soberana que abarcase la mayoría del territorioamericano y, por lo tanto, fuera geopolíticamente insular. Este objetivo fuéalcanzado a finales del siglo XIX tras las adquisiciones territoriales y laconstitución de las zonas de influencia que caracterizan la actual configuraciónnacional americana. Los Estados Unidos han sido por lo tanto, como afirmaRaymond Aron, una nación expansionista durante el siglo pasado (2),característica compatible con la tendencia hacia el aislacionismo queofrecen en determinados momentos de su historia ciertas potenciasimperiales, fruto en la mayoría de los casos de sus rasgos geográficos, cornopor ejemplo el «espléndido aislamiento)> practicado por Gran Bretaña hastael año 1914.

En lo que se refiere al presunto desinterés de los Estados Unidos por lapolítica europea, éste nunca ha sido tal. Aunque el testamento político deGeorge Washington expresaba un evidente repudio a participar en losconflictos europeos y a establecer alianzas permanenles, casi todos susdirigentes han considerado esencial para la independencia y fortaleza deNorteamérica la salvaguardia del principio de equilibrio en el «ViejoContinente». En este sentido se manifestó Thomas Jefferson en el año1 81 4 al exponer los principios que definen el interés nacional, y que inclusopuede explicar las razones de la intervención americana en Europa durantelas dos guerras mundiales y la «guerra fría» (3). Otro padre fundador de larepública, John Adams, no fue menos expresivo cuando afirmaba que «hayun equilibrio de poder en Europa. La naturaleza lo ha creado. La práctica y

(2) Aran, Raymond. La República Imperial, pp. 19 yss. Madrid, 1976.(3) «No puede estar en nuestro interés que toda Europa sea reducida a una sola monarquía...

Si (Napoleón) avanzase de nuevo sobre Moscú, otra vez le desearía tal desastre que leimpidiese llegar a San Petersburgo (sic). Y si las consecuencias fuesen la prolongación denuestra guerra (con Gran Bretaia) preferiría sufrirlas antes de ver toda la fuerza de Europaunida en una sola mano.» citado por Arthur M. Schlesinger Jr. opus. cit. p. 69.

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el hábito lo han confirmado y debe existir siempre’>. Según Arthur M.Schlesinger, este principio fue rápidamente adoptado por el Congreso, quienreconoció que el mantenimiento del equilibrio europeo fue la salvaguardiade la independencia americana. Por último, nadie mejor que el últimosecretario de Defensa de la Administración Reagan, Frank Carlucci, paraconfirmar el interés de los Estados Unidos por Europa, más allá de losproblemas planteados por cuestiones como el burden sharing entre amboslados del Atlántico o el temor al proteccionismmo de la CEE, cuando afirmóque los americanos no estaban en Europa por filantropía sino por interés (4).

Esta afirmación, que puede parecer descarnada, no debe sorprender ya quelos elementos esenciales, de la política internacional, los llamados por P. A.Reynolds, actores son los Estados, los cuales persiguen una serie deobjetivos a los que supeditan su acción exterior. Sin embargo, esto noimpidió que amplios sectores europeos mostraran su asombro cuando losEstados Unidos y la Unión Soviética firmaron el Tratado de Washington endiciembre del año 1987, un acto de unilateralismo o de realismo ségún ellado del Atlántico desde que se mire, que supuso el paso de laconsideración de la Unión Soviética como el «imperio del mal>’ a una fase dedistensión que es, en cierta medida, el origen de la actual situacióninternacional. Para Europa, el acuerdo entre los dos grandes presentó laeliminación de los misiles de alcance intermedio, desplegados en su sueloa petición propia tras la polémica «doble decisión», sin haber sidoconsultados en absoluto por Washington.

Desde el año 1 91 7 la evidencia histórica se impuso, por lo que los EstadosUnidos, tras ver en peligro sus intereses económicos —préstámos einversiones en Francia y Gran Bretaña— y amenazada su seguridad por laalteración del equilibrio europeo en favor de Alemania, se vieron abocadosa la intervención en el conflicto. De esta manera se rompió el tradicionalaislamiento respecto al “Viejo Continente”, al tiempo que se confirmaba suimportancia para la política exterior norteamericana. La participación de laPrimera Guerra Mundial se vio favorecida al ser presentada como una luchaentre la democracia y el autoritarismo de los Imperios, una circunstanciaperfectamente coherente con el espíritu de cruzada que caracteriza enocasiones a la política exterior de Norteamérica. El llamado ‘apostoladowilsoniano” ha sido el ejemplo más acabado del pensamiento americano, elcual concibe el fomento de la democracia y la autodeterminación como

(4) Recogido por Manuel coma en «Estados Unidos, rehén de Europa’>. Revista Ejércitonúm. 594.

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parte del interés nacional, y cuya influencia prácticamente llega hastanuestros días:

Por tanto, el objetivo de Washington en su intervención en Europa durante laPrimera Guerra Mundial, fue restablecer el tradicional equilibrio quecaracteriza el sistema intérnacional. El resultado fue contradictorio ya queNorteamérica surguió del conflicto como la máxima potencia mundial delnuevo sistema, aunque inclinada hacia el retraimiento político, que noeconómico. Esto se tradujo en un retorno al aislamiento y en la ausencia delos foros y acuerdos internacionales como la Sociedad de Naciones o elTratado de Versalles. De esta forma los Estados Unidos demostraban suincapacidad política y su escasa voluntad para asumir las responsabilidadesde una potencia mundial capaz de asegurar el mundo de posguerra.

Todas estas cuestiones volvieron a surgir en el año 1 939 planteando losmismos dilemas a los gobernantes de Washington, aunque con mayorintensidad que en el año 1 91 7. En el año 1 941 las amenazas que se cerníansobre los Estados Unidos tenían en esta ocasión una magnitud mayor asícorno una disposición espacial más amplia a causa del choque con Japón.La Segunda Guerra Mundial confirmó su carácter de potencia mundial, delEste y del Oeste, al participar en ambos teatros a despecho de los todavíanumerosos partidarios de la neutralidad y el apartamiento.

En el año 1 945, tras la victoria aliada en la que el papel norteamericano fue,más allá del tópico, decisivo, continuaban vigentes tradicionales criteriosaislacionistas que aconsejaban la inmediata retirada de las tropas americanasde Europa, tal como manifestó Roosevelt a Stalin ante la irritación delpremier británico. Sin embargo, la ruptura de la llamada extraña alianzaantihitleriana, así como el peligro que corrían los países, los ideales y losintereses por los que habían entrado los Estados Unidos en la guerra, almanifestarse los primeros síntomas de la guerra fría”, permitieron el cambiode tendencia en la política americana, así como la asunción de lasresponsabilidades propias de una de las superpotencias del recién nacidomundo bipolar.

El sistema de bloques, encabezado cada uno de ellos por una superpotenciaglobal que encarnaba el liderazgo ideológico, económico y político que losdefinía, tenía en Europa el punto de contacto entre ambos. El ‘ViejoÇontinente”, destrozado por el conflicto, se veía amenazado por la fortalezade la Unión Soviética, contemplada en los años inmediatos de la posguerracomo el Estado expansionista y totalitario, representación de todo aquelloque era contrario a los principios que definían la cultura de Occidente. Paul

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Henri Spaak fue claro al reconocer al ministro de Asuntos Exterioressoviéticos Vichinsky que Europa tenía miedo, miedo a una invasión, a unataque del Ejército Rojo que extendiera la influencia de Moscú desde elrecién bautizado por Churchill, telón de acero” al Atlántico.

Mientras tanto, los Estados Unidos habían dejado sus navíos en elMediterráneo para respaldar a Turquía frente a las pretensiones de la UniónSoviética sobre los estrechos, constituyendo el embrión de lo que sería pocomás tarde la VI Flota. Al poco tiempo, accediendo a la petición de Londres,Washington sustituyó a los debilitados británicos en sus responsabilidadesen la guerra civil griega. El paso siguiente, en el año 1 947, fue la elaboraciónde la doctrina Truman, por la cual, con la anuencia del Congreso, losEstados Unidos podían acudir en ayuda de aquellos gobiernos amenazadospor algún peligro “interno o externo”. En esta tarea se aplicó la estrategia decontención ante la Unión Soviética, tesis elaborada por George E. Kennan,con ocasión de la crisis iraní en un informe enviado al Departamento deEstado en el año 1 946 y, completada al año siguiente, con el seudónimo de“Mister X” en la revista Forcing Affairs por medio del artículo titulado ‘Lasraíces del comportamiento soviético”. Huelga decir que la nueva políticaamericana representaba una derrota de las posiciones aislacionistastradicionales.

Desde entonces los acontecimientos se precipitaron —Plan Marshall,Tratado de Washington, creación de la OTAN, etc.— al compás que seintensificaba la “guerra fría”, una época caracterizada según Raymond Aronpor la extrema tensión entre las potencias (5) así como por la absolutaincomunicación entre ambos bloques. La amenaza que presentaba la UniónSoviética para el tradicional equilibrio europeo y, por tanto, para los EstadosUnidos, así como la cuestión del futuro de Alemania y los requerimientos delas naciones de Europa Occidental, llevaron a Washington, tras lasveleidades de Roosevelt en los últimos meses de la guerra, a asumir lanecesidad de estar presente en la política europea, rompiendo con latradicional actitud americana de no integrarse en ninguna alianza decarácter permanente. A partir de esos momentos los sucesivos Gobiernosnorteamericanos crearon un complejo sistema de alianzas (6) destinado acontener el expansionismo soviético el cual, a los ojos de los analistasamericanos, inspiraba cualquier acontecimiento mundial, y a proteger losintereses y la seguridad de los Estados Unidos allí donde se percibiera

(5) Aron, Raymond opus. cit..(6) Osgood, Robert E. El sistema de Alianzas. México, 1971.

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amenazada. Esta consideración de la Unión Soviética como enemigoprincipal condicionó la política de. Washington en el exterior hasta talextremo que, como dice John Lewis Gaddis, la contención se convirtió en unfin en sí mismo y la teoría conspirativa en la explicación de todos losacontecimientos (7).

Estas circunstancias permitieron a los europeos reconstruir sus maltrechaseconomías gracias al Plan Marshall y tener garantizada sú defensa mediantela presencia militar americana en el Continente, articulada en el marco de laAlianza Atlántica. Lord lsmay, en una famosa boutade, especificó cualeseran los objetivos de la OTAN desde la perspectiva européa: “mantener alos rusos fuera, a los americanos dentro y a los alemanes debajo”.

La guerra fría” y el mundo bipolar consagraron ladivisión de Europa surgidade la Segunda Guerra Mundial y Valta, de tal manera que los planteamientosy las soluciones desarrolladas entre los años 1 945 y 1 950 para hacer frentea los problemas de Europa y a la actitud de los Estados Unidos han estadovigentes durante más de cuarenta años.

En este largo período las relaciones Este-Oeste han estado definidas poruna serie de rasgos hasta entonces deconocidos y que han recibido elnombre de “guerra fría”, para Jean Ellenstein sin embargo es más adecuadodendminarlo “paz caliente”, aunque en su evolución ha atravesado etapasdiferentes como la contención, la coexistencia pacífica o la distensión.

En esta época, histórica ya, Occidente percibía la amenaza soviética comoun riesgo muy cercano ante el cual la OTAN y los Estados Unidos cumplíanun papel disuasorio frente al presunto ataque de la Unión Soviética. De esaforma quedaba garantizada la seguridad de Europa Occidental y el equilibriobipolar, reflejado en la división del “Viejo Continente”, cuya confirmación sealcanzó con la firma del Acta de Helsinkien el año 1975.

La consagración del sistema de bloques tuvo para Europa enormesconsecuencias: Por un lado, ha corrido el riesgo de ser el campo de batallaentre las superpotencias y caer mediante la finlandización bajo la influenciade un sistema ajeno a todo lo que representaba la cultura política europeadesde la Revolución Francesa. Al mismo tiempo, la debilidad económica ya división política llevó a sus gobiernos a entregar su defensa, con todo elmenoscabo político que este acto lleva consigo, a los Estados Unidos, quienpor medio de la OTAN garantizaba su compromiso e influencia en Europa.

(7) Gaddis, John Lewis. Strategies of Containment. Nueva York, 1 982.

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Los Estados Unidos ante las transformacionesde Europa del Este

En la década de los arios 80, tras un inicial rebote de la tensión entre los dosgrandes, que por su intensidad llegó a recibir el nombre de “segunda guerrafría”, se ha producido un conjunto de acontecimientos y transformacionesdesconocidas por su magnitud desde los sucesos que culminaron en el ario1 945. Los protagonistas principales de estos hechos están siendo todavía laUnión Soviética y los países del ya prácticamente inexistente bloquesocialista, viéndose muy directamente implicados el resto de las nacionesdel Viejo Continente” y los Estados Unidos, cuyos gobernantes, una vezmás en este siglo, se ven empujados por los asuntos europeos a adoptaruna postura ante los mismos.

Lo fundamental de todo este conjunto de cambios no ha sido la confirmaciónde la existencia de un mundo multipolar, cuya aparición fue anunciada afinales de los años 60 por especialistas como Henry Kissinger con su teoríadel mundo pentagonal; tampoco lo ha sido la crisis de la discutida pazamericana” como intento de organizar y estructurar las relaciones interestatales en el bloque de su influencia, ni la de los propios Estados Unidos comosuperpotencia global, sino el proceso iniciado en la Unión Soviética desde elaño 1985 con la llegada al poder de Mijail Gorbachov y una élite políticareformista. El dirigente soviético y su equipo han tomado una serie demedidas cuyo resultado ha sido la radical transformación del Estado y lasociedad soviética, así como la aparición de intensas modificaciones entodo el panorama internacional.

Entre los años 1986 y 1989 los acontecimientos han conocido unaprogresiva aceleración. Primero fue la Conferencia de Reykiavik, el Tratadode Washington sobre los INF, la Cumbre de Moscú, luego la transición dePolonia y Hungría hacia un sistema plural y democrático. Todo esto altiempo que se producía una drástica reducción de la tensión internacional,especialmente tras la retirada de Afganistán, gracias a la nueva políticasoviética. El proceso continúo en el año 1 989 con la caída del muro de Berlíny la práctica disolución del Pacto de Varsovia tras la revuelta de Rumanía ylos cambios acaecidos en Bulgaria y Checoslovaquia. Ambos sucesosestán acompañados del replanteamiento de la llamada cuestión alemanaque ha significado la unificación de ambos países, pero también la apariciónen Europa de una potencia capaz de alterar el equilibrio vigente. Todo ello hasupuesto, en palabras de François Heisbourg, director del IISS, “larevolución del orden estratégico europeo” y, corno sugiere Brzezinski, la

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vuelta de Europa del Este a ser Europa Central, lo que ha sido siemprecultural e históricamente (8).

Todos estos hechos se producen en un momento en el cual está en plenavigencia el debate sobre la decadencia imperial de los Estados Unidos,como fruto del agotamiento sufrido tras haber hecho frente a múltiplesobligaciones políticas y militares en las últimas décadas. En Norteaméricanumerosos artículos y libros, como el famoso Auge y caída de los grandesimperios de Paul Kennedy, recogen una évidencia tras planteamientosorganicistas y splenglerianos: la finalización del mundo bipolar—si es queéste ha existido realmente como tal— y la pérdida por los Estados Unidos decapacidad económica y política. Estos aspectos, más fáciles de aceptar queel crudo término de decadenc!a, han sido recogidos por los principalesespecialistas americanos e incluso por la propia Administración, quienes ala hora de referirse al futuro de los Estados Unidos parten de la evidenciaaludida, como pone de manifiesto el informe “Disuasión discriminada”,elaborado en el año 1 988 por una comisión gubernamental.

Las actuales dificultades de la economía americana, definidas por su déficitfiscal y exterior así como por la aparición de poderosos rivales tal que Japóny la CEE, revelan como los Estados Unidos están lejos de ser aquellasuperpotencia global e indiscutible que a finales de los años 40 producíamás del 50 por 100 de los bienes y servicios del mundo. Estascircunstancias, junto a las transformaciones del panorama político internacional, están conduciendo a un cierto repliegue de Norteamérica hacia suzona de influencia territorial —léase América Latina— aunque sin renunciardel todo a su papel de potencia .mundial. En este área cuenta con las manoslibres para llevar a cabo cualquier acción destinada a mantener el statu quo,a despecho de la actual distensión, como demuestra la invasión de Panamápor las tropas estadounidenses en diciembre del año 1 989.

Al mismo tiempo se ha desarrollado en Washington una actitud másselectiva hacia los problemas exteriores, caracterizada por el crecienteinterés hacia zonas diferentes de Europa como Oriente Medio y el Pacífico,cuya importancia económica y estratégica es enorme. En este sentidocaben entender los nuevos objetivos presentados en el informe del jefe deEM del Ejército de Estados Unidos, general Carl Vuono, titulado Una fuerzaestratégica para los años 90 y publicado en diciembre del año 1989, segúnel cual Europa ha dejado de ser el objetivo primordial del Ejército y la sedede la mayor parte de sus efectivos. Concluye el general americano

(8) Brzezinski, Zbigniew. The New York Times. 7-3-90.

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afirmando que, a la vista de los acontecimientos de los últimos años, elEjército debéría ser sustituido por unas Fuerzas de Acción Rápida capacesde actuar en aquellos lugares donde los intereses americanos se vieranamenazados por los nuevos enemigos de la Casa Blanca, como elnarcotráfico y el terrorismo, que han venido a sustituir el tradicional ‘peligrosoviético’.

Aunque Norteamérica ya no es el exclusivo gigante mundial, sigue siendo laprimerá potencia económica y militar, lo que aviva el debate sobre la políticaexterior y da lugar a la aparición de juicios muy críticos acerca de los gastosque lleva consigo el mantenimiento de la actual orientación en el panoramainternacional. Todo ello parece anunciar el rebote de un nuevo tipo deaislacionismo respecto a Europa, contra el que ha advertido el propio JamesBaker (9), compatible con una actitud decididamente intervencionista enotras áreas geográficas que en ocasiones resulta poco respetuosa con lasnormas de derecho internacional y nulamente congruente con el clima quereina en las relaciones entre los Estados.

El proceso de reformas abierto en la Unión Soviética y los cambiosacaecidos én Europa del Este, han cogido por sorpresa tanto a laAdministración Reagan como al actual equipo de la Casa Blanca, entrequienes se han desatado sentimientos tan contradictorios como la confusión,la euforia y la desconfianza. Entre los principales medios políticos,institucionales o no, hay un acuerdo general en considerar al presidenteGeorge Bush como un mandatario excesivamente prudente, cuando noindeciso, ante los acontecimientos internacionales, incapaz de preverlos yde controlar algunos de los procesos abiertos en Europa. En este sentido lascríticas recibidas por el Presidente americano han sido muy intensas,procedentes en su mayoría del Partido Demócrata y de los medios decomunicación. Especialmente crudas han sido las realizadas por AnthonyLewis y R. W. Apple en The New York Times, quienes al referirse a la políticaexterior del Presidente, hablan de “desastre Bush” (10).

El sucesor de Ronald Reagan se ha encontrado con una situación definidapor intensos cambios tanto internos como externos, que le obliga atransformar las bases sobre las que ha descansado la política seguida hastaahora en el panorama internacional, especialmente en lo referente a laUnión Soviética. Desde los acontecimientos del último trimestre del año

(9) Kaiser, Karl. <A view from Europe: the US Role in the next decade». International Affairsnúm. 2.1989.

(10) El Independiente. 11 -2-90.

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1 989, el globalismo, el unilateralismo y la confrontación así como el “peligrosoviético’ que caracterizaron a la era Reagan han quedado repentinamenteenvejecidos. Todo ello ha hecho necesaria la adopción de nuevos principiosque brienten la política internacional americana recogiendo la realidad deuna nueva etapa que parece estará definida, utilizando los viejos términos deDe Gaulle, no sólo por la distensión sino por la entente a incluso lacooperación entre los dos antiguos rivales.

La Administración Bush, a la hora de considerar la actual situación en laUnión Soviética y de los países del Este, así como el futuro del procesoreformista abierto en los países del llamado “socialismo real”, se haencontrado dividida entre los tradicionales ‘halcones” y “palomas”, oscilandoel apoyo presidencial de un grupo a otro según las encuestas de popularidady una difusa ley de compensación. A pesar del cada vez más patenterespaldo por parte de Washington a los líderes soviéticos, como ha puestode manifiesto la cuestión de Lituania y su declaración de independencia aloptar el presidente Bush por la conciliación, para sorpresa de los bálticos, noha quedado aún resuelto el dilema abierto hacia el Esté entre la clasedirigente americana. La alternativa no es otra que la planteada por laelección entre las exigencias de reformas políticas previas a la ayudaeconómica, como desean Bush y la mayor parte del Gobierno, o bien laconcesión de apoyo económico para facilitar el desarrollo y la transformaciónpolítica del sistema soviético, como demandan sectores más progresistas.

Aunque la mayoría del GoLierno y la sociedad americana han mostrado sinreservas su deseo de que triunfen los procesos abiertos en el este deEuropa y la Unión Soviética, al tiempo que valoran altamente el estadoalcanzado en las relaciones entre los dos bloques, existen sectores cuyaconfianza en el resultado de este conjunto de reformas y en la percepción dela Unión Soviética como amenaza difiere. En este sentido cabe entender elimpacto causado por el artículo firmadé por el anónimo “Z”, publicado enenero de 1 990 en la revista Daedalus, un remedo frustrado del escrito porGeorges F. Kennan en julio del año 1947 en Foreign Affairs con elseudónimo de “Mr. X” y titulado Las raíces del comportamiento soviético enel que se diseñaba la estrategia de contención.

En esta ocasión, en que las posibilidades de influir en la política de la CasaBlanca son muy inferiores a la época de la “guerra fría”, el anónimo “Z”,rechaza cualquier posibilidad de triunfo final de la perestroika y de unahipotética tercera vía, concluyendo con que, dada la premisa de su fracaso,no se debe de apoyar el proceso reforrhista soviético ya que se. puedecontribuir a fortalecer a un sistema agresivo. A pesar de sus reticencias,

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estas tesis representativas de amplios sectores no son compartidas porWashington quien, a raíz de la práctica guerra civil del Cáucaso en enero delaño 1 990, ha expresado su apoyo a Gorbachov de manera manifiesta,refórzándose desde entonces la confianza en el futuro de las reformasemprendidas (11).

Sin embargo, todavía persisten los choques en el seno de la AdministraciónBush, concretamente entre el secretario de Estado James Baker apoyadopor su equipo —entre ellos Lawrence Eagleburger, Dennis Ross, la Oficinade Planificación Política—, a los cuales podemos considerar según la jergaal uso como «palomas», y los «halcones» encabezados por el secretario dedefensa Richard Cheney, el vicepresidente Quayle, Brent Scrowcroft(consejero Nacional de Seguridad), o Robert Gates (viceconsejero Nacionalde Seguridad), aunque estos últimos han visto reducirse sus efectivos con ladefección hacia las filas moderadas del director de la CIA, William Webster.ste declaró recientemente en el Senado que la Unión Soviética habíadejado de ser una amenaza y que el proceso de reformas abierto en estepaís era en lo esencial irreversible, cuestión que desató un abierto conflictoentre Webster y el activo Cheney, cuyas pretensiones de rearme cada vezcuentan con menos partidarios. A pesar de todo, hay un consenso generalentre amplios sectores políticos americanos, exceptuando a los liberales,tradicionalmente más críticos, en precisar las causas responsables de losucedido en Europa.

Duros, blandos e incluso indecisos como el presidente Bush, coinciden enseñalar a la política mantenida por los Estados Unidos desde el año 1 945 y,muy especialmente a la firmeza de la llamada era «reaganiana» ante laUnión Soviética, como la causante del colapso soviético revelado en losúltimosaños de la década de los años 80.

Según esta interpretación, la acertada política de los Estdos Unidos no sólohabría evitado un conflicto con Moscú gracias a la disuasión nuclear yconvencional, sino que habría conducido a todo el sistema soviético alagotamiento al ser incapaz de rivalizar con la sociedad americana ésta seencuentra sumida en una revolución tecnológica de la cual el proyecto deIniciativa de Defensa Estratégica, sin entrar a considerar su viabilidad, esuna buena muestra.

(11) The Washington Post. 25-1 -90. Editorial.El artículo de «Z» ha sido publicado en el número de invierno de 1990 de la revistaDaedalus de la American Academy of Arts and Sciences de Estados Unidos. The NewYork Times publicó una versión que ha sido reproducida en España por E/Independienteel 28-1 -90.

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La mejor expresión de este espíritu de autocomplacencia que reina enciertos ámbitos de la sociedad americana y cuyos efectos se han extendidoa varios países y organizaciones europeos, lo constituye el polémico yexultante artículo de Francis Fukuyama titulado «El fin de la historia?»,publicado en el verano de 1989 en larevista The National Interest (*). Elautor, miembro de la Oficina de Planificación Política del Departamento deEstado, entona el himno de la victoria del sistema liberar y la economía demercado extrayendo la conclusión de que este triunfo supone el fin de lasideologías y el reinado durante mil años de este tipo de sociedad. Losacontecimientos ocurridos desde que Fukuyama escribió el artículo hanpuesto de manifiesto, una vez más y en contra de lo sostenido por el autoramericano, que la historia —lejos de finalizar— es esencialmente dinámica,está en profundo cambio, independientemente del momento histórico enque se producen esas transformaciones, sea éste el Imperio Romano o laEra Atómica, dos épocas que precisamente han producido en suscontemporáneos semejantes sensaciones de inmovilidad.

Aspectos de la política americanahacia la flueva Europa

La indefinición y las reticencias de Washington hacia los procesos dereforma abiertos en la Unión Soviética y Europa dél Este, fueron despejadasen gran parte tras la Conferencia de Malta y los discursos de George Bushante los jefes de Estado y Gobierno de la Alianza Atlántica en diciembré delaño 1989 (12).

Poco después, el secretario de Estado James Baker formuló en Berlín el 12de ese mismo mes la doctrina que lleva su nombre (1 3) y cuyo objetivo era,entre otros, hacer frente a la necesidad de construir un nuevo sistemainterestatal y de seguridad para Europa, así como definir el papel de losEstados Unidos en el «Viejo Continente» una vez que se ha reconocido elfinal de Fa «guerra fría» y el comienzo de unan nueva etapa en las relacionesentre las dos potencias.

(*) La versión completa del trabajo de Francis Fukuyama en castellano se puede encontrar enla revista Claves en su núm. 1, de abril del año 1990. Sobre el origen y efectos del artículose pueden consultar «Temas de Nuestra Epoca», El País. 21 -12-89.

(12) Bush, George. «Después de Malta». ABC 9-1 2-89.(13) El texto de la Conferencia del Secretario de Estado de los Estados Unidos en Berlín el

12-12-89 se puede consultar en Política Exterior núm. 14, 1 990, donde se ha publicadocon el título «Hacia una nueva Europa y un nuevo Atlantismo>’.

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Norteamérica y la Comunidad Europea

Tanto Bush como Baker mostraron su preocupación por especificar lasrelaciones entre Europa, léase la CE y la OTAN, y los Estados Unidos en unmomento de cambio acelerado, dando lugar a una nueva Carta del Atlántico,al denominado por Bush «Nuevo Atlantismo». La opción americana suponeapostar por la CE, por la integración del Continente alrededor de los docecomo garantía de estabilidad, superando tradicionales reticencias del otrolado del Océano acerca del proceso de unidad europea, así como por laAlemania de Helmut Kohl, pieza clave en la política de los Estados Unidoshacia Europa que está sustituyençlo en este papel a Gran Bretaña. La posturade Washington no deja lugar a dudas ya que ha reclamado incluso lainstitucionalización de las relaciones entre los Estados Unidos y la CEE pormedio de un tratado u otra figura diplomática que establezca órganosconsultivos comunes.

En este aspecto la tendencia más o menos velada que experimentaNorteamérica hacia el aislacionismo en la actualidad, así como la tradicionalrepugnancia de los Gobiernos americanos al establecimiento de lazos quepudieran coartar su política exterior, han cedido su lugar ante otrasexigencias. Hay que destacar entre todas ellas el temor de los EstadosUnidos por una excesiva pérdida de influencia en el Continente, por elproteccionismo eúropeo y la amenaza de una posible guerra económica conla entidad que surgirá del año 1 992, de ahí el deseo estadounidense porbuscar una cierta integración en la Comunidad y conservar un mercadomenos cerrado de momento que el japonés (14).

La necesidad de mantener el liderazgo americano en Europa, precisamentealgo que ocupa a los miembros de la Oficina de Planificación Política delDepartamento de Estado, según la declaración de su director Dennis Ros(15), se considera un elemento clave para la seguridad de los EstadosUnidos junto con la estabilidad del «Viejo Continente». Esto explica que porvez primera Washington proponga establecer con Europa relaciones deigualdad, al tiempo que reconozca una responsabilidad principal a los doceen la elaboración del nuevo orden europeo. La doctrina Baker, en lo que serefiere a Europa Occidental, hay que incluirla en el contexto de lasrelaciones entre los Estados Unidos y aquellas organizaciones y proyectosque representan la tendencia a la unidad europea.

(14) Bush, George. Entrevista Bussiness Week. 21-1-90.(15) New York Times. 17-11-89.

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La actual postura, por tanto, culmina el apoyo inicial a la integración, tras eldesprecio de Kissinger en los años 70 —quien consideraba a la CE como unconglomerado dé Estados sin identidad propia— y la ignorancia de Reagan.Así, en las importantes declaraciones de Bush y Baker de diciémbre del año1 989, se hace hincapié en la CEE como un polo de atracción que impulsalas fuerzas de reforma en Europa Oriental y como elemento clave para laayuda económica de estos países, dadas las dificultades políticas yeconómicas de Washigton para reeditar una versión actualizada del PlanMarshall. De acuerdo con estos principios se ha manifestado en febrero delaño 1 990 Lawrence Eagleburger, vicesecretario de Estado, quien en susdeclaraciones condicionó la ayuda económica americana al Este a unaserie de puntos, como son el avance hacia la reforma política, económica ylos derechos humanos así como el mantenimiento de una actitud amistosahacia los Estados Unidos, rechazando cualquier plan que suponga la meratransferencia de somas aunque, eso sí, norteamericana, aportaría la«experiencia empresarial» necesaria para privatizar la economía soviética.La Casa Blanca ha decidido jugar la carta de la CEE y en este sentido seentiende el acuerdo entre ambas potencias para mantener dos reuniones enla cumbre al año, especialmente importantes para coordinar posturas ante elproceso de cambio abierto en Europa y garantizar su futura estabilidad.

Los Estados Unidos y ¡a Alianza Atlántica

El acercamiento de los Estados Unidos a la CEE y la consideración que harecibido esta entidad en los planes de la Administración Bush hacia Europa,ha sido destacado por todos los observadores como una consecuencia delas nuevas relaciones entre el-Este y el Oeste y de la actual perspectiva conque se contempla el «Viejo Continente>) desde Washington. El llamado«Nuevo Atlantismo» supone, al menos en las declaraciones de suscreadores, una superación del marco militar en que se ha desarrollado hastaahora la conexión atlántica. En efecto, desde el Tratado de Washington enel año 1949 los Estados Unidos han considerado a la OTAN como el jefe desu vinculación con Europa, siendo el resto algo secundario. Las actualespropuestas americanas suponen por lo tanto resaltar los aspectos relativosa la cooperación política y económica para hacer frente al futuro (16). Estorevela que la presencia americana en Europa en los próximos años si nodesaparecerá del todo sí, al menos, quedará reducida a un contingentesimbólico que exprese el nivel de vinculación de los Estados Unidos en ladefensa del «Viejo Continente».

(16) Artículo de Vittorio Zucconi. La Reppublica. 14-12-89.

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Hay que tener en cuenta que en Washington los problemas económicos delpaís junto con la disminución de la amenaza procedente del Este, aconsejanuna reducción de armamento y del presupuesto de defensa que alcanzaráa Europa antes que a otras áreas. Todo ello llevaa la Casa Blanca aimpulsar la Unión Europea y la creación de un pilar europeo de defensa, elcual supondría la mayoría de edad del proyecto de integración delContinente. Las fuerzas nucleares británicas y francesas representarían eneste plan el elemento clave de la disuasión ante un hipotético enemigo que•no se percibe como tal y que, en ningún caso, se sitúa en el ámbito delprácticamente inexistente Pacto Øe Varsovia. La fuerza nuclear de unafutura organización europea de defensa estaría dirigida antes a disuadir unaamenaza idéntica procedente de otras zonas donde proliferan los conflictosy las armas de este tipo.

No obstante, la pretensión de seguir influyendo en los asuntos europeosdetermina que la Casa Blanca apoye a la OTAN como instrumento paracanalizar la participación americana y su influencia en Europa, comoclaramente ha expresado el presidente Bush en la Cumbre de Washingtonen junio del año 1990.

La presencia americana en Europa persistirá, al menos a medio plazo,debido a la alarma que causa en Washington la inestabilidad de los paísesdel Este y de la propia Unión Soviética, la cual sigue siendo sin duda unapotencia militar, así como a lo incierto del actual sistema de seguridad,incapaz de garantizar la protección del «Viejo Continente» y el futuro deAlemania, cuestiones ambas de interés vital para los Estados Unidos. Eneste sentido favorable a continuar en Europa se ha manifestado reiteradamente el presidente Bush, quien ha expresado la voluntad norteamericanade seguir siendo «una potencia europea». Sin embargo, existe otro elementocomo es el deseo de sus aliados de conservar tropas americanas en sueloeuropeo, el llamado contingente rehén, como garantía de seguridad antecualquier eventualidad surgida de los procesos abiertos en Alemania, en laUnión Soviética y en general en todo el Este.

En efecto, los Estados Unidos vinculados a Europa pueden servir paramoderar cualquier cuestión relativa al futuro del centro del Continente,evitando que Alemania pueda convertirse en un elemento desestabilizadortanto por el control de los procesos iniciados como por la neutralización ofinlandización de la nueva nación. En efecto, este país podría convertirse,tras un nuevo Rapallo, en a potencia económica que necesita la nuevaRusia, pero sin una capacidad militar suficiente para constituir una amenazapara Moscú.

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Se puede concluir aventurando que, al menos durante los próximos arios, lapresencia militar americana en Europa continuará aunque en una proporciónmuy inferior a la actual. Este apoyo se manifestará mediante unos efectivoscasi simbólicos fruto de la desaparición de la amenaza soviética, de lareducción de los presupuestos dedicados a la defensa a caúsa del déficitdel tesoro americano, el cual ha contribuido a impulsar las conversacionessobre reducción de armamento CFE y START, así como a la aparición deuna nueva estrategia de intervención rápida fruto del creciente interés deWashington por otras áreas geográficas.

La nueva arquitectura de Europa propuesta en la doctrina Baker tiene por lotanto dos fines: precisar y confirmar que la seguridad política, militar yeconómica de Norteamérica sigue conectada con Europa, por lo que elvínculo interatiántico no sólo debe permanecer sino que se debe profundizar,así como superar la división de Alemania, y por tanto la división europea,dentro del marco de la CEE y la Alianza Atlántica.

La cüestión alemana

En efecto, Alemania reviste para los Estados Unidos una gran importanciaya que, como.ha señalado Zbgniew Brzezinski, es una pieza fundamental porsu significado económico y estratégico en el sistema político, económico yde seguridad europea por lo que posee una gran capacidad para alterar todoel equilibrio vigente (17). Una Alemania unida, fuerte económicamente,desvinculada en Occidente por su neutralidad o finlandización, sería una delas peores opciones para los Estados Unidos. Esto explicaría el interés deWashington por controlar y moderar el proceso de unificación e incluirlo enel marco de la CE ya que sabe que éáta, sin Alemania, tiene un difícil futuroy, por su parte, la nueva nación no puede aparecer en el Continente sincompromisos que regulen el papel internacional en todos los aspectos.

Para Washington puede ser preferible una CEE poderosa e incluso concpacidad para rivalizar económicamente con los Estados Unidos, a unaEuropa dividida, con una Alemania vuelta hacia el Este, apoyando yfortaleciendo a la Unión Soviética con su potencial tecnológico y económico,con veleidades expansionistas én el centro del Continente. Los cuatropuntos de Bush para a unificación de Alemania son buena expresión delpensamiento de Washington hacié el futuro alemán y europeo. La unión sedebe producir de forma progresiva, como resultado de una votación libre en

(17) Brzezinski, Zbigniew. «Foreign Affairs>’. 1988 El Independiente.

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las dos Alemanias, manteniendo las fronteras definidas en el Acta deHelsinki, —es decir, las surgidas tras las Segunda Guera Mundial— y dentrodel marco político y de seguridad que representan la OTAN y la CEE.

Estas condiciones, expuestas en diciembre de 1989 (18), se han vistocompletadas en febrero del año 1990 con la propuesta llamada «dos máscuatro», efectuada en la Conferencia de «Cielos Abiertos» de Ottawa porJames Baker, mediante la cual las dos Alemanias y los vencedores de laSegunda Guerra Mundial han creado el marco jurídico de la unificaciónalemana. Sin embargo, la propuesta ha sido calificada de insuficiente al noincluir a otros interlocutore como Polonia, o la CEE. Por su parteWashington ha dejado ver de manera inequívoca su apoyo a una Alemaniaunificada, con las fronteras del año 1 945, económicamente poderosa y conuna gran influencia en el centro y este de Europa, canalizando, junto alBanco para la Reconstrucción y Desarrollo Európeo, las ayudas y lasinversiones en los países qué formaban parte del antiguo Pacto de Varsoviapara facilitar su transmisión hacia el sistema democrático y la economía demercado.

Todo ello siempre que la nueva Alemania esté integrada en la CE y en laOTAN, o quizás incluso en el futuro pilar europeo de defensa que, en formade Unión Europea Occidental o Comunidad Europea de Defensa revivida,constituirá el marco de seguridad del «Viejo Continente». Los interesesamericanos hacia Alemania no pueden ser otros que aquellos que pasen poruné nación estable y rica, que irradie seguridad en la Mittleeuropa y estéalineada en las instituciones que forman la nueva arquitectura diseñada porel Departamento de Estado. De esta forma se evitaría la neutralidad delnuevo país, que ni siquiera es deseada por Moscú debido al peligro querepresentaría para la estabilidad de todo el Continente una Alemania sincompromisos.

La reducción de armamento

Los objetivos de Estados Unidos respecto a Europa suponen evitar laexistencia de los llamados «espacios no estructurados» capaces de generarinestabilidad, antes de que se haya precisado el nuevo sistema de seguridady la participación americana en el mismo. En este sentido cabe entender laaceptación por Baker de la propuesta soviética para celebrar una reunión enViena de la CSCE, dado que parebe el foro adecuado para dotar al proceso

(18) Bush, George. Después de Malta. vid. sipra.

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de cambio abierto en Europa de la seguridad que requiere, al tiempo quesirve de preparación para una nueva Conferencia de Helsinki, en el año1 992. Esta propuesta soviética, apoyada por la CE, o ha tenido más remedioque ser aceptada por la Administración Bush ante la ausencia de unosórganos comunes para todos los países europeos que pudieran reunir a losprotagonistas de las reformas en curso.

Desde la celebración de la Conferencia de Reikiavik y el Tratado deWashington de limitación de misiles de alcance intermedio se ha producidoen todo Occidente un cambio en la consideración de la tradicional amenazaprocedente del Este. Esta percepción ha ido disminuyendo en intensidadtanto en Europa Occidental como en Norteamérica, al compás del desarrollodel proceso de reforma abierto por Mijail Gorbachov en la Unión Soviética ylos acontecimientos que se han desarrollado en los países del Este.

El resultado, especialmente tras la supresión en noviembre del año 1 989 dela división de Berlín, el punto cálido de la «guerra fría>’ en Europa desde elaño 1947, ha sido espectacular ya que el sistema de seguridad deOccidente y los presupuestos económicos y estratégicos de estos paíseshan dejado de responder a la realidad y al posible cumplimiento de unashipotéticas amenazas emanadas de unas determinadas circunstancias que,hoy día en el año 1 990, no existen como hipótesis probables. En ese sentidoprecisamente se han manifestado en mayo del año 1 990 los miembros dedefensa de la OTAN en su reunión de Bruselas al declarar que el peligro delEste no existe (19). La retirada soviética de Europa Occidental, laslimitaciones de fuerzas convencionales y la práctica quiebra del Pacto deVarsovia han convertido a la Unión Soviética en una amenaza lejana ya que,según fuentes de la Alianza, en la actualidad cualquier maniobra soviéticadestinada a atacar a Europa sería conocida con seis meses de antelación.Todo ello por no áludir a las dificultades económicas y políticas queatraviesa la sociedad soviética, que aunque pueden interrumpir el procesoreformista y dar lugar a un régimen autoritario, no permiten émprenderaventuras bélicas en el exterior.

En los Estados Unidos cuestiones como el déficit económico, la confianzaante el futuro de la perestroika y las intenciones de la Unión Soviética, elliderazgo americano en Europa, las diferentes amenazas en los nuevosfocos de tensión internacional (narcotráfico, Latinoamérica, etc.), hanplanteado seriamente la cuestión de la reducción del presupuesto de

(19) Financial Times. 22-5-90.

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defensa. Richard Cheney, secretario de Defensa, se ha quedado prácticamente solo, aunque el presidente Bush no le haya negado explícitamente suapoyo, en la defensa de unos gastos que se justifican en la supuestapersistencia de la tradicional amenaza procedente del Este, fruto comohemos visto de la desconfianza en el futuro de las reformas soviéticas. Lospresupuestos presentados al Congreso en febrero del año 1 990 revelan laambigüedad de Bush al respecto, el cual ha transigido con los «halcones»al tiempo que ha procurado obtener lo que calificó como «dividendos de lapaz», destinados en un principio a enjugar en lo posible el déficitpresupuestario.

Cheney ha presentado un programa que recomienda mantener la guardiaante la Unión Soviética y que parece responder a las exigencias de épocaspasadas. Aunque el objetivo ha sido reducir en un 25 por 1 00 las fuerzas yen un 10 por 100 los gastos cancelando bases en el extranjero, suprimiendociertos programas de armamento o rebajando el número de tropas y defuncionarios, se han mantenido proyectos como el del bombardero invisible«B-1 2 Stealth», los misiles estratégicos «Midgetman» y «MX» e incluso la SOl.Este presupuesto que representa las opciones del ala más dura de laAdministración Bush y de importantes sectores de la industria aeronáutica,temerosos ante un recorte en los presupuestos de defensa, ha logrado quetanto amplios grupos del partido republicano como los demócratas se hayanopuesto al mismo efectuando fuertes críticas. Desde diferentes posicionesse ha acusado a Bush de ser un miope histórico y de desaprovechar laocasión de consolidar el liderazgo moral americano, respaldando a la UniónSoviética política e incluso económicamente en su proceso de cambio parafacilitar la transisión desde el socialismo real a un sistema democrático.

El líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes RichardGephárdt, denunció al Presidente americano por cometer errores históricoscalificando al presupuesto de defensa previsto para el año 1 991 como frutode alguien que no hubiera leído los periódicos durante el año 1989,criticando al mismo tiempo el que una nación que había gastado billones encontener al comunismo no estuviera dispuesta en gastar algo menos enconsolidar la democracia (20). Según señala The New York Times en sunúmero de 21 de junio de 1990, los recortes presentados por Cheney en elpresupuesto de defensa lo son sólo en comparación con los excesivosgastos de la Administración Reagan.

(20) The Washington Post. 7-3-90. Discurso del líder de la mayoría demócrata RichardGephardt.

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Aunque el tándem Bush-Cheney ha Sropuesto unos programas que apenashan aprovechado la práctica desaparición de la tensión internacional parapulverizar los gastos de defensa y obtener unos adecuados dividendos de lapaz que mejorasen el estado de la economía americana, es indudable quelas nuevas circunstancias que han transformado las relaciones entre el Estey el Oeste, como la práctica desaparición de la amenaza soviética o el déficitgubernamental y exterior de la Unión Soviética, han impuesto sus razonesde tal forma que las cuestiones de desarme son, hoy día, un elementofundamental de la política de Washington hacia Europa y su actual sistemade seguridad.

En su discurso de París tras la Conferencia de Malta en diciembre del año1989, Bush dejó claro su deseo de contemplar una Europa menosmilitarizada, para lo cual era necesario facilitar la salida del Ejército soviéticode Europa Oriental, al tiempo que efectuar reducciones en las fuerzas de laOTAN. Todo ello implicaba potenciar las conversaciones sobre CFE, consede en Viena, cuyo acuerdo es previsible que se alcance este año de 1 990,y culminar el correspondiente a las conversaciones STAAT sobre reducciónde armas estratégicas. La Casa Blanca, según expresó en su día JamesBaker, recomendó a la OTAN y al Pacto de Varsovia disminuir el armamentoconvencional con el fin de garantizar la seguridad en Europa. El inicial ytradicional tira y afloja de cifras se solucionó en la Conferencia de Ottawa,en febrero del año 1 990, al aceptar la Unión Soviética la propuesta deWashington de reducir en Europa Central a 1 95.000 el número de soldados.A pesar de los altibajos en el desarrollo de las negociaciones y de lasdificultades surgidas en mayo del año 1 990 en las conversaciones STARTcon ocasión de la visita de James Baker a Moscú, es previsible que en lospróximos meses queden ultimados mportantes acuerdos sobre la disminuciónde armamento que superen el 30 por 100 fijado tras la cumbre deWashington del mes de junio del presente año.

La seguridad europea

En los Estados Unidos se está planteando cada vez más la cuestión de laseguridad europea desde un punto de vista práctico, compartido por ciertossectores de la vida política americana. Las necesidades económicas ypolíticas conducen a una significativa reducción de la presencia americanaen Europa cuyos efectivos, prácticamente simbólicos, representan lo quehan sido siempre: la encarnación del compromiso de los Estados Unidoscon Europa, cuya fortaleza a los ojos del mundo parece depender de lamagnitud de los contingentes destacados en el «Viejo Continente.

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Entre los norteamericanos es general el deseo de que una próspera Eupcique se encamina hacia la unidad económica con la vista puesta en laintegración política, corra con los gastos de su seguridad en una cantidadsuperior a la actual. La vieja cuestión del burden sharing, de la distribuciónde cargas entre Europa y los Estados Unidos, está de nuevo en un primerplano. A Norteamérica, con crecientes intereses fuera del área europea y enuna situación económica que dista de ser la de la posguerra, le conviene eldesarrollo de la capacidad de defensa europea en la medida en que suponeun ahorro en el presupuesto propio y un auténtico dividendo de la paz parala Casa Blanca. No obstante, los Estados Unidos, como no podía ser de otramanera, mantendrán durante cierto tiempo y mientras dure la situación deinterregno en la Unión Soviética y en el Este de Europa, una vinculaciónsuficiente con el sistema de seguridad europeo. Por lo tanto, la actualtendencia neoaislacionista de Washington se ve moderada por la inclinacióna mantener el liderazgo de una alianza europea, algo que, hoy por hoy, es unelemento definitorio de una superpotencia. En ese sentido se ha manifestadoel presidente Bush en mayo del año 1990 en un discurso en Stillwater,Oklahoma, al afirmar que Norteamérica sigue considerándose una potenciaeuropea, recalcando que de momento no se separarían de las vicisitudes del«Viejo Continente» (21).

A este respecto cabe destacar la concepción que tienen los Estados Unidosdel futuro de la Alianza Atlántica. Según se desprende de las fundamentalesdeclaraciones de Bush y Baker de diciembre del año 1 989, la OTAN debe decontinuar existiendo ya que, en los actuales momentos de cambio, sirvepara estabilizar y moderar los procesos de transformación abiertosintegrando a los protagonistas de una misma organización, al igual que laCEE e incluso el Pacto de Varsovia. Las alianzas son un modo complejo deorganizar política y militarmente un espacio geográfico, respondiendo, en elcaso de la OTAN, a la consideración de Europa en el marco histórico de la«guerra fría» como una zona de contacto entre los dos bloques y cuyaimportancia estratégica obligaba a su protección.

Hoy día, sin embargo, hay serias dudas acerca de la capacidad decualquiera de las dos Alianzas para hacer frente a los nuevos problemas,para los que de momento no tiene respuesta. Por otra parte, la drásticadisminución de riesgos bélicos así como la reducción del armamentoconvencional y nuclear, ya que los misiles de corto alcance y la artillería

(21) David, Dominique. «Les alliances en motutation ont encore un role a jouer en Europe.». LeMonde Diplomatique. Enero, 1990.

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nuclear hoy día carecen de sentido, junto con la paulatina retiradaamericana, han dejado a la Alianza sin recursos pues su principio rector, laestrategia de «respuesta flexible» carece de medios para la aplicación de talelasticidad. La realidad de la unificación de Alemania ha invalidadoprácticamente el concepto de «defensa avanzada», al tiempo que ha hechomás cierta la boutade aplicada a los misiles y al armamento nucleardesplegado en suelo germano, según la cual «cuanto más cortos (el alcancede los misiles), los alemanes más muertos». George Bush ha convertido lanecesidad en virtud anunciando en mayo del año 1990 la retirada de laartillería nuclear y del misil «Lance», respondiendo así a las propuestassoviéticas y a los tradicionales deseos de Alemania de evitar la posibilidadde convertirse en un campo de batalla. Todo esto no impide que los EstadosUnidos continúen contemplando su participación en la OTAN y en laseguridad europea desde la perspectiva de las armas nucleares unidas a lasconvencionales, combinación que da lugar a una eficaz fuerza disuasora.

A pesar de la desaparición de la mayoría de las cuestiones que originan lasorganizaciones continentales, tanto en Washington como entre los Gobiernosdel «Viejo Continente», hay un consenso sobre la necesidad de mantener, almenos a medio plazo, las alianzas europeas existentes con el fin de evitarlos peligros que pudieran surgir de la reestructuración del mapa políticoeuropeo y de la transición en curso en los países del Este, especialmente lasdebidas al resurgir de los nacionalismos, las reclamaciones fronterizas y losconflictos étnicos.

Al quedarse sin el enemigo inmediato, la OTAN, para mantener una razón deser en los años venideros, tiene que reconvertirse, que adaptarse a lasnuevas necesidades. En este sentido los Estados Unidos fomentan latransformación de la Alianza en un organismo político encargado de verificarel desarme, promover los derechos humanos, la democracia y la reformaeconómica en los llamados países del Este. Esta organización, despojada degran parte de su contenido militar respecto de Europa Occidental, permiteasegurar la presencia mínima norteamericana necesaria para mantene elcompromiso y la defensa de sus intereses así como su vinculación con laseguridad europea. Sin esta evolución, la OTAN quedaría en una situaciónaún más difícil que la actual. La pretensión americana de comprometer a losmiembros de la Alianza en las llamadas «acciones fuera de área», es decir,en intervenciones en aquellas zonas del globo no contempladas en el ámbitodel tratado fundacional donde se vean amenazados los intereses europeos,reduciendo de esta forma los gastos y la responsabilidad de los EstadosUnidos, chocan con la nula inclinación de los países del Pacto Atlántico a

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participar en estas actividades, ya que las consideran tareas de seguridadpropias de una superpotencia con pretensiones de hegemonía global.

Conviene destacar también la contradicción intrínseca en que vive la OTANya que, para mantenerse operativa y responder a sus objetivos militares, quehoy día apenas se pueden precisar, y a la filosofía dela «respuesta flexible»,es necesaria una continua inversión en armamento convencional. En elactual proceso de desarme este gasto resultaría un contrasentido, agravadoincluso por la tendencia americana a economizar en gastos militaresrelativos a Europa y con la tradicional tendencia de los países europeos a noaumentar sus presupuestos de defensa.

La creación de un pilar europeo de defensa tendría en una OTAN.reconvertida el foro adecuado para coordinar, a los ojos de Washington, lainfluencia y el apoyo norteamericano a Europa, sin los gastos y el costepolítico que impone la situación actual la cual desagrada a la mayoría de lospolíticós del otro lado del Atlántico, entre quienes se alzan cada vez másvoces en favor de la retirada de las tropas estadounidenses de sueloeuropeo.

Por lo tanto, la nueva situación europea permitirá que los Estados Unidosmantengan su compromiso con la Alianza pero a unos niveles inferiores, ala par que se redoblan las peticiones desde Washington para que loseuropeos corran en mayor proporción con los gastos de su defensa (22). Porotra parte, el apoyo prestado por la Administración Bush a la OTAN, aunqueexigiéndole un cambio camaleónico, se incluye dentro del respaldoconcedido a las instituciones europeas existentes, especialmente a la CE,como foros para la discusión de los cambios políticos capaces de encuadrara parte de sus protagonistas. La unificación de Alemania y, por paradójicoque resulte, la propia seguridad de la Unión Soviética, son cuestiones que,según Washington, deben ser contempladas desde la perspectiva de laAlianza. No obstante el poco entusiasmo norteamericano hacia la CSCE,como pone ‘de manifiesto el influyente Wall Street Journal, a estaOrganización también le alcanza el respaldo de Washington en .laconstrucción de la nueva Europa, aunque con menos intensidad que aotras instituciones, tal como se desprende de la intervención de JamesBaker en Copenhague ante los Ministros de Exteriores de la Conferenciaen junio del año 1990 (23).

(22) Internacional ¡-leraid Tribune. 29-1 -90. Entrevista con Wuhan H. Taft, delegado de los USAen la OTAN.

(23) The Wall Street Journal. 6-6-90. E/Independiente. 7-6-90.

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Los Estados Unidos ante el futuro

Los Estados Unidos afrontan el futuro tras la era Reagan sumidos en undéficit, del cual es responsable en gran parte el esfuerzo armamentistarealizado por la anterior Administración, que pone de manifiesto cómo el paísha dejado de ser la superpotencia económica indiscutida del pasado. Almismo tiempo ha experimentado una progresiva pérdida de liderazgopolítico en un mundo que cuenta con una pluralidad de centros de poder. Suincapacidad histórica para organizar en su área de influencia un sistemaglobal que definiese la discutida «paz americana», choca con las necesidadesexigidas por una cascada de acontecimientos entre los cuales Washingtonha reaccionado con timidez y penuria creativa, aferrándose a los esquemasexistentes.

En lo que a Europa se refiere, los Estados Unidos, a causa de extensasrazones históricas, económicas, políticas y estratégicas, no pueden rompertotalmente los vínculos que le atan a sus tradicionales aliados, aunque laevolución interna de un país en el cual la opinión pública l:iene un pesodeterminante y donde se celebran elecciones cada cuatro años, hace difícilaventurar afirmaciones a medio plazo. Sin embargo, a pesar de loanteriormente citado, cabe esperar en los próximos años un cierto replieguepolítico y económico americano fundamentalmente en sí mismo y enLatinoamérica, distanciándose de una Europa donde las ameazas para suseguridad son muy reducidas mientras que su presencia y liderazgo soncostosas y controvertidas.

A esta tendencia de la política exterior de Norteamérica no es ajena elcambio experimentado en las clases medias dirigentes del país, donde lostradicionales wasp de la costa Este, que hasta ahora han marcado ladirección de los asuntos públicos, se ven sustituidos por los grupos socialesde la costa Oeste y la población hispana, ajenos todos ellos a la vinculaciónhistórica con Europa y más interesados en otras áreas como Oriente Medio,el continente americano y el Pacífico, en las cuales resulta más fácilmantener el papel de líder mundial que aún aspira a mantener la sociedadamericana.

Precisamente’ha sido la zona de Asia bañada por este Océano el nuevoespacio sobre el que Estados Unidos ha volcado sus intereses, contemplandocon inquietud cómo Japón ha construido prácticamente su viejo sueñoimperial, la «Gran Asia», controlando económicamente a un rosario depaíses de la región y manteniendo interés e inversiones de ámbito mundial.Para finalizar queda aludir a la vieja atracción que ejerce China y todo lochino sobre losnorteamericanos, y de la que son buenos ejemplos Henry

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Kissinger y el propio George Bush, para jjstificar por qué el Pacífico será enel futuro un lugar prioritario en la política exterior americana, tanto desde unpunto de vista político como económico.

En lo que se refiere a Europa, Washington aspira a moderar el protagonismode la CE en la medida de lo posible, pero consciente de la importancia quetiene esta entidadd en la organización y vertebración del Continente. Esto noimpide el temor a un posible proteccionismo comunitario y a una excesivafortaleza económica de la CE que la permita rivalizar con los EstadosUnidos. Para evitarlo en la medida de lo posible es necesario que existaalgún tipo de vinculación norteamericana con el «Viejo Continente». Laspropuestas de Baker apuntan tanto a la solución de estas interroganteseconómicas, como al respaldo americano hacia las organizaciones políticasy de defensa que. existen en Europa Occidental ante cualquier amenazaprocedente del militarmente poderoso vecino ruso o de los procesosabiertos en el Continente. El difuso deseo expresado por Bush en mayo delaño 1 990, según el cual Norteamérica quiere seguir siendo una potenciaeuropea, explica las intenciones de Washington por acceder a todas lasinstituciones del Continente en un momento de intensos cambios. Norteamérica por tanto se distancia de Europa pero se resiste a perder influenciaen el «Viejo Continente» consciente de su creciente importancia.

En estos momentos de mediados del año 1990 se puede detectar unacontradicción intrínseca en la actitud internacional de Norteamérica, fruto delchoque entre tradicionales tendencias aislacionistas, firmemente asentadasen el acervo político de la clase dirigente americana y reforzadas por lasactuales dificultades financieras, y las exigencias derivadas de su carácterde superpotencia, que se traduce en la práctica política llevada a cabo porla Administración Bush, propia de quien desea seguir manteniendo el papelde «gendarme mundial».

A pesar del pesimismo intelectual existente en ciertos sectores de lasociedad americana y de la objetiva merma que han experimentado en supoderío y capacidad, los Estados Unidos, a comienzo de la última décadadel siglo, siguen siendo la única superpotencia global en un mundo que hadejado de ser bipolar, lo cual impone una serie de responsabilidades entodos los órdenes. Entre éstas, probablemente deba encontarse la colaboración, la entente, con la Unión Soviética y la superación de una guerraideológica en cuyo nombre se han realizado acciones reprobables yapoyado a regímenes dictatoriales.

Los sucesos del año 1 989 han cerrado el período que ha visto cumplirse lovaticinado por Alexis de Tocquevitle en el año 1 835 cuando en su obra La

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democracia en América, escribía que Norteamérica y Rusia «cada uno deellos parece llamado, por un secreto designio de la Providencia, a tener undía en sus manos los destinos de la mitad dél Mundo». En la actualidad seadivina con claridad que el futuro, tras el final de la bipolaridad, estarádefinido por las grandes entidades supranacionales, inaugurando una etapahistórica que supere la del Estado-Nación, como ésta rebasó en su día otrasformas de organizarse políticamente la comunidad, tal que el sistema feudalo la monarquía absoluta.

Para finalizar, en lo referente a las relaciones entre Europa y los EstadosUnidos, éstas sólo se pueden concebir en un plano de igualdad,superandoantiguas dependencias que suponían una cierta limitación de soberanía, yactos de unilateralismo que revelaban la escasa igualdad entre las dospartes. Por ello, Washington tiene que reconocer como igual a una Europaintegrada en un proyecto económico, político y de seguridad común, capazde resolver e incorporar los problemas e iniciativas que aparezcan en elfuturo. En suma, Europa tiene que cumplir el ciclo abierto tras la SegundaGuerra Mundial, culminando su proceso de unidad y dejando de serescenario de la política internacional para convertirse en actor de la misma.

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CAPÍTULO QUINTO

CONFIGURACIÓN DE EUROPAEN EL PRÓXIMO SIGLO:

ALGUNAS IMPLICACIONES DE LARGOALCANCE

CONFIGURACIÓN DE EUROPA EN EL PRÓXIMO SIGLO:ALGUNAS IMPLICACIONES DE LARGO ALCANCE

Por JESÚS MONEO MONTOYA

Europa en la transformación del sistema internacional

En una etapa anterior de este Seminario propuse la tesis de que lastransformaciones del sistema internacional iban a depender más, en este finde siglo, de cambios en algunos actores principales de este sistema que enel propio despliegue de la lógica sistemática. Desde cualquier punto deobservación era ya yisible que el sistema internacional generado por lacoalición victoriosa de la Segunda Guerra Mundial estaba agotando susposibilidades. Y al mismo tiempo varios de los principales actores estabandando señales inequívocas de un dinamismo excepcional (ver esquemapreparado por el Seminario de Prospectiva de Ja Defensa para los años1986-1987, Segovia, 6 de diciembre de 1 986).

A mis ojos cabía entonces deducir el siguiente diagnóstico. Un mundo deprolongada bipolaridad estratégica había ido abriendo resquicios para otrasconfrontaciones que ponían a la superpotencia dominante ante un gradointolerablede complejidad. En efecto, los Estados Unidos tenían que hacerfrente simultáneamente al desafío ideológico y estratégico (Unión Soviética),al tecnológico y comercial (Japón) y al comercial (Comunidad Europea). Asíes como los Estados Unidos optaron por forzar el ritmo de la tecnologíaestratégica hasta que lograron quebrar una carrera irrealista para la baseeconómica de la Unión Soviética. Esta superpotencia, dotada del líderoportuno, ha hecho frente al conjunto de hechos en que se basa laperestroika, iniciativa de incierto futuro interno pero de claros resultadosexteriores.

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La rapidez con que se han sucedido los reajustes del sistema internacionalno impiden ver algunos de sus más nítidos perfiles:a) Las antiguas superpotencias se otorgan mutuamente un trato de

privilegio al que no acceden ni la Europa Comunitaria ni el Japón; «losrusos y los angloamericanos», pueblos llamados «por un designiosecreto de la Providencia a sostener un día en sus manos los destinosde la mitad del Mundo», siguen en todo caso fieles al diagnóstico precozpero certero de Tocqüeville La democracia en América 1835: «Paraalcanzar su objeto, el primero descansa en el interés personal, y dejaobrar sin dirigirlas la fijerza y la razón de los individuos. El segundoconcentra un cierto modo en un hombre todo el poder de la sociedad».Es más, como rusos y angloamericanos conocen desde dentro losinmensos riesgos, ante todo económicos, que tienen por delante, seaferran radicalmente a sus más probados patrones culturales ysociales.

b) Por su parte, Alemania, cuyo proceso de unificación se quiso subordinara series variables de condiciones previas, ha impuesto e ritmo y puedemarcar ahora ciertas orientaciones. En particular se trató de que no seconociera la forma definitiva de Alemania hasta que no estuviera clarala futura configuración de Europa. Pero en vez de una CE reforzadadecidiendo sobre el cómo y cuándo de la unificación alemana, lo que yatenemos es una Alemania con peso decisivo en la futura conf irguracióneuropea, todo ello para claro disgusto de aquéllos que aman tanto aAlemania, que les gustaría que siguiera habiendo dos...

c) Inevitablemente el deshielo de las estructuras de control establecidassobre el escenario europeo ha provocado, por una parte, una vigorizaciónde toda índole de nacionalismos, y por otra, una debilitación de laspotencias que venían disfrutando, al amparo de aquellas estructuras, deuna auténtica renta de situación. La dinámica política resultante trabajapor el momento a favor de un refuerzo de la integración europea, peroplantea serios interrogantes a un plazo ya no muy lejano.

Todo lo anterior fue tenido en cuenta cuando se adoptó una distribución detareas al comienzo de este estudio sobre la configuración de Europa ante elpróximo siglo. Así es como se encargaron ponencias sobre las posturas delos Estados Unidos de América y de la Unión Soviética y sobre el futuro delas Alianzas; sobre la reunificación de Alemania y sobre las ComunidadesEuropeas; y, finalmente, sobre los nacionalismos europeos. Queda intentarahora lo que no puede ser sino un arriesgado ensayo, el de extraer unaspocas implicaciones políticas y estrátégicas de largo alcance, sin otrapretensión que la de facilitar la interpretación de hechos que se presentan

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en avalanchas entrecruzadas que nos desbordan por su rapidez ycomplejidad. A estos efectos nos plantearemós básicamente, primeroalgunas cuestiones sobre el perímetro europeo, y otras después sobre elsignificado de Europa en la futura escena mundial.

Los variables perímetros de la identidad europea

La CE ha alcanzado hoy el nivel de realidades y expectativas que laconvierten en el indiscutible foco de atracción en el «Viejo Continente’>.Países de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), y sobre todopaíses que acaban de recuperar su condición de centroeuropeos trabajancon cierta ansiedai en la urdimbre de sus respectivas candidaturas. En elseno de la Comunidad existe el consenso de no plantearse nuevasampliaciones antes de fines del año 1992. Pero más allá de esa fecha serádifícil mantener el status quo y toda la cuestión de los perímetros va adepender de. una tensión entre profundización y dimensión cuyas consecuencias han sido analizadas en el informe del señor Planas al ParlamentoEuropeo sobre la «ampliación de la CE y las relaciones con otros países»(Comisión de Asuntos Políticos. PE 141.136/B/rev.). Refiriéndose a H.Wallace, el señor Planas plantea las siguientes hipótesis:

«a) Profundización del proceso de integración sin nuevas ampliaciones ydesarrollo de vinculaciones estrechas con todos los vecinos europeos.Esto comportaría un acuerdo global con la AELC, un reforzamiento dela asociación con Turquía y variantes de los acuerdos de asociaciónen virtud del artículo 238 con los países de Europa Central y Oriental.

b) Culminación y ampliación sin profundización. Esto significaría que laCE terminaría el programa del mercado interior, pero se abstendría dedar nuevos pasos hacia la Unión Europea de los doce. Sería posible laadhesión a la Comunidad sin gran demora de los miembros de la AELCque así lo desearan, y a medio plazo la integración en la Comunidadsería una opción viable para los Estados de Europa Central y Oriental.Además, las autoridades comunitarias tendrían que adoptar rápidameflteuna posición definitiva sobre la solicitud turca.

c) Creación de una nueva estructura paneuropea, lo .que significaríaabandonar el objetivo de reforzar la integración europea occidental ycrear unas estructuras y unas instituciones intergubernamentales decarácter confederal entre los Estados europeos’ que participan en elproceso de la CSCE. No obstante, algunos miembros de la CEE podríantratar de conservar y tomar como base en la mayor medida posible el“acervo comunitario”. ,

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Una cuarta opción sería tratar de combinar ambas cosas: prof undización yampliación (limitada) de la Comunidad. En esta hipótesis, la Comunidadseguiría construyendo la Unión Europea antes del año 2000. Los Estadoseuropeos que estructural y económicamente estuvieran en condiciones deadaptarse con rapidez al ‘acervo comunitario”, que cumplieran losrequisitos fundamentales para convertirse en Estados miembros y que seidentificaran políticamente con el objetivo de una Unión Europea supranacionalpodrían integrarse en la CE en el año 1 995 o incluso antes».

Por su parte la Comisión Delors plantea su versión de los perímetros de laidentidad europea en una ucesión de estructuras. La primera estructura esla Comunidad (abierta quizás a alguna ampliación). La segunda es elEspacio Económico Europeo a formar con los países de la AELC. La terceraestructura, basada en los «acuerdos europeos», será resultado de lasnegociaciones con Hungría, Polonia y Checoslovaquia. En esta dirección,queda la Unión Soviética, indispensable para el nuevo orden esbozado en laCarta de París pero que obviamente no resulta tan fácil de enmarcar.

Lo verdaderamente significativo es, sin embargo, la gradación de objetivosen esta secuencia de estructuras. Se dice por ejemplo, respecto de lasegunda, el Espacio Económico Europeo, que «el respeto de la autonomíade decisión de las partes deberá constituir la base de la creación de dichoespacio ampliado». En la tercera estructura se busca instaurar el diálogopolítico, ir creando una zona de libre comercio, iniciar una coóperacióncu It ural.

Los objetivos, aunque débiles siguien siendo, sin embargo, de gran amplitud.Pero el esquema parece romperse con la Unión Soviética. Se introduce aquíla «Carta Europea de la Energía>’, tema que no por importante deja de serestrechamente monográfico. (Ver Programa de Trabajo de la Comisión para1991).

La meteórica carrera del Plan Lubbers hacia consensos cada vez más•amplios cuenta con sólidos cimientos: la riqueza energética de la UniónSoviética se complementa con su urgente necesidad de tecnología para lamodernización de este importantísimo sector frente a sus exigenciaseconómicas, medioambientales y de seguridad, todas las cuales afectantambién a la Europa Occidental.

Sobre estas vases, la cooperación energética con el Este podría llegar a sermás activa y resistente que otras formas de cooperación que quedaríanexpuestas a los éxitos o fracasos de la democratización en la UniónSoviética.

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Pero en Europa ¿estamos generando un nuevo actor• en la escena mundial?

En cualquier hipótesis todo va a depender en primer lugar del grado deprofundización y de irreversibilidad que alcance el núcleo central comunitario.El Parlamento Europeo ha planteado ya las cuestiones fundamentales deorden político, el proyecto de constitución de la Unión Europea (InformeColombo) y sobre el principio de subsidiariedad (Informe Giscard d’Estaing),Boletín de derecho de las Comunidades Europeas (BCE), 26 marzo-abril,1990). La Comisión, además de aportar un proyecto de Tratado sobre laUnión Económica y Monetaria, ha elaborado sus propuestas institucionalespara el avance de la unión política y todo ello está ahora en las manos de lasConferencias intergubernamentales que acaban de iniciar sus trabajos.

Hace dos siglos los miembros de una potencia de alcance mundial seforjaban también entre las tensiones de fuerzas centrípetas y centrífugas.«Los enemigos del plan de la convención, en vez de examinar en primertérmino qué grado de poder era absolutamente necesario para realizar lospropósitos del gobierno federal, han agotado sus fuerzas en una investigaciónsecundaria con relación a las posibles consecuencias para los Gobiernosde los Estados del grado de poder que sugiere» (El federalista, XLV, Madison,enero, 1788).

La profundización del núcleo europeo, que en efecto domina ahora eldiálogo interinstitucional replantea con fuerza la necesidad de un ámbitocomunitario de política exterior y de seguridad. Examinando las competenciasde la Unión afirma el señor Colombo «El razonamiento relativo a la definiciónde las competencias y a los procedimientos para realizarla debe especificarsepara, por lo menos, dos sectores: la polítióa exterior, incluida la seguridadexterior, y la seguridad interior, sin los cuales la Unión no podría definirsecomo unión política; por otra parte, estos dos sectores han sido previstos entodas las decisiones políticas en las que se asumió el compromiso derealizar la Unión Europea» (El proyecto de constitución de la Unión Europea,informe al Parlamento Europeo).

Reunido en Roma los días 1 4 y 1 5 de diciembre del año 1 990, el ConsejoEuropeo concluye entre sus encargos a la Conferencia intergubernamental,en relación con la unión política, que perfile las modalidades que permitan ala Unión hablar eficazmente con una sola voz en la esfera internacional.

• Esta voz única a la que tanto cuestas llegar plantea una cuestiónfundamental sobre la Europa que estamos construyendo. Parece que en.todo caso Europa se está dotando de mecanismos aptos para poder

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adaptarse mejor a los cambios que ocurren en la escena mundial. Pero ¿sepretende acaso generar un actor nuevo y poderosos, capaz de influir en eldiseño del futuro? Deberíamos disponer de nuevos elementos para larespuesta a mediados del año 1 991, que es el plazo que se ha marcado a lasConferencias intergubernamentales.

De una cosa podemos estar, sin embargo, bien seguros. La respuesta noquedará limitada a las Conferencias ni siquiera dentro de la Comunidad,pero mucho menos alrededor y fuera de ella. Al menos tres grandesaspectos van a tener una influencia decisiva:

— En primer lugar, la evolutión de un conflicto grave en los aledaños de laComunidad, en cuyo planteamiento Europa ha tenido tanta participaciónefectiva como efectivas serán las consecuencias que habrá deexperimentar. En ningún caso podrán ignorarse las secuelas en una zonamuy sensible de heridas profundas de naturaleza cultural y dinámicareligiosa, con implicaciones para Europa tan fuertes como las quesupone la existencia en ella de países en los que ya cabe hablar de dosnaciones sobre el mismo territorio.

— Las urgencias, en otro plano, de la reestructuración de las NacionesUnidas, como estructura básica de un orden internacional en rápidatransformación y que serán peligrosamente ineficaces mientras noreflejen más la situación de llegada en el punto de partida. La RondaUruguay, que urge reanudar, y las espinosas negociaciones medio-ambientales que van a marcar el próximo decenio son algunos ce iosmarcos en los que también se juega el perfil de Europa en el contextomundial.

— Un tercer y último lugar, pero desde luego muy mportante, el hechopalmario de un creciente retraso de todas las estructuras, y en particularde las gubernamentales, en seguir la dinámica de los pueblos, retrasoque se hace tanto más dramático cuanto más lejos se está delfuncionamiento democrático. Grandes migraciones han influido ya enla más reciente historia europea. No es dif ícil vaticinar que otras vendrán.

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COMPOSICIÓN DEL SEMINARIO

Presidente: D. FERNANDO DE BORDEJÉ Y MORENCOSContralmirante (G).

Secretario: D. GONZALO PARENTE RODRÍGUEZCoronel de Infantería de Marina (GE) (CC).

Grupo de Trabajo «C» Prospectiva

Presidente: D. JESÚS MONEO MONTOYALicenciado en Derecho.

Vocalés: D. JESÚS RAFAEL ARGUMOSA PILAComandante de Ingenieros ET (DEM).

D. ENRIQUE CAMPIÑA DE LABRACoronel de Infantería ET (DEM) (EMA CON).

D. FERNANDO CASTILLO CÁCERESLicenciado en Ciencias Políticas y de la Información.

D. LUIS FERNÁNDEZ BECEIROCapitán de Navío (G) (CC).

D. ENRIQUE GARCÍA CRESPOCoronel de Aviación (DEM) (AMACON).

D. DIEGO JAYME BIONDICoronel de Artillería ET (DEM) (EMA CON).

D. JOSÉ MARTÍNEZ JIMÉNEZGeneral de División ET (DEM).

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D. FRANCISCO OBRADOR SERRACapitán de Navío «3) (CG).

D. FELIPE SAHAGÚNDoctor en Ciencias de la Información.

Las ideas contenidas en este trabajo son de responsabilidad de sus autores, sin quereflejen necesariamente el pensamiento del IEEE, que patrocina su publicación.

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