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7 Estudios Atacameños N° 27, pp. 7-43 (2004) Cazadores recolectores del Arcaico Temprano y Medio en la cuenca superior del río Loa: Sitios, conjuntos líticos y sistemas de asentamiento 1 PATRICIO DE SOUZA H. 2 RESUMEN El artículo presenta y discute la información existente para los períodos Arcaico Temprano y Arcaico Medio en el Loa Superior (norte de Chile), integrando los datos espacia- les, estratigráficos, cronológicos y ergológicos disponibles en el actual estado de investigación, e incluyendo infor- mación hasta ahora inédita. Además, se exponen los re- sultados de un análisis tecnológico, morfofuncional y mor- foestilístico realizado sobre los conjuntos líticos de los sitios considerados. A partir de dichos análisis, se genera una discusión en torno a los sistemas de asentamiento desarrollados por estas poblaciones y su relación con los cambios paleoambientales documentados para la Puna de Atacama. Palabras claves: cazadores recolectores – Período Arcai- co Temprano – Período Arcaico Medio – Puna de Atacama – Loa Superior – tecnología lítica – sistemas de asenta- miento. ABSTRACT This paper presents and discusses existing archaeological information for the Early and Middle Archaic periods in the upper river Loa (Northern Chile). For this purpose, we integrate currently available spatial, stratigraphic, chronologic and artefactual data, including unpublished information. We also present the results of technological, morfo-functional and morfo-stylistic analyses of the lithic assemblages. These are used to discuss hunter-gatherer settlement systems with regard to known highland paleo- environmental changes in the Atacama Desert. Key words: hunter-gatherers – Early Archaic Period – Middle Archaic Period – Atacama Desert – upper river Loa – lithic technology – settlement systems. Recibido: marzo 2004. Manuscrito revisado aceptado: agosto 2004. Introducción En los últimos años, el estudio de los cazadores recolectores del Arcaico Temprano y Medio de la Puna de Atacama (ca. 10500-6000/5500 C 14 AP) ha experimentado sustanciales avances. Principal- mente, estos han sido posibles a través de la puesta en práctica de un conjunto de investigaciones interdisciplinarias abocadas a pesquisar las rela- ciones entre los cambios en los sistemas de asen- tamiento y los cambios medioambientales (Grosjean y Núñez 1994; Núñez y Grosjean 1994; Grosjean et al. 1997; Núñez et al. 1999, 2001, 2002). Los resultados de estas investigaciones han derivado en propuestas convincentes centradas en torno a la idea de un cambio ambiental entre un Holoceno Temprano húmedo y un Holoceno Me- dio árido, el cual habría tenido importantes con- secuencias sobre los sistemas de asentamiento de las poblaciones de cazadores recolectores de la zona. Sin embargo, y a pesar de los avances, era posi- ble percibir hasta ahora un sesgo geográfico im- portante en la investigación. Este se hacía mani- fiesto en el hecho de que la mayoría de los datos arqueológicos utilizados provenían de la cuenca del Salar de Atacama, en perjuicio de la otra gran cuenca que compone la geografía de las tierras altas del Desierto de Atacama: la del río Loa. En efecto, los datos del Loa Superior para estos pe- ríodos se limitaban a la información proveniente de sólo dos sitios: Chulqui-1 y alero Toconce (Sinclaire 1985; Aldunate et al. 1986). Sin em- bargo, recientemente hemos reconocido y estudia- do cuatro nuevos sitios atribuibles al Arcaico Tem- prano y Medio en la cuenca superior del río Loa (De Souza 2003). Esta situación otorga las bases empíricas para que podamos incorporar en forma más activa a la cuenca del Loa en la trayectoria de investigación del Arcaico Temprano y Medio de la Puna de Atacama. 1 Proyectos FONDECYT 1980200 “Pinturas rupestres, cro- nología y distribución espacial en la subregión del río Sala- do, Norte de Chile” y FONDECYT 1960045 “Ocupacio- nes arcaico/formativas y arte rupestre en el Alto Loa”. 2 Programa Magíster en Antropología Universidad Católica del Norte-Universidad de Tarapacá. Correo San Pedro de Atacama, II Región, CHILE. Email: [email protected]

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Estudios Atacameños N° 27, pp. 7-43 (2004)

Cazadores recolectores del Arcaico Temprano y Medioen la cuenca superior del río Loa: Sitios, conjuntos líticos

y sistemas de asentamiento1

PATRICIO DE SOUZA H.2

RESUMEN

El artículo presenta y discute la información existente paralos períodos Arcaico Temprano y Arcaico Medio en el LoaSuperior (norte de Chile), integrando los datos espacia-les, estratigráficos, cronológicos y ergológicos disponiblesen el actual estado de investigación, e incluyendo infor-mación hasta ahora inédita. Además, se exponen los re-sultados de un análisis tecnológico, morfofuncional y mor-foestilístico realizado sobre los conjuntos líticos de lossitios considerados. A partir de dichos análisis, se generauna discusión en torno a los sistemas de asentamientodesarrollados por estas poblaciones y su relación con loscambios paleoambientales documentados para la Puna deAtacama.

Palabras claves: cazadores recolectores – Período Arcai-co Temprano – Período Arcaico Medio – Puna de Atacama– Loa Superior – tecnología lítica – sistemas de asenta-miento.

ABSTRACT

This paper presents and discusses existing archaeologicalinformation for the Early and Middle Archaic periods inthe upper river Loa (Northern Chile). For this purpose,we integrate currently available spatial, stratigraphic,chronologic and artefactual data, including unpublishedinformation. We also present the results of technological,morfo-functional and morfo-stylistic analyses of the lithicassemblages. These are used to discuss hunter-gatherersettlement systems with regard to known highland paleo-environmental changes in the Atacama Desert.

Key words: hunter-gatherers – Early Archaic Period –Middle Archaic Period – Atacama Desert – upper riverLoa – lithic technology – settlement systems.

Recibido: marzo 2004. Manuscrito revisado aceptado: agosto 2004.

Introducción

En los últimos años, el estudio de los cazadoresrecolectores del Arcaico Temprano y Medio de laPuna de Atacama (ca. 10500-6000/5500 C14 AP)ha experimentado sustanciales avances. Principal-mente, estos han sido posibles a través de la puestaen práctica de un conjunto de investigacionesinterdisciplinarias abocadas a pesquisar las rela-ciones entre los cambios en los sistemas de asen-tamiento y los cambios medioambientales(Grosjean y Núñez 1994; Núñez y Grosjean 1994;Grosjean et al. 1997; Núñez et al. 1999, 2001,2002). Los resultados de estas investigaciones handerivado en propuestas convincentes centradas entorno a la idea de un cambio ambiental entre unHoloceno Temprano húmedo y un Holoceno Me-dio árido, el cual habría tenido importantes con-secuencias sobre los sistemas de asentamiento delas poblaciones de cazadores recolectores de lazona.

Sin embargo, y a pesar de los avances, era posi-ble percibir hasta ahora un sesgo geográfico im-portante en la investigación. Este se hacía mani-fiesto en el hecho de que la mayoría de los datosarqueológicos utilizados provenían de la cuencadel Salar de Atacama, en perjuicio de la otra grancuenca que compone la geografía de las tierrasaltas del Desierto de Atacama: la del río Loa. Enefecto, los datos del Loa Superior para estos pe-ríodos se limitaban a la información provenientede sólo dos sitios: Chulqui-1 y alero Toconce(Sinclaire 1985; Aldunate et al. 1986). Sin em-bargo, recientemente hemos reconocido y estudia-do cuatro nuevos sitios atribuibles al Arcaico Tem-prano y Medio en la cuenca superior del río Loa(De Souza 2003). Esta situación otorga las basesempíricas para que podamos incorporar en formamás activa a la cuenca del Loa en la trayectoriade investigación del Arcaico Temprano y Mediode la Puna de Atacama.

1 Proyectos FONDECYT 1980200 “Pinturas rupestres, cro-nología y distribución espacial en la subregión del río Sala-do, Norte de Chile” y FONDECYT 1960045 “Ocupacio-nes arcaico/formativas y arte rupestre en el Alto Loa”.

2 Programa Magíster en Antropología Universidad Católica delNorte-Universidad de Tarapacá. Correo San Pedro deAtacama, II Región, CHILE. Email: [email protected]

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El presente artículo resume los resultados de unprimer trabajo de integración de los datos dispo-nibles para el Arcaico Temprano y Medio en lacuenca superior del Loa (De Souza 2003). En for-ma similar a los estudios que han estado siendorealizados en el resto de la Puna de Atacama,nuestra problemática se orientó a la identificaciónde los sistemas de asentamiento que estas pobla-ciones de cazadores recolectores desarrollaron ensu interacción con un medio ambiente sujeto asus propias dinámicas de cambio. Siguiendo en-foques ya aplicados para cazadores recolectoresdel ámbito andino por Yacobaccio (1990) y Al-denderfer (1998), para entender los sistemas deasentamiento se utilizaron herramientas concep-tuales derivadas del campo de estudios de la or-ganización tecnológica (Binford 1979; Nelson1991), y de teorías de rango medio sobre estrate-gias de movilidad de los cazadores (Binford 1980,1982), centrándonos particularmente en su apli-cación al análisis de los conjuntos líticos.

De esta forma, la estrategia analítica contemplóun análisis diacrónico de las relaciones entre loscambios en el uso del espacio y los cambios enlos conjuntos líticos recuperados de los sitiosconsiderados. Se vincularon así los conjuntos lí-ticos y contextos generales de los sitios con lasexpectativas que suponen los campamentos decazadores recolectores bajo la aplicación de es-trategias con distintos énfasis en movilidad resi-dencial o logística y con distintas extensiones enel uso del espacio, incorporando una discusiónsobre las potenciales relaciones con los cambiospaleoambientales documentados para la Puna deAtacama.

Es necesario hacer notar que los componentesarcaicos contenidos en los sitios a los que hace-mos referencia han sido estudiados en forma dealguna manera circunstancial, como producto envarios casos de un interés en otros componentesculturales incluidos en estos mismos sitios. Ade-más, las áreas excavadas por lo general corres-ponden a muestras pequeñas de los sitios. Sinembargo, y a pesar de estas limitaciones, la infor-mación que ha sido obtenida constituye una baseempírica que, correctamente enfocada, se develacomo de gran valor para dar pie a la formulaciónde hipótesis que guíen futuras investigaciones másespecíficamente orientadas al estudio de estosperíodos en el Loa.

Breve síntesis de antecedentes deinvestigación

El paleoambiente

La última década ha sido testigo de un gran avan-ce en la investigación paleoambiental al interiorde la Puna de Atacama, el cual ha sido productode una sucesión de diversas investigacionespaleoambientales realizadas al interior de la pro-pia vertiente occidental de la Puna Salada, permi-tiendo así superar la necesidad, hasta hace pocovigente, de utilizar datos de zonas aledañas parala reconstrucción paleoambiental (Núñez 1983;Núñez y Santoro 1988; Núñez 1992).

Los resultados derivados de estas investigacioneshan presentado coincidencias, pero también apa-rentes contradicciones. Las mayores coincidenciasestán en las apreciaciones sobre el ambiente delHoloceno Temprano, ya que si bien existen cier-tos desfases cronológicos, los diferentes estudiostienden a señalar que el ambiente del Fini-Pleistoceno y el Holoceno Temprano se caracteri-zó por un alto grado de humedad (Grosjean 1994;Grosjean y Núñez 1994; Grosjean et al. 1995 y2001; Geyh et al. 1999; Betancourt et al. 2000;Latorre et al. 2002; Rech et al. 2002). De acuer-do a Grosjean y colaboradores (1995), dichas con-diciones de humedad habrían involucrado un ré-gimen de precipitaciones de hasta tres veces elvolumen actual.

Las mayores contradicciones, por su parte, seamalgaman en el debate de si el Holoceno Medio(ca. 8000-3500 C14 AP) fue un período más secoo más húmedo que el Holoceno Tardío (Betan-court et al. 2000; Grosjean 2001; Quade et al.2001; Latorre et al. 2002). A favor de la alterna-tiva de un Holoceno Medio más seco se encuen-tran las investigaciones basadas en el registro lim-nogeológico y polínico de lagos y salares en elaltiplano (Grosjean et al. 1995, 1997, 2001, 2003;Valero-Garcés et al. 1996; Geyh et al. 1999); enel registro de paleosuelos (Grosjean y Núñez 1994;Grosjean et al. 2003) y en el registro de sedimen-tos aluviales conservados en quebradas (Grosjeanet al. 1995, 1997; Núñez et al. 1999). A favor dela alternativa de un Holoceno Medio más húme-do se encuentran las investigaciones basadas enel registro de macrofósiles vegetales en depósitosfósiles de fecas de roedores (Betancourt et al.2000; Latorre et al. 2002), y en el registro de las

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tablas de aguas subterráneas conservado en hu-medales (Betancourt et al. 2000; Rech et al. 2002).Como han señalado Grosjean y colaboradores(2003), es posible que estas contradicciones ten-gan que ver, en gran medida, con un problema delas distintas resoluciones temporales y espacialesde información que ofrecen los distintos archivospaleoambientales.

Si bien se trata de un debate aún abierto, hay queseñalar que los estudios que indican un HolocenoMedio árido están en relativa coincidencia coninvestigaciones llevadas a cabo en el altiplanoboliviano, en especial en el lago Titicaca y suscercanías. Es el caso, por ejemplo, del estudio denúcleos de hielo en la montaña de Sajama(Thompson et al. 1998) o del estudio de sedimen-tos del lago Titicaca (Baker et al. 2001). Además,y como se verá más adelante en este artículo, losdatos arqueológicos parecen apoyar la idea de queel Holoceno Medio significó una drástica aridiza-ción del medio hacia los 8000 C14 AP, con unretorno más estable de la humedad recién haciacomienzos del Holoceno Tardío (ca. 3500/3000C14 AP).

El Arcaico Temprano

Debido a la ausencia hasta hoy de un registro asig-nable con claridad a la tradición paleoindia, elArcaico Temprano constituye la primera etapa enla periodificación actual de la prehistoriaatacameña. Las dataciones más tempranas exis-tentes sitúan el inicio de este período entre los11000-10500 C14 AP, mientras que sus datacionesmás tardías lo situarían alrededor de los 8000 C14

AP (Núñez et al. 1999 y 2002). Como ya señala-mos, las distintas investigaciones paleoambientalesmuestran consenso en señalar que el HolocenoTemprano habría sido un período altamente hú-medo. Este contexto ambiental habría condicio-nado un sistema de asentamiento que involucraríala ocupación de espacios más diversos que en elposterior Holoceno Medio, utilizándose así mu-chos lugares que no serían reocupados, sino hastael Período Formativo Temprano (Núñez et al. 1999y 2002). El hecho de que el comienzo de lareocupaciones en estos sitios coincida con los ini-cios del Holoceno Tardío (ca. 3000 C14 AP), esuno de los argumentos que, desde la perspectivaarqueológica, apoyan la idea de que el HolocenoMedio fue un período más seco que aquel (Núñezet al. 1999 y 2002).

Se han propuesto dos fases o estadios dentro delArcaico Temprano: el estadio Tuina (ca. 10800-9000 C14 AP); y el estadio Tambillo (ca. 9000-8000 C14 AP) (Núñez 1992). De acuerdo a lasdataciones absolutas disponibles, el estadio Tuinase encuentra representado principalmente por ocu-paciones en aleros ubicados en el piso de quebra-das (Tuina-1, Tuina-5, San Lorenzo-1, Tulan-68,Tulan-109, Chulqui-1), a lo que se agrega unadatación cercana a los 9500 C14 AP de un estratode turba con desechos de obsidiana en el sitioabierto de Tambillo (Núñez et al. 2002). El esta-dio Tambillo se vería representado, de acuerdo alas dataciones absolutas, por la ocupación en ungran campamento de las tierras aledañas al Salarde Atacama, en el sitio-tipo Tambillo; por ocupa-ciones en algunos aleros en quebradas (Tulan-67y alero Toconce); y por ocupaciones en campa-mentos ubicados a orillas de las cuencas lacustresde la alta puna (Tuyajto-1b, Aguas Calientes-1 ySan Martín-4a) (Núñez et al. 2002).

Si bien el número de campamentos con datacio-nes del Arcaico Temprano en la alta puna es limi-tado y aún se circunscriben en un rango posteriora 9000 C14 AP, las prospecciones realizadas enlas paleoplayas de las cuencas lacustres de la altapuna han develado un total de 39 campamentosque, por ergología (p.e., puntas triangulares) y/opor su emplazamiento en torno a las paleoplayas,serían atribuibles al Arcaico Temprano (Núñez etal. 2002). Indudablemente, no es descartable quealgunos de estos campamentos pudiesen presen-tar dataciones previas a 9000 C14 AP. Además, delos 39 campamentos, sólo nueve poseen reocupa-ciones posteriores, lo que, apoyándose en la ideade un Holoceno Temprano húmedo en que estaslagunas estarían en su máxima extensión, se in-terpreta como efecto de las condiciones excepcio-nalmente favorables que existieron durante esteperíodo para el asentamiento en las orillas de es-tas paleoplayas (Núñez et al. 2002).

Una característica singular de los asentamientosdel Holoceno Temprano en la Puna de Atacamaes la recurrente presencia de puntas de proyectiltriangulares. Estas puntas triangulares se registranen los sitios Tambillo-1, Tuina 1, Tuina-5, SanLorenzo-1, Tulan-67, Tulan-109 y en 30 sitiosubicados en las orillas de salares y lagunas de laalta puna (Núñez et al. 2002). Es de hacer notarque en sitios del Holoceno Temprano de la ver-tiente oriental (N.O.A.), tales como Inca Cueva-4

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y Huachichocana, el patrón morfológico dominan-te en las puntas de proyectil también es el trian-gular (Aschero 1984; Yacobaccio 1990), siendoindudable la similitud morfológica y métrica en-tre las puntas triangulares de ambas vertientes.

El Arcaico Medio

El Arcaico Medio se identifica con un segmentode la prehistoria atacameña que ha sido caracteri-zado como tendiente al “silencio arqueológico”(Núñez y Santoro 1988; Núñez 1992; Núñez yGrosjean 1994; Núñez et al. 1999, 2001, 2002).Dicha calificación proviene de la observación deuna gran escasez de sitios arqueológicos con da-taciones entre los 8000 y los 5500 C14 AP a lolargo de la Puna de Atacama, situación que tam-bién se proyecta hacia al menos una parte de lavertiente oriental circumpuneña (Núñez et al.1999). Desde hace tiempo que dicha situación hasido interpretada como producto de un fenómenode aridez durante el Holoceno Medio, el que ha-bría impelido a las poblaciones puneñas a migrara la más estable costa y en buena medida despo-blar así las tierras altas (Núñez y Santoro 1988).Sin embargo, durante los años ’90, el descubri-miento y estudio de varios nuevos sitios datadosen el Arcaico Medio permiten enriquecer notoria-mente las hipótesis sobre las estrategias imple-mentadas por estas poblaciones de cazadores re-colectores en respuesta al fenómeno de aridez(Núñez y Grosjean 1994; Núñez et al. 1999, 2001,2002).

En particular, los estudios geoarqueológicos en elsitio de Puripica-3 dan pie a la idea de que loscazadores recolectores del Arcaico Medio se ha-brían asentado en torno a “ecorrefugios”, esto es,en torno a zonas con concentraciones inusualesde recursos bióticos en relación al árido mediocircundante (Núñez et al. 1999). A su vez, estaszonas de concentración de recursos serían de uso“oportunístico”, en el sentido de que su existen-cia estaría dada por situaciones circunstanciales,como puede ser el entrampamiento de aguas en laconfluencia de dos quebradas (caso de Puripica)o la existencia de vertientes subterráneas no alte-radas por la disminución de las precipitaciones(Núñez et al. 1999).

Otros asentamientos del Arcaico Medio se handetectado en las orillas de cuencas lacustresaltiplánicas, como es el caso de Laguna Miscanti

y Salar Huasco (Núñez et al. 2002). Estos sitiosestarían asociados, al menos en el primer caso, ahumedales y pastizales que se habrían formadoen un área plana del fondo del lago seco (Grosjeanet al. 2001), permitiendo la existencia de condi-ciones locales favorables dentro del clima árido.Por otra parte, se han identificado ocupaciones delArcaico Medio de baja densidad en el alero Tulan-67, en continuidad con las ocupaciones del Arcai-co Temprano de las fases Tuina y Tambillo detec-tadas en este mismo alero (Núñez 1992; Núñez etal. 1999 y 2002). Esta situación constituye unfenómeno excepcional, puesto que la mayoría delos aleros con ocupaciones del Arcaico Tempranopresentan reocupaciones recién hacia el PeríodoFormativo, o incluso en períodos más tardíos. Elsitio es interpretado como un asentamiento deocupación esporádica asociado a condiciones lo-cales de concentración de recursos (Núñez et al.2002). De esta manera, tanto para los sitios dequebradas como para los ubicados alrededor delas cuencas lacustres de la alta puna, la escasa ylocalizada reocupación por grupos del ArcaicoMedio es interpretada como respuesta estratégicaal cambio ambiental.

Debido a la concentración en torno a losecorrefugios, este sistema tendría en términosgenerales una tendencia a la sedentarización delos grupos (en sitios mayores como Puripica-3),si bien se reconoce que la implementación de sis-temas de movilidad con alcances hacia otros pi-sos, en particular la alta puna, habría posibilitadoel acceso a recursos alternados en un ambiente engeneral empobrecido (Núñez et al. 1999). Estaúltima propuesta se apoya en el registro de unamuy predominante frecuencia de obsidiana en elcampamento de mayor densidad de Puripica-3(Núñez et al. 1999). La mayor sedentarización entorno a las zonas de ecorrefugios se considera unestímulo para el proceso de domesticación decamélidos manifiesto un tiempo más tarde enPuripica-1 (Núñez et al. 1999).

Con respecto a la cuenca del Loa, existen publi-cados tres asentamientos datados para el ArcaicoMedio (sin contar con los que se presentarán másadelante en este trabajo): Chulqui-1, en el LoaSuperior, y Confluencia-2 e Isla Grande en el LoaMedio (Sinclaire 1985; Núñez 1983). A partir deellos se ha sugerido que las condiciones paleoam-bientales en el Loa pudieron ser algo diferentes alas imperantes en la cuenca del Salar, con un

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menor grado de influencia de las condiciones ári-das del Holoceno Medio (Núñez y Grosjean 1994;Núñez et al. 1999). Como veremos, esta hipótesisdebe ser reevaluada a la luz de los datos arqueo-lógicos de la cuenca superior del río Loa que se-rán presentados a continuación.

Sitios del Arcaico Temprano y Medio en lacuenca superior del Loa

La zona de estudio

La cuenca media y superior del río Loa constitu-ye la otra gran fuente de recursos hídricos que,junto a la cuenca del Salar de Atacama, permiteel asentamiento humano en la Puna de Atacama.3

El Loa se desplaza a través de su segmento supe-rior en dirección norte-sur, recorrido a través delcual confluyen en él numerosas quebradas y cur-sos de agua tributarios. Entre los más importantesde estos últimos se encuentra el río Salado, conel que se conecta cerca de los 2500 m.snm y aunos 5 km al sur del oasis de Chiu Chiu; y el delrío San Pedro, con el que se conecta cerca de los3000 m.snm (Figura 1).

Los sectores del Loa y sus afluentes que se en-cuentran sobre los 3000 m.snm han sido denomi-nados en su conjunto Región del Loa Superior(Aldunate et al. 1986). Esta región es dividida deacuerdo a los grandes valles fluviales que la com-ponen en tres subregiones: la del Alto Loa, la delrío Salado y la del río San Pedro (Aldunate et al.1986). El Loa Medio, por su parte, involucra lazona del desierto piemontano bajo los 3000 m.snm.

Como en el resto de los Andes, una de las carac-terísticas más relevantes de esta área –debido asu relación con el asentamiento humano– es su

zonación en pisos ecológicos dispuestos a lo lar-go de la gradiente altitudinal. Resumidamente,dicha zonación dividiría el espacio puneño del Loaen tres grandes pisos (Aldunate et al. 1981 y 1986;Núñez y Santoro 1988):

1) Piso de desierto piemontano (ca. 2300-3000m.snm). Corresponde a nivel zonal a un desiertocasi absoluto. Sin embargo, a nivel azonal se dala significativa presencia de los llamados oasis depie de puna (Lasana, Chiu Chiu y Calama), losque concentran especies arbóreas silvestres (cha-ñar y algarrobo) e importantes vegas a las orillasdel Loa (Chiu Chiu). Se corresponde con la re-gión del Loa Medio.

2) Piso de quebradas (ca. 3000-3800 m.snm),Mantiene a nivel zonal la mayor densidad de ve-getación dentro del área, en lo que se denominaformación de “tolar”. Este piso se divide en unazona de quebradas altas (ca. 3.800-3.200 m.snm)y una zona de quebradas intermedias (ca. 3.200-3.000 m.snm). En esta última zona, y específi-camente en la Subregión del río Salado, se ubicauna formación azonal de tremenda importanciaforrajera: la vega de Turi.

3) Piso de alta puna (ca. 3800-4300 m.snm). Estepiso, si bien concentra las mayores precipitacio-nes, presenta una densidad vegetacional sensible-mente menor al “tolar”, debido a que las tempera-turas extremas del invierno inhiben el crecimientode las plantas. Estas temperaturas plantean, asimis-mo, serias limitaciones para la ocupación humanaen dicha estación. La formación vegetacional deesta área es conocida vernacularmente como “pa-jonal”. A nivel azonal es importante la presenciade vegas de altura, dentro de las cuales destacanlas vegas de Linzor e Inacaliri. Este piso concentrafauna especialmente en el período estival, cuandola concentración de las precipitaciones combinadacon las más altas temperaturas permiten el mayordesarrollo de la vegetación.

Los sitios

En el ámbito del Loa Superior, actualmente losúnicos sitios con dataciones absolutas correspon-dientes al Arcaico Temprano y Medio se encuen-tran en cinco aleros: el alero Chulqui, el alero ElPescador y el alero Toconce con fechas del Ar-caico Temprano; y el alero Huiculunche, el aleroPunta Brava y nuevamente el alero Chulqui, con

3 Para autores como Börgel (1983), la puna es sinónimo dealtiplano, y en ese sentido sólo contempla los espacios ubi-cados sobre los 4000 m.snm. Sin embargo, para efectos deeste trabajo consideraremos como Puna de Atacama a todoaquel espacio de la vertiente occidental de la cordillera delos Andes que se extiende sobre los ca. 2.300 m.snm, y quese encuentra definido esencialmente por dos grandes cuen-cas fluviales: al norte, la cuenca abierta del río Loa, y alsur, la cuenca cerrada del Salar de Atacama. Abarcamos asílas “tierras altas” de lo que actualmente corresponde a laII Región de Antofagasta, lo que geomorfológicamente in-cluiría al altiplano, los cordones prealtiplánicos y parte dela depresión longitudinal prealtiplánica (Börgel 1983).

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Figura 1. Regiones del Loa Medio y Superior y sitios arqueológicos mencionados

Sitio Período Años C14 AP Años Cal. AP (2 sigmas) Laboratorio

El Pescador Arcaico Temprano 10310 ± 130 12850-11350 BETA 117560El Pescador Arcaico Temprano 09970 ± 060 11950-11200 BETA 129877El Pescador Arcaico Temprano 09460 ± 070 11100-10500 BETA 143999El Pescador Arcaico Temprano 09080 ± 060 10500-09900 BETA 129876Chulqui Arcaico Temprano 09590 ± 060 11170-10690 BETA 6845Chulqui Arcaico Temprano 09330 ± 140 11100-10200 BETA 117558Chulqui Arcaico Medio 07180 ± 080 08170-07830 BETA 7324Toconce Arcaico Temprano 07990 ± 125 09300-08450 BETA 1995Huiculunche Arcaico Medio 06120 ± 040 06900-06670 BETA 143998Punta Brava Arcaico Medio 06250 ± 240 07650-06550 BETA 29763

Tabla 1. Dataciones radiocarbónicas del Arcaico Temprano y Medio en el Loa Superior.

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Figura 2. Diagrama de dataciones radiocarbónicas (no calibradas) de sitios arqueológicos del Arcaico Temprano y Medio de lavertiente occidental de la Puna Salada (rectángulos externos son datación con 2 sigmas e internos con 1 sigma; en negro datacionesdel Loa Superior; línea gruesa indica límite Arcaico Temprano-Arcaico Medio; dataciones fuera del Loa Superior según Núñez ycolaboradores. (1999, 2002).

fechas del Arcaico Medio (Figura 2, Tabla 1). Deestos cinco sitios, sólo los aleros Chulqui yToconce se encontraban reportados en publicacio-nes (Sinclaire 1985; Aldunate et al. 1986). A es-tos cinco sitios hemos agregado un sexto: el Cor-

te de la Damiana. Este sitio, si bien no posee has-ta el momento una datación absoluta que lo ubi-que dentro de los períodos señalados, existen fuer-tes argumentos para considerar que al menos unaparte considerable de su secuencia corresponde a

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ocupaciones del Arcaico Medio, tal como se ex-plicará más adelante.

Alero El Pescador (2Loa-46). Este alero se en-cuentra ubicado a unos 3300 m.snm, inserto en lapared oeste de la quebrada del río Caspana, y aunos 4 km aguas abajo de Caspana. Se trata deun pequeño alero pircado de unos 20 m2 de su-perficie. En su pared interior presenta abundantespinturas rupestres, entre las que destaca la figurade un personaje antropomorfo que se encuentrasobre una embarcación y que sostiene con unamano un “arpón” con un pez atravesado (Gallar-do et al. 1999: 85), y es el que le da el nombre alsitio.

Los primeros trabajos en este sitio correspon-den a dos cuadrículas de 1 m x 1 m (Cuadrículas 1y A).4 Posteriormente se excava una unidad de 0.5m x 1 m (Area Testigo o T)5 mediante la cual seunieron las unidades 1 y A a través de sus perfi-

les expuestos (Figura 3). De acuerdo a la excava-ción de la cuadrícula A, el sitio muestra una su-cesión de cinco capas estratigráficas en unos 55cm de depósito. La capa 1 se corresponde con eluso del alero como corral, con asociación a cerá-mica del Período Intermedio Tardío. Las capas 2,3 y 4 están compuestas por arena cenicienta ycarbón, y concentran la mayor cantidad de mate-rial cultural (cerámica, lítico y óseo animal que-mado). De la capa 2 fue obtenida una dataciónradiocarbónica (sobre carbón) de 2020±80 C14 APy una datación TL sobre un fragmento cerámico(negro pulido ambas caras) de 2000±200 AP, loque situaría a esta capa en los finales del PeríodoFormativo Temprano o a comienzos del Formati-vo Tardío. La capa 3 no posee dataciones absolu-tas, pero al igual que la capa 2 contiene cerámicaformativa asociada. De la capa 4 (nivel 6) se ob-tuvo una datación por TL de 1400±140 AP. Sinembargo, también se obtuvieron de esta capadataciones radiocarbónicas de 9080±60 C14 AP

4 Proyectos FONDECYT 1940097 y 1950101, respectivamente. 5 Proyecto FONDECYT 1980200.

Figura 3. Perfiles del alero El Pescador (adaptado de dibujo original de C. Sinclaire).

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(capa 4, nivel 5) y 9970±60 C14 AP (capa 4, nivel6), lo que muestra la existencia de mezcla o des-plazamiento de materiales desde las capas supe-riores. De la capa 5, compuesta por un sustratode maicillo con carbón, es acerámica, con sólomaterial lítico y óseo, se obtuvo una datación de10310±130 C14 AP. De la excavación de la uni-dad T, donde se detectó una secuencia similar, fueextraído carbón de la capa III que permitió obte-ner otra fecha del Arcaico Temprano: 9460±70 C14

AP, la que es estratigráficamente coherente conlas dataciones radiocarbónicas obtenidas de la capaequivalente (capa 4) de la cuadrícula A.

Las dataciones obtenidas para el Arcaico Tempra-no guardan coherencia estratigráfica entre sí,mostrando la existencia de una secuencia deposi-tacional asociada a abundantes fogones y restosculturales que, a través de cuatro dataciones ra-diocarbónicas, abarca desde aproximadamente los10300 a los 9000 C14 AP, y que comprende a lascapas 4 y 5 de la cuadrícula A o las capas III, IVy V del Area T, en unos 35 cm de depósito. Sinembargo, la presencia de fragmentos cerámicosen la capa 4 (III de área T) hace insegura la pro-veniencia de la totalidad de los materiales cultu-rales en esta capa.

De esta manera, parece ser que son sólo las capas5 de la cuadrícula A y V del área T las que nospueden ofrecer un mayor grado de seguridad encuanto a la pertenencia al Arcaico Temprano delos materiales recuperados. Por esta razón, paraesta investigación sólo se han considerado losmateriales provenientes de estas últimas capas.

Los otros materiales culturales recuperados de lascapas tempranas, aparte del lítico, corresponden auna importante cantidad de huesos, principalmentede vizcacha, además de frecuencias menores deotros roedores, de aves, de camélidos y de taruca(González 2000 Ms).

Alero Chulqui (2To104). Este alero se encuentraubicado a unos 3300 m.snm, y forma parte de unconjunto de abrigos rocosos que se emplazan en elsector superior de los ríos Toconce y Hojalar. Tie-ne 234 m2 de superficie, y presenta pircados quediferencian sectores en correspondencia con lasinflexiones de la pared del alero (Sinclaire 1985).

El alero Chulqui fue inicialmente trabajado porSinclaire (1985), quien excavó una unidad de 1 m

x 1.5 m (sector A norte) que develó un depósitoestratigráfico de 80 cm de profundidad en el quese reconocieron siete estratos (I a VIa) (Figura 4).De acuerdo a Sinclaire (1985), los estratos I-IVcorresponden a ocupaciones con cerámica. El es-trato V corresponde a un evento de derrumbe delalero, sin asociación a restos culturales, y queestaría actuando como sello para las ocupacionesinferiores (VI y VIa). Los estratos VI y VIa co-rresponden a ocupaciones acerámicas, con abun-dante presencia de material lítico, restos óseos decamélidos y vizcachas, así como evidencia de fo-rraje estacional y frutos de cactáceas. Del estratoVI fue extraída una muestra de carbón provenien-te de un fogón asociado a material orgánico,datada en 9590±60 C14 AP.

Además, se excavó en esa misma ocasión una trin-chera de 2.25 m x 0.55 m en el sector B del alero,con un depósito estratigráfico de 30 cm de pro-fundidad en el que se identificaron tres estratos.De esta unidad se obtuvieron en coherenciaestratigráfica dataciones de finales del FormativoTemprano (2130±50 C14 AP), de finales del Ar-caico Medio o inicios del Arcaico Tardío inicial(5730±90 C14 AP) y del Arcaico Medio (7180±80C14 AP) (Aldunate et al. 1986).

Posteriormente, se excava una unidad de 1 m x 1m en el Sector A Sur, donde se identificaron trescapas estratigráficas en un depósito de 38 cm deprofundidad.6 Las tres capas contenían cerámica

Figura 4. Perfil del alero Chulqui-1 (reproducido de dibujo ori-ginal de Sinclaire (1985).

6 Proyecto FONDECYT 1950101.

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atribuible al Formativo, además de huesos y líticos.De la capa 2 se extrajo carbón de un fogón cuyadatación de 9330±140 C14 AP, la situó en el Ar-caico Temprano. Con ello resulta evidente queexiste una mezcla o desplazamiento de materialesde períodos alfareros en las capas inferiores.

Los materiales de este sitio considerados para estainvestigación corresponden a aquellos original-mente publicados y descritos por Sinclaire (1985),provenientes de los estratos VI y VIa de la cua-drícula Sector A Norte, ya que son los únicosmateriales que podemos atribuir con seguridad alas ocupaciones del Arcaico Temprano. A las ocu-paciones datadas en el Arcaico Medio (sector B),se asociaba escaso material cultural consistentesólo en algunas lascas de basalto (Aldunate et al.1986). Estas últimas unidades no fueron inclui-das en los análisis líticos.

Alero Toconce (2To021). Este alero se encuentraubicado a unos 3200 m.snm, sobre una terrazafluvial formada en la confluencia de los ríosToconce y Salado. Tiene una superficie de reparode unos 28 m2.

El sitio fue trabajado inicialmente por Orellana(1970), quien excavó una superficie de 24 m2 dis-tinguiendo siete capas estratigráficas en cerca de2 m de depósito que abarcaban una secuencia quehabría representado ocupaciones “contemporáneasa un período de cazadores y luego a otro deagroalfareros” (Orellana 1970: 123)

Posteriormente, el sitio fue excavado por Aldunatey colaboradores (1986), quienes intervinieron untestigo dejado por Orellana de 5.5 m2 (área o cua-

drícula M). Las excavaciones del equipo deAldunate permitieron obtener una serie de fecha-dos radiocarbónicos y por TL que cronometraronla secuencia estratigráfica. De esta manera, seidentificó una secuencia que, vista desde los es-tratos superiores hacia los inferiores, parte con unaocupación histórica; sigue en el Período Interme-dio Tardío (capas b, c y d, con dataciones cerca-nas al 800 DC); continúa en el Formativo Tem-prano (capa c, con dataciones entre el 2140±70C14 AP y 2530±215 TL AP y capa e, con unadatación de 2720±65 C14 AP); y de ahí se saltahasta el Arcaico Temprano (capa G, con unadatación de 7990±125 C14 AP) (Figura 5).

El último fechado proviene del penúltimo estratode ocupación (capa G, equivalente a la capa 6bde Orellana), el que fue caracterizado por Orella-na por contener “sólo artefactos líticos propios decazadores y por restos óseos de auquénidos y roe-dores”, siendo características “una punta de pro-yectil de tamaño medio, un raspador de morro,un bifaz de tamaño medio pequeño (...), cuchi-llos, punta quebrada de tipo lanceolada (o peque-ño bifaz) y gran cantidad de huesos” (Orellana1970: 122). Por su parte, Aldunate y colaborado-res caracterizan esta capa por “un espesor prome-dio de 15 cm y está compuesta por arena fina muyhúmeda con abundantes restos de carbón que sedeshacen al extraerlo. Se deposita entre 1.70 y 1.85cm de profundidad” (Aldunate et al. 1986: 7). Losmateriales culturales reportados, además de la lí-tica tallada (que describiremos con detalle másadelante), son:

“Una mano de moler reutilizada como piedra defogón; se trata de un fragmento de canto rodado

Figura 5. Perfil del alero Toconce (adaptado de dibujo original de Orellana (1970); equivalencia de capas según Aldunate y colabora-dores (1986).

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desgastado por uso en una de sus caras; en losbordes de la cara activa hay restos de pigmentorojo (…). Un trozo de vegetal, posiblementeyareta. Fragmentos de huesos de camélidos y roe-dores” (Aldunate et al. 1986: 7-8)

No hay que dejar de mencionar la existencia deuna última capa estratigráfica bajo la capa 6b oG, denominada capa 7 por Orellana y capa H porAldunate y colaboradores. Esta no era continua alo largo de la superficie del alero y fue caracteri-zada por contener:

“grandes lascas trabajadas especialmente por unacara, aunque tienen algunos golpes de percusión porla otra. Se recogieron, además, lascas de tamañomediano y lasquillas. Hay también fragmentos dehuesos de auquénidos” (Orellana 1970: 122-123).

Poseía pocos materiales y se mostraba mezcladacon materiales, incluso subactuales, en algunossectores en que sobresalía a superficie (Sinclairecom. pers. 2003). Es difícil con los datos disponi-bles realizar su asignación cronológica, pero noes descartable que aquí estén representadas ocu-paciones previas a 9000 C14 AP, es decir a la FaseTuina.

En la presente investigación sólo se trabajó con lamuestra de materiales recuperados en la excava-ción de Aldunate y colaboradores, debido a queno se pudo obtener una muestra significativa delos materiales de la excavación de Orellana. Ade-más, de los materiales extraídos de la cuadrículaM sólo se trabajaron directamente los desechosde talla y un par de instrumentos formatizados,correspondientes a dos puntas de proyectil, ya queno se tuvo acceso por ahora al resto de los mate-riales formatizados. Aun así, se contó con las des-cripciones ofrecidas por Aldunate y colaborado-res (1986), además del registro relativamente com-pleto de estos materiales llevado a cabo por Cas-tro y colaboradores (1980 Ms). Especialmentegracias a este último trabajo, se hace posible lle-var a cabo comparaciones razonablemente váli-das con los otros sitios. Con respecto a la capa Hdel área M, los materiales líticos de esta unidad,que no presentaban indicación de estar mezcla-dos, eran extremadamente escasos, por lo que nofueron incluidos en los análisis.

Alero Huiculunche. Este alero se encuentra ubi-cado a unos 3000 m.snm, al interior de la quebra-

da de Turi, la que también es conocida como que-brada de Huiculunche. Esta quebrada se ubica enel extremo suroeste de la vega de Turi, y parececonstituir su desagüe natural hacia el río Salado.En su tramo superior, ésta se encuentra seca lamayoría del año, activándose sólo estacionalmentecon las lluvias del período estival. Sin embargo, aunos pocos kilómetros más abajo de su nacimien-to, aparece en su fondo una frondosa vega (deHuiculunche), seguramente producto del aflora-miento de aguas subterráneas. Particularmente ensu tramo superior, la quebrada presenta marcadosaterrazamientos, algunos de los cuales se forma-ron en los bordes de unos islotes que interrumpenla quebrada dividiendo al lecho en dos brazos.Precisamente sobre una de las terrazas formadasen el mayor de estos islotes, a unos 500 m delorigen de la quebrada, se encuentra emplazado elsitio.

El alero Huiculunche posee unos 35 m2 de repa-ro, y se encuentra pircado a lo largo de todo sufrente por un muro de piedras ubicado a unos 2 mfuera de la línea de goteo. Sobre la superficie in-terna y externa del alero se encuentra diseminadonumeroso material cultural, especialmente dese-chos y artefactos líticos e instrumental de molien-da, los que se encuentran dispersos sobre la terra-za hasta una distancia de unos 15 m del pircado.

Los trabajos realizados en el sitio7 consistieron enla excavación de cuatro unidades de 50 cm x 50cm en sectores internos y externos del alero, máscuatro unidades de 1 m x 1 m en el exterior delalero, en un sector donde el depósito era casi su-perficial (no más de 3 cm). Se realizaron, ade-más, algunas recolecciones superficiales de mate-rial lítico diagnóstico.

Estratigráficamente, se identificó la presencia deuna ocupación subactual restringida a los límitesinteriores del pircado, asociada a la construcciónde éste y la generación de una capa de guano deunos 5 cm de espesor. Bajo la capa de guano seencontraba un depósito arenoso de hasta 25 cm deprofundidad, el que se encontraba asociado a dese-chos líticos, restos óseos y, en el caso del sondeomás interior, a escasos fragmentos de cerámica,aparentemente etnográfica (Sinclaire com. pers.2000). En el exterior del pircado, en cambio, no se

7 Proyecto FONDECYT 1980200.

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presentaba la capa de guano y los materiales líticosse encontraban sin asociación a cerámica. A partirdel borde exterior del pircado, el depósito comen-zaba a decrecer paulatinamente en profundidadhacia el exterior, llegando a no más de 3 cm en lospozos más externos. En un pozo de sondeo reali-zado en el sector inmediatamente adyacente al fren-te externo del pircado, se identificó la presencia deun espeso fogón que comenzaba a unos 5 a 10 cmde la superficie, y que se encontraba intermediandouna capa de arena más suelta con otra de arenamás consolidada. Parte de este mismo fogón fuedetectado en la excavación de una unidad al inte-rior del pircado, de la cual se extrajeron muestrasde carbón datadas en 6120±40 C14 AP (Figura 6).Los materiales recuperados de las excavaciones delas unidades arcaicas consistieron en numerosomaterial lítico, además de frecuencias moderadasde huesos de animales, los que han sido identifica-dos como de camélidos, aves y vizcachas (González2000 Ms).

Alero Punta Brava (Sba-159). Este alero se en-cuentra en el sector Santa Bárbara de la Subregióndel Alto Loa, a unos 3100 m.snm. Se halla em-plazado en la pared riolítica del cañón del Loa, yes accesible a través del talud de escombros defalda. En él se excavó una trinchera de 2 m x 1m, distinguiéndose siete capas estratigráficas enun depósito de unos 130 cm de profundidad.8 La

excavación mostró que, bajo una gran capa are-nosa estéril, se sucedían seis capas culturales conmaterial lítico, óseo y vegetales, de las cuales lascuatro superiores (capas 2-5) contenían, además,cerámica, aparentemente del Período IntermedioTardío. Las dos capas inferiores (6 y 7), en cam-bio, no contenían cerámica y presentaban mayorfrecuencia de desechos líticos. Del comienzo de laocupación (capa 7) se extrajo sedimento orgánicoque fue datado en 6250±240 C14 AP (Figura 7).

Los materiales utilizados en esta investigacióncorresponden a los extraídos de las capas acerá-micas 6 y 7. Además del lítico, estas unidadespresentaban cierta frecuencia de huesos de ani-males. Además, de la capa 6 fue recuperada unacuenta de collar de concha.

Corte de La Damiana (Sba-152). Este sitio tam-bién se encuentra en el sector Santa Bárbara, aunos 3100 m.snm, unos 8 km aguas arriba de laconfluencia del río Loa con el río San Pedro, yapenas a unos 500 m aguas abajo del alero PuntaBrava (Sba-159). El sitio se compone de una ex-traordinaria sucesión de sedimentos con materia-les culturales de poco más de 5 m de altura, losque son visibles en un corte que en apariencia seha producido por las lluvias estivales y por lascrecidas del río Loa, el cual actualmente correapenas a unos 5 m de distancia de él (Figura 8).

Inserto en la pared del cañón que se encuentrapor encima de esta sucesión de sedimentos, e

Figura 6. Perfiles del alero Huiculunche.

8 Proyecto FONDECYT 1166-88.

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intermediado por un talud de escombros con grancantidad de material arqueológico en superficie,se encuentra un sitio reportado inicialmente porLe Paige (1959), conocido como Cueva del Loa oCueva de La Damiana. Si bien el depósito inte-rior de la cueva se encuentra en gran medida arra-sado, ésta presenta en su interior y exterior abun-dante arte rupestre, el cual evidenciaría estilosasignables a variados períodos (Berenguer 1999).Es altamente probable que los materiales cultura-les que componen Sba-152 hayan sido origina-dos, al menos en buena parte, por grupos quehabitaron la cueva y desecharon sus basuras a tra-vés del talud.

Los primeros trabajos en este sitio consistieronen la excavación de dos pozos de sondeo sobre elestrechísimo techo visible de la terraza que se si-túa sobre el corte, siendo extraídas de uno de ellos

muestras de carbón que permitieron la obtenciónde un fechado de 4290±110 C14 AP a 120 cm deprofundidad, que fue la profundidad máxima al-canzada en dicha excavación debido a las dificul-tades para seguir profundizando.9 Posteriormente,se excava una columna estratigráfica de 50 cm x50 cm que abarca casi la totalidad de la secuenciavisible (De Souza 1999 Ms).10 La excavación fueseparada en dos pozos: el primero (F1) abarcó lamayor parte de la secuencia desde el techo de ésta,mientras que el segundo (G1), y en continuidadestratigráfica con el anterior, se ubicó sobre un“escalón” formado por sedimentos inferiores dela secuencia más resistentes a la erosión, en unsector algo desplazado hacia el norte del primer

Figura 7. Perfil alero Punta Brava (adaptado de dibujo original de I. Cáceres).

9 Proyecto FONDECYT 1166-88.10 Proyecto FONDECYT 1960045.

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Figura 8. Foto y perfil del Corte de la Damiana (foto de J. Berenguer).

pozo (Figura 8). Un tiempo después se amplía yprofundiza la excavación del pozo G1 (pozo G2),llegándose a la base estéril.

A través de las excavaciones realizadas se distin-guieron 26 capas, correspondiendo sólo las dosinferiores (capas 25 y 26), además de una capasuperior (capa 1), a depósitos estériles. El pozo F1contiene las capas 0-20, mientras que el pozo G1-G2 contiene las capas 21-26. De acuerdo a las ob-servaciones realizadas en terreno por el geólogoPino (1999 Ms), se determinó que estas capas secomponen de sedimentos finos o fangosos, corres-pondientes a aguas detenidas o moviéndose muylentamente; sedimentos con gravilla redondeadade tamaño selecto, correspondientes a los bordesdel cauce del río en momentos de crecidas o de

mayor caudal; y sedimentos con mayor contenidode grava angulosa mal seleccionada, correspon-dientes a depósitos coluviales producto del trans-porte gravitatorio desde cotas superiores. Todaslas capas con materiales culturales poseían altadensidad de material lítico y óseo, destacando al-tísimas densidades en las capas 21 y 23.

A partir de un análisis de los materiales líticosextraídos de la primera excavación de la columna(De Souza 1999 Ms) fue posible distinguir dossegmentos estratigráficos altamente diferenciadosentre sí por la proporción de materias primas re-presentadas y por las distintas morfologías delinstrumental bifacial, postulándose una cronolo-gía del Arcaico Tardío para el segmento estrati-gráfico superior (N°1) y una cronología del Ar-

Capa 0: Arena suelta (materiales prehispánicos y subactuales)Capa 1: Sedimentos limo-arcillosos (estéril)Capa 2: Fango y material orgánico diseminadaCapa 3: Sedimentos limo-arcillosos con materia orgánica diseminadaCapa 4: Arena con materia orgánica diseminadaCapa 5: Arena con materia orgánica diseminada y clastos angulres pequeñosCapa 6: Arena y gravillaCapa 7: Sedimentos limo-arcillosos y gravillaCapa 8: Arena y gravillaCapa 9: Sedimentos limo-arcillosos y gravillaCapa 10: Arena y gravillaCapa 11: Sedimentos limo-arcillosos y gravilla y clastos semiangulares grandesCapa 12: Sedimentos limo-arcillososCapa 13: Arena y gravillaCapa 14: Sedimentos limo-arcillososCapa 15: Arena y gravillaCapa 16: Sedimentos limo-arcillososCapa 17: Arena, gravilla y clastos semiangulares grandesCapa 18: Arena finaCapa 19: Arena fina con materia orgánica diseminadaCapa 20: Arena fina con materia orgánica diseminada y clastos semiangulares medianosCapa 21: Limo, arcilla, gravilla y clastos angulares de tamaños variadosCapa 22: Arena finaCapa 23: Limo, arcilla, gravilla y clastos semiangulares grandesCapa 24: Arena finaCapa 25: Turba (estéril)Capa 26: Arena fina (estéril)

CAPA 0

CAPA 1

CAPA 2CAPA 3

CAPA 4

CAPA 5

CAPA 6

CAPA 7CAPA 8CAPA 9CAPA 10CAPA 11

CAPA 12

CAPA 13

CAPA 14CAPA 15CAPA 16

CAPA 17

CAPA 18

CAPA 19

CAPA 20

CAPA 21

CAPA 22

CAPA 23

CAPA 24CAPA 25

CAPA 26

14C 4290 ± 110 A.P.

SegmentoEstratigráfico

Nº 2POZO G2

Estéril

POZO F1

SegmentoEstratigráfico

Nº 1

Estéril

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

220

240

260

280

300

320

340

360

380

400

420

440

460

480

500

520

540

550

CMS.

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caico Medio para el segmento estratigráfico infe-rior (N° 2) (Figura 8). El segmento superior de lasecuencia (segmento estratigráfico N° 1: capas 2-17) se caracteriza por una mayor diversidad dematerias primas, dominando varios tipos de rocassilíceas. Los instrumentos formatizados están do-minados por las puntas de proyectil, las que enlos casos tipológicamente diagnosticables corres-ponden a formas lanceoladas muy similares alpatrón dominante en el cercano sitio de Los Mor-teros (Sba-101), y presente en los sitios del com-plejo Chiu Chiu, de Puripica-1 y de Tulan-52,todos del Arcaico Tardío regional (Druss 1978;Mena 1981; Núñez 1983). Por otra parte, las co-rrelaciones con la información disponible de laprimera excavación permitieron determinar que lacapa de la cual fue extraída la muestra datada porlos 4300 C14 AP se correspondería con nuestracapa 6 (posiblemente en su sector inferior), porlo que la asociación del segmento estratigráficoN° 1 con el Período Arcaico Tardío (ca. 5500–4000/3500 C14 AP) parece razonable.

El segmento estratigráfico N° 2 (capas 18-25) secaracteriza por un dominio muy alto de un tipode calcedonia beige para la cual conocemos unafuente cercana a 8 km de distancia, en el sectorde la confluencia del río San Pedro con el río Loa.En estos niveles, donde existe un claro cambio enlas formas de organización tecnológica reflejadoen la elección de materias primas, los argumentospara postular una cronología del Arcaico Medioestán dados por: 1) una morfología de instrumen-tos bifaciales diferente de la dominante en losniveles superiores y que encuentra altas similitu-des con las de otros sitios del Arcaico Medio enla zona; 2) altos grados de similitud en frecuen-cia de materias primas representadas y patronestecnológicos con los estratos inferiores del muycercano sitio de Punta Brava, datados porradiocarbón en 6250±240 C14 AP (Arcaico Me-dio). Los datos al respecto son entregados en lasección siguiente de este artículo.

Existe un dato ambiental muy importante en rela-ción tanto con este sitio como con el cercano si-tio de Punta Brava. De acuerdo a observacionesen terreno en el sector Santa Bárbara, existen evi-dencias geológicas que permiten postular la oclu-sión de las aguas del Loa en varias ocasiones porun lahar volcánico de origen local, lo que habríapermitido el desarrollo de una laguna de hasta 12km de extensión (Berenguer 1999; Pino 1999 Ms).

Este dato, que recuerda mucho a lo descrito paraPuripica-3, es de gran importancia para la inter-pretación de estos sitios en el marco de los siste-mas de asentamiento del Arcaico Medio, tal comoveremos más adelante.

Metodología de análisis lítico

El análisis lítico incluyó tanto los desechos de tallacomo los artefactos formatizados provenientes delas unidades estratigráficas seleccionadas de losseis sitios bajo estudio. Ambas categorías fueronanalizadas mediante métodos de observación ymedición exclusivamente macroscópicos, sin rea-lizarse análisis microscópico de huellas de uso.El análisis del los artefactos formatizados incluyóel registro de variables litológicas, tecnológicas ymorfológicas. Se realizaron asignacionesmorfofuncionales combinando los criterios deAschero (1983 Ms) y de Bate (1971).

Por su parte, el análisis tecnológico de los dese-chos de talla se basó en el registro de tres varia-bles de significancia para la inferencia de lastecnologías de talla bajo las cuales fueron gene-rados:

a) Tipo de talón. Medida en una escala nominalque incluyó las categorías: natural, plano, facetadoy seudofacetado. De acuerdo a Andrefsky (1998),los talones naturales se generan con especial fre-cuencia en los procesos de talla primarios, comola reducción o la limpieza inicial de los núcleos,así como en la reducción de matrices iniciales.Los talones planos son especialmente representa-tivos de la formalización de instrumentos nobifaciales, mientras que los talones facetados sonespecialmente representativos de la reducciónmultidireccional de matrices, y por lo mismo escomún que se produzcan con alta frecuencia en latalla bifacial (Andrefsky 1998). Los talonesseudofacetados constituyen un indicador más diag-nóstico de la presencia de la técnica bifacial, es-pecialmente en sus fases intermedias y finales.11

b) Tamaño máximo. Medida en una escalaintervalar a través del método de círculos de ta-maño creciente propuesto por Andrefsky (1998),

11 Este tipo de talones no constituye una categoría explicitadapor Andrefsky (1998), pero correspondería a los talones quepara este autor son característicos de las lascas de adelga-zamiento bifacial.

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con una resolución de 5 mm. El análisis de estavariable se basó en los resultados de los estudiosexperimentales de Patterson (1990) que diferen-cian tipos de talla de acuerdo a las curvas de dis-tribución porcentual de los tamaños máximos delos desechos generados. En particular, Patterson(1990) distingue las curvas características de latalla bifacial por su alta concentración en tama-ños pequeños y una caída que produce una curvade forma cercana a la de una función exponencial;mientras que las curvas del desbaste de núcleosse distinguen por su forma irregular. Sólo se in-cluyeron en este análisis los desechos sobre 1 cm,siguiendo así la recomendación de Patterson(1990) relativa a la inconveniencia de realizaranálisis de tamaño de piezas bajo este tamaño porlos problemas de comparabilidad que conlleva.

d) Conservación de corteza en el anverso. Medi-da en una escala binominal de presencia/ausen-cia. Como es bien conocido, las mayores frecuen-cias de conservación de corteza se producen en eltrabajo primario de núcleos o matrices iniciales,siendo proporcionalmente menos frecuente en pro-cesos tecnológicos extensos como la talla bifacial.

Resultados de análisis: Conjuntos líticos delArcaico Temprano y Medio en el Loa Superior

El número de piezas analizadas corresponde a untotal de 4003 unidades, de las cuales 3879 corres-ponden a desechos de talla y 124 a artefactosformatizados (Tabla 2).12

Análisis de desechos de talla

Materias primas. El análisis de los desechos detalla indica que los sitios del Arcaico Tempranomuestran una marcada predominancia en la tallade materias primas de origen local. Esta situaciónes muy clara para los sitios de Chulqui y Toconce,ya que en ambos se talló en forma muy predomi-nante el basalto negro, materia prima para la cualconocemos una fuente en la confluencia de losríos Salado y Toconce. Una situación un pocomenos clara es la de El Pescador, dado que eneste sitio la materia prima más tallada correspon-de a una roca silícea (variedad blanca con veteados

anaranjados) para la cual desconocemos su fuen-te de origen. Sin embargo, el hecho de que en lasocupaciones mucho más tardías del Formativoregistradas en este sitio también se encuentre unaexplotación predominante de esta materia prima(Rees y De Souza, 2004), nos hace suponer laexistencia de una cantera aún no detectada en lascercanías del sitio. También hay que destacar quela segunda materia prima de mayor explotaciónen El Pescador corresponde al basalto negro, elcual para este caso tendría un origen local, dadala detección de nódulos explotados en lugares cer-canos ubicados al interior del cañón del ríoCaspana (Gráfico 1).

El análisis de los desechos de talla de los sitiosdel Arcaico Medio muestra distintos comporta-mientos en cuanto a la distancia de origen de lasmaterias primas más talladas. Para el caso de lossitios de la Subregión del Alto Loa (Corte de LaDamiana y Punta Brava), existe una clara predo-minancia de la calcedonia beige, materia primaque puede considerarse de origen local, ya queexiste una fuente a no más de 8 km de estos sitios(confluencia del Loa con el San Pedro). Para elcaso de Huiculunche (Subregión del río Salado),la materia prima más utilizada corresponde a unaroca que hemos identificado como riodacita vitri-ficada y para la cual la única fuente conocida seencuentra en la zona alto puneña de Línzor, a unos35 km en línea recta desde Huiculunche.

Tecnología. El análisis de los desechos de tallapermite percibir una marcada dominancia de latalla bifacial en los sitios del Arcaico Medio enrelación con los tempranos, dominando, en cam-bio, en estos últimos la talla monofacial y el des-baste de núcleos. Esta inferencia se basa en lacombinación de los siguientes patrones identifi-cados en los análisis: 1) alta frecuencia relativade talones facetados y seudofacetados en los si-tios del Arcaico Medio, en comparación con ma-yores frecuencias relativas de talones planos ynaturales en los sitios del Arcaico Temprano (Grá-fico 2); 2) bajo grado de conservación de cortezaen los sitios del Arcaico Medio en relación a lostempranos (Gráfico 3); 3) curvas de tamaños conmayores concentraciones en los valores pequeñosen los sitios del Arcaico Medio, en relación a lossitios del Arcaico Temprano (Gráfico 4).

Los sitios de un mismo período también guardanciertas diferencias tecnológicas entre sí. Dentro de

12 Se incluyeron dentro de la categoría de artefactos formati-zados las piezas con huellas de uso macroscópicamentevisibles (formatización por uso).

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Categoría Sitios Arcaico Temprano Sitios Arcaico Medio TotalesChulqui Toconce El Pescador Huiculunche La Damiana P. Brava

Artefactos 7 6 3 37 63 8 124formatizados

Desechos de 98 336 421 508 2.272 244 3.879talla

Totales 105 342 424 545 2.335 252 4.003

Tabla 2. Materiales líticos analizados por sitio.

los sitios del Arcaico Temprano, destacaría: a) lamayor intensidad de desbaste de núcleos enChulqui; b) el mayor énfasis en talla monofacialde matrices en El Pescador, y c) la mayor intensi-dad de talla bifacial en Toconce. Estas inferenciasse basan en: 1) en Chulqui se combinan los atribu-tos de la mayor frecuencia de talones naturales, lamayor frecuencia de piezas con corteza, y una cur-va de tamaños que, al compararse con las curvas

experimentales de Patterson (1990), puede consi-derarse como prototípica del desbaste de núcleos;2) en El Pescador se combinan los atributos de lamayor frecuencia de talones planos, la menor fre-cuencia de piezas con corteza para los sitios delArcaico Temprano, y una curva de tamaños que essensiblemente diferente a las de los otros sitiostempranos, con una alta concentración de casos enlos tamaños más pequeños; 3) en Toconce se com-

Gráfico 1. Desechos de talla: Frecuencias de materias primas por sitio.

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Gráfico 2. Desechos de talla: Frecuencias de tipos de talón por sitio.

Gráfico 3. Desechos de talla: Frecuencias de piezas con corteza por sitio.

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Gráfico 4. Desechos de talla: Curvas de tamaños para materias primas más frecuentes por sitio.

binan los atributos de la mayor frecuencia de talo-nes facetados y la presencia exclusiva, dentro delos sitios tempranos, de talones seudofacetados; unafrecuencia intermedia de piezas con corteza y unacurva de tamaños semejante en algún sentido aChulqui, pero con mayor concentración de casosen tamaños pequeños (Gráficos 2-4).

Es posible que la mayor orientación a la talla dematrices que al desbaste de núcleos en El Pesca-dor tenga que ver con que la fuente de materia pri-ma mayormente utilizada en este sitio (silícea blan-ca con veteados anaranjados) se encuentra cercana,pero no tan inmediatamente ubicada como las can-teras de basalto en Chulqui. Esto haría que lasmatrices para confeccionar artefactos principalmen-te monofaciales en El Pescador se lleven ya extraí-das de sus núcleos. Esta diferencia parece enton-ces ser más circunstancial, y menos significativaen términos de orientaciones funcionales de losasentamientos que aquella que encontramos entreestos dos sitios y el alero Toconce, donde el basal-to tuvo una orientación comparativamente másimportante hacia la talla bifacial.

Dentro del Arcaico Medio, destacan: a) alta simi-litud en la orientación tecnológica de los sitios

del Alto Loa (Punta Brava y Corte de la Damiana),caracterizándose por la más intensa actividad detalla bifacial; b) una actividad de talla bifacial algomenor en Huiculunche en relación a los otros dossitios, y con la posibilidad de que los instrumen-tos bifaciales se hayan llevado en estado de ma-nufactura algo más avanzados. Estas inferenciasse basan en que: 1) en La Damiana y Punta Bravase combinan los atributos de frecuencias más ba-jas de talones planos y curvas de tamaños con altaconcentración en los tamaños más pequeños y conformas similares a curvas de una funciónexponencial, las que de acuerdo a los trabajosexperimentales de Patterson (1990) son típicas dela talla bifacial; 2) en Huiculunche se combinanlos atributos de frecuencias algo más altas de ta-lones planos, una frecuencia algo mayor de talo-nes seudofacetados, y una curva de tamaños que,si bien concentra la mayoría de sus casos en lostamaños más pequeños, presenta una caída hacialos tamaños mayores que es interrumpida por una“meseta” que otorga frecuencias relativamentealtas a los tamaños mayores (Gráficos 2-4). Esposible que esta última curva esté mostrando lacombinación de talla bifacial y monofacial, lo queguarda coherencia con la frecuencia más alta detalones planos en relación a los sitios del Alto Loa.

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Artefactos formatizados

Arcaico Temprano. Los artefactos formatizadosrecuperados de los sitios del Arcaico Tempranoconstituyen una muestra numéricamente pequeña,alcanzando sólo a 15 artefactos entre los tres si-tios. Dentro de esta muestra se aprecia en su con-junto una carencia de puntas de proyectil y arte-factos bifaciales en general, dominando en su lu-gar varias categorías de artefactos de tecnologíasmarginales y monofaciales (Tabla 3, Gráfico 5).Dentro de estos últimos hay que hacer notar la pre-sencia en Chulqui y El Pescador de raspadores dedorso alto (Figura 9). En Chulqui y Toconce lamayoría de los artefactos monofaciales y margina-les están confeccionados sobre basalto y en algu-nos casos en riodacita vitrificada (Chulqui), lo queestá en coherencia con lo visto a partir de los dese-chos de talla. Sin embargo, llama la atención queen Toconce no se hayan encontrado piezasbifaciales en basalto. Si nuestras interpretaciones apartir de los desechos de talla son correctas, que-rría decir que existe un problema de muestreo, obien, un efecto de transporte fuera del sitio.

Categoría El Pescador Chulqui Toconce Totales

Preforma bifacial triangular 1 0 0 1Puntas de proyectil triangulares 0 0 2 2Cuchillos marginales 0 2 3 5Raedera monofacial 0 1 0 1Raspadores Monof. de dorso alto 1 1 0 2

Marginal 0 1 0 1Sobre filo vivo 0 1 0 1Raspador-muesca 0 1 0 1Convergente 0 0 1 1

Totales 2 7 6 15

Tabla 3. Categorías de artefactos líticos formatizados en sitios del Arcaico Temprano del Loa Superior.

Las piezas bifaciales recuperadas corresponden atres piezas, encontrada una en El Pescador y dosen el alero Toconce (Figura 9). En el caso delalero Toconce, se trata de dos puntas de proyectilpequeñas de morfología triangular, ambas de baseligeramente escotada, una en obsidiana y otra enuna roca silícea. En el caso de El Pescador, setrata de una preforma bifacial avanzada de unaforma triangular en obsidiana. Como se vio en elanálisis de desechos de talla, estas materias pri-mas fueron muy escasamente talladas en los si-tios respectivos, lo que guarda coherencia con elescaso registro de talla bifacial.

Arcaico Medio. Una situación distinta a los sitiostempranos es la de los sitios del Arcaico Medio,donde salvo por un sitio (Punta Brava), las mues-tras de artefactos formatizados son notoriamentemás numerosas (Tabla 4, Gráfico 6).

Categoría Huiculunche13 La Damiana Punta Brava Totales

Preformas bifaciales 7 22 3 32Puntas de proyectil 16 19 0 35Cuchillos bifaciales Discoidales 0 2 0 2

Foliáceos 4 0 0 4Frag. instr. Bifaciales 2 7 0 9Cuchillos sobre lasca de filo vivo 2 11 4 17Raspadores marginales 2 1 1 4Raspadores-muesca marginales 1 1 0 2

Totales 34 63 8 105

Tabla 4. Categorías de artefactos líticos formatizados en sitios del Arcaico Medio del Loa Superior.

13 Para efectos comparativos se sacaron de esta tabla tres pie-zas bifaciales de Huiculunche recolectadas en formaasistemática.

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3

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Rasp

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Marginal Monofa. Bifacial Monofa. Bifacial Marginal Monofa.

A. Chulqui A. El pescador A. Toconce

RDV Obsidiana BasaltoSilíceas

Gráfico 5. Artefactos formatizados del Arcaico Temprano: Síntesis de tecnologías, funciones y materias primas.

Gráfico 6. Artefactos formatizados del Arcaico Medio: Síntesis de tecnologías, funciones y materias primas.

0123456789

101112131415161718192021222324

Cuc

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. Ins

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Bifacial Marginal Bifacial Marginal Bifacial Monofa.A. Huiculunche C. La Damiana A. Punta Brava

Silíceas Basalto RDV Obsidiana Cal. Beige

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Figura 9. Artefactos líticos de sitios del Arcaico Temprano del Loa Superior.

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La síntesis de las características de los artefactosformatizados de Huiculunche (Gráfico 6) muestraque en términos morfofuncionales existe un claropredomino de las puntas de proyectil (50%) se-cundada por las preformas y los cuchillos. Estosúltimos incluyen formas bifaciales formatizadase instrumentos sobre filo vivo. Los raspadores einstrumentos con muescas corresponden a piezasmarginales poco formatizadas que se hacen pre-sentes en muy baja proporción. La gran mayoríadel instrumental de este sitio corresponde a pie-zas de tecnología bifacial (85%), en comparacióna las escasas piezas con tecnología marginal, y alas piezas con huellas de uso macroscópicas iden-tificadas. Otro patrón muy claro es la alta frecuen-cia de piezas sobre riodacita vitrificada (70%), lasque se ven secundadas muy por abajo por el ba-salto y con menor frecuencia aún por una rocasilícea gris claro.

La síntesis de las características de los artefactosformatizados del Corte de la Damiana (Gráfico 6)muestra, en forma similar a lo que se observó enHuiculunche, una clara predominancia de las pun-tas de proyectil (30%) junto con las preformas(35%), seguidos de cuchillos que incluyen tambiénformas bifaciales y de filo vivo. Aquí también lamayor proporción de piezas son bifaciales (80%),en desmedro de las escasas piezas con retoquemarginal y de las piezas con huellas macroscópicasde uso identificadas. Asimismo, constituye un pa-trón muy marcado la enorme proporción de piezasen calcedonia beige (81%), seguida muy por abajopor el basalto y por frecuencias mínimas de piezasen otras rocas silíceas y en obsidiana.

De esta forma, los conjuntos de artefactos for-matizados de los sitios del Arcaico Medio mues-tran patrones que guardan coherencia con el aná-lisis de desechos de talla, verificándose un patrónde alta talla bifacial en comparación con la tallade otros tipos de artefactos y una alta particula-rización en las materias primas más talladas. Elhecho de que en Huiculunche la proporción depreformas y puntas sea algo más cercana que laque se encuentra en el Corte de la Damiana, don-de las preformas son proporcionalmente másabundantes, podría tener que ver con lo observa-do en el análisis de desechos de talla respecto ala posibilidad de que los artefactos se llevasenen un estado de manufactura más avanzado a estesitio producto de la lejanía de la fuente en Línzor(Gráfico 6).

Con respecto a las morfologías de las puntas deproyectil, se observa que, tal como ocurre con lasmaterias primas, éstas se encuentran particulari-zadas de acuerdo a la subregión de la que provie-nen, si bien para todos los casos se trata de pun-tas pedunculadas. En la Subregión del río Salado(sitio Huiculunche), se identificaron dos tipos depuntas:

1) Tipo Huiculunche-1. Este tipo (siete ejempla-res) corresponde a piezas bifaciales definidas porun pedúnculo ancho de bordes rectos y baseescotada y un limbo de forma lanceolada con unosbordes muy convexos de forma tal, que en su pun-to de mayor extensión lateral exceden el anchodel pedúnculo (Figura 10). Dentro de este tipohemos diferenciado un subtipo (1a) correspondien-te a dos piezas de módulo algo mayor y que pre-sentan barbas laterales en la zona inferior del lim-bo. Cabe señalar que al menos en tres casos, laspuntas presentan asimetrías más o menos marca-das entre ambos bordes del limbo, lo que induce apensar en un proceso de retomado mientras las pie-zas se encontraban enmangadas, posiblemente paraser utilizadas como cuchillos. Salvo un solo caso,todas las puntas de este tipo se encontraban fractu-radas en su zona distal. Las materias primas utili-zadas para las puntas del tipo 1 fueron la riodacitavitrificada (tres ejemplares), el basalto negro (tresejemplares) y la obsidiana (un ejemplar).

2) Tipo Huiculunche-2. Corresponde a piezasbifaciales también características por poseerpedúnculos anchos de borde rectos y base escotada(cinco ejemplares). Sin embargo, se diferencian delTipo 1 en que el limbo es de forma más bien trian-gular, con bordes rectos a ligeramente convexos,lo que le da un aspecto “pentagonal” (Figura 10).Tres de estas puntas estaban completas, mientrasque dos se encontraban fracturadas en su zonadistal. En al menos tres casos parece evidente laexistencia de un retomado en las piezas. Las ma-terias primas con que fueron confeccionadas es-tas puntas son la riodacita vitrificada (cuatro ejem-plares) y el basalto negro (un ejemplar).

En el Corte de la Damiana (Subregión del AltoLoa), se recuperó un total de 19 puntas de pro-yectil provenientes de las ocupaciones del segmen-to estratigráfico N° 2. Estas piezas se incluyeroncomo parte de un solo tipo morfológico. Se tratade puntas pedunculadas, con limbo triangular isós-celes y pedúnculo ancho convergente en base con-

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Figura 10. Artefactos líticos del sitio Alero Huiculunche.

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vexa o, en algunos casos, apuntada (Figura 11).Cinco ejemplares corresponden a pedúnculos queconservan parte del limbo, y sólo uno correspon-de a un ejemplar completo. Además, fueron recu-peradas seis bases convexas, o bien, levementeapuntadas, que por sus características morfológi-cas y métricas debiesen corresponder a los pe-dúnculos de estas mismas puntas (Figura 11).Además, fueron recuperados siete fragmentos dis-tales de puntas. Las materias primas de estas pie-zas corresponden en su mayoría a calcedonia bei-ge (12 ejemplares), seguidas del basalto (cuatroejemplares), a lo que se suman dos ejemplares endistintas variedades de rocas silíceas (silícea blan-ca y silícea rojiza) y una en obsidiana.

Otros instrumentos bifaciales de posible valordiagnóstico recuperados del segmento estrati-gráfico N° 2 corresponden a un tipo particular decuchillos. Se trata de pequeños cuchillos de for-ma discoidal, con un extremo de borde convexomás amplio, correspondiente al borde activo, yotro extremo –separado por una suave inflexiónque crea un cuello– de borde convexo más res-tringido, correspondiente con probabilidad al sec-tor de enmangue (Figura 11). De estos, hay dosejemplares de distintas materias primas (silíceagris claro y basalto negro), pero muy similares ensu morfología y en sus dimensiones. Es perfecta-mente posible pensar que estos cuchillos semi-discoidales corresponden a instrumentos resultan-tes de un proceso de retomado sobre las puntastípicas del sitio, dada la idéntica morfología delas bases y dada la estrecha similitud de los an-chos de los cuellos de ambos tipos de piezas. Aesto se agrega la evidencia que otorga el caso deuna pieza que aparenta ser una punta en procesode retomado hacia uno de estos cuchillos, perocon resultados fallidos (Figura 11).

Comparaciones de los conjuntosartefactuales a nivel regional

Arcaico Temprano. Los conjuntos de artefactosformatizados del Arcaico Temprano del Loa Su-perior encuentran altas similitudes con otros con-juntos registrados para este período en la Puna deAtacama. En primer lugar, se corrobora la pre-sencia de las formas bifaciales triangulares en lazona (sitios Toconce y El Pescador), extendién-dose así en forma clara el patrón morfológicodominante observado para este tipo de piezas enlos otros sitios del Arcaico Temprano de la Punade Atacama (Núñez 1992; Núñez et al. 2002; Fi-

gura 12). También es de interés la presencia deraspadores de dorso alto en Chulqui y El Pesca-dor, los cuales son característicos en sitios de laFase Tuina de la Puna de Atacama (Núñez 1983,1992), como también lo es constatar la similitudcon sitios en aleros del Arcaico Temprano de laPuna de Atacama, en el sentido de las proporcio-nes de categorías de artefactos presentes. Si seobservan las contabilizaciones publicadas (Núñez1983, 1992; Núñez et al. 2002), en todos estossitios parecen haber proporciones muy bajas depuntas de proyectil en relación al resto del instru-mental, y este último suele ser marginal omonofacial. Como se discutirá más adelante, estepatrón puede tener significancia en términos delos sistemas de asentamiento y estrategias demovilidad desarrollados por estas poblaciones.

Arcaico Medio. Al revisar la extensión de los pa-trones pedunculados propios de los conjuntos delArcaico Medio analizados, es posible realizar lassiguientes observaciones:

Puntas Tipo 1 de Huiculunche. La revisión de laliteratura indica que estas puntas son extremada-mente particulares a nivel regional. Sin embargo,existe una significativa excepción en el caso de dosejemplares de puntas reportadas por Núñez (1983),las que fueron recolectadas por Le Paige y queprovendrían del sector del suroeste boliviano co-nocido como Potrero, ubicado en el altiplano deLípez y cercano al pueblo de Soniquera (Le Paige1964), a unos 70 km de la frontera con Chile. Es-tas puntas son extremadamente similares a las deHuiculunche (Figura 12). Como señalaba Núñez(1983), no existían registradas puntas similares aestas en ningún sitio arcaico de la Puna de Ataca-ma. Esta situación sumada a sus rasgos morfológi-cos llevó a Núñez (1983) a considerar estas puntascomo posibles expresiones del patrón “cola depescado”, conocidamente asociado a las ocupacio-nes paleoindias de América del Sur, y con el cualciertamente comparten un aire morfológico en co-mún las puntas de Huiculunche y las de Potrero.Sin embargo, a partir de los hallazgos de Huicu-lunche se hace seriamente cuestionable la relaciónde las puntas de Lípez publicadas por Núñez congrupos de tradición paleoindia, siendo más razona-ble una vinculación de las puntas de Potrero conlos grupos de Huiculunche.

Puntas Tipo 2 de Huiculunche. Este tipo guardaestrechas semejanzas con el definido por Le Paige(1959) y por Orellana y Kaltwasser (1964) como

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Figura 11. Artefactos líticos del sitio Corte de La Damiana.

“pentagonal”. De acuerdo a estos últimos, laspuntas pentagonales son poco frecuentes en elterritorio de la provincia del Loa,14 y los sitios enque se les han encontrado con una frecuencia re-

14 El estudio de Orellana y Kaltwasser se basa en evidenciassuperficiales de sitios precerámicos distribuidos a lo largode la provincia del Loa.

lativa mayor son Tambillo y Pelun, si bien aun enesos sitios se trata de un tipo de escasa represen-tación. También existen referencias de puntaspentagonales en los sitios arcaicos que rodean alas lagunas altiplánicas de Miscanti y Meniques(Niemeyer y Schiappacasse 1976). Es de notar queHuiculunche sería el primer sitio de la Puna deAtacama para el cual las puntas pentagonales se

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Figura 12. Artefactos líticos bifaciales de sitios del Arcaico Temprano y Medio de la Puna de Atacama mencionados en el texto.

encuentran directamente asociadas a una dataciónabsoluta.

Puntas del Corte de la Damiana. Si bien puntaspedunculadas como las de este sitio son frecuen-tes en sitios arcaicos de diversas zonas, los análo-gos más cercanos espacial y cronológicamente de

las puntas del Corte de La Damiana se encuen-tran en el sitio Confluencia-2, en el Loa Medio, yen Puripica-3, en el extremo septentrional del Salarde Atacama (Figura 12). Además, los cuchillosbifaciales discoidales del Corte de la Damiana sonextremadamente similares a otros ejemplares re-cuperados de Confluencia-2, los que tal como en

Origen de las imágenes:Tuina-1, Tuina-5 y Tambillo-1: Nuñez et al. 2002Tambillo (sup.): Orellana y Kaltwasser 1964Puripica 3: Nuñez et al. 1999Confluencia-2: Jackson 1992Potrero: Núñez 1983

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nuestro caso podrían corresponder también a pun-tas retomadas (Jackson 1992).

Por otra parte, la dominancia de un patrón de des-carte principalmente de puntas de proyectil pare-ce ser un patrón que también se encuentra en otrossitios complejos del Arcaico Medio de la Puna deAtacama como Puripica-3 y Confluencia-2 (Núñezet al. 1999; Jackson 1992).

Sistemas de asentamiento del ArcaicoTemprano y Medio en la cuenca del Loa

Arcaico Temprano

Para el Arcaico Temprano, los análisis realizadosdejaron claro que el alero Toconce posee diferen-cias tecnológicas relativamente importantes enrelación a El Pescador y Chulqui, manifiestas par-ticularmente en una actividad de talla bifacial másimportante. El hecho de que, a partir de lasdataciones disponibles, los contextos estudiadosde El Pescador y Chulqui se presenten como re-presentantes de una fase más temprana (FaseTuina) que el alero Toconce (Fase Tambillo), in-dica que dichas diferencias podrían estar entre-gando claves sobre los cambios en los sistemasde asentamiento a lo largo del Arcaico Temprano.

En rigor, es estratigráficamente posible la existen-cia de ocupaciones del rango 9000-8000 C14 APen Chulqui y en El Pescador, así como son posi-bles ocupaciones previas a 9000 C14 AP en el aleroToconce. Sin embargo, si se examinan con cuida-do las dataciones disponibles para los aleros ubica-dos en el piso de quebradas a nivel de la Puna deAtacama en su globalidad, se puede apreciar que lagran mayoría de los aleros con ocupaciones del Ar-caico Temprano no presentan dataciones de esteperíodo después del 9000 C14 AP. Es el caso deTuina-1, Tuina-5, San Lorenzo-1, Tulan-109 y Tulan-68, a los que ahora habría que agregar El Pescadory también Chulqui, ya que, a pesar de que este últi-mo posee dataciones del Arcaico Medio, vimos queestas se corresponden con asentamientos extrema-damente efímeros. Las únicas excepciones hasta hoyson Tulan-67 y el alero Toconce.

De esta manera, y si bien no es posible descartardel todo que existan algunos problemas demuestreo de dataciones involucrados, los datoscronológicos provenientes de una amplia cantidadde sitios del Arcaico Temprano de la Puna de

Atacama tienden a apoyar la idea de que el aleroToconce representa a una etapa tardía del ArcaicoTemprano, en la cual se ha dejado de hacer usode una importante proporción de los sitios utili-zados hasta los 9000 C14 AP. Sobre esta base,podemos intentar dar respuesta a la pregunta so-bre qué tipos de asentamiento son los de Chulquiy El Pescador, en su calidad de expresiones de unsistema de asentamiento previo a 9000 C14 AP.Tal vez el mayor problema para responder estapregunta está en que, a nivel de la totalidad de laPuna de Atacama, aún no se disponen deasentamientos bien documentados datados antesde 9000 AP ni en los oasis de pie de puna ni en laalta puna, por lo que no es posible evaluar en quémedida los sitios de aleros en las quebradas re-presentarían asentamientos muy diferentes de lospotenciales asentamientos en los otros pisos.

Como sea, si se presta atención al registro de losotros sitios anteriores a 9000 C14 AP distribuidosa lo largo de la Puna de Atacama es patente cómotodos ellos presentan, a nivel de los conjuntosinstrumentales, patrones tecnológicos similares alos que caracterizan a los sitios El Pescador yChulqui: dentro de frecuencias más o menos ba-jas en general de instrumental (salvo tal vez Tuina-5), predominan ampliamente las piezas margina-les y monofaciales, con ninguna o muy pocaspuntas de proyectil proporcionalmente al resto delinstrumental. Con base en estas observaciones yen el análisis realizado de los contextos líticos deChulqui y El Pescador, nos parece plausible plan-tear la hipótesis de que estos sitios correspondena bases residenciales de baja permanencia quefuncionan bajo los parámetros de un sistema demovilidad que privilegia la movilidad residencialpor sobre la logística. En este contexto, la esca-sez de talla bifacial en relación al desbaste denúcleos y la talla monofacial se explicaría, por-que el instrumental bifacial es transportado a lolargo de los distintos sitios, mientras que el ins-trumental monofacial, confeccionado casi siem-pre desde canteras locales, es abandonado en lossitios después de ser usado y no se transporta.Esto haría que el instrumental bifacial se encuen-tre más distribuido a lo largo de todos los sitiosque componen el sistema de asentamiento, efectoque se hace especialmente notorio en la medidaque los sitios utilizados se distribuyen en un altonúmero de locaciones. Y como hemos visto, estoúltimo sería el caso para el sistema de asentamien-to desarrollado durante esta etapa temprana.

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Un sistema de este tipo pudo haber tenido sentidoen un Holoceno Temprano húmedo, donde el asen-tamiento tiene muy pocas restricciones en cuantoa las potenciales locaciones a utilizar, por lo quelos cazadores-recolectores podrían haberse despla-zado por un medio en alguna medida más indife-renciado de lo que se tornará más adelante, y, portanto, con menores limitaciones en cuanto a lasformas de organizar la movilidad. El resultado seexpresaría en un sistema de asentamiento que pri-vilegia la movilidad residencial por sobre la mo-vilidad logística, lo que podría haber sido unaopción viable en la medida que en un ambientemás húmedo no existiesen tantos problemas deincongruencia espacial o temporal de recursos queresolver (Binford 1980). Esto último no significa,ciertamente, que durante estos tiempos de mayorhumedad el paisaje no se haya encontrado verti-calmente zonificado. Sin embargo, el punto es siesta zonificación fue durante estos momentos efec-tivamente importante para la conformación de sis-temas donde la movilidad logística tuviese unpapel relevante. Al respecto, nos parece que lazonificación vertical no necesariamente implica unsistema predominantemente logístico, ya que lamovilidad residencial podría permitir sin mayo-res problemas la explotación de los distintos pi-sos durante un ambiente húmedo, especialmentesi las densidades poblacionales son aún bajas.

Indudablemente, nuestra hipótesis constituye sólouna dentro de otras opciones posibles de generarun registro como el examinado. No es posibledescartar, por ejemplo, que asentamientos comoChulqui y El Pescador correspondan en realidada campamentos logísticos dependientes de otroscampamentos residenciales dispuestos en cotasmás bajas o incluso más altas, lo que tambiénpodría generar registros líticos como el examina-do. Un sistema de subsistencia, donde la faunamayor tenga una importancia relativa menor, tam-bién podría eventualmente generar un registrolítico de este tipo. Sin embargo, la hipótesis queplanteamos parece un resultado plausible de laaplicación de estrategias de movilidad en un me-dio ambiente mucho más húmedo que el actual, yen el cual la movilidad logística sería menos ne-cesaria de aplicar de lo que aparentemente seráalgún tiempo después, como veremos a continua-ción. Como sea, es muy probable que el registroarqueológico disponible para estos tiempos másantiguos sea especialmente fragmentario, por loque el problema de los sistemas de asentamiento

será difícil de resolver en forma más satisfactoriahasta no tener contextos bien datados y estudia-dos (o bien, la relativa certeza que no los hay) enla alta puna y en los oasis de pie de puna.

Cerca de los 9000 C14 AP, Chulqui y El Pescadordejan de utilizarse como asentamientos, y aparen-temente lo mismo ocurre con la gran mayoría delos aleros utilizados hasta ese entonces en la Punade Atacama. En este momento o quizá algo des-pués, en el Loa Superior se comienza a ocupar enforma más intensa el alero Toconce. De los mo-mentos en que este se ocupa tenemos mejoresdatos a lo largo de la gradiente altitudinal de laPuna de Atacama que los que teníamos para losasentamientos anteriores a 9000 C14 AP. Ahoratenemos certeza que en los oasis de pie de punahay una intensa ocupación de lugares comoTambillo, sitio que, a juzgar por los datos publi-cados, tiene características que le otorgan cuali-dades de campamento residencial bastante esta-ble, combinando complejos habitacionales, líticomuy variado y con alta frecuencia de instrumen-tal bifacial, actividades de molienda y enterratorios(Núñez 1983 y 1992; Núñez y Santoro 1988).Indudablemente muy diferente a los sitios previosa 9000 C14 AP de las quebradas. Por otra parte,sabemos que en la alta puna existen en este mis-mo momento campamentos situados a las orillasde las lagunas. Pero en las quebradas sólo unamuy baja cantidad de aleros está siendo ocupadaen relación al período anterior (hasta ahora, sóloTulan-67 y el alero Toconce).

Ahora bien, ¿por qué este cambio en la ocupa-ción de los aleros de las quebradas? ¿Puede en-contrarse, tal como se ha hecho para la transi-ción hacia el Holoceno Medio por los 8000 C14

AP, alguna relación entre este aparente cambioen el asentamiento por los 9000 C14 AP y losprocesos de cambio paleoambiental? Al respec-to, la revisión de los resultados de los estudiospaleoambientales permite percibir las siguientessituaciones que sugieren una respuesta: 1) deacuerdo a Geyh y colaboradores (1999), los da-tos limnogeológicos muestran que los lagos alti-plánicos se secan alrededor del 8000 C14 AP, perocomienzan su descenso alrededor del 8800 C14

AP; 2) el registro polínico de Miscanti muestrael comienzo de un período de aridez aguda ha-cia los 8000 C14 AP, pero este habría comenzadoa manifestarse en forma más moderada desde los8500 C14 AP (Grosjean et al. 2001); 3) los hori-

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zontes de suelos desarrollados por algunos mile-nios en torno a los lagos altiplánicos cesarían suformación hacia los 8500 C14 AP (Grosjean yNúñez 1994; Grosjean et al. 2003). Las fechasde 8500 y 8800 C14 AP tienen una razonablecercanía con el límite de los 9000 C14 AP, por loque, en conjunto con los datos cronológicos delos aleros, creemos posible formular la hipótesisde que esta segunda etapa en los sistemas deasentamiento del Arcaico Temprano se asocia alos inicios del proceso de aridez.

Es plausible relacionar dicho cambio en el asen-tamiento con un estímulo ambiental no sólo por-que los datos de las cuencas altiplánicas apuntana un proceso de desecamiento que comienza adesarrollarse poco después del 9000 C14 AP y quepara los 8000 C14 AP ya está consolidándose.También porque el alero Toconce tiene un empla-zamiento privilegiado: precisamente en la con-fluencia de los dos más importantes cursos flu-viales de la Subregión del río Salado, siendo po-sible suponer que en ese lugar existían mejorescondiciones para el asentamiento en términos derecursos que las que ofrecían la modesta quebra-da de Chulqui o el río Caspana.

En este escenario, y tomando en cuenta los cam-bios sincrónicos entre los conjuntos líticos y lospatrones de asentamiento, ¿qué podemos decir dela participación que tienen en el sistema de asen-tamiento estos sitios en las quebradas a partir delregistro del alero Toconce? Si bien indudablementelas posibilidades son amplias, nos arriesgaremoscon una hipótesis: como ya adelantamos, al verlos cazadores recolectores limitadas sus posibili-dades de asentarse en distintos puntos de las que-bradas debido a la oferta más limitada de recur-sos, las actividades que ahí realizan las concen-tran en unos pocos sitios que ofrecen las mejoresofertas de recursos. Esto lleva a que no exista unadistribución tan amplia de los bifaciales transpor-tados ni tantas canteras cercanas a los lugares deasentamiento de las cuales se puedan obtenermaterias primas para los bifaciales. En el caso delalero Toconce, se opta por hacer bifaciales conlas materias primas que ofrece uno de los pocoslugares que visitan en las quebradas. Esta situa-ción podría darse tanto si se trata de un campa-mento base como si se trata de un campamentologístico. Sin embargo, tomando en cuenta la exis-tencia de asentamientos de gran envergadura yestabilidad durante este tiempo en los oasis de pie

de puna, así como la presencia indudable deasentamientos sincrónicos en la alta puna, pareceprobable que este sitio haya funcionado ante todocomo campamento base durante el verano paraefectuar movimientos logísticos hacia la alta puna.La distancia hasta un lugar como Linzor no esmás que unos 20 km, lo que lo sitúa perfectamen-te en un rango logístico de corta distancia (Binford1982). Tal vez aquí esté la respuesta a la situa-ción que indicamos con anterioridad: encontramostalla bifacial en basalto, pero no encontramos pun-tas de basalto. Planteamos que una causa proba-ble era un problema de muestreo. Pero ahora sehace más clara y se precisa otra posibilidad: laspuntas de basalto no están en el sitio, porque seestán transportando a la alta puna. Esto tiene sen-tido dentro de un sistema logístico en el cual lastareas logísticas están sometidas a estrés tempo-ral y, por tanto, a la necesidad de anticipar losmateriales a la tarea a realizar.

Al estar asociado sólo al tiempo estival propio deluso de la alta puna, el alero Toconce se utilizaríasólo por el tiempo limitado del verano. A finalesde esta estación, cuando comienza la cosecha dealgarrobos y chañares, los cazadores recolectoresabandonarían el alero Toconce, bajarían a los oa-sis de pie de puna, y posiblemente no vuelven alas quebradas altas hasta el próximo período esti-val. ¿Pero permanecen efectivamente sólo en elpiso de oasis por el resto del año? Es muy difícilcon los datos existentes dar una respuesta en estesentido, pero no descartamos la posibilidad de quehaya existido acceso a la explotación de los re-cursos del piso más bajo de las quebradas, parti-cularmente alrededor de la vega de Turi, a pesarde que aún no contamos con evidencias. Sin em-bargo, tampoco es descartable que hayan podidoinstalarse todo el resto del año en los oasis de piede puna, donde habrían podido establecer una mo-vilidad residencial a nivel horizontal que unieralugares como Chiu Chiu, Tambillo y Tilomonte.O tal vez se trate de una situación similar a la quedescribe Aldenderfer (1998) para los cazadoresrecolectores de las montañas de Idaho: dispersiónen el verano de grupos familiares que se encuen-tran agrupados en unidades mayores durante elresto del año en los pisos más bajos. Esta últimaalternativa es especialmente sugerente, puesto quepermitiría la conformación de un patrón como elobservado, es decir, campamentos de mayor en-vergadura en los oasis de pie de puna en compa-ración con los de las quebradas.

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Como sea, el nuevo sistema de asentamiento ge-nerado después de los 9000 C14 AP haría un usocomparativamente menor de los aleros en las que-bradas que sus antecesores. Dichos cambios re-dundarían en registros líticos como el del aleroToconce, donde la talla bifacial sobre materiasprimas locales se intensifica a fin de realizar in-cursiones logísticas de caza a la alta puna duranteel verano. Sin embargo, la talla bifacial y la den-sidad de materiales en este sitio se encuentra aúnmuy distante de los grados que alcanzará en lossitios del Arcaico Medio, donde los asentamientosestudiados, como veremos, posiblemente se ocu-pen por períodos más prolongados y por gruposmás numerosos.

Hay que aclarar que el modelo planteado no esnecesariamente generalizable de idéntica forma aotros sectores de la Puna de Atacama. Lo únicoque vemos en común con los sitios de la zona delSalar es que existe una restricción de la cantidadde aleros utilizados en las quebradas después delos 9000 C14 AP. El caso de Tulan-67 probable-mente responde a otra lógica de asociación a re-cursos específicos (incluyendo canteras), y dehecho es difícil de comparar con el alero Toconce,ya que se encuentra en una cota más baja. Sinembargo, sería indudablemente de interés abor-dar un análisis comparativo de los contextos líti-cos de Tulan-67 y el alero Toconce.

Arcaico Medio

Hemos visto que después de los 8000 C14 AP, losregistros lacustres muestran una desecación radi-cal (Geyh et al. 1999; Grosjean et al. 2001). Ladesaparición ya no sólo del asentamiento humanoen los aleros de las quebradas, sino también degran parte del registro arqueológico en los otrospisos, ha sido uno de los más fuertes argumentosque, desde la perspectiva arqueológica, ha permi-tido apoyar la idea de que existe un fenómeno dearidez generalizado. Pero como hemos visto, tam-bién ha apoyado estas ideas la constatación de quelos pocos asentamientos humanos que se regis-tran se nuclean en torno a lugares con condicio-nes excepcionales dentro del entorno de aridezgeneralizado.

Los sitios del Holoceno Medio del Loa ratificantambién esta idea, ya que en el caso del sector deSanta Bárbara (Corte de la Damiana y Punta Bra-va) existen datos geológicos que permiten postu-

lar la oclusión de las aguas del Loa, permitiendoel desarrollo de una laguna de hasta 12 km deextensión (Pino 1999 Ms; Berenguer 1999), enuna situación tal vez similar a la descrita paraPuripica-3 (Núñez et al. 1999). Para el caso delas vegas de Huiculunche y Turi, una situación deecorrefugio es plausible desde el momento en queestas vegas se alimentan por napas freáticas, lasque, de acuerdo a ciertos investigadores (Grosjeanet al. 2003), podrían constituir sistemas de lentadescarga y, por tanto, mantener las vegas aun den-tro de períodos de aridez. Para el caso de ChiuChiu (Confluencia-2 e Isla Grande), hay que con-siderar que se trata de un sector de vegas en queconfluyen las dos mayores cuencas fluviales delárea, por lo que se esperaría que el lugar siemprehubiera tenido una alta concentración y estabilidadde recursos. De esta manera, es posible continuarnuestro análisis con el supuesto de que se está bajouna situación de aridez generalizada en la cualestos sitios se comportan como ecorrefugios.

Dentro de las conclusiones generales que ofreci-mos a partir del análisis lítico realizado para elArcaico Medio estaba el alto predominio de tallae instrumental bifacial en los sitios (contrastandocon el Arcaico Temprano en general, y con lossitios previos a 9000 AP, en particular), y unacuriosa particularización de los tipos de puntasde proyectil de acuerdo a las cuencas: puntas conpedúnculos cuadrangulares y, en general, de baseescotada en el Salado (Huiculunche), y puntas depedúnculos convergentes y, por lo general, redon-deados en el Alto Loa (Corte de la Damiana).Vimos también que los análogos espacialmentemás cercanos a las puntas del Alto Loa se encon-traban en el sitio contemporáneo Confluencia-2,mientras que análogos a las puntas de Huiculuncheeran muy raros y en particular uno de los tipossólo lo habíamos encontrado en el sitio Potrero,en el altiplano de Lípez. Otra particularizaciónentre las cuencas la encontramos en las materiasprimas utilizadas con preferencia en la confecciónde estas puntas: mientras los grupos del Alto Loautilizaron con preferencia una materia prima local(calcedonia beige), los grupos de Turi traían sumateria prima de la fuente de riodacita vitrificadaubicada en el sector de Linzor de la alta puna, aunos 35 km de distancia.

Estos datos apuntan a la existencia de dos tran-sectos: uno que une al sector de Huiculunche enel río Salado, correspondiente al piso de quebra-

Selva
Resaltado
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das, con el sector de Linzor-Lípez en la alta puna;y otro que une a Chiu Chiu, en el desiertopiemontano, con el sector Santa Bárbara del AltoLoa en el piso de quebradas. La hipótesis queformulamos es que cada uno de estos transectoscorresponde a rutas de movilidad independientes,de forma tal que las poblaciones de cazadoresrecolectores que transitan y hacen uso de los re-cursos a través de una de ellas no lo hacen por laotra y viceversa. Es decir, las cuencas del AltoLoa y del Salado constituían rutas de movilidad yexplotación de recursos utilizadas por grupos in-dependientes.

Uno de los argumentos más fuertes a favor de lahipótesis de la independencia de las rutas es elque otorgan las puntas de proyectil, dado que enprincipio no encontramos razones para pensar queestos instrumentos deban cambiar en su morfolo-gía de un lugar a otro por determinantes funcio-nales: tanto las presas como los instrumentos decaza, debieron ser básicamente los mismos. Enconsecuencia, la única interpretación que por aho-ra encontramos de estas marcadas diferencias enlas puntas es que se trata de grupos distintos, quepor alguna razón –aparentemente relacionada conla diferenciación simbólica de unidades sociales–han decidido confeccionar puntas distintas a lasde sus vecinos. Las materias primas también danun argumento fuerte en este sentido, puesto que,para el caso de Huiculunche, la distancia a la fuen-te de calcedonia beige utilizada por los grupos deConfluencia-2 (Talabre) es muy similar a la dis-tancia a la fuente de materia prima de Linzor (35km). Sin embargo, en los contextos líticos deHuiculunche la presencia de calcedonia beige escasi nula.

Visto así, se vislumbra una relación entre el pe-ríodo de aridez y el asentamiento que es de mu-cho interés: el período de aridez habría obligadoa los grupos a territorializarse, distribuyéndose losenclaves de concentración de recursos entre gru-pos que restringían entre sí el acceso a estos en-claves. Además, y de acuerdo a la distribución alo largo de las zonas ecológicas de los enclavesconocidos, se hace posible formular otra hipóte-sis estrechamente relacionada con la anterior: enel contexto del Arcaico Medio, las poblacionesde cazadores recolectores de la cuenca del Loahabrían generado adaptaciones diferenciadas. Unade estas adaptaciones habría sido más “puneña”,manteniendo un piso inferior para el asentamien-

to a unos 3000 m.snm, en la vega de Turi, y conintensos contactos con la alta puna; y la otra adap-tación habría sido más “desértica”, manteniendoun piso inferior para el asentamiento a unos 2500m.snm, en el Loa Medio, así como intensos con-tactos con las quebradas intermedias y contactosmenos evidentes hacia la alta puna. Cada una deestas adaptaciones locales sería característica porel uso de distintos tipos de puntas de proyectil yde canteras de materia prima que se inscriben enel marco de territorios con exclusividad de explo-tación. Si estas ideas son correctas, es posible queestemos frente a las raíces de un proceso de altaimportancia para el entendimiento de las dinámi-cas sociales que caracterizarán el desarrollo de lassociedades posteriores en la zona

Ahora bien, ¿qué tipos de asentamientos fueronlos generados en este contexto de aridez, ecorre-fugios y territorialización? En el caso de Huicu-lunche y Corte de la Damiana, a nuestro juicio,estos reúnen características suficientes como paraconsiderarlos campamentos residenciales, aunqueaparentemente de uso más intenso que los delArcaico Temprano. De partida por la diversidaden términos de patrones de descarte: en ambossitios se está confeccionando, utilizando y reto-mando el instrumental. Existe también cierta di-versidad morfofuncional, ya que encontramos ras-padores, muescas, cuchillos, puntas de proyectil,y, en el caso de Huiculunche, numeroso instru-mental de molienda. Además, el hecho que en elsitio se esté dando una talla bifacial tan significa-tiva habla de cierta ausencia de estrés temporal,lo que es característico de bases residenciales(Nelson 1991). Esta alta proporción de talla bifa-cial puede ser interpretada en un sentido directa-mente opuesto al que le dimos a partir de su bajafrecuencia en los sitios tempranos. En este caso,la restricción de los cazadores recolectores a unmínimo número de locaciones para asentarse haceque exista una mayor redundancia en el uso deestas, lo que generaría sitios de alta densidad yestrechamente vinculados a canteras que sirven defuente para la confección de sus bifaciales en elmarco de sus territorios. Estos bifaciales se dis-tribuyen en una menor cantidad de sitios y, portanto, obtienen una mayor frecuencia relativa encada uno de estos, opacándose la representativi-dad de otro tipo de instrumental.

Con respecto a los grupos Huiculunche que tran-sitan desde la vega de Turi hacia la alta puna, el

Selva
Resaltado
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sistema pudo haber comprometido la constituciónde campamentos residenciales en la primera(Huiculunche) ligados a momentos en que no seocupa la alta puna, y probablemente el estableci-miento aquí de campamentos residenciales enenclaves de concentración de recursos durante laépoca en que es mejor aprovechable, es decir, elverano. A partir de esto último surge de inmedia-to la pregunta: ¿y por qué ir a buscar una materiaprima tan distante para confeccionar bifaciales sies que existen materias primas también apropia-das más cercanas? Una explicación sería que elaprovisionamiento de esta materia prima está “in-serto” en el marco del establecimiento de campa-mentos en la alta puna para la explotación de otrosrecursos fuera del período estival. Estas incursio-nes logísticas a la alta puna también podrían ha-ber sido destinadas a monitorear el entorno con elfin de permitir la mejor decisión respecto al mo-mento adecuado para movilizar el campamentoresidencial hacia los pisos más altos (Binford1982). Esto habría sido particularmente importantesi es que aceptamos que el ambiente del HolocenoMedio se caracteriza por una aridez que hace queel límite entre lo posible o no de la ocupación deciertas locaciones pueda ser muy frágil de acuer-do a las variaciones anuales. En estos monitoreoshabría habido un aprovisionamiento de riodacitaque habría complementado el stock traído duran-te el verano. Cuando la riodacita escaseaba enHuiculunche y la explotación de otros recursosen el piso de altura no era aún necesaria, se utili-zaba el más cercano basalto, lo que debió haberocurrido con relativa poca frecuencia a juzgar porla mayor representación de riodacita.

Esta hipótesis nos parece por ahora la más acerta-da en relación a otras tales como que Huiculunchehabría sido un campamento base de carácterestacional para realizar accesos a la alta puna (comofue planteado para Toconce), dado que en los si-tios del Loa Medio no encontramos las puntas deHuiculunche. Tampoco parece muy factible que estesitio haya funcionado como campamento logísticodependiente de la alta puna, dado que esta ofrececondiciones la mayoría del año menos favorablespara el asentamiento que el piso de quebradas. Elhecho de que las incursiones a la alta puna hayansido residenciales o logísticas es un asunto másdifícil de dirimir, pero la opción de viajes logísticoso de monitoreo durante la época más seca y movi-mientos residenciales en la época estival parecerazonable para explicar las altas frecuencias de estamateria prima distante en el sitio.

Por otra parte, en el contexto de la ruta Huicu-lunche-Linzor, las someras ocupaciones datadasen el Arcaico Medio en Chulqui podrían adquirirsentido como paraderos intermedios entre ambosextremos de la ruta, ya que su posición está casiexactamente en la mitad del trayecto (a unos 17km de Huiculunche y a unos 18 km de Linzor).Tal vez estos campamentos ligeros del ArcaicoMedio puedan constituir otra categoría deasentamientos generados durante este período,característicos por su rasgos de ocupación efíme-ra y predecibles en el marco de un sistema deasentamiento donde el desplazamiento entre lo-caciones más distanciadas entre sí obliga a la ge-neración de campamentos intermedios depernoctación, en los cuales se haría un uso míni-mo de los recursos circundantes al sitio. A futurosería importante realizar análisis comparativos conel registro del Arcaico Medio de Tulan-67, a finde indagar si es que este alero podría inscribirsedentro de situaciones de este tipo.

Con respecto a los grupos que ocuparon laSubregión del Alto Loa durante el Arcaico Me-dio, una diferencia evidente con los grupos delSalado es el uso predominante para la confecciónde bifaciales de una materia prima de origen lo-cal, al contrario que en Huiculunche. La intensi-dad de los contactos con la alta puna desde estesitio son difíciles de evaluar, siendo las únicasposibles señales unas escasísimas lascas deriodacita vitrificada y unas igualmente escasaslascas de obsidiana, la que podríamos presumir,no sin dudas, que fue traída desde el piso másalto. Nos es difícil pensar que estos grupos nohicieron algún uso de la alta puna, dada la rique-za que presenta en el período estival y las facili-dades que puede presentar para la constitución deecorrefugios en sectores de vegas. Sin embargo,y hasta que no dispongamos de mejores datos,privilegiaremos la idea de que los contactos másintensos habrían sido entre las quebradas y losoasis de pie de puna. Como sea, es indudable querespuestas apropiadas en este sentido sólo puedenobtenerse mediante prospecciones dirigidas enzonas de la alta puna adyacente, como en el naci-miento del Loa y en el del río San Pedro.

Por otra parte, al comparar con el registro deConfluencia-2 (Jackson 1992), es posible identi-ficar un patrón tecnológico relativamente similaral del Corte de La Damiana a nivel del conjuntoinstrumental, con altas frecuencias de material

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bifacial y relativamente bajas frecuencias de ma-terial monofacial y marginal. A nivel morfofun-cional, si bien en Confluencia-2 se presenta unconjunto algo más variado, predominan las pun-tas de proyectil al igual que en La Damiana. Pen-samos que esta situación podría estar reflejandola implementación de un sistema de movilidadresidencial entre las quebradas del Alto Loa y laconfluencia de los ríos Loa y Salado, el cual nonecesariamente tuvo que ser estacional, salvo talvez por la residencia más obligada en Confluen-cia-2 durante el corto verano cuando se producela recolección de algarrobos y chañares. La per-manencia en cada uno de estos lugares pudo servariada dependiendo de las ofertas de recursos quepresentaban ambos ecorrefugios durante el perío-do de aridez, pero de cualquier modo ésta debióser altamente redundante. Esta redundancia seríala responsable de la alta densidad de materialesculturales de los depósitos del Arcaico Medio delCorte de La Damiana. Ciertamente, no se descar-ta que, además, hayan existido movimientoslogísticos de uno a otro sitio. Sin embargo, laaparente similitud en el registro de ambos sitioshace pensar que ninguno tuvo una orientacióncomparativamente predominante en este sentido.

Respecto del asentamiento de Punta Brava, se vioque presenta patrones tecnológicos altamente si-milares al Corte de La Damiana, lo que hace difí-cil considerarlo una locación o sitio extractivodependiente de este sitio, a pesar de su corta dis-tancia (500 m). ¿Por qué realizar talla bifacial enforma predominante a 500 m del campamentobase? Lo cierto es que, ante estos datos, por aho-ra la mejor alternativa parece ser considerarlo tam-bién como un campamento residencial, cuya ocu-pación se pueda explicar tal vez como una alter-nativa ante condiciones muy locales que limita-ron por corto tiempo el asentamiento en LaDamiana, como podría haber sido, por ejemplo,un anegamiento por aguas del río Loa que impi-diera el acceso a la cueva.

Conclusiones

Las conclusiones y reflexiones finales, a nuestrojuicio, más importantes que se derivan de este tra-bajo son las siguientes:

1) Los datos cronológicos de los sitios estudiadospermiten extender hasta el Loa la propuesta deque los grupos del Arcaico Temprano se asenta-

ron en lugares que no siguieron siendo ocupados,o bien, se ocuparon muy ligeramente durante elHoloceno Medio, presentando reocupaciones sig-nificativas sólo después de los 3000 C14 AP. Tales el caso de El Pescador, Chulqui y el aleroToconce. Si aceptamos la relación de estos datoscon la propuesta de un Holoceno Medio árido, talcomo se ha hecho en la cuenca del Salar, querríadecir que las condiciones de aridez se extendie-ron también hasta la del Loa.

2) Los datos cronológicos y contextuales del Loapermiten extender también hacia esta cuenca lapropuesta de un sistema de asentamiento de losgrupos del Arcaico Medio centrado en lugares concondiciones de ecorrefugio. Tal sería el caso de laquebrada de Huiculunche y del sector Santa Bár-bara del Alto Loa. Todavía es un tema a evaluarcon mayores datos si es que el Loa pudo haberfuncionado como un espacio con condiciones pri-vilegiadas dentro de la Puna de Atacama para laconstitución de estos ecorrefugios.

3) A partir de los datos cronológicos y contex-tuales de los sitios, se proponen tres etapas en lossistemas de asentamiento desarrollados entre el10500 y el 6000 C14 AP: a) Arcaico Temprano I(ca.10500-9000 C14 AP); b) Arcaico Temprano II(ca. 9000-8000 C14 AP), y c) Arcaico Medio (ca.8000-6000 C14 AP). Se propone que el sistema deasentamiento desarrollado durante el Arcaico Tem-prano II fue una respuesta a los inicios del proce-so de aridización, mientras que el desarrolladodurante el Arcaico Medio lo fue a la agudizaciónde este proceso.

4) El Arcaico Temprano I (equivalente a la FaseTuina) se encuentra representado en el Loa Supe-rior por los sitios El Pescador y Chulqui. Se pro-pone la hipótesis de que los conjuntos líticos deestos sitios serían el resultado de un sistema deasentamiento con predominio de la movilidad re-sidencial extendido a través un amplio númerode locaciones a lo largo de la puna.

5) El Arcaico Temprano II (equivalente a la FaseTambillo) está representado en el Loa Superiorpor el alero Toconce. Se propone la hipótesis deque el conjunto lítico de este sitio sería el resulta-do de un sistema de asentamiento que combinamovilidad residencial con mayor movilidad logís-tica, y con uso de un número más restringido delocaciones a lo largo de la puna, en particular, enel piso de quebradas.

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6) El Arcaico Medio se encuentra representadoen el Loa Superior por los sitios Huiculunche,Punta Brava y Corte de La Damiana. Se proponela hipótesis de que los conjuntos líticos de estossitios serían el resultado de un sistema de asenta-miento que combina movilidad residencial y lo-gística dentro de condiciones de máxima restric-ción en el número de locaciones utilizadas a lolargo de la puna. Estas locaciones restringidas oecorrefugios en medio de un clima árido podríanhaber estimulado la circunscripción de loscamélidos en estos mismos lugares, creando asícondiciones propicias para el surgimiento del pro-ceso de domesticación. Además, se propone lahipótesis de que durante este tiempo se genera-rían fenómenos de territorialización, los que ten-drían su expresión en el Loa a través de dos cir-cuitos de movilidad y explotación diferenciada derecursos: uno que une el Loa Medio con laSubregión del Alto Loa, y otro que une a la vegade Turi (Subregión del río Salado) con la alta punaadyacente y con el altiplano de sud-Lípez. Estasituación podría estar al mismo tiempo permitien-do la conformación de adaptaciones diferencia-das: una más “desértica” y otra más “puneña”.Estas últimas propuestas, de ser correctas, tienenimportantes alcances para el entendimiento de lasdinámicas sociales posteriores en la zona.

Todas estas conclusiones constituyen hipótesis detrabajo que cuentan con posibilidades concretasde contrastación en la medida que continúe la in-vestigación del Arcaico en el Loa. La continua-

ción de dicha investigación permitirá avanzar tantoen la identificación de procesos que son comunesa la Puna de Atacama y a la circumpuna, así comoen aquellos que podrían indicar diversidad geo-gráfica en las respuestas de los cazadores reco-lectores del Arcaico Temprano y Medio al cam-bio ambiental.

Agradecimientos Este artículo constituye la sín-tesis de mi Tesis de Título de la Universidad deChile dirigida por el profesor Donald Jackson, aquien debo mis más sinceros agradecimientos porsu permanente atención y consejo durante el de-sarrollo de mi trabajo. Especiales agradecimien-tos debo a Francisco Gallardo, Carole Sinclaire yCharles Rees, quienes a través del proyectoFONDECYT 1980200 me dieron amplias facili-dades para trabajar los sitios del Salado, ademásdel mayor volumen de materiales e informaciónutilizados en el desarrollo de esta investigación.También debo mis agradecimientos a JoséBerenguer e Iván Cáceres, quienes a través delproyecto FONDECYT 1960045 me otorgaronmateriales, información y facilidades para traba-jar los sitios del Alto Loa. A José Berenguer,Charles Rees y Francisco Gallardo les agradezcotambién la revisión de una versión preliminar deeste artículo. Por último, mis agradecimientos aLautaro Núñez, por revisar una versión prelimi-nar de este artículo, y por su estímulo académicoy consejos orientadores en relación a mis estu-dios sobre los cazadores recolectores de la Punade Atacama.

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