Celso Contra Los Cristianos

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    76

    Celso

    rra

    en

    tanto que de sus lgrimas brotaban calien-

    tes manantiales. Cuentan tambin que

    en

    el t-

    mulo de su maestro se vio unos dicen uno otros

    dicen dos para anunciar a las mujeres que l ha-

    ba resucitado; porque el Hijo de Dios segn pa-

    rece no tena fuerza para erguir l slo la losa del

    tmulo; tena necesidad de ayuda para removerla.

    Vino incluso un ngel junto al carpintero por

    causa de la gravidez de Mara e igualmente

    otro

    para advertir a los padres que cogiesen

    al

    hijo y

    huyesen lo ms deprisa posible. Habr necesidad

    aqu de citar todos los que fueron enviados antes

    a Moiss y a otros? Ahora bien si otros fueron

    enviados sguese que Jess tambin lo fue

    por

    el

    mismo Dios. Concedamos

    si se

    quiere que l lo

    haba sido para un objetivo ms elevado para re-

    dimir algn pecado de los Judos culpados de co-

    rromper la religin o de cualquier otra maldad del

    gnero como los Cristianos dan a entender; no es

    menos cierto que l no fue el nico

    en

    ser en-

    viado a los hombres; que hasta los que

    en

    nom-

    bre de

    la

    doctrina de Jess abandonaron el de-

    miurgo como un dios subalterno y reconocieron

    como un Dios superior al padre del Mesas no

    dejaron todava de reconocer que antes de Jess

    el demiurgo haba enviado a otros varios a los

    hombres.

    63. Ellos y los Judos reconocen

    por

    tanto

    al

    mismo Dios. Los de la gran Iglesia lo reconocen

    abiertamente y tienen por verdicas

    las

    tradiciones

    de los Judos sobre el origen y la formacin del

    mundo los seis das de la creacin y el sptimo

    en

    Discurso verdadero

    77

    que Dios descans el nombre del primer hom-

    bre el orden genealgico de sus descendientes

    las querellas y disensiones entre los hermanos y

    la entrada y residencia en Egipto as como el

    xodo de este pas.

    64. Resulta todava difcil de creer que entre

    los Cristianos unos confiesan

    tener

    el mismo

    Dios que los Judos otros 1 niegan pues afirman

    que el que envi al hijo es un Dios opuesto al

    primero.

    65. Conozco igualmente muchas otras divi-

    siones y sectas entre ellos: los Sibilistas los Simo-

    nianos

    y

    ent re scos los Helenianos del nombre

    de Helena o de Helenos su maestro; los Marceli-

    nianos de Marcelina; los Carpocratianos salidos

    unos de Salom otros de Mariana otros de

    Marta; los Marcionistas ntrense de Marcin;

    otros incluso se imaginan unos a tal demonio

    otros a tal maestro aqullos a tal otro y se su-

    mergen

    en

    espesas tinieblas se entregan a desde-

    nes peores y ms ultrajantes an para la moral

    pblica que aquellos que en Egipto practican los

    compaeros de Antnoo. Se injurian hasta la sa-

    ciedad los unos a los otros con todas las afrentas

    que les pasan por las mentes rebeldes a la menor

    concesin

    en

    son de paz y estn animados de un

    mutuo odio mortal. Todava estos hombres en-

    carnizados los unos contra los otros intercam-

    bindose los ms encarnizados ultrajes tienen to-

    dos

    en

    la boca

    las

    mismas palabras: El mundo fue

    crucificado por m y yo soy por el mundo ..

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    elso

    [Aqu Celso insisda largamente

    en

    la diversidad

    de sectas cristianas y en las objeciones que de ah

    se podran derivar.]

    66. Examinemos a pesar del despecho de la

    falta de fundamentos serios

    en su doctrina el

    contenido de lo que se proclama. Fijmonos por

    lo dems en esos restos de sabidura que recogie-

    ron y por ignorancia estropearon pues tienen la

    cabeza llena de principios que no comprendieron

    ni siquiera

    en

    su primera palabra.

    e

    aqu cmo

    hablan.

    [Aqu Celso citaba probablemente varias frases

    evanglicas acerca del conocimiento y del amor de

    Dios sobre la caridad y las comparaba con las

    mximas de los filsofos pretendiendo que estas

    ltimas tenan ms claridad naturalidad y fuerza.]

    Todo esto fue dicho y mucho mejor por los Grie-

    gos sin esa afectacin y ese tono proftico como

    si se hablase

    en

    nombre de Dios y de su hijo.

    67.

    El

    sumo bien escribi Platn no es un

    conocimiento que se pueda transmitir por pala-

    bras. Es despus de un largo trato y una medita-

    cin asidua cuando l brota sbitamente como

    una chispa y se torna

    en

    alimento para el alma y la

    sostiene por s solo y sin otra ayuda... Si acredi-

    tase que esta ciencia poda ser enseada al pueblo

    por escritos o palabras qu ms bella ocupacin

    podra yo dar a mi vida que escribir sobre cosa tan

    til a los hombres y exponer su naturaleza a plena

    luz para todos? Mas creo que tales enseanzas

    slo convienen al pequeo nmero de los que

    Discurso verdadero

    79

    con leves indicaciones saben descubrir

    por

    s

    mismos tales enseanzas. Porque

    en

    lo que res-

    pecta a la gran mayora se

    ha de llegar a esta

    conclusin: llenos de un inicuo desprecio por los

    dems humanos e inflados con una injusta y vana

    confianza

    en

    s mismos imaginaran cada vez

    que

    enunciasen una cosa poseer conocimientos mara-

    villosos. Y Platn aunque haba enseado lo que

    es til saber no impregn sus libros de prodigios

    ni tapa la boca a los que quieren averiguar lo que

    l promete ni ordena que se crea antes que cual-

    quier cosa que Dios es esto o aquello que tiene

    un hijo de tal naturaleza y que ese hijo enviado

    expresamente convers con l.

    Quiero sostiene Platn detenerme ms en

    este asunto y lo que acabo de deciros os pare-

    cer an ms evidente. Hay de hecho una razn

    que reprime la temeridad de los que quieren es-

    cribir sobre estos asuntos:

    ya

    la he expuesto mu-

    chas veces y segn me parece no es til repe-

    tirla. Hay

    en

    todo espritu tres condiciones para

    que

    la

    ciencia sea posible;

    en

    cuartO lugar viene la

    propia ciencia y en quinto lugar lo que se trata de

    conocer: el ser verdadero. La primera cosa es el

    nombre la segunda la definicin la tercera la

    imagen la ciencia es la cuarta. As se ve cmo

    Platn aunque tiene cuidado en decir primera-

    mente

    que

    estas altas verdades no podran ser ex-

    puestas para que no parezca que procura una dis-

    culpa va alegando lo inefable presentando in-

    cluso

    las

    razones. En efecto podr el mismo ex-

    plicarse algo? Y Platn jams quiso exagerarlo o

    imponrselo a nadie; l no dice que encontr algo

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    eelso

    de nuevo, ni que viene del cielo para trarnoslo,

    sino que reconoce de dnde lo tom. l no im

    pone dogmticamente la verdad, sino que la in

    vestiga, hacindola surgir de los espritus por inte

    rrogaciones bien dirigidas. No procede

    al

    estilo

    de

    los

    que dicen: Acreditad que aqul de quien os

    hablo es verdaderamente el ijo de Dios, aunque

    haya sido atado vergonzosamente y sometido al

    suplicio ms infamante, aunque haya sido tratado

    con la mxima ignominia. Creedlo an ms por

    eso mismo.

    68. Si ellos al menos llegasen a entenderse en

    tre

    s

    acerca de la persona dl Mesas .. ; pero es

    tn muy lejos de eso. Unos garantizan esto,

    otros aquello, y todos tienen en la boca la misma

    recriminacin: Creed si queris salvaros, y segui

    damente idos

    Qu harn los que verdadera

    mente deseen salvarse? Debern echar los dados

    para saber a qu lado tornarse y a quienes jun

    tarse?.

    69.

    En vano, para dispensarse de buscar

    la

    verdad y para justificar su perversidad, alegan que

    la sabidura humana es locura a los, ojos de

    Dios. Algunos dicen cul es la razn que les hl c;.e

    hablar as, es q u e ' q u e r e n c o n q u l s t ~ a . l o s

    rantes y a los simples. Pero ni siquiera esa mxima

    laencontraron

    poc'+s solos. Antes de ellos los

    griegos supieron distinguir con bastante precisin

    la

    sabidura humana

    de

    la sabidura divina. Fue

    Herclito quien dijo: La conducta del hombre es

    sin razn, mas la conducta de Dios es racional. Y

    Discurso verdadero 81

    l

    mismo

    en otra

    ocaslOn aade: Oh hombre

    simple, aprende- como un daimon, como un nio,

    como un hombre . Y Platn

    en

    su Apologa

    pone en boca de Scrates:

    a

    reputacin que

    ~ q u i r ,

    oh Atenienses, me viene de una cierta

    sabidura que est

    en

    m. Pero qu sabidura es

    esa? Segn parece es una sabidura puramente

    humana, y corro el gran peligro de no ser sabio

    sino en eso. Ahora bien,

    de

    esa sabidura divina

    que no osaba Scrates reivindicar para s, preten

    den e

    Uos

    abrir los ,arcanos a los ms .estpidas.y a

    los

    1 . ~ 1 n . 9 l ~ - ~

    esos charlatanes que eyita.n tanto_

    cuanto pueden a los hombres

    c u l t o ~ ,

    porque estos

    ltimos no se dejan tan fcilmente engaar, para

    prender

    en

    sus redes a las personas de ms baja

    condicin.

    70. a falsa humildad que ensean confunde

    .servilismo con modestia, lo que no pasa de una

    imitacin desnaturalizada de lo que Platn escri

    bi sobre esa virtud: Dios, dice l, de acuerdo

    con una vieja tradicin, es el comienzo, el medio

    y el

    fin

    de todos los seres. l sigue siempre una

    lnea recta, de acuerdo con su naturaleza, al

    mismo tiempo que abarca el mundo, la justicia se

    desprende de l, vengadora de las injurias hechas

    a la ley divina. Quien quisiera ser feliz

    debe

    ape

    garse a la justicia, siguiendo humilde y modesta

    mente sus huellas. Importa tambin esta sentencia

    de Jess contra los ricos: Es ms fcil a un came

    llo pasar

    por

    el agujero

    de

    una aguja que a un rico

    entrar en el Reino de Dios, est directamente

    sacada de este pasaje de Platn, al que Jess al

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    Celso

    ter los trminos: Es imposible ser

    al

    mismo

    f

    tiempo extremadamente rico

    y

    extremadamente

    virtuoso .

    71. Ellos hablan del reino de Dios, pero ofre

    cen de l una idea mezquina

    y

    despreciable. en

    todo inferior a lo que Platn opina cuando es

    cribe: Todos los seres estn agrupados alrededor

    del rey del universo.

    l

    es su fin comn y el prin

    cipio de toda la belleza; lo que es de segunda

    categora se corresponde con el segundo puesto, y

    lo que es de tercera categora

    se

    corresponde con

    el tercer puesto. El alma humana desea apasiona

    damente penetrar estos misterios: para conse

    guirlo, dirige los ojos hacia todo lo que tiene afi

    nidad con ella; pero no encuentra nada que la

    satisfaga absolutamente. Por lo

    que

    respecta al rey

    y a las cosas de que habl, no hay nada que se le

    asemeje. Yen

    otro

    lugar manifiesta: Lo que es

    divino, es lo bello, lo verdadero, el bien y todo lo

    que se le compara. l es el

    que

    alimenta y fortifica

    los entresijos del alma:

    por

    el contrario, todo lo

    que es feo y malo, las debilita y las arruina. Mas el

    jefe supremo, Zeus, viene

    en

    primer lugar, con

    duciendo su alado carro; l lo ordena y gobierna

    todo. Detrs de l avanza el ejrcito de los dioses

    y de los daimones, dividido en once cohortes.

    Hestia queda sola en el palacio de los Inmortales.

    as otras once grandes divinidades siguen cada

    una a la cabeza de una cohorte segn el lugar

    que

    les fue reservado.

    u

    espectculos encantadores

    entonces, qu majestuosas evoluciones animan el

    interior del cielo, donde los dioses bienaventura

    8,

    cumplen la funcin atribuida a cada uno,

    acompaados de todos los que quieren y pueden

    porque la envidia reside lejos del coro

    los dioses!. Esta religin supra-celeste, ningn

    la cant todava, ninguno jams la celebrar

    Pero en realidad as es,

    y

    no debe

    publicar la verdad, sobre todo cuando se ha-

    de la propia verdad.

    a

    verdadera esencia, sin

    sin forma, impalpable, no puede ser con

    ~ m p l a d a

    sino

    por

    el gua del alma, la nteligen

    Ahora bien, a semejanza del pensamiento de

    que se alimenta de lo inteligible y de la cien

    absoluta, el pensamiento de cualquier alma,

    procura recibir el alimento conveniente, se

    al ver de nuevo el ser del cual hace mucho

    separada y alimentarse con las delicias de la

    ,ntemplacin de la verdad, hasta el momento en

    , el movimiento circular la reconduce al punto

    partida. Durante esa revolucin circular, el

    contempla la justicia

    en

    s, que no est sujeta

    bdevenir, ni difiere segn los diferentes objetos

    aqu abajo califican de reales, sino

    la

    ciencia

    tiene

    por objeto

    el ser absoluto.

    \'12. Y, a lo que parece, partiendo de algunas

    'estas ideas de Platn, de

    las que

    tenan alguna

    nocin, ciertos cristianos proclaman

    al

    Dios

    est

    en

    lo altO del cielo, y se elevan as por

    de los Judos. Platn ense que, para

    . ~ e n d e r del cielo a la tierra, o para ascender de

    al cielo, las almas pasan

    por

    los planetas.

    ~ " ' ' . r s a s

    representan la misma idea

    en

    los mis

    de Mitra. Ellos tienen una figura

    que

    repre