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Celestino Uriarte Clandestinidad y Resistencia comunista Juan Ramon Garai

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Celestino UriarteClandestinidad

y Resistencia comunista

Juan Ramon Garai

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Edición:Editorial Txalaparta s.l.

Navaz y Vides 1–2Apdo. 78

31300 Tafalla NAFARROA

Tfno. 948 703934Fax 948 704072

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Primera edición de TxalapartaTafalla, septiembre de 2008

Copyright© Txalaparta para la presente edición

© Juan Ramon Garai

Realización gráficanabarreria.com

ImpresiónGráficas Lizarra

I.S.B.N.978-84-8136-524-5

Depósito legalNA-2974-08

Este libro ha sido publicado con la colaboración de:

Portada y diseño colección: Esteban MontorioFotografías: Urkan

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Este libro está dedicado –con todo el cariñoy máximo respeto– a Mercedes Gómez Otero, por su

entrega en la lucha por los sueños de libertad.

Juan Ramon Garai

A la chispa inextinguible de la insubordinación a ladesigualdad, a la explotación, a la injusticia y a la opresiónque se renueva siempre en la historia de la humanidad…

Ernest Mandel

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El libro que tienes entre tus manos no es un ensayode historia al uso. A pesar de su indudable huella biográ-fica, estamos ante algo más que una biografía propiamen-te dicha. Se trata de la polifonía trágica, fundamentadasobre la trayectoria política de Celestino Uriarte, de ungrupo de revolucionarios que abrazó la ideología comu-nista. Nos referimos a una generación de jóvenes que,con el flagelo de la guerra del 36 grabado en sus carnes ysin querer renegar de unos sueños políticos que veíandesvanecerse, hubo de entregarse a la lucha clandestinaen cuerpo y alma.

Se enraizaron e inclinaron por la actividad políticaclandestina sabiendo que en la mayoría de las ocasionesno transcurrirían más de dos años antes de caer en manosenemigas. La primera aportación de estos hombres y mu-jeres que persiguieron la nueva sociedad propugnadapor el comunismo podría ser , resumiendo mucho, la dehaberse erigido en los primeros opositores a la dictadurade Franco. Desde una visión del mundo cimentada en lanegación del socialismo, no resulta fácil comprender en

Breve introducción

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su justa medida unas vidas surgidas dentro de otra con-cepción del mundo sin caer en el anacronismo o, al con-trario, sin caer en la nostalgia.

En la trayectoria de Celestino y los que lucharon juntoa él podríamos hallar muchas pistas para reconstruir lahistoria del Partido Comunista –los puntos débiles y fuer-tes de su organización, discusiones y conflictos internos,relaciones con la Unión Soviética, etc.– pero todos estosextremos han quedado irremediablemente fuera de losobjetivos de este humilde texto. Lo cual nos permite de-cir, una vez más –por segunda vez– que el libro que tie-nes entre tus manos no es un libro de historia al uso.

Tras la publicación de la segunda edición del libroArrasate 1936. Una Generación Cortada –que profundiza en laguerra y la represión en Debagoiena– quedaba pendien-te recuperar la historia de la posguerra. Así es como algu-nas de las personas que ya participamos en OktubreTaldea de Arrasate y Ondo Bihurtu de Bergara, junto conotras personas –actualmente somos parte de Intxorta1937 Kultur Elkartea– comenzamos a preparar este traba-jo. Cuando llevábamos meses recopilando datos sobre lahistoria de la posguerra en Debagoiena, es cuando PakoEtxebarria Gabilondo entró a investigar en el Archivo dela Prisión Provincial de San Sebastián. Quisimos saber sihabía algo sobre Celestino Uriarte Bedia. Efectivamenteexistía la ficha y junto a ella los números de las causas mi-litares por las que fue procesado.

Nuestro interés fue aumentando a medida que ibacreciendo el caudal de información y así fue como nosembarcamos en este viaje a través de la memoria.

La elaboración de este libro ha estado más cerca deser un proyecto colectivo que individual. Es más, sin esaparticipación no habría salido adelante.

Larraitz Altuna Gabilondo me ha acompañado en estetrabajo desde antes incluso de comenzarlo ha escribir. Am-bos solicitamos la vista de unas causas militares al ArchivoMilitar Territorial Nº1 el mes de septiembre del 2003, elmes de enero de 2008 recibíamos la autorización para ver-

las. Lo cual nos ha permitido escribir un capítulo nuevo, eltercero que no pudimos hacer con la edición en euskera.Su colaboración y complicidad han sido imprescindibles.Le doy las gracias por la infinidad de horas que ha tenidoque meter para que este libro sea hoy realidad.

A Julia Monge, Lucio Reglero y Eneko Bergara, quie-nes han dedicado mucho tiempo a corregir y dar forma alos diferentes capítulos del libro.

También nos han sido de gran ayuda las aportacionesde muchas personas y entidades: Mercedes Sánchez CruzLópez, viuda de Celestino Uriarte. Pedro y Mª Asun Aram-barri, Armando Uriarte Hueda y Roberto Uriarte, todosellos sobrinos de Celestino.

José Ramón Intxauspe y Josuren Murguizu, por todassus aportaciones.

Rafael Ceciaga Lasagabaster y Mª Asunción Amilibia,de gran ayuda por su relación con Tatxo Amilibia ambos,y con Celestino Mª Asunción, Sunti. A través de los cualeshemos descubierto futuros proyectos.

Carlos Fernández Rodríguez, historiador madrileño,autor del libro Madrid Clandestino, quien nos puso sobre lapista de Mercedes Gómez Otero, con quien tuvimos lagran fortuna de ser recibidos en su casa.

Campa, sindicalista de Duro Felguera quien nos con-tactó con Rubén Vega García, historiador asturiano, quienademás de darnos su opinión sobre el borrador, nos faci-litó una cita con Gerardo Lorda y éste a su vez con Aquili-no Gómez –ambos militaron con Celestino en Asturias–.Este último nos llevó hasta Adelina García Roza, hermanade Casto García Roza.

Ramón García Pineiro, Salvador Fernández Cava, Be-nito Díaz Díaz, Santiago Macias, Carlos Sanz Díaz, AntonioOntañón, Iñaki Egaña, Julián Sanz Hoya, Jesús GutiérrezFlores, y Axel Kreienbrink, historiadores que nos hanprestado toda su ayuda.

Loli García, del T ribunal Militar Territorial Cuatro de A Coruña, que nos prestó su ayuda para ver las causas mi-

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litares en el Archivo Militar Intermedio del Ferrol (Aquí,contamos con la inestimable ayuda del teniente Taboaday demás personal del Archivo).

En el Archivo Histórico del PCE –de gran utilidad parala realización de este trabajo– Victoria y Julio nos handado todas las facilidades.

Tati, del Archivo del Comité Central del Partido Co-munista Argentino, nos facilitó y nos puso a nuestra dis-posición toda la documentación de que disponen.

Pedro Vega, Trini Ruiz de Alegría, José Mentxaka, PakoGoronaeta, mondragoneses a quienes les tocó vivir aque-llos años y que tienen una memoria privilegiada. JosuOtadui fallecido hace unos meses.

Los hermanos Eduardo, José y Celia Aparicio Zama-rreño, Marcelo Usabiaga Jaúregui, T eresa Harina Salado,Pedrotxo García Estevez, Evaristo Albeniz Barragan y JoséMaría Arriarán Ortueta, militantes históricos del PartidoComunista Gipuzkoano, con quienes he tenido la suertede compartir sus vivencias de luchadores. De los cuales,Eduardo, Evaristo y José Mari ya no están entre nosotros.

Ramón Peña Azcue y su hermana Carmen, el primeropartícipe directo en la fuga de Martutene.

Clarencio Arriolabengoa Illarreta, hijo de Asensio, yguerrillero en el maquis.

Iñaki Goiogana, de la Fundación Sabino Arana, quenos ha dado todas las facilidades y ayudas solicitadas.

Félix Lasagabaster, hijo de Guillermo Lasagabasterquien nos entregó los manuscritos de su padre.

Olatz Bartolomé, y demás compañeras de la Bibliote-ca Pública de Arrasate, que nos han buscado y facilitadoinfinidad de libros.

Joxe Iriarte, Bikila, cuyo prólogo consideramos de mu-cho interés, puesto que centra nuestros aciertos, señalan-do también algunos vacíos.

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Las suyas son novelas de acción,no por simple vocación testimonial y vitalista

sino por un hondo sentido de la praxis como realización ética.

Sobre la obra de Andre Malraux.

I

Celestino Uriarte: Clandestinidad y Resistencia Comunista esuna biografía, escrita con rigor histórico y con pasión. Conrigor histórico, porque sus autores han realizado una in-gente tarea de investigación, deambulando por todo tipode archivos, donde de una forma u otra, se da constanciay testimonio de la militancia política de Celestino Uriarte.Con pasión, porque aunque cubierta tras una prosa untanto fría –más acorde con las necesidades de una obrabiográfica, que con una historia novelada– en cada línea,en cada capítulo, palpita un impulso que conecta y sim-patiza con ese sentido de la praxis como realización éticaque impregnó esa estirpe de revolucionarios que en me-dio del cataclismo social quisieron tomar el cielo porasalto. Y dieron o dedicaron su vida a tal empeño.

PrólogoLa condición militante

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Más allá de la simpatía ideológica que uno puedasentir –no voy a ocultarlo– con este tipo de libros, piensoque su mérito va mucho más allá. Se trata a todas luces deun loable esfuerzo por rescatar del olvido –nada inocen-te– la vida militante de un comunista íntegro, un interna-cionalista fervoroso, un vasco de Arrasate, que hasta susúltimos días se mantuvo firme en sus convicciones. Celes-tino fue sin duda de esas personas, con sus luces y sussombras, que Bertolt Brecht consideraba como impres-cindibles para la causa emancipadora. Otros comunistasvascos, como Astigarrabía, defensor de una estrategia decolaboración con el PNV y que formó parte del GobiernoVasco, o Larrañaga, autor de interesantes reflexiones so-bre la cuestión nacional vasca –quien ante la famosa polé-mica entre el derechista Calvo Sotelo, que afirmó «antesuna España roja que rota» y el PNV que respondió, «losespañoles incluso los de izquierdas, son ante todo espa-ñoles y luego lo demás», Larrañaga con grandes dotespara el mitin y la oratoria les salio por banda afirmandoque «una España roja sería una España Rota», dando aentender con ello que el socialismo suponía libertad paraque todas las naciones escogiesen unirse en libertad– es-tos comunistas, como decía, son más conocidos que Ce-lestino Uriarte y es que Celestino, fue un hombre deacción y sobre todo, un gran organizador.

No consta, ni el libro informa, que nuestro personajedesarrollase una gran labor teórica o política por escritoque nos permita conocer sus reflexiones propias. 1 Consus limitaciones, Celestino fue, sin lugar a dudas, un per-sonaje importante en la historia del PCE y también en elmovimiento obrero de cuyas filas empezó a destacar contan sólo 16 años.

Su currículum militante da fe de ello. Con 16 años yadestacaba en la defensa de los intereses de sus compa-ñeros y por ello fue elegido representante obrero en la

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1. Lo cual no significa que tuviese las ideas claras y no dejase constancia de ellas. Enuna línea similar a la de Larrañaga, Celestino escribió “Nosotros somos internacionalistasy no podemos aprobar el independentismo del pueblo vasco. Ahora bien, reconocemos elderecho de Euskadi, si así lo plantea, a la independencia”.

empresa Elma de Mondragón. Durante la Revolución deAsturias del 34, fue uno de los principales artífices de queMondragón se insurreccionase, razón por la cual tuvo queexiliarse.2 Dicha insurrección no fue un movimiento es-pontáneo y de solidaridad, sino el resultado de una líneapolítica que incluía profundas transformaciones socialesy una decidida estrategia de lucha de clases. 3 La aboli-ción del dinero que decretó el Comité Revolucionario y laproclama de la República Social en vigor mientras tuvie-ron el poder local, nos indica el sistema igualitario por elque luchaban los insurrectos. La formación de milicias ar-madas locales, y en cuya formación Celestino, líder de lasJuventudes Socialistas, jugó un papel central, demuestrael temple y la convicción con que luchaban.

Volvió con el triunfo del Frente Popular . Tras el alza-miento fascista formó parte de las primeras milicias de iz-quierda que hicieron fracasar la rebelión en Donostia.Ejerció de comisario de guerra del frente de Mondragón yposteriormente fue representante de las Juventudes So-cialistas Unificadas, en el Estado Mayor de las MiliciasPopulares Antifascistas.

A primeros de 1937, ingresa en el Partido Comunistaporque considera que el partido es el «único que en losactuales momentos, sabe seguir la línea política justa, deacuerdo con las circunstancias presentes y con la lógicainterpretación de la doctrina marxista–leninista». Estadecisión marcará profundamente a Celestino, no sólo enlo relativo a su trayectoria política sino en su forma deconcebir la revolución. A partir de entonces la URSS y laTercera Internacional –dirigidas por Stalin– y el PCE –diri-gido por quienes gozan de la confianza del Komintern–serán para Celestino los pilares sobre los cuales se asen-tarán sus convicciones revolucionarias.4

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2. La insurrección también se dio en otras poblaciones de Gipuzkoa: Eibar, Hernani,y Aretxabaleta.

3. Partidario de Largo Caballero, Celestino hizo suya la proclama de que «el proleta-riado español debe armarse si quiere hacer la revolución».

4. La generación de comunistas forjados por la doctrina estalinista estuvo muy mar-cada por su fidelidad a la URSS. Esta dependencia produjo un marxismo de catecismo yuna fidelidad más propia de una Iglesia que de un movimiento revolucionario.

Celestino, al igual que muchos socialistas, comunis-tas, anarquistas y gudaris, no se rindió en Santoña y conti-nuó luchando en Asturias hasta el final. T ras la caída deAsturias pasó a Cataluña y combatió en la batalla del Ebroal frente de una brigada con grado de Mayor. Fue heridoen combate. Ironías del destino, Lister , jefe del QuintoRegimiento –con quien luego se solidarizaría cuando fueexpulsado del PCE– le acusó injustamente de cobardíaante el enemigo. Posteriormente tuvo que retractarseante las apabullantes pruebas de valentía y dignidad delas que hicieron gala Celestino y su brigada, que fue prác-ticamente exterminada. Por dicha actuación le concedie-ron la Orden del Valor y la mención se hizo pública en elúltimo Boletín de Estado que el Gobierno de la Repúbli-ca mandó editar antes de su derrumbe definitivo.

De nuevo al exilio. Esta vez en un campo de concen-tración. El Gobierno Vasco le hizo responsable –a pesarde ser comunista– de los presos vascos en el campo derefugiados de Gurs, dada su integridad y capacidad orga-nizativa. Escapó y marchó a Sudamérica.

Vuelve al interior en 1944. Será responsable políticomilitar en Madrid y en Valencia y posteriormente respon-sable de organización en Asturias. Desde dentro, Celesti-no toma conciencia de la gravedad de la situación, la cualgeneralmente, tiene poco que ver con los informes ela-borados desde “bureaux” que viven en su mundo, lejosde la represión que golpea sin piedad a los militantes yaterroriza al pueblo hasta límites insospechados.5

Detenido en el 46 en Gijón, será torturado en comisa-ría durante 43 días y condenado a 30 años de prisión. 6

Posteriormente el fiscal pedirá pena de muerte por los

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5. “El pueblo español aunque deseoso de terminar con Franco y la Falange, se halladesorganizado, influido por la pasividad y con la idea de que desde dentro no es posiblehacer nada» decía un informe mandado desde el interior.

6. Quien dirigió el interrogatorio fue José Sainz González, conocido también como,“Pepe el Secreta”, o “Pepe el Gordo. Destacado el torturador, que como otros muchos fas-cistas terminó su carrera, además de laureado y elevado a rangos superiores de la policía,reconvertido en firme defensor de la democracia. CONTINÚA EN LA PÁGINA SIGUIENTE

acontecimientos del 34 en Arrasate. 7 Por esta razón, encarta fechada el 20 de septiembre de 1946, el jeltzale Ma-nuel de Irujo, informaba al correspondiente Ministerio dela República española en el exilio de la siguiente forma.:«Celestino Uriarte, de Mondragón, Jefe que fue del bata-llón de Dragones del ejército vasco. Capturado en Astu-rias y sometido a un trato salvaje, está amenazado dejuicio sumarísimo. Conviene que hagamos lo posible porevitar su ejecución».

El 28 de febrero de 1950, junto con otros tres compa-ñeros, se fuga de la prisión de Martutene, en una evasióndigna del más rocambolesco Papillon.

De nuevo al exilio.

Con la invasión de Checoslovaquia, el mes de agostode 1968, por el ejército soviético, el PCE condena esta in-tervención e inicia el distanciamiento de la URSS. Estacondena abre una crisis en el seno del PCE entre Lister yel resto de la ejecutiva del partido. El mes de agosto de1970, se expulsa a Enrique Lister, Celestino Uriarte, JoséBarzana, Luís Balaguer y Luís Saíz.

Fallece en Berlín, el 9 de septiembre de 1979. Un añoantes había visitado por primera y última vez su Arrasatenatal.

II

He dado entrada a esta introducción de la biografíade Celestino con una mención de la obra de Malraux. Po-día haber escogido, cualquier otra de las muchas dedica-

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6. VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR. Fue sucesivamente y desde 1963, responsable de laBrigada Regional de Investigación Social de Bilbao; 1968–1969, delegado especial del di-rector general de Seguridad en Guipúzcoa; 1970–1974, jefe superior de Policía de Bilbao;1974–1975, comisario general de Investigación Social de la Dirección General de Seguri-dad, dimitiendo luego de su cargo; 1977–1979, subdirector general de Seguridad;1979–1980, Director general de la Policía, cesando a petición propia.

7. La polarización de clases produjo en Arrasate personajes tales como CelestinoUriarte, partidarios del comunismo y la abolición de la propiedad privada de los mediosde producción, y empresarios como Marcelino Oreja, cuyo odio a todo lo que supusieserepublicano, socialista o comunista, le llevó a acuñar frases como “Antes de que cualquierrepublicano pise el suelo de mi fábrica tendrá que comer hierba”, o “En mi casa no hay nipan ni trabajo para ellos”.

das a autores como Jack London, Peter W eis, T omasGorky, Bebel y un largo etc. que supieron narrar con bri-llantez tanto el aspecto épico como el dramático de lacondición militante.

Dichas obras produjeron personajes de gran fuerza ymagnetismo, situaciones descritas con gran calidad y pre-cisión y no menos hermosura. Digo todo esto porque, sieste libro sobre Celestino no fuese una biografía (y portanto sin demasiadas concesiones a una prosa con ribe-tes literarios) nos encontraríamos ante una obra a caballo,entre el género novelesco, digna de cualquiera de losmentados autores o de un mismo Baroja,8 y/o el periodís-tico, muy del estilo de un Hipólito Lissagaray y sus cróni-cas sobre la Comuna de París.9

Esta biografía es también un libro histórico que versasobre una época de insurrecciones, revoluciones, guerracivil; campos de concentración para los derrotados; resis-tencia y clandestinidad, cárceles de exterminio y torturasdonde los detenidos frecuentemente morían antes de de-latar al camarada. Y también, vistos desde hoy, inexplica-bles silencios ante la galopante degeneración estalinistaque sufrió el Partido Comunista de España y la URSS, con-siderada como la patria del socialismo. Cuesta entendercómo militantes con grandes motivaciones éticas y mora-les, con evidente capacidad crítica a la hora de analizar lasociedad en que vivían, y no menos capaces de efectuarserias autocríticas cuando cometían errores políticos u or-ganizativos, no se cuestionasen los dictados del partido,aunque en su fuero interno estuviesen convencidos quealgo no marchaba bien, o se estaban cometiendo grandesequivocaciones. Cuesta creer que los Procesos de Moscú,donde fueron injustamente sentenciados y ejecutadosmilitantes que lucharon con ellos en las Brigadas Interna-cionales, fueron despedidos como héroes y posterior-

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8. Si Don Pío, claro está, hubiese mirado con otros ojos que el de un escéptico resa-biado, a los comunistas gudaris y anarquistas que al otro lado del Bidasoa, combatían eninferioridad de condiciones a los sublevados fascistas.

9. Notablemente, la descripción de la insurrección de 1934 en Arrasate.

mente acusados de colaboración con el fascismo, no pro-dujesen horror y pavor en gentes como Celestino. ¿Faltade información hasta fechas muy tardías? ¿Perplejidad yfalta de recursos para entender la cuestión, a pesar deque otros comunistas sí lo hicieron? ¿Dogmatismo y/o ce-guera doctrinal?

Nada es totalmente blanco o totalmente negro en elpaisaje humano. Abunda el gris, el claro oscuro, a vecesabarcando la primera fila del paisaje. Ésta es una de laspartes que más echo en falta en la biografía de Celestino.

Para la tradición comunista estalinista,10 de la cual for-maba parte Celestino, el partido lo era todo. A pesar delos muchos malestares y críticas era impensable situarseal margen, y la ruptura significaba poco menos que la ex-comunión. Hasta la autocrítica por los crímenes del estali-nismo, todos los Partidos Comunistas, salvo el chino y elyugoslavo, fueron fieles a los dictados de Moscú. 1968 su-puso el fin de la férrea disciplina política e ideológica queimpedía cuestionar a la URSS. La invasión soviética deChecoslovaquia dividió al PCE entre partidarios y contra-rios de la apertura por un socialismo de «rostro humano».Los críticos fueron expulsados y Celestino entre ellos.

Si nos atenemos a la opinión de su mujer , parece serque la razón por la cual Celestino se adhirió al grupo delprosoviético Lister fue doble: disconformidad con la críticadel PCE a la invasión y posterior aplastamiento de la Pri-mavera de Praga por los tanques soviéticos, pero sobretodo con el método empleado. 11 A resultas de la cual, to-dos los críticos fueron expulsados del PCE. Lo cual de-muestra, que a pesar de lo anteriormente dicho, y sin queello sea forzosamente contradictorio, Celestino no fue un

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10. Fuera de esta tradición se encontraban los trotskistas de la IV Internacional y elPOUM. Este último, objeto de persecución por los del PCE durante la Guerra Civil, razónpor lo cual, su secretario general Andrés Nin desapareció tras su detención en Barcelona.

11. Los métodos coercitivos estalinistas estaban tan arraigados en los PC–s, quecuando emprendieron su desestalinización lo hicieron con los mismos métodos que su-puestamente pretendían erradicar. Cambiaban de fidelidades, no de método. El secreta-rio general seguía siendo el secretario general, aunque ya no estuviese al dictado deMoscú.

militante dócil y sumiso. Sabía rebelarse cuando lo consi-deraba necesario. Aun así, no deja de ser sintomático quese mantuviese dentro del marginal PCOE, de estricta obe-diencia prosoviética –aunque nunca fue reconocido ofi-cialmente por el movimiento comunista internacional–hasta el final de su vida–. Ciertamente la evolución euro-comunista del PCE no podía satisfacer a ningún militantede hondas convicciones revolucionarias, y la evoluciónposterior del PCE, durante la transición fue a peor –aban-donando la reivindicación de la República, y haciendo de-jación del derecho de autodeterminación, aspectosambos que Celestino defendió con pasión y encono du-rante toda su vida–. Pero quedarse anclado en el pasadoneo–estalinista refleja los límites doctrinales e ideológicosen los cuales se educó y vivió Celestino.12

Del largo periplo que abarca la vida de Uriarte en lospaíses de lo que se llamó el Socialismo Real no conoce-mos mucho. Fue dirigente del PCE en Berlín y como tal elque llevaba la coordinación con el Partido Socialista Uni-ficado de Alemania del Este– el partido de gobierno–. Sinduda, durante mucho tiempo trabajó para el partido y seganó la vida en distintos oficios, entre ellos el de corrector

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12. “Carrillo, en mi opinión, y la de otros muchos, es un nefasto politicastro que notiene nada de comunista. Hace algunos años que rompí con él y con su llamado P.C. Enaquel tiempo yo formaba parte del Comité Central del PCE. Poco después un núcleo decomunistas organizamos el Partido Comunista Obrero Español, del cual es secretario ge-neral Enrique Lister, el conocido jefe militar durante nuestra guerra. Crear un auténticopartido marxista leninista en las confusas condiciones actuales de España no es fácil, mases una necesidad histórica. Estamos trabajando en medio de grandes dificultades, peroaunque lentamente progresamos. Queda claro que nosotros no tenemos nada en comúncon el maoísmo ni con otras corrientes extremistas y aventureras de izquierda. Somos de-fensores del socialismo real existente en la Unión Soviética y otros países socialistas, loque no significa que estemos movidos a dedo por ellos. Propugnamos para España la cre-ación de un gobierno republicano popular y antimonopolista, premisa para emprenderulteriormente la edificación del socialismo. El triunfo de esta estrategia no es fácil, mas noexiste otro camino para que la clase obrera, las masas populares, impongan el régimenpara el logro de sus aspiraciones.

Yo en contra de lo que piensan quienes hablan en todo momento de libertad y de-mocracia en abstracto, pienso que la libertad fundamental que debe conquistar la claseobrera es la libertad de no dejarse explotar por los capitalistas. Por eso soy partidario dela conquista del poder por la clase obrera, recurriendo para ello como es natural a los mé-todos adecuados a cada circunstancia, por muy democrático que parezca el actual gobier-no, es una dictadura de la clase capitalista”. Extracto de una de las cartas enviadas a suamigo Tomas Ruiz de Alegría.

de traducciones al castellano. Pero sabemos que duranteuna parte de ese tiempo jugó un papel importante dentrodel PC de Euskadi, que nunca dejó de ser un apéndicedel PC de España. De ello da fe un informe secreto delEBB del PNV, escrito por un tal “Tolosa”– ex militante delPCE– el 17 de mayo de 1952, que vienen a decir lo si-guiente: «Dice nuestro informante que la auténtica perso-nalidad del Partido comunista de Euzkadi es CelestinoURIARTE Bedia. A éste, en cambio, nuestro informantenos lo presenta, no sólo con capacidad sino con cualida-des para provocar el cisma en el Partido Comunista deEuzkadi, sobre todo en la parte que se refiere a los cua-dros comunistas guipuzcoanos. Nuestro informante se la-menta de que Celestino URIARTE Bedia se encuentre enla actualidad en Praga (…) Nuestro informante nos pre-senta a Celestino URIAR TE como el reverso de un buencomunista. Añade que temperamentalmente le cuestamucho aceptar las órdenes como si se tratasen de un artí-culo de fe y por otra parte, pesan mucho en él las caracte-rísticas vascas».

Joxe Iriarte Bikila

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Un día de otoño por la mañana, al despertarse, supo Javierque había un movimiento subversivo en el pueblo.–¿Qué ocurre? –preguntó a un vecino de la huerta próxima.–Dicen que hay revolución. –¿En dónde?–Aquí. –¿Quiénes se han sublevado?–Los de la Casa del Pueblo–¡Bah! Eso no será gran cosa. La algarada duró desde las cuatro o cinco de la mañana has-ta las ocho de la noche.

El cura de Monleón de Pío Baroja

UN NÚCLEO FAMILIAR OBRERO

En pleno auge de la industria metalúrgica del valledel Deba, nace en Mondragón, un 14 de mayo de 1909, enel seno de una familia de origen rural, Celestino UriarteBedia. Su padre, Gabriel Uriarte Zabarte era originario delcaserío Garaikotxiki del barrio de Udala y su madre, Pe-tronila Bedia Abarrategi del caserío de Mendietxebarri.

Por la República Social

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El excluyente régimen de mayorazgo hizo que su pa-dre aprendiera el oficio de cerrajero y que la familia seestableciera en el núcleo urbano de Mondragón. Comotrabajador fabril, Gabriel Uriarte se empleó primero enVergarajauregui, Resusta y Cía, y tras la fusión de ésta conLa Cerrajera Guipuzcoana a partir de 1906 en la Unión Ce-rrajera,–UCEM– hasta su muerte, a la edad de 52 años. Sunieto, Roberto Uriarte lo recuerda así: «carlista, integristay muy estricto, con un sentido religioso exagerado. A míme ha contado mi padre que, cuando los domingos salíande misa, a la hora de la comida, al que le tocaba por sor-teo le hacían repetir lo que había predicado el cura… Pu-sieron una churrería, a la que sobre todo iban parejas, y anada que veía que se hacían zirris, aunque sólo fuera por-que se cogían de la mano, les echaba a la calle, o sea, queel negocio no fue bien. Petronila, la madre, era apolítica,y no participaba de las ideas del marido».13

De los seis hijos que tuvo la familia Uriarte Bedia–Gregorio, Pedro, Celestino, V ictoriana, Juli y Pilar–, Ce-lestino era el tercer varón.

Cursa los primeros años de estudios, en las Escuelasde Viteri en su pueblo natal, con el maestro Arano. 14 Sinembargo, la muerte de su padre, el 22 de marzo de 1919,interrumpe esta primera enseñanza vanguardista y de ca-rácter liberal. La familia entera, salvo Gregorio, que sequedó en Mondragón trabajando de cartero, se traslada aVitoria. Ante la ausencia de garantías, como la pensión deviudedad, su madre creyó más fácil ganarse la vida al arri-mo de su hija mayor, Victoriana, casada en Vitoria con un

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13. Entrevista con Roberto Uriarte Lasagabaster, Arrasate 7 de octubre de 2004.

14. Pedro Viteri Arana –1833–1908–, filántropo mondragonés. Gastó su dinero crean-do escuelas a comienzos del siglo pasado en Arrasate, Hondarribia, Orereta, Pasai Antxo,Pasai Donibane, Irun, Donostia, Hernani, Urnieta y Aretxabaleta. Letona José de Algunosapuntes históricos, Urretxu 1987.

Félix Arano y Saéz de Adana, nacido en Salvatierra, profesor de la escuela Viteri deArrasate, supo impregnar a sus alumnos sus ideas liberales en todos los órdenes de lavida, con sus innovadoras propuestas pedagógicas e ideológicas. Originó cambios impor-tantes en la mentalidad conservadora imperante entonces en Arrasate. Las ideas libera-les que profesaba influyeron mucho entre sus alumnos. Contribuyó a la construcción deun pueblo sensible ante los problemas socio–económicos y políticos del país.

carnicero. La nueva residencia familiar se fijó en el núme-ro 7 de la calle Correría. Petronila trabajó de carnicera, loque permitió que sus tres hijos menores continuaran consus estudios, ya que Pedro, el segundo, también entró atrabajar. Celestino contaba 10 años cuando llegó a Vitoriay estudió hasta los 14 con los frailes franceses, bien conlos viatoristas o con los corazonistas, que eran los únicosde orden francesa en la ciudad. De este periodo, RobertoUriarte, sobrino de Celestino, recuerda una anécdota, re-petida por el propio Celestino, de un cura que les dijo enclase: «Dios es omnipotente y don dinero su teniente».

«Una vez terminada la educación básica Celestino en-tró a trabajar en una fundición de V itoria, hasta que undía un compañero suyo, en un momento en el que Celes-tino se había ausentado de su puesto para ir a beberagua, tuvo un accidente al caerle encima el caldo hirvien-do, que le acarreó la muerte. Este accidente motivó quesu madre decidiera volver a Arrasate».15

Este incidente, igual que la huelga del 16, tambiéndejó huella en Celestino, sin descontar la influencia di-recta que sus dos hermanos mayores, Gregorio y Pedro,ambos republicanos, pudieron haber ejercido en él, en eldesarrollo temprano de una conciencia de clase que mar-caría el resto de sus días.

La huelga de 1916, la más prolongada que había teni-do lugar en Mondragón y en la que había participado supadre, se vivió con mucha angustia en el hogar familiar .La huelga, que comenzó el 2 de enero de 1916 y se pro-longó durante más de cuatro meses, fue promovida porlos sindicatos La Asociación Obrera, en la que participa-ban conjuntamente sectores proclives al nacionalismovasco y a los liberales republicanos, y el Sindicato Profe-sional, que aglutinaba a los sectores carlistas y jaimistas.

El motivo fue la implantación, por parte de la direc-ción de la Unión Cerrajera, de un nuevo horario de traba-

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15. Entrevista con Mercedes Sánchez Cruz López, Madrid, 18 de julio de 2004.

jo que los trabajadores consideraban lesivo para sus in-tereses y su salud. Al día siguiente de declararse la huel-ga, el 3 de enero, se cierra la fábrica y 800 obreros quedanen la calle. El 26 de enero, el gobernador civil envía fuer-zas a caballo de la Guardia Civil, comienzan a prohibir lasasambleas de trabajadores y reprimen viólentamenteuna manifestación de mujeres en solidaridad con losobreros. La huelga adquiere entonces resonancia en todaEuskal Herria. Se celebran mítines solidarios en el Centrode Sociedades Obreras de San Sebastián, situado en lacalle del Puerto, en uno de los cuales interviene Enriquede Francisco. El 12 de marzo de 1916, el Sindicato deObreros Metalúrgicos de Vizcaya, da un mitin solidario enel Círculo Jaimista de Arrasate, con la intervención de Ma-dinabeitia, Amuategui y De Francisco. El sacerdote, Poli-carpo Larrañaga, acude de Eibar a apoyar a los obreros.16

El 16 de febrero, se abre la fábrica con las condicionesimpuestas por la empresa. En un primer momento son100 los obreros que se incorporan al puesto de trabajo.Éstos, por miedo a las represalias del resto de los trabaja-dores, no salían de la fábrica prácticamente para nada; laGuardia Civil les llevaba la comida y dormían allí mismo.

Finalmente, la huelga termina con la derrota de lostrabajadores y el consiguiente despido de 31 de ellos. Elúltimo grupo compuesto por 200 trabajadores no se rein-corporó hasta el 20 de mayo de 1916. La dirección de laempresa, encabezada por Zayas, agradeció la conductadel gobernador civil, del obispo de V itoria y del alcaldede Mondragón, así como la del teniente coronel de laGuardia Civil «por su eficaz intervención en el apacigua-miento de los huelguistas».17

Al volver a Mondragón, la madre de Celestino se negóa que siguiera estudiando pese al deseo expreso de éste.Así, el 30 de junio de 1925, a la temprana edad de 16

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16. El Circulo Jaimista se convirtió en Circulo Carlista. Amuategui y De Francisco erandirigentes socialistas y Policarpo Larrañaga impulsor de Solidaridad de Obreros Vascos.

17. Carta del Presidente de la Unión Cerrajera, fechada el 6 de mayo de 1916. AU-CEM, Ayuntamiento de Mondragón.

años, comenzó a trabajar como aprendiz en Elma S.A.siendo una de las pocas personas con estudios entre elpersonal del taller, por lo que enseguida fue elegido re-presentante de sus compañeros de trabajo. Fue impulsordel Sindicato Metalúrgico de la UGT, que llegó a ser ma-yoritario entre los trabajadores de Elma.18

Sus dos hermanos mayores hicieron el servicio militar,–obligatorio en Euskal Herria desde 1879–, en el Norte deÁfrica, en la guerra de Marruecos. Aquella traumática expe-riencia debió hacer mella en la familia Uriarte, porque lle-gado el momento de prestar el servicio militar, Celestino,al igual que muchos otros jóvenes, se las ingenió comopudo para evitar aquel trance. Toda la familia se volcó enesta empresa. Según Armando Uriarte, su padre, Pedro, secasó en el año 1929 para que Celestino fuese el único hom-bre soltero de la familia, –Gregorio también estaba casa-do– y pudiera alegar ante el Ministerio que representabael sostén familiar. Así, en 1930 se le concedió la primera devarias prórrogas consecutivas hasta que, finalmente, que-dó exento gracias a la colaboración del otro hermano ma-yor. «Celestino se libró del servicio militar porque mispadres, –Gregorio Uriarte y Cristina Lasagabaster–, le pu-sieron el restaurante a su nombre con lo que argumentóque tenía solvencia y que era el sustento de la familia».19

LA PRESENCIA SOCIALISTA EN MONDRAGÓN

Los inicios de la presencia socialista organizada enArrasate se remontan a 1919, año en el que se constituyeel Sindicato Libre Profesional de Obreros Metalúrgicosque formará parte de la Federación Nacional de ObrerosMetalúrgicos y de la Unión General de T rabajadores deEspaña”20. Pero es durante la dictadura de Primo de Rive-

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18. En el año 1933, de una plantilla de 295 obreros, la UGT contaba con 106 afiliados,hombres y mujeres, frente a los 64 de Solidaridad de Obreros Vascos, los 37 del Sindica-to Libre –de filiación carlista–, y 80 independientes o de filiación desconocida.

19. Roberto Uriarte, Arrasate, 2004.

20. Varios autores, Oktubre Taldea, Arrasate 1936: Una generación cortada. Arabera,Gaztéiz 2003. P.139.

ra, a partir de 1924, cuando las ideas socialistas extiendensu influencia, teniendo siempre como base el SindicatoMetalúrgico. Al igual que en Eibar, sus dirigentes son eus-kaldunes, la gran mayoría ha nacido en Mondragón y ha-blan entre sí en vasco.

En estos primeros años del sindicalismo local, ade-más de Elma, la UGT también era mayoritaria entre losempleados del A yuntamiento y entre el personal de laUnión Cerrajera 21. A su vez, la Agrupación socialista secreó en los años 1927-1928 y entre sus primeros 11 miem-bros fundadores se encontraba Celestino.22

Durante la Segunda República, la Agrupación Socialis-ta no supera la cifra de 60 militantes. En 1932 se distribu-ían 75 ejemplares de La Lucha de Clases en Mondragón, 21en Aretxabaleta, 20 en Bergara y 14 en Oñati, y según Mira-lles, la distribución del periódico difícilmente traspasabael círculo de militantes. Entre los trabajadores, el meca-nismo de acceso fue el sindicato, y entre la gente más jo-ven, las Juventudes Socialistas. La franja de edad en laque las ideas socialistas tenían mayor calado, oscilaba en-tre los 15 y los 35 años. Gracias al testimonio de T omásRuiz de Alegría, Porra, hemos podido reconstruir una pri-mera lista con los nombres de 29 miembros de la Agrupa-ción y de 23 militantes de las Juventudes Socialistas.23 Hayque señalar que de estos primeros militantes de la Agru-pación y de las Juventudes, un total de 16, es decir, el 32%,murió combatiendo o fue fusilado durante la guerra civil.

Sin embargo, la fuerza electoral de los socialistas au-menta considerablemente en la comarca. En las eleccio-nes parlamentarias de 1931, socialistas, republicanos yANV se presentan juntos. Dos años y medio más tarde, ya

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21. Su influencia se manifestó durante la guerra. De los 423 trabajadores que figura-ban a principios de octubre de 1936 como “bajas voluntarias”, la inmensa mayoría eran dela UGT. Tras la guerra, no fueron admitidos más que 13, descontando los muertos durantela encarnizada batalla. Archivo del Ayuntamiento de Mondragón, Museo Industrial.

22. Miralles Ricardo, por su parte, fija en 1930 la creación de la Agrupación Socialis-ta. Miralles Ricardo El socialismo vasco en al II República, UPV–EHU, Bilbao 1988, p.85.

23. Ver anexo I.

por separado, serán los socialistas quienes conserven elmayor caudal de votos.24

ANTECEDENTES DEL MOVIMIENTO INSURRECCIONAL

Las dramáticas consecuencias de la crisis económicamundial y la bancarrota de 1929 abrieron paso a comien-zos de los años 1930 al surgimiento de los fascismos entoda Europa. El 30 de enero de 1933, el presidente Hin-denburg, entregó el poder a Hitler en Alemania; el canci-ller Dollfuss poco después aplastaba brutalmente almovimiento socialista austriaco; en febrero de 1934, seunificaban en Valladolid la Falange Española Tradiciona-lista –FET– y las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas–JONS–; en marzo, viajaron a Roma, Antonio Goicoechea,el general Barrera y varios destacados carlistas, donde sereunieron con Benito Mussolini, 25 y a partir de entoncesfueron enviados a Italia, jóvenes tradicionalistas para ins-truirse en el manejo de armas modernas.

Este clima político influía en el PSOE, haciendo que ensu interior, fueran cobrando peso las tendencias radicalesque encabezaba Francisco Largo Caballero. El periódicoLa Lucha de Clases –órgano de la Federación Socialista Vas-co–Navarra y de la UGT–iniciaba su edición del 28 de sep-tiembre de 1933 con un «¡Guerra al fascismo!» a todaplana. A este sector pertenecía la mayoría de la Agrupa-ción Socialista de Arrasate. Admiraban a la URSS, se pro-clamaban partidarios de la revolución social y en la Casadel Pueblo, el retrato de Lenin ocupaba un lugar de honor.

En el ámbito económico, las consecuencias de la cri-sis del 29 también se hicieron notar en todo el país. En

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24. Cillán Apalategui Antonio, Sociología Electoral de Guipúzcoa, CAP de San Se-bastián, San Sebastián 1975. En Arrasate, la coalición obtiene 597 votos en 1931; en 1933los socialistas alcanzan 717 votos frente a los 163 que obtienen los republicanos. En Ber-gara –en 1931 suman 575– los socialistas obtienen 563 y 260 los republicanos, en Oñati–en 1931 suman 159– socialistas y republicanos obtienen 183 y 167, respectivamente. EnAretxabaleta –suman 89 en 1931–, los socialistas alcanzan 115 votos y 7 los republicanos.

25. Benito Mussolini, primer ministro de Italia desde el mes de octubre de 1922,nombrado por el rey Víctor Manuel III, transformó su gobierno en un régimen dictatorial, ytras la llegada al poder de Hitler en Alemania, fue acercándose al nazismo.

Guipúzcoa, concretamente, el sector metalúrgico, el másimportante porque ocupaba a 47.000 trabajadores, –ar-merías, construcción de vagones, metalurgia de transfor-mación–, fue el primer afectado por la crisis. La caída dela demanda externa «provoca la aparición de excedentesindustriales, lo que trae medidas como la reducción de lajornada laboral; los obreros de algunas fábricas guipuz-coanas sólo trabajan tres días»,26 cuando por aquel en-tonces, se trabajaban seis días a la semana. Sólo con laSegunda República, se introdujo el “sábado inglés”, en lametalurgia, que significaba que se libraba el sábado porla tarde. «El paro se convierte en el principal problemade la clase trabajadora guipuzcoana, ya que alcanza biende manera parcial o total, al 20% de la población activa enGuipúzcoa».27

Además, la política laboral que el gobierno de coali-ción de izquierdas (1931-1933), –con el socialista LargoCaballero como ministro de Trabajo, llevó a cabo con me-didas como la creación de jurados mixtos 28, la regulaciónde la jornada máxima legal o la fijación de salarios míni-mos, todas ellas encaminadas a aumentar la capacidadde negociación de las personas trabajadoras y sindicatos,aumentaron el clima de desconfianza y hostilidad de losempresarios hacia el nuevo régimen. No tanto, como po-demos ver a continuación,por el contenido que se pacta-ba entre las partes, sino por el hecho mismo de tener quepactar con los representantes obreros.

Las Bases de Trabajo para la Unión Cerradera de Mon-dragón29 aprobadas el 15 de mayo de 1932 y para Elma

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26. Barruso Pedro El movimiento obrero en Guipúzcoa durante la Segunda Repúbli-ca, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1996, pp. 45–75.

27. Barruso Pedro, ibidem. En Mondragón, en 1932, el paro alcanzó a 1.360 personas–76 de paro total y 1.284 de paro parcial–, ascendió hasta 1.935 personas en septiembrede 1935 para descender de nuevo a 1.535 y a 1.611 respectivamente, durante el año 1936.

28. A propósito, Celestino Uriarte formó parte de los Jurados Mixtos de la empresaElma.

29. La Unión Cerrajera de Mondragón con factorías en Bergara– Altos Hornos–, Oña-ti– Saltos de Agua– y Aretxabaleta y Mondragón, era la empresa más importante de Gi-puzkoa en los años 30, con 1880 personas en total trabajando, de ellas 282 mujeres.

unos días después son un reflejo de las condiciones detrabajo que se pactaban entre la parte obrera y patronal,durante los primeros años de la Segunda República. El Ju-rado Mixto de la Industria Metalurgia, Siderurgia y Deriva-dos de Guipúzcoa, aprueba por unanimidad excepto loreferente a jornales esas Bases de Trabajo.30

La patronal reconoce la personalidad del SindicatoMetalúrgico –UGT–. El reingreso de los obreros que fue-sen al servicio militar. El abono de los salarios a los des-tajistas que no se les facilitara trabajo. Si la crisis detrabajo es temporal se podrá reducir la jornada a tres díasde trabajo, previa determinación del Jurado Mixto.

Por parte sindical, se aceptan los despidos por falta detrabajo, con una indemnización de 8 días, empezando porlos menos antiguos, para el reingreso tendrán preferenciael personal despedido más antiguo. Pese al anticlericalis-mo imperante en las izquierdas aquellos años llama laatención que la mayoría de los días festivos, excepto el 14de Abril y el 1 de Mayo, son las fiestas religiosas.

La discriminación salarial que afecta a las personas jó-venes y, sobre todo, a las mujeres es un tema que no espactado entre las partes, es decidida por la Presidenciadel Jurado Mixto. 31 La ausencia de la reivindicación ele-mental por parte sindical de «a trabajo igual, salario igual»es evidente, lo que trae la desigualdad entre los sexos. 32

Mujeres Libres–anarquistas– y las Mujeres del POUM fue-ron las dos organizaciones de mujeres que defendierondurante la Segunda República, sueldo igual para trabajoigual.33 De otras organizaciones de mujeres como El Comi-

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30. Koldo Mitxelena, San Sebastián: Boletín Oficial de Guipúzcoa del 6 de junio de1932 y de 18 de junio de 1932.

31. Mientras los hombres cobran entre 12 y 8 pesetas al día, los hombres de 14 años4 pesetas, con más de 18 años 7 pesetas, mientras las mujeres al entrar ganan 4 pesetas aldía y a los seis meses 4,75 pesetas.

32. Ver anexo nº IV.

33. Mujeres Libres: “ pusieron especial hincapié en la imprescindible independen-cia económica, reclamó el derecho al trabajo de las mujeres y no solo en situaciones deemergencia–que dejó de ser cuestionado por las necesidades de la guerra– y tambiénexigían salario igual” Llum Quiñoñero, Viento Sur, nº 93, septiembre de 2007. CONTINÚA EN

LA PÁGINA SIGUIENTE

té de Mujeres Antifascistas y Emakume Abertzale Batzano hemos encontrado la exigencia de esta reivindicación.

En esos años, se crea la Agrupación V asca de AcciónSocial Católica. Entre sus promotores, están nacionalistascomo José Antonio Agirre, Leizaola, y carlistas como Mar-celino Oreja y Francisco Ipiña. En el manifiesto de pre-sentación que hicieron público decían:

Hemos de evitar a todo trance la lucha de clases anticristia-na y antisocial, atajar el atentado criminal, la huelga revolu-cionaria, el lock–out, el sabotaje, la destrucción y el odio.En nuestro pueblo vasco, actúan fuerzas obreras de granpreponderancia, por cierto, que defienden ese principio; oapoyados en la huelga general y la acción directa, como lossindicatos comunistas y anarco sindicalistas, o en huelgaorganizada con la Unión de Trabajadores o sindicatos so-cialistas. La paz secular de nuestro entrañable pueblo, hasido alterada, hasta el punto de que pueda ser origen desu disolución racial…

Fue precisamente el año 1932, cuando Ignacio Chacóny Marcelino Oreja Elósegui, yerno de T oribio Aguirre seincorporaron a la Unión Cerrajera, pasando a desempe-ñar Marcelino el cargo de presidente del Consejo de Ad-ministración a partir del año siguiente, lo que trajo uncambio de actuación en la dirección empresarial. 34 Sedejó atrás el paternalismo para adoptar un estilo basadoen la autoridad como principio básico. Desde su ingresoen la fábrica, se enfrentó a la UGT a través de sus más es-trechos colaboradores, los ingenieros Camilo Basterre-chea e Ignacio Chacón, que se encargaban de ejecutar en

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33. VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR Mujeres del POUM: “las mujeres han sido histórica-mente saboteadoras de jornales, al trabajar por la mitad de los hombres. Por eso la máxi-ma en el momento presente será reivindicar, sueldo igual para trabajo igual. Larealización de este principio esperan que cambie las relaciones entre hombres y mujeresen las empresas, ya que antes se las veía como una competencia molesta y los hombresprotestaban “fuera las mujeres”. Marta Branca, Viento Sur Ibidem.

34. Casado con la hija de Toribio Aguirre por lo que ocupó el cargo de Presidentedel Consejo de Administración de la Unión Cerrajera de Mondragón, además era Diputa-do a Cortes por Bizkaia, Ingeniero de Caminos, Ex Gerente de Debate, Vocal de Consejode Administración de Agromán y de la Compañía de Obras y Construcciones.

la fábrica lo que él ordenaba desde casa. Ignacio Chacónempezó a poner sanciones a los obreros.

Como hemos visto, el ambiente socio-político estabatensionado. La conflictividad laboral fue en aumento. Enfebrero de 1933, como consecuencia del despido de variosobreros de la sección de Tornillería de la UCEM, el Sindi-cato Metalúrgico afecto a la UGT, decidió hacer una huel-ga, procediendo a parar los motores. La empresa reaccio-nó anunciando siete despidos más. Continuó la huelgacon la oposición de Solidaridad de Obreros V ascos y fi-nalmente, los trabajadores volvieron a sus puestos al serreadmitidos los despedidos, tras sancionar a dos con dosdías de despido y trasladar a los demás a Bergara; entreellos se encontraban Pedro Gallastegui y Bernardo Gó-mez Otxoa, dirigentes del socialismo local.35

El 15 de mayo de ese mismo año, se aprueba un Re-glamento de Talleres que para la UGT representa una re-glamentación militar.36

El 2 de octubre de 1934 se da otro paro en la UniónCerrajera, esta vez convocado por Solidaridad de Obre-ros Vascos.

El miércoles por la mañana acudieron a sus puestos y tra-bajaron normalmente los obreros de Solidaridad de Obre-ros Vascos que el día anterior se declararon en huelga debrazos caídos en la sección nº 2 de Construcción, como pro-testa por el despido de dos de sus compañeros que se ne-garon a trabajar en relevo y que se opusieron luego acumplir la penalidad que les impuso la empresa. Con ellose ha quedado circunscrito el conflicto, al despido deaquellos dos obreros, para cuya definitiva solución se reali-zan por la organización que pertenecen las gestiones perti-nentes.37

Cuando Largo Caballero en la edición de La Lucha deClases– órgano de la Federación Socialista Vasco Navarra y

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35. Arrasate…pp.119–120.

36. Arrasate… pp. 143–144.

37. La Voz de Guipúzcoa, 5 de octubre de 1934.

de la Unión General de Trabajadores– del 19 de enero de1934 decía que «el proletariado español debe armarsepara hacer la revolución. Yo declaro que hay que ir al ar-mamento general del pueblo y que la clase trabajadorano cumplirá con su deber si no se prepara para ello”, enMondragón, funcionaba ya un cuerpo de milicias a cargode los elementos más jóvenes y radicales del socialismolocal, al frente de los cuales estaba Uriarte, quien enseña-ba el manejo de armas y explosivos en el monte a sus ca-maradas».38 En octubre de 1934, un centenar de jóvenes,de los que pocos pasaban de los 25 años, componían lasJuventudes Socialistas en Mondragón.

El Primero de octubre el presidente Alcalá Zamora en-cargó a Alejandro Lerroux la formación de un nuevo go-bierno, en el que era previsible que la ConfederaciónEspañola de Derechas Autónomas –CEDA– fuera a tenercabida. Las fuerzas de izquierda que se habían unido enlas Alianzas Obreras veían en ello el final de la República.Consideraban a Gil Robles, líder de la CEDA, el «Hitler es-pañol».39 El 3 de octubre, el PCE comunicaba a sus comitésprovinciales la existencia de un acuerdo con el PSOE paradeclarar la huelga general en caso de que la CEDA entraraa formar gobierno. Efectivamente, el día 4 de octubre, seconstituyó el nuevo gobierno con tres ministros cedistas yel 5 de octubre estalla el movimiento insurreccional.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934 EN ARRASATE

El compromiso solidario del silencio, sobre los he-chos ocurridos el 5 de octubre en Mondragón, fue una delas consignas que mejor guardaron los combatientes re-volucionarios de octubre de 1934. Lo que contamos acontinuación, en su inmensa mayoría, no es más que loque los propios protagonistas nos contaron o nos dejaronpor escrito así como las declaraciones que varios testigos

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38. Varios Autores (2003)Arrasate…pp. 146–147.

39. Partido Socialista, Bloque Obrero y Campesino, Izquierda Comunista, Unión Ge-neral de Trabajadores, Partido Sindicalista, Partido Comunista y en Asturias también laCNT, fueron las fuerzas que se integraron en las Alianzas Obreras.

contaron a los jueces militares durante el proceso abiertopor aquellos hechos. Pueden existir algunas contradiccio-nes con lo que realmente ocurrió, ya que entre las perso-nas que habían participado en la insurrección, unas loadmitieron ante el juez militar, incluso dieron sus razonespara apoyarla y otras, por el contrario, negaron su partici-pación. Pero pese a ello, nuestra opinión es que lo quevas a leer a continuación se aproxima bastante a lo he-chos realmente ocurridos aquellos días.

Como señala José María Arriaran, en aquel año mili-tante de las Juventudes Socialistas de Mondragón:

Tras dos años de gobierno republicano, nosotros esperába-mos bastante más de la República, esta frustración ayudó aque ganasen las derechas las elecciones de noviembre de1933. Entre nosotros se afianzó con ello la voluntad de quepara satisfacer las necesidades de la clase trabajadora ha-bía que liquidar la sociedad burguesa y ello sólo iba a serposible por medio de la acción viólenta. Con la derrotaelectoral además se envalentonaron los patronos en las fá-bricas.

Meses antes de la insurrección, los militantes del Par-tido Socialista y de la Unión General de Trabajadores deMondragón ya habían decidido participar en ella:

Al verse en peligro la República, pues se habían adueñadode ella los enemigos del régimen, en unas reuniones delPartido Socialista y de la UGT se tomó el acuerdo por mayo-ría de votos de ir a la conquista del pueblo, los preparativoseran intensos con miras a intervenir de forma inmediata, tanpresto como se recibiera el santo y seña. Meses de forma-ción en el manejo de las armas y explosivos. Primer objeti-vo: dominar Mondragón y en caso de dificultad retirarse aEibar.40

En Arrasate, el movimiento fue dirigido por un Comi-té Revolucionario. El contingente revolucionario lo com-ponían unos 200 hombres, en su inmensa mayoría de laUGT, de las Juventudes Socialistas –lideradas por Uriar-

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40. Tomás Ruiz de Alegría, manuscritos.

te– y de la Agrupación Socialista, aunque también habíaalgunos comunistas, que no llegaban a la media docena yentre los cuales estaba Francisco Azkonaga Arana41. Tam-bién se sumaron algunos miembros de Acción Naciona-lista Vasca –ANV–, como Gabriel Goitia, quien se sintióinterpelado por Companys, cuando la noche del 3 de oc-tubre hizo un llamamiento a que «saliera todo el mundoy se opusiera a la dictadura que se quería implantar »42.Los Solidarios Vascos donde hubo huelga se sumaron aella. Y por último, algunos como Atilano Ramos, se suma-ron al movimiento por la falta de trabajo ante la caída dela producción industrial.

A la una de la madrugada recibieron desde Eibar elaviso para iniciar el movimiento. T al y como estaba dis-puesto, un grupo de enlace fue despertando casa porcasa a los integrantes de las fuerzas revolucionarias que,divididos en grupos, iniciaron la toma del pueblo en tor-no a las tres de la madrugada.

Serenos, miqueletes, alguaciles y vigilantes de las fá-bricas fueron sorprendidos en sus domicilios o en suspuestos de trabajo, fueron desarmados, detenidos y con-ducidos a la Casa del Pueblo.

A la una y media de la madrugada, Guillermo Lasaga-baster Mala Leche, llegó a casa de Gerardo Ruiz de laCuesta para pedirle que fuera al sindicato establecido enla Casa del Pueblo, y una vez allí, vio cómo Uriarte orde-naba a varios individuos que salieran en diferentes direc-ciones para apoderarse de las armas de los cazadores yde cuantas otras pudieran; después, ordenó que otrosgrupos salieran a apoderarse del pueblo con objeto deimplantar la República Social.43

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41. Trabajador de la Unión Cerrajera y teniente del batallón Dragones; tras la caídade Santander, después de una travesía de 24 días, cuando se disponía a pasar la fronteracon su hijo Amos, fue detenido y fusilado el 27 de noviembre de 1939, en San Sebastián.

42. Varios Autores (2003) Arrasate… p169.

43. AMF. Causa 106/1934, instruida contra los paisanos Pío Altuna y 131 más, por elsupuesto delito de Rebelión, folio 69.

Poco antes de las cinco de la mañana, se presentó encasa de Fermín Ibañez Azkoaga, Faja Roja, Cosme Altuna,secretario de la Casa del Pueblo, preguntándole si teníaarmas. Tras responder Ibañez positivamente, Altuna le or-denó que saliera con su escopeta de caza porque a lascinco comenzaba la revolución en toda España, y quemarchara a la Casa del Pueblo. Allí encontró mucho per-sonal armado con escopetas, rifles, fusiles y otras armas.Ibañez declaró en los juzgados que el director de aquellareunión era Celestino Uriarte. Según éste, Celestino orde-nó que quienes tuvieran arma larga –unos cien– se sepa-rasen de los detenidos –serenos, guardas, alguaciles…– yse dirigieran al cuartel de la Guardia Civil, con orden dedetenerlos y desarmarlos.

Unos insurrectos se dirigieron por la calle Félix Arano,donde se encontraron con unas mujeres que iban a misa;les ordenaron que se fueran a casa porque había llegadola revolución, pero ante la resistencia de las mujeres dis-pararon las escopetas al aire. T odas ellas se retiraron, yentonces, apareció un alguacil a quien requirieron queentregara su arma, lo llevaron detenido a la Casa del Pue-blo y entregaron el arma a Uriarte.44

Requisaron el pan en Casa Pío, la leche a los caseros,carne en Napoleón y asaltaron el economato de la UniónCerrajera, llevándose todos los víveres a la Casa del Pue-blo.45

En las dos armerías y en casas de cazadores se aprovi-sionaron de escopetas y cartuchos. A Emeterio ErguinArana, un grupo capitaneado por Pedro Ruiz de Alegría, 46

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44. Fermín Ibáñez y Vicente Etxebarria, Ibídem, folio 212.

45. Juan Olazagoitia, Víctor Berezibar y un hermano de éste. Ibídem, folio 102, vuel-to. Miguel Azcarate Egaña declaró que efectivamente, sobre las nueve de la mañana sepresentó en su establecimiento Víctor Berecibar con otros cinco individuos, todos arma-dos y le requirieron que no vendiera más pan, se llevaron el pan a la Casa del Pueblo, ydespués autorizado por Celestino Uriarte, salió con el auto a llevar pan al Manicomio deSanta Águeda. Ibídem, folio 178. No fue la única panadería asaltada. Sobre las siete y me-dia de la mañana Victoriano Fernández, Francisco González, José María Urcelay, RafaelGarcía Fernández y Marcos Vitoria asaltaron la panadería de Tomás Azcarate Isasmendi.

46. Fue muerto combatiendo en Aretxabaleta, el mismo día que este pueblo caía enmanos de los sublevados, el 24 de septiembre de 1936.

le obligó a levantarse de la cama y abrir su establecimien-to. Mientras uno le apoyaba la pistola en el pecho, losotros se apoderaron de cartuchos de caza y unos paque-tes de pólvora.47 Como pago de los alimentos requisadosdejaron bonos. En ninguno de los establecimientos men-cionados tocaron dinero alguno, probablemente porquepretendían abolirlo.

Sobre las cinco de la madrugada, varios revoluciona-rios se presentaron en la Portería de la UCEM, armadosde escopeta y pistolas,exigiendo a los guardas bajo ame-naza de muerte, la entrega inmediata de las llaves de laoficina y las armas. Los guardas entregaron la llave de ladependencia donde se hallaban 10 rifles y 3 paquetes demuniciones y, después de apoderarse de las armas, con-dujeron a los guardas a la Casa del Pueblo.48

Sobre la misma hora, a Gregorio Azkoaga Ortueta, sar-gento de Miqueletes, al intentar salir de su casa para verde dónde procedían los disparos y explosiones, se leecharon encima 4 individuos armados de pistolas y le de-sarmaron.49

Los miqueletes José Barrutia Sologaistoa; Ángel Mari-chalar Echevarria y Enrique Idígoras Aramburuzabala,todo pertenecientes al puesto de Mondragón se encon-traban durmiendo cada uno en su domicilio, siendo sor-prendidos en la cama por los revolucionarios, quienes lesquitaron las pistolas, obligando al sargento a que les en-tregara las llaves de la sucursal de la Caja de Ahorros Pro-vincial, en una de cuyas dependencias se encontrabandepositados los cuatro fusiles.50

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47. Ibídem, folio 96.

48. Pedro Alegría, Francisco Azkonaga “Choroca”, Segundo Olazagoitia “Sancho” yGuillermo Lasagabaster.Declaración de Juan Sanz Echarri, Jefe de guardas de la UCEM,ibídem, folio 50. En el folio 185 vuelto, Francisco Múgica Ezpeleta añade que tambiénacudieron Lucio Urionabarrenechea, Jaime Uriarte y Benito Uranga, este murió durante lareconquista de San Sebastián por las fuerzas de izquierda, el mes de julio de 1936..

49. Reconoció a Juan Gaztañarez Elorza, a Heriz, hijo de Eugenio, y a Azkonaga, her-mano del inspector del pueblo, armado con fusil máuser Ibídem, folio 51.

50. AMF SIG 9199, expediente administrativo por la pérdida de los fusiles.

Al escuchar una gran explosión y ráfagas de disparosdirigidos contra el cuartel, Eusebio Olivar Labajo, sargen-to de la Guardia Civil, recomendó calma a los 6 guardiasque se distribuyeron entre los diferentes frentes delcuartel. Dio conocimiento del suceso al jefe de la Coman-dancia de San Sebastián y al jefe de la Línea de Bergara,pero la conversación fue interrumpida porque intercep-taron la línea. A través del automático de la Unión Cerra-dera, un representante del Comité Revolucionario, leinvitaba a rendirse con su fuerza; sin embargo, éste nocontestó.51

A las 6 y media de la mañana, se presentaron en laCentral de la Telefónica de la Caja de Ahorros, que com-partía edificio con el cuartel de los miqueletes y obliga-ron a la telefonista María Luisa Unamuno Azkoaga aconducirles hasta el cuadro eléctrico que destrozaronviólentamente; después la llevaron detenida a la Casadel Pueblo.52

Los insurrectos también ocuparon la estación del fe-rrocarril. Sobre las seis de la mañana, se presentaron va-rios individuos armados. El ferroviario, Eulogio LópezGonzález, vio que habían inutilizado los dos teléfonos, eldel pueblo y el oficial de la línea, que se habían incauta-do las llaves y habían cerrado las puertas. Impidieron lasalida de los dos trenes que estaban listos para hacerlo,sin embargo, consiguió que dejaran un fogonero en cadamáquina para evitar posibles desperfectos. A Eulogiotambién lo llevaron detenido a la Casa del Pueblo, hastalas ocho de la mañana que le dejaron salir con la ordende no ir a la estación.53

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51. Ibídem, folio 53. Según Juan Sanz Echarri fueron Pedro Alegría y Secundino Urio-na, quienes sobre las ocho se presentaron en las oficinas de la UCEM y usaron el teléfonopara comunicarse con Marcelino Oreja y después con el Cuartel de la Guardia Civil, exi-giendo al Comandante del puesto la rendición.

52. Ibídem, folio 176. Un tal Altuna y Tambor –Ignacio Aranzabal Cacicedo.En un ca-reo recogido en el folio 389, María Luisa Unamuno le acusa a Pío Altuna Sagasta de haber-la detenido y éste, a su vez, niega haber estado en la central de teléfonos.

53. Ibídem, folio 184, vuelto. Eulogio López González, reconoció a Vicente Cubillo elandaluz, a Pedro Gallastegui y Francisco Azconaga Choroca.

Esa madrugada, el alcalde de Mondragón, Luís Martí-nez de Ubago tenía previsto ir de caza con su cuñado.Mientras esperaba junto al domicilio de Oreja, le salieroncuatro individuos, dos armados de escopeta y otros dosde pistola, encañonándole por la ventana del coche, altiempo que Choroca y Gallastegui le decían que «habíatriunfado la Revolución proletaria y que tenía que ir conellos detenido a la Casa del Pueblo».54

Situaron patrullas armadas en lugares estratégicos,así como en las salidas y entradas de la villa, en el Paseode Arrasate y enfrente de Elma, con el fin de impedir quelos vecinos circularan por la calle. Poco después de lascinco de la mañana, Mondragón estaba casi tomada. Lesquedaba neutralizar el cuartel de la Guardia Civil y a in-tentarlo marchó el grueso de los efectivos socialistas.

José Azkoaga Resusta escuchó perfectamente desdesu casa las explosiones y disparos contra el cuartel de laGuardia Civil, e incluso distinguió entre los atacantes aEtxebarria y Bengoa. A las siete y media se presentó ensu casa Pablo Ibarra, armado de escopeta, para pedirleque abriese la Cooperativa de la Unión Cerradera; no lesirvió de nada oponer resistencia. En la Cooperativa fue-ron recibidos por un grupo de unos quince individuos,capitaneados por Altuna, que se llevaron dos sacos deazúcar y dos piezas de salchichón a la Casa del Pueblo.55

Se había sitiado el cuartel. A través de la línea telefó-nica que unía las oficinas de la Unión Cerrajera con elpuesto, ordenaron al jefe de la Guardia Civil su rendicióny la de los suyos. Ante su negativa, se inició el asalto. Alsargento de la Guardia Civil le dijeron que le daban unahora para entregarse, si no lo hacían «irían a achicharrar-les», o sea, que depusieran su actitud pues en caso con-trario, les podría costar caro. Al poco rato se intensificó eltiroteo arrojándoles bombas del domicilio de los herma-nos García. Los revolucionarios desalojaron la fábrica de

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54. Ibídem, folio 52, vuelto.

55. Ibídem, folio 42.

La Cucharera –entonces contigua, después parte delcuartel, para tirotear y arrojar bombas fabricadas enElma,56 así como bombas incendiarias desde sus venta-nas, para lo cual abrieron un boquete en el muro de laprimera casa de Zerkaosteta, la que soportaba el arco. Eltiroteo cesó un rato al paso de las fuerzas que se dirigíana Eibar. Por la tarde, había llegado el teniente de la líneade Bergara con un cabo y siete guardias. Éste hizo constarque el movimiento revolucionario les cogió de sorpresa,puesto que la actitud del pueblo en general no hacía sos-pechar esta sublevación.

POR LA REPÚBLICA SOCIAL

Como señala Arriaran, «No se nos entregó ningún pro-grama, nosotros mismos lo elaboramos sobre la marcha.Una cosa teníamos bien clara, nuestro objetivo era la Re-volución socialista. Las pocas medidas que tomamos ibanen esa dirección». 57 Pese a ello, el contenido del bandoque declararon, coincide con el contenido de otras zonasdel Estado como Asturias.

A media mañana se dictó un bando declarando la Re-pública socialista, abogando por la igualdad social y abo-liendo el dinero; se pedía la obediencia de la poblaciónal régimen constituido, se declaraba la ley marcial y porúltimo, se regulaba el reparto de alimentos desde la Casadel Pueblo. Se leyó también un pregón informando quequien necesitase pan pasase a buscarlo a dicho lugar. Allíse llevó a cabo el reparto de pan, leche y otros artículosde consumo; niños y mujeres en su mayoría acudieron alaprovisionamiento.

Bonifacio Zubialdea Amuchastegui, bajo presión deFrancisco Azkonaga, salió a pregonar el bando a las nuevede la mañana. Zubialdea sólo tocó la caja y Azkonaga leyóel bando. Entre ellos también se encontraban armados

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56. Con los codos de accesorios de tuberías, fabricaron bombas de mano.

57. José Maria Arriaran, ibidem.

Ismael Diez58 y Felipe Anduaga.59 A las cinco de la tarde, aBonifacio le habían puesto en libertad, pero según llega-ba a su casa, se le acercó Pío Altuna y le obligó a bajarpara publicar otro bando. Junto al bar Plus Ultra, vio comoel maestro Ángel Iturmendi60 estaba escribiendo el bandode su puño y letra en un bloc y una vez terminado, se lopasó, a modo de consulta a Pío Altuna, quien lo aprobó yordenó que se publicara.

Mientras todo esto ocurría, las noticias que el Comitétenía del exterior no eran demasiado esperanzadoras. Uncomerciante que apareció a la entrada del pueblo les ha-bía comunicado que la insurrección no se estaba desarro-llando con éxito. Este comerciante, tras comer sin pagaren un bar –le habían requisado el dinero– fue puesto enlibertad para proseguir su viaje, no sin antes recuperar loincautado.

LAS MUERTES DE MARCELINO OREJA, DAGOBER TORESUSTA Y EUGENIO EDURRA

La primera víctima de aquella agitada jornada fue Eu-genio Edurra, Mendaro,carlista y afiliado al Sindicato Libre.Hacia las cinco y media de la mañana, cuando Edurra sedirigía en bicicleta a su puesto de trabajo en los AltosHornos de Bergara, fue interceptado delante de la iglesiade San Francisco por una patrulla de control. Al no obe-decer los avisos de la patrulla para que volviera a casa,los que formaban el puesto abrieron fuego y le hirieronen la cadera.

María Bereciartua Bereciartua, oyó unos disparos y acontinuación los quejidos de su marido. Inmediatamente,trató de salir a la calle, pero unos individuos se lo impidie-ron. Encerrada en su casa, oyó cómo le tuvieron allí hastalas siete de la mañana. A las nueve llegó Abundio Pinacho,

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58. Fue fusilado en Burgos, el 14 de noviembre de 1938.

59. Ibídem, folio 56.

60. Fusilado en Gijón, junto a Vicente Oregi tras ser detenidos el 21 de octubre de1937, por los requetés de Oñati y Mondragón.

para decirle que fuera al hospital donde habían trasladadoa su marido. María le preguntó si sabía quién lo había heri-do y él le dijo que le había disparado el hijo de BenitoChocho.61 A las once se lo llevaron al hospital de Eibar, don-de días más tarde falleció.62 Las monjas Margarita Uribesal-go Errasti y Providencia Zuaznabar Mendizábal, asistieronen el hospital a Eugenio Edurra, durante las dos horas ymedia que permaneció en Arrasate; según ellas, cuando suesposa se presentó, Edurra expresándose con dificultad ledijo que uno de los agresores era el hijo de Chocho , JoséRiviere. Éste negó su participación y declaró que ese díasalió de madrugada de su casa armado de escopeta para irde caza y le salieron al encuentro dos individuos forasterosque, pistola en mano, le obligaron a entregar la escopeta yla canana con los cartuchos, se marchó al monte, donde es-tuvo hasta el anochecer, regresando de allí a su casa.63

Juan Cruz Gastañarez dijo que escuchó cómo el heridole decía a Camilo Ibáñez: «¿Cómo hacéis esto con un obreroque va al trabajo?». Éste parece que le contestó: «pues, yote he echado el alto y como no has hecho caso, hice fuego».64

A muy pocos metros del Trinquete –Casa del Pueblo–,en casa de T oribio Aguirre, vivía Marcelino Oreja. Cincohombres armados con escopetas y pistolas se presenta-ron a las ocho y media de la mañana. La familia había es-cuchado disparos y estaban rezando el rosario cuando lossublevados irrumpieron en el domicilio. Marcelino se en-tregó sin oponer resistencia.65 Quedó encerrado en un sa-lón del primer piso del Trinquete, separado del resto de

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61. ibídem, folio 151.

62. Ibídem folio 207, vuelto.

63. Ibídem, 208, vuelto.

64. Ibídem, folio, 211. Camilo Ibáñez murió combatiendo en la toma de San Sebas-tián, los primeros días del golpe militar – fascista.

65. Alguien me pidio le acompañara a detener a Oreja. Tome precauciones pues es-peraba que estaría rodeado de guardaespaldas que algunas semanas antes habríanaplaudido su discurso cuando prometió que a los de la UGT les haría comer hierba. Peroante nuestra sorpresa, bajo acompañado de su esposa y casi nos convenció que él no eramas que un angel gordo e inofensivo. Jesús Trincado Baños, carta enviada a José Letona el12 de febrero de 1984 desde Montevideo.

los detenidos, que sumaban una veintena y que se halla-ban en la planta baja.

Pablo Otadui Jauregibarria recuerda que una vez quele dieron al señor Oreja el viático en su propio domicilio,al salir con sus acompañantes de la casa para regresar a laiglesia unos cuantos les encañonaron con sus armas; en-tre ellos pudo reconocer a José Bengoa Gondra, Txaeta ytambién a Cruz Ugarte.66 Después, fueron en busca del in-geniero Ignacio Chacón Xerica, pero éste había volado.Estaba escondido en casa de Juanito Etxebarria.

Ignacio Chacón Xerica declaró que al oir tiros y explo-siones, se tiró de la cama y escapó al piso superior . Allí,desde el tercer piso de la casa, a vista de pájaro, resguar-dado por un armario, observó a Vicente Etxebarria, Vicen-te Ferrer , que estaba colocado en la puerta con un fusil;otro de los que entró en su casa fue Pancorbo. Pudo ver aTambor, a Trincado, a Cruz Ugarte, y también a Marcos Vi-toria, Luís Arrieta, Manuel Herrero y Juan Madinabeitia,estos últimos desarmados.67

Ricardo Azkoaga, jefe administrativo de la UCEM y ex-alcalde, tras ser capturado en su chalet, frente al cuartelde la Guardia Civil, sobre las nueve de la mañana, fueconducido a la Casa del Pueblo. Allí se encontró con Mar-celino Oreja y poco después con Dagoberto Resusta Mú-gica, gestor Provincial de la Diputación de Guipúzcoa yConsejero de la UCEM. Quedaron custodiados por tresindividuos, uno de los cuales era Goitia.68

Dagoberto Resusta, quien al igual que Ricardo Azkoa-ga también había sido alcalde de Mondragón durante ladictadura de Primo de Rivera, –ambos pertenecían al Par-tido Radical Republicano de Lerroux–, salió de V illa Am-

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66. Ibídem, folio 709.

67. Ibídem, folio 59. Domingo Aguirre Garay vio cómo Vicente Etxebarria Ferrer, ar-mado con una escopeta, se apostaba en frente de la casa del ingeniero Chacón y cómoLeón Abarrategui,León de Udala, y Guillermo Lasagabaster, armados de un fusil con labayoneta puesta y un sereno con pistola en mano, entraban en la casa.

68. Ibídem, folio 5.

paro, inquieto por la suerte que podía haber corrido suyerno Felipe José Azurza, también alto cargo de la empre-sa. Llegó sin problemas hasta su domicilio, en la calle Itu-rrioz, encima de la farmacia Morales, donde su hija lecomunicó que, efectivamente, se lo habían llevado. Sinpensarlo dos veces, fue en su rescate a la Casa del Pueblo,pero la guardia de la puerta no le dejó entrar a entrevis-tarse con el Comité Revolucionario y le pidieron que semarchara a casa, dado que la circulación estaba prohibiday no había nada en contra de él. Resusta insistió, el inci-dente derivó en alboroto y acabó acompañando a los dosanteriores en el salón del primer piso.

Al mediodía, la Guardia Civil seguía resistiendo. Fi-nalmente, decidieron permitir la salida de las mujeres yniños del cuartel y lo rociaron de gasolina con la ayuda deun auto bomba de UCEM, con la intención de prenderlefuego con todos los guardias en su interior, buscando surendición.

En ese momento, Sanverde apareció corriendo a comu-nicar que tras pasar Aretxabaleta estaban ya a la altura deTacolo varios camiones con tropas del ejército de V itoria.Eran cerca de las dos de la tarde. Abandonando sus posi-ciones, los insurrectos se dirigieron deprisa, con nerviósis-mo y agitados, a la Casa del Pueblo. Mientras unos se ocu-paban de volcar un camión ante la puerta a modo de barri-cada, otros se hicieron cargo de lo tres ilustres detenidos–Oreja, Resusta y Azkoaga–. Primero los llevaron hacia lacalle Arrabal de Magdalena, pero luego retrocedieron y lossacaron por detrás del frontón hacia las huertas y las atra-vesaron hasta llegar a un pequeño muro de poco menos deun metro de altura, que separaba estas huertas del caminoque conducía al ferixaleku, junto al puente.

Azkoaga trepó el murete, volviéndose para ayudar aMarcelino Oreja a hacer lo propio, quien debido a su obe-sidad, andaba más torpe. Resusta venía detrás. En esemomento sonaron las descargas. Ricardo Azkoaga, heridoen un pie, saltó al camino, de ahí llegó al río y corriendoaguas arriba, salió a la calle Olarte por el cantón que hayentre Markiegi y Uriarte Sport, donde se topó con los ca-

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miones militares. Se detuvo ante ellos y les puso al co-rriente de lo sucedido. Los mandos de la compañía de In-fantería le respondieron que procedían de V itoria y quetenían órdenes de dirigirse a Eibar. No tenían noticia deque en Arrasate hubiera disturbios importantes, cosa queno era de extrañar porque el teléfono estaba en posesiónde los revolucionarios. Le transportaron a Bergara, dondele dejaron en la casa de un médico.

Al pie del muro, yacía gravemente herido Oreja, conlos brazos abiertos en cruz. T enía cuatro heridas: un tirode pistola en la columna vertebral, otro en la cabeza, untercero en la mano y el cuarto, de escopeta, en el brazoderecho.

Al mediodía, estábamos José María Lasagabaster y yo allado del bar Bengoa, oímos unos tiros, fuimos al Ferial y deallí a un lado donde estuvo posteriormente el Bar Txoko,donde un trozo de pared se había caído y al lado del murovimos a Oreja que estaba vivo y más adelante, al lado delfrontón del Batzoki, a Resusta que estaba muerto. Un pocomás tarde, apareció una compañía del ejército que veníapor la calle Toribio Aguirre, los revolucionarios pensaronque venían a ocupar Mondragón y escaparon al monte porSan Cristóbal, pero los militares continuaron hacia Eibar.69

Todavía con vida, Marcelino Oreja fue trasladado a sudomicilio por algunos carlistas, aprovechando el descon-cierto de los revolucionarios al paso de las tropas en di-rección a Eibar .70 Poco después, moriría en su propiodomicilio. El cuerpo sin vida de Resusta yacía unos me-tros más allá, junto a la pared del frontón del Batzoki,–donde más tarde se ubicó el cine Gurea–. 71 Delante deambos pasaron los socialistas, abandonada ya la resisten-cia, huyendo hacia el monte, hacia Altamira. Sin embargo,cuando se percataron de que la tropa no se detenía en lavilla, sino que proseguía su marcha hacia Eibar, volvieron

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69. Entrevista con Josu Otadui, Arrasate, 8 de junio de 2005.

70. La Voz de Guipúzcoa. 12 de octubre de 1934

71. En la actualidad, es enfrente de la entrada principal del Kultur Ate.

a bajar. Para entonces, el resto de los prisioneros habíavuelto a sus casas.

A las cinco de la tarde, restablecida la calma, publica-ron un nuevo bando prohibiendo permanecer en la callepasadas las seis. Una hora más tarde, dos compañías deInfantería, del regimiento de Flandes, al mando de CamiloAlonso Vega, entraban en Mondragón. Al llegar a la plaza,la fuerza militar fue hostilizada por primera vez por dispa-ros de pistola hechos desde las esquinas de las bocacallespróximas. Se produjeron algunos tiroteos, resultando va-rios soldados heridos en la parte alta de Erdiko kale.72

Pusieron cerco a la Casa del Pueblo durante toda lanoche, por el Arrabal de la Magdalena, el cantón de Ola-txo y las huertas traseras. Al amanecer del día 6 de octu-bre, tomaron la Casa del Pueblo sin resistencia. Unaametralladora fue emplazada en la misma esquina deldomicilio de la Izquierda Republicana, donde hoy está elBar Monte. Se hicieron algunos disparos por parte de latropa contra la citada casa sin contestación. La puerta fueabierta a hachazos. No había nadie. 73

Para situarnos en el Mondragón de los años 30 y enlos lugares en los que ocurrieron los hechos, son de granayuda los planos cedidos por José Letona, –ambos vanen los anexo 2 y 3–, en el primero,se ve el plano de Mon-dragón de finales de los años 30 y los lugares donde sedieron estos acontecimientos, y en el segundo la descrip-ción la calle Arrabal de Magdalena donde estaba situadala Casa del Pueblo y sus aledaños.

DECLARACIONES JUDICIALES

A continuación, transcribimos las declaraciones aljuez militar, realizadas por varios testigos de los sucesos

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72. Los soldados heridos fueron evacuados al siguiente día a Vitoria; eran CleofásMartínez Cámara, Francisco Sierra, Teófilo Fernández y Gregorio López Ortiz.

73. Según La Voz del día 12 de octubre, en el registro se encontraron “11 botellas delíquidos inflamables, 41 granadas –manguitos de Elma rellenos de pólvora o dinamita, ybolas de hierro y acero a las que colocaban mecha rápida–, 244 cajas de cartuchos, 13 sa-cos de perdigones, una pistola, un revólver y 13 escopetas de caza”.

del 5 de octubre, sobre los momentos previós y posterio-res de las muertes de Oreja y Resusta.

Gabriel Goitia Uralde declaró que fue detenido porMarcos V itoria y trasladado a la Casa del Pueblo. Allí,Uriarte le manifestó que no podría salir en toda la maña-na y después le ordenó que subiera a la secretaría dondese encontraban Oreja, Resusta y Azkoaga. Hasta cerca delas dos también estuvo con él José Aguirregomezkorta,Lapiko. Que cerca de las dos subió Uriarte y les dijo entono autoritario: «¡Ustedes abajo!» Acataron la orden se-guidos de Uriarte y Lapiko.74

Anastasio García Llanos dice que hacia la una de latarde vio en la puerta del Trinquete, por un lado, a Oreja,Resusta y Azkoaga, y por otro, a Ruiz de la Cuesta con unapistola en la mano. Le pareció que retrocedían hacia elinterior seguidos de Ruiz de la Cuesta; al poco tiempooyó decir que venían tropas y echó a correr, oyendo unosdisparos.75

En un careo entre Leonardo García Llanos y Ruiz de laCuesta, el primero rectifica que fuera Ruiz de la Cuestaquien les obligó a retroceder a Oreja, Resusta y Azkoaga.Atribuyó a Ruiz la frase: «¿Dónde van ustedes?» pero queal quedarse un poco parados, fue Uriarte quien les dijoque se retiraran hacia dentro. Ruiz de la Cuesta reconocióque estaba en la puerta, y que les dijo: «¿Dónde van uste-des?» dirigiéndose especialmente al señor Oreja, a quienle espetó: «¿no le da vergüenza que encima de tener alpueblo muerto de hambre, quiera usted marcharse a lacalle?». En ese momento fue cuando Uriarte ordenó quese retiraran hacia adentro.76

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74. Ibídem, folio 39. Gabriel Goitia años más tarde declaraba: “Yo intervine porquela noche del 3 de octubre oí el llamamiento de Companys en Cataluña que reclamaba quesaliera todo el mundo y se opusieran a la dictadura que pretendían implantar. A mi mepareció que esto también nos concernía a nosotros y que no nos podíamos quedar indi-ferentes.” Arrasate 1936. Una Generación Cortada, pag 169.

75. Ibídem, folio 35.

76. Ibídem, folio 74 vuelto y 75.

Fernando Aranburu Zabala y Bonifacio Zubialdea de-clararon que, estando detenidos en el frontón, vieron pa-sar a los señores Oreja, Resusta y Azkoaga, encañonadospor varios hombres, que oyó gritar a una mujer «¡Víctor ,Víctor!», viendo cómo una hermana de Víctor Berezibartrataba de sujetar a uno de ellos, pero éste le empujó ysiguió hacia la huerta. Bonifacio declaró que vio tambiénarmados a Rafael García y Santiago del Valle, que salierondetrás de aquéllos; a las dos menos veinticinco de la tar-de oyó primero una descarga y después bastantes dispa-ros sueltos. Fernando, tras la descarga, vio salir hacia elfrontón a León Abarrategui armado con escopeta.77

Carmen Zubialdea Amuchastegui, vecina de la Casadel Pueblo, oyó un tiroteo, se acercó a la ventana y su ve-cino Dionisio le dijo «esos cuatro que vienen ahí han he-cho los disparos» y entonces esperó para reconocerlos.Pudo ver a Rafael García Fernández El Asturiano, a Cristó-bal Lizarralde, a un tercero cuyo nombre no recordaba, unchaval alto y delgado, y el cuarto que era un tal Lapiko.78

Matilde Ezcurra Bedia y Matias Guridi Elcorobarrutiadeclararon que vieron cómo conducían por el sendero dela huerta a Oreja, Resusta y Azkoaga entre bastantes indi-viduos; Matías concreta que vio a varios, entre los que fi-guraban León Abarrategui, Lucio Aranzabal y VíctorBerezibar. Al poco de pasar, oyó una descarga y unos dis-paros sueltos. Matilde oyó y vio cómo disparaban sobreéstos y vio caer al suelo a Oreja y a Resusta; vio huir aunos en dos direcciones diferentes, unos hacia el montey los otros hacia San Cristóbal y Loro, mientras otros per-seguían a Azkoaga que huía por el río. Después, sobre lasdos y cuarto, vio bajar del monte a algunas personas, en-tre las cuales reconoció perfectamente a Rafael García,Cristóbal Lizarralde, Paco Chopito –Francisco OrobengoaGonzález– y a Lapiko, quienes entraron por la misma ta-pia que habían salido.

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77. Ibídem, folio 188 vuelto.

78. Ibídem, folio 45.

En el careo entre Ricardo Azkoaga y Ruiz de la Cuesta,el primero reconoció al segundo como uno de los que lepersiguió a tiros durante su huida. Ruiz de la Cuesta, sinembargo, manifestó que no se produjo ningún disparocontra Azkoaga. Igualmente, Azkoaga reconoció en sucontracareante, al individuo que, pistola en mano, leshizo retroceder cuando se dirigían hacia la puerta de sali-da del edificio de la Casa del Pueblo, diciéndole al señorOreja que no había que salir a la calle porque tenía alpueblo medio muerto de hambre o algo parecido. Ruizde la Cuesta respondió que era exacto lo que decía Azko-aga, pero que se lo dijo de buenas formas.79

CONEXIONES CON ARETXABALETA, OÑATI, BERGARAY EIBAR

Ya hemos mencionado, que el Comité Revolucionariode Mondragón tomó la iniciativa de comenzar la toma delpueblo, una vez que recibieron el aviso de Eibar, donde asu vez, siguieron la consigna llegada vía telefónica desdeSan Sebastián. En el transcurso de la jornada del 5 de octubre, se mantuvieron algunos contactos con los insu-rrectos de Eibar . Se sabe que a media mañana, RicardoCeciaga acompañó a Guillermo Lasagabaster a Eibar, don-de estuvieron reunidos una media hora;80 más tarde, unoseibarreses, llegaron a la Casa del Pueblo de Mondragóncon Bernardo Gómez Ochoa, Rentería81 a quien recogieronde camino en Bergara. La conexión con Oñati se realizó através de José Astiazarán, Txaketua, que trabajaba de via-jante. A su vez, las conexiones con Aretxabaleta fueronmuy estrechas.

De la manera que se dio la insurrección en el AltoDeba, Mondragón era la población que conocía y estabaal tanto de los preparativos, y fue cabeza del movimientoinsurreccional de la zona; Bergara y Aretxabaleta se su-

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79. Ibídem, folios 125–126.

80. Ibídem, folio 174.

81. Concejal socialista por Arrasate, le mataron en la Batalla del Ebro, el año 1938.

maron por la mañana de ese día,una vez que había para-do Mondragón y Oñati no paró hasta el día siguiente.

AretxabaletaSegún el ingeniero Luís Fuentes Astiz, hacia las ocho

de la mañana del 5 de octubre, en Aretxabaleta ya se te-nían noticias de que en Mondragón habían ocurrido algu-nos sucesos pero desconocían el alcance de los mismos82.Con el fin de averiguar algo más, el administrador de la fá-brica de Eizaguirre, preguntó por separado a los miem-bros más destacados de la UGT , –Saturnino Bravo yJacinto Martínez de Alegría–,83 qué era lo que ocurría. Se-gún éste, desconocían si el movimiento era de carácter lo-cal o no, pero se extrañaron de no haber recibido órdenesde adherirse al mismo. Poco después la orden llegó.

La mañana del día 5, Ángel Zubillaga Jaúregui, se des-plazó de Aretxabaleta a Mondragón, a fin de conocer loocurrido; le acompañaba Manuel Martínez e hicieron elviaja a pie.84 Llegaron a Mondragón sobre las nueve y me-dia y se dirigieron a la Casa del Pueblo donde Uriarte lesdijo que volvieran a Aretxabaleta y diesen la orden deparo. Seguidamente tomaron un auto conducido por Va-lentín Goicolea, que trabajaba en la Unión Cerradera y sedirigieron a la fábrica de Eizaguirre, donde se entrevista-ron con el presidente del Sindicato Metalúrgico –UGT–,Saturnino Bravo, y éste les dijo que fuesen a las fábricasde Lezama y Compañía y de Beroa para comunicar lahuelga. Tras parar todas las fábricas, Bravo y José Aspefueron a Mondragón y se entrevistaron con Celestino,quien les dijo que volvieran al pueblo a desarmar a lafuerza pública. Y efectivamente, a su regreso, solicitaronal cabo y al resto de los miqueletes que entregaran las ar-mas y las municiones. Desarmaron a los miqueletes y losllevaron detenidos al Centro Republicano. Entre este

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82. Declaración judicial. AMF, Causa 175/1934.

83. Ambos del batallón Dragones fueron muertos en la guerra, Jacinto Martínez enDurango.

84. Causa nº 175/1934.

grupo se encontraban Arsenio Rodríguez Zamora 85 y Ce-lestino Eriz Arizmendi, ambos vecinos de Mondragón,que armados de escopetas de caza se desplazaron hastaAretxabaleta.

Fuentes, propietario de la fábrica en la que trabajabanSaturnino Bravo, Jacinto Martínez de Alegría y Pedro JoséAxpe,86 cuando éstos le indicaron la conveniencia de cesarel trabajo, antes de tomar una determinación, consultócon el presidente de Solidaridad de Obreros Vascos, si losafiliados a esta organización secundarían la huelga y al verque éste, sin dar ninguna contestación concreta, cogía lachaqueta y abandonaba el trabajo, dió la orden de parosin que sobre él se ejerciera coacción ni viólencia alguna.

Según la declaración del miquelete Juan Pagalday El-corobarrutia, a las once de la mañana entraron en el cuar-tel, Bravo armado de una pistola y Arsenio Rodríguez conuna escopeta. Saturnino llamó al cabo Jerónimo Beitia yle dijo que había triunfado la revolución social y que te-nía orden de desarmarlos. A continuación entró un grupoy se apoderaron del fusil del cabo y de las dos pistolas; aJuan Pagalday le hicieron ir a su casa a entregar el fusil.Los llevaron detenidos al sindicato donde los retuvieronhasta las dos de la tarde; posteriormente les dejaron li-bres pero con la prohibición de no salir de casa. Después,redactaron el Bando y Saturnino se lo dio a Ángel Zubilla-ga para que lo leyera, mientras Eulogio Ochoa tocaba eltambor:

Habiendo triunfado en España la República Social, el Co-mité Revolucionario de Aretxabaleta, hace saber:

1. Que desde este mismo momento queda prohibido ter-minantemente andar por la calle en grupos superiores atres personas, asomarse a los balcones y menos andar conarmas, ya sean de caza o de cualquiera otra clase.

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85. Murió en un batallón de trabajadores en Fuerteventura.

86. Murió el 18 de diciembre de 1944 en Dachau campo de concentración en Alema-nia, tras ser detenido en Francia. José Ramón Intxauspe.

2. Las tiendas permanecerán cerradas, no pudiendo ven-der nada sin autorización del Comité.

3. Todo aquel que no cumpla estos artículos será castigadoenérgicamente, no respondiendo en ningún caso de lo quepueda sobrevenirle.

Mientras tanto, un grupo entre los que se encontrabanSaturnino Sauquillo,87 su hermano José, Ladislao del Teso,Lucio Oteiza y Rafael Múgica, fueron a la tienda de Do-mingo Uribesalgo, donde cogieron cartuchos, unas sesen-ta cajas del calibre 12 y 16, pólvora y demás explosivos,requisaron armamento por las casas y fueron armados alSindicato. Por la tarde, Zubillaga regresó solo a Arrasate,donde se enteró de que habían dado muerte a Oreja yResusta.

Ese día se hicieron guardias por la calle por lo menoshasta las siete de la mañana. 88 A esa hora comenzó a co-rrer la voz de que todo había terminado y que era conve-niente marchar al monte. La mayoría así lo hizo, pero a lashoras, algunos regresaron al pueblo y se reintegraron a suvida cotidiana hasta que varios días después fueron de-tenidos. Otros fueron detenidos en las inmediaciones deAretxabaleta. Es decir, en Aretxabaleta continuó la huelgainsurreccional un día más que en Mondragón.

En el auto de procesamiento se recoge que durante losdías 5, 6 y 7 de octubre se produjeron hechos en Aretxaba-leta, que se conocen por las denuncias que también seacreditan: partidas armadas atacaron a personas y cosas,produciendo sucesos revolucionarios; que desarmaron alos miqueletes, asaltaron y saquearon el establecimientode Domingo Uribesalgo y penetraron en domicilios parti-culares para incautarse de escopetas y otras armas.

En Oñati las cosas no fueron tan lejos Ante las noticias que llegaban de Mondragón, los car-

listas se concentraron en su centro para defenderse en

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87. Fue fusilado por los franquistas en Burgos, el 26 de noviembre de 1938.

88. Declaración de José Sauquillo. Causa 175/1934

caso necesario. Según éstos, «los republicanos y socialis-tas trataron de asaltar el local, dándose el caso curioso deque aparecieron reforzados por los miqueletes de unifor-me de plantilla en el pueblo, si bien pronto desistieronde su empeño, porque alguien debió prevenirles de lapresencia de soldados en Mondragón».89

Varios republicanos la noche del día 5 estuvieron enel Centro de Acción Republicana con escopetas de supropiedad, pues sospechaban que fueran a ser atacadospor los carlistas, que en su centro habían introducido va-rios bultos, para ellos sospechosos.90

El seis de octubre, sábado, no asistieron al trabajo, si-guiendo la orden de paro dada por el Centro Republica-no. Realizaron piquetes, el día 6 y el lunes día 8, de unasochenta personas que invitaban a secundar el paro aaquellas personas que no lo hubieran hecho todavía, acu-dieron a Garay, a las obras de la Universidad y a la esta-ción del ferrocarril «porque se trataba de que tambiénparase, pero acordaron que la circulación de trenes no seinterrumpiera».91

Segundo Martínez de Iturrate, presidente del Sindica-to Metalúrgico de Oñate y miembro de la UGT , declaróque tenía noticias de que el paro era general e invitó aotros obreros a secundar el paro, pero que en ningún mo-mento hubo coacción alguna.

El 12 de octubre el auditor militar de la Sexta RegiónMilitar declaró que «visto el contenido de las diligencias

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89. Mugarza Daniel, el Decenio Crítico, p.107. Vicente Astiazaran, conserje de la so-ciedad Txantxiku Txoko y miembro de la Unión Republicana, hermano de José, quien paraentonces ya estaba denunciado, y al parecer, había huido, declaró no saber nada.

Vicente Oregi, tesorero de la Unión Republicana de Oñate, declaró que no intervinoen la huelga. Trabajaba cuatro días a la semana y el sábado oyó que había huelga, perocomo él tenía fiesta y el lunes también, no le dio importancia.

90. Eugenio Aranburu Madinabeitia, dijo que intervino para invitar a secundar elparo el día seis de octubre. La noche del día 5 Igual que él acudieron con el mismo fin ytambién armados de escopeta al Centro Republicano, Florentino Galdós, Domingo Biainy Julián Zubia.

91. Declaraciones de Juan Celaya Kortabarria, Doroteo Renón Arrasua y InocencioAranburu Zabaleta.

y teniendo en cuenta que las coacciones y tenencia ilícitade armas que en ellas se persiguen, ocurrieron en Oñatial parecer con anterioridad a la declaración del Bandodeclarando el estado de guerra en la provincia de Gui-púzcoa», decidió remitir lo actuado al juez de instrucciónde Primera Instancia de Vergara. Es decir, pasar de lo mi-litar a lo civil, y por ello, son puestos en libertad los dete-nidos oñatiarras el día 21 de octubre.92

Sin embargo, en la causa militar Nº 436 contra Floren-tino Galdós Osinaga, Pedro Aguirrezabala Madinacorta93 ySegundo Martínez de Iturrate, el jefe del puesto de laGuardia Civil de Oñate, declaró que tenía información deque «Florentino Galdós estuvo toda la noche del día 5 enla Casa del Pueblo, dando órdenes del curso de los acon-tecimientos que se iban desarrollando en Mondragón yAguirrezabal haciendo viajes a Mondragón y Eibar, en unauto que había robado y que conducía Astiazarán, y queSegundo Martínez de Iturrate, presidente local de la UGT–entonces en libertad–, presidió la reunión de todosellos –en número unos 40– acordando el paro general».94

En Bergara también la huelga fue totalEn Bergara tenemos constancia del movimiento de

huelga, que duró varios días. Su crónica fue recogida enlas páginas de La Voz de Guipúzcoa: «Fue el paro absoluto,completo, el mayor de cuantos hemos conocido en la lo-calidad, el orden fue absoluto en los seis días y medioque duró la huelga, no registrándose el menor intento deperturbación. El sábado, segundo día de la huelga, seefectuó un minucioso registro en el Centro Obrero, afecto

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92. Diligencias previas por supuestas coacciones los días 5, 6 y 7 de octubre y las de-claraciones de los 21 detenidos, realizadas en la cárcel de Bergara, ante el juez instructorDaniel Landa. Archivo Josuren y Mikel Murgizu.

93. Fusilado el 28 de enero de 1939.

94. Martínez de Iturrate fue nuevamente detenido junto con los otros dos compañe-ros encausados. El 3 de diciembre de 1934 fueron puestos en libertad. Causa 436/1934. Ar-chivo Mikel y Josuren Murgizu.

a la UGT, sin resultado alguno. Dicho centro se haya des-de entonces clausurado. Solidaridad de Obreros V ascosse sumó a la huelga con todas sus fuerzas. En Bergara,hubo seis detenciones todas ellas de elementos directi-vos de la UGT».

El único hecho que pudo tener otro cariz en Bergara,se produjo cuando unos mondragoneses acudieron a la vi-vienda de Camilo Basterrechea en Bidekurtze, con la in-tención de llevarle detenido. «Vinieron desde Mondragóna detener a Camilo, pero éste avisado por Pedro Urbina,se había fugado de su casa, y no le encontraron».95

El jueves día 11 de octubre, por la mañana, Solidari-dad dio un pregón recomendando a sus afiliados y sim-patizantes su vuelta al trabajo, y media hora más tarde, laUGT hacía lo mismo. Por la tarde, todos los obreros rea-nudaron su trabajo, menos en la factoría de Altos Hornosde la UCEM, donde se les dijo que antes tenía que reu-nirse el Consejo de Administración y alcanzar unos acuer-dos. Al día siguiente, se colocó un anuncio en la porteríade la fábrica en el que se decía, que todos los contratosde trabajo se consideraban anulados y que los que dese-aran pertenecer al personal de la empresa tenían que so-licitar el ingreso por firmas estampadas en unos pliegosque se colocaron.

«Durante la huelga, fueron pasando por Vergara pre-sos procedentes de Oñati, Eibar, Mondragón y Arechava-leta con destino al Fuerte de Guadalupe en número demás de trescientos».96

Pedro García nos contó en una entrevista que su tíoFlorencio Estevez, comunista, junto con Ramón Gabilon-do y otros amigos con quienes formaba un pequeño gru-po «fueron a hacer parar las fábricas. Florencio tenía unapistola, hubo huelga, fue una huelga pacífica, preparabanalgo superior pero no encontraron fuerza suficiente y no

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95. Entrevista con Elena Luarizaristi, Bergara 16 de septiembre de 2006.

96. La Voz de Guipúzcoa, 14 de octubre de 1934.

resultó; mi tío escondió la pistola en el tejado de la casadespués de la huelga».97

A través de un escrito del Comandante de la GuardiaCivil de Bergara, hemos comprobado que el día 6 de oc-tubre se llevó a cabo el registro y clausura de la Casa delPueblo, que se saldó con las detenciones de Carmelo Sa-lazar Cenitagoya e Ignacio Vicente Urra, a quienes se lesatribuyó ser los principales promotores y dirigentes delmovimiento huelguístico98.

En Eibar , fueron procesados por estos hechos dosbergareses: José María Ambroy, y Francisco Zabala, esteúltimo presidente de la Agrupación Socialista. El tercerofue Bernardo Gómez que aunque era de Mondragón tra-bajaba en Altos Hornos de Bergara.99

CONSECUENCIAS POLÍTICAS

La unidad de la izquierda, primero en las AlianzasObreras y a continuación en el Frente Popular y la ruptu-ra definitiva de las relaciones entre el PNV y el carlismoconstituyen dos de las consecuencias de la Octubrada.

«Octubre de 1934 tuvo consecuencias políticas muyimportantes: en el campo de la izquierda, trajo la prolife-ración de las Alianzas Obreras en 1935, muchas de ellasen Bizkaia y Gipuzkoa, y ayudó a la formación y al triunfodel Frente Popular , cuya reivindicación principal fue laamnistía de los presos y represaliadospor los sucesos deoctubre; en el campo nacionalista, hizo infranqueable elabismo abierto entre el PNV y las derechas y contribuyó ala radicalización de sectores abertzales– ANV y algunos

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97. Entrevista con Pedro García Estévez, Grenoble, septiembre de 2004. A Florenciomiliciano del batallón UHP le mataron en la guerra en la ofensiva hacía Santander.

98. Oficio enviado por el Comandante del puesto de la Guardia Civil de Bergara a laComandancia Militar de Guipúzcoa, el 31 de octubre de 1934. Oficio nº 4289. Archivo Mi-kel y Josuren Murguizu, Bergara.

99. Gutiérrez Arosa, Jesús. La insurrección del 34 y la II Republica en Eibar, Eibarkoudala, Lasarte –Oria, 2001, pág. 151.

Solidarios– y a su acercamiento a las izquierdas, evolu-ción confirmada en la guerra civil”.100

Durante la Octubrada hubo cuatro muertos en la zonadel Alto Deba, varios heridos, 230 detenidos y catorcepersonas escaparon, refugiándose en Francia. Mondra-gón estuvo varios meses ocupada militarmente.

En el Círculo Tradicionalista ondeó la bandera a me-dia asta por la muerte de su diputado, Marcelino Oreja, yen el Casino Republicano fue izada la bandera en señalde duelo por Dagoberto Resusta.

El cura párroco de Mondragón, José Joaquín Arin Oiar-zabal,101 en una carta enviada a la Diputación de Guipúz-coa el 15 de octubre de 1934 manifestaba:

Al tener el honor de expresar a esa Excma. Diputación pro-vincial, por mi parte y en nombre de todo el pueblo deMondragón, el testimonio del más vivo y profundo agrade-cimiento por su asistencia al entierro y funerales celebra-dos en esta villa en memoria del finado señor Resusta, enlos cuales los señores Diputados que asistieron tuvieronocasión de observar lo mucho que ha sentido y execrado elpueblo de Mondragón el crimen cometido en la personadel señor Resusta, del cual dio elocuente prueba al asistiren masa a los actos del entierro y funerales por el aprecio yconsideración que gozaba aquí el finado, según se merecíapor sus virtudes y envidiables cualidades de bondad y cari-dad que tenía en los altos cargos que ha venido y venía de-sempeñando en la Sociedad Unión Cerrajera de esta villa,precisamente a favor de los desdichados obreros que hantenido la incomprensible avilantez de sacrificar su preciosavida con crimen tan horrendo, y como dice muy bien esaExcma. Corporación provincial, no cabe desvío intelectual ymenos en los autores del hecho tan execrable que lo puedajustificar ni siquiera explicarlo, aun suponiendo en ellos lamás infame perversión que cabe en el hombre.102

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100. Ipes, cuaderno de formación nº 5, Octubre de 1934. Jornadas organizadas del 22al 25 de octubre de 1984, cincuentenario de aquellos hechos.

101. Fusilado por los franquistas en Oiartzun la noche del 24 de octubre de 1936 jun-to a los también curas de Mondragón Leonardo Guridi Arrazola –natural de Oñati– y JoséMarkiegi Olazábal – natural de Deba–. Arrasate 1936 Una Generación Cortada pág: 320.

Mondragón fue ocupada militarmente. Además de lossoldados del Regimiento nº 8 de Montaña de V itoria, sedispuso de un contingente de 14 miqueletes, 25 guardiasciviles y dos escuadras de guardias de asalto, compues-tas en total por 10 guardias, dos cabos y un teniente.103

Tras ser ocupada por el ejército, la Casa del Pueblofue clausurada. La mañana del 6 de octubre comenzaronlas batidas por los montes y las primeras detenciones. Aldía siguiente, declararon el estado de guerra. Para entraro salir del pueblo era preciso proveerse de un salvocon-ducto y desde las seis y media de la tarde se prohibió lacirculación en la calle. Luís Martínez de Ubago alcalde deMondragón, el 6 de octubre mediante un bando, hace sa-ber: «Por orden de la autoridad que para evitar algún la-mentable suceso, queda terminantemente prohibida elque bajo ningún pretexto se transite por las calles a partirde las seis y media de la tarde de hoy».104

Para el 11 de octubre las detenciones se acercaban alcentenar, aunque muchos fueron puestos en libertaddespués de prestar declaración ante el juez.

Como ya no caben en la cárcel los detenidos, muchos es-tán ocupando el salón de actos de la Casa Consistorial yescuelas enclavadas en la dependencia municipal. Por elComandante Militar de la Plaza se ha dictado un bando, in-teresando bajo responsabilidad la declaración de todosaquellos vecinos que puedan aportar algún detalle relacio-nado con los sucesos. Restablecida la calma, entre el mar-tes día 9 y el miércoles día 10 las fábricas reanudaron susactividades industriales. En la primera hora de la madruga-da del martes, un camión de Guardias de asalto llevó a SanSebastián a 83 detenidos de esta villa”105.

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102. Koldo Mitxelena, Fondo Gordeak, Gestora Provincial, Sesión del 25 de octubrede 1934, SIG.2313. Resulta llamativo que Arin solo mencione a Resusta, ya que MarcelinoOreja era también un alto cargo de la Unión Cerrajera.

103. La Voz de Guipúzcoa, 25 de noviembre de 1934.

104. Archivo de Intxorta 1937 kultur elkartea.

105. ibídem, 12 de octubre de 1934.

El día 13, La Voz de Guipúzcoa informa que en Elma e In-dustrial Mondragonesa –La Cucharera– se trabaja connormalidad. «En la Unión Cerrajera, ha sido colocado unanuncio indicando que habían sido anulados los contra-tos de trabajo y señalando los días 11, 12 y 13, para la ins-cripción nuevamente de todo su personal obrero. A lasdos de la tarde fue trasladado al Hospital Militar de SanSebastián, el detenido Gerardo Ruiz de la Cuesta que in-tentó suicidarse».106

El mismo día 13 por la noche «llegaron procedentesde Legazpia donde se habían entregado a las autorida-des, tres implicados a quienes se buscaba. Con éstos yotras detenciones practicadas posteriormente, son yaotra vez más de cuarenta los individuos que se encuen-tran a disposición de la autoridad militar de esta villa.Ayer, primer día de plazo para las nuevas admisiones deingreso en la Unión Cerrajera, se apuntaron 1.087 obrerosde su anterior plantilla y 257 nuevos. Se espera que parael lunes día 15 de octubre, reanude esta factoría su vidaordinaria. Ayer se hizo cargo de las fuerzas militares des-tacadas en esta zona un teniente coronel de Regularesque procede de Alhucemas, donde prestaba sus servi-cios».107

El 9 de noviembre de 1934, La V oz de Guipúzcoa dacuenta de la readmisión de cuarenta y cuatro obreros dela UCEM. Todavía un buen número de ellos estaba en lacalle. En las páginas de La Lucha de Clases del 16 de di-ciembre, una treintena de obreros de la UGT, denunciansu condición de «despedidos de la Unión Cerrajera hastanueva orden» sin que tal orden llegue. «El ayuntamientono nos socorre». «Quieren paz y luego nos llaman revolu-cionarios, ¿es que os creéis que porque tan hipócrita-mente vayáis todos los días a misa y los domingos acomulgar, se os perdona vuestras felonías y canalladas?¿Acaso creéis que porque continúa nuestro Centro clau-

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106. ibídem, 13 de octubre de 1934.

107. ibídem, 14 de octubre de 1934.

surado dejamos de pertenecer a las filas de la Unión Ge-neral de Trabajadores? Tampoco, pero día llegará que algrito de ¡Viva la Libertad!, terminemos con estas injusti-cias y con el boicot a que nos tienen sometidos».

Las colectas y las ayudas del Socorro Rojo Internacio-nal representaban su única fuente de ingreso.

«Se da la polarización social entre nacionalistas y tra-dicionalistas. El origen está en una feroz campaña realiza-da en la prensa tradicionalista – Pensamiento Alavés y LaConstancia– acusando a los nacionalistas de participar enla intentona insurreccional. Campaña que será contesta-da desde la prensa nacionalista. El enfrentamiento perio-dístico se centra muchas veces en Mondragón».108

A partir de mediados de octubre, el periódico La Vozde Guipúzcoa comienza a publicar una serie de notas queponen de manifiesto el proceso de polarización políticaque se va dando en el pueblo a consecuencia del movi-miento insurreccional que trajo la ruptura para siemprede las relaciones entre el PNV y los carlistas. El clima deenfrentamiento viólento que se creó entre carlistas y na-cionalistas fue aprovechado por el ejército para clausurarlos centros tradicionalista y nacionalista de Mondragón, yasí evitar los frecuentes incidentes que se registraban en-tre ambos bandos. «Como consecuencia de los inciden-tes registrados en esta villa por los que hay más de unadocena de detenidos, la autoridad militar ha dispuesto laclausura del Batzoki y del Círculo T radicionalista, ordenque fue cumplimentada por la Guardia Civil».109

«El 28 de octubre, domingo, cuando se dirigía a su do-micilio Gregorio Unamuno, le salieron al encuentro doscarlistas, que revólver en mano, le exigieron la rectifica-ción de un escrito aparecido en el diario Euzkadi, relacio-nado con la actuación de los requetés de Mondragón

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108. Articulo realizado por Jabi Balanzategi sobre el Movimiento revolucionario deOctubre de 1934 en Mondragón.

109. ibídem, 5 de diciembre de 1934.

durante los pasados sucesos revolucionarios. Una herma-na del amenazado dio conocimiento a las autoridades delo ocurrido, quienes procedieron a la detención de Ma-nuel Madinabeitia, Porru capitán, y Modesto Otadui, Labe,este último autor de la conminación. Diligencias posterio-res dieron lugar a la detención de otro tradicionalista, Le-andro Aguirre, a quien los anteriormente citados hicieronentrega del revólver».110

«El 1 de noviembre, carlistas y nacionalistas, con gri-tos y viólencia se enfrentaron dando lugar a un espectá-culo vergonzoso. Hubo necesidad de formar la tropa perono tuvo que intervenir . Se practicaron detenciones decuatro elementos nacionalistas y tres carlistas, de los quemás se distinguieron en el alboroto, ocupándoseles a losdos últimos dos porras de madera».111

«Sobre las once y media de la noche del día 2 de di-ciembre, se entabla una reyerta en una plaza de Mondra-gón. Pío Bidaburu y Esteban Zaitegui, Palmeño, acuden asocorrer a uno que golpean otros que se valen de su su-perioridad numérica. Entre los agresores estaba ClaudioOtadui Arregui (…). Interviene un corneta que tocó silen-cio a las once, quien dice que delata primero a Bidaburuy después a Zaitegui como autor de una supuesta agre-sión y de haber gritado ¡V iva el Comunismo Libertario!Bidaburu y Zaitegui son absueltos en el Juicio Sumarísi-mo. Los representantes de la vida civil de Mondragón, Al-calde, Juez Municipal, Administrador de la Cerrajera,Consejero de la misma y Contramaestre, afirman los ante-cedentes intachables de los procesados, que no los tie-nen por exaltados, ni por hombres de avanzadas ideas,que son personas de excelente conducta moral y que laopinión personal de cada uno de los declarantes y de lapública de la villa es la de que ni realizaron actos de agre-sión ni profirieron gritos subversivos».112

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110. ibídem, 30 de octubre de 1934.

111. ibídem, 2 de Noviembre de 1934.

112. ibídem.

Ambos detenidos, de ideas nacionalistas, salieron enlibertad provisional el día 24 de diciembre.

El 4 de diciembre, el gobernador militar, Carrasco, de-claró estar decidido a mantener la paz en Mondragón«cueste lo que cueste» y ordenó la clausura de los esta-blecimientos de bebidas donde los promotores de losrecientes incidentes estuvieron bebiendo.113

La ocupación militar de Mondragón se extendió hastael 14 de diciembre de 1934, si bien, los guardias de asal-to continuaron en el pueblo hasta el 24 de febrero de1935.

La vida local quedó paralizada, ya que todas las de-pendencias del A yuntamiento habían sido habilitadaspor las tropas como cuartel, cárcel, juzgado y demás acti-vidades derivadas de la intervención municipal. Fuerondesignados dos nuevos concejales de afiliación radical,Vicente Herrarte y José Díez Fumero.114

En consecuencia, en el A yuntamiento sólo quedaronconcejales radicales y carlistas. Los concejales del PNV, so-cialistas, de ANV y de Izquierda Republicana habían dimi-tido el 7 de septiembre de 1934, como protesta contra laspersecuciones de las que eran objeto por parte del Go-bierno, alcaldes y concejales vascos. A continuación tras-cribimos el contenido del escrito con el que dimitieron:

Que se ven obligados a dimitir de su cargo con carácter irre-vocable, fundados en los siguiente motivos: En el cumpli-miento del acuerdo de la Comisión de Ayuntamientos delPaís Vasco; Como protesta contra las persecuciones, multas,suspensiones, destituciones, procesamientos, embargos,detenciones, y vejámenes de que se ha hecho objeto por elGobierno a los alcaldes y concejales vascos; Como protestacontra el asalto de los municipios por la fuerza pública; Porlos actos de fuerza, viólencia y vejamen cometidos; Por laprohibición de la Asamblea de Zumarraga; Por los atropelloscometidos contra los parlamentarios catalanes y vascos; Por

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113. La Voz de Guipúzcoa, 5 de Diciembre de 1934.

114. La Voz de Guipúzcoa, 20 de octubre de 1934.

la destitución del ayuntamiento de Vitoria y el nombramien-to de Gestora Municipal; Por la prolongación de las Gestorasde las Diputaciones; Por los contrafueros cometidos.115

REPRESIÓN Y MUERTE DE SECUNDINO VITORIA

La represión del movimiento fue encabezada por elejército. El 6 de octubre, el general jefe de la Sexta Divi-sión Orgánica, José Fernández de Villa, redactó un bandodonde se declaraba el estado de guerra en todo el territo-rio de la División, comprendido entre las provincias deNavarra, Guipúzcoa, V izcaya, Álava, Logroño, Santander ,Burgos y Palencia,. En su primer artículo el bando reque-ría: «a todos los rebeldes sediciosos que depongan su ac-titud hostil y presten obediencia a la Autoridad legítima,quienes lo hagan en el término de dos horas a partir de lapublicación de este decreto, quedarán exentos de pena, aexcepción de los autores o jefes rebeldes».

Todas las organizaciones obreras, políticas y sindicalesfueron clausuradas, sus bienes confiscados; la totalidad delos centros obreros y de izquierda permanecerán cerradosdurante casi un año. Las organizaciones socialistas, anar-quistas y comunistas quedan fuera de la ley y sus líderesen la cárcel o en el exilio. En menor medida, la represiónafecta al sindicalismo nacionalista, que tampoco puedeactuar libremente. En los ayuntamientos, el gobernadornombraba gestoras municipales compuestas por elemen-tos carlistas y radicales. En Gipuzkoa más de un millar depersonas fueron detenidas. T odas las personas obrerasque pararon se vieron obligadas a solicitar de nuevo el in-greso, que fue aprovechado por sectores de la patronalpara despedir a alguno de ellos como represalia política;el estado de alarma y las ocupaciones militares de lospueblos se extendieron por varios meses, la supresión delos periódicos obreros y la censura de prensa quedaroninstalados permanentemente, los casos de torturas y pali-zas brutales se repitieron con muchos detenidos.

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115. Varios autores, Una Generación Cortada, p. 126.

El primer revolucionario en sufrir los efectos de la re-presión en Arrasate fue Secundino V itoria, hermano deMarcos Vitoria. Tomás Ruiz de Alegría relata:

El seis de octubre andábamos por los montes escapados,las fuerzas que nos perseguían, le mataron a Secundino Vi-toria en las cercanías del caserío de Barrena Zahar, en Mon-dragón, éste que también fue clasificado como hijo derepublicano y condenado a no entrar a trabajar en la UniónCerrajera, ocupaba un puesto de sereno nocturno en elAyuntamiento.116

En Arrasate, si bien los detenidos fueron 158, 132, ensu mayoría jóvenes, fueron procesados por los sucesos del5 de octubre. Estuvieron encarcelados en primer lugar du-rante seis meses en el Fuerte de Guadalupe, para pasarluego a la cárcel de Ondarreta. Otros, como el propio Uriar-te, serían procesados por estos hechos años más tarde.117

Trece mondragoneses consiguieron huir . Entre ellosestaban algunos de los integrantes del Comité Revolucio-nario, además de Uriarte, a quien todos, tanto testigoscomo procesados, le concedían el cargo de máximo diri-gente. Sin embargo, Pedro Gallastegui y Segundo Olaza-goitia,118 serían detenidos el 19 de octubre en el garajeUniversal de Pamplona, en el interior de un coche, cuandose disponían a marchar hacia Burguete y de allí a la fronte-ra119. Marcos Vitoria, Guillermo Lasagabaster, José Aguirre-gomezcorta e Ismael Diez, llegaron a Pau «atravesandosierras y montes salvajes, engañando a guardias y a todoel mundo con nuestros cuentos. ¡Cuántas mentiras hemosdicho!».120 Francisco Azkonaga, Víctor Berezibar, Pedro Ruiz

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116. Ibídem, folio 191, nota sobre el levantamiento del cadáver. Pese a que leasfuerzas de derechas decían que se había suicidado, las fuentes de izquierda decían quelas fuerzas que perseguían a los revolucionarios le habían aplicado la ley de fugas.

117. Ver lista en el Anexo VI.

118. Segundo Olazagoitia García, “Sancho”, trabajador de la Unión Cerrajera. Fueprimero capitán de la primera compañía de Dragones y posteriormente Comandante delbatallón, le mataron en Euba, en la Cota 333. el 9 de mayo de 1937.

119. Ibídem, folio 232.

120. Ibídem. Carta de Marcos Vitoria requisada a Mercedes Jáuregui.

de Alegría, José María Urcelay y Jaime Uriarte Cestona,también llegaron a Francia. De Onati se fugó José Aztiaza-ran, Txaketua.

Celestino Uriarte, dado de baja en la empresa Elma el4 de octubre, tras los sucesos del 5 de octubre, tambiénconsiguió huir y se exilió, por vez primera, en Francia. Ensu huida, fue ayudado por su cuñado Patxi, marido de suhermana Victorina. Siendo éste carnicero, no les resultódemasiado complicado hacerse pasar por tratantes deganado. Se dirigieron a unos caseríos al Norte de Navarra,vestidos con txapela y comunicándose en euskera hastaque pasó al otro lado. Junto con otros muchos arrasatea-rras, estuvo en Pau y T ours. Gregorio González tambiénpasó la frontera, pero detenido por las autoridades, fueentregado por Francia a la Policía española en Irún.121

Otros que presumiblemente también pertenecían alComité, como Gerardo Ruiz de la Cuesta y Pío Altuna fue-ron detenidos. El 1 de diciembre de 1934 fueron traslada-dos desde el Fuerte de Guadalupe a Eibar, seis mondra-goneses: Jesús Trincado Baños, Gerardo Ruiz de la Cuesta,Cosme Altuna Sagasta, V icente Etxebarria Larrañaga, V i-cente Cubillo Grima y Fermín Ibáñez Azkoaga. Quedaron adisposición del capitán de la Guardia Civil de la Zona Ar-mera.122

Muchos años más tarde, Jesús Trincado contaría cómo«un día apareció un camión de Guardias de Asalto y algu-nos coches entre ellos el del ingeniero Chacón de laUnión Cerrajera. Se vio conmigo y me acusó de haber he-cho un mapa del pueblo. Le dije que sí, pero que sólo delas calles. Seguidamente nos trasladaron al Ayuntamientode Eibar mezclados con los de Asalto. En el Ayuntamien-to dieron duras palizas a los eibarreses y uno de ellos sal-tó desde el balcón hasta la plaza y fue hospitalizado conuna pierna rota. A mí también me dieron tres o cuatro po-rrazos. Al día siguiente, en compañía de los de Asalto, la

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121. Ibídem, folio 903.

122. Ibídem, providencia al Juez Llamas.

Guardia Civil y dos miqueletes, nos llevaron hasta el lu-gar donde pasamos la noche y guardamos las armas, nospararon cerca de Elgeta; en eso, como si le hubieran em-pujado, salió el guardia civil Zubizarreta remarcándomecomo uno de los más destacados de los rebeldes; el Ca-pitán mandó a cuatro guardias de asalto que me llevaranaparte y me dieran mi merecido, los cuatro me acorrala-ron y empezaron a darme todo lo que podían, aunque lesadvertí que me habían roto un brazo, siguieron pegándo-me lo más fuerte que podían, hasta que decidí defender-me separándome de los cuatro con la misma fuerza yempecé a alejarme; el provocador ya estaba apuntándo-me, se oyeron gritos para que no disparase y el Capitándijo: ¿qué pasa ahí? Volvimos al grupo, anduvimos hastaKanpazar y llegamos a Mondragón, a la plaza municipal yyo fui conducido a la cárcel del municipio».123

El trato hacia los demás detenidos suponemos quesería parecido, ya que Ruiz de la Cuesta intentó suicidar-se en la cárcel de Mondragón, clavándose una aguja en elcorazón.124

Se imputaron cargos por las muertes de Oreja y Re-susta contra Rafael García, Cristóbal Lizarralde, Paco Cho-pito, José Agirregomezkorta y José María Urzelai. 125 Segúnse contaba en el pueblo, les daban una pistola sin balas yles hacían disparar en el mismo lugar donde cayeron Ore-ja y Resusta. Los testigos hablan primero de una descar-ga, según éstos hubo una especie de pelotón deejecución y luego disparos sueltos.

Las declaraciones sobre el tiempo transcurrido entreque entraron a la Casa del Pueblo y el paso a la huerta, re-sultan un tanto contradictorias, pero cabe suponer que, de

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123. Carta escrita por Jesús Trincado el 31 de mayo de 2001.

124. Comparecencia del médico del Batallón de Montaña, en la que señala habersido avisado de que Gerardo Ruiz necesitaba asistencia, por haberse clavado una aguja;reconocido minuciosamente le pareció notar un cuerpo extraño que no pudo determinarpor los medios corrientes de exploración y propuso su traslado al Hospital Militar de SanSebastián. Causa 106/1934, folio 94.

125. Ibídem, folios 71 vuelto y 72. José Maria Urzelai fue fusilado por los franquistasen la cárcel de Larrinaga de Bilbao el 10 de marzo de 1938.

acuerdo con las circunstancias sobrevenidas, especial-mente por la inminente llegada del ejército, la decisión deaplicarles la ley de fugas fue tomada de forma precipitada.

Respecto a la participación de Celestino, las únicasdeclaraciones o escritos que se le conocen a propósitode los sucesos del 34, son las del sumario abierto tras sudetención en 1948. Según el escrito de fiscalía 142/48 del24 de septiembre de 1949:

Se desprende que Celestino figuró como afiliado al PartidoSocialista y UGT, desempeñando el cargo de secretario lo-cal del Sindicato Obrero Metalúrgico en Mondragón y du-rante el dominio revolucionario en dicha villa durante elaño 1934 ejerció mando, interviniendo en la requisa de ali-mentos, expedición de pasaportes y detenciones, impu-tándole participación en la prisión de Oreja, Resusta yAzkoaga, siendo asesinados los dos primeros y escapandoel tercero que resultó herido.

Se le atribuye la dirección del movimiento y por estarazón, el fiscal le imputó la pena de muerte, sin que se leacusará formal y directamente del asesinato de Oreja yResusta.

Muchos años más tarde, en una entrevista que Uriarteconcedió a Roberto San Pedro, poco tiempo antes demorir confesó:

Fui condenado a muerte por la ejecución de Oreja. Yo no dital orden. Pero me siento partícipe activo de los aconteci-mientos del 5 de octubre y asumo plenamente los hechos deaquel día. Marcelino Oreja era empresario, pero no un em-presario cualquiera. Mantenía un odio despiadado a la claseobrera, a todos los republicanos y socialistas. En numerososmítines que con motivo de las campañas electorales realiza-ba, se acuñaban frases que se hicieron célebres y que traslu-cían el talante de este hombre: Antes que cualquierrepublicano pise el suelo de mi fábrica tendrán que comerhierba. En mi casa no hay ni pan ni trabajo para ellos.126

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126. Octubre de 1934 en Arrasate, Zer Egin, publicación monográfica sobre Octubrede 1934, Ipes, 24 de octubre de 1981.

127. Ver anexo VII.

En Aretxabaleta fueron procesados 44 jóvenes yUriarte en rebeldía.127La petición del Ministerio Fiscal fuede pena de muerte para Saturnino Bravo, a otros 17 penade reclusión perpetua y de reclusión temporal al resto,excepto, Florentino Andrés, Ignacio Franco, José Anto-ñanza de Diego, Constantino Carmona, Tomás Castro, Ru-fino Hurtado, Francisco Otero Santamaría y EutiquianoSánchez, cuyos casos acordaron sobreseer provisional-mente.

Por los mismos hechos, en Oñati los procesados fue-ron 23 128 y en Bergara cinco: José María Ambroy, BernardoGómez, Francisco Zabala, Carmelo Cenitagoya e IgnacioVicente Urra. Estos dos últimos, después de estar deteni-dos en el Fuerte de Guadalupe y en la prisión provincialde San Sebastián, durante más de un mes, fueron pues-tos en libertad sin cargos.129

La mayoría de los detenidos fueron presos al Fuertede Guadalupe. El 11 de marzo de 1935, a las 8 de la ma-ñana, al realizar el recuento los guardias se dieron cuentade que faltaban cuatro presos, de los cuales tres eran deMondragón: Gerardo Ruiz de la Cuesta, Pedro Gallasteguiy Ventura Vega, Carnera. Según el comandante juez ins-tructor, Ramiro Llamas, éstos se encontraban procesadosen la causa 106/1934 por el supuesto delito de rebelión.En ese momento, la causa se encontraba en periodo deplenario y el fiscal solicitaba en su escrito de conclusio-nes provisionales la pena de muerte para los dos prime-ros y prisión mayor para el último. 130 El cuarto fugado,Javier Salinas Arralde, de Hernani,131 estaba procesado porel mismo delito de rebelión en la causa 242/34 y el fiscal

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128. Ver anexo V.

129. Oficio del Juzgado de Instrucción Nº2 de San Sebastián; Videncia del juez ins-tructor de Bergara Sr. Martín, Oficio nº 2841, Archivo de Josuren y Mikel Murgizu, Bergara.

130. La Voz de Guipúzcoa del 10 de enero de 1936:“El fiscal auditor Militar de Bur-gos en sus conclusiones definitivas pidió condena a la pena de muerte a dos de los pro-cesados y a reclusión perpetua a muchos más”.

131. Presidente de las Juventudes Socialistas de Hernani, se casó en Rusia y cuandoproyectaban películas en ruso en Barcelona, el y Luis Bermejo hacían de traductores. Ra-fael Ureta entrevista citada.

solicitaba la pena de reclusión perpetua a muerte. Loshuidos pasaron a Francia y de allí a Rusia. «A través deuna salida de una alcantarilla escaparon de Guadalupecon el objeto de rebasar la frontera».132 Pedro Vega sobri-no de Ventura nos cuenta que una vez que escaparon delFuerte de Guadalupe pasaron en una barca al otro lado,para posteriormente marcharse a Rusia.

El 15 de marzo, tomaron declaración a los presos deMondragón, Rufino Ormaechea Ibarrondo,133 Salvador Ro-dríguez Rodríguez, Valentín Goicolea Garaygordobil, Ja-cinto Olazagoitia Ceciaga, Pablo Ibarra Iriondo y JoaquínPolo Arrieta, natural de Hernani; todos negaron conocernada de la fuga.134

«Sus abogados defensores fueron quienes les prepa-raron la fuga. El proceso militar que estaba en curso secomplicó y pronto hubo dos nuevas peticiones de penade muerte para los presos de Mondragón».135

Todos los huidos, con la ley de amnistía de febrero de1936, volvieron de nuevo a Arrasate.136

Es muy destacable el hecho de que el batallón Drago-nes, se organizara a partir de las relaciones que se esta-blecieron en el Fuerte de Guadalupe, entre los presosdel 34 de Arrasate y Hernani.

LA OPINIÓN DE LOS PROTAGONISTAS

Las enseñanzas de aquella jornada histórica fueron«imborrables» según sus protagonistas. «Es evidente queperdimos aquella batalla por muchas y diversas razones.Pensamos como razón fundamental que los dirigentes delPartido Socialista, partido en el que militábamos enton-ces, trataron de cubrir el expediente; no tenían confianza

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132. Lasa Bergara Xabier, Andoain Askatasunaren alde eta frankismoaren aurka bo-rrokatu zutenak oroituz, Andoain, 2006, Oroituz.

133. Fusilado en julio de 1936 por tropas franquistas.

134. Causa 110/35.

135. Tomás Ruiz de Alegría, manuscritos.

136. Real Decreto de Ley de Amnistía de 21 de febrero de 1936.

en las posibilidades de éxito y al final hicieron esfuerzosen reducir la movilización. Sólo así se puede explicar quelos focos insurreccionales fueran tan reducidos. La esca-sez de medios materiales para emprender una lucha ar-mada influyeron, pero en un segundo plano».137

«Pienso que el fracaso fue debido,a que en el interiordel Partido Socialista había un sector importante, que noveía igual que nosotros,la necesidad de derrocar la socie-dad burguesa, éstos utilizaban la insurrección no como unmedio de tomar el poder , sino como forma de presiónpara que la CEDA no entrase en el gobierno. Así se en-tiende como si bien, la Huelga General fue ampliamenteseguida, en los núcleos obreros más importantes,en muypocos lugares tomó carácter insurreccional».138

En línea parecida se expresa el dirigente entonces dela Juventud Socialista de V izcaya, Cecilio Arregui: «la tanesperada orden de Huelga General Revolucionaria, fue re-cibida con entusiasmo por los militantes, pero sólo con entusiasmo no triunfa una revolución. Lenin dijo: la revolu-ción no se hace, se organiza. Hoy a toro pasado, y a tantosaños fecha, se ve con más claridad que aquel movimiento,de revolucionario, sólo tenía el nombre. Resultó un push,una aventura romántica (…) se lanzó a los trabajadores almovimiento sin la menor posibilidad de éxito. Esto teníanque saberlo los que eran máximos dirigentes del PSOE,así como los de la UGT (…) Nada de unirse al PCE, ni a laCNT (…), asunto de tal trascendencia era tratado como“negocio particular”. El espejismo de sus más de cien di-putados les hacía ambiciosos. Era cosa hecha, el triunfosólo sería de ellos y para ellos. A la masa de votantes, eltriunfalismo de los órganos de prensa socialista y ugetis-ta, hacía creer a dirigentes medios como a la base en ge-neral, que éramos invencibles. Aquí en Bilbao prevalecióla idea de una huelga revolucionaria, dentro de un “cierto

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137. Zer Egin, 24 de octubre de 1981. Entrevista con algunos de los participantes del5 de octubre de Mondragón.

138. José Maria Arriaran.

orden” si era posible pacíficamente (…). En Bilbao, enBizkaia, la masa obrera, los trabajadores todos, nos limita-mos a tomar el sol. Sólo los trabajadores de la zona mine-ra, tomaron la cosa en serio (…), por propia iniciativa sepresentaron en masa en las cumbres del Pagasarri, sobreBilbao, con los cinturones repletos de cartuchos de dina-mita; llegaron dispuestos a tomar la V illa. Dirigentes so-cialistas les dieron la orden de regresar a sus puntos deprocedencia (…). La responsabilidad de su fracaso, recaeplenamente en los dirigentes del PSOE y de la UGT . Porrazones que ellos sabrían, se olvidaron de una condición,tal vez la más importante que se requiere para que unahuelga general alcance el carácter revolucionario: lograr lamayoría de las fuerzas progresistas del país que, movidaspor un auténtico deseo de cambio, estén dispuestas a lu-char por conseguirlo».139

El movimiento revolucionario de octubre de 1934,fueun hito importante en la historia política del Estado espa-ñol. La derecha, que ocupaba el poder después de haberganado las elecciones de 1933, se proponía liquidar lasconquistas obtenidas desde la caída de la monarquía y laproclamación de la República. En realidad, no aceptabani la autonomía de Cataluña, ni la prevista para Euskadi,ni la reforma agraria, ni la limitación del poder de la Igle-sia, ni las reformas de la enseñanza.

Las izquierdas, el movimiento de los trabajadoresque se habían unificado en la Alianza Obrera, bloque for-mado por el Partido Socialista, el Partido Comunista, laUGT, El Bloque Obrero y Campesino, la Izquierda Comu-nista y el Partido Sindicalista, declara a primeros de octu-bre una huelga general que en algunos lugares devieneen movimiento insurreccional, para dar otra significacióna la República, la República Social, que comenzaba con laabolición del dinero y del sistema capitalista. Ése era elcontenido del bando revolucionario que se proclamó enArrasate, como paso necesario en la gestación de una

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139. Arregui Cecilio ¡Por Rojo! Memorias, Bilbao, 1983, pp. 19 y 20.

nueva sociedad socialista. Lo hacían convencidos de quequerían darle otro contenido a la República, al serviciode los obreros.

En Arrasate, pese a que las noticias que les llegabanno eran esperanzadoras, pues la huelga general no se ha-bía convertido en revolucionaria y armada en otros luga-res, se enfrentaron con las pocas armas que tenían a lastropas. Después, organizaron el repliegue. Los preparati-vos de la huida, las coartadas, el compromiso solidariodel silencio… eran las últimas tareas de los combatientesese día histórico.

En una carta fechada el 17 de octubre de 1934 en Pau,Marcos Vitoria140 le confesaba a la que más tarde fue sumujer, Mercedes Jaúregi: «te voy a decir que la situaciónen que me encontraba en ésa no cuadraba a mis aspira-ciones, porque tenía un porvenir sombrío y el día 5 deOctubre nos jugamos el porvenir con una ventaja, en queperder no podíamos nada porque no teníamos, en cam-bio ganar ya podíamos algo (…). Con esto te quiero decirque no me ha pesado en ningún momento lo que hemoshecho».141

«El movimiento revolucionario fracasó en el resto delEstado. En Asturias, donde todas las fuerzas obreras, in-cluida la CNT, se volcaron en la insurrección, fue el lugaren el que durante quince días, los obreros y los minerosse batieron con el ejército y las tropas de choque, morosy legionarios. La represión que vino después, no llegó aaplastar el sentimiento revolucionario que había inspira-do el movimiento. La insurrección de Asturias, será paralos trabajadores de todas las tendencias, el primer inten-to de los obreros en el Estado para tomar el poder con or-ganismos de clase, sus comités revolucionarios, dereclutar sus tropas, de armar a los obreros, en una pala-bra, edificar su propio Estado contra el Estado de la oli-

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140. La Agrupación Socialista de Arrasate lleva su nombre.

141. AMF, Causa 106/ 193.

garquía. Su lema, Unión de Hermanos Proletarios, se con-virtió en el de toda su clase».142

La revolución de octubre de 1934, en la que miles detrabajadores, con las armas en la mano, con el espíritu deconquistar la libertad y el socialismo se enfrentaron a laofensiva reaccionaria de las fuerzas de derechas, es unhecho que merece ser recordado. Mondragón fue uno deesos pueblos que participaron en aquellos brotes insu-rreccionales. 24 horas vividas por unos hombres armadosy reprimidos brutalmente. Este recuerdo es nuestro ho-menaje a la actitud combativa de esas personas, sincera-mente republicanas, socialistas y revolucionarias.

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142. Broué Pierre, Témine Emile: La revolución y la guerra de España. Fondo de Cul-tura Económica. México 1977.

Nosotros somos internacionalistas y no podemos aprobar el independen-tismo del pueblo vasco. Ahora bien, reconocemos el derecho de Euskadi, si asílo plantea a la independencia. El Estado español y sus nacionalidades es un

objetivo que cualquier gobierno debe tener en su agenda de urgencias.

Celestino Uriarte

ALIANZA DE IZQUIERDAS

El ascenso del fascismo en Europa forzó nuevas alian-zas entre los partidos de izquierda y republicanos. El giropolítico que dieron las distintas agrupaciones constitui-das en Frente Popular, desde el Partido Comunista quelanzó la consigna de defender la democracia parlamenta-ria burguesa, hasta los republicanos liberales que estu-vieron dispuestos a aceptar a los socialistas radicalizadosde octubre de 1934, tuvo consecuencias muy importan-tes, empezando por el triunfo electoral de 1936.

En el Estado español la constitución del Frente Popu-lar se firmó el 15 de enero de 1936 y entre los firmantes es-taban Unión Republicana, Izquierda Republicana, PSOE,PCE, UGT, Juventudes Socialistas, Partido Sindicalista y elPOUM –Partido Obrero de Unificación Marxista–. La exi-

En contra del alzamiento fascista

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gencia de la amnistía total para los insurrectos de 1934 y lareintegración con indemnización de todos los trabajado-res expulsados de sus puestos de trabajo, impulsó unaverdadera movilización popular. Es por ello, que los anar-quistas de la CNT y la FAI se abstuvieron de lanzar su con-signa habitual de no votar, de sabotaje a las elecciones, loque facilitó que el Frente Popular ganara los comicios.

A finales de enero se constituyó el Frente Popular enGuipúzcoa, en el que participaron socialistas, UGT, ANV,comunistas y Ezquerra V asca Federal. En las eleccionesdel 16 de febrero se presentaron como candidatos dosrepublicanos, Mariano Anso y Luís Apraiz, el comunista,Jesús Larrañaga y el socialista, Miguel de Amilibia.

La campaña electoral se basó en tres ejes: amnistía,estatuto y ni un desahucio más. La amnistía era el temafundamental de la izquierda obrera para las elecciones;los otros dos se dirigían, el primero a arrebatar la bande-ra del Estatuto de Autonomía al nacionalismo vasco y elsegundo a denunciar la colaboración de los diputadosdel PNV con los gobiernos radicales, al haber votado laLey de Arrendamientos mediante la cual muchos caserosdel País V asco habían sido desahuciados y expulsadosde las tierras que habían trabajado de padres a hijos.143

En Mondragón en las elecciones del 16 de febrero, elPNV obtuvo 1.174 votos, los tradicionalistas obtuvieron1.131 votos, y el Frente Popular 850.

En la segunda vuelta de las elecciones que se cele-braron el 1 de marzo, –no se presentaron los carlistas–,Manuel de Irujo consiguió 1.159 y Miguel de Amilibia 795votos. En Arrasate se produjo la ruptura de una urna porlo que se repitió el día 3 de marzo las votaciones en unade las mesas. Una vez contabilizadas las votaciones del 3del marzo en la que el Frente Popular consiguió 543 votosla victoria electoral fue a parar al Frente Popular , con1.376 votos Anso y con 1.338 Amilibia.144

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143. Miralles Ricardo: El socialismo vasco durante la segunda república, pag 292.

El 20 de febrero de 1936, entre la primera y segundavuelta, tras el triunfo del Frente Popular , se decreta laNueva Ley de Amnistía y al día siguiente salen a la callelos presos encarcelados desde octubre de 1934.

Con los mondragoneses, algunos del Comité Revoluciona-rio que habían conseguido escapar a Francia nos juntamosen San Sebastián cuando salimos de Ondarreta, con la Am-nistía, pero se quedaron también con nosotros, hasta el díasiguiente, porque cinco compañeros nuestros que estabanclasificados en delitos de sangre, no fueron liberados, elmotivo de quedarnos hasta que fueron liberados es por-que todos nos considerábamos con la misma responsabili-dad.145

Mientras los miles de obreros salían de las cárceles,se reanudaron los trabajos de la reforma agraria y se co-menzó a estudiar un estatuto para la autonomía vasca.

Tras la amnistía, algunas empresas entre ellas laUnión Cerrajera no querían admitir a todo el personaldespedido:

Se efectuaron admisiones de personal obrero después defebrero de 1936 por imposición de las Comisiones de Re-presaliados Políticos en la factoría de Mondragón el núme-ro de admitidos fue de 92 y en la fábrica de Vergara fueron24 los obreros admitidos.146

Sin esperar a la comunicación oficial de aplicación dela amnistía, Celestino regresa a Mondragón desde el exi-lio y entra de nuevo a trabajar en Elma el 5 de marzo de1936. El comandante juez instructor Alberto Moreno lecomunica el 20 de marzo: «Queda notificado por el pre-sente edicto de haberle alcanzado los beneficios del De-creto de Amnistía de 21 de febrero de 1936, según autode la autoridad judicial de fecha 7 de marzo actual».147

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144. La Voz de Guipúzcoa 20 de febrero, 3 de marzo y 4 de marzo de 1936. Bibliote-ca Municipal, Alderdi Eder San Sebastián.

145. Tomás Ruiz de Alegría manuscritos.

146. Informe de la dirección de la Unión Cerrajera, 1939. Archivo de Intxorta 1937 kul-tur elkartea.

147. AMF.

En consonancia con la política del Frente Popular, du-rante el mes de marzo de 1936 en el ámbito estatal setoma la decisión de unificar las Juventudes Socialistascon las Juventudes Comunistas. Celestino Uriarte fue unode los máximos defensores de esa unidad desde las Ju-ventudes Socialistas del País V asco, y reflejo de ello esque la unificación de las Juventudes Socialistas y Comu-nistas con la creación de las Juventudes Socialistas Unifi-cadas de Guipúzcoa se celebra en el salón de plenos delAyuntamiento de Arrasate el mes de junio de 1936.148

Durante la crisis interna socialista de los años 1935 y1936 en la que se enfrentaron los centristas de Prieto yRamón González Peña contra la Izquierda Socialista deLargo Caballero, la mayoría de la Agrupación Socialistade Arrasate se posicionó a favor de las tesis de Largo Ca-ballero, así es como los 58 militantes votaron a favor decelebrar un congreso extraordinario propuesto por laAgrupación Socialista Madrileña afín a Largo Caballero, yen la votación para cubrir las vacantes de la ComisiónEjecutiva 30 votaron a favor de Largo Caballero y 20 a fa-vor de Ramón Gonzaléz Peña.149

José María Uranga, carlista de Arrasate da su visióndel ambiente anterior al golpe militar . «El periodo com-prendido entre febrero y julio de 1936 se caracterizó porun ambiente de solapada enemistad y franca tensión deambiente tosco y desafiante, dedicado por algunos hastala preparación premilitar, tanto por los regresados socia-listas apoyados desde su restablecido poder guberna-mental, como por parte de los carlistas, plenamenteconvencidos de que aquel estado de cosas no podía sub-sistir por mucho tiempo. Se veía venir algo viólento. Unagran tensión dominaba al subconsciente e la gente desdehacía meses. En la tarde de un domingo anterior a la gue-rra, un muy nutrido grupo de socialistas eibarreses, mon-

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148. Euzkadi Roja, Nº7, 12 de septiembre de 1946. Ricardo Miralles dice que en Gui-púzcoa un plenario provincial de Juventudes celebrado en Tolosa el día 24 de mayo de1936 aprobó la unificación, Pág. 326.

149. Miralles Ricardo Pág., 314 y 318.

dragoneses y de la zona, bajaron desde Kanpatzar unifor-mados con sus camisas pardas y desfilaron por el pueblohasta la estación del ferrocarril en un impresionante alar-de».150

EL ESTALLIDO DE LA GUERRA CIVIL

El 17 de julio de 1936, los poderes fácticos de la Espa-ña tradicional, impulsan el alzamiento militar contra laRepública constituida democráticamente en 1931.

En Euskal Herria, en las dos del Sur –Nafarroa y Ara-ba– de perfil conservador, triunfa el golpe militar, el 18 dejulio, mientras que en las marítimas –Gipuzkoa y Biz-kaia–, el poder republicano se mantiene.

Los militares –al frente de los cuales está el generalMola– apoyado por miles de requetés navarros, cuyo lemaera: «Dios, Patria y Rey», invaden Gipuzkoa. En Gipuzkoa,contaban también con el apoyo de los jefes militares, dealgunos falangistas y de más de un millar de requetés.

Su plan inicial consistía en dos avances rápidos, cortarla frontera de Irún y entrar en Madrid. La combinación devarios factores trajo consigo que los planes de Mola no secumplieran como él esperaba.

El principal de estos factores, fue el papel resistenteque desde el primer momento, jugaron los milicianos delas organizaciones de izquierda –socialistas, republica-nas, comunistas, anarquistas, Acción Nacionalista Vasca yde sus sindicatos–, que tras declarar la huelga general, searmaron como pudieron para hacer frente a los golpistas.

La experiencia de octubre de 1934, la implacable re-presión y la cruda realidad de las cárceles, posibilitó quelas organizaciones obreras mantuvieran un gran espíritude movilización gracias al cual pudieron ofrecer una fuer-te resistencia al golpe militar del 18 julio de 1936 desdelos primerísimos momentos.

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150. Archivo del Ayuntamiento de Arrasate, Fondo de José María Uranga.

Celestino Uriarte participa con sus compañeros en ladefensa de la República y en la liberación de San Sebas-tián.

José María Arriaran, que desde el 18 de julio acompa-ñó a Celestino, nos cuenta:

El día 17 de julio amaneció como un verdadero día de ve-rano. Se sabía a ciencia cierta que iba a haber una subleva-ción militar apoyada por las fuerzas de derechas. Lasfuerzas civiles del Frente Popular, estaban advertidas porsus respectivas organizaciones políticas y sindicales, deque a la primera noticia de dicha sublevación, se acudieraa los locales de su partido o sindicato para organizar la res-puesta. En la mañana del 17 de julio en Mondragón, al sa-ber por la radio, que las fuerzas militares de Marruecos sehabían sublevado, fueron numerosos los obreros que sepresentaron en la Casa del Pueblo, algunos con revólveres.El citado día se pasó con cierto nerviósismo, pero en abso-luta normalidad. Fue al día siguiente cuando estalló la su-blevación. Pasaron tres o cuatro días, en los que nuestramisión era guardar el control de las carreteras, en contactoestrecho con Eibar. El puesto de la Guardia Civil que esta-ba al mando de un brigada, dijeron que estaban a disposi-ción de las fuerzas republicanas.151

A las 11 y media de la noche del sábado día 18, la GuardiaCivil con algunos paisanos, clausuró el Círculo Carlista. Almediodía del domingo 19, hicieron lo mismo con el Sindi-cato Libre de la calle Iturriotz.152

Durante esos días, los del PNV guardaron una especie deneutralidad, en la que si bien no estaban contra la Repúbli-ca, tampoco la apoyaban abiertamente. Se decidió formaruna columna para tratar de liberar a Vitoria. El armamentoera desproporcionado, solamente teníamos pistolas y re-vólveres y además con municiones insuficientes. Se unió anuestra columna un pelotón de Guardias de Asalto, al man-

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151. Guillermo Lasagabaster en su manuscrito. “relato de las batallas del BatallónDragones”, dice: “El día 19 el Comité de Guerra de Mondragón tuvo una conferencia conel brigada de la guardia civil, en la que contesto este que no se tendría ningún cuidado deellos, porque ellos siempre defenderían al gobierno legitimo y no a los sublevados”.

152. José María Uranga, Ibídem.

do del teniente Conde,153 el cual fue ayudado por CelestinoUriarte y Pedro Alegría. Entre tanto los del PNV, habían de-cidido salir de su “neutralidad” y también se unieron anuestra columna, o sea que el 21 o 22 de julio salió la co-lumna con entre 600 o 800 hombres dirección a Vitoria.

La columna se detuvo en Landa, a unos 15 kilómetros deVitoria, para ultimar los detalles antes del asalto. En esemomento procedente de Eibar vino un motociclista, con laOrden del Comité de Guerra, en la que urgentemente ha-cía saber que la columna debía de hacer media vuelta y di-rigirse a Eibar, para de allí, acudir a San Sebastián, dondese habían sublevado los fascistas.

Al pasar por Mondragón, los nacionalistas se retiraron de lacolumna, dejando solos a las fuerzas de izquierda. Llega-mos de madrugada a San Sebastián. La lucha fue cruenta.Allí nos encontramos con fuerzas obreras de Pasajes, Ren-tería, Irun y Hernani.154

En el mismo sentido, Tomás Ruiz de Alegría partícipedirecto en aquellos hechos relata: «Antes de salir haciaVitoria para atacar la capital, nos reunimos todas las fuer-zas en la plaza de Mondragón, y nos habló desde el bal-cón del A yuntamiento Celestino Uriarte. Cuando nosencontrábamos ya en camino a unos kilómetros de V ito-ria nos informaron de la sublevación de los militares enSan Sebastián por lo que dimos de nuevo la vuelta».

Guillermo Lasagabaster en su manuscrito escribe losiguiente: «A las 5 de la tarde cuando estábamos con unamoral muy elevada para la conquista de V itoria, recibi-mos de Mondragón la orden de regresar, los militares sehabían sublevado en San Sebastián. Tras pasar por Mon-dragón, llegamos a Eibar a las siete de la tarde. A las ochoy media salimos parte de los milicianos en autobuses ha-cia San Sebastián. Otros acudieron en un tren especial».

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153. Guillermo en el mismo manuscrito dice que el que dirigió esta columna fue elteniente Cecilio Gómez.

154. Manuscrito de José Maria Arriaran, –teniente de la primera compañía de Drago-nes, –escribió esto en Roquefort en mayo de 1977.