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ESPERANDO POR LA PAZ… ¡QUE VENGA TU REINO! Pastora Rebeca Montemayor López Centro de Estudios Ecuménicos Iglesia Bautista Shalom Acteal, 15 de septiembre de 2011 El pasado 15 de septiembre se llevó a cabo un encuentro entre integrantes de la Caravana por la Paz y la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas. Yo estuve allí. Entre los hechos ocurridos en Acteal (diciembre de 1997) y el Movimiento por la Paz (surgido en este año) hay una diferencia de casi 14 años. Yo estuve allí…y algo que conmovió profundamente mi corazón fue el descubrir cómo mexicanos de diversos estados de la República, que nunca imaginaron encontrarse, ahora se hermanaban por el dolor, mas también por una espera y anhelo profundo por la paz en nuestro país, una paz con justicia y dignidad. ¿Cómo esperamos por la paz? Esto marcaría la diferencia entre una actitud de “no hay nada que hacer” y un “estoy aquí para intentarlo”. A continuación, el texto que leí como parte de la celebración ecuménica celebrada esa noche (–o esa madrugada-el evento duró de 12pm a 5am. ) Era la noche de las fiestas patrias; en Acteal esta patria no resuelta, se hacía fiesta esperando la paz con justicia y dignidad. Esperar por tiempos de paz y de justicia ¿Hasta cuándo Señor? decían los salmistas con voz de reclamo, en tiempos de dolor, tristeza, en medio del odio y la violencia, ¡no hay sosiego, no hay consuelo! Se tocaba fondo desde el corazón del pueblo sufrido. Hoy tocamos fondo desde nuestra tierra dolida y sufrida, mas esperamos no sólo llorando a nuestros muertos; esperamos caminando con ellos, desde el corazón de su memoria, esperamos con las voces –gritos de nuestras conciencias- esperamos con las manos alzadas –sin armas- limpias, con los pies sobre la tierra, de esta tierra de sangre y fuego…esperamos sin descansar ni aquietar nuestra sed de hambre y justicia; nos unimos en esta hora como hermanos y hermanas de un mismo pueblo y recordamos a miles que deberían estar aquí aún, vivos y con un futuro por delante. Hoy estamos aquí para decirnos unos a otros que no estamos solos y acompañarnos en este camino que no quisiéramos transitar. Hoy clamamos, pero también celebramos la vida, con alegría y esperanza, en el Dios que nos une en lo diverso de nuestras voces y rostros, en el Dios de la gracia multicolor, al Dios que nos mueve y nos anima, a veces con silencios prolongados que no entendemos, pero siempre con las palabras y gestos de un amor compasivo y misericordioso que fortalece la fe y las posibilidades de tiempos mejores. Celebramos al Dios que reconcilia y pacifica en esta larga espera por la paz, al Dios que abre

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ESPERANDO POR LA PAZ…¡QUE VENGA TU REINO!

Pastora Rebeca Montemayor LópezCentro de Estudios Ecuménicos

Iglesia Bautista Shalom

Acteal, 15 de septiembre de 2011

El pasado 15 de septiembre se llevó a cabo un encuentro entre integrantes de la Caravana por la Paz y la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas. Yo estuve allí. Entre los hechos ocurridos en Acteal (diciembre de 1997) y el Movimiento por la Paz (surgido en este año) hay una diferencia de casi 14 años. Yo estuve allí…y algo que  conmovió profundamente mi corazón fue el descubrir cómo mexicanos de diversos estados de la República, que nunca imaginaron encontrarse, ahora se hermanaban por el dolor, mas también por una espera y  anhelo profundo por la paz  en nuestro país, una paz con justicia y dignidad.

¿Cómo esperamos por la paz? Esto marcaría la diferencia entre una actitud de “no hay nada que hacer” y un “estoy  aquí para intentarlo”. A continuación, el texto que leí como parte de la celebración ecuménica celebrada esa noche (–o esa madrugada-el evento duró de 12pm a 5am. ) Era la noche de las fiestas patrias; en Acteal esta patria no resuelta, se hacía fiesta esperando la paz con justicia y dignidad.

Esperar por tiempos de paz y de justicia ¿Hasta cuándo Señor? decían los salmistas con voz de reclamo, en tiempos de dolor, tristeza, en medio del odio y la violencia, ¡no hay sosiego, no hay consuelo! Se tocaba fondo desde el corazón del pueblo sufrido. 

Hoy tocamos fondo desde nuestra tierra dolida y sufrida, mas esperamos no sólo llorando a nuestros muertos; esperamos caminando con ellos, desde el corazón de su memoria, esperamos con las voces –gritos de nuestras conciencias- esperamos con las manos alzadas –sin armas- limpias, con los pies sobre la tierra, de esta tierra de sangre y fuego…esperamos sin descansar ni aquietar nuestra sed de hambre y justicia; nos unimos en esta hora como hermanos y hermanas de un mismo pueblo y recordamos a miles que deberían estar aquí aún, vivos y con un futuro por delante. Hoy estamos aquí para decirnos unos a otros que no estamos solos y   acompañarnos en este camino que no quisiéramos transitar.

Hoy clamamos, pero también celebramos la vida, con alegría y esperanza, en el Dios que nos une en lo diverso de nuestras voces y rostros, en el Dios de la gracia multicolor, al Dios que nos mueve y nos anima, a veces con silencios prolongados que no entendemos, pero siempre con las palabras y gestos de un amor compasivo y misericordioso  que fortalece la fe y las posibilidades de tiempos mejores. Celebramos al Dios que reconcilia y pacifica en esta larga espera por la paz, al Dios que abre espacios de futuro… que venga tu Reino Señor, de paz, con justicia y dignidad. En Ti está puesta nuestra esperanza…

…también nosotros amamos un tiempo que todavía no ha llegado, pero él crece dentro de nosotros, Y nuestros gestos se vuelven danzas y luchas mágicas de futuro, canciones de hace mucho tiempo…Esperanza que nosotros ya la oímos, fe que nosotros ya danzamos ¡Que venga tu Reino!”. (Rubem Alves, Pai Nosso).