Cayo Julio César

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Cayo Julio César Aldo Viale Herrando Dirigido por Isabel Domínguez 2º de Bachillerato 2 Institut Montserrat de Barcelona 5 de Noviembre de 2014

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Autor: Aldo Viale Herrando | Tutora: Isabel Domínguez | Tema: Juli Cèsar, Imperi Romà

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Cayo Julio César

Aldo Viale Herrando

Dirigido por Isabel Domínguez

2º de Bachillerato 2

Institut Montserrat de Barcelona

5 de Noviembre de 2014

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 4 

CONTENIDOS ................................................................................................... 5 

1.  CONTEXTO ................................................................................................. 6 

1.1.  Situación respecto al mundo ................................................................. 6 

1.2.  Situación en Roma ................................................................................ 7 

2.  JUVENTUD Y CARRERA POLÍTICA TEMPRANA .................................... 23 

3.  PERIODO DEL TRIUNVIRATO Y CONSULADO DE CÉSAR ................... 29 

4.  LAS GALIAS .............................................................................................. 31 

4.1.  La migración de los Helvecios ............................................................. 31 

4.2.  La guerra contra Ariovisto ................................................................... 32 

4.3.  La guerra contra los belgas ................................................................. 33 

4.4.  Britania y Germania ............................................................................. 34 

4.5.  Rebelión .............................................................................................. 35 

4.6.  El hombre y la hora, la sublevación de Vercingetórix .......................... 37 

5.  DISOLUCIÓN DEL TRIUNVIRATO ........................................................... 41 

6.  EL CRUCE DEL RUBICON ...................................................................... 42 

7.  GUERRA CIVIL Y DICTADURA ................................................................ 44 

8.  MUERTE Y LEGADO................................................................................. 56 

CONCLUSIÓN ................................................................................................. 58 

ANEXO ............................................................................................................. 60 

EJE CRONOLÓGICO ...................................................................................... 61 

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 63 

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TABLA DE ILUSTRACIONES

Figura 1 Expansión del territorio Romano durante los siglos I y II a.C. ............ 6 

Figura 2. Campañas emprendidas por César durante la guerra civil ............. 45 

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INTRODUCCIÓN

Este trabajo comenzó sin un rumbo fijo tras la asignación de los directores de treball de recerca, animado por Isabel, la directora de este proyecto leí las obras Vidas Paralelas: Alejandro y César y Vidas Paralelas: Licurgo y Numa de Plutarco, así como La república de los lacedemonios de Jenofonte, con la intención de documentarme más sobre el personaje de Licurgo.

Finalmente decidí que me sentía enormemente intrigado por las razones que llevaron a Julio César a enfrentarse a la república romana por lo que, con el apoyo de mi directora, encaminé mis pesquisas en ese sentido.

El método utilizado para la realización de este trabajo ha sido el estudio de la numerosa documentación obtenida gracias a la ayuda de Isabel, la directora de mi trabajo, así como de otros recursos que se mencionan en la sección de bibliografía. Este gran volumen de documentación causó ciertas dificultades a la hora de separar los hechos reales de los inventados o confundidos por algunas de las fuentes más antiguas así como la omisión de algunos datos triviales de dudosa credibilidad.

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CONTENIDOS

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1. CONTEXTO

1.1. Situación respecto al mundo

A finales del Siglo II a.C. la República Romana dominaba el mediterráneo, con Cartago destruida y Macedonia como provincia romana ningún reino se atrevía a oponerse a Roma, incluso los reinos creados por los Diadocos tras la muerte de Alejandro habían recibido una lección de humildad y habían quedado reducidos a meras sombras de su antigua gloria.

Aunque Roma no tenía ningún rival serio con el suficiente poder como para poner en peligro a la República sí que había decenas de enemigos menores (y no tan menores) que de haber atacado al unísono probablemente habrían causado grandes problemas a Roma.

Figura 1 Expansión del territorio Romano durante los siglos I y II a.C.

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1.2. Situación en Roma

La gran cantidad de riquezas obtenidas tras las campañas que garantizaron a Roma la hegemonía sobre el Mediterráneo1, habían habituado a muchos de los ciudadanos romanos (entre 200.000 y 300.000 en esa época) al lujo y la buena vida, relajando la disciplina y las viejas costumbres que habían cimentado el poder de Roma2, además ya durante las campañas de Siria y Macedonia los soldados habían mostrado una cierta laxitud y un leve pero notable relajamiento de la disciplina.

En la escena política la República vio llegar al poder a una nueva generación de aristócratas diferente a las habidas anteriormente, eran ambiciosos e impacientes, sin respeto por las tradiciones y poco preocupados por las leyes, las edades requeridas para presentarse a un cargo eran ignoradas de forma continua y la corrupción electoral era habitual. Además, la aristocracia romana ya no sabía cómo mantener su riqueza así que acabó endeudándose para mantener su estilo de vida, consecuencia directa de esto fueron los diversos escándalos de corrupción relacionados con cargos públicos que utilizaban su posición para enriquecerse mientras las rivalidades entre familias aumentaban, fruto del orgullo y la avidez de poder de la nobleza.

Este lento debilitamiento de la población tuvo sus primeros resultados durante la rebelión en Celtiberia (153 a.C.) donde uno de los cónsules fue derrotado hasta dos veces perdiendo aproximadamente 10.000 hombres y enardeciendo aún más a los insurrectos, así extendiendo la rebelión a buena parte de Iberia, su sustituto prefirió tomar una vía más diplomática y negociar por lo que pese a que Lusitania seguía rebelde el 151 a.C. Celtiberia había sido pacificada. No había de durar mucho esta paz pues al llegar un nuevo enviado a proseguir las negociaciones, éste prefirió lucrarse mediante una campaña contra los vacceos del norte, no voy a resumir tan deshonrosa campaña, baste decir que todo el asunto degeneró en una salvaje campaña de saqueos, pillajes y estratagemas desleales.

1 1ª y 2ª guerras púnicas (264-241, 218-201), Macedonia (200-196) y Siria (191-189)

2 El sistema militar romano consideraba el servir en el ejército como un privilegio y un honor y se exigía una renta mínima pare ser soldado puesto que los reclutas debían pagar por su propio equipamiento.

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También fue una demostración de la corrupción imperante en Roma el saqueo y destrucción de las ciudades de Corinto y Cartago, importantes centros comerciales del Mediterráneo, los motivos de su destrucción podemos encontrarlos en el miedo de la opinión pública por la duración de la guerra (el asedio de Cartago fue largo, 3 años se tardó en doblegarla), en el ya antiguo odio dirigido hacia Cartago y a las más que probables presiones de los comerciantes romanos e itálicos, deseosos de deshacerse de la competencia que suponían aquellas dos grandes ciudades.

Ya en uno de los puntos álgidos de la corrupción moral que afectaba a Roma las familias eran presa del odio y las venganzas entre familias eran habituales, la situación en Iberia, los desastrosos resultados de la guerra y la vergüenza a la que se veían sometidos los ejércitos romanos, incapaces de poner fin a la rebelión algunos hombres tenían la intención de resolver los problemas de la República, su intención era recuperar a los pequeños propietarios (base indispensable de la que partía el ejército romano), para hacer esto un tribuno de la plebe propuso un proyecto de ley que ya había sido rechazado por el Senado unos años antes, su nombre era Tiberio Sempronio Graco, su propuesta fue la siguiente:

1. Ningún ciudadano podría poseer más de 125 hectáreas de ager públicus (tierra propiedad del pueblo romano), menos de 12,5 hectáreas si tenía un hijo y no más de 250 hectáreas si tenía 2 hijos o más, estas tierras estarían libres de impuestos.

2. El senado tomaría las tierras que sobrepasaran este límite de los ciudadanos tras la debida indemnización.

3. Estas medidas serían también aplicadas a los latinos y aliados itálicos.

4. Para aplicar esta ley se distribuirían todas las tierras públicas en lotes de 7,5 hectáreas como propiedades inalienables y con la obligación del pago de una renta anual al Estado; que la misión de aplicar la ley se confiaría a una comisión de tres miembros a elegir anualmente por los comicios tributos, que previamente procederían a la medida y distribución de las tierras, con facultad de instruir ellos mismos los procesos sobre las comprobaciones y pronunciar sentencias sin apelación.

Esta ley recibió un gran rechazo por parte del senado, formado como estaba por grandes propietarios rurales, y siendo perjudicial para la clase

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de los caballeros31 y para muchos de los latinos e itálicos más influyentes se vio sujeta a una gran oposición, la oposición llego al punto que otro tribuno de la plebe impuso su veto, para evitar este contratiempo Tiberio recurrió a presentar una moción ante la asamblea popular para causar la destitución de su colega, una eliminado ese obstáculo presentó su propuesta de ley directamente al pueblo romano, logrando que se aprobara (aunque impopular entre los ricos la ley era vista como una gran cosa por gran parte de las clases menos favorecidas), acto seguido se procedió a la elección de los miembros de la comisión que aplicaría la ley, los seleccionados fueron Tiberio, su hermano Cayo y su suegro Apio Claudio.

Por desgracia los acontecimientos no sucedieron como a Tiberio le hubiera gustado, durante ese tiempo Roma había recibido como legado de uno de sus reyes clientes un extenso reino en una de las zonas más ricas de Asia Menor, Tiberio trató de incluir esas tierras en su reforma agraria, cosa que aumentó aún más las tensiones en el Senado, además se acercaban las elecciones y Tiberio pretendía obtener la reelección (algo que no era posible debido a una ley que prohibía a los magistrados la renovación de su mandato), tanto para mantener en pie su reforma agraria como para escapar de las acusaciones de sus enemigos por su actuación al destituir a otro tribuno.

Las elecciones se celebraban durante la época de la recolección, razón por la cual buena parte de los ciudadanos granjeros que podrían haber votado por Graco no se encontraban en la ciudad. El día de la votación los seguidores de Tiberio eran minoría, en los comicios la discusión degeneró en un alboroto, mientras tanto en el Senado un grupo de senadores encabezados por Escipión Nasica trataron de presionar al cónsul para que declarara la ley marcial, no siendo capaces de convencerle Escipión y sus seguidores apoyados por un grupo de caballeros, sus clientes y sus esclavos salieron en medio de la multitud y asesinaron a Tiberio y a 300 de sus partidarios.

Sin el liderazgo de Graco la ley no prosperó, además apoyando a aquellos que se oponían a la ley estaba Escipión Emiliano, vencedor en Numancia y uno de los hombres con más prestigio de la época, pese a esto los que se oponían a la ley no eran capaces de ponerse de acuerdo pues aunque los aristócratas terratenientes se conformaban con mantener

3 En latín équites, ciudadanos adinerados que tradicionalmente formaban las fuerzas

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la ley en un estado de suspensión legal los latinos en itálicos exigían su completa anulación, mientras los opositores discutían los partidarios de la ley se reorganizaron para defenderla.

El resultado fue una temporada de miedo y tensiones, el 125 se designó cónsul a Fulvio Flaco, partidario de la reforma, este propuso extender la ciudadanía romana a aquellos itálicos que la pidieran y extender el derecho a apelar comicios contra las penas corporales impuestas por los magistrados romanos para así compensar a los itálicos por los inconvenientes de la ley agraria, por desgracia la nobleza romana, orgullosa y siempre egoísta a la hora de repartir sus privilegios se negó a consentir que fueran extendidos a tantos hombres, pese a esto la idea había sido sembrada, y uno de los mejores políticos de la época estaba a punto de reanudarla por su cuenta.

Tres años después del fracaso de la proposición del cónsul Fulvio Flaco Cayo Sempronio Graco fue elegido tribuno. Cayo había asistido a la matanza de si hermano y parte de sus seguidores y había sufrido la persecución de los enemigos de la ley agraria presentada por Tibero, para llevar adelante esa ley Cayo había estudiado las causas del fallo de su hermano y planeado un modo de lograr su éxito, había comprendido que necesitaba tanto el apoyo de los itálicos como reducir el poder del Senado si pretendía lograrlo.

Para empezar a minar el poder del Senado Cayo se dedicó a ganarse la confianza de los caballeros, aquellos ciudadanos ricos que no pertenecían a la clase senatorial, para ganarse su apoyo Graco les otorgó el derecho a formar parte de los tribunales que juzgaban a los magistrados acusados de corrupción, también les ofreció la administración fiscal de las nuevas provincias de Asia. Tras asegurar el apoyo de los caballeros Cayo aprobó una serie de reformas en favor de la plebe para así lograr juntar el apoyo de las clases baja (plebe) y media (los caballeros).

Para llevar adelante la reforma de su hermano (que solo favorecían a los campesinos y a los pequeños propietarios) Cayo aprobó otras leyes, entre ellas la lex frumentaria que obligaba al estado a poner a la venta todos los meses grandes cantidades de trigo a un precio popular, cosa que beneficiaba a los agricultores italianos, a los empresarios y a los campesinos puesto que obligaba a la construcción de grandes graneros en Roma, la lex viaria, un amplio proyecto de construcción de carreteras por toda Italia que daría trabajo a la plebe y ayudaría a los agricultores a vender sus productos, y la lex militaris, que prohibía a los ciudadanos

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menores de 17 años alistarse en el ejército y forzaba al Estado a pagar su equipo y vestimenta.

Gracias a este conjunto de leyes Graco se vio de pronto convertido en el ídolo del pueblo y el favorito de los caballeros, el poder de su coalición tal que no había oposición posible, aprobó sus leyes directamente en los comicios del pueblo, sin pasar por el Senado, tal era su influencia y tales sus apoyos que el Senado callaba , y se vio con fuerzas incluso para intentar aquello en lo que fracasó su hermano, en 122 fue reelegido tribuno, en este momento, la cúspide de su poder pudo por fin dedicarse a las reformas principales que Cayo había proyectado para eliminar de raíz el mal que afectaba a Roma, la primera consistía en descongestionar Roma, convenciendo a gran parte de los comerciantes acaudalados para que se trasladaran a otras poblaciones bien situadas para la navegación y el comercio, esta reforma fue aprobada, aunque de mala gana, pues no convenía a los intereses de todo el mundo, una vez aprobada esta Graco puso por fin sobre la mesa la más radical de sus reformas, igual que Marco Fulvio Flaco había propuesto en su momento Cayo propuso extender la ciudadanía a todos los itálicos, sentar las bases de la República sobre las virtudes de la gente sencilla de Italia, no sobre el egoísmo y el orgullo de la aristocracia romana.

La oposición a esta medida fue unánime, si Cayo había sido capaz de unir a todas las clases para oponerse al estamento senatorial ahora era el Senado el que canalizaba el odio de todas las clases, el orgullo y el egoísmo se impusieron, los romanos se negaban a dejar escapar sus privilegios, al vetar el tribuno Livio Druso la reforma recibió las ovaciones del pueblo, la popularidad de Graco empezaba a decaer, la situación se agravó aún más cuando aceptó formar parte de la comisión que debía conducir la nueva colonia de Cartago, Cayo tuvo que partir de Roma justo cuando su presencia era más necesaria, se apresuró todo lo posible pero en el tiempo que estuvo fuera de Roma sus enemigos se las arreglaron para desacreditarle completamente, el tribuno Livio Druso propuso una serie de reformas aún más radicales que los de Graco, entre ellos figuraban

la creación no de 3 sino de 12 colonias exclusivamente para la plebe,

la segunda liberaba de todo impuesto las nuevas concesiones territoriales y

la tercera abolía los castigos corporales para todos los itálicos.

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Para cuando Cayo había vuelto de África el mal ya estaba hecho, su popularidad había caído en picado y se estaba planteando la suspensión dela colonización de la vieja Cartago arguyendo malos presagios vistos por los primeros colonos. En las siguientes elecciones (121) Cayo fue duramente castigado, no logró ser reelegido y uno de sus enemigos obtuvo el cargo de cónsul, cuando llegó el momento de votar la revocación de la ley sobre la colonización de Cartago Cayo se presentó ante el pueblo para defender su ley, estalló un alboroto y a diferencia lo sucedido 10 años antes con Tiberio el cónsul aceptó decretar la ley marcial (este acto aparece mencionado por César como senatus cosultum ultimum, senadoconsulto último pero no se sabe con certeza si se llamaba así oficialmente) y atacar a los partidarios de Graco, este último se suicidó antes de ser capturado.

Tras la caída de los Gracos en Roma el Senado quedó dividido en dos tendencias, la mayoría aristocrática que controlaba el Senado y la minoría demócrata que se centraba en controlar los comicios, una de herramientas que utilizó la minoría demócrata eran las acusaciones y los escándalos que mostraban la corrupción de las clases altas. Uno de los mayores escándalos fue la guerra de Yugurtha, el origen del problema fue la muerte de Micipsa, hijo de Masinisa y rey de Numídia, este dejó el reino a repartir entre sus dos hijos Adherbal y Hiempsal, y su sobrino Yugurtha, hijo de un hijo natural de Masinisa, el cual contaba con buenas amistades entre la aristocracia romana, deseando reinar solo en Numídia Yugurtha ordenó asesinar a Hiempsal mientras que Adherbal huyó a Roma pidiendo protección, no queriendo entrar en una guerra el Senado envió una embajada que dividió el reino entre ambos.

Pese a esto poco después Yugurtha atacaba a Adherbal, Roma mandó emisarios para detener la contienda pero Yugurtha los entretuvo con sus discursos mientras el asedio continuaba. Habiéndose rendido la ciudad las tropas de Yugurtha procedieron a asesinar a Adherbal y a numerosos comerciantes itálicos establecidos en la ciudad.

Probablemente en otro tiempo habría logrado salir impune pero en esta ocasión la opinión pública romana se indignó por la afrenta y junto con partido demócrata acusaron a la embajada de haberse dejado corromper por Yugurtha y presionaron al Senado amenazando con provocar tumultos y alborotos si no se declaraba la guerra.

En cuanto las tropas romanas llegaron a Numídia (comandadas por el cónsul L. Calpurnio Bestia) Yugurtha se declaró dispuesto a negociar la paz, de inmediato el partido demócrata acusó a Calpurnio de haberse

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dejado comprar (según Salustio era una acusación absurda y menciona la honradez de Calpurnio), además, el pueblo se negó a votar el tratado y aprobó una proposición en la que se conminaba a Yugurtha a ir a Roma a dar explicaciones sobre sus presuntos sobornos a senadores y generales romanos, uno de los tribunos impuso su veto pero mientras tanto Yugurtha había hecho asesinar a un nieto de Masinisa que se encontraba en Roma y al que el partido demócrata planeaba poner en el trono de Numídia.

El pueblo estaba agitado y el Senado no tuvo otra opción que expulsar a Yugurtha de Italia y reanudar la guerra, el cónsul Spurio Postimio Albino y su hermano Aulo fueron encargados con el mando pero se dejaron derrotar, los comicios ordenaron una investigación sobre las operaciones militares. Por suerte en el 109 fue elegido cónsul Quinto Cecilio Metelo, general competente que fue capaz de derrotar a Yugurtha repetidas veces y obligarle así a buscar refugio con su suegro, Bocco, rey de Mauritania. Mas el éxito no servía a los intereses del partido demócrata, ellos necesitaban muestras de la incapacidad de los aristócratas, por ello aprovecharon la duración de la guerra para acusar a Metelo de incapacidad y propusieron a Cayo Mario como el único hombre capaz de terminar la guerra.

Cayo Mario era un miembro de la clase de los caballeros que tras fracasar inicialmente en los negocios se había dedicado con cierto éxito a la carrera militar, Mario abogaba además por una profunda reforma del ejército para paliar el impacto que la desaparición de la clase media había tenido sobre la capacidad de reclutamiento de las legiones. Por ello antes de partir hacia Numídia enroló en su ejército por 16 años a ciudadanos de las clases más pobres de Roma, prometiendo que al final de su carrera obtendrían del Senado unas tierras, esto era un movimiento arriesgado puesto que aunque se solucionaba el problema de la falta de reclutas también se establecían mayores lazos entre soldados y general, pues dependían de su generosidad con el botín de guerra para obtener su paga, Roma había pasado de tener un ejército nacional a un ejército mercenario, y las consecuencias serían gravísimas.

Una vez realizada su reforma Mario también cambió la organización de la legión, elevando sus números a 6.000 soldados de infantería, la dividió en diez cohortes en lugar de 30 manípulos, agregando mayor movilidad y solidez a la línea de batalla, también alteró el armamento de los soldados, cambiando el venablo que utilizaban por el pesado pilum y el enorme escudo que llevaban por el clypeus, pequeño, redondo y ligero. Habiendo ya terminado su reforma el 106 a.C. inició una nueva campaña en la que

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derrotó 2 veces a Yugurtha y a su suegro, más viendo que por la fuerza no era capaz de terminar la guerra con la prontitud requerida Mario encargó a su cuestor (Lucio Cornelio Sila) que negociara con Bocco para que entregara a Yugurtha, el mauritano se dejó convencer y Yugurtha fue llevado a Roma y ejecutado, Numidia fue repartida entre Mauritania, el último descendiente de Masinisa y otra parte que fue anexionada a la provincia de África.

Apenas esta guerra había terminado que una nueva amenaza se cernía sobre Italia, atacando de forma caótica los teutones y los cimbrios habían comenzado su invasión, recorrieron Europa saqueando todo lo que encontraban a su paso, en 110 a.C. las Galias, en 107 a.C. la Narbonesa, retirándose en el 106 a.C. para volver el 105 a.C.

Igual que los inicios de la guerra en Numidia está también estuvo caracterizada por la derrota de varios ejecitos comandados por aristócratas, capitalizando el miedo que embargaba la opinión pública romana el partido demócrata constató que la aristocracia carecía de generales capaces y propuso a Cayo Mario como la última esperanza de Roma, haciendo aprobar una ley que le permitía acceder a la reelección en 104 a.C. fue nombrado cónsul y tomó la dirección de la guerra. No queriendo Mario partir en busca de los enemigos como los otros generales habían hecho se dirigió a la Nabonesa, para esperar allí al enemigo mientras sometía a su ejército a una instrucción constante, pasaron 4 años, siendo reelegido todos ellos (pese a que el último había necesitado personarse en Roma para obtener el apoyo necesario) hasta que por fin los cimbrios y los teutones se dirigieron a sus posiciones, Mario esperó a estos últimos en Aqua Sextiae (la actual Aix) y les derrotó en dos grandes batallas (102 a.C.), al año siguiente y tras haber obtenido el consulado por quinta vez marchó contra los cimbrios, que habían penetrado en Italia, acabando con ellos en una batalla excepcionalmente sangrienta (101 a.C.).

Tras la invasión de los cimbrios y los teutones el partido popular estaba en cabeza, no había conocido más que éxitos y Mario había sido elegido cónsul 5 veces seguidas y no parecía existir ningún peligro externo para Roma, así que el 101 a.C. el partido popular propuso a Cayo Mario para su sexto consulado, a C. Servilio Glaucia para la pretoria y a L. Apuleyo Saturnino para el tribunado. Los conservadores se opusieron con todas sus fuerzas y las elecciones se salpicaron de violencia. Pese a esto los candidatos demócratas se impusieron de nuevo, una vez en el poder Saturnino propuso una nueva ley agraria así como otra ley decretando la

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fundación de nuevas colonias en las provincias para los veteranos de Mario.

Además, cada una de estas leyes contenía una clausula y una ley complementaria, la cláusula imponía a senadores y magistrados un juramento de obediencia a las decisiones adoptadas dentro de los cinco días, bajo pena de multa y pérdida de su dignidad. La ley complementaria era la lex de majestate, que declaraba inviolable la majestad del pueblo romano y de los tribunos de la plebe, amenazando con graves sanciones a quienes atentaran contra dicha majestad. El objetivo de ambas medidas era combatir la evidente oposición de la nobleza, que se oponía con todas sus fuerzas a las leyes agrarias incluso después de votadas. Más la lex majestate suponía un desafío cuasi revolucionario y por ello se negaron con violencia, las leyes fueron aprobadas pero solo en medio de sangrientos disturbios. Pero al legar el momento del juramento Mario vaciló, esto causó una ruptura entre él y los miembros del partido demócrata, que ya no volvió a presentarle como candidato el 99 a.C., con la marcha de Mario se fueron también los caballeros y una buena parte de sus veteranos. El 99 a.C. fue elegido Saturnino pero Glaucia perdió, los populares se sublevaron y el Senado, asustado, decretó el senatus consultum ultimum y ordenó a Mario que disolviera la rebelión, en un baño de sangre Saturnino y Glaucia fueron asesinados.

Ante esta masacre el Senado aprovechó para recuperar el poder, empezó llamando del destierro a Metelo, que se había negado a prestar juramento a las leyes de Saturnino. Mario salió gravemente perjudicado de los desórdenes, habiendo perdido el favor de los demócratas y sin haber logrado recuperar el de los aristócratas abandonó la vida política y partió hacia Oriente.

La república volvía a estar en manos del partido conservador, durante varios años (del 100 a.C. al 91 a.C.) Roma estuvo tranquila, con el Senado gobernando con prudencia y cuidado en contraste con los años en que los populares dominaban, el partido conservador había aprendido la lección, hicieron un gran esfuerzo para poner en orden el Estado y sus dominios, con una política estrictamente defensiva. Apenas se acabó la lucha entre demócratas y aristócratas la discordia ya había vuelto a Roma, esta vez enfrentando a la aristocracia senatorial contra los caballeros. Todo empezó con un pequeño incidente, el proceso de Publio Rutilio Rufo, siendo este gobernador de Asia en el 96 a.C. y como hombre

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honrado que era tuvo a bien reprimir sin contemplaciones los abusos de los publicanos41, contrariados por esto los caballeros al volver el a Roma en el 93 a.C. le hicieron acusar y condenar (a él, que tenía fama de hombre íntegro y honrado) por corrupción, la nobleza senatorial aceptó el desafío y la ruptura se hizo inevitable.

Dos años después de la condena a Rutilio Rufo, en el 91 a.C., Livio Druso, miembro de una de las mayores familias de Roma fue elegido tribuno de la plebe e intentó forjar una alianza entre el pueblo y el Senado contra los caballeros. Presentó una serie de proyectos de ley compuestos a partes iguales de demagogia y una limitación del derecho de los caballeros a impartir justicia, una ley judicial devolvía al Senado el monopolio de la justicia, además, también admitía en la alta Asamblea a 300 hombres más, extraídos del orden ecuestre, los jueces serian escogidos por sorteo entre los nuevos y los antiguos senadores, otra ley fundaba en Italia y Sicilia las colonias propuestas largo tiempo atrás, que nunca habían sido instaladas, otra renovaba las leyes agrarias de los hermanos Gracos, otra, la lex frumentaria disminuía el precio del trigo vendido en roma por el estado.

Este conjunto de leyes no solo aumentaron el conflicto entre la nobleza y los caballeros, también abrieron uno entre los miembros del partido conservador y agitaron a los itálicos, estos últimos temiendo que las leyes fueran aplicadas en detrimento suyo.

Roma quedó transformada en un campo de discursos, procesos, intrigas y violencias, para ganarse a los itálicos se les prometió la ciudadanía, las leyes se aproaron en medio de querellas sangrientas pero cuando Livio se disponía a cumplir su promesa a los itálicos fue asesinado en su propia casa. Una vez muerto Livio el partido demócrata y los caballeros se pusieron en cabeza, las leyes de Livio fueron anuladas por el Senado y su acuerdo con los itálicos denunciado como conspiración contra el estado- el tribuno Q. Varo, apoyado por los caballeros propuso iniciar una investigación acerca de esa conjura imaginaria.

Era demasiado, en lugar de la ciudadanía los itálicos iban a recibir de Roma una acusación de traición, en la llamada guerra social5 toda Italia

4 Los publicanos eran équites encargados de cobrar los impuestos.

5 Las ciudades itálicas bajo dominio romano tenían el estatus de aliados o socci.

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rebeló, casi todas las ciudades centrales y meridionales se alzaron en armas. Pese a que las fuerzas de ambos bandos eran aproximadamente iguales Roma tenía la ventaja de recibir suministros de las provincias y el control del mar, la guerra duró 2 años y acabó de pronto, en el 98 a.C. Roma se declaró dispuesta a conceder a sus adversarios aquellos derechos que les había negado previamente. Mediante dos leyes sucesivas se les entregó, a lo largo de los años 90-89 a.C., la ciudadanía a casi todos los itálicos, la cifra de ciudadanos romanos se elevó de pronto a los 900000.

La causa de esta repentina generosidad estaba en Oriente, donde en el 88 a.C. se inició una guerra entre Roma y Mitríades, rey del Ponto, un reino que englobaba a casi todos los países situados alrededor del Ponto Euxino o Mar Negro. Una larga serie de incidentes propició el conflicto y la guerra social lo hizo estallar. Desde el principio de la guerra Mitríades había tenido contactos con los sublevados, en el 88 a.C., al juzgar a Roma lo suficientemente débil, le declaró la guerra, invadió Bitnia, expulsó al rey Nicomedes III, asaltó la provincia de Asia y en un solo día hizo asesinar a los cerca de 100.000 ciudadanos romanos allí establecidos. Luego se dirigió a Grecia y a Macedonia prometiendo liberarlas del dominio romano, también tendió la mano a cierta parte de los itálicos que pese a las concesiones no se habían rendido a Roma; como un nuevo Aníbal, prometió invadir la península de los samnitas y de los lucanios, aun sublevados. Toda la parte Oriental de la República tembló ante tan terrible sacudida, la pérdida de Asia significaba la ruina de las clases altas de Roma, no solo eso sino que significaba que Italia misma estaba en peligro.

El Senado reaccionó rápidamente, hizo sus concesiones a los rebeldes italianos para detener la guerra y envió a un fuerte ejército comandado por uno de los cónsules, Lucio Cornelio Sila, el que fuera legado de Mario en el 106 a.C., que había combatido contra los cimbrios en el 103 a.C. y que se había distinguido en el transcurso de la guerra social. Sila siempre se había mantenido al margen de las luchas políticas pero pertenecía a una familia noble empobrecida, de esas de donde salían los mayores enemigos de los caballeros.

Este origen por si solo ya se bastaba para inquietar al orden ecuestre, que no contempló con gusto la elección del Senado. Los caballeros sacaban de Asia la mayor parte de sus riquezas; y por ello temían que si Sila después de su victoria se dedicaba a gobernar la provincia de Asia no de acuerdo con sus intereses sino de acuerdo con los principios de su casta las consecuencias serían gravísimas. Mientras los caballeros buscaban la

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ocasión de intervenir el partido demócrata aguardaba con ansiedad su ocasión; por su parte, Mario, poco resignado a la inacción, esperaba una oportunidad para reaparecer en la escena política.

Rufo propuso a los comicios numerosos tributos, así como toda una serie de leyes susceptibles de procurar la coalición, el apoyo y todas las influencias necesarias para transmitir el mando en Oriente de Sila a Mario. Una de estas leyes, que modificaba la del 90-89 a.C., repartía a los italianos en 35 tribus. Finalidad que sólo fue lograda en medio de furiosas querellas y gracias al amplio empleo de la fuerza.

Por supuesto Sila no entregó el mando, tras convencer a sus hombres de la ilegalidad de la ley que le destituía marchó sobre Roma, se apoderó de ella e implantó una dictadura. Al poco de hacerlo consiguió que el Senado declarara enemigos públicos a Mario, Sulpicio y otros diez ciudadanos; por último, se anularon las leyes de Sulpicio. Hecho esto Sila marchó para reincorporarse al grueso de su ejército y, en la primavera del 87 a.C., zarpó en dirección a Grecia.

Al llegar Sila a Grecia, los generales de Mitríades, Arquelao y Aristión, que se habían establecido allí, se encerraron en Atenas listos para resistir un largo tiempo, con la intención de permitir que un segundo ejército de Mitríades invadiera Grecia mientras la flota acababa con las comunicaciones del ejército romano con Italia.

Mientras Sila se enfrentaba a estas dificultades en Roma se había producido una restauración de la democracia, poco después de la marcha de Sila. Los dos cónsules del año 87 a.C. entraban, pues, en abierto conflicto. Uno de los dos, Cornelio Cinna, declarado enemigo público del Senado, había huido de Roma, para unirse a Mario, dirigiéndose ambos a Capua, donde un ejército estaba encargado de vigilar la Campania, apenas pacificada. Cinna se presentó ante este ejército como cónsul depuesto ilegalmente de su cargo por el Senado y logró convencerlos de que le prestasen juramento de fidelidad; renovando la maniobra de Sila, él y Mario entraron a la cabeza del ejército en Roma, ocuparon la ciudad y devolvieron al partido aristocrático el golpe que este asestó en el 88 a.C. al partido popular.

A continuación las leyes de Sulpicio volvieron a ponerse en vigor, se asesinó a numerosos aristócratas y se confiscaron sus bienes; declarando a Sila enemigo público fue otra vez destituido; y Cinna y Mario fueron proclamados cónsules para el 85 a.C.

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El pequeño ejército de Sila, que debía reconquistar Grecia y Asia quedaba así abandonado por Roma bajo los muros inexpugnables de Atenas. Pero Sila no se desanimó y prosiguió con el asedio, por suerte el segundo ejército de Mitríades se vio obligado a pasar el invierno en Macedonia.

A finales del 87 a.C. la situación en Grecia era incierta, Atenas resistía enérgicamente pero Sila podía permitirse sitiarla sin preocuparse del ejército de socorro. En este preciso momento un nuevo y más grave peligro le amenazó desde Italia: Mario había muerto al empezar el 86 a.C. y el cónsul que lo reemplazó, L. Valerio Flaco, fue enviado al Asia para que le arrebatara el mando a Sila. Por ello éste corría el riesgo de, al llegar la primavera, verse atrapado entre el ejército de Flaco y el de Mitríades. Tenía, pues, que tomar Atenas lo antes posible, así pues en el marzo del 86 a.C., tras un asalto desesperado, Sila se apoderó de la ciudad. Hecho esto partió en busca del primer ejército de Mitríades, obteniendo, en Beocia, una gran victoria.

La fortuna de Roma en Oriente empezaba a cambiar, la caída de Atenas y la victoria en Beocia devolvieron el valor al partido romanófilo de Asia pero también permitieron un acuerdo entre Sila y el comandante del ejército enviado por el partido demócrata.

El presunto acuerdo, del cual no ha quedado constancia pero que es lo único que explica las acciones posteriores de ambos generales, consistió en una tregua momentánea para poder enfrentarse a Mitríades. Mientras Sila atacaba al nuevo ejército enviado por Mitríades a Grecia y, tras dispersarlo, se refugiaba en Tesalia, Flaco invadió Macedonia, rechazó los restos del ejército enemigo y atravesó el Bósforo. A finales del 86 a.C. Mitríades había perdido Grecia, así como todas sus conquistas en Europa.

Pero el partido popular no seguía, en Roma, la misma política de prudencia que Flaco en Grecia, y este se vio obligado a terminarla.

Durante el invierno del 86 al 85 a.C. uno de los oficiales de Flaco, un hombre llamado Fimbria, amotinó a los soldados, le hizo asesinar y se proclamó general. Sila se hallaba de nuevo atrapado entre dos ejércitos, no pudiendo entenderse con Fimbria, Sila pactó una tregua con Mitríades, gracias a la cual este no solo renuncio a sus conquistas en Asia Menor, sino que le pagó una cuantiosa indemnización y le cedió parte de su flota. Estando Fimbria aislado Sila marchó contra él, le rodeó, y convenció a sus soldados d que se pasaran a su bando, estando acorralado Fimbria

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se suicidó. Sila quedó, pues, dueño del Asia reconquistada, a la cabeza de un ejército y una flota poderosos, mientras que, con la indemnización de Mitríades, había logrado llenar las arcas de su ejército.

Los desterrados y refugiados del partido aristocrático pues, se habían refugiado junto a él, le comprometieron entonces a devolverles Italia y a restaurar a su partido por la fuerza. Sila prefirió permanecer el Asia y Grecia y tratar con el gobierno de Roma. Pedía que aprobaran lo que había hecho, cosa que no consiguió.

El partido popular se había instalado sólidamente en el poder y no quería devolvérselo al partido de la nobleza, ni tomar la responsabilidad del tratado de Dárdanos, que la opinión pública consideraba demasiado favorable para Mitríades. Sila comprendió que tendría que volver a marchar sobre Roma, el partido democrático poseía la inmensa ventaja de poseer por lo menos una ficción de legalidad; disponían del Tesoro del Estado y de los impuestos de todas las provincias de Occidente, podía reclutar a los soldados en toda Italia, podía, en fin, contar con el apoyo de un número determinado de familias de la nobleza que reconocían su legalidad.

Pero aun así la opinión pública estaba agitada por la tiranía de facción democrática, que era una verdadera dictadura. Por ello al oírse de la marcha de Sila la vieja nobleza comenzó a agitarse para favorecer su regreso, pequeños ejércitos fueron reclutados por diversas personalidades, se prepararon para unirse a Sila en cuanto este desembarcara. Buena parte de los itálicos apoyaron a los populares, pero fue en vano. A causa de la ineptitud de sus generales y a la falta de disciplina, o del poder del oro de Sila todos los ejércitos democráticos fueron derrotados. Sila volvió a entrar en Roma como árbitro y dueño de todo.

La primera guerra civil terminó con el triunfo absoluto de Sila. Pero la idea de mantenerse en el poder no estaba en la mente del dictador, ña primera consecuencia de su victoria fue la destrucción del partido demócrata, todos los que lo apoyaron fueron asesinados, desterrados, despojados de sus bienes, ciudades enteras tuvieron que pagar multas enormes, se arrasaron hasta el suelo sus fortificaciones, se anexó parte de su territorio público y privado, los samnitas fueron exterminados; entre los soldados y los amigos del vencedor se repartieron los bienes de los condenados y desterrados, así como las tierras confiscadas a los itálicos.

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Sila llevó a cabo una reforma de la Constitución que devolvía a la república el carácter aristocrático de los viejos tiempos, restituyó el poder judicial de los senadores; redujo las prerrogativas de los tribunos de la plebe, arrebatándoles el derecho al veto en materia política (decretos del senado y proposiciones de ley); sometió de nuevo a los comicios tributos a la tutela del Senado.

También les privó de todo poder legislativo, confiriendo éste a los comicios centuriales, que volvieron a la organización de Servio Tulio. Suprimió las distribuciones de trigo y abolió o redujo a la impotencia la censura, haciendo inamovible al orden senatorial; suprimió la lex Domitia que, en el año 103 a.C., había confiado la elección de los colegios sacerdotales a los comicios, por último, deshizo el orden ecuestre: Tras diezmarlo por medio de las persecuciones y empobrecerlo con las confiscaciones le retiró el lugar honorífico que ocupaba en los espectáculos públicos, el cobro de los impuestos de Asia y el poder judicial.

Para llenar los vacíos Sila prefirió a sus veteranos. A estas reformas de orden político agregó muchas otras de cariz administrativo. Entre ellas se prohibía a cónsules y pretores administrar provincias antes de haber terminado su mandato en Roma, se reducía a 8 o 10 el número de pretores y a 20 el de cuestores. También determinó rigurosamente los intervalos que debían mediar para la promoción a los diversos cargos y el orden de carrera de los magistrados. Finalmente decretó, para impedir el favoritismo y las intrigas, que se concediera el gobierno de las provincias mediante sorteo. Apenas terminó de reorganizar la república Sila se retiró de la vida pública y murió en su villa de Puzzola el 78 a.C.

La restauración de Sila era, en teoría, perfecta; solo faltaba una aristocracia capaz de ponerla por obra. Todavía existía la vieja nobleza senatorial, un grupo de familias respetables, capaces de merecer sus privilegios y gobernar desinteresadamente, pero, en conjunto, las viejas familias estaban empobrecidas o degeneradas, Además, en el orden senatorial las nuevas familias admitidas en medio de las convulsiones política de la última mitad del siglo sofocaban a las antiguas, y constituían elementos menos seguros y más heterogéneos. No era una aristocracia en el verdadero sentido de la palabra, o al menos no era aquella a la que Sila quiso devolver la República, era una camarilla, reunida a toda prisa, compuesta tanto de hombres buenos como mediocres y malos. Muchas familias utilizaban el poder para satisfacer su pasión por el lujo y no para beneficio del pueblo.

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El oro y los esclavos traídos de Oriente por Sila agravaron la corrupción de las costumbres. Sila, en fin, solo pudo resucitar la forma de la vieja República pero no su alma, una vez muerto la camarilla a la que confió la república no poseía la autoridad indispensable para gobernarla.

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2. JUVENTUD Y CARRERA POLÍTICA TEMPRANA

César procedía de una familia de la vieja aristocracia romana que había ido perdiendo influencia en la vida pública, pese a nunca haber gozado del impacto en la vida pública del que si que podían presumir otras familias de la nobleza la antigüedad del linaje de los Julios era ampliamente reconocida, los miembros de esta familia sostenían que descendían de Julo6, le hijo de Eneas, líder de los desterrados troyanos que huyeron de la caída de Troya y que, a su vez, era hijo de un humano, Anquises y la diosa Venus, así afirmaban los Julios que su linaje descendía de Venus. No se sabe mucho del abuelo de César, Cayo Julio César, su esposa era Marcia, hija de Quinto Macio Rex7, tuvieron al menos dos hijos, Cayo, el padre de César, y Julia, que se casaría con Cayo Mario, Cayo a su vez se casó con Aurelia, que procedía de una importante familia de la nobleza plebeya, tuvieron dos hijas (ambas llamadas Julia por supuesto) y a César pero no podemos descartar que hubiera más y que nunca llegaran a la edad adulta.

Tampoco se sabe demasiado de Cayo, tuvo una carrera política razonablemente exitosa aunque no espectacular, obteniendo una cuestura, una pretura y un proconsulado como gobernador de Asia, también formó parte de la comisión creada por Saturnino para establecer las colonias para los veteranos de Mario. De Aurelia nos ha llegado algo más de información, procedía de una familia plebeya con gran influencia en la república y tanto su padre como su abuelo habían sido Cónsules, al parecer era una mujer de mucho carácter y muchos escritores nos la describen como una mujer con todas las características de la matrona romana ideal.

Sobre la juventud de César no existen muchos datos pues por desgracia tanto los primeros capítulos de la biografía escrita por Plutarco como de la escrita por Suetonio se han perdido, la biografía por Suetonio comienza con la muerte del padre de César, Cayo, cuando este tenía 15 años, en ese momento Roma se encontraba bajo el control de Mario y Cinna, al año siguiente de morir su padre fue designado para el cargo de flamen

6 En latín Iulus.

7 Pretor en el año 144a.C.

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Dialis8, le hicieron divorciarse de su primera esposa Cosucia (ambos autores coinciden en considerarla la primera esposa de César pese a que es dudoso que el matrimonio llegara a consumarse) y le casaron con Cornelia, hija de Cinna, con la cual tuvo una hija, Julia, al poco tiempo.

Tras vencer en la guerra Sila trató por todos los medios de obligarle a repudiarla, no pudiendo convencerle, por ello, le quitó el cargo de flamen, confiscó la dote de Cornelia y de su herencia y le añadió a la lista de perseguidos, por lo cual cualquier persona podía asesinarle y presentarse ante Sila para reclamar la recompensa.

César se vio obligado a ocultarse y a desplazarse continuamente, pese a estar enfermo, viajando de noche y teniendo que recurrir al soborno para librarse de los espías. Finalmente gracias a la intervención de las vírgenes vestales y a la influencia de la familia de su madre Sila le perdonó9.

Pese a haber sido librado de la proscripción César prefirió dejar el peligroso ambiente de Roma y marchó a Asia, donde sirvió bajo el pretor Marco Termo, de esa época proceden las burlas referentes a la homosexualidad de César, pues se dice que habiendo sido enviado a Bitnia a reunir la flota se quedó allí más tiempo de la cuenta, provocando el rumor de que había sido amante del rey10. El resto de su servició prosiguió sin incidentes, obteniendo la corona cívica11 en el asedio de Mitilene.

También sirvió en Cilicia durante un tiempo a las órdenes de Servilio Isáurico, pero volvió a Roma inmediatamente tras conocer las noticias de

8 Cargo en el sacerdocio romano que incluía gran respeto e influencia pero que acarreaba gran cantidad de tabús y prohibiciones que impedían llevar a cabo una carrera política normal, entre ellas el no poder abandonar la ciudad y el no poder ver cadáveres.

9 Los diferentes biógrafos de la antigüedad mencionan que Sila dijo que estaban causando la ruina de Roma, pues en César habían muchos Marios, pero al ser biografías escritas años después de la muerte de César no podemos saber si estaban influidas por los logros posteriores de César, pues es común en muchos escritos de la antigüedad creer que César aspiraba a la monarquía desde sus primeros años.

10 Nicomedes IV Filópator, rey de Bitnia del año 94 al 74 a.C.

11 Corona trenzada de hojas de roble normalmente concedida por haber salvado a un conciudadano

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la muerte de Sila. Al parecer el cónsul Marco Emilio Lépido12 trató de derogar las leyes de Sila y le ofreció a César unirse a su rebelión cuando la vía democrática falló, según nos cuentan César dudaba de las capacidades de Lépido y se negó a unirse a él. Aplacada la guerra civil la situación en Roma prosiguió en paz, en cuanto a César, trató de procesar a Cneo Cornelio Dolablea13 pero este fue absuelto. Marchó entonces a Rodas, para aprender retórica de Apolonio Molon, maestro muy famoso en por entonces.

Según nos ha llegado en su camino a Rodas fue apresado por unos pirata, que le retuvieron durante 40 días hasta que sus compañeros de viaje entregaron el dinero del rescate que habían ido a recoger en distintas ciudades de la costa, mencionan también que tras oír el rescate que pedían los piratas César echó a reír como si no supieran con quien hablaban y se ofreció a pagar el doble. Una vez entregado el rescate César reunió una flota y asaltó su escondite, colgándolos a todos, como durante su estancia les había prometido tantas veces en bromas.

Estando en Rodas recibió noticias de que Mitríades estaba atacando las regiones vecinas a Asia y viendo en peligro a los aliados de Roma César reunió a las tropas auxiliares de la región y expulsó al gobernador de Mitríades, logrando mantener a ñas ciudades dentro de los límites de lealtad.

Habiendo regresado a Roma fue nombrado tribuno militar, y trató por todos los medios de apoyar a aquellos que buscaban restablecer el poder del tribunado de la plebe, también logró que volvieran del exilio Lucio Cornelio Cinna14 y aquellos que habían seguido a Lépido en su revuelta.

Después de haber sido nombrado Cuestor15 pronunció según era costumbre, un elogio fúnebre a su tía Julia, y a su esposa Cornelia, que habían fallecido. Mencionando en el elogio a su tía que descendía de Venus por los Julios y de reyes por los Marcios Reyes.

12 Padre del triunviro.

13 Uno de los principales partidarios de Sila.

14 Hermano de su mujer.

15 68a.C.

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Después de morir Cornelia desposó a Pompeya16 para, cinco años después, divorciarse de ella, pues en todas partes se hablaba de como el patricio Publio Clodio la había seducido y había tratado de encontrarse con ella durante el transcurso de una ceremonia religiosa, el sacrilegio causando que el Senado ordenase un investigación.

Como Cuestor fue asignado a Hispania Ulterior17, y mientras recorría las diferentes ciudades para administrar justicia en el nombre del pretor fue a llegar a Cádiz, donde al ver una estatua de Alejandro Magno se echó a llorar, porque, según él, aún no había realizado nada memorable a la edad a la que Alejandro ya había sometido a tantos pueblos, pidiendo luego una licencia para partir a Roma y encargarse de asuntos de mayor envergadura.

Recibió pues, el cargo de edil18, junto a Marco Bíbulo, durante su mandato se dice que tomó parte en una conspiración para derrocar al Senado junto con Marco Licinio Craso, Publio Sila y Lucio Austronio pero que se echó hacia atrás y no llevo a cabo su parte por lo que la conspiración no se llevó a cabo. También nos cuentan que era tanta la profusión de sus regalos y juegos que su colega quedaba en la sombra y la gente solo hablaba del edilado de César, y no del edilado de César y Bíbulo.

Trató también de obtener un mando extraordinario sobre la provincia de Egipto, pues los alejandrinos habían expulsado a su rey recientemente y este había sido nombrado amigo y aliado de Roma, pero no lo consiguió debido a la oposición del partido conservador.

También mandó volver a erigir las efigies conmemorativas de las victorias de Mario, que habían sido destruidas por Sila, e incluyó en las listas de asesinos aquellos que habían cobrado las recompensas ofrecidas por Sila a cambio de las cabezas de sus enemigos y sobornó a un hombre para que llevase a juicio a uno de los principales senadores del partido conservador, aunque el juicio fue interrumpido y no se retomó en ningún momento.

16 Hija de Quinto Pompeyo Rufo y nieta de Lucio Sila.

17Hispania se dividía en dos provincias, la Citerior que comprendía la parte norte y la Ulterior que comprendía la mitad del sur.

18 Magistrado encargado de organizar las festividades y celebraciones de la ciudad, entre otras coses.

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Poco después presentó su candidatura como pontífice máximo, y tan grande era la deuda que había contraído para poder aumentar sus posibilidades de obtener la victoria que según nos cuentan dijo a su madre que volvería pontífice o no volvería.

Era pretor electo cuando fue descubierta la conjuración de Catilina, y mientras el Senado en pleno exigía la pena de muerte él abogó por encerrarlos en diferentes municipios aliados y confiscarles los bienes, y probablemente habría convencido al Senado si no fuera por el discurso pronunciado por Marco Catón19, que volvió a inclinar la balanza en favor de la pena de muerte.

También ofreció su apoyo a Cecilio Metelo, un tribuno de la plebe que proponía una serie de medidas que generaron gran oposición en el Senado, hasta el punto de que le cesaron de su cargo, viendo que estaban dispuestos a obligarle por la fuerza si era preciso decidió retirarse a su casa hasta que el Senado, en respuesta a la multitud que se reunía ante su casa cada día, decidió devolverle su cargo.

Se encontró de nuevo en peligro al ser acusado de complicidad con Catilina pero logró demostrar que él había sido uno de los que habían proporcionado información sobre la conspiración.

Le tocó pues la provincia de Hispania Ulterior, y tras haberse librado de sus acreedores con la ayuda de Craso, partió.

Volviendo de Hispania para realizar el triunfo que le había sido concedido se vio obligado a renunciar a él para poder presentarse a las elecciones a cónsul, puesto que aquellos que pretendían obtener un triunfo no podían entrar a la ciudad.

Tras las elecciones fue nombrado cónsul, teniendo a Marco Bíbulo por colega mientras Lucio Luceyo, un rico candidato que había acordado apoyar a César, quedó en tercer lugar, si compensación alguna por las grandes sumas que invirtió en su propia campaña y en la de César.

Siguiendo una de las leyes de Cayo Sempronio Graco el Senado asignaba a los cónsules sus provincias antes de las elecciones, para

19 Bisnieto de Catón el Censor, fue uno de los principales opositores de César, se hizo famoso por adoptar las mismas costumbres de austeridad que habían hecho famoso a su abuelo.

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evitar que César dejase a Bíbulo en la sombra como había sucedido cuando compartían edilado ambos fueron destinados a los campos y caminos de Italia.

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3. PERIODO DEL TRIUNVIRATO Y CONSULADO DE CÉSAR

El primer triunvirato de Roma estuvo formado por Cneo Pompeyo20 y Marco Licinio Craso21, unidos gracias a César, y este último, Suetonio afirma que la alianza se formalizo después de las elecciones consulares, estando César disgustado por haber sido destinado a las provincias de Italia, mientras que Plutarco, Dión y Apiano sitúan el inicio de la alianza antes de las elecciones, lo cual tiene más sentido pues prácticamente habría garantizado la elección de César como cónsul.

Una vez tomó posesión de su cargo fue el primer cónsul en ordenar que se redactaran e hicieran públicas las actas del senado, así como del pueblo. Promulgó también una ley agraria, al tratar Bíbulo de impedirlo poniendo ciertos augurios como excusa, presentó la ley ante el pueblo, que reaccionó violentamente, desanimado por la nula reacción ante esta humillación Bíbulo se retiró a su casa, limitándose a manifestar su oposición a César mediante edictos y cartas.

A partir de esto César administró por si solo todos los asuntos públicos, hasta el punto de que algunos graciosos decían que no se trataba del consulado de César y de Bíbulo si no el de Julio y de César, repartió sin sorteo tierras en Campania entre 20000 ciudadanos con más de tres hijos, llegó hasta tal punto su poder, combinado con el apoyo de Pompeyo y Craso no había hombre en Roma capaz de oponérsele.

Permitió a Publio Clodio pasar del orden senatorial al de la plebe, para que este lograse el tribunado y poder así servirse de él, entre otras cosas para, mediante una ley, expulsar a Ciceron de Roma, también ordenó, según nos cuentan, que un delator llamado Vetio declarase que ciertos hombres pretendían asesinar a Pompeyo, pero viendo lo arriesgado del plan se libró del delator envenenándolo. Por último contrajo matrimonio con Calpurnia, hija de Lucio Pisón, que obtuvo el consulado después de él, y casó a su hija Julia con Cneo Pompeyo, que le había proporcionado gran apoyo contra Bíbulo.

20Uno de los mejores generales de la historia de Roma, obtuvo tres triunfos y poseía un prestigio inmenso.

21 Uno de los hombres más ricos de Roma, negociador hábil y propietario de gran cantidad de inmuebles, no carecía tampoco de talento como militar, pues la supresión de la revuelta de Espartaco fue obra suya.

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Contando pues con el apoyo de dos personajes tan influyentes escogió las Galias como provincia, pues, debido a los recursos y oportunidades que ofrecían, pensaba encontrar una ocasión para cosechar triunfos. Primero obtuvo la Galia Cisalpina, junto con Iliria, pero más tarde le fue adjudicada también la Comata. Por la gran alegría que obtuvo de este hecho se jactó al poco tiempo en el Senado, de haber conseguido aquello que deseaba pese a la gran oposición de sus adversarios, al responder uno de los senadores que aquello era de veras una difícil tarea para una mujer22 Cesar comentó, como en broma, que también en Siria había reinado Semíramis y que las Amazonas habían dominado gran parte de Asia.

Una vez en provincias se encontró con que en Roma recibía gran oposición y que muchos senadores dedicabas sus esfuerzos a tratar de llevarlo a juicio, por lo que puso gran empeño en que solo triunfaran aquellos candidatos que estuvieran en deuda con él, pero en un momento, viendo que uno de sus mayores opositores estaba a punto de ser elegido mando mensajes a Pompeyo y a Craso, y les convenció para que volvieran a presentarse como candidatos, y gracias a ellos obtuvo cinco años más de mando en la provincia.

22 Haciendo referencia a los rumores con respecto a Nicomedes y al comportamiento afeminado de César.

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4. LAS GALIAS

César tenía 41 años cuando abandonó Roma para marcharse a gobernar su provincia. No volvió a la ciudad hasta pasados 9 años, el resto de su vida estuvo dominado por la guerra hasta un nivel difícil de precisar, pero sin duda muy elevado, pues a partir de entonces sol hubo 2 años en los que no tomó parte en operaciones militares de envergadura, el 50a.C. cuando la Galia ya estaba conquistada, y el 44a.C., porque fue asesinado antes de poder partir a nuevas campañas en Dacia y Partia.

Al llegar a la provincia no perdió el tiempo, y se dedicó a reclutar nuevas legiones de su propio bolsillo, incluida al menos una formada no por ciudadanos romanos si no por galos, a los que más tarde concedió la ciudadanía.

4.1. La migración de los Helvecios

La primera campaña que emprendió fue contra la migración de los helvecios, pueblo originario de la actual Suiza, que viendo sus tierras superpobladas decidieron emprender una migración hasta la costa oeste de la Galia, donde planeaban establecerse en tierras más amplias y fértiles, viendo César en esta migración una oportunidad para cosechar gloria, y conociendo la fama de belicosos de que gozaban los helvecios decidió negarles el paso por su provincia y se movilizó para hacerles frente. Mientras daba largas a los emisarios de los helvecios sus legiones construyeron, a lo largo de la orilla romana del Ródano, una línea de defensa de 19 millas romanas23, estos, al recibir la negativa de César trataron de cruzar a nado, pero fueron rechazados, decidieron entonces tomar otra ruta, más difícil, que cruzaba las tierras de los sequanos, que habían sido convencidos para dejarles pasar.

Poniendo como razón que la migración de los helvecios suponía un peligro para la provincia César marcho para enfrentarse a ellos, dejando a su legado Labiano al mando de las defensas del Rodano partió a Aquileia, donde se encontraba su ejército principal y alcanzó a los helvecios en las proximidades del Saona, habían estado cruzando el rio en pequeños grupos y tres cuartos de su gente estaba ya en la otra orilla, tras ser informado por sus exploradores de que aún quedaba un gran grupo de

23 Equivalente a 28,12 km

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rezagados César decidió lanzar un ataque sorpresa antes del amanecer, masacrando a los grupos de rezagados, seguidamente ordenó que se construyera un puente y cruzó a todas sus tropas en un solo día.

Cuando el ejército romano se enfrentó a los Helvecios estos enviaron una delegación al procónsul, exigiendo César que volvieran a sus tierras y compensaran a aquellas tribus por cuyos territorios habían pasado, los helvecios se negaron y abandonaron la negociación.

Los helvecios procedieron con su avance por lo que César ordenó a su caballería que hostigase a los grupos que se rezagaban, pese a la superioridad en numero la caballería romana fue derrotada por lo que César cesó los intentos de hostigar a los viajeros y mantuvo el paso sin enfrentarse a los helvecios pero tampoco sin perderlos de vista. Al verse obligado a seguir a los helvecios lejos de la provincia las provisiones de César empezaron a escasear, ya que los helvecios tenían aliados en las tribus galas aliadas de roma y estos estorbaban el envío de trigo a las tropas de César. Logrando exponer a los hombres que estorbaban los envíos de grano César los mandó llamar y fueron castigados, esto garantizó que las provisiones llegarían pero no era una solución inmediata, por ello trató de forzar un final rápido mediante un ataque por dos lados sobre el campamento helvecio pero debido a una falta de coordinación entre ambos grupos, acrecentado por la oscuridad de la noche y el error cometido por los exploradores impidió que saliera bien. En vista de la situación el ejército se desvió a Bibracte para reaprovisionarse, cosa que los helvecios interpretaron como una muestra de debilidad pues decidieron perseguir al ejército romano.

Finalmente César ocupó una colina y mandó formar al ejército, se enfrentó a los helvecios y logró derrotarlos, saqueando después su campamento, a los supervivientes les obligó a volver a sus antiguas tierras y se preocupó de que recibieran alimentos de las tribus vecinas hasta que hubieran terminado de reconstruir sus hogares, pues al marcharse habían incendiado todas sus posesiones.

4.2. La guerra contra Ariovisto

Según sabemos Ariovisto era el rey de una tribu germana, los suevos, que había llegado a la Galia a instancias de los sequanos como ayuda para ganar su guerra contra los eduos, y al vencer Ariovisto había tomado parte de las tierras de los sequanos y obligado a ambas tribus a pagarle tributo.

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Los líderes de las diferentes tribus galas se reunieron tras la victoria de César ante los helvecios y le pidieron su ayuda para librarse del invasor.

César, según nos ha llegado, trató de negociar con Ariovisto pero sus mensajeros fueron rechazados con arrogancia, por ello César decidió marchar contra él, tuvo, según nos cuentan, problemas de disciplina en un principio pues los rumores que corrían sobre la fuerza de los germanos sembraron el miedo entre sus tropas, llegando al punto de que se le dijo que si daba orden de avanzar los soldados no la seguirían.

Estando en estas César llamó a consejo a sus centuriones y pronunció un gran discurso, logrando que todos los hombres recuperasen el valor, y marchó a encontrarse con Ariovisto. Se encontró con Ariovisto en una llanura y trató de negociar de nuevo per las negociaciones fueron interrumpidas por la escolta del rey germano, que no cesó de hostigar a la de César. Más aunque César se presentó dispuesto a ofrecer batalla a lo largo de cinco días no hubo respuesta de los germanos.

Estando en una situación peligrosa y sin acceso a sus rutas de suministros César decidió reabrirlas, moviendo el campamento a una posición más ventajosa.

Al día siguiente César volvió formar en orden de batalla pero salvo una serie de escaramuzas no hubo respuesta. Ese día llego a César la noticia de que los germanos se negaban a atacar porque sus mujeres santas habían visto malos augurios si salían a combatir antes de la luna nueva, para aprovechar la superstición del enemigo, César ordenó un ataque total al día siguiente, logrando vencer a los germanos, de Ariovisto todo lo que se sabe es que huyó, desapareciendo de la historia desde ese momento.

4.3. La guerra contra los belgas

Según nos cuenta el mismo César en sus Comentarios los belgas eran el más fiero de los pueblos galos, que tras recibir noticias de las guerras de César contra los helvecios y contra Ariovisto habían establecido pactos y alianzas entre ellos para enfrentarse a cualquier invasión romana.

Los belgas formaron un gran ejército de tribus combinadas y marcharon sobre Bibracte, una de las ciudades de los remos pero fueron rechazados gracias a los mercenarios enviados por César, tras este fracaso y la llegada de las noticias sobre el ataque de los aliados galos de César sobre las tierras de los belgas el ejército se disolvió, con promesas de

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ayuda mutua todos los belgas regresaron a sus tribus los más rápido posible, en una marcha que según César “semejaba una huida”.

Tras esto César marcho sobre Bélgica24, atacando primero a los suesiones, vecinos de los remos. Tras alcanzar uno de sus principales poblados César lo asedió y lo tomó, logrando la rendición de los suesiones. Acto seguido marcho contra los belovacos, que ya habían sido hostigados por las tribus galas aliadas de César y se rindieron rápidamente. Hecho esto marcho contra una serie de tribus menores y obtuvo sus rendiciones. Finalmente César marcho contra los Nervios, la tribu más numerosa y beligerante que seguía oponiéndosele, logrando una importante victoria cerca del Sambre, una vez quebrado el ánimo de las tribus restantes el resto resultó en diversos emisarios anunciando su rendición.

Notable excepción fueron los atuátucos, que se refugiaron en su plaza más fortificada, César la cercó y tras hacer llegar su torre de asedio a las murallas obtuvo la rendición, pero como durante la noche un grupo de guerreros trataron de atacar las posiciones romanas César dio orden de que todos los habitantes fueran vendidos como esclavos.

4.4. Britania y Germania

Tras la victoria contra los belgas César, como tenía por costumbre, pasó el invierno en la Galia Cisalpina, recibiendo a finales de invierno noticias de que varias tribus germanas se habían puesto en movimiento, alertado por estas noticias César reunió a su ejército unas semanas antes de lo habitual y marchó al encuentro de los germanos.

En los Comentarios se nos cuenta que estos trataron de negociar pero César apunta que era probable que estuvieran tratando de ganar tiempo.

Tras una escaramuza de caballería que se saldó con la retirada de la caballería auxiliar romana César decidió marchar contra el campamento de los germanos, la masacre subsiguiente los germanos huyeron y se dispersaron.

24 Hay que tener en cuenta que los belgas ocupaban unas tierras mucho más extensas que la Bélgica actual.

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Derrotados los germanos César cruzó el Rin en una demostración de fuerza, pero los germanos decidieron no presentar batalla por lo que retornó a la provincia.

El verano estaba ya muy avanzado pero César seguía decidido a lanzar un ataque sobre Britania. Desembarcó en la isla y luchó en una serie de escaramuzas y batallas a pequeña escala pero debido a una tormenta que destrozó buena parte de la flota de transporte del ejército y la proximidad del invierno propiciaron el retorno de César a la provincia.

La segunda expedición a Britania se preparó de forma más concienzuda, antes de la llegada del invierno César puso a sus artesanos a trabajar en una nueva flota.

Al finalizar el invierno César estaba preparado para partir pero una serie de asaltos sobre la provincia de Iliria causaron que se demorara durante unas semanas.

Finalmente, con la flota y las legiones reunidas se preparó para cruzar a Britania.

Los britanos se unieron bajo un caudillo llamado Casivelauno, del cual solo sabemos que procedía del norte del Támesis, pero no se sabe nada más de él.

Por lo que sabemos César se adentró hasta la tierra natal de Casivelauno, el cual trató de negociar la paz. Estando próximo el inicio del Invierno César resolvió aceptar la tregua, que incluía un tributo y rehenes, y volvió a embarcar a su ejército, tuvo que llevar a cabo dos viajes a lo largo del canal, pero el segundo sufrió ciertas dificultades por culpa del mal tiempo.

4.5. Rebelión

Tras la expedición de César en Britania la próxima guerra no vendría de fuera, si no de la propia Galia, la primera muestra de rebelión abierta fue cuando 15 de las cohortes de César fueron destruidas a manos de los rebeldes, pese a que en los Comentarios César culpa a los subordinados a los que había puesto al mando de la derrota la mayor parte de la gente lo consideró como su propia derrota.

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Otros campamentos romanos también fueron atacados por grupos de galos rebeldes, el Legado Quinto Cicerón25 vio sus cuarteles de invierno atacados por los nervio, pero pese a no estar prevenido y a su poco entusiasmo por la vida militar Quinto respondió bien, a lo largo de la noche sus soldados reforzaron la muralla y lograron repeler una serie de ataques de los rebeldes. Tras una semana de asedio un mensajero fue capaz de cruzar las líneas belgas e informar a César, este, al conocer la situación de su legado mando mensajeros a tres legiones que se encontraban cercanas al lugar y partió a unirse a ellas.

Tras una serie de escaramuzas César logró atraer a los nervios a una trampa y vencerlos.

Tras esto César resolvió reunir a sus tropas poco antes de primavera para tratar de recobrar la iniciativa contra los rebeldes. Antes de terminar el invierno César concentró a 4 legiones y atacó a los nervios, estos tuvieron pocas oportunidades para defenderse o huir. Para convencer a los galos de que abandonaran la rebelión César ordenó a sus legiones que devastaran las tierras y poblados y todos los supervivientes fueron asesinados o vendidos como esclavos, en lo que era la política habitual romana.

Tras esto muchas tribus se sintieron horrorizadas por esto por lo que en poco tiempo César estaba recibiendo mensajes de rendición y rehenes, logrando pacificar casi toda la Galia Central, para después marchar al noreste, donde estaban los principales líderes de la rebelión.

Encontrándose en la frontera con Germania resolvió adentrarse en ella para evitar una invasión, tras penetrar en el territorio sin encontrar batalla, y viendo que los germanos se iban retirando más y más hacia el interior del país volvió a la provincia.

Una vez de vuelta marchó contra los líderes rebeldes pero encontrándose con un panorama que ofrecía una continua guerra de emboscadas y un constante diezmo de sus tropas tomó la decisión de retirarse del territorio y dar permiso para que cualquier tribu que lo desease saqueara los territorios de los rebeldes.

25 Hermano del famoso orador.

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Tras la llegada del invierno César retiró a sus tropas de los territorios rebeldes, que habían quedado severamente destruidos, y marchó a sus cuarteles de invierno, una vez hecho esto reunió en consejo a los jefes galos y tras descubrir al presunto instigador de la rebelión le mandó azotar y después dio orden de que le ejecutaran.

4.6. El hombre y la hora, la sublevación de Vercingetórix

Tras la devastación infligida a las tribus rebeldes del norte las noticias de una nueva revuelta fueron una sorpresa para los romanos, el primer golpe lo dio la tribu de los carnutes, que marchó sobre Cenabum26 y masacró a todos los comerciantes romanos que vivían allí.

El siguiente en tomar las armas fue un joven aristócrata arverno llamado Vercingetórix, que reunió a una banda de guerreros y marchó sobre la capital de los arvernos, Gergovia, para, tras expulsar a sus oponentes, proclamarse rey, prácticamente todas las tribus de la costa atlántica se unieron a él.

Cuando le llegaron nuevas de esta situación César se encontraba, como era su costumbre durante los meses de invierno, en la Galia Cisalpina, observando con detenimiento la situación en Roma, pues el Senado había tenido que recurrir a Pompeyo para reprimir los disturbios por la fuerza de las armas. Tras recibir las noticias César se puso en camino inmediatamente, pero tuvo que desviarse a Narbona para organizar la defensa contra los rebeldes, hecho esto dejó uno de sus subordinados, Décimo Junio Bruto, al mando con órdenes de saquear las tierras de los arvernos, cosa que desvió la atención de Vercingetórix y permitió a César unirse a dos de sus legiones y enviar emisarios al resto para concentrar sus fuerzas.

Una vez al mando de sus legiones César puso su empeño en recuperar la iniciativa, para socorrer a una de las tribus aliadas que sufría los ataques de Vercingetórix César marchó sobre los suesiones, y al poco llegó a Cenabum, los habitantes de la ciudad no estaban preparados por lo que fueron masacrados y el resto vendidos como esclavos.

Con rapidez César capturó 3 ciudades, cosa que obligó a Vercingetórix a reaccionar, este, viendo que su ejército tendría serias dificultades para

26 La actual Orléans

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vencer a los romanos cara a cara planeó seguir a su adversario y luchar mediante emboscadas a pequeños destacamentos. Para poder privar a los romanos de suministros Vercingetórix recurrió a incendiar sus propias aldeas y cultivos.

En esta situación se encontró César cuando marchó sobre Avaricum27, pese a la escasez los recolectores de las legiones consiguieron suficiente cantidad de reses por lo que las legiones siguieron trabajando.

Pero antes de que los trabajos del asedio estuvieran completados Vercingetórix, que estaba acampado con su ejército en las proximidades, urgió a los guerreros a escapar, pero no lo consiguieron debido a que las familias a las que estaban abandonando se dieron cuenta y empezaron a gritarles, lo cual impidió que los guerreros cumplieran su propósito.

Finalmente los trabajos fueron terminados y se procedió al asalto, según nos cuenta César en sus Comentarios los legionarios estaban tan enfurecidos por los rigores del asedio, la escasez y la masacre de ciudadanos romanos en Cenabum que masacraron a casi toda la población.

Tomado Avaricum César dividió a sus fuerzas, enviando a su legado Tito Labieno con cuatro legiones al norte para enfrentarse a los rebeldes de allí, mientras que el mismo marchaba sobre Gergovia, la ciudad donde Vercingetórix se había proclamado rey de los arvernos.

Mientras todo esto sucedía los principales aliados galos de César, los eduos, se alzaron en su contra, interrumpiendo sus suministros de grano, pero logró que se rindieran y volvieran a ser sus aliados tras enviarles pruebas de que las tropas auxiliares eduas que servían en su ejército le eran leales y seguían en su poder.

Tras una serie de asaltos fracasados, combinados con la escasez de alimentos César se vio obligado a retirarse.

Tras la victoria de Vercingetórix en Gergovia más y más tribus se unieron a su rebelión, los eduos fueron los primeros, su caballería auxiliar pidió permiso a César y más tarde los eduos masacraron a los comerciantes y a la guarnición de un pequeño campamento romano que además poseía abundantes depósitos de grano y buena parte de los registros del ejército,

27 La actual Bourges

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hecho esto trataron de sustituir a Vercingetórix por uno de los suyos pero no lo consiguieron, con lo cual accedieron a seguirle por el bien común.

Ahora casi todas las tribus galas o celtas se habían unido a la rebelión, y Vercingetórix siguió con su política de evitar la batalla, lanzando ataques contra la Galia Transalpina, cuyos habitantes se habían rebelado 10 años antes, para tratar de ganar su apoyo.

Tras recibir noticias de la segunda traición de los eduos César marchó al norte para reunirse con las fuerzas de su legado, Labieno.

Mientras César se reunía con su legado Vercingetórix decidió hostigar con más fuerza a los romanos, utilizando su superioridad en cuanto a caballería para destruir los carros que cargaban con el bagaje, y abría funcionado de no ser por la caballería auxiliar germana a la que César había hecho llamar desde el otro lado del Rin.

Esto supuso un revés para Vercingetórix, y la situación fue a peor cuando, habiendo acampado en Alesia con su ejército, César puso asedio a la ciudad.

Sus hombres construyeron una muralla de 18km que incluía 23 fortines, y un gran número de campamentos fortificados para sus soldados, todo esto bajo el constante acoso y hostigamiento de la caballería gala, que solo fueron rechazados con el apoyo de la caballería auxiliar germana y de un grupo de legionarios.

Vercingetórix mandó a los supervivientes de su caballería de vuelta a sus propias tribus y reunieran un ejército para auxiliarle, mientras sus guerreros se preparaban para el asedio.

Una vez las obras estuvieron terminadas César dio orden de que se construyera otra mirando hacia el exterior, en preparación para un eventual asalto por parte del ejército de auxilio.

Mientras los rebeldes comenzaban la monumental tarea de reunir al ejército en Alesia la situación había forzado que se adoptaran medidas desesperadas, todos aquellos habitantes incapaces de luchar fueron expulsados de la ciudad, para que no consumieran los alimentos de los guerreros, César no les permitió el paso por lo que murieron de hambre en los alrededores de Alesia.

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Finalmente llegó el ejército de auxilio, al mismo tiempo Vercingetórix salió con sus tropas, ambos ejércitos atacaron durante la noche pero fueron rechazados.

Tras ser rechazado el ejército de socorro decidió lanzar un ataque total sobre el que juzgaron como el punto más débil de la línea defensiva, mientras Vercingetórix, desconociendo el plan pero consciente de los preparativos, lanzó un asalto contra las murallas internas.

Tras una larga lucha los ataques fueron rechazados, al día siguiente Vercingetórix presentó su rendición. Prácticamente todas las tribus rebeldes capitularon, César fue generoso con los cautivos puesto que restablecer la paz sería difícil y contar con el apoyo de sus respectivas tribus sería difícil si los ejecutaba, pero Vercingetórix fue mantenido en prisión y murió estrangulado ritualmente tras la celebración del triunfo de César.

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5. DISOLUCIÓN DEL TRIUNVIRATO

Habían pasado muchas cosas durante el tiempo en que César estaba reprimiendo a las tribus sublevadas, Craso, uno de los triunviros, había muerto durante una expedición a Partia y la perdida de uno de los hombres más ricos e influyentes había cambiado radicalmente el equilibrio político de la república, también había muerto Julia, la hija de César a la que este había casado con Pompeyo, por lo que los lazo que unían a los triunviros se habían debilitado considerablemente.

La situación en Roma era de disturbios generalizados, los sobornos y el cohecho electoral se habían convertido en práctica habitual y la violencia inundaba las calles. Ante esta situación de inseguridad el Senado posó su mirada en Pompeyo, uno de los mejores generales de la república y uno de los hombres más poderosos de Roma, el Senado aprobó el senadoconsulto último y le nombró cónsul único, con la misión de restablecer el orden en la ciudad.

Pompeyo marchó con sus tropas y puso fin a los disturbios, hecho esto, aprobó una ley que ordenaba separar por un periodo de 5 años la obtención de una provincia y el final del mandato como cónsul, bajo la premisa de que los acreedores no tendrían la paciencia necesaria con aquellos políticos que se endeudaran demasiado pidiendo dinero para sobornar a los electores, y según sabemos la medida funcionó, reduciendo de manera sustancial los niveles de sobornos en las elecciones.

Estas medidas le habían ganado el apoyo de las familias aristocráticas, que con sus fortunas familiares podían costearse las campañas para las elecciones mientras que los candidatos provenientes de los estratos más bajos de la sociedad tenían dificultades para obtener un préstamo con que presentarse a las elecciones, esto debilitó aún más el vínculo entre Pompeyo y César, como también lo hizo el nuevo matrimonio de Pompeyo con la hija de uno de los aristócratas más influyentes del partido aristocrático, partido al que le gustaba ser conocido como los boni o hombres buenos, o a veces como los optimates, o los mejores y procedían de las más antiguas familias de la ciudad.

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6. EL CRUCE DEL RUBICON

Tras la pacificación de las Galias César deseaba retornar a Roma y ver su trabajo reconocido, obtener una posición preeminente y que incluso sus más acérrimos adversarios se vieran obligados a reconocer su prestigio e influencia, aunque en años posteriores muchos historiadores afirmaron que César siempre había planeado la revolución y aspirado a la monarquía las pruebas contemporáneas sostienen que en ningún momento se planteó César regresar como un rebelde pues recurrir a la fuerza de las armas habría sido considerado un fracaso político.

La presión sobre César había ido aumentando paulatinamente, tras la rotura del triunvirato sus adversarios trataron por todos los medios de arrebatarle el mando de la provincia y no cesaban en sus intentos de minar su posición, cuando César expresó su intención de presentarse a un segundo consulado sus adversarios políticos hicieron todo lo posible por impedírselo, o al menos obligándole a ir a la ciudad como ciudadano privado, momento en el que sería acusable ante un tribunal.

Según sabemos César trató de negociar por todos los medios posibles pero sus adversarios políticos eran inclementes, continuamente presentaban mociones en contra de César que eran vetadas inmediatamente por los tribunos que le apoyaban, la situación se encontraba en un punto muerto.

Durante el otoño César había mandado a sus legiones que se posicionaran en lugares estratégicos, 4 legiones se posicionaron en los Alpes preparadas para unirse a él, mientras otras se situaban en Hispania preparadas para bloquear cualquier amenaza por parte del ejército de Pompeyo.

Los Comentarios tratan los asuntos que siguieron de forma muy por encima pero versiones posteriores presentan una explicación más detallada, fuera como fuera durante la noche César se reunió con la 13ª legión que estaba estacionada en la provincia y partieron hacia Ariminium, situada al otro lado de la frontera entre su provincia y la propia Italia, que estaba marcada por un pequeño río llamado Rubicón.

Según nos dicen antes de cruzar el puente permaneció pensativo durante largo rato y habló con sus subordinados del coste que supondría para él no dar este paso y el precio que todo el mundo romano tendría que pagar si lo daba, existen diferentes versiones de las últimas palabras de César cuando se decidió a atravesar el río, Plutarco afirma que habló en griego,

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citando una línea del poeta Menandro, <tirado está ya el dado> (aneristo kubos) mientras que Suetonio sugiere la más familiar expresión latina <la suerte está echada>, literalmente los dados están echados (iacta alea est).

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7. GUERRA CIVIL Y DICTADURA

La guerra civil no se libró, pues, debido a un enfrentamiento ideológico, sino que se trataba de una cuestión de dignidad personal, sobre todo la de César, que se había visto amenazada, en los primeros momentos de la guerra civil César mandó formar a la 13ª legión y pronunció un discurso en el que hablaba de las injusticias cometidas contra él y de cómo su antigua aliado Pompeyo se había pasado al otro bando envidioso de sus logros, también expuso como el senado había violado los sagrados derechos de los tribunos de la plebe al no reconocer su seto, algo que ni siquiera Sila había hecho. No discutía el derecho del Senado a hacer lo que había hecho pero si su necesidad y dejó claro que nunca se había utilizado el senadoconsulto último en circunstancias similares, sino solo cuando la misma Roma se había visto seriamente amenazada.

Todo esto bastó para ganarse la total lealtad de sus legionarios, hay que tener en cuenta que casi todos los hombres que servían en las legiones de César no eran ciudadanos romanos si no latinos o en algunos casos galos, y él les había tratado como a ciudadanos, muchos de sus hombres se habían enriquecido con sus campañas y si César salía victorioso sus veteranos podían esperar parcelas de tierra en las que asentarse, algo difícil con un Senado atestado de enemigos de César.

La guerra civil causó gran división entre los romanos, la mayoría de ciudadanos no se sentía demasiado impulsado a apoyar a ninguno de los dos bandos y pese a que las alianzas familiares tenían mucho peso la mayoría de aristócratas tenían lazos con ambos bando, todos tenían en mente las guerras entre Mario y Sila, donde la neutralidad no había supuesto ninguna protección, por lo que cada uno tomó su decisión.

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Figura 2. Campañas emprendidas por César durante la guerra civil

La campaña Italiana procedió con rapidez, tras ocupar Ariminium César dividió a sus tropas y las mandó a ocupar Arretium28, Pisaurim, Fanum29 y Ancona, que se rindieron sin lucha.

Ante esta situación Pompeyo y sus aliados abandonaron Roma. Muchos senadores se marcharon con ellos, recordando las masacres de Mario y Sila, otros simplemente se marcharon a sus villas del campo con intención de pasar inadvertidos.

Durante este tiempo a César le llegaron varios enviados extraoficiales para solicitarle que abandonase su mando y evitara la guerra civil. César dijo que si deseaban la paz Pompeyo debía retirarse a su provincia y ambos renunciarían a sus mandos y licenciarían a sus tropas al mismo tiempo.

También trató de obtener una entrevista cara a cara con Pompeyo, demanda que repitió varias veces a lo largo de la guerra, pero que Pompeyo nunca aceptó, no se sabe si por no despertar la ira de sus

28Actual Arezzo

29 Actual Fano

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aliados o porque no se creía capaz de resistir el poder de convicción de César.

El Senado se negó, durante unos días una serie de mensajes por carta fueron intercambiados sin ningún resultado. Finalmente, César reanudó su avance.

Logró tomar Iguvium, la guarnición de la cual desertó y César dejó que el comandante de la guarnición se marchara de vuelta con sus enemigos mientras los reclutas volvían a sus casas.

Confiando en el respaldo local César siguió hacia Auxinum y pronto había tomado Piceno, tierra que supuestamente estaba ligada a la familia de Pompey sin que hubiera demasiada oposición. Se sabe que incluso algunos soldados de Pompeyo decidieron unirse a él.

La ciudad de Cingulum también le abrió las puertas sin lucha y ya en Febrero César había reunido a los destacamentos de la 13ª y de la 12ª, la guarnición de Asculum huyó ante su llegada y fue solo al llegar a Corfinium encontró seria oposición, mientras preparaba el asedio una parte de sus tropas marchó a Sulmo y sin derramamiento de sangre fueron capaces de capturar al comandante de la guarnición.

Hay que mencionar que mientras que entre los aliados de Pompeyo había dificultades para decidir la estrategia a seguir las tropas de César seguían un plan único, por lo que disponían de una mayor capacidad de maniobra.

El asedio de Corfinium recibió un gran impulso con la llegada de la 8ª legión y de las tropas reclutadas en la Galia Transalpina, equipados y adiestrados como legionarios, César en seguida los puso a trabajar en la construcción de una línea de fortificaciones alrededor de la ciudad.

Antes de que se completará el cerco Pompeyo había enviado una carta al comandante de la guarnición en la que decía que no tenía intención de marchar para reforzar la posición, por lo que este anunció que la ayuda estaba en camino y preparó secretamente su fuga, pese a esto fue descubierto por sus legionarios y los centuriones se reunieron en consejo con un grupo de representantes de la tropa para debatir el curso a seguir, tras una serie de deliberaciones resolvieron arrestar al comandante y rindieron la plaza a César, un numeroso grupo de senadores fueron apresados y tras recibir una reprimenda de César fueron puestos en libertad. Poco después tomó juramento de lealtad de los desertores y pronto estaban marchando a Sicilia y a África a las órdenes de uno de los subordinados de César.

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Es notorio el hecho de que pese a que la mayoría de la gente esperaba que se comportara de forma sanguinaria, como habían hecho Mario y Sila, la campaña de César en Italia estuvo marcada por la clemencia y la moderación, hasta el punto de que sus soldados no saqueaban las ciudades y solo utilizaban la violencia cuando encontraban resistencia.

Todo esto contribuyó a la campaña de propaganda de César, a la mayoría de los romanos no les importaban las cuestiones por las que se libraba la guerra civil, respetaban enormemente a César y a Pompeyo y consideraban que ambos eran grandes servidores del Estado. Es probable que si las legiones de César hubieran arrasado Italia la mayor parte de la población se hubiera vuelto contra el pero ante su política de clemencia los miles de voluntarios que Pompeyo se había jactado de convocar para defender la República no llegaron.

Pompeyo decidió rápidamente que Italia no era defendible y preparó a sus tropas para efectuar el paso a Grecia, donde podría reunir un gran ejército con la ayuda de las provincias orientales. La decisión disgustó bastante a los demás senadores por ello la mantuvo en secreto hasta que estuvo lista, trasladó a sus tropas a Brundisium30 y tras requisar los veleros mercantes empezó el traslado de hombres y suministros a través del Adriático.

César llegó a las afueras de Brundisium acompañado de 6 legiones, las veteranas 8ª, 12ª y 13ª junto con algunos nuevos reclutas y las tropas reclutadas en la Galia transalpina, que fueron constituidas como una legión oficial, la 5ª Alaudae, o las alondras por utilizar las plumas de esta ave en sus penachos.

César puso cerco a la ciudad y trató por todos los medios de evitar que Pompeyo siguiese enviando más hombres a Grecia pero los soldados de Pompeyo fueron capaces de deshacerse de los obstáculos.

Obtenido el control de Italia y estando Pompeyo en Grecia pero dedicado a reclutar y adiestrar a sus reclutas César marchó a Hispania a enfrentarse con las tropas de Pompeyo.

Para financiar su campaña en Hispania César se vio obligado a tomar cuantiosas sumas de las arcas del Estado.

30 Actual Brindisi.

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Tras mandar órdenes de que sus tropas en el norte de Hispania se pusieran en movimiento César marchó a Massilia con 3 legiones, la ciudad le cerró las puertas y otorgó el mando de la defensa al mismo hombre al que César había perdonado la vida en Corfinium, que había llegado antes que César al mando de una pequeña fuerza.

Tras dejar el asedio en manos de sus subordinados César prosiguió hacia Hispania y se reunió con las fuerzas a las que había enviado.

La principal fuerza enemiga estaba acampado en Ilerda31 y tras una serie de fintas y maniobras César logró que presentaran batalla pero sin obtener ningún resultado concluyente, sintiendo que la situación estaba cambiando un buen número de comunidades locales empezó a enviar mensajes rendición y apoyo a César por lo que los legados pompeyanos decidieron retirarse a la zona habitada por los celtíberos, que sentían gran lealtad por Pompeyo.

Tras superar a los pompeyanos mediante una mayor capacidad de maniobra los cercó con un muro defensivo y finalmente obtuvo la rendición del enemigo, los soldados fueron licenciados y los legados al mando fueron puestos en libertad.

Viendo que César había obtenido la victoria y que la población de la provincia estaba de su parte el último de los legados pompeyanos mandó un mensajero a César rindiéndose y dejando toda Hispania en manos de César.

Conquistada Hispania César tuvo que enfrentarse a un motín de la 9ª legión pero resolvió la situación sin demasiados problemas.

Tras ser elegido cónsul César abandonó Roma y marchó a Brundisium, desde la cual preparó su invasión de Grecia.

Como la flota enemiga era superior a la suya César audazmente preparó la invasión durante los meses de invierno, partiendo el 4 de enero del 48a.C. y desembarcando den la costa de Epiro con 7 legiones sin ninguna oposición.

31 Actual Lérida

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Nada más desembarcar César marchó contra Oricum, que se rindió sin lucha, como venía siendo habitual César perdonó la vida al comandante de la guarnición, que decidió pasarse a su bando.

Tras esto César partió a Apolonia, que también se rindió sin lucha. Pronto la mayor parte de Epiro había seguido el ejemplo de esas ciudades y se unió a César.

Conociendo que el principal puerto de suministros de Pompeyo se encontraba en Dyrrachium32 César marchó sobre la plaza pero Pompeyo ya había reaccionado y llegó antes que César, que se retiró.

César controlaba los puertos de Apolonia y Oricum pero la flota de los pompeyanos había establecido un bloqueo y César se encontraba aislado de sus refuerzos en Italia.

Tras un intento fallido de negociación y varias semanas de maniobras y tensión entre ambos ejércitos Marco Antonio consiguió trasladar el grueso de las tropas de César a Grecia. La reacción de Pompeyo fue demasiado lenta y no pudo impedir que ambas fuerzas se unieran.

Al ver que Pompeyo no estaba dispuesto a presentar batalla César dividió a sus fuerzas y mandó tropas a proteger a sus aliados en Tesalia y Macedonia, mientras él volvía a marchar contra Dyrrachium.

En esta ocasión logró llegar allí con mayor rapidez que el enemigo pero no fue capaz de hacerse con el control de la ciudad ni con las provisiones que almacenaba.

César tomó posiciones en una colina cercana a la ciudad mientras Pompeyo ordenaba a sus tropas la construcción de una línea fortificada alrededor de la ciudad mientras César daba órdenes de hacer lo mismo, con la intención de dejar atrapado al enemigo.

Temiendo quedar atrapado por las tropas de César Pompeyo decidió lanzar un ataque contra las posiciones de César pero tras unos sangrientos combates las tropas pompeyanas fueron rechazadas.

Gracias a la información obtenida gracias a un grupo de desertores de a caballería gala de César Pompeyo decidió lanzar un nuevo ataque, que

32 Actual Durazzo

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consiguió abrir una brecha en la empalizada de las tropas de César, momentos después Pompeyo había levantado un campamento en esa posición.

Tras estos hechos César dio orden de lanzar un ataque contra uno de los fuertes del enemigo pero sus tropas fueron rechazadas con grandes pérdidas pero Pompeyo no aprovechó la oportunidad para contraatacar.

Tras este revés César decidió retirarse al interior, donde la superioridad de la flota pompeyana no sería de ninguna ayuda a sus enemigos.

Tras la llegada de las noticias de la derrota de César en Dyrrachium la población de Gomphi se negó a abrirle las puertas, no estando dispuesto a tolerar tal osadía César dio orden de entrar a sangre y fuego y dio permiso para que sus soldados saquearan la ciudad.

Tras oír noticias de la suerte corrida por Gomphi el resto de ciudades de la región se rindieron a César sin luchar.

Tras la llegada de dos legiones desde Siria para apoyar a los pompeyanos Pompeyo marchó a Tesalia para enfrentarse a César, al verle llegar César dio órdenes de formar para la batalla pero Pompeyo no atacó.

La tensión y las escaramuzas se mantuvieron durante unos días hasta que César dio orden de abandonar la posición.

En el momento en que las tropas de César estaban a punto de emprender la marcha las tropas pompeyanas descendieron de la colina en la que habían acampado. Formando rápidamente a sus hombres César se venció a Pompeyo en la que sería la mayor batalla de la guerra.

Vencidos los pompeyanos en Grecia y Macedonia César se lanzó en persecución de Pompeyo, llegando a Alejandría solo tres días después de su asesinato.

La situación en Alejandría era de odio hacia los romanos, la continuada dependencia al arbitrio de Roma para la resolución de las disputas dinásticas y la cada vez más común intervención de la República en los asuntos del reino no estaban bien vistas por los ciudadanos de Egipto.

Al llegar César a Egipto se encontró con el rey, Tolomeo XIII, el cual (o más bien sus consejeros, pues ellos eran los que en realidad gobernaba el reino) estaba en guerra con su hermana Cleopatra por la sucesión del

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reino, César se ofreció a actuar de mediador, a lo cual los consejeros de Tolomeo accedieron mientras, en secreto, mandaban llamar al ejército del reino.

Las pequeñas fuerzas que César había traído consigo tuvieron que defender Alejandría frente a un enemigo bastante superior en número, por lo cual al poco tiempo se vieron recluidos en el recinto amurallado del palacio.

En un momento durante el asedio Cleopatra fue capaz de introducirse en el palacio y ganarse el favor de César, lo que le indujo a pronunciarse en cuanto al problema de la sucesión diciendo que Tolomeo y Cleopatra debían gobernar juntos, lo cual fue aceptado con resignación por el joven rey.

Tras descubrir que el principal consejero de Tolomeo estaba en contacto con el enemigo fue ejecutado mientras que otra hermana de Tolomeo logró escapar y unirse al ejército, que inmediatamente la proclamó reina, tras lograr el asesinato del general en jefe el ejército prosiguió con el asedio.

El asedió prosiguió hasta que finalmente un ejército llegó desde Siria en auxilio de César, tras tomar la ciudad de Pelusio el ejército empezó a dirigirse a Alejandria por via fluvial, en tanto que esto distraía a los cabecillas del ejército, al que César había entregado a Tolomeo con esperanzas de obtener la paz mientras que este no había hecho más que animar a los soldados enemigos César partió en barco con parte de sus tropas y se unió al ejército antes de que este se enfrentara a la fuerza principal egipcia.

Tras vencer en la batalla resultante y sobre todo tras la muerte de Tolomeo (que había muerto ahogado al volcar la barca en la que huía a través del rio) Cleopatra se quedó con el control de Egipto, tras casarse con uno de sus hermanos fue coronada reina.

Sabemos que César permaneció en Egipto durante un tiempo, a lo largo del cual llevó a cabo un crucero por el Nilo junto a Cleopatra en su lujosa barcaza real y según nos cuentan solo dejó el crucero cuando sus tropas se negaron a seguirle, aunque es más probable que fueran las noticias de la invasión de la provincia de Asia por parte de Farnaces del Bósforo.

Este hombre era uno de los hijos de Mitríades del Ponto, el mismo rey que tantos problemas había causado a Roma, su hijo había conseguido pasarse al otro bando pero con la guerra civil en curso vio su oportunidad

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para obtener tierras y poder. Tras apoderarse rápidamente de Capadocia, Armenia, el Ponto Oriental y Cólquida Menor fue particularmente cruel con los ciudadanos apresados y venció rápidamente al ejército que uno de los legados de César había enviado contra él.

Al parecer César no abandonó Egipto hasta el verano, de camino a Asia hizo altos en diversas ciudades de Siria y recompensó generosamente a aquellos que habían enviado tropas a socorrerle en Alejandría, también recaudó dinero entre las comunidades locales, en especial aquellas que habían sido leales a Pompeyo.

Tras añadir a la legión que llevaba otra reclutadas entre los gálatas y otras dos formadas por supervivientes de la derrota de su legado César asedió Zela, donde se encontraba Farnaces.

Tras un asalto por parte de las tropas de Farnaces contra el campamento atrincherado de los romanos sus tropas fueron derrotadas, y pese a que el rey huyó fue asesinado por uno de sus rivales al llegar a su reino.

César llegó a Italia a finales de Septiembre, hacía 20 meses que había abandonado la península para marchar a Macedonia y más de 1 año desde su victoria sobre Pompeyo en Farsalia. La situación en Roma había sufrido una serie de disturbios durante su ausencia hasta que fue nombrado dictador, con Marco Antonio como jefe de caballería.

Tras la derrota de Pompeyo Marco Antonio volvió a Italia, donde suprimió los disturbios.

La prolongada ausencia de César causó grandes problemas en Roma, las legiones veteranas de César se amotinaron y los tribunos de la plebe causaron disturbios debido a algunas propuestas de abolir todas las deudas, finalmente Marco Antonio reunió a unas tropas que no se habían unido al motín y restauró por la fuerza el orden en Roma.

Una vez de vuelta, en Roma, fue elegido cónsul junto con Marco Emilio Lépido y marchó rápidamente a arreglar el motín de sus veteranos, a los que convenció de que volvieran a su servicio, también dedicó mucho tiempo a tratar de arreglar las finanzas del Estado y a reducir su propia deuda aunque la cantidad siguió siendo considerable.

Tras haber restaurado el orden en Roma César partió a África, último bastión de los pompeyanos. Zarpando desde Sicilia en mitad del invierno César tuvo que hacer frente al mal tiempo que dispersó su flota pero finalmente logró desembarcar sus tropas en África.

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Las fuerzas del enemigo eran numerosas e incluían a un buen número de elefantes de guerra, además de las tropas de Juba, rey de Numídia pero se encontraban dispersos ya que no habían esperado la llegada de César en mitad del invierno y tardarían tiempo en reunir los efectivos suficientes para derrotarle.

Entretanto César envió a su flota de vuelta a Sicilia con órdenes de volver en cuanto fuera posible con más refuerzos, lo cual era difícil debido a la poderosa armada pompeyana.

El primer movimiento de César fue tratar de convencer al comandante de la guarnición de Hadrumentum de que se rindiera, al no conseguirlo y no disponer ni de tiempo ni de materiales para un asedio César siguió adelante y estableció su centro de mando en Ruspina, el 1 de Enero del 46a.C. llegó a la ciudad de Leptis, que se entregó sin lucha.

Tras una escaramuza contra las tropas pompeyanas César se vio hostigado por un ejército aún mayor por lo que formó en orden de batalla y lazó un contraataque que permitió a sus tropas continuar la retirada al campamento romano, tras esto dio orden de fortificar aún más el campamento empleó a marineros de su flota como infantería ligera.

Las tropas Pompeyanas acamparon a poca distancia de las de César pero afortunadamente para él el rey Juba estaba ocupado luchando contra Boco, rey de Mauritania, que había invadido su reino y atacado sus fuerzas.

La llegada de César, que recordaba a muchos la imagen de Mario, cuya figura seguía inspirando una fuerte lealtad en la provincia y el brutal gobierno de los pompeyanos aseguró un flujo constante de deserciones en su favor pero al parecer ninguno de sus hombres desertó para unirse a los pompeyanos.

Poco después llegó un convoy de Sicilia con refuerzos para César, mayoritariamente compuestos de tropas veteranas y con una cantidad considerable de provisiones.

Las deserciones del enemigo continuaban pero ambos ejércitos permanecían inactivos hasta que durante la noche del 25 de enero César lanzó una ofensiva saliendo del campamento al mando de su fuerza principal.

Tras una serie de escaramuzas con la caballería y la infantería ligera de los pompeyanos César se dirigió a la ciudad de Uzita, principal fuente de

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agua de los pompeyanos, pero al avanzar los pompeyanos en orden de batalla ninguno de los ejércitos quiso forzar la situación ni entablar batalla.

Juba finalmente había dejado a uno de sus oficiales al mando de la guerra contra Mauritania y se había dirigido a apoyar a los pompeyanos con una poderosa fuerza, si bien no tanto como al principio de la campaña pues parte de sus hombres se habían quedado luchando contra los mauritanos.

Tras la llegada de refuerzos pompeyanos llegó también un convoy de tropas de César aunque con retraso, lo cual aprovechó como excusa para castigar a los responsables del motín de sus veteranos.

Ambos ejércitos formaron frente a Uzita pero ninguno quiso forzar la batalla, se llevaron a cabo algunas escaramuzas en las cuales llevaron ventaja los pompeyanos pero César convenció a algunos líderes tribales de que se rebelaran lo cual obligó a Juba a reducir aún más el número de tropas que aportaba a los pompeyanos.

Finalmente César logró que los pompeyanos presentaran batalla, obteniendo la victoria pero quedando indispuesto debido a un ataque de epilepsia, por lo cual no fue capaz de impedir que sus soldados masacraran a los pompeyanos que trataban de rendirse, el comandante de los pompeyanos y Juba se suicidaron.

Catón había estado al mando de la ciudad de Útica durante toda la campaña por lo que no había estado presente en la derrota, pero al llegar fugitivos con noticias del desastre Catón se suicidó, probablemente con la intención de no recibir la compasión de su enemigo, César.

Terminada la guerra César tardó un tiempo en pacificar la región, las ciudades que se habían aliado con los pompeyanos pagaron multas mientras que aquellas que le habían favorecido fueron recompensadas, no se marchó de África hasta 5 meses después de desembarcar.

14 años antes César había renunciado a un triunfo para poder obtener el consulado, ahora iba a celebrar nada menos que 4 triunfos, sobre la Galia, Egipto, Asia y África. A lo largo de su carrera Pompeyo había celebrado 3 triunfos, sobre Europa, Asia y África, y es probable que muchos se dieran cuenta de que César también estaba celebrando victorias en los mismos continentes. La magnitud de los desfiles fue grandiosa, incluyendo los desfiles de prisioneros entre los que se encontraban Vercingetórix, el hijo de Juba (un niño) y la hermana de Cleopatra. Las fuentes comentan que esta última inspiró piedad a la

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multitud por lo que ella y el niño se salvaron del estrangulamiento ritual que sí que se aplicó a Vercingetórix como era tradicional.

Durante su dictadura César llevó a cabo un amplio programa de reformas en Roma, hecho que es aún más impresionante si se tiene en cuenta que tuvo que llevar a cabo una campaña en Hispania en la cual estuvo inmerso por 8 meses, César trabajó a una escala inmensa y el alcance de sus leyes y reformas fue muy amplio, y, aunque es evidente que sus ayudantes contribuyeron en gran medida al parecer los conceptos básicos eran siempre suyos. Por desgracia no podemos saber con claridad que reformas fueron llevadas a cabo por César puesto que todas sus leyes recibieron el nombre de lex Julia, igual que aquellas aprobadas por Octavio Augusto, que al ser adoptado por César pasó a llamarse Cayo Julio César Octavio.

César no asumió el mando de una república que estuviera funcionando con eficacia. La guerra civil había transformado el mundo romano pero aún antes las instituciones del Estado llevaban años luchando por sobrellevar la (a menudo violentas) luchas políticas y turbulencias.

César organizó un extenso programa de creación de colonias, no solo para sus veteranos sino también para la población civil, en general la distribución de las colonias había sido decidida con la intención de perjudicar a las ciudades que se habían unido a los pompeyanos pero también ayudó a César a librarse de un molesto componente de la población que a partir de entonces tendría las tierras y la capacidad de mantenerse por sí mismo y a sus familias.

Reformó el Senado y los cargos públicos de modo que hubiera 14 pretores y 40 cuestores pues la república había aumentado de tamaño desde los tiempos de Sila y el gran número de territorios que ahora controlaba requerían de una mayor cantidad de gobernadores. El nuevo Senado aprobó gran cantidad de honores extraordinarios para César, entre ellos el de Dictador vitalicio. Arregló el calendario romano, que con el paso del tiempo se había ido distanciando del paso de las estaciones.

También fue perdonando progresivamente a un gran número de pompeyanos y buena parte de los senadores que habían permanecido neutrales fueron convencidos de aceptar puestos en el gobierno de César.

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8. MUERTE Y LEGADO

César murió en marzo del 44a.C. con 56 años de forma totalmente inesperada para todos menos para aquellos que habían orquestado su muerte. Murió un día antes de partir en busca de nuevas campañas en Dacia y más tarde en Partia a manos de 60 senadores que, pese a que cada uno tenía sus motivos, sentían que un hombre con tanto poder como César no podía existir en una república libre.

César ha sido objeto de admiración generalizada a lo largo de los tiempos, sus Comentarios fueron descubiertos de finales del siglo XV y su publicación se reanudó. En los siguientes siglos los estados más organizados fueron creando ejércitos cada vez más profesionales y los estrategas militares a menudo recurrieron a las obras de César en busca de inspiración. Napoleón afirmaba a menudo haberse inspirado en César y buena parte de la iconografía utilizada por el impero napoleónico era abiertamente romana y especialmente inspirada por César y sus herederos.

Napoleón III patrocinó el primer programa arqueológico a gran escala con el fin de encontrar los lugares asociados con la conquista de las Galias por parte de César. La admiración por César se combinó con una imagen romantizada de los galos. En el siglo XIX la asociación se vio reforzada cuando Prusia, después Alemania, pasó a ser el gran rival, lo que reflejaba la descripción de César de los pueblos galos separados de los belicosos germanos por el rio Rin.

Tras la deificación de César Octavio se hizo llamar el hijo del Divino Julio. Aunque nunca emuló la clemencia de su padre adoptivo ni logró superarle como general fue un político de enorme talento de modo que una vez finalizaron las guerras civiles su gobierno era indiscutible. Además Octavio Augusto aprendió de los errores de César y supo ocultar su supremacía de la mirada pública.

De las versiones de la vida de César tal vez una de las más famosas sea el Julio César de Shakespeare pero no fue el primero ni ciertamente el último pues muchos han escrito obras y óperas que reflejaban su vida o parte de ella. Es probable que el magnicidio acapare la mayor parte de la atención por su inherente dramatismo y su aventura con Cleopatra, incluyendo las reminiscencias del exótico oriente ocupa un segundo lugar.

Los datos históricos no son solo una de las cuestiones que deben tener en cuenta los dramaturgos, guionistas y novelistas, estos tienen también

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con conciliar la realidad con las exigencias de la narración. Algunos han sido más fieles a las fuentes que otros pero sería poco razonable criticar en exceso esas desviaciones propias de las obras de ficción respecto a los hechos documentados ya que estos son también objeto de controversia.

A lo largo de los últimos 2000 años muchos hombres y mujeres han pintado su propio retrato de César de acuerdo con sus opiniones a partir de la información que nos ha ido llegando, pero es tan grande la falta de información respecto a su carácter y en particular a las ambiciones de sus últimos años que cada persona recurre a crear su propia versión de César, sea con admiración, repugnancia o una mezcla de las dos.

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CONCLUSIÓN

César había nacido en una república que ya era propensa a repentinos brotes de violencia. El derramamiento de sangre fue acrecentándose a lo largo de su vida y su propio asesinato no era más que uno de los episodios de uno de los periodos más turbulentos de la historia de Roma.

Los seguidores de Saturnino fueron masacrados cuando César era un bebé, la guerra social estalló cuando era un niño, seguida por la guerra civil que se alargó hasta que César era ya un hombre. Entre Sila y sus enemigos causaron una mortandad entre las filas de la aristocracia romana a una escala que solo podía asociarse con los días más oscuros de la guerra contra Aníbal. Lépido se rebeló en Italia y fue eliminado con rapidez mientras que Sertorio luchó durante años en Hispania, luego llegó Catilina, luego Clodio y Milón, y miles de figuras menores dispuestas a utilizar la violencia para satisfacer sus ambiciones mucho antes de que César cruzara el Rubicón. Durante este tiempo se habían sucedido las guerras contra las potencias extranjeras y los triunfos iniciales de Espartaco generaron un gran miedo en una sociedad que dependía tanto del trabajo de los esclavos. Muchos más aristócratas cayeron a lo largo de los años y aún más cuando Marco Antonio y Octavio dieron caza a los conspirados pera luego enfrentarse entre sí. César vivió en una era brutal pero también en una época de gran civilización que vio la producción de sus Comentarios así como la ingente producción literaria en forma de cartas, discursos y tratados filosóficos de Cicerón, junto con las historias de Salustio y los poemas de Catulo son parte de las mejores obras de la literatura latina.

César era un producto de su generación, una generación que había visto como la república se desintegraba ante sus ojos, una generación que había visto que se podía obtener el poder por la fuerza y que un general que contase con un ejército leal podía obtener muchas cosas, una generación, en fin, que pese a contar con las mismas ambiciones que sus antepasados no sentía el mismo respeto por las instituciones de una república a la que habían visto desgarrarse ante sus ojos.

En esa época cada vez que un hombre alcanzaba el éxito le era más difícil volver la espalda a sus conciudadanos, cuanto más ascendían en el camino a la gloria mayor era el riesgo que corría y más dura sería su caída, el único modo de mantener su posición era acumulando más éxitos pues sus enemigos se lanzarían sobre él al menor signo de debilidad.

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Lo cierto es que César era un jugador, se endeudó considerablemente para perseguir su carrera política y logró salir adelante, pero hubo otros que no tuvieron tanta suerte, sus palabras a su madre el día de las elecciones a pontífice máximo nos muestran la gravedad de la situación, pues le dijo que volvería pontífice o no volvería, cuando cruzó el Rubicón estaba haciendo la mayor apuesta de su vida, una en la que obtendría la gloria o lo perdería todo.

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ANEXO

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153a.C. Rebelión en Celtiberia

146a.C. Destrucción de Cartago

133a.C. Tribunado de Tiberio Graco 112a.C. Inicio de la guerra

contra Jugurta 89a.C. Inicio de la guerra social

EJE CRONOLÓGICO

149a.C. Tercera guerra púnica

145a.C. Destrucción de Corinto

123a.C. Tribunado de Cayo Graco

110a.C. Invasion de los Cimbrios y los teutones

87a.C. Primera guerra entre Mario y Sila

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79a.C. Guerra civil y restauración de Sila

63a.C. Conjuración de Catilina

58a.C. Guerra contra los helvecios

55a.C. Consulado de Pompeyo y Craso

49a.C. Cruce del Rubicón, guerra civil en iItalia, guerra civil en Hispania

47a.C. Campaña de África

74a.C. Insurrección de Lépido

59a.C, Consulado de César

57a.C. Guerra contra los belgas

53a.C. Muerte de Craso en la guerra contra Partia

48a.C. Derrota de Pompeyo, asesinato de Pompeyo, guerra de Alejandría

44a.C. Conspiración y asesinato de César

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BIBLIOGRAFÍA

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